La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
Les dio un par de palmaditas a sus Miauticoras, para luego ofrecerle el dedo a Charlie, que lo agitó como si se dieran la mano. Miró de reojo las baratijas que arrojaban los piskies. Había tantísima basura, pero algunas cosas brillaban con la intensidad de algo valioso. Una anillo, por las palabras del elfo.
Pero no dijo nada, puesto que la ceremonia que Rauko le estaba haciendo al piskie sonaba muy seria. -¿Sabes? Iba a decir que necesitas ser un caballero para investir a otro, pero supongo que así está bien…- no estaba seguro de si necesitabas ser un sacerdote para casar a alguien, pero ella había hecho de sacerdotisa para humanos y nadie había pedido ningún tipo de referencia o comprobante, así que se inclinaba por el no. Contempló las hadas surcando el cielo hacia el infinito, que aparentemente estaba en una dirección concreta. –Espera, creo que hacia allí había un campamento…- bueno, esos traviesos eran su problema ahora, no podía hacer nada al respecto. Nada de nada. Así que era hora de despedirse de Rauko antes de que alguien pudiera demostrar que lo que fuese que estaba a punto de pasar era culpa suya.
-¡Hey! Como que salvad...- y su cerebro paró en seco, intentando comprender las palabras. ¿Le estaba pagando por…? Pestañeo unas cuantas veces, pasando su mirada del anillo al hombre al anillo otra vez. Era un anillo bonito, que podía ser cualquier cosa, desde un simple anillo bonito a algo realmente mágico y por lo tanto, caro. Y lo estaba dando como si nada. –Muchas gracias. Te traeré dulces la próxima vez que nos veamos.- no lo vendería, quedaba… feo vender un regalo. Salvo que estuviera supermaldito, entonces lo consideraría. Lo cogió, esperando que eso fuera una elaborada broma acabada en “marido y mujer”, pero no, no estaba casada con Charlie.
-Buenas noches, Rauko, trabajaré en mis mantícoras…- de verdad, no podía ser tan difícil, solo era cuestión de tener suficiente energía para hacer algo tan grande… tendría que practicar para llevarlo a surcar los aires la próxima vez.
Había sido una noche… extraña, pero había conseguido lo que quería, la planta, y más importante, la verdad era que se lo había pasado bien. Se desperezó y con una sonrisa emprendió el camino de vuelta.
-¿Cómo debería llamar a una mantícora? ¿Mordisquitos?-
Pero no dijo nada, puesto que la ceremonia que Rauko le estaba haciendo al piskie sonaba muy seria. -¿Sabes? Iba a decir que necesitas ser un caballero para investir a otro, pero supongo que así está bien…- no estaba seguro de si necesitabas ser un sacerdote para casar a alguien, pero ella había hecho de sacerdotisa para humanos y nadie había pedido ningún tipo de referencia o comprobante, así que se inclinaba por el no. Contempló las hadas surcando el cielo hacia el infinito, que aparentemente estaba en una dirección concreta. –Espera, creo que hacia allí había un campamento…- bueno, esos traviesos eran su problema ahora, no podía hacer nada al respecto. Nada de nada. Así que era hora de despedirse de Rauko antes de que alguien pudiera demostrar que lo que fuese que estaba a punto de pasar era culpa suya.
-¡Hey! Como que salvad...- y su cerebro paró en seco, intentando comprender las palabras. ¿Le estaba pagando por…? Pestañeo unas cuantas veces, pasando su mirada del anillo al hombre al anillo otra vez. Era un anillo bonito, que podía ser cualquier cosa, desde un simple anillo bonito a algo realmente mágico y por lo tanto, caro. Y lo estaba dando como si nada. –Muchas gracias. Te traeré dulces la próxima vez que nos veamos.- no lo vendería, quedaba… feo vender un regalo. Salvo que estuviera supermaldito, entonces lo consideraría. Lo cogió, esperando que eso fuera una elaborada broma acabada en “marido y mujer”, pero no, no estaba casada con Charlie.
-Buenas noches, Rauko, trabajaré en mis mantícoras…- de verdad, no podía ser tan difícil, solo era cuestión de tener suficiente energía para hacer algo tan grande… tendría que practicar para llevarlo a surcar los aires la próxima vez.
Había sido una noche… extraña, pero había conseguido lo que quería, la planta, y más importante, la verdad era que se lo había pasado bien. Se desperezó y con una sonrisa emprendió el camino de vuelta.
-¿Cómo debería llamar a una mantícora? ¿Mordisquitos?-
- Spoiler:
- Ya que Val nunca interactuó con la pobre damisela en busca del anillo... no sabe de quién es. Una pena (?)
Valyria
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
La mirada azul se abrió observando rápidamente en torno a ella. De forma súbita lo que parecía una plaga de piskies se hizo presente en el claro y el bosque. El ejemplar que había intentado coger, antes de seguirlo de camino a la arboleda, se confundió mezclándose con muchas otras. - Atrapar una no será complicado. Lo difícil será hacerlo con la correcta - avanzó con paso seguro junto con los otros tres compañeros improvisados. - No creo que su nombre sea paliducho, aunque resulte un adjetivo ciertamente acorde con sus rasgos - atajó la humana mirando a Ull, en referencia al elfo que se les había unido. No les había dicho su nombre, y parecía que para él una presentación no era necesaria.
Por algún motivo Iori sentía que podía ser divertido seguir pinchando en él de alguna manera. Pero la caza del piskie la tenía ligeramente distraída como para emplearse a fondo en esa empresa. También como para desconfiar de él, con lo cual, seguía caminando completamente confiada en la compañía de todos ellos. Se encogió de hombros con una sonrisa ante el comentario del chico barbudo y lo miró de medio lado, con una sonrisa que bien podía anticipar algún tipo de travesura. - Me crié corriendo entre rocas y laderas escarpadas. El cuerpo se fortalece y aprende aquello que le enseñas - sentenció antes de enarcar una ceja. Hacía un rato, Ull tenía una expresión más seria y cauta, ahora sin embargo, la humana creía reconocer en él el brillo de ojos característico de las personas que están algo alegres debido a la bebida. - Ull, deberías de tener cuidado por donde pisas... Ull... ¡Ull! - lo llamó en vano, observando como el hombretón echaba a correr con una rapidez que la asombró detrás de una de esas criaturas.
Se detuvo con un suspiro, como el típico adulto que observa sabiendo lo que va a pasar a un jovenzuelo a punto de meterse en problemas, preparando bajo la manga la fracesita de "te lo dije" para soltarla en cuanto tuviese ocasión. - Está desatado - comentó mirando hacia atrás hacia el elfo y hacia Ryuu. Se quedó perpleja escuchando como su compañero contaba la anécdota sobre la lucha con el dragón al cual dejó tuerto de puro milagro. Abrió mucho los ojos sorprendida y colocó las manos delante del pecho con la palma hacia ellos. - De la forma en que lo has dicho casi parece algo meritorio. Ser pequeña, rápida, y sobre todo, haber tenido suerte son la explicación detrás de tamaña hazaña - Sonrió hacia el hombre pájaro, y se acercó hasta darle un ligero toque en el brazo con el puño, de forma cariñosa. - De lo que te diga Ryuu sobre mí, no te creas ni la mitad. En cambio, si quieres ver a un auténtico cazador de trasgos en acción... - aseguró dirigiéndose ahora hacia el elfo.
-....Eh... ¡Espera! ¿Eso es flor de Yin? - detrás del peliblanco, a la leve luz que llegaba del claro en el que estaba la fiesta, la humana creyó reconocer las cinco hojas blancas que componían la flor del espino blanco. - ¡Anda que suerte! Hacía mucho tiempo que no veía una de estas... para producirlas los árboles deben de alcanzar por lo menos los cien años...- Avanzó en dirección al elfo y pasó a su lado de largo, para detenerse al lado del árbol. Buscó con las manos moviendo con suavidad las ramas, y trató de escudriñar en la penumbra las flores que aparentaban mejor aspecto para recolectar. Haciendo una infusión rápida con los pétalos obtenías un sedante eficaz que además funcionaba como anti inflamatorio. Disponer de un puñado de ellas en la alforja era buena idea si deseaba seguir avanzando por los caminos.
*Offrol: Hace referencia a la habilidad de Demian con los piskies.
La flor de Yin forma parte del aporte de Iori al herbolario*
Por algún motivo Iori sentía que podía ser divertido seguir pinchando en él de alguna manera. Pero la caza del piskie la tenía ligeramente distraída como para emplearse a fondo en esa empresa. También como para desconfiar de él, con lo cual, seguía caminando completamente confiada en la compañía de todos ellos. Se encogió de hombros con una sonrisa ante el comentario del chico barbudo y lo miró de medio lado, con una sonrisa que bien podía anticipar algún tipo de travesura. - Me crié corriendo entre rocas y laderas escarpadas. El cuerpo se fortalece y aprende aquello que le enseñas - sentenció antes de enarcar una ceja. Hacía un rato, Ull tenía una expresión más seria y cauta, ahora sin embargo, la humana creía reconocer en él el brillo de ojos característico de las personas que están algo alegres debido a la bebida. - Ull, deberías de tener cuidado por donde pisas... Ull... ¡Ull! - lo llamó en vano, observando como el hombretón echaba a correr con una rapidez que la asombró detrás de una de esas criaturas.
