[Evento] Muñecos de nieve
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[Evento] Muñecos de nieve
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El silencio solía ser el protagonista en las ruinas del Poblado Abandonado. Tan solo el danzante silbido del gélido viento solía recorrer sus paredes. Pero aquella era una tarde diferente, pues aquel que se pasease entre los montones de piedra que antaño eran majestuosas construcciones escucharía un sonido en la distancia, uno que parecía acercarse; fuertes pisadas que hacían temblar la nieve normalmente tranquila en el congelado suelo.
De repente, un hada del tamaño de un meñique pasaría revoloteando como una flecha justo al lado de la cabeza del intruso que cruzaba aquellas tierras. El hada se giraría al darse cuenta y volvería como el rayo hasta colocarse justo delante de la enorme nariz del desconocido. - ¡Tu! ¡Tu tu tu tu! - gritaría con voz nerviosa, como la de un niño que había cometido una jugarreta y se sentía arrepentido. - Yo... Bueno, verás... ¡Ah! - gritaría al pasar una bola de nieve justo al lado suyo, casi rozando su diminuta ala. - Lo siento mucho, es todo culpa mía, no quería, pero... ¡No hay tiempo para esto! ¡Tienes que ayudarme! Aquí no hay una sola alma con la que jugar, así que hice un par de muñecos de nieve pero... Bueno... Se han salido un poco de control y están invadiendo el poblado... - Volvió a revolotear y estiró su brazo en la dirección en la que vino. - Más adelante están los muñecos de nieve, pero solo uno es importante; el líder, el primero al que creé con mi magia... Si lo derrotas y le sacas el corazón de hielo todos los muñecos desaparecerán. ¡Vamos! ¡Date prisa! -
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Para participar deberás:
♠ Realizar un post de 30 líneas como mínimo.
♣ Llegar hasta el líder de los muñecos de nieve y derrotarlo arrancándole el corazón. Ten en cuenta que los muñecos tienen el tamaño de un hombre adulto y son bastante agresivos.
♦ Explicar cómo y por qué te encuentras en el Poblado Abandonado.
♥ Elegir un conflicto y desarrollarlo: a) Los muñecos de nieve, al ser destruidos, se regeneran casi al instante. b) Los muñecos de nieve lanzan bolas de nieve por la boca. c) El líder de los muñecos de nieve mide 5 metros de altura.
♪ Sólo un personaje puede participar a la vez. Una vez un personaje postee y cumpla con los requisitos, este Tema será cerrado.
Proviene del Evento [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Othel
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Re: [Evento] Muñecos de nieve
Off: Toc toc, espero que valga un rol conjunto. Todas las acciones fueron acordadas previamente y queremos que si nos aceptan, que la recompensa sea dividida entre ambos
Me molesta que camines tan pegado a mí Kamu, ¿podrías hacer que tus dientes dejen de castañear? le pregunté deteniéndome un momento para verle a los ojos, pero eso no resultó en nada bueno ya que cada vez que los veía sentía que mis interiores se derretían en esa miel líquida que les daba color y textura. Bajé mi mirada, pero tampoco resultó adecuado. Ahora tenía sus labios frente a mis ojos y de pronto estaba en puntitas de pie intentando alcanzarlos para robar lo último de su calor.
Estábamos en las tierras del hielo por un mandado especial que le habían hecho a Kuzu. De hecho, nos encontrábamos en las tierras del Este en un pequeño viaje para reencontrarnos cuando un mensajero muy poco simpático nos alcanzó en un momento bastante privado –intentaba robarle un beso al muy desgraciado- y así, como llegó se fue con una respuesta afirmativa por parte de mi acompañante de que aceptaba. ¿Qué aceptaba?. Nunca me lo dijo. Pretendió dejarme en una villa de cuatro o cinco casas, pero me pegué a él de tal forma que parecíamos siameses. No le permitiría volver a hacer cosas malas.
…Y así llegamos a las tierras del Norte, probablemente por mi culpa no teníamos ropa de abrigo, pero no me importaba. Me hice la recia y seguía adelante hacia un punto desconocido e inexistente. Estábamos en ese trance hipnótico previo al beso, nuestros ojos clavados en nuestros labios, como hacía días, tal vez semanas que no lo hacíamos cuando una mosca super desarrollada pasó zumbando a un costado de nosotros.
