El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
El chiflido de aquella pequeña bestia bárbara que no dejaba de decir insultos hizo que volviera a la realidad. Me encontraba sentada alrededor de la hoguera con una tripulación de al menos quince tipos horribles y con mal olor que en cuanto tenían oportunidad se abalanzaban contra mí como si yo fuese un pedazo de carne. A más de uno le bloquee con la telequinesis o con el viento… aunque bien me hubiera gustado atravesarles con mis lanzas de hielo. Suspiré y miré a mi alrededor.
Cerca estaban dos que no dejaban de observar mi melena y más a un costado unos que me habían picado la espalda susurrando “bruja” me sentía como alguna extraña novedad en un escaparate. Para colmo ese capitán Teatch parecía demasiado feliz como para ocuparse propiamente de mí. Volví a suspirar, para ese entonces ya debería de estar desinflada. Los peces ya se habían asado y antes de que ese joven pirata al que le decían “niño” -aunque no entendía el por qué- se comiera la última porción, me la robé disimuladamente. Debía decir que le faltaba algo de sazón pero estaba muy bueno.
Entre mordida y mordida analizaba a esos tipos. Realmente daban miedo, tenían cicatrices y caminaban como simios, mucho peor que su capitán. Se peleaban entre sí como si fuesen escorpiones y tenían la lengua más sucia que las espinas de un puercoespín. Definitivamente era una vista poco natural y realmente tenía que admitir que solamente un pirata humano era una de las pocas –o ninguna- de las especies que era capaz de ser varias razas al mismo tiempo. Me preguntaba si eran capaces de usar magia negra…
Me encogí de hombros, gesto que no fue desapercibido por un tipo que venía con unas cajas de madera que parecían pesadas pero que se revolvían entre sus brazos como si fuesen plumas. Era el segundo hombre más limpio que se me cruzaba en mi camino y vaya que le agradecía eso a los dioses. Le miré de arriba abajo, venía en compañía de ese gentil hombre de piel oscura y expresión serena. Desde que llegaron había sido el único que no había dicho palabra, sin embargo se persignó cuando tocó tierra y me dedicó una bella reverencia. Sin embargo, mis ojos estaban puestos en el que había llamado mi atención.
Medía unos veinte centímetros más que yo, tez clara y ojos más hermosos que el mar en la noche, de azul estrellado y tan suaves que parecían bañados por la luz de la luna. Cabello largo y más negro que el carbón, las ondas en él no me pasaron desapercibidas, pero parecía tener un orden en su desorden. Delgado, atlético… me mordí el labio inferior, era todo lo que había buscado siempre en un hombre. Su camisa medio abierta en forma de “V” dejaba ver gran parte de su musculoso y asoleado torso poblado de masculino vello. Respiré profundamente y traté de recordarme como debería de comportarme.
Pero maldición, aquella mirada enmarcada en las pobladas cejas parecía invitarme a pecar. Sacudí mi cabeza violentamente y en ese instante noté la presencia de otra fémina. No era muy alta, en realidad, a juzgar por el tipo que tenía atrás y que ya se me había aproximado podría asegurar que éramos de la misma laya, con la diferencia de que ella era un poco más… “rellenita”. Su piel parecía de terciopelo a la luz de la luna, su rostro se iluminaba con vida frente a las llamas de la hoguera y el cabello de vivo carmín iba a juego con algunas pecas.
Me levanté de mi asiento improvisado –en realidad era un maldito tronco- y pensé en presentarme hasta que vi su familiaridad con los presentes y aquellas orejas en punta. Entrecerré los ojos, era una vista que pocas veces sería capaz de presenciar. Los elfos eran más versátiles de lo que versaban los viejos libros de las Islas. Respiré profundamente esta vez y me dirigí hasta su posición. Más valía tener a los enemigos más cerca que a los amigos. Ella parecía estar un tanto ocupada, por lo que gesticulé un saludo con mi mano y luego hice una reverencia formal. Saludos elfa. Mi nombre es Luna, espero que podamos mantener una coexistencia pacífica le dije mirando directamente al fuego de sus ojos. Si no me respondía a la brevedad estaba dispuesta a darme la media vuelta y hacerme bolita en algún lugar hasta que ese Trafalgar se acordara de mí; más temprano se había desembarazado con un gesto apologético pero no lo pensaba dejar así.
Las cosas se estaban preparando para el festín y agradecía tener el estómago medio lleno ya. Quién sabe qué podrían tener esos bárbaros en sus bodegas…
Cerca estaban dos que no dejaban de observar mi melena y más a un costado unos que me habían picado la espalda susurrando “bruja” me sentía como alguna extraña novedad en un escaparate. Para colmo ese capitán Teatch parecía demasiado feliz como para ocuparse propiamente de mí. Volví a suspirar, para ese entonces ya debería de estar desinflada. Los peces ya se habían asado y antes de que ese joven pirata al que le decían “niño” -aunque no entendía el por qué- se comiera la última porción, me la robé disimuladamente. Debía decir que le faltaba algo de sazón pero estaba muy bueno.
Entre mordida y mordida analizaba a esos tipos. Realmente daban miedo, tenían cicatrices y caminaban como simios, mucho peor que su capitán. Se peleaban entre sí como si fuesen escorpiones y tenían la lengua más sucia que las espinas de un puercoespín. Definitivamente era una vista poco natural y realmente tenía que admitir que solamente un pirata humano era una de las pocas –o ninguna- de las especies que era capaz de ser varias razas al mismo tiempo. Me preguntaba si eran capaces de usar magia negra…
Me encogí de hombros, gesto que no fue desapercibido por un tipo que venía con unas cajas de madera que parecían pesadas pero que se revolvían entre sus brazos como si fuesen plumas. Era el segundo hombre más limpio que se me cruzaba en mi camino y vaya que le agradecía eso a los dioses. Le miré de arriba abajo, venía en compañía de ese gentil hombre de piel oscura y expresión serena. Desde que llegaron había sido el único que no había dicho palabra, sin embargo se persignó cuando tocó tierra y me dedicó una bella reverencia. Sin embargo, mis ojos estaban puestos en el que había llamado mi atención.
Medía unos veinte centímetros más que yo, tez clara y ojos más hermosos que el mar en la noche, de azul estrellado y tan suaves que parecían bañados por la luz de la luna. Cabello largo y más negro que el carbón, las ondas en él no me pasaron desapercibidas, pero parecía tener un orden en su desorden. Delgado, atlético… me mordí el labio inferior, era todo lo que había buscado siempre en un hombre. Su camisa medio abierta en forma de “V” dejaba ver gran parte de su musculoso y asoleado torso poblado de masculino vello. Respiré profundamente y traté de recordarme como debería de comportarme.
Pero maldición, aquella mirada enmarcada en las pobladas cejas parecía invitarme a pecar. Sacudí mi cabeza violentamente y en ese instante noté la presencia de otra fémina. No era muy alta, en realidad, a juzgar por el tipo que tenía atrás y que ya se me había aproximado podría asegurar que éramos de la misma laya, con la diferencia de que ella era un poco más… “rellenita”. Su piel parecía de terciopelo a la luz de la luna, su rostro se iluminaba con vida frente a las llamas de la hoguera y el cabello de vivo carmín iba a juego con algunas pecas.
Me levanté de mi asiento improvisado –en realidad era un maldito tronco- y pensé en presentarme hasta que vi su familiaridad con los presentes y aquellas orejas en punta. Entrecerré los ojos, era una vista que pocas veces sería capaz de presenciar. Los elfos eran más versátiles de lo que versaban los viejos libros de las Islas. Respiré profundamente esta vez y me dirigí hasta su posición. Más valía tener a los enemigos más cerca que a los amigos. Ella parecía estar un tanto ocupada, por lo que gesticulé un saludo con mi mano y luego hice una reverencia formal. Saludos elfa. Mi nombre es Luna, espero que podamos mantener una coexistencia pacífica le dije mirando directamente al fuego de sus ojos. Si no me respondía a la brevedad estaba dispuesta a darme la media vuelta y hacerme bolita en algún lugar hasta que ese Trafalgar se acordara de mí; más temprano se había desembarazado con un gesto apologético pero no lo pensaba dejar así.
Las cosas se estaban preparando para el festín y agradecía tener el estómago medio lleno ya. Quién sabe qué podrían tener esos bárbaros en sus bodegas…
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
–Saludos elfa. Mi nombre es Luna, espero que podamos mantener una coexistencia pacífica –Con el ajetreo de descargar las cosas del barco no había tenido mucho tiempo de fijarme en la mujer que Trafalgar había señalado como una bruja. Por eso la miré con la boca abierta durante un segundo cuando me saludó. –¿Eh? ¡Oh! … ¡Sí, claro! No deseo enemistarme con nadie. Mi nombre es Neriah D’anna. –Reaccioné lo más rápido que pude, recordando que, ciertamente, según las viejas historias de la aldea, los brujos y los elfos debían ser enemigos. Todos los niños de mi aldea sabían que si no se portaban bien se los llevaría El Brujo (sabe Imbar cuál). Pero, a simple vista, Luna no parecía dispuesta a freírme con un rayo, ni a meterme en un saco, ni a comerme con patatas, ni nada por el estilo. Así que, una vez superada la sorpresa inicial, le dediqué una sonrisa amistosa.
Su aspecto hizo que me avergonzase un poco del mío, incluso estando en aquella situación, ella seguía pareciendo una dama, sin embargo yo… Bueno, digamos que aún podía adivinarse que debajo de toda la ropa había una chica, en algún lado… Nunca había sido una señorita y desde que había salido de la aldea y no tenía a mi madre constantemente encima recordándome que lo era, me estaba convirtiendo cada vez más en un marimacho. Mas, a pesar de la leve envidia que me produjo su aspecto, no vi nada en aquella chica que me hiciera desearle ningún mal, ni que me impulsase a hacérselo.
Hasta la fecha, ninguna de las otras razas había sido como las describían las viejas historias, así que tal vez los brujos tampoco fuesen tan malos. ¿No? Además, las ancianas habían dicho que las razas debían volver a unirse y colaborar juntas, porque se acercaba un gran mal. Yo esperaba que no fuese cierto, al menos la segunda parte, pero hasta la fecha, no me había ido tan mal haciéndoles caso en lo de mezclarme con otras razas. Así que intenté seguir con la conversación. –¿De verdad eres una bruja? –Me di cuenta de que la pregunta podía sonar muy impertinente. Por lo que, enrojeciendo levemente, me apresuré a explicarme. –Lo siento, no pretendo ofenderte, es sólo que eres la primera que conozco.
El capitán se acercó a nosotras y me sonrió como si fuésemos los mejores amigos del mundo. –He de decir en mi defensa, que no dudé en ningún momento de tus ganas de volver hasta mí. –Le miré alzando una ceja. ”¡Oh, sí! ¡Unas ganas locas!” Me contuve para no soltar un bufido de exasperación. –Ahora yo garantizo tu seguridad, devuélveme el mapa y comamos en paz, ¿Si? –Saqué el mapa y se lo tendí. –Por supuesto, aquí tienes. –A la que se acercó a cogerlo, y aprovechando que estaba mirando al mapa y no a mí, le arreé un puñetazo con todas mis fuerzas. –Ahora estamos en paz. –Dije abriendo y cerrando la mano para recuperar la sensibilidad en los dedos. Probablemente me había hecho más daño yo del que le había hecho a él, pero era lo menos que se merecía después de meterme en todo aquel lío. Y tampoco quería pasarme lo que nos quedaba de travesía pensando en cómo hacerle tragar las botas, por lo que el puñetazo me pareció una solución aceptable a corto plazo.
_________
Off: Gracias ^__^
Su aspecto hizo que me avergonzase un poco del mío, incluso estando en aquella situación, ella seguía pareciendo una dama, sin embargo yo… Bueno, digamos que aún podía adivinarse que debajo de toda la ropa había una chica, en algún lado… Nunca había sido una señorita y desde que había salido de la aldea y no tenía a mi madre constantemente encima recordándome que lo era, me estaba convirtiendo cada vez más en un marimacho. Mas, a pesar de la leve envidia que me produjo su aspecto, no vi nada en aquella chica que me hiciera desearle ningún mal, ni que me impulsase a hacérselo.
Hasta la fecha, ninguna de las otras razas había sido como las describían las viejas historias, así que tal vez los brujos tampoco fuesen tan malos. ¿No? Además, las ancianas habían dicho que las razas debían volver a unirse y colaborar juntas, porque se acercaba un gran mal. Yo esperaba que no fuese cierto, al menos la segunda parte, pero hasta la fecha, no me había ido tan mal haciéndoles caso en lo de mezclarme con otras razas. Así que intenté seguir con la conversación. –¿De verdad eres una bruja? –Me di cuenta de que la pregunta podía sonar muy impertinente. Por lo que, enrojeciendo levemente, me apresuré a explicarme. –Lo siento, no pretendo ofenderte, es sólo que eres la primera que conozco.
El capitán se acercó a nosotras y me sonrió como si fuésemos los mejores amigos del mundo. –He de decir en mi defensa, que no dudé en ningún momento de tus ganas de volver hasta mí. –Le miré alzando una ceja. ”¡Oh, sí! ¡Unas ganas locas!” Me contuve para no soltar un bufido de exasperación. –Ahora yo garantizo tu seguridad, devuélveme el mapa y comamos en paz, ¿Si? –Saqué el mapa y se lo tendí. –Por supuesto, aquí tienes. –A la que se acercó a cogerlo, y aprovechando que estaba mirando al mapa y no a mí, le arreé un puñetazo con todas mis fuerzas. –Ahora estamos en paz. –Dije abriendo y cerrando la mano para recuperar la sensibilidad en los dedos. Probablemente me había hecho más daño yo del que le había hecho a él, pero era lo menos que se merecía después de meterme en todo aquel lío. Y tampoco quería pasarme lo que nos quedaba de travesía pensando en cómo hacerle tragar las botas, por lo que el puñetazo me pareció una solución aceptable a corto plazo.
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Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Para cuando el capitán Teatch y su segundo de abordo se acercaron a hablar con las dos mujeres los piratas iban descargando algunas cajas del barco, así como la carne ya cortada que se disponían a cocinar en el fuego del lugar mientras algunos iban a talar árboles para avivarlo más aun. Por su lado Trafalgar miraría pícaro la reacción de Neriah, que parecía reaccionar tal y cómo cabía esperar de ella, por lo que todas las precauciones eran pocas. Aun así, cuando pareció aceptar su ofrecimiento, decidió dejar de usar a Elías como escudo humano entre ambos para acercarse con rapidez hasta su preciado mapa, ahora ante sus ojos de una pieza. - Lo sabía Neriah, sabía que podía contar... - Empezó a soltar palabras intentando contener la emoción que sentía al sentir el tacto del mapa en la yema de sus dedos cuando un golpe le hizo caer de su nube.
Ese puñetazo tambaleó la cabeza del capitán que, tras ponerla en su lugar, observaría adolorido a la elfa.- Ahora estamos en paz. - Diría ella para Trafalgar, que al igual que Elías, miraría con rostro de preocupación a espaldas de la elfa, debido a que algunos de los piratas de Teatch sacaban las espadas tras aquél incidente. - ¡Bebed y avivad el fuego! ¡Calmaos rufianes! - Gritaría a todo pulmón Henry, separándose del capitán para poner orden junto al fuego. Ese maldito viejo siempre hacía que le pitaran los oídos cuando se enfadaba suficientemente cerca de él.
Al ver que los ánimos se relajaban y el banquete seguía su preparación, Elías dejaba de interponerse entre la elfa y el capitán para unirse también al resto de la tripulación sin interrumpir lo que tuvieran que hablar. - Menuda pasión tienes. - Seguiría Trafalgar con su tono de mofa acariciándose el pómulo algo hinchado y enrojecido.- Espero que recuerdes que tengo tres meses para llevarte a las islas, pero no te preocupes, serás inmensamente rica cuando lleguemos donde dicta el... Mapa. - Diría mientras se había acercado poco a poco hasta arrebatárselo finalmente las manos y alejándose algo juguetón, sabiendo que podían jugar un rato al gato y al ratón mientras desplegaba el mapa y se lo miraba de arriba a abajo- También puedes rechazar la comida y el trato que te ofrezco y volver a probar suerte en Lunargenta.- Diría finalmente en una risotada sin dejar de mirar el mapa, consciente de lo molesta que podía estar la elfa por la tergiversación de las promesas del capitán a su conveniencia después de todo lo que debía haber pasado Neriah por su culpa la anterior noche, aunque a fin de cuentas no había roto del todo su palabra y con eso era suficiente para la moral del capitán.
Escondiendo tras alejarse un poco el mapa entre lo que quedaba de sus ropas se quitó durante un segundo el sombrero a modo de gracieta de despedida antes de ir de nuevo hacia el mar para subir al Sable Negro. Tuvo que meterse en la helada agua de la noche y subir por una de aquellas incómodas escaleras de cuerda, pero tenía claro que iba a volver en bote. Había estado todo el tiempo con aquellas chanclas improvisadas, mal vestido y desarmado, lo cual le convertía en un ser despreciable a su gusto. Cuando dio cubierta chorreando agua, entró rápidamente al que era su camarote. Al abrir la puerta, el olor a pies de su segundo de abordo hacía imposible dudar que nadie le había discutido la capitanía. Algo asqueado, apartó los cuatro trapos que había apilado Henry en el armario hasta dar con sus ropas de mar. Cuando ya se hubo colocado las botas el Trafalgar volvió a pasar por cubierta antes de dirigirse al arsenal, tirando la oxidada espada que restaba en su cinto al mar con total desprecio.
Montó finalmente a uno de los botes como un hombre nuevo tras todo lo que le había ocurrido entre las brujas y las sirenas. Finalmente dio tierra de nuevo para captar las miradas de algunos de aquellos rufianes que le dedicaron un breve momento de atención ya que al parecer ya habían acabado de preparar la carne y se encontraban todos comiendo y bebiendo. Aunque aquello molestara un poco al capitán falto de atención, se dirigió hacia las dos mujeres que al parecer encontraban sus dos caracteres más afines que los de cualquier rufián que habitara la pequeña cala en esos momentos. Tenía que hablar con Henry y los muchachos la ruta que había pensado, pero la presencia de la elfa era cuanto menos necesária para lo que tenía pensado. - Veo que no os habéis ido. - Dijo para ambas cuando se acercó al fuego, consciente de que no había hecho mucho caso a Luna desde que habían llegado sus hombres.- Somos buenos en el mar Neriah, pero de los bosques sabemos bien poco, menos de las montañas. - Confesaría Trafalgar en un tono suficientemente bajo para asegurarse la privacidad de su conversación.- Por otro lado Luna. - Diría mirándola con bastante seriedad por lo que él era.- Creo que tienes sangre de pirata y eres bienvenida al Sable Negro si deseas subir conmigo en esta expedición. - Seguiría hablando mientras daba mano a un trozo de carne que le pareció medianamente hecho. - Me gustaría que aceptarais formar parte de mi tripulación, partiremos mañana, pensároslo. - Dijo finalmente. Aquello último fue escuchado por algunos de sus hombres, que comentaban y reían ante la idea de esas mujeres pirateando los mares. Aun así la mente del capitán estaba pensativa mientras comía, ya que por la mañana iba a discutir la ruta con Henry una vez en el barco, estaba claro que no podían desembarcar en tierra de dragones con su embarcación pirata, por lo que el noroeste sería su única opción.
Ese puñetazo tambaleó la cabeza del capitán que, tras ponerla en su lugar, observaría adolorido a la elfa.- Ahora estamos en paz. - Diría ella para Trafalgar, que al igual que Elías, miraría con rostro de preocupación a espaldas de la elfa, debido a que algunos de los piratas de Teatch sacaban las espadas tras aquél incidente. - ¡Bebed y avivad el fuego! ¡Calmaos rufianes! - Gritaría a todo pulmón Henry, separándose del capitán para poner orden junto al fuego. Ese maldito viejo siempre hacía que le pitaran los oídos cuando se enfadaba suficientemente cerca de él.
Al ver que los ánimos se relajaban y el banquete seguía su preparación, Elías dejaba de interponerse entre la elfa y el capitán para unirse también al resto de la tripulación sin interrumpir lo que tuvieran que hablar. - Menuda pasión tienes. - Seguiría Trafalgar con su tono de mofa acariciándose el pómulo algo hinchado y enrojecido.- Espero que recuerdes que tengo tres meses para llevarte a las islas, pero no te preocupes, serás inmensamente rica cuando lleguemos donde dicta el... Mapa. - Diría mientras se había acercado poco a poco hasta arrebatárselo finalmente las manos y alejándose algo juguetón, sabiendo que podían jugar un rato al gato y al ratón mientras desplegaba el mapa y se lo miraba de arriba a abajo- También puedes rechazar la comida y el trato que te ofrezco y volver a probar suerte en Lunargenta.- Diría finalmente en una risotada sin dejar de mirar el mapa, consciente de lo molesta que podía estar la elfa por la tergiversación de las promesas del capitán a su conveniencia después de todo lo que debía haber pasado Neriah por su culpa la anterior noche, aunque a fin de cuentas no había roto del todo su palabra y con eso era suficiente para la moral del capitán.
Escondiendo tras alejarse un poco el mapa entre lo que quedaba de sus ropas se quitó durante un segundo el sombrero a modo de gracieta de despedida antes de ir de nuevo hacia el mar para subir al Sable Negro. Tuvo que meterse en la helada agua de la noche y subir por una de aquellas incómodas escaleras de cuerda, pero tenía claro que iba a volver en bote. Había estado todo el tiempo con aquellas chanclas improvisadas, mal vestido y desarmado, lo cual le convertía en un ser despreciable a su gusto. Cuando dio cubierta chorreando agua, entró rápidamente al que era su camarote. Al abrir la puerta, el olor a pies de su segundo de abordo hacía imposible dudar que nadie le había discutido la capitanía. Algo asqueado, apartó los cuatro trapos que había apilado Henry en el armario hasta dar con sus ropas de mar. Cuando ya se hubo colocado las botas el Trafalgar volvió a pasar por cubierta antes de dirigirse al arsenal, tirando la oxidada espada que restaba en su cinto al mar con total desprecio.