Se detuvo con un suspiro, como el típico adulto que observa sabiendo lo que va a pasar a un jovenzuelo a punto de meterse en problemas, preparando bajo la manga la fracesita de "te lo dije" para soltarla en cuanto tuviese ocasión. - Está desatado - comentó mirando hacia atrás hacia el elfo y hacia Ryuu. Se quedó perpleja escuchando como su compañero contaba la anécdota sobre la lucha con el dragón al cual dejó tuerto de puro milagro. Abrió mucho los ojos sorprendida y colocó las manos delante del pecho con la palma hacia ellos. - De la forma en que lo has dicho casi parece algo meritorio. Ser pequeña, rápida, y sobre todo, haber tenido suerte son la explicación detrás de tamaña hazaña - Sonrió hacia el hombre pájaro, y se acercó hasta darle un ligero toque en el brazo con el puño, de forma cariñosa. - De lo que te diga Ryuu sobre mí, no te creas ni la mitad. En cambio, si quieres ver a un auténtico cazador de trasgos en acción... - aseguró dirigiéndose ahora hacia el elfo.
-....Eh... ¡Espera! ¿Eso es flor de Yin? - detrás del peliblanco, a la leve luz que llegaba del claro en el que estaba la fiesta, la humana creyó reconocer las cinco hojas blancas que componían la flor del espino blanco. - ¡Anda que suerte! Hacía mucho tiempo que no veía una de estas... para producirlas los árboles deben de alcanzar por lo menos los cien años...- Avanzó en dirección al elfo y pasó a su lado de largo, para detenerse al lado del árbol. Buscó con las manos moviendo con suavidad las ramas, y trató de escudriñar en la penumbra las flores que aparentaban mejor aspecto para recolectar. Haciendo una infusión rápida con los pétalos obtenías un sedante eficaz que además funcionaba como anti inflamatorio. Disponer de un puñado de ellas en la alforja era buena idea si deseaba seguir avanzando por los caminos.
*Offrol: Hace referencia a la habilidad de Demian con los piskies.
La flor de Yin forma parte del aporte de Iori al herbolario*
Iori Li
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
este post va de desarrollo interno del pj y no menciona a nadie, puedes saltártelo de plano :3
Hacía tiempo que perdieron a los piskies de vista, pero Nayru seguía caminando sin rumbo en la noche más corta del año. Pasaban junto a ellas los amantes en jolgorio, los borrachos danzarines, los locales en busca de más cosas que echar al fuego y luego a la panza. Insaciables.
-Hey.
Y todo en lo que ella podía pensar era en la expresión de Reivy en mitad de aquella especie de nido raro, y en la vergüenza de la resaca. Porque el efecto fue como emborracharse mucho y amanecer con los recuerdos raros, pero nítidos y en su sitio. Se cubrió la cara con las manos.
-Oye.
¿A qué venía esa expresión? Como de soledad infinita...
-¡Que me prestes atención te digo!
Y Fémur la agarró del brazo con brusquedad, sacándola de sus reflexiones. La miró con ultraje y se sacudió la mano de encima.
-¡Qué quieres!
-Te llevo llamando todo el rato y tú ni caso.
-¿¡Y qué cojones quieres!?
La pelirroja parpadeó. Lentamente. Frunció el ceño con levedad y se cruzó de brazos, despacio. Nayru afianzó los pies en el suelo e irguió la espalda, sin dejar de sostenerle la mirada. Fémur era impulsiva y ruidosa y no solía pensar las cosas, pero no era una mujer tonta. La vampiresa más baja había aprendido a lo largo de los años que cuando más en cuenta había de tener a su compañera era cuando hacía las cosas con mesura.
Pero esta vez le daba igual. Porque Fémur estaba molesta por alguna razón estúpida y Nayru no tenía la cabeza para los problemas de los demás.
-Te estoy pidiendo que me digas quién era esa tía.
-No me da la gana.
Y girándose siguió hacia delante. No le importó que sonara infantil. No le importó el sentimiento de inquietud que le produjo darle la espalda a su amiga. ¿O sí? Era una petición razonable. Pero no quería lo que vendría después de la confesión. La chanza, la burla, nunca tomarse el asunto en serio. No después de eso. Casi, casi una confesión absurda que no era cierta ni natural. Se mordió el labio.
-Pues a mí sí me da la gana, mira tú que cosas. Aparece un dragón en escena que jamás había visto y a parte de que todo el mundo se vuelve loco, mi amiga pierde el culo, me muerde para quitarme de en medio, y se declara fan de un lagarto. -comentó, alcanzándola en pocos pasos y acomodándose a su ritmo.- Llámame rara pero he decidido preocuparme por si te has vuelto loca del coño.
-Pues... ¡Pues preocúpate en silencio!
La morena aceleró el paso y se dirigió hacia un grupo pequeño de gente, arremolinados alrededor de una mujer anciana. Sentada sobre un pequeño taburete y con una cesta de mimbre en el regazo, adiestraba a los oyentes sobre lo que necesitaba y sus ojos cansados ya no podían obtener: hiervas.
-Nayru. ¡Na-!
-...idado de no hacerles daño. Comus digo, las seticas hay que tratanlas bien pa que crezcan más aluego del otro año. Y también necesitu esta florica asín chiquita alargá, c'aún no se abre. Mi tía agüela Mirta las llamaba girofles... de toa la vía se llaman arias aquí, esa p'al guiso nomás. D'esas y también...
Buscar flores. Vale. Servía. Cualquier cosa servía. En realidad no y se estaba mintiendo, pero ya se daría cuenta más tarde. Comenzó a rastrear los alrededores alejándose de las antorchas de los demás, menos dotados para la visión nocturna que un vampiro. Llegó hasta la linde del bosque y se acuclilló sobre la primera planta que vio que tenía flores alargadas, sin importarle
Escondió la cara entre las rodillas agarrada a la planta. Sólo necesitaba un poco de tiempo para sí misma. Unos minutos sola para volver a recomponerse. Porque aún le revoloteaba la sensación en el interior y no estaba segura de que fuese del todo el efecto raro que acompañaba a las dragonas. Y para colmo... Fémur. La había mordido, empujado, dejado atrás y descartado como quien usa unas botas y las tira al río por viejas.
Tenía que pedirle perdón. Que se burlara sería inevitable pero así era su carácter, y si se lo explicaba poco a poco quizá... ¿Quizá qué? ¿Qué iba a explicar? ¿Cómo? Si apenas encontraba las palabras adecuadas. No quería encontrarlas.
-¿Puedes dejar de huir, por favor? No es una actitud muy adulta de tu parte.
-Tampoco es muy maduro andar persiguiendo a alguien que te ha dicho que lo dejes en paz. -comentó, el rostro aún entre sus rodillas.
-Soy una persona insistente. Y quiero saber quién es esa tía y por qué lo que sea que nos hizo a todos tuvo doble efecto en ti. Por las bragas de Habak, es un dragón, Nay. ¡Tus enemigos acérrimos! Y vas y te sonrojas como una cría estúpida después de llegar hasta ella olfateando el aire. ¿¡Quién es esa lagarta y qué te ha hecho para que te comportes así!? ¡Tendías que cortarle el cuello, no querer colarte bajo su faja! ¡Dónde están tus principios! ¿¡Qué te pasa?'
El tono de la pelirroja se fue haciendo más duro, más acusador según hablaba. Fémur apretaba los puños con frustración, sintiendo que se le escapa. Que aquello que atesoraba se le escurría entre los dedos cerrados sin que ella pudiese evitarlo. Y no quería.
Nayru decidió que ya tenía suficiente. De todos. Del mundo. De aquella noche de mierda. Se levantó bruscamente arrancando la planta de cuajo y la emprendió a arbustazos contra Fémur, arreándola con toda la frustración que sentía.
-¡¡Que.... te... calles... de... una.... vez!! ¡Déjame en paz con mi miseria! ¡Si no estás dispuesta a escuchar lárgate! No, mira, más fácil. Me largo yo. Adiós.
-¡Espera! ¡Ay! ¡Nayru! ¡Ouch, que araña! ¡Si te estoy escuch-! ¡Lo solucionare-!
-Ni un paso más. Y me sueltas. -dijo, mirando la mano de su amiga que la retenía.
Fémur la soltó como si quemase, alzando las dos manos y retrocediendo un paso. Llevaba muchos años junto a la morena, mirándola, observándola. Había aprendido que a pesar de su carácter serio podía ser muy divertida. Pero no cuando los ojos le ardían con la intensidad del sol que le habían quitado. No, eso significaba que había decidido algo pensaba actuar en consecuencia.
-De las soluciones me encargo yo.
-Hey.
Y todo en lo que ella podía pensar era en la expresión de Reivy en mitad de aquella especie de nido raro, y en la vergüenza de la resaca. Porque el efecto fue como emborracharse mucho y amanecer con los recuerdos raros, pero nítidos y en su sitio. Se cubrió la cara con las manos.
