El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
- Bueno - se justificó Thaiss ante el ataque de malhumor de Alward -, no hay aventura que merezca la pena que no empiece con un pequeño tropiezo.
Fémur se había agarrado a ella, así que carraspeó levemente para recordarle a la joven que ya podía soltarla, y se levantó del suelo. Tenía todos los pantalones llenos de... eso. Y las manos también y, hasta que se secara, toda cosa que tocara. Olía bastante mal, pero en suma no era un olor al que no se hubiera enfrentado nunca, y probablemente fuera cuestión de frotar un poco para sacar las manchas de la ropa. A la ladrona no le pareció que hubiese ocurrido nada demasiado grave.
¡Y sin embargo Alward se había echado a gritar de aquella manera! Si no fuera porque se tenían confianza, Thaiss se habría ofendido por aquel ataque tan gratuito. Primero se negaba a cantar, ahora esto... Cada vez estaba más convencida de que algo debía pasarle para tenerlo tan nervioso e irascible. En cuanto consiguieran entrar en la cocina, le prepararía una tila.
El último en llegar-caer fue Vincent, quien sintetizó la situación de la mejor manera posible. Thaiss soltó una risita divertida por esto, y terminó de salirse de la piscina mientras los dos hombres comenzaban a inspeccionar el lugar.
- La retirada a tiempo es una victoria - asintió -, para el que no se retira. Esto no cambia la situación: si levitamos el pastel, no necesitamos ni lavarnos las manos, y no afecta a nuestra buena voz. Pero he de admitir que sería agradable acicalarse un poco, aprovechar para refrescarse el maquillaje. Quizás podríamos posponer nuestros planes de entrar en la casa. En tal caso lo primero de todo sería buscar el aseo para adecentarnos un poco. Estará dentro de la casa.
Sin duda el anfitrión tendría la educación de permitirles el uso de su servicio para adecentarse; no les negaría tal cosa a sus invitados. Y no tenían que ir muy lejos: al cruzar la puerta y salir del edificio oscuro, volvieron a hallarse ante la hermosa morada de Matthew Owens. Aún se escuchaba con claridad la alarma de gansos. Parecía que nadie había venido a desactivarla, lo cual eran, ¿buenas noticias?
- Bueno, ¿dónde pensáis que podemos encontrar el aseo? ¿Y una chimenea para hacer fuego y calentar el agua?
Observó la casa, ladeó la cabeza, cerró un ojo mientras hacía cálculos de posición.
- Quizás no queráis que lidere yo el paso esta vez. Aunque yo no tengo inconveniente. Veo una ventana abierta en el piso de arriba, o podríamos volver a intentarlo por donde antes o... por la puerta principal. Todo buenas opciones.
Fémur se había agarrado a ella, así que carraspeó levemente para recordarle a la joven que ya podía soltarla, y se levantó del suelo. Tenía todos los pantalones llenos de... eso. Y las manos también y, hasta que se secara, toda cosa que tocara. Olía bastante mal, pero en suma no era un olor al que no se hubiera enfrentado nunca, y probablemente fuera cuestión de frotar un poco para sacar las manchas de la ropa. A la ladrona no le pareció que hubiese ocurrido nada demasiado grave.
¡Y sin embargo Alward se había echado a gritar de aquella manera! Si no fuera porque se tenían confianza, Thaiss se habría ofendido por aquel ataque tan gratuito. Primero se negaba a cantar, ahora esto... Cada vez estaba más convencida de que algo debía pasarle para tenerlo tan nervioso e irascible. En cuanto consiguieran entrar en la cocina, le prepararía una tila.
El último en llegar-caer fue Vincent, quien sintetizó la situación de la mejor manera posible. Thaiss soltó una risita divertida por esto, y terminó de salirse de la piscina mientras los dos hombres comenzaban a inspeccionar el lugar.
- La retirada a tiempo es una victoria - asintió -, para el que no se retira. Esto no cambia la situación: si levitamos el pastel, no necesitamos ni lavarnos las manos, y no afecta a nuestra buena voz. Pero he de admitir que sería agradable acicalarse un poco, aprovechar para refrescarse el maquillaje. Quizás podríamos posponer nuestros planes de entrar en la casa. En tal caso lo primero de todo sería buscar el aseo para adecentarnos un poco. Estará dentro de la casa.
Sin duda el anfitrión tendría la educación de permitirles el uso de su servicio para adecentarse; no les negaría tal cosa a sus invitados. Y no tenían que ir muy lejos: al cruzar la puerta y salir del edificio oscuro, volvieron a hallarse ante la hermosa morada de Matthew Owens. Aún se escuchaba con claridad la alarma de gansos. Parecía que nadie había venido a desactivarla, lo cual eran, ¿buenas noticias?
- Bueno, ¿dónde pensáis que podemos encontrar el aseo? ¿Y una chimenea para hacer fuego y calentar el agua?
Observó la casa, ladeó la cabeza, cerró un ojo mientras hacía cálculos de posición.
- Quizás no queráis que lidere yo el paso esta vez. Aunque yo no tengo inconveniente. Veo una ventana abierta en el piso de arriba, o podríamos volver a intentarlo por donde antes o... por la puerta principal. Todo buenas opciones.
Thaiss
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Resumen:
-Nayru: Baila feliz con Mefisto en el centro de la pista. Fémur cae en la trampa justo detrás de Thaiss. Termina en el invernadero en el patio de atrás.
-Oromë: Demuestra lo simpática que es charlando con Sugar.
-Merida: Va a los tropezones por la fiesta. Se encuentra con Mefisto y Nayru.
-Reivy: Entra en escena. Cruza la fiesta entera y saca a bailar a Matt.
-Alward: Cae en la trampa luego de Thaiss y de Fémur. Se preocupa por su higiene.
-Donovan: Se queda hablando con Hadden, Irinnil y Marceline.
-Mefisto: Baila con Nayru hasta que tropieza con Merida y cae de espalda.
-Irinnil: Hace nuevos amigos. Charla con Donovan y Hadden. Pero al final se queda con Marceline.
-Marceline: Responde amablemente a Hadden y Donovan. Pero al final se queda con Irinnil.
-Hadden: Responde amablemente a Marceline. Se queda con Donovan.
-Sugar: Se hace el galán con Oromë ¿Funcionara?
-Vincent: Es el último en caer en la trampa. Termina en el invernadero con Thaiss, Fémur, Alward. Los 4 apestan.
-Donovan: Intenta hacerse el amigable con Hadden (Ojito, te estoy viendo)
-Eilydh: Tienen una hermosa charla con Helena sobre lo mucho que odian a Matt.
Cuando Matthew vio que se acercaba Reivy sonrió ampliamente, por su gesto pudo adivinar que acababa de ganar la apuesta. Desde donde estaba no podía escuchar las alarmas, pero Owens era un ladrón casi de nacimiento, nadie podía ser tan ingenuo de creer que abriría las puertas de su casa y no dejaría ningún tipo de trampa activada. Las palabras de la dragona confirmaron sus sospechas, alguien lo había intentado y había fallado, se empezó a reír cuando escuchó lo de los gansos, probablemente solo ellos dos entenderían la referencia.
-Ohhh ¿Entre todas estas chicas hermosas me eliges a mi? - Se tapó la boca e hizo como si fuera una joven avergonzada - Será un placer bailar contigo, Querida Caballero - Agarró la mano de Reivy como si fuera una dama y se dejó guiar a la pista de baile.
Por cuestiones de la vida, Matthew sabía bailar tanto en el puesto del hombre como de la mujer, así que no tuvo problema en acomodar sus pasos a los de Reivy. En pocos segundos se habían hecho espacio en la pista, ambos eran bien conocidos por las personas de Ciudad Lagarto, así que se apartaban en cuanto los veían.
-Espero que me hayas preparado un regalo - Sonrió de modo gatuno - Era requisito obligatorio para venir a la fiesta ¿Te avisaron? - Claramente estaba bromeando, estaba de buen humor y quería ver con qué ingenioso comentario saldría la dragona de esa.
El baile se desarrollaba sin mayores inconvenientes cuando de pronto Matt notó que había una persona tirada en el piso, en realidad, era alguien que el Humano conocía muy bien. Miró a Reivy y le hizo un gesto para que se acercaran en esa dirección, cuando llegaron se separó de la dragona e hizo una reverencia.
-Te agradezco enormemente el que hayas pagado tu deuda con tanta celeridad, Cielo - Luego se acercó a Mefisto y se asomo para entrar en su campo visual - ¿Qué haces allí tirado, semidesnudo y riendo como un demente? ¿Es que finalmente perdiste la cabeza, amor? - Le ofreció una mano para que se levantara.
Aparentemente el motivo de su caída había sido una muchacha... Matt se la quedó mirando unos segundos, estaba seguro que la conocía, pero no sabia de donde.
-Tu eras... - Se agarró el mentón, sin lograr recordar - Oh bien, como sea, espero que estén disfrutando de la fiesta - Además de Mefisto y la joven, había otra mujer, a esa sí estaba seguro que no la conocía - ¿Te molesta si te robo a tu pareja durante unos minutos? Prometo devolvertelo.... Casi en perfectas condiciones - Y le brillaban los ojos de solo ver al elfo - No te agradecí adecuadamente por tan magnífica presentación -
-Nayru: Baila feliz con Mefisto en el centro de la pista. Fémur cae en la trampa justo detrás de Thaiss. Termina en el invernadero en el patio de atrás.
-Oromë: Demuestra lo simpática que es charlando con Sugar.
-Merida: Va a los tropezones por la fiesta. Se encuentra con Mefisto y Nayru.
-Reivy: Entra en escena. Cruza la fiesta entera y saca a bailar a Matt.
-Alward: Cae en la trampa luego de Thaiss y de Fémur. Se preocupa por su higiene.
-Donovan: Se queda hablando con Hadden, Irinnil y Marceline.
-Mefisto: Baila con Nayru hasta que tropieza con Merida y cae de espalda.
-Irinnil: Hace nuevos amigos. Charla con Donovan y Hadden. Pero al final se queda con Marceline.
-Marceline: Responde amablemente a Hadden y Donovan. Pero al final se queda con Irinnil.
-Hadden: Responde amablemente a Marceline. Se queda con Donovan.
-Sugar: Se hace el galán con Oromë ¿Funcionara?
-Vincent: Es el último en caer en la trampa. Termina en el invernadero con Thaiss, Fémur, Alward. Los 4 apestan.
-Donovan: Intenta hacerse el amigable con Hadden (Ojito, te estoy viendo)
-Eilydh: Tienen una hermosa charla con Helena sobre lo mucho que odian a Matt.
Cuando Matthew vio que se acercaba Reivy sonrió ampliamente, por su gesto pudo adivinar que acababa de ganar la apuesta. Desde donde estaba no podía escuchar las alarmas, pero Owens era un ladrón casi de nacimiento, nadie podía ser tan ingenuo de creer que abriría las puertas de su casa y no dejaría ningún tipo de trampa activada. Las palabras de la dragona confirmaron sus sospechas, alguien lo había intentado y había fallado, se empezó a reír cuando escuchó lo de los gansos, probablemente solo ellos dos entenderían la referencia.
-Ohhh ¿Entre todas estas chicas hermosas me eliges a mi? - Se tapó la boca e hizo como si fuera una joven avergonzada - Será un placer bailar contigo, Querida Caballero - Agarró la mano de Reivy como si fuera una dama y se dejó guiar a la pista de baile.
Por cuestiones de la vida, Matthew sabía bailar tanto en el puesto del hombre como de la mujer, así que no tuvo problema en acomodar sus pasos a los de Reivy. En pocos segundos se habían hecho espacio en la pista, ambos eran bien conocidos por las personas de Ciudad Lagarto, así que se apartaban en cuanto los veían.
-Espero que me hayas preparado un regalo - Sonrió de modo gatuno - Era requisito obligatorio para venir a la fiesta ¿Te avisaron? - Claramente estaba bromeando, estaba de buen humor y quería ver con qué ingenioso comentario saldría la dragona de esa.
El baile se desarrollaba sin mayores inconvenientes cuando de pronto Matt notó que había una persona tirada en el piso, en realidad, era alguien que el Humano conocía muy bien. Miró a Reivy y le hizo un gesto para que se acercaran en esa dirección, cuando llegaron se separó de la dragona e hizo una reverencia.
-Te agradezco enormemente el que hayas pagado tu deuda con tanta celeridad, Cielo - Luego se acercó a Mefisto y se asomo para entrar en su campo visual - ¿Qué haces allí tirado, semidesnudo y riendo como un demente? ¿Es que finalmente perdiste la cabeza, amor? - Le ofreció una mano para que se levantara.
Aparentemente el motivo de su caída había sido una muchacha... Matt se la quedó mirando unos segundos, estaba seguro que la conocía, pero no sabia de donde.
-Tu eras... - Se agarró el mentón, sin lograr recordar - Oh bien, como sea, espero que estén disfrutando de la fiesta - Además de Mefisto y la joven, había otra mujer, a esa sí estaba seguro que no la conocía - ¿Te molesta si te robo a tu pareja durante unos minutos? Prometo devolvertelo.... Casi en perfectas condiciones - Y le brillaban los ojos de solo ver al elfo - No te agradecí adecuadamente por tan magnífica presentación -
Matthew Owens
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Taliesin era el tipo de persona al que, cuando se excedía en la bebida, no se le notaba mucho en su forma de hablar. No arrastraba las sílabas ni se trababa en cada palabra que decía. Sin embargo, sí que se denotaba en la complejidad de sus frases, en sus gestos algo más lentos y exagerados, y en un rubor sobre las mejillas y la nariz. Cuando intentaba seguir una conversación, clavaba la mirada en su interlocutor y achicaba los ojos como si intentara verlo a través de algo, o hubiera hecho algo mal y sólo él lo supiera. Y se reía y tocaba a los demás más de lo que correspondía.
En aquel momento, estaba en disposición de hacer todas esas cosas.
Si hubiera tenido que culpar a alguien de aquello, sería a Greg. Taliesin no había planeado beber más que una cantidad moderada, y cuando planeaba algo solía cumplirlo. Pero el mercenario y él habían llegado pronto, y su amigo se había divertido rellenándole el vaso, señalando a mujeres atractivas, y retándolo a beber con excusas varias. Y por mucho que Taliesin hubiera repetido "Greg, no tengo sed" y "Greg, eso no tiene sentido", al final caía en sus provocaciones y... bueno. Ahora estaba disfrutando de la música, y se unía a los vítores y peticiones de que nosequién se quitara la camisa.
Dejó de aplaudir y vitorear y miró a su alrededor. ¿Dónde se había metido Greg? ¿Dónde se había metido su copa? Hacía un segundo la tenía en la mano...
Fue a una mesa a por una copa nueva. Tenía la sensación de que quizás era la tercera o cuarta copa nueva que cogía, pero no sabía dónde se iban metiendo todas. Le dio un sorbo al vino (fuerte, pero bastante decente), y vió, no muy lejos, a Helena. Dejó la copa sobre la mesa y se dirigió hacia ella, siendo que la bruja era una persona que conocía en un mar de desconocidos.
- ¡Helena! Estás radiante - aunque estaba como siempre, y no es que hiciera mucho que no se veían, parecía que lo adecuado era empezar con un alago. Se giró hacia la otra mujer con la que estaba la bruja, parpadeó un par de veces, y al reconocerla le cogió la mano para hacerle un besamanos -. La prometida del anfitrión. Mis respetos. Una fiesta muy agradable, sin duda alguna. Habrá costado mucho organizar esto. En esfuerzo, digo. Pero en dinero también.
Sonrió como si hubiera dicho algo divertido. En oposición a la aparente educación con la que se dirigió a Eilydh, le colocó el brazo sobre los hombros a Helena en una pose de confiada camaradería, y apoyó algo de su peso en ella.
Mierda. ¿Dónde había dejado la copa? Hacía un segundo la tenía en la mano.
- ¿Tenía una copa en la mano cuando vine? - le preguntó a Helena -. Estoy un poco espeso. Es culpa de Greg. ¿Has visto a Greg? - Probablemente estaría con alguien. Quizás bailando. - La gente está bailando y disfrutando, ¿qué hacéis tan apartadas?
Relativamente apartadas, porque en realidad no se encontraban nada lejos de la fiesta. Taliesin se quedó un segundo en silencio; le daba la sensación de que había algo raro. ¿Era posible que estuviera interrumpiendo? Miró a la elfa muy fijamente, achicando un poco los ojos, como buscando ahí la respuesta. Y estaba seguro de estar olvidándose de algo... ¿Quizás su copa de vino?
En aquel momento, estaba en disposición de hacer todas esas cosas.
Si hubiera tenido que culpar a alguien de aquello, sería a Greg. Taliesin no había planeado beber más que una cantidad moderada, y cuando planeaba algo solía cumplirlo. Pero el mercenario y él habían llegado pronto, y su amigo se había divertido rellenándole el vaso, señalando a mujeres atractivas, y retándolo a beber con excusas varias. Y por mucho que Taliesin hubiera repetido "Greg, no tengo sed" y "Greg, eso no tiene sentido", al final caía en sus provocaciones y... bueno. Ahora estaba disfrutando de la música, y se unía a los vítores y peticiones de que nosequién se quitara la camisa.
Dejó de aplaudir y vitorear y miró a su alrededor. ¿Dónde se había metido Greg? ¿Dónde se había metido su copa? Hacía un segundo la tenía en la mano...
Fue a una mesa a por una copa nueva. Tenía la sensación de que quizás era la tercera o cuarta copa nueva que cogía, pero no sabía dónde se iban metiendo todas. Le dio un sorbo al vino (fuerte, pero bastante decente), y vió, no muy lejos, a Helena. Dejó la copa sobre la mesa y se dirigió hacia ella, siendo que la bruja era una persona que conocía en un mar de desconocidos.
- ¡Helena! Estás radiante - aunque estaba como siempre, y no es que hiciera mucho que no se veían, parecía que lo adecuado era empezar con un alago. Se giró hacia la otra mujer con la que estaba la bruja, parpadeó un par de veces, y al reconocerla le cogió la mano para hacerle un besamanos -. La prometida del anfitrión. Mis respetos. Una fiesta muy agradable, sin duda alguna. Habrá costado mucho organizar esto. En esfuerzo, digo. Pero en dinero también.
Sonrió como si hubiera dicho algo divertido. En oposición a la aparente educación con la que se dirigió a Eilydh, le colocó el brazo sobre los hombros a Helena en una pose de confiada camaradería, y apoyó algo de su peso en ella.
Mierda. ¿Dónde había dejado la copa? Hacía un segundo la tenía en la mano.
- ¿Tenía una copa en la mano cuando vine? - le preguntó a Helena -. Estoy un poco espeso. Es culpa de Greg. ¿Has visto a Greg? - Probablemente estaría con alguien. Quizás bailando. - La gente está bailando y disfrutando, ¿qué hacéis tan apartadas?
Relativamente apartadas, porque en realidad no se encontraban nada lejos de la fiesta. Taliesin se quedó un segundo en silencio; le daba la sensación de que había algo raro. ¿Era posible que estuviera interrumpiendo? Miró a la elfa muy fijamente, achicando un poco los ojos, como buscando ahí la respuesta. Y estaba seguro de estar olvidándose de algo... ¿Quizás su copa de vino?
Taliesin Skatha
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
-No hacen falta falsos halagos, querida.-Negó con la cabeza-Yo te odio, tú me odias, ¿Por qué? Pues bueno, quizás nuestras vidas necesiten un estímulo así.-Tomó otro pequeño sorbo-Los caminos que te ofrece el destino a veces son curiosos, no creas que mi plan de hoy se basaba en verte.
Lo que mencionó la elfa sobre acabar con su vida le hizo arquear una ceja, ¿Era mejor responderle o no? No quería destrozarle el corazón a la pobre soñadora, así que se limitaría a sonreír con falsedad mientras mantenía viva la llama de la esperanza y los sueños de la ingenua Eille. Seguramente ni siquiera se atrevería con ello, así que eso simplemente le sonó a una amenaza vacía para mostrar superioridad.
Lo que a continuación mencionó la elfa sobre cómo estuvo Matthew tras su marcha sí que cambió el tono de seriedad del asunto, al menos para la Rhodes. Dejó a su contraparte soltar toda aquella verborrea mientras la escuchaba con la mirada fija en el frente, al resto de los allí presentes. Al final, dibujó una media sonrisa satisfecha en sus labios que nada casaba con lo que sentía por dentro, ya que aquello aparentaba distancia y desentendimiento. Tras eso, miró de reojo bajo su capucha a la elfa y aceptó el brindis sumida en el silencio.
-Un barco, ¿Eh?-Mencionó tras beber de su copa sellando el "brindis de la paz"-Sin duda es típico de él...-Volvió por un segundo su mirada hacia el frente para, inmediatamente después, volver a fijarla en la elfa-Eres la viva imagen del virrey, veo que te has mimetizado a la perfección con tu personaje. Serás una esposa número dos estupenda.-Dijo sarcásticamente con intenciones viperinas. Su forma de expresarse, su tono de voz, hasta los gestos eran propios de Owens. Era increíble cómo ese hombre conseguía calar tanto en la gente.
-¿Dónde he estado?-Respondió a la pregunta con otra pregunta retórica, se sorprendió al ver el repentino interés de la elfa.-Viva.-Respondió de primeras-Viva y sintiéndome bien.
La siguiente pregunta de la elfa sí que la dejó sin palabras. No tenía una respuesta, y ni siquiera quería tenerla. Es más, en ese mismo instante todo quedó en silencio y apartado para ella, no quería estar ahí, ¿Qué hacía entonces? En medio de su ensimismamiento llegó Taliesin. Su voz la devolvió al mundo real, aunque no de la forma que esperaba...
