El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
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El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Era una húmeda mañana en las periferias de Ulmer; el sol pegaba fuerte y sus retazos de luz se escapaban entre los espacios en negativo que surgían de las diversas ramas y hojas de los árboles. Jack se encontraba bajo el cobijo de uno de los frondosos bosques que se encontraban en el terreno circundante; alojado en una pequeña tienda de campaña, fabricada con una loneta mal cosida, con una capa exterior de diversos cueros, perteneciente a bestias ya antaño cazadas. Cerca de la tienda, se hallaba un pequeño cerco de piedras, cuyo interior albergaba pequeños troncos ya calcinados por el fuego. El muchacho se había alojado en los bosques circundantes a la ciudad con tal de disfrutar de la intimidad que la frondosa vegetación allí presente le dotaba; también con otras claras intenciones. Desde hace años, cada vez que pretendía realizar una empresa de estas expectativas personales, intentaba cazar, cualquier alimaña o bestia que se encontrara por los terrenos circundantes de allá dónde empezara su viaje. Un rito, un hábito que se había repetido múltiples veces conforme pasaban los años de ya su interminable aventura.
Estiró la loneta que cubría su tienda, para que el sol le golpeara de pleno en la cara; y rápidamente se llevó la mano libre al rostro, cubriéndose de la potente luz. Se dirigió a la hoguera, para agarrar una cacerola situada cerca de los leños, y que se encontraba llena de agua. Se llevo el líquido al rostro, para limpiarse la tez y posteriormente, enjuagarse y escupir en el mismo recipiente. Ya se había encargado de cazar una liebre el día anterior; a la que antes de partir a la ciudad en búsqueda de los batidores que le ayudarían a su empresa; se aseguró de desollar, destripar y desangrar. Pero se le hacía demasiado tarde cómo para ponerse a cocinarlo ahora; así que sencillamente lo dejó colgado en una fina cuerda anudada entre las dos ramas de unos árboles próximos. Posteriormente, decidió prepararse para salir a la ciudad; vistiéndose de una media túnica de color cian, unos pantalones bombachos y una mochila de cuero. Decidió que la mejor opción era dejar el pequeño campamento tal y cómo estaba, y ya volvería a recogerlo todo una vez contratados los batidores.
Hizo camino hasta Ulmer durante una hora, se había asegurado de escoger una zona bien escondida en el bosque para refugiarse. Una vez llegada a la ciudad, observó las calles con escrutinio, sopesándose el mentón e ignoró el gentío que se trasladaba continuamente por los recovecos del sitio. Supuso que la mejor manera de empezar a buscar gente, sería en una taberna, dónde todo viajero se hospeda para descansar en sus peregrinajes, y si no encontraba a ningún batidor, al menos podría echar la tarde con juegos de azar. Con el objetivo ya establecido, recorrió la ciudad hasta llegar al centro; sabiendo bien que allí sería donde encontraría el mercado, indispensable para el aprovisionamiento y cuánto menos una diversa cantidad de tabernas. Entró a una de ellas, dirigiéndose a la barra y comenzar lo que él suponía sería una escueta conversación con el posadero. Posó ambas manos en la barra, dando unas palmaditas para llamar la atención del tendero.
— Eh, tú, camarero. — El camarero rápidamente viró la vista hacia Jack, enarcando una ceja, ante la basta manera en la que el muchacho había apelado su atención.
— Quiero una de las mesas, busco a gente dispuesta a trabajar en un proyecto — Dijo, inicialmente rascándose la cabeza con algo de duda, para posteriormente alzar la diestra, moviéndola en círculos mientras, que aleatoriamente, decidía una de las mesas, sin pensárselo mucho, acabó señalando una de ellas, en una de las esquinas, acompañadas de dos bastas columnas de pino. — ¿Te parece? —
— Consume primero, y luego te dejaré una mesa. Lo que hagas con ella me trae sin cuidado, forastero. — Espetó el tabernero, mientras limpiaba uno de los vasos de cristal con un haraposo trapo de loneta.
— Perfecto, pues, ponme un whisky. — Apeló con una media sonrisa, para llevarse sendas manos al cinto, a su posadera, sacando un par de monedas que dejó con despreocupado desdén en la barra. Posteriormente, bajó el hombro, dejando que el asa de su mochila se deslizara por el brazo. La abrió y sacó un cuaderno basto, con las hojas cosidas al lomo. Arrancó un papel y sacó una mina de carboncillo, una barra frágil y que, a decir por su estado, se había roto múltiples veces. Escribió con esta “Se buscan batidores que conozcan bien la región”, de la manera más correcta y grande posible. Guardó el cuaderno y la mina y cogió la mochila por el asa, y antes de agarrar el vaso de whisky, agarró el papel recién escrito con los labios, teniendo cuidado de no mojarlo demasiado con la saliva. Se dirigió a la mesa y, viendo que las columnas ya se habían usado para fines publicitarios del mismo ende, sencillamente agarró uno de los pequeños clavos ya oxidados y clavados contra estas, para colgar su mensaje. Posteriormente se sentó, posando las piernas sobre la mesa, dejando el vaso de whisky al lado de estas.
— Ahora, a esperar. —
Estiró la loneta que cubría su tienda, para que el sol le golpeara de pleno en la cara; y rápidamente se llevó la mano libre al rostro, cubriéndose de la potente luz. Se dirigió a la hoguera, para agarrar una cacerola situada cerca de los leños, y que se encontraba llena de agua. Se llevo el líquido al rostro, para limpiarse la tez y posteriormente, enjuagarse y escupir en el mismo recipiente. Ya se había encargado de cazar una liebre el día anterior; a la que antes de partir a la ciudad en búsqueda de los batidores que le ayudarían a su empresa; se aseguró de desollar, destripar y desangrar. Pero se le hacía demasiado tarde cómo para ponerse a cocinarlo ahora; así que sencillamente lo dejó colgado en una fina cuerda anudada entre las dos ramas de unos árboles próximos. Posteriormente, decidió prepararse para salir a la ciudad; vistiéndose de una media túnica de color cian, unos pantalones bombachos y una mochila de cuero. Decidió que la mejor opción era dejar el pequeño campamento tal y cómo estaba, y ya volvería a recogerlo todo una vez contratados los batidores.
Hizo camino hasta Ulmer durante una hora, se había asegurado de escoger una zona bien escondida en el bosque para refugiarse. Una vez llegada a la ciudad, observó las calles con escrutinio, sopesándose el mentón e ignoró el gentío que se trasladaba continuamente por los recovecos del sitio. Supuso que la mejor manera de empezar a buscar gente, sería en una taberna, dónde todo viajero se hospeda para descansar en sus peregrinajes, y si no encontraba a ningún batidor, al menos podría echar la tarde con juegos de azar. Con el objetivo ya establecido, recorrió la ciudad hasta llegar al centro; sabiendo bien que allí sería donde encontraría el mercado, indispensable para el aprovisionamiento y cuánto menos una diversa cantidad de tabernas. Entró a una de ellas, dirigiéndose a la barra y comenzar lo que él suponía sería una escueta conversación con el posadero. Posó ambas manos en la barra, dando unas palmaditas para llamar la atención del tendero.
— Eh, tú, camarero. — El camarero rápidamente viró la vista hacia Jack, enarcando una ceja, ante la basta manera en la que el muchacho había apelado su atención.
— Quiero una de las mesas, busco a gente dispuesta a trabajar en un proyecto — Dijo, inicialmente rascándose la cabeza con algo de duda, para posteriormente alzar la diestra, moviéndola en círculos mientras, que aleatoriamente, decidía una de las mesas, sin pensárselo mucho, acabó señalando una de ellas, en una de las esquinas, acompañadas de dos bastas columnas de pino. — ¿Te parece? —
— Consume primero, y luego te dejaré una mesa. Lo que hagas con ella me trae sin cuidado, forastero. — Espetó el tabernero, mientras limpiaba uno de los vasos de cristal con un haraposo trapo de loneta.
— Perfecto, pues, ponme un whisky. — Apeló con una media sonrisa, para llevarse sendas manos al cinto, a su posadera, sacando un par de monedas que dejó con despreocupado desdén en la barra. Posteriormente, bajó el hombro, dejando que el asa de su mochila se deslizara por el brazo. La abrió y sacó un cuaderno basto, con las hojas cosidas al lomo. Arrancó un papel y sacó una mina de carboncillo, una barra frágil y que, a decir por su estado, se había roto múltiples veces. Escribió con esta “Se buscan batidores que conozcan bien la región”, de la manera más correcta y grande posible. Guardó el cuaderno y la mina y cogió la mochila por el asa, y antes de agarrar el vaso de whisky, agarró el papel recién escrito con los labios, teniendo cuidado de no mojarlo demasiado con la saliva. Se dirigió a la mesa y, viendo que las columnas ya se habían usado para fines publicitarios del mismo ende, sencillamente agarró uno de los pequeños clavos ya oxidados y clavados contra estas, para colgar su mensaje. Posteriormente se sentó, posando las piernas sobre la mesa, dejando el vaso de whisky al lado de estas.
— Ahora, a esperar. —
Última edición por JackLarune el Dom Abr 12 2020, 18:29, editado 1 vez
JackLarune
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Ulmer había estado en mi lista de “lugares que no planeo pisar aunque mi vida dependa de ello” y le había quitado el lugar número uno al arenal “Porque claramente, tengo mis motivos para odiar este pueblo ¿Quién no odiaría un sitio si te arrancan la lengua en este? Pero claramente estaba exagerando” Así que me habían enviado en un largo viaje hasta Ulmer para buscar ciertas cosas “Estoy segura que en Ulmer están, los comerciantes de Lunargenta me lo han dicho” “Ella tiene razón, Candau, deber ir a revisar”
- Además creen que es un viaje fácil, claramente no es un viaje fácil.- Comenté a modo de queja para luego morder una manzana que había encontrado en el camino. – No es como si ir de acá para allá sea la cosa más fácil del mundo, por suerte aún recuerdo el camino más corto. – Azrael me miró unos segundos y luego bufó, sacudiéndose para seguir mi ritmo. – Si, opino lo mismo.
El lobo y yo habíamos descansado cada vez que podíamos, por lo general yo trepaba a las copas de los árboles para dormir entre las ramas mientras él se quedaba en el suelo, aunque ya estábamos cerca de aquel maldito pueblo. Podía escuchar el bullicio cada vez más cerca, tomé la capucha de mi atuendo y la acomodé para ocultar el rostro, dudaba ser reconocido “Y además no soy alguien relevante” Pero prefería evitar todo lo posible algún inconveniente, ya me era suficiente con ir allí, además dudaba que la gente estuviera tranquila cuando viera el ojo que seguía congelado.
El principal problema de todo aquel asunto fue que no me habían especificado donde buscar, así que aunque no me agradaba la idea, tuve que preguntarle a uno que otro vendedor ambulante. Por suerte aquellos sujetos no eran propios de Ulmer, tal como yo había hecho en más de una ocasión, visitaban sitio por sitio tratando de conseguir aeros por cosas que cosechaban o cazaban. La sorpresa fue cuando descubrí que aquella cosa tan importante que me habían enviado a buscar, era un simple platillo de comida “Debe ser una broma… creí que era más importante.”
Me dirigí a la taberna indicada, ya me las resolvería para llevar comida a larga distancia sin que se dañara “Seguramente solo debo envolverla en papel y meterla en la bolsa, no tengo muchas cosas que se ensucien” La fachada de aquel sitio era algo degastada, pero no se veía tan mala como otros lugares que había pisado.
- El animal no puede pasar. – Aquello fue lo primero que escuché cuando entré al establecimiento. - Debe quedarse afuera.
- ¿Qué? – Tragué saliva y pensé rápidamente una mentira, no podía a Azrael afuera. - ¿Eso es conmigo?
- Claro que es contigo ¿Acaso eres imbécil?
- No… solo…yo solo soy ciego. - “Si, eso era lo suficientemente inteligente.” Retiré la capucha y observé al portero, enfocando mi ojo sano en la nada. – Lo ve… algo me ocurrió y lo que le sucede a este ojo parece afectar al otro. – Proseguí señalando la cuenca congelada.
- Así que es ciego y tiene un arco a sus espaldas, que curioso.
-El arco es…es para asustar a la gente. – Asentí y saqué el arco del carcaj, tensando una flecha y apuntando a todos lados mientras seguía mirando a la nada. - ¿Le doy una demostración?