Montó finalmente a uno de los botes como un hombre nuevo tras todo lo que le había ocurrido entre las brujas y las sirenas. Finalmente dio tierra de nuevo para captar las miradas de algunos de aquellos rufianes que le dedicaron un breve momento de atención ya que al parecer ya habían acabado de preparar la carne y se encontraban todos comiendo y bebiendo. Aunque aquello molestara un poco al capitán falto de atención, se dirigió hacia las dos mujeres que al parecer encontraban sus dos caracteres más afines que los de cualquier rufián que habitara la pequeña cala en esos momentos. Tenía que hablar con Henry y los muchachos la ruta que había pensado, pero la presencia de la elfa era cuanto menos necesária para lo que tenía pensado. - Veo que no os habéis ido. - Dijo para ambas cuando se acercó al fuego, consciente de que no había hecho mucho caso a Luna desde que habían llegado sus hombres.- Somos buenos en el mar Neriah, pero de los bosques sabemos bien poco, menos de las montañas. - Confesaría Trafalgar en un tono suficientemente bajo para asegurarse la privacidad de su conversación.- Por otro lado Luna. - Diría mirándola con bastante seriedad por lo que él era.- Creo que tienes sangre de pirata y eres bienvenida al Sable Negro si deseas subir conmigo en esta expedición. - Seguiría hablando mientras daba mano a un trozo de carne que le pareció medianamente hecho. - Me gustaría que aceptarais formar parte de mi tripulación, partiremos mañana, pensároslo. - Dijo finalmente. Aquello último fue escuchado por algunos de sus hombres, que comentaban y reían ante la idea de esas mujeres pirateando los mares. Aun así la mente del capitán estaba pensativa mientras comía, ya que por la mañana iba a discutir la ruta con Henry una vez en el barco, estaba claro que no podían desembarcar en tierra de dragones con su embarcación pirata, por lo que el noroeste sería su única opción.
Trafalgar
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Neriah susurré más para mí que para que fuese audible. Le observé con atención, sí que era una chica que se comportaba un tanto extraño, sin contar con la forma en la que se vestía y movía. Nunca hubiera esperado que una elfo se convirtiera en pirata y ciertamente quería externalizar mi pensamiento, aunque no lo hice. Probablemente tendría que buscar una buena situación o conocerle más; aunque sin dudas, ella no estaba allí en contra des u voluntad, lo que hacía que la observara con doble atención. Mis debates internos pronto vieron un final cuando ella abiertamente me preguntó si yo era una bruja. Dejé escapar una media sonrisa mientras asentí con la cabeza e hice un gesto de “no ofensa” con todo mi cuerpo.
El capitán Teatch volvió con nosotros y se dirigió a la joven. Por mi parte me volví al fuego, observándolo con atención. Tenía muchas cosas en las que pensar y digerir. Ciertamente esto sí era una aventura y no encontraba una forma o más bien una fórmula de comportamiento. Esto era mucho más de lo que nos enseñaban en la escuela y para lo que mis padres me habían entrenado. Reía para mis adentros cuando por una razón u otra desvié mi mirada. Algún movimiento extraño y rápido captó mi atención en mi vista periférica y cuando me volví vi al capitán en una especie de trance de dolor. No entendía muy bien de lo que se trataba, pero si no juzgaba mal, había sido golpeado por Neriah.
Fruncí un poco el ceño ante lo que veía o pensaba y descarté algunas opciones. Estaba cansada y de vez en cuando sentía como mi cabeza se aflojaba y caía; era esa sensación vertiginosa en la que estás entrando en sueño y no sabes si lo que te rodea es real o fantasía. Cuando espabilé un poco, uno de los piratas me observaba a no más de un palmo de distancia de mi nariz. Del susto casi caigo de espadas pero una mano me retuvo. Giré lentamente, sin saber muy bien en qué pensar… hasta que encontré arriba, muy arriba, la cabeza sin pelo del de piel oscura, de algún modo divertido en la situación. Gracias dije, y el me devolvió un gesto. Enarqué una ceja para sacarle alguna palabra, pero no logré articular.
Pronto, los hombres se apartaron de mi lado, dejándome ver que ya varios estaban comiendo y bebiendo. Busqué la compañía de Neriah, con la intención de preguntarle cómo había sobrevivido ella sola a todos esos hombres, más no fue posible, Trafalgar había llegado con su habitual bullicio y en un nuevo cambio de ropas. Le observé dubitativa por unos segundos y me metí la mitad de una brocheta de carne a la boca, para silenciarme. Se dirigió a la elfa y a mí y al parecer sus conversaciones giraban en torno a un mapa. “Vaya novedad” pensé. Cada vez que habían historias de piratas, siempre estaban involucrados la mugre, la sangre, un mapa y un tesoro. Todo gritaba “aventura”.
No fue necesario intentar buscar una forma de inmiscuirme en el plan ya que el capitán nos extendió su generosa oferta. Ahora pensaba en una forma de salir. Si entrar había sido tan sencillo, salir no lo sería. ¿A quién se le ocurre invitar a una desconocida a una expedición? ¿Sangre pirata, yo?... demasiadas cosas que no estaban siendo contempladas. Necesitaba más información, no pensarlo, sino saber de qué iba todo ese rollo.
Miré a la elfa con un tono de cierta incredulidad y luego miré al capitán, dirigiéndome a él rápidamente. ¿Expedición? le pregunté. Entiendo que no suele dar demasiada información capitán Teatch, pero a mi me gusta saber al menos lo necesario para mantener mi cabeza sobre mis hombros y le recomiendo que me diga qué tiene en mente y mi participación en ello. De lo contrario asumiré que me quiere como una especie de carnada y perdóneme pero no pienso dar mi consentimiento a eso sentía como la sangre hervía en mis mejillas y una especie de humedad iluminaba mis ojos ante la pasión que le había volcado al discurso. Le observé expectante durante lo que pareció ser una eternidad.
______________________________
Off: disculpen mi tardanza, he estado complicada en la semana y cuando pensaba ponerme al día tuve un ligero accidente que no me permitió seguir mis planes u.u
El capitán Teatch volvió con nosotros y se dirigió a la joven. Por mi parte me volví al fuego, observándolo con atención. Tenía muchas cosas en las que pensar y digerir. Ciertamente esto sí era una aventura y no encontraba una forma o más bien una fórmula de comportamiento. Esto era mucho más de lo que nos enseñaban en la escuela y para lo que mis padres me habían entrenado. Reía para mis adentros cuando por una razón u otra desvié mi mirada. Algún movimiento extraño y rápido captó mi atención en mi vista periférica y cuando me volví vi al capitán en una especie de trance de dolor. No entendía muy bien de lo que se trataba, pero si no juzgaba mal, había sido golpeado por Neriah.
Fruncí un poco el ceño ante lo que veía o pensaba y descarté algunas opciones. Estaba cansada y de vez en cuando sentía como mi cabeza se aflojaba y caía; era esa sensación vertiginosa en la que estás entrando en sueño y no sabes si lo que te rodea es real o fantasía. Cuando espabilé un poco, uno de los piratas me observaba a no más de un palmo de distancia de mi nariz. Del susto casi caigo de espadas pero una mano me retuvo. Giré lentamente, sin saber muy bien en qué pensar… hasta que encontré arriba, muy arriba, la cabeza sin pelo del de piel oscura, de algún modo divertido en la situación. Gracias dije, y el me devolvió un gesto. Enarqué una ceja para sacarle alguna palabra, pero no logré articular.
Pronto, los hombres se apartaron de mi lado, dejándome ver que ya varios estaban comiendo y bebiendo. Busqué la compañía de Neriah, con la intención de preguntarle cómo había sobrevivido ella sola a todos esos hombres, más no fue posible, Trafalgar había llegado con su habitual bullicio y en un nuevo cambio de ropas. Le observé dubitativa por unos segundos y me metí la mitad de una brocheta de carne a la boca, para silenciarme. Se dirigió a la elfa y a mí y al parecer sus conversaciones giraban en torno a un mapa. “Vaya novedad” pensé. Cada vez que habían historias de piratas, siempre estaban involucrados la mugre, la sangre, un mapa y un tesoro. Todo gritaba “aventura”.
No fue necesario intentar buscar una forma de inmiscuirme en el plan ya que el capitán nos extendió su generosa oferta. Ahora pensaba en una forma de salir. Si entrar había sido tan sencillo, salir no lo sería. ¿A quién se le ocurre invitar a una desconocida a una expedición? ¿Sangre pirata, yo?... demasiadas cosas que no estaban siendo contempladas. Necesitaba más información, no pensarlo, sino saber de qué iba todo ese rollo.
Miré a la elfa con un tono de cierta incredulidad y luego miré al capitán, dirigiéndome a él rápidamente. ¿Expedición? le pregunté. Entiendo que no suele dar demasiada información capitán Teatch, pero a mi me gusta saber al menos lo necesario para mantener mi cabeza sobre mis hombros y le recomiendo que me diga qué tiene en mente y mi participación en ello. De lo contrario asumiré que me quiere como una especie de carnada y perdóneme pero no pienso dar mi consentimiento a eso sentía como la sangre hervía en mis mejillas y una especie de humedad iluminaba mis ojos ante la pasión que le había volcado al discurso. Le observé expectante durante lo que pareció ser una eternidad.
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
El capitán me quitó el mapa de las manos, como si no se lo fuese a dar. Al parecer yo tenía el mismo interés en quedarme el mapa que “el buen hombre”, por no llamarle otra cosa, en llevarme hasta las islas, ninguno. Por lo visto no pensaba cumplir su parte del trato a menos que lo acompañase hasta donde quiera que fuese el mapa. Me maldije mentalmente por haberle dado tres meses de plazo para llevarme a mi destino, pero ya no podía echarme atrás en el trato. Ni siquiera la idea de las riquezas podía reconciliarme con la propuesta, había pasado toda mi vida en una aldea pequeña, viviendo de lo que nos proporcionaba la tierra; así que no terminaba de entender por qué la gente codiciaba tanto el dinero y las joyas. Yo sólo lo necesitaba para llegar a las Islas de los brujos. Sin embargo, no tenía alternativa estando como estaba, perdida en sabe Imbar dónde, con sólo unos pocos aeros en el bolsillo, sin un barco y sin nadie conocido a menos de diez leguas a la redonda. Así que me quedé, en espera de saber qué narices pretendía hacer el maldito capitán, y aprovechando para cenar algo, que con la tontería no había probado bocado.
–Veo que no os habéis ido. –Miré a Trafalgar con una mueca de incredulidad. ”Y a dónde se supone que me voy a ir sin un barco, sin tener la más remota idea de navegación y sin siquiera saber dónde estamos exactamente.” Pensé mientras escuchaba el resto de su propuesta, si es que podía llamarse así a la vaga información que nos estaba dando. Al parecer me necesitaban para poder moverse por los bosques y por las montañas, lo primero vale, pero con lo segundo lo llevaban claro. Luego empezó a hablar con la otra chica y a decirle que tenía sangre de pirata. Seguro que pensaba que eso era un piropo. ”¿Qué chica no aceptaría una proposición así, adornada con tan bellas palabras?” Ironicé en mi interior. Aunque sospechaba que ella se encontraba en la misma situación desesperada que yo.
Cuando Luna me miró negué con la cabeza en un gesto que venía a decir, yo tampoco me lo puedo creer. Así que cuando terminó su discurso me uní a ella en sus demandas de información. -Estoy con ella, ¿cuál es la trampa? Que me inspiras menos confianza que un tiburón en una bañera. –Tampoco es que pudiese negarme, ya que si lo hacía no me llevaría a las Islas Illidenses y tendría que volver a empezar de cero en Lunargenta. Además, si iban a merodear por los bosques prefería ser yo la que guiase. Que si los dejaba solos, aquellos animales eran capaces de cargarse el bosque. ¿Y qué sentido tenía llegar a las Islas a investigar si luego me quedaba sin hogar al que volver para contarlo?
–Veo que no os habéis ido. –Miré a Trafalgar con una mueca de incredulidad. ”Y a dónde se supone que me voy a ir sin un barco, sin tener la más remota idea de navegación y sin siquiera saber dónde estamos exactamente.” Pensé mientras escuchaba el resto de su propuesta, si es que podía llamarse así a la vaga información que nos estaba dando. Al parecer me necesitaban para poder moverse por los bosques y por las montañas, lo primero vale, pero con lo segundo lo llevaban claro. Luego empezó a hablar con la otra chica y a decirle que tenía sangre de pirata. Seguro que pensaba que eso era un piropo. ”¿Qué chica no aceptaría una proposición así, adornada con tan bellas palabras?” Ironicé en mi interior. Aunque sospechaba que ella se encontraba en la misma situación desesperada que yo.
Cuando Luna me miró negué con la cabeza en un gesto que venía a decir, yo tampoco me lo puedo creer. Así que cuando terminó su discurso me uní a ella en sus demandas de información. -Estoy con ella, ¿cuál es la trampa? Que me inspiras menos confianza que un tiburón en una bañera. –Tampoco es que pudiese negarme, ya que si lo hacía no me llevaría a las Islas Illidenses y tendría que volver a empezar de cero en Lunargenta. Además, si iban a merodear por los bosques prefería ser yo la que guiase. Que si los dejaba solos, aquellos animales eran capaces de cargarse el bosque. ¿Y qué sentido tenía llegar a las Islas a investigar si luego me quedaba sin hogar al que volver para contarlo?
Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Trafalgar escucharía divertido las reacciones de ambas mujeres mientras comía, consciente de que ambas podían marcharse cuando les viniera en gana, no tenía nada que perder. Primeramente las cuestiones de Luna hicieron que la tripulación empezara a murmurar en voz baja entre ellos, ya que aunque suponían por las actuaciones del capitán que iba tras un tesoro, no tenían ni la más remota idea de a dónde se dirigían.
Cuando finalmente ambas hablaron y la elfa, que podía ser la que tenía menos opciones, le comparaba con un tiburón, provocó que el capitán tuviera que revelar sus intenciones antes de lo que pretendía.- Bien, creo que ha llegado la hora de aclarar todo esto. - Diría respondiendo más hacia la tripulación que hacia las mujeres que preguntaban lo que todos podían estar pensando en esos momentos.- ¡Este es el mapa del capitán Morgan, y hacedme caso cuando os digo que la X marca un tesoro! - Parecía algo ofendido por los murmuros de sus compañeros mientras hablaba, pero la palabra tesoro parecía acallar a todos para formar cada vez un círculo más organizado alrededor del fuego con tal de verse todos las caras.
- ¿Y por qué la llamas todo el rato expedición capitán? - Preguntaría finalmente Jhon El Niño, sabiendo que era lo que los demás pretendían comprender. Fue entonces cuando Trafalgar se mesaba la barba pensando el qué decir. Ni él mismo sabía del seguro qué podía haber en el lugar que marcaba aquél mapa grabado en cuero, pero no podía dejar que la desesperación se apoderara de las mentes de sus compañeros, que pronto recibirían una notícia inespereada.- Por que lo es Jhon. - Respondió como si se tratara de algo obvio antes de seguir hablando.- Tendremos que ir a las tierras del norte y llegar a las montañas, pero como sabréis, a los dragones no les gustan las embarcaciones con gente honrada como nosotros. - Diría bromeando haciendo que los que no comprendían que debían pasar por tierra de vampiros rieran.
- Mujeres abordo, piratas en tierra... Mal fario para nuestra misión capitán.- Reprocharía el pelirrojo contramaestre, que parecía ser de los pocos conscientes del peligro de las palabras que proponía Teatch y siempre dispuesto a cuestionarlo cuando flaqueaba. - Votemos. - Finalizaría, haciendo que muchos empezaran a cuestionar la propuesta de Trafalgar.
- Lleváis una semana en tierra con la barriga llena y os volvéis mujeres. - Diría entrando el segundo de abordo a todo aquello con bastante malhumor.- ¿Queréis votar? Votemos, cómo no. - Siguió hablando llamando la atención de todos y acallando las pequeñas voces que pudieran surgir.- Aunque antes deberías aclararnos si ellas van realmente a subir al Sable Negro y cuál es su cometido. - Dijo Henry, recordando con segundas al capitán lo descortés que estaba siendo para con sus invitadas.
El capitán se giraría levemente hacia las mujeres que tenía al lado intentando recordar lo que le habían preguntado antes que surgiera todo aquello de la votación que le había ocupado la mente durante aquél breve rato de debate.- Bien, creo que esto está más en vuestras manos que en las mías. Aunque tenéis unos días para adaptaros tendréis que decidir qué podéis aportar a la tripulación, nadie va de pasajero, a excepción de Murray. - Diría arrancando algunas risotadas antes de seguir hablando dirigiéndose de nuevo a los piratas.- Aunque seguro que es buena carnaza, escapó de un barco robando un bote e invocando al viento. - Diría revelando una vez más a voces su condición de bruja para la cara de sorpresa de muchos de los presentes.- Ambas me han ayudado a llegar hasta aquí para reencontrarnos, y es la voluntad de la Diosa Fortuna que el Sable parta hacia el norte. - Afirmaría, poniendo como tantas veces las palabras de la diosa en su boca, despertando de nuevo cierto entusiasmo que no conseguía convencer al contramaestre. Aceptasen finalmente las mujeres hablar para unirse o no, estaba claro que todos querían decidir qué dirección debía tomar la nave y antes querían escuchar a ambas.
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Off: Aprovecharé para invitar gente a la quest, en todo caso postearán después que tu Neriah.
Cuando finalmente ambas hablaron y la elfa, que podía ser la que tenía menos opciones, le comparaba con un tiburón, provocó que el capitán tuviera que revelar sus intenciones antes de lo que pretendía.- Bien, creo que ha llegado la hora de aclarar todo esto. - Diría respondiendo más hacia la tripulación que hacia las mujeres que preguntaban lo que todos podían estar pensando en esos momentos.- ¡Este es el mapa del capitán Morgan, y hacedme caso cuando os digo que la X marca un tesoro! - Parecía algo ofendido por los murmuros de sus compañeros mientras hablaba, pero la palabra tesoro parecía acallar a todos para formar cada vez un círculo más organizado alrededor del fuego con tal de verse todos las caras.
- ¿Y por qué la llamas todo el rato expedición capitán? - Preguntaría finalmente Jhon El Niño, sabiendo que era lo que los demás pretendían comprender. Fue entonces cuando Trafalgar se mesaba la barba pensando el qué decir. Ni él mismo sabía del seguro qué podía haber en el lugar que marcaba aquél mapa grabado en cuero, pero no podía dejar que la desesperación se apoderara de las mentes de sus compañeros, que pronto recibirían una notícia inespereada.- Por que lo es Jhon. - Respondió como si se tratara de algo obvio antes de seguir hablando.- Tendremos que ir a las tierras del norte y llegar a las montañas, pero como sabréis, a los dragones no les gustan las embarcaciones con gente honrada como nosotros. - Diría bromeando haciendo que los que no comprendían que debían pasar por tierra de vampiros rieran.
- Mujeres abordo, piratas en tierra... Mal fario para nuestra misión capitán.- Reprocharía el pelirrojo contramaestre, que parecía ser de los pocos conscientes del peligro de las palabras que proponía Teatch y siempre dispuesto a cuestionarlo cuando flaqueaba. - Votemos. - Finalizaría, haciendo que muchos empezaran a cuestionar la propuesta de Trafalgar.
- Lleváis una semana en tierra con la barriga llena y os volvéis mujeres. - Diría entrando el segundo de abordo a todo aquello con bastante malhumor.- ¿Queréis votar? Votemos, cómo no. - Siguió hablando llamando la atención de todos y acallando las pequeñas voces que pudieran surgir.- Aunque antes deberías aclararnos si ellas van realmente a subir al Sable Negro y cuál es su cometido. - Dijo Henry, recordando con segundas al capitán lo descortés que estaba siendo para con sus invitadas.
El capitán se giraría levemente hacia las mujeres que tenía al lado intentando recordar lo que le habían preguntado antes que surgiera todo aquello de la votación que le había ocupado la mente durante aquél breve rato de debate.- Bien, creo que esto está más en vuestras manos que en las mías. Aunque tenéis unos días para adaptaros tendréis que decidir qué podéis aportar a la tripulación, nadie va de pasajero, a excepción de Murray. - Diría arrancando algunas risotadas antes de seguir hablando dirigiéndose de nuevo a los piratas.- Aunque seguro que es buena carnaza, escapó de un barco robando un bote e invocando al viento. - Diría revelando una vez más a voces su condición de bruja para la cara de sorpresa de muchos de los presentes.- Ambas me han ayudado a llegar hasta aquí para reencontrarnos, y es la voluntad de la Diosa Fortuna que el Sable parta hacia el norte. - Afirmaría, poniendo como tantas veces las palabras de la diosa en su boca, despertando de nuevo cierto entusiasmo que no conseguía convencer al contramaestre. Aceptasen finalmente las mujeres hablar para unirse o no, estaba claro que todos querían decidir qué dirección debía tomar la nave y antes querían escuchar a ambas.
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Trafalgar
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Observé a Neriah y ella parecía estar en la misma situación que yo, eso contribuyó a que mi rostro se sintiera más colorado aún por el fastidio. La elfa tenía formas de inquirir poco formales y me llamó la atención su forma de razonar… “¿tiburón en una bañera? ” me pregunté con curiosidad, más no por eso dejé de observar al capitán con ojos inquisidores. No me era ajeno el murmullo que se había levantado después de todo lo que estábamos diciendo las mujeres, y quizás por ello cobardemente me escondí tras un muro de cuidado resentimiento hacia el humano; mis ojos clavados en los de él no permitían que viera hacia los lados para conectarme con los ojos demandantes del resto de la tripulación que dicho sea de paso no parecía quererme cerca. Probablemente yo les recordaba a algún mal presagio “Malditos ignorantes que no conocen el jabón” refunfuñaba para mis adentros mientras ese Trafalgar ahora se movía como un pavo real, contoneándose de aquí para allá.
