La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Níniel avanzaba plácidamente montada sobre un corcel élfico al paso mientras leía un libro ilustrado con gran calidad y escrito en la lengua elfa sobre plantas y sus propiedades. Compatibilizar el montar a caballo y el leer de forma tan confiada no sería buena idea con una montura diferente a la que cabalgaba la joven elfa, y es que que debido al dificultoso terreno forestal cualquier montura no acostumbrada a moverse entre los árboles podría fácilmente no querer o poder avanzar, incluso tener bastante riesgo de terminar rompiéndose una pata al tropezar o quedar esta atrapada entre las gruesas raíces de los árboles.
Los caballos de los elfos no tenían ese problema, demostraban ser muy inteligentes y eran criados y entrenados para, entre otras cosas, poder moverse por el bosque con soltura y reconocer los senderos de los elfos entre la foresta, casi invisibles para el ojo no acostumbrado.
Hacía un día realmente agradable, el sol brillaba en lo alto del cielo pero no hacía demasiado calor. Las copas de los árboles daban una agradable y constante sombra y el día anterior había llovido,así que a pesar del sol, el bosque emitía un tonificante frescor y una suave brisa transportaba agradables olores florales a la vez que movía levemente el largo pelo blanco de la joven.
Junto a ella, o mas bien, delante de ella, cabalgaban sobre sus respectivas monturas dos elfos forestales de aspecto curtido y que portaban armaduras ligeras, arcos a su espalda y espadas en el cinto. Ambos guerreros, llamados Eólw y Alanis, la habían acompañado desde que saliera de su poblado para ejercer una de sus nuevas responsabilidades ahora que ya era una sacerdotisa de pleno derecho, aprendiz, pero bueno. La verdad es que no hablaban mucho y lo poco que hablaban fue reduciéndose cada vez que el grupo se acercaba mas al bosque de los humanos. Su desconfianza hacia aquella raza era mas que evidente, así pues los libros debían de encargarse de amenizar el camino.
Su misión no era gran cosa, llevar un mensaje de su madre a un clan aliado para negociar el comercio entre ambos pueblos durante las fechas venideras. Productos y sus cantidades ofrecidos y solicitados, el cambio cuando se tratara de objetos con valores distintos...Nada especial, salvo que aquel pueblo estaba en el límite de lo que los elfos consideran su hogar. Aquello significaba que era muy probable que se toparan con los humanos.
De repente Níniel notó un cambio en las energías del bosque que les rodeaba, no muy grande, pero evidente. Como sacerdotisa era especialmente sensible a ese tipo de cosas y no pudo evitar tratar de averiguar a qué se debía aquella alteración deteniendo su caballo y concentrándose. Alanis lo notó y se acercó su montura a la de la joven hasta ponerse a su misma altura.
-Lo has notado- Dijo en el idioma de los elfos- Notas como la influencia de los Shemlen* afecta al bosque.-
La joven asintió con la cabeza, aún concentrada en percibir las sutilezas de aquel cambio. -¿Estamos cerca?- Preguntó. El forestal sin duda conocería la distancia exacta y el tiempo que les llevaría recorrerla, incluso sin tener que pensarlo. -Apenas medía hora mas y llegaremos al claro-. Acto seguido continuaron la marcha pero Níniel no pudo volver a centrarse en la lectura.
En el tiempo previsto el grupo comenzó a cabalgar por una zona cada vez con menor densidad de árboles hasta que al final salieron al claro donde se levantaba aquel pueblo de los elfos. Lo cierto es que mas que un poblado al uso era un lugar donde podían producirse intercambios y comercio entre los dispersos clanes y también con los humanos por lo que, aunque el estilo de las construcciones era élfico, muchas de ellas estaban mas al aire libre de lo que solía ser habitual. Aquello también debía de ser influencia humana. Según tenía entendido, hacia el sudeste, más allá de donde terminaba el bosque, se alzaba la ciudad de Lunargenta con miles de humanos afinados entre gruesos muros de piedra...Daba miedo solo de pensarlo.
Dejaron los caballos en una estructura cercana a los árboles, allí les darían agua y comida para recuperar fuerzas. Níniel se despidió del suyo dándole personalmente una manzana y agradeciendo su esfuerzo con unas caricias.
Para cuando el grupo se adentró mas en el claro, ya a píe, un grupo de tres elfos acudía a recibirles. Ambos grupos se intercambiaron las fórmulas de saludo habituales y Níniel fue informada de que el líder del claro estaba terminando de atender unos asuntos con un socio humano pero que pronto la atendería a ella y a la petición de la Suma sacerdotisa Ashara.
Níniel asintió disimulando la curiosidad que sentía y que no era para nada compartida por Eólw y Alanis.
-No hemos tenido suerte, tenía la esperanza de no toparme con ninguno- Dijo el primero en su idioma con una sonrisa.
-Yo aguantaría verlo...Pero no olerlo- Añadió Alanis tras lo cual ambos rieron. Níniel les miró seria y ambos cesaron las risas. No era ajena a que los humanos no eran especialmente populares entre su gente, ella misma sabía de buena tinta que no debía fiarse de ellos, pero eran invitados allí por lo que debían de evitar las bromas absurdas, por muy basadas en la verdad que estas estuviesen.
El grupo que les recibió les ofreció un lugar donde descansar y tomar algún refrigerio mientras esperaban y los guiaron hasta una estructura abierta con columnas de madera trenzada y suaves telas a modo de paredes. Allí dentro podrían caber un par de docenas de personas pero las sillas y mesas allí dispuestas estaban todas vacías. Se dispusieron a tomar asiento y quizá algo de fruta cuando se escucharon unos fuertes relinchos y una serie de crujidos de madera seguidos de unos gritos de alarma.
Níniel se asomó para ver lo que pasaba y vio como un carromato cruzaba a toda velocidad y sin control el claro a escasos metros de donde ella estaba, causando algunos destrozos y que varias personas casi muriesen aplastadas. Al final el carro se separó del par de caballos que tiraban de el al romperse la pieza que los unía y se estrelló contra unos arboles quedando destrozado y con su cargamento tirado por el suelo, diseminado en un área de varios metros.
Pronto el lugar del accidente se llenó de curiosos mientras algunos otros trataban de calmar y controlar a los caballos desbocados.
Comenzó un run run de conversaciones y comentarios así como preguntas lanzadas al aire por el gentío allí reunido sobre qué podría haber pasado.Un guardia fue el primero en acercarse mientras otros instaban a la gente a aparatarse un poco. Causó una gran conmoción cuando anunció que había una persona muerta...Pero más aún cuando alzó la mano al aire para mostrar el astil de una flecha rota manchado de sangre.
Los caballos de los elfos no tenían ese problema, demostraban ser muy inteligentes y eran criados y entrenados para, entre otras cosas, poder moverse por el bosque con soltura y reconocer los senderos de los elfos entre la foresta, casi invisibles para el ojo no acostumbrado.
Hacía un día realmente agradable, el sol brillaba en lo alto del cielo pero no hacía demasiado calor. Las copas de los árboles daban una agradable y constante sombra y el día anterior había llovido,así que a pesar del sol, el bosque emitía un tonificante frescor y una suave brisa transportaba agradables olores florales a la vez que movía levemente el largo pelo blanco de la joven.
Junto a ella, o mas bien, delante de ella, cabalgaban sobre sus respectivas monturas dos elfos forestales de aspecto curtido y que portaban armaduras ligeras, arcos a su espalda y espadas en el cinto. Ambos guerreros, llamados Eólw y Alanis, la habían acompañado desde que saliera de su poblado para ejercer una de sus nuevas responsabilidades ahora que ya era una sacerdotisa de pleno derecho, aprendiz, pero bueno. La verdad es que no hablaban mucho y lo poco que hablaban fue reduciéndose cada vez que el grupo se acercaba mas al bosque de los humanos. Su desconfianza hacia aquella raza era mas que evidente, así pues los libros debían de encargarse de amenizar el camino.
Su misión no era gran cosa, llevar un mensaje de su madre a un clan aliado para negociar el comercio entre ambos pueblos durante las fechas venideras. Productos y sus cantidades ofrecidos y solicitados, el cambio cuando se tratara de objetos con valores distintos...Nada especial, salvo que aquel pueblo estaba en el límite de lo que los elfos consideran su hogar. Aquello significaba que era muy probable que se toparan con los humanos.
De repente Níniel notó un cambio en las energías del bosque que les rodeaba, no muy grande, pero evidente. Como sacerdotisa era especialmente sensible a ese tipo de cosas y no pudo evitar tratar de averiguar a qué se debía aquella alteración deteniendo su caballo y concentrándose. Alanis lo notó y se acercó su montura a la de la joven hasta ponerse a su misma altura.
-Lo has notado- Dijo en el idioma de los elfos- Notas como la influencia de los Shemlen* afecta al bosque.-
La joven asintió con la cabeza, aún concentrada en percibir las sutilezas de aquel cambio. -¿Estamos cerca?- Preguntó. El forestal sin duda conocería la distancia exacta y el tiempo que les llevaría recorrerla, incluso sin tener que pensarlo. -Apenas medía hora mas y llegaremos al claro-. Acto seguido continuaron la marcha pero Níniel no pudo volver a centrarse en la lectura.
En el tiempo previsto el grupo comenzó a cabalgar por una zona cada vez con menor densidad de árboles hasta que al final salieron al claro donde se levantaba aquel pueblo de los elfos. Lo cierto es que mas que un poblado al uso era un lugar donde podían producirse intercambios y comercio entre los dispersos clanes y también con los humanos por lo que, aunque el estilo de las construcciones era élfico, muchas de ellas estaban mas al aire libre de lo que solía ser habitual. Aquello también debía de ser influencia humana. Según tenía entendido, hacia el sudeste, más allá de donde terminaba el bosque, se alzaba la ciudad de Lunargenta con miles de humanos afinados entre gruesos muros de piedra...Daba miedo solo de pensarlo.
Dejaron los caballos en una estructura cercana a los árboles, allí les darían agua y comida para recuperar fuerzas. Níniel se despidió del suyo dándole personalmente una manzana y agradeciendo su esfuerzo con unas caricias.
Para cuando el grupo se adentró mas en el claro, ya a píe, un grupo de tres elfos acudía a recibirles. Ambos grupos se intercambiaron las fórmulas de saludo habituales y Níniel fue informada de que el líder del claro estaba terminando de atender unos asuntos con un socio humano pero que pronto la atendería a ella y a la petición de la Suma sacerdotisa Ashara.
Níniel asintió disimulando la curiosidad que sentía y que no era para nada compartida por Eólw y Alanis.
-No hemos tenido suerte, tenía la esperanza de no toparme con ninguno- Dijo el primero en su idioma con una sonrisa.
-Yo aguantaría verlo...Pero no olerlo- Añadió Alanis tras lo cual ambos rieron. Níniel les miró seria y ambos cesaron las risas. No era ajena a que los humanos no eran especialmente populares entre su gente, ella misma sabía de buena tinta que no debía fiarse de ellos, pero eran invitados allí por lo que debían de evitar las bromas absurdas, por muy basadas en la verdad que estas estuviesen.
El grupo que les recibió les ofreció un lugar donde descansar y tomar algún refrigerio mientras esperaban y los guiaron hasta una estructura abierta con columnas de madera trenzada y suaves telas a modo de paredes. Allí dentro podrían caber un par de docenas de personas pero las sillas y mesas allí dispuestas estaban todas vacías. Se dispusieron a tomar asiento y quizá algo de fruta cuando se escucharon unos fuertes relinchos y una serie de crujidos de madera seguidos de unos gritos de alarma.
Níniel se asomó para ver lo que pasaba y vio como un carromato cruzaba a toda velocidad y sin control el claro a escasos metros de donde ella estaba, causando algunos destrozos y que varias personas casi muriesen aplastadas. Al final el carro se separó del par de caballos que tiraban de el al romperse la pieza que los unía y se estrelló contra unos arboles quedando destrozado y con su cargamento tirado por el suelo, diseminado en un área de varios metros.
Pronto el lugar del accidente se llenó de curiosos mientras algunos otros trataban de calmar y controlar a los caballos desbocados.
Comenzó un run run de conversaciones y comentarios así como preguntas lanzadas al aire por el gentío allí reunido sobre qué podría haber pasado.Un guardia fue el primero en acercarse mientras otros instaban a la gente a aparatarse un poco. Causó una gran conmoción cuando anunció que había una persona muerta...Pero más aún cuando alzó la mano al aire para mostrar el astil de una flecha rota manchado de sangre.
- Off:
- Aquí comienza mi primera aventura.
Para las dos valientes personas que se unan pediré regularidad en los post y que no me dejen en la estacada. Es muy triste que te hagan eso en tu primera partida.
Estamos en un campamento élfico bastante cercano al territorio de Lunargenta pero aún en los bosques. Es un lugar de comercio donde pueden darse cita diferentes razas, principalmente elfos y humanos aunque cualquier raza puede participar con una justificación lógica..
En el primer post deberéis decir qué os ha llevado a ese lugar y cómo vivís este "pequeño incidente".
Para apuntaros, hacedlo en el siguiente link https://aerandir.foroes.org/t5310-mi-primera-aventura
Última edición por Níniel Thenidiel el Sáb 2 Mayo - 17:19, editado 4 veces
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Que día mas hermoso hacia, el sol parecía brillar con alegría, los arboles parecían silbar y cantar con al son del viento el cual mecía sus ramas, los animalillos correteaban por el lugar jugando, apareándose, bueno un día muy bonito para cualquiera, pero solo había un error, ¿como había llegado allí?, lo ultimo que sabia era que caminaba persiguiendo un conejo muy astuto y después, choque con una rama y caí por una pequeña pendiente la cual me desoriento por completo he hizo que caminara sin saber donde ir como de costumbre.
-Haber, haber, por donde voy, derecha o izquierda- Dije pensando ya que cualquier dirección seria decisiva para volver a la civilización, la cual podía orientarme mejor proque tenia a quien preguntar. -He, tu, ¿que haces en este bosque?- Grito una voz en los arboles, la cual aun no había localizado pero que me había dejado consternado.-Me he perdido, ¿podrías mostrarme la dirección a algún lugar donde hospedarme?- Le pregunte amablemente, ya que no sabia que pasaría si fuera hostil, pero parece que no me creyó porque cuando me di cuenta, varias flechas fueron lanzadas hacia mi, o hacia mis pies ya que parecía fallar a propósito pero me hizo moverme y apartarme -¡Fuera de aquí! No queremos humanos-, me quede impresionado por la hostilidad que mostraba, pero si no podía verlo no podía hacer nada así que cerré los ojos me agache posando la mano en el suelo tocando varias piedra -¡Te dije que te marcharas humano!- Al instante que abrió la boca, cogí una piedra y la lanza a una copa del segundo árbol que se encontraba delante mio, haciendo caer así a una persona de este, ya que lance la piedra con bastante fuerza y si le di en la cabeza, eso a cualquiera lo derribaría
Acercándome al hombre, el cual pude saber que era hombre por su tono de voz, pude observar sus orejas y blanca piel, mas las runas de su armadura ligera, la forma del arco y la capa con capucha de color verde para fundirse con el entorno eran totalmente elficas, por lo que agachándome y cogiendo de la armadura al elfo lo acerque asta mi cara mirándolo a los ojos, -Solo quiero saber como largarme de aquí, sino me lo dices como quieres que me vaya cabeza nuez-Dije con tono enfadado ya que no le gustaba que fueran hostiles con el si el era amable y bueno, así que, mirándolo con cara de mala hostia, sus ojos azules como la misma electricidad, que parecía que le miraba el alma, el elfo parecía estar asustado creyendo que lo iba a matar, se notaba en su tono de voz así que intente calmarme y calmarle a el, -Escuchame, solo me he perdido, no te are daño, pero si me atacas de nuevo, te atravesare el pecho y daré de comer a los lobos tus restos, y para simbolizar nuestra amistad, quiero tu capa- Dije sonriendo de forma que parecía un demonio, pensando que con esa capa no le reconocerían como humano y podría irse sin que ningún elfo le atacara, sabia donde estaba ya, y no le gustaba, no quería problemas con mas elfos, por lo que cogiendo la capa del elfo acojonado y romperle su arco para que no me persiga para matarme, inicie mi camino a un lugar que el elfo me dijo, un lugar donde no me atacarían y podrían decirme como irme, un gran claro donde estarían los clanes y unos humanos que pudieran ayudarme, así que me dirigí hacia aquel lugar.
En unas pocas horas, pude llegar al claro que me dijo el elfo, me quite la capucha verde, y me dispuse a entrar, de golpe, varios elfos me miraron como si fuera una especia en peligro de extinción, pero pasando de ellos, me dispuse a ir donde encontrar algún humano, por lo que cuando quería empezar a preguntar, un carromato llego a una velocidad alarmante, los caballos que tiraron de este se libraron de las ataduras y se dispersaron y el carromato volcó, haciendo que mucha gente se acercara a ver lo sucedido, la gente hablaba, los elfos cuchicheaban como si creyesen que fueron los humanos, un guardia verifico un cadáver y mostró el una flecha ensangrentada, algo me decía que ser un humano con capa elfica y encima nuevo, por haber llegado antes del accidente me costaría muy caro.
-Haber, haber, por donde voy, derecha o izquierda- Dije pensando ya que cualquier dirección seria decisiva para volver a la civilización, la cual podía orientarme mejor proque tenia a quien preguntar. -He, tu, ¿que haces en este bosque?- Grito una voz en los arboles, la cual aun no había localizado pero que me había dejado consternado.-Me he perdido, ¿podrías mostrarme la dirección a algún lugar donde hospedarme?- Le pregunte amablemente, ya que no sabia que pasaría si fuera hostil, pero parece que no me creyó porque cuando me di cuenta, varias flechas fueron lanzadas hacia mi, o hacia mis pies ya que parecía fallar a propósito pero me hizo moverme y apartarme -¡Fuera de aquí! No queremos humanos-, me quede impresionado por la hostilidad que mostraba, pero si no podía verlo no podía hacer nada así que cerré los ojos me agache posando la mano en el suelo tocando varias piedra -¡Te dije que te marcharas humano!- Al instante que abrió la boca, cogí una piedra y la lanza a una copa del segundo árbol que se encontraba delante mio, haciendo caer así a una persona de este, ya que lance la piedra con bastante fuerza y si le di en la cabeza, eso a cualquiera lo derribaría
Acercándome al hombre, el cual pude saber que era hombre por su tono de voz, pude observar sus orejas y blanca piel, mas las runas de su armadura ligera, la forma del arco y la capa con capucha de color verde para fundirse con el entorno eran totalmente elficas, por lo que agachándome y cogiendo de la armadura al elfo lo acerque asta mi cara mirándolo a los ojos, -Solo quiero saber como largarme de aquí, sino me lo dices como quieres que me vaya cabeza nuez-Dije con tono enfadado ya que no le gustaba que fueran hostiles con el si el era amable y bueno, así que, mirándolo con cara de mala hostia, sus ojos azules como la misma electricidad, que parecía que le miraba el alma, el elfo parecía estar asustado creyendo que lo iba a matar, se notaba en su tono de voz así que intente calmarme y calmarle a el, -Escuchame, solo me he perdido, no te are daño, pero si me atacas de nuevo, te atravesare el pecho y daré de comer a los lobos tus restos, y para simbolizar nuestra amistad, quiero tu capa- Dije sonriendo de forma que parecía un demonio, pensando que con esa capa no le reconocerían como humano y podría irse sin que ningún elfo le atacara, sabia donde estaba ya, y no le gustaba, no quería problemas con mas elfos, por lo que cogiendo la capa del elfo acojonado y romperle su arco para que no me persiga para matarme, inicie mi camino a un lugar que el elfo me dijo, un lugar donde no me atacarían y podrían decirme como irme, un gran claro donde estarían los clanes y unos humanos que pudieran ayudarme, así que me dirigí hacia aquel lugar.
En unas pocas horas, pude llegar al claro que me dijo el elfo, me quite la capucha verde, y me dispuse a entrar, de golpe, varios elfos me miraron como si fuera una especia en peligro de extinción, pero pasando de ellos, me dispuse a ir donde encontrar algún humano, por lo que cuando quería empezar a preguntar, un carromato llego a una velocidad alarmante, los caballos que tiraron de este se libraron de las ataduras y se dispersaron y el carromato volcó, haciendo que mucha gente se acercara a ver lo sucedido, la gente hablaba, los elfos cuchicheaban como si creyesen que fueron los humanos, un guardia verifico un cadáver y mostró el una flecha ensangrentada, algo me decía que ser un humano con capa elfica y encima nuevo, por haber llegado antes del accidente me costaría muy caro.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Era el segundo día de la semana cuando salí de Lunargenta, debía dirigirme a los reinos del sur en pos de mi siguiente pista, Empezaba a marearme de tanta ida y venida, pero era divertido conocer a gente y nuevos lugares, para esta vez decidí tomar prestado un corcel. Sería más rápido de esa forma. Llevaba ya varios días de camino y apenas había encontrado a nadie, prefería no pisar los pueblos a no ser que fuese completamente necesario, estaba escarmentada de los atajos y sabía que si viese a alguien en problemas en algún pueblo no podría evitar ofrecerle mi ayuda.
El sol estaba completamente elevado en el cielo y soplaba una suave brisa que me removía el pelo, me encontraba de un humor inmejorable, y la compañía de Juvia, el caballo, también me ayudaba a pasar el tiempo, era un caballo grisáceo, y ágil, con piernas fuertes y figura esbelta, tenía motas de colores diferentes en su pelaje y avanzaba con calma por el camino de tierra.