-Oye.
¿A qué venía esa expresión? Como de soledad infinita...
-¡Que me prestes atención te digo!
Y Fémur la agarró del brazo con brusquedad, sacándola de sus reflexiones. La miró con ultraje y se sacudió la mano de encima.
-¡Qué quieres!
-Te llevo llamando todo el rato y tú ni caso.
-¿¡Y qué cojones quieres!?
La pelirroja parpadeó. Lentamente. Frunció el ceño con levedad y se cruzó de brazos, despacio. Nayru afianzó los pies en el suelo e irguió la espalda, sin dejar de sostenerle la mirada. Fémur era impulsiva y ruidosa y no solía pensar las cosas, pero no era una mujer tonta. La vampiresa más baja había aprendido a lo largo de los años que cuando más en cuenta había de tener a su compañera era cuando hacía las cosas con mesura.
Pero esta vez le daba igual. Porque Fémur estaba molesta por alguna razón estúpida y Nayru no tenía la cabeza para los problemas de los demás.
-Te estoy pidiendo que me digas quién era esa tía.
-No me da la gana.
Y girándose siguió hacia delante. No le importó que sonara infantil. No le importó el sentimiento de inquietud que le produjo darle la espalda a su amiga. ¿O sí? Era una petición razonable. Pero no quería lo que vendría después de la confesión. La chanza, la burla, nunca tomarse el asunto en serio. No después de eso. Casi, casi una confesión absurda que no era cierta ni natural. Se mordió el labio.
-Pues a mí sí me da la gana, mira tú que cosas. Aparece un dragón en escena que jamás había visto y a parte de que todo el mundo se vuelve loco, mi amiga pierde el culo, me muerde para quitarme de en medio, y se declara fan de un lagarto. -comentó, alcanzándola en pocos pasos y acomodándose a su ritmo.- Llámame rara pero he decidido preocuparme por si te has vuelto loca del coño.
-Pues... ¡Pues preocúpate en silencio!
La morena aceleró el paso y se dirigió hacia un grupo pequeño de gente, arremolinados alrededor de una mujer anciana. Sentada sobre un pequeño taburete y con una cesta de mimbre en el regazo, adiestraba a los oyentes sobre lo que necesitaba y sus ojos cansados ya no podían obtener: hiervas.
-Nayru. ¡Na-!
-...idado de no hacerles daño. Comus digo, las seticas hay que tratanlas bien pa que crezcan más aluego del otro año. Y también necesitu esta florica asín chiquita alargá, c'aún no se abre. Mi tía agüela Mirta las llamaba girofles... de toa la vía se llaman arias aquí, esa p'al guiso nomás. D'esas y también...
Buscar flores. Vale. Servía. Cualquier cosa servía. En realidad no y se estaba mintiendo, pero ya se daría cuenta más tarde. Comenzó a rastrear los alrededores alejándose de las antorchas de los demás, menos dotados para la visión nocturna que un vampiro. Llegó hasta la linde del bosque y se acuclilló sobre la primera planta que vio que tenía flores alargadas, sin importarle
Escondió la cara entre las rodillas agarrada a la planta. Sólo necesitaba un poco de tiempo para sí misma. Unos minutos sola para volver a recomponerse. Porque aún le revoloteaba la sensación en el interior y no estaba segura de que fuese del todo el efecto raro que acompañaba a las dragonas. Y para colmo... Fémur. La había mordido, empujado, dejado atrás y descartado como quien usa unas botas y las tira al río por viejas.
Tenía que pedirle perdón. Que se burlara sería inevitable pero así era su carácter, y si se lo explicaba poco a poco quizá... ¿Quizá qué? ¿Qué iba a explicar? ¿Cómo? Si apenas encontraba las palabras adecuadas. No quería encontrarlas.
-¿Puedes dejar de huir, por favor? No es una actitud muy adulta de tu parte.
-Tampoco es muy maduro andar persiguiendo a alguien que te ha dicho que lo dejes en paz. -comentó, el rostro aún entre sus rodillas.
-Soy una persona insistente. Y quiero saber quién es esa tía y por qué lo que sea que nos hizo a todos tuvo doble efecto en ti. Por las bragas de Habak, es un dragón, Nay. ¡Tus enemigos acérrimos! Y vas y te sonrojas como una cría estúpida después de llegar hasta ella olfateando el aire. ¿¡Quién es esa lagarta y qué te ha hecho para que te comportes así!? ¡Tendías que cortarle el cuello, no querer colarte bajo su faja! ¡Dónde están tus principios! ¿¡Qué te pasa?'
El tono de la pelirroja se fue haciendo más duro, más acusador según hablaba. Fémur apretaba los puños con frustración, sintiendo que se le escapa. Que aquello que atesoraba se le escurría entre los dedos cerrados sin que ella pudiese evitarlo. Y no quería.
Nayru decidió que ya tenía suficiente. De todos. Del mundo. De aquella noche de mierda. Se levantó bruscamente arrancando la planta de cuajo y la emprendió a arbustazos contra Fémur, arreándola con toda la frustración que sentía.
-¡¡Que.... te... calles... de... una.... vez!! ¡Déjame en paz con mi miseria! ¡Si no estás dispuesta a escuchar lárgate! No, mira, más fácil. Me largo yo. Adiós.
-¡Espera! ¡Ay! ¡Nayru! ¡Ouch, que araña! ¡Si te estoy escuch-! ¡Lo solucionare-!
-Ni un paso más. Y me sueltas. -dijo, mirando la mano de su amiga que la retenía.
Fémur la soltó como si quemase, alzando las dos manos y retrocediendo un paso. Llevaba muchos años junto a la morena, mirándola, observándola. Había aprendido que a pesar de su carácter serio podía ser muy divertida. Pero no cuando los ojos le ardían con la intensidad del sol que le habían quitado. No, eso significaba que había decidido algo pensaba actuar en consecuencia.
-De las soluciones me encargo yo.
Bueeeeno pues, ¡Especial maldiciones! Nay se une al equido de desbrozamiento y pilla una florica del herbolario: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. Como carecía de imagen me he tomado la libertad de añadirla aquí.
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Nayru
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
Después de más de diez minutos corriendo detrás de aquel piskie el joven lobo no sentía cansancio, pero se notaba un poco mareado debido a aquella cerveza. Más bien debido a todo lo que había bebido anteriormente, ya que cinco jarras de litro de cerveza era imposible no dejarle mareado.
Iori le gritaba para que tuviese cuidado, según ella el suelo no estaba muy fiable aquella noche, la verdad no entendería por qué, estaban en un claro de hierba corta, era imposible que hubiese ningún tipo de problema.
¡Mierda!-El joven había enterrado media pierna en un charco que parecía llevar días allí, seguramente se formaba cada vez que la lluvia caía en aquel claro. No podía ver nada más lejos de un par de metros ya que todo estaba muy oscuro, se fiaba de su olfato de licántropo para guiarse por aquella zona tan oscura.
Nadie sabía que Ull era un licántropo y él tampoco había tenido interés en mostrarlo, sabía perfectamente que si se transformaba en lobo y huía de aquel sitio nadie lo vería con esa pierna llena de barro hasta la rodilla, le daba vergüenza llegar allí y que todos se empezaran a reír de él. Pero su inocencia y encima su estado de embriaguez llegaron a un acuerdo, sacó su pie de aquella poza como pudo, la verdad el barro estaba pesado, lleno de hierbajos y algunas hojas secas que habían volado desde los árboles hasta allí, y se puso a caminar hacia la mujer, el elfo y el hombre pájaro. Estaba segurísimo de aquella burla, por eso intentó cambiar su humor, en el fondo estaba un poco avergonzado pero pensó que sacando una sonrisa y haciendo una pequeña broma todos se reirían pero sin mala fe de lo que le había ocurrido.
-¡No me habíais dicho nada de que la caza de los piskies era tan peligrosa!-Era imposible que le vieran aquella pierna desde lejos, estaba a oscuras pero a medida que se iba acercando a ellos le daba mas vergüenza.
Menos mal que me habías avisado, Iori. Al final son cosas de lican...¡ups!-Se le había escapado decir que era un licántropo, no se avergonzaba de serlo pero pensaba que era un dato irrelevante, aquella mujer igual se sentía mal relacionándose con un licántropo.
-Creo que ya está bien por hoy, debo irme.-Señalaba dios sabe dónde, ni él mismo sabía a dónde se marchaba, pero ya era suficiente el ridículo causado por un par de jarras de cerveza.
Se puso su capucha y miró fijamente a Iori, había algo de conexión en sus ojos azules, como si ya los hubiese visto en alguna otra ocasión.
-Nos vemos compañeros, me alegro de haber pasado esta velada junto a vosotros.-Sonrió, alzó su mano en un gesto de despedida y se fue entre el claro, no sabía a donde, iba sin rumbo a dios sabe qué lugar, miró hacia arriba y dio gracias a las estrellas por haber hecho que sintiera algo bonito por primera vez, se había hermanado de una mujer que, a su pesar, quizás no vería nunca más pero estaba convencido de que si ésta se volvía a cruzar en su camino todo iba a ser distinto.