“X, tesoro, ahora probablemente habrá una discusión y no se resolverá nada” murmuré para mí, cruzándome de brazos a la altura del pecho mientras le hacía algunos gestos por detrás al capitán y observaba a Neriah con gesto exasperado hacia el hombre cuando habló de dragones, como diciendo “Le faltan chavetas”… a todos. “¿Votación?” enarqué una ceja y bajé los brazos pegados a mi cuerpo, sin dar crédito a lo que estaba presenciando. Respiré profundamente y me giré rígida cuando el hombre se volvió hacia nosotras para hablar. Aún algo estupefacta le miré seriamente, como cuando un niño sabe que hizo algo malo y será castigado por ello.
Ahora Teatch nos estaba dando una oportunidad para unirnos. Resoplé por mi nariz, como si realmente tuviera otra oportunidad para salir de esa playa. Paradisíaca o no, no pretendía envejecer en ese lugar. Di un suave golpe con el pie derecho a la arena, como preparándome para hablar y buscando las palabras más adecuadas. ¿Aportar? Una bruja de viento siempre trae buena suerte con el clima, además tengo algunas nociones de magia arcana, podría vigilar bien vuestro barco. En tierra puedo leer mapas además de que he leído varios libros sobre las tierras del Norte eso era todo lo más… verdadero que podía decir, siempre podía meterme como polizón, me encogí de hombros haciéndome a la idea. Seguro no me quedaría en esa playa y la excusa de haber sido abducida por piratas para no volver a las islas era maravillosa.
Le di su espacio a Neriah para su respuesta. Ella no parecía tampoco demasiado inclinada a quedarse en mitad de la nada además de que según sus intercambios de palabras anteriormente, ellos tenían un acuerdo. Si pensaba sobrevivir a esos bárbaros sin que ni uno de mis cabellos fuera tocado y sin estresarme demasiado, debía buscar aliarme con la otra única mujer que estaría a bordo.
“X, tesoro, ahora probablemente habrá una discusión y no se resolverá nada” murmuré para mí, cruzándome de brazos a la altura del pecho mientras le hacía algunos gestos por detrás al capitán y observaba a Neriah con gesto exasperado hacia el hombre cuando habló de dragones, como diciendo “Le faltan chavetas”… a todos. “¿Votación?” enarqué una ceja y bajé los brazos pegados a mi cuerpo, sin dar crédito a lo que estaba presenciando. Respiré profundamente y me giré rígida cuando el hombre se volvió hacia nosotras para hablar. Aún algo estupefacta le miré seriamente, como cuando un niño sabe que hizo algo malo y será castigado por ello.
Ahora Teatch nos estaba dando una oportunidad para unirnos. Resoplé por mi nariz, como si realmente tuviera otra oportunidad para salir de esa playa. Paradisíaca o no, no pretendía envejecer en ese lugar. Di un suave golpe con el pie derecho a la arena, como preparándome para hablar y buscando las palabras más adecuadas. ¿Aportar? Una bruja de viento siempre trae buena suerte con el clima, además tengo algunas nociones de magia arcana, podría vigilar bien vuestro barco. En tierra puedo leer mapas además de que he leído varios libros sobre las tierras del Norte eso era todo lo más… verdadero que podía decir, siempre podía meterme como polizón, me encogí de hombros haciéndome a la idea. Seguro no me quedaría en esa playa y la excusa de haber sido abducida por piratas para no volver a las islas era maravillosa.
Le di su espacio a Neriah para su respuesta. Ella no parecía tampoco demasiado inclinada a quedarse en mitad de la nada además de que según sus intercambios de palabras anteriormente, ellos tenían un acuerdo. Si pensaba sobrevivir a esos bárbaros sin que ni uno de mis cabellos fuera tocado y sin estresarme demasiado, debía buscar aliarme con la otra única mujer que estaría a bordo.
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
La conversación de los piratas empezó a dar un giro inesperado. ¿Dragones? Aunque eso podría ser interesante, porque siempre había querido conocer al resto de razas de Aerandir, no pretendía hacerlo enfrentándome a ellos, como parecían indicar las palabras del capitán. Compartí la mirada cómplice con Luna, y rodé los ojos como diciendo “todos locos”… Pero la tripulación no parecía tan convencida como su capitán. ¿Votaciones? ¡Apañados estábamos si ni siquiera ellos confiaban en él! Las palabras del contramaestre me habían molestado, al fin y al cabo yo había estado a bordo y nada malo les había pasado, pero no dije nada, pues Henry tomó la palabra. Asentí levemente ante sus palabras, ciertamente me interesaba saber exactamente qué quería de nosotras, porque lo de ser guía por un bosque que ni siquiera conocía me parecía un poco ambiguo, por no decir que no tenía pies ni cabeza. Como no podía ser de otra manera, el capitán en lugar de aclararlo, volvió a abrir la boca para cabrearme aún más.
¿Qué teníamos que demostrar nuestro valor? Esperé a que Luna terminase de hablar, respirando hondo para intentar calmarme antes de contestar, pero no sirvió de nada. -¡Vamos no me jodas! –Contesté airada. Definitivamente Lunargenta no le había sentado nada bien a mi vocabulario. -Tú y yo teníamos un trato. No me vengas con que tengo que demostrar que puedo hacer algo. Dijiste que me llevarías a las islas y me vas a llevar. Me da igual si tengo que dar un rodeo por medio mundo, pero no tengo que demostrarte nada. Porque si no fuera por mí, tú y tu maldito mapa seguiríais metidos en un pozo, probablemente congelados, así que no me vengas con absurdos. –Luego me giré hacia el contramaestre. Ya que me había puesto a decir lo que pensaba, él tampoco se iba a escapar. -¿Y tú, mujeres a bordo da mal fario? ¡Me he dejado los brazos en mitad de una tempestad para ayudar a vuestro barco a seguir a flote, he cocinado, cazado ratas y traído y llevado mensajes de vuestro capitán! Y creo que hasta la fecha vuestro barco sigue en pie y ni él ni vosotros habéis sufrido más daño del que habríais sufrido de no estar yo en él. Así que no me vengas con que doy mal fario, porque por ayudaros a vosotros he perdido tiempo de ayudar a los míos. –No me di cuenta de cuan cierto era lo que había dicho hasta que no terminé de hablar. Si no me hubiese metido en todo este embrollo, habría limpiado la taberna, aunque fuese un trabajo pesado, Ruth me habría dado mi parte del dinero y ahora mismo estaría rumbo a las Islas Illidenses.
Me había autoconvencido de que no tenía otra opción, pero sí la había tenido, podría haber tirado el mapa al pozo, dejar que aquellos piratas se las apañasen solitos y yo seguir con lo mío. Pero no, me había dado pena el maldito Capitán y había tenido que lanzarme de cabeza a ayudarlo. ”Soy idiota”. Probablemente después de aquello me dejarían allí abandonada a mi suerte, o me matarían, pero no tenía intención de bailarle el agua a Trafalgar. Estaba de más decir, que de ir con ellos ayudaría en lo que pudiera, ya que me resultaba incómodo ver a los demás afanando a mi alrededor mientras yo estaba sin hacer nada, pero no pensaba exhibirme como un caballo en venta para ver si me querían comprar. Vi a Phil el flaco sentado en un tonel, que se partía de risa con mi reacción. Cuando le dirigí una mirada furibunda se encogió de hombros, como diciendo “a mí no me mires que no he dicho nada”, pero seguía sonriendo divertido. Punch que había estado a su lado picoteando algo que parecía ser los restos de carne que no se habían usado para el banquete, voló hasta mi hombro alarmado al oírme gritar de aquella manera. Y allí me quedé, de pie en medio de una tripulación de piratas, soltando chispas por los ojos y cabreada con ellos y conmigo misma por haberme metido en todo aquel jaleo en lugar de seguir con la misión que tenía.
¿Qué teníamos que demostrar nuestro valor? Esperé a que Luna terminase de hablar, respirando hondo para intentar calmarme antes de contestar, pero no sirvió de nada. -¡Vamos no me jodas! –Contesté airada. Definitivamente Lunargenta no le había sentado nada bien a mi vocabulario. -Tú y yo teníamos un trato. No me vengas con que tengo que demostrar que puedo hacer algo. Dijiste que me llevarías a las islas y me vas a llevar. Me da igual si tengo que dar un rodeo por medio mundo, pero no tengo que demostrarte nada. Porque si no fuera por mí, tú y tu maldito mapa seguiríais metidos en un pozo, probablemente congelados, así que no me vengas con absurdos. –Luego me giré hacia el contramaestre. Ya que me había puesto a decir lo que pensaba, él tampoco se iba a escapar. -¿Y tú, mujeres a bordo da mal fario? ¡Me he dejado los brazos en mitad de una tempestad para ayudar a vuestro barco a seguir a flote, he cocinado, cazado ratas y traído y llevado mensajes de vuestro capitán! Y creo que hasta la fecha vuestro barco sigue en pie y ni él ni vosotros habéis sufrido más daño del que habríais sufrido de no estar yo en él. Así que no me vengas con que doy mal fario, porque por ayudaros a vosotros he perdido tiempo de ayudar a los míos. –No me di cuenta de cuan cierto era lo que había dicho hasta que no terminé de hablar. Si no me hubiese metido en todo este embrollo, habría limpiado la taberna, aunque fuese un trabajo pesado, Ruth me habría dado mi parte del dinero y ahora mismo estaría rumbo a las Islas Illidenses.
Me había autoconvencido de que no tenía otra opción, pero sí la había tenido, podría haber tirado el mapa al pozo, dejar que aquellos piratas se las apañasen solitos y yo seguir con lo mío. Pero no, me había dado pena el maldito Capitán y había tenido que lanzarme de cabeza a ayudarlo. ”Soy idiota”. Probablemente después de aquello me dejarían allí abandonada a mi suerte, o me matarían, pero no tenía intención de bailarle el agua a Trafalgar. Estaba de más decir, que de ir con ellos ayudaría en lo que pudiera, ya que me resultaba incómodo ver a los demás afanando a mi alrededor mientras yo estaba sin hacer nada, pero no pensaba exhibirme como un caballo en venta para ver si me querían comprar. Vi a Phil el flaco sentado en un tonel, que se partía de risa con mi reacción. Cuando le dirigí una mirada furibunda se encogió de hombros, como diciendo “a mí no me mires que no he dicho nada”, pero seguía sonriendo divertido. Punch que había estado a su lado picoteando algo que parecía ser los restos de carne que no se habían usado para el banquete, voló hasta mi hombro alarmado al oírme gritar de aquella manera. Y allí me quedé, de pie en medio de una tripulación de piratas, soltando chispas por los ojos y cabreada con ellos y conmigo misma por haberme metido en todo aquel jaleo en lugar de seguir con la misión que tenía.
Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
- Este es el hombre… no lo quiero vivo, solo quiero su cabeza.-
Dicen que un hombre que ha vivido toda su vida luchando, solo puede morir luchando. Un soldado siempre será un soldado, y un pirata siempre hará piraterías, por más que en algún punto de su vida quiera ser un amo de casa. En mi caso, creo que siempre seré un mercenario del bajo mundo. Aunque haya reencontrado mi luz de esperanza, aunque tenga un objetivo claro en mi vida, lo único que sé hacer bien es matar gente que vale dinero. Podría intentar ser un genocida, pero no me sentiría realmente bien si todas esas personas no tuvieran un precio sobre su cabeza. Quizás el término correcto sea sicario, o asesino, en vez de mercenario. Quizás solo es una fachada para justificar mis actos… no lo sé.
Considerando mi propia naturaleza, las palabras de mi contratista eran como música para mis oídos. No necesitaba razones, ni una ideología, me bastaba con saber que su cabeza tenía precio para convertirlo automáticamente en mi enemigo, en mi presa y en mi víctima.
Me encontraba en una taberna de mala muerte, frente a un tipo sombrío y turbio, pero no me importaba. Si no tenía para pagar por el precio de la cabeza de la recompensa, encontraría a alguien que quisiera asesinarlo para ofrecerle mis servicios, y a alguien que sí pudiera pagarme por la recompensa al mismo tiempo. Sabía distinguir cuando un objetivo podía servirme para más de un contratista, y bien podría asesinarlo de todos modos una vez recolectado el dinero para cobrar la misma recompensa con otra persona. De ninguna manera me quedaría sin mi dinero. Trabajar por caridad no estaba en mi sangre y detestaba que me hicieran perder el tiempo.
- Capitán S. Teatch… extraño apellido para un pirata.- murmuré. - ¿Sable negro? Que estereotípico.- continué murmurando mientras se me mostraba una mal dibujo de una carabela y un retrato increíblemente profesional del sujeto a quien debía liquidar. “Quién lo dibujó debe tener mucho talento. Eso, o fue atacado brutalmente y quedó con un trauma de por vida” reflexioné. - No me importa el método que utilices… solo cumple tu parte del trato, y yo con gusto cumpliré la mía, Kamui Kuzuryu.- esgrimió el hombre, a quien lancé una mirada fulminante al escuchar mi nombre. Definitivamente debería deshacerme de él en un futuro, sabe demasiado para su propio bien.
- Un velero rápido te espera en el puerto, mis hombres ya están informados de la situación, zarpará apenas arribes.- dijo con una preparación que causaba dudas. - No está armado, así que necesitarás encontrar un modo de infiltrarte en el Sable Negro. Por ningún motivo vayas de frente a menos que tengas un deseo de muerte.- respondió a mis preguntas mentales de “por qué no enviaba a sus hombres a hacerle frente”. - También necesitarás esto… supongo que no sabes nada de navegación.- dijo en tono sarcástico, entregándome un mapa, una brújula y un catalejo.
- Te equivocas. Mis primeras misiones fueron en su mayoría en alta mar, por lo que se una o dos cosas respecto a eso. Ahora dime, ¿tienes alguna pista sobre donde pueda encontrar a este sujeto?- inquirí. Buscar un barco en la inmensidad del océano sin una pista sería una locura, y aún teniéndola nada me aseguraba que pudiera encontrarlo. - Oeste… se de muy buena fuente que en estos momentos se encuentra al oeste de Lunargenta.- -¿Beltrexus?- mi cara estaba llena de expectación. Probablemente podría matar a dos pájaros de un tiro si ese era el caso. - No lo sé, eso tendrás que averiguarlo tú, ahora vete.- ordenó.
Sin más tiempo que perder, y luego de una breve visita al comercio de la ciudad, arribé al puerto de Lunargenta, en donde fui recibido sin mayor parafernalia. A estas horas de la madrugada las calles estaban vacías, y el toparse con alguien solo podía terminar en un derrame de sangre. Asimismo, la actividad en el puerto estaba considerablemente reducida, donde las únicas almas que aún demostraban actividad era la de trabajadores de barcos extranjeros, marinos borrachos durmiendo en los muelles despreocupados de caer al mar, y traficantes que aprovechaban la escasa presencia de la guardia de la ciudad para abastecerse.
La dotación de mi barco era… genérica. Ninguno de ellos parecía tener características que resaltaran del que estaba al lado, como si hubieran sido contratados con el propósito de no tener individualidad alguna. Eran personas silenciosas, que solo hacían su trabajo, probablemente esclavos reprimidos. “¿Será para evitar motines o desobediencias?” Le resté importancia al asunto y zarpamos sin decir una palabra. Ni siquiera tuve que darles indicaciones, sabían exactamente hacia dónde ir, como los cocheros de un carruaje. Simplemente calla y disfruta del viaje.
El viaje fue tranquilo, sin eventualidades, hasta que a mitad de camino entre Lunargenta y Beltrexus, cuando el sol se acercaba a su punto más bajo en el horizonte, uno de mis subordinados avistó un navío en nuestra ruta. Se trataba de un barco mediano, probablemente un buque de mercante o de pasajeros, pero algo no andaba bien, ya que no parecía estar moviéndose hacia ninguna dirección. - Algo no anda bien. Acérquenme hacia él, lo voy a abordar.- dije ante la mirada atónita de la tripulación, quienes por primera vez habían demostrado algún ápice de emocionalidad. Acercarnos fue fácil, ya que los ocupantes de la embarcación enemiga parecían estar en un estado de caos, y de todos modos no iban fuertemente armados.
Con un arpón y una soga logré subir al barco, y arriba me encontré con la débil resistencia de un grumete, quien fue despachado de un solo corte con mi espada. Otro presenció la escena y entró en pánico al verse acorralado, pero antes de que se pudiera lanzar al agua le cerré el paso y le apunté mi espada hacia el cuello. - Habla… ¿qué pasó aquí?.- demandé. - Pi… pi… ¡pirata!.- exclamó en una voz temblorosa. - No seas estúpido, no soy un pirata, pero si no hablas me convertiré en tu peor pesadilla. No quieres terminar peor que tu compañero, ¿o sí?.- puse una cara cruel y desquiciada. - Todo es culpa… de esa maldita bruja. Si no fuera por ella… el capitán… luego de eso, se desmayó.
“¿Maldita bruja?” traté de sacar conclusiones respecto a la poca información que tenía, y a lo único que llegué es que el capitán había tenido problemas debido una cierta bruja. ¿Podría explicarse que fuese solo un barco de humanos? Corrí hacia el timón, y me encontré con una batalla campal entre dos bandos, mientras decenas de marinos miraban con temor lo que se desenfundaba. Aproveché el caos para meterme en la pelea y asesiné a todos, incluyendo al capitán, cuya cabeza fue la última en rodar sobre la fría cubierta, y me hice control del barco. - Si alguien más quiere pelear y morir, tendrán que hacerlo conmigo, su nuevo capitán.- dije con descaro. Cualquiera se hubiera reído ante tal desfachatez, pero los hombres que quedaban carecían de experiencia en el combate, y estaban asustados, por lo que decidieron acatar las órdenes. Uno de ellos se acercó tímidamente y me explicó que antes de que llegase, habían encontrado a una polizona muy hermosa, que había sido acusada de brujería y que había sido desterrada del barco, lo cual desató el conflicto entre quienes aprobaban la decisión y quienes no, y que reflejaba un descontento general que se venía arrastrando hace mucho tiempo entre la tripulación.
“¿Será Luka…? Nah…” descarté la idea. Si bien no sabía del paradero de ella, no había forma de que ella se encontrara en un barco mercante, mucho menos de polizona. Decidí enfocarme en la tarea de encontrar al sable negro, y luego de un rato jugando con el catalejo lo avisté. No había duda… era el Sable Negro… o quizás si había duda, ¿pero que otro barco de apariencia tan sombría podría andar navegando por acá? Luego de unos minutos, determiné el rumbo hacia donde se dirigía. Miré mi mapa. Playa de los Ancestros. “¿Qué asuntos podría tener un grupo de sucios y malolientes piratas en un lugar inhabitado como ese?” no me cabía en la cabeza, hasta que avisté un destello de luz en dirección a la playa. Había gente y estaban siendo llamados.
Sin pensarlo dos veces, ordené a los tripulantes irse a sus camarotes. Giré el timón en 180 grados y abandoné el barco en un bote. No había rastros de la nave que me había traído hasta el buque mercante, por lo que estaba solo en esto. Tampoco era que los necesitara. Si se trataba de una misión de infiltración, solo hubieran estorbado, así como la presencia del buque mercante, y realmente no podía confiar en nadie más que en mí mismo. Luego de unas horas atraqué mi bote en la arena. El sol había decidido irse a dormir por unas horas, y la señora luna se encontraba en lo alto del cielo, iluminando el camino a aquellos viajeros que se aventuraban a avanzar en la oscuridad. Caminé hasta donde había visto aquella luz, con la esperanza de que tuviese todas las respuestas que andaba buscando.
Dicen que un hombre que ha vivido toda su vida luchando, solo puede morir luchando. Un soldado siempre será un soldado, y un pirata siempre hará piraterías, por más que en algún punto de su vida quiera ser un amo de casa. En mi caso, creo que siempre seré un mercenario del bajo mundo. Aunque haya reencontrado mi luz de esperanza, aunque tenga un objetivo claro en mi vida, lo único que sé hacer bien es matar gente que vale dinero. Podría intentar ser un genocida, pero no me sentiría realmente bien si todas esas personas no tuvieran un precio sobre su cabeza. Quizás el término correcto sea sicario, o asesino, en vez de mercenario. Quizás solo es una fachada para justificar mis actos… no lo sé.
Considerando mi propia naturaleza, las palabras de mi contratista eran como música para mis oídos. No necesitaba razones, ni una ideología, me bastaba con saber que su cabeza tenía precio para convertirlo automáticamente en mi enemigo, en mi presa y en mi víctima.
Me encontraba en una taberna de mala muerte, frente a un tipo sombrío y turbio, pero no me importaba. Si no tenía para pagar por el precio de la cabeza de la recompensa, encontraría a alguien que quisiera asesinarlo para ofrecerle mis servicios, y a alguien que sí pudiera pagarme por la recompensa al mismo tiempo. Sabía distinguir cuando un objetivo podía servirme para más de un contratista, y bien podría asesinarlo de todos modos una vez recolectado el dinero para cobrar la misma recompensa con otra persona. De ninguna manera me quedaría sin mi dinero. Trabajar por caridad no estaba en mi sangre y detestaba que me hicieran perder el tiempo.
- Capitán S. Teatch… extraño apellido para un pirata.- murmuré. - ¿Sable negro? Que estereotípico.- continué murmurando mientras se me mostraba una mal dibujo de una carabela y un retrato increíblemente profesional del sujeto a quien debía liquidar. “Quién lo dibujó debe tener mucho talento. Eso, o fue atacado brutalmente y quedó con un trauma de por vida” reflexioné. - No me importa el método que utilices… solo cumple tu parte del trato, y yo con gusto cumpliré la mía, Kamui Kuzuryu.- esgrimió el hombre, a quien lancé una mirada fulminante al escuchar mi nombre. Definitivamente debería deshacerme de él en un futuro, sabe demasiado para su propio bien.
