Re: Høstblót: La búsqueda del equilibrio [Evento Social]

**Vincent Calhoun** Jue Oct 01 2020, 23:43

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Interactúo con Rauko, justo después de que este hable con la dama de los gatos :3

Y de esta manera me uno a la búsqueda de los gatos y ayudo a la joven (?
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Se había organizado una celebración importante en la ciudad y, bueno, qué demonios, que mal mercenario sería el cabronazo de Vincent si solo luchara y nunca gozara un poco de los pequeños placeres de la vida.

Aquella fiesta era una excusa tan buena como otra cualquiera para tomarse unos buenos tragos de alcohol y pasarlo bien. Para olvidarse un poco de los problemas.

Por lo visto, una de las particularidades de aquella festividad es que muchas personas irían con máscaras. Así pues, el brujo, ni corto, ni perezoso, se agenció una para la ocasión. No era obligado llevar una, pero quien podría resistirse a recordar buenos tiempos de juventud en su tierra natal.

No, por supuesto que Vincent no lo haría. El rubio no gastó ni medio instante de su vida en resistirse a la oportunidad de volverse un enmascarado. En disfrutar de la posibilidad de ser un desconocido para todo el mundo al tiempo que todos lo eran para él, sin importar si de verdad se conocían. Esa era la auténtica diversión de las mascaradas.

En cualquier caso, no tardó en llegar el momento para lucir misterio, y el mercenario no tardó en perderse por las calles de la ciudad. En confundirse y mimetizarse con la algarabía de las voces, las risas y el sonido de los espectáculos que recorrían la ciudad. Bardos, malabaristas y artistas del fuego daban color a la urbe. Y él, con sus ropajes y máscara a juego, no era más que una pieza más de aquel entramado festivo.

- ¿Seguro que esto sabe bien? - preguntó con recelo.

El mercenario, mientras disfrutaba del día, no tardó en encontrar algo que le llamara la atención por encima de todo lo demás. Por encima de artificios, cantos y cuentacuentos.

- Se lo aseguro. Es un postre novedoso. Un manjar de dioses.

El rictus del brujo no varió pese a las palabras del vendedor, más tampoco es que este pudiera ver su expresión completa, su semblante oculto bajo el níveo y escarlata cuadro que era su máscara.

- Bueno, no hay que ser cerrado de mente hacia nuevas experiencias-, contestó al mercader, dejando unas monedas sobre la mesa del bazar a pie de calle.

- No se arrepentirá.

Vincent no estaba seguro de poder firmar tales palabras, solo esperaba que aquellas barras de color marrón no tuvieran el sabor de lo primero que se le había pasado por la cabeza al verlas.

- Yo también lo espero-, contestó sonriente, pese a que sus labios no podían ser vistos. - Si no es mucho menester, ¿podría cortarlos todos en forma de cubos pequeños y meterlos en una bolsa?

El dependiente respondió que no había problema, y no tardó en alcanzarle una bolsa de tela llena de los cuadraditos marrones que tan mala pinta tenían.

Terminada la transacción, el brujo se despidió del comerciante, y avanzó unos pasos, alejándose del puesto, antes de llevarse uno de los cuadros por debajo de la máscara hasta la suavidad de sus labios.

Con su boca atrapó el misterioso postre, y con ayuda de su lengua se lo llevó al interior.

Un impresionante golpe de sabor invadió su boca en el mismo instante que el cuadrito se posó sobre su lengua y comenzó a derretirse, y por qué no decirlo, cada palmo de su alma. De su ser. Era lo mejor que había probado en mucho tiempo. Con diferencia.

- Es mucho mejor de lo que esperaba. No solo no sabe a mierda, es incluso delicioso-, se dijo a sí mismo, mediante un susurro.

Sí, eso era lo que había mantenido escéptico a Vinc al momento de comprar el postre. Aquellas barras tenían un color demasiado… Ya saben. No hace falta derrochar en detalles.

En cualquier caso, placeres a parte, el juego de los dioses no dejaba de ser tan curioso y juguetón como un pequeño y tierno gatito.

- Vaya, vaya. De todos los lugares del mundo, de todos los momentos posibles, justo hoy debíamos reencontrarnos-, le dijo al muchacho y a su acompañante, cuando estuvo a la distancia de unos pasos de ellos, sin dejar de acercarse a la pareja. - ¿Quieren?, es lo más rico que podrán probar en sus vidas-, comentó como final de su saludo.

Antes de que pudieran responder, el brujo alargó hacia ellos la mano zurda con la que sostenía la bolsa de tela llena de postres, pero no sin perder la ocasión de meter la mano diestra para sacar otro de esos placeres en miniatura.

- Doy fe de ello-, comentó socarrón, justo antes de inclinar un poco hacia adelante la parte de la barbilla de su máscara, mientras con otros dos de sus dedos se llevaba el cuadro al interior de su boca.

El mercenario no dudó en hacer notar, con un suave gruñido, el placer que sentía al saborear el trozo de pasta marrón, al tiempo que observaba la espalda de la mujer que partía.

- Se dice que la curiosidad mató al gato, pero yo nunca he sido muy creyente y seguidor de ese dicho-, dijo en tono divertido, volviendo la mirada otra vez sobre las caras conocidas. - Qué ocurre, mis amigos de Ulmer. ¿Algún problema? - Con aquellas palabras dejaba bien claro quién era, por si no lo habían reconocido aún por su voz y su planta. - Quizás os pueda ayudar. Digamos que hoy estoy más dulce que de costumbre-, bromeó, haciendo saltar la bolsa sobre su mano, aún con el brazo estirado hacia ellos.

Máscara de Vincent:

**Mi´Mit** Vie Oct 02 2020, 06:12

¡12 mascaras! Más dos para sus padres. Se rasco la oreja, casi quería llevar una para cada mausu, pero no tenía los suficientes aeros, y tampoco como llevarlos, ya sería lioso ver lo de llevar a sus hermanos, pero se las ingeniaría, por eso era LA GRAN FUFU

-JAJAJAJAJAJAJAJA- La pequeña mausu estaba bien erguida manos en la cintura riendo triunfante aun antes de emprender su misión. Los rumores del lugar habían llegado a sus blancas orejas anilladas, y emprendió el camino, siguiendo el rastro de aromas dulces y miraba el colorido, discusiones, gritos, idas venidas, y ella solo se preocupaba de recoger su colita para evitar que algún distraído la pisara en desconsideración de su estado ratonil. Tarde llego pero noto algo curioso, gatos negros por todos lados, unos tranquilos al parecer por que miraban a donde ir y otros aun corriendo como espantados por algo. A Mi´Mit le gustaban los gatos, a diferencia de los perros grandes, los gatos eran pequeños y en general solo debías darles atún o pescado y se volvían amigos. Pero eso no era lo importante, un olor abrumador, dulce, amargo, intenso, y que le hizo salivar le llego a la nariz y suspiro de solo imaginar que podría ser lo que desprendía tal aroma. Pero antes, miro a todos lados, veía máscaras, enmascarados, pero, algo no la convencía hasta que.

-¿Oh pero qué? – La mausu blanca rio un poco y tomo una máscara entre manos, sería gracioso, muchísimo, el vendedor se vio complacido, puesto que Dextor se había apropiado de la venta de máscaras y el repudio a los gatos regalando algunas fascinantes, el tendero que tenía más caras de animales se estaba viendo abrumado de no lograr sacar las de , aja… gato

-Doce, pero, ah, bien, quien soy yo para negar tal deseo a tan, peculiar cliente.-Dijo tratando de sonar educado y adivinar como dirigirse a la curiosa criatura, sintiendo culpa ahora de haber sacado de su casa a una familia de ratones.

-Fufu Papachon, la mausu viajera.- Dijo alzando la garrita y zurcando el aire con ella en pose dramática y ahora con su máscara y cargamento iba hacia ese manjar de dulce aroma. Veía gatos aquí, gatos allá, y por fin dio con el lugar.-Uh uh uh ¿qué es?

Musito al vendedor, que no supo que decir ante una máscara de gato, que no cubría las orejas del ratón de medio metro que se asomaba poniéndose de puntillas para ver la mercancía tan codiciada. Tuvo el impulso de azotarle las garritas que aferraban el borde de la mesa.

-Es el dulce, definitivo, Mmanjar de los dioses, el más novedoso de los postres. Hasta una criatura como tu podrá gozar de sus placeres.- Con una cuchara de madera le empujo un trozo hasta que estuvo al alcance de sus manos y lo comió ávida, y tras algo de negociación su bolsa de escarabajos tenia montón de trocitos que se prometió trataría de hacer llegar a su aldea.

-Mashcaras, manjar de dioshes – Mascullaba cuando oyó algo de gatos perdidos y entonces, miro su bolsa con máscaras. Seria más fácil si podían distinguirlos. –Fufu presente para la misión los gatosh volverán a usted señorita.-Dijo con su aguda voz y sin esperar respuesta alguna comenzó a tarataer una canción, dio con uno de los gatos y recordó que tenia algo que les gustaba, saco unas plunas las ato y movio el cordón atrayendo a algunos gatos, pero solo podía atrapar uno asi que tomándolo cantaba-SHALAA HEAD SHLAAA –y le ponía la máscara, dejándolo en paz y el gato se quedaba ahí quieto tratando de sacarse una máscara ben amarrada.

-¡¡A por otro!!!- dijo triunfante, continuo sus cantos, un gatito dos gatitos, tres gatitos, un –Uch auch garritas no- riño a uno y asi, dejo a once gatos tratando de quitarse su correspondiente máscara o andando en búsqueda de su dueña para retirarles la careta. Fufu/Mi´Mit, termino algo afónica con su canto, y fue a por chocolate caliente para aliviar su garganta.

(off.- participo en la recuperación de los gatos)

Mascara de Fufu:

Mascaras para los gatitos:

**Elian** Vie Oct 02 2020, 16:14

Elian observaba meditabundo a los bailarines desde el borde de la plaza. En otras circunstancias, habría estado en el interior, brincando alegremente con los demás. A eso había venido, después de todo; a distraerse.

Y no es que no tuviera con quién bailar. Había varias mujeres observando a los bailarines desde los extremos de la pista, siguiendo el ritmo que marcaban los músicos con las palmas o, incluso, con los propios pies. Más de una vez desde que se llegó hasta allí, se había topado con alguna mirada huidiza tratando de llamar disimuladamente su atención. Unos meses atrás, no habría necesitado más señal para acercarse a la dama y solicitar un baile. Pero, a pesar de haber ido hasta allí, aquella noche no se sentía de humor.

A decir verdad, ya ni siquiera veía a los bailarines, ni oía la música o las risas a su alrededor. Su mente estaba muy lejos de Roilkat y de sus dunas, de vuelta en Sandorai. No se trataba de la añoranza que le hacía volver sus pasos cuando ya llevaba un tiempo vagando por los caminos. En realidad, no hacía tanto que se había marchado esta vez y había salido despedido hacia Roilkat como si buscara el paisaje más alejado posible de los bosques de su patria.

Aquello era otra cosa y lo venía comiendo por dentro desde antes incluso de partir. O, más bien, desde antes de que madre y hermana prácticamente le pusieran el petate a la espalda. Su familia se había acostumbrado a sus idas y venidas y hacía mucho ya que no lo atosigaban con la idea de “sentar la cabeza”, pero debía de haber estado realmente irritable para que fueran ellas mismas quienes “sugiriesen” una nueva partida cuando aún había tanto por hacer, después de todo lo que había ocurrido en el Bosque.

Era eso lo que lo carcomía, el ataque. ¿Cuánto tiempo había estado fuera, vagando por los bosques del oeste, aislado de noticias? Se había enterado en Dundarak de que había problemas en casa y poco pudo hacer cuando por fin llegó con los suyos.

El recuerdo le hizo apretar los puños con crispación y soltar un gruñido. También le hizo volver repentinamente al presente, en el que se topó con una joven que lo miró con los ojos muy abiertos antes de darse la vuelta y volver casi a la carrera con su amiga, que le lanzó una airada mirada. Otra ofensa que añadir a la lista, se dijo mientras se daba la vuelta y se alejaba de los danzantes.

Le pareció que ya estaba lo bastante oscuro para aquello que le habían contado mientras tallaba máscaras en los días anteriores: el Globo del Perdón. Los Dioses sabían que tenía muchos a quienes pedir perdón. Todos los muertos, heridos y expulsados de Sandorai, por ejemplo. ¡Como si su presencia hubiera supuesto un gran cambio! Aún así, si hubiera llegado antes, quizá…

Fue de los primeros en recibir el extraño objeto llamado globo, pero muchos se alejaban ya flotando en el cielo mientras él miraba fijamente su pedazo de papel con el grafito en la mano. Ni siquiera se le ocurría qué escribir. Repentinamente, se echó a reír con ganas. Hubo quien lo miró como si se hubiese vuelto loco. Algunos hasta se alejaron disimuladamente de él.

Cuando la risa remitió, escribió en élfico, con una cuidada caligrafía: Elian Satari, eres un tonto, pero te perdono igual. Se quedó mirando la llama ascender hasta que la perdió de vista entre todas las demás. Finalmente, se retiró de la cara la máscara de madera que había llevado hasta entonces y echó a andar en busca de algún puesto de comida.

Esas barritas marrones estaban causando gran impresión, aunque a él le parecieron demasiado dulces. Vio que algunos lo bebían, así que compró algo de leche para probar. Fue entonces cuando oyó los maullidos. El pobre animal tenía pinta de haber recibido unos cuantos golpes. Chasqueó la lengua con disgusto, cualquiera que se dedicase a maltratar animales porque sí se merecía el mismo trato.

Por su parte, el elfo se agachó junto al gato y le ofreció su ración de leche, pero el felino parecía más interesado en los restos de [i]chocolate de su mano. Elian no tenía idea de si aquello sería bueno o no para el animal, pero supuso que un poco no lo mataría y, después de la nochecita que parecía estar teniendo, no le vendría mal una golosina.

Un cosquilleo en la nuca hizo que volviera la vista. Desde la esquina de una de las casas circundantes, una extraña mujer parecía observarlo con aprobación. Se estremeció. Las mujeres tan bien vestidas solían ser fuente de problemas.