- ¡No, no! Guarde esa cosa antes de que deje ciego a alguien más. – Comentó el sujeto estirando un brazo para bajar mi arma. – Y cuide que su animal no rompa nada.
- Como desee. – Me encogí de hombros y guardé el carcaj y la flecha. Comenzando a andar mientras silbaba para que Azrael me siguiera.
Avancé lenta y torpemente por la taberna, apoyándome de vez en cuando en una silla o respaldo, si había dicho que era ciego no podía lucir como alguien normal. Me tropecé una que otra vez hasta llegar a la barra, alzando la vista al techo.
- Buenas… ¿Hay alguien? Soy un pobre hombre que no puede ver y necesito atención.
- Si si, aquí hay alguien ¿Qué necesita?
- Me dijeron que aquí hay una especie de… platillo, una especie de tortilla con carne poco común. Querría probarla, si es posible.
- Deberá esperar unos minutos, mientras la cocinamos.
- No se preocupe, yo espero.
El tabernero se giró y dio un par de órdenes a la cocina, secando algunos vasos y desviando la atención a un nuevo cliente que se había acercado. Seguía sin creer que había hecho todo aquel viaje solo por comida, negué con la cabeza y paseé la vista por los alrededores, no podía desaprovechar todo de tal manera “Quizá si consigo un trabajo rápido, puedo volver antes de que todo se dañe y con algunas monedas en la bolsa” Si eso podía servir. Me agaché junto al lobo y le di unas palmadas en el costado, mirando el suelo.
- Bien muchacho, este es el plan… debe haber un sitio con afiches cerca. Necesito que me lleves hasta allí. – Azrael aulló suavemente y ladeo la cabeza. – Porque la gente cree que no puedo ver, necesito que eso siga así y me guíes. – Me levanté un poco, manteniéndome encorvado para colocar la mano sobre el animal, que no demoró en caminar cuando le di el aviso.
El sitio donde estaban los trabajos no era más que una simple columna llena de papeles, volví a palmear el costado de Azrael como recompensa y me enderecé, viendo a los lados antes de comenzar, asegurándome que nadie notara que el ciego podía leer.
- Veamos que tenemos aquí… una manada de lobos por los alrededores ataca los campos y quieren que los acaben ¿Qué opinas? – Azaerl bufó y bajó la cola como respuesta. – No, ya veo que no. Andan buscando un violador, parece que escapó luego de ser descubierto ¿Ese? – La respuesta fue la misma de antes, un bufido “Que animal tan difícil de convencer”.- Hey, mira este… piden ¿Batidores? – Me acerqué al anuncio para ver si había entendido bien. – Batidores que conozcan la zona ¿Planean hacer un concurso de comida? – Ahora la respuesta por parte el lobo fue diferente, había comenzado a sacudir la cola y aullado de nuevo. – Ya veo, ese si te interesa. Deberíamos preguntar al respecto.
- ¡Hey, tú, el ciego ¿Qué haces?! – Aquella era la voz del mismo sujeto de la entrada “Mierda…”
- ¿Hacer…hacer de qué? Yo estaba estirándome… me duelen las piernas.
- Te vi observar esos anuncios.
- Anuncios ¿Qué anuncios? No le veo la gracia a su chiste… realmente no veo nada.
- Te estaré vigilando.
- Además creen que es un viaje fácil, claramente no es un viaje fácil.- Comenté a modo de queja para luego morder una manzana que había encontrado en el camino. – No es como si ir de acá para allá sea la cosa más fácil del mundo, por suerte aún recuerdo el camino más corto. – Azrael me miró unos segundos y luego bufó, sacudiéndose para seguir mi ritmo. – Si, opino lo mismo.
El lobo y yo habíamos descansado cada vez que podíamos, por lo general yo trepaba a las copas de los árboles para dormir entre las ramas mientras él se quedaba en el suelo, aunque ya estábamos cerca de aquel maldito pueblo. Podía escuchar el bullicio cada vez más cerca, tomé la capucha de mi atuendo y la acomodé para ocultar el rostro, dudaba ser reconocido “Y además no soy alguien relevante” Pero prefería evitar todo lo posible algún inconveniente, ya me era suficiente con ir allí, además dudaba que la gente estuviera tranquila cuando viera el ojo que seguía congelado.
El principal problema de todo aquel asunto fue que no me habían especificado donde buscar, así que aunque no me agradaba la idea, tuve que preguntarle a uno que otro vendedor ambulante. Por suerte aquellos sujetos no eran propios de Ulmer, tal como yo había hecho en más de una ocasión, visitaban sitio por sitio tratando de conseguir aeros por cosas que cosechaban o cazaban. La sorpresa fue cuando descubrí que aquella cosa tan importante que me habían enviado a buscar, era un simple platillo de comida “Debe ser una broma… creí que era más importante.”
Me dirigí a la taberna indicada, ya me las resolvería para llevar comida a larga distancia sin que se dañara “Seguramente solo debo envolverla en papel y meterla en la bolsa, no tengo muchas cosas que se ensucien” La fachada de aquel sitio era algo degastada, pero no se veía tan mala como otros lugares que había pisado.
- El animal no puede pasar. – Aquello fue lo primero que escuché cuando entré al establecimiento. - Debe quedarse afuera.
- ¿Qué? – Tragué saliva y pensé rápidamente una mentira, no podía a Azrael afuera. - ¿Eso es conmigo?
- Claro que es contigo ¿Acaso eres imbécil?
- No… solo…yo solo soy ciego. - “Si, eso era lo suficientemente inteligente.” Retiré la capucha y observé al portero, enfocando mi ojo sano en la nada. – Lo ve… algo me ocurrió y lo que le sucede a este ojo parece afectar al otro. – Proseguí señalando la cuenca congelada.
- Así que es ciego y tiene un arco a sus espaldas, que curioso.
-El arco es…es para asustar a la gente. – Asentí y saqué el arco del carcaj, tensando una flecha y apuntando a todos lados mientras seguía mirando a la nada. - ¿Le doy una demostración?
- ¡No, no! Guarde esa cosa antes de que deje ciego a alguien más. – Comentó el sujeto estirando un brazo para bajar mi arma. – Y cuide que su animal no rompa nada.
- Como desee. – Me encogí de hombros y guardé el carcaj y la flecha. Comenzando a andar mientras silbaba para que Azrael me siguiera.
Avancé lenta y torpemente por la taberna, apoyándome de vez en cuando en una silla o respaldo, si había dicho que era ciego no podía lucir como alguien normal. Me tropecé una que otra vez hasta llegar a la barra, alzando la vista al techo.
- Buenas… ¿Hay alguien? Soy un pobre hombre que no puede ver y necesito atención.
- Si si, aquí hay alguien ¿Qué necesita?
- Me dijeron que aquí hay una especie de… platillo, una especie de tortilla con carne poco común. Querría probarla, si es posible.
- Deberá esperar unos minutos, mientras la cocinamos.
- No se preocupe, yo espero.
El tabernero se giró y dio un par de órdenes a la cocina, secando algunos vasos y desviando la atención a un nuevo cliente que se había acercado. Seguía sin creer que había hecho todo aquel viaje solo por comida, negué con la cabeza y paseé la vista por los alrededores, no podía desaprovechar todo de tal manera “Quizá si consigo un trabajo rápido, puedo volver antes de que todo se dañe y con algunas monedas en la bolsa” Si eso podía servir. Me agaché junto al lobo y le di unas palmadas en el costado, mirando el suelo.
- Bien muchacho, este es el plan… debe haber un sitio con afiches cerca. Necesito que me lleves hasta allí. – Azrael aulló suavemente y ladeo la cabeza. – Porque la gente cree que no puedo ver, necesito que eso siga así y me guíes. – Me levanté un poco, manteniéndome encorvado para colocar la mano sobre el animal, que no demoró en caminar cuando le di el aviso.
El sitio donde estaban los trabajos no era más que una simple columna llena de papeles, volví a palmear el costado de Azrael como recompensa y me enderecé, viendo a los lados antes de comenzar, asegurándome que nadie notara que el ciego podía leer.
- Veamos que tenemos aquí… una manada de lobos por los alrededores ataca los campos y quieren que los acaben ¿Qué opinas? – Azaerl bufó y bajó la cola como respuesta. – No, ya veo que no. Andan buscando un violador, parece que escapó luego de ser descubierto ¿Ese? – La respuesta fue la misma de antes, un bufido “Que animal tan difícil de convencer”.- Hey, mira este… piden ¿Batidores? – Me acerqué al anuncio para ver si había entendido bien. – Batidores que conozcan la zona ¿Planean hacer un concurso de comida? – Ahora la respuesta por parte el lobo fue diferente, había comenzado a sacudir la cola y aullado de nuevo. – Ya veo, ese si te interesa. Deberíamos preguntar al respecto.
- ¡Hey, tú, el ciego ¿Qué haces?! – Aquella era la voz del mismo sujeto de la entrada “Mierda…”
- ¿Hacer…hacer de qué? Yo estaba estirándome… me duelen las piernas.
- Te vi observar esos anuncios.
- Anuncios ¿Qué anuncios? No le veo la gracia a su chiste… realmente no veo nada.
- Te estaré vigilando.
Fredericksen
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Llegar a Ulmer le había sido bastante largo y cansado, por desgracia, la ursina no había encontrado comida de camino en el bosque, para cuando llego a la ciudad, Bruna estaba muriéndose de hambre, caminando con paso encorvado mientras su estómago parecía querer comerse a sí mismo.
Bruna empezó a olfatear el aire en busca de algo que comer, tenía unos pocos aéreos encima que le serviría para al menos un bocado, pensó mientras a sus fosas nasales llegaba un invitante aroma a carne cocida.
La mujer bestia se acercó a la taberna que emanaba ese olor, ella no era de visitar esos lugares muy seguido, incluso en Lunargenta donde estuvo mucho tiempo, nunca puso pie en una taberna, pero el hambre había hablado, y decía: “ENTRA EN LA CONDENADA TABERNA QUE TIENE CARNE!!!”.
Por desgracia, no resulto tan buena idea como pensó, el lugar era muy pequeño, demasiado cargado de mesas y gente, Bruna no tardo en tropezarse, su martillo quedaba atascado entre las sillas, no facilitaba su desplazamiento que su hambre la entorpeciera más, se sobre salto de golpe al sentir a alguien pinchar su trasero.
La mujer bestia se dio la vuelta para darse cuenta que el culpable era un hombre de grandes músculos y no mucho cerebro -¡mira por donde vas con ese trasero!- exclamo el descarado antes de soltar una fuerte carcajada, acompañado de sus amigos, Bruna respondió como toda una dama, agarrándolo de las greñas con su mano libre, y hundiéndole la cara en el estofado caliente que tenía en frente.
Al ver eso los “amigos” del pobre idiota se empezaron a reír de él, quien se limito a levantar la cara lentamente con una expresión de humillada resignación en el rostro.
El incidente le había quitado todas las ganas de ser gentil a la osa, quien empezó a caminar con paso decidido hacia la barra, desplazando tanto sillas, como mesas, como personas que estuvieran en su camino, “haber si muy rudos” pensó la osa hambrienta y enojada.
Llego a la barra y se sentó dejando el martillo poyado cabeza contra el piso contra la mesada, miro al camarero y con un suspiro pregunto -¿Qué carne tienes en el menú?- su tono de voz era mucho mas gentil, para el aparente alivio del camarero.
-carne de cerdo o alce, tu elijes- dijo un poco tosco, pero no de forma descortés, del todo.
Bruna se miro la bolsa de monedas que colgaba de la cuerda que usaba de cinturón un segundo y finalmente dijo volviendo a mirar al camarero -dame de ambos, a sido viaje largo y con poca comida- tras lo cual el empleado se apresuro en dar la orden, como si tuviera miedo de que la osa se lo fuera a comer de no servirla bien.
Bruna empezó a olfatear el aire en busca de algo que comer, tenía unos pocos aéreos encima que le serviría para al menos un bocado, pensó mientras a sus fosas nasales llegaba un invitante aroma a carne cocida.
La mujer bestia se acercó a la taberna que emanaba ese olor, ella no era de visitar esos lugares muy seguido, incluso en Lunargenta donde estuvo mucho tiempo, nunca puso pie en una taberna, pero el hambre había hablado, y decía: “ENTRA EN LA CONDENADA TABERNA QUE TIENE CARNE!!!”.