Con el silencio aberrante que nos rodeaba en ese pueblo abandonado, era imposible ignorar el movimiento de sus alas, sobre todo cuando se volvió sobre su vuelo para interponerse entre Kuu y yo. Rompiendo cualquier intento de romanticismo en el ambiente. Suspiré. Estar con Kamui siempre tenía ese efecto en el que tenías que dejar cosas a medio hacer para pasar a la acción y tenías dos opciones o te cabreabas y te descabreabas o eras directa y hacías lo que querías. En ese momento no tomé ninguna, simplemente miré con fijación lo que parecía un hada –o al menos eso pensé-
Intercambiamos miradas ha-d-a le gesticulé con la boca para que sacara esa expresión tan… de póker. Ya que parecía ser un ser inteligente, si Kamu seguía así creería que se trataba de una especie subdesarrollada de humano. Por bien o por mal, se dirigió solamente a mi acompañante, quién se mantenía parado como si estuviera hecho de almidón. Yo podía dar el lujo de relajarme y hacerle caras –que no me eran respondidas, claro- detuve mis tonterías cuando escuché lo de “muñecos de nieve”. Debías estar muy aburrida dije con ironía.
Kuzu me envió una mirada de hierro. Conociéndole probablemente hubiera visto la situación de alguna forma lo suficientemente torcida como para ganar algo. Torcí mi cabeza y esperé a ver qué se decían. -Kamui Kuzuriu filántropo…- di vuelta mis ojos escuchando la misma cháchara de siempre. No me había equivocado, de alguna forma había convencido al hada de proveernos de información para abrigo o refugio.
Y ahí estábamos… frente a un ejército de muñecos de nieve. Algunos con piernas, otros sin ellas. Habían unos siniestros con mirada de ángel y sonrisa macabra. Los habían con dientes afilados salidos para afuera de forma antinatural. Unos desnudos, otros con prendas de vestir. Tenían distintos tamaños y complexiones pero todos rondaban en el porte de un hombre adulto. Se encontraban en un llano; algunos como lápidas o estatuas, tan quietos que podían pasar desapercibidos en aquél manto blanco, otros vagando como si fuesen almas en pena, como si fuesen mitades que buscaban la completitud. Me daban lástima.
Lástima hasta que nos divisaron, entonces como poseídos comenzaron a venir hacia nosotros con esas caras congeladas y expresiones aterradoras… con sonrisas angelicales y ojos de odio o viceversa. Parece que esa hada tenía un sentido del gusto muy distorsionado o su magia tenía efectos colaterales importantes. Y ahí estábamos nosotros. En medio de un desierto de hielo con unos macacos virtualmente indestructibles. Nos vimos obligados a iniciar el ataque. Kuzu con su espada, yo con mi telequinesis y con el poder del aire. Levantaba barreras sólidas que les destruían o intentaba reventarlos desde el interior. Hasta traté de pegarles físicamente –cosa que resultó un fiasco- pero nada de lo que hacíamos servía.
Esos seres se regeneraban al instante ¡y lo que es peor! Algunos tenían la habilidad de contraatacar con vómito de bolas de nieve. Si bien su alcance era limitado, dolía como una bala de cañón –y no quería pensar en eso-. ¡El líder! exclamé recordando su existencia y poder al verle dar órdenes desde la retaguardia de su ejército casi invencible. Tenía ojos de botones y una bufanda anaranjada. No había dudas que era él, su presencia era demasiado obvia, aunque su cuerpo no le ayudaba mucho…
Bajo un acuerdo tácito y casi sin palabras me quedé en la retaguardia de Kuu para que el pudiera alcanzar al líder y arrancarle su corazón helado. Intentaba a duras penas mantener alejadas las bolas de nieve de él, pero no podría hacer nada ante ataques directos, y eso, desde mi posición, porque no era capaz de seguirle el paso a sus largas y poderosas piernas.
Me molesta que camines tan pegado a mí Kamu, ¿podrías hacer que tus dientes dejen de castañear? le pregunté deteniéndome un momento para verle a los ojos, pero eso no resultó en nada bueno ya que cada vez que los veía sentía que mis interiores se derretían en esa miel líquida que les daba color y textura. Bajé mi mirada, pero tampoco resultó adecuado. Ahora tenía sus labios frente a mis ojos y de pronto estaba en puntitas de pie intentando alcanzarlos para robar lo último de su calor.
Estábamos en las tierras del hielo por un mandado especial que le habían hecho a Kuzu. De hecho, nos encontrábamos en las tierras del Este en un pequeño viaje para reencontrarnos cuando un mensajero muy poco simpático nos alcanzó en un momento bastante privado –intentaba robarle un beso al muy desgraciado- y así, como llegó se fue con una respuesta afirmativa por parte de mi acompañante de que aceptaba. ¿Qué aceptaba?. Nunca me lo dijo. Pretendió dejarme en una villa de cuatro o cinco casas, pero me pegué a él de tal forma que parecíamos siameses. No le permitiría volver a hacer cosas malas.
