Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
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Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El sol de media tarde bañaba perezosamente la campiña de Verissar. Aunque ya no sonaban las chicharras, y el azul del cielo no tenía la incandescencia veraniega de unos meses atrás, el clima cálido de aquel día invitaba a la vagancia.
Bordeando uno de los muchos senderos que cruzaban la provincia, se extendían las vides pintando de vivos colores los campos, ahora vacíos. Aquel año había sido fructífero, y la vendimia se había extendido, tanto que el morado negruzco de los racimos maduros se asomaba sin timidez entre las tupidas hojas de las parras.
Bajo un olivo de sombra generosa descansaba el bardo. Su figura yacía con lánguida gracia sobre el pasto, y apoyaba su larga espalda en la corteza del árbol. Con la diestra acariciaba distraídamente la hierba, y entrelazaba los dedos entre los azafranes en flor.
A su zurda, y sobre su petate, descansaba un laúd de bella factura, y un canasto de mimbre lleno de uvas obscenamente gordas, de las que picoteaba con parsimonia mientras se deleitaba con el paisaje, dejándose embargar por su ritmo lento.
Los campesinos también habían sido presa de esa galbana que emanaba de todas partes, y habían abandonado sus quehaceres para disfrutar el pleno nombre de la hora de la siesta. Eso había permitido al elfo entrar y salir del campo para hacerse con algunos frutos, y también el permanecer en la vera de su hurto para deleitarse con la última fantasía de verano que el Hísime le obsequiaba.
Bordeando uno de los muchos senderos que cruzaban la provincia, se extendían las vides pintando de vivos colores los campos, ahora vacíos. Aquel año había sido fructífero, y la vendimia se había extendido, tanto que el morado negruzco de los racimos maduros se asomaba sin timidez entre las tupidas hojas de las parras.
Bajo un olivo de sombra generosa descansaba el bardo. Su figura yacía con lánguida gracia sobre el pasto, y apoyaba su larga espalda en la corteza del árbol. Con la diestra acariciaba distraídamente la hierba, y entrelazaba los dedos entre los azafranes en flor.
A su zurda, y sobre su petate, descansaba un laúd de bella factura, y un canasto de mimbre lleno de uvas obscenamente gordas, de las que picoteaba con parsimonia mientras se deleitaba con el paisaje, dejándose embargar por su ritmo lento.
Los campesinos también habían sido presa de esa galbana que emanaba de todas partes, y habían abandonado sus quehaceres para disfrutar el pleno nombre de la hora de la siesta. Eso había permitido al elfo entrar y salir del campo para hacerse con algunos frutos, y también el permanecer en la vera de su hurto para deleitarse con la última fantasía de verano que el Hísime le obsequiaba.
Última edición por Iltharion Dur'Falas el Dom Ene 08 2023, 00:29, editado 4 veces
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
La luz de un menguante sol acariciaba con calidez la menuda figura que estaba cruzando uno de los senderos, la criatura de ojos rojos poseía en su fino rostro un atisbo de profundo aburrimiento.
A tal punto era su aburrimiento que posaba sus ojos en cuanto detalle hubiera en su camino, su mente pasaba de mirar las nubes, "desearía estar allí, cruzando con velocidad por el horizonte", pensó, pero lamentablemente ella había tenido que adoptar la forma humana hace relativamente poco y como le habían enseñado debía distribuir bien sus capacidades, reconocer sus límites y, además, no había prisa, no tenía a donde llegar rápido en realidad.
Sus ojos se posaron luego en el camino, su mirada salto de una piedra curiosa a lo que ella pensó era una rata, aplastada por algún carro imprudente hace ya algunos días; finalmente sus orbes rojos se posaron sobre las jugosas uvas, mientras colocaba su mano en su estómago, como si así pudiera disimular su apetito.
Finalmente, tras dar unos cuantos pasos más, la dragona paso cerca de un fulano cuya apariencia paso de alto, ya que sus ojos saltaron a aquel canasto y su apetitoso contenido; al punto de detener su andar delante de aquel mengano.
A tal punto era su aburrimiento que posaba sus ojos en cuanto detalle hubiera en su camino, su mente pasaba de mirar las nubes, "desearía estar allí, cruzando con velocidad por el horizonte", pensó, pero lamentablemente ella había tenido que adoptar la forma humana hace relativamente poco y como le habían enseñado debía distribuir bien sus capacidades, reconocer sus límites y, además, no había prisa, no tenía a donde llegar rápido en realidad.
Sus ojos se posaron luego en el camino, su mirada salto de una piedra curiosa a lo que ella pensó era una rata, aplastada por algún carro imprudente hace ya algunos días; finalmente sus orbes rojos se posaron sobre las jugosas uvas, mientras colocaba su mano en su estómago, como si así pudiera disimular su apetito.
Finalmente, tras dar unos cuantos pasos más, la dragona paso cerca de un fulano cuya apariencia paso de alto, ya que sus ojos saltaron a aquel canasto y su apetitoso contenido; al punto de detener su andar delante de aquel mengano.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El resonar de la gravilla del camino contra las botas llamó la atención del bardo, quien dejo de perder sus ojos celestinos por los matojos para recorrer la figura que se acercaba.
Incluso antes de girar la faz, ya podía reconocer por la ligereza de sus pisadas que se trataba de alguien menudo, y la cadencia de sus pasos, cierta inclinación al género femenino que no tardó en constatar.
La pereza que se había apoderado de él desapareció con una presteza que no acompañaba su entorno, y su mirada, aguda y curiosa, empezó a recorrer con ensayado disimulo a la solitaria viajera que se había detenido a su vera.
Durante unos instantes permaneció en silencio, estudiando sus atavíos, los movimientos, la forma en la que sus ojos almendrados parecían devorar las uvas que ahora le pertenecían al punto que no lucia consciente de su persona.
Iltharion tomó una de ellas, y jugueteó con la misma entre sus dedos. El sol reflejaba en sus largas manos las veteadas alianzas que cruzaban de forma asimétrica varias de sus falanges con aire exótico. —Buenas tardes.— Inclino apenas la cabeza, con una donosura lenta, felina. Los pendientes de su oreja tintinearon con delicadeza bajo su gesto.— Parece ud. hambrienta.— Hizo girar el fruto por el reverso de sus dedos, de modo que se deslizó en una escalinata descendiente antes de hacerlo saltar y recogerlo con la palma en forma de cuenco. Su brazo se extendió, en un ofrecimiento implícito. Aun así, el hijo de sandorai no hizo la menor seña de pretender levantarse, obligando a la joven a tomar asiento a su lado, o por lo menos arrodillarse si quería compartir su merienda.
Incluso antes de girar la faz, ya podía reconocer por la ligereza de sus pisadas que se trataba de alguien menudo, y la cadencia de sus pasos, cierta inclinación al género femenino que no tardó en constatar.
La pereza que se había apoderado de él desapareció con una presteza que no acompañaba su entorno, y su mirada, aguda y curiosa, empezó a recorrer con ensayado disimulo a la solitaria viajera que se había detenido a su vera.
Durante unos instantes permaneció en silencio, estudiando sus atavíos, los movimientos, la forma en la que sus ojos almendrados parecían devorar las uvas que ahora le pertenecían al punto que no lucia consciente de su persona.
Iltharion tomó una de ellas, y jugueteó con la misma entre sus dedos. El sol reflejaba en sus largas manos las veteadas alianzas que cruzaban de forma asimétrica varias de sus falanges con aire exótico. —Buenas tardes.— Inclino apenas la cabeza, con una donosura lenta, felina. Los pendientes de su oreja tintinearon con delicadeza bajo su gesto.— Parece ud. hambrienta.— Hizo girar el fruto por el reverso de sus dedos, de modo que se deslizó en una escalinata descendiente antes de hacerlo saltar y recogerlo con la palma en forma de cuenco. Su brazo se extendió, en un ofrecimiento implícito. Aun así, el hijo de sandorai no hizo la menor seña de pretender levantarse, obligando a la joven a tomar asiento a su lado, o por lo menos arrodillarse si quería compartir su merienda.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
- Buena tarde – dijo el elfo y la mirada carmesí de la chica se separó con fuerza de la cesta, como si se hubiera liberado de algún embrujo, sin disimulo los ojos de la muchacha esculcaron hasta el último detalle del rostro perfecto de aquel individuo, incluyendo las orejas, la pesquisa duro hasta que volvió a escuchar la voz de aquel individuo.
- Estas en lo correcto extraño – la voz de la chica era dulce y armoniosa como una suave brisa, de esas que al tocar la piel generan una ligera y delicada caricia, no obstante, el tono era un asunto complemente opuesto, era fuerte y seco, como los vientos que soplan sobre las hirvientes dunas.
Mientras las palabras salían de sus gruesos labios, su mirada seguía sin disimulo y con gran antojo el malabarístico viaje de aquel fruto y en cuanto este llego a su punto de reposo sus ojos se abrieron y una sonrisa cruzo por su aburrido rostro.
Sin ninguna pincelada de delicadeza la chica termino por sentarse al lado del elfo, para luego tomar aquella uva la cual, a pesar de su apetito, quedo en su boca por algunos segundos, el delicioso y dulces sabor, producto de una buena maduración, se podía notar en el expresivo rostro de la muchacha.
- gracias – agregó tras comer – es una buena cosecha la que te ha brindado la tierra, no obstante, tras haber deambulado por todo un día una uva no es suficiente para calmar mi apetito– la chica apuntó con su pulgar el sendero del que provenía para luego complementar – ¿sabe usted de algún sitio donde pueda conseguir algo de comida a cambio de brindar mis servicios? – agregó esto último con una gran sonrisa llena de confianza.
- Estas en lo correcto extraño – la voz de la chica era dulce y armoniosa como una suave brisa, de esas que al tocar la piel generan una ligera y delicada caricia, no obstante, el tono era un asunto complemente opuesto, era fuerte y seco, como los vientos que soplan sobre las hirvientes dunas.
Mientras las palabras salían de sus gruesos labios, su mirada seguía sin disimulo y con gran antojo el malabarístico viaje de aquel fruto y en cuanto este llego a su punto de reposo sus ojos se abrieron y una sonrisa cruzo por su aburrido rostro.
Sin ninguna pincelada de delicadeza la chica termino por sentarse al lado del elfo, para luego tomar aquella uva la cual, a pesar de su apetito, quedo en su boca por algunos segundos, el delicioso y dulces sabor, producto de una buena maduración, se podía notar en el expresivo rostro de la muchacha.
- gracias – agregó tras comer – es una buena cosecha la que te ha brindado la tierra, no obstante, tras haber deambulado por todo un día una uva no es suficiente para calmar mi apetito– la chica apuntó con su pulgar el sendero del que provenía para luego complementar – ¿sabe usted de algún sitio donde pueda conseguir algo de comida a cambio de brindar mis servicios? – agregó esto último con una gran sonrisa llena de confianza.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El trovador dejo de picotear para cederle la totalidad de lo que quedaba en la cesta a la hambrienta mozuela, dedicando sus esfuerzos a un empeño que se le antojaba más interesante, advertir la historia que transpiraba la jovencilla.
Las manos desnudas con las que se adueñaba de los frutos no eran tan delicadas como su piel clara pudiera tentar a simple vista, con las durezas propias de quien conoce como blandir un acero. El trovador se convenció con ello que la vaina que portaba en su cintura no era de adorno. Sus ropas eran prácticas para el camino, pero no lo suficientemente acolchadas como para asumirla mercenaria.
—Saber sé, los campos pertenecen a alguien, y con dichos alguien casi siempre puede uno llegar a algún acuerdo si se sabe tratar con las gentes del lugar.— Se sonrió. — ¿Que clase de servicios brinda?.— Comida él no tenía mucha, pero no dudaba en poder conseguirla, ya fuera rellenando el cesto con los frutos de los campos, como en convencer a algún paisano de que les extendiese su hospitalidad, algo no muy lejos de sus expectativas para pasar la noche.