Por desgracia, no resulto tan buena idea como pensó, el lugar era muy pequeño, demasiado cargado de mesas y gente, Bruna no tardo en tropezarse, su martillo quedaba atascado entre las sillas, no facilitaba su desplazamiento que su hambre la entorpeciera más, se sobre salto de golpe al sentir a alguien pinchar su trasero.
La mujer bestia se dio la vuelta para darse cuenta que el culpable era un hombre de grandes músculos y no mucho cerebro -¡mira por donde vas con ese trasero!- exclamo el descarado antes de soltar una fuerte carcajada, acompañado de sus amigos, Bruna respondió como toda una dama, agarrándolo de las greñas con su mano libre, y hundiéndole la cara en el estofado caliente que tenía en frente.
Al ver eso los “amigos” del pobre idiota se empezaron a reír de él, quien se limito a levantar la cara lentamente con una expresión de humillada resignación en el rostro.
El incidente le había quitado todas las ganas de ser gentil a la osa, quien empezó a caminar con paso decidido hacia la barra, desplazando tanto sillas, como mesas, como personas que estuvieran en su camino, “haber si muy rudos” pensó la osa hambrienta y enojada.
Llego a la barra y se sentó dejando el martillo poyado cabeza contra el piso contra la mesada, miro al camarero y con un suspiro pregunto -¿Qué carne tienes en el menú?- su tono de voz era mucho mas gentil, para el aparente alivio del camarero.
-carne de cerdo o alce, tu elijes- dijo un poco tosco, pero no de forma descortés, del todo.
Bruna se miro la bolsa de monedas que colgaba de la cuerda que usaba de cinturón un segundo y finalmente dijo volviendo a mirar al camarero -dame de ambos, a sido viaje largo y con poca comida- tras lo cual el empleado se apresuro en dar la orden, como si tuviera miedo de que la osa se lo fuera a comer de no servirla bien.
Bruna
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Había estado esperando durante hora y media, y ya se estaba cansando. En la mesa se disponían ya tres vasos de whisky vacíos y falto de entretenimiento, había comenzado a jugar malabares con un par de dados que llevaba en una de las faltriqueras que le colgaban del cinto. Antes de esto, había estado echando un vistazo a los huéspedes de la taberna, escrutándolos con ojo clínico; algún que otro transeúnte se había acercado a la columna e inspeccionado los panfletos, pero ninguno parecía haberse interesado en su oferta. De una palmada, dejó ambos dados en la mesa, cubriéndolos con el palmar de la mano, ya aburrido de la inacción que se le había presentado hasta ahora. Hasta que un encapuchado, junto a un animal, se acercó a la columna; no había escuchado mucho de sus interacciones con el personal de la taberna, pero se había comportado de manera confusa. Usaba al lobo como guía, mientras que no parecía tener problemas para evadir todo obstáculo frente a él mismo, o leer los panfletos. Observó la situación un poco más, hasta que se vio interrumpida por uno de los trabajadores de la taberna. No le agradó la manera en la que se estaba solventando el diálogo, así que, en sus bastas maneras decidió lanzarle un dado a la cabeza del camarero, interrumpiéndole.
— ¡Oye, tú! A tus puñeteros asuntos, deja al cegato en paz, que casi se la pega con la columna —
El hombre echó un vistazo a Jack, claramente molesto por el gesto. Frunció el ceño, para acompañar su furia con la tez; pero viendo lo campante que Jack se hallaba y la fácil manera con la que gestionaba su búsqueda de pleitos, decidió que era mejor dejarle en paz, al menos por ahora.
— Malditos pueblerinos, no se cansan de tocarme las narices —maldijo en voz baja mientras abandonaba esa postura tan relajada, bajando las piernas de la mesa. Golpeó varias veces la superficie de madera de esta, para posteriormente abrir la palma de la mano y ofrecerle asiento al muchacho delante suya. — Venga, “cegato”, siéntate un ratete conmigo, a ver que te traes entre manos. — Mientras decía esto, ya se había armado otro pleito en otro rincón de la taberna; una portentosa mujer ursina había hundido el rostro de uno de los haraposos hombres en un plato de estofado. Comenzó a reírse y a aplaudir, sumamente entretenido por la situación; y comenzó a vocearle, para llamar su atención; viendo que no lo había logrado con nadie de manera pasiva con el panfleto, había decidido optar por formas más activas de buscar reclutas.
— ¡Oye, tú, maja! Siéntate con nosotros. — voceó, mientras acompañaba el movimiento de sus labios con una mano al lado de su boca, para hacerse más audible, mientras que para hacerse visible alzaba la libre. — Si exploras tan bien cómo hundes rostros, a lo mejor tengo trabajo para ti —
Tras esto, se dejó caer sobre la silla, llevando una mano a la mesa, mientras que con la otra se acariciaba las frondosas trenzas de la barba; observando al hombre encapuchado con una media sonrisa pícara, acompañada de un sinuoso brillo en los ojos.
— ¡Oye, tú! A tus puñeteros asuntos, deja al cegato en paz, que casi se la pega con la columna —
El hombre echó un vistazo a Jack, claramente molesto por el gesto. Frunció el ceño, para acompañar su furia con la tez; pero viendo lo campante que Jack se hallaba y la fácil manera con la que gestionaba su búsqueda de pleitos, decidió que era mejor dejarle en paz, al menos por ahora.
— Malditos pueblerinos, no se cansan de tocarme las narices —maldijo en voz baja mientras abandonaba esa postura tan relajada, bajando las piernas de la mesa. Golpeó varias veces la superficie de madera de esta, para posteriormente abrir la palma de la mano y ofrecerle asiento al muchacho delante suya. — Venga, “cegato”, siéntate un ratete conmigo, a ver que te traes entre manos. — Mientras decía esto, ya se había armado otro pleito en otro rincón de la taberna; una portentosa mujer ursina había hundido el rostro de uno de los haraposos hombres en un plato de estofado. Comenzó a reírse y a aplaudir, sumamente entretenido por la situación; y comenzó a vocearle, para llamar su atención; viendo que no lo había logrado con nadie de manera pasiva con el panfleto, había decidido optar por formas más activas de buscar reclutas.
— ¡Oye, tú, maja! Siéntate con nosotros. — voceó, mientras acompañaba el movimiento de sus labios con una mano al lado de su boca, para hacerse más audible, mientras que para hacerse visible alzaba la libre. — Si exploras tan bien cómo hundes rostros, a lo mejor tengo trabajo para ti —
Tras esto, se dejó caer sobre la silla, llevando una mano a la mesa, mientras que con la otra se acariciaba las frondosas trenzas de la barba; observando al hombre encapuchado con una media sonrisa pícara, acompañada de un sinuoso brillo en los ojos.
JackLarune
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Ya estaba resignándome mentalmente a tener que soportar la estricta vigilancia de aquel sujeto, aunque solo deberían ser un par de minutos mientras la comida estaba lista “Si, puedo aguantar lo suficiente. Luego de salir buscaré acerca de aquello de batir, con suerte no me demoraré tanto” Claro, hubo un factor realmente inesperado, el sujeto sentado junto a los anuncios lanzó un dado al hombre que molestaba, al parecer defendiéndome “Bien… esto se descontroló un poco más de lo esperado…” Fue una suerte que aquello no desembocara a un conflicto mayor, seguramente la gente no estaba tan ebria por el momento.
- Al menos te la tocan y no te la cortan. – Murmuré ante el comentario de aquel extraño defensor, bajando la mirada al escuchar el golpe de la madera, observando la invitación que hacía con la mano. – No es que traiga mucho entre manos por ahora. – Me encogí de hombros y tomé asiento, recostándome en la silla. – Supongo que me viste leer aquellos anuncios, por eso tanta amabilidad. – Proseguí tomando el dado que quedaba sobre la mesa, girándolo entre mis dedos mientras lo observaba.
Aquel lugar parecía ser un sitio poco silencioso, eso o justamente había entrado en el momento donde la gente comenzaba con el bullicio. “Y este sujeto, parece apoyar totalmente el desorden público” Sin dudas debía ser eso, hasta había invitado a una osa a tomar asiento, aquella mujer solo había causado un pequeño acto con los clientes del lugar, motivo suficiente para captar la atención del curioso defensor “Por lo visto parece estar reuniendo alborotadores” Eso tendría sentido, observaba al ciego ser acosado, luego arrojaba dados y lo añadía al grupo; observaba a la osa maltratar a un sujeto, le aplaudía y la invitaba al grupo “Y luego nos decía “¿Hey chicos, saben que sería divertido? Quemar el lugar” y allí es donde me metía en problemas de nuevo”
- Espera un momento ¿Mencionaste explorar? – Dejé el dado finalmente sobre la mesa para dirigir la mirada al barbudo, su expresión era extraña, parecía él ser quien tenía algo entre manos. - ¿Por qué querrías a algún explorador? -Dije nuevamente al sujeto, arqueando una ceja “Explorar suena mejor que batir sin dudas, si es un trabajo y es algo de corta distancia… hasta podría funcionar” – ¿Planeas enterrar un tesoro? Espera, puede que sea mejor ¿Planeas buscar uno? - Entrecerré un poco el ojo, haciendo el mayor esfuerzo por adivinar. – ¿O planeas asaltar y asesinar a alguien? Espero que no sea esa. – Debía conocer bien los detalles, con solo “explorar” no era suficiente, no quería verme luego envuelto en un problema mayor al que pudiese controlar “Como de costumbre”
- Al menos te la tocan y no te la cortan. – Murmuré ante el comentario de aquel extraño defensor, bajando la mirada al escuchar el golpe de la madera, observando la invitación que hacía con la mano. – No es que traiga mucho entre manos por ahora. – Me encogí de hombros y tomé asiento, recostándome en la silla. – Supongo que me viste leer aquellos anuncios, por eso tanta amabilidad. – Proseguí tomando el dado que quedaba sobre la mesa, girándolo entre mis dedos mientras lo observaba.
Aquel lugar parecía ser un sitio poco silencioso, eso o justamente había entrado en el momento donde la gente comenzaba con el bullicio. “Y este sujeto, parece apoyar totalmente el desorden público” Sin dudas debía ser eso, hasta había invitado a una osa a tomar asiento, aquella mujer solo había causado un pequeño acto con los clientes del lugar, motivo suficiente para captar la atención del curioso defensor “Por lo visto parece estar reuniendo alborotadores” Eso tendría sentido, observaba al ciego ser acosado, luego arrojaba dados y lo añadía al grupo; observaba a la osa maltratar a un sujeto, le aplaudía y la invitaba al grupo “Y luego nos decía “¿Hey chicos, saben que sería divertido? Quemar el lugar” y allí es donde me metía en problemas de nuevo”
- Espera un momento ¿Mencionaste explorar? – Dejé el dado finalmente sobre la mesa para dirigir la mirada al barbudo, su expresión era extraña, parecía él ser quien tenía algo entre manos. - ¿Por qué querrías a algún explorador? -Dije nuevamente al sujeto, arqueando una ceja “Explorar suena mejor que batir sin dudas, si es un trabajo y es algo de corta distancia… hasta podría funcionar” – ¿Planeas enterrar un tesoro? Espera, puede que sea mejor ¿Planeas buscar uno? - Entrecerré un poco el ojo, haciendo el mayor esfuerzo por adivinar. – ¿O planeas asaltar y asesinar a alguien? Espero que no sea esa. – Debía conocer bien los detalles, con solo “explorar” no era suficiente, no quería verme luego envuelto en un problema mayor al que pudiese controlar “Como de costumbre”
Fredericksen
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Los caballos estaban galopeando a toda velocidad, imbuyéndose en los bosques, saltando troncos y rompiendo ramas que se atravesaran en el camino de los animales, habíamos cabalgado dos días seguidos para poder llegar a las puertas principales de Ulmer, por alguna razón conseguí un caballo en un poblado más lejano y seguí a uno grupo de mercenarios que se dirigían a esta ciudad, tenía la fama que se encontraban trabajos bien pagados aunque la ciudad fuera un ambiente de putrefacción y solo se encontraran desgraciados hambrientos de sangre o de dinero, así que si no eras fuerte o tenías la capacidad de defenderte era mejor que no pisara esas tierras solo.
Terminamos llegando finalmente a la ciudad, me separe después de agradecer a los mercenario por guiarme hasta la ciudad, hice que el caballo se adentrara dentro de la ciudad, viendo la pobreza, prostitutas y bares de mala muerte en cada esquina que iba recorriendo, pero había una taberna que sobresalía que las demás, y un extraño me había dado esa información que servían buenas bebidas y platos de comida de buena calidad para viajeros. Sin duda alguna seguí el camino que me habían señalado seguir.
