Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eltrant tomó la daga que la elfa le había facilitado y se acercó a la mujer, utilizó el peso de su cuerpo para retenerla y, aunque la vampira intentó defenderse, consiguió terminar con ella. Y con su muerte todo había acabado, la de cabellos negros respiró aliviada y caminó hacia ellos, intentando valorar sus heridas para ver si podía ayudarlos. El pequeño brujo parecía dolorido, pero no por heridas abiertas sino por los golpes que le habían dado, aunque podía apreciarse a simple vista que también le habían alcanzado en el hombro con algún arma.
Demian indicó a la joven que revisara primero a su otro compañero, que de los tres era el que más heridas había recibido. Eärwen asintió y se acercó a él, se arrodilló a su lado y examinó con detenimiento las heridas, mientras el pequeño caminaba por el pasillo para encontrar lo que habían venido a buscar, la muchacha raptada. La de cabellos negros casi había olvidado aquel detalle, enfrascada como estaba en la pelea y en conseguir mantenerse con vida.
Tras observar los distintos cortes que había recibido Eltrant, supo que algunos serían más complicados de sanar, pero haría todo cuanto estuviese en su mano para lograrlo. Colocó las palmas a escasos centímetros de las heridas y dejó que su don sanador surgiera de ellas, con la brillante y blanca luz que solía acompañarlo. Poco a poco fueron cerrando, hasta volverse delgadas líneas, de las cuales algunas desaparecerían con el paso de los días.
La puerta de una de las habitaciones cercanas se abrió, para cerrarse casi de inmediato y con fuerza. Su pequeño amigo comenzó a tartamudear de nuevo, explicando que la chica se encontraba dentro pero estaba desnuda, y que él no podía entrar allí. El rubor se reflejó en su rostro, solo era un niño y claramente no estaba familiarizado con aquel tipo de situaciones.
- Tranquilo, yo me ocuparé. - la voz de la elfa dejaba entrever su cansancio, se puso en pie y se acercó al mago, para colocar su mano sobre el hombro de este y sanarle. Su poder también lograría que el dolor que sentía disminuyese un poco, con lo que podría reponerse casi por completo tras un rato de descanso. Cruzó el pasillo y entró en la habitación, cerrando tras de sí para que ninguno tuviese que ver aquella escena, en que no se podía saber si la chica estaba viva o muerta.
La joven se acercó y comprobó que aún respiraba, aunque de forma algo débil. Probablemente había caído inconsciente durante las torturas del vampiro, que parecía haberse ensañado con ella. En primer lugar se ocupó de sanar las heridas más superficiales que tenía por todo el cuerpo, antes de centrar su atención en el cuchillo que tenía clavado por debajo del hombro. Por suerte no había alcanzado ningún órgano vital, pero el riesgo de que se desangrase seguía siendo grande y ella no poseía el poder suficiente para tratarla.
Desató a la chica con cuidado y la sentó en el suelo, luego revisó el cuarto hasta dar con sus vestiduras, que a pesar de estar bastante dañadas, servirían para cubrirla. Con ayuda de su daga cortó un trozo largo de la parte baja de la falda, que usaría a modo de improvisado vendaje. Extrajo el cuchillo de su cuerpo y rápidamente le colocó sobre la herida uno de sus pañuelos, doblado tanto como se podía para que hiciera de tapón, la vendó con el trozo de tela y aseguró el vendaje para que no se aflojara.
La vistió de inmediato y la muchacha comenzó a reaccionar lentamente, la elfa la levantó del suelo y se pasó uno de sus brazos por encima de los hombros, para que pudiera usarla de apoyo. Caminó hacia la puerta y la abrió como pudo, salieron al pasillo y la joven buscó con la mirada a sus dos compañeros. - Está bastante débil y no puedo sanar su herida, tenemos que llevarla a un médico cuanto antes. - dijo con un deje de preocupación en su voz, todos estaban cansados y aquello los retrasaría, pero no habían llegado hasta allí para rendirse ahora.
Demian indicó a la joven que revisara primero a su otro compañero, que de los tres era el que más heridas había recibido. Eärwen asintió y se acercó a él, se arrodilló a su lado y examinó con detenimiento las heridas, mientras el pequeño caminaba por el pasillo para encontrar lo que habían venido a buscar, la muchacha raptada. La de cabellos negros casi había olvidado aquel detalle, enfrascada como estaba en la pelea y en conseguir mantenerse con vida.
Tras observar los distintos cortes que había recibido Eltrant, supo que algunos serían más complicados de sanar, pero haría todo cuanto estuviese en su mano para lograrlo. Colocó las palmas a escasos centímetros de las heridas y dejó que su don sanador surgiera de ellas, con la brillante y blanca luz que solía acompañarlo. Poco a poco fueron cerrando, hasta volverse delgadas líneas, de las cuales algunas desaparecerían con el paso de los días.
La puerta de una de las habitaciones cercanas se abrió, para cerrarse casi de inmediato y con fuerza. Su pequeño amigo comenzó a tartamudear de nuevo, explicando que la chica se encontraba dentro pero estaba desnuda, y que él no podía entrar allí. El rubor se reflejó en su rostro, solo era un niño y claramente no estaba familiarizado con aquel tipo de situaciones.
- Tranquilo, yo me ocuparé. - la voz de la elfa dejaba entrever su cansancio, se puso en pie y se acercó al mago, para colocar su mano sobre el hombro de este y sanarle. Su poder también lograría que el dolor que sentía disminuyese un poco, con lo que podría reponerse casi por completo tras un rato de descanso. Cruzó el pasillo y entró en la habitación, cerrando tras de sí para que ninguno tuviese que ver aquella escena, en que no se podía saber si la chica estaba viva o muerta.
