Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Página 2 de 3. • Comparte
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No podía negar que sentía cierta… satisfacción al machacar a ese atajo de ramas homicidas como si de un bárbaro se tratara, un tipo de disfrute cercano y personal que simplemente no se conseguía chasqueando los dedos para hacer estallar cosas, por lo que no pudo evitar una sonrisa de satisfacción cuando vio lo que quedaba del brazo de la bestia. Retrocedió de un salto e hizo una floritura con la espada, le había salido bien, no podía evitar chulear.
-No te creas que ganamos la guerra solo con magia, Ramitas- Pero esa cosa se arrancó el brazo, de cuajo, no estaba seguro de que sentir ante eso, era una mezcla de incredulidad, escepticismo y sospecha. ¿Realmente estorbaba tanto? ¿Era algún tipo de técnica de intimidación? –¿No va a crecerte otro cierto?- No, no parecía que estuviese creciendo nada, se había preocupado por un momento.
Ahora todo se había vuelto mucho más fácil, solo tenía un único brazo, solo podía atacarlo con un única arma, aunque era reticente a matar a ese bicho, seguía sin saber dónde estaba, hasta donde sabia, una cuadrilla de elfos podía asaetarlo por perturbar la paz de su siniestro bosque, pero por otro lado, los dríopes eran criaturas peligrosas, acabaría hiriendo a alguien más, por no hablar de esos espantosos gritos, empezaba a sospechar que no intentaba asustarlo, sino que era algún tipo de voz de alarma.
Decidió ir a lo seguro, tenia que cortarle por lo menos el otro brazo antes de apuntar directamente al corazón, aunque técnicamente no estaba vivo en el mismo sentido que un animal con sangre, así que seguramente no tenía corazón ¿núcleo? Daba igual, en cualquier caso, ese montón de ramas seguía siendo peligroso hasta que estuviera desmembrado, así que no se arriesgaría, además, seguro que podía aprovechar alguna de las partes para… algo, aunque solo fuese una autopsia para aprender más de la criatura. Con la suerte que tenia se toparía con almeno diez más, iba a necesitar un método menos cansado que el desmembramiento para derrotarlos.
El peliblanco se mentalizo mientras la dríope avanzaba hacia él y cargo a su vez, sin el brazo izquierdo, esa era la zona más segura en la que estar, por lo que pretendía esquivar el golpe por los pelos mientras pasaba su espada por la pierna de la criatura. Cierto que una pierna no era tan peligrosa como un brazo, pero cuando más lento se moviera, mejor para él, así podría huir si la situación se ponía verdaderamente desesperada. Solo esperaba que esa armadura que le compro a ese mercader con bigote fuese decente…
-No te creas que ganamos la guerra solo con magia, Ramitas- Pero esa cosa se arrancó el brazo, de cuajo, no estaba seguro de que sentir ante eso, era una mezcla de incredulidad, escepticismo y sospecha. ¿Realmente estorbaba tanto? ¿Era algún tipo de técnica de intimidación? –¿No va a crecerte otro cierto?- No, no parecía que estuviese creciendo nada, se había preocupado por un momento.
Ahora todo se había vuelto mucho más fácil, solo tenía un único brazo, solo podía atacarlo con un única arma, aunque era reticente a matar a ese bicho, seguía sin saber dónde estaba, hasta donde sabia, una cuadrilla de elfos podía asaetarlo por perturbar la paz de su siniestro bosque, pero por otro lado, los dríopes eran criaturas peligrosas, acabaría hiriendo a alguien más, por no hablar de esos espantosos gritos, empezaba a sospechar que no intentaba asustarlo, sino que era algún tipo de voz de alarma.
Decidió ir a lo seguro, tenia que cortarle por lo menos el otro brazo antes de apuntar directamente al corazón, aunque técnicamente no estaba vivo en el mismo sentido que un animal con sangre, así que seguramente no tenía corazón ¿núcleo? Daba igual, en cualquier caso, ese montón de ramas seguía siendo peligroso hasta que estuviera desmembrado, así que no se arriesgaría, además, seguro que podía aprovechar alguna de las partes para… algo, aunque solo fuese una autopsia para aprender más de la criatura. Con la suerte que tenia se toparía con almeno diez más, iba a necesitar un método menos cansado que el desmembramiento para derrotarlos.
El peliblanco se mentalizo mientras la dríope avanzaba hacia él y cargo a su vez, sin el brazo izquierdo, esa era la zona más segura en la que estar, por lo que pretendía esquivar el golpe por los pelos mientras pasaba su espada por la pierna de la criatura. Cierto que una pierna no era tan peligrosa como un brazo, pero cuando más lento se moviera, mejor para él, así podría huir si la situación se ponía verdaderamente desesperada. Solo esperaba que esa armadura que le compro a ese mercader con bigote fuese decente…
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Geralt' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Me hubiera quedado tranquila con al respuesta de no haber visto un gest extraño en uno de los comensales, de todos modos parecía no querer hablar del tema, y asumí que no era apropiado seguir preguntando al respecto. Quizás mas tarde pudiera preguntar a aquella persona que era lo que le resultaba gracioso sobre mis preguntas. Fuera como fuera, me daba la sensación de que me estaba perdiendo de algo.
La conversación sobre la comida era algo mas mundano a lo que prefería prestar atención, a fin de cuentas aquellas personas podían ser tan inocuas como parecían o tan terribles como pregonaba la madre de la aldea, y si era lo segundo el caso lo mejor era no levantar sospechas.
-No se preocupe, la mayoría de mi especie comen comida de humanos.- Esbocé una ligera sonrisa tratando e restarle importancia al asunto, y aliviada de que mi disconformidad por lo que ellos consideraban una cena decente no ocasionara mayor percance que algunas preguntas.-Gracias por la atención, y lamento las molestias.- Añadí con sinceridad.
Deje la cuchara a un costado del plato. Aquel pequeño gesto que acarreaba al certeza de no tener que seguir tragándome aquel mejunje me provoco una sensación de satisfacción y triunfo mucho mas grande que haber pasado el examen de admisión a aquella academia.
-La verdad es que estaba de camino a Vulwulfar y pare a descansar un rato cuando escuche en la aldea que había una escuela de alquimia.- Omití deliberada y convenientemente le resto de información que me habían proporcionado de la misma.- Entonces me acorde de cuando trabaje en Beltreux para el alquimista y se me ocurrió que era un momento tan bueno como cualquier otro para aprender alquimia. Era algo a lo que ya le venía dando vueltas.- De nuevo una verdad a medias. Omitir información era abismalmente mas fácil que mentir y no me ocasionaba nervios ni ninguna clase de sentimiento de culpabilidad.- Estoy en un viaje cuyo objetivo es aprender des de hace algunos meses, y tiendo a terminar en los lugares mas diversos..- No estaba segura de hasta que punto aquello era bueno o malo, pero por lo menos volvía el futuro en algo trepidante. Me encogí de hombros sin darle demasiada importancia a como llegaba a los sitios, lo importante es que llegaba y que en cada lugar aprendía algo nuevo.
-Tampoco tiendo a manejarme mucho con el dinero...así que no le suelo prestar atención en si algo es adinerado, o costoso o no.- De hecho seguía teniendo en mi morral parte del primer salario que había ganado hacia medio año en una biblioteca de Lunargenta, y seguía acumulando aeros, tendría que empezar a pensar que hacer con ellos antes de que me pesaran mas en la bolsa de lo que quería atesorarlos. Eso de que los dragones acumulábamos riquezas era una tontería, al menos en mi caso si lo hacía era por no tener la mas remota idea de que hacer con ellas.
-El dinero tampoco tiene nada que ver con los conocimientos que pueda tener alguien. La anciana de la biblioteca de Lunargenta es muy lista y no es una persona rica.
-¿Le cuesta conseguir alumnos?.-Pregunte con genuina curiosidad ante su pregunta que dejaba entrever que no era algo común que alguien solicitase ser tutelado por el amable anciano.
La conversación sobre la comida era algo mas mundano a lo que prefería prestar atención, a fin de cuentas aquellas personas podían ser tan inocuas como parecían o tan terribles como pregonaba la madre de la aldea, y si era lo segundo el caso lo mejor era no levantar sospechas.
-No se preocupe, la mayoría de mi especie comen comida de humanos.- Esbocé una ligera sonrisa tratando e restarle importancia al asunto, y aliviada de que mi disconformidad por lo que ellos consideraban una cena decente no ocasionara mayor percance que algunas preguntas.-Gracias por la atención, y lamento las molestias.- Añadí con sinceridad.
Deje la cuchara a un costado del plato. Aquel pequeño gesto que acarreaba al certeza de no tener que seguir tragándome aquel mejunje me provoco una sensación de satisfacción y triunfo mucho mas grande que haber pasado el examen de admisión a aquella academia.
-La verdad es que estaba de camino a Vulwulfar y pare a descansar un rato cuando escuche en la aldea que había una escuela de alquimia.- Omití deliberada y convenientemente le resto de información que me habían proporcionado de la misma.- Entonces me acorde de cuando trabaje en Beltreux para el alquimista y se me ocurrió que era un momento tan bueno como cualquier otro para aprender alquimia. Era algo a lo que ya le venía dando vueltas.- De nuevo una verdad a medias. Omitir información era abismalmente mas fácil que mentir y no me ocasionaba nervios ni ninguna clase de sentimiento de culpabilidad.- Estoy en un viaje cuyo objetivo es aprender des de hace algunos meses, y tiendo a terminar en los lugares mas diversos..- No estaba segura de hasta que punto aquello era bueno o malo, pero por lo menos volvía el futuro en algo trepidante. Me encogí de hombros sin darle demasiada importancia a como llegaba a los sitios, lo importante es que llegaba y que en cada lugar aprendía algo nuevo.
-Tampoco tiendo a manejarme mucho con el dinero...así que no le suelo prestar atención en si algo es adinerado, o costoso o no.- De hecho seguía teniendo en mi morral parte del primer salario que había ganado hacia medio año en una biblioteca de Lunargenta, y seguía acumulando aeros, tendría que empezar a pensar que hacer con ellos antes de que me pesaran mas en la bolsa de lo que quería atesorarlos. Eso de que los dragones acumulábamos riquezas era una tontería, al menos en mi caso si lo hacía era por no tener la mas remota idea de que hacer con ellas.
-El dinero tampoco tiene nada que ver con los conocimientos que pueda tener alguien. La anciana de la biblioteca de Lunargenta es muy lista y no es una persona rica.
-¿Le cuesta conseguir alumnos?.-Pregunte con genuina curiosidad ante su pregunta que dejaba entrever que no era algo común que alguien solicitase ser tutelado por el amable anciano.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No pudo evitar soltar una gran carcajada cuando vio al brujo enfrentarse contra el dríope. Intentó no reírse, incluso se tapó la boca con ambas manos, pero, al final, no pudo resistirse más. Si era cierto, cosa que dudaba, que un tal Bill le había enseñado a utilizar la espada, lo había hecho muy mal. ¿Y qué iba a esperar de un brujo? Se quedan sin su magia y todos se vuelven unos inútiles. Graciosos e inútiles.
Atacó, se defendió, saltó y esquivó los ataques del monstruo alboreo. Con el primer gran golpe de espada, el brujo de pelo blanco, tuvo suerte; con el segundo ya no tanta. A penas había llegado a rozar el cuerpo del dríope, nada que le pudiera derribar. Sin embargo la criatura había perdido mucha sangre, mejor dicho, savia, no podía seguir luchando durante más tiempo y el hombre cabra se estaba empezando a aburrir.
Durante unos pocos segundos siguió arrodillado en el suelo observando la bola de cristal de encima de su mesita. Allí dentro estaba el brujo, en ese pequeño mundo que había creado Dar’thes hace muchos años para impresionar al maestro Dan. Lo que empezó como una lección de magia, pronto se convirtió en su pequeño paraíso. No había nada mejor que alimentar el mundo de la bola de cristal con las criaturas, plantas y árboles más extraños de todo Aerandir. E, igualmente, no había nada peor como ver que su mundo se volvía soso y aburrido; tanto como ese débil dríope. Tenía más en su colección, no le importaría perderle de vista.
Dar’thes se levantó del suelo, cogió un frasco que contenía un líquido de color rosa, abrió el armario y lanzó allí dentro la poción rosada. –Así será mucho más divertido- dijo al mismo tiempo que se volvía a arrodillar exactamente en la misma posición que hacía unos segundos.
Retrocedió dos pasos del Sin Poderes. No le había hecho daño, ninguna de sus ramas se quebraron en el segundo golpe. Sin embargo, sus instintos más primarios de supervivencia le hicieron retroceder como un perro a punto a punto de ser apaleado.
Se quedó completamente inmóvil con las cuencas que le hacía función de ojos bien abiertas. El Sin Poderes le había cortado un brazo mientras que la criatura a penas pudo arañar la armadura de su rival. La diferencia entre ambos era abismal y, si uno de los dos no abandonaba el combate, otro tendría que morir.
El tercer y último grito por parte de la criatura se pudo escuchar por todo el bosque. Era un grito de dolor, pánico y desesperación. Nadie contestó a su grito aunque todos lo escucharon. Estaba acabado.
En el mismo momento en el que el dríope pareció que hubo cerrado los ojos, pues las cuencas que le servían de esta función se llenaron de ramas oscuras y resecas, un frasco cayó del cielo encima suya. El líquido rosa brillante recorrió cada una de sus ramas. La criatura sintió frío tan severo que le quemaba. Si el Sin Poderes no le mataba con su espada, el líquido rosa lo haría por él.
Aun con los ojos cerrados corrió hacia su rival intentando volver a gritar, pero no pudo hacerlo, su boca se había quedado obstruida por el líquido. Era pegajoso y viscoso; parecía cera pero dolía tanto como si estuviera viviendo un incendio helado.
Rey volvió con una bandeja con dos filetes de pollo crudos. En su cara no se mostraba ninguna clase de sentimiento, igual que en su mente. No había nada en su cabeza y nada era lo que quería hacer. Su tez solo era un pequeño reflejo de una nada que pocos comprendían.
Puso la bandeja delante de la chica dragona y se sentó en su sitio con la espalda firma y los brazos sujetándose las rodillas. Llegó justo el momento en el que la nueva hablaba sobre su aprendizaje. “Curiosidad” pensó cuando la chica terminó de hablar. “Es curiosa” No pudo evitar desviar la mirada y dirigirla hacía Geros, su compañero. Él hizo lo mismo. Estaba pensando lo mismo que ella, podía sentirlo. Después de tantos años trabajando juntos, ambos aprendieron a saber qué pensaba el otro. “Otra más” Fue lo que pensaron ambos aprendices.
El Maestro Dan continuaba con la misma línea alegre y jovial con la que había empezado la noche. Su sonrisa no se nublaba ante nada. Lo que pensaba, fuera lo que fuera, era un secreto para todos los presentes. Si la chica preguntaba cualquier cosa, él la respondía sin vacilación. Rey no hubiera podido hacerlo, era una de esas clases de mujeres que si no le gusta la pregunta no la contesta; Geros, en cambio, sí hubiera podido contestar, pero lo hubiera hecho mal.