Máscara tallada por Elian (tengo taller, guiño, guiño):

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OFF: No interactúo con nadie, al menos por el momento, pero sí lanzo un golbito al aire y doy de comer a uno de esos hermosos felinos.[/i]

**Zelas Hazelmere** Vie Oct 02 2020, 18:06

La primera parte la había logrado con una excelente muestra de agilidad y elegancia, sin embargo, el elfo ahora batallaba contra la bestia que intentaba desesperadamente sacárselo de encima "oh que malos recuerdos me trae esta situación" pensó Zelas para si mismo, recordando aquel día donde tuvo que montar a un Feídh salvaje para domesticarlo, tenia que acomodar su peso y mover constantemente su centro para no perder el equilibrio ya que caer del animal no era una opción, alcanzo a esquivar y a advertir a mucha gente, pero inevitablemente embistió a un par de personas en el camino.

Zelas vio el taller de un herrero cerca y pensó que ese seria el lugar ideal para frenarlo si lograba hacerlo chocar con algo pesado y metálico, así que tomando parte de su coraza, presiono el cuello del animal con la fuerza suficiente para desviarlo en esa dirección, logrando su cometido, pero llevándose a alguien de por medio en el proceso, aquella situación le dio un segundo aire al Kag, el cual comenzó a sacudirse en ese lugar violentamente otra vez intentando quitarse al elfo de encima, Zelas por su parte, hacia diferentes maromas moviendo su centro de gravedad bruscamente para compensar las sacudidas del animal, ahora su plan estaba completamente descartado.

-¡Tiralo al suelo! ¡Trata de tirarlo al suelo!-
-¡Para, es una orden!-
-¡Eso intentaba hasta que te cruzaste!-

Replico el elfo ante el desconocido que le instaba a tirar al animal, aquello le jugo en contra a Zelas puesto que en un descuido, perdió su centro de gravedad y elevándose por sobre el animal, "oh mierda" pensó mientras veía como pasaba por sobre el animal en una especie de tiempo ralentizado, entonces vio aquello como una oportunidad, usando el impulso obtenido por la sacudida del Kag, mas un poco de su propia fuerza, Zelas se sujeto con un brazo de una parte de la caparazón que sobresalía de la espalda del Kag y balanceo todo su cuerpo en dirección a una de sus patas delanteras, la suma de todas esas cosas culmino en una fuerte patada doble la cual dio de lleno en la coyuntura de la pata, la cual cedió enterrando las protuberancias de hueso sobresalientes en el piso, deteniendo al Kag de una vez por todas.

Zelas cayo al lado del Kag, el cual estuvo a punto de aplastarlo sino fuera porque Zelas también rodo para salir del lugar alcanzando a observar como Eriu se acercaba decididamente y plantaba su rodilla en el cuello, pasando a tomar una actitud mas dominante, chistosamente impropia de el joven que había visto hace un par de minutos.

-¡Te dije que te detuvieras!, yo soy el amo y tu eres la mascota, tu me obedeces a mi!- Exclamo un dominante Eriu, el cual esperaba algún tipo de resistencia de parte del Kag, sin embargo, este estaba completamente manso ante la voz de comando del joven, Zelas se sacudió la tierra de sus ropas mientras se acercaba a observar mejor el asunto, -te dije que solo era un perro feo, un muy grande perro feo- dijo Zelas a modo de broma mientras palmeaba la espalda del joven en señal de felicitación por enseñarle a su perro quien era el que mandaba, se quito la mascara por unos momentos ya que toda la situación le había hecho acalorarse.

OFF: Interactuo indirectamente con Sango, derribo al Kag permitiéndole a Eriu reestablecer su jerarquía ante el animal, esperando mi recompensa(?)

**Ansur** Sáb Oct 03 2020, 00:29

opıpɹǝd oıɹqılınbǝ

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A pesar de una leve trifulca en uno de los rincones del evento, todo se llevaba a cabo con normalidad y a pesar de un revoltoso que deambulaba de prisa sobre un incontrolable Kag, todo parecía normal. Un joven Dragón fue el primero en acercarse al lugar donde se elevarían los globos en una tradición que buscaba un poco de paz en medio de tantas luchas y catástrofes que habían hecho de Aerandir un lugar poco seguro para vivir.

Finalmente había llegado la hora del evento principal, los presentes se habían reunido en un gran círculo donde cantaban y se preparaban para dejar ir sus globos hacia el cielo. Lentamente todos comenzaron a ascender pero algo extraño ocurría cuando llegaban a cierta altura, los globos se detenían como si se impactaran contra una cúpula invisible.

Unos tras otros dejaban de prestar atención a lo que tenían frente a ellos para alzar la vista a los globos que parecían estar atrapados en algún punto antes de alcanzar el cielo. El extraño fenómeno llamaba la atención de los presentes que, maravillados pensaban que aquello era parte del espectáculo… algo muy lejos de la realidad.

No pasó mucho tiempo hasta que se escucharon los primeros gritos de pánico, pues lo que parecía ser una lluvia de estrellas comenzó a desprenderse sobre las cabezas de los presentes, los cuales corrían angustiados en busca de refugios. Entre la multitud, cinco figuras se mostraban amenazadoras e imponentes.

Estos cinco personajes podrían ser fácilmente reconocibles para algunos, se trataba de tres elfos, un humano y un ¿qué era eso? ¿Un hombre-perro con cuernos? De cualquier modo aquellos cinco personajes comenzaban a sembrar el terror, atacando a todo aquel que intentara plantarles cara.

El audaz vendedor de máscaras fue el último en plantarles cara -¡No se dejen intimidar, estamos atrapados pero no derrotados!- Exclamó mientras se colocaba al frente de los que parecían dispuestos a convertirse en la resistencia frente a aquellas amenazas, y tal capacidad de liderazgo sumada a la confusión del momento llevó a que muchos de los presentes estuvieran dispuestos a seguir sus órdenes.

Sabía que algo ocurriría, lo sabía- Dijo señalando la cúpula que se extendía hasta alcanzar el piso en los bordes de la ciudad -Este domo parece ser algún tipo de disrupción temporal, debemos resistir hasta lograr...- Sostuvo su máscara que parecía resbalar de su rostro y la sujetó de nuevo pero algo lo interrumpió. Una figura negra y pequeña que parecía rodearse de humo negro se acercó de prisa hasta arrancar de un puñetazo la máscara del vendedor.

Un incómodo silencio se adueñó de la situación, roto solamente por el sonido de unos tacones hacia los cuales avanzaba el pequeño y humeante gato negro que antes había arrancado la máscara del que parecía ser un hombre sin rostro -Muy buen intento, suplantador- Dijo la chica de ropajes negros que se acercaba rodeada de algunos gatos -Di la verdad, di que eres un suplantador, igual que ellos- Señaló a las cinco amenazas que se pusieron a la defensiva con la entrada de los felinos.

Sucios Caits, solo vienen como carroñeros a devorar las almas de los muertos- Masculló el vendedor con una boca que no llegaba a ser más que una silueta oscura en medio del rostro -Es a esos sucios felinos a quienes más les conviene que haya muertos- Exclamó poniéndose en guardia y cubriendo con una máscara su rostro que no era más que un espacio plano sin nariz ni ojos.

Al mismo tiempo que los 5 suplantadores se dividían para causar caos y destrucción a su paso, algunos sucesos extraños comenzaron a ocurrir con el éter, la magia de algunos se volvía inestable o se manifestaba de manera diferente, haciendo que pudieran hacer cosas que antes no imaginaban, pero también olvidando algunas de sus habilidades a cambio.

Algunas personas habían desaparecido misteriosamente del lugar sin dejar ningún rastro, pero personas que no estaban presentes ahora se veían a sí mismas en ese lugar, confundidos o asustados ante tan extraña situación pero algo si era seguro, sabrían que no estaban a salvo.

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∞ ¿Esperabas un evento normal y tranquilo sin heridos? Esto es Aerandir, aquí no hacemos eso. Una serie de peculiares fenómenos comienzan a ocurrir, algunos personajes encontrarán que poseen habilidades nuevas y han olvidado las anteriores, (ver sistema de habilidades nuevo) algunos han desaparecido y otros en cambio que antes no estaban, pueden llegar al lugar aún sin saber cómo ha ocurrido, algunos podrían verse a sí mismos con edades diferentes a las que tienen normalmente, y todos los presentes sentirán que lentamente la fuerza de gravedad en el lugar va en aumento.

∞ Además se ha planteado otro conflicto, las copias de 5 personajes en versión malvada han aparecido y deben ser detenidos, pero también será necesario entender quién es el responsable de tal desastre, por un lado la chica de los mininos señala como culpable a Dextro, quien se defiende para culparla a ella, algunos culparán a la suerte, otros culparán a Nousis. Seguirá siendo un misterio.

∞ Han aparecido réplicas de Asher, Niniel, Eltrant, Valyria y Zelas, los cuales deberán ser derrotados en dos fases, no tienen las habilidades de los originales pero poseen una gran resistencia y velocidad. Será necesario un ataque mágico para quitarles las máscaras y luego dos ataques físicos para neutralizarlos. Cada personaje solo podrá realizar un ataque físico o mágico por turno.

∞ Los Cait Síth colaborarán en combate ayudando con su velocidad a arrancar las máscaras de las copias, pero solo con aquellos que no los espantaron en la fase anterior, esto sustituye al ataque mágico para quitar las máscaras y no cuenta en el límite de ataques por personaje, no es necesario un orden de posteo, pero un usuario debe esperar al menos dos respuestas de otras personas antes de volver a postear.

∞ Los personajes seleccionados para los desafíos no podrán participar en este tema hasta terminarlos, pero sí podrán participar sus acompañantes. Sus misiones serán determinantes para entender lo que ocurre y resolverlo todo.
Desafíos abiertos:
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**Sango** Miér Oct 07 2020, 00:47

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El sargento hizo un rápido gesto con la mano para llamar la atención de Sango que fue decidido hacia él. Ben miró hacia el chaval que le aferraba la mano y con la cabeza le indicó que le acompañara. No tardó en darse cuenta que cada paso que daba no le acercaba a su objetivo. El sargento le hizo el mismo gesto. Sango se detuvo y miró a su alrededor. Dio otro paso y siguió en el mismo lugar. El pequeño le dirigió la palabra y luego un soldado hizo otro comentario.

- Tú encárgate de cuidar a...- No supo continuar porque a su alrededor el viento volvía a formar vórtices.

Todo a su alrededor se volvió como un sueño, borroso, imperfecto e incongruente. Todo giraba y giraba y su camarada, el que había ideado el plan para alejar a los kags de la ciudad apareció a su lado. Ben no entendía nada y trató de bracear para deshacerse de lo que él creía que era un vil truco de hechicero. Fue un esfuerzo inútil. De repente, el chico apareció ante ellos y era tan real como el fragmento de llave que tenía Sango en la mano. El chico, que habló con una voz completamente distinta les dijo lo que había que hacer.

- ¡Sea!- Gritó Sango y tendió su trozo de llave en dirección al elfo.

Los oídos le pitaban y sentía dolor en la espalda. Sus ojos sólo veían un cielo estrellado emborronado con la presencia de algún globo de esos que había en la plaza. Parpadeó un par de veces y trató de moverse.

- ¡Sango!- Una voz extrañamente familiar lo llamó desde lejos.

Sango giró en el suelo y quedó de lado lo que, afortunadamente, le liberó de parte del dolor de espalda, pero le produjo un fuerte dolor de cabeza. El siguiente paso fue tratar de levantarse. Tuvo que parar cuando se quedó de rodillas y con las manos apoyadas en el suelo.

- ¿Qué demonios haces, hacéis?- Preguntó.

Sango recordó todo lo que había pasado, los kags, el chaval que había visto a punto de morir, los kags... Ben vomitó. Luego siguió un ataque de tos que casi se ahoga. Cuando todo hubo pasado, los dolores estaban desapareciendo.

- ¿Qué cojones ha pasado?- Miró hacia un lado y vio al elfo. Al otro estaba, ah, Taia.

Sango gateó lejos del lugar donde se encontraba y se apoyó contra una pared para quedar sentado. Miró al elfo. Miró a su alrededor, la llave había desaparecido o eso creía. Se fijó en que el escudo, y el hacha estaban tirados en el suelo.

- Eh, compañero, ¿ha sido real? Ya sabes, los kags, la llave...- Le preguntó al elfo.

- Bueno, ya está bien, Sango, hay problemas.- Taia se arrodilló junto a él, llevaba un cuchillo en la mano.- Están atacando a la gente ahí donde los globos.- Le agarró del brazo y tiró de él.

Ben se levantó y comprobó que todo siguiera en su sitio. Incluso el dolor había desaparecido por completo. Pero aún persistía una sensación de malestar.

- ¿Qué dices? ¿Dónde está Eriu? ¿Dónde está el kag?-

- ¿Cómo? No hay Eriu ni tampoco kag... ¿Tanto has bebido? Solo nos hemos separado un momento... Ben, esto es serio, tenemos que...

- Joder Taia, estábamos con él, ¿has bebido tú o qué?- Taia le propinó un puñetazo en el estómago a Sango que se dobló la instante.

- No digas más tonterías Sango, tenemos que ayudar. Tú, elfo, ¿estás bien?- Su tono de voz y ahora se dio cuenta, era el de una persona alterada.

Ben se recompuso rápidamente y recogió el escudo y el hacha que empuñó con fuerza. Miró a Taia que miró su cuchillo lamentando no haber traído consigo la lanza. Ben le ofreció la espada pero ella lo rechazó. Sango hizo una mueca y echó a andar.

- ¿Quién ataca? Más kags no, por favor.- Miró al elfo.

- No, son... sé que son rápidos, los he visto moverse y pegan con fuerza.- No dijo nada más.

Era cierto que había habido pelea y ataques y nadie parecía plantar frente y aquello, sin duda alguna, era inaceptable. Ben se adelantó y asió con fuerza el escudo y el hacha y caminó decidido hacia una de las figuras que lo estudiaba desde lejos. La bestia tenía cuernos y pelo por todas partes. Ben escupió en su dirección. Aquello si que pareció atraerle de verdad. Le pilló desprevenido. Taia había dicho que eran rápidos pero Sango no esperaba que lo fueran tanto. Lo embistió con tal fuerza que pese a tener el escudo levantado mandó a Ben varias zancadas hacia atrás.