…Y así llegamos a las tierras del Norte, probablemente por mi culpa no teníamos ropa de abrigo, pero no me importaba. Me hice la recia y seguía adelante hacia un punto desconocido e inexistente. Estábamos en ese trance hipnótico previo al beso, nuestros ojos clavados en nuestros labios, como hacía días, tal vez semanas que no lo hacíamos cuando una mosca super desarrollada pasó zumbando a un costado de nosotros.
Con el silencio aberrante que nos rodeaba en ese pueblo abandonado, era imposible ignorar el movimiento de sus alas, sobre todo cuando se volvió sobre su vuelo para interponerse entre Kuu y yo. Rompiendo cualquier intento de romanticismo en el ambiente. Suspiré. Estar con Kamui siempre tenía ese efecto en el que tenías que dejar cosas a medio hacer para pasar a la acción y tenías dos opciones o te cabreabas y te descabreabas o eras directa y hacías lo que querías. En ese momento no tomé ninguna, simplemente miré con fijación lo que parecía un hada –o al menos eso pensé-
Intercambiamos miradas ha-d-a le gesticulé con la boca para que sacara esa expresión tan… de póker. Ya que parecía ser un ser inteligente, si Kamu seguía así creería que se trataba de una especie subdesarrollada de humano. Por bien o por mal, se dirigió solamente a mi acompañante, quién se mantenía parado como si estuviera hecho de almidón. Yo podía dar el lujo de relajarme y hacerle caras –que no me eran respondidas, claro- detuve mis tonterías cuando escuché lo de “muñecos de nieve”. Debías estar muy aburrida dije con ironía.
Kuzu me envió una mirada de hierro. Conociéndole probablemente hubiera visto la situación de alguna forma lo suficientemente torcida como para ganar algo. Torcí mi cabeza y esperé a ver qué se decían. -Kamui Kuzuriu filántropo…- di vuelta mis ojos escuchando la misma cháchara de siempre. No me había equivocado, de alguna forma había convencido al hada de proveernos de información para abrigo o refugio.
Y ahí estábamos… frente a un ejército de muñecos de nieve. Algunos con piernas, otros sin ellas. Habían unos siniestros con mirada de ángel y sonrisa macabra. Los habían con dientes afilados salidos para afuera de forma antinatural. Unos desnudos, otros con prendas de vestir. Tenían distintos tamaños y complexiones pero todos rondaban en el porte de un hombre adulto. Se encontraban en un llano; algunos como lápidas o estatuas, tan quietos que podían pasar desapercibidos en aquél manto blanco, otros vagando como si fuesen almas en pena, como si fuesen mitades que buscaban la completitud. Me daban lástima.
Lástima hasta que nos divisaron, entonces como poseídos comenzaron a venir hacia nosotros con esas caras congeladas y expresiones aterradoras… con sonrisas angelicales y ojos de odio o viceversa. Parece que esa hada tenía un sentido del gusto muy distorsionado o su magia tenía efectos colaterales importantes. Y ahí estábamos nosotros. En medio de un desierto de hielo con unos macacos virtualmente indestructibles. Nos vimos obligados a iniciar el ataque. Kuzu con su espada, yo con mi telequinesis y con el poder del aire. Levantaba barreras sólidas que les destruían o intentaba reventarlos desde el interior. Hasta traté de pegarles físicamente –cosa que resultó un fiasco- pero nada de lo que hacíamos servía.
Esos seres se regeneraban al instante ¡y lo que es peor! Algunos tenían la habilidad de contraatacar con vómito de bolas de nieve. Si bien su alcance era limitado, dolía como una bala de cañón –y no quería pensar en eso-. ¡El líder! exclamé recordando su existencia y poder al verle dar órdenes desde la retaguardia de su ejército casi invencible. Tenía ojos de botones y una bufanda anaranjada. No había dudas que era él, su presencia era demasiado obvia, aunque su cuerpo no le ayudaba mucho…
Bajo un acuerdo tácito y casi sin palabras me quedé en la retaguardia de Kuu para que el pudiera alcanzar al líder y arrancarle su corazón helado. Intentaba a duras penas mantener alejadas las bolas de nieve de él, pero no podría hacer nada ante ataques directos, y eso, desde mi posición, porque no era capaz de seguirle el paso a sus largas y poderosas piernas.
