Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Gaegel se tomó sorprendentemente bien lo de pedirle carne en medio de una pelea dado lo peculiar de la petición, pero no es como si fuera a quejarme por ello, ahorrar explicaciones era bueno para todos.
Y al parecer, otra cosa por la que no podía quejarme era por la lluvia de gomejos imaginarios. No estaba seguro como había pasado mi mente de la batalla en Edén a conejos, aunque no es como si me costara empezar a divagar, y bien pensado, el uso que se les había dado a esos seres la última vez que los vi podía ser tan traumático como los horrores de esa guerra. Y además estaba funcionando, los borrachos habían quedado desconcertados por los gomejos ilusorios, y mientras hacían eso no nos estaban pegando, lo que siempre estaba bien.
También estaba bien que Meraxes me apoyara en el cambio de poderes, pero lo que ya era menos oportuno fue la entrada de los guardias a la taberna. Que tampoco podía sorprenderme viendo la que habíamos liado, pero en casos como este solía ser mejor huir que acabar encerrados, por lo que la idea de la dragones de huir me pareció tremendamente oportuna. Aunque mi mente dejó de funcionar cuando me dijo que tenía que ayudarla a buscar a su bebé. No por la parte de ayudarla, sino porque no llegaba a comprender de donde había sacado un bebé. No me parecía que hubiera pasado tanto tiempo desde que nos viéramos, y aunque no supiera bien como funcionaba el ciclo de los dragones, me seguía sonando muy rápido, salvo que ya estuviera en proceso cuando nos conocimos. Entonces me di cuenta de que me había quedado mirándola fijamente con cara de sorpresa mientras pensaba todo eso.
- Eeeeh. Ya... ya voy. Pero de camino vas a tener que explicarme de donde has sacado a tu bebé.
Me disponía a irme con Meraxes, pero entonces caí en que mientras no estuviera allí, alguien debería hacerse cargo del falso vampiro, y viendo a Eberus agitando a un herido me pareció buen candidato a hacerse cargo de la situación mientras yo estuviera ausente.
- ¡Eberus! He mandado a Gaegel a por carne, si encuentras al no-vampiro se la metéis en la boca e intentáis hacer tiempo hasta que vuelva. Espero que sea breve.- La sangre de un trozo de carne muerto hace tiempo no solía tener buen sabor, y además la se animal iba de lo aceptable a lo horrendo según la especie, aunque igual otros vampiros de morro más fino te dirían que toda era aberrante. Pero confiaba en que si no era un vampiro de verdad, eso pusiera servir para dejarlo centrado un rato, independientemente de su cuestionable sabor.
Los guardias ya habían llegado, así que iba a ser mejor si nos dábamos prisa, pero un tipo medio cabra nos interceptó. Ya estaba cogiendo un taburete y me disponía a golpearle con él, cuando sacó un tarro y un pastel, y nos los entregó a Meraxes y a mi respectivamente. Al escuchar sus palabras tuve una sensación extraña como de haberle visto antes, aunque estaba bastante convencido de que no había llegado a pasar. Pero tampoco íbamos a tener mucho tiempo para pensar, porque la guardia vio algo sospechoso en los regalos y Zelas gritó que nos dispersáramos, por lo que mejor sería no ser los últimos en quedarnos allí.
- Mera, di por donde, que mejor si corremos.
Y al parecer, otra cosa por la que no podía quejarme era por la lluvia de gomejos imaginarios. No estaba seguro como había pasado mi mente de la batalla en Edén a conejos, aunque no es como si me costara empezar a divagar, y bien pensado, el uso que se les había dado a esos seres la última vez que los vi podía ser tan traumático como los horrores de esa guerra. Y además estaba funcionando, los borrachos habían quedado desconcertados por los gomejos ilusorios, y mientras hacían eso no nos estaban pegando, lo que siempre estaba bien.
También estaba bien que Meraxes me apoyara en el cambio de poderes, pero lo que ya era menos oportuno fue la entrada de los guardias a la taberna. Que tampoco podía sorprenderme viendo la que habíamos liado, pero en casos como este solía ser mejor huir que acabar encerrados, por lo que la idea de la dragones de huir me pareció tremendamente oportuna. Aunque mi mente dejó de funcionar cuando me dijo que tenía que ayudarla a buscar a su bebé. No por la parte de ayudarla, sino porque no llegaba a comprender de donde había sacado un bebé. No me parecía que hubiera pasado tanto tiempo desde que nos viéramos, y aunque no supiera bien como funcionaba el ciclo de los dragones, me seguía sonando muy rápido, salvo que ya estuviera en proceso cuando nos conocimos. Entonces me di cuenta de que me había quedado mirándola fijamente con cara de sorpresa mientras pensaba todo eso.
- Eeeeh. Ya... ya voy. Pero de camino vas a tener que explicarme de donde has sacado a tu bebé.
Me disponía a irme con Meraxes, pero entonces caí en que mientras no estuviera allí, alguien debería hacerse cargo del falso vampiro, y viendo a Eberus agitando a un herido me pareció buen candidato a hacerse cargo de la situación mientras yo estuviera ausente.
- ¡Eberus! He mandado a Gaegel a por carne, si encuentras al no-vampiro se la metéis en la boca e intentáis hacer tiempo hasta que vuelva. Espero que sea breve.- La sangre de un trozo de carne muerto hace tiempo no solía tener buen sabor, y además la se animal iba de lo aceptable a lo horrendo según la especie, aunque igual otros vampiros de morro más fino te dirían que toda era aberrante. Pero confiaba en que si no era un vampiro de verdad, eso pusiera servir para dejarlo centrado un rato, independientemente de su cuestionable sabor.
Los guardias ya habían llegado, así que iba a ser mejor si nos dábamos prisa, pero un tipo medio cabra nos interceptó. Ya estaba cogiendo un taburete y me disponía a golpearle con él, cuando sacó un tarro y un pastel, y nos los entregó a Meraxes y a mi respectivamente. Al escuchar sus palabras tuve una sensación extraña como de haberle visto antes, aunque estaba bastante convencido de que no había llegado a pasar. Pero tampoco íbamos a tener mucho tiempo para pensar, porque la guardia vio algo sospechoso en los regalos y Zelas gritó que nos dispersáramos, por lo que mejor sería no ser los últimos en quedarnos allí.
- Mera, di por donde, que mejor si corremos.
Corlys Glokta
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Mientras todo el caos se apoderaba en la zona de la taberna. En la cocina, las cosas de verdad estaban ardientes, y no el estilo en que a mí me gustan. Era sorprendente lo ágil que esa mujer tan regordeta podía moverse. Por fortuna para mí, en la persecución podía sacarle algo de ventaja por mi velocidad. Podía notar cómo esa mujer me lanzaba cuchillos y tenedores de cocina. - ¡Señora por favor cálmese! Lo que le dije no era tan grave. - Le decía con la intención de apaciguar las aguas. Pero cada que le decía "cálmese", parecía que la mujer se encolerizaba aún más.
¡Ya verás barbaján, cuando te atrape te voy a cortar en pedacitos como lo haré con ese cerdo! - Señaló un enorme cerdo que estaba colgando mientras se desangraba. Al ver el cerdo sonreí levemente. - Eso es justamente lo que buscaba. - Decía esquivando un cuchillo que quedó clavado en la pared. En ese momento desenfundé mi espada corta y salté sobre la mesa para así abrirme un camino. Corrí hasta ese cerdo y tras un tajo certero logré cortarle una de las patas traseras.
¡No! ¡¿Qué te crees que haces desgraciado?! - Ese acto hizo que la mujer llevara su rabia a niveles insospechados. Luego de guardar mi arma y tomar la pierna del cerdo la mujer tiró la mesa. Regando todos los ingredientes por el suelo. - Bueno señora. Ha sido un placer visitarla. - Comencé a correr y saltar esquivando todos los ingredientes del suelo. Esa enorme mujer comenzó a correr. Pero pisó la mantequilla y cayó de nalgas en el suelo. Acto que me permitió salir de la cocina vivo.
De regreso a la taberna noté cómo los guardias habían aparecido en el lugar. - Tenemos que irnos ya. - Aunque de la nada apareció el fauno Popi y me entregó algo. - ¿Eh?... ¿Y esto? - No iba a negar que eso había sido muy extraño, pero guardé ese regalo entre mis ropas.
Justo a tiempo, pero de manera infortunada para mí, de la nada Sango apareció y lo sujetó con una fuerza para nada normal. Lo único que podía hacer era tratar de detenerlo. Pero me hacía falta mi fuerza para lograr zafarme del poderoso agarre del humano. El comenzó a balbucear cosas que en un principio eran incomprensibles para mi. - ¿Y ahora qué te pasa? - Seguía escuchando al humano que lo sujetaba con fuerza. - Dioses... Estoy seguro que puedes escuchar a los Dioses. Es solo cuestión que dejes tu mente en blanco y dejes que tu corazón escuche... Recupera la calma Sango. Estoy seguro de que no deseas hacer esto.(1) - Miraba con determinación al encolerizado humano. - Además... Los lobos no sabemos bien. ¿No prefieres esta pierna de cerdo? - Decía mientras le mostraba el enorme trozo de carne el cual aún chorreaba sangre desde la parte donde yo le había dado aquel corte. Esperaba por los Dioses que Sango entrara en sí. O que al menos prefiriera el trozo de cerdo a la mí.
OFF: De una manera algo ortodoxa utiliza el talento "Devoto" de Sango.
¡Ya verás barbaján, cuando te atrape te voy a cortar en pedacitos como lo haré con ese cerdo! - Señaló un enorme cerdo que estaba colgando mientras se desangraba. Al ver el cerdo sonreí levemente. - Eso es justamente lo que buscaba. - Decía esquivando un cuchillo que quedó clavado en la pared. En ese momento desenfundé mi espada corta y salté sobre la mesa para así abrirme un camino. Corrí hasta ese cerdo y tras un tajo certero logré cortarle una de las patas traseras.
¡No! ¡¿Qué te crees que haces desgraciado?! - Ese acto hizo que la mujer llevara su rabia a niveles insospechados. Luego de guardar mi arma y tomar la pierna del cerdo la mujer tiró la mesa. Regando todos los ingredientes por el suelo. - Bueno señora. Ha sido un placer visitarla. - Comencé a correr y saltar esquivando todos los ingredientes del suelo. Esa enorme mujer comenzó a correr. Pero pisó la mantequilla y cayó de nalgas en el suelo. Acto que me permitió salir de la cocina vivo.
De regreso a la taberna noté cómo los guardias habían aparecido en el lugar. - Tenemos que irnos ya. - Aunque de la nada apareció el fauno Popi y me entregó algo. - ¿Eh?... ¿Y esto? - No iba a negar que eso había sido muy extraño, pero guardé ese regalo entre mis ropas.
Justo a tiempo, pero de manera infortunada para mí, de la nada Sango apareció y lo sujetó con una fuerza para nada normal. Lo único que podía hacer era tratar de detenerlo. Pero me hacía falta mi fuerza para lograr zafarme del poderoso agarre del humano. El comenzó a balbucear cosas que en un principio eran incomprensibles para mi. - ¿Y ahora qué te pasa? - Seguía escuchando al humano que lo sujetaba con fuerza. - Dioses... Estoy seguro que puedes escuchar a los Dioses. Es solo cuestión que dejes tu mente en blanco y dejes que tu corazón escuche... Recupera la calma Sango. Estoy seguro de que no deseas hacer esto.(1) - Miraba con determinación al encolerizado humano. - Además... Los lobos no sabemos bien. ¿No prefieres esta pierna de cerdo? - Decía mientras le mostraba el enorme trozo de carne el cual aún chorreaba sangre desde la parte donde yo le había dado aquel corte. Esperaba por los Dioses que Sango entrara en sí. O que al menos prefiriera el trozo de cerdo a la mí.
OFF: De una manera algo ortodoxa utiliza el talento "Devoto" de Sango.
Gaegel
Lobo Renegado
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Con el caos dominando la situación de aquella bruta manera, Eberus sólo podía centrarse en dos cosas: en no ser golpeado y en el extraño comportamiento de Sango. Este, reaccionó con una agresividad tremenda, sádica, al ver al sujeto sangrante que le había presentado. Esto hizo que dedujera que Sango era el nuevo vampiro.
Se quedó observando algo estupefacto cómo su amigo estaba abriendo una grieta en el rostro de aquel hombre, como si de una sandía se tratase. Y, en cierto modo, disfrutó de aquello, pues ese hombre había intentado darle una paliza hacía escasos minutos. Grotesca y dulce venganza... aunque parecía, incluso, más dulce para Sango que para Eberus. Y justo en ese momento, Corlys le informó de que Gaegel vendría con carne para intentar contener al vampiro. - Tarde... - le contestó, haciéndole un gesto con la cabeza para que mirara cómo Sango se deleitaba con aquel sangriento espectáculo que él mismo estaba formando, como un escultor admirando su propia obra.
El brujo pensó que, mientras se estuviera entreteniendo con él, no había mucho problema. ¿A quién le importaba ese borracho hijo de una burra? Pero entonces, alguien vino a interrumpir su sádico trance y eso desembocó en que el sediento Sango posara su sedienta mirada en Gaegel. Pero todo comenzaba a juntarse: los guardias comenzaron a llegar, algunos borrachos intentaban huir, Eberus sentía también la urgencia de salir de ahí pero su fiel compañero Sango, en ese momento, no parecía entender sobre riesgos, y no quería dejar que le arrestaran... La ansiedad comenzó a crecer en el brujo. - Dejaos de gilipolleces sobre los Dioses y ponle ya esa pata de cerdo en la boca - le ordenó a Gaegel con urgencia y aspereza en su tono de voz, aunque intentando no alzarla demasiado para que los guardias siguieran entreteniéndose con los borrachos más cercanos a la entrada de la taberna.
Eberus pensó que la manipulación sería la mejor estrategia para hacer que Sango sintiera el deseo de salir de allí. - Sango, eso es una pata de cerdo, pero esa pata ha tenido que salir de un cerdo, ¿verdad? Y me ha parecido verlo ahí fuera - dijo señalando a una ventana que se encontraba a unos cuatro metros, y por la que podrían escapar, mientras deseaba que se estuviera sintiendo atraído por la sangre del cerdo. Con telequinesis 1, comenzó a hacer subir la ventana para poder salir por ella, y acto seguido caminó hacia ella mientras vigilaba a los guardias, para asegurarse de que no les pusieran el ojo encima.
Por lo surrealista de la situación, el brujo comenzó a reírse un poco. Le hacía gracia ver a Sango así de ido, le hacían gracia las palabras que había escuchado antes de la boca de Gaegel sobre los Dioses, y también le hacía gracia la manera en la que pudo inutilizar con una chaqueta a la persona que acabó siendo la presa de la sed de Sango. - Un momento... - De repente cayó en la cuenta de que, si todos estaban viendo sus capacidades intercambiadas con las de los demás, quizás la facilidad con la que pudo manejar a aquel hombre hasta llevarlo ante Sango tenía algo que ver con una nueva capacidad suya. Quizás, sus ilusiones habían sido sustituidas por la fuerza física superior de otra persona.
Para comprobarlo, dio un salto. Comprobó que, efectivamente, había saltado más alto que nunca y con una facilidad que le sorprendía. Pero claro, obviamente ese salto le hizo ser más visible entre la multitud, atrayendo la mirada de los guardias, y haciendo que estos vieran a tres hombres sospechosamente cerca de una ventana abierta.
- ¡Que no se escapen esos! - gritó uno de ellos.
Se quedó observando algo estupefacto cómo su amigo estaba abriendo una grieta en el rostro de aquel hombre, como si de una sandía se tratase. Y, en cierto modo, disfrutó de aquello, pues ese hombre había intentado darle una paliza hacía escasos minutos. Grotesca y dulce venganza... aunque parecía, incluso, más dulce para Sango que para Eberus. Y justo en ese momento, Corlys le informó de que Gaegel vendría con carne para intentar contener al vampiro. - Tarde... - le contestó, haciéndole un gesto con la cabeza para que mirara cómo Sango se deleitaba con aquel sangriento espectáculo que él mismo estaba formando, como un escultor admirando su propia obra.
El brujo pensó que, mientras se estuviera entreteniendo con él, no había mucho problema. ¿A quién le importaba ese borracho hijo de una burra? Pero entonces, alguien vino a interrumpir su sádico trance y eso desembocó en que el sediento Sango posara su sedienta mirada en Gaegel. Pero todo comenzaba a juntarse: los guardias comenzaron a llegar, algunos borrachos intentaban huir, Eberus sentía también la urgencia de salir de ahí pero su fiel compañero Sango, en ese momento, no parecía entender sobre riesgos, y no quería dejar que le arrestaran... La ansiedad comenzó a crecer en el brujo. - Dejaos de gilipolleces sobre los Dioses y ponle ya esa pata de cerdo en la boca - le ordenó a Gaegel con urgencia y aspereza en su tono de voz, aunque intentando no alzarla demasiado para que los guardias siguieran entreteniéndose con los borrachos más cercanos a la entrada de la taberna.