La joven se acercó y comprobó que aún respiraba, aunque de forma algo débil. Probablemente había caído inconsciente durante las torturas del vampiro, que parecía haberse ensañado con ella. En primer lugar se ocupó de sanar las heridas más superficiales que tenía por todo el cuerpo, antes de centrar su atención en el cuchillo que tenía clavado por debajo del hombro. Por suerte no había alcanzado ningún órgano vital, pero el riesgo de que se desangrase seguía siendo grande y ella no poseía el poder suficiente para tratarla.
Desató a la chica con cuidado y la sentó en el suelo, luego revisó el cuarto hasta dar con sus vestiduras, que a pesar de estar bastante dañadas, servirían para cubrirla. Con ayuda de su daga cortó un trozo largo de la parte baja de la falda, que usaría a modo de improvisado vendaje. Extrajo el cuchillo de su cuerpo y rápidamente le colocó sobre la herida uno de sus pañuelos, doblado tanto como se podía para que hiciera de tapón, la vendó con el trozo de tela y aseguró el vendaje para que no se aflojara.
La vistió de inmediato y la muchacha comenzó a reaccionar lentamente, la elfa la levantó del suelo y se pasó uno de sus brazos por encima de los hombros, para que pudiera usarla de apoyo. Caminó hacia la puerta y la abrió como pudo, salieron al pasillo y la joven buscó con la mirada a sus dos compañeros. - Está bastante débil y no puedo sanar su herida, tenemos que llevarla a un médico cuanto antes. - dijo con un deje de preocupación en su voz, todos estaban cansados y aquello los retrasaría, pero no habían llegado hasta allí para rendirse ahora.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Magullado dejó que la elfa trabajara en sus heridas, lentamente fue notando como las más pequeñas cerraron después de varios segundos bajo las manos de Eärwen – “Gracias…” – susurró; sabía que había sido un estorbo, no tenía formación alguna en este tipo de cosas, no tenía un maestro como Demian había dicho que él tenia, ni la agilidad y reflejos inherente en un elfo, era un granjero con delirios de libertad. Alejó aquellos pensamientos de su cabeza y se concentró en el hecho de que ahora solo quedaba abandonar aquel lugar con la secuestrada, era cierto que no había salido todo perfecto, pero no era un final trágico tampoco.
Una vez hubo acabado de tratarle la elfa se marchó hacia dónde retenían a la chica, Demian se había adelantado hace poco y había salido de la habitación tartamudeando algo sobre que la chica estaba desnuda; no pudo evitar sonreír ante esto, por muy maduro que aparentase ser seguía siendo un niño.
Agotado, pero con las heridas parcialmente cerradas su movilidad retornó, le seguía doliendo todo el cuerpo y aun notaba que le costaba mantener el equilibrio, pero la elfa había hecho un buen trabajo parcheándolo, no iba a morir desangrado en aquella casa.
Se levantó y se acercó el vampiro que había ido a buscar hasta Sacrestic, su cara estaba petrificada en una mueca de desconcierto y dolor, el reflejo de lo que sintió cuando la tercera de las flechas impactó en su garganta. –“…Se suponía que te tenía que entregar vivo…” – dijo suspirando a la vez que se pasaba la mano por el pelo. Tras unos segundos mirando el cadáver inerte se agachó junto a él y revisó sus bolsillos, buscando una prueba de que al menos había acabado con su vida.
No encontró nada de valor, que identificara aquel hombre o en definitiva, que le sirviera para probar su destino, dándose por vencido recogió su espada que aun permanecía tirada en el suelo y después de limpiar la sangre que manchaba la hoja con los ropajes de uno de los vampiros la envainó; aquella lata lo había vuelto a hacer, algo le seguía diciendo que no tardaría mucho en quebrarse, pero por algún motivo el arma parecía resistirse a ello.
Después de todo esto se dejó caer junto al muchacho quien a pesar de haber salido de la habitación de un profundo color rojo, la personalidad digna del mejor de los asesinos había vuelto y su cara era de nuevo un marco indescifrable.
–"Sabes…” – comenzó a decirle – “Lo de la llamarada… ” – continuó mientras se rascaba la barba – “Llego a estar yo en el lugar del vampiro y salto por la ventana” – tras decir esto comenzó a reír para automáticamente dejar escapar entre risas leves gemidos de dolor – “Enserio, increíble” – dijo despeinándole con una sonrisa.
Acababa de conocer a Demian y no sabía mucho de él, pero le había salvado la vida y eso ya le hacía merecedor de su respeto. El muchacho parecía ser alguien de pocas palabras, frio y calculador, pero en cualquier caso, había probado a ojos de Eltrant que era buena persona.
Eärwen salió de la habitación cargando con la muchacha, estaba herida y necesitaba un medico con urgencia. Técnicamente él ya había completado su trabajo, pero no podía dejarles solos con ella, se levantó lo más rápido que pudo y sorteando los cadáveres que yacían por el suelo ayudó a Eärwen a llevar a la joven – “…En cualquier otro caso la habría cargado yo solo, lo siento.” – se disculpó, lo cierto era es que después del esfuerzo que había hecho su compañera para sanarle no quería cargar con más peso del necesario, las heridas podrían volver a abrirse y todo aquel duro trabajo habría sido para nada.
No fue muy difícil sacar a la chica de la mansión, que ahora se encontraba totalmente desierta, la muchacha agotada se dejaba llevar por Eltrant y Eärwen la cual, para dos personas, no suponía mucha carga.
Mientras abandonaban el edificio pensó varias veces en volver una vez hubiese acabado todo y quemar aquel lugar y todo lo que representaba hasta sus cimientos, aunque acabó desechando la idea, quizás los propios lugareños después de saber que estaba deshabitado se atreviesen a hacerlo ellos mismos, no iba a privarles de ese placer.
-“Entonces… ¿Tenemos idea de dónde puede haber un médico?” – la joven no parecía tener tiempo suficiente como para que se parasen a preguntar por el camino.
Una vez hubo acabado de tratarle la elfa se marchó hacia dónde retenían a la chica, Demian se había adelantado hace poco y había salido de la habitación tartamudeando algo sobre que la chica estaba desnuda; no pudo evitar sonreír ante esto, por muy maduro que aparentase ser seguía siendo un niño.
