[Minievento Express] Los vínculos del reencuentro.
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Re: [Minievento Express] Los vínculos del reencuentro.
Arygos no pudo evitar sonreír con familiaridad al escuchar las palabras del fauno.
—¡Adelante! ¡Adelante! Te estaba esperando. ¡Siéntate! ¡Siéntate!.— Se parecía tanto a los dichos de uno de sus amigos cada vez que, inesperadamente, como ese mismo encuentro, uno se hallaba en su camino.
Sin recelo se adentró en el hogar de la rosada criatura que era, también, rosado. De hecho, todo parecía estar en diferentes tintes de ese mismo color, como si de golpe se hubiese puesto unas gafas con vidrios de colores. Incluso su piel le pareció algo más rosada al reflejar la luz que rebotaba en los almohadones. Tomó uno de ellos bien grande, lo dejo caer en el suelo y se sentó allí mismo, en lo que ella entendió que era un término medio entre las costumbres de uno y de otro.
—Cuéntame, cuéntame. ¿En qué puedo ayudarte? ¡Oh! Pero no, no, no me lo pongas tan fácil. ¿Sabes? Me gusta divertirme. ¡Sí! Si, si, si, divertirme. Háblame de ti, de tus andanzas, de tus comederos de cabeza. ¡Me encantan las historias fascinantes! Puedes mentirme, claro, aunque soy bueno adivinando. También me entusiasman los enredos de alcoba. ¿Eh? ¿Que no tienes de eso? Vaya… Bueno, tú desahógate, la verdad es que estoy más solo que la luna y me gusta pelar la hebra. ¡Bebe! ¡Bebe! ¿No te resulta delicioso? ¿A ti también te acompaña la soledad?
Cuando se dio cuenta, la dragona se hallaba sorbiendo él té de peculiar sabor, rodeando la taza tibia con ambas manos, dejando que el calor le calase las palmas de las manos.
—Yo… Creo que estoy bien, es decir, me irá bien descansar un rato antes de seguir viaje.-Parpadeo algo aturdida, mirando el líquido dentro de la taza, que hacía elevarse un tenue y aromático sabor. -Eh bueno, enredos de alcoba… No sé si enredos... Pero un par de veces he compartido alcoba.— Arygos rememoro con desagrado la primera vez que se había tumbado en un colchón blando y se hundió tanto en el que pensó que el mueble quería tragársela. Recuerdo rápidamente barrido por la primera vez que compartió un cuarto de posada. Una corta risa escapó entre los dientes de la jovencilla.— Me había caído una maldición que no me dejaba volver a mi forma natural, así que toco hacer uso de las posadas. Bueno, cuando fui capaz de encontrar una población. Me pase una o dos semanas dando tumbso por el bosque, comiendo corteza y bichos porque no podía cazar, chupando el musgo de las rocas y bebiendo de charcas porque no encontraba el rio. La verdad es que fue horrible. Por suerte me encontré con Bio, él me ayudo mucho, y me dio cobijo, me compartió su habitación. La verdad que no sé ni en que dichoso pueblo estábamos. Le hice dormir debajo de la cama conmigo porque no me fiaba de los muebles. Hay un libro de cuentos, que tiene una historia sobre una cama que atrapa en ella los durmientes y se los come.— Sin percatarse habia dejado las anegdotas de sus aventuras, y se había pasado veinte minutos relatando de memoria el horrible cuentecillo al pobre fauno, que claramente esperaba otra clase de enredos de alcoba.
—Ahora ya no le hago dormir en el suelo cuando viajamos.— se excusó rápidamente.
