The Willow Maid [Interpretativo - Libre] [2/3]
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The Willow Maid [Interpretativo - Libre] [2/3]
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Había muy buen ambiente en el campamento. Al caer la noche, después de encender las hogueras y dejar que las cervezas pasaran de mano en mano, los ánimos se habían levantado tanto que hasta los más reticentes se atrevían a danzar –con mayor o menor tino- bajo las notas de los humildes instrumentos que algunos de los allí presentes poseían y tocaban con más entusiasmo que pericia. Pero eso daba igual, el sentimiento de compañerismo era tal y las risas tan estruendosas, que alguna nota mal tocada siempre pasaba desapercibida. Hasta Vilya había pasado serios apuros para intentar rechazar la generosa invitación de ese grupo… tanto, que fue inútil, pues antes de que se diera cuenta, ya la habían subido a un carromato y tratado como una más de la… familia.
“Que humanos tan extraños…” pensaba la elfa… pero no del todo disgustada. Después de tantas semanas viajando sola, tanta animación era… agradable. Tanto era así, que al final se había unido junto al resto del grupo en torno a la hoguera, pero siempre procurando ocultar sus reveladoras orejas bajo su capucha. Aunque parecían gente de corazón noble, no deseaba poner esa teoría a prueba. Aceptó la comida que la tendieron con palabras amables, pero rechazando discretamente todo aquello que tuviera carne.
Mientras comía y mantenía su boca ocupada para esquivar las preguntas hacía su persona, escuchaba las historias y cantos que la rodeaban. Ese grupo de comerciantes se dirigían a Ulmer, donde preveían buenos tiempos para el comercio e instalar allí a sus familias. Lentos pero seguros, seguían el camino de Verisar, que algunos ya conocían, para llegar a la ciudad.
―Más adelante, a un par de horas de camino hay una granja, ¡ya conocemos al viejo que vive allí con su familia! ― decía uno, mientras apurada la cerveza de su vaso. ― No sé si será por vivir en estos bosques, pero se saben historias de lo más extrañas… ¡ah, creo recordar que Dalia se aprendió una de sus canciones! ¡Hija, ven aquí y cántala, anda! ― llamó el hombre a su retoña, que tan sonriente como nerviosa empuñó un pequeño laúd bajo la atenta mirada de su improvisado público.
Vilya también escuchaba atenta, pues pocos en su raza rechazaban la belleza de una canción. En cuanto la niña empezó a tocar y cantar, la elfa parpadeó sorprendida. Tanto por la voz de la niña, como por la historia que cantó…
“Que humanos tan extraños…” pensaba la elfa… pero no del todo disgustada. Después de tantas semanas viajando sola, tanta animación era… agradable. Tanto era así, que al final se había unido junto al resto del grupo en torno a la hoguera, pero siempre procurando ocultar sus reveladoras orejas bajo su capucha. Aunque parecían gente de corazón noble, no deseaba poner esa teoría a prueba. Aceptó la comida que la tendieron con palabras amables, pero rechazando discretamente todo aquello que tuviera carne.
Mientras comía y mantenía su boca ocupada para esquivar las preguntas hacía su persona, escuchaba las historias y cantos que la rodeaban. Ese grupo de comerciantes se dirigían a Ulmer, donde preveían buenos tiempos para el comercio e instalar allí a sus familias. Lentos pero seguros, seguían el camino de Verisar, que algunos ya conocían, para llegar a la ciudad.
―Más adelante, a un par de horas de camino hay una granja, ¡ya conocemos al viejo que vive allí con su familia! ― decía uno, mientras apurada la cerveza de su vaso. ― No sé si será por vivir en estos bosques, pero se saben historias de lo más extrañas… ¡ah, creo recordar que Dalia se aprendió una de sus canciones! ¡Hija, ven aquí y cántala, anda! ― llamó el hombre a su retoña, que tan sonriente como nerviosa empuñó un pequeño laúd bajo la atenta mirada de su improvisado público.
Vilya también escuchaba atenta, pues pocos en su raza rechazaban la belleza de una canción. En cuanto la niña empezó a tocar y cantar, la elfa parpadeó sorprendida. Tanto por la voz de la niña, como por la historia que cantó…
A young man walked through the forest
with his quiver and hunting bow
He heard a young girl singing
and followed the sound below
There he found the maiden
who lives in the willow
He called to her as she listened
from a ring of toadstools red
'Come with me my maiden
come from thy willow bed'
She looked at him serenely
and only shook her head.