Eberus pensó que la manipulación sería la mejor estrategia para hacer que Sango sintiera el deseo de salir de allí. - Sango, eso es una pata de cerdo, pero esa pata ha tenido que salir de un cerdo, ¿verdad? Y me ha parecido verlo ahí fuera - dijo señalando a una ventana que se encontraba a unos cuatro metros, y por la que podrían escapar, mientras deseaba que se estuviera sintiendo atraído por la sangre del cerdo. Con telequinesis 1, comenzó a hacer subir la ventana para poder salir por ella, y acto seguido caminó hacia ella mientras vigilaba a los guardias, para asegurarse de que no les pusieran el ojo encima.
Por lo surrealista de la situación, el brujo comenzó a reírse un poco. Le hacía gracia ver a Sango así de ido, le hacían gracia las palabras que había escuchado antes de la boca de Gaegel sobre los Dioses, y también le hacía gracia la manera en la que pudo inutilizar con una chaqueta a la persona que acabó siendo la presa de la sed de Sango. - Un momento... - De repente cayó en la cuenta de que, si todos estaban viendo sus capacidades intercambiadas con las de los demás, quizás la facilidad con la que pudo manejar a aquel hombre hasta llevarlo ante Sango tenía algo que ver con una nueva capacidad suya. Quizás, sus ilusiones habían sido sustituidas por la fuerza física superior de otra persona.
Para comprobarlo, dio un salto. Comprobó que, efectivamente, había saltado más alto que nunca y con una facilidad que le sorprendía. Pero claro, obviamente ese salto le hizo ser más visible entre la multitud, atrayendo la mirada de los guardias, y haciendo que estos vieran a tres hombres sospechosamente cerca de una ventana abierta.
- ¡Que no se escapen esos! - gritó uno de ellos.
Eberus
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
¡Amenazas! Eso era lo que uno ganaba por tratar de ayudar a un borrego con todo ese hierro encima. Oberón desechó los restos de la silla y se olió a sí mismo mientras se alejaba del humano. Estupendo, tardaría una luna entera en librarse de ese pestazo.
Ay, si no fuera porque necesitaba recuperar su esencia… Y necesitaba que Corlys recuperase la suya, así que no le quedaba más remedio que mantener al grupo unido hasta que averiguasen qué había ocurrido y cómo revertirlo.
—¡Todos, sálvese quien pueda!
Oberón casi gritó de frustración cuando todo el mundo en la taberna corrió en desbandada. Con ojos entrecerrados de furia, buscó el origen de la debacle: el mortal que olía a elfo pero no lucía como tal. El mortal al que había ido a parar un pedacito de su ser.
No había tiempo para urdir planes, Corlys subía por la escalera, el no-elfo corría en dirección opuesta. Oberón golpeó al primero con la imagen de una plaza ajardinada en la ciudad y proyectó su voz en su oído:
—Nos vemos allí. Traedlos a todos.
Después, alzó el vuelo en persecución del segundo. Tuvo que reducir su tamaño, pues el techo no era tan alto como hubiera sido conveniente, pero consiguió aferrarse al hombro de su objetivo.
—El mortal no huirá de mi presencia hasta que me devuelva lo que es mío —dijo.
Y se acomodó allí mismo hasta que el propio mortal lo sacó del tumulto. Solo entonces, aumentó de nuevo su tamaño y, agarrándolo con fuerza del brazo para que no pudiera blandir esa monstruosidad ferrosa hacia él, tomó el control de la marcha. Pero no llegaron a alejarse antes de que percibiera un olor que le haría detenerse en el acto.
—Thanedir, viejo elfo —dijo entre dientes—. ¿Por qué no me sorprende encontraros por aquí?
Al oír la voz, un elfo de aspecto mucho más joven de lo que el apelativo haría suponer se volvió hacia ellos, arrancando en el proceso un mensaje de un tablón que había estado observando. La nota se agitó en el aire al tiempo que acompañaba la floreada reverencia con que el elfo saludó al fae.
—Oberón de los Alisos Encendidos —dijo—, qué grato que vuelvan a cruzarse nuestros caminos.
—Menos zalamerías, ¿qué sabéis de esto?
Sin soltar al no-elfo, Oberón hizo un gesto de su mano libre, creando un pequeño remolino de agua que tardó apenas unos segundos en derramarse sobre el piso. Después le dio una ligera sacudida a su acompañante para invitarlo a unirse a la demostración. Thanedir alzó las cejas con interés, aunque parecía estar haciendo grandes esfuerzos por aguantarse la risa.
—No tan deprisa, amigo mío —dijo finalmente—. Una pregunta por otra pregunta. Puede que esté un poco desfasado, pero ¿no era así como funcionaban estas cosas?
Oberón deseó tener al viento consigo para darle un buen zarandeo al anciano, pero no le quedaba más remedio que contenerse. Apretó los puños, sin tener muy en cuenta el brazo que aferraba con uno de ellos, y se obligó a responder con voz calmada:
—Consiento. ¿Vuestra pregunta?
—¿Sabéis algo de esta subasta? —dijo entonces Thanedir, mostrándole el mensaje que había arrancado del tablón.
—...¿Objetos del hombre muerto…? —murmuró Oberón mientras leía por encima—. ¿Por qué iba a saber nada de un mortal muerto? Los mortales se mueren. Algunos se las arreglan para tardar un poco más —añadió mirando a Thanedir, que esperó en silencio la respuesta a su pregunta—. No —dijo Oberón con desgana.
—Ah, pero sabéis algo de una subasta —apuntó Thanedir con un brillo inteligente en sus ojos.
Era el turno de Oberón de guardar silencio. El elfo lo observó con las comisuras de los labios ligeramente alzadas. Hasta que un potente eructo interrumpió el duelo de miradas, que se dirigieron entonces hacia el no-elfo. Thanedir olfateó el aire y una sonrisa de reconocimiento apareció en su rostro.
—Ah, alguien ha estado comiendo lo que no debía.
Con un ágil movimiento de ambas manos, hizo desaparecer de la vista el anuncio de la subasta y, llevando los rápidos dedos tras una de las redondeadas orejas del no-elfo, pretendió sacar de allí una de sus semillas, que le entregó después a Oberón.
—Que todos los afectados coman de su fruto —dijo y, con una nueva reverencia, se alejó tarareando una melodía que hacía mucho tiempo que no se oía en las ciudades de los mortales.
Una vez que todos estuvieron reunidos de nuevo, Oberón plantó la semilla, de cuya planta brotaron siete bayas de color anaranjado. Una para cada uno y todo volvería a la normalidad. Corlys cumpliría su parte del trato, él respondería su pregunta y podría regresar a casa, lejos de todo el apestoso hierro de los mortales.
Cuando emprendiera de nuevo su camino, Eberus se chocaría con una mujer vagamente familiar que analizaba con intensidad una nota en su mano. Al verlo, sus ojos se abrirían en un gesto de reconocimiento.
—¡Yo a usted lo he visto antes! —dijo con energía—. Anoche, en la feria, ¿verdad? Sus pociones salvaron el día, pero no crea que no me di cuenta de lo que estaba haciendo en realidad —añadió en un tono un poco más severo—. Y, sin embargo, es posible que tenga usted lo que necesito ahora mismo.
Señores, señora, ha sido un placer leerlos pero, en este punto, daré mi intervención por concluida. Tómense el tiempo que necesiten para llegar al punto de la reunión, o no, siempre pueden dejarlo en off y darlo por asumido. Lo importante es que cada uno recuperará sus poderes perdidos al finalizar el tema. El estómago de Zelas también se apaciguará después de tomarse el fruto.
No olviden solicitar los 2 px del bono por ventosidad de Zelas, una vez que cierren el tema.
Corlys y Eberus: El primero tiene un compromiso con Oberón y el segundo, una maldición de la que quizá quiera librarse (por no hablar de que la dama con la que acaba de cruzarse es Catedrática del Hekshold).
Mi intención es ocuparme de ambos asuntos con un tema breve, de no más de 3-4 rondas, e inmediatamente posterior a este mismo (no se quejarán, tienen la garantía de que no acabarán con una maldición que les descuadre por completo la cronología). Si están de acuerdo, lo abriría tan pronto como Ansur dé por terminado el desafío en el que se acaba de enrolar Corlys y, con suerte, los dejo tranquilos una temporada. Siéntanse libres de abrir una invitación en busca de aliados; aceptaré a cualquiera que ya estuviera en Dundarak al día siguiente del asunto de las mariposas explosivas y no esté en un tema mastereado. Espero su respuesta.
Ay, si no fuera porque necesitaba recuperar su esencia… Y necesitaba que Corlys recuperase la suya, así que no le quedaba más remedio que mantener al grupo unido hasta que averiguasen qué había ocurrido y cómo revertirlo.
—¡Todos, sálvese quien pueda!
Oberón casi gritó de frustración cuando todo el mundo en la taberna corrió en desbandada. Con ojos entrecerrados de furia, buscó el origen de la debacle: el mortal que olía a elfo pero no lucía como tal. El mortal al que había ido a parar un pedacito de su ser.
No había tiempo para urdir planes, Corlys subía por la escalera, el no-elfo corría en dirección opuesta. Oberón golpeó al primero con la imagen de una plaza ajardinada en la ciudad y proyectó su voz en su oído:
—Nos vemos allí. Traedlos a todos.
Después, alzó el vuelo en persecución del segundo. Tuvo que reducir su tamaño, pues el techo no era tan alto como hubiera sido conveniente, pero consiguió aferrarse al hombro de su objetivo.
—El mortal no huirá de mi presencia hasta que me devuelva lo que es mío —dijo.
Y se acomodó allí mismo hasta que el propio mortal lo sacó del tumulto. Solo entonces, aumentó de nuevo su tamaño y, agarrándolo con fuerza del brazo para que no pudiera blandir esa monstruosidad ferrosa hacia él, tomó el control de la marcha. Pero no llegaron a alejarse antes de que percibiera un olor que le haría detenerse en el acto.
—Thanedir, viejo elfo —dijo entre dientes—. ¿Por qué no me sorprende encontraros por aquí?
Al oír la voz, un elfo de aspecto mucho más joven de lo que el apelativo haría suponer se volvió hacia ellos, arrancando en el proceso un mensaje de un tablón que había estado observando. La nota se agitó en el aire al tiempo que acompañaba la floreada reverencia con que el elfo saludó al fae.
—Oberón de los Alisos Encendidos —dijo—, qué grato que vuelvan a cruzarse nuestros caminos.
—Menos zalamerías, ¿qué sabéis de esto?
Sin soltar al no-elfo, Oberón hizo un gesto de su mano libre, creando un pequeño remolino de agua que tardó apenas unos segundos en derramarse sobre el piso. Después le dio una ligera sacudida a su acompañante para invitarlo a unirse a la demostración. Thanedir alzó las cejas con interés, aunque parecía estar haciendo grandes esfuerzos por aguantarse la risa.
—No tan deprisa, amigo mío —dijo finalmente—. Una pregunta por otra pregunta. Puede que esté un poco desfasado, pero ¿no era así como funcionaban estas cosas?
Oberón deseó tener al viento consigo para darle un buen zarandeo al anciano, pero no le quedaba más remedio que contenerse. Apretó los puños, sin tener muy en cuenta el brazo que aferraba con uno de ellos, y se obligó a responder con voz calmada:
—Consiento. ¿Vuestra pregunta?
—¿Sabéis algo de esta subasta? —dijo entonces Thanedir, mostrándole el mensaje que había arrancado del tablón.
—...¿Objetos del hombre muerto…? —murmuró Oberón mientras leía por encima—. ¿Por qué iba a saber nada de un mortal muerto? Los mortales se mueren. Algunos se las arreglan para tardar un poco más —añadió mirando a Thanedir, que esperó en silencio la respuesta a su pregunta—. No —dijo Oberón con desgana.
—Ah, pero sabéis algo de una subasta —apuntó Thanedir con un brillo inteligente en sus ojos.
Era el turno de Oberón de guardar silencio. El elfo lo observó con las comisuras de los labios ligeramente alzadas. Hasta que un potente eructo interrumpió el duelo de miradas, que se dirigieron entonces hacia el no-elfo. Thanedir olfateó el aire y una sonrisa de reconocimiento apareció en su rostro.
—Ah, alguien ha estado comiendo lo que no debía.
Con un ágil movimiento de ambas manos, hizo desaparecer de la vista el anuncio de la subasta y, llevando los rápidos dedos tras una de las redondeadas orejas del no-elfo, pretendió sacar de allí una de sus semillas, que le entregó después a Oberón.
—Que todos los afectados coman de su fruto —dijo y, con una nueva reverencia, se alejó tarareando una melodía que hacía mucho tiempo que no se oía en las ciudades de los mortales.
Una vez que todos estuvieron reunidos de nuevo, Oberón plantó la semilla, de cuya planta brotaron siete bayas de color anaranjado. Una para cada uno y todo volvería a la normalidad. Corlys cumpliría su parte del trato, él respondería su pregunta y podría regresar a casa, lejos de todo el apestoso hierro de los mortales.
Cuando emprendiera de nuevo su camino, Eberus se chocaría con una mujer vagamente familiar que analizaba con intensidad una nota en su mano. Al verlo, sus ojos se abrirían en un gesto de reconocimiento.
—¡Yo a usted lo he visto antes! —dijo con energía—. Anoche, en la feria, ¿verdad? Sus pociones salvaron el día, pero no crea que no me di cuenta de lo que estaba haciendo en realidad —añadió en un tono un poco más severo—. Y, sin embargo, es posible que tenga usted lo que necesito ahora mismo.
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Señores, señora, ha sido un placer leerlos pero, en este punto, daré mi intervención por concluida. Tómense el tiempo que necesiten para llegar al punto de la reunión, o no, siempre pueden dejarlo en off y darlo por asumido. Lo importante es que cada uno recuperará sus poderes perdidos al finalizar el tema. El estómago de Zelas también se apaciguará después de tomarse el fruto.
No olviden solicitar los 2 px del bono por ventosidad de Zelas, una vez que cierren el tema.
Corlys y Eberus: El primero tiene un compromiso con Oberón y el segundo, una maldición de la que quizá quiera librarse (por no hablar de que la dama con la que acaba de cruzarse es Catedrática del Hekshold).
Mi intención es ocuparme de ambos asuntos con un tema breve, de no más de 3-4 rondas, e inmediatamente posterior a este mismo (no se quejarán, tienen la garantía de que no acabarán con una maldición que les descuadre por completo la cronología). Si están de acuerdo, lo abriría tan pronto como Ansur dé por terminado el desafío en el que se acaba de enrolar Corlys y, con suerte, los dejo tranquilos una temporada. Siéntanse libres de abrir una invitación en busca de aliados; aceptaré a cualquiera que ya estuviera en Dundarak al día siguiente del asunto de las mariposas explosivas y no esté en un tema mastereado. Espero su respuesta.
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
En mi recorrido hacia la habitación - además de toparme con un sujeto de patas raras y que me daba regalos - no dejaba de preguntarme por qué siempre acababa metida en este tipo de situaciones que solían tornarse bastante raras, especialmente con Zelas de por medio.
La pregunta de Corlys o mejor dicho, la petición me hizo mirarlo de reojo. En plena carrera le respondí sin tomar mucho en consideración los detalles. - Con Gaegel en un arbusto en el bosque. - Dije ya más cerca de llegar a mi preciada habitación.
Desde ahí se escuchaba perfectamente todo el bullicio, eso no hacía más que alarmarme, pero una vez frente a mi puerta la abrí de golpe. Allí temblando y al verme llegar saltó hacia mí la mi pequeña bola de pelos. - Mami ya está aquí, cosita hermosa. - Dije abrazandolo para meterlo en mi bolsa al tiempo que tomaba todo lo que podía de ahí para largarme.
- ¡Toma esa ropa y esas enaguas, y eso de allá y vayámonos! Sabes qué, la puerta ya no es opción, salta por esa ventana y te sigo. - Ordené a mi querido amigo. Tal como había dicho la ventana era la mejor de las opciones, abracé mi bolsa para proteger a mi cría ya no tan pequeña y amortiguar la caída. Suerte que la corta distancia - y la nieve - ayudaban a que fuera todo menos doloroso.
