La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
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La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
La Casa de Placer
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La cortina de entrada a la Casa de Placer de Madame Sizay se agita violentamente cuando un par de guardias, grandes como, bueno, osos, sacan arrastras a un tipo elegantemente vestido y lo empujan al suelo sin muchos miramientos. El hombre, se levanta con el rostro contorsionado de rabia y, sacudiéndose el polvo de su ostentoso traje, comienza a chillar como verdulera de pueblo hacia el interior de la tienda:
—¡Este trato es inadmisible! ¡Tengo oro de sobra para comprar a todas las furcias que se me pegue la gana!
—Essto es una cassa de plazzer, no un prosstíbulo de tress al cuarto —dice desde el interior una voz acariciante que no necesita gritar para hacerse oír. Su dueña aparece casi como si se materializara entre el cortinaje, caminando con un andar contoneante que potencia el hechizo de su voz—. Llévate tuss oross a otro ssitio. Aquí no loss queremoss. Ssacadlo de mi vissta —añade después dirigiéndose a sus guardias.
Cuando la mujer te ve junto a la tienda, su expresión de rechazo se torna en una sonrisa incitante. Te invita a entrar con ella, con un gesto de una mano tatuada, o quizá sean verdaderas escamas.
—Passa cariño, no te azzoress. Ya vess que esstáss a ssalvo con Madame Ssizzay. No hay reyertass en mi cassa, no hay violenzzia. Deja atráss tuss preocupazzioness porque tengo preparada una fiessta de loss ssentidoss para essta noche esspezzial. Tenemoss manjaress afrodissíacoss de todoss loss rinconess del mundo, elige el que máss te gusste. Tú ssolo relájate y deja que el plazzer te guíe.
Los sonidos del exterior quedan ahogados por el pesado cortinaje y los perfumes e inciensos del interior contribuyen a crear la sensación de que acabas de atravesar un portal a un mundo totalmente distinto del que dejas atrás. Tapices, cortinas y biombos separan diferentes espacios en el interior de la amplia tienda, de modo que, por el momento, solo una gran área de bienvenida se encuentra a la vista.
Cojines dispuestos sobre lujuriantes alfombras conforman pequeñas zonas donde distintas viandas se sirven en bandejas de la más fina plata. Un pequeño aperitivo para abrir boca a los placeres que promete el cartel del exterior. Jóvenes de variados gustos y procedencias, pero todos apuestos a su modo, se pasean adornados con pinturas y algunas sedas, sirviendo bebidas en copas de plata.
Les doy la bienvenida a la Casa de Placer de Madame Sizay. Este hilo forma parte del evento La Feria del Orgullo Bestial y sucede en el mismo lugar y tiempo. Las normas básicas de participación son las mismas que las expuestas en el evento principal, así que asegúrate de informarte bien antes de volver por aquí [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. La Casa de Placer también estará abierta hasta el 22 de octubre. Aquí les dejo las normas específicas para este hilo:
–Los posts que aquí escribas no tienen que ser obligatoriamente explícitos, pero ten en cuenta que los del resto pueden serlo. Lee bajo tu propia responsabilidad.
–Como has oído decir a Madame Sizay, esto es una Casa de Placer, no un prostíbulo. No habrá intercambio de aeros por sexo. Así mismo, toda actividad erótico-festiva compartida entre dos o más personajes deberá ser consentida. Incluso con los chicos y chicas de Madame. Si recibes un NO, acéptalo con deportividad y busca sosiego en otros brazos de gustos más afines.
–La cortina de entrada permanecerá abierta, por lo que es posible entrar y salir de la tienda, ya sea para abandonar el evento o para disfrutar de las actividades del exterior. Pero, si quieres quedarte, Madame Sizay también tiene un programa de actividades destinado a amenizar la velada. Irás descubriendo de qué trata en los próximos días.
–Si tienes Acompañante y tiempo para los posts extra, se te permite separar a tus personajes y postear con uno en cada hilo (este y el principal).
–Igual que en el hilo principal, se premiarán la interacción y las descripciones imaginativas, tanto del ambiente como de los personajes. En este caso, no dudes en aportar sensualidad a tu escrito. Y no pienses solo en el aspecto visual. Recuerda que una de las pasivas de los hombres-bestia hace referencia a los sentidos mejorados. ¿Qué clase de aromas, sonidos, actitudes incluso encontrará atractivos un hombre-ave, o una mujer-reptil? Las posibilidades son infinitas y estamos aquí para explorarlas.
–Puedes interactuar con Madame Sizay, pero está demasiado ocupada con la organización del evento para participar en reuniones privadas.
–El programa de Madame Sizay irá subiendo poco a poco de tono para prolongar el placer de la noche, pero si eres de mecha rápida, siéntete libre de buscarte un rinconcito discreto donde desfogarte. O no, siempre puedes quedarte donde estás y convertirte en parte del espectáculo. Es una Feria del Orgullo Bestial, después de todo.
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La cortina de entrada a la Casa de Placer de Madame Sizay se agita violentamente cuando un par de guardias, grandes como, bueno, osos, sacan arrastras a un tipo elegantemente vestido y lo empujan al suelo sin muchos miramientos. El hombre, se levanta con el rostro contorsionado de rabia y, sacudiéndose el polvo de su ostentoso traje, comienza a chillar como verdulera de pueblo hacia el interior de la tienda:
—¡Este trato es inadmisible! ¡Tengo oro de sobra para comprar a todas las furcias que se me pegue la gana!
—Essto es una cassa de plazzer, no un prosstíbulo de tress al cuarto —dice desde el interior una voz acariciante que no necesita gritar para hacerse oír. Su dueña aparece casi como si se materializara entre el cortinaje, caminando con un andar contoneante que potencia el hechizo de su voz—. Llévate tuss oross a otro ssitio. Aquí no loss queremoss. Ssacadlo de mi vissta —añade después dirigiéndose a sus guardias.
Cuando la mujer te ve junto a la tienda, su expresión de rechazo se torna en una sonrisa incitante. Te invita a entrar con ella, con un gesto de una mano tatuada, o quizá sean verdaderas escamas.
—Passa cariño, no te azzoress. Ya vess que esstáss a ssalvo con Madame Ssizzay. No hay reyertass en mi cassa, no hay violenzzia. Deja atráss tuss preocupazzioness porque tengo preparada una fiessta de loss ssentidoss para essta noche esspezzial. Tenemoss manjaress afrodissíacoss de todoss loss rinconess del mundo, elige el que máss te gusste. Tú ssolo relájate y deja que el plazzer te guíe.
Los sonidos del exterior quedan ahogados por el pesado cortinaje y los perfumes e inciensos del interior contribuyen a crear la sensación de que acabas de atravesar un portal a un mundo totalmente distinto del que dejas atrás. Tapices, cortinas y biombos separan diferentes espacios en el interior de la amplia tienda, de modo que, por el momento, solo una gran área de bienvenida se encuentra a la vista.
Cojines dispuestos sobre lujuriantes alfombras conforman pequeñas zonas donde distintas viandas se sirven en bandejas de la más fina plata. Un pequeño aperitivo para abrir boca a los placeres que promete el cartel del exterior. Jóvenes de variados gustos y procedencias, pero todos apuestos a su modo, se pasean adornados con pinturas y algunas sedas, sirviendo bebidas en copas de plata.
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Les doy la bienvenida a la Casa de Placer de Madame Sizay. Este hilo forma parte del evento La Feria del Orgullo Bestial y sucede en el mismo lugar y tiempo. Las normas básicas de participación son las mismas que las expuestas en el evento principal, así que asegúrate de informarte bien antes de volver por aquí [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. La Casa de Placer también estará abierta hasta el 22 de octubre. Aquí les dejo las normas específicas para este hilo:
–Los posts que aquí escribas no tienen que ser obligatoriamente explícitos, pero ten en cuenta que los del resto pueden serlo. Lee bajo tu propia responsabilidad.
–Como has oído decir a Madame Sizay, esto es una Casa de Placer, no un prostíbulo. No habrá intercambio de aeros por sexo. Así mismo, toda actividad erótico-festiva compartida entre dos o más personajes deberá ser consentida. Incluso con los chicos y chicas de Madame. Si recibes un NO, acéptalo con deportividad y busca sosiego en otros brazos de gustos más afines.
–La cortina de entrada permanecerá abierta, por lo que es posible entrar y salir de la tienda, ya sea para abandonar el evento o para disfrutar de las actividades del exterior. Pero, si quieres quedarte, Madame Sizay también tiene un programa de actividades destinado a amenizar la velada. Irás descubriendo de qué trata en los próximos días.
–Si tienes Acompañante y tiempo para los posts extra, se te permite separar a tus personajes y postear con uno en cada hilo (este y el principal).
–Igual que en el hilo principal, se premiarán la interacción y las descripciones imaginativas, tanto del ambiente como de los personajes. En este caso, no dudes en aportar sensualidad a tu escrito. Y no pienses solo en el aspecto visual. Recuerda que una de las pasivas de los hombres-bestia hace referencia a los sentidos mejorados. ¿Qué clase de aromas, sonidos, actitudes incluso encontrará atractivos un hombre-ave, o una mujer-reptil? Las posibilidades son infinitas y estamos aquí para explorarlas.
–Puedes interactuar con Madame Sizay, pero está demasiado ocupada con la organización del evento para participar en reuniones privadas.
–El programa de Madame Sizay irá subiendo poco a poco de tono para prolongar el placer de la noche, pero si eres de mecha rápida, siéntete libre de buscarte un rinconcito discreto donde desfogarte. O no, siempre puedes quedarte donde estás y convertirte en parte del espectáculo. Es una Feria del Orgullo Bestial, después de todo.
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Fehu
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Luego de que salimos de Dundarak, hubo alguien más que se integró al grupo. El hermano de Mera. Al verlo comprobaba que su familia era enorme. Por mero gusto decidimos tomar la "ruta panorámica". Tomando camino hacia el oeste. A decir verdad, podía notar que el muchacho de nombre Meleis estaba estresando a su hermana. Si ella sabía esto, ¿entonces por qué había accedido a acompañarla? La verdad no estaba seguro, pero no iba a cuestionar las decisiones de ella.
Nuestro camino nos llevó hasta lo que parecía una feria. Aquello me hizo abrir los ojos de par en par. - Ojalá que nada de aquí decida estallar por su propia cuenta. - Pensé mientras miraba de un lado a otro. A pesar de todo, nuestras provisiones se agotaban, por lo que nos caería bien dar una vuelta por ese lugar para abastecernos y seguir nuestro camino.
Al encaminarnos dentro, el muchacho hablaba con Mera, pero para ese punto ya no le prestaba atención. Yo miraba de un lado a otro. La verdad debía de admitir que aquella feria les había quedado increíble. Estaba llena de colores brillantes, la ropa de los presentes era llamativa, lo cual hacía ver de un lado a otro, haciendo que uno se distrajera rápido. En eso mi vista se volvió a posar en el hermano de Mera, quien decía que había un puesto de embutidos, lo cual caía bien para volver a armar nuestras provisiones.
De un momento a otro, el joven tomó a la criatura esponjosa y se la llevó con el. Aquello me hizo sonreír levemente. ¿Se había llevado al gomejo por gusto propio o solo para asegurar su permanencia en el grupo? No lo sabía, pero eso me había caído en gracia, por lo que me despedí con mi diestra, y luego de que se fuera nos quedamos solos Mera y yo. Mientras caminábamos, veía de reojo a Mera, y al escuchar su comentario me hizo esbozar una leve sonrisa. - Descuida... Aquí no hay mariposas explosivas. - Nuestro andar nos llevó a quedar frente a una gran y lujosa carpa. La miré atentamente. De ella se desprendían aromas y esencias muy agradables.
El solo captar esos aromas con mi nariz me hizo esbozar una leve sonrisa. Miré de reojo a Mera y parecía que esa carpa había captado también su atención. Me animé a tomarla de la mano y amplié mi sonrisa. - ¿Por qué no vamos allí? - Y dicho eso comencé a caminar hacia la carpa. Al entrar allí las esencias se intensificaron. Eran embriagantes, relajantes ¿y por qué no? Muy estimulantes. - Estoy seguro que este lugar te ayudará a relajarte.
En aquel momento no lo sabía. Pero entre la gente que disfrutaba la feria, había una silueta femenina que me había estado siguiendo desde Dundarak. Pero cuando yo entré en la carpa se detuvo y sonrió. - Bueno... Ya habrá tiempo de hablar con el. Aprovecharé este lugar para distraerme. - Dijo la mujer de cabellera negra mientras miraba los puestos y las decoraciones con suma atención.
Nuestro camino nos llevó hasta lo que parecía una feria. Aquello me hizo abrir los ojos de par en par. - Ojalá que nada de aquí decida estallar por su propia cuenta. - Pensé mientras miraba de un lado a otro. A pesar de todo, nuestras provisiones se agotaban, por lo que nos caería bien dar una vuelta por ese lugar para abastecernos y seguir nuestro camino.
Al encaminarnos dentro, el muchacho hablaba con Mera, pero para ese punto ya no le prestaba atención. Yo miraba de un lado a otro. La verdad debía de admitir que aquella feria les había quedado increíble. Estaba llena de colores brillantes, la ropa de los presentes era llamativa, lo cual hacía ver de un lado a otro, haciendo que uno se distrajera rápido. En eso mi vista se volvió a posar en el hermano de Mera, quien decía que había un puesto de embutidos, lo cual caía bien para volver a armar nuestras provisiones.
De un momento a otro, el joven tomó a la criatura esponjosa y se la llevó con el. Aquello me hizo sonreír levemente. ¿Se había llevado al gomejo por gusto propio o solo para asegurar su permanencia en el grupo? No lo sabía, pero eso me había caído en gracia, por lo que me despedí con mi diestra, y luego de que se fuera nos quedamos solos Mera y yo. Mientras caminábamos, veía de reojo a Mera, y al escuchar su comentario me hizo esbozar una leve sonrisa. - Descuida... Aquí no hay mariposas explosivas. - Nuestro andar nos llevó a quedar frente a una gran y lujosa carpa. La miré atentamente. De ella se desprendían aromas y esencias muy agradables.
El solo captar esos aromas con mi nariz me hizo esbozar una leve sonrisa. Miré de reojo a Mera y parecía que esa carpa había captado también su atención. Me animé a tomarla de la mano y amplié mi sonrisa. - ¿Por qué no vamos allí? - Y dicho eso comencé a caminar hacia la carpa. Al entrar allí las esencias se intensificaron. Eran embriagantes, relajantes ¿y por qué no? Muy estimulantes. - Estoy seguro que este lugar te ayudará a relajarte.
En aquel momento no lo sabía. Pero entre la gente que disfrutaba la feria, había una silueta femenina que me había estado siguiendo desde Dundarak. Pero cuando yo entré en la carpa se detuvo y sonrió. - Bueno... Ya habrá tiempo de hablar con el. Aprovecharé este lugar para distraerme. - Dijo la mujer de cabellera negra mientras miraba los puestos y las decoraciones con suma atención.
- OFF:
- Este post sigue el de Meraxes del hilo principal de la feria. Meraxes y yo entramos en la carpa. Mientras que dejaré a Ryra afuera.
Gaegel
Lobo Renegado
Lobo Renegado
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Exposición de arte erótico
La tenue iluminación del interior de la Casa de Placer cambia lentamente de color. Un aumento sutil de su intensidad en un área concreta de la enorme tienda revela una cortina abierta, invitando al visitante a penetrar en una nueva estancia.
—La ssala de arte ya esstá disspuessta —anuncia Madame Sizay con su susurrante voz—. Ssean invitadoss a dissfrutar de ssu bellezza.
La colección de Madame Sizay cuenta con variados soportes: tapices, lienzos, bordados, esculturas en distintos materiales. Hasta una vajilla decorada en la que cada pieza muestra a la misma pareja en una postura diferente a la anterior.