Agotado, pero con las heridas parcialmente cerradas su movilidad retornó, le seguía doliendo todo el cuerpo y aun notaba que le costaba mantener el equilibrio, pero la elfa había hecho un buen trabajo parcheándolo, no iba a morir desangrado en aquella casa.
Se levantó y se acercó el vampiro que había ido a buscar hasta Sacrestic, su cara estaba petrificada en una mueca de desconcierto y dolor, el reflejo de lo que sintió cuando la tercera de las flechas impactó en su garganta. –“…Se suponía que te tenía que entregar vivo…” – dijo suspirando a la vez que se pasaba la mano por el pelo. Tras unos segundos mirando el cadáver inerte se agachó junto a él y revisó sus bolsillos, buscando una prueba de que al menos había acabado con su vida.
No encontró nada de valor, que identificara aquel hombre o en definitiva, que le sirviera para probar su destino, dándose por vencido recogió su espada que aun permanecía tirada en el suelo y después de limpiar la sangre que manchaba la hoja con los ropajes de uno de los vampiros la envainó; aquella lata lo había vuelto a hacer, algo le seguía diciendo que no tardaría mucho en quebrarse, pero por algún motivo el arma parecía resistirse a ello.
Después de todo esto se dejó caer junto al muchacho quien a pesar de haber salido de la habitación de un profundo color rojo, la personalidad digna del mejor de los asesinos había vuelto y su cara era de nuevo un marco indescifrable.
–"Sabes…” – comenzó a decirle – “Lo de la llamarada… ” – continuó mientras se rascaba la barba – “Llego a estar yo en el lugar del vampiro y salto por la ventana” – tras decir esto comenzó a reír para automáticamente dejar escapar entre risas leves gemidos de dolor – “Enserio, increíble” – dijo despeinándole con una sonrisa.
Acababa de conocer a Demian y no sabía mucho de él, pero le había salvado la vida y eso ya le hacía merecedor de su respeto. El muchacho parecía ser alguien de pocas palabras, frio y calculador, pero en cualquier caso, había probado a ojos de Eltrant que era buena persona.
Eärwen salió de la habitación cargando con la muchacha, estaba herida y necesitaba un medico con urgencia. Técnicamente él ya había completado su trabajo, pero no podía dejarles solos con ella, se levantó lo más rápido que pudo y sorteando los cadáveres que yacían por el suelo ayudó a Eärwen a llevar a la joven – “…En cualquier otro caso la habría cargado yo solo, lo siento.” – se disculpó, lo cierto era es que después del esfuerzo que había hecho su compañera para sanarle no quería cargar con más peso del necesario, las heridas podrían volver a abrirse y todo aquel duro trabajo habría sido para nada.
No fue muy difícil sacar a la chica de la mansión, que ahora se encontraba totalmente desierta, la muchacha agotada se dejaba llevar por Eltrant y Eärwen la cual, para dos personas, no suponía mucha carga.
Mientras abandonaban el edificio pensó varias veces en volver una vez hubiese acabado todo y quemar aquel lugar y todo lo que representaba hasta sus cimientos, aunque acabó desechando la idea, quizás los propios lugareños después de saber que estaba deshabitado se atreviesen a hacerlo ellos mismos, no iba a privarles de ese placer.
-“Entonces… ¿Tenemos idea de dónde puede haber un médico?” – la joven no parecía tener tiempo suficiente como para que se parasen a preguntar por el camino.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Deseó en ese momento poder hacer más, poder ayudar de alguna manera y ser algo más que un acompañante, pero pronto se dio cuenta que, si bien podía ser muy útil cuando se trataba de matar gente, cuando las cosas calmaban se convertía en un chiquillo con muy poco que aportar. Pudo ver el rostro cansado de Ëarwen cuando perdí tiempo y energía en sanarle a él, para luego ocuparse de la muchacha. Mientras ella hacia su labor, Demian se sentó en la posición de la flor de loto y se dedicó a la meditación.
Era un acto que debía hacer, la sangre, el fragor de la batalla, todo aquello despertaba su lado más oscuro, aquel lado que su maestro le había entrenado para mantener bajo control, en último caso, no podía hacer más, así que debía ocupar el tiempo. No alcanzaría a dedicar demasiado tiempo a ello cuando Eltrant le habló. Al parecer él también se encontraba con tiempo muerto tras el desenlace de la batalla y había recibido las atenciones de la elfa. Todo en la manera de actuar de aquel hombre era tan diferente a él, venían de mundos tan distintos, pero allí se encontraban, ambos en la misma situación, compartiendo un pequeño momento de distensión. Él incluso le felicitó.
-Las llamas no eran de verdad -explicó- eran sólo una ilusión… pero el vampiro no sabía eso.
Él rió y le despeinó de manera jovial… tal como hacía su maestro. En el templo todos se dedicaban a sus estudios y al entrenamiento, no a los juegos o la diversión, de modo que esa era la vida que Demian conocía. Cuando era pequeño no había niños de su edad allí y cuando comenzó a conocer gente más cercana a su edad estaban completamente dedicados a aprender y luego tenían diversión en sus casas. Sólo una persona había mostrado cariño por él, su maestro, quien tenía la costumbre de revolverle el cabello cuando le saludaba. Este paralelo hizo que Demian olvidara su meditación y se relajara. No supo, sin embargo, cómo responderle. Eso de la reciprocidad social le era complejo, ¿qué se debía contestar cuando alguien te hace un cumplido?, ¿se debe dar las gracias o decir que no fue nada?, ¿debo felicitarle a él también por su labor?, todas esas preguntas se pasaron por su cabeza, pero al final no hizo nada, simplemente esbozó una sonrisa algo mecánica y esperó a que Ëarwen saliera de la habitación.