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
A young man walked through the forest
with a flower and coat of green
His love had hair like fire
her eyes an emerald sheen
She wrapped herself in beauty
so young and so serene
He stood there under the willow
and he gave her the yellow bloom
'Girl my heart you've captured
oh I would be your groom'
She said she'd wed him never
not near, nor far, nor soon
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
A young man walked through the forest
with an axe sharp as a knife
I'll take the green-eyed fairy
and she shall be my wife
With her I'll raise my children
with her I'll live my life
The maiden wept when she heard him
when he said he'd set her free
He took his axe and used it
to bring down her ancient tree
'Now your willow's fallen
now you belong to me'
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
She followed him out the forest, and collapsed upon the earth
Her feet had walked but a distance, from the green land of her birth She faded into a flower, that would bloom for one bright eve
He could not take from the forest, what was never meant to leave
with his quiver and hunting bow
He heard a young girl singing
and followed the sound below
There he found the maiden
who lives in the willow
He called to her as she listened
from a ring of toadstools red
'Come with me my maiden
come from thy willow bed'
She looked at him serenely
and only shook her head.
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
A young man walked through the forest
with a flower and coat of green
His love had hair like fire
her eyes an emerald sheen
She wrapped herself in beauty
so young and so serene
He stood there under the willow
and he gave her the yellow bloom
'Girl my heart you've captured
oh I would be your groom'
She said she'd wed him never
not near, nor far, nor soon
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
A young man walked through the forest
with an axe sharp as a knife
I'll take the green-eyed fairy
and she shall be my wife
With her I'll raise my children
with her I'll live my life
The maiden wept when she heard him
when he said he'd set her free
He took his axe and used it
to bring down her ancient tree
'Now your willow's fallen
now you belong to me'
'See me now, a ray of light in the moondance
See me now, I cannot leave this place
Hear me now, a strain of song in the forest
Don't ask me, to follow where you lead'
She followed him out the forest, and collapsed upon the earth
Her feet had walked but a distance, from the green land of her birth She faded into a flower, that would bloom for one bright eve
He could not take from the forest, what was never meant to leave
Una ronda de aplausos y silbidos se alzó en el campamento cuando terminó, inclusive algunas felicitaciones para el padre, al tener una hija con tal talento. Pero Vilya estaba pensativa… aunque la historia hablaba de una extraña criatura enlazada al sauce… ¿podría tratarse en realidad de la historia trágica entre un elfo y un humano, adornada como solo las historias podían adornarse por ese tipo de cantos? ¿Habría elfos por esas tierras? Oh, cuanto deseaba su corazón toparse con otros elfos… ¡pero que deseo tan complicado era!
Llevada por esa necesidad, cuando la niña hubo agradecido todas las felicitaciones de su público y se fue para guardar su laúd, Vilya la supo interceptar con una gentil sonrisa bajo su capucha… pues no podía evitar ver a Lidya reflejada en esa muchacha. Con tono amable la estuvo interrogando sobre la canción y su veracidad, siendo respondida alegremente por la joven humana, que estaba halagada de haber atraído la atención del misterioso “viajero” que se había unido a ellos. Contó a Vilya como las hijas del granjero la habían llevado por el bosque hasta donde descansaba en un claro el gran sauce caído.
― No se lo diga a mi padre, señor, pues no le gusta que me adentre en el bosque… ¡pero valió la pena! En ese lugar hay algo extraño… ¡mágico! ¡Y…! Oh, bueno, hay una cosa más… ¡pero no me creería si se lo contara! Tiene que verlo usted mismo― exclamó excitada, con los ojos brillantes.
Eso terminó de convencer a la elfa y antes de que Anar se alzara en el cielo, había partido en busca del sauce caído, siguiendo las indicaciones que la había dado la joven humana. No sabía que esperaba encontrar… ¿quizás una pista de que allí habitaron elfos? No lo sabía… pero tampoco perdía nada por investigarlo. La pillaba de camino.