No se imaginaba a la extraña vendimiando, o haciendo las tareas típicas del campo, no tenía su tez la huella de las actividades manuales a las que los pueblerinos solían dedicarse, pero se le ocurrían un par de maneras de vender sus servicios valiéndose de su apariencia para propiciarse alojamiento y comida para ambos.
Las manos desnudas con las que se adueñaba de los frutos no eran tan delicadas como su piel clara pudiera tentar a simple vista, con las durezas propias de quien conoce como blandir un acero. El trovador se convenció con ello que la vaina que portaba en su cintura no era de adorno. Sus ropas eran prácticas para el camino, pero no lo suficientemente acolchadas como para asumirla mercenaria.
—Saber sé, los campos pertenecen a alguien, y con dichos alguien casi siempre puede uno llegar a algún acuerdo si se sabe tratar con las gentes del lugar.— Se sonrió. — ¿Que clase de servicios brinda?.— Comida él no tenía mucha, pero no dudaba en poder conseguirla, ya fuera rellenando el cesto con los frutos de los campos, como en convencer a algún paisano de que les extendiese su hospitalidad, algo no muy lejos de sus expectativas para pasar la noche.
No se imaginaba a la extraña vendimiando, o haciendo las tareas típicas del campo, no tenía su tez la huella de las actividades manuales a las que los pueblerinos solían dedicarse, pero se le ocurrían un par de maneras de vender sus servicios valiéndose de su apariencia para propiciarse alojamiento y comida para ambos.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
A veces los tiempos de descanso son necesarios para retomar las cosas con energía y nuevas ideas, o tal vez para volver a viejos ademanes y recordar viejos tiempos.
El sol estaba radiante y el clima cálido, un día espectacular para salir a pasear con mi aionsito, así que más temprano que tarde activé la runa del cuello de mi aion para que dejara de parecer una bolita de pelos chiquitica y se convirtiera en un aion joven, alto, guapo y con un porte indiscutible, el cuadrúpedo era todo un galán.
Busqué la silla de montar y me dispuse a dar un paseo con mi bebé.
Recorrimos con mucho ánimo las calles y algunas veredas; Pelusa parecía tener mucha energía, incluso de vez en cuando perseguía uno que otro animalito que encontraba. La verdad me parecía muy entretenido que el viaje lo guiara la curiosidad de mi aion, así no sabíamos qué podría pasar; en un momento estábamos siguiendo a una mariposa azul, luego a unas palomas y así con cada criatura hermosa en el camino.
El problema vino cuando Pelusa empezó a seguir a un pajarito amarillo que volaba a gran velocidad y a mi aion no se le ocurrió otra cosa que seguirlo a toda velocidad sin importar nada.
El ave empezó a rodear de manera divertida lo que parecía un árbol y una pareja que compartía un canasto de uvas.
Mi cabeza no dejaba de repetir, ¡va a tumbar la canasta! ¡va a tumbar la canasta!, mientras arrugaba un poco los ojos y cruzaba los dedos para no causar problemas con mi bebote.
Pelusa corría sin cesar dando vueltas al rededor de aquella pareja intentando perseguir al ave, y yo no tuve más remedio que abrazarme a mi aion para que no me tumbara y rezar por no dañarles el momento a los presentes.
La persecución de mi amigo no parecía terminar y la escena se estaba alargando volviéndose muy incómoda. Necesitaba pensar en algo rápido… ¡Lo tengo!
Le tapé rápidamente los ojos a Pelusa con mis manitos y mi aion reaccionó deteniendo la persecución y dejándose caer en el piso del cansancio y supongo que por el mareo.
Me dejé caer sobre el lomo de mi aion de alivió y alcancé a ver de reojo como Pelusa intentaba robar una uva.
El sol estaba radiante y el clima cálido, un día espectacular para salir a pasear con mi aionsito, así que más temprano que tarde activé la runa del cuello de mi aion para que dejara de parecer una bolita de pelos chiquitica y se convirtiera en un aion joven, alto, guapo y con un porte indiscutible, el cuadrúpedo era todo un galán.
Busqué la silla de montar y me dispuse a dar un paseo con mi bebé.
Recorrimos con mucho ánimo las calles y algunas veredas; Pelusa parecía tener mucha energía, incluso de vez en cuando perseguía uno que otro animalito que encontraba. La verdad me parecía muy entretenido que el viaje lo guiara la curiosidad de mi aion, así no sabíamos qué podría pasar; en un momento estábamos siguiendo a una mariposa azul, luego a unas palomas y así con cada criatura hermosa en el camino.
El problema vino cuando Pelusa empezó a seguir a un pajarito amarillo que volaba a gran velocidad y a mi aion no se le ocurrió otra cosa que seguirlo a toda velocidad sin importar nada.
El ave empezó a rodear de manera divertida lo que parecía un árbol y una pareja que compartía un canasto de uvas.
Mi cabeza no dejaba de repetir, ¡va a tumbar la canasta! ¡va a tumbar la canasta!, mientras arrugaba un poco los ojos y cruzaba los dedos para no causar problemas con mi bebote.
Pelusa corría sin cesar dando vueltas al rededor de aquella pareja intentando perseguir al ave, y yo no tuve más remedio que abrazarme a mi aion para que no me tumbara y rezar por no dañarles el momento a los presentes.
La persecución de mi amigo no parecía terminar y la escena se estaba alargando volviéndose muy incómoda. Necesitaba pensar en algo rápido… ¡Lo tengo!
Le tapé rápidamente los ojos a Pelusa con mis manitos y mi aion reaccionó deteniendo la persecución y dejándose caer en el piso del cansancio y supongo que por el mareo.
Me dejé caer sobre el lomo de mi aion de alivió y alcancé a ver de reojo como Pelusa intentaba robar una uva.
Magazubi
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Las manos pequeñas y nada delicadas de Akapalotl tomaron las uvas con ferocidad, como si se tratara de un león despresando algún tierno herbívoro, mientras tenía su boca atiborrada de frutos se recostaba sobre el olivo, mientras escuchaba atentamente al elfo.
Mascaba sin decencia alguna y solo se detenía para escupir las semillas, siempre girando su rostro al lado contrario del elfo.
- Para no alargarme más de lo necesario soy mercenaria, aunque no mancillare mi espada en causas injustas – dijo con su dulce voz mientras tomaba más uvas de aquel cesto - he viajado por todo el continente prestando mi espada, pero debo admitir que en estos parajes donde parece dominar la calma se me dificulta conseguir trabajo.
La muchacha colocó la canasta en medio de los dos moviéndola ligeramente como indicándole al elfo que el también probara un poco.
- Esta mañana pensaba que mi suerte había cambiado, vi como unos jóvenes asaltaban a un anciano, espante a los jóvenes, pero – de manera disgustada poso su mano sobre su rostro, mientras con la zurda tomaba más frutos – el maldito viejo también se asustó, casi se muere allí, tuve que darle un aventón hasta su casa, donde descubro que no tiene donde caer muerto, ni amigos ni familia y ¡ni una moneda para pagar mis servicios! Por un momento….
La dragona no continuo hablando, en lugar de eso se abalanzó sobre el elfo, sacándolo de la trayectoria de la bestia que se abalanzo sobre ellos.
Mascaba sin decencia alguna y solo se detenía para escupir las semillas, siempre girando su rostro al lado contrario del elfo.
- Para no alargarme más de lo necesario soy mercenaria, aunque no mancillare mi espada en causas injustas – dijo con su dulce voz mientras tomaba más uvas de aquel cesto - he viajado por todo el continente prestando mi espada, pero debo admitir que en estos parajes donde parece dominar la calma se me dificulta conseguir trabajo.
La muchacha colocó la canasta en medio de los dos moviéndola ligeramente como indicándole al elfo que el también probara un poco.
- Esta mañana pensaba que mi suerte había cambiado, vi como unos jóvenes asaltaban a un anciano, espante a los jóvenes, pero – de manera disgustada poso su mano sobre su rostro, mientras con la zurda tomaba más frutos – el maldito viejo también se asustó, casi se muere allí, tuve que darle un aventón hasta su casa, donde descubro que no tiene donde caer muerto, ni amigos ni familia y ¡ni una moneda para pagar mis servicios! Por un momento….
La dragona no continuo hablando, en lugar de eso se abalanzó sobre el elfo, sacándolo de la trayectoria de la bestia que se abalanzo sobre ellos.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Iltharion ocultó su sorpresa ante el oficio de la muchacha, si bien era evidente de que se trataba de una dragona, no parecía demasiado prudente dedicarse al empeño de matar por dinero sin una armadura medio decente.
La exquisitez con la que parecía medir sus trabajos le revelaron al trovador que, o bien la norteña no llevaba demasiado tiempo dedicándose a aquello, pese a su proclama, o tenía otros medios para sustentarse.
—Entonces no ha mirado ud. demasiado bien, porque la campiña está llena de indeseables dispuestos a robarle a los campesinos.— Chasqueó la lengua el bardo, sin perder su sonrisa, disfrutando de la gracia privada de que justo ella se había convertido cómplice de uno de esos maleantes contra los que buscaba ser contratada.
—Uno puede dedicarse a causas justas, o a causas lucrativas, pero rara vez a ambas al mismo tiempo.— Poca gente buena tenía dinero, y aquella que lo tenía solía granjearse amigos acérrimos que evitaba que precisaran de espadas a sueldo. Una triste verdad para los idealistas que soñaban con hacer del acero una profesión honrada sin jurar sus lenltades a un señor y dormir calentitos en invierno.
La silueta de un jinete se dibujó a lo lejos, si no se detenía a su vera no pensaba dedicarle más atención que una mirada fugaz, hallando en la cornuda mozuela un objetivo más tentador para sus atenciones.
—Suena ud. como un caballero andante, no como una mercen...— Quiso bromear el bardo, que se interrumpió ante el placaje de la joven, tomándola entre sus brazos cuando se le abalanzó encima, con las manos sobre sus caderas, lo suficientemente arriba como para no ser indecoroso, y lo bastante abajo como para poder deleitarse con la anchura de las mismas. Cayendo hacia un costado, chocó con la rústica valla de madera que delimitaba el camino, evitando, gracias al empuje, que la descarriada criatura los arrollase.
Asomando la cabeza por encima del hombro de la menuda dragona, observo a la preadolescente y su preciosa montura, que había aprovechado la situación para dar generosa cuenta de las uvas que todavía quedaban en el canasto.
—¿Se encuentran bien?— Pregunto hacia ambas, paseando alternativamente sus ojos de una a otra.
La exquisitez con la que parecía medir sus trabajos le revelaron al trovador que, o bien la norteña no llevaba demasiado tiempo dedicándose a aquello, pese a su proclama, o tenía otros medios para sustentarse.
—Entonces no ha mirado ud. demasiado bien, porque la campiña está llena de indeseables dispuestos a robarle a los campesinos.— Chasqueó la lengua el bardo, sin perder su sonrisa, disfrutando de la gracia privada de que justo ella se había convertido cómplice de uno de esos maleantes contra los que buscaba ser contratada.
—Uno puede dedicarse a causas justas, o a causas lucrativas, pero rara vez a ambas al mismo tiempo.— Poca gente buena tenía dinero, y aquella que lo tenía solía granjearse amigos acérrimos que evitaba que precisaran de espadas a sueldo. Una triste verdad para los idealistas que soñaban con hacer del acero una profesión honrada sin jurar sus lenltades a un señor y dormir calentitos en invierno.
La silueta de un jinete se dibujó a lo lejos, si no se detenía a su vera no pensaba dedicarle más atención que una mirada fugaz, hallando en la cornuda mozuela un objetivo más tentador para sus atenciones.