Llegamos a una bifurcación, no tenía claro hacia donde debía girar, finalmente tomé el camino de la izquierda. Recorrimos el camino, rodeado por bosques, durante unas dos horas, hacía tanto calor, que decidí bajar de Juvia e internarme en el bosque. Mientras avanzaba, como solía pasarme, me perdí, parecía que no escarmentaba, estaba claro que los bosques y yo no nos llevábamos demasiado bien. Al menos ya no tenía calor. Andé un poco más con el corcel a mis espaldas cuando, de pronto, se escuchó un estruendo al frente y una caravana pasó volando por delante. Maldición, problemas y gente en apuros. Monté en Juvia y la insté a seguir al vehículo. Llegamos algo tarde, ya estaba estrellado. Me bajé de la yegua y la dejé atada a una rama baja. Rápidamente me apresuré a socorrer a los posibles heridos. Un guardia se acercó a despejar la zona, y tuve que mostrarle mi insignia para que me dejase ayudar en lo que pudiese. Entonces, el soldado, salió del carruaje anunciando que nadie se moviera, había habido un asesinato y una flecha ensangrentada era la prueba. ¿Qué demonios estaba sucediendo?
El sol estaba completamente elevado en el cielo y soplaba una suave brisa que me removía el pelo, me encontraba de un humor inmejorable, y la compañía de Juvia, el caballo, también me ayudaba a pasar el tiempo, era un caballo grisáceo, y ágil, con piernas fuertes y figura esbelta, tenía motas de colores diferentes en su pelaje y avanzaba con calma por el camino de tierra.
Llegamos a una bifurcación, no tenía claro hacia donde debía girar, finalmente tomé el camino de la izquierda. Recorrimos el camino, rodeado por bosques, durante unas dos horas, hacía tanto calor, que decidí bajar de Juvia e internarme en el bosque. Mientras avanzaba, como solía pasarme, me perdí, parecía que no escarmentaba, estaba claro que los bosques y yo no nos llevábamos demasiado bien. Al menos ya no tenía calor. Andé un poco más con el corcel a mis espaldas cuando, de pronto, se escuchó un estruendo al frente y una caravana pasó volando por delante. Maldición, problemas y gente en apuros. Monté en Juvia y la insté a seguir al vehículo. Llegamos algo tarde, ya estaba estrellado. Me bajé de la yegua y la dejé atada a una rama baja. Rápidamente me apresuré a socorrer a los posibles heridos. Un guardia se acercó a despejar la zona, y tuve que mostrarle mi insignia para que me dejase ayudar en lo que pudiese. Entonces, el soldado, salió del carruaje anunciando que nadie se moviera, había habido un asesinato y una flecha ensangrentada era la prueba. ¿Qué demonios estaba sucediendo?
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Níniel se apresuró a acudir al lugar para prestar su ayuda, deteniéndose por el camino a atender a las personas que a duras penas habían podido evitar ser atropelladas por si necesitaban algún tipo de atención. La mayoría eran elfos que con su gran destreza característica habían conseguido salir sin un rasguño y como mucho deberían limpiar unas manchas verdes, aunque también había un humano que había recibido un leve golpe al no poder apartarse del todo a tiempo. Su cara cuando la elfa de cabellos blancos se acercó para ayudarle fue todo un poema, por un momento Níniel pensó que aquel orejas redondas preferiría volver a estar frente al carromato fuera de control que ante ella.
-Tranquilo, soy sanadora- Le dijo con su suave voz musical y tranquilizadora en el idioma común, un idioma que por si mismo no se prestaba a resultar especialmente melodioso por lo que el logro era doble. El hombre se calmó y dejó que la elfa le revisara aunque no lo agradeció ni dijo nada, se mantuvo en silencio. -No es grave, ni siquiera necesitarás un tratamiento, aunque mañana te vas a sentir dolorido- El humano bajó levemente la cabeza como única muestra de gratitud antes de marcharse.
A pesar de lo aparatoso del accidente y de las vidas que podrían haberse perdido en la carrera sin control de los corceles y su pesada carga no hubo víctimas mortales que lamentar, a parte del humano sin vida del propio carromato. La velocidad y peso había causado que en la verde hierba quedasen marcados los surcos causados por las ruedas de la caravana accidentada haciendo que la trayectoria seguida hasta su impacto fuera perfectamente visible. Dos líneas paralelas de hierba aplastada y tierra que recorrían el claro de lado a lado y rodeados del cáos de puestos y cestas volcados. Era como una cicatriz en la tierra. Podría haber sido mucho peor, había que darle las gracias a Isil.
En torno a los restos del carro destrozado las conversaciones habían ganado intensidad desde que el guardia mostrase la flecha en alto como prueba de que no estaban ante ningún accidente. Los que se la daban de expertos decían que se trataba de una flecha claramente humana por su diseño tosco y el tipo de plumas y aquellas palabras causaban desasosiego entre los pocos humanos que allí había, estos comenzaron a regresar a sus tiendas con bastante buen juicio. Puede que en Lunargenta hubiese miles de ellos y que los elfos fueran escasos en número en comparación, pero en aquel lugar, en el bosque, había diez elfos por cada humano.
Pronto solo quedaron allí un puñado de elfos que se ocupaban de retirar el cargamento desperdigado y los trozos de madera destrozada del carromato, un par de guardias que retiraban el cuerpo sin vida del conductor de la caravana y una humana que había insistido en ayudar mostrando una rara insignia. A unos pasos otro par de guardias hablaban con otro hombre y tiraban de la capa élfica que portaba de forma acusatoria. Níniel se acercó a la humana sin perder de vista aquella escena de fondo.
-¿Conocíais a esa persona?- Le preguntó ya a su lado. Ambas eran casi de la misma altura aunque eran tan diferentes como el sol y la luna la una de la otra. La elfa vestía una larga túnica blanca y portaba su inseparable gran bastón con forma de dragón que era mas alto de pié que ambas mujeres. La pregunta tenía mucho sentido ya que mientras el resto de humanos se había marchado sin ayudar ella se había quedado, algún motivo tendría.
En aquel momento los guardias pasaron delante de ellas portando una camilla tapada con una tela blanca que se tornaba roja por momentos al contacto con la herida aún sangrante del pecho del desafortunado humano. El primer guardia, el que mostró la flecha, les seguía de cerca y Níniel pidió que se la mostrara para poder verla de cerca. Cuando la tuvo delante, incluso para ella, que no era una experta en flechas, quedaba claro que se trataba de factura humana.
-Bandidos humanos sin duda, están muy orgullosos de su ciudad pero lo cierto es que fuera de sus muros echan a los suyos como si no fuesen mas que basura...El norte de su ciudad es un nido de maleantes, ladrones, violadores y asesinos-Comentó el guardia, sus palabras estaban llenas de desprecio y de lástima a parte iguales. Níniel miró a la humana a la cara temiendo que aquellas palabras la enfureciesen, por lo que sabía los humanos eran muy pasionales y muy dados a la pronta ira.
En aquel momento llegó hasta el lugar un grupo de tres elfos a cuya cabeza caminaba uno con la cabeza afeitada. Saludó a Níniel con cortesía.
-Aneth ara*, sacerdotisa. Mi nombre es Fenduil y estoy al cargo de este asentamiento. Ruego acepte mis disculpas por no haber podido recibiros antes y porque nuestro encuentro sea en tan tristes circunstancias-
En cambio a Alanna solo la saludo con un leve gesto de la cabeza. Níniel asintió.
-No es culpa vuestra, solo lamento no poder hacer mas para ayudar- Ya que Fenduil había hablado en común la elfa respondió en el mismo idioma. El elfo repitió la reverencia como agradecimiento por su palabras.
-Me gustaría poder decir que se trata de un accidente aislado pero no es la primera caravana que sufre un ataque en los últimos días, corren tiempos peligrosos- Aquella información era perturbadora a la par que interesante.
Los guardias que estaban con el humano a unos metros lo llevaron hasta allí como si se tratara de un reo, no lo estaban tratando especialmente bien.
-¿Este es el hombre?-
-Si me señor, apareció justo antes del incidente y porta la capa de uno de los nuestros, lo cual por si mismo ya es sospechoso-
-Ya veo, ¿De dónde has sacado esta capa humano?. Agradecería la verdad pues lamento decir que no puedo permitirme perder el tiempo-
El guardia que portaba la flecha también comunicó a su superior que Alanna había llegado justo después del accidente, información que los allí presentes encontraron también muy interesante.
-Ya veo. Entonces, ¿porque uno se encuentra bajo arresto y la segunda se le permite hablar con libertad con una de nuestras sacerdotisas?-
La pregunta, a pesar de haber sido en un tono dulce como la miel llevaba un severo reproche en cada sílaba. Níniel fue la que respondió pues no consideraba que nadie mereciera reprimenda alguna.
-La curiosidad me pudo, es la primera vez que puedo hablar con alguien que no sea del Pueblo. La humana solo pretende ayudar-
El elfo asintió y volvió a centrar la atención en Arzot esperando una respuesta satisfactoria. Fenduil no era la clase de persona con la que se pudiera jugar o bromear en asuntos tan serios como los ataques a las caravanas.
-Tranquilo, soy sanadora- Le dijo con su suave voz musical y tranquilizadora en el idioma común, un idioma que por si mismo no se prestaba a resultar especialmente melodioso por lo que el logro era doble. El hombre se calmó y dejó que la elfa le revisara aunque no lo agradeció ni dijo nada, se mantuvo en silencio. -No es grave, ni siquiera necesitarás un tratamiento, aunque mañana te vas a sentir dolorido- El humano bajó levemente la cabeza como única muestra de gratitud antes de marcharse.
A pesar de lo aparatoso del accidente y de las vidas que podrían haberse perdido en la carrera sin control de los corceles y su pesada carga no hubo víctimas mortales que lamentar, a parte del humano sin vida del propio carromato. La velocidad y peso había causado que en la verde hierba quedasen marcados los surcos causados por las ruedas de la caravana accidentada haciendo que la trayectoria seguida hasta su impacto fuera perfectamente visible. Dos líneas paralelas de hierba aplastada y tierra que recorrían el claro de lado a lado y rodeados del cáos de puestos y cestas volcados. Era como una cicatriz en la tierra. Podría haber sido mucho peor, había que darle las gracias a Isil.
En torno a los restos del carro destrozado las conversaciones habían ganado intensidad desde que el guardia mostrase la flecha en alto como prueba de que no estaban ante ningún accidente. Los que se la daban de expertos decían que se trataba de una flecha claramente humana por su diseño tosco y el tipo de plumas y aquellas palabras causaban desasosiego entre los pocos humanos que allí había, estos comenzaron a regresar a sus tiendas con bastante buen juicio. Puede que en Lunargenta hubiese miles de ellos y que los elfos fueran escasos en número en comparación, pero en aquel lugar, en el bosque, había diez elfos por cada humano.
Pronto solo quedaron allí un puñado de elfos que se ocupaban de retirar el cargamento desperdigado y los trozos de madera destrozada del carromato, un par de guardias que retiraban el cuerpo sin vida del conductor de la caravana y una humana que había insistido en ayudar mostrando una rara insignia. A unos pasos otro par de guardias hablaban con otro hombre y tiraban de la capa élfica que portaba de forma acusatoria. Níniel se acercó a la humana sin perder de vista aquella escena de fondo.
-¿Conocíais a esa persona?- Le preguntó ya a su lado. Ambas eran casi de la misma altura aunque eran tan diferentes como el sol y la luna la una de la otra. La elfa vestía una larga túnica blanca y portaba su inseparable gran bastón con forma de dragón que era mas alto de pié que ambas mujeres. La pregunta tenía mucho sentido ya que mientras el resto de humanos se había marchado sin ayudar ella se había quedado, algún motivo tendría.
En aquel momento los guardias pasaron delante de ellas portando una camilla tapada con una tela blanca que se tornaba roja por momentos al contacto con la herida aún sangrante del pecho del desafortunado humano. El primer guardia, el que mostró la flecha, les seguía de cerca y Níniel pidió que se la mostrara para poder verla de cerca. Cuando la tuvo delante, incluso para ella, que no era una experta en flechas, quedaba claro que se trataba de factura humana.
-Bandidos humanos sin duda, están muy orgullosos de su ciudad pero lo cierto es que fuera de sus muros echan a los suyos como si no fuesen mas que basura...El norte de su ciudad es un nido de maleantes, ladrones, violadores y asesinos-Comentó el guardia, sus palabras estaban llenas de desprecio y de lástima a parte iguales. Níniel miró a la humana a la cara temiendo que aquellas palabras la enfureciesen, por lo que sabía los humanos eran muy pasionales y muy dados a la pronta ira.
En aquel momento llegó hasta el lugar un grupo de tres elfos a cuya cabeza caminaba uno con la cabeza afeitada. Saludó a Níniel con cortesía.
-Aneth ara*, sacerdotisa. Mi nombre es Fenduil y estoy al cargo de este asentamiento. Ruego acepte mis disculpas por no haber podido recibiros antes y porque nuestro encuentro sea en tan tristes circunstancias-
En cambio a Alanna solo la saludo con un leve gesto de la cabeza. Níniel asintió.
-No es culpa vuestra, solo lamento no poder hacer mas para ayudar- Ya que Fenduil había hablado en común la elfa respondió en el mismo idioma. El elfo repitió la reverencia como agradecimiento por su palabras.
-Me gustaría poder decir que se trata de un accidente aislado pero no es la primera caravana que sufre un ataque en los últimos días, corren tiempos peligrosos- Aquella información era perturbadora a la par que interesante.
Los guardias que estaban con el humano a unos metros lo llevaron hasta allí como si se tratara de un reo, no lo estaban tratando especialmente bien.
-¿Este es el hombre?-
-Si me señor, apareció justo antes del incidente y porta la capa de uno de los nuestros, lo cual por si mismo ya es sospechoso-
-Ya veo, ¿De dónde has sacado esta capa humano?. Agradecería la verdad pues lamento decir que no puedo permitirme perder el tiempo-
El guardia que portaba la flecha también comunicó a su superior que Alanna había llegado justo después del accidente, información que los allí presentes encontraron también muy interesante.
-Ya veo. Entonces, ¿porque uno se encuentra bajo arresto y la segunda se le permite hablar con libertad con una de nuestras sacerdotisas?-
La pregunta, a pesar de haber sido en un tono dulce como la miel llevaba un severo reproche en cada sílaba. Níniel fue la que respondió pues no consideraba que nadie mereciera reprimenda alguna.
-La curiosidad me pudo, es la primera vez que puedo hablar con alguien que no sea del Pueblo. La humana solo pretende ayudar-
El elfo asintió y volvió a centrar la atención en Arzot esperando una respuesta satisfactoria. Fenduil no era la clase de persona con la que se pudiera jugar o bromear en asuntos tan serios como los ataques a las caravanas.
- off:
- Arzot: Una vez que ocurre el incidente enseguida te detectan como sospechoso. Narra como te parezca cómo reaccionas cuando van a por ti los guardias y como te lo tomas pero al final acabas siendo llevado ante Fenduil (Y el resto)
Alanna: A pesar de todo no estás libre de sospecha.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
-He tu! El de ahí, no te he visto antes, eres nuevo?- Dijo un guardia acercándose a mi, como si fuera un vulgar sospechoso en aquel lugar, bueno sentido tenia pero, algo de fe a la humanidad no les vendría mal. -Si, me perdí, y amablemente uno de tus amigos me guió hacia aquí para que me digáis como salir del bosque- Dije amablemente y sonriendo para parecer un buen chico que nunca había roto un plato. Un segundo guardia se acerco y cogió la capa y me miro,-Y ese elfo, te dio una capa de la guardia de exploradores las cuales si alguien la pierde es muy difícil conseguir otra?- una gota callo sombre mi frente como si no pudiera reprimirme mas y tuviera que contar la verdad, pero si lo hacia seguro que me echaban a flechazos.-Vuestro amigo me encontró, y me intento matar, sin querer lo derribe, y cuando pensó mejor lo que había pasado para disculparse me dio la capa para que vosotros veáis que solo quiero salir- Dije todo muy ligero y calmado como si fuera la verdad pura, bueno la verdad era solo estaba un poco distorsionada de la realidad.
Los guardias no parecían creérselo del todo y empezaron a discutir de que tenían que hacer conmigo, mientras tanto miraba como los humanos se marchaban dejando solo orejas puntiagudas en el lugar, una elfa destacaba sobre los demás por su blanca piel, y su vestuario de monja, supuse que seria mas o menos eso, y delante de esta una humana, una humana que podría ayudarme si le explico lo sucedido, entre humanos ahí que ayudarse después de todo. Al intentar irme, uno de los guardias me cogió y me llevo donde estaban todos, y ahí se alzaba un elfo entre los demás, parecía el cabecilla, por lo que creía que me había metido en otro lió de nuevo.
-¿De dónde has sacado esta capa humano?. Agradecería la verdad pues lamento decir que no puedo permitirme perder el tiempo-
Dijo el cabecilla mirándome a los ojos, lo cual sin apartar la mirada le explique lo mismo que a los otros, y que solo quería marcharme, porque yo nos usar arcos, algo así tendría que ser convincente, no puedo matar con flechas sino se usar un arco, así que mientras le contaba eso, mire a la humana para preguntarle,-Sabes donde queda Lunargenta?- dije sonriendo ya que vio su placa de la guardia y creía poder usarla para salir de allí.
Los guardias no parecían creérselo del todo y empezaron a discutir de que tenían que hacer conmigo, mientras tanto miraba como los humanos se marchaban dejando solo orejas puntiagudas en el lugar, una elfa destacaba sobre los demás por su blanca piel, y su vestuario de monja, supuse que seria mas o menos eso, y delante de esta una humana, una humana que podría ayudarme si le explico lo sucedido, entre humanos ahí que ayudarse después de todo. Al intentar irme, uno de los guardias me cogió y me llevo donde estaban todos, y ahí se alzaba un elfo entre los demás, parecía el cabecilla, por lo que creía que me había metido en otro lió de nuevo.
-¿De dónde has sacado esta capa humano?. Agradecería la verdad pues lamento decir que no puedo permitirme perder el tiempo-
Dijo el cabecilla mirándome a los ojos, lo cual sin apartar la mirada le explique lo mismo que a los otros, y que solo quería marcharme, porque yo nos usar arcos, algo así tendría que ser convincente, no puedo matar con flechas sino se usar un arco, así que mientras le contaba eso, mire a la humana para preguntarle,-Sabes donde queda Lunargenta?- dije sonriendo ya que vio su placa de la guardia y creía poder usarla para salir de allí.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Cuando todo comenzó a despejarse una joven de pelo blanquecino, orejas puntiagudas y aspecto hermoso, se acercó a mi, eramos de prácticamente la misma altura, y portaba con ella un bastón del doble de nuestro tamaño, tenía un semblante amable y su voz sonó dulce cuando habló:
-¿Conocíais a esa persona?- me preguntó.
- No, no conozco a nadie aquí, pero en el lugar del que vengo me dedico a proteger a la gente, esté donde esté prefiero prestar mi ayuda a pasar de largo.- le respondí con una sonrisa quitándome el polvo de las manos. De pronto una camilla cubierta por una sábana blanca que comenzaba a teñirse de carmesí pasó por mi lado- es triste ver estas cosas, si está en mis manos prefiero intentar evitarlas.
Pronto se acercaron unos guardias a hablar con ella, al parecer era alguien importante, con ellos portaban una flecha con la punta ensangrentada, muy probablemente el arma homicida:
-Bandidos humanos sin duda, están muy orgullosos de su ciudad pero lo cierto es que fuera de sus muros echan a los suyos como si no fuesen mas que basura...El norte de su ciudad es un nido de maleantes, ladrones, violadores y asesinos- Pronunció uno. Vi como la Elfa que me había preguntado si conocía al muerto me miraba de reojo, parecía preocupada por lo que pudiese pensar.
- Por desgracia tiene razón, los he tenido que enfrentar en más de una ocasión, y no es agradable.- comenté con la cabeza algo baja, era vergonzoso que con todos los esfuerzos de la guarda aun hubiese ese tipo de gente suelta.
Un nuevo grupo, esta vez compuesto por tres elfos, se acercó a la mujer.Y le saludó en su idioma. El élfico siempre me pareció un idioma muy musical y de cadencia dulce, comenzaron entonces a hablar. Con ellos traían a un preso, del que parecían desconfiar, y por las caras que ponían, también parecían no fiarse demasiado de mi, comentaron que el tipo estaba preso, porque yo hablaba tranquilamente con una sacerdotisa, así que, como había supuesto, era alguien importante. Decidí adaptarme, no estaba en Lunargenta, allí era lógico que fuese una sospechosa, donde fueres, haz lo que vieres. Hinqué una rodilla en el suelo y me presenté:
- Disculpen mi descortesía, debería haberme presentado antes. Mi nombre es Alanna Delteria, viajo en pos de mi hermana pequeña y provengo de Lunargenta- les entregué mi insignia- aunque estoy fuera de servicio mi deber es socorrer al necesitado, por eso, al ver como una caravana se lanzaba de forma frenética a unos metros enfrente de mi, corrí a prestar mi ayuda. Cierto es que llevo un arco, y si quieren pueden comparar mis flechas con la que tienen ustedes, aunque las mías son mucho más pequeñas y ligeras. Comprendo que desconfíen de una forastera, por lo que daré toda la ayuda que necesiten.