Llevada por esa necesidad, cuando la niña hubo agradecido todas las felicitaciones de su público y se fue para guardar su laúd, Vilya la supo interceptar con una gentil sonrisa bajo su capucha… pues no podía evitar ver a Lidya reflejada en esa muchacha. Con tono amable la estuvo interrogando sobre la canción y su veracidad, siendo respondida alegremente por la joven humana, que estaba halagada de haber atraído la atención del misterioso “viajero” que se había unido a ellos. Contó a Vilya como las hijas del granjero la habían llevado por el bosque hasta donde descansaba en un claro el gran sauce caído.
― No se lo diga a mi padre, señor, pues no le gusta que me adentre en el bosque… ¡pero valió la pena! En ese lugar hay algo extraño… ¡mágico! ¡Y…! Oh, bueno, hay una cosa más… ¡pero no me creería si se lo contara! Tiene que verlo usted mismo― exclamó excitada, con los ojos brillantes.
Eso terminó de convencer a la elfa y antes de que Anar se alzara en el cielo, había partido en busca del sauce caído, siguiendo las indicaciones que la había dado la joven humana. No sabía que esperaba encontrar… ¿quizás una pista de que allí habitaron elfos? No lo sabía… pero tampoco perdía nada por investigarlo. La pillaba de camino.
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Tras horas de viaje, siguiendo las indicaciones de la muchacha, llegó al famoso claro de la canción. Era la única zona del bosque donde los árboles no crecían salvajemente. El claro estaba despejado, si exceptuábamos el gran tronco ya seco que yacía justo en medio. Debió ser un sauce de dimensiones espectaculares… un magnifico ejemplar de la belleza que podía traer Imbar al mundo. La elfa empezó a caminar en torno al tronco caído y…
― ¡Oh!... ― gritó, sobresaltada cuando sus ojos captaron una figura humanoide… ¿pegada al tronco? Parpadeó, tan confundida como recelosa… cogió el arco de su espalda y cargó una flecha… lentamente se fue acercando a la figura, iluminada por las primeras luces del amanecer y…
―… dioses… es… hermoso ― reconoció, bajando el arco.
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Sobre el tronco, utilizando una de las antiguas ramas de este, estaba la escultura de la joven dama. No sabía que manos lo habían hecho, o para qué… pero era una obra de arte a los ojos de la elfa.
- ¡Ábreme!:
- ¡Si a alguien le interesa entrar, adelante, ¡que no sea tímido! *^* Nu muerdo ~ También se es libre de plantear cualquier tipo de situación/trama/escena que se le venga a la cabeza XD Yo me amoldo a todo =3 ¡Besitos!
Última edición por Vilya el Jue Nov 26 2015, 00:10, editado 1 vez
Vilya
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Re: The Willow Maid [Interpretativo - Libre] [2/3]
Hacía dos días que había abandonado la villa de Ulmer y me dirigía rumbo al Sur. A Baslodia. Allí estaba mi madre, secuestrada por una miserable banda de acechadores de la noche, y allí la encontraría. No sin antes pasar un sinfín de obstáculos, como la banda de vampiros en Sacrestic Ville o la peligrosa tensái del viento de Ulmer. Espero que los dioses, si es que existían, me enviaran una mejor desidia para aquel aparente tranquilo día.
Aquel bosque parecía el lugar más tranquilo de los lugares en los que me había encontrado hasta el momento. Los árboles de aquel bosque eran altísimos y gruesos, poco tenían que ver con las estrechas palmeras y pinos de los cálidos bosques tropicales de mis añoradas islas illidenses. Aquello era húmedo y se escuchaba el cantar del mirlo en aquella mañana soleada, tras una noche durmiendo en el interior de un tocón de uno de aquellos árboles gigantes.
El bosque era denso y ya no sabía ni siquiera por donde iba. Me guiaba siempre por el sol, o fijándome en la posición de los astros durante la noche. Los tensái me habían entrenado a tener una gran orientación en campo, y en mis otras salida al continente, cuando fui acompañada, siempre me había orientado bien. Pero aquello era distinto, aquellos árboles tan altos no me permitían ver el sol. Y la espesura me hacía perderme por entre los matorrales y ramas y árboles caídos. El reflejo de las gotas de agua que caían de los árboles me cegaban.
