Quest: La feria de Medianoche
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Quest: La feria de Medianoche
Feria de medianoche
Muchos le decían feria, pero se podía decir que eran generosos, pues no era más que una serie de carromatos, que manipulados correctamente se convertían en herméticas paredes. No aceptaban mucha gente y ser uno de los afortunados podía ser complicado... como era una feria especial, especial también era su ingreso. Pero cuando caía el sol y el alto y robusto hombre de la entrada te permitía el paso, las cosas allí cambiaban rotundamente...
Durante el transcurso del día no se podía ver nada fuera de lo común, hombres y mujeres iban y venían conversando entre sí.. nada fuera de lo cotidiano, a excepción de que aún cuando el aire estaba caldeado, se cubrían excesivamente el cuerpo. Quien alguna noche hubiese ingresado, sabía que todo esto tenía un porqué... si los mirabas de cerca, notabas la desproporción en los miembros o en diferentes partes del cuerpo, así como deformidades o protuberancias donde no debía haberla.
El hombre caminaba de esquina a esquina y ya había captado la atención de uno o dos. Cuando notó que una enano que mascaba una pajilla lo miraba fijamente desde su asiento improvisado, decidió alejarse de allí caminando tan rápido como sus pies le permitían. Al dar vuelta la segunda esquina comenzó a correr y no se detuvo hasta entrar a una pequeña taberna cuyo dueño conocía de años y varios favores le debía.
- Jack. Necesito te encargues de algo urgente. ..- el hombre se giró y dejó sobre una mesa una jarra vacía.
- ¿Señor Herrman? ¿Es usted?.. -preguntó en un tono de voz más alto el cual bajó nuevamente ante la señal de discreción de su interlocutor. - Perdón.. pero ¿Porqué tan encapuchado y eso?.. - dijo acercándose un poco al hombre que continuaba ocultándose tras su capucha.
- Repito.. necesito que te encargues de algo ..– la puerta se cerró y Jon Herrman se giró con gesto tan nervioso que asustó al tabernero quién miró también hacia la puerta pero tampoco notó nada extraño. Se acercó al hombre con un marcado desconcierto en la mirada y Jon continuó – Necesito que uses tus contactos y consigas dos personas para investigar algo.. en la feria.. necesito encontrar a mi Camy.... - hizo una pausa – No.. que sean tres... sí sí.. tres es mejor.. pero con discreción.... - su voz temblaba y no dejaba de mirar a los lados remarcando sin querer una actitud tan nerviosa que varios habían girado a verlo. Carraspeó e intentó enderezarse – Busca a tres personas dispuestas a ingresar a la feria.. a buscarla.... -
- ¿Pero está seguro señor que está allí? Ya han buscado por la zona y nada se …-..
- Lo estoy... Tú ocúpate de eso.. sabré recompensarte.. lo prometo. Envíalos a mi casa.. no... en el establo mejor.. que ingresen por la puerta trasera mañana al caer el sol. Ahí hablaré con ellos. Que no sean de la zona.. si saben de la feria quizás se arrepientan o les den aviso de alguna forma.. Ingresarán aquellos que digan una palabra al guardia: topacio. Los esperaré.. no me falles...
- No lo haré señor... lo prometo. Confíe en mí – agregó Jack asintiendo con la cabeza.
- Eso espero.. - Jon Herrman se puso de pie y cubriendo su rostro con la capucha salió del local tan rápido como entró. Si Jon, el prestamista más avaro del pueblo, tuviera los instintos más desarrollados, hubiese notado que más de un par de ojos observaban sus movimientos.
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Sigel
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Re: Quest: La feria de Medianoche
Ya era muy de tarde cuando llegamos a la taberna, yo y los cuatro…. ¿Los cuatro molesteros? El cansancio me hacía inventar palabras. Eran los guardias de los cuales aún no había conseguido deshacerme. Esta noche sería la sexta y última antes de regresar a Sandorai.
Abrí la puerta adelantándome a uno de estos siguiéndome detrás. No estaba muy abarrotado el lugar como creía. Desde la entrada saludé con una leve inclinación de la cabeza al camarero y en la barra me sorprendió que estuviera Jack. Hacía tiempo que no lo veía, y sin embargo pareció contentarle mi llegada. Miré hacia los cuatro brevemente antes de avanzar hacia la barra de bebidas.
-Iré a saludarlo, pueden pedir lo que quieran e irse a dormir. No creo que salga. Tomaré algo e iré a dormir también-indiqué y chasqueé los dedos para que se apartaran y reí tomando asiento en un banquillo.
-Buenas Jack… -rebusqué en mi bolsillo y saque un par de aeros que dejé frente a él, que se había acercado para tomar el pedido… según creía-Sírveme una hidromiel y si quedan unas tostadas y mermeladas también-pedí, pero quien tomó mi pedido fue el camarero al que saludé apenas llegué- Consumir cosas que no son a horas adecuadas, hace que el sabor sea único-agregué y reí.
-No sabes cuánto me alegra verte-sonrió el camarero, apoyando sus manos al borde de la barra, al frente mío. Una camarera salió a atender la mesa de mis cuatro guardias-Sé que te irás mañana al mediodía, pero necesitaba hablar contigo…-empezó y me acerqué un poco para poder oírlo. Las fuertes voces de los clientes dentro del lugar me dificultaban escuchar con atención a Jack-Tengo un amigo que tiene un problema. Sería mejor que él te lo explique, pero necesito que vayas al establo al caer el sol mañana. Ingresa por la puerta trasera, y verás unos guardias. Debes mencionarle la palabra “topacio” a modo de contraseña. Te recompensaré con que puedas venir gratis a la posada, así que…-tomó los aeros que le había pasado en sus manos y los corrió hacia mí, devolviéndolos-Sé que tenías otros planes, pero se ha presentado de forma repentina… ¿Podrás ayudarme?-preguntó con los ojos suplicantes. Tomé los aeros medio incómodo. No me agradaba tener las cosas gratuitamente.
Asentí sin pensarlo mucho, y giré automáticamente hacia donde estaban mis guaridas quienes no estarían de acuerdo. Jack se dio cuenta y chistó para llamar mi atención y dijo acercándose más.