-Lo cierto es que sí.- Dijo el maestro de alquimia después de una pequeña risa. - Pero se acaban yendo a los pocos días. La mayoría suelen ser bromistas o gente con ansias de poder-hizo una pausa de tres segundos exactos- ya nos has visto. Si buscásemos riquezas ya la tendríamos. Pero, sabes que no es así. Nuestro único objetivo, el de mis alumnos y míos, es aprender de todo cuánto nos rodea y, sobre todo, de los demás. Los que poseen el don de la curiosidad son unos benditos y son los que se quedan. Geros y Rey fueron curiosos de jóvenes- señaló a sus alumnos- los que no lo poseen, se van.- Con ambas manos hizo un gesto fluido hacia la puerta como si estuviera apartando algo de su vista - Dime querida, ¿crees que la anciana de quien me hablas posee el don de la curiosidad?- esta segundo pausa solo fue de un segundo-¿y tú, lo posees?-
Atacó, se defendió, saltó y esquivó los ataques del monstruo alboreo. Con el primer gran golpe de espada, el brujo de pelo blanco, tuvo suerte; con el segundo ya no tanta. A penas había llegado a rozar el cuerpo del dríope, nada que le pudiera derribar. Sin embargo la criatura había perdido mucha sangre, mejor dicho, savia, no podía seguir luchando durante más tiempo y el hombre cabra se estaba empezando a aburrir.
Durante unos pocos segundos siguió arrodillado en el suelo observando la bola de cristal de encima de su mesita. Allí dentro estaba el brujo, en ese pequeño mundo que había creado Dar’thes hace muchos años para impresionar al maestro Dan. Lo que empezó como una lección de magia, pronto se convirtió en su pequeño paraíso. No había nada mejor que alimentar el mundo de la bola de cristal con las criaturas, plantas y árboles más extraños de todo Aerandir. E, igualmente, no había nada peor como ver que su mundo se volvía soso y aburrido; tanto como ese débil dríope. Tenía más en su colección, no le importaría perderle de vista.
Dar’thes se levantó del suelo, cogió un frasco que contenía un líquido de color rosa, abrió el armario y lanzó allí dentro la poción rosada. –Así será mucho más divertido- dijo al mismo tiempo que se volvía a arrodillar exactamente en la misma posición que hacía unos segundos.
_____________________
Retrocedió dos pasos del Sin Poderes. No le había hecho daño, ninguna de sus ramas se quebraron en el segundo golpe. Sin embargo, sus instintos más primarios de supervivencia le hicieron retroceder como un perro a punto a punto de ser apaleado.
Se quedó completamente inmóvil con las cuencas que le hacía función de ojos bien abiertas. El Sin Poderes le había cortado un brazo mientras que la criatura a penas pudo arañar la armadura de su rival. La diferencia entre ambos era abismal y, si uno de los dos no abandonaba el combate, otro tendría que morir.
El tercer y último grito por parte de la criatura se pudo escuchar por todo el bosque. Era un grito de dolor, pánico y desesperación. Nadie contestó a su grito aunque todos lo escucharon. Estaba acabado.
En el mismo momento en el que el dríope pareció que hubo cerrado los ojos, pues las cuencas que le servían de esta función se llenaron de ramas oscuras y resecas, un frasco cayó del cielo encima suya. El líquido rosa brillante recorrió cada una de sus ramas. La criatura sintió frío tan severo que le quemaba. Si el Sin Poderes no le mataba con su espada, el líquido rosa lo haría por él.
Aun con los ojos cerrados corrió hacia su rival intentando volver a gritar, pero no pudo hacerlo, su boca se había quedado obstruida por el líquido. Era pegajoso y viscoso; parecía cera pero dolía tanto como si estuviera viviendo un incendio helado.
_____________________
Rey volvió con una bandeja con dos filetes de pollo crudos. En su cara no se mostraba ninguna clase de sentimiento, igual que en su mente. No había nada en su cabeza y nada era lo que quería hacer. Su tez solo era un pequeño reflejo de una nada que pocos comprendían.
Puso la bandeja delante de la chica dragona y se sentó en su sitio con la espalda firma y los brazos sujetándose las rodillas. Llegó justo el momento en el que la nueva hablaba sobre su aprendizaje. “Curiosidad” pensó cuando la chica terminó de hablar. “Es curiosa” No pudo evitar desviar la mirada y dirigirla hacía Geros, su compañero. Él hizo lo mismo. Estaba pensando lo mismo que ella, podía sentirlo. Después de tantos años trabajando juntos, ambos aprendieron a saber qué pensaba el otro. “Otra más” Fue lo que pensaron ambos aprendices.
El Maestro Dan continuaba con la misma línea alegre y jovial con la que había empezado la noche. Su sonrisa no se nublaba ante nada. Lo que pensaba, fuera lo que fuera, era un secreto para todos los presentes. Si la chica preguntaba cualquier cosa, él la respondía sin vacilación. Rey no hubiera podido hacerlo, era una de esas clases de mujeres que si no le gusta la pregunta no la contesta; Geros, en cambio, sí hubiera podido contestar, pero lo hubiera hecho mal.
-Lo cierto es que sí.- Dijo el maestro de alquimia después de una pequeña risa. - Pero se acaban yendo a los pocos días. La mayoría suelen ser bromistas o gente con ansias de poder-hizo una pausa de tres segundos exactos- ya nos has visto. Si buscásemos riquezas ya la tendríamos. Pero, sabes que no es así. Nuestro único objetivo, el de mis alumnos y míos, es aprender de todo cuánto nos rodea y, sobre todo, de los demás. Los que poseen el don de la curiosidad son unos benditos y son los que se quedan. Geros y Rey fueron curiosos de jóvenes- señaló a sus alumnos- los que no lo poseen, se van.- Con ambas manos hizo un gesto fluido hacia la puerta como si estuviera apartando algo de su vista - Dime querida, ¿crees que la anciana de quien me hablas posee el don de la curiosidad?- esta segundo pausa solo fue de un segundo-¿y tú, lo posees?-
_____________________
* Geralt: El combate ha cambiado, te enfrentes contra una bestia que está al límite de sus fuerzas, ahora es cuando más peligrosa se vuelve. Cuando acabes el post deberás lanzar las runas por ver la voluntad de los Dioses. No puedes matar a la criatura ni usar tus poderes.
* Arygos Valnor: Poco a poco consigues saber más del maestro y de los alumnos. Cualquier detalle es importante para descubrir lo que ocurre. Sigue con el interrogatorio pero recuerda ser tan precavida como hasta el momento. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
* Arygos Valnor: Poco a poco consigues saber más del maestro y de los alumnos. Cualquier detalle es importante para descubrir lo que ocurre. Sigue con el interrogatorio pero recuerda ser tan precavida como hasta el momento. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No podía esperar que todo le saliera bien a la primera, era simplemente irracional, esa driope no parecía realmente afectada por su corte, pero él no estaba desangrándose en el suelo, realmente no podía quejarse. Ambos retrocedieron, el monstruo estaba mucho peor que él, si se concentraba en no morir ganaría, pero le parecía horriblemente feo ganar simplemente porque el enemigo ya no podía luchar, si ese fuese su estilo seria u tipo con un par de dagas y un montón de venenos, no un brujo que hacia saltar cosas por los aires. Empezó a retroceder, era una bestia, y ya debía tener claro que había perdido, si dejaba de percibir una amenaza en él se retiraría a lamerse las heridas y podría seguir su camino sin más interrupciones.
Habría funcionado, seguro, ese grito le dio un poco de pena, seguramente no quería seguir luchando, pero hubo un pequeño problema en su plan maestro, hasta donde sabia, en las mismas leyes del mundo.
Para empezar, los frascos no caían del cielo. Una cosa era que cayese de arriba, como si alguien lo hubiese lanzado haciendo una parábola, pero ¿directamente de arriba como si alguien lo hubiese suspendido con telequinesis y luego lo dejara caer? No, eso no pasaba, las golondrinas no cargaban frascos, puede que cocos, pero no frascos. O había otro brujo por los alrededores o aquí estaba pasando algo muy raro.
Y… teniendo en cuenta como había acabado allí, desconfiaba fuertemente de cualquier líquido de aspecto misterioso, sobre todo si tenía un tono rosa brillante claramente no natural. La buena noticia era que su rival no mutó en algún tipo de aberración arbórea homicida. –Sería un alquimista taaaan bueno…- Puede que se molestara en aprender un poco, si esa driope que acababa de recuperar su instinto homicida no lo mataba antes.
Su plan no cambio demasiado respecto a su segundo intento, aunque esa vez saco un cuchillo con su mano izquierda y lo arrojo a la cara de la criatura, para luego agarrar su espada con ambas manos e intentar pasar por su lado izquierdo, que seguía siendo el más seguro. Pero esa vez el corte horizontal iba directo al torso, estaba empezando a cansarse y no quería alargarlo demasiado, una herida masiva sonaba como la mejor opción.
Habría funcionado, seguro, ese grito le dio un poco de pena, seguramente no quería seguir luchando, pero hubo un pequeño problema en su plan maestro, hasta donde sabia, en las mismas leyes del mundo.
Para empezar, los frascos no caían del cielo. Una cosa era que cayese de arriba, como si alguien lo hubiese lanzado haciendo una parábola, pero ¿directamente de arriba como si alguien lo hubiese suspendido con telequinesis y luego lo dejara caer? No, eso no pasaba, las golondrinas no cargaban frascos, puede que cocos, pero no frascos. O había otro brujo por los alrededores o aquí estaba pasando algo muy raro.
Y… teniendo en cuenta como había acabado allí, desconfiaba fuertemente de cualquier líquido de aspecto misterioso, sobre todo si tenía un tono rosa brillante claramente no natural. La buena noticia era que su rival no mutó en algún tipo de aberración arbórea homicida. –Sería un alquimista taaaan bueno…- Puede que se molestara en aprender un poco, si esa driope que acababa de recuperar su instinto homicida no lo mataba antes.
Su plan no cambio demasiado respecto a su segundo intento, aunque esa vez saco un cuchillo con su mano izquierda y lo arrojo a la cara de la criatura, para luego agarrar su espada con ambas manos e intentar pasar por su lado izquierdo, que seguía siendo el más seguro. Pero esa vez el corte horizontal iba directo al torso, estaba empezando a cansarse y no quería alargarlo demasiado, una herida masiva sonaba como la mejor opción.
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Geralt' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Los aprendices se miraron entre ellos mientras hablaba, pero aunque repase mentalmente lo que había dicho no fui capaz de advertir que era lo que les había podido llamar la atención, así que me limité a dejarlo para mas adelante, quizás luego les preguntara si había dicho algo que les resultara raro, aun había demasiadas cosas a las que debía habituarme.
-Muchas gracias, y lamento sinceramente las molestias.- Incliné levemente la cabeza en señal de gratitud cuando la mujer me trajo el plato de carne cruda, a la cual miré con emoción, recuperando todo el hambre que había desaparecido con mi anterior plato al cerrarseme el estomago por los efluvios que emanaba la sopa.
Con torpeza tomé el resto de cubiertos para empezar a trocear la carne, y tener la cortesía de no ponerme a desgarrara con los dientes como si me hallara en el medio del bosque.
-No todo el mundo sirve para hacer de todo.- Ladeé ligeramente el rostro. Como Russell, a ese tipo no deberían permitirle entrar en un laboratorio. Por suerte aquel aprendiz de alquimia se hallaba muy, muy lejos de la academia en la que yo me encontraba.-Pero si hay maestros dispuestos a enseñar a cualquiera.¿Que le ha hecho volverse tan selectivo?.- No había rastro de reproche en mi pregunta, solo la misma curiosidad incoente que teñía cada una de mis preguntas, con las que iba formándome una idea mas nítida del mundo humano a medida que pasaba el tiempo.
-Espero poder cumplir con esas expectativas entonces.- Respondí a su afirmación de forma sincera. Si tenía que irme me iria sin causar revuelo dentro de lo posible, pero esperaba sinceramente que ese no fuera el caso.
Asentí ante la primera pregunta, y asentí ante la segunda.
-Si, aunque en mi caso es un poco mas abarcativo que en el de la dueña de la biblioteca, quizás porque hay mucho mas que desconozco que ella todavía.-A veces me había dado al sensación de que aquella bendita mujer se conocía cada palabra de cada pagina de cada libro de todo su negocio, y no eran pocos.-¿Ya no los sigue considerando curios? No me parece un rasgo que se modere mucho con la edad, aunque si he visto que se palia levemente con los años.-Mi mirada fue hacia los alumnos de los que había hablado el maestro. -¿Hace mucho que estudiáis aquí?
El pollo crudo iba desapareciendo a una velocidad vertiginosa de mi plato, y todo el tiempo que desperdiciaba serruchando la blanda carne con los raros utensilios a los que los humanos apodaban "cubiertos" a los cuales no estaba notablemente acostumbrada, lo reponía engullendo los pedazos como si fuera un pato.
-Muchas gracias, y lamento sinceramente las molestias.- Incliné levemente la cabeza en señal de gratitud cuando la mujer me trajo el plato de carne cruda, a la cual miré con emoción, recuperando todo el hambre que había desaparecido con mi anterior plato al cerrarseme el estomago por los efluvios que emanaba la sopa.
Con torpeza tomé el resto de cubiertos para empezar a trocear la carne, y tener la cortesía de no ponerme a desgarrara con los dientes como si me hallara en el medio del bosque.
-No todo el mundo sirve para hacer de todo.- Ladeé ligeramente el rostro. Como Russell, a ese tipo no deberían permitirle entrar en un laboratorio. Por suerte aquel aprendiz de alquimia se hallaba muy, muy lejos de la academia en la que yo me encontraba.-Pero si hay maestros dispuestos a enseñar a cualquiera.¿Que le ha hecho volverse tan selectivo?.- No había rastro de reproche en mi pregunta, solo la misma curiosidad incoente que teñía cada una de mis preguntas, con las que iba formándome una idea mas nítida del mundo humano a medida que pasaba el tiempo.
-Espero poder cumplir con esas expectativas entonces.- Respondí a su afirmación de forma sincera. Si tenía que irme me iria sin causar revuelo dentro de lo posible, pero esperaba sinceramente que ese no fuera el caso.
Asentí ante la primera pregunta, y asentí ante la segunda.
-Si, aunque en mi caso es un poco mas abarcativo que en el de la dueña de la biblioteca, quizás porque hay mucho mas que desconozco que ella todavía.-A veces me había dado al sensación de que aquella bendita mujer se conocía cada palabra de cada pagina de cada libro de todo su negocio, y no eran pocos.-¿Ya no los sigue considerando curios? No me parece un rasgo que se modere mucho con la edad, aunque si he visto que se palia levemente con los años.-Mi mirada fue hacia los alumnos de los que había hablado el maestro. -¿Hace mucho que estudiáis aquí?