Tras un buen rato andando, sin saber muy bien donde me encontraba y sin toparme con nadie. Llegué a una especie de claro, no era muy espacioso, y había el tronco de un gran antiguo árbol, tal vez un sauce o un roble. Odio los claros. Son el perfecto lugar para caer presa de un sanguinario vampiro. Observé que no hubiese nadie allí, pero venía del Norte y el sol me reflejaba por completo. Pero sí, ahí había una silueta en pie, ataviada con ropaje negro. Un cierto toque siniestro.
Portaba un arco con flechas y apuntaba a alguien, parecía una mujer, estaba justo enfrente mí, y el maldito sol me daba de frente en los ojos, todo lo que alcancé a ver, o eso me parecía, era como… alguien… otra mujer… estaba derrotada sobre el árbol, con la mano levantada, probablemente pidiendo clemencia ante una cazadora encapuchada que ya guardaba el arco. Era el perfecto lugar para cometer un crimen. Pero no iba a disparar sin preguntar, y menos sin saber como escapar del bosque.
Tomé mi ballesta pesada, que ya tenía con un virote de medio metro cargado. Y ajusté la palanca de tensión de la cuerda para aproximadamente 50 metros, que era la distancia que nos separaba. Salí como una fecha de detrás de los arbustos repentinamente. Un buen susto le daría.
-¡La única que caza aquí soy yo! – dije apuntando a la mujer y me fui acercando a ella. Podía ser una licántropa, por nuestra proximidad a Ulmer. – Tira el arco y tal vez sea condescendiente contigo.
Me fui acercando, todavía cegada por el sol, me empezaba a doler la cabeza pues me daba justo de frente, pero sabía que si movía un brazo, estaría perdida. Según me acerqué, miré hacia la mujer del suelo.
-Ya puedes levan… ¡Oh! – dije sorprendida, la mujer tumbada no era una mujer viva, sino una escultura tallada en un árbol. En mi vida había visto nada, y menos con semejante fidelidad a la realidad. ¡Parecía una mujer de verdad! Bajé mi arma. Y volví a mirar a la joven encapuchada, la habría asustado demasiado. – Vaya... Lo… Lo siento. Parece de verdad… ¿no? – dije algo sudorosa devolviendo la ballesta a la funda de mi espalda y observando absorta la fidelidad de la imagen a la de una figura humana. Casi me cargo a una joven. Debo de dejar de cazar vampiros durante un tiempo pues estoy empezando a verlos por todas partes. Imagino que ella había sacado el arco pensando que también aquella escultura era un ser vivo.
Aquel bosque parecía el lugar más tranquilo de los lugares en los que me había encontrado hasta el momento. Los árboles de aquel bosque eran altísimos y gruesos, poco tenían que ver con las estrechas palmeras y pinos de los cálidos bosques tropicales de mis añoradas islas illidenses. Aquello era húmedo y se escuchaba el cantar del mirlo en aquella mañana soleada, tras una noche durmiendo en el interior de un tocón de uno de aquellos árboles gigantes.
El bosque era denso y ya no sabía ni siquiera por donde iba. Me guiaba siempre por el sol, o fijándome en la posición de los astros durante la noche. Los tensái me habían entrenado a tener una gran orientación en campo, y en mis otras salida al continente, cuando fui acompañada, siempre me había orientado bien. Pero aquello era distinto, aquellos árboles tan altos no me permitían ver el sol. Y la espesura me hacía perderme por entre los matorrales y ramas y árboles caídos. El reflejo de las gotas de agua que caían de los árboles me cegaban.
Tras un buen rato andando, sin saber muy bien donde me encontraba y sin toparme con nadie. Llegué a una especie de claro, no era muy espacioso, y había el tronco de un gran antiguo árbol, tal vez un sauce o un roble. Odio los claros. Son el perfecto lugar para caer presa de un sanguinario vampiro. Observé que no hubiese nadie allí, pero venía del Norte y el sol me reflejaba por completo. Pero sí, ahí había una silueta en pie, ataviada con ropaje negro. Un cierto toque siniestro.
Portaba un arco con flechas y apuntaba a alguien, parecía una mujer, estaba justo enfrente mí, y el maldito sol me daba de frente en los ojos, todo lo que alcancé a ver, o eso me parecía, era como… alguien… otra mujer… estaba derrotada sobre el árbol, con la mano levantada, probablemente pidiendo clemencia ante una cazadora encapuchada que ya guardaba el arco. Era el perfecto lugar para cometer un crimen. Pero no iba a disparar sin preguntar, y menos sin saber como escapar del bosque.