-No te preocupes por ellos, quizá es mejor que se queden acá, yo me encargaré de eso. No te preocupes-suspiré, imaginando sobré qué podría hacerles, pero confiaba en que no sería nada malo. Quizá los emborrachara o les diera algo para dormir en sus comidas. Asentí de nuevo.
-Está bien, iré. Les diré a ellos que nos iremos después del mediodía así tienes tiempo… para lo que sea que hagas-el camarero dejó mi bebida y unas tostadas con mermelada y mantequilla precalentada en un plato.
Al atardecer el día siguiente, después de que mis guardias hubieran desaparecido “misteriosamente” en la posada misma, llegaba al establo de la ciudad. En realidad mis guardias, desde el mediodía, se habían sentido indispuestos para viajar desde el mediodía, y yo, como buen comprensivo que soy les permití que nos quedáramos hasta el día siguiente y que descansaran en sus habitaciones.
-Buenas… Mmm…- titubeé cuando tuve a los dos guardias que custodiaban la puerta trasera del establo. ¿Qué palabra era?... Una piedra… Imaginé una piedra amarillenta pequeña en una almohadilla de seda roja, y dije dudoso…-¿Topacio?-Esto de dar las contraseñas así de una, no me convencía, o bien, me hacía sentir estúpido. Y esperé la respuesta de ellos.
Abrí la puerta adelantándome a uno de estos siguiéndome detrás. No estaba muy abarrotado el lugar como creía. Desde la entrada saludé con una leve inclinación de la cabeza al camarero y en la barra me sorprendió que estuviera Jack. Hacía tiempo que no lo veía, y sin embargo pareció contentarle mi llegada. Miré hacia los cuatro brevemente antes de avanzar hacia la barra de bebidas.
-Iré a saludarlo, pueden pedir lo que quieran e irse a dormir. No creo que salga. Tomaré algo e iré a dormir también-indiqué y chasqueé los dedos para que se apartaran y reí tomando asiento en un banquillo.
-Buenas Jack… -rebusqué en mi bolsillo y saque un par de aeros que dejé frente a él, que se había acercado para tomar el pedido… según creía-Sírveme una hidromiel y si quedan unas tostadas y mermeladas también-pedí, pero quien tomó mi pedido fue el camarero al que saludé apenas llegué- Consumir cosas que no son a horas adecuadas, hace que el sabor sea único-agregué y reí.
-No sabes cuánto me alegra verte-sonrió el camarero, apoyando sus manos al borde de la barra, al frente mío. Una camarera salió a atender la mesa de mis cuatro guardias-Sé que te irás mañana al mediodía, pero necesitaba hablar contigo…-empezó y me acerqué un poco para poder oírlo. Las fuertes voces de los clientes dentro del lugar me dificultaban escuchar con atención a Jack-Tengo un amigo que tiene un problema. Sería mejor que él te lo explique, pero necesito que vayas al establo al caer el sol mañana. Ingresa por la puerta trasera, y verás unos guardias. Debes mencionarle la palabra “topacio” a modo de contraseña. Te recompensaré con que puedas venir gratis a la posada, así que…-tomó los aeros que le había pasado en sus manos y los corrió hacia mí, devolviéndolos-Sé que tenías otros planes, pero se ha presentado de forma repentina… ¿Podrás ayudarme?-preguntó con los ojos suplicantes. Tomé los aeros medio incómodo. No me agradaba tener las cosas gratuitamente.
Asentí sin pensarlo mucho, y giré automáticamente hacia donde estaban mis guaridas quienes no estarían de acuerdo. Jack se dio cuenta y chistó para llamar mi atención y dijo acercándose más.
-No te preocupes por ellos, quizá es mejor que se queden acá, yo me encargaré de eso. No te preocupes-suspiré, imaginando sobré qué podría hacerles, pero confiaba en que no sería nada malo. Quizá los emborrachara o les diera algo para dormir en sus comidas. Asentí de nuevo.
-Está bien, iré. Les diré a ellos que nos iremos después del mediodía así tienes tiempo… para lo que sea que hagas-el camarero dejó mi bebida y unas tostadas con mermelada y mantequilla precalentada en un plato.
Al atardecer el día siguiente, después de que mis guardias hubieran desaparecido “misteriosamente” en la posada misma, llegaba al establo de la ciudad. En realidad mis guardias, desde el mediodía, se habían sentido indispuestos para viajar desde el mediodía, y yo, como buen comprensivo que soy les permití que nos quedáramos hasta el día siguiente y que descansaran en sus habitaciones.
-Buenas… Mmm…- titubeé cuando tuve a los dos guardias que custodiaban la puerta trasera del establo. ¿Qué palabra era?... Una piedra… Imaginé una piedra amarillenta pequeña en una almohadilla de seda roja, y dije dudoso…-¿Topacio?-Esto de dar las contraseñas así de una, no me convencía, o bien, me hacía sentir estúpido. Y esperé la respuesta de ellos.
Sydara
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Re: Quest: La feria de Medianoche
Después de la jornada laboral de aquél día, eran un poco más de las cinco de la mañana y con los ojos hinchados por el tiempo pasad en vela, las botas sucias y el polvo impregnado en la capa además de en la falda del vestido. Drezlynd suspiró con cansancio y continuó caminando hacia una taberna a la que solía pasar llegando el amanecer para tomarse un buen vino para calentar el cuerpo después de una lluvia algo fría o al menos aquél era la excusa que había ideado en su mente al entrar al lugar por primera vez.
Caminó con apenas levantando los pies, más bien arrastrándolos, empujó la puerta del local y entré llevando un poco de polvo conmigo dentro de la estancia. Al parecer a ninguno de los presentes les molestó en lo absoluto y encogiéndose de hombros, empujó la puerta con la pierna derecha para cerrar la puerta para encaminarse hacia la barra, acomodando las manos a cada lado de la capucha, la llevó hacia atrás, dejando a la vista el rubio cabello. Le dirigió una sonrisa amable al tabernero, se sentó en una de las sillas altas frente a la barra y apoyó los codos sobre esta para entrelazar los dedos además de apoyar el mentón sobre sus manos.
-El vino de siempre, por favor, Jack, estoy muerta y solo quiero tomarme la botella completa e irme a la cama.-suspiró la ojiazul y comenzó a balancear los pies pues la altura del banco era mayor que la suya incluso con tacones. Volteó a mirar hacia el resto de los ocupantes de la estancia y ya eran pocos los que resistían a esa hora de la mañana.