—Suena ud. como un caballero andante, no como una mercen...— Quiso bromear el bardo, que se interrumpió ante el placaje de la joven, tomándola entre sus brazos cuando se le abalanzó encima, con las manos sobre sus caderas, lo suficientemente arriba como para no ser indecoroso, y lo bastante abajo como para poder deleitarse con la anchura de las mismas. Cayendo hacia un costado, chocó con la rústica valla de madera que delimitaba el camino, evitando, gracias al empuje, que la descarriada criatura los arrollase.
Asomando la cabeza por encima del hombro de la menuda dragona, observo a la preadolescente y su preciosa montura, que había aprovechado la situación para dar generosa cuenta de las uvas que todavía quedaban en el canasto.
—¿Se encuentran bien?— Pregunto hacia ambas, paseando alternativamente sus ojos de una a otra.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Un poco mareada por las vueltas que me había dado mi aion y aún acostada sobre el lomo de Pelusa contesté a la pregunta del chico.
- Estamos bien - dije e hice movimientos con mi mano para no darle importancia a lo sucedido, ni a que mi aion trataba de hacerse con la merienda de los presentes.
Me quedé por unos segundos mirándolos intrigada, parecían una pareja poco particular. Sus formas me generaban curiosidad y un poco de diversión.
Después de mirarlos como por un minuto casi sin parpadear y de manera probablemente incómoda me estiré sobre el lomo de Pelusa y alcancé a decir.
- Si se besan los dejamos tranquilos -
Me parecía una manera interesante de romper el hielo, why not?
- En fin… no quiero ver babas ahorita, pero son muy sexys- dije ya retomando mi postura sobre mi bebé - Esta señorita que está aquí los deja porque tengo hambre, y al parecer Pelusa también- hice una pausa breve - Si necesitan a una heroína o tienen un primo sexy de mi edad pueden llamarme como Maga y yo llegaré al rescate-.
Terminé de retomar la postura y acaricié a Pelusa en señal de que se levantara, ya que necesitábamos irnos a comer.
- Bomboayash- dije extendiendo la mano y haciendo un saludo de la realeza con mi mano para partir - Cuídense mucho, estos lugares pueden ser peligrosos- hice un medio guiño con mi ojito derecho, porque no sé hacerlo bien, y me alejé.
- Estamos bien - dije e hice movimientos con mi mano para no darle importancia a lo sucedido, ni a que mi aion trataba de hacerse con la merienda de los presentes.
Me quedé por unos segundos mirándolos intrigada, parecían una pareja poco particular. Sus formas me generaban curiosidad y un poco de diversión.
Después de mirarlos como por un minuto casi sin parpadear y de manera probablemente incómoda me estiré sobre el lomo de Pelusa y alcancé a decir.
- Si se besan los dejamos tranquilos -
Me parecía una manera interesante de romper el hielo, why not?
- En fin… no quiero ver babas ahorita, pero son muy sexys- dije ya retomando mi postura sobre mi bebé - Esta señorita que está aquí los deja porque tengo hambre, y al parecer Pelusa también- hice una pausa breve - Si necesitan a una heroína o tienen un primo sexy de mi edad pueden llamarme como Maga y yo llegaré al rescate-.
Terminé de retomar la postura y acaricié a Pelusa en señal de que se levantara, ya que necesitábamos irnos a comer.
- Bomboayash- dije extendiendo la mano y haciendo un saludo de la realeza con mi mano para partir - Cuídense mucho, estos lugares pueden ser peligrosos- hice un medio guiño con mi ojito derecho, porque no sé hacerlo bien, y me alejé.
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Off
Chicos los dejo, no me gustaría romperles la velocidad de respuesta, y yo realmente no puedo rolear tan rápido. Espero mi breve participación les deje rosquita para algo, saludos.
Off
Chicos los dejo, no me gustaría romperles la velocidad de respuesta, y yo realmente no puedo rolear tan rápido. Espero mi breve participación les deje rosquita para algo, saludos.
Magazubi
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Su entrenamiento le indicaba que debía analizar la situación antes de actuar, su reacción cubriendo al amable orejudo era la correcta, en su opinión personal, la bondad debía retribuirse con más bondad, pero había quedado congelada ante el resto del escenario.
Ella había quedado en shock, no sabía cómo reaccionar a lo que tenía delante, un caballo hambriento acababa con las pocas uvas que quedaban en el canasto, y una niña que le hacía comentarios inapropiados tras casi aplastarles, para luego simplemente dar media vuelta y marcharse, sin si quiera por lo menos pedir disculpas.
-los jóvenes de esta provincia están perdidos – dijo mirando estupefacta a la criaturita escapando en el sendero, “si estuviéramos en mi aldea, se hubiera llevado un buen par de azotes, malditas normas sureñas, así no se criarán correctamente” – ¿estás bien? – pregunto mirando al elfo, el cual seguía debajo de ella y cuya cabeza había quedado a la altura del cuello de Akapalotl, de tal manera que si él bajaba su mirada, vería el bamboleo ligeramente hipnótico de los grandes pechos sin sostén de la dragona.
Solo se apartó tras verificar que el fulano estaba bien, volvió a tomar asiento, pero sin recostarse en el árbol, la chica procedió a acomodarse su camisa y su largo cabello turquesa, para luego continuar.
- ¿Me decías? – la chica sonrió ligeramente mientras con sus ojos carmesí veía alrededor, como esperando otro desastre.
Ella había quedado en shock, no sabía cómo reaccionar a lo que tenía delante, un caballo hambriento acababa con las pocas uvas que quedaban en el canasto, y una niña que le hacía comentarios inapropiados tras casi aplastarles, para luego simplemente dar media vuelta y marcharse, sin si quiera por lo menos pedir disculpas.
-los jóvenes de esta provincia están perdidos – dijo mirando estupefacta a la criaturita escapando en el sendero, “si estuviéramos en mi aldea, se hubiera llevado un buen par de azotes, malditas normas sureñas, así no se criarán correctamente” – ¿estás bien? – pregunto mirando al elfo, el cual seguía debajo de ella y cuya cabeza había quedado a la altura del cuello de Akapalotl, de tal manera que si él bajaba su mirada, vería el bamboleo ligeramente hipnótico de los grandes pechos sin sostén de la dragona.
Solo se apartó tras verificar que el fulano estaba bien, volvió a tomar asiento, pero sin recostarse en el árbol, la chica procedió a acomodarse su camisa y su largo cabello turquesa, para luego continuar.
- ¿Me decías? – la chica sonrió ligeramente mientras con sus ojos carmesí veía alrededor, como esperando otro desastre.
- off rol:
- Oh no te preocupes, ¡tú paso fue grato!, le diste una oportunidad a cierto elfo de que pudiera manosear a mi dragona, jajajaja, espero coincidamos en un futuro rol
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
— Si se besan, los dejamos tranquilos - Iltharion encaró una ceja y soltó una risa entre dientes ante el atrevimiento de la mozuela montada, pero no tomó su oferta en serio. - En fin… no quiero ver babas ahorita, pero son muy sexys.
—Cada vez crecen más rápido.-Masculló con cierto asombro el trovador, mirando como la jovencita se iba por donde había venido tras ofrecer su auxilio en caso de necesidad. "Una lástima" se dijo el bardo. "Aún es demasiado joven" Chasqueó la lengua, y volvió la vista al frente.
Definitivamente, la dragona no era demasiado joven, y daban fe de ello los senos turgentes que danzaban ante sus ojos con un ritmo delicioso, reforzando la determinación del bardo con lograr zambullirse entre ellas.
—Me encuentro perfectamente.-Sonrió ladino, mirándola a los ojos, pero sin hacer ningún ademán de sacársela de encima.
Cuando la joven tomo asiento a la vera del árbol nuevamente, el elfo se puso en pie, y barrio sus ropas de tierra con la diestra. —Hay por aquí haciendas humildes, dueñas de los viñedos o de quienes trabajan en ellos, podemos acercarnos a alguna a tiempo para la cena, y conseguir cobijo para la noche, ya que estamos.— Era su plan en un comienzo, y traer a la moza consigo no dificultaría demasiado cualquier negociación. —A fin de cuentas, a pie no llegaremos a ninguna aldea antes de que cierren las cocinas de los hostales.
Jaló del suelo sus pertenencias, colgándose el morral cruzado, y el laúd del hombro, y luego le extendió la mano a la dragona para ayudarla a levantarse. Su inclinación caballerosa hizo que, entre el cuello abierto de la camisa, emergieran dos colgantes. Una cadena sencilla, llena de anillas doradas, que repiqueteaban entre sí, y un cordel fino de cuero trenzado, con un dije de una bellota, de factura élfica.
—Cada vez crecen más rápido.-Masculló con cierto asombro el trovador, mirando como la jovencita se iba por donde había venido tras ofrecer su auxilio en caso de necesidad. "Una lástima" se dijo el bardo. "Aún es demasiado joven" Chasqueó la lengua, y volvió la vista al frente.
Definitivamente, la dragona no era demasiado joven, y daban fe de ello los senos turgentes que danzaban ante sus ojos con un ritmo delicioso, reforzando la determinación del bardo con lograr zambullirse entre ellas.
—Me encuentro perfectamente.-Sonrió ladino, mirándola a los ojos, pero sin hacer ningún ademán de sacársela de encima.
Cuando la joven tomo asiento a la vera del árbol nuevamente, el elfo se puso en pie, y barrio sus ropas de tierra con la diestra. —Hay por aquí haciendas humildes, dueñas de los viñedos o de quienes trabajan en ellos, podemos acercarnos a alguna a tiempo para la cena, y conseguir cobijo para la noche, ya que estamos.— Era su plan en un comienzo, y traer a la moza consigo no dificultaría demasiado cualquier negociación. —A fin de cuentas, a pie no llegaremos a ninguna aldea antes de que cierren las cocinas de los hostales.
Jaló del suelo sus pertenencias, colgándose el morral cruzado, y el laúd del hombro, y luego le extendió la mano a la dragona para ayudarla a levantarse. Su inclinación caballerosa hizo que, entre el cuello abierto de la camisa, emergieran dos colgantes. Una cadena sencilla, llena de anillas doradas, que repiqueteaban entre sí, y un cordel fino de cuero trenzado, con un dije de una bellota, de factura élfica.
- off-rol:
- D: Una pena Maguita, intente contactarte por privado, pero por si se pierde te lo dejo aquí. Siento si te incomodó nuestra velocidad, y espero rolear de vuelta contigo en el futuro. Siéntete libre de aparecerte de nuevo si cambias de opinión.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El rostro de la dragona contaba sin censura alguna lo que ella estaba pensando, Akapalotl intentaba entender de que iba aquella idea para conseguir cobijo, si estuvieran en sus tierras en los años dorados del rey, ella como soldado podía pedir posada donde quisiera y debían atenderla, pero en estas tierras del sur, “acá no valoran a los guerreros como se debe, ni a los dragones, en las tierras de los inferiores solo importa el oro”
Posó sus ojos en la mano del elfo, gesto que le llamo demasiado la atención como para ignorar el vaivén de sus cadenas; para ella ese era un gesto con contrastes, la mano se le tendían a los enfermos, a los débiles, a los inútiles, a aquellos que no tiene la fuerza para levantarse, aunque es un acto bondadoso, que a un Nakai sano le ofrezcan la mano, esta entre los peores insultos.
- Gracias, pero no estoy enferma – agrego mientras su mirada roja parecía en llamas, para acto seguido levantarse con tal fuerza que su cabello se agito y sus atributos brincaron – y bien entonces ¿tu idea es tocar por las pocas viviendas preguntando si alguien necesita de alguno de nuestros servicios?
La dragona tenía una postura ligeramente arrogante y aunque estaba varios centímetros por debajo del elfo, le veía como si este fuera minúsculo.