Sacudió la cabeza y recuperó el hacha que había perdido en el golpe. Se levantó poco a poco mirando a su oponente. Esta vez se abstuvo de hacer cualquier provocación y avanzó lentamente en posición defensiva, con el escudo alzado. No apartaba la vista de la bestia.

Pero resultaba casi imposible seguirla.

Aclaraciones:

**Rauko** Miér Oct 07 2020, 02:27

　Los globos del perdón. Parte de mi atención estuvo en ellos mientras me marchaba con Xana, mi estómago lleno con los dulces que ella compró para unos gatos que ya no estaban conmigo. Tal vez podría haber participado, pero sabía muy bien que poco serviría aquello. Además, necesitaba una máscara y ya no tenía aeros por derrocharlos en dulces, decisión de la que poco me arrepentía.

　Xana, por su parte, andaba delante de mí, aún con su timidez.

　–¿Por qué no usas una máscara? –pregunté, intentando sonar casual. Y no me refería a la costumbre de este Høstblót.

　–¿Por qué tú tampoco usas una?

　–Es un poco sofocante, lo suficiente para que me moleste. Además, no me hace realmente falta. –Me encogí de hombros–. ¿Y bien? No quieres que vean tu rostro, pero tampoco quieres usar máscaras. Entonces…

　–Cualquiera puede llevar una máscara –interrumpió con calma–. Si llevara una, nadie conocería mi identidad, y muchos podría fingir ser yo, ser la heroína enmascarada, con una copia de la máscara. Eso daría problemas, considerando lo que hacemos y los enemigos que ganamos.

　–De todas maneras –dije tras unos segundos–, basta con tener la magia adecuada para suplantar una identidad. Lo sabes. Así que… –Fruncí el ceño. «Nadie me conocería», fue lo que dijo. Ladeé la cabeza, esforzándome en entender lo que debía parecer evidente. Entonces recordé el día en que nos conocimos, comprendiendo los hechos de otra manera–. Xana… –musité.

　Y la conversación se fue al Oblivion porque nos interrumpieron.

　Pero me importó poco la interrupción porque el desconocido que apareció de la nada nos ofreció dulces, lo que lo convertía en alguien completamente confiable.

　–Oh, claro que sí –acepté, mis ojos brillando, literalmente. Tomé una de las barritas y, tras disfrutar de su olor, la llevé a la boca. A diferencia de mi recelosa compañera–. Estás en lo correcto –asentí–, la curiosidad no mató al gato, sino lo que sea que encontró sin precaución.

　–Oh, Vincent. Qué agradable sorpresa –saludó Xana solo cuando el brujo reveló su identidad vincentesca. Hizo una rápida reverencia, luego tomó otra barrita.

　Y entonces la estabilidad del espacio-tiempo también se fue al Oblivion, así como lo está haciendo mi capacidad para no repetir los chistes.

　Anonadada, Xana dejó caer el dulce. Por supuesto, reaccioné a tiempo para atraparlo con mi boca y solo entonces dejarme anonadar por lo que sucedía en la ciudad.

　El comienzo de una nueva catástrofe.

　Cerré los ojos y fruncí el ceño mientras intentaba asimilar lo que sucedía, preparándome para arriesgar, de nuevo, mi vida por el bien de otros. Como era siempre. Como sería siempre. Porque nunca dejarían de aparecer amenazas para Aerandir. Podía verlo.

　Inspiré por la nariz. Exhalé por la boca. Entonces abrí los ojos.

　–Vale –le dije a mis acompañantes tras escuchar a la loca de los gatos y al vendedor de máscaras discutir–, parece que debemos salvar el mundo, otra vez. –Mostré un intento de sonrisa–. Creo que reconozco a algunos de esos «suplantados» –indiqué, observando a los susodichos–. Prefiero ir a por los que usan magia. Cualquier hechizo que me lancen lo convertiré en nada, o directamente Xana se lo devolverá para que se lastimen a sí mismos.

　–Viene uno de ellos –advirtió Xana poniéndose en guardia. Asentí.

　–Bien –exhalé, dando un paso al frente para encarar a la copia de Valyria, que venía corriendo hacia nosotros–. Vale, Valy, dispárame todos los gatos que quieras –dije, adoptando una postura de combate y acrecentando el éter de mis músculos.

　Pero la suplantadora no arrojó ningún hechizo.

　Se lanzó a ella misma.

　Me moví a la derecha, justo a tiempo para evadirla por poco. Y mientras pasaba por mi lado, vi un punto donde golpearla. Un puñetazo rápido y fulminante bastaría. Pero… mi brazo no respondió.

　Xana y Vin lucharon contra ella mientras yo intentaba moverme. Un dolor agudo punzó en el interior de mi cabeza y relampagueó por el resto de mi cuerpo. Memorias se desintegraron y otras aparecieron en su lugar. En ese instante mis recuerdos no fueron más que cristales rotos en una vorágine de imágenes fragmentadas, con destellos de un futuro lejano extinguiendo lo que no podía pertenecer a su realidad.

　Abrí los ojos. Cuando lo hice, supe que había cambiado. Era más alto y corpulento. Mi cabello plateado llegaba hasta la cintura. Y mi piel había vuelto a ser la de un ser vivo.

　Me volteé hacia atrás. La falsa Valyria había huido de nosotros. Solo una muy joven Xana, sin maldición dañando su aspecto original, estaba conmigo junto con el buen Vincent. Al verla, fui demasiado consciente de que estaba intacta, sana, viva. Brotaron sentimientos nacidos de algo que desconocía pero que sabía que ahora estaba grabado en mí, y mi corazón se encogió.

　–¿Rauk…? –alcanzó a decir Xana antes de percatarse de su estado, el estado que deseaba. Palmeó sus brazos, su rostro, y sus ojos se humedecieron–. Estoy…

　No dijo más. No pudo. Mi mano acariciando su mejilla, con gentileza, y mis ojos incapaces de apartarse de los suyos la desconcertaron, dejándola apenas con la certeza de que ninguno quería apartarse del otro.

　Un grito me regresó a la catastrófica realidad. Chasqueé la lengua.

　–Vincent, cuídala –le pedí al brujo antes de salir disparado hacia mi objetivo, el suplantador que estuviera más lejos de Xana.

　A varias decenas de metros encontré a la copia de Zelas, luchando de una manera impropia del original. Suspiré, desenvainé mi espada Doppelsäbel, que ahora se me hacía demasiado corta, y cargué contra él. Sin piedad, sin vacilación.

　Un tajo vertiginoso, directo a su cuello.

　Lo evadió con facilidad, para mi sorpresa, y al instante siguiente contraatacó con una serie de puñetazos y patadas, cada ataque más rápido que el anterior. Fue endemoniadamente raudo y feroz. Nadie podría haberme culpado de retroceder y ser abatido en pocos segundos.

　Sin embargo, él no poseía técnica alguna y yo era mucho más veloz y diestro que él. Cada golpe lo evadí, lo bloqueé o lo desvié con mi espada, esperando cualquier abertura en su acometida. Esperé, mientras memorizaba sus movimientos. Esperé, mientras canalizaba mi éter en mi cuerpo y arma.^[1]

　Pero lo había subestimado. Yo era más veloz, pero mi superioridad apenas me permitía seguir sus movimientos y alcanzar a defenderme. Y él parecía tener más resistencia física que yo, lo que significaba que el cansancio podría ser mi perdición si no actuaba pronto.

　De pronto tuve que bloquear un golpe poderoso con mi antebrazo. Di un paso atrás, mostrándole una abertura. Él no desaprovechó esa oportunidad. Lanzó una patada a uno de mis costados.

　Pero eso fue lo quise que hiciera al mostrarle un falso error en mi defensa.

　Con un rápido salto potenciado golpeé su máscara con mi rodilla, impeliéndolo hacia atrás, lo que precedió a mi tajo descendente.

　Chasqueé la lengua de nuevo. Con un único movimiento me esquivó al instante y se colocó a mi izquierda. Lancé un corte en diagonal, y se situó ileso a mi derecha. Un corte horizontal, y se colocó de cuclillas antes de asestarme un puñetazo ascendente en mi mentón, derribándome.

　Giré hacia un lado a tiempo para no terminar con sus pies aplastando mi cráneo. Luego me impulsé con los brazos para levantarme cuanto antes.

　Mi visión estaba borrosa. Aun así, mis ojos no eran necesarios. Mi éter me mostraría la ubicación del suplantador. Sin embargo, aún no recuperaba el equilibrio, lo que le daba la oportunidad de dar el golpe de gracia.

　–¿Uh? –musité tras escuchar un maullido. Uno de los gatos negros. Había aparecido. Y con un solo movimiento, un salto grácil, logró arrancarle la máscara al enemigo, haciendo que este se cubriera el rostro de inmediato.^[2]

　Mis hermosos labios se torcieron en una sonrisa salvaje.

　Mi éter interno estalló. En consecuencia, fue propulsado a una velocidad extrema hacia el suplantador.^[3] De inmediato, con esa misma rapidez, ejecuté un tajo fulminante, las dos hojas de mi espada trazando dos heridas en su pecho y, al liberar la energía almacenada en el metal, culminó con una explosión que disparó al suplantador a varios metros.^[4]

　Clavé una rodilla en el suelo, agotado, por fin percatándome de que mi cuerpo pesaba mucho más que unos segundos atrás.

　–Maldita... sea –mascullé con mi respiración irregular

　El suplantador aún estaba vivo.

(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)

Resumen del post que es demasiado largo para mi gusto: Le doy sabroso al clon de Zelas. Uso al gato comodín para el ataque mágico y mis habis para un ataque físico, dejándolo listo para recibir el golpe de gracia de alguien más.
Tengo permiso de Vin para manipular un poquito a su pj.

.:

Nueva apariencia de Rauko:

**Zelas Hazelmere** Miér Oct 07 2020, 03:08

Roilkat, en el pasado....

Zelas se encontraba sentado en el piso, separo sus armas y las guardo, encontrándose cubierto de sangre y polvo luego de que aquel alocado plan improvisado le hubiera dado resultado, los gritos de victoria provenientes de la ciudad le hacían respirar un poco mas tranquilo, los kags remanentes habían sido exterminado o en su defecto ahuyentados, "he salvado otro pueblo, esta vez la gente lo vio, lo cual significa que estarán agradecidos... lo cual significa aeros" aquel pensamiento le saco una sonrisa al elfo, al menos hasta que una corriente de viento, un tanto familiar, comenzó a soplar y cualquier duda que tuviera Zelas al respecto, se la llevo el viento al momento que el piso cerca de el se empezó a resquebrajar, engullendo la realidad y también al elfo de pasada.

-Maldita sea- exclamo el elfo mientras caía a aquel extraño nuevo escenario que aparecía frente a sus ojos, tantos sus piernas como sus brazos se encontraban cruzados, su rostro denotaba desinterés y un leve atisbo de molestia, al fin y al cabo, acababa de perder la recompensa de una ciudad agradecida, de pronto y por sorpresa, cerca de el apareció el tipo con el que había visto y detenido aquella calamidad, el cual luchaba por tener algo de dominio ante lo que estaba sucediendo, contrastando completamente al elfo el cual sabia que no podía hacer nada al respecto y simplemente se dejaba llevar.

Un leve brillo emano desde el interior de su mano cerrada, al mismo tiempo que la sangre y el polvo que le cubrían desaparecía de su cuerpo, el niño cuyo destino habían evitado apareció frente a ellos justo cuando Zelas abría su mano y veía un trozo de lo que parecía ser un extraño reloj pequeño, el niño lo quitaría de su error al explicar que eso en realidad era una llave, y les indicaba como volver al festival, su compañero le lanzo la otra mitad de la llave, la cual el elfo atrapo y unió al momento que el niño se desvanecía en decenas de espíritus cuya partida se sintió como una brisa de viento, suave y refrescante.

Roilkat, en el presente......

Una brisa reconfortante y un pestañeo mas tarde Zelas se encontraba de vuelta y de pie en el lugar donde dejo a Eriu y el kag, se sintió un poco raro, sin embargo aquella sensación se desvaneció pronto, en especial cuando vio al sujeto al cual ahora llamaban Sango intentar levantarse, fracasar y luego vomitar estrepitosamente, Zelas se alejo un poco para no mancharse con fluidos estomacales ajenos, -No se de que hablas, es mas ni se quien eres- dijo el elfo ante los cuestionamientos de su compañero en aquella inusual aventura, sin embargo la farsa no le duro mucho ya que aun tenia la llave en su mano, ante lo cual le mostro la llave brevemente y la guardo en uno de los bolsillos que tenia su arnés. -De acuerdo, si fue real, o quizás no, ni yo se muy bien que ocurrió, pero Eriu probablemente era un fantasma... no vomites de nuevo- dijo mientras escuchaba a la acompañante de Sango, -Siento algo raro, pero estaré bien... creo, a menos que muera súbitamente, en cuyo caso no estaba bien- comento en un tono de voz que no dejaba en claro si hablaba en broma o en serio.

La situación se había vuelto caótica en el rato que se había ausentado, indicando que habían individuos creando problemas, Zelas fue con ellos cuando vio algo que atrajo su atención por completo, un amigo suyo se encontraba peleando, de alguna forma se había vuelto mas grande y viejo, pero sobre todo había dejado de ser feo!. Su contrincante tampoco se veía mal, sin embargo, Zelas tuvo que frotarse los ojos al ver contra quien peleaba Rauko, una extraña copia de el mismo, pero sin rostro, salía despedida por los aires en una explosión de éter dolorosamente familiar, "como si fuera a permitir que alguien se haga pasar por mi sin tener consecuencias" pensó el elfo para si mismo mientras se acercaba velozmente, salto y aquella extraña sensación que tenia en su cuerpo se concentro en la planta de sus pies, una leve explosión de éter lo propulso hacia adelante con mas velocidad,(1) Zelas esbozo una sonrisa, 3 segundos le tomo volver a repetir la acción a la vez que desenvainaba una de sus armas "1,2,3,1,2,3,1,2,3" y breves explosiones de éter acortaron rápidamente la distancia, y la suma de todos esos impulsos fue suficiente para realizar un potente corte en diagonal, acabando con su copia en el acto.