Un golpe casi sordo la hizo voltear nuevamente hacia el frente de la barra y vio a Jack con una mueca en el rostro, a lo que ella frunció el ceño, tomó la copa con la mano derecha y con la izquierda inclinó la botella de vino para dejar caer suavemente el líquido sobre dicha copa. -¿Qué sucede, Jack?- lo miró fijamente por un segundo y después bajó la vista hacia los objetos frente a ella, acomodó la botella verticalmente y colocando la copa entre los dedos, la hizo girar entre ellos y después lo acercó a su nariz, inhaló el aroma del licor, para mirar nuevamente al individuo frente a ella.-Habla, amigo, tienes una cara de susto que parece que se te ha aparecido un fantasma y fíjate que la que trabaja en el cementerio soy yo -alzó una ceja y soltó una carcajada que parecía el trinar de los pájaros. Se llevó la copa a los labios y dejó que aquél que le parecía un elixir del cielo, bajara por su garganta.
-Señorita Drezlynd, sé que no soy quién para pedirle esto, que no llevamos mucho de conocernos....-la rubia frunció el ceño nuevamente, dejó la copa sobre la barra y se cruzó de brazos. -Vamos, Jack, ya te he dicho que puedes llamarme Drez y vaya que no le doy este honor a cualquier desconocido, eres de los pocos con los que he cruzado más palabras de las necesarias, no sé qué tienen los "barman" que me agradan.-sonrió amable intentando que la tensión del rostro del hombre, disminuyera.-Drez, lo cierto es que sé lo mucho que necesitas el dinero y lo bien que se te dan las misiones, además de si se llevara con éxito, la recompensa sería de lo mejor...-pausó un poco y prosiguió en voz más baja.-Si aceptas deberás encontrarte con quien te dirá cuál es la misión, en un establo que se encuentra a dos cuadras de aquí, tuerces a la derecha y detrás de un enorme roble, puedes ver una casa, deberás entrar por atrás y tu llave de entrada será la palabra "topacio". La hora de la cita es al caer el sol el día de hoy.-Drezlynd lo miró sopesando sus palabras con un asentimiento con la cabeza.-Muy bien, has encontrado a una persona desesperada para lo que seguro será una misión desesperada según veo en tu rostro. Y si quiero hacer bien esto, debería ir a dormirme ya, gracias por la información.-sonrió, tiró unas monedas en la barra, tomó la botella, saltó del asiento para después llevarse la boca de la botella a los labios y agitando la mano libre se despidió para salir de la estancia.
Apenas llevaba unos días en aquél lugar, no hacía mucho que había dejado la céntrica ciudad de Lunargenta y debido a que el dinero se le había esfumado como agua entre los dedos, había tenido que buscar un trabajo que le permitiera vivir, comer y después volver a Dundarak, pero por lo pronto, se encontraba cuidando un cementerio por las noches hasta que el primer rayo del sol le iluminaba el rostro y entonces iba por una botella de vino, en la que se le iba un poco más de la mitad del sueldo que le daban por velar a los muertos y de lo demás que restaba, guardaba dos tercios como ahorro y lo demás, lo utilizaba un cuarto cutre con una cama que no podía ser menos descrita como cómoda, además de un dos alimentos diarios, aquella era una mala forma de vivir, la rubia pensaba que tal vez el vino se le había convertido en una adicción que le estaba comiendo las neuronas. Pero si en aquélla misión de la que Jack le había hablado le iba de maravilla entonces podría guardar más dinero y comer mejor. Se dirigió hacia el pequeño cuarto y cuando se hubo acabado toda la botella, ya un poco borracha, se quedó dormida.
La ojiazul se levantó cuando la luz del sol comenzaba a atenuarse y lavándose la cara con agua que tenía en un pequeño recipiente, se vistió con el único otro cambio de ropa que tenía además del que había llevado puesto el día anterior. Aquella era una vida algo dura, pero cuando se es un asesino como ella, aquello solo era una mala racha.
La chica salió del lugar y se dirijo al lugar que Jack le había indicado, con sigilo se acercó por el roble a mirar para después saltar entre arbustos y llegar a la parte trasera, una puerta la esperaba pacientemente entrecerrada. Se acercó y golpeando suavemente con los nudillos:-Vale, creo que debo decir "Topacio".
Caminó con apenas levantando los pies, más bien arrastrándolos, empujó la puerta del local y entré llevando un poco de polvo conmigo dentro de la estancia. Al parecer a ninguno de los presentes les molestó en lo absoluto y encogiéndose de hombros, empujó la puerta con la pierna derecha para cerrar la puerta para encaminarse hacia la barra, acomodando las manos a cada lado de la capucha, la llevó hacia atrás, dejando a la vista el rubio cabello. Le dirigió una sonrisa amable al tabernero, se sentó en una de las sillas altas frente a la barra y apoyó los codos sobre esta para entrelazar los dedos además de apoyar el mentón sobre sus manos.
-El vino de siempre, por favor, Jack, estoy muerta y solo quiero tomarme la botella completa e irme a la cama.-suspiró la ojiazul y comenzó a balancear los pies pues la altura del banco era mayor que la suya incluso con tacones. Volteó a mirar hacia el resto de los ocupantes de la estancia y ya eran pocos los que resistían a esa hora de la mañana.
Un golpe casi sordo la hizo voltear nuevamente hacia el frente de la barra y vio a Jack con una mueca en el rostro, a lo que ella frunció el ceño, tomó la copa con la mano derecha y con la izquierda inclinó la botella de vino para dejar caer suavemente el líquido sobre dicha copa. -¿Qué sucede, Jack?- lo miró fijamente por un segundo y después bajó la vista hacia los objetos frente a ella, acomodó la botella verticalmente y colocando la copa entre los dedos, la hizo girar entre ellos y después lo acercó a su nariz, inhaló el aroma del licor, para mirar nuevamente al individuo frente a ella.-Habla, amigo, tienes una cara de susto que parece que se te ha aparecido un fantasma y fíjate que la que trabaja en el cementerio soy yo -alzó una ceja y soltó una carcajada que parecía el trinar de los pájaros. Se llevó la copa a los labios y dejó que aquél que le parecía un elixir del cielo, bajara por su garganta.