- Un velero rápido te espera en el puerto, mis hombres ya están informados de la situación, zarpará apenas arribes.- dijo con una preparación que causaba dudas. - No está armado, así que necesitarás encontrar un modo de infiltrarte en el Sable Negro. Por ningún motivo vayas de frente a menos que tengas un deseo de muerte.- respondió a mis preguntas mentales de “por qué no enviaba a sus hombres a hacerle frente”. - También necesitarás esto… supongo que no sabes nada de navegación.- dijo en tono sarcástico, entregándome un mapa, una brújula y un catalejo.
- Te equivocas. Mis primeras misiones fueron en su mayoría en alta mar, por lo que se una o dos cosas respecto a eso. Ahora dime, ¿tienes alguna pista sobre donde pueda encontrar a este sujeto?- inquirí. Buscar un barco en la inmensidad del océano sin una pista sería una locura, y aún teniéndola nada me aseguraba que pudiera encontrarlo. - Oeste… se de muy buena fuente que en estos momentos se encuentra al oeste de Lunargenta.- -¿Beltrexus?- mi cara estaba llena de expectación. Probablemente podría matar a dos pájaros de un tiro si ese era el caso. - No lo sé, eso tendrás que averiguarlo tú, ahora vete.- ordenó.
Sin más tiempo que perder, y luego de una breve visita al comercio de la ciudad, arribé al puerto de Lunargenta, en donde fui recibido sin mayor parafernalia. A estas horas de la madrugada las calles estaban vacías, y el toparse con alguien solo podía terminar en un derrame de sangre. Asimismo, la actividad en el puerto estaba considerablemente reducida, donde las únicas almas que aún demostraban actividad era la de trabajadores de barcos extranjeros, marinos borrachos durmiendo en los muelles despreocupados de caer al mar, y traficantes que aprovechaban la escasa presencia de la guardia de la ciudad para abastecerse.
La dotación de mi barco era… genérica. Ninguno de ellos parecía tener características que resaltaran del que estaba al lado, como si hubieran sido contratados con el propósito de no tener individualidad alguna. Eran personas silenciosas, que solo hacían su trabajo, probablemente esclavos reprimidos. “¿Será para evitar motines o desobediencias?” Le resté importancia al asunto y zarpamos sin decir una palabra. Ni siquiera tuve que darles indicaciones, sabían exactamente hacia dónde ir, como los cocheros de un carruaje. Simplemente calla y disfruta del viaje.
El viaje fue tranquilo, sin eventualidades, hasta que a mitad de camino entre Lunargenta y Beltrexus, cuando el sol se acercaba a su punto más bajo en el horizonte, uno de mis subordinados avistó un navío en nuestra ruta. Se trataba de un barco mediano, probablemente un buque de mercante o de pasajeros, pero algo no andaba bien, ya que no parecía estar moviéndose hacia ninguna dirección. - Algo no anda bien. Acérquenme hacia él, lo voy a abordar.- dije ante la mirada atónita de la tripulación, quienes por primera vez habían demostrado algún ápice de emocionalidad. Acercarnos fue fácil, ya que los ocupantes de la embarcación enemiga parecían estar en un estado de caos, y de todos modos no iban fuertemente armados.
Con un arpón y una soga logré subir al barco, y arriba me encontré con la débil resistencia de un grumete, quien fue despachado de un solo corte con mi espada. Otro presenció la escena y entró en pánico al verse acorralado, pero antes de que se pudiera lanzar al agua le cerré el paso y le apunté mi espada hacia el cuello. - Habla… ¿qué pasó aquí?.- demandé. - Pi… pi… ¡pirata!.- exclamó en una voz temblorosa. - No seas estúpido, no soy un pirata, pero si no hablas me convertiré en tu peor pesadilla. No quieres terminar peor que tu compañero, ¿o sí?.- puse una cara cruel y desquiciada. - Todo es culpa… de esa maldita bruja. Si no fuera por ella… el capitán… luego de eso, se desmayó.
“¿Maldita bruja?” traté de sacar conclusiones respecto a la poca información que tenía, y a lo único que llegué es que el capitán había tenido problemas debido una cierta bruja. ¿Podría explicarse que fuese solo un barco de humanos? Corrí hacia el timón, y me encontré con una batalla campal entre dos bandos, mientras decenas de marinos miraban con temor lo que se desenfundaba. Aproveché el caos para meterme en la pelea y asesiné a todos, incluyendo al capitán, cuya cabeza fue la última en rodar sobre la fría cubierta, y me hice control del barco. - Si alguien más quiere pelear y morir, tendrán que hacerlo conmigo, su nuevo capitán.- dije con descaro. Cualquiera se hubiera reído ante tal desfachatez, pero los hombres que quedaban carecían de experiencia en el combate, y estaban asustados, por lo que decidieron acatar las órdenes. Uno de ellos se acercó tímidamente y me explicó que antes de que llegase, habían encontrado a una polizona muy hermosa, que había sido acusada de brujería y que había sido desterrada del barco, lo cual desató el conflicto entre quienes aprobaban la decisión y quienes no, y que reflejaba un descontento general que se venía arrastrando hace mucho tiempo entre la tripulación.
“¿Será Luka…? Nah…” descarté la idea. Si bien no sabía del paradero de ella, no había forma de que ella se encontrara en un barco mercante, mucho menos de polizona. Decidí enfocarme en la tarea de encontrar al sable negro, y luego de un rato jugando con el catalejo lo avisté. No había duda… era el Sable Negro… o quizás si había duda, ¿pero que otro barco de apariencia tan sombría podría andar navegando por acá? Luego de unos minutos, determiné el rumbo hacia donde se dirigía. Miré mi mapa. Playa de los Ancestros. “¿Qué asuntos podría tener un grupo de sucios y malolientes piratas en un lugar inhabitado como ese?” no me cabía en la cabeza, hasta que avisté un destello de luz en dirección a la playa. Había gente y estaban siendo llamados.
Sin pensarlo dos veces, ordené a los tripulantes irse a sus camarotes. Giré el timón en 180 grados y abandoné el barco en un bote. No había rastros de la nave que me había traído hasta el buque mercante, por lo que estaba solo en esto. Tampoco era que los necesitara. Si se trataba de una misión de infiltración, solo hubieran estorbado, así como la presencia del buque mercante, y realmente no podía confiar en nadie más que en mí mismo. Luego de unas horas atraqué mi bote en la arena. El sol había decidido irse a dormir por unas horas, y la señora luna se encontraba en lo alto del cielo, iluminando el camino a aquellos viajeros que se aventuraban a avanzar en la oscuridad. Caminé hasta donde había visto aquella luz, con la esperanza de que tuviese todas las respuestas que andaba buscando.
- Off-Rol:
- Espero no les moleste si me cuelo xD Fui invitado por una bella dama cuyo nombre no mencionaré ^^ Espero nos llevemos bien y... ahm, si la cagué en algo, avisenme ._. (horarios, el hecho de ke luka estuvo o no en el barco mercante, si existen los veleros rapidos xD, etc) no se imaginan todo lo que tuve que leer para ponerme al día con la trama e_e
Kuzu
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
“No suelo volar tan lejos del norte, pero si no lo hiciera, para que rayos tendríamos alas.”
Pensaba mientras volaba en el precioso cielo nocturno, las estrellas que siempre me acompañan iluminaban con distintos tonos de colores mi camino y alegraban mi vuelo, mientras que la blanca y pura luz de la luna era reflejada por el oscuro y cristalino espejo que creaba el mar, todo estaba en una perfecta calma y silencio, que solo se podía oír a las olas cantar, era tan precioso, que yo solo me dejaba mecer por el salado y fresco viento del mar.
Mantenía mi cuerpo a flote en la brisa marina, manteniendo mis coloridas alas extendidas, la calma casi me hacía dormir, si no fuera por el viento que sentía en mi rostro y el sencillo peso que cargaba en mi bolsa, revolotee en calma en el cielo nocturno un rato más, acompañada de gaviotas que volaban hacia la costa para irse a dormir, cuando vi una luz en una de las playas y el olor a carnes y cerveza inundaron mi nariz, a la lejanía había un navío que cualquiera sabría de inmediato que se trata de una embarcación pirata o un bote de pesca perdido.
Estaba por dar la media vuelta e irme por otro camino, cuando note de inmediato ese inolvidable aroma a grog y agua marina, era aquel capitán sin tripulación, tan amable que me había regalado la pluma de su sombrero, volé lo suficiente cerca para poder verlos a ellos, pero ellos no a mí y pude reconocerlo, parecía que por fin ya era un capitán de verdad, estaba tan contenta por volver a verlo, di un giro de 180 grados por encima de mí y me hundí en el mar.
No me gusta que cualquiera pueda ver mi verdadera naturaleza, no es que me de vergüenza, es más bien precaución, el abuelo me contaba historias horribles de cazadores de dragones, que prefiero mantener mi verdadera forma en secreto, en el mar empecé a transformarme de nuevo en una humana, ya ni me moleste en cambiarme ya que la armadura de tela que llevaba puesta me hacia aquel favor, volví rápido a la superficie y saque mi bolsa del agua, aunque es impermeable dejarla demasiado tiempo bajo el agua podría dañar el interior.
Flote hacia la costa no directamente a donde estaban el capitán y su tripulación, si no lo suficientemente lejos para que ellos no puedan verme salir de la nada del mar, al llegar a la playa estaba un tanto mojada sin olvidar que no traía puesto los zapatos, pero tan feliz que solo sacudí un tanto mi pelo y fui corriendo hacia donde estaba el capitán.
Esquive algunos marinos y salte hacía en donde estaba el capitán y abrazarlo al momento de encontrarme con él con una voz alegre le dije – hola capitán se acuerda de mi - interrumpiendo un tanto lo que hacían los demás marinos, algunos pusieron una mirara burlona, casi como si una hija perdida de un hombre irresponsable lo hubiera encontrado.
Pensaba mientras volaba en el precioso cielo nocturno, las estrellas que siempre me acompañan iluminaban con distintos tonos de colores mi camino y alegraban mi vuelo, mientras que la blanca y pura luz de la luna era reflejada por el oscuro y cristalino espejo que creaba el mar, todo estaba en una perfecta calma y silencio, que solo se podía oír a las olas cantar, era tan precioso, que yo solo me dejaba mecer por el salado y fresco viento del mar.
Mantenía mi cuerpo a flote en la brisa marina, manteniendo mis coloridas alas extendidas, la calma casi me hacía dormir, si no fuera por el viento que sentía en mi rostro y el sencillo peso que cargaba en mi bolsa, revolotee en calma en el cielo nocturno un rato más, acompañada de gaviotas que volaban hacia la costa para irse a dormir, cuando vi una luz en una de las playas y el olor a carnes y cerveza inundaron mi nariz, a la lejanía había un navío que cualquiera sabría de inmediato que se trata de una embarcación pirata o un bote de pesca perdido.
Estaba por dar la media vuelta e irme por otro camino, cuando note de inmediato ese inolvidable aroma a grog y agua marina, era aquel capitán sin tripulación, tan amable que me había regalado la pluma de su sombrero, volé lo suficiente cerca para poder verlos a ellos, pero ellos no a mí y pude reconocerlo, parecía que por fin ya era un capitán de verdad, estaba tan contenta por volver a verlo, di un giro de 180 grados por encima de mí y me hundí en el mar.
No me gusta que cualquiera pueda ver mi verdadera naturaleza, no es que me de vergüenza, es más bien precaución, el abuelo me contaba historias horribles de cazadores de dragones, que prefiero mantener mi verdadera forma en secreto, en el mar empecé a transformarme de nuevo en una humana, ya ni me moleste en cambiarme ya que la armadura de tela que llevaba puesta me hacia aquel favor, volví rápido a la superficie y saque mi bolsa del agua, aunque es impermeable dejarla demasiado tiempo bajo el agua podría dañar el interior.
Flote hacia la costa no directamente a donde estaban el capitán y su tripulación, si no lo suficientemente lejos para que ellos no puedan verme salir de la nada del mar, al llegar a la playa estaba un tanto mojada sin olvidar que no traía puesto los zapatos, pero tan feliz que solo sacudí un tanto mi pelo y fui corriendo hacia donde estaba el capitán.
Esquive algunos marinos y salte hacía en donde estaba el capitán y abrazarlo al momento de encontrarme con él con una voz alegre le dije – hola capitán se acuerda de mi - interrumpiendo un tanto lo que hacían los demás marinos, algunos pusieron una mirara burlona, casi como si una hija perdida de un hombre irresponsable lo hubiera encontrado.
- off rol:
- si hay algo mal avisarme
- ropa que lleva puesta Aisling :
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Aisling
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Había llegado a la playa. Tras varios días buscando al mercader que le había dicho el rumor de Dundarak Elric acabo llendo a por el.
En menos de lo que cantaba un gallo acabo encontrandolo. Muerto.
Como hago para volver a Lunargenta a ver. Me e perdido y no sé cuanto voy a tardar en ir al norte. Si encuentro un barco puedo pedir que me lleven a casa y como no darles las gracias. Si hay chicas no humanas seguro que me enamoro. Siempre la misma historia aunque me saquen 200 años. En fin...
Decidió dar un paseo por la playa hasta que vio una hoguera. Esa hoguera significaba que le podían decir donde estaba. Se detuvo cuando mas de cerca vio que eran piratas. El pelirrojo se puso nervioso por alguna razón.
Concentrate y no te pongas nervioso. De pequeño querías ser pirata. Esta seria tu gran oportunidad. Estas perdido y te quedan 300 aeros así que no los malgastes. Si quieren pelea pelearas y si son tranquilos estarás bien y recuerda estas sabias palabras: emborracharse con piratas es como descubrir que la dama de compañía que acabas de contratar es en realidad un hombre, se arregla con mucha cerveza.
Cuando se acercó al final acabó por hablar.
-Hola. Soy Elric Storm
En menos de lo que cantaba un gallo acabo encontrandolo. Muerto.
Como hago para volver a Lunargenta a ver. Me e perdido y no sé cuanto voy a tardar en ir al norte. Si encuentro un barco puedo pedir que me lleven a casa y como no darles las gracias. Si hay chicas no humanas seguro que me enamoro. Siempre la misma historia aunque me saquen 200 años. En fin...
Decidió dar un paseo por la playa hasta que vio una hoguera. Esa hoguera significaba que le podían decir donde estaba. Se detuvo cuando mas de cerca vio que eran piratas. El pelirrojo se puso nervioso por alguna razón.
Concentrate y no te pongas nervioso. De pequeño querías ser pirata. Esta seria tu gran oportunidad. Estas perdido y te quedan 300 aeros así que no los malgastes. Si quieren pelea pelearas y si son tranquilos estarás bien y recuerda estas sabias palabras: emborracharse con piratas es como descubrir que la dama de compañía que acabas de contratar es en realidad un hombre, se arregla con mucha cerveza.
Cuando se acercó al final acabó por hablar.
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Elric Storm
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
La noche había llegado a su punto más oscuro cuando los piratas de Teatch discutían alrededor del fuego sobre el siguiente paso que iban a hacer. Trafalgar por su lado sonreiría ante la respuesta de Luna, sabía que podía dejar hablar a ambas mujeres sin que él tuviera que defenderlas, la de pelo rosa sabía bien qué decir para mantener a los piratas a ralla y Neriah... Neriah se había convertido en una mujer de mar a la que nadie se le subía encima, lo demostraría con el ímpetu de sus palabras hacia los que habían sido en más de una ocasión sus compañeros de navío, los cuales respondían con risotadas dedicadas al contramastre.
Murray apenas podría remugar tras las palabras de la elfa, que lo dejarían bastante humillado y sin nada que responder en su contra. No obstante, la idea de mujeres a bordo que tenían los hombres del capitán Teatch podían ser muy diferentes de las de otros lobos de mar y aquello provocaba cierta tensión entre los marineros. - Creo que lo habéis hecho muy bien. - Diría Teatch en voz baja para las mujeres que estaban a su lado mientras observaba como su tripulación hablaba entre si, parecía que pronto estarían listos para votar. - Bien, queda claro que ya son miembros de nuestra tripulación. - Empezó a hablar el capitán, dirigiéndose de nuevo a los hombres que había alrededor del fuego, que callaron un segundo para escuchar lo que tuviera que decir el capitán.- Ahora, los que quieran acompañarme al norte y ser un poco más ricos que levanten la mano. - Plantearía entonces el tema a votar, consciente del riesgo de que cuando no se votaba en el barco, los hombres se sentían desmotivados.
Mientras estos debatían entre si en pequeños grupos, Trafalgar se mesaba la barba algo tenso, le había costado mucho reunir a todos aquellos rufianes de nuevo, conseguir el mapa y escapar de las sirenas, había tenido un día largo y estaba ya cansado como para debatir a voces con aquellos hombres que cuanto más ebrios iban más ganas de discutir tenían. Entre todo eso, una pequeña, una niña, se colaba entre las piernas de Elías El Mudo, que observaría atónito como esta se acercaba al capitán sin pensárselo dos veces, haciendo que hubiera un poco de escándalo. - ¡La niña de las marismas! - Gritaría primeramente Murray sacando su espada y haciendo que un pequeño sobresalto ocupara la mente de aquellos ruidosos piratas. - Murray, por favor.- Respondería rapidamente Henry deteniéndo cualquier estupidez que pretendiera el pirata pelirrojo.
- Hola capitán se acuerda de mi. - Diría la pequeña Aisling abrazándole para el asombro del propio Trafalgar y quienes observaban aquella escena. El capitán identificaría pronto a la niña que encontró en Lunargenta en sus primeros días sin tripulación, había conseguido encandilar a Teatch hacía tiempo por su manera de hacer y su música, por lo que aunque la recibió finalmente con una sonrisa, su rostro se tornó serio cuando hablaba con ella.- Por la diosa... ¿Qué haces tan lejos de la ciudad, y tus padres? - Diría, aclarando de paso que aquella niña no era de su incumbencia ante las miradas interrogadoras de todos a su alrededor.- Este lugar no es seguro para ti. - Intentó aclarar a la pequeña, aunque parecía demasiado alegre de haberse reencontrado con el pirata, al que seguramente le atribuía en su mente infantil más cuentos ficticios que verdaderos actos sanguinarios en la mar.
La súbita aparición de ruidos en la maleza hizo que el grupo se alarmara de nuevo, llevando Trafalgar a la pequeña a su lado por lo que pudiera acontecer, cuando finalmente vieron que se trataba de un muchacho, los piratas sacaron las armas y se lo miraron de arriba abajo, aunque antes de que nadie puediese decirle cualquier improperio el recién llegado de presentaba.- Hola. Soy Elric Storm. - Diría simplemente para sopresa de los hombres que le miraban, no representaba por ahora una amenaza, por lo que en su mayoría guardaban las espadas, a excepción de Jhon El Niño que se acercaba curioso al chico de una edad similar a la suya. - Está bien Elric, ya sabemos quien eres.- Diría en un tono que parecería irónico en un principio.- Ahora dime qué haces aquí. ¿Vienes solo, estás armado? - Seguiría hablando a no mucha distancia apuntándole con una de las ballestas que colgaban de los cinturones cruzados de su pecho mientras a sus espaldas los piratas contemplaban aquello desconfiados.
____
Off: Bueno, de momento iremos nosotros y si alguien se quiere unir antes de que salgamos al mar puede intentarlo. Quería aclararos que todos podéis interactuar con la tripulación pirata mientras uséis la lógica. Los 15 tripulantes humanos a los que no he dado nombre están para que podáis tener un compañero NPC en la tripulación como ha hecho Neriah con Phil El Flaco o si tenéis la necesidad de matar a alguien a sangre fría.
Kuzu muy buena la entrada, entendí que no te dejabas ver aun, si me equivoco MP y edito.
Murray apenas podría remugar tras las palabras de la elfa, que lo dejarían bastante humillado y sin nada que responder en su contra. No obstante, la idea de mujeres a bordo que tenían los hombres del capitán Teatch podían ser muy diferentes de las de otros lobos de mar y aquello provocaba cierta tensión entre los marineros. - Creo que lo habéis hecho muy bien. - Diría Teatch en voz baja para las mujeres que estaban a su lado mientras observaba como su tripulación hablaba entre si, parecía que pronto estarían listos para votar. - Bien, queda claro que ya son miembros de nuestra tripulación. - Empezó a hablar el capitán, dirigiéndose de nuevo a los hombres que había alrededor del fuego, que callaron un segundo para escuchar lo que tuviera que decir el capitán.- Ahora, los que quieran acompañarme al norte y ser un poco más ricos que levanten la mano. - Plantearía entonces el tema a votar, consciente del riesgo de que cuando no se votaba en el barco, los hombres se sentían desmotivados.
Mientras estos debatían entre si en pequeños grupos, Trafalgar se mesaba la barba algo tenso, le había costado mucho reunir a todos aquellos rufianes de nuevo, conseguir el mapa y escapar de las sirenas, había tenido un día largo y estaba ya cansado como para debatir a voces con aquellos hombres que cuanto más ebrios iban más ganas de discutir tenían. Entre todo eso, una pequeña, una niña, se colaba entre las piernas de Elías El Mudo, que observaría atónito como esta se acercaba al capitán sin pensárselo dos veces, haciendo que hubiera un poco de escándalo. - ¡La niña de las marismas! - Gritaría primeramente Murray sacando su espada y haciendo que un pequeño sobresalto ocupara la mente de aquellos ruidosos piratas. - Murray, por favor.- Respondería rapidamente Henry deteniéndo cualquier estupidez que pretendiera el pirata pelirrojo.