—¡Yo te ayudaré! Aquí, aquí, escribe su nombre aquí. Llevaré un presente en tu honor, ¿en el suyo? ¡Ay, bueno! Tecnicismos. ¡Ojo! Quién sabe si te sirva de algo. Yo diré que es de tu parte, si quieres, ¿quieres? Mira que no decirlo puede dar lugar a confusiones, ¿imaginas? Yo lo que tú quieras, las sorpresas también son divertidas. ¡Ah! No, no, no conozco a todo ser viviente de este mundo, no. Pero sí los secretos de la magia. Tú escribe, escribe, y mientras lo haces, piensa bien en esa persona. Cómo es, dónde podría encontrarse, incluso a qué huele. ¿Huele a rosas? Bueno, tú escribe y déjame a mí todo lo demás.
Arygos miró su taza, ya vacía, y la apoyó sobre la silla cuyo almohadón se había agenciado para poder tomar el pergamino y la pluma. Con una letra sorprendentemente prolija escribió en el pergamino el nombre y el apodo de su amigo mientras pintaba en su mente su sonrisa burlona, sus ojos negros y su melena azabache, el sonido de su risa y su familiar aroma.
—Puedes decirle que es de…— Arygos se sonrió, y dijo algo que después le sorprendería haber revelado.— Babitas.
—¡Adelante! ¡Adelante! Te estaba esperando. ¡Siéntate! ¡Siéntate!.— Se parecía tanto a los dichos de uno de sus amigos cada vez que, inesperadamente, como ese mismo encuentro, uno se hallaba en su camino.
Sin recelo se adentró en el hogar de la rosada criatura que era, también, rosado. De hecho, todo parecía estar en diferentes tintes de ese mismo color, como si de golpe se hubiese puesto unas gafas con vidrios de colores. Incluso su piel le pareció algo más rosada al reflejar la luz que rebotaba en los almohadones. Tomó uno de ellos bien grande, lo dejo caer en el suelo y se sentó allí mismo, en lo que ella entendió que era un término medio entre las costumbres de uno y de otro.
—Cuéntame, cuéntame. ¿En qué puedo ayudarte? ¡Oh! Pero no, no, no me lo pongas tan fácil. ¿Sabes? Me gusta divertirme. ¡Sí! Si, si, si, divertirme. Háblame de ti, de tus andanzas, de tus comederos de cabeza. ¡Me encantan las historias fascinantes! Puedes mentirme, claro, aunque soy bueno adivinando. También me entusiasman los enredos de alcoba. ¿Eh? ¿Que no tienes de eso? Vaya… Bueno, tú desahógate, la verdad es que estoy más solo que la luna y me gusta pelar la hebra. ¡Bebe! ¡Bebe! ¿No te resulta delicioso? ¿A ti también te acompaña la soledad?
Cuando se dio cuenta, la dragona se hallaba sorbiendo él té de peculiar sabor, rodeando la taza tibia con ambas manos, dejando que el calor le calase las palmas de las manos.
—Yo… Creo que estoy bien, es decir, me irá bien descansar un rato antes de seguir viaje.-Parpadeo algo aturdida, mirando el líquido dentro de la taza, que hacía elevarse un tenue y aromático sabor. -Eh bueno, enredos de alcoba… No sé si enredos... Pero un par de veces he compartido alcoba.— Arygos rememoro con desagrado la primera vez que se había tumbado en un colchón blando y se hundió tanto en el que pensó que el mueble quería tragársela. Recuerdo rápidamente barrido por la primera vez que compartió un cuarto de posada. Una corta risa escapó entre los dientes de la jovencilla.— Me había caído una maldición que no me dejaba volver a mi forma natural, así que toco hacer uso de las posadas. Bueno, cuando fui capaz de encontrar una población. Me pase una o dos semanas dando tumbso por el bosque, comiendo corteza y bichos porque no podía cazar, chupando el musgo de las rocas y bebiendo de charcas porque no encontraba el rio. La verdad es que fue horrible. Por suerte me encontré con Bio, él me ayudo mucho, y me dio cobijo, me compartió su habitación. La verdad que no sé ni en que dichoso pueblo estábamos. Le hice dormir debajo de la cama conmigo porque no me fiaba de los muebles. Hay un libro de cuentos, que tiene una historia sobre una cama que atrapa en ella los durmientes y se los come.— Sin percatarse habia dejado las anegdotas de sus aventuras, y se había pasado veinte minutos relatando de memoria el horrible cuentecillo al pobre fauno, que claramente esperaba otra clase de enredos de alcoba.