Se llevó la copa de vino a sus labios y tomó un pequeño sorbo, la mantuvo ahí durante el tiempo suficiente para mirar al vampiro de arriba a abajo tras su capucha. "Con suerte se irá", pensó. Pero lejos de eso, empezó a hablar con Eille. Entonces dejó su copa en la mesa, casi acabada, y se acercó hasta Taliesin.
-¡Y-yo qué sé...!-Respondió sin saber muy bien por qué el vampiro le preguntó sobre una copa que llevaba en la mano.-¿Crees que me importa dónde esté Greg?-Lo miró con desdén, luego desvió la mirada hacia Eille y le sonrió de forma falsa.-...discúlpanos un momento... él es...-Miró al susodicho, ¿Tenía las mejillas teñidas de carmín? De pronto, notó cómo este se echaba a sus hombros y la agarraba apoyando parte de su peso en ella.-...mi prometido. Por eso estoy aquí... sí.-Asintió, convencida.-A él le han invitado, y claro... no podíamos decir que no.
Dicho esto, tomó de la mano al vampiro, no sin antes dedicar otra sonrisa falsa a modo de disculpa a la segunda prometida del virrey, y tiró de él con fuerza para apartarlo.
-¡¿Estás borracho?!-Intentó bajar la voz, pero su sorpresa no la escondió-Bueno, me da igual.-No era quién para juzgar-¡¿Qué te dije sobre mantener mi identidad en secreto, idiota?! No quiero que aquí nadie me reconozca... salvo ella-Señaló con la mirada a Eille-...realmente tampoco debí descubrirme ante Eille...-Suspiró, lamentándose.-Venir aquí ha sido un error...-Dijo tapándose parte de la cara con una mano, siguiendo con el lamento anterior.
Suspiró de nuevo.
-Quiero emborracharme.-Dijo totalmente decidida y fuera de toda lógica.
__________________________________________________________________
Off: Interactúo con Taliesin y Eilydh.
Lo que mencionó la elfa sobre acabar con su vida le hizo arquear una ceja, ¿Era mejor responderle o no? No quería destrozarle el corazón a la pobre soñadora, así que se limitaría a sonreír con falsedad mientras mantenía viva la llama de la esperanza y los sueños de la ingenua Eille. Seguramente ni siquiera se atrevería con ello, así que eso simplemente le sonó a una amenaza vacía para mostrar superioridad.
Lo que a continuación mencionó la elfa sobre cómo estuvo Matthew tras su marcha sí que cambió el tono de seriedad del asunto, al menos para la Rhodes. Dejó a su contraparte soltar toda aquella verborrea mientras la escuchaba con la mirada fija en el frente, al resto de los allí presentes. Al final, dibujó una media sonrisa satisfecha en sus labios que nada casaba con lo que sentía por dentro, ya que aquello aparentaba distancia y desentendimiento. Tras eso, miró de reojo bajo su capucha a la elfa y aceptó el brindis sumida en el silencio.
-Un barco, ¿Eh?-Mencionó tras beber de su copa sellando el "brindis de la paz"-Sin duda es típico de él...-Volvió por un segundo su mirada hacia el frente para, inmediatamente después, volver a fijarla en la elfa-Eres la viva imagen del virrey, veo que te has mimetizado a la perfección con tu personaje. Serás una esposa número dos estupenda.-Dijo sarcásticamente con intenciones viperinas. Su forma de expresarse, su tono de voz, hasta los gestos eran propios de Owens. Era increíble cómo ese hombre conseguía calar tanto en la gente.
-¿Dónde he estado?-Respondió a la pregunta con otra pregunta retórica, se sorprendió al ver el repentino interés de la elfa.-Viva.-Respondió de primeras-Viva y sintiéndome bien.
La siguiente pregunta de la elfa sí que la dejó sin palabras. No tenía una respuesta, y ni siquiera quería tenerla. Es más, en ese mismo instante todo quedó en silencio y apartado para ella, no quería estar ahí, ¿Qué hacía entonces? En medio de su ensimismamiento llegó Taliesin. Su voz la devolvió al mundo real, aunque no de la forma que esperaba...
Se llevó la copa de vino a sus labios y tomó un pequeño sorbo, la mantuvo ahí durante el tiempo suficiente para mirar al vampiro de arriba a abajo tras su capucha. "Con suerte se irá", pensó. Pero lejos de eso, empezó a hablar con Eille. Entonces dejó su copa en la mesa, casi acabada, y se acercó hasta Taliesin.
-¡Y-yo qué sé...!-Respondió sin saber muy bien por qué el vampiro le preguntó sobre una copa que llevaba en la mano.-¿Crees que me importa dónde esté Greg?-Lo miró con desdén, luego desvió la mirada hacia Eille y le sonrió de forma falsa.-...discúlpanos un momento... él es...-Miró al susodicho, ¿Tenía las mejillas teñidas de carmín? De pronto, notó cómo este se echaba a sus hombros y la agarraba apoyando parte de su peso en ella.-...mi prometido. Por eso estoy aquí... sí.-Asintió, convencida.-A él le han invitado, y claro... no podíamos decir que no.
Dicho esto, tomó de la mano al vampiro, no sin antes dedicar otra sonrisa falsa a modo de disculpa a la segunda prometida del virrey, y tiró de él con fuerza para apartarlo.
-¡¿Estás borracho?!-Intentó bajar la voz, pero su sorpresa no la escondió-Bueno, me da igual.-No era quién para juzgar-¡¿Qué te dije sobre mantener mi identidad en secreto, idiota?! No quiero que aquí nadie me reconozca... salvo ella-Señaló con la mirada a Eille-...realmente tampoco debí descubrirme ante Eille...-Suspiró, lamentándose.-Venir aquí ha sido un error...-Dijo tapándose parte de la cara con una mano, siguiendo con el lamento anterior.
Suspiró de nuevo.
-Quiero emborracharme.-Dijo totalmente decidida y fuera de toda lógica.
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Última edición por Helena Rhodes el Vie 17 Abr - 0:13, editado 3 veces
Helena Rhodes
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
El vampiro hablaba mucho. Tal vez demasiado. Pensaba que después de la escena anterior iba a irse a hablar con más gente de la fiesta, especialmente teniendo en cuenta la ausencia de Matthew, con quien todo el mundo buscaría hablar por razones obvias.
La verdad, sería muy extraño que alguien conociera a tantas personas. Incluso para un virrey.- comenté, dándole la razon en cuanto al tema de las invitaciones. Claramente algún asistente había recibido una orden de "Que venga todo el mundo.. O casi" ya que muchos de los invitados no parecían con muy buenos "modales" que digamos, y no hablo de comportamiento de etiqueta, sino de los hombres que se tiraban sobre las pobres chicas que habían decidido trabajar hoy como si fueran un montón de simios. Sin ánimos de insultar a los primates.
El siguiente relato parecía un poco más interesante de escuchar. ¿Trata de personas? Se me hacía imposible creer que Matthew pudiera estar implicado (u orquestar) algo así. Es cierto, manejaba un prostíbulo, pero todas las chicas estaban allí por decisión propia, y también podían irse cuando quisieran. Incluso a veces echaban a alguna que había intentado pasarse de lista y no pagar el "alquiler".
Cuando estás alrededor de tantas personas durante algunos años, aprendes a escuchar los pequeños detalles o frases, que develan mucho más que cualquier dato "impactante" -¿Y cuál es esa tal "oportunidad" que atrajo tu interés, Donovan?- no había que ser un genio para suponer que no estaba allí para rescatar a unas pobres víctimas de secuestro desinteresadamente. Nadie era un héroe por caridad.
Lo miré solamente para encontrar un par de ojos oscuros que ya estaban sobre mí. Ignoré los comentarios acerca de mi trabajo, pero me llamó la atención su comentario de no tener dinero -Pensé que serías un marqués de por ahí, o algo por el estilo- lo había supuesto por su lenguaje y formas, pues su aroma me había distraído de prestar atención al vestuario que traía. Giré mi cuerpo para verlo de frente, y me tomé un momento para escanearlo brevemente antes de volver a trabar mis ojos en los de él.
Su pregunta me tomó por sorpresa, y aún más el viable "plan de escape". No lo había pensado mucho, el porqué me quedaba en Ciudad Lagarto, aunque no hacía demasiado tiempo que había llegado tampoco. Mis ojos fluctuaron inconscientemente hacia la pista de baile donde Matt estaba, para volver inmediatamente a su posición anterior -He vivido varios meses como lobo, y también viajando. Creo que necesitaba un lugar para asentarme un tiempo. El lugar es lindo, la paga es buena si sabes donde buscar.- sostenía el fuste de mi copa entre mis dedos índice y medio, como si se tratara de un puro de cepo fino, pensé que me vendría bien uno en ese momento.
Miré su copa vacía, y señalé con un gesto de la cabeza la mesa con bebidas -Te ofrecería una copa, pero no veo mucha sangre que digamos, y no sé qué gustos tendrá alguien como tú.- Seguía atento por si acaso, ya que uno nunca podía saber con los vampiros, pero estaba algo menos tenso que antes -¿Tienes algún plan de acción para con lo que me comentaste?
La verdad, sería muy extraño que alguien conociera a tantas personas. Incluso para un virrey.- comenté, dándole la razon en cuanto al tema de las invitaciones. Claramente algún asistente había recibido una orden de "Que venga todo el mundo.. O casi" ya que muchos de los invitados no parecían con muy buenos "modales" que digamos, y no hablo de comportamiento de etiqueta, sino de los hombres que se tiraban sobre las pobres chicas que habían decidido trabajar hoy como si fueran un montón de simios. Sin ánimos de insultar a los primates.
El siguiente relato parecía un poco más interesante de escuchar. ¿Trata de personas? Se me hacía imposible creer que Matthew pudiera estar implicado (u orquestar) algo así. Es cierto, manejaba un prostíbulo, pero todas las chicas estaban allí por decisión propia, y también podían irse cuando quisieran. Incluso a veces echaban a alguna que había intentado pasarse de lista y no pagar el "alquiler".
Cuando estás alrededor de tantas personas durante algunos años, aprendes a escuchar los pequeños detalles o frases, que develan mucho más que cualquier dato "impactante" -¿Y cuál es esa tal "oportunidad" que atrajo tu interés, Donovan?- no había que ser un genio para suponer que no estaba allí para rescatar a unas pobres víctimas de secuestro desinteresadamente. Nadie era un héroe por caridad.
Lo miré solamente para encontrar un par de ojos oscuros que ya estaban sobre mí. Ignoré los comentarios acerca de mi trabajo, pero me llamó la atención su comentario de no tener dinero -Pensé que serías un marqués de por ahí, o algo por el estilo- lo había supuesto por su lenguaje y formas, pues su aroma me había distraído de prestar atención al vestuario que traía. Giré mi cuerpo para verlo de frente, y me tomé un momento para escanearlo brevemente antes de volver a trabar mis ojos en los de él.
Su pregunta me tomó por sorpresa, y aún más el viable "plan de escape". No lo había pensado mucho, el porqué me quedaba en Ciudad Lagarto, aunque no hacía demasiado tiempo que había llegado tampoco. Mis ojos fluctuaron inconscientemente hacia la pista de baile donde Matt estaba, para volver inmediatamente a su posición anterior -He vivido varios meses como lobo, y también viajando. Creo que necesitaba un lugar para asentarme un tiempo. El lugar es lindo, la paga es buena si sabes donde buscar.- sostenía el fuste de mi copa entre mis dedos índice y medio, como si se tratara de un puro de cepo fino, pensé que me vendría bien uno en ese momento.
Miré su copa vacía, y señalé con un gesto de la cabeza la mesa con bebidas -Te ofrecería una copa, pero no veo mucha sangre que digamos, y no sé qué gustos tendrá alguien como tú.- Seguía atento por si acaso, ya que uno nunca podía saber con los vampiros, pero estaba algo menos tenso que antes -¿Tienes algún plan de acción para con lo que me comentaste?
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Off: Sigo charlando con Donovan para obligarlo a postear de vuelta ^^
Hadden Payne
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Los caminos de Isil e Imbar son ciertamente infranqueables. Eilydh llevaba comprobando aquello desde el momento exacto en el que dejó Sandorai a sus espaldas y encuentros como aquel con Helena le hacían recordar la razón misma por la que aún se seguía sorprendiendo con la vida.
Basta decir que la charla insulsa que la asesina estaba dándole era lo suficientemente entretenida como despejar su cabeza del ridículo inmenso que acababa de hacer pero no lo suficiente como para estimularla, así que lejos de prestar atención fija a lo que la bruja le replicaba, Eilydh se había preocupado de llamar a uno de los mozos que repartía las bebidas por alrededor.
Escuchó como Helena respondía de manera sarcástica a sus preguntas y en medio de aquello el muchacho, algo avergonzado y apenas mostrando la edad suficiente como para saber lo que era el alcohol se acercó a los llamados de Eilydh. La elfa alzó un dedo para acallar por un segundo las críticas de Helena y le dijo al chico:
-¿Ves el contenido de esta copa?- señaló a la que tenía enfrente, medio vacía de un color ámbar - es licor de canela. Si quieres ganarte los bonos necesarios para convertirte en....- miró a Helena por un momento-escudero del virrey, necesito que durante toda la velada me la mantengas llena. No importa el costo. Llena-
El chico asintió y se dispuso a hacer lo que la elfa le había pedido. Se perdió de vista e iba y venía de la mesa de cuándo en cuando trayendo copas que al principio asemejaban al color que había indicado Eilydh pero cada vez parecían más adulteradas con otras bebidas. Para cuando el ámbar se vio suplantado por el rojo leve del vino, Eilydh estaba lo suficientemente interesada por el nuevo personaje que se les había acercado como para preocuparse por el contenido de su bebida.
Eilydh no le hubiese prestado una segunda mirada después de su presentación galante. En su cabeza, cualquier gesto de caballerosidad ocultaba la pretensión de que tan solo por ser una mujer debía guardársele un cuidado especial. También el hecho de besar su mano de sorpresa fue algo sumamente inesperado. Eilydh no era la mujer más cariñosa de ciudad lagarto. Las prostitutas de la misma habían esparcido que su corazón mismo era de piedra y si aquel hombre hubiese llevado un minimo de un día en aquella ciudad estaba segura que ya hubiese oido de aquellos rumores. No... aquel hombre era un forastero,
Ash'alá había dejado de jugar con la cola de aquel hombre ratón y al notar la tensión entre la elfa y Helena se había acercado un poco. Rugió molesto ante el acercamiento del hombre a las mujeres pero calmó su gesto al ver que Eilydh mantenía la calma.
Un forastero que parecía tener familiaridad con Helena... interesante. Visualizó como la rodeaba con los brazos. El gesto tenso de la bruja en un principio y la distancia corta entre ambos. La incomodidad de la bruja casi le había robado el mal sabor de boca del segundo error de aquel desconocido: Reconocerla como prometida de...
Ciertamente aquello era egoísta. Ella misma se había presentado así hacía tan solo unos minutos, quizás podría dejar pasar aquello... teniendo en cuenta que aquel hombre era misterio con botas. Sobre todo al ser presentado él mismo como prometido de la mismísima Helena Rhodes.
Eilydh cambió su actitud entonces hacia él. Compuso una sonrisa ignorando el hecho de que podía ver como aquel hombre barbudo bizqueaba para intentar analizarla y simplemente dijo:
-Sin duda debe de ser amor para mentirte tan mal acerca de como luces esta noche, amiga. - hizo una seña al mozo que le había estado trayendo la bebida toda la noche mientras Helena y el recién llegado se apartaban. La mujer no parecía contenta por algo y el hombre escuchaba sus reproches con la felicidad misma que le daba la capa de alcohol que llevaba encima. Eilydh también reparó en el carmín de su mejilla. Y los labios malpintados de Helena.
No habían perdido el tiempo.
La vocecilla molesta de su cabeza la animó a interrumpirlos, y para aquel entonces ya había bebido lo suficiente como para aprender que a veces era más racional de lo que parecía. Agarró una de las copas que el mozo le había traído junto a la suya propia y se acercó a Helena y a su prometido.
Agarró a Helena por la cintura por un momento mínimo, dejándole saber que estaba allí, salió de su espalda y se posicionó entre ambos.
-... Y ¿como debo llamar a tu prometido, Helena? ¿Afortunado..? ¿ Hombre de gustos cuestionables? ¿Cazador de asesinas.? ¿O... -Se giró hacia Taliesin por un momento y por vez primera reparó en sus facciones de manera particular en vez del conjunto. Era fuerte, alto y Eilydh estaba casi segura que detrás del alcohol la mirada de aquel hombre era afable y profunda. Cubría sus labios con barbas perfectamente recortadas y cuidadas. No con el empeño de perfección que lo hacía Owens sino con la habilidad robusta de alguien que no lo intenta, pero por algún motivo le sale bien. Su diálogo se pausó por un momento mientras lo analizaba, Carraspeó intentando retomarlo pero algo confundida.Sin duda el alcohol le estaba pasando factura. - ¿O...Oj..ojos de Canela?- dijo sin pensar acordándose del color mismo de los ojos de aquel hombre.
-¡Licor de canela!- se apresuró a decir rápida- Para todos si...- posó una de las copas en la mano de Helena y la otra en la del hombre- Déjame darte un consejo que al parecer tu chica ha pasado por alto... prometido de Helena... norma numero uno de ciudad lagarto: Todos saben donde van a parar tus copas- Le dedicó una sonrisa sincera que se extendió a Helena sin quererlo, como cómplice- La verdadera preocupación en cualquier fiesta de esta ciudad debería ser... ¿de donde vienen? - dijo y señaló al mozo que le había conseguido finalmente tintar sus mejillas del rosado que empezaba a tintar las mejillas de Helena y ya recorría rojizo las de Taliesin.
Casi se había olvidado de su ira mantenida y aún no se había dado cuenta pero un peso enorme se había desprendido de sus hombros. ¿Estaba siendo sociable?
Basta decir que la charla insulsa que la asesina estaba dándole era lo suficientemente entretenida como despejar su cabeza del ridículo inmenso que acababa de hacer pero no lo suficiente como para estimularla, así que lejos de prestar atención fija a lo que la bruja le replicaba, Eilydh se había preocupado de llamar a uno de los mozos que repartía las bebidas por alrededor.
Escuchó como Helena respondía de manera sarcástica a sus preguntas y en medio de aquello el muchacho, algo avergonzado y apenas mostrando la edad suficiente como para saber lo que era el alcohol se acercó a los llamados de Eilydh. La elfa alzó un dedo para acallar por un segundo las críticas de Helena y le dijo al chico:
-¿Ves el contenido de esta copa?- señaló a la que tenía enfrente, medio vacía de un color ámbar - es licor de canela. Si quieres ganarte los bonos necesarios para convertirte en....- miró a Helena por un momento-escudero del virrey, necesito que durante toda la velada me la mantengas llena. No importa el costo. Llena-
El chico asintió y se dispuso a hacer lo que la elfa le había pedido. Se perdió de vista e iba y venía de la mesa de cuándo en cuando trayendo copas que al principio asemejaban al color que había indicado Eilydh pero cada vez parecían más adulteradas con otras bebidas. Para cuando el ámbar se vio suplantado por el rojo leve del vino, Eilydh estaba lo suficientemente interesada por el nuevo personaje que se les había acercado como para preocuparse por el contenido de su bebida.
Eilydh no le hubiese prestado una segunda mirada después de su presentación galante. En su cabeza, cualquier gesto de caballerosidad ocultaba la pretensión de que tan solo por ser una mujer debía guardársele un cuidado especial. También el hecho de besar su mano de sorpresa fue algo sumamente inesperado. Eilydh no era la mujer más cariñosa de ciudad lagarto. Las prostitutas de la misma habían esparcido que su corazón mismo era de piedra y si aquel hombre hubiese llevado un minimo de un día en aquella ciudad estaba segura que ya hubiese oido de aquellos rumores. No... aquel hombre era un forastero,
Ash'alá había dejado de jugar con la cola de aquel hombre ratón y al notar la tensión entre la elfa y Helena se había acercado un poco. Rugió molesto ante el acercamiento del hombre a las mujeres pero calmó su gesto al ver que Eilydh mantenía la calma.
Un forastero que parecía tener familiaridad con Helena... interesante. Visualizó como la rodeaba con los brazos. El gesto tenso de la bruja en un principio y la distancia corta entre ambos. La incomodidad de la bruja casi le había robado el mal sabor de boca del segundo error de aquel desconocido: Reconocerla como prometida de...
Ciertamente aquello era egoísta. Ella misma se había presentado así hacía tan solo unos minutos, quizás podría dejar pasar aquello... teniendo en cuenta que aquel hombre era misterio con botas. Sobre todo al ser presentado él mismo como prometido de la mismísima Helena Rhodes.
Eilydh cambió su actitud entonces hacia él. Compuso una sonrisa ignorando el hecho de que podía ver como aquel hombre barbudo bizqueaba para intentar analizarla y simplemente dijo:
-Sin duda debe de ser amor para mentirte tan mal acerca de como luces esta noche, amiga. - hizo una seña al mozo que le había estado trayendo la bebida toda la noche mientras Helena y el recién llegado se apartaban. La mujer no parecía contenta por algo y el hombre escuchaba sus reproches con la felicidad misma que le daba la capa de alcohol que llevaba encima. Eilydh también reparó en el carmín de su mejilla. Y los labios malpintados de Helena.
No habían perdido el tiempo.
La vocecilla molesta de su cabeza la animó a interrumpirlos, y para aquel entonces ya había bebido lo suficiente como para aprender que a veces era más racional de lo que parecía. Agarró una de las copas que el mozo le había traído junto a la suya propia y se acercó a Helena y a su prometido.
