¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Que Eleandris estuviera allí le reconfortó y le recibió con un abrazo, como correspondía un saludo entre viejos amigos que se reencontraban después de mucho tiempo. Se pusieron brevemente al día y agradeciéndole su ayuda, dejó que se ocupara de labores organizativas del campamento. Traía un grupo con él y sus intenciones parecían tan nobles como las del propio Eleandris.
En ello estaba pensando cuando una noche, después de que su viejo amigo dejara marchar a sus hombres, Sango se le quedó observando desde la distancia. Se había sentado, solo, con un pequeño cuenco con sopa y en una posición que le permitía controlar parte del campamento. No había sido casual que se sentara allí, le había llevado unos días encontrar la posición. Aquella noche, las estrellas brillaban en el firmamento y no habían muchas incidencias a destacar salvo los rasguños de los críos que se estaban entrenando.
- ¿Alguna vez, mi buen amigo, te conté la historia de cómo ayudé a fundar una ciudad en el Este?
Se recostó contra un respaldo invisible y estiró las piernas, cruzándolas solo a la altura de los tobillos. Se cruzó de brazos y dirigió su mirada a las estrellas, pero siempre en sentido Este.
- Nunca pedí reconocimiento por ello. Nunca quise que me mezclaran con esa gente- hizo una breve pausa para reformular sus pensamientos-. Un miembro, miento, un antiguo miembro de la Guardia, escoltando a la mayor escoria que ha dado este Reino para fundar una ciudad- sonrió al cielo nocturno-. Por aquel entonces, los ladrones tenían cierto peso, ¿sabes? Sí, se hablaba incluso de que estaban organizados. Nunca me lo creí, ¿cómo hacerlo? Sin embargo, tienen una ciudad y su forma de organizarse incluso dentro del caos que debe ser aquello.
Dejó que sus palabras llegaran hasta Eleandris. Sabía de su buen juicio, tal y como demostró en Beornad, una historia que ambos compartieron justo después de otro desgraciado evento en la Península de Verisar. Sonrió amargamente y sus pensamientos se tornaron en oscuros nubarrones que cegaron su juicio.
- ¿Por qué los Dioses la toman con mi pueblo? No, esto no es cosa de los Dioses, es cosa de nosotros mismos. ¿Por qué mi propia gente da la espalda a los suyos?- miró hacia la parte del campamento en donde se ubicaban las zonas de descanso-. Entiendo, después de años, cuál era mi misión, allí, en el Este: ser testigo- su mirada había vuelto a las estrellas-. No estaba planeado que yo negociara, por todos los Dioses, ni siquiera recuerdo con quién hablé, algún Bio, supongo. Los diplomáticos desaparecieron, el virrey se esfumó, los cargos de cierta relevancia en esa ciudad se desvanecieron como el polvo en el aire- dejó que la idea inundara el ambiente. No lo diría. Aún no.
- No es posible que haya gente, buena gente, sin hogar, rechazada por los suyos mientras que la escoria se amontona allí- su tono se había endurecido. Se puso en pie-. Algún día, reclamaré, por cualquier medio que sea necesario, lo que me pertenece.
Acto seguido, marchó a hacer una ronda de guardia.
(1) Interactúo, si quiere, con Eleandris.
(2) Algún día reclamaré lo que me pertenece.
En ello estaba pensando cuando una noche, después de que su viejo amigo dejara marchar a sus hombres, Sango se le quedó observando desde la distancia. Se había sentado, solo, con un pequeño cuenco con sopa y en una posición que le permitía controlar parte del campamento. No había sido casual que se sentara allí, le había llevado unos días encontrar la posición. Aquella noche, las estrellas brillaban en el firmamento y no habían muchas incidencias a destacar salvo los rasguños de los críos que se estaban entrenando.
- ¿Alguna vez, mi buen amigo, te conté la historia de cómo ayudé a fundar una ciudad en el Este?
Se recostó contra un respaldo invisible y estiró las piernas, cruzándolas solo a la altura de los tobillos. Se cruzó de brazos y dirigió su mirada a las estrellas, pero siempre en sentido Este.
- Nunca pedí reconocimiento por ello. Nunca quise que me mezclaran con esa gente- hizo una breve pausa para reformular sus pensamientos-. Un miembro, miento, un antiguo miembro de la Guardia, escoltando a la mayor escoria que ha dado este Reino para fundar una ciudad- sonrió al cielo nocturno-. Por aquel entonces, los ladrones tenían cierto peso, ¿sabes? Sí, se hablaba incluso de que estaban organizados. Nunca me lo creí, ¿cómo hacerlo? Sin embargo, tienen una ciudad y su forma de organizarse incluso dentro del caos que debe ser aquello.
Dejó que sus palabras llegaran hasta Eleandris. Sabía de su buen juicio, tal y como demostró en Beornad, una historia que ambos compartieron justo después de otro desgraciado evento en la Península de Verisar. Sonrió amargamente y sus pensamientos se tornaron en oscuros nubarrones que cegaron su juicio.
- ¿Por qué los Dioses la toman con mi pueblo? No, esto no es cosa de los Dioses, es cosa de nosotros mismos. ¿Por qué mi propia gente da la espalda a los suyos?- miró hacia la parte del campamento en donde se ubicaban las zonas de descanso-. Entiendo, después de años, cuál era mi misión, allí, en el Este: ser testigo- su mirada había vuelto a las estrellas-. No estaba planeado que yo negociara, por todos los Dioses, ni siquiera recuerdo con quién hablé, algún Bio, supongo. Los diplomáticos desaparecieron, el virrey se esfumó, los cargos de cierta relevancia en esa ciudad se desvanecieron como el polvo en el aire- dejó que la idea inundara el ambiente. No lo diría. Aún no.
- No es posible que haya gente, buena gente, sin hogar, rechazada por los suyos mientras que la escoria se amontona allí- su tono se había endurecido. Se puso en pie-. Algún día, reclamaré, por cualquier medio que sea necesario, lo que me pertenece.
Acto seguido, marchó a hacer una ronda de guardia.
(1) Interactúo, si quiere, con Eleandris.
(2) Algún día reclamaré lo que me pertenece.
Sango
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Con la calma de quien deseaba no perder detalle alguno, los ojos del elfo se enfrascaron en el paisaje que, después de casi seis días de camino, tenía ante sí.
Al igual que los Sondve y los elfos enviados por el Consejo, razonaba Nousis con la vista clavada en la meseta que lo había atraído hasta allí, los humanos habían tenido sus propios problemas, sus propias batallas contra otras huestes del enemigo que había sido derrotado. Guerra del este y guerra del oeste, pensó, acariciando en su bolsa de viaje el extraño pedazo de daga que como trofeo de victoria llevaba consigo, frutos de objetos ya inexistentes.
Tras la muerte de Marlowe, con el paso de las semanas, las noticias de lo ocurrido en Nytt Hus, Edén, y el norte fueron expandiéndose como ondas en el agua tras la piedra de la paz. Y el elfo, como tantas ocasiones en los últimos diez años, recibió una información en las tierras de la península de los humanos que no pudo en modo alguno soslayar.
¿Era posible? se cuestionó, tomando rumbo al campamento sobre el que partían todos los disparatados, asombrosos y sombríos relatos. ¿Podía ser real la posibilidad que uno de esos artefactos hubiese sobrevivido…?
Su fuero interno aún gritaba de frustración por haber perdido la Varita, por no haber conseguido la Lengua. Jamás había estado tan cerca de su objetivo. Si el destino deseaba brindarle una última opción de alcanzar de alguna manera parte del poder que había desencadenado las masacres del Hombre Muerto, la tomaría.
Aquella parte de sí mismo que adoraba conocer cuanto aún no sabía, comprender en mayor medida el mundo que le rodeaba, quedó fascinada al ser testigo de la palmaria existencia de los “niños” malditos. Sin embargo, el bullicio de Zelirica no sólo se debía a los infantes que aseguraban desde Lunargenta habían sufrido los efectos de uno de los Objetos. Él no era, ni mucho menos, el único adulto que se había interesado por lo ocurrido. Y eso hizo aumentar su cautela y su disposición. Colocándose el capuz, dejó que sus ojos grises vagasen discretamente por los desconocidos con los que sus pasos se cruzaban en aquel retiro de antiguos guerreros.
Sintió éter. Fue advertido por la pequeña piedra que colgaba de su cuello. Y apretó las mandíbulas, endureciendo una mirada gris que se tornó en ventana del odio que irradiaba desde antiguos y nuevos pensamientos. Desde los centenarios volúmenes de Folnaien hasta sus desventuras en Urd. Oteó alrededor, comprendiendo para su desesperación que si se dejaba caer, si se permitía lo que sus impulsos le pedían, perdería toda oportunidad de hallar lo que le había traído allí. Y resultaba imposible conocer la reacción de tantos desconocidos.
Tenso por reprimir esa violencia contra seres que no deberían caminar sobre la tierra, se detuvo, serenándose en la medida de lo posible. Paseó la vista en derredor, hasta que su atención fue requerida por la presencia de dos soldados cuyo uniforme había visto en repetidas ocasiones. Guardias de Lunargenta.
Lanza en mano, detuvieron su charla cuando Nou se acercó a un punto que no dejó lugar a dudas acerca de hacia dónde se dirigía. Resultaba complejo discernir si era el hastío o el aburrimiento el sentimiento dominante en ambos miembros de la hueste humana.
-¿Estáis a cargo de… esto?- inquirió, abarcando con la mano diestra parte del campamento. Uno de los aludidos enarcó una ceja despectiva. El otro se dignó a responder, tras un bufido que reveló de manera inequívoca lo que pensaba acerca de la pregunta. El recién llegado contuvo su irritación. Era aquella la forma menos suspicaz de comenzar sus pesquisas.
-¿Te parece que estemos al mando?- espetó- ¿O que lo pretendamos? Sólo debemos recabar información. Lo que ocurra no es asunto nuestro.
No… no podía hacerlo. Una media sonrisa se curvó en la comisura izquierda de sus labios. Había sido un error intentarlo. Su paciencia era una fina capa de hielo y hacía semanas que necesitaba todo su autocontrol para contenerse ante la estupidez y la altanería. Se giró, matando todo interés en ello, haciendo caso omiso al último comentario jocoso del que había hablado, cuando unos pasos más adelante, se vio interpelado por una pequeña figura.
Bajó la vista, inquisitivo, repasando cada rasgo del primero de los “niños” malditos que había contemplado a tal distancia.
-Se sienten culpables- explicó la voz infantil del muchacho, cuyos ojos se clavaron en los dos guerreros adultos. Éstos, a pesar de la cercanía, no dieron muestras de haber percatado de sus palabras. Ni siquiera pareció llamar su atención, como si Nou y el pequeño fuesen dos rocas del camino que llevaba a la meseta- No fueron afectados.
La mirada del crío no casaba en absoluto con su edad física y eso volvió a espolear la curiosidad del elfo. ¿Se sentirían así los humanos al dirigirse a él mismo? No pudo evitar sentir lástima por él. Ambos habían luchado contra corrientes del mismo mal. Él había ganado venganza y algo de honor en la colonia Sondve. El chico, una maldición que quizá le acompañase de por vida.
-He oído sobre lo ocurrido – manifestó el espadachín, quitándose la capucha- vencisteis- resumió, con una nota de reconocimiento.
-La Guardia se llevó la mejor parte- especificó, y su oyente comprendió perfectamente la clara alusión. Al parecer, no todos los malditos habían retornado a la infancia en todo aspecto como se le había contado. Resultaba extraordinario.
Durante unos segundos, ambos en silencio observaron la multitud de quehaceres de malditos y extranjeros, embarcados en propias cavilaciones.
-En Midgar también se desató algo parecido- reveló- los Objetos fueron destruidos.
El niño alzó la vista, sorprendido por lo que el hijo de Sandorai acababa de decir.
-Ojalá aquí no hubiera ocurrido- repuso con tono lúgubre- Estoy harto. No saben ayudar, no pueden. Somos refugiados en nuestra propia tierra, a merced de los demás.
-Sois soldados- recordó el elfo, aplastando la precaria ilusión de que algo de la Fuente se hubiese salvado. Había perdido el tiempo, una vez más.- Incluso si no todos lo recuerdan.
-Te lo agradezco- llegó a sonreír el muchacho- Pero estamos condenados- añadió, antes de alejarse del Indirel. Quien lo siguió con la mirada hasta perderlo entre muchos otros de su condición.
Sentándose en un tocón, evitó reír para formalizar lo absurdo del optimismo que lo había llevado hasta Zelirica. No había conseguido nada, más allá de advertir con sus propios ojos las condiciones en las que se hallaban esos humanos. Era hora de regresar.
La meseta ya se encontraba a casi una hora de distancia cuando Nou se detuvo. Por la misma senda que había recorrido poco antes en sentido inverso, algunos carros con recursos destinados al campamento infantil se cruzaron en su camino, y aquello lo alegró. Los humanos distaban de ser perfectos, los dioses eran testigos de ello, pero habían mostrado el valor suficiente para oponerse a algo que podría haberles destruido. Los malditos no merecían odio ni más problemas.
Una cuarta carreta destrozada, sin cadáveres a la vista, captó la atención del elfo en un momento en que salvo él, una familia recorría sus mismas leguas, azuzando a sus dos equinos ante el claro resultado de un ataque. El espadachín torció el gesto.
“Vamos…” urgió sangwa, tan a flor de piel en las últimas semanas. Demasiados sucesos. Necesitaba esa maldita calma.
Se internó en el bosque, cuya linde se encontraba a dos pasos de la carreta, y comenzando a seguir los rastros más evidentes, no tardó en dar con un trazado consistente. Los autores sin duda desconocían como moverse cabalmente por la foresta, más allá de esconderse antes de asaltar a pobres desgraciados. Tanto mejor.
No obstante, sus pasos no tardaron en virar una vez más acercándose cada vez en mayor medida hacia Zelirica, siempre bajo la cobertura de las copas de los árboles. Restos desechados de comida le indicaron que no estaba lejos de su objetivo. Anduvo con mayor cuidado, buscando evitar romper la mayor ventaja con la que contaba. La hierba apenas sonaba bajo sus botas, y su espada siseó al salir de su vaina.
“Vamos…” repitió esa oscura voz, emitiendo una lóbrega risa carente de sonido. Las primeras voces llegaron hasta él, quien sintió el agrado de no haber errado al seguirlos. Cerca, muy cerca, se detuvo, acompasando su respiración, agradeciendo como tantas otras veces los aeros gastados en eliminar el sonido de su armadura.
-…. son una mina de oro! – escuchó a uno, antes de echar un vistazo. Dos humanos, y una criatura con rasgos de erizo conversaban animadamente. Varios bultos cercanos a ellos daban fe de su participación en el saqueo del carro asaltado.
-Aún apenas tiene protección. Podremos llevarnos lo que queramos- declaró el segundo, entre el regocijo y la incredulidad- Esto demostrará a Derke que hay para todos.
El tercero no volvió a hablar cuando la espada de Nou traspasó piel y músculo a la altura del cuello, ante la mirada horrorizada de sus compañeros, uno de los cuales ni siquiera acertó a tomar su arma para defenderse.
Respeto, pensó, quitándose las gotas de sangre que le habían salpicado el rostro cuando los tres yacían sin vida, silenciosos.
Respeto.
______________________________Al igual que los Sondve y los elfos enviados por el Consejo, razonaba Nousis con la vista clavada en la meseta que lo había atraído hasta allí, los humanos habían tenido sus propios problemas, sus propias batallas contra otras huestes del enemigo que había sido derrotado. Guerra del este y guerra del oeste, pensó, acariciando en su bolsa de viaje el extraño pedazo de daga que como trofeo de victoria llevaba consigo, frutos de objetos ya inexistentes.
Tras la muerte de Marlowe, con el paso de las semanas, las noticias de lo ocurrido en Nytt Hus, Edén, y el norte fueron expandiéndose como ondas en el agua tras la piedra de la paz. Y el elfo, como tantas ocasiones en los últimos diez años, recibió una información en las tierras de la península de los humanos que no pudo en modo alguno soslayar.
¿Era posible? se cuestionó, tomando rumbo al campamento sobre el que partían todos los disparatados, asombrosos y sombríos relatos. ¿Podía ser real la posibilidad que uno de esos artefactos hubiese sobrevivido…?
Su fuero interno aún gritaba de frustración por haber perdido la Varita, por no haber conseguido la Lengua. Jamás había estado tan cerca de su objetivo. Si el destino deseaba brindarle una última opción de alcanzar de alguna manera parte del poder que había desencadenado las masacres del Hombre Muerto, la tomaría.
Aquella parte de sí mismo que adoraba conocer cuanto aún no sabía, comprender en mayor medida el mundo que le rodeaba, quedó fascinada al ser testigo de la palmaria existencia de los “niños” malditos. Sin embargo, el bullicio de Zelirica no sólo se debía a los infantes que aseguraban desde Lunargenta habían sufrido los efectos de uno de los Objetos. Él no era, ni mucho menos, el único adulto que se había interesado por lo ocurrido. Y eso hizo aumentar su cautela y su disposición. Colocándose el capuz, dejó que sus ojos grises vagasen discretamente por los desconocidos con los que sus pasos se cruzaban en aquel retiro de antiguos guerreros.
Sintió éter. Fue advertido por la pequeña piedra que colgaba de su cuello. Y apretó las mandíbulas, endureciendo una mirada gris que se tornó en ventana del odio que irradiaba desde antiguos y nuevos pensamientos. Desde los centenarios volúmenes de Folnaien hasta sus desventuras en Urd. Oteó alrededor, comprendiendo para su desesperación que si se dejaba caer, si se permitía lo que sus impulsos le pedían, perdería toda oportunidad de hallar lo que le había traído allí. Y resultaba imposible conocer la reacción de tantos desconocidos.
Tenso por reprimir esa violencia contra seres que no deberían caminar sobre la tierra, se detuvo, serenándose en la medida de lo posible. Paseó la vista en derredor, hasta que su atención fue requerida por la presencia de dos soldados cuyo uniforme había visto en repetidas ocasiones. Guardias de Lunargenta.
Lanza en mano, detuvieron su charla cuando Nou se acercó a un punto que no dejó lugar a dudas acerca de hacia dónde se dirigía. Resultaba complejo discernir si era el hastío o el aburrimiento el sentimiento dominante en ambos miembros de la hueste humana.
-¿Estáis a cargo de… esto?- inquirió, abarcando con la mano diestra parte del campamento. Uno de los aludidos enarcó una ceja despectiva. El otro se dignó a responder, tras un bufido que reveló de manera inequívoca lo que pensaba acerca de la pregunta. El recién llegado contuvo su irritación. Era aquella la forma menos suspicaz de comenzar sus pesquisas.
-¿Te parece que estemos al mando?- espetó- ¿O que lo pretendamos? Sólo debemos recabar información. Lo que ocurra no es asunto nuestro.
No… no podía hacerlo. Una media sonrisa se curvó en la comisura izquierda de sus labios. Había sido un error intentarlo. Su paciencia era una fina capa de hielo y hacía semanas que necesitaba todo su autocontrol para contenerse ante la estupidez y la altanería. Se giró, matando todo interés en ello, haciendo caso omiso al último comentario jocoso del que había hablado, cuando unos pasos más adelante, se vio interpelado por una pequeña figura.
Bajó la vista, inquisitivo, repasando cada rasgo del primero de los “niños” malditos que había contemplado a tal distancia.
-Se sienten culpables- explicó la voz infantil del muchacho, cuyos ojos se clavaron en los dos guerreros adultos. Éstos, a pesar de la cercanía, no dieron muestras de haber percatado de sus palabras. Ni siquiera pareció llamar su atención, como si Nou y el pequeño fuesen dos rocas del camino que llevaba a la meseta- No fueron afectados.
La mirada del crío no casaba en absoluto con su edad física y eso volvió a espolear la curiosidad del elfo. ¿Se sentirían así los humanos al dirigirse a él mismo? No pudo evitar sentir lástima por él. Ambos habían luchado contra corrientes del mismo mal. Él había ganado venganza y algo de honor en la colonia Sondve. El chico, una maldición que quizá le acompañase de por vida.
-He oído sobre lo ocurrido – manifestó el espadachín, quitándose la capucha- vencisteis- resumió, con una nota de reconocimiento.
-La Guardia se llevó la mejor parte- especificó, y su oyente comprendió perfectamente la clara alusión. Al parecer, no todos los malditos habían retornado a la infancia en todo aspecto como se le había contado. Resultaba extraordinario.
Durante unos segundos, ambos en silencio observaron la multitud de quehaceres de malditos y extranjeros, embarcados en propias cavilaciones.
-En Midgar también se desató algo parecido- reveló- los Objetos fueron destruidos.
El niño alzó la vista, sorprendido por lo que el hijo de Sandorai acababa de decir.
-Ojalá aquí no hubiera ocurrido- repuso con tono lúgubre- Estoy harto. No saben ayudar, no pueden. Somos refugiados en nuestra propia tierra, a merced de los demás.
-Sois soldados- recordó el elfo, aplastando la precaria ilusión de que algo de la Fuente se hubiese salvado. Había perdido el tiempo, una vez más.- Incluso si no todos lo recuerdan.
-Te lo agradezco- llegó a sonreír el muchacho- Pero estamos condenados- añadió, antes de alejarse del Indirel. Quien lo siguió con la mirada hasta perderlo entre muchos otros de su condición.
Sentándose en un tocón, evitó reír para formalizar lo absurdo del optimismo que lo había llevado hasta Zelirica. No había conseguido nada, más allá de advertir con sus propios ojos las condiciones en las que se hallaban esos humanos. Era hora de regresar.
[…]
La meseta ya se encontraba a casi una hora de distancia cuando Nou se detuvo. Por la misma senda que había recorrido poco antes en sentido inverso, algunos carros con recursos destinados al campamento infantil se cruzaron en su camino, y aquello lo alegró. Los humanos distaban de ser perfectos, los dioses eran testigos de ello, pero habían mostrado el valor suficiente para oponerse a algo que podría haberles destruido. Los malditos no merecían odio ni más problemas.
Una cuarta carreta destrozada, sin cadáveres a la vista, captó la atención del elfo en un momento en que salvo él, una familia recorría sus mismas leguas, azuzando a sus dos equinos ante el claro resultado de un ataque. El espadachín torció el gesto.
“Vamos…” urgió sangwa, tan a flor de piel en las últimas semanas. Demasiados sucesos. Necesitaba esa maldita calma.
Se internó en el bosque, cuya linde se encontraba a dos pasos de la carreta, y comenzando a seguir los rastros más evidentes, no tardó en dar con un trazado consistente. Los autores sin duda desconocían como moverse cabalmente por la foresta, más allá de esconderse antes de asaltar a pobres desgraciados. Tanto mejor.
No obstante, sus pasos no tardaron en virar una vez más acercándose cada vez en mayor medida hacia Zelirica, siempre bajo la cobertura de las copas de los árboles. Restos desechados de comida le indicaron que no estaba lejos de su objetivo. Anduvo con mayor cuidado, buscando evitar romper la mayor ventaja con la que contaba. La hierba apenas sonaba bajo sus botas, y su espada siseó al salir de su vaina.
“Vamos…” repitió esa oscura voz, emitiendo una lóbrega risa carente de sonido. Las primeras voces llegaron hasta él, quien sintió el agrado de no haber errado al seguirlos. Cerca, muy cerca, se detuvo, acompasando su respiración, agradeciendo como tantas otras veces los aeros gastados en eliminar el sonido de su armadura.
-…. son una mina de oro! – escuchó a uno, antes de echar un vistazo. Dos humanos, y una criatura con rasgos de erizo conversaban animadamente. Varios bultos cercanos a ellos daban fe de su participación en el saqueo del carro asaltado.
-Aún apenas tiene protección. Podremos llevarnos lo que queramos- declaró el segundo, entre el regocijo y la incredulidad- Esto demostrará a Derke que hay para todos.
El tercero no volvió a hablar cuando la espada de Nou traspasó piel y músculo a la altura del cuello, ante la mirada horrorizada de sus compañeros, uno de los cuales ni siquiera acertó a tomar su arma para defenderse.
Respeto, pensó, quitándose las gotas de sangre que le habían salpicado el rostro cuando los tres yacían sin vida, silenciosos.
Respeto.
Off: [Humanitario] Se han registrado ataques de extremistas “anti-engendros” contra el campamento o las partidas que traen los suministros. Necesitamos guerreros para proteger a los niños (encuentra un grupo de atacantes y defiende a tus protegidos).
Nousis Indirel
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Helena esperó en uno de tantos arbustos que salpicaban el camino bajo del desfiladero. Diez protectores para un carro y diez para otro sumaban un total de veinte hostiles. No podría ella sola con todos, por lo que debería usar una estrategia más inteligente y eficiente que eliminarlos uno por uno.
No tuvo consciencia de que Thomas hubiese bajado o la siguiera, pero aún así no debía bajar la guardia.
En cuanto el segundo carro de suministros pasó y, por ende, los últimos cuatro guardias que iban custodiándolo en la parte trasera rebasaron a Helena, esta salió en silencio de su cobertura y se acercó al más cercano, clavándole su daga oculta en los riñones. Sin esperar a que su primera víctima cayera al suelo, Helena se deslizó hacia su binomio y, esta vez con su daga normal, le rajó el cuello.
Tras eso, fue directamente a por el otro binomio que caminaba más cerca de la parte trasera del carro, los cuales caminaban al lado de una rueda cada uno. La bruja entonces ejecutó los mismos movimientos que antes, logrando apuñalar por al espalda a uno de ellos, pero esta vez, antes de que pudiera despegarse de la espalda del guardia, su compañero se percató de la presencia de Helena y de qué estaba haciendo, por lo que se preparó para dar la voz de alarma. La Rhodes, frustrada, se mordió el labio inferior y por puro instinto sacó otra de las dagas de su cinto; Asagger, y la lanzó directamente contra el cuello del individuo, hincándose y atravesando la hoja su garganta como si de una flecha se tratara.
De pronto, todo quedó en silencio para ella. Tan solo se escuchaba el sonido de su corazón y el rodar de las ruedas del carro, que no se habían detenido. Eso era buena señal: aún no la habían descubierto.
