La isla del tesoro [Quest]
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Re: La isla del tesoro [Quest]
Un derrumbamiento externo de la cueva me hizo frenarme en seco, las paredes de roca temblaron y la poca luz que había se apagó por completo. Todo indicaba que los piratas habían sellado la entrada de la cueva, y aunque desconocía cómo y con qué medios, aquello no me importaba: en mi cabeza tenía marcado otro camino, y de todas formas tampoco pensaba volver sobre mis pasos. Y hablando de pasos, los míos no eran los únicos que resonaban en aquella cueva; alguien me había seguido y no tardé en descubrir que se trataba del vampiro.
- Pensé que habríais echado a volar como un murciélago -comenté de forma irónica soltando una pequeña risa al final- ¿Por qué me habéis seguido? Sé cuidarme perfectamente sola -no era un reproche ni nada por el estilo, y aunque no quería admitirlo abiertamente, en el fondo agradecía su compañía.
Apoyé la espalda contra una de las paredes de roca y respiré profundamente para normalizar mis latidos, esperando que mis ojos se adaptasen a la oscuridad mientras pensaba qué hacer a continuación. La negrura de la cueva era tan penetrante que apenas lograba distinguir la silueta de Killian, aunque él parecía tener más facilidades que yo a la hora de orientarse en la oscuridad. Al menos había conseguido recuperar mis espadas, y eso desde luego me tranquilizaba. Volví a reír, esta vez pensando en la situación que habíamos vivido. La traición de los piratas había estado clara desde un principio, especialmente cuando nos desarmaron y nos amenazaron justo después del naufragio. Las cosas empezaron a apestar desde entonces, y era cuestión de tiempo que intentasen matarnos. De hecho estaba segura que si hubiéramos saltado al mar, los marineros de los botes habrían cargado también contra nosotros.
- De acuerdo, a ver... -intenté aclarar nuestra posición en mi mente, pero en medio de aquella oscuridad era imposible determinar en qué tramo del camino nos encontrábamos. Me molestaba muchísimo admitirlo, pero ahora mismo no sabía ubicarme- Antes, cuando regresábamos, noté una débil corriente de aire en uno de los conductos, así que posiblemente exista alguna salida secundaria. El problema es... volver a encontrarla.
- ¡Aléjate de mi! ¡¡Fuera!! -grité, había desenvainado las espadas y me mantenía en posición amenazante- ¡Contrólate de una maldita vez, Killian!
Las formalidades habían dejado de existir desde hacía tiempo. Lidiar con su sed de sangre era uno de los muchos obstáculos a los que tenía que enfrentarme, y aunque Killian parecía dominarse bastante bien, de vez en cuando perdía los papeles e intentaba hincarme el diente. Incluso cuando el cansancio me dominaba, me obligaba a mí misma a mantener los ojos abiertos pensando en la amenaza constante que suponía tener a mi lado a un vampiro sediento. Aquello empezaba a quebrar mis nervios. No podía dormir. No había comida. No había agua. No encontrábamos la salida. Me planteé incluso el hecho de alejarme de Killian e intentar encontrar el camino por mí misma, básicamente por motivos de seguridad, pero algo me empujaba a no rendirme, a creer que aún teníamos esperanza, a recordarme una y otra vez que aquella corriente de aire no había sido una alucinación, que realmente existía y esperaba ser encontrada. Además la visión de Killian en la oscuridad era mucho mejor que la mía, y por esto y otras cosas le necesitaba a mi lado. Pero aun así, empezaba a perder las fuerzas.
- Tengo... Tengo que descansar un momento... Espera... -musité, aunque no esperé respuesta y simplemente deslicé la espalda por una de las paredes hasta quedar sentada en el suelo, respirando con dificultad. Aquel último enfrentamiento con el vampiro me había ocasionado una fatiga bastante fuerte.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Horas? ¿Días? Cada vez estaba más débil y las piernas no me respondían por igual. Mareos, náuseas, dolores de cabeza, hambre, labios secos y agrietados, debilidad en las extremidades y mucha, mucha sed. Los síntomas de una profunda deshidratación empezaban a ir en aumento y apenas podía sostenerme en pie. Una persona normal sobrevive tres minutos sin oxígeno, tres días sin agua y tres semanas sin comida, y si aquella regla era cierta, yo ya estaba en mi límite. Quizás por eso apenas reaccioné cuando la estancia se iluminó, creyendo que se trataba de una alucinación provocada por el mareo y la falta de sueño. Pero fue la sorpresa en el rostro de Killian la que me indicó que aquello era real, que las piezas del tesoro que llevábamos encima estaban brillando e indicaban un camino. No sabía qué era aquello y tampoco quería encontrarle explicación; sólo quería salir de la maldita cueva. El camino se abría ante nosotros, pero yo era incapaz de recorrerlo sin ayuda.
