[Quest] La puerta
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Re: [Quest] La puerta
Ver como Eona era repelida por aquella especie de barrera invisible me hizo reaccionar. Solté un pequeño suspiro de indignación al ver la protección con la que contaba nuestro enemigo pero aquello no me hizo echarme atrás, éramos los elegidos, algo habría en aquel mundo que nos ayudara a tumbar aquel escudo de fuerza. De hecho, justo cuando iba a empezar la carrera un sonido agudo y bastante desagradable llamó mi atención. Mi primer instinto fue llevarme las manos a los oídos, pero pronto me di cuenta de que en realidad no me afectaba en lo más mínimo, al contrario que a las tropas del bando enemigo que parecían realmente perturbadas ante la sensación que aquel "chillido" les provocaba.
Agradecí a quien quiera que hubiera sido el gesto, a pesar de que me hacía una ligera idea de su origen. No me hizo falta más que una ojeada al campo de batalla para darme cuenta que aquello nos había dado una buena oportunidad de atacar y asegurarnos una pequeña ventaja que podía incluso decidir el resultado de la lucha. Observé como los aliados que flanqueaban a Laschel se ponían en movimiento y, adivinando lo que pretendían, decidí unirme a su estrategia. No había que ser muy listo para darse cuenta que incluso a Cornelius le había afectado el estridente sonido.
- ¡Khorne! - grité lo suficientemente fuerte como para captar la atención del enorme minotauro.
Cuando la enorme bestia fijó su mirada en mí señalé a Gordo, el cual ya se movía con su enorme maza hacia delante enfocado en la dirección del general enemigo. El astado humanoide lo miró y pareció captar lo que pretendía decirle, pues enseguida se dio la vuelta y se unió en la carrera de la otra mole de piel verde; quizás uniendo sus fuerzas el efecto de lo que estaban a punto de realizar se incrementara, dándonos un mayor margen al resto para actuar. También yo empecé a correr hacia nuestro principal objetivo, aunque Falhofnir apareció a mi lado al instante y me instó a subirme a su lomo, cubriendo así la distancia que nos separaba más rápidamente. Seríamos los primeros en llegar hasta Cornelius.
El enorme estruendo que provocaron las armas de nuestros dos enormes amigos al chocar contra el suelo hizo que todo el territorio adyacente temblara, momento que aprovechó el enorme guerrero de armadura oscura llamado Kuro para cargar una flecha en su arco y derribar con éxito la barrera que protegía al señor de la oscuridad. Aproveché la coyuntura para saltar del lomo del equino aterrizando justamente enfrente de mi objetivo.
Primero descargué un fuerte golpe horizontal con mi espada que no hizo más que encontrarse con el acero del enorme escudo de mi enemigo. Éste me miró con una mueca orgullosa en su rostro, aunque aquello no me impidió retroceder un par de pasos y volver a lanzarme hacia él sin éxito. Estaba seguro que si no fuera por la protección e instintos que me otorgaban las bendiciones de los guardianes lo estaría pasando realmente mal, pero incluso a pesar de eso, me resultaba imposible alcanzarlo, al menos mientras portara aquel enorme escudo contra el que mi espada no podía hacer nada...
Fue entonces cuando vi la estela de Laschel aparecer tras una cortina de arena y polvo, colocándose a la espalda de nuestro enemigo. En ese momento lo vi claro: sería ella la encargada de abrirse paso entre las defensas de Cornelius. Lo único que tenía que proporcionarle yo era una distracción, y así lo hice; amagué un golpe por su derecha, para justo después cambiar el centro de gravedad de mi cuerpo y escurrirme hacia abajo, cargando la espada para proporcionarle un golpe de abajo a arriba, intentando que centrara toda su atención en mí y no se percatara de la presencia de la elfa.
Era su golpe o el mío, uno de los dos tenía que tener éxito... y si alguien más se unía al combinado, pues más probabilidades tendríamos de acertar.
Agradecí a quien quiera que hubiera sido el gesto, a pesar de que me hacía una ligera idea de su origen. No me hizo falta más que una ojeada al campo de batalla para darme cuenta que aquello nos había dado una buena oportunidad de atacar y asegurarnos una pequeña ventaja que podía incluso decidir el resultado de la lucha. Observé como los aliados que flanqueaban a Laschel se ponían en movimiento y, adivinando lo que pretendían, decidí unirme a su estrategia. No había que ser muy listo para darse cuenta que incluso a Cornelius le había afectado el estridente sonido.