Siguió caminando por el claro y miró hacia detrás, asegurándose que ya lo habían perdido de vista. Se transformó para huir de aquel lugar lo más rápido posible y dejó una muestra de su naturaleza aullando como nunca, dejando salir toda su felicidad y su remordimiento de no haber tratado a esa mujer como él realmente quería.
Iori le gritaba para que tuviese cuidado, según ella el suelo no estaba muy fiable aquella noche, la verdad no entendería por qué, estaban en un claro de hierba corta, era imposible que hubiese ningún tipo de problema.
¡Mierda!-El joven había enterrado media pierna en un charco que parecía llevar días allí, seguramente se formaba cada vez que la lluvia caía en aquel claro. No podía ver nada más lejos de un par de metros ya que todo estaba muy oscuro, se fiaba de su olfato de licántropo para guiarse por aquella zona tan oscura.
Nadie sabía que Ull era un licántropo y él tampoco había tenido interés en mostrarlo, sabía perfectamente que si se transformaba en lobo y huía de aquel sitio nadie lo vería con esa pierna llena de barro hasta la rodilla, le daba vergüenza llegar allí y que todos se empezaran a reír de él. Pero su inocencia y encima su estado de embriaguez llegaron a un acuerdo, sacó su pie de aquella poza como pudo, la verdad el barro estaba pesado, lleno de hierbajos y algunas hojas secas que habían volado desde los árboles hasta allí, y se puso a caminar hacia la mujer, el elfo y el hombre pájaro. Estaba segurísimo de aquella burla, por eso intentó cambiar su humor, en el fondo estaba un poco avergonzado pero pensó que sacando una sonrisa y haciendo una pequeña broma todos se reirían pero sin mala fe de lo que le había ocurrido.
-¡No me habíais dicho nada de que la caza de los piskies era tan peligrosa!-Era imposible que le vieran aquella pierna desde lejos, estaba a oscuras pero a medida que se iba acercando a ellos le daba mas vergüenza.
Menos mal que me habías avisado, Iori. Al final son cosas de lican...¡ups!-Se le había escapado decir que era un licántropo, no se avergonzaba de serlo pero pensaba que era un dato irrelevante, aquella mujer igual se sentía mal relacionándose con un licántropo.
-Creo que ya está bien por hoy, debo irme.-Señalaba dios sabe dónde, ni él mismo sabía a dónde se marchaba, pero ya era suficiente el ridículo causado por un par de jarras de cerveza.
Se puso su capucha y miró fijamente a Iori, había algo de conexión en sus ojos azules, como si ya los hubiese visto en alguna otra ocasión.
-Nos vemos compañeros, me alegro de haber pasado esta velada junto a vosotros.-Sonrió, alzó su mano en un gesto de despedida y se fue entre el claro, no sabía a donde, iba sin rumbo a dios sabe qué lugar, miró hacia arriba y dio gracias a las estrellas por haber hecho que sintiera algo bonito por primera vez, se había hermanado de una mujer que, a su pesar, quizás no vería nunca más pero estaba convencido de que si ésta se volvía a cruzar en su camino todo iba a ser distinto.
Siguió caminando por el claro y miró hacia detrás, asegurándose que ya lo habían perdido de vista. Se transformó para huir de aquel lugar lo más rápido posible y dejó una muestra de su naturaleza aullando como nunca, dejando salir toda su felicidad y su remordimiento de no haber tratado a esa mujer como él realmente quería.
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Ull Whitestorm
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
Twistedtale rió, cantarina, borracha y divertida. Porque Ansia Bosón... no. Anastia Boys... no, tampoco. ¿Tanasia Sobón? Ese seguro que... ¿Qué? Se le había ido lo que trataba de recordar. Daba igual.
El caso es que Anica era una mujer entretenida con la que beber y la pelirroja apreciaba eso un montón, teniendo en cuenta que no muchos podían seguirle el ritmo de la petaca y que la gran mayoría resultaban ser individuos de nimio interés.
-Nonono, compañera. Nada se hunde en el alcohol. Ni siquiera las penas, las hijas de su grandísima madre. ¡No hay nada más feliz que una copa llena! -bajó la voz para acercarse a ella, como si le fuese a contar un secreto.- Pero no te preocupes que yo te lo doy poquito a poco para que no te duela en la moral. Que total, esa tampoco sirve para nada, igual que las penas.
Y se deshizo en estúpidas risillas como una niña traviesa a la que le dan igual los castigos. Santo Panteón, la cabeza le dio un vuelco al echarse hacia atrás y casi cayó del banco de madera.
-Hmm... Manhattan no está nada, nada mal, Anica. Quién diría que te ponen los calvos, lo que descubre una... Pero nop. ¿Sabes cómo maneja el látigo el malnacido de Gear? Así ZAS ZAS ZIUUUN CHAS. -y se puso a escenificar, torpemente, una de las actuaciones del famoso actor mientras empuñaba la jarra y lo derramaba todo.- Escuché que una vez le sacó el ojo a un figurante durante la gira continental de la compañía. Todos dicen que fue sin querer pero estoy segura de que era el mismo tipo que se tiraba a su mujer. Jurao.
Y volvió a sentarse todo lo tiesa que el ron la permitió en cuando Anastasia comenzó a hablar, tan atenta como la dejaron las estrellas en círculo infinito sobre su cabeza. Se agarró al borde de la mesa y clavó sus ojos ambarinos en el rostro muerto de la mujer.
Era fascinante. No estaba creyéndose ni una sola de las palabras inclinadas que salían de su boca marchita, porque, es decir... todos sabían quiénes eran los héroes de Sandorái y ninguno lucía como la lady que tenía delante. Pero aquella versión era nueva, era fresca, y sobre todo, era cantable. Y la pelirroja rastafari no estaba ahí para andar juzgando a la gente.
Resopló. Anda que no se cantaban mentiras por ahí como si fuesen verdades de la vida. Recordó con asco a Dorita Melbourne y su estúpida versión demasiado romántica del duelo entre Sir Agreto de Rindel y el muchacho de las caballerizas. El muchacho de las caballerizas. Todo por el honor de la condesa Lenofreda de Anís. El honor de- Mira, que daba igual, que Lenofreda no tenía honor ni merced ni un paraíso entre las piernas como todos esperaron, sino un mazo castigador. La epopeya empezaba con su recorrido sodomita y no con los primeros a los que rompió.
Volvió a reír asintiendo ante la petición de Anastasia de echarse algo al estómago, y rió aún más alto en cuanto sugirió que se comiesen a Merlot. Le dio hipo al parar en seco, cuando se dio cuenta de que la mujer hablaba en serio. Por su cuenta atrapó al ganso de algún desgraciado, y puso rumbo hacia la hoguera más grande acompañada del mejor y más magnífico fondo musical: gritos de ganso. Iban muy borrachas.
-Cielo san-hip-to, recuérdame que-hip nunca te pres-hip-ente a Merl. -exclamó haciendo eses tras ella.- Y tú no eres fea, An-hip-ica. Bueno, eres fera de cojones-hip, pero que a mi no me hip-porta, que me caes puta madre. Lo que sí que te voy a pedir-hip es que me cuentes mañ-hip-ana la historia, porque creo que se me-hip van a olvidar partes. Hip. Pppputamadre. Hip.
La pipa del bardo hacía rato que se había apagado y vaciado sola entre tanto aspaviento. Se la guardó en el primer recoveco que encontró entre su ropa y con la petaca al frente como un pirata con su alabarda, siguió la sinfonía asonante y horrenda del pájaro. Rumbo al fuego. ¡Al abordaje! Multitud de piskies revoloteaban en el ambiente como un desfile de farolillos traviesos.
Pensó de repente en la condimentación. ¡Era importante! Buscó con la mirada, pero no sabía qué se les echaba para que estuviesen más ricos. Así que decidió robar la cesta llena de plantas y flores de alguna persona distraída. Sólo los ingenuos y los incautos dejaban las cosas sin vigilancia en una noche de festival.
-¡Anas-hip-tasiaaaa! ¡Hip! ¡Espér-hip-ame!
Off: Sigo a Anastasia, que muy amablemente me invitó a cenar. Yo llevo la bebida. Yo siempre llevo la bebida.
Y para el especial maldiciones, Twistedtaleroba recoge una cesta llena de flores en la que encuentra Culúrien, que tiene el mismo uso en un guiso que un gato de guitarra.
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El caso es que Anica era una mujer entretenida con la que beber y la pelirroja apreciaba eso un montón, teniendo en cuenta que no muchos podían seguirle el ritmo de la petaca y que la gran mayoría resultaban ser individuos de nimio interés.
-Nonono, compañera. Nada se hunde en el alcohol. Ni siquiera las penas, las hijas de su grandísima madre. ¡No hay nada más feliz que una copa llena! -bajó la voz para acercarse a ella, como si le fuese a contar un secreto.- Pero no te preocupes que yo te lo doy poquito a poco para que no te duela en la moral. Que total, esa tampoco sirve para nada, igual que las penas.