El pollo crudo iba desapareciendo a una velocidad vertiginosa de mi plato, y todo el tiempo que desperdiciaba serruchando la blanda carne con los raros utensilios a los que los humanos apodaban "cubiertos" a los cuales no estaba notablemente acostumbrada, lo reponía engullendo los pedazos como si fuera un pato.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Arygos Valnor' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
La bestia arbolea no lo vio, las cuencas de sus ojos seguían tapadas por infinidad de ramas negras, pero el Sin Poderes le lanzó un cuchillo en dirección a su enorme cara y, pese a que el cuchillo dio directo a su objetivo y estaba bien afilado, tampoco sintió nada. El único dolor que existía para el driope era el del incendio helado de la poción rosada. Todo otro sentimiento, el frío, el calor, el hambre o sed empequeñecía en comparación al mal que le hacía el líquido. Si era verdad que existía ese famoso mal proveniente de la pérdida de un fuerte amor debía de doler tanto como el calor del líquido rosa. Por fortuna para el driope, él era una bestia y las bestias no sentían ninguna clase de amor.
El segundo ataque del brujo, igual que el primero, quedó fuera del alcance de visión del driope y, desde luego, también dio directo al objetivo. La espada golpeó en horizontal el torso recubierto de cera rosada de la enorme criatura pero ni un solo arañazo se mostró en ella. El líquido ya se había solidificado por compledo y había recubierto al driope de una especia de armadura tan resistente que ni una decena de grandes dragones llegarían a quebrarla.
De estar consciente se sentiría orgulloso. Su cuerpo era una masa rosa e irrompible que brillaba bajo la luz del cielo como si fuera la joya que luce en el dedo de una marquesa. Había cierta belleza en él, los otros driopes que dormían como árboles estaban abriendo muy lentamente los ojos con tal de verle.
Inconsciente y al borde de la muerte, el driope se quedó inmóvil. Estaba esperando a que el Sin Poderes hiciera un pequeño ruído y, entonces, se habría donde estaba y le mataría de una vez. Solo quedaba eso por hacer antes de que la masa rosa le consumiera por completo y por su orgullo que lo iba a hacer.
El segundo ataque del brujo, igual que el primero, quedó fuera del alcance de visión del driope y, desde luego, también dio directo al objetivo. La espada golpeó en horizontal el torso recubierto de cera rosada de la enorme criatura pero ni un solo arañazo se mostró en ella. El líquido ya se había solidificado por compledo y había recubierto al driope de una especia de armadura tan resistente que ni una decena de grandes dragones llegarían a quebrarla.
De estar consciente se sentiría orgulloso. Su cuerpo era una masa rosa e irrompible que brillaba bajo la luz del cielo como si fuera la joya que luce en el dedo de una marquesa. Había cierta belleza en él, los otros driopes que dormían como árboles estaban abriendo muy lentamente los ojos con tal de verle.
Inconsciente y al borde de la muerte, el driope se quedó inmóvil. Estaba esperando a que el Sin Poderes hiciera un pequeño ruído y, entonces, se habría donde estaba y le mataría de una vez. Solo quedaba eso por hacer antes de que la masa rosa le consumiera por completo y por su orgullo que lo iba a hacer.
_____________________
Comer y hablar. La nueva no sabe hacer otra cosa que comer y hablar. Rey se estaba empezando a aburrir de la chachara. Quería levantarse de la silla, dejar sus platos en el lavadero de la cocina y continuar trabajando con el experimento que tenía entre manos. De nada le importaba si la nueva era curiosa o no, de nada le servía saber quién era esa bibliotecaria y de nada le servía ver cómo una dragona en su forma humana comía unos trozos de pollo crudo. Era una pérdida de tiempo inútil y tiempo era justo lo que no tenía.
Ni ella ni Geros no estaba comoda con la situación. En cambio el maestro Dan sí lo estaba; sonría a la vez que Arygos hablaba de la clase de curiosa que ella sentía e inclinaba la cabeza con cada pregunta de la dragona como si ella misma le estuviera contagiando parte de esa misma curiosidad de la cual hablaban. Asqueroso a la par que peligroso.
-Después de muchos años aprendí a solo acoger a aquellos que son curiosos de corazón- dijo el maestro Dan mirando con cierta nostalgia a sus dos alumnos. A Rey no le importó que le mirase de aquella forma pero a Geros le molestó y así lo demostró arrugando ligeramente las arrugas de su frente- ellos son lo que hacen relucir la belleza en el aprendizaje-.
¿Todavía van a hablar durante más tiempo? Estaba muy cansada de esperar en la misma posición sin decir nada y sin hacer nada. Quería pasar a la acción. ¿Qué importaba conocer las aventuras de la chica dragona o responder a sus preguntas si al cabo de unos pocos minutos ella acabaría igual que las demás?
-Te equivocas. La curiosidad se va perdiendo con los años– a la vez que respondió a la nueva dio un sonoró golpe a la mesa. Arygos había conseguido enojar al maestro y Rey sonreía por ello – La curiosidad es como cualquier músculo de tu cuerpo: A lo largo de los años se atrofía y se debilita-.
-Por eso hacemos lo que hacemos- se adelantó a contestar Geros con una sonrisa – para no perder nunca la curiosidad-.
El maestro Dan se limitó a beber el brebaje que había sobre su copa. No quiso contestar a la intromisión de Geros ni tampoco hizo la intención de retomar la conversación por donde la dejó. Solo bebió.
-No tanto como nos gustaría y mucho más del que deberíamos- contestó Geros a la pregunta de Arygos dejando de lado el golpe de ira de su maestro.
-Trece años- dijo Rey señalando a Geros con el dedo. –quince.- Se señaló a sí misma esta vez.
Era la primera vez que hablaba después de estar tres semanas sin decir palabra alguna. Era por eso que en su voz sonaba de una manera tosca y seca, con total carencia de tonalidad y emoción. Rey no decía nada a no ser que fuera absoluta y esencialmente necesario.Esta vez lo era si no quería que el exceso de curiosidad de la nueva se les pusiera en su contra.
Ni ella ni Geros no estaba comoda con la situación. En cambio el maestro Dan sí lo estaba; sonría a la vez que Arygos hablaba de la clase de curiosa que ella sentía e inclinaba la cabeza con cada pregunta de la dragona como si ella misma le estuviera contagiando parte de esa misma curiosidad de la cual hablaban. Asqueroso a la par que peligroso.
-Después de muchos años aprendí a solo acoger a aquellos que son curiosos de corazón- dijo el maestro Dan mirando con cierta nostalgia a sus dos alumnos. A Rey no le importó que le mirase de aquella forma pero a Geros le molestó y así lo demostró arrugando ligeramente las arrugas de su frente- ellos son lo que hacen relucir la belleza en el aprendizaje-.
¿Todavía van a hablar durante más tiempo? Estaba muy cansada de esperar en la misma posición sin decir nada y sin hacer nada. Quería pasar a la acción. ¿Qué importaba conocer las aventuras de la chica dragona o responder a sus preguntas si al cabo de unos pocos minutos ella acabaría igual que las demás?
-Te equivocas. La curiosidad se va perdiendo con los años– a la vez que respondió a la nueva dio un sonoró golpe a la mesa. Arygos había conseguido enojar al maestro y Rey sonreía por ello – La curiosidad es como cualquier músculo de tu cuerpo: A lo largo de los años se atrofía y se debilita-.
-Por eso hacemos lo que hacemos- se adelantó a contestar Geros con una sonrisa – para no perder nunca la curiosidad-.
El maestro Dan se limitó a beber el brebaje que había sobre su copa. No quiso contestar a la intromisión de Geros ni tampoco hizo la intención de retomar la conversación por donde la dejó. Solo bebió.
-No tanto como nos gustaría y mucho más del que deberíamos- contestó Geros a la pregunta de Arygos dejando de lado el golpe de ira de su maestro.
-Trece años- dijo Rey señalando a Geros con el dedo. –quince.- Se señaló a sí misma esta vez.
Era la primera vez que hablaba después de estar tres semanas sin decir palabra alguna. Era por eso que en su voz sonaba de una manera tosca y seca, con total carencia de tonalidad y emoción. Rey no decía nada a no ser que fuera absoluta y esencialmente necesario.Esta vez lo era si no quería que el exceso de curiosidad de la nueva se les pusiera en su contra.
_____________________
* Geralt: Los Dioses no hablan a tu favor. Tu rival ahora tiene una defensa extra proporcionada por la poción y tú sigues igual como al principio; al decir verdad estás peor pues más driopes están abriendo los ojos. Decidas lo que decidas hacer en el próximo post, deberás lanzar la voluntad de los Dioses. No puedes usar tus poderes ni matar a la criatura.
* Arygos Valnor: Tus palabras no han sido las adecuadas y has conseguido enojar al maestro alquimista. Por fortuna, sus alumnos lo conocen bien y han entrado en la conversación con tal de no hacerlo enfadar demasiado. Ten cuidado la próxima vez y no olvides la razón principal por la que estás ahí. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
* Arygos Valnor: Tus palabras no han sido las adecuadas y has conseguido enojar al maestro alquimista. Por fortuna, sus alumnos lo conocen bien y han entrado en la conversación con tal de no hacerlo enfadar demasiado. Ten cuidado la próxima vez y no olvides la razón principal por la que estás ahí. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Era un brujo, estaba acostumbrado a que pasaran cosas raras, como esa vez en la academia en la que encantaron a una piña para que insultara a la gente, pero siempre había encontrado una explicación, un motivo razonable por el que ese almacén había estallado en llamas espontáneamente o como alguien podía sacar seis sietes seguidos con un dado.
Pero no se encontraba en su mejor momento, sin sus poderes, no se sentía con la confianza suficiente como para tomarse el tiempo de analizar esa cera rosada, para entender como parecía ser una armadura de placas alquímica, el ingenio no bastaba para salir de cualquier situación cuando no tenías fuerzas arcanas para respaldarte, y dado que el acero no parecía bastar...
Si se tomaba su tiempo, seguramente podría encontrar algún lugar no recubierto de moco rosa, pero ¿realmente confiaba tanto en sus capacidades con la espalda como para hacer piruetas alrededor de una bestia mortalmente herida? Absolutamente no, cierto que teniendo en cuenta como se había comido sus golpes parecía mucho más lenta, pero seguro que tenía tanta o más fuerza que antes, no iba a arriesgarse a quedar moribundo en un bosque siniestro de mala muerte.
Era hora del plan C, de correr por patas. Tenía la esperanza que algo tan duro limitara el movimiento, ya fuese por peso o simplemente porque parecía haberse solidificado sin tener demasiado en cuenta las articulaciones del bicho. La clave era no caerse por alguna rama alzada del suelo como un pardillo, por lo que el brujo empezó a correr pegado a los árboles, donde las raíces eran tan grandes que era difícil no verlas, además podía aprovechar el tronco para impulsarse un poco, toda ayuda era poca cuando corrías de una muerte segura. Recordó vagamente que esa driope tenía uno de sus cuchillos clavado en la cara, pero sinceramente, podía quedárselo, ya encontraría otro más bonito la próxima vez que fuese al mercado.
Pero no se encontraba en su mejor momento, sin sus poderes, no se sentía con la confianza suficiente como para tomarse el tiempo de analizar esa cera rosada, para entender como parecía ser una armadura de placas alquímica, el ingenio no bastaba para salir de cualquier situación cuando no tenías fuerzas arcanas para respaldarte, y dado que el acero no parecía bastar...
Si se tomaba su tiempo, seguramente podría encontrar algún lugar no recubierto de moco rosa, pero ¿realmente confiaba tanto en sus capacidades con la espalda como para hacer piruetas alrededor de una bestia mortalmente herida? Absolutamente no, cierto que teniendo en cuenta como se había comido sus golpes parecía mucho más lenta, pero seguro que tenía tanta o más fuerza que antes, no iba a arriesgarse a quedar moribundo en un bosque siniestro de mala muerte.
Era hora del plan C, de correr por patas. Tenía la esperanza que algo tan duro limitara el movimiento, ya fuese por peso o simplemente porque parecía haberse solidificado sin tener demasiado en cuenta las articulaciones del bicho. La clave era no caerse por alguna rama alzada del suelo como un pardillo, por lo que el brujo empezó a correr pegado a los árboles, donde las raíces eran tan grandes que era difícil no verlas, además podía aprovechar el tronco para impulsarse un poco, toda ayuda era poca cuando corrías de una muerte segura. Recordó vagamente que esa driope tenía uno de sus cuchillos clavado en la cara, pero sinceramente, podía quedárselo, ya encontraría otro más bonito la próxima vez que fuese al mercado.
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Geralt' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No se me había pasado por alto el gesto de contrariedad de uno de los compañeros de alquimia que se suponía que iba a tener de ahora en mas, sin embargo es algo que en ese momento no me concernía, sobre todo tras el exabrupto del profesor cuyo golpe en la mesa hizo que me tensara en el sitio y lo mirase con extrañeza.
No me sorprendía en un humano el escuchar de nuevo la perorata sobre lo terrible de envejecer, pero el agrio del carácter no respondía al cuerpo ni a la mente. Sin embargo, del mismo modo que había contenido las ganas de preguntar cosas inconvenientes sobre las desapariciones, me aguante las ganas de responder al maestro y a su ramalazo infantil.
No iba a caer en la bajeza de armar una rabieta por no poder aceptar mi condición, ni tampoco en el infantilismo de pagar aquello con terceros o no poder medir mi carácter.
La respuesta de Geros hizo que desviase mi mirada hacia dicho estudiante. ya terminando de comer y aguardando paciente en mi silla a que todos se retiraran y me indicaran si había alguna otra convención que debiese seguir.
Alquimia no parecía un medio para no perder la curiosidad, si no para saciarla, las palabras de dicho alumno carecían de sentido, o por lo menos del inocente sentido que podía suponersele en primera instancia. Quizás no le habria prestado mas atención a ello si el maestro no hubiera relacionado de antemano la perdida de la curiosidad con la edad, pero habiendo relacionado ambos términos hacia que ahora todos los cuentos de fuentes, rituales y pociones para mantener la vida eterna, o la juventud vinieran a mi mente una detrás de otra.
Asentí a las respuestas que ambos estudiantes hicieron, asintiendo de forma educada, y guardando para mi el resto de incógnitas que tuviera al respecto, tratando de apartar mis sospechas por un instante para seguir actuando con normalidad, o por lo menos, tal y como lo hubiera hecho de carecer de esas elocubraciónes, pues no hay nada mas sospechoso que ser deshonesto, y ponerme a investigar solo despertaría sospechas, molestias, y en el caso de ser mis deducciones ciertas, un enfrentamiento abierto que probablemente no me conviniera.
No me sorprendía en un humano el escuchar de nuevo la perorata sobre lo terrible de envejecer, pero el agrio del carácter no respondía al cuerpo ni a la mente. Sin embargo, del mismo modo que había contenido las ganas de preguntar cosas inconvenientes sobre las desapariciones, me aguante las ganas de responder al maestro y a su ramalazo infantil.
No iba a caer en la bajeza de armar una rabieta por no poder aceptar mi condición, ni tampoco en el infantilismo de pagar aquello con terceros o no poder medir mi carácter.
La respuesta de Geros hizo que desviase mi mirada hacia dicho estudiante. ya terminando de comer y aguardando paciente en mi silla a que todos se retiraran y me indicaran si había alguna otra convención que debiese seguir.
