¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Cuándo Cohen llegó hasta la posición dónde se encontraba Zagreus, dispuesto a confesar su identidad, el vampiro pensó en que él se había dado cuenta de quién se trataba. Cómo había llegado a esa conclusión había sido un misterio…
―¿Qué me ha delatado, viejo amigo? ―le preguntó a Zagreus, mirándolo desde una posición mucho más baja de la acostumbrada.
La última vez que habían coincidido sus caminos se habían separado. Entonces, Cohen recordó lo sucedido en el pequeño pueblo de dragones, la implicación de su amigo con Oneca y su grupo y el terrible destino que sus dos compañeros de equipo sufrieron… algo que era mejor callarse.
―¿Te alegras de verme? ―preguntó abriendo los brazos teatralmente, dejándole ver su nuevo aspecto infantil― No sé si te sorprenderá más saber que sigo vivo o mi nuevo aspecto…
Se acercó al hombre, caminando un par de pasos hacia él. Quería saber qué tenía que preguntarle sobre su anterior reunión, si estaba interesado en saber cómo había escapado y qué le había ocurrido a los dos compañeros de Oneca…
Pero una voz femenina les interrumpió. Cohen alzó la vista, sorprendido, al ver allí a la hermosa mujer dragón que había conocido en aquella taberna humana. Meraxes se había visto afectada por el grito del vampiro en aquella trifulca… Pero ahora, ella le contemplaba cómo si fuera un crío…
―¿Están todos bien? ¡Qué carrera!... ay necesito un respiro…
Tras ella, habían acudido dos hombres, que parecían molestos con la mujer. Aunque desde su posición, Cohensito no pudo oírles, uno de ellos parecía realmente molesto con la mujer, viendo cómo ella se posicionaba ante una clara actitud de confrontamiento.
―Quizás deberíamos…
Antes de que Cohen pudiera acabar la frase, llegó un tercer hombre que asaltó de forma abrupta y violenta a uno de ellos. Sus ropas estaban manchadas de sangre y sin ningún tipo de piedad, llevó su boca hasta el cuello del hombre, hundiendo sus dientes en su cuello, desgarrando parte de su carne, haciendo que un potente chorro de sangre saliera de su cuerpo, disfrutando de su sabor, mientras el líquido empapaba parte de su rostro y su cuello.
Cohen tardó unos segundos en comprender que se trataba del hombre al que los niños habían dado su propia sangre vampírica diluida junto a la Sangre de la Juventud. Pero aquel vampiro era salvaje, bestial, violento en su proceder, cómo si una tremenda fuente de energía le convirtiera en nada más y nada menos que un vigorizante depredador. Parecía descontrolado.
―Ese hombre tiene mala pinta… ―añadió, sin desvelar que la causa de su estado era debido a su propia intervención.
El cadáver del hombre caía al suelo desplomado, aún caliente, aunque sin signo alguno de vida. El otro hombre que pretendía asaltar a Meraxes había huído, presa del terror ante aquel sediento vampiro. Frente al recién convertido, sólo quedaban ellos tres.
―¿Qué me ha delatado, viejo amigo? ―le preguntó a Zagreus, mirándolo desde una posición mucho más baja de la acostumbrada.
La última vez que habían coincidido sus caminos se habían separado. Entonces, Cohen recordó lo sucedido en el pequeño pueblo de dragones, la implicación de su amigo con Oneca y su grupo y el terrible destino que sus dos compañeros de equipo sufrieron… algo que era mejor callarse.
―¿Te alegras de verme? ―preguntó abriendo los brazos teatralmente, dejándole ver su nuevo aspecto infantil― No sé si te sorprenderá más saber que sigo vivo o mi nuevo aspecto…
Se acercó al hombre, caminando un par de pasos hacia él. Quería saber qué tenía que preguntarle sobre su anterior reunión, si estaba interesado en saber cómo había escapado y qué le había ocurrido a los dos compañeros de Oneca…
Pero una voz femenina les interrumpió. Cohen alzó la vista, sorprendido, al ver allí a la hermosa mujer dragón que había conocido en aquella taberna humana. Meraxes se había visto afectada por el grito del vampiro en aquella trifulca… Pero ahora, ella le contemplaba cómo si fuera un crío…
―¿Están todos bien? ¡Qué carrera!... ay necesito un respiro…
Tras ella, habían acudido dos hombres, que parecían molestos con la mujer. Aunque desde su posición, Cohensito no pudo oírles, uno de ellos parecía realmente molesto con la mujer, viendo cómo ella se posicionaba ante una clara actitud de confrontamiento.
―Quizás deberíamos…
Antes de que Cohen pudiera acabar la frase, llegó un tercer hombre que asaltó de forma abrupta y violenta a uno de ellos. Sus ropas estaban manchadas de sangre y sin ningún tipo de piedad, llevó su boca hasta el cuello del hombre, hundiendo sus dientes en su cuello, desgarrando parte de su carne, haciendo que un potente chorro de sangre saliera de su cuerpo, disfrutando de su sabor, mientras el líquido empapaba parte de su rostro y su cuello.
Cohen tardó unos segundos en comprender que se trataba del hombre al que los niños habían dado su propia sangre vampírica diluida junto a la Sangre de la Juventud. Pero aquel vampiro era salvaje, bestial, violento en su proceder, cómo si una tremenda fuente de energía le convirtiera en nada más y nada menos que un vigorizante depredador. Parecía descontrolado.
―Ese hombre tiene mala pinta… ―añadió, sin desvelar que la causa de su estado era debido a su propia intervención.
El cadáver del hombre caía al suelo desplomado, aún caliente, aunque sin signo alguno de vida. El otro hombre que pretendía asaltar a Meraxes había huído, presa del terror ante aquel sediento vampiro. Frente al recién convertido, sólo quedaban ellos tres.
Cohen
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La batalla estaba acabando cuando noto algo que le llamo la atención, ninguno de los guardias que había visto antes, había hecho siquiera un esfuerzo por abatir a los enemigos, por lo que entendió que alguno de sus pupilos se hubieran marchado, molestos ante la situación, Zelas se reunió con los demás tutores y hablo primero con Meleis, conociendo al joven lo mas probable es que también estuviera preocupado por su hermana.
-Antes de que vuelvas a tu forma humana, deberías ir a ver como se encuentra tu hermana, conociéndola, seguro se ha encontrado con algún problema, no te preocupes, nos encargaremos de ver que los soldados-niños estén bien- comentaría el no-elfo mientras veía al dragón elevarse por los cielos en busca de su hermana. Zelas entonces les indico a Eve y a Ryra que fueran a ver el estado de sus pupilos, el rubio por su parte sabia exactamente a donde se iba a dirigir.
Zelas camino tranquilamente hacia donde estaban los guardias, algunos le miraban fijamente mientras otros no quitaban los ojos del frente -¿Enserio?, por Imbar, pareciera que cada vez son mas imbéciles, ¿podrían haber ayudado un poco no creen?, en fin, dejen pasar a los que si lucharon y ustedes tendrán que limpiar todo eso- los niños soldado, acompañados por Ryra e Eve cruzaron la línea de soldados y cuando Zelas se aseguro que no quedara ninguno en ese campo, se aseguro de cruzar también, observando al Elfo que estaba en medio de aquella "ayuda", lo que había del otro lado lo tomo desprevenido.
Barracones en llamas, niños asustados y alguno que otro herido, al parecer había ocurrido otro ataque y por lo visto, los guardias élficos tampoco habían ayudado, lo cual le daba algo mas de veracidad a las palabras que les había dicho anteriormente, intento ver en que podía ayudar cuando noto algo de lo que no se había percatado antes, mujeres en trajes de sirvientas corrían de un lado a otro tratando de ayudar en lo que podían, entonces una cara conocida apareció entremedio del caos.
-Lleven a los heridos con Maia ella se encargara de los primeros auxilios!-
-Yako?- preguntaría el rubio incrédulo, puesto que no había visto cuando habían llegado las sirvientas de Azaril al campamento.
-Zelas!, que bueno que te veo, ten llévale esto a Maia, esta siguiendo ese camino, la cuarta carpa antes de la intersección- exclamo la joven dragona mientras le pasaba una caja con una serie de insumos médicos.
Y así cuando quiso darse cuenta, Zelas se encontraba caminando hacia la carpa de Maia con los insumos, sin embargo, al llegar ahí, todo estaba de cabeza, un grupo de niños soldado se encontraba llevándose a los niños-soldados hacia un lado del campamento el cual estaban comenzando a fortificar ellos mismos.
-Entiendan que les estamos ayudando- exclamaría una agitada Maia mientras veía como los niños se llevaban a los niños heridos al lugar que parecían estar fortificando.
-¿Qué esta pasando?- preguntaría el rubio a uno de los niños que se estaba encargando de organizar la "mudanza".
-Hola maestro, hemos decidido dejar de ser carne de cañón y comenzar a tomar las riendas del asunto- respondería al momento que se sacaba un moco.
-¿Zelas?, que bueno verte, ayúdame a hacer que entren en razón- solicitaría Maia al ver que algunos niños si parecían escucharle.
-Bueno, ya era hora que se comportaran de la edad que tienen realmente... Ten necesitaran insumos para los heridos- diría el rubio entregándole la caja con insumos médicos.
-Gracias Maestro, por eso eres chido- diría tomando la caja de manos de Zelas.
- A todo esto, ¿alguno de ustedes sabe algo de medicina?- preguntaría al momento que miraba a Maia para hacerle entender que tenia todo controlado.
-Creo que no- diría el chico, pensativo.
-Pues mi amiga Maia acá, es bastante buena dando atenciones medicas, deberías aceptar su ayuda- diría el rubio dando a entender que respondía por ella.
-Puede acompañarnos siempre y cuando este contigo- sentencio el niño mientras se internaba de vuelta con el grupo a la zona tomada por ellos.
Zelas y Maia entraron entonces al territorio de los niños soldado el cual se encontraba mejor ordenado de como estaban en el día, tanto Eve como Ryra estaban ayudando a atender a los heridos y Maia también se apresuro a proveer atenciones medicas, aquello era una especie de caos organizado, salvo por el, Eve, Ryra y ahora Maia, no habían mas adultos en esa parte del campamento.
-Niño mocos, dime con detalle que esta pasando- preguntaría el no-elfo, mientras sacaba su enorme espada del arnés de su espalda y procedía a guardar aquella espada ridículamente grande en un pequeño orbe(1).
-Wow, ¿Cómo es eso posible?- preguntaría el niño mocos, sacándose ahora un moco desde el otro orificio de su nariz.
-Magia, ahora contesta mi pregunta- diría el rubio guardando su orbe en uno de sus bolsillos.
-Fidelma ha decidido tomar el mando de los nuestros- diría el niño despreocupado.
-Tiene sentido, entonces ¿hay alguna propuesta de lo que quieren o algo así?- preguntaría Zelas quien ahora se sacaba un moco.
-Creo que han mandado un pergamino con lo que quieren a un tal Sango- respondería rascándose la cabeza.
-Muy bien, iré a ver como va eso- diría tirando el moco al suelo.
-Espera, ¿Nos ayudaras?- preguntaría el niño un poco sorprendido.
-Claro que si, hemos luchado juntos, me asegurare de ver esto hasta el final... Por cierto, confíen en las sirvientas, son buena gente.- señalaría el no-elfo mientras comenzaba a caminar hacia la zona de los adultos.
-Gracias maestro, buena suerte!- el niño agitaría su mano entusiasmado al saber que contaban con sus maestros.
-Avísale a Fidelma lo que te acabo de contar... Y dile que si las cosas se tornan a lo peor necesitaran mas que espadas de practica, pero tratare de que no llegue a eso- diría antes de marcharse de vuelta al lado de los adultos, y una vez que estuvo allá, estuvo gritando por Sango gran parte del tiempo.
OFF:
Cosas usadas: 1_ Vaina infinita.
Interactuó con:
Meleis a quien mando a ver que su hermana este bien,
Eve y Ryra que estan reuniendo a los niños dispersos,
Los guardias a cargo de Eleandris,
Sirvientas de Azaril, Yakovina y Maia para ser exactos,
El niño mocos que me pone al dia de toda la movida y finalmente vuelvo al lado de los adultos para ver a Sango y tratar de solucionar esto por las buenas..... Ojala no se pueda(?)
-Antes de que vuelvas a tu forma humana, deberías ir a ver como se encuentra tu hermana, conociéndola, seguro se ha encontrado con algún problema, no te preocupes, nos encargaremos de ver que los soldados-niños estén bien- comentaría el no-elfo mientras veía al dragón elevarse por los cielos en busca de su hermana. Zelas entonces les indico a Eve y a Ryra que fueran a ver el estado de sus pupilos, el rubio por su parte sabia exactamente a donde se iba a dirigir.
Zelas camino tranquilamente hacia donde estaban los guardias, algunos le miraban fijamente mientras otros no quitaban los ojos del frente -¿Enserio?, por Imbar, pareciera que cada vez son mas imbéciles, ¿podrían haber ayudado un poco no creen?, en fin, dejen pasar a los que si lucharon y ustedes tendrán que limpiar todo eso- los niños soldado, acompañados por Ryra e Eve cruzaron la línea de soldados y cuando Zelas se aseguro que no quedara ninguno en ese campo, se aseguro de cruzar también, observando al Elfo que estaba en medio de aquella "ayuda", lo que había del otro lado lo tomo desprevenido.
Barracones en llamas, niños asustados y alguno que otro herido, al parecer había ocurrido otro ataque y por lo visto, los guardias élficos tampoco habían ayudado, lo cual le daba algo mas de veracidad a las palabras que les había dicho anteriormente, intento ver en que podía ayudar cuando noto algo de lo que no se había percatado antes, mujeres en trajes de sirvientas corrían de un lado a otro tratando de ayudar en lo que podían, entonces una cara conocida apareció entremedio del caos.
-Lleven a los heridos con Maia ella se encargara de los primeros auxilios!-
-Yako?- preguntaría el rubio incrédulo, puesto que no había visto cuando habían llegado las sirvientas de Azaril al campamento.
-Zelas!, que bueno que te veo, ten llévale esto a Maia, esta siguiendo ese camino, la cuarta carpa antes de la intersección- exclamo la joven dragona mientras le pasaba una caja con una serie de insumos médicos.
Y así cuando quiso darse cuenta, Zelas se encontraba caminando hacia la carpa de Maia con los insumos, sin embargo, al llegar ahí, todo estaba de cabeza, un grupo de niños soldado se encontraba llevándose a los niños-soldados hacia un lado del campamento el cual estaban comenzando a fortificar ellos mismos.
-Entiendan que les estamos ayudando- exclamaría una agitada Maia mientras veía como los niños se llevaban a los niños heridos al lugar que parecían estar fortificando.
-¿Qué esta pasando?- preguntaría el rubio a uno de los niños que se estaba encargando de organizar la "mudanza".
-Hola maestro, hemos decidido dejar de ser carne de cañón y comenzar a tomar las riendas del asunto- respondería al momento que se sacaba un moco.
-¿Zelas?, que bueno verte, ayúdame a hacer que entren en razón- solicitaría Maia al ver que algunos niños si parecían escucharle.
-Bueno, ya era hora que se comportaran de la edad que tienen realmente... Ten necesitaran insumos para los heridos- diría el rubio entregándole la caja con insumos médicos.
-Gracias Maestro, por eso eres chido- diría tomando la caja de manos de Zelas.
- A todo esto, ¿alguno de ustedes sabe algo de medicina?- preguntaría al momento que miraba a Maia para hacerle entender que tenia todo controlado.
-Creo que no- diría el chico, pensativo.
-Pues mi amiga Maia acá, es bastante buena dando atenciones medicas, deberías aceptar su ayuda- diría el rubio dando a entender que respondía por ella.
-Puede acompañarnos siempre y cuando este contigo- sentencio el niño mientras se internaba de vuelta con el grupo a la zona tomada por ellos.
Zelas y Maia entraron entonces al territorio de los niños soldado el cual se encontraba mejor ordenado de como estaban en el día, tanto Eve como Ryra estaban ayudando a atender a los heridos y Maia también se apresuro a proveer atenciones medicas, aquello era una especie de caos organizado, salvo por el, Eve, Ryra y ahora Maia, no habían mas adultos en esa parte del campamento.
-Niño mocos, dime con detalle que esta pasando- preguntaría el no-elfo, mientras sacaba su enorme espada del arnés de su espalda y procedía a guardar aquella espada ridículamente grande en un pequeño orbe(1).
-Wow, ¿Cómo es eso posible?- preguntaría el niño mocos, sacándose ahora un moco desde el otro orificio de su nariz.
-Magia, ahora contesta mi pregunta- diría el rubio guardando su orbe en uno de sus bolsillos.
-Fidelma ha decidido tomar el mando de los nuestros- diría el niño despreocupado.
-Tiene sentido, entonces ¿hay alguna propuesta de lo que quieren o algo así?- preguntaría Zelas quien ahora se sacaba un moco.
-Creo que han mandado un pergamino con lo que quieren a un tal Sango- respondería rascándose la cabeza.
-Muy bien, iré a ver como va eso- diría tirando el moco al suelo.
-Espera, ¿Nos ayudaras?- preguntaría el niño un poco sorprendido.
-Claro que si, hemos luchado juntos, me asegurare de ver esto hasta el final... Por cierto, confíen en las sirvientas, son buena gente.- señalaría el no-elfo mientras comenzaba a caminar hacia la zona de los adultos.
-Gracias maestro, buena suerte!- el niño agitaría su mano entusiasmado al saber que contaban con sus maestros.
-Avísale a Fidelma lo que te acabo de contar... Y dile que si las cosas se tornan a lo peor necesitaran mas que espadas de practica, pero tratare de que no llegue a eso- diría antes de marcharse de vuelta al lado de los adultos, y una vez que estuvo allá, estuvo gritando por Sango gran parte del tiempo.
OFF:
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Meleis a quien mando a ver que su hermana este bien,
Eve y Ryra que estan reuniendo a los niños dispersos,
Los guardias a cargo de Eleandris,
Sirvientas de Azaril, Yakovina y Maia para ser exactos,
El niño mocos que me pone al dia de toda la movida y finalmente vuelvo al lado de los adultos para ver a Sango y tratar de solucionar esto por las buenas..... Ojala no se pueda(?)
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Al salir del barracón el niño de cabellos castaños se me acercó. Su actuar desentonaba del resto de infantes, pero era difícil estar seguro al tratarse de adultos convertidos en niños. Miré escéptico al joven que se aproximaba decido y con un histrionismo ya conocido se presentó.
Co-Cohen - mencioné titubeando dubitativo. Mi corazonada era cierta, pero era difícil explicar cómo era posible. Los meses anteriores había contemplado la posibilidad de que el vampiro alquimista había sido asesinado en las minas.
Un frío intenso recorrió mi cuerpo y erizó los vellos de mis brazos. ¿Cómo era posible?, tenía “esperanzas” de que hubiese sobrevivido, pero sabía que las probabilidades jugaban en contra. ¿Por qué ahora era un niño?
Eh… ¿Cómo es qué?... La pesadilla embotellada me dio indicios de que podrías ser tú, pero era solo una conjetura rebuscada. - Dije respondiendo a las interrogantes del alquimista.
Las preguntas se desbordaban en mi cabeza, pero la voz inoportuna de una mujer me sacó de la conversación y me ubicó nuevamente en el campamento, en mi misión de investigación y en el ataque de los bandidos.
La mujer tenía un aire familiar, pero no perdería el tiempo en rebuscar en mi memoria su rostro. Solo pensaba en que sería del viejo científico que con el ataque al campamento era un objetivo fácil.
No tengo tiempo para esto… - dije mirando a la amenaza vampírica que se fijaba en nosotros. Quería dejar a aquella mujer a su suerte y buscar a Zilean, pero me cuestionaba si Cohen podría valerse en esa forma de niño. Además, que la curiosidad de cómo había salido del norte y ahora estaba convertido en infante me ganaba.
De mis manos empezó a arremolinarse un pequeño torbellino de sangre que salía de los poros de mis palmas (1). Dejé que mis manos quedaran cubiertas de rojo, a fin de llamar la atención de la amenaza que se veía motivada por la sangre. Un vampiro de verdad cuestionaría alimentarse de líquido maldito, pero debía aprovechar su excitación para que se fijara en mí y no la mujer de pelo rubio platinado.
Debo mantenerlo alejado - señalé mientras la espada de estoque se solidificaba y apuntaba su punta hacia el hombre. Con mi mano libre rebusqué entre los bolsillos internos de mi capa, manchando de sangre mis prendas negras. No perdía de vista al sujeto que estaba dispuesto a atacar sin pensar. - Alguien que tome esto y se la clave cuando tenga oportunidad, aprendí cómo mejorar tus elixires Cohen… - dije sacando una jeringa (2) preparada con Pesadilla Embotellada (3). Mis experimentos habían demostrado que podría ser más rápido el efecto directamente al torrente sanguíneo que en forma de gas al ser respirado por alguien. Además, que podría rendir más el veneno usado de esa forma.
En el momento no cuestioné en hacer mención del alquimista, no sabia si aquella mujer conocería aquel nombre, pero ante la situación no me detuve en esos detalles.
_______________________
Off
(1) Nivel 0: Pacto carmesí [Mágica] – Activa (2 usos) Duración= 2 turnos
Debido a la sangromancia de Zagreus, el vampiro puede extraer cantidades de sangre por los poros de su piel sin perjudicarse y a partir de ella crear armas de sangre a una mano.
Zagreus solo puede crear una arma por activación. Igualmente, puede emplear un uso de la habilidad para cambiar el tipo de arma de sangre creada al instante.
(2) Inyección [Elixir, Limitado, 2 usos] [Artilugio, Limitado, 2 Usos] Tubo metálico que contiene un recipiente de vidrio y dos agujas. Optimiza el uso de una poción o veneno, al inyectarlo directamente al torrente sanguíneo. Permite consumir una carga de cualquier pócima o veneno para llenarla. Luego de eso, gastar una carga de este objeto equivale a usar el efecto de la mezcla usada (es decir, permite 2 usos de tal poción o veneno). No funciona con mezclas de calidad Épica o Legendaria. Estás pálido, ¿miedo a las agujas?.
(3) Pesadilla Embotellada [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Me dispongo a enfrentar al vampiro lunático. Meraxes o Cohen pueden tomar mi jeringa para ayudar o pueden hacer sus propias acciones, no tengo inconveniente en quedarme con mi objeto en mi mano izquierda. Igualmente, pueden “moverme” como les convenga en cuanto a la lucha con mi rapier de sangre contra el sujeto desquiciado, tengan en consideración que mis recursos de combate con armas son básicos.
Co-Cohen - mencioné titubeando dubitativo. Mi corazonada era cierta, pero era difícil explicar cómo era posible. Los meses anteriores había contemplado la posibilidad de que el vampiro alquimista había sido asesinado en las minas.
Un frío intenso recorrió mi cuerpo y erizó los vellos de mis brazos. ¿Cómo era posible?, tenía “esperanzas” de que hubiese sobrevivido, pero sabía que las probabilidades jugaban en contra. ¿Por qué ahora era un niño?
Eh… ¿Cómo es qué?... La pesadilla embotellada me dio indicios de que podrías ser tú, pero era solo una conjetura rebuscada. - Dije respondiendo a las interrogantes del alquimista.
Las preguntas se desbordaban en mi cabeza, pero la voz inoportuna de una mujer me sacó de la conversación y me ubicó nuevamente en el campamento, en mi misión de investigación y en el ataque de los bandidos.