- Hola capitán se acuerda de mi. - Diría la pequeña Aisling abrazándole para el asombro del propio Trafalgar y quienes observaban aquella escena. El capitán identificaría pronto a la niña que encontró en Lunargenta en sus primeros días sin tripulación, había conseguido encandilar a Teatch hacía tiempo por su manera de hacer y su música, por lo que aunque la recibió finalmente con una sonrisa, su rostro se tornó serio cuando hablaba con ella.- Por la diosa... ¿Qué haces tan lejos de la ciudad, y tus padres? - Diría, aclarando de paso que aquella niña no era de su incumbencia ante las miradas interrogadoras de todos a su alrededor.- Este lugar no es seguro para ti. - Intentó aclarar a la pequeña, aunque parecía demasiado alegre de haberse reencontrado con el pirata, al que seguramente le atribuía en su mente infantil más cuentos ficticios que verdaderos actos sanguinarios en la mar.
La súbita aparición de ruidos en la maleza hizo que el grupo se alarmara de nuevo, llevando Trafalgar a la pequeña a su lado por lo que pudiera acontecer, cuando finalmente vieron que se trataba de un muchacho, los piratas sacaron las armas y se lo miraron de arriba abajo, aunque antes de que nadie puediese decirle cualquier improperio el recién llegado de presentaba.- Hola. Soy Elric Storm. - Diría simplemente para sopresa de los hombres que le miraban, no representaba por ahora una amenaza, por lo que en su mayoría guardaban las espadas, a excepción de Jhon El Niño que se acercaba curioso al chico de una edad similar a la suya. - Está bien Elric, ya sabemos quien eres.- Diría en un tono que parecería irónico en un principio.- Ahora dime qué haces aquí. ¿Vienes solo, estás armado? - Seguiría hablando a no mucha distancia apuntándole con una de las ballestas que colgaban de los cinturones cruzados de su pecho mientras a sus espaldas los piratas contemplaban aquello desconfiados.
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Off: Bueno, de momento iremos nosotros y si alguien se quiere unir antes de que salgamos al mar puede intentarlo. Quería aclararos que todos podéis interactuar con la tripulación pirata mientras uséis la lógica. Los 15 tripulantes humanos a los que no he dado nombre están para que podáis tener un compañero NPC en la tripulación como ha hecho Neriah con Phil El Flaco o si tenéis la necesidad de matar a alguien a sangre fría.
Kuzu muy buena la entrada, entendí que no te dejabas ver aun, si me equivoco MP y edito.
Trafalgar
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Neriah se hacía escuchar –y notar- observé con cierta sorpresa como ponía a todos en su lugar, incluyendo al capitán del barco. Sonreí de lado y me crucé de piernas en mi nuevo asiento. Las cosas estaban conversadas con esos piratas, por lo que decidí echarle algo más a mi barriga. Estaba cansada y con sueño, probablemente no volvería a comer nada decente en semanas y solamente pensaba en que me dieran una cama o una hamaca para no enterarme de que el futuro existía hasta que tuviéramos que llegar a las tierras del Norte. Un pensamiento fugaz me hizo abrir los ojos y ver fieramente a mi brocheta de comida. Necesitaba ropa acorde a la situación. No sólo por el frío, sino porque podría conocer dragones, esos seres majestuosos y magnificentes.
Pensaba en interrumpir cualquier cosa sin sentido que estuviera haciendo el Trafalgar ese, cuando vi que de la nada un pequeño muñón descalzo y mojado se deslizaba entre los hombres como una pequeña serpiente para atacar a abrazos al susodicho. Entrecerré los ojos. O la niña no era normal o el capitán era un depravado, no me sorprendía que no hubiera avanzado hacia mi cuerpo cuando tuvo la oportunidad… sus preferencias eran otras. Bha, tampoco es que me interesara. Me recuperaba de la impresión cuando unos arbustos no muy lejanos comenzaron a moverse. ¿Oso? le pregunté a alguien que estaba cerca, con su espada en mano. El negó con la cabeza. Poco tiempo más tarde me di cuenta que mi animal se llamaba Elric Storm y parecía ser un mozuelo imberbe e inexpediente. Me relajé en mi asiento y miré a la elfa. Es una noche conversada esta, ¿no?.
Me eché hacia atrás en mi asiento y me desperecé con mucho sueño. Sentía que mis músculos se dormían y que el cuerpo no me respondía. Tomé un vaso que parecía contener agua y lo vacié en mi garganta antes de probarlo. No fue suficiente. Le hice una señal de silencio cómplice a algunos que me vieron levantarme y aprovechando la distracción del recién llegado fui hacia la orilla del mar. La luz de la luna se reflejaba sobre su superficie calma, el agua como un gran espejo estaba transparente, dejando al descubierto entre onda y onda la suave arena blanca bajo mis pies. Remangué mi falda y me agaché donde rompía el mar con su suave y delgada capa de espuma, puse una mano a escasos centímetros del líquido salobre y comencé a jugar con él cuando era niña y no tenía que preocuparme acerca del futuro.
Pensaba en interrumpir cualquier cosa sin sentido que estuviera haciendo el Trafalgar ese, cuando vi que de la nada un pequeño muñón descalzo y mojado se deslizaba entre los hombres como una pequeña serpiente para atacar a abrazos al susodicho. Entrecerré los ojos. O la niña no era normal o el capitán era un depravado, no me sorprendía que no hubiera avanzado hacia mi cuerpo cuando tuvo la oportunidad… sus preferencias eran otras. Bha, tampoco es que me interesara. Me recuperaba de la impresión cuando unos arbustos no muy lejanos comenzaron a moverse. ¿Oso? le pregunté a alguien que estaba cerca, con su espada en mano. El negó con la cabeza. Poco tiempo más tarde me di cuenta que mi animal se llamaba Elric Storm y parecía ser un mozuelo imberbe e inexpediente. Me relajé en mi asiento y miré a la elfa. Es una noche conversada esta, ¿no?.
Me eché hacia atrás en mi asiento y me desperecé con mucho sueño. Sentía que mis músculos se dormían y que el cuerpo no me respondía. Tomé un vaso que parecía contener agua y lo vacié en mi garganta antes de probarlo. No fue suficiente. Le hice una señal de silencio cómplice a algunos que me vieron levantarme y aprovechando la distracción del recién llegado fui hacia la orilla del mar. La luz de la luna se reflejaba sobre su superficie calma, el agua como un gran espejo estaba transparente, dejando al descubierto entre onda y onda la suave arena blanca bajo mis pies. Remangué mi falda y me agaché donde rompía el mar con su suave y delgada capa de espuma, puse una mano a escasos centímetros del líquido salobre y comencé a jugar con él cuando era niña y no tenía que preocuparme acerca del futuro.
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
No estaba muy segura de cómo había pasado, pero de pronto parecía que formábamos parte de la tripulación. Aquello no tenía ni pies ni cabeza, pero al menos yo seguía conservando ambos, por lo que me calmé un poco, al fin y al cabo, después de aquella misión, me llevarían a las Islas Illidenses y podría decirles adiós para siempre. O al menos por una buena temporada, porque estaba claro que el sino se divertía poniéndome en el camino de aquellos rufianes. Estaba segura de que el tema del mal fario y las mujeres no había sido zanjado del todo, por lo que tenía que mentalizarme de que se nos culparía a nosotras de cualquier cosa que fuese mal durante el viaje, pero bueno, de momento se había arreglado.
Cuando parecía que las cosas se habían calmado un poco, de la nada surgieron dos figuras que se sumaron a la fiesta. Me pregunté si la niña sería la hija del capitán o algo así, pero deduje que no cuando el capitán preguntó por sus padres. –Es una noche conversada esta, ¿no? –No pude evitar reírme. –¡Y tanto! ¡Este viaje está siendo de locos! Me pregunto quién será el nuevo…
Había que estar muy loco para acercarse a un grupo de piratas, por la noche y solo. Miré a la espesura intentando descubrir posibles compañeros que nos estuvieran tendiendo una emboscada, pero no vi nada. Decidí que estaba loco y punto, pero aún así mandé a Punch a investigar, sólo por si acaso. –Punch, Busca–No quería más sorpresas, en sólo dos días había tenido suficientes para el resto del año y prefería asegurarme sin que hubiese nada a que me pillasen por la espalda.
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Off: Kuzu, tú decides si te ve el halcón o no. En caso de que te vea se pondría a dar vueltas en el cielo y graznará. (¿Se dice graznar a lo que hacen los halcones? No estoy segura... :P)
Cuando parecía que las cosas se habían calmado un poco, de la nada surgieron dos figuras que se sumaron a la fiesta. Me pregunté si la niña sería la hija del capitán o algo así, pero deduje que no cuando el capitán preguntó por sus padres. –Es una noche conversada esta, ¿no? –No pude evitar reírme. –¡Y tanto! ¡Este viaje está siendo de locos! Me pregunto quién será el nuevo…
Había que estar muy loco para acercarse a un grupo de piratas, por la noche y solo. Miré a la espesura intentando descubrir posibles compañeros que nos estuvieran tendiendo una emboscada, pero no vi nada. Decidí que estaba loco y punto, pero aún así mandé a Punch a investigar, sólo por si acaso. –Punch, Busca–No quería más sorpresas, en sólo dos días había tenido suficientes para el resto del año y prefería asegurarme sin que hubiese nada a que me pillasen por la espalda.
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Off: Kuzu, tú decides si te ve el halcón o no. En caso de que te vea se pondría a dar vueltas en el cielo y graznará. (¿Se dice graznar a lo que hacen los halcones? No estoy segura... :P)
Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Ya estaba aquí, y había encontrado mi objetivo, pero lo más difícil estaba aún por venir. ¿Cómo infiltrarme sin morir en el intento? Decidí que lo más cuerdo sería no aproximarme directamente. ¿Sinceramente quién lo hubiera hecho? Me escabullí entremedio de unos arbustos y me quedé a observar la gente que estaba en la fogata.
Podía contar una docena, quizás más. La mayoría se veía como piratas estereotípicos, y supuse que el de la gorra y las trenzas sería el capitán. Observé el cartel y cuadraba con la descripción a la perfección. También noté la presencia de dos mujeres: una pelirroja que parecía tener actitud dominante, y una… “¿pelirosa… Luka? Su cabello parecía bailar al ritmo del fuego como siempre solía hacerlo. No importaba si era una diminuta vela o una fogata, tenía esa capacidad de generar opacidades misteriosas y adquirir tonalidades hermosas, totalmente fuera de este mundo. No podía ser. Restregué mis ojos para tratar de enfocar mejor, pero no había duda, se trataba de ella. “¿Qué demonios hacía en una fogata en una playa desierta con un montón de malolientes piratas?”. La situación se tornaba turbia.
Y más turbia se puso cuando de la nada una infanta le saltó al cuello a mi objetivo. “Contratada” pensé al ver como esquivaba a todos y cada uno de los tripulantes para, de un brinco, rebanarle profesionalmente la tráquea al capitán, pero todo quedó en la imaginación.
Por un momento pensé en ir en rescate de Luka, pero se veía a gusto entre ellos, incluso parecía divertirse. “Si la cago me avisan” pensé al darme cuenta de que había logrado advertir una situación embarazosa y peligrosa. Sin embargo, de pronto todo el grupo entró en alerta. “Maldición, fui descubierto” probablemente había sido la propia Luka, pero antes de que pudiera hacer nada, alguien más salió de la nada y se plantó frente a ellos. - Hola. Soy Elric Storm se presentó en voz alta el muchacho, y mi menté colapsó.
“Que mier…” mis ojos no creían lo que veían, y mi mente no le creía a mis ojos por lo mismo. Así, de la forma más casual, fue recibido con los brazos abiertos. “Si eso es todo lo que necesitaba para infiltrarme al grupo, bien podría haber tomado un carruaje en Lunargenta, pedirle al cochero que me llevara a la fogata de la playa de los ancestros, y al bajarme llegar y decir ‘Hola, soy Kamui Kuzuryu’. Simple”
Vi mi oportunidad cuando Luka se levantó y se dirigió al mar. El resto estaba distraído en… que importa, se veían entretenidos con su nuevo amigo, por lo que era ahora o nunca, pero la otra mujer se puso inquieta y lanzó un ave no identificada a volar por los cielos. No tenía pinta de ser un pájaro mensajero, por lo que hice mi mejor esfuerzo por esquivar su vista de halcón, y luego de rodear de la forma más complicada posible la fogata y escapar de la mirada invasiva de todos. Una vez fuera de su rango, caminé por la orilla de la playa hasta llegar a donde estaba Luka.
- Realmente no has cambiado nada.- le dije mientras me agachaba a su lado y me ponía a hacer dibujos abstractos con el dedo sobre el agua. -Tenía la esperanza de volver a verte, y no esperaba que fuese tan pronto. ¿Quizás esto sean lo que llaman “Destino”?- esbocé una sonrisa mientras picaba el mar con un dedo. - ¿Sabes? No esperaba encontrarme con la gran capitana Luna S. Kaliope, corsaria del vasto y casi eterno mar de Aerandir, ladrona de besos y corazones. – ironicé un poco y la observé fijamente a los ojos, con mi cara peligrosamente cerca de la suya... y de sus labios. Extrañaba ese sabor, y no me importaba si se cumplía lo que acababa de decir. - Dime, ¿por qué circunstancia una belleza como tú se habría de juntar con un puñado de malolientes piratas?- estaba totalmente intrigado por su presencia y exigía respuestas cada vez con más seriedad.
- Quiero pedirte un favor.- tomé su mano con delicadeza. - Déjame acompañarte en tus aventuras de altamar.- le dije con recelo mientras observaba el pendiente que colgaba de su oreja, el que quizás mantenía los hilos que conectaban nuestro destino. A pesar de todo, no podía contarle aún a que era que había venido. -Si preguntan quién soy yo, diles que solo soy un sicópata que te siguió desde Lunargenta para protegerte... o tu marido. Si aceptaron al tipo ese que llegó y se presentó, no veo porqué sería distinto en mi caso.- era una petición extraña, que probablemente despertaría sospechas en ella, pero en estos momentos mi misión estaba en juego y solo podía confiar en ella.
Podía contar una docena, quizás más. La mayoría se veía como piratas estereotípicos, y supuse que el de la gorra y las trenzas sería el capitán. Observé el cartel y cuadraba con la descripción a la perfección. También noté la presencia de dos mujeres: una pelirroja que parecía tener actitud dominante, y una… “¿pelirosa… Luka? Su cabello parecía bailar al ritmo del fuego como siempre solía hacerlo. No importaba si era una diminuta vela o una fogata, tenía esa capacidad de generar opacidades misteriosas y adquirir tonalidades hermosas, totalmente fuera de este mundo. No podía ser. Restregué mis ojos para tratar de enfocar mejor, pero no había duda, se trataba de ella. “¿Qué demonios hacía en una fogata en una playa desierta con un montón de malolientes piratas?”. La situación se tornaba turbia.
Y más turbia se puso cuando de la nada una infanta le saltó al cuello a mi objetivo. “Contratada” pensé al ver como esquivaba a todos y cada uno de los tripulantes para, de un brinco, rebanarle profesionalmente la tráquea al capitán, pero todo quedó en la imaginación.
Por un momento pensé en ir en rescate de Luka, pero se veía a gusto entre ellos, incluso parecía divertirse. “Si la cago me avisan” pensé al darme cuenta de que había logrado advertir una situación embarazosa y peligrosa. Sin embargo, de pronto todo el grupo entró en alerta. “Maldición, fui descubierto” probablemente había sido la propia Luka, pero antes de que pudiera hacer nada, alguien más salió de la nada y se plantó frente a ellos. - Hola. Soy Elric Storm se presentó en voz alta el muchacho, y mi menté colapsó.
“Que mier…” mis ojos no creían lo que veían, y mi mente no le creía a mis ojos por lo mismo. Así, de la forma más casual, fue recibido con los brazos abiertos. “Si eso es todo lo que necesitaba para infiltrarme al grupo, bien podría haber tomado un carruaje en Lunargenta, pedirle al cochero que me llevara a la fogata de la playa de los ancestros, y al bajarme llegar y decir ‘Hola, soy Kamui Kuzuryu’. Simple”
Vi mi oportunidad cuando Luka se levantó y se dirigió al mar. El resto estaba distraído en… que importa, se veían entretenidos con su nuevo amigo, por lo que era ahora o nunca, pero la otra mujer se puso inquieta y lanzó un ave no identificada a volar por los cielos. No tenía pinta de ser un pájaro mensajero, por lo que hice mi mejor esfuerzo por esquivar su vista de halcón, y luego de rodear de la forma más complicada posible la fogata y escapar de la mirada invasiva de todos. Una vez fuera de su rango, caminé por la orilla de la playa hasta llegar a donde estaba Luka.
- Realmente no has cambiado nada.- le dije mientras me agachaba a su lado y me ponía a hacer dibujos abstractos con el dedo sobre el agua. -Tenía la esperanza de volver a verte, y no esperaba que fuese tan pronto. ¿Quizás esto sean lo que llaman “Destino”?- esbocé una sonrisa mientras picaba el mar con un dedo. - ¿Sabes? No esperaba encontrarme con la gran capitana Luna S. Kaliope, corsaria del vasto y casi eterno mar de Aerandir, ladrona de besos y corazones. – ironicé un poco y la observé fijamente a los ojos, con mi cara peligrosamente cerca de la suya... y de sus labios. Extrañaba ese sabor, y no me importaba si se cumplía lo que acababa de decir. - Dime, ¿por qué circunstancia una belleza como tú se habría de juntar con un puñado de malolientes piratas?- estaba totalmente intrigado por su presencia y exigía respuestas cada vez con más seriedad.
- Quiero pedirte un favor.- tomé su mano con delicadeza. - Déjame acompañarte en tus aventuras de altamar.- le dije con recelo mientras observaba el pendiente que colgaba de su oreja, el que quizás mantenía los hilos que conectaban nuestro destino. A pesar de todo, no podía contarle aún a que era que había venido. -Si preguntan quién soy yo, diles que solo soy un sicópata que te siguió desde Lunargenta para protegerte... o tu marido. Si aceptaron al tipo ese que llegó y se presentó, no veo porqué sería distinto en mi caso.- era una petición extraña, que probablemente despertaría sospechas en ella, pero en estos momentos mi misión estaba en juego y solo podía confiar en ella.
Kuzu
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
El capitán al verme me recibió con una sonrisa parecía contento de verme, pero su rostro se tornó serio casi al instante y me pregunto - Por la diosa... ¿Qué haces tan lejos de la ciudad, y tus padres? Este lugar no es seguro para ti. – desvié mi mirara a la arena de la playa y le conteste – yo no tengo padres y mi abuelo murió hace un año – esa pregunta en realidad no me importaba mucho, ya me había acostumbrado a la soledad y le había prometido al abuelo que no lloraría más por que se haya ido, pero aun así no puedo evitar sentir una piedrecita en mi corazón. Volví a mirar a trafalgar y le hable de nuevo recuperando mi sonrisa – solo estaba viajando cerca de aquí y vi su fogata, pensaba en irme pero lo vi a usted y quería saludarlo antes de volver al norte.-
Me relaje y me alegre aún más, venia al sur para probar deliciosas cosas nuevas quien hubiera pensado que me encontraría a un amigo por aquí, mire un segundo el ambiente el calor de la fogata me secaban lo último que faltaba de mi cabello, pero aun así los demás marinos parecían algo tensos sobre todo cuando llego otro chico el cual fue reconocido como elric, todos se veían muy nerviosos y no parecería que se estuvieran divirtiendo, pensé un momento y se me ocurrió una buena idea, jale un poco la camisa del capitán y le dije – capitán le gustaría volver a oír mi música de nuevo.-
Me relaje y me alegre aún más, venia al sur para probar deliciosas cosas nuevas quien hubiera pensado que me encontraría a un amigo por aquí, mire un segundo el ambiente el calor de la fogata me secaban lo último que faltaba de mi cabello, pero aun así los demás marinos parecían algo tensos sobre todo cuando llego otro chico el cual fue reconocido como elric, todos se veían muy nerviosos y no parecería que se estuvieran divirtiendo, pensé un momento y se me ocurrió una buena idea, jale un poco la camisa del capitán y le dije – capitán le gustaría volver a oír mi música de nuevo.-
Aisling
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
El capitán observaría los diferentes acontecimientos, aunque su atención estuviera mayormente centrada en la niña que reclamaba su atención a pesar de la aparición inesperada del muchacho pelirrojo instantes antes. Estaba claro que no conocía aun del todo a esa niña, pero quería confiar que tanto ella como el pelirrojo habían sido traídos a ese lugar por voluntad de la buena ventura, no obstante nada le hacía confiar en que el muchacho fuera solo o se tratara en realidad de un vampiro.- ¡Asegurad el perímetro! - Gritaría súbitamente Trafalgar para sorpresa de algunos piratas que se habían relajado ante la idea de tan solo un joven desarmado. Había ignorado las palabras de Aisling en un primer momento pero cuando vio que había de nuevo movimiento entre sus hombres, se dirigió a esta de nuevo por puro interés.- ¿El norte dices? - Empezaría a interrogar por su lado a la pequeña niña, en un intento de descubrir los secretos que podía ocultar ese aspecto inocente.- Seguro que tendremos tiempo para tu música, aunque antes dime. ¿Pretendías ir hasta el norte sola y a pie? - Finalizó, agachándose para ponerse a la altura de la pequeña y que esta cogiera confianza.
Elías siguió con la vista a ambas mujeres, y no pudo evitar acercarse a Luna cuando el capitán ordenaba asegurar el perímetro. Pudo ver con sus ojos como un muchacho hablaba con ella y se le acercaba, por lo que se dio prisa en hacer acto de presencia cerca del agua, interponiéndose con violencia entre ambos espada en mano, silbando para alertar a sus compañeros, aunque aquello fuera ignorado debido al ajetreo de la mayoría. Aquél hombre de ropas bastantes simples observaría al joven frente de si con cara de pocos amigos, no obstante no parecía que tuviera otra intención que la de manterlo separado de la bruja.