Pero no todas las obras compiten por atraer la mirada del visitante. En un rincón relativamente discreto, un hombre de piel ligeramente escamosa se acerca a lo que parece un simple bloque de madera y deja escapar entre sus labios una lengua larga y bífida que mueve de un lado a otro junto al bloque, disfrutando visiblemente del aroma que percibe.
La pieza central de la exposición, no es un objeto inanimado, sino una “escultura” viva. En medio del espacio generado por el reparto del resto de obras y cortinajes, cuatro cuerpos enredados yacen inmóviles a la vista de todos. A su lado, un simple letrero pide: Tócame
Madame Sizay se acerca con su lento contoneo y roza descuidadamente un muslo con su mano tatuada. Un suave gemido inicia el movimiento que llevará a los cuatro cuerpos a acomodarse en una nueva posición.
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[font=Verdana]Como se anunció, Madame Sizay tiene su propio programa de actividades, paralelo al programa de la Feria exterior. Todo lo explicado en el primer post de este hilo seguirá disponible hasta el cierre del evento, pero la exposición de arte erótico solo durará unas horas, hasta el viernes 7 de octubre (incluido).
El objetivo de esta actividad será describir una (o más) de las obras expuestas. No dudes en darle un toquecito a la “performance” central para ver (y oír) cómo se mueven los artistas.
Fehu
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Gaegel había notado mi curiosidad - además de mis nervios - hacia las carpas, en donde una vez cerca de allí la misma pareció en ir en aumento.
Nos retiraron nuestras armas con suma cortesía, al principio me preocupé, de nuevo la sensación de que algo malo podría pasar me abordaba, pero una pizca de razón, o quizás nervios me hizo darme cuenta que con o sin ella si algo estallaba me sería inútil. Además, los aromas que se desprendían hacia fuera comenzaban a captar mis sentidos, a invadirme por así decirlo, sumado no esperaba que mi acompañante fuera quien me tomara de la mano seguido de la frase que terminaba "...te ayudará a relajarte". Respiré profundo y asentí. Debía ceder y si al caso vamos en parte él me había salvado la vez anterior cuando me volví un pariente de Bomull.
Los colores eran tan vivos como afuera con un mar de aromas exquisitos que se impregnaban en cada respiración en todo el interior. Olía a clavos, canela... y otros más que debía admitir ponían las cosas bastante calurosas allí dentro.
- Creo que llegamos en buen momento. - Acoté, cuando quien parecía ser la anfitriona de tan pintoresco sitio, invitaba a pasar a sala de arte. No soltaba la mano de Gaegel, por el contrario me aferré a ella, el solo tacto me agradaba, cosa que tal vez se trataba por la decoración que mis ojos comenzaban a contemplar.
Toda una amplia gama de colección erótica. Ánforas, platos de cerámica y arcilla, en estos se podían mirar escenas de sexo explicito hermosamente representado. Elfos, dragones, bestias, humanos. No había distinción entre parejas, orgías, tríos. Todo estaba allí plasmado en obras tan pulcras como llamativas. A pesar de que sabía que se trataban de creaciones artísticas, en mi interior comenzaba a asomarse cierto goce y placer el solo mirarlas.
- "El erotismo es uno de los elementos que constituye parte de nosotros, en cualquier tiempo y en cualquier lugar". - Escuché decir a uno de los que allí se encontraba. Cuánta razón había en aquella frase. Sentía que mis preocupaciones se alejaban poco a poco, quería seguir mirando, quería seguir sintiendo ese placer que me ocasionaba solo mirar.
Esculturas representadas, de las cuales las de piedra llamaron mi atención. Mis orbes violetas se posaron en la perfecta forma de aquel culto, que lo que pensé fueron guerreros desnudos, viriles. Mujeres de cada talla y forma. Rostros felinos, reptiles, la verdad no sabía para donde mirar, Además se veían tan reales y que sentías que si los tocabas podrían cobrar vida.
Una pieza peculiar tallada en un material desconocido - ¿Mármol?¿Marfil? ¿Cuarzo blanco? Ni idea, para mí todo era roca. - captó mi atención. Parecía antigua, desconocía de donde podía ser, pero allí estaba escrito algo borroso "En memoria de...". Los nombres quizás por el tiempo se habían borrado. Era un monumento funerario - restaurado ligeramente- en el que podía apreciarse una pareja que mostraba una posición de cópula. - Esos dos murieron felices. - Pensé. Miré de reojo a Gaegel y sonreí de medio lado, su idea de meternos a este lugar había resultado bien.
Acabé por soltar su mano. ¿La razón? El acto principal de aquella sala. El toque de la anfitriona, de la que luego escuché se trataba de Madame Sizay, tal vez de la misma persona que dijo aquellas sabias palabras - no lo sé - mi mente estaba enfocada en todo lo demás. El punto era que aquella atracción, esas estatuas vivas, coloridas, exóticas, inquietantes y excitantes, para este punto de tanto estimulo visual, tenían mi atención.
Un toque de mi mano , un coro de gemidos y lo siguiente fue el cambio de posición de cuerpos perfectamente sincronizados y entrelazados en una danza que estaba al alcance de mi mano. Mordí con sutileza mis labios, mis ojos brillaban de la fascinación que sentía. Otro leve roce, esta vez una suave caricia en una de las mejillas de la mujer mas cercana y otro cambio con ese coro que comenzaba a estremecer cada rincón de mi cuerpo.
Sí, estaba encendiéndome, y sabía muy bien con quien podría drenar ese fuego que me comenzaba a quemar por dentro. Si Gaegel se sentía si quiera la mitad de excitada que yo, no tardaríamos que apaciguar el latente deseo que el mismo ambiente nos producía. Esto parecía sacado de un sueño, uno que perfectamente podía palpar.
Nos retiraron nuestras armas con suma cortesía, al principio me preocupé, de nuevo la sensación de que algo malo podría pasar me abordaba, pero una pizca de razón, o quizás nervios me hizo darme cuenta que con o sin ella si algo estallaba me sería inútil. Además, los aromas que se desprendían hacia fuera comenzaban a captar mis sentidos, a invadirme por así decirlo, sumado no esperaba que mi acompañante fuera quien me tomara de la mano seguido de la frase que terminaba "...te ayudará a relajarte". Respiré profundo y asentí. Debía ceder y si al caso vamos en parte él me había salvado la vez anterior cuando me volví un pariente de Bomull.
Los colores eran tan vivos como afuera con un mar de aromas exquisitos que se impregnaban en cada respiración en todo el interior. Olía a clavos, canela... y otros más que debía admitir ponían las cosas bastante calurosas allí dentro.
- Creo que llegamos en buen momento. - Acoté, cuando quien parecía ser la anfitriona de tan pintoresco sitio, invitaba a pasar a sala de arte. No soltaba la mano de Gaegel, por el contrario me aferré a ella, el solo tacto me agradaba, cosa que tal vez se trataba por la decoración que mis ojos comenzaban a contemplar.
Toda una amplia gama de colección erótica. Ánforas, platos de cerámica y arcilla, en estos se podían mirar escenas de sexo explicito hermosamente representado. Elfos, dragones, bestias, humanos. No había distinción entre parejas, orgías, tríos. Todo estaba allí plasmado en obras tan pulcras como llamativas. A pesar de que sabía que se trataban de creaciones artísticas, en mi interior comenzaba a asomarse cierto goce y placer el solo mirarlas.
- "El erotismo es uno de los elementos que constituye parte de nosotros, en cualquier tiempo y en cualquier lugar". - Escuché decir a uno de los que allí se encontraba. Cuánta razón había en aquella frase. Sentía que mis preocupaciones se alejaban poco a poco, quería seguir mirando, quería seguir sintiendo ese placer que me ocasionaba solo mirar.
Esculturas representadas, de las cuales las de piedra llamaron mi atención. Mis orbes violetas se posaron en la perfecta forma de aquel culto, que lo que pensé fueron guerreros desnudos, viriles. Mujeres de cada talla y forma. Rostros felinos, reptiles, la verdad no sabía para donde mirar, Además se veían tan reales y que sentías que si los tocabas podrían cobrar vida.
Una pieza peculiar tallada en un material desconocido - ¿Mármol?¿Marfil? ¿Cuarzo blanco? Ni idea, para mí todo era roca. - captó mi atención. Parecía antigua, desconocía de donde podía ser, pero allí estaba escrito algo borroso "En memoria de...". Los nombres quizás por el tiempo se habían borrado. Era un monumento funerario - restaurado ligeramente- en el que podía apreciarse una pareja que mostraba una posición de cópula. - Esos dos murieron felices. - Pensé. Miré de reojo a Gaegel y sonreí de medio lado, su idea de meternos a este lugar había resultado bien.
Acabé por soltar su mano. ¿La razón? El acto principal de aquella sala. El toque de la anfitriona, de la que luego escuché se trataba de Madame Sizay, tal vez de la misma persona que dijo aquellas sabias palabras - no lo sé - mi mente estaba enfocada en todo lo demás. El punto era que aquella atracción, esas estatuas vivas, coloridas, exóticas, inquietantes y excitantes, para este punto de tanto estimulo visual, tenían mi atención.
Un toque de mi mano , un coro de gemidos y lo siguiente fue el cambio de posición de cuerpos perfectamente sincronizados y entrelazados en una danza que estaba al alcance de mi mano. Mordí con sutileza mis labios, mis ojos brillaban de la fascinación que sentía. Otro leve roce, esta vez una suave caricia en una de las mejillas de la mujer mas cercana y otro cambio con ese coro que comenzaba a estremecer cada rincón de mi cuerpo.
Sí, estaba encendiéndome, y sabía muy bien con quien podría drenar ese fuego que me comenzaba a quemar por dentro. Si Gaegel se sentía si quiera la mitad de excitada que yo, no tardaríamos que apaciguar el latente deseo que el mismo ambiente nos producía. Esto parecía sacado de un sueño, uno que perfectamente podía palpar.
- Off:
- - No sé si cuenta como objetivo pero fue lo mejo que se me ocurrió. xD
Pd: Lo del monumento funerario lo leí en un libro, por eso aproveché y lo puse. :v
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull (Cría de Gomejo) [En brazos de Meleis]
Meraxes
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Justo antes de entrar, podía escuchar a su vez una voz siseante y de sensual sonoridad que incitaba a los que ya estaban dentro a hacer justamente eso, dejarse llevar, y sobre todo disfrutar. Pero unos guardias le cortaron el rollo, y comenzaron a registrarle para garantizar la seguridad en aquel lugar, tocándole de una manera que, aunque fuera respetuosa, no era la manera en la que esperaba ser tocado en aquella ocasión. Cuando se aseguraron de que Eberus no suponía ningún peligro, le dejaron ir.
- Esa tiene que ser esa tal Madame Sizay. Por los Dioses, menuda mujer - aquella era la primera vez que sus prejuicios se habían visto nublados por su instinto. Había obviado las características raciales de esa mujer y no se estaba dando ni cuenta.
Sin esperar más, entró en aquella carpa, viéndose envuelto en una suave atmósfera de olores, iluminación y decoración sugerentes y placenteros.
- Bienvenido, atractivo caballero. Esstáss en la Cassa de Plazzer de Madame Sizzay - le dijo con su voz melosa y siseante. - Como puedess ver, ya hay variass perssonass dissfrutando de... Bueno, dissfrutando, en general. Dejaré que lo desscubrass por ti missmo. Puedess unirte a elloss doss, si assí lo desseáiss todoss. Si me permitess, debo preocuparme de la organizzación de lass suculentass actividadess que podréiss dissfrutar durante vuesstra esstancia aquí. Un plazzer.
- El placer es mío, señorita. Perdona, ¿esto se puede comer?
- Claro, dissfruta - le contestó con una sonrisa sugerente.
Antes de acercarse a donde un hombre y una mujer parecían estar disfrutando ya de las actividades de aquel embriagador sitio, se acercó a unos cojines rojos y dorados encima de los que reposaban los afrodisiacos aperitivos y probó uno de ellos. El sabor era exquisitamente placentero, y no pudo evitar soltar un sutil gemido por el disfrute que le provocaba a su paladar.
Acto seguido, se acercó a aquellos dos, que poco a poco le iban resultando más familiares. Pero se encontró con que sus sentidos se vieron secuestrados por las maravillosas y eróticas obras de arte que había expuestas a su lado, y decidió esperar para saludarles.
Hacía mucho tiempo, había leído un libro con ilustraciones eróticas similares a las que se presentaban en aquella llamativa vajilla. Según había leído, había culturas en las que el sexo era parte de su día a día y de su conocimiento personal y grupal. ¿Qué querrían sugerir exponiendo aquello ahí? Desde luego, los recuerdos de aquella lectura dentro de aquel lugar le daban ganas de fundirse con esa cultura, de llevar a la práctica aquel conocimiento y de explorar el conocimiento que a su vez le podrían aportar las sensaciones generadas a partir de esa práctica.
Suponiendo que todo el que entraba allí iría en busca de algo similar, se acercó al fin para saludar a aquellas dos personas.
- Buen día. Menudas obras de arte que han expuesto aquí, ¿verdad? - dijo en un tono sugerente y pícaro. - Son una gran representación de las pasiones más profundas de todos los seres, a mi parecer. Meraxes y Gaegel, no me esperaba encontraros a vosotros dos aquí. ¿Estáis disfrutando de todo esto?
______- Esa tiene que ser esa tal Madame Sizay. Por los Dioses, menuda mujer - aquella era la primera vez que sus prejuicios se habían visto nublados por su instinto. Había obviado las características raciales de esa mujer y no se estaba dando ni cuenta.
Sin esperar más, entró en aquella carpa, viéndose envuelto en una suave atmósfera de olores, iluminación y decoración sugerentes y placenteros.
- Bienvenido, atractivo caballero. Esstáss en la Cassa de Plazzer de Madame Sizzay - le dijo con su voz melosa y siseante. - Como puedess ver, ya hay variass perssonass dissfrutando de... Bueno, dissfrutando, en general. Dejaré que lo desscubrass por ti missmo. Puedess unirte a elloss doss, si assí lo desseáiss todoss. Si me permitess, debo preocuparme de la organizzación de lass suculentass actividadess que podréiss dissfrutar durante vuesstra esstancia aquí. Un plazzer.
- El placer es mío, señorita. Perdona, ¿esto se puede comer?
- Claro, dissfruta - le contestó con una sonrisa sugerente.
Antes de acercarse a donde un hombre y una mujer parecían estar disfrutando ya de las actividades de aquel embriagador sitio, se acercó a unos cojines rojos y dorados encima de los que reposaban los afrodisiacos aperitivos y probó uno de ellos. El sabor era exquisitamente placentero, y no pudo evitar soltar un sutil gemido por el disfrute que le provocaba a su paladar.
Acto seguido, se acercó a aquellos dos, que poco a poco le iban resultando más familiares. Pero se encontró con que sus sentidos se vieron secuestrados por las maravillosas y eróticas obras de arte que había expuestas a su lado, y decidió esperar para saludarles.
Hacía mucho tiempo, había leído un libro con ilustraciones eróticas similares a las que se presentaban en aquella llamativa vajilla. Según había leído, había culturas en las que el sexo era parte de su día a día y de su conocimiento personal y grupal. ¿Qué querrían sugerir exponiendo aquello ahí? Desde luego, los recuerdos de aquella lectura dentro de aquel lugar le daban ganas de fundirse con esa cultura, de llevar a la práctica aquel conocimiento y de explorar el conocimiento que a su vez le podrían aportar las sensaciones generadas a partir de esa práctica.
Suponiendo que todo el que entraba allí iría en busca de algo similar, se acercó al fin para saludar a aquellas dos personas.