Y se deshizo en estúpidas risillas como una niña traviesa a la que le dan igual los castigos. Santo Panteón, la cabeza le dio un vuelco al echarse hacia atrás y casi cayó del banco de madera.
-Hmm... Manhattan no está nada, nada mal, Anica. Quién diría que te ponen los calvos, lo que descubre una... Pero nop. ¿Sabes cómo maneja el látigo el malnacido de Gear? Así ZAS ZAS ZIUUUN CHAS. -y se puso a escenificar, torpemente, una de las actuaciones del famoso actor mientras empuñaba la jarra y lo derramaba todo.- Escuché que una vez le sacó el ojo a un figurante durante la gira continental de la compañía. Todos dicen que fue sin querer pero estoy segura de que era el mismo tipo que se tiraba a su mujer. Jurao.
Y volvió a sentarse todo lo tiesa que el ron la permitió en cuando Anastasia comenzó a hablar, tan atenta como la dejaron las estrellas en círculo infinito sobre su cabeza. Se agarró al borde de la mesa y clavó sus ojos ambarinos en el rostro muerto de la mujer.
Era fascinante. No estaba creyéndose ni una sola de las palabras inclinadas que salían de su boca marchita, porque, es decir... todos sabían quiénes eran los héroes de Sandorái y ninguno lucía como la lady que tenía delante. Pero aquella versión era nueva, era fresca, y sobre todo, era cantable. Y la pelirroja rastafari no estaba ahí para andar juzgando a la gente.
Resopló. Anda que no se cantaban mentiras por ahí como si fuesen verdades de la vida. Recordó con asco a Dorita Melbourne y su estúpida versión demasiado romántica del duelo entre Sir Agreto de Rindel y el muchacho de las caballerizas. El muchacho de las caballerizas. Todo por el honor de la condesa Lenofreda de Anís. El honor de- Mira, que daba igual, que Lenofreda no tenía honor ni merced ni un paraíso entre las piernas como todos esperaron, sino un mazo castigador. La epopeya empezaba con su recorrido sodomita y no con los primeros a los que rompió.
Volvió a reír asintiendo ante la petición de Anastasia de echarse algo al estómago, y rió aún más alto en cuanto sugirió que se comiesen a Merlot. Le dio hipo al parar en seco, cuando se dio cuenta de que la mujer hablaba en serio. Por su cuenta atrapó al ganso de algún desgraciado, y puso rumbo hacia la hoguera más grande acompañada del mejor y más magnífico fondo musical: gritos de ganso. Iban muy borrachas.
-Cielo san-hip-to, recuérdame que-hip nunca te pres-hip-ente a Merl. -exclamó haciendo eses tras ella.- Y tú no eres fea, An-hip-ica. Bueno, eres fera de cojones-hip, pero que a mi no me hip-porta, que me caes puta madre. Lo que sí que te voy a pedir-hip es que me cuentes mañ-hip-ana la historia, porque creo que se me-hip van a olvidar partes. Hip. Pppputamadre. Hip.
La pipa del bardo hacía rato que se había apagado y vaciado sola entre tanto aspaviento. Se la guardó en el primer recoveco que encontró entre su ropa y con la petaca al frente como un pirata con su alabarda, siguió la sinfonía asonante y horrenda del pájaro. Rumbo al fuego. ¡Al abordaje! Multitud de piskies revoloteaban en el ambiente como un desfile de farolillos traviesos.
Pensó de repente en la condimentación. ¡Era importante! Buscó con la mirada, pero no sabía qué se les echaba para que estuviesen más ricos. Así que decidió robar la cesta llena de plantas y flores de alguna persona distraída. Sólo los ingenuos y los incautos dejaban las cosas sin vigilancia en una noche de festival.
-¡Anas-hip-tasiaaaa! ¡Hip! ¡Espér-hip-ame!
Off: Sigo a Anastasia, que muy amablemente me invitó a cenar. Yo llevo la bebida. Yo siempre llevo la bebida.
Y para el especial maldiciones, Twistedtale
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Twistedtale
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
La pequeña piskie a la que había atrapado parecía algo molesta cuando la soltó, tras comprobar que no portaba nada entre sus pequeñas manos. No sabía exactamente qué era lo que buscaba la gente que las atrapaba, pero estaba claro que aquella no lo portaba. Sus agudos quejidos y protestas se fueron alejando, al tiempo que un centenar de aquellas criaturas se alzaba desde el suelo del claro, cual espectros, tomando presencia corpórea. Quizás era hora de marcharse. No sentía especial interés en verse envuelto en lo que allí iba a suceder y, además, ya había llenado su cupo de tolerancia por aquella noche.
- Una suerte pues, que te acompañase la fortuna ante un dragón… - Humanos… Los dragones eran entes casi divinos y aquella blasfema ignorante, así como su acompañante aquilino, hablaban de aquello como si de una broma se tratase. – Aunque quizás deberías tener cuidado con tentar demasiado tu suerte, los de tu calaña no tienen siete vidas. – Añadió en un susurro. Poco o nada le interesaba el destino de aquella humana y no lamentaría su muerte si esta llegase a producirse por su propia estupidez. Ese era un rasgo propio de su especie, su ignorancia y soberbia eran sus mayores defectos.
Nunca supo si ella había escuchado o no sus palabras, puesto que el segundo humano apareció de nuevo ante ellos, indicando que debía abandonarlos para seguir su propio camino. El primero que se apartaba del grupo… el primero al que Tarek podría dar caza en el bosque. Pero entre sus palabras percibió una velada información que le hizo dudar. ¿Había insinuado acaso que era un licántropo? Sus sospechas se vieron confirmadas cuando, instantes después, un aullido les llegó de entre la arboleda, justamente en la dirección que Ull había tomado. Aquello cambiaba las cosas. No tenía nada en contra de los licántropos. Además, atacar a una de aquellos seres en plena trasformación era como arrojarse desde un acantilado. Las opciones de sobrevivir eran limitadas.
Un revuelo a su derecha le hizo mirar en aquella dirección, observando como la abyecta humana se entretenía excavando entre las raíces de un árbol. Por momentos se preguntaba si, además de las lacras propias de su especie, aquel espécimen en particular no sería una perturbada demente. Poniendo los ojos en blanco dirigió de nuevo su atención hacia el hombre pájaro, cuya velada amenaza, como respuesta a su pregunta, arrancó una leve sonrisa de sus labios. Le gustaba aquel tipo, era observador y mordazmente directo.
- Sin duda. Estoy seguro de que algo más… antropomorfo sería más sencillo de alcanzar. –Añadiendo, tras un leve silencio- Ha sido curioso conocerte, arquero, aunque ni siquiera hayamos llegado a presentarnos. Espero que tu camino de regreso sea tranquilo –E inclinando la cabeza en señal de despedida avanzó unos pasos, para detenerse poco después y añadir en voz baja, solo audible para su interlocutor- No temas por tu ominosa amiga –Su voz destiló cierto desagrado ante la última palabra, mirando por un segundo a la chica-, no seré yo quien perturbe su calma esta noche. No porque tema tu aviso, y aún menos a ella, sino por respeto a vuestra hospitalidad de esta noche.
Con un último gesto de despedida dirigió sus pasos hacia la arboleda. Era hora de volver a Sandorái, para relatar lo sucedido y someterse al juicio de su clan. Era hora de iniciar su propia búsqueda.
- Una suerte pues, que te acompañase la fortuna ante un dragón… - Humanos… Los dragones eran entes casi divinos y aquella blasfema ignorante, así como su acompañante aquilino, hablaban de aquello como si de una broma se tratase. – Aunque quizás deberías tener cuidado con tentar demasiado tu suerte, los de tu calaña no tienen siete vidas. – Añadió en un susurro. Poco o nada le interesaba el destino de aquella humana y no lamentaría su muerte si esta llegase a producirse por su propia estupidez. Ese era un rasgo propio de su especie, su ignorancia y soberbia eran sus mayores defectos.
Nunca supo si ella había escuchado o no sus palabras, puesto que el segundo humano apareció de nuevo ante ellos, indicando que debía abandonarlos para seguir su propio camino. El primero que se apartaba del grupo… el primero al que Tarek podría dar caza en el bosque. Pero entre sus palabras percibió una velada información que le hizo dudar. ¿Había insinuado acaso que era un licántropo? Sus sospechas se vieron confirmadas cuando, instantes después, un aullido les llegó de entre la arboleda, justamente en la dirección que Ull había tomado. Aquello cambiaba las cosas. No tenía nada en contra de los licántropos. Además, atacar a una de aquellos seres en plena trasformación era como arrojarse desde un acantilado. Las opciones de sobrevivir eran limitadas.
Un revuelo a su derecha le hizo mirar en aquella dirección, observando como la abyecta humana se entretenía excavando entre las raíces de un árbol. Por momentos se preguntaba si, además de las lacras propias de su especie, aquel espécimen en particular no sería una perturbada demente. Poniendo los ojos en blanco dirigió de nuevo su atención hacia el hombre pájaro, cuya velada amenaza, como respuesta a su pregunta, arrancó una leve sonrisa de sus labios. Le gustaba aquel tipo, era observador y mordazmente directo.