Cuando eso sucedía el capitán se veía alertado por Murray El Rojo, el cual se acercaba al pelirrojo espada en mano al ver que este se negaba a dirigir la palabra a Jhon, que aun guardaba cierta distancia y le apuntaba con las ballestas.- Te arrancaré las palabras a latigazos.- Diría con cierto aire sádico, en un intento de complacer su deseo de provocar sangre en personas ajenas. Cogió violentamente al muchacho por la muñeca y lo zarandeó para hacerle perder el equilibrio, riéndose ante la impotencia de este. - Basta Murray, no nos dedicamos a torturar muchachos perdidos. - Dijo rápidamente Trafalgar en un intento de salvar el pellejo al muchacho. Aquello por lo que le llamaban Príncipe Pirata en muchas ocasiones no hacía la menor gracia a la tripulación, que además ahora se veía privada de su bebida por tener que asegurar el perímetro por culpa del llamado Elric. Él mismo podría haber sido ese muchacho unos años atrás, intentando convencer a Jack El Cano que le aceptara en la tripulación del Sable Negro, sentía suma misericordia por aquél chico.- Atadlo a las amarras, ha oído demasiado sobre el norte.- Resolvería el capitán para Jhon y Murray que parecían haber empezado a maniatar al tal Elric.- Cuando el barco salga o te decidas a hablar serás libre.- Aclaró Trafalgar mientras veía como se lo llevaban sin demasiada resistencia donde habían amarrado con cuerdas el barco.
Pronto el resto de la tripulación que se había dispersado durante un breve instante regresaba cerca del fuego para confirmar que no había más gente alrededor, aquello tranquilizó a Trafalgar, que había conseguido de paso disimular la presencia de la niña entre los piratas, que aun no habían empezado a protestar.- Creo que es un buen momento para la música Aisling, por qué no nos deleitas.- Diría haciendo la pelota a la pequeña con una sonrisa de oreja a oreja, esperando que sus hombres comprendieran sus gestos y le siguieran en su adulación. Se había hecho a la idea de que ella podía ser su guía una vez dieran en tierra de dragones. Se cruzaría de brazos para que la pequeña se concentrara, había perdido de vista a Luna y Elías, pero su mente estaba demasiado ocupada y cansada.
Off: Bueno, debido a su inactividad me he visto obligado a saltar el turno a Elric para continuar con el rol. Esperemos mantener el ritmo de 48h entre post y post a partir de ahora, Elric tendrá una oportunidad más para responder cuando le vuelva a llegar el turno.
Elías siguió con la vista a ambas mujeres, y no pudo evitar acercarse a Luna cuando el capitán ordenaba asegurar el perímetro. Pudo ver con sus ojos como un muchacho hablaba con ella y se le acercaba, por lo que se dio prisa en hacer acto de presencia cerca del agua, interponiéndose con violencia entre ambos espada en mano, silbando para alertar a sus compañeros, aunque aquello fuera ignorado debido al ajetreo de la mayoría. Aquél hombre de ropas bastantes simples observaría al joven frente de si con cara de pocos amigos, no obstante no parecía que tuviera otra intención que la de manterlo separado de la bruja.
Cuando eso sucedía el capitán se veía alertado por Murray El Rojo, el cual se acercaba al pelirrojo espada en mano al ver que este se negaba a dirigir la palabra a Jhon, que aun guardaba cierta distancia y le apuntaba con las ballestas.- Te arrancaré las palabras a latigazos.- Diría con cierto aire sádico, en un intento de complacer su deseo de provocar sangre en personas ajenas. Cogió violentamente al muchacho por la muñeca y lo zarandeó para hacerle perder el equilibrio, riéndose ante la impotencia de este. - Basta Murray, no nos dedicamos a torturar muchachos perdidos. - Dijo rápidamente Trafalgar en un intento de salvar el pellejo al muchacho. Aquello por lo que le llamaban Príncipe Pirata en muchas ocasiones no hacía la menor gracia a la tripulación, que además ahora se veía privada de su bebida por tener que asegurar el perímetro por culpa del llamado Elric. Él mismo podría haber sido ese muchacho unos años atrás, intentando convencer a Jack El Cano que le aceptara en la tripulación del Sable Negro, sentía suma misericordia por aquél chico.- Atadlo a las amarras, ha oído demasiado sobre el norte.- Resolvería el capitán para Jhon y Murray que parecían haber empezado a maniatar al tal Elric.- Cuando el barco salga o te decidas a hablar serás libre.- Aclaró Trafalgar mientras veía como se lo llevaban sin demasiada resistencia donde habían amarrado con cuerdas el barco.
Pronto el resto de la tripulación que se había dispersado durante un breve instante regresaba cerca del fuego para confirmar que no había más gente alrededor, aquello tranquilizó a Trafalgar, que había conseguido de paso disimular la presencia de la niña entre los piratas, que aun no habían empezado a protestar.- Creo que es un buen momento para la música Aisling, por qué no nos deleitas.- Diría haciendo la pelota a la pequeña con una sonrisa de oreja a oreja, esperando que sus hombres comprendieran sus gestos y le siguieran en su adulación. Se había hecho a la idea de que ella podía ser su guía una vez dieran en tierra de dragones. Se cruzaría de brazos para que la pequeña se concentrara, había perdido de vista a Luna y Elías, pero su mente estaba demasiado ocupada y cansada.
Off: Bueno, debido a su inactividad me he visto obligado a saltar el turno a Elric para continuar con el rol. Esperemos mantener el ritmo de 48h entre post y post a partir de ahora, Elric tendrá una oportunidad más para responder cuando le vuelva a llegar el turno.
Trafalgar
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
No le había sentido acercarse, por lo que al escuchar su voz me congelé en el acto. Mis músculos se tensaron y el aire quedó atrapado en mis pulmones. Giré la cabeza lentamente solo para encontrarle haciendo dibujos sin sustancia sobre la superficie cambiante del agua. Ahí estaba él, con su… “ser” habitual. Me mordí el labio inferior, esperando alguna especie de reproche o escándalo por encontrarme en un lugar desolado como ese en la compañía de muchos hombres. No. Peor. Piratas. Más él continuó como si estuviese hablando con alguno de sus socios. No sabía si lo estaba haciendo a propósito, si me había seguido o si estaba esperando que alguna especie de culpa me atacara y enviara a sus brazos. Pero yo no iba a dejarme, no así como así.
La ironía estaba como una plancha caliente sobre sus palabras, tanto que parecían almidonarle a él también. “¿Capitana, ladrona de besos y corazones?” no pude evitar girarme y levantar mis dos cejas en señal de cuestionamiento. Sentí su mirada en mi rostro y le devolví la mía con cierto aire de orgullo. Estábamos tan cerca que casi sentía su aliento sobre mis labios. Entonces la pregunta desbastadora llegó. ¿Intenta engañarme fingiendo inocencia o realmente quiere averiguarlo? pero si quisiera averiguarlo probablemente estaría celoso… y eso no se demostraba en él. Solamente veía a un hombre actuando como un completo extraño de sangre fría un escalofrío recorrió mi espina y dos pensamientos se me ocurrieron sin saber a cuál de los dos atender. El primero: él ya no me amaba. El segundo, estaba planeando una dulce venganza.
Tomé aire para responderle, más cuando habló de pedirme un favor mi sangre volvió a helarse. Ese no era Kamui Kuzuryu, él jamás me había pedido un favor. Enarqué una ceja y me mordí el labio inferior, pensativa y observante, incrédula aún. mmm fue lo único que dije en ese momento. Realmente parecía un psicópata, uno muy calculador. Aún me era sospechoso eso de nuestra reunión y ese breve –casi nulo- cuestionamiento, más pensé que era mejor tener un hombre conocido cerca “ mejor malo conocido que bueno por conocer” si él pensaba en usarme de algún modo, yo podía jugar las mismas cartas.
Me puse en pie y caminé unos pasos alrededor de él, sin decir nada. Observé hacia el lado de la fogata, parecía que no muchos habían reparado en su presencia. Kuu parecía haber mejorado sus habilidades de niño rata mi marido psicópata del que he huido junto al capitán comencé a decirle, quería sacarle de sus casillas o probarle antes de darle una respuesta definitiva, pero no hubo tiempo de más nada. Una sombra se metió entre nosotros apartándonos y me di cuenta que se trataba de aquél buen pirata que intentaba ponernos aparte con su cuerpo y presencia. Fruncí el ceño y le eché la lengua, no era lo más femenino que podía hacer pero fue un acto reflejo, quizás porque él era de los que mejor me caían por esos lares en esos momentos. Quería hacer alguna otra señal obscena, pero me contuve. Respiré profundo y me enderecé, tomando el aire de buena dama de las islas.
Caba… comencé a decir, pero esa táctica no iba a funcionar. Probablemente ese hombre se sintiera ofendido si le decía “caballero” carraspee un poco y haciendo un gesto para arreglarme la ropa volví a tomar la palabra, mirando fulminante a Kuzu como para que no hiciera nada raro mientras intentaba interceder.
Sugiero que se aparte. Ese hombre podría cortarle en pedazos sin que se le pare un solo pelo y si hubiera querido ya estaría usted muerto mis ojos directo a los de él, es cierto que tuve que echar mi cuello para atrás debido a la diferencia de estaturas y que internamente dudaba que Kuzu pudiera hacerle algo así a aquél ser cubierto de cicatrices y ojos decididos, pero supuse que tratándose de piratas y mi reputación como bruja podría llegar a creerme si iba a los puntos importantes.
…Y probablemente lo más terrible de él sea su mujer. Yo agregué dando un paso hacia adelante y estirando mis brazos para alcanzar a mi hombre, como si ese hombre de piel oscura no estuviera allí, como si kamu fuese una visión a punto de desaparecer frente a mis ojos, de mis recuerdos. ¡Capitán Trafalgar! llamé en voz alta, con la idea de alertar a todos los que pudiera para blanquear la situación lo antes posible. Ese "buen pirata" como quería pensar que era, no nos dirigía la palabra y no le había escuchado hasta el momento, esa fue mi razón para urgir a todos moviendo mis manos como si intentara volar para atraer su atención hacia nosotros.
La ironía estaba como una plancha caliente sobre sus palabras, tanto que parecían almidonarle a él también. “¿Capitana, ladrona de besos y corazones?” no pude evitar girarme y levantar mis dos cejas en señal de cuestionamiento. Sentí su mirada en mi rostro y le devolví la mía con cierto aire de orgullo. Estábamos tan cerca que casi sentía su aliento sobre mis labios. Entonces la pregunta desbastadora llegó. ¿Intenta engañarme fingiendo inocencia o realmente quiere averiguarlo? pero si quisiera averiguarlo probablemente estaría celoso… y eso no se demostraba en él. Solamente veía a un hombre actuando como un completo extraño de sangre fría un escalofrío recorrió mi espina y dos pensamientos se me ocurrieron sin saber a cuál de los dos atender. El primero: él ya no me amaba. El segundo, estaba planeando una dulce venganza.
Tomé aire para responderle, más cuando habló de pedirme un favor mi sangre volvió a helarse. Ese no era Kamui Kuzuryu, él jamás me había pedido un favor. Enarqué una ceja y me mordí el labio inferior, pensativa y observante, incrédula aún. mmm fue lo único que dije en ese momento. Realmente parecía un psicópata, uno muy calculador. Aún me era sospechoso eso de nuestra reunión y ese breve –casi nulo- cuestionamiento, más pensé que era mejor tener un hombre conocido cerca “ mejor malo conocido que bueno por conocer” si él pensaba en usarme de algún modo, yo podía jugar las mismas cartas.
Me puse en pie y caminé unos pasos alrededor de él, sin decir nada. Observé hacia el lado de la fogata, parecía que no muchos habían reparado en su presencia. Kuu parecía haber mejorado sus habilidades de niño rata mi marido psicópata del que he huido junto al capitán comencé a decirle, quería sacarle de sus casillas o probarle antes de darle una respuesta definitiva, pero no hubo tiempo de más nada. Una sombra se metió entre nosotros apartándonos y me di cuenta que se trataba de aquél buen pirata que intentaba ponernos aparte con su cuerpo y presencia. Fruncí el ceño y le eché la lengua, no era lo más femenino que podía hacer pero fue un acto reflejo, quizás porque él era de los que mejor me caían por esos lares en esos momentos. Quería hacer alguna otra señal obscena, pero me contuve. Respiré profundo y me enderecé, tomando el aire de buena dama de las islas.
Caba… comencé a decir, pero esa táctica no iba a funcionar. Probablemente ese hombre se sintiera ofendido si le decía “caballero” carraspee un poco y haciendo un gesto para arreglarme la ropa volví a tomar la palabra, mirando fulminante a Kuzu como para que no hiciera nada raro mientras intentaba interceder.
Sugiero que se aparte. Ese hombre podría cortarle en pedazos sin que se le pare un solo pelo y si hubiera querido ya estaría usted muerto mis ojos directo a los de él, es cierto que tuve que echar mi cuello para atrás debido a la diferencia de estaturas y que internamente dudaba que Kuzu pudiera hacerle algo así a aquél ser cubierto de cicatrices y ojos decididos, pero supuse que tratándose de piratas y mi reputación como bruja podría llegar a creerme si iba a los puntos importantes.
…Y probablemente lo más terrible de él sea su mujer. Yo agregué dando un paso hacia adelante y estirando mis brazos para alcanzar a mi hombre, como si ese hombre de piel oscura no estuviera allí, como si kamu fuese una visión a punto de desaparecer frente a mis ojos, de mis recuerdos. ¡Capitán Trafalgar! llamé en voz alta, con la idea de alertar a todos los que pudiera para blanquear la situación lo antes posible. Ese "buen pirata" como quería pensar que era, no nos dirigía la palabra y no le había escuchado hasta el momento, esa fue mi razón para urgir a todos moviendo mis manos como si intentara volar para atraer su atención hacia nosotros.
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Al parecer no fui la única a la que le pareció extraño que aquel hombre hubiera surgido de la nada, pues al instante vi como el resto de la tripulación, y no sólo Punch, se ponían a buscar intrusos. Yo misma me levanté y di un par de vueltas por las cercanías buscando alguna huella, que indicase que había más gente, pero sólo encontré las del muchacho pelirrojo, así que volví a donde estaba todo el mundo.
El capitán parecía conversar con la niña que había surgido del mar, busqué a Luna con la mirada, en un esfuerzo por encontrar a alguien con quién poder hablar, vi que estaba con Elías y alguien a quién no reconocí. No parecía de la tripulación del capitán, y ella lo rodeaba con los brazos de forma posesiva. Pareció sentir mi mirada sobre ellos, porque en ese momento se separó ligeramente, dio una voz al capitán Trafalgar y empezó a hacer aspavientos para captar nuestra atención.
Phil el flaco había aparecido a mi lado como por arte de magia y casi se me sale el corazón por la boca cuando le oí hablar a mi lado. –¡Vaya! ¡Parece que tenemos más compañía! –No pude evitar una sonrisa irónica al responderle. –¿Cómo era eso de que no llevabais pasajeros? Si sigue apareciendo gente esta noche, vais a necesitar otro barco para llevarlos a todos. El pirata sonrió. –No te hagas la lista. ¿O es que ya te consideras uno de los nuestros? –No pude evitar soltar una risa suave, ciertamente no me había incluido entre los “pasajeros”. Aunque no había sido algo intencionado. –Al parecer no tengo más remedio. Al menos por el momento. –El flaco soltó una carcajada y me dio una palmada en la espalda. –¡Ja! Si sigues así acabarás pirateando por ahí con tu propia tripulación en menos de un año. –Negué con la cabeza. . –Te equivocas, soy una chica de tierra firme, el mar no tiene suficientes árboles para hacerme sentir a gusto. Pero si cambio de idea, te avisaré para que te unas a mi tripulación. –La sonrisa del pirata se volvió desafiante. –Me gustaría ver cómo lo intentas. Esta es mi familia, si es que entre piratas existe algo así. ¿Crees que te seguiría tan fácilmente? –Esta vez fue mi turno de soltar la carcajada. –¿Crees que si me gustara hacer las cosas de forma fácil estaría metida en este lío? –Phil levantó su botella de grog. –Touché. –Y volvimos a soltar una estruendosa carcajada. –Pero no te confíes, sigues siendo demasiado blanda para ser un verdadero pirata. Si quieres servir de algo, deberías aprender a usar una espada. O acabarás convertida en comida para tiburones. Aquí no va a haber ningún caballero andante que te rescate si estás en peligro. Es el código de los piratas, si te quedas atrás, se te deja atrás. No vamos por ahí salvando damiselas en apuros. -Le lancé una mirada furibunda, sabía que lo estaba diciendo por mi bien, pero no iba a dejar que pensase que era una damisela en apuros que iba a correr pidiendo ayuda ante la primera dificultad. –¿Crees que no lo sé? Pueda que no sea la mejor luchadora de la tierra, pero no te preocupes, no voy a llorar pidiendo ayuda si me rompo una uña, ni tampoco espero que haya siempre un hombre dispuesto a salvarme de todo. Si no puedo salvarme sola aceptaré lo que tenga que venir. Puede que no sea un pirata, pero no soy una niña mimada. -No pretendía ser una carga para nadie y lo más importante, no quería dejar el barco debiéndole nada a la tripulación. Por lo que no esperaba ningún trato deferente hacia mi persona. Phil asintió y volvió a sonreír, disipando la tensión que se había acumulado en la pequeña charla. –Guárdate esa mirada fierecilla, sólo quería asegurarme de que no ibas a ponerte a llorar en cuanto hubiese algún problema. –Lancé un bufido a medio camino entre la diversión y la exasperación. –Puedes estar tranquilo, pero ¿Puedo estarlo yo? –El bucanero tardó un par de segundos en comprender la puya que le había dirigido, pero cuando lo hizo me gané un puñetazo amistoso en el hombro, que casi me lo parte en dos. –Si sigues así de impertinente, acabaré pasándote por la quilla. –Dijo mientras se alejaba reunirse con el resto de la tripulación y comprobar que aún quedaba comida para todos.
Me froté el hombro, aún riéndome a pesar del dolor, había puesto una cara muy divertida al comprender lo que quería decirle. Como ya no estaba El Flaco distrayéndome, me giré y observé de nuevo al recién llegado “amigo” de Luna, observando las reacciones de los demás, para ver cómo caía en el grupo el nuevo intruso. El anterior había acabado atado al barco y si no había ido a liberarlo ya, como me dictaba mi conciencia, era porque el capitán había dicho que lo soltarían antes de zarpar. Así que su vida no corría un peligro inminente.
El capitán parecía conversar con la niña que había surgido del mar, busqué a Luna con la mirada, en un esfuerzo por encontrar a alguien con quién poder hablar, vi que estaba con Elías y alguien a quién no reconocí. No parecía de la tripulación del capitán, y ella lo rodeaba con los brazos de forma posesiva. Pareció sentir mi mirada sobre ellos, porque en ese momento se separó ligeramente, dio una voz al capitán Trafalgar y empezó a hacer aspavientos para captar nuestra atención.
Phil el flaco había aparecido a mi lado como por arte de magia y casi se me sale el corazón por la boca cuando le oí hablar a mi lado. –¡Vaya! ¡Parece que tenemos más compañía! –No pude evitar una sonrisa irónica al responderle. –¿Cómo era eso de que no llevabais pasajeros? Si sigue apareciendo gente esta noche, vais a necesitar otro barco para llevarlos a todos. El pirata sonrió. –No te hagas la lista. ¿O es que ya te consideras uno de los nuestros? –No pude evitar soltar una risa suave, ciertamente no me había incluido entre los “pasajeros”. Aunque no había sido algo intencionado. –Al parecer no tengo más remedio. Al menos por el momento. –El flaco soltó una carcajada y me dio una palmada en la espalda. –¡Ja! Si sigues así acabarás pirateando por ahí con tu propia tripulación en menos de un año. –Negué con la cabeza. . –Te equivocas, soy una chica de tierra firme, el mar no tiene suficientes árboles para hacerme sentir a gusto. Pero si cambio de idea, te avisaré para que te unas a mi tripulación. –La sonrisa del pirata se volvió desafiante. –Me gustaría ver cómo lo intentas. Esta es mi familia, si es que entre piratas existe algo así. ¿Crees que te seguiría tan fácilmente? –Esta vez fue mi turno de soltar la carcajada. –¿Crees que si me gustara hacer las cosas de forma fácil estaría metida en este lío? –Phil levantó su botella de grog. –Touché. –Y volvimos a soltar una estruendosa carcajada. –Pero no te confíes, sigues siendo demasiado blanda para ser un verdadero pirata. Si quieres servir de algo, deberías aprender a usar una espada. O acabarás convertida en comida para tiburones. Aquí no va a haber ningún caballero andante que te rescate si estás en peligro. Es el código de los piratas, si te quedas atrás, se te deja atrás. No vamos por ahí salvando damiselas en apuros. -Le lancé una mirada furibunda, sabía que lo estaba diciendo por mi bien, pero no iba a dejar que pensase que era una damisela en apuros que iba a correr pidiendo ayuda ante la primera dificultad. –¿Crees que no lo sé? Pueda que no sea la mejor luchadora de la tierra, pero no te preocupes, no voy a llorar pidiendo ayuda si me rompo una uña, ni tampoco espero que haya siempre un hombre dispuesto a salvarme de todo. Si no puedo salvarme sola aceptaré lo que tenga que venir. Puede que no sea un pirata, pero no soy una niña mimada. -No pretendía ser una carga para nadie y lo más importante, no quería dejar el barco debiéndole nada a la tripulación. Por lo que no esperaba ningún trato deferente hacia mi persona. Phil asintió y volvió a sonreír, disipando la tensión que se había acumulado en la pequeña charla. –Guárdate esa mirada fierecilla, sólo quería asegurarme de que no ibas a ponerte a llorar en cuanto hubiese algún problema. –Lancé un bufido a medio camino entre la diversión y la exasperación. –Puedes estar tranquilo, pero ¿Puedo estarlo yo? –El bucanero tardó un par de segundos en comprender la puya que le había dirigido, pero cuando lo hizo me gané un puñetazo amistoso en el hombro, que casi me lo parte en dos. –Si sigues así de impertinente, acabaré pasándote por la quilla. –Dijo mientras se alejaba reunirse con el resto de la tripulación y comprobar que aún quedaba comida para todos.