-Señorita Drezlynd, sé que no soy quién para pedirle esto, que no llevamos mucho de conocernos....-la rubia frunció el ceño nuevamente, dejó la copa sobre la barra y se cruzó de brazos. -Vamos, Jack, ya te he dicho que puedes llamarme Drez y vaya que no le doy este honor a cualquier desconocido, eres de los pocos con los que he cruzado más palabras de las necesarias, no sé qué tienen los "barman" que me agradan.-sonrió amable intentando que la tensión del rostro del hombre, disminuyera.-Drez, lo cierto es que sé lo mucho que necesitas el dinero y lo bien que se te dan las misiones, además de si se llevara con éxito, la recompensa sería de lo mejor...-pausó un poco y prosiguió en voz más baja.-Si aceptas deberás encontrarte con quien te dirá cuál es la misión, en un establo que se encuentra a dos cuadras de aquí, tuerces a la derecha y detrás de un enorme roble, puedes ver una casa, deberás entrar por atrás y tu llave de entrada será la palabra "topacio". La hora de la cita es al caer el sol el día de hoy.-Drezlynd lo miró sopesando sus palabras con un asentimiento con la cabeza.-Muy bien, has encontrado a una persona desesperada para lo que seguro será una misión desesperada según veo en tu rostro. Y si quiero hacer bien esto, debería ir a dormirme ya, gracias por la información.-sonrió, tiró unas monedas en la barra, tomó la botella, saltó del asiento para después llevarse la boca de la botella a los labios y agitando la mano libre se despidió para salir de la estancia.
Apenas llevaba unos días en aquél lugar, no hacía mucho que había dejado la céntrica ciudad de Lunargenta y debido a que el dinero se le había esfumado como agua entre los dedos, había tenido que buscar un trabajo que le permitiera vivir, comer y después volver a Dundarak, pero por lo pronto, se encontraba cuidando un cementerio por las noches hasta que el primer rayo del sol le iluminaba el rostro y entonces iba por una botella de vino, en la que se le iba un poco más de la mitad del sueldo que le daban por velar a los muertos y de lo demás que restaba, guardaba dos tercios como ahorro y lo demás, lo utilizaba un cuarto cutre con una cama que no podía ser menos descrita como cómoda, además de un dos alimentos diarios, aquella era una mala forma de vivir, la rubia pensaba que tal vez el vino se le había convertido en una adicción que le estaba comiendo las neuronas. Pero si en aquélla misión de la que Jack le había hablado le iba de maravilla entonces podría guardar más dinero y comer mejor. Se dirigió hacia el pequeño cuarto y cuando se hubo acabado toda la botella, ya un poco borracha, se quedó dormida.
La ojiazul se levantó cuando la luz del sol comenzaba a atenuarse y lavándose la cara con agua que tenía en un pequeño recipiente, se vistió con el único otro cambio de ropa que tenía además del que había llevado puesto el día anterior. Aquella era una vida algo dura, pero cuando se es un asesino como ella, aquello solo era una mala racha.
La chica salió del lugar y se dirijo al lugar que Jack le había indicado, con sigilo se acercó por el roble a mirar para después saltar entre arbustos y llegar a la parte trasera, una puerta la esperaba pacientemente entrecerrada. Se acercó y golpeando suavemente con los nudillos:-Vale, creo que debo decir "Topacio".
Drezlynd
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Re: Quest: La feria de Medianoche
Con pesados pasos iba hacia la ciudad por el camino de tierra. "Ya falta poco" me decía a mí misma al observar la imponente muralla de piedra que rodeaba Lunargenta, abrigándola de los peligros que acechaban en el exterior. Adrae descansaba junto al cuello cubierto por mi capucha, exhausto del largo viaje, sin perder los ánimos que siempre llevaba consigo. Levanté la mirada y encontré frente a mí una edificación un tanto alborotada en su interior, del cual provenían diversos ruidos y luces. Un cartel de madera anunciando "Taberna" precedía la entrada, casi invitándome a entrar. Titubeé por algunos segundos pero me decidí por ir a explorar el lugar.
Cansada, empujé la puerta con una mano e inspeccioné mi alrededor con ojos curiosos. Me acerqué a la barra girando mi cabeza en varias direcciones. Veía a algunos camareros ir y venir con copas vacías en sus bandejas, llevando los tragos a los clientes y uno de ellos se detenía a hablarles. Un hombre borracho dormía en una esquina junto a una mesa ocupada por personas que comenzaron a reír estrepitosamente entre carcajadas con tragos que chorreaban en sus manos. Me senté en un taburete apoyando mis manos y codos en la barra mientras el "barman" me seguía con la mirada y se situaba frente a mí del otro lado del mostrador. - Hola. ¿Qué puedo ofrecerte? - Preguntó haciendo una seña con la cabeza. Su saludo fue un poco brusco y me tomó por sorpresa, por lo que me exhalté al oírlo. - Yo... eh... - Fruncí el entrecejo, no había pensado en tomar algo al entrar en la taberna, sólo necesitaba descansar mis piernas un rato, sin embargo pareció una buena idea. - Quiero una copa de... ¿vino? - Dije insegura por mi petición. El hombre acercó una copa de vidrio y sirvió en ella un líquido rojizo de oscuros tonos. Lo olisqueé con temor y en aprobación bebí un trago al arrastrar unos aeros hacia el hombre detrás del mostrador. Él tomó la paga y se retiró de mi lado.
Sin que yo le prestase atención la puerta se abrió y un cliente entró en la taberna. Segundos más tarde resolví en que era una fémina al oír su familiar voz. La muchacha de cabellos dorados se sentó a dos taburetes de distancia mientras la miraba de reojo. Mi capucha cubría mi cabeza y rostro, así como el resto de la capa escondía mi cuerpo, por lo que ella ni siquiera se fijó en mí. Escuchaba con cautela la charla entre ella y el tabernero llamado Jack, según oí; mis sospechas fueron aclaradas por este último cuando la llamó por su nombre: "Drezlynd". No quería presentarme ante ella pues me avergonzaba saberme derrotada en un encuentro tan breve, en adición, su charla parecía ser importante, la intriga ardía en mi interior cuando Jack envolvía sus palabras en un aire de misterio.
Escuché atentamente con los ojos entrecerrados, clavados en el fondo de la copa que se apaciguaba entre mis dedos. "¿Dinero? ¿Recompensa? ¡Suena como una buena aventura!" pensé mientras intentaba recordar con detalle las indicaciones de Jack.