Agarró a Helena por la cintura por un momento mínimo, dejándole saber que estaba allí, salió de su espalda y se posicionó entre ambos.
-... Y ¿como debo llamar a tu prometido, Helena? ¿Afortunado..? ¿ Hombre de gustos cuestionables? ¿Cazador de asesinas.? ¿O... -Se giró hacia Taliesin por un momento y por vez primera reparó en sus facciones de manera particular en vez del conjunto. Era fuerte, alto y Eilydh estaba casi segura que detrás del alcohol la mirada de aquel hombre era afable y profunda. Cubría sus labios con barbas perfectamente recortadas y cuidadas. No con el empeño de perfección que lo hacía Owens sino con la habilidad robusta de alguien que no lo intenta, pero por algún motivo le sale bien. Su diálogo se pausó por un momento mientras lo analizaba, Carraspeó intentando retomarlo pero algo confundida.Sin duda el alcohol le estaba pasando factura. - ¿O...Oj..ojos de Canela?- dijo sin pensar acordándose del color mismo de los ojos de aquel hombre.
-¡Licor de canela!- se apresuró a decir rápida- Para todos si...- posó una de las copas en la mano de Helena y la otra en la del hombre- Déjame darte un consejo que al parecer tu chica ha pasado por alto... prometido de Helena... norma numero uno de ciudad lagarto: Todos saben donde van a parar tus copas- Le dedicó una sonrisa sincera que se extendió a Helena sin quererlo, como cómplice- La verdadera preocupación en cualquier fiesta de esta ciudad debería ser... ¿de donde vienen? - dijo y señaló al mozo que le había conseguido finalmente tintar sus mejillas del rosado que empezaba a tintar las mejillas de Helena y ya recorría rojizo las de Taliesin.
Casi se había olvidado de su ira mantenida y aún no se había dado cuenta pero un peso enorme se había desprendido de sus hombros. ¿Estaba siendo sociable?
Eilydh
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
—Un marqués —monté una sonrisa, una solo en el aspecto técnico: los labios curvados, enseñando un poco los dientes. No había atisbo de alegría en ella, pero tampoco de agresividad—. Me gusta la buena ropa, tiene ese efecto, justamente. La gente cree cosas sin que se las digas... con todo y que no llamaría esto buena ropa —suspiré, acomodándome una manga. Cada vez que recordaba que debía reparar un poco mi vestuario me ponía de mal humor.
Revisé dentro de ella y tomé un puñal, enseñándoselo al licántropo. Apretaba el mango con suficiente fuerza como para que no me lo sacasen de un jalón, pero tampoco lo estaba apuntando para evitar transmitir malas ideas.
—El dinero viene fácil. Deplorablemente, para mí y el de la gente qué otros buscan, opero de mercenario. Me gusta más pensar en mí mismo como un asesino. Asesinar es... una cosa. Matar es otra, una burda, asunto de trogloditas. Cualquiera puede matar una persona, pocos sabemos ejecutarlas.
Escuché atentamente las razones de Hadden para quedarse en Ciudad Lagarto. No pude evitar reír, sin saber si lo estaba haciendo por sarcasmo o genuinamente, ante la mención de que la ciudad fuese linda. Qué estándares más bajos, más bajos que aquella vampira, aunque el sombrero le daba algo más de altura.
En cualquier caso, lo importante es que parecía estar, casi, por voluntad propia.
—Ya veo. ¿Varios meses cómo lobo? ¿Estamos hablando en la cantidad de años y simplemente usas meses, o realmente, has pasado más tiempo en tu forma humana? Y hablas de asentarte... un tiempo. ¿Cuánto es un tiempo, Hadden?
Era un fiel creyente qué a la gente en la "situación" de Hadden había que hacerlos apreciarla. Nadie con esclavos, mercancía, o cómo les llamasen, vivía mucho tiempo si esa gente no lo querían. No había parecido ser la situación con la actitud de la hija del virrey, pero puede que él mismo les diese mejor trato. ¿Podía hacer qué la gente quisiera servir? Bien. Bien.
Seguí su movimiento de cabeza y vi hacia una mesa con jarras rebosadas de líquido. Frente al comentario, torcí levemente mi expresión, y abrí levemente la boca, manteniéndola así un par de segundos, sólo para mostrar mis colmillos.
—Qué... grosería. No te culpo, sin embargo —exhalé con algo de fuerza por la nariz, de forma audible—, pues varios son así. Yo no, después de todo, exudo clase de cada orificio de mi cuerpo. Me limitó a la sangre para subsistir, excepto algún gusto raro de vez en cuando si huele demasiado bien, pero en términos generales, estoy sobre tales instintos, tengo reglas sobre eso. La comida debe estar muerta primero. No debe haber nadie más viendo. Debo tener hambre. No tengo hambre, Hadden, hay demasiados aperitivos en esta fiesta cómo para venir a tomar comida de la mesa donde hay más ojos.
Vi hacia el cuerpo de Ramses y sonreí ante mi propio comentario. Ante la última pregunta del hombre, volví la mirada a él.
—Sí. Siempre —dije, viendo hacia la pista de baile—. Pero no es cosa de un baile. Ni siquiera de una noche.
Revisé dentro de ella y tomé un puñal, enseñándoselo al licántropo. Apretaba el mango con suficiente fuerza como para que no me lo sacasen de un jalón, pero tampoco lo estaba apuntando para evitar transmitir malas ideas.
—El dinero viene fácil. Deplorablemente, para mí y el de la gente qué otros buscan, opero de mercenario. Me gusta más pensar en mí mismo como un asesino. Asesinar es... una cosa. Matar es otra, una burda, asunto de trogloditas. Cualquiera puede matar una persona, pocos sabemos ejecutarlas.
Escuché atentamente las razones de Hadden para quedarse en Ciudad Lagarto. No pude evitar reír, sin saber si lo estaba haciendo por sarcasmo o genuinamente, ante la mención de que la ciudad fuese linda. Qué estándares más bajos, más bajos que aquella vampira, aunque el sombrero le daba algo más de altura.
En cualquier caso, lo importante es que parecía estar, casi, por voluntad propia.
—Ya veo. ¿Varios meses cómo lobo? ¿Estamos hablando en la cantidad de años y simplemente usas meses, o realmente, has pasado más tiempo en tu forma humana? Y hablas de asentarte... un tiempo. ¿Cuánto es un tiempo, Hadden?
Era un fiel creyente qué a la gente en la "situación" de Hadden había que hacerlos apreciarla. Nadie con esclavos, mercancía, o cómo les llamasen, vivía mucho tiempo si esa gente no lo querían. No había parecido ser la situación con la actitud de la hija del virrey, pero puede que él mismo les diese mejor trato. ¿Podía hacer qué la gente quisiera servir? Bien. Bien.
Seguí su movimiento de cabeza y vi hacia una mesa con jarras rebosadas de líquido. Frente al comentario, torcí levemente mi expresión, y abrí levemente la boca, manteniéndola así un par de segundos, sólo para mostrar mis colmillos.
—Qué... grosería. No te culpo, sin embargo —exhalé con algo de fuerza por la nariz, de forma audible—, pues varios son así. Yo no, después de todo, exudo clase de cada orificio de mi cuerpo. Me limitó a la sangre para subsistir, excepto algún gusto raro de vez en cuando si huele demasiado bien, pero en términos generales, estoy sobre tales instintos, tengo reglas sobre eso. La comida debe estar muerta primero. No debe haber nadie más viendo. Debo tener hambre. No tengo hambre, Hadden, hay demasiados aperitivos en esta fiesta cómo para venir a tomar comida de la mesa donde hay más ojos.
Vi hacia el cuerpo de Ramses y sonreí ante mi propio comentario. Ante la última pregunta del hombre, volví la mirada a él.
—Sí. Siempre —dije, viendo hacia la pista de baile—. Pero no es cosa de un baile. Ni siquiera de una noche.
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Sigo conversando con Hadden y cómo Iri me pidió que dejase en paz a su sombrero, me metó con ella y su sombrero ¡A LA VEZ!
Disclaimer: Cómo Matt me puso que me está echando ojito, deniego de forma preventiva estar intentando dejarlo sin lobito. Puede parecerlo, pero definitivamente no es eso.
¿O quizá sí...?
Nah no es.
Ó Catháin
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
¿Su prometido? Se apartó un poco de Helena para mirarla, aún manteniendo un brazo sobre los hombros de ella. Su gesto denotó sólo una ligera sorpresa, como un "¡Anda! ¿Sí?". Lentamente, volvió a su posición inicial, claramente más camarada que romántica, pero tuvo al menos la suficiente lucidez para no abrir la boca y contradecir a la bruja.
Se quedó en el mismo silencio prudente durante unos instantes. Pero pronto le dedicó una sonrisa juguetona a la elfa, olvidando por un momento que era la prometida del anfitrión, y que él era el supuesto prometido de Helena; sonrisa que fue interrumpida por un tirón de esta última para apartarlo y conversar en secreto. Fue súbito y un poco mareante, y Taliesin no hizo mucho caso a lo que le dijo.
- Si eres mi prometida, no me parece bien eso de haber estado viendo a otros hombres. Está bien que me lo digas. Pero no está bien. Eso hay que hablarlo antes.
Se rió y le puso una mano en el pelo para acercarla y darle un sonoro beso en la frente. Seguidamente, como se había quedado sin copa, le cogió la suya a Helena y le dio un trago que la dejó vacía.
- Emborracharse aquí es muy fácil, querida - dijo mientras dejaba la copa sobre la mesa, con un tono plano en el que no había el menor atisbo de coqueteo -. Enseguida nos traigo otras copas.
Pero no le dio tiempo a hacer nada; la elfa apareció entre ellos y le dedicó una serie de nombres que hicieron reír al vampiro. Incluso con el alcohol, había notado que ella lo había mirado aparentemente embobada durante un momento y eso, por supuesto, le gustó mucho. Qué pena que todo el mundo ahí estaba prometido. Él, se recordó, con Helena. Tenía que insistir un poco en aquel tema. No podía evitarlo. ¡Era tan tentador provocar a la bruja con su propia mentira!
- Taliesin - dijo, respondiendo a la pregunta que la elfa le había hecho a Helena, y no a él -. Afortunado, sin duda alguna. Estamos contando los días. Tienes que venir a nuestra boda; será en otoño. Es su estación favorita - volvió a poner una mano sobre el hombro de Helena que estaba más lejos de él, en un medio abrazo que ahora era menos camarada -. Pero aún tenemos mucho por organizar. Helena tiene dificultades para elegir un vestido; quizás podrías ayudarla.
Diciendo esto, se dio cuenta de que apenas podía ocultar su sonrisa, así que optó por distraer la atención. Levantó el licor de canela que habían traído en dirección a la elfa.
- Por nuestra anfitriona. ¿Cuyo nombre es...? ¿Domadora de tigres? ¿Cazadora de virreyes? - Sonrió un poco más al pensar en el Virrey, del que no había oído cosas muy buenas; miró a Helena, y después a la elfa - ¿Mujer de gustos cuestionables? U, ¿ojos de...?
Mierda, se le había vuelto a olvidar de no mirar a la elfa de manera seductora. Carraspeó, dejando el piropo-imitación a mitad. Aún tenía la mano sobre el hombro de Helena. Sonrió de manera ladina y se bebió el licor.
- Tengo que traerle una nueva copa a mi prometida - se disculpó -. Me he bebido la suya.
Se fue de vuelta a una de las mesas centrales y agarró dos copas nuevas. La primera la llenó de vino, la vació de un trago, la volvió a llenar; la segunda... ¿Qué querría Helena? Prometidos, y se conocían tan poco, pensó. Rió entre dientes y finalmente se decidió por un hidromiel dulce.
- Parecéis buenas amigas - comentó al volver, tendiéndole su nueva copa a Helena; pero no sólo no tenía ni idea de si eso era cierto, sino que la poca interacción que había observado denotaba lo contrario -. Os conoceríais cuando mi prometida vivía aquí, ¿cierto? No me ha contado mucho de esa etapa de su vida. ¿Cómo fue? - Y miró primero a la elfa, y luego a Helena.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero era bastante divertido.
Se quedó en el mismo silencio prudente durante unos instantes. Pero pronto le dedicó una sonrisa juguetona a la elfa, olvidando por un momento que era la prometida del anfitrión, y que él era el supuesto prometido de Helena; sonrisa que fue interrumpida por un tirón de esta última para apartarlo y conversar en secreto. Fue súbito y un poco mareante, y Taliesin no hizo mucho caso a lo que le dijo.
- Si eres mi prometida, no me parece bien eso de haber estado viendo a otros hombres. Está bien que me lo digas. Pero no está bien. Eso hay que hablarlo antes.
Se rió y le puso una mano en el pelo para acercarla y darle un sonoro beso en la frente. Seguidamente, como se había quedado sin copa, le cogió la suya a Helena y le dio un trago que la dejó vacía.
- Emborracharse aquí es muy fácil, querida - dijo mientras dejaba la copa sobre la mesa, con un tono plano en el que no había el menor atisbo de coqueteo -. Enseguida nos traigo otras copas.
Pero no le dio tiempo a hacer nada; la elfa apareció entre ellos y le dedicó una serie de nombres que hicieron reír al vampiro. Incluso con el alcohol, había notado que ella lo había mirado aparentemente embobada durante un momento y eso, por supuesto, le gustó mucho. Qué pena que todo el mundo ahí estaba prometido. Él, se recordó, con Helena. Tenía que insistir un poco en aquel tema. No podía evitarlo. ¡Era tan tentador provocar a la bruja con su propia mentira!
- Taliesin - dijo, respondiendo a la pregunta que la elfa le había hecho a Helena, y no a él -. Afortunado, sin duda alguna. Estamos contando los días. Tienes que venir a nuestra boda; será en otoño. Es su estación favorita - volvió a poner una mano sobre el hombro de Helena que estaba más lejos de él, en un medio abrazo que ahora era menos camarada -. Pero aún tenemos mucho por organizar. Helena tiene dificultades para elegir un vestido; quizás podrías ayudarla.
Diciendo esto, se dio cuenta de que apenas podía ocultar su sonrisa, así que optó por distraer la atención. Levantó el licor de canela que habían traído en dirección a la elfa.
- Por nuestra anfitriona. ¿Cuyo nombre es...? ¿Domadora de tigres? ¿Cazadora de virreyes? - Sonrió un poco más al pensar en el Virrey, del que no había oído cosas muy buenas; miró a Helena, y después a la elfa - ¿Mujer de gustos cuestionables? U, ¿ojos de...?
Mierda, se le había vuelto a olvidar de no mirar a la elfa de manera seductora. Carraspeó, dejando el piropo-imitación a mitad. Aún tenía la mano sobre el hombro de Helena. Sonrió de manera ladina y se bebió el licor.
- Tengo que traerle una nueva copa a mi prometida - se disculpó -. Me he bebido la suya.
Se fue de vuelta a una de las mesas centrales y agarró dos copas nuevas. La primera la llenó de vino, la vació de un trago, la volvió a llenar; la segunda... ¿Qué querría Helena? Prometidos, y se conocían tan poco, pensó. Rió entre dientes y finalmente se decidió por un hidromiel dulce.
- Parecéis buenas amigas - comentó al volver, tendiéndole su nueva copa a Helena; pero no sólo no tenía ni idea de si eso era cierto, sino que la poca interacción que había observado denotaba lo contrario -. Os conoceríais cuando mi prometida vivía aquí, ¿cierto? No me ha contado mucho de esa etapa de su vida. ¿Cómo fue? - Y miró primero a la elfa, y luego a Helena.
No tenía ni idea de lo que estaba haciendo, pero era bastante divertido.
Taliesin Skatha
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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Alex estaba distante desde lo pasado con el Virrey. Tenía el orgullo herido y ahora buscaba como hacerse un nombre, una verdadera reputación y no como lo venían haciendo desde antes, aun así mostraba reservas y ella lo respeto, mientras estuviera bien y siguieran tan cercanos como siempre ella se sentía satisfecha. De momento.Y no le sorprendió mucho el mosqueo que mostró cuando supo que ella se preparaba para la fiesta del virrey y llevaba ausente de la carpa casi tres días. Aun cuando no se había mencionado el tema y de cierta manera se resignó a que tendría que buscar pareja de baile. Bueno aprovecharía para hacer memoria de todos los que valía conocer en ese lugar.
Tarareaba melodías mientras mirándose la albina en el espejo, renegaba de cómo se habían dado las cosas, suspiro mientras terminaba de ajustar cintas, acomodar sus cabellos y cruzar sobre el pecho un peculiar estuche de piel con forma de gota alargada. Como casi siempre sus zapatos eran de piso, ligeros y se ceñían a sus pies con cintas hasta las rodillas. Su sencillo pero elegante vestido se ondeaba mientras caminaba grácilmente por las callejuelas de Ciudad Lagarto, el sol ya se había puesto y sentía que relucía como una luciérnaga en esa moribunda ciudad. Recordaba los inicios del lugar y señalaba cual edificio de piedra era hacia unos meses una carpa. Cuales senderos ya eran empedrados, y donde coqueteaba por hierbas y donde una mujer parecía apurado de encontrar a alguien, y cual no fue su sorpresa que este venía acompañada de una niña más espabilada pero que parecía tener mal humor. Ladeo el rostro mirando la escena y los ojos de ambos... am ¿adultos?
-Gracias a todo.- Musito la mujer y se acercó a la peliblanca y sin más tomando su mano dejo la de la jovencita.-Sé que con usted estará mejor, por favor dígale a la señora que algo se me presentó.
-¿Qué?- La cara anonadada de Chris era algo impagable pero bueno era lo que había cuando te encasquetan a alguien. Al parecer con suma confianza… Miró alrededor ¿seguía en ciudad lagarto no?
-Por favor, es que, no puedo ir a la fiesta, y no puedo dejarla sola hasta que llegue así que, bueno dado que va para allá pues, matamos dos pájaros de un tiro, verdad ¿Sena?
El gesto de la chica le convenció de que era mejor seguir el lio, si iba para la fiesta solo era cuestión de atar cabos de que o era hija de alguien, o algo tenía que ver ahí. O como fuera la llevaba y dejaba ahí, de mientras podía aceptar que no iba sola.
-¿Así que asustando a la nana?
La historia fue algo interesante de escuchar hasta que llego a la fiesta y dado la cantidad de gente y el jolgorio una vena protectora que le recordó como Alex la cuidaba de chica y decidió seguir con la chiquilla hasta que dieran con su. Amm.-Me señalas a tus, ¿padres? Prometo no dejarte sola hasta que demos con ellos.
NO sabía si la chica estaba acostumbrada al nivel de cosas que se daban ahí y prefirió invitarla a bailar para distraerla en lo que daban con su familia, después de todo seguro o ella los veía o viceversa.
Off: cargo con Sena para que no esté solita ahí donde la dejaron por ser vampirita.
Última edición por Christelle Glassneth el Miér 29 Abr - 13:44, editado 1 vez
Christelle Glassneth
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
El sol empezaba a ponerse sobre el cielo aún clareado sobre ciudad lagarto. La mayoría de los presentes estaba lo suficientemente distraído como para siquiera darse cuenta de como los mozos que Matt había contratado para encargarse de la comida empezaban a preparar varias hogueras con ramas secas. Apiladas en sitios estratégicos que iluminaban las zonas comunes pero dejaban parte de sombras y oscuridad en lugares estratégicos. El virrey al fin y al cabo era el proxeneta de un prostíbulo y aquella celebración le había costado dinero. Estaba seguro de que parte de aquella inversión se iba a equilibrar aquella noche, y las bailarinas exótica/prostitutas tenían ya sus ojos puesto en algún que otro hombre lo suficientemente embriagado como para no recordar al día siguiente en qué había invertido sus aeros. "La ignorancia es felicidad". La elfa casi podía escuchar como Matt había repetido aquello a lo largo de los meses que había pasado en ciudad lagarto.
Eilydh no era una excepción y para cuando se dio cuenta de que el sol ya no la iluminaba, la sombra de las hogueras se reflejaba lo suficiente en ella y sus compañeros como para tener que acercarse más a ellos si quería denotar detalles en sus facciones. Aquello, y por supuesto que pocas veces había bebido tanto como aquella vez. No estaba muy segura de si quería exponerse tan vulnerable al fin y al cabo uno de ellos era Helena, pero la sonrisa juguetona del que se presentó como Taliesin la había retado.
Y todos en ciudad lagarto sabían que nada la tentaba más que un reto.
-Taliesin...- repitió casi en un susurro mientras sorbía de su copa- Intentaré no olvidarlo. Pero no prometo nada- le guiñó un ojo al hombre y fundió su trago en una sonrisa casi nerviosa al escuchar la sugerencia del hombre de que ayudase a Helena a encontrar un vestido. Casi las imaginó a ambas amenazando a cualquier sastre que errase en la construcción perfecta del tallaje. Aquello la puso en perspectiva.¿Helena vestida de blanco? Pasó su mirada de la bruja al hombre y luego de vuelta. Nadie se esforzaba de manera tan artificial por mantener el contacto entre dos enamorados. Una leve idea le vino a la mente.Claro que aquello podía ser algo demasiado nuevo, algo incómodo para los enamorados por ser demasiado real, pero... la idea de que simplemente fuese un final demasiado bonito para una asesina como Helena tenía más fuerza en su cabeza.- No estoy muy segura de que tu queridísima prometida me quisiese en la ceremonia. Digo.... mírame...- alzó su mano dirigiendola de arriba a abajo sobre ella ¿Acaso tengo pinta de dama de honor, o niña de las flores?-
Sintió una leve punzada en su espalda al pronunciar la palabra "honor'. Si tan solo ellos supieran... Terminó su bebida de un trago para poner su mente en cualquier otro lugar.