- ¡Khorne! - grité lo suficientemente fuerte como para captar la atención del enorme minotauro.
Cuando la enorme bestia fijó su mirada en mí señalé a Gordo, el cual ya se movía con su enorme maza hacia delante enfocado en la dirección del general enemigo. El astado humanoide lo miró y pareció captar lo que pretendía decirle, pues enseguida se dio la vuelta y se unió en la carrera de la otra mole de piel verde; quizás uniendo sus fuerzas el efecto de lo que estaban a punto de realizar se incrementara, dándonos un mayor margen al resto para actuar. También yo empecé a correr hacia nuestro principal objetivo, aunque Falhofnir apareció a mi lado al instante y me instó a subirme a su lomo, cubriendo así la distancia que nos separaba más rápidamente. Seríamos los primeros en llegar hasta Cornelius.
El enorme estruendo que provocaron las armas de nuestros dos enormes amigos al chocar contra el suelo hizo que todo el territorio adyacente temblara, momento que aprovechó el enorme guerrero de armadura oscura llamado Kuro para cargar una flecha en su arco y derribar con éxito la barrera que protegía al señor de la oscuridad. Aproveché la coyuntura para saltar del lomo del equino aterrizando justamente enfrente de mi objetivo.
Primero descargué un fuerte golpe horizontal con mi espada que no hizo más que encontrarse con el acero del enorme escudo de mi enemigo. Éste me miró con una mueca orgullosa en su rostro, aunque aquello no me impidió retroceder un par de pasos y volver a lanzarme hacia él sin éxito. Estaba seguro que si no fuera por la protección e instintos que me otorgaban las bendiciones de los guardianes lo estaría pasando realmente mal, pero incluso a pesar de eso, me resultaba imposible alcanzarlo, al menos mientras portara aquel enorme escudo contra el que mi espada no podía hacer nada...
Fue entonces cuando vi la estela de Laschel aparecer tras una cortina de arena y polvo, colocándose a la espalda de nuestro enemigo. En ese momento lo vi claro: sería ella la encargada de abrirse paso entre las defensas de Cornelius. Lo único que tenía que proporcionarle yo era una distracción, y así lo hice; amagué un golpe por su derecha, para justo después cambiar el centro de gravedad de mi cuerpo y escurrirme hacia abajo, cargando la espada para proporcionarle un golpe de abajo a arriba, intentando que centrara toda su atención en mí y no se percatara de la presencia de la elfa.
Era su golpe o el mío, uno de los dos tenía que tener éxito... y si alguien más se unía al combinado, pues más probabilidades tendríamos de acertar.
Rihoran
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Re: [Quest] La puerta
En cuanto me vi envuelta en una especie de gelatina invisible fue cuando al fin me di cuenta de que la locura que acababa de hacer superaba y con reservas las que haya echo alguna vez anterior. Traté de despegarme de esa masa viscosa inexistente, pero en ese preciso momento una fuerza sobrehumana empezó a arrastrarme hacia el tan famoso señor del mal, Cornelius. Sin saber cómo mi cuerpo se resistía, pero con cada ráfaga de energía notaba mayor presión en mi mitad del cuerpo atascada y, cuando ya no podía más y solté un gruñido de dolor, me vi envuelta en un intenso halo de luz. Las alas y los tatuajes empezaron a irradiar una especie de luz blanquecina, muy parecida a la de las veces anteriores, y como si de un puñetero efecto rebote se tratase me vi enviada hacia el lado contrario, terminando mi viaje expres contra el duro suelo.
Me levanté, con las patas tambaleantes, y me sacudí tanto el polvo como las inseguridades. Normalmente un lobo no sería tan estúpido de atacar dos veces a la misma mano enemiga que recién le acababa de dar un golpetazo en la nariz pero ¿yo? No, yo no. Yo era una licántropa. Después de que el mundo entero dejase de dar vueltas volví a relucir mis colmillos contra el "malo malísimo".