Una vez su charla concluyó, y yo con mi bebida, me retiré del lugar y levanté mi tienda en el bosque. Con la caída del sol remembré los detalles que debía usar como guía, y los seguí con Adrae revoloteando a mi alrededor: primero el establo, luego el roble y por último, la casa a cuya puerta trasera me presenté. Anuncié mi llegada golpeando la madera con un puño tres veces. Un hombre se apareció en el marco de la puerta y me lanzó una mirada interrogativa. Sin que concederle tiempo a hablar tomé la delantera. - Topacio. - Dije con el mentón en alto, mientras una sonrisa se dibujaba en la comisura de mis labios.
Cansada, empujé la puerta con una mano e inspeccioné mi alrededor con ojos curiosos. Me acerqué a la barra girando mi cabeza en varias direcciones. Veía a algunos camareros ir y venir con copas vacías en sus bandejas, llevando los tragos a los clientes y uno de ellos se detenía a hablarles. Un hombre borracho dormía en una esquina junto a una mesa ocupada por personas que comenzaron a reír estrepitosamente entre carcajadas con tragos que chorreaban en sus manos. Me senté en un taburete apoyando mis manos y codos en la barra mientras el "barman" me seguía con la mirada y se situaba frente a mí del otro lado del mostrador. - Hola. ¿Qué puedo ofrecerte? - Preguntó haciendo una seña con la cabeza. Su saludo fue un poco brusco y me tomó por sorpresa, por lo que me exhalté al oírlo. - Yo... eh... - Fruncí el entrecejo, no había pensado en tomar algo al entrar en la taberna, sólo necesitaba descansar mis piernas un rato, sin embargo pareció una buena idea. - Quiero una copa de... ¿vino? - Dije insegura por mi petición. El hombre acercó una copa de vidrio y sirvió en ella un líquido rojizo de oscuros tonos. Lo olisqueé con temor y en aprobación bebí un trago al arrastrar unos aeros hacia el hombre detrás del mostrador. Él tomó la paga y se retiró de mi lado.
Sin que yo le prestase atención la puerta se abrió y un cliente entró en la taberna. Segundos más tarde resolví en que era una fémina al oír su familiar voz. La muchacha de cabellos dorados se sentó a dos taburetes de distancia mientras la miraba de reojo. Mi capucha cubría mi cabeza y rostro, así como el resto de la capa escondía mi cuerpo, por lo que ella ni siquiera se fijó en mí. Escuchaba con cautela la charla entre ella y el tabernero llamado Jack, según oí; mis sospechas fueron aclaradas por este último cuando la llamó por su nombre: "Drezlynd". No quería presentarme ante ella pues me avergonzaba saberme derrotada en un encuentro tan breve, en adición, su charla parecía ser importante, la intriga ardía en mi interior cuando Jack envolvía sus palabras en un aire de misterio.
Escuché atentamente con los ojos entrecerrados, clavados en el fondo de la copa que se apaciguaba entre mis dedos. "¿Dinero? ¿Recompensa? ¡Suena como una buena aventura!" pensé mientras intentaba recordar con detalle las indicaciones de Jack.
Una vez su charla concluyó, y yo con mi bebida, me retiré del lugar y levanté mi tienda en el bosque. Con la caída del sol remembré los detalles que debía usar como guía, y los seguí con Adrae revoloteando a mi alrededor: primero el establo, luego el roble y por último, la casa a cuya puerta trasera me presenté. Anuncié mi llegada golpeando la madera con un puño tres veces. Un hombre se apareció en el marco de la puerta y me lanzó una mirada interrogativa. Sin que concederle tiempo a hablar tomé la delantera. - Topacio. - Dije con el mentón en alto, mientras una sonrisa se dibujaba en la comisura de mis labios.
Última edición por Aethe el Mar Abr 15 2014, 18:16, editado 1 vez
Aethe
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Re: Quest: La feria de Medianoche
- Señor.. tres personas han llegado y han dicho “Topacio” tal y cómo usted había dicho -
- ¿Topacio? - repitió dudoso -Ah si.. ya recuerdo. Si.. háganlos pasar.. pero no aquí – largó de repente deteniendolo con la mano – En el establo. Ya mismo me reuniré con ellos. - El guardia salió y él continuó farfullando por lo bajo – Topacio.. que demonios estaba pensando – se frotó los ojos con fuerza por el cansancio de varios días que venía acumulando y salió con paso rápido a su encuentro.
Cuando llegó al punto de encuentro se quedó de pie mirando al grupo "¿Un elfo y dos mujeres? Jack tú y yo hablaremos". Aun a pesar de sus prejuicios, era consciente que no tenia tiempo que perder y terminó por acercarse al grupo. Sin tiempo a que se presentaran inició su monólogo.
- Mi hija Cameary ha salido con una amiga hace unos días a investigar la nueva feria en la ciudad. Su amiga regresó sin recuerdo alguno de toda la tarde, lo último que dijo recordar es que se disponían a entrar allí y hasta donde sabemos lo hicieron. - el hombre caminaba de lado a lado nervioso mientras frotaba sus manos incesantemente, casi no les dirigía la mirada al grupo y cuando lo hacía era por apenas un instante – He ido solo y con gente.. incluso unos guardias y ellos aseguran no tener nada que ver en el asunto.. sin embargo, lo más extraño de todo esto es que cuando regresábamos apenas recordábamos lo sucedido.. tal como pasaba con Ana... la amiga de Camy – aclaró rápidamente. - Cada vez que intento acercarme me observan y me persiguen hasta que le alejo lo suficiente.