La mujer tenía un aire familiar, pero no perdería el tiempo en rebuscar en mi memoria su rostro. Solo pensaba en que sería del viejo científico que con el ataque al campamento era un objetivo fácil.
No tengo tiempo para esto… - dije mirando a la amenaza vampírica que se fijaba en nosotros. Quería dejar a aquella mujer a su suerte y buscar a Zilean, pero me cuestionaba si Cohen podría valerse en esa forma de niño. Además, que la curiosidad de cómo había salido del norte y ahora estaba convertido en infante me ganaba.
De mis manos empezó a arremolinarse un pequeño torbellino de sangre que salía de los poros de mis palmas (1). Dejé que mis manos quedaran cubiertas de rojo, a fin de llamar la atención de la amenaza que se veía motivada por la sangre. Un vampiro de verdad cuestionaría alimentarse de líquido maldito, pero debía aprovechar su excitación para que se fijara en mí y no la mujer de pelo rubio platinado.
- Rapier de sangre:
Debo mantenerlo alejado - señalé mientras la espada de estoque se solidificaba y apuntaba su punta hacia el hombre. Con mi mano libre rebusqué entre los bolsillos internos de mi capa, manchando de sangre mis prendas negras. No perdía de vista al sujeto que estaba dispuesto a atacar sin pensar. - Alguien que tome esto y se la clave cuando tenga oportunidad, aprendí cómo mejorar tus elixires Cohen… - dije sacando una jeringa (2) preparada con Pesadilla Embotellada (3). Mis experimentos habían demostrado que podría ser más rápido el efecto directamente al torrente sanguíneo que en forma de gas al ser respirado por alguien. Además, que podría rendir más el veneno usado de esa forma.
En el momento no cuestioné en hacer mención del alquimista, no sabia si aquella mujer conocería aquel nombre, pero ante la situación no me detuve en esos detalles.
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(1) Nivel 0: Pacto carmesí [Mágica] – Activa (2 usos) Duración= 2 turnos
Debido a la sangromancia de Zagreus, el vampiro puede extraer cantidades de sangre por los poros de su piel sin perjudicarse y a partir de ella crear armas de sangre a una mano.
Zagreus solo puede crear una arma por activación. Igualmente, puede emplear un uso de la habilidad para cambiar el tipo de arma de sangre creada al instante.
(2) Inyección [Elixir, Limitado, 2 usos] [Artilugio, Limitado, 2 Usos] Tubo metálico que contiene un recipiente de vidrio y dos agujas. Optimiza el uso de una poción o veneno, al inyectarlo directamente al torrente sanguíneo. Permite consumir una carga de cualquier pócima o veneno para llenarla. Luego de eso, gastar una carga de este objeto equivale a usar el efecto de la mezcla usada (es decir, permite 2 usos de tal poción o veneno). No funciona con mezclas de calidad Épica o Legendaria. Estás pálido, ¿miedo a las agujas?.
(3) Pesadilla Embotellada [Veneno, Limitado, 1 Uso] Líquido grisáceo oscuro que parece gas atrapado. Al contacto con el aire se levanta una nube negra, que al ser aspirada causará alucinaciones de los temores más profundos de la persona por un turno.
Me dispongo a enfrentar al vampiro lunático. Meraxes o Cohen pueden tomar mi jeringa para ayudar o pueden hacer sus propias acciones, no tengo inconveniente en quedarme con mi objeto en mi mano izquierda. Igualmente, pueden “moverme” como les convenga en cuanto a la lucha con mi rapier de sangre contra el sujeto desquiciado, tengan en consideración que mis recursos de combate con armas son básicos.
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Mientras el caos se apoderaba del campamento, Golosina se vio rodeada de críos asustados. Mientras que algunos parecían actuar cómo los hombres y mujeres guerreros que fueron en su día, otros parecían simplemente lo que eran: unos niños engendros asustados.
Golosina los apartó a un lado mientras que el campamento parecía vivir un terrible ataque. Debía custodiar aquellos pequeños cuerpos infantiles indefensos de apenas metro treinta.
―Tranquilos, mis pequeños colibríes. No dejaré que ninguno de estos salvajes y sanguinarios hombres sin piedad que han venido a mataros, descuartizaros y acabar con vuestras vidas de engendros os hagan absolutamente nada. ¡Para qué estoy yo aquí si no…!
Fue entonces cuándo la biocibernética, con la cabeza inclinada ligeramente a la izquierda, se topó con una mujer-niña que, en pocas palabras, le encargó la custodia de esos críos.
―Sin duda, eres la niñera confiable que necesitamos. ― fueron, sin duda, las palabras que enorgullecieron a la biocibernética.
Por eso, decidió encerrarse con ellos en el interior de una de las pequeñas cabañitas adorables que había en el campamento y tras pasar al interior, atascó la puerta por completo.
―Hay que mantener las vías de entradas cerradas para impedir que esos malditos asesinos os rajen vuestros cuellecitos… así que debemos bloquear puertas y ventanas. ¡Vamos pequeños engendros, a trabajar!
―¡Tengo miedo, mujer rara!
―No debes temer. La muerte nos llega a todos, ¿verdad?
Mientras que los niños comenzaban a arrastrar una de las camas para bloquear la puerta principal de acceso, Golosina arrastró un alto armario para bloquear la ventana más grande de la cabaña, dejando en el interior un ambiente tenue.
―Ahora, para calmar los ánimos por los terribles sucesos que acontecen en el exterior, vamos a aprender todos una cancioncilla infantil hermosa y preciosa.
Mientras que los niños comenzaban a rodear a la biocibernética, las palabras acudieron a su mente y sonrió, feliz…
―Muy bien. Vosotros diréis “niños, niños…” y vosotros responderéis “futuro, futuro”
Sin duda, aquella cancioncilla enrevesada conseguiría entretener las mentes de aquellos engendros mientras en el exterior, el caos parecía continuar.
―Muy bien, comiencen a cantar su parte cuándo les señale...
Golosina se mostró entusiasmada ante el bello ritmo de aquel cántico infantil. Sin duda, el futuro iba a llegar.
Golosina los apartó a un lado mientras que el campamento parecía vivir un terrible ataque. Debía custodiar aquellos pequeños cuerpos infantiles indefensos de apenas metro treinta.
―Tranquilos, mis pequeños colibríes. No dejaré que ninguno de estos salvajes y sanguinarios hombres sin piedad que han venido a mataros, descuartizaros y acabar con vuestras vidas de engendros os hagan absolutamente nada. ¡Para qué estoy yo aquí si no…!
Fue entonces cuándo la biocibernética, con la cabeza inclinada ligeramente a la izquierda, se topó con una mujer-niña que, en pocas palabras, le encargó la custodia de esos críos.
―Sin duda, eres la niñera confiable que necesitamos. ― fueron, sin duda, las palabras que enorgullecieron a la biocibernética.
Por eso, decidió encerrarse con ellos en el interior de una de las pequeñas cabañitas adorables que había en el campamento y tras pasar al interior, atascó la puerta por completo.
―Hay que mantener las vías de entradas cerradas para impedir que esos malditos asesinos os rajen vuestros cuellecitos… así que debemos bloquear puertas y ventanas. ¡Vamos pequeños engendros, a trabajar!
―¡Tengo miedo, mujer rara!
―No debes temer. La muerte nos llega a todos, ¿verdad?
Mientras que los niños comenzaban a arrastrar una de las camas para bloquear la puerta principal de acceso, Golosina arrastró un alto armario para bloquear la ventana más grande de la cabaña, dejando en el interior un ambiente tenue.
―Ahora, para calmar los ánimos por los terribles sucesos que acontecen en el exterior, vamos a aprender todos una cancioncilla infantil hermosa y preciosa.
Mientras que los niños comenzaban a rodear a la biocibernética, las palabras acudieron a su mente y sonrió, feliz…
―Muy bien. Vosotros diréis “niños, niños…” y vosotros responderéis “futuro, futuro”
Sin duda, aquella cancioncilla enrevesada conseguiría entretener las mentes de aquellos engendros mientras en el exterior, el caos parecía continuar.
―Muy bien, comiencen a cantar su parte cuándo les señale...
Golosina se mostró entusiasmada ante el bello ritmo de aquel cántico infantil. Sin duda, el futuro iba a llegar.
- Spoiler:
Golosina
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Sango estaba sentado con la mirada perdida en la mesa que tenía frente a él.
- ¿Puedes volver a leer la carta?- preguntó Sango sin apartar la mirada del infinito-.
Debacle, de manera disciplinada, volvió a leer el contenido de la misiva. Modulaba la voz para que nadie de los allí presentes se perdiera un detalle del contenido de la carta. Parecía haberlo hecho cientos de veces. Pero no era el mensajero lo realmente importante. El contenido de la carta resultó ser revelador. Un grupo de niños, al mando de la autoproclamada Capitana Fidelma Carpe, había conseguido hacerse con una sección del campamento. No será la mía, desde luego. Además, les aconsejaba marcharse y cederles la posición de privilegio del campamento de Zelirica.
Para sorpresa de los presentes, Sango se levantó. Dejó que la ropa y la armadura cayera antes de ponerse a hacer los ajustes necesarios para estar cómodo. Se alejó del grupo al que había cogido aprecio desde su marcha a luchar contra los licántropos en la frontera norte de Verisar. Allí coincidieron con Ryra y pese a que no tuvieron mucho contacto la apreciaban por la inestimable ayuda en la batalla de Aguasclaras.
- ¿A alguien le suena el nombre de esta Capitana?- preguntó distraído-.
- Sí, estuvo en Edén y...- todos se giraron hacia ella que se quedó paralizada hasta que comprendió lo que acababa de decir-. Claro que estaba en Edén- murmuró mientras su cara se sonrojaba-. Una veterana.
- Para ser niños, comentan, lucharon con gran coraje y valor- comentó Livar que tras unos instantes de duda, prosiguió-. No hubo mucha gente ayudando a la entrada del campamento. Algunos, incluso...-
Livar se detuvo al ver que Sango se había girado hacia él y le miraba con una ceja enarcada pero con expresión seria, casi desafiando a su compañero y, a esas alturas, amigo. Livar miró al suelo, sin embargo alzó la mirada y se encontró con la sonrisa de Ben. Claro que vas a decir lo que te pasa por la cabeza, Livar, es lo que más aprecio de ti. El soldado expulsó el aire.
- Se dice que fue culpa nuestra. Que no acudimos al frente a ayudarles. Otros echan la culpa al regimiento de elfos. Bueno, Sango, qué sé yo- se rascó la barba-. No es que hayamos visto sudar a los elfos, ¿no?-
Ben sabía que estaba dolido por el estado de Levantacuernos. Su relación ya no era un secreto para nadie, pero no podía dejar que el odio calara en el discurso de su amigo. No en aquel momento al menos.
- Gracias Livar. Podría haber sido mucho peor- hizo una pausa-. La Capitana Fidelma quiere recuperar el control del asentamiento de Zelirica. Peleará por él de hecho- sonrió a los presentes-. Una mujer con valor. sin duda, el bueno de Zelas sabe sacar lo mejor de uno mismo- sus compañeros le miraron. Sabían de su relación con Zelas por alguna historia que les había contado-. Sin embargo, no os diré que actuamos mal. Tampoco lo hicimos bien. Elegí dónde debíamos ir y me seguisteis. Eso es todo. ¿Por qué al centro del campamento?- extendió los brazos hacia los lado, a un palmo de distancia del cuerpo-. Es donde vi y oí los primeros signos de lucha- pese a estar convencido de haberlo hecho lo mejor que pudo bajó los brazos y la cabeza-.
Ben sabía que habían hecho un buen trabajo esa noche. Quizá podría haber dispersado a sus compañeros pero decidió atraer al grueso de los rivales hacia sí mismo y masacrarlos con una trampa enmascarada en un muro de escudos. Lars, había muerto, Levantacuernos estaba gravemente herida y otros de su reducido grupo de compañeros presentaban contusiones y heridas, pero saldrían adelante.
Había actuado como había considerado mejor no para sí mismo, sino para las personas que vivían en el campamento. Esa había su intención desde el principio y así seguiría siendo. Los niños habían escogido aquel emplazamiento guiados por oídas, vivencias y recuerdos. No sería él quien se interpusiera en el camino del destino de aquella nueva vieja generación: juventud mezclado con la experiencia de años de batallas, años de haber sobrevivido.
- Iré a hablar en persona con la Capitana Fidelma en persona. Karolyn, Debacle, por favor, busca a Zelas y a todos aquellos que participaron en el entrenamiento de los jóvenes Guardias de Verisar. Quiero hablar personalmente con la Capitana para comunicarle mis intenciones. La Capitana y los suyos se lo han ganado- Debacle asintió y salió diligente a cumplir su tarea-.
- ¿Y después?- preguntó Livar-.
- No estáis obligados a seguirme, nunca lo habéis estado- respondió Sango tranquilamente-. De momento, si quieres hacer algo, echa un vistazo a los heridos, Livar, visítala si quieres- le guiñó un ojo-.
- ¿Y con los elfos? ¿Qué hacemos con ellos?-
- ¿Qué quieres hacer?- preguntó Sango antes de ponerle una mano en el hombro-. Si quieres hacer algo, ve y descubre si esos rumores son ciertos- le palmeó la espalda y Sango marchó hacia el encuentro con la Capitana Fidelma-.
Sango caminó solo.
Sango le encarga a Livar que ponga la oreja a ver si descubre algo sobre los rumores de la ayuda interna recibida por los asaltantes.
- ¿Puedes volver a leer la carta?- preguntó Sango sin apartar la mirada del infinito-.
Debacle, de manera disciplinada, volvió a leer el contenido de la misiva. Modulaba la voz para que nadie de los allí presentes se perdiera un detalle del contenido de la carta. Parecía haberlo hecho cientos de veces. Pero no era el mensajero lo realmente importante. El contenido de la carta resultó ser revelador. Un grupo de niños, al mando de la autoproclamada Capitana Fidelma Carpe, había conseguido hacerse con una sección del campamento. No será la mía, desde luego. Además, les aconsejaba marcharse y cederles la posición de privilegio del campamento de Zelirica.
Para sorpresa de los presentes, Sango se levantó. Dejó que la ropa y la armadura cayera antes de ponerse a hacer los ajustes necesarios para estar cómodo. Se alejó del grupo al que había cogido aprecio desde su marcha a luchar contra los licántropos en la frontera norte de Verisar. Allí coincidieron con Ryra y pese a que no tuvieron mucho contacto la apreciaban por la inestimable ayuda en la batalla de Aguasclaras.
- ¿A alguien le suena el nombre de esta Capitana?- preguntó distraído-.
- Sí, estuvo en Edén y...- todos se giraron hacia ella que se quedó paralizada hasta que comprendió lo que acababa de decir-. Claro que estaba en Edén- murmuró mientras su cara se sonrojaba-. Una veterana.
- Para ser niños, comentan, lucharon con gran coraje y valor- comentó Livar que tras unos instantes de duda, prosiguió-. No hubo mucha gente ayudando a la entrada del campamento. Algunos, incluso...-
Livar se detuvo al ver que Sango se había girado hacia él y le miraba con una ceja enarcada pero con expresión seria, casi desafiando a su compañero y, a esas alturas, amigo. Livar miró al suelo, sin embargo alzó la mirada y se encontró con la sonrisa de Ben. Claro que vas a decir lo que te pasa por la cabeza, Livar, es lo que más aprecio de ti. El soldado expulsó el aire.
- Se dice que fue culpa nuestra. Que no acudimos al frente a ayudarles. Otros echan la culpa al regimiento de elfos. Bueno, Sango, qué sé yo- se rascó la barba-. No es que hayamos visto sudar a los elfos, ¿no?-
Ben sabía que estaba dolido por el estado de Levantacuernos. Su relación ya no era un secreto para nadie, pero no podía dejar que el odio calara en el discurso de su amigo. No en aquel momento al menos.
- Gracias Livar. Podría haber sido mucho peor- hizo una pausa-. La Capitana Fidelma quiere recuperar el control del asentamiento de Zelirica. Peleará por él de hecho- sonrió a los presentes-. Una mujer con valor. sin duda, el bueno de Zelas sabe sacar lo mejor de uno mismo- sus compañeros le miraron. Sabían de su relación con Zelas por alguna historia que les había contado-. Sin embargo, no os diré que actuamos mal. Tampoco lo hicimos bien. Elegí dónde debíamos ir y me seguisteis. Eso es todo. ¿Por qué al centro del campamento?- extendió los brazos hacia los lado, a un palmo de distancia del cuerpo-. Es donde vi y oí los primeros signos de lucha- pese a estar convencido de haberlo hecho lo mejor que pudo bajó los brazos y la cabeza-.
Ben sabía que habían hecho un buen trabajo esa noche. Quizá podría haber dispersado a sus compañeros pero decidió atraer al grueso de los rivales hacia sí mismo y masacrarlos con una trampa enmascarada en un muro de escudos. Lars, había muerto, Levantacuernos estaba gravemente herida y otros de su reducido grupo de compañeros presentaban contusiones y heridas, pero saldrían adelante.
Había actuado como había considerado mejor no para sí mismo, sino para las personas que vivían en el campamento. Esa había su intención desde el principio y así seguiría siendo. Los niños habían escogido aquel emplazamiento guiados por oídas, vivencias y recuerdos. No sería él quien se interpusiera en el camino del destino de aquella nueva vieja generación: juventud mezclado con la experiencia de años de batallas, años de haber sobrevivido.
- Iré a hablar en persona con la Capitana Fidelma en persona. Karolyn, Debacle, por favor, busca a Zelas y a todos aquellos que participaron en el entrenamiento de los jóvenes Guardias de Verisar. Quiero hablar personalmente con la Capitana para comunicarle mis intenciones. La Capitana y los suyos se lo han ganado- Debacle asintió y salió diligente a cumplir su tarea-.
- ¿Y después?- preguntó Livar-.
- No estáis obligados a seguirme, nunca lo habéis estado- respondió Sango tranquilamente-. De momento, si quieres hacer algo, echa un vistazo a los heridos, Livar, visítala si quieres- le guiñó un ojo-.
- ¿Y con los elfos? ¿Qué hacemos con ellos?-
- ¿Qué quieres hacer?- preguntó Sango antes de ponerle una mano en el hombro-. Si quieres hacer algo, ve y descubre si esos rumores son ciertos- le palmeó la espalda y Sango marchó hacia el encuentro con la Capitana Fidelma-.
Sango caminó solo.
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Sango le pide a Debacle que vaya a buscar a Zelas, Eve, Ryra y Meleis para transmitirles la voluntad de Sango de querer hablar personalmente con la Capitana Fidelma.Sango le encarga a Livar que ponga la oreja a ver si descubre algo sobre los rumores de la ayuda interna recibida por los asaltantes.
Sango
Héroe de Aerandir
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Prefería no pensar en que me había pasado la batalla atrapado en el foso porque alguno de esos asesinos me había quitado las escaleras. Ante la falta de ayuda, al final había acabado consiguiendo con salir, aunque de una forma poco elegante. Resumiendo, había incluido lanzamiento de nutria y que esta me colgara una tabla que poder trepar para escapar, ambos pasos habían requerido más intentos de los que me gustaba admitir.
En cualquier caso, nada de eso importaba ya, solamente continuar el trabajo. O al menos esa era mi intención, porque mientras seguía dando forma a los troncos que constituirían la muralla que aún nos quedaba por terminar vino un tipo y se me quedó mirando inquieto, hasta que finalmente solté mis herramientas y le pregunté.
- ¿Y bien? ¿Qué quieres?
- ¿Te has enterado de lo sucedido?
- ¿Sobre los asesinos que se colaron para matar niños? Si, pero ese asunto ya se solucionó, ¿no?
- Si, pero lo sucedido después. Se rumorea que los niños quieren libertad para servir al rey sin supervisión.
- Ah. Pues que interesante. ¿Y qué me quieres decir con eso?
- Una de las condiciones era retirar las trampas y tu estás trabajando en la construcción de esas defensas. ¿Vas a seguir las instrucciones que te dieron los guardias o escuchar a los niños?
- Una mierda voy a retirar yo las trampas. No hemos estado trabajando aquí para nada.- Exclamé exaltado, aunque tras suspirar y pensar un poco en la situación se me pasó el enfado y pensé un poco mejor la respuesta.- No voy a desmontar nada, pero tampoco voy a volver a activarlas. Si quieren desactivarlas que lo hagan ellos, parece que les gustaba el entrenamiento demencial de Zelas, esto puede ser parecido. Por lo demás, dejadme en paz, nos os veo sobrados de carpinteros y aún queda mucho muro que construir, que vaya a acabar esto como sea, harán falta esos muros.
E ignorándole totalmente me volví hacia mis troncos y seguí puliendo su forma, en lo que Teufel me interceptó de nuevo.
- ¿Entonces vamos a seguir igual que hasta ahora?
- Exactamente. Y ve trayéndome troncos, que viendo el asunto esto puede acabar explotando y no me gustaría trabajar en zona de batalla.
- Una lástima. Eso estaría más emocionante que poner troncos.- Se disponía a irse, pero antes de eso se giró para una última pregunta.- Por cierto, ¿el tipo este de parte de quién venía?
- Ahora que lo dices, eso es una buena pregunta. Pero bueno, da igual, ya se acabará corriendo la voz y se enterarán todos.
En cualquier caso, nada de eso importaba ya, solamente continuar el trabajo. O al menos esa era mi intención, porque mientras seguía dando forma a los troncos que constituirían la muralla que aún nos quedaba por terminar vino un tipo y se me quedó mirando inquieto, hasta que finalmente solté mis herramientas y le pregunté.
- ¿Y bien? ¿Qué quieres?
- ¿Te has enterado de lo sucedido?
- ¿Sobre los asesinos que se colaron para matar niños? Si, pero ese asunto ya se solucionó, ¿no?
- Si, pero lo sucedido después. Se rumorea que los niños quieren libertad para servir al rey sin supervisión.
- Ah. Pues que interesante. ¿Y qué me quieres decir con eso?
- Una de las condiciones era retirar las trampas y tu estás trabajando en la construcción de esas defensas. ¿Vas a seguir las instrucciones que te dieron los guardias o escuchar a los niños?
- Una mierda voy a retirar yo las trampas. No hemos estado trabajando aquí para nada.- Exclamé exaltado, aunque tras suspirar y pensar un poco en la situación se me pasó el enfado y pensé un poco mejor la respuesta.- No voy a desmontar nada, pero tampoco voy a volver a activarlas. Si quieren desactivarlas que lo hagan ellos, parece que les gustaba el entrenamiento demencial de Zelas, esto puede ser parecido. Por lo demás, dejadme en paz, nos os veo sobrados de carpinteros y aún queda mucho muro que construir, que vaya a acabar esto como sea, harán falta esos muros.
E ignorándole totalmente me volví hacia mis troncos y seguí puliendo su forma, en lo que Teufel me interceptó de nuevo.
- ¿Entonces vamos a seguir igual que hasta ahora?
- Exactamente. Y ve trayéndome troncos, que viendo el asunto esto puede acabar explotando y no me gustaría trabajar en zona de batalla.
- Una lástima. Eso estaría más emocionante que poner troncos.- Se disponía a irse, pero antes de eso se giró para una última pregunta.- Por cierto, ¿el tipo este de parte de quién venía?
- Ahora que lo dices, eso es una buena pregunta. Pero bueno, da igual, ya se acabará corriendo la voz y se enterarán todos.