No hizo comentario acerca de la sugerencia del hombre en elegir el vestido. Pero las palabras del hombre, demasiado optimistas la hicieron pensar que...si aquello era un juego.... ella estaba lo suficientememte borracha como para querer jugarlo. Al fin y al cabo el hacerlo no rompía ninguna de las reglas del recién firmado "tratado de paz por una noche" con Helena. Y si no lo era... bueno. Eyre ya la consideraba una molestia en su promesa con el virrey. Agitar otra relación no iba a suponerle mucha diferencia. Toda aquella situación le recordaba demasiado al tira y afloja al que se veía sumida normalmente en los arreglos de negocios con su padre. Un juego innato en ella, una cualidad peligrosa y a la vez divertida, pero... algo que la recordaba demasiado a Sandorai. Algo que ya no era.
Debía parar el ritmo. O no.
La elfa entendió la referencia a su propia broma cuando Taliesin intentó adivinar su nombre. Alzó la copa siguiéndola y luego añadió.
-Mmmm...Los tigres domesticados pierden... su encanto.Nunca cazo a nadie que no quiera ser cazado.Tener gustos cuestionables...- hizo una pausa y eligió sus palabras con detenimiento- No siempre es algo malo...- De nuevo aquella sonrisa juguetona en sus labios que tintó un poco de rosadas sus mejillas.Obvió la parte de los ojos, casi hubiese podido decirle su verdadero nombre a aquel extraño por la simple complicidad de sus palabras o el efecto del licor, pero había aún razón en ella.- Y...Eille- dijo simplemente- Puedes llamarme Eille.- Le dedicó una sonrisa amistosa
El hombre fue a agarrar unas bebidas y Eilydh aprovechó para acercarse a Helena y hablarle.
-Vaya... vaya...- dijo- Al parecer no soy la única buena actriz en ciudad lagarto- hizo una pausa y continuó- Digo... el amor por tu virrey te dura el tiempo suficiente para encontrar a alguien....- miró a Taliesin desde lejos buscando las palabras adecuadas- Carismático y prometerte a él- Le pasó una de sus copas acumuladas por el mozo en una mesa cercana- Tenías bien ciego a tu virrey. Brindo por tus poderes para seducir a hombres problemáticos, amiga- dijo aquello con una pizca de ironía en sus palabras. No con intención de molestarla, casi intentó hacer una broma de ello.
¿Quién era aquella elfa y donde se había llevado a Eilydh?
-Es curioso que preguntes eso....mmm- hizo una pausa fingiendo no recordar el nombre de aquel hombre.De nuevo juegos aprendidos en Sandorai- Talson? Tielson? Tal. Tali...- puso los ojos en blanco, abatida- Tu prometida y yo... Le robé algo que quería bastante. Lo hice sin querer ¿sabes? Yo lo necesitaba para asuntos urgentes, casi de vida o muerte en aquel entonces. Ella... bueno, ella no sabía si lo quería o no. Cuando lo tomé no pareció gustarle demasiado- dijo quitándole importancia al asunto, dándole un toquecito en el hombro a Taliesin como si fuese lo menos relevante del mundo- Y bueno... ya sabes qué humor se gasta...Pero creo que eso fue justo lo que le hizo darse cuenta de que quería verdaderamente en la vida. - Pausó un poco su discurso, volviéndolo de pronto más serio y menos jocoso y clavando su mirada en una de las hogueras cercanas- Ojalá fuese así de sencillo para todas...En fin... el caso es que pensé que justo había venido a recuperarlo.- Sorbió de nuevo de su copa- Ella no lo sabe, pero en realidad nunca estuve muy interesada en el objeto en si. Tan solo en saber que podía contar con que existiese por si en algún momento lo necesitaba- Miró a Helena de manera significativa. Esperó que entendiese la referencia le dejó varios minutos de silencio intentando no sonar demasiado ebria.
Aclaró su garganta. Debía centrarse. Si aquel hombre era verdaderamente el prometido de Helena aquel coqueteo era lo suficientemente peligroso como para parecerle atractivo. Pero si seguía bebiendo de aquella manera corría el riesgo de dejarse llevar demasiado. Ya estaba lo suficientemente arrepentida de sus actos en favor de Owens como para tener que lamentar mañana también mostrarse demasiado ella misma con Helena y su nuevo amor.
-En resumen... No. Helena y yo no somos amigas. Su etapa aquí no dejó marca alguna de ser recordada y el hecho de que haya podido encontrar a alguien decente como tu para solventar todo lo que vivió en esta ciudad de ratas... bueno... es un regalo del que no es digna.- dijo aquello de carretilla cambiando su gesto al frío e impasible que normalmente la inundaba- De nuevo... la suerte parece estar de su lado una vez más.
Aclaró su garganta y de nuevo fijó su mirada en Taliesin mientras jugueteaba con una de sus trenzas, intentando leer a aquel hombre- ¿Como os conocisteis?- dijo regalándole una sonrisa que no le llegó a los ojos y que simplemente era un intento de romper la tensión que acababa de generar.
Eilydh no era una excepción y para cuando se dio cuenta de que el sol ya no la iluminaba, la sombra de las hogueras se reflejaba lo suficiente en ella y sus compañeros como para tener que acercarse más a ellos si quería denotar detalles en sus facciones. Aquello, y por supuesto que pocas veces había bebido tanto como aquella vez. No estaba muy segura de si quería exponerse tan vulnerable al fin y al cabo uno de ellos era Helena, pero la sonrisa juguetona del que se presentó como Taliesin la había retado.
Y todos en ciudad lagarto sabían que nada la tentaba más que un reto.
-Taliesin...- repitió casi en un susurro mientras sorbía de su copa- Intentaré no olvidarlo. Pero no prometo nada- le guiñó un ojo al hombre y fundió su trago en una sonrisa casi nerviosa al escuchar la sugerencia del hombre de que ayudase a Helena a encontrar un vestido. Casi las imaginó a ambas amenazando a cualquier sastre que errase en la construcción perfecta del tallaje. Aquello la puso en perspectiva.¿Helena vestida de blanco? Pasó su mirada de la bruja al hombre y luego de vuelta. Nadie se esforzaba de manera tan artificial por mantener el contacto entre dos enamorados. Una leve idea le vino a la mente.Claro que aquello podía ser algo demasiado nuevo, algo incómodo para los enamorados por ser demasiado real, pero... la idea de que simplemente fuese un final demasiado bonito para una asesina como Helena tenía más fuerza en su cabeza.- No estoy muy segura de que tu queridísima prometida me quisiese en la ceremonia. Digo.... mírame...- alzó su mano dirigiendola de arriba a abajo sobre ella ¿Acaso tengo pinta de dama de honor, o niña de las flores?-
Sintió una leve punzada en su espalda al pronunciar la palabra "honor'. Si tan solo ellos supieran... Terminó su bebida de un trago para poner su mente en cualquier otro lugar.
No hizo comentario acerca de la sugerencia del hombre en elegir el vestido. Pero las palabras del hombre, demasiado optimistas la hicieron pensar que...si aquello era un juego.... ella estaba lo suficientememte borracha como para querer jugarlo. Al fin y al cabo el hacerlo no rompía ninguna de las reglas del recién firmado "tratado de paz por una noche" con Helena. Y si no lo era... bueno. Eyre ya la consideraba una molestia en su promesa con el virrey. Agitar otra relación no iba a suponerle mucha diferencia. Toda aquella situación le recordaba demasiado al tira y afloja al que se veía sumida normalmente en los arreglos de negocios con su padre. Un juego innato en ella, una cualidad peligrosa y a la vez divertida, pero... algo que la recordaba demasiado a Sandorai. Algo que ya no era.
Debía parar el ritmo. O no.
La elfa entendió la referencia a su propia broma cuando Taliesin intentó adivinar su nombre. Alzó la copa siguiéndola y luego añadió.
-Mmmm...Los tigres domesticados pierden... su encanto.Nunca cazo a nadie que no quiera ser cazado.Tener gustos cuestionables...- hizo una pausa y eligió sus palabras con detenimiento- No siempre es algo malo...- De nuevo aquella sonrisa juguetona en sus labios que tintó un poco de rosadas sus mejillas.Obvió la parte de los ojos, casi hubiese podido decirle su verdadero nombre a aquel extraño por la simple complicidad de sus palabras o el efecto del licor, pero había aún razón en ella.- Y...Eille- dijo simplemente- Puedes llamarme Eille.- Le dedicó una sonrisa amistosa
El hombre fue a agarrar unas bebidas y Eilydh aprovechó para acercarse a Helena y hablarle.
-Vaya... vaya...- dijo- Al parecer no soy la única buena actriz en ciudad lagarto- hizo una pausa y continuó- Digo... el amor por tu virrey te dura el tiempo suficiente para encontrar a alguien....- miró a Taliesin desde lejos buscando las palabras adecuadas- Carismático y prometerte a él- Le pasó una de sus copas acumuladas por el mozo en una mesa cercana- Tenías bien ciego a tu virrey. Brindo por tus poderes para seducir a hombres problemáticos, amiga- dijo aquello con una pizca de ironía en sus palabras. No con intención de molestarla, casi intentó hacer una broma de ello.
¿Quién era aquella elfa y donde se había llevado a Eilydh?
-Es curioso que preguntes eso....mmm- hizo una pausa fingiendo no recordar el nombre de aquel hombre.De nuevo juegos aprendidos en Sandorai- Talson? Tielson? Tal. Tali...- puso los ojos en blanco, abatida- Tu prometida y yo... Le robé algo que quería bastante. Lo hice sin querer ¿sabes? Yo lo necesitaba para asuntos urgentes, casi de vida o muerte en aquel entonces. Ella... bueno, ella no sabía si lo quería o no. Cuando lo tomé no pareció gustarle demasiado- dijo quitándole importancia al asunto, dándole un toquecito en el hombro a Taliesin como si fuese lo menos relevante del mundo- Y bueno... ya sabes qué humor se gasta...Pero creo que eso fue justo lo que le hizo darse cuenta de que quería verdaderamente en la vida. - Pausó un poco su discurso, volviéndolo de pronto más serio y menos jocoso y clavando su mirada en una de las hogueras cercanas- Ojalá fuese así de sencillo para todas...En fin... el caso es que pensé que justo había venido a recuperarlo.- Sorbió de nuevo de su copa- Ella no lo sabe, pero en realidad nunca estuve muy interesada en el objeto en si. Tan solo en saber que podía contar con que existiese por si en algún momento lo necesitaba- Miró a Helena de manera significativa. Esperó que entendiese la referencia le dejó varios minutos de silencio intentando no sonar demasiado ebria.
Aclaró su garganta. Debía centrarse. Si aquel hombre era verdaderamente el prometido de Helena aquel coqueteo era lo suficientemente peligroso como para parecerle atractivo. Pero si seguía bebiendo de aquella manera corría el riesgo de dejarse llevar demasiado. Ya estaba lo suficientemente arrepentida de sus actos en favor de Owens como para tener que lamentar mañana también mostrarse demasiado ella misma con Helena y su nuevo amor.
-En resumen... No. Helena y yo no somos amigas. Su etapa aquí no dejó marca alguna de ser recordada y el hecho de que haya podido encontrar a alguien decente como tu para solventar todo lo que vivió en esta ciudad de ratas... bueno... es un regalo del que no es digna.- dijo aquello de carretilla cambiando su gesto al frío e impasible que normalmente la inundaba- De nuevo... la suerte parece estar de su lado una vez más.
Aclaró su garganta y de nuevo fijó su mirada en Taliesin mientras jugueteaba con una de sus trenzas, intentando leer a aquel hombre- ¿Como os conocisteis?- dijo regalándole una sonrisa que no le llegó a los ojos y que simplemente era un intento de romper la tensión que acababa de generar.
Eilydh
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Hablo con Sugar. Sena viene con Christelle, y la invito a tomar algo.
-Cuando entran a la ciudad, la gente ya sabe que esperar, no soy la madre de estos grandes borrachos que se creen lo suficientemente listos como para envenenar las bebidas, esperando que Matt o yo caigamos fríos contra el piso. Si lo son, tendrán un antídoto a mano para salvarse el pellejo... al menos el tiempo necesario para dejarme a mi matarlos-
Era tan extraño, no estaba del todo segura si era su personalidad o algún cable dentro de su cabeza que estaba haciendo cortocircuito. La dejó pasmada, y pocas veces eso pasaba, casi boquea como un pez, pero logró mantenerse serena y no dejarse llevar por la vergüenza y partirle el cráneo como un huevo.
-Créeme cariño, no quieres jugar con fuego, te lo digo por experiencia- Puso los ojos en blanco y terminó su vaso para luego masticar un par de uvas como si nada.
-¿La alarma? No, nadie es tan estúpido como para... Bueno, olvídalo, sí hay alguien lo bastante idiota sino no sonaría, imagino que ya sabremos muy pronto que sucede- Extrañamente la curiosidad no la carcomía, el desinterés la llenaba por completo. Era un vacío tan grande que podría abrumar a cualquiera, pero no a Oromë; estaba más que acostumbrada a sentir demasiado y a no hacerlo en absoluto. Las consecuencias de la maldición sobre ella eran todo menos agradables y mejor ni hablar de la abstinencia.
-----------------------------------------------------
Sena iba de la mano de la peliblanca, daba pequeños saltitos evitando tocar las rayas de los adoquines. -Le dije que tenía hambre pero no me quiso dar de comer- Bufó haciendo un mohín.
-Mis padres están muertos, Oromë es mi mamá adoptiva, ella me enseñó donde morder para desangrar a alguien- Sonrió con orgullo mientras se dejaba arrastrar hasta una zona cómoda donde bailar.
La pequeña vampiro era bastante bajita y no era muy buena coordinando sus pies así que simplemente saltaba de lado a lado pisoteando a cualquiera que se metiera en su paso. Muchos se quejaron pero nadie hizo nada al respecto, como si temieran que pudiera pasar algo peor si la retaban. -¡Mami! ¡Allí!- Se soltó de la peliblanca y corrió donde Oromë, chocando contra sus piernas con una fuerza demoledora que casi la tira al suelo. -¿Pero qué...?- Al ver de quien se trataba la dragona recobró algo de sus sentidos y levantó a la niña entre sus brazos. -Al fin, ¿Qué les tomó tanto tiempo?- Sena ya había pasado la edad de ser cargada cual un bebé pero a la albina no le importaba y al parecer a la vampiro tampoco. -Nuala tenía cosas que hacer así que me trajo ella... Y nadie me dio de comer- Tanto la niña como la madre hicieron el mismo puchero, aunque la mayor luego se rió suavemente. -No puedo darte de mi y lo sabes. Ya encontraremos a alguien.- Le beso la punta de la nariz.
Oromë se giró a ver la que podría ser su gemela de apariencia exceptuando sus ojos, y le sonrió suavemente. -Gracias por tomarte la molestia, si necesitas algo, solo pídelo y será tuyo. Es más ya que estas aquí ¿Por que no tomas algo? El alcohol le da sentido a todo- Se giró a Sugar y se encogió de hombros. -Sugar, ella es Sena, mi hija.-
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-Cuando entran a la ciudad, la gente ya sabe que esperar, no soy la madre de estos grandes borrachos que se creen lo suficientemente listos como para envenenar las bebidas, esperando que Matt o yo caigamos fríos contra el piso. Si lo son, tendrán un antídoto a mano para salvarse el pellejo... al menos el tiempo necesario para dejarme a mi matarlos-
Era tan extraño, no estaba del todo segura si era su personalidad o algún cable dentro de su cabeza que estaba haciendo cortocircuito. La dejó pasmada, y pocas veces eso pasaba, casi boquea como un pez, pero logró mantenerse serena y no dejarse llevar por la vergüenza y partirle el cráneo como un huevo.
-Créeme cariño, no quieres jugar con fuego, te lo digo por experiencia- Puso los ojos en blanco y terminó su vaso para luego masticar un par de uvas como si nada.
-¿La alarma? No, nadie es tan estúpido como para... Bueno, olvídalo, sí hay alguien lo bastante idiota sino no sonaría, imagino que ya sabremos muy pronto que sucede- Extrañamente la curiosidad no la carcomía, el desinterés la llenaba por completo. Era un vacío tan grande que podría abrumar a cualquiera, pero no a Oromë; estaba más que acostumbrada a sentir demasiado y a no hacerlo en absoluto. Las consecuencias de la maldición sobre ella eran todo menos agradables y mejor ni hablar de la abstinencia.
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Sena iba de la mano de la peliblanca, daba pequeños saltitos evitando tocar las rayas de los adoquines. -Le dije que tenía hambre pero no me quiso dar de comer- Bufó haciendo un mohín.
-Mis padres están muertos, Oromë es mi mamá adoptiva, ella me enseñó donde morder para desangrar a alguien- Sonrió con orgullo mientras se dejaba arrastrar hasta una zona cómoda donde bailar.
La pequeña vampiro era bastante bajita y no era muy buena coordinando sus pies así que simplemente saltaba de lado a lado pisoteando a cualquiera que se metiera en su paso. Muchos se quejaron pero nadie hizo nada al respecto, como si temieran que pudiera pasar algo peor si la retaban. -¡Mami! ¡Allí!- Se soltó de la peliblanca y corrió donde Oromë, chocando contra sus piernas con una fuerza demoledora que casi la tira al suelo. -¿Pero qué...?- Al ver de quien se trataba la dragona recobró algo de sus sentidos y levantó a la niña entre sus brazos. -Al fin, ¿Qué les tomó tanto tiempo?- Sena ya había pasado la edad de ser cargada cual un bebé pero a la albina no le importaba y al parecer a la vampiro tampoco. -Nuala tenía cosas que hacer así que me trajo ella... Y nadie me dio de comer- Tanto la niña como la madre hicieron el mismo puchero, aunque la mayor luego se rió suavemente. -No puedo darte de mi y lo sabes. Ya encontraremos a alguien.- Le beso la punta de la nariz.
Oromë se giró a ver la que podría ser su gemela de apariencia exceptuando sus ojos, y le sonrió suavemente. -Gracias por tomarte la molestia, si necesitas algo, solo pídelo y será tuyo. Es más ya que estas aquí ¿Por que no tomas algo? El alcohol le da sentido a todo- Se giró a Sugar y se encogió de hombros. -Sugar, ella es Sena, mi hija.-
Oromë Vánadóttir
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
-Si eres mi prometida, no me parece bien eso de haber estado viendo a otros hombres. Está bien que me lo digas. Pero no está bien. Eso hay que hablarlo antes.
Helena se le quedó mirando desconcertada, ¿Estaba bromeando? Más le valía, aunque ni aún así se iba a librar del chillido que le iba a pegar... inesperadamente, para su fortuna, apareció Eilydh cortando el momento. Quizás la intención de la elfa distaba de rescatar a la Rhodes, pero en aquel momento surgió de la nada como una heroína que salvar la noche.
Taliesin a continuación mencionó algo sobre la elección de un vestido, tema sobre el que la bruja estaba supuestamente indecisa. En aquel momento se dio cuenta de que había creado una historia de la que le iba a ser difícil escapar.
-Tali, querido, no invitaría a esta elfa ni a mi funeral...-Se cruzó de brazos, agarrándose ambos codos con las manos opuestas-...más que nada porque lo disfrutaría.-Aclaró con un tono convencido, sin muchas florituras o frases envenenadas encaminadas a otros sentidos.
Tanto Taliesin como Eille siguieron hablando entre ellos, sin que Helena tuviese mucho más que decir o comentar. No sabía si era el efecto del alcohol en ambos o ella misma tenía alucinaciones, pero podría jurar que tras aquel intercambio de palabras había escondido un juego coqueto, ¡Y delante de la misma "prometida"! ¿Qué clase de personas eran? De Taliesin podía entenderlo, pues este realmente debería saber que no se iban a casar jamás, pero de Eille... ¿De verdad su falda era tan fácil de levantar como siempre había pensado?
Tenía suerte de que Taliesin no fuese su auténtico prometido, o una daga se abriría camino en el vientre de la elfa hasta perforar sus órganos internos allí, en mitad de todo el jolgorio.
Mientras pensaba todo eso, dibujó una media sonrisa en sus labios, ajena a todo hasta que el vampiro se marchó y dejó a solas a las dos mujeres.
Eille le habló de nuevo con su afilada lengua, haciendo menciones al virrey que estaban fuera de lugar. La Rhodes desvió sutilmente su mirada hacia ella.
-Deja de babear por él, Eille. Si yo soy una buena actriz, tú eres de las peores, pues tus prendas inferiores se mojan cada vez que pasa un hombre de buen ver por medio.-Se mofó de ella-Quiérete un poco más, por favor...
Y Taliesin volvió, ella agarró su respectiva copa, poco le importaba lo que sucediese aquella noche, su objetivo había pasado a olvidarlo todo mediante el alcohol.
-Creo que está bastante claro que no somos amigas, amor mío.-Tomó un sorbo solemne de su copa tras aquella explicación engorrosa y confusa de la elfa.
Y, de nuevo, la elfa la puso a prueba. Era interesante, curioso y a la vez perturbador cuántas ganas tenía de hacer explotar a la bruja. Lo que Eille no sabía es que si una parte de ella se liberaba, no podría controlarla. Algo dentro de ella deseaba con todas sus fuerzas que pasara, pero podría complicar mucho el ambiente, y quién sabe dónde terminaría...
Soltó aire por la nariz de forma pesada. De nuevo se preguntaba qué hacía allí.