No sin antes recoger a Asagger, se subió al carro por la parte trasera, tratando de no hacer ruido.
Con sumo cuidado, llegó hasta la parte delantera del carro. Allí, sentados, habían dos guardias más, además de los que quedaban custodiando la mercancía por los flancos laterales y los delanteros.
La bruja echó un breve vistazo hacia adelante, viendo la separación por veinte metros de ambos carros que componían la pequeña caravana de suministros. Fue entonces que reparó en que tenía que tener cuidado de alertar a los hostiles del primer carro.
Si quería cumplir su objetivo, debía ejecutar sus acciones con precisión y rapidez. Y para ello respiró hondo y se concentró mentalmente antes de revelar definitivamente su posición.
Sin más, salió como un resorte de entre la mercancía y apuñaló a ambos guardias que manejaban el carro sentados en el cuello, a cada uno con una daga; su daga oculta y su daga normal respectivamente. Como era de esperar, se reveló y los guardias que custodiaban los flancos dieron la voz de alarma. Helena no reparó en ellos y se sentó en uno de los lados que ocupaban los últimos que había matado, tirando al susodicho del carro de una patada.
Antes de que los enemigos del primer carro pudieran reaccionar, Helena alzó una mano haciendo un recorrido exagerado de arriba a abajo como si elevara un gran peso. De pronto, más o menos a la mitad de separación entre ambos carros, una masa de agua se elevó a modo de muro impidiendo el paso [1]. Acto seguido, tomó las riendas de los caballos que tiraban de su carro y los hizo virar violentamente a la derecha, llevándose por delante a los guardias que cubrían dicho flanco. Sin más, encaró el camino justo en la dirección contraria a la que la caravana se estaba dirigiendo e imprimió velocidad a las monturas para que se alejasen lo más rápido posible del lugar ante los gritos de frustración, enojo y desconcierto de los guardias que habían sido robados.
Estaba hecho. Ahora solo quedaba entregar la mercancía. Demasiado fácil, ¿Verdad?
No tuvo consciencia de que Thomas hubiese bajado o la siguiera, pero aún así no debía bajar la guardia.
En cuanto el segundo carro de suministros pasó y, por ende, los últimos cuatro guardias que iban custodiándolo en la parte trasera rebasaron a Helena, esta salió en silencio de su cobertura y se acercó al más cercano, clavándole su daga oculta en los riñones. Sin esperar a que su primera víctima cayera al suelo, Helena se deslizó hacia su binomio y, esta vez con su daga normal, le rajó el cuello.
Tras eso, fue directamente a por el otro binomio que caminaba más cerca de la parte trasera del carro, los cuales caminaban al lado de una rueda cada uno. La bruja entonces ejecutó los mismos movimientos que antes, logrando apuñalar por al espalda a uno de ellos, pero esta vez, antes de que pudiera despegarse de la espalda del guardia, su compañero se percató de la presencia de Helena y de qué estaba haciendo, por lo que se preparó para dar la voz de alarma. La Rhodes, frustrada, se mordió el labio inferior y por puro instinto sacó otra de las dagas de su cinto; Asagger, y la lanzó directamente contra el cuello del individuo, hincándose y atravesando la hoja su garganta como si de una flecha se tratara.
De pronto, todo quedó en silencio para ella. Tan solo se escuchaba el sonido de su corazón y el rodar de las ruedas del carro, que no se habían detenido. Eso era buena señal: aún no la habían descubierto.
No sin antes recoger a Asagger, se subió al carro por la parte trasera, tratando de no hacer ruido.
Con sumo cuidado, llegó hasta la parte delantera del carro. Allí, sentados, habían dos guardias más, además de los que quedaban custodiando la mercancía por los flancos laterales y los delanteros.
La bruja echó un breve vistazo hacia adelante, viendo la separación por veinte metros de ambos carros que componían la pequeña caravana de suministros. Fue entonces que reparó en que tenía que tener cuidado de alertar a los hostiles del primer carro.
Si quería cumplir su objetivo, debía ejecutar sus acciones con precisión y rapidez. Y para ello respiró hondo y se concentró mentalmente antes de revelar definitivamente su posición.
Sin más, salió como un resorte de entre la mercancía y apuñaló a ambos guardias que manejaban el carro sentados en el cuello, a cada uno con una daga; su daga oculta y su daga normal respectivamente. Como era de esperar, se reveló y los guardias que custodiaban los flancos dieron la voz de alarma. Helena no reparó en ellos y se sentó en uno de los lados que ocupaban los últimos que había matado, tirando al susodicho del carro de una patada.
Antes de que los enemigos del primer carro pudieran reaccionar, Helena alzó una mano haciendo un recorrido exagerado de arriba a abajo como si elevara un gran peso. De pronto, más o menos a la mitad de separación entre ambos carros, una masa de agua se elevó a modo de muro impidiendo el paso [1]. Acto seguido, tomó las riendas de los caballos que tiraban de su carro y los hizo virar violentamente a la derecha, llevándose por delante a los guardias que cubrían dicho flanco. Sin más, encaró el camino justo en la dirección contraria a la que la caravana se estaba dirigiendo e imprimió velocidad a las monturas para que se alejasen lo más rápido posible del lugar ante los gritos de frustración, enojo y desconcierto de los guardias que habían sido robados.
Estaba hecho. Ahora solo quedaba entregar la mercancía. Demasiado fácil, ¿Verdad?
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Off:
—[Oportunista] ¡Suministros gratis! Solo tengo que interceptar uno de estos viajes de abastecimiento al campamento.
-Habilidad usada [1] --> Alzar las aguas: [Mágica, 2 usos] Helena es capaz de elevar una gran cantidad de masa de agua para crear un muro de agua que bloquea o desvía ataques enemigos durante un turno.
Helena Rhodes
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
El viejo poco a poco ganaba confianza con los jóvenes soldados. Parecía incluso que Zilean perdía de vista su función como investigador y terminaba tomando el rol de recreador. Ignorando que aquellos niños en realidad eran fieros soldados que habían tenido la experiencia de mancharse las manos de sangre.
Concéntrate – susurré mientras más niños se arremolinaban alrededor de nuestro “experimento”. El campamento presentaba bastante movimiento, adultos y niños lidiaban con diferentes situaciones que avivaban aquella noche en particular. Nos hacía pasar desapercibidos en nuestros objetivos, consiguiendo que poco a poco los niños tomaran confianza… incluso, parecía que invadían el espacio personal del viejo científico que no se incomodaba de aquel acercamiento.
Tomé varios de los equipos del investigador y tras un par de minutos, mientras Zilean lidiaba con dos niños especialmente efusivos con él; logré aplicar un poco de los rudimentos de ingeniería básica para poder improvisar entre poleas y engranajes un dispositivo que en realidad no tenía mayor propósito que unificar diversos instrumentos de medición (1). Tubos, matraces aforados, embudos y mecheros se combinaban con piezas de metal, tornillos y unas pequeñas maderas como pilares.
Los niños observaban atentos aquel “dispositivo” que pretendía entretenerlos con movimientos y giros innecesarios. Logrando que se acercaran lentamente para interactuar con aquel aparatejo.
Un valiente accedió a “jugar” acercándose al cachivache. Con instrucciones claras dije – Párate sobre esta pequeña placa, trata de no encorvarte e intenta observar por este pequeño lente. – El metal en el suelo permitía estimar el peso del niño, una barra vertical con intervalos fijos lograba darnos su estatura, y, por último, tras unos lentes convexos se situaba un tubo de ensayo con un poco de aceite y agua con tintura verde. No pretendía causar algo especial con este último elemento, solo captar la atención del joven y abrir el espacio para una nueva artimaña – Fíjate bien y trata de ver los pequeños animales que viven ahí dentro, dicen que pueden hacer que sientas cosas en tu cuerpo si logras una conexión con esos pequeños seres… - no era necesario tener magia de voz para emplear la sugestión con un ser de mente “inocente”. La psique es frágil y susceptible a las palabras.
Zilean aprovechando la atención sostenida del joven, absorto por aquel simple tubo de ensayo que fomentaba una fantasía infantil, con una cinta empezó a sacar medidas de sus extremidades, sus circunferencias musculares y su cráneo. El joven no se inmutaba, las cosquillas y rápidos toqueteos no lo sacaban de su imaginación mientras yo con palabras suaves seguía agregando elementos para aquel “mundo” dentro del aceite verde.
¡Lo veo, lo veo! – mencionaba eufórico cada vez que añadía alguna historia sobre aquellos animales invisibles – Es maravilloso. - El resto de niños miraban emocionados esperando su turno, creían ciegamente las palabras de aquel niño de cabellos dorados, ignorando al viejo que tras terminar sus medidas antropométricas preparó una pequeña aguja para extraer un poco de sangre y hacer una pequeña biopsia raspando la piel del codo con un aparatejo que incluso yo desconocía.
Ya casi estamos… - algunos niños observaban ahora al viejo científico con el pequeño tuvo con sangre en sus manos, parecían confundidos o decididos, era extraño interpretar sus rostros, pero para mí era la señal de acabar con “el juego”.
Ahora Morocotopo irá con ustedes a hacer unas competencias – ya habíamos discutido la necesidad de comparar datos sobre velocidad, fuerza y destrezas motoras. Sin embargo, tanto él como yo sabíamos que aquellas pequeñas muestras y mediciones no eran suficiente para entender todas las variables de aquellos niños… teníamos que buscar un modo de profundizar en la investigación, pero la paranoia del viejo era evidente. Torpe, nervioso y abrumado por el acercamiento de aquellos dos jóvenes que cada vez más parecían abrumarlo, no era un escenario favorable para buscar apartarnos en aquel campamento con el grupo de niños.
Empecé a guardar los instrumentos científicos de Zilean y mis artilugios y herramientas de ingeniería. Esperaba que los niños siguieran al viejo para su “competencia”. Prefería la privacidad para pensar, pero los berrinches y pataletas de los niños me llevaron a poner una cara digna de pesadillas para la mayoría, incluso adultos (2).
Le di el pequeño tubo de ensayo con delicadeza a una niña que se quedó a mi lado para que, con la misión de cuidar aquellos “animales”, se alejara de mí buscando darles protección. Quería quedarme solo, pero no sabía si podría conseguirlo. Igualmente, una extraña sensación de ser observado me incomodaba, no sabía si la paranoia del científico de la ciudad de los magos podría ser contagiosa, pero por más que revisara mis alrededores nadie destacaba, solo eran niños y adultos en una dinámica extraña y llamativa bajo la oscuridad de la noche
Pensaba en una vieja historia de un flautista, si tan solo fuera tan sencillo…
___________________________Concéntrate – susurré mientras más niños se arremolinaban alrededor de nuestro “experimento”. El campamento presentaba bastante movimiento, adultos y niños lidiaban con diferentes situaciones que avivaban aquella noche en particular. Nos hacía pasar desapercibidos en nuestros objetivos, consiguiendo que poco a poco los niños tomaran confianza… incluso, parecía que invadían el espacio personal del viejo científico que no se incomodaba de aquel acercamiento.
Tomé varios de los equipos del investigador y tras un par de minutos, mientras Zilean lidiaba con dos niños especialmente efusivos con él; logré aplicar un poco de los rudimentos de ingeniería básica para poder improvisar entre poleas y engranajes un dispositivo que en realidad no tenía mayor propósito que unificar diversos instrumentos de medición (1). Tubos, matraces aforados, embudos y mecheros se combinaban con piezas de metal, tornillos y unas pequeñas maderas como pilares.
Los niños observaban atentos aquel “dispositivo” que pretendía entretenerlos con movimientos y giros innecesarios. Logrando que se acercaran lentamente para interactuar con aquel aparatejo.
Un valiente accedió a “jugar” acercándose al cachivache. Con instrucciones claras dije – Párate sobre esta pequeña placa, trata de no encorvarte e intenta observar por este pequeño lente. – El metal en el suelo permitía estimar el peso del niño, una barra vertical con intervalos fijos lograba darnos su estatura, y, por último, tras unos lentes convexos se situaba un tubo de ensayo con un poco de aceite y agua con tintura verde. No pretendía causar algo especial con este último elemento, solo captar la atención del joven y abrir el espacio para una nueva artimaña – Fíjate bien y trata de ver los pequeños animales que viven ahí dentro, dicen que pueden hacer que sientas cosas en tu cuerpo si logras una conexión con esos pequeños seres… - no era necesario tener magia de voz para emplear la sugestión con un ser de mente “inocente”. La psique es frágil y susceptible a las palabras.
Zilean aprovechando la atención sostenida del joven, absorto por aquel simple tubo de ensayo que fomentaba una fantasía infantil, con una cinta empezó a sacar medidas de sus extremidades, sus circunferencias musculares y su cráneo. El joven no se inmutaba, las cosquillas y rápidos toqueteos no lo sacaban de su imaginación mientras yo con palabras suaves seguía agregando elementos para aquel “mundo” dentro del aceite verde.
¡Lo veo, lo veo! – mencionaba eufórico cada vez que añadía alguna historia sobre aquellos animales invisibles – Es maravilloso. - El resto de niños miraban emocionados esperando su turno, creían ciegamente las palabras de aquel niño de cabellos dorados, ignorando al viejo que tras terminar sus medidas antropométricas preparó una pequeña aguja para extraer un poco de sangre y hacer una pequeña biopsia raspando la piel del codo con un aparatejo que incluso yo desconocía.
Ya casi estamos… - algunos niños observaban ahora al viejo científico con el pequeño tuvo con sangre en sus manos, parecían confundidos o decididos, era extraño interpretar sus rostros, pero para mí era la señal de acabar con “el juego”.
Ahora Morocotopo irá con ustedes a hacer unas competencias – ya habíamos discutido la necesidad de comparar datos sobre velocidad, fuerza y destrezas motoras. Sin embargo, tanto él como yo sabíamos que aquellas pequeñas muestras y mediciones no eran suficiente para entender todas las variables de aquellos niños… teníamos que buscar un modo de profundizar en la investigación, pero la paranoia del viejo era evidente. Torpe, nervioso y abrumado por el acercamiento de aquellos dos jóvenes que cada vez más parecían abrumarlo, no era un escenario favorable para buscar apartarnos en aquel campamento con el grupo de niños.
Empecé a guardar los instrumentos científicos de Zilean y mis artilugios y herramientas de ingeniería. Esperaba que los niños siguieran al viejo para su “competencia”. Prefería la privacidad para pensar, pero los berrinches y pataletas de los niños me llevaron a poner una cara digna de pesadillas para la mayoría, incluso adultos (2).
Le di el pequeño tubo de ensayo con delicadeza a una niña que se quedó a mi lado para que, con la misión de cuidar aquellos “animales”, se alejara de mí buscando darles protección. Quería quedarme solo, pero no sabía si podría conseguirlo. Igualmente, una extraña sensación de ser observado me incomodaba, no sabía si la paranoia del científico de la ciudad de los magos podría ser contagiosa, pero por más que revisara mis alrededores nadie destacaba, solo eran niños y adultos en una dinámica extraña y llamativa bajo la oscuridad de la noche
Pensaba en una vieja historia de un flautista, si tan solo fuera tan sencillo…
Off
Continuo con [¿Humanitario?] El Hekshold ha enviado emisarios para tratar de estudiar a los niños y entender mejor los efectos de la maldición que sufren, pero dada la tensa situación entre la institución y la Guardia de Verisar, la petición ha sido denegada. Un cierto investigador, que podría o no estar relacionado con la Academia, está buscando ayuda para realizar su estudio de manera extraoficial, pero lo suyo es más bien el trabajo de laboratorio, necesitará un socio para lo demás (el modo en que abordes el objetivo podría añadir más etiquetas).
Si bien la trama de Cohen y la mía coinciden, no interactuó directamente con él. No lo reconozco con su apariencia infantil.
(1): Uso mis habilidades como ingeniero. Desconozco si en el contexto empleado es válido la profesión o técnica: Manitas [Técnica] Permite fabricar on-rol un objeto de ingeniería improvisado (algo inventado en el momento). El objeto debe ser simple, consistir solo en engranajes y partes fijas, sin efectos complejos más que movimiento de poleas o palancas.
(2): Presencia Vampírica: [Mágica] Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
En ocasiones no estaba seguro que una persona normal se entendiera a sí misma, por la misma situación no esperaba que alguien más lo entendiera a él, por si fuera poco él estaba constantemente en continua discusión con el otro, por lo que era más difícil decir que podía entenderse a él.
Alexei era una constante molestia cuando no estaba dormido, ojala que en algún momento dejará de callarse, el desgraciado no veía como esto como la oportunidad perfecta para atormentar más almas y convertirlas cual religioso a su estilo dietético alimenticio, aunque temía que cual un mal pastor estuviera engañándolo para probar un nuevo manjar aun mas exquisito, despues de todo si estos eran soldados rejuvenecidos, no estaba tan seguro de que en la mente de Alexei contarán como niños, y eso que de cierta forma era su propia mente.
Por lo que cuando escuchó la noticia por primera vez de soldados convertidos en niños por objetos malditos, no le importaba mucho, el mismo se consideraba maldito por tener que aguantar a su monstruo, ojala solo pudiera callarlo para siempre, no tendría que preocuparse por esa pequeña parte. Por lo que al principio no pensó que de alguna forma las autoridades lidiaron con este pequeño asunto, después de todo eran sus antiguos soldados, no era como si simplemente fueran a dejarlos a la deriva ¿Verdad?
Pero eran niños… los niños eran tan importantes para él, para su gente, aunque sabía que el otro no se comería un niño bueno realmente esperaba que no…
Su quijada estaba tan apretada que si mordía con más fuerza se rompería los dientes, ¿Por que estaba aquí? No trataba de mantener a estos niños y las personas a salvo de él mismo.
Podía verlos desfilando como hormigas que llegaban, todo tipo de criaturas pensando en lo mejor para los niños, lo mejor para los niños o para sus conciencias pensando que estaban aquí para ayudarlos, sin retribuciones, sin que sus nombres fueran aclamados por ayudar, todos debían tener una motivación oculta escuchaba claramente los pensamientos de Alexei.
Si todos casi adultos, pensando en “lo mejor para ellos” ¿Que pasaría después? ¿Qué pasaría cuando la ayuda se acabara? o cuando todos volvieran a sus viajes, sus rutinas, ellos seguirán aquí; ¿Quién podría entenderlos? solo ellos mismos, podrían escuchar a su otra parte.
Caminó por todo el campamento fingiendo buscar algo en lo que podía ayudar, mientras los pensamientos de su monstruo le gritaban en su propia mente. ¿Por qué lo había hecho venir si no tenía la intención de ayudar? no lo entendía del todo, sus temores sólo crecían pensando en que la población del campamento podría menguar rápidamente si él permanecía mucho tiempo aquí.
Tenía la impresión mientras vagaba por el campamento de haber visto un par de caras conocidas, debía ser su imaginación este era un mundo muy amplio para irse topando por ahi con conocidos fue cuando vio a su amigo Sango dándole órdenes a un par de gente, por un momento pensó en ir a saludarlo y ver cómo podía ayudar.
“No, eso no sería la decisión más sabia en esta ocasión” podría escuchar a Alexei en su cabeza.
¿Por qué? quería preguntarle, pero no quería levantar más sospechas, por lo que decidió acompañar al grupo que por órdenes de su amigo se dirigió al bosque por leña, por indicaciones de la mujer a cargo de grupo se separaron para poder recolectar más fácilmente, dejándolo a cargo de tres niños.
Esta era la peor decisión que había tomado en su vida quería reprenderse por dejar a estos no tan inocentes solos con él mismo. Caminaba tan absorto en sus pensamientos que se llevó un dedo que tenía guardado de un bandido que cazo antes de llegar aquí.
Cuando se dio cuenta los tres niños lo seguían mirando mientras salivaban la pieza de cuerpo que él masticaba.
“Hambre” escucho a Alexei… aunque no necesitaba que se lo dijera, podía verlo en la mirada que le daban mientras comía su dedo, saco tres pequeñas tiras de carne seca de ese mismo bandido sin pensar ofreciéndose a los niños. Ante eso Alexei tomó el control del cuerpo por completo.
Él lo sabía más que nadie lo que era el hambre cuando su abuelo los llevó a esas inhóspitas regiones, el sabor de la carne humana la primera vez que la tomó, era como una bendición un alimento que jamás se agotará, un manjar exquisito que te llenaba de energía.
Observó con calma como los pequeños devoraron los trozos de carne pidiendo incluso más, les entregó todas las tiras viendo como comen, de tal forma como si durante semanas que no probaran alimentos, aunque claro con la cantidad de niños que tenía ese campamento.
El blandengue quería encontrar a su familia otro grupo de blandengues como el sin el buen aprecio de los manjares únicos de la vida, el quería encontrar a Khorne si aún estuviera vivo, encontrar quizás a alguien de su grupo alguien que lo entendiera, pero aquí estaban estos tres pequeños.
Quizás podría comenzar su propio grupo, convencer al blandengue de dejar de buscar a los otros Kraz, esperar a la peregrinación para eso y quizás llevarse a uno de estos niños, un hijo, un aprendiz, un seguir, quizas podria llevarse a los tres, pero no pensaba que tuvieran el estómago que se requería para tener la vida constante del caníbal, se llevaría con él al que más se adaptara.
-Les enseñare como conseguir un alimento que no se agota fácilmente- El blandengue pensaba que esto era una idea terrible, que quizás si los enseñaba los otros niños se devoraran a los demás o morirían.
Aunque terminaría con menos bocas que alimentar y resolvería un poco el problema ¿o no?
“Un bandido” escuchó la súplica del otro, bien por ahora seguiría con los ideales, les enseñaría su propia doctrina del canibalismo.
-Vamos niños tenemos un saco de carne que cazar- dijo llevándoselos aún más profundo en el bosque.
Alexei era una constante molestia cuando no estaba dormido, ojala que en algún momento dejará de callarse, el desgraciado no veía como esto como la oportunidad perfecta para atormentar más almas y convertirlas cual religioso a su estilo dietético alimenticio, aunque temía que cual un mal pastor estuviera engañándolo para probar un nuevo manjar aun mas exquisito, despues de todo si estos eran soldados rejuvenecidos, no estaba tan seguro de que en la mente de Alexei contarán como niños, y eso que de cierta forma era su propia mente.
Por lo que cuando escuchó la noticia por primera vez de soldados convertidos en niños por objetos malditos, no le importaba mucho, el mismo se consideraba maldito por tener que aguantar a su monstruo, ojala solo pudiera callarlo para siempre, no tendría que preocuparse por esa pequeña parte. Por lo que al principio no pensó que de alguna forma las autoridades lidiaron con este pequeño asunto, después de todo eran sus antiguos soldados, no era como si simplemente fueran a dejarlos a la deriva ¿Verdad?
Pero eran niños… los niños eran tan importantes para él, para su gente, aunque sabía que el otro no se comería un niño bueno realmente esperaba que no…
Su quijada estaba tan apretada que si mordía con más fuerza se rompería los dientes, ¿Por que estaba aquí? No trataba de mantener a estos niños y las personas a salvo de él mismo.
Podía verlos desfilando como hormigas que llegaban, todo tipo de criaturas pensando en lo mejor para los niños, lo mejor para los niños o para sus conciencias pensando que estaban aquí para ayudarlos, sin retribuciones, sin que sus nombres fueran aclamados por ayudar, todos debían tener una motivación oculta escuchaba claramente los pensamientos de Alexei.
Si todos casi adultos, pensando en “lo mejor para ellos” ¿Que pasaría después? ¿Qué pasaría cuando la ayuda se acabara? o cuando todos volvieran a sus viajes, sus rutinas, ellos seguirán aquí; ¿Quién podría entenderlos? solo ellos mismos, podrían escuchar a su otra parte.
Caminó por todo el campamento fingiendo buscar algo en lo que podía ayudar, mientras los pensamientos de su monstruo le gritaban en su propia mente. ¿Por qué lo había hecho venir si no tenía la intención de ayudar? no lo entendía del todo, sus temores sólo crecían pensando en que la población del campamento podría menguar rápidamente si él permanecía mucho tiempo aquí.
Tenía la impresión mientras vagaba por el campamento de haber visto un par de caras conocidas, debía ser su imaginación este era un mundo muy amplio para irse topando por ahi con conocidos fue cuando vio a su amigo Sango dándole órdenes a un par de gente, por un momento pensó en ir a saludarlo y ver cómo podía ayudar.
“No, eso no sería la decisión más sabia en esta ocasión” podría escuchar a Alexei en su cabeza.
¿Por qué? quería preguntarle, pero no quería levantar más sospechas, por lo que decidió acompañar al grupo que por órdenes de su amigo se dirigió al bosque por leña, por indicaciones de la mujer a cargo de grupo se separaron para poder recolectar más fácilmente, dejándolo a cargo de tres niños.
Esta era la peor decisión que había tomado en su vida quería reprenderse por dejar a estos no tan inocentes solos con él mismo. Caminaba tan absorto en sus pensamientos que se llevó un dedo que tenía guardado de un bandido que cazo antes de llegar aquí.
Cuando se dio cuenta los tres niños lo seguían mirando mientras salivaban la pieza de cuerpo que él masticaba.
“Hambre” escucho a Alexei… aunque no necesitaba que se lo dijera, podía verlo en la mirada que le daban mientras comía su dedo, saco tres pequeñas tiras de carne seca de ese mismo bandido sin pensar ofreciéndose a los niños. Ante eso Alexei tomó el control del cuerpo por completo.
Él lo sabía más que nadie lo que era el hambre cuando su abuelo los llevó a esas inhóspitas regiones, el sabor de la carne humana la primera vez que la tomó, era como una bendición un alimento que jamás se agotará, un manjar exquisito que te llenaba de energía.
Observó con calma como los pequeños devoraron los trozos de carne pidiendo incluso más, les entregó todas las tiras viendo como comen, de tal forma como si durante semanas que no probaran alimentos, aunque claro con la cantidad de niños que tenía ese campamento.
El blandengue quería encontrar a su familia otro grupo de blandengues como el sin el buen aprecio de los manjares únicos de la vida, el quería encontrar a Khorne si aún estuviera vivo, encontrar quizás a alguien de su grupo alguien que lo entendiera, pero aquí estaban estos tres pequeños.