Qué asco tener que comer en un lugar donde habrán puros ebrios eructando, y putas con alguna enfermedad cerca de mí, espero tengan aseo para preparar la comida. – Lo pensé antes de bajarme de mi corcel ya estando al frente del local que me habían sugerido, amarre este en un tronco cerca del establecimiento para que no lo fueran a robar, pero cualquier podría venir y llevárselo aquel animal no estaba entrenado para seguirme solo lo tome prestado para mi viaje.
Por desgracia siempre tenía que haber un factor que hiciera que yo perdiera mi paciencia y tomara mi conducta errática que siempre causaba problemas mayores, pero era la suerte que me acompañaba a cualquier lugar. Un sujeto ebrio había derramado su bebida en mi ropaje, cosa que no era para matarlo pero además de que él fue quien me ensucio, tuvo la osadía de insultarme y escupirme, eso fue suficiente para justificarme mentalmente del daño que él iba a causar en cuestión de segundos.
Mis largos dedos agarraron la mandíbula del sujeto, mis uñas se clavaron en su piel, mientras con una voz ronca y un aura de peligro emitía desde lo más profundo de mi ser hacia él; Mierda, siempre debe haber alguien que estorbe mis días en este mundo, desgraciadamente hoy te toco a ti. – Lo último que pronuncie fue para dar un giro a mi cuerpo desencadenando una patada en su estómago como un proyectil que lo envió a traspasar por los aires la puerta de la taberna y dejando que aterrizara en la barra de aquel bar, esto llamo la atención de todos los presentes que estaban dentro de la misma.
Después de eso, termine de subir los escalones y entrar segundos después que el sujeto había atravesado la puerta, mi espada estaba rasguñando la madera del local por lo largo de su forma, a lo que llame directamente la atención del dueño, que no estaba muy contento por mi forma de entrar y lo que había sucedido.
Si vienes a causar problemas, hare que todos acá, vayan por tu cabeza y les pagare muy bien, así que atente a las consecuencias, viajero. – Exclamo el sujeto con una voz de autoridad y confianza hacia el guerrero dragón, este solo acentúo con su cabeza de forma sarcástica ya que no quería entrar en un combate tan temprano, luego me dirige a la barra para pedir un vaso con agua para refrescarme del largo viaje.
Terminamos llegando finalmente a la ciudad, me separe después de agradecer a los mercenario por guiarme hasta la ciudad, hice que el caballo se adentrara dentro de la ciudad, viendo la pobreza, prostitutas y bares de mala muerte en cada esquina que iba recorriendo, pero había una taberna que sobresalía que las demás, y un extraño me había dado esa información que servían buenas bebidas y platos de comida de buena calidad para viajeros. Sin duda alguna seguí el camino que me habían señalado seguir.
Qué asco tener que comer en un lugar donde habrán puros ebrios eructando, y putas con alguna enfermedad cerca de mí, espero tengan aseo para preparar la comida. – Lo pensé antes de bajarme de mi corcel ya estando al frente del local que me habían sugerido, amarre este en un tronco cerca del establecimiento para que no lo fueran a robar, pero cualquier podría venir y llevárselo aquel animal no estaba entrenado para seguirme solo lo tome prestado para mi viaje.
Por desgracia siempre tenía que haber un factor que hiciera que yo perdiera mi paciencia y tomara mi conducta errática que siempre causaba problemas mayores, pero era la suerte que me acompañaba a cualquier lugar. Un sujeto ebrio había derramado su bebida en mi ropaje, cosa que no era para matarlo pero además de que él fue quien me ensucio, tuvo la osadía de insultarme y escupirme, eso fue suficiente para justificarme mentalmente del daño que él iba a causar en cuestión de segundos.
Mis largos dedos agarraron la mandíbula del sujeto, mis uñas se clavaron en su piel, mientras con una voz ronca y un aura de peligro emitía desde lo más profundo de mi ser hacia él; Mierda, siempre debe haber alguien que estorbe mis días en este mundo, desgraciadamente hoy te toco a ti. – Lo último que pronuncie fue para dar un giro a mi cuerpo desencadenando una patada en su estómago como un proyectil que lo envió a traspasar por los aires la puerta de la taberna y dejando que aterrizara en la barra de aquel bar, esto llamo la atención de todos los presentes que estaban dentro de la misma.
Después de eso, termine de subir los escalones y entrar segundos después que el sujeto había atravesado la puerta, mi espada estaba rasguñando la madera del local por lo largo de su forma, a lo que llame directamente la atención del dueño, que no estaba muy contento por mi forma de entrar y lo que había sucedido.
Si vienes a causar problemas, hare que todos acá, vayan por tu cabeza y les pagare muy bien, así que atente a las consecuencias, viajero. – Exclamo el sujeto con una voz de autoridad y confianza hacia el guerrero dragón, este solo acentúo con su cabeza de forma sarcástica ya que no quería entrar en un combate tan temprano, luego me dirige a la barra para pedir un vaso con agua para refrescarme del largo viaje.
Sajin W
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Bruna escucho a alguien hablándole de una mesa al costado del local, menciono algo de un “trabajo”, algo de dinero no le vendría mal, pero -¡comida primero, trabajo después!- dijo de forma tajante, el hambre no le dejaba espacio para la cortesía en la cabeza, sobre todo no después de ese pequeño incidente de antes.
Pasaron los minutos y la osa se estaba impacientando, los olores de la comida a su alrededor le hacían gruñir el estómago con fuerza, “ojalá me trajeran la carne cruda de una vez” pensaba la mujer bestia con una melancólica expresión en el rostro.
El fuerte ruido de un cuerpo atravesando la puerta llego a las orejas de Bruna, miro por encima de su hombro y noto a una forma familiar entrar -otra ves no…- observo reconociendo la figura que ingresaba en el local, la ursina decidió ignorarlo, mientras el no notara su presencia todo estaría bien, por lo mucho que estaba interesado en si mismo, dudaba que siquiera se daría cuenta de su presencia.
Finalmente llego su comida, dos bandejas llenas de carne de alce y cerdo, ambas asadas, el aroma de la comida puso una sonrisa en los labios de la mujer bestia, que casi se vio arruinada al notar que aquel dragón loco se fue a sentar justo a su lado, siguió ignorándolo, concentrándose solo en su comida, agarro un pedazo de carne de alce primero, y empezó a comérselo a mordiscos.
Cuando termino con ese pedazo de carne de alce, decidió darle una probada a la de cerdo, mientras más comía, su humor iba mejorando, en ese momento recordó que el sujeto de antes le hablo.
La osa decidió ir a ver de que se trataba, tomo sus dos bandejas de carne, sin prestarle atención al dragón cerca de ella, y fue a sentarse junto a los dos sujetos al costado de la taberna, dejando su carne sobre la mesa -¿hablaste de trabajo?- pregunto -mientras no sea nada muy inmoral puedes contar conmigo- dijo sacando otro pedazo de carne de la bandeja.
Pasaron los minutos y la osa se estaba impacientando, los olores de la comida a su alrededor le hacían gruñir el estómago con fuerza, “ojalá me trajeran la carne cruda de una vez” pensaba la mujer bestia con una melancólica expresión en el rostro.
El fuerte ruido de un cuerpo atravesando la puerta llego a las orejas de Bruna, miro por encima de su hombro y noto a una forma familiar entrar -otra ves no…- observo reconociendo la figura que ingresaba en el local, la ursina decidió ignorarlo, mientras el no notara su presencia todo estaría bien, por lo mucho que estaba interesado en si mismo, dudaba que siquiera se daría cuenta de su presencia.
Finalmente llego su comida, dos bandejas llenas de carne de alce y cerdo, ambas asadas, el aroma de la comida puso una sonrisa en los labios de la mujer bestia, que casi se vio arruinada al notar que aquel dragón loco se fue a sentar justo a su lado, siguió ignorándolo, concentrándose solo en su comida, agarro un pedazo de carne de alce primero, y empezó a comérselo a mordiscos.
Cuando termino con ese pedazo de carne de alce, decidió darle una probada a la de cerdo, mientras más comía, su humor iba mejorando, en ese momento recordó que el sujeto de antes le hablo.
La osa decidió ir a ver de que se trataba, tomo sus dos bandejas de carne, sin prestarle atención al dragón cerca de ella, y fue a sentarse junto a los dos sujetos al costado de la taberna, dejando su carne sobre la mesa -¿hablaste de trabajo?- pregunto -mientras no sea nada muy inmoral puedes contar conmigo- dijo sacando otro pedazo de carne de la bandeja.
- Nota:
- Por cuestiones de continuidad, estoy roleando que Bruna y Sajin se conocen de antes, el rol de Cain pues, si esto no te parece bien Sajin, dame un mp y lo edito.
Bruna
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Antes de poder comenzar a conversar con el muchacho al que le había insistido en sentarse, un estruendoso ruido irrumpió en la taberna. Jack, se sobresaltó, levantándose rápidamente de la silla y desenfundó su hacha como acto reflejo. Tras unos momentos de confusión; pudo discernir cómo sencillamente era un grandullón que le había dado una patada a uno de los borrachos de la posada. Al comprender que no había ningún peligro para él o para el chico que le acompañaba, suspiró largamente y se volvió a sentar, con una media sonrisa pícara.
― Sí, estoy formando un grupo de exploración. Gente que sepa rastrear el terreno bien, y de paso, pueda protegerme de peligros, por supuesto. ― Se dejó caer perezosamente sobre la silla, apoyando el brazo zurdo en el respaldo. Enarcó una ceja ante la rápida batería de preguntas y comenzó a acariciarse las trenzas de la barba, meditando sus próximas respuestas.
― No, por los Dioses, no planeo asesinar a nadie. Tampoco es mi intención desenterrar tesoros. Estoy realizando una investigación, sólo eso. ― Tras terminar su sentencia, vio cómo la osa se sentó al lado del “ciego”. La escrutó con ojo clínico, meditando el hecho de que le pudiera dar problemas en el futuro. ― Es sencillamente un trabajo de investigación y exploración, como le mencionaba a el encapuchado. ― Alzó la mano, señalando a Fredericksen.
Se recolocó en la silla, para posar sendos codos y manos en la mesa, para alternar la mirada entre ambos individuos con sus claros ojos, sumamente curioso ante la pequeña tropa que había reunido. ― ¿Cuáles son vuestros nombres, muchachos? ― Volvió la vista sobre el grandullón que ahora se se sentaba solo, al haber la mujer bestia abandonado su anterior asiento. ― ¿Y lo conoces, chica? ― Se inclinó ligeramente sobre la mesa, para levantar la diestra y señalar al hombre sin pudor alguno por la poca educación que mostraba.
― Sí, estoy formando un grupo de exploración. Gente que sepa rastrear el terreno bien, y de paso, pueda protegerme de peligros, por supuesto. ― Se dejó caer perezosamente sobre la silla, apoyando el brazo zurdo en el respaldo. Enarcó una ceja ante la rápida batería de preguntas y comenzó a acariciarse las trenzas de la barba, meditando sus próximas respuestas.
― No, por los Dioses, no planeo asesinar a nadie. Tampoco es mi intención desenterrar tesoros. Estoy realizando una investigación, sólo eso. ― Tras terminar su sentencia, vio cómo la osa se sentó al lado del “ciego”. La escrutó con ojo clínico, meditando el hecho de que le pudiera dar problemas en el futuro. ― Es sencillamente un trabajo de investigación y exploración, como le mencionaba a el encapuchado. ― Alzó la mano, señalando a Fredericksen.
Se recolocó en la silla, para posar sendos codos y manos en la mesa, para alternar la mirada entre ambos individuos con sus claros ojos, sumamente curioso ante la pequeña tropa que había reunido. ― ¿Cuáles son vuestros nombres, muchachos? ― Volvió la vista sobre el grandullón que ahora se se sentaba solo, al haber la mujer bestia abandonado su anterior asiento. ― ¿Y lo conoces, chica? ― Se inclinó ligeramente sobre la mesa, para levantar la diestra y señalar al hombre sin pudor alguno por la poca educación que mostraba.
