Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Todos parecían estar de acuerdo con que acampar a la intemperie con la bestia rondando cerca no era buena idea, lo cual era un alivio; ante esto Alanna entregó una especie de bebidas a sus compañeros que había preparado ella misma, Eltrant agarró la bota que le había ofrecido y dio un largo trago de ella.
-“Gracias” – agradeció a la joven su amabilidad quien aunque decía que se conocían desde hacía tiempo aún no había conseguido recordarla.
A Demian por otro lado se le notaba más agresivo que de costumbre, al mercenario le fue fácil percatarse de esto, ya que contrastaba mucho con la actitud seria y serena que el muchacho solía tener. A pesar de que probablemente fuese a causa del cansancio Eltrant no pudo evitar preguntarse que estaba pasando por la cabeza del niño y preocuparse por él, a pesar de ello, como todo lo que estaba sucediendo en el bosque, tendría que esperar a que encontraran la flor para preguntarle, no tenían tiempo que perder.
El grupo siguió a Demian, quien parecía estar guiándose por una nueva fragancia que había captado su atención, Eltrant imitó al muchacho pero solo captó el olor a tierra mojada y a plantas que llevaba con él desde que entraron en la espesura, no obstante, cuando se adentraron en la gruta a la cual el muchacho se dirigía un fuerte aroma inundo sus pulmones, flores, de un millar de colores y un centenar de tamaños permanecían esparcidas por el interior de la cueva, claramente puestas ahí a conciencia.
Poco a poco según se adentraban en las profundidades de la misma la luz del sol iba mitigándose hasta que, como la noche anterior, el brujo se vio obligado a usar una de las esferas brillantes que creaba para iluminar el camino.
Algo extraño pasaba con aquella cueva, dejando a un lado el hecho de que estuviese repleta de flores, aquello parecía un santuario, una especie de lugar oculto al que, por el estado de las flores, alguien cuidaba a conciencia.
Sus sospechas fueron confirmadas cuando la luz artificial desveló un cadáver en el fondo de la gruta. El cuerpo parecía llevar allí meses, si no años. Eltrant frunció el ceño y se atusó la barba mientras contemplaba aquel extraño altar en el que descansaba un individuo ataviado con un vestido que claramente había visto tempos mejores, mientras, Eärwen que rápidamente se había recuperado de la impresión inicial que daba el cadáver, con una vista de lince, localizaba una Osiris entre todas aquellas plantas.
Un rugido proveniente del exterior hizo que se pusiese en guardia, la bestia que estaba en la entrada parecía desconcertada, incluso aterrada de que se encontrasen allí dentro. Aquella extraña expresión de confusión que se podía vislumbrar en su cara cambió de golpe a una de odio a la vez que cargaba contra los extraños.
La vista del lobo se posó entonces en Alanna, quien estaba prácticamente al lado del cadáver, de algún modo el animal encolerizó cuando vio a la mujer acercarse más a la difunta, quien cargó contra ella con todas sus fuerzas.
No sabía qué demonios estaba haciendo la chica, pero apretando los dientes y con la espada por delante Eltrant se interpuso entre la bestia y ella antes de que el licántropo le alcanzase. –“¡Apártate del cuerpo!” –Gritó mientras forcejeaba con las garras del animal, fuese quien fuese la mujer muerta, el licántropo parecía enfurecerse aún más si se acercaban al cadáver –“¡Dispara!” – gritó una vez más ahora a Eärwen.
Habilidosamente, esquivó las grandes zarpas de la bestia, pudiendo incluso a desencadenar algún espadazo que otro contra la misma, pero junto al imponente tamaño de aquella cosa había que unirle la velocidad sobrehumana que también poseía y sin que pudiese hacer gran cosa, las fauces del licántropo se cerraron sobre su brazo izquierdo.
Dejando escapar un fuerte grito de dolor, pateó al animal en la cara repetidas veces hasta que se zafó de su mordida, para justo después golpearle en la cara con el envés del arma, esto probablemente le hizo daño porque con un potente zarpazo lanzó al mercenario por los aires, el cual cayo pesadamente sobre uno de los montones de flores.
-“Gracias” – agradeció a la joven su amabilidad quien aunque decía que se conocían desde hacía tiempo aún no había conseguido recordarla.
A Demian por otro lado se le notaba más agresivo que de costumbre, al mercenario le fue fácil percatarse de esto, ya que contrastaba mucho con la actitud seria y serena que el muchacho solía tener. A pesar de que probablemente fuese a causa del cansancio Eltrant no pudo evitar preguntarse que estaba pasando por la cabeza del niño y preocuparse por él, a pesar de ello, como todo lo que estaba sucediendo en el bosque, tendría que esperar a que encontraran la flor para preguntarle, no tenían tiempo que perder.
El grupo siguió a Demian, quien parecía estar guiándose por una nueva fragancia que había captado su atención, Eltrant imitó al muchacho pero solo captó el olor a tierra mojada y a plantas que llevaba con él desde que entraron en la espesura, no obstante, cuando se adentraron en la gruta a la cual el muchacho se dirigía un fuerte aroma inundo sus pulmones, flores, de un millar de colores y un centenar de tamaños permanecían esparcidas por el interior de la cueva, claramente puestas ahí a conciencia.
Poco a poco según se adentraban en las profundidades de la misma la luz del sol iba mitigándose hasta que, como la noche anterior, el brujo se vio obligado a usar una de las esferas brillantes que creaba para iluminar el camino.
Algo extraño pasaba con aquella cueva, dejando a un lado el hecho de que estuviese repleta de flores, aquello parecía un santuario, una especie de lugar oculto al que, por el estado de las flores, alguien cuidaba a conciencia.
Sus sospechas fueron confirmadas cuando la luz artificial desveló un cadáver en el fondo de la gruta. El cuerpo parecía llevar allí meses, si no años. Eltrant frunció el ceño y se atusó la barba mientras contemplaba aquel extraño altar en el que descansaba un individuo ataviado con un vestido que claramente había visto tempos mejores, mientras, Eärwen que rápidamente se había recuperado de la impresión inicial que daba el cadáver, con una vista de lince, localizaba una Osiris entre todas aquellas plantas.
Un rugido proveniente del exterior hizo que se pusiese en guardia, la bestia que estaba en la entrada parecía desconcertada, incluso aterrada de que se encontrasen allí dentro. Aquella extraña expresión de confusión que se podía vislumbrar en su cara cambió de golpe a una de odio a la vez que cargaba contra los extraños.
La vista del lobo se posó entonces en Alanna, quien estaba prácticamente al lado del cadáver, de algún modo el animal encolerizó cuando vio a la mujer acercarse más a la difunta, quien cargó contra ella con todas sus fuerzas.
No sabía qué demonios estaba haciendo la chica, pero apretando los dientes y con la espada por delante Eltrant se interpuso entre la bestia y ella antes de que el licántropo le alcanzase. –“¡Apártate del cuerpo!” –Gritó mientras forcejeaba con las garras del animal, fuese quien fuese la mujer muerta, el licántropo parecía enfurecerse aún más si se acercaban al cadáver –“¡Dispara!” – gritó una vez más ahora a Eärwen.
Habilidosamente, esquivó las grandes zarpas de la bestia, pudiendo incluso a desencadenar algún espadazo que otro contra la misma, pero junto al imponente tamaño de aquella cosa había que unirle la velocidad sobrehumana que también poseía y sin que pudiese hacer gran cosa, las fauces del licántropo se cerraron sobre su brazo izquierdo.
Dejando escapar un fuerte grito de dolor, pateó al animal en la cara repetidas veces hasta que se zafó de su mordida, para justo después golpearle en la cara con el envés del arma, esto probablemente le hizo daño porque con un potente zarpazo lanzó al mercenario por los aires, el cual cayo pesadamente sobre uno de los montones de flores.
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
-Sí, esa es -confirmó el chico a la elfa, sintiendo un gran alivio, como si le quitaran una piedra enorme del pecho. Habían tardado poco en encontrar la flor y podrían, apurando el paso, volver al poblado antes que estuviera todo oscuro. Por primera vez en lo que parecía mucho tiempo las cosas iban tranquilas y todo salía bien, sin peligros ni criaturas dispuestas a desparramar sus tripas por el suelo. Se equivocaba.
La figura del lobo entrando furioso a la cueva no hizo sino confirmarle que de alguna manera estaban malditos y el universo entero no descansaría hasta que yacieran sin vida. Una cosa era cierta, no estaba dispuesto a dar su último aliento, no aún, no sin al menos volver al templo y volver a ser aceptado por su maestro.
Dejó la esfera quieta en medio de aquel lugar, mientras él se retiraba hacia un rincón oscuro. Sus compañeros necesitarían la luz para tener alguna oportunidad contra esa bestia, pero no podía dejarla junto a él y ser un blanco fácil. Durante esos instantes en que retrocedía para buscar el instante preciso para atacar la chica nueva y Eltrant tuvieron un encuentro más directo con el enemigo, del cual el humano salió con una grave mordida. Demian se mordió el labio al ver a su compañero herido, pero no podía lanzarse de manera desesperada, sólo conseguiría que todos acabaran muertos. Una serie de sentimientos se agolparon en su corazón, sentimientos que no le eran familiares. Era increíble que se hubiera apegado tanto a aquellas personas en tan pocos días, pero al final era un niño en busca de cariño y aceptación, como cada ser inteligente que alguna vez ha pisado el mundo.
Las sombras lo cubrieron, lo que no era nada difícil en ese ambiente, camuflándose hasta desaparecer, pero entonces dudó. La criatura se movía a una velocidad asombrosa y estaba en su territorio, seguro sabía ubicarle sin siquiera necesitar tener contacto visual. Había despachado a Eltrant con una facilidad que ninguno de los vampiros que habían enfrentado había sido capaz y sus garras parecían afiladas cuchillas. Sus músculos parecían más los de un toro furioso que los de un lobo, no tenía esperanza de ganarle en una pelea. Entonces vio en sus ojos.
Demian siempre había sido malo para comprender a las otras personas y, a pesar de ser un niño, a menudo se le veía siendo muy racional. La compasión, la empatía, aquellas eran cosas que le eran ajenas y desconocidas, pero esos ojos no le fueron desconocidos. Él los había visto en una ocasión.
Como parte de su entrenamiento, Demian había acompañado a otros asesinos en sus labores. Nunca le habían encomendado una misión de asesinato a él solo, pero sí había acompañado a los expertos, asistiéndoles y aprendiendo de ellos. En una ocasión algo había salido mal, cuando el asesino estaba por matar a un joven, su madre había entrado en la habitación. Los ojos de horror, impotencia y desesperada angustia de la mujer al ver a su amado hijo a punto de ser rebanado se habían grabado en su memoria. Eran los mismos ojos que tenía aquella bestia furiosa y sabía que haría lo que fuera por proteger a ese montón de huesos, como aquella madre en ese entonces había hecho, arrojándose desarmada en su contra.
Cambió su rumbo, en vez de ir hacia el lobo se dirigió hacia el viejo cadáver y entonces dejó caer su daga sobre el reseco cuello. La calavera de largos cabellos fue a dar al piso en un segundo, reventándose como un jarrón al impacto, soltando una pequeña nube de un polvo blanquecino.
La reacción del lobo no se hizo esperar. Corrió hacia su amada con espanto, arrojando al niño por los aires a su paso, aunque ni siquiera se había preocupado de realmente atacarle, simplemente lo había sacado de en medio como quien saca un obstáculo del camino. El lobo dejó su forma animal, convirtiéndose en un hombre de más de 50 años con el cuerpo lleno de cicatrices. Abrazó el cadáver con un dolor enorme, mientras su rostro se llenaba de lágrimas.
-¡¿Por quéeeeee?! -exclamó en un grito desgarrador- ella no había hecho nada malo.
Las manos del hombre temblaban ante el horror de la muerte de su amada, tal como aquella madre había temblado en esa ocasión al sostener el cuerpo sin vida de su hijo, dejando atrás todo intento de lucha.
Demian quiso ponerse en pie de inmediato, pero sólo entonces se percató de que a través de todo el lado izquierdo de su pecho y hombro del mismo lado lucían unas sangrantes heridas hechas con las garras del licántropo cuando le había sacado del camino. Se llevó una mano a la zona afectada y se retorció de dolor.
El licántropo era ahora un blanco fácil, en su forma humana no tenía la misma resistencia y se encontraba quieto. ¿Acabaría la elfa con su miseria ahora que estaba partido por el dolor o mostraría compasión?, se preguntó el chico.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
El lobo avanzó a una velocidad pasmosa hacia ellos, rugiendo enfurecido porque aquellos extraños hubiesen osado entrar en su guarida, la cueva donde descansaban los restos de su amada. Alanna se acercó al cuerpo, intentando llamar la atención de la bestia para que esta se dirigiese hacia ella, mientras cambiaba la daga por una espada, que sin duda le sería más útil contra la criatura.
Pero antes de que el animal lograra alcanzarla, Eltrant se interpuso en su camino, blandiendo su arma y gritando a la muchacha que se apartase del cadáver, antes de instar a la elfa a que disparase, aprovechando el forcejeo que mantenían. Eärwen levantó el arco y apuntó directamente al lobo, pero este se movía demasiado, lo que le dificultaba el encontrar un ángulo de tiro con el que pudiese alcanzarlo sin herir a su compañero.
La bestia consiguió morder el brazo del humano, que hizo todo lo posible por librarse de su agarre, golpeándole el hocico con fuerza. Aquello le afectó, enfadándolo aún más de lo que ya estaba, lanzó un zarpazo hacia el hombre con tal intensidad que salió volando por los aires, hasta aterrizar en uno de los montones de flores cercanos. La de ojos azules liberó la flecha, que pasó rozándole un hombro pero no logró herirlo de gravedad, por la rapidez con que volvía a la carga.
Pero algo lo detuvo en seco, algo que la elfa no entendió hasta que vio rodar la cabeza del cuerpo hacia el borde del altar, para caer y romperse por el impacto contra el suelo. El licántropo abandonó su forma animal y corrió hacia lo que quedaba del cadáver, ya con apariencia humana, que rebelaba a un hombre de unos cincuenta años cuya piel estaba llena de cicatrices.
Eärwen observó con espanto al pequeño brujo, que también había resultado herido y sangraba, tendría que tratarlos a ambos cuanto antes. Pero primero debía ocuparse del lobo, que ahora abrazaba aquellos huesos y lloraba desconsolado, exclamando que ella no había hecho nada malo, detalle que de pronto dio sentido a todo. Aquella mujer había sido su amada en algún momento del pasado, pero por alguna razón había fallecido y al parecer él no asimilaba ese hecho.
La de cabellos negros relajó los hombros, sintiendo pena por la forma en que aquel individuo se había consumido, esperando el regreso de su compañera durante años. No podía matarlo, pero tampoco estaba dispuesta a permitir que hiriese de nuevo a los demás, con lo que mantuvo el arco listo pero apuntando al suelo, mientras se acercaba un poco al altar, lentamente.
- Ella abandonó este mundo hace mucho, muy en el fondo lo sabes. - le habló con tono suave, tranquilizador. - Debes dejar que su alma descanse en paz, a ella no le gustaría ver en lo que te has convertido. - prosiguió acercándose un poco más, pero manteniéndose alerta en todo momento. Debía darse prisa en terminar con aquella tensa situación, para examinar el estado de Eltrant y Demian, que había recibido la peor parte.
- Estoy segura de que no querría esto para ti, aunque hayas dedicado tanto tiempo a mantener su recuerdo es hora de que sigas adelante, tienes que aceptarlo. - musitó por último, antes de desviar la mirada hacia sus compañeros, notablemente preocupada.
Pero antes de que el animal lograra alcanzarla, Eltrant se interpuso en su camino, blandiendo su arma y gritando a la muchacha que se apartase del cadáver, antes de instar a la elfa a que disparase, aprovechando el forcejeo que mantenían. Eärwen levantó el arco y apuntó directamente al lobo, pero este se movía demasiado, lo que le dificultaba el encontrar un ángulo de tiro con el que pudiese alcanzarlo sin herir a su compañero.
La bestia consiguió morder el brazo del humano, que hizo todo lo posible por librarse de su agarre, golpeándole el hocico con fuerza. Aquello le afectó, enfadándolo aún más de lo que ya estaba, lanzó un zarpazo hacia el hombre con tal intensidad que salió volando por los aires, hasta aterrizar en uno de los montones de flores cercanos. La de ojos azules liberó la flecha, que pasó rozándole un hombro pero no logró herirlo de gravedad, por la rapidez con que volvía a la carga.
Pero algo lo detuvo en seco, algo que la elfa no entendió hasta que vio rodar la cabeza del cuerpo hacia el borde del altar, para caer y romperse por el impacto contra el suelo. El licántropo abandonó su forma animal y corrió hacia lo que quedaba del cadáver, ya con apariencia humana, que rebelaba a un hombre de unos cincuenta años cuya piel estaba llena de cicatrices.
Eärwen observó con espanto al pequeño brujo, que también había resultado herido y sangraba, tendría que tratarlos a ambos cuanto antes. Pero primero debía ocuparse del lobo, que ahora abrazaba aquellos huesos y lloraba desconsolado, exclamando que ella no había hecho nada malo, detalle que de pronto dio sentido a todo. Aquella mujer había sido su amada en algún momento del pasado, pero por alguna razón había fallecido y al parecer él no asimilaba ese hecho.
La de cabellos negros relajó los hombros, sintiendo pena por la forma en que aquel individuo se había consumido, esperando el regreso de su compañera durante años. No podía matarlo, pero tampoco estaba dispuesta a permitir que hiriese de nuevo a los demás, con lo que mantuvo el arco listo pero apuntando al suelo, mientras se acercaba un poco al altar, lentamente.
- Ella abandonó este mundo hace mucho, muy en el fondo lo sabes. - le habló con tono suave, tranquilizador. - Debes dejar que su alma descanse en paz, a ella no le gustaría ver en lo que te has convertido. - prosiguió acercándose un poco más, pero manteniéndose alerta en todo momento. Debía darse prisa en terminar con aquella tensa situación, para examinar el estado de Eltrant y Demian, que había recibido la peor parte.