Eltrant entonces encontró su lugar en la tarea, haciendo gala de su fuerza y resistencia para ayudar a cargar a la chica, haciéndolo parecer como algo fácil. Demian sabía que no sacaría nada con intentar ayudar en eso, era bajo y estaba seguro que tenía menos fuerza que la elfa. Él servía para esconderse y hacer trucos, si intentaba cargarla sólo la arrastraría y empeoraría las cosas. Los siguió en silencio, atento en la retaguardia a enemigos que sabía que ya no estaban allí, pero al menos eso le daba un aspecto de hacer algo.
Una vez cruzaron la puerta y salieron de ese horrible lugar hizo lo que su maestro le había obligado a aprender como un acto sagrado, cuya transgresión era imperdonable. Se giró sobre sí mismo e hizo una profunda reverencia.
-Que en la muerte encuentren paz y que nueva vida surja donde la sangre ha sido derramada -dijo en voz solemne.
Su maestro había sido muy claro sobre aquel acto, no importaba si era amigo o enemigo, si era una persona digna de admiración o el más sucio de los criminales, si tomabas una vida tenías que mostrar tus respetos antes de retirarte. La vida era un ciclo y todo pecado se borra con la muerte.
Luego siguió con sus compañeros en el camino de vuelta, notando cómo la gente parecía prepararse de manera muy anticipada a la noche que se aproximaba lentamente y que no llegaría hasta al menos un par de horas más, pero el pueblo ya acomodaba ventanas, aseguraba cerrojos y miraba con recelos a quienes recorrían las calles. La gente parecía extrañamente ausente del dolor ajeno y de que allí se cargaba a una persona herida, como si en eso no hubiera nada nuevo. Todos querían simplemente asegurarse de pasar otra noche con vida.
-Nuestra misión es llevarla con su madre -opinó- ella sabrá dónde encontrar cuidados médicos.
Apuntó en dirección a una calle.
-Si mi memoria no falla, en esa dirección está la posada, allí seguro está su madre y sabrán cómo ayudarla.
La misión, a sus ojos, estaba ya cumplida, no era necesario conocer a la chica ni hacer un vínculo emocional con ella, pronto desaparecería de sus vidas y probablemente nunca la volverían a ver.
Se acercó entonces a Eltrant y le comentó sin mirarle directamente, bajando la vista.
-También ha sido increíble que lucharas contra 2 vampiros solo.
No esperó su respuesta y el comentario ciertamente parecía fuera de lugar habiendo pasado ya tanto rato desde que él hubiera destacado su habilidad en el combate. Era simplemente lo que le había tomado a Demian decidir qué era lo correcto contestar.
En ese momento una figura se asomaba en el camino, una mujer que parecía lanzar bendiciones al cielo. La madre de la pobre joven.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Eltrant se apresuró a ayudarla, tomando por el otro lado a la muchacha para que su peso se compartiese entre ambos, cosa que la elfa agradeció. No había tenido tiempo de tratarse a sí misma, cosa que haría en cuanto llevasen a la chica a un lugar donde pudiesen ayudarla y tuviese un momento de tranquilidad. Por suerte sus heridas no eran graves, el dolor se iba mitigando y ya solo le producirían ciertas molestias durante un rato.
Salir de la mansión fue fácil ahora que nadie los atacaba, llegaron al exterior y se detuvieron durante unos segundos, mientras Demian mostraba sus respetos a los caídos como había hecho con los piratas la noche anterior. Una vez hecho esto prosiguieron su camino, dirigiéndose a la taberna en que habían dejado a la angustiada madre, ella sabría mejor que ellos a dónde llevar a su hija para que la curasen.
Avanzaron tan rápido como podían, teniendo en cuenta el cansancio y dolor que sentían, la noche pronto caería sobre la ciudad. Eärwen supo que tal como se encontraban, no podrían abandonar la zona aquel día, con lo que su plan de embarcarse hacia la orilla este del Tymer tendría que esperar al día siguiente, idea que no le gustaba del todo. Pasar la noche en la ciudad de los vampiros no era seguro, tendrían que buscar algún sitio y probablemente montar guardia.
Cuando ya se encontraban en la calle de la taberna, pudo comprobar que Lluvia seguía allí y en perfecto estado, junto a la mujer que ahora se acercaba a ellos a toda prisa. - ¡Lo consiguieron! ¡Hija mía estás viva! - exclamó hasta que los alcanzó, entonces la preocupación se reflejó en su rostro, al ver el estado en que se encontraba la muchacha. - He hecho lo que he podido por ella pero tiene una herida importante, necesita ir a un médico de inmediato. - hablo la elfa, intentando sonar tranquila.
- Oh, mi pequeña. - La mujer se acercó a la chica y sujetó su rostro entre las manos con cuidado, mientras su hija empezaba a reaccionar más notablemente, se miraron durante unos instantes y entonces su madre la abrazó, alegre de volver a tenerla consigo. - Calle abajo hay un médico, yo me ocuparé de llevarla. - dijo, apartándose ligeramente para mirar al grupo que la había salvado. - No sé cómo podría agradeceros lo que habéis hecho, nunca lo olvidaré. - añadió al poco, mientras unas lágrimas de alegría le corrían por las mejillas.
- Cuide bien de ella y llévesela de aquí en cuanto tenga oportunidad, estas tierras no son nada seguras. - respondió la elfa con voz suave, al tiempo que dejaba que la feliz madre le quitase el peso de su hija de encima. Algunos curiosos se asomaron e incluso salieron de la taberna, miraron con sorpresa cómo el rescate había salido bien y un par de ellos se acercaron para ayudar a la mujer a cargar a la muchacha hasta el lugar donde la atenderían.
Eärwen respiró lentamente y los observó mientras se alejaban, luego desvió la vista a sus compañeros. - No sé vosotros pero yo necesito un descanso, creo que me sentaré un rato en la taberna. - musitó, llevándose la mano a la mejilla para hacer desaparecer el leve corte que tenía en ella con su magia.
