La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
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La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Solo hacía unos días que había llegado a la capital, pero el brujo ya había conocido a personas de lo más peculiar. Lo cierto es que no sabía cómo se lo montaba para siempre acabar conociendo a gente en tan poco plazo de tiempo. Sin duda era en parte por su talante amigable y curioso, aunque parecía que el destino, si es que existía, movía los hilos para que esto ocurriera. Sobre todo para meterlo en problemas, pensó mientras se levantaba de la cama.
Abrir la ventana le parecía mejor idea antes de haberlo hecho. Su torso desnudo sintió las caricias de la mañana en Dundarak, y sintió como el aire de sus pulmones bajaban varios grados en un momento.
- He tenido recibimientos más cálidos sin duda-, musitó para sí, a la vez que cerraba la ventana de nuevo.
Realmente el recibimiento sí que había sido muy caluroso el día de su llegada. Las gentes del norte, pese a vivir casi constantemente con el frío a su alrededor, eran por lo general personas amables y que no dudaban en acoger a un extranjero. Como estaban acostumbrados a vivir en un clima tan exigente era normal que alguien en cualquier momento pudiera sufrir un percance. Negar el auxilio a una persona era un acto prácticamente igual de cruel que atacarlo, pues no ayudar a alguien en esas condiciones era condenarlo a morir.
Se vistió rápidamente y bajó hasta el comedor, donde además de desayunar le pidió a la camarera agua caliente para bañarse. La bella moza fue tan amable de calentarle agua del pozo al brujo, y de dejársela junto a la tina mientras Vincent terminaba la comida. Después de saludar al posadero, se dirigió a tomarse el merecido baño.
- Nada como una bañera llena de agua caliente para desentumecer los músculos de este frío-, se dijo, recostándose en la tina. - Me quedaría todo el día aquí.
Podría haberse quedado allí todo el tiempo del mundo, pues realmente no tenía nada que hacer ese día. Los caballeros dragón no se habían mostrado muy colaboradores el día que los había visitado. No obstante, viendo que se trataba del hermano de Elen no habían sido totalmente opacos. No le habían dicho nada al respecto de que hacía su hermana con ellos, pero al menos si dieron detalles de su organización. Eran un grupo de dragones, en su mayoría, que luchaba contra el mal desde tiempos inmemorables. Pasaban el legado de generación en generación, aunque podía hacerse una idea bastante clara de que lo que hacía Elen con ellos. Como le gusta a esta chica meterse en líos, pensó sobre ella mientras se vestía de nuevo, obviando que él era igualmente una persona que siempre acababa metido en follones. No le dijeron más nada, aunque se mostraron interesados en reclutarlo. El rubio rechazó la oferta, dando a entender que le interesaba pero no era el momento para ello. Tenía que hablar con su hermanita primero.
Al volver al comedor se encontró con una tarima en medio del salón y solo las mesas de los rincones. Por un segundo el brujo pensó si estaría soñando, o si se había ido a bañarse a una taberna equivocada, pero no, allí estaba la bella pelirroja y su amable jefe.
- ¿Qué ocurre? - preguntó curioso por la escena.
- Vincent, hoy tendremos un espectáculo en la posada-, dijo bastante ilusionada Jenn. - Y todo gracias al gran Peter.
- ¿Peter? ¿Quién es Peter? - volvió a preguntar mucho más confuso.
- Peter es un amigo que mío que me debe algún favor. Hace espectáculos de baile y se ha ofrecido a realizar uno en mi posada-, comentó sonriente Jack. - Han repartido panfletos como este por toda la ciudad-, le alcanzó un papel. - Hoy voy a hacer un gran negocio-, puntualizó a la vez que le daba una palmada en la espalda con su gran manaza.
El texto finalizaba con algunos de los bailes que se verían esa noche y la dirección de la posada. El brujo solo podía pensar que otra vez había acabado metido en algo sin saber cómo, y sobre todo, ¿Qué demonios era la danza del vientre? Al menos esta vez no parecía que nadie le fuera a intentar partir la cabeza.
Abrir la ventana le parecía mejor idea antes de haberlo hecho. Su torso desnudo sintió las caricias de la mañana en Dundarak, y sintió como el aire de sus pulmones bajaban varios grados en un momento.
- He tenido recibimientos más cálidos sin duda-, musitó para sí, a la vez que cerraba la ventana de nuevo.
Realmente el recibimiento sí que había sido muy caluroso el día de su llegada. Las gentes del norte, pese a vivir casi constantemente con el frío a su alrededor, eran por lo general personas amables y que no dudaban en acoger a un extranjero. Como estaban acostumbrados a vivir en un clima tan exigente era normal que alguien en cualquier momento pudiera sufrir un percance. Negar el auxilio a una persona era un acto prácticamente igual de cruel que atacarlo, pues no ayudar a alguien en esas condiciones era condenarlo a morir.
Se vistió rápidamente y bajó hasta el comedor, donde además de desayunar le pidió a la camarera agua caliente para bañarse. La bella moza fue tan amable de calentarle agua del pozo al brujo, y de dejársela junto a la tina mientras Vincent terminaba la comida. Después de saludar al posadero, se dirigió a tomarse el merecido baño.
- Nada como una bañera llena de agua caliente para desentumecer los músculos de este frío-, se dijo, recostándose en la tina. - Me quedaría todo el día aquí.
Podría haberse quedado allí todo el tiempo del mundo, pues realmente no tenía nada que hacer ese día. Los caballeros dragón no se habían mostrado muy colaboradores el día que los había visitado. No obstante, viendo que se trataba del hermano de Elen no habían sido totalmente opacos. No le habían dicho nada al respecto de que hacía su hermana con ellos, pero al menos si dieron detalles de su organización. Eran un grupo de dragones, en su mayoría, que luchaba contra el mal desde tiempos inmemorables. Pasaban el legado de generación en generación, aunque podía hacerse una idea bastante clara de que lo que hacía Elen con ellos. Como le gusta a esta chica meterse en líos, pensó sobre ella mientras se vestía de nuevo, obviando que él era igualmente una persona que siempre acababa metido en follones. No le dijeron más nada, aunque se mostraron interesados en reclutarlo. El rubio rechazó la oferta, dando a entender que le interesaba pero no era el momento para ello. Tenía que hablar con su hermanita primero.
Al volver al comedor se encontró con una tarima en medio del salón y solo las mesas de los rincones. Por un segundo el brujo pensó si estaría soñando, o si se había ido a bañarse a una taberna equivocada, pero no, allí estaba la bella pelirroja y su amable jefe.
- ¿Qué ocurre? - preguntó curioso por la escena.
- Vincent, hoy tendremos un espectáculo en la posada-, dijo bastante ilusionada Jenn. - Y todo gracias al gran Peter.
- ¿Peter? ¿Quién es Peter? - volvió a preguntar mucho más confuso.
- Peter es un amigo que mío que me debe algún favor. Hace espectáculos de baile y se ha ofrecido a realizar uno en mi posada-, comentó sonriente Jack. - Han repartido panfletos como este por toda la ciudad-, le alcanzó un papel. - Hoy voy a hacer un gran negocio-, puntualizó a la vez que le daba una palmada en la espalda con su gran manaza.
“Pasen y vean el espectáculo del Gran Peter.
Esta noche en la posada Donde descansa el viento, las mujeres más hermosas del planeta los deleitarán con los bailes más exóticos a lo largo de todo el continente. No pierdan una oportunidad única de ver el folklore de tierras tan lejanas.”
Esta noche en la posada Donde descansa el viento, las mujeres más hermosas del planeta los deleitarán con los bailes más exóticos a lo largo de todo el continente. No pierdan una oportunidad única de ver el folklore de tierras tan lejanas.”
El texto finalizaba con algunos de los bailes que se verían esa noche y la dirección de la posada. El brujo solo podía pensar que otra vez había acabado metido en algo sin saber cómo, y sobre todo, ¿Qué demonios era la danza del vientre? Al menos esta vez no parecía que nadie le fuera a intentar partir la cabeza.
Última edición por Vincent Calhoun el Lun Oct 26 2015, 02:36, editado 2 veces
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
"Maldito, estúpido, odioso y puñetero frío y, maldito, estúpido y odios capullo" Pensaba la joven mientras andaba envuelta en mil capas, ya cerca de la ciudad. Llegar hasta allí había sido un suplicio a pesar de la amabilidad de las gentes el lugar, pero se encontraba agotada de caminar por la nieve, más de tres días le había costado llegar hasta allí, dos días en los que había andado sola con una Fire extrañamente silenciosa. Parecía que a ninguna de las dos les gustaba el frío...
Y, los dos primeros días, al menos, no había tenido demasiados problemas, pero el tercero... si durante esas jornadas había pensado que tenía mala suerte, nunca hubiera imaginado que la tercera sería la peor, mientras se envolvía con más fuerza, y Fire revoloteaba en el cielo, recordó los sucesos sin tener nada más que hacer, ya que, las jóvenes a su lado, en la misma situación que ella, parecían tener las mismas escasas ganas de hablar.
"Se encontraba cerca de una aldea, las luces de colores rojizos, iluminaban el poblado con colores cálidos. Durante los dos días anteriores, Keira, había aprendido que las gentes del norte eran especialmente amables, nunca dejaban pasar la oportunidad de prestar socorro, ceder un dormitorio o poner un plato más en la mesa si alguien lo necesitaba.
Al llegar, no había dudado un solo momento en acercarse al cartel que cantaba: Posada. Dentro reinaba un calor envidiable, y el posadero, estresado, parecía ayuda, así que la joven decidió que, tal vez, podría ser de ayuda y le ofreció distraer a su público a cambio de un cuarto. El hombre asintió encantado, y no tardo en anunciarla, apartar mesas y permitirle iniciar su danza.
Cuando la termino, como era normal, hubo un pequeño silencio, y luego un estallido de aplausos, y algunas palabras subidas de tono de aquellos que ya estaban achispados, pero que se disolvían pronto con una mirada de la chica. Mientras los aplausos y la taberna entraba en calma, un hombre se le acerco y la invitó a una copa. Era elegante, se llamaba Peter, la invitó a unirse a su grupo de bailarinas, le dijo que ella era exótica, de piel más oscura que el resto de sus danzarinas, pero Keira se negó en rotundo y se dirigió a su dormitorio tras beber su copa.
Despertó al día siguiente con unas gruesas esposas doradas en las muñecas, rodeada de chicas con aire triste que entre susurros le explicaron su situación. La habían secuestrado para formar parte del espectáculo. La joven frunció el ceño, debían estar bromeando. pero no, no era broma, los supo en cuanto el tal Peter se acercó y ella fue incapaz de lanzarle una llamarada. Las esposas no le permitían usar magia.
No tardo en descubrir el castigo para aquellas que se negaban a bailar. Las que no lo hacían, eran tratadas como simple mercancía, y se las alquilaba durante unas horas para compensar las ganancias que no obtenía ese estúpido usurero con el baile. Ella no iba a permitir que la tocaran, bailaría, y, en cuanto llegara a Dundarak, se las arreglaría para escapar del tipo. "
Por fin entraron en la ciudad, y el hombre pacto un espectáculo para la noche, esa era su oportunidad.
____________________________________________
La ciudad estaba llena de carteles, las luces se habían encendido en las calles de la gran capital y la taberna estaba hasta los topes. La gente se amontonaba incluso en la puerta, esperando ver un rescoldo de piel danzante. La entrada no era barata, Peter sabía que allá donde iba, nadaba en dinero con su espectáculo, y poco le importaba que fuera obligando las jóvenes. Pero se había topado con la horma de su zapato. Si él era una persona orgullosa, Keira aun lo era más, e igual que se había apartado en cuanto el había intentado siquiera rozarla, iba a armarle un buen lío.
Mientras el tipejo anunciaba el espectáculo con historias inventadas, la bailarina comprobó que Fire estaba cerca y observó a las jóvenes a su lado, cada cual con vestidos diferentes, algunas daban una impresión muy modosita, pero esa noche, ella, como novedad, era el espectáculo principal de la velada. El tipo se había inventado un nombre extraño para su baile, y había cambiado sus vestidos por una ropa que enseñaba demasiado y un velo, había sustituido sus llamas por pañuelos y el vuelo de sus vestidos por el de telas traslucidas. No le gustaba. Ese tipo no tenía ni idea de lo que hacía, su baile era bueno porque sugería, no porque enseñara. Por eso terminó por cambiar ese estúpido pantaloncillo por una falda propia, larga y a tiras.
En cuanto escuchó una estúpida historia que él llamó "las mil y una noches" y la presentó como la "Dama de fuego" salió a la tarima poniéndole la zancadilla al tipo, en una pequeña satisfacción personal, y espero unos segundos antes de iniciar el baile. Esperando ver a alguien que pudiera estar dispuesto a ayudar.
Comenzó una música de laúd y ella inició los movimientos ante la mirada encandilada del público y la furiosa de Peter que había visto su cambio de ropa. Las jóvenes empezaron a salir a su espalda e intentaron imitar sus movimientos, no eran malas, pero no podían imitarla bien, se habían acostumbrado a estar rígidas, y eso no era bueno para los bailes, y menos para el suyo.
Siguió mirando y pareció reconocer a alguien, ¿podría estar en lo cierto?
Y, los dos primeros días, al menos, no había tenido demasiados problemas, pero el tercero... si durante esas jornadas había pensado que tenía mala suerte, nunca hubiera imaginado que la tercera sería la peor, mientras se envolvía con más fuerza, y Fire revoloteaba en el cielo, recordó los sucesos sin tener nada más que hacer, ya que, las jóvenes a su lado, en la misma situación que ella, parecían tener las mismas escasas ganas de hablar.
"Se encontraba cerca de una aldea, las luces de colores rojizos, iluminaban el poblado con colores cálidos. Durante los dos días anteriores, Keira, había aprendido que las gentes del norte eran especialmente amables, nunca dejaban pasar la oportunidad de prestar socorro, ceder un dormitorio o poner un plato más en la mesa si alguien lo necesitaba.
Al llegar, no había dudado un solo momento en acercarse al cartel que cantaba: Posada. Dentro reinaba un calor envidiable, y el posadero, estresado, parecía ayuda, así que la joven decidió que, tal vez, podría ser de ayuda y le ofreció distraer a su público a cambio de un cuarto. El hombre asintió encantado, y no tardo en anunciarla, apartar mesas y permitirle iniciar su danza.
Cuando la termino, como era normal, hubo un pequeño silencio, y luego un estallido de aplausos, y algunas palabras subidas de tono de aquellos que ya estaban achispados, pero que se disolvían pronto con una mirada de la chica. Mientras los aplausos y la taberna entraba en calma, un hombre se le acerco y la invitó a una copa. Era elegante, se llamaba Peter, la invitó a unirse a su grupo de bailarinas, le dijo que ella era exótica, de piel más oscura que el resto de sus danzarinas, pero Keira se negó en rotundo y se dirigió a su dormitorio tras beber su copa.