- Killian... -le llamé con un hilo de voz muy débil- Sácanos de aquí... a los dos... -y mientras decía esto último, extendí mi brazo derecho en su dirección y le miré sin necesidad de decir nada más.
Aquel sendero había arrojado cierta luz a mi capacidad de razonamiento, y a las malas había que tomar decisiones desesperadas. Si el vampiro buscaba sangre, la tendría. Era una solución in extremis, pero una solución al fin y al cabo que podía sacarnos de aquel agujero. Habían riesgos, por supuesto... como por ejemplo que Killian fuese incapaz de parar, o que mi actual debilidad no soportase la mordida. Pero tenía que confiar en él. Debía hacerlo.
No me detuve a aspirar el aire limpio de la playa, ni a deleitarme con el tacto de la arena, ni siquiera pude hablar para darle las gracias a Killian, aunque de haber podido habría saltado sobre él para abrazarle con todas mis fuerzas. No, mi única prioridad ahora era arrastrarme hasta un pequeño afluente del río muy cerca de donde estábamos, el cual corría sin descanso por la piedra formando una diminuta cascada. Suficiente. Sobra decir que bebí, bebí y bebí hasta hartarme, mojándome la cabeza, la cara e hidratándome hasta decir basta, así como limpiándome los restos de sangre que habían quedado tras la mordida.
Estábamos en una isla muy posiblemente deshabitada, sin barco y sin amigos que supieran dónde estábamos. Las posibilidades de volver al continente eran escasas, y pese a todo, la euforia de vernos fuera de la cueva fue suficiente estímulo para sonreír y lanzar al aire un potente aullido de júbilo, alzando los brazos en señal de victoria y riendo mientras, ahora sí, me dejaba caer sobre la arena. Necesitábamos ponernos en marcha para buscar alimento y soluciones que nos sacasen de la isla, aunque por ahora sólo quería disfrutar del aroma del exterior.
- Pensé que habríais echado a volar como un murciélago -comenté de forma irónica soltando una pequeña risa al final- ¿Por qué me habéis seguido? Sé cuidarme perfectamente sola -no era un reproche ni nada por el estilo, y aunque no quería admitirlo abiertamente, en el fondo agradecía su compañía.
Apoyé la espalda contra una de las paredes de roca y respiré profundamente para normalizar mis latidos, esperando que mis ojos se adaptasen a la oscuridad mientras pensaba qué hacer a continuación. La negrura de la cueva era tan penetrante que apenas lograba distinguir la silueta de Killian, aunque él parecía tener más facilidades que yo a la hora de orientarse en la oscuridad. Al menos había conseguido recuperar mis espadas, y eso desde luego me tranquilizaba. Volví a reír, esta vez pensando en la situación que habíamos vivido. La traición de los piratas había estado clara desde un principio, especialmente cuando nos desarmaron y nos amenazaron justo después del naufragio. Las cosas empezaron a apestar desde entonces, y era cuestión de tiempo que intentasen matarnos. De hecho estaba segura que si hubiéramos saltado al mar, los marineros de los botes habrían cargado también contra nosotros.
- De acuerdo, a ver... -intenté aclarar nuestra posición en mi mente, pero en medio de aquella oscuridad era imposible determinar en qué tramo del camino nos encontrábamos. Me molestaba muchísimo admitirlo, pero ahora mismo no sabía ubicarme- Antes, cuando regresábamos, noté una débil corriente de aire en uno de los conductos, así que posiblemente exista alguna salida secundaria. El problema es... volver a encontrarla.
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- ¡Aléjate de mi! ¡¡Fuera!! -grité, había desenvainado las espadas y me mantenía en posición amenazante- ¡Contrólate de una maldita vez, Killian!
Las formalidades habían dejado de existir desde hacía tiempo. Lidiar con su sed de sangre era uno de los muchos obstáculos a los que tenía que enfrentarme, y aunque Killian parecía dominarse bastante bien, de vez en cuando perdía los papeles e intentaba hincarme el diente. Incluso cuando el cansancio me dominaba, me obligaba a mí misma a mantener los ojos abiertos pensando en la amenaza constante que suponía tener a mi lado a un vampiro sediento. Aquello empezaba a quebrar mis nervios. No podía dormir. No había comida. No había agua. No encontrábamos la salida. Me planteé incluso el hecho de alejarme de Killian e intentar encontrar el camino por mí misma, básicamente por motivos de seguridad, pero algo me empujaba a no rendirme, a creer que aún teníamos esperanza, a recordarme una y otra vez que aquella corriente de aire no había sido una alucinación, que realmente existía y esperaba ser encontrada. Además la visión de Killian en la oscuridad era mucho mejor que la mía, y por esto y otras cosas le necesitaba a mi lado. Pero aun así, empezaba a perder las fuerzas.