- Sin duda. Estoy seguro de que algo más… antropomorfo sería más sencillo de alcanzar. –Añadiendo, tras un leve silencio- Ha sido curioso conocerte, arquero, aunque ni siquiera hayamos llegado a presentarnos. Espero que tu camino de regreso sea tranquilo –E inclinando la cabeza en señal de despedida avanzó unos pasos, para detenerse poco después y añadir en voz baja, solo audible para su interlocutor- No temas por tu ominosa amiga –Su voz destiló cierto desagrado ante la última palabra, mirando por un segundo a la chica-, no seré yo quien perturbe su calma esta noche. No porque tema tu aviso, y aún menos a ella, sino por respeto a vuestra hospitalidad de esta noche.
Con un último gesto de despedida dirigió sus pasos hacia la arboleda. Era hora de volver a Sandorái, para relatar lo sucedido y someterse al juicio de su clan. Era hora de iniciar su propia búsqueda.
Tarek Inglorien
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Re: La flor del helecho [Evento Social, Midsummarblót]
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No tardaron en comprobar que el manantial no era el único lugar plagado de pixys aquella noche. Buscaron por todas partes, pero no terminaban de dar con el ladrón. Cuando la marabunta de pixys espectrales se materializó en medio de la campa, supieron que no había nada que hacer. Finalmente, los pequeños seres desaparecieron, pero confusión fue lo único que dejaron atrás, junto a una expresión de inquietud en el rostro del albino.
—Lo siento muchísimo, Lars —dijo Diana. Sus ojos mostraban la sinceridad de sus palabras.
—No importa —dijo él, cambiando inmediatamente el gesto al darse cuenta de que la mujer lo había estado mirando—. No se puede ir contra la voluntad de los dioses.
—Pero la seidhr dijo… —se apresuró a decir Esben.
—¡Y yo te digo que no importa! —interrumpió Lars.
Esben cerró la boca inmediatamente, sin dejar de mirar a su amigo que, al darse cuenta de que había perdido el temperamento, dio unos pasos atrás, apenado. Después, se dio la vuelta y, dejando atrás su mochila y su capa, echó a correr por la estepa, alejándose de la zona de celebración.
—¡Lars, espera! —llamó su compañero, pero la figura bípeda de su amigo ya había sido sustituida por la del lobo blanco que albergaba en su interior. Cuando el joven trato de correr tras él, sintió una mano fuerte sujetando su hombro.
—Deja que se desahogue —dijo la voz de Orestes casi en su oído—. Todo estará mejor en la mañana, ya lo verás.
—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Es un anillo muy bonito, sí, pero sabes que no es el que busco. ¿Qué te lo quitaron? Otro pigsie, una batalla... ¿Elfos horrendos? ¡Esa sí que es nueva! Bueno, encontrar a una elfa desfigurada no puede ser muy difícil, ¿cierto?. Quiero que le sigáis la pista. Te convocaré más tarde, tengo algo entre manos ahora.
La joven Maika se adentró en una pequeña arboleda con la vista pendiente del suelo. Con el brazo extendido hacia delante, pasaba su hoz, encantada para iluminar el camino, por encima de las plantas que iba encontrando para asegurarse de cortar sólo las apropiadas. A su espalda, en la distancia, podían verse los resplandores de las hojas de su madre y su abuela moviéndose del mismo modo en la pradera.
En una de las pasadas de la hoz, la muchacha se fijó en unas hojas de helecho que asomaban tras el tronco de un árbol y recordó que eran plantas abundantes en aquella zona. Ella no creía esos cuentos acerca de la mítica flor del helecho, pero, por otro lado, tampoco pasaba nada por comprobarlo, por si acaso. El “no” ya lo tenía, ¿cierto?
Miró tentativamente hacia la oscuridad entre los árboles y luego atrás, a los resplandores móviles en la pradera. No lo pensó demasiado, después de todo, sólo sería un momento, así que apartó la vista de la pradera y avanzó un poco más entre los árboles. Y allí estaba, ¡no podía creerlo!, reluciente entre una mata de hojas verde oscuro. Durante un instante, se quedó clavada en el sitio y hasta su respiración se detuvo. Al cabo, se atrevió a dar unos pasos al frente, tenía que comprobar que sus sentidos no la estaban engañando.
—¿Te gusta? —preguntó una voz masculina desde un árbol cercano.
Sobresaltada, Maika se volvió hacia el lugar del que provenía, la mano con la que agarraba la hoz extendida por delante de ella en un gesto protector. El hablante se movió unos pasos, lo justo para quedar dentro del haz de luz, pero manteniendo una respetuosa distancia con respecto a la muchacha.
—¡Eres tú! —exclamó la joven al reconocer al trilero de la fiesta e, inmediatamente, cambió el gesto de sorpresa por una mirada seria—. ¿Me has seguido?
—No ha hecho falta —dijo el elfo con sencillez—, imaginaba que acabarías pasando por aquí tarde o temprano.
La muchacha lo miró inquisitiva durante un momento. Después, llevó la vista hacia la flor y, finalmente, de vuelta a él.
—La flor es obra tuya —afirmó. El elfo asintió con una sonrisa—. ¿Querías engañarme?
—Si hubiera querido engañarte, no me habría mostrado —respondió él—. Tendrías que haber visto cómo se te iluminó el rostro—añadió mientras se acercaba a la flor—. Sabía que te gustaría, la del guisante no era nada en comparación —se agachó y la tomó con cuidado para luego extender la mano hacia Maika, ofreciéndosela—. Ten, es tuya, quedará perfecta adornando tu cabello.
La joven dudó un momento, pero, finalmente, dio unos pasos hacia el elfo y tomó la flor que le ofrecía. Al examinarla entre sus manos, pudo ver intactas las minúsculas raíces con las que se había estado agarrando al helecho. El tallo no era mucho mayor.
—Te estás preguntando qué tipo de flor será, ¿no es así? —dijo él, sin dejar de observarla—. Sólo crece en Sandorai, muy lejos de aquí. Sé de un pequeño claro que está sembrado de ellas en las últimas noches del verano, cuando el aire empieza a sentirse fresco de nuevo. —Tras decir esto, el elfo calló durante un momento, dejando que la imagen calase en la mente de la joven antes de lanzar su pregunta—: ¿Te gustaría verlo?
Maika no contestó inmediatamente. Su mirada, en cambio, fue mucho más elocuente. El elfo se mantuvo en silencio, dándole tiempo para considerar lo que le estaba ofreciendo. La joven miró hacia atrás con gesto culpable, hacia donde no podía ver pero imaginaba que se encontraban su madre y su abuela; después, de nuevo a la flor, símbolo de todo aquello que jamás vería si permanecía a su lado. Finalmente, miró de nuevo al elfo con la duda aún presente en sus ojos.
—Ni siquiera me has dicho cómo te llamas —le dijo.
—¡Qué horrible descuido por mi parte! Te ruego que me disculpes —dijo él con gesto contrito. Después se enderezó y miró a la muchacha con expresión exageradamente formal—. Es un placer conocerte, Maika. Mi nombre es Thanedir. —Y, tras una cortés reverencia, dejó escapar una sonrisa y un guiño antes de ofrecerle su mano.
—Lo siento muchísimo, Lars —dijo Diana. Sus ojos mostraban la sinceridad de sus palabras.
—No importa —dijo él, cambiando inmediatamente el gesto al darse cuenta de que la mujer lo había estado mirando—. No se puede ir contra la voluntad de los dioses.
—Pero la seidhr dijo… —se apresuró a decir Esben.
—¡Y yo te digo que no importa! —interrumpió Lars.
Esben cerró la boca inmediatamente, sin dejar de mirar a su amigo que, al darse cuenta de que había perdido el temperamento, dio unos pasos atrás, apenado. Después, se dio la vuelta y, dejando atrás su mochila y su capa, echó a correr por la estepa, alejándose de la zona de celebración.
—¡Lars, espera! —llamó su compañero, pero la figura bípeda de su amigo ya había sido sustituida por la del lobo blanco que albergaba en su interior. Cuando el joven trato de correr tras él, sintió una mano fuerte sujetando su hombro.
—Deja que se desahogue —dijo la voz de Orestes casi en su oído—. Todo estará mejor en la mañana, ya lo verás.
—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? Es un anillo muy bonito, sí, pero sabes que no es el que busco. ¿Qué te lo quitaron? Otro pigsie, una batalla... ¿Elfos horrendos? ¡Esa sí que es nueva! Bueno, encontrar a una elfa desfigurada no puede ser muy difícil, ¿cierto?. Quiero que le sigáis la pista. Te convocaré más tarde, tengo algo entre manos ahora.
La joven Maika se adentró en una pequeña arboleda con la vista pendiente del suelo. Con el brazo extendido hacia delante, pasaba su hoz, encantada para iluminar el camino, por encima de las plantas que iba encontrando para asegurarse de cortar sólo las apropiadas. A su espalda, en la distancia, podían verse los resplandores de las hojas de su madre y su abuela moviéndose del mismo modo en la pradera.