Me froté el hombro, aún riéndome a pesar del dolor, había puesto una cara muy divertida al comprender lo que quería decirle. Como ya no estaba El Flaco distrayéndome, me giré y observé de nuevo al recién llegado “amigo” de Luna, observando las reacciones de los demás, para ver cómo caía en el grupo el nuevo intruso. El anterior había acabado atado al barco y si no había ido a liberarlo ya, como me dictaba mi conciencia, era porque el capitán había dicho que lo soltarían antes de zarpar. Así que su vida no corría un peligro inminente.
Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Hasta el momento le había dicho todo lo que se me había ocurrido, más ella no había musitado ni una sola palabra. “Está enojada, sí, eso debe ser…” De pronto se paró y se puso a caminar en silencio. “Totalmente enojada, tanto que se marcha sin decir nada” las teorías volaban, pero pronto rompió el incómodo silencio. - Mi marido psicópata del que he huido junto al capitán.- sus palabras tenían ciertos matices de verdad, quizás demasiados, que me vi tentado a restarle prioridad a la misión. “¿Será que ya no me ama? No… no, no creo que sea eso.” aún no tenía claro por qué nos habíamos separado la última vez, pero como dice el dicho: “Preguntando se llega a Lunargenta”; y estaba dispuesto a averiguarlo.
Sin embargo, mis planes se vieron frustrados cuando uno de los secuaces de Trafalgar se interpuso entre ambos. “¿Con qué derecho? Debería ser yo quien la esté apartando de estos mugrientos…” mis pensamientos se vieron interrumpidos por su odioso silbido. Me puse de pié lentamente y lo observé con ojos de decisión, a la vez que miraba esporádicamente los movimientos de su brazo por si se le ocurría la divertida idea de usar su espada, más no parecía tener el coraje de matar a un hombre antes de preguntarse el porqué o sin que se lo ordenasen. “Meh, debilucho…” si tanto quería morir, estaba dispuesto a cumplir su deseo.
- Caba… trató de decir la pelirosa. "¿Caba…llero? No embromes. Si este despojo de ser humano es un caballero, yo soy su Alteza el Rey. logré aguantar mi carcajada maligna gracias a mi implacable cara de nada. Seguí observando pacientemente, y Luka se aseguró con su mirada de hacerme saber que ella se haría cargo. - Sugiero que se aparte. Ese hombre podría cortarle en pedazos sin que se le pare un solo pelo y si hubiera querido ya estaría usted muerto.- palabras más ciertas no habían sido dichas jamás, aunque aún no le había demostrado de que era capaz completamente; por suerte tenía al menos la presencia física para intimidar, pero con un pirata no sería suficiente… además, el más peligroso no era yo: era ella si algo me llegaba a pasar. Estaba seguro de que si me ponían al menos un dedo encima, se ganarían el odio eterno de una bruja.
- …Y probablemente lo más terrible de él sea su mujer. Yo.- y así se completaba la profecía. La cara del pirata parecía desfigurarse en un mar de dudas e incongruencias; probablemente no se esperaba esa jugada de parte de la bruja, y de su cara de determinación no había ni rastros. Probablemente se estaba preguntando por qué aún sostenía su espada, más al igual que Luka, decidí ignorar su presencia; ya no era una amenaza. No estaba seguro de que el abrazo de Luka era verdadero o era fingido y esperaba sacar algo de mí, pero si ambos nos podíamos beneficiar de esto, no veía cual sería el problema.
De pronto dejé de sentir su abrazo de Pulpo en celo para ponerse a llamar a su “querido” Capitán y hacer un deprimente intento de volar con sus brazos. Miré al pirata que nos había separado antes, quién parecía no comprender la situación tampoco y me encogí de hombros. Si pensaba entregarme al capitán, quizás mi infiltración estaría completa; no del modo que lo planee, pero completa al fin y al cabo; más el famoso parecía aquejado por un grave cuadro de sordera y ceguera, probablemente producto de una sobredosis de ron.
“¿En serio no la ve?” temí tener que embarcarme con él como capitán en algún futuro cercano, no por el hecho de ser pirata, sino por las altas probabilidades de naufragar por no haber visto un témpano de hielo o una isla atravesada. Sacudí mi cabeza y le puse la mano en el hombro a mi “rosada esposa” para que se detuviera. Luego caminé hacia la fogata, interrumpiendo momentáneamente las actividades que tanto les distraía, y tomé la palabra. - Hola, soy Kamui Kuzuryu.- dije con toda la seriedad del mundo, tratando de no soltar la risa que se acumulaba en mis pulmones. - ¿Otro más? Debe ser una broma.- diría uno de sus secuaces en el fondo, y equivocado no estaba. Me había delatado a mí mismo con eso, pero esperaba al menos captar la atención del capitán.
- Dejando las bromas de lado. Saludos Capitán.- hice una reverencia ante el barbudo. - Seré breve. Soy el esposo de aquella bruja pelirosa, y estoy aquí para evitar que nada malo les suceda.- dejé la palabra en el aire, para quien tuviera el intelecto lo suficientemente desarrollado como para comprender de que los que estaban en peligro eran ellos y no nosotros dos. - Por lo que si me lo permite, los acompañaré hasta que pueda raptarla de vuelta o ella ya no tenga razones para estar con usted.- tenía claro que si deseaba convencerlo, debía soltar al menos parte de la verdad. - En cuanto a mí, puedo defenderme muy bien y ayudar en lo que deba ayudar, pero dejo en claro que mi prioridad es ella. ¿Trato?.- lo observé con decisión. Las cartas estaban jugadas, en el que sería la última etapa de mi infiltración.
Sin embargo, mis planes se vieron frustrados cuando uno de los secuaces de Trafalgar se interpuso entre ambos. “¿Con qué derecho? Debería ser yo quien la esté apartando de estos mugrientos…” mis pensamientos se vieron interrumpidos por su odioso silbido. Me puse de pié lentamente y lo observé con ojos de decisión, a la vez que miraba esporádicamente los movimientos de su brazo por si se le ocurría la divertida idea de usar su espada, más no parecía tener el coraje de matar a un hombre antes de preguntarse el porqué o sin que se lo ordenasen. “Meh, debilucho…” si tanto quería morir, estaba dispuesto a cumplir su deseo.
- Caba… trató de decir la pelirosa. "¿Caba…llero? No embromes. Si este despojo de ser humano es un caballero, yo soy su Alteza el Rey. logré aguantar mi carcajada maligna gracias a mi implacable cara de nada. Seguí observando pacientemente, y Luka se aseguró con su mirada de hacerme saber que ella se haría cargo. - Sugiero que se aparte. Ese hombre podría cortarle en pedazos sin que se le pare un solo pelo y si hubiera querido ya estaría usted muerto.- palabras más ciertas no habían sido dichas jamás, aunque aún no le había demostrado de que era capaz completamente; por suerte tenía al menos la presencia física para intimidar, pero con un pirata no sería suficiente… además, el más peligroso no era yo: era ella si algo me llegaba a pasar. Estaba seguro de que si me ponían al menos un dedo encima, se ganarían el odio eterno de una bruja.
- …Y probablemente lo más terrible de él sea su mujer. Yo.- y así se completaba la profecía. La cara del pirata parecía desfigurarse en un mar de dudas e incongruencias; probablemente no se esperaba esa jugada de parte de la bruja, y de su cara de determinación no había ni rastros. Probablemente se estaba preguntando por qué aún sostenía su espada, más al igual que Luka, decidí ignorar su presencia; ya no era una amenaza. No estaba seguro de que el abrazo de Luka era verdadero o era fingido y esperaba sacar algo de mí, pero si ambos nos podíamos beneficiar de esto, no veía cual sería el problema.
De pronto dejé de sentir su abrazo de Pulpo en celo para ponerse a llamar a su “querido” Capitán y hacer un deprimente intento de volar con sus brazos. Miré al pirata que nos había separado antes, quién parecía no comprender la situación tampoco y me encogí de hombros. Si pensaba entregarme al capitán, quizás mi infiltración estaría completa; no del modo que lo planee, pero completa al fin y al cabo; más el famoso parecía aquejado por un grave cuadro de sordera y ceguera, probablemente producto de una sobredosis de ron.
“¿En serio no la ve?” temí tener que embarcarme con él como capitán en algún futuro cercano, no por el hecho de ser pirata, sino por las altas probabilidades de naufragar por no haber visto un témpano de hielo o una isla atravesada. Sacudí mi cabeza y le puse la mano en el hombro a mi “rosada esposa” para que se detuviera. Luego caminé hacia la fogata, interrumpiendo momentáneamente las actividades que tanto les distraía, y tomé la palabra. - Hola, soy Kamui Kuzuryu.- dije con toda la seriedad del mundo, tratando de no soltar la risa que se acumulaba en mis pulmones. - ¿Otro más? Debe ser una broma.- diría uno de sus secuaces en el fondo, y equivocado no estaba. Me había delatado a mí mismo con eso, pero esperaba al menos captar la atención del capitán.
- Dejando las bromas de lado. Saludos Capitán.- hice una reverencia ante el barbudo. - Seré breve. Soy el esposo de aquella bruja pelirosa, y estoy aquí para evitar que nada malo les suceda.- dejé la palabra en el aire, para quien tuviera el intelecto lo suficientemente desarrollado como para comprender de que los que estaban en peligro eran ellos y no nosotros dos. - Por lo que si me lo permite, los acompañaré hasta que pueda raptarla de vuelta o ella ya no tenga razones para estar con usted.- tenía claro que si deseaba convencerlo, debía soltar al menos parte de la verdad. - En cuanto a mí, puedo defenderme muy bien y ayudar en lo que deba ayudar, pero dejo en claro que mi prioridad es ella. ¿Trato?.- lo observé con decisión. Las cartas estaban jugadas, en el que sería la última etapa de mi infiltración.
Kuzu
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
El capitán me pregunto si yo iba a ir sola al norte y le conteste con tranquilidad – claro el norte es mi hogar, tenía que volver en algún momento- tenía planeado volver, pero no a pie pensaba en regresar volando tal y como había venido hasta acá.
Le ponía mucha atención al capitán pero estaban bastante tenso al igual que toda la tripulación, hasta ataron al chico pelirrojo a las amarras del barco, tenía algo de miedo de que también les incomodara mi presencia, pero teniendo al capitán cerca me sentí calmada el me miro y sonriéndome de oreja a oreja - Creo que es un buen momento para la música Aisling, por qué no nos deleitas.-
Le devolví la sonrisa, por un momento había olvidado la música, así que saque mi flauta y estaba cerca de empezar a cantar una canción que había escrito mi madre acerca del mar, cuando otro chico de cabellos castaños se acercó al capitán y se presentó como kamui kazuryu, un nombre muy curioso a mi parecer, le preste atención a lo que le decía al capitán aun con sus seguras palabras, parecía de confianza, pero había algo en sus ojos dorados que no me gustaba para nada, no podía decir que era pero me asustaba.
Quite mi vista de el al escuchar a la demás tripulación se veían realmente molestos al perder un segundo de su tiempo en bebidas buscando a más gente que disfrutando del banquete así que no pude evitar volver a ver mi flauta y empezar con la canción de una vez.
Comencé cantando con mi suave voz era una canción acerca del amor de una mujer bestia mitad foca y un marinero que se había enamorado de ella, la canción fue ligera mientras los marinos le iban prestando atención a mi voz y a los solos de flauta, la canción fluía como las olas al igual que una que otra sonrisa de los otros marino.
Le ponía mucha atención al capitán pero estaban bastante tenso al igual que toda la tripulación, hasta ataron al chico pelirrojo a las amarras del barco, tenía algo de miedo de que también les incomodara mi presencia, pero teniendo al capitán cerca me sentí calmada el me miro y sonriéndome de oreja a oreja - Creo que es un buen momento para la música Aisling, por qué no nos deleitas.-
Le devolví la sonrisa, por un momento había olvidado la música, así que saque mi flauta y estaba cerca de empezar a cantar una canción que había escrito mi madre acerca del mar, cuando otro chico de cabellos castaños se acercó al capitán y se presentó como kamui kazuryu, un nombre muy curioso a mi parecer, le preste atención a lo que le decía al capitán aun con sus seguras palabras, parecía de confianza, pero había algo en sus ojos dorados que no me gustaba para nada, no podía decir que era pero me asustaba.
Quite mi vista de el al escuchar a la demás tripulación se veían realmente molestos al perder un segundo de su tiempo en bebidas buscando a más gente que disfrutando del banquete así que no pude evitar volver a ver mi flauta y empezar con la canción de una vez.
Comencé cantando con mi suave voz era una canción acerca del amor de una mujer bestia mitad foca y un marinero que se había enamorado de ella, la canción fue ligera mientras los marinos le iban prestando atención a mi voz y a los solos de flauta, la canción fluía como las olas al igual que una que otra sonrisa de los otros marino.
- la cancion de Aisling:
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Aisling
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Los piratas que había cerca el fuego bebiendo una vez se creían a salvo de personas ajenas a la compañía, captaban que el capitán tenía un interés fuera de lo común en la pequeña niña de la que se habían ido acordado poco a poco, mas antes de que empezaran a remugar y a cuestionar las deplorables aficiones del capitán, la niña decía ser una habitante del norte, una mujer... ¿Niña dragón? Parecía encantada con las buenas maneras de Trafalgar hacia ella, por lo que los piratas también empezaron a incitarla para que tocara, aunque más bien la música les daba igual mientras hubiera grog, captaron que debían tener contenta a la pequeña si no querían un capitán enfadado prendiéndoles por la nieve.
Aunque tal y como le advirtió la bruja de pelo rosa anteriormente, la magia no era para quienes no supieran usarla. Mas por ventura o desventura, ese anillo le había traído a su barco de vuelta con toda la tripulación de una pieza, por lo que a vista del capitán, que un muchacho pelirrojo y poco hablador se plantara también ahí no podía suponer un daño colateral suficiente como para que no lo volviera a intentar en un futuro, aunque no parecía que todo fuera a salir según los planes del risueño Teatch, que observaba como ahora sus cada vez más ebrios marineros se habían hecho a la idea de que tendrían un músico al que explotar durante todo el viaje, y ahora instaban a la pequeña Aisling a que cantara alguna canción de mar, cuando tuvieron el privilegio de recibir a un nuevo invitado bastante directo. - Hola, soy Kamui Kuzuryu.- Dijo el chico a sus espaldas, un joven de constitución normal aunque bastante bien armado y aparecido de la nada.
Los piratas se quejarían por la nueva aparición y la pasividad del capitán, que estaría dispuesto a escucharle al ver que a sus espaldas se encontraban Luna y Elías, los cuales hacía un buen rato que no veía cerca el fuego. Aquello tranquilizaría a Trafalgar que observaría al tal Kamui con la ceja arqueada y cierto aire de prepotencia.- Por lo que si me lo permite, los acompañaré hasta que pueda raptarla de vuelta o ella ya no tenga razones para estar con usted. En cuanto a mí, puedo defenderme muy bien y ayudar en lo que deba ayudar, pero dejo en claro que mi prioridad es ella. ¿Trato? - Finalizó el chico esperando una respuesta del capitán.
Había presupuesto bastante bien que no iban a atacarle abiertamente, y haciendo honor a su fama de magnánimo, se puso en manos de su labia para acabar de ganarse a la tripulación esa noche, sin importar demasiado en su discurso lo que el muchacho planteaba.- Aquí todos somos hombres y mujeres libres... - Dijo primeramente Trafalgar mirando a su interlocutor por encima del hombro.- De hecho tu... Mujer, puede irse ahora mismo si gusta. - Dijo mirando en ese instante a Luna incitándola a que expresara su voluntad, aunque siguió hablando.- Mas te aseguro que nadie se irá de aquí si no lo desea. - Dijo algo amenazante acariciando la empuñadura de una de las espadas que le colgaban de los costados del cinto, dando a entender que no se iba a dejar intimidar.
Ciertamente eran pocos hombres para el barco en el que navegaban y nunca estaban de más un par de espadas y manos fuertes. Aquello sería uno de los motivos por los que el capitán pronto dejó atrás su actitud con el recién llegado, cambiando de forma palpable el tono.- Podríamos llegar a un acuerdo... - Empezó a decir dándole la espalda para acercarse de nuevo a Aisling.- Aquí todos somos amigos, bebe y festeja esta noche con nosotros. - Dijo entonces, creyendo que había desviado lo suficiente la atención de su tan agresiva como ebria tripulación.- Si nadie ve inconveniente, mañana quizá puedes embarcarte con nosotros en busca de riquezas, aunque antes creo que todos deseamos escuchar la música de la señorita Aisling. - Finalizó, dejando atrás cualquier hostilidad que pudiera haber mostrado en un principio, no le parecía que Luna estuviera a disgusto con su compañía, y antes que se diera cuenta la niña dragón estaba interpretando con su canto y su flauta una vieja canción de marineros, a la que algunos hombres se unían en el estribillo o se conformaban con introducir un "Yo" o un "Hó"
Alrededor de la cada vez más débil fogata, los piratas cantaban entre risotadas al son de la melodía de la pequeña. Habían formado un círculo alrededor de la niña en el que de vez en cuando uno de los piratas que había bebiendo alrededor se unía bailando como sabían en su respectivo pueblo natal, haciendo acrobacias e incluso malabares con todo tipo de herramientas afiladas. Tras escuchar lo que tuvieran que decir tras sus palabras, el capitán se unió al festejo al igual que todos, incluso Henry cantaba ahora sentado al lado de la pequeña haciendo percusión con un trozo de barril que se había salvado de la fogata. La noche había llegado, aquello era en realidad una reunión feliz y nadie tenía ganas de luchar, había sido sin duda un día muy largo que los piratas no dejarían terminar con facilidad.
Off: Bueno, yo creo que un post más cada uno y a dormir al barco para estar descansados en la quest P.d.: Si Luna "está a disgusto con su compañía" edito (?), aunque no creo xD.
Aunque tal y como le advirtió la bruja de pelo rosa anteriormente, la magia no era para quienes no supieran usarla. Mas por ventura o desventura, ese anillo le había traído a su barco de vuelta con toda la tripulación de una pieza, por lo que a vista del capitán, que un muchacho pelirrojo y poco hablador se plantara también ahí no podía suponer un daño colateral suficiente como para que no lo volviera a intentar en un futuro, aunque no parecía que todo fuera a salir según los planes del risueño Teatch, que observaba como ahora sus cada vez más ebrios marineros se habían hecho a la idea de que tendrían un músico al que explotar durante todo el viaje, y ahora instaban a la pequeña Aisling a que cantara alguna canción de mar, cuando tuvieron el privilegio de recibir a un nuevo invitado bastante directo. - Hola, soy Kamui Kuzuryu.- Dijo el chico a sus espaldas, un joven de constitución normal aunque bastante bien armado y aparecido de la nada.
Los piratas se quejarían por la nueva aparición y la pasividad del capitán, que estaría dispuesto a escucharle al ver que a sus espaldas se encontraban Luna y Elías, los cuales hacía un buen rato que no veía cerca el fuego. Aquello tranquilizaría a Trafalgar que observaría al tal Kamui con la ceja arqueada y cierto aire de prepotencia.- Por lo que si me lo permite, los acompañaré hasta que pueda raptarla de vuelta o ella ya no tenga razones para estar con usted. En cuanto a mí, puedo defenderme muy bien y ayudar en lo que deba ayudar, pero dejo en claro que mi prioridad es ella. ¿Trato? - Finalizó el chico esperando una respuesta del capitán.
Había presupuesto bastante bien que no iban a atacarle abiertamente, y haciendo honor a su fama de magnánimo, se puso en manos de su labia para acabar de ganarse a la tripulación esa noche, sin importar demasiado en su discurso lo que el muchacho planteaba.- Aquí todos somos hombres y mujeres libres... - Dijo primeramente Trafalgar mirando a su interlocutor por encima del hombro.- De hecho tu... Mujer, puede irse ahora mismo si gusta. - Dijo mirando en ese instante a Luna incitándola a que expresara su voluntad, aunque siguió hablando.- Mas te aseguro que nadie se irá de aquí si no lo desea. - Dijo algo amenazante acariciando la empuñadura de una de las espadas que le colgaban de los costados del cinto, dando a entender que no se iba a dejar intimidar.
Ciertamente eran pocos hombres para el barco en el que navegaban y nunca estaban de más un par de espadas y manos fuertes. Aquello sería uno de los motivos por los que el capitán pronto dejó atrás su actitud con el recién llegado, cambiando de forma palpable el tono.- Podríamos llegar a un acuerdo... - Empezó a decir dándole la espalda para acercarse de nuevo a Aisling.- Aquí todos somos amigos, bebe y festeja esta noche con nosotros. - Dijo entonces, creyendo que había desviado lo suficiente la atención de su tan agresiva como ebria tripulación.- Si nadie ve inconveniente, mañana quizá puedes embarcarte con nosotros en busca de riquezas, aunque antes creo que todos deseamos escuchar la música de la señorita Aisling. - Finalizó, dejando atrás cualquier hostilidad que pudiera haber mostrado en un principio, no le parecía que Luna estuviera a disgusto con su compañía, y antes que se diera cuenta la niña dragón estaba interpretando con su canto y su flauta una vieja canción de marineros, a la que algunos hombres se unían en el estribillo o se conformaban con introducir un "Yo" o un "Hó"
Alrededor de la cada vez más débil fogata, los piratas cantaban entre risotadas al son de la melodía de la pequeña. Habían formado un círculo alrededor de la niña en el que de vez en cuando uno de los piratas que había bebiendo alrededor se unía bailando como sabían en su respectivo pueblo natal, haciendo acrobacias e incluso malabares con todo tipo de herramientas afiladas. Tras escuchar lo que tuvieran que decir tras sus palabras, el capitán se unió al festejo al igual que todos, incluso Henry cantaba ahora sentado al lado de la pequeña haciendo percusión con un trozo de barril que se había salvado de la fogata. La noche había llegado, aquello era en realidad una reunión feliz y nadie tenía ganas de luchar, había sido sin duda un día muy largo que los piratas no dejarían terminar con facilidad.