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Corlys intenta pasar de todos y sigue preparando las murallas, no va a desactivar las trampas, pero no hará nada por defender su integridad ni las reparará
Corlys Glokta
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
-SSAANNGGGOOOOOOO!- gritaba el no-elfo mientras caminaba por el campamento, atrayendo muchas miradas en el proceso, por lo mismo no tardo mucho para que alguien fuera a hablarle por su excéntrica forma de buscar a quien decían estaba a cargo del campamento.
-Disculpe... Señor- diría una joven algo tímida.
-Disculpada... SSSAAANNNGGGOOOO- volvería a gritar el rubio.
-Ehm... Sango me ha pedido que le pase un mensaje- diría la joven.
-Oh, de acuerdo, que sea rápido que los code de colores son muy similares y confundiremos a la audiencia- respondería el no-elfo al notar la previsualización del mensaje(?).
-¿Qué?.. Bueno Sango solicita una reunión con la capitana Fidelma y con todos quienes ayudaron en la batalla- comunicaría finalmente.
-Oh, muy bien, yo también tengo un par de cosas que hablar con Sango, dile que no lleve a los elfos, no confió en ellos, ahora me voy antes de que esta conversación se vuelva mas confusa- señalaría Zelas volviendo de vuelta al campamento de los no-niños.
Zelas entonces volvió al campamento de los no-niños y se encontró de vuelta con el niño mocos, al parecer ya la mayoría de los no-niños habían sido atendidos por Maia, Eve y Ryra, ante lo cual Zelas les informo a todos sobre la situación, el niño mocos estaba pensativo sobre lo que podría llegar a ocurrir y se encargo de vocalizarlo.
-No lo se, digo, es un héroe y tal, pero no lo se, ¿Qué pasa si es una trampa?- preguntaría el niño mocos mirando a Zelas
-Vamos que Sango no es ese tipo de persona, por algo es el héroe de Aerandir- respondería el no-elfo al no-niño.
-¿Les gustaría que haya un intermediario parcial que modere las interacciones?- preguntaría Maia con un brillo particular en sus ojos.
-No lo se, Fidelma es quien toma las decisiones, además, no me fio del todo de ustedes las sirvientas- diría el no-niño mocos mirando de forma sospechosa a la maid.
-No te preocupes por ella, comunícale todo a Fidelma, dile que estaré de parte de ustedes vigilando que no pase nada- comentaría el rubio al momento que sacaba su pequeño orbe y acercaba su mano libre para sacar una de sus espadas favoritas.
El orbe se ilumino y una empuñadura que tenia un gatillo se materializo(1) y Zelas saco la espada del orbe para dejarla enfundada en su arnés, el no-niño mocos se sorprendió de nuevo al ver otra espada diferente, al final pensaba que en efecto el rubio no les había mentido cuando les menciono que tenia todas sus espadas en una cosa tan pequeña.
OFF:
Interactuó con el npc de Sango, le transmito el mensaje al no-niño mocos para que se lo pase a Fidelma y Maia se ofrece para mediar con quien sabe que intenciones(?)
1_ Vaina infinita: de la cual saco la Banana Breaker, esa espada chida que ralentiza el tiempo
-Disculpe... Señor- diría una joven algo tímida.
-Disculpada... SSSAAANNNGGGOOOO- volvería a gritar el rubio.
-Ehm... Sango me ha pedido que le pase un mensaje- diría la joven.
-Oh, de acuerdo, que sea rápido que los code de colores son muy similares y confundiremos a la audiencia- respondería el no-elfo al notar la previsualización del mensaje(?).
-¿Qué?.. Bueno Sango solicita una reunión con la capitana Fidelma y con todos quienes ayudaron en la batalla- comunicaría finalmente.
-Oh, muy bien, yo también tengo un par de cosas que hablar con Sango, dile que no lleve a los elfos, no confió en ellos, ahora me voy antes de que esta conversación se vuelva mas confusa- señalaría Zelas volviendo de vuelta al campamento de los no-niños.
Zelas entonces volvió al campamento de los no-niños y se encontró de vuelta con el niño mocos, al parecer ya la mayoría de los no-niños habían sido atendidos por Maia, Eve y Ryra, ante lo cual Zelas les informo a todos sobre la situación, el niño mocos estaba pensativo sobre lo que podría llegar a ocurrir y se encargo de vocalizarlo.
-No lo se, digo, es un héroe y tal, pero no lo se, ¿Qué pasa si es una trampa?- preguntaría el niño mocos mirando a Zelas
-Vamos que Sango no es ese tipo de persona, por algo es el héroe de Aerandir- respondería el no-elfo al no-niño.
-¿Les gustaría que haya un intermediario parcial que modere las interacciones?- preguntaría Maia con un brillo particular en sus ojos.
-No lo se, Fidelma es quien toma las decisiones, además, no me fio del todo de ustedes las sirvientas- diría el no-niño mocos mirando de forma sospechosa a la maid.
-No te preocupes por ella, comunícale todo a Fidelma, dile que estaré de parte de ustedes vigilando que no pase nada- comentaría el rubio al momento que sacaba su pequeño orbe y acercaba su mano libre para sacar una de sus espadas favoritas.
El orbe se ilumino y una empuñadura que tenia un gatillo se materializo(1) y Zelas saco la espada del orbe para dejarla enfundada en su arnés, el no-niño mocos se sorprendió de nuevo al ver otra espada diferente, al final pensaba que en efecto el rubio no les había mentido cuando les menciono que tenia todas sus espadas en una cosa tan pequeña.
OFF:
Interactuó con el npc de Sango, le transmito el mensaje al no-niño mocos para que se lo pase a Fidelma y Maia se ofrece para mediar con quien sabe que intenciones(?)
1_ Vaina infinita: de la cual saco la Banana Breaker, esa espada chida que ralentiza el tiempo
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
anotación
Fidelma querrá estar presente personalmente en cualquier reunión en que vaya a determinarse su futuro. No lo especifiqué más arriba, pero tienen permiso para manejarla.
Por cierto, Zelas, no está en tu derecho especificar a quién lleva o no Sango a las negociaciones.
Fehu
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
aclaración sobre bajas, heridos y prisioneros
ATACANTES: Frente uno: Es el frente que ha dado menos prisioneros, solo aquellos que quedaron demasiado incapacitados para huir con el resto de mercenarios cuando se dieron cuenta de que la resistencia estaba mejor organizada de lo que esperaban. También sufrieron un menor número de bajas, dado que los niños soldado solo contaban con sus armas de entrenamiento y aquellas que lograran robar a los enemigos caídos.
ATACANTES: Frente dos: La mayoría de los prisioneros salen de las trampas que preparó el grupo de Meraxes, Señora de los Planos, ya que Sango dio a sus hombres la orden de matar.
Dejo caer por aquí, por si no quedó claro más arriba, que la forma en que se lidie con estos prisioneros tendrá influencia en la actitud de Fidelma para con la organización del campamento.
NIÑOS SOLDADO: Éstos han sufrido más bajas y heridas en el frente uno que en el dos, dado que Sango atrajo hacia sí a la mayoría de los atacantes del segundo frente. Esto sin contar, por supuesto, el barracón incendiado por las trampas de Tarek, donde se produjeron las bajas, quizá, más dramáticas, y los tres niños muertos como consecuencia de las acciones de Cohen.
Todas estas muertes influyen también en la actitud de Fidelma, aunque desconozca la causa concreta de muchas de ellas. En cualquier caso, para ella la responsabilidad de estas muertes pesa tanto sobre los atacantes como sobre la organización del campamento.
Fehu
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Meleis
Las cosas de su lado se habían "calmado" un poco por lo que ante las palabras de Zelas no lo pensó dos veces antes de volar a una altura prudencial y buscar a su hermana hacia donde creía que podía estar. Prácticamente estaba del otro lado del campamento por lo que comenzó a rugir, sonido que ella podría reconocer fácilmente, para llamar su atención.
Meraxes
Las cosas se complicaban, estaba en aprietos, y aunque dispuesta a hacerle frente a los dos sujetos que me perseguían, no sabía si saldría ilesa de aquello, pues desconocía si el sujeto de aquella vez me apoyaría o se marcharía, después de todo parecían hablar de algo de una botella de pesadillas con la pequeña pulga, no le di importancia, había problemas.
- Pequeño, quédate detrás y busca un lugar seguro. - Dije de espaldas a ellos de modo que al menos aquel pequeño pudiera salir de allí.
Apenas y había terminado de decir esto cuando las cosas dieron un giro inesperado. Un tercer atacante se unía, pero la cosa no paró allí, se había encargado de desangrar a los otros dos de una manera perturbadora y que me erizaba la piel.
Di varios pasos hacia atrás, trataba de maquinar que hacer, podía tomar al pequeño entre mis brazos y salir corriendo. O distraerlo de modo que persiguiera, este último pensamiento fue atribuido al hecho que pronto su intensa, desorbitada, y aterradora mirada se fijaba en mí.
Todo pasó muy rápido. Aquel sujeto del jarabe estaba dispuesto a luchar, de dónde había sacado una espada y cómo, no tenía la menor idea, pero atenta a su grave voz que mencionaban un nombre familiar, y algo de tomarle la jeringa. Lo segundo fue el rugido desde arriba aunque algo alejado, me tomó un segundo reconocerlo. - ¿Podrá ser? - Pensé.
- Lánzame esa cosa. Tengo una idea. - Dije al albino que veía verde por obvias razones de los lentes. Con media sonrisa, flexione ligeramente las piernas a fin de prepararme para correr. - Niño, sal de aquí y busca ayuda. Nosotros nos encargaremos. - Agregué mirando al pequeño verde en lo que señalaba la dirección en dónde posiblemente podría encontrar aliados. (Frente 2)
- ¡Meleis! ¡Por aquí! - Grité tan alto como era capaz. Eso seguro también llamaría la atención de aquel sujeto desquiciado por lo que un par de latigazos en las piernas enemigas me darían el tiempo suficiente de seguir insistiendo en mi llamado. - ¡MELEIS! - El rugido se hacía mas cercano.
- Pequeño, quédate detrás y busca un lugar seguro. - Dije de espaldas a ellos de modo que al menos aquel pequeño pudiera salir de allí.
Apenas y había terminado de decir esto cuando las cosas dieron un giro inesperado. Un tercer atacante se unía, pero la cosa no paró allí, se había encargado de desangrar a los otros dos de una manera perturbadora y que me erizaba la piel.
Di varios pasos hacia atrás, trataba de maquinar que hacer, podía tomar al pequeño entre mis brazos y salir corriendo. O distraerlo de modo que persiguiera, este último pensamiento fue atribuido al hecho que pronto su intensa, desorbitada, y aterradora mirada se fijaba en mí.
Todo pasó muy rápido. Aquel sujeto del jarabe estaba dispuesto a luchar, de dónde había sacado una espada y cómo, no tenía la menor idea, pero atenta a su grave voz que mencionaban un nombre familiar, y algo de tomarle la jeringa. Lo segundo fue el rugido desde arriba aunque algo alejado, me tomó un segundo reconocerlo. - ¿Podrá ser? - Pensé.
- Lánzame esa cosa. Tengo una idea. - Dije al albino que veía verde por obvias razones de los lentes. Con media sonrisa, flexione ligeramente las piernas a fin de prepararme para correr. - Niño, sal de aquí y busca ayuda. Nosotros nos encargaremos. - Agregué mirando al pequeño verde en lo que señalaba la dirección en dónde posiblemente podría encontrar aliados. (Frente 2)
- ¡Meleis! ¡Por aquí! - Grité tan alto como era capaz. Eso seguro también llamaría la atención de aquel sujeto desquiciado por lo que un par de latigazos en las piernas enemigas me darían el tiempo suficiente de seguir insistiendo en mi llamado. - ¡MELEIS! - El rugido se hacía mas cercano.
- Off:
- Acciones
- [Meleis] Alza vuelo para buscar a Meraxes.
- [Meraxes] Se dispone a pelear junto a Zagreus y que le pase su jeringa u///u. (?) Le dice a Cihen chiquito que vaya por ayuda porque no sabe que es Cohen (?).
- Cosas Activas: Castigo de Piedra.Encantamiento Látigo escribió:Castigo de Piedra [Encantamiento de Arma]Al golpear, se generará una delgada pero moderadamente pesada capa de piedra sobre la zona del impacto, por 30 segundos.Lentes de Visión Nocturna:[Yelmo] anteojos que amplifican la luz, permitiendo ver en la oscuridad. Todo parece de color verde.
- [Meleis] Cosas Activas:Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad. [Uso 2/2. Acotación: Zelas utilizó el primer uso en su post de entrenamiento con los niños.]Durito y fuertecito [Nivel 2] [Pasiva] Mi armadura natural de escamas se encuentra mejor potenciada para resistir ataques físicos y proporcionar con más potencia embestidas o coletazos en mi forma bestial.Aliento elemental: Puedo lanzar mi elemento afín desde mis entrañas en forma de dragón.Habitante de los Cielos: Puedo volar en forma de dragón
-Dejo nuevamente acá la trampa creada por Merax por si la ocupan para descripción y función de la misma.Objetivo SeleccionadoObjetivos Profesionales escribió:[Arcanos, Herrería, Ingeniería, Carpintería, Humanitario, Recurso] Algunos de los niños más traviesos se escapan por la noche y ya hemos recibido quejas de las aldeas vecinas por robo y vandalismo. Muchos recuerdan su entrenamiento militar, por lo que pueden evadir fácilmente a los vigilantes. Necesitamos algún otro sistema para mantenerlos en sus barracones, aparte de atarlos a sus camas.Receta Utilizada:
Disponible [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Receta Arcana escribió:Red Sorpresa: [Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.Cosas Activas
- Pergamino con Encantamiento Rechazo.Rechazo:[Encantamiento]El objeto encantado dará una fuerte descarga eléctrica a quien intente usarlo, excepto a su dueño.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull.
- Inventario Meleis:
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida.
- Medicina multipropósito.
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La cancioncilla sobre el esperanzador futuro de los niños llegó a su fin, haciendo que aquellos engendros que parecían hermosas criaturas estuvieran felices.
El sonido de las risas fue interrumpido por un par de fuertes golpes en la puerta. Golosina se puso de nuevo en pie, con su cuerpo completamente tenso y caminó hacia la puerta, situándose tras ella, pues estaba bloqueada.
―No queremos visitas. Márchese.
―Traigo comida. Comida para los niños. Unos dulces pastelillos.
La euforia y felicidad infantil se apoderó de aquella estancia y Golosina sonrió al ver sus lindos rostros de engendro. Sin embargo, no se debía aceptar comidas en aquellas condiciones.
―Lo siento, señor― dijo, respondiendo a la voz masculina tras la puerta―. Pero no puedo dar comida a estas pequeñas flores si provienen de un desconocido.
―No soy un desconocido. Soy Alfredito.
Tras escuchar el nombre del hombre, Golosina apartó el amasijo de hierros de la cama que bloqueaba la puerta y la abrió para ver por primera vez a Alfredo. El hombre iba sucio, despeinado, le faltaban dientes y tenía ojos de loco depredador.
En sus manos, unos pastelillos que parecían exquisitos, sobre una bandeja algo fea, aunque Golosina, claramente alerta, ladeó la cabeza a la izquierda, abriendo sus enormes ojos, analizando la situación.
―Señor, ¿ha sido Fidelma quién le ha mandado aquí para alimentar a los niños?
―Sí… por supuesto…
―Entonces, no cabe ninguna duda de que su voluntad es completamente inocente. Por favor, pase y comparta mesa con nosotros…
―Tengo que marcharme… quedan muchos niños por ayudar…
―Es usted un hombre honorable…
Tras tomar la bandeja de pastelitos, todos ellos del color inofensivo del más peligroso veneno, Golosina cerró de nuevo la puerta y tras atascarla de nuevo, para impedir el acceso de personas y objetos peligrosos para los niños, comenzó a repartirlos entre los infantes.
―Son muchos pastelitos. Disfruten antes de que algo venga a mataros…
Los niños, hambrientos, asustados, aunque felices por disfrutar de los pastelillos, se abalanzaron sobre la bandeja, comenzando a devorar los postres, ante la sonriente y satisfactoria biocibernética que garantizaba su seguridad…
Golosina procede a envenenar a todos los niños que custodia
El sonido de las risas fue interrumpido por un par de fuertes golpes en la puerta. Golosina se puso de nuevo en pie, con su cuerpo completamente tenso y caminó hacia la puerta, situándose tras ella, pues estaba bloqueada.
―No queremos visitas. Márchese.
―Traigo comida. Comida para los niños. Unos dulces pastelillos.
La euforia y felicidad infantil se apoderó de aquella estancia y Golosina sonrió al ver sus lindos rostros de engendro. Sin embargo, no se debía aceptar comidas en aquellas condiciones.
―Lo siento, señor― dijo, respondiendo a la voz masculina tras la puerta―. Pero no puedo dar comida a estas pequeñas flores si provienen de un desconocido.
―No soy un desconocido. Soy Alfredito.
Tras escuchar el nombre del hombre, Golosina apartó el amasijo de hierros de la cama que bloqueaba la puerta y la abrió para ver por primera vez a Alfredo. El hombre iba sucio, despeinado, le faltaban dientes y tenía ojos de loco depredador.
En sus manos, unos pastelillos que parecían exquisitos, sobre una bandeja algo fea, aunque Golosina, claramente alerta, ladeó la cabeza a la izquierda, abriendo sus enormes ojos, analizando la situación.
―Señor, ¿ha sido Fidelma quién le ha mandado aquí para alimentar a los niños?
―Sí… por supuesto…
―Entonces, no cabe ninguna duda de que su voluntad es completamente inocente. Por favor, pase y comparta mesa con nosotros…
―Tengo que marcharme… quedan muchos niños por ayudar…
―Es usted un hombre honorable…
Tras tomar la bandeja de pastelitos, todos ellos del color inofensivo del más peligroso veneno, Golosina cerró de nuevo la puerta y tras atascarla de nuevo, para impedir el acceso de personas y objetos peligrosos para los niños, comenzó a repartirlos entre los infantes.
―Son muchos pastelitos. Disfruten antes de que algo venga a mataros…
Los niños, hambrientos, asustados, aunque felices por disfrutar de los pastelillos, se abalanzaron sobre la bandeja, comenzando a devorar los postres, ante la sonriente y satisfactoria biocibernética que garantizaba su seguridad…
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Golosina procede a envenenar a todos los niños que custodia
Golosina
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Sango divisó la entrada a la parte del campamento controlada, aparentemente, por la Capitana Fidelma. Allí estaba Zelas al que se acercó.
- Que bueno verte amigo- saludó con una sonrisa-.
Discutió con Zelas lo que iba a tratar con Fidelma, cuáles eran sus intenciones para con los niños y compartió con él los detalles de cualquier duda que le surgiera acerca del campamento, la defensa llevada a cabo y el estado de los prisioneros. Entonces llegó Karolyn Syrstad, Debacle, la que consideraba su segunda que se puso a su lado. Asintió a su llegada y esperó a que la Capitana hiciera su aparición.
- ¿Los prisioneros continúan bien amarrados?- preguntó Sango en voz baja-.
- Tanto como las cuerdas y cadenas dan de sí- contestó Debacle-.
- Bien-.
La Capitana Fidelma apareció tras unos instantes de silencio. Llevaba una espada en la cintura que casi arrastraba por el suelo. Su mirada era de desconfianza y mientras los estudiaba Sango no pudo más que empatizar con su posición. Los niños, desde que los rumores se habían extendido, habían sufrido un asedio de adultos con propósitos muy dispares. Era su culpa, la de todos los adultos y principalmente de sí mismo, no haberse preocupado por saber más de aquellos niños.
- Capitana Fidelma- se adelantó un paso y se llevo un puño al pecho antes de inclinar la cabeza hacia delante. Debacle le imitó-. Soy Sango, encargado del campamento. Me acompaña Debacle y bueno, supongo que ya conocerá a Zelas-
La capitana se cruzó de brazos y cargó el peso del cuerpo en una pierna.
- Capitana, antes de nada decir que se mandó carta para informar de la situación del campamento de Zelirica, aquí Debacle la escribió y la enviamos tan pronto la tuvimos lista, por suerte, Debacle aún conserva los sellos de su antigua unidad, no podrán manipularla- miró a Debacle y luego, otra vez, a la Capitana-. Recibí su carta y traigo respuesta- dijo Sango-.
- Y bien, Sango- habló la Capitana-, ¿Qué tenéis que decir al respecto? ¿Vamos a llegar a un acuerdo o terminaréis por acabar con nuestras vidas?- preguntó la Capitana con odio en su voz-.
- No tengo intención de quedarme más tiempo del que me necesitéis por aquí, Capitana- respondió Sango sin apartar la mirada-. Por tanto, en cuanto desalojemos el campamento bajo sus términos, marcharé de aquí y el que me quiera seguir, que lo haga, el que se quiera quedar, tendrá que aceptar su mando- Sango miró a Zelas y luego a Debacle que asintió-. Capitana, en cuanto a las trampas, no creo que sea buena idea quitarlas. Consideramos que es una defensa adicional que no debería ser descartada. Podemos trazar un mapa indicando la posición de las trampas. Debacle podría hacerlo, ¿verdad?- Sango se giró nuevamente hacia Debacle-.
- Sí Sango, podría hacer un mapa indicando las trampas, necesitaría que los "tramperos" me acompañaran para localizarlas correctamente, pero sí. El mapa podría hacerse- hizo un gesto a modo de saludo después de terminar-.
Sango miró a la Capitana que a su vez observaba con curiosidad a Debacle mientras, seguramente, daba vueltas a su propuesta.
- ¿Y los elfos? ¿Qué hay de los elfos? ¿Por qué no entraron en combate? ¿Por qué se quedaron parados en la retaguardia? ¿Por qué hay un contingente de fuerzas de elfos en un campamento de la Guardia de Verisar?-
- Bueno Capitana- Sango estaba abrumado por las preguntas-, han sido de ayuda y son, sin duda, aliados. Conozco personalmente al hombre que los lidera y-
- ¿Y qué, Sango? ¿Es valiente y con aptitud para el combate? Pues no lo han demostrado- interrumpió la Capitana-. ¿Qué hay de los prisioneros?- añadió a la lista de preguntas-.
- Los tenemos cautivos, amarrados con cuerda y cadenas. Se les interrogará para saber quién organizó el ataque, si esta cuestión de odio hacia los "niños de Eden" es algo generalizado y luego se les ejecutará- respondió Sango-. En cuanto a los elfos, no me cabe duda de que habrían actuado si hubieran visto problemas. Como se comenta, luchasteis con gran valor contra los atacantes. No me cabe duda de que Zelas hizo un grandísimo trabajo desentumeciendo vuestros músculos- señaló tras él-. En cuanto a la batalla en la zona de barracones, Capitana, lo tenía controlado: el grueso de sus fuerzas acudieron a nuestro encuentro y pudimos acabar con ellas- Ben había endurecido el tono de voz y se sintió en la obligación de llamarle la atención-. Capitana, no está siendo justa con nosotros. Hicimos cuanto estuvo en nuestras manos para manteneros a salvo. Si los ataques contra los barracones hubieran sido generalizados, y creo que de no haber acudido, lo habrían sido, estaríamos hablando de una tragedia aún mayor- clavó sus ojos verdes en el rostro infantil de la Capitana-. Sin los arcanistas que colocaron trampas, sin aquellos que cavaron fosos, edificaron muros, organizaron el reparto de la comida, el acceso al agua... Este campamento sería un osario- sacudió la cabeza-. Así que, Capitana, reitero las condiciones: el mando del campamento pasa a ti; me quedaré aquí lo que sea necesario para asistir en lo que necesitéis y luego marcharé y conmigo los que quieran seguirme; no quitaremos las trampas pero podremos dibujar un mapa indicando su ubicación; y en cuanto a los prisioneros, nos encargaremos de sacarles hasta la última gota de información que sus diminutos cerebros contengan y luego los ejecutaremos- y con aquello Ben concluyó su intervención-.