Para que viesen que iba de buena fe les presenté todas mis armas dejándolas en el suelo. Esperé su reacción, no sabía que opinarían, pero si conocía algo de los elfos, y es que les gusta que les muestren respeto, a ellos, y al bosque, y no iba a ser altanera ante quien solo hace su trabaja, al igual que yo en Lunargenta, y que además, estaban en su propio territorio. Esperaba que, si el chico al que habían atrapado no tenía nada que ver, actuase de igual forma y prestase su apoyo a los investigadores, pero en su lugar intentó escaquearse. A pesar de llevar consigo una capa de la guardia élfica sus razones parecían completamente inventadas, era tan absurdo que no entraba ni siquiera en mi cabeza y luego terminó de lucirse preguntando como se iba a Lunargenta, al parecer no entendía que estaba bajo sospecha de asesinato. Yo seguía arrodillada esperando el veredicto de alguno de los elfos, sabía que no aceptarían mi ayuda, gran parte consideraba que los humanos solo eramos destructores, y algunos de los allí presentes parecían participes de esa idea, pero si me lo permitían, les ayudaría en lo que necesitaran.
-¿Conocíais a esa persona?- me preguntó.
- No, no conozco a nadie aquí, pero en el lugar del que vengo me dedico a proteger a la gente, esté donde esté prefiero prestar mi ayuda a pasar de largo.- le respondí con una sonrisa quitándome el polvo de las manos. De pronto una camilla cubierta por una sábana blanca que comenzaba a teñirse de carmesí pasó por mi lado- es triste ver estas cosas, si está en mis manos prefiero intentar evitarlas.
Pronto se acercaron unos guardias a hablar con ella, al parecer era alguien importante, con ellos portaban una flecha con la punta ensangrentada, muy probablemente el arma homicida:
-Bandidos humanos sin duda, están muy orgullosos de su ciudad pero lo cierto es que fuera de sus muros echan a los suyos como si no fuesen mas que basura...El norte de su ciudad es un nido de maleantes, ladrones, violadores y asesinos- Pronunció uno. Vi como la Elfa que me había preguntado si conocía al muerto me miraba de reojo, parecía preocupada por lo que pudiese pensar.
- Por desgracia tiene razón, los he tenido que enfrentar en más de una ocasión, y no es agradable.- comenté con la cabeza algo baja, era vergonzoso que con todos los esfuerzos de la guarda aun hubiese ese tipo de gente suelta.
Un nuevo grupo, esta vez compuesto por tres elfos, se acercó a la mujer.Y le saludó en su idioma. El élfico siempre me pareció un idioma muy musical y de cadencia dulce, comenzaron entonces a hablar. Con ellos traían a un preso, del que parecían desconfiar, y por las caras que ponían, también parecían no fiarse demasiado de mi, comentaron que el tipo estaba preso, porque yo hablaba tranquilamente con una sacerdotisa, así que, como había supuesto, era alguien importante. Decidí adaptarme, no estaba en Lunargenta, allí era lógico que fuese una sospechosa, donde fueres, haz lo que vieres. Hinqué una rodilla en el suelo y me presenté:
- Disculpen mi descortesía, debería haberme presentado antes. Mi nombre es Alanna Delteria, viajo en pos de mi hermana pequeña y provengo de Lunargenta- les entregué mi insignia- aunque estoy fuera de servicio mi deber es socorrer al necesitado, por eso, al ver como una caravana se lanzaba de forma frenética a unos metros enfrente de mi, corrí a prestar mi ayuda. Cierto es que llevo un arco, y si quieren pueden comparar mis flechas con la que tienen ustedes, aunque las mías son mucho más pequeñas y ligeras. Comprendo que desconfíen de una forastera, por lo que daré toda la ayuda que necesiten.
Para que viesen que iba de buena fe les presenté todas mis armas dejándolas en el suelo. Esperé su reacción, no sabía que opinarían, pero si conocía algo de los elfos, y es que les gusta que les muestren respeto, a ellos, y al bosque, y no iba a ser altanera ante quien solo hace su trabaja, al igual que yo en Lunargenta, y que además, estaban en su propio territorio. Esperaba que, si el chico al que habían atrapado no tenía nada que ver, actuase de igual forma y prestase su apoyo a los investigadores, pero en su lugar intentó escaquearse. A pesar de llevar consigo una capa de la guardia élfica sus razones parecían completamente inventadas, era tan absurdo que no entraba ni siquiera en mi cabeza y luego terminó de lucirse preguntando como se iba a Lunargenta, al parecer no entendía que estaba bajo sospecha de asesinato. Yo seguía arrodillada esperando el veredicto de alguno de los elfos, sabía que no aceptarían mi ayuda, gran parte consideraba que los humanos solo eramos destructores, y algunos de los allí presentes parecían participes de esa idea, pero si me lo permitían, les ayudaría en lo que necesitaran.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Los elfos reunidos en torno a los dos sospechosos escucharon las alegaciones e historias de los dos sumidos en un silencio reflexivo y respetuoso. En ningún momento mostraron expresión alguna que delatara si se estaban creyendo lo que escuchaban o si por el contrario pensaban que les mentían. Culpables o inocentes tenían derecho a hablar sin ser interrumpidos. Ninguna justicia podía salir de un debate sin respeto y de cruces de acusaciones en tonos cada vez mas elevados de los que normalmente poco o nada acababa en claro.
Cuando el humano acabó sus alegaciones, que a ojos de Níniel eran una invención disparatada tras otra y totalmente falsas, más parecidas a las escusas de un niño para evitar un castigo que a la verdad o al menos a una invención consistente, Fenduil se limitó a asentir sin abrir la boca dando la sensación de que creía en aquella historia aunque no tenía por qué significar eso.
Cuando llegó el turno de la humana su versión tuvo un tono muy diferente que al menos a la elfa de cabello blanco si convenció. Incluso ofreció sus armas para que fueran examinadas y entregó una insignia de Lunargenta que debía de demostrar alguna verdad.
Uno de los guardias tomó sus cosas y sin que nadie le dijera nada comenzó a comparar las flechas y a examinar el arco con interés, aunque en sus ojos se notaba que no parecía aprobar la factura del arma, quizá al compararla con los arcos de su gente. Alanna decía la verdad en ese punto, sus flechas no coincidían, eran bastante menos toscas, fabricadas por un buen profesional a diferencia de las encontrados en el carromato.
-¿Qué le ha llevado a pensar que encontraría a su hermana en nuestro bosque señorita Delteria?. Pocos humanos vienen hasta aquí y menos de entre ellos son jóvenes como debe de ser su hermana. Más allá de este claro solo un puñado tienen el permiso o el valor para caminar entre los árboles donde nuestra magia y flechas pueden sellar su destino antes de que los desafortunados sepan que están siendo vigilados.- Preguntó el elfo de la cabeza afeitada, rompiendo en silencio con un tono amable aunque firme.- Y Lunargenta está en aquella dirección- Añadió señalando con el dedo de forma sincera y sin dudar en la dirección desde donde la caravana accidentada había irrumpido en el claro. -Pero me temo que tus pasos no te llevarán hasta allí de momento. Es cierto que no tienes las manos ni los brazos de un arquero pero ningún elfo te entregaría su capa como agradecimiento del mismo modo que ninguna sacerdotisa te entregaría su bastón. Por ello debo de pensar que la has robado, quizá tras matar a su propietario, eso aún está por ver.- Hizo un gesto con la mano para que los guardias se lo llevaran a un lugar donde se le privaría de libertad hasta que cesase en sus mentiras y se aclarara su presencia allí. Los elfos obedecieron y lo alejaron de allí en dirección a una estructura bajo las gruesas raíces de un árbol que servía como calabozo provisional en el claro. Mientras, Alanna recibió de vuelta todas sus cosas.
-Cuenta con la hospitalidad del claro y con mi permiso para indagar sobre su hermana si así lo desea, aunque como he dicho, no creo que encuentre su rastro aquí- Hizo una pausa y se dirigió hacia Níniel. -¿Tratamos ese asunto ahora?. Acompáñeme por favor-
La joven elfa miró a la humana y le dedico una leve inclinación de cabeza a modo de disculpa ya que debía dejarla por el momento.
-Espero que encontréis a vuestra hermana- Dijo antes de seguir los pasos de Fenduil. Aquello era cierto pero también esperaba volver a tener la ocasión de conversar con ella. Acababa de conocer a los humanos en persona y por el momento se había encontrado con un desagradecido, un montón de cobardes que no parecían especialmente compungidos por la suerte de uno de los suyos, un mentiroso que podría ser un criminal y con ella, una humana que aún a pesar de la situación se había arriesgado a meterse en problemas por un desconocido.
==============================================================================================
Comenzaba a atardecer cuando Níniel salió de la casa de líder del claro tras unas negociaciones bastante duras en las que el elfo había peleado por cada Aureo y por cada semilla como si fueran los útimos de Aerandir. A pesar de ello y aunque cansada, la joven estaba satisfecha, había logrado un acuerdo bastante provechoso dentro de los varemos que su madre le había ofrecido como guía. Estaría orgullosa, quizá lo suficiente como para que su siguiente deber para con los suyos fuera algo un poco mas...Divertido.
Caminaba para despejarse y estirar las piernas, sin rumbo fijo y sin querer regresar aún con los suyos. Pensaba en las negociaciones, en el incidente, en los humanos... Su camino la llevó por azar o por destino hasta aquella prisión donde el humano mentiroso se encontraba privado de su libertad y despojado ya de su capa élfica. Entre los duros barrotes de madera alguien había colocado un cuenco con un par de piezas de fruta y un vaso de agua cristalina. Nadie vigilaba el lugar pues las raíces del árbol estaban encantadas y no permitirían que el prisionero escapara, además nada ni nadie era tan buen vigilante como los propios árboles en un bosque. Níniel sabía que no debía hablar con aquella persona, ni tan siquiera acercarse, pero se sentía confiada al otro lado de los barrotes y golpeó la madera con su bastón para llamar la atención del encarcelado.
-¿Mataste al dueño de la capa?- Le preguntó sin acercarse a más de dos pasos de su interlocutor. -¿Cómo te llamas?-
Cuando el humano acabó sus alegaciones, que a ojos de Níniel eran una invención disparatada tras otra y totalmente falsas, más parecidas a las escusas de un niño para evitar un castigo que a la verdad o al menos a una invención consistente, Fenduil se limitó a asentir sin abrir la boca dando la sensación de que creía en aquella historia aunque no tenía por qué significar eso.
Cuando llegó el turno de la humana su versión tuvo un tono muy diferente que al menos a la elfa de cabello blanco si convenció. Incluso ofreció sus armas para que fueran examinadas y entregó una insignia de Lunargenta que debía de demostrar alguna verdad.
Uno de los guardias tomó sus cosas y sin que nadie le dijera nada comenzó a comparar las flechas y a examinar el arco con interés, aunque en sus ojos se notaba que no parecía aprobar la factura del arma, quizá al compararla con los arcos de su gente. Alanna decía la verdad en ese punto, sus flechas no coincidían, eran bastante menos toscas, fabricadas por un buen profesional a diferencia de las encontrados en el carromato.
-¿Qué le ha llevado a pensar que encontraría a su hermana en nuestro bosque señorita Delteria?. Pocos humanos vienen hasta aquí y menos de entre ellos son jóvenes como debe de ser su hermana. Más allá de este claro solo un puñado tienen el permiso o el valor para caminar entre los árboles donde nuestra magia y flechas pueden sellar su destino antes de que los desafortunados sepan que están siendo vigilados.- Preguntó el elfo de la cabeza afeitada, rompiendo en silencio con un tono amable aunque firme.- Y Lunargenta está en aquella dirección- Añadió señalando con el dedo de forma sincera y sin dudar en la dirección desde donde la caravana accidentada había irrumpido en el claro. -Pero me temo que tus pasos no te llevarán hasta allí de momento. Es cierto que no tienes las manos ni los brazos de un arquero pero ningún elfo te entregaría su capa como agradecimiento del mismo modo que ninguna sacerdotisa te entregaría su bastón. Por ello debo de pensar que la has robado, quizá tras matar a su propietario, eso aún está por ver.- Hizo un gesto con la mano para que los guardias se lo llevaran a un lugar donde se le privaría de libertad hasta que cesase en sus mentiras y se aclarara su presencia allí. Los elfos obedecieron y lo alejaron de allí en dirección a una estructura bajo las gruesas raíces de un árbol que servía como calabozo provisional en el claro. Mientras, Alanna recibió de vuelta todas sus cosas.
-Cuenta con la hospitalidad del claro y con mi permiso para indagar sobre su hermana si así lo desea, aunque como he dicho, no creo que encuentre su rastro aquí- Hizo una pausa y se dirigió hacia Níniel. -¿Tratamos ese asunto ahora?. Acompáñeme por favor-
La joven elfa miró a la humana y le dedico una leve inclinación de cabeza a modo de disculpa ya que debía dejarla por el momento.
-Espero que encontréis a vuestra hermana- Dijo antes de seguir los pasos de Fenduil. Aquello era cierto pero también esperaba volver a tener la ocasión de conversar con ella. Acababa de conocer a los humanos en persona y por el momento se había encontrado con un desagradecido, un montón de cobardes que no parecían especialmente compungidos por la suerte de uno de los suyos, un mentiroso que podría ser un criminal y con ella, una humana que aún a pesar de la situación se había arriesgado a meterse en problemas por un desconocido.
==============================================================================================
Comenzaba a atardecer cuando Níniel salió de la casa de líder del claro tras unas negociaciones bastante duras en las que el elfo había peleado por cada Aureo y por cada semilla como si fueran los útimos de Aerandir. A pesar de ello y aunque cansada, la joven estaba satisfecha, había logrado un acuerdo bastante provechoso dentro de los varemos que su madre le había ofrecido como guía. Estaría orgullosa, quizá lo suficiente como para que su siguiente deber para con los suyos fuera algo un poco mas...Divertido.
Caminaba para despejarse y estirar las piernas, sin rumbo fijo y sin querer regresar aún con los suyos. Pensaba en las negociaciones, en el incidente, en los humanos... Su camino la llevó por azar o por destino hasta aquella prisión donde el humano mentiroso se encontraba privado de su libertad y despojado ya de su capa élfica. Entre los duros barrotes de madera alguien había colocado un cuenco con un par de piezas de fruta y un vaso de agua cristalina. Nadie vigilaba el lugar pues las raíces del árbol estaban encantadas y no permitirían que el prisionero escapara, además nada ni nadie era tan buen vigilante como los propios árboles en un bosque. Níniel sabía que no debía hablar con aquella persona, ni tan siquiera acercarse, pero se sentía confiada al otro lado de los barrotes y golpeó la madera con su bastón para llamar la atención del encarcelado.
-¿Mataste al dueño de la capa?- Le preguntó sin acercarse a más de dos pasos de su interlocutor. -¿Cómo te llamas?-
- Off::
- Bien^^:
Arzot, te llevaron prisionero, te quitaron la capa y has pasado varias horas encerrado. Puedes narrar lo que quieras dentro de ese contexto.
Alanna, durante esas horas puedes moverte con libertad por el lugar y narrar la investigación sobre tu hermana si quieres. También podéis pactar una visita a la prisión durante estas horas por parte de Alanna.
Ahora al atardecer, los tres pj vuelven a reunirse ante la prisióny empieza lo bueno.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Me levante mientras comprobaban mis armas y flechas, vieron que, como había afirmado yo, no coincidían con la flecha burda usada en el asesinato. pero aun seguían teniendo sus dudas, al menos eso demostraron al preguntar:
-¿Qué le ha llevado a pensar que encontraría a su hermana en nuestro bosque señorita Delteria?. Pocos humanos vienen hasta aquí y menos de entre ellos son jóvenes como debe de ser su hermana. Más allá de este claro solo un puñado tienen el permiso o el valor para caminar entre los árboles donde nuestra magia y flechas pueden sellar su destino antes de que los desafortunados sepan que están siendo vigilados.- Razón no les faltaba, pero era la única pista que tenía acerca de su paradero, y así se lo hice saber.
- No les falta razón, no tengo seguridad alguna de que esté aquí, pero no tengo más pistas que las que consigo preguntando y del boca a boca, es arriesgado, y muy posiblemente tarde años en localizarla, pero, al fin y al cabo, es mi familia.
Pasaron de mi y se dirigieron al otro chico, él sería llevado a prisión. Recibí mis cosas de vuelta y se lo agradecí, me dijeron que tenía libertad para moverme por el lugar mientras volvía a armarme, volví a agradecerles su hospitalidad y les aseguré que no me iría lejos, al fin y al cabo, había decidido prestarles mi ayuda si era necesaria. La sacerdotisa, como había descubierto hace poco que era, me dio una inclinación de cabeza a forma de disculpa y me deseó suerte en la busqueda de mi hermana, yo le devolví el asentimiento de cabeza con una sonrisa:
- Muchas gracias, pero de momento me quedaré por aquí, se que no la necesitáis, de sobra es conocida la gran labor de la guardia élfica, pero me gustaría prestar mis servicios.- tras eso los vi partir a todos.
Me quedé allí sola, rodeada por soldados rasos, me acerqué a Juvia, parecía sedienta y cansada, era lógico, se había pegado un buen carrerón para llegar allí y que yo pudiese prestar mi ayuda, le acaricié la nariz mientras le sonreía:
- Venga, vamos a ver si encontramos algo para que bebas, te mereces un descanso.- me acerqué a uno de los guardias- Perdóneme,¿ podría decirme donde ir para darle algo de agua a mi caballo?
- Por supuesto, vaya a la linde norte del bosque, allí verá los edificios, el más alejado es la prisión, mejor no se acerqué allí, hay una pequeña taberna con establo a la que solemos ir los guardias, la verá enseguida.
Tras agradecérselo me dirigí a paso lento hacia el lugar señalado por el chico, el camino estaba bastante bien señalado, así que difícilmente me iría a perder, era un alivio. No tardé demasiado en llegar, los establos estaban dentro del tronco de un árbol gigantesco, le di Juvia a un elfo que trabajaba allí y le pedí que le diese agua mientras yo subía unas largas escaleras hasta una pequeña casita sobre el árbol. La taberna era pequeña pero acogedora, y se encontraba bacía, probablemente por el suceso del carro, no iban a tener descanso hasta que no se resolviese todo. Me acerqué a la barra y pedí algo de picar y un zumo para beber. Me senté junto a una ventana y me dediqué a mirar el exterior. Era impresionante, esa taberna se encontraba cercana al árbol madre, y podía ver la enormidad de este, el continuo ir y venir de soldados y, algo más alejado, supuse que estaba la prisión, como había dicho el soldado. La llegada de la comida interrumpió mis pensamientos, sonreí al hombre y le pagué, nada más mordí lo servido me di cuenta de que estaba delicioso, la buena comida siempre hace sonreír. Terminé y mientras bebía pensé en el joven al que habían apresado, tal vez debería haber intervenido, no parecía ser el culpable, su historia no es que tuviera mucho sentido, pero tal vez era simplemente un despistado, como yo misma.
El tiempo pasó rápido sin que me diese apenas cuenta, la mañana dio paso a la tarde, y la tarde, al atardecer, solo cuando la luz rojiza creo una atmósfera arrebolada desperté de mis ensoñaciones y salí del bar. Recogí a Juvia dándole una moneda al joven como pago por cuidar de la yegua y empecé a andar, no sabía hacia donde dirigirme cuando vi pasar, a lo lejos, a la elfa con la que había hablado hacía ya horas. Parecía una persona responsable y amable, alguien con quien se podía hablar, así que decidí ir tras ella, tal vez pudiese decirle algo del chico sobre el que había reflexionado hacía poco. Cuando logré alcanzarla la vi frente a una celda, ni siquiera había notado que acababa de entrar en la prisión, la celda del joven moreno de la mañana, en lugar de quedarme quieta como si estuviera espiando, me acerqué y saludé:
- Hola sacerdotisa- sonreí- perdón, te he visto entrar y... bueno, pareces la más serena aquí.- dejé a juvia algo alejada mientras me situaba al lado de la elfa- yo dudo que haya sido él, es cierto que su razonamiento ha sido bastante.... ridiculo, pero yo también he acabado envuelta en malas situaciones por torpeza.- Confesé- yo me he presentado antes, me gustaría saber vuestros nombres, así como vosotros sabéis los míos- dije sonriendo amablemente antes de cerrar la boca y esperar respuestas.
-¿Qué le ha llevado a pensar que encontraría a su hermana en nuestro bosque señorita Delteria?. Pocos humanos vienen hasta aquí y menos de entre ellos son jóvenes como debe de ser su hermana. Más allá de este claro solo un puñado tienen el permiso o el valor para caminar entre los árboles donde nuestra magia y flechas pueden sellar su destino antes de que los desafortunados sepan que están siendo vigilados.- Razón no les faltaba, pero era la única pista que tenía acerca de su paradero, y así se lo hice saber.
- No les falta razón, no tengo seguridad alguna de que esté aquí, pero no tengo más pistas que las que consigo preguntando y del boca a boca, es arriesgado, y muy posiblemente tarde años en localizarla, pero, al fin y al cabo, es mi familia.
Pasaron de mi y se dirigieron al otro chico, él sería llevado a prisión. Recibí mis cosas de vuelta y se lo agradecí, me dijeron que tenía libertad para moverme por el lugar mientras volvía a armarme, volví a agradecerles su hospitalidad y les aseguré que no me iría lejos, al fin y al cabo, había decidido prestarles mi ayuda si era necesaria. La sacerdotisa, como había descubierto hace poco que era, me dio una inclinación de cabeza a forma de disculpa y me deseó suerte en la busqueda de mi hermana, yo le devolví el asentimiento de cabeza con una sonrisa:
- Muchas gracias, pero de momento me quedaré por aquí, se que no la necesitáis, de sobra es conocida la gran labor de la guardia élfica, pero me gustaría prestar mis servicios.- tras eso los vi partir a todos.