Tomé mi ballesta pesada, que ya tenía con un virote de medio metro cargado. Y ajusté la palanca de tensión de la cuerda para aproximadamente 50 metros, que era la distancia que nos separaba. Salí como una fecha de detrás de los arbustos repentinamente. Un buen susto le daría.
-¡La única que caza aquí soy yo! – dije apuntando a la mujer y me fui acercando a ella. Podía ser una licántropa, por nuestra proximidad a Ulmer. – Tira el arco y tal vez sea condescendiente contigo.
Me fui acercando, todavía cegada por el sol, me empezaba a doler la cabeza pues me daba justo de frente, pero sabía que si movía un brazo, estaría perdida. Según me acerqué, miré hacia la mujer del suelo.
-Ya puedes levan… ¡Oh! – dije sorprendida, la mujer tumbada no era una mujer viva, sino una escultura tallada en un árbol. En mi vida había visto nada, y menos con semejante fidelidad a la realidad. ¡Parecía una mujer de verdad! Bajé mi arma. Y volví a mirar a la joven encapuchada, la habría asustado demasiado. – Vaya... Lo… Lo siento. Parece de verdad… ¿no? – dije algo sudorosa devolviendo la ballesta a la funda de mi espalda y observando absorta la fidelidad de la imagen a la de una figura humana. Casi me cargo a una joven. Debo de dejar de cazar vampiros durante un tiempo pues estoy empezando a verlos por todas partes. Imagino que ella había sacado el arco pensando que también aquella escultura era un ser vivo.
Anastasia Boisson
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Re: The Willow Maid [Interpretativo - Libre] [2/3]
Era una escultura impresionante. ¿Quién podría haber labrado con tal maestría en la madera del árbol caído? La elfa podía apreciar hasta las espesas pestañas de la mujer, su expresión de apuro que daba a entender algo que no entendía… un lamento, ¿o pidiendo la ayuda con esa mano que estaba alzada y extendida? ¡Cuantas, cuantas preguntas suscitaba esa figura solitaria en el bosque! “Ojala pudiera contestar mis preguntas…” deseó fútilmente Vilya.
La guardabosques iba a extender su mano, para agarrar esa mano que se extendía a ella… una mano así había extendido Lidya cuando la dejo con los suyos… cuando la confesó el horrible crimen que manchaba sus manos, su alma y sus pensamientos, y que despojaba a Vilya de su derecho de seguir privando a la joven humana de la vida que realmente debía llevar. Esa vez había rechazado esa mano, empujándola hacía atrás… pero por eso, y desde entonces, ya no rechazaba ninguna mano cuando suplicaban ayuda. Y ahora, esa escultura parecía estar pidiendo esa ayuda, ¿pero cómo ayudar algo que ni siquiera estaba vivo, pero que partía el alma ver su expresión desolada…?
Sin embargo, Vilya se vio interrumpida en sus pensamientos cuando la hojarasca que la rodeaba se movió de forma brusca e intencionada. De entre los árboles y matorrales cercanos salió una figura humanoide, ¡armada y apuntándola! ¡Menudo sobresalto se llevó la elfa, al ser pillada totalmente con la guardia baja! Llevada por ese aturdimiento y no queriendo desencadenar hechos que acabasen en tragedia, acabo arrojando al suelo su arco y su flecha, y alzando sus manos en son de paz. Vilya clavó sus ojos azules en la figura de la mujer, que ahora más de cerca podía apreciar mejor, ¡sobretodo porque todo el sol del amanecer golpeaba con fuerza su rostro! Aun así, la guardabosques no pudo dejar de admirar como pese a esa contrariedad, el virote de su ballesta seguía apuntándola imperturbable con un pulso más que destacable. También pudo apreciar que parecía humana… ¿o sería un licántropo? “No… los licántropos prefieren luchar con sus propias garras y colmillos… o eso tengo entendido” fue elucubrando, mientras observaba con atención las acciones de esa mujer, lista para intentar esquivar su tiro si al final la disparaba con su ballesta.
Pronto las palabras de la mujer revelaron el motivo de su agresiva intervención en el claro… ¡había confundido la escultura con una persona siendo atacada por la elfa! Vilya casi sonrió divertida por ello, un hecho que fue ocultado por su capucha. “Ha tenido la misma equivocación que yo…” pensó, alzando de nuevo la mirada tras haber recuperado su rostro neutro. "Solo que mi equivocación no hubiera supuesto clavarme un tiro en solo los dioses saben donde..." reconoció, ligeramente irritada.