JackLarune
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Cada segundo que pasaba dentro de aquel bar, me dejaba claro que no era un sitio muy tranquilo “Quizá puedan tener buena comida, pero definitivamente tiene un precio muy caro” Habían pateado a un pobre hombre que lo más seguro es que estuviese ahora gravemente herido, aquello había sido suficiente para que el hombre que buscaba exploradores se levantara y desenfundara un hacha “Y ahora va a habar sangre… Dioses” Quizá en medio de la revuelta me podría escabullir hasta la salida, no era la primera vez que escapaba de un bar en problemas y quizá no sería la última “Nunca es la última vez para escapar de un conflicto de borrachos” Aunque fue un gran alivio ver que el sujeto entraba en razón y volvía a tomar asiento, relajándome de nuevo en la silla acariciando la cabeza del lobo con una mano.
- Si no planeas asesinar a nadie, cuenta conmigo. – Imité la pose del hombre, apoyando el mismo brazo en el respaldo de mi silla, levantando la mano que tenía cobre la cabeza de Azrael para apuntarlo con el índice. Justo en aquel momento la osa que había sido posteriormente invitada había tomado asiento también en la mesa. - Es una lástima que no haya un tesoro de por medio, pero explorar e investigar son mis… últimos nombres, efectivamente. – Asentí y observé la comida que había traído consigo la osa “Bien, si la trajo seguramente es porque planea compartir” eso tenía mucho sentido, tomé un puñado de carne y le di algo al lobo, guardando el restante en la bolsa de provisiones para el futuro. – Ah sí, mi nombre. Soy Fredericksen, Fredericksen Candau para ser exacto. – Sequé la grasa de la carne en mi atuendo y luego señalé al lobo. – Y este muchacho es Azrael.
Ahora el reclutador parecía estar interesado en el busca problemas que había dañado a aquel otro pobre sujeto “Definitivamente anda buscando a los que parecen alborotadores.” - Lo conozca o no… deberíamos esperar un poco, si es verdad que por otro problema el tabernero pagará un poco, no debería desaprovecharse se dinero fácil, además anda rayando el suelo, mi noveno sentido me avisa que claramente puede pasar algo. – Nunca había desconfiado de mi sentido para saber cuándo algo malo iba a pasar, la había ignorado pero nunca desconfiado de esta. – Pero mientras tantos, podrías contarnos de que trata esta investigación, no debe tratarse de algo normal si busca exploradores y gente que te cubra. – Tomé algo más de carne del plato de la osa y esta vez lo dirigí a mi boca, masticando mientras entrecerraba el ojo sano. – Y también decir tu nombre en el proceso, eso también estaría bien.
- Si no planeas asesinar a nadie, cuenta conmigo. – Imité la pose del hombre, apoyando el mismo brazo en el respaldo de mi silla, levantando la mano que tenía cobre la cabeza de Azrael para apuntarlo con el índice. Justo en aquel momento la osa que había sido posteriormente invitada había tomado asiento también en la mesa. - Es una lástima que no haya un tesoro de por medio, pero explorar e investigar son mis… últimos nombres, efectivamente. – Asentí y observé la comida que había traído consigo la osa “Bien, si la trajo seguramente es porque planea compartir” eso tenía mucho sentido, tomé un puñado de carne y le di algo al lobo, guardando el restante en la bolsa de provisiones para el futuro. – Ah sí, mi nombre. Soy Fredericksen, Fredericksen Candau para ser exacto. – Sequé la grasa de la carne en mi atuendo y luego señalé al lobo. – Y este muchacho es Azrael.
Ahora el reclutador parecía estar interesado en el busca problemas que había dañado a aquel otro pobre sujeto “Definitivamente anda buscando a los que parecen alborotadores.” - Lo conozca o no… deberíamos esperar un poco, si es verdad que por otro problema el tabernero pagará un poco, no debería desaprovecharse se dinero fácil, además anda rayando el suelo, mi noveno sentido me avisa que claramente puede pasar algo. – Nunca había desconfiado de mi sentido para saber cuándo algo malo iba a pasar, la había ignorado pero nunca desconfiado de esta. – Pero mientras tantos, podrías contarnos de que trata esta investigación, no debe tratarse de algo normal si busca exploradores y gente que te cubra. – Tomé algo más de carne del plato de la osa y esta vez lo dirigí a mi boca, masticando mientras entrecerraba el ojo sano. – Y también decir tu nombre en el proceso, eso también estaría bien.
Fredericksen
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Podría ser que mi suerte estuviera un poco en la mierda, así pensé al ver que dónde me había situado estaba aquella bestia enorme que me encontré en un bosque, pero pase de ella como viceversa además que se apartó hacia una mesa donde estaban dos sujetos más, un poco extraño el primero que se levantó con un hacha después de que envié al tipo contra la barra del bar, el otro emitía un aura calmada y algo extraña, aunque note que era domador ya que tenía a su lado un lobo. En si era un grupo un poco versátil desde mi punto de vista, gracias a que estaba a poco pasos de la mesa de donde se encontraban, pude escuchar la conversación sobre una exploración, trabajo y dinero, podía llamarme la atención pero todavía no quería participar en nada de eso.
Ordene al tipo detrás de la barra que me diera una cerveza, la trajo casi inmediatamente ya que tenía la cubeta con hielo detrás de él, la destapo y la puso con mucha delicadeza en la barra, solo la tome con mi mano derecha y empecé a tomar sorbos para no embuchar me de gases, descolgué mi gran espada y se la pase al cantinero, cual la guardo detrás de la barra para que nadie se lastimara o intentara robarla cuando me descuidara por un segundo. Me pregunto cómo termine acá, de un bosque en una pelea, a un bar de poca muerte, que gran trabajo estoy haciendo para convertirme en un rey. – Solté una carcajada por lo que estaba pensando, y algo apenado observe a mí alrededor para que nadie me estuviera viendo, como me reía como un estúpido.
La cerveza hacía efecto en mi vejiga, ya era hora de soltar la cascada, así que me levante de la silla y proseguí a caminar hacia el baño del bar, un grupo de bandidos que estaban en una mesa en la esquina observaron que había dejado mi espada resguardada, Termine de entrar en el baño para posarme de frente de una poseta olorosa a mierda, orine en el suelo y cualquier otra cosa extraña a su alrededor, solo mantuve la respiración y deje salir el chorro de miado.
Mientras hacía esto, afuera del baño el grupo de bandidos se habían levantado sigilosamente y distrayendo al camarero tomaron el mango de la espada, era de esperarse que al tomarla tumbaron algunas botellas de su alrededor, que hicieron llamar la atención de todos lo que estaban en el bar, apresuraron su plan cargándola entre dos, mientras los otros mantenían la puerta abierta para que escaparan. Se había escuchado el SPLASH de una flecha de una ballesta que termino a parar en unas de las paredes del bar; ¡Hijos de putas, lárguense ante que los mate! – Exclamo el dueño de la taberna aunque su intento de detenerlos no fue el más eficaz además no le dio a ninguno con la flecha, algunos se levantaron de las mesas y se largaron ante de que pasara algo más y terminaran heridos.
Escuche el alboroto de afuera, cosa que no me preocupe, ya que pensaba que no era conmigo, Salí del baño y me dirigí lentamente a donde estaba anteriormente, al terminar de sentarme vi que algo grande faltaba, claro mi espada no era sencilla de esconder y tampoco había lugar para guardarla en esta taberna, así que con calma le pregunte al cantinero.
Hombre, dónde coño esta mi arma que había dejado a tu vigilancia? – Exclame con seriedad y con un tono algo molesto al no verla.
Unos ladrones la tomaron apenas fuiste al baño, intentamos detenerlos, pero lograron escapar con tu espada, y no tengo el deber de dar mi vida por tus cosas, acaso somos un banco o que mierda. – Dijo el cantinero con algo de nervios y enojo para disimular lo nervioso que estaba.
Solo respire profundamente, ante de volarle la cabeza aquel sujeto convirtiendo mi mano en una garra y mandarle al otro mundo que los antiguos dioses, solo eleve mi mano al aire y abrí la misma, exclame con fuerza: Thor, tu bendición está conmigo, regresa a tu dueño. – Solo pronuncie esas palabras para activar la runa mágica que estaba grabada en mi espada, cual fue traída como un relámpago y además con un regalo, uno de los ladrones la había sujetado su espada, la cual lo trajo gracias a la fuerza de la magia y termino nuevamente en el bar y al lado mío.
Sonreí un poco diabólico, desenfunde mi arma de la espada del hombre, y con un leve giro de muñeca dirigí la parte del filo hacia el pecho del sujeto con una fuerza impresionante aunque estuviéramos muy cerca, esto fue gracias al giro que hice con mi cuerpo al dirigirla, clave la misma en todo el pecho del sujeto dañando algunos órganos internos, al ver como empezaba a jadear por falta de aire hacia su cuerpo, desenterré la misma de su peco para volverla a enfundar en mi espalda.
El dueño del bar no dijo ni una palabra ya que era justo que me desquitara con el ladrón, solo ordeno algunos de sus hombres a limpiar el lugar y tirar la hombre fuera del establecimiento ya que no quería vinculación con su muerte y evitar problemas con la ley.
Ordene al tipo detrás de la barra que me diera una cerveza, la trajo casi inmediatamente ya que tenía la cubeta con hielo detrás de él, la destapo y la puso con mucha delicadeza en la barra, solo la tome con mi mano derecha y empecé a tomar sorbos para no embuchar me de gases, descolgué mi gran espada y se la pase al cantinero, cual la guardo detrás de la barra para que nadie se lastimara o intentara robarla cuando me descuidara por un segundo. Me pregunto cómo termine acá, de un bosque en una pelea, a un bar de poca muerte, que gran trabajo estoy haciendo para convertirme en un rey. – Solté una carcajada por lo que estaba pensando, y algo apenado observe a mí alrededor para que nadie me estuviera viendo, como me reía como un estúpido.
La cerveza hacía efecto en mi vejiga, ya era hora de soltar la cascada, así que me levante de la silla y proseguí a caminar hacia el baño del bar, un grupo de bandidos que estaban en una mesa en la esquina observaron que había dejado mi espada resguardada, Termine de entrar en el baño para posarme de frente de una poseta olorosa a mierda, orine en el suelo y cualquier otra cosa extraña a su alrededor, solo mantuve la respiración y deje salir el chorro de miado.
Mientras hacía esto, afuera del baño el grupo de bandidos se habían levantado sigilosamente y distrayendo al camarero tomaron el mango de la espada, era de esperarse que al tomarla tumbaron algunas botellas de su alrededor, que hicieron llamar la atención de todos lo que estaban en el bar, apresuraron su plan cargándola entre dos, mientras los otros mantenían la puerta abierta para que escaparan. Se había escuchado el SPLASH de una flecha de una ballesta que termino a parar en unas de las paredes del bar; ¡Hijos de putas, lárguense ante que los mate! – Exclamo el dueño de la taberna aunque su intento de detenerlos no fue el más eficaz además no le dio a ninguno con la flecha, algunos se levantaron de las mesas y se largaron ante de que pasara algo más y terminaran heridos.
Escuche el alboroto de afuera, cosa que no me preocupe, ya que pensaba que no era conmigo, Salí del baño y me dirigí lentamente a donde estaba anteriormente, al terminar de sentarme vi que algo grande faltaba, claro mi espada no era sencilla de esconder y tampoco había lugar para guardarla en esta taberna, así que con calma le pregunte al cantinero.
Hombre, dónde coño esta mi arma que había dejado a tu vigilancia? – Exclame con seriedad y con un tono algo molesto al no verla.
Unos ladrones la tomaron apenas fuiste al baño, intentamos detenerlos, pero lograron escapar con tu espada, y no tengo el deber de dar mi vida por tus cosas, acaso somos un banco o que mierda. – Dijo el cantinero con algo de nervios y enojo para disimular lo nervioso que estaba.
Solo respire profundamente, ante de volarle la cabeza aquel sujeto convirtiendo mi mano en una garra y mandarle al otro mundo que los antiguos dioses, solo eleve mi mano al aire y abrí la misma, exclame con fuerza: Thor, tu bendición está conmigo, regresa a tu dueño. – Solo pronuncie esas palabras para activar la runa mágica que estaba grabada en mi espada, cual fue traída como un relámpago y además con un regalo, uno de los ladrones la había sujetado su espada, la cual lo trajo gracias a la fuerza de la magia y termino nuevamente en el bar y al lado mío.