- Estoy segura de que no querría esto para ti, aunque hayas dedicado tanto tiempo a mantener su recuerdo es hora de que sigas adelante, tienes que aceptarlo. - musitó por último, antes de desviar la mirada hacia sus compañeros, notablemente preocupada.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Vi con horror como mi idea fallaba y como consecuencia, Eltrant salía herido de gravedad, no esperaba que me fuese a defender interponiéndose entre mi y la bestia, no estaba acostumbrada a que me protegiesen, sino a proteger. Intenté acercarme con rapidez ya que la elfa no lograba alcanzar una buena posición de tiro, pero en cuanto me hube apartado del cadáver a mis espaldas llamó su atención, una luz proveniente de no se donde tiró del alta el cuerpo con vestido andrajosor, la cabeza explotó en miles de pedazos al tocar el suelo. Intenté cubrirme, el hueso es un material duro y puede ser peligroso:
Recuperándome de la sorpresa me dirigí hacia los heridos para cubrirlos, y una vez allí vi que el peligroso monstruo era ahora un hombre que lloraba desolado la perdida de su amada, pero esas lágrimas no cambiaban el hecho de que fuese un perturbado. Mientras la elfa se ocupaba de la situación yo me agaché junto al chico rubio, que era el más cercano a mi, y saqué alcohol de mi macuto, se me calló mi insignia de guardia, pero ya la recogería más tarde:
- Te va a escocer- susurré mientras le tiraba el alcohol sobre la mordedura. Arranqué un trozo de mi camiseta y lo envolví en su herida, con eso aguantaría de momento.
Corrí junto al pequeño, que no parecía estar en mejor estado y actué de igual manera, esta vez, usando como venda la capucha de mi capa. Lo cogí en brazos como pude y lo llevé junto a su amigo, serían más fáciles de defender si estaban juntos. No estaban bien de la cabeza, se arriesgaban demasiado:
- No os durmáis, ¿de acuerdo? no podéis dormiros, estáis perdiendo sangre, no demasiada, pero necesitáis tratamiento, no tengo nada que me sirva aquí, así que tendréis que esperar, simplemente no os durmáis, estaos quietos y no hagáis más locuras- les pedí más que ordené apartando el pelo de la cara del pequeño para comprobar que no tenía más heridas.
Volví mi atención para comprobar que la joven se había acercado al monstruo con calma y le hablaba con tranquilidad. No me atrevía a interferir, cualquier movimiento cercano podría alterarlo y también la elfa se vería herida, dejé la espada en el suelo y me acerqué despacio, con las manos en alto, respirando con calma y hablé con la misma cadencia que la otra mujer:
- Ella tiene razón, lo sabías, y estoy convencida de que debías amarla mucho para protegerla de ese modo.- comenté llegando al altar, la bestia parecía dormitar por momentos dentro del hombre alicaído que tenía enfrente- y ella debía amarte del mismo modo, nadie que quiera así puede ser malvado, ni tampoco puede desear que la persona que durante tanto tiempo recibió su afecto sufra tanto. Ambos, tu y ella, os merecéis descansar.
Incluso en su locura, vi una señal de reconocimiento en los ojos del ser, parecía inmensamente triste, como si después de las palabras de la elfa y las mías, hubiese perdido las ganas de luchar, El ser bajo la cabeza en señal de rendición, y yo dí un suspiro de alivio, mirando a la joven que se encontraba a mi lado, di una pequeña sonrisa. Parecía que estábamos por terminar allí.
Recuperándome de la sorpresa me dirigí hacia los heridos para cubrirlos, y una vez allí vi que el peligroso monstruo era ahora un hombre que lloraba desolado la perdida de su amada, pero esas lágrimas no cambiaban el hecho de que fuese un perturbado. Mientras la elfa se ocupaba de la situación yo me agaché junto al chico rubio, que era el más cercano a mi, y saqué alcohol de mi macuto, se me calló mi insignia de guardia, pero ya la recogería más tarde:
- Te va a escocer- susurré mientras le tiraba el alcohol sobre la mordedura. Arranqué un trozo de mi camiseta y lo envolví en su herida, con eso aguantaría de momento.
Corrí junto al pequeño, que no parecía estar en mejor estado y actué de igual manera, esta vez, usando como venda la capucha de mi capa. Lo cogí en brazos como pude y lo llevé junto a su amigo, serían más fáciles de defender si estaban juntos. No estaban bien de la cabeza, se arriesgaban demasiado:
- No os durmáis, ¿de acuerdo? no podéis dormiros, estáis perdiendo sangre, no demasiada, pero necesitáis tratamiento, no tengo nada que me sirva aquí, así que tendréis que esperar, simplemente no os durmáis, estaos quietos y no hagáis más locuras- les pedí más que ordené apartando el pelo de la cara del pequeño para comprobar que no tenía más heridas.
Volví mi atención para comprobar que la joven se había acercado al monstruo con calma y le hablaba con tranquilidad. No me atrevía a interferir, cualquier movimiento cercano podría alterarlo y también la elfa se vería herida, dejé la espada en el suelo y me acerqué despacio, con las manos en alto, respirando con calma y hablé con la misma cadencia que la otra mujer:
- Ella tiene razón, lo sabías, y estoy convencida de que debías amarla mucho para protegerla de ese modo.- comenté llegando al altar, la bestia parecía dormitar por momentos dentro del hombre alicaído que tenía enfrente- y ella debía amarte del mismo modo, nadie que quiera así puede ser malvado, ni tampoco puede desear que la persona que durante tanto tiempo recibió su afecto sufra tanto. Ambos, tu y ella, os merecéis descansar.
Incluso en su locura, vi una señal de reconocimiento en los ojos del ser, parecía inmensamente triste, como si después de las palabras de la elfa y las mías, hubiese perdido las ganas de luchar, El ser bajo la cabeza en señal de rendición, y yo dí un suspiro de alivio, mirando a la joven que se encontraba a mi lado, di una pequeña sonrisa. Parecía que estábamos por terminar allí.
Última edición por Alanna Delteria el Sáb Abr 04 2015, 08:01, editado 1 vez
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Un grito desolador le despertó, no sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, pero aquel alarido le demostró que había sido demasiado. Llevó su brazo derecho hacia el pomo de la espada, que estaba entre las flores junto a él, con intención de entrar de nuevo al combate.
Trató de situarse, muchas cosas estaban pasando en muy poco tiempo, el agudo dolor que sentía en el brazo derecho le decía que no iba a tener muchas opciones de ganar aquel enfrentamiento.
El grito desgarrador se había vuelto ahora un sollozo constante, mareado buscó el origen de aquel llanto, lo único que le tranquilizaba de aquel llanto era que no le era familiar la voz; no encontró al lobo, sino a un hombre desolado abrazando el cadáver del que una vez hubiera sido su amada. Aquello explicaba el altar.
Eärwen por su parte, ahora desarmada, se había acercado cautelosamente hacía el hombre y parecía estar hablando con él, tranquilizándole, un atisbo de sonrisa surcó el cansado rostro de Eltrant, Eärwen era la persona más altruista y amable que habia conocido, incluso en un momento como aquel estaba tratando de razonar con el atacante, entonces su vista se posó en el maltrecho muchacho que, como él, había sido herido por la bestia.
-“¡Demian!”- trató de levantarse e ir a socorrer al joven, pero su cuerpo simplemente había decidido que aquel era el momento idóneo para apagarse.
En ese momento su nueva compañera llegó y a toda prisa después de sacar una especie de tarro de sus pertenencias, vertió el contenido del mismo sobre la herida de Eltrant, este que no se esperaba aquella atención por parte de la joven emitió un leve gemido cuando el medicamento comenzó a trabajar sobre la mordedura, hecho esto vendo fuertemente el brazo del mercenario y se marchó a ayudar a Demian.
Mientras la joven traía al niño de vuelta junto a él la mirada de Eltrant se posó sobre una pequeña placa color plata que estaba en el suelo, no la alcanzaba con la mano que tenía intacta, así que tuvo que arrastrándose un poco.
Una vez la tuvo la insignia en su poder la estudió por encima, había visto aquella placa más de una vez, sobre todo cuando tenía “conflictos” con la guardia de Lunargenta a causa de su aspecto, sorprendido miró a Alenna, la vida de guardia en la ciudad no era precisamente fácil, no aparentaba ser el tipo de chica que tenía un trabajo como aquel, dejó la placa a un lado y no dijo nada, simplemente observó pacientemente como repetía lo mismo que había hecho con sus heridas en las de Demian, mientras tanto, Eärwen seguía tratando con el licántropo quien parecía negarse a querer separarse del cadáver
-“No prometo nada” – contestó sonriéndole a Alenna tras oír sus peticiones.
Cuando la guarda se hubo ido a ayudar a Eärwen con el licántropo se volvió hacia Demian quien estaba a su lado y miró sus vendas preocupado, Demian solía ser cauto con sus planes, y siempre los pensaba a conciencia antes de hacer alguna acción, al menos eso era lo que le había demostrado hasta el momento.
De todas formas seguía sin saber cómo se había herido el muchacho, así que después de unos segundos suspiró y alargando el brazo sano hasta su cabeza le despeinó – “Y yo que creía que tú eras el inteligente de los dos, déjame el llevarme golpes a mí, ¿Vale?” – Rió un poco mientras se ajustaba la venda improvisada que le había puesto Alanna, la cual empezaba a empaparse en sangre– “Y gracias” – dijo señalando al hombre, que aunque triste, parecía más calmado, ahora mirando a las dos chicas como si su cabeza empezase a unir las piezas de un complejo rompecabezas. –“Me he quedado inconsciente al caer aquí... pero lo que sea que hayas hecho ha funcionado”
Mientras tanto delante de ellos Eärwen parecía haber conseguido que al menos el hombre se calmase y dejase a un lado el ansia de sangre que hacia menos de unos minutos había demostrado. El hombre, soltó el cadáver y dando la espalda al grupo se quedó mirándolo en silencio.
-“Volved de donde quiera que vengáis…” – dijo después de unos segundos en silencio, en su voz se podía escuchar aún un deje de dolor pero sin embargo, ahora sonaba más firme y segura, seguía odiando a los que estaban en aquella cueva, aquello estaba claro, pero ahora ya no parecía querer acabar con sus vidas – “¡Marchaos!” – Gritó esta vez furioso –“Dejadme solo… tengo… tengo que… simplemente… marchaos...”
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Off: Alanna, creo que hay una pequeña confusión en tu post, el cuerpo de la mujer no explotó, lo que "explotó" fue solamente la cabeza del cadaver al caer al suelo y romperse como un jarrón en miles de pedazos ^^
Trató de situarse, muchas cosas estaban pasando en muy poco tiempo, el agudo dolor que sentía en el brazo derecho le decía que no iba a tener muchas opciones de ganar aquel enfrentamiento.
El grito desgarrador se había vuelto ahora un sollozo constante, mareado buscó el origen de aquel llanto, lo único que le tranquilizaba de aquel llanto era que no le era familiar la voz; no encontró al lobo, sino a un hombre desolado abrazando el cadáver del que una vez hubiera sido su amada. Aquello explicaba el altar.
Eärwen por su parte, ahora desarmada, se había acercado cautelosamente hacía el hombre y parecía estar hablando con él, tranquilizándole, un atisbo de sonrisa surcó el cansado rostro de Eltrant, Eärwen era la persona más altruista y amable que habia conocido, incluso en un momento como aquel estaba tratando de razonar con el atacante, entonces su vista se posó en el maltrecho muchacho que, como él, había sido herido por la bestia.
-“¡Demian!”- trató de levantarse e ir a socorrer al joven, pero su cuerpo simplemente había decidido que aquel era el momento idóneo para apagarse.
En ese momento su nueva compañera llegó y a toda prisa después de sacar una especie de tarro de sus pertenencias, vertió el contenido del mismo sobre la herida de Eltrant, este que no se esperaba aquella atención por parte de la joven emitió un leve gemido cuando el medicamento comenzó a trabajar sobre la mordedura, hecho esto vendo fuertemente el brazo del mercenario y se marchó a ayudar a Demian.
Mientras la joven traía al niño de vuelta junto a él la mirada de Eltrant se posó sobre una pequeña placa color plata que estaba en el suelo, no la alcanzaba con la mano que tenía intacta, así que tuvo que arrastrándose un poco.
Una vez la tuvo la insignia en su poder la estudió por encima, había visto aquella placa más de una vez, sobre todo cuando tenía “conflictos” con la guardia de Lunargenta a causa de su aspecto, sorprendido miró a Alenna, la vida de guardia en la ciudad no era precisamente fácil, no aparentaba ser el tipo de chica que tenía un trabajo como aquel, dejó la placa a un lado y no dijo nada, simplemente observó pacientemente como repetía lo mismo que había hecho con sus heridas en las de Demian, mientras tanto, Eärwen seguía tratando con el licántropo quien parecía negarse a querer separarse del cadáver
-“No prometo nada” – contestó sonriéndole a Alenna tras oír sus peticiones.
Cuando la guarda se hubo ido a ayudar a Eärwen con el licántropo se volvió hacia Demian quien estaba a su lado y miró sus vendas preocupado, Demian solía ser cauto con sus planes, y siempre los pensaba a conciencia antes de hacer alguna acción, al menos eso era lo que le había demostrado hasta el momento.
De todas formas seguía sin saber cómo se había herido el muchacho, así que después de unos segundos suspiró y alargando el brazo sano hasta su cabeza le despeinó – “Y yo que creía que tú eras el inteligente de los dos, déjame el llevarme golpes a mí, ¿Vale?” – Rió un poco mientras se ajustaba la venda improvisada que le había puesto Alanna, la cual empezaba a empaparse en sangre– “Y gracias” – dijo señalando al hombre, que aunque triste, parecía más calmado, ahora mirando a las dos chicas como si su cabeza empezase a unir las piezas de un complejo rompecabezas. –“Me he quedado inconsciente al caer aquí... pero lo que sea que hayas hecho ha funcionado”
Mientras tanto delante de ellos Eärwen parecía haber conseguido que al menos el hombre se calmase y dejase a un lado el ansia de sangre que hacia menos de unos minutos había demostrado. El hombre, soltó el cadáver y dando la espalda al grupo se quedó mirándolo en silencio.
-“Volved de donde quiera que vengáis…” – dijo después de unos segundos en silencio, en su voz se podía escuchar aún un deje de dolor pero sin embargo, ahora sonaba más firme y segura, seguía odiando a los que estaban en aquella cueva, aquello estaba claro, pero ahora ya no parecía querer acabar con sus vidas – “¡Marchaos!” – Gritó esta vez furioso –“Dejadme solo… tengo… tengo que… simplemente… marchaos...”
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Off: Alanna, creo que hay una pequeña confusión en tu post, el cuerpo de la mujer no explotó, lo que "explotó" fue solamente la cabeza del cadaver al caer al suelo y romperse como un jarrón en miles de pedazos ^^
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Demian miró preocupado a Eltrant. Sus heridas parecían más graves, ya que había recibido una mordida del licántropo y había caído inconsciente por unos instantes. Era mucha la sangre que le rodeaba y su estado podía empeorar en cualquier momento. En comparación lo suyo no era tan grave, sólo cortes de cuando las garras lo había sacado del camino, aunque parecían profundos y eran ciertamente dolorosos. Si aquel lobo hubiera querido le habría partido por la mitad con escaso esfuerzo, ya que su cuerpo no contaba con la fortaleza de Eltrant.
Contempló con cierto horror cuando la mujer que habían encontrado en el bosque le aplicaba un líquido a Eltrant. Su cara, a pesar de que se contuvo, emitiendo apenas unos quejidos, reflejaba que aquello debía doler un montón. Cuando fue su turno quiso oponerse, decirle que ya Ëarwen se encargaría de sus heridas, que no era nada grave, pero ella actuó con una convicción y presteza tal que el chico no pudo siquiera intentar resistirse y cuando el alcohol tocó sus heridas sintió como si le estuvieran aplicando una brasa ardiendo. Logró controlarse para no gritar de manera desesperada mordiendo el cuero de su brazalete, aunque ciertamente emitió mucho más ruido que su compañero, pero no pudo evitar patalear como un poseso.
La magia curativa de Ëarwen siempre le había dado una agradable sensación de bienestar, lo que en cierta manera le había hecho olvidar lo que realmente implicaba ser herido en batalla, pero acababa de recibir un recordatorio muy claro al respecto, arriesgar la vida no era un juego y él no tenía la fortaleza de los adultos para resistir. Debilitado, no opuso resistencia cuando la mujer lo cargó hasta dejarlo junto a su compañero. No recordaba haberse sentido más indefenso y pequeño en mucho tiempo.
Asintió en silencio cuando ella les dio órdenes de no caer dormido y sintió que tenía una responsabilidad de mantener un ojo en Eltrant, él se encontraba más grave. Sintió también algo de vergüenza cuando en aquel tono percibió un reproche, no había degollado aquel cadáver por mero placer, sino porque había notado que era el centro de atención del enemigo, había resultado herido porque no había sido suficientemente rápido para salirse del camino del licántropo. Eso no contaba como locura… ¿o sí?, se preguntó.
Las mujeres se pusieron a hablar con el que ahora lucía como un hombre de edad avanzada, que desesperado abrazaba el cadáver de la que alguna vez fuera su amada. Demian se preguntó por qué no acababan con la vida del sujeto antes de que el shock pasara y buscara venganza. Él acababa de degollar a su amada, de seguro buscaría arrancarle las tripas en venganza. Decidió que era la única oportunidad de terminar esa batalla y no había tiempo que perder.
Se puso de pie con esfuerzo, pero al menos sus piernas y el lado derecho de su torso se encontraban intactos. Tomó con la mano de ese lado su daga y activó su ilusión de invisibilidad. Las sombras le envolvieron, haciendo que se esfumara en el aire. Su plan era simple, mientras ellas conversaban con el sujeto, él le clavaría la daga por la espalda y acabaría con su vida.
No alcanzó a dar ni dos pasos. La ilusión se desarmó y tropezó, cayendo al piso víctima de un mareo intenso, soltando su daga. ¿Qué estaba pasando?, se preguntó. Las heridas no le había parecido tan graves y no había recibido otros golpes, pero aún así no había sido capaz de mantener su ilusión por más de un par de segundos. La respuesta pareció formarse en su cabeza de manera instintiva, estaba agotado, necesitaba descansar con urgencia. Se olvidó de todo, del licántropo, de la flor que buscaban, de Eltrant, Ëarwen y Alanna, se olvidó de la instrucción de no dormir.