- Por lo cierto, soy Akapalotl Nakai – dijo con un tono de orgullo que aumentaba el efecto de la posición que tenía – tu quien eres orejudo extraño
Posó sus ojos en la mano del elfo, gesto que le llamo demasiado la atención como para ignorar el vaivén de sus cadenas; para ella ese era un gesto con contrastes, la mano se le tendían a los enfermos, a los débiles, a los inútiles, a aquellos que no tiene la fuerza para levantarse, aunque es un acto bondadoso, que a un Nakai sano le ofrezcan la mano, esta entre los peores insultos.
- Gracias, pero no estoy enferma – agrego mientras su mirada roja parecía en llamas, para acto seguido levantarse con tal fuerza que su cabello se agito y sus atributos brincaron – y bien entonces ¿tu idea es tocar por las pocas viviendas preguntando si alguien necesita de alguno de nuestros servicios?
La dragona tenía una postura ligeramente arrogante y aunque estaba varios centímetros por debajo del elfo, le veía como si este fuera minúsculo.
- Por lo cierto, soy Akapalotl Nakai – dijo con un tono de orgullo que aumentaba el efecto de la posición que tenía – tu quien eres orejudo extraño
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Iltharion retiró la mano sin mostrar la menor señal de hallarse ofendido, estiró los brazos por encima de la cabeza, cuan alto era, y crujió toda su espalda, antes de volver a posar los ojos sobre la mujer. Era bajita, convenientemente pequeña, y la forma que los cuernos que poseía le daban al elfo ciertas ideas que, de haberlas pronunciado en voz alta, le habrían granjeado como poco una patada en las joyas de la familia.
—No, no soy un mendigo. Planeo ofrecer mi arte por cobijo y comida, o buscar un trato provechoso. La gente de las provincias se aburre mucho, porque solo se tienen a si mismos y los días de mercado.— Por eso se sentía confiado del éxito de sus negociaciones, que rara vez salían mal, siempre que no fuera a parar la puerta de algún labriego a quien le hubiese tocado la hija más que el laúd en un anterior viaje.
—Un gusto conocer a alguien de la ilustre familia de los Nakai.— Hizo una denosa , pero muy ligera reverencia con la testa, haciendo que algunos mechones se soltaran de su coleta y le cayeran por delante del rostro.
Al bardo la política le interesaba como le interesaba todo, veladamente y en la medida que le fuera de probecho, y por ello se conocía los nombres de los poderosos o los que lo habían sido. Él había tenido la suerte de conocer sobre esa estirpe durante el breve tiempo que dominaron el norte en una de sus últimas visitas al mismo. Si la joven estaba tan al sur,es que había escapado a la terrible suerte de su familia. Quizás se sintiese sola, música para los oídos del bardo.
—Me llamo Iltharion.-Sin esperar a que la joven aceptara venir, y suponiendo que lo haría si tenía tanta hambre como había dejado entrever, comenzó a caminar con un andar ligero, grácil, casi felino, pero sin prisas. Cuando escuchó los pasos tras de si, aminoró lo justo para quedar a su lado, y mantuvo un ritmo que las cortas piernas de Akkapalotl pudiesen seguir. —Si tiene una mejor idea que la mia, la escucho.
—No, no soy un mendigo. Planeo ofrecer mi arte por cobijo y comida, o buscar un trato provechoso. La gente de las provincias se aburre mucho, porque solo se tienen a si mismos y los días de mercado.— Por eso se sentía confiado del éxito de sus negociaciones, que rara vez salían mal, siempre que no fuera a parar la puerta de algún labriego a quien le hubiese tocado la hija más que el laúd en un anterior viaje.
—Un gusto conocer a alguien de la ilustre familia de los Nakai.— Hizo una denosa , pero muy ligera reverencia con la testa, haciendo que algunos mechones se soltaran de su coleta y le cayeran por delante del rostro.
Al bardo la política le interesaba como le interesaba todo, veladamente y en la medida que le fuera de probecho, y por ello se conocía los nombres de los poderosos o los que lo habían sido. Él había tenido la suerte de conocer sobre esa estirpe durante el breve tiempo que dominaron el norte en una de sus últimas visitas al mismo. Si la joven estaba tan al sur,es que había escapado a la terrible suerte de su familia. Quizás se sintiese sola, música para los oídos del bardo.
—Me llamo Iltharion.-Sin esperar a que la joven aceptara venir, y suponiendo que lo haría si tenía tanta hambre como había dejado entrever, comenzó a caminar con un andar ligero, grácil, casi felino, pero sin prisas. Cuando escuchó los pasos tras de si, aminoró lo justo para quedar a su lado, y mantuvo un ritmo que las cortas piernas de Akkapalotl pudiesen seguir. —Si tiene una mejor idea que la mia, la escucho.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
La dragona no pudo evitar mostrar la alegría que le genero ver a alguien que conocía a su familia, y no solo eso, además la respetaba. Ella no esperaba que un elfo supiera sobre su linaje, y aunque por un momento pensó que eso podría ser peligroso, lo descarto rápidamente, no era un dragón y no estaban en el norte, las razas que a su parecer eran inferiores no la cazarían por ser una Nakai.
- Un gusto conocerte Itharion – respondió la chica con un tono más amable, aun manteniendo la reciente alegría en su rostro – es un gusto conocer a alguien versado en los linajes del norte y lamentablemente en un paraje tan pacifico mis habilidades son cuanto menos inútiles – la dragona miro alrededor suspirando con indignación.
La dragona, aun con sus patas cortas, lograba seguirle el paso al enorme elfo, al cual miraba en ocasiones, para luego de reojo mirar el tranquilo paisaje, el cual se nublaba rápidamente, para ella ese ambiente, aunque hermoso, no era el suyo, ella había crecido para crecer en un ambiente en constante guerra, no para una vida de holgazanería, donde un artista callejero gana el pan más fácil que el guerrero.
“no es que desee la guerra, no soy un ser vil, pero en algún lugar debe haber conflicto”
Razono Akapalotl, posando su mano ligeramente en su mejilla para luego hablar con tono bajo.
- Lo más probable es que mañana me marche volando, debe haber zonas más conflictivas, probablemente viajare más al sur – decía mientras con su diestra apunto al cielo, el cual le respondió con una fuerte e imprevista llovizna.
- Un gusto conocerte Itharion – respondió la chica con un tono más amable, aun manteniendo la reciente alegría en su rostro – es un gusto conocer a alguien versado en los linajes del norte y lamentablemente en un paraje tan pacifico mis habilidades son cuanto menos inútiles – la dragona miro alrededor suspirando con indignación.
La dragona, aun con sus patas cortas, lograba seguirle el paso al enorme elfo, al cual miraba en ocasiones, para luego de reojo mirar el tranquilo paisaje, el cual se nublaba rápidamente, para ella ese ambiente, aunque hermoso, no era el suyo, ella había crecido para crecer en un ambiente en constante guerra, no para una vida de holgazanería, donde un artista callejero gana el pan más fácil que el guerrero.
“no es que desee la guerra, no soy un ser vil, pero en algún lugar debe haber conflicto”
Razono Akapalotl, posando su mano ligeramente en su mejilla para luego hablar con tono bajo.
- Lo más probable es que mañana me marche volando, debe haber zonas más conflictivas, probablemente viajare más al sur – decía mientras con su diestra apunto al cielo, el cual le respondió con una fuerte e imprevista llovizna.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El bardo contuvo una sonrisa, la mayoría de reaccionarios militaristas tenían especial debilidad por la adulación, sobre todo cuando esta giraba en torno a su nombre y su sangre, y él no era un extraño en contentarlos. —Guerrear no es la única manera en la que un guerrero cumple con su gente, la fuerza y el honor inspiran a aquellos con ocupaciones más humildes, y ayuda a mantener el orden.— Aseveró el trovador, con un convencimiento en la voz que no sentía en lo más mínimo. — Pero si es trabajo con la espada lo que buscas, hay más maleantes y bestias por estas latitudes de las que pueda parecer mirando los campos.
Con la zurda el bardo se alojó un poco más el cierre de la camisa, dejando entrever la inmensa cicatriz que había recibido hacía ya unos años, y que resaltaba sobre su piel, por otro lado, casi impoluta. — Hace no tanto tiempo, se despertó en la frontera un terrible espíritu guardián del bosque que masacraba sin piedad a los labriegos. Habría sido venturosa tu espada en esa situación. Y desde entonces, no ha mejorado mucho el mundo, aunque de esa bestia en concreto ya me encargue.— Sonrió de forma enigmática y dejó en paz su camisa, medio desabrochada. -Quizás pueda ayudarte a encontrar donde se precisa tu ayuda, más adelante, en la próxima población donde pare, si gustas de acompañarme en el sendero en vez de volar por tu cuenta.
Ante las primeras gotas de lluvia alzo el rostro, cerrando los ojos, y aminoró el paso un par de segundos, dejando que el agua se resbalase por su rostro, y respiró profundamente, permitiendo que el olor a petricor inundara sus pulmones. No valía la pena correr, pues era una de esas lluvias finas y traicioneras, que parecen inofensivas, pero te calan asombrosamente rápido.
Una granja se dibujó entre el paisaje emborronado por la lluvia, tenía dos plantas y una cuadra pequeña. De sus ventanas salía una cálida luz amarillenta que invitaba a acercarse. Las paredes de piedra estaban adornadas con enrredaderas, con los colores rojizos del otoño, que hacian juego con los porticos de madera pintada. Iltharion se acercó a la cerca del camino, apoyo la mano en la barandilla y saltó con gracia por encima de la misma para disponerse a cruzar el campo.
Con la zurda el bardo se alojó un poco más el cierre de la camisa, dejando entrever la inmensa cicatriz que había recibido hacía ya unos años, y que resaltaba sobre su piel, por otro lado, casi impoluta. — Hace no tanto tiempo, se despertó en la frontera un terrible espíritu guardián del bosque que masacraba sin piedad a los labriegos. Habría sido venturosa tu espada en esa situación. Y desde entonces, no ha mejorado mucho el mundo, aunque de esa bestia en concreto ya me encargue.— Sonrió de forma enigmática y dejó en paz su camisa, medio desabrochada. -Quizás pueda ayudarte a encontrar donde se precisa tu ayuda, más adelante, en la próxima población donde pare, si gustas de acompañarme en el sendero en vez de volar por tu cuenta.
Ante las primeras gotas de lluvia alzo el rostro, cerrando los ojos, y aminoró el paso un par de segundos, dejando que el agua se resbalase por su rostro, y respiró profundamente, permitiendo que el olor a petricor inundara sus pulmones. No valía la pena correr, pues era una de esas lluvias finas y traicioneras, que parecen inofensivas, pero te calan asombrosamente rápido.
Una granja se dibujó entre el paisaje emborronado por la lluvia, tenía dos plantas y una cuadra pequeña. De sus ventanas salía una cálida luz amarillenta que invitaba a acercarse. Las paredes de piedra estaban adornadas con enrredaderas, con los colores rojizos del otoño, que hacian juego con los porticos de madera pintada. Iltharion se acercó a la cerca del camino, apoyo la mano en la barandilla y saltó con gracia por encima de la misma para disponerse a cruzar el campo.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
“como una simple cantante sobrevivió a un espíritu con un conjunto de armas naturales tan poderosas”
Akapalotl nunca había tenido el honor de enfrentarse a uno, ya que en su aldea, su clan se había encargado de pacificar las tierras cercanas; aun así, conocía lo que se decía sobre los espíritus guardianes, eran criaturas de gran poder y ese elfo no solo había sobrevivido, sino que lucia con orgullo la herida, como lo hacían los dragones cuando ganaban una pelea digna.
Suspiró suavemente cuando pensó en que ella no tenía ninguna herida digna de mención, digna de una historia; tenia lamentablemente una piel reluciente e intacta.
- Bueno, puedo darle una oportunidad más a esta zona – agregó al comentario del elfo, mientras caminaba impoluta entre la lluvia, como si el clima no hubiera cambiado en lo más mínimo – además si puedo ayudarte – sonrió ligeramente – me encantaría prestarte mi espada.