- Buen día. Menudas obras de arte que han expuesto aquí, ¿verdad? - dijo en un tono sugerente y pícaro. - Son una gran representación de las pasiones más profundas de todos los seres, a mi parecer. Meraxes y Gaegel, no me esperaba encontraros a vosotros dos aquí. ¿Estáis disfrutando de todo esto?
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Me acerco a Gaegel y Mera para "interactuar"
Eberus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Cuando entramos los guardias se encargaron de quitarnos nuestras armas. Al principio no supe porqué, pero una vez dentro entendí la razón. En este lugar las armas no eran necesarias, y era preferible no llevarlas.
Parecía que habíamos llegado justo a la apertura de un evento dentro de la carpa, el cual consideré que no debíamos de perdernos, por lo que nos encaminamos tanto Mera, como yo hacia aquella apreciable exhibición de arte erótico. En todas las obras expuestas se veía la dedicación de los artistas para expresar el erotismo. Y no lo iba a negar. Esa colección que estaba expuesta, sumado al agradable aroma de las esencias que inundaban el lugar brindaban una sensación sumamente estimulante.
Durante un rato Mera y yo íbamos de la mano viendo las obras, aunque una se distrajo con una escultura. Se trataba de una pieza de mármol donde se veía a dos amantes copulando. Yo me distraje mientras tanto con una pintura que estaba al lado mío. Se trataba de una escena de orgía en la que habían dos parejas. Los hombres estaban copulando con sus parejas, pero las mujeres estaban besando al hombre contrario que las estaban penetrando. Una obra que sin lugar a dudas era un agasajo visual. En ese momento las mi mirada se cruzó con la de Mera, y al ver su sonrisa, le correspondí de la misma manera.
Al menos, el haber venido aquí había relajado a Mera. Lo entendía, ella había salido muy golpeada del festival en la tierra de dragones, pero quizá este lugar ayude a recuperar la calma de la mujer dentro de un festival. De un momento a otro Mera me soltó la mano y fue a la exhibición central. La escultura viva. No lo iba a negar, mi vista se posó en mi acompañante mientras ella iba a ver la escultura, yo también fui hacia allá, pero dejé que ella explorara a solas la escultura, mientras yo apreciaba desde un poco más lejos como cambiaban de posición, escuchando los gemidos y suspiros que provocaba el roce de sus cuerpos mientras cambiaban de posición.
Antes de que terminara de acortar la distancia entre mi cuerpo y el de ella, otra persona apareció. Alguien que conocido. Se trataba de Eberus. Al escucharlo sonreí levemente. - Buen día Eberus. Los dioses siempre traen gratas coincidencias. - Ya en ese momento mis ojos tenían un brillo de picardía. Mi mente comenzaba a maquinar cosas, y parecía que la presencia de este personaje podía traerme beneficios. - Una gran selección de arte. - Dije en acotación a su primer comentario. Asentí levemente ante las palabras de su siguiente comentario. - El erotismo es el lenguaje universal de las criaturas, al menos así lo percibo yo... Y sí, estamos disfrutando de este lugar. ¿Y tú? - Le pregunté a Eberus. Terminé de acortar la distancia y rodee la cintura de Mera y con una sonrisa pícara giré mi vista en aquel hombre. - ¿Te gustaría acompañarnos un rato? - Dije ampliando mi sonrisa traviesa. En mi mente recordaba aquella pintura que había captado mi atención... Necesitaba intentar representarla, y la llegada de este nuevo invitado me brindaba la posibilidad de llevarla a cabo.
Parecía que habíamos llegado justo a la apertura de un evento dentro de la carpa, el cual consideré que no debíamos de perdernos, por lo que nos encaminamos tanto Mera, como yo hacia aquella apreciable exhibición de arte erótico. En todas las obras expuestas se veía la dedicación de los artistas para expresar el erotismo. Y no lo iba a negar. Esa colección que estaba expuesta, sumado al agradable aroma de las esencias que inundaban el lugar brindaban una sensación sumamente estimulante.
Durante un rato Mera y yo íbamos de la mano viendo las obras, aunque una se distrajo con una escultura. Se trataba de una pieza de mármol donde se veía a dos amantes copulando. Yo me distraje mientras tanto con una pintura que estaba al lado mío. Se trataba de una escena de orgía en la que habían dos parejas. Los hombres estaban copulando con sus parejas, pero las mujeres estaban besando al hombre contrario que las estaban penetrando. Una obra que sin lugar a dudas era un agasajo visual. En ese momento las mi mirada se cruzó con la de Mera, y al ver su sonrisa, le correspondí de la misma manera.
Al menos, el haber venido aquí había relajado a Mera. Lo entendía, ella había salido muy golpeada del festival en la tierra de dragones, pero quizá este lugar ayude a recuperar la calma de la mujer dentro de un festival. De un momento a otro Mera me soltó la mano y fue a la exhibición central. La escultura viva. No lo iba a negar, mi vista se posó en mi acompañante mientras ella iba a ver la escultura, yo también fui hacia allá, pero dejé que ella explorara a solas la escultura, mientras yo apreciaba desde un poco más lejos como cambiaban de posición, escuchando los gemidos y suspiros que provocaba el roce de sus cuerpos mientras cambiaban de posición.
Antes de que terminara de acortar la distancia entre mi cuerpo y el de ella, otra persona apareció. Alguien que conocido. Se trataba de Eberus. Al escucharlo sonreí levemente. - Buen día Eberus. Los dioses siempre traen gratas coincidencias. - Ya en ese momento mis ojos tenían un brillo de picardía. Mi mente comenzaba a maquinar cosas, y parecía que la presencia de este personaje podía traerme beneficios. - Una gran selección de arte. - Dije en acotación a su primer comentario. Asentí levemente ante las palabras de su siguiente comentario. - El erotismo es el lenguaje universal de las criaturas, al menos así lo percibo yo... Y sí, estamos disfrutando de este lugar. ¿Y tú? - Le pregunté a Eberus. Terminé de acortar la distancia y rodee la cintura de Mera y con una sonrisa pícara giré mi vista en aquel hombre. - ¿Te gustaría acompañarnos un rato? - Dije ampliando mi sonrisa traviesa. En mi mente recordaba aquella pintura que había captado mi atención... Necesitaba intentar representarla, y la llegada de este nuevo invitado me brindaba la posibilidad de llevarla a cabo.
Gaegel
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Dante se acercó a la tienda y tal como había prometido el cuervo, aquel lugar valdría la pena.
Ok, Kvasir, entraré, pero te quiero pedir un favor.
Ya sé, ya sé, eres muy previsible cuando te dejas llevar por tus emociones, si tan solo fueras así con los humanos… y no tan loco paranoico….
Ya, calla y ve. Si consigo un loro o una paloma le digo que te reserve una habitación… o una jaula.
Kwrah – El pájaro partió, en la distancia para seguir y espiar a la mujer cuervo con cuernos. Dante, por su parte, entraba a la habitación del placer frotándose su brazo tres veces antes de entrar, para tras finalizar su ritual ocultar su prótesis dentro de sus capas negras.
Ssaludoss, justo estas a tiempo para la espozión querido… - dijo la madame en la entrada recibiendo al humano.
Gra-gracias… - dijo el humano siguiendo a la mujer escamada a un cuarto donde se celebraría una muestra de arte.
Puedess tocar o mirar, dizzfruta.
El humano escuchó el siseo cautivador de aquella dama mientras ahora se ubicaba en una estancia repleta de cuadros, esculturas y performances artísticas con temática erótica…
Como si estuviera en un museo, Dante empezó con paso lento a mirar los cuadros, todavía las esculturas y actuaciones le causaban incomodidad, en realidad aquel sitio no lo hacía sentir cómodo en lo absoluto, pero salir ahora sería como una derrota personal y si Kavasir se enteraba sería una burla por meses.
Las espículas del gato…
Leyó el título mientras veía el pene de un hombre bestia con cualidades de felino con unos pequeños ganchos en su miembro. - Oh por dios, pobres gatas, qué horror, no creo que las bestias felinas… Oh no… - comentó mientras pasaba al siguiente cuadro, sabía que los gatos tenían esa característica y por ello las gatas gritaban cuando se reproducían, pero imaginar que ese tipo de aspectos se replicaban en el hombre bestia dejaba al humano anonadado.
El báculo de ballena…
Dijo, al leer el título pensó que se trataría de un báculo como los de los druidas, un bastón alto y ya, pero tras apartar las cortinas rojas del mostrador vio que se equivocaba. Ciertamente, el báculo se refiere al hueso peneal de algunos mamíferos, si… Dante no sabía que ese bastón en realidad se trataba del pene de algún animal… Y para ser más precisos de una ballena. El cuadro mostraba un miembro gigantesco, casi del tamaño de Dante.
Dante se alejó del cuadro asqueado, no le gustaba ver tantos penes de bestia, ¿Cuál era la fijación con el falo? El humano no sabía si continuar, aún tenía ciertas reservas para acompañar a alguien en las habitaciones dispuestas para la acción, así que preferiría seguir contemplando el “arte”.
Si es otro pene juro que me arranco el otro brazo… - promulgó en voz baja.
Hen-ta´i
El título no le indicaba nada conocido, así que supuso que su brazo permanecería pegado a él. Apartó la cortinilla y una arcada que tuvo que contener para no vomitar hizo que se mareara. El cuadro mostraba un hombre pulpo de tentáculos largos rodeado a una mujer mientras… mientras… Dante no podía contener la vista, así que salió de ahí con velocidad tropezándose con una estatua “humana” que reaccionó al contacto...
_____________________________________________Ok, Kvasir, entraré, pero te quiero pedir un favor.
Ya sé, ya sé, eres muy previsible cuando te dejas llevar por tus emociones, si tan solo fueras así con los humanos… y no tan loco paranoico….
Ya, calla y ve. Si consigo un loro o una paloma le digo que te reserve una habitación… o una jaula.
Kwrah – El pájaro partió, en la distancia para seguir y espiar a la mujer cuervo con cuernos. Dante, por su parte, entraba a la habitación del placer frotándose su brazo tres veces antes de entrar, para tras finalizar su ritual ocultar su prótesis dentro de sus capas negras.
Ssaludoss, justo estas a tiempo para la espozión querido… - dijo la madame en la entrada recibiendo al humano.
Gra-gracias… - dijo el humano siguiendo a la mujer escamada a un cuarto donde se celebraría una muestra de arte.
Puedess tocar o mirar, dizzfruta.
El humano escuchó el siseo cautivador de aquella dama mientras ahora se ubicaba en una estancia repleta de cuadros, esculturas y performances artísticas con temática erótica…
Como si estuviera en un museo, Dante empezó con paso lento a mirar los cuadros, todavía las esculturas y actuaciones le causaban incomodidad, en realidad aquel sitio no lo hacía sentir cómodo en lo absoluto, pero salir ahora sería como una derrota personal y si Kavasir se enteraba sería una burla por meses.
Las espículas del gato…
Leyó el título mientras veía el pene de un hombre bestia con cualidades de felino con unos pequeños ganchos en su miembro. - Oh por dios, pobres gatas, qué horror, no creo que las bestias felinas… Oh no… - comentó mientras pasaba al siguiente cuadro, sabía que los gatos tenían esa característica y por ello las gatas gritaban cuando se reproducían, pero imaginar que ese tipo de aspectos se replicaban en el hombre bestia dejaba al humano anonadado.
El báculo de ballena…
Dijo, al leer el título pensó que se trataría de un báculo como los de los druidas, un bastón alto y ya, pero tras apartar las cortinas rojas del mostrador vio que se equivocaba. Ciertamente, el báculo se refiere al hueso peneal de algunos mamíferos, si… Dante no sabía que ese bastón en realidad se trataba del pene de algún animal… Y para ser más precisos de una ballena. El cuadro mostraba un miembro gigantesco, casi del tamaño de Dante.
Dante se alejó del cuadro asqueado, no le gustaba ver tantos penes de bestia, ¿Cuál era la fijación con el falo? El humano no sabía si continuar, aún tenía ciertas reservas para acompañar a alguien en las habitaciones dispuestas para la acción, así que preferiría seguir contemplando el “arte”.
Si es otro pene juro que me arranco el otro brazo… - promulgó en voz baja.
Hen-ta´i
El título no le indicaba nada conocido, así que supuso que su brazo permanecería pegado a él. Apartó la cortinilla y una arcada que tuvo que contener para no vomitar hizo que se mareara. El cuadro mostraba un hombre pulpo de tentáculos largos rodeado a una mujer mientras… mientras… Dante no podía contener la vista, así que salió de ahí con velocidad tropezándose con una estatua “humana” que reaccionó al contacto...
Off
Dante, separado de Zagreus y Kvasir, entran para ver la exposición. El humano sigue pensando en la mujer cuervo.
Zagreus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
La exhibición era una maravilla, la verdad despertaba intensas sensaciones en mi. Me tomé mi tiempo en apreciar esas esculturas vivas y toquetearlas de vez en cuando hasta que finalmente el sonido de una voz familiar captó la atención de Gaegel y mía.
Lo recordaba, era el sujeto que conocimos en Dundarak, pero nuevamente esa sensación familiar, y más en este ambiente, se volvía más intensa, tal vez era las esencias o tantos estímulos visuales, pero ver a Eberus me causaba cosas y generaba pensamientos pecaminosos.
Gaegel se adelantó en responder, a lo que sonreí con la misma picardía que ambos. - Sin duda es una grata coincidencia, Eberus. Y sí admito que la selección de arte es digna de apreciación. Como la rueda de allá. - Señalé con la mirada una peculiar rueda, que seguro giraba por algún mecanismo de palancas sabrá, los dioses, que lograba que con cada vuelta la pareja tallada en madera, pintadas de blanco y rojo cambiaran de postura, sin duda magnifico. Era mucho que observar, mucho que palpar, aunque francamente la cercanía de Gaegel me estaba tentando más de lo que era capaz de soportar.
El calor comenzaba a ganarme, y el solo tacto de Gaegel sobre la ropa ya me erizaba la piel, al hablar de su propuesta, no había que ser erudito para entender el subtexto de aquellas palabras. Estaba dispuesta a aceptarlo si el brujo también accedía.
Bajé la vista para mirar a los ojos de Eberus, sonreía de medio lado y mordía sutilmente mi labio inferior mientras dejaba a mi imaginación volar.
- ¿Y.. qué opinas? Podemos buscar un lugar más discreto. - Sugerí a nuestro invitado. El sonido de las estatuas - tocadas por otra persona- me incentivo más. Con o sin respuesta , ya mis ojos buscaban algún acceso a un lugar más privado en donde poder aplacar el fuego abrasador que estaba en mi interior.
Lo recordaba, era el sujeto que conocimos en Dundarak, pero nuevamente esa sensación familiar, y más en este ambiente, se volvía más intensa, tal vez era las esencias o tantos estímulos visuales, pero ver a Eberus me causaba cosas y generaba pensamientos pecaminosos.
Gaegel se adelantó en responder, a lo que sonreí con la misma picardía que ambos. - Sin duda es una grata coincidencia, Eberus. Y sí admito que la selección de arte es digna de apreciación. Como la rueda de allá. - Señalé con la mirada una peculiar rueda, que seguro giraba por algún mecanismo de palancas sabrá, los dioses, que lograba que con cada vuelta la pareja tallada en madera, pintadas de blanco y rojo cambiaran de postura, sin duda magnifico. Era mucho que observar, mucho que palpar, aunque francamente la cercanía de Gaegel me estaba tentando más de lo que era capaz de soportar.
El calor comenzaba a ganarme, y el solo tacto de Gaegel sobre la ropa ya me erizaba la piel, al hablar de su propuesta, no había que ser erudito para entender el subtexto de aquellas palabras. Estaba dispuesta a aceptarlo si el brujo también accedía.