- Tengo... Tengo que descansar un momento... Espera... -musité, aunque no esperé respuesta y simplemente deslicé la espalda por una de las paredes hasta quedar sentada en el suelo, respirando con dificultad. Aquel último enfrentamiento con el vampiro me había ocasionado una fatiga bastante fuerte.
¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Horas? ¿Días? Cada vez estaba más débil y las piernas no me respondían por igual. Mareos, náuseas, dolores de cabeza, hambre, labios secos y agrietados, debilidad en las extremidades y mucha, mucha sed. Los síntomas de una profunda deshidratación empezaban a ir en aumento y apenas podía sostenerme en pie. Una persona normal sobrevive tres minutos sin oxígeno, tres días sin agua y tres semanas sin comida, y si aquella regla era cierta, yo ya estaba en mi límite. Quizás por eso apenas reaccioné cuando la estancia se iluminó, creyendo que se trataba de una alucinación provocada por el mareo y la falta de sueño. Pero fue la sorpresa en el rostro de Killian la que me indicó que aquello era real, que las piezas del tesoro que llevábamos encima estaban brillando e indicaban un camino. No sabía qué era aquello y tampoco quería encontrarle explicación; sólo quería salir de la maldita cueva. El camino se abría ante nosotros, pero yo era incapaz de recorrerlo sin ayuda.
- Killian... -le llamé con un hilo de voz muy débil- Sácanos de aquí... a los dos... -y mientras decía esto último, extendí mi brazo derecho en su dirección y le miré sin necesidad de decir nada más.
Aquel sendero había arrojado cierta luz a mi capacidad de razonamiento, y a las malas había que tomar decisiones desesperadas. Si el vampiro buscaba sangre, la tendría. Era una solución in extremis, pero una solución al fin y al cabo que podía sacarnos de aquel agujero. Habían riesgos, por supuesto... como por ejemplo que Killian fuese incapaz de parar, o que mi actual debilidad no soportase la mordida. Pero tenía que confiar en él. Debía hacerlo.
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No me detuve a aspirar el aire limpio de la playa, ni a deleitarme con el tacto de la arena, ni siquiera pude hablar para darle las gracias a Killian, aunque de haber podido habría saltado sobre él para abrazarle con todas mis fuerzas. No, mi única prioridad ahora era arrastrarme hasta un pequeño afluente del río muy cerca de donde estábamos, el cual corría sin descanso por la piedra formando una diminuta cascada. Suficiente. Sobra decir que bebí, bebí y bebí hasta hartarme, mojándome la cabeza, la cara e hidratándome hasta decir basta, así como limpiándome los restos de sangre que habían quedado tras la mordida.
Estábamos en una isla muy posiblemente deshabitada, sin barco y sin amigos que supieran dónde estábamos. Las posibilidades de volver al continente eran escasas, y pese a todo, la euforia de vernos fuera de la cueva fue suficiente estímulo para sonreír y lanzar al aire un potente aullido de júbilo, alzando los brazos en señal de victoria y riendo mientras, ahora sí, me dejaba caer sobre la arena. Necesitábamos ponernos en marcha para buscar alimento y soluciones que nos sacasen de la isla, aunque por ahora sólo quería disfrutar del aroma del exterior.
OFF: Pues con esto se acaba, supongo ^^ muchas gracias por la quest y por el roleo, al final ha estado interesante ^-^
Laschel
Honorable
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Re: La isla del tesoro [Quest]
Killian había seguido a la elfa tan rápido como su vista de vampiro en la oscuridad le permitía, pero las dudas sobre que camino escoger para llegar hasta ella lo ralentizaban. Fue mientras corría cuando de repente el suelo, las paredes y toda la cueva tembló junto con una humareda sospechosa. Se había quedado encerrados. Maldijo por lo bajo la reacción de la elfa de correr hacia dentro y no hacia la luz del día, que, por primera vez en su vida, significaba para la libertad. Finalmente pudo llegar hasta ella jadeando un poco.