― Así es, parece tan real como vuestra amenaza hace un momento, cuando creí que me llevaría un disparo de recuerdo por mi visita a este bosque… ― respondió Vilya, arqueando las cejas. Se inclinó para recoger su arco, quitándole algunas hojas secas que se habían enganchado a la cuerda, y guardar la flecha que felizmente no había tenido que usar. ― ¿No os parece que vuestro actuar ha sido bastante precipitado a la par que imprudente? ― cuestionó, inspeccionándola de arriba abajo.
Este era un mundo peligroso, y con esa forma tan violenta de proceder que tenía esa mujer, la parecía increíble que hubiera sobrevivido tanto tiempo. Eso indicaba dos cosas: o llevaba realmente poco tiempo actuando de esa forma, lo cual sugería que había un hecho o causa que había provocado una desviación de su comportamiento de tal magnitud como para amenazar a un perfecto desconocido… o… que era realmente buena luchando, y eso era algo también a tener en cuenta…
Vilya entrecerró los ojos, calculando que opción sería…
La guardabosques iba a extender su mano, para agarrar esa mano que se extendía a ella… una mano así había extendido Lidya cuando la dejo con los suyos… cuando la confesó el horrible crimen que manchaba sus manos, su alma y sus pensamientos, y que despojaba a Vilya de su derecho de seguir privando a la joven humana de la vida que realmente debía llevar. Esa vez había rechazado esa mano, empujándola hacía atrás… pero por eso, y desde entonces, ya no rechazaba ninguna mano cuando suplicaban ayuda. Y ahora, esa escultura parecía estar pidiendo esa ayuda, ¿pero cómo ayudar algo que ni siquiera estaba vivo, pero que partía el alma ver su expresión desolada…?
Sin embargo, Vilya se vio interrumpida en sus pensamientos cuando la hojarasca que la rodeaba se movió de forma brusca e intencionada. De entre los árboles y matorrales cercanos salió una figura humanoide, ¡armada y apuntándola! ¡Menudo sobresalto se llevó la elfa, al ser pillada totalmente con la guardia baja! Llevada por ese aturdimiento y no queriendo desencadenar hechos que acabasen en tragedia, acabo arrojando al suelo su arco y su flecha, y alzando sus manos en son de paz. Vilya clavó sus ojos azules en la figura de la mujer, que ahora más de cerca podía apreciar mejor, ¡sobretodo porque todo el sol del amanecer golpeaba con fuerza su rostro! Aun así, la guardabosques no pudo dejar de admirar como pese a esa contrariedad, el virote de su ballesta seguía apuntándola imperturbable con un pulso más que destacable. También pudo apreciar que parecía humana… ¿o sería un licántropo? “No… los licántropos prefieren luchar con sus propias garras y colmillos… o eso tengo entendido” fue elucubrando, mientras observaba con atención las acciones de esa mujer, lista para intentar esquivar su tiro si al final la disparaba con su ballesta.
Pronto las palabras de la mujer revelaron el motivo de su agresiva intervención en el claro… ¡había confundido la escultura con una persona siendo atacada por la elfa! Vilya casi sonrió divertida por ello, un hecho que fue ocultado por su capucha. “Ha tenido la misma equivocación que yo…” pensó, alzando de nuevo la mirada tras haber recuperado su rostro neutro. "Solo que mi equivocación no hubiera supuesto clavarme un tiro en solo los dioses saben donde..." reconoció, ligeramente irritada.
― Así es, parece tan real como vuestra amenaza hace un momento, cuando creí que me llevaría un disparo de recuerdo por mi visita a este bosque… ― respondió Vilya, arqueando las cejas. Se inclinó para recoger su arco, quitándole algunas hojas secas que se habían enganchado a la cuerda, y guardar la flecha que felizmente no había tenido que usar. ― ¿No os parece que vuestro actuar ha sido bastante precipitado a la par que imprudente? ― cuestionó, inspeccionándola de arriba abajo.