El hombre se detuvo y se tomó la cabeza con ambas manos y guardó silencio por unos segundos. Levantó la mirada a los tres y continuó – Prometo serán recompensados. Por favor traigan a mi niña de vuelta, es muy joven e impetuosa pero tiene una gran corazón... sea quien sea que la retenga... - miró hacia arriba un momento y exclamó – Por los dioses que sea sólo eso... Por favor tráiganla de regreso. - Levantó una mano como si acabara de recordar algo y comenzó a revisar su ropa – En estos días, muchos de mis guardias o amigos han intentado conseguir entradas, pero no se las dan a casi nadie y entrar a escondidas es imposible.. créanme imposible... no lo intenten porque los atraparán. Algunos consiguieron pero no los dejaron irse con ella, por lo que fue muy difícil conseguir esto – Sacó dos boletos y los mostró al grupo.- El problema es que sólo han conseguido dos.. Intenten ponerse de acuerdo de alguna manera... pero no entren los tres justos porque los vigilarán.. son más listos de lo que parece... No los subestimen- Comenzó a caminar nervioso un momento más y se detuvo de repente a mirar hacia afuera, a lo alto, a la ventana de la habitación de su hija. Guardó silencio un largo rato y luego continuó, de espaladas a ellos tomándose las manos por la espalda - Bueno.. eso es todo. Pregunten ahora si tienen dudas porque a partir de los próximos minutos estarán solos.
- ¿Topacio? - repitió dudoso -Ah si.. ya recuerdo. Si.. háganlos pasar.. pero no aquí – largó de repente deteniendolo con la mano – En el establo. Ya mismo me reuniré con ellos. - El guardia salió y él continuó farfullando por lo bajo – Topacio.. que demonios estaba pensando – se frotó los ojos con fuerza por el cansancio de varios días que venía acumulando y salió con paso rápido a su encuentro.
Cuando llegó al punto de encuentro se quedó de pie mirando al grupo "¿Un elfo y dos mujeres? Jack tú y yo hablaremos". Aun a pesar de sus prejuicios, era consciente que no tenia tiempo que perder y terminó por acercarse al grupo. Sin tiempo a que se presentaran inició su monólogo.
- Mi hija Cameary ha salido con una amiga hace unos días a investigar la nueva feria en la ciudad. Su amiga regresó sin recuerdo alguno de toda la tarde, lo último que dijo recordar es que se disponían a entrar allí y hasta donde sabemos lo hicieron. - el hombre caminaba de lado a lado nervioso mientras frotaba sus manos incesantemente, casi no les dirigía la mirada al grupo y cuando lo hacía era por apenas un instante – He ido solo y con gente.. incluso unos guardias y ellos aseguran no tener nada que ver en el asunto.. sin embargo, lo más extraño de todo esto es que cuando regresábamos apenas recordábamos lo sucedido.. tal como pasaba con Ana... la amiga de Camy – aclaró rápidamente. - Cada vez que intento acercarme me observan y me persiguen hasta que le alejo lo suficiente.
El hombre se detuvo y se tomó la cabeza con ambas manos y guardó silencio por unos segundos. Levantó la mirada a los tres y continuó – Prometo serán recompensados. Por favor traigan a mi niña de vuelta, es muy joven e impetuosa pero tiene una gran corazón... sea quien sea que la retenga... - miró hacia arriba un momento y exclamó – Por los dioses que sea sólo eso... Por favor tráiganla de regreso. - Levantó una mano como si acabara de recordar algo y comenzó a revisar su ropa – En estos días, muchos de mis guardias o amigos han intentado conseguir entradas, pero no se las dan a casi nadie y entrar a escondidas es imposible.. créanme imposible... no lo intenten porque los atraparán. Algunos consiguieron pero no los dejaron irse con ella, por lo que fue muy difícil conseguir esto – Sacó dos boletos y los mostró al grupo.- El problema es que sólo han conseguido dos.. Intenten ponerse de acuerdo de alguna manera... pero no entren los tres justos porque los vigilarán.. son más listos de lo que parece... No los subestimen- Comenzó a caminar nervioso un momento más y se detuvo de repente a mirar hacia afuera, a lo alto, a la ventana de la habitación de su hija. Guardó silencio un largo rato y luego continuó, de espaladas a ellos tomándose las manos por la espalda - Bueno.. eso es todo. Pregunten ahora si tienen dudas porque a partir de los próximos minutos estarán solos.
____________
Hablen entre ustedes para llegar a un acuerdo. Pueden por el momento alterar el orden
de posteo si así lo prefieren. Los esperare en la entrada.(les proporcionaré el nuevo link luego de sus post)
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Re: Quest: La feria de Medianoche
[...]-Por los dioses que sea sólo eso... Por favor tráiganla de regreso.n estos días, muchos de mis guardias o amigos han intentado conseguir entradas, pero no se las dan a casi nadie y entrar a escondidas es imposible.. créanme imposible... no lo intenten porque los atraparán. Algunos consiguieron pero no los dejaron irse con ella, por lo que fue muy difícil conseguir esto. El problema es que sólo han conseguido dos.. Intenten ponerse de acuerdo de alguna manera... pero no entren los tres justos porque los vigilarán.. son más listos de lo que parece... No los subestimen. Bueno.. eso es todo. Pregunten ahora si tienen dudas porque a partir de los próximos minutos estarán solos-dijo el hombre, suplicante.
-Soy Sydara de Edén-me presenté antes de aclarar-Ninguna duda, prometo traer de nuevo a su hija Cameary y no se haga problema, dele las entradas a ellas-señalé amablemente a la rubia y a la de cabello castaño-Podré ingresar a ese lugar sin inconvenientes y además podré ver que estén bien mientras buscamos a la niña-aseguré.
Era un elfo, por lo que era capaz de tener mucha agilidad en cuanto al sigilo. No había oído hablar de la nueva feria, pero sí del comercio.
-Usted dirá señor, cuando nos pongamos en marcha a la feria en busca de la niña-dije por último. Retrocedí un paso para evitar darle la espalda a la chica rubia y me disculpé con una leve reverencia y luego observé a la chica de pelo castaño.
Mientras ellas hablaban, ajusté mi abrigo y me coloqué la capucha. Mi espada estaba acomodaba en la cintura y el arco y mi carcaj estaban colgados a mi espalda.
No tenía dudas lo que tuviera que afrontar allí en el lugar, prefería que me tomara de sorpresa, además me sería útil para poner a prueba mis continuos entrenamientos de combates, listo para lo inesperado siempre, y lo pensaba con orgullo.
Off rol: lamento no haber escrito mucho pero el tiempo me apura que me debo ir a la uni y no regreso hasta tarde, que tambien tengo clases en mi recinto. Pero no quería que mi post impidiera que posteen, además quería dejarles las entradas a ustedes ^^.
-Soy Sydara de Edén-me presenté antes de aclarar-Ninguna duda, prometo traer de nuevo a su hija Cameary y no se haga problema, dele las entradas a ellas-señalé amablemente a la rubia y a la de cabello castaño-Podré ingresar a ese lugar sin inconvenientes y además podré ver que estén bien mientras buscamos a la niña-aseguré.