-Mira Eille, te lo dejaré claro:-Hizo contacto visual con la susodicha-A la próxima falta que me tengas, estampo tu cara contra la mesa que tengo detrás; te quedarás sin dientes y... quién sabe, lo mismo me gusta el sonido de tu cabeza contra la madera...-Lo pensó, sería algo interesante de probar-Puede que siga y siga, y no pueda contenerme hasta que te quedes sin conocimiento... o sin vida, y tu sangre cree un pequeño río que regará las plantas cercanas.-Tomó otro sorbo-¿Te ha quedado claro?
Miró con seriedad y frialdad a Taliesin, aún estaba lejos de estar borracha.
Notó su pulso algo acelerado, no sabía si era la propia sugestión o que su estrés estaba aumentando de forma exponencial. También sintió frío. Se colocó un mechón de su hombro a detrás de la oreja, lo vio de refilón, pero podría jurar que se había teñido de azul... Pestañeó varias veces y carraspeó para quitarle hierro al asunto. Quiso mantener la calma todo lo que podía y respirar de forma clara y profunda.
Deseaba irse de allí.
_____________________________________________________
Off: Sigo interactuando con Taliesin y Eilydh.
Helena se le quedó mirando desconcertada, ¿Estaba bromeando? Más le valía, aunque ni aún así se iba a librar del chillido que le iba a pegar... inesperadamente, para su fortuna, apareció Eilydh cortando el momento. Quizás la intención de la elfa distaba de rescatar a la Rhodes, pero en aquel momento surgió de la nada como una heroína que salvar la noche.
Taliesin a continuación mencionó algo sobre la elección de un vestido, tema sobre el que la bruja estaba supuestamente indecisa. En aquel momento se dio cuenta de que había creado una historia de la que le iba a ser difícil escapar.
-Tali, querido, no invitaría a esta elfa ni a mi funeral...-Se cruzó de brazos, agarrándose ambos codos con las manos opuestas-...más que nada porque lo disfrutaría.-Aclaró con un tono convencido, sin muchas florituras o frases envenenadas encaminadas a otros sentidos.
Tanto Taliesin como Eille siguieron hablando entre ellos, sin que Helena tuviese mucho más que decir o comentar. No sabía si era el efecto del alcohol en ambos o ella misma tenía alucinaciones, pero podría jurar que tras aquel intercambio de palabras había escondido un juego coqueto, ¡Y delante de la misma "prometida"! ¿Qué clase de personas eran? De Taliesin podía entenderlo, pues este realmente debería saber que no se iban a casar jamás, pero de Eille... ¿De verdad su falda era tan fácil de levantar como siempre había pensado?
Tenía suerte de que Taliesin no fuese su auténtico prometido, o una daga se abriría camino en el vientre de la elfa hasta perforar sus órganos internos allí, en mitad de todo el jolgorio.
Mientras pensaba todo eso, dibujó una media sonrisa en sus labios, ajena a todo hasta que el vampiro se marchó y dejó a solas a las dos mujeres.
Eille le habló de nuevo con su afilada lengua, haciendo menciones al virrey que estaban fuera de lugar. La Rhodes desvió sutilmente su mirada hacia ella.
-Deja de babear por él, Eille. Si yo soy una buena actriz, tú eres de las peores, pues tus prendas inferiores se mojan cada vez que pasa un hombre de buen ver por medio.-Se mofó de ella-Quiérete un poco más, por favor...
Y Taliesin volvió, ella agarró su respectiva copa, poco le importaba lo que sucediese aquella noche, su objetivo había pasado a olvidarlo todo mediante el alcohol.
-Creo que está bastante claro que no somos amigas, amor mío.-Tomó un sorbo solemne de su copa tras aquella explicación engorrosa y confusa de la elfa.
Y, de nuevo, la elfa la puso a prueba. Era interesante, curioso y a la vez perturbador cuántas ganas tenía de hacer explotar a la bruja. Lo que Eille no sabía es que si una parte de ella se liberaba, no podría controlarla. Algo dentro de ella deseaba con todas sus fuerzas que pasara, pero podría complicar mucho el ambiente, y quién sabe dónde terminaría...
Soltó aire por la nariz de forma pesada. De nuevo se preguntaba qué hacía allí.
-Mira Eille, te lo dejaré claro:-Hizo contacto visual con la susodicha-A la próxima falta que me tengas, estampo tu cara contra la mesa que tengo detrás; te quedarás sin dientes y... quién sabe, lo mismo me gusta el sonido de tu cabeza contra la madera...-Lo pensó, sería algo interesante de probar-Puede que siga y siga, y no pueda contenerme hasta que te quedes sin conocimiento... o sin vida, y tu sangre cree un pequeño río que regará las plantas cercanas.-Tomó otro sorbo-¿Te ha quedado claro?
Miró con seriedad y frialdad a Taliesin, aún estaba lejos de estar borracha.
Notó su pulso algo acelerado, no sabía si era la propia sugestión o que su estrés estaba aumentando de forma exponencial. También sintió frío. Se colocó un mechón de su hombro a detrás de la oreja, lo vio de refilón, pero podría jurar que se había teñido de azul... Pestañeó varias veces y carraspeó para quitarle hierro al asunto. Quiso mantener la calma todo lo que podía y respirar de forma clara y profunda.
Deseaba irse de allí.
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Helena Rhodes
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Resoplé ante su "sonrisa" y comentarios - No te había observado tan bien tampoco. Generalmente tengo buen ojo para ese tipo de cosas. Que no se te suba a la cabeza- lo que menos quería era un tipo con el ego inflado dando vueltas, con Matthew ya había más que suficiente de ego como para sumar a alguien más a la lista.
Observé con interés como sacaba una daga de su manga y me la mostraba. Recorrí la parte superior hoja apenas rozando el metal con la llema de mis dedos, y luego la inferior mientras escuchaba lo que decía. ¿Así que un mercenario, eh? No era la primera vez que conocía a alguien así, y seguramente tampoco sería la última. Lo miré mientras terminaba su monólogo sobre asesinar gente cuando, sin darme cuenta, deslice indebidamente la palma de mi mano por el filo de la daga -Disculpa- cerré la mano al tiempo que la apartaba del cuchillo.
El mayor tiempo que he estado sin tomar forma humana habrán sido siete, u ocho meses- respondí, algo pensativo -Son muy pocos los licántropos que conocí que hicieran eso. Generalmente se consideran más "Personas-lobo" que dos aspectos de lo mismo, eventualmente el "ser humano" necesita relacionarse con los suyos, supongo- era algo que había leído hacía mucho, tal vez demasiado tiempo. Pero seguía siendo cierto. Nadie podía vivir como ermitaño, o al menos no para siempre.
La pregunta que siguió me tomó por sorpresa -Hasta que decida irme, supongo. ¿Por qué, quieres saber si estaré aquí mañana?- dije en un tono de voz casi seductor antes de reírme, haciendo evidente que solamente estaba bromeando.
No fue con ánimos de ofender- dije sonriendo, mostrando unos colmillos similares aunque de menor tamaño -Es lo mismo que si tú hicieras referencia a algún trozo de carne, no te lo tomes tan a pecho.
La charla sobre la sangre pareció hacerme consciente del calor deslizándose desde la palma de mi mano, y pase mis labios sobre la mínima gota que se escurría por la cara interna de mi muñeca, de la misma forma que un animal lame una herida.
Tengo entendido que el olfato de ustedes es casi tan bueno como el nuestro- comenté, mirando a Donovan -Pero de forma distinta.- me acerqué menos de un paso hacia él -¿A qué huele mi sangre, por ejemplo? Si dices que a perro me voy a sentir ofendido- dije a forma de advertencia pero claramente entretenido, esperaba una respuesta igual o más peyorativa que eso.
Hay algunas cosas que, aunque no lo parezcan, sí son de una noche, Donovan- dije bebiendo tranquilamente de mi copa -Esta noche podría ser decisiva en tu curso de acción, o no. Depende de a qué has venido. Pero el todo es incierto sin el ahora- miré el cielo a lo lejos, el manto negro cubierto de estrellas, adornado por la luna casi llena, pero aún con un borde oscuro.
Vi que el vampiro observaba ahora la pista de baile, seguramente se iría a seguir complotando su golpe maestro contra vaya a saberse quién, pero por lo menos quería dejar una imagen no tan mala -¿Me disculpas por el comentario "grosero" y a cambio te ofrezco una copa de vino?
Observé con interés como sacaba una daga de su manga y me la mostraba. Recorrí la parte superior hoja apenas rozando el metal con la llema de mis dedos, y luego la inferior mientras escuchaba lo que decía. ¿Así que un mercenario, eh? No era la primera vez que conocía a alguien así, y seguramente tampoco sería la última. Lo miré mientras terminaba su monólogo sobre asesinar gente cuando, sin darme cuenta, deslice indebidamente la palma de mi mano por el filo de la daga -Disculpa- cerré la mano al tiempo que la apartaba del cuchillo.
El mayor tiempo que he estado sin tomar forma humana habrán sido siete, u ocho meses- respondí, algo pensativo -Son muy pocos los licántropos que conocí que hicieran eso. Generalmente se consideran más "Personas-lobo" que dos aspectos de lo mismo, eventualmente el "ser humano" necesita relacionarse con los suyos, supongo- era algo que había leído hacía mucho, tal vez demasiado tiempo. Pero seguía siendo cierto. Nadie podía vivir como ermitaño, o al menos no para siempre.
La pregunta que siguió me tomó por sorpresa -Hasta que decida irme, supongo. ¿Por qué, quieres saber si estaré aquí mañana?- dije en un tono de voz casi seductor antes de reírme, haciendo evidente que solamente estaba bromeando.
No fue con ánimos de ofender- dije sonriendo, mostrando unos colmillos similares aunque de menor tamaño -Es lo mismo que si tú hicieras referencia a algún trozo de carne, no te lo tomes tan a pecho.
La charla sobre la sangre pareció hacerme consciente del calor deslizándose desde la palma de mi mano, y pase mis labios sobre la mínima gota que se escurría por la cara interna de mi muñeca, de la misma forma que un animal lame una herida.
Tengo entendido que el olfato de ustedes es casi tan bueno como el nuestro- comenté, mirando a Donovan -Pero de forma distinta.- me acerqué menos de un paso hacia él -¿A qué huele mi sangre, por ejemplo? Si dices que a perro me voy a sentir ofendido- dije a forma de advertencia pero claramente entretenido, esperaba una respuesta igual o más peyorativa que eso.
Hay algunas cosas que, aunque no lo parezcan, sí son de una noche, Donovan- dije bebiendo tranquilamente de mi copa -Esta noche podría ser decisiva en tu curso de acción, o no. Depende de a qué has venido. Pero el todo es incierto sin el ahora- miré el cielo a lo lejos, el manto negro cubierto de estrellas, adornado por la luna casi llena, pero aún con un borde oscuro.
Vi que el vampiro observaba ahora la pista de baile, seguramente se iría a seguir complotando su golpe maestro contra vaya a saberse quién, pero por lo menos quería dejar una imagen no tan mala -¿Me disculpas por el comentario "grosero" y a cambio te ofrezco una copa de vino?
Hadden Payne
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Casi contestó. La vampiresa pudo ver el brillo loco en los ojos de Mefisto. Cuando el hombre se deshizo de su agarre, con elegancia, dispuesto a emprender otra ronda de bailes inventados, se cayó. Literalmente. De espaldas contra el suelo, como una tortuga desconcertada que ve el cielo por primera vez.
Nayru soltó una carcajada inicial que quedó ahogada por la del elfo. Resonó disonante, extraviada. Definitivamente algo estaba ocurriendo con ese puto loco y lo averiguaría, si no ahora, más tarde. Quizá después de la fiesta, vestido así no sería difícil de encontrar. De momento aquel palo rubio patoso no había tropezado consigo mismo, sino con otra persona que también estaba tirada por los suelos. Suspiró, aún sonriendo.
Cuando se inclinó para ayudar a levantarse a Mefisto, se acercó a aquel pequeño desastre otro hombre que descartó de inmediato a la chica caída para centrarse en el elfo. Tomó la delantera y se lo pidió para él, no sin antes "pedir permiso". Como si necesitase que alguien se lo diese. La vampiresa asintió igualmente sin decir nada, tratando de no resaltar demasiado con sus interacciones. No le interesaba de momento que se fijase en ella, ni que la recordase ni nada. Observó a ambos alejarse, escudriñando al Virrey de Ciudad Lagarto. Era tal y como se lo describieron.
Inesperadamente atractivo, la verdad. Y peligroso. Las alarmas de Nayru le gritaron contra la oreja cuando le observó: apariencia cuidada, la postura relajada, gran sonrisa. Ojos intensos. Demasiado. No miraban a Mefisto con la diversión del anfitrión que saluda a un invitado en apuros, sino como el depredador sin hambre que ha atrapado una presa por diversión. Y eso, como depredador que ella era, la inquietó más de lo que la gustaría admitir.
Bueno, aquel fue el primer contacto. Anodino y casual, perfecto en su espontaneidad. Una idea salvaje y repentina cruzó sus pensamientos, descartándola de inmediato; no quería pensar en la capacidad de llamar la atención de Fémur. Ahora que tenía una alarmante primera impresión de Matthew Owens debía reacomodar algunas cosas en su mente. Con los brazos a los costados volvió a suspirar, recorriendo el escenario y todas las personas que lo poblaban. Apenas si se encontró con un par de miradas, todos estaban ocupados en la fiesta, el licor, las mujeres y los hombres, las sombras entre los arbustos.
Como atraídos por una fuerza invisible sus ojos avellana toparon con los de ella, azul centella, chispeantes como siempre. Cielo santo, esa mujer estaba en todos lados. ¿Cómo podía ser tan pequeño este maldito continente? La miró bien, de arriba a abajo, porque estaba impresionante con aquel mono blanco menta. La vampiresa no era particularmente presumida porque el pragmatismo siempre ganaba ante las fruslerías estéticas, pero a veces... Se miró su propia ropa, la que vestía todos los días: telas oscuras, formas holgadas, el atuendo de cualquier salteador anónimo de callejones. Resopló. A veces nada. Esto no era una fiesta para ella.
Nayru desvió la mirada de Reivy, no sin numerosas quejas internas contra sí misma. La muchacha pelirroja seguía allí tirada, al parecer confundida por lo que estaba pasando. La mujer se inclinó sobre la joven para tenderle la mano.
-Arriba. Vas demasiado bien vestida como para andar por los suelos. -comentó, sonriendo sin dientes.
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La pelirroja se sintió desorientada unos instantes, hasta que aterrizó en una montaña de mierda. No era la primera vez que se veía arrojada a una de esas pilas, pero era la primera vez que la metían en una con magia. El tronar de unos gansos histéricos al fondo le sacó una enorme sonrisa. Hubiera reído, pero temía que el olor se le quedara en el paladar. ¿De dónde...? Si aquello era la alarma, quería conocer al dueño de la casa.
-Qué puto asco. -comentó, mirándose la ropa manchada de desperdicios compostables y estiércol de naturaleza desconocida- No me jodas que el virrey éste es ecológico y todo. ¿Qué tiene de malo hacer crecer las cosas con químicos mágicos, eh? Son más limpios y... ¿Dónde estamos exactamente...? -recorrió la nueva estancia abriendo mucho los ojos, meneando a Rubia del brazo por el que todavía la tenía agarrada.- Por las bragas de Habak, ¿dónde está Dulzura? ¿Le hemos perdido? ¿¡HEMOS PERDIDO EL CULO MÁS CALIENTE DEL CONTINE-...!? -pero no, en ese momento apareció el castaño en su campo de visión, armando escándalo e increpando cosas a la mujer a su lado, que soltó tras un carraspeo de la misma. Ups.- Aww, no, ahí está. Míralo. Qué tremenda pérdida hubiera sido... Tengo que morder ese melocotón. -comentó a nadie en particular, pensativa.
Salió con cuidado del montón de asquerosidad maloliente, murmurando palabrotas en tres idiomas diferentes y un dialecto extinto. Frotarse los pantalones y las mangas no sirvió sino para extender aún más la guarrería aquella, lo cual empezaba a empañar su humor festivo. Como la cosa se siguiera torciendo agarraba la primera puerta que viera y se marchaba a hacer otra cosa. Como por ejemplo bañarse. Y que les dieran a todos y a la puta tarta.
-Ahora que lo pienso, tenemos un experto en magia. ¿Por qué cojones iba Rubia primero? -buscó al susodicho experto, que andaba haciendo sus cosas mágicas por aquí y allá seguido una bola de fuego flotante, asegurándose de que no quedaban trampas y todo eso.- Y no, Encantador (sí, Vinnie, querías tu mote molón y te lo doy, soy una mujer complaciente), el dueño se ha gastado sus aeros en poner gansos como alarma. Lo mismo compró un escarabajo pelotero gigante caníbal asesino animado por necromancia y somos el almuerzo. De hecho sería decepcionante no ver uno de esos aquí... -murmuró. Ilusionada. Porque era Fémur.
Se reunió con los otros tres sin decir más, un poco de morros por cómo se había torcido la situación. Evidentemente nada era divertido sin algunas complicaciones por el camino, pero un invernadero lleno de mierda, literalmente, no era lo que ella llamaría algo divertido. Probablemente. ¿En la mayoría de los casos? Aprovechó que pilló a Encantador de espaldas para palmearle, fingiendo que le felicitaba por su proactividad a la hora de pensar, pero en realidad limpiándose un poco las manos en algo de tela sin manchar.
Se recogió la melena roja en un moño coronado por su pasador de calavera de animal, riendo ante el gesto final del hombre rubio. Hmm. De repente le entraron ganas de morderle a él también. Muchas ganas. En ciertos lugares ricos. Después de limpiarlos bien, obviamente.
-Como encontremos el baño pienso meteros a todos en la bañera y de ahí no salimos en un buen rato. -comentó, sonriendo demasiado ampliamente. Sus colmillos relucieron a la tenue luz que se colaba por los paneles sucios de cristal del invernadero.- Este hombre tiene una casa de putas, me apuesto los pantalones a que su tina es grande. A mi me parece una idea estupenda a la vez que una pérdida de tiempo. Ya ha sonado la alarma, preciosos, podemos bañarnos placenteramente o amenizarle el cumpleaños al señor éste que no recuerdo cómo se llama (es que es amigo de Nay, no mío). Sea lo que sea, yo me apunto. Y que alguien a parte de Rubia abra la marcha esta vez, por favor.
Nayru soltó una carcajada inicial que quedó ahogada por la del elfo. Resonó disonante, extraviada. Definitivamente algo estaba ocurriendo con ese puto loco y lo averiguaría, si no ahora, más tarde. Quizá después de la fiesta, vestido así no sería difícil de encontrar. De momento aquel palo rubio patoso no había tropezado consigo mismo, sino con otra persona que también estaba tirada por los suelos. Suspiró, aún sonriendo.
Cuando se inclinó para ayudar a levantarse a Mefisto, se acercó a aquel pequeño desastre otro hombre que descartó de inmediato a la chica caída para centrarse en el elfo. Tomó la delantera y se lo pidió para él, no sin antes "pedir permiso". Como si necesitase que alguien se lo diese. La vampiresa asintió igualmente sin decir nada, tratando de no resaltar demasiado con sus interacciones. No le interesaba de momento que se fijase en ella, ni que la recordase ni nada. Observó a ambos alejarse, escudriñando al Virrey de Ciudad Lagarto. Era tal y como se lo describieron.
Inesperadamente atractivo, la verdad. Y peligroso. Las alarmas de Nayru le gritaron contra la oreja cuando le observó: apariencia cuidada, la postura relajada, gran sonrisa. Ojos intensos. Demasiado. No miraban a Mefisto con la diversión del anfitrión que saluda a un invitado en apuros, sino como el depredador sin hambre que ha atrapado una presa por diversión. Y eso, como depredador que ella era, la inquietó más de lo que la gustaría admitir.
Bueno, aquel fue el primer contacto. Anodino y casual, perfecto en su espontaneidad. Una idea salvaje y repentina cruzó sus pensamientos, descartándola de inmediato; no quería pensar en la capacidad de llamar la atención de Fémur. Ahora que tenía una alarmante primera impresión de Matthew Owens debía reacomodar algunas cosas en su mente. Con los brazos a los costados volvió a suspirar, recorriendo el escenario y todas las personas que lo poblaban. Apenas si se encontró con un par de miradas, todos estaban ocupados en la fiesta, el licor, las mujeres y los hombres, las sombras entre los arbustos.
Como atraídos por una fuerza invisible sus ojos avellana toparon con los de ella, azul centella, chispeantes como siempre. Cielo santo, esa mujer estaba en todos lados. ¿Cómo podía ser tan pequeño este maldito continente? La miró bien, de arriba a abajo, porque estaba impresionante con aquel mono blanco menta. La vampiresa no era particularmente presumida porque el pragmatismo siempre ganaba ante las fruslerías estéticas, pero a veces... Se miró su propia ropa, la que vestía todos los días: telas oscuras, formas holgadas, el atuendo de cualquier salteador anónimo de callejones. Resopló. A veces nada. Esto no era una fiesta para ella.
Nayru desvió la mirada de Reivy, no sin numerosas quejas internas contra sí misma. La muchacha pelirroja seguía allí tirada, al parecer confundida por lo que estaba pasando. La mujer se inclinó sobre la joven para tenderle la mano.
-Arriba. Vas demasiado bien vestida como para andar por los suelos. -comentó, sonriendo sin dientes.
La pelirroja se sintió desorientada unos instantes, hasta que aterrizó en una montaña de mierda. No era la primera vez que se veía arrojada a una de esas pilas, pero era la primera vez que la metían en una con magia. El tronar de unos gansos histéricos al fondo le sacó una enorme sonrisa. Hubiera reído, pero temía que el olor se le quedara en el paladar. ¿De dónde...? Si aquello era la alarma, quería conocer al dueño de la casa.