Salir de la mansión fue fácil ahora que nadie los atacaba, llegaron al exterior y se detuvieron durante unos segundos, mientras Demian mostraba sus respetos a los caídos como había hecho con los piratas la noche anterior. Una vez hecho esto prosiguieron su camino, dirigiéndose a la taberna en que habían dejado a la angustiada madre, ella sabría mejor que ellos a dónde llevar a su hija para que la curasen.
Avanzaron tan rápido como podían, teniendo en cuenta el cansancio y dolor que sentían, la noche pronto caería sobre la ciudad. Eärwen supo que tal como se encontraban, no podrían abandonar la zona aquel día, con lo que su plan de embarcarse hacia la orilla este del Tymer tendría que esperar al día siguiente, idea que no le gustaba del todo. Pasar la noche en la ciudad de los vampiros no era seguro, tendrían que buscar algún sitio y probablemente montar guardia.
Cuando ya se encontraban en la calle de la taberna, pudo comprobar que Lluvia seguía allí y en perfecto estado, junto a la mujer que ahora se acercaba a ellos a toda prisa. - ¡Lo consiguieron! ¡Hija mía estás viva! - exclamó hasta que los alcanzó, entonces la preocupación se reflejó en su rostro, al ver el estado en que se encontraba la muchacha. - He hecho lo que he podido por ella pero tiene una herida importante, necesita ir a un médico de inmediato. - hablo la elfa, intentando sonar tranquila.
- Oh, mi pequeña. - La mujer se acercó a la chica y sujetó su rostro entre las manos con cuidado, mientras su hija empezaba a reaccionar más notablemente, se miraron durante unos instantes y entonces su madre la abrazó, alegre de volver a tenerla consigo. - Calle abajo hay un médico, yo me ocuparé de llevarla. - dijo, apartándose ligeramente para mirar al grupo que la había salvado. - No sé cómo podría agradeceros lo que habéis hecho, nunca lo olvidaré. - añadió al poco, mientras unas lágrimas de alegría le corrían por las mejillas.
- Cuide bien de ella y llévesela de aquí en cuanto tenga oportunidad, estas tierras no son nada seguras. - respondió la elfa con voz suave, al tiempo que dejaba que la feliz madre le quitase el peso de su hija de encima. Algunos curiosos se asomaron e incluso salieron de la taberna, miraron con sorpresa cómo el rescate había salido bien y un par de ellos se acercaron para ayudar a la mujer a cargar a la muchacha hasta el lugar donde la atenderían.
Eärwen respiró lentamente y los observó mientras se alejaban, luego desvió la vista a sus compañeros. - No sé vosotros pero yo necesito un descanso, creo que me sentaré un rato en la taberna. - musitó, llevándose la mano a la mejilla para hacer desaparecer el leve corte que tenía en ella con su magia.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Aunque fue inesperado, agradeció el sutil elogio de sus habilidades por parte de Demian, probablemente solo trataba de ser reciproco con lo que él le había dicho antes de dejar la mansión, pero detectó sinceridad en aquellas palabras, debido a que aun cargaba con la muchacha se limitó a sonreírle y asintió.
Cuando llegaron a la plaza la solitaria figura de la mujer los recibió desde la distancia, esta se acercó corriendo en cuanto hubo vislumbrado al grupo, con los ojos empañados por las lágrimas y agradeciéndoles todo lo que habían hecho se hizo cargo de la muchacha y, entre ella y varios lugareños que se habían acercado con curiosidad, se llevaron a la joven al médico más cercano.
-“Ya está, hemos acabado” – pensó mientras miraba como la madre se alejaba hasta perderse de vista entre las calles, tendría que dar muchas explicaciones a su cliente sobre qué había pasado aquel día, a pesar de todo, sabía que había hecho lo correcto.
Estirando los brazos miró a Eärwen quien había hablado, realmente no se había percatado de lo que había dicho, pero tras esto la muchacha se adentró en la taberna, dado que los últimos rayos de sol estaban empezando a ocultarse y no tenía donde ir se encogió de hombros y la siguió.
Se sentó en la mesa que había decidido Eärwen y tras quitarse la capa manchada de sangre y agujerada la miró de arriba abajo, frunció el ceño mientras la estudiaba y acabo dejando escapar un fugaz suspiro, tendría que volver a comprarse otra. – “Gasto más dinero en ropa que en comida” – dijo a sus compañeros riendo, tratando de animar un poco el ambiente. Obvió que tanto la camisa como el pantalón estaban en el mismo estado que la capa y se dedicó a repasar los agujeros con la mirada, finalmente hizo una bola con ella y la dejó a un lado.
Se podía apreciar por el carácter sombrío que había adquirido aquel local el hecho de que los rayos del sol estaban a punto de ocultarse, solamente quedaban unas pocas personas en aquella posada, probablemente viajeros y los dueños de la misma.
– “¿Y qué os ha traído a una ciudad como esta?” – Dijo mientras revisaba que todo los libros que llevaba en su bolsa de viaje seguían intactos –“No es precisamente el lugar ideal para pasar la noche” – notó como alguno de los clientes del local se volvían para mirarle, los ignoró y siguió ojeando los libros. Le parecía curioso que Demian y Eärwen se llevasen tan bien, en sus libros de historia ponía que estas dos razas no eran muy colaborativas entre ellas, no obstante, sabía que la mayoría de los libros que podía permitirse comprar estaban llenos de incoherencias y que por supuesto, cada persona era un mundo.
Cuando llegaron a la plaza la solitaria figura de la mujer los recibió desde la distancia, esta se acercó corriendo en cuanto hubo vislumbrado al grupo, con los ojos empañados por las lágrimas y agradeciéndoles todo lo que habían hecho se hizo cargo de la muchacha y, entre ella y varios lugareños que se habían acercado con curiosidad, se llevaron a la joven al médico más cercano.