Me quedé allí sola, rodeada por soldados rasos, me acerqué a Juvia, parecía sedienta y cansada, era lógico, se había pegado un buen carrerón para llegar allí y que yo pudiese prestar mi ayuda, le acaricié la nariz mientras le sonreía:
- Venga, vamos a ver si encontramos algo para que bebas, te mereces un descanso.- me acerqué a uno de los guardias- Perdóneme,¿ podría decirme donde ir para darle algo de agua a mi caballo?
- Por supuesto, vaya a la linde norte del bosque, allí verá los edificios, el más alejado es la prisión, mejor no se acerqué allí, hay una pequeña taberna con establo a la que solemos ir los guardias, la verá enseguida.
Tras agradecérselo me dirigí a paso lento hacia el lugar señalado por el chico, el camino estaba bastante bien señalado, así que difícilmente me iría a perder, era un alivio. No tardé demasiado en llegar, los establos estaban dentro del tronco de un árbol gigantesco, le di Juvia a un elfo que trabajaba allí y le pedí que le diese agua mientras yo subía unas largas escaleras hasta una pequeña casita sobre el árbol. La taberna era pequeña pero acogedora, y se encontraba bacía, probablemente por el suceso del carro, no iban a tener descanso hasta que no se resolviese todo. Me acerqué a la barra y pedí algo de picar y un zumo para beber. Me senté junto a una ventana y me dediqué a mirar el exterior. Era impresionante, esa taberna se encontraba cercana al árbol madre, y podía ver la enormidad de este, el continuo ir y venir de soldados y, algo más alejado, supuse que estaba la prisión, como había dicho el soldado. La llegada de la comida interrumpió mis pensamientos, sonreí al hombre y le pagué, nada más mordí lo servido me di cuenta de que estaba delicioso, la buena comida siempre hace sonreír. Terminé y mientras bebía pensé en el joven al que habían apresado, tal vez debería haber intervenido, no parecía ser el culpable, su historia no es que tuviera mucho sentido, pero tal vez era simplemente un despistado, como yo misma.
El tiempo pasó rápido sin que me diese apenas cuenta, la mañana dio paso a la tarde, y la tarde, al atardecer, solo cuando la luz rojiza creo una atmósfera arrebolada desperté de mis ensoñaciones y salí del bar. Recogí a Juvia dándole una moneda al joven como pago por cuidar de la yegua y empecé a andar, no sabía hacia donde dirigirme cuando vi pasar, a lo lejos, a la elfa con la que había hablado hacía ya horas. Parecía una persona responsable y amable, alguien con quien se podía hablar, así que decidí ir tras ella, tal vez pudiese decirle algo del chico sobre el que había reflexionado hacía poco. Cuando logré alcanzarla la vi frente a una celda, ni siquiera había notado que acababa de entrar en la prisión, la celda del joven moreno de la mañana, en lugar de quedarme quieta como si estuviera espiando, me acerqué y saludé:
- Hola sacerdotisa- sonreí- perdón, te he visto entrar y... bueno, pareces la más serena aquí.- dejé a juvia algo alejada mientras me situaba al lado de la elfa- yo dudo que haya sido él, es cierto que su razonamiento ha sido bastante.... ridiculo, pero yo también he acabado envuelta en malas situaciones por torpeza.- Confesé- yo me he presentado antes, me gustaría saber vuestros nombres, así como vosotros sabéis los míos- dije sonriendo amablemente antes de cerrar la boca y esperar respuestas.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Todo parecía ocurrir demasiado rápido, toda aquella charla, que me llevaran preso, que me quitaran la capa que me costo conseguir, pero luego, todo parecía ir muy lento, cuando me metieron en el calabozo y las ramas empezaban a cerrarse, pensaba como me había metido allí, siempre en problemas, y mas aun, pensaba que haría ahora.
Las horas pasaban en aquel lugar, para mi, la noción del tiempo era diferente, por lo que estar ahí era casi como unas vacaciones, seguro, comida gratis, y sin deberes que hacer, pero aun no había llegado a su lugar de destino, por lo que empezó a pensar como irse, pero de momento disfrutaría su estancia.
Le traían comida, fruta y agua, es como si solo le alimentaran con postres de después de un buen asado, pero no podía quejarse, era gratis. Sus pertenencias estaban en la mesa del guardia las cuales parecían no tocar como si fueran peste, le habían dado harapos de prisionero, pero esa ropa de elfo estaba en mejor condiciones que la ropa que solia llevar el, ya que sin dinero no habia buena ropa-
Se podía ver por un hueco como la luz caía y la noche se alzaba, a el le daba igual, pero algo extraño ocurrió, la mujer de cabello blanco se acerco hacia mi calabozo, y mirándome me pregunto.
-¿Matasteis al dueño de la capa?- Esa pregunta me ofendió un poco, pero la respondí ya que no tenia nada que hacer.-No, solo me tope con el, me ataco le di con una piedra, y como me enfado le quite la capa y rompí su arco como castigo, nada mas- Dije suspirando ya que tuvo que contar la verdad.
Mientras le contaba eso, apareció la otra joven humana, me defendía un poco, y como la elfa me preguntaron mi nombre. Me sentí alagado, que dos mujeres vinieran a preguntar mi nombre, pero en mi situación, tampoco era gran cosa, pero si creían que me iba a fiar de dos seres que no conozco para nada lo llevaban claro.-Mi nombre es Ronald, Ronald McGregor, de los McGregor del norte-Dije con tono sincero y poniéndome de pie para verlas mejor.
Las horas pasaban en aquel lugar, para mi, la noción del tiempo era diferente, por lo que estar ahí era casi como unas vacaciones, seguro, comida gratis, y sin deberes que hacer, pero aun no había llegado a su lugar de destino, por lo que empezó a pensar como irse, pero de momento disfrutaría su estancia.
Le traían comida, fruta y agua, es como si solo le alimentaran con postres de después de un buen asado, pero no podía quejarse, era gratis. Sus pertenencias estaban en la mesa del guardia las cuales parecían no tocar como si fueran peste, le habían dado harapos de prisionero, pero esa ropa de elfo estaba en mejor condiciones que la ropa que solia llevar el, ya que sin dinero no habia buena ropa-
Se podía ver por un hueco como la luz caía y la noche se alzaba, a el le daba igual, pero algo extraño ocurrió, la mujer de cabello blanco se acerco hacia mi calabozo, y mirándome me pregunto.
-¿Matasteis al dueño de la capa?- Esa pregunta me ofendió un poco, pero la respondí ya que no tenia nada que hacer.-No, solo me tope con el, me ataco le di con una piedra, y como me enfado le quite la capa y rompí su arco como castigo, nada mas- Dije suspirando ya que tuvo que contar la verdad.
Mientras le contaba eso, apareció la otra joven humana, me defendía un poco, y como la elfa me preguntaron mi nombre. Me sentí alagado, que dos mujeres vinieran a preguntar mi nombre, pero en mi situación, tampoco era gran cosa, pero si creían que me iba a fiar de dos seres que no conozco para nada lo llevaban claro.-Mi nombre es Ronald, Ronald McGregor, de los McGregor del norte-Dije con tono sincero y poniéndome de pie para verlas mejor.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La verdad es que Níniel no esperaba que el prisionero fuese siquiera a responder a las preguntas. No había contado la verdad ante quién tenía la potestad de decidir sobre su condena o su libertad, había mentido descaradamente y actuado de forma chulesca, ¿por qué iba a cambiar su actitud ante ella?. Pero curiosamente si que respondió, y con una versión de los hechos bastante diferente a la que lo metió entre barrotes.
-Le...hiciste todo eso...Pero no le mataste- No es que fuese a creerle pero al menos eso tenía mas sentido. A pesar de ello y aunque su nueva historia fuera la verdad estaba confesando delitos graves. Había entrado en el bosque, atacado a un centinela y robado y roto sus pertenencias. ¿Quién era aquel hombre que actuaba como si las leyes no fueran con él y contaba historias, ya fueran verdad o mentira de aquella manera tan...Descarada? -Los humanos sois muy raros, o al menos tú lo eres, dependiendo de si ese modo de actuar es normal entre tu gente. ¿Y que hay del ataque a la caravana?-
En ese momento una voz femenina le llegó desde cierta distancia. Seguramente si la elfa no hubiese estado tan absorta en sus pensamientos se habría percatado de su presencia antes pero no era el caso. La voz la hizo tensarse ligeramente y la desconfianza inculcada hacia los humanos hizo el resto para conseguir que la joven se sobresaltara hasta que pudo identificarla. Se trataba de Alanna, la humana de hacía unas horas.
Se hacía muy extraño que se dirigiera a ella como sacerdotisa siendo de razas y culturas diferentes pero Níniel enseguida comprendió que debía de estar tratando de ser respetuosa y desconocía su nombre o las fórmulas de saludo protocolario de los elfos. Respondió al saludo con una leve inclinación de cabeza.
-No hay nada que perdonar, no sabía que hubiera nadie mas por aquí- La humana se acercó tras atar a su yegua y comentó que ella no creía que el prisionero fuera culpable. Quizá hubiera estado escuchando la conversación o quizá también le había estado dándole vueltas al asunto y estaba deseosa de encontrar a alguien con quien compartir su opinión.
-Llamar torpeza a sus palabras es ser bastante benévola...Es casi como si hubiese querido provocar al líder del claro. Pero estoy de acuerdo, no creo que tuviera nada que ver con el ataque a la caravana, no obstante acaba de confesarme otros delitos, si es que ha dicho la verdad. Agresión y robo a un centinela del bosque, por no hablar de que asegura haber roto su arco, lo cual es un insulto bastante grave.-
A continuación Alanna quiso saber los nombres tanto de la propia elfa como del prisionero. Era normal puesto que ambos si que conocían el suyo y de hecho la elfa pensaba presentarse. El hombre se había levantado y las miró, presentándose primero diciendo un nombre que a Níniel le sonó ridículo aunque no tenía motivos para pensar que fuese inventado. Lo cierto es que la mayoría de los humanos tenían unos nombres muy tontos y mejor no hablar de los apellidos. Tom Tomson, o lo que es lo mismo, Tom hijo de Tom, Robert Blackwater, sin duda vinculado a algún pantano y cosas por el estilo.
-Mi nombre es Níniel...- Comenzó a responder la elfa cuando notó algo que la hizo dejar de hablar y agudizar los sentidos como si percibiese algo extraño. Notaba un cambio en las energías del claro aunque no podía precisar el origen ni el tipo, a unos pasos la yegua de Alanna comenzó a moverse inquieta. Sin duda su reacción les resultaría extraña a sus interlocutores que no debían de sentir nada. Antes de poder explicarse una neblina blanca y espesa comenzó a cubrir el lugar, extendiéndose a un ritmo que no parecía normal. Los zarcillos blanquecinos avanzaban por el suelo como si formaran parte de un ser vivo y antes de poder darse cuenta estaban rodeados por la bruma, engullidos por ella, incapaces de ver nada que estuviera a mas de pocos metros de ellos. Curiosamente y de manera bastante inquietante se hizo un silencio sepulcral.
-Esto no es normal, siempre he vivido en estos bosques y nunca había visto algo así...-
Una figura de la que solo se pudo distinguir una sombra del contorno pasó cerca de ellos muy rápido, sin emitir ningún sonido y sin pararse. Fue tan rápido que un parpadeo ya no estaba allí, como si los ojos les hubiesen jugado una mala pasada. Níniel agitó su bastón demostrando que la niebla era tan espesa que hasta se arremolinaba sobre el objeto.
De golpe se escuchó un sonido silbante y una flecha se clavó en la madera de los barrotes de la prisión, si esta se hubiese clavado solo unos centímetros a la izquierda Ronald McGregor, de los McGregor del norte hubiese muerto. Pasaron cinco segundos, y de nuevo se pudo escuchar un silbido.
-Le...hiciste todo eso...Pero no le mataste- No es que fuese a creerle pero al menos eso tenía mas sentido. A pesar de ello y aunque su nueva historia fuera la verdad estaba confesando delitos graves. Había entrado en el bosque, atacado a un centinela y robado y roto sus pertenencias. ¿Quién era aquel hombre que actuaba como si las leyes no fueran con él y contaba historias, ya fueran verdad o mentira de aquella manera tan...Descarada? -Los humanos sois muy raros, o al menos tú lo eres, dependiendo de si ese modo de actuar es normal entre tu gente. ¿Y que hay del ataque a la caravana?-
En ese momento una voz femenina le llegó desde cierta distancia. Seguramente si la elfa no hubiese estado tan absorta en sus pensamientos se habría percatado de su presencia antes pero no era el caso. La voz la hizo tensarse ligeramente y la desconfianza inculcada hacia los humanos hizo el resto para conseguir que la joven se sobresaltara hasta que pudo identificarla. Se trataba de Alanna, la humana de hacía unas horas.
Se hacía muy extraño que se dirigiera a ella como sacerdotisa siendo de razas y culturas diferentes pero Níniel enseguida comprendió que debía de estar tratando de ser respetuosa y desconocía su nombre o las fórmulas de saludo protocolario de los elfos. Respondió al saludo con una leve inclinación de cabeza.
-No hay nada que perdonar, no sabía que hubiera nadie mas por aquí- La humana se acercó tras atar a su yegua y comentó que ella no creía que el prisionero fuera culpable. Quizá hubiera estado escuchando la conversación o quizá también le había estado dándole vueltas al asunto y estaba deseosa de encontrar a alguien con quien compartir su opinión.
-Llamar torpeza a sus palabras es ser bastante benévola...Es casi como si hubiese querido provocar al líder del claro. Pero estoy de acuerdo, no creo que tuviera nada que ver con el ataque a la caravana, no obstante acaba de confesarme otros delitos, si es que ha dicho la verdad. Agresión y robo a un centinela del bosque, por no hablar de que asegura haber roto su arco, lo cual es un insulto bastante grave.-
A continuación Alanna quiso saber los nombres tanto de la propia elfa como del prisionero. Era normal puesto que ambos si que conocían el suyo y de hecho la elfa pensaba presentarse. El hombre se había levantado y las miró, presentándose primero diciendo un nombre que a Níniel le sonó ridículo aunque no tenía motivos para pensar que fuese inventado. Lo cierto es que la mayoría de los humanos tenían unos nombres muy tontos y mejor no hablar de los apellidos. Tom Tomson, o lo que es lo mismo, Tom hijo de Tom, Robert Blackwater, sin duda vinculado a algún pantano y cosas por el estilo.
-Mi nombre es Níniel...- Comenzó a responder la elfa cuando notó algo que la hizo dejar de hablar y agudizar los sentidos como si percibiese algo extraño. Notaba un cambio en las energías del claro aunque no podía precisar el origen ni el tipo, a unos pasos la yegua de Alanna comenzó a moverse inquieta. Sin duda su reacción les resultaría extraña a sus interlocutores que no debían de sentir nada. Antes de poder explicarse una neblina blanca y espesa comenzó a cubrir el lugar, extendiéndose a un ritmo que no parecía normal. Los zarcillos blanquecinos avanzaban por el suelo como si formaran parte de un ser vivo y antes de poder darse cuenta estaban rodeados por la bruma, engullidos por ella, incapaces de ver nada que estuviera a mas de pocos metros de ellos. Curiosamente y de manera bastante inquietante se hizo un silencio sepulcral.
-Esto no es normal, siempre he vivido en estos bosques y nunca había visto algo así...-
Una figura de la que solo se pudo distinguir una sombra del contorno pasó cerca de ellos muy rápido, sin emitir ningún sonido y sin pararse. Fue tan rápido que un parpadeo ya no estaba allí, como si los ojos les hubiesen jugado una mala pasada. Níniel agitó su bastón demostrando que la niebla era tan espesa que hasta se arremolinaba sobre el objeto.
De golpe se escuchó un sonido silbante y una flecha se clavó en la madera de los barrotes de la prisión, si esta se hubiese clavado solo unos centímetros a la izquierda Ronald McGregor, de los McGregor del norte hubiese muerto. Pasaron cinco segundos, y de nuevo se pudo escuchar un silbido.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Ambos se presentaron, la mujer se llamaba Niniel, y el hombre, según había dicho, Ronald. El silencio se instauró entre nosotros durante unos segundos, hasta que, de pronto, algo extraño sucedió, la elfa se puso atenta y mi yegua comenzó a relinchar, nerviosa. Fui a calmarla tomandola de las bridas y acariciandole la quijada:
- Shhhh, tranquila... tranquila...- le susurré mientras oía hablar a la elfa.
- Esto no es normal, siempre he vivido en estos bosques y nunca había visto algo así.- dijo alterada
Justo en ese momento comencé a sentir que una espesa neblina me rodeaba los pies. Me daba mala espina y me puse en guardia sacando mi arco y una flecha. Una figura entre sombras disparó de entre los árboles y desapareció tan rápido como había llegado. La saeta me rozó la mejilla y se clavó en uno de los barrotes de la cela, un poco más y Ronald habría perdido la vida. Sorprendida por la rapidez y la certeza del disparo me fije en la espesura, a lo lejos aun poía verse movimiento, pero no podía asegurar si era el que había disparado, un elfo guardian que venía a socorrernos o un animal que pululase por el lugar. Con un suspiro bajé el arco y me giré a los otros dos:
- ¿Estáis bien? ¿Qué puñetas ha sido eso?- Di un suspiro y me aparté el pelo de la cara. Volví a acariciar a Juvia, la pobre seguí alterada.- Si que ha sido todo muy raro, Juvia no se altera nunca, es un caballo de batalla, y además de los más tranquilos de la guardia de Lunargenta. Aquí está pasando algo raro.
Me guardé las armas esperando la reacción de los otros.
- Shhhh, tranquila... tranquila...- le susurré mientras oía hablar a la elfa.
- Esto no es normal, siempre he vivido en estos bosques y nunca había visto algo así.- dijo alterada
Justo en ese momento comencé a sentir que una espesa neblina me rodeaba los pies. Me daba mala espina y me puse en guardia sacando mi arco y una flecha. Una figura entre sombras disparó de entre los árboles y desapareció tan rápido como había llegado. La saeta me rozó la mejilla y se clavó en uno de los barrotes de la cela, un poco más y Ronald habría perdido la vida. Sorprendida por la rapidez y la certeza del disparo me fije en la espesura, a lo lejos aun poía verse movimiento, pero no podía asegurar si era el que había disparado, un elfo guardian que venía a socorrernos o un animal que pululase por el lugar. Con un suspiro bajé el arco y me giré a los otros dos:
- ¿Estáis bien? ¿Qué puñetas ha sido eso?- Di un suspiro y me aparté el pelo de la cara. Volví a acariciar a Juvia, la pobre seguí alterada.- Si que ha sido todo muy raro, Juvia no se altera nunca, es un caballo de batalla, y además de los más tranquilos de la guardia de Lunargenta. Aquí está pasando algo raro.
Me guardé las armas esperando la reacción de los otros.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Niniel y Alanna, no olvidaría el nombre de las dos personas que se dignaron a venir a verme, pero serian su nombre, la de la elfa me lo creia, pero los humanos eran capaces de lo que sea como yo. La noche enfriaba poco a poco, la yegua se ponía tensa y la veía algo asustada, algo pasaba, de golpe empezó a espesar una densa niebla por todo el bosque, la elfa decía que no era normal todo aquello, por lo que solo podía ocurrir una cosa, ataque enemigo, era fácil saberlo ya que una flecha dirigida aparentemente hacia mi que no me dio de milagro se clavo en las raíces de mi prisión, no me preocupe, pude escuchar el chasqueo de la flecha, y por la potencia de solo clavarse supuestamente querían acabar conmigo fácilmente con aquello, solo era un simple aviso de que estaba allí y ahora nosotros lo sabemos.
Alanna, saco su arco observando el lugar para ver quien era el que disparo la flecha, pero poco pudo ver por aquella espesa niebla, asi que no le quedaba otra que salir de allí, su olfato decía que no estaba solo, ¿pero como lo aria?, mire la rama donde la flecha se clavo, y la cogí, por lo que ya pensé como salir de allí. Cogiendo la flecha con la boca para hacer fuerza, cogí el barrote centras he use toda mi fuerza para doblar un poco aquella raíz, no quise pedir ayuda, ya que no las conocía y su orgullo seria manchado de tener ayuda de alguien quien no conoce y mas de una elfa, cuando su especie le encerró ahí. Siguiendo haciendo fuerza conseguí doblarla un poco, no mucho, pero era algo, posando la mitad de mi cuerpo dentro del hueco, use mis piernas y brazos para abrir la raiz un poco mas antes de poder salir, con aquella espesa niebla aun que un guardia pasara no lo podrian ver tan facilemente, cuando por fin pude salir, di un salto usando como propulsor la pierna que doblaba el barrote para salir antes de que se cerrara, al cerrarse, la rama pillo mi bota izquierda, pero prefería perder eso que estar dentro.
-Huf, haf, como me a costado- Dije de rodillas en el suelo jadeando porque eso hizo que gastara bastante energía, pero bueno, ahora podría salir de allí.-¿Alguna de ustedes saben donde quedan mis cosas?- dije algo despreocupado, ya que sabia que si perdía el control, podía morir fácilmente.