Un grito desde el interior de la zona amotinada sacó a la Capitana de sus cavilaciones. Ben alzó la mirada. Más gritos. Sango miró a Zelas sin comprender. La Capitana se acercó a la puerta y Ben se obligó a seguirla.
- ¡Capitana! ¡Los pasteles! ¡Los pasteles son venenosos!
- ¿Pasteles...? ¿Qué...?- la Capitana entró en la sección del campamento amotinado y cerró tras de sí-.
- ¿A quién habéis dejado entrar?- preguntó Sango-. ¡Capitana! ¿Quién ha entrado? ¡Capitana! A la mierda- Sango se giró-.
- Karolyn, llama a todos los que sean capaces de portar un arma, que se presenten aquí de inmediato, que formen frente a esta sección del campamento. Busca a alguien que haga un purgante o algún antídoto. Un médico, alquimista o qué se yo, alguien que sepa de esto- se volvió hacia Zelas al que con un gesto, le señaló la puerta-. ¿Cómo tiramos esto abajo? Dime que guardas un naipe bajo la manga-.
- Cesión del mando del campamento de Zelirica.
- Sango y los que decidan seguirle servirán hasta que la Capitana lo crea conveniente.
- No se desarman las trampas pero se hará un mapa indicando su ubicación.
- Se interrogará a los prisioneros para averiguar cualquier tipo de información antes de ejecutarlos.
(1) Interactúo con Zelas y Debacle corre a avisar a la compañía de Sango. También busca a alguien que sepa tratar envenenamientos (Oröme y sus drogas guays, por ejemplo :D)
- Que bueno verte amigo- saludó con una sonrisa-.
Discutió con Zelas lo que iba a tratar con Fidelma, cuáles eran sus intenciones para con los niños y compartió con él los detalles de cualquier duda que le surgiera acerca del campamento, la defensa llevada a cabo y el estado de los prisioneros. Entonces llegó Karolyn Syrstad, Debacle, la que consideraba su segunda que se puso a su lado. Asintió a su llegada y esperó a que la Capitana hiciera su aparición.
- ¿Los prisioneros continúan bien amarrados?- preguntó Sango en voz baja-.
- Tanto como las cuerdas y cadenas dan de sí- contestó Debacle-.
- Bien-.
La Capitana Fidelma apareció tras unos instantes de silencio. Llevaba una espada en la cintura que casi arrastraba por el suelo. Su mirada era de desconfianza y mientras los estudiaba Sango no pudo más que empatizar con su posición. Los niños, desde que los rumores se habían extendido, habían sufrido un asedio de adultos con propósitos muy dispares. Era su culpa, la de todos los adultos y principalmente de sí mismo, no haberse preocupado por saber más de aquellos niños.
- Capitana Fidelma- se adelantó un paso y se llevo un puño al pecho antes de inclinar la cabeza hacia delante. Debacle le imitó-. Soy Sango, encargado del campamento. Me acompaña Debacle y bueno, supongo que ya conocerá a Zelas-
La capitana se cruzó de brazos y cargó el peso del cuerpo en una pierna.
- Capitana, antes de nada decir que se mandó carta para informar de la situación del campamento de Zelirica, aquí Debacle la escribió y la enviamos tan pronto la tuvimos lista, por suerte, Debacle aún conserva los sellos de su antigua unidad, no podrán manipularla- miró a Debacle y luego, otra vez, a la Capitana-. Recibí su carta y traigo respuesta- dijo Sango-.
- Y bien, Sango- habló la Capitana-, ¿Qué tenéis que decir al respecto? ¿Vamos a llegar a un acuerdo o terminaréis por acabar con nuestras vidas?- preguntó la Capitana con odio en su voz-.
- No tengo intención de quedarme más tiempo del que me necesitéis por aquí, Capitana- respondió Sango sin apartar la mirada-. Por tanto, en cuanto desalojemos el campamento bajo sus términos, marcharé de aquí y el que me quiera seguir, que lo haga, el que se quiera quedar, tendrá que aceptar su mando- Sango miró a Zelas y luego a Debacle que asintió-. Capitana, en cuanto a las trampas, no creo que sea buena idea quitarlas. Consideramos que es una defensa adicional que no debería ser descartada. Podemos trazar un mapa indicando la posición de las trampas. Debacle podría hacerlo, ¿verdad?- Sango se giró nuevamente hacia Debacle-.
- Sí Sango, podría hacer un mapa indicando las trampas, necesitaría que los "tramperos" me acompañaran para localizarlas correctamente, pero sí. El mapa podría hacerse- hizo un gesto a modo de saludo después de terminar-.
Sango miró a la Capitana que a su vez observaba con curiosidad a Debacle mientras, seguramente, daba vueltas a su propuesta.
- ¿Y los elfos? ¿Qué hay de los elfos? ¿Por qué no entraron en combate? ¿Por qué se quedaron parados en la retaguardia? ¿Por qué hay un contingente de fuerzas de elfos en un campamento de la Guardia de Verisar?-
- Bueno Capitana- Sango estaba abrumado por las preguntas-, han sido de ayuda y son, sin duda, aliados. Conozco personalmente al hombre que los lidera y-
- ¿Y qué, Sango? ¿Es valiente y con aptitud para el combate? Pues no lo han demostrado- interrumpió la Capitana-. ¿Qué hay de los prisioneros?- añadió a la lista de preguntas-.
- Los tenemos cautivos, amarrados con cuerda y cadenas. Se les interrogará para saber quién organizó el ataque, si esta cuestión de odio hacia los "niños de Eden" es algo generalizado y luego se les ejecutará- respondió Sango-. En cuanto a los elfos, no me cabe duda de que habrían actuado si hubieran visto problemas. Como se comenta, luchasteis con gran valor contra los atacantes. No me cabe duda de que Zelas hizo un grandísimo trabajo desentumeciendo vuestros músculos- señaló tras él-. En cuanto a la batalla en la zona de barracones, Capitana, lo tenía controlado: el grueso de sus fuerzas acudieron a nuestro encuentro y pudimos acabar con ellas- Ben había endurecido el tono de voz y se sintió en la obligación de llamarle la atención-. Capitana, no está siendo justa con nosotros. Hicimos cuanto estuvo en nuestras manos para manteneros a salvo. Si los ataques contra los barracones hubieran sido generalizados, y creo que de no haber acudido, lo habrían sido, estaríamos hablando de una tragedia aún mayor- clavó sus ojos verdes en el rostro infantil de la Capitana-. Sin los arcanistas que colocaron trampas, sin aquellos que cavaron fosos, edificaron muros, organizaron el reparto de la comida, el acceso al agua... Este campamento sería un osario- sacudió la cabeza-. Así que, Capitana, reitero las condiciones: el mando del campamento pasa a ti; me quedaré aquí lo que sea necesario para asistir en lo que necesitéis y luego marcharé y conmigo los que quieran seguirme; no quitaremos las trampas pero podremos dibujar un mapa indicando su ubicación; y en cuanto a los prisioneros, nos encargaremos de sacarles hasta la última gota de información que sus diminutos cerebros contengan y luego los ejecutaremos- y con aquello Ben concluyó su intervención-.
Un grito desde el interior de la zona amotinada sacó a la Capitana de sus cavilaciones. Ben alzó la mirada. Más gritos. Sango miró a Zelas sin comprender. La Capitana se acercó a la puerta y Ben se obligó a seguirla.
- ¡Capitana! ¡Los pasteles! ¡Los pasteles son venenosos!
- ¿Pasteles...? ¿Qué...?- la Capitana entró en la sección del campamento amotinado y cerró tras de sí-.
- ¿A quién habéis dejado entrar?- preguntó Sango-. ¡Capitana! ¿Quién ha entrado? ¡Capitana! A la mierda- Sango se giró-.
- Karolyn, llama a todos los que sean capaces de portar un arma, que se presenten aquí de inmediato, que formen frente a esta sección del campamento. Busca a alguien que haga un purgante o algún antídoto. Un médico, alquimista o qué se yo, alguien que sepa de esto- se volvió hacia Zelas al que con un gesto, le señaló la puerta-. ¿Cómo tiramos esto abajo? Dime que guardas un naipe bajo la manga-.
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(0) Se ofrecen los siguiente términos a la Capitana Fidelma- Cesión del mando del campamento de Zelirica.
- Sango y los que decidan seguirle servirán hasta que la Capitana lo crea conveniente.
- No se desarman las trampas pero se hará un mapa indicando su ubicación.
- Se interrogará a los prisioneros para averiguar cualquier tipo de información antes de ejecutarlos.
(1) Interactúo con Zelas y Debacle corre a avisar a la compañía de Sango. También busca a alguien que sepa tratar envenenamientos (Oröme y sus drogas guays, por ejemplo :D)
Sango
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Golosina vio que los niños comenzaban a comportarse de forma extraña tras comer aquellos pastelitos. Sus rostros palidecieron y parecían enfermos y la biocibernética se preguntó si quizás se habían intoxicado.
La verdad era que el veneno pasó ligeramente por su mente, aunque ¿quién iba a envenenar a unos niños, por muy engendros que fuesen?
Cuándo comenzaron a vomitar unos segundos más tarde, Golosina dio el primer grito de ayuda. Se dirigió en dirección a la puerta, dispuesta a abrirla y dar un potente grito para alertar a todos de lo que ocurría, cuándo terminó tropezando con la pierna de una de las niñas, haciendo que perdiera el equilibrio.
Vio su cuerpo de casi dos metros caer, hasta que sintió el fuerte golpe en el cuello, quebrándolo por completo al instante. En su interior, todos sus sistemas interiores se alertaban rápidamente, para luego apagarse por completo. Cayó inconsciente sobre la cama que bloqueaba la puerta, siendo un obstáculo más que bloqueaba la puerta.
De su interior, los numerosos gases de colores vivos e inofensivos, cubrieron la totalidad del interior de la estancia.
RIP
La verdad era que el veneno pasó ligeramente por su mente, aunque ¿quién iba a envenenar a unos niños, por muy engendros que fuesen?
Cuándo comenzaron a vomitar unos segundos más tarde, Golosina dio el primer grito de ayuda. Se dirigió en dirección a la puerta, dispuesta a abrirla y dar un potente grito para alertar a todos de lo que ocurría, cuándo terminó tropezando con la pierna de una de las niñas, haciendo que perdiera el equilibrio.
Vio su cuerpo de casi dos metros caer, hasta que sintió el fuerte golpe en el cuello, quebrándolo por completo al instante. En su interior, todos sus sistemas interiores se alertaban rápidamente, para luego apagarse por completo. Cayó inconsciente sobre la cama que bloqueaba la puerta, siendo un obstáculo más que bloqueaba la puerta.
De su interior, los numerosos gases de colores vivos e inofensivos, cubrieron la totalidad del interior de la estancia.
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Golosina
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Sin un ápice de piedad en los ojos, echó una última mirada a los asaltantes, tirando otra vez al suelo la capa de uno de ellos con la que había limpiado su hoja. Jugar con las consecuencias sufridas por esos humanos por luchar por lo que era correcto no la merecía.
No se le pasó por la cabeza tomar cosa alguna del botín de los cadáveres que él mismo había provocado. Dejar todo aquello allí, tan sólo beneficiaría a otros que, como ellos, buscaban obtener fácilmente recursos que en última instancia, podrían salvar vidas. Unas que habían visto la guerra y habían contribuido al bien mayor. El elfo concluyó que, a pesar de que lo que lo había guiado hasta Zelirica no existía ya, prestar ese pequeño servicio a los defensores del este era algo sobre lo que no cabía discusión alguna. Tomó los pequeños objetos de mayor valor de la caravana y los introdujo en su bolsa de viaje, nada podía hacer por el momento con el resto, más allá de darse prisa hasta el campamento elevado e informar de lo sucedido. Una patrulla veloz podría retomar los suministros. Por lo que había visto, esos niños soldado precisaban gran cantidad de ayuda en diversos frentes. Por poco que fuera, les devolvería algo que por derecho era suyo.
Avanzó con rapidez, con la mirada puesta en la meseta que había abandonado poco tiempo antes. Una corta sonrisa en sus labios aludió a comerciantes y proveedores que delante de él, aún rodaban sus carros con el campamento por claro destino.
Sólo una vez el espadachín se alejó del camino principal, alarmado por unos sonidos apresurados que la foresta le obstaculizó avistar. Precavido, espada en mano, sus peores conjeturas llevaban a algo semejante a lo que había hallado dos horas atrás. No obstante, erró.
En un camino paralelo al que venía, varios guerreros yacían muertos a intervalos regulares. Nou alzó la cabeza, esperando una emboscada que nunca llegó. Entonces, observando detenidamente huellas y heridas alrededor de los cadáveres, frunció el ceño, extrañado. Golpes certeros, precisos, de una sola entrada, sin más evidencias de refriega, indicaron al elfo que quien hubiese enviado a la otra vida a esos sujetos había resultado sin duda, hábil. La opción de ir asesinando uno a uno de haber formado un grupo cerrado o patrulla no entraba en la lógica. Fue el aplastamiento de parte del cráneo de uno de ellos y la rotura cervical de otro lo que llevó a Nousis a sospechar que debían tratarse de guardianes de mercancía que no había llegado al campamento. Su rostro pasó a expresar una ira pasajera, volviendo la vista a la dirección opuesta a Zelirica y pensando en seguirles la pista, darles caza como a zorros que entran en el redil. Mas el sentido común concluyó con esa idea. Podía ser muy hábil con la espada, pero era uno. Suspiró. Debía entregar lo encontrado a esos pequeños miembros de la Guardia.
Y una vez más apretó el paso, la noche ya habría caído sobre él cuando pusiese el pie en la altiplanicie.
[…]
La sangre se percibió a través del viento un trecho previo a pasear la mirada por la empalizada a medio construir. No tuvo tiempo para enfocarse en ello, ni en los progresos del foso que de terminarse, contribuiría a hacer de ese lugar una plaza extremadamente fácil de defender.
La entrada al recinto por la que cruzaba por segunda vez, se encontraba cubierta de cuerpos de toda índole, que habían acompañado a la Muerte muy poco tiempo antes. La tierra no había llegado a absorber una sangre que, tocada por el elfo en dos charcos, aún no se había enfriado completamente. Limpió la punta de esos dedos, observando con atención el resultado de la batalla que había tenido lugar, al tiempo que caminaba entre los difuntos. Mercenarios, dedujo en cierta parte de los yacentes, habían caído de una manera más dispersa. Paseó la mirada por éstos, haciéndose con la curiosa disposición de sus muertes. No cabía duda, eran quienes habían llegado desde fuera del campamento.
En segundo lugar, los colores de la Guardia de Lunargenta alfombraron una franja mucho menor, abatidos en una línea mucho mejor identificada. La posición de esos cuerpos, y sus armas, pensaba según los miraba, entrando paso a paso en el complejo militar, indicaba que habían sido el baluarte contra la oleada invasora. Algo atestiguado por entero cuando el espadachín se topó con un pequeño grupo de tres que parecía descansar del combate en las cercanías, a pocos pasos del acceso al campamento. Dos de éstos callaron ante la presencia del elfo. Éste lo comprendió de forma nítida. Cualquier extraño era sospechoso tras una escaramuza.
Por desgracia, no fueron únicamente adultos los muertos esa noche, y Nou vislumbró cierto número de pequeños malditos por la Fuente que habían dado sus vidas defendiendo Zelirica. La furia hizo hormiguear los dedos de las manos del hijo de Sandorai. Atacar a quienes se habían jugado todo su ser para derrotar al Hombre Muerto y a los suyos cuando se les consideraba más frágiles. Quien hubiese ordenado algo así merecía la muerte.
Se acercó a los humanos que portaban raídos uniformes de las huestes de Lunargenta, sorprendiéndole con miradas de cierta altanería.
-¿Te has perdido? – preguntó con cierta sorna uno de ellos- Los tuyos están en el otro lado. Lavándose el pelo supongo.
Nou enarcó una ceja ante el despectivo comentario. No comprendía la alusión de aquel hombre.
-Busco a quien esté al mando. Debo informar de unos asuntos, eso es todo.
Otro de los guerreros, de unos ojos de pálido azul, se quitó el yelmo, y se acercó al elfo sosteniéndolo con un brazo. Su estatura era semejante.
-Sango está ocupado- espetó- acabamos de ganar una batalla gracias a él. Tardía es la hora en la que los tuyos os decidís a actuar.
-Vengo solo- repuso el espadachín, fijando su atención en otros lugares del campamento. Numerosas personas de distinta raza se afanaban en diversos quehaceres aquí y allá. Entonces recordó los malditos días posteriores a la amarga victoria de Sandorai contra los Jinetes Oscuros. Sango. Él había escuchado ese nombre, postrado tras lo ocurrido con Tyrande. Su propia gente relataba esas jornadas hazañas de quienes supuestamente habían conseguido proteger Árbol Madre. Sí, al igual que varios otros, ese era el nombre. Él sólo había obtenido su reforjada espada tras la contienda.
-Acabo de llegar, genio. De haber sabido que algo como esto ocurriría habría tratado de llegar con más premura. Conmigo aquí, alguno más de los tuyos continuaría con vida- se permitió la altanería. El humano lo agarró de la pechera, sintiéndose insultado como incapaz de ayudar a sus camaradas. La mirada del elfo no varió.
Pero una voz infantil medió en aquel asunto, atrayendo cuatro pares de ojos adultos.
-Has tardado- le recriminó, y Nou reconoció al niño soldado que un par de horas atrás había conversado con él acerca de los suyos. Había arrastrado algunos cadáveres alejándolos de la entrada. Decidió seguirle el juego.
-He tenido algunos problemas con el bandidaje de la zona- los Guardias asistieron al intercambio de palabras algo extrañados, pero el más agresivo soltó al elfo, más calmado, y regresó a unos pasos con los suyos, maldiciendo a ambos entre dientes.
-¿Por qué has vuelto a Zelirica?- quiso saber el maldito. El espadachín acertó a ver que algunas heridas de poca consideración salpicaban su torso y mejilla. La seriedad se impuso en la faz del elfo.
-Las caravanas están siendo atacadas- explicó- me deshice de unos asaltantes, pero esa mercancía continúa en un bosque cercano a merced de cualquiera. Quiero daros su ubicación. Son vuestros recursos, al fin y al cabo. Por ello preguntaba a esos sobre la jefatura del campamento. Se respira un ambiente problemático- volvió a alzar la vista.
-¿Por qué nos ayudas?- frunció el ceño el muchacho- ¿Por haber luchado contra Edén? ¿Es esto alguna deuda por gratitud?
Nou sacudió la cabeza.
-He estado en dos guerras brutales en éste último año. Habéis combatido por lo que era justo. Haber acabado así es consecuencia de haber hecho lo correcto. Por eso os ayudo.
Ambos se miraron, evaluándose. El humano que había sufrido por la Fuente, el elfo que buscaba exterminar a quienes provocaban tales males. Fue el primero quien rompió el silencio.
-Llegas en un momento complicado- relató, aparentemente convencido- Sango el héroe se había hecho con la dirección del campamento, aunque otros individuos colaboran con él. Entre ellos un elfo que ha traído soldados desde vuestras tierras. Pero el ataque que ha tenido lugar ha acabado con parte de nosotros, y Fidelma ha tomado cartas en el asunto. Están hablando en estos momentos.
-¿Fidelma?- repitió Nou.
-La líder de quienes recordamos qué éramos- resumió- Ha llegado el momento que dirijamos Zelirica bajo nuestros términos y organizar el caos que han traído los adultos. Necesitamos detener las muertes.
El espadachín asintió, despacio, sin compromiso alguno. Esa forma de pensar se le antojaba temeraria. Dudaba que, aunque antiguos soldados, los infantes pudiesen protegerse solos en un mundo donde parte los detestaba. No estaba seguro de cómo actuaría él mismo de ser líder de la Guardia. ¿Protegerlos incluso suprimiendo su deseo de autogobierno? ¿Dejarlos solos no conllevaría males mayores?
Sacó de su bolsa de viaje las joyas y bolsas de monedas que había incautado de la carreta asaltada.
-Dáselas entonces a Fidelma- pidió- podréis comprar más armas o suministros.
El niño levantó una mano, negando.
-Lo harás tú. Para eso has venido al fin y al cabo. Soy Crowpe Sendic- se presentó finalmente, mientras ambos caminaban hacia la parte del campamento amotinado.
-Nousis Indirel- expresó el nacido en Folnaien, cuando un grito de alarma rasgó el aire.
_________________
A) Nou acompaña a Crowpe a entregar la pequeña fortuna a Fidelma, sin interrumpir a Sango y Zelas
B) Dejo la cuestión de por qué Crowpe se encuentra en la parte del campamento de la Guardia al máster. Devolver cuerpos de amigos parece una razón aceptable, pero puede tratarse de una tapadera.
C) El elfo ya está en el meollo. Si lo necesitáis, comentadme por discord xD
Nousis Indirel
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Zagreus optó por enfrentarse a esa horrible criatura. De una de sus manos, formó un arma con su propia sangre, alzándola amenazante hacia ese ser.
Cerca, Meraxes tomaba la jeringuilla que Zagreus le daba. Divisó el característico color del elixir de las pesadillas. Seguramente, era el mismo que él le había vendido a él en su última visita a Sacrestic.
La dragona le insistía en que fuera a buscar ayuda y a ponerse a salvo. Distinguió a un grupo de hombres en la distancia, que parecían ajenos a lo que ocurría allí. Podría ir a avisarles.
Cuándo había dado un par de pasos, con la intención de huir, alzó la vista desde su altura de niño para contemplar cómo un dragón aparecía volando. Meraxes había gritado el nombre de Meleis y la imagen del joven, en la noche de la feria del orgullo bestial, le vino de pronto a la mente. Sonrió al ver aquel fantástico dragón aparecer, batiendo sus alas.
El pequeño Cohensito dirigió entonces su voz tranquila hacia el vampiro, que en un ataque de furia, pretendía querer abalanzarse sobre Zagreus.
―¡Detente! No puedes moverte. Pretendes hacerlo, pero notas que tu cuerpo no te responde… [1]
La voz de Cohen paró en seco, pues vio que su magia no parecía tener el mismo efecto sobre esa criatura que en las demás. Vio cómo la mezcla de ambas sangres en su organismo le había otorgado cierta inmunidad a la magia de su voz. Aunque se le veía afectado por sus palabras, parecía desear librarse de sus efectos.
―¡He dicho que no puedes moverte! Estás impedido para hacerlo.
A medida que intentaba imponer su voluntad al organismo, miró a Zagreus y a Meraxes para que actuaran. En ese mismo momento, sintió cómo su cuerpo comenzaba a cambiar. [2]
Notó cómo sus piernas comenzaban a crecer, cómo sus brazos se extendían, cómo su ropa de niño le quedaba pequeña para terminar rompiéndose por la presión de un cuerpo adulto que nacía en su interior.
Mientras sus aliados hacían frente a la criatura, el efecto de las manzanas mágicas parecía haber llegado a su fin y Cohen quedó desnudo ante ellos.
[1] Uso de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Primer turno.