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Re: [Evento] Muñecos de nieve
- ¡Gracias… y no mueras!- dije mientras trataba de alejarme lo más rápido posible de ella. Estaba consciente de que mientras yo estuviera cerca, solo sería un estorbo para ella y su magia, y probablemente terminaría muerto por sus propias manos. No pensaba hacerla cargar con ese peso, así que decidí confiar en sus habilidades y tratar de hacer lo que más pudiera con mis propias capacidades. Por otra parte, era reconfortante saber que tenía mi espalda cubierta por ella.
Necesitaba llegar al líder, y pronto. La magia de Luka no duraría mucho, así como mi propia fuerza vital que era lo único que me salvaba de la hipotermia, pero en cambio estas malditas criaturas no parecían tener fin. Sí que tenía razón esa pequeña hermosura cuando había dicho que solo el líder era importante. Ponderé lo conveniente que sería tener un muñeco de nieve infinito y las ganancias monetarias que podría sacar de eso, pero mientras esquivaba y rebanaba cuerpos congelados, una bola de nieve en la cabeza me sacó del trance y casi me aturdió.
Aún no sabía cómo podían vomitar bolas de nieve a tal velocidad. No quería pensar en el infierno que sería ser acorralado y morir sepultado en una lluvia de ellas. Aunque no solo eso era lo peligroso, más de uno había tratado de empalarme con su nariz, o rasguñarme con sus manitas. Quizás lo más estúpido era los que trataban de morderme con su boca aciruelada; tenían una agresividad tan intrínseca, que dejaban demasiado al descubierto la carencia de un intelecto más allá del instinto asesino.
“Líder… líder…” todos se veían igual de genéricos, pero sabía que detrás de todos ellos, esa bufanda naranja le daba el poder. Estaba a punto de llegar a él, cuando dos de los que parecían su “guardia real” lanzaron una bola que me golpeó en la mano y otra en la pierna, haciendo que me arrodillara instantáneamente y soltara mi espada.
- Humano estúpido. Apuesto a que fuiste enviado por aquella estúpida hada.- mencionó con enfado el pequeño y rechoncho líder. Su voz parecía salida del inframundo. ¿Qué tipo de magia oscura y prohibida manejaba la pequeña doncella, que era capaz de materializar cosas tan viles como un muñeco de nieve que habla? - Nunca volveré a jugar con ella, ¡¡nunca, nunca, nunca!! Ahora… muere.- parecía estar en una especie de trauma o negación, por lo que vi mi oportunidad. -Te equivocas, poderoso rey de la nieve. Es cierto que oímos hablar de ti gracias a ella, pero no hemos venido a convencerte de que vuelvas, creemos que ella es egoísta, por lo que he venido con una propuesta.- solté ante la mirada incrédula del muñeco, captando su curiosidad.
-Se cómo hacer que seas libre, y estoy aquí para servirte.- me puse de pie y comencé a caminar lentamente hacia él. Uno de los guardias lanzó una bola de nieve que rozó mi mejilla, pero con solo levantar la pequeña rama que supuse que era su mano, pareció tranquilizarse. Continué caminando y me arrodillé frente a él nuevamente. - Habla… o muere.- sus ojos estaban llenos de decisión, pero ya estaba todo definido.
- Sus deseos son ordenes, majestad.- hice una mueca, y acto seguido atravesé su pecho, arrancándole un cristal pulsante que lentamente comenzó a apagarse. - Maldito hu… ma… no...- alcanzó a decir antes de que se extinguiera la llama de su vida. Acto seguido todos los muñecos se desintegraron, como polvo de nieve en el viento.
- ¡Kuu!.- gritó débilmente Luka, quién se veía totalmente agotada después de la batalla. Mientras llegaba a mi lado aproveché de recoger y enfundar mi espada. - Te tardaste.- inquirió mientras agachaba los hombros. Quería disculparme, pero sentía que no era necesario, no en ese momento. Hacía frio y quería encontrar una fuente de calor pronto. Di media vuelta y divisé a lo lejos al hada, quien parecía haber recibido instantáneamente la noticia de nuestra victoria, pero al tratar de dar un paso hacia ella, una mano fría pero con un leve dejo de calor me detuvo, y luego un abrazo cálido y un beso lleno de pasión me sacaron de mi propia densidad, y felizmente me perdí en sus labios sin que nada más importase.