—Ahora ya no le hago dormir en el suelo cuando viajamos.— se excusó rápidamente.
—¡Yo te ayudaré! Aquí, aquí, escribe su nombre aquí. Llevaré un presente en tu honor, ¿en el suyo? ¡Ay, bueno! Tecnicismos. ¡Ojo! Quién sabe si te sirva de algo. Yo diré que es de tu parte, si quieres, ¿quieres? Mira que no decirlo puede dar lugar a confusiones, ¿imaginas? Yo lo que tú quieras, las sorpresas también son divertidas. ¡Ah! No, no, no conozco a todo ser viviente de este mundo, no. Pero sí los secretos de la magia. Tú escribe, escribe, y mientras lo haces, piensa bien en esa persona. Cómo es, dónde podría encontrarse, incluso a qué huele. ¿Huele a rosas? Bueno, tú escribe y déjame a mí todo lo demás.
Arygos miró su taza, ya vacía, y la apoyó sobre la silla cuyo almohadón se había agenciado para poder tomar el pergamino y la pluma. Con una letra sorprendentemente prolija escribió en el pergamino el nombre y el apodo de su amigo mientras pintaba en su mente su sonrisa burlona, sus ojos negros y su melena azabache, el sonido de su risa y su familiar aroma.
—Puedes decirle que es de…— Arygos se sonrió, y dijo algo que después le sorprendería haber revelado.— Babitas.
Arygos Valnor
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Re: [Minievento Express] Los vínculos del reencuentro.
La mirada azul no podía evitar recorrer el cuerpo del fauno mientras la alegre criatura hablaba sin cesar. Era la primera vez en su vida que estaba frente a una criatura como aquella, y el asombro no salía de su cuerpo mientras lo miraba con los labios separados.
De camino a su aldea natal, tras haberse separado de Nousis en aquella ciudad, había dejado que sus pasos la condujeses por curiosidad hasta el pantano. Fue en un mercado en dónde había escuchado los comentarios sobre él, y sin saber muy bien el motivo había ido en su busca.
No era como si tuviese prisa en hacer el camino, o que alguien estuviese esperando por ella. Iori tenía la libertad que otorgaba el no tener lazos con nadie. Lo miró todavía embelesada por su charla, mientras alzaba la taza humeante hasta su cara para percibir el aroma. ¿Sería realmente posible? ¿entregar un presente para alguien a quién le estuviese agradecida? La humana sonrió e inclinó el borde de la porcelana sobre sus labios.
Estaba muy caliente, y se quemó.
Se apuró en dejar el recipiente sobre la mesa y frotó los dedos calientes contra el borde de su ropa. - Bueno, yo la verdad que vine aquí por curiosidad... Nunca había visto a un fauno ¿sabe? - Tratar de usted al ser le pareció la forma adecuada de referirse a él. - Quiero decir... Me gustaría saber si eso de enviar presentes es posible... ¡Y bueno, mi historia no es muy interesante! -
Miró enarcando una ceja el pergamino y sonrió algo insegura cuando él se lo entregó. - En donde crecí me enseñaron muchas cosas útiles, pero las letras no ha sido una de ellas. No sé leer - Aclaró, por si no era evidente. - Vas a tener que conformarte con que lo haga por oral. - Sonrió de forma conciliadora antes de dirigir la vista de nuevo al cuerpo del fauno. No, demasiado pelo.