/Los efectos mágicos en esta criatura en concreto parecen menos eficaces, por lo que Cohen no tiene el absoluto control sobre ella, aunque está impedida lo suficiente/
[2] Fin de los efectos de las manzanas mágicas. Cohen vuelve a ser adulto ante la presencia de Zagreus y Meraxes (y puede que de Meleis desde el cielo)
Cerca, Meraxes tomaba la jeringuilla que Zagreus le daba. Divisó el característico color del elixir de las pesadillas. Seguramente, era el mismo que él le había vendido a él en su última visita a Sacrestic.
La dragona le insistía en que fuera a buscar ayuda y a ponerse a salvo. Distinguió a un grupo de hombres en la distancia, que parecían ajenos a lo que ocurría allí. Podría ir a avisarles.
Cuándo había dado un par de pasos, con la intención de huir, alzó la vista desde su altura de niño para contemplar cómo un dragón aparecía volando. Meraxes había gritado el nombre de Meleis y la imagen del joven, en la noche de la feria del orgullo bestial, le vino de pronto a la mente. Sonrió al ver aquel fantástico dragón aparecer, batiendo sus alas.
El pequeño Cohensito dirigió entonces su voz tranquila hacia el vampiro, que en un ataque de furia, pretendía querer abalanzarse sobre Zagreus.
―¡Detente! No puedes moverte. Pretendes hacerlo, pero notas que tu cuerpo no te responde… [1]
La voz de Cohen paró en seco, pues vio que su magia no parecía tener el mismo efecto sobre esa criatura que en las demás. Vio cómo la mezcla de ambas sangres en su organismo le había otorgado cierta inmunidad a la magia de su voz. Aunque se le veía afectado por sus palabras, parecía desear librarse de sus efectos.
―¡He dicho que no puedes moverte! Estás impedido para hacerlo.
A medida que intentaba imponer su voluntad al organismo, miró a Zagreus y a Meraxes para que actuaran. En ese mismo momento, sintió cómo su cuerpo comenzaba a cambiar. [2]
Notó cómo sus piernas comenzaban a crecer, cómo sus brazos se extendían, cómo su ropa de niño le quedaba pequeña para terminar rompiéndose por la presión de un cuerpo adulto que nacía en su interior.
Mientras sus aliados hacían frente a la criatura, el efecto de las manzanas mágicas parecía haber llegado a su fin y Cohen quedó desnudo ante ellos.
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[1] Uso de mi habilidad Luz De Gas [Mágica, 1 uso de 2 turnos]:
Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real. Primer turno.
/Los efectos mágicos en esta criatura en concreto parecen menos eficaces, por lo que Cohen no tiene el absoluto control sobre ella, aunque está impedida lo suficiente/
[2] Fin de los efectos de las manzanas mágicas. Cohen vuelve a ser adulto ante la presencia de Zagreus y Meraxes (y puede que de Meleis desde el cielo)
Cohen
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Las negociaciones parecían ir bastante bien, como era de esperarse, Sango había actuado con bastante sensatez y parecía que incluso la no-niña Fidelma podría acceder a terminar aquella negociación con relativo éxito, eso suponía Zelas hasta que el grito de uno de los niños alertando lo sucedido hizo que Fidelma volviera a ponerse en guardia. Cuando Fidelma cerro la puerta tras de si lo que vio le provoco una mezcla de ira y horror, algunos niños se encontraban vomitando sangre mientras otros yacían en el piso con espasmos, aun reticente a la idea de aceptar ayuda, tomo una decisión bastante difícil.
-¿Cómo tiramos esto abajo? Dime que guardas un naipe bajo la manga- Preguntaría Sango quien ya había mandado a buscar ayuda.
-Tirarlo no es problema, pero si lo hacemos puede que las cosas se compliquen mas- señalo el no-elfo mientras trataba de calcular los pro y los contra de tomar aquella decisión.
Por suerte para el rubio la puerta se abrió con una Fidelma molesta y triste -Que sepan que no estoy nada contenta con decir esto, pero necesitamos ayuda, Sango, Zelas aceptaremos ayuda, pero no quiero que esto se vuelva a llenar de adultos, grupos pequeños y elegidos por ustedes, no quiero a nadie que no conozcan- aquello ultimo lo dijo con una evidente implicación, ellos deberían responder por quienes entraran al campamento en ese momento.
-Puedo trabajar con eso, necesitamos alquimistas para que examinen el veneno y logren- señalo mirando a la capitana y a Sango mientras entraba en busca de alguna sirvienta que le dijera donde estaba Yako -Conozco a varias de estas sirvientas, las que conozco son buena gente al menos, pero hay una en particular que creo puede ayudar a tratar este veneno... Suponiendo que logre identificarlo- diría el no-elfo mientras se seguían adentrando al campamento, Fidelma caminaba dando ordenes, y tratando de calcular el daño que estaban recibiendo.
-Improvisaremos una zona para tratar a los envenenados, de ser posible traten de calmar a la mayoría, traigan los barriles de agua que hayan disponibles y que estén sellados y por lo que mas quieran, no coman pasteles!- exclamaría ya recuperando un poco mas la compostura, Zelas por su parte al no encontrar a Yako supondría que se encontraba del otro lado del campamento, donde estaban los adultos.
-Fidelma, escucha, no creo que la persona que te decía se encuentre acá, tendré que ir al otro lado a buscarla, así que si ocurre algo tendrás que recurrir a Sango- diría el no-elfo
-¿Entonces te vas así como así?- diría al no estar muy contenta con la idea.
-Oye, tienes al Heroe de Aerandir asistiéndote, no creo que lleguen a tener problemas, pero si llegas a necesitar mas manos ten- el rubio sacaría una piedrita y la imbuiría con un poco de su éter -Si llegan a tener problemas tirala cerca y apareceré, pero debes darme tiempo para encontrar a mi amiga- señalaría el rubio entregándole la piedrita(1)
-Claro como si fuera a creer semejante tontera- respondería la capitana de los no-niños tomando la piedra de mala gana.
Zelas entonces sacaría su orbe y procedería a guardar la espada que llevaba colgando del arnés de su espalda(2), ante la sorpresa de la capitana -Si, magia, ya ves, no tires la piedra hasta que sea necesario o haya pasado un rato- acto seguido el no-elfo dio un salto alto y utilizando un par de explosiones desde sus pies(3), se elevo y comenzó a moverse por el aire utilizando el mismo método en busca de Yako.
_______________________________________________________
La capitana observo aquello y decidió tener la piedra en su mano mientras seguía avanzando acompañada del héroe de Aerandir cuando una de las no-niñas llego corriendo -Capitana, los mas niños... No responden, fui a donde los habíamos dejados con esa mujer extraña al ver que había gente envenenada y no responden además que esta saliendo humo- Fidelma temiendo lo peor corrió acompañada de la mujer y del héroe Sango se dirigieron al lugar donde estaban los mas niños no-niños.
____________________________________________________________
Zelas por su parte después de recorrer parte del campamento dio finalmente con ese cabello azul que había visto antes, el rubio cayo rápidamente cerca de Yako y le informo de la situación.
-Yako! rápido, necesitamos tus dones alquímicos hay como un montón de niños envenados-
-¿Qué!? ¿Qué ha pasado!?- preguntaría Yako al momento que se adentraba en su carpa en busca de su kit de alquimia.
-No lo se, alguien dijo algo de unos pasteles, cuando entre había niños vomitando sangre y otros con espasmos, todo muy horrible- explicaría el no-elfo.
-¿Y que estas esperando?, vamos rápido!- diría Yako con su kit ya en las manos y volviendo de nuevo al lugar de los no-niños.
OFF: interacciones:
Con Sango y Fidelma quien finalmente accede a aceptar de forma muy reticente un poco de ayuda, Zelas le entrega la runa de tele portación por si los Nousis y se marcha a buscar a Yako.
Fidelma también recibe la noticia por parte de la no-niña que le entrego los deberes a Golosina de que los mas niños no-niños están encerrados.
Zelas finalmente vuelve con Yako al campamento de los no-niños
habilidades y cosas
1_Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
2_Vaina infinita y guardo de nuevo mi espada la Banana Breaker
3_Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo
-¿Cómo tiramos esto abajo? Dime que guardas un naipe bajo la manga- Preguntaría Sango quien ya había mandado a buscar ayuda.
-Tirarlo no es problema, pero si lo hacemos puede que las cosas se compliquen mas- señalo el no-elfo mientras trataba de calcular los pro y los contra de tomar aquella decisión.
Por suerte para el rubio la puerta se abrió con una Fidelma molesta y triste -Que sepan que no estoy nada contenta con decir esto, pero necesitamos ayuda, Sango, Zelas aceptaremos ayuda, pero no quiero que esto se vuelva a llenar de adultos, grupos pequeños y elegidos por ustedes, no quiero a nadie que no conozcan- aquello ultimo lo dijo con una evidente implicación, ellos deberían responder por quienes entraran al campamento en ese momento.
-Puedo trabajar con eso, necesitamos alquimistas para que examinen el veneno y logren- señalo mirando a la capitana y a Sango mientras entraba en busca de alguna sirvienta que le dijera donde estaba Yako -Conozco a varias de estas sirvientas, las que conozco son buena gente al menos, pero hay una en particular que creo puede ayudar a tratar este veneno... Suponiendo que logre identificarlo- diría el no-elfo mientras se seguían adentrando al campamento, Fidelma caminaba dando ordenes, y tratando de calcular el daño que estaban recibiendo.
-Improvisaremos una zona para tratar a los envenenados, de ser posible traten de calmar a la mayoría, traigan los barriles de agua que hayan disponibles y que estén sellados y por lo que mas quieran, no coman pasteles!- exclamaría ya recuperando un poco mas la compostura, Zelas por su parte al no encontrar a Yako supondría que se encontraba del otro lado del campamento, donde estaban los adultos.
-Fidelma, escucha, no creo que la persona que te decía se encuentre acá, tendré que ir al otro lado a buscarla, así que si ocurre algo tendrás que recurrir a Sango- diría el no-elfo
-¿Entonces te vas así como así?- diría al no estar muy contenta con la idea.
-Oye, tienes al Heroe de Aerandir asistiéndote, no creo que lleguen a tener problemas, pero si llegas a necesitar mas manos ten- el rubio sacaría una piedrita y la imbuiría con un poco de su éter -Si llegan a tener problemas tirala cerca y apareceré, pero debes darme tiempo para encontrar a mi amiga- señalaría el rubio entregándole la piedrita(1)
-Claro como si fuera a creer semejante tontera- respondería la capitana de los no-niños tomando la piedra de mala gana.
Zelas entonces sacaría su orbe y procedería a guardar la espada que llevaba colgando del arnés de su espalda(2), ante la sorpresa de la capitana -Si, magia, ya ves, no tires la piedra hasta que sea necesario o haya pasado un rato- acto seguido el no-elfo dio un salto alto y utilizando un par de explosiones desde sus pies(3), se elevo y comenzó a moverse por el aire utilizando el mismo método en busca de Yako.
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La capitana observo aquello y decidió tener la piedra en su mano mientras seguía avanzando acompañada del héroe de Aerandir cuando una de las no-niñas llego corriendo -Capitana, los mas niños... No responden, fui a donde los habíamos dejados con esa mujer extraña al ver que había gente envenenada y no responden además que esta saliendo humo- Fidelma temiendo lo peor corrió acompañada de la mujer y del héroe Sango se dirigieron al lugar donde estaban los mas niños no-niños.
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Zelas por su parte después de recorrer parte del campamento dio finalmente con ese cabello azul que había visto antes, el rubio cayo rápidamente cerca de Yako y le informo de la situación.
-Yako! rápido, necesitamos tus dones alquímicos hay como un montón de niños envenados-
-¿Qué!? ¿Qué ha pasado!?- preguntaría Yako al momento que se adentraba en su carpa en busca de su kit de alquimia.
-No lo se, alguien dijo algo de unos pasteles, cuando entre había niños vomitando sangre y otros con espasmos, todo muy horrible- explicaría el no-elfo.
-¿Y que estas esperando?, vamos rápido!- diría Yako con su kit ya en las manos y volviendo de nuevo al lugar de los no-niños.
OFF: interacciones:
Con Sango y Fidelma quien finalmente accede a aceptar de forma muy reticente un poco de ayuda, Zelas le entrega la runa de tele portación por si los Nousis y se marcha a buscar a Yako.
Fidelma también recibe la noticia por parte de la no-niña que le entrego los deberes a Golosina de que los mas niños no-niños están encerrados.
Zelas finalmente vuelve con Yako al campamento de los no-niños
habilidades y cosas
1_Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
2_Vaina infinita y guardo de nuevo mi espada la Banana Breaker
3_Vuelo Fúlgido:(Impulso/Acrobacias) [Pasiva] Estando en el aire, puede dar un salto hacia cualquier dirección propulsándose solo con su éter. Pero necesita esperar 3 segundos entre cada salto aéreo
Zelas Hazelmere
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La mujer tomó la jeringa con el veneno y deslizándose con soltura mientras atacaba las piernas del protovampiro logró reducir la velocidad de la amenaza, Cohen se encargó del resto, pero su magia de voz no lo detenía del todo. No lograba comprender el porqué, ya que en anteriores ocasiones había visto las habilidades del vampiro y no cabía duda que eran poderosas.
Los esfuerzos de los tres apenas lograron detener a aquella criatura, ¿cómo es posible que fuese tan difícil lidiar con solo un individuo? Aprovechando las aperturas dadas por las acciones de mi equipo improvisado, me aproximé velozmente con mi estoque, manteniendo mi pie derecho delante y con decisión y precisión clavé la punta del arma en su pecho. El hombre con sus uñas rasguñaba la punta del rapier de sangre, buscando erráticamente lidiar con el dolor punzante que sentía en su tórax.
Mordía el aire sin dejar que la muerte lo abrazara, poco a poco se acercaba a mí haciendo que la espada penetrara más en su cuerpo, casi terminando de atravesar su espalda. El hilo de sangre de la herida descendía hasta el suelo, estaba cerca de su agarre, pero ya la mujer con el látigo tenía la ventaja para terminar el combate.
Retiré mi arma y dejé que la misma se evaporara en el aire dejando que pequeñas motas carmesí se alzaran por el aire, no quería reabsorber aquella sangre y permitir que el líquido maldito de aquel sujeto entrara en mi ser. Limpié mis manos con sangromancia - Devuélveme mi jeringa mujer... - señalé mientras me volteaba para atender al alquimista que ahora estaba desnudo.
Cohen… - dije procurando no distraerme y mantener la mirada a sus ojos. - ¿Será que puedes explicarme cómo coño sigues vivo y que haces desnudo? - dije con tono jocoso.
La situación era surrealista entre las amenazas que continuaban y las crecientes problemáticas que cobraban fuerza en el campamento. Además, que si algún guardia veía al vampiro desnudo en un campamento repleto de niños, el alquimista sería el objetivo número uno.- Debemos buscarte ropa…
Las respuestas solo propiciaron más dudas con respecto a la misión de Oneca, pero una idea intrusiva revivió mis preocupaciones: Zilean. Debía ver qué había ocurrido con el viejo científico y tratar de terminar la investigación. No tenía intereses en explicar mis intenciones con el alquimista, así que sin dar muchas explicaciones me despedí dejando entre visto que en otro momento me acercaría a la Flor Inerte a tener una conversación larga y tendida. Tenía ganas de ponerme al día con el vampiro, pero debía pensar en la misión de Gnosis y buscar un modo de salir de aquel campamento sin levantar sospechas ni con antorchas y estacas apuntando hacia mí.
Los esfuerzos de los tres apenas lograron detener a aquella criatura, ¿cómo es posible que fuese tan difícil lidiar con solo un individuo? Aprovechando las aperturas dadas por las acciones de mi equipo improvisado, me aproximé velozmente con mi estoque, manteniendo mi pie derecho delante y con decisión y precisión clavé la punta del arma en su pecho. El hombre con sus uñas rasguñaba la punta del rapier de sangre, buscando erráticamente lidiar con el dolor punzante que sentía en su tórax.
Mordía el aire sin dejar que la muerte lo abrazara, poco a poco se acercaba a mí haciendo que la espada penetrara más en su cuerpo, casi terminando de atravesar su espalda. El hilo de sangre de la herida descendía hasta el suelo, estaba cerca de su agarre, pero ya la mujer con el látigo tenía la ventaja para terminar el combate.
Retiré mi arma y dejé que la misma se evaporara en el aire dejando que pequeñas motas carmesí se alzaran por el aire, no quería reabsorber aquella sangre y permitir que el líquido maldito de aquel sujeto entrara en mi ser. Limpié mis manos con sangromancia - Devuélveme mi jeringa mujer... - señalé mientras me volteaba para atender al alquimista que ahora estaba desnudo.
Cohen… - dije procurando no distraerme y mantener la mirada a sus ojos. - ¿Será que puedes explicarme cómo coño sigues vivo y que haces desnudo? - dije con tono jocoso.
La situación era surrealista entre las amenazas que continuaban y las crecientes problemáticas que cobraban fuerza en el campamento. Además, que si algún guardia veía al vampiro desnudo en un campamento repleto de niños, el alquimista sería el objetivo número uno.- Debemos buscarte ropa…
Las respuestas solo propiciaron más dudas con respecto a la misión de Oneca, pero una idea intrusiva revivió mis preocupaciones: Zilean. Debía ver qué había ocurrido con el viejo científico y tratar de terminar la investigación. No tenía intereses en explicar mis intenciones con el alquimista, así que sin dar muchas explicaciones me despedí dejando entre visto que en otro momento me acercaría a la Flor Inerte a tener una conversación larga y tendida. Tenía ganas de ponerme al día con el vampiro, pero debía pensar en la misión de Gnosis y buscar un modo de salir de aquel campamento sin levantar sospechas ni con antorchas y estacas apuntando hacia mí.
Zagreus
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
El improvisado equipo parecía fluir mejor de lo esperado, claro que mi intranquilidad de que el niño siguiera entre nosotros sin algo con lo que defenderse seguía latente. Esto último fue lo que me hizo llevarme una gran sorpresa.
Mientras me encargaba de atrapar la jeringa del albino que se veía verde, el pequeño hizo algo en contra de nuestro oponente que francamente me impresionó el efecto que tuvo sobre él, le había ordenado detenerse y aunque si bien parecía resistirse el estar paralizado previo a los azotes previos facilitaba la labor. Claro que por ahora debía concentrarme, princilpamente porque los rugidos en efecto se trataban de Meleis que logró escuchar mis gritos. - Punto para los gritos de Urraca. - Pensé, aliviada de saber que con mi hermano ahí las cosas mejorarían para mí.
- ¡Meleis! ¡Agua! - No había tiempo para dar más detalles, por lo que grité las palabras claves una vez que el dragón estuvo a la vista y altura precisa para escuchar fácilmente aquella orden que no tardó en ejecutar volando sobre mí, mojándome y trazando un camino sobre mis pasos, los pequeño charcos no tardaron en formarse. (1)
Aquello me dio la velocidad y el impulso suficiente en lo que el albino verde maniobraba de forma precisa su arma como si el otro fuese no más que un simple alfiletero.
Finalmente y en medio de la posible confusión, o miedo, que esta cosa pudiera tener. Llegué veloz a un costado para clavar la jeringa en su cuello e inyectar el extraño líquido de esta. ¿Qué era? No tenía la menor idea. Había caído.
Meleis aterrizó justo detrás del enemigo. Me miraba y miraba al oponente. - Si se mueve, mátalo. - Fue la orden en lo que me giraba para saber si el albino y el niño estaban bien.
Mis ojos se abrieron como platos al ver que el niño ahora no era un niño, de hecho era alguien a quien conocía, y aunque bien lo veía todo verde, esa cara que hacía conexión con el nombre anteriormente mencionado por el otro. - Nikolas Cohen. - Instintivamente me eché un par de pasos hacia atrás, conocía cierto grito cuya sensación francamente no quería volver a experimentar.
Esos dos parecían conocerse por la forma en que el otro le hablaba, en mi mente transitaban cientos de cosas. Meleis, también lo miraba con cierta familiaridad pero se encontraba un poco confundido ante mi reacción.
Finalmente recapacité y solté un respiro, había ignorado en principio el hecho de que el albino me pedía de vuelta su jeringa, por lo que lo primero que hice fue lanzarla de vuelta hacia él para luego quitarme la capa y lanzarla hacia Cohen. - Cúbrete, asustarás a los que sí son niños. - Dije aún con cierto tono frío manteniendo la precaución.
Mientras me encargaba de atrapar la jeringa del albino que se veía verde, el pequeño hizo algo en contra de nuestro oponente que francamente me impresionó el efecto que tuvo sobre él, le había ordenado detenerse y aunque si bien parecía resistirse el estar paralizado previo a los azotes previos facilitaba la labor. Claro que por ahora debía concentrarme, princilpamente porque los rugidos en efecto se trataban de Meleis que logró escuchar mis gritos. - Punto para los gritos de Urraca. - Pensé, aliviada de saber que con mi hermano ahí las cosas mejorarían para mí.
- ¡Meleis! ¡Agua! - No había tiempo para dar más detalles, por lo que grité las palabras claves una vez que el dragón estuvo a la vista y altura precisa para escuchar fácilmente aquella orden que no tardó en ejecutar volando sobre mí, mojándome y trazando un camino sobre mis pasos, los pequeño charcos no tardaron en formarse. (1)
Aquello me dio la velocidad y el impulso suficiente en lo que el albino verde maniobraba de forma precisa su arma como si el otro fuese no más que un simple alfiletero.
Finalmente y en medio de la posible confusión, o miedo, que esta cosa pudiera tener. Llegué veloz a un costado para clavar la jeringa en su cuello e inyectar el extraño líquido de esta. ¿Qué era? No tenía la menor idea. Había caído.
Meleis aterrizó justo detrás del enemigo. Me miraba y miraba al oponente. - Si se mueve, mátalo. - Fue la orden en lo que me giraba para saber si el albino y el niño estaban bien.
Mis ojos se abrieron como platos al ver que el niño ahora no era un niño, de hecho era alguien a quien conocía, y aunque bien lo veía todo verde, esa cara que hacía conexión con el nombre anteriormente mencionado por el otro. - Nikolas Cohen. - Instintivamente me eché un par de pasos hacia atrás, conocía cierto grito cuya sensación francamente no quería volver a experimentar.
Esos dos parecían conocerse por la forma en que el otro le hablaba, en mi mente transitaban cientos de cosas. Meleis, también lo miraba con cierta familiaridad pero se encontraba un poco confundido ante mi reacción.
Finalmente recapacité y solté un respiro, había ignorado en principio el hecho de que el albino me pedía de vuelta su jeringa, por lo que lo primero que hice fue lanzarla de vuelta hacia él para luego quitarme la capa y lanzarla hacia Cohen. - Cúbrete, asustarás a los que sí son niños. - Dije aún con cierto tono frío manteniendo la precaución.
- Off:
- Acciones
- 1[Meraxes]Sé como el agua: [Pasiva] Mientras haya agua bajo mis pies, puedo deslizarme por esta con agilidad y usarla para impulsarme.
- Lanzo de regreso la jeringa de Zagreus.
- Lanzo mi capa a Cohen para que cubra sus partes.
- Cosas Activas: Castigo de Piedra.Lentes de Visión Nocturna:[Yelmo] anteojos que amplifican la luz, permitiendo ver en la oscuridad. Todo parece de color verde.
