El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
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Re: El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
La destrucción era considerable. Casi todos los pilares habían colapsado, el suelo enteramente estaba molido y deforme, mientras que la nieve hacía su mayor esfuerzo por cubrirlo todo. Veía figuras moverse pesadamente, tratando de salir del hielo, intentando retirar una piedra que tuvieran encima, haciendo un esfuerzo por reincorporarse. Los soldados que podían ayudaban a sus compañeros en una noble acción de solidaridad. Era una visión trágica, pero a la vez ejemplar. A Athos le hubiese gustado estar con ellos, apoyar a que se levantaran, pero sería muy complicado en su situación actual...
Su espalda. Dolía. Más específicamente, su escápula. Probablemente una lesión originada por el impacto. Se había esforzado por no dañarse, por aterrizar sobre su enemigo, al parecer no fue el mejor intento que pudo hacer. No podía calcular el tipo de lesión, sólo podía sentir que el dolor iba en aumento. Cada vez que trataba de mover de alguna forma su brazo, antebrazo o mano, un intenso dolor se propagaba por sus huesos. "Oops". Qué más decir. Había sido herido en combate y no exactamente por el enemigo.
Decidió volver al suelo, sentarse un poco en la nieve podría ayudar un poco. Serviría también para echar un vistazo a sus contrincantes. Estaban inconscientes, o al menos eso aparentaban. También podían estar muertos, difícil decirlo. "No puedo revisar su pulso". Eso significaría moverse demasiado, prefería estar quieto, por su propio bien. "Creo que he terminado aquí". Ya se sentía más como un estorbo que como ayuda. Malísimo el cálculo que había hecho—. Lo siento. —Bajó la mirada, disculpándose con sus rivales, con sus aliados, consigo mismo, incluso con la estructura que había dañado.
—Estuvo fuerte la caída, ¿no?
—Eso dolió mucho, ¿sí?
Dos individuos se aproximaron a Athos, con gran rapidez en sus movimientos y en su habla. Se veían muy jóvenes y llenos de energía. Los pocos rasgos que no cubrían sus armaduras delataban su naturaleza élfica. Aunque no daban ese aire estoico que la mayoría de elfos emanaba, al contrario, su ímpetu se contagiaba a pesar de estar en medio de un combate. "Técnicamente ya acabó". No. Él sabía que no. Esto sólo era una fase. Había más por venir, mucho más.
—No te preocupes más.
—Nosotros te ayudaremos.
—Eres un miembro importante.
—Muy poderoso para perder.
Eran muy similares. ¿Serían hermanos? No tenía que verlos para sentir esa similitud, con sólo escucharlos podía... sentirlos.
—Ayuden a los demás. —Musitó adolorido el dragón, tratando de señalar al último par de soldados que vio. Lo que le hacía preguntarse, ¿qué pasó con Taki y el Capitán?
—Todo un altruista, ¿no?
—Si te ayudamos, ayudamos a todos, ¿sí?
Ahí estaba de nuevo. Esa combinación de 'no' y 'sí'. Qué curioso y a la vez rejuvenecedor—. Gracias, chicos... —Dijo al mismo tiempo que sintió la magia del dúo restaurador en su espalda. ¿Tan obvia era su herida? Ni siquiera había dicho lo que le pasaba y ya estaban curándole. Era bueno tenerlos del mismo bando.
Primero el dolor fue desapareciendo paulatinamente y poco a poco fue recuperando la confianza en mover su extremidad. Ese par era muy talentoso—. Gracias... Hmm... —Ya lo sabía, pero recién cayó en cuenta que no conocía sus nombres.
—Manvèru.
—Inwë.
Sonrió agradecido, viéndolos algo agitados, probablemente cansados por el esfuerzo que acaban de hacer. Extraño como el uso de la magia puede agotar el cuerpo físicamente—. Gracias. Perdón por...
—Shh-shh-shh.
—Es tonto que te disculpes.
Aquello hizo sonreír a Komar. Algo similar diría su hermana.
Antes de que pudiera sumergirse en esa memoria o que pudiera ver con mayor detenimiento su alrededor, notó el constante y progresivo estruendo de... "El enemigo". Como ya estaba esperando, refuerzos habían llegado, y al juzgar por el estruendo, eran numerosos. Era preocupante. ¿Cómo enfrentar a un número tan basto con un puñado de hombres desorganizados? Al menos ese par de elfos habían hecho un excelente trabajo en regresar a Athos al combate, tal vez si volvía a transformarse sería capaz de equilibrar las cosas.
Desde el oscuro pasillo, las fuerzas enemigas se aproximaban al centro, imponiendo su presencia con su basto número y extrema disciplina. Soldados entrenados y con experiencia, mentes sanguinarias, corazones opacados. O, quizá, sólo hombres asustados siguiendo órdenes. Como sea, eran muy atemorizantes. Mientras tanto, los compañeros de Athos estaban aún recuperándose del último choque o muy dolidos para entablar una buena batalla. Habían jugado mal sus cartas y ahora morirían. "Debe haber algo que pueda hacer". Presionó sus puños, se puso de pie y miro directamente al adversario, no con temor, sino con decisión.
—Te tomaste muy en serio lo que te dijimos, ¿no?
—No puedes solo contra todos, ¿sí?
—No... —Musitó suspirando—. Pero sí. —Exclamó en voz baja.
Debía hacerlo, de alguna manera debía superar tal obstáculo infernal, de otra forma todos sus compañeros serían diezmados por su culpa. Él había provocado tal desastre, él hallaría la forma de salvarlos. Aún siendo el último guerrero en la línea de asalto, seguiría aferrándose a la esperanza.
Comenzó a encaminarse hacia las fuerzas contrarias, esperando tener que responder a los ataques de las lanzas y las flechas. No fue así. Se quedaron inmóviles, dando sólo paso a un formidable caballero de armadura envuelta en tinieblas, blandiendo una espada diabólica. ¿Sería acaso el comandante de ese ejército, o definitivamente sería el líder de la fortaleza?
—Acepto el duelo. —Habló con decisión, inflando su pecho, preparándose para la riña que se avecinaba. Era la oportunidad perfecta para tratar de conseguir al menos un pequeño acuerdo, una forma de lidiar con tal caos—. La victoria de este encuentro se traducirá en la victoria del respectivo ejército.
—Pon las condiciones que más te plazcan. Abandonarás antes de morir, muchacho.
—Un verdadero guerrero no huye del combate. Un verdadero guerrero lo busca y encara sin miedo. A diferencia de vosotros, los tiranos, que usan a sus aliados como cebo. —¿Suficientemente claro? Tal vez ese sujeto no era el jefe, pero sin duda guardaba algún título importante dentro del clan, y de ser así, ¿por qué se había ocultado? Desde un principio debió haber salido a enfrentar a sus huéspedes.
—Siéntete honrado, pues yo, Agard, será quien te aniquile.
De inmediato se abalanzó, soltando un sablazo potente hacia Athos. Feroz fue la envestida y dura la arremetida, mas la velocidad del dragón fue suficiente para salir de peligro. Sin embargo, ¿qué clase de contraataque podía hacer? Esas placas parecían impenetrables, incluso para una hoja. No importaba, debía intentarlo. Soltó una patada al muslo, sólo para toparse con sólido metal. Ni se inmutó, probablemente ni lo sintió.
La oscilación de la espada continuó, yendo por el cuello de Komar. Por poco lo decapita, salvándose literalmente sólo por un pelo. No dio tiempo para un contraataque, antes de que Athos pudiera reincorporarse, tuvo que volver a evadir con un salto hacia atrás. De alguna manera, esa torre era capaz de realizar veloces movimientos. Si no podía pasar por la armadura, lo desharía de la armadura.
No esperando a que su rival fuera a por él, tomó la iniciativa y corrió en búsqueda del formidable contrincante. Felizmente le recibió con un sablazo horizontal, recio y fugaz. Lo esquivó con un ágil salto. Apoyándose en el hombro de Agard, giró en el aire y lanzó un potente rodillazo a la nuca, haciendo volar en el proceso el casco del soldado. Mas el dragón quedó vulnerable. Ese individuo era una verdadera roca. A pesar del frenético ataque, fue capaz de darse la media vuelta y golpear a Athos con su codo, quien inevitablemente fue azotado contra la nieve.
Se quejó del dolor. Aquello pudo haber roto una o dos costillas. No era bueno. A ese ritmo terminaría muerto antes de provocar un daño significativo. "¿Alguna idea?" No podía pensar en algo que funcionara. Tenía excelentes reflejos, si trataba de engañarlo para romper una pared, seguramente frenaría su ataque al instante; si lo llevaba a un punto frágil del suelo, probablemente sólo se transformaría en dragón o pegaría un enorme salto; seguir intentando superarlo con velocidad y golpes había demostrado ser pésima idea. "Entonces, fuerza bruta".
—Jamás lograrás estar a mi altura como hombre. Y sinceramente no me pareces un dragón suficientemente capaz.
Evidentemente lo estaba provocando, él quería enfrentar al dragón Fère. Sin duda ya había combatido y vencido dragones, quería agregar otro a su lista. Sin embargo, ¿qué otra opción tenía? Entraría a su juego. Si su fuego interior brilla lo suficiente, logrará iluminar las fuerzas del mal.
—Debo admitir que es un insulto que te transformes justo ahora. Debiste hacerlo desde un inicio.
Athos respiraba, y al hacerlo evaporaba la nieve que estaba delante. Y a pesar de su apariencia bestial, su rival seguía parado sin moverse, con el ceño fruncido, empuñando con fuerza su sable, listo para enfrentar al dragón.
Cuando Agard trató de acercársele, agitó sus grandes alas. Apenas si lo frenó. Continuó adelante con su espada y lanzó su terrible ofensiva a las escamas. Para protegerse, debió poner su garra en medio, esperando poder frenarla de lleno, mas le subestimó. La hoja atravesó parcialmente su densa piel hasta llegar al hueso. No era una espada ordinaria. Rápidamente lo repelió con su otra garra, alejándolo varios metros, aunque no cayó.