- Pensé que habríais echado a volar como un murciélago
-Jaja…-rió sarcásticamente él- muy graciosa…
- ¿Por qué me habéis seguido? Sé cuidarme perfectamente sola
-No lo dudo, señorita, es solo que mi condición de caballero no me permitía abandonar a una mujer en el interior de una cueva maldita…-dijo algo serio. Aquel no era el momento idóneo para que ella supiera que, en realidad, se sentía en deuda con ella y que en realidad las probabilidades de sobrevivir de un vampiro en una isla solo eran muy bajas.
Se apoyó en la pared, parecía cansada, o tal vez su cuerpo solo estaba volviendo a las condiciones normales después del subidón de adrenalina que implicaba atacar a nuestros captores de forma inesperada y huir hacia ningún lugar específico. Una cosa estaba clara, para ella caminar en la reciente oscuridad completa de la cueva le resultaría mucho más complicado que para él, una de las razones por la que la había seguido. La muchacha rió nerviosamente ante la sorpresa del vampiro, ¿cómo podía reír en un momento así? Tal vez se había dado cuenta de lo estúpida que fue su reacción de huida...No, la conocía de hacía poco, pero aquella elfa no tenía la apareciencia de ser de las que se arrepentían de sus acciones.
La observó en la penumbra a través de sus ojos vampíricos. No era la mayor locura que Killian había hecho con una chica de por medio, pero desde luego era una de las más complejas para salir exitoso de ella. Estaban en una cueva que no conocían en un acantilado que guardaba un tesoro maldito. donde la única entrada conocida había sido sellada y tras la cual se encontraban piratas poco amigables. Iba a ser muy complicado, pero Jones confíaba en sí mismo y en su instinto de supervivencia que ya más de una vez le había salvado de una muerte segura.
- De acuerdo, a ver... Antes, cuando regresábamos, noté una débil corriente de aire en uno de los conductos, así que posiblemente exista alguna salida secundaria. El problema es... volver a encontrarla
-Iré yo delante…-dijo él casi suspirando, no le gustaba ni un pelo las inseguridades en cuanto a salidas se refería, pero ahora debía ser él el guía en la oscuridad de la cueva..
- ¡Aléjate de mi! ¡¡Fuera!! ¡Contrólate de una maldita vez, Killian!
El grito de ella, junto con el fuerte empujón que recibió en el pecho le hizo volver en sí. Abrió los ojos ampliamente, sorprendido e incluso algo asustado.
-Disculpadme, Laschel… una vez más -dijo murmurando lo último mientras recargaba un poco su peso sobre una de las paredes de la cueva.
El autocontrol había sido su fuerte desde que era muy pequeño gracias a la educación de su madre, pero no sabían cuánto llevaban ya allí y su sed había aumentado considerablemente. Al principio se decía a sí mismo que bastaría con acercarse un poco más a ella y caminar con su aroma como saciante suficiente de su sed. Pero “acercarse solo un poco” se tornó en “acercarse más” y para cuando se dió cuenta se encontraba sacando sus colmillos y casi rozando la suave y dulce piel de la elfa. Aquella había sido sólo la primera vez, el primer descuído y ella casi ni se había percatado gracias a la oscuridad, pero no tardó en tornarse en ataques repentinos que ni él podía controlar. Hasta el punto de que era notable que ella ya ni era capaz de descansar ni de estar tranquila. De hecho el vampiro dudaba de que confiara ya en él. Se sentía avergonzado y le costaba confiar en sí mismo, trataba de centrarse en salir de allí ayudando a la elfa...Pero era tan complicado ya...sentía como sus pensamientos lógicos se desvanecían a la vez que se agotaban las energías de ella.
- Tengo... Tengo que descansar un momento... Espera…
No se encontraba bien, Killian podía notar cómo el gesto de la muchacha mostraba un agotamiento y fatiga extremo a estas alturas del camino. Tragó saliva y se agachó junto a ella tratando de parecer confiable y mentalmente “poco vampiro”, pero era dificil, su aroma era mucho más fino por cada minuto que pasaba allí con ella y su piel brillaba a sus ojos casi como el oro de un gran tesoro, además, ella era preciosa y Killian acostumbraba a alimentarse solo de chicas guapas. Desvió la mirada intentando concentrar su atención en otro punto de la cueva, aunque no había mucho más que observar. No quedaba mucho, la pregunta ya no era si saldrían o no de allí vivos, sino si ella moriría primero por deshidratación o desangrada para saciar la gran sed incontrolable que él sentiría pronto.