El destino - o Corlys- quiso que el punto de reunión fuera e la plaza. Estaba segura que los demás saldrían de esa, eran tipos duros. La vibración en mi pecho era intensa, señal que Zelas y Gaegel estaban cerca. Por ahora lo ideal era llegar y estar a salvo.
La pregunta de Corlys o mejor dicho, la petición me hizo mirarlo de reojo. En plena carrera le respondí sin tomar mucho en consideración los detalles. - Con Gaegel en un arbusto en el bosque. - Dije ya más cerca de llegar a mi preciada habitación.
Desde ahí se escuchaba perfectamente todo el bullicio, eso no hacía más que alarmarme, pero una vez frente a mi puerta la abrí de golpe. Allí temblando y al verme llegar saltó hacia mí la mi pequeña bola de pelos. - Mami ya está aquí, cosita hermosa. - Dije abrazandolo para meterlo en mi bolsa al tiempo que tomaba todo lo que podía de ahí para largarme.
- ¡Toma esa ropa y esas enaguas, y eso de allá y vayámonos! Sabes qué, la puerta ya no es opción, salta por esa ventana y te sigo. - Ordené a mi querido amigo. Tal como había dicho la ventana era la mejor de las opciones, abracé mi bolsa para proteger a mi cría ya no tan pequeña y amortiguar la caída. Suerte que la corta distancia - y la nieve - ayudaban a que fuera todo menos doloroso.
El destino - o Corlys- quiso que el punto de reunión fuera e la plaza. Estaba segura que los demás saldrían de esa, eran tipos duros. La vibración en mi pecho era intensa, señal que Zelas y Gaegel estaban cerca. Por ahora lo ideal era llegar y estar a salvo.
- Off:
- - Corlys, dejo a tu libertad que guíes a Merax al punto de encuentro y si puedes le des la fruta. <3
Ficha técnica para mí (?) (Me da weba estar yendo a la ficha de Zelas a cada rato :v)
Talento actual:
- Impulso Divino Puede potenciar su cuerpo y sus armas con el poder de la luz/éter.)
Habilidad de nivel 0: Retorno:(Impulso) [Pasiva] Al principio de una pelea recubre el pomo de sus armas con éter, permitiéndole con un leve gesto de manos hacer que las armas vuelvan a el en cualquier momento de la pelea, (no puede alterar el curso de estas una vez las lanza, solo puede hacer que vuelvan hacia el.)
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull (Cría de Gomejo)
Meraxes
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Finalmente el no-elfo había logrado generar la confusión suficiente para escapar con éxito del lugar, lo que no esperaba era que el también terminaría confundido al momento de aparecer el sujeto alado conocido de Corlys y le sujetara del brazo torciéndolo levemente y generándole bastante incomodidad y molestia.
-Au au au cuidado con el brazo- exclamo el no-elfo antes de ser interrumpidos por alguien a quien Zelas no conocía, la interacción entre el "viejo" elfo y Oberón fue extraña, primero tuvo que efectuar una demostración de sus nuevos poderes así que los ocupo para refrescarse el rostro al momento que el otro elfo se reía divertido por el asunto, después la cosa cambio cuando Oberón le apretó el brazo el no-elfo alzo nuevamente la voz -Si sabes que puedo cortarte el brazo con una sola mano- señalo notando como el agarre se aflojaba.
Cuando hablaron sobre una subasta a la cual Zelas si había atendido, mas este se quedo en silencio, sobre todo porque no le habían preguntado a el, los objetos del hombre muerto nuevamente salían a la palestra, por suerte o al menos hasta donde Zelas sabia, aquellos ya no existían o de quedar alguno ya habrían perdido su poder, entonces lo inevitable ocurrió otra vez un eructo involuntario rompió la tensión que comenzaba a invadir el ambiente, el elfo entonces les facilito una semilla y con unas cuantas instrucciones dijo que el asunto se solucionaría, fue entonces que el elfo se marcho y tanto Zelas como Oberón esperaron al resto antes de comer la fruta que les libraría de todo este enredo extraño.
-Au au au cuidado con el brazo- exclamo el no-elfo antes de ser interrumpidos por alguien a quien Zelas no conocía, la interacción entre el "viejo" elfo y Oberón fue extraña, primero tuvo que efectuar una demostración de sus nuevos poderes así que los ocupo para refrescarse el rostro al momento que el otro elfo se reía divertido por el asunto, después la cosa cambio cuando Oberón le apretó el brazo el no-elfo alzo nuevamente la voz -Si sabes que puedo cortarte el brazo con una sola mano- señalo notando como el agarre se aflojaba.
Cuando hablaron sobre una subasta a la cual Zelas si había atendido, mas este se quedo en silencio, sobre todo porque no le habían preguntado a el, los objetos del hombre muerto nuevamente salían a la palestra, por suerte o al menos hasta donde Zelas sabia, aquellos ya no existían o de quedar alguno ya habrían perdido su poder, entonces lo inevitable ocurrió otra vez un eructo involuntario rompió la tensión que comenzaba a invadir el ambiente, el elfo entonces les facilito una semilla y con unas cuantas instrucciones dijo que el asunto se solucionaría, fue entonces que el elfo se marcho y tanto Zelas como Oberón esperaron al resto antes de comer la fruta que les libraría de todo este enredo extraño.
Zelas Hazelmere
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Cedió a la locura y sujetó a Gaegel con sus manos pero fue incapaz de hacer nada. No por falta de ganas sino porque no sabía por dónde comenzar a buscar el origen de la luz. Sabía que en algún lugar en el interior del ser lo encontraría, pero para ello tenía que matar. Pero, ¿y si después de muerto el brillo se apaga? Tendremos que ser rápidos, quizás ir probando, un tajo aquí, otro allá...
Sango aumentó la presión sobre Gaegel sin ser conscientes de ello debido a que estaba perdido en sus pensamientos, en sus cálculos mentales, en cómo tendría que acometer aquella tarea. Pero entonces, sin previo aviso, Gaegel cambió. De su boca salieron pocas palabras. Las necesarias para que Sango cesara en su abrazo. Las justas para que su corazón volviera a sentir el cálido abrazo de las Deidades que tan frío y vacío le habían dejado. Y entonces, consciente de lo que había estado a punto de hacer, Ben se derrumbó.
Cayó de rodillas al suelo y mirando a algún punto del infinito mar de vetas que era el suelo ante él, se encerró en sí mismo mientras por su cabeza pasaban las imágenes del día que habían vivido. El horror y la náusea le paralizaron. Su atracción hacia la sangre había desaparecido, pero no el recuerdo como tampoco lo hizo el recuerdo de haberle haber desgarrado la mandíbula de aquel pobre desgraciado. Se miró las manos.
- Qué he hecho...- murmuró-.
Parpadeó y alzó la mirada para descubrir que Gaegel ya no estaba allí. A su espalda, el caos parecía haber disminuido y cuando se giró para ver qué pasaba, dos hombres y una mujer, armados, avanzaban hacia él. Le gritaban algo que no comprendía. Algo que chocaba contra él y caía a sus pies. No. Le habían hechizado. Y el responsable pagaría por ello. Y aquellos que osaran interponerse ante él conocería su ira. Una ira fustigada por el deseo de venganza.
Sango cogió la pata de cerdo que tenía a un lado y se lanzó a por sus atacantes. Lo empuñaba con las dos manos y lanzaba golpes a diestra y siniestra hasta que uno de sus atacantes se confió y decidió atacarle por un costado. Justo en el momento en el que se acercaba a él Sango en lugar de detener el golpe giró junto con la pata que impactó en la cabeza de su agresor que cayó al suelo junto con la pata. Aprovechando la inercia del giro se abalanzó, entonces, contra el que tenía más cerca que resultó ser la mujer que se vio superada por la embestida y ambos cayeron sobre unas banquetas cercanas.
El hombre restante aprovechó la situación y pateó a Sango antes de cogerle de los hombros y tirar de él hacia atrás provocando que cayera de espaldas. Se arrodilló y le golpeó con la mano cerrada hasta en tres ocasiones antes de que hiciera signos de que le dolía la mano. Aprovechó que su brazo izquierdo quedó entre sus piernas para subirlo de golpe y asestarle un tremendo golpe en los genitales que tumbaron al tipo. Ben, con algo de esfuerzo y un ligero mareo se levantó.
Observó el panorama a su alrededor, con gente tirada por todas partes, partes de muebles, astillas, uno olor horrible y restos de comida y bebida por todas partes. Y sobre todo ese caos, el orden, venció. Se acercó a una de las mesas que quedaba en pie y cogió una jarra.
- Amigos míos- dijo mientras se llevaba la jarra a los labios. Se detuvo al oler el contenido-. No, siervos de Dundarak- llegó a la altura del último hombre que había derribado-. No, esto no es cerveza- la vertió sobre el hombre y cuando cayó la última gota, dejó caer la jarra-. Y por los Dioses que daré con el responsable de esta vil y sucia hechicería y cuando lo haga...- se detuvo al escuchar movimiento tras de sí, era le hombre que había recibido el jamonazo. Se limpió la sangre que la caía del rostro. No brillaba. Caminó hacia la puerta-. Ah, cuando lo haga...
Salió a las frías y nevadas calles de Dundarak y sin mirar atrás, desapareció.
Sango aumentó la presión sobre Gaegel sin ser conscientes de ello debido a que estaba perdido en sus pensamientos, en sus cálculos mentales, en cómo tendría que acometer aquella tarea. Pero entonces, sin previo aviso, Gaegel cambió. De su boca salieron pocas palabras. Las necesarias para que Sango cesara en su abrazo. Las justas para que su corazón volviera a sentir el cálido abrazo de las Deidades que tan frío y vacío le habían dejado. Y entonces, consciente de lo que había estado a punto de hacer, Ben se derrumbó.
Cayó de rodillas al suelo y mirando a algún punto del infinito mar de vetas que era el suelo ante él, se encerró en sí mismo mientras por su cabeza pasaban las imágenes del día que habían vivido. El horror y la náusea le paralizaron. Su atracción hacia la sangre había desaparecido, pero no el recuerdo como tampoco lo hizo el recuerdo de haberle haber desgarrado la mandíbula de aquel pobre desgraciado. Se miró las manos.
- Qué he hecho...- murmuró-.
Parpadeó y alzó la mirada para descubrir que Gaegel ya no estaba allí. A su espalda, el caos parecía haber disminuido y cuando se giró para ver qué pasaba, dos hombres y una mujer, armados, avanzaban hacia él. Le gritaban algo que no comprendía. Algo que chocaba contra él y caía a sus pies. No. Le habían hechizado. Y el responsable pagaría por ello. Y aquellos que osaran interponerse ante él conocería su ira. Una ira fustigada por el deseo de venganza.
Sango cogió la pata de cerdo que tenía a un lado y se lanzó a por sus atacantes. Lo empuñaba con las dos manos y lanzaba golpes a diestra y siniestra hasta que uno de sus atacantes se confió y decidió atacarle por un costado. Justo en el momento en el que se acercaba a él Sango en lugar de detener el golpe giró junto con la pata que impactó en la cabeza de su agresor que cayó al suelo junto con la pata. Aprovechando la inercia del giro se abalanzó, entonces, contra el que tenía más cerca que resultó ser la mujer que se vio superada por la embestida y ambos cayeron sobre unas banquetas cercanas.
El hombre restante aprovechó la situación y pateó a Sango antes de cogerle de los hombros y tirar de él hacia atrás provocando que cayera de espaldas. Se arrodilló y le golpeó con la mano cerrada hasta en tres ocasiones antes de que hiciera signos de que le dolía la mano. Aprovechó que su brazo izquierdo quedó entre sus piernas para subirlo de golpe y asestarle un tremendo golpe en los genitales que tumbaron al tipo. Ben, con algo de esfuerzo y un ligero mareo se levantó.
Observó el panorama a su alrededor, con gente tirada por todas partes, partes de muebles, astillas, uno olor horrible y restos de comida y bebida por todas partes. Y sobre todo ese caos, el orden, venció. Se acercó a una de las mesas que quedaba en pie y cogió una jarra.
- Amigos míos- dijo mientras se llevaba la jarra a los labios. Se detuvo al oler el contenido-. No, siervos de Dundarak- llegó a la altura del último hombre que había derribado-. No, esto no es cerveza- la vertió sobre el hombre y cuando cayó la última gota, dejó caer la jarra-. Y por los Dioses que daré con el responsable de esta vil y sucia hechicería y cuando lo haga...- se detuvo al escuchar movimiento tras de sí, era le hombre que había recibido el jamonazo. Se limpió la sangre que la caía del rostro. No brillaba. Caminó hacia la puerta-. Ah, cuando lo haga...
Salió a las frías y nevadas calles de Dundarak y sin mirar atrás, desapareció.
Fehu, si alguna vez decides que Sango se encuentre con el responsable de haberle arrancado parte de su ser (me da igual que hubiera un motivo justificado para ello), estaré más que encantando de separar su "ser" de su "yo material".
Off: me tomo la libertad, si mis compañeros me lo permiten, de ser el último en abandonar la taberna.
Sango
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
La respuesta de Meraxes sobre de donde había sacado un bebé fue tan breve como concisa, Gaegel y un arbusto eran una explicación perfectamente coherente. Igual no cuadraba tanto por la parte del tiempo transcurrido, pero este me parecía una cosa cada vez más relativa, así que igual no era tan loco.
- Ah, ya entiendo. Vale con eso. Vayamos a por tu bebé.
Al llegar a la habitación vi que el bebé en cuestión era un gomejo, lo que hizo que empezaran a cuadrar muchas cosas. O al menos quería pensar que eso hacía cuadrar cosas, porque la otra opción era demasiado inquietante para contemplarla. Aunque aún así había un punto perturbador en que podía imaginar donde había sido ese arbusto, pues habíamos coincidido todos en un lugar con abundancia de gomejos, y el uso que se les dio allí fue bastante escatológico. Y seguramente debería haber dejado de preguntar, pero era superior a mi. Aunque antes de que pudiera decir nada, me mandó coger unas ropas y cuando las tuve me invitó a saltar por la ventana.
Viendo que había una capa de nieve, y que darnos la vuelta nos llevaría directos a la guardia, me pareció la opción más razonable. Abrí las ventanas sin meter un ruido excesivo, lo que se complicó por lo atascadas que estaban y haber perdido mis capacidades para reforzarme con sangre, pero al final cedieron y me lancé al montón de nieve. Amortiguó incluso mejor de lo que me esperaba, pero antes de que pudiera levantarme me vino la imagen de un lugar y las palabras de Oberón diciéndome que fuera allí.
- Vaya, eso ha sido raro. Aunque creo que ya se a dónde tenemos que ir.- Me puse a correr antes de que a la guardia le diera por ver si alguien había tomado rutas alternativas.- ¿Y ese arbusto con Gaegel que has comentado antes estaba en el campamento de refugiados?- Por si aparecían los guardias decidí intentar una última distracción y empecé a concentrarme en un recuerdo traumático hasta conseguir que apareciera en una de las calles que cortaban aquella a la que debíamos llegar un extraño sujeto bailando y cantando, o masacrando una canción y moviéndose como si le estuvieran dando espasmos, según el buen juicio del que le observara.
- Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes, cuando tú me besas...
No tardamos en llegar hasta el punto de reunión donde se encontraban ya Oberón y Zelas con unas extrañas frutas, una por cada miembro del grupo, o al menos lo sería cuando llegasen los demás.
- ¿Qué son esas frutas? ¿Y sabéis algo de Gaegel, Sango y Eberus?- Que bien pensado, había quedado que iba a volver a ayudarles, pero esperaba que se hubieran ido con Oberón hasta aquí cuando me convocaron, no contaba con que se hubieran quedado atrás.
- Ah, ya entiendo. Vale con eso. Vayamos a por tu bebé.
Al llegar a la habitación vi que el bebé en cuestión era un gomejo, lo que hizo que empezaran a cuadrar muchas cosas. O al menos quería pensar que eso hacía cuadrar cosas, porque la otra opción era demasiado inquietante para contemplarla. Aunque aún así había un punto perturbador en que podía imaginar donde había sido ese arbusto, pues habíamos coincidido todos en un lugar con abundancia de gomejos, y el uso que se les dio allí fue bastante escatológico. Y seguramente debería haber dejado de preguntar, pero era superior a mi. Aunque antes de que pudiera decir nada, me mandó coger unas ropas y cuando las tuve me invitó a saltar por la ventana.
Viendo que había una capa de nieve, y que darnos la vuelta nos llevaría directos a la guardia, me pareció la opción más razonable. Abrí las ventanas sin meter un ruido excesivo, lo que se complicó por lo atascadas que estaban y haber perdido mis capacidades para reforzarme con sangre, pero al final cedieron y me lancé al montón de nieve. Amortiguó incluso mejor de lo que me esperaba, pero antes de que pudiera levantarme me vino la imagen de un lugar y las palabras de Oberón diciéndome que fuera allí.