Alanna, saco su arco observando el lugar para ver quien era el que disparo la flecha, pero poco pudo ver por aquella espesa niebla, asi que no le quedaba otra que salir de allí, su olfato decía que no estaba solo, ¿pero como lo aria?, mire la rama donde la flecha se clavo, y la cogí, por lo que ya pensé como salir de allí. Cogiendo la flecha con la boca para hacer fuerza, cogí el barrote centras he use toda mi fuerza para doblar un poco aquella raíz, no quise pedir ayuda, ya que no las conocía y su orgullo seria manchado de tener ayuda de alguien quien no conoce y mas de una elfa, cuando su especie le encerró ahí. Siguiendo haciendo fuerza conseguí doblarla un poco, no mucho, pero era algo, posando la mitad de mi cuerpo dentro del hueco, use mis piernas y brazos para abrir la raiz un poco mas antes de poder salir, con aquella espesa niebla aun que un guardia pasara no lo podrian ver tan facilemente, cuando por fin pude salir, di un salto usando como propulsor la pierna que doblaba el barrote para salir antes de que se cerrara, al cerrarse, la rama pillo mi bota izquierda, pero prefería perder eso que estar dentro.
-Huf, haf, como me a costado- Dije de rodillas en el suelo jadeando porque eso hizo que gastara bastante energía, pero bueno, ahora podría salir de allí.-¿Alguna de ustedes saben donde quedan mis cosas?- dije algo despreocupado, ya que sabia que si perdía el control, podía morir fácilmente.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La flecha que acertó en la madera causó que Níniel diera un respingo de sorpresa y se quedó mirando la flecha mientras esta aún vibraba tras clavarse. A pesar de la sorpresa a su mente vino la imagen de aquella otra que habían encontrado en el carromato y que había causado la muerte del conductor del mismo al resultar herido en el pecho. Eran muy parecidas, no iguales ya que la tosca fabricación artesanal nunca creaba dos objetos idénticos pero se podían percibir los mismos patrones de fabricación, el mismo tipo de madera, metal y pluma. ¿Era quizá una flecha perdida? ¿Cómo podía nadie disparar así con semejante niebla?. Claro que Níniel notaba que no era una niebla normal, notaba que la magia tenía mucho que ver con su anómalo comportamiento.
Cerca, Alanna trataba de calmar a su caballo que continuaba alterado tras haber desistido de tratar de usar su arco. En ese momento una segunda flecha llegó silbando por lo que la elfa buscó cubrirse donde pudo, el proyectil superó los barrotes de la celda y se clavó en el interior de la misma, de nuevo casi costándole la vida al humano. Aquello no dejaba lugar a dudas, no eran flechas perdidas, eran disparos premeditados y buscaban acertar a MCgregor no a las dos mujeres, muy posiblemente no sería la última flecha que volaría en aquella dirección.
El prisionero debió de entenderlo, quizá supiera los motivos por los que nadie querría matarlo o no, como fuere comenzó a poner todo su empeñó en salir de la prisión. Tomo la flecha entre sus dientes y comenzó a aplicar una gran fuerza sobre la madera viva en unos puntos concretos del entramado que lo aprisionaba consiguiendo que poco a poco la madera se separara creando un hueco, pequeño al principio pero cada vez mayor. Sin duda se trataba de una persona con mucha fuerza, daba hasta un poco de miedo.
-¿Qué crees que haces?, no puedes salir de aquí hasta que lo autorice el líder del claro.-
Le dijo la elfa a pesar de las circunstancias. Aquel humano tenía motivos para temer por su vida siendo un blanco tan fácil pero eso no significaba que fuese a dejarlo escapar. Esgrimió su bastón como si de un arma se tratara y amenazó al prisionero con atizarle si no cejaba en su intento de huir. Ese tipo de violencia no era para nada lo suyo, carecía de la fuerza para ser considerada una guerrera, pero el hombre era vulnerable y un buen golpe sin duda evitaría que continuara, quizá incluso pudiera herirle según con que parte de su bastón le golpeara. El prisionero continuó a pesar de la amenaza por lo que Níniel alzó mas el bastón a punto de descargar el golpe...Pero no llegó a hacerlo y el humano salió no sin un gran esfuerzo y quedando su bota enganchada en el proceso. Níniel aún amenazaba al hombre con el bastón mientras este permanecía de rodillas en en suelo, la elfa miró a Alanna buscando en ella una aliada con la que enfrentarse al peligro que suponía MCgregor. Como si tal cosa el hombre preguntó si sabían dónde estaban sus cosas.¿Acaso el sentido común de los humanos residía solo en su género femenino?.
-No te muevas o te sacudo- Le dijo con voz firme aunque en su interior tenía serias dudas de que aquello fuese a bastar. Aquel sujeto la asustaba y la situación tampoco era propicia para los nervios pero aún así mantenía la calma. Sabía que las celdas estaban encantadas y que sin duda los guardias ya sabían que algo no iba bien y volverían a encerrar al prisionero enseguida...De hecho ya deberían de estar allí si no fuera por aquella condenada niebla. No respondió a su pregunta de Ronald pero las pertenencias del humano no estaban demasiado lejos, descansando sobre una raíz cercana en el propio árbol-prisión.
Unos fuertes relinchos se escucharon aunque era difícil decir desde donde y la figura de un carro de mercancías comenzó a dibujarse y a hacerse mas nítida conforme se acercaba llamando la atención de Níniel. La bruma causaba que los sonidos se distorsionaran y las distancias engañasen lo que le daba a la escena cierto aire fantasmagórico. La elfa, miró hacía la difusa forma sin entender por qué nadie querría mover un carro en aquellos momentos hasta que se percató de que cuanto mas se acercaba el carro mas claramente notaba la cercanía de la fuente mágica que provocaba aquella niebla.
-!Escondeos!- Dijo de repente mientras ella misma buscaba ocultarse.
El carro llegó hasta la altura de la celda ahora vacía de Roland y se detuvo. Una figura humanoide vestida con una armadura de cuero negra y el rostro tapado por una capucha también negra se bajó del carro de un salto y se acercó hasta los barrotes. Llevaba una espada corta de acero en una mano y un arco en la espalda. -Aquí no hay nadie- Comentó con tono molesto. Una voz también masculina respondió desde el carromato. -¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- El primero volvió a asegurar que allí no había nadie. -Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- -Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama- -Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay-
El encapuchado volvió sobre sus pasos y subió de nuevo al carro que retomó su camino en dirección a fuera del claro. Parecían actuar con total impunidad, auspiciados por el blanco manto.
Níniel había podido escuchar toda la conversación y había reconocido algunas de las cosas que llevaba el carro en la parte de atrás, eran objetos de la caravana accidentada. Debía avisar rápidamente a los guardias pero la niebla lo impedía, la figura del carro comenzó a desvanecerse entre la bruma y su instinto le decía que si la perdía no volverían a verla. Pero ¿qué iba a conseguir ella sola yendo tras aquel carro? Era una sacerdotisa no una forestal. Salió de su escondite y allí solo estaban ella, Alanna y el prisionero. No podía hacer nada.
Cerca, Alanna trataba de calmar a su caballo que continuaba alterado tras haber desistido de tratar de usar su arco. En ese momento una segunda flecha llegó silbando por lo que la elfa buscó cubrirse donde pudo, el proyectil superó los barrotes de la celda y se clavó en el interior de la misma, de nuevo casi costándole la vida al humano. Aquello no dejaba lugar a dudas, no eran flechas perdidas, eran disparos premeditados y buscaban acertar a MCgregor no a las dos mujeres, muy posiblemente no sería la última flecha que volaría en aquella dirección.
El prisionero debió de entenderlo, quizá supiera los motivos por los que nadie querría matarlo o no, como fuere comenzó a poner todo su empeñó en salir de la prisión. Tomo la flecha entre sus dientes y comenzó a aplicar una gran fuerza sobre la madera viva en unos puntos concretos del entramado que lo aprisionaba consiguiendo que poco a poco la madera se separara creando un hueco, pequeño al principio pero cada vez mayor. Sin duda se trataba de una persona con mucha fuerza, daba hasta un poco de miedo.
-¿Qué crees que haces?, no puedes salir de aquí hasta que lo autorice el líder del claro.-
Le dijo la elfa a pesar de las circunstancias. Aquel humano tenía motivos para temer por su vida siendo un blanco tan fácil pero eso no significaba que fuese a dejarlo escapar. Esgrimió su bastón como si de un arma se tratara y amenazó al prisionero con atizarle si no cejaba en su intento de huir. Ese tipo de violencia no era para nada lo suyo, carecía de la fuerza para ser considerada una guerrera, pero el hombre era vulnerable y un buen golpe sin duda evitaría que continuara, quizá incluso pudiera herirle según con que parte de su bastón le golpeara. El prisionero continuó a pesar de la amenaza por lo que Níniel alzó mas el bastón a punto de descargar el golpe...Pero no llegó a hacerlo y el humano salió no sin un gran esfuerzo y quedando su bota enganchada en el proceso. Níniel aún amenazaba al hombre con el bastón mientras este permanecía de rodillas en en suelo, la elfa miró a Alanna buscando en ella una aliada con la que enfrentarse al peligro que suponía MCgregor. Como si tal cosa el hombre preguntó si sabían dónde estaban sus cosas.¿Acaso el sentido común de los humanos residía solo en su género femenino?.
-No te muevas o te sacudo- Le dijo con voz firme aunque en su interior tenía serias dudas de que aquello fuese a bastar. Aquel sujeto la asustaba y la situación tampoco era propicia para los nervios pero aún así mantenía la calma. Sabía que las celdas estaban encantadas y que sin duda los guardias ya sabían que algo no iba bien y volverían a encerrar al prisionero enseguida...De hecho ya deberían de estar allí si no fuera por aquella condenada niebla. No respondió a su pregunta de Ronald pero las pertenencias del humano no estaban demasiado lejos, descansando sobre una raíz cercana en el propio árbol-prisión.
Unos fuertes relinchos se escucharon aunque era difícil decir desde donde y la figura de un carro de mercancías comenzó a dibujarse y a hacerse mas nítida conforme se acercaba llamando la atención de Níniel. La bruma causaba que los sonidos se distorsionaran y las distancias engañasen lo que le daba a la escena cierto aire fantasmagórico. La elfa, miró hacía la difusa forma sin entender por qué nadie querría mover un carro en aquellos momentos hasta que se percató de que cuanto mas se acercaba el carro mas claramente notaba la cercanía de la fuente mágica que provocaba aquella niebla.
-!Escondeos!- Dijo de repente mientras ella misma buscaba ocultarse.
El carro llegó hasta la altura de la celda ahora vacía de Roland y se detuvo. Una figura humanoide vestida con una armadura de cuero negra y el rostro tapado por una capucha también negra se bajó del carro de un salto y se acercó hasta los barrotes. Llevaba una espada corta de acero en una mano y un arco en la espalda. -Aquí no hay nadie- Comentó con tono molesto. Una voz también masculina respondió desde el carromato. -¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- El primero volvió a asegurar que allí no había nadie. -Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- -Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama- -Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay-
El encapuchado volvió sobre sus pasos y subió de nuevo al carro que retomó su camino en dirección a fuera del claro. Parecían actuar con total impunidad, auspiciados por el blanco manto.
Níniel había podido escuchar toda la conversación y había reconocido algunas de las cosas que llevaba el carro en la parte de atrás, eran objetos de la caravana accidentada. Debía avisar rápidamente a los guardias pero la niebla lo impedía, la figura del carro comenzó a desvanecerse entre la bruma y su instinto le decía que si la perdía no volverían a verla. Pero ¿qué iba a conseguir ella sola yendo tras aquel carro? Era una sacerdotisa no una forestal. Salió de su escondite y allí solo estaban ella, Alanna y el prisionero. No podía hacer nada.
- off:
- Puede que Arzot piense que su pj no se escondería y menos si se lo dice una elfa...Pero seguro que entiende que es lo mas sensato. Como sea no nos ven.
Depende de vosotros qué hacer. No hacer nada y esperar a que todo se despeje y avisar a los guardias... O ir tras el carro antes de perderlo de vista entre la niebla. Cada versión tiene un desarrollo diferente.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Sorprendida vi como el chico salía de entre los barrotes a presión, y, sin pensarseo dos veces preguntaba por sus pertenencias, Niniel, lógicamente, se alteró, por favor, era un preso, le apuntó con su bastón y me miró como buscando respaldo, después le lanzó una amenaza que, a mi forma de ver, resulto graciosa:
- Vamos, a ver ,-intervine- no podemos fiarnos de ti, no hasta que nos des una buena razón para hacerlo- expliqué poniéndome junto a la elfa, pero sin sacar mis armas- Has confesado un par de delitos de agresión, ¿quién nos dice que no vas a darnos una pedrada en la cabeza a la mínima oportunidad? Se coherente, si no podemos confiar en ti, no vamos a darte tus pertenencias.
Iba a decir que era mejor calmarnos y hablar las cosas con tranquilidad cuando un sonido de caballos, ruedas y voces se escuchó acercarse, Niniel dijo que nos escondiésemos, y me parecía una buena idea. Tomé con presteza a Juvia y me la llevé algo más lejos aprovechado la niebla, Nos situamos tras un espeso grupo de árboles y materiales y mantuve calmada a la yegua sosteniéndole el hocico mientras escuchaba la charla de dos personas cercanas entre la niebla. Parecía que el sonido se había distorsionado, y no me había escondido lejos de donde realmente estaban los dos hombres, decidió acercarme, en silencio, con la tentativa de verles. Sabía que juvia se mantendría en silencio. Cuando logré acercarme, escondida tras un árbol y protegida por la espesa hierva, escuché con atención.
-Aquí no hay nadie- Comentó una voz masculina, intenté mirar y noté, aunque sin estar segura a ciencia cierta, que estaba sobre un carromato.
-¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- Protestó otro.
-Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- volvió a escucharse la voz del primero
-Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama-
-Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay- Eran al menos, dos sujetos.
Cuando se comenzaron a alejar, salí de mi escondite y me acerqué al carro, que iba a una marcha lenta, los hombres ya no parecían preocuparse, así que tomé algunos objetos de los que llevaban, y lo dejé preparado de forma que se fueran cayendo poco a poco, así no perderían el rastro. Eran todo cosas de la caravana accidentada, volví con rapidez sobre mis pasos, cubierta por la neblina blanca para reunirme con Niniel y, tal vez, el otro tipo, esto debía ser informado a los guardias.
- Vamos, a ver ,-intervine- no podemos fiarnos de ti, no hasta que nos des una buena razón para hacerlo- expliqué poniéndome junto a la elfa, pero sin sacar mis armas- Has confesado un par de delitos de agresión, ¿quién nos dice que no vas a darnos una pedrada en la cabeza a la mínima oportunidad? Se coherente, si no podemos confiar en ti, no vamos a darte tus pertenencias.
Iba a decir que era mejor calmarnos y hablar las cosas con tranquilidad cuando un sonido de caballos, ruedas y voces se escuchó acercarse, Niniel dijo que nos escondiésemos, y me parecía una buena idea. Tomé con presteza a Juvia y me la llevé algo más lejos aprovechado la niebla, Nos situamos tras un espeso grupo de árboles y materiales y mantuve calmada a la yegua sosteniéndole el hocico mientras escuchaba la charla de dos personas cercanas entre la niebla. Parecía que el sonido se había distorsionado, y no me había escondido lejos de donde realmente estaban los dos hombres, decidió acercarme, en silencio, con la tentativa de verles. Sabía que juvia se mantendría en silencio. Cuando logré acercarme, escondida tras un árbol y protegida por la espesa hierva, escuché con atención.
-Aquí no hay nadie- Comentó una voz masculina, intenté mirar y noté, aunque sin estar segura a ciencia cierta, que estaba sobre un carromato.
-¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- Protestó otro.
-Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- volvió a escucharse la voz del primero
-Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama-
-Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay- Eran al menos, dos sujetos.
Cuando se comenzaron a alejar, salí de mi escondite y me acerqué al carro, que iba a una marcha lenta, los hombres ya no parecían preocuparse, así que tomé algunos objetos de los que llevaban, y lo dejé preparado de forma que se fueran cayendo poco a poco, así no perderían el rastro. Eran todo cosas de la caravana accidentada, volví con rapidez sobre mis pasos, cubierta por la neblina blanca para reunirme con Niniel y, tal vez, el otro tipo, esto debía ser informado a los guardias.
Última edición por Alanna Delteria el Lun 13 Abr - 14:28, editado 1 vez
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Por fin estaba fuera, el peligro de poder morir ahí dentro ya no estaba tan presente, aun cansado, Niniel se puso en guardia con su bastón, era esta mona en forma agresiva, pero no era mala sabia que no me daría, y Alanna era un trozo de pan sabia que no me pasaría nada mientras no la liara.
-Vamos, a ver ,- Empezó ha hablar Alanna -no podemos fiarnos de ti, no hasta que nos des una buena razón para hacerlo, has confesado un par de delitos de agresión, ¿quién nos dice que no vas a darnos una pedrada en la cabeza a la mínima oportunidad? Se coherente, si no podemos confiar en ti, no vamos a darte tus pertenencias.-
Bueno eso era cierto, pero no fue mi culpa, en vez de tratarme normal me ataco directamente sin decirme por donde irme que era lo único que quería saber, por ello lo que hice no me pareció mal, pero si no confiaban en mi necesitaba algo para que confiaran.
-¡Escondeos!- Grito Niniel, lo que parecía un carro venia, el sonido de la rueda y objetos en su interior era muy perceptible, por lo que sin arma poco podía hacer en aquella situación y tampoco podía largarme por si me chocaba contra una rama en mi forma dragón y la pifiaba, por lo que opte por esconderme entre unos arbustos y arboles dejándome tirado sin respirar casi para no ser descubierto.
-Aquí no hay nadie- Comentó con tono molesto. Una voz también masculina respondió desde el carromato. -¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- El primero volvió a asegurar que allí no había nadie. -Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- -Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama- -Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay- Mientras escuchaba a los dos tíos, intente conseguir un rastro de su olor corporal para saber si están cerca en un futuro, mientras me concentre en solo un par de olores podre reconocerlo, si fueran mas perdería el rastro con mucha facilidad.
Cuando se fueron de nuevo y pude vislumbrar a las dos cerca de nuevo les pregunte -¿Queréis confianza?, pues bien, tenéis dos opciones, dejarme ayudar contra esos tíos de buena fe a cambio de que me devolváis mis cosas o, me iré antes de que se disipe la niebla y lo hacéis solas, ¿que me decís, cooperamos?- dije entendiendo la mano no sin antes limpiarme la de tierra de estas.
-Vamos, a ver ,- Empezó ha hablar Alanna -no podemos fiarnos de ti, no hasta que nos des una buena razón para hacerlo, has confesado un par de delitos de agresión, ¿quién nos dice que no vas a darnos una pedrada en la cabeza a la mínima oportunidad? Se coherente, si no podemos confiar en ti, no vamos a darte tus pertenencias.-
Bueno eso era cierto, pero no fue mi culpa, en vez de tratarme normal me ataco directamente sin decirme por donde irme que era lo único que quería saber, por ello lo que hice no me pareció mal, pero si no confiaban en mi necesitaba algo para que confiaran.
-¡Escondeos!- Grito Niniel, lo que parecía un carro venia, el sonido de la rueda y objetos en su interior era muy perceptible, por lo que sin arma poco podía hacer en aquella situación y tampoco podía largarme por si me chocaba contra una rama en mi forma dragón y la pifiaba, por lo que opte por esconderme entre unos arbustos y arboles dejándome tirado sin respirar casi para no ser descubierto.
-Aquí no hay nadie- Comentó con tono molesto. Una voz también masculina respondió desde el carromato. -¿Estás ciego?, está ahí, acabo de dispararle, mira bien en el suelo, seguramente le di y está ahí tirado en un charco de sangre- El primero volvió a asegurar que allí no había nadie. -Parece que el ciego eres tú...Le habrás disparado a una rama o algo así- -Si claro, a una rama parlante y a dos mujeres rama- -Pues aquí no hay nadie, ni hombres rama ni mujeres rama...Démonos prisa y llevemos el carro al jefe, con los que nos pague podrás tener a todas las mujeres reales que quieras y dejarás de ver pechos donde no los hay- Mientras escuchaba a los dos tíos, intente conseguir un rastro de su olor corporal para saber si están cerca en un futuro, mientras me concentre en solo un par de olores podre reconocerlo, si fueran mas perdería el rastro con mucha facilidad.
Cuando se fueron de nuevo y pude vislumbrar a las dos cerca de nuevo les pregunte -¿Queréis confianza?, pues bien, tenéis dos opciones, dejarme ayudar contra esos tíos de buena fe a cambio de que me devolváis mis cosas o, me iré antes de que se disipe la niebla y lo hacéis solas, ¿que me decís, cooperamos?- dije entendiendo la mano no sin antes limpiarme la de tierra de estas.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La joven elfa, indecisa sobre cómo actuar, había esperado que Alanna, que parecía una mujer bastante mas acostumbrada a situaciones como aquella ya que había asegurado formar parte de la guardia de la ciudad de los humanos, tomase la decisión y la iniciativa por ella. Y eso hizo.