Sonreí un poco diabólico, desenfunde mi arma de la espada del hombre, y con un leve giro de muñeca dirigí la parte del filo hacia el pecho del sujeto con una fuerza impresionante aunque estuviéramos muy cerca, esto fue gracias al giro que hice con mi cuerpo al dirigirla, clave la misma en todo el pecho del sujeto dañando algunos órganos internos, al ver como empezaba a jadear por falta de aire hacia su cuerpo, desenterré la misma de su peco para volverla a enfundar en mi espalda.
El dueño del bar no dijo ni una palabra ya que era justo que me desquitara con el ladrón, solo ordeno algunos de sus hombres a limpiar el lugar y tirar la hombre fuera del establecimiento ya que no quería vinculación con su muerte y evitar problemas con la ley.
Sajin W
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
Bruna comía su carne alegremente, sin importarle que aquel hombre de capucha verde le sacar uno o dos trozos de carne, compartir el alimento era algo natural para ella después de todo, el hombre de tatuajes raros y barba ridícula les pregunto por sus nombres -me llamo Bruna Steel claw- dijo tomando una breve pausa de engullir su comida, luego escucho la otra pregunta -¡nop! No lo conozco, nunca lo vi en mi vida, parece un mal sujeto, no lo contrates- exclamo con sospechosa certeza -además, dudo que te haga falta alguien más, me tienes a mí y a el- señalando al hombre junto al lobo -que seguro sabe moverse en la intemperie… creo- no sabía que tan sutil estaba siendo en su intento de evitar que contrataran a Sanjin, pero, no tenía muchas ganas de hacer un viaje con ese dragón loco.
Escuchar del trabajo le resulto interesante, exploración e investigación, la ursina no es exactamente una profesional, pero, ella misma había viajado por muchos lugares, por mera diversión, que le pagaran ahora por hacerlo en compañía no le parecía nada mal -¿y donde iremos?- pregunto después de que el tal Fredericksen hiciera sus propias puntuales preguntas.
La mujer oso seguía comiendo su carne alegremente, mas temprano que tarde, ya se había comido todo, sin darle oportunidad al cazador de sacar un tercer pedazo de carne.
Bruna se recargo pesadamente sobre su silla, mientras dejaba descansar las manos sobre su panza llena, cuando escucho el ruido de la comisión causada por ese lunático, a la ursina no le hacia falta ni darse la vuelta a mirar con tal de saber que el era el culpable, pero asomo la mirada de todos modos, con tal de no parecer sospechosa al volver a dirigirse a su empleador -¿ves lo que te digo?- preguntaba señalando al dragón loco con el pulgar de la forma mas sutil posible -no es buena idea contratarlo, ya sabia yo que se veía mal- le susurro.
De forma disimulada, Bruna le hecho una mirada al lobo del tal Fredericksen, se le hacia sumamente curioso, normalmente los humanos preferían tener de mascotas a perros o caballos, o otros animales más mansos, muchos de ellos eran presas de los lobos, cosa que hacia ambas especies más rivales que amigo.
Bruna no podía evitar en pensar que tanto esfuerzo tuvo que poner el hombre para poder amansar lo suficiente al lobo como para que estuviese tan tranquilo en un lugar como esa taberna.
Escuchar del trabajo le resulto interesante, exploración e investigación, la ursina no es exactamente una profesional, pero, ella misma había viajado por muchos lugares, por mera diversión, que le pagaran ahora por hacerlo en compañía no le parecía nada mal -¿y donde iremos?- pregunto después de que el tal Fredericksen hiciera sus propias puntuales preguntas.
La mujer oso seguía comiendo su carne alegremente, mas temprano que tarde, ya se había comido todo, sin darle oportunidad al cazador de sacar un tercer pedazo de carne.
Bruna se recargo pesadamente sobre su silla, mientras dejaba descansar las manos sobre su panza llena, cuando escucho el ruido de la comisión causada por ese lunático, a la ursina no le hacia falta ni darse la vuelta a mirar con tal de saber que el era el culpable, pero asomo la mirada de todos modos, con tal de no parecer sospechosa al volver a dirigirse a su empleador -¿ves lo que te digo?- preguntaba señalando al dragón loco con el pulgar de la forma mas sutil posible -no es buena idea contratarlo, ya sabia yo que se veía mal- le susurro.
De forma disimulada, Bruna le hecho una mirada al lobo del tal Fredericksen, se le hacia sumamente curioso, normalmente los humanos preferían tener de mascotas a perros o caballos, o otros animales más mansos, muchos de ellos eran presas de los lobos, cosa que hacia ambas especies más rivales que amigo.
Bruna no podía evitar en pensar que tanto esfuerzo tuvo que poner el hombre para poder amansar lo suficiente al lobo como para que estuviese tan tranquilo en un lugar como esa taberna.
Bruna
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
El muchacho seguía el hilo de la conversación que ambos interlocutores mantenían. Prestaba atención a ambos individuos con suma atención y curiosidad, en concreto a su lenguaje corporal; pues pretendía indagar más allá de lo que mostraban con las superficiales palabras que pronunciaban, aunque le resultase una tarea harto difícil. Ante la batería de preguntas, decidió permanecer un par de segundos en silencio de manera deliberada. Quería jugar ligeramente con las expectativas de ambos individuos y alentar la curiosidad que mostraban y quizá, revelar ciertos datos de la empresa que iban a emprender, no era una muy buena idea. De hecho, no lo parecía en absoluto.
Asumió una pose más tensa en el asiento, mesándose el mentón e irguiendo ligeramente la espalda, para alternar la mirada entrecerrada entre ambos.
- Mi nombre es Jack Larune. Aunque mis apariencias y mis modales no lo demuestren, soy un académico empedernido. He de suponer que ambos sabéis... - pausó ligeramente el diálogo, para darle un sorbo al vaso de whisky, observando con ojo clínico en el proceso los gestos de ambos tras la respuesta. - ... que las tierras circundantes a Ulmer han sido, durante décadas, motivo de rumores, leyendas y mitos. Aguardan secretos que nadie ha puesto en papel de manera objetiva y empírica. Así que mi objetivo es precisamente ese; investigar. - Dijo, para sonreír, teniendo el máximo cuidado de no mencionar en ningún momento la localización final del viaje.
- Claro está, habrá complicaciones. Lo más seguro es que acabemos en sitios en los que no deberíamos meternos. Si estáis interesados por una módica suma de monedas y un viaje de conocimiento, sois más que bienvenidos. Empezaríamos volviendo a mi tienda de campaña, a unos kilómetros de aquí. - Posó el vaso de whisky en la mesa y entrelazó los dedos de sendas manos, acompañando el gesto de una mirada pícara y astuta; hasta que la confianza que mostraba su tez fue interrumpida por un sonoro grito y lo que, sucesivamente, ocurrió con la panda de buscapleítos de la barra. Se alzó rápidamente, llevando la mano al mango robusto de su hacha, sin terminar de desenfundarla. Observó con cautela como el portentoso hombre se encargaba de la situación y como, con un hechizo de ligado devolvía su arma a su mano, para acabar rápidamente con la frágil vida del que había insultado su honor al robar el arma.
Cruzó los brazos y sonrió, viendo ciertos atributos en él que, cuánto menos, le recordaban a él mismo. Quizá no ahora, pues se consideraba Jack más sosegado y reflexivo que en el pasado. Tras unos segundos de pausa e ignorando los consejos antes dados por la ursina, decidió que quizá después de todo, tener a alguien tan irreflexivo e imprudente podría ser una buena idea para el objetivo del viaje. Era cuanto menos improbable que este fornido hombre decidiera echarse atrás ante un desafío, cosa que dudaba sobre los dos compañeros de su mesa, a juzgar por lo que había podido juzgar de manera superficial de ellos.
- ¡Oye, grandullón! Ven a la mesa y te invito a una copa y de paso a trabajar. Nos vendría bien a alguien tan temperamental como tú. - Sonrió de extremo a extremo, mostrando los caninos y sus abombadas y rojizas mejillas por el alcohol. - No me parece tan mala idea invitarle, después de todo, ursina, parece diestro en la espada. Y no todo el mundo hace ese tipo de encantamientos. - Se dejó caer con pereza sobre la silla, cruzando las piernas y observando con ojo clínico al hombre, antes de volver a dirigir la mirada a Fredericksen.
- Quizá tu noveno sentido esté siendo interferido con los ocho restantes, nunca se sabe en que lío nos podemos meter y quizá, alguien tan temperamental sea una buena idea a la larga. Piénsalo... cómo en una inversión de futuro. - Dijo, alzando andas manos y moviendo los dedos como si de malabares estuviera haciendo, exponiendo su idea con una más que afilada picardía. - De cualquier manera... También me gustaría saber que os interesaría a vosotros sacar del viaje. Además de las monedas. Habéis de tener en cuenta que soy una persona bastante apasionada con lo que hago y, busco gente que pueda compartir esa pasión. - Entrecerró los ojos, ocultando de nuevo el verdadero motivo por el que pronunciaba tales palabras. - No quiero que a la primera de cambio, o al primer obstáculo que nos encontremos decidáis echaros atrás. Haría mella en mis empeños por finalizar el trabajo y me gustaría, que al tener un objetivo en común, estuvieráis más dispuestos a terminar el viaje con vuestro servidor. -
De manera sosegada y tras terminar su breve monólogo, se agachó para buscar en la mochila la deshilada libreta que antes había usado para realizar el anuncio. Puso la mano encima de la cubierta de esta, mirando a ambos y sonriendo de par en par, apostando por provocar en ellos una insaciable curiosidad
- Si de verdad estáis interesados, os contaré el verdadero contenido de a lo que nos enfrentamos -
(Pido disculpas por la demora al postear. He estado bastante ajetreado con ciertas cosas estas dos semanas y no ha sido mi intención retrasar el post, pero me ha sido inevitable.)
Asumió una pose más tensa en el asiento, mesándose el mentón e irguiendo ligeramente la espalda, para alternar la mirada entrecerrada entre ambos.
- Mi nombre es Jack Larune. Aunque mis apariencias y mis modales no lo demuestren, soy un académico empedernido. He de suponer que ambos sabéis... - pausó ligeramente el diálogo, para darle un sorbo al vaso de whisky, observando con ojo clínico en el proceso los gestos de ambos tras la respuesta. - ... que las tierras circundantes a Ulmer han sido, durante décadas, motivo de rumores, leyendas y mitos. Aguardan secretos que nadie ha puesto en papel de manera objetiva y empírica. Así que mi objetivo es precisamente ese; investigar. - Dijo, para sonreír, teniendo el máximo cuidado de no mencionar en ningún momento la localización final del viaje.
- Claro está, habrá complicaciones. Lo más seguro es que acabemos en sitios en los que no deberíamos meternos. Si estáis interesados por una módica suma de monedas y un viaje de conocimiento, sois más que bienvenidos. Empezaríamos volviendo a mi tienda de campaña, a unos kilómetros de aquí. - Posó el vaso de whisky en la mesa y entrelazó los dedos de sendas manos, acompañando el gesto de una mirada pícara y astuta; hasta que la confianza que mostraba su tez fue interrumpida por un sonoro grito y lo que, sucesivamente, ocurrió con la panda de buscapleítos de la barra. Se alzó rápidamente, llevando la mano al mango robusto de su hacha, sin terminar de desenfundarla. Observó con cautela como el portentoso hombre se encargaba de la situación y como, con un hechizo de ligado devolvía su arma a su mano, para acabar rápidamente con la frágil vida del que había insultado su honor al robar el arma.
Cruzó los brazos y sonrió, viendo ciertos atributos en él que, cuánto menos, le recordaban a él mismo. Quizá no ahora, pues se consideraba Jack más sosegado y reflexivo que en el pasado. Tras unos segundos de pausa e ignorando los consejos antes dados por la ursina, decidió que quizá después de todo, tener a alguien tan irreflexivo e imprudente podría ser una buena idea para el objetivo del viaje. Era cuanto menos improbable que este fornido hombre decidiera echarse atrás ante un desafío, cosa que dudaba sobre los dos compañeros de su mesa, a juzgar por lo que había podido juzgar de manera superficial de ellos.
- ¡Oye, grandullón! Ven a la mesa y te invito a una copa y de paso a trabajar. Nos vendría bien a alguien tan temperamental como tú. - Sonrió de extremo a extremo, mostrando los caninos y sus abombadas y rojizas mejillas por el alcohol. - No me parece tan mala idea invitarle, después de todo, ursina, parece diestro en la espada. Y no todo el mundo hace ese tipo de encantamientos. - Se dejó caer con pereza sobre la silla, cruzando las piernas y observando con ojo clínico al hombre, antes de volver a dirigir la mirada a Fredericksen.