Instantes después el chico caía dormido abrazando su daga. No era una inconsciencia grave, seguramente recobraría el sentido si alguien le intentaba despertar, pero por ahora se entregaba a las suaves caricias del mundo de los sueños.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Eärwen pudo observar como Alanna hacía lo posible por atender a los heridos, cosa que la tranquilizó un poco, sobre todo al ver que apartaba a Demian del lugar, alejándolo del licántropo por si este volvía a tener otro brote violento. Poco después la joven se acercó, para intentar apoyar su acción y que entre ambas consiguieran convencerlo, cosa que empezaba a parecer posible.
El hombre bajó el rostro, aún sin soltar los restos de su amada, pero las lágrimas dejaron de recorrer sus mejillas. Depositó el cuerpo con cuidado sobre el altar y se quedó mirándolo, dando la espalda a aquellas dos extrañas que intentaban hacerle ver la cruda realidad, Catalina lo había abandonado hacía ya mucho y el resto de lobos tenían razón, cosa que él se había negado a aceptar hasta el momento.
Finalmente rompió el silencio, para gritar al grupo que se fuera de allí, que lo dejaran solo. La elfa guardó la flecha y se colgó el arco al hombro, antes de hacer un gesto a Alanna para que retrocediese hacia donde esperaban sus compañeros. Juntó las manos y musitó una oración en su lengua materna, pidiendo a los dioses que acogieran el alma de aquella mujer y que perdonasen a su amado, que lo guiasen por la senda correcta. El lobo debió entender al menos en parte lo que decía, cruzó una mirada con ella, en la que la de ojos azules solo pudo ver tristeza y soledad.
Sintió lástima por él, le hubiese gustado ayudarlo a superar aquella pérdida, pero no podía quedarse allí. El pescador aún esperaba su antídoto y dos miembros del grupo estaban heridos, tenían que irse de inmediato. Se reunió con los demás y echó un vistazo al brujo, alarmada por encontrarlo inconsciente. Alanna se había ocupado de desinfectar y vendar las heridas de ambos, pero la joven no les permitiría abandonar la cueva en ese estado, no mientras siguiesen perdiendo sangre.
Colocó las manos sobre las vendas del muchacho y dejó que sus poderes sanadores hicieran el resto, antes de retirar la tela para cerciorarse de que las marcas del zarpazo hubiesen desaparecido. Luego pasó al brazo de Eltrant y repitió la acción, de modo que ambos quedasen curados del todo, aunque podrían sentirse algo mareados aún. Incorporó al mago hasta dejarlo sentado y lo sujetó pasando un brazo por su espalda, a modo de apoyo. - ¿Demian me oyes? Por favor reacciona, tenemos que marcharnos. - le dijo con voz suave, mientras daba leves palmadas en una de sus mejillas.
Silverfang los observó en silencio, antes de volver a darles la espalda para clavar su mirada en lo que quedaba de su amada, a la que daría un entierro digno en cuanto los extraños se fuesen de allí. Llenaría de flores su tumba, tal como había hecho durante años en la caverna, para que Catalina siempre estuviese rodeada de belleza, y de aquellas cosas que tanto le gustaban en vida.
Eärwen apartó la vista hacia Eltrant y Alanna, sin soltar al pequeño. - Será mejor que nos vayamos ya, id delante yo os sigo. - indicó, antes de tomar al muchacho en brazos, para sacarlo de allí cuanto antes. Con toda seguridad Demian comenzaría a reaccionar en breve, pero la elfa no quería tentar a la suerte después de todos los problemas que habían tenido en los últimos días, así que lo llevaría consigo hasta que despertase, para no dar tiempo al lobo de cambiar de opinión o volverse a enfadar por su presencia.
El hombre bajó el rostro, aún sin soltar los restos de su amada, pero las lágrimas dejaron de recorrer sus mejillas. Depositó el cuerpo con cuidado sobre el altar y se quedó mirándolo, dando la espalda a aquellas dos extrañas que intentaban hacerle ver la cruda realidad, Catalina lo había abandonado hacía ya mucho y el resto de lobos tenían razón, cosa que él se había negado a aceptar hasta el momento.
Finalmente rompió el silencio, para gritar al grupo que se fuera de allí, que lo dejaran solo. La elfa guardó la flecha y se colgó el arco al hombro, antes de hacer un gesto a Alanna para que retrocediese hacia donde esperaban sus compañeros. Juntó las manos y musitó una oración en su lengua materna, pidiendo a los dioses que acogieran el alma de aquella mujer y que perdonasen a su amado, que lo guiasen por la senda correcta. El lobo debió entender al menos en parte lo que decía, cruzó una mirada con ella, en la que la de ojos azules solo pudo ver tristeza y soledad.
Sintió lástima por él, le hubiese gustado ayudarlo a superar aquella pérdida, pero no podía quedarse allí. El pescador aún esperaba su antídoto y dos miembros del grupo estaban heridos, tenían que irse de inmediato. Se reunió con los demás y echó un vistazo al brujo, alarmada por encontrarlo inconsciente. Alanna se había ocupado de desinfectar y vendar las heridas de ambos, pero la joven no les permitiría abandonar la cueva en ese estado, no mientras siguiesen perdiendo sangre.
Colocó las manos sobre las vendas del muchacho y dejó que sus poderes sanadores hicieran el resto, antes de retirar la tela para cerciorarse de que las marcas del zarpazo hubiesen desaparecido. Luego pasó al brazo de Eltrant y repitió la acción, de modo que ambos quedasen curados del todo, aunque podrían sentirse algo mareados aún. Incorporó al mago hasta dejarlo sentado y lo sujetó pasando un brazo por su espalda, a modo de apoyo. - ¿Demian me oyes? Por favor reacciona, tenemos que marcharnos. - le dijo con voz suave, mientras daba leves palmadas en una de sus mejillas.
Silverfang los observó en silencio, antes de volver a darles la espalda para clavar su mirada en lo que quedaba de su amada, a la que daría un entierro digno en cuanto los extraños se fuesen de allí. Llenaría de flores su tumba, tal como había hecho durante años en la caverna, para que Catalina siempre estuviese rodeada de belleza, y de aquellas cosas que tanto le gustaban en vida.
Eärwen apartó la vista hacia Eltrant y Alanna, sin soltar al pequeño. - Será mejor que nos vayamos ya, id delante yo os sigo. - indicó, antes de tomar al muchacho en brazos, para sacarlo de allí cuanto antes. Con toda seguridad Demian comenzaría a reaccionar en breve, pero la elfa no quería tentar a la suerte después de todos los problemas que habían tenido en los últimos días, así que lo llevaría consigo hasta que despertase, para no dar tiempo al lobo de cambiar de opinión o volverse a enfadar por su presencia.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
- off rol:
- ya lo he corregido Eltrant
Con el rugido del hombre echándonos fuera, la elfa me hizo una señal para que me retirase hacia donde estaban el niño mago y el joven rubio. Me agaché al lado de ambos, el pequeño dormitaba abrazado a una daga y Eltrant parecía recuperar el color tras mi intervención, recogí mi insignia, que estaba cerca de este último y miré sorprendida, como trataba las heridas de ambos, debía ser genial tener ese tipo de magia, que sanaba sin dolor. El pequeño había hecho caso omiso a mi pedido de que no se durmiese, y se encontraba en un sueño ligero, no parecía causado por el mareo y con los cuidados de la joven elfa no debía tardar en despertar. Se me daba bien seguir ordenes, así que cuando la chica me instó a ir hacia delante, ayudé a Eltrant a levantarse y salimos de allí como alma que lleva al diablo.
Corriendo nos alejamos de la cueva, mientras escuchábamos aun el rugido del perturbado triste por la perdida de su amada y de si mismo, era tan triste, cuando pudiese debía volver presta a Lunargenta para informar de la situación y que le prestasen ayuda. Debía haber sufrido mucho, solo, con la única compañía de un recuerdo que jamás volvería a recuperar...
Iba encabezando la marcha, corriendo sin cesar hasta que, cerca, escuché el murmullo del agua y me frené en seco tropezando con mis propios pies y cayendo de bruces.
- ¿Escuchais? Por aquí hay agua, no debemos estar lejos del riachuelo.- aproveché mi pequeño tropezón para respirar, y me alcé con cuidado ¿dónde había dejado mi insignia? rebusqué por mis bolsillos, no recodaba haerla recogido en el frenesí de la huida y di un suspiro de alivio- Cuando llegue a Lunargenta me encargaré de que vengan a prestarle ayuda- Dije en voz alta, para tranquilizar a la elfa, que parecía muy preocupada por no haber podido ayudar más a ese pobre loco.-¿Estáis todos bien? ¿Aun te duele el brazo?- pregunté al chico- ¿ya ha despertado el pequeño brujo?
Esperé a que alguién guiase el camino, yo simplemente había corrido a lo loco, ya no sabía llegar más lejos.
Última edición por Alanna Delteria el Miér Abr 08 2015, 09:28, editado 1 vez
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
-“Espera” – Eltrant trató de sujetar a Demian quien con una de sus dagas en la mano se levantó con intención de atacar al compungido licántropo, dada su condición física lo máximo que pudo hacer el mercenario fue alargar el brazo para intentar atraparle y retenerle allí consigo pero el muchacho se hubo desvanecido mucho antes de que este pudiese cerrar la mano.
Esperando lo peor usó la espada a modo de apoyo para levantarse, en caso de que necesitasen su ayuda, estaría ahí para proporcionársela, pero como había pasado varios minutos antes, su cuerpo simplemente no le obedecía. Apenas unos segundos después, antes de que pudiese hacer uso de sus dagas, Demian reapareció y se desplomó en el suelo, agotado. Eltrant frunció el ceño y se arrastró hasta él, solo estaba cansado, manipular aquel tipo de ilusiones no parecía ser un trabajo fácil y él muchacho había estado abusando de ellas los últimos días.
Eltrant suspiró aliviado cuando el licántropo gritó que se fuesen de allí, no le apetecía volver a ver a aquel se enfadado. Eärwen se dirigió rápido hacia ellos y les aplicó una vez más su magia curativa, agradeciendo a la elfa con una cansada sonrisa se incorporó levemente para ser auxiliado por Alanna hasta que finalmente consiguió ponerse de pie.
Eärwen les indicó que fuesen primero, tenían que salir de allí antes de que el lobo cambiase de parecer, preocupado miró a Demian, a quien Eärwen se estaba encargando de cargar.
Rápidamente salieron de la cueva, dejando dentro al desdichado hombre con su amor perdido, el cual, tan pronto como aquellos extraños abandonaron su santuario, dejo escapar un último rugido por su amada.
Alanna guiaba esta vez el camino, el mercenario que seguía mareado, estuvo a punto de perder la consciencia y caer de bruces contra el suelo en más de una ocasión durante el trayecto, pero usando su espada a modo de bastón, que había metido dentro de su vaina se fue abriendo paso tras la joven; en último lugar iba Eärwen cargando con Demian, agradeció que la elfa fuese tras él, de ese modo si se desmayaba ella lo notaria, aunque trató de mantenerla vigilada también, usar toda aquella magia curativa no parecía ser sencillo y ella seguía haciéndolo constantemente, aunque a simple vista no lo pareciese, estaría tan cansada como sus compañeros.
Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de la cueva Alanna se paró de golpe, de forma que sin que ella lo pretendiese perdiera el equilibrio y cayese contra el suelo cuan larga era, Eltrant le dedicó una sonrisa a la chica y le ayudó a levantarse.
–“No, apenas me duele, Eärwen siempre hace un buen trabajo” – Contestó moviendo el brazo mientras sonreía a la elfa quien llevaba aún a Demian. Omitió el hecho de que seguía mareado, el cansancio y la pérdida de sangre no eran cosas que pudiesen reponerse con magia, necesitaba descansar y lo haría tan pronto como llegasen al poblado. –“No estamos muy lejos del pueblo” – dijo ignorando el hecho de que se le nublaba la vista cada varios minutos. –"En aquella dirección, creo” – señaló hacía la espesura.
Mantuvo el equilibrio gracias a un árbol en el cual se apoyó y después de unos segundos viendo que Alanna no conocía el camino hacia el pueblo, y que Eärwen aun cargaba con el brujo se puso en cabeza y empezó a nadar hacia el pueblo.
Al menos habían encontrado lo que habían ido a buscar.
Esperando lo peor usó la espada a modo de apoyo para levantarse, en caso de que necesitasen su ayuda, estaría ahí para proporcionársela, pero como había pasado varios minutos antes, su cuerpo simplemente no le obedecía. Apenas unos segundos después, antes de que pudiese hacer uso de sus dagas, Demian reapareció y se desplomó en el suelo, agotado. Eltrant frunció el ceño y se arrastró hasta él, solo estaba cansado, manipular aquel tipo de ilusiones no parecía ser un trabajo fácil y él muchacho había estado abusando de ellas los últimos días.
Eltrant suspiró aliviado cuando el licántropo gritó que se fuesen de allí, no le apetecía volver a ver a aquel se enfadado. Eärwen se dirigió rápido hacia ellos y les aplicó una vez más su magia curativa, agradeciendo a la elfa con una cansada sonrisa se incorporó levemente para ser auxiliado por Alanna hasta que finalmente consiguió ponerse de pie.
Eärwen les indicó que fuesen primero, tenían que salir de allí antes de que el lobo cambiase de parecer, preocupado miró a Demian, a quien Eärwen se estaba encargando de cargar.
Rápidamente salieron de la cueva, dejando dentro al desdichado hombre con su amor perdido, el cual, tan pronto como aquellos extraños abandonaron su santuario, dejo escapar un último rugido por su amada.
Alanna guiaba esta vez el camino, el mercenario que seguía mareado, estuvo a punto de perder la consciencia y caer de bruces contra el suelo en más de una ocasión durante el trayecto, pero usando su espada a modo de bastón, que había metido dentro de su vaina se fue abriendo paso tras la joven; en último lugar iba Eärwen cargando con Demian, agradeció que la elfa fuese tras él, de ese modo si se desmayaba ella lo notaria, aunque trató de mantenerla vigilada también, usar toda aquella magia curativa no parecía ser sencillo y ella seguía haciéndolo constantemente, aunque a simple vista no lo pareciese, estaría tan cansada como sus compañeros.
Cuando estuvieron lo suficientemente lejos de la cueva Alanna se paró de golpe, de forma que sin que ella lo pretendiese perdiera el equilibrio y cayese contra el suelo cuan larga era, Eltrant le dedicó una sonrisa a la chica y le ayudó a levantarse.
–“No, apenas me duele, Eärwen siempre hace un buen trabajo” – Contestó moviendo el brazo mientras sonreía a la elfa quien llevaba aún a Demian. Omitió el hecho de que seguía mareado, el cansancio y la pérdida de sangre no eran cosas que pudiesen reponerse con magia, necesitaba descansar y lo haría tan pronto como llegasen al poblado. –“No estamos muy lejos del pueblo” – dijo ignorando el hecho de que se le nublaba la vista cada varios minutos. –"En aquella dirección, creo” – señaló hacía la espesura.
Mantuvo el equilibrio gracias a un árbol en el cual se apoyó y después de unos segundos viendo que Alanna no conocía el camino hacia el pueblo, y que Eärwen aun cargaba con el brujo se puso en cabeza y empezó a nadar hacia el pueblo.
Al menos habían encontrado lo que habían ido a buscar.
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Su cama en el Templo de la Oscuridad era sencilla, una más en una amplia sala donde dormían aquellos que estudiaban en ese lugar. Era un tanto grande para él, ya que la mayoría eran adultos, lo que le hacía sentirse aún más cómodo. Junto a ella tenía un velador de madera simple, donde usualmente reposaban los libros que sacaba de la biblioteca, un estante donde debía mantener dobladas y limpias sus ropas y un pequeño baúl donde guardaba sus otras pertenencias. Aquello era todo lo que le pertenecía, pero allí se sentía cómodo, seguro.
Al abrir sus ojos comprobó que aquello no era más que un sueño, mucho tiempo había pasado desde que dejara el templo y su cama seguro era ya usada por otro aprendiz. Iba en brazos de Ëarwen, mientras salían de la cueva. El resto de sus compañeros estaba también presente, al parecer ninguno había muerto en el enfrentamiento. Entonces su vista reposó en la figura que cargaba el viejo cadáver con la cabeza gacha.
Un nudo pareció formarse en su garganta, una sensación de querer llorar que le humedecía los ojos. ¿Sería por el dolor de las heridas y el ardor del alcohol?, no, comprobó que la elfa ya se había hecho cargo de ellas. ¿Qué era entonces?, ¿por qué sentía ese dolor en su interior?. Se imaginó a él mismo cargando el cuerpo de su maestro, de la persona que le había criado y dado su protección. Seguro llevaría también la cabeza gacha y no querría a nadie cerca. La imagen de su escena mental cambió, ahora era a Ëarwen y Eltrant a los que daba sepultura.
Sacudió sus pensamientos como solía hacer cuando pensaba demasiado y había cosas más urgentes que atender. La elfa había demostrado una y otra vez ser fuerte, pero él ya tenía 12 años y su cuerpo no era el de un chico de 5 al que se puede cargar como si nada. Podía ser algo pequeño y liviano para su edad en comparación a un humano, ya que los brujos suelen ser físicamente más pequeños que sus pares de otras razas, pero aún así era un exceso de trabajo para ella tener que cargarle con todo lo cansado que estaban. Bajó de sus brazos para caminar por sí mismo, se sentía renovado tras la sanación y, aunque aún presa de un mareo y leve dolor de cabeza, podía perfectamente tenerse en pie.
No alcanzaron a avanzar mucho cuando Alanna tropezó, aparentemente con sus propios pies. Demian dejó escapar una leve risa y meneó un poco su cabeza, aquella chica parecía tener problemas para ver dónde ponía sus pies. En cierta manera ese evento los relajó, dejando a sus espaldas el peligro que habían vivido y permitiendo que al fin se centraran en volver al pueblo. La luz del sol ya se hacía escasa y el camino no era corto, pero esperaba que al menos a partir de ese momento no tuvieran que huir de nada ni luchar.
-Con algo de suerte podremos llegar antes de que esté totalmente oscuro -dijo el chico, tratando de apurar el paso, aunque realmente su cuerpo no parecía dispuesto a cooperar mucho.