- Vaya, eso ha sido raro. Aunque creo que ya se a dónde tenemos que ir.- Me puse a correr antes de que a la guardia le diera por ver si alguien había tomado rutas alternativas.- ¿Y ese arbusto con Gaegel que has comentado antes estaba en el campamento de refugiados?- Por si aparecían los guardias decidí intentar una última distracción y empecé a concentrarme en un recuerdo traumático hasta conseguir que apareciera en una de las calles que cortaban aquella a la que debíamos llegar un extraño sujeto bailando y cantando, o masacrando una canción y moviéndose como si le estuvieran dando espasmos, según el buen juicio del que le observara.
- Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes, cuando tú me besas...
No tardamos en llegar hasta el punto de reunión donde se encontraban ya Oberón y Zelas con unas extrañas frutas, una por cada miembro del grupo, o al menos lo sería cuando llegasen los demás.
- ¿Qué son esas frutas? ¿Y sabéis algo de Gaegel, Sango y Eberus?- Que bien pensado, había quedado que iba a volver a ayudarles, pero esperaba que se hubieran ido con Oberón hasta aquí cuando me convocaron, no contaba con que se hubieran quedado atrás.
Corlys Glokta
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
No había manera. El agarre que Sango tenía sobre mí era demasiado fuerte, y el hecho de no tener mi fuerza de siempre me volvía una presa fácil. Estaba tan acostumbrado a pelear empleando esa característica que ahora mismo era un tanto inútil. Esto me preocupaba si no cambiaba pronto, ya que si las cosas no mejoraban para mi tendría que decirle a Zelas que lo mejor para la misión sería retirarme. Si con mi fuerza característica no era un rival para la Dark Order. Sin ella no era más que un bulto que fácilmente podían asesinar o utilizar en la contra de Zelas y de Meraxes.
Pero bueno. ¿Por qué estoy pensando a futuro si ahora mismo me encontraba en una situación de la cual no tenía escapatoria? Por más que forcejeara, el agarre del humano era muy fuerte. Y tras mis palabras tratando de llamar a los Dioses tal vez era la manera de dar a entender que había llegado a mi límite. Incluso logré escuchar como Eberus mencionaba que lo que hice era una tontería.
Aunque hubo algo que si noté. Tras mis palabras el agarre del humano se volvió menos intenso, hasta que este terminó quedando de rodillas en el suelo, por lo que instintivamente solté la pata de cerdo suspirando en forma de alivio. - Eso estuvo cerca. Tal vez demasiado. - Luego de eso giré mi vista hacia el brujo y le sonreí de manera maliciosa. - A veces acercarse a los Dioses tiene sus ventajas. - Dije ampliando mi sonrisa para luego guiñarle el ojo.
Di unos pasos para alejarme de Sango. Me acerqué al marco de la puerta y volví mi vista hacia Sango. Comenzó a atacar a una gran cantidad de personas. Fue en ese momento cuando miré a lo lejos y vi a Meraxes y a Corlys correr. Sentí algo de remordimiento, pero no tenía la fuerza necesaria para sacar al humano encolerizado y llevarlo conmigo. - Lo lamento Sango. - Negué con la cabeza y comencé a trotar en dirección en la que Mera y el vampiro tomaron.
Mientras trotaba me acariciaba uno de los hombros. El agarre de Sango me había dejado muy adolorido, por lo que me masajee aquella zona con firmeza para así aliviar un poco mi magullado cuerpo. Primero tuve que librarme de esa cocinera loca que de haberme alcanzado sin duda me hubiera vuelto estofado de perro; y luego con mi con el ataque sorpresa del humano. Si algo podía asegurar que esta noche tuve la bendición de los Dioses que me permitieron sobrevivir a dos muertes casi seguras. Ahora lo único que me quedaba era encontrar la manera de recuperar mi habilidad perdida.
Pero bueno. ¿Por qué estoy pensando a futuro si ahora mismo me encontraba en una situación de la cual no tenía escapatoria? Por más que forcejeara, el agarre del humano era muy fuerte. Y tras mis palabras tratando de llamar a los Dioses tal vez era la manera de dar a entender que había llegado a mi límite. Incluso logré escuchar como Eberus mencionaba que lo que hice era una tontería.
Aunque hubo algo que si noté. Tras mis palabras el agarre del humano se volvió menos intenso, hasta que este terminó quedando de rodillas en el suelo, por lo que instintivamente solté la pata de cerdo suspirando en forma de alivio. - Eso estuvo cerca. Tal vez demasiado. - Luego de eso giré mi vista hacia el brujo y le sonreí de manera maliciosa. - A veces acercarse a los Dioses tiene sus ventajas. - Dije ampliando mi sonrisa para luego guiñarle el ojo.
Di unos pasos para alejarme de Sango. Me acerqué al marco de la puerta y volví mi vista hacia Sango. Comenzó a atacar a una gran cantidad de personas. Fue en ese momento cuando miré a lo lejos y vi a Meraxes y a Corlys correr. Sentí algo de remordimiento, pero no tenía la fuerza necesaria para sacar al humano encolerizado y llevarlo conmigo. - Lo lamento Sango. - Negué con la cabeza y comencé a trotar en dirección en la que Mera y el vampiro tomaron.
Mientras trotaba me acariciaba uno de los hombros. El agarre de Sango me había dejado muy adolorido, por lo que me masajee aquella zona con firmeza para así aliviar un poco mi magullado cuerpo. Primero tuve que librarme de esa cocinera loca que de haberme alcanzado sin duda me hubiera vuelto estofado de perro; y luego con mi con el ataque sorpresa del humano. Si algo podía asegurar que esta noche tuve la bendición de los Dioses que me permitieron sobrevivir a dos muertes casi seguras. Ahora lo único que me quedaba era encontrar la manera de recuperar mi habilidad perdida.
Gaegel
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Y, al final, Eberus se vio saliendo sólo por la ventana. Tanto Gaegel como Sango habían decidido seguir su propio camino, y el brujo tampoco estaba en condiciones de arriesgar tanto su pellejo. Los guardias se acercaban. Tenía que salir inmediatamente.
Quizás ellos no tenían tanto interés en perseguir a Eberus en específico, pero eso él no lo sabía. Cuando salió por la ventana y sus botas se hundieron con un sonido crujiente en la fría nieve, se volteó para volver a mirar hacia dentro. - S... - quiso advertir a su compañero Sango por última vez sobre los guardias, pero pudo notar que no le escucharía. Se había enzarzado en una pelea contra tres personas. Solo podía desearle suerte.
Ojeó la zona en busca de guardias, y afortunadamente no había ninguno que pudiera entorpecerle la huida. Todos parecían estar ocupados en el caótico interior de la taberna. Con la capucha cubriendo su cabeza y las manos resguardadas en los bolsillos de su túnica, caminó hacia la multitud viandante para camuflarse. Le molestaba el vaho que inevitablemente salía de su nariz al respirar en ese gélido clima. En las islas no tenía que soportar eso. Y tampoco tenía que soportar que los guardias se entrometieran en sus entretenidos asuntos de taberna.
Caminaba disgustado intentando encontrar otro lugar en el que hospedarse, cuando llegó a un bonito lugar donde vio a gente conocida. - Por los jodidos Dioses. ¿Es el destino el que quiere que no nos separemos? - saludó con una seria incredulidad y un tono ligeramente bromista e irónico, acercándose de nuevo al grupo de conocidos y comensales junto con los que había peleado antes. - ¿Alguien sabe qué mierda está ocurriendo con nosotros? Esto es... inusual. Primero, juguetean con nuestras capacidades, y segundo nos volvemos a encontrar aquí, como por arte de magia. En serio. ¿Alguno de vosotros sabe qué cojones ocurre?
El Pícaro, se sintió afortunado en cierta manera. Por el camino, se había estado rompiendo la cabeza con todas esas preguntas y dudas, y al reencontrarse con aquella gente que ya daba por perdida, vio una posible oportunidad para tratar de solucionar todo aquello.
Quizás ellos no tenían tanto interés en perseguir a Eberus en específico, pero eso él no lo sabía. Cuando salió por la ventana y sus botas se hundieron con un sonido crujiente en la fría nieve, se volteó para volver a mirar hacia dentro. - S... - quiso advertir a su compañero Sango por última vez sobre los guardias, pero pudo notar que no le escucharía. Se había enzarzado en una pelea contra tres personas. Solo podía desearle suerte.
Ojeó la zona en busca de guardias, y afortunadamente no había ninguno que pudiera entorpecerle la huida. Todos parecían estar ocupados en el caótico interior de la taberna. Con la capucha cubriendo su cabeza y las manos resguardadas en los bolsillos de su túnica, caminó hacia la multitud viandante para camuflarse. Le molestaba el vaho que inevitablemente salía de su nariz al respirar en ese gélido clima. En las islas no tenía que soportar eso. Y tampoco tenía que soportar que los guardias se entrometieran en sus entretenidos asuntos de taberna.
Caminaba disgustado intentando encontrar otro lugar en el que hospedarse, cuando llegó a un bonito lugar donde vio a gente conocida. - Por los jodidos Dioses. ¿Es el destino el que quiere que no nos separemos? - saludó con una seria incredulidad y un tono ligeramente bromista e irónico, acercándose de nuevo al grupo de conocidos y comensales junto con los que había peleado antes. - ¿Alguien sabe qué mierda está ocurriendo con nosotros? Esto es... inusual. Primero, juguetean con nuestras capacidades, y segundo nos volvemos a encontrar aquí, como por arte de magia. En serio. ¿Alguno de vosotros sabe qué cojones ocurre?
El Pícaro, se sintió afortunado en cierta manera. Por el camino, se había estado rompiendo la cabeza con todas esas preguntas y dudas, y al reencontrarse con aquella gente que ya daba por perdida, vio una posible oportunidad para tratar de solucionar todo aquello.
Eberus
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
La situación se había puesto rara, or no decir que caótica. Los puntos a favor rescatables y que de cierto modo me daban consuelo era el hecho de haber salido de semejante lío ilesa y el constante e intenso vibrar de mi pecho, clara señal que Zelas y Gaegel estaban bastante cerca., además hasta podía afirmar que escuché la voz familiar de un bardo cuya letra también me sonaba, como fuese no podía sino esperar que todo saliera bien.
El frío penetraba, por suerte la carrera y el abrazo a mi bebé me hacían entrar en calor, quizás también la adrenalina del momento. Como sea, guiada por Corlys, llegamos justo hacia donde aquel sujeto que nos recibía con ¿frutas? No entendía muy bien todo aquello pero al parecer eso nos ayudaría con aquel lío de haber perdido, o mejor dicho, cambiado nuestros dones. No lo pensé dos veces y de una mordida, y un sabor algo interesante, sentía como de nuevo aquella conexión con el agua volvía. La sonrisa de alivio se notaba en mi cara.
Para ese punto los demás se unían. Fui hacia a Gaegel, se le notaba adolorido. - ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? - Volví a mirar al grupo. - ¿Dónde está Sango? - Pregunté en general, pues ahora que hacía las cuentas era él quien faltaba. Los pensamientos abordaron mi mente. ¿Acaso los guardias lo atraparon? ¿Estaba herido? ¿Qué le había sucedido?
Trataba de recapitular lo acontecido hace unos momentos. Alcé los hombros ante las preguntas del viejo chiquitín, la verdad es que no tenía idea de nada. - Los dioses suelen jugar son sus gente, cuando algo no tiene sentido lo mejor es pensar que ellos lo hicieron. - Agregué.
No sabía qué proseguía, por lo que miré a Zelas, mis ojos hablaban por mí. Me debatía entre buscar al compañero extraviado o bien un lugar seguro mientras bajaban los humos. - ¿Qué decides? - Pregunté finalmente a mi elfo rubio.
El frío penetraba, por suerte la carrera y el abrazo a mi bebé me hacían entrar en calor, quizás también la adrenalina del momento. Como sea, guiada por Corlys, llegamos justo hacia donde aquel sujeto que nos recibía con ¿frutas? No entendía muy bien todo aquello pero al parecer eso nos ayudaría con aquel lío de haber perdido, o mejor dicho, cambiado nuestros dones. No lo pensé dos veces y de una mordida, y un sabor algo interesante, sentía como de nuevo aquella conexión con el agua volvía. La sonrisa de alivio se notaba en mi cara.
Para ese punto los demás se unían. Fui hacia a Gaegel, se le notaba adolorido. - ¿Estás bien? ¿Qué sucedió? - Volví a mirar al grupo. - ¿Dónde está Sango? - Pregunté en general, pues ahora que hacía las cuentas era él quien faltaba. Los pensamientos abordaron mi mente. ¿Acaso los guardias lo atraparon? ¿Estaba herido? ¿Qué le había sucedido?
Trataba de recapitular lo acontecido hace unos momentos. Alcé los hombros ante las preguntas del viejo chiquitín, la verdad es que no tenía idea de nada. - Los dioses suelen jugar son sus gente, cuando algo no tiene sentido lo mejor es pensar que ellos lo hicieron. - Agregué.
No sabía qué proseguía, por lo que miré a Zelas, mis ojos hablaban por mí. Me debatía entre buscar al compañero extraviado o bien un lugar seguro mientras bajaban los humos. - ¿Qué decides? - Pregunté finalmente a mi elfo rubio.
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
-¿Tu no planeabas irte?-
-Tengo asuntos pendientes-
-a-
Luego de un incomodo silencio que ninguno de los 2 pretendía reconocer fue que comenzaron a llegar los demás, para fortuna del rubio, fueron llegando todos menos Sango ante lo cual Zelas les explico escuetamente -Si comen esto recuperaremos nuestras habilidades y nuestro éter- señalo mientras comía de la fruta, posteriormente saco su orbe y saco la primera espada que el orbe mágico le ofreció(1) arrojo su espada a lo lejos y realizo una seña con su mano solo para ver como su espada volvía a su mano(2) entonces dejo la espada colgando del arnés de su espalda y después de guardar su orbe, procedió a acercarse a Gaegel al mismo tiempo que Mera.
-Yo creo que tengo una idea de porque esta ocurriendo esto, me atrevería a decir incluso que es culpa mía, pero ya lo he dicho tantas veces que prefiero no repetirlo, Gaegel, hazme saber cuando te duela- señalo el rubio mientras le daba toquecitos leves en los brazos y luego le apretaba un poco fuerte el hombro.
-AAAAAAHH-grito el Lycan de mirada penetrante.
-El hombro entonces- señalo el rubio mientras colocaba sus manos en la zona adolorida -An cuimhin leat an grá Crá croí an ghrá Níl anois ach ceol na h-oíche Táim sioraí i ngrá Leannáin le smál Leannáin le smál Lig leis agus beidh leat Lig leis agus beidh grá- El rubio recito aquello como si de una canción se tratase al momento que sus manos brillaban y el éter de su raza hacia su magia(3), a pesar de no parecer para nada un elfo. Entonces el grupo fue informado de la situación con Sango.
Mera realizo entonces la pregunta que le dejaba la responsabilidad de tomar una decisión, Zelas no supo como interpretar la forma en que Mera le estaba mirando -Bueno, es obvio, iremos a buscar a Sango, no podemos dejar a un loco suelto, menos si es amigo- señalo mientras comenzaba a caminar en una dirección cualquiera mientras trataba de pensar en algún plan que les ayudara, Oberón entonces se acerco a el y le hablo en un tono bastante bajo.
-Así que si eres un elfo, interesante ¿No tendrás nada que ver con el que buscaban?-
-Para nada, pero mantén el secreto-
-Bueno también en parte no haces mucho por esconderlo... Aunque buen trabajo con lo de las orejas, por cierto no pude evitar observar la situación que ocurrió antes, si bien es encomiable la lealtad que se tienen, admiro la capacidad de autocontrol que tienes-
-No se de que estas hablando-
-Si notaste como la rubia te puso ojos de cógeme ¿Verdad?-
-Eh?-
-Oh olvida lo que dije, ya veo que no se te da eso de interpretar intenciones, volveré con Corlys-
El rubio quedo un poco confundido pero no presto mucha atención y siguió pensando en como harían que Sango saliera para ayudarlo a volver a la normalidad.
PD: Gaegel me ha dado permiso para hacerlo gritar en este post(?)