Era un elfo, por lo que era capaz de tener mucha agilidad en cuanto al sigilo. No había oído hablar de la nueva feria, pero sí del comercio.
-Usted dirá señor, cuando nos pongamos en marcha a la feria en busca de la niña-dije por último. Retrocedí un paso para evitar darle la espalda a la chica rubia y me disculpé con una leve reverencia y luego observé a la chica de pelo castaño.
Mientras ellas hablaban, ajusté mi abrigo y me coloqué la capucha. Mi espada estaba acomodaba en la cintura y el arco y mi carcaj estaban colgados a mi espalda.
No tenía dudas lo que tuviera que afrontar allí en el lugar, prefería que me tomara de sorpresa, además me sería útil para poner a prueba mis continuos entrenamientos de combates, listo para lo inesperado siempre, y lo pensaba con orgullo.
Off rol: lamento no haber escrito mucho pero el tiempo me apura que me debo ir a la uni y no regreso hasta tarde, que tambien tengo clases en mi recinto. Pero no quería que mi post impidiera que posteen, además quería dejarles las entradas a ustedes ^^.
Sydara
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Re: Quest: La feria de Medianoche
Drezlynd escuchaba atentamente al hombre y casi sintió un escalofrío cuando se dio cuenta que el hombre hablaba de una chica, además de que le costó no cambiar su expresión seria al saber de la separación de ésta de su padre. Apretó las uñas contra las palmas de las manos en instantáneamente se dio cuenta que haría lo imposible por reunir a esa chica con su padre pues si algo detestaba la dragona era que las familias fuera separadas, ya ella había sufrido bastante como para permitir que otros sufrieran si estaba en sus manos evitarlo.
-Mi nombre es Drezlynd, mi señor-la rubia hace una reverencia tomando la falda de su vestido y llevando el pie derecho hacia atrás del izquierdo.-Tenga la seguridad de que traeremos de vuelta a su hija.-miró a su alrededor, a sus nuevos colegas, y los examinó. Al elfo no lo conocía de nada, no recordaba haberlo visto antes pero era bien parecido y en su mirada se veía la determinación, esperaba que fuera útil para la misión; a la chica de capucha ya la conocía, la había encontrado en uno de sus viajes de entrenamiento, era buena contrincante, era una suerte que el elfo hubiera decidido darles los boletos a ellas, pues a la bruja ya la conocía y sabría cómo actuar con respecto a sus actos. Aunque la verdad es que le había causado cierta decepción el hecho de que el trabajo no fuera solo para la dragona, la recompensa deberían repartirla a partes iguales pero al mismo tiempo la chica pensó que si el hombre había buscado a más de uno para ese trabajo, es que tenía una dificultad alta.-Hola Aethe, no pensé verte de nuevo.-sonrió con amabilidad--Creo que es una buena decisión el hecho que llevemos nosotras los boletos.-me dirigí a la bruja para después mirar fugazmente al elfo y al hombre para quien trabajaríamos. -Sea lo que sea que haya en ese lugar, tal vez se más fácil si son chicas, no sé por qué tengo ese presentimiento-la chica dio un paso hacia atrás y se cruzó de brazos. -¿Cuándo comenzamos?-añadió la ojiazul mirando alternadamente al elfo que se hacía llamar Sydara y a la bruja, Aethe.-Solo tengo una duda, ¿qué es lo que su hija y su amiga investigaban? Creo que es apropiado saber a qué vamos a enfrentarnos y estar preparados, no me gustan las sorpresas.
-Mi nombre es Drezlynd, mi señor-la rubia hace una reverencia tomando la falda de su vestido y llevando el pie derecho hacia atrás del izquierdo.-Tenga la seguridad de que traeremos de vuelta a su hija.-miró a su alrededor, a sus nuevos colegas, y los examinó. Al elfo no lo conocía de nada, no recordaba haberlo visto antes pero era bien parecido y en su mirada se veía la determinación, esperaba que fuera útil para la misión; a la chica de capucha ya la conocía, la había encontrado en uno de sus viajes de entrenamiento, era buena contrincante, era una suerte que el elfo hubiera decidido darles los boletos a ellas, pues a la bruja ya la conocía y sabría cómo actuar con respecto a sus actos. Aunque la verdad es que le había causado cierta decepción el hecho de que el trabajo no fuera solo para la dragona, la recompensa deberían repartirla a partes iguales pero al mismo tiempo la chica pensó que si el hombre había buscado a más de uno para ese trabajo, es que tenía una dificultad alta.-Hola Aethe, no pensé verte de nuevo.-sonrió con amabilidad--Creo que es una buena decisión el hecho que llevemos nosotras los boletos.-me dirigí a la bruja para después mirar fugazmente al elfo y al hombre para quien trabajaríamos. -Sea lo que sea que haya en ese lugar, tal vez se más fácil si son chicas, no sé por qué tengo ese presentimiento-la chica dio un paso hacia atrás y se cruzó de brazos. -¿Cuándo comenzamos?-añadió la ojiazul mirando alternadamente al elfo que se hacía llamar Sydara y a la bruja, Aethe.-Solo tengo una duda, ¿qué es lo que su hija y su amiga investigaban? Creo que es apropiado saber a qué vamos a enfrentarnos y estar preparados, no me gustan las sorpresas.
Drezlynd
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Re: Quest: La feria de Medianoche
Mientras el hombre hablaba, Adrae revoloteaba a mi alrededor. Exploraba el lugar con aire curioso sin alejarse de mí. A pesar de ser un ave muy frágil, su vuelo era grácil y muy dinámico, agradable a la vista.
Tratando de prestar atención a lo que nuestro anfitrión explicaba, observaba de reojo a mis compañeros. Uno de ellos era un elfo. ¡Un elfo! Sus rasgos eran finos y delicados, mas ello no quitaba la sabiduría de una longeva vida que se podía notar a través de la profundidad de sus ojos. No compartía con los de mi raza el desprecio a los elfos. Eran seres de luz, todo lo contrario a la oscuridad, la cual yo deseaba eliminar del mundo. Al verlo me resultó inevitable verme asombrada e incluso atraída. "Sydara de Edén" memoricé. En su voz altiva se podía distinguir seguridad; era muy probable que se tratase de alguien de un cargo de relevancia. Me sonrojé un poco al notar su gentileza y caballerosidad cuando cedió los boletos a Drezlynd y a mí.