- ¿Acaso mi cuerpo ya te pertenece, dragoncito? - respondí en mi forma animal y, de alguna forma mágica, como no, los demás pudieron entenderme. Solté una sonrisa canina y respondí al besito de "mucha suerte" tal y como el gigante de escamas lo hizo. Si es que al final no me parecía tan mal tipo y todo.
Estaba tan concentrada en mi propia furia y pensamientos que lo que vino después me tomó desprevenida por completo. Un sonido de lo más ensordecedor hizo enloquecer no solo a los del campo enemigo, sino que a mí también. Al parecer era un ataque del vando aliado, siendo menor el efecto para nosotros, pero con lo distraída que estaba y el buen oído del que disponía me resultó insoportable; tanto que hasta tuve la tentación de esconder el hocico entre las patas. "Qué pasa, que los elfos se han vuelto sordos de repente? ¡Aaah! ¡Vaya miedra!" Pero fue entonces cuando, en un abrir y cerrar de ojos, el contraataque había dado su inicio.
Mis compañeros se habían puesto en movimiento, y había que decir que su cooperación, a pesar de no haber sido predeterminada desde el principio, era digna de cualquier manada de lobos experimentada. Tras prácticamente suponer lo que se avecinaba también yo me puse manos a la obra. - ¿Qué, preparada para hacer otra locura? - exclamó la serpiente alada, la cual justamente pasaba a tan solo un par de metros detrás de mí. Fue entonces también cuando me percaté del enorme vientre de "embarazada" que tenía en lugar de barriga. No pude evitar soltar un bufido entretenido. Aquello me había relajado lo suficiente para pensar rápidamente en un plan. - ¡Eh, polilla escamada! ¡Ábreme un camino hacia Cornelio! ¡Y tu, huesos! ¿Crees que puedas frenar un poco al Corni malo? - Ambos se me quedaron mirando por unas milésimas de segundo, diría que hasta sorprendidos de que alguien como yo pudiese pensar en si, pero después escucharon. - ¡Yoo ho ho ho! ¡Será pan comido! Aunque... Yo no tengo lengua para comer... ¡Yoo ho ho ho ho! -
La serpiente, con la velocidad que su enorme estómago le permitió, limpió en línea recta el camino hacia el objetivo, y fue entonces cuando el esqueleto enfundó su espada, para volver a desenfundarla un segundo después, dejándo salir de ella un rayo de hielo más frío que el aire del infierno. Vale, no creía que eso fuese a bastar, pero estaba segura de que al menos funcionaría para dárnos el tiempo suficiente hasta que se librara del hielo que cubría su cuerpo. Y ahora, con un camino limpio y despejado, el enemigo cubierto por los dos elfos y, además, escaso de movimientos, era la hora de la segunda parte del plan.
- ¡Grandullón! ¿Qué tal si me das un impulsito? - La enorme masa de grasa y músculos vino brincando como un conejito, riéndose como una joven enamorada, pero vino... Alzó la pierna y calculó el impulso necesario, mientras que yo encogí mis alas cuanto más pude y me agaché concentrando toda la fuerza en las patas traseras. Una señal. Cuenta atrás. Uno, dos... ¡Tres! Salté y en el mismo momento que me enganché a su pierna, en posición de bailarina, él dio una pirueta y tras una vuelta salí volando en la dirección de Cornelius. A más de la mitad del camino recorrido extendí las alas y rocé su cabeza proporcionándole un potente golpe, pasando de largo después, pues me era imposible frenar de la nada. Eso sí, fue la distracción perfecta, además de la del elfo, para que la chica hiciese lo que tenía que hacer.
Me levanté, con las patas tambaleantes, y me sacudí tanto el polvo como las inseguridades. Normalmente un lobo no sería tan estúpido de atacar dos veces a la misma mano enemiga que recién le acababa de dar un golpetazo en la nariz pero ¿yo? No, yo no. Yo era una licántropa. Después de que el mundo entero dejase de dar vueltas volví a relucir mis colmillos contra el "malo malísimo".
- ¿Acaso mi cuerpo ya te pertenece, dragoncito? - respondí en mi forma animal y, de alguna forma mágica, como no, los demás pudieron entenderme. Solté una sonrisa canina y respondí al besito de "mucha suerte" tal y como el gigante de escamas lo hizo. Si es que al final no me parecía tan mal tipo y todo.
