[Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
No tardó en caer el tipo de las cartas, que fue golpeado sin piedad por el elfo, quien aprovechó la pardida de concentración y visión que Fire le había provocado al mago, ofreciendo la oportunidad perfecta para asestar ese último golpe de gracia. Al parecer no se le daba mal trabajar junto al elfo, tal vez porque era un tipo bastante callado, quien sabía, pero a pesar de sentir que el tipo era bastante creido, el haber podido colaborar hacía que Keira le tuviera un poco más de respeto, aunque no demasiado, estaba de hacer de damisela en apuros hasta los mismisimos.
Entraron con prisa a la casucha de enfrente donde un gran desorden, revoltijo de papeles y un tipo inconsciente los esperaba, una trampilla abierta en el suelo era lo que más llamaba la atención, pero ni un pelo de Vincent, miro a su alrededor, incluso se asomó por la ventana, esperando que hubiera salido de allí, que no hubiera sido tan idiota de hacer como en la mitad de libros en los que mueren los protagonistas, de internarse por un pasadizo secreto sin nadie acompañandolo.
Notó al elfo moverse a sus espaldas, dirigiendose a bajar, justo cuando el niño feo, tan pesado como ella se lo imaginaba, pidió ayuda para el "Señor barbudo" Keria rió de medio lado, cuando salieran de allí pensaba llamarlo de ese modo, por idiota por meterse en un sitio desconocido sin ayuda alguna, ¿es qué no habia escarmentado de lo sucedido en Dundarak?
Giró en redondo notando la mirada del elfo, y supo lo que quería decir, no había tiempo que perder, Vincent estaba metido en un lio. Salió corriendo escaleras a bajo, encendiendo una pequeña llamita en un dedo para iluminarse lo justo para poder ver por donde ponía los pies y no se detuvo hasta llegar a la entrada del lugar donde se encontraba Vincent.
El brujo se encontraba con una rodilla incada en el suelo, quitandose el abrigo, la sangre resvalaba por su brazo, debían tener algún as en la manga... pero no podía dejarlo solo esperando descubrir la parte baja del rival, así que, sin esperara demasiado, salió a enfrentarlos junto al barbudo.
- Que mal educados, no debeis empezar si la dama aun no está presente.- Comentó frunciendo el ceño, haciendo girar sus dagas en sus manos tras haber dejado caer su capa y su fardo.- ¿y bien, quién me saca a bailar?- Preguntó poniendose en guardia.
Entraron con prisa a la casucha de enfrente donde un gran desorden, revoltijo de papeles y un tipo inconsciente los esperaba, una trampilla abierta en el suelo era lo que más llamaba la atención, pero ni un pelo de Vincent, miro a su alrededor, incluso se asomó por la ventana, esperando que hubiera salido de allí, que no hubiera sido tan idiota de hacer como en la mitad de libros en los que mueren los protagonistas, de internarse por un pasadizo secreto sin nadie acompañandolo.
Notó al elfo moverse a sus espaldas, dirigiendose a bajar, justo cuando el niño feo, tan pesado como ella se lo imaginaba, pidió ayuda para el "Señor barbudo" Keria rió de medio lado, cuando salieran de allí pensaba llamarlo de ese modo, por idiota por meterse en un sitio desconocido sin ayuda alguna, ¿es qué no habia escarmentado de lo sucedido en Dundarak?
Giró en redondo notando la mirada del elfo, y supo lo que quería decir, no había tiempo que perder, Vincent estaba metido en un lio. Salió corriendo escaleras a bajo, encendiendo una pequeña llamita en un dedo para iluminarse lo justo para poder ver por donde ponía los pies y no se detuvo hasta llegar a la entrada del lugar donde se encontraba Vincent.
El brujo se encontraba con una rodilla incada en el suelo, quitandose el abrigo, la sangre resvalaba por su brazo, debían tener algún as en la manga... pero no podía dejarlo solo esperando descubrir la parte baja del rival, así que, sin esperara demasiado, salió a enfrentarlos junto al barbudo.
- Que mal educados, no debeis empezar si la dama aun no está presente.- Comentó frunciendo el ceño, haciendo girar sus dagas en sus manos tras haber dejado caer su capa y su fardo.- ¿y bien, quién me saca a bailar?- Preguntó poniendose en guardia.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
El enmascarado seguía sin inmutarse, incluso cuando llegó Keira pidiendo baile el tipo simplemente la miró. No varió su postura ni su defensa, no hizo absolutamente nada. ¿Tan seguro estaba de sí mismo? Allí, enfrente de él con su sonrisa de mármol no había duda de que no contemplaba otra cosa que su propia victoria. Aunque Vincent no sería el que le reprobara esa actitud, ya que él no era el adecuado para ello, teniendo en cuenta que le encantaba meterse en lugares peligrosos solito. Sin contar que, ¿acaso había otro modo de luchar que no fuera pensando en ganar?