De repente, una luz hizo reaccionar las pupilas de Jones, eran las piezas que habían cogido del gran tesoro de la cueva indicando un camino en la osccuridad de la cueva. Las observó con incredulidad durante unos segundos, sin duda se trataba de algo mágico que probablemente les ayudaría a sobrevivir a aquella aventura. Luego miró a Laschel con una sonrisa llena de esperanza antes de levantarse dispuesto a salir de allí aunque fuera de aquel lugar brillara el sol más grande que el mundo había visto.
- Killian... -la voz de la elfa apenas fue audible, pero Killian se giró hacia ella, preocupado- Sácanos de aquí... a los dos...
El vampiro asintió y sin dudar un segundo la ayudó a levantarse rodeando sus hombros con el brazo derecho de ella. Pero cuando la agarró con la otra mano por la cintura, su cuerpo se encontraba demasiado cerca, el calor que su piel desprendían atraían a Killian de una forma indescriptible, que hacía tiempo que no sentía, tanto que ya había desplegado sus colmillos sin darse cuenta siquiera. Pensamientos como “si solo bebiera un poco no le pasaría nada” hasta incluso: “si muere ella me salvaré yo” inundaban ahora su mente más que nunca. Pero ella no se apartó esta vez, incluso a él le pareció que se dejaba hacer. Tal vez sólo fuera por su debilidad, pero ella ladeó la cabeza hacia el lado contrario al de él y una mirada fugaz de aceptación hizo que los instintos de Jones no duraran ni un segundo en clavar sus dientes en la blanca y tersa piel de su cuello en una milésima de segundo. El contacto con la sangre tan dulce de una criatura como una elfa extasió los sentidos del vampiro desde el primer momento. Hacía mucho tiempo que no había sentido un alivio tan grande al sentir el sabor de la sangre. No tardó en notar cómo energías renovadas acudían a él y circulaban por todo su cuerpo, como si aspirara frenéticamente tras muchos segundos bajo el agua. Pero de repente, algo en él le despertó de aquel éxtasis, no sabía cuánto había bebido pero con lo débil que estaba ella debía parar para no matarla. Su mano izquierda se colocó sobre el hombro derecho de ella, pero tardó varios segundos más en poder hacer fuerza con ella para poder apartarla de él.
La observó un momento para comprobar que se había apartado a tiempo y comenzó a caminar cargando con ella. Pero se dio cuenta de que a ella le temblaban las piernas, estaba muy débil incluso para caminar. Así que, sin limpiar la sangre de sus labios, la cogió en brazos con cuidado y continuó siguiendo el camino hacia la salvación de ambos.
Sin embargo, no todo acababa allí, aún tenían que aguantar vivos en aquella isla hasta que los salvaran, por suerte, no era la primera vez que killian se había encontrado en una isla abandonado sin apariencia de que lo fueran a salvar. Miró a su alrededor y decidió caminar hacia lo profundo de la vegetación, sabía que Laschel le seguiría un poco más lento por su debilidad pero él seguía adelante cortando la vegetación con su espada sin dudar un segundo. No tardaron en llegar hasta lo que parecía un campamento abandonado. Caminó con cuidado viendo donde pisaba, apartando con las puntas de las botas algunos huesos desagradables. Rebuscó con tranquilidad y atención junto con Laschel y luego se paró a observar el mar a través de los árboles. No sabía que iban a hacer para salir de aquel lugar junto con la chica, pero confiaba en sus habilidades y las de ella, pero sobre todo en el factor suerte. Tal vez podrían hacer una especie de balsa con maderas, tal vez solo tendrían que esperar un poco para que llegara otro barco...Ninguno lo sabía, pero acostumbrado a perderse y viajar solo, para Killian estar en aquella isla con una chica tan capaz y bella como Laschel era un punto positivo que le hacía sonreír levemente de vez en cuando a pesar del calor, la sed y el hambre...
Offrol: Laschel tiene razón, ha estado bien ^^ los post largos me salían casi solos y ha sido una prueba interesante para mi pj ^^
- Pensé que habríais echado a volar como un murciélago
-Jaja…-rió sarcásticamente él- muy graciosa…
- ¿Por qué me habéis seguido? Sé cuidarme perfectamente sola
-No lo dudo, señorita, es solo que mi condición de caballero no me permitía abandonar a una mujer en el interior de una cueva maldita…-dijo algo serio. Aquel no era el momento idóneo para que ella supiera que, en realidad, se sentía en deuda con ella y que en realidad las probabilidades de sobrevivir de un vampiro en una isla solo eran muy bajas.