Siguió avanzando en silencio, mitad cansancio, mitad reflexiones. Lo más sensato hubiera sido acabar con la vida del enemigo cuando se desplomó sobre sus rodillas por la pérdida de su amada, pero todos sus compañeros, o al menos quienes en ese instante aún se encontraban en buenas condiciones, habían preferido perdonarle la vida e intentar razonar. ¿Por qué?.
-¿Por qué no lo mataron? -preguntó finalmente- era posible que se volviera a enojar y nos destrozase… aún podría volver por nosotros.
No era realmente una crítica lo que le movía a decir aquello, sino la curiosidad que le generaba el no poder comprender tal acto. ¿Era tan ciega la compasión?.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
El grupo comenzó a alejarse del altar, tan rápido como les resultaba posible para salir de la cueva sin dar ocasión al lobo de arrepentirse y atacarlos nuevamente. Alanna iba en cabeza, seguida de Eltrant, que parecía algo mareado aún por la pérdida de sangre, cosa totalmente comprensible, y por último la joven con el brujo en brazos. Por suerte la habían entrenado bien, con lo que cargar el cuerpo del muchacho no se le hizo tan costoso, pero agradeció que Demian comenzara a reaccionar.
Observó cómo despertaba y dirigía su mirada hacia el licántropo, antes de que sus ojos se humedecieran por alguna razón que no logró adivinar. Lo dejó en el suelo cuando estuvo del todo despierto, situándose por detrás de él para cerrar el grupo y poder vigilar el estado de ambos heridos desde donde se encontraba. El mago ya había perdido la consciencia una vez, así que Eltrant podía correr el mismo riesgo, y con él lo tendrían más complicado si llegaba a pasar.
Cuando por fin se encontraron fuera Alanna tropezó, pero se recompuso y volvió a levantarse, indicándoles que había un riachuelo cercano. Debía tratarse del mismo que habían visto en el pequeño barranco, así que hallarían el poblado solo con seguir su cauce. - Evitad los movimientos bruscos, puede que no os duela mucho pero habéis perdido sangre y eso podría causaros mareos. - dijo tras escuchar las palabras de su compañero, cuyo brazo había mejorado considerablemente. - ¿Tú estás bien? - preguntó a la muchacha, por si se había hecho daño con el tropiezo.
Eltrant marcó la dirección a seguir y se puso a la cabeza, con lo que volvieron a ponerse en marcha, para intentar evitar que la noche los alcanzara en el bosque. Demian comentó que si no tenían más complicaciones lograrían llegar antes de que oscureciese del todo, con lo que apuraron el paso un poco para no perder tiempo. El brujo no tardó en formular una pregunta sobre por qué no habían matado al lobo, quizá no terminaba de entender aquello de la compasión así que la elfa le dedicó una leve sonrisa antes de responder.
- Ese hombre solo protegía lo que amaba, una pérdida tan grande puede destrozar a alguien y sacar su peor lado, convirtiéndolo en la bestia que vimos. - dijo con suavidad, situándose al lado del muchacho mientras caminaban. - Las personas que no dejan atrás el pasado se quedan ancladas en él, no pueden avanzar y eso les hace mucho daño. No me vi capaz de acabar con su vida, no después de ver la tristeza y soledad en que se hallaba, negándose a aceptar la realidad de que su compañera había muerto hace mucho. - prosiguió, soltando un leve suspiro.
- Como has visto ya, me inclino a ayudar a las personas antes de causarles mal, y de haber encontrado a ese hombre en otras circunstancias, sin heridos de por medio, habría hecho todo lo posible por auxiliarlo. - hizo una leve pausa, fijándose en sus expresiones para intentar adivinar lo que estaría pensando el brujo. - Sé que puede resultar complicado de entender, pero es ahí donde entra la compasión que buscas, en el sentir lástima por aquellos que sufren. - dijo a modo de final, antes de echar un vistazo al camino para comprobar que iban en la dirección correcta.
- Los elfos vivimos demasiado tiempo, tenemos que aprender a aceptar que veremos morir a la gran mayoría de personas que nos rodean, algo que resulta triste y difícil, sobre todo cuando se crea un vínculo con ellos. - musitó con un hilo de voz. Eärwen no había llegado al siglo de edad, lo que la hacía joven entre los suyos, y le costaba imaginar a cuanta gente querida tendría que ver envejecer y morir, no estaba preparada para eso.
Durante su viaje le había tomado bastante cariño al brujo, con lo que no le gustaba trasladar aquella idea a él o incluso hacia Eltrant, eran sus compañeros. Sabía que sus caminos se separarían en algún momento, era inevitable, pero intentaría mantener el contacto con ellos de alguna forma, por todo lo que habían pasado juntos en apenas unos días.
Observó cómo despertaba y dirigía su mirada hacia el licántropo, antes de que sus ojos se humedecieran por alguna razón que no logró adivinar. Lo dejó en el suelo cuando estuvo del todo despierto, situándose por detrás de él para cerrar el grupo y poder vigilar el estado de ambos heridos desde donde se encontraba. El mago ya había perdido la consciencia una vez, así que Eltrant podía correr el mismo riesgo, y con él lo tendrían más complicado si llegaba a pasar.
Cuando por fin se encontraron fuera Alanna tropezó, pero se recompuso y volvió a levantarse, indicándoles que había un riachuelo cercano. Debía tratarse del mismo que habían visto en el pequeño barranco, así que hallarían el poblado solo con seguir su cauce. - Evitad los movimientos bruscos, puede que no os duela mucho pero habéis perdido sangre y eso podría causaros mareos. - dijo tras escuchar las palabras de su compañero, cuyo brazo había mejorado considerablemente. - ¿Tú estás bien? - preguntó a la muchacha, por si se había hecho daño con el tropiezo.
Eltrant marcó la dirección a seguir y se puso a la cabeza, con lo que volvieron a ponerse en marcha, para intentar evitar que la noche los alcanzara en el bosque. Demian comentó que si no tenían más complicaciones lograrían llegar antes de que oscureciese del todo, con lo que apuraron el paso un poco para no perder tiempo. El brujo no tardó en formular una pregunta sobre por qué no habían matado al lobo, quizá no terminaba de entender aquello de la compasión así que la elfa le dedicó una leve sonrisa antes de responder.
- Ese hombre solo protegía lo que amaba, una pérdida tan grande puede destrozar a alguien y sacar su peor lado, convirtiéndolo en la bestia que vimos. - dijo con suavidad, situándose al lado del muchacho mientras caminaban. - Las personas que no dejan atrás el pasado se quedan ancladas en él, no pueden avanzar y eso les hace mucho daño. No me vi capaz de acabar con su vida, no después de ver la tristeza y soledad en que se hallaba, negándose a aceptar la realidad de que su compañera había muerto hace mucho. - prosiguió, soltando un leve suspiro.
- Como has visto ya, me inclino a ayudar a las personas antes de causarles mal, y de haber encontrado a ese hombre en otras circunstancias, sin heridos de por medio, habría hecho todo lo posible por auxiliarlo. - hizo una leve pausa, fijándose en sus expresiones para intentar adivinar lo que estaría pensando el brujo. - Sé que puede resultar complicado de entender, pero es ahí donde entra la compasión que buscas, en el sentir lástima por aquellos que sufren. - dijo a modo de final, antes de echar un vistazo al camino para comprobar que iban en la dirección correcta.
- Los elfos vivimos demasiado tiempo, tenemos que aprender a aceptar que veremos morir a la gran mayoría de personas que nos rodean, algo que resulta triste y difícil, sobre todo cuando se crea un vínculo con ellos. - musitó con un hilo de voz. Eärwen no había llegado al siglo de edad, lo que la hacía joven entre los suyos, y le costaba imaginar a cuanta gente querida tendría que ver envejecer y morir, no estaba preparada para eso.
Durante su viaje le había tomado bastante cariño al brujo, con lo que no le gustaba trasladar aquella idea a él o incluso hacia Eltrant, eran sus compañeros. Sabía que sus caminos se separarían en algún momento, era inevitable, pero intentaría mantener el contacto con ellos de alguna forma, por todo lo que habían pasado juntos en apenas unos días.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
- Estoy bien, gracias, solo soy torpe- agradecí la preocupación de la elfa.
Eltrant se puso en marcha rápidamente mientras la joven le explicaba al pequeño brujo algo que, al menos para mi, estaba claro, el amor puede volver loca a un apersona, y eso no significa que sea malvada. Me apresuré a alcanzar al joven que estaba en cabeza y pasé su brazo sobre mis hombros, mejor sería que tuviese apoyo, le había visto tambalearse en cuanto me había parado a mirar:
- Seré tu bastón, si te parece bien- le sonreí mientras seguíamos avanzando, siguiendo el río.- y... gracias, por interponerte entre el lobo y yo. Aunque habría preferido que no lo hicieses, soy un buen señuelo, rápida y escurridiza, imposible que me pillase ¿sabes?- sonreí bromeando, para quitarle seriedad al asunto, al fin y al cabo, parecía que no me recordaba, pero aun así se había molestado en defenderme- ¿Habéis conseguido la flor?- pregunté esperando no haber pasado por todo eso para nada e intentando cambiar de tema.
Tras recibir mi respuesta seguí andando escuchando la voz de la chica morena, cuando terminó sus palabras reflexioné:
- No todo el mundo es lo que parece ni todas las acciones malas lo son, porque no todos los que hacen maldades son malvados. Además el amor puede volver loca a un persona, sobretodo si es un amor doloroso.- Me di cuenta de que lo había dicho en voz alta y alcé la vista- yo también prefiero ayudar a la gente. Eres una mujer sabia, como todos los que han vivido muchas experiencias y han aprendido de ellas- Sonreí a la elfa mientras seguíamos el camino a lo largo del riachuelo.
El bosque comenzaba a desaparecer a nuestras espaldas, y la espesura era cada vez menor, debíamos estar cerca del pueblo. No me equivocaba, a los pocos minutos cruzábamos la última hilera de árboles y veíamos, algo alejadas, las primeras casas, la noche había caído ya a nuestra llegada y las estrellas brillaban con fuerza, hacía frío, pero por fin estábamos en un lugar habitado, ahora tanto el brujito como Eltrant podrían recuperarse, el hombre sanaría de su enfermedad con la ayuda de la flor y la joven elfa descansaría, usar tanta magia curativa no debía resultar sencillo, yo ya reposaría cuando todos estuviesen bien, era mi deber, o así lo entendía yo.
Eltrant se puso en marcha rápidamente mientras la joven le explicaba al pequeño brujo algo que, al menos para mi, estaba claro, el amor puede volver loca a un apersona, y eso no significa que sea malvada. Me apresuré a alcanzar al joven que estaba en cabeza y pasé su brazo sobre mis hombros, mejor sería que tuviese apoyo, le había visto tambalearse en cuanto me había parado a mirar:
- Seré tu bastón, si te parece bien- le sonreí mientras seguíamos avanzando, siguiendo el río.- y... gracias, por interponerte entre el lobo y yo. Aunque habría preferido que no lo hicieses, soy un buen señuelo, rápida y escurridiza, imposible que me pillase ¿sabes?- sonreí bromeando, para quitarle seriedad al asunto, al fin y al cabo, parecía que no me recordaba, pero aun así se había molestado en defenderme- ¿Habéis conseguido la flor?- pregunté esperando no haber pasado por todo eso para nada e intentando cambiar de tema.
Tras recibir mi respuesta seguí andando escuchando la voz de la chica morena, cuando terminó sus palabras reflexioné:
- No todo el mundo es lo que parece ni todas las acciones malas lo son, porque no todos los que hacen maldades son malvados. Además el amor puede volver loca a un persona, sobretodo si es un amor doloroso.- Me di cuenta de que lo había dicho en voz alta y alcé la vista- yo también prefiero ayudar a la gente. Eres una mujer sabia, como todos los que han vivido muchas experiencias y han aprendido de ellas- Sonreí a la elfa mientras seguíamos el camino a lo largo del riachuelo.
El bosque comenzaba a desaparecer a nuestras espaldas, y la espesura era cada vez menor, debíamos estar cerca del pueblo. No me equivocaba, a los pocos minutos cruzábamos la última hilera de árboles y veíamos, algo alejadas, las primeras casas, la noche había caído ya a nuestra llegada y las estrellas brillaban con fuerza, hacía frío, pero por fin estábamos en un lugar habitado, ahora tanto el brujito como Eltrant podrían recuperarse, el hombre sanaría de su enfermedad con la ayuda de la flor y la joven elfa descansaría, usar tanta magia curativa no debía resultar sencillo, yo ya reposaría cuando todos estuviesen bien, era mi deber, o así lo entendía yo.
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Escuchó atentamente la razón por la cual Eärwen había decidido perdonar la vida a aquel licántropo y asintió levemente cuando termino de hablar, aquellos ideales podrían parecer ingenuos o utópicos, pero para alguien como él, que estaba habituado a vivir en los barrios pobres de Lunargenta, las palabras de la elfa eran dignas de respeto; conocía a mucha gente que habría acabado con la vida de aquel hombre sin piedad.
Eltrant creía recordar que Demian le había dicho atrás en la taberna de Sacrestic que viaja por viajar, por ver mundo, sin rumbo fijo, por lo que se sorprendió un poco al oír decir a Eärwen el verdadero motivo del viaje del muchacho, al parecer el brujo estaba tratando de comprender lo que era la compasión, lo cual, desde el punto de vista del mercenario, era una meta bastante noble.
Agradeció con una sonrisa que Alanna se hubiese ofrecido a ayudarle a llegar a la aldea, llevaba un rato temiendo perder la consciencia, al menos ahora el esfuerzo para llegar a la casa del pescador iba a ser menor.
-“No te preocupes, se me da bien encajar golpes” – le dijo a la muchacha con unas sonrisa cuando le agradeció el haberte interpuesto entre ella y el licántropo. Mientras caminaban, con ella ayudándole a seguir de pie, se sintió mal por no poder recordarla, hizo un esfuerzo por hacer memoria, de su infancia, de su tiempo en la granja.
Lo cierto era que nunca había sido nadie con muchos amigos, la granja de los Tale estaba particularmente bien escondida, por lo que pocas personas sabían cómo encontrarla a no ser que fuese por causalidad; esto unido a que en aquel sitio siempre había trabajo que hacer no le daba tiempo a bajar al pueblo para hacer amistades. Aunque había alguien…
La visión de las casas del poblado le sacó de sus pensamientos, había perdido la noción del tiempo mientras caminaba y el mero hecho de ver aquel lugar le relajaba profundamente. Sonrió a ver las caras de los lugareños que recibieron agradecidos a los aventureros y se ofrecieron hospedarles y dejarles descansar, aunque se habían marchado tres y habían vuelto cuatro.
Rechazando agradecidamente a aquellas personas Eltrant indicó a sus compañeros que sería lo mejor dirigirse a la casa de Elizabeth y terminar con todo, una vez hubieron atravesado el pueblo, lo cual fue extrañamente rápido, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraban.
-“¿Así que guardia de Lunargenta?” – Le preguntó a Alanna mientras se acercaban a la casa, por sacar un tema de conversación, lo cierto era que el particularmente nunca había tenido muy buenas experiencias con ellos, principalmente a su aspecto y su profesión. –“Intente entrar al poco de llegar a la ciudad, pero me rechazaron al instante” – dijo mientras, ya frente a la puerta de la casa de Elizabeth, golpeaba con fuerza indicando que habían llegado.
Elizabeth salió de dentro casi al instante y en el mismo momento en el que vio el estado de los viajeros, con una sonrisa, rompió a llorar. –“¿¡Lo habéis conseguido!?” – preguntó entre sollozos mientras abrazaba a Eärwen.
Eltrant sintió entonces como todos los golpes, los cortes, las caídas y el cansancio acumulado hacían mella en él y, sin que pudiese evitarlo, después de que todo lo que tenía alrededor fuese reemplazado por la oscuridad más absoluta, se desplomó frente a la casa de Elizabeth.
Eltrant creía recordar que Demian le había dicho atrás en la taberna de Sacrestic que viaja por viajar, por ver mundo, sin rumbo fijo, por lo que se sorprendió un poco al oír decir a Eärwen el verdadero motivo del viaje del muchacho, al parecer el brujo estaba tratando de comprender lo que era la compasión, lo cual, desde el punto de vista del mercenario, era una meta bastante noble.
Agradeció con una sonrisa que Alanna se hubiese ofrecido a ayudarle a llegar a la aldea, llevaba un rato temiendo perder la consciencia, al menos ahora el esfuerzo para llegar a la casa del pescador iba a ser menor.
-“No te preocupes, se me da bien encajar golpes” – le dijo a la muchacha con unas sonrisa cuando le agradeció el haberte interpuesto entre ella y el licántropo. Mientras caminaban, con ella ayudándole a seguir de pie, se sintió mal por no poder recordarla, hizo un esfuerzo por hacer memoria, de su infancia, de su tiempo en la granja.
Lo cierto era que nunca había sido nadie con muchos amigos, la granja de los Tale estaba particularmente bien escondida, por lo que pocas personas sabían cómo encontrarla a no ser que fuese por causalidad; esto unido a que en aquel sitio siempre había trabajo que hacer no le daba tiempo a bajar al pueblo para hacer amistades. Aunque había alguien…
La visión de las casas del poblado le sacó de sus pensamientos, había perdido la noción del tiempo mientras caminaba y el mero hecho de ver aquel lugar le relajaba profundamente. Sonrió a ver las caras de los lugareños que recibieron agradecidos a los aventureros y se ofrecieron hospedarles y dejarles descansar, aunque se habían marchado tres y habían vuelto cuatro.
Rechazando agradecidamente a aquellas personas Eltrant indicó a sus compañeros que sería lo mejor dirigirse a la casa de Elizabeth y terminar con todo, una vez hubieron atravesado el pueblo, lo cual fue extrañamente rápido, teniendo en cuenta el estado en el que se encontraban.
-“¿Así que guardia de Lunargenta?” – Le preguntó a Alanna mientras se acercaban a la casa, por sacar un tema de conversación, lo cierto era que el particularmente nunca había tenido muy buenas experiencias con ellos, principalmente a su aspecto y su profesión. –“Intente entrar al poco de llegar a la ciudad, pero me rechazaron al instante” – dijo mientras, ya frente a la puerta de la casa de Elizabeth, golpeaba con fuerza indicando que habían llegado.