Despertó al día siguiente con unas gruesas esposas doradas en las muñecas, rodeada de chicas con aire triste que entre susurros le explicaron su situación. La habían secuestrado para formar parte del espectáculo. La joven frunció el ceño, debían estar bromeando. pero no, no era broma, los supo en cuanto el tal Peter se acercó y ella fue incapaz de lanzarle una llamarada. Las esposas no le permitían usar magia.
No tardo en descubrir el castigo para aquellas que se negaban a bailar. Las que no lo hacían, eran tratadas como simple mercancía, y se las alquilaba durante unas horas para compensar las ganancias que no obtenía ese estúpido usurero con el baile. Ella no iba a permitir que la tocaran, bailaría, y, en cuanto llegara a Dundarak, se las arreglaría para escapar del tipo. "
Por fin entraron en la ciudad, y el hombre pacto un espectáculo para la noche, esa era su oportunidad.
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La ciudad estaba llena de carteles, las luces se habían encendido en las calles de la gran capital y la taberna estaba hasta los topes. La gente se amontonaba incluso en la puerta, esperando ver un rescoldo de piel danzante. La entrada no era barata, Peter sabía que allá donde iba, nadaba en dinero con su espectáculo, y poco le importaba que fuera obligando las jóvenes. Pero se había topado con la horma de su zapato. Si él era una persona orgullosa, Keira aun lo era más, e igual que se había apartado en cuanto el había intentado siquiera rozarla, iba a armarle un buen lío.
Mientras el tipejo anunciaba el espectáculo con historias inventadas, la bailarina comprobó que Fire estaba cerca y observó a las jóvenes a su lado, cada cual con vestidos diferentes, algunas daban una impresión muy modosita, pero esa noche, ella, como novedad, era el espectáculo principal de la velada. El tipo se había inventado un nombre extraño para su baile, y había cambiado sus vestidos por una ropa que enseñaba demasiado y un velo, había sustituido sus llamas por pañuelos y el vuelo de sus vestidos por el de telas traslucidas. No le gustaba. Ese tipo no tenía ni idea de lo que hacía, su baile era bueno porque sugería, no porque enseñara. Por eso terminó por cambiar ese estúpido pantaloncillo por una falda propia, larga y a tiras.
En cuanto escuchó una estúpida historia que él llamó "las mil y una noches" y la presentó como la "Dama de fuego" salió a la tarima poniéndole la zancadilla al tipo, en una pequeña satisfacción personal, y espero unos segundos antes de iniciar el baile. Esperando ver a alguien que pudiera estar dispuesto a ayudar.
Comenzó una música de laúd y ella inició los movimientos ante la mirada encandilada del público y la furiosa de Peter que había visto su cambio de ropa. Las jóvenes empezaron a salir a su espalda e intentaron imitar sus movimientos, no eran malas, pero no podían imitarla bien, se habían acostumbrado a estar rígidas, y eso no era bueno para los bailes, y menos para el suyo.
Siguió mirando y pareció reconocer a alguien, ¿podría estar en lo cierto?
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Las horas se sucedieron mientras todos en la taberna se preparaban para el espectáculo. El escenario se colocó a un lado del comedor, justo delante de una puerta, y se rodeó con cortinas de vivos colores. Esto, además de servir como atracción para los clientes, conseguiría que nadie pudiera ver a las chicas hasta que subieran a la tarima.
Vinc no quería ser una molestia, así que decidió dar un paseo, pues en la posada estaban demasiado ocupados con las reformas. Las calles estaban llenas de carteles anunciando el baile. La verdad es que nunca se le habría pasado por la cabeza que el humilde Jack pudiera conseguir tanta publicidad. Parecía que no solo Peter le debía un favor al posadero después de todo. Era lo bueno de los oficios como los de él, siempre acababas conociendo a personas en todas partes, y es sabido que la información es poder. Se puede conseguir más con contactos que con una bolsa llena de dinero.
En cuanto la noche empezó a acechar a la ciudad, los encargados de encender las lámparas de aceite se pusieron manos a obra. La gran ciudad de piedra blanca, iluminada por las vacilantes llamas, fue convirtiéndose poco a poco en un vivo espectáculo de sombras, como las que usaban algunos artistas para entretener al público. La noche en Dundarak tenía una gran belleza como el resto de la propia ciudad, pero el joven debía volver a la posada si quería ver la obra. Jack se había molestado mucho en crear algo que atrajera clientes a su local y no quería perderse la gran noche.
La gran cantidad de gente en la posada, no le sorprendía después de haber visto con sus propios ojos la cantidad de carteles colgados que había en la capital. Por suerte, el lobo llegó lo suficientemente temprano como para encontrar sitio donde sentarse. Los rincones habían sido algo alzados sobre el suelo por una tarima de la altura de un escalón. Así los privilegiados que pudieran sentarse en los reservados, podrían ver la danza pese a las personas que había de pie delante del escenario. Tenía que reconocer que el local de Jack había quedado genial. Cuando todo acabase podía dejarlo así, y solo colocar de nuevo las mesas centrales y quitar el teatro improvisado.
Al poco de ocupar una mesa pidió una copa de hidromiel. Mientras saboreaba su dulce néctar varias personas se sentaron a su mesa. El joven las saludó amablemente, pero tenía que haber imaginado que se sentarían más personas a la mesa por la gran cantidad de personas que vendrían. No le desagradaba del todo la situación, aunque prefería estar solo, y pensaba que quizás hubiera sido mejor idea buscarse un hueco de pie en un rincón.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presentación de un hombre. El Gran Peter había hecho su puesta en escena, un poco pomposa para el brujo, como era habitual en ese tipo de espectáculos. Las mujeres salieron al escenario, y creyó por un momento que Peter caía por detrás de este al ser zancadilleado por una de las integrantes del grupo. No había bebido mucho antes de comenzara la coreografía, pero dejaría de lado la bebida para evitar seguir imaginando cosas.
La belleza era una cualidad en todas las chicas, altas y esbeltas, mas una llamó la atención del brujo y de la mayoría de los presentes allí. No solo era por su estilo de baile más desarrollado que el del resto de las mujeres, ni por su vestido vaporoso creado para embelesar a los hombres. Se podía apreciar su piel tersa y suave incluso desde la distancia en la que se encontraba. Su cuerpo, realzado por la estrechez de su vestido, se contoneaba al ritmo de la música. El velo rojizo dejaba entrever un rostro angelical, que contrastaba con unos labios finos y sonrosados, dignos del mayor de los placeres. Tan propios para el pecado como para dibujar una sonrisa pura. Un rostro con la miraba del bello mar azulado de las islas del sur, que trasmitía la pasión como solo el fuego sabía hacer. Una mirada que el lobo no había observado en muchísimo tiempo, y que pensaba que nunca volvería a sentir.
- Tenía algún dato sobre la curiosidad que puedo despertar en las mujeres, pero no hacía falta que viajaras tan lejos para encontrarme-, le sonrió con su media sonrisa característica. - Solo tenías que buscarme por la zona portuaria de Lunargenta para verme de nuevo-, bromeó.
Pese a la multitud del local, al brujo no le había costado mucho trabajo llegar hasta el pie del escenario. En el fondo sentía que algo iba mal. Esa chica no era de las que bailaran ligeras de ropa, ni de las que lo necesitaran para ganarse la vida. El brujo podía parecer un mujeriego a ojos de muchos, no obstante, las apariencias engañan en muchas ocasiones. Vinc no necesitaba ligar con la mujer de fuego, solo le estaba dando una oportunidad. Y por la mirada de la mujer, estaba seguro que era una oportunidad que esta no iba a desaprovechar.
Vinc no quería ser una molestia, así que decidió dar un paseo, pues en la posada estaban demasiado ocupados con las reformas. Las calles estaban llenas de carteles anunciando el baile. La verdad es que nunca se le habría pasado por la cabeza que el humilde Jack pudiera conseguir tanta publicidad. Parecía que no solo Peter le debía un favor al posadero después de todo. Era lo bueno de los oficios como los de él, siempre acababas conociendo a personas en todas partes, y es sabido que la información es poder. Se puede conseguir más con contactos que con una bolsa llena de dinero.
En cuanto la noche empezó a acechar a la ciudad, los encargados de encender las lámparas de aceite se pusieron manos a obra. La gran ciudad de piedra blanca, iluminada por las vacilantes llamas, fue convirtiéndose poco a poco en un vivo espectáculo de sombras, como las que usaban algunos artistas para entretener al público. La noche en Dundarak tenía una gran belleza como el resto de la propia ciudad, pero el joven debía volver a la posada si quería ver la obra. Jack se había molestado mucho en crear algo que atrajera clientes a su local y no quería perderse la gran noche.
La gran cantidad de gente en la posada, no le sorprendía después de haber visto con sus propios ojos la cantidad de carteles colgados que había en la capital. Por suerte, el lobo llegó lo suficientemente temprano como para encontrar sitio donde sentarse. Los rincones habían sido algo alzados sobre el suelo por una tarima de la altura de un escalón. Así los privilegiados que pudieran sentarse en los reservados, podrían ver la danza pese a las personas que había de pie delante del escenario. Tenía que reconocer que el local de Jack había quedado genial. Cuando todo acabase podía dejarlo así, y solo colocar de nuevo las mesas centrales y quitar el teatro improvisado.
Al poco de ocupar una mesa pidió una copa de hidromiel. Mientras saboreaba su dulce néctar varias personas se sentaron a su mesa. El joven las saludó amablemente, pero tenía que haber imaginado que se sentarían más personas a la mesa por la gran cantidad de personas que vendrían. No le desagradaba del todo la situación, aunque prefería estar solo, y pensaba que quizás hubiera sido mejor idea buscarse un hueco de pie en un rincón.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la presentación de un hombre. El Gran Peter había hecho su puesta en escena, un poco pomposa para el brujo, como era habitual en ese tipo de espectáculos. Las mujeres salieron al escenario, y creyó por un momento que Peter caía por detrás de este al ser zancadilleado por una de las integrantes del grupo. No había bebido mucho antes de comenzara la coreografía, pero dejaría de lado la bebida para evitar seguir imaginando cosas.
La belleza era una cualidad en todas las chicas, altas y esbeltas, mas una llamó la atención del brujo y de la mayoría de los presentes allí. No solo era por su estilo de baile más desarrollado que el del resto de las mujeres, ni por su vestido vaporoso creado para embelesar a los hombres. Se podía apreciar su piel tersa y suave incluso desde la distancia en la que se encontraba. Su cuerpo, realzado por la estrechez de su vestido, se contoneaba al ritmo de la música. El velo rojizo dejaba entrever un rostro angelical, que contrastaba con unos labios finos y sonrosados, dignos del mayor de los placeres. Tan propios para el pecado como para dibujar una sonrisa pura. Un rostro con la miraba del bello mar azulado de las islas del sur, que trasmitía la pasión como solo el fuego sabía hacer. Una mirada que el lobo no había observado en muchísimo tiempo, y que pensaba que nunca volvería a sentir.
- Tenía algún dato sobre la curiosidad que puedo despertar en las mujeres, pero no hacía falta que viajaras tan lejos para encontrarme-, le sonrió con su media sonrisa característica. - Solo tenías que buscarme por la zona portuaria de Lunargenta para verme de nuevo-, bromeó.
Pese a la multitud del local, al brujo no le había costado mucho trabajo llegar hasta el pie del escenario. En el fondo sentía que algo iba mal. Esa chica no era de las que bailaran ligeras de ropa, ni de las que lo necesitaran para ganarse la vida. El brujo podía parecer un mujeriego a ojos de muchos, no obstante, las apariencias engañan en muchas ocasiones. Vinc no necesitaba ligar con la mujer de fuego, solo le estaba dando una oportunidad. Y por la mirada de la mujer, estaba seguro que era una oportunidad que esta no iba a desaprovechar.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
No se equivocaba, sentado en una mesa, Vincent, el tipo que había conocido en Lunargenta, cuando los secuestraron a todos y los metieron en las catacumbas en una especie de juego sádico, se encontraba allí, sentado en una mesa, rodeado de personas, tomando una copa.
La joven, mientras se movía al son de una tonada de laúd, que iba acelerando y descendiendo en ritmo, deseaba que e tipo la reconociera, solo se habían visto una vez, y le parecía un tipo... peculiar, pero era útil, y, parecía amistoso, al menos, el mas amistoso de lugar que no pediría cierto tipo de “favores”, a cambio de sacarla de allí, a ella y al resto de muchachas que bailaban tras ella.
La suerte parecía sonreírle esa noche, vio como el hombre se acercaba y, abriéndose paso por entre la multitud, llegaba frente a ella y le hablaba. Las palabras del hombre hicieron que una sonrisa entre irónica y divertida apareciese en la cara de la joven, tras el velo. Definitivamente, era su día de suerte.
De un elegante salto, bajo de la tarima y se ario hueco para poder seguir bailando en la sala, rodeando al hombre que se le había acercado para poder comunicarse en voz baja.
- No niego tu atractivo, pero me temo que no estoy aquí por gusto- susurro dando para, después girar sobre una sola pierna un par de veces y luego doblar la espalda mirando al techo.- ese tío que nos ha presentado, es un traficante, no es de fiar, a mi me ha bloqueado los poderes con los brazaletes- explico dando vueltas rodeando al mago, aprovechándose del sonido para opacar su voz y del velo para que Peter no la viera mover los labios.- cuando acabe el baile, espera en la barra, acudiré allí- prometió.
Girando para llegar al centro de la sala y descender haciendo un espagat, no aparto la mirada de Vincent, luego, se levanto girando, el ritmo de la musica comenzaba a descender nuevamente, y subió a la tarima contemplando la mirada satisfecha de Peter, ese tipo cada vez le daba mas asco y le causaba mas repulsión.
Siguió moviéndose sobre el improvisado escenario, intentando guiar a las otras chicas, que se habían perdido cuando ella había bajado de allí, y retomaron el ritmo poco a poco. Los pañuelos de tela traslucida se movían a su alrededor, era extraño, pero comenzaba a sentirse cansada, las pulseras esas que retenían su magia... debía ser eso, su poder era parte de su esencia, al estar sometido de una forma no natural, debía estar peleando por salir a flote, la chica estaba convirtiéndose en una bomba de relojería. Si no se las quitaba pronto, quien sabia que podía suceder.
Por fin se detuvo la musica, y las chicas pudieron hacer una reverencia y retirarse, sin embargo la noche no había acabado ahí, y todas lo sabían, esa noche, muy posiblemente las mandara a hacer ese segundo empleo, que llevaba tan en silencio, a todas, lo que no sabia ese asqueroso era que, por su confianza y egolatría, por esas ansias de dinero y poder, se le iría todo al garete, ella misma se encargaría de ello.