- [Meleis] Cosas Activas:Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad. [Uso 2/2. Acotación: Zelas utilizó el primer uso en su post de entrenamiento con los niños.]Durito y fuertecito [Nivel 2] [Pasiva] Mi armadura natural de escamas se encuentra mejor potenciada para resistir ataques físicos y proporcionar con más potencia embestidas o coletazos en mi forma bestial.Aliento elemental: Puedo lanzar mi elemento afín desde mis entrañas en forma de dragón.Habitante de los Cielos: Puedo volar en forma de dragón
-Dejo nuevamente acá la trampa creada por Merax por si la ocupan para descripción y función de la misma.Objetivo SeleccionadoObjetivos Profesionales escribió:[Arcanos, Herrería, Ingeniería, Carpintería, Humanitario, Recurso] Algunos de los niños más traviesos se escapan por la noche y ya hemos recibido quejas de las aldeas vecinas por robo y vandalismo. Muchos recuerdan su entrenamiento militar, por lo que pueden evadir fácilmente a los vigilantes. Necesitamos algún otro sistema para mantenerlos en sus barracones, aparte de atarlos a sus camas.Receta Utilizada:
Disponible [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Receta Arcana escribió:Red Sorpresa: [Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.Cosas Activas
- Pergamino con Encantamiento Rechazo.Rechazo:[Encantamiento]El objeto encantado dará una fuerte descarga eléctrica a quien intente usarlo, excepto a su dueño.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Inventario:
- Pieza Metálica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Inferior. - Dentro de Bolso de Viajero.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Bomull.
- Inventario Meleis:
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Diluida.
- Medicina multipropósito.
Meraxes
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La batalla en aquel flanco daba a su fin con una victoria para el bando mas joven aunque no sin dificultad. La derrota de los adultos había ocurrido mas por la falta de organización y coordinación de los adultos que del poderío físico de los niños. Aún así aquello era una prueba mas del peligro que entrañaban aquellos mozuelos si se les dejaba el libertad en las manos equivocadas y la necesidad de purgarlos por piedad.
La retirada del segundo grupo de niños fue poco menos que desorganizada. Los pocos soldados que miraron a Zelas cuando se dirigió a ellos ordenando limpiar el espacio de la batalla se miraron entre ellos cuestionando la legitimidad de la orden dada. ¿Quién era el para dar órdenes? Me lo tomé como una anécdota divertida que compartir en un futuro y me dispuse diligente a continuar con el trabajo. Tenia que cerciorarme del efecto del plan para dar el siguiente paso sin levantar sospechas.
- Aprisionad a los que aún respiran, y buscad pistas en los cadáveres, vamos a localizar el campamento de estos desgraciados y darles caza antes que se dispersen.- Con esta orden los elfos rompieron formación y obedecieron revisando entre las pertenencias de los enemigos muertos, rematando a los moribundos y aprisionando a los rendidos o inconscientes. los cadáveres de los infantes fueron ignorados durante todo el proceso.
Al acabar fui en busca de Sango. me daba pena utilizarle, pues era un buen hombre y lo consideraba un amigo, pero necesitaba que no hubiera mella en su confianza pues a veces le perdía su gran corazón. Al encontrarle hablando con la lider de los recien amotinados niños decidí mantener las distancias. sabía que por la oscuridad ellos no podrían verme. Tal vez el rubio reparara en mí, pero nada mas. Al cerrarse la puerta que daba acceso a la sección del campamento amotinado me acerqué hasta el hombre.
- Tengo noticias. Mis hombres parecen haber encontrado una pista del posible campamento de estos energúmenos. vamos a hacer una contraofensiva para capturar a su cabecilla antes de que tengan tiempo de reorganizarse o huir. Respecto a los caídos he preferido que seáis vosotros quienes les deis la sepultura que les corresponde según vuestras costumbres. No he querido privarles de ese honor a ellos ni a sus compañeros de poder acompañarles y despedirles adecuadamente.- Puse una mano en su hombro tratando de calmarle. - No ha sido culpa tuya. Tanto ella como tu y yo sabemos que habrían muerto todos si hubiéramos cargado contra ellos, encerrándoles contra el enemigo. Nunca debieron entrar al combate en primera línea, y no debieron sostenerlo después que mis hombres estuvieran formados. No han sido tus decisiones, y eso lo sabe también Fidelma, aunque ahora tenga la mente nublada por el dolor de la pérdida. Los guardias tampoco dieron la voz de alarma. yo empezaría por ahí. -
Le dediqué una sonrisa sincera. aún a pesar de que necesitaba su apoyo para mantener mi imagen limpia podía ver en sus ojos la aflicción de sentir fallar como líder, y por experiencia propia sabía lo desagradable de aquella sensación. Esperaba realmente haberlo confortado un poco no como líder, sino como amigo. - Ah y una ultima cosa. Esta vez el rubio tiene razón. - Aconsejé mientras me marchaba. la verdad que en eso el rubio había estado acertado.
Caminé en busca de Tarek. Por el camino vi las consecuencias de lo que había ocurrido en el interior. Los restos del barracón carbonizado y algún que otro niño asesinado pero parecía no haber sido un éxito, al menos no del todo pero sí un avance dado lo fortuito de aquel ataque. - Hay que reforzar el campamento entero. Necesitarán toda la ayuda posible por si atacan de nuevo mientras estamos fuera - le dije, aunque esta vez no empleé el élfico para así no levantar sospechas. Esperaba que Tarek hubiera leído entre líneas y entendido el mensaje. Poco después estaba saliendo del campamento con todos mis hombres, incluidos aquellos que habían ocupado puestos en aquella suerte de hospital de campaña y las cocinas.
Al cabo de unas horas dimos con el campamento de los asaltantes. Allí entre la oscuridad parecían estar discutiendo vehementemente mientras alguno que otro se trataba sus propias heridas. Uno de mis hombres clavaría con una flecha un mapa que señalaba los pozos y el manantial que abastecían de agua a Zelírica con la frase "¿Algo más sutil?" escrita para luego retirarnos tan rápido como llegamos, aprovechando las sombras y nuestra ventaja en la oscuridad para evitar ser detectados. A la mañana siguiente un mensajero llegaría directamente a Sango informando que el cabecilla parecía haber sido abatido y que los elfos patrullarían los bosques cercanos para prevenir cualquier posible represalia. Aquella misma tarde mis hombres y yo marchábamos de regreso a Sandorai, abandonando a aquellos niños a su suerte y al fatídico futuro que les esperaba si el plan acababa funcionando.
La retirada del segundo grupo de niños fue poco menos que desorganizada. Los pocos soldados que miraron a Zelas cuando se dirigió a ellos ordenando limpiar el espacio de la batalla se miraron entre ellos cuestionando la legitimidad de la orden dada. ¿Quién era el para dar órdenes? Me lo tomé como una anécdota divertida que compartir en un futuro y me dispuse diligente a continuar con el trabajo. Tenia que cerciorarme del efecto del plan para dar el siguiente paso sin levantar sospechas.
- Aprisionad a los que aún respiran, y buscad pistas en los cadáveres, vamos a localizar el campamento de estos desgraciados y darles caza antes que se dispersen.- Con esta orden los elfos rompieron formación y obedecieron revisando entre las pertenencias de los enemigos muertos, rematando a los moribundos y aprisionando a los rendidos o inconscientes. los cadáveres de los infantes fueron ignorados durante todo el proceso.
Al acabar fui en busca de Sango. me daba pena utilizarle, pues era un buen hombre y lo consideraba un amigo, pero necesitaba que no hubiera mella en su confianza pues a veces le perdía su gran corazón. Al encontrarle hablando con la lider de los recien amotinados niños decidí mantener las distancias. sabía que por la oscuridad ellos no podrían verme. Tal vez el rubio reparara en mí, pero nada mas. Al cerrarse la puerta que daba acceso a la sección del campamento amotinado me acerqué hasta el hombre.
- Tengo noticias. Mis hombres parecen haber encontrado una pista del posible campamento de estos energúmenos. vamos a hacer una contraofensiva para capturar a su cabecilla antes de que tengan tiempo de reorganizarse o huir. Respecto a los caídos he preferido que seáis vosotros quienes les deis la sepultura que les corresponde según vuestras costumbres. No he querido privarles de ese honor a ellos ni a sus compañeros de poder acompañarles y despedirles adecuadamente.- Puse una mano en su hombro tratando de calmarle. - No ha sido culpa tuya. Tanto ella como tu y yo sabemos que habrían muerto todos si hubiéramos cargado contra ellos, encerrándoles contra el enemigo. Nunca debieron entrar al combate en primera línea, y no debieron sostenerlo después que mis hombres estuvieran formados. No han sido tus decisiones, y eso lo sabe también Fidelma, aunque ahora tenga la mente nublada por el dolor de la pérdida. Los guardias tampoco dieron la voz de alarma. yo empezaría por ahí. -
Le dediqué una sonrisa sincera. aún a pesar de que necesitaba su apoyo para mantener mi imagen limpia podía ver en sus ojos la aflicción de sentir fallar como líder, y por experiencia propia sabía lo desagradable de aquella sensación. Esperaba realmente haberlo confortado un poco no como líder, sino como amigo. - Ah y una ultima cosa. Esta vez el rubio tiene razón. - Aconsejé mientras me marchaba. la verdad que en eso el rubio había estado acertado.
Caminé en busca de Tarek. Por el camino vi las consecuencias de lo que había ocurrido en el interior. Los restos del barracón carbonizado y algún que otro niño asesinado pero parecía no haber sido un éxito, al menos no del todo pero sí un avance dado lo fortuito de aquel ataque. - Hay que reforzar el campamento entero. Necesitarán toda la ayuda posible por si atacan de nuevo mientras estamos fuera - le dije, aunque esta vez no empleé el élfico para así no levantar sospechas. Esperaba que Tarek hubiera leído entre líneas y entendido el mensaje. Poco después estaba saliendo del campamento con todos mis hombres, incluidos aquellos que habían ocupado puestos en aquella suerte de hospital de campaña y las cocinas.
Al cabo de unas horas dimos con el campamento de los asaltantes. Allí entre la oscuridad parecían estar discutiendo vehementemente mientras alguno que otro se trataba sus propias heridas. Uno de mis hombres clavaría con una flecha un mapa que señalaba los pozos y el manantial que abastecían de agua a Zelírica con la frase "¿Algo más sutil?" escrita para luego retirarnos tan rápido como llegamos, aprovechando las sombras y nuestra ventaja en la oscuridad para evitar ser detectados. A la mañana siguiente un mensajero llegaría directamente a Sango informando que el cabecilla parecía haber sido abatido y que los elfos patrullarían los bosques cercanos para prevenir cualquier posible represalia. Aquella misma tarde mis hombres y yo marchábamos de regreso a Sandorai, abandonando a aquellos niños a su suerte y al fatídico futuro que les esperaba si el plan acababa funcionando.
- OFF:
- - Interactúo con Sango y Tarek. Hago mención a las acciones de Zelas pero no me dirijo a él directamente en ningún momento.
- Continúo el objetivo de purga.
- Esta será mi ultima intervención en el evento. hay cosas que no he tenido en cuenta (como el combate de Meraxes) Porque asumo que se resuelve antes de mi paseo por el campamento o no es relevante para mis acciones. Si alguien quiere interactuar con mi personaje que me escriba por privado a Discord
Eleandris
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Cuándo la criatura pareció neutralizada por el arma de Zagreus y por la inyección que Meraxes insertó en su cuerpo, llamó la atención de ambos. Incluso la de Meleis.
―¡Ni que no hubierais visto ya a un hombre desnudo…! Incluso “los niños”…
Meraxes le otorgó una capa para tapar su cuerpo, aunque el vampiro la lanzó de vuelta a la mujer.
―Tranquilos, llevo mi propia ropa en la bolsa…
Mientras sacaba las ropas de la bolsa, contestó a la pregunta de Zagreus:
―¡Pensé que confiabas más en mis recursos!― expresó, sin entrar en detalles de cómo había seguido con vida tras la invasión del campamento de dragones.
Pero al estar presente varios de ellos, Cohen prefirió no entrar en demasiados detalles.
―Me alegro de veros. A ambos, aunque no sea del todo mutuo… ―expresó al ver la desconfianza de la mujer y cómo Meleis la miraba― Tranquilos, que me visto ya y me marcho… no tengo nada que hacer aquí… ¡Sigan a sus cosas!
Tras dar unos pasos para apartarse, se terminó de vestir mientras se preguntaba cómo iba a salir de allí sin llamar la atención.
Una vez vestido, rebuscó en los productos alquímicos que llevaba consigo hasta encontrar lo que buscaba: su patente de Elixir Cárdeno de Invisibilidad.
Había extraído el líquen de los pétalos de un par de lotos cárdenos en su última visita a Midgard. Esta planta era de lo más inusual, pues contenía gran cantidad de éter que dependiendo de la etapa de floración de la planta, podía producir explosiones de luz cómo otorgar la invisibilidad manipulando el éter de la persona que lo bebía durante un periodo corto de tiempo.
Lo había probado con algunos animales enjaulados y habían desaparecido durante un rato suficiente cómo para Cohen preguntarse si continuaban allí o no…
Preparado para marcharse, tomó el Elixir Cárdeno de Invisibilidad y esperó unos segundos. Se notaba igual, por lo que no sabía si tenía efectos. [1]
Desesperado por la espera, comenzó a caminar en dirección a la salida del campamento, por vías secundarias, intentando no llamar la atención de nadie. Fue entonces cuándo se encontró con un par de hombres tras girar una esquina de las numerosas cabañas del campamento, pero ninguno de ellos actuó cómo si pudieran verle.
Pronto, llegó hasta la cuesta que permitía salir de allí y la bajó intentándose apartar del paso de algunas personas que transitaban por la zona, incluso deteniéndose para que el sonido de sus pasos no llamara la atención. Pero cómo tenía aquellas botas silenciosas que no producían ruido, fue bastante fácil. [2]
A medida que se alejaba del campamento, comprobó que en sus alrededores había algunas personas, incluso con niños. Miraban con detenimiento los alrededores, aunque Cohen desconocía la causa.
Fue entonces cuándo estuvo a punto de caer en una trampa, que logró ver en la oscuridad de la noche gracias a su vista vampírica. Cuidadoso de no caer en ninguna de ellas, fue sorteándolas, hasta llegar a una muralla que parecían estar construyendo, a saber para qué.
Una vez había tomado distancia suficiente, se relajó. Buscaría un sitio dónde tranquilo para pasar la jornada diurna en el interior del domo que utilizaba en sus viajes fuera de Sacrestic Ville.
Recordó que llevaba con él la sangre de aquel niño. Debía advertir a la Baronesa los desgarradores efectos que había visto en aquel hombre e intentar convencerla para que no tomase ni una gota de sangre de aquel vial. Sin embargo, la decisión seguiría siendo suya.
[1] Cohen ingiere Elixir Cárdeno de Invisibilidad, aporte alquímico original que ofrezco al tema, basado en la flor que creé en el herbolario llamada [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
[2] Alusión a las Botas Silenciosas de mi inventario.
Con este post, pongo fin a mi participación en el evento.
―¡Ni que no hubierais visto ya a un hombre desnudo…! Incluso “los niños”…
Meraxes le otorgó una capa para tapar su cuerpo, aunque el vampiro la lanzó de vuelta a la mujer.
―Tranquilos, llevo mi propia ropa en la bolsa…
Mientras sacaba las ropas de la bolsa, contestó a la pregunta de Zagreus:
―¡Pensé que confiabas más en mis recursos!― expresó, sin entrar en detalles de cómo había seguido con vida tras la invasión del campamento de dragones.
Pero al estar presente varios de ellos, Cohen prefirió no entrar en demasiados detalles.
―Me alegro de veros. A ambos, aunque no sea del todo mutuo… ―expresó al ver la desconfianza de la mujer y cómo Meleis la miraba― Tranquilos, que me visto ya y me marcho… no tengo nada que hacer aquí… ¡Sigan a sus cosas!
Tras dar unos pasos para apartarse, se terminó de vestir mientras se preguntaba cómo iba a salir de allí sin llamar la atención.
Una vez vestido, rebuscó en los productos alquímicos que llevaba consigo hasta encontrar lo que buscaba: su patente de Elixir Cárdeno de Invisibilidad.
Había extraído el líquen de los pétalos de un par de lotos cárdenos en su última visita a Midgard. Esta planta era de lo más inusual, pues contenía gran cantidad de éter que dependiendo de la etapa de floración de la planta, podía producir explosiones de luz cómo otorgar la invisibilidad manipulando el éter de la persona que lo bebía durante un periodo corto de tiempo.
Lo había probado con algunos animales enjaulados y habían desaparecido durante un rato suficiente cómo para Cohen preguntarse si continuaban allí o no…
Preparado para marcharse, tomó el Elixir Cárdeno de Invisibilidad y esperó unos segundos. Se notaba igual, por lo que no sabía si tenía efectos. [1]
Desesperado por la espera, comenzó a caminar en dirección a la salida del campamento, por vías secundarias, intentando no llamar la atención de nadie. Fue entonces cuándo se encontró con un par de hombres tras girar una esquina de las numerosas cabañas del campamento, pero ninguno de ellos actuó cómo si pudieran verle.
Pronto, llegó hasta la cuesta que permitía salir de allí y la bajó intentándose apartar del paso de algunas personas que transitaban por la zona, incluso deteniéndose para que el sonido de sus pasos no llamara la atención. Pero cómo tenía aquellas botas silenciosas que no producían ruido, fue bastante fácil. [2]
A medida que se alejaba del campamento, comprobó que en sus alrededores había algunas personas, incluso con niños. Miraban con detenimiento los alrededores, aunque Cohen desconocía la causa.
Fue entonces cuándo estuvo a punto de caer en una trampa, que logró ver en la oscuridad de la noche gracias a su vista vampírica. Cuidadoso de no caer en ninguna de ellas, fue sorteándolas, hasta llegar a una muralla que parecían estar construyendo, a saber para qué.
Una vez había tomado distancia suficiente, se relajó. Buscaría un sitio dónde tranquilo para pasar la jornada diurna en el interior del domo que utilizaba en sus viajes fuera de Sacrestic Ville.
Recordó que llevaba con él la sangre de aquel niño. Debía advertir a la Baronesa los desgarradores efectos que había visto en aquel hombre e intentar convencerla para que no tomase ni una gota de sangre de aquel vial. Sin embargo, la decisión seguiría siendo suya.
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[1] Cohen ingiere Elixir Cárdeno de Invisibilidad, aporte alquímico original que ofrezco al tema, basado en la flor que creé en el herbolario llamada [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
[2] Alusión a las Botas Silenciosas de mi inventario.
Con este post, pongo fin a mi participación en el evento.
Cohen
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
La escaramuza había terminado casi tan rápido como había comenzado. Los guerreros en el frente habían luchado, codo con codo, con los niños-soldado que, más por una cuestión de número que por habilidad, había terminado de forma efectiva con algunos de los atacantes. Tarek observó los últimos rescoldos de la batalla al amparo de las sombras. Nadie había intentado atacarlo tras el furtivo encuentro con la asesina, pero ningún otro barracón había rugido en llamas tras ese mismo encuentro. Se preguntó si la mujer habría muerto o si, por el contrario, no había entendido su sutil indirecta. En cualquier caso, la batalla había llegado a su fin, al igual que lo estaba haciendo aquella larga noche.
Susurros de disconformidad, así como algún enfrentamiento y un evidente atrincheramiento en la parte opuesta del campamento, le indicaron que las consecuencias del ataque habían ido más allá de la muerte de unos cuantos de aquellos antinaturales infantes. Al parecer estos, o al menos parte de ellos, culpaban a los adultos de su desgracia… una opinión no demasiado desencaminada, si el peliblanco era franco consigo mismo. El mayor error de los voluntarios llegados hasta el campamento había sido pensar que trataban con niños, cuando en realidad dentro de aquellas pequeñas cabezas se encontraba el conocimiento y los años de experiencia de adultos. Ahora, las pequeñas alimañas reclamaban lo que creían que les pertenecía por derecho propio. Aquello no hacía más que confirmar la amenaza que suponían para el resto de comunidades de Aerandir. Asesinos disfrazados con la dulce apariencia de desvalidos niños. Soldados entrañables en manos de un rey despiadado.
Un chasquido, ante su cara, atrajo su atención. Un individuo, al que no había visto antes, lo miraba de forma inquisitiva. Tras varios segundos y, ante la clara falta de respuesta del elfo, suspiró con hastío y habló, como si estuviese repitiendo por segunda vez las mismas palabras.
- El jefe de constructores quiere verte –el elfo alzó una ceja como toda respuesta- Eres uno de los arcanos, ¿no? Pues quiere verte.
- Pues si el jefe de constructores quiere verme… -dijo Tarek con desgana, mientras se ponía en pie.
Siguió al individuo por entre las ruinosas estructuras de campamento. Los soldados de Eleandris se afanaban en retirar los cuerpos de los atacantes, así como apresar a los que todavía contaban con la bendición de la vida. Otros solados, así como varios no-niños, se ocupaban de los pequeños caídos en batalla. Entre los diferentes cadáveres, Tarek vislumbró a la asesina que lo había atacado. No se encontraba demasiado lejos de donde la había visto durante la batalla y los diversos cortes repartidos por su cuerpo, sobre todo a la altura de sus muslos, le indicaron que había muerto a manos de sus presas.
Poco después alcanzaron al jefe de constructores. Parecía furibundo y el joven elfo pensó que probablemente tenía que ver con la petición de los sublevados de desmontar todas las trampas y protecciones que habían tardado días en erigir.
- ¿Qué ha pasado? –le preguntó finalmente, colocándose frente a él, demasiado cerca para gusto del elfo. Tanto su actitud como su tono sonaban a desafío.
- ¿Ha habido un ataque en el campamento? –respondió Tarek lacónico. El hombre frunció el ceño ante su respuesta y, sospechando que no le convenía ganarse las sospechas del constructor, añadió- Lo lamento, pero deberéis ser más claros con vuestra pregunta.
- Las trampas ¿por qué no han funcionado? –inquirió este entonces. Tarek alzó una ceja, fingiendo desconcierto.
- ¿Trampas? Mi misión era colocar runas que avisasen sin alguien abría las puertas de los barracones durante la noche –contestó.
- Bien –dijo el hombre- Entonces, ¿por qué no funcionan? –para apoyar sus palabras, abrió la puerta del barracón más cercano y, como era de esperar, ningún sonido se alzó en la noche. El hombre le dirigió un gesto de triunfo.
- No estaban activadas –contestó el peliblanco, como si fuese la respuesta más natural del mundo. El hombre lo contempló perplejo- El viejo dijo que se encargaría de daros la clave para activarlas y desactivarlas. Al fin y al cabo, nadie quería que estuviesen saltando las alarmas durante el día cada vez que alguien entornaba una de esas puertas.
- Respecto a eso… -el hombre se aclaró la garganta- Tu maestro ha muerto. La presión fue más fuerte que su corazón –soltó de sopetón.
Dos pensamientos cruzaron en ese momento la mente del elfo: triunfo, aún a pesar de que la muerte del anciano no había llegado de la cruenta forma que él había esperado, y la idea de que debería mostrarse afectado, o al menos sorprendido, por la noticia. Sin embargo, la expresión de su interlocutor le dejó claro que había pasado demasiado tiempo entre su afirmación y la reacción de Tarek como para que alguna de esas dos emociones resultase plausible.
- No era mi maestro –dijo sin más- Apenas lo conocía. Nos unía un acuerdo laboral circunstancial. Eso es todo.
El hombre volvió a aclararse la garganta y, tras soltar un par de berridos a sus subalternos, se volvió hacia él.
- En todo caso, algo no ha salido bien. Las runas han tenido que fallar. ¿Cómo explicas si no que las barreras impidiesen la salida de los niños?
- Quizás los atacantes les hicieron algo. Esas barreras se crearon para evitar que saliese el gas de los barracones. En realidad, cumplieron su función, evitando la salida de su zona de actuación –el hombre lo volvió a mirar con el ceño fruncido.