-Tengo asuntos pendientes-
-a-
Luego de un incomodo silencio que ninguno de los 2 pretendía reconocer fue que comenzaron a llegar los demás, para fortuna del rubio, fueron llegando todos menos Sango ante lo cual Zelas les explico escuetamente -Si comen esto recuperaremos nuestras habilidades y nuestro éter- señalo mientras comía de la fruta, posteriormente saco su orbe y saco la primera espada que el orbe mágico le ofreció(1) arrojo su espada a lo lejos y realizo una seña con su mano solo para ver como su espada volvía a su mano(2) entonces dejo la espada colgando del arnés de su espalda y después de guardar su orbe, procedió a acercarse a Gaegel al mismo tiempo que Mera.
-Yo creo que tengo una idea de porque esta ocurriendo esto, me atrevería a decir incluso que es culpa mía, pero ya lo he dicho tantas veces que prefiero no repetirlo, Gaegel, hazme saber cuando te duela- señalo el rubio mientras le daba toquecitos leves en los brazos y luego le apretaba un poco fuerte el hombro.
-AAAAAAHH-grito el Lycan de mirada penetrante.
-El hombro entonces- señalo el rubio mientras colocaba sus manos en la zona adolorida -An cuimhin leat an grá Crá croí an ghrá Níl anois ach ceol na h-oíche Táim sioraí i ngrá Leannáin le smál Leannáin le smál Lig leis agus beidh leat Lig leis agus beidh grá- El rubio recito aquello como si de una canción se tratase al momento que sus manos brillaban y el éter de su raza hacia su magia(3), a pesar de no parecer para nada un elfo. Entonces el grupo fue informado de la situación con Sango.
Mera realizo entonces la pregunta que le dejaba la responsabilidad de tomar una decisión, Zelas no supo como interpretar la forma en que Mera le estaba mirando -Bueno, es obvio, iremos a buscar a Sango, no podemos dejar a un loco suelto, menos si es amigo- señalo mientras comenzaba a caminar en una dirección cualquiera mientras trataba de pensar en algún plan que les ayudara, Oberón entonces se acerco a el y le hablo en un tono bastante bajo.
-Así que si eres un elfo, interesante ¿No tendrás nada que ver con el que buscaban?-
-Para nada, pero mantén el secreto-
-Bueno también en parte no haces mucho por esconderlo... Aunque buen trabajo con lo de las orejas, por cierto no pude evitar observar la situación que ocurrió antes, si bien es encomiable la lealtad que se tienen, admiro la capacidad de autocontrol que tienes-
-No se de que estas hablando-
-Si notaste como la rubia te puso ojos de cógeme ¿Verdad?-
-Eh?-
-Oh olvida lo que dije, ya veo que no se te da eso de interpretar intenciones, volveré con Corlys-
El rubio quedo un poco confundido pero no presto mucha atención y siguió pensando en como harían que Sango saliera para ayudarlo a volver a la normalidad.
- OFF: Habilidades y cosas usadas:
- 1_Vaina infinita, de la cual extraigo la Dragon Claw
2_ Retorno:(Impulso) [Pasiva] Al principio de una pelea recubre el pomo de sus armas con éter, permitiéndole con un leve gesto de manos hacer que las armas vuelvan a el en cualquier momento de la pelea, (no puede alterar el curso de estas una vez las lanza, solo puede hacer que vuelvan hacia el.)
3_ Imposición de Manos: [Mágica, 1 uso] Puedo imponer mis manos sobre mí o alguien más y realizar una breve plegaria. La Luz sanará la herida más grave del beneficiado y le otorgará un escudo que absorbe daño moderado por una ronda.
PD: Gaegel me ha dado permiso para hacerlo gritar en este post(?)
- Otro off: Si les interesa, la plegaria suena asi(?):
Zelas Hazelmere
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Llevaba un tiempo quieto, en mitad de una estrecha calle cuando fue consciente de que los Dioses se habían vuelto a ir. Su presencia había sido breve pero tan reconfortante que el vacío que experimentaba le hacía daño. Un daño que no podía contener en su interior, un daño que, comprendió, le otorgaba una extraña capacidad. Y pese a que su ser estaba completamente diluido en la enfermedad que invadía su mente, aún podía hacer valoraciones como aquella.
- Apártate, hombre, llevas un buen rato ahí en medio. ¡Vete a casa a dormir la borrachera!
Sango se giró lentamente para encontrarse frente a un hombre de mirada penetrante, barba bien recortada y pelo peinado hacia atrás, con alguna cana y con un brillo que emanaba de su cuerpo que le atraía sobremanera. Ben le echó un buen vistazo, cosa que incomodó sobremanera al hombre que dio un paso atrás. Ben le dedicó su mejor sonrisa y dio un paso a un lado para, a continuación, hacer una leve reverencia y darle paso.
Lo que el hombre no vio fue como a Sango se le dilataban las pupilas mientras escuchaba el latido del corazón de aquel hombre. Era una locura, pensó, pero su voraz hambre de aquel oscuro poder era superior a su juicio. Se irguió y dejó que doblara la esquina más próxima antes de lanzarse en su persecución.
Sango dobló la esquina y jadeó al ver que el hombre se había detenido para escucharle. Ambos se miraron, Ben con una sonrisa lupina, casi maníaca, el hombre con expresión de sorpresa y miedo, decidió actuar primero. Sin embargo, en lugar de huir fue capaz de levantar la pierna a la altura del rostro de Sango y golpearle con la fuerza suficiente como para estamparle contra el muro más cercano. El impacto fue brutal y Sango cayó de rodillas al suelo. Ante sus ojos, se estaba formando un pequeño charco de luz, que crecía gota a gota. Comprendió y alzó el rostro hacia el hombre que le observaba desde la distancia. Ben seguía sonriendo.
Se pasó el dorso de la mano por la cara para limpiarse la sangre. Se levantó con esfuerzo, apoyando las dos manos en la rodilla izquierda para tomar impulso y alzarse. La sonrisa, por alguna razón no se le borraba del rostro.
- Tu corazón late desbocado con la emoción del combate- dio un paso al frente para tantear la reacción del desconocido-. Has derramado mi sangre y eres justo vencedor- se apresuró a decir para tratar de tranquilizarle ya que parecía que iba a huir en cualquier momento-. Sin embargo, has cometido un error- le señaló con el índice de la mano derecha-. Y por ello, alguien te castigará- dio otro paso al frente. El desconocido no se movió-. Por suerte para ti, no has de esperar mucho por tu castigo.
Sango y el desconocido reaccionaron al mismo tiempo: el primero perseguía, con la cabeza completamente ida, hambriento, dolido y con ganas de hacer partícipe de su dolor a todo aquel que osara interponerse en su camino. El otro lamentaba haber dirigido la palabra al desconocido pelirrojo, lamentaba, incluso, haber caminado por aquella calle para llegar antes a su destino. Ah, los hilos del infinito tapiz se entretejían de maneras que ni los mismos Dioses eran capaces de ver.
Por las calles de Dundarak, los gritos de auxilio chocaban contra las paredes. La distancia se acortaba.
- Apártate, hombre, llevas un buen rato ahí en medio. ¡Vete a casa a dormir la borrachera!
Sango se giró lentamente para encontrarse frente a un hombre de mirada penetrante, barba bien recortada y pelo peinado hacia atrás, con alguna cana y con un brillo que emanaba de su cuerpo que le atraía sobremanera. Ben le echó un buen vistazo, cosa que incomodó sobremanera al hombre que dio un paso atrás. Ben le dedicó su mejor sonrisa y dio un paso a un lado para, a continuación, hacer una leve reverencia y darle paso.
Lo que el hombre no vio fue como a Sango se le dilataban las pupilas mientras escuchaba el latido del corazón de aquel hombre. Era una locura, pensó, pero su voraz hambre de aquel oscuro poder era superior a su juicio. Se irguió y dejó que doblara la esquina más próxima antes de lanzarse en su persecución.
Sango dobló la esquina y jadeó al ver que el hombre se había detenido para escucharle. Ambos se miraron, Ben con una sonrisa lupina, casi maníaca, el hombre con expresión de sorpresa y miedo, decidió actuar primero. Sin embargo, en lugar de huir fue capaz de levantar la pierna a la altura del rostro de Sango y golpearle con la fuerza suficiente como para estamparle contra el muro más cercano. El impacto fue brutal y Sango cayó de rodillas al suelo. Ante sus ojos, se estaba formando un pequeño charco de luz, que crecía gota a gota. Comprendió y alzó el rostro hacia el hombre que le observaba desde la distancia. Ben seguía sonriendo.
Se pasó el dorso de la mano por la cara para limpiarse la sangre. Se levantó con esfuerzo, apoyando las dos manos en la rodilla izquierda para tomar impulso y alzarse. La sonrisa, por alguna razón no se le borraba del rostro.
- Tu corazón late desbocado con la emoción del combate- dio un paso al frente para tantear la reacción del desconocido-. Has derramado mi sangre y eres justo vencedor- se apresuró a decir para tratar de tranquilizarle ya que parecía que iba a huir en cualquier momento-. Sin embargo, has cometido un error- le señaló con el índice de la mano derecha-. Y por ello, alguien te castigará- dio otro paso al frente. El desconocido no se movió-. Por suerte para ti, no has de esperar mucho por tu castigo.
Sango y el desconocido reaccionaron al mismo tiempo: el primero perseguía, con la cabeza completamente ida, hambriento, dolido y con ganas de hacer partícipe de su dolor a todo aquel que osara interponerse en su camino. El otro lamentaba haber dirigido la palabra al desconocido pelirrojo, lamentaba, incluso, haber caminado por aquella calle para llegar antes a su destino. Ah, los hilos del infinito tapiz se entretejían de maneras que ni los mismos Dioses eran capaces de ver.
Por las calles de Dundarak, los gritos de auxilio chocaban contra las paredes. La distancia se acortaba.
(Aclaración para futuras lecturas) Sango está diluido la enfermedad que lo posee.
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
El lado positivo es que llegaron Gaegel y Eberus justo cuando estaba preguntando por ellos, el lado negativo es que Sango no. Al menos, Oberón había creado unas frutas que debían curarnos de lo que hubiera ocurrido, y después de que Zelas se metiera la suya, yo procedí a comerme la mía esperando que fuese lo suficientemente mágica como para que mi cuerpo no la expulsara. Por suerte, pareció serlo porque no solo no empecé a vomitar sino que volvía a notar que mi sangre respondía de nuevo a mi voluntad.
Por lo demás, nos informaron de que Sango se había vuelto loco y estaba en la taberna intentando comerse a gente, y cuando fue consultado, Zelas dijo que debíamos volver a por Sango. Yo no podía estar más de acuerdo con esa decisión, porque una cosa era desentenderme de un loco suelto en la ciudad y otra era desentenderme de un compañero que se había vuelto loco, pues la segunda opción ameritaba ayudarle aunque no hubiera una recompensa de por medio.
Recorrimos nuestro camino de vuelta en busca de Sango, y aunque no lo encontramos por allí si que pudimos escuchar unos gritos que tenían muchas posibilidades de estar relacionados con él.
- Debe andar por una de estas calles. Igual si nos separamos lo encontramos más rápido.
Sin pensar más, canalicé mi sangre para potenciarme[1], disfrutando el momento en el que notaba como mis capacidades físicas aumentaban después de haber estado ese rato sin tener la parte buena de mi estado, y salí corriendo por una de las callejas buscando la fuente de los gritos. Lo que encontré fue a Sango en plena persecución a un infeliz, y preocupantemente cerca de alcanzarle, por lo que me lancé contra él aprovechando que estaba centrado en su presa, resultando en que ambos acabamos rodando por el suelo empedrado. El humano se levantó con una voluntad férrea, pero esperaba que al menos le hubiera dado tiempo suficiente a su objetivo para alejarse. Lo que no sabía si era una ventaja o un inconveniente es que nos habíamos rozado en la caída y los dos teníamos pequeñas heridas, no sabía si atraerían su atención hacia mi, lo cual solucionaría el problema de que atacase a gente aleatoria, pero podía acabar muy mal si decidía que probar la sangre parecía una buena idea y acababa convirtiéndose en uno de los míos.
Podría intentar quedarme a luchar hasta que llegasen, pero igual era mejor que afrontara esto gente más capacitada y que no estuviese cerca de quedarse sin energía por quedarse sin suficiente sangre.
- ¡Sango! Por aquí tenemos toda esa sangre que buscas. ¡Ven!- Le grité mientras salía corriendo de vuelta con mis últimas reservas.
Por lo demás, nos informaron de que Sango se había vuelto loco y estaba en la taberna intentando comerse a gente, y cuando fue consultado, Zelas dijo que debíamos volver a por Sango. Yo no podía estar más de acuerdo con esa decisión, porque una cosa era desentenderme de un loco suelto en la ciudad y otra era desentenderme de un compañero que se había vuelto loco, pues la segunda opción ameritaba ayudarle aunque no hubiera una recompensa de por medio.
Recorrimos nuestro camino de vuelta en busca de Sango, y aunque no lo encontramos por allí si que pudimos escuchar unos gritos que tenían muchas posibilidades de estar relacionados con él.
- Debe andar por una de estas calles. Igual si nos separamos lo encontramos más rápido.
Sin pensar más, canalicé mi sangre para potenciarme[1], disfrutando el momento en el que notaba como mis capacidades físicas aumentaban después de haber estado ese rato sin tener la parte buena de mi estado, y salí corriendo por una de las callejas buscando la fuente de los gritos. Lo que encontré fue a Sango en plena persecución a un infeliz, y preocupantemente cerca de alcanzarle, por lo que me lancé contra él aprovechando que estaba centrado en su presa, resultando en que ambos acabamos rodando por el suelo empedrado. El humano se levantó con una voluntad férrea, pero esperaba que al menos le hubiera dado tiempo suficiente a su objetivo para alejarse. Lo que no sabía si era una ventaja o un inconveniente es que nos habíamos rozado en la caída y los dos teníamos pequeñas heridas, no sabía si atraerían su atención hacia mi, lo cual solucionaría el problema de que atacase a gente aleatoria, pero podía acabar muy mal si decidía que probar la sangre parecía una buena idea y acababa convirtiéndose en uno de los míos.
Podría intentar quedarme a luchar hasta que llegasen, pero igual era mejor que afrontara esto gente más capacitada y que no estuviese cerca de quedarse sin energía por quedarse sin suficiente sangre.
- ¡Sango! Por aquí tenemos toda esa sangre que buscas. ¡Ven!- Le grité mientras salía corriendo de vuelta con mis últimas reservas.
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[1] Nivel 0: Potencia de sangre: [Mágica, 2 Usos] Utiliza la sangre ingerida para aumentar su fuerza y agilidad, causando un mayor daño físico durante un turno. Gastando el segundo uso.
Corlys Glokta
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Seguí caminando despacio siguiendo el camino que la mujer dragón y el vampiro habían tomado. El camino lo llevó a reunirse de nueva cuenta con el grupo anterior, con excepción claro de Sango. Al escuchar el comentario del brujo, no pude evitar reír levemente. - Parece que ya lo estás entendiendo. - Mi comentario hizo que Mera se girara y se acercara hacia mi al verme levemente maltrecho. - Sí, estoy bien. Pero extraño tener mi fuerza.
Luego de eso preguntó por Sango, por lo que negué con mi cabeza debido a que desconocía hacia donde se había dirigido. Aunque eso no dejaba de darme remordimiento, ya que pude haber traído al humano hasta acá de tener mi fuerza física de vuelta. Lo que no esperaba fue que de pronto Zelas se acercó hacia mi y comenzó a decir algo que parecía tener sentido, ya que su éter parecía contaminar el ambiente, aunque lo último que dijo me confundió. - ¿Que me duela qué? - Y acto seguido era invadido por leves toques eléctricos en mis brazos para luego subir a mi hombro, hasta que llegó el punto en que no pude resistir más.
AAAAAAHH - Grité sin más, dejando en evidencia mi dolor ante lo que el elfo no elfo hacía. Después, el mismo Zelas comenzó a hacer una especie de cántico, el cual ayudó a contrarrestar el dolor que sentía previamente cuando Sango me había atacado. Suspiré en forma de alivio ante aquello. - Gracias. - Le dije al rubio para luego enfocarse en el tema de Sango. - Así es. No podemos dejar que se vaya. Está completamente en una especie de vorágine frenética.
Por mí solo en ese estado no podría contra él. Pero con los demás las posibilidades aumentaban considerablemente. Tomé aquella fruta que habían mencionado con anterioridad, la cual nos ayudaría a recuperar nuestras habilidades y la comí sin más. Corlys dijo que lo mejor era separarnos. - Está bien. Pero si lo encuentran encuentren la forma de avisar a los demás. - Acoté mientras corría en búsqueda del humano enloquecido.
Caminé entre las calles y callejones cercanos a donde estábamos previamente. - Dónde se habrá metido? - Y fue en ese momento cuando escuché una serie de gritos. - Allí. - Me giré en dirección hacia donde provenían los alaridos. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron y al llegar allí me encontré con que Corlys también lo había encontrado.