Alquimia no parecía un medio para no perder la curiosidad, si no para saciarla, las palabras de dicho alumno carecían de sentido, o por lo menos del inocente sentido que podía suponersele en primera instancia. Quizás no le habria prestado mas atención a ello si el maestro no hubiera relacionado de antemano la perdida de la curiosidad con la edad, pero habiendo relacionado ambos términos hacia que ahora todos los cuentos de fuentes, rituales y pociones para mantener la vida eterna, o la juventud vinieran a mi mente una detrás de otra.
Asentí a las respuestas que ambos estudiantes hicieron, asintiendo de forma educada, y guardando para mi el resto de incógnitas que tuviera al respecto, tratando de apartar mis sospechas por un instante para seguir actuando con normalidad, o por lo menos, tal y como lo hubiera hecho de carecer de esas elocubraciónes, pues no hay nada mas sospechoso que ser deshonesto, y ponerme a investigar solo despertaría sospechas, molestias, y en el caso de ser mis deducciones ciertas, un enfrentamiento abierto que probablemente no me conviniera.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Arygos Valnor' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Un simple movimiento de brazos o un golpe con las raíces de sus cuerpos sería suficiente para atrapar y, tal vez, matar al Sin Poderes. Sin embargo ninguno de los driopes durmientes hizo la intención por levantarse aunque tuvieran los ojos medio abiertos. El Sin Poderes ya tenía un rival, uno patético y humillante que ya poco se parecía a una bestia como ellas. Sentían vergüenza ajena por él. Era como ver un gato ciego y manco intentando cazar a una rata demasiado afortunada.
La bestia arbórea recubierta de cera rosa tanteó su único brazo bueno con tal encontrar a su presa. Patético. Se agachó curvando su espalda tanto como la rígida masa rosa le dejaba. Vergonzoso. Cogió una piedra y la lanzó con fuerza hacia un largo con tal de machacar a su presa; fallo por kilómetros de distancia, obviamente. Humillante.
Uno de los driopes durmientes, cansado de seguir viendo a su excompañero de aquella forma, alargó una de las ramas por debajó de las piernas del rosado. La bestia arbórea tropezó y calló de bruces contra el suelo. El cuchillo que le lanzó la rata a la cabeza consiguió calvarse por completo acabando con la vida de la criatura y con vergüenza de los otros driopes. Ya podían volver a dormir en paz.
La bestia arbórea recubierta de cera rosa tanteó su único brazo bueno con tal encontrar a su presa. Patético. Se agachó curvando su espalda tanto como la rígida masa rosa le dejaba. Vergonzoso. Cogió una piedra y la lanzó con fuerza hacia un largo con tal de machacar a su presa; fallo por kilómetros de distancia, obviamente. Humillante.
Uno de los driopes durmientes, cansado de seguir viendo a su excompañero de aquella forma, alargó una de las ramas por debajó de las piernas del rosado. La bestia arbórea tropezó y calló de bruces contra el suelo. El cuchillo que le lanzó la rata a la cabeza consiguió calvarse por completo acabando con la vida de la criatura y con vergüenza de los otros driopes. Ya podían volver a dormir en paz.
_____________________
Geros inclinó ligeramente la cabeza a la vez que contemplaba a Arygos. La veía de diferente manera de cómo la había visto la primera vez en los pasillos de la escuela. Ella era diferente a las otras chicas y así lo demostraba manteniéndose callada. Aunque las anteriores también hubieran sido dragonas zampadoras de pollo crudo, Arygos seguiría siendo especial por múltiples motivos. El Maestro fue el primero en darse cuenta y, en esos momentos, Geros empezaba a comprenderlo.
-Tendrás que perdonar la frialdad de nuestra amiga Rey. Créeme que ya es un milagro que te haya dicho algo –Dijo Geros con una sonrisa. –ella es una de esas clase de personas que no dicen nada ni hacen nada por tal de “ahorrar energía”. Ni te imagina la de veces que la he visto quedarse quieta en su habitación sin moverse durante días enteros-.
Inmediatamente Rey le contestó con una mirada desafiante no por las palabras que había dicho de ella; que la llamase perezosa era algo que la chica estaba acostumbrada. Lo que le sintió realmente mal era que sabía a la perfección que pretendía Geros hablando así a la nueva. “No te pongas celosa” pensó Geros con cierta sorna “ya sabes que seré siempre tuyo”.
Se levantó muy lentamente de la mesa y le llenó de vino la copa de su Maestro. Que bebiera vino por ahora, eso le tranquilizaría. - ¿Te sirvo?- Le preguntó a Arygos mientras el maestro bebía de su copa.
-Gracias, tenía la boca seca- el Maestro comenzó a hablar lenta y pesadamente. Era normal que hablase así después de lo que había sufrido. Arygos había hecho las mejores preguntas y las más inteligentes y el Maestro Dan lo estaba pagando caro. Tenía que reconocerlo, Arygos le gustaba y la odiaba por parte iguales por ese mismo motivo. -¿Por donde iba?-
-Nos hablabas sobre la curiosidad- dijo Geros a la vez que se situaba detrás de la chica dragona y le ponía las manos sobre los hombros con la intención de tranquilizarla a ella también. – nos decías que era como un músculo.-
-Sí, sí, ya lo recuerdo- bebió de nuevo de la copa de vino antes de empezar a hablar. - Pensad en un bebe a los pocos meses de nacer. Quiere llevárselo todo a la boca y tocarlo todo por tal de conocerlo. Esa es la primera de las curiosidades y la más pura de ellas. Si el niño crece a medida que se alimenta de su curiosidad: siente el tacto de la piel de su madre, se pincha con las púas de un cactus y nota el sabor de la madera al morder los barrotes de su cuna… Al crecer la curiosidad alcanza un nuevo nivel, uno que es casi una necesidad por seguir conociendo más y más cosas. Sin embargo, llega el momento en todo niño que se hace hombre y luego anciano. Todos sus músculos se atrofian y todo por lo que ha sido entrenado se debilita; lo mismo sucede con la curiosidad. Temo decir que en mi caso, me quedan pocos años con los que poder definirme como una persona curiosa.- guardó excesivos segundos de silencio con tal de hacer meditar a sus aprendices y en especial, a Arygos. -¿Estás de acuerdo, querida?- preguntó al fin directamente a la chica dragona. –Sé sincera y no temas nada de lo que vayas a decir. Geros y Rey cuidarán de mantenerme la copa llena de vino con tal que no vuelva a hacer ninguna otra insensatez-.
-Tendrás que perdonar la frialdad de nuestra amiga Rey. Créeme que ya es un milagro que te haya dicho algo –Dijo Geros con una sonrisa. –ella es una de esas clase de personas que no dicen nada ni hacen nada por tal de “ahorrar energía”. Ni te imagina la de veces que la he visto quedarse quieta en su habitación sin moverse durante días enteros-.
Inmediatamente Rey le contestó con una mirada desafiante no por las palabras que había dicho de ella; que la llamase perezosa era algo que la chica estaba acostumbrada. Lo que le sintió realmente mal era que sabía a la perfección que pretendía Geros hablando así a la nueva. “No te pongas celosa” pensó Geros con cierta sorna “ya sabes que seré siempre tuyo”.
Se levantó muy lentamente de la mesa y le llenó de vino la copa de su Maestro. Que bebiera vino por ahora, eso le tranquilizaría. - ¿Te sirvo?- Le preguntó a Arygos mientras el maestro bebía de su copa.
-Gracias, tenía la boca seca- el Maestro comenzó a hablar lenta y pesadamente. Era normal que hablase así después de lo que había sufrido. Arygos había hecho las mejores preguntas y las más inteligentes y el Maestro Dan lo estaba pagando caro. Tenía que reconocerlo, Arygos le gustaba y la odiaba por parte iguales por ese mismo motivo. -¿Por donde iba?-
-Nos hablabas sobre la curiosidad- dijo Geros a la vez que se situaba detrás de la chica dragona y le ponía las manos sobre los hombros con la intención de tranquilizarla a ella también. – nos decías que era como un músculo.-
-Sí, sí, ya lo recuerdo- bebió de nuevo de la copa de vino antes de empezar a hablar. - Pensad en un bebe a los pocos meses de nacer. Quiere llevárselo todo a la boca y tocarlo todo por tal de conocerlo. Esa es la primera de las curiosidades y la más pura de ellas. Si el niño crece a medida que se alimenta de su curiosidad: siente el tacto de la piel de su madre, se pincha con las púas de un cactus y nota el sabor de la madera al morder los barrotes de su cuna… Al crecer la curiosidad alcanza un nuevo nivel, uno que es casi una necesidad por seguir conociendo más y más cosas. Sin embargo, llega el momento en todo niño que se hace hombre y luego anciano. Todos sus músculos se atrofian y todo por lo que ha sido entrenado se debilita; lo mismo sucede con la curiosidad. Temo decir que en mi caso, me quedan pocos años con los que poder definirme como una persona curiosa.- guardó excesivos segundos de silencio con tal de hacer meditar a sus aprendices y en especial, a Arygos. -¿Estás de acuerdo, querida?- preguntó al fin directamente a la chica dragona. –Sé sincera y no temas nada de lo que vayas a decir. Geros y Rey cuidarán de mantenerme la copa llena de vino con tal que no vuelva a hacer ninguna otra insensatez-.
_____________________
* Geralt: Los Dioses te sonríenTu enemigo ha muerto pero no por ello estás a salvo, los otros driopes se pueden alzar en cualquier momento a por ti. En el siguiente turno, aprovecha el momento de paz para explorar el bosque en el que te encuentras. Deberás describir al menos dos detalles nuevos del bosque te llamen la atención. Recuerda que no puedes usar tus poderes.
* Arygos Valnor: A veces, lo más inteligente es mantenerse callado y eso lo has sabido hacer muy bien. Te felicito por ello, aunque los Dioses no han estado de acuerdo con ello. Te encuentras en una situación tensa en las que tus palabras y tus silencios pueden ayudarte o mandarte a la tumba. Úsalos con inteligencia. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
* Arygos Valnor: A veces, lo más inteligente es mantenerse callado y eso lo has sabido hacer muy bien. Te felicito por ello, aunque los Dioses no han estado de acuerdo con ello. Te encuentras en una situación tensa en las que tus palabras y tus silencios pueden ayudarte o mandarte a la tumba. Úsalos con inteligencia. No puedes transformarte en dragón ni abandonar el hogar. En el siguiente turno, deberás lanzar las runas.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No tardó en darse cuenta de que nada ni nadie lo seguía, si observaba su alrededor muy atentamente, podía darse cuenta de que no estaba muerto, ni en proceso de estarlo a juzgar por la falta de árboles chillones corriendo hacia el. Si no habían llegado aún, ya no lo harían, salvo que volviera a atizar a algún bicho con una rama, cosa que esperaba que no volviera a pasar en toda su vida.
Se tomó ese tiempo para andar tranquilamente por el bosque, sin forzar el cuerpo, no solo para recuperarse, sino para evitar hacer más ruido del necesario y evitar despertar a otra cosa. Fue entonces, mientras miraba a lado y lado buscando una muerte inminente, que se dio cuenta de que allí pasaba algo raro, pero no se dio cuenta de que se trataba hasta que se paró en frente de un pino marcado por un oso. Los osos marcaban los arboles con arañazos, tan alto como podían, para demostrar quién era el más grande al resto de osos. –Sabia roja…- Pino típico del territorio vampírico, nada raro, podía encontrarse allí perfectamente. –Pero…- Acababa de ver unos cuantos Faelivrins a literalmente cinco árboles, esos hongos eran típicos de bosques elficos, no había manera de que hubieran viajado tan lejos. Y estaba bastante seguro de que antes había visto Thomyr, eso solo se encontraba en las islas. Además, en general un bosque tenía solo… dos o tres tipos de árboles repartidos por zonas, pero había contado más variedades de las que conocía, era como si algún rico excéntrico se hubiera hecho su jardín particular plantando cosas de todo el mundo… la idea del coto de caza privado cobraba fuerza.
Pero lo más raro de todo era otra cosa. Llevaba….¿cuándo? ¿Tres horas en ese bosque? Y prácticamente no había visto animales. Claro, había cosas muy exóticas allí, pero… ¿conejos, ciervos…ardillas? ¿Cómo no había sido atacado por ardillas aún? Parecía ser literalmente su pasatiempo favorito. ¿En ese bosque solo había bestias raras? ¿Qué diablos comían? Estaba demasiado distraído con el nuevo ambiente como para recordar alguna historia de la academia que pudiera ayudarlo a saber qué diablos pasaba allí, estaba demasiado ocupado sobreviviendo como para recordar la historia de Gorlian.
Se tomó ese tiempo para andar tranquilamente por el bosque, sin forzar el cuerpo, no solo para recuperarse, sino para evitar hacer más ruido del necesario y evitar despertar a otra cosa. Fue entonces, mientras miraba a lado y lado buscando una muerte inminente, que se dio cuenta de que allí pasaba algo raro, pero no se dio cuenta de que se trataba hasta que se paró en frente de un pino marcado por un oso. Los osos marcaban los arboles con arañazos, tan alto como podían, para demostrar quién era el más grande al resto de osos. –Sabia roja…- Pino típico del territorio vampírico, nada raro, podía encontrarse allí perfectamente. –Pero…- Acababa de ver unos cuantos Faelivrins a literalmente cinco árboles, esos hongos eran típicos de bosques elficos, no había manera de que hubieran viajado tan lejos. Y estaba bastante seguro de que antes había visto Thomyr, eso solo se encontraba en las islas. Además, en general un bosque tenía solo… dos o tres tipos de árboles repartidos por zonas, pero había contado más variedades de las que conocía, era como si algún rico excéntrico se hubiera hecho su jardín particular plantando cosas de todo el mundo… la idea del coto de caza privado cobraba fuerza.
Pero lo más raro de todo era otra cosa. Llevaba….¿cuándo? ¿Tres horas en ese bosque? Y prácticamente no había visto animales. Claro, había cosas muy exóticas allí, pero… ¿conejos, ciervos…ardillas? ¿Cómo no había sido atacado por ardillas aún? Parecía ser literalmente su pasatiempo favorito. ¿En ese bosque solo había bestias raras? ¿Qué diablos comían? Estaba demasiado distraído con el nuevo ambiente como para recordar alguna historia de la academia que pudiera ayudarlo a saber qué diablos pasaba allí, estaba demasiado ocupado sobreviviendo como para recordar la historia de Gorlian.
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Ambos ayudantes habían mostrado cierto recelo hacia mi en diversos momentos, pequeños gestos que podía comprender mejor que las palabras, un ceño fruncido, un timbre en la voz, por ello al ver la sonrisa de Geros no pude evitar sentir cierto recelo hacia aquel sujeto.
Asentí ligeramente.-Me alegro entonces que me haya hablado, siendo algo tan excepcional.-Respondí con sinceridad, encontrando sumamente interesante un espécimen humano que no se valiera casi del lenguaje para comunicarse, y prestandole mas atención de la que le había dado hasta el momento a Rey para poder descifrar sus gestos.