Elizabeth salió de dentro casi al instante y en el mismo momento en el que vio el estado de los viajeros, con una sonrisa, rompió a llorar. –“¿¡Lo habéis conseguido!?” – preguntó entre sollozos mientras abrazaba a Eärwen.
Eltrant sintió entonces como todos los golpes, los cortes, las caídas y el cansancio acumulado hacían mella en él y, sin que pudiese evitarlo, después de que todo lo que tenía alrededor fuese reemplazado por la oscuridad más absoluta, se desplomó frente a la casa de Elizabeth.
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Escuchó las reflexiones de sus compañeros y pudo saber un poco más de cada uno. El idealismo de Ëarwen, el realismo un tanto ingenuo de Alanna y una cierta neutralidad de Eltrant, en la que podía sospechar que el hombre no era tan partidario de la compasión sin más. Cada uno veía la situación a su manera y el chico no podía quedarse con una lección final, el tema era complejo y muy difícil de definir. Alguna vez había pensado que era tan simple como encontrar alguien que le enseñara lo que era la compasión, pero mientras más gente conocía más se confundía. Siempre le habían dicho que era inteligente, pero ese tema le superaba.
El camino se le hizo largo, a pesar de que no ocurrió nada digno de mencionar. Se mantuvo de bajo perfil, con muchas cosas en su cabeza para una mente tan joven, pero sobre todo sabía que aquel viaje significaría decir un adiós y aquello no le gustaba. No se trataba sólo de diversión, sino que realmente se sentía a gusto en aquel grupo, sobre todo se sentía aceptado tal y como era.
Una vez llegaron la muchacha les abrió la puerta y los saludó con emoción, pero había también mucha preocupación en su rostro. Eltrant no tardó en desplomarse. El chico hizo su mejor esfuerzo para moverle a una alfombra, para luego sentarse en el suela a descansar. Requería de descanso, pero aún quedaba un asunto pendiente, el destino del dueño de casa.
Se dirigió a la habitación, mientras la muchacha invitaba a la elfa de manera desesperada a entrar y ver el estado de su padre, pero seguramente sus compañeras se asegurarían primero del estado de Eltrant. Él no podía hacer ya nada útil más que confiar en los talentos de la elfa. Su nariz le indicó que algo andaba mal. Era el olor de la muerte, de la descomposición, lo que sintió. Las líneas oscuras que había visto en la mañana ahora estaban propagadas en una mancha profunda y de mal aspecto en el brazo. Las pústulas habían reventado y desprendían aquel hedor. No necesitaba ser un curandero para saber lo que allí pasaba, la gangrena se había extendido.
Sintió rabia, habían pasado por tanto, habían hecho tanto por ayudar a esa persona y parecía que aún así iban a fracasar. No sentía ningún dolor por el sujeto en sí, sino por haber arriesgado tanto para estrellarse con aquel muro. Incluso se cuestionó de por qué no lo vio antes, las marcas negras de la mañana ya indicaban que la cosa andaba muy mal. Bien podrían haber muerto sus compañeros o él mismo en aquella cruzada. Sintió impotencia, dolorosa y amarga impotencia.
Entonces lo comprendió, o al menos creyó comprenderlo. La compasión variaba de persona en persona, pero al final se reducía a un simple sentimiento, no nos gusta ver sufrir a otros. Era simple, pero al mismo tiempo eso llevaba a tantas conductas distintas. Cada persona parecía ver la compasión a su manera. Él también tenía su versión de la compasión.
-Ve a hervir un poco de agua, lo necesitaremos para ayudar a tu padre -le dijo a la chica.
Entonces quedó finalmente solo en la habitación del agonizante hombre.
-Hay sólo una forma última y definitiva de compasión -dijo en voz alta, pero hablando consigo mismo- y estoy seguro que es la compasión que esperas en este momento.
Se paró junto a la cama y contempló el rostro del enfermo, compungido de dolor, perdido en el delirio. No había un dejo de luz en aquel ser, sólo sufría como nadie debería nunca sufrir. Abrió la camisa del sujeto con cuidado, despejando su pecho completamente. Luego tomó una de sus dagas y la levantó, sujetándola con ambas manos justo por sobre el lugar donde estimaba estaba el corazón.
-Que en la muerte encuentres paz y nueva vida surja allí donde la sangre será derramada -dijo con una escalofriante calma.
Una lágrima corrió por su rostro cuando sus manos comenzaron a bajar el arma con fuerza.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
El grupo continuó su camino sin mayor problema, con lo que antes de que anocheciera del todo atisbaron en la lejanía las primeras casitas del poblado. Eärwen suspiró aliviada y apuró el paso, sabiendo que el padre de la muchacha debía haber empeorado mucho durante las horas que habían estado fuera. Elizabeth salió a su encuentro en cuanto estuvieron algo más cerca, para abrazarla y romper a llorar de la emoción, mientras preguntaba si habían conseguido la flor.
La elfa apartó de sí a la joven y trató de calmarla, justo en el momento en que su compañero caía desplomado ante la casa, por todo el cansancio acumulado y la pérdida de sangre que había sufrido. Todos se preocuparon por aquel desvanecimiento, con lo que a pesar del tono apremiante de la chica, que la invitaba a pasar cuanto antes para que pudiese tratar a su padre, la de cabellos negros hizo lo posible por ayudar a Eltrant primero.
Con un poco de ayuda consiguieron moverlo hasta una alfombra, sobre la que depositaron el cuerpo con cuidado. - Necesita descansar, cuando despierte habrá que darle algo de comer, eso ayudará a que recupere las fuerzas. - musitó, antes de darse cuenta de que el brujo ya no estaba con ellas. Lo buscó con la mirada, pero al no encontrarlo supuso que había entrado en la casa, con lo que desvió la vista hacia Alanna. - ¿Puedes vigilarlo? Tengo que ponerme con el antídoto cuanto antes. - le dijo, antes de echar un último vistazo a su compañero, cuyo aspecto no era el mejor.
Ninguno se encontraba en buenas condiciones, el cansancio y las heridas recibidas empezaban a hacer mella en ellos, necesitaban con urgencia un respiro. Se levantó tras recibir la respuesta de Alanna, para acercarse a su yegua y rebuscar entre las alforjas hasta dar con el libro de magia élfica que llevaba consigo, su única esperanza de crear el antídoto de forma adecuada estaba en aquellas páginas.
Ojeó por encima algunas de las recetas, antes de dar con la que buscaba, marcó la página y se dirigió al interior de la casa, donde Elizabeth calentaba algo de agua. Avanzó directamente hacia la habitación del enfermo, para encontrar una escena del todo inesperada, con Demian arrebatando la vida a aquel hombre. Abrió los ojos desmesuradamente y contuvo una exclamación, antes de avanzar hacia ellos y observar con detenimiento el estado del pescador.
El veneno se había extendido con mucha rapidez, adueñándose de su cuerpo y sumiéndolo en un terrible dolor, habían llegado tarde. Ni siquiera el antídoto de la Osaris podría curar el daño que ya le había hecho la enfermedad, con lo que entendió que el muchacho hubiese optado por acabar con su sufrimiento, dándole una muerte rápida. Extendió la mano hacia él y le secó una lágrima que corría por su mejilla, antes de tomar sus manos y retirarlas, sacando la daga del inerte cuerpo.
El ruido de un caldero al caer los sobresaltó, Elizabeth se había acercado a la estancia justo a tiempo de ver ese último momento, quedando muda del espanto. - Ve con los demás, yo me ocupo de esto. - susurró con suavidad al mago, antes de darse la vuelta y tomar a la muchacha de los hombros, para sentarla en algún sitio cercano y explicarle que no habían podido hacer nada por él.
Elizabeth parecía en shock, pero pronto se recuperó de la impresión y rompió a llorar, soltando algún que otro grito e intentando escapar del agarre de la elfa, que la mantuvo firmemente sujeta. Eärwen trato de hacerla entender que el antídoto no le hubiese servido a aquellas alturas, que el veneno estaba demasiado extendido y ya le habría afectado a los órganos vitales, con lo que de no haber acabado con su vida solo estarían alargando su sufrimiento.
Al principio la muchacha se negó a creerla, pero tras unos minutos, en los que la de cabellos negros hizo lo posible por tranquilizarla para que entendiese lo que le decía, dejó de forcejear. Se limitó a bajar la cabeza y seguir llorando, antes de buscar en la elfa algo de apoyo, dejando que la abrazara y escondiendo el rostro en el hueco de su cuello. Eärwen sintió como la tristeza la invadía, todo aquel esfuerzo que habían hecho, incluso poniendo en riesgo sus vidas, no había servido para nada.
Cuando por fin la muchacha consiguió calmarse, la de ojos azules se puso manos a la obra para crear el antídoto, que posteriormente le entregó. - Guárdalo bien, por si en alguna ocasión te topases con esas orugas venenosas. Siento mucho que haya tenido que acabar así…- habló con voz suave, antes de abandonar la casa para reunirse con el resto del grupo.
La elfa apartó de sí a la joven y trató de calmarla, justo en el momento en que su compañero caía desplomado ante la casa, por todo el cansancio acumulado y la pérdida de sangre que había sufrido. Todos se preocuparon por aquel desvanecimiento, con lo que a pesar del tono apremiante de la chica, que la invitaba a pasar cuanto antes para que pudiese tratar a su padre, la de cabellos negros hizo lo posible por ayudar a Eltrant primero.
Con un poco de ayuda consiguieron moverlo hasta una alfombra, sobre la que depositaron el cuerpo con cuidado. - Necesita descansar, cuando despierte habrá que darle algo de comer, eso ayudará a que recupere las fuerzas. - musitó, antes de darse cuenta de que el brujo ya no estaba con ellas. Lo buscó con la mirada, pero al no encontrarlo supuso que había entrado en la casa, con lo que desvió la vista hacia Alanna. - ¿Puedes vigilarlo? Tengo que ponerme con el antídoto cuanto antes. - le dijo, antes de echar un último vistazo a su compañero, cuyo aspecto no era el mejor.
Ninguno se encontraba en buenas condiciones, el cansancio y las heridas recibidas empezaban a hacer mella en ellos, necesitaban con urgencia un respiro. Se levantó tras recibir la respuesta de Alanna, para acercarse a su yegua y rebuscar entre las alforjas hasta dar con el libro de magia élfica que llevaba consigo, su única esperanza de crear el antídoto de forma adecuada estaba en aquellas páginas.
Ojeó por encima algunas de las recetas, antes de dar con la que buscaba, marcó la página y se dirigió al interior de la casa, donde Elizabeth calentaba algo de agua. Avanzó directamente hacia la habitación del enfermo, para encontrar una escena del todo inesperada, con Demian arrebatando la vida a aquel hombre. Abrió los ojos desmesuradamente y contuvo una exclamación, antes de avanzar hacia ellos y observar con detenimiento el estado del pescador.
El veneno se había extendido con mucha rapidez, adueñándose de su cuerpo y sumiéndolo en un terrible dolor, habían llegado tarde. Ni siquiera el antídoto de la Osaris podría curar el daño que ya le había hecho la enfermedad, con lo que entendió que el muchacho hubiese optado por acabar con su sufrimiento, dándole una muerte rápida. Extendió la mano hacia él y le secó una lágrima que corría por su mejilla, antes de tomar sus manos y retirarlas, sacando la daga del inerte cuerpo.
El ruido de un caldero al caer los sobresaltó, Elizabeth se había acercado a la estancia justo a tiempo de ver ese último momento, quedando muda del espanto. - Ve con los demás, yo me ocupo de esto. - susurró con suavidad al mago, antes de darse la vuelta y tomar a la muchacha de los hombros, para sentarla en algún sitio cercano y explicarle que no habían podido hacer nada por él.
Elizabeth parecía en shock, pero pronto se recuperó de la impresión y rompió a llorar, soltando algún que otro grito e intentando escapar del agarre de la elfa, que la mantuvo firmemente sujeta. Eärwen trato de hacerla entender que el antídoto no le hubiese servido a aquellas alturas, que el veneno estaba demasiado extendido y ya le habría afectado a los órganos vitales, con lo que de no haber acabado con su vida solo estarían alargando su sufrimiento.
Al principio la muchacha se negó a creerla, pero tras unos minutos, en los que la de cabellos negros hizo lo posible por tranquilizarla para que entendiese lo que le decía, dejó de forcejear. Se limitó a bajar la cabeza y seguir llorando, antes de buscar en la elfa algo de apoyo, dejando que la abrazara y escondiendo el rostro en el hueco de su cuello. Eärwen sintió como la tristeza la invadía, todo aquel esfuerzo que habían hecho, incluso poniendo en riesgo sus vidas, no había servido para nada.
Cuando por fin la muchacha consiguió calmarse, la de ojos azules se puso manos a la obra para crear el antídoto, que posteriormente le entregó. - Guárdalo bien, por si en alguna ocasión te topases con esas orugas venenosas. Siento mucho que haya tenido que acabar así…- habló con voz suave, antes de abandonar la casa para reunirse con el resto del grupo.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
-¿Así que guardia de Lunargenta?– Me preguntó Eltrant, debía haber visto mi insignia cuando se resbaló de mi bolsa-intente entrar al poco de llegar a la ciudad, pero me rechazaron al instante- Me explicó
- Así es, me costó muchos años lograrlo- Respondí con una sonrisa, me sorprendió que no lo consiguiese, el era más fuerte que yo, aunque no era el primero que no lo lograba, era muy difícil, yo pasé 4 años entrenando única y exclusivamente para poder entrar.
Ya habíamos entrado en el pueblo, los aldeanos nos ofrecían refugio, pero lo primero era ir a sanar a ese hombre, muy enfermo debía estar para necesitar la medicina de la osaris. Llegamos a la entrada de una casa donde una joven se lanzó a los brazos de la elfa, ansiosa, debía ser familia del enfermo. Estábamos por entrar cuando Eltrant cayó desplomado al suelo. La joven morena, aun con las prisas, lo examinó y concretó en que solo era cansancio, entre el joven mago, la elfa y yo llevamos al chico inconsciente hasta una alfombra:
- ¿Puedes vigilarlo? Tengo que ponerme con el antídoto cuanto antes. - Me pidió.
- No te preocupes, yo me encargo, tu date prisa.- le sonreí poniendo la cabeza del chico sobre mis rodillas, si no elevaba el craneo se podría marear más.
Vi salir corriendo a la joven mientras la chica que había salido de la casa calentaba agua por orden del mago, que también había desaparecido tras poner al rubio sobre la alfombra. Recé porque hubiesen llegado a tiempo de salvar al enfermo, pero algo me dijo que no era el caso. El semblante del joven mago al salir de un cuarto me lo confirmó, parecía triste, muy triste, y, de pronto sollozos y gritos salieron del cuarto, el enfermo había muerto. Bajé la cabeza entristecida, debía estar ya en las últimas cuando los viajeros salieron del pueblo. El olor pútrido que había en el ambiente me daba a entender que la enfermedad debía ser gangrena, ese aroma de pústulas... de huevo podrido y... y muerte... En el ejercito la gangrena se solucionaba rápido, el miembro enegrecido se cortaba, sin miramientos, y se limpiaba la zona rápidamente para, al segundo, coserla. Tal vez, solo tal vez, la persona habría sobrevivido si hubiesen actuado así, pero era algo que no se sabía nunca, y si existía la posibilidad de que no hubiese secuelas, entendía que hubiesen escogido esa opción. Desgraciadamente, era demasiado tarde. Di un suspiro y miré al chiquillo, parecía enormemente triste, y maduro:
- Tranquilo, todo estará bien, el aprender a superar estas cosas también tiene que ver con crecer. Ahora descansa, también debes estar cansado- Le di una media sonrisa, intentando ser amable, un niño no debía aprender estas cosas con tanta rapidez, el único consuelo que podía darle al pequeño era que, si no en ese momento, lo habría aprendido en otro- No obstante, no tengas prisa por crecer, somos demasiados los que no hemos podido ser niños, tu aprovecha tu infancia, joven brujo, es el momento de divertirte y ser feliz.- le di una nueva sonrisa, igual de pacifica que la anterior y me giré hacia la puerta.
Los gritos habían cesado y solo quedaban sollozos sordos. La elfa salió del cuarto con el mismo semblante que el pequeño, tal vez debíamos irnos a otro lado para que la dueña de la casa pudiese llorar su pena tranquila. Di un suspiro y miré los rostros de los dos que todavía seguían despiertos, para preguntarles:
- ¿Debemos irnos?¿se os ocurre donde poder descansar?- Estaba claro que toda la situación creaba una pena inmensa, a mi, que no había conocido al fallecido en ningún momento, se me encogía el corazón, pero había que ser prácticos, y aunque pareciese que no me importaba lo sucedido, en comparación a los otros era la que estaba en mejor posición de ser práctica. Esperé su veredicto para saber si mover a Eltrant o no.
- Así es, me costó muchos años lograrlo- Respondí con una sonrisa, me sorprendió que no lo consiguiese, el era más fuerte que yo, aunque no era el primero que no lo lograba, era muy difícil, yo pasé 4 años entrenando única y exclusivamente para poder entrar.
Ya habíamos entrado en el pueblo, los aldeanos nos ofrecían refugio, pero lo primero era ir a sanar a ese hombre, muy enfermo debía estar para necesitar la medicina de la osaris. Llegamos a la entrada de una casa donde una joven se lanzó a los brazos de la elfa, ansiosa, debía ser familia del enfermo. Estábamos por entrar cuando Eltrant cayó desplomado al suelo. La joven morena, aun con las prisas, lo examinó y concretó en que solo era cansancio, entre el joven mago, la elfa y yo llevamos al chico inconsciente hasta una alfombra:
- ¿Puedes vigilarlo? Tengo que ponerme con el antídoto cuanto antes. - Me pidió.
- No te preocupes, yo me encargo, tu date prisa.- le sonreí poniendo la cabeza del chico sobre mis rodillas, si no elevaba el craneo se podría marear más.
Vi salir corriendo a la joven mientras la chica que había salido de la casa calentaba agua por orden del mago, que también había desaparecido tras poner al rubio sobre la alfombra. Recé porque hubiesen llegado a tiempo de salvar al enfermo, pero algo me dijo que no era el caso. El semblante del joven mago al salir de un cuarto me lo confirmó, parecía triste, muy triste, y, de pronto sollozos y gritos salieron del cuarto, el enfermo había muerto. Bajé la cabeza entristecida, debía estar ya en las últimas cuando los viajeros salieron del pueblo. El olor pútrido que había en el ambiente me daba a entender que la enfermedad debía ser gangrena, ese aroma de pústulas... de huevo podrido y... y muerte... En el ejercito la gangrena se solucionaba rápido, el miembro enegrecido se cortaba, sin miramientos, y se limpiaba la zona rápidamente para, al segundo, coserla. Tal vez, solo tal vez, la persona habría sobrevivido si hubiesen actuado así, pero era algo que no se sabía nunca, y si existía la posibilidad de que no hubiese secuelas, entendía que hubiesen escogido esa opción. Desgraciadamente, era demasiado tarde. Di un suspiro y miré al chiquillo, parecía enormemente triste, y maduro:
- Tranquilo, todo estará bien, el aprender a superar estas cosas también tiene que ver con crecer. Ahora descansa, también debes estar cansado- Le di una media sonrisa, intentando ser amable, un niño no debía aprender estas cosas con tanta rapidez, el único consuelo que podía darle al pequeño era que, si no en ese momento, lo habría aprendido en otro- No obstante, no tengas prisa por crecer, somos demasiados los que no hemos podido ser niños, tu aprovecha tu infancia, joven brujo, es el momento de divertirte y ser feliz.- le di una nueva sonrisa, igual de pacifica que la anterior y me giré hacia la puerta.
Los gritos habían cesado y solo quedaban sollozos sordos. La elfa salió del cuarto con el mismo semblante que el pequeño, tal vez debíamos irnos a otro lado para que la dueña de la casa pudiese llorar su pena tranquila. Di un suspiro y miré los rostros de los dos que todavía seguían despiertos, para preguntarles:
- ¿Debemos irnos?¿se os ocurre donde poder descansar?- Estaba claro que toda la situación creaba una pena inmensa, a mi, que no había conocido al fallecido en ningún momento, se me encogía el corazón, pero había que ser prácticos, y aunque pareciese que no me importaba lo sucedido, en comparación a los otros era la que estaba en mejor posición de ser práctica. Esperé su veredicto para saber si mover a Eltrant o no.
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
No soñó nada, no con su pasado en la granja, ni con los viajes que había hecho en todo aquel tiempo que llevaba fuera de ella, tampoco tuvo pesadillas con los vampiros de Sacrestic, con los asaltantes que le atacaron hacia unos meses en Lunargenta o con el mar, simplemente oscuridad; como si alguien hubiese tapado todo a su alrededor con una gruesa manta de color oscuro, no podía ver ni sentir nada.
Cuando abrió los ojos minutos después, se encontró a sí mismo en el suelo, sobre una alfombra que contra todo pronóstico, se le antojaba extraordinariamente cómoda. Lo primero que oyó cuando recobró el sentido fue el suave sollozo de una mujer, lo segundo, que tenía la cabeza sobre las rodillas de Alanna. Como si estuviese apoyado sobre fuego se levantó rápidamente y balbuceó algo sin sentido a la chica con la cara totalmente roja, aún mareado se apoyó con unas de las paredes para no precipitarse de nuevo contra él suelo, levantarse así de rápido no le hizo ningún favor.
Era curioso, tanto Demian como Eärwen estaban en un estado similar al suyo y sin embargo él había sido el único que había perdido la consciencia, siempre había pensado que tenía una constitución bastante fuerte.
Una vez consiguió ubicarse y después de varios segundos apoyado en la pared para que los síntomas del cansancio y el color rojo de su rostro remitieran un poco miró a sus compañeros, tanto Demian como Alanna estaban allí con él, en la entrada, prácticamente en el mismo sitio donde él había perdido la consciencia. No vio a Eärwen por lo que se figuró que estaba tratando al pescador.
A pesar de todo, notó como al contrario de lo que él habría esperado, la moral de sus compañeros estaba bastante baja, eso unido al incesante llanto que procedía de una de las habitaciones contiguas y el horrendo olor que impregnaba la casa le hizo temerse lo peor, habían fracasado.
-“¿Me he perdido algo?” – Preguntó a pesar de que conocía la respuesta.
Se agachó entonces junto a Demian, quien parecía estar particularmente afectado por lo que hubiese sucedido. –“… Lo hemos intentado, Demian” – dijo – “Nos hemos internado en las profundidades de un bosque que no conocíamos, hemos combatido a un licántropo y hemos regresado con lo que habíamos ido a buscar… todo eso durmiendo unas pocas horas y para salvar al padre de una completa desconocida” – se calló durante unos segundos y miró en la dirección desde la cual se podía oír a Elizabeth llorar –“Sea cual sea el resultado de todo esto…estoy seguro que el pescador estaría igualmente agradecido.” - le dedicó una sonrisa sincera al chico y se quedó ahí, sin decir nada más, junto a él.
Puede que no hubiese actuado por su propia iniciativa y que todo aquello lo hubiese hecho arrastrado por los demás miembros del grupo, pero eso no le restaba valor a sus actos, había arriesgado su vida por salvar la de otro extraño y eso, para Eltrant, era compasión.
Fue entonces cuando Eärwen salió de la habitación con la misma expresión en su rostro que sus compañeros. Estaba claro que nada estaba saliendo como esperaban.
-“Podemos pasar la noche en un claro que hay no muy lejos del pueblo, es un lugar con buena visibilidad y con uno de nosotros haciendo guardia no creo que tengamos ningún problema” – dijo cuando estuvieron todos juntos, no le parecía correcto quedarse en aquel lugar, la chica iba a necesitar tiempo para reflexionar sobre la muerte de su padre y lo último que querría era tener en su casa a un grupo de desconocidos mientras lo hacía. -"Creo que también hay una posada en el pueblo..." - Añadió, no le gustaba esa idea, ya que los últimos aeros que tenia se los dio a Elizabeth por la ropa.
Se volvió a apoyar en la pared para disimular el hecho de que aun estaba cansado y esperó a que sus compañeros decidiesen que hacer, lo que estaba claro es que todos necesitaban un lugar en el que pasar la noche antes de emprender de nuevo la marcha.
Cuando abrió los ojos minutos después, se encontró a sí mismo en el suelo, sobre una alfombra que contra todo pronóstico, se le antojaba extraordinariamente cómoda. Lo primero que oyó cuando recobró el sentido fue el suave sollozo de una mujer, lo segundo, que tenía la cabeza sobre las rodillas de Alanna. Como si estuviese apoyado sobre fuego se levantó rápidamente y balbuceó algo sin sentido a la chica con la cara totalmente roja, aún mareado se apoyó con unas de las paredes para no precipitarse de nuevo contra él suelo, levantarse así de rápido no le hizo ningún favor.
Era curioso, tanto Demian como Eärwen estaban en un estado similar al suyo y sin embargo él había sido el único que había perdido la consciencia, siempre había pensado que tenía una constitución bastante fuerte.
Una vez consiguió ubicarse y después de varios segundos apoyado en la pared para que los síntomas del cansancio y el color rojo de su rostro remitieran un poco miró a sus compañeros, tanto Demian como Alanna estaban allí con él, en la entrada, prácticamente en el mismo sitio donde él había perdido la consciencia. No vio a Eärwen por lo que se figuró que estaba tratando al pescador.
A pesar de todo, notó como al contrario de lo que él habría esperado, la moral de sus compañeros estaba bastante baja, eso unido al incesante llanto que procedía de una de las habitaciones contiguas y el horrendo olor que impregnaba la casa le hizo temerse lo peor, habían fracasado.
-“¿Me he perdido algo?” – Preguntó a pesar de que conocía la respuesta.
Se agachó entonces junto a Demian, quien parecía estar particularmente afectado por lo que hubiese sucedido. –“… Lo hemos intentado, Demian” – dijo – “Nos hemos internado en las profundidades de un bosque que no conocíamos, hemos combatido a un licántropo y hemos regresado con lo que habíamos ido a buscar… todo eso durmiendo unas pocas horas y para salvar al padre de una completa desconocida” – se calló durante unos segundos y miró en la dirección desde la cual se podía oír a Elizabeth llorar –“Sea cual sea el resultado de todo esto…estoy seguro que el pescador estaría igualmente agradecido.” - le dedicó una sonrisa sincera al chico y se quedó ahí, sin decir nada más, junto a él.
Puede que no hubiese actuado por su propia iniciativa y que todo aquello lo hubiese hecho arrastrado por los demás miembros del grupo, pero eso no le restaba valor a sus actos, había arriesgado su vida por salvar la de otro extraño y eso, para Eltrant, era compasión.
Fue entonces cuando Eärwen salió de la habitación con la misma expresión en su rostro que sus compañeros. Estaba claro que nada estaba saliendo como esperaban.
-“Podemos pasar la noche en un claro que hay no muy lejos del pueblo, es un lugar con buena visibilidad y con uno de nosotros haciendo guardia no creo que tengamos ningún problema” – dijo cuando estuvieron todos juntos, no le parecía correcto quedarse en aquel lugar, la chica iba a necesitar tiempo para reflexionar sobre la muerte de su padre y lo último que querría era tener en su casa a un grupo de desconocidos mientras lo hacía. -"Creo que también hay una posada en el pueblo..." - Añadió, no le gustaba esa idea, ya que los últimos aeros que tenia se los dio a Elizabeth por la ropa.
Se volvió a apoyar en la pared para disimular el hecho de que aun estaba cansado y esperó a que sus compañeros decidiesen que hacer, lo que estaba claro es que todos necesitaban un lugar en el que pasar la noche antes de emprender de nuevo la marcha.
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
No era como lo había imaginado.
Toda su vida había sido entrenado para matar. Desde que tenía memoria había crecido entre asesinos y se había preparado para quitar la vida de otras personas, por lo que siempre se había preguntado qué se sentiría matar a alguien a sangre fría. No era la primera vez que se manchaba las manos con sangre, pero había algo muy distinto en esta ocasión. Era la primera vez que usaba sus dagas con alguien que no era su enemigo, que quitaba la vida de una persona totalmente inocente e indefensa, con calma y sin estar en peligro.
No era como lo había imaginado. No sabía si lo había empezado a sentir al momento de descargar la daga o cuando vio el rostro horrorizado de Ëarwen, quizás incluso fue cuando escuchó los sollozos de la chica y cómo le reclamaba por lo que acababa de hacer. Fuese cual fuese el momento en que ello empezó, al final lo importante es que sintió una profunda culpa por lo que había hecho y la sangre de sus manos parecía una mancha que no saldría jamás y que le diría a todos que había cometido el acto más terrible que una persona podía cometer.
Se había dicho a sí mismo que era lo correcto, que aquel hombre no tenía salvación, pero una parte de sí mismo reclamó desde lo más profundo. ¿Y amputarle el brazo?. No sabía si en su estado hubiera podido aguantar una operación de esa magnitud, mucho menos sin un experto cirujano presente, pero la duda aún cabía y jamás tendría respuesta. Había actuado de manera impulsiva y, si miraba en el fondo de su corazón, sabía que lo había hecho con gusto. No era como lo había imaginado.
Caminó por indicación de la elfa hacia sus otros compañeros, sentándose a su lado. Tanto Eltrant como Alanna intentaron hacerle sentir bien, diciéndole todo lo que habían hecho por salvar a ese hombre o cómo un niño no debía disfrutar su niñez. Entonces como respuesta simplemente elevó sus manos, manchadas de carmesí.
-No pueden confiar en mí -les dijo sombrío, confesando con ello el crimen que acababa de cometer.
Limpió su daga con un paño y la metió en su funda, para luego poner ambas dagas en una bolsa de cuero donde portaba objetos de viaje. Ya no estaban aquellas armas en su cinturón, listas para la lucha, sino que guardadas como recuerdos de su maestro. Ellos tenían razón, no le correspondía ser un arma, no si uno se sentía tan horrible luego de ello. No era como lo había imaginado.
Mantuvo la mirada baja cuando hablaron sobre dónde pasar la noche, en ese momento le daba igual, bien podía dormir en mitad de la calle o en un chiquero. Se encontraba en un estado de profundo ensimismamiento, tratando de comprender sus propias emociones que se mezclaban impetuosas en su interior.
No era como lo había imaginado.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
No eran necesarias las palabras, la expresión de su rostro lo decía todo, con lo que guardó silencio mientras los demás hablaban sobre lo que hacer ahora. Se acercó a Demian y con ayuda de un pañuelo intentó quitar la sangre de sus manos, el muchacho no parecía sentirse bien con lo que había hecho, pero había sido lo correcto. - Aunque le hubiese dado el antídoto no se habría salvado, el veneno ya había alcanzado los órganos vitales, ni siquiera amputando hubiese sobrevivido. - le susurró, para que no se sintiese tan mal.
- Hiciste lo que debías, no te culpes por ello Demian. - añadió al poco, mientras terminaba de limpiar la sangre. - La próxima vez deja que me ocupe yo, ¿vale? He trabajado en el hospital de Lunargenta y estoy más acostumbrada a ver este tipo de cosas. - volvió a hablar, intentando relajar el cuerpo y apartar de sí la tristeza para esbozar una leve sonrisa al mago. Se levantó y dirigió la vista a sus compañeros, que debatían hablaban sobre los posibles lugares en que pasar la noche.
Todos estaban realmente cansados, y además de eso Eltrant y Demian seguían algo débiles tras las heridas recibidas, con lo que la idea de acampar en un claro y hacer turnos de guardia no le pareció la mejor. - Necesitamos reponer fuerzas y descansar como es debido, creo que la opción de la posada sería la más adecuada, así podríamos comer algo y pedir una habitación, si es cuestión de dinero no os preocupéis. - dijo con tranquilidad, al tiempo que se acercaba a Lluvia y revisaba una de las alforjas, para comprobar que Nessa estuviese bien.
La pequeña lehtiä escaló por su brazo como solía hacer siempre y se sentó en su hombro, para curiosear los alrededores con la mirada mientras se frotaba el hocico. Llevaba varios días sin recibir atenciones de su dueña, durmiendo la mayor parte del tiempo y registrando los bártulos en busca de comida, pero había terminado con las existencias así que tocaba esperar a que la elfa le diese algo de comer. - Tú también debes tener hambre, te buscaré algo. - musitó, mientras acariciaba el blanco pelaje de la criatura, que pronto empezaría a cambiar de color por la llegada de la nueva estación.
Al menos Eltrant se había despertado, lo que facilitaría el camino hacia el local, pero primer debía asegurarse de que estuviesen de acuerdo con ella. - Llevamos unos días demasiado intensos, nos merecemos un buen descanso antes de seguir nuestros respectivos caminos. - dijo con voz algo más alta, aunque no se sentiría tranquila dejando partir a su compañero solo hacia Lunargenta en su estado, quizá necesitase un par de días para reponerse.
También la entristecía que se separasen, pero los tres sabían que ese momento terminaría llegando tarde o temprano, y probablemente volviesen a reencontrarse en algún momento, quizá cuando la elfa diese por terminada su labor en el norte y regresara a la ciudad, aunque aquello podía llevarle mucho tiempo. Eärwen no sabía cuánto tiempo se quedaría Demian con ella en Dundarak, ya que el pequeño había sido enviado por su maestro a recorrer las tierras de Aerandir con el propósito de aprender lo que era la compasión, pero le agradaba la idea de tenerlo como compañía.
Llegado el momento en que el muchacho decidiese irse, la joven se encargaría de buscarle lo necesario para tener un viaje seguro, no porque lo viese como un niño indefenso, cosa que no era, sino por el aprecio que le tenía.
- Hiciste lo que debías, no te culpes por ello Demian. - añadió al poco, mientras terminaba de limpiar la sangre. - La próxima vez deja que me ocupe yo, ¿vale? He trabajado en el hospital de Lunargenta y estoy más acostumbrada a ver este tipo de cosas. - volvió a hablar, intentando relajar el cuerpo y apartar de sí la tristeza para esbozar una leve sonrisa al mago. Se levantó y dirigió la vista a sus compañeros, que debatían hablaban sobre los posibles lugares en que pasar la noche.
Todos estaban realmente cansados, y además de eso Eltrant y Demian seguían algo débiles tras las heridas recibidas, con lo que la idea de acampar en un claro y hacer turnos de guardia no le pareció la mejor. - Necesitamos reponer fuerzas y descansar como es debido, creo que la opción de la posada sería la más adecuada, así podríamos comer algo y pedir una habitación, si es cuestión de dinero no os preocupéis. - dijo con tranquilidad, al tiempo que se acercaba a Lluvia y revisaba una de las alforjas, para comprobar que Nessa estuviese bien.
La pequeña lehtiä escaló por su brazo como solía hacer siempre y se sentó en su hombro, para curiosear los alrededores con la mirada mientras se frotaba el hocico. Llevaba varios días sin recibir atenciones de su dueña, durmiendo la mayor parte del tiempo y registrando los bártulos en busca de comida, pero había terminado con las existencias así que tocaba esperar a que la elfa le diese algo de comer. - Tú también debes tener hambre, te buscaré algo. - musitó, mientras acariciaba el blanco pelaje de la criatura, que pronto empezaría a cambiar de color por la llegada de la nueva estación.
Al menos Eltrant se había despertado, lo que facilitaría el camino hacia el local, pero primer debía asegurarse de que estuviesen de acuerdo con ella. - Llevamos unos días demasiado intensos, nos merecemos un buen descanso antes de seguir nuestros respectivos caminos. - dijo con voz algo más alta, aunque no se sentiría tranquila dejando partir a su compañero solo hacia Lunargenta en su estado, quizá necesitase un par de días para reponerse.
También la entristecía que se separasen, pero los tres sabían que ese momento terminaría llegando tarde o temprano, y probablemente volviesen a reencontrarse en algún momento, quizá cuando la elfa diese por terminada su labor en el norte y regresara a la ciudad, aunque aquello podía llevarle mucho tiempo. Eärwen no sabía cuánto tiempo se quedaría Demian con ella en Dundarak, ya que el pequeño había sido enviado por su maestro a recorrer las tierras de Aerandir con el propósito de aprender lo que era la compasión, pero le agradaba la idea de tenerlo como compañía.
Llegado el momento en que el muchacho decidiese irse, la joven se encargaría de buscarle lo necesario para tener un viaje seguro, no porque lo viese como un niño indefenso, cosa que no era, sino por el aprecio que le tenía.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Eltrant parecía más decidido a la opción de acampar, pero yo, al igual que la elfa, pensaba que la posada era mejor opción:
- Yo también creo que es mejor la posada, todos estamos agotados, y vosotros dos habéis perdido bastante sangre, es mejor que descanséis en una cama como toca.-
Emprendimos una marcha lenta hacia la posada, con la compañía de par de animales, que, por lo que parecía, pertenecían a la joven morena, yo me quedé en la retaguardia, las espaldas de mis nuevos compañeros parecían alicaidas, sobretodo la del pequeño. Había visto el dolor en sus ojos cuando nos enseño las manos, di un suspiro, me aparté el pelo de la cara y le llamé:
- Brujito, ¿puedes venir un momento?- esperé a que los otros siguieran la marcha para agacharme y darle un abrazo, parecía necesitarlo.- sabes? yo también maté a una persona cuando era pequeña.-le confesé- mis manos también se mancharon pronto de sangre- dejé de abrazarlo-y, al igual que tu fue por que alguien dejase de sufir. Como ya he dicho, no todas las acciones que parecen malas lo son, tu no eres malvado, no dejes que nadie, ni siquiera tu mismo, te haga creer eso, lo que has hecho, demuestra que eres bondadoso y fuerte, no todos tienen el valor de dar paz a alguien que está sufriendo. Ahora eres tu quien decide el camino, has experimentado algo que ningún niño debe experimentar, estás creciendo más rápido de lo que deberías, pero no dejes que este único suceso, que ha sido un acto de compasión, no de ira, te marque el camino. ¿Lo entiendes? No te obsesiones, eres un buen chico, nos has salvado a todos en esa cueva y le has ahorrado dolor al enfermo y a su familia, eso te hace digno de confianza, enorgullecete de ser como eres, porque ahí delante- señalé a la elfa y al chico rubio- hay dos personas que, se ve a la legua, te quieren, y están orgullosas de ti, incluso en este momento.- le sonreí y le revolví el pelo, luego me levanté y seguí hacia delante.
Puede que no fuese la más adecuada para decirle eso, acababa de conocerlo, pero justo por eso podía ser más neutral y era capaz de ver el enorme cariño que había entre esas tres personas, además, sabía perfectamente como debía sentirse el pequeño, y también sabía que no era algo fácil de superar, pero todo es más simple si sabes el porqué lo has hecho y si sabes que tienes a gente a tu lado que te quiere, no a pesar de tus actos, sino por ellos. Era algo que a mi me costó muchos años entender, y que aun en ocasiones me perseguía, solo esperaba que, con lo que le había dicho, el camino del pequeño se hiciese un poco más llano.
Seguimos el camino hasta la posada, la noche era cada vez más oscura, y todos necesitábamos descansar. Llegamos a un edificio blanco con unas cuatro escaleras de madera que llevaban a una puerta de madera, delante de esta, un cartel balanceante rezaba: Posada del pescador. Suspiré alzando la cabeza al cielo, solo esperaba que tuviesen algún cuarto libre.
- Yo también creo que es mejor la posada, todos estamos agotados, y vosotros dos habéis perdido bastante sangre, es mejor que descanséis en una cama como toca.-
Emprendimos una marcha lenta hacia la posada, con la compañía de par de animales, que, por lo que parecía, pertenecían a la joven morena, yo me quedé en la retaguardia, las espaldas de mis nuevos compañeros parecían alicaidas, sobretodo la del pequeño. Había visto el dolor en sus ojos cuando nos enseño las manos, di un suspiro, me aparté el pelo de la cara y le llamé:
- Brujito, ¿puedes venir un momento?- esperé a que los otros siguieran la marcha para agacharme y darle un abrazo, parecía necesitarlo.- sabes? yo también maté a una persona cuando era pequeña.-le confesé- mis manos también se mancharon pronto de sangre- dejé de abrazarlo-y, al igual que tu fue por que alguien dejase de sufir. Como ya he dicho, no todas las acciones que parecen malas lo son, tu no eres malvado, no dejes que nadie, ni siquiera tu mismo, te haga creer eso, lo que has hecho, demuestra que eres bondadoso y fuerte, no todos tienen el valor de dar paz a alguien que está sufriendo. Ahora eres tu quien decide el camino, has experimentado algo que ningún niño debe experimentar, estás creciendo más rápido de lo que deberías, pero no dejes que este único suceso, que ha sido un acto de compasión, no de ira, te marque el camino. ¿Lo entiendes? No te obsesiones, eres un buen chico, nos has salvado a todos en esa cueva y le has ahorrado dolor al enfermo y a su familia, eso te hace digno de confianza, enorgullecete de ser como eres, porque ahí delante- señalé a la elfa y al chico rubio- hay dos personas que, se ve a la legua, te quieren, y están orgullosas de ti, incluso en este momento.- le sonreí y le revolví el pelo, luego me levanté y seguí hacia delante.
Puede que no fuese la más adecuada para decirle eso, acababa de conocerlo, pero justo por eso podía ser más neutral y era capaz de ver el enorme cariño que había entre esas tres personas, además, sabía perfectamente como debía sentirse el pequeño, y también sabía que no era algo fácil de superar, pero todo es más simple si sabes el porqué lo has hecho y si sabes que tienes a gente a tu lado que te quiere, no a pesar de tus actos, sino por ellos. Era algo que a mi me costó muchos años entender, y que aun en ocasiones me perseguía, solo esperaba que, con lo que le había dicho, el camino del pequeño se hiciese un poco más llano.
Seguimos el camino hasta la posada, la noche era cada vez más oscura, y todos necesitábamos descansar. Llegamos a un edificio blanco con unas cuatro escaleras de madera que llevaban a una puerta de madera, delante de esta, un cartel balanceante rezaba: Posada del pescador. Suspiré alzando la cabeza al cielo, solo esperaba que tuviesen algún cuarto libre.
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Eltrant miró las manos de Demian, teñidas de carmesí y comenzó a entenderlo todo, el olor que desprendía la casa, la actitud de Elizabeth al abrir la puerta… la actitud del muchacho.
Habían llegado tarde, quizás desde el comienzo no había habido esperanza alguna de salvar al hombre, y para cuando habían regresado del bosque, lo único que podían hacer para ayudar era acabar con su sufrimiento. Demian debía de haberse compadecido del pescador, un acto valiente, pero a ojos de muchos carente de moral.
A Eltrant siempre le había gustado pensar que hasta el ser más malvado podía tener una pizca de bondad en su interior, si algo le habían enseñado sus viajes y sus experiencias, es que el mundo, lejos de ser blanco o negro, no era sino una escala de grises que cada uno interpretaba como mejor podía, por lo que, desde su punto de vista, si todo había pasado tal y como estaba imaginando, aquella acción no había sido sino un mal necesario, un acto de cruda realidad que a largo plazo era el mejor destino que podía encontrar el enfermo.
Fue entonces cuando Eärwen se agachó junto al muchacho y, cuidadosamente, empezó a limpiar la sangre de las manos del muchacho, mientras lo hacía, le explicó afectuosamente que no se sintiese mal, que hizo lo que debía, la enfermedad estaba demasiado avanzada para que pudiesen hacer nada.
Miró conmovido la escena, hasta el momento la única persona que parecía haberse “escapado” de su escala de grises era Eärwen, la elfa era la persona más altruista que había llegado a conocer, siempre tenía unas palabras amables para el necesitado.
Tras haber limpiado las manos del muchacho se levantó e indicó que lo mejor que podían hacer para pasar la noche era quedarse en la posada, Eltrant quiso protestar pero se mordió la lengua, Alanna también estaba de acuerdo con ella, quien había dicho que el dinero no sería un problema y tanto a Demian como a él le hacían falta descansar correctamente, por lo que, aunque un poco a regañadientes, terminó cediendo.
Al poco de dejar atrás la casa de Elizabeth se acercó un momento a Demian y le puso la mano sobre un hombro para llamar su atención. –“Estaría loco si no confiase en ti”– le dijo con una sonrisa –“Y dudo mucho que puedas hacerme cambiar de opinión” – añadió mientras se adelantaba y se ponía a la par con Eärwen y Lluvia.
Tras él, oyó como Alanna que también se había acercado a Demian, le trataba de tranquilizar con sus propias palabras. Volvió a pensar en la granja y en la mujer que estaba hablando con el brujo, lejos de aclarar su memoria, las horas sin dormir unido a los acontecimientos recientes no le dejaban pesar con claridad, era consciente de que había tenido una amiga con la que pasaba las horas muertas en la granja, pero no recordaba a ninguna Alanna –“¿…Ali?”
En ese momento llegaron a la posada del pequeño pueblo, “Posada del Pescador” estaba grabado en el cartel del edifico. Eltrant estudió la entrada y tras encogerse de hombros entró en el interior. Lejos de lo que se podía esperar uno al ver la puerta de aquel local, la realidad era que el interior era bastante acogedor.
Bien iluminado y decorado aquel sitio era mucho mejor que la posada en la que se habían hospedado en Sacrestic, una vez dentro, un hombre enjuto con aspecto de haber vivido cientos de años les recibió con una sonrisa desde un mostrador al otro lado de la habitación.
-“¡Bienvenidos!” – dijo con júbilo mientras sacaba un enorme libro y lo dejaba pesadamente sobre el mostrador. –“Supongo que desean pasar la noche aquí, pasen, pasen…” – abrió el libro y con una pequeña lupa fue revisando miles de pequeñas letras que había escritas en él. –“Sí, tenemos varias habitaciones libres, serán dos aeros por persona” – Eltrant miró un poco perplejo al hombre, que con una cálida sonrisa les miraba desde el mostrador, no sabía por qué, pero algo le decía que estaba subido sobre un taburete, de todos modos esperó a que sus compañeros decidiesen que hacer, ya que él no podía permitirse ni una noche en un lugar tan barato como aquel.
Habían llegado tarde, quizás desde el comienzo no había habido esperanza alguna de salvar al hombre, y para cuando habían regresado del bosque, lo único que podían hacer para ayudar era acabar con su sufrimiento. Demian debía de haberse compadecido del pescador, un acto valiente, pero a ojos de muchos carente de moral.
A Eltrant siempre le había gustado pensar que hasta el ser más malvado podía tener una pizca de bondad en su interior, si algo le habían enseñado sus viajes y sus experiencias, es que el mundo, lejos de ser blanco o negro, no era sino una escala de grises que cada uno interpretaba como mejor podía, por lo que, desde su punto de vista, si todo había pasado tal y como estaba imaginando, aquella acción no había sido sino un mal necesario, un acto de cruda realidad que a largo plazo era el mejor destino que podía encontrar el enfermo.
Fue entonces cuando Eärwen se agachó junto al muchacho y, cuidadosamente, empezó a limpiar la sangre de las manos del muchacho, mientras lo hacía, le explicó afectuosamente que no se sintiese mal, que hizo lo que debía, la enfermedad estaba demasiado avanzada para que pudiesen hacer nada.
Miró conmovido la escena, hasta el momento la única persona que parecía haberse “escapado” de su escala de grises era Eärwen, la elfa era la persona más altruista que había llegado a conocer, siempre tenía unas palabras amables para el necesitado.
Tras haber limpiado las manos del muchacho se levantó e indicó que lo mejor que podían hacer para pasar la noche era quedarse en la posada, Eltrant quiso protestar pero se mordió la lengua, Alanna también estaba de acuerdo con ella, quien había dicho que el dinero no sería un problema y tanto a Demian como a él le hacían falta descansar correctamente, por lo que, aunque un poco a regañadientes, terminó cediendo.
Al poco de dejar atrás la casa de Elizabeth se acercó un momento a Demian y le puso la mano sobre un hombro para llamar su atención. –“Estaría loco si no confiase en ti”– le dijo con una sonrisa –“Y dudo mucho que puedas hacerme cambiar de opinión” – añadió mientras se adelantaba y se ponía a la par con Eärwen y Lluvia.
Tras él, oyó como Alanna que también se había acercado a Demian, le trataba de tranquilizar con sus propias palabras. Volvió a pensar en la granja y en la mujer que estaba hablando con el brujo, lejos de aclarar su memoria, las horas sin dormir unido a los acontecimientos recientes no le dejaban pesar con claridad, era consciente de que había tenido una amiga con la que pasaba las horas muertas en la granja, pero no recordaba a ninguna Alanna –“¿…Ali?”
En ese momento llegaron a la posada del pequeño pueblo, “Posada del Pescador” estaba grabado en el cartel del edifico. Eltrant estudió la entrada y tras encogerse de hombros entró en el interior. Lejos de lo que se podía esperar uno al ver la puerta de aquel local, la realidad era que el interior era bastante acogedor.
Bien iluminado y decorado aquel sitio era mucho mejor que la posada en la que se habían hospedado en Sacrestic, una vez dentro, un hombre enjuto con aspecto de haber vivido cientos de años les recibió con una sonrisa desde un mostrador al otro lado de la habitación.
-“¡Bienvenidos!” – dijo con júbilo mientras sacaba un enorme libro y lo dejaba pesadamente sobre el mostrador. –“Supongo que desean pasar la noche aquí, pasen, pasen…” – abrió el libro y con una pequeña lupa fue revisando miles de pequeñas letras que había escritas en él. –“Sí, tenemos varias habitaciones libres, serán dos aeros por persona” – Eltrant miró un poco perplejo al hombre, que con una cálida sonrisa les miraba desde el mostrador, no sabía por qué, pero algo le decía que estaba subido sobre un taburete, de todos modos esperó a que sus compañeros decidiesen que hacer, ya que él no podía permitirse ni una noche en un lugar tan barato como aquel.
Eltrant Tale
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Aún intentaba procesar la mezcla de emociones en su interior. Si se supone que era un asesino y no era la primera vez que sus dagas probaban sangre, ¿por qué le afectaba tanto?. No alcanzaba a comprenderlo, pero nunca había matado a alguien inocente e indefenso, así, a sangre fría. Aquello no era una victoria, no era una situación de vida o muerte. Sus dagas de pronto le parecían peligrosas y repulsivas, no soportaba verlas, así que las dejó bien guardadas en su bolsa.
Primero fue Ëarwen la que le limpió las manos y le dijo que no se culpara, luego Alanna, quien le llamaba brujito. Aquel apodo le sonaba curiosamente cálido. Ella le contó que también había matado a alguien por compasión cuando era pequeña. Incluso Eltrant le hizo saber que confiaba en él.
-No comprenden, no entienden lo que pasa -les dijo, pero le costaba encontrar las palabras para expresarse- el problema es que… lo malo es que no sentía pena por él, por eso se que no pueden confiar en mí.
Miró a Ëarwen, ella sabía que él fantaseaba con asesinar, producto de sus años de entrenamiento. En el fondo no deseaba causar mal a otros, pero era lo que sabía, lo que le habían enseñado. Era la razón por la que había sido enviado a conocer sobre la compasión, pero se daba cuenta que al final seguía siendo un peligro.
Llegaron pronto a una posada, donde un llamativo hombre atendía en el mostrador. Todo le pareció tan fuera de lugar que hasta olvidó sus preocupaciones por un momento. El pueblo era un puñado de casas que apenas se mantenían en pie y aún así esa posada se veía mejor que la de Sacrestic Village. La cantidad de personas que pasaban por allí era tan escasa y aún así el sujeto llevaba un pomposo libro como si allí se requiriese de un gran control. Aquel sujeto ciertamente llamaba la atención, había algo raro en él, aunque no necesariamente algo malo. Definitivamente había personas muy variadas y diferentes en el mundo.
Al menos no parecía que por el momento fuera a necesitar entrar en combate, por fin descansarían y podría dormir y comer. Puso sobre el mesón unas monedas, ni siquiera las contó, sólo quería un buen plato de comida y una buena cama para descansar.
-Queremos comer… cualquier cosa, pero que no tenga carne… ni que sean necesarios cuchillos para comerla, por favor... nada de cuchillos.
Luego de eso fue a sentarse a una mesa, invitando a sus compañeros a acompañarle. A pesar de todo, quería mantener compañía a su lado. La camarera trajo entonces unos trozos de pan, leche y queso cortado en rebanadas. No era una gran cena, pero contenía al menos diversos nutrientes y llenaría su hambrienta barriga. Lo mejor es que no requería nada de cuchillos. Con sus manos abrió un trozo de pan, puso una rebanada gruesa de queso y le dio un enorme mordisco, tan grande que tuvo que dar un sorbo a la leche para tragarlo.
Demian
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Alanna apoyó su idea de inmediato, con lo que el grupo se puso en marcha hacia la posada, donde podrían descansar debidamente aquella noche. La elfa alcanzó a escuchar las palabras que la joven daba al brujo para intentar animarlo, pero sabía que Demian tardaría un poco en reponerse. Lo habían entrenado para que fuese un asesino y hasta el momento no había tenido problemas con matar a los enemigos, pero cuando se trataba de un hombre enfermo e indefenso la cosa cambiaba completamente.
El mago comenzaba a entender qué era la compasión, a su manera, y eso debía estar cambiando muchas cosas en su interior. La joven entendía que se sintiese en cierto modo mal, pero sabía que había hecho lo correcto, aunque debería haber dejado que ella se ocupase. Eärwen también lo había pasado mal la primera vez que perdió a un paciente en Lunargenta, pero al final había aceptado que aquello tenía que pasar, y que no podía hacer nada al respecto, solo seguir ayudando a cuantos pudiese.
La de cabellos negros escuchó con atención las palabras del muchacho, que seguía con la idea de que no podían confiar en él. - Si no hubiese confiado en ti no estaría aquí ahora, los piratas o los vampiros habrían acabado conmigo. - dijo con suavidad, deteniéndose para que el brujo pudiese llegar hasta donde se encontraba. - Te han educado de un modo distinto y es por eso que te cuesta, pero la tristeza de tu rostro al terminar con ese pobre hombre lo decía todo, despertó algo en tu interior. - añadió antes de esbozar una leve sonrisa.
Pronto encontraron la posada, en que un amable hombre los recibió alegremente, seguro que no estaba acostumbrado a tener muchos huéspedes. Demian se adelantó a poner unas monedas sobre la mesa y pedir algo de comida, haciendo hincapié en que no le sirviesen nada que necesitase el uso de cuchillos. Eärwen sacó unos aeros de su bolsa y los puso junto a los del pequeño, de modo que fuera suficiente para que todos tuvieran una cama confortable aquella noche y un buen desayuno por la mañana.