Quizás podría comenzar su propio grupo, convencer al blandengue de dejar de buscar a los otros Kraz, esperar a la peregrinación para eso y quizás llevarse a uno de estos niños, un hijo, un aprendiz, un seguir, quizas podria llevarse a los tres, pero no pensaba que tuvieran el estómago que se requería para tener la vida constante del caníbal, se llevaría con él al que más se adaptara.
-Les enseñare como conseguir un alimento que no se agota fácilmente- El blandengue pensaba que esto era una idea terrible, que quizás si los enseñaba los otros niños se devoraran a los demás o morirían.
Aunque terminaría con menos bocas que alimentar y resolvería un poco el problema ¿o no?
“Un bandido” escuchó la súplica del otro, bien por ahora seguiría con los ideales, les enseñaría su propia doctrina del canibalismo.
-Vamos niños tenemos un saco de carne que cazar- dijo llevándoselos aún más profundo en el bosque.
—[Oportunismo, Recurso] ¿Alguien quiere un pequeño esclavo aprendiz? Con un poco de convencimiento, seguro que los organizadores del campamento están dispuestos a deshacerse de una o dos bocas que alimentar. O a lo mejor, hasta te puedes saltar a los intermediarios
Alexander Kraz
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Luego de librar a Arygos de aquel molesto niño, decidí caminar un rato por el perímetro del campamento en busca de posibles puntos de incursión. Durante mi caminata me encontré con uno de los encargados de aquel lugar, era nada menos que el encargado de la cocina, quien llevaba en sus manos una bandeja de panes para repartir entre los niños -Pues sí, no tenemos mucho, pero de lo poco que tenemos, lo mejor se lo dejamos a estos pobres niños que al final solo son víctimas- Iba relatando aquel sujeto con un tono que para alguien acostumbrado a mentir, como yo, resultaba un tanto sospechoso.
Fue entonces cuando Arygos apareció corriendo frente a nosotros, trayendo una presa entre sus fauces a la que luego señaló como la causante de los problemas en la posada -¿Cómo nos hacen esto? Acá les damos lo mejor que tenemos, y así nos pagan- Dijo el cocinero -Nos encargaremos de que sea fuertemente reprendida- No entendí lo que sucedía, pero todo indicaba que la niña sí, porque comenzó a temblar de inmediato.
Fue entonces cuando apareció su hermano al rescate, un niño tan valiente como imprudente para señalarse como el culpable, algo que ciertamente tenía mucho más sentido considerando el carácter de ambos -Imagino que lo haces por emoción o deporte, porque aquí ya les dan de comer- Tomé uno de los panes que el cocinero llevaba en la bandeja y le di un mordisco del que seguro me arrepentiría el resto de mi vida -¿Pero qué demonios? Esto sabe a animal muerto, y sé de lo que hablo- Escupí el pedazo de pan a un lado.
Lo mejor para los niños, claro- Murmuré mientras juzgaba con la mirada al cocinero -Bueno, de cualquier manera, están en peligro, el dueño de la posada ha contratado unos matones para venir a buscar justicia por mano propia, y no creo que les importe quién es el culpable, matarán a tantos como puedan- Expliqué lo mejor que pude -Tienen suerte de que hayamos algunos adultos dispuestos a defenderlos del…- Un pan cayó en mi cabeza interrumpiéndome, luego una lluvia de panes llenaron el piso, y a varios metros de nosotros, el cocinero corría aterrado con las manos en alto y gritando que iban a morir todos.
Da igual- Respondió el niño de mala gana -¿Da igual qué?- Pregunté curioso -Si somos culpables o no, si hicimos algo o no, somos los niños malditos, nos juzgan por lo que somos y no por quienes somos, nosotros no elegimos esto- No pude evitar que aflorara mi instinto de paternidad y me acerqué para abrazar al pequeño y tratar de calmarlo, en parte porque yo entendía mejor que muchos, aquello que me estaba contando. Miré a Arygos que luego de acompañarme tanto tiempo, seguramente también entendería la horrible experiencia de ser odiado solo por pertenecer a cierto grupo o raza.
¿Les gustaría pertenecer a una familia de inadaptados y rechazados que se apoyan entre todos?- Les pregunté, hablando desde mi corazón de pollo -Arygos y yo, detendremos a los matones, no creo que sean tantos- Miré a la dragona y reí nervioso esperando que mis palabras fueran ciertas -Y luego, nos iremos todos a una enorme torre donde estarán seguros- Y con aquella propuesta, esperaba aumentar las filas del Séptimo Circulo, no tendríamos el escuadrón más poderoso de Aerandir, pero al menos nunca faltarían las risas.
[1] El uso de la profesión va ligado a este objetivo [Arcanos, Herrería, Ingeniería, Carpintería, Humanitario, Recurso] Algunos de los niños más traviesos se escapan por la noche y ya hemos recibido quejas de las aldeas vecinas por robo y vandalismo. Muchos recuerdan su entrenamiento militar, por lo que pueden evadir fácilmente a los vigilantes. Necesitamos algún otro sistema para mantenerlos en sus barracones, aparte de atarlos a sus camas. Fue entonces cuando Arygos apareció corriendo frente a nosotros, trayendo una presa entre sus fauces a la que luego señaló como la causante de los problemas en la posada -¿Cómo nos hacen esto? Acá les damos lo mejor que tenemos, y así nos pagan- Dijo el cocinero -Nos encargaremos de que sea fuertemente reprendida- No entendí lo que sucedía, pero todo indicaba que la niña sí, porque comenzó a temblar de inmediato.
Fue entonces cuando apareció su hermano al rescate, un niño tan valiente como imprudente para señalarse como el culpable, algo que ciertamente tenía mucho más sentido considerando el carácter de ambos -Imagino que lo haces por emoción o deporte, porque aquí ya les dan de comer- Tomé uno de los panes que el cocinero llevaba en la bandeja y le di un mordisco del que seguro me arrepentiría el resto de mi vida -¿Pero qué demonios? Esto sabe a animal muerto, y sé de lo que hablo- Escupí el pedazo de pan a un lado.
Lo mejor para los niños, claro- Murmuré mientras juzgaba con la mirada al cocinero -Bueno, de cualquier manera, están en peligro, el dueño de la posada ha contratado unos matones para venir a buscar justicia por mano propia, y no creo que les importe quién es el culpable, matarán a tantos como puedan- Expliqué lo mejor que pude -Tienen suerte de que hayamos algunos adultos dispuestos a defenderlos del…- Un pan cayó en mi cabeza interrumpiéndome, luego una lluvia de panes llenaron el piso, y a varios metros de nosotros, el cocinero corría aterrado con las manos en alto y gritando que iban a morir todos.
Da igual- Respondió el niño de mala gana -¿Da igual qué?- Pregunté curioso -Si somos culpables o no, si hicimos algo o no, somos los niños malditos, nos juzgan por lo que somos y no por quienes somos, nosotros no elegimos esto- No pude evitar que aflorara mi instinto de paternidad y me acerqué para abrazar al pequeño y tratar de calmarlo, en parte porque yo entendía mejor que muchos, aquello que me estaba contando. Miré a Arygos que luego de acompañarme tanto tiempo, seguramente también entendería la horrible experiencia de ser odiado solo por pertenecer a cierto grupo o raza.
¿Les gustaría pertenecer a una familia de inadaptados y rechazados que se apoyan entre todos?- Les pregunté, hablando desde mi corazón de pollo -Arygos y yo, detendremos a los matones, no creo que sean tantos- Miré a la dragona y reí nervioso esperando que mis palabras fueran ciertas -Y luego, nos iremos todos a una enorme torre donde estarán seguros- Y con aquella propuesta, esperaba aumentar las filas del Séptimo Circulo, no tendríamos el escuadrón más poderoso de Aerandir, pero al menos nunca faltarían las risas.
[2] En proceso [Humanitario] Se han registrado ataques de extremistas “anti-engendros” contra el campamento o las partidas que traen los suministros. Necesitamos guerreros para proteger a los niños (encuentra un grupo de atacantes y defiende a tus protegidos).
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Una noche más, Sango se reunió con Debacle y Livar. La mujer le inspiraba confianza y le transmitía una tranquilidad que el hombre se encargaba de contrarrestar con mensajes y comentarios que perturbaban su mente. Los movimientos de ella eran tranquilos y pausados, como si calculara cada movimiento que hiciera y evaluara qué consecuencias traería para lo que la rodeaban. Los del hombre, eran casi espasmódicos, nerviosos, imprevisibles. Era el perfecto equilibrio que necesitaba para evaluar la situación del campamento.
- Se ha hecho un buen trabajo por parte de los voluntarios asegurando el campamento. Hemos comprobado su trabajo, hay trampas, barreras, obstáculos para que los niños se sientan a salvo aquí- Debacle dirigió una mirada a Livar y esperó su réplica-.
Un juego que se repetía todas las noches. Ella decía algo, él replicaba. Él decía otra cosa, ella replicaba. ¿Cómo había llegado él a ser considerado un líder? ¿Había sido antes o después de la batalla de Aguasclaras?
- Sí, un buen trabajo, pero, ¿y si tenemos amenazas aquí dentro? ¿Tenemos un plan de evacuación? No me miréis así. Sango, tú mismo lo repites: el mal y el caos puede estar en cualquier parte- ahora él miraba a Debacle-.
Ah, no podía negarlo, que Livar usara sus propias palabras le producía una cierta sensación de importancia. Con un leve gesto de hombros se irguió sobre la banqueta en la que estaba sentado.
- Creo que tenemos la situación bajo control, aún así...- ambos se miraron casi sorprendidos y luego volvieron su mirada hacia él-.
- ¿Cómo están los niños?
- Ellos están bien. Tienen instrucción marcial, tienen, incluso, gente que les cuenta historias para entretenerlos. Están bien, pero, ¿qué sabemos de toda la gente que hay alrededor? ¿Te crees que son todo comerciantes y almas caritativas que vienen aquí por iniciativa propia? Por el amor de Freyja, os recuerdo que son personas que han sufrido un ataque de hechicería muy poderosa- posó una mano sobre la mesa y se inclinó hacia delante para hablar en un tono de voz más bajo-. Esos isleños podrían andar por aquí haciendo cualquier cosa y no nos enteraríamos porque la mayoría de estas personas tienen la cabeza destrozada.
Livar se resistía a considerar que antiguos compañeros fueran niños. Su pensamiento acerca del tema, tal y como comprobó Sango un par de noches atrás, revelaba que su convicción era que habían sido malditos. Debacle, por su parte, pensaba que habían sido bendecidos con una segunda juventud. ¿Y yo? ¿Qué pienso acerca de todo esto? ¿Acaso importa?
Ben se puso en pie y aprovechó para estirar las piernas. Mientras lo hacía, pensaba en cómo podía convertir aquel antiguo campamento de Zelirica en un hogar. Y mientras más vueltas le daba, menos opciones veía de convertirlo en algo plausible. Su mirada siempre giraba al este. Respiró profundamente y soltó aire lentamente antes de volver a sentarse.
- Los pequeños estarán bien, entonces- miró a Livar y endureció el tono de voz-. ¿Qué me dices de los intentos de ataque a las caravanas de suministros? ¿Hay algún motivo racial tras ello? ¿Hay alguien que se atreva, en este campamento a proferir alguna mala palabra contra los niños?
- No estoy muy seguro, Sango. Sí, parece que hay movimiento pero nada en concreto hasta el momento. Seguimos en ello.
Sango asintió satisfecho con el tono neutro con el que le respondió Livar. No era bueno dejarse llevar por las emociones. No de momento.
- ¿Algo más que reportar?- Livar y Debacle se miraron y luego negaron con la cabeza-.
El silencio se instaló entre los tres, roto, a lo lejos, por toses, conversaciones apagadas y el resto de sonidos que les ofrecía el entorno, como la leve brisa que mecía las lonas de las tiendas o el incansable canto de los grillos. Un fondo sobre el que poder reflexionar sobre las palabras de Livar que le habían puesto la duda en el corazón.
- Llevamos un tiempo en Zelirica- dijo, rompiendo el silencio- y me gustaría saber qué piensan nuestro gobernantes de todo esto- miró a Debacle-. Necesito que escribas cuatro cartas explicando nuestra situación aquí y que necesitamos ayuda para realojar a estos niños. Me da igual que hayan sido rechazados y por eso estén aquí, haz énfasis en nuestra situación. Envía el mensaje a las cuatro ciudades. Yo mismo firmaré, si me ayudas, esas cartas.
Cuando Debacle asintió, Ben esbozó una ligera sonrisa. No había tarea imposible para aquella mujer, como tampoco la había para Livar. Oh, se quejaría, pero acabaría haciendo lo que se le pedía. En ello tenía mucho que ver Levantacuernos. Ambos, se decía, mantenían una relación que iba más allá de dormir juntos. La mujer, pese al mote, tenía un gran corazón y una férrea voluntad de hacer el bien.
- Quiero que los niños tengan una revisión médica. Necesitamos galenos, gente versada en las artes de la curación o algo parecido. Debemos observar si hay cambios significativos en ellos o si han sufrido alguna dolencia desde que están aquí. Buscad. Removed cielo y tierra si hace falta. Inclúyelo en la carta si es preciso, Debacle- se levantó de la banqueta.- Ha sido una buena noche. Limpieza y orden, por favor, que no se os olvide.
Era la fórmula que había utilizado desde el primer momento para, primero, acabar las reuniones, y, segundo, recalcar la importancia de mantener el campamento limpio. Livar y Debacle debían transmitir el mensaje al resto de la compañía y estos, a su vez, esparcerlo por el resto del campamento. Limpieza y orden, repitieron los dos levantándose de sus asientos antes de marchar a dormir o a hacer guardia.
Por su parte, Ben dirigió sus pasos hacia la persona que compartía la carga de la gestión del campamento. Era importante que ambos compartieran información si querían que la vida en el campamento fuera viable.
- Se ha hecho un buen trabajo por parte de los voluntarios asegurando el campamento. Hemos comprobado su trabajo, hay trampas, barreras, obstáculos para que los niños se sientan a salvo aquí- Debacle dirigió una mirada a Livar y esperó su réplica-.
Un juego que se repetía todas las noches. Ella decía algo, él replicaba. Él decía otra cosa, ella replicaba. ¿Cómo había llegado él a ser considerado un líder? ¿Había sido antes o después de la batalla de Aguasclaras?
- Sí, un buen trabajo, pero, ¿y si tenemos amenazas aquí dentro? ¿Tenemos un plan de evacuación? No me miréis así. Sango, tú mismo lo repites: el mal y el caos puede estar en cualquier parte- ahora él miraba a Debacle-.
Ah, no podía negarlo, que Livar usara sus propias palabras le producía una cierta sensación de importancia. Con un leve gesto de hombros se irguió sobre la banqueta en la que estaba sentado.
- Creo que tenemos la situación bajo control, aún así...- ambos se miraron casi sorprendidos y luego volvieron su mirada hacia él-.
- ¿Cómo están los niños?
- Ellos están bien. Tienen instrucción marcial, tienen, incluso, gente que les cuenta historias para entretenerlos. Están bien, pero, ¿qué sabemos de toda la gente que hay alrededor? ¿Te crees que son todo comerciantes y almas caritativas que vienen aquí por iniciativa propia? Por el amor de Freyja, os recuerdo que son personas que han sufrido un ataque de hechicería muy poderosa- posó una mano sobre la mesa y se inclinó hacia delante para hablar en un tono de voz más bajo-. Esos isleños podrían andar por aquí haciendo cualquier cosa y no nos enteraríamos porque la mayoría de estas personas tienen la cabeza destrozada.
Livar se resistía a considerar que antiguos compañeros fueran niños. Su pensamiento acerca del tema, tal y como comprobó Sango un par de noches atrás, revelaba que su convicción era que habían sido malditos. Debacle, por su parte, pensaba que habían sido bendecidos con una segunda juventud. ¿Y yo? ¿Qué pienso acerca de todo esto? ¿Acaso importa?
Ben se puso en pie y aprovechó para estirar las piernas. Mientras lo hacía, pensaba en cómo podía convertir aquel antiguo campamento de Zelirica en un hogar. Y mientras más vueltas le daba, menos opciones veía de convertirlo en algo plausible. Su mirada siempre giraba al este. Respiró profundamente y soltó aire lentamente antes de volver a sentarse.
- Los pequeños estarán bien, entonces- miró a Livar y endureció el tono de voz-. ¿Qué me dices de los intentos de ataque a las caravanas de suministros? ¿Hay algún motivo racial tras ello? ¿Hay alguien que se atreva, en este campamento a proferir alguna mala palabra contra los niños?
- No estoy muy seguro, Sango. Sí, parece que hay movimiento pero nada en concreto hasta el momento. Seguimos en ello.
Sango asintió satisfecho con el tono neutro con el que le respondió Livar. No era bueno dejarse llevar por las emociones. No de momento.
- ¿Algo más que reportar?- Livar y Debacle se miraron y luego negaron con la cabeza-.
El silencio se instaló entre los tres, roto, a lo lejos, por toses, conversaciones apagadas y el resto de sonidos que les ofrecía el entorno, como la leve brisa que mecía las lonas de las tiendas o el incansable canto de los grillos. Un fondo sobre el que poder reflexionar sobre las palabras de Livar que le habían puesto la duda en el corazón.
- Llevamos un tiempo en Zelirica- dijo, rompiendo el silencio- y me gustaría saber qué piensan nuestro gobernantes de todo esto- miró a Debacle-. Necesito que escribas cuatro cartas explicando nuestra situación aquí y que necesitamos ayuda para realojar a estos niños. Me da igual que hayan sido rechazados y por eso estén aquí, haz énfasis en nuestra situación. Envía el mensaje a las cuatro ciudades. Yo mismo firmaré, si me ayudas, esas cartas.
Cuando Debacle asintió, Ben esbozó una ligera sonrisa. No había tarea imposible para aquella mujer, como tampoco la había para Livar. Oh, se quejaría, pero acabaría haciendo lo que se le pedía. En ello tenía mucho que ver Levantacuernos. Ambos, se decía, mantenían una relación que iba más allá de dormir juntos. La mujer, pese al mote, tenía un gran corazón y una férrea voluntad de hacer el bien.
- Quiero que los niños tengan una revisión médica. Necesitamos galenos, gente versada en las artes de la curación o algo parecido. Debemos observar si hay cambios significativos en ellos o si han sufrido alguna dolencia desde que están aquí. Buscad. Removed cielo y tierra si hace falta. Inclúyelo en la carta si es preciso, Debacle- se levantó de la banqueta.- Ha sido una buena noche. Limpieza y orden, por favor, que no se os olvide.
Era la fórmula que había utilizado desde el primer momento para, primero, acabar las reuniones, y, segundo, recalcar la importancia de mantener el campamento limpio. Livar y Debacle debían transmitir el mensaje al resto de la compañía y estos, a su vez, esparcerlo por el resto del campamento. Limpieza y orden, repitieron los dos levantándose de sus asientos antes de marchar a dormir o a hacer guardia.
Por su parte, Ben dirigió sus pasos hacia la persona que compartía la carga de la gestión del campamento. Era importante que ambos compartieran información si querían que la vida en el campamento fuera viable.
(0) Sigo con este objetivo: [Humanitario] La organización es clave para mantener un campamento ordenado, limpio y bien abastecido. Alguien debe encargarse de monitorear los barracones, organizar el reparto de suministros, acondicionar los almacenes, la recogida de basuras… (elige uno, nadie espera que lleves el campamento en solitario Eleandris).
(1) El post es un resumen, muy grosero, de lo que está pasando en el campamento. Al final del post, Sango va con Eleandris para compartir la información y las acciones que toma el bueno de Sango para mejorar la calidad de vida en Zelirica.
(1) El post es un resumen, muy grosero, de lo que está pasando en el campamento. Al final del post, Sango va con Eleandris para compartir la información y las acciones que toma el bueno de Sango para mejorar la calidad de vida en Zelirica.
Sango
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
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¿Pensaban que estarían a salvo en eventos de otro master?
Que ingenuos han sido
De prisa, tarados, que no tenemos toda la noche- Dijo Bragus, un sujeto cuya barba larga estaba convertida en un amasijo de pelo, restos de comida y rastros de bebidas de diferentes colores. Su tamaño era innegablemente colosal, enorme para ser un simple humano, pero había aprendido a sacar provecho de su físico al servir como agente de intimidación, sirviendo muchas veces su sola presencia para expulsar enemigos.
Y si bien, la inteligencia y la estrategia no eran su fuerte, no importaba en absoluto, pues de eso se encargaba Crogs, un pequeño brujo que no había sido muy afortunado físicamente, su cuerpo parecía una mera excusa para sostener sus ropas, pero su manejo de la telequinesis y su capacidad de análisis y estrategia lo convertían en un adversario difícil de siquiera tocar.
A pesar de eso, se mantenía como el líder en las sombras, dejando que Bragus se llevara todo el crédito con su intimidante presencia para controlar con mayor facilidad a aquella tropa de extremistas que, en busca de algunas monedas, habían atendido el pedido de algunos pueblerinos cercanos, quienes habían invertido sus ahorros para tratar de asegurar el exterminio de los niños malditos.
Esta noche, esos mocosos nos harán ricos- Dijo Bragus con aires de victoria mientras se lanzaba encima la última botella de hidromiel que llevaba encima, intentaba beberla, pero nuevamente terminaba derramando todo sobre su barba -Silencio- Murmuró Crogs desde las sombras -Lo más eficiente sería un ataque por dos frentes, los más fuertes irán con Bragus por el frente, deben servir como distracción mientras los más veloces nos infiltramos por un lado y eliminamos a los que ya duerman- Explicó Crogs agachado casi al ras del suelo, mientras su bufanda negra que le cubría la mitad del rostro, ondeaba a ratos arrastrada por el viento.
Apenas pasaban unos minutos luego de la media noche cuando un fuerte golpe puso a las defensas en alerta -Les llegó su última noche, pequeños engendros- Vociferó el enorme sujeto mientras dejaba caer al piso su gran hacha que sin duda podría partir a un caballo en dos pedazos con un solo movimiento. El caos no se hizo esperar, el ataque los había tomado por sorpresa y haría falta que algunos valientes dirigieran y coordinaran las tropas para hacer frente a aquellos matones.
Pero aquello era tan solo una distracción, pues, por otro lado, Crogs y una pequeña tropa de asesinos silenciosos y sigilosos se infiltraban para dirigirse a los dormitorios y acaban con cuantos engendros pudieran eliminar dormidos, aunque no contaban con una serie de trampas arcanas que les harían difícil entrar al campamento.
∞ No se librarán de Ansur tan fácilmente, los perseguiremos hasta el final de sus días. Ahora ya en serio, hemos visto con preocupación que hay demasiada paz por estos lados, y eso nos duele, nos hiere, nos lastima, así que decidimos meter la mano y revolver un poco las cosas.
∞ Quienes deseen sumarse a este entretiempo mientras Fehu regresa, podrán unirse libremente a cualquiera de los dos frentes planteados:
Frente 1: Bragus y otros matones han creado un caos en la entrada del campamento, son grandes y fuertes, por lo que hará falta fuerza bruta o mucha estrategia para detener a esos colosales y resistentes adversarios.
Frente 2: Aprovechando la distracción del frente, Crogs y otros asesinos más silenciosos intentan infiltrarse en sigilo por otro lado para llegar a los dormitorios y eliminar a los niños que ya duermen, no son rivales muy fuertes, pero sí son muy veloces e inteligentes.
∞ Estos objetivos solo estarán hasta el regreso de Fehu, por lo que deberán ser rápidos si quieren ser parte de ello y obtener alguna que otra recompensa adicional. La participación en estos objetivos es opcional, y quienes no deseen participar pueden continuar sus tramas en otro lugar del campamento.
Y si bien, la inteligencia y la estrategia no eran su fuerte, no importaba en absoluto, pues de eso se encargaba Crogs, un pequeño brujo que no había sido muy afortunado físicamente, su cuerpo parecía una mera excusa para sostener sus ropas, pero su manejo de la telequinesis y su capacidad de análisis y estrategia lo convertían en un adversario difícil de siquiera tocar.
A pesar de eso, se mantenía como el líder en las sombras, dejando que Bragus se llevara todo el crédito con su intimidante presencia para controlar con mayor facilidad a aquella tropa de extremistas que, en busca de algunas monedas, habían atendido el pedido de algunos pueblerinos cercanos, quienes habían invertido sus ahorros para tratar de asegurar el exterminio de los niños malditos.
Esta noche, esos mocosos nos harán ricos- Dijo Bragus con aires de victoria mientras se lanzaba encima la última botella de hidromiel que llevaba encima, intentaba beberla, pero nuevamente terminaba derramando todo sobre su barba -Silencio- Murmuró Crogs desde las sombras -Lo más eficiente sería un ataque por dos frentes, los más fuertes irán con Bragus por el frente, deben servir como distracción mientras los más veloces nos infiltramos por un lado y eliminamos a los que ya duerman- Explicó Crogs agachado casi al ras del suelo, mientras su bufanda negra que le cubría la mitad del rostro, ondeaba a ratos arrastrada por el viento.
Apenas pasaban unos minutos luego de la media noche cuando un fuerte golpe puso a las defensas en alerta -Les llegó su última noche, pequeños engendros- Vociferó el enorme sujeto mientras dejaba caer al piso su gran hacha que sin duda podría partir a un caballo en dos pedazos con un solo movimiento. El caos no se hizo esperar, el ataque los había tomado por sorpresa y haría falta que algunos valientes dirigieran y coordinaran las tropas para hacer frente a aquellos matones.
Pero aquello era tan solo una distracción, pues, por otro lado, Crogs y una pequeña tropa de asesinos silenciosos y sigilosos se infiltraban para dirigirse a los dormitorios y acaban con cuantos engendros pudieran eliminar dormidos, aunque no contaban con una serie de trampas arcanas que les harían difícil entrar al campamento.