La mujer no apreció especialmente contenta con su compañero por como la había definido, aunque no parecía que fuera mentira a juzgar por lo que había podido observar de ella.
El color turbulento de la bebida con la que llenaron la copa del maestro, y el ligero olor acre del alcohol fueron suficientes incentivos para negar con la mayor educación de la que fui capaz cuando me ofreció un poco de aquella bebida.
-No gracias, no tomo alcohol, me sienta mal.- Me excuse.
Por otra parte, aquella situación llevo a mi mente una frase de un libro de la biblioteca a la que antes había hecho mención, quizás justamente por haberla sacado a colación. "Siéntalo en tu mesa, hazlo beber y comer, pero nunca dejes de hacer preguntas." No pude evitar preguntarme si aquello era algo que era reciproco en aquel momento. Yo los estaba midiendo, todo el tiempo, pero ¿Hacían ellos lo mismo? había sido precavida por defecto, pero si aquello estaba resultando o no, era un misterio.
Por lo menos no me habían echado, y eso ya era algo.
Miré hacia arriba, observando a Geros al sentir el tacto sobre mis hombros, paseé la mirada entre el y sus manos alternativamente, sin entender que pretendía con aquello.
-No me voy a retirar, descuida.- Le dije con educación antes de que el maestro empezara con su lección, imaginando que su gesto pretendía por la postura, mantenerme asida a la silla.
El maestro prosiguió con su charla, esta vez mas calmado, y mi atención fue hacia el mismo con la misma dedicación que un alumno en una tutoría.
Parte de lo que decía me era conocido, otra no. No habían habido cunas para mi, ni cactuses, ni había tenido la idea de mordisquear cosas de madera, aunque no había muchas de ellas fuera de las antorchas de mi hogar o los arboles de la tundra.
Nuevamente mencionó al atrofia, entendía ahora mejor su punto, pero no estaba de acuerdo del todo con aquello.
Su pregunta me hizo revolverme incomoda en el lugar hasta que escuché la acotación de la que iba acompañada. Parecía sumamente pendiente de mi respuesta, por lo que mentir no era una opción, así que tomé aire e intente encontrar las palabras apropiadas, rezando a los seis para no generar otro exabrupto que el vino no pudiera contener.
-Mi abuela es una mujer muy, muy anciana, casi no ve, y le cuesta volar sola, pero aun así su mente está tan despierta como la de los mas jóvenes de los nuestros. Al albergar mas conocimientos, también concibe mas preguntas, y si bien no tiene tantos medios para conseguir las dilucidar esos misterios, eso no hace su repertorio mas escueto... creo que la curiosidad cambia con la edad, porque se saben mas cosas, ya no te preguntas que es la madera, o la piel porque lo conoces, pero te preguntas muchas otras cosas que de niño no puedes siquiera imaginar que existen... creo que es solo la curiosidad mas general la que se palia, dejamos de preguntarnos sobre todo, para enfocarnos concretamente en lo que mas nos interesa saber, y para poder ahondar en cada tema.-Hable despacio, con pausas, buscando las palabras correctas, notando como mi acento se volvía mas pronunciado. Ya me había acostumbrado a hablar, pero no a tener que defender ideas mas complejas. Mis conversaciones con los sureños tendían a ser muchísimo mas simples.-Supongo que podría decirse que la curiosidad inicial disminuye para dar paso a otra, que comparte nombre pero abarca un abanico muy distinto de incógnitas e igual o aun mas grande.-Finalicé, esperando haber podido expresarme con suficiente claridad.
Asentí ligeramente.-Me alegro entonces que me haya hablado, siendo algo tan excepcional.-Respondí con sinceridad, encontrando sumamente interesante un espécimen humano que no se valiera casi del lenguaje para comunicarse, y prestandole mas atención de la que le había dado hasta el momento a Rey para poder descifrar sus gestos.
La mujer no apreció especialmente contenta con su compañero por como la había definido, aunque no parecía que fuera mentira a juzgar por lo que había podido observar de ella.
El color turbulento de la bebida con la que llenaron la copa del maestro, y el ligero olor acre del alcohol fueron suficientes incentivos para negar con la mayor educación de la que fui capaz cuando me ofreció un poco de aquella bebida.
-No gracias, no tomo alcohol, me sienta mal.- Me excuse.
Por otra parte, aquella situación llevo a mi mente una frase de un libro de la biblioteca a la que antes había hecho mención, quizás justamente por haberla sacado a colación. "Siéntalo en tu mesa, hazlo beber y comer, pero nunca dejes de hacer preguntas." No pude evitar preguntarme si aquello era algo que era reciproco en aquel momento. Yo los estaba midiendo, todo el tiempo, pero ¿Hacían ellos lo mismo? había sido precavida por defecto, pero si aquello estaba resultando o no, era un misterio.
Por lo menos no me habían echado, y eso ya era algo.
Miré hacia arriba, observando a Geros al sentir el tacto sobre mis hombros, paseé la mirada entre el y sus manos alternativamente, sin entender que pretendía con aquello.
-No me voy a retirar, descuida.- Le dije con educación antes de que el maestro empezara con su lección, imaginando que su gesto pretendía por la postura, mantenerme asida a la silla.
El maestro prosiguió con su charla, esta vez mas calmado, y mi atención fue hacia el mismo con la misma dedicación que un alumno en una tutoría.
Parte de lo que decía me era conocido, otra no. No habían habido cunas para mi, ni cactuses, ni había tenido la idea de mordisquear cosas de madera, aunque no había muchas de ellas fuera de las antorchas de mi hogar o los arboles de la tundra.
Nuevamente mencionó al atrofia, entendía ahora mejor su punto, pero no estaba de acuerdo del todo con aquello.
Su pregunta me hizo revolverme incomoda en el lugar hasta que escuché la acotación de la que iba acompañada. Parecía sumamente pendiente de mi respuesta, por lo que mentir no era una opción, así que tomé aire e intente encontrar las palabras apropiadas, rezando a los seis para no generar otro exabrupto que el vino no pudiera contener.
-Mi abuela es una mujer muy, muy anciana, casi no ve, y le cuesta volar sola, pero aun así su mente está tan despierta como la de los mas jóvenes de los nuestros. Al albergar mas conocimientos, también concibe mas preguntas, y si bien no tiene tantos medios para conseguir las dilucidar esos misterios, eso no hace su repertorio mas escueto... creo que la curiosidad cambia con la edad, porque se saben mas cosas, ya no te preguntas que es la madera, o la piel porque lo conoces, pero te preguntas muchas otras cosas que de niño no puedes siquiera imaginar que existen... creo que es solo la curiosidad mas general la que se palia, dejamos de preguntarnos sobre todo, para enfocarnos concretamente en lo que mas nos interesa saber, y para poder ahondar en cada tema.-Hable despacio, con pausas, buscando las palabras correctas, notando como mi acento se volvía mas pronunciado. Ya me había acostumbrado a hablar, pero no a tener que defender ideas mas complejas. Mis conversaciones con los sureños tendían a ser muchísimo mas simples.-Supongo que podría decirse que la curiosidad inicial disminuye para dar paso a otra, que comparte nombre pero abarca un abanico muy distinto de incógnitas e igual o aun mas grande.-Finalicé, esperando haber podido expresarme con suficiente claridad.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Arygos Valnor' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Con una sonrisa taimada y lúgrube marcada en sus labios, hizo ademán de acercarse más a la bola de cristal que estaba contemplando. Ésta había dejado de mostrarle su mundo para enseñarle en qué pensaba el brujo que había atrapado en él. La imagen que apareció fue, cuánto menos interesante, por no decir que le parecía la cosa más estúpida que había visto jamas. Había fabricado el mayor y mejor bosque de todos los tiempos. Tenía la más exótica y extraña fauna y flora que se podía encontrar por todo Aerandir y el peliblanco pensaba en ardillas.
Decenas de ardillas inundaron el cristal de la bola. Dos de ellas llamaron la atención del hombre cabra. Una de ellas era albina y la otra gigante y escupía fuego. Eran tan extrañas esas ardillas que podían ser dignas de incluirlas en su museo particular.
-¿Ardillas?- susurró el hombre cabra a la vez que se levantaba muy lentamente del suelo. Hacia horas que estaba sentado en la misma posición y los pies se le habían entumecido –Ardillas será lo que tendrás-.
Rebuscó entre todos sus potingues, sus pociones, las jaulas dónde creía tener las mejores criaturas adormiladas listas para meterlas en el paraíso de la bola cuando llegase el momento… pero no encontró nada que se pudiera asemejar a una ardilla. Nada excepto eso. Cogió la jaula con la criatura y le pegó una nota a ésta con las palabras: “Juega con esto mientras busco una ardilla para ti”. Acto seguido lanzó la jaula cerrada hacia el interior del armario. Con eso ganaría tiempo mientras salía fuera a buscar ardillas para el Sin Poderes.
Decenas de ardillas inundaron el cristal de la bola. Dos de ellas llamaron la atención del hombre cabra. Una de ellas era albina y la otra gigante y escupía fuego. Eran tan extrañas esas ardillas que podían ser dignas de incluirlas en su museo particular.
-¿Ardillas?- susurró el hombre cabra a la vez que se levantaba muy lentamente del suelo. Hacia horas que estaba sentado en la misma posición y los pies se le habían entumecido –Ardillas será lo que tendrás-.
Rebuscó entre todos sus potingues, sus pociones, las jaulas dónde creía tener las mejores criaturas adormiladas listas para meterlas en el paraíso de la bola cuando llegase el momento… pero no encontró nada que se pudiera asemejar a una ardilla. Nada excepto eso. Cogió la jaula con la criatura y le pegó una nota a ésta con las palabras: “Juega con esto mientras busco una ardilla para ti”. Acto seguido lanzó la jaula cerrada hacia el interior del armario. Con eso ganaría tiempo mientras salía fuera a buscar ardillas para el Sin Poderes.
_____________________
La chica hablaba pero él no iba a hacerla caso. ¿Para qué? Estuviera o no de acuerdo con la palabras del viejo era algo irrelevante. Mientras ella hablaba, Geros, en lo único que se concentraba era en masajearle muy lentamente los hombros a la joven dragona. Empezó sin más como si estar masajeando los hombros de una chica mientras habla fuera algo cotidiano, como si fuera normal masajear a una chica para que no se pusiera nerviosa. Pero, a medida que seguía hablando, cada vez, fue yendo más y más despacio con caricias más y más suaves. Cuando habló sobre la curiosidad de los niños, algo que Geros, no quiso oír, el inocente masaje ya no tenía ni un ápice de inocencia. Cada vez iba dirigido más hacia delante de la chica, esos firmes pechos que había visto desde un primer momento.
“Lo conseguí.” Pensó con alegría al ver que, efectivamente y tal como se propuso, Rey estaba celosa y le brindaba una mirada de puro odio. ¡Qué bien se lo estaba pasando! La noche sería mejor. Las noches que compartía cama con una Rey celosa y cachonda siempre eran mucho mejores que las que compartía con la típica Rey frígida. Y si por desgracia, su compañera estaba tan enfadada que no quisiera compartir cama con él, podría probar suerte con la novata.
Cuando Arygos terminó de dar su opinión, el maestro se levantó de la silla con la una energía impropia de alguien que hacía escasos minutos había tenido un golpe de debilidad. Sin decir nada y con una sonrisa se marchó a sus estancias. Iba a por eso que Geros conocía bastante bien, se lo enseñaría a Arygos al igual que se lo enseñó a las otras. Rey también sabía a por qué iba el maestro. Por un momento dejó de mirar con rabia y frustración a Geros para fijarse en los pasos del Maestro. “Va a por eso” pensaron ambos alumnos veteranos al unísono totalmente inmóviles.
Cuando el viejo volvió de sus aposentos, Geros había dejado en paz a la novata y Rey no le quitaba los ojos de encima. Volvían a comportase como los alumnos modelos que aparentaban ser no como las alimañas que en realidad eran. El Maestro, entre sus manos, llevaba el que sería su objeto más preciado, una cadena de oro con una placa en el centro. En ésta había escrita un nombre con letras perfectamente pulidas: Ingrite.
-Mi mujer pensaba como tú, querida- Dijo el Maestro apoyándose sobre la silla que minutos antes estaba sentado –ella era muy inteligente más de lo que nunca seré yo, lo reconozco. Tal vez tan inteligente como tu anciana abuela o la bibliotecaria que me has hablado antes- por un momento pareció que se iba a asentar en la silla pero dio un paso hacia atrás alejándose de la mesa como si hubiera visto al fantasma de su mujer allí encima, al menos eso fue lo que pensó Geros al ver la cara de susto de su maestro.- decía que me olvidase de mis vagas ideas sobre falsa medicina y me dedicase a lo que sabía hacer. Sí, lo mío eran las pociones y lo suyo las heridas, sobre todo las mentales. Éramos un buen equipo- dio un beso a la placa con el nombre de su mujer grabado- Hay gente que manda flores al cementerio cada noche para honrar a los muertos, otros le dejan juguetes, también vi gente dejar poemas…- se rascó la barba con tal de recordar más objetos que la gente suele dejar a los fallecidos- yo a mí mujer le regalo lo que ella más aprecia: charlar con una persona inteligente ¿Me darías el honor de seguirme? Estoy seguro que mi mujer se alegrará al verte-.
“Lo conseguí.” Pensó con alegría al ver que, efectivamente y tal como se propuso, Rey estaba celosa y le brindaba una mirada de puro odio. ¡Qué bien se lo estaba pasando! La noche sería mejor. Las noches que compartía cama con una Rey celosa y cachonda siempre eran mucho mejores que las que compartía con la típica Rey frígida. Y si por desgracia, su compañera estaba tan enfadada que no quisiera compartir cama con él, podría probar suerte con la novata.
Cuando Arygos terminó de dar su opinión, el maestro se levantó de la silla con la una energía impropia de alguien que hacía escasos minutos había tenido un golpe de debilidad. Sin decir nada y con una sonrisa se marchó a sus estancias. Iba a por eso que Geros conocía bastante bien, se lo enseñaría a Arygos al igual que se lo enseñó a las otras. Rey también sabía a por qué iba el maestro. Por un momento dejó de mirar con rabia y frustración a Geros para fijarse en los pasos del Maestro. “Va a por eso” pensaron ambos alumnos veteranos al unísono totalmente inmóviles.
Cuando el viejo volvió de sus aposentos, Geros había dejado en paz a la novata y Rey no le quitaba los ojos de encima. Volvían a comportase como los alumnos modelos que aparentaban ser no como las alimañas que en realidad eran. El Maestro, entre sus manos, llevaba el que sería su objeto más preciado, una cadena de oro con una placa en el centro. En ésta había escrita un nombre con letras perfectamente pulidas: Ingrite.