- Me crie en una aldea al sur de Verisar. Soy campesina pero siempre tuve ganas de ir más allá del mercado comarcal. Ver mundo con mis propios ojos, ya sabes. - Se encogió de hombros ante la dulzura del fauno, dando por hecho que él la comprendería con aquella explicación tan parca. - Recorrí los caminos y las ciudades humanas más importantes, y conocí a algunas personas con el paso de los meses. Algunos fueron compañeros importantes y... bueno... ahora que he decidido regresar, creo que sería buena idea hacerle llegar una muestra de gratitud. -
Su mente se lleno de su imagen. La cara apareció con nitidez, así como la expresión de sus ojos y su cabello. - No nos volveremos a ver seguramente pero, me gustaría hacerle llegar un detalle. - La humana alzó la vista y lo observó con una sonrisa muy amplia. - Entonces, ¿Me ayudarás? -
De camino a su aldea natal, tras haberse separado de Nousis en aquella ciudad, había dejado que sus pasos la condujeses por curiosidad hasta el pantano. Fue en un mercado en dónde había escuchado los comentarios sobre él, y sin saber muy bien el motivo había ido en su busca.
No era como si tuviese prisa en hacer el camino, o que alguien estuviese esperando por ella. Iori tenía la libertad que otorgaba el no tener lazos con nadie. Lo miró todavía embelesada por su charla, mientras alzaba la taza humeante hasta su cara para percibir el aroma. ¿Sería realmente posible? ¿entregar un presente para alguien a quién le estuviese agradecida? La humana sonrió e inclinó el borde de la porcelana sobre sus labios.
Estaba muy caliente, y se quemó.
Se apuró en dejar el recipiente sobre la mesa y frotó los dedos calientes contra el borde de su ropa. - Bueno, yo la verdad que vine aquí por curiosidad... Nunca había visto a un fauno ¿sabe? - Tratar de usted al ser le pareció la forma adecuada de referirse a él. - Quiero decir... Me gustaría saber si eso de enviar presentes es posible... ¡Y bueno, mi historia no es muy interesante! -
Miró enarcando una ceja el pergamino y sonrió algo insegura cuando él se lo entregó. - En donde crecí me enseñaron muchas cosas útiles, pero las letras no ha sido una de ellas. No sé leer - Aclaró, por si no era evidente. - Vas a tener que conformarte con que lo haga por oral. - Sonrió de forma conciliadora antes de dirigir la vista de nuevo al cuerpo del fauno. No, demasiado pelo.
- Me crie en una aldea al sur de Verisar. Soy campesina pero siempre tuve ganas de ir más allá del mercado comarcal. Ver mundo con mis propios ojos, ya sabes. - Se encogió de hombros ante la dulzura del fauno, dando por hecho que él la comprendería con aquella explicación tan parca. - Recorrí los caminos y las ciudades humanas más importantes, y conocí a algunas personas con el paso de los meses. Algunos fueron compañeros importantes y... bueno... ahora que he decidido regresar, creo que sería buena idea hacerle llegar una muestra de gratitud. -
Su mente se lleno de su imagen. La cara apareció con nitidez, así como la expresión de sus ojos y su cabello. - No nos volveremos a ver seguramente pero, me gustaría hacerle llegar un detalle. - La humana alzó la vista y lo observó con una sonrisa muy amplia. - Entonces, ¿Me ayudarás? -
Iori Li
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Re: [Minievento Express] Los vínculos del reencuentro.
No hacía mas que preguntarme, cada paso que daba por aquel polvoriento camino qué demonios era lo que me empujaba a continuar con aquel plan. Ya había pasado bastante tiempo desde que anocheció pero lejos de apartarme a las orillas del camino y aguardar a que comenzara de nuevo el día mis piernas continuaban incansables paso a paso rumbo norte, a donde había escuchado, alguien te escuchaba y hacia llegar un mensaje.
Para cuando alcancé mi destino aún estaba oscuro pero la tenue luz de un fuego que llevaba horas ardiendo aún iluminaba la zona como si de alguna forma supiese que estaba de camino y cuando llegaría. Envuelto en vestiduras negras, había hecho todo cuanto estaba en mi mano por ocultar mi identidad. Todo de mi. pretendiendo ser una sombra, y sin embargo fuí recibido con una calided y despreocupación totales.
No mediamos palabra hasta que estuve sentado frente a el con la taza entre las manos. - Bebe, y dime a que sabe. Te sorprenderás?¿Me sorprenderé? cuéntame. tal vez me equivoqué de infusión. Dime ¿A que sabe? - El fauno me miraba expectante, buscando no sé que reacción en mí o que la información que podría deducir del sabor que percibiera de aquella infusión. No obstante no había venido para andarme con pies de plomo en todo cuanto hiciera y saboreé el líquido oscuro.
- Afrutado y a la vez amargo. Al principio me recuerda al sabor de las bayas, a todas en general y ninguna en concreto, después un sabor amargo inunda la boca como la resaca tras una ola de mar, similar a la cerveza pero diferente a la vez. - No era un sabor que me desagradase y el calor de la infusión reconfortaba mi cuerpo, era una sensación confortante. - Aquí se cuentan muchas historias, todo el que viene cuenta la suya propia. ¿Cuál es la tuya? estoy deseando que me la cuentes, debe ser emocionante. -
me humedecí los labios mientras ponía mis ideas en orden y decidía acceder a la petición del fauno. bien podría inventarme algo en el momento, darle cualquier excusa barata para encontrarme allí y luego irme. no sabría quien soy, no podría adivinar nunca si lo que le había contado era cierto. Esa idea me tentó. Pero de igual forma que no podría descubrir si lo que le contaba era cierto tampoco podría asociar mi historia conmigo en caso de que el fauno aflojara de mas esa lengua que ya parecía tener bastante libre.
Tomé aire y decidí contarle todo. Desde lo ocurrido con Haraniel hasta esa misma noche, todos los eventos importantes de los últimos treinta años de mi vida. Le hablé de Nagnu. de aquella extraña noche con Mina. como se había ido todo a la mierda en la posada del camino. De Meraxes, Gaegel, aquella otra bruja...
También le hable de Sango y el viaje a Behronad. Qué habría sido de aquella humana, Merié, y de Aylizz. tardé tiempo en darme cuenta que no le había sostenido la mirada al fauno, pero en aquel momento tampoco me importó aparentar nada. Cuando terminé para mi sorpresa mi interlocutor no dijo nada, simplemente me acercó papiro y pluma y aguardó. De nuevo tardé en decidirme para coger la pluma y cuando me dispuse a escribir simplemente no encontré palabras. Del hogar ya no quedaban mas que las brasas y sin embargo aquel papiro se me resistía a mancharse con palabras.
Era absurdo. ¿para que viajar y contarle nada a un desconocido? ¿Qué clase de ayuda iba a ser esa o de que forma iba a encontrar a la persona a la que debía llegar el presente? Me invadió una sensación de perdida de tiempo enorme. resoplé, dejé unos aeros sobre la mesa y me dirigí a la salida. ]- No es tan fácil cuando tienes que luchar contigo mismo ¿verdad? - Le escuché tras mi espalda, asomado al dintel de su refugio. Apreté el puño con ira siendo consciente de que aquello ultimo me había hecho mas daño de lo que estaría dispuesto a admitir. Por el Este ya despuntaba el alba.
Para cuando alcancé mi destino aún estaba oscuro pero la tenue luz de un fuego que llevaba horas ardiendo aún iluminaba la zona como si de alguna forma supiese que estaba de camino y cuando llegaría. Envuelto en vestiduras negras, había hecho todo cuanto estaba en mi mano por ocultar mi identidad. Todo de mi. pretendiendo ser una sombra, y sin embargo fuí recibido con una calided y despreocupación totales.