-Qué puto asco. -comentó, mirándose la ropa manchada de desperdicios compostables y estiércol de naturaleza desconocida- No me jodas que el virrey éste es ecológico y todo. ¿Qué tiene de malo hacer crecer las cosas con químicos mágicos, eh? Son más limpios y... ¿Dónde estamos exactamente...? -recorrió la nueva estancia abriendo mucho los ojos, meneando a Rubia del brazo por el que todavía la tenía agarrada.- Por las bragas de Habak, ¿dónde está Dulzura? ¿Le hemos perdido? ¿¡HEMOS PERDIDO EL CULO MÁS CALIENTE DEL CONTINE-...!? -pero no, en ese momento apareció el castaño en su campo de visión, armando escándalo e increpando cosas a la mujer a su lado, que soltó tras un carraspeo de la misma. Ups.- Aww, no, ahí está. Míralo. Qué tremenda pérdida hubiera sido... Tengo que morder ese melocotón. -comentó a nadie en particular, pensativa.
Salió con cuidado del montón de asquerosidad maloliente, murmurando palabrotas en tres idiomas diferentes y un dialecto extinto. Frotarse los pantalones y las mangas no sirvió sino para extender aún más la guarrería aquella, lo cual empezaba a empañar su humor festivo. Como la cosa se siguiera torciendo agarraba la primera puerta que viera y se marchaba a hacer otra cosa. Como por ejemplo bañarse. Y que les dieran a todos y a la puta tarta.
-Ahora que lo pienso, tenemos un experto en magia. ¿Por qué cojones iba Rubia primero? -buscó al susodicho experto, que andaba haciendo sus cosas mágicas por aquí y allá seguido una bola de fuego flotante, asegurándose de que no quedaban trampas y todo eso.- Y no, Encantador (sí, Vinnie, querías tu mote molón y te lo doy, soy una mujer complaciente), el dueño se ha gastado sus aeros en poner gansos como alarma. Lo mismo compró un escarabajo pelotero gigante caníbal asesino animado por necromancia y somos el almuerzo. De hecho sería decepcionante no ver uno de esos aquí... -murmuró. Ilusionada. Porque era Fémur.
Se reunió con los otros tres sin decir más, un poco de morros por cómo se había torcido la situación. Evidentemente nada era divertido sin algunas complicaciones por el camino, pero un invernadero lleno de mierda, literalmente, no era lo que ella llamaría algo divertido. Probablemente. ¿En la mayoría de los casos? Aprovechó que pilló a Encantador de espaldas para palmearle, fingiendo que le felicitaba por su proactividad a la hora de pensar, pero en realidad limpiándose un poco las manos en algo de tela sin manchar.
Se recogió la melena roja en un moño coronado por su pasador de calavera de animal, riendo ante el gesto final del hombre rubio. Hmm. De repente le entraron ganas de morderle a él también. Muchas ganas. En ciertos lugares ricos. Después de limpiarlos bien, obviamente.
-Como encontremos el baño pienso meteros a todos en la bañera y de ahí no salimos en un buen rato. -comentó, sonriendo demasiado ampliamente. Sus colmillos relucieron a la tenue luz que se colaba por los paneles sucios de cristal del invernadero.- Este hombre tiene una casa de putas, me apuesto los pantalones a que su tina es grande. A mi me parece una idea estupenda a la vez que una pérdida de tiempo. Ya ha sonado la alarma, preciosos, podemos bañarnos placenteramente o amenizarle el cumpleaños al señor éste que no recuerdo cómo se llama (es que es amigo de Nay, no mío). Sea lo que sea, yo me apunto. Y que alguien a parte de Rubia abra la marcha esta vez, por favor.
Nay hace muchas cosas: dice byebye a Mef; mira al Virrey; babea con su trauma escamoso favorito; le tiende la mano a Mérida porque es una vampiresa muy amable.
Fémur paniquea sobre el trasero de Dulzura, se queja de la situación de mierda. Los movimientos de Encantador ganan su atención y un rebautizo. Thaiss tiene la mejor idea del mundo y espera que todos voten por ella.
Nayru
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
-¿Cómo osas dudar? -Respondí con falsa molestia y seguidamente sonreí con picardía. -Claro que sí. Me he tomado la libertad de preparar una cosilla en... la habitación de juegos. -Le guiñé el ojo al humano, suponiendo que entendería la referencia. -Ventajas de ser quien diseñó y fabricó el cuarto. Algo que sin duda te hará pasar un buen rato. Aunque si me permites te daré un consejo. -Me acerqué a su oreja simulando vergüenza. -El regalo se disfruta más en compañía, mi compañía.
Susurré antes de volver a la posición de baile inicial. Fuimos girando por la pista hasta llegar a la posición que Matt había señalado. El cumpleañero rompió el baile con una reverencia femenina. Le respondí con una masculina y una sonrisa traviesa.
-Las deudas me queman las manos, además, está a sido una placer pagarla.
Observé marchar al virrey, pero segundos después volvía a estar a su lado, aunque por razones diferentes a las suyas y por poco tiempo, pues el hombre se fue enseguida con su... ¿presa?
Me deleité en silencio viendo como Nayru percibía mi presencia, era sumamente divertido ver como la chica se hacia la loca e intentaba evitarme. Esas acciones casi comenzaban a parecer un ritual.
-Que agradable coincidencia, Corderito. -Guardé silencio por un segundo. Acababa de entender donde había aprendido Lavey a poner motes extraños. -¿Has venido sola a la fiesta?
Entrecerré los ojos al mirar a la chica que Nayru levantaba. ¿Porque llevaba una máscara? esta no era una fiesta de disfraces... y ese pelo. Tenía la sensación de que ya lo había visto antes.
_________________
Off:
Qué pena más triste, mi bailarina me abandona por un elfo cochambroso *drama en el escenario*
Interactúo con Nayru y Merida.
Susurré antes de volver a la posición de baile inicial. Fuimos girando por la pista hasta llegar a la posición que Matt había señalado. El cumpleañero rompió el baile con una reverencia femenina. Le respondí con una masculina y una sonrisa traviesa.
-Las deudas me queman las manos, además, está a sido una placer pagarla.
Observé marchar al virrey, pero segundos después volvía a estar a su lado, aunque por razones diferentes a las suyas y por poco tiempo, pues el hombre se fue enseguida con su... ¿presa?
Me deleité en silencio viendo como Nayru percibía mi presencia, era sumamente divertido ver como la chica se hacia la loca e intentaba evitarme. Esas acciones casi comenzaban a parecer un ritual.
-Que agradable coincidencia, Corderito. -Guardé silencio por un segundo. Acababa de entender donde había aprendido Lavey a poner motes extraños. -¿Has venido sola a la fiesta?
Entrecerré los ojos al mirar a la chica que Nayru levantaba. ¿Porque llevaba una máscara? esta no era una fiesta de disfraces... y ese pelo. Tenía la sensación de que ya lo había visto antes.
_________________
Off:
Qué pena más triste, mi bailarina me abandona por un elfo cochambroso *drama en el escenario*
Interactúo con Nayru y Merida.
Reivy Abadder
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
¿Por qué nadie paraba de bailar? Alguien se había caído. Ya eramos dos sobre el solado natural.
Ninguna persona se detuvo a tenderle la mano a él o a mí y eso que la vibración del golpe fue estruendosa contra el piso, no sabia que estirpe o clase ostentaban los seres de esta aglomeración de personas, pero se notaba que los buenos gestos ya no existían.
"Me disculpare hasta morir, que idiota!"
No entendía nada, estaba tan abrumada entre tantos "lo siento" pronunciados, que pase por alto la razón por la cual yacía en el suelo en un primer lugar. El palpitar de los nervios se había acumulado en mi espalda donde la presión del cuerpo ajeno contra el mío aún irradiaba un ligero y sutil suplicio, aunque quizás este lo padecía peor, no tenia derecho a quejarme. Esperaba el grito malhumorado de una fémina histérica, el reto presuntuoso de un nene mimado, el llamado de atención con voz petulante y engreída o quizás el castigo a manos de una bofetada por estar fuera de lugar, seguro era un noble de este elegante evento o algo así; esperaba lo que fuera menos la sorpresiva reacción que aconteció, como decirlo... fue una respuesta bastante inesperada, el accidente paso de ser una catástrofe a convertirse el chiste de la noche, cortesía una carcajada gruesa y masculina que huía con desesperación de la víctima. ¿Qué era lo gracioso? No tenía sentido.
"Hay no! Este se dio tan fuerte en la cabeza que ya se le arruinó por completo!" Pensaba escuchándolo reír como desquiciado sin sentido alguno o razón aparente "Diablos... trágame tierra, otros deben reírse de ti y de mi torpeza, idiota, no tú!"
- Emm... estas bi_ - tenía la sana intención de preocuparme por el mayor e incluso ayudarlo, pero mis palabras fueron interrumpidas cuando aún la voz no juntaba las suficientes fuerzas para salir propagada desde la garganta, otro sonido ronco y grueso apareció en la escena que, no solo me había silenciado con su presencia sino que ademas me resultó bastante familiar, no estaba segura, pero jamás olvidaba un sonido.
La gracia infinita que exaltaba al hombre del piso se terminó en lo que cruzaron palabras con el otro sujeto. Era condescendiente, y amoroso con él otro pero yo estaba distraída en otra cosa: me obsesionaba lo conocido que sonaba su vibrar.
"Oh no! Se dio cuenta de que lo descompuse!!!" pensé escuchando su opinión de la desmesurada risa. Escaparía con cautela al escabullirme entre los demás insensatos y entonces lo sentí, aqulla voz ronca me hablaba a mí.
- ¿Eh?
"¿También le resulté familiar?!?!"
En un instante está allí y al otro desapareció, se alejó con pasos ligeros levantando y arrastrando a mi compañero rodillas de tierras bajas. Volvía a estar sola en el húmedo y frio suelo. "Al menos no paso a mayores..." suspiré desde lo más profundo del pecho, llevando la mano sobre el corazón y acomodándome el cabello que caía hacia el rostro con la otra. No quería tener que usar magia para defenderme de un simple accidente.
-Mejor me voy por a_ - no lograba concluir una sola idea por mas que la susurrara, siempre algo ocurría y ahora nuevamente me hablaba otra persona, giré el rostro al son de su cantar y la melodía que me recitó unas pocas las palabras, llamo mi atención de inmediato, era una voz sumamente femenina, agradable y delicada, como nunca antes había oído, un sonido suave que parecía arrebatarme la vida por las orejas.
- Eh? - volví a reaccionar algo aturdida, demasiadas cosas pasaban frente a mi en tan pocos segundos como para procesarlas en un lugar tan saturado de sonidos, y aun así pude oírla cantar con claridad. - Claro... - pensé en lo sucio que podía estar el suelo donde llevaba rato - ya lo hago. "Tenía razón, el vestido que me dio Derek, él dijo que me quedaba lindo."
Puse ambas manos en el piso para impulsarme hacia arriba lejos de notar su buen gesto para conmigo con su mano, no estaba usando mi magia para sentir la presencia física de las personas, por lo que no era simple notar si me pasaban una mano o no, mas facil resultaba tachar a todos de mal educados. Curvé mi cuerpo dejando caer la maraña de cabello hacia los lados y luego me enderece sacudiendo primero mis palmas llenas de graba y luego el vestido por la parte de atrás con unos cuantos golpecitos. Comencé también a escupir pelo sacando la lengua en raros movimientos hacia afuera ya los costados, frunciendo la trompa, luchando con las hebras alborotadas en mi cara; me ayudé con las manos tratando de acomodarlos en su sitio, pero muchos de ellos se habían enredado en los recovecos del encaje en la máscara de conejo.
- Diadlosssss.. - a penas podía hablar cómoda, no era fácil mientras protagonizaba una pelea contra mí misma por no perder el control y destrozarlo todo, y contra mi cabello que no cooperaba en el asunto de verme decente en un lugar decente donde todos esperaban la decencia de los demás.
Otra voz mas surgía del montón y comenzaba a entrar en pánico, había demasiada gente y no paraban de llegar unos y otros. Pero entonces la recordé, la esencia mágica de un sonido tan especial para mis sentidos como la última canción de cuna de mi madre, la voz de mi única amiga.
- Rei!
______________
Interactuo con Reivy y con Nayru
Ninguna persona se detuvo a tenderle la mano a él o a mí y eso que la vibración del golpe fue estruendosa contra el piso, no sabia que estirpe o clase ostentaban los seres de esta aglomeración de personas, pero se notaba que los buenos gestos ya no existían.
"Me disculpare hasta morir, que idiota!"
No entendía nada, estaba tan abrumada entre tantos "lo siento" pronunciados, que pase por alto la razón por la cual yacía en el suelo en un primer lugar. El palpitar de los nervios se había acumulado en mi espalda donde la presión del cuerpo ajeno contra el mío aún irradiaba un ligero y sutil suplicio, aunque quizás este lo padecía peor, no tenia derecho a quejarme. Esperaba el grito malhumorado de una fémina histérica, el reto presuntuoso de un nene mimado, el llamado de atención con voz petulante y engreída o quizás el castigo a manos de una bofetada por estar fuera de lugar, seguro era un noble de este elegante evento o algo así; esperaba lo que fuera menos la sorpresiva reacción que aconteció, como decirlo... fue una respuesta bastante inesperada, el accidente paso de ser una catástrofe a convertirse el chiste de la noche, cortesía una carcajada gruesa y masculina que huía con desesperación de la víctima. ¿Qué era lo gracioso? No tenía sentido.
"Hay no! Este se dio tan fuerte en la cabeza que ya se le arruinó por completo!" Pensaba escuchándolo reír como desquiciado sin sentido alguno o razón aparente "Diablos... trágame tierra, otros deben reírse de ti y de mi torpeza, idiota, no tú!"
- Emm... estas bi_ - tenía la sana intención de preocuparme por el mayor e incluso ayudarlo, pero mis palabras fueron interrumpidas cuando aún la voz no juntaba las suficientes fuerzas para salir propagada desde la garganta, otro sonido ronco y grueso apareció en la escena que, no solo me había silenciado con su presencia sino que ademas me resultó bastante familiar, no estaba segura, pero jamás olvidaba un sonido.
La gracia infinita que exaltaba al hombre del piso se terminó en lo que cruzaron palabras con el otro sujeto. Era condescendiente, y amoroso con él otro pero yo estaba distraída en otra cosa: me obsesionaba lo conocido que sonaba su vibrar.
"Oh no! Se dio cuenta de que lo descompuse!!!" pensé escuchando su opinión de la desmesurada risa. Escaparía con cautela al escabullirme entre los demás insensatos y entonces lo sentí, aqulla voz ronca me hablaba a mí.
- ¿Eh?
"¿También le resulté familiar?!?!"
En un instante está allí y al otro desapareció, se alejó con pasos ligeros levantando y arrastrando a mi compañero rodillas de tierras bajas. Volvía a estar sola en el húmedo y frio suelo. "Al menos no paso a mayores..." suspiré desde lo más profundo del pecho, llevando la mano sobre el corazón y acomodándome el cabello que caía hacia el rostro con la otra. No quería tener que usar magia para defenderme de un simple accidente.
-Mejor me voy por a_ - no lograba concluir una sola idea por mas que la susurrara, siempre algo ocurría y ahora nuevamente me hablaba otra persona, giré el rostro al son de su cantar y la melodía que me recitó unas pocas las palabras, llamo mi atención de inmediato, era una voz sumamente femenina, agradable y delicada, como nunca antes había oído, un sonido suave que parecía arrebatarme la vida por las orejas.
- Eh? - volví a reaccionar algo aturdida, demasiadas cosas pasaban frente a mi en tan pocos segundos como para procesarlas en un lugar tan saturado de sonidos, y aun así pude oírla cantar con claridad. - Claro... - pensé en lo sucio que podía estar el suelo donde llevaba rato - ya lo hago. "Tenía razón, el vestido que me dio Derek, él dijo que me quedaba lindo."
Puse ambas manos en el piso para impulsarme hacia arriba lejos de notar su buen gesto para conmigo con su mano, no estaba usando mi magia para sentir la presencia física de las personas, por lo que no era simple notar si me pasaban una mano o no, mas facil resultaba tachar a todos de mal educados. Curvé mi cuerpo dejando caer la maraña de cabello hacia los lados y luego me enderece sacudiendo primero mis palmas llenas de graba y luego el vestido por la parte de atrás con unos cuantos golpecitos. Comencé también a escupir pelo sacando la lengua en raros movimientos hacia afuera ya los costados, frunciendo la trompa, luchando con las hebras alborotadas en mi cara; me ayudé con las manos tratando de acomodarlos en su sitio, pero muchos de ellos se habían enredado en los recovecos del encaje en la máscara de conejo.
- Diadlosssss.. - a penas podía hablar cómoda, no era fácil mientras protagonizaba una pelea contra mí misma por no perder el control y destrozarlo todo, y contra mi cabello que no cooperaba en el asunto de verme decente en un lugar decente donde todos esperaban la decencia de los demás.
Otra voz mas surgía del montón y comenzaba a entrar en pánico, había demasiada gente y no paraban de llegar unos y otros. Pero entonces la recordé, la esencia mágica de un sonido tan especial para mis sentidos como la última canción de cuna de mi madre, la voz de mi única amiga.
- Rei!
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Interactuo con Reivy y con Nayru
Merida DunBroch
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Los gansos que se escuchaban empezaban a ser molestos, tanto que poco a poco se les iba metiendo en la cabeza, con dolor incluido, como si de golpes con un pico minero se tratara. Tanto fue así, que se encontró frente a la puerta de brazos cruzados, más pendiente del molesto sonido que por averiguar si allí había alguna trampa. Incluso tenía un rostro lleno de molestia.
Entonces apareció Vincent. Lo miró de reojo y se hizo a un lado, las sospechas se hicieron realidad en cuanto vio que lo acompañaba una esfera de fuego flotante; o era un brujo o un tipo con bastantes recursos. Lo observó en silencio hasta que confirmó que allí no había ninguna trampa.
-Genial.-Asintió con neutralidad. La pequeña broma del rubio le hizo esbozar una sonrisa.-Te sorprendería.
También llegaron Thaiss y Fémur.
-Veo bien el asearnos.-Torció el gesto, aún cruzado de brazos-No es agradable andar por ahí así-Además de que sería una vergüenza.-...ya podría haber un portal que nos teletransportase al aseo.-Suspiró.
Ante la propuesta de Thaiss, se acercó a esta y la agarró por los hombros con una sutil sonrisa de compromiso.
-...creo que deberías quedarte en al retaguardia...-Y, amablemente, la cambió de posición.-Quiero acabar el día con mi cabeza entre los hombros.-Los gansos aún seguían con su graznido. Miró hacia arriba molesto, aunque no sabía de dónde venían exactamente.-¿No van a parar nunca?
Entonces Fémur comentó algo sobre una criatura guardiana del lugar con aspecto de insecto. Alward esbozó una sonrisa y se encogió de hombros.
-Eso sería algo digno de ver, ojalá ocurriera.-Sin duda sería una fiesta memorable-Además, quizás rodarían un par de cabezas que no estarían mal separadas de sus cuerpos...-Bromeó, solo sabiendo él a quién o quiénes se refería.
Como nadie dejaba en claro el cómo proceder ni tampoco se decidían, decidió tomar el mando. Poco o nada le interesaba la fiesta, así que optaría por la opción de encontrar el aseo.
-Si queréis mantener vuestra dignidad, mejor que me sigáis.-Dijo haciendo referencia al olor.-No pienso pasearme por ahí y que me recuerden como a un hediondo.
Aunque el Sevna no sabía ni por dónde empezar a buscar el aseo. La solución sería ir con cuidado y consultar a Vincent qué peligros existían en cada esquina o cruce de pasillos. Con ese método interiorizado, empezó a liderar la cautelosa marcha hasta que se encontró con la primera puerta digna de guardar el aseo.
-La abriré con cuidado. Si ves algún peligro, avisas y todos cuerpo a tierra, ¿Entendido?-Primero se refirió a Vincent, y el final fue dirigido al resto.
__________________________________________________________
Off: Interactúo con Vincent, Fémur y Thaiss.
Alward se decide a liderar la marcha para encontrar un aseo. En la primera puerta que se encuentra pueden ocurrir las siguiente situaciones:
-Runa Muy Buena: Encuentran el aseo sin mayor complicación.
-Runa Buena: Encuentran el aseo pero se activa una trampa; un potente y gran chorro de agua sale disparado contra Alward, pero este tira de reflejos y lo esquiva (y quien quiera con él).
-Runa Media: No encuentran el aseo; es una sala aleatoria más, sin mayor complicación.
-Runa Mala: No encuentran el aseo, pero se activa una runa de teletransporte que arrastra a Alward (y a quien quiera) a un laberinto mágico hecho con robustos muros de piedra .
-Runa Muy Mala: No encuentran el aseo, pero se activa una runa de teletransporte que arrastra a Alward (y a quien quiera) a un laberinto mágico hecho con robustos muros de piedra. Además, se activan unos gólems que guardan el laberinto.
Entonces apareció Vincent. Lo miró de reojo y se hizo a un lado, las sospechas se hicieron realidad en cuanto vio que lo acompañaba una esfera de fuego flotante; o era un brujo o un tipo con bastantes recursos. Lo observó en silencio hasta que confirmó que allí no había ninguna trampa.
-Genial.-Asintió con neutralidad. La pequeña broma del rubio le hizo esbozar una sonrisa.-Te sorprendería.
También llegaron Thaiss y Fémur.
-Veo bien el asearnos.-Torció el gesto, aún cruzado de brazos-No es agradable andar por ahí así-Además de que sería una vergüenza.-...ya podría haber un portal que nos teletransportase al aseo.-Suspiró.