Necesitaba llegar al líder, y pronto. La magia de Luka no duraría mucho, así como mi propia fuerza vital que era lo único que me salvaba de la hipotermia, pero en cambio estas malditas criaturas no parecían tener fin. Sí que tenía razón esa pequeña hermosura cuando había dicho que solo el líder era importante. Ponderé lo conveniente que sería tener un muñeco de nieve infinito y las ganancias monetarias que podría sacar de eso, pero mientras esquivaba y rebanaba cuerpos congelados, una bola de nieve en la cabeza me sacó del trance y casi me aturdió.
Aún no sabía cómo podían vomitar bolas de nieve a tal velocidad. No quería pensar en el infierno que sería ser acorralado y morir sepultado en una lluvia de ellas. Aunque no solo eso era lo peligroso, más de uno había tratado de empalarme con su nariz, o rasguñarme con sus manitas. Quizás lo más estúpido era los que trataban de morderme con su boca aciruelada; tenían una agresividad tan intrínseca, que dejaban demasiado al descubierto la carencia de un intelecto más allá del instinto asesino.
“Líder… líder…” todos se veían igual de genéricos, pero sabía que detrás de todos ellos, esa bufanda naranja le daba el poder. Estaba a punto de llegar a él, cuando dos de los que parecían su “guardia real” lanzaron una bola que me golpeó en la mano y otra en la pierna, haciendo que me arrodillara instantáneamente y soltara mi espada.
- Humano estúpido. Apuesto a que fuiste enviado por aquella estúpida hada.- mencionó con enfado el pequeño y rechoncho líder. Su voz parecía salida del inframundo. ¿Qué tipo de magia oscura y prohibida manejaba la pequeña doncella, que era capaz de materializar cosas tan viles como un muñeco de nieve que habla? - Nunca volveré a jugar con ella, ¡¡nunca, nunca, nunca!! Ahora… muere.- parecía estar en una especie de trauma o negación, por lo que vi mi oportunidad. -Te equivocas, poderoso rey de la nieve. Es cierto que oímos hablar de ti gracias a ella, pero no hemos venido a convencerte de que vuelvas, creemos que ella es egoísta, por lo que he venido con una propuesta.- solté ante la mirada incrédula del muñeco, captando su curiosidad.
-Se cómo hacer que seas libre, y estoy aquí para servirte.- me puse de pie y comencé a caminar lentamente hacia él. Uno de los guardias lanzó una bola de nieve que rozó mi mejilla, pero con solo levantar la pequeña rama que supuse que era su mano, pareció tranquilizarse. Continué caminando y me arrodillé frente a él nuevamente. - Habla… o muere.- sus ojos estaban llenos de decisión, pero ya estaba todo definido.
- Sus deseos son ordenes, majestad.- hice una mueca, y acto seguido atravesé su pecho, arrancándole un cristal pulsante que lentamente comenzó a apagarse. - Maldito hu… ma… no...- alcanzó a decir antes de que se extinguiera la llama de su vida. Acto seguido todos los muñecos se desintegraron, como polvo de nieve en el viento.
- ¡Kuu!.- gritó débilmente Luka, quién se veía totalmente agotada después de la batalla. Mientras llegaba a mi lado aproveché de recoger y enfundar mi espada. - Te tardaste.- inquirió mientras agachaba los hombros. Quería disculparme, pero sentía que no era necesario, no en ese momento. Hacía frio y quería encontrar una fuente de calor pronto. Di media vuelta y divisé a lo lejos al hada, quien parecía haber recibido instantáneamente la noticia de nuestra victoria, pero al tratar de dar un paso hacia ella, una mano fría pero con un leve dejo de calor me detuvo, y luego un abrazo cálido y un beso lleno de pasión me sacaron de mi propia densidad, y felizmente me perdí en sus labios sin que nada más importase.
Última edición por Kuzu el Lun Dic 15 2014, 06:02, editado 1 vez
Kuzu
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Re: [Evento] Muñecos de nieve
He de recordaros que en las condiciones estaba claro que solo podría haber un participante a la vez, pero ya que habéis echo un buen trabajo y me ha gustado la forma en la que os implicasteis personalmente en la misión, lo dejaré pasar por esta vez. Sin embargo andaros con ojo, pues no todos los masters son igual de misericordiosos. Así pues:
Para canjearlos por premios o descubrir sus efectos mágicos deberéis de estar atentos a los puntos de canjeo que irán apareciendo en el siguiente enlace: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]. ¡Suerte!
¡Felicidades! Cada uno recibe:
- Un colgante Copo de Nieve.
- Una estrella dorada.
- Una bola de cristal navideña roja.
- Un colgante Copo de Nieve.
- Una estrella dorada.
- Una bola de cristal navideña roja.
- Spoiler:
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Othel
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