El elfo se quedo quieto unos momentos, sus piernas se sentían chistosas, y un tanto adormecidas, pero no podía demostrarlo después de una entrada así de genial, -Con uno como yo es suficiente, ahora desaparece mala copia- dijo mientras escupia al cadaver de su copia sin rostro, aquello le dio un leve escalofrió recordando una aventura que no quería repetir, se volteo y saludo con un gesto a su amigo, -Hey! mira quien dejo de ser un patito feo, ahora eres todo un ganso resplandeciente.... espera creo que no iba asi el cuento, bueno no importa- dijo sonriendo mientras se acercaba caminando un poco raro mientras se acostumbraba a la nueva sensación que se apoderaba de su cuerpo.

Off: Vuelvo de mi desafío con una ~~keyblade~~ llave la cual guardo, interactuó con Sango a la vez que juego con su mente(?), voy al encuentro de las copias y continuo el ataque de SephiRauko con mi habilidad:

1-Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo.

ocupo esa habilidad seguidamente para realizar un potente golpe con todo el poder del impulso para acabar con mi copia y finalmente interactuar con SephiRauko.

**Bio** Jue Oct 08 2020, 01:08

Caminaba junto a Arygos quien parecía maravillada por cada cosa y extrañamente también parecía estar dándose un festín con los animalitos peludos que se le cruzaban en el camino -Arygos, ya deja a los gatos- Le dije con tono serio sin atreverme a mirarla mientras masticaba y regurgitaba huesitos -Mira, parece que va a comenzar la ceremonia de algo- Señalé hacia el lugar donde se lanzarían los fulanos globos -Vamos a que le pidas perdón a los gatos que te comiste- Le dije bromeando y corrí invitándole a hacer lo mismo aunque entonces algo extraño sucedió.

Detuve lentamente mis pasos, manteniendo una mano atrás para indicarle a la dragona que se detuviera -Algo pasa- le advertí preocupado mientras comenzaba a mirar alrededor, miré al cielo y lo que parecía ser una cúpula de cristal se había colocado sobre nosotros dejándonos atrapados -Y se pone peor- al escuchar una explosión miré a Arygos para invitarla a refugiarnos en la tienda de una adivina pero cuando giré la vista de nuevo ésta ya no estába.

¿Qué rayos está pasando?- Grité sin entender la situación y entonces una avalancha de personas aterrorizadas pasaron entre nosotros huyendo de 5 sujetos extraños que sembraban el caos en medio de todo -Ah, lo que faltaba, pseudovillanos con delirios de grandeza- Me apoyé sobre Arygos para ver sobre las personas y alcancé a verlos, a pesar de sus máscaras podía claramente determinar sus razas gracias a mis muchos años y mis amplios conocimientos -Un peluche con cuernos, tres abraza-árboles y un tipo tan macizo que mejor ni me le acerco- De entrada ya sabía a cual no me acercaría ni por accidente pero algo llamó mi atención.

No puede ser…- Abrí los ojos como platos -Ary, ¿ves lo mismo que yo?- Volví la vista hacia la dragona para encontrarla de nuevo con la una pata de gato sobresaliendo de su boca -Allá al frente, se ve como una Niniel... No sé si sea ella, pero lo mejor será detenerla sin matarla, por precaución- dije para luego añadir -Sin matarla y sin que me mate, para mayor precaución- Recordé lo fuerte que era cuando se ponía sus cosas de elfos y peleaba en serio.

Ven conmigo Arygos, vamos a ponernos serios, intenta distraerla con babas- Choqué mis puños y troné mis dedos antes de ponerme en marcha, emprendí una veloz carrera hacia la elfa mientras Arygos se elevaba en vuelo pasando poco después sobre mi cabeza agitando el viento con sus alas. Levanté la vista un instante para ver su majestuoso vuelo, solo un instante y al volver la vista abajo mi carrera era más lenta, mis piernas eran más cortas y me movía mucho más despacio -¿pero qué ha pasado?- Dije sin dejar de correr al darme cuenta que por alguna razón extraña ahora era un niño de 10 años.

Lo que vino a continuación no sabría cómo explicarlo, Arygos aterrizó al lado contrario de la elfa lanzando un chorro de agua a su rostro para distraerla y luego agitó sus alas para volver a alzarse en vuelo, esto hizo que el viento alzara la túnica de la sacerdotisa dejando ver que no… traía… bragas… -Ay caramba, cuánta redondez- Aquel inesperado paisaje me hizo perder el equilibrio en medio de mi carrera y me desplomé al piso con las manos al frente, estiradas a tal punto que acabaron posadas en el trasero de la chica.

Acto seguido y como cualquier niño de 10 años que cae al piso en medio de un evento catastrófico, apreté los dedos para sujetarme y no estamparme de cara en el piso, dejando mis pequeñas manos marcadas en los perfectos y simétricos círculos blancos de mi víctima… y luego caí de cara al piso. Levanté la cara asustado y esperando que me golpeara -Ay perdón, señora nalgassuaves- le dije inundado de pánico pero su rostro no era el de alguien normal, el ataque de babas mágicas de Arygos hacía que su máscara se derritiera y descubriera su verdadero rostro -Agradezca su trasero porque de cara está bien aporreada- le dije y corrí como pollo sin cabeza llamando a mi dragona.

Aaaaaaryyyyyyygoooooooosssssssss- Grité corriendo con los ojos cerrados hasta que me di cuenta que mis pies no tocaban el piso y la camisa me apretaba las axilas -aaaaaaaaaaaa- Volví a gritar al darme cuenta que la dragona me había levantado por el cuello de la camisa -Quiero bajar, quiero bajar- Repetí antes de darme cuenta que nos acercábamos a donde otros señores peleaban con otros de esos monstruos raros -No, no, no me bajes, no me bajes- Me aferré con fuerza a las patas de la dragona para seguir volando con ella un poco más.

La dragona me gruñó extrañada -No sé qué pasó, de pronto tengo 10 años y mucha hambre- Aterrizamos en el techo de una tienda, aunque eso es contradictorio pero decir que atechizamos suena más extraño -Debo volver y ayudar, pero con este cuerpo no creo que pueda hacer mucho- Dije protestando y buscando qué hacer o cómo salir de aquella extraña situación.

**Níniel Thenidiel** Vie Oct 09 2020, 16:35

Catherine canturreaba evidentemente contenta, caminando dando pequeños saltitos y moviendo su larga cola de un lado a otro mostrando su lado más infantil. Le encantaban los festivales que giraban en torno a la comida y la fiesta, no como esos otros tan solemnes en los que la gente se dedicaba a la reflexión y a la oración y en los que las únicas viandas disponibles eran las que una trajera desde casa...¿Que había gente que creía que lanzar unas flores al aire les daría buenas cosechas? Bien por ellos. ¿Que creían que lanzar unos farolillos era más que un bonito espectáculo? Pues genial, mientras no lo convirtieran en un tostón que hiciera gruñir a su cerebro...y a su estómago.

-Mira Nín, ya han empezado.- Señaló la felina viendo la miríada de farolillos elevándose en el aire, girándose para ver a su hermana y extrañándose al no verla. De hecho no estaban ni ella ni Eiz ni... Estaban ella y Duskregn solas.

Rápidamente comenzó a mirar en todas direcciones y a usar sus sentidos superdesarrollados para ubicar a la elfa, inquietándose por no encontrarla. Si se hubiese alejado lo hubiese notado enseguida. Lo mismo si alguién se hubiese acercado a ella. Aquello era muy raro. -Nín, no es momento de fugarse con tu nuevo amante.- Expresó de broma buscando una respuesta fulminante de la sacerdotisa... Pero no hubo réplica alguna. Cada vez más alarmada miró al cielo, percatándose del comportamiento anómalo de los farolillos, frunciendo el ceño. Aquello era cada vez más raro y no le gustaba nada.

Fue entonces cuando todo se fue definitivamente al infierno.

En cuestión de instantes una lluvia de fuego sembró el pánico en el recinto, seguido por la aparición de unas figuras que, tras cierta interacción con el vendedor de máscaras y los gatos, comenzaron a atacar y destruir todo cuanto se cruzaba en su camino. Todo ello sin que quedara nada claro por qué hacían aquello. Evidentemente no eran vecinos molestos por el ruido. De hecho, una de aquellas figuras era la de su desaparecida hermana.

-¿Pero qué..? ¿Qué rayos pasa? ¿Por qué ese tipo no tiene cara?- Se preguntó sin entender nada la felina mientras corría hacia la figura familiar de la sacerdotisa en busca de respuestas, encontrándose de frente con una situación que erizó aún más todo el pelo de su cola.

-Quítale las manos de encima niñato. Te voy a rajar en canal...- Amenazó lanzándose a la carga al ver a un niño pelinegro nalgeando con sumo deleite las posaderas de la peliblanca. Y estaba más que dispuesta a cumplir aquella amenaza, tras desangrar al criajo por aquel acto que consideraba una trasgresión solo al alcance de sus suaves y esponjosas manos. Si a eso le sumamos que el niño se daba un aire a cierto chupasangres que ella conocía, que una dragona se lo llevara volando, para devorarlo esperaba la pelirroja, le salvó de un destino tortuoso y funesto.

-Nín, por mucho que sea un niño no deberías ser tan...¿Y se puede saber qué le ha pasado a tus bragas?- Quiso saber la felina tras haber espantado al niño pervertido. Más cuando aquella supuesta Níniel se giró y pudo ver su cara carente de rostro, la situación cambió por completo.

-¿Pero qué?- Fue cuanto pudo exclamar la felina esquivando un golpe de la que hasta un instante antes había creído su hermana, e inmediatamente un segundo y un tercero. Aquella no-Níniel era muy rápida, mucho más que la verdadera, aunque compartía con la auténtica su falta de habilidades marciales. -No eres Níniel...¿Quién diablos eres y qué has hecho con mi hermana?- Inquirió la gata esquivando un nuevo golpe y bloqueando los siguientes con sus manos, inmovilizando a la elfa sin rostro. -Responde, ya.- Exigió pensando solo por un instante si podía oírla sin cara...De hecho, ¿cómo podía verla?.

La elfa sin rostro trató de zafarse y Catherine le propinó un fuerte rodillazo que la dejó doblada en el suelo, sin respiración podría decirse, si es que aquella cosa necesitaba respirar. -Puedo estar así todo el día...- Volvió a amenazar la felina buscando respuestas a todo aquello. Golpeando de nuevo, esta vez dándole un puñetazo en la cara que la envió al suelo.

-Cath.- La llamó entonces una voz familiar. Una nueva Níniel se acercaba, y la felina se puso en guardia, preparándose para recibirla con la misma cortesía que a la primera. -¿Estás bien? ¿Qué...?- En ese momento la segunda Níniel vio a la primera y se quedó mirándola sorprendida, aunque rápidamente comprendió la situación, o al menos aquella parte de la misma. -Soy yo de verdad, ¿ves?- Dijo mostrando su rostro y dedicándole una cálida sonrisa que convenció a la felina. Aunque antes le estiró los mofletes como confirmación.

-¿Donde estabas? Desapareciste con ese tipo y de repente...fuego y...esto y...gatos y...- Alzó las manos frustrada porque realmente era una situación que requeriría tiempo explicar o siquiera entender. Níniel la sonrió aún más. La entendía perfectamente. Al fin y al cabo acababa de estar en...¿el pasado?.

-Es una larga historia, y veo que por aquí también...Ya hablaremos luego. Por el momento, quédate conmigo. No quiero que vuelvan a separarnos.- Pidió la joven alzando su bastón y dejándolo caer sobre aquella elfa sin rostro, clavando su lado afilado en ella y acabando con su vida.

-¿Por qué todo el mundo trata de copiarme?- Comentó sacando de su bolsillo aquella llave que les había devuelto allí a ella y a Eiz. Tantas preguntas y ninguna respuesta. Parecía que poco más que aquella llave tenía para tirar de aquel enrevesado hilo.

En ese momento la llave comenzó a emitir un leve brillo y, saltando de su mano como dotada de vida propia, comenzó a volar en una dirección clara e inequívoca, obligando a la sacerdotisa a ir tras ella si no quería perder su mejor pista hasta el momento sobre qué estaba pasando.

-¡EIZ!- Gritó para llamar la atención de su compañero de aventuras en el pasado. -La llave...- Añadió para llamar la atención del lancero sobre aquel objeto, buscando su ayuda una vez más si era posible.

OFF: Catherine y Níniel acaban el trabajo que comenzó Bio y acaban con la malvada, e indecorosa, copia de Níniel. A continuación siguen a la llave voladora hasta Zelas.

**Sango** Sáb Oct 10 2020, 01:26

Sango consiguió esquivar el primer golpe saltando hacia atrás pero el segundo impactó de lleno en el escudo que al no poder resistir la fuerza del golpe chocó con la cara de Ben haciéndole caer. Rodó dejando el escudo en el suelo pero la bestia lo seguía persiguiendo como un poseso. Antes de que pudiera alcanzarle, Sango escuchó a Taia gritar y cargar contra la bestia. Ben aprovechó para alejarse un poco más y levantarse lo más rápido que pudo justo para ver como la bestia con cuernos giraba sobre si mismo para lanzar una rápida patada a Taia que derribó al instante.

Ben, sin pensarlo dos veces, se lanzó a la carga, hacha en mano, gritando. La bestia se giró y Sango descargó un hachazo sobre el hombro. El hacha impactó pero salió disparada y Ben se quedó mirando su mano desnuda sin comprender lo que había pasado. La bestia gruñó y Sango miró hacia ella. Dio un paso hacia atrás y antes de que pudiera desenvainar la espada, la bestia lo levantó y lo lanzó por el aire.

La caída de Ben sobre uno de los puestos de la plaza fue bienvenido porque su rival parecía haberse olvidado de él, al menos durante unos instantes. Ben recuperó el aire antes de intentar levantarse. Aún tenía la espada para defenderse, pero, ¿qué había pasado con el hacha? Juraría que le había golpeado y que no tenía ninguna armadura. Tal vez alguna clase de hechicería, y según su experiencia anterior seguramente fuera aquello. Ben se levantó y salió de entre las ruinas de tela, madera y bagatelas que había allí tiradas. Sango miró al frente y resopló. El muy cabrón le estaba esperando.

- Por los Dioses que te voy a matar, cuernos.- Sango echó mano a la espada y al intentar sacarla no pudo. Estaba atascada. Tiró de ella como un loco.

Alzó la vista para ver como la bestia con cuernos saltaba hacia él. En mitad del salto hizo una especie de pirueta y cuando caía las dos patas se dirigían a toda velocidad hacia él, Ben pudo llevarse los brazos a la cabeza. Una pata impactó contra el torso y la otra iba hacia la cara, por suerte cubierta por los brazos. Ben rodó por el suelo. Gimió de dolor pero rápidamente se arrastró por el suelo apretando los dientes. La bestia rugió. Antes de que Sango se levantara un gato pasó por delante de él y al llegar a su altura le miró y maulló antes de seguir su camino.

Se puso de pie y tiró de la espada que se liberó, ahora, sin problemas. La empuñó con fuerza con su mano derecha y simuló un escudo en la izquierda. Escupió para librarse del sabor metálico, pero no se fue. Aquello le desagradó y le hizo ser consciente del punzante dolor que sentía en un costado. Miró con rabia a la bestia que caminaba lentamente hacia él y que parecía estar disfrutando. Ben aguardó el cambio de ritmo.

Fue como un paso de baile, saltó a izquierda y al posarse sobre su pata izquierda se impulsó hacia él con las zarpas, Ben se echó hacia un lado esquivando el golpe. Enfurecida rugió y se giró hacia Sango que daba pasos controlados hacia atrás, entonces, justo en ese momento de respiro una sombra se abalanzó contra la bestia [1] y la cabeza de la bestia cayó. ¡No! Era una máscara. Tenía los ojos inyectados en ira, rabia y sed de sangre. Miró a su máscara caída y se lanzó como un resorte hacia Sango.

Lanzó un único zarpazo descendente que Sango esquivó tirándose al suelo y rodando. Se levantó torpemente y sin tan siquiera mirar lanzó un espadazo ascendente de izquierda a derecha que impactó de lleno en la bestia [2] antes de que esta cayera sobre él aplastándole.

A continuación, la bestia se levantó malherida y se miraba el tajo sin poder creerlo. Llena de rabia, cogió a Sango por el cuello, pero las fuerzas le fallaron y soltó a Ben que cayó al suelo de rodillas. Ben se levantó ayudándose en la espada, pero la bestia, que ya no tenía cuernos, le atacó con una rápida patada que impactó de llenó en Sango haciéndole dar una voltereta en el aire y caer boca abajo. Ben se incorporó ligeramente y sacudió la cabeza. Lo oía todo muy lejos y su visión era borrosa, pero aún tenía voluntad.

Con la mano derecha tanteó el terreno buscando la espada.

Aclaraciones:

Shinoroa Ryuu Sáb Oct 10 2020, 07:43

-¡Aaaarrggghh! ¡¿Dónde diablos se supone que está ese lugar?!- Un frustrado Ryuu seguía caminando de un lado al otro, sin saber hacia dónde debía continuar. Llevaba la máscara sobre la cabeza, sin que llegara a taparle el rostro, en un vano intento de eliminar cualquier molestia para su vista. Buscaba el lugar donde se llevaba a cabo la celebración del Høstblót, la cual de seguro ya había iniciado. El ave se había perdido luego de hacer un desvío para evadir a un grupo de asaltantes de caminos.

Resignado, llevó sus garras a su cara¹, en un gesto de auto-reproche. Al abrir los ojos nuevamente, notó que se encontraba en un lugar diferente. Extrañado, se frotó los ojos, creyendo que alucinaba. Pero no era así, realmente se encontraba en otro lugar. Su sorpresa, y su intento por comprender qué estaba sucediendo, se vieron interrumpidas por una avalancha de personas que huían del lugar. Ryuu, más desconcertado a cada segundo que pasaba, decidió ir en sentido contrario al resto, hacia los sonidos de lucha.

Las numerosas lucecitas rojizas en el cielo, algunas más elevadas que otras, y los globos sin soltar que se encontraban por ahí indicaban que había llegado a su destino... Aunque aún desconocía cómo. Pero había asuntos más importantes que atender. Un grupo de cinco sujetos atacaban a todo el que se cruzara en su camino, sin razón aparente. Dos de ellos ya habían caído, y para sorpresa del arquero, uno de ellos era Zelas... Quien había sido vencido por... ¿Zelas?

Tardó unos momentos en comprender lo que sucedía, pero al escuchar lo que la población decía Ryuu pudo entender a grandes rasgos lo que pasaba. Los atacantes eran copias de algunos de los asistentes, con habilidades físicas dignas de elogiar. Con dos derrotados, sólo quedaban tres. Decidido a ayudar, el pájaro subió al punto más elevado que encontró: un árbol de gran tamaño que adornaba una plaza. Cerca de esa ubicación, una de las copias atacaba sin descanso a un hombre con escudo y hacha. El hombre estaba sufriendo una buena paliza, pero no se rendía.

Ryuu, desde su escondite, intentó ayudar al humano en repetidas ocasiones, pero la velocidad de aquella bestia le dificultaba mucho conseguir un tiro limpio. Si erraba a su objetivo, podría lastimar al humano. De repente, una pequeña mancha negra se lanzó hacia la cara de la bestia, quitándole la máscara. Por alguna razón, pareció afectar su condición, ya que no tenía la misma defensa y reflejos que antes. Como prueba de ello, el humano logró herirlo de gravedad, con movimientos que antes eran fácilmente eludidos. La bestia, enfurecida, intentó levantar a su presa, pero la herida no se lo permitió. Una patada, y el humano salió despedido.
-Ahora o nunca. Si fallo, ese tipo no la contará...-

La bestia se acercaba a su presa. Lentamente. Tal vez debido a su herida, quizá para hacerle sufrir más al prolongar ese momento, quién sabe. De una u otra forma, estaba concentrado en aquello que tenía delante... Sin prestar atención a su alrededor. Sin notar la flecha que se acercaba, rápida y silenciosamente, a él. Cuando se percató de que algo andaba mal, ya era tarde. La saeta atravesó su cráneo, asomando por su frente como si de un tercer ojo se tratara.
-Sólo quedan dos...-

~~<<<<<<<<<<>>>>>>>>>>~~

Off: Doy el último golpe a la copia de Asher, luego de ser teletransportado misteriosamente al lugar del evento.

Máscara:

**Mi´Mit** Dom Oct 11 2020, 07:58

Fufu era feliz, ese dulce era algo sumamente delicioso, así que había conseguido muchas barras más, las hizo pedacitos y las comió como comía las galletas, pero este tenía la cualidad de quedarse en sus deditos que chupaba gustosa, de esa manera rendía el chocolate. Eso alivio en parte su garganta, que se había puesto rasposa por correr y cantar, veía a un par de los gatos con mascara que la seguían, seguramente pidiendo que les quitara el artefacto. Ella rio un poco.

-Chu chu vayan con su dueña ella se las quitará- Dijo risueña y extendió las garritas para alejarlos. Pero en vez de lograrlo estos se repegaron a ella. Seguro por el dulce. Mi´Mit, con su espíritu libre no sentía arrepentimiento, pero si estaba contenta de ver las luces elevarse, eran casi hipnóticas por lo que agarro a uno de los gatos abrazándolo, el próximo año tal vez podrían ir todos sus hermanos. -¿Eso ser normal tchik?-

-Noo mejor no. -Frunció el ceño, las lámparas estaba atoradas en el cielo, apuñuscándose en un techo que no se veía, y luego gritos, fuego, todos corriendo, ella tomo al par de gatos y corrió, quería ponerlos a salvo y para criaturas pequeñas como ellos eso no era sencillo cuando los altos corrían y parecía que sus pies eran atraídos por las cosas pequeñas y renegaban de tropezar. Pero eso no era su verdadero miedo. Estaba llegando a una casa y dejo a los gatos que parecían alejados de lo que pasaba. Miro al cielo. –Eso se va a prender, no se ve bien.-

Tampoco se veía bien el que una elfa enmascarada estuviera haciendo destrozos y justo al puesto de las golosinas. –O no no eso no señofritha. –Pero la elfa no le hizo caso, bueno si pero no de la mejor manera una tierna criatura pero con una apariencia translucida se asomó por el hombro de la chica y se lanzó contra la mausu que soltó un chillido corriendo al otro lado y sintiendo como alguien tropezaba con ella y sintió chamuscada la cola, -Ahh nono no.- chillo cuando más de esas cosas buscaban asestarla y miro por sobre el hombro tropezando y rodando, tenía chamuscadas las orejas de igual forma y entonces uno de los gatos que había corrido con ella se lanzó contra la mujer, al tiempo que dejaba la máscara que Fufu le había dejado y caía la de…-Hay ah, señorita sin cara, hay, -Se quedó curiosamente sin palabras pero ni tarda ni perezosa siguió su carrera mirando al cielo cada tanto pendiente de que no le cayeran esas luces y mirando como un chiquillo gritaba cuando una lagartija supe desarrollada lo llevaba a una casa. Lo que menos le importo ahora era el forcejeo de la elfa y los gatos o lo que fuera, la blanca roedora corrió a cuatro patas y deteniéndose saco la vara

-CRECE CRECE.- Dijo A viva voz apoyando en uno de los tanto puestos la vara y aferrándose al otro extremo salió disparada hasta topar con la casa donde se reposaba el dragón oyendo crujidos y mirando arriba un grito infantil ahora conocido. El ruido fue estrepitoso y la vara se encogió a la orden de la mausu que trepo lo que restaba de la construcción y estiro la garra al ver al chiquillo pelinegro ir al borde aferro con ambas manos sujetándolo firmemente

-¡JA TE HE SALVADO! NO TE MUEVAS TANTO –Mascullo por el borde del muro donde hacia polea, el techo se había derrumbado y un dragón no la miraba con buenos ojos y el niño se retorcía, cuando miro lo que sujetaba era su cabello y era lo que lo separaba de una caída nada linda.

Off: Ataque felino a Valyria.
Uso de habilidad Parkour
Con permiso de @Bio manejo un poquito a su lindo personaje y acompañante

Valyria Lun Oct 12 2020, 13:20

Ah, aire, dulce y puro aire. Una no sabía lo que tenía hasta que lo perdía en un horrible y humeante infierno.

….

Si, las barritas dulces seguían en su sitio, intactas a pesar de que estaba bastante segura de que se derretían. Culparía a la magia. Había…menos gente en las calles de lo que recordaba, y las que había parecían alejarse de ella. Seguramente también culpa de la magia, ver a una elfa aparecer de la nada levantaría unas cuantas cejas en un buen día, como mínimo, especialmente si tenía una llave voladora que salía disparada hacia… lo que fuera que hacían las llaves en sus días libres.

-Si tuviera un aero por cada vez que he sido tragada a un extraño plano donde el propio aire intenta matarme, tendría dos aeros. Que no es mucho, pero es raro que haya pasado dos veces. Pero lo conseguimos.- y levantó la mano hacia la licantropa para que se la chocara, pero la figura no era esa mujer, sino una sombra. Aun así, por un momento pareció que iba a chocarle la mano para no dejarla colgando, pero pareció repensárselo.

Y lo peor era que la sombra, la persona hecha literalmente de sombras, lucia familiar, muy familiar. Se apretó un pecho. Yep. –Sé que usualmente, eso de “¿te enrollarías con ti mismo?” es una pregunta retórica, pero dada la particularidad de la situación, puedo afirmar que…- y tuvo que agachar la cabeza porque AlterVal le había lanzado un tajo. Y ella no tenía espadas. En plural, porque en la otra mano tenía otra. ¿Por qué no tenía? Lucia tan chulo.

-Ah, sí, céntrate…- se dijo a sí misma. –Seguro que es un malentendido, ¿una barrita? Luego puedes enseñarme tus movimientos de esp…- y se había ido por patas. Raro, pero puede que tuviera mucha prisa y poco tiempo para explicar. O no tuviera boca, no conocía las normas de la… ¿oscuromancia? En cualquier caso, era algo interesante y no tenía nada mejor que hacer, así que la siguió, aunque no tardó en darse cuenta de que la condenada corría mucho más rápido. Es decir, ella podía correr más rápido si no le importaba acabar medio muerta, pero eso era exagerado. ¿A que venía tanta prisa?

Y entonces lo vio. El acto más horrible que podía cometer una persona. Prácticamente podía ver a cámara lenta la deliciosidad caer al suelo, hasta estamparse con lo que se imaginaba, sonaba como un chof. Y no solo era una barrita, sino un puesto entero de dulces.

-Parece que la respuesta es no.- dijo fríamente. Si todas las veces que había hecho de sacerdotisa no hubieran sido un fraude, habría declarado una guerra santa allí y ahora. En su lugar, se acercó a su versión sombría que parecía estar disfrutando con la destrucción de inocentes y justo cuando se giraba hacia ella, arco en mano, estampo su frente contra la cara de la impostora. No pareció esperárselo, retrocediendo rápidamente con una velocidad de la que ella seguramente no habría sido capaz, una muestra más de la falsedad. –Demasiado tarde.- motas de luz aparecieron alrededor de la némesis de los dulces, transformándose en adorables gatitos…si uno ignoraba los dientes afilados como cuchillas y tan largos como su propia mano. Ah, sí, estaba enfadada y se notaba, pero ni una pizca de pena le daba.

La hereje saltó a un tejado, intentando perder los gatos. Ella definitivamente no podía hacer eso… pero sus gatos si, anclados a su rival en la vida. –Vamos a ver qué monstruosidad hay debajo de la máscara, ¿sí?- se limitó a decir mientras los gatos la asaltaban sin compasión, solo para ver a un gato, uno negro, no de los suyos, con la máscara en la boca, lanzandole un adorable maullido. –Huh…- y miró a su enemiga. –Oh dioses, no tienes cara.- eso explicaba porque no hablaba. Y mientras la mujer intentaba quitarse a sus gatos brillantes de encima, le metió una saeta entre los pechos.

Spoiler:

Eiz Adelskald Lun Oct 12 2020, 22:29

-Bien, eso fue... Raro.- Sólo cuando confirmó que habían regresado al presente, Eiz dejó brotar la sorpresa provocada por aquel extraño viaje. Previamente intentó mantener la cabeza fría y analizar la situación para dar con una solución de la forma más rápida posible, motivo por el cual no se había detenido a buscar el cómo y por qué de su regreso en el tiempo.

Lo primero que hizo fue asegurarse de que su hermana estaba a salvo. Por fortuna así era. La joven Dusk había tomado las riendas del asunto, guiando a la gente en una improvisada evacuación. Cuando encontró a su hermano junto a la elfa sanadora, no pudo reprimir un una sonrisa de complicidad.
-¿Se divirtieron? Supongo que sí, o habrían venido a pelear contra esos tipos sin cara. Entiendo, entiendo... hay prioridades, y pasar un rato de calidad con una celebridad como ella sin dudas está varios escalones por encima que la seguridad de unas cuantas personas desconocidas, ¿no?-
-Sí, sí, como digas. ¿Qué ocurrió aquí?-
El rostro serio de Eiz y el firme agarre que tenía en Skyyge eran indicaciones claras de que no estaba de humor para chistes. Rápidamente, Dusk explicó la situación a su hermano.
-Al parecer, ya acabaron con dos copias... O tres...-

Fueron interrumpidos por una catarata de palabras inconexas y con poco sentido, emitidas por la felina hermana de Nin. A sus pies se encontraba Nin, o su copia sin rostro para ser más exactos. Era una copia perfecta, no se podía encontrar ninguna diferencia entre ambas. Sin contar la ausencia de cara de la copia, por supuesto. La sorpresa se volvió aún más grande cuando, al observar a la elfa caída, notó que faltaba una... importante pieza de su vestuario. Parecía que al caer, la falda de la copia no quiso cumplir con su tarea de cubrir a su dueña.

Al escuchar el grito de la verdadera Nin llamándolo, Eiz finalmente reaccionó y marchó en busca de la llave voladora junto a ella. Sentía como si alguien lo estuviera mirando fijo a sus espaldas (aunque no sabría precisar si se trataba de Dusk o de Cath), mientras limpiaba la sangre de su nariz.

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Off: no hay mucho que contar XD sigo a nin en busca de la llave fugitiva, y con una leve hemorragia nasal (?

**Zelas Hazelmere** Lun Oct 12 2020, 23:11

La sensación chistosa de sus piernas había desaparecido, sin embargo lo que ocurriría a continuación era algo extraño, una llave exactamente similar a la que tenia en su bolsillo llego volando y se poso en la mano de Zelas -¿huh?- musito el elfo mientras intentaba preguntarse de adonde había salido, -bueno no tiene sentido preguntarse cosas ahora- comento antes de ver otra de aquellas cosas morir por causa de una flecha.

-Muévete con cuidado, no vayas a quedar feo de nuevo- comento a Rauko, medio en broma y medio enserio, antes de dirigirse en contra de otra sombra, cuando otra llave llego a su mano, al igual que la anterior, era un calco de las otras 2 que ya tenia, "¿que rayos, acaso soy un llavero?" se pregunto el elfo a si mismo cuando vio como una elfa eliminaba a su copia con menos ropa, aquella vista sin dudas llamo su atención, sin embargo, al ver como la elfa se dirigía hacia el, este se hizo el desentendido y fue al encuentro de otro clon, su visión parecía jugarle una broma al ver como un raton salía disparado en el aire propulsado por un bastón y en el proceso salvaba a un niño muchos mas grande que el -de acuerdo, esto ya no tiene sentido- otra elfa, se encargaba de su clon con ¿gatos brillantes?, Zelas suspiro resignado ante el sinsentido de lo poco que había visto en un lapso de tiempo relativamente corto, giro un poco su cuerpo para generar momento angular y lanzo su cimitarra la cual se clavo en la cabeza de la copia rodeada de gatos, acabando con otro clon en el proceso, estiro su mano y con un gesto de la misma su arma regreso, en lo que hacia eso otra llave mas llego a sus manos.

-Es oficial, soy un llavero- se dijo a si mismo cuando una quinta llave termino de confirmar sus sospechas, las guardo junto con el resto, y observo a la ultima copia, causando destrozos cerca del vendedor de mascaras y una chica con otros gatos, aun no entendía lo que pasaba pero Zelas no tenia dudas de que las respuestas vendrían cuando se encargaran del ultimo enmascarado.

OFF: Recibo mas llaves, veo como eliminan la copia de Asher, veo a la copia de Nin en paños menores siendo asesinada por Nin, a Mi'mit salvando a Bio y le doy el golpe de gracia a la copia de Val, para terminar consagrándome como el llavero del evento(?)

**Rauko** Mar Oct 13 2020, 22:08

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　–¡¿A dónde vas?! –exigió saber Xana, pero el nuevo y adulto Rauko ya estaba demasiado lejos. Frunció tanto el ceño como los labios y se cruzó de brazos–. ¿Qué demonios le pasa ahora? ¿Es que su impulso de idiotez creció junto con él? –Se volteó hacia Vincent… y no lo vio. Miró hacia los lados–. ¿Vincent? –Sin respuesta–. ¿Uh? –dijo al escuchar el llanto de un infante. Bajó la mirada, encontrando entonces a quien buscaba–. Santas abuelas arcanas –musitó, atónita. Se agachó para recogerlo en sus brazos, con cuidado, temiendo que podría romperlo con cualquier movimiento brusco–. Ay, no –soltó, contemplando al bebé Vincent, que conservó la barba y los ojos seductores de su edad adulta–. Ay, no –repitió en un susurro mientras era más consciente del caos a su alrededor.

　«Xana, tranquilízate», se dijo a sí misma, respirando hondo y cerrando los ojos, pero sin ser capaz de que el ruido no empeorara sus nervios. Hizo una mueca, frustrada, irritada de su propia falta de control. ¿Qué había pasado con su temple que forjó mediante entrenamientos y aventuras? Se sentía como la misma chiquilla de unos años atrás.

　–No, por supuesto que no –sentenció, negando con la cabeza vehemente–. Únicamente el tiempo de mi cuerpo retrocedió, pero no mi espíritu indomable –afirmó–. ¿Cierto, Vin? –El pequeño continuó con su llanto–. Sabía que me entenderías. –Oteó sus alrededores, buscando. Alzó las cejas al encontrar a uno de los suplantadores. Sonrió–. Vin, vamos a patearle el trasero a ese perro cornudo… Ah, no, le clavaron una flecha en la cabeza. –Hizo un mohín mientras continuaba la búsqueda–. Oh, esa de ahí… –Frunció el ceño y cubrió los ojos del bebé Vin–. ¿Por qué ella no lleva bragas? –se preguntó indignada. De pronto ladeó la cabeza, pensativa–. Un momento… ¿debería evitar que veas ese tipo de cosas o dejar que las veas, pequeño? –Repentinamente azotó con sus dedos índice y medio el dorso de la traviesa manita del bebé–. ¡Hey, aleja!, que yo no tengo leche que darte.

　Dio un respingo y se giró, encontrando al que originó el estruendo que acababa de escuchar. Un suplantador, con la máscara de un yelmo, destruyendo todo en su camino como una fuerza imparable. Y ella estaba en su camino.

　–¡Coooooooorre, corre, corre correcorrecorre! –se gritó a sí misma, dándolo todo para huir de aquel hombre. Descubrió entonces que ella poseía menos fuerza y velocidad que de costumbre, y que su perseguidor podría alcanzarla en unos pocos segundos, agarrarla y, según su imaginación alimentada por el miedo, partirla usando no más que el dedo meñique del pie–. Esto es malo, malo, ¡muy malo! –gritó con sus ojos humedeciéndose–. Vin, ¡perdóname!

　De pronto el bebé Vincent se vería siendo arrojado hacia el cielo. Mientras tanto, Xana encararía al suplantador. Más por instinto que por su voluntad, liberó una enorme cantidad de éter en una luminosa explosión, derribando al enemigo.^[1] Antes de que este cayera, ella tocó el suelo para que un poderoso destello emanara debajo de él y lo golpeara en la espalda, empujándolo hacia adelante,^[2] donde ella le recibió disparándole a la cara una esfera de energía, cuyo impacto provocó otro destello calcinador que lo envió de nuevo al suelo, con la máscara yelmo destruida.^[3]

　Justo a tiempo Xana levantó la vista para atrapar a Vin. Luego prosiguió con su huida, deprisa, sin siquiera atreverse a mirar atrás.

(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)

Resumen: Xana le da el golpe mágico al fake-Eltrant ='D Y Vincent ahora es un bebé.

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**Eilydh** Mar Oct 13 2020, 22:42

Eilydh agarró el pequeño trozo de pergamino y lo metió en su zurrón, aún anonadada por el efecto de las palabras y los trazos del dibujo de aquella niña. El evento se había llenado de personas sin que ella apenas se diese cuenta y a medida que caminaba hasta la "función principal" tuvo que esquivar a niños correteando, mujeres cargadas con cajas de cerveza para vender y algun que otro borracho lo suficientemente contento como para confundir a las prostitutas con máscaras con nobles de Lunargenta.

No iba a negar que aquello la hizo reir un poco. Aquellas mujeres le recordaron a las prostitutas de ciudad lagarto, De hecho, pensó la elfa que estaba segura que las de ciudad lagarto hubiesen hecho creer a aquellos hombres que eran damas de la nobleza con o sin máscara si veían el bulto apropiado en las bolsas de aeros de los hombres.

Alejó a ciudad lagarto de sus pensamientos lo suficiente como para seguir con la mirada los cientos de linternas a modo de globos que surcaban el cielo augurando el fin y momento culmen del evento y forjando el sol en la oscuridad inminente que los había rodeado. A los suspiros de sorpresa se unió la incertidumbre de verlos marchar y... ¿Miedo?

Todo tembló por un segundo. Eilydh movió uno de sus pies para mantener el equilibrio y se percató de que aquellos que ya lo habían mantenido corrían de un lado a otro evitando el azote de 5 figuras aparecidas de la nada que sembraban el pánico. Observó como un hombre bestia lobo con cuernos era atacado por un humano. Tres elfos, una de ellos vestida con los ropajes típicos de las sacerdotisas eran afrontados por diversas personas también con el objetivo de parar una furia que parecía salir de la nada.

-Hora de irnos, Ashy- dijo la elfa al tigre en casi un susurro. Sabía que donde quiera que estuviese Ash'alá la escucharía

Sin embargo era demasiado tiempo para salir de aquel evento sin acabar envuelta en aquella locura. Eilydh vió como una elfa cargando un bebé se acercaba a una de las 5 figuras, la más cerca a ella. La elfa no pudo no fijarse en el tamaño del bebé que cargaba, sorprendida por que aquello no disminuyese la velocidad de los pasos del cuerpo menudo de aquella elfa. Por un segundo la carita de aquel bebé le recordó a... alguien. No estaba segura de a quién pero un escalofrío le recorrió la espalda. Justo al mismo tiempo que el no-tan-pequeñ- bebé surcaba el cielo como si se tratase de una de las velas-globo que habían iluminado la noche no mucho antes.

Eilydh no pudo disimular que aquello la sorprendió un poco. Por un segundo se preguntó si estaba en un sueño o si todo aquello era ciertamente realidad.

No tuvo mucho tiempo para pensarlo. Se alejó un poco de la elfa y el bebé regordete pues en su interior sentía miedo de que el bebé intentase saltar a sus brazos. De nuevo el escalofrío en su espalda.

La figura frente a ella fue desenmascarada tras el golpe de la elfa. Ante ella una versión un tanto más tosca de alguien que conocía bastante bien apareció entre las sombras herido por el ataque que Xana acababa de propiciarle

-Elt... Eltrant!- gritó sin poder contenerse por un segundo, llamándo a su amigo que luchaba con dos comerciantes armados con rastrillos- ¿Qué diablos? ¿Qué haces aqui? Pensé que estabas... pensé-

Su llamado había surtido efecto y la imagen de Eltrant pareció reaccionar al escuchar su voz acercándose a Eilydh de manera decidida y apresurada.

-¿Qué demonios haces atacando a esos comerciantes... ¿es que acaso hay problemas? ¿Estas... ayudando a alguien y por eso actuas asi? ¿Es Lyn? ¿Está aquí?- Eilydh no se dió cuenta hasta que era demasiado tarde pero los pasos de Eltrant cada vez más decididos hacia ella no parecían retenerse al reconocer la cara de Eilydh. La chica le instó a parar con las preguntas que realizó de carretilla.

El gesto del hombre era vacío, sus ojos la atravesaban y a metros de ella, Eilydh se dio cuenta que el hombre parecía mucho más alto sumido en aquel gesto ofuscado. ¿O esque acaso era más alto?. El falso Eltrant no se paró al traspasar la distancia personal que lo separaba de Eilydh y la elfa comenzó a sospechar que algo no iba bien.

Eltrant alzó su espada y la retaíla de preguntas de la elfa paró, entendiendo que no estaba segura quién era aquel hombre, pero ese no era su amigo.Apenas atinó a pronunciar "Aiya"[1] y su tigre apareció de la nada con un salto cuya expansión dejó caer al falso Eltrant separándolo así de ella.

Eilydh entendió que, como el resto de figuras con la que los demás luchaban, aquel Eltrant no pararía hasta matarlos a todos. Y aquello fue reafirmado por el salto enorme que el hombre realizó para levantarse del suelo. Eilydh se subió sobre Ash;alá y desenfundó a Karma.

No iba a dejar que nadie dañase la imagen de su amigo. Aunque eso significase que ella misma debía acabar con él.

La velocidad del hombre era mayor a lo que ella recordaba, pero su montura no había recorrido la distancia de todo el bosque sandorai en una hora por nada. En el tiempo que se alzaba, Eilydh logró rozar el hombro del falso Eltrant. tan solo un momento mientras cabalgaba sobre los hombros de Ash'alá en un círculo concentrico a él ]2].

Eilydh notó como su cuerpo se reforzaba con la resistencia que acababa de robarle a aquel desconocido con forma de su amigo. Asió el pelaje de Ash'alá y apretó sus piernas sobre él para hacerlo correr esta vez al frente. Karma se iluminó con un leve brillo azulado [2]

Eilydh estocó con su espada, hiriendo de manera física al mermado Eltrant que cayó de nuevo al suelo. Mientras ella y su tigre corrían de nuevo al rededor de la figura maldita, Eilydh ahogó un suspiro, sin poder evitar la sensación de que lo que acababa de hacer estaba mal.

Probablemente era la primera vez que no disfrutaba hiriendo a alguien peligroso.

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Off:

Dato importantisimo:

[1] Uso rugido para invocar a Ash'ala.

[2] Robo resistencia a Eltrant con Corazón de piedra.

[3] El daño físico de Karma que causo a Eltrant es más efectivo dado que uso Maldición de sandorai. 1er punto de daño físico en la copia de Eltrant y segundo en total. Uno más y está KO.