Sus suposiciones habían sido correctas, en cuanto estuvieron lejos de las miradas del publico, las obligo a salir nuevamente, esta vez, para “tomar una copa con sus fans”, Keira frunció el ceño, ella sabia que estaría bien, y, aunque no supiera con quien iba a tratar, tenia claro que era capaz de defenderse, pero las otras.... las otras parecían almas en pena, era algo que se había podido reflejar incluso en escena.
Con un suspiro, salio de nuevo y se sentó en la barra, no pidió nada, quería tener la mente completamente despejada, a ese tipo le iba a dar de bofetadas hasta que se le cayeran los ojos de las cuencas, iba a quedar bonito cuando lo cogiera por banda.
Un par de tipos se acercaron a ella, intentando invitarla, pero les dio tal mirada que se alejaron al instante, repelidos, ni loca pensaba dejar que se le acercasen unos babosos, ella escogía la gente con quien quería estar, nunca permitiría que alguien que solo la buscaba por su cuerpo se permitiera, siquiera, cruzar miradas con ella.
Sentada en un taburete, espero paciente la llegada de Vincent, tenia que contarle varias cosas y que el capullo que las tenia a todas atrapadas pensara que miraba por sus intereses, la cosa era difícil, pero iba a acabar con ese asqueroso si o si.
La joven, mientras se movía al son de una tonada de laúd, que iba acelerando y descendiendo en ritmo, deseaba que e tipo la reconociera, solo se habían visto una vez, y le parecía un tipo... peculiar, pero era útil, y, parecía amistoso, al menos, el mas amistoso de lugar que no pediría cierto tipo de “favores”, a cambio de sacarla de allí, a ella y al resto de muchachas que bailaban tras ella.
La suerte parecía sonreírle esa noche, vio como el hombre se acercaba y, abriéndose paso por entre la multitud, llegaba frente a ella y le hablaba. Las palabras del hombre hicieron que una sonrisa entre irónica y divertida apareciese en la cara de la joven, tras el velo. Definitivamente, era su día de suerte.
De un elegante salto, bajo de la tarima y se ario hueco para poder seguir bailando en la sala, rodeando al hombre que se le había acercado para poder comunicarse en voz baja.
- No niego tu atractivo, pero me temo que no estoy aquí por gusto- susurro dando para, después girar sobre una sola pierna un par de veces y luego doblar la espalda mirando al techo.- ese tío que nos ha presentado, es un traficante, no es de fiar, a mi me ha bloqueado los poderes con los brazaletes- explico dando vueltas rodeando al mago, aprovechándose del sonido para opacar su voz y del velo para que Peter no la viera mover los labios.- cuando acabe el baile, espera en la barra, acudiré allí- prometió.
Girando para llegar al centro de la sala y descender haciendo un espagat, no aparto la mirada de Vincent, luego, se levanto girando, el ritmo de la musica comenzaba a descender nuevamente, y subió a la tarima contemplando la mirada satisfecha de Peter, ese tipo cada vez le daba mas asco y le causaba mas repulsión.
Siguió moviéndose sobre el improvisado escenario, intentando guiar a las otras chicas, que se habían perdido cuando ella había bajado de allí, y retomaron el ritmo poco a poco. Los pañuelos de tela traslucida se movían a su alrededor, era extraño, pero comenzaba a sentirse cansada, las pulseras esas que retenían su magia... debía ser eso, su poder era parte de su esencia, al estar sometido de una forma no natural, debía estar peleando por salir a flote, la chica estaba convirtiéndose en una bomba de relojería. Si no se las quitaba pronto, quien sabia que podía suceder.
Por fin se detuvo la musica, y las chicas pudieron hacer una reverencia y retirarse, sin embargo la noche no había acabado ahí, y todas lo sabían, esa noche, muy posiblemente las mandara a hacer ese segundo empleo, que llevaba tan en silencio, a todas, lo que no sabia ese asqueroso era que, por su confianza y egolatría, por esas ansias de dinero y poder, se le iría todo al garete, ella misma se encargaría de ello.
Sus suposiciones habían sido correctas, en cuanto estuvieron lejos de las miradas del publico, las obligo a salir nuevamente, esta vez, para “tomar una copa con sus fans”, Keira frunció el ceño, ella sabia que estaría bien, y, aunque no supiera con quien iba a tratar, tenia claro que era capaz de defenderse, pero las otras.... las otras parecían almas en pena, era algo que se había podido reflejar incluso en escena.
Con un suspiro, salio de nuevo y se sentó en la barra, no pidió nada, quería tener la mente completamente despejada, a ese tipo le iba a dar de bofetadas hasta que se le cayeran los ojos de las cuencas, iba a quedar bonito cuando lo cogiera por banda.
Un par de tipos se acercaron a ella, intentando invitarla, pero les dio tal mirada que se alejaron al instante, repelidos, ni loca pensaba dejar que se le acercasen unos babosos, ella escogía la gente con quien quería estar, nunca permitiría que alguien que solo la buscaba por su cuerpo se permitiera, siquiera, cruzar miradas con ella.
Sentada en un taburete, espero paciente la llegada de Vincent, tenia que contarle varias cosas y que el capullo que las tenia a todas atrapadas pensara que miraba por sus intereses, la cosa era difícil, pero iba a acabar con ese asqueroso si o si.
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
La joven se alegró al verlo bastante más de lo que tenía pensado en un primer momento, ya que realmente se conocían muy poco. El brujo solo quería saludarla porque no le cuadraba que esa mujer bailara con tan poca ropa. Ella tenía otro estilo, o eso le había parecido el poco tiempo que había estado con la mujer. La última vez que estuvieron juntos no es que fuera un buen momento precisamente, y desde entonces nunca la había vuelto a ver, como tampoco al resto de las chicas del grupo de aquella noche. Sabía que habían conseguido salir de allí antes que los hombres, pero nada más.
La exuberante bailarina bajó del escenario para iniciar una danza alrededor de él, si bien, esto solo era un teatro para engañar a todos alrededor. La bruja elemental estaba en un aprieto según le había dicho mientras disimulaba. Así que por eso se alegraba tanto de verme pensó. El rubio no había errado en sus cavilaciones sobre la mujer. No era el baile que le presuponía por su forma de ser, y ahora entendía por qué lo hacía.
En cuanto la joven volvió al escenario, le sonrió fingiendo que le había agradado su actuación para que pareciera todo natural. Se alejó hacia su habitación aún con las miradas de muchos hombres envidiosos de él. Había sido el elegido entre el público para ser parte de la actuación, aunque los demás no supieran realmente que había sido escogido por un motivo totalmente distinto al que imaginaban.
El brujo no perdió el tiempo. Recogió todas sus pertenencias y las metió en su petate. Tenía que tenerlo todo preparado por si tenía que salir con rapidez de la ciudad. No estaba seguro de la influencia que podía tener ese tal Peter, ni si creerían a la maga cuando se dispusiera a alertarlos de su situación. Todo sería más fácil si las demás jóvenes también hablaran, pero no podía asegurar que no tuvieran miedo de hacerlo. Así que por si acaso era mejor prepararse para el plan B. Huir de la ciudad con la bruja al hombro y un traficante de mujeres persiguiéndoles.
Mientras se colocaba la espada y la daga al cinto, bajó de nuevo hasta el comedor, pensando que su plan B necesitaba algunos ajustes. Parecía demasiado…. simple, por decirlo de algún modo. Tampoco es que tuviera muchas más opciones de crear algo más elaborado. Estaba solo ante el peligro y no tenía opciones. Solo esperar que el posadero y su sobrina los creyeran.
- Sin duda tu jefe tiene buen ojo para las mujeres-, saludó a la joven, dándole un cariz irónico a la palabra jefe. Luego, después de sentarse junto a ella, se acercó poco hacia el rostro de la joven. - Seguro que esto te viene bien-, susurró, casi ininteligiblemente, rozándole con sus labios el oído.
Para el resto del público debería parecer un simple flirteo. Un descarado embelesado por la danza cercana de la mujer. Y eso era lo que necesitaba que pensaran para que no se fijaran como le deslizaba su daga. Juntó el arma blanca contra la piel del muslo de la bruja, pareciendo una parte más de las artimañas para ligar, y de forma que no se viera tapada por su palma y antebrazo.
La rubia era bruja como él y en teoría no necesitaba nada para defenderse, aunque esta vez prefería armarla. Si él fuera Peter buscaría la manera de que su cautiva no pudiera usar su magia. Como le había pedido ayuda era evidente que no podía hacerlo, ya que con su poder no necesitaría el socorro de nadie para huir.
- Aprovecha para decirme como has llegado a esta situación, como esta de mal la cosa, etc. Necesito saber lo máximo posible para compenetrarme contigo-, siguió susurrándole, antes de darle un beso en la mejilla, para luego colocarse en una posición más normal sobre su asiento. - Hey Jack, ponme dos copas de tu mejor hidromiel-, comentó de forma natural al posadero.
La suerte estaba echada. Ahora le tocaba mover ficha a ella.
La exuberante bailarina bajó del escenario para iniciar una danza alrededor de él, si bien, esto solo era un teatro para engañar a todos alrededor. La bruja elemental estaba en un aprieto según le había dicho mientras disimulaba. Así que por eso se alegraba tanto de verme pensó. El rubio no había errado en sus cavilaciones sobre la mujer. No era el baile que le presuponía por su forma de ser, y ahora entendía por qué lo hacía.
En cuanto la joven volvió al escenario, le sonrió fingiendo que le había agradado su actuación para que pareciera todo natural. Se alejó hacia su habitación aún con las miradas de muchos hombres envidiosos de él. Había sido el elegido entre el público para ser parte de la actuación, aunque los demás no supieran realmente que había sido escogido por un motivo totalmente distinto al que imaginaban.
El brujo no perdió el tiempo. Recogió todas sus pertenencias y las metió en su petate. Tenía que tenerlo todo preparado por si tenía que salir con rapidez de la ciudad. No estaba seguro de la influencia que podía tener ese tal Peter, ni si creerían a la maga cuando se dispusiera a alertarlos de su situación. Todo sería más fácil si las demás jóvenes también hablaran, pero no podía asegurar que no tuvieran miedo de hacerlo. Así que por si acaso era mejor prepararse para el plan B. Huir de la ciudad con la bruja al hombro y un traficante de mujeres persiguiéndoles.
Mientras se colocaba la espada y la daga al cinto, bajó de nuevo hasta el comedor, pensando que su plan B necesitaba algunos ajustes. Parecía demasiado…. simple, por decirlo de algún modo. Tampoco es que tuviera muchas más opciones de crear algo más elaborado. Estaba solo ante el peligro y no tenía opciones. Solo esperar que el posadero y su sobrina los creyeran.
- Sin duda tu jefe tiene buen ojo para las mujeres-, saludó a la joven, dándole un cariz irónico a la palabra jefe. Luego, después de sentarse junto a ella, se acercó poco hacia el rostro de la joven. - Seguro que esto te viene bien-, susurró, casi ininteligiblemente, rozándole con sus labios el oído.
Para el resto del público debería parecer un simple flirteo. Un descarado embelesado por la danza cercana de la mujer. Y eso era lo que necesitaba que pensaran para que no se fijaran como le deslizaba su daga. Juntó el arma blanca contra la piel del muslo de la bruja, pareciendo una parte más de las artimañas para ligar, y de forma que no se viera tapada por su palma y antebrazo.
La rubia era bruja como él y en teoría no necesitaba nada para defenderse, aunque esta vez prefería armarla. Si él fuera Peter buscaría la manera de que su cautiva no pudiera usar su magia. Como le había pedido ayuda era evidente que no podía hacerlo, ya que con su poder no necesitaría el socorro de nadie para huir.
- Aprovecha para decirme como has llegado a esta situación, como esta de mal la cosa, etc. Necesito saber lo máximo posible para compenetrarme contigo-, siguió susurrándole, antes de darle un beso en la mejilla, para luego colocarse en una posición más normal sobre su asiento. - Hey Jack, ponme dos copas de tu mejor hidromiel-, comentó de forma natural al posadero.
La suerte estaba echada. Ahora le tocaba mover ficha a ella.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Sentada aun en la barra, notaba la mirada tensa de Peter sobre su nuca, no podía tener más ganas de quemarle el culo a ese patán. Pero no podía hacer nada, necesitaba mantener la calma, si el tipo sospechaba que planeaba algo, no volvería a tener oportunidad de librarse, y antes que dejar que algun asqueroso la tocara, se colgaba de una biga con uno de esos pañuelos de seda que tanto le gustaba a ese tipejo que usaran. "mira, es otra opción" se le ocurrio, usar el pañuelo para estrangula al idiota. "A todo cerdo le llega su San Martín" pensó mietras buscaba a Fire por la sala.
Cuando la localizó, una figura le tapó la vista, y saludó con ironía, la chica no pudo más que sonreir de igual modo, jefe, victima, en ese caso, era lo mismo. Al instante, se sentó en el taburete que había junto al suyo en la barra. Parecía que, al menos, había captado algo de lo que ella había dicho, por eso, cuando se acercó para susurrar en su oido, evitó su primer instinto de alejarse, que es lo que habría hecho en cualquien otro caso, y en lugar de eso, se acercó más fingiendo una sonrisa complacida mientras escuchaba.
Sintió una caricia en el muslo, y el tacto frío del metal sobre la piel tersa de la pierna, una daga, por fín tenía algo con lo que defenderse, sus armas se habían quedado guardadas en el carruaje donde se transportaba el dinero y el vestuario, y el tipo lo vigilaba con ojo avizor. Le vendría bien, muy bien esa daga, pero necesitaba conseguir la llave de las esposas, esas que el tipo llevaba al cuello, para poder deshacerse de esos brazaletes que le impedían usar su poder.
Cuando el hombre se apartó pidiendo explicaciones, ella le regaló una sonrisa encantadora, necesitaba disimular, que Peter pensara que intentaba conseguir un cliente, cuando, en realidad, solo pretendía cortarle el cuello, Vincent había sido el descubrimiento del año, y era su mejor baza.
- Pues... me encontraron mientras venía de camino aquí, me vieron atuar en un local,- musitó acercandose a él, toqueteandole el cuello de la camisa, con una sonrisa en sus labios rosados.- me durmieron, y me colocaron estas esposas para que no pudiera usar magia, la suelo usar cuando bailo.- soltó una risilla baja, tenía ganas de pegarse a si misma, no soportaba hacer esas cosas, no toleraba a las chicas que se comportaban como finjia ella, si fuera una chica a su lado la que actuase como ella, le habría dado un golpetazo en la cabeza para hacerla reaccionar- las chicas me han explicado varias cosas, pero....- se acercó al oido de el con una sonrisa falsa que a cualquiera pasaría por verdadera.- no puedo hablar más aquí, subamos arriba, pensará que he decidido colaborar en su negocio y no dirá nada.