—Muy fácil. —Musitaría Agard, satisfecho de su desempeño. Era probable que aún no diera rienda suelta a todo su potencial.
No servía el combate cuerpo a cuerpo, entonces... Exhaló una gran bola de fuego, dirigida directamente a su rival. No moriría fácilmente, así que no era necesario contenerse. "Espero estar limitándome". Fue inútil. Probablemente estaba esperando ese ataque, puesto que lo evitó con gran destreza empleando un salto lateral. Ese hombre... ese monstruo, era imparable.
Manteniendo el momento, corrió hacia Athos con la clara idea de aniquilarlo. Voló cuanto antes para salir de peligro, o eso creyó haber hecho. Mientras volaba hacia el otro lado, sintió el filo cortar sus escamas del abdomen; el sombrío caballero había saltado también para alcanzar a su objetivo. Debido a la lesión, cortó su vuelo antes de completarlo, cayendo al suelo nevado bruscamente.
No dio tiempo para que se recuperara, inmediatamente aceleró para su encuentro. Entre desesperado y molesto, también corto de opciones, lanzó una ráfaga continua de fuego al enemigo. Las llamas lo alcanzaron, pero no parecía tener efecto alguno. ¿Acaso era inmune? Debía insistir y perseverar. El dragón mantuvo su ataque ígneo, mientras que el guerrero no abandonaba su paso. Se había convertido en una lucha de resistencia. Aquel que cediera, perdería.
Athos trataba de incrementar su llamarada, pero al mismo tiempo enfocarla al centro, ya que tenía centrado a su rival. Sentía que su aliento cedía y que su corazón explotaba. Por dentro, sus entrañas ardían, un calor que nunca había experimentado se apoderó de él, nublando su consciencia. Justo cuando el fuego parecía apagarse, un vigor familiar se apoderó de Komar, haciéndole exhalar con más intensidad. Era aquel poder casi demoníaco con el que siempre disputaba en su cabeza de joven el que domaba su mente y lo impulsaba ahora a seguir y mantenerse en pie. El choque se prolongó, y ninguno parecía ceder. Ambos poseían voluntades inquebrantables. A ese ritmo, Agard llegaría a las fauces del dragón en un par de segundos más.
Repentinamente, las llamas se extinguieron y la cabeza del dragón azotó el hielo. Su psiquis había abandonado hace tiempo, y ahora su cuerpo declaraba no poder seguir. Sólo quedaba el hombre de pie, a un paso de Athos.
—Sabía que... te rendirías. —Exhausto levantó su enorme espada, a punto de clavarla en el noqueado dragón. No logró completar su acometida. Cayó de rodillas. Tenía su rostro quemado, desfigurado. Su armadura perdió el brillo negro metálico, siendo remplazado por uno color carbonizado. Algunas placas estaban pulverizadas, otras se habían desprendido. Trató de levantarse con su espada, mas no fue capaz. Se reposó sobre sus manos, jadeando—. Yo... —Se desplomó completamente en el suelo—. He fallado.
Hubo calma. Un ejército no parecía estar seguro de su próximo movimiento, y el otro aún luchaba por reagruparse. Los dos combatientes yacían inmóviles, no dando señales de vida ninguno de ellos. ¿Quién había vencido, quién había sobrevivido?
Su espalda. Dolía. Más específicamente, su escápula. Probablemente una lesión originada por el impacto. Se había esforzado por no dañarse, por aterrizar sobre su enemigo, al parecer no fue el mejor intento que pudo hacer. No podía calcular el tipo de lesión, sólo podía sentir que el dolor iba en aumento. Cada vez que trataba de mover de alguna forma su brazo, antebrazo o mano, un intenso dolor se propagaba por sus huesos. "Oops". Qué más decir. Había sido herido en combate y no exactamente por el enemigo.
Decidió volver al suelo, sentarse un poco en la nieve podría ayudar un poco. Serviría también para echar un vistazo a sus contrincantes. Estaban inconscientes, o al menos eso aparentaban. También podían estar muertos, difícil decirlo. "No puedo revisar su pulso". Eso significaría moverse demasiado, prefería estar quieto, por su propio bien. "Creo que he terminado aquí". Ya se sentía más como un estorbo que como ayuda. Malísimo el cálculo que había hecho—. Lo siento. —Bajó la mirada, disculpándose con sus rivales, con sus aliados, consigo mismo, incluso con la estructura que había dañado.
—Estuvo fuerte la caída, ¿no?
—Eso dolió mucho, ¿sí?
Dos individuos se aproximaron a Athos, con gran rapidez en sus movimientos y en su habla. Se veían muy jóvenes y llenos de energía. Los pocos rasgos que no cubrían sus armaduras delataban su naturaleza élfica. Aunque no daban ese aire estoico que la mayoría de elfos emanaba, al contrario, su ímpetu se contagiaba a pesar de estar en medio de un combate. "Técnicamente ya acabó". No. Él sabía que no. Esto sólo era una fase. Había más por venir, mucho más.
—No te preocupes más.
—Nosotros te ayudaremos.
—Eres un miembro importante.
—Muy poderoso para perder.
Eran muy similares. ¿Serían hermanos? No tenía que verlos para sentir esa similitud, con sólo escucharlos podía... sentirlos.
—Ayuden a los demás. —Musitó adolorido el dragón, tratando de señalar al último par de soldados que vio. Lo que le hacía preguntarse, ¿qué pasó con Taki y el Capitán?
—Todo un altruista, ¿no?
—Si te ayudamos, ayudamos a todos, ¿sí?
Ahí estaba de nuevo. Esa combinación de 'no' y 'sí'. Qué curioso y a la vez rejuvenecedor—. Gracias, chicos... —Dijo al mismo tiempo que sintió la magia del dúo restaurador en su espalda. ¿Tan obvia era su herida? Ni siquiera había dicho lo que le pasaba y ya estaban curándole. Era bueno tenerlos del mismo bando.
Primero el dolor fue desapareciendo paulatinamente y poco a poco fue recuperando la confianza en mover su extremidad. Ese par era muy talentoso—. Gracias... Hmm... —Ya lo sabía, pero recién cayó en cuenta que no conocía sus nombres.
—Manvèru.
—Inwë.
Sonrió agradecido, viéndolos algo agitados, probablemente cansados por el esfuerzo que acaban de hacer. Extraño como el uso de la magia puede agotar el cuerpo físicamente—. Gracias. Perdón por...
—Shh-shh-shh.
—Es tonto que te disculpes.
Aquello hizo sonreír a Komar. Algo similar diría su hermana.
Antes de que pudiera sumergirse en esa memoria o que pudiera ver con mayor detenimiento su alrededor, notó el constante y progresivo estruendo de... "El enemigo". Como ya estaba esperando, refuerzos habían llegado, y al juzgar por el estruendo, eran numerosos. Era preocupante. ¿Cómo enfrentar a un número tan basto con un puñado de hombres desorganizados? Al menos ese par de elfos habían hecho un excelente trabajo en regresar a Athos al combate, tal vez si volvía a transformarse sería capaz de equilibrar las cosas.
Desde el oscuro pasillo, las fuerzas enemigas se aproximaban al centro, imponiendo su presencia con su basto número y extrema disciplina. Soldados entrenados y con experiencia, mentes sanguinarias, corazones opacados. O, quizá, sólo hombres asustados siguiendo órdenes. Como sea, eran muy atemorizantes. Mientras tanto, los compañeros de Athos estaban aún recuperándose del último choque o muy dolidos para entablar una buena batalla. Habían jugado mal sus cartas y ahora morirían. "Debe haber algo que pueda hacer". Presionó sus puños, se puso de pie y miro directamente al adversario, no con temor, sino con decisión.
—Te tomaste muy en serio lo que te dijimos, ¿no?
—No puedes solo contra todos, ¿sí?
—No... —Musitó suspirando—. Pero sí. —Exclamó en voz baja.
Debía hacerlo, de alguna manera debía superar tal obstáculo infernal, de otra forma todos sus compañeros serían diezmados por su culpa. Él había provocado tal desastre, él hallaría la forma de salvarlos. Aún siendo el último guerrero en la línea de asalto, seguiría aferrándose a la esperanza.
Comenzó a encaminarse hacia las fuerzas contrarias, esperando tener que responder a los ataques de las lanzas y las flechas. No fue así. Se quedaron inmóviles, dando sólo paso a un formidable caballero de armadura envuelta en tinieblas, blandiendo una espada diabólica. ¿Sería acaso el comandante de ese ejército, o definitivamente sería el líder de la fortaleza?
—Acepto el duelo. —Habló con decisión, inflando su pecho, preparándose para la riña que se avecinaba. Era la oportunidad perfecta para tratar de conseguir al menos un pequeño acuerdo, una forma de lidiar con tal caos—. La victoria de este encuentro se traducirá en la victoria del respectivo ejército.
—Pon las condiciones que más te plazcan. Abandonarás antes de morir, muchacho.
—Un verdadero guerrero no huye del combate. Un verdadero guerrero lo busca y encara sin miedo. A diferencia de vosotros, los tiranos, que usan a sus aliados como cebo. —¿Suficientemente claro? Tal vez ese sujeto no era el jefe, pero sin duda guardaba algún título importante dentro del clan, y de ser así, ¿por qué se había ocultado? Desde un principio debió haber salido a enfrentar a sus huéspedes.
—Siéntete honrado, pues yo, Agard, será quien te aniquile.
De inmediato se abalanzó, soltando un sablazo potente hacia Athos. Feroz fue la envestida y dura la arremetida, mas la velocidad del dragón fue suficiente para salir de peligro. Sin embargo, ¿qué clase de contraataque podía hacer? Esas placas parecían impenetrables, incluso para una hoja. No importaba, debía intentarlo. Soltó una patada al muslo, sólo para toparse con sólido metal. Ni se inmutó, probablemente ni lo sintió.