Bajé la vista para mirar a los ojos de Eberus, sonreía de medio lado y mordía sutilmente mi labio inferior mientras dejaba a mi imaginación volar.
- ¿Y.. qué opinas? Podemos buscar un lugar más discreto. - Sugerí a nuestro invitado. El sonido de las estatuas - tocadas por otra persona- me incentivo más. Con o sin respuesta , ya mis ojos buscaban algún acceso a un lugar más privado en donde poder aplacar el fuego abrasador que estaba en mi interior.
- Off:
- - Dejo otra obra random que encontré en instagram ayer :V
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- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull (Cría de Gomejo) [En brazos de Meleis]
Meraxes
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Eberus leyó entre líneas lo que podrían estar tramando Gaegel y Meraxes, y podía notar cómo aumentaba la temperatura en cada punto de su cuerpo, poco a poco. Sin embargo, tuvo que hacer esperar a su parte más primitiva para salir a la luz, y no a disgusto, pues la espera siempre generaba al final una experiencia más pasional e intensa. Decidió esperar porque en aquella carpa seguramente surgirían más actividades preliminares como la exposición actual.
Mirando a los labios de Mera, surgió en él una sonrisa pícara signo de que sus ganas aumentaron más si cabía.
- ¿Acompañaros a un lugar discreto? ¿Con esta exposición que nos han preparado aquí? Seguro que es mejor para los tres quedarnos aquí de momento, disfrutando de los mensajes que nos comunican estas obras de arte y sintiendo cómo afectan a nuestro interior - Pausó un momento para apreciar el colgante que lucía Mera sobre su pecho, en el que notó ciertas cualidades mágicas. Acercó su mano hacia este, para agarrarlo con sutileza mientras miraba a Mera a los ojos, y luego a Gaegel. - Obras de arte, como esta. Precioso colgante, ya me había fijado en él, pero no había tenido oportunidad de mirarlo de cerca... ni de tocarlo - dijo justo antes de soltarlo. Luego bajó su mano de vuelta, rozando muy sutilmente el pecho de Meraxes con uno de sus dedos.
- Magnífica obra esa rueda de la que hablaste, Meraxes. Es incluso hipnótica - dijo acercándose a dicha obra. Disimuladamente, con sus capacidades telequinéticas hizo que la rueda entrara sutilmente en un ciclo en el que las figuras talladas parecían realizar un vaivén erótico como el del propio sexo. Ahora, en lugar de realizar el giro completo, se quedaba todo el rato entre dos posiciones del giro, mostrando como una de las figuras cabalgaba con pasión sobre la otra.
- Vaya... - dijo mirándoles con picardía. A su vez, con trucos ilusionistas trató de que las figuras se movieran de una manera menos mecánica, y más sinuosa y sugerente.
- Veo que esstáiss dissfrutando de nuestras expossicioness. Mirad, hemoss colocado allí otra de lass mejoress. Podéiss acercaross a dissfrutar de ella - les sugirió Madame Sizay sonriente, que se había acercado a ellos con ese andar sugerente y contoneado.
Eberus giró su mirada hacia donde había indicado. Allí había un tronco de árbol de madera clara y con armoniosas vetas, sin ramas ni hojas, y en el que había tallada una escultura de temática erótica. Esta mostraba a dos figuras de aspecto humano, una sentada sobre la otra y rodeándola con las piernas mientras la abrazaba sobre los hombros, mientras que la otra estaba sentada con las piernas cruzadas y la abrazaba por la cadera. Ambas se miraban a los ojos, con las frentes pegadas.
Madame Sizay se acercó a esa nueva obra para explicar su función. - Essta obra sse llama La Mirada al Alma. Su autora quisso animar al esspectador a tomar una vissión más esspiritual del ssexo, reivindicando el poder erótico de sosstener una mirada fija a loss ojoss - explicó. - Ah, y suss ramass y hojass crezzerán con el aumento de desseo sexual de aquelloss que la miren. Hassta puede llegar a dar unas prezziosas floress. Oss dejaré soloss.
Eberus se acercó después de mirar a Meraxes y a Gaegel, alzando una ceja mientras les sonreía.
Mirando a los labios de Mera, surgió en él una sonrisa pícara signo de que sus ganas aumentaron más si cabía.
- ¿Acompañaros a un lugar discreto? ¿Con esta exposición que nos han preparado aquí? Seguro que es mejor para los tres quedarnos aquí de momento, disfrutando de los mensajes que nos comunican estas obras de arte y sintiendo cómo afectan a nuestro interior - Pausó un momento para apreciar el colgante que lucía Mera sobre su pecho, en el que notó ciertas cualidades mágicas. Acercó su mano hacia este, para agarrarlo con sutileza mientras miraba a Mera a los ojos, y luego a Gaegel. - Obras de arte, como esta. Precioso colgante, ya me había fijado en él, pero no había tenido oportunidad de mirarlo de cerca... ni de tocarlo - dijo justo antes de soltarlo. Luego bajó su mano de vuelta, rozando muy sutilmente el pecho de Meraxes con uno de sus dedos.
- Magnífica obra esa rueda de la que hablaste, Meraxes. Es incluso hipnótica - dijo acercándose a dicha obra. Disimuladamente, con sus capacidades telequinéticas hizo que la rueda entrara sutilmente en un ciclo en el que las figuras talladas parecían realizar un vaivén erótico como el del propio sexo. Ahora, en lugar de realizar el giro completo, se quedaba todo el rato entre dos posiciones del giro, mostrando como una de las figuras cabalgaba con pasión sobre la otra.
- Vaya... - dijo mirándoles con picardía. A su vez, con trucos ilusionistas trató de que las figuras se movieran de una manera menos mecánica, y más sinuosa y sugerente.
- Veo que esstáiss dissfrutando de nuestras expossicioness. Mirad, hemoss colocado allí otra de lass mejoress. Podéiss acercaross a dissfrutar de ella - les sugirió Madame Sizay sonriente, que se había acercado a ellos con ese andar sugerente y contoneado.
Eberus giró su mirada hacia donde había indicado. Allí había un tronco de árbol de madera clara y con armoniosas vetas, sin ramas ni hojas, y en el que había tallada una escultura de temática erótica. Esta mostraba a dos figuras de aspecto humano, una sentada sobre la otra y rodeándola con las piernas mientras la abrazaba sobre los hombros, mientras que la otra estaba sentada con las piernas cruzadas y la abrazaba por la cadera. Ambas se miraban a los ojos, con las frentes pegadas.
- (Aviso de contenido erótico) Representación de la escultura en el tronco:
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Madame Sizay se acercó a esa nueva obra para explicar su función. - Essta obra sse llama La Mirada al Alma. Su autora quisso animar al esspectador a tomar una vissión más esspiritual del ssexo, reivindicando el poder erótico de sosstener una mirada fija a loss ojoss - explicó. - Ah, y suss ramass y hojass crezzerán con el aumento de desseo sexual de aquelloss que la miren. Hassta puede llegar a dar unas prezziosas floress. Oss dejaré soloss.
Eberus se acercó después de mirar a Meraxes y a Gaegel, alzando una ceja mientras les sonreía.
Eberus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Por unos momentos, y luego de mis palabras, temía que Mera no fuera a aceptar, pero por lo visto a ella no tuvo ningún inconveniente. Incluso ella deseaba buscar algún sitio discreto ahora mismo. Pero la respuesta de Eberus lo descolocó un poco, pero cuando sus ojos verdes giraron para ver a nuestro nuevo invitado parecía tener un plan propio. No había que ser un genio para saber lo que aquel hombre tramaba, por lo que eso me hizo entrecerrar sus ojos.
Cuando el se acercó para tomar el colgante de Mera, abrí ligeramente la boca mientras que mi lengua acariciaba la parte superior derecha de mi dentadura. Había una sonrisa de picardía. Mientras Eberus hablaba, lo miraba de reojo para luego ver el rostro de Mera. Me causaba curiosidad que expresión tendría ante las intenciones del sujeto que acariciaba su colgante, el cual tenía intenciones de provocar que el deseo aumentara, y solo por el mero morbo decidí jugar el juego que él había planteado. La mano con la que rodeaba la cintura de Mera se dedicó a acariciar aquella área con la intención de que las acciones y actos de Eberus surtieran mayor efecto.
Acto seguido, nuestro nuevo acompañante le prestó atención a la rueda giratoria de la que hablaba Mera. Mis ojos se posaron aquella obra de arte mecánica. Aunque de pronto, esta comenzó a cambiar. Pareciera que se hubiese centrado en realizar solo dos movimientos, al principio un poco brusco, pero luego de manera más armoniosa y erótica, aquello no hizo sino que sonriera levemente. - Te doy toda la razón en ese comentario. - Dije contestando al comentario de Eberus sobre que era hipnótica. - Casi podría decirse que ha cobrado vida propia y ese par de amantes han decidido tomar las riendas de su propio placer.
En eso se volvió a acercar Madame Sizay para explicarnos un poco una pieza que no había visto previamente. Era un tronco de madera tallada donde había un par de amantes sentados mientras copulaban. La explicación de nuestra anfitriona le daba ese aire místico y erótico, por lo que miraba atentamente la pieza de arte, y cuando Madame Sizay se retiró, miré de reojo el elegante contoneo de nuestra anfitriona para luego ver el tronco. Cuando Eberus acortó la distancia que había entre el y nosotros dos sonreí levemente. - ¿Por qué no lo intentamos? Solo por curiosidad - Le dije a mis compañeros mientras sonreía de manera galante.
Cuando el se acercó para tomar el colgante de Mera, abrí ligeramente la boca mientras que mi lengua acariciaba la parte superior derecha de mi dentadura. Había una sonrisa de picardía. Mientras Eberus hablaba, lo miraba de reojo para luego ver el rostro de Mera. Me causaba curiosidad que expresión tendría ante las intenciones del sujeto que acariciaba su colgante, el cual tenía intenciones de provocar que el deseo aumentara, y solo por el mero morbo decidí jugar el juego que él había planteado. La mano con la que rodeaba la cintura de Mera se dedicó a acariciar aquella área con la intención de que las acciones y actos de Eberus surtieran mayor efecto.
Acto seguido, nuestro nuevo acompañante le prestó atención a la rueda giratoria de la que hablaba Mera. Mis ojos se posaron aquella obra de arte mecánica. Aunque de pronto, esta comenzó a cambiar. Pareciera que se hubiese centrado en realizar solo dos movimientos, al principio un poco brusco, pero luego de manera más armoniosa y erótica, aquello no hizo sino que sonriera levemente. - Te doy toda la razón en ese comentario. - Dije contestando al comentario de Eberus sobre que era hipnótica. - Casi podría decirse que ha cobrado vida propia y ese par de amantes han decidido tomar las riendas de su propio placer.
En eso se volvió a acercar Madame Sizay para explicarnos un poco una pieza que no había visto previamente. Era un tronco de madera tallada donde había un par de amantes sentados mientras copulaban. La explicación de nuestra anfitriona le daba ese aire místico y erótico, por lo que miraba atentamente la pieza de arte, y cuando Madame Sizay se retiró, miré de reojo el elegante contoneo de nuestra anfitriona para luego ver el tronco. Cuando Eberus acortó la distancia que había entre el y nosotros dos sonreí levemente. - ¿Por qué no lo intentamos? Solo por curiosidad - Le dije a mis compañeros mientras sonreía de manera galante.
Gaegel
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
La danza de la serpiente
Una música suave, de cadencia lenta y sinuosa, comienza a sonar en el interior de la tienda, uniéndose al ambiente cálido e invitante creado por tapices, cortinajes, aceites y fragancias.
La iluminación vuelve a cambiar, disminuyendo su intensidad y fragmentándose, como si viniera de focos diferentes. Se crea así un ambiente de luces y sombras en el que lo real se confunde con lo soñado, haciendo que la imaginación entre en escena.
Una nueva cortina se abre hacia otra sección de la tienda, donde varias figuras se mueven entre las sombras al compás de la música. Tres mujeres, cuya piel escamosa despide destellos allá donde le roza la tenue luz, ocupan el centro de la sala, concentradas en sus contoneantes movimientos.
A su alrededor, hombres y mujeres de diferentes procedencias y adornados con exóticos atuendos, acompañan la danza moviéndose sugerentemente entre los invitados a la tienda. De vez en cuando, una pluma, un velo o una prenda caen olvidados al suelo.
- ejemplo de la danza de la serpiente:
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Veo que algunos están disfrutando más que otros las eróticas sorpresas de la tienda de Madame Sizay. Para gustos, se hicieron los colores, como se suele decir.
Las obras de arte continúan en su sitio, pero el descenso en la iluminación dificultará su contemplación durante el resto del tema. También hace más fácil la búsqueda de un rinconcito discreto para los presentes, a medida que se van añadiendo estímulos al ambiente.
Pueden unirse a la danza o contentarse con mirar, aunque, si se quedan quietos como palos, seguro alguno de los bailarines se encargará de acercarse. Si se animan a presenciar el lento destape, pueden jugar a contar las prendas que van cayendo haciendo uso de la voluntad de los dioses (el dadito de 13, uno por post).
Si sienten que les sobra alguna pieza de ropa, no duden en librarse de ella. Ya la recuperarán por la mañana. La danza durará hasta el próximo 12 de octubre (incluído).
Fehu
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
El brujo se negó, o la verdad no tenía idea, ya era dificil pensar claramente con los olores, la vista, y ahora el toqueteo de Gaegel, y el de Eberus tras llevar su mano a mi collar. La piel se me erizaba más que nunca, quería saciar mis ganas.
Eberus sí que sabía como aumentar el calor, no sé cómo pero parecía que él mismo comenzó a manipular la rueda a que se me moviera como un bucle con un movimiento de caderas por parte de las escultura que solo hizo que mi deseo aumentara. Yo también quería hacer eso, ese vaivén que era la representación más exquisita del placer.
La mismísima Madame Sizay se acercó a nueva cuenta a nosotros, creo que notaba que disfrutábamos plenamente de aquel pintoresco lugar. Nos habló de una obra peculiar, a la que mi vista se fue y pues sí, claramente era toda una belleza y algo que me moría por hacer en ese momento. Por mero morbo, impulso y curiosidad me acerqué a la obra, quería comprobar sí era cierto aquello de las flores. Mi orbes violetas se clavaron, se mantuvieron un buen rato contemplando. No sé si se trataba de un truco o realmente estaba bastante ansiosa por recibir cierto tipo de atenciones, pero la dama serpiente tuvo razón, las flores brotaron como si la misma primavera estuviera naciendo en aquel tronco. Si eso no era una clara señal de lo que quería no sabía que más podía. ser.
Claro esta que el destino, o quizás la calculadora dueña de aquel lugar, parecía querer llevar al máximo los estímulos. La música, un melodía seductora, y las luces comenzaron a desvanecerse dejando apenas lo necesario para no quedar en penumbras. Una nueva cortina se abrió, tomé a mi par de acompañantes, de nuevo la necesidad de saber qué había allí me invadía, y si ellos querían seguir postergando las ganas para acumularlas, pues entonces accedería a esos caprichos.
Y que mejor que incitarlos más que ir con aquellos bailarines y unirse a su danza. Sonreí de medio lado ante la brillante idea que se me ocurrió. Me deshice de la armadura, imitaba de una manera un poco más torpe los movimientos de aquella sensual danza y avanzaba con un contoneo hacia el bailarín mas cercano. Una chica, una felina. Azabache, rasgos delicados, ojos rasgados, y una gracias natural en cada movimiento que era hipnótica.
- Pueden unirse... o solo mirar. - Incité, dejándome guiar ahora por la mujer que se encargaba de sacar lo mejor de mis movimientos con su gracia, sus prendas caían, las mías, eso no dependería de mí. Tal vez así esos dos podrían entender a lo que que quería llegar, ya a mi criterio no me importaba buscar un rincón, cualquier logar en esa carpa serviría, por ahora, disfrutaría lo que llegara.