Se levantó del taburete y tomó la copa de hidromiel que el hombre había pedido para bebersela de un sorbo, la dejó en la barra y fue hasta la escalera contoneandose, subió un escalón y se paró a mirar a Vincent, como invitandolo a subir, luego, siguió hasta llegar al segundo piso, en un cuarto podría hablar sin preocuparse de las miradas y los oidos de cierto tipejo.
Cuando la localizó, una figura le tapó la vista, y saludó con ironía, la chica no pudo más que sonreir de igual modo, jefe, victima, en ese caso, era lo mismo. Al instante, se sentó en el taburete que había junto al suyo en la barra. Parecía que, al menos, había captado algo de lo que ella había dicho, por eso, cuando se acercó para susurrar en su oido, evitó su primer instinto de alejarse, que es lo que habría hecho en cualquien otro caso, y en lugar de eso, se acercó más fingiendo una sonrisa complacida mientras escuchaba.
Sintió una caricia en el muslo, y el tacto frío del metal sobre la piel tersa de la pierna, una daga, por fín tenía algo con lo que defenderse, sus armas se habían quedado guardadas en el carruaje donde se transportaba el dinero y el vestuario, y el tipo lo vigilaba con ojo avizor. Le vendría bien, muy bien esa daga, pero necesitaba conseguir la llave de las esposas, esas que el tipo llevaba al cuello, para poder deshacerse de esos brazaletes que le impedían usar su poder.
Cuando el hombre se apartó pidiendo explicaciones, ella le regaló una sonrisa encantadora, necesitaba disimular, que Peter pensara que intentaba conseguir un cliente, cuando, en realidad, solo pretendía cortarle el cuello, Vincent había sido el descubrimiento del año, y era su mejor baza.
- Pues... me encontraron mientras venía de camino aquí, me vieron atuar en un local,- musitó acercandose a él, toqueteandole el cuello de la camisa, con una sonrisa en sus labios rosados.- me durmieron, y me colocaron estas esposas para que no pudiera usar magia, la suelo usar cuando bailo.- soltó una risilla baja, tenía ganas de pegarse a si misma, no soportaba hacer esas cosas, no toleraba a las chicas que se comportaban como finjia ella, si fuera una chica a su lado la que actuase como ella, le habría dado un golpetazo en la cabeza para hacerla reaccionar- las chicas me han explicado varias cosas, pero....- se acercó al oido de el con una sonrisa falsa que a cualquiera pasaría por verdadera.- no puedo hablar más aquí, subamos arriba, pensará que he decidido colaborar en su negocio y no dirá nada.
Se levantó del taburete y tomó la copa de hidromiel que el hombre había pedido para bebersela de un sorbo, la dejó en la barra y fue hasta la escalera contoneandose, subió un escalón y se paró a mirar a Vincent, como invitandolo a subir, luego, siguió hasta llegar al segundo piso, en un cuarto podría hablar sin preocuparse de las miradas y los oidos de cierto tipejo.
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
La joven comprendió en seguida el juego del brujo y no le costó nada adaptarse, demostrando que era una gran actriz. Escondió la daga que le había dado mientras le explicaba entre susurros y sonrisas como había acabado de aquella manera. Cada palabra de la mujer le hacía comprender lo despreciable que era Peter, y no llegaba a comprender como el bueno de Jack podía ser amigo de tal sujeto. No debía de conocer la verdadera naturaleza del traficante. Al menos ahora Vincent sabía más detalles sobre la situación de la mujer.
Su idea para hablar solos le pareció excelente, así que en cuanto la joven inició su ascenso por las escaleras el brujo hizo lo propio con la copa en la mano. Después de subir, le hizo una señal con la cabeza para que lo siguiera hasta su cuarto. El rubio la esperó en el marco de la puerta entreabierta, y la cerró tras de sí en cuanto la joven entró. Para la mayoría de las personas del local había conseguido llevarse una mujer a la cama, y realmente era la mejor manera de hablar sin miedo a ser escuchados.
- Y bien, como va esto-, dijo mientras se apoyaba contra la mesa de la habitación. - ¿Te tengo que pagar por adelantado? - bromeó, antes de sonreír y tomarse de un trago su vaso con hidromiel.
El brujo colocó el vaso sobre la mesa sin desviar la mirada de la joven, para luego acercarse hasta ella. Le cogió el brazo izquierdo con una mano a la vez que se mesaba la barba pensativo. Qué pasaría si tocaba el brazalete. No tardó en saber lo que le ocurriría al hacerlo.
- Es poderoso-, comentó retirando su mano del artilugio. - De donde conseguiría algo así ese tipo. Esto no lo podría hacer cualquier artesano.
Aún le escocían los dedos después del contacto con el metal. Seguramente la sensación debía ser más fuerte al principio y con el tiempo dejaría de notarse. Si no era así, esa chica debía ser muy poderosa.
- Quizás puedas quitártelos con la ayuda de la daga-, puntualizó. - Espero que podamos salir que aquí sin luchar, pero si la cosa se tuerce será mejor que puedas usar tus poderes.
Ojalá consiguieran convencerlos a todos de lo que era Peter en realidad. Sobre todo por la integridad de la posada. Jack se había portado bien con él y no quería que perdiera su medio de vida por culpa del maldito traficante. Del resultado del combate no tenía ninguna duda, así que solo le preocupaba no armar un combate innecesario que destruyera la taberna.
Su idea para hablar solos le pareció excelente, así que en cuanto la joven inició su ascenso por las escaleras el brujo hizo lo propio con la copa en la mano. Después de subir, le hizo una señal con la cabeza para que lo siguiera hasta su cuarto. El rubio la esperó en el marco de la puerta entreabierta, y la cerró tras de sí en cuanto la joven entró. Para la mayoría de las personas del local había conseguido llevarse una mujer a la cama, y realmente era la mejor manera de hablar sin miedo a ser escuchados.
- Y bien, como va esto-, dijo mientras se apoyaba contra la mesa de la habitación. - ¿Te tengo que pagar por adelantado? - bromeó, antes de sonreír y tomarse de un trago su vaso con hidromiel.
El brujo colocó el vaso sobre la mesa sin desviar la mirada de la joven, para luego acercarse hasta ella. Le cogió el brazo izquierdo con una mano a la vez que se mesaba la barba pensativo. Qué pasaría si tocaba el brazalete. No tardó en saber lo que le ocurriría al hacerlo.
- Es poderoso-, comentó retirando su mano del artilugio. - De donde conseguiría algo así ese tipo. Esto no lo podría hacer cualquier artesano.
Aún le escocían los dedos después del contacto con el metal. Seguramente la sensación debía ser más fuerte al principio y con el tiempo dejaría de notarse. Si no era así, esa chica debía ser muy poderosa.
- Quizás puedas quitártelos con la ayuda de la daga-, puntualizó. - Espero que podamos salir que aquí sin luchar, pero si la cosa se tuerce será mejor que puedas usar tus poderes.
Ojalá consiguieran convencerlos a todos de lo que era Peter en realidad. Sobre todo por la integridad de la posada. Jack se había portado bien con él y no quería que perdiera su medio de vida por culpa del maldito traficante. Del resultado del combate no tenía ninguna duda, así que solo le preocupaba no armar un combate innecesario que destruyera la taberna.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Cuando entró y VIncent la siguió. cerrando la puerta tras él, suspiró y se dejó caer al suelo, se sentía bastante cansada por culpa de todo ese estrés, y, para colmo, las esposas. Lenvantó una ceja, molesta, con la broma que había hecho el brujo, ella tenía suerte, planeaba salir de allí, pero las chicas que no tenían bastante fuerza, valor, osadez, o simplemente no eran tan orgullosas como ella, no debían estar pasandolo bien en ese momento. No era algo con lo que bromear, y su gesto lo demostraba.
Miró, aun molesta, como el brujo dejaba el vaso de hidromiel sobre una mesa que había en el centro de la sala y, después se acercaba a ella. Cuando este le tomó la mano izquierda se sintió tentada a apartarse de forma brusca, pero empezaba a marearse, y ya le costaba bastante disimular su malestar. Al tocar el brazalete, salió un chisporrotazo.
- Aix.- protestó ella apartando la mano y llevándosela al pecho.
Había dolido. Tal vez esa era la razón de su malestar, puede que, sin que ella llegase a notarlo, le estuvieran soltando pequeñas descargas que pretendieran, justamente, lo que conseguían, detener el avance de cualquier magia. Keira negó con la cabeza, no tenía ni idea de dónde habria sacado Peter nada de lo que tenía, pero posiblemente, ese fuera el premio por vender a alguna de las chicas al mejor postor.
Asintió a la propuesta, no perdía nada por intentar quitarse esas cosas con las dagas. Giró su muñeca derecha y miró el cerrojo, una línea fina, que acababa en una joya encajada, un rubí, suspiró y comenzó a mover la daga, incrustando la punta en la joya.
- Me gustaría sacar de aquí a las demás, ellas no son culpables de las acciones de ese cabrón, son víctimas.- murmuró mientras eguía urgando en la joya.
Tardó un poco, hasta que, finalmente, el rubí cedió, la esposa se abrió dejando que la piel repirase. La chica sintió un ligero alivio, Se había podido liberar de una. Repitió el gesto, en la derecha, y volvió a ver como se soltaba el rubí y la esposa caía al suelo.
El calor subió por sus brazos, que habían estado frío hasta poco antes, y, sin que pudiera controlarlo, volvió a suceder como el día en el que dejó su caravana, el fuego salió disparado hacia el frente, la chica aguató un grito, por suerte, Vincent no estaba frente a ella, o se habría incinerado. Cuando el fuego dejó de salir, todo el cuarto estaba en llamas y ella, agotada, mareada, con una ligera fiebre y un poco de sudor cubriendole la frente. Mareada, lo útlimo que pudo ver antes de desmayarse, fueron las llamas que hacían arder la cama.
Su cabeza golpeó el suelo, la joven se había desmayado.
Miró, aun molesta, como el brujo dejaba el vaso de hidromiel sobre una mesa que había en el centro de la sala y, después se acercaba a ella. Cuando este le tomó la mano izquierda se sintió tentada a apartarse de forma brusca, pero empezaba a marearse, y ya le costaba bastante disimular su malestar. Al tocar el brazalete, salió un chisporrotazo.
- Aix.- protestó ella apartando la mano y llevándosela al pecho.
Había dolido. Tal vez esa era la razón de su malestar, puede que, sin que ella llegase a notarlo, le estuvieran soltando pequeñas descargas que pretendieran, justamente, lo que conseguían, detener el avance de cualquier magia. Keira negó con la cabeza, no tenía ni idea de dónde habria sacado Peter nada de lo que tenía, pero posiblemente, ese fuera el premio por vender a alguna de las chicas al mejor postor.
Asintió a la propuesta, no perdía nada por intentar quitarse esas cosas con las dagas. Giró su muñeca derecha y miró el cerrojo, una línea fina, que acababa en una joya encajada, un rubí, suspiró y comenzó a mover la daga, incrustando la punta en la joya.
- Me gustaría sacar de aquí a las demás, ellas no son culpables de las acciones de ese cabrón, son víctimas.- murmuró mientras eguía urgando en la joya.
Tardó un poco, hasta que, finalmente, el rubí cedió, la esposa se abrió dejando que la piel repirase. La chica sintió un ligero alivio, Se había podido liberar de una. Repitió el gesto, en la derecha, y volvió a ver como se soltaba el rubí y la esposa caía al suelo.
El calor subió por sus brazos, que habían estado frío hasta poco antes, y, sin que pudiera controlarlo, volvió a suceder como el día en el que dejó su caravana, el fuego salió disparado hacia el frente, la chica aguató un grito, por suerte, Vincent no estaba frente a ella, o se habría incinerado. Cuando el fuego dejó de salir, todo el cuarto estaba en llamas y ella, agotada, mareada, con una ligera fiebre y un poco de sudor cubriendole la frente. Mareada, lo útlimo que pudo ver antes de desmayarse, fueron las llamas que hacían arder la cama.
Su cabeza golpeó el suelo, la joven se había desmayado.
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
La mujer tanteó los brazaletes con la daga que le había entregado. Por el vistazo que le había dado anteriormente, parecía que se unían ambos extremos por un rubí.
- Intentaré desenmascarar a ese hombre-, comentó a la bruja mientras ella trabajaba en los brazales. - Es amigo del posadero. Sé que este es un buen hombre, pero será difícil convencerle de que su amigo es un traficante-, dijo justo antes de ser sorprendido por un gran calor a su lado.
Vincent no sabía que podía pasar cuando la chica se quitara los brazaletes, aunque no había imaginado que pasara algo así. Pensaba que como mucho se desmayaría agotada por culpa del control sobre ella que ejercían, mas al ver la habitación en llamas era evidente de que había calculado muy mal. Qué horror, era justo lo que no quería que pasara.
No perdió el tiempo, se enfundó su daga de nuevo, luego cogió su morral de la mesa, y finalmente se echó a la esbelta mujer sobre el hombro. Salió por la puerta gritando fuego hasta bajar las escaleras. Al principio las personas del local lo miraron extrañado, pero cuando más personas bajaron de arriba gritando lo mismo que él, se confirmaron sus palabras. Por fin los clientes se mentalizaron de la situación y empezaron a salir por la puerta de forma apelotonada. Al menos, con este problema se había librado de combatir con demasiadas personas alrededor, y sobre todo de no tener que hacerlo dentro del local, aunque ahora tenía que centrarse en salvar la posada, ya tendría tiempo de luchar contra Peter.
- Es amiga mía-, le dijo a Jenn, que estaba junto a su jefe en ese mismo momento en el exterior. - Cuida de ella y de mis pertenencias mientras intento apagar el fuego-, comentó posándola sobre el suelo junto a ella, dejando su petate como almohada improvisada de la bruja. - ¿Donde está el pozo más cercano? -, se dirigió a Jack esta vez.
- Hay uno por aquí, solo a unos metros de distancia-, dijo con la mirada algo perdida. No obstante parecía que las palabras del brujo lo sacaron de su letargo. - Tenemos que hacer una fila hasta el pozo-, gritó el posadero para hacerse oír entre el bullicio de la gente.
Vincent asintió al hombre para confirmarle que estaba con él en el intento de salvar la posada, y corrió tras él hasta el pozo. Era increíble ver al gran hombre correr como un atleta fruto de la necesidad, pues era importante acabar con el fuego antes de que se extendiera demasiado. Si no lo controlaban pronto sería demasiado tarde.