-Mi mujer pensaba como tú, querida- Dijo el Maestro apoyándose sobre la silla que minutos antes estaba sentado –ella era muy inteligente más de lo que nunca seré yo, lo reconozco. Tal vez tan inteligente como tu anciana abuela o la bibliotecaria que me has hablado antes- por un momento pareció que se iba a asentar en la silla pero dio un paso hacia atrás alejándose de la mesa como si hubiera visto al fantasma de su mujer allí encima, al menos eso fue lo que pensó Geros al ver la cara de susto de su maestro.- decía que me olvidase de mis vagas ideas sobre falsa medicina y me dedicase a lo que sabía hacer. Sí, lo mío eran las pociones y lo suyo las heridas, sobre todo las mentales. Éramos un buen equipo- dio un beso a la placa con el nombre de su mujer grabado- Hay gente que manda flores al cementerio cada noche para honrar a los muertos, otros le dejan juguetes, también vi gente dejar poemas…- se rascó la barba con tal de recordar más objetos que la gente suele dejar a los fallecidos- yo a mí mujer le regalo lo que ella más aprecia: charlar con una persona inteligente ¿Me darías el honor de seguirme? Estoy seguro que mi mujer se alegrará al verte-.
_____________________
* Geralt: Dar’thes no posee ardillas en su colección, pero no te preocupes que ha ido a buscar alguna. Mientras tanto ves una jaula caer del cielo. En ella hay un durón apunto de despertarse. Juega con él. No olvides lanzar la Voluntad de los Dioses si es que tomas combate con el animal.
* Arygos Valnor: Tú gran inteligencia y elocuencia son la llave hacia el corazón de Dan. Te ha enseñado su mayor tesoro, uno que enseña a los alumnos más inteligentes. En el siguiente turno decides si ir con el Maestro a dónde quiera que te lleve o quedarte a hacerle más preguntas a él o Geros y Rey. En el siguiente turno no es necesario que lances la voluntad de los Dioses.
* Arygos Valnor: Tú gran inteligencia y elocuencia son la llave hacia el corazón de Dan. Te ha enseñado su mayor tesoro, uno que enseña a los alumnos más inteligentes. En el siguiente turno decides si ir con el Maestro a dónde quiera que te lleve o quedarte a hacerle más preguntas a él o Geros y Rey. En el siguiente turno no es necesario que lances la voluntad de los Dioses.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
Algo cayó del cielo justo frente suyo, aunque por suerte, esa vez no había ninguna dríope cabreada a la que mejorar, aunque tampoco parecía peligroso, parecía una jaula, una muy pequeña además. El brujo se acercó con cuidado y arranco la nota, leyéndola tranquilamente.
-¿Esas tenemos?- Habia caído una jaula del cielo frente suyo, sin que el hubiese hecho ningún tipo de ruido como en el caso de la dríope, nada que revelara su posición, por lo que ese desgraciado lo veía en todo momento, y estaba seguro de no haber mencionado a las ardillas en ningún momento, eso traía mala suerte. –¿Teletransporte, clarividencia y telepatía?- Esa era una combinación peligrosa, sus posibilidades de encontrar la salida por casualidad estaban empezando a bajar en picado. Eran tipos de magia cuanto menos raros, del tipo que no se enseñaban en la academia a los novatos, porque alguien inexperto podía acabar teletransportado en medio de una pared, explotandole la cabeza a alguien o algo así, magia muy turbia, ni siquiera podía creer que un brujo manejara las tres, mucho menos ese alquimista de pacotilla, allí había truco, pero en cualquier caso, ahora necesitaba algún tipo de plan, dudaba que pudiera simplemente encontrarse con un portal abierto por casualidad, especialmente si sabían lo que pensaba, y no sabia tanto de runas como para intentar aislar todo teletransporte en una única zona, eso era hechicería del más alto nivel. ¿A lo mejor podía salir del alcance máximo de la magia? Una agitación en la jaula le hizo volver a la realidad.
Miró lo que había en la jaula, parecía una rata adormilada, pero él no era un pueblerino cualquiera, reconocía esa pequeña cabeza ancha y aplastada, con orejas pequeñas, y ese antifaz oscuro como los ladrones de los cuentos, era un durón. No suponía un peligro real, esas cosas eran muy cobardes, le arrancaría un dedo si le daba la oportunidad, posiblemente, pero nada más, no era una dríope vengativa, además, había oído que podían domarse, y ya que carecía de cualquier tipo de sensibilidad mágica por el momento, un sexto sentido comadrejil le vendría bien para saber si se acercaba algo horrible. No tenía tiempo para ganarse a un fiel e inestimable aliado, se conformaría con que lo siguiera y no le arrancara un dedo, lo que implicaba lo mismo que con sus lobos, un soborno. –Sois carnívoros ¿cierto?- Se sacó un trozo de cecina del bolsillo y lo colocó cerca de la jaula, dejando la tira justo al alcance del bichejo, para evitar que le arrancara un dedo al confundirlo con un pedazo de cecina. La verdad era que le daba un poco de pena, eso de estar en una jaula a la espera de que te lanzaran a un bosque siniestro sonaba horrible, en cuando saliera de ese horrible lugar se chivaría a los elfos, si es que quedaba algo de ese tipejo cornudo cuando acabara con él, por supuesto.
-¿Esas tenemos?- Habia caído una jaula del cielo frente suyo, sin que el hubiese hecho ningún tipo de ruido como en el caso de la dríope, nada que revelara su posición, por lo que ese desgraciado lo veía en todo momento, y estaba seguro de no haber mencionado a las ardillas en ningún momento, eso traía mala suerte. –¿Teletransporte, clarividencia y telepatía?- Esa era una combinación peligrosa, sus posibilidades de encontrar la salida por casualidad estaban empezando a bajar en picado. Eran tipos de magia cuanto menos raros, del tipo que no se enseñaban en la academia a los novatos, porque alguien inexperto podía acabar teletransportado en medio de una pared, explotandole la cabeza a alguien o algo así, magia muy turbia, ni siquiera podía creer que un brujo manejara las tres, mucho menos ese alquimista de pacotilla, allí había truco, pero en cualquier caso, ahora necesitaba algún tipo de plan, dudaba que pudiera simplemente encontrarse con un portal abierto por casualidad, especialmente si sabían lo que pensaba, y no sabia tanto de runas como para intentar aislar todo teletransporte en una única zona, eso era hechicería del más alto nivel. ¿A lo mejor podía salir del alcance máximo de la magia? Una agitación en la jaula le hizo volver a la realidad.
Miró lo que había en la jaula, parecía una rata adormilada, pero él no era un pueblerino cualquiera, reconocía esa pequeña cabeza ancha y aplastada, con orejas pequeñas, y ese antifaz oscuro como los ladrones de los cuentos, era un durón. No suponía un peligro real, esas cosas eran muy cobardes, le arrancaría un dedo si le daba la oportunidad, posiblemente, pero nada más, no era una dríope vengativa, además, había oído que podían domarse, y ya que carecía de cualquier tipo de sensibilidad mágica por el momento, un sexto sentido comadrejil le vendría bien para saber si se acercaba algo horrible. No tenía tiempo para ganarse a un fiel e inestimable aliado, se conformaría con que lo siguiera y no le arrancara un dedo, lo que implicaba lo mismo que con sus lobos, un soborno. –Sois carnívoros ¿cierto?- Se sacó un trozo de cecina del bolsillo y lo colocó cerca de la jaula, dejando la tira justo al alcance del bichejo, para evitar que le arrancara un dedo al confundirlo con un pedazo de cecina. La verdad era que le daba un poco de pena, eso de estar en una jaula a la espera de que te lanzaran a un bosque siniestro sonaba horrible, en cuando saliera de ese horrible lugar se chivaría a los elfos, si es que quedaba algo de ese tipejo cornudo cuando acabara con él, por supuesto.
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El muchacho parecía que no había prestado la mas mínima atención y se había empeñado en mantener las manos en mis hombros amasándolos como si fueran un pan, eso o quizás no había entendido que aquello me incomodaba, o que su intención no era mantenerme aferrada a la silla.
-Agradecería mantener mi espacio personal.-Sisee educadamente y en un tono bajo para no interrumpir al maestro, y me revolví en la silla, haciendo una pequeña onda con mi cuerpo para desembarazarme de sus manos cuando estas no solo decidieron no hacerme ni caso si no serguir abarcando terreno.
La muchacha cuasi muda no parecía tampoco complacida con su compañero, y el odio era tan claro en su mirada como si lo llevara escrito en el rostro, de un modo mucho mas intenso del que debería haber suscitado el incomodarme, por lo que descarté esa opción. Los humanos eran, como todos, animales en cierto modo, y descubriendo similitudes entre la expresión de Rey y la de la gente cuando veía violada su propiedad, o a otro apropiándose de ella.
No le dediqué mas atención a la mujer y a su furibunda mirada, preferí pro contra centrarme en el maestro quien era no solo mas agradable si no mas interesante pese a tener algunas fallas en su razonamiento.
Contemple con cierto asombro como parecía dotado por nuevas energías, y desaparecía sonriendo.
El anciano maestro volvió con una joya, una chapa dorada y gravada que escrute con sumo detenimiento, sin perderme una sola de las palabras del anciano maestro. Asentí, halagada por su cumplid, era una grata novedad que un humano no me tratara como una bestia estúpida, cuando no era por ser un dragón, por ser una mujer, o incluso por ser joven.
No me pareció ver falsedad en sus gestos, pero aun así sus respectivos campos me erizaron el vello de la nuca. La falsa medicina sonaba peligrosamente aplicable a mis sospechas, y las heridas de la mente, por desgracia, solían ser las desembocaban en actos peligrosos.
Me sentí honrada ante su oferta, y asentí mientras me levantaba de mi asiento, limpié mis manos con la servilleta y acomodé mis faldones dispuesta a seguirlo, además de que había pasado el suficiente tiempo encerrada en la casa como para echar de menos el vasto cielo sobre mi cabeza.
La forma en la que aquel hombre honraba a su esposa era tan ingeniosa como enternecedora, y para mi, bastante útil puestos a ser prácticos.
-Será un placer.- Puse en palabras mi ya obvio consentimiento dispuesta a seguirlo, no dejaría, sin embargo, de mantenerme alerta.
Tampoco tenía otra opción, quedarme con la dupla a solas podía desembocar en una riña de la cual no quería participar, el estudiante era un territorio que no tenía el mas mínimo interés en reclamar para mi misma, y de aquel modo les daba la intimidad suficiente como para que aclararan cualquier malentendido sin meterme a mi de por medio.
-Agradecería mantener mi espacio personal.-Sisee educadamente y en un tono bajo para no interrumpir al maestro, y me revolví en la silla, haciendo una pequeña onda con mi cuerpo para desembarazarme de sus manos cuando estas no solo decidieron no hacerme ni caso si no serguir abarcando terreno.
La muchacha cuasi muda no parecía tampoco complacida con su compañero, y el odio era tan claro en su mirada como si lo llevara escrito en el rostro, de un modo mucho mas intenso del que debería haber suscitado el incomodarme, por lo que descarté esa opción. Los humanos eran, como todos, animales en cierto modo, y descubriendo similitudes entre la expresión de Rey y la de la gente cuando veía violada su propiedad, o a otro apropiándose de ella.
No le dediqué mas atención a la mujer y a su furibunda mirada, preferí pro contra centrarme en el maestro quien era no solo mas agradable si no mas interesante pese a tener algunas fallas en su razonamiento.
Contemple con cierto asombro como parecía dotado por nuevas energías, y desaparecía sonriendo.
El anciano maestro volvió con una joya, una chapa dorada y gravada que escrute con sumo detenimiento, sin perderme una sola de las palabras del anciano maestro. Asentí, halagada por su cumplid, era una grata novedad que un humano no me tratara como una bestia estúpida, cuando no era por ser un dragón, por ser una mujer, o incluso por ser joven.
No me pareció ver falsedad en sus gestos, pero aun así sus respectivos campos me erizaron el vello de la nuca. La falsa medicina sonaba peligrosamente aplicable a mis sospechas, y las heridas de la mente, por desgracia, solían ser las desembocaban en actos peligrosos.
Me sentí honrada ante su oferta, y asentí mientras me levantaba de mi asiento, limpié mis manos con la servilleta y acomodé mis faldones dispuesta a seguirlo, además de que había pasado el suficiente tiempo encerrada en la casa como para echar de menos el vasto cielo sobre mi cabeza.
La forma en la que aquel hombre honraba a su esposa era tan ingeniosa como enternecedora, y para mi, bastante útil puestos a ser prácticos.
-Será un placer.- Puse en palabras mi ya obvio consentimiento dispuesta a seguirlo, no dejaría, sin embargo, de mantenerme alerta.
Tampoco tenía otra opción, quedarme con la dupla a solas podía desembocar en una riña de la cual no quería participar, el estudiante era un territorio que no tenía el mas mínimo interés en reclamar para mi misma, y de aquel modo les daba la intimidad suficiente como para que aclararan cualquier malentendido sin meterme a mi de por medio.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
-No hay ardillas, no ardillas…- Era la voz del gran desaparecido del día: Dar’thes. Sonaba entre los pasillos de toda la academia y no hacía otra cosa que no fuera la de repetir una y otra vez. -¡No hay ardillas!-
-No, hoy tampoco cenará con nosotros- Los gritos de Dar’thes fueron la excusa perfecta para evitar responder a Arygos. No era la primera vez que usaba las locuras de su compañero con tal de huir de una situación incomoda. Dar’thes estaba como una cabra y nunca mejor dicho – que lástima, tendré que sacrificarme y comer su plato antes de que se vaya a echar a perder. Todo sea por el bien de la escuela.- en el mismo que lazó la broma soltó a la chica de una forma tan natural como la había empezado a tocar.
Rey no dijo nada, el viejo se limitó a hacer un leve movimiento con la palma de la mano hacia abajo con tal de decirle que dejase el plato donde esta y, la nueva, aunque no la pudo ver porque estaba detrás suya, se imaginó que tampoco le hizo gracia el comentario. Geros echaba en falta esos días en los que la mesa se alborotaba de alumnos. En aquella época, todas sus bromas tenían una amplia respuesta de risas y carcajadas.
-¡MALDITAS SEAN LAS ARDILLAS!- continuó gritando Dar’Thes. - ¡SI QUIERE ARDILLAS SABEN LOS DIOSES QUE TENDRÁ ARDILLAS, CLARO QUE SÍ, EL MISMO SERÁ LA PRIMERA ARDILLA DE MI PARAÍSO!- Otra vez con las historias de su mundo de criaturas extrañas. El nivel de obsesión que tenía con él no tenía sentido.
-¿Sabes de lo que habla?- Preguntó Geros a Rey. Ella movió la cabeza de lado a lado para decir que no. -¿te ha enseñado alguna vez el mundo de la bola?- Rey volvió a decir que no con la cabeza -¿nunca?- otro no por parte de la chica- ¿y te apetece verla?-
Rey abrió los ojos y, por extrañó que le pareció a Geros, dijo con voz y con la cabeza al mismo tiempo. -Sí.-
-No, hoy tampoco cenará con nosotros- Los gritos de Dar’thes fueron la excusa perfecta para evitar responder a Arygos. No era la primera vez que usaba las locuras de su compañero con tal de huir de una situación incomoda. Dar’thes estaba como una cabra y nunca mejor dicho – que lástima, tendré que sacrificarme y comer su plato antes de que se vaya a echar a perder. Todo sea por el bien de la escuela.- en el mismo que lazó la broma soltó a la chica de una forma tan natural como la había empezado a tocar.