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∞ No se librarán de Ansur tan fácilmente, los perseguiremos hasta el final de sus días. Ahora ya en serio, hemos visto con preocupación que hay demasiada paz por estos lados, y eso nos duele, nos hiere, nos lastima, así que decidimos meter la mano y revolver un poco las cosas.
∞ Quienes deseen sumarse a este entretiempo mientras Fehu regresa, podrán unirse libremente a cualquiera de los dos frentes planteados:
Frente 1: Bragus y otros matones han creado un caos en la entrada del campamento, son grandes y fuertes, por lo que hará falta fuerza bruta o mucha estrategia para detener a esos colosales y resistentes adversarios.
Frente 2: Aprovechando la distracción del frente, Crogs y otros asesinos más silenciosos intentan infiltrarse en sigilo por otro lado para llegar a los dormitorios y eliminar a los niños que ya duermen, no son rivales muy fuertes, pero sí son muy veloces e inteligentes.
∞ Estos objetivos solo estarán hasta el regreso de Fehu, por lo que deberán ser rápidos si quieren ser parte de ello y obtener alguna que otra recompensa adicional. La participación en estos objetivos es opcional, y quienes no deseen participar pueden continuar sus tramas en otro lugar del campamento.
Ansur
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
-Hmm... Esto si que trae recuerdos- comentaría el rubio para si mismo mientras contemplaba de reojo parte del campamento, Zelas se encontraba sentado sobre la rama de un árbol y estaba apoyado su espalda en tronco cuando el bullicio de la entrada llamo su atención.
-Sabia que uno u otro tonto iba a aparecer, no pensaba que fuera tan pronto-
-Zelas! tenemos que ir a ver que sucede!- grito Eve desde debajo del árbol.
-No recuerdo que me pagaran para eso-
-Tienes que asumir la responsabilidad!, si matan a los que les diste clases no creo que te paguen-
-Junta a un grupo de niños y ármalos rápido mientras yo me encargo de lo que pase, no podemos dejar que maten a los niños!-
La motivación del no-elfo derivo de las palabras mágicas que Eve había utilizado, no recibir dinero era algo que no podían permitirse, en especial cuando estaban tan cerca de recibir el dinero, Zelas se adelanto y salto del árbol impulsándose por múltiples explosiones de éter proveniente de sus pies(1) acercándose y cayendo cerca del tipo grande con un hacha igualmente grande. Soldados y niños soldados por un lado y los atacantes por el otro, observaron sorprendidos al rubio que acababa de llegar, aquello había detenido brevemente el caos de la entrada, el cual no tardaría mucho en volver a desatarse.
-¿Esto es lo mejor que tienen?¿Un tipo rubio que ni siquiera esta armado?- Zelas sacaría un orbe de entre sus ropas y al acercar la mano esta despediría un brillo y expulsaría lo que parecía una empuñadura de una espada, al momento de tirar de ella, lo que apareció dejo a todos un poco confundidos, una espada ridículamente grande que mas parecía un gran trozo de metal mas que una espada(2).
-No me han pagado lo suficiente para matarles, pero tampoco puedo dejar que les hagan algo a estos niños, así que por mejor no se van y ya- señalaría el rubio, apoyando su arma en su hombro y guardando el orbe en sus ropas.
-Oh el señorito tiene una espada, que impresionante, el único que terminara muerto eres tu, TODOS OBSERVEN LO QUE LES DEPARARA A CUALQUIERA QUE OSE DESAFIARME- señalaría el enorme guerrero al momento de levantar su hacha.
-Hmmpff... OK-
Ambos guerreros blandirían sus armas el uno contra el otro en una sucesión de golpes devastadores, el sonido del metal chocando entre si haciendo que el metal resonara en la entrada del campamento, los niños-soldado y los atacantes observaban como ninguno de los 2 parecía retroceder a pesar de la clara diferencia de tamaños. Un potente golpe de parte ambos hizo que tuvieran que separarse de la reyerta que habían formado. El enorme guerrero estaba claramente sorprendido de no haber acabado con el rubio de un solo golpe y el rubio tenia una sonrisa engreída que enervo al guerrero del hacha.
-¿Qué te causa tanta gracia imbécil!?-
-Te estafaron con esa hacha jajaja, aunque reconozco que ha durado bastante para intercambiar tantos golpes contra esta maravilla-
El no-elfo señalaría el arma del grandote, ahora llena de fisuras y grietas, molesto el grandote se lanzaría gritando a Zelas quien le propiciaría una brutal estocada la cual terminaría de romper el hacha y dejaría la cabeza y parte del pecho del grandote partidos a la mitad(3).
El rubio ahora con parte de su rostro y ropa manchados de sangre observaría como todos los que estaban allí le observaban, algunos horrorizados otros sorprendidos, Eve y algunos cuantos niños armados habían llegado justo a tiempo. -De acuerdo, ahora les toca a ustedes, usen las formaciones que aprendieron y defiéndanse porque yo no planeo quedarme mucho tiempo- señalo observando a los niños, cuando observo a los enemigos solo señalo -Si no se me acercan no los matare, no respondo por los demás- señalo al momento que volvía a las filas de los niños.
Eve por su parte avanzaba junto a los niños quienes en formaciones similares a las que realizaron ese día comenzaban a atacar en grupos a enemigos individuales, compensando con números su momentánea debilidad física, los escuderos detenían los ataques y ya fueran los arqueros, lanceros o espadachines quienes se encargaban del contraataque y los golpes de gracia, Eve por su parte mantenía a raya a unos cuantos enemigos pero al igual que Zelas se encargaba de dejar que fueran ellos mismos quienes se encargaran de esa amenaza, no contarían con la misma ayuda todos los días por lo cual era necesario que aplicaran lo que sabían para defenderse, era una especie de bautismo de fuego el cual definiría si serian capaces de sobrevivir en un futuro o no.
OFF: habilidades y cosas usadas
Me encargo del frente 1 junto a mis alumnos y npc.
1_Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo.
2_Vaina infinita la cual tiene casi todas las espadas de mi inventario, de la cual saque la Zumbanana α, también conocida como "esa espada ridículamente grande".
3_ Stinger: (Impulso/Master Swordsman)[2 usos] Intensifica su éter y lo usa para propulsarse hacia cualquier dirección y recorrer algunos metros en línea recta a la vez que propicia una brutal estocada.
-Sabia que uno u otro tonto iba a aparecer, no pensaba que fuera tan pronto-
-Zelas! tenemos que ir a ver que sucede!- grito Eve desde debajo del árbol.
-No recuerdo que me pagaran para eso-
-Tienes que asumir la responsabilidad!, si matan a los que les diste clases no creo que te paguen-
-Junta a un grupo de niños y ármalos rápido mientras yo me encargo de lo que pase, no podemos dejar que maten a los niños!-
La motivación del no-elfo derivo de las palabras mágicas que Eve había utilizado, no recibir dinero era algo que no podían permitirse, en especial cuando estaban tan cerca de recibir el dinero, Zelas se adelanto y salto del árbol impulsándose por múltiples explosiones de éter proveniente de sus pies(1) acercándose y cayendo cerca del tipo grande con un hacha igualmente grande. Soldados y niños soldados por un lado y los atacantes por el otro, observaron sorprendidos al rubio que acababa de llegar, aquello había detenido brevemente el caos de la entrada, el cual no tardaría mucho en volver a desatarse.
-¿Esto es lo mejor que tienen?¿Un tipo rubio que ni siquiera esta armado?- Zelas sacaría un orbe de entre sus ropas y al acercar la mano esta despediría un brillo y expulsaría lo que parecía una empuñadura de una espada, al momento de tirar de ella, lo que apareció dejo a todos un poco confundidos, una espada ridículamente grande que mas parecía un gran trozo de metal mas que una espada(2).
-No me han pagado lo suficiente para matarles, pero tampoco puedo dejar que les hagan algo a estos niños, así que por mejor no se van y ya- señalaría el rubio, apoyando su arma en su hombro y guardando el orbe en sus ropas.
-Oh el señorito tiene una espada, que impresionante, el único que terminara muerto eres tu, TODOS OBSERVEN LO QUE LES DEPARARA A CUALQUIERA QUE OSE DESAFIARME- señalaría el enorme guerrero al momento de levantar su hacha.
-Hmmpff... OK-
Ambos guerreros blandirían sus armas el uno contra el otro en una sucesión de golpes devastadores, el sonido del metal chocando entre si haciendo que el metal resonara en la entrada del campamento, los niños-soldado y los atacantes observaban como ninguno de los 2 parecía retroceder a pesar de la clara diferencia de tamaños. Un potente golpe de parte ambos hizo que tuvieran que separarse de la reyerta que habían formado. El enorme guerrero estaba claramente sorprendido de no haber acabado con el rubio de un solo golpe y el rubio tenia una sonrisa engreída que enervo al guerrero del hacha.
-¿Qué te causa tanta gracia imbécil!?-
-Te estafaron con esa hacha jajaja, aunque reconozco que ha durado bastante para intercambiar tantos golpes contra esta maravilla-
El no-elfo señalaría el arma del grandote, ahora llena de fisuras y grietas, molesto el grandote se lanzaría gritando a Zelas quien le propiciaría una brutal estocada la cual terminaría de romper el hacha y dejaría la cabeza y parte del pecho del grandote partidos a la mitad(3).
El rubio ahora con parte de su rostro y ropa manchados de sangre observaría como todos los que estaban allí le observaban, algunos horrorizados otros sorprendidos, Eve y algunos cuantos niños armados habían llegado justo a tiempo. -De acuerdo, ahora les toca a ustedes, usen las formaciones que aprendieron y defiéndanse porque yo no planeo quedarme mucho tiempo- señalo observando a los niños, cuando observo a los enemigos solo señalo -Si no se me acercan no los matare, no respondo por los demás- señalo al momento que volvía a las filas de los niños.
Eve por su parte avanzaba junto a los niños quienes en formaciones similares a las que realizaron ese día comenzaban a atacar en grupos a enemigos individuales, compensando con números su momentánea debilidad física, los escuderos detenían los ataques y ya fueran los arqueros, lanceros o espadachines quienes se encargaban del contraataque y los golpes de gracia, Eve por su parte mantenía a raya a unos cuantos enemigos pero al igual que Zelas se encargaba de dejar que fueran ellos mismos quienes se encargaran de esa amenaza, no contarían con la misma ayuda todos los días por lo cual era necesario que aplicaran lo que sabían para defenderse, era una especie de bautismo de fuego el cual definiría si serian capaces de sobrevivir en un futuro o no.
OFF: habilidades y cosas usadas
Me encargo del frente 1 junto a mis alumnos y npc.
1_Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo.
2_Vaina infinita la cual tiene casi todas las espadas de mi inventario, de la cual saque la Zumbanana α, también conocida como "esa espada ridículamente grande".
3_ Stinger: (Impulso/Master Swordsman)[2 usos] Intensifica su éter y lo usa para propulsarse hacia cualquier dirección y recorrer algunos metros en línea recta a la vez que propicia una brutal estocada.
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Era increíble la gente que se había unido a los trabajos para reforzar la defensa de la zona. Era difícil saber si es que nos gustaba ayudar, si nos gustaba construir cosas o si simplemente éramos unos desgraciados y lo que nos gustaba era encerrar gente. En mi caso me inclinaba por una combinación de la segunda y la tercera opción. Pero fuera como fuera, estaba funcionando bien, aún necesitaríamos más tiempo para tenerlo todo acabado, pero los trabajos avanzaban mucho más de lo que esperaba. Meraxes se estaba encargando de las trampas arcanas, y con la inclusión de Tarek podían ir mucho más rápido. Gaegel se estaba encargando de esos cacharros para ver de noche, pero también me había estado ayudando a levantar la empalizada, y esa dragona extraña había hecho un buen trabajo cavando el foso. Lamentablemente, no estaba acabado aún y después de varias horas preparando los postes de la empalizada me había bajado a la zanja para cambiar un poco de aires.
- ¿Entonces? ¿A ti que te parece el foso?- Le comenté a Teufel mientras iba sacando paladas de tierra.
- La verdad es que va pintando bien. ¿Pero por qué me preguntas a mi?
- Eres una nutria, se supone que sabes de ríos, ¿no?
- ¿Por qué supones que sólo por ser una mujer nutria voy a saber de ríos? Y luego te quejas de los prejuicios contra los vampiros...- Se me quedó mirando fijamente como si fuera a saltarme al cuello en cualquier momento, pero tras unos instantes tensos, suspiró y me contestó resignada.- Pero sí que se de ríos. Y la dragona algo debía saber también. Está bien montado para que cuando se abra para que entre el agua vaya erosionando hacia fuera y no se coma los muros que estamos montando.
- Si es que estaba claro, por eso quería que me dijeras tu opinión.
- A veces me pregunto porque viajo contigo.- En ese momento giró la cabeza hacia arriba.-¿Hueles eso?[1]
- Pues la verdad es que no.
- Pues algo pasa, hay un rastro diferente.
- ¿No será que hemos cavado demasiado y es la tierra?- En ese momento empecé a escuchar ruido de lucha proveniente del interior.- No he dicho nada, tenías razón, tenemos compañía.- Me dirigía hacia la escalera que usé para bajar, pero noté que la habían quitado, así que me puse a otear buscando otra posible salida, pero lo que pude ver fue unas figuras colándose por donde aún no habíamos tenido tiempo de cavar[2] .- Mierda. Nos vienen también por aquí. Tenemos otro frente, hay que avisarles.- Seguidamente me acerqué hasta el muro y empecé a gritar a mis compañeros.- ¡Mera! ¡Gaegel! ¡Se nos están colando por aquí también! ¡Avisad a vuestro amigo el vigía! ¡Y echadme una cuerda que no puedo salir!
- ¿Entonces? ¿A ti que te parece el foso?- Le comenté a Teufel mientras iba sacando paladas de tierra.
- La verdad es que va pintando bien. ¿Pero por qué me preguntas a mi?
- Eres una nutria, se supone que sabes de ríos, ¿no?
- ¿Por qué supones que sólo por ser una mujer nutria voy a saber de ríos? Y luego te quejas de los prejuicios contra los vampiros...- Se me quedó mirando fijamente como si fuera a saltarme al cuello en cualquier momento, pero tras unos instantes tensos, suspiró y me contestó resignada.- Pero sí que se de ríos. Y la dragona algo debía saber también. Está bien montado para que cuando se abra para que entre el agua vaya erosionando hacia fuera y no se coma los muros que estamos montando.
- Si es que estaba claro, por eso quería que me dijeras tu opinión.
- A veces me pregunto porque viajo contigo.- En ese momento giró la cabeza hacia arriba.-¿Hueles eso?[1]
- Pues la verdad es que no.
- Pues algo pasa, hay un rastro diferente.
- ¿No será que hemos cavado demasiado y es la tierra?- En ese momento empecé a escuchar ruido de lucha proveniente del interior.- No he dicho nada, tenías razón, tenemos compañía.- Me dirigía hacia la escalera que usé para bajar, pero noté que la habían quitado, así que me puse a otear buscando otra posible salida, pero lo que pude ver fue unas figuras colándose por donde aún no habíamos tenido tiempo de cavar[2] .- Mierda. Nos vienen también por aquí. Tenemos otro frente, hay que avisarles.- Seguidamente me acerqué hasta el muro y empecé a gritar a mis compañeros.- ¡Mera! ¡Gaegel! ¡Se nos están colando por aquí también! ¡Avisad a vuestro amigo el vigía! ¡Y echadme una cuerda que no puedo salir!
*************************
Me pongo con el frente 2, aviso a Meraxes y Gaegel de que entran y pido ayuda para encargarnos de ellos.
[1] Sentidos Bestiales: Mis rasgos animales mejoran mi sentido de la vista y el olfato, duplicando su potencia.
[2] Ojos de la Noche: Puedo ver en la oscuridad como si fuera de día.
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
El pequeño Cohen siguió a aquel extraño hombre, que al parecer, iba en compañía de Zagreus. La verdad era que al vampiro le resultó muy extraña esa relación, aunque desconocía los motivos que ambos tendrían allí.
Le bastó unos minutos comprobar cómo ambos hombres estaban estudiando a los niños, cómo si llevaran a cabo una extraña investigación. Cohen aprovechó ese momento para dar unos pasos atrás y observar en la distancia.
En ese momento, el hombre extraño decidió llevarse consigo a todos aquellos niños soldados y Cohen se ocultó en un rincón para no verse obligado a continuar con el grupo.
Aprovechando que estaba a solas con Zagreus, que había espantado a los niños con clara determinación, quiso acercarse y presentarse. Jugar a ver si le reconocía.
Pero cuándo dio un par de pasos en su dirección una mujer corpulenta se interpuso en su camino.
―¡Chico! ¿Qué haces aquí? ¡Es hora de dormir! ¡Vamos!
― No tengo sueño, seño...
― ¿Vas a tener el valor de desobedecer? ¡Esta juventud...!
La mujer, de edad avanzada y de ancho volumen, parecía bastante dispuesta a lograr meter en vereda a un despistado niño que se negaba a descansar.
Estuvo tentado a utilizar con ella la magia de su voz, pero había demasiadas personas a su alrededor y no era seguro, así que se dejó llevar hasta el interior de uno de los barracones.
―Ellos ya duermen, pero queda una cama libre en algún lugar… ¡Vamos! ¿A qué esperas?
Cohen entró en el barracón. Gracias a su vista vampírica, veía nítidamente todos aquellos cuerpos diminutos descansando en aquellas camas incómodas.
Esperaría unos minutos. Luego, volvería a salir y saldría de aquel molesto lugar.
Fue entonces cuándo comenzó a notar que los efectos de la manzana rejuvenecedora comenzaban a disiparse. Dudando sobre si era más oportuno quedarse cómo niño o como adulto, pensó que quizás debería alargar un poco más su apariencia de infante.
Cogió de su bolsa de viaje la segunda de las manzanas que llevaba con él y comenzó a comerla disgustado. Así, lograría ampliar aún más el plazo de aquella apariencia.
Cuándo terminaba de comer la fruta, observó cómo un par de figuras adultas entraban en la habitación. Cohen se ocultó debajo de una de las camas, pues temía que le reprimieran de nuevo.
Fue entonces cuándo uno de ellos alzó una de sus manos con un afilado cuchillo, junto a la cama de uno de los niños que dormían plácidamente.
Elección de este turno: Frente 2. Lo viviré desde dentro del grupo de niños engendros.
En este turno, tomo la segunda de las manzanas de Iddun, por lo que alargo mi apariencia como niño.
Le bastó unos minutos comprobar cómo ambos hombres estaban estudiando a los niños, cómo si llevaran a cabo una extraña investigación. Cohen aprovechó ese momento para dar unos pasos atrás y observar en la distancia.
En ese momento, el hombre extraño decidió llevarse consigo a todos aquellos niños soldados y Cohen se ocultó en un rincón para no verse obligado a continuar con el grupo.
Aprovechando que estaba a solas con Zagreus, que había espantado a los niños con clara determinación, quiso acercarse y presentarse. Jugar a ver si le reconocía.
Pero cuándo dio un par de pasos en su dirección una mujer corpulenta se interpuso en su camino.
―¡Chico! ¿Qué haces aquí? ¡Es hora de dormir! ¡Vamos!
― No tengo sueño, seño...
― ¿Vas a tener el valor de desobedecer? ¡Esta juventud...!
La mujer, de edad avanzada y de ancho volumen, parecía bastante dispuesta a lograr meter en vereda a un despistado niño que se negaba a descansar.
Estuvo tentado a utilizar con ella la magia de su voz, pero había demasiadas personas a su alrededor y no era seguro, así que se dejó llevar hasta el interior de uno de los barracones.
―Ellos ya duermen, pero queda una cama libre en algún lugar… ¡Vamos! ¿A qué esperas?
Cohen entró en el barracón. Gracias a su vista vampírica, veía nítidamente todos aquellos cuerpos diminutos descansando en aquellas camas incómodas.
Esperaría unos minutos. Luego, volvería a salir y saldría de aquel molesto lugar.
Fue entonces cuándo comenzó a notar que los efectos de la manzana rejuvenecedora comenzaban a disiparse. Dudando sobre si era más oportuno quedarse cómo niño o como adulto, pensó que quizás debería alargar un poco más su apariencia de infante.
Cogió de su bolsa de viaje la segunda de las manzanas que llevaba con él y comenzó a comerla disgustado. Así, lograría ampliar aún más el plazo de aquella apariencia.
Cuándo terminaba de comer la fruta, observó cómo un par de figuras adultas entraban en la habitación. Cohen se ocultó debajo de una de las camas, pues temía que le reprimieran de nuevo.
Fue entonces cuándo uno de ellos alzó una de sus manos con un afilado cuchillo, junto a la cama de uno de los niños que dormían plácidamente.
_____________________________________________
Elección de este turno: Frente 2. Lo viviré desde dentro del grupo de niños engendros.
En este turno, tomo la segunda de las manzanas de Iddun, por lo que alargo mi apariencia como niño.
Cohen
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
En su camino a encontrarse con Eleandris se cruzaron dos figuras embozadas que corrían apresuradas hacia el campamento. En un primer momento le pareció que iban agachadas pero la idea se deshizo para dar paso a que se trataban de unos niños que habría robado algo de las cocinas. Se le ocurrió reprenderles, pero ya se habían perdido entre las tiendas y sería un esfuerzo vacuo.
- Buenas noches, Eleandris- saludó Sango con una ligera inclinación de cabeza-. Nunca hemos tenido la oportunidad de brindar como los Dioses mandan, quizá esta sea la noche. Aunque, dada nuestra posición, no conviene abusar- sonrió pícaramente-. En cualquier caso, vengo a ponerte al corriente, por la parte que me toca, de cómo está la situación.
No tardó mucho en narrar lo que Debacle y Livar le transmitían noche tras noche. También compartió con su amigo las preocupaciones que provenían de Livar.
- Es un tipo listo y espabilado y le da vueltas a las cosas, en ocasiones, demasiadas. Sin embargo, tiene razón en una cosa: el poder atrae a aquellos que- se interrumpió a mitad de frase porque Eleandris miró tras él con lo que parecía un gesto preocupado.
El alboroto llegó a sus oídos como un murmullo apagado, como una tormenta lejana que avisa, primero, con truenos lejanos traídos a los oídos con fuertes vientos. Cuando se giró y escuchó más atentamente, el ruido fue más grave, como el de las olas rompiendo contra los acantilados.
Gruñó. Cuando se disponía a ir hacia el origen del ruido. Chillidos surgieron del campamento. Las dos figuras embozadas que había visto hacía tan solo un instante se le pasaron por la cabeza. Y entonces comprendió. Corrió hacia el campamento, hacha en mano.
- ¡Guardia, despierta! ¡A mi! ¡A mi!- gritó en mitad de la carrera.
Entró en la primera tienda que encontró y vio que había un hombre que levantaba el brazo. Sango se lanzó y acertó a golpearle con el hacha en la cabeza, abriéndole el cráneo en un golpe que le arrastró hacia adelante al quedar el hacha atascada. Cuando pudo tirar de ella, le golpeó dos veces más antes de girarse y recibir una estocada que fue desviada por la armadura.
- ¡Guardia! ¡A mi! ¡Armas!- volvió a gritar.
El impulso del estoque hizo que su agresor se desequilibrara y Ben aprovechó para asestarle un brutal golpe en la cara. Retiró el hacha y le golpeó otra vez para asegurarse de que no respiraría nunca más.
- ¿Estáis bien?- el caos del exterior le impidió escuchar nada y se apresuró al exterior.
Vio a varios de sus compañeros portar las armas, algunos con sangre, otros sin estrenarse aquella noche. Todos lanzaban preguntas y reportes. Ben no escuchaba. La batalla había comenzado y solo importaba una cosa: poner a los críos a salvo.
- ¡Cobardes! ¡Sucias ratas cobardes! ¡Venid a mi!- Ben gritaba mientras sus compañeros formaban en torno a él-. ¡Si no es esta noche, tened por seguro que os daré caza hasta en el mismísimo Hellheim! ¡Venid a por mi, escoria!- y entonces, gritó.
Gritó tan alto como sus pulmones le permitieron(1). Un rugido bestial, un rugido que rasgó el aire. Un reclamo para sus víctimas. Un reclamo para que sus armas bebieran sangre de la peor calaña que había dado aquel mundo. Un ataque al amparo de las sombras y la oscuridad de la noche contra niños indefensos era el mayor acto de cobardía que una persona podía hacer.
- Mis valientes, no dejéis cabeza sin cortar. Sea cual sea nuestro destino, brindaremos por nuestra victoria en esta noche. ¡Matadlos a todos!
Cuando los embozados comenzaron a emerger de entre las sombras, Ben se había convertido en el objeto de sus ataques. Y para su sorpresa eran un grupo numeroso. Pero ellos eran soldados de Verisar y más voluntarios que sentían lo mismo hacia aquellos niños. Era su deber, por tanto, conducirles hasta la victoria. Pagarían aquel ataque con su propia vida. Pobre de aquel que respirara cuando la contienda hubiese finalizado.
El choque, entre las tiendas, fue brutal.
(0) Me encargo de la defensa del Segundo Frente.
(1) Aquí os espero [1 uso] Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
- Buenas noches, Eleandris- saludó Sango con una ligera inclinación de cabeza-. Nunca hemos tenido la oportunidad de brindar como los Dioses mandan, quizá esta sea la noche. Aunque, dada nuestra posición, no conviene abusar- sonrió pícaramente-. En cualquier caso, vengo a ponerte al corriente, por la parte que me toca, de cómo está la situación.
No tardó mucho en narrar lo que Debacle y Livar le transmitían noche tras noche. También compartió con su amigo las preocupaciones que provenían de Livar.
- Es un tipo listo y espabilado y le da vueltas a las cosas, en ocasiones, demasiadas. Sin embargo, tiene razón en una cosa: el poder atrae a aquellos que- se interrumpió a mitad de frase porque Eleandris miró tras él con lo que parecía un gesto preocupado.
El alboroto llegó a sus oídos como un murmullo apagado, como una tormenta lejana que avisa, primero, con truenos lejanos traídos a los oídos con fuertes vientos. Cuando se giró y escuchó más atentamente, el ruido fue más grave, como el de las olas rompiendo contra los acantilados.