Muy bien Sango. Es hora de que vuelvas a la normalidad. - Acto seguido, y aun notando la vibración de mi pieza, lo cual quería decir que tanto Meraxes, como Zelas estaban cerca. Puse mi dedo en la pieza metálica y comencé a hablar con ellos. (1) - Chicos... Corlys encontró a Sango. Vengan de inmediato. - Luego les dije mi ubicación. - Sigan los gritos. - Solté la pieza metálica y comencé a gritar fuertemente para ayudar a que mis compañeros encontraran el lugar.
Te ayudaremos a que regreses a la normalidad Sango. Ya lo verás. - Dije dando algunos pasos hacia el humano con suma precaución. Sango era alguien fuerte y habilidoso, y en su estado era sumamente peligroso, por lo que hay que ir a la defensiva hacia él. Daba un paso hacia adelante y luego caminaba hacia la izquierda o la derecha sin ningún patrón claro para que de ese modo el humano no pueda saber qué era lo que haría a continuación.
OFF:
1.- Uso de Pieza metálica para contactar a Zelas y a Meraxes.
- Pieza metálica: (Conexión) [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
Luego de eso preguntó por Sango, por lo que negué con mi cabeza debido a que desconocía hacia donde se había dirigido. Aunque eso no dejaba de darme remordimiento, ya que pude haber traído al humano hasta acá de tener mi fuerza física de vuelta. Lo que no esperaba fue que de pronto Zelas se acercó hacia mi y comenzó a decir algo que parecía tener sentido, ya que su éter parecía contaminar el ambiente, aunque lo último que dijo me confundió. - ¿Que me duela qué? - Y acto seguido era invadido por leves toques eléctricos en mis brazos para luego subir a mi hombro, hasta que llegó el punto en que no pude resistir más.
AAAAAAHH - Grité sin más, dejando en evidencia mi dolor ante lo que el elfo no elfo hacía. Después, el mismo Zelas comenzó a hacer una especie de cántico, el cual ayudó a contrarrestar el dolor que sentía previamente cuando Sango me había atacado. Suspiré en forma de alivio ante aquello. - Gracias. - Le dije al rubio para luego enfocarse en el tema de Sango. - Así es. No podemos dejar que se vaya. Está completamente en una especie de vorágine frenética.
Por mí solo en ese estado no podría contra él. Pero con los demás las posibilidades aumentaban considerablemente. Tomé aquella fruta que habían mencionado con anterioridad, la cual nos ayudaría a recuperar nuestras habilidades y la comí sin más. Corlys dijo que lo mejor era separarnos. - Está bien. Pero si lo encuentran encuentren la forma de avisar a los demás. - Acoté mientras corría en búsqueda del humano enloquecido.
Caminé entre las calles y callejones cercanos a donde estábamos previamente. - Dónde se habrá metido? - Y fue en ese momento cuando escuché una serie de gritos. - Allí. - Me giré en dirección hacia donde provenían los alaridos. Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron y al llegar allí me encontré con que Corlys también lo había encontrado.
Muy bien Sango. Es hora de que vuelvas a la normalidad. - Acto seguido, y aun notando la vibración de mi pieza, lo cual quería decir que tanto Meraxes, como Zelas estaban cerca. Puse mi dedo en la pieza metálica y comencé a hablar con ellos. (1) - Chicos... Corlys encontró a Sango. Vengan de inmediato. - Luego les dije mi ubicación. - Sigan los gritos. - Solté la pieza metálica y comencé a gritar fuertemente para ayudar a que mis compañeros encontraran el lugar.
Te ayudaremos a que regreses a la normalidad Sango. Ya lo verás. - Dije dando algunos pasos hacia el humano con suma precaución. Sango era alguien fuerte y habilidoso, y en su estado era sumamente peligroso, por lo que hay que ir a la defensiva hacia él. Daba un paso hacia adelante y luego caminaba hacia la izquierda o la derecha sin ningún patrón claro para que de ese modo el humano no pueda saber qué era lo que haría a continuación.
OFF:
1.- Uso de Pieza metálica para contactar a Zelas y a Meraxes.
- Pieza metálica: (Conexión) [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
Gaegel
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Ninguno de los demás parecía tener una explicación razonable sobre todo aquello, pero cuando la mujer de cabello claro le contestó, no pudo evitar reír con cierto desdén, pero no hacia ella, sino hacia las ideas que había expuesto. - Pues, si eso es cierto, los Dioses se pueden meter sus bromas por entre las nalgas - blasfemó sin ningún reparo.
Luego, escuchó la sugerencia de Zelas referente a la baya anaranjada y no pudo evitar fruncir el ceño con desconfianza. Había visto cómo Oberón plantó la semilla de la que brotaron, pero decidió esperar a que los demás la probaran para aventurarse él. Le parecía sospechoso que aquel ser feérico tuviera la solución para aquel surrealista problema que les atañía a todos. Esperó en silencio hasta que varios la probaron, y tras observar los efectos se decidió a comer la baya.
Masticando y con la mitad de la baya en la mano, miraba cómo Corlys y los demás se apresuraban para perderse entre las calles, dirigiéndose hacia unos gritos que sospechaban que eran señales de la presencia de la versión más sádica de su amigo humano. Eberus decidió quedarse allí de momento, hasta observar cómo sus poderes ilusionistas volvían a él. Intentó generar el sonido ilusorio de un chasquido de dedos hasta que pudo hacerlo con suma fluidez y efectividad, y a medida que lo fue consiguiendo su placentero sentimiento de alivio se fue haciendo mayor. - Uf... - resopló con una mueca de incrédulo alivio.
Ya se había terminado de comer su baya, pero pensó en arrancar otra para ofrecérsela a Sango en cuanto lo viera. Sin embargo, los gritos cada vez sonaban más cerca y la opción de entregársela amablemente en mano no le sonaba muy adecuada. Los mismos gritos le hicieron recordar la fiereza con que en la taberna se abalanzaba hacia la sangre. Todo ello junto con el recobro de sus poderes ilusionistas le llevó a teorizar con algo interesante. Quizás, provocar una ilusión que hiciera ver a la baya como un corazón sangriento haría que Sango se viera mucho más tentado a ingerirla.
Sostuvo entonces la baya sobre su mano y comenzó a pintar con su mente (1). En menos de lo que cae una pluma al suelo, la baya había sido sustituida por un corazón sangriento del que brotaba un líquido viscoso granate hasta incluso llegar a pintar el suelo. Ahora, se disponía a caminar, encapuchado, corazón en mano y creando una escena algo terrorífica y grotesca, hacia el origen de los gritos hasta encontrarse con Sango, sintiendo la misma inquietud en las vísceras que sentía cuando antaño se involucraba en peleas con gente mucho más corpulenta que él.
_________
OFF: 1.- Uso de mi talento Ilusión: Manipulo el éter para confundir a mis enemigos.
Luego, escuchó la sugerencia de Zelas referente a la baya anaranjada y no pudo evitar fruncir el ceño con desconfianza. Había visto cómo Oberón plantó la semilla de la que brotaron, pero decidió esperar a que los demás la probaran para aventurarse él. Le parecía sospechoso que aquel ser feérico tuviera la solución para aquel surrealista problema que les atañía a todos. Esperó en silencio hasta que varios la probaron, y tras observar los efectos se decidió a comer la baya.
Masticando y con la mitad de la baya en la mano, miraba cómo Corlys y los demás se apresuraban para perderse entre las calles, dirigiéndose hacia unos gritos que sospechaban que eran señales de la presencia de la versión más sádica de su amigo humano. Eberus decidió quedarse allí de momento, hasta observar cómo sus poderes ilusionistas volvían a él. Intentó generar el sonido ilusorio de un chasquido de dedos hasta que pudo hacerlo con suma fluidez y efectividad, y a medida que lo fue consiguiendo su placentero sentimiento de alivio se fue haciendo mayor. - Uf... - resopló con una mueca de incrédulo alivio.
Ya se había terminado de comer su baya, pero pensó en arrancar otra para ofrecérsela a Sango en cuanto lo viera. Sin embargo, los gritos cada vez sonaban más cerca y la opción de entregársela amablemente en mano no le sonaba muy adecuada. Los mismos gritos le hicieron recordar la fiereza con que en la taberna se abalanzaba hacia la sangre. Todo ello junto con el recobro de sus poderes ilusionistas le llevó a teorizar con algo interesante. Quizás, provocar una ilusión que hiciera ver a la baya como un corazón sangriento haría que Sango se viera mucho más tentado a ingerirla.
Sostuvo entonces la baya sobre su mano y comenzó a pintar con su mente (1). En menos de lo que cae una pluma al suelo, la baya había sido sustituida por un corazón sangriento del que brotaba un líquido viscoso granate hasta incluso llegar a pintar el suelo. Ahora, se disponía a caminar, encapuchado, corazón en mano y creando una escena algo terrorífica y grotesca, hacia el origen de los gritos hasta encontrarse con Sango, sintiendo la misma inquietud en las vísceras que sentía cuando antaño se involucraba en peleas con gente mucho más corpulenta que él.
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OFF: 1.- Uso de mi talento Ilusión: Manipulo el éter para confundir a mis enemigos.
Eberus
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Ahora que todos estábamos sanos, luego de que Gaegel gritara de la manera menos macha que existe, la prioridad era buscar a Sango. Zelas, al ser quien para mí tuviera la última palabra en todo esto, finalmente optó por la búsqueda de nuestro compañero.
Cada uno de nosotros tomó un camino diferente, lo que llevó al cabo de unos minutos, que al estar entre los callejones buscando la voz de Gaegel resonara en mi cabeza producto de aquella vibrante medalla. - ¿En serio acabas de gastar una magia tan valiosa en decir sigan los gritos? ¿El retortijón de Zelas te ha fundido las neuonas? Bien podías haber gritado tú. - Fue lo primero que pensé, y que obvio él escuchaba ante el inevitable efecto de la conexión actual. - Voy para allá. - Agregué, volviendo mis pasos hacia la dirección donde semejantes gritos delataban con creces la ubicación.
Fui la última en llegar, para este punto Corlys, Gaegel y Eberus, eran los que estaban en mi campo visual lidiando con un Sango salvaje. Las personas alrededor estaban aterradas, básicamente ya sabía lo que tenía que hacer. Los chicos, incluyendo a Zelas y el otro sujeto raro, seguro podrían encargarse de lidiar con sango, pues podría decirse que tendrían ventaja numérica. Lo que consideré prioritario desde mi perspectiva, fue sacar a tantas personas como fuera posible de ahí en caso de que las cosas se escaparan de las manos, mientras menos bajas, mejor.
- ¡Rápido! ¡Por aquí! - Comencé a llamar a gritos y levantar a hombres, mujeres y niños que se caían por la carrera. - ¡Sigan por ese camino y no miren atrás! ¡Rápido, no hay tiempo! - Decía y alentaba a seguir. - ¡Señora agarré a ese niño y corra! ¡Tú! ¡Ayuda a la anciana! ¡Me asegurare de que no los sigan! - Confiaba en que los chicos se encargaran de la situación con Sango ahora que yo los ayudaba a desaloja, todo dependía de su ingenio y trabajo en equipo.
Cada uno de nosotros tomó un camino diferente, lo que llevó al cabo de unos minutos, que al estar entre los callejones buscando la voz de Gaegel resonara en mi cabeza producto de aquella vibrante medalla. - ¿En serio acabas de gastar una magia tan valiosa en decir sigan los gritos? ¿El retortijón de Zelas te ha fundido las neuonas? Bien podías haber gritado tú. - Fue lo primero que pensé, y que obvio él escuchaba ante el inevitable efecto de la conexión actual. - Voy para allá. - Agregué, volviendo mis pasos hacia la dirección donde semejantes gritos delataban con creces la ubicación.
Fui la última en llegar, para este punto Corlys, Gaegel y Eberus, eran los que estaban en mi campo visual lidiando con un Sango salvaje. Las personas alrededor estaban aterradas, básicamente ya sabía lo que tenía que hacer. Los chicos, incluyendo a Zelas y el otro sujeto raro, seguro podrían encargarse de lidiar con sango, pues podría decirse que tendrían ventaja numérica. Lo que consideré prioritario desde mi perspectiva, fue sacar a tantas personas como fuera posible de ahí en caso de que las cosas se escaparan de las manos, mientras menos bajas, mejor.
- ¡Rápido! ¡Por aquí! - Comencé a llamar a gritos y levantar a hombres, mujeres y niños que se caían por la carrera. - ¡Sigan por ese camino y no miren atrás! ¡Rápido, no hay tiempo! - Decía y alentaba a seguir. - ¡Señora agarré a ese niño y corra! ¡Tú! ¡Ayuda a la anciana! ¡Me asegurare de que no los sigan! - Confiaba en que los chicos se encargaran de la situación con Sango ahora que yo los ayudaba a desaloja, todo dependía de su ingenio y trabajo en equipo.
- Off:
- Uso:Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Arma Flexible Superior (Látigo) - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull (Cría de Gomejo)
Meraxes
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
El rubio al escuchar la voz de su cabeza y posteriormente los gritos de Gaegel, se apresuro rápidamente dando saltos propulsados por su éter(1) vio pasar a Corlys y cuando vio a Gaegel ya era muy tarde, por el rabillo del ojo alcanzo a percibir a Sango, pero era demasiado tarde, este le embistió y lo mando de lleno contra un muro el cual agrieto debido al impacto, Zelas de rodillas y apoyándose en su espada escupió un poco de sangre.
-Esta es la ultima vez que ayudo a alguien de gratis... Ay- se lamento el no-elfo cuando noto que el héroe de Aerandir volvía a la carga, usando su espada de apoyo giro para evitarlo y uso la misma para bloquear algunos de los golpes que Sango lanzaba, sin embargo, eso no evito que le clavara unos cuantos golpes buenos que le obligaron a retroceder mas para recuperar su equilibrio.
-Sango, no me dejas muchas opciones... Prepárense para darle una fruta a Sango, tratare de inmovilizarlo- Zelas sujeto su espada con la mano derecha la cual estaba cruzada apuntando hacia abajo y a su lado izquierdo, la elevo lentamente formando un arco hacia su lado derecho y mientras lo hacia espadas espectrales similares a estacas se materializaban en el lugar por donde había movido su espada(2) las cuales envió en forma de abanico hacia Sango, intentando evitar cualquier daño grave, su objetivo era atrapar alguna de sus extremidades para inmovilizarlo un poco.
OFF: habilidades usadas
1 Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo.
2-Arma sombríaDragon Claw: [Arma, se liga al éter, 2 usos] Puede ser cualquier arma de cuerpo a cuerpo de una mano. Otorga la habilidad => Doragon Crow Gasto 1 Uso: Se materializan en el aire cinco armas iguales, las que puedo enviar contra un enemigo o lanzarlas en un abanico. Si atacan a un sólo objetivo, pueden ignorar la mitad de cualquier defensa, incluso mágica.
Encantada con Purgar [Encantamiento de Arma] Cuando esta arma choca con otra o golpea una armadura, inutiliza los encantamientos que éstos posean por 2 rondas. Este efecto sólo puede ocurrir una vez cada dos turnos.
-Esta es la ultima vez que ayudo a alguien de gratis... Ay- se lamento el no-elfo cuando noto que el héroe de Aerandir volvía a la carga, usando su espada de apoyo giro para evitarlo y uso la misma para bloquear algunos de los golpes que Sango lanzaba, sin embargo, eso no evito que le clavara unos cuantos golpes buenos que le obligaron a retroceder mas para recuperar su equilibrio.
-Sango, no me dejas muchas opciones... Prepárense para darle una fruta a Sango, tratare de inmovilizarlo- Zelas sujeto su espada con la mano derecha la cual estaba cruzada apuntando hacia abajo y a su lado izquierdo, la elevo lentamente formando un arco hacia su lado derecho y mientras lo hacia espadas espectrales similares a estacas se materializaban en el lugar por donde había movido su espada(2) las cuales envió en forma de abanico hacia Sango, intentando evitar cualquier daño grave, su objetivo era atrapar alguna de sus extremidades para inmovilizarlo un poco.
OFF: habilidades usadas
1 Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo.
2-
Encantada con Purgar [Encantamiento de Arma] Cuando esta arma choca con otra o golpea una armadura, inutiliza los encantamientos que éstos posean por 2 rondas. Este efecto sólo puede ocurrir una vez cada dos turnos.
Zelas Hazelmere
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Su mente estaba completamente enturbiada y no era capaz de recuperarse a sí mismo. La locura se había apoderado de él y nada podía hacer para liberarse de ella. Ni siquiera esperar un momento de lucidez para volver a salir y tomar el control. Nada. En el último parpadeo, perdió el control de sí mismo.