La dragona seguía dando sus pasos con firmeza, aunque el suelo empezaba enlodarse, su largo cabello turquesa tomaba un aspecto húmedo y pesado, por lo cual se agitaba menos con sus pasos, en contraste el movimiento de su pecho ahora era más notable, las ropas mojadas se ceñían a su cuerpo resaltando sus sensuales formas.
- ¿Y cómo fue tu lucha contra aquella bestia? – agregó la muchacha mientras se posicionaba sobre la cerca, para luego dejarse caer al otro lado.
Akapalotl nunca había tenido el honor de enfrentarse a uno, ya que en su aldea, su clan se había encargado de pacificar las tierras cercanas; aun así, conocía lo que se decía sobre los espíritus guardianes, eran criaturas de gran poder y ese elfo no solo había sobrevivido, sino que lucia con orgullo la herida, como lo hacían los dragones cuando ganaban una pelea digna.
Suspiró suavemente cuando pensó en que ella no tenía ninguna herida digna de mención, digna de una historia; tenia lamentablemente una piel reluciente e intacta.
- Bueno, puedo darle una oportunidad más a esta zona – agregó al comentario del elfo, mientras caminaba impoluta entre la lluvia, como si el clima no hubiera cambiado en lo más mínimo – además si puedo ayudarte – sonrió ligeramente – me encantaría prestarte mi espada.
La dragona seguía dando sus pasos con firmeza, aunque el suelo empezaba enlodarse, su largo cabello turquesa tomaba un aspecto húmedo y pesado, por lo cual se agitaba menos con sus pasos, en contraste el movimiento de su pecho ahora era más notable, las ropas mojadas se ceñían a su cuerpo resaltando sus sensuales formas.
- ¿Y cómo fue tu lucha contra aquella bestia? – agregó la muchacha mientras se posicionaba sobre la cerca, para luego dejarse caer al otro lado.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Iltharion se giró a esperarla a que saltara la valla, aprovechando el momento para pasear su mirada por la tela húmeda que se pegaba al cuerpo de su portadora. La edad le había dado el don del disimulo, y el de mantener una expresión pétrea mientras se deleitaba como el más básico de los hombres.
—La lucha fue…— Hizo una calculada pausa severa, borrando la sonrisa de su rostro.— Complicada, nos internamos en el bosque para no poner en peligro a los demás aldeanos.— Y porque los aldeanos casi los habían empujado a la foresta.— Un pequeño grupo. No todos lo contamos. Preferiría no entrar en detalles, todavía me pesa la honorable muerte de mis compañeros caídos.— Con ensayada melancolía prosiguió su ambiguo relato, evitando así mencionar como había sido usado de carnada y quedado colgando cuál piñata de un árbol. —Porto con orgullo las cicatrices porque fue una victoria ganada con esfuerzo y sacrificio, espero comprendas y respetes mi silencio.- Asintió con solemnidad una sola vez, a modo de disculpas.
De entre las parras llegaron a un senderito de gravilla embarrado que conducía a la puerta, adornada con una corona de paja, grano, hojas y flores secas. Iltharion golpeó un par de veces y espero.
—¿Quién va?.-La puerta se abrió y apareció una mujer baja y rolliza, con el pelo castaño recogido en un moño. Tenía las mangas arremangadas y tras sus faldones sucios de harina se asomaba un mozuelo de ojos curiosos.
—Buenas tardes, señora.— Obsequio a la mujer con una arrebatadora sonrisa.— Mi compañera y yo nos dirigíamos al pueblito más cercano cuando nos ha pillado el mal tiempo y necesitamos asilo. Somos viajeros honestos y hacendosos, dispuestos a pagar gratamente la ayuda que le pedimos.
La rolliza mujer, de rostro demacrado por el duro trabajo de campo, pero el ánimo alegre de un hogar donde reina la armonía los miró de arriba abajo, bien predispuesta.
—Mami, mira qué cosas tiene en la cabeza.-El niño se asomó un poco más, y se limpió los mocos de la nariz con la manga antes de esbozar una enorme sonrisa llena de inocencia.
—Pasad, pasad, estáis calados. Echaré algo más al puchero, y podéis hacer noche en el pajar. Solo os pido que si sabéis tocar de eso me entretengáis al niño, y que a la mañana, que hay mercado, ayudéis a mi marido a llevar los canastos hasta la aldea, ya que os viene de camino.— La mujer se apartó del umbral, palmeándose las manos entre sí para limpiar la harina como pudo.
La planta baja era sencilla, una habitación grande con una puerta que conducía al pajar, y una escalera que llevaba al segundo piso. Una gran chimenea hacía de lumbre y fuego para cocinar, ante la cual se secaban algunos trapos. La mesa grande, que se usaba tanto para comer como para cocinar, se encontraba llena de cosas. Las paredes se estaban decoradas con ollas y sartenes de cobre, y ristras de chorizos, ajos, cebollas, ajíes y especias, que las llenaban de colorido.
La mujer volvió a la mesa, y se puso a cortar patatas, el niño, sin embargo, se quedó cerca de la puerta, observando con asombro y entusiasmo a los dos extraños de colorida apariencia.
—La lucha fue…— Hizo una calculada pausa severa, borrando la sonrisa de su rostro.— Complicada, nos internamos en el bosque para no poner en peligro a los demás aldeanos.— Y porque los aldeanos casi los habían empujado a la foresta.— Un pequeño grupo. No todos lo contamos. Preferiría no entrar en detalles, todavía me pesa la honorable muerte de mis compañeros caídos.— Con ensayada melancolía prosiguió su ambiguo relato, evitando así mencionar como había sido usado de carnada y quedado colgando cuál piñata de un árbol. —Porto con orgullo las cicatrices porque fue una victoria ganada con esfuerzo y sacrificio, espero comprendas y respetes mi silencio.- Asintió con solemnidad una sola vez, a modo de disculpas.
De entre las parras llegaron a un senderito de gravilla embarrado que conducía a la puerta, adornada con una corona de paja, grano, hojas y flores secas. Iltharion golpeó un par de veces y espero.
—¿Quién va?.-La puerta se abrió y apareció una mujer baja y rolliza, con el pelo castaño recogido en un moño. Tenía las mangas arremangadas y tras sus faldones sucios de harina se asomaba un mozuelo de ojos curiosos.
—Buenas tardes, señora.— Obsequio a la mujer con una arrebatadora sonrisa.— Mi compañera y yo nos dirigíamos al pueblito más cercano cuando nos ha pillado el mal tiempo y necesitamos asilo. Somos viajeros honestos y hacendosos, dispuestos a pagar gratamente la ayuda que le pedimos.
La rolliza mujer, de rostro demacrado por el duro trabajo de campo, pero el ánimo alegre de un hogar donde reina la armonía los miró de arriba abajo, bien predispuesta.
—Mami, mira qué cosas tiene en la cabeza.-El niño se asomó un poco más, y se limpió los mocos de la nariz con la manga antes de esbozar una enorme sonrisa llena de inocencia.
—Pasad, pasad, estáis calados. Echaré algo más al puchero, y podéis hacer noche en el pajar. Solo os pido que si sabéis tocar de eso me entretengáis al niño, y que a la mañana, que hay mercado, ayudéis a mi marido a llevar los canastos hasta la aldea, ya que os viene de camino.— La mujer se apartó del umbral, palmeándose las manos entre sí para limpiar la harina como pudo.
La planta baja era sencilla, una habitación grande con una puerta que conducía al pajar, y una escalera que llevaba al segundo piso. Una gran chimenea hacía de lumbre y fuego para cocinar, ante la cual se secaban algunos trapos. La mesa grande, que se usaba tanto para comer como para cocinar, se encontraba llena de cosas. Las paredes se estaban decoradas con ollas y sartenes de cobre, y ristras de chorizos, ajos, cebollas, ajíes y especias, que las llenaban de colorido.
La mujer volvió a la mesa, y se puso a cortar patatas, el niño, sin embargo, se quedó cerca de la puerta, observando con asombro y entusiasmo a los dos extraños de colorida apariencia.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
La dragona torneó ligeramente su mirada al escuchar el relato del elfo, su incapacidad de contar una buena anécdota de combate le rompió cualquier atisbo de ilusión que mostraban sus ojos. Ella esperaba que alguien con su profesión decorara ligeramente su hazaña personal. Pero ni eso fue capaz.
“Los seres inferiores son tan irrespetuosos”
Para los Nakai no había mayor insulto que el tapar su nombre en una batalla, más aún si había muerto, no había mejor manera de morir que en batalla, no importaba si había sido por una idiotez, era preferible haber muerto por bajar la guardia en batalla que de vejez en una cama. Es más, aquellos imprudentes eran curiosamente los que más se les contaban a los niños, como la historia del aliento de asedio, un dragón de fuego que intento de seducir a su amada en medio de una misión.
Unos hombres topos que vivían en una extraña comunidad, tenían una base bajo tierra, cuya única entrada era una poderosa puerta de hierro, que resistía el aliento del par de dragones que habían sido contratados para detenerles con vida. El macho siempre había tenido una llama más débil y temía que por eso su amada le dejara, así que tomo uno de los extraños toneles que usaban los humanos para generar fuego, se lo trago y apuntando a la colosal puerta ataco.
En un instante ya no había puerta, pero tampoco había cabeza, los trozos del dragón volaron por todo el lugar mientras su amada rugía de ira, mientras reducía a cenizas hasta el último de los humanos.
Si se podían contar ese tipo de historias, porque debía guardar silencio sobre sus compañeros en armas caídos, simplemente para la dragona, el elfo, aunque claramente amable y valiente, era un ser irrespetuoso.
- Como todos los sureños – dijo en tono bajo para sí misma, mientras observaba con desdén a sus hospedadores.
“nos quieren emplear como mulas de carga” pensó para sí misma mientras se estrujaba el cabello antes de entrar a la casucha.
- Supongo, si queda de paso – respondió finalmente a la petición de la mujer mientras con paso lento se dirigió al fuego – ¿puedo secar mis ropas aquí? – dijo mientras se despegaba la camisa de su sugerente pecho.
“Los seres inferiores son tan irrespetuosos”
Para los Nakai no había mayor insulto que el tapar su nombre en una batalla, más aún si había muerto, no había mejor manera de morir que en batalla, no importaba si había sido por una idiotez, era preferible haber muerto por bajar la guardia en batalla que de vejez en una cama. Es más, aquellos imprudentes eran curiosamente los que más se les contaban a los niños, como la historia del aliento de asedio, un dragón de fuego que intento de seducir a su amada en medio de una misión.
Unos hombres topos que vivían en una extraña comunidad, tenían una base bajo tierra, cuya única entrada era una poderosa puerta de hierro, que resistía el aliento del par de dragones que habían sido contratados para detenerles con vida. El macho siempre había tenido una llama más débil y temía que por eso su amada le dejara, así que tomo uno de los extraños toneles que usaban los humanos para generar fuego, se lo trago y apuntando a la colosal puerta ataco.
En un instante ya no había puerta, pero tampoco había cabeza, los trozos del dragón volaron por todo el lugar mientras su amada rugía de ira, mientras reducía a cenizas hasta el último de los humanos.
Si se podían contar ese tipo de historias, porque debía guardar silencio sobre sus compañeros en armas caídos, simplemente para la dragona, el elfo, aunque claramente amable y valiente, era un ser irrespetuoso.
- Como todos los sureños – dijo en tono bajo para sí misma, mientras observaba con desdén a sus hospedadores.
“nos quieren emplear como mulas de carga” pensó para sí misma mientras se estrujaba el cabello antes de entrar a la casucha.
- Supongo, si queda de paso – respondió finalmente a la petición de la mujer mientras con paso lento se dirigió al fuego – ¿puedo secar mis ropas aquí? – dijo mientras se despegaba la camisa de su sugerente pecho.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El trovador se sorprendió con la palpable desilusión de la dragona ante su negativa. —Más tarde.-Cedió, temiendo que sus posibilidades se le escurrieran entre los dedos, ahora que había podido olfatear el botín.
La mujer era irascible como poco, bastante gruñona y orgullosa, advirtió el elfo, ante la hastiada reacción que le dedicó a la campesina. Por suerte, su anfitriona no parecía haber advertido la poca predisposición de su visita a ayudarla.
— Pide ayuda porque en estas épocas de vendimia hay más bandidos de lo habitual atacando a los que van a mercar.— Le susurro el elfo con complicidad a la muchacha, señalándole discretamente al niño, intentando hacerle entender con discreción que la mujer buscaba no asustar a su crío. —Son campesinos.— Le recordó a su compañera, con el mismo tono susurrante, grave y vibrante, su voz era hermosa incluso cuando apenas podía oírse.
La mujer alzó la vista para ver a la muchacha y finalmente se fijó en las ropas que se le pegaban obscenamente al cuerpo, con una amabilidad que era parte envidia y precaución, se apuró a ayudar a la joven antes de que su marido volviese del campo.— Madre mía muchacha, vas a agarrarte algún frío si te dejo así, estás calada hasta los huesos.-Su voz, levemente maternal, afable, pero no bella en ninguna forma, llenó el salón de la planta baja.
—Ven, sígueme, tengo que tener algo arriba que te puedas poner mientras se secan tus ropas.
El mocoso, que no paraba quieto, aprovechó que su madre había dejado la mesa descuidada para tantear con sus manazas su superficie hasta que agarró un pedazo de manzana, se escondió bajo el mueble y empezó a roerlo con pícaro jubilo. —Rodolfo!.-Le gritó su madre, a medio camino en las escaleras, que vio lo sucedido un poco demasiado tarde por el rabillo del ojo.
El niño salió corriendo de debajo de la mesa, temiendo que su madre bajara a darle un buen sopapo, y se escondió detrás del bardo. — Adecéntense tranquilas. — Les dijo el elfo a las mujeres.— Yo me encargo… Rodolfo, no?, qué nombre tan bonito, ¿Te gustan los cuentos?.— Pregunto al cachorrillo de labriego, cuya faz pecosa y marcada con los pocillos de una varicela no muy lejana se iluminó al escucharlo.
—¡Quiero uno de guerreros!.-Bramó con entusiasmo, asintiendo varias veces el mocoso.
Mientras las damas desaparecían hacia las alcobas del primer piso, el pelirrojo tomó asiento en un taburete de mimbre trenzado, acomodó un tobillo encima de su muslo opuesto, y descolgó su laúd, afinándolo de las clavijas mientras pinzaba suavemente sus cuerdas.
La mujer era irascible como poco, bastante gruñona y orgullosa, advirtió el elfo, ante la hastiada reacción que le dedicó a la campesina. Por suerte, su anfitriona no parecía haber advertido la poca predisposición de su visita a ayudarla.
— Pide ayuda porque en estas épocas de vendimia hay más bandidos de lo habitual atacando a los que van a mercar.— Le susurro el elfo con complicidad a la muchacha, señalándole discretamente al niño, intentando hacerle entender con discreción que la mujer buscaba no asustar a su crío. —Son campesinos.— Le recordó a su compañera, con el mismo tono susurrante, grave y vibrante, su voz era hermosa incluso cuando apenas podía oírse.
La mujer alzó la vista para ver a la muchacha y finalmente se fijó en las ropas que se le pegaban obscenamente al cuerpo, con una amabilidad que era parte envidia y precaución, se apuró a ayudar a la joven antes de que su marido volviese del campo.— Madre mía muchacha, vas a agarrarte algún frío si te dejo así, estás calada hasta los huesos.-Su voz, levemente maternal, afable, pero no bella en ninguna forma, llenó el salón de la planta baja.
—Ven, sígueme, tengo que tener algo arriba que te puedas poner mientras se secan tus ropas.
El mocoso, que no paraba quieto, aprovechó que su madre había dejado la mesa descuidada para tantear con sus manazas su superficie hasta que agarró un pedazo de manzana, se escondió bajo el mueble y empezó a roerlo con pícaro jubilo. —Rodolfo!.-Le gritó su madre, a medio camino en las escaleras, que vio lo sucedido un poco demasiado tarde por el rabillo del ojo.
El niño salió corriendo de debajo de la mesa, temiendo que su madre bajara a darle un buen sopapo, y se escondió detrás del bardo. — Adecéntense tranquilas. — Les dijo el elfo a las mujeres.— Yo me encargo… Rodolfo, no?, qué nombre tan bonito, ¿Te gustan los cuentos?.— Pregunto al cachorrillo de labriego, cuya faz pecosa y marcada con los pocillos de una varicela no muy lejana se iluminó al escucharlo.
—¡Quiero uno de guerreros!.-Bramó con entusiasmo, asintiendo varias veces el mocoso.
Mientras las damas desaparecían hacia las alcobas del primer piso, el pelirrojo tomó asiento en un taburete de mimbre trenzado, acomodó un tobillo encima de su muslo opuesto, y descolgó su laúd, afinándolo de las clavijas mientras pinzaba suavemente sus cuerdas.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
La dragona suspiro avergonzada por la acotación del elfo, había malinterpretado a lo que se refería con acompañar al campesino, ahora con esa nueva perspectiva, ella empezó a contar cuantas ocasiones había perdido un posible trabajo por no haber entendido que necesitaban una escolta no una mula de carga. Su cuenta fue interrumpida por la muestra de cordialidad de la campesina.
“así deberían tratarme siempre”
Con orgullo la dragona siguió a la campesina, estaba tan contenta con la atención que ignoró el ruido provocado por el chiquillo.
Finalmente la llevaron hasta un cuarto deplorable, solo tenía una cama de paja y un intento de closet lleno de trapos harapientos, la señora tomo una camisa amplia, muy grande de lino, una prenda que seguro pertenecía a su marido.
- Esto debería servirte – dijo pasándole también un pantalón con algunos agujeros y una cuerda para que la usara de cinto.
Akapalotl no se quejó por el estado de inmundicia de las prendas, en lugar de eso procedió a desvestirse rápido dejando al descubierto sus curvas delante de la humana, la cual no podía esconder la envidia de sus ojos.
- Normalmente me tomaría menos de un minuto, pero al estar tan mojada me toma un poco más – agregó tras acabar, para acto seguido ponerse rápidamente aquellos harapos, no obstante, no uso el trozo de cuerda, en su lugar siguió usando su cinto.
- Sí, mucho mejor – se dijo para si la señora al ver como esos harapos escondían la sensualidad de la dragona – bajemos
El par de mujeres bajaron sin prisa a la primera planta, donde el bardo se disponía a comenzar.
“así deberían tratarme siempre”
Con orgullo la dragona siguió a la campesina, estaba tan contenta con la atención que ignoró el ruido provocado por el chiquillo.
Finalmente la llevaron hasta un cuarto deplorable, solo tenía una cama de paja y un intento de closet lleno de trapos harapientos, la señora tomo una camisa amplia, muy grande de lino, una prenda que seguro pertenecía a su marido.
- Esto debería servirte – dijo pasándole también un pantalón con algunos agujeros y una cuerda para que la usara de cinto.
Akapalotl no se quejó por el estado de inmundicia de las prendas, en lugar de eso procedió a desvestirse rápido dejando al descubierto sus curvas delante de la humana, la cual no podía esconder la envidia de sus ojos.
- Normalmente me tomaría menos de un minuto, pero al estar tan mojada me toma un poco más – agregó tras acabar, para acto seguido ponerse rápidamente aquellos harapos, no obstante, no uso el trozo de cuerda, en su lugar siguió usando su cinto.
- Sí, mucho mejor – se dijo para si la señora al ver como esos harapos escondían la sensualidad de la dragona – bajemos
El par de mujeres bajaron sin prisa a la primera planta, donde el bardo se disponía a comenzar.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El niño se sentó en el suelo, a la vera del trovador, y lo miró fijamente, casi sin parpadear, con esa atención tan especial que pueden llegar a prestar los niños cuando algo les fascina. Inquieto por la anticipación, se balanceaba de un lado a otro, dejando que un moquillo se asomara tímidamente por una de sus narinas.
Iltharion empezó a rasgar las cuerdas de su laúd, llenando el salón de una apacible música de acompañamiento. — Érase un invierto largo y frío, Un guerrero dragón, Que protegía tierras sagradas, Con gran valor y pasión. Atacaron sus montañas, de sombras seres Impíos, con las manos manchadas de sangre, y corazones bravíos.— La voz del trovador era grave y aterciopelada, pero bien masculina, y lograba llegar a cada rincón de la casucha sin ningún problema. A eso ayudaba que no había mucho que pudiese aislar, ni el sonido, ni nada. Si arriba se hubiesen tirado un pedo abajo hubieran podido adivinar que habían comido el día anterior.
—Pero no se asustó el guerrero, aunque muerte portaban, Pues con su acero y su viento, los dragones ahuciaban. Acudieron rayo y tormenta, al llamado de los justos, haciendo polvo a sus enemigos, Ambos, cercanos y distos.— Prosiguió el bardo con aquel romance que había compuesto hacia no mucho, y que había renunciado en pulir cuando la balanza política de Dundarak había dado un giro imprevisto.
El mocoso miraba al trovador embobado, fantaseando con la batalla, aunque entendía solo parte de las palabras, era suficiente para estimular su imaginación, y lo que no transmitían los versos, lo hacía la pasión de la relación del cantante.
—Sobre los malditos cayó el valeroso, Repartiendo sin compasión, Golpes de hierro y de muerte, echando a la oscura invasión. Que nunca se olvide el norte, ningún hombre ni dragón, que la fuerza de los Nakai, fue su salvación.— Finalizó el trovador, quien siguió haciendo vibrar las cuerdas del su instrumento tras la última palabra, dándole cierta solemnidad épica a la pieza.
El niño había quedado tan absorto, que el moco que había seguido deslizándose, lento, pero constante en su descenso, estaba ahora colgando de su mentón. La huella brillante y viscosa de su camino cruzaba los morros del niñito.
Iltharion empezó a rasgar las cuerdas de su laúd, llenando el salón de una apacible música de acompañamiento. — Érase un invierto largo y frío, Un guerrero dragón, Que protegía tierras sagradas, Con gran valor y pasión. Atacaron sus montañas, de sombras seres Impíos, con las manos manchadas de sangre, y corazones bravíos.— La voz del trovador era grave y aterciopelada, pero bien masculina, y lograba llegar a cada rincón de la casucha sin ningún problema. A eso ayudaba que no había mucho que pudiese aislar, ni el sonido, ni nada. Si arriba se hubiesen tirado un pedo abajo hubieran podido adivinar que habían comido el día anterior.
—Pero no se asustó el guerrero, aunque muerte portaban, Pues con su acero y su viento, los dragones ahuciaban. Acudieron rayo y tormenta, al llamado de los justos, haciendo polvo a sus enemigos, Ambos, cercanos y distos.— Prosiguió el bardo con aquel romance que había compuesto hacia no mucho, y que había renunciado en pulir cuando la balanza política de Dundarak había dado un giro imprevisto.
El mocoso miraba al trovador embobado, fantaseando con la batalla, aunque entendía solo parte de las palabras, era suficiente para estimular su imaginación, y lo que no transmitían los versos, lo hacía la pasión de la relación del cantante.
—Sobre los malditos cayó el valeroso, Repartiendo sin compasión, Golpes de hierro y de muerte, echando a la oscura invasión. Que nunca se olvide el norte, ningún hombre ni dragón, que la fuerza de los Nakai, fue su salvación.— Finalizó el trovador, quien siguió haciendo vibrar las cuerdas del su instrumento tras la última palabra, dándole cierta solemnidad épica a la pieza.
El niño había quedado tan absorto, que el moco que había seguido deslizándose, lento, pero constante en su descenso, estaba ahora colgando de su mentón. La huella brillante y viscosa de su camino cruzaba los morros del niñito.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
El sonido de la música llego a los odios de la dragona, mientras esta bajaba con pasos amplios y descalzos, mientras escuchaba las notas crecientes del laúd dirigió sus pies al fuego y a un costado se dispuso a colgar su ropa, para acto seguido tomar asiento en el suelo cerca del niño.
En su aldea los canticos quedaban en los bares, los Nakai no tendían a ir a esos sitios, más que para buscar algún tipo de información, por lo tanto, ella no había visto muchas tonadas, esperaba escuchar algo interesante, puesto que por años había escuchado que los bardos con sus palabras encantaban a los presentes, Akapalotl no esperaba también caer en sus encantos mágicos.
No sabía que se había compuesto una tonada con una de las batallas de su familia, y una pequeña lagrima rodo por su mejilla mientras recordaba cómo se enteró de aquel evento.
La dragona quedo en silencio, hipnotizada por el cantar del elfo, siguió con minucioso detalle cada una de las palabras y solo hablo cuando este acabo:
- Fue antes de la ascensión del rey, en esa época mi familia no tenía una posición importante, pero eran conocidos como grandes guerreros - la dragona con un suave hilo melancólico en su voz comenzó a hablar, mirando directamente al elfo - el jefe de una aldea había intentado advertir de que los vampiros estaban planeando un ataque, y como raro el concejo no presto su ayuda – torció su sonrisa mientras sus ojos se tornaron de odio por unos instantes - ignorados, buscaron ayuda en mi gente.
La dragona quedo en silencio un instante para luego extender su mano abierta.
- 5 dragones marcharon, solo 4 volvieron – cerro 4 de sus dedos dejando solo el índice extendido -Akro Nakai, el décimo noveno hijo de mi padre, uno de mis tantos hermanos mayores cayó al bloquear un hechizo que iba dirigido a mi padre, estaba agotado tras haber aplastado a decenas de esos estúpidos chupasangres, y su cuerpo no pudo aguantar más.
Bajo su brazo y miro al elfo fijamente para luego agregar.
- Me gusta tu canción, no la conocía, quizás puedas agregar su nombre en alguna de tus líneas, Akro Nakai – repitió extendiendo su mano – pero no agregues lo que paso años después, tras la caída del rey.
Akapalotl miro las llamas con desdén y luego a su alrededor.
- En la batalla del árbol, murió padre y varios familiares – apunto el laúd con su diestra para agregar – de los participantes en esa canción, solo quedo uno con vida, el cual fue invitado por los aldeanos a celebrar el aniversario de la victoria – quedo en silencio por unos segundos para luego terminar la oración, no obstante, se notaba claramente intentaba mantener su voz firme, que no se notara que estaba por quebrarse – hubo un banquete en honor a su salvador, lo inundaron con vino y cerveza, hasta que finalmente se durmió – la dragona paso su mano por su cuello, al unísono de sus palabras – luego le cortaron la cabeza con un solo tajo; así los inferiores pagan a sus salvadores.
En su aldea los canticos quedaban en los bares, los Nakai no tendían a ir a esos sitios, más que para buscar algún tipo de información, por lo tanto, ella no había visto muchas tonadas, esperaba escuchar algo interesante, puesto que por años había escuchado que los bardos con sus palabras encantaban a los presentes, Akapalotl no esperaba también caer en sus encantos mágicos.
No sabía que se había compuesto una tonada con una de las batallas de su familia, y una pequeña lagrima rodo por su mejilla mientras recordaba cómo se enteró de aquel evento.
La dragona quedo en silencio, hipnotizada por el cantar del elfo, siguió con minucioso detalle cada una de las palabras y solo hablo cuando este acabo:
- Fue antes de la ascensión del rey, en esa época mi familia no tenía una posición importante, pero eran conocidos como grandes guerreros - la dragona con un suave hilo melancólico en su voz comenzó a hablar, mirando directamente al elfo - el jefe de una aldea había intentado advertir de que los vampiros estaban planeando un ataque, y como raro el concejo no presto su ayuda – torció su sonrisa mientras sus ojos se tornaron de odio por unos instantes - ignorados, buscaron ayuda en mi gente.
La dragona quedo en silencio un instante para luego extender su mano abierta.
- 5 dragones marcharon, solo 4 volvieron – cerro 4 de sus dedos dejando solo el índice extendido -Akro Nakai, el décimo noveno hijo de mi padre, uno de mis tantos hermanos mayores cayó al bloquear un hechizo que iba dirigido a mi padre, estaba agotado tras haber aplastado a decenas de esos estúpidos chupasangres, y su cuerpo no pudo aguantar más.
Bajo su brazo y miro al elfo fijamente para luego agregar.
- Me gusta tu canción, no la conocía, quizás puedas agregar su nombre en alguna de tus líneas, Akro Nakai – repitió extendiendo su mano – pero no agregues lo que paso años después, tras la caída del rey.
Akapalotl miro las llamas con desdén y luego a su alrededor.
- En la batalla del árbol, murió padre y varios familiares – apunto el laúd con su diestra para agregar – de los participantes en esa canción, solo quedo uno con vida, el cual fue invitado por los aldeanos a celebrar el aniversario de la victoria – quedo en silencio por unos segundos para luego terminar la oración, no obstante, se notaba claramente intentaba mantener su voz firme, que no se notara que estaba por quebrarse – hubo un banquete en honor a su salvador, lo inundaron con vino y cerveza, hasta que finalmente se durmió – la dragona paso su mano por su cuello, al unísono de sus palabras – luego le cortaron la cabeza con un solo tajo; así los inferiores pagan a sus salvadores.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Iltharion se alimentaba no solo de las risas y jubilo de sus audiencias, sino también de su dolor. La lágrima de la joven fue otra oda a su ego henchido, y le produjo una egoísta satisfacción totalmente carente de compasión. Pero, pese su oscuro interior, su expresión permaneció hermosa y afable, y sus manos siguieron rasqueteando las cuerdas de su laúd, dando inicio a una apacible música de fondo.
—Recordaré su nombre.— Prometió el bardo, no en vano, cambiando mentalmente la última parte de su romance y acomodando la métrica.
El niño dejó de ver al elfo para mirar a la dragona que ahora contaba su propia historia, totalmente fascinado con los cuentos de héroes y batallas. Akro y sus hermanos se habían convertido en su nuevo héroes, la próxima vez que jugase con sus amigos seguramente encarnaría un guerrero dragón, blandiendo el primer palo que encontrara, y peleando contra invisibles enemigos, armados con filosos colmillos y horrendas intenciones.
Cuando la relación de la joven dio el inesperado y oscuro giro, Iltharion detuvo sus manos. El silencio, que acababa de nacer, se rompió con un agudo llanto.
—Maaaamiiiiiii.— El niño se puso en pie y corrió hacia su madre, que acaba de alzar la cabeza confusa. Ocupada haciendo la cena, los había dejado a su aire y no había seguido con demasiada atención su conversación, por eso, cuando escucho el llanto desaforado de su retoño, se puso en alerta.— Le cortaron la cabeza!.— Sollozo el niño, ahora con ambas narinas rajando profusas cascadas de moco acuoso, que se secó con los faldones de su mamá.
—¿A quién?.— Miro a su alrededor, y termino por posar la vista sobre el bardo, acusadoramente.— ¿Qué clase de cuentos le están contando a mi hijo?!.— La enorme y rechoncha manaza de la campesina se estrelló con contundencia contra la mesa. Por un momento el bardo temió que se quitase la alpargata y se la arrojara a la cabeza.
El trovador miró a la mujer, al niño y a la dragona, buscando un rápido plan para distraer al niño.— Oh, pero aún hay guerreros dragones, pequeño.— Intentó animarlo el elfo.
Rodolfo se asomó por un costado de los faldones, sollozando de forma más ahogada, sin tener muy claro si quería seguir berreando o iba a calmarse. Iltharion se puso en pie, y se detuvo detrás de Akapalotl.
—Aquí donde la ves, esta deslumbrante mujer es una guerrera, y de la misma valerosa estirpe!.— Se colocó en cuclillas detrás de la mujer y tomándola por los hombros la giró hacia el niño. Sus manos tenían un agarre delicado, pero firme, y aunque el gesto no fue brusco, poseía una autoridad innata.
—¿E-eres… eres una guerrera dragón?.— El niño soltó a su madre y dio un par de pasos en dirección a los extraños, cuál cervatillo asustado que lentamente toma confianza. —¿Cómo los del cuento?.-En los ojos brillantes por las lágrimas del retoño había una admiración pura y sincera.
—Recordaré su nombre.— Prometió el bardo, no en vano, cambiando mentalmente la última parte de su romance y acomodando la métrica.
El niño dejó de ver al elfo para mirar a la dragona que ahora contaba su propia historia, totalmente fascinado con los cuentos de héroes y batallas. Akro y sus hermanos se habían convertido en su nuevo héroes, la próxima vez que jugase con sus amigos seguramente encarnaría un guerrero dragón, blandiendo el primer palo que encontrara, y peleando contra invisibles enemigos, armados con filosos colmillos y horrendas intenciones.
Cuando la relación de la joven dio el inesperado y oscuro giro, Iltharion detuvo sus manos. El silencio, que acababa de nacer, se rompió con un agudo llanto.
—Maaaamiiiiiii.— El niño se puso en pie y corrió hacia su madre, que acaba de alzar la cabeza confusa. Ocupada haciendo la cena, los había dejado a su aire y no había seguido con demasiada atención su conversación, por eso, cuando escucho el llanto desaforado de su retoño, se puso en alerta.— Le cortaron la cabeza!.— Sollozo el niño, ahora con ambas narinas rajando profusas cascadas de moco acuoso, que se secó con los faldones de su mamá.
—¿A quién?.— Miro a su alrededor, y termino por posar la vista sobre el bardo, acusadoramente.— ¿Qué clase de cuentos le están contando a mi hijo?!.— La enorme y rechoncha manaza de la campesina se estrelló con contundencia contra la mesa. Por un momento el bardo temió que se quitase la alpargata y se la arrojara a la cabeza.
El trovador miró a la mujer, al niño y a la dragona, buscando un rápido plan para distraer al niño.— Oh, pero aún hay guerreros dragones, pequeño.— Intentó animarlo el elfo.
Rodolfo se asomó por un costado de los faldones, sollozando de forma más ahogada, sin tener muy claro si quería seguir berreando o iba a calmarse. Iltharion se puso en pie, y se detuvo detrás de Akapalotl.
—Aquí donde la ves, esta deslumbrante mujer es una guerrera, y de la misma valerosa estirpe!.— Se colocó en cuclillas detrás de la mujer y tomándola por los hombros la giró hacia el niño. Sus manos tenían un agarre delicado, pero firme, y aunque el gesto no fue brusco, poseía una autoridad innata.
—¿E-eres… eres una guerrera dragón?.— El niño soltó a su madre y dio un par de pasos en dirección a los extraños, cuál cervatillo asustado que lentamente toma confianza. —¿Cómo los del cuento?.-En los ojos brillantes por las lágrimas del retoño había una admiración pura y sincera.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
La dragona siguió con su mirada perpleja al niño, mientras este corría a las faldas de su madre, “los humanos son tan cobardes”, suspiro mientras miraba sin reaccionar la curiosa escena, tener que pasar por una situación así, por alguna razón le resultaba insultante. De igual manera no se resistió al sentir las manos del elfo en sus hombros, puede que por su historia o por haberle brindado comida, no lo consideraba como un peligro, así que no necesitaba reaccionar con furia por su proximidad.