Tras esto siguió al muchacho y se sentó a su lado en la mesa, haciendo una señal a Nessa para que bajase de su hombro y se acomodase en su regazo. Lluvia al menos tenía bastante donde pastar por los alrededores, así que se limitaría a llevarle algo de agua luego y ponerla a cubierto para que no le pasara nada durante la noche.
La camarera se aceró y depositó varios platos en la mesa, con algo de pan y rebanadas de queso, acompañadas de algo de leche. La de ojos azules le preguntó si tenía algo de fruta fresca, a lo que respondió afirmativamente y volvió a la cocina de inmediato, para traer consigo un surtido plato de diferentes piezas ya cortadas. Eärwen le dio las gracias y tomó un trozo de manzana, para dárselo a su pequeña amiga peluda, que ya intentaba asomar el hocico por el borde de la mesa.
Nessa se quedó tranquila con su alimento, así que la elfa tomó algo de pan y comenzó a comer aquellas frutas, invitando a los demás a servirse si gustaban. - Casi no puedo creerme que podamos tener una noche tranquila, nos hace bastante falta. - musitó, antes de girarse hacia Alanna, la más reciente incorporación al grupo. - Entonces ¿te dirigías a la ciudad cuando nos encontraste? - preguntó, cayendo en la cuenta de que si Eltrant tomaba ese camino quizá no tuviese que hacerlo solo. - ¿Qué te trajo a estas tierras? Si puede saberse claro. - añadió, antes de dar un trago a su bebida.
El mago comenzaba a entender qué era la compasión, a su manera, y eso debía estar cambiando muchas cosas en su interior. La joven entendía que se sintiese en cierto modo mal, pero sabía que había hecho lo correcto, aunque debería haber dejado que ella se ocupase. Eärwen también lo había pasado mal la primera vez que perdió a un paciente en Lunargenta, pero al final había aceptado que aquello tenía que pasar, y que no podía hacer nada al respecto, solo seguir ayudando a cuantos pudiese.
La de cabellos negros escuchó con atención las palabras del muchacho, que seguía con la idea de que no podían confiar en él. - Si no hubiese confiado en ti no estaría aquí ahora, los piratas o los vampiros habrían acabado conmigo. - dijo con suavidad, deteniéndose para que el brujo pudiese llegar hasta donde se encontraba. - Te han educado de un modo distinto y es por eso que te cuesta, pero la tristeza de tu rostro al terminar con ese pobre hombre lo decía todo, despertó algo en tu interior. - añadió antes de esbozar una leve sonrisa.
Pronto encontraron la posada, en que un amable hombre los recibió alegremente, seguro que no estaba acostumbrado a tener muchos huéspedes. Demian se adelantó a poner unas monedas sobre la mesa y pedir algo de comida, haciendo hincapié en que no le sirviesen nada que necesitase el uso de cuchillos. Eärwen sacó unos aeros de su bolsa y los puso junto a los del pequeño, de modo que fuera suficiente para que todos tuvieran una cama confortable aquella noche y un buen desayuno por la mañana.
Tras esto siguió al muchacho y se sentó a su lado en la mesa, haciendo una señal a Nessa para que bajase de su hombro y se acomodase en su regazo. Lluvia al menos tenía bastante donde pastar por los alrededores, así que se limitaría a llevarle algo de agua luego y ponerla a cubierto para que no le pasara nada durante la noche.
La camarera se aceró y depositó varios platos en la mesa, con algo de pan y rebanadas de queso, acompañadas de algo de leche. La de ojos azules le preguntó si tenía algo de fruta fresca, a lo que respondió afirmativamente y volvió a la cocina de inmediato, para traer consigo un surtido plato de diferentes piezas ya cortadas. Eärwen le dio las gracias y tomó un trozo de manzana, para dárselo a su pequeña amiga peluda, que ya intentaba asomar el hocico por el borde de la mesa.
Nessa se quedó tranquila con su alimento, así que la elfa tomó algo de pan y comenzó a comer aquellas frutas, invitando a los demás a servirse si gustaban. - Casi no puedo creerme que podamos tener una noche tranquila, nos hace bastante falta. - musitó, antes de girarse hacia Alanna, la más reciente incorporación al grupo. - Entonces ¿te dirigías a la ciudad cuando nos encontraste? - preguntó, cayendo en la cuenta de que si Eltrant tomaba ese camino quizá no tuviese que hacerlo solo. - ¿Qué te trajo a estas tierras? Si puede saberse claro. - añadió, antes de dar un trago a su bebida.
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Al llegar a la posada, un hombre mayor nos recibió con un enorme libro enfrente suyo, parecía pequeño, y su semblante era amable. El pequeño brujo se adelanto a pedir comida, especificando en claro que no hubiese nada que necesitase cuchillos, y la elfa fue a pedir los dormitorios, yo, por mi parte, me esperé para poder pedirle un favor al hombre:
- Discúlpeme, señor, he visto que tiene lirios en la entrada, ¿podría coger un par de pétalos?- pedí primero.
- Claro niña, adelante.- sonrió el hombre.
- Y me preguntaba... ¿tiene algo de azúcar rosa? Si le parece bien, me gustaría que me prestase un momento la cocina.- le pregunté.
- Por supuesto, pasa.- Sonrió el hombre amablemente.
Fui a por los pétalos y en la cocina pedí a la camarera que me pasase la tetera, hice el té con las hojas de los lirios y añadí un poco de azúcar rosa, la receta de mi madre... Salí de allí diciéndole a la camarera que descansara, habíamos llegado a horas intempestivas. Salí de allí y me acerqué a la mesa donde se habían sentado todos, dejé la taza que llevaba en la mano enfrente de la elfa, y la bandeja en un hueco que había en la mesa:
- Tomad, este te es una receta de mi madre, ayuda a dormir, relaja los músculos, calienta el cuerpo y cura el alma- les sonreí tomando asiento.- Lo bebía mucho hace tiempo, cuando todo era sencillo, incluso mi nombre, en lugar de Alanna, era Ali, ahora nadie me llama así. - expliqué intentando aligerar el ambiente.
- Casi no puedo creerme que podamos tener una noche tranquila, nos hace bastante falta. - musitó, la elfa antes de girarse hacia mi - Entonces ¿te dirigías a la ciudad cuando nos encontraste? - me preguntó - ¿Qué te trajo a estas tierras? Si puede saberse claro.
- Busco a mi hermana, nos separamos cuando eramos muy pequeñas, y hace poco me llegó una carta suya, lo cierto es que voy siguiendo pistas, no se su localización exacta y una de ellas me trajo aquí, al oeste.- Expliqué tomando un trozo de manzana- y ahora voy de regreso a Lunargenta, he oído que hay algunos problemas y aunque di mi renuncia a la guardia, no me la aceptaron, solo me dijeron que tomase el tiempo que necesitase para encontrar a mi familia, así que siento que sigue siendo mi obligación ir a cumplir ordenes, además, me gusta ayudar, si todos ayudasemos a los demás el mundo sería mucho más fácil y bonito.- le respondí con una sonrisa.- ¿Cómo habéis llegado vosotros aquí?- Pregunté intentando seguir la conversación.
Era agradable poder conversar con gente que no se pasaba el día pensando en sus misiones, o en sus entrenamientos, adoraba el sentimiento que daba el poder recorrer caminos sin rumbo fijo, conociendo el mundo por mis propios pasos. Y estaba segura de que debía ser mucho mejor si ibas con amigos, como hacían ellos. Terminé mi té y me dediqué a picotear fruta, no es que tuviese mucha hambre, era más el cansancio que otra cosa, pero el ambiente era agradable y me sentía cómoda, además, eran todos muy amables, así que esperaba poder conocerlos un poco más. Deshice mi trenza, que ya era solo un enredo con mechones sueltos, me metí el flequillo tras la oreja mientras escuchaba su conversación. Cuando volviese sola al camino echaría de menos el tener a alguien con quien hablar.
- Discúlpeme, señor, he visto que tiene lirios en la entrada, ¿podría coger un par de pétalos?- pedí primero.
- Claro niña, adelante.- sonrió el hombre.
- Y me preguntaba... ¿tiene algo de azúcar rosa? Si le parece bien, me gustaría que me prestase un momento la cocina.- le pregunté.
- Por supuesto, pasa.- Sonrió el hombre amablemente.
Fui a por los pétalos y en la cocina pedí a la camarera que me pasase la tetera, hice el té con las hojas de los lirios y añadí un poco de azúcar rosa, la receta de mi madre... Salí de allí diciéndole a la camarera que descansara, habíamos llegado a horas intempestivas. Salí de allí y me acerqué a la mesa donde se habían sentado todos, dejé la taza que llevaba en la mano enfrente de la elfa, y la bandeja en un hueco que había en la mesa:
- Tomad, este te es una receta de mi madre, ayuda a dormir, relaja los músculos, calienta el cuerpo y cura el alma- les sonreí tomando asiento.- Lo bebía mucho hace tiempo, cuando todo era sencillo, incluso mi nombre, en lugar de Alanna, era Ali, ahora nadie me llama así. - expliqué intentando aligerar el ambiente.
- Casi no puedo creerme que podamos tener una noche tranquila, nos hace bastante falta. - musitó, la elfa antes de girarse hacia mi - Entonces ¿te dirigías a la ciudad cuando nos encontraste? - me preguntó - ¿Qué te trajo a estas tierras? Si puede saberse claro.
- Busco a mi hermana, nos separamos cuando eramos muy pequeñas, y hace poco me llegó una carta suya, lo cierto es que voy siguiendo pistas, no se su localización exacta y una de ellas me trajo aquí, al oeste.- Expliqué tomando un trozo de manzana- y ahora voy de regreso a Lunargenta, he oído que hay algunos problemas y aunque di mi renuncia a la guardia, no me la aceptaron, solo me dijeron que tomase el tiempo que necesitase para encontrar a mi familia, así que siento que sigue siendo mi obligación ir a cumplir ordenes, además, me gusta ayudar, si todos ayudasemos a los demás el mundo sería mucho más fácil y bonito.- le respondí con una sonrisa.- ¿Cómo habéis llegado vosotros aquí?- Pregunté intentando seguir la conversación.
Era agradable poder conversar con gente que no se pasaba el día pensando en sus misiones, o en sus entrenamientos, adoraba el sentimiento que daba el poder recorrer caminos sin rumbo fijo, conociendo el mundo por mis propios pasos. Y estaba segura de que debía ser mucho mejor si ibas con amigos, como hacían ellos. Terminé mi té y me dediqué a picotear fruta, no es que tuviese mucha hambre, era más el cansancio que otra cosa, pero el ambiente era agradable y me sentía cómoda, además, eran todos muy amables, así que esperaba poder conocerlos un poco más. Deshice mi trenza, que ya era solo un enredo con mechones sueltos, me metí el flequillo tras la oreja mientras escuchaba su conversación. Cuando volviese sola al camino echaría de menos el tener a alguien con quien hablar.
Alanna Delteria
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Re: Continuando el viaje [Interpretativo][Eärwen+Demian][Libre][Cerrado]
Eltrant contempló, no sin pasar un poco de vergüenza, como Demian pagaba por la comida y las habitaciones y tras hacerlo se sentaba en una de las mesas que había repartidas por el lugar.
Imitando al muchacho se dejó caer en una de las sillas y tras quitarse la espada del cinto que dejó descansar apoyada a su silla, aguardó a que trajesen la comida. Demian había pedido que sirvieran algo sin carne, por lo que les sirvieron simplemente queso, algo de leche y pan; cosa que no le importó, la comida que les había servido Elizabeth había paliado un poco su apetito, pero seguía teniendo un hambre voraz, por lo que, antes de que la camarera se hubiese marchado el mercenario ya estaba saboreando un trozo de queso.
Poco después Alanna vino con un té que al parecer era una receta familiar, Eltrant le dio un sorbo a su bebida cuando Alanna mencionó que hacía mucho tiempo, cuando era pequeña, tomaba esa bebida diariamente y solían llamarla Ali, no se esperaba aquella confesión, por lo que a causa de la impresión, empezó a toser copiosamente el té con el cual estuvo a punto de ahogarse. –“Delicioso” – dijo sin hacer ningún comentario más, no terminaba de creerse que la niña que desapareció cuando él apenas tenía catorce años estuviese allí.
Tras aquello Alanna relató cómo la búsqueda de su hermana le había llevado hasta aquellas tierras, una vez explicado todo, quiso saber cuál era la historia de los allí presentes, por lo que tras tragar un gran tozo de pan y aclarase la garganta Eltrant se cruzó de brazos.
-“Pues…” – comenzó diciendo, lo cierto es que con todo lo vivido solía pasársele por alto que aún tenía que ir a dar las noticias a su cliente –“…Me contrataron hace un par de semanas para capturar a un tipo y llevarlo de vuelta a Lunargenta, cosa que al final no salió como esperaba.” – dijo mordiendo otro trozo de pan– “Me ganó la vida como espada a suelto” – le aclaró a Alanna –“No da mucho dinero, pero ves mundo” – se encogió de hombros y sonrió.
Siempre había gente que solía pensar que su profesión no era digna, y que la mayoría de los que se dedicaban a ello eran seres sin escrúpulos que venderían a su mejor amigo por unos aeros, y Eltrant en parte compartía aquella opinión; no obstante, él seguía teniendo la libertad de aceptar los trabajos que a él le interesasen, por lo que solían ser casi todos trabajos de escolta y alguno que otro de cazarrecompensas a cargo de la guardia de Lunargenta o clientes privados, aunque estos últimos no se le diesen especialmente bien.
Miró entonces a Demian, quien seguía igual de abatido a pesar de haber escuchado a todos los presentes–“Puede que tengas razón y no entienda lo que te pasa” – le dijo mientras alargaba el brazo y tomaba un trozo de pan que tenía Demian al lado – “Pero lo que si se, es que si no te importase el destino de aquel hombre no estarías así ahora mismo” – afirmo dándole un mordisco al pan que acababa de arrebatarle a su amigo – “Todos hemos tenido situaciones así, la primera vez que…”
El anciano hombre que estaba a cargo de la posada se acercó a la mesa y les comunicó a los presentes que sus habitaciones ya estaban disponibles, tres en el piso de arriba y que, si necesitaban algo, solo tenían que avisarle.
Eltrant agradeció al dueño del local y se volvió de nuevo hacia sus compañeros –“El caso es que me has salvado la vida arriesgando la tuya propia en más de una ocasión, eres una persona digna de confianza Demian, puedo asegurarte eso” – le dio un último bocado al pan que le había quitado a Demian y le sonrió.
Después de eso dejó escapar un fuerte bostezo y se reclinó en la silla, aunque estaba cansado prefería quedarse un rato más con ellos antes de irse a la cama, probablemente tendría que partir hacia Lunargenta al amanecer y francamente no le agradaba la idea de dejar a sus compañeros.
Imitando al muchacho se dejó caer en una de las sillas y tras quitarse la espada del cinto que dejó descansar apoyada a su silla, aguardó a que trajesen la comida. Demian había pedido que sirvieran algo sin carne, por lo que les sirvieron simplemente queso, algo de leche y pan; cosa que no le importó, la comida que les había servido Elizabeth había paliado un poco su apetito, pero seguía teniendo un hambre voraz, por lo que, antes de que la camarera se hubiese marchado el mercenario ya estaba saboreando un trozo de queso.
Poco después Alanna vino con un té que al parecer era una receta familiar, Eltrant le dio un sorbo a su bebida cuando Alanna mencionó que hacía mucho tiempo, cuando era pequeña, tomaba esa bebida diariamente y solían llamarla Ali, no se esperaba aquella confesión, por lo que a causa de la impresión, empezó a toser copiosamente el té con el cual estuvo a punto de ahogarse. –“Delicioso” – dijo sin hacer ningún comentario más, no terminaba de creerse que la niña que desapareció cuando él apenas tenía catorce años estuviese allí.
Tras aquello Alanna relató cómo la búsqueda de su hermana le había llevado hasta aquellas tierras, una vez explicado todo, quiso saber cuál era la historia de los allí presentes, por lo que tras tragar un gran tozo de pan y aclarase la garganta Eltrant se cruzó de brazos.
-“Pues…” – comenzó diciendo, lo cierto es que con todo lo vivido solía pasársele por alto que aún tenía que ir a dar las noticias a su cliente –“…Me contrataron hace un par de semanas para capturar a un tipo y llevarlo de vuelta a Lunargenta, cosa que al final no salió como esperaba.” – dijo mordiendo otro trozo de pan– “Me ganó la vida como espada a suelto” – le aclaró a Alanna –“No da mucho dinero, pero ves mundo” – se encogió de hombros y sonrió.
Siempre había gente que solía pensar que su profesión no era digna, y que la mayoría de los que se dedicaban a ello eran seres sin escrúpulos que venderían a su mejor amigo por unos aeros, y Eltrant en parte compartía aquella opinión; no obstante, él seguía teniendo la libertad de aceptar los trabajos que a él le interesasen, por lo que solían ser casi todos trabajos de escolta y alguno que otro de cazarrecompensas a cargo de la guardia de Lunargenta o clientes privados, aunque estos últimos no se le diesen especialmente bien.
Miró entonces a Demian, quien seguía igual de abatido a pesar de haber escuchado a todos los presentes–“Puede que tengas razón y no entienda lo que te pasa” – le dijo mientras alargaba el brazo y tomaba un trozo de pan que tenía Demian al lado – “Pero lo que si se, es que si no te importase el destino de aquel hombre no estarías así ahora mismo” – afirmo dándole un mordisco al pan que acababa de arrebatarle a su amigo – “Todos hemos tenido situaciones así, la primera vez que…”
El anciano hombre que estaba a cargo de la posada se acercó a la mesa y les comunicó a los presentes que sus habitaciones ya estaban disponibles, tres en el piso de arriba y que, si necesitaban algo, solo tenían que avisarle.
Eltrant agradeció al dueño del local y se volvió de nuevo hacia sus compañeros –“El caso es que me has salvado la vida arriesgando la tuya propia en más de una ocasión, eres una persona digna de confianza Demian, puedo asegurarte eso” – le dio un último bocado al pan que le había quitado a Demian y le sonrió.
Después de eso dejó escapar un fuerte bostezo y se reclinó en la silla, aunque estaba cansado prefería quedarse un rato más con ellos antes de irse a la cama, probablemente tendría que partir hacia Lunargenta al amanecer y francamente no le agradaba la idea de dejar a sus compañeros.
Eltrant Tale
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