- No se me da bien bailar. ¿Pero quién podría decirle que no a una mujer tan bella como vos? - saludó con su manera particular a la mujer. - De todas formas creo que las parejas ya están asignadas. O mejor dicho, el trío.
No pasó un segundo desde que terminara la frase antes de atacar al rival. Sus piernas lo dispararon como un resorte moviéndose todo lo rápido que podía. Atacó con su espada de un modo que pocos podrían evitar, mas el sujeto lo esquivó con la mayor facilidad del mundo, a la vez que lanzaba una cuchilla con alambre a la parte superior de la entrada del túnel en el que estaba hacía un momento, clavándose en su objetivo. La descarga que recorrió el cable provocó un derrumbe que dejó aislada a Keira del otro lado. El derrumbe no debía de ser de grandes consideraciones, aunque lo suficiente para retrasar a la bruja. El rubio no podía estar más sorprendido, pero no se distrajo. Con cada nuevo ataque el enmascarado lo esquivaba una y otra vez, hasta que en una estocada frontal, el hombre se apoyó en su espada para luego darle una patada en la cara mientras lo supera por encima.
El brujo recuperó el equilibrio justo a tiempo para darse la vuelta y parar otro de sus ataques con cables con la espada. De todos modos su situación era precaria, pues había quedado en parte tendido en el suelo, solo pudiéndose incorporar lo suficiente para alzarse un poco, a la vez que se giraba para evitar su muerte. Maldito, era ligero como una pluma. Rápido como su maldito elemento. Una descarga proveniente de su cable fue en vano esta vez, ya que murió en su espada. Sus guantes de cuero lo salvaron esta vez de la electrocución. Ese hombre era tan habilidoso que además de lanzar el cable hacia
Vincent sonrió ante el fracaso de su adversario, aunque este sonrió a su vez con su característica sonrisa burlesca. Un gran dolor invadió su cuerpo antes de que pudiera hacer nada para evitarlo. No sabía que pasaba hasta que se dio cuenta que estaba sobre un charco de agua, lo estaba electrocutando por la tierra o con otro de esos jodidos cables conectados allí. No estaba seguro, y tampoco tenía tiempo de averiguarlo. Intentó alejarse pero su espada estaba atrapada y sus músculos atenazados por la electrocución.
La situación estaba muy jodida para el lobo, pero por algún motivo su enemigo dejó de electrocutarlo. No sabía si era debido a que tenía que descansar para realizar otra descarga, o si simplemente estaba disfrutando del momento como hacían los gatos con sus presas. Daba igual, era su momento para escapar, no importaba si debía abandonar su arma, él tenía otros recursos para el combate más allá de su espada. Lo mataría a fuego. Mas su adversario también sabía que era el momento que tenía el rubio para escapar, así que lo enganchó por el cuello con otro de sus cables.
Vincent consiguió interponer su mano libre en el ojal del alambre para no ser asfixiado, aunque no podía hacer nada contra la descarga que volvía a destrozarlo, esta vez entrando en su cuerpo por el nuevo ataque. En esta ocasión si se sentía desfallecer, como la vida se le escapa, como daba sus últimos alientos. Pero una idea surcaba su mente, no moriría solo ese día.
Con las fuerzas que le quedaban tiró lo suficiente de la espada, mientras su enemigo tiraba de ella para evitar el posible escape del rubio, mas en realidad era eso lo que quería Vinc que pensara el rival. Se impulsó hacia adelante lo que pudo, lanzado su espada como si de una jabalina se tratase, aprovechando el propio empuje que estaba ocasionando el enmascarado.
Ni siquiera entonces su maldita sonrisa se quebró cuando la espada le atravesó el pecho, simplemente ahora le resbalaba un hilo de sangre por la comisura de sus labios. Al menos la electricidad dejó de pasar por su cuerpo en cuanto alcanzó a su adversario. No podía aseverar que estuviera muerto, pese al alcance de la gravedad de su ataque desesperado. Aunque sin fuerzas para más, el lobo se desplomó hacia adelante, sin saber si volvería a abrir los ojos.
- No se me da bien bailar. ¿Pero quién podría decirle que no a una mujer tan bella como vos? - saludó con su manera particular a la mujer. - De todas formas creo que las parejas ya están asignadas. O mejor dicho, el trío.