- Si lo soy – dijo la chica con un tono lleno de orgullo – soy Akapalotl Nakai, domino los vientos y el arte de la espada – alargo su nombre mientras separaba sus manos intentando parecer más imponente. Lamentablemente la holgada camisa la hacía ver más bien cómica.
- Me puedes enseñar a pelear – el mocoso se aproximó más a la chica, saltando con euforia – si alguien como el del cuento me enseña....
- Lo siento niño – dijo la chica con su estoico tono, fuerte y directo – un cachorro humano no podría soportar el entrenamiento de mi familia.
- ¡Por favor! – siguió insistiendo sujetando a la chica del pantalón.
- Eres un hijo de campesinos, como tal tu lugar está en el campo, así funciona la vida, perteneces donde naces – continuo la dragona sin compasión, ante la mirada insistente el chiquillo – además vives en un lugar tranquilo, no entiendo para que quieres aprender a luchar.
- Es que si me vuelvo un guerrero tendré muchas aventuras – el niño retrocedió un poco y empezó a contestar, mientras hacía poses como si luchara en ese momento – tendría fuerza para poder ayudar a la gente y proteger a mi familia, seguro tu haces eso todos los días.
El semblante duro de la chica, pareció romperse rápidamente en la última frase del niño, dirigió una mirada al mismo y luego a la madre ocupada en sus quehaceres.
- No puedo instruirte como guerrero, pero, presta atención te daré unos consejos para que seas más fuerte – cedió finalmente la dragona que tomo al pequeño y lo puso a su lado.
Pasaron unos minutos donde la chica le daba consejos simples al muchacho, como el de no ser perezoso, ayudar a su familia en los trabajos así no se lo pidan, el hablar con cautela con desconocidos y un sinfín de ideas que podía entender un niño, aunque lamentablemente este no era el caso.
- Entonces si ayudo a mi padre con el arado podre derrotar vampiros- agrego el niño al último consejo brindado por la dragona, la cual la cual tenía una mirada que decía:
“estoy perdiendo mi tiempo”
Pensó y la puerta de la casa se abrió.
- Si lo soy – dijo la chica con un tono lleno de orgullo – soy Akapalotl Nakai, domino los vientos y el arte de la espada – alargo su nombre mientras separaba sus manos intentando parecer más imponente. Lamentablemente la holgada camisa la hacía ver más bien cómica.
- Me puedes enseñar a pelear – el mocoso se aproximó más a la chica, saltando con euforia – si alguien como el del cuento me enseña....
- Lo siento niño – dijo la chica con su estoico tono, fuerte y directo – un cachorro humano no podría soportar el entrenamiento de mi familia.
- ¡Por favor! – siguió insistiendo sujetando a la chica del pantalón.
- Eres un hijo de campesinos, como tal tu lugar está en el campo, así funciona la vida, perteneces donde naces – continuo la dragona sin compasión, ante la mirada insistente el chiquillo – además vives en un lugar tranquilo, no entiendo para que quieres aprender a luchar.
- Es que si me vuelvo un guerrero tendré muchas aventuras – el niño retrocedió un poco y empezó a contestar, mientras hacía poses como si luchara en ese momento – tendría fuerza para poder ayudar a la gente y proteger a mi familia, seguro tu haces eso todos los días.
El semblante duro de la chica, pareció romperse rápidamente en la última frase del niño, dirigió una mirada al mismo y luego a la madre ocupada en sus quehaceres.
- No puedo instruirte como guerrero, pero, presta atención te daré unos consejos para que seas más fuerte – cedió finalmente la dragona que tomo al pequeño y lo puso a su lado.
Pasaron unos minutos donde la chica le daba consejos simples al muchacho, como el de no ser perezoso, ayudar a su familia en los trabajos así no se lo pidan, el hablar con cautela con desconocidos y un sinfín de ideas que podía entender un niño, aunque lamentablemente este no era el caso.
- Entonces si ayudo a mi padre con el arado podre derrotar vampiros- agrego el niño al último consejo brindado por la dragona, la cual la cual tenía una mirada que decía:
“estoy perdiendo mi tiempo”
Pensó y la puerta de la casa se abrió.
Akapalotl
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Re: Vendimia tardía [Dia][3/4][Libre][+18]
Iltharion se mordió el labio para no reírse cuando vio los aspavientos de la dragona, a la cual la camisa del campesino le quedaba enorme, le recordó a una ardilla voladora a punto de lanzarse de un pino.
Viendo que la muchacha estaba logrando manejarse con el chiquillo con una soltura que no había previsto, guardo el laúd y se acercó a la doña del hogar. Se arremangó la camisa, ató el pelo en una coleta alta, y se dispuso a ayudarla con la cena, desplegando todos sus encantos.
Las risas del niño se mezclaban con las de su madre, ambos muy dichosos de las atenciones que estaban recibiendo.
Cuando la puerta se abrió, la comida ya estaba hecha esperando en el puchero, y el olor a guiso de verduras con carne inundaba la casucha. La mujer lo revolvía de vez en cuando a fuego bajo, para que no se enfriase ni pegase en el fondo, mientras el trovador la hacía reír, apoyado en la chimenea con una comodidad que habría hecho pensar a cualquiera que esa era su casa.
Un labriego bajo y corpulento, de rasgos rubicundos y frondosa barba, olfateó el aire. El rugir de sus tripas interrumpió la alegre risilla coqueta de su mujer, que, azorada como si la hubieran atrapado haciendo algo que no debía, se alejó de donde estaba para darle la bienvenida a su esposo.
—Querido, ¿Qué tal te ha ido?— Le sirvió cerveza en una jarra.— Tenemos visita hoy, la señorita Nakai y el maese Iltharion.-Los introdujo, ya llenando los cuencos de la mesa.
—Papi, papi, es una guerrera!.— Rodolfo se separó de la dragona para saludar a su padre, al abrazarle las piernas, la tierra de sus pantalones se le pegó a las manos llenas de moco. —Su familia venció a muchos vampiros malos.— Prosiguió el niño, casi sin respirar entre palabra y palabra. —Y tiran rayos!.-Movió rápidamente las manos con entusiasmo.
El hombre, cansado y hambriento, saludó con un escueto gruñido a las visitas y su familia, y se sentó en la silla que presidía la mesa sin ninguna ceremonia, tomó la jarra que le había preparado su mujer, y se bajó la mitad de un trago.— Me he pasado toda la tarde persiguiendo a un zorro que se ha llevado una de las cestas mientras no miraba.
Iltharion se puso tenso, pues había sido él y no un zorro quien se había adueñado del canasto de mimbre lleno de uvas, el detalle que omitía descaradamente el labriego era que se había echado a dormir abandonando el trabajo a media jornada, y la cosecha sola entre las vides. Claro que el bardo no pensaba clarificar ninguno de los dos errores, y enseguida retomó la compostura.
—Vamos, a comer todos.— Llamo su mujer, mal fingiendo interés en la relación de su esposo. Despues de las historias recientes del viajero, las desventuras mundanas de su marido habían perdido todo su color.
El corpulento pueblerino empezó a comer antes de que los invitados, o siquiera su retoño, se treparan a los banquillos. Con la desesperación del hambre saciada, se permitió examinar a los extraños que tenía en su morada, prestando especial atención a la mozuela que llevaba su camisa, clavo en ella sus pequeños ojos negros durante más tiempo del que era considerado cortés. El bardo no lo culpaba, aunque no era una imagen erótica en sí misma, muchos hombres sentían un no-sé-que especial ante la idea de una mujer hermosa cubierta solo con sus ropas, detalle con el que su esposa no había contado.
—Gracias por su hospitalidad, maese....— Carraspeó el elfo, obligando al hombre a mirarlo, e invitándolo a presentarse.
—Anselmo.
—Maese Anselmo.— Prosigió.— Agradecemos su hospitalidad- Su buena voluntad será devuelta, vamos a acompañarlo mañana al mercado, así se le facilita el camino.- Aquello pareció complacerlo, y su mirada se encendió con el mismo entusiasmo que había mostrado rato antes su hijo. "La rama no cae lejos del árbol", pensó el hijo de sandorai, y se dispuso a dar buena cuenta de su cena.
Viendo que la muchacha estaba logrando manejarse con el chiquillo con una soltura que no había previsto, guardo el laúd y se acercó a la doña del hogar. Se arremangó la camisa, ató el pelo en una coleta alta, y se dispuso a ayudarla con la cena, desplegando todos sus encantos.
Las risas del niño se mezclaban con las de su madre, ambos muy dichosos de las atenciones que estaban recibiendo.
Cuando la puerta se abrió, la comida ya estaba hecha esperando en el puchero, y el olor a guiso de verduras con carne inundaba la casucha. La mujer lo revolvía de vez en cuando a fuego bajo, para que no se enfriase ni pegase en el fondo, mientras el trovador la hacía reír, apoyado en la chimenea con una comodidad que habría hecho pensar a cualquiera que esa era su casa.
Un labriego bajo y corpulento, de rasgos rubicundos y frondosa barba, olfateó el aire. El rugir de sus tripas interrumpió la alegre risilla coqueta de su mujer, que, azorada como si la hubieran atrapado haciendo algo que no debía, se alejó de donde estaba para darle la bienvenida a su esposo.
—Querido, ¿Qué tal te ha ido?— Le sirvió cerveza en una jarra.— Tenemos visita hoy, la señorita Nakai y el maese Iltharion.-Los introdujo, ya llenando los cuencos de la mesa.
—Papi, papi, es una guerrera!.— Rodolfo se separó de la dragona para saludar a su padre, al abrazarle las piernas, la tierra de sus pantalones se le pegó a las manos llenas de moco. —Su familia venció a muchos vampiros malos.— Prosiguió el niño, casi sin respirar entre palabra y palabra. —Y tiran rayos!.-Movió rápidamente las manos con entusiasmo.
El hombre, cansado y hambriento, saludó con un escueto gruñido a las visitas y su familia, y se sentó en la silla que presidía la mesa sin ninguna ceremonia, tomó la jarra que le había preparado su mujer, y se bajó la mitad de un trago.— Me he pasado toda la tarde persiguiendo a un zorro que se ha llevado una de las cestas mientras no miraba.
Iltharion se puso tenso, pues había sido él y no un zorro quien se había adueñado del canasto de mimbre lleno de uvas, el detalle que omitía descaradamente el labriego era que se había echado a dormir abandonando el trabajo a media jornada, y la cosecha sola entre las vides. Claro que el bardo no pensaba clarificar ninguno de los dos errores, y enseguida retomó la compostura.
—Vamos, a comer todos.— Llamo su mujer, mal fingiendo interés en la relación de su esposo. Despues de las historias recientes del viajero, las desventuras mundanas de su marido habían perdido todo su color.
El corpulento pueblerino empezó a comer antes de que los invitados, o siquiera su retoño, se treparan a los banquillos. Con la desesperación del hambre saciada, se permitió examinar a los extraños que tenía en su morada, prestando especial atención a la mozuela que llevaba su camisa, clavo en ella sus pequeños ojos negros durante más tiempo del que era considerado cortés. El bardo no lo culpaba, aunque no era una imagen erótica en sí misma, muchos hombres sentían un no-sé-que especial ante la idea de una mujer hermosa cubierta solo con sus ropas, detalle con el que su esposa no había contado.
—Gracias por su hospitalidad, maese....— Carraspeó el elfo, obligando al hombre a mirarlo, e invitándolo a presentarse.
—Anselmo.
—Maese Anselmo.— Prosigió.— Agradecemos su hospitalidad- Su buena voluntad será devuelta, vamos a acompañarlo mañana al mercado, así se le facilita el camino.- Aquello pareció complacerlo, y su mirada se encendió con el mismo entusiasmo que había mostrado rato antes su hijo. "La rama no cae lejos del árbol", pensó el hijo de sandorai, y se dispuso a dar buena cuenta de su cena.
Iltharion Dur'Falas
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