Por suerte para su presa, se interpusieron en su camino. Corlys se abalanzó sobre él y le estampó contra un muro cercano antes de caer al suelo de rodillas. Sacudió la cabeza y se miró las manos durante un breve instante, lo justo y necesario para permitir que su presa escapara. Un ataque de ira le recorrió la espalda y como si de un resorte se tratara se levantó ignorando el dolor que le había producido el brutal impacto.
Contempló, entonces, el movimiento a su alrededor: paseantes que contemplaban la escena, ahora huían siguiendo las indicaciones de una voz femenina; Corlys, que le había estampado contra el muro, corría alejándose de él en dirección a Gaegel que esgrimía una espada contra él. ¿Dónde estaban sus amigos? ¿Dónde quedaban las cervezas compartidas? ¿Por qué le atacaban? No tenían ningún motivo. No tenían ningún derecho a hacerlo. Es más, aquello constituía un claro acto de traición. Una traición que pagarían permitiéndole ver cómo fluía la sangre por el interior del cuerpo. Sí, eso es. Pagarán su alta traición dejándome que les abra a la mitad, me dejarán ver cómo la sangre inunda sus órganos, veré de dónde sale ese brillo y podré, al fin, absorber ese conocimiento.. Alzó la cabeza y sonrió.
A su alrededor, las figuras perdieron todo su ser. Ya no se distinguía el uno del otro: los ojos, el pelo, incluso el sonido de la voz. Para él todo era lo mismo, todo era un objetivo: descubrir el origen del brillo de la sangre. Estaba convencido de que lo descubriría. Ensanchó su sonrisa aún más.
- ¿De dónde viene el maravilloso brillo que inunda vuestros cuerpos? ¿No tenéis curiosidad por saberlo? - dejó de sonreír para torcer la cara en una mueca siniestra-. Ah, dejad que os lo muestre-.
Su diestra desenvainó la espada con un rápido movimiento y la miró como quien mira a una amante. Sí, había estado a su lado todo el tiempo, había estado callada, permanecía paciente a su lado, esperando su momento. Bien, es tu hora. Entornó su mirada a aquellos que se atrevían a desafiarle.
Se lanzó a por Gaegel, al que lanzó dos golpes descendentes que terminaron con el sonido metálico de los aceros chocando. Hizo un medio como tratando de separarse de él pero lo único que hizo fue tomar más impulso para golpear con más fuerza.
Sin prestar atención a su último golpe, se abalanzó contra un figura recién llegada, Zelas, a la que embistió con el hombro izquierdo provocando que esta saliera disparada contra un muro. No había tiempo para celebrar.
Lanzó una estocada en dirección a Corlys, que esquivó con soltura. La mente de Sango se frustró y lanzó una serie de espadazos caóticos en todas direcciones mientras giraba sobre sí mismo y gritaba y reía a partes iguales.
Una terrible punzada de dolor le quemó el brazo derecho y extendió el dolor al resto del cuerpo casi cortándole la respiración. Recibió dos impactos más y un tercero se clavó en la cadera haciéndole retroceder y caer de rodillas. Se miró el brazo y vio una suerte de estaca clavada en él, también en la cadera. Oh, ya veo. Sentía dolor, mucho dolor y cualquier intento por mover el brazo resultaba en un dolor mucho más agudo. Apretó los dientes y alzó la mirada y reconoció el nivel de sus adversarios. Pero estaba determinado a cumplir con su tarea.
Él era mejor y lo iba a demostrar. Con la zurda empuñó la espada y se levantó. Arrastraba la pierna y el brazo derecho colgaba inútilmente en su costado. No era tan hábil con la zurda, pero, como buen soldado, había tenido que aprender a manejar las dos manos. Sonrió cansadamente y al siguiente instante se abalanzó contra ellos.
La espada fue de un lado a otro, valiéndose de la fuerza y de una risa maníaca que dominaba a Sango.
Por suerte para su presa, se interpusieron en su camino. Corlys se abalanzó sobre él y le estampó contra un muro cercano antes de caer al suelo de rodillas. Sacudió la cabeza y se miró las manos durante un breve instante, lo justo y necesario para permitir que su presa escapara. Un ataque de ira le recorrió la espalda y como si de un resorte se tratara se levantó ignorando el dolor que le había producido el brutal impacto.
Contempló, entonces, el movimiento a su alrededor: paseantes que contemplaban la escena, ahora huían siguiendo las indicaciones de una voz femenina; Corlys, que le había estampado contra el muro, corría alejándose de él en dirección a Gaegel que esgrimía una espada contra él. ¿Dónde estaban sus amigos? ¿Dónde quedaban las cervezas compartidas? ¿Por qué le atacaban? No tenían ningún motivo. No tenían ningún derecho a hacerlo. Es más, aquello constituía un claro acto de traición. Una traición que pagarían permitiéndole ver cómo fluía la sangre por el interior del cuerpo. Sí, eso es. Pagarán su alta traición dejándome que les abra a la mitad, me dejarán ver cómo la sangre inunda sus órganos, veré de dónde sale ese brillo y podré, al fin, absorber ese conocimiento.. Alzó la cabeza y sonrió.
A su alrededor, las figuras perdieron todo su ser. Ya no se distinguía el uno del otro: los ojos, el pelo, incluso el sonido de la voz. Para él todo era lo mismo, todo era un objetivo: descubrir el origen del brillo de la sangre. Estaba convencido de que lo descubriría. Ensanchó su sonrisa aún más.
- ¿De dónde viene el maravilloso brillo que inunda vuestros cuerpos? ¿No tenéis curiosidad por saberlo? - dejó de sonreír para torcer la cara en una mueca siniestra-. Ah, dejad que os lo muestre-.
Su diestra desenvainó la espada con un rápido movimiento y la miró como quien mira a una amante. Sí, había estado a su lado todo el tiempo, había estado callada, permanecía paciente a su lado, esperando su momento. Bien, es tu hora. Entornó su mirada a aquellos que se atrevían a desafiarle.
Se lanzó a por Gaegel, al que lanzó dos golpes descendentes que terminaron con el sonido metálico de los aceros chocando. Hizo un medio como tratando de separarse de él pero lo único que hizo fue tomar más impulso para golpear con más fuerza.
Sin prestar atención a su último golpe, se abalanzó contra un figura recién llegada, Zelas, a la que embistió con el hombro izquierdo provocando que esta saliera disparada contra un muro. No había tiempo para celebrar.
Lanzó una estocada en dirección a Corlys, que esquivó con soltura. La mente de Sango se frustró y lanzó una serie de espadazos caóticos en todas direcciones mientras giraba sobre sí mismo y gritaba y reía a partes iguales.
Una terrible punzada de dolor le quemó el brazo derecho y extendió el dolor al resto del cuerpo casi cortándole la respiración. Recibió dos impactos más y un tercero se clavó en la cadera haciéndole retroceder y caer de rodillas. Se miró el brazo y vio una suerte de estaca clavada en él, también en la cadera. Oh, ya veo. Sentía dolor, mucho dolor y cualquier intento por mover el brazo resultaba en un dolor mucho más agudo. Apretó los dientes y alzó la mirada y reconoció el nivel de sus adversarios. Pero estaba determinado a cumplir con su tarea.
Él era mejor y lo iba a demostrar. Con la zurda empuñó la espada y se levantó. Arrastraba la pierna y el brazo derecho colgaba inútilmente en su costado. No era tan hábil con la zurda, pero, como buen soldado, había tenido que aprender a manejar las dos manos. Sonrió cansadamente y al siguiente instante se abalanzó contra ellos.
La espada fue de un lado a otro, valiéndose de la fuerza y de una risa maníaca que dominaba a Sango.
Resumen: Sango loco - Sango no reacciona al ataque de Corlys y le deja marchar solo para cargarse de ira - Sango ataca a Gaegel con violencia - Sango ataca a Corlys y al fallar se vuelve loco y empieza un ataque caótico - Sango recibe el impacto de las estacas que lanza Zelas - Sango pierde la sensibilidad en la derecha, pero como buen soldado, "sabe usar" las dos. Se lanza con todo con la zurda - Sango está jodido, pero aún puede dar guerra.
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Mientras retrocedía me encontré a Gaegel, quien desenvainó y se preparó para el combate con Sango. Lo cual era una suerte, porque mis fuerzas volvieron a abandonarme. No esperaba haber acabado tan rápido con mi reserva de sangre, pero allí estaba, apoyado contra una pared y viendo como las piernas me fallaban, obligándome a quedar sentado.
- Aguántale Gaegel. Necesito un momento, pero ahora voy contigo.
Igual lo de que sólo sería un momento era incorrecto. Pero sin poder beberme a nadie, necesitaba al menos un tiempo para que mi cuerpo se recuperase por la sangre consumida en cargar contra Sango. Al menos ahora tenía un sentimiento similar al que impulsaba a Sango a seguir luchando, aunque me faltaran las fuerzas, el hambre al menos podría mantenerme funcional.
Me levanté justo para ver como Sango se abalanzaba sobre mi y poder esquivar su ataque. Entonces el humano enloqueció y empezó a atacar a todo lo que tuviera a su alrededor, incluyendo a Zelas que acababa de aterrizar. Afortunadamente, el elfo se repuso rápido y lanzó un extraño ataque con espadas mágicas que se materializaron en el aire empalando las extremidades de Sango. De todas formas, el humano parecía imparable, porque a pesar de todo se levantó de nuevo listo para continuar luchando, cojeaba y parecía fallarle el brazo derecho, pero nada le importaba.
- Mierda. Parece que necesitaremos aún más para inmovilizarlo.
Cuando se lanzó contra nosotros me descolgué la lanza listo para responder. No sabía si además de alterar su mente, también podía usar mis poderes, pero de estar haciéndolo más nos valía acabarle rápido. Yo podía aumentar mis capacidades muy por encima de lo habitual, pero eso suponía consumir mi sangre, la diferencia es que yo era un vampiro y podía recuperar la sangre, si un humano hacía eso mucho tiempo moriría.
Desvié su ataque y le golpeé con el asta en la pierna mala. Fui a acercarme para golpearle de nuevo, pero el olor de sus heridas casi me hacen tirarme a morderle el cuello y la espada de Sango me pasó tan cerca que me cortó el pelo al evitar el golpe. Aproveché la entrada de Gaegel para ganar distancia de nuevo y opté por intentar mantener más margen entre nosotros a fin de no repetir estas imprudencias.
- Gaegel, si encuentras un hueco, ve a por la pierna buena. Igual si lo mandamos al suelo pueden darle ya la maldita fruta.
Tras esas palabras me lancé de nuevo al ataque, dando punzadas contra su pierna herida, que aunque se iba defendiendo bien, confiaba en que no pudiera aguantar mucho más tiempo. Sango tampoco se quedaba quieto y sus tajos me obligaban a mantenerme en movimiento, pero tenía que luchar contra tres a la vez, y cada vez que le ganaba terreno a uno tenía que retroceder por el ataque de otro. Sólo necesitaba un error y con eso sería suficiente, una cosa es que pudiera aguantar en este estado, pero confiaba en que una vez le fallara una pierna su defensa de desmoronase.
- Aguántale Gaegel. Necesito un momento, pero ahora voy contigo.
Igual lo de que sólo sería un momento era incorrecto. Pero sin poder beberme a nadie, necesitaba al menos un tiempo para que mi cuerpo se recuperase por la sangre consumida en cargar contra Sango. Al menos ahora tenía un sentimiento similar al que impulsaba a Sango a seguir luchando, aunque me faltaran las fuerzas, el hambre al menos podría mantenerme funcional.
Me levanté justo para ver como Sango se abalanzaba sobre mi y poder esquivar su ataque. Entonces el humano enloqueció y empezó a atacar a todo lo que tuviera a su alrededor, incluyendo a Zelas que acababa de aterrizar. Afortunadamente, el elfo se repuso rápido y lanzó un extraño ataque con espadas mágicas que se materializaron en el aire empalando las extremidades de Sango. De todas formas, el humano parecía imparable, porque a pesar de todo se levantó de nuevo listo para continuar luchando, cojeaba y parecía fallarle el brazo derecho, pero nada le importaba.
- Mierda. Parece que necesitaremos aún más para inmovilizarlo.
Cuando se lanzó contra nosotros me descolgué la lanza listo para responder. No sabía si además de alterar su mente, también podía usar mis poderes, pero de estar haciéndolo más nos valía acabarle rápido. Yo podía aumentar mis capacidades muy por encima de lo habitual, pero eso suponía consumir mi sangre, la diferencia es que yo era un vampiro y podía recuperar la sangre, si un humano hacía eso mucho tiempo moriría.
Desvié su ataque y le golpeé con el asta en la pierna mala. Fui a acercarme para golpearle de nuevo, pero el olor de sus heridas casi me hacen tirarme a morderle el cuello y la espada de Sango me pasó tan cerca que me cortó el pelo al evitar el golpe. Aproveché la entrada de Gaegel para ganar distancia de nuevo y opté por intentar mantener más margen entre nosotros a fin de no repetir estas imprudencias.
- Gaegel, si encuentras un hueco, ve a por la pierna buena. Igual si lo mandamos al suelo pueden darle ya la maldita fruta.
Tras esas palabras me lancé de nuevo al ataque, dando punzadas contra su pierna herida, que aunque se iba defendiendo bien, confiaba en que no pudiera aguantar mucho más tiempo. Sango tampoco se quedaba quieto y sus tajos me obligaban a mantenerme en movimiento, pero tenía que luchar contra tres a la vez, y cada vez que le ganaba terreno a uno tenía que retroceder por el ataque de otro. Sólo necesitaba un error y con eso sería suficiente, una cosa es que pudiera aguantar en este estado, pero confiaba en que una vez le fallara una pierna su defensa de desmoronase.
Corlys Glokta
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
No había manera pacífica de apaciguar a Sango en aquel estado de frenesí. Pude notar cómo el humano se encargó de combatir a Corlys, pero no tardó mucho para acecharme, por lo que alcé mi espada para detener sus embates. En el momento donde nuestras espadas chocaron pude percibir algo que de no haber comido esa baya no hubiese ocurrido. - Mi fuerza. Está regresando. - Esos fueron mis pensamientos en el momento que nuestras espadas chocaron por segunda vez, ya que al cambiar la postura pude resistir con mayor facilidad ese embate.
Parecía que esa baya estaba funcionando, y agradecía a los dioses por eso, ya que de no haberla comido, Sango me hubiese dejado desarmado desde el primer ataque. - Maldición, regresa en sí. - Le dije teniéndolo frente a mi mientras nuestras espadas chocaban la una con la otra en aquel violento embate del humano el cual solamente me dediqué a bloquear.
Luego de eso apareció Zelas, quien fue tomado para luego ser impactado contra la pared, por lo que abrí mis ojos sorprendido por aquella acción. Por fortuna el no-elfo logró recuperarse rápidamente y lo atacó, clavándole unas estacas que inmovilizaron su brazo derecho y una de sus piernas. Esto detuvo a Sango, por lo que sonreí ampliamente. Eso podría ser suficiente. ¿Verdad?
Pues no, el espíritu combativo del humano era simplemente excepcional. Al verlo cargar de vuelta al ataque usando su siniestra fue algo de lo que me admiré. - Rayos, cuanta energía. - Notaba cómo volvía a atacar a Corlys, el cual se veía debilitado, por lo que me apresuré para bloquear un ataque que pudo haberlo tomado por sorpresa. Los ataques frenéticos de Sango eran impredecibles, y en el estado en que se encontraba el vampiro le podría resultar imposible evitarlos todos.
Al escuchar las indicaciones de Corlys asentí con la cabeza. - De acuerdo. Pero a pesar de todo ese daño, resultará difícil atacar su pierna sana. - A pesar de todos los embates que le lanzaba con mi espada, el humano de alguna manera encontraba el momento para detenerme. Vaya que Sango es un tipo duro de vencer, eso no lo iba a negar.
Por más que lo intentaba no podía lograrlo. Negué con mi cabeza. - No me dejas opción. - No podía encontrar ningún momento para atacar su pierna sana. Pero había otra posibilidad. Podía desarmarlo. Por lo que comencé a buscar un patrón en los movimientos del humano, por lo que al encontrar el momento ideal decidí cargar con toda mi fuerza para lanzarle una estocada. (1) No con la intención de atacar su cuerpo, sino que iba a atacar directamente su espada con la suficiente fuerza para que soltara esa espada. Sango podrá ser muy buen guerrero, pero al ser un diestro que se vio forzado a usar la siniestra, la fuerza de agarre no debería ser igual de intensa, por lo que luego de ese ataque solté mi espada y me arrojé contra el humano, sosteniéndolo por detrás.