Rey no dijo nada, el viejo se limitó a hacer un leve movimiento con la palma de la mano hacia abajo con tal de decirle que dejase el plato donde esta y, la nueva, aunque no la pudo ver porque estaba detrás suya, se imaginó que tampoco le hizo gracia el comentario. Geros echaba en falta esos días en los que la mesa se alborotaba de alumnos. En aquella época, todas sus bromas tenían una amplia respuesta de risas y carcajadas.
-¡MALDITAS SEAN LAS ARDILLAS!- continuó gritando Dar’Thes. - ¡SI QUIERE ARDILLAS SABEN LOS DIOSES QUE TENDRÁ ARDILLAS, CLARO QUE SÍ, EL MISMO SERÁ LA PRIMERA ARDILLA DE MI PARAÍSO!- Otra vez con las historias de su mundo de criaturas extrañas. El nivel de obsesión que tenía con él no tenía sentido.
-¿Sabes de lo que habla?- Preguntó Geros a Rey. Ella movió la cabeza de lado a lado para decir que no. -¿te ha enseñado alguna vez el mundo de la bola?- Rey volvió a decir que no con la cabeza -¿nunca?- otro no por parte de la chica- ¿y te apetece verla?-
Rey abrió los ojos y, por extrañó que le pareció a Geros, dijo con voz y con la cabeza al mismo tiempo. -Sí.-
_____________________
Geros y Rey se quedaran en la mesa mientras el Maestro Dan y su nueva alumna favorita iban hacia el lugar donde descansaba la Doctora Pran, la amada mujer del Maestro.
En mitad del pasillo que daba desde la cocina al vestíbulo, el Maestro se quedó completamente inmóvil. Su vieja pierna estaba ardiendo por dentro. Otra vez. Tuvo que poner la mano sobre la pared del pasillo con tal de apoyarse y no caerse. El recuerdo de aquel desgraciado día le perseguiría por siempre. No podía olvidar el fuego ni las llamas de aquel desgraciado infierno de color verde. Si hubiera hecho caso a Dran nada de eso hubiera pasado. La culpa era suya por experimentar por las cosas que no tenía que experimentar.
-Solo dame un segundo…- Dijo muy lentamente.
Bajo el hábito que llevaba, un ligero brillo verde se podía entre ver de la misma pierna que, años atrás, se quemó con el fuego verde.
El dolor no pasó como tampoco lo hizo el brillo verde de su pierna. Sin embargo, Dan ya había vivido mucho como para rendirse por culpa de una quemadura. Se levantó como pudo, apartó unas cajas del pasillo y tiró tela que, en una primera vista, parecía tener una función únicamente decorativa. Tras la tela allí estaba, la puerta hacia el sótano de la escuela y lugar donde descansaba la Doctora.
Dan fue el primero en pasar. Abrió la puerta y bajo muy despacio las escaleras siempre sujetándose de la barandilla por miedo a caerse. No hizo falta encender ninguna antorcha para iluminar el interior del sótano. La luz verde la pierna sumada a la otra luz que venía del fondo eran más que suficientes.
En cuanto bajó no pudo reprimir el instinto de arrodillarse a la camilla donde estaba Pran. La piel de su mujer cada día estaba más y más podrida. El níveo color que había tenido en los tiempos anteriores al incendio desapareció por siempre y en su lugar solo quedó un color negro como el carbón bañado en un sin fin de agujeros de luz verde. La cara de Pran era una cara de pesadilla que a Dan le producía mucho amor y ternura. No había nariz, labios, cabello ni orejas; solo se podía ver lo poco que la calavera de su mujer marcaba. Era asqueroso. Cuando Geros vio por primera vez a Dan en ese estado vomitó y cuando Rey gritó de espanto. Dan lo sabía y aun así se esforzaba día a día con tal de mantener a su mujer con vida.
-Estoy aquí querida- dijo Dan besando el brazo carbonizado y brillante de Pran. La mujer contestó con una especie de quejido – eso es, te he traído un regalo. Se llama Arygos. Es una dragona muy inteligente-.
-A go na- Intentó hablar sin voz la mujer, pero el fuego hacía años que le quemó sus cuerdas vocales. Cualquier intentó de decir alguna de las muchas palabras que un tiempo conoció solo quedaría en gruñido lento y mal pronunciado.
_____________________
* Geralt: Dar’thes no ha encontrado ninguna ardilla. En su lugar te va a hacer un regalo todavía mayor que seguro que aprecias mucho más. Sientes una sensación extraña en tu cuerpo, te vas haciendo poco a poco más pequeño y peludo, una cola crece a tu espalda… Eres la primera ardilla del mundo de Dar’thes. Que lo disfrutes. Para facilitar el rol tus ropas y armas han encogido contigo. Enfrenta tuya hay un durón despierto y hambriento por el olor a cecina. Un trozo de carne seca no es suficiente para alimentar a un durón, deberías saberlo, al igual que deberías saber que las ardillas están en su menú. Si te enfrentas directamente a él no olvides lanzar la Voluntad de los Dioses. Y recuerda que no puedes usar tus poderes.
- Imagen de referencia:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
En cuando le hubo dado la tira de cecina a ese durón, empezó a sentirse mal, si no fuese porque se la había comido el bicho, habría pensado que se había comido algo envenenado. Cayó con una rodilla al suelo, luego le siguió una mano, y luego la otra, como si le estuviese rezando a esa bola de pelo, pero precisamente fue ese cambio de perspectiva lo que hizo que tardara aún más en darse cuenta de que la jaula se estaba agrandando, y aún más en darse cuenta de que muy posiblemente era él el que muy posiblemente se estaba encogiendo. Esa vaga sospecha fue confirmada cuando vio como podía hacer nuevos movimientos, como mover los bigotes, bigotes que hacía cinco segundos no tenía, es más, nadie tenía esos bigotes tan animalescos, salvo Wernack, por supuesto, pero no contaba, porque era un perro. Y luego estaba ese bicho que estaba desperezándose, y que lo miró con la misma mirada que ponía un gato observando una pecera.
Así que salió por patas, a cuatro patas, hasta que entendiera completamente lo que pasaba, no se arriesgaría, la última vez al menos escupía fuego, pero no iba a perder contra un durón normal y corriente de verdad. Se observó cómo pudo, mientras correteaba a una velocidad más que admirable, aún tenía su equipo, eso era bueno, había cierto merito en matar a algo con una espada del tamaño de un alfiler, pero se lo dejaría a los espadachines profesionales. También se dio cuenta de que tenía una cola suave y esponjosa.
-Oh, venga ya- fue todo lo que dijo, en ardillo, un idioma que por fin hablaba, después de tantos años, con un poco de suerte lo retendría cuando consiguiera volver a ser humano, y luego brujo... No paraba de ponerse peor. Pero no era tan malo como parecía, estaban en un maldito bosque, no había manera de que ese bichejo pudiera trepar y saltar de árbol en árbol tan rápido como él, así que cambio de dirección hacia el árbol. Tenía una duda para nada desdeñable sobre la efectividad de la escritura rúnica en bellotas, seguro que si conseguía gravar cuatro runas y luego tirarla podía volverse un proyectil estupendo. Geralt la ardilla rúnica, eran todo ventajas, seguro que las dríopes ya no atacarían a una pobre ardilla, y seguro que así encontraba el portal más rápido. ¿Qué haría cuando lo encontrase, en su forma ardillil? Ni día, pero a lo mejor si recuperaba sus poderes podría volver a forma humana, volverse un ardillopo, no, el nombre técnico era Sciurus, así que eso lo volvería un… ¿sciuropo? Aun sonaba más ridículo, cuando pillase a ese idiota con cuernos iba a pirolizarlo.
Así que salió por patas, a cuatro patas, hasta que entendiera completamente lo que pasaba, no se arriesgaría, la última vez al menos escupía fuego, pero no iba a perder contra un durón normal y corriente de verdad. Se observó cómo pudo, mientras correteaba a una velocidad más que admirable, aún tenía su equipo, eso era bueno, había cierto merito en matar a algo con una espada del tamaño de un alfiler, pero se lo dejaría a los espadachines profesionales. También se dio cuenta de que tenía una cola suave y esponjosa.
-Oh, venga ya- fue todo lo que dijo, en ardillo, un idioma que por fin hablaba, después de tantos años, con un poco de suerte lo retendría cuando consiguiera volver a ser humano, y luego brujo... No paraba de ponerse peor. Pero no era tan malo como parecía, estaban en un maldito bosque, no había manera de que ese bichejo pudiera trepar y saltar de árbol en árbol tan rápido como él, así que cambio de dirección hacia el árbol. Tenía una duda para nada desdeñable sobre la efectividad de la escritura rúnica en bellotas, seguro que si conseguía gravar cuatro runas y luego tirarla podía volverse un proyectil estupendo. Geralt la ardilla rúnica, eran todo ventajas, seguro que las dríopes ya no atacarían a una pobre ardilla, y seguro que así encontraba el portal más rápido. ¿Qué haría cuando lo encontrase, en su forma ardillil? Ni día, pero a lo mejor si recuperaba sus poderes podría volver a forma humana, volverse un ardillopo, no, el nombre técnico era Sciurus, así que eso lo volvería un… ¿sciuropo? Aun sonaba más ridículo, cuando pillase a ese idiota con cuernos iba a pirolizarlo.
- Spoiler:
- No me enfrento al bichejo, pero en fin, como salgo por patas tiro igual las runas
Geralt
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 410
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
El miembro 'Geralt' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
No resultaba complicado seguirlo, era otra de las ventajas de los ancianos, aunque me dio algo de pena cuando el maestro se detuvo, pues sus dificultades parecían más presa de algún dolor que de la torpeza.
El brillo verde que asomaba por las ropas llamó mi atención, pero asumí que no era una novedad ya que el sujeto ni se inmutó cuando este apareció.
-Los que necesite.-Asentí a su petición dejando que se habituara, o pasara aquel achaque, sin dejar de mirar de soslayo tan misteriosa luminiscencia.
La puerta oculta no me parecía algo fuera de lugar para custodiar a los muertos, los sureños tenían entre los suyos a los profanadores, que no se detenían en expoliar los restos y pertenencias de los fallecidos de nadie.
Bajé sosteniéndome firmemente en la barandilla, el fulgor verde que salía de debajo de los ropajes del maestro iluminaba el suelo facilitando el descenso, y mis pasos cuidados guiados por esa luz lograron la hazaña de hacer pie en el suelo sin caer en el intento.
Otro fulgor llamó mi atención en la estancia en donde estábamos.
Me acerqué con lentitud contemplando la extraña escena que se dibujaba ante mi. La piel ennegrecida se asemejaba a las quemaduras que dejaba el frío extremo sobre los cuerpos que no estaban preparados para el, había visto innumerables cadáveres de personas perdidas en las ventiscas abandonadas bajo la nieve cuyos cadáveres se cubrían de ese color carbón y cuya carne se volvía quebradiza con el frio, y se reblandecía con el sol.
El olor inconfundible a carne podrida me hizo arrugar la nariz, y me sorprendió que no lo hubiéramos notado des del salon, e incluso desde fuera de la casa, pues era un aroma tan intenso como invasivo y fuerte, y lo normal habría sido poder oler aquello mucho antes de verlo, sobre todo siendo un ser tan grande como una persona el que originaba aquello.
Ese fue el único gesto de rechazo o extrañeza, el olor, por el resto mi mirada recorrió aquel cuerpo con fascinación, deteniendome en cada uno de los puntos fulgurantes que iluminaban la sala como si una mayor atención sobre los mismos pudiera darme alguna pista sobre que era aquello.
Seguía escuchando la voz del maestro que le hablaba a aquel cuerpo inerte. No fue hasta que una voz salió como respuesta que me percaté de que aquella mujer no estaba muerta.
Me incliné respetuosamente.
-Buenas noches.- Saludé a la mujer, quien parecía tener sendas dificultades para hablar, y casi me habría atrevido a jurar que no podía moverse de allí.- Es un honor conocerla, su marido me ha hablado de usted.-Proseguí con calma, de forma pausada y clara, intentando paliar mi acento para que fuera más fácil comprenderme, pero sin que mi tono pareciera destinado a niños o disminuidos.
-En efecto soy una dragona, de los clanes que viven en las montañas.-Miré de soslayo al maestro que estaba arrodillado al lado de su esposa propiciandole cariños y tomé asiento en el suelo de forma relajada.
Si solo era la mente lo que le funcionaba era normal que su esposo quisiera alimentarla con conocimiento y palabras, y aunque me daba bastante pena ver a alguien en aquel estado, muchos eran los ancianos cuyo cuerpo se deterioraba antes que la mente, y pese a ofrecer imágenes más comunes, se hallaban de igual forma postrados en un lecho sin poder salir del mismo.
Había pocas cosas de las que pudiera hablar y que pudieran ser novedosas para una pareja de eruditos ancianos, quizás la única ventaja que tenía era lo aislado de la rama de los dragones a los que pertenecía, de los cuales pocos pisaban tierras que no estuvieran cubiertas por la nieve.
- Puedo hablarle de estos si gusta, o intentar compartir con usted cualquiera de las otras cosas que haya podido descubrir, aunque mi vida ha sido breve, y es mucho lo que desconozco todavía.-Seguí hablándole a la misma, esperando algún sonido que afirmara por su lado, o algún gesto de su esposo a quien controlaba por el rabillo del ojo que me indicase que aquello podía ser de su agrado. Al estar allí parada podía disfrutar de información que quisiera como sufrir una charla que la aburriera.
El brillo verde que asomaba por las ropas llamó mi atención, pero asumí que no era una novedad ya que el sujeto ni se inmutó cuando este apareció.
-Los que necesite.-Asentí a su petición dejando que se habituara, o pasara aquel achaque, sin dejar de mirar de soslayo tan misteriosa luminiscencia.
La puerta oculta no me parecía algo fuera de lugar para custodiar a los muertos, los sureños tenían entre los suyos a los profanadores, que no se detenían en expoliar los restos y pertenencias de los fallecidos de nadie.
Bajé sosteniéndome firmemente en la barandilla, el fulgor verde que salía de debajo de los ropajes del maestro iluminaba el suelo facilitando el descenso, y mis pasos cuidados guiados por esa luz lograron la hazaña de hacer pie en el suelo sin caer en el intento.
Otro fulgor llamó mi atención en la estancia en donde estábamos.
Me acerqué con lentitud contemplando la extraña escena que se dibujaba ante mi. La piel ennegrecida se asemejaba a las quemaduras que dejaba el frío extremo sobre los cuerpos que no estaban preparados para el, había visto innumerables cadáveres de personas perdidas en las ventiscas abandonadas bajo la nieve cuyos cadáveres se cubrían de ese color carbón y cuya carne se volvía quebradiza con el frio, y se reblandecía con el sol.
El olor inconfundible a carne podrida me hizo arrugar la nariz, y me sorprendió que no lo hubiéramos notado des del salon, e incluso desde fuera de la casa, pues era un aroma tan intenso como invasivo y fuerte, y lo normal habría sido poder oler aquello mucho antes de verlo, sobre todo siendo un ser tan grande como una persona el que originaba aquello.