En una de las pasadas de la hoz, la muchacha se fijó en unas hojas de helecho que asomaban tras el tronco de un árbol y recordó que eran plantas abundantes en aquella zona. Ella no creía esos cuentos acerca de la mítica flor del helecho, pero, por otro lado, tampoco pasaba nada por comprobarlo, por si acaso. El “no” ya lo tenía, ¿cierto?
Miró tentativamente hacia la oscuridad entre los árboles y luego atrás, a los resplandores móviles en la pradera. No lo pensó demasiado, después de todo, sólo sería un momento, así que apartó la vista de la pradera y avanzó un poco más entre los árboles. Y allí estaba, ¡no podía creerlo!, reluciente entre una mata de hojas verde oscuro. Durante un instante, se quedó clavada en el sitio y hasta su respiración se detuvo. Al cabo, se atrevió a dar unos pasos al frente, tenía que comprobar que sus sentidos no la estaban engañando.
—¿Te gusta? —preguntó una voz masculina desde un árbol cercano.
Sobresaltada, Maika se volvió hacia el lugar del que provenía, la mano con la que agarraba la hoz extendida por delante de ella en un gesto protector. El hablante se movió unos pasos, lo justo para quedar dentro del haz de luz, pero manteniendo una respetuosa distancia con respecto a la muchacha.
—¡Eres tú! —exclamó la joven al reconocer al trilero de la fiesta e, inmediatamente, cambió el gesto de sorpresa por una mirada seria—. ¿Me has seguido?
—No ha hecho falta —dijo el elfo con sencillez—, imaginaba que acabarías pasando por aquí tarde o temprano.
La muchacha lo miró inquisitiva durante un momento. Después, llevó la vista hacia la flor y, finalmente, de vuelta a él.
—La flor es obra tuya —afirmó. El elfo asintió con una sonrisa—. ¿Querías engañarme?
—Si hubiera querido engañarte, no me habría mostrado —respondió él—. Tendrías que haber visto cómo se te iluminó el rostro—añadió mientras se acercaba a la flor—. Sabía que te gustaría, la del guisante no era nada en comparación —se agachó y la tomó con cuidado para luego extender la mano hacia Maika, ofreciéndosela—. Ten, es tuya, quedará perfecta adornando tu cabello.
La joven dudó un momento, pero, finalmente, dio unos pasos hacia el elfo y tomó la flor que le ofrecía. Al examinarla entre sus manos, pudo ver intactas las minúsculas raíces con las que se había estado agarrando al helecho. El tallo no era mucho mayor.
—Te estás preguntando qué tipo de flor será, ¿no es así? —dijo él, sin dejar de observarla—. Sólo crece en Sandorai, muy lejos de aquí. Sé de un pequeño claro que está sembrado de ellas en las últimas noches del verano, cuando el aire empieza a sentirse fresco de nuevo. —Tras decir esto, el elfo calló durante un momento, dejando que la imagen calase en la mente de la joven antes de lanzar su pregunta—: ¿Te gustaría verlo?
Maika no contestó inmediatamente. Su mirada, en cambio, fue mucho más elocuente. El elfo se mantuvo en silencio, dándole tiempo para considerar lo que le estaba ofreciendo. La joven miró hacia atrás con gesto culpable, hacia donde no podía ver pero imaginaba que se encontraban su madre y su abuela; después, de nuevo a la flor, símbolo de todo aquello que jamás vería si permanecía a su lado. Finalmente, miró de nuevo al elfo con la duda aún presente en sus ojos.
—Ni siquiera me has dicho cómo te llamas —le dijo.
—¡Qué horrible descuido por mi parte! Te ruego que me disculpes —dijo él con gesto contrito. Después se enderezó y miró a la muchacha con expresión exageradamente formal—. Es un placer conocerte, Maika. Mi nombre es Thanedir. —Y, tras una cortés reverencia, dejó escapar una sonrisa y un guiño antes de ofrecerle su mano.
Recompensas
Llegamos al final y, una vez más, ha sido un verdadero placer leer vuestras historias a lo largo de este evento; ya fueran cómicas o dramáticas, de acción o más costumbristas. Espero que vosotros hayáis disfrutado tanto como lo he hecho yo. Antes de pasar con las recompensas, que imagino que será lo que estéis esperando, permitidme que os recuerde que se acerca la primera fase del evento final de la trama de los 19 objetos de Edgecombe, por si queréis ir actualizando vuestras listas de tareas y fichas de habilidades. Si no sabes de qué va todo esto, tienes más información aquí: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Ahora sí, como se anunció con la apertura de este hilo, todos los participantes reciben 5 puntos de experiencia y 25 aeros. Para los que habéis interactuado con otros pjs y creado pequeñas tramas (algunas, de lo más emocionantes, debo decir), se sumarán otros 25 aeros a lo anterior. Sois los siguientes: Valyria, Rauko, Amy, Axel Svensson, Ava Brekker, Frosk, Iori Li, Shinoroa Ryuu, Ull Whitestorm, Tarek Inglorien, Vincent Calhoun, Bio, Eilydh, Detective Hoots, Sashenka Dozorova, Twistedtale, Anastasia Boisson, Anders y Nayru que, aunque sea discutible si llegó o no a interactuar con alguien en el evento (ya que no hubo respuesta de la otra parte), supo aprovechar de forma muy creativa el post de otra usuaria para impulsar su trama.
Para los que participasteis en el objetivo la caza del piskie, Amy, Axel Svensson, Ava Brekker, Marceline, Rauko, Nayru, Valyria, Iori Li, Anders, Ull Whitestorm, Tarek Inglorien, Shinoroa Ryuu, Demian y Alisha Lessard, tanto contacto feérico no podía quedar en nada. Obtenéis Polvo de hada: [Consumible, 2 cargas] Lanza este polvo brillante al aire y te mostrará la ubicación de un objeto oculto de pequeño tamaño, como una joya o un botón o interruptor. Puede ser algo que haya sido escondido a propósito o algo que, simplemente, no esté a la vista, como una moneda en un bolsillo o un colgante bajo la ropa. En una sala con varios de estos objetos, los polvos te mostrarán el de más valor o el que lleve a la obtención de un botín mayor. La sustracción de dicho objeto o la superación de los obstáculos entre tú y tu botín corren de tu cuenta.
Axel Svensson, Ava Brekker y Rauko: por vuestras acciones en interés de los pequeños cleptómanos, os ganáis su respeto y amistad, para lo que pueda servir y mientras les dure la memoria. He de decir que Ava estuvo a punto de ganarse lo contrario, pero supiste arreglarlo al final.
Valyria: Alguien se ha quedado con tu cara, le has fastidiado el juego. Obtienes Anillo misterioso de efecto desconocido: [Joya] Puede que valga algo, puede que no. No tienes idea de si tiene algún efecto mágico o es puramente decorativo. Ya que no llegaste a interactuar con su dueño, imagino que tampoco sabes de qué está hecha la piedra.
Los que os atrevisteis con los versos, obtenéis un aplauso ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Ahora en serio, los que cumplisteis el objetivo coplillas y coronas, Frosk, Marceline, Alisha Lessard, Nahir, Ava Brekker, Shinoroa Ryuu, Ashar Lothian, Iori Li, Sashenka Dozorova, Eilydh, Twistedtale, Nayru, Axel Svensson, Capitán Werner, Anders, Detective Hoots y Bio, recibís Bomba floral x2: [Consumible] Lanza este popurrí a los pies de un personaje para que su fragancia lo envuelva. Durante las próximas dos rondas, cualquier cosa que digas, por estúpida que sea, será interpretada por dicho personaje como un elocuente intento de seducción. Si se trata de un PJ o un Acompañante, será su usuario quien determine cómo se lo toma dicho personaje. Si se trata de un PNJ, deberás tirar runa en el mismo post que lances la bomba. Si la runa es buena, el personaje tomará tus avances de forma favorable y será más fácil convencerlo para que te ayude o apoye tu punto de vista (siempre que no atente directamente contra sí mismo). Si la runa es mala, el personaje se sentirá ofendido por tus insinuaciones y será más fácil provocarlo para que empiece una pelea. Si la runa es neutra, será la persona que postee detrás de ti quien decida cómo se lo toma el personaje.