Se apoyó en la pared, parecía cansada, o tal vez su cuerpo solo estaba volviendo a las condiciones normales después del subidón de adrenalina que implicaba atacar a nuestros captores de forma inesperada y huir hacia ningún lugar específico. Una cosa estaba clara, para ella caminar en la reciente oscuridad completa de la cueva le resultaría mucho más complicado que para él, una de las razones por la que la había seguido. La muchacha rió nerviosamente ante la sorpresa del vampiro, ¿cómo podía reír en un momento así? Tal vez se había dado cuenta de lo estúpida que fue su reacción de huida...No, la conocía de hacía poco, pero aquella elfa no tenía la apareciencia de ser de las que se arrepentían de sus acciones.
La observó en la penumbra a través de sus ojos vampíricos. No era la mayor locura que Killian había hecho con una chica de por medio, pero desde luego era una de las más complejas para salir exitoso de ella. Estaban en una cueva que no conocían en un acantilado que guardaba un tesoro maldito. donde la única entrada conocida había sido sellada y tras la cual se encontraban piratas poco amigables. Iba a ser muy complicado, pero Jones confíaba en sí mismo y en su instinto de supervivencia que ya más de una vez le había salvado de una muerte segura.
- De acuerdo, a ver... Antes, cuando regresábamos, noté una débil corriente de aire en uno de los conductos, así que posiblemente exista alguna salida secundaria. El problema es... volver a encontrarla
-Iré yo delante…-dijo él casi suspirando, no le gustaba ni un pelo las inseguridades en cuanto a salidas se refería, pero ahora debía ser él el guía en la oscuridad de la cueva..
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- ¡Aléjate de mi! ¡¡Fuera!! ¡Contrólate de una maldita vez, Killian!
El grito de ella, junto con el fuerte empujón que recibió en el pecho le hizo volver en sí. Abrió los ojos ampliamente, sorprendido e incluso algo asustado.
-Disculpadme, Laschel… una vez más -dijo murmurando lo último mientras recargaba un poco su peso sobre una de las paredes de la cueva.
El autocontrol había sido su fuerte desde que era muy pequeño gracias a la educación de su madre, pero no sabían cuánto llevaban ya allí y su sed había aumentado considerablemente. Al principio se decía a sí mismo que bastaría con acercarse un poco más a ella y caminar con su aroma como saciante suficiente de su sed. Pero “acercarse solo un poco” se tornó en “acercarse más” y para cuando se dió cuenta se encontraba sacando sus colmillos y casi rozando la suave y dulce piel de la elfa. Aquella había sido sólo la primera vez, el primer descuído y ella casi ni se había percatado gracias a la oscuridad, pero no tardó en tornarse en ataques repentinos que ni él podía controlar. Hasta el punto de que era notable que ella ya ni era capaz de descansar ni de estar tranquila. De hecho el vampiro dudaba de que confiara ya en él. Se sentía avergonzado y le costaba confiar en sí mismo, trataba de centrarse en salir de allí ayudando a la elfa...Pero era tan complicado ya...sentía como sus pensamientos lógicos se desvanecían a la vez que se agotaban las energías de ella.
- Tengo... Tengo que descansar un momento... Espera…
No se encontraba bien, Killian podía notar cómo el gesto de la muchacha mostraba un agotamiento y fatiga extremo a estas alturas del camino. Tragó saliva y se agachó junto a ella tratando de parecer confiable y mentalmente “poco vampiro”, pero era dificil, su aroma era mucho más fino por cada minuto que pasaba allí con ella y su piel brillaba a sus ojos casi como el oro de un gran tesoro, además, ella era preciosa y Killian acostumbraba a alimentarse solo de chicas guapas. Desvió la mirada intentando concentrar su atención en otro punto de la cueva, aunque no había mucho más que observar. No quedaba mucho, la pregunta ya no era si saldrían o no de allí vivos, sino si ella moriría primero por deshidratación o desangrada para saciar la gran sed incontrolable que él sentiría pronto.
De repente, una luz hizo reaccionar las pupilas de Jones, eran las piezas que habían cogido del gran tesoro de la cueva indicando un camino en la osccuridad de la cueva. Las observó con incredulidad durante unos segundos, sin duda se trataba de algo mágico que probablemente les ayudaría a sobrevivir a aquella aventura. Luego miró a Laschel con una sonrisa llena de esperanza antes de levantarse dispuesto a salir de allí aunque fuera de aquel lugar brillara el sol más grande que el mundo había visto.
- Killian... -la voz de la elfa apenas fue audible, pero Killian se giró hacia ella, preocupado- Sácanos de aquí... a los dos...