Eberus sí que sabía como aumentar el calor, no sé cómo pero parecía que él mismo comenzó a manipular la rueda a que se me moviera como un bucle con un movimiento de caderas por parte de las escultura que solo hizo que mi deseo aumentara. Yo también quería hacer eso, ese vaivén que era la representación más exquisita del placer.
La mismísima Madame Sizay se acercó a nueva cuenta a nosotros, creo que notaba que disfrutábamos plenamente de aquel pintoresco lugar. Nos habló de una obra peculiar, a la que mi vista se fue y pues sí, claramente era toda una belleza y algo que me moría por hacer en ese momento. Por mero morbo, impulso y curiosidad me acerqué a la obra, quería comprobar sí era cierto aquello de las flores. Mi orbes violetas se clavaron, se mantuvieron un buen rato contemplando. No sé si se trataba de un truco o realmente estaba bastante ansiosa por recibir cierto tipo de atenciones, pero la dama serpiente tuvo razón, las flores brotaron como si la misma primavera estuviera naciendo en aquel tronco. Si eso no era una clara señal de lo que quería no sabía que más podía. ser.
Claro esta que el destino, o quizás la calculadora dueña de aquel lugar, parecía querer llevar al máximo los estímulos. La música, un melodía seductora, y las luces comenzaron a desvanecerse dejando apenas lo necesario para no quedar en penumbras. Una nueva cortina se abrió, tomé a mi par de acompañantes, de nuevo la necesidad de saber qué había allí me invadía, y si ellos querían seguir postergando las ganas para acumularlas, pues entonces accedería a esos caprichos.
Y que mejor que incitarlos más que ir con aquellos bailarines y unirse a su danza. Sonreí de medio lado ante la brillante idea que se me ocurrió. Me deshice de la armadura, imitaba de una manera un poco más torpe los movimientos de aquella sensual danza y avanzaba con un contoneo hacia el bailarín mas cercano. Una chica, una felina. Azabache, rasgos delicados, ojos rasgados, y una gracias natural en cada movimiento que era hipnótica.
- Pueden unirse... o solo mirar. - Incité, dejándome guiar ahora por la mujer que se encargaba de sacar lo mejor de mis movimientos con su gracia, sus prendas caían, las mías, eso no dependería de mí. Tal vez así esos dos podrían entender a lo que que quería llegar, ya a mi criterio no me importaba buscar un rincón, cualquier logar en esa carpa serviría, por ahora, disfrutaría lo que llegara.
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La bailarina
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- Armadura Ligera Normal [En el suelo]- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Desde luego que crecieron ramas, hojas y flores. Y tanto. Con el calor interno de aquellos tres se podría calentar un castillo entero. - ¿Qué os pasa por la cabeza? - preguntó Eberus viendo aquello, en un tono sugerente, dando a entender con su gesto que él sentía lo mismo que ellos, pero sin expresar lo mismo con sus palabras. Aunque su fuego interno estuviera tremendamente avivado, no tenía prisa alguna. Había tiempo para todo, y en ese todo entraban los "inocentes" preliminares.
Sin embargo, se le empezó a hacer más difícil el aguantar sus ganas cuando, aprovechando el cambio de ambiente y el nuevo espectáculo que se les presentó delante, Meraxes dejó ver un poco más sus majestuosas formas y se dispuso a moverlas de manera tentadora. Muy tentadora. - Por los Dioses. ¿Te unes a ella, Gaegel? Yo prefiero interactuar desde lejos. Si vas, pídele que te cuente al oído lo que le hago notar - le dijo mientras miraba hacia Meraxes con ojos de deseo, pues tenía un plan.
La vista de aquella mujer felina deshaciéndose de sus ropas mientras incitaba a moverse como ella a Meraxes le resultaba irresistible. - Tranquila, me uniré. Pero desde allí. Ahora lo entenderás - le dijo a la mujer dragona guiñándole un ojo mientras acariciaba su espalda con suavidad, antes de alejarse unos pasos hacia donde no había nadie bailando. Al acariciarla, el brujo había sentido crecer su excitación sobremanera. El movimiento que ya realizaba Meraxes con su danza se transmitió a la mano de Eberus, haciendo a su imaginación volar.
Allí quieto, apoyado en una pared, mientras miraba a Meraxes a los ojos con una sonrisa lasciva, comenzó a llevar a cabo sus ideas. Sus poderes como mentalista no solo le servían para engañar a sus enemigos y para hacer bromas pesadas. Sino también para generar placer con ilusiones táctiles.
Se dispuso entonces a hacerle sentir a Meraxes una suave caricia que bajaría desde su mandíbula, pasando por su cuello y bajando por su espalda hasta llegar a la parte trasera de su muslo. Rozando, por supuesto, todo lo que había por el camino. Por un momento, su heterosexualidad se vio confundida por la lujuria y pensó en hacer lo mismo con Gaegel, pero pensó que sería mejor no hacerle creer cosas que no son. ¿Qué pasaría si Gaegel, ese gran hombre, fuera devoto de los hombres y en el calor del momento le hiciera cosas no deseadas al brujo? - Nada, nada. Mejor no me meto ahí - pensó.
Sin embargo, no se podría negar ni a sí mismo que le excitaba la idea de generar tanto en Gaegel como en Meraxes un gran nivel de libido. Posteriormente, ese deseo se convertiría en una experiencia sensorial mucho más satisfactoria para los tres. Y por esa razón no se negaba a interactuar con él como había hecho con la última propuesta que le hizo, por ejemplo.
Mientras disfrutaba de su imaginación, que volaba en torno a Meraxes y las sensaciones que podría estar sintiendo a causa de ese roce ilusorio en su cuerpo, una bailarina se acercó a él viendo lo sólo que estaba.
- ¿No te aburres ahí, guapo? - le preguntó la mujer, que no parecía tener rasgos bestiales. Por los Dioses. Si Eberus la rechazara significaría que se había vuelto loco. Era una mujer espectacular.
- ¿Cuál es tu nombre, guapa?
- Me llamo Darsha - le dijo mientras danzaba en frente de él, moviendo la cadera en círculos sinuosos tremendamente hipnóticos. - ¿Vas a rechazar un baile conmigo?
- ¿Ni siquiera vas a preguntar mi nombre, Darsha? - le preguntó con picardía.
- Te lo voy a preguntar, claro, pero cuando estemos bailando... - Acercó su rostro al de Eberus y lo mantenía quieto, mientras seguía moviendo su cuerpo. - ... tú y yo.
Sin dejar de aprovechar la oportunidad para poner las manos en su cadera, tuvo que rechazar su oferta - Lo siento Darsha, aunque no lo parezca, ya estoy ocupado con alguien. Mira a esa mujer - le explicó, mientras generaba de nuevo en Meraxes una suave ilusión táctil, esta vez en su nuca, intentando provocar en ella un escalofrío. Luego, le provocó lo mismo a Darsha.
- Acabas de sentir lo mismo que ella. Además, digamos que... bailar no me gusta, y prefiero jugar de otras maneras.
- Uf, vaya... - dijo gratamente sorprendida, tras agitar la cabeza por el escalofrío. - Tienes que ser divertido en la cama, con esos trucos. Bueno, respeto tu decisión. Pero me ha gustado esa chica de la que hablas. Creo que me acercaré a ellos dos - dijo señalando con la mirada a Gaegel y Meraxes. - Yo prefiero divertirme desde distancias más cortas. Si cambias de idea, eres libre de unirte a nosotros - Luego, se alejó de Eberus tras acariciarle la mejilla sin detener su danza.
Darsha se dirigió entonces hacia Gaegel, Meraxes y la mujer felina con la que bailaban. Esta se había estado deshaciendo de alguna de sus prendas, y no era la única. Darsha, justo después de alejarse de Eberus, quizás para incitarle dejó caer su capa, dejando a la vista toda su parte posterior. - Si los Dioses existen y escuchan mis pensamientos, que hagan por favor que esta mujer acabe en la cama con nosotros esta noche - deseó en su cabeza.
Quién era Madame Sizay, y por qué los Dioses la habrían traído aquí para generar en Eberus, y en todos ellos, tal excitamiento con su Casa del Placer. Eso eran preguntas que se estaría haciendo el brujo de no ser por la neblina mental que suele cegar la razón de la persona extremadamente acalorada.
Mirara a donde mirara, veía a mujeres de gran atractivo que poco a poco iban soltando sus ropas al ritmo de su sensual danza, que a su vez iba al ritmo de la tentadora música de la carpa. También veía hombres, pero su atención los obviaba. Aunque, Eberus, por muchas mujeres que atrajeran su atención, tenía un trato implícito con la dragona y el licántropo. Ninguno de ellos tres lo había llegado a expresar, pero parecía que sabían cómo terminaría la noche para ellos. Y Eberus no pudo aguantar. Se separó de la pared en la que estaba apoyado y se acercó hacia los dos protagonistas de sus pensamientos.
- ¿Vosotros no tenéis calor? - les preguntó a Meraxes y Gaegel. - Parece que a ellas dos les sobra la ropa - Luego se acercó a Meraxes por detrás, y tras apartar su blanco pelo de su oreja le preguntó en un tono de voz más bajo. - ¿Te gustó lo que sentías? No es el único lugar en el que podría hacerlo - Quiso dejar a libre interpretación sus palabras. Mientras le decía esto, la rodeó con sus brazos, pasando las palmas de sus manos por su vientre, y deslizándolas hasta llevarlas a la zona superior de sus muslos, cerca de la ingle. Luego le guiñó un ojo a Gaegel, con una mirada que lo decía todo.
_______- Aviso: serpientes y erotismo:
- No he podido evitar recordar esta escena con este temazo cuando he leído la novedad. Lo dejo como inspiración y ambientación añadida al post de Fehu (aunque la forma de la música no sea exactamente medieval xD pero el fondo es el mismo)
Sin embargo, se le empezó a hacer más difícil el aguantar sus ganas cuando, aprovechando el cambio de ambiente y el nuevo espectáculo que se les presentó delante, Meraxes dejó ver un poco más sus majestuosas formas y se dispuso a moverlas de manera tentadora. Muy tentadora. - Por los Dioses. ¿Te unes a ella, Gaegel? Yo prefiero interactuar desde lejos. Si vas, pídele que te cuente al oído lo que le hago notar - le dijo mientras miraba hacia Meraxes con ojos de deseo, pues tenía un plan.
La vista de aquella mujer felina deshaciéndose de sus ropas mientras incitaba a moverse como ella a Meraxes le resultaba irresistible. - Tranquila, me uniré. Pero desde allí. Ahora lo entenderás - le dijo a la mujer dragona guiñándole un ojo mientras acariciaba su espalda con suavidad, antes de alejarse unos pasos hacia donde no había nadie bailando. Al acariciarla, el brujo había sentido crecer su excitación sobremanera. El movimiento que ya realizaba Meraxes con su danza se transmitió a la mano de Eberus, haciendo a su imaginación volar.
Allí quieto, apoyado en una pared, mientras miraba a Meraxes a los ojos con una sonrisa lasciva, comenzó a llevar a cabo sus ideas. Sus poderes como mentalista no solo le servían para engañar a sus enemigos y para hacer bromas pesadas. Sino también para generar placer con ilusiones táctiles.
Se dispuso entonces a hacerle sentir a Meraxes una suave caricia que bajaría desde su mandíbula, pasando por su cuello y bajando por su espalda hasta llegar a la parte trasera de su muslo. Rozando, por supuesto, todo lo que había por el camino. Por un momento, su heterosexualidad se vio confundida por la lujuria y pensó en hacer lo mismo con Gaegel, pero pensó que sería mejor no hacerle creer cosas que no son. ¿Qué pasaría si Gaegel, ese gran hombre, fuera devoto de los hombres y en el calor del momento le hiciera cosas no deseadas al brujo? - Nada, nada. Mejor no me meto ahí - pensó.
Sin embargo, no se podría negar ni a sí mismo que le excitaba la idea de generar tanto en Gaegel como en Meraxes un gran nivel de libido. Posteriormente, ese deseo se convertiría en una experiencia sensorial mucho más satisfactoria para los tres. Y por esa razón no se negaba a interactuar con él como había hecho con la última propuesta que le hizo, por ejemplo.
Mientras disfrutaba de su imaginación, que volaba en torno a Meraxes y las sensaciones que podría estar sintiendo a causa de ese roce ilusorio en su cuerpo, una bailarina se acercó a él viendo lo sólo que estaba.
- ¿No te aburres ahí, guapo? - le preguntó la mujer, que no parecía tener rasgos bestiales. Por los Dioses. Si Eberus la rechazara significaría que se había vuelto loco. Era una mujer espectacular.
- Bailarina:
- Aprovechando el recuerdo del spoiler anterior xD
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- ¿Cuál es tu nombre, guapa?
- Me llamo Darsha - le dijo mientras danzaba en frente de él, moviendo la cadera en círculos sinuosos tremendamente hipnóticos. - ¿Vas a rechazar un baile conmigo?
- ¿Ni siquiera vas a preguntar mi nombre, Darsha? - le preguntó con picardía.
- Te lo voy a preguntar, claro, pero cuando estemos bailando... - Acercó su rostro al de Eberus y lo mantenía quieto, mientras seguía moviendo su cuerpo. - ... tú y yo.
Sin dejar de aprovechar la oportunidad para poner las manos en su cadera, tuvo que rechazar su oferta - Lo siento Darsha, aunque no lo parezca, ya estoy ocupado con alguien. Mira a esa mujer - le explicó, mientras generaba de nuevo en Meraxes una suave ilusión táctil, esta vez en su nuca, intentando provocar en ella un escalofrío. Luego, le provocó lo mismo a Darsha.
- Acabas de sentir lo mismo que ella. Además, digamos que... bailar no me gusta, y prefiero jugar de otras maneras.
- Uf, vaya... - dijo gratamente sorprendida, tras agitar la cabeza por el escalofrío. - Tienes que ser divertido en la cama, con esos trucos. Bueno, respeto tu decisión. Pero me ha gustado esa chica de la que hablas. Creo que me acercaré a ellos dos - dijo señalando con la mirada a Gaegel y Meraxes. - Yo prefiero divertirme desde distancias más cortas. Si cambias de idea, eres libre de unirte a nosotros - Luego, se alejó de Eberus tras acariciarle la mejilla sin detener su danza.
Darsha se dirigió entonces hacia Gaegel, Meraxes y la mujer felina con la que bailaban. Esta se había estado deshaciendo de alguna de sus prendas, y no era la única. Darsha, justo después de alejarse de Eberus, quizás para incitarle dejó caer su capa, dejando a la vista toda su parte posterior. - Si los Dioses existen y escuchan mis pensamientos, que hagan por favor que esta mujer acabe en la cama con nosotros esta noche - deseó en su cabeza.
Quién era Madame Sizay, y por qué los Dioses la habrían traído aquí para generar en Eberus, y en todos ellos, tal excitamiento con su Casa del Placer. Eso eran preguntas que se estaría haciendo el brujo de no ser por la neblina mental que suele cegar la razón de la persona extremadamente acalorada.
Mirara a donde mirara, veía a mujeres de gran atractivo que poco a poco iban soltando sus ropas al ritmo de su sensual danza, que a su vez iba al ritmo de la tentadora música de la carpa. También veía hombres, pero su atención los obviaba. Aunque, Eberus, por muchas mujeres que atrajeran su atención, tenía un trato implícito con la dragona y el licántropo. Ninguno de ellos tres lo había llegado a expresar, pero parecía que sabían cómo terminaría la noche para ellos. Y Eberus no pudo aguantar. Se separó de la pared en la que estaba apoyado y se acercó hacia los dos protagonistas de sus pensamientos.