-“Ya está, hemos acabado” – pensó mientras miraba como la madre se alejaba hasta perderse de vista entre las calles, tendría que dar muchas explicaciones a su cliente sobre qué había pasado aquel día, a pesar de todo, sabía que había hecho lo correcto.
Estirando los brazos miró a Eärwen quien había hablado, realmente no se había percatado de lo que había dicho, pero tras esto la muchacha se adentró en la taberna, dado que los últimos rayos de sol estaban empezando a ocultarse y no tenía donde ir se encogió de hombros y la siguió.
Se sentó en la mesa que había decidido Eärwen y tras quitarse la capa manchada de sangre y agujerada la miró de arriba abajo, frunció el ceño mientras la estudiaba y acabo dejando escapar un fugaz suspiro, tendría que volver a comprarse otra. – “Gasto más dinero en ropa que en comida” – dijo a sus compañeros riendo, tratando de animar un poco el ambiente. Obvió que tanto la camisa como el pantalón estaban en el mismo estado que la capa y se dedicó a repasar los agujeros con la mirada, finalmente hizo una bola con ella y la dejó a un lado.
Se podía apreciar por el carácter sombrío que había adquirido aquel local el hecho de que los rayos del sol estaban a punto de ocultarse, solamente quedaban unas pocas personas en aquella posada, probablemente viajeros y los dueños de la misma.
– “¿Y qué os ha traído a una ciudad como esta?” – Dijo mientras revisaba que todo los libros que llevaba en su bolsa de viaje seguían intactos –“No es precisamente el lugar ideal para pasar la noche” – notó como alguno de los clientes del local se volvían para mirarle, los ignoró y siguió ojeando los libros. Le parecía curioso que Demian y Eärwen se llevasen tan bien, en sus libros de historia ponía que estas dos razas no eran muy colaborativas entre ellas, no obstante, sabía que la mayoría de los libros que podía permitirse comprar estaban llenos de incoherencias y que por supuesto, cada persona era un mundo.
Eltrant Tale
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
Y así la misión había acabado, con la chica desapareciendo entre un grupo de personas para seguir con su vida sin siquiera saber el nombre de quienes casi mueren por salvarla, así como ellos tampoco habían llegado a conocer el suyo. Una misión era una misión, un objetivo cumplido, así que ahora correspondía el merecido descanso. Entraron, pues, a la taberna.
Algunas personas comenzaban a beber, otras simplemente buscaban allí un refugio o algo de comer. El ambiente se le hacía molesta al chico, acostumbrado a la solemnidad y el silencio, aquel lugar era caótico para su gusto, a pesar de las pocas personas que allí quedaban. Nunca había comprendido por qué la gente bebía alcohol, pues cuando lo hacían era como si se volvieran idiotas, hablando incoherencias, volviéndose violentos y caminando como si estuvieran heridos. Menos aún comprendía cómo existían lugares que parecían especialmente dedicados a eso. Una villa podía no tener muchas cosas, pero jamás iba a faltar un lugar para beber, eso ya lo había comprobado en sus viajes por Aerandir.
-La gente que bebe son unos idiotas -comentó al sentarse junto a ellos, luego de entrar a la taberna.
En ese momento se acercó el tabernero y puso una jarra de cerveza frente a cada uno, Demian incluido, además de un jugoso plato de estofado de cordero acompañado de una pieza de pan.
-Todo está pagado -explicó- la madre de la chica que han salvado ha dejado pagado todo lo que necesiten, incluida una habitación para 3 personas.
Demian miró su jarra de cerveza con recelo, pero no dijo nada, sólo contestó al tabernero con una pequeña inclinación de su cabeza y miró su plato de comida, cogiendo una cuchara y dándose a la tarea de terminar con esa generosa porción. Habían estado todo el día peleando con vampiros y sus sirvientes, siendo aporreados, respirando un aire de muerte, bien merecido tenían un plato de comida y el chico perdió toda su solemnidad tradicional para comer muy rápido, claramente hambriento, untando el pan en el jugo y saboreando con gusto. Había existido una época, años atrás, en que solía quejarse de comer cosas que no le gustaban, pero desde que había emprendido el peregrinaje por Aerandir no desaprovechaba jamás una porción de comida.
-Yo sólo acompaño a Ëarwen -explicó entre cucharada y cucharada ante la pregunta del hombre- ella me salvó la vida y ahora quiere llegar al norte, así que iré con ella hasta allí y luego… -encogió sus hombros- supongo que luego seguiré caminando en solitario por todo Aerandir -dio un mordisco a un trozo de carne antes de continuar- . Mi maestro me dijo que tenía que encontrar… que tenía que aprender de la gente y recorrer el continente, así que eso haré.
Una vez hubo acabado su plato, pero dejada la jarra intacta, dio un enorme bostezo, aunque tapándose la boca para mantener el decoro, siendo evidente en sus ojos que estaba cansado después de tan largo día.
-No se ustedes, pero yo al menos ya estoy cansado… si la habitación está pagada, ¿no sería un desperdicio no utilizarla? me vendría muy bien dormir en una cama… para variar al menos… ya mañana seguimos salvando al mundo… no creo que nada malo pase aquí.
Acto seguido le preguntaría al dueño la ubicación de la habitación mencionada, para luego subir las escaleras y buscar el merecido reposo, confiando en que si la posada se mantenía en pie, algún sistema de protección debía de tener para protegerse de los vampiros.
Demian
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La cansada elfa esta vez no pensó mucho sobre dónde sentarse, se dejó caer pesadamente sobre el banco de la mesa vacía más cercana y apoyó la espalda contra la pared, al tiempo que se ocupaba de sus propias heridas, logrando que se cerrasen casi de inmediato. Sus compañeros no tardaron en seguirla y tomar asiento alrededor de la mesa, cansados también tras terminar la misión.
Eltrant revisó su capa, que había salido bastante mal parada después de los enfrentamientos que había tenido en el interior de la mansión, mientras el tabernero se acercaba y depositaba una ración de comida y bebida para cada uno, alegando que la agradecida madre había dejado aquello pagado para ellos y también una habitación en la que podrían pasar la noche. Aquella noticia consiguió levantar el ánimo de la joven, que podría descansar bien aquella noche para recuperarse de los caóticos sucesos de los últimos días.