Gruñó. Cuando se disponía a ir hacia el origen del ruido. Chillidos surgieron del campamento. Las dos figuras embozadas que había visto hacía tan solo un instante se le pasaron por la cabeza. Y entonces comprendió. Corrió hacia el campamento, hacha en mano.
- ¡Guardia, despierta! ¡A mi! ¡A mi!- gritó en mitad de la carrera.
Entró en la primera tienda que encontró y vio que había un hombre que levantaba el brazo. Sango se lanzó y acertó a golpearle con el hacha en la cabeza, abriéndole el cráneo en un golpe que le arrastró hacia adelante al quedar el hacha atascada. Cuando pudo tirar de ella, le golpeó dos veces más antes de girarse y recibir una estocada que fue desviada por la armadura.
- ¡Guardia! ¡A mi! ¡Armas!- volvió a gritar.
El impulso del estoque hizo que su agresor se desequilibrara y Ben aprovechó para asestarle un brutal golpe en la cara. Retiró el hacha y le golpeó otra vez para asegurarse de que no respiraría nunca más.
- ¿Estáis bien?- el caos del exterior le impidió escuchar nada y se apresuró al exterior.
Vio a varios de sus compañeros portar las armas, algunos con sangre, otros sin estrenarse aquella noche. Todos lanzaban preguntas y reportes. Ben no escuchaba. La batalla había comenzado y solo importaba una cosa: poner a los críos a salvo.
- ¡Cobardes! ¡Sucias ratas cobardes! ¡Venid a mi!- Ben gritaba mientras sus compañeros formaban en torno a él-. ¡Si no es esta noche, tened por seguro que os daré caza hasta en el mismísimo Hellheim! ¡Venid a por mi, escoria!- y entonces, gritó.
Gritó tan alto como sus pulmones le permitieron(1). Un rugido bestial, un rugido que rasgó el aire. Un reclamo para sus víctimas. Un reclamo para que sus armas bebieran sangre de la peor calaña que había dado aquel mundo. Un ataque al amparo de las sombras y la oscuridad de la noche contra niños indefensos era el mayor acto de cobardía que una persona podía hacer.
- Mis valientes, no dejéis cabeza sin cortar. Sea cual sea nuestro destino, brindaremos por nuestra victoria en esta noche. ¡Matadlos a todos!
Cuando los embozados comenzaron a emerger de entre las sombras, Ben se había convertido en el objeto de sus ataques. Y para su sorpresa eran un grupo numeroso. Pero ellos eran soldados de Verisar y más voluntarios que sentían lo mismo hacia aquellos niños. Era su deber, por tanto, conducirles hasta la victoria. Pagarían aquel ataque con su propia vida. Pobre de aquel que respirara cuando la contienda hubiese finalizado.
El choque, entre las tiendas, fue brutal.
(0) Me encargo de la defensa del Segundo Frente.
(1) Aquí os espero [1 uso] Un rugido, como el oleaje rompiendo en un acantilado, sale de las entraña de Sango captando la atención de sus adversarios que se lanzan hacia él. Por su parte Sango obtiene una mejora en el aguante, durante un turno, fruto de la adrenalina liberada en el grito.
Sango
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
—¿Y eso que has hecho antes vale solo con bichos o con cualquier animal?
Eywas rodó los ojos y suspiró sin siquiera mirar a su acompañante.
—Estás haciendo demasiadas preguntas y hoy no tengo paciencia para contestar…— calló de golpe y frenó en seco, provocando que la niña se chocase contra su espalda.
Se estaban acercando a una de las entradas del campamento, una diferente a por la que había entrado la bruja en primera instancia, cuando comenzó el estruendo. Vieron cómo la gente corría, chillaba y luchaba sin dar mucha tregua. Por inercia, puso el brazo por delante de la niña y la escondió detrás suya, algo bastante absurdo ya que esa cría tenía muchísimas más habilidades para el combate que ella, pero fue instinto.
Cuando uno de esos tipos se abalanzó sobre ellas, Eywas sacó la daga que llevaba escondida, se agachó para esquivar su golpe y la incrustó en su costado, tirando después hacia ella para rasgar suficiente piel como para que se desestabilizara y poder empujarlo. Conseguido su objetivo, se sentó encima y clavó la daga en su pecho, girándola como si fuese una llave con ambas manos sobre el mango. Un chorro de sangre salió disparado justo hasta su cara, pero no lo quitó, solo lo restregó un poco antes de levantarse y patear al tipo.
Cogió la mano de la niña y tiró de ella hasta ponerla detrás de un matorral cercano a la entrada del campamento, donde había varios guardias que se debatían entre quedarse o ayudar.
—No te muevas de aquí hasta que no te haga una señal.
Respiró varias veces hondo, para hacer como que hiperventilaba, y saltó unas cuantas veces después de cerciorarse de que no la estaban mirando. Guardó la daga y corrió hasta ellos con la cara lo más desencajada que pudo [1 a partir de aquí].
—¿Qué estáis haciendo ahí parados? ¿No veis que nos están masacrando?
—Pero, tenemos que…
—¡Tenéis que nada! Os necesitamos, sin vosotros no vamos a poder con ellos.
La bruja concentró todo su poder en hacerles creer que de verdad eran la pieza que faltaban para terminar con lo que podía ser una masacre, cuando en realidad creía que podrían con ellos sin demasiado problema teniendo en cuenta la cantidad de gente preparada para el combate que había por allí. Los guardas se miraron y ella aprovechó: observó lo que ellos estaban mirando, vio que había dos personas cerca de una pila de troncos recién traídos del bosque y concentró su magia en hacer parecer que los troncos caían, cortándoles la visibilidad [2].
—¡Van a destrozarlo todo! —gritó justo después, haciendo que lágrimas rodasen por sus ojos.
A pesar de las dudas, los guardas terminaron por ceder y salieron corriendo hacia la escena para “ser los salvadores”. Eywas era consciente de que podría, y posiblemente sería así, haber más, pero era la oportunidad perfecta. Le hizo una señal a la niña, que salió disparada hasta su encuentro. La bruja observó a su alrededor sin ver demasiado, pero tuvo una corazonada, los sentía cerca. Debían estar pastando en alguna parte cercana de ese bosque.
Tiró de la niña hasta llegar al primer árbol que encontró para ocultarse de la vista de los guardias y los que estaban rondando por allí y comenzó a hacer sonidos con la garganta bastante fuertes. Los sonidos que sabía que interpretarían sin problema. La cría la miraba como si estuviera loca, pero pronto captó la idea y empezó a escuchar una carrera por el bosque.
—No me jodas…
A la bruja casi se le escapa la risa, pero se contuvo. Cuando el Aion estuvo lo suficiente cerca como para escucharla, se concentró el sus ojos, haciendo contacto visual y haciéndole la petición con todo el cariño que pudo en esa situación [3].
—Necesito que nos ayudes a salir de aquí, tú conoces el bosque y la zona. Puedo conseguirte a ti y a tu manada un buen cuenco de fruta, de esa que está en las zonas más alejadas.
Si accedía, pensaba cumplir su promesa. Con ellos siempre lo hacía. Lo malo es que no se veía muy por la labor, porque se terminó yendo de allí a pesar de todo. Sin embargo, apareció otro detrás de un árbol, un poco más joven que el anterior, que le hizo una señal para que se acercaran.
A riesgo de que se arrepintieran y de que les disparasen a las dos, corrió hasta él y subió a la niña a su lomo para después hacerlo ella. El ejemplar era fuerte y esperaba que el trayecto no fuese largo, pero no se fiaba del todo, así que volvió a bajar.
—Sácala de aquí, luego os buscaré. Gracias.
Le acarició el hocico y le dio pie para que se fueran. Eywas miró hacia atrás justo para darse cuenta de que un guarda le estaba gritando, así que comenzó a correr en sentido contrario, bajando el camino mientras rezaba por no caerse. Lo que no se esperaba es que el Aion que la había ignorado en primer lugar ahora corría a su lado y le dio con la cornamenta en el brazo. Ella pilló la indirecta y se agarró de la misma para encaramarse al animal. No las tenía todas con ella, pero como mínimo lo iba a intentar.
———————Eywas rodó los ojos y suspiró sin siquiera mirar a su acompañante.
—Estás haciendo demasiadas preguntas y hoy no tengo paciencia para contestar…— calló de golpe y frenó en seco, provocando que la niña se chocase contra su espalda.
Se estaban acercando a una de las entradas del campamento, una diferente a por la que había entrado la bruja en primera instancia, cuando comenzó el estruendo. Vieron cómo la gente corría, chillaba y luchaba sin dar mucha tregua. Por inercia, puso el brazo por delante de la niña y la escondió detrás suya, algo bastante absurdo ya que esa cría tenía muchísimas más habilidades para el combate que ella, pero fue instinto.
Cuando uno de esos tipos se abalanzó sobre ellas, Eywas sacó la daga que llevaba escondida, se agachó para esquivar su golpe y la incrustó en su costado, tirando después hacia ella para rasgar suficiente piel como para que se desestabilizara y poder empujarlo. Conseguido su objetivo, se sentó encima y clavó la daga en su pecho, girándola como si fuese una llave con ambas manos sobre el mango. Un chorro de sangre salió disparado justo hasta su cara, pero no lo quitó, solo lo restregó un poco antes de levantarse y patear al tipo.
Cogió la mano de la niña y tiró de ella hasta ponerla detrás de un matorral cercano a la entrada del campamento, donde había varios guardias que se debatían entre quedarse o ayudar.
—No te muevas de aquí hasta que no te haga una señal.
Respiró varias veces hondo, para hacer como que hiperventilaba, y saltó unas cuantas veces después de cerciorarse de que no la estaban mirando. Guardó la daga y corrió hasta ellos con la cara lo más desencajada que pudo [1 a partir de aquí].
—¿Qué estáis haciendo ahí parados? ¿No veis que nos están masacrando?
—Pero, tenemos que…
—¡Tenéis que nada! Os necesitamos, sin vosotros no vamos a poder con ellos.
La bruja concentró todo su poder en hacerles creer que de verdad eran la pieza que faltaban para terminar con lo que podía ser una masacre, cuando en realidad creía que podrían con ellos sin demasiado problema teniendo en cuenta la cantidad de gente preparada para el combate que había por allí. Los guardas se miraron y ella aprovechó: observó lo que ellos estaban mirando, vio que había dos personas cerca de una pila de troncos recién traídos del bosque y concentró su magia en hacer parecer que los troncos caían, cortándoles la visibilidad [2].
—¡Van a destrozarlo todo! —gritó justo después, haciendo que lágrimas rodasen por sus ojos.
A pesar de las dudas, los guardas terminaron por ceder y salieron corriendo hacia la escena para “ser los salvadores”. Eywas era consciente de que podría, y posiblemente sería así, haber más, pero era la oportunidad perfecta. Le hizo una señal a la niña, que salió disparada hasta su encuentro. La bruja observó a su alrededor sin ver demasiado, pero tuvo una corazonada, los sentía cerca. Debían estar pastando en alguna parte cercana de ese bosque.
Tiró de la niña hasta llegar al primer árbol que encontró para ocultarse de la vista de los guardias y los que estaban rondando por allí y comenzó a hacer sonidos con la garganta bastante fuertes. Los sonidos que sabía que interpretarían sin problema. La cría la miraba como si estuviera loca, pero pronto captó la idea y empezó a escuchar una carrera por el bosque.
—No me jodas…
A la bruja casi se le escapa la risa, pero se contuvo. Cuando el Aion estuvo lo suficiente cerca como para escucharla, se concentró el sus ojos, haciendo contacto visual y haciéndole la petición con todo el cariño que pudo en esa situación [3].
—Necesito que nos ayudes a salir de aquí, tú conoces el bosque y la zona. Puedo conseguirte a ti y a tu manada un buen cuenco de fruta, de esa que está en las zonas más alejadas.
Si accedía, pensaba cumplir su promesa. Con ellos siempre lo hacía. Lo malo es que no se veía muy por la labor, porque se terminó yendo de allí a pesar de todo. Sin embargo, apareció otro detrás de un árbol, un poco más joven que el anterior, que le hizo una señal para que se acercaran.
A riesgo de que se arrepintieran y de que les disparasen a las dos, corrió hasta él y subió a la niña a su lomo para después hacerlo ella. El ejemplar era fuerte y esperaba que el trayecto no fuese largo, pero no se fiaba del todo, así que volvió a bajar.
—Sácala de aquí, luego os buscaré. Gracias.
Le acarició el hocico y le dio pie para que se fueran. Eywas miró hacia atrás justo para darse cuenta de que un guarda le estaba gritando, así que comenzó a correr en sentido contrario, bajando el camino mientras rezaba por no caerse. Lo que no se esperaba es que el Aion que la había ignorado en primer lugar ahora corría a su lado y le dio con la cornamenta en el brazo. Ella pilló la indirecta y se agarró de la misma para encaramarse al animal. No las tenía todas con ella, pero como mínimo lo iba a intentar.
- Objetivo:
- El mismo de antes:
—[Oportunismo, Recurso] ¿Alguien quiere un pequeño esclavo aprendiz? Con un poco de convencimiento, seguro que los organizadores del campamento están dispuestos a deshacerse de una o dos bocas que alimentar. O a lo mejor, hasta te puedes saltar a los intermediarios (igual que en el caso anterior, si tienes éxito, saldrás del evento con un nuevo PNJ).
- Habilidades utilizadas:
- Uso de talentos:
[1] Engaño.
[2] Ilusión.
[3] Antrozoología.
Eywas
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Meraxes
Al parecer no era la única que pensó en hacer del campamento un lugar seguro. Gratas sorpresas me llevé en el transcurso de las horas cuando viejos y estimados compañeros, además de Gaegel, colaboraban con sus maravillosas ideas. Podría decirse que la tendrían difícil para salir de allí como para entrar en caso de algún ataque. Corlys, Gaegel y yo hacíamos un excelente equipo, y hasta Bio cuya aparición no hizo sino animar más el ambiente en compañía de de Arygos.
Como fuese ya entrada la noche - hora en la que yo necesitaba tomarme por lo menos un buen descanso - fue que las cosas se pusieron animadas. La efectividad de las trampas estaba por comprobarse.
Destellos de luz, gritos, llamado a las armas, todo pasó casi seguido. Llevaba unos pocos minutos de sueño cuando me levanté de golpe ante los gritos de Corlys que estaba cerca de allí.
La oscuridad en algunas zonas no me ayudaba por lo lo principal era localizar los artefactos de Gaegel a fin de poder ubicarme. Todo era "más claro" ahora que podía ver, estábamos en medio de un ataque. Era momento de pensar rápido, por suerte otro viejo colega y papi se unía a nosotros, era la reconocible voz de ... - ¡Sango! - Exclamé.
- ¡Gaegel, entrega las gafas a todos aquellos que no puedan ver y luego ayuda a Corlys! - Vociferé en la medida que con la siniestra me encargaba de inmovilizar a los que habían logrado burlar las trampas y que los demás se hicieran cargo de darles el golpe final. (1)
¿Cómo demonios habían burlado las defensas? Aunque claramente esto no era precisamente una fortaleza, los risos naturales brindaban cierto nivel de protección. ¿Acaso había infiltrados? Era claro que su objetivo eran las pequeñas bestias. Si bien Zeas se había encargado de entrenar a varios de ellos en compañía de Meleis, Ryra y Eve, había otros tantos que disfrutaban la idea de volver a ser niños.
- ¡Mierda! - Pensé en voz alta cuando se me prendió la vela. - ¡Iré a los dormitorios! ¡Las pulgas pueden estar en peligro! - Volví a gritar. Era en estos momentos que deseaba que mi hermano estuviera conmigo, necesitaba su elemento para fortalecer el mío, pero de seguro estaba tan ocupado como yo, después de todo, entre el bullicio, el rugir de un dragón resonaba.
Corrí tanto como me daban las piernas a la zona de los dormitorios. Esperaba no llegar demasiado tarde...
Como fuese ya entrada la noche - hora en la que yo necesitaba tomarme por lo menos un buen descanso - fue que las cosas se pusieron animadas. La efectividad de las trampas estaba por comprobarse.
Destellos de luz, gritos, llamado a las armas, todo pasó casi seguido. Llevaba unos pocos minutos de sueño cuando me levanté de golpe ante los gritos de Corlys que estaba cerca de allí.
La oscuridad en algunas zonas no me ayudaba por lo lo principal era localizar los artefactos de Gaegel a fin de poder ubicarme. Todo era "más claro" ahora que podía ver, estábamos en medio de un ataque. Era momento de pensar rápido, por suerte otro viejo colega y papi se unía a nosotros, era la reconocible voz de ... - ¡Sango! - Exclamé.
- ¡Gaegel, entrega las gafas a todos aquellos que no puedan ver y luego ayuda a Corlys! - Vociferé en la medida que con la siniestra me encargaba de inmovilizar a los que habían logrado burlar las trampas y que los demás se hicieran cargo de darles el golpe final. (1)
¿Cómo demonios habían burlado las defensas? Aunque claramente esto no era precisamente una fortaleza, los risos naturales brindaban cierto nivel de protección. ¿Acaso había infiltrados? Era claro que su objetivo eran las pequeñas bestias. Si bien Zeas se había encargado de entrenar a varios de ellos en compañía de Meleis, Ryra y Eve, había otros tantos que disfrutaban la idea de volver a ser niños.
- ¡Mierda! - Pensé en voz alta cuando se me prendió la vela. - ¡Iré a los dormitorios! ¡Las pulgas pueden estar en peligro! - Volví a gritar. Era en estos momentos que deseaba que mi hermano estuviera conmigo, necesitaba su elemento para fortalecer el mío, pero de seguro estaba tan ocupado como yo, después de todo, entre el bullicio, el rugir de un dragón resonaba.
Corrí tanto como me daban las piernas a la zona de los dormitorios. Esperaba no llegar demasiado tarde...
Meleis
Meleis, había aprovechado el día muy bien junto a Zelas y los demás. De hecho se había divertido como nunca, y era evidente que por su forma de ser le había tomado cariño a los pequeños con los que estuvo, hasta cierto punto fue reciproco pues estaban fascinados con el dragón.
Estaba agotado por la jornada, recargaba su peso en un tronco cercano, en compañía de sus compañeros de trabajo, cerró los ojos, pero los dioses tenían planeado otra cosa que no era precisamente un descanso. El caos se hizo notar. En la entrada principal un sujeto más alto que él, y ya era mucho decir, llegaba en compañía de otros varios.
Las palabras de Zelas no le agradaron en lo absoluto, tenía sentido para un guerrero pero para alguien como Meleis poner a luchar a lo que a sus ojos eran solo niños, era un absurdo. - Señor Zelas, son solo niños, no... - Para ese punto ya Eve se estaba encargando de buscarlos y Zelas brincaba hacia la acción.
¿Pecaba de subestimar la naturaleza de esos pequeños? Tal vez, pero ya no había alternativa, lo mejor que podía hacer era brindarles apoyo y eso no lo podría lograr como hombre sino como dragón.
Así fue que en plena carrera hacia la entrada principal, su tez de porcelana fue poniéndose más azul y escamosa. Cola y alas tomaban relevancia, hasta que finalmente el rugido de la bestia se hizo notar. Camino de forma imponente hacia el grupo de niños que se incorporaba, mostrando sus colmillos, alerta. Cuando comenzó el ataque hacia ellos, no dudo en luchas con garras, coletazos y dientes para defender a los que pequeños. La furia del dragón se estaba manifestando. (2) (3)
Estaba agotado por la jornada, recargaba su peso en un tronco cercano, en compañía de sus compañeros de trabajo, cerró los ojos, pero los dioses tenían planeado otra cosa que no era precisamente un descanso. El caos se hizo notar. En la entrada principal un sujeto más alto que él, y ya era mucho decir, llegaba en compañía de otros varios.
Las palabras de Zelas no le agradaron en lo absoluto, tenía sentido para un guerrero pero para alguien como Meleis poner a luchar a lo que a sus ojos eran solo niños, era un absurdo. - Señor Zelas, son solo niños, no... - Para ese punto ya Eve se estaba encargando de buscarlos y Zelas brincaba hacia la acción.
¿Pecaba de subestimar la naturaleza de esos pequeños? Tal vez, pero ya no había alternativa, lo mejor que podía hacer era brindarles apoyo y eso no lo podría lograr como hombre sino como dragón.
Así fue que en plena carrera hacia la entrada principal, su tez de porcelana fue poniéndose más azul y escamosa. Cola y alas tomaban relevancia, hasta que finalmente el rugido de la bestia se hizo notar. Camino de forma imponente hacia el grupo de niños que se incorporaba, mostrando sus colmillos, alerta. Cuando comenzó el ataque hacia ellos, no dudo en luchas con garras, coletazos y dientes para defender a los que pequeños. La furia del dragón se estaba manifestando. (2) (3)
- Off:
- Acciones
- Elección: Frente 2.
- Tomo uno de los lentes que Gaegel creo para tener mejor visibilidad del entorno.
- (1) Se activa el encantamiento: Castigo de Piedra.Encantamiento Látigo escribió:Castigo de Piedra [Encantamiento de Arma]Al golpear, se generará una delgada pero moderadamente pesada capa de piedra sobre la zona del impacto, por 30 segundos.
- Tras apoyar lo mejor que puedo en el segundo frente, salgo corriendo hacia los dormitorios, a ver si se puede apoyar allí, dado que por el momento Cohen está solo allí lidiando con el peligro.
- Envío a Meleis como apoyo para el Frente 1. Pueden manejarlo en sus post, la única condición no le cambien su forma.
- (2) [Meleis] Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad. [Uso 2/2. Acotación: Zelas utilizó el primer uso en su post de entrenamiento con los niños.]
- (3) [Meleis] Durito y fuertecito [Nivel 2] [Pasiva] Mi armadura natural de escamas se encuentra mejor potenciada para resistir ataques físicos y proporcionar con más potencia embestidas o coletazos en mi forma bestial,
-Dejo nuevamente acá la trampa creada por Merax por si la ocupan para descripción y función de la misma.Objetivo SeleccionadoObjetivos Profesionales escribió:[Arcanos, Herrería, Ingeniería, Carpintería, Humanitario, Recurso] Algunos de los niños más traviesos se escapan por la noche y ya hemos recibido quejas de las aldeas vecinas por robo y vandalismo. Muchos recuerdan su entrenamiento militar, por lo que pueden evadir fácilmente a los vigilantes. Necesitamos algún otro sistema para mantenerlos en sus barracones, aparte de atarlos a sus camas.Receta Utilizada:
Disponible [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Receta Arcana escribió:Red Sorpresa: [Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.Cosas Activas
- Pergamino con Encantamiento Rechazo.Rechazo:[Encantamiento]El objeto encantado dará una fuerte descarga eléctrica a quien intente usarlo, excepto a su dueño.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Peluche de bégimo. [Dentro de Bolso]
- Bomull.
- Inventario Meleis:
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida.
- Medicina multipropósito.
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Meditaba sobre aquella investigación, los datos que habíamos recabado seguían siendo ínfimos. Debíamos buscar una forma de profundizar en el estudio, una vivisección era la forma más idónea de aplicar un método sistemático y empírico para evaluar los efectos de aquel artefacto mágico en los niños soldados. El científico y yo coincidíamos en ese planteamiento.
Me aparté enfocado en seguir la investigación por mi lado, confiaba en que el viejo Zilean pudiese obtener información práctica de las habilidades y capacidades de los niños, pero sabía que no sería suficiente. Debía conseguir a un niño solo y persuadirlo (o emplear la fuerza) para sacarlo del campamento. Tenía una idea…
Si bien algunos niños correteaban por los alrededores, varios adultos estaban comprometidos en hacer que durmieran. Era irónico su insistencia contemplando que en realidad no se trataba de infantes, muy bien ellos eran capaces de tomar sus propias decisiones. Además, que más de uno se quejaba de lo incómodo de las camas de los barracones.
Seguí a una anciana que escoltaba a uno de los chicos que previamente había visto nuestro “experimento”. Aquel joven de pelo castaño no se opuso a las directrices y entró a la oscura habitación repleta de camas. Con distancia esperé a que aquella señora corpulenta se apartara. Sin embargo, un estruendo a las puertas del campamento me sacó de mi espera.
El ruido del frente fue opacado por el rugido proveniente de los barracones cercanos. No tenía tiempo para acudir donde estaba el científico, confiaba en que acompañado del grupo de niños podría defenderse y además tomar registro de su actuar. Por lo que corrí dentro de aquel edificio donde el pequeño de pelo castaño ahora se supone dormiría.
Un ataque sincronizado, pensé. Una distracción seguida de una emboscada por la retaguardia priorizando el objetivo… los niños. Se trataba de una estrategia básica, pero efectiva. El detalle es que el ignorante podría considerarla eficiente e inteligente, el sabio no haría algo tan imprudente sin conocer a quien en realidad se enfrenta. No solo a diestros solados, sino también guerreros de paso. Pensamiento que se veía confirmado con el incremento de los estruendos en los edificios cercanos.
Un niño muerto no tenía el mismo valor como objeto de estudio, debía proteger a los jóvenes soldados que dormían. Parecía que a los alrededores la gente empezaba a hacerse cargo de la amenaza, pero un ataque coordinado de varios hombres no debía tampoco subestimarse.
Con una tacleada abrí la puerta y en la oscuridad al fondo un hombre alzaba un cuchillo contra uno de los niños que dormía incauto. Eran varios los que se escabullían por una de las ventanas traseras del barracón. Viendo que su plan furtivo fracasaba, ahora solo se centraban en su objetivo, matar sin importar el costo.
Me separaban varios metros y mi velocidad no sería suficiente. Tenía que acercarme y someterlos a corta distancia. Mientras tanto, la idea era tratar de ganar unos cuantos pasos y tiempo. Los niños podrían ser de ayuda si se despertaban y con los estruendos que se escuchaban eso sería lo próximo.
Detente, no sé qué quieren lograr matando a estos engendros, pero si haces una estupidez lo lamentarás… - sentencié con voz serena para bajar la tensión del ambiente. Por dentro la idea de que aquellos fracasados obstaculizaran mis intenciones me irritaba, cuál fuese su siguiente movimiento no importaba, yo ya tenía un veredicto para ellos.