- ¿Vosotros no tenéis calor? - les preguntó a Meraxes y Gaegel. - Parece que a ellas dos les sobra la ropa - Luego se acercó a Meraxes por detrás, y tras apartar su blanco pelo de su oreja le preguntó en un tono de voz más bajo. - ¿Te gustó lo que sentías? No es el único lugar en el que podría hacerlo - Quiso dejar a libre interpretación sus palabras. Mientras le decía esto, la rodeó con sus brazos, pasando las palmas de sus manos por su vientre, y deslizándolas hasta llevarlas a la zona superior de sus muslos, cerca de la ingle. Luego le guiñó un ojo a Gaegel, con una mirada que lo decía todo.
OFF: Seguimos con el salseo Meraxes, Gaegel y yo, en la zona de bailes calenturientos. Tiro un dado además para que los siguientes sepáis cuántas prendas de los bailarines se han precipitado al suelo.
Eberus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
(No me funcionó la tirada ;_; así que aquí la hago)
Eberus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
El miembro 'Eberus' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Parecía que Mera al final se decidió por tocar el tronco que tenía aquella obra de arte de la sensualidad, y tal y como Madame Sizay había dicho previamente. De aquel tronco comenzaron a brotar flores, las cuales denotaban el gran deseo que mi acompañante estaba sintiendo en ese momento. No pude sino más que esbozar una amplia sonrisa de satisfacción al ver aquello. En eso nuestro acompañante en la carpa hizo un comentario, el cual me hizo verlo de reojo. - Un sin fin de cosas... - Dije sin más.
No pasó mucho tiempo cuando la iluminación de la carpa se hizo mucho más tenue. Las obras de arte ahora eran más difícil de contemplar. Seguramente nuestra anfitriona lo sabía, y ahora planeaba llevar la atención hacia otra zona de la carpa. En dicho lugar comenzaba a escucharse una música que estimulaba bastante los sentidos, que era imposible no sentir aquel deseo que invadía por completo el cuerpo.
Debo decir que me sorprendió un poco que ahora fuera Mera quien nos llevara a aquella zona, después de todo, previamente se le veía más dispuesta a iniciar con el "evento principal". Por lo que parecía ser que ella había preferido dejarse llevar por el rumbo que estaba tomando esta velada, haciendo que aquel evento sea aún más placentero. Una experiencia mucho más satisfactoria de la que habíamos concebido en un inicio, y eso no hacía más que encender mi propio deseo.
Fue Mera quien la que comenzó a bailar con una mujer gato de color negro que hiciera que ver aquel espectáculo que presenciaban mis ojos fuera mucho mejor de lo esperado. Las palabras de mi acompañante sobre unirnos me hicieron sonreír levemente. Era evidente que no me iba a conformar con solo mirar. Iba a participar de aquel grandioso espectáculo que mis ojos estaban apreciando. En eso escuché las palabras de Eberus, las cuales me confundieron por un momento, pero luego asentí levemente. Ese hombre era quien estaba dándole forma a la imagen que tenía en mi cabeza de la pintura erótica que había visto, por lo que le seguiría el juego.
Antes de acercarme a ellas, me encargué de quitarme mi armadura para solo quedar con mi ropa. Al estar cerca, la mujer gato me sonrió, por lo que le correspondí la sonrisa, e incluso me tomé la libertad de acariciar su mejilla por unos momentos para luego colocarme entre ellas, teniendo a Mera frente a mi y a la chica felina detrás mío. Una vez que Eberus se alejó, sonreí mirando a mi acompañante, tomándola de la cintura por un momento y susurrándole. - Quiero que me digas lo que sientes ahora... - Mi sonrisa se amplió un poco. - Lo que notas de Eberus en este momento. - No sabía lo que venía para ese momento pero si ese misterioso sujeto me había dado esa indicación ¿por qué no seguir la corriente?
Mientras bailaba junto con ese par de hermosas damas, podía notar cómo la mujer gato, así como el resto de bailarines se iban desprendiendo de sus ropas poco a poco. Dándole un toque más sensual a aquella danza en la que estábamos involucrados. No suficiente con ese par de féminas, otra bailarina más se acercó a nosotros. - ¿Les importaría si me uno también? - La miré de reojo y sonreí. - Seguro... Por mi está bien. - Le dije con una sonrisa pícara, la cual a ella le hizo esbozar una risa traviesa, comenzando a bailar también junto a nosotros.
El ambiente se tornaba más y más erótico conforme pasaba el tiempo. Y fue en ese momento cuando noté que Eberus estaba cerca de nosotros. Asentí levemente ante su pregunta sobre la temperatura. Una consecuencia a que el erotismo vaya aumentando es que, al mismo tiempo, la temperatura corporal también se elevaba. - Te doy la razón con eso... El calor va en aumento, y yo cada vez voy sintiendo que la ropa está estorbando cada vez más. - Dicho eso me quité la parte superior de mis ropas, dejando mi trabajado y velludo torso al aire, el cual, no perdieron el tiempo tanto la mujer gato como nuestra nueva invitada en tocar por unos momentos mientras continuaban su danza sensual. En eso escuché la pregunta que hizo nuestro acompañante a Mera, por lo que la observé a la mujer con gran expectativa de saber lo que diría, y sobre todo, por cómo lo diría.
OFF: Continuando con el baile grupal entre Meraxes, Eberus, y ese par de bellas bailarinas, arrojaré el dado para seguir desnudando al elenco de bailarines. (??)
No pasó mucho tiempo cuando la iluminación de la carpa se hizo mucho más tenue. Las obras de arte ahora eran más difícil de contemplar. Seguramente nuestra anfitriona lo sabía, y ahora planeaba llevar la atención hacia otra zona de la carpa. En dicho lugar comenzaba a escucharse una música que estimulaba bastante los sentidos, que era imposible no sentir aquel deseo que invadía por completo el cuerpo.
Debo decir que me sorprendió un poco que ahora fuera Mera quien nos llevara a aquella zona, después de todo, previamente se le veía más dispuesta a iniciar con el "evento principal". Por lo que parecía ser que ella había preferido dejarse llevar por el rumbo que estaba tomando esta velada, haciendo que aquel evento sea aún más placentero. Una experiencia mucho más satisfactoria de la que habíamos concebido en un inicio, y eso no hacía más que encender mi propio deseo.
Fue Mera quien la que comenzó a bailar con una mujer gato de color negro que hiciera que ver aquel espectáculo que presenciaban mis ojos fuera mucho mejor de lo esperado. Las palabras de mi acompañante sobre unirnos me hicieron sonreír levemente. Era evidente que no me iba a conformar con solo mirar. Iba a participar de aquel grandioso espectáculo que mis ojos estaban apreciando. En eso escuché las palabras de Eberus, las cuales me confundieron por un momento, pero luego asentí levemente. Ese hombre era quien estaba dándole forma a la imagen que tenía en mi cabeza de la pintura erótica que había visto, por lo que le seguiría el juego.
Antes de acercarme a ellas, me encargué de quitarme mi armadura para solo quedar con mi ropa. Al estar cerca, la mujer gato me sonrió, por lo que le correspondí la sonrisa, e incluso me tomé la libertad de acariciar su mejilla por unos momentos para luego colocarme entre ellas, teniendo a Mera frente a mi y a la chica felina detrás mío. Una vez que Eberus se alejó, sonreí mirando a mi acompañante, tomándola de la cintura por un momento y susurrándole. - Quiero que me digas lo que sientes ahora... - Mi sonrisa se amplió un poco. - Lo que notas de Eberus en este momento. - No sabía lo que venía para ese momento pero si ese misterioso sujeto me había dado esa indicación ¿por qué no seguir la corriente?
Mientras bailaba junto con ese par de hermosas damas, podía notar cómo la mujer gato, así como el resto de bailarines se iban desprendiendo de sus ropas poco a poco. Dándole un toque más sensual a aquella danza en la que estábamos involucrados. No suficiente con ese par de féminas, otra bailarina más se acercó a nosotros. - ¿Les importaría si me uno también? - La miré de reojo y sonreí. - Seguro... Por mi está bien. - Le dije con una sonrisa pícara, la cual a ella le hizo esbozar una risa traviesa, comenzando a bailar también junto a nosotros.
El ambiente se tornaba más y más erótico conforme pasaba el tiempo. Y fue en ese momento cuando noté que Eberus estaba cerca de nosotros. Asentí levemente ante su pregunta sobre la temperatura. Una consecuencia a que el erotismo vaya aumentando es que, al mismo tiempo, la temperatura corporal también se elevaba. - Te doy la razón con eso... El calor va en aumento, y yo cada vez voy sintiendo que la ropa está estorbando cada vez más. - Dicho eso me quité la parte superior de mis ropas, dejando mi trabajado y velludo torso al aire, el cual, no perdieron el tiempo tanto la mujer gato como nuestra nueva invitada en tocar por unos momentos mientras continuaban su danza sensual. En eso escuché la pregunta que hizo nuestro acompañante a Mera, por lo que la observé a la mujer con gran expectativa de saber lo que diría, y sobre todo, por cómo lo diría.
OFF: Continuando con el baile grupal entre Meraxes, Eberus, y ese par de bellas bailarinas, arrojaré el dado para seguir desnudando al elenco de bailarines. (??)
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Las cosas, para mi deleite, comenzaron a ponerse más interesantes. No solo el baile con aquella dama felina, cuyo ronroneo era constante, y por alguno razón sumamente excitante.
La invitación fue hecha, pero me sorprendió la respuesta primeramente del brujo, se había negado a participar. ¿Por qué? ¿Qué tramaba? No importaba, el solo hecho que me mirara del modo en que lo hacía ya bastaba, y a final de cuentas mis interrogantes no tardaron en ser respondidas por Gaegel quien se había puesto entre la felina y yo.
- Tienes un aroma intenso. (Rrrr) - ronroneó la mínima bailando alrededor de él.
Por mi parte comencé a sentir algo, algo intenso y que me hacía suspirar y exhalar gimoteos placenteros, como si una mano invisible estuviera recorriendo bajo mi ropa. Era fascinante, mi piel estaba demasiado sensible, por un momento cerré mis ojos para experimentar con más intensidad qué era aquello tan bueno. Gaegel, se acercó en aquel susurro que sólo me hizo mojar más - si eso era posible- las enaguas.
La causa de aquello era Eberus a los lejos y Gaegel lo sabía. Mi respiración se notaba agitada, pero eso no me detuvo a responder y ceder a sus caprichos. - S...siento que me quema allí donde acaricia... - Suavemente tomé su mano y lo guiaba por sobre la ropa según la zona que describía. - Un cosquilleo de placer me recorre el pecho, y desciende hasta mi sexualidad. - Hablaba entre suspiros, cómo no hacerlo si habían tantos estímulos.
Mi vista se detuvo un momento en Eberus, con la mirada lo llamaba a gritos a unirse. Saltó a nueva cuenta a Gaegel, dispuesta a devorarlo allí mismo una nueva chica se integró. - Bienvenida, cariño. - Respondí sintiendo el cálido tacto de sus manos. Era una mujer hermosa, y aunque a mí particularmente prefería la compañía masculina, nunca me negaba de vez en cuando a expandir mis horizontes. Solo una mujer sabía cómo tocar a una.
Ya yo sentía que la ropa comenzaba a estorbarme, cosa que seguro la dama infirió, porque sentía como el corsé estaba más flojo y en un momento en que en medio de su hipnótico andar se agachó, la cinta de mis botas también, estás ultimas fueron las prendas que dejé ir primero, no quería tropezarme.
Con la joven detrás y Gaegel en frente decidí acortar la distancia entre ambos y agacharme un poco mientras mis manos - algo inquietas- subían y bajaban por su torso a fin de aflojar su camisa. Fue una grata sorpresa para mí, que a mis espaldas, mientras aún estaba agachada, dejé de sentir el bamboleo de la chica para escuchar con aquel aire cálido en mis oídos la voz y el aliento chocante de Eberus.
Un escalofrío, del bueno, recorrió mi espalda. Sonreí y me mordí el labio. - Entonces muéstrame lo que tienes. - Le respondí con sensualidad. - Ambos... los quiero a ambos. - Agregué, aunque si las chicas querían unirse eran más que bienvenidas. - Entonces... ¿Quién de ustedes quiere el placer de quitarme la ropa? - Sugerí con picardía. ¿Ellos tomarían la iniciativa o serían las bailarinas que se encargarían?
La invitación fue hecha, pero me sorprendió la respuesta primeramente del brujo, se había negado a participar. ¿Por qué? ¿Qué tramaba? No importaba, el solo hecho que me mirara del modo en que lo hacía ya bastaba, y a final de cuentas mis interrogantes no tardaron en ser respondidas por Gaegel quien se había puesto entre la felina y yo.
- Tienes un aroma intenso. (Rrrr) - ronroneó la mínima bailando alrededor de él.
Por mi parte comencé a sentir algo, algo intenso y que me hacía suspirar y exhalar gimoteos placenteros, como si una mano invisible estuviera recorriendo bajo mi ropa. Era fascinante, mi piel estaba demasiado sensible, por un momento cerré mis ojos para experimentar con más intensidad qué era aquello tan bueno. Gaegel, se acercó en aquel susurro que sólo me hizo mojar más - si eso era posible- las enaguas.
La causa de aquello era Eberus a los lejos y Gaegel lo sabía. Mi respiración se notaba agitada, pero eso no me detuvo a responder y ceder a sus caprichos. - S...siento que me quema allí donde acaricia... - Suavemente tomé su mano y lo guiaba por sobre la ropa según la zona que describía. - Un cosquilleo de placer me recorre el pecho, y desciende hasta mi sexualidad. - Hablaba entre suspiros, cómo no hacerlo si habían tantos estímulos.
Mi vista se detuvo un momento en Eberus, con la mirada lo llamaba a gritos a unirse. Saltó a nueva cuenta a Gaegel, dispuesta a devorarlo allí mismo una nueva chica se integró. - Bienvenida, cariño. - Respondí sintiendo el cálido tacto de sus manos. Era una mujer hermosa, y aunque a mí particularmente prefería la compañía masculina, nunca me negaba de vez en cuando a expandir mis horizontes. Solo una mujer sabía cómo tocar a una.
Ya yo sentía que la ropa comenzaba a estorbarme, cosa que seguro la dama infirió, porque sentía como el corsé estaba más flojo y en un momento en que en medio de su hipnótico andar se agachó, la cinta de mis botas también, estás ultimas fueron las prendas que dejé ir primero, no quería tropezarme.
Con la joven detrás y Gaegel en frente decidí acortar la distancia entre ambos y agacharme un poco mientras mis manos - algo inquietas- subían y bajaban por su torso a fin de aflojar su camisa. Fue una grata sorpresa para mí, que a mis espaldas, mientras aún estaba agachada, dejé de sentir el bamboleo de la chica para escuchar con aquel aire cálido en mis oídos la voz y el aliento chocante de Eberus.
Un escalofrío, del bueno, recorrió mi espalda. Sonreí y me mordí el labio. - Entonces muéstrame lo que tienes. - Le respondí con sensualidad. - Ambos... los quiero a ambos. - Agregué, aunque si las chicas querían unirse eran más que bienvenidas. - Entonces... ¿Quién de ustedes quiere el placer de quitarme la ropa? - Sugerí con picardía. ¿Ellos tomarían la iniciativa o serían las bailarinas que se encargarían?
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Tras toparse con la escultura humana, la misma empezó a gemir, avivando aún más el ambiente. El bochorno de haber tropezado había avergonzado profundamente a Dante que tratando de pasar desapercibido, se alejó de la muestra de arte. Siguiendo la música que poco a poco subía, el humano llegó a la presentación de un grupo de bailarinas que con movimientos abdominales y pélvicos captaban la atención de los observadores.