- ¿Y el fuego? –en esa ocasión fue Tarek el que lo miró con gesto de incredulidad.
- ¿Antorchas? –preguntó sin más- No es que sea muy difícil encontrarlas por el campamento… y habían rociado gas dentro de los barracones –con un gesto de las manos dio a entender que la combinación de ambos elementos, producía una rápida expansión del fuego.
El hombre lo observó de nuevo, con evidente desconfianza. Sus manos se abrían y cerraban, en un gesto nervioso. Estaba claro que sospechaba del peliblanco, pero también que sus razones para acusarlo eran meramente circunstanciales.
- ¿Dónde están el resto de los arcanos? –preguntó entonces el elfo.
- ¿Perdona? –respondió el constructor.
- ¿Dónde están el resto de los arcanos? –repitió más despacio el peliblanco- Si sospecháis que hubo un error o una manipulación de las runas, ¿acaso no deberían estar todos aquí? –lo miró con gesto aparentemente inocente y, tras unos segundos, cambió de expresión, primero a una que denotaba entendimiento y luego a otra que denotaba ofensa- ¡Oh! Comprendo. Así que eso –el constructor lo miró de hito en hito- Veo que no son solo rumores lo que corre por el campamento. Están acusando a los elfos de todo el desastre. Primero al batallón de defensa y ahora al único maestro arcano elfo. Porque pensar que los atacantes tuvieron algo que ver es demasiado surrealista. ¡Culpemos a los elfos! Ellos siempre tienen la culpa de todo. Se dan grandes discursos sobre la unidad entre razas y, cuando venimos a ayudar de forma totalmente desinteresada, a la primera de cambio se nos acusa de traición.
Para regocijo de Tarek, el constructor pareció avergonzarse ante sus palabras. Así pues, no había errado en su suposición. Habían sospechado de él desde el principio.
- En ningún momento he querido dar a entender que esto fuese culpa tuya por ser elfo –contestó el hombre entre titubeos.
- Claro –dijo el peliblanco con ironía- Y por eso soy el único de todos los que dibujaron runas al que se está acusando directamente de lo sucedido –el hombre volvió a azorarse.
Dando un par de pasos, se dirigió hacia el barracón más cercano, donde susurró una única palabra, antes de empujar la puerta. Un fuerte ruido inundó el sector del campamento en el que se encontraban y permaneció activo, hasta que, con una daga, Tarek rajó la runa dibujada sobre la madera. El silencio subsecuente cayó como una lápida sobre los presentes.
- Sin duda podría haber sido obra de los atacantes –afirmó con cierta reticencia el constructor- Deberías unirte a los trabajos de reconstrucción del campamento. Mientras me ocuparé de hablar con el resto de arcanos.
Sin una palabra más y, con clara expresión de ofendido, Tarek se alejó de allí. Se encontraba cerca de la muralla cuando Eleandris interceptó sus pasos. Le extrañó en gran medida que el elfo se dirigiese directamente a él, sobre todo teniendo en cuenta que habían basado parte de su estrategia en fingir que apenas se conocían.
- Haré lo que esté en mi mano para ayudar –le contestó, ante su petición. El elfo rubio no necesitó decir mucho más para que entendiese lo que esperaba de él.
Horas más tarde se desprendía de aquella armadura prestada e intercambiaba las últimas prendas con uno de los soldados de Eleandris.
- Podrías acompañarnos –le comentó, mientras se colocaba los brazales.
- Quizás en otra ocasión –respondió Tarek, antes de pasar la casaca por la cabeza y ajustarse las armas.
- En otra ocasión entonces –le dijo el primero y, con un saludo, se despidió de él para reunirse con el resto de su destacamento.
Tarek tomó rumbo al este, con un nuevo objetivo en mente. Revisó su alforja para asegurase de que las herramientas que usaba para grabar las runas seguían en su sitio, sin saber que sería probablemente la última vez que las usase antes de perder su don. Sin embargo, los símbolos que había grabado hacía días, por orden del jefe de constructores, en las puertas y la muralla del campamento de los críos malditos, perdurarían mucho más tiempo. Una simple palabra, susurrada al traspasar el quicio de la puerta del campamento, había sido suficiente para activar una nueva barrera que, al igual que las de los barracones, impediría a los falsos infantes abandonar aquella prisión. Quizás lograsen desactivarla antes de morir de hambre, pero aquello los distraería lo suficiente para no ver llegar el sutil ataque planeado por Eleandris.
Susurros de disconformidad, así como algún enfrentamiento y un evidente atrincheramiento en la parte opuesta del campamento, le indicaron que las consecuencias del ataque habían ido más allá de la muerte de unos cuantos de aquellos antinaturales infantes. Al parecer estos, o al menos parte de ellos, culpaban a los adultos de su desgracia… una opinión no demasiado desencaminada, si el peliblanco era franco consigo mismo. El mayor error de los voluntarios llegados hasta el campamento había sido pensar que trataban con niños, cuando en realidad dentro de aquellas pequeñas cabezas se encontraba el conocimiento y los años de experiencia de adultos. Ahora, las pequeñas alimañas reclamaban lo que creían que les pertenecía por derecho propio. Aquello no hacía más que confirmar la amenaza que suponían para el resto de comunidades de Aerandir. Asesinos disfrazados con la dulce apariencia de desvalidos niños. Soldados entrañables en manos de un rey despiadado.
Un chasquido, ante su cara, atrajo su atención. Un individuo, al que no había visto antes, lo miraba de forma inquisitiva. Tras varios segundos y, ante la clara falta de respuesta del elfo, suspiró con hastío y habló, como si estuviese repitiendo por segunda vez las mismas palabras.
- El jefe de constructores quiere verte –el elfo alzó una ceja como toda respuesta- Eres uno de los arcanos, ¿no? Pues quiere verte.
- Pues si el jefe de constructores quiere verme… -dijo Tarek con desgana, mientras se ponía en pie.
Siguió al individuo por entre las ruinosas estructuras de campamento. Los soldados de Eleandris se afanaban en retirar los cuerpos de los atacantes, así como apresar a los que todavía contaban con la bendición de la vida. Otros solados, así como varios no-niños, se ocupaban de los pequeños caídos en batalla. Entre los diferentes cadáveres, Tarek vislumbró a la asesina que lo había atacado. No se encontraba demasiado lejos de donde la había visto durante la batalla y los diversos cortes repartidos por su cuerpo, sobre todo a la altura de sus muslos, le indicaron que había muerto a manos de sus presas.
Poco después alcanzaron al jefe de constructores. Parecía furibundo y el joven elfo pensó que probablemente tenía que ver con la petición de los sublevados de desmontar todas las trampas y protecciones que habían tardado días en erigir.
- ¿Qué ha pasado? –le preguntó finalmente, colocándose frente a él, demasiado cerca para gusto del elfo. Tanto su actitud como su tono sonaban a desafío.
- ¿Ha habido un ataque en el campamento? –respondió Tarek lacónico. El hombre frunció el ceño ante su respuesta y, sospechando que no le convenía ganarse las sospechas del constructor, añadió- Lo lamento, pero deberéis ser más claros con vuestra pregunta.
- Las trampas ¿por qué no han funcionado? –inquirió este entonces. Tarek alzó una ceja, fingiendo desconcierto.
- ¿Trampas? Mi misión era colocar runas que avisasen sin alguien abría las puertas de los barracones durante la noche –contestó.
- Bien –dijo el hombre- Entonces, ¿por qué no funcionan? –para apoyar sus palabras, abrió la puerta del barracón más cercano y, como era de esperar, ningún sonido se alzó en la noche. El hombre le dirigió un gesto de triunfo.
- No estaban activadas –contestó el peliblanco, como si fuese la respuesta más natural del mundo. El hombre lo contempló perplejo- El viejo dijo que se encargaría de daros la clave para activarlas y desactivarlas. Al fin y al cabo, nadie quería que estuviesen saltando las alarmas durante el día cada vez que alguien entornaba una de esas puertas.
- Respecto a eso… -el hombre se aclaró la garganta- Tu maestro ha muerto. La presión fue más fuerte que su corazón –soltó de sopetón.
Dos pensamientos cruzaron en ese momento la mente del elfo: triunfo, aún a pesar de que la muerte del anciano no había llegado de la cruenta forma que él había esperado, y la idea de que debería mostrarse afectado, o al menos sorprendido, por la noticia. Sin embargo, la expresión de su interlocutor le dejó claro que había pasado demasiado tiempo entre su afirmación y la reacción de Tarek como para que alguna de esas dos emociones resultase plausible.
- No era mi maestro –dijo sin más- Apenas lo conocía. Nos unía un acuerdo laboral circunstancial. Eso es todo.
El hombre volvió a aclararse la garganta y, tras soltar un par de berridos a sus subalternos, se volvió hacia él.
- En todo caso, algo no ha salido bien. Las runas han tenido que fallar. ¿Cómo explicas si no que las barreras impidiesen la salida de los niños?
- Quizás los atacantes les hicieron algo. Esas barreras se crearon para evitar que saliese el gas de los barracones. En realidad, cumplieron su función, evitando la salida de su zona de actuación –el hombre lo volvió a mirar con el ceño fruncido.
- ¿Y el fuego? –en esa ocasión fue Tarek el que lo miró con gesto de incredulidad.
- ¿Antorchas? –preguntó sin más- No es que sea muy difícil encontrarlas por el campamento… y habían rociado gas dentro de los barracones –con un gesto de las manos dio a entender que la combinación de ambos elementos, producía una rápida expansión del fuego.
El hombre lo observó de nuevo, con evidente desconfianza. Sus manos se abrían y cerraban, en un gesto nervioso. Estaba claro que sospechaba del peliblanco, pero también que sus razones para acusarlo eran meramente circunstanciales.
- ¿Dónde están el resto de los arcanos? –preguntó entonces el elfo.
- ¿Perdona? –respondió el constructor.
- ¿Dónde están el resto de los arcanos? –repitió más despacio el peliblanco- Si sospecháis que hubo un error o una manipulación de las runas, ¿acaso no deberían estar todos aquí? –lo miró con gesto aparentemente inocente y, tras unos segundos, cambió de expresión, primero a una que denotaba entendimiento y luego a otra que denotaba ofensa- ¡Oh! Comprendo. Así que eso –el constructor lo miró de hito en hito- Veo que no son solo rumores lo que corre por el campamento. Están acusando a los elfos de todo el desastre. Primero al batallón de defensa y ahora al único maestro arcano elfo. Porque pensar que los atacantes tuvieron algo que ver es demasiado surrealista. ¡Culpemos a los elfos! Ellos siempre tienen la culpa de todo. Se dan grandes discursos sobre la unidad entre razas y, cuando venimos a ayudar de forma totalmente desinteresada, a la primera de cambio se nos acusa de traición.
Para regocijo de Tarek, el constructor pareció avergonzarse ante sus palabras. Así pues, no había errado en su suposición. Habían sospechado de él desde el principio.
- En ningún momento he querido dar a entender que esto fuese culpa tuya por ser elfo –contestó el hombre entre titubeos.
- Claro –dijo el peliblanco con ironía- Y por eso soy el único de todos los que dibujaron runas al que se está acusando directamente de lo sucedido –el hombre volvió a azorarse.
Dando un par de pasos, se dirigió hacia el barracón más cercano, donde susurró una única palabra, antes de empujar la puerta. Un fuerte ruido inundó el sector del campamento en el que se encontraban y permaneció activo, hasta que, con una daga, Tarek rajó la runa dibujada sobre la madera. El silencio subsecuente cayó como una lápida sobre los presentes.
- Sin duda podría haber sido obra de los atacantes –afirmó con cierta reticencia el constructor- Deberías unirte a los trabajos de reconstrucción del campamento. Mientras me ocuparé de hablar con el resto de arcanos.
Sin una palabra más y, con clara expresión de ofendido, Tarek se alejó de allí. Se encontraba cerca de la muralla cuando Eleandris interceptó sus pasos. Le extrañó en gran medida que el elfo se dirigiese directamente a él, sobre todo teniendo en cuenta que habían basado parte de su estrategia en fingir que apenas se conocían.
- Haré lo que esté en mi mano para ayudar –le contestó, ante su petición. El elfo rubio no necesitó decir mucho más para que entendiese lo que esperaba de él.
[…]
Horas más tarde se desprendía de aquella armadura prestada e intercambiaba las últimas prendas con uno de los soldados de Eleandris.
- Podrías acompañarnos –le comentó, mientras se colocaba los brazales.
- Quizás en otra ocasión –respondió Tarek, antes de pasar la casaca por la cabeza y ajustarse las armas.
- En otra ocasión entonces –le dijo el primero y, con un saludo, se despidió de él para reunirse con el resto de su destacamento.
Tarek tomó rumbo al este, con un nuevo objetivo en mente. Revisó su alforja para asegurase de que las herramientas que usaba para grabar las runas seguían en su sitio, sin saber que sería probablemente la última vez que las usase antes de perder su don. Sin embargo, los símbolos que había grabado hacía días, por orden del jefe de constructores, en las puertas y la muralla del campamento de los críos malditos, perdurarían mucho más tiempo. Una simple palabra, susurrada al traspasar el quicio de la puerta del campamento, había sido suficiente para activar una nueva barrera que, al igual que las de los barracones, impediría a los falsos infantes abandonar aquella prisión. Quizás lograsen desactivarla antes de morir de hambre, pero aquello los distraería lo suficiente para no ver llegar el sutil ataque planeado por Eleandris.
- OFF:
1. Tarek sigue (evidentemente) en el bando de la purga.
2. Se activa una nueva barrera entorno al perímetro del campamento. Los adultos pueden entrar y salir, los niños no.
3. Finalmente, a falta de interacciones por parte de otros PJs (y tras poner en evidencia al que dirigía los trabajos de fortificación del lugar) abandona el campamento, camuflado entre los soldados de Eleandris. Si algún PJ quiere iniciar una persecución o algo, que me lo haga saber por privado. En caso contrario, este es el último post de Tarek.
Tarek Inglorien
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Me enterneció como la mujer ordenaba al dragón vigilar a la bestia que estaba inmóvil en el suelo con los ojos abiertos. En mi cabeza sabía que ese sujeto no se movería, incluso no se levantaría más, estaba muerto. El veneno que se le inyectó nunca tuvo como objetivo matarlo, solo era para reducir sus movimientos y garantizar que no nos hiriera. Mi estocada había atravesado sus órganos y por más que el pequeño orificio no se notara sobre sus prendas y la sangre que salía del mismo parecía insignificante, él estaba muerto.
Una sonrisa torva se mezclaba entre los comentarios irónicos de Cohen y la ingenuidad de la mujer, la amenaza no gritaba ni se retorcía porque en su mente solo agonizaba mientras el frío manto de la muerte poco a poco lo cubría. Un final que seguramente sería moralmente cuestionable, pero sabía que Cohen no se opondría a las formas de lidiar con esa criatura y la humana parecía más preocupada en el alquimista desnudo.
Tras las despedidas forzadas, me propuse buscar al científico. A los pocos minutos el viejo, tomando las faldas de su manto y corriendo de forma muy torpe, se aproximó entre sudores con un pesado saco de cachivaches y objetos de experimentación.
Oh, al fin te encuentro, fue horrible, casi me matan. - dijo jadeando con ojos vidriosos. - Los niños me salvaron, pude ver de cerca cómo actuaban, fue aterrador. Dudo que podamos seguir investigando, las cosas están muy tensas actualmente. - Dijo arreglando sus anteojos en su rostro y limpiando las gotas de sudor de su frente- Algo que me llamó la atención fue el cambio de actitud de algunos niños, parecía que habían madurado, todo es muy extraño, pero tengo varias posibles hipótesis.
Las palabras del científico eran sabias, la frustración de detener la investigación era evidente en mi rostro, pero entendía los riesgos de continuar con el plan. Tenía que buscar una forma de salir de aquel campamento y con un niño vivo en el saco no sería una forma propicia para hacerlo.
Bueno, igual tenemos datos suficientes para tu investigación. - dije recogiendo las migajas, tener información antropométrica, sobre su sangre y secreciones, sus reflejos y habilidades era prácticamente nada comparado con una vivisección. Ver de cerca sus órganos, su cerebro al descubierto, su edad ósea; nos faltaba demasiado para comprender la conversión en niños. Era lamentable quedarse sin ese conocimiento por los bandidos estúpidos que habían complicado todo.
Tratemos de mantener un perfil bajo, pretendamos que ayudamos a los heridos para no llamar la atención. Las cosas parecen estar complicadas entre los niños y sus “falsos cuidadores”.
Entendido. Aunque… - dijo poniendo su mano en el mentón y arqueando sus tupidas cejas. - Cuando venía vi una pareja bastante particular con un par de críos y parecía estar fuera de la concentración de la líder.
No entendía a qué se refería con la concentración de la líder, pero la primera parte me asomaba la posibilidad remota de que quizás aquellos sujetos podrían ceder a compartir la custodia de uno de los infantes.
No será nuestro objetivo principal, pero si casualmente nos topamos con algún niño podríamos intentar algo. - Tenía aún Esencia de Dulce Sueños en mi bolsa y Extracto de Volarcina. Sería muy simple hacerse con un niño si se alejaba lo suficiente.
_________________________
Off
Aclaro que la amenaza fue neutralizada. Encuentro a Zilean y nos conformamos con la información recopilada, ya que ninguno de los usuarios que tienen niños han posteado, prefiero no intentar nada referente a secuestrar un infante (o si).
Una sonrisa torva se mezclaba entre los comentarios irónicos de Cohen y la ingenuidad de la mujer, la amenaza no gritaba ni se retorcía porque en su mente solo agonizaba mientras el frío manto de la muerte poco a poco lo cubría. Un final que seguramente sería moralmente cuestionable, pero sabía que Cohen no se opondría a las formas de lidiar con esa criatura y la humana parecía más preocupada en el alquimista desnudo.
[...]
Tras las despedidas forzadas, me propuse buscar al científico. A los pocos minutos el viejo, tomando las faldas de su manto y corriendo de forma muy torpe, se aproximó entre sudores con un pesado saco de cachivaches y objetos de experimentación.
Oh, al fin te encuentro, fue horrible, casi me matan. - dijo jadeando con ojos vidriosos. - Los niños me salvaron, pude ver de cerca cómo actuaban, fue aterrador. Dudo que podamos seguir investigando, las cosas están muy tensas actualmente. - Dijo arreglando sus anteojos en su rostro y limpiando las gotas de sudor de su frente- Algo que me llamó la atención fue el cambio de actitud de algunos niños, parecía que habían madurado, todo es muy extraño, pero tengo varias posibles hipótesis.
Las palabras del científico eran sabias, la frustración de detener la investigación era evidente en mi rostro, pero entendía los riesgos de continuar con el plan. Tenía que buscar una forma de salir de aquel campamento y con un niño vivo en el saco no sería una forma propicia para hacerlo.
Bueno, igual tenemos datos suficientes para tu investigación. - dije recogiendo las migajas, tener información antropométrica, sobre su sangre y secreciones, sus reflejos y habilidades era prácticamente nada comparado con una vivisección. Ver de cerca sus órganos, su cerebro al descubierto, su edad ósea; nos faltaba demasiado para comprender la conversión en niños. Era lamentable quedarse sin ese conocimiento por los bandidos estúpidos que habían complicado todo.
Tratemos de mantener un perfil bajo, pretendamos que ayudamos a los heridos para no llamar la atención. Las cosas parecen estar complicadas entre los niños y sus “falsos cuidadores”.
Entendido. Aunque… - dijo poniendo su mano en el mentón y arqueando sus tupidas cejas. - Cuando venía vi una pareja bastante particular con un par de críos y parecía estar fuera de la concentración de la líder.
No entendía a qué se refería con la concentración de la líder, pero la primera parte me asomaba la posibilidad remota de que quizás aquellos sujetos podrían ceder a compartir la custodia de uno de los infantes.
No será nuestro objetivo principal, pero si casualmente nos topamos con algún niño podríamos intentar algo. - Tenía aún Esencia de Dulce Sueños en mi bolsa y Extracto de Volarcina. Sería muy simple hacerse con un niño si se alejaba lo suficiente.
_________________________
Off
Aclaro que la amenaza fue neutralizada. Encuentro a Zilean y nos conformamos con la información recopilada, ya que ninguno de los usuarios que tienen niños han posteado, prefiero no intentar nada referente a secuestrar un infante (o si).
Zagreus
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Se quedó mirando la puerta mientras esperaba a que algo ocurriera. ¿Cómo habían llegado a aquel punto? ¿Cómo era posible que existiera tal odio hacia unos niños? ¿Acaso debían ser condenados a muerte por vivir? ¿Acaso habían hecho algo malo? ¿Quién, de entre todos los mortales, estaba en posición para decidir sobre la vida y la muerte de aquellos niños? Sí. Algunos de los niños recordaban sus vidas pasadas, quizás las echaban en falta, o quizás abrazaban la nueva oportunidad que se les brindaba. ¿Acaso era aquel el problema? ¿Acaso existía envidia por la segunda oportunidad que se les había concedido?
- Sango- el pelirrojo se dio la vuelta, sobresaltado-. Nos avisó Debacle, ¿qué hacemos?- Ben estudió los rostros que tenía ante él, eran menos de la mitad del grupo, once-.
- ¿Habéis dejado a alguien vigilando a los heridos?- Sango vio que se miraban entre ellos y suspiró-. Bueno, cuatro de vosotros quedaos vigilando esos puestos, por ejemplo, Henning, Mika, Marlene y tú, Livar. Venga- les apremió-.
El resto del grupo se arremolinó en torno a él y Sango les explicó brevemente lo que estaba ocurriendo y por qué les había hecho llamar. Hubo algún comentario en contra de defender a unos niños que se habían amotinado pese a haber arriesgado sus vidas por ellos. Sango les pidió calma.
- Dejad de buscar reconocimiento en los demás, preocupaos de que lo que hagáis, lo hacéis porque estáis convencidos- recibió algún gruñido y murmullos por respuesta-. No creo que ninguno de vosotros se sienta ajeno al destino de esos niños, por muy extraños que nos parezcan algunos de ellos, son de los nuestros y no podemos dejarnos dominar por prejuicios y habladurías imbuidas de odio y miedo- paseó sus ojos por sus compañeros que fijaban su atención en él-. ¿Os gustaría que os dejaran abandonados a vuestra suerte? ¿Os hubiera gustado que os ignoraran cuando os ibais añadiendo al grupo para ir a la frontera? ¡No, claro que no! Dejad de escuchar tonterías y escuchad a vuestros hermanos- señaló al interior del campamento amotinado-. Piden respeto, y eso es lo que van a tener. Las apariencias engañan, compañeros- les dedicó una sonrisa-. Así que, venga, formad un perímetro, no dejéis entrar a nadie sin permiso mío o de la Capitana Fidelma; dad la voz de alarma si veis algo extraño. Yo estaré por aquí cerca, a ver si Fidelma nos deja entrar a ver qué pasó- sus compañeros asintieron satisfechos y siguieron la indicación de Ben.
Con sus últimas palabras se había equiparado en rango a una capitana de La Guardia. Pensar en ello provocó que alzara las cejas y poco más. Al final, cualquier decisión que tomara, tendría que consensuarla con la Capitana. Se encogió de hombros y se alejó en dirección a Eleandris que aguardaba apartado del grupo.