Al principio pareció que la humana optaba por seguir a los malhechores ya que fue tras el carromato hasta alcanzarlo. Níniel hizo acopio de valor y fue tras ella a la carrera, dispuesta a ayudarla, hasta que Alanna pareció cambiar de idea y se bajó de la caravana sin que la hubiesen visto. Solo cuando la humana explicó lo que había hecho la elfa pudo comprender que su primera impresión había sido errónea y Alanna apostaba por pedir ayuda y no por lanzarse casi sin pensar hacia el peligro, lo cual era un alivio en cierto modo. Aquella había sido una idea muy ingeniosa, casi parecía sacada de algunas de las novelas que Níniel había leído en las que el protagonista era un pícaro chiquillo.
-Bien pensado, por un momento pensé que íbamos a ir solas ante el peligro...- Ahora que el momento había pasado no podía dejar de pensar que había estado dispuesta a hacerlo. Su madre le hubiera dicho un par de cosas sobre la sensatez si la hubiera visto actuar de ese modo. Claro que viniendo de alguien que participó de la gran guerra las advertencias sobre correr riesgos siempre sonaban un tanto...
El prisionero se reunió con ellas y la presencia de alguien fuerte resultó reconfortante por unos instantes, apenas unos segundos. Luego esa sensación fue dando paso a la sorpresa y a la confusión. ¿Qué hacía allí parado junto a ellas? ¿Por qué no había aprovechado para correr hacia la espesura para zafarse así de la justicia que bien podría volver a privarle de libertad?. En aquel momento el hombre respondió a las palabras que Alanna había esgrimido en su contra antes de que tuviesen que ocultarse cada uno por su lado. Níniel le miró directamente a los ojos, por primera vez creía que aquel sujeto no era ningún desalmado, quizá solo un poco...Raro.
-La confianza es difícil de construir, pero fácil de destruir. Tenlo en cuenta- Dijo mientras miraba la mano que el hombre tendía hacia ella sin saber qué significaba aquella postura ridícula. -Tus cosas están al otro lado del árbol, al menos la lanza, supongo que tu ropa estará en el cofre de al lado, si es que quieres recuperarla.-
Una vez zanjado aquel asunto el grupo se dirigió hacia el centro del claro donde encontrarían con mayor posibilidad a algún guardia o al líder elfo. Conforme avanzaban era evidente que la niebla se volvía cada vez menos y menos densa, comenzando a actuar como lo haría el fenómeno de manera natural. Se toparon en su caminar con varios grupos de humanos que parecían confusos por lo sucedido. Por los fragmentos de conversación que podían captar a su paso parecía que no tenían ni idea de lo que había pasado y, mientras unos hablaban de los misterios del bosque de los elfos otros hablaban de brujería.
Continuaron caminando hasta llegar ante el líder del claro que se acariciaba su cabeza desprovista de pelo con preocupación. Se giró al verles llegar y si bien su cara mostró alegría al ver a la Elfa y a la humana, frunció el ceño al ver el hombre.
-Da`len*, estáis bien, cuanto me alegro. ¿Por qué está el prisionero fuera de su celda? ¿Intentó acaso escapar aprovechando la confusión? De nuevo habéis prestado un gran servicio al claro sacerdotisa, señorita Delteria...- Níniel lo interumpió.
-El humano está aquí voluntariamente, pudo escapar pues ningún guardia se lo impidió, pero no lo hizo, se ha ofrecido a ayudar para expiar la falta que verdaderamente cometió y que me confesó en su momento- El elfo parecía confuso aunque receptivo.
-Lo dejo entonces a vuestro cargo. Debo añadir que me alegra veros sana y salva, cuando encontramos a vuestros forestales nos temimos que os hubiese pasado algo, vuestra madre jamás me lo perdonaría- Níniel no sabía a qué se refería. Entendía la preocupación, un par de flechas habían volado muy cerca de ella y había estado escondida a escasos pasos de unos criminales, pero eso el elfo no podía saberlo, y había mencionado a sus dos forestales escoltas. -¿Cómo que encontrado a mis forestales?¿Les ha ocurrido algo a Eólw y Alanis?.-Preguntó sinceramente preocupada, aquel par no hablaban mucho pero eran buenas personas y de su familia. ¿Acaso el ataque había sido a mayor escala de lo que creía?.- ¿Están...?- Fenduil alzo las manos pidiendo calma - Están bien, han sufrido algunas heridas pero están bien. Mis sanadoras les están atendiendo y se recuperarán totalmente. Pensé que lo sabíais, que habíais ido junto a ellos al acabar nuestra reunión-
Níniel le contó que a pesar de que debería haber ido junto a sus compañeros de viaje, había decido dar un paseo y que la niebla la pilló junto al árbol prisión. Le contó la conversación con el hombre, con la humana y lo ocurrido a continuación. Fenduil escuchó el relato en silencio y a continuación relató lo ocurrido desde su perspectiva y lo que él sabía.
-Cuando comenzó a espesar la niebla pude notar enseguida que no era natural pero nada podía hacer, ni tan siquiera pude alertar a mas de un puñado de guardias. Aquellos hombres que viste, o quizá otros de su mismo grupo, fueron a por el cargamento de la caravana accidentada que teníamos a buen recaudo ya que sin duda su dueño legítimo querría reclamar su propiedad...Eólw y Alanis fueron los primeros en tratar de impedir que se la llevaran, sin duda sus agudos sentidos les alertaron pero no consiguieron impedir el robo.-
Ahora tenían la historia completa del ataque al claro y también sabían que seguramente había mas atacantes a parte de los que el grupo había visto en el árbol prisión. Alguien se había tomado muchas molestias para robar el contenido de aquella caravana no una, si no dos veces, y sin escatimar en recursos.
-Quiero ir a ver a Eólw y Alanis, revisar sus heridas, ¿donde están?-
-Descansan ahora, están bien atendidos tenéis mi palabra-
Níniel no parecía muy conforme con aquellas palabras pero lo disimulaba bastante bien manteniendo la compostura.
-Entonces debemos preparar un grupo para ir tras esos...- No sabía como continuar sin decir una palabra muy mal sonante y poco adecuada para una sacerdotisa. -Hay que seguirles el rastro y llevarlos ante la justicia- Fenduil bajó la cabeza, como las siguientes palabras que iban a salir de su boca le avergonzasen.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen-
Níniel sintió como si le echaran un jarro de agua helada sobre la cabeza, en su foro interno que aquel ataque quedara así no era un idea nada agradable, de hecho solo el saber que parecería el berrinche de una cría evitó que protestara de manera airada. Se quedó en silencio unos instantes, pensativa. Al final habló y lo hizo recitando uno de los versos de los rituales de su clan.
-Como los dragones, buscamos la paz y el entendimiento, pero si nos atacan...Responderemos con furia-
Miró al humano y a la humana, los únicos que se habían mostrado dispuestos a perseguir a los criminales aunque en otras circunstancias. Les miró a los ojos haciéndoles una pregunta no verbalizada. "¿Vendréis conmigo?".
Al principio pareció que la humana optaba por seguir a los malhechores ya que fue tras el carromato hasta alcanzarlo. Níniel hizo acopio de valor y fue tras ella a la carrera, dispuesta a ayudarla, hasta que Alanna pareció cambiar de idea y se bajó de la caravana sin que la hubiesen visto. Solo cuando la humana explicó lo que había hecho la elfa pudo comprender que su primera impresión había sido errónea y Alanna apostaba por pedir ayuda y no por lanzarse casi sin pensar hacia el peligro, lo cual era un alivio en cierto modo. Aquella había sido una idea muy ingeniosa, casi parecía sacada de algunas de las novelas que Níniel había leído en las que el protagonista era un pícaro chiquillo.
-Bien pensado, por un momento pensé que íbamos a ir solas ante el peligro...- Ahora que el momento había pasado no podía dejar de pensar que había estado dispuesta a hacerlo. Su madre le hubiera dicho un par de cosas sobre la sensatez si la hubiera visto actuar de ese modo. Claro que viniendo de alguien que participó de la gran guerra las advertencias sobre correr riesgos siempre sonaban un tanto...
El prisionero se reunió con ellas y la presencia de alguien fuerte resultó reconfortante por unos instantes, apenas unos segundos. Luego esa sensación fue dando paso a la sorpresa y a la confusión. ¿Qué hacía allí parado junto a ellas? ¿Por qué no había aprovechado para correr hacia la espesura para zafarse así de la justicia que bien podría volver a privarle de libertad?. En aquel momento el hombre respondió a las palabras que Alanna había esgrimido en su contra antes de que tuviesen que ocultarse cada uno por su lado. Níniel le miró directamente a los ojos, por primera vez creía que aquel sujeto no era ningún desalmado, quizá solo un poco...Raro.
-La confianza es difícil de construir, pero fácil de destruir. Tenlo en cuenta- Dijo mientras miraba la mano que el hombre tendía hacia ella sin saber qué significaba aquella postura ridícula. -Tus cosas están al otro lado del árbol, al menos la lanza, supongo que tu ropa estará en el cofre de al lado, si es que quieres recuperarla.-
Una vez zanjado aquel asunto el grupo se dirigió hacia el centro del claro donde encontrarían con mayor posibilidad a algún guardia o al líder elfo. Conforme avanzaban era evidente que la niebla se volvía cada vez menos y menos densa, comenzando a actuar como lo haría el fenómeno de manera natural. Se toparon en su caminar con varios grupos de humanos que parecían confusos por lo sucedido. Por los fragmentos de conversación que podían captar a su paso parecía que no tenían ni idea de lo que había pasado y, mientras unos hablaban de los misterios del bosque de los elfos otros hablaban de brujería.
Continuaron caminando hasta llegar ante el líder del claro que se acariciaba su cabeza desprovista de pelo con preocupación. Se giró al verles llegar y si bien su cara mostró alegría al ver a la Elfa y a la humana, frunció el ceño al ver el hombre.
-Da`len*, estáis bien, cuanto me alegro. ¿Por qué está el prisionero fuera de su celda? ¿Intentó acaso escapar aprovechando la confusión? De nuevo habéis prestado un gran servicio al claro sacerdotisa, señorita Delteria...- Níniel lo interumpió.
-El humano está aquí voluntariamente, pudo escapar pues ningún guardia se lo impidió, pero no lo hizo, se ha ofrecido a ayudar para expiar la falta que verdaderamente cometió y que me confesó en su momento- El elfo parecía confuso aunque receptivo.
-Lo dejo entonces a vuestro cargo. Debo añadir que me alegra veros sana y salva, cuando encontramos a vuestros forestales nos temimos que os hubiese pasado algo, vuestra madre jamás me lo perdonaría- Níniel no sabía a qué se refería. Entendía la preocupación, un par de flechas habían volado muy cerca de ella y había estado escondida a escasos pasos de unos criminales, pero eso el elfo no podía saberlo, y había mencionado a sus dos forestales escoltas. -¿Cómo que encontrado a mis forestales?¿Les ha ocurrido algo a Eólw y Alanis?.-Preguntó sinceramente preocupada, aquel par no hablaban mucho pero eran buenas personas y de su familia. ¿Acaso el ataque había sido a mayor escala de lo que creía?.- ¿Están...?- Fenduil alzo las manos pidiendo calma - Están bien, han sufrido algunas heridas pero están bien. Mis sanadoras les están atendiendo y se recuperarán totalmente. Pensé que lo sabíais, que habíais ido junto a ellos al acabar nuestra reunión-
Níniel le contó que a pesar de que debería haber ido junto a sus compañeros de viaje, había decido dar un paseo y que la niebla la pilló junto al árbol prisión. Le contó la conversación con el hombre, con la humana y lo ocurrido a continuación. Fenduil escuchó el relato en silencio y a continuación relató lo ocurrido desde su perspectiva y lo que él sabía.
-Cuando comenzó a espesar la niebla pude notar enseguida que no era natural pero nada podía hacer, ni tan siquiera pude alertar a mas de un puñado de guardias. Aquellos hombres que viste, o quizá otros de su mismo grupo, fueron a por el cargamento de la caravana accidentada que teníamos a buen recaudo ya que sin duda su dueño legítimo querría reclamar su propiedad...Eólw y Alanis fueron los primeros en tratar de impedir que se la llevaran, sin duda sus agudos sentidos les alertaron pero no consiguieron impedir el robo.-
Ahora tenían la historia completa del ataque al claro y también sabían que seguramente había mas atacantes a parte de los que el grupo había visto en el árbol prisión. Alguien se había tomado muchas molestias para robar el contenido de aquella caravana no una, si no dos veces, y sin escatimar en recursos.
-Quiero ir a ver a Eólw y Alanis, revisar sus heridas, ¿donde están?-
-Descansan ahora, están bien atendidos tenéis mi palabra-
Níniel no parecía muy conforme con aquellas palabras pero lo disimulaba bastante bien manteniendo la compostura.
-Entonces debemos preparar un grupo para ir tras esos...- No sabía como continuar sin decir una palabra muy mal sonante y poco adecuada para una sacerdotisa. -Hay que seguirles el rastro y llevarlos ante la justicia- Fenduil bajó la cabeza, como las siguientes palabras que iban a salir de su boca le avergonzasen.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen-
Níniel sintió como si le echaran un jarro de agua helada sobre la cabeza, en su foro interno que aquel ataque quedara así no era un idea nada agradable, de hecho solo el saber que parecería el berrinche de una cría evitó que protestara de manera airada. Se quedó en silencio unos instantes, pensativa. Al final habló y lo hizo recitando uno de los versos de los rituales de su clan.
-Como los dragones, buscamos la paz y el entendimiento, pero si nos atacan...Responderemos con furia-
Miró al humano y a la humana, los únicos que se habían mostrado dispuestos a perseguir a los criminales aunque en otras circunstancias. Les miró a los ojos haciéndoles una pregunta no verbalizada. "¿Vendréis conmigo?".
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
- Bien pensado, por un momento pensé que íbamos a ir solas ante el peligro...- Me dijo la elfa cuando me vió regresar, al parecer había estado dispuesta a seguirme en pos de los maleantes.
Le sonreí, era gracioso, parecía no tener fuerza, pero aun así tenía mucho valor, entonces apareció el anteriormente encarcelado Ronald, con mis propios argumentos como argumento propio, era cierto, necesitabamos toda la ayuda posible. Le di la mano, viendo que Niniel no se animaba a hacero, es más, parecía extrañada del gesto, y le explicó, con coherencia, que igual que la confianza llega con dificultad, y se marcha facilmente. Solté el apretón y tras la explicación de Niniel de donde estaban las pertenencias del chico, nos movimos en busca de los guardias.
La conmoción en el claro era inmensa, al parecer dos compañeros de la sacerdotisa habían resultado heridos y la chica, por supuesto, se preocupó, los guardias que había por el lugar parecían preocupados por que el prisionero estuviese fuera de la celda, pero pronto la situación fue aclarada por la elfa, que, insistente, siguió preguntando por sus compañeros. Cuando el efo calvo la hubo tranquilizado, la chica dijo:
-Entonces debemos preparar un grupo para ir tras esos...- Pareció tragarse un par de insultos, lógico, lo de esos hombres no era normal.. -Hay que seguirles el rastro y llevarlos ante la justicia- la cara del otro elfo demostraba un claro desacuerdo ante esa decisión.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen.
¿En serio? ¿Iban a dejar pasar un asesinato y un robo? Y luego se quejaban de la seguridad en lunargenta, allí al menos, actuabamos si se cometía un delito. La elfa nos miró a mi y al tipo, como pidiendo ayuda, no era necesario que dijese nada, la tomé de la mano, di un paso al frente y con seriedad, proclamé:
- Yo iré con ella, ya que la guardia elfica está demasiado ocupada para tratar un caso de asesinato, de robo y de agresión, estas dos últimas contra vuestras gentes, la guardia de lunargenta tomará cartas en el asunto, al fin y al cabo, por lo que decís, los maleantes eran humanos, recogeré a mi yegua y partiremos de inmediato, he hecho que el carromato dejase un rastro, por lo que será facil localizarlo.- Comencé a alejarme para recoger a Juvia, pero me detuve y me giré para decirle una última cosa al guarda elfo- Podreís decir lo que querais de nuestra ciudad, pero al menos, nosotros no nos quedamos quietos ante las injusticias, se comenterán delitos y habrá zonas inseguras, pero la guardia actua y no se cruza de brazos cuando tiene la posibilidad de hacer algo.
Dicho eso me alejé en busca de mi caballo, era momento de actuar.
Le sonreí, era gracioso, parecía no tener fuerza, pero aun así tenía mucho valor, entonces apareció el anteriormente encarcelado Ronald, con mis propios argumentos como argumento propio, era cierto, necesitabamos toda la ayuda posible. Le di la mano, viendo que Niniel no se animaba a hacero, es más, parecía extrañada del gesto, y le explicó, con coherencia, que igual que la confianza llega con dificultad, y se marcha facilmente. Solté el apretón y tras la explicación de Niniel de donde estaban las pertenencias del chico, nos movimos en busca de los guardias.
La conmoción en el claro era inmensa, al parecer dos compañeros de la sacerdotisa habían resultado heridos y la chica, por supuesto, se preocupó, los guardias que había por el lugar parecían preocupados por que el prisionero estuviese fuera de la celda, pero pronto la situación fue aclarada por la elfa, que, insistente, siguió preguntando por sus compañeros. Cuando el efo calvo la hubo tranquilizado, la chica dijo:
-Entonces debemos preparar un grupo para ir tras esos...- Pareció tragarse un par de insultos, lógico, lo de esos hombres no era normal.. -Hay que seguirles el rastro y llevarlos ante la justicia- la cara del otro elfo demostraba un claro desacuerdo ante esa decisión.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen.
¿En serio? ¿Iban a dejar pasar un asesinato y un robo? Y luego se quejaban de la seguridad en lunargenta, allí al menos, actuabamos si se cometía un delito. La elfa nos miró a mi y al tipo, como pidiendo ayuda, no era necesario que dijese nada, la tomé de la mano, di un paso al frente y con seriedad, proclamé:
- Yo iré con ella, ya que la guardia elfica está demasiado ocupada para tratar un caso de asesinato, de robo y de agresión, estas dos últimas contra vuestras gentes, la guardia de lunargenta tomará cartas en el asunto, al fin y al cabo, por lo que decís, los maleantes eran humanos, recogeré a mi yegua y partiremos de inmediato, he hecho que el carromato dejase un rastro, por lo que será facil localizarlo.- Comencé a alejarme para recoger a Juvia, pero me detuve y me giré para decirle una última cosa al guarda elfo- Podreís decir lo que querais de nuestra ciudad, pero al menos, nosotros no nos quedamos quietos ante las injusticias, se comenterán delitos y habrá zonas inseguras, pero la guardia actua y no se cruza de brazos cuando tiene la posibilidad de hacer algo.
Dicho eso me alejé en busca de mi caballo, era momento de actuar.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Cuando Alanna me estrecho la mano, Niniel me dijo donde andaban mis cosas, por lo cual fui a recogerlas mientras ellas iban a por lo que parecía ser hablar con el lider de aquel lugar, cuando llegue, estaban en plena discusión o debate si ir detrás o no ir y parecía que Niniel ira si o si por lo que decía.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen.
Decia aquel tio que me caia mal cada vez que habria la boca, encima decia no se preocupaba de que dos de los suyos fueron golpeados por ladrones, ahi estaba el honor y orgullo de los elfos, pero no todos eran tan necios por lo que parecia.
-Yo iré con ella, ya que la guardia elfica está demasiado ocupada para tratar un caso de asesinato, de robo y de agresión, estas dos últimas contra vuestras gentes, la guardia de lunargenta tomará cartas en el asunto, al fin y al cabo, por lo que decís, los maleantes eran humanos, recogeré a mi yegua y partiremos de inmediato, he hecho que el carromato dejase un rastro, por lo que será fácil localizarlo ,podréis decir lo que queráis de nuestra ciudad, pero al menos, nosotros no nos quedamos quietos ante las injusticias, se cometerán delitos y habrá zonas inseguras, pero la guardia actuá y no se cruza de brazos cuando tiene la posibilidad de hacer algo-
Dijo Alanna con tono firme, asta daban ganas de dar un grito de batalla y seguirla.-No soy nadie para decir nada, pero tanto que los elfos son mas honorables que los humanos para luego que unos humanos se rían así de ellos, seguiré a la sacerdotisa como prometí y la protegeré por vosotros- Dije con un tono que parecía decirles que un verdadero hombre debería perseguir a los que hacen daño a los que tienen estima, por lo que espere sonriendo sin haber pensado que sin querer hable como si no fuera humano.
-No vamos a ir tras ellos, el bosque humano es peligroso y este grupo lo es más. Tengo los guardias justos para defender el claro y un par de sanadoras...Comunicaremos esto al propietario de la caravana y seguramente los humanos se ocupen.
Decia aquel tio que me caia mal cada vez que habria la boca, encima decia no se preocupaba de que dos de los suyos fueron golpeados por ladrones, ahi estaba el honor y orgullo de los elfos, pero no todos eran tan necios por lo que parecia.
-Yo iré con ella, ya que la guardia elfica está demasiado ocupada para tratar un caso de asesinato, de robo y de agresión, estas dos últimas contra vuestras gentes, la guardia de lunargenta tomará cartas en el asunto, al fin y al cabo, por lo que decís, los maleantes eran humanos, recogeré a mi yegua y partiremos de inmediato, he hecho que el carromato dejase un rastro, por lo que será fácil localizarlo ,podréis decir lo que queráis de nuestra ciudad, pero al menos, nosotros no nos quedamos quietos ante las injusticias, se cometerán delitos y habrá zonas inseguras, pero la guardia actuá y no se cruza de brazos cuando tiene la posibilidad de hacer algo-
Dijo Alanna con tono firme, asta daban ganas de dar un grito de batalla y seguirla.-No soy nadie para decir nada, pero tanto que los elfos son mas honorables que los humanos para luego que unos humanos se rían así de ellos, seguiré a la sacerdotisa como prometí y la protegeré por vosotros- Dije con un tono que parecía decirles que un verdadero hombre debería perseguir a los que hacen daño a los que tienen estima, por lo que espere sonriendo sin haber pensado que sin querer hable como si no fuera humano.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Fenduil miró y asimiló en silencio las palabras de aquellos extraños que juzgaban tan duramente su decisión y aprovechaban para usarla de escusa que tapara las propias flaquezas de los suyos, insultando el honor de toda una raza de la que seguramente apenas sabían nada en el proceso. Cuando respondió lo hizo con calma y su voz era tan extrañamente dulce como siempre.