No pasó un segundo desde que terminara la frase antes de atacar al rival. Sus piernas lo dispararon como un resorte moviéndose todo lo rápido que podía. Atacó con su espada de un modo que pocos podrían evitar, mas el sujeto lo esquivó con la mayor facilidad del mundo, a la vez que lanzaba una cuchilla con alambre a la parte superior de la entrada del túnel en el que estaba hacía un momento, clavándose en su objetivo. La descarga que recorrió el cable provocó un derrumbe que dejó aislada a Keira del otro lado. El derrumbe no debía de ser de grandes consideraciones, aunque lo suficiente para retrasar a la bruja. El rubio no podía estar más sorprendido, pero no se distrajo. Con cada nuevo ataque el enmascarado lo esquivaba una y otra vez, hasta que en una estocada frontal, el hombre se apoyó en su espada para luego darle una patada en la cara mientras lo supera por encima.
El brujo recuperó el equilibrio justo a tiempo para darse la vuelta y parar otro de sus ataques con cables con la espada. De todos modos su situación era precaria, pues había quedado en parte tendido en el suelo, solo pudiéndose incorporar lo suficiente para alzarse un poco, a la vez que se giraba para evitar su muerte. Maldito, era ligero como una pluma. Rápido como su maldito elemento. Una descarga proveniente de su cable fue en vano esta vez, ya que murió en su espada. Sus guantes de cuero lo salvaron esta vez de la electrocución. Ese hombre era tan habilidoso que además de lanzar el cable hacia
Vincent sonrió ante el fracaso de su adversario, aunque este sonrió a su vez con su característica sonrisa burlesca. Un gran dolor invadió su cuerpo antes de que pudiera hacer nada para evitarlo. No sabía que pasaba hasta que se dio cuenta que estaba sobre un charco de agua, lo estaba electrocutando por la tierra o con otro de esos jodidos cables conectados allí. No estaba seguro, y tampoco tenía tiempo de averiguarlo. Intentó alejarse pero su espada estaba atrapada y sus músculos atenazados por la electrocución.
La situación estaba muy jodida para el lobo, pero por algún motivo su enemigo dejó de electrocutarlo. No sabía si era debido a que tenía que descansar para realizar otra descarga, o si simplemente estaba disfrutando del momento como hacían los gatos con sus presas. Daba igual, era su momento para escapar, no importaba si debía abandonar su arma, él tenía otros recursos para el combate más allá de su espada. Lo mataría a fuego. Mas su adversario también sabía que era el momento que tenía el rubio para escapar, así que lo enganchó por el cuello con otro de sus cables.
Vincent consiguió interponer su mano libre en el ojal del alambre para no ser asfixiado, aunque no podía hacer nada contra la descarga que volvía a destrozarlo, esta vez entrando en su cuerpo por el nuevo ataque. En esta ocasión si se sentía desfallecer, como la vida se le escapa, como daba sus últimos alientos. Pero una idea surcaba su mente, no moriría solo ese día.
Con las fuerzas que le quedaban tiró lo suficiente de la espada, mientras su enemigo tiraba de ella para evitar el posible escape del rubio, mas en realidad era eso lo que quería Vinc que pensara el rival. Se impulsó hacia adelante lo que pudo, lanzado su espada como si de una jabalina se tratase, aprovechando el propio empuje que estaba ocasionando el enmascarado.
Ni siquiera entonces su maldita sonrisa se quebró cuando la espada le atravesó el pecho, simplemente ahora le resbalaba un hilo de sangre por la comisura de sus labios. Al menos la electricidad dejó de pasar por su cuerpo en cuanto alcanzó a su adversario. No podía aseverar que estuviera muerto, pese al alcance de la gravedad de su ataque desesperado. Aunque sin fuerzas para más, el lobo se desplomó hacia adelante, sin saber si volvería a abrir los ojos.
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Offrol: Solo decir que como mi personaje está inconsciente, os doy permiso para llevarme a otra parte si así lo necesitáis. Por si decidís no curarme ahí y queréis extender vuestros futuros post diciendo que vamos a otro lado, etc.. Espero que les haya gustado el post Vincent Calhoun
Honorable
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
La tarde anunciaba su oscura despedida para dar paso a la noche, Destino no deseaba deambular otra noche a la intemperie, tal vez con la recompensa por entregar al espantoso niño podría pagarse una buena posada, aunque a juzgar por las condiciones de la casa en que vivía la mujer que había ofrecido la recompensa, no parecía ser capaz de pagar mucho; de pronto un mal presentimiento llenó la mente del elfo; ¡¡Tal vez la recompensa sería menos de lo esperado!!
La bruja no lo había pensado dos veces antes de ir por su compañero, vaya que hacían una pareja extraña, pero seguramente sabrían cuidarse solos, el pelinegro, teniendo ya lo que quería y tras haber sanado medianamente las leves heridas en la piel del niño, decidió halarlo por un brazo y dirigirse a la casa de la mujer a cobrar la recompensa; aunque el niño se resistió intentando liberarse -Él me ayudó, no me iré si él no viene- Dijo el mugroso enano mientras señalaba la dirección en la que habían bajado el par de brujos.
Destino, manifestando algo de impaciencia en sus ojos miró al pequeño, llevarlo por la fuerza podría lastimarlo y con ello escaparían las posibilidades de obtener alguna recompensa -No intentes ir a ningún lado - Dijo el elfo -Ninguno de los dos- Finalizó mientras señalaba tanto al niño como a su perro; posteriormente bajó las escaleras como un rayo siguiendo el tenue halo de luz que dejaba el fuego de la bruja pero mientras se acercaba un fuerte estruendo sacudió el túnel. Retazos de polvo se desprendieron del techo y paredes con aquel sonido como si algo hubiese explotado.
El elfo retrocedió un poco para evadir el peligro, pero luego continuó andando hasta encontrar solamente a la rubia frente a un montón de escombros; miró a todos lados en busca del barbudo pero no logró encontrar nada, salvo por el camino del derrumbe, se acercó y comenzó a apartar algunas piedras para hacer un pequeño hueco por el cual pudieran pasar al otro lado, no tardó mucho en apartar las rocas recién caídas hasta dar con la imagen de lo que había al salir del pequeño túnel -Por aquí- indicó a la bruja para ver si le seguía; al salir la escena era de lo más extraña, el barbudo yacía en el suelo algo aturdido mientras el hombre del sombrero se quitaba una espada que llevaba enterrada en el pecho, parecía estar acabado, el enmascarado aún sonreía a pesar de su gran herida, aunque se mantenía inmóvil al menos de momento; Destino acercó sus manos al barbudo para intentar sanarlo con su magia de sanación sin percatarse que tras él, el hombre del sombrero parecía tomar un último aliento para atacarlos con todas las pocas fuerzas que le quedaban...
La bruja no lo había pensado dos veces antes de ir por su compañero, vaya que hacían una pareja extraña, pero seguramente sabrían cuidarse solos, el pelinegro, teniendo ya lo que quería y tras haber sanado medianamente las leves heridas en la piel del niño, decidió halarlo por un brazo y dirigirse a la casa de la mujer a cobrar la recompensa; aunque el niño se resistió intentando liberarse -Él me ayudó, no me iré si él no viene- Dijo el mugroso enano mientras señalaba la dirección en la que habían bajado el par de brujos.
Destino, manifestando algo de impaciencia en sus ojos miró al pequeño, llevarlo por la fuerza podría lastimarlo y con ello escaparían las posibilidades de obtener alguna recompensa -No intentes ir a ningún lado - Dijo el elfo -Ninguno de los dos- Finalizó mientras señalaba tanto al niño como a su perro; posteriormente bajó las escaleras como un rayo siguiendo el tenue halo de luz que dejaba el fuego de la bruja pero mientras se acercaba un fuerte estruendo sacudió el túnel. Retazos de polvo se desprendieron del techo y paredes con aquel sonido como si algo hubiese explotado.
El elfo retrocedió un poco para evadir el peligro, pero luego continuó andando hasta encontrar solamente a la rubia frente a un montón de escombros; miró a todos lados en busca del barbudo pero no logró encontrar nada, salvo por el camino del derrumbe, se acercó y comenzó a apartar algunas piedras para hacer un pequeño hueco por el cual pudieran pasar al otro lado, no tardó mucho en apartar las rocas recién caídas hasta dar con la imagen de lo que había al salir del pequeño túnel -Por aquí- indicó a la bruja para ver si le seguía; al salir la escena era de lo más extraña, el barbudo yacía en el suelo algo aturdido mientras el hombre del sombrero se quitaba una espada que llevaba enterrada en el pecho, parecía estar acabado, el enmascarado aún sonreía a pesar de su gran herida, aunque se mantenía inmóvil al menos de momento; Destino acercó sus manos al barbudo para intentar sanarlo con su magia de sanación sin percatarse que tras él, el hombre del sombrero parecía tomar un último aliento para atacarlos con todas las pocas fuerzas que le quedaban...
Destino
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
Poco pudo hacer la bruja allí dentro, todo sucedió en un instante, Vincent se lanzó hacia delante tras soltar uno de sus chascarrillos, y sin que Keira supiera como, atravesó de parte a parte al rival, justo en el pecho, la bruja se quedó mirando sorprendida el suceso, sin embargo, comprobó como Vincent caía al suelo con un golpe seco, y unos restos de electricidad le recorrían el cuerpo al brujo.
Sintió caer las primeras piedras, retrocedió unos pasos sabedora de que, si se acercaba al hombre, acabaría aplastada, no llegaría a él y simplemente, adiós Keira, el camino quedó totalmente bloqueado y el temblor cesó mientras la chica gritaba el nombre del barbudo, intentando que este despertase, a penas un hueco entre las piedras le permitía ver como se encontraba el brujo, los espasmos comenzaban a cesar y, cuando se levantó, sintió unos pasos a su espalda, el elfo había bajado y se apresuraba a apartar piedras.
No se lo pensó dos veces antes de seguir al elfo a la curiosa escena. Miró con ira fría al tipo del sombrero, que sonreía como si tener una espada atravesandole no fuera nada, y contempló al elfo ir a curar al brujo. Dio varios pasos hacia delante, dejando a sus espaldas a los dos hombres y observó al tipo con rabia, alzó la cabeza, con orgullo, y escucho al odioso hombre que, con una sonrisa sangrante, habló con calma.
- Esto no es nada, pensar que podrías herirme a....
Keira no le permitió terminar la frase, creó una bola de fuego entre sus manos, que comenzó a crecer y, como quien lanza un balón, lo tiró a la herida que, aun abierta comenzó a cerrarse con el fuego, sin embargo la cosa no cesaba ahí, con telequinesis, empujó la bola con fuerza, haciendo que esta, atravesara de parte a parte al tipo, dejándole un gran agujero en el vientre. El odio se reflejaba en la cara de la bruja mientras veía caer hacia atrás al idiota, la sorpresa lo había golpeado, nadie ataca a otro mientras habla, parece ser un estúpido acurdo tácito, pero, en ese caso, para ella, no había acuerdo alguno, habia herido a un amigo, eso era razón suficiente como para matar al culpable de esas heridas.
- Cógelo, nos lo llevamos- señaló a Vincent-, no quiero ni ver el cadaver de ese cabrón.- dijo Keira mietras retrocedía sin perder de vista el cuerpo.
Sabía que era cosa de la anterior herida, que sin ella, su ataque a penas habría valido de nada, al fin y al cabo era muy consciente de que la fuerza del brujo superaba con creces la suya, pero la ira siempre hacía que le hirviera la sangre y perdía el control de si misma, seguía luchando para controlar esas cosas, pero le resultaba impossible.
Sintió caer las primeras piedras, retrocedió unos pasos sabedora de que, si se acercaba al hombre, acabaría aplastada, no llegaría a él y simplemente, adiós Keira, el camino quedó totalmente bloqueado y el temblor cesó mientras la chica gritaba el nombre del barbudo, intentando que este despertase, a penas un hueco entre las piedras le permitía ver como se encontraba el brujo, los espasmos comenzaban a cesar y, cuando se levantó, sintió unos pasos a su espalda, el elfo había bajado y se apresuraba a apartar piedras.
No se lo pensó dos veces antes de seguir al elfo a la curiosa escena. Miró con ira fría al tipo del sombrero, que sonreía como si tener una espada atravesandole no fuera nada, y contempló al elfo ir a curar al brujo. Dio varios pasos hacia delante, dejando a sus espaldas a los dos hombres y observó al tipo con rabia, alzó la cabeza, con orgullo, y escucho al odioso hombre que, con una sonrisa sangrante, habló con calma.
- Esto no es nada, pensar que podrías herirme a....
Keira no le permitió terminar la frase, creó una bola de fuego entre sus manos, que comenzó a crecer y, como quien lanza un balón, lo tiró a la herida que, aun abierta comenzó a cerrarse con el fuego, sin embargo la cosa no cesaba ahí, con telequinesis, empujó la bola con fuerza, haciendo que esta, atravesara de parte a parte al tipo, dejándole un gran agujero en el vientre. El odio se reflejaba en la cara de la bruja mientras veía caer hacia atrás al idiota, la sorpresa lo había golpeado, nadie ataca a otro mientras habla, parece ser un estúpido acurdo tácito, pero, en ese caso, para ella, no había acuerdo alguno, habia herido a un amigo, eso era razón suficiente como para matar al culpable de esas heridas.
- Cógelo, nos lo llevamos- señaló a Vincent-, no quiero ni ver el cadaver de ese cabrón.- dijo Keira mietras retrocedía sin perder de vista el cuerpo.
Sabía que era cosa de la anterior herida, que sin ella, su ataque a penas habría valido de nada, al fin y al cabo era muy consciente de que la fuerza del brujo superaba con creces la suya, pero la ira siempre hacía que le hirviera la sangre y perdía el control de si misma, seguía luchando para controlar esas cosas, pero le resultaba impossible.
Keira Brabery
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
La brisa mecía la alta hierba que le llegaba hasta la cintura. Al mismo tiempo el sol resplandecía en su punto más alto del día y, sin embargo, no tenía sensación de frío ni de calor. Era sin duda primavera. Primavera en las islas, pues no había olvidado el olor tan típico de la zona donde vivía. Era de esas cosas que se te quedan para siempre en la memoria, y no importan los años que pasen, que siempre lo recuerdas como el primer día.
El brujo se notó más bajo que de costumbre, la altura de la hierba con respecto a él era un síntoma claro de su baja estatura. No tardó en comprender que era un adolescente, pero eso no encaja. Él era un adulto, o ¿no? No estaba seguro, tenía la sensación de que algo no cuadraba, mas el destello plateado sobre el campo lo sacó de sus pensamientos.
No importaba su extraña duda sobre si era un adulto. Seguramente fuesen estupideces. Algún sueño que había tenido la noche anterior. Instintivamente se puso a correr detrás de su objetivo, de la que no sobresalía sino su gris cabellera por encima de los tallos verdes. Las risas ayudaban a no perderlo de vista, pues la joven no dejaba de reír en todo momento mientras Vinc la perseguía.
La niña salió de la alta hierba hacia una zona donde esta era mucho más baja. La subida hacía que las cortas piernas de la niña, hicieran que subiera con mayor lentitud con respecto al rubio, unos años mayor que ella. Sus padres los observaban desde lo alto de la colina abrazados, tan felices y sonrientes como solía recordarlos. Era una idílica escena de amor fraternal.
Vincent atrapó a su pequeña hermana, cayendo ambos por el otro lado de la colina. Descendiendo suavemente por la leve pendiente de la ladera, abrazados y riendo como los pequeños que eran. El joven cerró los ojos para disfrutar del momento, pero cuando abrió los ojos solo vio unos tablones de madera.
Sus padres, su hermana, la primavera suave de las islas, todo había desaparecido y se encontró solo en una habitación. Bueno, realmente no estaba solo, pues el elfo estaba a su lado, seguramente sanando sus heridas en combate con sus poderes.
- No es que no me alegre de estar vivo, pero hay recuerdos que son tan bonitos, que uno casi desearía estar en ellos siempre que pudiera.-, dijo con cierto aire místico.
El brujo se incorporó como pudo, sintiendo dolores por todos sus músculos. Ese maldito hijo de perra no lo había matado por muy poco. Era un oponente digno, aunque no era el mejor hombre si se quería una buena conversación.
- Supongo que el brujo eléctrico ya no está entre nosostros-, comentó sentado sobre su cama. - Aún así no sé como Keira no me ha rematado-, rió, para luego toser por el dolor. - Es una buena mujer, aunque tiene un fuerte carácter-, dijo con una sonrisa en los labios. - ¿Dónde está? Por cierto.
La chica no estaba en la habitación, pero lo normal, sabiendo que se preocuparía por él, era que no anduviera muy lejos. Cuando viera que estaba bien, seguro que le daba una ostia al menos.
Poco a poco, el rubio volvía a este mundo, Recordando los motivos que lo habían llevado hasta esa habitación, que por otra parte parecía ser la que había alquilado en la posada. Si que habían cargado una larga distancia con él.
- Imagino que el niño os llevó hasta mí. ¿Están bien el perro y él? Después de todo, ya que no he muerto, tengo una parte que cobrar-, sonrió con picardía.
Se levantó encontrándose mucho mejor, luego comenzó a andar acercándose a la ventana.
- Había un segundo hombre en la mina. Se fue antes de que el otro me atacara, y por lo que pude escuchar te aseguro que era su jefe-, suspiró pensativo apoyádose en el alféizar. - Viendo la jerarquía de esa banda, me apuesto a que los galones los consiguen los más fuertes. Con lo duro que era el brujo eléctrico, pues ya te puedes hacer una idea de su jefe-, no pudo evitar un pequeño escalofrío al recordar. - No parecía la típica persona que desistiera de sus objetivos. Si el hombre que amarré en la casa sigue vivo. Creo que es hora de tener unas palabras con él-, se giró de nuevo de cara al elfo. - Debemos anticiparnos, o muchas personas sufrirán.
No sabía qué pensaría Destino. A lo mejor tenía su recompensa y daba el trabajo por terminado. Entendería que se marchara sin mirar atrás, pues había cumplido con su parte. Pero el brujo no se iría. No sin asegurarse de que el pueblo viviera en paz.
El brujo se notó más bajo que de costumbre, la altura de la hierba con respecto a él era un síntoma claro de su baja estatura. No tardó en comprender que era un adolescente, pero eso no encaja. Él era un adulto, o ¿no? No estaba seguro, tenía la sensación de que algo no cuadraba, mas el destello plateado sobre el campo lo sacó de sus pensamientos.
No importaba su extraña duda sobre si era un adulto. Seguramente fuesen estupideces. Algún sueño que había tenido la noche anterior. Instintivamente se puso a correr detrás de su objetivo, de la que no sobresalía sino su gris cabellera por encima de los tallos verdes. Las risas ayudaban a no perderlo de vista, pues la joven no dejaba de reír en todo momento mientras Vinc la perseguía.
La niña salió de la alta hierba hacia una zona donde esta era mucho más baja. La subida hacía que las cortas piernas de la niña, hicieran que subiera con mayor lentitud con respecto al rubio, unos años mayor que ella. Sus padres los observaban desde lo alto de la colina abrazados, tan felices y sonrientes como solía recordarlos. Era una idílica escena de amor fraternal.
Vincent atrapó a su pequeña hermana, cayendo ambos por el otro lado de la colina. Descendiendo suavemente por la leve pendiente de la ladera, abrazados y riendo como los pequeños que eran. El joven cerró los ojos para disfrutar del momento, pero cuando abrió los ojos solo vio unos tablones de madera.
Sus padres, su hermana, la primavera suave de las islas, todo había desaparecido y se encontró solo en una habitación. Bueno, realmente no estaba solo, pues el elfo estaba a su lado, seguramente sanando sus heridas en combate con sus poderes.
- No es que no me alegre de estar vivo, pero hay recuerdos que son tan bonitos, que uno casi desearía estar en ellos siempre que pudiera.-, dijo con cierto aire místico.
El brujo se incorporó como pudo, sintiendo dolores por todos sus músculos. Ese maldito hijo de perra no lo había matado por muy poco. Era un oponente digno, aunque no era el mejor hombre si se quería una buena conversación.
- Supongo que el brujo eléctrico ya no está entre nosostros-, comentó sentado sobre su cama. - Aún así no sé como Keira no me ha rematado-, rió, para luego toser por el dolor. - Es una buena mujer, aunque tiene un fuerte carácter-, dijo con una sonrisa en los labios. - ¿Dónde está? Por cierto.
La chica no estaba en la habitación, pero lo normal, sabiendo que se preocuparía por él, era que no anduviera muy lejos. Cuando viera que estaba bien, seguro que le daba una ostia al menos.
Poco a poco, el rubio volvía a este mundo, Recordando los motivos que lo habían llevado hasta esa habitación, que por otra parte parecía ser la que había alquilado en la posada. Si que habían cargado una larga distancia con él.
- Imagino que el niño os llevó hasta mí. ¿Están bien el perro y él? Después de todo, ya que no he muerto, tengo una parte que cobrar-, sonrió con picardía.
Se levantó encontrándose mucho mejor, luego comenzó a andar acercándose a la ventana.
- Había un segundo hombre en la mina. Se fue antes de que el otro me atacara, y por lo que pude escuchar te aseguro que era su jefe-, suspiró pensativo apoyádose en el alféizar. - Viendo la jerarquía de esa banda, me apuesto a que los galones los consiguen los más fuertes. Con lo duro que era el brujo eléctrico, pues ya te puedes hacer una idea de su jefe-, no pudo evitar un pequeño escalofrío al recordar. - No parecía la típica persona que desistiera de sus objetivos. Si el hombre que amarré en la casa sigue vivo. Creo que es hora de tener unas palabras con él-, se giró de nuevo de cara al elfo. - Debemos anticiparnos, o muchas personas sufrirán.
No sabía qué pensaría Destino. A lo mejor tenía su recompensa y daba el trabajo por terminado. Entendería que se marchara sin mirar atrás, pues había cumplido con su parte. Pero el brujo no se iría. No sin asegurarse de que el pueblo viviera en paz.
Vincent Calhoun
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Re: [Cerrado] La búsqueda del heredero [Interpretativo-Libre]
Las palabras del sujeto ensombrerado alertaron al elfo que, descuidadamente le había dado la espalda y ahora era una víctima fácil, sin embargo la rápida intervención de la bruja pechugona le salvaron de nuevo, esto se estaba volviendo costumbre, por lo que la extrañaría cuando llegara el momento de separarse, una vez más tranquilo, el elfo siguió intentando sanar al barbudo pero tras haber sanado al niño, estaba demasiado agotado como para poder ayudar a alguien más.
Las palabras de la bruja le hicieron obedecer sin rechistar, aunque de momento se negó a obedecerla por menos de un segundo, quisiera o no, era lo que debían hacer, la mejor opción era acatar la orden de una bruja, lo cual molestaba un poco al elfo pero no le quedaba más remedio que hacerlo, echó al brujo a su espalda y cargó con él hasta salir a la cabaña donde los esperaban el niño y su perro, con los cuales, avanzaron hasta llegar de nuevo a la casa de aquella anciana que les daría una valiosa recompensa.
Al estar cerca de la cabaña, la anciana apareció dando gritos -Heredero, ven Heredero- El niño y el perro corrieron hacia ella aunque la despiadada anciana empujó al niño a un lado como si poco le importara y abrazó al perro con absoluta devoción -Heredero, mi querido Heredero, estás bien- Lanzó una mirada acusadora al niño -Y tú, niño irresponsable, no volveré a pagarte para que saques a pasear al Heredero- La cara del elfo era todo un poema al darse cuenta que desde el principio habían tenido al Heredero junto a ellos, habían arriesgado tanto y hasta acabaron heridos por salvar al rehén equivocado.
Finalmente llegaba el momento más esperado -Ahora, valientes guerreros, les daré su recompensa- Dijo la anciana mientras sacaba una bolsa llena de dulces de leche de aion -No conseguirán nada parecido a esto en todo Aerandir- Dijo con orgullo mientras entregaba a la bruja lo que consideraba como la más valiosa recompensa del mundo, el elfo por su parte, se dio media vuelta decepcionado y caminó de nuevo hacia la taberna donde según recordaba, el barbudo había rentado una habitación, en ella, tras un descanso, Destino podría terminar de curar las heridas al brujo para luego marcharse sin decir adiós, aunque antes, se detuvo un instante para soltar una palabra tan forzada que pareció desgarrar su garganta mientras la decía -Gracias- Murmuró casi entre dientes a la bruja, por haberlo salvado antes, pues de no ser por ella, tal vez no la estaría contando.
Las palabras de la bruja le hicieron obedecer sin rechistar, aunque de momento se negó a obedecerla por menos de un segundo, quisiera o no, era lo que debían hacer, la mejor opción era acatar la orden de una bruja, lo cual molestaba un poco al elfo pero no le quedaba más remedio que hacerlo, echó al brujo a su espalda y cargó con él hasta salir a la cabaña donde los esperaban el niño y su perro, con los cuales, avanzaron hasta llegar de nuevo a la casa de aquella anciana que les daría una valiosa recompensa.
Al estar cerca de la cabaña, la anciana apareció dando gritos -Heredero, ven Heredero- El niño y el perro corrieron hacia ella aunque la despiadada anciana empujó al niño a un lado como si poco le importara y abrazó al perro con absoluta devoción -Heredero, mi querido Heredero, estás bien- Lanzó una mirada acusadora al niño -Y tú, niño irresponsable, no volveré a pagarte para que saques a pasear al Heredero- La cara del elfo era todo un poema al darse cuenta que desde el principio habían tenido al Heredero junto a ellos, habían arriesgado tanto y hasta acabaron heridos por salvar al rehén equivocado.
Finalmente llegaba el momento más esperado -Ahora, valientes guerreros, les daré su recompensa- Dijo la anciana mientras sacaba una bolsa llena de dulces de leche de aion -No conseguirán nada parecido a esto en todo Aerandir- Dijo con orgullo mientras entregaba a la bruja lo que consideraba como la más valiosa recompensa del mundo, el elfo por su parte, se dio media vuelta decepcionado y caminó de nuevo hacia la taberna donde según recordaba, el barbudo había rentado una habitación, en ella, tras un descanso, Destino podría terminar de curar las heridas al brujo para luego marcharse sin decir adiós, aunque antes, se detuvo un instante para soltar una palabra tan forzada que pareció desgarrar su garganta mientras la decía -Gracias- Murmuró casi entre dientes a la bruja, por haberlo salvado antes, pues de no ser por ella, tal vez no la estaría contando.
Destino
Maestro de las Mil Espadas
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