Como habéis visto, finalmente, Maika volvió a hacer aparición en el evento. Esto se debe a que más del 40% de los participantes os animasteis a subir imágenes de helechos en flor. Al tratarse de un objetivo off rol (aunque hubo quien sí llegó a incluirlo on rol), la recompensa será también off rol y, puesto que, según la leyenda, encontrar una de estas flores se relaciona con la riqueza, recibís 100 aeros adicionales. Dejo aquí vuestros nombres para que no haya confusiones: Marceline, Valyria, Lixis, Anders, Vincent Calhoun, Reike, Eilydh, Iori Li, Amy, Eiz Adelskald, Ull Whitestorm, Ava Brekker, Axel Svensson y Twistedtale
Por último, pero no menos importante, queda por ver la recompensa para los que hicisteis uso del especial maldiciones: Reivy Abadder & Lavey, Lixis, Anders, Rauko & Xana, Valyria, Vincent Calhoun, Níniel Thenidiel & Catherine, Reike, Demian, Bio, Eltrant Tale & Lyn, Syl (acompañante de Asher), Elen Calhoun & Alister, Iori Li, Nayru, Axel Svensson, así como Amy y Twistedtale que quizá no usaron el método más común, pero ¿cuándo se ha visto que se penalice la originalidad en un foro narrativo? Como se prometió, todos los aquí nombrados obtenéis Hierbas de Lithe: [Consumible] Un saquito con hierbas secas bendecidas por las estrellas. Para utilizar este objeto, deberás estar en un lugar tranquilo y contar con tiempo suficiente, también has de purificarte antes de usarlo (tienes libertad creativa a la hora de interpretar esa purificación). Prepara una infusión con estas hierbas en una noche de luna llena, bebe la infusión antes de acostarte y, a la mañana siguiente (la noche siguiente, si eres vampiro), te habrás librado de una maldición de tu elección.
Para los que traéis maldiciones de Sandorai, ya sabéis a cuáles me refiero, recordad que este objeto no anula la condición de los dos temas bajo los efectos de la maldición (este evento no cuenta como uno de esos dos temas). Podréis utilizar el objeto en el tercer tema (de cualquier tipo) en el que participéis después de Sandorai (o en uno posterior, si queréis extender la maldición). Recordad también que los ejemplares de vuestros acompañantes sólo pueden ser usados por ellos.
He visto que algunos describíais rituales o usos concretos para las plantas que recogíais, lo que vuestros personajes tenían intención de hacer para quitarse la maldición. Dichos rituales pueden perfectamente servir para cumplir con el requisito de la purificación. Si lo preferís, en el plano narrativo, podéis asumir que son esos ritos o curas lo que os libera realmente de la maldición, mientras que las hierbas son algo así como una ayuda para dormir mientras esperáis a que haga efecto.
Y con esto, ya me despido. Para cualquier duda o comentario, estoy disponible por MP. Si me he olvidado de mencionar a alguien, espero que sepáis disculparme y no tengáis reparo en decírmelo para que pueda subsanar el error.
Ahora sí, como se anunció con la apertura de este hilo, todos los participantes reciben 5 puntos de experiencia y 25 aeros. Para los que habéis interactuado con otros pjs y creado pequeñas tramas (algunas, de lo más emocionantes, debo decir), se sumarán otros 25 aeros a lo anterior. Sois los siguientes: Valyria, Rauko, Amy, Axel Svensson, Ava Brekker, Frosk, Iori Li, Shinoroa Ryuu, Ull Whitestorm, Tarek Inglorien, Vincent Calhoun, Bio, Eilydh, Detective Hoots, Sashenka Dozorova, Twistedtale, Anastasia Boisson, Anders y Nayru que, aunque sea discutible si llegó o no a interactuar con alguien en el evento (ya que no hubo respuesta de la otra parte), supo aprovechar de forma muy creativa el post de otra usuaria para impulsar su trama.
Para los que participasteis en el objetivo la caza del piskie, Amy, Axel Svensson, Ava Brekker, Marceline, Rauko, Nayru, Valyria, Iori Li, Anders, Ull Whitestorm, Tarek Inglorien, Shinoroa Ryuu, Demian y Alisha Lessard, tanto contacto feérico no podía quedar en nada. Obtenéis Polvo de hada: [Consumible, 2 cargas] Lanza este polvo brillante al aire y te mostrará la ubicación de un objeto oculto de pequeño tamaño, como una joya o un botón o interruptor. Puede ser algo que haya sido escondido a propósito o algo que, simplemente, no esté a la vista, como una moneda en un bolsillo o un colgante bajo la ropa. En una sala con varios de estos objetos, los polvos te mostrarán el de más valor o el que lleve a la obtención de un botín mayor. La sustracción de dicho objeto o la superación de los obstáculos entre tú y tu botín corren de tu cuenta.
- polvo de hada:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Axel Svensson, Ava Brekker y Rauko: por vuestras acciones en interés de los pequeños cleptómanos, os ganáis su respeto y amistad, para lo que pueda servir y mientras les dure la memoria. He de decir que Ava estuvo a punto de ganarse lo contrario, pero supiste arreglarlo al final.
Valyria: Alguien se ha quedado con tu cara, le has fastidiado el juego. Obtienes Anillo misterioso de efecto desconocido: [Joya] Puede que valga algo, puede que no. No tienes idea de si tiene algún efecto mágico o es puramente decorativo. Ya que no llegaste a interactuar con su dueño, imagino que tampoco sabes de qué está hecha la piedra.
- anillo misterioso:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Los que os atrevisteis con los versos, obtenéis un aplauso ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Ahora en serio, los que cumplisteis el objetivo coplillas y coronas, Frosk, Marceline, Alisha Lessard, Nahir, Ava Brekker, Shinoroa Ryuu, Ashar Lothian, Iori Li, Sashenka Dozorova, Eilydh, Twistedtale, Nayru, Axel Svensson, Capitán Werner, Anders, Detective Hoots y Bio, recibís Bomba floral x2: [Consumible] Lanza este popurrí a los pies de un personaje para que su fragancia lo envuelva. Durante las próximas dos rondas, cualquier cosa que digas, por estúpida que sea, será interpretada por dicho personaje como un elocuente intento de seducción. Si se trata de un PJ o un Acompañante, será su usuario quien determine cómo se lo toma dicho personaje. Si se trata de un PNJ, deberás tirar runa en el mismo post que lances la bomba. Si la runa es buena, el personaje tomará tus avances de forma favorable y será más fácil convencerlo para que te ayude o apoye tu punto de vista (siempre que no atente directamente contra sí mismo). Si la runa es mala, el personaje se sentirá ofendido por tus insinuaciones y será más fácil provocarlo para que empiece una pelea. Si la runa es neutra, será la persona que postee detrás de ti quien decida cómo se lo toma el personaje.
- bomba floral:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Como habéis visto, finalmente, Maika volvió a hacer aparición en el evento. Esto se debe a que más del 40% de los participantes os animasteis a subir imágenes de helechos en flor. Al tratarse de un objetivo off rol (aunque hubo quien sí llegó a incluirlo on rol), la recompensa será también off rol y, puesto que, según la leyenda, encontrar una de estas flores se relaciona con la riqueza, recibís 100 aeros adicionales. Dejo aquí vuestros nombres para que no haya confusiones: Marceline, Valyria, Lixis, Anders, Vincent Calhoun, Reike, Eilydh, Iori Li, Amy, Eiz Adelskald, Ull Whitestorm, Ava Brekker, Axel Svensson y Twistedtale
Por último, pero no menos importante, queda por ver la recompensa para los que hicisteis uso del especial maldiciones: Reivy Abadder & Lavey, Lixis, Anders, Rauko & Xana, Valyria, Vincent Calhoun, Níniel Thenidiel & Catherine, Reike, Demian, Bio, Eltrant Tale & Lyn, Syl (acompañante de Asher), Elen Calhoun & Alister, Iori Li, Nayru, Axel Svensson, así como Amy y Twistedtale que quizá no usaron el método más común, pero ¿cuándo se ha visto que se penalice la originalidad en un foro narrativo? Como se prometió, todos los aquí nombrados obtenéis Hierbas de Lithe: [Consumible] Un saquito con hierbas secas bendecidas por las estrellas. Para utilizar este objeto, deberás estar en un lugar tranquilo y contar con tiempo suficiente, también has de purificarte antes de usarlo (tienes libertad creativa a la hora de interpretar esa purificación). Prepara una infusión con estas hierbas en una noche de luna llena, bebe la infusión antes de acostarte y, a la mañana siguiente (la noche siguiente, si eres vampiro), te habrás librado de una maldición de tu elección.
- hierbas de lithe:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Para los que traéis maldiciones de Sandorai, ya sabéis a cuáles me refiero, recordad que este objeto no anula la condición de los dos temas bajo los efectos de la maldición (este evento no cuenta como uno de esos dos temas). Podréis utilizar el objeto en el tercer tema (de cualquier tipo) en el que participéis después de Sandorai (o en uno posterior, si queréis extender la maldición). Recordad también que los ejemplares de vuestros acompañantes sólo pueden ser usados por ellos.
He visto que algunos describíais rituales o usos concretos para las plantas que recogíais, lo que vuestros personajes tenían intención de hacer para quitarse la maldición. Dichos rituales pueden perfectamente servir para cumplir con el requisito de la purificación. Si lo preferís, en el plano narrativo, podéis asumir que son esos ritos o curas lo que os libera realmente de la maldición, mientras que las hierbas son algo así como una ayuda para dormir mientras esperáis a que haga efecto.
Y con esto, ya me despido. Para cualquier duda o comentario, estoy disponible por MP. Si me he olvidado de mencionar a alguien, espero que sepáis disculparme y no tengáis reparo en decírmelo para que pueda subsanar el error.
Fehu
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