Ese fue el único gesto de rechazo o extrañeza, el olor, por el resto mi mirada recorrió aquel cuerpo con fascinación, deteniendome en cada uno de los puntos fulgurantes que iluminaban la sala como si una mayor atención sobre los mismos pudiera darme alguna pista sobre que era aquello.
Seguía escuchando la voz del maestro que le hablaba a aquel cuerpo inerte. No fue hasta que una voz salió como respuesta que me percaté de que aquella mujer no estaba muerta.
Me incliné respetuosamente.
-Buenas noches.- Saludé a la mujer, quien parecía tener sendas dificultades para hablar, y casi me habría atrevido a jurar que no podía moverse de allí.- Es un honor conocerla, su marido me ha hablado de usted.-Proseguí con calma, de forma pausada y clara, intentando paliar mi acento para que fuera más fácil comprenderme, pero sin que mi tono pareciera destinado a niños o disminuidos.
-En efecto soy una dragona, de los clanes que viven en las montañas.-Miré de soslayo al maestro que estaba arrodillado al lado de su esposa propiciandole cariños y tomé asiento en el suelo de forma relajada.
Si solo era la mente lo que le funcionaba era normal que su esposo quisiera alimentarla con conocimiento y palabras, y aunque me daba bastante pena ver a alguien en aquel estado, muchos eran los ancianos cuyo cuerpo se deterioraba antes que la mente, y pese a ofrecer imágenes más comunes, se hallaban de igual forma postrados en un lecho sin poder salir del mismo.
Había pocas cosas de las que pudiera hablar y que pudieran ser novedosas para una pareja de eruditos ancianos, quizás la única ventaja que tenía era lo aislado de la rama de los dragones a los que pertenecía, de los cuales pocos pisaban tierras que no estuvieran cubiertas por la nieve.
- Puedo hablarle de estos si gusta, o intentar compartir con usted cualquiera de las otras cosas que haya podido descubrir, aunque mi vida ha sido breve, y es mucho lo que desconozco todavía.-Seguí hablándole a la misma, esperando algún sonido que afirmara por su lado, o algún gesto de su esposo a quien controlaba por el rabillo del ojo que me indicase que aquello podía ser de su agrado. Al estar allí parada podía disfrutar de información que quisiera como sufrir una charla que la aburriera.
Arygos Valnor
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 781
Nivel de PJ : : 4
Re: Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
-Toc, toc- dijo Geros con el tono burlón que tanto le sacaba de quicio a la vez que daba un par de golpes a la puerta de la habitación- ¿Se puede? Uy que lástima, si ya estamos dentro-.
Rey fue quien entro primero ignorando completamente las bromas de su compañero. Se perdía tanta energía al hablar que no merecía la pena hacerlo, no cuando en la habitación de Dar’thes había algo que requería toda su atención. La chica fue directa hacia la bola y levantó con manos y con mucho cuidado para ver todas esas maravillas que el hombre cabra presumía.
-¡Deja eso, es mío!- gruñó el hombre cabra a la vez que se ponía en pie. Sin contar los cuernos, era a penas un centímetro más alto que Rey y unos cuantos centímetros más alto que Geros.
-No-. Dijo Rey pasando la bola de cristal, como si fuera una pelota, a Geros.
-¡¿A qué habéis venido?!- Cuando Dar’thes gruñía se le notaba con más fuerza sus características animal. Sus gritos eran más similares a berridos de cabra que a propios gritos de persona. -¡Este es mi cuarto y esa es mi bola de cristal!- Saltó hacia Geros para quitarle la bola pero este le había hecho un esquivo y le paso la pelota a Rey.-Llevo trabajando en ella años- fue hacia Rey pero ella pronto se la devolvió a Geros –no podéis quitármela- de nuevo hacia Geros- se lo diré al Maestro Dan-.
-Solo queremos ver que guardas aquí- contestó Geros con una sonrisa de oreja a oreja mientras removía la bola de cristal como si fuera un sonajero. – seguro que tienes más cosas que una estúpida ardilla-.
Arygos era perfecta. Era más educada e inteligente que todas las otras chicas juntas. El Maestro Dan miró hacia la puerta de madera de su izquierda. Ella la estaba mirando a través de las rendijas. Sabía quién era, la chica de antes, y también lo que quería; por supuesto que lo sabía, todas, al final, demuestran lo maleducadas y desagradecidas que son. “Para mí será un honor acompañarle, lamento que su mujer esté así, si pudiera hacer algo…” Las mismas frases por parte de las mismas chicas. Arygos, también dijo cosas similares, pero guardaba una diferencia fundamental con las demás. La joven dragona hablaba con el corazón.
Eso había sido algo que había descubierto desde el primer momento en que le puso el falso brazalete en el brazo. El Maestro Dan tenía uno muy parecido en el suyo, casi completamente iguales. El brazaletes de Arygos servia como foco emisor y el de Dan como foco receptor, él mismo los hizo con sus propias manos para poder estudiar y controlar a sus nuevos amigos. Quien portaba el brazalete receptor era capaz de leer los pensamientos y recuerdos de quien tuviera los brazaletes emisores. Fue por ello que supo cómo se llamaba sin que se lo hubiera dicho y también sabía que era una dragona entre muchas otras cosas de su pasado y su presente. Dan lo sabía todo acerca de Arygos, quién era su abuela y quién fue la bibliotecaria que de tanto habló en la cena. Pero nada de eso le interesaba, nada a excepción de saber si ella era la chica que tanto tiempo hubo buscado. La cuidadora que por fin alegraría el corazón de su amada.
-Socorro- una voz cándida e infantil, tan suave como un susurro, se escuchó del otro lado de la puerta de madera.
-O co ro- repitió la Doctora con voz débil a la vez que intentaba señalar la puerta de madera.
El maestro dio dos fuertes golpes con el pie al suelo para hacer callar tanto a las otras cuidadoras como a su mujer, la pobre estaba tan débil que apenas sabía que decía. Muchas fueron las veces que intentó pedir ayuda, que decía que estaría mejor muerta que seguir soportando el dolor del fuego verde. Pobre… Dan sentía tanta amor y lástima por su mujer que no podía dejar que muriese.
-Háblale de eso sí- Se precipitó a contestar el Maestro con voz nerviosa antes de que las anteriores chicas volvieran a decir algo- ¿Cómo es la vida en los clanes de las montañas? Mi mujer estará encantada de escuchar todas las historias de nieve y dragones que nos tengas que contar- La sonrisa que mostraba Dan era igual de falsa e igual de forzada como sus palabras. Estaba sufriendo, otra vez, uno de sus ataques de ira. Tenía que hacer mucha fuerza por tener que controlarlo. Desde el infierno verde, cada uno de sus ataques, era peor que el anterior.
* Ambos: Antes de comenzar tengo que deciros que hemos llegado al clímax del tema. Todos los secretos han sido desvelados. Queda poco para finalizar y yo no puedo estar más contento de lo divertido que está siendo escribir para ustedes. Hasta el momento, ambos, habéis hecho un trabajo impresionante. Continuad así pues es ahora, más que nunca, cuando vuestras decisiones cobran un valor fundamental para la historia que estamos creando. Buena suerte.
* Geralt: Geros y Rey se comportan como niños jugando con el almuerzo del nerd de la clase ¿verdad? Las diferencias, en este caso, es que el nerd tiene cuernos de carnero y tú eres parte de ese almuerzo. Cada movimiento brusco que hacen a la bola de cristal, todo el bosque de su interior lo siente como si fueran terremotos, ventiscas de aire, tornados… lo que más te parezca. Diviértete, Geralt la Ardilla Rúnica, jugando con un durón en un escenario de catástrofes. Debo remarcar que, al estar en peligro por las catástrofes, el durón pierde el interés en comerte y solo quiere sobrevivir.
* Arygos Valnor: Ah el amor… Todos hacemos locuras por amor. Dan, sin ir más lejos, se esfuerza por mantener viva a una mujer que ya debería haber muerto hace muchos años. Y no solo eso, pues también secuestra a chicas jóvenes, educadas e inteligentes para que hagan compañía y den conversación a la moribunda Doctora. Tú has sido la última secuestrada. Detrás de ti hay una puerta de madera donde se encuentran las otras chicas y anteriores cuidadoras, incluida la que fuiste a buscar al principio de la quest. ¿La puedes oír? Tuya es la elección si eres capaz de escuchar a la chica pidiendo ayuda o no. Y si es que sí, tú decides si rescatar a las jóvenes o ignorarlas de momento y seguir investigando por tu cuenta hablando tanto con el Maestro como con la Doctora.
Rey fue quien entro primero ignorando completamente las bromas de su compañero. Se perdía tanta energía al hablar que no merecía la pena hacerlo, no cuando en la habitación de Dar’thes había algo que requería toda su atención. La chica fue directa hacia la bola y levantó con manos y con mucho cuidado para ver todas esas maravillas que el hombre cabra presumía.
-¡Deja eso, es mío!- gruñó el hombre cabra a la vez que se ponía en pie. Sin contar los cuernos, era a penas un centímetro más alto que Rey y unos cuantos centímetros más alto que Geros.
-No-. Dijo Rey pasando la bola de cristal, como si fuera una pelota, a Geros.
-¡¿A qué habéis venido?!- Cuando Dar’thes gruñía se le notaba con más fuerza sus características animal. Sus gritos eran más similares a berridos de cabra que a propios gritos de persona. -¡Este es mi cuarto y esa es mi bola de cristal!- Saltó hacia Geros para quitarle la bola pero este le había hecho un esquivo y le paso la pelota a Rey.-Llevo trabajando en ella años- fue hacia Rey pero ella pronto se la devolvió a Geros –no podéis quitármela- de nuevo hacia Geros- se lo diré al Maestro Dan-.
-Solo queremos ver que guardas aquí- contestó Geros con una sonrisa de oreja a oreja mientras removía la bola de cristal como si fuera un sonajero. – seguro que tienes más cosas que una estúpida ardilla-.
_____________________
Arygos era perfecta. Era más educada e inteligente que todas las otras chicas juntas. El Maestro Dan miró hacia la puerta de madera de su izquierda. Ella la estaba mirando a través de las rendijas. Sabía quién era, la chica de antes, y también lo que quería; por supuesto que lo sabía, todas, al final, demuestran lo maleducadas y desagradecidas que son. “Para mí será un honor acompañarle, lamento que su mujer esté así, si pudiera hacer algo…” Las mismas frases por parte de las mismas chicas. Arygos, también dijo cosas similares, pero guardaba una diferencia fundamental con las demás. La joven dragona hablaba con el corazón.
Eso había sido algo que había descubierto desde el primer momento en que le puso el falso brazalete en el brazo. El Maestro Dan tenía uno muy parecido en el suyo, casi completamente iguales. El brazaletes de Arygos servia como foco emisor y el de Dan como foco receptor, él mismo los hizo con sus propias manos para poder estudiar y controlar a sus nuevos amigos. Quien portaba el brazalete receptor era capaz de leer los pensamientos y recuerdos de quien tuviera los brazaletes emisores. Fue por ello que supo cómo se llamaba sin que se lo hubiera dicho y también sabía que era una dragona entre muchas otras cosas de su pasado y su presente. Dan lo sabía todo acerca de Arygos, quién era su abuela y quién fue la bibliotecaria que de tanto habló en la cena. Pero nada de eso le interesaba, nada a excepción de saber si ella era la chica que tanto tiempo hubo buscado. La cuidadora que por fin alegraría el corazón de su amada.
-Socorro- una voz cándida e infantil, tan suave como un susurro, se escuchó del otro lado de la puerta de madera.
-O co ro- repitió la Doctora con voz débil a la vez que intentaba señalar la puerta de madera.
El maestro dio dos fuertes golpes con el pie al suelo para hacer callar tanto a las otras cuidadoras como a su mujer, la pobre estaba tan débil que apenas sabía que decía. Muchas fueron las veces que intentó pedir ayuda, que decía que estaría mejor muerta que seguir soportando el dolor del fuego verde. Pobre… Dan sentía tanta amor y lástima por su mujer que no podía dejar que muriese.
-Háblale de eso sí- Se precipitó a contestar el Maestro con voz nerviosa antes de que las anteriores chicas volvieran a decir algo- ¿Cómo es la vida en los clanes de las montañas? Mi mujer estará encantada de escuchar todas las historias de nieve y dragones que nos tengas que contar- La sonrisa que mostraba Dan era igual de falsa e igual de forzada como sus palabras. Estaba sufriendo, otra vez, uno de sus ataques de ira. Tenía que hacer mucha fuerza por tener que controlarlo. Desde el infierno verde, cada uno de sus ataques, era peor que el anterior.
_____________________
* Ambos: Antes de comenzar tengo que deciros que hemos llegado al clímax del tema. Todos los secretos han sido desvelados. Queda poco para finalizar y yo no puedo estar más contento de lo divertido que está siendo escribir para ustedes. Hasta el momento, ambos, habéis hecho un trabajo impresionante. Continuad así pues es ahora, más que nunca, cuando vuestras decisiones cobran un valor fundamental para la historia que estamos creando. Buena suerte.
* Geralt: Geros y Rey se comportan como niños jugando con el almuerzo del nerd de la clase ¿verdad? Las diferencias, en este caso, es que el nerd tiene cuernos de carnero y tú eres parte de ese almuerzo. Cada movimiento brusco que hacen a la bola de cristal, todo el bosque de su interior lo siente como si fueran terremotos, ventiscas de aire, tornados… lo que más te parezca. Diviértete, Geralt la Ardilla Rúnica, jugando con un durón en un escenario de catástrofes. Debo remarcar que, al estar en peligro por las catástrofes, el durón pierde el interés en comerte y solo quiere sobrevivir.
* Arygos Valnor: Ah el amor… Todos hacemos locuras por amor. Dan, sin ir más lejos, se esfuerza por mantener viva a una mujer que ya debería haber muerto hace muchos años. Y no solo eso, pues también secuestra a chicas jóvenes, educadas e inteligentes para que hagan compañía y den conversación a la moribunda Doctora. Tú has sido la última secuestrada. Detrás de ti hay una puerta de madera donde se encuentran las otras chicas y anteriores cuidadoras, incluida la que fuiste a buscar al principio de la quest. ¿La puedes oír? Tuya es la elección si eres capaz de escuchar a la chica pidiendo ayuda o no. Y si es que sí, tú decides si rescatar a las jóvenes o ignorarlas de momento y seguir investigando por tu cuenta hablando tanto con el Maestro como con la Doctora.
Sigel
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2297
Nivel de PJ : : 0
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Cenizas de sangre [Quest] [Cerrado]
» ¡Dios salve a la reina! [Quest][CERRADO]
» [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
» Noche de Lobos [Quest Temática Halloween][Cerrado]
» La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
» ¡Dios salve a la reina! [Quest][CERRADO]
» [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
» Noche de Lobos [Quest Temática Halloween][Cerrado]
» La noche más oscura [Quest temática Halloween][Cerrado]
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr