[Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
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[Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
La Máscara de los Olvidados
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Una tirada de dados resultó ser diferente a las otras, esta vez parecían ir más lento, los dados cayeron uno tras otro en lo que parecía ser una sucesión de pasos cuyos ecos resonaban infinitamente -Tyrande nos espera del otro lado. No se detengan y no los miren- Alertaba la mujer que no sería difícil reconocer como la misma que antes había estado arrojando dados y que ahora dibujaba lentamente su figura junto a otros en medio del Oblivion.
¡No, no, me atraparon, ayuda, me tienen, no!- Se escuchaba algunas voces perdidas pero rápidamente la poseedora de la retromonición alertaba a sus compañeros -No volteen, hagan lo que hagan no volteen a verlos- No sabía si sus advertencias pasaban en vano, pues ella misma no se atrevía a voltear por temor a los acechadores, seres capaces de imitar voces y cuya apariencia era desconocida debido a que asesinaban a todos los que les miraban directamente.
Asher y Raymond despertarían en medio del grupo invasor bajo la guía de aquella mujer que reconocerían de inmediato, aunque también sería fácil identificar el lugar donde se encontraban y el lugar a donde se dirigían, un portal que les permitiría estar de vuelta en Aerandir o quedar atrapados… de nuevo.
Para nuestros héroes no sería fácil saber si aquellos aliados de una mujer de otro mundo debían o no llegar a Aerandir, o qué intenciones tendrían una vez de nuestro lado, pero de cualquier modo entre menos quedaban, más cerca estaban de desaparecer junto a ellos.
∞ Bienvenidos al Oblivion, aunque esta vez bajo otra perspectiva, la destrucción del orbe fue uno de los eventos más caóticos en la historia de Aerandir, y recordarán que el portal no se cerró solamente para los héroes, sino también para los que buscaban escapar de ese otro mundo, esta puede ser la oportunidad para cambiar ese terrible acontenimiento.
∞ Su misión será abrirse paso a lo largo del oscuro sendero del oblivion, evitando a las criaturas sin voltear a mirarlas, aunque alguno más osado podría enfrentarlas percibiendo el difuso éter de estas criaturas mágicas, sin embargo el objetivo principal es atravesar el portal antes que se cierre, trayendo a tantos sobrevivientes como sea posible, algunos tal vez mueran, pero es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar.
∞ Este desafío se resolverá en dos rondas, no habrá intervención master a menos que sea necesario, hasta que el objetivo sea logrado, en esos turnos deberán reducir las pérdidas, proteger al grupo y finalmente salir del lugar con ellos antes que el portal se cierre irremediablemente.
∞ El desenlace de este desafío puede influir directamente en el evento general y también en futuras tramas. También ofrece la posibilidad de conseguir la Máscara de los olvidados.
¡No, no, me atraparon, ayuda, me tienen, no!- Se escuchaba algunas voces perdidas pero rápidamente la poseedora de la retromonición alertaba a sus compañeros -No volteen, hagan lo que hagan no volteen a verlos- No sabía si sus advertencias pasaban en vano, pues ella misma no se atrevía a voltear por temor a los acechadores, seres capaces de imitar voces y cuya apariencia era desconocida debido a que asesinaban a todos los que les miraban directamente.
Asher y Raymond despertarían en medio del grupo invasor bajo la guía de aquella mujer que reconocerían de inmediato, aunque también sería fácil identificar el lugar donde se encontraban y el lugar a donde se dirigían, un portal que les permitiría estar de vuelta en Aerandir o quedar atrapados… de nuevo.
Para nuestros héroes no sería fácil saber si aquellos aliados de una mujer de otro mundo debían o no llegar a Aerandir, o qué intenciones tendrían una vez de nuestro lado, pero de cualquier modo entre menos quedaban, más cerca estaban de desaparecer junto a ellos.
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∞ Bienvenidos al Oblivion, aunque esta vez bajo otra perspectiva, la destrucción del orbe fue uno de los eventos más caóticos en la historia de Aerandir, y recordarán que el portal no se cerró solamente para los héroes, sino también para los que buscaban escapar de ese otro mundo, esta puede ser la oportunidad para cambiar ese terrible acontenimiento.
∞ Su misión será abrirse paso a lo largo del oscuro sendero del oblivion, evitando a las criaturas sin voltear a mirarlas, aunque alguno más osado podría enfrentarlas percibiendo el difuso éter de estas criaturas mágicas, sin embargo el objetivo principal es atravesar el portal antes que se cierre, trayendo a tantos sobrevivientes como sea posible, algunos tal vez mueran, pero es un sacrificio que estoy dispuesto a aceptar.
∞ Este desafío se resolverá en dos rondas, no habrá intervención master a menos que sea necesario, hasta que el objetivo sea logrado, en esos turnos deberán reducir las pérdidas, proteger al grupo y finalmente salir del lugar con ellos antes que el portal se cierre irremediablemente.
∞ El desenlace de este desafío puede influir directamente en el evento general y también en futuras tramas. También ofrece la posibilidad de conseguir la Máscara de los olvidados.
Última edición por Ansur el Dom Feb 26 2023, 21:29, editado 2 veces
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Re: [Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
Mi postura ofensiva no flaqueo en ningún momento ante aquellos dos hombres, listo para atacar si ellos realmente pretendían oponerse a lo que inevitablemente sucedería: esa mujer me daría lo que quería, o habría muchos cuerpos que recoger en la mañana.
—¿Piensas que estoy dispuesto a esperar por mi turno, viejo pulgoso? Se nota que la edad no te ha hecho sabio. —le contesté al de la máscara de ciervo, con la misma mordacidad que había recibido—. Si crees poder seguirme el ritmo sin romperte un hueso en el intento, entonces ya la tienes. —finalicé dedicándole una sonrisa ladina, aceptando su desafío.
La electricidad de mis manos se intensificó. Pobre sujeto, aquello se iba a poner feo...
De no ser por la intervención de aquella dama, por supuesto; la adivina. Suplicó porque nos detuvieramos, intentando evitar un conflicto y, por consiguiente, una catástrofe en el interior de su tienda. Ja, por lo menos ella parecía tener un poco de sentido común.
Por eso, y solo por eso, me detuve. Aunque el atrevimiento de aquel sujeto me había irritado, dándome muchas razones para querer ahorrarle a La Muerte una molestia inminente, decidí bajar la guardia y cruzarme de brazos. No parecía compartir aquel ideal de querer expulsar a la adivina de la plaza, así que no era realmente un auténtico obstáculo que debiera eliminar; al menos no mientras no continuara abriendo esa boca tan sucia que tenía.
—Tú cállate, insecto. —le ordené al otro sujeto, en cuanto emitió aquel patético berrinche. Ni siquiera recordaba su presencia en el lugar.
Muy a mi pesar, me obligué a esperar que el anciano gigante de la armadura hiciera lo que tuviera que hacer. No me interesaba en lo absoluto la prediccion que obtuviera de la adivina, sin embargo, conservé su hipotético nombre en mi memoria; no estaba seguro de que aquello fuera verdad después de todo.
—¿Lo dices por experiencia? —le contesté al hombre tras finalizar y dirigirse a mi una vez más, sin molestarme siquiera en mirarle—. Tú tampoco pareces estar muy... complacido.
Pasé de él, ya había tenido que esperar lo suficiente por su culpa. Me senté frente a la adivina, observando por primera vez los elementos que yacían en aquél mesón: Un inmenso tablero tallado en madera, con cientos y cientos de dados diferentes y dispersos por toda aquella extensión. Miré a la dama a los ojos, sintiendo por primera vez aquel escalofrío mágico que se construía con el ambiente del lugar. Sentía nervios, impaciencia, un agujero en mi estómago que no se cerraría con nada más que respuestas.
—Mi nombre. —declaré firme, interrumpiendo a la dama antes que esta pudiera hablar.
Su rostro resignado asintió con algo de temor, como si pudiera ver a través de mí. ¿Acaso ella podía ver el demonio que se hallaba dentro de mí y que estaba listo para salir? Pronto recibí en mis manos un conjunto de dados, los mismos que había utilizado el anciano hace pocos segundos, aquellos que contaban con innumerables símbolos que no podía reconocer. Los dejé caer sobre el tablero, obteniendo una mezcla totalmente al azar de símbolos. ¿Eran símbolos especiales? ¿Ella podía leerlos o algo así? Preguntas vanas que perecían ante la emoción y la desesperación que me consumía mientras esperaba una respuesta de la dama.
—Lor... —susurró la adivina, provocando que mi cuerpo se tensara al instante, finalmente—. Raymond Lorde. Ese es tu nombre. —declaró.
Guardé silencio... Por uno, quizás dos... Perdí por completo la noción del tiempo durante lo que pareció ser una eternidad. Aquel nombre... no, aquella identidad daba vueltas en mi mente, como un cántico recitado una y otra vez. Podía saborearles, aquel conjunto de palabras rozando mi paladar. Me aferraba a esas palabras con fuerza. Una pregunta que me había perseguido por tanto tiempo, finalmente llegaba a una conclusión. Mi nombre era Raymond Lorde... ¿Pero quién era Raymond Lorde...? No iba a desaprovechar la oportunidad de averiguarlo.
Estaba preparado para continuar la sesión con la adivina, ¡ansiaba saber más! Pero... Al observarle pude notar como su mirada se veía diferente. Su temor parecía perdurar, pero sus pupilas parecían pérdidas en el vacío, en la nada que abarcaba la distancia entre el tablero y los dados que ella misma había lanzado en esta oportunidad. Cayeron lentamente; como si una fuerza abstracta les sostuviera, rodando a través del tablero, quedando perfectamente alineados ante mí. Sus caras poseían una secuencia de letras que pude llegar a leer. Formaban la palabra: "OBLIVION"...
Fue lo último que pude ver... antes de ser cegado por un destello púrpura...
—¿Piensas que estoy dispuesto a esperar por mi turno, viejo pulgoso? Se nota que la edad no te ha hecho sabio. —le contesté al de la máscara de ciervo, con la misma mordacidad que había recibido—. Si crees poder seguirme el ritmo sin romperte un hueso en el intento, entonces ya la tienes. —finalicé dedicándole una sonrisa ladina, aceptando su desafío.
La electricidad de mis manos se intensificó. Pobre sujeto, aquello se iba a poner feo...
De no ser por la intervención de aquella dama, por supuesto; la adivina. Suplicó porque nos detuvieramos, intentando evitar un conflicto y, por consiguiente, una catástrofe en el interior de su tienda. Ja, por lo menos ella parecía tener un poco de sentido común.
Por eso, y solo por eso, me detuve. Aunque el atrevimiento de aquel sujeto me había irritado, dándome muchas razones para querer ahorrarle a La Muerte una molestia inminente, decidí bajar la guardia y cruzarme de brazos. No parecía compartir aquel ideal de querer expulsar a la adivina de la plaza, así que no era realmente un auténtico obstáculo que debiera eliminar; al menos no mientras no continuara abriendo esa boca tan sucia que tenía.
—Tú cállate, insecto. —le ordené al otro sujeto, en cuanto emitió aquel patético berrinche. Ni siquiera recordaba su presencia en el lugar.
Muy a mi pesar, me obligué a esperar que el anciano gigante de la armadura hiciera lo que tuviera que hacer. No me interesaba en lo absoluto la prediccion que obtuviera de la adivina, sin embargo, conservé su hipotético nombre en mi memoria; no estaba seguro de que aquello fuera verdad después de todo.
—¿Lo dices por experiencia? —le contesté al hombre tras finalizar y dirigirse a mi una vez más, sin molestarme siquiera en mirarle—. Tú tampoco pareces estar muy... complacido.
Pasé de él, ya había tenido que esperar lo suficiente por su culpa. Me senté frente a la adivina, observando por primera vez los elementos que yacían en aquél mesón: Un inmenso tablero tallado en madera, con cientos y cientos de dados diferentes y dispersos por toda aquella extensión. Miré a la dama a los ojos, sintiendo por primera vez aquel escalofrío mágico que se construía con el ambiente del lugar. Sentía nervios, impaciencia, un agujero en mi estómago que no se cerraría con nada más que respuestas.
—Mi nombre. —declaré firme, interrumpiendo a la dama antes que esta pudiera hablar.
Su rostro resignado asintió con algo de temor, como si pudiera ver a través de mí. ¿Acaso ella podía ver el demonio que se hallaba dentro de mí y que estaba listo para salir? Pronto recibí en mis manos un conjunto de dados, los mismos que había utilizado el anciano hace pocos segundos, aquellos que contaban con innumerables símbolos que no podía reconocer. Los dejé caer sobre el tablero, obteniendo una mezcla totalmente al azar de símbolos. ¿Eran símbolos especiales? ¿Ella podía leerlos o algo así? Preguntas vanas que perecían ante la emoción y la desesperación que me consumía mientras esperaba una respuesta de la dama.
—Lor... —susurró la adivina, provocando que mi cuerpo se tensara al instante, finalmente—. Raymond Lorde. Ese es tu nombre. —declaró.
Guardé silencio... Por uno, quizás dos... Perdí por completo la noción del tiempo durante lo que pareció ser una eternidad. Aquel nombre... no, aquella identidad daba vueltas en mi mente, como un cántico recitado una y otra vez. Podía saborearles, aquel conjunto de palabras rozando mi paladar. Me aferraba a esas palabras con fuerza. Una pregunta que me había perseguido por tanto tiempo, finalmente llegaba a una conclusión. Mi nombre era Raymond Lorde... ¿Pero quién era Raymond Lorde...? No iba a desaprovechar la oportunidad de averiguarlo.
Estaba preparado para continuar la sesión con la adivina, ¡ansiaba saber más! Pero... Al observarle pude notar como su mirada se veía diferente. Su temor parecía perdurar, pero sus pupilas parecían pérdidas en el vacío, en la nada que abarcaba la distancia entre el tablero y los dados que ella misma había lanzado en esta oportunidad. Cayeron lentamente; como si una fuerza abstracta les sostuviera, rodando a través del tablero, quedando perfectamente alineados ante mí. Sus caras poseían una secuencia de letras que pude llegar a leer. Formaban la palabra: "OBLIVION"...
Fue lo último que pude ver... antes de ser cegado por un destello púrpura...
[...]
Los oía retumbar... Una, otra, otra vez. El sonido de aquellos dados inundaba mis pensamientos, como un eco profundo en un bucle interminable. Se repetía y se repetía...
No llegué a recobrar el control de mis sentidos hasta que me hallé a mi mismo en un lugar extraño, oscuro, solo alimentado por una tenue luz azulina que se veía a la distancia. Pude visualizar a un par de siluetas extrañas a mi alrededor, hombres encapuchados a los que no podía identificar. ¿Era esto... una especie de limbo? Caminábamos hacia la luz, despacio, con el cuidado que tendría alguien que escapa de la muerte. Cargaba una pesada jaqueca que me dificultaba el avanzar, pero aún así no me detenía. Algo me decía que debía avanzar si quería despertar de aquella pesadilla... si es que se trataba de una.
Al frente de la marcha, como guía del grupo, pude visualizar una figura familiar. Aquél patrón estelar en su traje era el mismo de... aquella adivina. ¿Acaso... ella... me había llevado a ese lugar? ¿Por qué...?
—¿Dónde... estamos...? —pregunté en medio de mi divagación, antes de ser impresionado por un grito desesperado pidiendo auxilio.
Quise girar en dirección a este último, pero, antes de que pudiera hacerlo, la voz de la adivina si hizo oír en medio de los susurros espectrales. No debíamos voltear a verlos... ¿Pero a quiénes...? ¿Acaso se refería a aquellas brumas que acariciaban mi brazo y erizaban los vellos de mi piel? Solo pude captar una breve imagen con el rabillo del ojo, unas largas astas como aquellas que tenía la máscara de aquel anciano que se hallaba junto a la adivina... ¿Él también estaba aquí?
—¿¡Donde estamos!? —pregunté otra vez, esta vez con más firmeza. Empezaba a creer que aquello, definitivamente, no era un sueño—. ¿¡Hacia dónde vamos...!? —exigí respuestas, no pudiendo tolerar un minuto más de aquel extraño mundo donde nos encontrabamos.
—Raymond...
Mi insistencia pareció rendir frutos, al menos en un sentido, pues un escalofrío recorrió mi espalda al llamar la atención de algo. Pude sentir un aliento en mi oreja, el cual no demoró en transformarse en un susurro que liberó una onda de calor por todo mi cuerpo...
—Raymond...
Esas voces... ¿por qué sonaban tan familiares?
No llegué a recobrar el control de mis sentidos hasta que me hallé a mi mismo en un lugar extraño, oscuro, solo alimentado por una tenue luz azulina que se veía a la distancia. Pude visualizar a un par de siluetas extrañas a mi alrededor, hombres encapuchados a los que no podía identificar. ¿Era esto... una especie de limbo? Caminábamos hacia la luz, despacio, con el cuidado que tendría alguien que escapa de la muerte. Cargaba una pesada jaqueca que me dificultaba el avanzar, pero aún así no me detenía. Algo me decía que debía avanzar si quería despertar de aquella pesadilla... si es que se trataba de una.
Al frente de la marcha, como guía del grupo, pude visualizar una figura familiar. Aquél patrón estelar en su traje era el mismo de... aquella adivina. ¿Acaso... ella... me había llevado a ese lugar? ¿Por qué...?
—¿Dónde... estamos...? —pregunté en medio de mi divagación, antes de ser impresionado por un grito desesperado pidiendo auxilio.
Quise girar en dirección a este último, pero, antes de que pudiera hacerlo, la voz de la adivina si hizo oír en medio de los susurros espectrales. No debíamos voltear a verlos... ¿Pero a quiénes...? ¿Acaso se refería a aquellas brumas que acariciaban mi brazo y erizaban los vellos de mi piel? Solo pude captar una breve imagen con el rabillo del ojo, unas largas astas como aquellas que tenía la máscara de aquel anciano que se hallaba junto a la adivina... ¿Él también estaba aquí?
—¿¡Donde estamos!? —pregunté otra vez, esta vez con más firmeza. Empezaba a creer que aquello, definitivamente, no era un sueño—. ¿¡Hacia dónde vamos...!? —exigí respuestas, no pudiendo tolerar un minuto más de aquel extraño mundo donde nos encontrabamos.
—Raymond...
Mi insistencia pareció rendir frutos, al menos en un sentido, pues un escalofrío recorrió mi espalda al llamar la atención de algo. Pude sentir un aliento en mi oreja, el cual no demoró en transformarse en un susurro que liberó una onda de calor por todo mi cuerpo...
—Raymond...
Esas voces... ¿por qué sonaban tan familiares?
Raymond Lorde
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Re: [Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
Cuando abrí los ojos, estábamos en un lugar demasiado familiar.
Me puse en alerta inmediatamente, sacando el Grimorio Blanco de mi bolsa. Apenas lo había notado, pero estábamos corriendo. ¿Que hacíamos allí? No era posible. El portal del Oblivion había sido cerrado. La conexión entre ambos mundos ya no existía.
Y aun así, aquello parecía demasiado real.
Estaba viviendo el pasado, pero no el mio. El hombre chatarra estaba allí, y también la adivina. Huíamos junto a un grupo. ¿De qué? Podía oler algo de su éter. Era difuso. Criaturas de algún tipo... No importaba. Solo importaba que eran peligrosas. Y si habían aconsejado no darnos la vuelta... tenía el suficiente sentido común para hacer caso.
Fuese real o no, no iba a repetir aquella experiencia. No iba a quedarme atrás. Otra vez no.
-Son tus amigos, ve a darles un abrazo.- gruñí como respuesta. Aquel cibernético no se merecía una explicación, ni ayuda. No después de lo que había dicho. En su lugar, me acerqué a la adivina y dos... figuras. Aquellos junto a los que huíamos. ¿Elfos? Incluso si lo eran, no eran los de Aerandir. Eran los que habían sido olvidados, igual que yo.
Quizás aquello podía servir de algo. Abrí el Grimorio, aún en carrera, y una de las páginas comenzó a iluminarse. [1] Momentos después, noté la diferencia. Los cuatro nos volvimos más ligeros, más capaces de saltar y avanzar. Al menos, por el momento. Era la única ventaja directa que podía darles.
No iba a quedarme a ver que tal les iba. Las runas de mis piernas se activaron. Y cuando salté, lo hice a una velocidad enorme, [2] impulsándome como una bola de fuego en dirección al portal. Para cuando perdí el impulso y toqué el suelo, había logrado adelantarme lo suficiente para hacer lo que planeaba. Podía oír los pasos muy por detrás de mí. Volví a abrir el libro.
Dos páginas distintas se iluminaron esta vez. Y con la magia siendo transferida al suelo, tres objetos empezaron a surgir de él. Dos grandes pilares de piedra, y entre ellos, una barrera en forma de burbuja. [3] Nuestros perseguidores no podrían atravesarla, pero nuestro grupo sí... con una excepción. El biocibernético encontraría la barrera mucho más sólida que los demás. Era el precio a pagar, después de todo.
Si tenía suerte, no lograría sortearla o le ralentizaría lo suficiente. Si lo conseguía, quizás se mereciese vivir. No me giré para comprobar que tal le iba. Aún tenía camino por recorrer.
__________________________________
"En una persecución no hace falta ser el más rápido, solo el segundo más lento."
[1] Utilizo mi Runa Levitasis Mejorada para hacerme más ligero a mi, a la adivina, y a dos de los npcs (¿probablemente elfos?) del grupo. No los hace más rápidos de por si, pero si debería ser más fácil correr sin cansarse. Y podrán saltar obstáculos si les place.
[2] Uso la habilidad Rey Astado para avanzar rápidamente hacia el portal y adelantarme al grupo
[3] Finalmente, uso las runas Territorio y dos runas Altura para generar una barrera y dos pilares de piedra a los lados que obstaculicen el paso. Todos los del grupo [b]salvo Raymond[/i] podrán atravesar la barrera sin problemas.
Sigo con mi tradición de utilizar a bios para salvarme en desafíos y la filosofía Ansur de "es un sacrificio que estoy dispuesto a tomar" para tomar una venganza mezquina y ruin por una falta de respeto.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: [Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
Un raudo y presuroso escalofrío recorrió mi cuerpo, surgiendo cauteloso desde mi oído, ramificándose a través de mi espalda como una corriente eléctrica que erizaba mi piel y paralizaba cada fibra de mis músculos. Mis ojos se perdieron en algún punto del vacío, siendo nublados por una especie de vapor de colores purpurinos y celestes, envolviéndome y embriagándome en lo que pareció ser una especie de estado de ensueño. Mi cuerpo se sentía tan ligero y suave, como si flotara sobre una nube esponjosa sobre los densos campos de la primavera. Podía percibir precisamente aquel aroma: el aroma de la primavera, el dulzor de los vientos envueltos en la fragancia de los pétalos. Era mágico... Podía evocar todas aquellas sensaciones con el simple resonar de aquellas voces en mi cabeza... Esas voces... ¿A quién... le pertenecían...?
—Raymond... —susurraba una de ellas en mi oído derecho. Esta voz tenía un tono angelical, dulce, femenino. Expresaba un profundo amor, como aquel que tendría una madre por su hijo—. No te vayas, Raymond... Quédate...
—Raymond... —decía la otra, aproximándose por mi oído izquierdo. Esta, al contrario, era mucho más profunda y masculina, pero compartía aquella dulzura en su sonido. Me inspiraba confianza, lealtad, bondad, y un inmensurable afecto—. Yo siempre voy a protegerte... Te lo prometí, ¿recuerdas...?
"Recuerdas"... "Recuerdas"... Aquella frase se repitió en mi cabeza como un eco susurrante. Aquellas voces... me hacían sentir tan seguro. Me hacían sentir protegido, me hacían sentir en mi hogar. Escuchar su sonido despertaba algo en mi, algo que creía enterrado y encadenado en el frío y profundo calabozo de metal que formaba parte de mi cuerpo. Cada susurro aceleraba mi corazón, palpitando con un punzante dolor cargado de tristeza y nostalgia... ¿Acaso yo... extrañaba esas...?
[ERROR] No, no podía ser... Era a partir de ese punto que surgían inconsistencias, el punto donde los caminos se dividían y surgía una dualidad en mi interior, una batalla entre aquello que consideraba racional y aquello que surgía del impulso emocional que recorría todo mi cuerpo. Aunque aquellos sonidos fueran tan familiares, aunque sus voces despertaran tantas mezclas y matices de emociones en mi ser, yo simplemente era incapaz de recordar a quienes pertenecían; quienes eran los portadores de aquellos timbres que causaban tanta confusión. Era entonces cuando comenzaba a fragmentarse aquel paraíso. Cuando podía empezar a notar la diferencia entre lo falso y lo verdadero, la realidad y el ensueño. Algo andaba mal. Algo intentaba consumirme. Finalmente parecía estar cerca de tocar tierra, pero, lo que fuera que estaba tras de mí, no planeaba rendirse con tanta facilidad. Los susurros se intensificaron. Casi podía sentir sus palabras envolviéndose en mi cuerpo como cadenas que me ataban a aquel campo ficticio... Aquello no era real... Aquello no era real...
—Pero podría serlo... —susurró la voz femenina, pudiendo ver a través de mis pensamientos—¿No deseas eso, Raymond...?
—Tú puedes hacerlo... —intervino la voz masculina—. Tú puedes hacernos reales, Raymond... —continuó, expulsando su aliento como una suave caricia contra mi oreja. Podía sentirlo, podía sentir como nuevamente volvía a caer preso de sus encantos—. Solo tienes que mirar atrás... y regresaremos contigo.
—Mirar atrás... —susurré. ¿Era... era eso lo que deseaba? ¿Obtendría lo que buscaba si lo hacía...?—. ¿Regresar...? Pero yo no...
Quise protestar, quise explicarles que no los reconocía, que, por mucho que lo intentara, los recuerdos de aquellos individuos se habían desvanecido por completo... Pero no pude hacerlo. Fue entonces cuando lo etéreo se tornó corpóreo, cuando el sueño vino a la realidad. Dos manos, las de aquellas voces, se deslizaron por mi rostro, cubriendo mi boca al entrelazar sus dedos. Su tacto era tan amable, tan dulce... Era embriagador... Una de ellas comenzó a tirar de mi mentón, girando mi rostro lentamente, poco a poco; querían hacerme ver hacia atrás... y yo iba a permitirlo. Una parte de mi ansiaba ver los rostros de aquellas voces; poder permanecer junto a ellas y olvidarse de todo el dolor que había experimentado... Pero fue entonces cuando la otra parte de mi reaccionó...
—¡Ustedes no son reales...! —proclamé
Una nueva descarga surcó mis brazos con la ferocidad de un relámpago, envolviendo mis manos en rayos de electricidad.¹ La adrenalina fluyó por mi sangre, despertándome de aquel trance, permitiéndome golpear hacia atrás y deshacerme de las dos siluetas oscuras que se habían apegado a mi espalda.
Caí al suelo, apoyándome en mis manos y en mis rodillas, pero no demoré en ponerme de pié para observar mi alrededor. ¿Cúanto tiempo había estado en aquella hipnosis? Al parecer, el suficiente para que la adivina, el de la máscara de ciervo y los encapuchados me dejaran atras... No, nos dejaran atrás, pues frente a mi se hallaba una parte de aquel grupo de extraños. Llevé una mano a mi oído, cerrando los ojos para concentrarme en detectar al grupo que nos había dejado atrás...² Pude sentirlos, estaban lejos; no íbamos a alcanzarlos si no empezábamos a movernos. Aquellos encapuchados se hallaban estáticos, perdidos, presos del mismo encantamiento que me había poseído hacía pocos segundos. No iba a abandonar a aquellos sujetos, pues ahora estábamos juntos en esto. Ahora éramos iguales, éramos los que habían dejado atrás, los Olvidados.
Debía hacer algo para despertarlos... ¿Pero qué...? Cuando caí en aquel sueño, aquellas criaturas se habían acercado a mi después de... ¿gritar y llamar su atención? Podía ser que... ¿el ruido les atraía? No lo sabía, pero debía intentarlo. Me acerqué a uno de los enormes pilares de roca que nos impedían continuar, insertando con un rápido movimiento mis manos dentro de la roca solida, tirando de ella y extrayendo un pedruzco de un tamaño considerable.³ No podía mirar atrás, así que arrojé aquella piedra a ciegas, detrás de mí cabeza, con toda la fuerza que pude liberar, esperando que recorriera la mayor distancia posible.
Escuché el sonido del impacto, la roca quebrándose al aterrizar, y no demoré en observar las penumbras oscuras retirarse de nuestro alrededor, dirigiéndose con prisa hacia el origen del sonido. Había funcionado, los encapuchados cayeron al suelo de inmediato. Procedí a golpear con fuerza y constancia el espacio en el pilar que había dejado el pedruzco que había extraído. Era el punto más débil de la estructura, y no tardó en ceder ante la potencia de mis golpes cargados de electricidad. Había creado un túnel suficientemente grande para permitirnos atravesar el pilar y continuar. Podía ver la luz del portal en la distancia... Debíamos apresurarnos, no íbamos a burlar a aquellos seres para siempre con un truco tan simple.
—¡Andando, ya! No tenemos mucho tiempo antes de que esas cosas regresen por nosotros. —me manifesté ante los encapuchados que se levantaban a mis espaldas—. ¡Seguidme y no miréis atrás!⁴
Fue mi última orden, antes de adentrarme en el túnel y disponerme a correr hacia el portal.
—Raymond... —susurraba una de ellas en mi oído derecho. Esta voz tenía un tono angelical, dulce, femenino. Expresaba un profundo amor, como aquel que tendría una madre por su hijo—. No te vayas, Raymond... Quédate...
—Raymond... —decía la otra, aproximándose por mi oído izquierdo. Esta, al contrario, era mucho más profunda y masculina, pero compartía aquella dulzura en su sonido. Me inspiraba confianza, lealtad, bondad, y un inmensurable afecto—. Yo siempre voy a protegerte... Te lo prometí, ¿recuerdas...?
"Recuerdas"... "Recuerdas"... Aquella frase se repitió en mi cabeza como un eco susurrante. Aquellas voces... me hacían sentir tan seguro. Me hacían sentir protegido, me hacían sentir en mi hogar. Escuchar su sonido despertaba algo en mi, algo que creía enterrado y encadenado en el frío y profundo calabozo de metal que formaba parte de mi cuerpo. Cada susurro aceleraba mi corazón, palpitando con un punzante dolor cargado de tristeza y nostalgia... ¿Acaso yo... extrañaba esas...?
[ERROR] No, no podía ser... Era a partir de ese punto que surgían inconsistencias, el punto donde los caminos se dividían y surgía una dualidad en mi interior, una batalla entre aquello que consideraba racional y aquello que surgía del impulso emocional que recorría todo mi cuerpo. Aunque aquellos sonidos fueran tan familiares, aunque sus voces despertaran tantas mezclas y matices de emociones en mi ser, yo simplemente era incapaz de recordar a quienes pertenecían; quienes eran los portadores de aquellos timbres que causaban tanta confusión. Era entonces cuando comenzaba a fragmentarse aquel paraíso. Cuando podía empezar a notar la diferencia entre lo falso y lo verdadero, la realidad y el ensueño. Algo andaba mal. Algo intentaba consumirme. Finalmente parecía estar cerca de tocar tierra, pero, lo que fuera que estaba tras de mí, no planeaba rendirse con tanta facilidad. Los susurros se intensificaron. Casi podía sentir sus palabras envolviéndose en mi cuerpo como cadenas que me ataban a aquel campo ficticio... Aquello no era real... Aquello no era real...
—Pero podría serlo... —susurró la voz femenina, pudiendo ver a través de mis pensamientos—¿No deseas eso, Raymond...?
—Tú puedes hacerlo... —intervino la voz masculina—. Tú puedes hacernos reales, Raymond... —continuó, expulsando su aliento como una suave caricia contra mi oreja. Podía sentirlo, podía sentir como nuevamente volvía a caer preso de sus encantos—. Solo tienes que mirar atrás... y regresaremos contigo.
—Mirar atrás... —susurré. ¿Era... era eso lo que deseaba? ¿Obtendría lo que buscaba si lo hacía...?—. ¿Regresar...? Pero yo no...
Quise protestar, quise explicarles que no los reconocía, que, por mucho que lo intentara, los recuerdos de aquellos individuos se habían desvanecido por completo... Pero no pude hacerlo. Fue entonces cuando lo etéreo se tornó corpóreo, cuando el sueño vino a la realidad. Dos manos, las de aquellas voces, se deslizaron por mi rostro, cubriendo mi boca al entrelazar sus dedos. Su tacto era tan amable, tan dulce... Era embriagador... Una de ellas comenzó a tirar de mi mentón, girando mi rostro lentamente, poco a poco; querían hacerme ver hacia atrás... y yo iba a permitirlo. Una parte de mi ansiaba ver los rostros de aquellas voces; poder permanecer junto a ellas y olvidarse de todo el dolor que había experimentado... Pero fue entonces cuando la otra parte de mi reaccionó...
—¡Ustedes no son reales...! —proclamé
Una nueva descarga surcó mis brazos con la ferocidad de un relámpago, envolviendo mis manos en rayos de electricidad.¹ La adrenalina fluyó por mi sangre, despertándome de aquel trance, permitiéndome golpear hacia atrás y deshacerme de las dos siluetas oscuras que se habían apegado a mi espalda.
Caí al suelo, apoyándome en mis manos y en mis rodillas, pero no demoré en ponerme de pié para observar mi alrededor. ¿Cúanto tiempo había estado en aquella hipnosis? Al parecer, el suficiente para que la adivina, el de la máscara de ciervo y los encapuchados me dejaran atras... No, nos dejaran atrás, pues frente a mi se hallaba una parte de aquel grupo de extraños. Llevé una mano a mi oído, cerrando los ojos para concentrarme en detectar al grupo que nos había dejado atrás...² Pude sentirlos, estaban lejos; no íbamos a alcanzarlos si no empezábamos a movernos. Aquellos encapuchados se hallaban estáticos, perdidos, presos del mismo encantamiento que me había poseído hacía pocos segundos. No iba a abandonar a aquellos sujetos, pues ahora estábamos juntos en esto. Ahora éramos iguales, éramos los que habían dejado atrás, los Olvidados.
Debía hacer algo para despertarlos... ¿Pero qué...? Cuando caí en aquel sueño, aquellas criaturas se habían acercado a mi después de... ¿gritar y llamar su atención? Podía ser que... ¿el ruido les atraía? No lo sabía, pero debía intentarlo. Me acerqué a uno de los enormes pilares de roca que nos impedían continuar, insertando con un rápido movimiento mis manos dentro de la roca solida, tirando de ella y extrayendo un pedruzco de un tamaño considerable.³ No podía mirar atrás, así que arrojé aquella piedra a ciegas, detrás de mí cabeza, con toda la fuerza que pude liberar, esperando que recorriera la mayor distancia posible.
Escuché el sonido del impacto, la roca quebrándose al aterrizar, y no demoré en observar las penumbras oscuras retirarse de nuestro alrededor, dirigiéndose con prisa hacia el origen del sonido. Había funcionado, los encapuchados cayeron al suelo de inmediato. Procedí a golpear con fuerza y constancia el espacio en el pilar que había dejado el pedruzco que había extraído. Era el punto más débil de la estructura, y no tardó en ceder ante la potencia de mis golpes cargados de electricidad. Había creado un túnel suficientemente grande para permitirnos atravesar el pilar y continuar. Podía ver la luz del portal en la distancia... Debíamos apresurarnos, no íbamos a burlar a aquellos seres para siempre con un truco tan simple.
—¡Andando, ya! No tenemos mucho tiempo antes de que esas cosas regresen por nosotros. —me manifesté ante los encapuchados que se levantaban a mis espaldas—. ¡Seguidme y no miréis atrás!⁴
Fue mi última orden, antes de adentrarme en el túnel y disponerme a correr hacia el portal.
- Spoiler:
- Aunque fracase, no pienso rendirme.
- Uso mi habilidad Daño Colateral para despertar del trance y potenciar la eficacia y fuerza destructiva de mis ataques.
- Utilizo mi Radar para localizar a La Adivina y a Asher.
- Utilizo mi Fuerza Bruta para atravesar el pilar de piedra y distraer por un par de segundos a los Acechadores.
- Inspiro a los encapuchados con mi
mediocrecapacidad de Liderazgo y seguimos avanzando hacia el portal.
Raymond Lorde
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Re: [Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
Ah, estaba vivo. Quizás tuviese más recursos de lo que parecía inicialmente. Incluso había espabilado lo suficiente para advertir al resto, a juzgar por los gritos. Estaban lejos, pero podía oírlos aún.
-Nada mal.- sonreí para mi mismo.
Sin embargo, aquello no cambiaba mucho. No tenía forma de ayudarles que no resultasen potencialmente destructivas para ellos, e incluso de tenerlas, mi prioridad estaba en llegar al portal. Podía detectar el éter de las criaturas, pero era demasiado lejano como para...
La idea me hizo sonreír. Ahí estaba la clave. Eran mágicas, y no podía mirarlas directamente. Aquello era todo lo que necesitaba. Sin detenerme un instante, llevé la mano a mi cinturón y desprendí un objeto de ella, una pequeña escultura de dragón que lancé al aire con fuerza. En cuanto lo hice, el ser cobró vida, desplegando sus alas y comenzando a volar por su cuenta. El ser compartió su visión conmigo. [1]
Podía ver el bosque. A mi mismo, avanzando hacia el portal. Los movimientos en la oscuridad por detrás, siguiéndome. Algunos a tan solo unos metros, y otros mucho más atrás. No me habían perdido de vista, después de todo.
Nova reapareció en mi mano, tomando la forma de una espada corta. Cerré mis ojos, manteniendo la vista de dragón enfocada en la trayectoria que iba a tomar. Y entonces, me detuve.
Esperé unos segundos, hasta oír como la adivina y los otros dos me adelantaban. Y entonces, giré sobre mi mismo, lanzando dos tajos al aire, uno después del otro. [2] Dos ondas de fuego azul volaron hacia el lugar de donde huíamos, avanzando rápidamente. Una vez hecho, continué mi carrera hacia la libertad.
Los proyectiles no acertaron a los acechadores. No tenía la puntería para eso, y lo sabía. Pero mi objetivo no era ese. Una impactó contra uno de los árboles. La otra, en el suelo. Las marcas de fuego azul brillaron durante unos segundos... y entonces, estallaron, desperdigando más llamas por todas partes y derribando uno de los árboles. A partir de ahí, el fuego comenzó a expandirse. No lo suficiente como para ser un muro: cualquiera podía saltar encima de un tronco encendido o una hoguera en el suelo.
Algunos de los monstruos lo hicieron sin problemas. Y aquel fue su error. Como criaturas mágicas, acumulaban algo de éter en sus cuerpos, éter que rápidamente hizo de combustible. En cuanto rozaron el fuego, este empezó a extenderse por sus cuerpos. Una vez encendidos, no iban a poder apagarlo fácilmente. Como poco, aquellos no iban a dar más problemas.
Extendí la mano, haciendo que el dragón volviese a mi. Faltaba poco. El portal estaba a la vista. Arrojé a Nova hacia adelante, activando de nuevo las runas de mis piernas, y volví a impulsarme a velocidades vertiginosas. [3] Nada iba a detenerme aquella vez.
[1] Objeto Master: Escultura de Dragón: Si lo lanzas al aire, el dragón tomará el vuelo y podrás ver con sus ojos. La duración del vuelo del dragón es de 2 turnos. Después de éste, el dragón regresará a su estado original. (Ya que no puedo mirarlos directamente sin morir, que los mire algo que no está vivo)
[2] Habilidad: Colmillo Celeste (combinado con mi Ultimate pasiva: Epílogo) para realizar dos ataques de proyectil con fuego etéreo. Dicho fuego puede usar magia como combustible, y ya que esas criaturas dejan un rastro de éter...
[3] Habilidad: Fin de la Caza Otro salto más para mayor movilidad y salidas dramáticas.
-Nada mal.- sonreí para mi mismo.
Sin embargo, aquello no cambiaba mucho. No tenía forma de ayudarles que no resultasen potencialmente destructivas para ellos, e incluso de tenerlas, mi prioridad estaba en llegar al portal. Podía detectar el éter de las criaturas, pero era demasiado lejano como para...
La idea me hizo sonreír. Ahí estaba la clave. Eran mágicas, y no podía mirarlas directamente. Aquello era todo lo que necesitaba. Sin detenerme un instante, llevé la mano a mi cinturón y desprendí un objeto de ella, una pequeña escultura de dragón que lancé al aire con fuerza. En cuanto lo hice, el ser cobró vida, desplegando sus alas y comenzando a volar por su cuenta. El ser compartió su visión conmigo. [1]
Podía ver el bosque. A mi mismo, avanzando hacia el portal. Los movimientos en la oscuridad por detrás, siguiéndome. Algunos a tan solo unos metros, y otros mucho más atrás. No me habían perdido de vista, después de todo.
Nova reapareció en mi mano, tomando la forma de una espada corta. Cerré mis ojos, manteniendo la vista de dragón enfocada en la trayectoria que iba a tomar. Y entonces, me detuve.
Esperé unos segundos, hasta oír como la adivina y los otros dos me adelantaban. Y entonces, giré sobre mi mismo, lanzando dos tajos al aire, uno después del otro. [2] Dos ondas de fuego azul volaron hacia el lugar de donde huíamos, avanzando rápidamente. Una vez hecho, continué mi carrera hacia la libertad.
Los proyectiles no acertaron a los acechadores. No tenía la puntería para eso, y lo sabía. Pero mi objetivo no era ese. Una impactó contra uno de los árboles. La otra, en el suelo. Las marcas de fuego azul brillaron durante unos segundos... y entonces, estallaron, desperdigando más llamas por todas partes y derribando uno de los árboles. A partir de ahí, el fuego comenzó a expandirse. No lo suficiente como para ser un muro: cualquiera podía saltar encima de un tronco encendido o una hoguera en el suelo.
Algunos de los monstruos lo hicieron sin problemas. Y aquel fue su error. Como criaturas mágicas, acumulaban algo de éter en sus cuerpos, éter que rápidamente hizo de combustible. En cuanto rozaron el fuego, este empezó a extenderse por sus cuerpos. Una vez encendidos, no iban a poder apagarlo fácilmente. Como poco, aquellos no iban a dar más problemas.
Extendí la mano, haciendo que el dragón volviese a mi. Faltaba poco. El portal estaba a la vista. Arrojé a Nova hacia adelante, activando de nuevo las runas de mis piernas, y volví a impulsarme a velocidades vertiginosas. [3] Nada iba a detenerme aquella vez.
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[1] Objeto Master: Escultura de Dragón: Si lo lanzas al aire, el dragón tomará el vuelo y podrás ver con sus ojos. La duración del vuelo del dragón es de 2 turnos. Después de éste, el dragón regresará a su estado original. (Ya que no puedo mirarlos directamente sin morir, que los mire algo que no está vivo)
[2] Habilidad: Colmillo Celeste (combinado con mi Ultimate pasiva: Epílogo) para realizar dos ataques de proyectil con fuego etéreo. Dicho fuego puede usar magia como combustible, y ya que esas criaturas dejan un rastro de éter...
[3] Habilidad: Fin de la Caza Otro salto más para mayor movilidad y salidas dramáticas.
Asher Daregan
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Re: [Desafío] Høstblót: La Máscara de los Olvidados [Asher+Raymond]
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Los gritos de las criaturas parecían cada vez más cerca, incluso dibujando en el piso sus siluetas sombrías al pasar por encima del grupo que se había quedado más atrás, el joven del guante había hecho un muy buen trabajo infundiendo ánimos, no solo son sus palabras, sino también con su determinación para sobreponerse a los obstáculos.
Por otro lado, el hombre bestia se encargó de asegurarles el regreso eliminando algunas de aquellas extrañas criaturas habitantes del Oblivion que con sus gritos parecían estar pidiendo refuerzos, y vaya que llegarían, al punto de poner en alarma los sentidos del peludo guerrero quien podría sentir un número descomunal de estas criaturas acercándose a gran velocidad e incluso, algo más grande y aterrador que todas ellas.
De cualquier modo, era algo que no tendrían que ver, pues el grupo consiguió finalmente atravesar el portal y cruzar a este mundo aunque una vez que el grupo terminó de cruzar, justo antes que Asher y Raymond lo atravesaran con ellos alguien más lo cruzó, algo más, lo cruzó, apenas tendrían tiempo para ver pasar la silueta y escuchar luego un grito de dolor de la criatura al otro lado.
Con el portal cerrado, Asher quedaba atrapado en el Oblivion… otra vez, junto a un desconocido, pero ya no volvería a tener el mismo efecto. La imagen de la Adivina se apareció frente al par de guerreros señalando sus manos en donde ahora encontrarían un par de fragmentos de una llave -Siempre supe que había hecho la elección correcta- Dijo la mujer con una pícara sonrisa -Solo había una oportunidad de escapar de este momento y elegimos a los guardianes correctos.
Señaló los fragmentos de la llave en las manos de ambas, los cuales se atraían como imanes -Al juntar esa llave y podrán volver a donde vinieron, pero tengan cuidado al volver, me temo que una de las criaturas de este mundo logró cruzar antes que se cerrara el portal- dijo con un leve tono de preocupación -Aunque dudo que den problemas en un mundo lleno de gente como ustedes- finalmente comenzó a desprender todas las almas de las víctimas que habían quedado atrapadas al cerrar el portal, hasta que al final solo quedó la suya observando fijamente a los guerreros hasta desaparecer devorada por una erupción de llamas azules que lentamente comenzarían a aparecer de todos lados.
∞ Han completado el último desafío, y han asegurado su regreso, para salir de este viaje solo deben juntar sus llaves y podrán regresar al evento principal.
∞ La siguiente respuesta podrán hacerla en el evento social aunque deben tener en cuenta algunas particularidades, una vez que vuelvan la llave será una sola y completa en lugar de dos fragmentos, una vez que vuelvan, la llave completa emitirá un fuerte brillo al llegar al evento y luego se irá disparada a juntarse con las otras llaves que se encuentran en poder de Zelas. Además serán las únicas dos personas que recordarán a la Adivina, para las demás personas eso desaparecerá de sus recuerdos.
∞ Las recompensas serán entregadas al terminar el evento general.
Por otro lado, el hombre bestia se encargó de asegurarles el regreso eliminando algunas de aquellas extrañas criaturas habitantes del Oblivion que con sus gritos parecían estar pidiendo refuerzos, y vaya que llegarían, al punto de poner en alarma los sentidos del peludo guerrero quien podría sentir un número descomunal de estas criaturas acercándose a gran velocidad e incluso, algo más grande y aterrador que todas ellas.
De cualquier modo, era algo que no tendrían que ver, pues el grupo consiguió finalmente atravesar el portal y cruzar a este mundo aunque una vez que el grupo terminó de cruzar, justo antes que Asher y Raymond lo atravesaran con ellos alguien más lo cruzó, algo más, lo cruzó, apenas tendrían tiempo para ver pasar la silueta y escuchar luego un grito de dolor de la criatura al otro lado.
Con el portal cerrado, Asher quedaba atrapado en el Oblivion… otra vez, junto a un desconocido, pero ya no volvería a tener el mismo efecto. La imagen de la Adivina se apareció frente al par de guerreros señalando sus manos en donde ahora encontrarían un par de fragmentos de una llave -Siempre supe que había hecho la elección correcta- Dijo la mujer con una pícara sonrisa -Solo había una oportunidad de escapar de este momento y elegimos a los guardianes correctos.
Señaló los fragmentos de la llave en las manos de ambas, los cuales se atraían como imanes -Al juntar esa llave y podrán volver a donde vinieron, pero tengan cuidado al volver, me temo que una de las criaturas de este mundo logró cruzar antes que se cerrara el portal- dijo con un leve tono de preocupación -Aunque dudo que den problemas en un mundo lleno de gente como ustedes- finalmente comenzó a desprender todas las almas de las víctimas que habían quedado atrapadas al cerrar el portal, hasta que al final solo quedó la suya observando fijamente a los guerreros hasta desaparecer devorada por una erupción de llamas azules que lentamente comenzarían a aparecer de todos lados.
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∞ Han completado el último desafío, y han asegurado su regreso, para salir de este viaje solo deben juntar sus llaves y podrán regresar al evento principal.
∞ La siguiente respuesta podrán hacerla en el evento social aunque deben tener en cuenta algunas particularidades, una vez que vuelvan la llave será una sola y completa en lugar de dos fragmentos, una vez que vuelvan, la llave completa emitirá un fuerte brillo al llegar al evento y luego se irá disparada a juntarse con las otras llaves que se encuentran en poder de Zelas. Además serán las únicas dos personas que recordarán a la Adivina, para las demás personas eso desaparecerá de sus recuerdos.
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Ansur
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