Este era un mundo peligroso, y con esa forma tan violenta de proceder que tenía esa mujer, la parecía increíble que hubiera sobrevivido tanto tiempo. Eso indicaba dos cosas: o llevaba realmente poco tiempo actuando de esa forma, lo cual sugería que había un hecho o causa que había provocado una desviación de su comportamiento de tal magnitud como para amenazar a un perfecto desconocido… o… que era realmente buena luchando, y eso era algo también a tener en cuenta…
Vilya entrecerró los ojos, calculando que opción sería…
- ¡Ábreme! :
- ¡Aún puede entrar gente, si a alguien le apetece! =D
Vilya
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Re: The Willow Maid [Interpretativo - Libre] [2/3]
Me fijé en su cara para observar que no tuviese colmillos largos, aunque era bastante pálida de piel. Efectivamente, no los tenía. Sí que observé sus orejitas puntiagudas dentro de la capucha. No era más que una inocente elfa. Suelen ser bastante pacíficos y parecía asustada por como tiró su arma y levantó sus manos con rapidez. Sólo un civil tiraría su arma de esa manera. Así que decidí bajar la guardia y me agaché a observar la figura y la forma de la estatua que acababa de confundir con una persona.
La elfa seguía a lo suyo, regañándome por mi actuación. La escuchaba, aunque no la miraba a ella, sino a la figura esculpida. Toqué la cabeza de la mujer de madera. Fue entonces cuando oí la palabra imprudente ¿Actitud imprudente la mía? Debería vivir en el bosque de las piruletas o haber tenido la suerte de no haberse enfrentado nunca a la “buena gente” a la que me había enfrentado yo los últimos tiempos. Tuve que hasta cerrar los ojos para no reírme a la pata suelta.
-Lo sé. Has tenido mala suerte de dar con alguien tan “imprudente” y peligroso como yo. – le respondí arrodillada con ironía, dejando de mirar a la estatua para mirar a la elfa a los ojos – ¿Hubiese sido mejor dar con un licántropo hambriento? ¿O tal vez con un cazador que te confundiera con… no sé… - no se me ocurrió que decir, miré a sus orejas – con un conejo? Na… - gesticulé con la mano y fruncí las cejas - quizás mejor un vampiro que te saltara al cuello sediento de sangre. – volví a mirar a la estatua, a centrarme en los detalles de la cara tallada – Porque esos son los perfiles que me llevo encontrando los últimos cinco días por este bosque. Desde luego, sí, has tenido muy mala suerte dando conmigo. – y concluí así la ironía. Espero que fuese suficientemente inteligente como para darse cuenta del por qué de mi comportamiento, así como de los peligros que presentaba aquel bosque.
La estatua era interesante, pero para mí no tenía nada especial más allá de la belleza escultural o histórica que pudiera tener. Para mí no era más que un trozo de madera pulido. Debía continuar los caminos en búsqueda de mi madre. Había salido de Ulmer hace muy poco y aún tenía un largo camino por delante. Así que tras terminar de inspeccionar la estatua. Me levanté, pasé al lado de la elfa sin mirarla y me dispuse a caminar.
Claro que, en el fondo, seguía perdida. Todavía en el claro, miré al cielo, en todas las direcciones, buscando el sol, sería aproximadamente el medio día.
"Baslodia...", pensé. Mi intención en cualquier caso era dirigirme al Sur. Es decir, en dirección al sol, por ahí era la única dirección posible. Pronto esperaba encontrar el camino que me sacaría de aquel bosque. Fue entonces cuando supuse que ella iría hacia donde yo había venido, así que que menos que advertirla de lo que había ya que parecía inexperta.
-¡Ah, por cierto! En la dirección por la que avanzas. – señalé con el índice al camino por el que había venido yo, que era dirección Ulmer y por el que suponía que iba la elfa, pues solo había dos rutas, por donde había venido ella y por donde había venido yo – Está el licántropo que te decía antes que te intentará devorar. Pero tranquila, porque le debería de faltar una pierna. – miré al sol de nuevo, sí, hacía 4 horas exactas que le había cortado la pierna de un flechazo a aquel asqueroso licántropo, fue al amanecer. – Recuerda que se regeneran. Calculo que le volverá a terminar de crecer para las seis de la tarde, así que date prisa – le comenté con semblante serio y una cierta risilla malévola.