Jack le pasó un balde con agua, para luego el rubio hacer lo propio con otra persona a su derecha. Poco a poco la gente trajo más cubos con los que llevar agua hasta el local. Pasaron varios minutos de incertidumbre, mientras los cubos salían desde el pozo sin saber que estaba ocurriendo en la taberna, hasta que al fin llegaron noticias de que habían acabado con él.
Vincent accedió al interior del establecimiento para ver los desperfectos por sí mismo. Al subir pudo observar que salvo su habitación poco se había quemado, algo del pasillo en ambas direcciones desde la puerta de la propia habitación. El brujo suspiró aliviado al ver que no había sido para tanto. Jack con la recaudación de esa noche podría costear los arreglos necesarios. Ahora solo quedaba reencontrarse con la mujer y plantarle cara al traficante.
- Intentaré desenmascarar a ese hombre-, comentó a la bruja mientras ella trabajaba en los brazales. - Es amigo del posadero. Sé que este es un buen hombre, pero será difícil convencerle de que su amigo es un traficante-, dijo justo antes de ser sorprendido por un gran calor a su lado.
Vincent no sabía que podía pasar cuando la chica se quitara los brazaletes, aunque no había imaginado que pasara algo así. Pensaba que como mucho se desmayaría agotada por culpa del control sobre ella que ejercían, mas al ver la habitación en llamas era evidente de que había calculado muy mal. Qué horror, era justo lo que no quería que pasara.
No perdió el tiempo, se enfundó su daga de nuevo, luego cogió su morral de la mesa, y finalmente se echó a la esbelta mujer sobre el hombro. Salió por la puerta gritando fuego hasta bajar las escaleras. Al principio las personas del local lo miraron extrañado, pero cuando más personas bajaron de arriba gritando lo mismo que él, se confirmaron sus palabras. Por fin los clientes se mentalizaron de la situación y empezaron a salir por la puerta de forma apelotonada. Al menos, con este problema se había librado de combatir con demasiadas personas alrededor, y sobre todo de no tener que hacerlo dentro del local, aunque ahora tenía que centrarse en salvar la posada, ya tendría tiempo de luchar contra Peter.
- Es amiga mía-, le dijo a Jenn, que estaba junto a su jefe en ese mismo momento en el exterior. - Cuida de ella y de mis pertenencias mientras intento apagar el fuego-, comentó posándola sobre el suelo junto a ella, dejando su petate como almohada improvisada de la bruja. - ¿Donde está el pozo más cercano? -, se dirigió a Jack esta vez.
- Hay uno por aquí, solo a unos metros de distancia-, dijo con la mirada algo perdida. No obstante parecía que las palabras del brujo lo sacaron de su letargo. - Tenemos que hacer una fila hasta el pozo-, gritó el posadero para hacerse oír entre el bullicio de la gente.
Vincent asintió al hombre para confirmarle que estaba con él en el intento de salvar la posada, y corrió tras él hasta el pozo. Era increíble ver al gran hombre correr como un atleta fruto de la necesidad, pues era importante acabar con el fuego antes de que se extendiera demasiado. Si no lo controlaban pronto sería demasiado tarde.
Jack le pasó un balde con agua, para luego el rubio hacer lo propio con otra persona a su derecha. Poco a poco la gente trajo más cubos con los que llevar agua hasta el local. Pasaron varios minutos de incertidumbre, mientras los cubos salían desde el pozo sin saber que estaba ocurriendo en la taberna, hasta que al fin llegaron noticias de que habían acabado con él.
Vincent accedió al interior del establecimiento para ver los desperfectos por sí mismo. Al subir pudo observar que salvo su habitación poco se había quemado, algo del pasillo en ambas direcciones desde la puerta de la propia habitación. El brujo suspiró aliviado al ver que no había sido para tanto. Jack con la recaudación de esa noche podría costear los arreglos necesarios. Ahora solo quedaba reencontrarse con la mujer y plantarle cara al traficante.
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Desmayada como estaba, la chica no notó el alboroto, el traqueteo de la gente bajando escaleras, no notó que se la llevababan en brazos, intentando apartarla del fuego. No vio el miedo de la gente, no vio salir corriendo a las demás bailarinas, que parecían querer aprovechar el momento para alejarse de Peter, ni la larga fila de gente que pasaba cubos de agua intentando apagara el fuego antes de que este descendiera por las escaleras, lamiera las paredes de todo el piso de arriba, y acabase llegando al alcohol de la cocina, logrando incendiar la casa.
No vio descender las llamas, ni notó la mirada preocupada de la mujer que se había quedado a su cargo mientras le ponía una toalla humeda en la frente, Keira tenía fiebre, y en su interior, sentía que aun podía volver a estallar, agotada y furiosa como estaba a pesar de su inconsciencia, a penas sintió que la mujer le recogía el pelo y ponía su cabea sobre su regazo, no vio la cara de horror de Jenn que, al apartar su pelo, vio la horrible cicatri que manchaba el cuerpo de la bailarina ni el ceño fruncido al llamar a Jack.
- ¿Puedes decirles a unas cuantas bailarinas que vengan?- preguntó sabiendo que el fuego comenzaba a extinguirse sin problemas.
El hombre salió del local con un asentimiento mientras los últimos rastros de fuego quedaban totalmente apagados, las chicas, escondidas cerca del carromato de Peter, discutían sobre que hacer cuando el tabernero llego a su lado y les pidió que pasaran de dos en dos a la cocina, donde las dos mujeres esperaban, una inconsciente, la otra, demasiado consciente de lo que sucedía, aunque solo fueran sospechas.
Las jovenes, temerosas, hicieron caso de lo que pidió el hombre, pero, en lugar de entrar por parejas, entraron todas juntas a la sala, cerrando la puerta a sus espaldas, tranquilas sabiendo que Peter estaría demasiado ocupado contando el dinero oculto en algún rincón, para ellas, esa noche, no había sido tan mala, pues no habían tenido tiempo de ser usadas como muñecas rotas.
Se situaron en semicirculo, mirando con sorpresa a la orgullosa bruja, inconsciente y sudorosa por la fiebre, algunas notaron que habían desaparecido los brazaletes, y unos murmullos s extendieron por el numeroso grupo, sobrevalorando la perdida de control de la Hada. Jenn, que había cubierto de nuevo a cicatriz de Keira, con un paño de agua y vinagre, sabiendo que eso bajaba el dolor y la inflamación, las miró con seriedad al tiempo que notaba que a respiración de la chica que dormía en sus piernas comenzaba a regularse.
- ¿Se lo ha hecho él?- preguntó al grupo, que intercambió una mirada.
En cierta forma, si, Peter era el culpable de todo, él le había puesto los brazaletes, él las había estado usando como a meros objetos, convirtiendolas en trapos viejos que habían perdido el valor y el orgullo, pero también era culpa de Peter que, en ese momento, le hubieran perdido todo el miedo y el respeto, porque esa chica nueva había logrado desacerse de sus cadenas, puede que por un alto precio, pero si ella podía, qué la diferenciaba de las demás bailarinas de ese grupo, tal vez, era momento de dejar de tener miedo.
- Si, ha sido él, y eso, por desgracia, no es lo peor que ha hecho.- dijo una armandose de valor, dando un paso a delante.- si tiene paciencia, se lo explicaremos todo.- comentó recibiendo un asentimiento por parte de las demás, mientras Keira seguía inconsciente.
******************************************************
No vio descender las llamas, ni notó la mirada preocupada de la mujer que se había quedado a su cargo mientras le ponía una toalla humeda en la frente, Keira tenía fiebre, y en su interior, sentía que aun podía volver a estallar, agotada y furiosa como estaba a pesar de su inconsciencia, a penas sintió que la mujer le recogía el pelo y ponía su cabea sobre su regazo, no vio la cara de horror de Jenn que, al apartar su pelo, vio la horrible cicatri que manchaba el cuerpo de la bailarina ni el ceño fruncido al llamar a Jack.
- ¿Puedes decirles a unas cuantas bailarinas que vengan?- preguntó sabiendo que el fuego comenzaba a extinguirse sin problemas.
El hombre salió del local con un asentimiento mientras los últimos rastros de fuego quedaban totalmente apagados, las chicas, escondidas cerca del carromato de Peter, discutían sobre que hacer cuando el tabernero llego a su lado y les pidió que pasaran de dos en dos a la cocina, donde las dos mujeres esperaban, una inconsciente, la otra, demasiado consciente de lo que sucedía, aunque solo fueran sospechas.
Las jovenes, temerosas, hicieron caso de lo que pidió el hombre, pero, en lugar de entrar por parejas, entraron todas juntas a la sala, cerrando la puerta a sus espaldas, tranquilas sabiendo que Peter estaría demasiado ocupado contando el dinero oculto en algún rincón, para ellas, esa noche, no había sido tan mala, pues no habían tenido tiempo de ser usadas como muñecas rotas.
Se situaron en semicirculo, mirando con sorpresa a la orgullosa bruja, inconsciente y sudorosa por la fiebre, algunas notaron que habían desaparecido los brazaletes, y unos murmullos s extendieron por el numeroso grupo, sobrevalorando la perdida de control de la Hada. Jenn, que había cubierto de nuevo a cicatriz de Keira, con un paño de agua y vinagre, sabiendo que eso bajaba el dolor y la inflamación, las miró con seriedad al tiempo que notaba que a respiración de la chica que dormía en sus piernas comenzaba a regularse.
- ¿Se lo ha hecho él?- preguntó al grupo, que intercambió una mirada.
En cierta forma, si, Peter era el culpable de todo, él le había puesto los brazaletes, él las había estado usando como a meros objetos, convirtiendolas en trapos viejos que habían perdido el valor y el orgullo, pero también era culpa de Peter que, en ese momento, le hubieran perdido todo el miedo y el respeto, porque esa chica nueva había logrado desacerse de sus cadenas, puede que por un alto precio, pero si ella podía, qué la diferenciaba de las demás bailarinas de ese grupo, tal vez, era momento de dejar de tener miedo.
- Si, ha sido él, y eso, por desgracia, no es lo peor que ha hecho.- dijo una armandose de valor, dando un paso a delante.- si tiene paciencia, se lo explicaremos todo.- comentó recibiendo un asentimiento por parte de las demás, mientras Keira seguía inconsciente.
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- off rol:
Perdón por tardar, estaba saturada de Keira, pero ya he vuelto >-<
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Vinc, en cuanto terminó de inspeccionar los desperfectos del segundo piso, bajó para comprobar cómo estaba el ambiente. Las caras de las personas en la calle eran el reflejo del cansancio con una mezcla de tristeza y alegría. El local había sufrido daños pero al menos se había salvado, y eso era lo más importante para Jack.
Jack ¿Dónde estaba Jack?, pensaba el brujo mirando a su alrededor extrañado. Le había comentado que esperase fuera para detallarle el estado del piso superior. No creía que fuera buena idea que el posadero lo viera con sus propios ojos, podría ser un shock para él si estaba muy dañado. Por suerte no lo estaba mucho, pero ahora no encontraba al hombretón por ningún lado.
El rubio decidió ir a ver a la joven bruja viendo que a Jack se lo había tragado la tierra. Su sorpresa fue mayúscula cuando la mujer no estaba donde la había dejado.
- ¿Pero esta noche nada esta donde debería? - se preguntó colocando los brazos en jarra.
- Si buscas a Jack está en la cocina-, comentó alguien que no conocía al ver su reacción.
- Gracias amigo-, contestó amable antes de dirigirse hasta allí.
La escena dentro de la cocina le volvió a sorprender un poco. Esperaba poder tener esa situación, pero no contaba que sucediera sin que él tuviera que mover ningún hilo. ¿Cómo se había enterado el mesero de lo que les pasaba a las chicas? No tardó en descubrir que era cosa de Jenn. Había visto las marcas de la bruja y había alertado a su jefe. El brujo sonrió al ver a las mujeres tan colaboradoras y hablando de los males que les había ocasionado Peter. Esto era justo lo que necesitaba.
- Esa mujer que está inconsciente es amiga mía, y me ha contado lo mismo que ellas-, dijo dando un paso al frente. - Aunque te sea difícil de creer, Peter es un traficante de mujeres, Jack. Se gana la vida con trata de blancas. Lo siento-, comentó algo compungido, sabiendo que era difícil asimilar para un amigo que este fuera un ser tan vil.
El dueño del local apretó los puños en una lucha interna por creer a tantas personas o a su amigo.
- Creo que lo mejor será que hablemos con él cara a cara-, dijo parando de ejercer fuerza con las manos. - Es hora de aclarar muchas cosas.
El brujo asintió a la propuesta del posadero que salió de la cocina en dirección al carro del traficante. No tardó en seguirle, dejando el cuidado de las chicas a la hermosa Jenn. El carromato del falso artista estaba aparcado justo al lado de la posada de Jack. En un callejón contiguo. Lo había visto mientras buscaba al posadero anteriormente, y por entonces tuvo que reprimir las ansias de entrar allí para patearle el culo a Peter. Ahora ya podía al fin dar rienda suelta a su ira.
Los golpes del fornido hombretón casi tiran la puerta abajo. De todos modos no ocurrió nada. El hombre insistió de nuevo y finalmente entró al carro al no ver respuesta. Allí estaba el perro contando el botín de esa noche, junto a otros tres hombres.
- ¿Por qué demonios no me has abierto? - preguntó bastante enfadado - Es más, no te he visto en las labores para apagar el incendio.
- Ni siquiera sabía que ha habido un incendio-, se excusó el traficante, sin mucha convicción de que le creyeran.
- Con el alboroto que ha habido. Permítame dudarlo-, contestó el brujo.
- Me han comentado que eres un secuestrador de mujeres. Hace unas horas jamás lo hubiera creído pero he visto a las chicas, y me lo han confesado. ¿De qué va todo esto? - siguió dialogando el hombretón.
- Pues de que va a ir mi viejo amigo. De dinero ¿Por qué crees que tienes un local roñoso en lugar de todo el dinero, del imperio, que yo poseo? Simplemente no has sabido adaptarte a los tiempos-, alegó Peter, bastante seguro de sí mismo, sin impórtale guardar las apariencias como había hecho hasta ahora.
Con solo una mirada hacia atrás el brujo supo el motivo de su seguridad. De los carromatos traseros se bajaron más hombres para acabar con la conversación de un modo que no sería muy agradable para Jack y él. El rubio sonrió de forma altanera al traficante.
- Por qué todos os empeñáis en morir bajo el peso de mi espada-, dijo desenvainando la espada y cruzándola con uno de los matones dentro del carro, evitando así que matara al posadero.
Cuando Jenn por la mañana le había comentado que habría una fiesta solo pensaba en pasar una noche tranquila y divertida. Pero por algún motivo él siempre acaba divirtiéndose del mismo modo.