Hipnotizado por el ambiente, Dante quedó ojiplático viendo las bailarinas en su danza que despertaba en él un calor interno que poco a poco se hacía más evidente. Las prendas caían mientras el humano seguía absorto por la música, la fragancia, la tenue luz que con sombras acentuaban los rasgos de los cuerpos de las bailarinas.
No era el único viendo el espectáculo, al parecer un grupo de sujetos, e inclusive un tipo mayor, parecían prepararse para iniciar una especie de orgía. La multitud incomodaba a Dante, pero aquella danza captaba la atención del humano, que no podía retirar su mirada de aquellas caderas que se movían con sensualidad.
En la cabeza de Dante, él se imaginaba a la mujer que había visto en la arena de combate imitando aquellas posiciones. Obnubilado por la representación mental de la mujer cuervo, sentía como su excitación aumentaba significativamente al punto de sentir como su frente empezaba a sudar levemente.
Un toque sacó abruptamente al humano de su ensoñación, una mujer se había acercado y con sutileza sorteando las aperturas de su gruesa vestimenta, ahora tomaba por el brazo metálico a Dante.
Veo que estás tenso, aquellos se divierten bastante, y yo estoy aquí para que tú también te diviertas. – Dijo con un tono de voz que acentuaba la provocación y la seducción, dejando evidente la intención de aquella dama.
Yo…
Tranquilo, ven… - la mujer haló por el brazo con suavidad a Dante para que la siguiera. Sorteando algunas cortinas llegaron a un sitio apartado donde en el suelo un colchón de flores y telas finas eran iluminadas por algunas velas aromáticas que embriagaban los sentidos.
La dama de cabello platinado y piel morena retiró la capa del humano para arrojarla a un a lado, dejando su brazo metálico expuesto, a lo que comentó – Tranquilo, si quieres puedo buscar alguna chica que sea diferente, así como tú… - Su comentario le pareció ofensivo, pero la presión en su pantalón priorizaba sentir otras cosas que detenerse en tal nimiedad.
La dama con sutileza se arrodilló sobre el colchón de pétalos y se aproximó a él mientras con sus manos tomaba los muslos de Dante haciendo que en sus pantalones se marcara una silueta, provocando que pícaramente ella sonriera. Con delicadeza ella desabotonó la vestimenta y bajó las telas haciendo que quedará expuesto el miembro erecto de Dante.
Uy… - comentó mirándolo a los ojos, tomándole el miembro con suavidad y acariciándolo en un movimiento masturbatorio delicado.
La joven sacó la lengua y lamió desde la base hasta la punta, causando en el hombre escalofríos tras el recorrido. Luego abrió la boca y nuevamente se dispuso a acercarse hasta que…
No… - sentenció el humano colocando su mano sobre la frente de la dama deteniéndola.
¿Disculpa?, ¿hice algo mal?
No eres tú, es que… - comentó mientras nuevamente se subía sus pantalones y se acercaba a recoger su capa para colocarla toscamente sobre sus hombros. Ante la situación, Madame Sizay apareció por las cortinas, seguramente percatándose con sus sentidos de lo que ocurría.
¿Ocurre algo cariño zzzzz? – dijo serpenteando con su lengua al final de la frase.
Dante se acercó a la mujer para que, con un tono de voz bajo, explicarle su incomodidad cerca de sus oídos.
Creí que sería un buen plan venir aquí, distraerme y poder relajarme, pero desde que llegué solo pienso en una cosa, en una persona. Madame creo que estoy enamorado y no puedo seguir aquí… debo encontrar a aquella dama…
Los ojos de la mujer reptil se abrieron y un tenue rubor pareció cambiar el color de las escamas en su mejilla. - Ve dulzzura, lucha por el amor. Oh, yo también estuve enamorada en mis años dorados, y cambiaria cada gemido, cada orgasmo por volver a acostarme y sentir la calidez de aquella persona… - comentó con melancolía mientras abría el paso por las cortinas señalando el camino a tomar para salir de la casa de los deseos.
El humano salió de la casa de los deseos con la capa sobre sus hombros mientras la sujetaba con su brazo metálico, ya tendría tiempo para acomodarla correctamente, pero parte de él quería que su brazo fuera visto, el comentario de la mujer le había incomodado y sentía la necesidad de dar cuentas en esa feria que incluso siendo distinto habría que ser orgulloso, aunque no de la forma que profesa el orgullo Zagreus…
______________________________________
Off
Hasta aquí mi participación en este lado del evento, resulta que ganó el amor (¿?)
Hipnotizado por el ambiente, Dante quedó ojiplático viendo las bailarinas en su danza que despertaba en él un calor interno que poco a poco se hacía más evidente. Las prendas caían mientras el humano seguía absorto por la música, la fragancia, la tenue luz que con sombras acentuaban los rasgos de los cuerpos de las bailarinas.
No era el único viendo el espectáculo, al parecer un grupo de sujetos, e inclusive un tipo mayor, parecían prepararse para iniciar una especie de orgía. La multitud incomodaba a Dante, pero aquella danza captaba la atención del humano, que no podía retirar su mirada de aquellas caderas que se movían con sensualidad.
En la cabeza de Dante, él se imaginaba a la mujer que había visto en la arena de combate imitando aquellas posiciones. Obnubilado por la representación mental de la mujer cuervo, sentía como su excitación aumentaba significativamente al punto de sentir como su frente empezaba a sudar levemente.
Un toque sacó abruptamente al humano de su ensoñación, una mujer se había acercado y con sutileza sorteando las aperturas de su gruesa vestimenta, ahora tomaba por el brazo metálico a Dante.
Veo que estás tenso, aquellos se divierten bastante, y yo estoy aquí para que tú también te diviertas. – Dijo con un tono de voz que acentuaba la provocación y la seducción, dejando evidente la intención de aquella dama.
Yo…
Tranquilo, ven… - la mujer haló por el brazo con suavidad a Dante para que la siguiera. Sorteando algunas cortinas llegaron a un sitio apartado donde en el suelo un colchón de flores y telas finas eran iluminadas por algunas velas aromáticas que embriagaban los sentidos.
La dama de cabello platinado y piel morena retiró la capa del humano para arrojarla a un a lado, dejando su brazo metálico expuesto, a lo que comentó – Tranquilo, si quieres puedo buscar alguna chica que sea diferente, así como tú… - Su comentario le pareció ofensivo, pero la presión en su pantalón priorizaba sentir otras cosas que detenerse en tal nimiedad.
La dama con sutileza se arrodilló sobre el colchón de pétalos y se aproximó a él mientras con sus manos tomaba los muslos de Dante haciendo que en sus pantalones se marcara una silueta, provocando que pícaramente ella sonriera. Con delicadeza ella desabotonó la vestimenta y bajó las telas haciendo que quedará expuesto el miembro erecto de Dante.
Uy… - comentó mirándolo a los ojos, tomándole el miembro con suavidad y acariciándolo en un movimiento masturbatorio delicado.
La joven sacó la lengua y lamió desde la base hasta la punta, causando en el hombre escalofríos tras el recorrido. Luego abrió la boca y nuevamente se dispuso a acercarse hasta que…
No… - sentenció el humano colocando su mano sobre la frente de la dama deteniéndola.
¿Disculpa?, ¿hice algo mal?
No eres tú, es que… - comentó mientras nuevamente se subía sus pantalones y se acercaba a recoger su capa para colocarla toscamente sobre sus hombros. Ante la situación, Madame Sizay apareció por las cortinas, seguramente percatándose con sus sentidos de lo que ocurría.
¿Ocurre algo cariño zzzzz? – dijo serpenteando con su lengua al final de la frase.
Dante se acercó a la mujer para que, con un tono de voz bajo, explicarle su incomodidad cerca de sus oídos.
Creí que sería un buen plan venir aquí, distraerme y poder relajarme, pero desde que llegué solo pienso en una cosa, en una persona. Madame creo que estoy enamorado y no puedo seguir aquí… debo encontrar a aquella dama…
Los ojos de la mujer reptil se abrieron y un tenue rubor pareció cambiar el color de las escamas en su mejilla. - Ve dulzzura, lucha por el amor. Oh, yo también estuve enamorada en mis años dorados, y cambiaria cada gemido, cada orgasmo por volver a acostarme y sentir la calidez de aquella persona… - comentó con melancolía mientras abría el paso por las cortinas señalando el camino a tomar para salir de la casa de los deseos.
El humano salió de la casa de los deseos con la capa sobre sus hombros mientras la sujetaba con su brazo metálico, ya tendría tiempo para acomodarla correctamente, pero parte de él quería que su brazo fuera visto, el comentario de la mujer le había incomodado y sentía la necesidad de dar cuentas en esa feria que incluso siendo distinto habría que ser orgulloso, aunque no de la forma que profesa el orgullo Zagreus…
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Hasta aquí mi participación en este lado del evento, resulta que ganó el amor (¿?)
Zagreus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
El miembro 'Sein Isånd' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Si hay una cosa que no hace falta aclarar es, desde luego, que Eberus disfrutaba sobremanera de los preliminares. Benditas pasiones, y qué complejas y placenteras pueden llegar a ser, cuando en un principio el objetivo es uno, simple y concreto. Y bendita la imaginación, que permitía extender dichos objetivos puntuales en todo un plano de posibilidades.
Incluso estando detrás de Meraxes, Eberus pudo fijarse en que, al deshacerse de su corsé, sus pechos habían adquirido un mayor grado de libertad. Escasas eran las telas que ahora los separaban del tacto de unas manos ajenas. - Pues, mira a tu alrededor. Todo el mundo se está deshaciendo de sus ropas. Si no nos damos prisa, serás la única vestida en la carpa. Permíteme que te libre de esa vergüenza - le dijo en un tono suave, cerca de su oído. Luego, mientras ella trataba de desnudar a Gaegel, él procuró no quedarse atrás. Las manos que tenía en la cima de los muslos de Meraxes, las deslizó gentilmente hacia arriba, metiéndolas entre su camisa y su vientre desnudo para levantarle la camisa, mientras acariciaba su piel disfrutando de su suave tacto.
Mientras más subía las manos, más subía la camisa. Y más cerca estaba de llegar a tocar los pechos de Meraxes. Finalmente, sus manos se encontraron con estos, y Eberus no pudo evitar hacer una pausa en su subida para detenerse durante unos instantes ahí. Incluso por encima del sostén, pudo sentir que sus pezones no se escondían. Comenzó, entonces, a manosear sus senos con firmeza, pero también con suavidad. Sus manos viajaban solas, guiadas por las más profundas pasiones, convirtiéndose él en un simple siervo de sus impulsos. Impulsos que le invitaban a acercar su cuerpo al de Meraxes cada vez más, mientras un bulto comenzaba a hacerse cada vez más grande en su pantalón.
- Gaegel, chicas, ¿nos ayudáis? Creo que se me han enganchado las manos con su ropa interior - sugirió para generar interacción, bromeando con los motivos del detenimiento de sus manos.
La mujer-felina y Darsha se habían desnudado casi al completo. Sus bustos descubiertos hacían gala de sus maravillosas formas, que adornaban con gran belleza la danza que continuaban llevando a cabo. Comenzaron, entonces, a acercar sus manos hacia el torso de Meraxes. - *Rrrr* Tu vientre al descubierto es un regalo para mis ojos - susurró a Meraxes de manera sugerente, ronroneando cerca de su rostro. - Y para mis manos - completó Darsha. Luego, sacaron finalmente la camisa de Meraxes, y la dejaron caer en el suelo.
Eberus decidió en ese momento apartar sus manos de los pechos de Meraxes. Se mordía el labio pensando en lo rápido que le gustaría llevar de nuevo sus manos a donde estaban. Pero pensó que quizás ahora decidiría unirse a la tendencia de desnudos que había presente en la carpa, y no quería que sus manos entorpecieran aquello. - Bien, ahora, con diferencia, soy el que más ropas lleva encima. ¿Qué proponéis? - preguntó con deseo en su gesto, haciendo que la pregunta sirviera como sugerencia.
La túnica ya le pesaba, pues retenía todo el calor que estaba generando su cuerpo. Y bajo ella, su camisa y sus pantalones también empezaban a sobrarle. Pero quiso continuar con la dinámica de ser desnudado por otras... u otros. No rechazaría a Gaegel si decidiera ayudar a las chicas a deshacerle de sus telas. Eso sí, si Gaegel decidiera ponerse delante de él, Eberus procuraría girarse, pues prefería que si su creciente bulto contactase con alguien, lo hiciera con alguna de ellas tres. Especialmente con Meraxes.
______Incluso estando detrás de Meraxes, Eberus pudo fijarse en que, al deshacerse de su corsé, sus pechos habían adquirido un mayor grado de libertad. Escasas eran las telas que ahora los separaban del tacto de unas manos ajenas. - Pues, mira a tu alrededor. Todo el mundo se está deshaciendo de sus ropas. Si no nos damos prisa, serás la única vestida en la carpa. Permíteme que te libre de esa vergüenza - le dijo en un tono suave, cerca de su oído. Luego, mientras ella trataba de desnudar a Gaegel, él procuró no quedarse atrás. Las manos que tenía en la cima de los muslos de Meraxes, las deslizó gentilmente hacia arriba, metiéndolas entre su camisa y su vientre desnudo para levantarle la camisa, mientras acariciaba su piel disfrutando de su suave tacto.
Mientras más subía las manos, más subía la camisa. Y más cerca estaba de llegar a tocar los pechos de Meraxes. Finalmente, sus manos se encontraron con estos, y Eberus no pudo evitar hacer una pausa en su subida para detenerse durante unos instantes ahí. Incluso por encima del sostén, pudo sentir que sus pezones no se escondían. Comenzó, entonces, a manosear sus senos con firmeza, pero también con suavidad. Sus manos viajaban solas, guiadas por las más profundas pasiones, convirtiéndose él en un simple siervo de sus impulsos. Impulsos que le invitaban a acercar su cuerpo al de Meraxes cada vez más, mientras un bulto comenzaba a hacerse cada vez más grande en su pantalón.
- Gaegel, chicas, ¿nos ayudáis? Creo que se me han enganchado las manos con su ropa interior - sugirió para generar interacción, bromeando con los motivos del detenimiento de sus manos.
La mujer-felina y Darsha se habían desnudado casi al completo. Sus bustos descubiertos hacían gala de sus maravillosas formas, que adornaban con gran belleza la danza que continuaban llevando a cabo. Comenzaron, entonces, a acercar sus manos hacia el torso de Meraxes. - *Rrrr* Tu vientre al descubierto es un regalo para mis ojos - susurró a Meraxes de manera sugerente, ronroneando cerca de su rostro. - Y para mis manos - completó Darsha. Luego, sacaron finalmente la camisa de Meraxes, y la dejaron caer en el suelo.
Eberus decidió en ese momento apartar sus manos de los pechos de Meraxes. Se mordía el labio pensando en lo rápido que le gustaría llevar de nuevo sus manos a donde estaban. Pero pensó que quizás ahora decidiría unirse a la tendencia de desnudos que había presente en la carpa, y no quería que sus manos entorpecieran aquello. - Bien, ahora, con diferencia, soy el que más ropas lleva encima. ¿Qué proponéis? - preguntó con deseo en su gesto, haciendo que la pregunta sirviera como sugerencia.
La túnica ya le pesaba, pues retenía todo el calor que estaba generando su cuerpo. Y bajo ella, su camisa y sus pantalones también empezaban a sobrarle. Pero quiso continuar con la dinámica de ser desnudado por otras... u otros. No rechazaría a Gaegel si decidiera ayudar a las chicas a deshacerle de sus telas. Eso sí, si Gaegel decidiera ponerse delante de él, Eberus procuraría girarse, pues prefería que si su creciente bulto contactase con alguien, lo hiciera con alguna de ellas tres. Especialmente con Meraxes.