No mediamos palabra hasta que estuve sentado frente a el con la taza entre las manos. - Bebe, y dime a que sabe. Te sorprenderás?¿Me sorprenderé? cuéntame. tal vez me equivoqué de infusión. Dime ¿A que sabe? - El fauno me miraba expectante, buscando no sé que reacción en mí o que la información que podría deducir del sabor que percibiera de aquella infusión. No obstante no había venido para andarme con pies de plomo en todo cuanto hiciera y saboreé el líquido oscuro.
- Afrutado y a la vez amargo. Al principio me recuerda al sabor de las bayas, a todas en general y ninguna en concreto, después un sabor amargo inunda la boca como la resaca tras una ola de mar, similar a la cerveza pero diferente a la vez. - No era un sabor que me desagradase y el calor de la infusión reconfortaba mi cuerpo, era una sensación confortante. - Aquí se cuentan muchas historias, todo el que viene cuenta la suya propia. ¿Cuál es la tuya? estoy deseando que me la cuentes, debe ser emocionante. -
me humedecí los labios mientras ponía mis ideas en orden y decidía acceder a la petición del fauno. bien podría inventarme algo en el momento, darle cualquier excusa barata para encontrarme allí y luego irme. no sabría quien soy, no podría adivinar nunca si lo que le había contado era cierto. Esa idea me tentó. Pero de igual forma que no podría descubrir si lo que le contaba era cierto tampoco podría asociar mi historia conmigo en caso de que el fauno aflojara de mas esa lengua que ya parecía tener bastante libre.
Tomé aire y decidí contarle todo. Desde lo ocurrido con Haraniel hasta esa misma noche, todos los eventos importantes de los últimos treinta años de mi vida. Le hablé de Nagnu. de aquella extraña noche con Mina. como se había ido todo a la mierda en la posada del camino. De Meraxes, Gaegel, aquella otra bruja...
También le hable de Sango y el viaje a Behronad. Qué habría sido de aquella humana, Merié, y de Aylizz. tardé tiempo en darme cuenta que no le había sostenido la mirada al fauno, pero en aquel momento tampoco me importó aparentar nada. Cuando terminé para mi sorpresa mi interlocutor no dijo nada, simplemente me acercó papiro y pluma y aguardó. De nuevo tardé en decidirme para coger la pluma y cuando me dispuse a escribir simplemente no encontré palabras. Del hogar ya no quedaban mas que las brasas y sin embargo aquel papiro se me resistía a mancharse con palabras.
Era absurdo. ¿para que viajar y contarle nada a un desconocido? ¿Qué clase de ayuda iba a ser esa o de que forma iba a encontrar a la persona a la que debía llegar el presente? Me invadió una sensación de perdida de tiempo enorme. resoplé, dejé unos aeros sobre la mesa y me dirigí a la salida. ]- No es tan fácil cuando tienes que luchar contigo mismo ¿verdad? - Le escuché tras mi espalda, asomado al dintel de su refugio. Apreté el puño con ira siendo consciente de que aquello ultimo me había hecho mas daño de lo que estaría dispuesto a admitir. Por el Este ya despuntaba el alba.
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Eleandris
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Vínculos del reencuentro
Vaya... Me pregunto en qué momento me pareció una buena idea recibir a gentes extrañas en mi casa. Que ni siquiera es mi casa... Algo temporal, estaba aburrido. Pero ha sido interesante, ¡caray! Las preocupaciones que tiene la gente de hoy... Pues las mismas que la de ayer, qué cosas digo. O sea, pienso. Estoy pensando, no diciendo. La confianza en otros o en uno mismo, ya veo que eso preocupa al común de los mortales. Si, si... La confianza. Aunque ninguno se ha negado a beber de algo que ofrece un desconocido, ¡qué cosas! Aunque... Hubo un momento raro, aquel que pareciera que supiese lo que iba a decir al momento... ¿Quizá sea adivino? La magia se manifiesta de tantas formas... Otro hablaba de madurar, ¿a caso se sentía fruta? ¿Y aquella que decía tener amo? ¡Amo! ¿Eso es como ser cosa y pertenecer a alguien? No me gustaría ser cosa o no ser libre. El amor no amordaza. ¡Ay! Casi me emocioné cuando aquella me habló de su cama compartida, aunque ahora tengo miedo de dormir en la mía a solas, no quiero que me engulla...
¡Oh! Si todavía me queda té para una taza... Pero no debería tomar más. Aunque tampoco parece que vaya a venir nadie. ¿Me pareció ver un lindo elfo asomarse de lejos? Quizá fue el viento. O la magia de su melena lo hizo desaparecer. Una... Dos... ¡Doce tazas tengo que fregar! Quizá sea esa la tarea menos costosa... ¡Los regalos! Yo pensaba que sería fácil. Esas leyendas que hablan de un señor con barba blanca que entrega regalos en una noche tienen que ser todo mentiras. Debería rebuscar entre los trastos, a ver de qué me deshago, a quién puedo endiñar cada cosa. La próxima vez que quiera hacer limpieza de armarios, mejor será que ponga un mercadillo...
Muchas gracias a todos los participantes, ha sido divertido leer vuestros post. No me esperaba que la mayoría citase al pie de la letra las palabras de Popi, aunque me ha gustado mucho cómo las habéis hilado con vuestras intervenciones.
Ha sido un minievento sencillo, al menos la idea era que lo fuese, aunque me consta que ha habido algún malentendido en cuanto al reparto de regalos. Nada que no se haya podido solucionar, no alarmarse, pero sí me disculpo si las indicaciones no fueron del todo claras. Todos los participantes tendrán su regalo correspondiente de acuerdo a las opciones que se han hecho llegar por privado y que en las próximas horas Popi hará su efectiva su entrega.
Todos aquellos que habéis participado con post on-rol recibís 2 puntos de experiencia de mi parte, por un trabajo bien hecho, que ahora mismo serán sumados a vuestros perfiles sin necesidad de que paséis por registro de experiencia.
¡Oh! Si todavía me queda té para una taza... Pero no debería tomar más. Aunque tampoco parece que vaya a venir nadie. ¿Me pareció ver un lindo elfo asomarse de lejos? Quizá fue el viento. O la magia de su melena lo hizo desaparecer. Una... Dos... ¡Doce tazas tengo que fregar! Quizá sea esa la tarea menos costosa... ¡Los regalos! Yo pensaba que sería fácil. Esas leyendas que hablan de un señor con barba blanca que entrega regalos en una noche tienen que ser todo mentiras. Debería rebuscar entre los trastos, a ver de qué me deshago, a quién puedo endiñar cada cosa. La próxima vez que quiera hacer limpieza de armarios, mejor será que ponga un mercadillo...
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✯ EVENTO FINALIZADO ✯
Muchas gracias a todos los participantes, ha sido divertido leer vuestros post. No me esperaba que la mayoría citase al pie de la letra las palabras de Popi, aunque me ha gustado mucho cómo las habéis hilado con vuestras intervenciones.
Ha sido un minievento sencillo, al menos la idea era que lo fuese, aunque me consta que ha habido algún malentendido en cuanto al reparto de regalos. Nada que no se haya podido solucionar, no alarmarse, pero sí me disculpo si las indicaciones no fueron del todo claras. Todos los participantes tendrán su regalo correspondiente de acuerdo a las opciones que se han hecho llegar por privado y que en las próximas horas Popi hará su efectiva su entrega.
¡Y ADEMÁS!
Todos aquellos que habéis participado con post on-rol recibís 2 puntos de experiencia de mi parte, por un trabajo bien hecho, que ahora mismo serán sumados a vuestros perfiles sin necesidad de que paséis por registro de experiencia.
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