La de cabellos negros probó su comida, mientras Eltrant parecía interesarse por el motivo que los había traído hasta allí, a lo que Demian respondió con rapidez. - La verdad es que no esperaba pasar la noche en una ciudad como esta, pero ahora mismo creo que es la mejor opción teniendo en cuenta como estamos. - musitó, antes de terminar su plato, sin tocar la jarra de cerveza que le habían dejado para acompañarlo.
Eärwen no bebía aquel tipo de cosas, y recordaba bien las palabras de su padre, que le había asegurado que el alcohol embrutecía a los hombres, sacando su peor parte y volviéndolos violentos y atrevidos. - Yo subiré enseguida, primero me aseguraré de que Lluvia tenga un sitio seguro donde quedarse. - dijo al escuchar que el brujo se disponía a ir a la habitación que la mujer les había dejado pagada.
Se levantó y se encaminó hacia la puerta, salió al exterior y desató a su yegua, acariciándole el cuello para tranquilizarla. Estaba claro que el ambiente de Sacrestic no le gustaba, quizá incluso pudiese notar el peligro que acechaba en aquellas tierras. Sujetó las riendas y la guió hacia el modesto establo que se encontraba junto a la taberna, donde no le faltaría agua ni comida y estaría más resguardada.
- Tranquila pequeña, mañana nos iremos de aquí. - susurró antes de quitar las alforjas que colgaban de la silla para llevárselas consigo. Volvió a la taberna y se acercó a la barra para preguntar al propietario por el número de habitación, tras lo cual subió las escaleras con lentitud, enfiló el pasillo y se detuvo frente a la puerta. Giró el pomo y entró, para acto seguido cerrar tras de sí, esperando que a ningún vampiro se le ocurriese pasar por allí durante la noche.
Depositó sus cosas sobre una pequeña mesa y echó un vistazo al cuarto, antes de acercarse a una de las camas y sentarse en su borde.
Eltrant revisó su capa, que había salido bastante mal parada después de los enfrentamientos que había tenido en el interior de la mansión, mientras el tabernero se acercaba y depositaba una ración de comida y bebida para cada uno, alegando que la agradecida madre había dejado aquello pagado para ellos y también una habitación en la que podrían pasar la noche. Aquella noticia consiguió levantar el ánimo de la joven, que podría descansar bien aquella noche para recuperarse de los caóticos sucesos de los últimos días.
La de cabellos negros probó su comida, mientras Eltrant parecía interesarse por el motivo que los había traído hasta allí, a lo que Demian respondió con rapidez. - La verdad es que no esperaba pasar la noche en una ciudad como esta, pero ahora mismo creo que es la mejor opción teniendo en cuenta como estamos. - musitó, antes de terminar su plato, sin tocar la jarra de cerveza que le habían dejado para acompañarlo.
Eärwen no bebía aquel tipo de cosas, y recordaba bien las palabras de su padre, que le había asegurado que el alcohol embrutecía a los hombres, sacando su peor parte y volviéndolos violentos y atrevidos. - Yo subiré enseguida, primero me aseguraré de que Lluvia tenga un sitio seguro donde quedarse. - dijo al escuchar que el brujo se disponía a ir a la habitación que la mujer les había dejado pagada.
Se levantó y se encaminó hacia la puerta, salió al exterior y desató a su yegua, acariciándole el cuello para tranquilizarla. Estaba claro que el ambiente de Sacrestic no le gustaba, quizá incluso pudiese notar el peligro que acechaba en aquellas tierras. Sujetó las riendas y la guió hacia el modesto establo que se encontraba junto a la taberna, donde no le faltaría agua ni comida y estaría más resguardada.
- Tranquila pequeña, mañana nos iremos de aquí. - susurró antes de quitar las alforjas que colgaban de la silla para llevárselas consigo. Volvió a la taberna y se acercó a la barra para preguntar al propietario por el número de habitación, tras lo cual subió las escaleras con lentitud, enfiló el pasillo y se detuvo frente a la puerta. Giró el pomo y entró, para acto seguido cerrar tras de sí, esperando que a ningún vampiro se le ocurriese pasar por allí durante la noche.
Depositó sus cosas sobre una pequeña mesa y echó un vistazo al cuarto, antes de acercarse a una de las camas y sentarse en su borde.
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Re: Primer destino, Sacrestic [Interpretativo][Demian + libre][CERRADO]
La madre de la chica a la que habían rescatado les había pagado el alojamiento y la comida, había sido un detalle teniendo en consideración que no se habían interesado siquiera en preguntar por el bienestar de las personas que la habían rescatado, aunque no le importaba, era razonable que una madre se preocupase primero por sus retoños, y aquella mujer al menos les había recompensado.
Imitando a sus compañeros comenzó a comer en cuanto el dueño de la posada dejó el plato frente a él. Si bien no era un banquete ostentoso, después del día que habían tenido era de agradecer el llenar el estómago con algo caliente. Contempló sin embargo como sus compañeros rechazaban la cerveza que les habían servido, a Eltrant no le gustaba especialmente el sabor de aquella bebida, sin embargo, no acostumbraba a rechazar ningún tipo de alimento, era lo que le habían enseñado a creer; nunca habían poseído la capacidad adquisitiva suficiente como para poder permitirse dejarse algo en el plato.
-“Así que trotamundos” – dijo mientras comía –“Siendo sincero yo tampoco suelo tener rumbo fijo, acepto trabajos aquí y allá…” – para él, aquellos trabajos como mercenario no eran sino el sustento para poder conocer las ciudades y los sitios que describían los libros que siempre cargaba consigo, no era el trabajo ideal, pero le permitía la suficiente libertad como para ir de un lugar a otro sin ataduras y en cualquier caso, tampoco le molestaba ayudar a la gente con sus problemas. –“… Aunque Lunargenta siempre suele ser dónde vuelvo a descansar” – dijo tras pensarlo unos segundos.