Ante la propuesta de Thaiss, se acercó a esta y la agarró por los hombros con una sutil sonrisa de compromiso.
-...creo que deberías quedarte en al retaguardia...-Y, amablemente, la cambió de posición.-Quiero acabar el día con mi cabeza entre los hombros.-Los gansos aún seguían con su graznido. Miró hacia arriba molesto, aunque no sabía de dónde venían exactamente.-¿No van a parar nunca?
Entonces Fémur comentó algo sobre una criatura guardiana del lugar con aspecto de insecto. Alward esbozó una sonrisa y se encogió de hombros.
-Eso sería algo digno de ver, ojalá ocurriera.-Sin duda sería una fiesta memorable-Además, quizás rodarían un par de cabezas que no estarían mal separadas de sus cuerpos...-Bromeó, solo sabiendo él a quién o quiénes se refería.
Como nadie dejaba en claro el cómo proceder ni tampoco se decidían, decidió tomar el mando. Poco o nada le interesaba la fiesta, así que optaría por la opción de encontrar el aseo.
-Si queréis mantener vuestra dignidad, mejor que me sigáis.-Dijo haciendo referencia al olor.-No pienso pasearme por ahí y que me recuerden como a un hediondo.
Aunque el Sevna no sabía ni por dónde empezar a buscar el aseo. La solución sería ir con cuidado y consultar a Vincent qué peligros existían en cada esquina o cruce de pasillos. Con ese método interiorizado, empezó a liderar la cautelosa marcha hasta que se encontró con la primera puerta digna de guardar el aseo.
-La abriré con cuidado. Si ves algún peligro, avisas y todos cuerpo a tierra, ¿Entendido?-Primero se refirió a Vincent, y el final fue dirigido al resto.
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Off: Interactúo con Vincent, Fémur y Thaiss.
Alward se decide a liderar la marcha para encontrar un aseo. En la primera puerta que se encuentra pueden ocurrir las siguiente situaciones:
-Runa Muy Buena: Encuentran el aseo sin mayor complicación.
-Runa Buena: Encuentran el aseo pero se activa una trampa; un potente y gran chorro de agua sale disparado contra Alward, pero este tira de reflejos y lo esquiva (y quien quiera con él).
-Runa Media: No encuentran el aseo; es una sala aleatoria más, sin mayor complicación.
-Runa Mala: No encuentran el aseo, pero se activa una runa de teletransporte que arrastra a Alward (y a quien quiera) a un laberinto mágico hecho con robustos muros de piedra .
-Runa Muy Mala: No encuentran el aseo, pero se activa una runa de teletransporte que arrastra a Alward (y a quien quiera) a un laberinto mágico hecho con robustos muros de piedra. Además, se activan unos gólems que guardan el laberinto.
Alward Sevna
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
El miembro 'Alward Sevna' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Mis ojos se despegaron del cielo, atraídos por el rostro conocido que acababa de entrar a mi campo visual. Mi carcajada disminuyó poco a poco, de forma natural, pero la sonrisa nunca abandonó mi boca ni mis ojos.
—Si perdí la cabeza, debo agradecerte por encontrarla por mí, Matthew. —Acepté su mano y me levanté en un ágil movimiento. Procedí a sacudirme la tierra de encima— Digamos que tuve un... encontronazo. —eché un vistazo divertido a la mujer con la que me había tropezado.
Alcé una ceja al escuchar aquello de "casi perfectas condiciones", ahogando una risa al momento. Observé a Nayru, curioso, esperando su reacción. Fue... interesante, aquello. ¿Así me había visto yo al encontrarme con Matthew la primera vez? Ay, son tan curiosas las melodías de la gente... En especial cuando intentan cambiarla. Ciertamente no se puede percibir con claridad, puede que se evite completamente el escucharla. Pero el silencio también es parte de la obra. Y en el silencio de la vampiro vi venir acontecimientos curiosos. Muy curiosos.
Me despedí con un gesto de mano, dedicándole una última mirada entretenida antes de irme con Matthew. Vi a Matthew a los ojos.
—¿Hmm...? —respondí a sus palabras con rostro de desconcierto evidentemente falso— ¿Y qué clase de ciervo sería yo, si esperase compensación de algún tipo? —alcé los ojos, llevándome la mano a la frente— ¡Qué osadía! ¡Qué abuso! —volví la mirada hacia él, señalándolo con la mano— ¡Y que generosidad! Por ello estoy a su servicio, Virrey, por ser un hombre de tal desinterés y altruismo. Y ya que insiste tanto, pues...
Le ofrecí la mano con la que lo apuntaba, dejando que la diversión marcara arrugas en mis ojos. Ya había bailado suficiente a mi propio ritmo por una noche. Darle las riendas a alguien más no sonaba tan mal.
—Pues una pieza tendría que bastar.
Puede que hubiese sido el tiempo en ese lugar, o que él cargaba con un peso lo suficientemente grande... ¿Quizás sí había perdido la cabeza? Porque podía, estaba seguro, si oía muy, muy atentamente, oír la melodía de Matthew Owens.
Acontecimientos curiosos, ciertamente. Muy, muy curiosos.
*Offrol: Me despido de Nayru, me alejo de Mérida y me voy con Matthew.
—Si perdí la cabeza, debo agradecerte por encontrarla por mí, Matthew. —Acepté su mano y me levanté en un ágil movimiento. Procedí a sacudirme la tierra de encima— Digamos que tuve un... encontronazo. —eché un vistazo divertido a la mujer con la que me había tropezado.
Alcé una ceja al escuchar aquello de "casi perfectas condiciones", ahogando una risa al momento. Observé a Nayru, curioso, esperando su reacción. Fue... interesante, aquello. ¿Así me había visto yo al encontrarme con Matthew la primera vez? Ay, son tan curiosas las melodías de la gente... En especial cuando intentan cambiarla. Ciertamente no se puede percibir con claridad, puede que se evite completamente el escucharla. Pero el silencio también es parte de la obra. Y en el silencio de la vampiro vi venir acontecimientos curiosos. Muy curiosos.
Me despedí con un gesto de mano, dedicándole una última mirada entretenida antes de irme con Matthew. Vi a Matthew a los ojos.
—¿Hmm...? —respondí a sus palabras con rostro de desconcierto evidentemente falso— ¿Y qué clase de ciervo sería yo, si esperase compensación de algún tipo? —alcé los ojos, llevándome la mano a la frente— ¡Qué osadía! ¡Qué abuso! —volví la mirada hacia él, señalándolo con la mano— ¡Y que generosidad! Por ello estoy a su servicio, Virrey, por ser un hombre de tal desinterés y altruismo. Y ya que insiste tanto, pues...
Le ofrecí la mano con la que lo apuntaba, dejando que la diversión marcara arrugas en mis ojos. Ya había bailado suficiente a mi propio ritmo por una noche. Darle las riendas a alguien más no sonaba tan mal.
—Pues una pieza tendría que bastar.
Puede que hubiese sido el tiempo en ese lugar, o que él cargaba con un peso lo suficientemente grande... ¿Quizás sí había perdido la cabeza? Porque podía, estaba seguro, si oía muy, muy atentamente, oír la melodía de Matthew Owens.
Acontecimientos curiosos, ciertamente. Muy, muy curiosos.
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*Offrol: Me despido de Nayru, me alejo de Mérida y me voy con Matthew.
Mefisto
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
—Personas lobo... —repetí tras él. Alcé la mirada al techo unos momentos, intentando establecer la diferencia de esa visión a cómo se vería un hombre-bestia lobo—. No es que los lobos ya nose relaiconen entre ellos. Temo que no ha de ser algo que alguien que no es licántropo pueda comprender.
Cuestionaba qué tan... cierto era lo de vivir un ermitaño por siempre. Esto no era justamente la situación común. Cualquiera se podía ver forzado solo por cuestiones de raza. Al parecer, nosotros los de colmillo—y eso incluía en parte a los licántropos—simplemente más. Volteé los ojos molesto ante mi propia idea y posé la mirada sobre el joven de nuevo.
Carcajeé ante la pregunta, pero más el tono.
—Oh, sí. Muero porque llegué el mañana, en todos sus sentidos. Ahora que descubriste mis verdaderas intenciones, es tarde para seguir fingiendo, así qué pararé de hacerlo —hice un ademán con la mano—: ¿cuánto la hora?
—...Y, sí, "tenemos" buen olfato, pero no todos nosotros. En primer lugar, no diría que ni el mejor entre los vampiros tenga un olfato que siquiera empiece a compararse al de un licántropo. No uno en su forma de lobo —lo vi de nuevo, intercalando la vista entre él y la pista.
Por los dioses, la sangre, los espiritus, tótems, y cualquiera que fuese el nuevo invento del último siglo, que elfo tan dramático. Y yo estaba teniendo que esperar porque el virrey estaba interesado en eso. Ah. una mano en la frente. «Bufón», entoné en mi mente algo sulfurado, negando con la cabeza.
—Huele a lobo, Hadden. No perro. Lobo. La sangre de un licántropo huele a la sangre de un licántropo, no más —vi hacia un par de asientos libres, y retorné la mirada al joven ante las últimas de sus líneas—... y quizá, ¿huela a la sangre de un filósofo? Tomemos asiento. Yo no voy a crecer más, y tú... quizá. Mi olfato es bueno, tu sangre huele "joven", si eso te hace algún sentido, pero es impreciso. No suelo asumir correctamente edades por el olor, y es innecesario, si sólo puedo preguntarlo.
Alcé un brazo y una mano, invitandolo a caminar hacia los asientos, y aceptando su propia invitación.
—Qué sea del que tenga el olor más atractivo. ¿Supongo qué su olfato les ayuda incluso con esto? Afortunados —dije, yendo a tomar un puesto y aceptando la copa del licántropo—. No tendrá veneno, imagino —bromeé—, sé una pizca de alquimia, así que no es que funcionaría igual, pero... me parece curioso que no usen licántropos para eso. ¿Tú podrías detectar el olor de un veneno viniendo de un líquido? ¿Aunque se mezcle con algo más para taparlo un poco? Han matado a muchos mandatarios de forma tan sencilla, y se han muerto muchos que no lo son al tener que probar un veneno que no es para ellos. Debes ser enormemente apreciado, en una ciudad así.
Vi, de nuevo, al hombre que no podía hacer lo mismo.
—Si bien parecen apreciar más las medidas físicas. Serán unas horas para que empiece a oler mal, con otro par de cadáveres que hay por allí tirados, y... los que hayan de los que no sepa todavía. ¿Sabes quién es él, por cierto? —pregunté, señalando con un movimiento de cabeza al elfo que danzaba con Owens—. No he podido evitar que luce increíblemente popular… y ante la ausencia del rey de Ciudad Lagarto, casi podría parecerlo, si tan solo no hiciese todo lo que ha hecho. A menos de que me equivoqué, y el rey esté por aquí —añadí, viendo al licántropo. Si bien no era una pregunta per se, estaba claro que el comentario tenía el mismo propósito que una: conocer la respuesta a eso.
Cuestionaba qué tan... cierto era lo de vivir un ermitaño por siempre. Esto no era justamente la situación común. Cualquiera se podía ver forzado solo por cuestiones de raza. Al parecer, nosotros los de colmillo—y eso incluía en parte a los licántropos—simplemente más. Volteé los ojos molesto ante mi propia idea y posé la mirada sobre el joven de nuevo.
Carcajeé ante la pregunta, pero más el tono.
—Oh, sí. Muero porque llegué el mañana, en todos sus sentidos. Ahora que descubriste mis verdaderas intenciones, es tarde para seguir fingiendo, así qué pararé de hacerlo —hice un ademán con la mano—: ¿cuánto la hora?
—...Y, sí, "tenemos" buen olfato, pero no todos nosotros. En primer lugar, no diría que ni el mejor entre los vampiros tenga un olfato que siquiera empiece a compararse al de un licántropo. No uno en su forma de lobo —lo vi de nuevo, intercalando la vista entre él y la pista.
Por los dioses, la sangre, los espiritus, tótems, y cualquiera que fuese el nuevo invento del último siglo, que elfo tan dramático. Y yo estaba teniendo que esperar porque el virrey estaba interesado en eso. Ah. una mano en la frente. «Bufón», entoné en mi mente algo sulfurado, negando con la cabeza.
—Huele a lobo, Hadden. No perro. Lobo. La sangre de un licántropo huele a la sangre de un licántropo, no más —vi hacia un par de asientos libres, y retorné la mirada al joven ante las últimas de sus líneas—... y quizá, ¿huela a la sangre de un filósofo? Tomemos asiento. Yo no voy a crecer más, y tú... quizá. Mi olfato es bueno, tu sangre huele "joven", si eso te hace algún sentido, pero es impreciso. No suelo asumir correctamente edades por el olor, y es innecesario, si sólo puedo preguntarlo.
Alcé un brazo y una mano, invitandolo a caminar hacia los asientos, y aceptando su propia invitación.
—Qué sea del que tenga el olor más atractivo. ¿Supongo qué su olfato les ayuda incluso con esto? Afortunados —dije, yendo a tomar un puesto y aceptando la copa del licántropo—. No tendrá veneno, imagino —bromeé—, sé una pizca de alquimia, así que no es que funcionaría igual, pero... me parece curioso que no usen licántropos para eso. ¿Tú podrías detectar el olor de un veneno viniendo de un líquido? ¿Aunque se mezcle con algo más para taparlo un poco? Han matado a muchos mandatarios de forma tan sencilla, y se han muerto muchos que no lo son al tener que probar un veneno que no es para ellos. Debes ser enormemente apreciado, en una ciudad así.
Vi, de nuevo, al hombre que no podía hacer lo mismo.
—Si bien parecen apreciar más las medidas físicas. Serán unas horas para que empiece a oler mal, con otro par de cadáveres que hay por allí tirados, y... los que hayan de los que no sepa todavía. ¿Sabes quién es él, por cierto? —pregunté, señalando con un movimiento de cabeza al elfo que danzaba con Owens—. No he podido evitar que luce increíblemente popular… y ante la ausencia del rey de Ciudad Lagarto, casi podría parecerlo, si tan solo no hiciese todo lo que ha hecho. A menos de que me equivoqué, y el rey esté por aquí —añadí, viendo al licántropo. Si bien no era una pregunta per se, estaba claro que el comentario tenía el mismo propósito que una: conocer la respuesta a eso.
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Sigo la interacción con Hadden. En algún momento, me quedaré sin monólogos. Tranquilos.
Ó Catháin
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Resumen (Por la cantidad de post va a ser más sencillo si explico por grupos:
-Grupo A Thaiss-Fémur-Alward-Vincent: Están en el invernadero, decididos a volver a entrar en la casa. Pero primero quieren limpiarse, buscando el baño activan una nueva trampa que los transporta a un laberinto.
-Grupo B Eilydh - Taliesin - Helena: Las dos muchachas continúan con sus constantes amenazas, la situación escala en niveles de violencia, Helena da un ultimátum. Taliesin está muy alegre por la bebida como para percibir el ambiente.
-Grupo C Oromë-Sugar-Christelle: La dragona le advierte al Bio que con ella no se juega, aún así Sugar no se rinde. Llega Christelle a la fiesta y con ella viene Sena. La Vampirita la guía hasta su “mamá”.
-Grupo D Hadden - Donovan: Se dedican a coquetear descaradamente (Segunda advertencia, Donovan)
-Grupo E Nayru-Mefisto-Merida-Matt-Reivy: La vampiro no dice nada y deja que Matt se lleve a Mefisto. Ayuda a Merida a que se levante, pero esta se distrae cuando ve a Reivy a pocos metros de distancia. Nay hace una retirada estratégica.
Matthew se hizo una nota mental aparte con la invitación de Reivy, la propuesta sonaba más que interesante y no sería inteligente de su parte el hacerla a un lado sin más. Pero todavía quedaban muchas horas de fiesta por delante, y tenía frente a él una oportunidad inmejorable: Mefisto casi desnudo y totalmente embriagado por el jolgorio y la locura. Al Estafador se le erizaba la piel de solo verlo tan dispuesto, sonreía de modo gatuno mientras múltiples ideas rondaban su cabeza.
-¿Que puedo decir? Rebozo de bondad - Adoraba esas charlas con Mefisto, se la pasaba riendo con malicia de principio a fin. Le agarró la mano y la beso como si se tratara de una dama de honor - Sí una pieza es todo lo que me ofreces, lo acepto -
Pasó un brazo rodeando la cintura del elfo, era muy delgado así que no fue difícil, luego lo acercó hasta que sus cuerpos estuvieron pegados, con la mano libre sostuvo la mano de Mefisto y comenzó a moverse al compás de una música imaginaria.
-Y dime ¿Quien te sacó de la jaula? Tengo que admitir que me preocupé por un segundo ¿Que tal si intentabas huir? Romperías mi corazón ¿Lo sabes? - Apoyó la cabeza en el hombro del elfo y parecía que la angustia lo quebraba por un instante, pero en seguida levantó la cabeza y sonrió - Pero no lo harás ¿Cierto? Porque la estamos pasando muy bien juntos ¿O no? -
El Virrey vio algo interesante por arriba del hombro del elfo, allí estaba Eilydh y se la veía enojada, es decir, más enojada de lo normal. Una mujer encapuchada estaba parada junto a ella, y también había un hombre con una sonrisita tonta en su rostro. Como con Mefisto no habían estado siguiendo el ritmo de la música (más bien se habían inventado sus propios ritmos) la pieza terminaba cuando ellos querían.
Matt le hizo dar un giro, luego lo tiró hacía atrás sosteniéndolo para que no tocara el piso y lo besó, aunque más bien junto sus labios con los del elfo, no era el momento ni el lugar para más. Así que fue cosa de un segundo, le guiño un ojo con una sonrisita burlona y enseguida lo soltó para que se cayera al piso, evitando así que intentara golpearlo.
-Te dejo donde te encontré, cariño. Tengo que ser un buen anfitrión - Se acomodó el borde de la camisa que no estaba desacomodado - Espero encontrarte más tarde en tu jaula ¿Sí? - Le lanzó un beso en el aire y fue en dirección a Eil, en el camino se cruzó con Oromë - No te pierdas esto -
Llegó junto a Eil y pasó un brazo por arriba de sus hombros.
-¿Que tal? Parece que se están divirtiendo así que... - Vio quien se escondía tras la capa - Mientras más mejor - Sonrió encantador - Helena Rhodes, tanto tiempo sin verte ¿Que te trae por aquí? - Tenía una actitud muy relajada como de alguien que no tiene arrepentimientos ni rencores - ¿Que estás bebiendo cielo? - Miró lo que había en la copa de Eil.
Se podía escuchar el sonido del metal chirriando contra las paredes del laberinto, alguien estaba tarareando una canción, interrumpida de vez en vez por una risita divertida.
♫A las escondidas jugamos,
me escondo donde encuentro un rincón.
A las escondidas jugamos,
qué apuro, ya la cuenta empezó.
5,4,3,2,1...♫
-Jajajaja - El Bio había escuchado la alarma y tal como se lo habían ordenado estaba allí para sacar a los intrusos - ¡Listos o no allá voy! -
-Grupo A Thaiss-Fémur-Alward-Vincent: Están en el invernadero, decididos a volver a entrar en la casa. Pero primero quieren limpiarse, buscando el baño activan una nueva trampa que los transporta a un laberinto.
-Grupo B Eilydh - Taliesin - Helena: Las dos muchachas continúan con sus constantes amenazas, la situación escala en niveles de violencia, Helena da un ultimátum. Taliesin está muy alegre por la bebida como para percibir el ambiente.
-Grupo C Oromë-Sugar-Christelle: La dragona le advierte al Bio que con ella no se juega, aún así Sugar no se rinde. Llega Christelle a la fiesta y con ella viene Sena. La Vampirita la guía hasta su “mamá”.
-Grupo D Hadden - Donovan: Se dedican a coquetear descaradamente (Segunda advertencia, Donovan)
-Grupo E Nayru-Mefisto-Merida-Matt-Reivy: La vampiro no dice nada y deja que Matt se lleve a Mefisto. Ayuda a Merida a que se levante, pero esta se distrae cuando ve a Reivy a pocos metros de distancia. Nay hace una retirada estratégica.
Matthew se hizo una nota mental aparte con la invitación de Reivy, la propuesta sonaba más que interesante y no sería inteligente de su parte el hacerla a un lado sin más. Pero todavía quedaban muchas horas de fiesta por delante, y tenía frente a él una oportunidad inmejorable: Mefisto casi desnudo y totalmente embriagado por el jolgorio y la locura. Al Estafador se le erizaba la piel de solo verlo tan dispuesto, sonreía de modo gatuno mientras múltiples ideas rondaban su cabeza.
-¿Que puedo decir? Rebozo de bondad - Adoraba esas charlas con Mefisto, se la pasaba riendo con malicia de principio a fin. Le agarró la mano y la beso como si se tratara de una dama de honor - Sí una pieza es todo lo que me ofreces, lo acepto -
Pasó un brazo rodeando la cintura del elfo, era muy delgado así que no fue difícil, luego lo acercó hasta que sus cuerpos estuvieron pegados, con la mano libre sostuvo la mano de Mefisto y comenzó a moverse al compás de una música imaginaria.