-Mis disculpas a los honorables humanos, perseguidores de "todos" los crímenes que se cometen en su gran territorio. Encantado enviaría a mi puñado de guardias a perseguir a unos criminales humanos que han asesinado a un humano y robado a otro humano. Siempre es sensato dejar un lugar de encuentro entre dos razas que desconfían la una de la otra y donde se guarda mercancía por valor de miles de monedas sin ninguna vigilancia...O mandar a un grupo reducido tras unos peligrosos criminales. Vuestra justicia debe de poder curar a los heridos y devolverle la vida a los muertos. Veo en vosotros la pasión despreocupada de la sangre joven y me trae recuerdos de cuando yo también era así, por aquel entonces yo tampoco habría entendido mi decisión de ahora...Pero de eso hace ya muchos años. No hagáis ninguna estupidez.-
Níniel comprendió la posición del líder del claro, había sabiduría en sus palabras auqnue también mucho desdén hacia los humanos. Algo le decía que, con toda seguridad y de disponer de mas guardias, sin duda los mandaría tras los atacantes aunque tuvieran que perseguirlos mas allá de donde el bosque se torna en llanuras y campos de cultivo. Alanna y Ronald estaban siendo muy duros con él, ella misma aunque fuera en su foro interno lo había sido.
-Te entiendo y entiendo que es peligroso. Tus deberes te atan a ti a tus elfos aquí o darías caza a los atacantes, pero a nosotros no nos atan tus deberes y creo que debemos intentarlo-
Fenduil le dedicó una leve inclinación de cabeza. -No puedo deteneros ya que sois libres de ir donde os plazca. Rogaré a los dioses para que os guíen y protejan. Cuidaremos de vuestros compañeros heridos en vuestra ausencia.-
Por un momento la joven temió que si que le impidiera salir del claro. El líder ya había expresado con anterioridad que su madre no le perdonaría que le pasase nada. Era un alivio que no se diera el caso y que no la hubiera obligado a quedarse allí sin hacer nada solo por mantenerla a salvo, por no arriesgarse a incurrir en la ira de una suma sacerdotisa. La elfa agradeció aquellos ruegos y las atenciones a sus compañeros.
Níniel siguió a Alanna que iba a por su montura, la suya propia estaba en uno de los establos para monturas élficas por lo que al poco tuvo que separarse de ella. Arzot había sido hecho prisionero y no habían mencionado que tuviera montura alguna por lo que salvo que quisiera ir a pie o tuviera algún otro medio de transporte tendría que prestarle una de alguno de sus compañeros de viaje heridos. Seguro que cuando se recuperase le echarían la bronca por dejar que un humano montara su caballo y dejara todo apestando a "humanidad" pero bueno.
Una vez el grupo estuvo listo partieron por el camino que la caravana había tomado, les llevaba solo un poco de tiempo de ventaja y debido a su cargamento y tamaño no podía ir muy rápido por los caminos del bosque. Si a eso le sumamos el rastro preparado por Alanna alcanzarles no debería de ser nada difícil, qué hacer una vez lo hicieran era ya un asunto bien distinto. Debían empezar a pensar en un plan o al menos a conocerse mejor si al final tenían que pelear juntos. Por ello mientras seguían el sendero Níniel pensó que sus compañeros debían de saber sobre sus habilidades.
-Debo confesar que no soy muy buena peleando, puedo disparar un arco pero no soy ninguna forestal.- Comentó en voz alta mientras su montura esquivaba con pericia e inteligencia un nudo de raíces que sobresalía de la tierra. -Soy sanadora, puedo usar mis habilidades para curar y restablecer vuestras fuerzas. Se mucho sobre plantas y animales, especialmente de este bosque, mi hogar.- Continuó. El grupo llegó hasta un lugar donde el camino se bifurcaba en dos.
El de la izquierda conducía en dirección a la espesura del bosque, allí donde los árboles cada vez serían mas frondosos y estarían mas juntos hasta el punto de que sus copas limitaban la luz que llegaba hasta el suelo sumiendo el camino en la penumbra aunque no en la oscuridad. Era el hogar de muchos tipos de animales, algunos peligrosos.
El camino de la derecha era el que llevaba cada vez mas cerca de Lunargenta, allí el bosque cada vez era menos bosque hasta llegar a los pueblos humanos, con sus campos de cultivo y sus animales domesticados, el camino cada vez era más cómodo y ancho conforme transcurría por zonas mas transitadas, donde los bandidos humanos acechaban a los incautos.
El caballo de Níniel se detuvo sin recibir ninguna orden como si supiera lo que su jinete estaba pensando. ¿Qué camino había tomado la caravana desaparecida?. La elfa miró a sus compañeros esperando que tuvieran una respuesta.
-Mis disculpas a los honorables humanos, perseguidores de "todos" los crímenes que se cometen en su gran territorio. Encantado enviaría a mi puñado de guardias a perseguir a unos criminales humanos que han asesinado a un humano y robado a otro humano. Siempre es sensato dejar un lugar de encuentro entre dos razas que desconfían la una de la otra y donde se guarda mercancía por valor de miles de monedas sin ninguna vigilancia...O mandar a un grupo reducido tras unos peligrosos criminales. Vuestra justicia debe de poder curar a los heridos y devolverle la vida a los muertos. Veo en vosotros la pasión despreocupada de la sangre joven y me trae recuerdos de cuando yo también era así, por aquel entonces yo tampoco habría entendido mi decisión de ahora...Pero de eso hace ya muchos años. No hagáis ninguna estupidez.-
Níniel comprendió la posición del líder del claro, había sabiduría en sus palabras auqnue también mucho desdén hacia los humanos. Algo le decía que, con toda seguridad y de disponer de mas guardias, sin duda los mandaría tras los atacantes aunque tuvieran que perseguirlos mas allá de donde el bosque se torna en llanuras y campos de cultivo. Alanna y Ronald estaban siendo muy duros con él, ella misma aunque fuera en su foro interno lo había sido.
-Te entiendo y entiendo que es peligroso. Tus deberes te atan a ti a tus elfos aquí o darías caza a los atacantes, pero a nosotros no nos atan tus deberes y creo que debemos intentarlo-
Fenduil le dedicó una leve inclinación de cabeza. -No puedo deteneros ya que sois libres de ir donde os plazca. Rogaré a los dioses para que os guíen y protejan. Cuidaremos de vuestros compañeros heridos en vuestra ausencia.-
Por un momento la joven temió que si que le impidiera salir del claro. El líder ya había expresado con anterioridad que su madre no le perdonaría que le pasase nada. Era un alivio que no se diera el caso y que no la hubiera obligado a quedarse allí sin hacer nada solo por mantenerla a salvo, por no arriesgarse a incurrir en la ira de una suma sacerdotisa. La elfa agradeció aquellos ruegos y las atenciones a sus compañeros.
Níniel siguió a Alanna que iba a por su montura, la suya propia estaba en uno de los establos para monturas élficas por lo que al poco tuvo que separarse de ella. Arzot había sido hecho prisionero y no habían mencionado que tuviera montura alguna por lo que salvo que quisiera ir a pie o tuviera algún otro medio de transporte tendría que prestarle una de alguno de sus compañeros de viaje heridos. Seguro que cuando se recuperase le echarían la bronca por dejar que un humano montara su caballo y dejara todo apestando a "humanidad" pero bueno.
Una vez el grupo estuvo listo partieron por el camino que la caravana había tomado, les llevaba solo un poco de tiempo de ventaja y debido a su cargamento y tamaño no podía ir muy rápido por los caminos del bosque. Si a eso le sumamos el rastro preparado por Alanna alcanzarles no debería de ser nada difícil, qué hacer una vez lo hicieran era ya un asunto bien distinto. Debían empezar a pensar en un plan o al menos a conocerse mejor si al final tenían que pelear juntos. Por ello mientras seguían el sendero Níniel pensó que sus compañeros debían de saber sobre sus habilidades.
-Debo confesar que no soy muy buena peleando, puedo disparar un arco pero no soy ninguna forestal.- Comentó en voz alta mientras su montura esquivaba con pericia e inteligencia un nudo de raíces que sobresalía de la tierra. -Soy sanadora, puedo usar mis habilidades para curar y restablecer vuestras fuerzas. Se mucho sobre plantas y animales, especialmente de este bosque, mi hogar.- Continuó. El grupo llegó hasta un lugar donde el camino se bifurcaba en dos.
El de la izquierda conducía en dirección a la espesura del bosque, allí donde los árboles cada vez serían mas frondosos y estarían mas juntos hasta el punto de que sus copas limitaban la luz que llegaba hasta el suelo sumiendo el camino en la penumbra aunque no en la oscuridad. Era el hogar de muchos tipos de animales, algunos peligrosos.
El camino de la derecha era el que llevaba cada vez mas cerca de Lunargenta, allí el bosque cada vez era menos bosque hasta llegar a los pueblos humanos, con sus campos de cultivo y sus animales domesticados, el camino cada vez era más cómodo y ancho conforme transcurría por zonas mas transitadas, donde los bandidos humanos acechaban a los incautos.
El caballo de Níniel se detuvo sin recibir ninguna orden como si supiera lo que su jinete estaba pensando. ¿Qué camino había tomado la caravana desaparecida?. La elfa miró a sus compañeros esperando que tuvieran una respuesta.
- off:
- Valep^^
Arzot, Puedes aceptar la montura elfica que Níniel te ofrece o no, o tener o escoger otro medio de transporte, como quieras. Si elijes el caballo ten en cuenta que es élfico.
Ante nosotros hay dos caminos...Debéis elegir uno, no es que el rastro lleve por uno u otro si no que podéis escoger, la caravana y sus rastro estarán por el que queráis. Poneos de acuerdo y narrad cómo os dais cuenta de cual es el bueno. Cada camino lleva a un tipo de escenario diferente con enemigos distintos^^.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
- Off rol:
- como al final no he obtenido respuesta tiro hacia el bosque, vale? n.n
No llegué a escuchar lo que dijo el guardia en respuesta, solo el murmullo de su dulce voz, que probablemente contrastaba con sus palabras. Llegué junto a juvia y comprobé que la montura estuviera anudada con fuerza, la niebla, que se había dispersado, dejaba un aroma extraño en el aire, y la oscuridad de una tormenta comenzaba a cubrir el cielo. Miré hacia arriba, deberíamos darnos prisa o sus huellas se borrarían y el agua se llevaría los objetos que había hecho caer al suelo. Subí a lomos de Juvia y la hice girar, vi llegar a la elfa y al chico, en cuanto hubieron escogido su medio de transporte, inicié una marcha rápida con mi yegua.
Salimos al camino mientras el aire empezaba a soplar con más fuerza y empezamos a avanzar siguiendo las cosas caidas, temía no poder localizarlos si empezaba a llover así que intentó avanzar con más rapidez al tiempo que pensaba como podían detenerlos, en las alforjas de Juvia llevaba algunas cosas con las que poder montar un par de trampas y, además, contabamos con el factor sorpresa, eso debía darnos alguna ventaja. Entre mis pensamientos se coló la voz de Niniel con una pequeña confesión:
-Debo confesar que no soy muy buena peleando, puedo disparar un arco pero no soy ninguna forestal. Soy sanadora, puedo usar mis habilidades para curar y restablecer vuestras fuerzas. Se mucho sobre plantas y animales, especialmente de este bosque, mi hogar.
- No te preocupes, muchas veces sois los sanadores los que salvais una misión, me parece precioso el que podais salvar una vida en lugar de arrebatarla.- le sonreí- además, seguro que tus conocimientos nos vienen bien, nunca está de más saber que plantas usar para ciertas cosas.
LLegamos a una bifurcación cuando empezó a chispear, eran apenas unas gotas, pero resultaban realmente molestas. Detuve a Juvia un momento, para ver hacia donde seguían los objetos, Juvia dió una pequeña bandada hacia atrás, y movió la cabeza, un camino iba hacia la ciudad, el otro, hacia el bosque, y los objetos seguían hacia este último. Volví a atusar al caballo con uavidad para que siguiese lo robado, no tardaríamos en adentrarnos aun más en el bosque.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Acercándome a uno de los caballos que me mostró Niniel de sus compañeros. -Lo cuidare bien, los caballos merecen respeto por su fortaleza- dije subiendo a uno de estos y mirando a la elfa para seguirla junto a Alanna la cual nos estaba esperando.
Mientras cabalgábamos parece que Niniel sabia que en combate físico no podía ayudar mucho, algo normal para una sacerdotisa o monja. -Debo confesar que no soy muy buena peleando, puedo disparar un arco pero no soy ninguna forestal. Soy sanadora, puedo usar mis habilidades para curar y restablecer vuestras fuerzas. Se mucho sobre plantas y animales, especialmente de este bosque, mi hogar-Dijo la elfa sin parar de cabalgar ni un momento.
- No te preocupes, muchas veces sois los sanadores los que salváis una misión, me parece precioso el que podáis salvar una vida en lugar de arrebatarla, además, seguro que tus conocimientos nos vienen bien, nunca está de más saber que plantas usar para ciertas cosas- Le contesto para hacerle ver que sus habilidades podrían ser de bastante ayuda en un futuro.
Al parecer, el camino se dividió, uno llevaba fuera del bosque y el otro se internaba mas en el, pero Alanna sabia el camino, algún que otro objeto se podía ver por el camino al bosque, por lo que no cabía duda, los ladrones estaban por ahí, así que din perder tiempo seguí a alanna y niniel quedándome en la retaguardia.
Mientras cabalgábamos parece que Niniel sabia que en combate físico no podía ayudar mucho, algo normal para una sacerdotisa o monja. -Debo confesar que no soy muy buena peleando, puedo disparar un arco pero no soy ninguna forestal. Soy sanadora, puedo usar mis habilidades para curar y restablecer vuestras fuerzas. Se mucho sobre plantas y animales, especialmente de este bosque, mi hogar-Dijo la elfa sin parar de cabalgar ni un momento.
- No te preocupes, muchas veces sois los sanadores los que salváis una misión, me parece precioso el que podáis salvar una vida en lugar de arrebatarla, además, seguro que tus conocimientos nos vienen bien, nunca está de más saber que plantas usar para ciertas cosas- Le contesto para hacerle ver que sus habilidades podrían ser de bastante ayuda en un futuro.
Al parecer, el camino se dividió, uno llevaba fuera del bosque y el otro se internaba mas en el, pero Alanna sabia el camino, algún que otro objeto se podía ver por el camino al bosque, por lo que no cabía duda, los ladrones estaban por ahí, así que din perder tiempo seguí a alanna y niniel quedándome en la retaguardia.
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
El cielo se había nublado rápidamente y comenzaban a caer unas gotas de agua en forma de ligera lluvia. Mientras sus compañeros buscaban pistas y evidencias que les indicaran por qué camino debían continuar, Níniel, que prefería dejarles el asunto de seguir rastros a los profesionales, contempló el cielo y se centró en sentir el viento en su piel, buscando saber si aquellas nubes iban a disiparse pronto o si por el contrario iba a ser una tarde de grandes lluvias. La humana hacia bien en buscarque el grupo cuya marcha encabezaba fuese a buen ritmo, iba a ser una noche de fuertes lluvias y tormenta.
A la elfa le encantaban las tormentas, la relajaban y muchas veces se quedaba absorta mirando por la ventana como los rayos iluminaban el cielo seguidos del potente retumbar del trueno...Pero a la intemperie y durante la persecución de unos villanos como era el caso solo sería un problema añadido bastante serio.
Los demás no tardaron en saber que el camino que debían tomar era aquel que los llevaba a adentrarse en el bosque. Pudieron dar con algunos de los objetos que Alanna había preparado especialmente para que dejaran un rastro fácil de seguir y pronto pudieron retomar la marcha sin perder mas valioso tiempo. Era un alivio en cierta medida para Níniel, para ella sería mas fácil moverse por allí que a la vista de los orejas redondas de los pueblos, aunque aquella ruta no estaba ni mucho menos exenta de peligros.
La yegua de Alanna enseguida comenzó a tener problemas para mantener un paso ligero por un camino cada vez mas lleno de plantas, piedras y raíces. La espesura de las copas de los árboles sumada a un cielo cada vez mas encapotado hacían que la visibilidad fuera reducida por la falta de luz, convirtiendo el suelo del bosque en una trampa para los no acostumbrados a vagar por el. Níniel se ofreció a encabezar la marcha para que la humana y su montura pudieran tener una mejor idea de por donde moverse sin riesgo, lo que menos necesitaban en ese momento es un caballo con una torcedura en una pata.
-Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño- Añadió como explicación por su comentario. A la elfa le gustaba mucho leer sobre lo que había mas allá del bosque.
Cuanto mas avanzaban mas se complicaba el terreno aunque aquello tenía un lado positivo, si ellos tenían que ir con cuidado y reduciendo el paso...La caravana apenas podría avanzar y seguramente pronto la alcanzarían. Lo más probable era que se la encontrarían atrapada en algún nodo de raíces, aquellos humanos ladrones habían cometido un gran error tomando ese camino. Casi resultaba hasta extraño que después de atacar el claro de una manera tan preparada y profesional hubiesen tomado tan mala decisión.
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
Ya había empezado a llover con algo mas de intensidad cuando se encontraron con la caravana. Estaba abandonada en mitad del camino con una de sus grandes ruedas de madera totalmente rota. A causa de ello estaba inclinada hacia la derecha y parte del cargamento había acabado en el suelo, desparramado. Eran mercancías de valor y las habían dejado allí tiradas sin mas, no había señal de los asaltantes.
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-La elfa retiró la tela que cubría la mercancía, estaba toda allí salvo lo que se había ido cayendo al suelo. Miró a Alanna esperando que ella como guardia de la ciudad de los humanos tuviera una respuesta. Ahora que habían dado con la caravana y no había señal de los bandidos ya no tenían un rastro de miguitas de pan que seguir para darles caza. Tampoco parecía que hubiera nada allí que les fuera a ayudar a proseguir.
Pasados unos minutos, unos metros mas adelante, a la derecha en el bosque, una gran bandada de pájaros alzó el vuelo en masa graznando como si algo les hubiera espantado. La elfa se tensó pues sabía que aquello era una señal de advertencia del propio bosque y no se equivocaba. -Esto no me gusta...- El silbido de varias flechas precedió a su impacto sin dejar casi tiempo para dar la señal de peligro. Níniel buscó cobertura tras el carro sintiendo que no era la primera vez que vivía esa experiencia en lo que llevaba de día. Tras los flechazos se hizo un silencio solo roto por los sonidos de aviso que los animales se daban entre si en la espesura. Entonces, de repente, tres hombres con coraza de cuero negra, con el rostro tapado por capuchas también negras, portando rodelas de madera y espadas largas de metal, salieron de entre los árboles a la izquierda del camino cargando a la par que gritaban con ferocidad. Desde luego no parecían tener mucha intención de entregarse. En el pecho de los atacantes se veía un símbolo rojo bordado sobre el cuero. el símbolo de un puño alzado.
A la elfa le encantaban las tormentas, la relajaban y muchas veces se quedaba absorta mirando por la ventana como los rayos iluminaban el cielo seguidos del potente retumbar del trueno...Pero a la intemperie y durante la persecución de unos villanos como era el caso solo sería un problema añadido bastante serio.
Los demás no tardaron en saber que el camino que debían tomar era aquel que los llevaba a adentrarse en el bosque. Pudieron dar con algunos de los objetos que Alanna había preparado especialmente para que dejaran un rastro fácil de seguir y pronto pudieron retomar la marcha sin perder mas valioso tiempo. Era un alivio en cierta medida para Níniel, para ella sería mas fácil moverse por allí que a la vista de los orejas redondas de los pueblos, aunque aquella ruta no estaba ni mucho menos exenta de peligros.
La yegua de Alanna enseguida comenzó a tener problemas para mantener un paso ligero por un camino cada vez mas lleno de plantas, piedras y raíces. La espesura de las copas de los árboles sumada a un cielo cada vez mas encapotado hacían que la visibilidad fuera reducida por la falta de luz, convirtiendo el suelo del bosque en una trampa para los no acostumbrados a vagar por el. Níniel se ofreció a encabezar la marcha para que la humana y su montura pudieran tener una mejor idea de por donde moverse sin riesgo, lo que menos necesitaban en ese momento es un caballo con una torcedura en una pata.
-Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño- Añadió como explicación por su comentario. A la elfa le gustaba mucho leer sobre lo que había mas allá del bosque.
Cuanto mas avanzaban mas se complicaba el terreno aunque aquello tenía un lado positivo, si ellos tenían que ir con cuidado y reduciendo el paso...La caravana apenas podría avanzar y seguramente pronto la alcanzarían. Lo más probable era que se la encontrarían atrapada en algún nodo de raíces, aquellos humanos ladrones habían cometido un gran error tomando ese camino. Casi resultaba hasta extraño que después de atacar el claro de una manera tan preparada y profesional hubiesen tomado tan mala decisión.