Las palabras del bueno de Eleandris apaciguaron en cierta medida el corazón de Sango. Pero el efecto fue temporal, él tomó sus decisiones y el resultado estaba a la vista de todos: el campamento asaltado, niños muertos, un motín, reproches entre razas, caos en el interior del campamento amotinado. Por todos los Dioses, ¿qué he hecho mal? Ben posó una mano en el hombro de Eleandris.
- Dadles duro a esos cabrones- contestó Sango palmeando el hombro de su amigo-. Nos encargaremos de los muertos, se prepararán piras, para despedirlos con grandes honores. A los asaltantes los meteremos a en alguna fosa para que se los coman los gusanos- dijo con rabia contenida-.
Por otra parte, los prejuicios de Eleandris sobre los guardias y las palabras sobre "el rubio", dejaron a Sango confundido. ¿Por qué se refería a sí mismo en tercera persona? ¿Tener razón en qué? ¿En lo de los guardias? Eso habría que verlo. Nunca había tenido problemas con los que empuñaban espadas a su lado y no iba a empezar a dudar ese mismo día. Decidió obviar las palabras del elfo achacándolas al cansancio y se despidió volviendo a palmearle el hombro antes de alejarse en dirección al campamento amotinado.
Poco después, la Capitana Fidelma, con gran pesar, precisó la ayuda de Zelas y la de él. Después de unas cuantas indicaciones que se aseguró de escuchar bien, Ben asintió y pasó al interior junto con Zelas. Allí se encontró con un panorama desolador. Nubes de colores emanaban de una figura de la que tiraban hasta ocho niños ayudados con sogas. Había, más allá, niños tirados en el suelo, inmóviles, entre charcos de algo que no quería ni mirar. Negó con la cabeza.
Parpadeó un par de veces y reflexionó sobre dejarlo todo. Mandar toda su vida a la mierda. Alejarse cuanto pudiera y no mirar atrás. Mientras caminaba junto a la Capitana, que ladraba órdenes a unos y a otros, quiso pensar en la motivación de los ataques. En por qué se había levantado tanto revuelo acerca de aquellos niños que en realidad no eran niños. ¿Por qué se les castigaba de aquella manera?
No, aquel era demasiado odio. Demasiado como para obviarlo. Demasiado como para querer marcharse de ahí. Demasiado odio que existía en el mundo y que se canalizaba, siempre, contra los más débiles. No. Aquello no era justo. No podía vivir sabiendo que el mal seguía extendiéndose por el mundo.
- Capitana Fidelma, mi señora, sois objetivo de demasiada gente. Sería un acto temerario dejaros solos al cargo del campamento. De hecho no me lo perdonaría. Lo siento, pero nos quedaremos aquí hasta que recibamos respuesta de La Guardia a la carta que enviamos- su tono de voz se había endurecido. Entonces se detuvo y miró a su alrededor-. Capitana, no os abandonaremos a vuestra suerte, tiene mi palabra-.
Sin saber qué más decir, siguió a su lado.
- Sango- el pelirrojo se dio la vuelta, sobresaltado-. Nos avisó Debacle, ¿qué hacemos?- Ben estudió los rostros que tenía ante él, eran menos de la mitad del grupo, once-.
- ¿Habéis dejado a alguien vigilando a los heridos?- Sango vio que se miraban entre ellos y suspiró-. Bueno, cuatro de vosotros quedaos vigilando esos puestos, por ejemplo, Henning, Mika, Marlene y tú, Livar. Venga- les apremió-.
El resto del grupo se arremolinó en torno a él y Sango les explicó brevemente lo que estaba ocurriendo y por qué les había hecho llamar. Hubo algún comentario en contra de defender a unos niños que se habían amotinado pese a haber arriesgado sus vidas por ellos. Sango les pidió calma.
- Dejad de buscar reconocimiento en los demás, preocupaos de que lo que hagáis, lo hacéis porque estáis convencidos- recibió algún gruñido y murmullos por respuesta-. No creo que ninguno de vosotros se sienta ajeno al destino de esos niños, por muy extraños que nos parezcan algunos de ellos, son de los nuestros y no podemos dejarnos dominar por prejuicios y habladurías imbuidas de odio y miedo- paseó sus ojos por sus compañeros que fijaban su atención en él-. ¿Os gustaría que os dejaran abandonados a vuestra suerte? ¿Os hubiera gustado que os ignoraran cuando os ibais añadiendo al grupo para ir a la frontera? ¡No, claro que no! Dejad de escuchar tonterías y escuchad a vuestros hermanos- señaló al interior del campamento amotinado-. Piden respeto, y eso es lo que van a tener. Las apariencias engañan, compañeros- les dedicó una sonrisa-. Así que, venga, formad un perímetro, no dejéis entrar a nadie sin permiso mío o de la Capitana Fidelma; dad la voz de alarma si veis algo extraño. Yo estaré por aquí cerca, a ver si Fidelma nos deja entrar a ver qué pasó- sus compañeros asintieron satisfechos y siguieron la indicación de Ben.
Con sus últimas palabras se había equiparado en rango a una capitana de La Guardia. Pensar en ello provocó que alzara las cejas y poco más. Al final, cualquier decisión que tomara, tendría que consensuarla con la Capitana. Se encogió de hombros y se alejó en dirección a Eleandris que aguardaba apartado del grupo.
Las palabras del bueno de Eleandris apaciguaron en cierta medida el corazón de Sango. Pero el efecto fue temporal, él tomó sus decisiones y el resultado estaba a la vista de todos: el campamento asaltado, niños muertos, un motín, reproches entre razas, caos en el interior del campamento amotinado. Por todos los Dioses, ¿qué he hecho mal? Ben posó una mano en el hombro de Eleandris.
- Dadles duro a esos cabrones- contestó Sango palmeando el hombro de su amigo-. Nos encargaremos de los muertos, se prepararán piras, para despedirlos con grandes honores. A los asaltantes los meteremos a en alguna fosa para que se los coman los gusanos- dijo con rabia contenida-.
Por otra parte, los prejuicios de Eleandris sobre los guardias y las palabras sobre "el rubio", dejaron a Sango confundido. ¿Por qué se refería a sí mismo en tercera persona? ¿Tener razón en qué? ¿En lo de los guardias? Eso habría que verlo. Nunca había tenido problemas con los que empuñaban espadas a su lado y no iba a empezar a dudar ese mismo día. Decidió obviar las palabras del elfo achacándolas al cansancio y se despidió volviendo a palmearle el hombro antes de alejarse en dirección al campamento amotinado.
Poco después, la Capitana Fidelma, con gran pesar, precisó la ayuda de Zelas y la de él. Después de unas cuantas indicaciones que se aseguró de escuchar bien, Ben asintió y pasó al interior junto con Zelas. Allí se encontró con un panorama desolador. Nubes de colores emanaban de una figura de la que tiraban hasta ocho niños ayudados con sogas. Había, más allá, niños tirados en el suelo, inmóviles, entre charcos de algo que no quería ni mirar. Negó con la cabeza.
Parpadeó un par de veces y reflexionó sobre dejarlo todo. Mandar toda su vida a la mierda. Alejarse cuanto pudiera y no mirar atrás. Mientras caminaba junto a la Capitana, que ladraba órdenes a unos y a otros, quiso pensar en la motivación de los ataques. En por qué se había levantado tanto revuelo acerca de aquellos niños que en realidad no eran niños. ¿Por qué se les castigaba de aquella manera?
No, aquel era demasiado odio. Demasiado como para obviarlo. Demasiado como para querer marcharse de ahí. Demasiado odio que existía en el mundo y que se canalizaba, siempre, contra los más débiles. No. Aquello no era justo. No podía vivir sabiendo que el mal seguía extendiéndose por el mundo.
- Capitana Fidelma, mi señora, sois objetivo de demasiada gente. Sería un acto temerario dejaros solos al cargo del campamento. De hecho no me lo perdonaría. Lo siento, pero nos quedaremos aquí hasta que recibamos respuesta de La Guardia a la carta que enviamos- su tono de voz se había endurecido. Entonces se detuvo y miró a su alrededor-. Capitana, no os abandonaremos a vuestra suerte, tiene mi palabra-.
Sin saber qué más decir, siguió a su lado.
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(0) La visión de los niños muertos hace que Ben replantee la oferta inicial. Su grupo no se irá cuando Fidelma lo considere, se quedará allí hasta que llegue ayuda de La Guardia de Verisar. Si es que llega.Sango
Héroe de Aerandir
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Me había ido un momento por motivos que preferiré no mencionar, y el buen estado del campamento se había ido al Oblivion. Para entrar, tuve que recurrir a una de las sirvientas de Azaril para que intercediera por mí, pues algunos no-niños estaban reacios a aceptar mi brillante presencia. Ingratos todos ellos. No les daría más biusas, decidí, aunque tampoco recordaba si alguna vez le di biusas a alguno de esos malagradecidos.
Dejando de lado aquel trato desafortunado, la sirvienta, cuyo nombre desconocía, así como el motivo de que llevara un bonito traje de mucama en tal situación, me puso al día. O lo intentó, porque tuve la mala suerte de preguntar a quien había estado dormida con un sueño pesado que cualquiera envidiaría en ciertos trece días de un futuro cercano.
No obstante, supe lo suficiente y lo necesario: niños envenenados y comer pasteles es malo.
Xana y yo cruzamos miradas, bastando solo eso para entendernos y saber qué haríamos. Luego corrimos en direcciones distintas, percatándonos entonces de que una mirada no servía para hacernos pensar en el mismo plan. Cambié de rumbo para ir con ella.
Nos encontramos con una mujer de ropa extraña. Maia, bio-cibernética que, aunque tenía el cabello azul, sí era confiable. Estaba ocupada atendiendo a los envenenados, aliviando sus síntomas como podía, pero sin poder proveerles del remedio que se necesitaba; Yako no había podido desarrollarlo aún por desconocer cuál era el veneno usado.
Nuevamente, tuvimos que recurrir a una sirvienta, es este caso a Maia, para poder acercarnos a donde trabajaba. Una vez a su lado, nos pidió ayudarla en su tarea dándole el artefacto o insumo que necesitara cuando lo pedía.
–Si tuvieran el antídoto, ¿podrían fabricar más? –le pregunté a la bio-ciberné… Muy largo llamarla así. Mejor solo Maia, por economía de palabras y, sobre todo, por pereza.
Ella dejó de hacer lo que hacía y me miró, entre la incredulidad y la esperanza, intuyendo lo implícito en mis palabras. Luego volvió a la realidad ante ella y siguió proveyendo de los primeros auxilios, aunque pensando en las posibilidades.
–No lo sé –dijo. Miró a los niños, una escena que arrancó un gesto de dolor genuino en su rostro artificial–. Pero debemos intentarlo –añadió con la determinación brillando sobre su angustia–. ¡¿Dónde está Yako?! –gritó, atrayendo la atención, pero no vio a quien necesitaba–. ¡Que alguien busque a Yako, deprisa, o a cualquier alquimista!
Dejando de lado aquel trato desafortunado, la sirvienta, cuyo nombre desconocía, así como el motivo de que llevara un bonito traje de mucama en tal situación, me puso al día. O lo intentó, porque tuve la mala suerte de preguntar a quien había estado dormida con un sueño pesado que cualquiera envidiaría en ciertos trece días de un futuro cercano.
No obstante, supe lo suficiente y lo necesario: niños envenenados y comer pasteles es malo.
Xana y yo cruzamos miradas, bastando solo eso para entendernos y saber qué haríamos. Luego corrimos en direcciones distintas, percatándonos entonces de que una mirada no servía para hacernos pensar en el mismo plan. Cambié de rumbo para ir con ella.
Nos encontramos con una mujer de ropa extraña. Maia, bio-cibernética que, aunque tenía el cabello azul, sí era confiable. Estaba ocupada atendiendo a los envenenados, aliviando sus síntomas como podía, pero sin poder proveerles del remedio que se necesitaba; Yako no había podido desarrollarlo aún por desconocer cuál era el veneno usado.
Nuevamente, tuvimos que recurrir a una sirvienta, es este caso a Maia, para poder acercarnos a donde trabajaba. Una vez a su lado, nos pidió ayudarla en su tarea dándole el artefacto o insumo que necesitara cuando lo pedía.
–Si tuvieran el antídoto, ¿podrían fabricar más? –le pregunté a la bio-ciberné… Muy largo llamarla así. Mejor solo Maia, por economía de palabras y, sobre todo, por pereza.
Ella dejó de hacer lo que hacía y me miró, entre la incredulidad y la esperanza, intuyendo lo implícito en mis palabras. Luego volvió a la realidad ante ella y siguió proveyendo de los primeros auxilios, aunque pensando en las posibilidades.
–No lo sé –dijo. Miró a los niños, una escena que arrancó un gesto de dolor genuino en su rostro artificial–. Pero debemos intentarlo –añadió con la determinación brillando sobre su angustia–. ¡¿Dónde está Yako?! –gritó, atrayendo la atención, pero no vio a quien necesitaba–. ¡Que alguien busque a Yako, deprisa, o a cualquier alquimista!
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Dono mi consumible Antídoto de Osaris (elimina cualquier veneno ingerido o en heridas), para que Yako y algún otro alquimista, si es que aún hay uno vivo dispuesto a ayudar, fabriquen más y desenvenenen la envenenación envenenadora del veneno venenoso.
Rauko
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Re: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños? [Desafío Comunitario Exprés]
Corrí de prisa para alcanzar a la niña herida y me preparé para soltar con grito con el que todos los atacantes se iban a defecar de miedo, literalmente. Por suerte para ellos no fue necesario, pues la caballería no tardó en llegar y los atacantes no tuvieron más opción que huir del lugar, aunque ya el mal estaba hecho, el niño rubio se aferró a su hermana y luego me miró decidido -Hay que salvarla- No pude resistirme a su indicación, principalmente porque ya pensaba ayudarle desde antes, pero de momento, aquel parecía no ser el lugar indicado.
No podía sanar a la niña, pero sí podía aliviar su dolor de alguna manera, al menos para conseguir un poco de tiempo -No podemos sacar el virote sin cuidado- Dije en tono serio -Pero hay que hacer algo- Respondió el pequeño enojado -No podemos, pero ella sí- Respondí en tono serio mientras señalaba a una de las sirvientas de Azasil, Azansin, Sinsansil, o algo así, iba pasando convenientemente en ese momento -Ayuda, por favor, me muero- Dije con voz de niña para llamar la atención de Yako.
La mujer no se pudo resistir al llamado de auxilio y se acercó a nosotros, miró la herida y de inmediato supo qué hacer. Hizo presión en la pequeña herida, el proyectil parecía no haber llegado muy profundo, así que con cuidado y paciencia la mujer se armó de valor y logró arrancarlo de su cuerpo, para luego hacer presión con ambas manos.
Muy bien, muy bien, ya eres toda una experta- Pregunté mientras me quitaba mi camisa para hacer presión en la herida -¿Te conozco?- Respondió la chica mientras me quitaba la camisa y la usaba para hacer un vendaje alrededor de la herida -Esto apenas es temporal, necesitamos medicina, pero ya no nos queda en el campamento, hay que salir a buscar algo de Barrimorth o Inhibis, o ambas- Me quedé en silencio por un instante, no tenía idea de dónde encontrarlas, a fin de cuentas, no soy plantólogo.
Espera, yo sé dónde hay de eso, he leído acerca de ellas y creo que hay un lugar en las afueras del campamento que…- Interrumpí al chico tomando su brazo -Iremos por esas plantas, mientras tanto, mantenla con vida- Dije con determinación -¿Te conozco?- Preguntó Yako al ver la confianza con la que le hablaba -Claro, Yakoincidimos una vez- Saber que era una cara conocida me hacía confiar en ella tanto como para dejarle a la chica -Volveremos con medicina, lo prometo- Le dije con seguridad de que nada, absolutamente nada podría detener mi camino.
Corría de prisa junto al pequeño luego de separarnos de Yako, pero repentinamente algo detuvo mi camino, o más bien, el camino del pequeño. Por alguna razón yo podía entrar y salir del campamento, pero el chico era detenido por alguna especie de muro invisible -Rayos- Dije para mí mismo, necesitaba al niño para encontrar las medicinas, pero el niño no podía salir, y aquello era un terrible problema.
Algo estaba bloqueando la salida, pero solo la de los niños, imaginé que sería un regalo de despedida de los atacantes, aunque dudaba que tuvieran la destreza para elaborar semejante encantamiento. De cualquier manera, habría que deshacerlo -Ven, acércate lo más que puedas- Le dije al pequeño quien caminó con los brazos al frente hasta donde pudo avanzar. Tomé su mano para halarlo y hacerlo avanzar un poco más, y aunque la diferencia fue muy poca, logré ver el punto donde parecía estar la barrera.
Dibujé un par de líneas en el piso para marcar el inicio de la barrera y el posible final, lo que sería mi lienzo para dibujar las runas que iban a contrarrestar aquel encantamiento arcano -Será pan comido- Dije con una sonrisa nerviosa, sabiendo que no estaba ni cerca de ser pan comido. Dibujé en el piso unas runas para intensificar mi magia de voz y canalizarla a través de mis manos, colocándolas en el centro de donde pasaba la barrera.
Lo que venía luego era terreno completamente desconocido, no era algo que hubiera hecho antes, pero seguramente una vibración mágica de sonido podría romper la barrera [1] Grité y las runas en el piso comenzaron a vibrar causando un leve sismo en la base de la muralla, sin embargo aún nada más sucedía, la barrera era mucho más fuerte de lo que había pensado inicialmente, así que grité más fuerte para añadir una mayor descarga de magia, el muro arcano comenzaba a resonar pero mis oídos y nariz delataban mi sobreesfuerzo con algunas gotas de sangre que no tardaron en hacerse presente también en mis ojos.
Sentía que no podía más y estaba a punto de rendirme cansado cuando la mano del chico en mi hombro me dio un poco más de valor, dejé salir más magia como si la vida se me fuera en ello y como si de un enorme muro de cristal se tratara, unas fisuras de luz comenzaron a dibujarse al frente, creciendo rápidamente hasta que el muro, o al menos una parte de él, se hizo pedazos dibujando una pequeña salida por la que ahora los niños podrían entrar y salir del campamento.
Me encontraba un poco mareado y descolocado luego del gran esfuerzo, incluso veía un poco borroso, pero no había tiempo para descansar, el chico me tomó del brazo y me llevó casi arrastrado hacia afuera del campamento, recorrimos varios lugares hasta casi perder las esperanzas, pero finalmente dimos con el lugar indicado, el pequeño arrancó tantas plantas como pudo y de nuevo comenzó a correr hacia dentro del campamento -Ya estoy viejo para esto- Dije mientras tomaba aire y corría tras él, tratando de seguirle el paso.
[1] Encontré a Yako =) No podía sanar a la niña, pero sí podía aliviar su dolor de alguna manera, al menos para conseguir un poco de tiempo -No podemos sacar el virote sin cuidado- Dije en tono serio -Pero hay que hacer algo- Respondió el pequeño enojado -No podemos, pero ella sí- Respondí en tono serio mientras señalaba a una de las sirvientas de Azasil, Azansin, Sinsansil, o algo así, iba pasando convenientemente en ese momento -Ayuda, por favor, me muero- Dije con voz de niña para llamar la atención de Yako.
La mujer no se pudo resistir al llamado de auxilio y se acercó a nosotros, miró la herida y de inmediato supo qué hacer. Hizo presión en la pequeña herida, el proyectil parecía no haber llegado muy profundo, así que con cuidado y paciencia la mujer se armó de valor y logró arrancarlo de su cuerpo, para luego hacer presión con ambas manos.
Muy bien, muy bien, ya eres toda una experta- Pregunté mientras me quitaba mi camisa para hacer presión en la herida -¿Te conozco?- Respondió la chica mientras me quitaba la camisa y la usaba para hacer un vendaje alrededor de la herida -Esto apenas es temporal, necesitamos medicina, pero ya no nos queda en el campamento, hay que salir a buscar algo de Barrimorth o Inhibis, o ambas- Me quedé en silencio por un instante, no tenía idea de dónde encontrarlas, a fin de cuentas, no soy plantólogo.
Espera, yo sé dónde hay de eso, he leído acerca de ellas y creo que hay un lugar en las afueras del campamento que…- Interrumpí al chico tomando su brazo -Iremos por esas plantas, mientras tanto, mantenla con vida- Dije con determinación -¿Te conozco?- Preguntó Yako al ver la confianza con la que le hablaba -Claro, Yakoincidimos una vez- Saber que era una cara conocida me hacía confiar en ella tanto como para dejarle a la chica -Volveremos con medicina, lo prometo- Le dije con seguridad de que nada, absolutamente nada podría detener mi camino.
Corría de prisa junto al pequeño luego de separarnos de Yako, pero repentinamente algo detuvo mi camino, o más bien, el camino del pequeño. Por alguna razón yo podía entrar y salir del campamento, pero el chico era detenido por alguna especie de muro invisible -Rayos- Dije para mí mismo, necesitaba al niño para encontrar las medicinas, pero el niño no podía salir, y aquello era un terrible problema.
Algo estaba bloqueando la salida, pero solo la de los niños, imaginé que sería un regalo de despedida de los atacantes, aunque dudaba que tuvieran la destreza para elaborar semejante encantamiento. De cualquier manera, habría que deshacerlo -Ven, acércate lo más que puedas- Le dije al pequeño quien caminó con los brazos al frente hasta donde pudo avanzar. Tomé su mano para halarlo y hacerlo avanzar un poco más, y aunque la diferencia fue muy poca, logré ver el punto donde parecía estar la barrera.
Dibujé un par de líneas en el piso para marcar el inicio de la barrera y el posible final, lo que sería mi lienzo para dibujar las runas que iban a contrarrestar aquel encantamiento arcano -Será pan comido- Dije con una sonrisa nerviosa, sabiendo que no estaba ni cerca de ser pan comido. Dibujé en el piso unas runas para intensificar mi magia de voz y canalizarla a través de mis manos, colocándolas en el centro de donde pasaba la barrera.
Lo que venía luego era terreno completamente desconocido, no era algo que hubiera hecho antes, pero seguramente una vibración mágica de sonido podría romper la barrera [1] Grité y las runas en el piso comenzaron a vibrar causando un leve sismo en la base de la muralla, sin embargo aún nada más sucedía, la barrera era mucho más fuerte de lo que había pensado inicialmente, así que grité más fuerte para añadir una mayor descarga de magia, el muro arcano comenzaba a resonar pero mis oídos y nariz delataban mi sobreesfuerzo con algunas gotas de sangre que no tardaron en hacerse presente también en mis ojos.
Sentía que no podía más y estaba a punto de rendirme cansado cuando la mano del chico en mi hombro me dio un poco más de valor, dejé salir más magia como si la vida se me fuera en ello y como si de un enorme muro de cristal se tratara, unas fisuras de luz comenzaron a dibujarse al frente, creciendo rápidamente hasta que el muro, o al menos una parte de él, se hizo pedazos dibujando una pequeña salida por la que ahora los niños podrían entrar y salir del campamento.
Me encontraba un poco mareado y descolocado luego del gran esfuerzo, incluso veía un poco borroso, pero no había tiempo para descansar, el chico me tomó del brazo y me llevó casi arrastrado hacia afuera del campamento, recorrimos varios lugares hasta casi perder las esperanzas, pero finalmente dimos con el lugar indicado, el pequeño arrancó tantas plantas como pudo y de nuevo comenzó a correr hacia dentro del campamento -Ya estoy viejo para esto- Dije mientras tomaba aire y corría tras él, tratando de seguirle el paso.
[2] Me dedico a hacer un agujero en la barrera.
[3] Recolectamos medicina para mi futura adoptada y otros niños.
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