-Y dime ¿Quien te sacó de la jaula? Tengo que admitir que me preocupé por un segundo ¿Que tal si intentabas huir? Romperías mi corazón ¿Lo sabes? - Apoyó la cabeza en el hombro del elfo y parecía que la angustia lo quebraba por un instante, pero en seguida levantó la cabeza y sonrió - Pero no lo harás ¿Cierto? Porque la estamos pasando muy bien juntos ¿O no? -
El Virrey vio algo interesante por arriba del hombro del elfo, allí estaba Eilydh y se la veía enojada, es decir, más enojada de lo normal. Una mujer encapuchada estaba parada junto a ella, y también había un hombre con una sonrisita tonta en su rostro. Como con Mefisto no habían estado siguiendo el ritmo de la música (más bien se habían inventado sus propios ritmos) la pieza terminaba cuando ellos querían.
Matt le hizo dar un giro, luego lo tiró hacía atrás sosteniéndolo para que no tocara el piso y lo besó, aunque más bien junto sus labios con los del elfo, no era el momento ni el lugar para más. Así que fue cosa de un segundo, le guiño un ojo con una sonrisita burlona y enseguida lo soltó para que se cayera al piso, evitando así que intentara golpearlo.
-Te dejo donde te encontré, cariño. Tengo que ser un buen anfitrión - Se acomodó el borde de la camisa que no estaba desacomodado - Espero encontrarte más tarde en tu jaula ¿Sí? - Le lanzó un beso en el aire y fue en dirección a Eil, en el camino se cruzó con Oromë - No te pierdas esto -
Llegó junto a Eil y pasó un brazo por arriba de sus hombros.
-¿Que tal? Parece que se están divirtiendo así que... - Vio quien se escondía tras la capa - Mientras más mejor - Sonrió encantador - Helena Rhodes, tanto tiempo sin verte ¿Que te trae por aquí? - Tenía una actitud muy relajada como de alguien que no tiene arrepentimientos ni rencores - ¿Que estás bebiendo cielo? - Miró lo que había en la copa de Eil.
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Para el Grupo ASe podía escuchar el sonido del metal chirriando contra las paredes del laberinto, alguien estaba tarareando una canción, interrumpida de vez en vez por una risita divertida.
♫A las escondidas jugamos,
me escondo donde encuentro un rincón.
A las escondidas jugamos,
qué apuro, ya la cuenta empezó.
5,4,3,2,1...♫
-Jajajaja - El Bio había escuchado la alarma y tal como se lo habían ordenado estaba allí para sacar a los intrusos - ¡Listos o no allá voy! -
Matthew Owens
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Taliesin pudo sentir la escalada de tensión incluso desde detrás de su velo de alcohol. Primero, las puyas de Eille a Helena, que el vampiro en un principio estuvo muy tentado de reír de no ser porque tenía la sensación de que si hacía eso, su compañera lo mataría. Pero pronto comenzó a sentir que aquello no era de risa, sino una situación potencialmente peliaguda, y él no estaba en un buen lugar para manejarlo. Abrió la boca para decir algo: sentía que debía defender un poco a su supuesta prometida, o calmar las aguas antes de que ella respondiera otra cosa y se iniciara otra ronda de puyas, o simplemente responder a la pregunta de Eille y apartar la conversación hacia otra dirección. Pero su embriaguez ralentizaba mucho su reacción, y no llegó más que a apretar un poco el hombro de Helena como símbolo de apoyo antes de que ella comenzara a hablar.
Apretó los labios y miró hacia arriba, poniendo su mejor cara de "no sé qué hago aquí", mientras la bruja se adentraba en un discurso que sólo podía resultar en Ellie lanzándole su vino a la cara y yéndose de allí. Taliesin se preparó para lo inevitable y, fugazmente, se preguntó si el vino lo mancharía a él también.
- No os lleváis bien, no - fue lo único que concluyó.
Para bien o para mal, alguien más se unió a la conversación en aquel momento tan incómodo. El anfitrión. En ese instante, los ánimos de Eille, Helena y Taliesin se sentían absolutamente helados. El semi-abrazo del vampiro estaba congelado y rodeado de un aura de incomodidad, y sólo le faltó que apareciera el prometido real de la elfa para recordarle que se había estado comportando de manera peligrosa. Aquel pequeño encuentro no estaba saliendo muy bien. Tenía que sobrevivirlo y se iría a hacer otra cosa. ¿Dónde estaba Greg?
Matthew Owens reconoció a Helena y habló con ella directamente. A Taliesin le sonaba que supuestamente aquello no debía pasar, porque la bruja le había dicho que no quería ser reconocida por nadie. Así que Taliesin al menos intentó descongelar su abrazo y hacer notar que era el prometido de Helena, sirviera para lo que sirviera aquella mentira. Era un buen momento para quedarse en silencio hasta que alguien le preguntara específicamente su nombre, y mientras tanto podía apoyar en silencio a su compañera de aventuras. Bajó su agarre del hombro al brazo y lo frotó un poco en un intento por transmitirle sensación de apooyo y tranquilidad; tras lo cual la apretó más fuerte que antes.
Miró al suelo y bebió un poco más de vino. No había mucho más que pudiera hacer. Excepto concentrarse en mantener un equilibrio estable.
Apretó los labios y miró hacia arriba, poniendo su mejor cara de "no sé qué hago aquí", mientras la bruja se adentraba en un discurso que sólo podía resultar en Ellie lanzándole su vino a la cara y yéndose de allí. Taliesin se preparó para lo inevitable y, fugazmente, se preguntó si el vino lo mancharía a él también.
- No os lleváis bien, no - fue lo único que concluyó.
Para bien o para mal, alguien más se unió a la conversación en aquel momento tan incómodo. El anfitrión. En ese instante, los ánimos de Eille, Helena y Taliesin se sentían absolutamente helados. El semi-abrazo del vampiro estaba congelado y rodeado de un aura de incomodidad, y sólo le faltó que apareciera el prometido real de la elfa para recordarle que se había estado comportando de manera peligrosa. Aquel pequeño encuentro no estaba saliendo muy bien. Tenía que sobrevivirlo y se iría a hacer otra cosa. ¿Dónde estaba Greg?
Matthew Owens reconoció a Helena y habló con ella directamente. A Taliesin le sonaba que supuestamente aquello no debía pasar, porque la bruja le había dicho que no quería ser reconocida por nadie. Así que Taliesin al menos intentó descongelar su abrazo y hacer notar que era el prometido de Helena, sirviera para lo que sirviera aquella mentira. Era un buen momento para quedarse en silencio hasta que alguien le preguntara específicamente su nombre, y mientras tanto podía apoyar en silencio a su compañera de aventuras. Bajó su agarre del hombro al brazo y lo frotó un poco en un intento por transmitirle sensación de apooyo y tranquilidad; tras lo cual la apretó más fuerte que antes.
Miró al suelo y bebió un poco más de vino. No había mucho más que pudiera hacer. Excepto concentrarse en mantener un equilibrio estable.
Taliesin Skatha
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
Seguía apoyada sobre la mesa de madera mientras Esty terminaba la carne del plato. No sabía que podía gustarle tanto la carne a una persona. Pero me alegraba haber encontrado algo que fuese de su agrado. No obstante la fiesta se estaba llenando poco a poco de gente. Ni siquiera sabía en qué andaba Matthew. Era su día, de todas formas, tampoco quería acaparar su atención más de lo debido. Había ido hasta allí, hecho acto de presencia por si acaso me necesitaba para algún… “encargo” (lo cual quería decir postre). Me giré hacia Esty.
- Oye… Me lo he pasado genial esta noche, muchas gracias por hacerme compañía y bailar conmigo. De verdad lo aprecio mucho. - Puse una mano en su antebrazo, dándole una pequeña caricia. - Sin embargo, creo que es hora de que me retire. Supongo que nos veremos… Otra noche. Me gustaría mucho verte de nuevo, sin que sea… un saludo en un pasillo. - Le sonreí.
Me levanté de la mesa y me alejé unos pasos. No se me daban bien las despedidas. Tampoco me gustaba quedarme en lugares abarrotados durante mucho tiempo. Comenzaba a echar de menos la soledad de mi nueva casa. Estar con mis propios pensamientos, sin aquella música que comenzaba a convertirse en ruido en mi cabeza. Podría haberme ido de sombra en sombra, habría llegado a casa mucho antes. Pero prefería dar un paseo para despejarme primero.
La oscuridad de la noche y el aire fresco eran reconfortantes. No sabía que Esty podía ser una chica tan interesante, tendría que preguntar a Matt y a Brenda más sobre ella. Hasta aquella noche tan solo había sido una cara más entre todas las chicas de mi padre. Tan solo algo que estaba ahí y no requería de mi atención. Si algo debía agradecer, era que el humano cumpliese años. Me había permitido descubrir que aquella muchacha no era tan solo un animal más en el camino. Brillaba con luz propia, y quería sentirla nuevamente.
------- Oye… Me lo he pasado genial esta noche, muchas gracias por hacerme compañía y bailar conmigo. De verdad lo aprecio mucho. - Puse una mano en su antebrazo, dándole una pequeña caricia. - Sin embargo, creo que es hora de que me retire. Supongo que nos veremos… Otra noche. Me gustaría mucho verte de nuevo, sin que sea… un saludo en un pasillo. - Le sonreí.
Me levanté de la mesa y me alejé unos pasos. No se me daban bien las despedidas. Tampoco me gustaba quedarme en lugares abarrotados durante mucho tiempo. Comenzaba a echar de menos la soledad de mi nueva casa. Estar con mis propios pensamientos, sin aquella música que comenzaba a convertirse en ruido en mi cabeza. Podría haberme ido de sombra en sombra, habría llegado a casa mucho antes. Pero prefería dar un paseo para despejarme primero.
La oscuridad de la noche y el aire fresco eran reconfortantes. No sabía que Esty podía ser una chica tan interesante, tendría que preguntar a Matt y a Brenda más sobre ella. Hasta aquella noche tan solo había sido una cara más entre todas las chicas de mi padre. Tan solo algo que estaba ahí y no requería de mi atención. Si algo debía agradecer, era que el humano cumpliese años. Me había permitido descubrir que aquella muchacha no era tan solo un animal más en el camino. Brillaba con luz propia, y quería sentirla nuevamente.
Off: Interactúo con Esty y salgo de la fiesta
Irinnil Fawkes
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
—Gracias a ti por dejarme estar contigo.
Aquella frase podía interpretarse de mil maneras. La más común, una simple replica de cortesía, un intento de aderezar la respuesta con una connotación elegante, pero no era el significado que le daba Estolas.
Las palabras de la loba eran literales, estaba agradecida de poder estar junto a vampiresa sin que ello fuera una obligación, sin que la chica se lo hubiera pedido. Estolas acudió de voluntad propia a la pista, buscó la compañía de Irin, porque así lo deseaba, y la aceptó. Y no una vez, sino dos. La loba fue protegida cuando no era necesario, su trabajo no era protegerla no tenía obligación ninguna de defenderla y aun así lo hizo. Tampoco tenía obligación de alimentarla y aun así lo hizo.
Estolas entendía que estaba sucediendo, ni entendía que era lo que se desarrollaba en su interior, pero quería descubrirlo. Quería descubrir porque le agradaba que su mano le acariciara el antebrazo. Tan solo era una caricia y ella había recibido muchas y de muchos tipos... Y sin embargo esta se sentía totalmente distinta a todas ellas.
—Espera —la pecosa dejó el plato en la mesa y se levantó—. Me gustaría acompañarte, creo que he tenido suficiente —y era cierto, Estolas había tenido suficientes emociones por una noche, pero había algo más. Una parte de ella le pedía que no se alejara de la hija del jefe y otra, le decía que sin ella la fiesta podría volverse peligrosa—. Si no te molesta, claro.
Estolas comenzó a caminar junto a Irinnil, con las manos delante del vestido y los dedos cruzados. Cada tanto se escuchaban las uñas de la loba, chocando unas con otras en un constante jugueteo nervioso.
—A mi también me gustaría verte de nuevo, Irin.
Estolas no dijo mucho más durante el camino a la casa. El silencio no le resultaba incomodo, aunque realmente no había silencio. Se escuchaban los pasos de ambas por el bosque, el roce de las prendas con cada nuevo pasa y las ramas de los árboles que eran mecidas por el viento.
—Tienes una casa bonita —comentó la pecosa mirando no la casa, sino sus alrededores. Observando el bosque que la rodeaba —. Buenas noches, Irin.
La loba se despidió desde el borde de las escaleras, esperó a que la dueña entrara en la casa y, tras ver cerrar la puerta, se marchó.
Aquella frase podía interpretarse de mil maneras. La más común, una simple replica de cortesía, un intento de aderezar la respuesta con una connotación elegante, pero no era el significado que le daba Estolas.
Las palabras de la loba eran literales, estaba agradecida de poder estar junto a vampiresa sin que ello fuera una obligación, sin que la chica se lo hubiera pedido. Estolas acudió de voluntad propia a la pista, buscó la compañía de Irin, porque así lo deseaba, y la aceptó. Y no una vez, sino dos. La loba fue protegida cuando no era necesario, su trabajo no era protegerla no tenía obligación ninguna de defenderla y aun así lo hizo. Tampoco tenía obligación de alimentarla y aun así lo hizo.
Estolas entendía que estaba sucediendo, ni entendía que era lo que se desarrollaba en su interior, pero quería descubrirlo. Quería descubrir porque le agradaba que su mano le acariciara el antebrazo. Tan solo era una caricia y ella había recibido muchas y de muchos tipos... Y sin embargo esta se sentía totalmente distinta a todas ellas.
—Espera —la pecosa dejó el plato en la mesa y se levantó—. Me gustaría acompañarte, creo que he tenido suficiente —y era cierto, Estolas había tenido suficientes emociones por una noche, pero había algo más. Una parte de ella le pedía que no se alejara de la hija del jefe y otra, le decía que sin ella la fiesta podría volverse peligrosa—. Si no te molesta, claro.
Estolas comenzó a caminar junto a Irinnil, con las manos delante del vestido y los dedos cruzados. Cada tanto se escuchaban las uñas de la loba, chocando unas con otras en un constante jugueteo nervioso.
—A mi también me gustaría verte de nuevo, Irin.
Estolas no dijo mucho más durante el camino a la casa. El silencio no le resultaba incomodo, aunque realmente no había silencio. Se escuchaban los pasos de ambas por el bosque, el roce de las prendas con cada nuevo pasa y las ramas de los árboles que eran mecidas por el viento.
—Tienes una casa bonita —comentó la pecosa mirando no la casa, sino sus alrededores. Observando el bosque que la rodeaba —. Buenas noches, Irin.
La loba se despidió desde el borde de las escaleras, esperó a que la dueña entrara en la casa y, tras ver cerrar la puerta, se marchó.
Marceline
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Re: El último cumpleaños de Matthew Owens [Libre] [Interpretativo] [Cerrado]
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Por Ímbar..- dijo Eilydh como respuesta inmediata a todas las frases que Helena acababa de pronunciar.- Si llego a saber que esto se iba a convertir en un circo hubiese dejado a Ash'alá en casa. Se ve que tú eres más que suficiente como espectáculo.- Añadió. Se serenó un poco y volvió a decir-No es mi culpa que pienses que cualquier conversación que tengo con un hombre es sinónimo de que me quiero meter en su cama.... desnuda.- dijo Eilydh acabando su copa y dejándola a un lado con furia, en un intento de estampársela en la cabeza- "Se cree el curtidor que todos los artesanos saben tratar las pieles" - dijo simplemente.
Incluso con la capa de alcohol que estaba empezando a ceñirse sobre si misma los comentarios que Helena parecían más mordaces que de costumbre. Eilydh apenas pudo dar crédito a sus palabras y el arrepentimiento de haber intentado poner algo de paz entre ambas comenzó a templarla para acabar en rencor y por supuesto... Ira.
Aquel sentimiento por supuesto no era desconocido para la elfa. Casi había tocado con los dedos la paz de sentirse lo suficientemente entretenida como para olvidarse de aquella sensación molesta. Pero como todo en su mundo, no duraba lo suficiente como para poder apreciarlo, y últimamente la mayoría de sus problemas empezaban con Helena Rhodes...
... Y terminaban con Matthew Owens. Sintió su mano en su hombro antes de escuchar la voz melosa del hombre cerca de su oreja, como si nada hubiese pasado con Eyre, como si el culpable de que Helena acabara de llamarla de aquella manera no fuese en parte él. Como si aquel brazo por encima no fuese una manera de decir: Me perteneces, y aquella no fuese la enésima vez que le había dicho que aquello la intimidaba.
Captó en un instante el gesto sombrío de Taliesin que de la misma manera agarraba a Helena por los hombros y frotaba sus brazos en señal de apoyo moral y de... cercanía. Le dedicó una mirada mordaz a Taliesin mientras sentía un pinchazo entre sus costillas, como si algo se desinflase.
La voz de Matt preguntando qué hacía allí Helena fue lo que hizo que terminase de decidirse. Él también le causaba más problemas que beneficios, y en cualquier otro momento hubiese respondido con una frase mordaz a aquel comentario, quizás mal metiendo entre la relación entre Helena y Taliesin, pero... el licor de canela casi la había dejado sin guardia, y había una defensa un tanto estúpida que jamás en cualquier otra circunstancia hubiese usado, pero que... metía en problemas a Matt y a la vez... y con suerte molestaba a Helena.
Agarró la mano de Owens y la bajó hasta su cintura, se giró posicionando sus manos en el pecho del hombre, como agazapada en él lo miró a los ojos por un segundo con una mirada que no inspiraba ni deseo ni amor, simplemente guardaba un objetivo, posó su mano en la mandíbula de Matt, se puso de puntillas y lo besó en los labios.
Fue un beso lo suficientemente fugaz como para no estirar demasiado la incomodidad de Eilydh, pero a la vez lo suficientemente largo como para que Matt pasase la primera fase de sorpresa y tuviese tiempo de estar presente en él. No lo besó con la furia de la pasión, sino de manera leve, casi casi molesta.
Cuando se separó del hombre dejó su mano posada en su cara por un segundo y lo miró con mirada fría.
- Helena vino a presentarnos a su prometido- dijo aún mirándolo-Este cumpleaños no hace más que ponerse interesante, querido- sentenció dándole unos leves toquecitos en el pecho a Matt antes de irse a buscar un vaso de algo que no fuese licor de canela.
Estaba segura que después de aquello, Matt y Helena querrían hablar un poco y ella empezaba a sentirse más dolida que iracunda. Podía lidiar con la ira... pero el dolor y la vergüenza no era algo que su ego pudiese permitirse. No fue muy lejos, sin embargo, tan solo unas cuantas de mesas más allá del grupo, había visto cierta botella de vino rosado que... quizás fuese mejor compañera para ahogar ese ego suyo.
Incluso con la capa de alcohol que estaba empezando a ceñirse sobre si misma los comentarios que Helena parecían más mordaces que de costumbre. Eilydh apenas pudo dar crédito a sus palabras y el arrepentimiento de haber intentado poner algo de paz entre ambas comenzó a templarla para acabar en rencor y por supuesto... Ira.
Aquel sentimiento por supuesto no era desconocido para la elfa. Casi había tocado con los dedos la paz de sentirse lo suficientemente entretenida como para olvidarse de aquella sensación molesta. Pero como todo en su mundo, no duraba lo suficiente como para poder apreciarlo, y últimamente la mayoría de sus problemas empezaban con Helena Rhodes...
... Y terminaban con Matthew Owens. Sintió su mano en su hombro antes de escuchar la voz melosa del hombre cerca de su oreja, como si nada hubiese pasado con Eyre, como si el culpable de que Helena acabara de llamarla de aquella manera no fuese en parte él. Como si aquel brazo por encima no fuese una manera de decir: Me perteneces, y aquella no fuese la enésima vez que le había dicho que aquello la intimidaba.
Captó en un instante el gesto sombrío de Taliesin que de la misma manera agarraba a Helena por los hombros y frotaba sus brazos en señal de apoyo moral y de... cercanía. Le dedicó una mirada mordaz a Taliesin mientras sentía un pinchazo entre sus costillas, como si algo se desinflase.
La voz de Matt preguntando qué hacía allí Helena fue lo que hizo que terminase de decidirse. Él también le causaba más problemas que beneficios, y en cualquier otro momento hubiese respondido con una frase mordaz a aquel comentario, quizás mal metiendo entre la relación entre Helena y Taliesin, pero... el licor de canela casi la había dejado sin guardia, y había una defensa un tanto estúpida que jamás en cualquier otra circunstancia hubiese usado, pero que... metía en problemas a Matt y a la vez... y con suerte molestaba a Helena.
Agarró la mano de Owens y la bajó hasta su cintura, se giró posicionando sus manos en el pecho del hombre, como agazapada en él lo miró a los ojos por un segundo con una mirada que no inspiraba ni deseo ni amor, simplemente guardaba un objetivo, posó su mano en la mandíbula de Matt, se puso de puntillas y lo besó en los labios.
Fue un beso lo suficientemente fugaz como para no estirar demasiado la incomodidad de Eilydh, pero a la vez lo suficientemente largo como para que Matt pasase la primera fase de sorpresa y tuviese tiempo de estar presente en él. No lo besó con la furia de la pasión, sino de manera leve, casi casi molesta.
Cuando se separó del hombre dejó su mano posada en su cara por un segundo y lo miró con mirada fría.
- Helena vino a presentarnos a su prometido- dijo aún mirándolo-Este cumpleaños no hace más que ponerse interesante, querido- sentenció dándole unos leves toquecitos en el pecho a Matt antes de irse a buscar un vaso de algo que no fuese licor de canela.
Estaba segura que después de aquello, Matt y Helena querrían hablar un poco y ella empezaba a sentirse más dolida que iracunda. Podía lidiar con la ira... pero el dolor y la vergüenza no era algo que su ego pudiese permitirse. No fue muy lejos, sin embargo, tan solo unas cuantas de mesas más allá del grupo, había visto cierta botella de vino rosado que... quizás fuese mejor compañera para ahogar ese ego suyo.
Eilydh
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