Estaba tan concentrada en mi propia furia y pensamientos que lo que vino después me tomó desprevenida por completo. Un sonido de lo más ensordecedor hizo enloquecer no solo a los del campo enemigo, sino que a mí también. Al parecer era un ataque del vando aliado, siendo menor el efecto para nosotros, pero con lo distraída que estaba y el buen oído del que disponía me resultó insoportable; tanto que hasta tuve la tentación de esconder el hocico entre las patas. "Qué pasa, que los elfos se han vuelto sordos de repente? ¡Aaah! ¡Vaya miedra!" Pero fue entonces cuando, en un abrir y cerrar de ojos, el contraataque había dado su inicio.
Mis compañeros se habían puesto en movimiento, y había que decir que su cooperación, a pesar de no haber sido predeterminada desde el principio, era digna de cualquier manada de lobos experimentada. Tras prácticamente suponer lo que se avecinaba también yo me puse manos a la obra. - ¿Qué, preparada para hacer otra locura? - exclamó la serpiente alada, la cual justamente pasaba a tan solo un par de metros detrás de mí. Fue entonces también cuando me percaté del enorme vientre de "embarazada" que tenía en lugar de barriga. No pude evitar soltar un bufido entretenido. Aquello me había relajado lo suficiente para pensar rápidamente en un plan. - ¡Eh, polilla escamada! ¡Ábreme un camino hacia Cornelio! ¡Y tu, huesos! ¿Crees que puedas frenar un poco al Corni malo? - Ambos se me quedaron mirando por unas milésimas de segundo, diría que hasta sorprendidos de que alguien como yo pudiese pensar en si, pero después escucharon. - ¡Yoo ho ho ho! ¡Será pan comido! Aunque... Yo no tengo lengua para comer... ¡Yoo ho ho ho ho! -
La serpiente, con la velocidad que su enorme estómago le permitió, limpió en línea recta el camino hacia el objetivo, y fue entonces cuando el esqueleto enfundó su espada, para volver a desenfundarla un segundo después, dejándo salir de ella un rayo de hielo más frío que el aire del infierno. Vale, no creía que eso fuese a bastar, pero estaba segura de que al menos funcionaría para dárnos el tiempo suficiente hasta que se librara del hielo que cubría su cuerpo. Y ahora, con un camino limpio y despejado, el enemigo cubierto por los dos elfos y, además, escaso de movimientos, era la hora de la segunda parte del plan.
- ¡Grandullón! ¿Qué tal si me das un impulsito? - La enorme masa de grasa y músculos vino brincando como un conejito, riéndose como una joven enamorada, pero vino... Alzó la pierna y calculó el impulso necesario, mientras que yo encogí mis alas cuanto más pude y me agaché concentrando toda la fuerza en las patas traseras. Una señal. Cuenta atrás. Uno, dos... ¡Tres! Salté y en el mismo momento que me enganché a su pierna, en posición de bailarina, él dio una pirueta y tras una vuelta salí volando en la dirección de Cornelius. A más de la mitad del camino recorrido extendí las alas y rocé su cabeza proporcionándole un potente golpe, pasando de largo después, pues me era imposible frenar de la nada. Eso sí, fue la distracción perfecta, además de la del elfo, para que la chica hiciese lo que tenía que hacer.
Eona
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Re: [Quest] La puerta
La bella elfa ejecutaba su danza de muerte a través del campo de batalla, decenas de seres caían ante sus pies como moscas a la miel hasta que se encaró, con sus compañeros de armas al horrendo Cornelio. Por su parte, Rihoran valientemente arremetía en contra de aquel mal encarnado, regalándole a sus compañeros de causa una oportunidad para vencer, que hallarían una vez Eona volviera a entrar en escena.
Las cartas estaban echadas y los destinos de todos habían sido reducidos a al hilado de las tres parcas representadas por nuestros elegidos. Por primera y única vez, Haladart y Brion unieron sus fuerzas para deshacerse no del escudo, no de la cabeza, sino del brazo que llevaba la gran y pesada espada del malviviente mientras éste era distraído y aporreado por el elfo y la lycan. El golpe de Laschel dirigido en un principio a su brazo desde la espalda, pero debido a un giro de la figura su caligráfica firma de sangre se vio borroneada, cercenando desde el hombro que había perdido la extremidad hacia el corazón, deteniéndose sólo a milímetros de éste.