OFF: Continuamos con el salseo Meraxes, Gaegel y yo, hasta el infinito y más allá. Y tiro de nuevo el dado por si queda aún alguna prenda por soltar xD
Por un despiste, la tirada está encima de este post, a nombre de Sein
Eberus
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
No lo iba a negar. Estar entre Meraxes y la mujer gato era una experiencia muy excitante, eso no lo podía negar en lo más mínimo. En eso escuché a la felina azabache, por lo que sonreí levemente. - ¿Sí?... ¿Te gusta? - Le dije con una sonrisa pícara mientras la miraba de reojo. El ambiente comenzaba a subir de intensidad. Y con lo que me pidió que le preguntara Eberus lo único que haría sería aumentar esa intensidad aún más.
Miraba fijamente a la rubia, mientras ella comenzaba a describir las sensaciones que tenía. Incluso tomó una de mis manos para acariciar donde ella parecía que Eberus lo hacía. Me resultaba curioso cómo ese hombre acariciaba desde la lejanía a Mera, pero cuidando en todo momento no tocar en zonas demasiado erógenas. Me hacía comprender lo que ese sujeto buscaba. Mientras la escuchaba me mordí levemente el labio inferior. - [color=green]Pues disfrútalo... Porque te aseguro que cuando llegue el momento, será muy placentero.
De un momento a otro, Mera se acercó y comenzó a aflojar mi ropa, lo cual agradecía, ya que eso haría que quitármela fuese una tarea más sencilla. A este punto, y con la situación como estaba, la ropa ahora era un peso extra. Las bailarinas, tanto la mujer gato, como la otra que se había integrado estaban ya prácticamente desnudas. Aunque en ese momento, y antes de quitarme las prendas, noté como Eberus ya se había acercado, y era el quien estaba en proceso de quitarle la blusa a Mera, acto que estaba apreciando claramente debido a la zona privilegiada en la que me encontraba.
Al mismo tiempo que esto pasaba, con agilidad me quité mis botas sin apartar mi vista de ese par. Parecía que Eberus tuvo un contratiempo en su objetivo, por lo que al escucharlo decir que estaba enganchado me hizo esbozar una sonrisa traviesa. Pero las bailarinas fueron en socorro de la situación, ayudando a que Mera terminara sin su blusa. Para ese momento yo aproveché para terminar de aflojar mi pantalón y por inercia este cayó al suelo y lo hice a un lado, quedando solamente en mi ropa interior.
Eberus ahora era el que más prendas tenía ahora. Y al escuchar su comentario reí levemente. - Yo me encargo de la túnica. - Le dije para tomarme la libertad de quitarle la túnica y dejarla caer a un lado de el. Luego de eso miré de reojo a nuestro acompañante. - Dejaré que ellas se encarguen de lo demás. Imagino que lo disfrutarás aún más. - Le dije dándole unas palmadas en su hombro y luego miré a las bailarinas y a Mera. - Tienen mucha tarea pendiente por aquí. - Y tras decir esas palabras, las bailarinas comenzaron a acariciar tanto el torso y la espalda de Eberus por debajo de la camisa para comenzar a levantarla mientras yo apreciaba aquella escena con una sonrisa pícara.
OFF: Entramos en la recta final de la desnudación con Meraxes, Eberus y las bailarinas. Tiraré dado para probar suerte.
Miraba fijamente a la rubia, mientras ella comenzaba a describir las sensaciones que tenía. Incluso tomó una de mis manos para acariciar donde ella parecía que Eberus lo hacía. Me resultaba curioso cómo ese hombre acariciaba desde la lejanía a Mera, pero cuidando en todo momento no tocar en zonas demasiado erógenas. Me hacía comprender lo que ese sujeto buscaba. Mientras la escuchaba me mordí levemente el labio inferior. - [color=green]Pues disfrútalo... Porque te aseguro que cuando llegue el momento, será muy placentero.
De un momento a otro, Mera se acercó y comenzó a aflojar mi ropa, lo cual agradecía, ya que eso haría que quitármela fuese una tarea más sencilla. A este punto, y con la situación como estaba, la ropa ahora era un peso extra. Las bailarinas, tanto la mujer gato, como la otra que se había integrado estaban ya prácticamente desnudas. Aunque en ese momento, y antes de quitarme las prendas, noté como Eberus ya se había acercado, y era el quien estaba en proceso de quitarle la blusa a Mera, acto que estaba apreciando claramente debido a la zona privilegiada en la que me encontraba.
Al mismo tiempo que esto pasaba, con agilidad me quité mis botas sin apartar mi vista de ese par. Parecía que Eberus tuvo un contratiempo en su objetivo, por lo que al escucharlo decir que estaba enganchado me hizo esbozar una sonrisa traviesa. Pero las bailarinas fueron en socorro de la situación, ayudando a que Mera terminara sin su blusa. Para ese momento yo aproveché para terminar de aflojar mi pantalón y por inercia este cayó al suelo y lo hice a un lado, quedando solamente en mi ropa interior.
Eberus ahora era el que más prendas tenía ahora. Y al escuchar su comentario reí levemente. - Yo me encargo de la túnica. - Le dije para tomarme la libertad de quitarle la túnica y dejarla caer a un lado de el. Luego de eso miré de reojo a nuestro acompañante. - Dejaré que ellas se encarguen de lo demás. Imagino que lo disfrutarás aún más. - Le dije dándole unas palmadas en su hombro y luego miré a las bailarinas y a Mera. - Tienen mucha tarea pendiente por aquí. - Y tras decir esas palabras, las bailarinas comenzaron a acariciar tanto el torso y la espalda de Eberus por debajo de la camisa para comenzar a levantarla mientras yo apreciaba aquella escena con una sonrisa pícara.
OFF: Entramos en la recta final de la desnudación con Meraxes, Eberus y las bailarinas. Tiraré dado para probar suerte.
Gaegel
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Masaje chispeante
El calor es intenso en la tienda y las prendas no tardan en resbalar de unos cuerpos cuya piel ya buscan la libertad de fundirse con otra sin obstáculos.
A medida que el volumen de la música va descendiendo, la iluminación se asienta poco a poco en una penumbra de tonos cálidos cuyo suave titilar recuerda a la luz de las velas, aunque ninguna pueda verse en el entorno. Una nueva cortina se abre, ampliando el espacio. A un lado, queda un suelo cubierto de prendas olvidadas, al otro, espera otro suelo tapizado de alfombras de cálida piel. Mientras grupos y parejas eligen su lugar, Madame Sizay se desliza entre los cuerpos con su andar contoneante, repartiendo frascos de aceites de diferentes colores y aromas.
—El massaje ess uno de loss máss plazzenteross regaloss que puede darsse a otra perssona —casi susurra con su voz acariciante—. Relájensse, queridoss, entrégensse al plazzer. Con Madame Ssizzay, ssiempre esstarán a ssalvo.
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Están haciendo que hasta el dado se caliente, casi no puedo creer los números tan altos que han salido. Si tenían prisa por llegar a las manos, bueno, ha llegado el momento.
Tienen libertad para ser quienes dan o reciben el masaje, o ambos. O ninguno si es que ya no se aguantan las ganas. Pero no va a ser todo tan simple. Si deciden participar del masaje, deberán lanzar una runa para ver qué botellita de aceite divino les ha tocado en suerte.
Si sale runa mala o muy mala, no se apuren, no será pica-pica ni nada turbio. Al contacto y fricción con la piel, el aceite se enfriará y calentará alternativamente, provocando un contraste frío/calor a medida que avance el masaje.
Si sale runa buena o muy buena, el aceite dejará una “impresión fantasma” de las manos del masajista, dando la sensación de que más manos se unen al masaje a medida que éste se desplaza por el cuerpo a masajear.
Si sale runa neutra, ustedes se inventan el efecto.
La hora del masaje durará hasta el día 17 de octubre (incluido). Si se prueba otra botella, se lanzará una nueva runa. Dejo a su elección si los efectos se solapan o la nueva botella anula el efecto de la anterior.
Última edición por Fehu el Mar 18 Oct 2022, 12:30, editado 1 vez
Fehu
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Re: La Feria del Orgullo Bestial: La casa del placer [Evento Social +18]
Mi juicio era cada vez más incontrolable, sólo quería sacar mis instintos más primitivos y montarme sobre uno de ellos a satisfacer mis ganas, aunque por otro lado, cada gesto, cada caricia, cada cortejo previo al actor carnal era sumamente excitante.
Eberus sabía que decir y dónde tocar, mis suspiros de placer denotaban esa satisfacción, ese gusto, cosquilleo y calor que me provocaba el recorrido de sus manos.
Por otro lado, renuente a cerrar mis ojos, apreciaba la obra divina del cuerpo perfectamente moldeado de Gaegel y el bulto de entre sus piernas una vez se deshizo de su ropa.
De un momento a otro las bailarinas, ante la sugerencia de Eberus, terminaron de despojarme de todo lo que llevaba encima, a excepción del collar zafiro de mi cuello. Mi tez blanca, suave y sobre todo caliente ya estaba a merced y vista de nuestro pequeño y fogoso grupo.
Fui tan dócil como lo meritaba la situación, pero francamente era de las que prefería llevar la iniciativa. Ya Gaegel estaba desnudo, o bueno, sólo le faltaban sus calzones. Eberus llevaba más cosas encima, por lo que me reincorporé y girándome para quedar en frente de él, con su cara justo en la altura adecuada para que mi inquieto pecho sintiera el calor de su aliento - y esperaba que algo más - .
- Ahora es tu turno, brujo picarón. - Sonreí con notable lujuria luego de su comentario. Miré con complicidad a las chicas, Gaegel ya se había encargado de quitarle la capa, pero había mucho más de lo que encargarse.
Ambas se encargaron de la parte de abajo, yo, por mi parte, resistiendo la tentación de no rasgarle la ropa allí mismo - aunque bien podría remendarla - los despojé de su camisa. Todo cayó dónde tenía que caer, y entre manoseos y caricias, cuando pensaba que ya empezaría lo bueno hubo un cambio...
La música bajó su volumen y la iluminación de pronto se volvió tan cálida, que gracias a los dioses ya estábamos desnudos o de lo contrario eso se sentiría como una especie de baño de vapor. Las palabras de madame Sizay y su propuesta me hicieron sonreír, mi mente había empezado a volar y era evidente que la siguiente habitación nos ofrecería muchas cosas, comodidad y el placer de sentir aceites en medio del acto.
Miré a Gaegel con complicidad. - Espero no te moleste que empiece con él... - Dije, tomando en cuenta que hasta cierto punto éramos más que compañeros viaje y habíamos calentado nuestras camas ya varias veces después de aquella experiencia en Roikat, no quería ofenderle.
- Yo me encarrrgo... - Ronroneó la mínima mientras lo llevaba aél mientras la otra dama y yo una de cada muñeca guiaba a Eberus hacia la otra habitación.
Al llegar, la mujer llamada Darsha se sentó, haciendo señal a Eberus que posara su cabeza sobre su regazo. Esa mujer me había leído la mente. El lugar olía exquisito, con un sin fin de aromas intensos provenientes de múltiples botellas cortesía de Madame Sizay. Ellas las tomó y me tendió una de ellas.
Vertí un poco de aceite en mis manos y ,sin esperar si iba acostarse o no sobre la chica, me acerqué a él colocando mis palmas sobre su torso sin bajar demasiado, agachándome un poco para susurrarle al oído. - Acuéstate y no solo me encargaré de darte todo el placer que me diste con las manos. - Lamí el lóbulo de su oreja, esperaba que entendiera el trasfondo de mis palabras.
Por otro lado, la mujer felina, guiaba a Gaegel con nosotros. Había vertido en sus manos de otra botella de aceite y colocado a espaldas de Gaegel para masajear su espalda. - No estorrrbaré la vista, a menos que así lo desees. - Insinuó la chica mientras descendía con movimientos gráciles hasta donde la espalda perdía el nombre y terminaba de bajar la prenda restante de él.
Eberus sabía que decir y dónde tocar, mis suspiros de placer denotaban esa satisfacción, ese gusto, cosquilleo y calor que me provocaba el recorrido de sus manos.
Por otro lado, renuente a cerrar mis ojos, apreciaba la obra divina del cuerpo perfectamente moldeado de Gaegel y el bulto de entre sus piernas una vez se deshizo de su ropa.
De un momento a otro las bailarinas, ante la sugerencia de Eberus, terminaron de despojarme de todo lo que llevaba encima, a excepción del collar zafiro de mi cuello. Mi tez blanca, suave y sobre todo caliente ya estaba a merced y vista de nuestro pequeño y fogoso grupo.
Fui tan dócil como lo meritaba la situación, pero francamente era de las que prefería llevar la iniciativa. Ya Gaegel estaba desnudo, o bueno, sólo le faltaban sus calzones. Eberus llevaba más cosas encima, por lo que me reincorporé y girándome para quedar en frente de él, con su cara justo en la altura adecuada para que mi inquieto pecho sintiera el calor de su aliento - y esperaba que algo más - .
- Ahora es tu turno, brujo picarón. - Sonreí con notable lujuria luego de su comentario. Miré con complicidad a las chicas, Gaegel ya se había encargado de quitarle la capa, pero había mucho más de lo que encargarse.
Ambas se encargaron de la parte de abajo, yo, por mi parte, resistiendo la tentación de no rasgarle la ropa allí mismo - aunque bien podría remendarla - los despojé de su camisa. Todo cayó dónde tenía que caer, y entre manoseos y caricias, cuando pensaba que ya empezaría lo bueno hubo un cambio...
La música bajó su volumen y la iluminación de pronto se volvió tan cálida, que gracias a los dioses ya estábamos desnudos o de lo contrario eso se sentiría como una especie de baño de vapor. Las palabras de madame Sizay y su propuesta me hicieron sonreír, mi mente había empezado a volar y era evidente que la siguiente habitación nos ofrecería muchas cosas, comodidad y el placer de sentir aceites en medio del acto.
Miré a Gaegel con complicidad. - Espero no te moleste que empiece con él... - Dije, tomando en cuenta que hasta cierto punto éramos más que compañeros viaje y habíamos calentado nuestras camas ya varias veces después de aquella experiencia en Roikat, no quería ofenderle.
- Yo me encarrrgo... - Ronroneó la mínima mientras lo llevaba aél mientras la otra dama y yo una de cada muñeca guiaba a Eberus hacia la otra habitación.
Al llegar, la mujer llamada Darsha se sentó, haciendo señal a Eberus que posara su cabeza sobre su regazo. Esa mujer me había leído la mente. El lugar olía exquisito, con un sin fin de aromas intensos provenientes de múltiples botellas cortesía de Madame Sizay. Ellas las tomó y me tendió una de ellas.
Vertí un poco de aceite en mis manos y ,sin esperar si iba acostarse o no sobre la chica, me acerqué a él colocando mis palmas sobre su torso sin bajar demasiado, agachándome un poco para susurrarle al oído. - Acuéstate y no solo me encargaré de darte todo el placer que me diste con las manos. - Lamí el lóbulo de su oreja, esperaba que entendiera el trasfondo de mis palabras.
Por otro lado, la mujer felina, guiaba a Gaegel con nosotros. Había vertido en sus manos de otra botella de aceite y colocado a espaldas de Gaegel para masajear su espalda. - No estorrrbaré la vista, a menos que así lo desees. - Insinuó la chica mientras descendía con movimientos gráciles hasta donde la espalda perdía el nombre y terminaba de bajar la prenda restante de él.
- Off:
- Dejo a criterio de las runas de Gaegel el efecto de los aceites de la bailarina.
- Supongo que Eberus reaccionará en base a lo obtenido en mis runas :v---
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo. [Con la ropa en algún lugar de la carpa]
- Armadura Ligera Normal [En el suelo]- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull (Cría de Gomejo) [En brazos de Meleis]
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