- Quizá tu noveno sentido esté siendo interferido con los ocho restantes, nunca se sabe en que lío nos podemos meter y quizá, alguien tan temperamental sea una buena idea a la larga. Piénsalo... cómo en una inversión de futuro. - Dijo, alzando andas manos y moviendo los dedos como si de malabares estuviera haciendo, exponiendo su idea con una más que afilada picardía. - De cualquier manera... También me gustaría saber que os interesaría a vosotros sacar del viaje. Además de las monedas. Habéis de tener en cuenta que soy una persona bastante apasionada con lo que hago y, busco gente que pueda compartir esa pasión. - Entrecerró los ojos, ocultando de nuevo el verdadero motivo por el que pronunciaba tales palabras. - No quiero que a la primera de cambio, o al primer obstáculo que nos encontremos decidáis echaros atrás. Haría mella en mis empeños por finalizar el trabajo y me gustaría, que al tener un objetivo en común, estuvieráis más dispuestos a terminar el viaje con vuestro servidor. -
De manera sosegada y tras terminar su breve monólogo, se agachó para buscar en la mochila la deshilada libreta que antes había usado para realizar el anuncio. Puso la mano encima de la cubierta de esta, mirando a ambos y sonriendo de par en par, apostando por provocar en ellos una insaciable curiosidad
- Si de verdad estáis interesados, os contaré el verdadero contenido de a lo que nos enfrentamos -
(Pido disculpas por la demora al postear. He estado bastante ajetreado con ciertas cosas estas dos semanas y no ha sido mi intención retrasar el post, pero me ha sido inevitable.)
JackLarune
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
- Claramente, una osa y un tuerto. La mejor mano de obra que existe. – Asentí ante el comentario de Bruna, escuchando como luego Azrael bufaba mientras me observaba. – Ah sí, y un lobo, no nos olvidemos del lobo. – Froté la cabeza del animal y le di unas palmadas en el hocico.
La osa también tenía sus propias dudas, era algo de entender, ahora solo quedaba esperar que aquel hombre se dignara en responder. El desconocido se tomaba ciertamente su tiempo en ordenar las respuestas, en el proceso nos observaba como quien observa una fruta antes de comprarla “Seguramente nos anda analizando… ¿Por qué nos analiza?” Por lo general los empleadores no solían ser tan quisquillosos con quienes reclutaban “A menos, que realmente planee llevarnos al bosque para matarnos. Todo sea una coartada para asesinar a dos simples objetivos” Eso tendría más sentido, hasta la pose del extraño había cambiado.
El sujeto poco después comenzó a dar explicaciones, su nombre al parecer era Jack y afirmaba no ser un salvaje como aparentaba, los motivos por los cuales buscaba gente no parecían ser algo del otro mundo, solo planeaba investigar los bosques “¿Acaso no puede hacer aquello solo? Ni que se fuera a meter en problemas” Puede que la naturaleza fuera peligrosa, pero buscar un equipo para ello parecía algo extremista.
- ¿Complicaciones? Bueno… eso de meterme en sitios donde no deba es normal y lo hacía de a gratis, si esta vez hay dinero de por medio podría arriesgarme. – Me encogí de hombros dando suaves palmadas en la mesa, lo único que seguía sin agradarme era le hecho de que nos quería llevar lejos, muy lejos a una tienda “A Delilah la conseguí en una tienda en medio del bosque, seguramente le habían dicho lo mismo”
Solo quedaba esperar la orden de Jack, la osa al parecer ya se había acabado toda la comida para no compartir “Que falta de modales” Aunque también debía esperar que mi comida estuviera lista. Algo más de espera tranquila no afectaría a nadie, solo que la espera tranquila no se pudo tener; la disputa en la taberna finalmente había comenzado y Jack se había puesto de pie.
Yo me limité a chocar la cabeza contra la madera de la mesa antes de observar en dirección en la cual el sonido procedía, mis sentidos nunca fallaban “Realmente lo hacían pocas veces” pero eran raras las ocasiones cuando eso sucedía. Ahora había una flecha clavada junto a la puerta y el sujeto que antes había entrado con pésimos modales sujetaba al pobre tabernero, el cual no duró mucho tiempo antes de morir. – Esto debe ser una maldita broma. – Mascullé sujetando la capucha antes de dar otra cabezada contar la mesa “¿Simplemente lo mató porque quiso? “ Por si aquello no fuera poco, el sujeto murmuró algo y su espada volvió, arrastrando a uno de los ladrones, aquel pobre desgraciado también murió más rápido de lo que canta un gallo.
- No llamaría a eso temperamental… es algo peor, y créeme que he conocido gente temperamental. – “Quizá tenga razón solamente en lo de la espada, alguien que pueda usar aquella cosa sería beneficioso”. – Y mis sentidos nunca fallan, quizá solo el de la visión actualmente… pero solo a medias. – Me di unos golpecitos en el ojo congelado usando el índice mientras chasqueaba la lengua “Aunque el hombre puede que tenga razón, no sabes nada de invertir” “Lo dices como si tú supieras al respecto” “No mucho, pero viví más que tú para saber del tema” “Y ahora estás muerto, creo que yo tengo la ventaja” - ¿Pasión qué? – Ladeé la cabeza cuando regresé a prestarle atención a Jack. – Por lo general cuando hay problemas no se puede echar hacia atrás… ya que lo rodean a uno y lo amenazan con cosas punzantes. – Sufrí un escalofrío recordando aquellas situaciones. – Pero no te preocupes, no suelo echarme para atrás, he estado en situaciones algo… extrañas. – El sujeto luego de hablar se agachó para sacar una libreta que deslizó en la mesa, por dicho después, al parecer aún no había dicho toda la verdad. – Pues si estoy interesado, y no creo participar hasta conocer los verdaderos motivos ¿Tú crees que sea buena idea participar sin saber toda la verdad? – Pregunté aquello mirando a la osa. – Claro, nos has dicho la verdad a medias… si es que es la verdad, pero adornas la mayoría con cosas bonitas y expectativas. – Proseguí moviendo las manos un poco en el aire. - Pasión, exploración, gente sin miedo. Solo para luego decir que aún falta algo. – Golpeé la mesa con el índice mientras miraba al barbudo. – Si quieres la verdad, no es que tenga muchos motivos para adentrarme en el bosque. Siempre estoy allí, la recompensa puede que sea el único motivo. – Me encogí de hombros sacando un poco de la carne robada de mi bolsa.- Claro, siempre se consigue algo nuevo en ellos, sectas, templos…. Problemas ¿Por qué no otra vez?
- El pedido especial de la casa está listo ¿Quién lo ordenó? - Se alzó repentinamente una voz entre la multitud, alcé un poco la vista para darme cuenta que era la del posadero.
- Oh si, fui yo. – Alcé la mano rápidamente. – Este pobre ciego le estaría agradecido si trae la comida, caminar en este laberinto oscuro es una tortura. – Dije con mi mejor voz lastimera mientras me dejaba caer en la silla. El posadero no demoró en acercarse a la mesa para dejar la tortilla, al escuchar el sonido del plato le agradecí levantando la mano hasta que se largó. – Y por la comida, me habían mandado a buscar comida. Yo al menos ya cumplí una parte de mi apasionante aventura. – Dije cuando el encargado estaba lejos, guardando todo aquello en mi bolsa de provisiones.[/color][/color]
La osa también tenía sus propias dudas, era algo de entender, ahora solo quedaba esperar que aquel hombre se dignara en responder. El desconocido se tomaba ciertamente su tiempo en ordenar las respuestas, en el proceso nos observaba como quien observa una fruta antes de comprarla “Seguramente nos anda analizando… ¿Por qué nos analiza?” Por lo general los empleadores no solían ser tan quisquillosos con quienes reclutaban “A menos, que realmente planee llevarnos al bosque para matarnos. Todo sea una coartada para asesinar a dos simples objetivos” Eso tendría más sentido, hasta la pose del extraño había cambiado.
El sujeto poco después comenzó a dar explicaciones, su nombre al parecer era Jack y afirmaba no ser un salvaje como aparentaba, los motivos por los cuales buscaba gente no parecían ser algo del otro mundo, solo planeaba investigar los bosques “¿Acaso no puede hacer aquello solo? Ni que se fuera a meter en problemas” Puede que la naturaleza fuera peligrosa, pero buscar un equipo para ello parecía algo extremista.
- ¿Complicaciones? Bueno… eso de meterme en sitios donde no deba es normal y lo hacía de a gratis, si esta vez hay dinero de por medio podría arriesgarme. – Me encogí de hombros dando suaves palmadas en la mesa, lo único que seguía sin agradarme era le hecho de que nos quería llevar lejos, muy lejos a una tienda “A Delilah la conseguí en una tienda en medio del bosque, seguramente le habían dicho lo mismo”
Solo quedaba esperar la orden de Jack, la osa al parecer ya se había acabado toda la comida para no compartir “Que falta de modales” Aunque también debía esperar que mi comida estuviera lista. Algo más de espera tranquila no afectaría a nadie, solo que la espera tranquila no se pudo tener; la disputa en la taberna finalmente había comenzado y Jack se había puesto de pie.
Yo me limité a chocar la cabeza contra la madera de la mesa antes de observar en dirección en la cual el sonido procedía, mis sentidos nunca fallaban “Realmente lo hacían pocas veces” pero eran raras las ocasiones cuando eso sucedía. Ahora había una flecha clavada junto a la puerta y el sujeto que antes había entrado con pésimos modales sujetaba al pobre tabernero, el cual no duró mucho tiempo antes de morir. – Esto debe ser una maldita broma. – Mascullé sujetando la capucha antes de dar otra cabezada contar la mesa “¿Simplemente lo mató porque quiso? “ Por si aquello no fuera poco, el sujeto murmuró algo y su espada volvió, arrastrando a uno de los ladrones, aquel pobre desgraciado también murió más rápido de lo que canta un gallo.
- No llamaría a eso temperamental… es algo peor, y créeme que he conocido gente temperamental. – “Quizá tenga razón solamente en lo de la espada, alguien que pueda usar aquella cosa sería beneficioso”. – Y mis sentidos nunca fallan, quizá solo el de la visión actualmente… pero solo a medias. – Me di unos golpecitos en el ojo congelado usando el índice mientras chasqueaba la lengua “Aunque el hombre puede que tenga razón, no sabes nada de invertir” “Lo dices como si tú supieras al respecto” “No mucho, pero viví más que tú para saber del tema” “Y ahora estás muerto, creo que yo tengo la ventaja” - ¿Pasión qué? – Ladeé la cabeza cuando regresé a prestarle atención a Jack. – Por lo general cuando hay problemas no se puede echar hacia atrás… ya que lo rodean a uno y lo amenazan con cosas punzantes. – Sufrí un escalofrío recordando aquellas situaciones. – Pero no te preocupes, no suelo echarme para atrás, he estado en situaciones algo… extrañas. – El sujeto luego de hablar se agachó para sacar una libreta que deslizó en la mesa, por dicho después, al parecer aún no había dicho toda la verdad. – Pues si estoy interesado, y no creo participar hasta conocer los verdaderos motivos ¿Tú crees que sea buena idea participar sin saber toda la verdad? – Pregunté aquello mirando a la osa. – Claro, nos has dicho la verdad a medias… si es que es la verdad, pero adornas la mayoría con cosas bonitas y expectativas. – Proseguí moviendo las manos un poco en el aire. - Pasión, exploración, gente sin miedo. Solo para luego decir que aún falta algo. – Golpeé la mesa con el índice mientras miraba al barbudo. – Si quieres la verdad, no es que tenga muchos motivos para adentrarme en el bosque. Siempre estoy allí, la recompensa puede que sea el único motivo. – Me encogí de hombros sacando un poco de la carne robada de mi bolsa.- Claro, siempre se consigue algo nuevo en ellos, sectas, templos…. Problemas ¿Por qué no otra vez?
- El pedido especial de la casa está listo ¿Quién lo ordenó? - Se alzó repentinamente una voz entre la multitud, alcé un poco la vista para darme cuenta que era la del posadero.