El golpe que había lanzado Rihoran atravesaría las costillas, ensartando al bravo monstruo que ahora emitía fuertes alaridos de dolor que rivalizaban con los de la bella dama-gato, esta vez, atacando directamente los oídos de todo el ejército que acompañaba a “los buenos”. El golpe de Eona, fue la cereza del pastel, ya que, una vez semi-congelada, la cabeza de Cornelio se desprendió del cuerpo como quién recoge la fruta madura de un árbol. Ríos de sangre negra y espesa brotaron del pecho abierto del demonio. Las extremidades que aún se mantenían unidas, se movían por acción de los nervios vivos, el odio y el resentimiento.
El ejército enemigo comenzó a vaporizarse en el aire, con sendos afluentes enfermizos de colores verde, rojo y negro, los que se condensaban y caían luego junto con una suave nevada. Aquellos que habían luchado del lado de la justicia, quedaron silenciosos por unos minutos, sin terminar de digerir lo que acababa de suceder, como si no hubiesen estado preparados para sobrevivir ese momento, luego, un grito unánime desde el fondo de sus estómagos les recordó que estaban vivos y volverían a la libertad.
Brion se encargó de terminar de descuartizar a la figura que lentamente comenzaba a secarse en medio de su sangre ácida y tóxica. Fue necesario que algunos reptiles bien preparados terminaran de hacer el trabajo del desmembramiento y guardado del cuerpo. Por último y no menos importante, el cofre fue cerrado, envuelto en la cadena que había conseguido el elfo y trancado con el candado-cangrejo; luego de lo cual, fue tirado en medio de un lago que anteriormente estaba congelado y ahora gemía y bramía como una bestia salvaje a punto de atacar.
Entonces, el agua se calmó y un fuerte pulso se sintió en el ambiente. Cornelia, con una nueva imagen sonrió satisfecha y la realidad comenzó a resquebrajarse en miles de pedazos que caían junto con los copos congelados. Todo sucedía en cámara lenta, los amigos se abrazaban y despedían con símbolos de fraternidad y palabras bellas mientras el mundo a su alrededor caía de a pedazos.
Lamento mucho haber tardado tanto en cerrar la quest. Mis más sinceras disculpas. Quiero decirles que he disfrutado mucho personalmente con este rol y espero haber estado a su altura.
Como se había pactado, todos tendrán 18 puntos de experiencia + 5 por su buen desarrollo.
También les corresponden 500 aeros.
Eso es todo, espero que no me odien por el tema del tiempo y que en algún futuro nos encontremos on-rol. Enhorabuena
Las cartas estaban echadas y los destinos de todos habían sido reducidos a al hilado de las tres parcas representadas por nuestros elegidos. Por primera y única vez, Haladart y Brion unieron sus fuerzas para deshacerse no del escudo, no de la cabeza, sino del brazo que llevaba la gran y pesada espada del malviviente mientras éste era distraído y aporreado por el elfo y la lycan. El golpe de Laschel dirigido en un principio a su brazo desde la espalda, pero debido a un giro de la figura su caligráfica firma de sangre se vio borroneada, cercenando desde el hombro que había perdido la extremidad hacia el corazón, deteniéndose sólo a milímetros de éste.
El golpe que había lanzado Rihoran atravesaría las costillas, ensartando al bravo monstruo que ahora emitía fuertes alaridos de dolor que rivalizaban con los de la bella dama-gato, esta vez, atacando directamente los oídos de todo el ejército que acompañaba a “los buenos”. El golpe de Eona, fue la cereza del pastel, ya que, una vez semi-congelada, la cabeza de Cornelio se desprendió del cuerpo como quién recoge la fruta madura de un árbol. Ríos de sangre negra y espesa brotaron del pecho abierto del demonio. Las extremidades que aún se mantenían unidas, se movían por acción de los nervios vivos, el odio y el resentimiento.
El ejército enemigo comenzó a vaporizarse en el aire, con sendos afluentes enfermizos de colores verde, rojo y negro, los que se condensaban y caían luego junto con una suave nevada. Aquellos que habían luchado del lado de la justicia, quedaron silenciosos por unos minutos, sin terminar de digerir lo que acababa de suceder, como si no hubiesen estado preparados para sobrevivir ese momento, luego, un grito unánime desde el fondo de sus estómagos les recordó que estaban vivos y volverían a la libertad.