Off: Bueno, yo creo que un post más cada uno y a dormir al barco para estar descansados en la quest P.d.: Si Luna "está a disgusto con su compañía" edito (?), aunque no creo xD.
Trafalgar
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
No esperaba que Kamu hiciera algo al respecto cuando llamé al capitán, por lo que giré mi cabeza en signo de pregunta al sentir su mano sobre mi hombro. “¿Desde cuándo era tan alto?” me preguntaba medio ida mientras le vi dirigirse hacia Trafalgar. Intercambié miradas con el pirata de piel oscura y le secundé pensando en que se había vuelto un hombre maduro y muy valiente “o muy tonto” sentencié para mi cuando vi como se refería a mi persona.
Se hizo un breve silencio, supuse que todos estaban esperando la autorización, una leve señal con un dedo, una mano o algo menos sutil como “llevadle a la selva y que no regrese”. Un sudor frío bajó por mi espalda y escuché claramente la canción de una sirena. Era un mal presagio, un mal presagio, no dejaba de repetirme negando con la cabeza y tomándomela con las manos. Estaba cansada y no tenía fuerzas para pelear, entonces, levanté mi mirada y me di cuenta que el sonido de la música venía de una pequeña. La observé fijamente, sin parpadear, deteniéndome en cada detalle de ella para cerciorarme de que se trataba de alguien real. La voz del capitán me sacó de mi ensimismamiento.
Negué con la cabeza el ofrecimiento de Trafalgar cuando con tacto –mucho más de lo que jamás hubiera esperado de alguien de una raza tan poco desarrollada y menos para su profesión- me ofreció retirarme. Sellé mis labios, aún sentía que el aire estaba tenso como para agregar algo más y creí sabio mantenerme en mi lugar, como estaqueada sobre la arena. Al final Kuzu tuvo un fin distinto que la de ese joven Storm que había terminado atado. Pensé en ignorar a Kuu, después de todo, se había tomado muchas atribuciones y se lo merecía, más no podía irme al lado del capitán, mi mentira sería expuesta flagrantemente, además de que él parecía tener ojos solo para la pequeña artista. Por otro lado, estaba la elfa Neriah no muy lejos. Quizás podría acercarme a ella a intercambiar algunas palabras, pero antes, tomé a mi gran humano del codo y le jalé hacia abajo.
¿Qué demonios estás haciendo aquí Kamui Kuzuryu? Y más te vale que me digas la verdad o ya te irás despidiendo de tu trasero seco le pregunté entre susurros mirando fieramente a su rostro. No tenía la esperanza de que me dijera la verdad, eso saldría a la luz más adelante –probablemente- quería con eso demostrarle lo que estaba sintiendo por su llegada. Sentí que mi ojo derecho se cerraba y abría sin mi consentimiento, por lo que intenté relajarme, me enderecé y caminé la mitad del recorrido hacia la elfa. Si él no me decía nada seguiría y ¡por los dioses que no se atreviera a acercarse a mí!
Se hizo un breve silencio, supuse que todos estaban esperando la autorización, una leve señal con un dedo, una mano o algo menos sutil como “llevadle a la selva y que no regrese”. Un sudor frío bajó por mi espalda y escuché claramente la canción de una sirena. Era un mal presagio, un mal presagio, no dejaba de repetirme negando con la cabeza y tomándomela con las manos. Estaba cansada y no tenía fuerzas para pelear, entonces, levanté mi mirada y me di cuenta que el sonido de la música venía de una pequeña. La observé fijamente, sin parpadear, deteniéndome en cada detalle de ella para cerciorarme de que se trataba de alguien real. La voz del capitán me sacó de mi ensimismamiento.
Negué con la cabeza el ofrecimiento de Trafalgar cuando con tacto –mucho más de lo que jamás hubiera esperado de alguien de una raza tan poco desarrollada y menos para su profesión- me ofreció retirarme. Sellé mis labios, aún sentía que el aire estaba tenso como para agregar algo más y creí sabio mantenerme en mi lugar, como estaqueada sobre la arena. Al final Kuzu tuvo un fin distinto que la de ese joven Storm que había terminado atado. Pensé en ignorar a Kuu, después de todo, se había tomado muchas atribuciones y se lo merecía, más no podía irme al lado del capitán, mi mentira sería expuesta flagrantemente, además de que él parecía tener ojos solo para la pequeña artista. Por otro lado, estaba la elfa Neriah no muy lejos. Quizás podría acercarme a ella a intercambiar algunas palabras, pero antes, tomé a mi gran humano del codo y le jalé hacia abajo.
¿Qué demonios estás haciendo aquí Kamui Kuzuryu? Y más te vale que me digas la verdad o ya te irás despidiendo de tu trasero seco le pregunté entre susurros mirando fieramente a su rostro. No tenía la esperanza de que me dijera la verdad, eso saldría a la luz más adelante –probablemente- quería con eso demostrarle lo que estaba sintiendo por su llegada. Sentí que mi ojo derecho se cerraba y abría sin mi consentimiento, por lo que intenté relajarme, me enderecé y caminé la mitad del recorrido hacia la elfa. Si él no me decía nada seguiría y ¡por los dioses que no se atreviera a acercarse a mí!
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
No me gustó demasiado la actitud del nuevo y no solo por la amenaza velada de sus palabras, sino por la forma en la que se dirigió a Luna. Sabía que por lo general los machos tendían a tratar a las damas como si fueran de su propiedad, pero Luna no parecía una damisela en apuros que necesitase vigilancia y supervisión constante. Tal vez fuese el tono que usó, pero no me pareció bien cómo hablaba de ella, ni el hecho de que pensase "raptarla de vuelta". El capitán me sorprendió gratamente al ponerse del lado de Luna y cortarle las alas a la sugerencia del rapto. Aunque bueno, era comprensible, al fin y al cabo eran piratas, y si hay algo que un pirata valora es la libertad.
Le lancé a ella una mirada significativa, y cuando vi que se acercaba a mí, me arrimé a su lado y le dije en un susurro. -No sé cuál es la situación con él y no pienso meterme en donde no me llaman, pero si necesitas una aliada para seguir tu camino, me tienes aquí. -Con estas palabras quería darle a entender, que para mí la libre elección pesaba mas que el matrimonio y que si me pedía una mano se la tendería gustosa. Pero tendría que pedirla, pues no me gustaba entrometerme en asuntos ajenos sin el consentimiento de los implicados, porque las personas externas podían malinterpretar las situaciones y hacer más mal que bien.
La niña que había salido del mar empezó a cantar y me maravilló su voz. Aunque aún conservaba los tonos propios de la infancia, era un voz dulce, a pesar del tono melancólico que me inspiraba la canción. Aunque pronto se unieron los piratas y la melodía fue adquiriendo un tono más animado conforme pasaba el tiempo. Algunos hombres habían incluso añadido sus propios instrumentos, unos más improvisados que otros. Phil estaba haciendo malabarismos con los cuchillos de la cocina y y o me mantuve a una distancia prudencial, no se le fuera a escapar alguno. Todos cantaban con alegría, si algo había que reconocerle a los piratas, es que sabían hacer una fiesta. Hasta yo me animé con algunos versos. Me había criado entre cazadores, hombres en su mayoría, y había pasado demasiado tiempo en la taberna de Ruth en Lunargenta. Por lo que me sabía algunas de las canciones que cantaban, además, ese tipo de canciones tenían unas melodías bastante parecidas cuyas estrofas podían pasarse de una canción a otra sin que desentonasen mucho. Aunque me callé las más soeces, como la canción del Puerco-espín, o la de "El cayado del brujo tiene un nudo en la punta", al fin y al cabo seguía habiendo una niña delante y yo seguía siendo una señorita, o algo así...
Le lancé a ella una mirada significativa, y cuando vi que se acercaba a mí, me arrimé a su lado y le dije en un susurro. -No sé cuál es la situación con él y no pienso meterme en donde no me llaman, pero si necesitas una aliada para seguir tu camino, me tienes aquí. -Con estas palabras quería darle a entender, que para mí la libre elección pesaba mas que el matrimonio y que si me pedía una mano se la tendería gustosa. Pero tendría que pedirla, pues no me gustaba entrometerme en asuntos ajenos sin el consentimiento de los implicados, porque las personas externas podían malinterpretar las situaciones y hacer más mal que bien.
La niña que había salido del mar empezó a cantar y me maravilló su voz. Aunque aún conservaba los tonos propios de la infancia, era un voz dulce, a pesar del tono melancólico que me inspiraba la canción. Aunque pronto se unieron los piratas y la melodía fue adquiriendo un tono más animado conforme pasaba el tiempo. Algunos hombres habían incluso añadido sus propios instrumentos, unos más improvisados que otros. Phil estaba haciendo malabarismos con los cuchillos de la cocina y y o me mantuve a una distancia prudencial, no se le fuera a escapar alguno. Todos cantaban con alegría, si algo había que reconocerle a los piratas, es que sabían hacer una fiesta. Hasta yo me animé con algunos versos. Me había criado entre cazadores, hombres en su mayoría, y había pasado demasiado tiempo en la taberna de Ruth en Lunargenta. Por lo que me sabía algunas de las canciones que cantaban, además, ese tipo de canciones tenían unas melodías bastante parecidas cuyas estrofas podían pasarse de una canción a otra sin que desentonasen mucho. Aunque me callé las más soeces, como la canción del Puerco-espín, o la de "El cayado del brujo tiene un nudo en la punta", al fin y al cabo seguía habiendo una niña delante y yo seguía siendo una señorita, o algo así...
♫♪
-Y aquí acaba la historia
de este pez, el rodaballo.
Que por no haber aceite
hubo que comerlo asado...
♫♪
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Que por no haber aceite
hubo que comerlo asado...
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Neriah
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Re: El banquete de Cala Murciélago [Libre 4/6] [Pre-Quest] [Noche] [CERRADO]
Sin duda la infiltración había sido todo un éxito. La presencia de Luka había facilitado infinitamente las cosas, aunque del mismo modo sabía que las complicaba con ella. No me agradaba verla envuelta en mis asuntos, ni que viera ese lado de mí, por lo que tendría que ser muy cauteloso y natural con mis movimientos frente a ella. En cuanto al capitán, era un hombre pirata, y eso es todo lo que necesitaba saber de él. Saber que yo era el esposo de Luka complicaría cualquier intento de deshacerse de mí frente a ella, y la prueba era que yo no estaba amarrado a un barco como aquél otro inepto, pero al mismo tiempo de seguro prendía en él esa llama de competitividad y magnificencia; era el rey de su territorio, y Luka era lo suficientemente atractiva para querer quedarse con ella o violársela, luego de asesinarme, claro.
Lo observé con atención una vez que comenzó con su discurso barato. “Hombres y mujeres libres… ¿he de suponer que ninguno está acá bajo amenaza?” no estaba muy seguro de aquello, hasta que Luka negó con la cabeza el ofrecimiento de marcharse. “¿Qué demonios pretendía esta mujer? De haberlo deseado nos marchábamos ahora mismo." su actitud me intrigaba. Volví mi mirada a Trafalgar, quién ahora se atrevía a tratar de imponer respeto entre todos. “Pff… como si me dieran miedo.” pensé mientras ponía su mano sobre uno de sus sables, ante lo cual sonreí hipócritamente y acaricié la empuñadura de mi única espada, tratando de hacerle ver que no me intimidaba.
- Podríamos llegar a un acuerdo...- sus palabras eran lo suficientemente dignas de un negociante, más no de un pirata, salvo quizás de uno a punto de saltar la plancha luego de un motín. Al menos se había dignado a darme la espalda mientras decía tamaña incoherencia, algo de su profesión llevaba en la sangre, de lo contrario lo hubiera calificado como un pirata de cartón y hubiera demandado cualquier tesoro escondido que tuviese en este refugio de malas pulgas, así como todas sus reservas de ron. Aún no podía creer que se tragara tan fácilmente mis palabras, siendo que no había acuerdo al que llegar: yo me quedaría con la recompensa por su cabeza, con Luka y nada me impediría embarcarme en su navío. Era algo que no necesitaba decirme, pero que parecía haber sido dicho para que a nadie de su tripulación se le ocurriera hacer algo “gracioso” y para protegerlos de su propia estupidez. “Hablen ahora o callen para siempre en el fondo del mar, ratas miserables.”
Tal parece que había interrumpido el inicio de la performance de la chiquilla, y sentía como me había hecho enemigo de todos y todas por eso, sobretodo de los más ebrios, pero no me importaba, pronto habría suficiente tiempo para tratar de ponerlos de mi lado. La presencia de ella era el mayor de los misterios, y estaba dispuesto a averiguarlo. “¿Será la hija del capitán?” no podía descartar la opción, pero la presente estaba demasiado bien… ¿arreglada?, y no dejaba de imaginármela con trenzas, barba y pinta de vagabunda como requisito. “Quizás sea adoptada… en fin, luego lo averiguaré.” concluí.
Quería alejarme de aquél lugar antes de que la chica comenzara su show, encontrar un poco de paz para planificar mi siguiente movimiento, dormir un poco, pero hubiera sido extremadamente sospechoso, y quizás peligroso. Antes de poder mover un músculo siquiera, la “dulce” voz y el firme agarre de mi bruja favorita me detuvo en seco. - ¿Qué demonios estás haciendo aquí Kamui Kuzuryu? Y más te vale que me digas la verdad o ya te irás despidiendo de tu trasero seco.- susurró la princesa pelirosa. A decir verdad, yo me preguntaba lo mismo y lo inverso, por lo que no tardé en contraatacar con la misma pregunta. - Esas son mis líneas. ¿Qué demonios estás haciendo aquí Luna Kaliope? ¿Acaso olvidas quién abandonó a quién en Lunargenta?- fruncí el ceño, y luego de una silenciosa batalla de miradas, Luka se retiró donde la elfa.
“¿Con que una Elfa, eh?” no esperaba ver tantas mujeres en un lugar como este, reunidas por un sujeto como este. “Eres un maldito mujeriego, trafalgar, y eso será tu mayor perdición” sonreí maliciosamente, hasta que uno de los subordinados se acercó a mí, botella en mano. Era joven, demasiado quizás, de apariencia fina gracias a sus facciones y cabello rubio. Su cuerpo era de contextura delgada y llevaba una armadura ligera de escamas. No parecía haber matado una mosca en su vida. - ¡Hola! ¿Quieres grog?.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja el desconocido. “¿Grog? ¿Qué rayos es eso?” observé con desconfianza la botella, y luego al grumete de agua dulce, quién aguardaba expectante mi respuesta. - Es una broma, ¿no?- dije con la mayor de las seriedades posibles.
- Soy Timmy “El Timido”.- y vaya que lo era, se había acercado amigablemente y de la nada al sujeto más peligroso que había aparecido hasta el momento, mientras que el resto de sus compañeros solo querían empalarme. De pronto caminó hacia mí y se acercó a mi oído disimuladamente. - Me gusta tu actitud. Tú y yó nos llevaremos muy bien.- susurró. Su tono había cambiado radicalmente, a uno que conocía a la perfección: el de un bastardo hipócrita. Por otra parte, hoy parecía el día de los susurros. El muchacho continuó su rumbo, y ya que se había tomado la molestia me digné a probar su famoso grog.
- Puaj… ¡dulce!.- dije escupiendo el trago, causando carcajadas en algunos oficiales. “¿Qué clase de herejía y atentado contra el ron es este? ¡Esto es un trago de nenas!” dije para mis adentros mientras apretaba mi puño y aguantaba las lágrimas. Esta sería una noche de abstinencia.
Off-rol: Si, ya se que es mujer xD Capitán, permiso para usar a Keira Knightley como un vil pnj ò.ó
Off-rol bis: Lo siento si en algunas partes soy muy grosero. Kuzu ES grosero xD No es nada personal ^^
Off-rol^3: En realidad el grog es de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] xP (click en lo rojo)
Lo observé con atención una vez que comenzó con su discurso barato. “Hombres y mujeres libres… ¿he de suponer que ninguno está acá bajo amenaza?” no estaba muy seguro de aquello, hasta que Luka negó con la cabeza el ofrecimiento de marcharse. “¿Qué demonios pretendía esta mujer? De haberlo deseado nos marchábamos ahora mismo." su actitud me intrigaba. Volví mi mirada a Trafalgar, quién ahora se atrevía a tratar de imponer respeto entre todos. “Pff… como si me dieran miedo.” pensé mientras ponía su mano sobre uno de sus sables, ante lo cual sonreí hipócritamente y acaricié la empuñadura de mi única espada, tratando de hacerle ver que no me intimidaba.
- Podríamos llegar a un acuerdo...- sus palabras eran lo suficientemente dignas de un negociante, más no de un pirata, salvo quizás de uno a punto de saltar la plancha luego de un motín. Al menos se había dignado a darme la espalda mientras decía tamaña incoherencia, algo de su profesión llevaba en la sangre, de lo contrario lo hubiera calificado como un pirata de cartón y hubiera demandado cualquier tesoro escondido que tuviese en este refugio de malas pulgas, así como todas sus reservas de ron. Aún no podía creer que se tragara tan fácilmente mis palabras, siendo que no había acuerdo al que llegar: yo me quedaría con la recompensa por su cabeza, con Luka y nada me impediría embarcarme en su navío. Era algo que no necesitaba decirme, pero que parecía haber sido dicho para que a nadie de su tripulación se le ocurriera hacer algo “gracioso” y para protegerlos de su propia estupidez. “Hablen ahora o callen para siempre en el fondo del mar, ratas miserables.”
Tal parece que había interrumpido el inicio de la performance de la chiquilla, y sentía como me había hecho enemigo de todos y todas por eso, sobretodo de los más ebrios, pero no me importaba, pronto habría suficiente tiempo para tratar de ponerlos de mi lado. La presencia de ella era el mayor de los misterios, y estaba dispuesto a averiguarlo. “¿Será la hija del capitán?” no podía descartar la opción, pero la presente estaba demasiado bien… ¿arreglada?, y no dejaba de imaginármela con trenzas, barba y pinta de vagabunda como requisito. “Quizás sea adoptada… en fin, luego lo averiguaré.” concluí.
Quería alejarme de aquél lugar antes de que la chica comenzara su show, encontrar un poco de paz para planificar mi siguiente movimiento, dormir un poco, pero hubiera sido extremadamente sospechoso, y quizás peligroso. Antes de poder mover un músculo siquiera, la “dulce” voz y el firme agarre de mi bruja favorita me detuvo en seco. - ¿Qué demonios estás haciendo aquí Kamui Kuzuryu? Y más te vale que me digas la verdad o ya te irás despidiendo de tu trasero seco.- susurró la princesa pelirosa. A decir verdad, yo me preguntaba lo mismo y lo inverso, por lo que no tardé en contraatacar con la misma pregunta. - Esas son mis líneas. ¿Qué demonios estás haciendo aquí Luna Kaliope? ¿Acaso olvidas quién abandonó a quién en Lunargenta?- fruncí el ceño, y luego de una silenciosa batalla de miradas, Luka se retiró donde la elfa.
“¿Con que una Elfa, eh?” no esperaba ver tantas mujeres en un lugar como este, reunidas por un sujeto como este. “Eres un maldito mujeriego, trafalgar, y eso será tu mayor perdición” sonreí maliciosamente, hasta que uno de los subordinados se acercó a mí, botella en mano. Era joven, demasiado quizás, de apariencia fina gracias a sus facciones y cabello rubio. Su cuerpo era de contextura delgada y llevaba una armadura ligera de escamas. No parecía haber matado una mosca en su vida. - ¡Hola! ¿Quieres grog?.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja el desconocido. “¿Grog? ¿Qué rayos es eso?” observé con desconfianza la botella, y luego al grumete de agua dulce, quién aguardaba expectante mi respuesta. - Es una broma, ¿no?- dije con la mayor de las seriedades posibles.
- Soy Timmy “El Timido”.- y vaya que lo era, se había acercado amigablemente y de la nada al sujeto más peligroso que había aparecido hasta el momento, mientras que el resto de sus compañeros solo querían empalarme. De pronto caminó hacia mí y se acercó a mi oído disimuladamente. - Me gusta tu actitud. Tú y yó nos llevaremos muy bien.- susurró. Su tono había cambiado radicalmente, a uno que conocía a la perfección: el de un bastardo hipócrita. Por otra parte, hoy parecía el día de los susurros. El muchacho continuó su rumbo, y ya que se había tomado la molestia me digné a probar su famoso grog.
- Puaj… ¡dulce!.- dije escupiendo el trago, causando carcajadas en algunos oficiales. “¿Qué clase de herejía y atentado contra el ron es este? ¡Esto es un trago de nenas!” dije para mis adentros mientras apretaba mi puño y aguantaba las lágrimas. Esta sería una noche de abstinencia.
- Timmy "El Timido":
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Off-rol: Si, ya se que es mujer xD Capitán, permiso para usar a Keira Knightley como un vil pnj ò.ó
Off-rol bis: Lo siento si en algunas partes soy muy grosero. Kuzu ES grosero xD No es nada personal ^^
Off-rol^3: En realidad el grog es de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] xP (click en lo rojo)
Kuzu
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