Lo que me quedaría por hacer luego de desarmar a Sango sería abrazar con todas mis fuerzas al humano para que no pudiese resistirse a comer la baya. - Sostendré a Sango lo posible para que coma la baya. - Este era otro buen momento para agradecer a los dioses por haberme permitido recuperar mi fuerza.
OFF:
1.- Habilidad Nivel 0: Estocada sangrienta: lanza una estocada utilizando el maximo de su fuerza, siendo capaz de atravesar a un enemigo sin armadura [2 usos] [1/2]
Parecía que esa baya estaba funcionando, y agradecía a los dioses por eso, ya que de no haberla comido, Sango me hubiese dejado desarmado desde el primer ataque. - Maldición, regresa en sí. - Le dije teniéndolo frente a mi mientras nuestras espadas chocaban la una con la otra en aquel violento embate del humano el cual solamente me dediqué a bloquear.
Luego de eso apareció Zelas, quien fue tomado para luego ser impactado contra la pared, por lo que abrí mis ojos sorprendido por aquella acción. Por fortuna el no-elfo logró recuperarse rápidamente y lo atacó, clavándole unas estacas que inmovilizaron su brazo derecho y una de sus piernas. Esto detuvo a Sango, por lo que sonreí ampliamente. Eso podría ser suficiente. ¿Verdad?
Pues no, el espíritu combativo del humano era simplemente excepcional. Al verlo cargar de vuelta al ataque usando su siniestra fue algo de lo que me admiré. - Rayos, cuanta energía. - Notaba cómo volvía a atacar a Corlys, el cual se veía debilitado, por lo que me apresuré para bloquear un ataque que pudo haberlo tomado por sorpresa. Los ataques frenéticos de Sango eran impredecibles, y en el estado en que se encontraba el vampiro le podría resultar imposible evitarlos todos.
Al escuchar las indicaciones de Corlys asentí con la cabeza. - De acuerdo. Pero a pesar de todo ese daño, resultará difícil atacar su pierna sana. - A pesar de todos los embates que le lanzaba con mi espada, el humano de alguna manera encontraba el momento para detenerme. Vaya que Sango es un tipo duro de vencer, eso no lo iba a negar.
Por más que lo intentaba no podía lograrlo. Negué con mi cabeza. - No me dejas opción. - No podía encontrar ningún momento para atacar su pierna sana. Pero había otra posibilidad. Podía desarmarlo. Por lo que comencé a buscar un patrón en los movimientos del humano, por lo que al encontrar el momento ideal decidí cargar con toda mi fuerza para lanzarle una estocada. (1) No con la intención de atacar su cuerpo, sino que iba a atacar directamente su espada con la suficiente fuerza para que soltara esa espada. Sango podrá ser muy buen guerrero, pero al ser un diestro que se vio forzado a usar la siniestra, la fuerza de agarre no debería ser igual de intensa, por lo que luego de ese ataque solté mi espada y me arrojé contra el humano, sosteniéndolo por detrás.
Lo que me quedaría por hacer luego de desarmar a Sango sería abrazar con todas mis fuerzas al humano para que no pudiese resistirse a comer la baya. - Sostendré a Sango lo posible para que coma la baya. - Este era otro buen momento para agradecer a los dioses por haberme permitido recuperar mi fuerza.
OFF:
1.- Habilidad Nivel 0: Estocada sangrienta: lanza una estocada utilizando el maximo de su fuerza, siendo capaz de atravesar a un enemigo sin armadura [2 usos] [1/2]
Gaegel
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Pasaban por su cabeza escenarios grotescos, en los que tanto él como su buen compañero, Sango, salían muy mal parados. Caminó entonces con premura hacia el lugar de los gritos, para evitar que aquello que de lejos sonaba como una brutal pelea excediera límites indeseados. A medida que se acercaba, su corazón latía con más fuerza, e inconscientemente hacía latir al mismo ritmo el corazón ilusorio que sostenía en sus manos envolviendo la baya. En consecuencia, la sangre brotaba de él con más abundancia.
- ¡Sango! - Cuando por fin logró llegar al lugar del barullo, gritó su nombre para llamar su atención. Vio que ya estaba bastante castigado, y no pudo evitar sentir una ligera angustia, al mismo tiempo que tragaba saliva. Estaba peleando contra Zelas, Gaegel y Corlys. Eso significaba que probablemente Sango se abalanzaría contra él también. - ¿En serio soy yo el que tiene que traerle la jodida fruta? - pensó, viendo lo irónico de la situación, siendo consciente de que él era el más débil físicamente de todos ellos. - ¡¿Esto saciará tu sed?! - exclamó con firmeza, intentando hacer que se fijara en el falso corazón sangriento que sostenía.
Inmediatamente después, les guiñó el ojo a sus tres compañeros, para tratar de indicarles que lo que había en sus manos era la baya que solucionaría todo aquel caos. Mientras, intentaba localizar cualquier objeto de la calle con el que pudiera utilizar telequinesis, y así incapacitar a Sango en caso de que estuviera sumamente cegado por el vampirismo incontrolado.
- ¡Sango! - Cuando por fin logró llegar al lugar del barullo, gritó su nombre para llamar su atención. Vio que ya estaba bastante castigado, y no pudo evitar sentir una ligera angustia, al mismo tiempo que tragaba saliva. Estaba peleando contra Zelas, Gaegel y Corlys. Eso significaba que probablemente Sango se abalanzaría contra él también. - ¿En serio soy yo el que tiene que traerle la jodida fruta? - pensó, viendo lo irónico de la situación, siendo consciente de que él era el más débil físicamente de todos ellos. - ¡¿Esto saciará tu sed?! - exclamó con firmeza, intentando hacer que se fijara en el falso corazón sangriento que sostenía.
Inmediatamente después, les guiñó el ojo a sus tres compañeros, para tratar de indicarles que lo que había en sus manos era la baya que solucionaría todo aquel caos. Mientras, intentaba localizar cualquier objeto de la calle con el que pudiera utilizar telequinesis, y así incapacitar a Sango en caso de que estuviera sumamente cegado por el vampirismo incontrolado.
Eberus
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Los chicos parecían lidiar perfectamente con el enloquecido de Sango, tanto que me fue muy sencillo evacuar el área al sonido de los madrazos que se escuchaban de fondo.
- ¡Eso es sigan avanzando! - Grité al último grupo mientras volvía mi vista hacia mi grupo de compañeros.
- ¡Van muy bien! - Daba ánimos en la medida que me acercaba hacia ellos, tal vez para este punto un mano extra les serviría de ayuda, además si se inmovilizaba sería más fácil hacer que comiera.
Gaegel se las había ingeniado para abrazarlo por detrás mientras el más chiquito de todos tenía la labor más difícil, darle de comer. Tomé mi látigo con la siniestra e hice lo que tenía que hacer, con un agite preciso enrede mi arma en las piernas de nuestro alocado amigo, en caso de que lograra zafarse del Gaegel con algo de suerte caería de cara al suelo.
¿Cuántas personas se necesitaban para detener a un demente sin intentar matarlo? Bueno, había un claro énfasis en intentar porque vaya que si estaba en condiciones deplorables. -¡Alguien que le abra la maldita boca y se trague esa cosa! - Agregué desde mi posición sosteniendo con firmeza el mango de mi arma en caso de algún bamboleo. .
- ¡Eso es sigan avanzando! - Grité al último grupo mientras volvía mi vista hacia mi grupo de compañeros.
- ¡Van muy bien! - Daba ánimos en la medida que me acercaba hacia ellos, tal vez para este punto un mano extra les serviría de ayuda, además si se inmovilizaba sería más fácil hacer que comiera.
Gaegel se las había ingeniado para abrazarlo por detrás mientras el más chiquito de todos tenía la labor más difícil, darle de comer. Tomé mi látigo con la siniestra e hice lo que tenía que hacer, con un agite preciso enrede mi arma en las piernas de nuestro alocado amigo, en caso de que lograra zafarse del Gaegel con algo de suerte caería de cara al suelo.
¿Cuántas personas se necesitaban para detener a un demente sin intentar matarlo? Bueno, había un claro énfasis en intentar porque vaya que si estaba en condiciones deplorables. -¡Alguien que le abra la maldita boca y se trague esa cosa! - Agregué desde mi posición sosteniendo con firmeza el mango de mi arma en caso de algún bamboleo. .
- Off:
- Uso:
Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
- Inventario:
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- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
Al ver la actitud de Sango y como recibía un ataque tras otro Zelas fallo al reprimir una sonrisa -Maldito bastardo, ¿por que no peleas así cuando nos enfrentamos?, jajaja, muy bien ya es hora de terminar con esto, tengo mucha resaca para lidiar con lo que estaba pasando- diría el no-elfo guardando su espada en su orbe mágico(1), Sango ya se encontraba lo suficientemente dañado.
En un esfuerzo combinado entre Corlys, Gaegel e incluso Mera, Sango finalmente había sido inmovilizado, sin embargo, Eberus parecía no hacer mucho por arreglar la situación y al parecer esperaba a que Sango se acercara a devorar el falso corazón, el rubio podía ver con sus ojos(2) a través de la ilusión y le molesto bastante el hecho de que se quedara esperando en vez de ayudar, Zelas se movió rápidamente y tomo la fruta de su mano -Lo siento no eres mi tipo- señalaría mientras corría hacia donde estaba Sango.
Zelas entonces se acerco a Sango y al resto del grupo que hacia lo posible por retenerle -Abre grande!- diría el rubio quien con una mano lo sujetaría fuertemente del pelo, Zelas aprovecho el grito que daría el héroe de Aerandir para meterle la fruta en la boca y procedería a cubrírsela para evitar que escupiera la fruta y con el cuidado suficiente para que no le mordiera. Mientras todos forcejeaban ahora solo quedaba esperar a que Sango volviera a recuperar sus cabales, aquella noche había sido demasiado para el no-elfo quien a estas alturas solo quería descansar, mientras aun tuviera la capacidad de dormir(?).
OFF: cosas y habilidades usadas
1_Vaina Infinita
2_Don Mágico: Puedo sentir el flujo del Éter, detectando a usuarios de la magia u objetos mágicos que pueda ver (sin distinguir detalles).
En un esfuerzo combinado entre Corlys, Gaegel e incluso Mera, Sango finalmente había sido inmovilizado, sin embargo, Eberus parecía no hacer mucho por arreglar la situación y al parecer esperaba a que Sango se acercara a devorar el falso corazón, el rubio podía ver con sus ojos(2) a través de la ilusión y le molesto bastante el hecho de que se quedara esperando en vez de ayudar, Zelas se movió rápidamente y tomo la fruta de su mano -Lo siento no eres mi tipo- señalaría mientras corría hacia donde estaba Sango.
Zelas entonces se acerco a Sango y al resto del grupo que hacia lo posible por retenerle -Abre grande!- diría el rubio quien con una mano lo sujetaría fuertemente del pelo, Zelas aprovecho el grito que daría el héroe de Aerandir para meterle la fruta en la boca y procedería a cubrírsela para evitar que escupiera la fruta y con el cuidado suficiente para que no le mordiera. Mientras todos forcejeaban ahora solo quedaba esperar a que Sango volviera a recuperar sus cabales, aquella noche había sido demasiado para el no-elfo quien a estas alturas solo quería descansar, mientras aun tuviera la capacidad de dormir(?).
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Zelas Hazelmere
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Re: Resaca [Noche - Libre 6/6 - Cerrado]
El forcejeo terminó por agotarle. Los músculos se destensaron y una terrible sensación de derrota se instaló en él. No vería cumplido su objetivo de ver por qué la sangre brillaba, dónde se originaba todo aquello. Un último vistazo al frente le valió para ver allí al frente, un corazón sangriento sostenido por una mano. Quiso abalanzarse a por él, pero no pudo. Estaba agotado. Cerró los ojos para descansar.
Se obligó a abrirlos casi al instante, dominado por la furia pero el cuerpo no acompañaba. El corazón ya no estaba allí. Su última esperanza se desvaneció y, al final de todo, se permitió esbozar una sonrisa. Fue entonces cuando una fuerza con la que no contaba le agarró del pelo y tiró hacia atrás. Dolor. El dolor, era mejor que el cansancio, más fuerte, mejor para la mente. El cansancio se apoderaba de uno, el dolor obligaba a actuar. Sin embargo, no podía. Le tenían bien sujeto. Estaba rodeado y el cuerpo, por más que quisiera, no respondía como deseaba. Quiso reír pero todo lo que salió de él fueron unas sacudidas al ritmo de la risa ahogada y una suerte de grito que aprovecharon para meterle algo en la boca. De forma instintiva mordió con todas sus fuerzas.
La explosión de realidad le dejó impactado por unos instantes mientras las imágenes de lo vivido se revelaban ante él tan claras como el agua de un río de montaña. Vio lo que había hecho. Vio lo que había podido hacer pero que alguna fuerza mayor detuvo. Vio lo que le había hecho a sus amigos y aquello le dolió más que ninguna otra cosa. Volvió a morder y empezó a interconectar escenas, cadenas de causa y efecto: la pelea en el bar, la aparición del ser alado, la huida, la persecución. Otro mordisco más.
Alzó la vista para encontrarse con los ojos de Zelas, un poco más allá estaba Eberus, Corlys no estaba muy lejos, Meraxes le observaba y al volver la cabeza, Gaegel era el que le sujetaba. Sus amigos. Habían estado allí para él, pese a todo. Y eso le agradaba sobremanera. Sonrió y esta vez fue de alegría genuina.
Tragó lo que le habían metido en la boca y se deshizo de Gaegel solo para dejarse caer de rodillas al suelo. Se miró las manos y pensó en lo que habían estado a punto de hacer. Su cabeza formuló una breve plegaria, que le llenó el pecho de una sensación tan cálida como nunca antes había experimentado. Los Dioses estaban de vuelta. Y aquello ensanchó sus sonrisa. Su cuerpo, entonces, cayó al suelo e ignoró el frio contacto. El frio contacto con el suelo no le importó.
Estaba rodeado de amigos. Estaba a salvo.
Y Sango que había vuelto en sí, quedó inconsciente tendido en el suelo.
Se obligó a abrirlos casi al instante, dominado por la furia pero el cuerpo no acompañaba. El corazón ya no estaba allí. Su última esperanza se desvaneció y, al final de todo, se permitió esbozar una sonrisa. Fue entonces cuando una fuerza con la que no contaba le agarró del pelo y tiró hacia atrás. Dolor. El dolor, era mejor que el cansancio, más fuerte, mejor para la mente. El cansancio se apoderaba de uno, el dolor obligaba a actuar. Sin embargo, no podía. Le tenían bien sujeto. Estaba rodeado y el cuerpo, por más que quisiera, no respondía como deseaba. Quiso reír pero todo lo que salió de él fueron unas sacudidas al ritmo de la risa ahogada y una suerte de grito que aprovecharon para meterle algo en la boca. De forma instintiva mordió con todas sus fuerzas.
La explosión de realidad le dejó impactado por unos instantes mientras las imágenes de lo vivido se revelaban ante él tan claras como el agua de un río de montaña. Vio lo que había hecho. Vio lo que había podido hacer pero que alguna fuerza mayor detuvo. Vio lo que le había hecho a sus amigos y aquello le dolió más que ninguna otra cosa. Volvió a morder y empezó a interconectar escenas, cadenas de causa y efecto: la pelea en el bar, la aparición del ser alado, la huida, la persecución. Otro mordisco más.
Alzó la vista para encontrarse con los ojos de Zelas, un poco más allá estaba Eberus, Corlys no estaba muy lejos, Meraxes le observaba y al volver la cabeza, Gaegel era el que le sujetaba. Sus amigos. Habían estado allí para él, pese a todo. Y eso le agradaba sobremanera. Sonrió y esta vez fue de alegría genuina.
Tragó lo que le habían metido en la boca y se deshizo de Gaegel solo para dejarse caer de rodillas al suelo. Se miró las manos y pensó en lo que habían estado a punto de hacer. Su cabeza formuló una breve plegaria, que le llenó el pecho de una sensación tan cálida como nunca antes había experimentado. Los Dioses estaban de vuelta. Y aquello ensanchó sus sonrisa. Su cuerpo, entonces, cayó al suelo e ignoró el frio contacto. El frio contacto con el suelo no le importó.
Estaba rodeado de amigos. Estaba a salvo.
Y Sango que había vuelto en sí, quedó inconsciente tendido en el suelo.
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Sango se come la fruta y vuelve en sí aunque ha recibido daños durante la pelea. Amigos <3Sango
Héroe de Aerandir
Héroe de Aerandir
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