**Eltrant Tale** Miér Oct 14 2020, 01:14

Contrajo la expresión en una mueca de ira contenida.

Sangre, gritos de auxilio, metal entrechocando…

Térpoli.

Todo había desaparecido de delante de él con tanta rapidez como había aparecido. Era casi insultante, era peor incluso que eso; le habían introducido directamente en una de sus pesadillas para después sacarlo de la misma como si tal cosa.

¿Y que se encontraba al volver a la celebración? ¿Qué era lo primero que veía desde su carroza?

Sangre, gritos de auxilio, metal entrechocando.

La llave que se había esfumado como si tal cosa le daba igual, el que esta se hubiese deslizado a través del aire buscando una persona en concreto le daba igual. En aquel momento, lo único que le importaba era la copia, la burda imagen de él que causaba terror y atacaba a todos sin ton ni son.

Le estaban machacando, tenía que admitir que varios aventureros y viajeros, entre los que se encontraba Eilydh por lo que pudo ver, se estaban encargando de lidiar con la copia. Probablemente no necesitasen ni su ayuda siquiera.
Pero no es que lo meditase demasiado tampoco.

Tomó el martillo de guerra del tosco expositor que tenía tras el mostrador del taller y bajó de un salto del carromato. Atravesó la plaza en dirección a su oponente a paso lento, pero constante, remangándose las mangas de su camisa en el proceso; obviando todo lo que pasaba a su alrededor salvo lo que tenía frente a él.

Eilydh y su tigre continuaban combatiendo en tándem, como si estuviese realizando una coreografía que haría palidecer a cualquier artista. También Rauko estaba allí, el elfo que le había ayudado en el Oblivion.

Se detuvo y miró a su alrededor. Aquella horrible cosa con su forma no era la única que sembraba terror, había más que parecían estar causando el mismo, sino más destrozos por la zona.

Pero más aventureros y viajeros parecían tenerlos bajo control.

Continuó andando hasta que se colocó junto a Ellie. Conocía a la elfa los suficiente como para saber que no le gustaba nada parecido a “ayuda” en momentos como aquel, pero no parecía muy contenta de estar peleando.

- Buenos golpes. – le dijo, casualmente, dejando caer el martillo sobre su hombro. – Eso le ha tenido que doler. – Agregó, esbozando una sonrisa. – Me alegro de verte, incluso con este circo… - Suspiró y sacudió la cabeza.

Era agradable volver a ver a la elfa. Sobre todo, ahora que le recordaba, le hacía sentir menos…

… era difícil de describir. ¿Menos enfadado con el mundo? ¿Menos hosco? ¿Menos como la apariencia que tenía en aquel momento? No había muchas personas que consiguiesen ese efecto en él, Asher, Syl, Huracán, Anders.

Esas eran. Incluyendo a Eilydh las podía contar con una mano.

- ¿Te importa que me una? Tengo ganas de pegarme en la cara. – preguntó comenzando a avanzar hacia su clon, frunciendo el ceño con una sonrisa. – Conozco a alguien que diría que esto es hasta terapéutico. – Musitó, recordando momentáneamente a Lyn.

Bajó el martillo de su hombro y lo asió con ambas manos.

- ¡Eh, tú! –

Las runas del martillo se encendieron, brillaron en un vivo color escarlata.

- ¿¡Por qué no te metes con alguien de tu tamaño!? – Lanzo un martillazo en dirección hacía su pecho.

La figura, herida y debilitada por todos los golpes que había recibido hasta el momento, no pudo evitar bien aquel impacto y le dio en el hombro derecho. Era más rápido de lo que recordaba haber sido el nunca; no tardó en darse cuenta de que aquello era una de las tantas cosas que tenía diferente con su copia.

Uno, dos y tres cortes le lanzó con su espada; bloqueó el primero y el segundo, el pomo del arma en el tercer ataque acertó en plena cara. La copia blandía una pobre replica de Recuerdo… o quizás de Olvido, no podía distinguirla con exactitud sin el halo de sombras o viento que rodeaba a cada uno de las armas.

- ¡Já! ¡No esperaba menos! – dijo, notando como sangre comenzaba a descender de su nariz.

Aprovechando la cercanía con su copia y que está ya estaba herida gracias a los esfuerzos de las demás personas, le rodeó el cuello con su brazo izquierdo sin soltar el pesado martillo en ningún momento.

Conteniendo los golpes y los esfuerzos del ente para liberarse, Eltrant comenzó a usar el martillo de igual forma que lo hacía en la fragua.

Pero en lugar de yunque para parar los impactos, tenía la rodilla de aquel ser.

No sabía si tenía huesos o no, pero continuó de este modo hasta que escuchó un sonoro crujido y vio cómo su gemelo malvado se inclinaba ligeramente hacía la izquierda.

No se iba a engañar, él no había hecho gran cosa para pararla; acababa de llegar después de todo, había entrado cuando ya estaba todo terminado. El que pudiese siquiera lidiar con su clon con tanta facilidad se debía a que estaba abatido, a que el trabajo duro ya lo habían hecho Eilydh y Rauko.

Lo liberó de su agarre y, sin meditarlo demasiado, volvió a sujetar el martillo con ambas manos.

- ¡Si me conozco bien no te va a gustar esto! –

Las runas de la cabeza del arma brillaron con aun más intensidad y, depositando toda la fuerza de sus brazos en aquel golpe, Eltrant condujo la herramienta hacía la mandíbula de su oponente. [1] [2]

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Off:

[1] Uso Martillo Atronador
[2] Uso Habilidad Nivel 9: Luna Invernal

Resumen: Interactuo con Eilydh, menciono a Rauko y ayudo a lidiar con mi copia, dándole el golpe final que tengo entendido que es el próximo. ^^

Raymond Lorde Miér Oct 14 2020, 03:56

La tensión crecía a cada paso que daba. La adrenalina hacía que cada uno de ellos fuera más rápido, más impreciso, más urgente que el anterior. Correr era lo único que podía hacer en aquella situación y era simplemente desesperante. La idea de que... si vaciliba un solo segundo, si daba un solo paso en falso y caía, aquellas criaturas me atraparían y me hundirían en el olvido del que había estado intentando escapar durante tanto tiempo. La presión del aire se volvía cada vez más pesada. Aquel que entraba a mis pulmones era frío y denso; se asentaba en mi pecho y generaba un opresión que reducía mi eficacia al correr. Sin embargo, yo simplemente no podía detenerme, no mientras aquellos encapuchados se hallaran bajo mi guía. Sin importar el ardor en mis huesos, sin importar la insuficiencia de oxígeno, sin importar la pesadez de mi cuerpo. Les había inspirado a no rendirse y avanzar. Debía darles el ejemplo.

—¡No se detengan! ¡Estamos muy cerca! —vociferé, buscando mantener vivo el fuego en sus corazones, el motor que impulsaba su voluntad de seguir adelante—. ¡Solo un poco más! ¡Vamos! —continué optimista, pero...

Nuestra visión fue nublada nuevamente, cubriendo la luz azulina que emitía el portal con brumas de oscuridad. ¡Maldición! Nos habían alcanzado. Se acercaban con prisa, nos pisaban los talones. Apreté los dientes airado, sintiéndome impotente al no ser capaz de hacer algo para detenerles. Si tan solo...

Un ruido me sacó de mi frustración. Un leve zumbido, acompañado de una vibración atmosférica que avivó mis sentidos. Pude ver su resplandor entre las brumas, mientras se abrían camino entre las nubes de oscuridad, dándome el tiempo necesario para reaccionar.

—¡Agachense! —ordené de inmediato, justo a tiempo para evitar que aquel par de ondas de energía nos degollaran al instante—. ¡No miren atrás! ¡Aprovechemos la oportunidad! ¡Sigan! —procedí enseguida, sin darnos oportunidad de saber que había sido eso ni que efecto había causado en los acechadores.

Sin importar lo que fuera, nos había dado el tiempo que necesitábamos. Fue un alivio, obteniendo un impulso extra de energía en mi cuerpo, cuando pude observar como nos acercábamos al otro grupo. Estábamos tan cerca del portal... Estaba tan cerca de cruzar hacia mi libertad... Pero...

Impacté contra el portal como si fuera una cúpula, rebotando por el momento y retrocediendo. Estuve a punto de caer, pero recuperé el equilibrio a tiempo.

Parpadeé, perplejo, tomándome un instante para entender que había ocurrido, antes de cargar nuevamente contra el portal. Lo intenté, una y otra vez, empujándole con mis manos para intentar hacerle ceder; azotándole con mis puños cuando lo último no funcionó. Estaba frustrado y airado, desatando esa furia intentando partir aquella barrera que me impedía pasar... Nos impedía pasar; el hombre de la máscara de ciervo y la espada parecía tener la misma incapacidad. ¿¡Por qué!? ¿¡Por qué no podíamos cruzar!? Observé al grupo que lideraba atravesarlo sin problemas... Fue ahí cuando sentí un escalofrío recorrer mi nuca, temor, y finalmente miré hacia atrás...

Solo fue un momento. Un breve y efímero momento en el que pude contemplar una silueta sombría volar sobre nosotros, raudo como una tempestad. Cruzó el portal y desapareció, dejándonos a merced de sus esbirros. Estaba listo para enfrentar lo peor, para enfrentar a aquellas criaturas susurrantes...

Sin embargo, mi sorpresa fue grande al encontrarme un ambiente muy diferente al anterior; seguida de una profunda confusión. La oscuridad ya no dominaba el panorama, al contrario, ahora era invadido por una afable luz lila; como una fantasía de ensueño.

Una voz llamó mi atención, esta vez la de la adivina. No pude encontrar sentido en sus palabras, más allá del regocijo en mi pecho al ser alabado, y las instrucciones de como saldríamos finalmente de aquel lugar. Le observé disiparse junto al resto de encapuchados, entre cortinas de fuego azulado.

Observé el fragmento de la llave que se hallaba ahora en mi posesión. Podía sentir como llamaba y trataba de dirigirse hacia aquel hombre con insistencia. ¿Cómo era su nombre...? Creía recordarlo. Tragué saliva.

—Yo... —comencé, no siendo capaz de creer ni reunir la fuerza para decir lo que estaba a punto de decir—. Lamento haber sido un idiota. —solté finalmente entre bufidos, sintiéndome mucho más liviano tras liberarme de aquel peso. No tenía que ser un genio para saber que él había sido quien nos había sacado las manos del fuego... usando su propio fuego—. Te debo una, Daregan. Mis respetos. —concluí, antes de levantar mi mano sosteniendo mi fragmento de la llave.

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Tras ser envuelto en una cortina de luz, fui transportado nuevamente hacia el lugar donde estaba en un principio: la carpa de la Adivina... O al menos, lo que quedaba de ella...

¿Se había... terminado por fin...? No, no lo parecía. Sentía la misma tensión, la misma presión en el aire que inundaba aquel corredor de las tinieblas del cual intentabamos escapar. La carpa debía hallarse en aquel estado por alguna razón. ¿Quizás había sido algo lo que le había destrozado de aquel modo... o solo era mi imaginación...?

No lo supe en ese entonces, pues mi atención fue captada por la llave que nos había traído de regreso, elevándose en el aire, envuelta en un fuerte brillo carmesí, y perdiéndose en el horizonte hacia otro lugar de la feria.

Aquello había sido extraño, pero no demoró en perder su importancia con el crecimiento de la sensación de que algo terrible se acercaba.

Resumen de acciones:

**Zelas Hazelmere** Miér Oct 14 2020, 23:55

Sus piernas nuevamente comenzaban a sentirse chistosas, en esta ocasión la sensación chistosa se extendió por su cuerpo, Zelas no comprendía bien lo que sucedía, supuso en un principio que era un efecto secundario de su nueva habilidad, sin embargo, llevaba un rato sin usarla por lo que eso quedaba descartado, el elfo vio como la ultima copia era eliminada por su contraparte original, algo que parecía se estaba volviendo la norma.

Dextro por otro lado seguía discutiendo con la mujer de los gatos, eso al menos hasta que Zelas decidió irrumpir en esa discusión.

-Hey! tipo de las mascaras, ¿Qué demonios esta pasando?-
-Esta mujer nos ha encerrado para alimentar a sus gatos-
-Eso es mentira, el tiene la culpa de esto-
-Basta!- Zelas apunto con la hoja de su arma al vendedor de mascaras.
-¿Como te atreves?, te di una mascara- exclamo Dextro ofendido.
-Si acaba con el maltratador de gatos- profirió la mujer la cual hacia gestos con uno de los gatos en sus brazos con los cuales hacia gestos.
-Si, me diste una mascara y al rato apareció una copia mía, como se que las otras copias no se originaron de la misma forma- le cuestiono el elfo al vendedor, pasando por alto que el también había maltratado a un gato.
-Eso es lo que ella quiere que creas- se defendió Dextro en un intento de apelar a las dudas del elfo.
-No te dejes manipular, quiere apelar a tus dudas- exclamo la mujer de los gatos, viendo como Zelas titubeaba en hacer algo.
-Vi como los gatos ayudaron a lidiar con las copias, eso es mas de lo que hiciste tu, porque no te quitas tu mascara, de que te arrepientes tanto como para ocultar tu rostro- sentencio el elfo mientras se acercaba a Dextro, sin dejas de apuntarlo con la hoja de su cimitarra, la cual ahora se sentía un poco mas pesada que antes.
-Estas demente- profirió Dextro mientras retrocedía ante la amenaza que Zelas representaba.
-Quizás estoy un poco loco, acabo de viajar por el tiempo y por algún motivo llaves voladoras no dejan de llegar a mis manos, ni que fuera un llavero!- dijo el elfo, sonando un poco loco en el proceso.

Zelas se acerco con un amenazante corte ascendente, sin embargo, sus movimientos eran mas lentos que los de Dextro. La situación era rara y aquella sensación de pesadez se volvía peor. -Deberías intentar lanzarle tu arma- comento la mujer de los gatos, la cual se acerco sin problemas al elfo, Zelas vio como esta seguía con uno de los gatos en sus brazos ante lo cual pensó en el papel que estos habían jugado anteriormente contra las copias, -no lamento mucho lo que hice hace un rato, pero si te hace sentir mejor, tampoco lamento lo que estoy por hacer.- explico dejando a la mujer de los gatos con una expresión de duda en su rostro, Zelas guardo su arma, ya que necesitaba equilibrarse apropiadamente para lo que planeaba, acto seguido, tomo al gato que la mujer traía y realizo un giro para generar un poco de momento angular, para luego lanzar con toda su fuerza al gato, el cual daría de lleno en el rostro de un entretenido Dextro, el cual había estallado en una carcajada al ver como Zelas lanzaba al gato, siendo aquello su perdición. -Oye!- exclamo la mujer de los gatos, golpeando el hombro de el elfo por su falta de respeto, -Funciono, no me juzgues- replico el elfo encogiéndose de hombros y viendo como el gato se encargaba de desatar su ira en el vendedor de mascaras.