El vampiro asintió y sin dudar un segundo la ayudó a levantarse rodeando sus hombros con el brazo derecho de ella. Pero cuando la agarró con la otra mano por la cintura, su cuerpo se encontraba demasiado cerca, el calor que su piel desprendían atraían a Killian de una forma indescriptible, que hacía tiempo que no sentía, tanto que ya había desplegado sus colmillos sin darse cuenta siquiera. Pensamientos como “si solo bebiera un poco no le pasaría nada” hasta incluso: “si muere ella me salvaré yo” inundaban ahora su mente más que nunca. Pero ella no se apartó esta vez, incluso a él le pareció que se dejaba hacer. Tal vez sólo fuera por su debilidad, pero ella ladeó la cabeza hacia el lado contrario al de él y una mirada fugaz de aceptación hizo que los instintos de Jones no duraran ni un segundo en clavar sus dientes en la blanca y tersa piel de su cuello en una milésima de segundo. El contacto con la sangre tan dulce de una criatura como una elfa extasió los sentidos del vampiro desde el primer momento. Hacía mucho tiempo que no había sentido un alivio tan grande al sentir el sabor de la sangre. No tardó en notar cómo energías renovadas acudían a él y circulaban por todo su cuerpo, como si aspirara frenéticamente tras muchos segundos bajo el agua. Pero de repente, algo en él le despertó de aquel éxtasis, no sabía cuánto había bebido pero con lo débil que estaba ella debía parar para no matarla. Su mano izquierda se colocó sobre el hombro derecho de ella, pero tardó varios segundos más en poder hacer fuerza con ella para poder apartarla de él.
La observó un momento para comprobar que se había apartado a tiempo y comenzó a caminar cargando con ella. Pero se dio cuenta de que a ella le temblaban las piernas, estaba muy débil incluso para caminar. Así que, sin limpiar la sangre de sus labios, la cogió en brazos con cuidado y continuó siguiendo el camino hacia la salvación de ambos.
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La luz del día golpeó de lleno el rostro descubierto de Killian. Él llevaba a la elfa en brazos así que no podía cubrir su cabeza con su capucha, como era habitual. Por suerte, estaba comenzando a amanecer y el sol aun no tenía suficiente fuerza como para afectar al vampiro. Sus pies se hundían en la arena de la playa en la que había aparecido mientras su mente se centraba en llegar a la sombra de los árboles en el límite de la playa para huir del sol antes que cogiera más fuerza, aunque no se encontraban lejos pues la marea era alta. Al llegar a la sombra, el vampiro dejó a Laschel en el suelo para que se pusiera en pie con cuidado. Caminaron un poco juntos guiados por el sonido de lo que parecía ser un río. Ella llegó hasta él y bebió desesperada. Killian se sentó en una roca sonriendo levemente y cogió un poco de agua para limpiarse y beber un poco, visiblemente menos que ella. Después de que ambos saciaran su sed, se miraron y comenzaron a gritar,reír y alzas los brazos contentos de haber salido de allí.Sin embargo, no todo acababa allí, aún tenían que aguantar vivos en aquella isla hasta que los salvaran, por suerte, no era la primera vez que killian se había encontrado en una isla abandonado sin apariencia de que lo fueran a salvar. Miró a su alrededor y decidió caminar hacia lo profundo de la vegetación, sabía que Laschel le seguiría un poco más lento por su debilidad pero él seguía adelante cortando la vegetación con su espada sin dudar un segundo. No tardaron en llegar hasta lo que parecía un campamento abandonado. Caminó con cuidado viendo donde pisaba, apartando con las puntas de las botas algunos huesos desagradables. Rebuscó con tranquilidad y atención junto con Laschel y luego se paró a observar el mar a través de los árboles. No sabía que iban a hacer para salir de aquel lugar junto con la chica, pero confiaba en sus habilidades y las de ella, pero sobre todo en el factor suerte. Tal vez podrían hacer una especie de balsa con maderas, tal vez solo tendrían que esperar un poco para que llegara otro barco...Ninguno lo sabía, pero acostumbrado a perderse y viajar solo, para Killian estar en aquella isla con una chica tan capaz y bella como Laschel era un punto positivo que le hacía sonreír levemente de vez en cuando a pesar del calor, la sed y el hambre...
Offrol: Laschel tiene razón, ha estado bien ^^ los post largos me salían casi solos y ha sido una prueba interesante para mi pj ^^
Killian Jones
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Re: La isla del tesoro [Quest]
En el horizonte, al ponerse el sol, se vio una pequeña figura negra que con el correr de las horas se fue acercando, pero poco después desapareció con la oscuridad. Pudo ser un halo de esperanza para los náufragos abandonados en la isla, que hicieron fuego donde el campamento para resguardarse del frío que hacía por las noches en la isla. Habían pasado más de dos semanas desde que estaban allí, consumiendo de lo poco comible que había como los insectos, gusanos, o agua dulce del pequeño río para mantener sus fuerzas.