Jack ¿Dónde estaba Jack?, pensaba el brujo mirando a su alrededor extrañado. Le había comentado que esperase fuera para detallarle el estado del piso superior. No creía que fuera buena idea que el posadero lo viera con sus propios ojos, podría ser un shock para él si estaba muy dañado. Por suerte no lo estaba mucho, pero ahora no encontraba al hombretón por ningún lado.
El rubio decidió ir a ver a la joven bruja viendo que a Jack se lo había tragado la tierra. Su sorpresa fue mayúscula cuando la mujer no estaba donde la había dejado.
- ¿Pero esta noche nada esta donde debería? - se preguntó colocando los brazos en jarra.
- Si buscas a Jack está en la cocina-, comentó alguien que no conocía al ver su reacción.
- Gracias amigo-, contestó amable antes de dirigirse hasta allí.
La escena dentro de la cocina le volvió a sorprender un poco. Esperaba poder tener esa situación, pero no contaba que sucediera sin que él tuviera que mover ningún hilo. ¿Cómo se había enterado el mesero de lo que les pasaba a las chicas? No tardó en descubrir que era cosa de Jenn. Había visto las marcas de la bruja y había alertado a su jefe. El brujo sonrió al ver a las mujeres tan colaboradoras y hablando de los males que les había ocasionado Peter. Esto era justo lo que necesitaba.
- Esa mujer que está inconsciente es amiga mía, y me ha contado lo mismo que ellas-, dijo dando un paso al frente. - Aunque te sea difícil de creer, Peter es un traficante de mujeres, Jack. Se gana la vida con trata de blancas. Lo siento-, comentó algo compungido, sabiendo que era difícil asimilar para un amigo que este fuera un ser tan vil.
El dueño del local apretó los puños en una lucha interna por creer a tantas personas o a su amigo.
- Creo que lo mejor será que hablemos con él cara a cara-, dijo parando de ejercer fuerza con las manos. - Es hora de aclarar muchas cosas.
El brujo asintió a la propuesta del posadero que salió de la cocina en dirección al carro del traficante. No tardó en seguirle, dejando el cuidado de las chicas a la hermosa Jenn. El carromato del falso artista estaba aparcado justo al lado de la posada de Jack. En un callejón contiguo. Lo había visto mientras buscaba al posadero anteriormente, y por entonces tuvo que reprimir las ansias de entrar allí para patearle el culo a Peter. Ahora ya podía al fin dar rienda suelta a su ira.
Los golpes del fornido hombretón casi tiran la puerta abajo. De todos modos no ocurrió nada. El hombre insistió de nuevo y finalmente entró al carro al no ver respuesta. Allí estaba el perro contando el botín de esa noche, junto a otros tres hombres.
- ¿Por qué demonios no me has abierto? - preguntó bastante enfadado - Es más, no te he visto en las labores para apagar el incendio.
- Ni siquiera sabía que ha habido un incendio-, se excusó el traficante, sin mucha convicción de que le creyeran.
- Con el alboroto que ha habido. Permítame dudarlo-, contestó el brujo.
- Me han comentado que eres un secuestrador de mujeres. Hace unas horas jamás lo hubiera creído pero he visto a las chicas, y me lo han confesado. ¿De qué va todo esto? - siguió dialogando el hombretón.
- Pues de que va a ir mi viejo amigo. De dinero ¿Por qué crees que tienes un local roñoso en lugar de todo el dinero, del imperio, que yo poseo? Simplemente no has sabido adaptarte a los tiempos-, alegó Peter, bastante seguro de sí mismo, sin impórtale guardar las apariencias como había hecho hasta ahora.
Con solo una mirada hacia atrás el brujo supo el motivo de su seguridad. De los carromatos traseros se bajaron más hombres para acabar con la conversación de un modo que no sería muy agradable para Jack y él. El rubio sonrió de forma altanera al traficante.
- Por qué todos os empeñáis en morir bajo el peso de mi espada-, dijo desenvainando la espada y cruzándola con uno de los matones dentro del carro, evitando así que matara al posadero.
Cuando Jenn por la mañana le había comentado que habría una fiesta solo pensaba en pasar una noche tranquila y divertida. Pero por algún motivo él siempre acaba divirtiéndose del mismo modo.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Comenzó a escuchar voces, pero estaba cansada y no podía casi ni abrir los ojos, la fiebre seguía ahí, pero al menos ya había despertado, con ojos cerrados escuchó las historias de las jóvenes, que relataban mil y un calvarios. A algunas al principio les había quemado las plantas de los pies con cigarros para evitar que pudieran huir, otras habían sido golpeadas, o tratadas con latigazos, lo que estaba claro era que, el tipejo no tenía corazón y que sabía golpear y torturar sin dejar marcas visibles, sin embargo, las que se quedaban en la cabeza de las jóvenes eran mucho peores que las que pudieran mantener en el cuerpo.
Sin poder moverse bien, oyó la voz de Vincent y del tabernero, que decidieron ir a buscar al sucio perro que, encerrado en su carabana, contaba el dinero como si fuera el quien lo hubiera ganado. En la cocina, la bailarina de fuego seguía escuchando sin madiar palabra, con ojos cerrados, intentando mantener la calma a sabiendas de su estado, sin embargo, los murmullos preocupados de las demas chicas le decían que había algo que no habían dicho, la más joven lo susurró entonces.
- No podrán con todos.
Eso hizo reaccionar a la bruja, que, ardiendo por la temperatura y con ojos llorosos por el calor, intentó levantarse, Jenn reaccionó pronto, pero sin tocarla, le dijo que no se levantara, que no era buena idea, que necesitaba descansar, pero la Hada sabía que no era cierto, su poder había estado sometido tanto tiempo que era una bomba de relojería, y, si tenía que estallar, mejor que fuera donde pudiera ser útil. Además, no sabía cuantos más haabía a parte de Peter, pero no podía dejar que dos personas lo enfrentaran solos, y menos cuando una de ellas nada tenía que ver con la situación y lo hacía por ayudarla a ella.
Les dedicó una mirada a las chicas, retandolas a detenerla, pero ninguna se acercó, parecían entender que, incluso en ese estado, la bruja no aceptaría ordenes de nadie, al igual que había hecho hasta ese momento. Como el fuego, que una vez se enciende y crece, es indomable y se mueve por donde quiere, sin permitir que nadie pueda apagarlo por mucha fuerza que usen contra él, como el fuego, que danza de un lado a otro y contagia a lo que lo rodea de su llama.
Con paso tambaleante, salió por la puerta de la cocina hacia el callejón que había atrás, y apoyada en la pared, vio salir de los carromatos a varios hombres, que se acercaban al brujo y al tabernero con aire confiado, eran demasiados, no sabía cuanto podría hacer ella en su estado, pero al menos, debía intentarlo, no quería deberle nada a nadie, y a ese brujo ya le debía demasiado.
Se dejó caer, respirando con dificultad, resvalando por la pared, y miró hacia arriba el tejado... pero no podía subir, miró entonces al suelo, piedras, tomó una y notó que esta empezaba a calentarse hasta encenderse en una llama fina, de un color azul, pero que quemaba más de lo que solía quemar su fuego. No entendía que sucedía, tal vez era por tener sus poderes agolpandose por salir que la potencia era mayor y más incontrolable, no lo sabía, pero sería util.
Intentó localizar el carro en el que no estuvieran los objetos de las bailarinas y los suyos propios, localizó tras un rato mirando con ojos perdidos y visión doble, la caravana que contenía las pertenencias de Peter y, sin esperar más, lanzó la piedra. Esta acertó en el blanco, al dar en él, comenzó a quemar con lentitud para, después, crear una explosión que hizo reventar la cacrabana, y soltar las piezaas que salieron volando varios trozos de madera, que se desplazaban con increible velocidad, atravesaron a un par de rivales dejandolos muertos al instante.
La bailarina respiró hondo, aun mareada, dos menos.
Sin poder moverse bien, oyó la voz de Vincent y del tabernero, que decidieron ir a buscar al sucio perro que, encerrado en su carabana, contaba el dinero como si fuera el quien lo hubiera ganado. En la cocina, la bailarina de fuego seguía escuchando sin madiar palabra, con ojos cerrados, intentando mantener la calma a sabiendas de su estado, sin embargo, los murmullos preocupados de las demas chicas le decían que había algo que no habían dicho, la más joven lo susurró entonces.
- No podrán con todos.
Eso hizo reaccionar a la bruja, que, ardiendo por la temperatura y con ojos llorosos por el calor, intentó levantarse, Jenn reaccionó pronto, pero sin tocarla, le dijo que no se levantara, que no era buena idea, que necesitaba descansar, pero la Hada sabía que no era cierto, su poder había estado sometido tanto tiempo que era una bomba de relojería, y, si tenía que estallar, mejor que fuera donde pudiera ser útil. Además, no sabía cuantos más haabía a parte de Peter, pero no podía dejar que dos personas lo enfrentaran solos, y menos cuando una de ellas nada tenía que ver con la situación y lo hacía por ayudarla a ella.
Les dedicó una mirada a las chicas, retandolas a detenerla, pero ninguna se acercó, parecían entender que, incluso en ese estado, la bruja no aceptaría ordenes de nadie, al igual que había hecho hasta ese momento. Como el fuego, que una vez se enciende y crece, es indomable y se mueve por donde quiere, sin permitir que nadie pueda apagarlo por mucha fuerza que usen contra él, como el fuego, que danza de un lado a otro y contagia a lo que lo rodea de su llama.
Con paso tambaleante, salió por la puerta de la cocina hacia el callejón que había atrás, y apoyada en la pared, vio salir de los carromatos a varios hombres, que se acercaban al brujo y al tabernero con aire confiado, eran demasiados, no sabía cuanto podría hacer ella en su estado, pero al menos, debía intentarlo, no quería deberle nada a nadie, y a ese brujo ya le debía demasiado.
Se dejó caer, respirando con dificultad, resvalando por la pared, y miró hacia arriba el tejado... pero no podía subir, miró entonces al suelo, piedras, tomó una y notó que esta empezaba a calentarse hasta encenderse en una llama fina, de un color azul, pero que quemaba más de lo que solía quemar su fuego. No entendía que sucedía, tal vez era por tener sus poderes agolpandose por salir que la potencia era mayor y más incontrolable, no lo sabía, pero sería util.
Intentó localizar el carro en el que no estuvieran los objetos de las bailarinas y los suyos propios, localizó tras un rato mirando con ojos perdidos y visión doble, la caravana que contenía las pertenencias de Peter y, sin esperar más, lanzó la piedra. Esta acertó en el blanco, al dar en él, comenzó a quemar con lentitud para, después, crear una explosión que hizo reventar la cacrabana, y soltar las piezaas que salieron volando varios trozos de madera, que se desplazaban con increible velocidad, atravesaron a un par de rivales dejandolos muertos al instante.
La bailarina respiró hondo, aun mareada, dos menos.
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Estaba ampliamente superado en número por sus contrincantes, pero por suerte al estar en un lugar estrecho, no era algo relevante. Cualquier guerrero, con cierta veteranía, sabía llevar la batalla hacia zonas más propicias para él, y si tenías que luchar contra una fuerza numerosa debías buscar zonas angostas para limitar sus movimientos. De todos modos no podían quedarse ahí dentro. Los hombres que habían salido de los otros carros los aplastaría contra sus aliados del interior, dejándolos a ellos en medio, convirtiéndoles en un brocheta.
Evidentemente no era el estado deseado por ninguno de los dos, así que apremió a Jack para que saliera, no sin antes coger la daga del brujo del cinto. Un hombre tan grande con una daga le daba el aspecto de un gigante con una púa en la mano, pero no era momento para distracciones. Las espadas entrechocaban y el brujo a poco salió al exterior de espaldas, manteniendo a raya a duras penas a los hombres que estaban en el interior. No tardó en tener que cambiar a una posición más vulnerable, al llegar al fin los refuerzos enemigos hasta su posición.
- No creo que duréis mucho más-, comentó bromista Peter volviendo a su interior.
- Maldito perr…, ostia-, solo pudo acertar a decir antes de tirarse al suelo. Una enorme explosión en la caravana había sucedido. No sabía qué demonios había pasado, pero dos hombres yacían muertos por los trozos despedidos de ella. Sin contar al capullo del traficante. - ¡Quémate con tu querido oro! -, gritó el brujo incorporándose de nuevo.
Uno de los guardias de Peter no quiso perder el tiempo, e intentando aprovechar la confusión se abalanzó sobre él, acabando con un tajo de abajo arriba en el pecho. El desafortunado hombre siguió dando unos pasos antes de perder la espada y luego la vida, cayendo de bruces contra el pavimento.
Vincent ni siquiera observó como moría su enemigo, pues ya tenía que cruzar la espada contra otro adversario. Con la espada enganchada con su rival pudo ojear el panorama lo suficiente para ver que solo quedaban tres enemigos. Esto ya era otra cosa pensó el brujo. Aunque lo cierto era que pese a estar en mejor condición numérica contra sus enemigos, estos luchaban con gran tesón, probablemente por el odio de ver a sus camaradas muertos.
Jack lo estaba haciendo bastante bien pese a ir armado malamente. Se notaba que habría sido guerrero en el pasado, y compensaba su arma corta con su largo brazo. Realmente tenía unos brazos que partirían la cabeza de un hombre si le alcanzaba. No obstante estaba lidiando con dos guardas. Poco a poco se notaba que el hombretón iba perdiendo terreno frente a sus asaltantes, encontrándose cada vez más cansado.
El brujo debía librarse de su combatiente si no quería que el posadero muriese. La situación endeble del buen hombre le dio alas. Hizo una finta hacia el costado de su enemigo y antes de que este pudiera levantar su guardia, le cortó el cuello con un fino y limpio tajo. El duelista herido de muerte se llevó las manos a la garganta en un vano intento de salvar su vida, mientras gorgojeaba por última vez.
Vincent se abalanzó contra uno de los guardias que asediaban al mesero, consiguiendo que este tuviera que dejar de prestar atención al gran hombre. No le costó esfuerzo esquivarle por la imprecisión que llevaba el rubio, no obstante había conseguido lo que quería, pues ahora era un combate de dos contra dos.
- Como los viejos tiempos, eh Jack, por tu forma de luchar diría que fuiste un guerrero en el pasado-, saludó a su aliado mientras cada uno lidiaba con su oponente.
- Cuando acabemos con estos mequetreces, te contaré algunas historias-, bromeó.
Al menos ahora la batalla pintaba mucho mejor, como para permitirse bromar con el resultado de ella. Sin embargo, era debido sobre todo a la gran explosión que seguía siendo un misterio para el brujo. Seguramente cuando todo terminase tuviera tiempo de saber que había ocurrido.
Evidentemente no era el estado deseado por ninguno de los dos, así que apremió a Jack para que saliera, no sin antes coger la daga del brujo del cinto. Un hombre tan grande con una daga le daba el aspecto de un gigante con una púa en la mano, pero no era momento para distracciones. Las espadas entrechocaban y el brujo a poco salió al exterior de espaldas, manteniendo a raya a duras penas a los hombres que estaban en el interior. No tardó en tener que cambiar a una posición más vulnerable, al llegar al fin los refuerzos enemigos hasta su posición.
- No creo que duréis mucho más-, comentó bromista Peter volviendo a su interior.
- Maldito perr…, ostia-, solo pudo acertar a decir antes de tirarse al suelo. Una enorme explosión en la caravana había sucedido. No sabía qué demonios había pasado, pero dos hombres yacían muertos por los trozos despedidos de ella. Sin contar al capullo del traficante. - ¡Quémate con tu querido oro! -, gritó el brujo incorporándose de nuevo.
Uno de los guardias de Peter no quiso perder el tiempo, e intentando aprovechar la confusión se abalanzó sobre él, acabando con un tajo de abajo arriba en el pecho. El desafortunado hombre siguió dando unos pasos antes de perder la espada y luego la vida, cayendo de bruces contra el pavimento.
Vincent ni siquiera observó como moría su enemigo, pues ya tenía que cruzar la espada contra otro adversario. Con la espada enganchada con su rival pudo ojear el panorama lo suficiente para ver que solo quedaban tres enemigos. Esto ya era otra cosa pensó el brujo. Aunque lo cierto era que pese a estar en mejor condición numérica contra sus enemigos, estos luchaban con gran tesón, probablemente por el odio de ver a sus camaradas muertos.
Jack lo estaba haciendo bastante bien pese a ir armado malamente. Se notaba que habría sido guerrero en el pasado, y compensaba su arma corta con su largo brazo. Realmente tenía unos brazos que partirían la cabeza de un hombre si le alcanzaba. No obstante estaba lidiando con dos guardas. Poco a poco se notaba que el hombretón iba perdiendo terreno frente a sus asaltantes, encontrándose cada vez más cansado.
El brujo debía librarse de su combatiente si no quería que el posadero muriese. La situación endeble del buen hombre le dio alas. Hizo una finta hacia el costado de su enemigo y antes de que este pudiera levantar su guardia, le cortó el cuello con un fino y limpio tajo. El duelista herido de muerte se llevó las manos a la garganta en un vano intento de salvar su vida, mientras gorgojeaba por última vez.
Vincent se abalanzó contra uno de los guardias que asediaban al mesero, consiguiendo que este tuviera que dejar de prestar atención al gran hombre. No le costó esfuerzo esquivarle por la imprecisión que llevaba el rubio, no obstante había conseguido lo que quería, pues ahora era un combate de dos contra dos.
- Como los viejos tiempos, eh Jack, por tu forma de luchar diría que fuiste un guerrero en el pasado-, saludó a su aliado mientras cada uno lidiaba con su oponente.
- Cuando acabemos con estos mequetreces, te contaré algunas historias-, bromeó.
Al menos ahora la batalla pintaba mucho mejor, como para permitirse bromar con el resultado de ella. Sin embargo, era debido sobre todo a la gran explosión que seguía siendo un misterio para el brujo. Seguramente cuando todo terminase tuviera tiempo de saber que había ocurrido.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
El odio y la furia es algo común en un combate, sobre todo tras ver a un compañero morir.
Tal vez por eso no os disteis cuenta de que algo no encajaba. Solo un hombre podía verlo, aquel que había sido herido de muerte por el brujo, aquel que intentaba arrastrarse mientras su vida se escapaba poco a poco... Aquel tan lleno de odio nuevo y viejo: nuevo hacia su asesino, y viejo hacia la humanidad. ¿Por qué había sido un desgraciado siempre? Él era más listo que el resto, no había desperdiciado su vida en una estúpida aldea. Y sin embargo, nada acababa por salirle bien.
En sus últimos instantes, no vio pasar su vida por delante de sus ojos, ni una luz, sino... una sombra. Una figura de oscuridad pura que le ofrecía algo, una segunda oportunidad, si aceptaba el trato. Sus palabras resonaron en la mente del agonizante hombre, y este asintió con la poca fuerza que tenía... como si hubiese tenido elección. La sombra, invisible para el resto, se aproximó al hombre y se fusionó con él, poseyendo el cuerpo y convirtiendo todo ese odio y furia en poder.
Sentisteis como el frío empeoraba. Aquello no era natural, y menos con las llamas que les rodeaban. Estas empezaron a extinguirse y, en cuestión de segundos, no había rastro alguno de ningún fuego. El hombre empezó a levantarse, pero ya no era un solo hombre. Sus ojos habían perdido todo color, volviéndose absolutamente negros. Cualquiera que estuviese cerca lo sentiría: algo malo acababa de pasar. Todo lo que quedaba de la herida que mató a aquel hombre era la sangre, ahora escarchada. Tomó su espada y se lanzó contra el oponente de Vincent a una velocidad inhumana, atravesándole el estómago desde su espalda y absorbiendo el odio que emanaba de él para aumentar su poder.
El hombre poseido no dijo nada. Solo miró a Vincent y salió disparado hacia él con la espada por delante, buscando empalar al brujo.
-Debeis lanzar voluntad de los dioses en cualquier acción, ataqueis o no.
Tal vez por eso no os disteis cuenta de que algo no encajaba. Solo un hombre podía verlo, aquel que había sido herido de muerte por el brujo, aquel que intentaba arrastrarse mientras su vida se escapaba poco a poco... Aquel tan lleno de odio nuevo y viejo: nuevo hacia su asesino, y viejo hacia la humanidad. ¿Por qué había sido un desgraciado siempre? Él era más listo que el resto, no había desperdiciado su vida en una estúpida aldea. Y sin embargo, nada acababa por salirle bien.
En sus últimos instantes, no vio pasar su vida por delante de sus ojos, ni una luz, sino... una sombra. Una figura de oscuridad pura que le ofrecía algo, una segunda oportunidad, si aceptaba el trato. Sus palabras resonaron en la mente del agonizante hombre, y este asintió con la poca fuerza que tenía... como si hubiese tenido elección. La sombra, invisible para el resto, se aproximó al hombre y se fusionó con él, poseyendo el cuerpo y convirtiendo todo ese odio y furia en poder.
Sentisteis como el frío empeoraba. Aquello no era natural, y menos con las llamas que les rodeaban. Estas empezaron a extinguirse y, en cuestión de segundos, no había rastro alguno de ningún fuego. El hombre empezó a levantarse, pero ya no era un solo hombre. Sus ojos habían perdido todo color, volviéndose absolutamente negros. Cualquiera que estuviese cerca lo sentiría: algo malo acababa de pasar. Todo lo que quedaba de la herida que mató a aquel hombre era la sangre, ahora escarchada. Tomó su espada y se lanzó contra el oponente de Vincent a una velocidad inhumana, atravesándole el estómago desde su espalda y absorbiendo el odio que emanaba de él para aumentar su poder.
El hombre poseido no dijo nada. Solo miró a Vincent y salió disparado hacia él con la espada por delante, buscando empalar al brujo.
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-Debeis lanzar voluntad de los dioses en cualquier acción, ataqueis o no.
Ansur
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
La cosa pintaba fea, seguía afebrada, algo menos, tras usar ya su poder, pero no era agradable la sensación, aun desde el suelo, lanzó un suspiro, comenzaba a moverse mejor, y el cuerpo le pesaba menos, pero aun quedaban varios que solo estaban heridos y dos totalmente sanos contra Vincent y el tabernero.
No muy lejos de su escondite, uno de los que había sido atravesado por los restos de la caravana, empezó a removerse, Keira, que había pensado salir a ayudar, volvió a esconderse para mirar desde la esquina que sucedía, y, solo en ultima instancia, atacar desde allí, sentía una ligera presión en el pecho, y que alguien que debería estar muerto se removiera no le dbaa demasiada buena espina.
Escondida pudo ver el rápido ataque del hombre que, si uno se fijaba, ahora tenía unos profundos ojos negros, como si el iris hubiera desaparecido y todo fuera pupila, brillante, oscuro, misterioso, aterrador, sin piedad, se abalanzo contra aquel que intentaba atacar a Vincent, apuñalandolo con presteza y, con la misma rapidez lanzarse contra el brujo.
Keira abrió los ojos con fuerza, sorprendida, e intentó reaccionar si poder, pues una mano la tomó por la espalda, Jenn le hizo una señal de silencio, y la mantuvo quieta mientras Keira se sentía deseosa por saber que sucedía, si Vincent estaba o no bien, él la había ayudado, no quería dejaro plantado tan facilmente. Pasados unos segundos, la chica notó que Jen le estaba anundando trapos de agua fría en las extremidades, bajandole la fiebre a toda prisa, y, al acaba, se situaba a su lado con una enorme sarten, dispuesta a luchar si era necesario.
La bailarina asintió, tal vez las otras chicas también salieran de la taberna dispuestas a colaborar, el tipo ese, el resucitado, parecía fuerte, y necesitarían toda la ayuda que pudieran obtener, siguiendo las ordenes de la mujer, que se expresaba sin palabras, se puso en guardia sin desvelar su escondite, nerviosa y ansiosa, esperando que la misma Jenn fuera quien le diese instrucciones. ¿Qué debía esperar?
No muy lejos de su escondite, uno de los que había sido atravesado por los restos de la caravana, empezó a removerse, Keira, que había pensado salir a ayudar, volvió a esconderse para mirar desde la esquina que sucedía, y, solo en ultima instancia, atacar desde allí, sentía una ligera presión en el pecho, y que alguien que debería estar muerto se removiera no le dbaa demasiada buena espina.
Escondida pudo ver el rápido ataque del hombre que, si uno se fijaba, ahora tenía unos profundos ojos negros, como si el iris hubiera desaparecido y todo fuera pupila, brillante, oscuro, misterioso, aterrador, sin piedad, se abalanzo contra aquel que intentaba atacar a Vincent, apuñalandolo con presteza y, con la misma rapidez lanzarse contra el brujo.
Keira abrió los ojos con fuerza, sorprendida, e intentó reaccionar si poder, pues una mano la tomó por la espalda, Jenn le hizo una señal de silencio, y la mantuvo quieta mientras Keira se sentía deseosa por saber que sucedía, si Vincent estaba o no bien, él la había ayudado, no quería dejaro plantado tan facilmente. Pasados unos segundos, la chica notó que Jen le estaba anundando trapos de agua fría en las extremidades, bajandole la fiebre a toda prisa, y, al acaba, se situaba a su lado con una enorme sarten, dispuesta a luchar si era necesario.
La bailarina asintió, tal vez las otras chicas también salieran de la taberna dispuestas a colaborar, el tipo ese, el resucitado, parecía fuerte, y necesitarían toda la ayuda que pudieran obtener, siguiendo las ordenes de la mujer, que se expresaba sin palabras, se puso en guardia sin desvelar su escondite, nerviosa y ansiosa, esperando que la misma Jenn fuera quien le diese instrucciones. ¿Qué debía esperar?
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
El miembro 'Keira Brabery' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Ahora que solo quedaban dos oponentes todo parecía mucho más sencillo. Lo peor ya había pasado, y ahora incluso se podía permitir el lujo de hablar más distendido con el hombretón. O eso creía el brujo en esos instantes, pues el destino parecía aguardarle muchos más problemas de los deseados.
La temperatura a su alrededor empezó a bajar de manera anormal, sobre todo teniendo en cuenta las llamas que despedían la caravana de Peter. Si no tuviera que estar cruzando su espada una y otra vez contra su adversario hubiera podido pensar mejor en qué demonios ocurría, mas el tipo que tenía delante no le daba casi tregua, demostrando ser un gran espadachín.
- ¡Pagarás por lo que le has hecho a mis camaradas! - gritó su enemigo lanzado un nuevo ataque.
Vincent a duras penas pudo repeler el ataque, no tanto por la habilidad de su oponente, que era notable, sino por lo que sucedía justo a su espalda. Ese hombre estaba muerto, ¿Cómo podía levantarse? pensaba el rubio sosteniendo su espada cruzada contra su adversario. El espadachín intentaba desbloquear su movimiento para atacar de nuevo, pero el brujo no sabía qué hacer al ver tan siniestra escena, salvo la de mantener el combate en tablas momentáneas.
La situación no se alargó más de lo debido ya que el muerto viviente, o lo que coño fuera eso, mató al que anteriormente era su aliado, demostrando que para ese ser no existían alianzas posibles. Hubo un instante de calma para todos los asistentes al acontecimiento, donde pudo observar la confusión en los rostros ajenos y como las llamas se habían extinguido. Así que ese frío contra natura había podido contra la fuerza de las llamas, su elemento. La cosa pintaba mal, y pareció que el hombre que luchaba contra Jack pensó lo mismo porque puso pies en polvorosa en cuanto tuvo ocasión.
No era mala idea, aunque para él, una vez más, no sería tan sencillo. ¿De todas las personas que había en el maldito lugar tenía que fijarse en él? Aunque realmente eso no importaba, ya que si atacaba a otra persona la intentaría salvar si podía. Así era su forma de ser, sus padres habían sido buenos profesores y le habían enseñado el valor de la nobleza.
- Jack, corre. Avisa a la guardia de la ciudad-, gritó esquivando al ser de ultratumba.
Seguro que los dragones pondrían las cosas en su sitio, si es que llegaban a tiempo. El brujo retrocedió sin darle la espalda a su oponente, con la guardia alta esperando su próximo movimiento. Vio como el hombretón desaparecía por la esquina del callejón, sin saber si lo volvería a ver en esta vida.
La temperatura a su alrededor empezó a bajar de manera anormal, sobre todo teniendo en cuenta las llamas que despedían la caravana de Peter. Si no tuviera que estar cruzando su espada una y otra vez contra su adversario hubiera podido pensar mejor en qué demonios ocurría, mas el tipo que tenía delante no le daba casi tregua, demostrando ser un gran espadachín.
- ¡Pagarás por lo que le has hecho a mis camaradas! - gritó su enemigo lanzado un nuevo ataque.
Vincent a duras penas pudo repeler el ataque, no tanto por la habilidad de su oponente, que era notable, sino por lo que sucedía justo a su espalda. Ese hombre estaba muerto, ¿Cómo podía levantarse? pensaba el rubio sosteniendo su espada cruzada contra su adversario. El espadachín intentaba desbloquear su movimiento para atacar de nuevo, pero el brujo no sabía qué hacer al ver tan siniestra escena, salvo la de mantener el combate en tablas momentáneas.
La situación no se alargó más de lo debido ya que el muerto viviente, o lo que coño fuera eso, mató al que anteriormente era su aliado, demostrando que para ese ser no existían alianzas posibles. Hubo un instante de calma para todos los asistentes al acontecimiento, donde pudo observar la confusión en los rostros ajenos y como las llamas se habían extinguido. Así que ese frío contra natura había podido contra la fuerza de las llamas, su elemento. La cosa pintaba mal, y pareció que el hombre que luchaba contra Jack pensó lo mismo porque puso pies en polvorosa en cuanto tuvo ocasión.
No era mala idea, aunque para él, una vez más, no sería tan sencillo. ¿De todas las personas que había en el maldito lugar tenía que fijarse en él? Aunque realmente eso no importaba, ya que si atacaba a otra persona la intentaría salvar si podía. Así era su forma de ser, sus padres habían sido buenos profesores y le habían enseñado el valor de la nobleza.
- Jack, corre. Avisa a la guardia de la ciudad-, gritó esquivando al ser de ultratumba.
Seguro que los dragones pondrían las cosas en su sitio, si es que llegaban a tiempo. El brujo retrocedió sin darle la espalda a su oponente, con la guardia alta esperando su próximo movimiento. Vio como el hombretón desaparecía por la esquina del callejón, sin saber si lo volvería a ver en esta vida.
Vincent Calhoun
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
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Tyr
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Mientras el tabernero huia directo a avisar a los guardias, que, posiblemente, ya estarían de camino por el tremendo jaleo que se había armado con el incendio que ella había provocado en la taberna minutos antes, seguía sintiendose débil y floja, pero si podia ayudar a entretener al mosntruo hasta la llegada de la guardia, podrían escapar ilesos.
Jenn seguía sin permitirle el paso, sin embargo, no iba a apermitir que la siguiera bloquenado, ya no por rabia o ira, sino, simplemente, porque le debía una al tipo de la barba, el señor osito, como pensaba llamarlo desde ese instante, necesitaba su ayuda, la había salvado, y ella no podía dejarlo morir con tanta facilidad. Levantandose con dificultad, tocó el hombro de Jenn, y se lanzó hacia delante dejandola atras mientras dejaba salir el resto de calor que tenía dentro de ella, logrando distraer al bicho.
El fuego le dio de lleno, incendiando otra caravana, y Keira, sin fuerzas, cayó al suelo agotada. El cadaver se acercó con calma, haciendo resonar su respiración y lo que parecían ser cadenas, Jenn, ni corta ni perezosa, arrastró a Keira dentro de la taberna. y cerró la puerta con tres llaves.
- Vamos llevaósla, esa cosa no tardará en entrar, por la puerta de delante, venga venga.
Ordenó a las baiarinas que, sin entender nada, tomaron a la mareada Keira y la llevaron casi a rastras a la puerta delantera . Salieron a tiempo de escuchar unos fuertes golpes en la puerta, y la bailarina de fuego se giró a mirar a sus espaldas, a tiempo de comprobar como la madera de la entrada trasera volaba al otro lado del cuarto y, pasando de largo de Jenn corría hacia ellas. Cerraron la puerta delantera y, con prisas, llevaron a la chica a un carruaje.
- Vamos, tenemos que marcharnos.- escuchó la chica susurrar a una.
- Si, si, pero no se como manejar esto.- murmuŕó otra.
La bruja de fuego se arrastró hasta la parte de atrás del carromato y miró en busca de Vincent. Sin verlo, por el mareo, terminó por llamar.
- ¡Brujo, más te vale darte prisa o te dejo atrás!
- Shhh, callate, loca, ¿quieres que esa cosa sepa dónde estamos?- preguntó una bailarina bajita vestida de azul.
Mientras discutían, no muy lejos, comenzaron a escucharse los gritos de la policía acercandose tocando una campanilla dando su aviso.
**************************************
Off: con el permiso de Ansur podemos acabar el tema sin él y nos permite escapar sin más percances.
Jenn seguía sin permitirle el paso, sin embargo, no iba a apermitir que la siguiera bloquenado, ya no por rabia o ira, sino, simplemente, porque le debía una al tipo de la barba, el señor osito, como pensaba llamarlo desde ese instante, necesitaba su ayuda, la había salvado, y ella no podía dejarlo morir con tanta facilidad. Levantandose con dificultad, tocó el hombro de Jenn, y se lanzó hacia delante dejandola atras mientras dejaba salir el resto de calor que tenía dentro de ella, logrando distraer al bicho.
El fuego le dio de lleno, incendiando otra caravana, y Keira, sin fuerzas, cayó al suelo agotada. El cadaver se acercó con calma, haciendo resonar su respiración y lo que parecían ser cadenas, Jenn, ni corta ni perezosa, arrastró a Keira dentro de la taberna. y cerró la puerta con tres llaves.
- Vamos llevaósla, esa cosa no tardará en entrar, por la puerta de delante, venga venga.
Ordenó a las baiarinas que, sin entender nada, tomaron a la mareada Keira y la llevaron casi a rastras a la puerta delantera . Salieron a tiempo de escuchar unos fuertes golpes en la puerta, y la bailarina de fuego se giró a mirar a sus espaldas, a tiempo de comprobar como la madera de la entrada trasera volaba al otro lado del cuarto y, pasando de largo de Jenn corría hacia ellas. Cerraron la puerta delantera y, con prisas, llevaron a la chica a un carruaje.
- Vamos, tenemos que marcharnos.- escuchó la chica susurrar a una.
- Si, si, pero no se como manejar esto.- murmuŕó otra.
La bruja de fuego se arrastró hasta la parte de atrás del carromato y miró en busca de Vincent. Sin verlo, por el mareo, terminó por llamar.
- ¡Brujo, más te vale darte prisa o te dejo atrás!
- Shhh, callate, loca, ¿quieres que esa cosa sepa dónde estamos?- preguntó una bailarina bajita vestida de azul.
Mientras discutían, no muy lejos, comenzaron a escucharse los gritos de la policía acercandose tocando una campanilla dando su aviso.
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Off: con el permiso de Ansur podemos acabar el tema sin él y nos permite escapar sin más percances.
Keira Brabery
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Re: La danza del fuego [Interpretativo][Libre][1/1][Cerrado]
Viendo el potencial de esa “cosa”, al brujo solo le quedaba como opción entretenerla. No tenía el nivel necesario para vencerlo en un combate singular, y los tintes del combate le recordaron al bosque de su tierra natal. Aquella vez había sido una manticora su adversario, y pese a la diferencia entre ambos oponentes, la desventaja respecto a ellos era lo que hacía que le parecieran tan parecidos los combates. Aunque la otra vez había tenido la ayuda de su hermana, por lo que esta vez la situación pintaba peor. Al menos así Elen no corría peligro, y tenía que ver como un ser inhumano le hacía picadillo.
Vincent pudo hacer frente a la abominación al principio. Por unos instantes sintió que no era un rival tan difícil, pero en un determinado momento la bestia comenzó a tomarlo en serio. Cada vez se movía más rápido y al brujo le costaba sudor mantenerlo a raya. El ser atacaba con una velocidad antinatural, que solo podía comparar con los movimientos de un vampiro de gran nivel.
Con gran habilidad, el rubio consiguió desarmar a su oponente. Incluso con su rostro impertérrito, se notó algo de sorpresa en la cara del monstruo, pero antes de que pudiera soltar una de sus típicas burlas, lo cogió por el hombro, y con fuerza sobrenatural lo levantó del suelo un palmo. Intentó quitárselo de encima atacándole con su espada, más el extremo frío que sintió en su articulación lo imposibilitó, haciendo además que se le cayera el arma al suelo.
El ser lo lanzó contra la pared, chocando con su espalda contra ella. El sonoro golpe lo dejó sin respiración un momento, mientras conjuraba mentalmente uno de sus poderes. No le quedaban más herramientas para luchar, con la espada alejada como la tenía. No llegó a lanzar su poder, pues antes de recobrarse del todo, una ola de calor impactó sobre la abominación. Esta se prendió unos instantes antes de volver a apagarse, sus ropas habían ardido, y solo quedaba parte de piel y cristales helados en donde el fuego había hecho mella, como en la zona donde Vinc lo había ensartado con la espada. Debía ser su modo para recobrarse de las heridas, incluso si estas llegaban a ser mortales como había demostrado antes.
El brujo no pudo centrarse más en el sujeto, pues no podía perder el tiempo con elucubraciones que ahora no le servían de nada. Menos aún cuando la bestia se había lanzado contra la persona que lo había agredido recientemente. Keira, ¿qué hacía allí? No sabía cómo había llegado hasta el callejón, pero ahora cobraba sentido la explosión de la caravana de Peter. Las bailarinas se llevaron a la mujer de fuego al interior, y al monstruo no le costó demasiado abrirse paso a través de la puerta.
Vincent recogió su espada y salió disparado detrás de su oponente.
- Que se piensa este hijo de ramera-, dijo. - ¿Acaso cree que puede dejar un combate a medias conmigo?
Al atravesar la posada vio a Jenn a un lado de la puerta principal. Se alegraba de que siguiera viva, mas no podía perder el tiempo conversando en ese instante. Con un movimiento de cabeza, saludó a la joven para luego atravesar la también rota puerta trasera.
El grito de Keira le puso sobre aviso de donde se encontraba. ¿En que estaba pensado? Lo había salvado antes, aunque si seguía así solo conseguiría que la matasen.
Le lanzó una de sus bolas de fuego a la abominación, y sintió como se reía en llamas de forma gutural. Vincent apretó los dientes dispuesto a medirse cuerpo a cuerpo de nuevo ante él e inició su avance para combatir. Antes de que pudiera acercarse lo suficiente un dragón llegó desde el cielo y se interpuso entre el brujo y su enemigo. La bocanada de fuego elevó incluso la temperatura en su posición, por detrás de su inesperado aliado. Al poco otros dragones más llegaron e hicieron lo propio que el primero.
El brujo se levantó envainando su espada, para luego sacudirse la ropa. No eran dragones realmente, solo eran caballeros dragón transformados, más eso poco importaba. El monstruo esta vez no rió, sabiéndose derrotado definitivamente por el gran poder de los caballeros.
Molestar en una ciudad llena de hombres-dragón no era una buena idea. Miró a los ojos a la abominación por última vez, mientras esta se deshacía en cenizas.
Con el sonido de fondo de las campanillas del resto de la guardia, se acercó al carromato donde estaban las bailarinas.
- Parece que tú y yo no podemos encontrarnos sin un poco de acción-, comentó sonriente a la desfallecida bruja. - Llevadla a un cuarto de la posada, necesita reposar para recuperarse-, les dijo a las damas que la acompañaban.
Algo le decía, que la compañía de la danzarina del fuego le iba a traer más aventuras.
Vincent pudo hacer frente a la abominación al principio. Por unos instantes sintió que no era un rival tan difícil, pero en un determinado momento la bestia comenzó a tomarlo en serio. Cada vez se movía más rápido y al brujo le costaba sudor mantenerlo a raya. El ser atacaba con una velocidad antinatural, que solo podía comparar con los movimientos de un vampiro de gran nivel.
Con gran habilidad, el rubio consiguió desarmar a su oponente. Incluso con su rostro impertérrito, se notó algo de sorpresa en la cara del monstruo, pero antes de que pudiera soltar una de sus típicas burlas, lo cogió por el hombro, y con fuerza sobrenatural lo levantó del suelo un palmo. Intentó quitárselo de encima atacándole con su espada, más el extremo frío que sintió en su articulación lo imposibilitó, haciendo además que se le cayera el arma al suelo.
El ser lo lanzó contra la pared, chocando con su espalda contra ella. El sonoro golpe lo dejó sin respiración un momento, mientras conjuraba mentalmente uno de sus poderes. No le quedaban más herramientas para luchar, con la espada alejada como la tenía. No llegó a lanzar su poder, pues antes de recobrarse del todo, una ola de calor impactó sobre la abominación. Esta se prendió unos instantes antes de volver a apagarse, sus ropas habían ardido, y solo quedaba parte de piel y cristales helados en donde el fuego había hecho mella, como en la zona donde Vinc lo había ensartado con la espada. Debía ser su modo para recobrarse de las heridas, incluso si estas llegaban a ser mortales como había demostrado antes.
El brujo no pudo centrarse más en el sujeto, pues no podía perder el tiempo con elucubraciones que ahora no le servían de nada. Menos aún cuando la bestia se había lanzado contra la persona que lo había agredido recientemente. Keira, ¿qué hacía allí? No sabía cómo había llegado hasta el callejón, pero ahora cobraba sentido la explosión de la caravana de Peter. Las bailarinas se llevaron a la mujer de fuego al interior, y al monstruo no le costó demasiado abrirse paso a través de la puerta.
Vincent recogió su espada y salió disparado detrás de su oponente.
- Que se piensa este hijo de ramera-, dijo. - ¿Acaso cree que puede dejar un combate a medias conmigo?
Al atravesar la posada vio a Jenn a un lado de la puerta principal. Se alegraba de que siguiera viva, mas no podía perder el tiempo conversando en ese instante. Con un movimiento de cabeza, saludó a la joven para luego atravesar la también rota puerta trasera.
El grito de Keira le puso sobre aviso de donde se encontraba. ¿En que estaba pensado? Lo había salvado antes, aunque si seguía así solo conseguiría que la matasen.
Le lanzó una de sus bolas de fuego a la abominación, y sintió como se reía en llamas de forma gutural. Vincent apretó los dientes dispuesto a medirse cuerpo a cuerpo de nuevo ante él e inició su avance para combatir. Antes de que pudiera acercarse lo suficiente un dragón llegó desde el cielo y se interpuso entre el brujo y su enemigo. La bocanada de fuego elevó incluso la temperatura en su posición, por detrás de su inesperado aliado. Al poco otros dragones más llegaron e hicieron lo propio que el primero.
El brujo se levantó envainando su espada, para luego sacudirse la ropa. No eran dragones realmente, solo eran caballeros dragón transformados, más eso poco importaba. El monstruo esta vez no rió, sabiéndose derrotado definitivamente por el gran poder de los caballeros.
Molestar en una ciudad llena de hombres-dragón no era una buena idea. Miró a los ojos a la abominación por última vez, mientras esta se deshacía en cenizas.
Con el sonido de fondo de las campanillas del resto de la guardia, se acercó al carromato donde estaban las bailarinas.
- Parece que tú y yo no podemos encontrarnos sin un poco de acción-, comentó sonriente a la desfallecida bruja. - Llevadla a un cuarto de la posada, necesita reposar para recuperarse-, les dijo a las damas que la acompañaban.
Algo le decía, que la compañía de la danzarina del fuego le iba a traer más aventuras.
Vincent Calhoun
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