Off: veo como eliminan a la ultima copia, intervengo entre la discusión de Dextro y la mujer de los gatos, ocupando a uno de estos como proyectil y dandole de lleno al vendedor el cual ahora sufre la ira gatuna(?)

**Christelle Glassneth** Jue Oct 15 2020, 05:31

Vestido y mascara:

El Perdón... ¿En serio?

La albina conocía el festejo, pero por diferentes motivos no iba, este año en particular, había oído de un invento increíble, barras obscuras con un sabor inigualable, y ella como amante de las golosinas no iba a perdérselo, ya había surtido sus pociones, se hizo de un vestido y ahora tocaba la máscara. Pero, si ella no tenía arrepentimiento ¿por qué debía usarla? Bueno para no ser fastidiada durante el evento.

Salió de la posada con paso suave y elegante con el gesto helado, no perdía oportunidad de ver su imagen en los cristales, sonreía cada tanto, y cuando llego al lugar, recordó que no traía máscara. Bueno, frunció los labios- -Bien si yo fuera…

No tardó mucho en dar con su objetivo, Dextro el hacedor de máscaras estaba ahí haciendo de las suyas, y ¿Quién mejor para darle a ella una máscara? Su paso se volvió decidido, mirando alrededor, y viendo desde una llamarada, hasta ¿gatos volando? Mejor no preguntar. Y hablando de, Dextro se le escapaba y como ella no era de andar rogando se dispuso a ver entre los presentes y con un juego de manos se hizo de una curiosa mascara, que parecía más una burla, era delgada, y fina a grado que se rompería con el roce de un chuchillo y ciertamente no ocultaba nada. Pero tenía un lindo ganso con una gema en el centro y no se contuvo de ponérsela y andar probando aquí y allá.

Vio unos gatos negros ir y venir, y alejo a uno con el pie, no quería que le llenaran el vestido de pelos negros… Se notarían demasiado. Las cosas parecían demasiado tranquilas, demasiado… Pero que importaba, estaba frente a un puesto con algo dulce, amargo, que daría para muchas bromas, y hasta pensó en alguien muy especial para dárselo, pero bueno, compro todo el que pudo cargar, que no era más que llenar los huecos de su mochila de viaje, unas 10 barras. Estaría muy cerca para ver el secreto de esos chuches.

Miro al cielo cuando comenzaron a soltar las lámparas, pensó en que eran hipócritas muestras, y que el próximo año sería igual y casi podía apostar a que se repetirían los motivos por el que el cielo se iluminaba. Chupo otra de las barras, y se aseguraba de chupar bien la yema de sus dedos para no ensuciar su celeste vestido cuando se levantó* del banquillo donde había optado por descansar, y ahora iba por más barras. Pero claro, una fiesta no era fiesta si no ardía algo. Y en ese caso fueron algunos puestos, personas y la idea de que una nube de fuego y papel les caería encima cuando las lámparas se quedaron atoradas en el cielo.

Y de ahí, podría decirse que todo se volvió un zafarrancho y lo único que realmente le hizo molestia fue la caída del puesto de las barras aunque no se tentó el corazón y tomo algunas, no tenía intención alguna de intervenir, era como si todo transcurriera en cámara lenta y con cierta facilidad lograba esquivar ataques o personas, aunque también se podría decir que buenas acciones no hacía, con ganchos en mano atrapaba a cualquiera que se presentaba y lo usaba de escudo, pero las cosas nunca se quedan quietas, y mientras se escabuia tuvo la grandiosa idea de correr para tomar velocidad el impulso y aprovechando la saliente de uno de los puestos dio un par de giro para saltar, enganchar la curva de uno de los ganchos, uno do tres giros y… y… Gritar cuando salió literalmente volando, la gravedad se enrarecía y en vez de lograr un acrobático y elegante salto había logrado tal empuje que ahora solo faltaba estirarse para rozar cualquier techo.

La caída tampoco se veía prometedora, pero logro hacerse ovillo cuando sintió que caía en blando y aunque adolorida rodo para tocar y besar el suelo aunque termino algo enredada con una larguísima melena plateada. Se tocó la cara, había olvidado su máscara pero todavía seguía ahí, revisión, bolso, por los giros todo solo se había apretado en el bolso y el único daño eran sus barras algo maltrechas, ganchos, aunque los había soltado lo había hecho con el golpe así que los recupero, vestido, bueno la parte más delicada estaba arañada, exhalo y con el corazón acelerado por haber literalmente volado de la alegría abrazo y beso al sujeto celebrando estar entera.

-¡¡Estoy viva!!

Resumen: salgo volando solo para besar a Rauko

**Magazubi** Jue Oct 15 2020, 05:55

Bañada en el fresco aroma de la piel descompuesta de los no muertos recibí junto a Eltrant una llave por haber ayudado al pueblo de Térpoli a resistir hasta la llegada de la Guardia de Lunargenta. Segundos después estaba otra vez en ¿el evento del perdón?

La llave que tenía Eltrant había salido volando y casualmente él también, a paso un poco más lento pero se veía decidido a destruir una versión rara de él. Me quedé observando por unos instantes más el caos que había en aquel sitio tratando de entender lo que pasaba pero nada tenía mucho sentido. Bajé la mirada para asegurar mi estado de salud y suspiré al ver que me encontraba como había ido a Térpoli, tenía mi máscara de cara completa puesta y no estaba bañada en muerte. Me acomodé el moño alto en mi cabello para mantener el glamour y estar cómoda y seguí mirando a los demás para analizar bien la dinámica.

-Uhh- exclamé recordando que mi aion estaba en los alrededores del lugar y que podría estar en peligro con tanto caos.

Empecé a caminar en la misma dirección en la que me había llevado hasta aquí en primer lugar tratando de evitar los enfrentamientos que se desarrollaban. Me dí cuenta de que mis movimientos eran mucho más lentos, me sentía más pesada e incluso un poco cansada. Solté un bostezo y me estiré un poco hasta que me dí cuenta.....

-¡Ah!- exclamé -Estoy gorda. Bueno gorda gorda no.- dije agarrando con mis dedos un poquito de piel en mi estómago y luego frunciendo el ceño -¿Esa es mi voz?- Sacudí la cabeza tratando de concentrarme en buscar a mi aion.

Esquivando y evitando entrar en peleas ajenas me fui acercando poco a poco a donde debería estar mi aion, en eso escuché un maullido no muy lejos de mí y vi a un chico usar a un pobre gato de arma ¿Qué le pasa a la gente?

________________
Off
Maga tiene la voz un poco más grave y tiene unos kilitos que antes no tenía (pubertad)
Veo a Eltrant y a Zelas, al inicio y al final de mi post respectivamente

**Ansur** Jue Oct 15 2020, 10:38

Resolución

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La noche había caído hacía ya un buen rato, pero fuera del inmenso domo parecía ser de día y luego de noche otra vez, la luna se escondía en sí misma y las nubes emulaban el color de la sangre. Lejos de llegar a una solución parecía que todo comenzaba a empeorar drásticamente, los cinco equipos de viajeros habían regresado con sus llaves y todas ellas habían ido a parar a manos de Zelas quien recibiría las cinco llaves ¿O la llave?.

A fin de cuentas, se trataba de la misma llave, lo que planteaba la pregunta ¿Puede un mismo objeto estar varias veces en un mismo lugar? Nuestros valientes héroes aprenderían que no. Las llaves en poder del elfo comenzarían a brillar con más intensidad y a vibrar entre ellas como si buscaran fusionarse en una sola.

El maullido de un gato y varios arañazos en la máscara de Dextro fueron todo lo que quedó antes que tomara al felino y lo lanzara por los aires, con algo de suerte caería de pie -¿Pero qué crees que haces? Insensato- Estaba a punto de contra atacar al joven elfo cuando algo sacudió la tierra -¡¡ADORO LOS FINALES FELICES!!- Gritó con los brazos abiertos para luego dejar salir una siniestra carcajada antes de una segunda sacudida.

Tal como esperaba de ustedes, hicieron todo lo que debían hacer y todo salió de acuerdo al plan- Sentenció satisfecho -Cinco momentos de la historia han generado un conflicto lógico y han traído ante mí justamente lo que estaba buscando, incluyendo una mascota de otro mundo- Señaló a zelas y las llaves que vibraban en su poder -Y tú, jovencito estúpido, has traído ante mí lo más importante.

La chica de los gatos bajó los brazos y abrió los ojos al entender lo que sucedía -Estás demente, no sabes lo que has hecho- Reprendió a Dextro -Esa cosa ni siquiera debería existir- Señaló a Zelas y sus llaves -Entrégame las llaves, niño, es demasiada responsabilidad para ti- La solicitud de la chica sonaba razonable, pero algo en su mirada llena de ambición y codicia decía que no era la mejor de las ideas -Me entregarás la llave, o la arrancaré de tus restos- Amenazó Dextro quien en lugar de acercarse amenazante, dio algunos pasos atrás hasta que una tercera sacudida de tierra fue acompañada por un espeluznante y aterrador grito.

El viento se arremolinó en el cielo y un torbellino de arena y fuego dieron forma lentamente a una extraña criatura formada por un cuerpo casi etéreo, en cuyo torso ostentaba 4 brazos con filosas garras que desprendía un vapor pestilente que a la vez podía tomar la forma de diferentes armas. Esta criatura enfocó sus ojos brillantes en Zelas y sus llaves -No pierdas el “tiempo” y deshaste de él… y de todos- Señaló Dextro desde cierta distancia mientras los gatos y todo ser pensante y con aprecio por su propia vida comenzaba a escapar aterrado.

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∞ Llegamos a la última parte del evento, la cual será bastante rápida y con una dinámica muy particular para enfrentar a esta última e “inesperada” amenaza. Desde este momento todos recuperan un uso de habilidades que hayan usado anteriormente en este tema.

∞ Esta misteriosa criatura será derrotada con cinco ataques (físicos o mágicos), pero aprenderá cada habilidad que se use contra ella, por lo que cada personaje (a partir del segundo) recibirá un ataque de la criatura, similar a la habilidad (o habilidades) con que ésta haya sido atacada por el personaje anterior. Cada personaje puede usar hasta 3 habilidades diferentes para atacar a la criatura (No se la pongan tan difícil al que ataque después), pero a efectos de mecánicas contarán como un solo ataque de los 5 necesarios.

∞ Cada vez que la criatura reciba un ataque, una de las llaves desaparecerá y las otras se harán ligeramente más grandes hasta quedar una sola. Por razones obvias, Zelas no podrá atacar a la criatura sino que deberá escapar de ella, los demás podrán elegir entre proteger al elfo o atacar a la criatura.

∞ No hay orden de posteo pero cada quien debe esperar que respondan al menos dos personas antes de añadir otra respuesta, un personaje puede atacar a la criatura por segunda vez, aunque esta no contará dentro de los 5 ataques necesarios para derribarlo pero sí como aprendizaje de la criatura y sus habilidades usadas afectarán al que ataque después. Esta parte del evento durará hasta el domingo 18 de octubre o hasta derrotar a la criatura, lo que suceda primero.

Valyria Jue Oct 15 2020, 16:37

-Descansa en paz, Nolyria.- le dijo a la clon de sombras. Puede que fuera una hereje, pero nadie se merecía tener una cimitarra saliéndole de la cabeza. Ni el horrible ruido que hacía el arma al volver, aunque la víctima ya no lo oiría. Y que técnicamente fuera su copia no ayudaba desde luego. –En fin, a otros asuntos…- se limitó a decir, intentando olvidarse de los estragos causados a la gastronomía local, dejando que sus pequeños se desvanecieran en motas de luz. Podía oír más rudos, seguramente de otro clon, pero mientras no fuera suyo o estuviera asaltando dulces, le daba absolutamente igual, dejaría que otro se encargará. Se iría de ese lugar lleno de cosas raras, encontraría una camita y se hartaría de dulces, para luego echarse una buena dormilona. Empezó a andar hacia la salida, ignorando el caos, hasta que oyó una malvada carcajada.

No, no era su problema.

Y entonces, lo notó. Algo se rompió, la conexión con sus pequeños volviendo, mucho más fácil que antes. Podría haberse planteado que significaba, teorizar sobre las barreras entre mundos colapsando, o reduciéndose… pero solo tenía ojos para esa enorme cosa de nube y polvo. ¿Contaba cómo “tragada” si el plano final era el suyo? Ese aire tan enfadado la hacía decantarse por el sí. –Tres aeros. Está bien está bien…- Eso era serio, así que intervendría.

Saco su arco otra vez, apoyándolo con cuidado, mientras sacaba una flecha, dándole un breve beso y empezó a recitar mientras preparaba el tiro.

-Yo llamo vuestro nombre con el rugido del trueno
La memoria de una gloria ancestral, un reino pleno
Con Dientes y Garras, alzaros.
El suelo retumba, esperándoos
El viento aúlla, trayendo el hedor del hierro
La tierra, sedienta, probara pronto las lluvias de Otoño.-

La flecha había empezado a brillar y cuando la dejo ir, surco el cielo con pequeñas motas de luz apareciendo a su alrededor, materializando poco a poco figuras felinas. La flecha se estampó contra la enorme criatura y sus pequeños se pusieron a trabajar, golpeando el monstruo. –Chupado.- y entonces partes de esa extraña nube se desprendieron del cuerpo principal, empezando a tomar la forma de... ¿lobos? no demasiado pequeños y adorables. ¿Corgis? Daba igual, lo importante era que no eran suyos. –HEY, ESO ES ILEGAL.- Le gritó a la nube, que no contestó porque era una nube. Pensaba que lo de destrozar dulces era malo, pero eso era casi peor, ¡y ni siquiera tenía la excusa de parecerse a ella!

Spoiler:

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