Portaban la Maldición del Tesoro Dorado, que por alguna razón los hacía tolerantes a golpes y graves heridas, sin embargo, los llevaría a la demencia, a perder la cordura. Aunque les cortaran una pierna y estuvieran desangrándose, no desmayarían jamás, pero el dolor los enloquecería y sería difícil recuperarse de ello. Dependiendo la herida, volverían a recuperar la razón. Podían pasar de semanas a meses, años o el resto de sus vidas. La experiencia que habían tenido, los llevaría a tener pesadillas de muerte y sufrimiento de sus seres queridos o pueblos, de cosas traumáticas; desconfianza en desconocidos, y algo de paranoia que dependiendo de ellos, podrían controlarlas para no parecer locos.
Al amanecer los despertarían unos hombres, asegurando que habían visto su fuego en la noche e imaginaron que había gente naufragada en la isla, y que decidieron rescatarlas. Eran mercantes de la ciudad mu y amigables y sociables. Gente a la que recordarían por siempre y les agradaría oír de sus aventura en la isla y de la capitana malvada.
El barco tenia destino al puerto de Lunargenta.
Misión Finalizada con ÉXITO.
Laschel y Killian.
Recompensa:
**24 de exp. cada uno.
**6 Monedas de oro Brazalete y Cáliz+Maldición del tesoro dorado: En cada luna llena, el tesoro brillará intensamente, marcando caminos en la oscuridad, donde puede llevarte a una trampa o salvarte.
Una vez tocado o tomada cualquiera de las piezas del tesoro, nunca desfallecerás y aunque estés en una situación crítica, podrías llegar a perder la razón. Calor, oscuridad, encierro, pero nunca morirás a menos que recibas una herida de lleno en el corazón o seas decapitado. No desvanecerás por desangrarte. El dolor y la debilidad te enloquecerán.
Brazalete de oro+cáliz de oro, deberán elegir quien posee tal y 6 monedas cada uno
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Las monedas de oro extranjeras piratas son consideradas ilegales en Lunargenta, ya que son de enemigos, pero pueden ser útiles para COMERCIO DE ISLA. (prontamente)
**500 aeros cada uno
Portaban la Maldición del Tesoro Dorado, que por alguna razón los hacía tolerantes a golpes y graves heridas, sin embargo, los llevaría a la demencia, a perder la cordura. Aunque les cortaran una pierna y estuvieran desangrándose, no desmayarían jamás, pero el dolor los enloquecería y sería difícil recuperarse de ello. Dependiendo la herida, volverían a recuperar la razón. Podían pasar de semanas a meses, años o el resto de sus vidas. La experiencia que habían tenido, los llevaría a tener pesadillas de muerte y sufrimiento de sus seres queridos o pueblos, de cosas traumáticas; desconfianza en desconocidos, y algo de paranoia que dependiendo de ellos, podrían controlarlas para no parecer locos.
Al amanecer los despertarían unos hombres, asegurando que habían visto su fuego en la noche e imaginaron que había gente naufragada en la isla, y que decidieron rescatarlas. Eran mercantes de la ciudad mu y amigables y sociables. Gente a la que recordarían por siempre y les agradaría oír de sus aventura en la isla y de la capitana malvada.
El barco tenia destino al puerto de Lunargenta.
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Misión Finalizada con ÉXITO.
Laschel y Killian.
Recompensa:
**24 de exp. cada uno.
**6 Monedas de oro Brazalete y Cáliz+Maldición del tesoro dorado: En cada luna llena, el tesoro brillará intensamente, marcando caminos en la oscuridad, donde puede llevarte a una trampa o salvarte.
Una vez tocado o tomada cualquiera de las piezas del tesoro, nunca desfallecerás y aunque estés en una situación crítica, podrías llegar a perder la razón. Calor, oscuridad, encierro, pero nunca morirás a menos que recibas una herida de lleno en el corazón o seas decapitado. No desvanecerás por desangrarte. El dolor y la debilidad te enloquecerán.
Brazalete de oro+cáliz de oro, deberán elegir quien posee tal y 6 monedas cada uno
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Las monedas de oro extranjeras piratas son consideradas ilegales en Lunargenta, ya que son de enemigos, pero pueden ser útiles para COMERCIO DE ISLA. (prontamente)
**500 aeros cada uno
- Collar de perlas para Laschel:
- Brújula que marca la dirección puesta a lo que deseas:
Ansur
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