- Oh si, fui yo. – Alcé la mano rápidamente. – Este pobre ciego le estaría agradecido si trae la comida, caminar en este laberinto oscuro es una tortura. – Dije con mi mejor voz lastimera mientras me dejaba caer en la silla. El posadero no demoró en acercarse a la mesa para dejar la tortilla, al escuchar el sonido del plato le agradecí levantando la mano hasta que se largó. – Y por la comida, me habían mandado a buscar comida. Yo al menos ya cumplí una parte de mi apasionante aventura. – Dije cuando el encargado estaba lejos, guardando todo aquello en mi bolsa de provisiones.[/color][/color]
Fredericksen
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
La sangre seguía escurriéndose entre las grietas de la madera del bar, el olor de los cigarrillos junto con el olor de la cerveza y la peste de los borrachos estaba combinando una bomba de olor que dejaría desmayado a cualquier persona, aun así aquí estaba tomando una cerveza y comiendo semillas que estaban puesta en un plato redondo de vidrio, mi espada la había guardado nuevamente en su funda para evitar otro inconveniente con algún borracho o ladrón que estuvieran a mis espaldas, pues había ya llamado mucha la atención al verle quitado la vida al ladrón.
Debo buscar algo donde pasar la noche, ante que oscurezca. – Seguía tomando la cerveza, los gases provocaban que se me salieran algunos eructos, por lo cual puse mi mano encima de mis labios de forma educada disimular los mismos, las uñas largas de mis manos se clavaban en las nueces haciendo fácil que las partiera y las comieras tranquilamente, ya me había relajado por completo después de haber tenido el conflicto anterior.
Volteándome disimuladamente observe como varias personas aparte de la ursina tenían una conversación que se escuchaba claramente al no estar hablando en un tono bajo, sino incluso gritando como para que todos se enteraran sobre su búsqueda, habían demasiado oídos así que nunca se sabría que podría pasar más adelante al tener tanta gente escuchando el plan de investigación que estaba sugiriendo el sujeto de barba que tenía un aspecto nórdico por todos esos tatuajes además de que tenía un hacha como arma guindando en su cintura.
El otro sujeto estaba tapado con una capucha y demás ropas, era el más tranquilo de la mesa tenía un autora así más pacifica que el otro sujeto, además que estaba acompañado por un lobo que era su compañero seguro de caza o de batalla, viendo ese aspecto seguro era un cazador, por lo cual debería tener experiencia en exploraciones y como evitar ser rastreados por otros cazadores que podrían seguirnos al haber escuchado el plan que tenía el empleador.
La ursina solamente estaba sentada alimentándose ferozmente de los pedazos de carnes que había pedido, pero el otro sujeto le estaba quitando parte de su comida para guárdala en su bolso, además de comer y darle de comer a su animal adiestrado, volví a mirar nuevamente la barra del bar y seguir comiendo las nueces para después retirarme de la taberna y dirigirme a dormir.
Pero lamentablemente eso no sucedería ya que casi al mismo tiempo que quite mi mirada encima de la mesa de donde estaba el sujeto, este se levantó de la silla para dirigirse hacia mí; - ¡Oye, grandullón! Ven a la mesa y te invito a una copa y de paso a trabajar. Nos vendría bien a alguien tan temperamental como tú... – Fue lo que pudo expresarse refiriéndose a mí, por lo cual ante que terminara sus palabras, me empecé a reír ya que me dio risa su descripción o la forma en la que me estaba invitado a unirme a su trabajo.
Tome la cerveza y con la otra mano tome el plato de nueces para levantarme de la silla y sentarme en la mesa donde estaba reunidos estas personas, dejando en la mesa el plato con nueces para que comieran si lo apetecían, deje que mis uñas se posaran en la madera para tocar esta como piano emitiendo un ruido algo molesto a los que tuvieran oídos sensibles.
No había terminado de sentarme cuando escuche al cazador hablando sobre mí también; No llamaría a eso temperamental… es algo peor, y créeme que he conocido gente temperamental. - Asentí con mi cabeza mirándole fijamente a los ojos.
Tienes razón chico voy más allá de lo temperamental, así que seguro nos podremos llevar bien o terminemos clavándonos un arma en el pecho. – Sonreí viéndole fijamente a los ojos para luego voltear a mirar al empleador escuchando las palabras de que si seriamos capaces de llegar hasta el final aunque las cosas se pusieran difíciles.
Cuenta conmigo, si lo que encontraremos es bueno, me vuelo una mano incluso, adema si me pagaras – Lo dije en tono serio haciendo alusivo que no estaba jugando, esperando que este nos costara completamente el plan sobre la exploración y aclarara las dudas que tenía el cazador.
Debo buscar algo donde pasar la noche, ante que oscurezca. – Seguía tomando la cerveza, los gases provocaban que se me salieran algunos eructos, por lo cual puse mi mano encima de mis labios de forma educada disimular los mismos, las uñas largas de mis manos se clavaban en las nueces haciendo fácil que las partiera y las comieras tranquilamente, ya me había relajado por completo después de haber tenido el conflicto anterior.
Volteándome disimuladamente observe como varias personas aparte de la ursina tenían una conversación que se escuchaba claramente al no estar hablando en un tono bajo, sino incluso gritando como para que todos se enteraran sobre su búsqueda, habían demasiado oídos así que nunca se sabría que podría pasar más adelante al tener tanta gente escuchando el plan de investigación que estaba sugiriendo el sujeto de barba que tenía un aspecto nórdico por todos esos tatuajes además de que tenía un hacha como arma guindando en su cintura.
El otro sujeto estaba tapado con una capucha y demás ropas, era el más tranquilo de la mesa tenía un autora así más pacifica que el otro sujeto, además que estaba acompañado por un lobo que era su compañero seguro de caza o de batalla, viendo ese aspecto seguro era un cazador, por lo cual debería tener experiencia en exploraciones y como evitar ser rastreados por otros cazadores que podrían seguirnos al haber escuchado el plan que tenía el empleador.
La ursina solamente estaba sentada alimentándose ferozmente de los pedazos de carnes que había pedido, pero el otro sujeto le estaba quitando parte de su comida para guárdala en su bolso, además de comer y darle de comer a su animal adiestrado, volví a mirar nuevamente la barra del bar y seguir comiendo las nueces para después retirarme de la taberna y dirigirme a dormir.
Pero lamentablemente eso no sucedería ya que casi al mismo tiempo que quite mi mirada encima de la mesa de donde estaba el sujeto, este se levantó de la silla para dirigirse hacia mí; - ¡Oye, grandullón! Ven a la mesa y te invito a una copa y de paso a trabajar. Nos vendría bien a alguien tan temperamental como tú... – Fue lo que pudo expresarse refiriéndose a mí, por lo cual ante que terminara sus palabras, me empecé a reír ya que me dio risa su descripción o la forma en la que me estaba invitado a unirme a su trabajo.
Tome la cerveza y con la otra mano tome el plato de nueces para levantarme de la silla y sentarme en la mesa donde estaba reunidos estas personas, dejando en la mesa el plato con nueces para que comieran si lo apetecían, deje que mis uñas se posaran en la madera para tocar esta como piano emitiendo un ruido algo molesto a los que tuvieran oídos sensibles.
No había terminado de sentarme cuando escuche al cazador hablando sobre mí también; No llamaría a eso temperamental… es algo peor, y créeme que he conocido gente temperamental. - Asentí con mi cabeza mirándole fijamente a los ojos.
Tienes razón chico voy más allá de lo temperamental, así que seguro nos podremos llevar bien o terminemos clavándonos un arma en el pecho. – Sonreí viéndole fijamente a los ojos para luego voltear a mirar al empleador escuchando las palabras de que si seriamos capaces de llegar hasta el final aunque las cosas se pusieran difíciles.
Cuenta conmigo, si lo que encontraremos es bueno, me vuelo una mano incluso, adema si me pagaras – Lo dije en tono serio haciendo alusivo que no estaba jugando, esperando que este nos costara completamente el plan sobre la exploración y aclarara las dudas que tenía el cazador.
Sajin W
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Re: El comienzo de un Viaje sin Fin [4/4]
La ursina se levantó de su asiento dejando caer ambas zarpas sobre la mesa con tanta fuerza que esta se sacudió lo suficiente como para que todos los que estuviesen cerca sintieran la sacudida -según entiendo de leyes, sean humanas, elfas o licántropas, no se permite asesinar a alguien en una ciudad por tan poca cosa como un intento de robo- la mujer bestia tomo su martillo de madera y se dio la vuelta para regresar a la barra a pagar lo que debía -no viajare con alguien que no sabe pensar con su cabeza antes de desenfundar un arma- el tono serio en la voz de Bruna contrastaba por completo la predisposición mas alegre y amigable de antes.
El despliegue de aquel dragón loco le había arruinado el tan buen humor que le había dejado el comer esa carne, se marcho de la mesa, no sin antes olisquear al lobo de cerca y saludarlo con un leve toque de su nariz, para luego ir a la barra y ver al tabernero -¿Cuánto de debo?- le pregunto al tabernero, quien, parecía mas calmado al ver el tono mas tranquilo de la mujer bestia en comparación al sujeto extraño de antes. Después de que el dinero cambio de manos, Bruna se dispuso a salir de aquella taberna.
Finalmente, fuera del local, la osa volvió a respirar un poco de aire fresco, esa taberna estaba muy encimada para su gusto, se notaba que no solían tener muchos clientes de gran tamaño en aquel lugar. “La próxima vez que voy a comprar comida veré mejor donde estoy metiéndome” pensó Bruna mientras caminaba por las calles de aquella ciudad, volverse a encontrar con ese dragón loco después de haberse topado con el por accidente en el bosque tan pronto realmente la dejaba de mal humor -espero que se pierda en el bosque, así no vuelvo a encontrar- murmuro la mujer bestia.
Mientras caminaba un hombre choco por accidente contra el costado de Bruna -¡mira por donde… vas…- dijo el hombre al notar contra quien había impactado. Bruna se dio la vuelta para observar al sujeto, y noto que era el mismo tipo al que le había metido la cara en el estofado dentro de la taberna, acompañado de sus amigos.
La mujer bestia se inclinó hacia él, olisqueándolo de cerca -aun tienes algo de estofado en el cabello- le dijo la ursina con un tono burlón al hombre que se había quedado rojo de la vergüenza, y se dio la vuelta para buscar apoyo de sus compañeros, solo para verlos aguantando la risa con sus manos sobre sus bocas y estómagos. Satisfecha, Bruna siguió su camino preguntándose si se quedaría un poco mas en el pueblo o volvería al camino.
El despliegue de aquel dragón loco le había arruinado el tan buen humor que le había dejado el comer esa carne, se marcho de la mesa, no sin antes olisquear al lobo de cerca y saludarlo con un leve toque de su nariz, para luego ir a la barra y ver al tabernero -¿Cuánto de debo?- le pregunto al tabernero, quien, parecía mas calmado al ver el tono mas tranquilo de la mujer bestia en comparación al sujeto extraño de antes. Después de que el dinero cambio de manos, Bruna se dispuso a salir de aquella taberna.
Finalmente, fuera del local, la osa volvió a respirar un poco de aire fresco, esa taberna estaba muy encimada para su gusto, se notaba que no solían tener muchos clientes de gran tamaño en aquel lugar. “La próxima vez que voy a comprar comida veré mejor donde estoy metiéndome” pensó Bruna mientras caminaba por las calles de aquella ciudad, volverse a encontrar con ese dragón loco después de haberse topado con el por accidente en el bosque tan pronto realmente la dejaba de mal humor -espero que se pierda en el bosque, así no vuelvo a encontrar- murmuro la mujer bestia.
Mientras caminaba un hombre choco por accidente contra el costado de Bruna -¡mira por donde… vas…- dijo el hombre al notar contra quien había impactado. Bruna se dio la vuelta para observar al sujeto, y noto que era el mismo tipo al que le había metido la cara en el estofado dentro de la taberna, acompañado de sus amigos.
La mujer bestia se inclinó hacia él, olisqueándolo de cerca -aun tienes algo de estofado en el cabello- le dijo la ursina con un tono burlón al hombre que se había quedado rojo de la vergüenza, y se dio la vuelta para buscar apoyo de sus compañeros, solo para verlos aguantando la risa con sus manos sobre sus bocas y estómagos. Satisfecha, Bruna siguió su camino preguntándose si se quedaría un poco mas en el pueblo o volvería al camino.
- Nota:
- Primero que nada, MUCHISMIMAS disculpas por la demora; ahora, les informo que este será mi ultimo post en este tema, por motivos que mencione a Jack por mensaje privado voy a abandonar el rol.
Fuera de eso, agradecería que lo dicho quedara entre nosotros, y perdón por todo Jack.
Bruna
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Shinoroa Ryuu
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