Mis sentidos se agudizaban y mis venas empezaban a bombear sangre con mayor frecuencia (1), podía controlar mi torrente sanguíneo y aprovecharlo para prepararme. Mis intentos de persuasión eran mi primer plan (2), pero si no funcionaban el ataque directo sería la respuesta.
____________________Me aparté enfocado en seguir la investigación por mi lado, confiaba en que el viejo Zilean pudiese obtener información práctica de las habilidades y capacidades de los niños, pero sabía que no sería suficiente. Debía conseguir a un niño solo y persuadirlo (o emplear la fuerza) para sacarlo del campamento. Tenía una idea…
Si bien algunos niños correteaban por los alrededores, varios adultos estaban comprometidos en hacer que durmieran. Era irónico su insistencia contemplando que en realidad no se trataba de infantes, muy bien ellos eran capaces de tomar sus propias decisiones. Además, que más de uno se quejaba de lo incómodo de las camas de los barracones.
Seguí a una anciana que escoltaba a uno de los chicos que previamente había visto nuestro “experimento”. Aquel joven de pelo castaño no se opuso a las directrices y entró a la oscura habitación repleta de camas. Con distancia esperé a que aquella señora corpulenta se apartara. Sin embargo, un estruendo a las puertas del campamento me sacó de mi espera.
El ruido del frente fue opacado por el rugido proveniente de los barracones cercanos. No tenía tiempo para acudir donde estaba el científico, confiaba en que acompañado del grupo de niños podría defenderse y además tomar registro de su actuar. Por lo que corrí dentro de aquel edificio donde el pequeño de pelo castaño ahora se supone dormiría.
Un ataque sincronizado, pensé. Una distracción seguida de una emboscada por la retaguardia priorizando el objetivo… los niños. Se trataba de una estrategia básica, pero efectiva. El detalle es que el ignorante podría considerarla eficiente e inteligente, el sabio no haría algo tan imprudente sin conocer a quien en realidad se enfrenta. No solo a diestros solados, sino también guerreros de paso. Pensamiento que se veía confirmado con el incremento de los estruendos en los edificios cercanos.
Un niño muerto no tenía el mismo valor como objeto de estudio, debía proteger a los jóvenes soldados que dormían. Parecía que a los alrededores la gente empezaba a hacerse cargo de la amenaza, pero un ataque coordinado de varios hombres no debía tampoco subestimarse.
Con una tacleada abrí la puerta y en la oscuridad al fondo un hombre alzaba un cuchillo contra uno de los niños que dormía incauto. Eran varios los que se escabullían por una de las ventanas traseras del barracón. Viendo que su plan furtivo fracasaba, ahora solo se centraban en su objetivo, matar sin importar el costo.
Me separaban varios metros y mi velocidad no sería suficiente. Tenía que acercarme y someterlos a corta distancia. Mientras tanto, la idea era tratar de ganar unos cuantos pasos y tiempo. Los niños podrían ser de ayuda si se despertaban y con los estruendos que se escuchaban eso sería lo próximo.
Detente, no sé qué quieren lograr matando a estos engendros, pero si haces una estupidez lo lamentarás… - sentencié con voz serena para bajar la tensión del ambiente. Por dentro la idea de que aquellos fracasados obstaculizaran mis intenciones me irritaba, cuál fuese su siguiente movimiento no importaba, yo ya tenía un veredicto para ellos.
Mis sentidos se agudizaban y mis venas empezaban a bombear sangre con mayor frecuencia (1), podía controlar mi torrente sanguíneo y aprovecharlo para prepararme. Mis intentos de persuasión eran mi primer plan (2), pero si no funcionaban el ataque directo sería la respuesta.
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(1): Nivel 1: Un paso por delante [Mágica] – Activa (1 uso) Duración= 2 turnos
Zagreus aumenta la producción y trasporte en su torrente sanguíneo de catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina), aumentando considerablemente sus reflejos, concentración y velocidad (mental y física) en combate.
(2): Alusión a Racial: Presencia Vampírica: [Mágica] Puedo alterar la percepción de los demás sobre mí, haciéndoles verme más aterrador o atractivo, sin que sepan por qué.
Junto a Cohen lidio con parte de la emboscada del frente 2.
Última edición por Zagreus el Lun Jun 05 2023, 21:43, editado 1 vez
Zagreus
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Meleis hacia acto de presencia embistiendo a unos cuantos guerreros que se acercaban amenazadoramente a los grupos de niños armados, el rubio observando como aquello aumentaba la moral realizo una afirmación que haría que los niños lucharan con mas ganas aun.
-El grupo que acabe con mas enemigos podrá volar sobre Meleis- aquello hizo que algunas formaciones cambiaran y aumentaran su numero para combatir a los enemigos mas difíciles, Meleis observo de reojo al no-elfo mientras Zelas le indicaba que solo serian el soporte de los niños, interviniendo esporádicamente para mantener a enemigos fuertes a raya o evitando que alguno matara a un niño.
Los tutores en su mayoría seguían haciendo horas extras mientras repelían a los atacantes, Zelas observo como un grupo de atacantes se había decidido por atacar en conjunto, los niños soldado habían logrado mantener a raya a los atacantes, pero no lograban encontrar una apertura, el no-elfo se acerco rápidamente para interceptar el ataque de los enemigos utilizando su espada ridículamente grande.
-Vamos creería que podrían contra ellos-
-Señor Zelas!, son demasiado fuertes-
-Hey, tratamos de matar unos engendros acá-
El rubio alzo una ceja mientras blandía su espada en dirección al tipo arruinando también el arma de uno de los dos atacantes -Oye, yo estoy tratando de impartir una clase, espera tu turno o ve a morir a manos de otros niños- le indico el no-elfo mientras le apuntaba con su espada ridículamente grande -Recuerden que no es obligación interceptar el ataque para iniciar una contra, tienen arqueros, lanceros y hasta espadachines, trabajen en conjunto no tomen turnos para moverse, al menos hasta que crezcan lo suficiente- Zelas se movió entonces y observo como actuaban los niños ahora, tanto los niños como los enemigos miraban a Zelas con evidente confusión -Vamos que esperan, ellos son 2 y ustedes 7, luchen- indicaría el rubio, los enemigos seguían pendientes del no-elfo y los niños se aprovecharon de ello, uno de los arqueros le encajo una flecha a uno de los enemigos en el cuello mientras que un niño lancero clavaba su arma en la entrepierna del otro.
-Eso también sirve pero no tienten a su suerte, recuerden que no siempre estaremos acá- Zelas entonces fue a ayudar a supervisar a los demás grupos de niños, los enemigos iban disminuyendo de apoco, con su líder habiendo perecido al comienzo, acabar con los demás era solo cuestión de tiempo.
-El grupo que acabe con mas enemigos podrá volar sobre Meleis- aquello hizo que algunas formaciones cambiaran y aumentaran su numero para combatir a los enemigos mas difíciles, Meleis observo de reojo al no-elfo mientras Zelas le indicaba que solo serian el soporte de los niños, interviniendo esporádicamente para mantener a enemigos fuertes a raya o evitando que alguno matara a un niño.
Los tutores en su mayoría seguían haciendo horas extras mientras repelían a los atacantes, Zelas observo como un grupo de atacantes se había decidido por atacar en conjunto, los niños soldado habían logrado mantener a raya a los atacantes, pero no lograban encontrar una apertura, el no-elfo se acerco rápidamente para interceptar el ataque de los enemigos utilizando su espada ridículamente grande.
-Vamos creería que podrían contra ellos-
-Señor Zelas!, son demasiado fuertes-
-Hey, tratamos de matar unos engendros acá-
El rubio alzo una ceja mientras blandía su espada en dirección al tipo arruinando también el arma de uno de los dos atacantes -Oye, yo estoy tratando de impartir una clase, espera tu turno o ve a morir a manos de otros niños- le indico el no-elfo mientras le apuntaba con su espada ridículamente grande -Recuerden que no es obligación interceptar el ataque para iniciar una contra, tienen arqueros, lanceros y hasta espadachines, trabajen en conjunto no tomen turnos para moverse, al menos hasta que crezcan lo suficiente- Zelas se movió entonces y observo como actuaban los niños ahora, tanto los niños como los enemigos miraban a Zelas con evidente confusión -Vamos que esperan, ellos son 2 y ustedes 7, luchen- indicaría el rubio, los enemigos seguían pendientes del no-elfo y los niños se aprovecharon de ello, uno de los arqueros le encajo una flecha a uno de los enemigos en el cuello mientras que un niño lancero clavaba su arma en la entrepierna del otro.
-Eso también sirve pero no tienten a su suerte, recuerden que no siempre estaremos acá- Zelas entonces fue a ayudar a supervisar a los demás grupos de niños, los enemigos iban disminuyendo de apoco, con su líder habiendo perecido al comienzo, acabar con los demás era solo cuestión de tiempo.
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La presencia del extraño fue percibida por algún niño despierto, que dio la voz de alarma y el caos se apoderó del barracón.
Mientras algunos niños salían del barracón por las ventanas, Cohen logró ver cómo Zagreus entraba en él, parando al hombre que mantenía la daga, ahora a escasos centímetros de uno de aquellos niños soldado.
Confiando plenamente en las habilidades de su amigo, Cohen se dirigió hacia la ventana, interpretando que huía cómo un niño más.
Una vez que su pequeño cuerpo cayó al exterior, se dio cuenta de que la acción del atacante no era un caso aislado: varias personas se habían infiltrado en el campamento con la idea de atacar a los niños.
Introdujo las manos en la pequeña bolsa de viaje y cogió uno de sus frascos alquímicos. Pudo ver cómo en el interior de éste, un gas gris se movía continuamente, chocando con el cristal, deseando escapar de su cárcel transparente.
Cuándo vio que un par de hombres corrían detrás de una niña, el vampiro lanzó sin dudar el frasco, que al romperse contra el suelo, junto a los hombres, hizo que una nube negra les rodeara, entrando en su cuerpo.
A medida que la nube era absorbida por ellos, su comportamiento varió rápidamente. Ambos comenzaron a luchar contra la nada, aterrados, moviendo sus brazos rápidamente, defendiéndose de un enemigo que no existía, con auténtico pánico. [1]
Al girarse, fue cuándo volvió a verles. Los dos niños que habían descubierto su presencia bajo aquel barracón, dónde había extraído la sangre de la juventud del inerte cuerpo del chico desangrado. En su mano, el recipiente con la mezcla entre la sangre de la juventud y la vampírica. Se la hacían tragar a uno de aquellos hombres, rodeado e inmovilizado por varios niños soldado.
Rodeó el barracón en dirección a la puerta del mismo. Era hora de decirle a Zagreus que era él.
_______________________________________
[1] Uso de mi elixir Pesadilla Embotellada (Veneno) (1 uso): Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Mientras algunos niños salían del barracón por las ventanas, Cohen logró ver cómo Zagreus entraba en él, parando al hombre que mantenía la daga, ahora a escasos centímetros de uno de aquellos niños soldado.
Confiando plenamente en las habilidades de su amigo, Cohen se dirigió hacia la ventana, interpretando que huía cómo un niño más.
Una vez que su pequeño cuerpo cayó al exterior, se dio cuenta de que la acción del atacante no era un caso aislado: varias personas se habían infiltrado en el campamento con la idea de atacar a los niños.
Introdujo las manos en la pequeña bolsa de viaje y cogió uno de sus frascos alquímicos. Pudo ver cómo en el interior de éste, un gas gris se movía continuamente, chocando con el cristal, deseando escapar de su cárcel transparente.
Cuándo vio que un par de hombres corrían detrás de una niña, el vampiro lanzó sin dudar el frasco, que al romperse contra el suelo, junto a los hombres, hizo que una nube negra les rodeara, entrando en su cuerpo.
A medida que la nube era absorbida por ellos, su comportamiento varió rápidamente. Ambos comenzaron a luchar contra la nada, aterrados, moviendo sus brazos rápidamente, defendiéndose de un enemigo que no existía, con auténtico pánico. [1]
Al girarse, fue cuándo volvió a verles. Los dos niños que habían descubierto su presencia bajo aquel barracón, dónde había extraído la sangre de la juventud del inerte cuerpo del chico desangrado. En su mano, el recipiente con la mezcla entre la sangre de la juventud y la vampírica. Se la hacían tragar a uno de aquellos hombres, rodeado e inmovilizado por varios niños soldado.
Rodeó el barracón en dirección a la puerta del mismo. Era hora de decirle a Zagreus que era él.
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[1] Uso de mi elixir Pesadilla Embotellada (Veneno) (1 uso): Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Cohen
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
El caos crecía con gran velocidad. Los hombres dudaban entre actuar o confiar en mis palabras vacías que solo intentaban asentar una trampa para garantizar que no salieran heridos aquellos niños soldados. Mi persuasión no parecía contener del todo a aquel sujeto que con un puño tembloroso apuntaba al joven durmiente.
No...no, venimos a matar a estos niños malditos. Y si insistes tú serás el próximo. – En su mente, las palabras de sus líderes reforzaban el adoctrinamiento.
Algunos niños presos del pánico escapaban por las otras ventanas del barracón. La tensión y ansiedad de aquellos asesinos me mantenía a raya. Un paso en falso y mi plan fracasaría, pero mientras evaluaba el entorno, mis ojos se toparon con la mirada maliciosa de aquel niño amenazado por el cuchillo en alto, confiado y calculador. Una mirada que parecía un reflejo.
Sonreí con picardía para mis adentros.
Con un movimiento veloz, valiéndose de sus manos pequeñas, el niño hizo que el cuchillo apuntara a su portador. Lo abrupto del movimiento hizo que toda la dureza de aquel agarre tenso se disipara. Aún el asaltante sostenía el arma, pero sus movimientos eran dirigidos por el niño. Que como maestro titiritero determinaba cada acción como si tirara de hilos, apuntando al asesino con su propia arma.
Una sonrisa maliciosa, sin remordimiento, evidenciaba la experiencia en el área de aquel soldado curtido e imberbe. El niño poniéndose en pie sobre la cama con gran velocidad, sin soltar el brazo de aquel sujeto, aprovechó el impulso de su maniobra para empujar con vehemencia el cuchillo contra el pecho de aquel asesino.
Un impacto certero y mortal. La pareja de seguidores que espectaban boquiabiertos aquella escena dada en fracciones de segundo mantenían sus ojos sin pestañear con una mirada incrédula. Paralizados hasta que el ruido de aquel cadáver golpeando el suelo los sacó de aquel trance.
¡¿Pero qué carajo?! – gritó uno de los hombres a su compañero con pico de ave. – E-e-esto está mal, ellos dijeron que… Ahh.
El niño retiró el cuchillo ensangrentado para seguidamente abalanzarse sobre la bestia emplumada. Aprovechando la abertura propiciada por el joven, me desplacé escoltado por un par de críos que se sumaban a la arremetida. El plan furtivo y silencioso de los bandidos era la única oportunidad de triunfar en aquel campamento, sin embargo su imprudencia había hecho que todo fracasara.
Los niños se dirigieron a sus extremidades con ferocidad, los hombres inmóviles no tenían poder sobre sus piernas presas del pánico, sus armas quedaban inutilizadas. Con cortes certeros a los puntos vitales, ambos sujetos terminaron en el suelo. Mi daga estaba manchada de sangre, al igual que los rostros de aquellos críos que seguían golpeando y apuñalando los cadáveres inmóviles.
Me retiré, sabía que no había sido todo, ya que el ruido del campamento solo advertía el combate armado. Mientras volvía a la puerta, una escena captó mi atención por una de las ventanas. Me detuve analizando el humo negro que causaba una conducta errática en dos adultos que lo aspiraban.
Pesadilla Nocturna… - Conocía bien ese elixir, sus efectos me había resultado muy útiles en el pasado y procuraba siempre tener al menos un frasco dentro de mi mochila de viaje. El detalle que capturaba mi curiosidad, es que aquel recurso alquímico era de gran complejidad, eran pocos los que eran capaces de elaborar un artículo tan particular.
Conocía a varios alquimistas, pero de todos solo Cohen era capaz de hacer la pesadilla embotellada. Era él quién me había vendido aquel magnífico producto tiempo atrás. Era pretencioso sacar conclusiones, pero mientras me dirigía a la puerta del barracón mis ideas tanteaban posibilidades casi fantasiosas de aquel recurso alquímico como defensa del campamento.
_________________________No...no, venimos a matar a estos niños malditos. Y si insistes tú serás el próximo. – En su mente, las palabras de sus líderes reforzaban el adoctrinamiento.
Algunos niños presos del pánico escapaban por las otras ventanas del barracón. La tensión y ansiedad de aquellos asesinos me mantenía a raya. Un paso en falso y mi plan fracasaría, pero mientras evaluaba el entorno, mis ojos se toparon con la mirada maliciosa de aquel niño amenazado por el cuchillo en alto, confiado y calculador. Una mirada que parecía un reflejo.
Sonreí con picardía para mis adentros.
Con un movimiento veloz, valiéndose de sus manos pequeñas, el niño hizo que el cuchillo apuntara a su portador. Lo abrupto del movimiento hizo que toda la dureza de aquel agarre tenso se disipara. Aún el asaltante sostenía el arma, pero sus movimientos eran dirigidos por el niño. Que como maestro titiritero determinaba cada acción como si tirara de hilos, apuntando al asesino con su propia arma.
Una sonrisa maliciosa, sin remordimiento, evidenciaba la experiencia en el área de aquel soldado curtido e imberbe. El niño poniéndose en pie sobre la cama con gran velocidad, sin soltar el brazo de aquel sujeto, aprovechó el impulso de su maniobra para empujar con vehemencia el cuchillo contra el pecho de aquel asesino.
Un impacto certero y mortal. La pareja de seguidores que espectaban boquiabiertos aquella escena dada en fracciones de segundo mantenían sus ojos sin pestañear con una mirada incrédula. Paralizados hasta que el ruido de aquel cadáver golpeando el suelo los sacó de aquel trance.
¡¿Pero qué carajo?! – gritó uno de los hombres a su compañero con pico de ave. – E-e-esto está mal, ellos dijeron que… Ahh.
El niño retiró el cuchillo ensangrentado para seguidamente abalanzarse sobre la bestia emplumada. Aprovechando la abertura propiciada por el joven, me desplacé escoltado por un par de críos que se sumaban a la arremetida. El plan furtivo y silencioso de los bandidos era la única oportunidad de triunfar en aquel campamento, sin embargo su imprudencia había hecho que todo fracasara.
Los niños se dirigieron a sus extremidades con ferocidad, los hombres inmóviles no tenían poder sobre sus piernas presas del pánico, sus armas quedaban inutilizadas. Con cortes certeros a los puntos vitales, ambos sujetos terminaron en el suelo. Mi daga estaba manchada de sangre, al igual que los rostros de aquellos críos que seguían golpeando y apuñalando los cadáveres inmóviles.
Me retiré, sabía que no había sido todo, ya que el ruido del campamento solo advertía el combate armado. Mientras volvía a la puerta, una escena captó mi atención por una de las ventanas. Me detuve analizando el humo negro que causaba una conducta errática en dos adultos que lo aspiraban.
Pesadilla Nocturna… - Conocía bien ese elixir, sus efectos me había resultado muy útiles en el pasado y procuraba siempre tener al menos un frasco dentro de mi mochila de viaje. El detalle que capturaba mi curiosidad, es que aquel recurso alquímico era de gran complejidad, eran pocos los que eran capaces de elaborar un artículo tan particular.
Conocía a varios alquimistas, pero de todos solo Cohen era capaz de hacer la pesadilla embotellada. Era él quién me había vendido aquel magnífico producto tiempo atrás. Era pretencioso sacar conclusiones, pero mientras me dirigía a la puerta del barracón mis ideas tanteaban posibilidades casi fantasiosas de aquel recurso alquímico como defensa del campamento.
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Continúo mi enfrentamiento con el frente 2.
Zagreus
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Me encontraba escribiendo el informe que enviaría por la mañana a Corona del sol a la luz de unas velas que alumbraban pobremente apenas un par de metros alrededor de la tosca mesa que empleaba por escritorio. Sango hizo entonces acto de presencia haciendo que dejara a un lado el informe y dedicara mi atención a aquel humano con el que comenzaba a simpatizar bastante.
- Parece que los dioses cruzan nuestros caminos cuando necesitan guerreros.- contesté al buen hombre cuando hizo alusión a compartir una jarra de licor. Comenzó después a poner en común la información que tenía en general sobre como avanzaban las tareas en el campamento, así como las preocupaciones e ideas que tenían los que supuse eran sus subalternos, información que me sería muy preciada para compartir con Tarek.
por los datos que fuí apuntando en la puesta en común con Sango comencé a ver cierto patrón. Las tareas parecían incluso contradictorias pues mientras recibían los infantes instrucción de combate también se realizaban otras construcciones que obstaculizaran la salida de aquellos viejos niños mas allá del perímetro. No obstante, cuando iba a poner en conocimiento de Sango el avance de otras tareas logísticas algo captó mi atención mas allá de la lona. Pronto el chirrido típico del metal mordiendo metal se abrió paso hasta mis oídos, junto a la voz de alarma.
- De nuevo va a tener que esperar ese brindis.- Dije, cerrando la conversación al tiempo que me armaba. El humano llamó a los suyos y se dirigió presto a las tiendas y barracones con claras intenciones de proteger a los que él consideraba simples niños de aquellos que hubieran traspasado las líneas defensivas. Yo por mi parte cortaría el paso de mas enemigos hacia el interior del campamento.
Fuera, los jóvenes ancianos combatían fieramente en la entrada principal junto a dos figuras que creí reconocer y que, si no estaba equivocado, habían sido instructores de combate de aquellos pequeños durante los días anteriores. Rápidamente y con mis tropas reunidas junto a mi, el plan empezó a tomar forma en mi cabeza. Agarré a uno de mis hombres de la coraza y empleando mi idioma nativo lo mandé a buscar a Tarek en medio de todo aquel caos. "Dile que vas de mi parte. Él sabrá lo que tiene que hacer" fué todo cuanto le dije.
Lideré a mis hombres hasta la entrada principal donde el combate parecía mas encarnizado. - ¡Formad muro de escudos y cerrad retaguardia. Que ningún otro entre al campamento! - Diligentes y disciplinados los escudos y lanzas élficas cerraron el camino de entrada principal al enclave pueril sin enzarzarse directamente en el combate de vanguardia, dejando a Zelas y sus muchachos el protagonismo en el frente.
Cuando una flecha impactó en mi escudo supe que aquel ataque parecía estar más organizado de lo que a priori parecía. - ¡Formación cerrada. Último contubernio vigila retaguardia! - Quería evitar un ataque en pinza, ya que supuse que quienes se encontraban ya en el interior del campamento no se habían filtrado por la vanguardia, sino que habrían atacado desde otro punto obligando a los defensores a mantener mas de un frente al mismo tiempo y ser ahora atacados por la espalda nos pondría en graves aprietos.
La visión del combate de aquellos niños denotaba que mantenían memoria muscular, y aunque los movimientos pocas veces resultaban perfectos, si mostraban unos conocimientos que no era posible adquirir en tan solo unos días de instrucción. Aquellos niños no eran niños. Y sin embargo disponían de las ventajas y desventajas que aquel frágil cuerpo infantil les ofrecía. Era cuestión de tiempo que los adultos sobrepasaran a los niños
- Parece que los dioses cruzan nuestros caminos cuando necesitan guerreros.- contesté al buen hombre cuando hizo alusión a compartir una jarra de licor. Comenzó después a poner en común la información que tenía en general sobre como avanzaban las tareas en el campamento, así como las preocupaciones e ideas que tenían los que supuse eran sus subalternos, información que me sería muy preciada para compartir con Tarek.
por los datos que fuí apuntando en la puesta en común con Sango comencé a ver cierto patrón. Las tareas parecían incluso contradictorias pues mientras recibían los infantes instrucción de combate también se realizaban otras construcciones que obstaculizaran la salida de aquellos viejos niños mas allá del perímetro. No obstante, cuando iba a poner en conocimiento de Sango el avance de otras tareas logísticas algo captó mi atención mas allá de la lona. Pronto el chirrido típico del metal mordiendo metal se abrió paso hasta mis oídos, junto a la voz de alarma.
- De nuevo va a tener que esperar ese brindis.- Dije, cerrando la conversación al tiempo que me armaba. El humano llamó a los suyos y se dirigió presto a las tiendas y barracones con claras intenciones de proteger a los que él consideraba simples niños de aquellos que hubieran traspasado las líneas defensivas. Yo por mi parte cortaría el paso de mas enemigos hacia el interior del campamento.
Fuera, los jóvenes ancianos combatían fieramente en la entrada principal junto a dos figuras que creí reconocer y que, si no estaba equivocado, habían sido instructores de combate de aquellos pequeños durante los días anteriores. Rápidamente y con mis tropas reunidas junto a mi, el plan empezó a tomar forma en mi cabeza. Agarré a uno de mis hombres de la coraza y empleando mi idioma nativo lo mandé a buscar a Tarek en medio de todo aquel caos. "Dile que vas de mi parte. Él sabrá lo que tiene que hacer" fué todo cuanto le dije.
Lideré a mis hombres hasta la entrada principal donde el combate parecía mas encarnizado. - ¡Formad muro de escudos y cerrad retaguardia. Que ningún otro entre al campamento! - Diligentes y disciplinados los escudos y lanzas élficas cerraron el camino de entrada principal al enclave pueril sin enzarzarse directamente en el combate de vanguardia, dejando a Zelas y sus muchachos el protagonismo en el frente.
Cuando una flecha impactó en mi escudo supe que aquel ataque parecía estar más organizado de lo que a priori parecía. - ¡Formación cerrada. Último contubernio vigila retaguardia! - Quería evitar un ataque en pinza, ya que supuse que quienes se encontraban ya en el interior del campamento no se habían filtrado por la vanguardia, sino que habrían atacado desde otro punto obligando a los defensores a mantener mas de un frente al mismo tiempo y ser ahora atacados por la espalda nos pondría en graves aprietos.