Por otro lado, allí estaba Drezlynd, la dragona de viento. Me sorprendía el hecho de que una joven tan bella y delicada pudiese transformarse en una bestia tan feroz. Me avergonzaba haber perdido contra ella, no por la derrota en sí, si no por no ser lo suficientemente fuerte para resistir sus ataques. Era rara la manera en la que el destino nos reunía nuevamente, la última vez que nos habíamos visto nos encontrábamos al pie de la montaña en el noroeste del continente y allí estábamos entonces: en el extremo contrario. Al recorrer sus cabellos ondulados con la vista, volvía a mí el recuerdo de la adrenalina del combate y el agua helada envolviendo mis pies.
Cuando me saludó le devolví el saludo junto a una sonrisa. Me volteé al hombre, quien ya había concluido con su discurso. - Específicamente, ¿contra qué desafío nos enfrentaremos? - cuestioné.
Tratando de prestar atención a lo que nuestro anfitrión explicaba, observaba de reojo a mis compañeros. Uno de ellos era un elfo. ¡Un elfo! Sus rasgos eran finos y delicados, mas ello no quitaba la sabiduría de una longeva vida que se podía notar a través de la profundidad de sus ojos. No compartía con los de mi raza el desprecio a los elfos. Eran seres de luz, todo lo contrario a la oscuridad, la cual yo deseaba eliminar del mundo. Al verlo me resultó inevitable verme asombrada e incluso atraída. "Sydara de Edén" memoricé. En su voz altiva se podía distinguir seguridad; era muy probable que se tratase de alguien de un cargo de relevancia. Me sonrojé un poco al notar su gentileza y caballerosidad cuando cedió los boletos a Drezlynd y a mí.
Por otro lado, allí estaba Drezlynd, la dragona de viento. Me sorprendía el hecho de que una joven tan bella y delicada pudiese transformarse en una bestia tan feroz. Me avergonzaba haber perdido contra ella, no por la derrota en sí, si no por no ser lo suficientemente fuerte para resistir sus ataques. Era rara la manera en la que el destino nos reunía nuevamente, la última vez que nos habíamos visto nos encontrábamos al pie de la montaña en el noroeste del continente y allí estábamos entonces: en el extremo contrario. Al recorrer sus cabellos ondulados con la vista, volvía a mí el recuerdo de la adrenalina del combate y el agua helada envolviendo mis pies.
Cuando me saludó le devolví el saludo junto a una sonrisa. Me volteé al hombre, quien ya había concluido con su discurso. - Específicamente, ¿contra qué desafío nos enfrentaremos? - cuestioné.
Aethe
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Re: Quest: La feria de Medianoche
El hombre giró medio cuerpo primero para observar al elfo que fue el primero en hablar. Se giró completamente y lo miró serio con la barbilla en alto, las manos cruzadas detrás de su espalda y con algo de desconfianza en la mirada, miró al grupo entero. Era evidente que no se sentía confiado con ellos, sólo veía a un elfo y dos niñas de no mucho mayores que su propia hija.. confiaba simplemente en que el elfo fuera tan viejo como dicen de su especie que puede vivir siglos sin que sus facciones los delaten. Sin embargo, muchas opciones no tenía, ya era tiempo de que salieran y no podía podía ponerse a buscar otra gente hasta el día siguiente. - Deberían haber planificado mejor, pero obren como quieran... no me importa el cómo, sólo quiero resultados.
Observó a las jóvenes mientras hablaban y preguntaban sobre lo que había allí. - Niñas – comenzó a responder con cierta soberbia en la voz – Si supiera no estaría llamándolos a ustedes... El único consejo que puedo darles es uno que ya he dado.. no los subestimen.. hay algo .. extraño con ellos.. - se puso un poco más firme y continuó en un tono más señorial – He intentado ingresar y no se me ha permitido.. ya saben qué es lo que busco.. tanto yo como varias personas han rodeado completamente la feria y no hay absolutamente ningún hueco por el cual meterse... y si nos deteníamos en algún lado de la nada aparecía alguien para prácticamente echarnos a patadas y si luego osabas acercarte ya todos parecían conocer tu rostro e intenciones – llevó su mano a la frente y pasó la mano por su cabello bastante poblado para su edad.- Es inútil.. si los ven intentando colarse... ya no podrán pasar desapercibidos – Miró al elfo quien había cedido la posibilidad de un boleto sin pensarlo dos veces – Lamento comunicarte que hay sólo un acceso... trabajen juntos – agregó mirando a los tres – pero que no se note... si no traen a mi niña por novatos... no será de la feria de lo que deban cuidarse – giró y se alejó unos pasos. Se detuvo en la puerta y sin mirar atrás, antes de irse agregó- Vayan.. cumplan con su trabajo.
Observó a las jóvenes mientras hablaban y preguntaban sobre lo que había allí. - Niñas – comenzó a responder con cierta soberbia en la voz – Si supiera no estaría llamándolos a ustedes... El único consejo que puedo darles es uno que ya he dado.. no los subestimen.. hay algo .. extraño con ellos.. - se puso un poco más firme y continuó en un tono más señorial – He intentado ingresar y no se me ha permitido.. ya saben qué es lo que busco.. tanto yo como varias personas han rodeado completamente la feria y no hay absolutamente ningún hueco por el cual meterse... y si nos deteníamos en algún lado de la nada aparecía alguien para prácticamente echarnos a patadas y si luego osabas acercarte ya todos parecían conocer tu rostro e intenciones – llevó su mano a la frente y pasó la mano por su cabello bastante poblado para su edad.- Es inútil.. si los ven intentando colarse... ya no podrán pasar desapercibidos – Miró al elfo quien había cedido la posibilidad de un boleto sin pensarlo dos veces – Lamento comunicarte que hay sólo un acceso... trabajen juntos – agregó mirando a los tres – pero que no se note... si no traen a mi niña por novatos... no será de la feria de lo que deban cuidarse – giró y se alejó unos pasos. Se detuvo en la puerta y sin mirar atrás, antes de irse agregó- Vayan.. cumplan con su trabajo.
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Re: Quest: La feria de Medianoche
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