Primero se marchó Demian, bostezando indicó que se encontraba cansado y que iba a provechar la oferta de la mujer y subir a la habitación, tras él, Eärwen salió a comprobar como estaba su yegua, el mercenario les indicó con una sonrisa que subiría un poco más tarde y se quedó leyendo bajo la luz de las velas.
El tabernero volvió y demostrando una habilidad para mantener el equilibrio digna de elogio, cargó con los platos vacíos y las jarras, dos de ellas aun completas; antes de irse dirigió una extraña mirada a Eltrant y este simplemente sonrió al hombre, que fue de vuelta a la cocina cargado con todo.
La elfa volvió de fuera con el mismo aspecto con el que había salido, cansada se acercó hasta la barra y preguntó por el número de la habitación, Eltrant le saludó con la mano mientras pasaba por su lado camino a la habitación y siguió leyendo durante un rato más; aquella era su forma de relajarse y había tenido un día agotador.
Poco después, cuando ya las pocas personas que había allí se hubieron marchado bien a dormir o bien a sus hogares decidió que iba siendo hora de irse a la cama, guardando de nuevo todas sus pertenencias en la bolsa de viaje, subió al piso de arriba.
Le costó varios minutos encontrar la estancia en la que se hospedaban y cuando estuvo frente a la puerta comprobó efectivamente que estaba en el lugar indicado, para lentamente y haciendo el menor ruido posible, entrar en la habitación. Dos de las tres camas que había se encontraban ya ocupadas.
La luz de la luna entraba por una de las ventanas iluminando tenuemente la habitación con un suave resplandor blanco-azulado. Eltrant se quitó la camisa y las botas para después desatar la espada de su cinturón, y envolviéndola con la capa la dejó suavemente en el suelo a los pues de su lecho.
Antes de irse a dormir no pudo evitar fijarse en su reflejo en el espejo que había junto al lugar donde iba a pasar la noche, de aspecto cansado y cubierto por vendas improvisadas, no pudo sino dejar escapar una sonrisa cansada ante aquella visión; el número de heridas que recibía aumentaba exponencialmente respecto al número de aeros ofrecidos por trabajo.
Cerró los ojos y se dejó abrazar por las suaves mantas que le rodeaban, al menos mañana saldría de aquel lugar.
Imitando a sus compañeros comenzó a comer en cuanto el dueño de la posada dejó el plato frente a él. Si bien no era un banquete ostentoso, después del día que habían tenido era de agradecer el llenar el estómago con algo caliente. Contempló sin embargo como sus compañeros rechazaban la cerveza que les habían servido, a Eltrant no le gustaba especialmente el sabor de aquella bebida, sin embargo, no acostumbraba a rechazar ningún tipo de alimento, era lo que le habían enseñado a creer; nunca habían poseído la capacidad adquisitiva suficiente como para poder permitirse dejarse algo en el plato.
-“Así que trotamundos” – dijo mientras comía –“Siendo sincero yo tampoco suelo tener rumbo fijo, acepto trabajos aquí y allá…” – para él, aquellos trabajos como mercenario no eran sino el sustento para poder conocer las ciudades y los sitios que describían los libros que siempre cargaba consigo, no era el trabajo ideal, pero le permitía la suficiente libertad como para ir de un lugar a otro sin ataduras y en cualquier caso, tampoco le molestaba ayudar a la gente con sus problemas. –“… Aunque Lunargenta siempre suele ser dónde vuelvo a descansar” – dijo tras pensarlo unos segundos.
Primero se marchó Demian, bostezando indicó que se encontraba cansado y que iba a provechar la oferta de la mujer y subir a la habitación, tras él, Eärwen salió a comprobar como estaba su yegua, el mercenario les indicó con una sonrisa que subiría un poco más tarde y se quedó leyendo bajo la luz de las velas.
El tabernero volvió y demostrando una habilidad para mantener el equilibrio digna de elogio, cargó con los platos vacíos y las jarras, dos de ellas aun completas; antes de irse dirigió una extraña mirada a Eltrant y este simplemente sonrió al hombre, que fue de vuelta a la cocina cargado con todo.
La elfa volvió de fuera con el mismo aspecto con el que había salido, cansada se acercó hasta la barra y preguntó por el número de la habitación, Eltrant le saludó con la mano mientras pasaba por su lado camino a la habitación y siguió leyendo durante un rato más; aquella era su forma de relajarse y había tenido un día agotador.
Poco después, cuando ya las pocas personas que había allí se hubieron marchado bien a dormir o bien a sus hogares decidió que iba siendo hora de irse a la cama, guardando de nuevo todas sus pertenencias en la bolsa de viaje, subió al piso de arriba.
Le costó varios minutos encontrar la estancia en la que se hospedaban y cuando estuvo frente a la puerta comprobó efectivamente que estaba en el lugar indicado, para lentamente y haciendo el menor ruido posible, entrar en la habitación. Dos de las tres camas que había se encontraban ya ocupadas.
La luz de la luna entraba por una de las ventanas iluminando tenuemente la habitación con un suave resplandor blanco-azulado. Eltrant se quitó la camisa y las botas para después desatar la espada de su cinturón, y envolviéndola con la capa la dejó suavemente en el suelo a los pues de su lecho.
Antes de irse a dormir no pudo evitar fijarse en su reflejo en el espejo que había junto al lugar donde iba a pasar la noche, de aspecto cansado y cubierto por vendas improvisadas, no pudo sino dejar escapar una sonrisa cansada ante aquella visión; el número de heridas que recibía aumentaba exponencialmente respecto al número de aeros ofrecidos por trabajo.
Cerró los ojos y se dejó abrazar por las suaves mantas que le rodeaban, al menos mañana saldría de aquel lugar.
Eltrant Tale
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