La visión del combate de aquellos niños denotaba que mantenían memoria muscular, y aunque los movimientos pocas veces resultaban perfectos, si mostraban unos conocimientos que no era posible adquirir en tan solo unos días de instrucción. Aquellos niños no eran niños. Y sin embargo disponían de las ventajas y desventajas que aquel frágil cuerpo infantil les ofrecía. Era cuestión de tiempo que los adultos sobrepasaran a los niños
- Offrol:
- Elijo el frente 1. Sin embargo no participo directamente en el combate sino que mantengo como segunda línea
defensiva cerrando ese acceso del campamento
Si alguien considera que debo modificar algo del post porque no tiene en cuenta algún detalle de sus anteriores respuestas que me escriba y trataré de modificarlo lo mas rápido posible
- Imagen orientativa formación:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Eleandris
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Había un muro de escudos en torno a él. Estaban todos allí, en torno a él, Clemens, Levantacuernos, la joven Eira, Debacle, Livar, Lars el granjero de Aguasclaras reconvertido en un temible y despiadado guerrero tras la pérdida de su familia... Todos mantenían la formación en torno a Sango mientras lanzaban sus armas contra sus furtivos enemigos que querían alcanzar, a toda costa, el centro de la formación. Ben, se mantenía en el centro, tranquilo, hablándoles, infundiéndoles coraje y valor.
- Aguantad. Sed el acantilado que resiste el embate del oleaje. Sed el yunque contra el que hierro nada puede hacer. Luchad por la gloria de Tyr. Luchad por el valor de Thor. Luchad por el orgullo de Odín-.
Por su parte, los asaltantes redoblaron sus esfuerzos en el asedio a la posición que Ben lideraba. De hecho, parecían haber olvidado su objetivo principal, el cual parecía ser los niños del campamento de Zelirica, para concentrarse en él. Y eso era lo que pretendía.
En mitad de la noche, con el ruido de respiraciones agitadas, el entrechocar de los aceros, insultos de unos a otros, llantos y gritos de lamentos en la lejanía, Ben se encomendó a Tyr para que el movimiento que iba a llevar a cabo, tuviera éxito. El lado de Lars, estaba a punto de ceder y sus adversarios lo sabían. Y Ben sabía que lo sabían, porque eran idiotas y se gritaban entre ellos.
- ¡Paso al frente y colapsamos en el lado de Lars! ¡Adelante!
Al unísono, todos avanzaron alejándose del centro y Ben se giró hacia Lars que se echó a un lado y dejó que penetraran en el círculo. Ben recibió al primero con una sonrisa y un hachazo de izquierda a derecha que le permitió lanzar a su rival a un lado al tiempo que interponía el escudo para detener un golpe (1). El arma de su atacante cayó al suelo y Ben le asestó un brutal golpe en el cuello.
Los gritos de ansia de sus rivales se habían convertido en gritos de desesperación ya que el círculo se había convertido en una trampa mortal para ellos. Cuando sus compañeros avanzaron, crearon espacio en el interior. Cuando Lars se echó a un lado y consiguieron entrar, no vieron que a la voz de Livar todos se giraron y arremetieron contra ellos convirtiendo el círculo en un embudo, lleno de espadas, hachas y que no tardó en convertirse en una pila de cadáveres y cuerpos agonizantes.
Pese a la victoria, seguían resonando el entrechocar de los aceros. Con un gesto, Sango dejó que sus compañeros se dispersaran por el campamento y se lanzaran a la búsqueda de aquellos que no habían respondido a su llamada.
- Aguantad. Sed el acantilado que resiste el embate del oleaje. Sed el yunque contra el que hierro nada puede hacer. Luchad por la gloria de Tyr. Luchad por el valor de Thor. Luchad por el orgullo de Odín-.
Por su parte, los asaltantes redoblaron sus esfuerzos en el asedio a la posición que Ben lideraba. De hecho, parecían haber olvidado su objetivo principal, el cual parecía ser los niños del campamento de Zelirica, para concentrarse en él. Y eso era lo que pretendía.
En mitad de la noche, con el ruido de respiraciones agitadas, el entrechocar de los aceros, insultos de unos a otros, llantos y gritos de lamentos en la lejanía, Ben se encomendó a Tyr para que el movimiento que iba a llevar a cabo, tuviera éxito. El lado de Lars, estaba a punto de ceder y sus adversarios lo sabían. Y Ben sabía que lo sabían, porque eran idiotas y se gritaban entre ellos.
- ¡Paso al frente y colapsamos en el lado de Lars! ¡Adelante!
Al unísono, todos avanzaron alejándose del centro y Ben se giró hacia Lars que se echó a un lado y dejó que penetraran en el círculo. Ben recibió al primero con una sonrisa y un hachazo de izquierda a derecha que le permitió lanzar a su rival a un lado al tiempo que interponía el escudo para detener un golpe (1). El arma de su atacante cayó al suelo y Ben le asestó un brutal golpe en el cuello.
Los gritos de ansia de sus rivales se habían convertido en gritos de desesperación ya que el círculo se había convertido en una trampa mortal para ellos. Cuando sus compañeros avanzaron, crearon espacio en el interior. Cuando Lars se echó a un lado y consiguieron entrar, no vieron que a la voz de Livar todos se giraron y arremetieron contra ellos convirtiendo el círculo en un embudo, lleno de espadas, hachas y que no tardó en convertirse en una pila de cadáveres y cuerpos agonizantes.
Pese a la victoria, seguían resonando el entrechocar de los aceros. Con un gesto, Sango dejó que sus compañeros se dispersaran por el campamento y se lanzaran a la búsqueda de aquellos que no habían respondido a su llamada.
(1) El escudo posee un encantamiento de Defensa Pétrea: Cada vez que el objeto encantado es golpeado por un ataque de otro objeto (arma, guante, bota, etc.), el objeto atacante se cubrirá de piedras alrededor del lugar del impacto, por dos turnos. Esto le volverá más pesado, puede inutilizar su filo o puntas, dificultar movimiento y, en general, dificultará su uso y efectividad.
Sango
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Me había distraído por apenas unos instantes cuando de pronto algo me hizo espabilar repentinamente, y no pasó mucho tiempo antes que mis sospechas fueran rápidamente confirmadas, alguien pidió avisar al vigía y apenas unos instantes después, el sonido del choque de espadas se hizo presente entre las tiendas de los niños junto con algunos gritos.
Estaba a punto de enviar a los pequeños a alguna tienda, pero al parecer ya no era un lugar seguro, quizá lo mejor sería quedarme junto a ellos para cuidarlos -Manténganse junto a mí, no se alejen o podrían… Oh rayos- Cuando giré la cabeza ya el par de hermanos habían comenzado a correr, en dirección contraria a las tiendas.
Y tenía bastante sentido, porque si las tiendas no eran un lugar seguro, entonces ese ya no sería su hogar, escaparían juntos hacia donde fuera o al menos ese era su plan, uno no muy elaborado al parecer -¡Esperen, por ahí no!- Les grité mientras comenzaba a correr tras ellos, aunque su carrera fue interrumpida rápidamente cuando la niña se desplomó al piso.
Su pequeño hermano había dado un par de pasos cuando detuvo su carrera y regresó por ella, sus ojos delataron una profunda desesperación al notar que un virote le atravesaba el abdomen -Sabía que estarías aquí, pequeña alimaña- Dijo un hombre de voz gruesa y descuidada barba blanca mientras se acercaba a pasos lentos recargando su ballesta para su siguiente disparo.
Ese iba para ti, pero la mocosa se interpuso primero- Dijo mientras apuntaba su ballesta al pecho del niño -Esta vez no tendrás la misma suerte- La enorme y siniestra sonrisa que mostraba se vio interrumpida por la sorpresa y un dolor agudo que le hizo retroceder y perder el equilibrio un instante, el suficiente para que el segundo proyectil saliera despedido y se clavara en el piso.
¡Basta!- [1] Con un grito, había saltado sobre los niños y causado daño a la mente de aquel sujeto, usando ese mismo dolor para interrumpirlo y salvar al chico -Ya no corran, estoy de su lados, los protegeré- Le dije intentando tranquilizarlo -No lo retires- Le dije en tono serio al ver que intentaba sacar el virote del abdomen de su hermana -Solo lo vas a empeorar- Lo alerté para evitar que empeorara la situación de su hermana.
Tú, desgraciado, solo son niños- Le reclamé al sujeto de la ballesta -Pero esa pequeña alimaña ha estado robando en mis depósitos, es una escoria- Dijo con desprecio -Te pagaré por los daños que haya causado- Intenté calmarlo -¿Pagarás por mi honor? ¿Por mi paz? Que ingenuo eres, no quiero tu dinero, quiero su cabeza- Declaró con odio mientras tomaba otro virote de su cinturón para recargar la ballesta.
No tiene que ser así- Dije mientras preparaba mis dagas y me movía lentamente hacia un lado intentando llamar su atención para que eligiera apuntarme a mí y no al chico, algo que de momento había conseguido -Tiene que ser así- Dijo con odio y me apuntó con su ballesta -Bueno, allá vamos- Preparé mis dagas con ambas manos y tensé todo mi cuerpo preparándome para llevarlo al límite. [2]
Hice una finta hacia un lado y me moví hacia el otro a gran velocidad, dejando tras de mí una silueta que confundiría a aquel sujeto haciéndolo creer que yo estaba un poco más atrás de donde me encontraba realmente [3] -Deja de moverte tanto, infeliz- Me dijo mientras intentaba seguirme el paso pero al darse cuenta que no lo lograría puso su punto de mira en el chico.
Aceleré el paso y antes que pudiera notarlo ya me encontraba a su lado y con un rápido corte hacia arriba usé mi daga Castigo para hacerle un corte falso que lo hizo soltar la ballesta -¡Desgraciado!- Me gritó mientras me tomaba del cuello con la otra mano y se lanzó sobre mí para llevarme al piso y caer juntos.
Al sentir mi espalda en el piso usé mis brazos para empujarlo hacia un lado y evitar que me aplastara, pero eso lo hizo rodar hasta la ballesta, la tomó con su otra mano y volvió a apuntar al niño -¡NO!- [1] Grité de nuevo volviendo a causarle un fuerte dolor mental que interrumpió su acción. Me acerqué hacia él y pisé su brazo para cortar sus movimientos -No podrás detenerme por siempre, mataré a ese mocoso como hice con la mocosa- Dijo con satisfacción, cosa que me hizo girar un instante hacia los hermanos, la niña no tenía mucho tiempo y este sujeto era un peligro para él y para otros.
Me agaché sobre su pecho y con mirada de verdugo elegí poner fin a su historia -No en esta vida- Le dije y le incrusté mi daga Piedad en su corazón. No hubo un gesto de dolor, quizá ni siquiera lo había sentido, pero su corazón acababa de ser perforado y continuó balbuceando amenazas mientras la sangre comenzaba a escapar por su boca. Corrí de regreso hacia el par de niños esperando conseguir alguna solución, lamentablemente aquel sujeto no era la única amenaza, y pronto otros más comenzarían a rodearnos -¡Arygos!- Grité pidiendo ayuda al notar que quizá no podría con todos.
[1] Uso la habilidad de nivel 2: el que susurra en la oscuridad, para causar dolor mental. Estaba a punto de enviar a los pequeños a alguna tienda, pero al parecer ya no era un lugar seguro, quizá lo mejor sería quedarme junto a ellos para cuidarlos -Manténganse junto a mí, no se alejen o podrían… Oh rayos- Cuando giré la cabeza ya el par de hermanos habían comenzado a correr, en dirección contraria a las tiendas.
Y tenía bastante sentido, porque si las tiendas no eran un lugar seguro, entonces ese ya no sería su hogar, escaparían juntos hacia donde fuera o al menos ese era su plan, uno no muy elaborado al parecer -¡Esperen, por ahí no!- Les grité mientras comenzaba a correr tras ellos, aunque su carrera fue interrumpida rápidamente cuando la niña se desplomó al piso.
Su pequeño hermano había dado un par de pasos cuando detuvo su carrera y regresó por ella, sus ojos delataron una profunda desesperación al notar que un virote le atravesaba el abdomen -Sabía que estarías aquí, pequeña alimaña- Dijo un hombre de voz gruesa y descuidada barba blanca mientras se acercaba a pasos lentos recargando su ballesta para su siguiente disparo.
Ese iba para ti, pero la mocosa se interpuso primero- Dijo mientras apuntaba su ballesta al pecho del niño -Esta vez no tendrás la misma suerte- La enorme y siniestra sonrisa que mostraba se vio interrumpida por la sorpresa y un dolor agudo que le hizo retroceder y perder el equilibrio un instante, el suficiente para que el segundo proyectil saliera despedido y se clavara en el piso.
¡Basta!- [1] Con un grito, había saltado sobre los niños y causado daño a la mente de aquel sujeto, usando ese mismo dolor para interrumpirlo y salvar al chico -Ya no corran, estoy de su lados, los protegeré- Le dije intentando tranquilizarlo -No lo retires- Le dije en tono serio al ver que intentaba sacar el virote del abdomen de su hermana -Solo lo vas a empeorar- Lo alerté para evitar que empeorara la situación de su hermana.
Tú, desgraciado, solo son niños- Le reclamé al sujeto de la ballesta -Pero esa pequeña alimaña ha estado robando en mis depósitos, es una escoria- Dijo con desprecio -Te pagaré por los daños que haya causado- Intenté calmarlo -¿Pagarás por mi honor? ¿Por mi paz? Que ingenuo eres, no quiero tu dinero, quiero su cabeza- Declaró con odio mientras tomaba otro virote de su cinturón para recargar la ballesta.
No tiene que ser así- Dije mientras preparaba mis dagas y me movía lentamente hacia un lado intentando llamar su atención para que eligiera apuntarme a mí y no al chico, algo que de momento había conseguido -Tiene que ser así- Dijo con odio y me apuntó con su ballesta -Bueno, allá vamos- Preparé mis dagas con ambas manos y tensé todo mi cuerpo preparándome para llevarlo al límite. [2]
Hice una finta hacia un lado y me moví hacia el otro a gran velocidad, dejando tras de mí una silueta que confundiría a aquel sujeto haciéndolo creer que yo estaba un poco más atrás de donde me encontraba realmente [3] -Deja de moverte tanto, infeliz- Me dijo mientras intentaba seguirme el paso pero al darse cuenta que no lo lograría puso su punto de mira en el chico.
Aceleré el paso y antes que pudiera notarlo ya me encontraba a su lado y con un rápido corte hacia arriba usé mi daga Castigo para hacerle un corte falso que lo hizo soltar la ballesta -¡Desgraciado!- Me gritó mientras me tomaba del cuello con la otra mano y se lanzó sobre mí para llevarme al piso y caer juntos.
Al sentir mi espalda en el piso usé mis brazos para empujarlo hacia un lado y evitar que me aplastara, pero eso lo hizo rodar hasta la ballesta, la tomó con su otra mano y volvió a apuntar al niño -¡NO!- [1] Grité de nuevo volviendo a causarle un fuerte dolor mental que interrumpió su acción. Me acerqué hacia él y pisé su brazo para cortar sus movimientos -No podrás detenerme por siempre, mataré a ese mocoso como hice con la mocosa- Dijo con satisfacción, cosa que me hizo girar un instante hacia los hermanos, la niña no tenía mucho tiempo y este sujeto era un peligro para él y para otros.
Me agaché sobre su pecho y con mirada de verdugo elegí poner fin a su historia -No en esta vida- Le dije y le incrusté mi daga Piedad en su corazón. No hubo un gesto de dolor, quizá ni siquiera lo había sentido, pero su corazón acababa de ser perforado y continuó balbuceando amenazas mientras la sangre comenzaba a escapar por su boca. Corrí de regreso hacia el par de niños esperando conseguir alguna solución, lamentablemente aquel sujeto no era la única amenaza, y pronto otros más comenzarían a rodearnos -¡Arygos!- Grité pidiendo ayuda al notar que quizá no podría con todos.
[2] Uso la habilidad de nivel 3: del más allá, para aumentar mis capacidades físicas.
[3] Uso la habilidad de nivel 5: la sombra fuera del tiempo, para que el adversario vea una imagen de mí con algunos segundos de retraso.
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Aerandiano de honor
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
El viejo elfo se movía nervioso por la habitación, frotándose la nuca de forma inconsciente, cada pocos minutos. Hacía un buen rato que habían escuchado los primeros envites de las espadas, los primeros gritos, las órdenes lejanas junto a las puertas de la empalizada… pero ninguno de los dos había abandonado el barracón en el que los habían instalado. El viejo por temor a perder algo más que la vida si dejaba sin vigilancia sus pertenencias, Tarek a la espera de una señal.
- Seguro que consiguen repelerlos –murmuró el hombre para sí una vez más, mirando a través de la opacada ventana del edificio. El peliblanco se preguntó cómo alguien de su propia especie podía resultar tan soberanamente patético- Hiciste las runas delante de este barracón, ¿verdad? Las que impiden a la gente atravesar el cerco de seguridad.
La pregunta no lo cogió desprevenido, pues no era la primera ni la segunda vez que se la hacía desde que la batalla había comenzado. El joven asintió, con una ligera sonrisa en los labios.
- Nadie podrá atravesarla –afirmó con contundencia y el anciano asintió, aparentemente más calmado.
La puerta del barracón se abrió entonces con premura, haciendo que el artesano se sobresaltase.
- Pero dijiste… -comenzó, pero el peliblanco lo interrumpió antes de que terminase de hablar.
- Me habré olvidado de activarla. Ahora mismo lo hago –le dedicó otra de aquellas medio sonrisas, antes de levantarse y seguir al recién llegado, que le había indicado con un gesto que debía acompañarlo.
Una vez fuera de la edificación, el elfo se giró hacia él.
- Me envía Eleandris –dijo, a lo que el peliblanco simplemente asintió. Sin pronunciar una palabra más y con un rápido gesto de despedida, el soldado se dirigió de nuevo a lo que parecía el frente de la batalla.
Inhalando el fresco aire de la noche, inundado de gritos de terror y órdenes contradictorias, Tarek avanzó un par de pasos hasta el cerco que rodeaba el barracón, el mismo que había sido dibujado para contener el gas que había exterminado las pulgas que asolaban los jergones. Lo atravesó, hasta colocarse del otro lado y, sin mirar atrás, susurró una única palabra ‘bezárás’, antes de seguir avanzando.
A su espalda, la barrera se alzó cerrándose como un caparazón sobre la pequeña edificación en la que se había resguardado apenas hacía unos minutos.
Se encontraba junto a otro barracón cuando un individuo lo atacó por la espalda. A duras penas consiguió esquivar el envite, quedando frente a frente con lo que, a todas luces, parecía una asesina. Alzando ambas manos, el peliblanco se puso en pie con calma, bajo la atenta mirada de la mujer, antes de señalar algo a su espalda.
- Si queréis riquezas, aquel es el lugar que buscáis.
Una ronca risa escapó de la boca de la asesina, que lo observó con socarronería, evaluando sus posibilidades.
- No hemos venido a por riquezas, si no a por los críos… y todos aquellos que los protejan -la vio posicionarse de nuevo para atacar.
- Bezárás –susurró entonces el elfo con calma y la barrera de los dos barracones más cercanos se alzó, con una titilante luz azul. Le dirigió entonces una sonrisa a la mujer, que lo observó con odio por unos instantes.
Entonces, uno de los asustados niños que salía corriendo del barracón más cercano chocó contra algún tipo de barrera invisible que le cortó el paso. Sus gritos llamaron la atención de la mujer, que miró alternativamente al infante y a Tarek.
- No son barreras –dijo este con calma- si no jaulas. Nosotros podemos entrar –estiró un brazo, atravesando el círculo de luz, para demostrar sus palabras- pero nadie que mida menos de un metro cincuenta puede salir –dirigió entonces la mirada hacia el barracón en el que se encontraba el viejo elfo- Menos en el barracón de artesanos –dijo entonces, señalándolo con la cabeza- ahí las reglas son diferentes –dirigiendo de nuevo la vista a la mujer añadió- Algunos se han enriquecido a costa de este… contratiempo. ¿Acaso esas riquezas no son un pago digno a vuestros servicios?
Le dedicó una nueva sonrisa a la mujer, que lo miró extrañada por unos instantes, antes de ofrecerle una reverencia y darle la espalda para continuar su camino. Pero apenas había avanzado unos pasos cuando recordó algo importante.
- ¡Ah! -llamó la atención de la mujer, que en ese momento atravesaba el abdomen de uno pequeños engendros atrapados en su improvisada jaula- Si consideras que la noche necesita algo de luz, 'Tűz' -la puerta de uno de los barracones que todavía no había sido evacuado, comenzó a arder, extendiéndose el fuego rápidamente por le resto del edificio- es la palabra mágica. No te olvides de difundir la palabra.
Dándole de nuevo la espalda, continuó su camino. Quedaban muchas barreras que activar… y todavía debía alcanzar las puertas de la fortaleza que tan diligentemente otros habían decidido convertir en una cárcel.
___
Tarek se une al Frente 2 (más o menos)
- Seguro que consiguen repelerlos –murmuró el hombre para sí una vez más, mirando a través de la opacada ventana del edificio. El peliblanco se preguntó cómo alguien de su propia especie podía resultar tan soberanamente patético- Hiciste las runas delante de este barracón, ¿verdad? Las que impiden a la gente atravesar el cerco de seguridad.
La pregunta no lo cogió desprevenido, pues no era la primera ni la segunda vez que se la hacía desde que la batalla había comenzado. El joven asintió, con una ligera sonrisa en los labios.
- Nadie podrá atravesarla –afirmó con contundencia y el anciano asintió, aparentemente más calmado.
La puerta del barracón se abrió entonces con premura, haciendo que el artesano se sobresaltase.
- Pero dijiste… -comenzó, pero el peliblanco lo interrumpió antes de que terminase de hablar.
- Me habré olvidado de activarla. Ahora mismo lo hago –le dedicó otra de aquellas medio sonrisas, antes de levantarse y seguir al recién llegado, que le había indicado con un gesto que debía acompañarlo.
Una vez fuera de la edificación, el elfo se giró hacia él.
- Me envía Eleandris –dijo, a lo que el peliblanco simplemente asintió. Sin pronunciar una palabra más y con un rápido gesto de despedida, el soldado se dirigió de nuevo a lo que parecía el frente de la batalla.
Inhalando el fresco aire de la noche, inundado de gritos de terror y órdenes contradictorias, Tarek avanzó un par de pasos hasta el cerco que rodeaba el barracón, el mismo que había sido dibujado para contener el gas que había exterminado las pulgas que asolaban los jergones. Lo atravesó, hasta colocarse del otro lado y, sin mirar atrás, susurró una única palabra ‘bezárás’, antes de seguir avanzando.
A su espalda, la barrera se alzó cerrándose como un caparazón sobre la pequeña edificación en la que se había resguardado apenas hacía unos minutos.
[…]
Se encontraba junto a otro barracón cuando un individuo lo atacó por la espalda. A duras penas consiguió esquivar el envite, quedando frente a frente con lo que, a todas luces, parecía una asesina. Alzando ambas manos, el peliblanco se puso en pie con calma, bajo la atenta mirada de la mujer, antes de señalar algo a su espalda.
- Si queréis riquezas, aquel es el lugar que buscáis.
Una ronca risa escapó de la boca de la asesina, que lo observó con socarronería, evaluando sus posibilidades.
- No hemos venido a por riquezas, si no a por los críos… y todos aquellos que los protejan -la vio posicionarse de nuevo para atacar.
- Bezárás –susurró entonces el elfo con calma y la barrera de los dos barracones más cercanos se alzó, con una titilante luz azul. Le dirigió entonces una sonrisa a la mujer, que lo observó con odio por unos instantes.
Entonces, uno de los asustados niños que salía corriendo del barracón más cercano chocó contra algún tipo de barrera invisible que le cortó el paso. Sus gritos llamaron la atención de la mujer, que miró alternativamente al infante y a Tarek.
- No son barreras –dijo este con calma- si no jaulas. Nosotros podemos entrar –estiró un brazo, atravesando el círculo de luz, para demostrar sus palabras- pero nadie que mida menos de un metro cincuenta puede salir –dirigió entonces la mirada hacia el barracón en el que se encontraba el viejo elfo- Menos en el barracón de artesanos –dijo entonces, señalándolo con la cabeza- ahí las reglas son diferentes –dirigiendo de nuevo la vista a la mujer añadió- Algunos se han enriquecido a costa de este… contratiempo. ¿Acaso esas riquezas no son un pago digno a vuestros servicios?
Le dedicó una nueva sonrisa a la mujer, que lo miró extrañada por unos instantes, antes de ofrecerle una reverencia y darle la espalda para continuar su camino. Pero apenas había avanzado unos pasos cuando recordó algo importante.
- ¡Ah! -llamó la atención de la mujer, que en ese momento atravesaba el abdomen de uno pequeños engendros atrapados en su improvisada jaula- Si consideras que la noche necesita algo de luz, 'Tűz' -la puerta de uno de los barracones que todavía no había sido evacuado, comenzó a arder, extendiéndose el fuego rápidamente por le resto del edificio- es la palabra mágica. No te olvides de difundir la palabra.
Dándole de nuevo la espalda, continuó su camino. Quedaban muchas barreras que activar… y todavía debía alcanzar las puertas de la fortaleza que tan diligentemente otros habían decidido convertir en una cárcel.
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Tarek Inglorien
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Algo de orden aparecía finalmente en el campo de batalla cuando el rubio comenzó a observar como filas de soldados comenzaban a sellar el espacio donde estaban combatiendo, los niños-viejos habían dado una buena pelea contra los invasores pero como era de esperarse sus cuerpos aun no estaban acostumbrados a una batalla prolongada. Zelas y Eve habían tenido que intervenir en algunas ocasiones para evitar bajas por parte de los niños soldados, el cansancio en ellos se comenzaba a notar conforme pasaba el tiempo y los enemigos iban disminuyendo.