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
Ya había empezado a llover con algo mas de intensidad cuando se encontraron con la caravana. Estaba abandonada en mitad del camino con una de sus grandes ruedas de madera totalmente rota. A causa de ello estaba inclinada hacia la derecha y parte del cargamento había acabado en el suelo, desparramado. Eran mercancías de valor y las habían dejado allí tiradas sin mas, no había señal de los asaltantes.
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-La elfa retiró la tela que cubría la mercancía, estaba toda allí salvo lo que se había ido cayendo al suelo. Miró a Alanna esperando que ella como guardia de la ciudad de los humanos tuviera una respuesta. Ahora que habían dado con la caravana y no había señal de los bandidos ya no tenían un rastro de miguitas de pan que seguir para darles caza. Tampoco parecía que hubiera nada allí que les fuera a ayudar a proseguir.
Pasados unos minutos, unos metros mas adelante, a la derecha en el bosque, una gran bandada de pájaros alzó el vuelo en masa graznando como si algo les hubiera espantado. La elfa se tensó pues sabía que aquello era una señal de advertencia del propio bosque y no se equivocaba. -Esto no me gusta...- El silbido de varias flechas precedió a su impacto sin dejar casi tiempo para dar la señal de peligro. Níniel buscó cobertura tras el carro sintiendo que no era la primera vez que vivía esa experiencia en lo que llevaba de día. Tras los flechazos se hizo un silencio solo roto por los sonidos de aviso que los animales se daban entre si en la espesura. Entonces, de repente, tres hombres con coraza de cuero negra, con el rostro tapado por capuchas también negras, portando rodelas de madera y espadas largas de metal, salieron de entre los árboles a la izquierda del camino cargando a la par que gritaban con ferocidad. Desde luego no parecían tener mucha intención de entregarse. En el pecho de los atacantes se veía un símbolo rojo bordado sobre el cuero. el símbolo de un puño alzado.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
El camino que cogimos era dificilmente transitable, y Juvia comenzaba a sentirlo en sus patas. El cielo se enegrecía más y más a cada paso. Debería dejar a la Yegua atras hasta mi vuelta, estaría más segura, pero no podía detener la marcha, cuando Juvia dió un pequeño tropezón escuché la voz de Niniel, preocupada:
-Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño.
- Gracias por avisarme, tendré mucho cuidado, no quiero que le pase nada a esta pequeña- le sonreí en respuesta.- Y no es tan extraño como parece, es... es como una gran casa, donde la gente vive, trabaja, va y viene, los soberanos, son los padres, y la guardia, los hermanos mayores que cuidamos de todos.- intenté explicar.
Pronto me quedé en silencio, era extraño, nosotros no podíamos avanzar a penas, por muy bien que se les diera moverse por el bosque, con el carromato, los caballos y la carga, debía de serles imposible avanzar, y la lluvia, que nos retrasaba a nosotros, más aun les retrasaría a ellos. Sus palabras sonaron entonces en voz de la elfa:
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
- No lo se, pero algo me da mala espina, deberemos tener cuidado.- comenté quedandome rezagada, no era buena idea que fuese la última, si encontrabamos algo raro sería la que más lo notase, pero no podía forzar a juvia.
Seguimos avanzando con la llovizna y algo más alejada, se encontraba la caravana, Niniel, que encabezaba el camino, siguió adelante, Juvia intentaba ir al paso de forma costosa, lo que me retraso varios minutos del resto del grupo, a lo lejos, vi como Niniel desmontaba de su caballo y se acercaba a levantar la lona diciendo:
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-
No, pensé, no dejarían tirada la caravana con todas las cosas dentro, es una trampa.
- ¡Para Niniel, volved atrás, es una trampa!- Dije atusando a mi yegua, intentando detener a la chica.
Mis palabras habían llegado tarde, una rafaga de flechas salió desde los árboles, la elfa se escondió tras el carromato y yo retrocedí con juvia, desmonté con rapidez cuando estuve lejos del alcance de las flechas y, en cuanto las saetas cesaron su vuelo, salí con la espada en la mano a tiempo de ver caer a tres hombre, con armadura oscura, desde los árboles, en sus corazas llevaban una señal, un puño rojo alzado. No sabía de donde me sonaba esa marca, pero sabía que había oido hablar de ella
Me adelanté un poco para llegar más cerca de la elfa y pregunté:
- ¿Quienes sois? ¿y para que queréis esos objetos? si solo queríais robarlos, no necesitabais matar a nadie, ¿o es que acaso solo queríais provocar problemas con los elfos?
Posiblemente no quisieran hablar, pero era mejor intentarlo, si no respondían así... lo harían a golpes.
-Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño.
- Gracias por avisarme, tendré mucho cuidado, no quiero que le pase nada a esta pequeña- le sonreí en respuesta.- Y no es tan extraño como parece, es... es como una gran casa, donde la gente vive, trabaja, va y viene, los soberanos, son los padres, y la guardia, los hermanos mayores que cuidamos de todos.- intenté explicar.
Pronto me quedé en silencio, era extraño, nosotros no podíamos avanzar a penas, por muy bien que se les diera moverse por el bosque, con el carromato, los caballos y la carga, debía de serles imposible avanzar, y la lluvia, que nos retrasaba a nosotros, más aun les retrasaría a ellos. Sus palabras sonaron entonces en voz de la elfa:
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
- No lo se, pero algo me da mala espina, deberemos tener cuidado.- comenté quedandome rezagada, no era buena idea que fuese la última, si encontrabamos algo raro sería la que más lo notase, pero no podía forzar a juvia.
Seguimos avanzando con la llovizna y algo más alejada, se encontraba la caravana, Niniel, que encabezaba el camino, siguió adelante, Juvia intentaba ir al paso de forma costosa, lo que me retraso varios minutos del resto del grupo, a lo lejos, vi como Niniel desmontaba de su caballo y se acercaba a levantar la lona diciendo:
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-
No, pensé, no dejarían tirada la caravana con todas las cosas dentro, es una trampa.
- ¡Para Niniel, volved atrás, es una trampa!- Dije atusando a mi yegua, intentando detener a la chica.
Mis palabras habían llegado tarde, una rafaga de flechas salió desde los árboles, la elfa se escondió tras el carromato y yo retrocedí con juvia, desmonté con rapidez cuando estuve lejos del alcance de las flechas y, en cuanto las saetas cesaron su vuelo, salí con la espada en la mano a tiempo de ver caer a tres hombre, con armadura oscura, desde los árboles, en sus corazas llevaban una señal, un puño rojo alzado. No sabía de donde me sonaba esa marca, pero sabía que había oido hablar de ella
Me adelanté un poco para llegar más cerca de la elfa y pregunté:
- ¿Quienes sois? ¿y para que queréis esos objetos? si solo queríais robarlos, no necesitabais matar a nadie, ¿o es que acaso solo queríais provocar problemas con los elfos?
Posiblemente no quisieran hablar, pero era mejor intentarlo, si no respondían así... lo harían a golpes.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1129
Nivel de PJ : : 6
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Me encargaba de vigilar la retaguardia, para que nada ni nadie llegara por sorpresa por detrás, el olor del aire cambiaba, venia lluvia, la cual aria de mi olfato, algo inútil, ya que no podría oler a larga distancia.
.Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño-
- Gracias por avisarme, tendré mucho cuidado, no quiero que le pase nada a esta pequeña y no es tan extraño como parece, es... es como una gran casa, donde la gente vive, trabaja, va y viene, los soberanos, son los padres, y la guardia, los hermanos mayores que cuidamos de todos.-
-Yo nunca pise Lunargenta, nose como es- dije sin mas mirando a todos lados como si algo me inquietara.
El camino era denso y peligroso, ¿como pudo un carro pasar por aquí tan rápidamente?, era algo que no sabría, pero aun, algo le decía que no andaba bien, que algo pasaba a su alrededor y el no lo sabia.
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
-No lo se, pero algo me da mala espina, deberemos tener cuidado.-
Dijo Alanna, mientras se rezagaba un poco, su caballo no era como los elficos, no estaban acostumbrados a tanto bosque, era normal, pero aun así no le gustaba que fuera mas detrás, no quería dejar sin ver a ninguna de las dos.
Llegamos mas tarde a un punto en el cual las marcas en el suelo de las ruedas eran mas bruscas, dejando así como un rastro, Alanna se quedo atrás, y Niniel se adelanto, por lo que seguí a la elfa ya que ella no podría defenderse sola. Poco rato después, divisamos el carromato, y Niniel fue a observar, yo me baje también para ver que pasaba.
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-
¡Para Niniel, volved atrás, es una trampa!-
Grito Alanna, pero de golpe, varias flechas fueron lanzadas y Niniel corriendo se puso detrás del carromato para protegerse, yo no iba a ser menos, y menos en una lluvia de flechas.
-Humanos sin cabeza- Murmure entre dientes algo enfadado y preocupado por Alanna que estaba mas atrás, cuando salieron varias personas encapuchadas con escudo y espada, eran algo simples, pero todos llevaban un símbolo en sus ropas de un puño, algo que nunca había visto, ¿Quienes eran?
.Con cuidado, estas no son las calles empedradas de Lunargenta. Me han hablado de ellas y de la ciudad, parece un lugar...Extraño-
- Gracias por avisarme, tendré mucho cuidado, no quiero que le pase nada a esta pequeña y no es tan extraño como parece, es... es como una gran casa, donde la gente vive, trabaja, va y viene, los soberanos, son los padres, y la guardia, los hermanos mayores que cuidamos de todos.-
-Yo nunca pise Lunargenta, nose como es- dije sin mas mirando a todos lados como si algo me inquietara.
El camino era denso y peligroso, ¿como pudo un carro pasar por aquí tan rápidamente?, era algo que no sabría, pero aun, algo le decía que no andaba bien, que algo pasaba a su alrededor y el no lo sabia.
-¿Por qué vendrían por aquí?. Es imposible que hayan ido mucho mas lejos tirando de ese carromato tan grande-
-No lo se, pero algo me da mala espina, deberemos tener cuidado.-
Dijo Alanna, mientras se rezagaba un poco, su caballo no era como los elficos, no estaban acostumbrados a tanto bosque, era normal, pero aun así no le gustaba que fuera mas detrás, no quería dejar sin ver a ninguna de las dos.
Llegamos mas tarde a un punto en el cual las marcas en el suelo de las ruedas eran mas bruscas, dejando así como un rastro, Alanna se quedo atrás, y Niniel se adelanto, por lo que seguí a la elfa ya que ella no podría defenderse sola. Poco rato después, divisamos el carromato, y Niniel fue a observar, yo me baje también para ver que pasaba.
-No entiendo a los humanos...Tantas molestias para terminar dejándola aquí abandonada...-
¡Para Niniel, volved atrás, es una trampa!-
Grito Alanna, pero de golpe, varias flechas fueron lanzadas y Niniel corriendo se puso detrás del carromato para protegerse, yo no iba a ser menos, y menos en una lluvia de flechas.
-Humanos sin cabeza- Murmure entre dientes algo enfadado y preocupado por Alanna que estaba mas atrás, cuando salieron varias personas encapuchadas con escudo y espada, eran algo simples, pero todos llevaban un símbolo en sus ropas de un puño, algo que nunca había visto, ¿Quienes eran?
Arzot
Experto
Experto
Cantidad de envíos : : 50
Nivel de PJ : : 0
Re: La caravana perdida [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Los atacantes no hicieron caso de los intentos de parlamento de la guardia de Lunargenta que esgrimía una espada contra ellos pero parecía mas dispuesta a usar la lengua que el filo de metal, aquellos sujetos no iban a darles ninguna conversación trascendente mas allá del idioma de las armas. Dado que nadie se les opuso cruzaron al estrecho camino y allí se separaron en dos grupos. Dos de ellos se dirigieron hacia la caravana en dirección a los dos que se habían ocultado de las flechas tras ella, mientras que el tercer hombre se lanzó contra Alanna con la espada en alto mientras gritaba ferozmente, iniciando el combate con ella con un fuerte golpe descendente. El equipo de aquellos hombres era ligero, por lo que era de esperar que su estilo de combate fuese rápido y agresivo.
En el carromato los dos atacantes rodearon el carro y se dispusieron a atacar a Níniel y a Ronald por ambos lados. La elfa, armada solo con su bastón y su magia, que no era de combate, era la que peor lo tenía, pero no hacía falta ser ningún genio de la estrategia para darse cuenta de que si no plantaba cara sería Ronald el que estaría en serios problemas al enfrentarse a un enemigo de cara y otro a su espalda. El enemigo que encaraba al joven se acercó a una distancia prudencial y realizó varios giros a su arma a modo de demostración de habilidad. Su arma no tenía tanto alcance como la de su oponente pero eso no evitó que comenzaran a fintar ataques buscando un hueco por donde atacar, se movía rápido y gracias a su escudo parecía confiado en poder evitar la lanza del chico.
Níniel esgrimió su bastón como si de un arma se tratara pero aquello no disuadió a su rival de seguir acercándose aunque con algo mas de precaución pues algunas partes del bastón de la joven eran claramente peligrosas y no tenía modo de saber sobre la habilidad de la elfa manejándolo. Por desgracia bastaron un par de bastonazos no demasiado impresionantes para que abandonara el recelo. Níniel tuvo ganas de gritar pidiendo ayuda pero antes de dejarse llevar por el miedo se le ocurrió una idea absurda que quizá pudiese funcionar. Aquel hombre se había mostrado cauto al no saber cuál era su habilidad usando el bastón como arma...Tampoco sabría si su magia era un peligro o no.
Comenzó a concentrar su magia en la mano izquierda y esta comenzó a emitir una luz que fue ganando en intensidad conforme mas la concentraba la elfa. Con todo el aplomo de la que era capaz y sabiendo que de su puesta en escena dependía su vida, la joven apuntó con la palma de la mano hacia su atacante como si fuese a usar algún hechizo ofensivo. Funcionó de maravilla.
El atacante comenzó a retroceder con evidente miedo, resbaló a causa de la tierra húmeda por la lluvia y cayó de espaldas brévemente desprotegido, dándole a Níniel la oportunidad que necesitaba. La peliblanca cesó la pantomima del falso hechizo y golpeó tan fuerte como pudo al hombre en la cabeza haciéndole perder el sentido y causándole una herida sangrante por la que inmediatamente se sintió culpable, por mucho que se lo mereciera.
-Ir abelas*... - Musitó antes de volverse para ver si podía ayudar a sus compañeros, aunque sin duda eran mucho mejores luchando que ella y no tendrían que usar tontos trucos para ganar. Claro que el truco había sido tonto, pero mas tonto el que había caído en el con tanta facilidad.
En ese momento Níniel comenzó de nuevo a notar aquella sensación extraña que había sentido cuando, en el claro, la niebla mágica comenzó a cubrir todo el lugar justo antes del ataque.
-Esto no va a ser tan fácil- Avisó a los demás.
Como temía una espesa bruma comenzó a reptar desde los árboles y a avanzar hacia ellos dispuesta a cubrirlo todo. Ninguno de aquellos tres era la fuente eso estaba claro, aún debía de quedar otro enemigo en la espesura, uno más peligroso. Cuando la niebla les rodeó impidiéndoles ver a unos pasos de donde estaban, una sensación de frió comenzó a apoderarse de los tres. Los sonidos de la naturaleza, ya inquietantes para los profanos, se distorsionaban hasta parecer algo sacado de una historia de terror. Cuando una voz habló, casi arrastrando las palabras, parecía que llegaba desde todas partes como si estuvieran rodeados.
-Así que era cierto que nos seguían...Muy valiente. Seríais unas buenas esclavas... Y tú pareces fuerte. Pero el maestro no me ha pedido esclavos, solo la pieza...-
Se escuchó reverberar un sonido como el del crujir del hielo al partirse y de entre la bruma surgió un haz de energía azulada que Níniel apenas pudo esquivar y que impactó sobre el carro, congelando la mitad delantera del mismo al instante, cubriéndolo de hielo. Cada vez hacía mas y mas frío. La voz comenzó a reír como si aquello le resultara muy divertido pero no se podía ver al atacante, ni siquiera su figura entre la bruma.
En el carromato los dos atacantes rodearon el carro y se dispusieron a atacar a Níniel y a Ronald por ambos lados. La elfa, armada solo con su bastón y su magia, que no era de combate, era la que peor lo tenía, pero no hacía falta ser ningún genio de la estrategia para darse cuenta de que si no plantaba cara sería Ronald el que estaría en serios problemas al enfrentarse a un enemigo de cara y otro a su espalda. El enemigo que encaraba al joven se acercó a una distancia prudencial y realizó varios giros a su arma a modo de demostración de habilidad. Su arma no tenía tanto alcance como la de su oponente pero eso no evitó que comenzaran a fintar ataques buscando un hueco por donde atacar, se movía rápido y gracias a su escudo parecía confiado en poder evitar la lanza del chico.
Níniel esgrimió su bastón como si de un arma se tratara pero aquello no disuadió a su rival de seguir acercándose aunque con algo mas de precaución pues algunas partes del bastón de la joven eran claramente peligrosas y no tenía modo de saber sobre la habilidad de la elfa manejándolo. Por desgracia bastaron un par de bastonazos no demasiado impresionantes para que abandonara el recelo. Níniel tuvo ganas de gritar pidiendo ayuda pero antes de dejarse llevar por el miedo se le ocurrió una idea absurda que quizá pudiese funcionar. Aquel hombre se había mostrado cauto al no saber cuál era su habilidad usando el bastón como arma...Tampoco sabría si su magia era un peligro o no.
Comenzó a concentrar su magia en la mano izquierda y esta comenzó a emitir una luz que fue ganando en intensidad conforme mas la concentraba la elfa. Con todo el aplomo de la que era capaz y sabiendo que de su puesta en escena dependía su vida, la joven apuntó con la palma de la mano hacia su atacante como si fuese a usar algún hechizo ofensivo. Funcionó de maravilla.
El atacante comenzó a retroceder con evidente miedo, resbaló a causa de la tierra húmeda por la lluvia y cayó de espaldas brévemente desprotegido, dándole a Níniel la oportunidad que necesitaba. La peliblanca cesó la pantomima del falso hechizo y golpeó tan fuerte como pudo al hombre en la cabeza haciéndole perder el sentido y causándole una herida sangrante por la que inmediatamente se sintió culpable, por mucho que se lo mereciera.
-Ir abelas*... - Musitó antes de volverse para ver si podía ayudar a sus compañeros, aunque sin duda eran mucho mejores luchando que ella y no tendrían que usar tontos trucos para ganar. Claro que el truco había sido tonto, pero mas tonto el que había caído en el con tanta facilidad.
En ese momento Níniel comenzó de nuevo a notar aquella sensación extraña que había sentido cuando, en el claro, la niebla mágica comenzó a cubrir todo el lugar justo antes del ataque.
-Esto no va a ser tan fácil- Avisó a los demás.
Como temía una espesa bruma comenzó a reptar desde los árboles y a avanzar hacia ellos dispuesta a cubrirlo todo. Ninguno de aquellos tres era la fuente eso estaba claro, aún debía de quedar otro enemigo en la espesura, uno más peligroso. Cuando la niebla les rodeó impidiéndoles ver a unos pasos de donde estaban, una sensación de frió comenzó a apoderarse de los tres. Los sonidos de la naturaleza, ya inquietantes para los profanos, se distorsionaban hasta parecer algo sacado de una historia de terror. Cuando una voz habló, casi arrastrando las palabras, parecía que llegaba desde todas partes como si estuvieran rodeados.
-Así que era cierto que nos seguían...Muy valiente. Seríais unas buenas esclavas... Y tú pareces fuerte. Pero el maestro no me ha pedido esclavos, solo la pieza...-
Se escuchó reverberar un sonido como el del crujir del hielo al partirse y de entre la bruma surgió un haz de energía azulada que Níniel apenas pudo esquivar y que impactó sobre el carro, congelando la mitad delantera del mismo al instante, cubriéndolo de hielo. Cada vez hacía mas y mas frío. La voz comenzó a reír como si aquello le resultara muy divertido pero no se podía ver al atacante, ni siquiera su figura entre la bruma.
- off:
- Bien^^ Podéis libraros de vuestro primer atacante como queráis pero siendo lógicos y sensatos. También podéis actuar contra el enemigo final aunque contra este seré yo quién decida si algo acierta o falla, funciona o no.
Tened en cuenta el frío y la climatología. Suerte^^
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1149
Nivel de PJ : : 10
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Sin rumbo en la vida pero no perdida, ¿O sí...? [Libre] [Interpretativo] [4/4] [Cerrado]
» Recuerdos de una mente perdida 2 [Libre, interpretativo]
» Yo no fui [Libre][Interpretativo][CERRADO]
» Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
» El contrato [interpretativo] [Libre][CERRADO]
» Recuerdos de una mente perdida 2 [Libre, interpretativo]
» Yo no fui [Libre][Interpretativo][CERRADO]
» Una vez más en la ciudad [Interpretativo - Libre][Cerrado]
» El contrato [interpretativo] [Libre][CERRADO]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 9:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 18:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 14:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 11:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 0:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar 19 Nov - 17:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar 19 Nov - 17:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun 18 Nov - 7:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Dom 17 Nov - 23:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb 16 Nov - 16:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér 13 Nov - 15:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Lun 11 Nov - 23:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom 10 Nov - 8:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie 8 Nov - 13:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Jue 7 Nov - 20:19 por Tyr