Aquella elfa parecía muy inocente y estaba seguro que el primer desalmado que la viera se la iba a cepillar. Una pena la suerte que seguramente correría, pero tenía que seguir caminando al sur, mi madre era más importante. Le hice un gesto con la mano y me dispuse a meterme de nuevo entre la maleza, en dirección al sol. No obstante, pensé que ya que había venido ella por aquí, podría confirmarme si era el camino correcto hacia mi destino. Me giré de nuevo hacia ella.
-Verisar está por aquí, ¿no? – le pregunté señalando con el pulgar el camino por el que me iba a meter, que era ni más ni menos que por donde había venido ella.
La elfa seguía a lo suyo, regañándome por mi actuación. La escuchaba, aunque no la miraba a ella, sino a la figura esculpida. Toqué la cabeza de la mujer de madera. Fue entonces cuando oí la palabra imprudente ¿Actitud imprudente la mía? Debería vivir en el bosque de las piruletas o haber tenido la suerte de no haberse enfrentado nunca a la “buena gente” a la que me había enfrentado yo los últimos tiempos. Tuve que hasta cerrar los ojos para no reírme a la pata suelta.
-Lo sé. Has tenido mala suerte de dar con alguien tan “imprudente” y peligroso como yo. – le respondí arrodillada con ironía, dejando de mirar a la estatua para mirar a la elfa a los ojos – ¿Hubiese sido mejor dar con un licántropo hambriento? ¿O tal vez con un cazador que te confundiera con… no sé… - no se me ocurrió que decir, miré a sus orejas – con un conejo? Na… - gesticulé con la mano y fruncí las cejas - quizás mejor un vampiro que te saltara al cuello sediento de sangre. – volví a mirar a la estatua, a centrarme en los detalles de la cara tallada – Porque esos son los perfiles que me llevo encontrando los últimos cinco días por este bosque. Desde luego, sí, has tenido muy mala suerte dando conmigo. – y concluí así la ironía. Espero que fuese suficientemente inteligente como para darse cuenta del por qué de mi comportamiento, así como de los peligros que presentaba aquel bosque.
La estatua era interesante, pero para mí no tenía nada especial más allá de la belleza escultural o histórica que pudiera tener. Para mí no era más que un trozo de madera pulido. Debía continuar los caminos en búsqueda de mi madre. Había salido de Ulmer hace muy poco y aún tenía un largo camino por delante. Así que tras terminar de inspeccionar la estatua. Me levanté, pasé al lado de la elfa sin mirarla y me dispuse a caminar.
Claro que, en el fondo, seguía perdida. Todavía en el claro, miré al cielo, en todas las direcciones, buscando el sol, sería aproximadamente el medio día.
"Baslodia...", pensé. Mi intención en cualquier caso era dirigirme al Sur. Es decir, en dirección al sol, por ahí era la única dirección posible. Pronto esperaba encontrar el camino que me sacaría de aquel bosque. Fue entonces cuando supuse que ella iría hacia donde yo había venido, así que que menos que advertirla de lo que había ya que parecía inexperta.
-¡Ah, por cierto! En la dirección por la que avanzas. – señalé con el índice al camino por el que había venido yo, que era dirección Ulmer y por el que suponía que iba la elfa, pues solo había dos rutas, por donde había venido ella y por donde había venido yo – Está el licántropo que te decía antes que te intentará devorar. Pero tranquila, porque le debería de faltar una pierna. – miré al sol de nuevo, sí, hacía 4 horas exactas que le había cortado la pierna de un flechazo a aquel asqueroso licántropo, fue al amanecer. – Recuerda que se regeneran. Calculo que le volverá a terminar de crecer para las seis de la tarde, así que date prisa – le comenté con semblante serio y una cierta risilla malévola.
Aquella elfa parecía muy inocente y estaba seguro que el primer desalmado que la viera se la iba a cepillar. Una pena la suerte que seguramente correría, pero tenía que seguir caminando al sur, mi madre era más importante. Le hice un gesto con la mano y me dispuse a meterme de nuevo entre la maleza, en dirección al sol. No obstante, pensé que ya que había venido ella por aquí, podría confirmarme si era el camino correcto hacia mi destino. Me giré de nuevo hacia ella.
-Verisar está por aquí, ¿no? – le pregunté señalando con el pulgar el camino por el que me iba a meter, que era ni más ni menos que por donde había venido ella.
Anastasia Boisson
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Elen Calhoun
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