Desde ese momento la batalla había tomado otro aire, los enemigos que quedaban luchaban con mas ferocidad y hacían que los niños comenzaran a agotar sus fuerzas mas rápido -Reorganícense! quedan menos enemigos, lo que significa que los que quedan lucharan con mas fuerza- señalo el rubio mientras se dirigía a asistir a uno de los grupos que parecía estar en problemas, el rubio se acomodo la espada ridículamente grande en la espalda cuando su espada pareció golpear algo, sin embargo, el rubio no le tomo atención y esperando no haber golpeado a un niño, corrió en dirección a los niños que necesitaban ayuda.
O al menos esa era su intención cuando una sombra se desplazo a toda velocidad aplastando y mordiendo al agresor de los niños, acabando con su vida rápidamente -Señor Meleis!- gritaron algunos niños con entusiasmo ante la llegada de otro de sus profesores, subiendo un poco mas la moral de unos niños que de a poco le iban tomando el gusto a la lucha. Solo unos poco niños-soldado habían notado que en aquella batalla todos sus tutores estaban presentes de alguna u otra forma.
-Es como si fuera nuestra ultima prueba, no vayas a morir- diria uno de los niños lanceros a otro niño con un arco.
-No puedo, no sin verle el trasero a la profesora Ryra una vez mas- comentaría el niño del arco riendo, sin embargo, aquellas risas no durarían mucho debido a que los niños con escudos habían sido arrojados encima de ellos por un fuerte enemigo.
-Malditos engendros, los acabare aunque....- 3 flechas en llamas que impactaron de lleno en el rostro del sujeto cortaron abruptamente las palabras del enemigo(1) Ryra paso corriendo y siguió disparando flechas a otros enemigos mientras instaba a los jóvenes a que se levantaran. -No vale hacerse el muerto en una batalla, levántense que esto esta por acabar- señalaría la tutora de los arqueros.
-Sabes que, ya puedo morir en paz- diria el niño arquero impulsado por las hormonas mientras los demás le ayudaban a levantarse.
Los niños soldados vieron muchas cosas aquella noche, pero hubo una cosa en particular que la mayoría de los niños presencio, un enemigo al que considerarían el sujeto con la peor suerte de esa noche.
Primero fue embestido por una de las alas de Meleis aquello lo empujo varios metros hasta donde estaba un grupo de niños, los cuales recibían apoyo de Eve, esta al verlo lo pateo en el rostro haciendo que se moviera adolorido a otro lugar, donde recibio un par de flechas en las piernas haciendo que cayera de rodillas y fuera finalmente asesinado por Zelas, quien estaba de espaldas al enemigo y solo había apoyado su espada en su espalda para luego ir corriendo a otro lugar, todo muy desafortunado.
OFF: 1_uso la habilidad de Ryra de Flechas Igneas
PD: el frente 1 cada vez mas vacío(?)
Desde ese momento la batalla había tomado otro aire, los enemigos que quedaban luchaban con mas ferocidad y hacían que los niños comenzaran a agotar sus fuerzas mas rápido -Reorganícense! quedan menos enemigos, lo que significa que los que quedan lucharan con mas fuerza- señalo el rubio mientras se dirigía a asistir a uno de los grupos que parecía estar en problemas, el rubio se acomodo la espada ridículamente grande en la espalda cuando su espada pareció golpear algo, sin embargo, el rubio no le tomo atención y esperando no haber golpeado a un niño, corrió en dirección a los niños que necesitaban ayuda.
O al menos esa era su intención cuando una sombra se desplazo a toda velocidad aplastando y mordiendo al agresor de los niños, acabando con su vida rápidamente -Señor Meleis!- gritaron algunos niños con entusiasmo ante la llegada de otro de sus profesores, subiendo un poco mas la moral de unos niños que de a poco le iban tomando el gusto a la lucha. Solo unos poco niños-soldado habían notado que en aquella batalla todos sus tutores estaban presentes de alguna u otra forma.
-Es como si fuera nuestra ultima prueba, no vayas a morir- diria uno de los niños lanceros a otro niño con un arco.
-No puedo, no sin verle el trasero a la profesora Ryra una vez mas- comentaría el niño del arco riendo, sin embargo, aquellas risas no durarían mucho debido a que los niños con escudos habían sido arrojados encima de ellos por un fuerte enemigo.
-Malditos engendros, los acabare aunque....- 3 flechas en llamas que impactaron de lleno en el rostro del sujeto cortaron abruptamente las palabras del enemigo(1) Ryra paso corriendo y siguió disparando flechas a otros enemigos mientras instaba a los jóvenes a que se levantaran. -No vale hacerse el muerto en una batalla, levántense que esto esta por acabar- señalaría la tutora de los arqueros.
-Sabes que, ya puedo morir en paz- diria el niño arquero impulsado por las hormonas mientras los demás le ayudaban a levantarse.
Los niños soldados vieron muchas cosas aquella noche, pero hubo una cosa en particular que la mayoría de los niños presencio, un enemigo al que considerarían el sujeto con la peor suerte de esa noche.
Primero fue embestido por una de las alas de Meleis aquello lo empujo varios metros hasta donde estaba un grupo de niños, los cuales recibían apoyo de Eve, esta al verlo lo pateo en el rostro haciendo que se moviera adolorido a otro lugar, donde recibio un par de flechas en las piernas haciendo que cayera de rodillas y fuera finalmente asesinado por Zelas, quien estaba de espaldas al enemigo y solo había apoyado su espada en su espalda para luego ir corriendo a otro lugar, todo muy desafortunado.
OFF: 1_uso la habilidad de Ryra de Flechas Igneas
PD: el frente 1 cada vez mas vacío(?)
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Meraxes
La situación se volvía bastante complicada. Me abría paso cómo podía azotando a los pies de los enemigos para imposibilitar su avanece en lo que terminaba de llegar a los dormitorios.
Los lentes eran una buena herramienta que facilitaba la movilidad en la oscuridad, era una lástima no contar con agua que me permitiera explotar mis demás habilidades. No había tiempo para pensar esas cosas y seguí mi camino.
Trataba de planear qué diablos podía hacer a mi llegada, no se me ocurría nada útil más allá de azotar a diestra y siniestra. Por suerte para mí una vez en el área de los dormitorios, al parecer no estaba sola.
Reconocía vagamente a ese sujeto, estuvo en el bosque el día que nos atacaron las gárgolas. Era una cara difícil de olvidar a pesar de su actitud. Sin embargo, parecía estar de nuestro lado y eso suficiente por el momento.
- ¿Están todos bien? - Grité entre jadeos tratando de llamar la atención de él y de los niños cercanos.
- ¡Qué carrera!... ay necesito un respiro...- Jadeaba un poco ante la carrera y mientras me reincorporaba de esta con mis manos apoyadas sobre las rodillas, detrás de mí un par de voces igual de jadeantes pero agresivas llamaban la atención.
- Estás muerta, pelo de de anciana. No volverás a paralizarme los pies. - Ambos a diferencia de mí poseían armas corto punzantes. - Quizás debería reconsiderar llevar una para casos como esos -
- Tch... mierda. - Me coloqué en guardia Medía la distancia que nos separaba, con algo de suerte de que fueran menos ágiles que yo podría lidiar con ellos, claro que de recibir apoyo y estar en igualdad de condiciones la cosa sería pan comido.
Esperaba que al salir de semejante situación se pudiera llevar a los demás niños a un lugar seguro, no todos estaban aptos para luchar.
Los lentes eran una buena herramienta que facilitaba la movilidad en la oscuridad, era una lástima no contar con agua que me permitiera explotar mis demás habilidades. No había tiempo para pensar esas cosas y seguí mi camino.
Trataba de planear qué diablos podía hacer a mi llegada, no se me ocurría nada útil más allá de azotar a diestra y siniestra. Por suerte para mí una vez en el área de los dormitorios, al parecer no estaba sola.
Reconocía vagamente a ese sujeto, estuvo en el bosque el día que nos atacaron las gárgolas. Era una cara difícil de olvidar a pesar de su actitud. Sin embargo, parecía estar de nuestro lado y eso suficiente por el momento.
- ¿Están todos bien? - Grité entre jadeos tratando de llamar la atención de él y de los niños cercanos.
- ¡Qué carrera!... ay necesito un respiro...- Jadeaba un poco ante la carrera y mientras me reincorporaba de esta con mis manos apoyadas sobre las rodillas, detrás de mí un par de voces igual de jadeantes pero agresivas llamaban la atención.
- Estás muerta, pelo de de anciana. No volverás a paralizarme los pies. - Ambos a diferencia de mí poseían armas corto punzantes. - Quizás debería reconsiderar llevar una para casos como esos -
- Tch... mierda. - Me coloqué en guardia Medía la distancia que nos separaba, con algo de suerte de que fueran menos ágiles que yo podría lidiar con ellos, claro que de recibir apoyo y estar en igualdad de condiciones la cosa sería pan comido.
Esperaba que al salir de semejante situación se pudiera llevar a los demás niños a un lugar seguro, no todos estaban aptos para luchar.
Meleis
Tener como aliados a Zelas, Ryra y Eve era alentador, además, pese a estar preocupado por los niños, tenía que admitir que se defendían bastante bien.
Más apoyo había llegado y eso facilitaba más las cosas. Usaba su aliento para repeler a los enemigos y a los que se acercaban a él, hacía uso de la fuerza de su cola para golpearlos tan fuerte que no podría decir si los mataba o los dejaba sin aire al punto de quedar inconsciente, de todos modos ya en el suelo, los niños se encargaban de hacer el trabajo.
Otro pensamiento llegó a su mente, esperaba que Meraxes y el Señor Gaegel se encontraran bien, si todo seguía marchando así de de su lado, no dudaría en ir a buscar a su hermana.
Más apoyo había llegado y eso facilitaba más las cosas. Usaba su aliento para repeler a los enemigos y a los que se acercaban a él, hacía uso de la fuerza de su cola para golpearlos tan fuerte que no podría decir si los mataba o los dejaba sin aire al punto de quedar inconsciente, de todos modos ya en el suelo, los niños se encargaban de hacer el trabajo.
Otro pensamiento llegó a su mente, esperaba que Meraxes y el Señor Gaegel se encontraran bien, si todo seguía marchando así de de su lado, no dudaría en ir a buscar a su hermana.
- Off:
- Acciones
- Frente 2.
- Llego con Cohen y Zagreus.
- Cosas Activas: Castigo de Piedra.Encantamiento Látigo escribió:Castigo de Piedra [Encantamiento de Arma]Al golpear, se generará una delgada pero moderadamente pesada capa de piedra sobre la zona del impacto, por 30 segundos.Lentes de Visión Nocturna:[Yelmo] anteojos que amplifican la luz, permitiendo ver en la oscuridad. Todo parece de color verde.
- [Meleis] Frente 1. Cosas Activas:Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad. [Uso 2/2. Acotación: Zelas utilizó el primer uso en su post de entrenamiento con los niños.]Durito y fuertecito [Nivel 2] [Pasiva] Mi armadura natural de escamas se encuentra mejor potenciada para resistir ataques físicos y proporcionar con más potencia embestidas o coletazos en mi forma bestial.Aliento elemental: Puedo lanzar mi elemento afín desde mis entrañas en forma de dragón.
-Dejo nuevamente acá la trampa creada por Merax por si la ocupan para descripción y función de la misma.Objetivo SeleccionadoObjetivos Profesionales escribió:[Arcanos, Herrería, Ingeniería, Carpintería, Humanitario, Recurso] Algunos de los niños más traviesos se escapan por la noche y ya hemos recibido quejas de las aldeas vecinas por robo y vandalismo. Muchos recuerdan su entrenamiento militar, por lo que pueden evadir fácilmente a los vigilantes. Necesitamos algún otro sistema para mantenerlos en sus barracones, aparte de atarlos a sus camas.Receta Utilizada:
Disponible [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Receta Arcana escribió:Red Sorpresa: [Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.Cosas Activas
- Pergamino con Encantamiento Rechazo.Rechazo:[Encantamiento]El objeto encantado dará una fuerte descarga eléctrica a quien intente usarlo, excepto a su dueño.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull.
- Inventario Meleis:
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida.
- Medicina multipropósito.
Meraxes
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?
El hombre no entendía lo que estaba ocurriendo. Recordaba perseguir a unos niños, solo niños, y luego el horror. Unas formas monstruosas lo derribaron e introdujeron algo en su boca. Solo quería que lo dejaran en paz, ¿por qué no lo dejaban en paz?
Entonces, algo se removió en su interior que le hizo sentir lleno de vida, rebosante de fuerza. Abrió los ojos y la luz de la noche lo guió. Dos cuerpos pequeños, uno más grande. Fue demasiado rápido, nada satisfactorio. Hambre, ¡tenía tanta hambre! ¿Dónde podía encontrar más? El aroma le llegó tan nítido. De algún modo, lo reconoció. Lo llamaba.
Y él respondió.
La capitana Fidelma Carpe, o eso había sido antes de que todo cambiara, antes de que la artritis y la menopausia la dejaran sofocada con cualquier esfuerzo; y después, después de que la Fuente le devolviera lo que había perdido; pero quizá no ahora, que volvía a notar los primeros signos de la pubertad. Fidelma golpeó con su espada de entrenamiento a otro de los intrusos, dejándolo inconsciente en el suelo y, probablemente, con algún hueso roto.
A su alrededor y bajo la atenta mirada de Zelas, sus compañeros e instructores, junto con algunos de los guardias del campamento, daban cuenta de los últimos intrusos. Detrás de ellos, otro grupo de guardias permanecía en retaguardia con los escudos en posición. ¿Unos niños luchando con armas de entrenamiento y la guardia permanecía en retaguardia?
Buscó a su líder con la mirada. Un elfo. ¡Un maldito elfo! ¿Hasta los elfos tomaban decisiones por ellos ahora? Bien, pues que Papá Elfo recoja lo que los niños ensuciaron. Le bastaron un par de gestos para reunir a sus compañeros. Se acabó la clase, hora de que los niños se retiren a descansar.
Haciendo uso de las estrambóticas acrobacias aprendidas de sus poco convencionales instructores, atravesar el cerco de Papá Elfo fue un juego de niños. Pero Fidelma no esperaba encontrarse el resto del campamento en semejante estado de confusión. Por supuesto, todo había sido una maniobra de distracción mientras el verdadero ataque se llevaba a cabo en las sombras. Si no hubiera estado tan ansiosa de probarse a sí misma en su nuevo cuerpo lo habría visto venir. En fin, no tenía caso castigarse ahora, era el momento de actuar.
Ella y algunos de sus compañeros llevaban tiempo hablando sobre ello, cuando los “adultos” no estaban cerca para escuchar. ¿Por qué dejar su destino en manos de otros? Ellos no eran niños, no realmente. No todos, al menos. Allá estaban los pequeños que habían olvidado, evacuados de los barracones con miradas aterrorizadas. Fidelma no sabía aún si le daban lástima o envidia, pero mandó a unos cuantos a reunirlos. Si nadie más los había querido, ella los querría a todos.
Fue después que se percató de que el fuego que ardía al fondo del campamento había sorprendido durmiendo a todo un barracón. Desde ese momento, prohibió a sus compañeros que entraran en combate, dejando en manos de los guardias rematar a todos aquellos intrusos que no habían sido atrapados por las trampas arcanas. Debía admitir que tenían cierta utilidad.
Fidelma dividió a sus fuerzas: un tercio fue destinado al rescate de supervivientes en el barracón incendiado; otro tercio, reuniría a todos los infantes supervivientes que pudieran encontrar antes del final de la lucha; el tercer grupo prepararía el cerco fortificado en torno a los almacenes, aprovechando la porción de foso que ya había sido construida, para reducir esfuerzos.
Para cuando cesó el sonido de la lucha, Su sector del campamento estaba bien guardado y todos (casi todos) los adultos que se encontraban en el área habían sido expulsados con una nota para su líder, Sango el héroe:
Los supervivientes de Edén y la Fuente de la Juventud NO SOMOS NIÑOS ni queremos ser una carga para nuestras familias ni para Su Majestad el rey.
Como se ha demostrado esta noche, somos perfectamente capaces de seguir prestando servicios de protección al pueblo y nuestros hermanos y estamos dispuestos a guarnecer el antiguo regimiento de Zelirica. Pero lo haremos de acuerdo a nuestros propios rangos y sin intromisión de otros intereses que solo quieren barrernos bajo la alfombra. No aceptamos otra voluntad que la del rey, nuestro señor, y exigimos que el resto de soldados en Zelirica se retiren de inmediato, para ocuparse de labores más apropiadas al ejército del Su Majestad.
Exigimos también que las trampas que impiden la salida del campamento sean eliminadas. Nosotros mismos somos perfectamente capaces de organizar la disciplina del regimiento sin intromisiones externas.
Esperamos pronta respuesta o nos veremos obligados a defendernos por medio de la fuerza.
Lejos del campamento, al final del desfiladero, Thomas aguardaba listo para el asalto. Conocía bien a Helena y confiaba en ser capaz de vencerla. Ahora que la bruja se había encargado del trabajo duro.
__________________
Bien, este evento estaba pensado para durar un par de semanas, pero se me fue un poco el tiempo ahí. Me alegra ver, sin embargo, que hay quien ha conservado el optimismo y seguido posteando a pesar de mi ausencia. Veamos cómo lo rematamos. Pero primero que todo, dejaré aquí el desglose de la puntuación obtenida hasta el momento.
Aunque inicialmente había asignado los puntos de Eleandris y Tarek de acuerdo con los objetivos elegidos, tras el plot twist que nos han servido en la ronda sorpresa, me he decidido por reasignarlos a la etiqueta Purga, al menos por el momento. Además, dado el enfoque elegido para desarrollar el objetivo, los puntos de Zagreus han ido a parar a Recurso. También he añadido un punto adicional a quienes participaron de uno u otro modo en el ataque al campamento (distribuídos de acuerdo a su participación en esa sección), con lo que las puntuaciones provisionales se reparten como sigue:
Objetivo Humanitario: 30 puntos
Objetivo Recurso: 26 puntos
Objetivo Oportunismo: 11 puntos
Objetivo Purga: 9 puntos
A pesar de la existencia de algunos extremistas que no los ven con buenos ojos, parece ser que los niños cuentan con más apoyos de los que parecía. Aunque solo sea porque no dejan de ser un recurso más para Verisar.
De todas formas, un grupo de niños soldado ha decidido amotinarse (den las gracias a Zelas por devolverles la seguridad en sí mismos). El campamento ha quedado dividido entre el sector controlado por la Guardia (sector de los adultos) y el controlado por Fidelma y sus niños soldado. Solo unos pocos elegidos pueden cruzar de uno a otro campo, lo que dificulta las tareas de organización y mantenimiento tras la batalla.
Fidelma ha dejado claras sus exigencias. Lo único que queda por determinar es si deberán defenderlas por la fuerza o será factible una resolución diplomática del incidente. Eso lo veremos el próximo domingo día 27 de agosto, que será cuando suba el post de cierre de este evento (si todo va como debiera).
Además de lo mencionado arriba, dejo aquí algunas indicaciones más o menos opcionales para sus PJs (tengan en cuenta que algunos aparecen varias veces y, en algunos casos, también sus Acompañantes):
Cohen, Zagreus: y Meraxes: Un mercenario dopado y enloquecido de hambre como solo un vampiro joven puede estarlo se dirige rápidamente al punto donde se encuentran, siguiendo el olor de la sangre de Cohen (aunque posiblemente la de Mera le resulte más agradable al paladar). Lidien con el problema como mejor les parezca.
Cohen: Al haber reculado hacia Zagreus cuando se inició la evacuación, no has quedado dentro del cerco de Fidelma con los otros niños, pero para que tu misión termine en éxito, debes sacar la sangre del campamento. Aunque, siguiendo el ejemplo de Zagreus, ¿por qué no un niño vivo? (Más abajo le cuento dónde hay alguno suelto, por si te interesa, pero el objetivo de arriba tiene preferencia).
Frosk: La organización del campamento agradece (si bien algo extrañada) las pieles de tus bhaaloos, pero dado que se trata de animales carnívoros, poco aptos como alimento, y les faltan alquimistas para aprovechar su sangre, te piden por favor que te lleves los cadáveres pelados antes de que empiecen a descomponerse.
Meraxes, Gaegel y Corlys: Parece que su sistema de seguridad funciona, incluso incompleto. Sin embargo, será necesario recalibrarlo tras el ataque. La cuestión es: ¿seguirán las directrices originales, las de los guardias, o las exigencias de los niños amotinados? (Mera, lo mencionado más arriba con Cohen y Zagreus tiene prioridad para ti).
Zelas, Eve, Meleis y Ryra: Por su instrucción sin paternalismos y su colaboración en la defensa de la entrada del campamento, Fidelma y sus amotinados les guardan un módico respeto. Los considerarían unos intermediarios aceptables en las negociaciones con la guardia del campamento. O aliados en la lucha contra la opresión, si deciden que la diplomacia no es lo suyo.
Decidan lo que decidan, quizá quieran coordinarse con Sango.
Bio y Arygos: No tengo nada que añadir, ya se las arreglan solitos para complicarse la vida. Suerte con la niñita moribunda y el hermano aterrorizado. Ah, por cierto, la gente en el campamento está llevando a sus heridos con Oromë. Se le dan bien los chinches, pero no sé yo si las heridas de ballesta…
Zagreus: Por razones obvias, tu primer objetivo tiene preferencia, pero si aún buscas un niño vivo para tu empleador, Bio y Arygos tienen dos fuera del cerco tomado por Fidelma y compañía (bueno, puede que pronto se quede en uno) y Eywas y Alexander tratan de escaquearse con otro cada uno.
Golosina: Dado tu aclamado éxito teatral, Fidelma te ha reclutado como voluntaria para encargarte del bienestar y cuidado de los niños más… niños del campamento, mientras los que aún recuerdan defienden sus intereses ante la guardia.
Helena: Efectivamente, demasiado fácil. Tu colega vampiro te ha tendido una emboscada un poquito más adelante. Ah, y puede que tengas a Nousis a tu espalda.
Sango: Hay mucho que organizar en un campamento (pseudo) militar tras una batalla, como la atención de los heridos, reparación de daños o disposición de cadáveres, pero parece que se te da mejor delegar que a cierto compañero tuyo (ejem Eleandris ejem). Aún así, hay algunos asuntos de los que quizá debas ocuparte personalmente:
1) ¿Qué harás con los prisioneros? Clamabas muerte durante el combate, ¿será lo mismo en frío?
2) Hay rumores de que los atacantes tuvieron ayuda interna. ¿Les das crédito, habrá una investigación?
3) Ah, sí, claro, está también el asunto de la capitana Fidelma y su resistencia. Está en tus manos cómo lidiar con eso, pero te recomiendo echar un ojo a los comentarios de tus compañeros. Algunos de ellos podrían tener acceso a su sección del campamento y tal vez puedas valerte de ello.
PD: No me olvido de tus cartas, pero aún es pronto para saber qué saldrá de allí.
Oromë: El éxito de tu fórmula anti chinches y la ausencia de otras opciones te han convertido en la persona a la que acudir con los heridos de la batalla. Quizá quieras escaquearte de la responsabilidad si la ves demasiado pesada para tus inexpertos hombros, aunque ¿no fuiste encargada de sanidad un tiempo o algo así? En cualquier caso, eres de los pocos adultos a quienes los niños amotinados permitirán el acceso a su sección del campamento.
Por cierto, existe la posibilidad de que Bio y Arygos te traigan trabajo extra.
Vincent, Bio, Meraxes y/o cualquier otro Arcanista que se presente voluntario: Parece que algunas de las trampas arcanas dispuestas por el campamento no han funcionado como se esperaba, sino que han servido de ayuda a los invasores (ver último post de Tarek. De hecho, también el primero, ya que allá indica que se trata de una técnica secreta). Están reuniendo a todos los arcanistas para tratar de averiguar qué salió mal (o bien). (Una vez más, Mera, el primer objetivo mencionado tiene preferencia en tu caso).
Tarek: Puede que tus runas sean secretas, pero con dos maestros arcanistas en el campamento (y uno de ellos familiarizado con la lengua élfica, aunque puede que no tu dialecto particular), quizá te convenga salir por patas. Con o sin tu socio. Por si deciden investigar (más detalles en el párrafo anterior).
Eywas y Alexander: ¿Quieren a su PNJ (Alex, solo uno)? El momento inmediatamente posterior a una batalla es el más indicado para desaparecer sin dejar rastro. Por cierto, cuidadín con Zagreus y puede que también Cohen.
Rauko: No parece que las sirvientas de Azaril vayan a conseguir su objetivo de adopción en un futuro próximo, pero seguro que sus corazones altruistas encuentran algo que hacer en un campamento en crisis. La cuestión es, ¿de parte de quién?
Eleandris: Por el momento, nadie sospecha de ti, aunque la capitana Fidelma no se fía un pelo. Echa un ojo al apartado de Tarek, porque esto podría cambiar si se descubre su implicación en el incendio del barracón. Después de todo, utilizaste a un soldado para comunicarle la señal. Si quieres mantener tu tapadera un poco más, echa un ojo al apartado de Sango.
Nousis: A la vuelta de tu escaramuza, tú y tu grupo se topan con los restos de otra. No te llevará mucho tiempo darte cuenta de dos cosas: alguien se ha robado un carro de suministros y ese alguien usó magia bruja en el proceso. Pero espera, aún hay más: si decides seguirle el rastro al carromato, podrás vértelas también con un vampiro. ¡Dos por el precio de uno! Más detalles en el apartado de Helena.
Ansur: Si quieres saber a quién pedirle cuentas por la suerte de tus PNJs, Zelas se cargó a Bragus y Crogs cayó en una de las trampas de Meraxes. Su suerte está en manos de Sango.
Por último, los puntos de profesión ganados en la primera ronda serán asignados ya mismo a sus perfiles:
Meraxes, Bio, Vincent y Tarek reciben 1 pp en Arcanos.
Gaegel, Zagreus y Golosina reciben 1 pp en Ingeniería.
Corlys recibe 1 pp en Carpintería.
Oromë recibe 1 pp en Alquimia.
Cualquiera que no haya ganado ya un punto de profesión en la primera (o segunda) ronda, tendrá ocasión de ganarlo en la última mediante un uso imaginativo de la profesión elegida (que tenga sentido en el desarrollo de los objetivos de la ronda, obviamente).
Fehu
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