Brion se encargó de terminar de descuartizar a la figura que lentamente comenzaba a secarse en medio de su sangre ácida y tóxica. Fue necesario que algunos reptiles bien preparados terminaran de hacer el trabajo del desmembramiento y guardado del cuerpo. Por último y no menos importante, el cofre fue cerrado, envuelto en la cadena que había conseguido el elfo y trancado con el candado-cangrejo; luego de lo cual, fue tirado en medio de un lago que anteriormente estaba congelado y ahora gemía y bramía como una bestia salvaje a punto de atacar.
Entonces, el agua se calmó y un fuerte pulso se sintió en el ambiente. Cornelia, con una nueva imagen sonrió satisfecha y la realidad comenzó a resquebrajarse en miles de pedazos que caían junto con los copos congelados. Todo sucedía en cámara lenta, los amigos se abrazaban y despedían con símbolos de fraternidad y palabras bellas mientras el mundo a su alrededor caía de a pedazos.
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Lamento mucho haber tardado tanto en cerrar la quest. Mis más sinceras disculpas. Quiero decirles que he disfrutado mucho personalmente con este rol y espero haber estado a su altura.
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Thorn
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Re: [Quest] La puerta
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Teniendo en cuenta la reglamentación subida por Master 2 en cuanto a la entrega de objetos en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Entrego a
Eona
Se trata de un brazal con una trampa. Su habilidad especial y por tanto que caducará al tercer uso es su protección contra ataques elementales de brujos de moderado a bajo poder.
Laschel
El prendedor se adhiere a cualquier tipo de ropa. Tiene tres tipos de uso:
1-Tiene el potencial de subir un nivel la ropa en la que esté pegada. Es decir, si te lo abrochas en el pecho, subirá un nivel tu peto: si tienes ropa común, te protegerá como si fuese de cuero, y así sucesivamente.
2- Su color cambiará si estás ante la presencia de un dragón o un brujo.
3- Resplandecerá cuando estés en un radio de un kilómetro de Rihoran.
Como es de esperarse, los puntos 1 y 2 se aplica la ya referida norma de utilizarlos tres veces. El punto 3, como es una habilidad pasiva y dado la historia de los personajes desde el momento mismo de su creación actuará de forma perpetua.
Rihoran
Al igual que el objeto de Laschel, tiene tres posibles aplicaciones:
1-Al estar en una pelea o duelo, puedes usar ese objeto para trasmutar Alassi'aure en un solo tipo de espada que tú mismo predeterminarás, las siguientes transformaciones serán a la misma arma. La duración de la transformación es hasta que el enfrentameinto haya terminado. Si te enfrentabas a un ejército, sólo servirá para un contrincante.
2- Su color cambiará si estás ante la presencia de un vampiro o un licántropo.
3- Resplandecerá cuando estés en un radio de un kilómetro de Laschel.
Se aplican exactamente los mismos criterios que con Laschel en los mismos puntos.
En esta entrega hago constar que los tres harán uso responsable de estos tres objetos como tres usuarios experimentados del foro.
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1-Tiene el potencial de subir un nivel la ropa en la que esté pegada. Es decir, si te lo abrochas en el pecho, subirá un nivel tu peto: si tienes ropa común, te protegerá como si fuese de cuero, y así sucesivamente.
2- Su color cambiará si estás ante la presencia de un dragón o un brujo.
3- Resplandecerá cuando estés en un radio de un kilómetro de Rihoran.
Como es de esperarse, los puntos 1 y 2 se aplica la ya referida norma de utilizarlos tres veces. El punto 3, como es una habilidad pasiva y dado la historia de los personajes desde el momento mismo de su creación actuará de forma perpetua.
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1-Al estar en una pelea o duelo, puedes usar ese objeto para trasmutar Alassi'aure en un solo tipo de espada que tú mismo predeterminarás, las siguientes transformaciones serán a la misma arma. La duración de la transformación es hasta que el enfrentameinto haya terminado. Si te enfrentabas a un ejército, sólo servirá para un contrincante.
2- Su color cambiará si estás ante la presencia de un vampiro o un licántropo.
3- Resplandecerá cuando estés en un radio de un kilómetro de Laschel.
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Thorn
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