La oscilación de la espada continuó, yendo por el cuello de Komar. Por poco lo decapita, salvándose literalmente sólo por un pelo. No dio tiempo para un contraataque, antes de que Athos pudiera reincorporarse, tuvo que volver a evadir con un salto hacia atrás. De alguna manera, esa torre era capaz de realizar veloces movimientos. Si no podía pasar por la armadura, lo desharía de la armadura.
No esperando a que su rival fuera a por él, tomó la iniciativa y corrió en búsqueda del formidable contrincante. Felizmente le recibió con un sablazo horizontal, recio y fugaz. Lo esquivó con un ágil salto. Apoyándose en el hombro de Agard, giró en el aire y lanzó un potente rodillazo a la nuca, haciendo volar en el proceso el casco del soldado. Mas el dragón quedó vulnerable. Ese individuo era una verdadera roca. A pesar del frenético ataque, fue capaz de darse la media vuelta y golpear a Athos con su codo, quien inevitablemente fue azotado contra la nieve.
Se quejó del dolor. Aquello pudo haber roto una o dos costillas. No era bueno. A ese ritmo terminaría muerto antes de provocar un daño significativo. "¿Alguna idea?" No podía pensar en algo que funcionara. Tenía excelentes reflejos, si trataba de engañarlo para romper una pared, seguramente frenaría su ataque al instante; si lo llevaba a un punto frágil del suelo, probablemente sólo se transformaría en dragón o pegaría un enorme salto; seguir intentando superarlo con velocidad y golpes había demostrado ser pésima idea. "Entonces, fuerza bruta".
—Jamás lograrás estar a mi altura como hombre. Y sinceramente no me pareces un dragón suficientemente capaz.
Evidentemente lo estaba provocando, él quería enfrentar al dragón Fère. Sin duda ya había combatido y vencido dragones, quería agregar otro a su lista. Sin embargo, ¿qué otra opción tenía? Entraría a su juego. Si su fuego interior brilla lo suficiente, logrará iluminar las fuerzas del mal.
—Debo admitir que es un insulto que te transformes justo ahora. Debiste hacerlo desde un inicio.
Athos respiraba, y al hacerlo evaporaba la nieve que estaba delante. Y a pesar de su apariencia bestial, su rival seguía parado sin moverse, con el ceño fruncido, empuñando con fuerza su sable, listo para enfrentar al dragón.
Cuando Agard trató de acercársele, agitó sus grandes alas. Apenas si lo frenó. Continuó adelante con su espada y lanzó su terrible ofensiva a las escamas. Para protegerse, debió poner su garra en medio, esperando poder frenarla de lleno, mas le subestimó. La hoja atravesó parcialmente su densa piel hasta llegar al hueso. No era una espada ordinaria. Rápidamente lo repelió con su otra garra, alejándolo varios metros, aunque no cayó.
—Muy fácil. —Musitaría Agard, satisfecho de su desempeño. Era probable que aún no diera rienda suelta a todo su potencial.
No servía el combate cuerpo a cuerpo, entonces... Exhaló una gran bola de fuego, dirigida directamente a su rival. No moriría fácilmente, así que no era necesario contenerse. "Espero estar limitándome". Fue inútil. Probablemente estaba esperando ese ataque, puesto que lo evitó con gran destreza empleando un salto lateral. Ese hombre... ese monstruo, era imparable.
Manteniendo el momento, corrió hacia Athos con la clara idea de aniquilarlo. Voló cuanto antes para salir de peligro, o eso creyó haber hecho. Mientras volaba hacia el otro lado, sintió el filo cortar sus escamas del abdomen; el sombrío caballero había saltado también para alcanzar a su objetivo. Debido a la lesión, cortó su vuelo antes de completarlo, cayendo al suelo nevado bruscamente.
No dio tiempo para que se recuperara, inmediatamente aceleró para su encuentro. Entre desesperado y molesto, también corto de opciones, lanzó una ráfaga continua de fuego al enemigo. Las llamas lo alcanzaron, pero no parecía tener efecto alguno. ¿Acaso era inmune? Debía insistir y perseverar. El dragón mantuvo su ataque ígneo, mientras que el guerrero no abandonaba su paso. Se había convertido en una lucha de resistencia. Aquel que cediera, perdería.
Athos trataba de incrementar su llamarada, pero al mismo tiempo enfocarla al centro, ya que tenía centrado a su rival. Sentía que su aliento cedía y que su corazón explotaba. Por dentro, sus entrañas ardían, un calor que nunca había experimentado se apoderó de él, nublando su consciencia. Justo cuando el fuego parecía apagarse, un vigor familiar se apoderó de Komar, haciéndole exhalar con más intensidad. Era aquel poder casi demoníaco con el que siempre disputaba en su cabeza de joven el que domaba su mente y lo impulsaba ahora a seguir y mantenerse en pie. El choque se prolongó, y ninguno parecía ceder. Ambos poseían voluntades inquebrantables. A ese ritmo, Agard llegaría a las fauces del dragón en un par de segundos más.
Repentinamente, las llamas se extinguieron y la cabeza del dragón azotó el hielo. Su psiquis había abandonado hace tiempo, y ahora su cuerpo declaraba no poder seguir. Sólo quedaba el hombre de pie, a un paso de Athos.
—Sabía que... te rendirías. —Exhausto levantó su enorme espada, a punto de clavarla en el noqueado dragón. No logró completar su acometida. Cayó de rodillas. Tenía su rostro quemado, desfigurado. Su armadura perdió el brillo negro metálico, siendo remplazado por uno color carbonizado. Algunas placas estaban pulverizadas, otras se habían desprendido. Trató de levantarse con su espada, mas no fue capaz. Se reposó sobre sus manos, jadeando—. Yo... —Se desplomó completamente en el suelo—. He fallado.
Hubo calma. Un ejército no parecía estar seguro de su próximo movimiento, y el otro aún luchaba por reagruparse. Los dos combatientes yacían inmóviles, no dando señales de vida ninguno de ellos. ¿Quién había vencido, quién había sobrevivido?
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Re: El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
Parecía que, de repente, todo se había quedado tranquilo, en paz, las perdidas no habían sido leves, muchos habían caído en el campo de batalla, no era para menos, dos dragones no son fáciles de matar...
Keira miraba impasible el pasar de cuerpos mientras el viento le removía el pelo, todos estaban distraídos con los heridos. Keira se miró a si misma, a penas tenía heridas, algunos rasguños, el dolor provenía sobretodo de la espalda, con el golpe que se había dado contra la roca, pero no era nada demasiado importante, como mucho le saldría un moretón, grande, pero que acabaría por desaparecer.
Con un suspiro, fue a sentarse sobre la nieve, pero una mano le tapó la boca y otra la tomó por la cintura, llevándosela a la fuerza sin que ella fuera capaz de hablar, con su bolsa en el hombro, contempló como se alejaba del grupo, forcejeando. Si hubiera ido de frente, habría sido capaz de defenderse, pero por la espalda, y dolorida, reaccionar era difícil si venían por la espalda.
Fire era la única que había visto la escena, y había seguido a su dueña, preocupada, hasta el momento en el que el secuestrador y la joven se habían detenido.
En medio de la nada, rodeada simplemente por nieve, la tensai se giró a mirar a su adversario. Una mujer rubia, casi tan descubierta como la propia Keira, la miraba desde arriba. La bailarina de devolvió una mirada airada, ¿qué buscaba? En cuanto la rubia le lanzó una patada que la chica esquivó como pudo rodando por la nieve, estuvo claro. Quería pelea.
Keira se levantó contemplando a su rival, parecía fuerte, se movía con rapidez, no sería fácil salir de esa. Con calma, sin querer apremiar a la otra mujer, se sacudió la nieve de encima, y preguntó con su voz suave:
- Puedo preguntar... ¿qué quieres? o mejor, ¿quien eres? porque está claro que buscas pelea.
- Te he visto con mi hermano.- dijo mientras empezaba a acercarse a Keira dando un rodeo que esta siguió, sin apartar la vista de la rubia.- Y te he visto combatir, eres... bruja, ¿cierto?- comentó con un tono de voz con el que daba la impresión de relamerse.
- Así es, premio para la señorita...
- Me gustas, tienes la lengua suelta, serías una buena compañera... lástima que tenga que matarte, serás un precioso premio para mi colección...- sonrió la mujer logrando que Keira frunciera el ceño.
Antes de que la bruja se lo esperase, vio dirigirse hacia ella un dardo que le removió el pelo al pasar por su lado. La pelea había empezado.
Ambas rivales se habían estudiado ya, viendo los puntos débiles de cada una, el de Keira, en el fondo, era el mismo que el de la otr mujer, confiaba demasiado en si misma, sin embargo, era algo que la tensai ya tenía asumido, y esta vez intentaría con caer en su egolatría, no podía permitírselo.
Un nuevo dardo se acercó a Keira, que, con velocidad, encendió una llama para hacerlo arder, ella tenía ventajas, su magia y, por supuesto, Fire, que esperaba tranquila a que la joven la llamara para atacar. Pero Keira no tenía planeado hacerlo, su orgullo no le permitía usar algo que no fueran sus propios medios y habilidades contra la hermana de Sakun.
Harta de lanzar llamas contra los dardos, sabiendo que mientras lo hiciera sería incapaz de atacar pensó una forma diferente de evitaralos, necesitaba acercarse, en el cuerpo a cuerpo tenía una oportunidad mejor, podía igualarla en velocidad, no en puntería. resbaló hasta su bolsa, abierta, y sacó la pandereta que siempre llevaba encima.
Escuchó la risa burlona de la mujer al ver esto, la chica era inteligente y calculadora, de eso no había duda, pero no había tenido en cuenta que Keira era igual a ella. La chica se alzó y, el siguiente dardo, lo detuvo con la piel de vaca que cubría el instrumento, sonrió satisfecha, la cara de la rubia era un poema, y la sorpresa le permitía acercarse.
Daga en mano, pandereta en la otra, avanzó con rapidez hasta la chica, que empezó a retroceder velozmente, pero la tensai no iba a permitírselo, ahora la otra tenía dudas de sus capacidades, era el momento de hacerla caer. Puso la daga en su boca y con la mano libre creo varias llamas que fueron directas a derretir la nieve bajo los pies de la rubia, que resbaló al suelo, era el momento de Keira, soltó la pandereta y tomó la daga en su mano lanzándose sobre su enemiga.
Se inició un forcejeó, rodando por la nieve, con tirones de pelo, la daga pasaba de las manos de una de las chicas a las de la otra, logrando que ambas tuvieran cortes allá donde el filo tocaba, pero se notaba que la rubia estaba agotada, por eso, cuando Keira recuperó la daga por quinta vez, la fuerza de la otra había disminuido y la tensai pudo atravesar el costado de la chica.
Un grito, salpicaduras de sangre en su vestido, y la cara de espanto en el rostro de la rubia. La chica calló sobre la bailarina respirando con dificultad, y Keira, espantada por los sucesos, la apartó con cuidado, nunca había matado a nadie, no hasta ese momento.... eso pensaba, pero la rubia todavía respiraba. La tensai, dudando un instante, acabó por arrebatar todas las armas que la herida llevaba con ella, y, tras dejarlas tiradas en el suelo, tomar su bolsa y colocarse a la mujer al hombro llevándola con ella, con Fire como avanzadilla, hasta el lugar desde el que la había arrastrado.
- He matado a cientos de los tuyos, quería matarte a ti, y no me rematas, o eres muy idiota o quieres que me desangre.
- No soy idiota, pero tampoco una asesina, soy artista, mi alma crea, no destruye, por mucho asco que me des, y, de todos modos, nunca fui una bruja de las islas, así que siento decepcionarte pero no tengo a nadie "de los míos" y poco me importa eso de "la raza", aunque vuelve a acercarte a mi, y no seré tan compasiva.- amenazó con voz fría y sincera, que justo por no tener rastro alguno de velo era capaz de asustar.
Siguió andando en silencio, hasta que consiguió llegar hasta el lugar donde se encontraban los compañeros con los que había luchado, herida también, aunque no con tanta gravedad como a quien había arrastrado, se sentó en la nieve llamando la atención de todos.
- ¿Alguien puede evitar que muera está put* hasta que Sakun decida que hacer con ella?- preguntó tocándose el costados, ella también tenía varias heridas sangrantes que uno de los soldados se encargó de tratar con rapidez mientras otro evitaba que la otra mujer se desangrara.
"No vuelvo al norte, esto es un nido de locos" pensó mientras Jon se sentaba a su lado sonriendo llevandose una mirada desagradable por parte de la joven "Los odio a todos" pensó mientras Fire se situaba en su hombro y restregaba la cabecita con el cuello de la joven en señal de que estaba orgullosa de su ama.
Keira miraba impasible el pasar de cuerpos mientras el viento le removía el pelo, todos estaban distraídos con los heridos. Keira se miró a si misma, a penas tenía heridas, algunos rasguños, el dolor provenía sobretodo de la espalda, con el golpe que se había dado contra la roca, pero no era nada demasiado importante, como mucho le saldría un moretón, grande, pero que acabaría por desaparecer.
Con un suspiro, fue a sentarse sobre la nieve, pero una mano le tapó la boca y otra la tomó por la cintura, llevándosela a la fuerza sin que ella fuera capaz de hablar, con su bolsa en el hombro, contempló como se alejaba del grupo, forcejeando. Si hubiera ido de frente, habría sido capaz de defenderse, pero por la espalda, y dolorida, reaccionar era difícil si venían por la espalda.
Fire era la única que había visto la escena, y había seguido a su dueña, preocupada, hasta el momento en el que el secuestrador y la joven se habían detenido.
En medio de la nada, rodeada simplemente por nieve, la tensai se giró a mirar a su adversario. Una mujer rubia, casi tan descubierta como la propia Keira, la miraba desde arriba. La bailarina de devolvió una mirada airada, ¿qué buscaba? En cuanto la rubia le lanzó una patada que la chica esquivó como pudo rodando por la nieve, estuvo claro. Quería pelea.
Keira se levantó contemplando a su rival, parecía fuerte, se movía con rapidez, no sería fácil salir de esa. Con calma, sin querer apremiar a la otra mujer, se sacudió la nieve de encima, y preguntó con su voz suave:
- Puedo preguntar... ¿qué quieres? o mejor, ¿quien eres? porque está claro que buscas pelea.
- Te he visto con mi hermano.- dijo mientras empezaba a acercarse a Keira dando un rodeo que esta siguió, sin apartar la vista de la rubia.- Y te he visto combatir, eres... bruja, ¿cierto?- comentó con un tono de voz con el que daba la impresión de relamerse.
- Así es, premio para la señorita...
- Me gustas, tienes la lengua suelta, serías una buena compañera... lástima que tenga que matarte, serás un precioso premio para mi colección...- sonrió la mujer logrando que Keira frunciera el ceño.
Antes de que la bruja se lo esperase, vio dirigirse hacia ella un dardo que le removió el pelo al pasar por su lado. La pelea había empezado.
Ambas rivales se habían estudiado ya, viendo los puntos débiles de cada una, el de Keira, en el fondo, era el mismo que el de la otr mujer, confiaba demasiado en si misma, sin embargo, era algo que la tensai ya tenía asumido, y esta vez intentaría con caer en su egolatría, no podía permitírselo.
Un nuevo dardo se acercó a Keira, que, con velocidad, encendió una llama para hacerlo arder, ella tenía ventajas, su magia y, por supuesto, Fire, que esperaba tranquila a que la joven la llamara para atacar. Pero Keira no tenía planeado hacerlo, su orgullo no le permitía usar algo que no fueran sus propios medios y habilidades contra la hermana de Sakun.
Harta de lanzar llamas contra los dardos, sabiendo que mientras lo hiciera sería incapaz de atacar pensó una forma diferente de evitaralos, necesitaba acercarse, en el cuerpo a cuerpo tenía una oportunidad mejor, podía igualarla en velocidad, no en puntería. resbaló hasta su bolsa, abierta, y sacó la pandereta que siempre llevaba encima.
Escuchó la risa burlona de la mujer al ver esto, la chica era inteligente y calculadora, de eso no había duda, pero no había tenido en cuenta que Keira era igual a ella. La chica se alzó y, el siguiente dardo, lo detuvo con la piel de vaca que cubría el instrumento, sonrió satisfecha, la cara de la rubia era un poema, y la sorpresa le permitía acercarse.
Daga en mano, pandereta en la otra, avanzó con rapidez hasta la chica, que empezó a retroceder velozmente, pero la tensai no iba a permitírselo, ahora la otra tenía dudas de sus capacidades, era el momento de hacerla caer. Puso la daga en su boca y con la mano libre creo varias llamas que fueron directas a derretir la nieve bajo los pies de la rubia, que resbaló al suelo, era el momento de Keira, soltó la pandereta y tomó la daga en su mano lanzándose sobre su enemiga.
Se inició un forcejeó, rodando por la nieve, con tirones de pelo, la daga pasaba de las manos de una de las chicas a las de la otra, logrando que ambas tuvieran cortes allá donde el filo tocaba, pero se notaba que la rubia estaba agotada, por eso, cuando Keira recuperó la daga por quinta vez, la fuerza de la otra había disminuido y la tensai pudo atravesar el costado de la chica.
Un grito, salpicaduras de sangre en su vestido, y la cara de espanto en el rostro de la rubia. La chica calló sobre la bailarina respirando con dificultad, y Keira, espantada por los sucesos, la apartó con cuidado, nunca había matado a nadie, no hasta ese momento.... eso pensaba, pero la rubia todavía respiraba. La tensai, dudando un instante, acabó por arrebatar todas las armas que la herida llevaba con ella, y, tras dejarlas tiradas en el suelo, tomar su bolsa y colocarse a la mujer al hombro llevándola con ella, con Fire como avanzadilla, hasta el lugar desde el que la había arrastrado.
- He matado a cientos de los tuyos, quería matarte a ti, y no me rematas, o eres muy idiota o quieres que me desangre.
- No soy idiota, pero tampoco una asesina, soy artista, mi alma crea, no destruye, por mucho asco que me des, y, de todos modos, nunca fui una bruja de las islas, así que siento decepcionarte pero no tengo a nadie "de los míos" y poco me importa eso de "la raza", aunque vuelve a acercarte a mi, y no seré tan compasiva.- amenazó con voz fría y sincera, que justo por no tener rastro alguno de velo era capaz de asustar.
Siguió andando en silencio, hasta que consiguió llegar hasta el lugar donde se encontraban los compañeros con los que había luchado, herida también, aunque no con tanta gravedad como a quien había arrastrado, se sentó en la nieve llamando la atención de todos.
- ¿Alguien puede evitar que muera está put* hasta que Sakun decida que hacer con ella?- preguntó tocándose el costados, ella también tenía varias heridas sangrantes que uno de los soldados se encargó de tratar con rapidez mientras otro evitaba que la otra mujer se desangrara.
"No vuelvo al norte, esto es un nido de locos" pensó mientras Jon se sentaba a su lado sonriendo llevandose una mirada desagradable por parte de la joven "Los odio a todos" pensó mientras Fire se situaba en su hombro y restregaba la cabecita con el cuello de la joven en señal de que estaba orgullosa de su ama.
Keira Brabery
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Re: El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
Empezó una persecución agitada, después de la derrota de los lagartos. Todos veían cómo las dos siluetas desaparecían entre la neblina grisácea. El jefe se trasladaba con velocidad, y en cada minuto, giraba su cabeza para echarle una vista a su perseguidor, que era el héroe. Se disgustó aún más, y en un momento, se sumergió bajo los pocos escombros que quedaban en el castillo, entrando por los pasillos llenos de tierra, muros caídos, llamas encendidas. Después de pasar el corredor, pateó una de las rocas para tapar éste, dejando a Sakun encerrado. Sin más preámbulo, saltó y rompió el techo del túnel, hasta lograr que el cemento sólido saliese disparatado. Se desplazó por arriba, y comenzó a buscarlo con su mirada, a pesar de las grandes montañas álgidas de restos. No podría encontrar absolutamente nada, pero sin que lo esperase, recibió una estruendosa patada en la quijada, la cual hizo que su cuerpo cayese como un clavado contra la infinidad de broza. Vink hizo un gesto con alegría, soltando una carcajada larga y eficaz para la escena. -Eres un imbécil. No has mejorado, desde la niñez. Lo recuerdo... Eras un simple crío. Fueron una de las cosas por las que nunca pedí que te unieras a nuestro clan. ¡Tu padre, el dueño de los Xromec, se siente tan triste de tener un hijo como tú!. Yo, al ser tu tío, me duele lo que le haces a mi hermano, y por eso, mereces la muerte. ¡ADIOS!.-Sacó un dardo de su cintura, lanzando éste con toda su fuerza. El dragón apenas se recuperaba, pero oyó el silbido del objeto, así que rodó por el derribo.
Entretanto, usó la dureza de un elemento donde estaba parado, para impulsarse en contra de su rival, embistiendo al acuático, haciendo que los dos rueden por arriba, cayendo de nuevo hacia el montón de desechos. El de ojos rasgados quedó encima, y aprovechó para levantar su torso y comenzar a darle puñetazos en el rostro, uno por segundo, descargando toda la furia que llevaba en su corazón. Las gotas carmesíes se esparcían a sus lados. La intensidad aumentaba, los minutos se hacían horas, el miedo se volvía coraje. Vink detuvo la mano antes de que volviera a saborearla en su rostro, sonrió. -Eres un idiota.-Antes de que reaccionara, el hombre dobló la mano del guerrero, y de un jalonazo hacia abajo, hizo que el cuerpo diera un giro, impactando salvajemente contra el suelo. Con fuerza, Vink movió el cuerpo del "sobrino" con una patada, logrando dos agresiones. Como si no hubiera sucedido nada, Fairsteur volvió a colocarse de pie, con el fin de usar su cabeza para enterrarla justo en el estómago de su enemigo.
No fue tan efectivo, y lo único que ganó fue un rodillazo en el rostro, seguido de un bajonazo, propinado por las manos del jefe, que se juntaron para estamparlo hacia abajo. Saboreó tierra por tercera vez. En pocas palabras, estaba perdiendo la lucha en su forma humana, y tristemente, sería un insulto usar su transformación. Como si fuera poco, también sintió el pie de su "tío" en la frente, abriéndole una herida grave. Se acababa el tiempo, y lamentablemente, Sakun se agotaba y moriría en pocos minutos. -Es gracioso que tus amigos hayan derrotado a todos, y tú ni siquiera puedas vencerme. ¿En serio?, todos te superan. Al final, no has cambiado absolutamente nada. ¿Qué has hecho?. ¿¡Qué has hecho en esta guerra!?. Dime.-Acto seguido, Vink agarró el cabello del morocho, alzándolo y colocando su cabeza de frente. Apenas podía apreciar dos escenas a sus alrededores.
-¿Lo ves?. A la izquierda está el tal Athos. Si logras observar bien, todos están festejando, y tu amigo es el centro de la atención, por derrotar a mi mano derecha, el talentoso Agard. A tu derecha, verás a Keira, la bruja más salvaje, llevando a la arpía de tu hermana. Tampoco venció mi otra mano derecha. Desmotiva que tus compañeros hayan derrotado a todos, más tú no. Eres escoria.-Lo soltó y dejó que su cuerpo cayera contra un tubo delgado, enterrándose apenas en su costilla. Soltó un grito. Sin rechistar, el presunto ganador empezó a largarse, con una sincera decepción, aunque alegre por derrotar al hijo de Salun. Cumplió con su parte del trato.
De repente, oyó un ruido detrás de sí, y volvió a girar la cabeza, viendo que el dragón se colocaba de pie, por tercera o quizá cuarta vez. Exhalaba de manera entrecortada. Te has equivocado... Aún no lo has visto todo. No será diferente...-Musitó el musculoso, sangrando por la boca. Vink se quedó mirando con curiosidad, y antes que respondiese, él sacó una dos botellas con la etiqueta de alcohol en la botella. -¿Qué demonios pretendes. Emborracharte hasta quemar las penas?.-Comentó sarcástico. El luchador no se encontraba seguro de beberlas, por el horrible olor que emanaba dentro. Arrugó su nariz, pero sin pensarlo dos veces, se las llevó a la boca, acabándose los dos frascos en unos segundos. Carraspeó, al igual que escupió saliva. Hizo un comentario, manifestando que el sabor era horrible. Él no era de licor, ni de vinos, pocas veces lo probó y todo terminaba muy mal.
Aquel jerarca soltó una risilla. Las mejillas del semi lagarto se enrojecieron, y sus ojos decayeron. Soltó un eructo muy ruidoso. La tensión apareció por unos segundos, y cuando nuestro héroe parecía que caía al suelo, hacia atrás, dio un salto mortal con agilidad, y luego galopeó hasta al superior de la base, hasta llegar a su alrededor. Se trasladó de lado, justo cuando su rival iba atacar. Su postura fue con su mano en forma de una C, y cuando ésta golpeó justo en el rostro de su contrincante, lo lanzó lejos, escuchándose el impacto agresivo contra un muro, derrumbándose otro pilar que sostenía el cuartel. Se sintió una especie de terremoto. Pasaron varios minutos, mientras que Sakun tambaleaba, diciendo estupideces. El amo salió con su típico rostro de disgusto, aunque también de sorpresa, no se lo esperaba. -¿H...Has aprendido el puño borracho?. ¡Qué groser...!.-Fue interrumpido por una ráfaga de golpes endemoniados, los cuales hicieron que se confundiera y terminara sacudiendo su cabeza de tanta sangre derramada en su cara. El pelinegro pensó que no era suficiente, pero ¿Quién piensa en un estado grave de ebriedad?, así que usó sus muslos, rodillas, brazos, haciendo un remolino, rotando por varios segundos, hasta que lo llenó de moretones en todo el torso. El perteneciente al clan, después de ser molido en ataques, comenzó a devolverlos, pero los reflejos de su sobrino eran impresionantes, y ninguno era capaz de tocarlo, apenas podía rozar con las uñas.
Vaya que su nuevo estado era digno de admirar, porque la moneda ahora apoyaba otra dirección, y la única sensación que podía sentir Xromec, era dolor. Pasó media hora, y el sol ya estaba en el cielo, incluso parecía que estaba bajando. El firmamento se oscurecía, y los nudillos del guerrero seguían en las mejillas, nariz, cuello, pecho, estómago de su rival. Debía ralentizarse el tiempo para verse las agresiones tan precisas. Tristemente, Sakun fue perdiendo la intensidad poco a poco, hasta que su borrachera desapareció quedando en su normalidad. Se enfriaba. Vink ya tartamudeaba del sufrimiento, incluso sus rodillas temblaban, esforzándose por seguir parado. Lo que se veía un duelo excepcional, a partir de ahí empezaría una lucha lenta, la cual se dan sin muchos alientos, sólo tratando de golpear a su oponente. Los dos se miraban, y había una pequeña conexión, quizá sentimientos, quizá si habían lazos familiares.
-¡N...No perderé!.-
-¡N...No perderé!.-
Susurraron las mismas palabras al mismo tiempo. Volvía las escenas épicas. Los decidieron convertirse en dragón, así que los cuernos de las cabezas del dúo salieron, creciendo y creciendo. Se escuchó un ruido de huesos tronando, proveniente de los dos, dando lugar las alas expansivas. Sus cuerpos se estiraron, transformando su piel en escamas. Sus colas aumentaron su tamaño, y sus anchuras también eran considerables. Ahora si daba inicio a la colosal batalla. Elemento contra Elemento.
Los garrazos chocaron, realizando un ruido similar al acero. Las trizas de árboles, paredes, y objetos se esparcieron a diferentes lugares. Se captaron unos rugidos al unisono. Eran dos lagartos, y el negro pertenecía al grandullón, mientras que el azul era el dueño de la base Clan Xromec. Las ofensas siempre eran acertadas, dado que los monstruos eran muy grandes y pesados como para esquivar. El dúo estaba empapado de granate. Fairsteur voló hacia atrás, luego ascendió, así cuando bajase, empujaría a su adversario. El cabecilla logró retroceder para esquivar, y con sus cuernos trató de atacar, pero fue bloqueado por lo mismo, viéndose una escena de resistencia sobre quién lograba dominar al oponente. Definitivamente, se hicieron a los extremos, y ya se acabaría la guerra. Los dos se animaron a originar su poder desde sus entrañas, con el fin de herir. Sus ojos se observaron por quizá última vez. El manto del atardecer los envolvía, y en el transcurso menos pensado. Se dio el desenlace. Sakun escupió llamas de fuego y Vink emitió un acumulado de agua en grandes velocidades. El héroe se vio sometido, dado que sus llamaradas se apagan, así que apretó su estómago y siguió, sobrepasando su límite, ahora estaba ganando, era cuestión de tiempo para que Xromec pierda la fe, consumido en un color amarillento y anaranjado.
Regresaron a su estado normal, con su piel humana y órganos humanos. Vink quedó incinerado, acostado en el suelo. El protagonista le dio una última revisión, parpadeando lentamente. Se acabó todo. Misión cumplida. Estaba a punto de irse, pero terminó en el pavimento, sin poder ejecutar algún movimiento. Antes que cerrara sus ojos, vio que dos tipos se acercaban en su dirección.
______________________________________________________________
-¡Al fin ha terminado!. ¿Dónde está la cerveza?.-Musitó un barbudo, corriendo en el anochecer del día. Todos parecían alegres, incluso felices de que terminó ese infierno. Una fogata estaba encendida justo en aquella parte, y todos compartían juntos. Algunos tenían comidas en sus manos, y se saciaban con éstas. Habían dos mesas grandes a sus alrededores, con manjares exquisitos, los cuales podías agarrar si deseabas. También estaban las camillas, y los que se creían muertos, aún tenían pulso, y en ese transcurso, se recuperaba. Los segundos pasaban, y Sakun surgió de las sombras, tratando que la multitud no le viera. Su cuerpo estaba con moretones, y a pesar de que todos estaban curados, él no.
La fiesta era excepcional, hasta que una voz les llamó la atención. -Gracias, compañeros...-Vociferó, subido en una montaña de nieve. -No sabían cuánto deseaba hacer ésto. Era más de un siglo que soñaba por lograr que mi padre notase que sigo vivo, que sigo peleando, así como ustedes también lo hacen.-Se quedó pensativo por unos segundos, tragando un mar de saliva. -Pensé que era imposible, pero no. Una vez más, gracias.-Tomé bastante aire por la nariz. -¡Gracias Jon, Taki, capitán, Mysterio, Aldith, Aalis, Didacus, Pound, Lark!. Gracias a todos. -Luego, perdió el equilibrio y comenzó a caer, pero Zarpitas lo sostuvo en su grande cuerpo.
-¡Gracias, Keira!.-Aquella palabra lo dijo con más ganas. -Por cierto, con esa chica puedes hacer lo que quieras... Dice ser mi hermana, pero está muy lejos de comportarse como tal.
-Y gracias al otro guerrero, que no recuerdo su nombre. Oh, espera... Nunca me lo dijo. Bueno, en fin. ¡Nos vemos pronto!.-Sakun abandonó la fiesta.
Definitivamente ganaron.
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Off: Ya queda que relaten la conclusión de sus personajes, y el tema será cerrado. Gracias por participar conmigo.
Entretanto, usó la dureza de un elemento donde estaba parado, para impulsarse en contra de su rival, embistiendo al acuático, haciendo que los dos rueden por arriba, cayendo de nuevo hacia el montón de desechos. El de ojos rasgados quedó encima, y aprovechó para levantar su torso y comenzar a darle puñetazos en el rostro, uno por segundo, descargando toda la furia que llevaba en su corazón. Las gotas carmesíes se esparcían a sus lados. La intensidad aumentaba, los minutos se hacían horas, el miedo se volvía coraje. Vink detuvo la mano antes de que volviera a saborearla en su rostro, sonrió. -Eres un idiota.-Antes de que reaccionara, el hombre dobló la mano del guerrero, y de un jalonazo hacia abajo, hizo que el cuerpo diera un giro, impactando salvajemente contra el suelo. Con fuerza, Vink movió el cuerpo del "sobrino" con una patada, logrando dos agresiones. Como si no hubiera sucedido nada, Fairsteur volvió a colocarse de pie, con el fin de usar su cabeza para enterrarla justo en el estómago de su enemigo.
No fue tan efectivo, y lo único que ganó fue un rodillazo en el rostro, seguido de un bajonazo, propinado por las manos del jefe, que se juntaron para estamparlo hacia abajo. Saboreó tierra por tercera vez. En pocas palabras, estaba perdiendo la lucha en su forma humana, y tristemente, sería un insulto usar su transformación. Como si fuera poco, también sintió el pie de su "tío" en la frente, abriéndole una herida grave. Se acababa el tiempo, y lamentablemente, Sakun se agotaba y moriría en pocos minutos. -Es gracioso que tus amigos hayan derrotado a todos, y tú ni siquiera puedas vencerme. ¿En serio?, todos te superan. Al final, no has cambiado absolutamente nada. ¿Qué has hecho?. ¿¡Qué has hecho en esta guerra!?. Dime.-Acto seguido, Vink agarró el cabello del morocho, alzándolo y colocando su cabeza de frente. Apenas podía apreciar dos escenas a sus alrededores.
-¿Lo ves?. A la izquierda está el tal Athos. Si logras observar bien, todos están festejando, y tu amigo es el centro de la atención, por derrotar a mi mano derecha, el talentoso Agard. A tu derecha, verás a Keira, la bruja más salvaje, llevando a la arpía de tu hermana. Tampoco venció mi otra mano derecha. Desmotiva que tus compañeros hayan derrotado a todos, más tú no. Eres escoria.-Lo soltó y dejó que su cuerpo cayera contra un tubo delgado, enterrándose apenas en su costilla. Soltó un grito. Sin rechistar, el presunto ganador empezó a largarse, con una sincera decepción, aunque alegre por derrotar al hijo de Salun. Cumplió con su parte del trato.
De repente, oyó un ruido detrás de sí, y volvió a girar la cabeza, viendo que el dragón se colocaba de pie, por tercera o quizá cuarta vez. Exhalaba de manera entrecortada. Te has equivocado... Aún no lo has visto todo. No será diferente...-Musitó el musculoso, sangrando por la boca. Vink se quedó mirando con curiosidad, y antes que respondiese, él sacó una dos botellas con la etiqueta de alcohol en la botella. -¿Qué demonios pretendes. Emborracharte hasta quemar las penas?.-Comentó sarcástico. El luchador no se encontraba seguro de beberlas, por el horrible olor que emanaba dentro. Arrugó su nariz, pero sin pensarlo dos veces, se las llevó a la boca, acabándose los dos frascos en unos segundos. Carraspeó, al igual que escupió saliva. Hizo un comentario, manifestando que el sabor era horrible. Él no era de licor, ni de vinos, pocas veces lo probó y todo terminaba muy mal.
Aquel jerarca soltó una risilla. Las mejillas del semi lagarto se enrojecieron, y sus ojos decayeron. Soltó un eructo muy ruidoso. La tensión apareció por unos segundos, y cuando nuestro héroe parecía que caía al suelo, hacia atrás, dio un salto mortal con agilidad, y luego galopeó hasta al superior de la base, hasta llegar a su alrededor. Se trasladó de lado, justo cuando su rival iba atacar. Su postura fue con su mano en forma de una C, y cuando ésta golpeó justo en el rostro de su contrincante, lo lanzó lejos, escuchándose el impacto agresivo contra un muro, derrumbándose otro pilar que sostenía el cuartel. Se sintió una especie de terremoto. Pasaron varios minutos, mientras que Sakun tambaleaba, diciendo estupideces. El amo salió con su típico rostro de disgusto, aunque también de sorpresa, no se lo esperaba. -¿H...Has aprendido el puño borracho?. ¡Qué groser...!.-Fue interrumpido por una ráfaga de golpes endemoniados, los cuales hicieron que se confundiera y terminara sacudiendo su cabeza de tanta sangre derramada en su cara. El pelinegro pensó que no era suficiente, pero ¿Quién piensa en un estado grave de ebriedad?, así que usó sus muslos, rodillas, brazos, haciendo un remolino, rotando por varios segundos, hasta que lo llenó de moretones en todo el torso. El perteneciente al clan, después de ser molido en ataques, comenzó a devolverlos, pero los reflejos de su sobrino eran impresionantes, y ninguno era capaz de tocarlo, apenas podía rozar con las uñas.
Vaya que su nuevo estado era digno de admirar, porque la moneda ahora apoyaba otra dirección, y la única sensación que podía sentir Xromec, era dolor. Pasó media hora, y el sol ya estaba en el cielo, incluso parecía que estaba bajando. El firmamento se oscurecía, y los nudillos del guerrero seguían en las mejillas, nariz, cuello, pecho, estómago de su rival. Debía ralentizarse el tiempo para verse las agresiones tan precisas. Tristemente, Sakun fue perdiendo la intensidad poco a poco, hasta que su borrachera desapareció quedando en su normalidad. Se enfriaba. Vink ya tartamudeaba del sufrimiento, incluso sus rodillas temblaban, esforzándose por seguir parado. Lo que se veía un duelo excepcional, a partir de ahí empezaría una lucha lenta, la cual se dan sin muchos alientos, sólo tratando de golpear a su oponente. Los dos se miraban, y había una pequeña conexión, quizá sentimientos, quizá si habían lazos familiares.
-¡N...No perderé!.-
-¡N...No perderé!.-
Susurraron las mismas palabras al mismo tiempo. Volvía las escenas épicas. Los decidieron convertirse en dragón, así que los cuernos de las cabezas del dúo salieron, creciendo y creciendo. Se escuchó un ruido de huesos tronando, proveniente de los dos, dando lugar las alas expansivas. Sus cuerpos se estiraron, transformando su piel en escamas. Sus colas aumentaron su tamaño, y sus anchuras también eran considerables. Ahora si daba inicio a la colosal batalla. Elemento contra Elemento.
Los garrazos chocaron, realizando un ruido similar al acero. Las trizas de árboles, paredes, y objetos se esparcieron a diferentes lugares. Se captaron unos rugidos al unisono. Eran dos lagartos, y el negro pertenecía al grandullón, mientras que el azul era el dueño de la base Clan Xromec. Las ofensas siempre eran acertadas, dado que los monstruos eran muy grandes y pesados como para esquivar. El dúo estaba empapado de granate. Fairsteur voló hacia atrás, luego ascendió, así cuando bajase, empujaría a su adversario. El cabecilla logró retroceder para esquivar, y con sus cuernos trató de atacar, pero fue bloqueado por lo mismo, viéndose una escena de resistencia sobre quién lograba dominar al oponente. Definitivamente, se hicieron a los extremos, y ya se acabaría la guerra. Los dos se animaron a originar su poder desde sus entrañas, con el fin de herir. Sus ojos se observaron por quizá última vez. El manto del atardecer los envolvía, y en el transcurso menos pensado. Se dio el desenlace. Sakun escupió llamas de fuego y Vink emitió un acumulado de agua en grandes velocidades. El héroe se vio sometido, dado que sus llamaradas se apagan, así que apretó su estómago y siguió, sobrepasando su límite, ahora estaba ganando, era cuestión de tiempo para que Xromec pierda la fe, consumido en un color amarillento y anaranjado.
Regresaron a su estado normal, con su piel humana y órganos humanos. Vink quedó incinerado, acostado en el suelo. El protagonista le dio una última revisión, parpadeando lentamente. Se acabó todo. Misión cumplida. Estaba a punto de irse, pero terminó en el pavimento, sin poder ejecutar algún movimiento. Antes que cerrara sus ojos, vio que dos tipos se acercaban en su dirección.
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Horas después: La llanura nevada - Anochecer
-¡Al fin ha terminado!. ¿Dónde está la cerveza?.-Musitó un barbudo, corriendo en el anochecer del día. Todos parecían alegres, incluso felices de que terminó ese infierno. Una fogata estaba encendida justo en aquella parte, y todos compartían juntos. Algunos tenían comidas en sus manos, y se saciaban con éstas. Habían dos mesas grandes a sus alrededores, con manjares exquisitos, los cuales podías agarrar si deseabas. También estaban las camillas, y los que se creían muertos, aún tenían pulso, y en ese transcurso, se recuperaba. Los segundos pasaban, y Sakun surgió de las sombras, tratando que la multitud no le viera. Su cuerpo estaba con moretones, y a pesar de que todos estaban curados, él no.
La fiesta era excepcional, hasta que una voz les llamó la atención. -Gracias, compañeros...-Vociferó, subido en una montaña de nieve. -No sabían cuánto deseaba hacer ésto. Era más de un siglo que soñaba por lograr que mi padre notase que sigo vivo, que sigo peleando, así como ustedes también lo hacen.-Se quedó pensativo por unos segundos, tragando un mar de saliva. -Pensé que era imposible, pero no. Una vez más, gracias.-Tomé bastante aire por la nariz. -¡Gracias Jon, Taki, capitán, Mysterio, Aldith, Aalis, Didacus, Pound, Lark!. Gracias a todos. -Luego, perdió el equilibrio y comenzó a caer, pero Zarpitas lo sostuvo en su grande cuerpo.
-¡Gracias, Keira!.-Aquella palabra lo dijo con más ganas. -Por cierto, con esa chica puedes hacer lo que quieras... Dice ser mi hermana, pero está muy lejos de comportarse como tal.
-Y gracias al otro guerrero, que no recuerdo su nombre. Oh, espera... Nunca me lo dijo. Bueno, en fin. ¡Nos vemos pronto!.-Sakun abandonó la fiesta.
Definitivamente ganaron.
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Off: Ya queda que relaten la conclusión de sus personajes, y el tema será cerrado. Gracias por participar conmigo.
Sakun
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Re: El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
Usualmente cuando Athos cierra sus ojos, aun si duerme o queda inconsciente, tiene pesadillas. En esta ocasión, el desgaste físico había sido tan intenso que su mente no pudo generar una de estas visiones. El desastre en su psiquis había brotado en una explosión colosal, degenerando sus impulsos caóticos, favoreciendo una paz que jamás había experimentado. Una lástima que no pudo 'sentirla' apropiadamente.
Paulatinamente el ruido fue trayendo a la vida al cansado dragón. Lentamente fue separando los párpados, permitiendo que la luz, la poca luz de montaña, llenara sus orbes. Lo primero que notó, visualmente, fue que no estaba en el castillo, sino en una camilla improvisada en medio de la nieve, rodeado de varias personas que festejaban, bebían y cantaban. La mayor iluminación provenía de las fogatas que habían montado, y por supuesto ya no había ningún dragón a la vista. Se sentía bastante desgastado, mas no parecía tener alguna herida que le molestara. "Sólo necesito descansar".
Aún tenía energía para echar un vistazo alrededor, enterarse de lo que había sucedido. No parecía una situación de derrota, al contrario, se sentía la victoria en el aire. "No festejaré la muerte de alguien". No se sentía bien vanagloriarse sobre los cadáveres de otros, sin importar la cantidad, sin importar la historia. Un asesinato era terrible y triste. "Y creo que me acabo de convertir en uno". No conocía el destino de Agard, pero algo en su sangre le decía haber cometido algo nefasto.
Caminó un poco, tanto para ratificar que no se encontraba en peligro como también para charlar con los soldados. Antes de que pudiera adentrarse mucho en el círculo, una voz familiar se le echó encima.
—Ahí está mi pacifista favorito. —Su voz simplemente tenía una esencia jovial, inconfundiblemente se trataba de Taki. Llevaba una venda sosteniendo su brazo—. Jamás había visto algo como eso. Fue sorprendente. Aunque dicen que Sakun te superó. Lástima que me lo perdí.
"¿Sakun?" Lo mencionaba como si Athos le conociera, pero el nombre no sonaba ninguna campana. Ahora que lo pensaba, sólo sabía tres nombres, el de los elfos y el de la dama enfrente—. ¿Qué le pasó a su brazo? ¿Estará bien? —Era más importante la salud que las nombradías.
—¿Qué? ¿Esto? ¿No me viste caer desde la cara de ese dragón? —Pareció exaltarse un poco.
—Lo siento... —Era una mala excusa, pero en aquel entonces el joven Fère estaba demasiado concentrado en el combate en sí y no en lo que estaba pasando alrededor.
—Sólo bromeo. —Le dio un suave golpe en el hombro—. Pues me lo rompí. Me dijeron que estará bien en un mes. ¿Pero sabes qué? —Se acercó al oído de su interlocutor—. Lo estaré usando de nuevo en dos semanas. —Se retiró, giñando un ojo.
—No se sobrestime. Permítale a su brazo sanar como es debido. —Taki no pareció darle importancia al consejo, sólo bufó como niña regañada, rodando los ojos. Muy terca, sin duda—. ¿Y qué pasó con Agard, el caballero con el que combatí al final?
—¡Lo volviste cenizas! No quedó nada de él. Te digo, fue sorprendente. —Alzó la voz animada, como si realmente hubiese sido lo más fantástico del mundo.
—Ya veo... —Athos no estaba orgulloso de escuchar eso, muy por el contrario. Tampoco podía hacerlo un gran problema, lo pasado pasado está, pero sería una memoria incómoda. Otro elemento para sumar a las pesadillas.
Al ver la expresión de decepción, la rubia rápidamente retomó—: Es una broma. —Volvió a golpearle, con más fuerza y espontaneidad—. No eres tan fuerte, ¿sabes? Lo dejaste vivo. O algo así. Terminó muy quemado, su armadura se hacía pedacitos. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. Yo no me acerqué a él, me estaban atendiendo. Pero vi que seguía vivo. Mas no le he visto por aquí, tampoco es como si lo estuviera buscando. ¡Hey! Preguntemos al Capitán.
"Capitán, Capitán. No puede ser su nombre". No le brindaba mucha tranquilidad las palabras de la dama, por lo menos no era verdad lo de las cenizas, mas imaginarse morir incinerado y sufrir las quemaduras tampoco era lo más bello. Acudieron a con el Capitán, cuya posición no estaba tan alejada de ellos.
—Ahí estás, muchacho. Excelente victoria la que nos has dado. —Se veía completo, bastante lúcido. Aunque nunca se saben las heridas que ocultan la armadura.
—Donde hay muerte, no hay éxito. —Replicó un tanto melancólico.
—Sí, ¿por qué no me sorprende esa respuesta? Pero te aseguro que las cosas serán diferentes de hoy en adelante. Lo creas o no, el bien ha acabado con una parte del mal. No te diré que te enorgullezcas de esto, pero cuando mires a un niño jugar con sus padres, que no te sorprenda que te agradezcan. —Hubo un corto silencio tras la sencilla pero profunda reflexión que acababa de hacer el veterano—. ¿Y por qué no están festejando con los otros? Sobre todo usted, señorita.
—Athos está buscando al tal Agario.
—Agard. —Corrigió el dragón—. ¿Sobrevivió? ¿Qué será de los soldados enemigos?
—¿Ese bastardo? Está... —El Capitán cortó su oración, siendo su atención llamada sutilmente por las señales de Taki, que hacia gestos disimulados—. Él falleció por mi espada. Lo siento, no podía dejar a alguien como él con vida. Muy noble de tu parte dejarlo con vida, pero si supieras todo lo que ha hecho y todo lo que puede hacer, lo entenderías.
Asintió con un gesto neutral—. Lo entiendo. Mas me cuesta comprenderlo.
Otro instante de silencio. Athos sabía cómo quitar la alegría a las fiestas. Tal vez era por el cansancio, usualmente es más reservado—. Los enemigos supervivientes serán puesto bajo custodia. Deben responder por muchos crímenes, tanto aquí en Dundarak como en el sur. Estoy seguro que la guardia real tiene una lista enorme para cada uno. No te preocupes, serán justos, pero también severos.
—Así como ellos, nosotros también deberemos pagar por nuestros pecados. —Dio una media sonrisa—. Mientras tanto, festejen. No es algo tan malo. Es sólo... —Hizo un ademán con su mano—. Me gustaría descansar.
—A tu cama, niño. Ya es tarde. —Comentó entre risas.
Se fue directo a la camilla, recostándose con más calma. Habían pasado tantas cosas, y tenía mucha meditación por hacer, pero ahora sólo restaba descansar, incluso dormir, el frío no era su rival. Cuando cerró los ojos, escuchó la voz de aquel caballero que había comandado el asalto. Notó que no mencionó a ningún 'Sakun'. "Entonces él es Sakun". Porque Athos no podía llamarse. "Sí, creo que nunca nos presentamos formalmente". Le dio demasiada importancia a la batalla que olvidó sus modales. "Ah, mis modales... ¿Dónde los habré dejado?" Hizo como si buscara algo, antes de acomodarse para dormir.
Mañana sería otro día.
Paulatinamente el ruido fue trayendo a la vida al cansado dragón. Lentamente fue separando los párpados, permitiendo que la luz, la poca luz de montaña, llenara sus orbes. Lo primero que notó, visualmente, fue que no estaba en el castillo, sino en una camilla improvisada en medio de la nieve, rodeado de varias personas que festejaban, bebían y cantaban. La mayor iluminación provenía de las fogatas que habían montado, y por supuesto ya no había ningún dragón a la vista. Se sentía bastante desgastado, mas no parecía tener alguna herida que le molestara. "Sólo necesito descansar".
Aún tenía energía para echar un vistazo alrededor, enterarse de lo que había sucedido. No parecía una situación de derrota, al contrario, se sentía la victoria en el aire. "No festejaré la muerte de alguien". No se sentía bien vanagloriarse sobre los cadáveres de otros, sin importar la cantidad, sin importar la historia. Un asesinato era terrible y triste. "Y creo que me acabo de convertir en uno". No conocía el destino de Agard, pero algo en su sangre le decía haber cometido algo nefasto.
Caminó un poco, tanto para ratificar que no se encontraba en peligro como también para charlar con los soldados. Antes de que pudiera adentrarse mucho en el círculo, una voz familiar se le echó encima.
—Ahí está mi pacifista favorito. —Su voz simplemente tenía una esencia jovial, inconfundiblemente se trataba de Taki. Llevaba una venda sosteniendo su brazo—. Jamás había visto algo como eso. Fue sorprendente. Aunque dicen que Sakun te superó. Lástima que me lo perdí.
"¿Sakun?" Lo mencionaba como si Athos le conociera, pero el nombre no sonaba ninguna campana. Ahora que lo pensaba, sólo sabía tres nombres, el de los elfos y el de la dama enfrente—. ¿Qué le pasó a su brazo? ¿Estará bien? —Era más importante la salud que las nombradías.
—¿Qué? ¿Esto? ¿No me viste caer desde la cara de ese dragón? —Pareció exaltarse un poco.
—Lo siento... —Era una mala excusa, pero en aquel entonces el joven Fère estaba demasiado concentrado en el combate en sí y no en lo que estaba pasando alrededor.
—Sólo bromeo. —Le dio un suave golpe en el hombro—. Pues me lo rompí. Me dijeron que estará bien en un mes. ¿Pero sabes qué? —Se acercó al oído de su interlocutor—. Lo estaré usando de nuevo en dos semanas. —Se retiró, giñando un ojo.
—No se sobrestime. Permítale a su brazo sanar como es debido. —Taki no pareció darle importancia al consejo, sólo bufó como niña regañada, rodando los ojos. Muy terca, sin duda—. ¿Y qué pasó con Agard, el caballero con el que combatí al final?
—¡Lo volviste cenizas! No quedó nada de él. Te digo, fue sorprendente. —Alzó la voz animada, como si realmente hubiese sido lo más fantástico del mundo.
—Ya veo... —Athos no estaba orgulloso de escuchar eso, muy por el contrario. Tampoco podía hacerlo un gran problema, lo pasado pasado está, pero sería una memoria incómoda. Otro elemento para sumar a las pesadillas.
Al ver la expresión de decepción, la rubia rápidamente retomó—: Es una broma. —Volvió a golpearle, con más fuerza y espontaneidad—. No eres tan fuerte, ¿sabes? Lo dejaste vivo. O algo así. Terminó muy quemado, su armadura se hacía pedacitos. —Se encogió de hombros, restándole importancia—. Yo no me acerqué a él, me estaban atendiendo. Pero vi que seguía vivo. Mas no le he visto por aquí, tampoco es como si lo estuviera buscando. ¡Hey! Preguntemos al Capitán.
"Capitán, Capitán. No puede ser su nombre". No le brindaba mucha tranquilidad las palabras de la dama, por lo menos no era verdad lo de las cenizas, mas imaginarse morir incinerado y sufrir las quemaduras tampoco era lo más bello. Acudieron a con el Capitán, cuya posición no estaba tan alejada de ellos.
—Ahí estás, muchacho. Excelente victoria la que nos has dado. —Se veía completo, bastante lúcido. Aunque nunca se saben las heridas que ocultan la armadura.
—Donde hay muerte, no hay éxito. —Replicó un tanto melancólico.
—Sí, ¿por qué no me sorprende esa respuesta? Pero te aseguro que las cosas serán diferentes de hoy en adelante. Lo creas o no, el bien ha acabado con una parte del mal. No te diré que te enorgullezcas de esto, pero cuando mires a un niño jugar con sus padres, que no te sorprenda que te agradezcan. —Hubo un corto silencio tras la sencilla pero profunda reflexión que acababa de hacer el veterano—. ¿Y por qué no están festejando con los otros? Sobre todo usted, señorita.
—Athos está buscando al tal Agario.
—Agard. —Corrigió el dragón—. ¿Sobrevivió? ¿Qué será de los soldados enemigos?
—¿Ese bastardo? Está... —El Capitán cortó su oración, siendo su atención llamada sutilmente por las señales de Taki, que hacia gestos disimulados—. Él falleció por mi espada. Lo siento, no podía dejar a alguien como él con vida. Muy noble de tu parte dejarlo con vida, pero si supieras todo lo que ha hecho y todo lo que puede hacer, lo entenderías.
Asintió con un gesto neutral—. Lo entiendo. Mas me cuesta comprenderlo.
Otro instante de silencio. Athos sabía cómo quitar la alegría a las fiestas. Tal vez era por el cansancio, usualmente es más reservado—. Los enemigos supervivientes serán puesto bajo custodia. Deben responder por muchos crímenes, tanto aquí en Dundarak como en el sur. Estoy seguro que la guardia real tiene una lista enorme para cada uno. No te preocupes, serán justos, pero también severos.
—Así como ellos, nosotros también deberemos pagar por nuestros pecados. —Dio una media sonrisa—. Mientras tanto, festejen. No es algo tan malo. Es sólo... —Hizo un ademán con su mano—. Me gustaría descansar.
—A tu cama, niño. Ya es tarde. —Comentó entre risas.
Se fue directo a la camilla, recostándose con más calma. Habían pasado tantas cosas, y tenía mucha meditación por hacer, pero ahora sólo restaba descansar, incluso dormir, el frío no era su rival. Cuando cerró los ojos, escuchó la voz de aquel caballero que había comandado el asalto. Notó que no mencionó a ningún 'Sakun'. "Entonces él es Sakun". Porque Athos no podía llamarse. "Sí, creo que nunca nos presentamos formalmente". Le dio demasiada importancia a la batalla que olvidó sus modales. "Ah, mis modales... ¿Dónde los habré dejado?" Hizo como si buscara algo, antes de acomodarse para dormir.
Mañana sería otro día.
Athos
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Re: El Inicio De La Justicia [Trama][Libre][Interpretativo][CERRADO]
Todo había terminado finalmete, la batalla estaba ganada, Sakun había protagonizado una pelea encarnizada de la que había vuelto malherido "ese chico nunca aprende" eran las palabras exactas que le llegaban a la bruja a la cabeza cada vez que veía al joven.
Se habían terminado por reunir todos y dado paso a una celebración que parecía olvidar a los caidos, las mayoría se recuperaba ya con los cuidados de aquellos que tenían nociones de primeros auxílios, la rubia dormía con calma, aun estando rodeada de enemigos, y Keira se preguntaba si la chica no sería simplemente una idiota.
Que ella le hubiera perdonado la vida no quería decir que los demás fueran a aceptarlo. La bailarina también había sido tratada de sus heridas, que, afortunadamente, no tenían marcas, aunque no se le paso la cara de sorpresa y cierta repulsión que quien la trataba puso al ver su quemadura, ni mucho menos el murmullo que había soltado:
- Tener tal cicatriz en un cuerpo así es una atrocidad- había dicho el chico.
Keira solo había podido responder con una sonrisa irónica, como si ella no lo supiera, estaba deseando eliminar esa maldita marca de una vez por todas, pero el maldito dragón... odiaba a los dragones, Sakun era la excepción, pero porque había luchado a su lado, a los demás... muerte a todos.
El que había liderado toda la misión la llamó, dandole permiso para hacer con la rubia lo que ella quisiera, la bailarina solo sonrió ante eso, lo que quisiera... ¿eh? Tal vez se la llevase con ella, no estaba mal tener un saco de boxeo por si la atacaban, pero se lo pensó mejor, el riesgo de tener cerca a la de los dardos era demasiado alto como para arriesgarse, así que, mientras el dragón de fuego se despedía, ella hizo otro tanto, saliendo de allí con Fire volando a su lado, dando como única despedida un saludo con la mano. Tal vez fuera a la capital, allí podría encontrar algo interesante.
Se habían terminado por reunir todos y dado paso a una celebración que parecía olvidar a los caidos, las mayoría se recuperaba ya con los cuidados de aquellos que tenían nociones de primeros auxílios, la rubia dormía con calma, aun estando rodeada de enemigos, y Keira se preguntaba si la chica no sería simplemente una idiota.
Que ella le hubiera perdonado la vida no quería decir que los demás fueran a aceptarlo. La bailarina también había sido tratada de sus heridas, que, afortunadamente, no tenían marcas, aunque no se le paso la cara de sorpresa y cierta repulsión que quien la trataba puso al ver su quemadura, ni mucho menos el murmullo que había soltado:
- Tener tal cicatriz en un cuerpo así es una atrocidad- había dicho el chico.
Keira solo había podido responder con una sonrisa irónica, como si ella no lo supiera, estaba deseando eliminar esa maldita marca de una vez por todas, pero el maldito dragón... odiaba a los dragones, Sakun era la excepción, pero porque había luchado a su lado, a los demás... muerte a todos.
El que había liderado toda la misión la llamó, dandole permiso para hacer con la rubia lo que ella quisiera, la bailarina solo sonrió ante eso, lo que quisiera... ¿eh? Tal vez se la llevase con ella, no estaba mal tener un saco de boxeo por si la atacaban, pero se lo pensó mejor, el riesgo de tener cerca a la de los dardos era demasiado alto como para arriesgarse, así que, mientras el dragón de fuego se despedía, ella hizo otro tanto, saliendo de allí con Fire volando a su lado, dando como única despedida un saludo con la mano. Tal vez fuera a la capital, allí podría encontrar algo interesante.
- off::
- Perdón por el mini post, estoy de vacaciones ya, y entre que no tengo internet y mi pc ha decidido escacharrarse de nuevo (se me ha desconfigurado todo -.-') no he podido hacer mucho más teniendo en cuenta a los crios dando por saco para que acelere y me largue. Perdón de verdad T^T
Keira Brabery
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