Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
Parecía que no iba a ser tan sencillo obtener la información de aquella cariñosa chica mariposa. Níniel tenía ya más que claro a esas alturas que no era una enemiga y que no intentaría atacarla en cuanto le diera la espalda o viera la oportunidad, salvo para llenarle la espalda de más de esas marcas de labios de color púrpura que según podía ver en su reflejo en el espejo de aquel baño tenía ya por todo el cuello. Cualquiera que no la conociera y la viera con esas marcas bien podría pensar lo que no era, o bueno la verdad es que eran exactamente lo que parecían, aunque podrían llevar a cualquiera interpretaciones erróneas. También resultaba evidente que Sona no consideraba peligrosa a la peliblanca y que el mostrarse tan reacia a hablar no era por falta de confianza o de comodidad con ella, si no porque estaba real y genuinamente preocupada por ella. Un sentimiento muy bonito pero que en aquellas circunstancias no hacía más que darle más tiempo a quién fuera que se había llevado a Alanna para hacerle cualquier cosa.
-Eres un encanto.- Le dijo a la chica elogiando sus buenas intenciones para con ella y agradeciéndoselas acariciándole la cabeza con suavidad y afecto. -No sé qué he hecho para que me quieras tanto pero me alegro de que así sea. Aunque tengo curiosidad por saber cómo ha acabado alguién como tú aquí, en Veyond. La tierra de mis ancestros- Continuó diciéndole con sinceridad y de forma dulce, pasando a deslizar su mano por su rostro y limpiándole los últimos lagrimones derramados dedicándole una amplia sonrisa. Aquella era otra buena pregunta que tal vez despejara también algunas de las incógnitas sobre el asaltante.
-Me gustaría poder decirte que cuando me cuentes lo que no me estás diciendo estaré bien y a salvo. Que todo saldrá bien. Pero me parece que las dos sabemos que las cosas no salen siempre como queremos.- Trató de explicarle luego de una pausa para escuchar a su nueva amiga mirándola a sus grandes ojos verdes con seriedad pero aún así manteniendo el tono que mantendría cualquier madre tratando de hacerle entender a su hija algo muy importante y sin dejar de acariciarla tranquilizadoramente. -Es normal sentir miedo, pero para que el mal gané solo hace falta que la gente buena no haga nada. Y ya hay demasiada gente buena que no hace nada. ¿Qué pasaría si fuese a mi a quién se hubiese llevado ese hombre?. ¿Me dejarías sola?. ¿Dejarías que me hiciera cosas malas?. Yo no te dejaría a tí en manos de alguien así. Iría a por tí aunque fuese peligroso y haría lo imposible por salvarte. Lo mismo haré por Alanna. ¿Me ayudarás?. ¿Me ayudarás a salvarla y castigar a ese hombre?. Creo que al menos deberíamos intentarlo o será algo que nos pese el resto de nuestras vidas. Porque pesa, ¿Verdad?- Terminó de decir esperando hacerla comprender y entreviendo en su miedo y actitud que a pesar de sus palabras le gustaría no ser presa del pavor y ayudar a Alanna, a la que seguramente no llamaría Alanna igual que a ella no la llamaba Níniel. -Además estamos en mi casa, tengo muchos amigos aquí, no lo haré sola.-
Si aquello no funcionaba, a pesar del cariño que comenzaba a sentir por aquella mujer mariposa, tendría que dejarla allí y poner en marcha un plan alternativo o al final sería demasiado tarde para su amiga humana. En aquella misma casa estaba su padre, él sabría el mejor curso de acción a tomar ante aquel asalto a su sagrado hogar y seguramente movilizaría a todo el clan. No era para menos, alguien había burlado las defensas de Veyond, entrado en un lugar que vigilaban con celo y llegado hasta el propio baño de la casa de la suma sacerdotisa para secuestrar a una invitada de honor...Crímenes graves todos y cada uno de ellos incluso por separado. De hecho cómo alguien había sido capaz de algo así merecería una investigación posterior. Dos de hecho, pues la propia presencia de Sona allí implicaba exactamente la misma lista de crímenes contra los Thenidiel, aunque por ella la peliblanca estaba dispuesta a interceder ante las ancianas.
Níniel preferiría que su familia supiera mejor dónde buscar a su amiga secuestrada y a qué atenerse con respecto a aquel enemigo en cuanto fueran avisados, o al menos contar con la información valiosa que Sona se guardaba, y que la ayudaría a la hora de enfrentarse a sus propios cargos, pero no podía seguir perdiendo más tiempo sentada en aquel baño recibiendo besitos con Alanna en peligro. Si la mujer-mariposa no quería contárselo tendría que recurrir a otros modos de saber a dónde se la había llevado. Métodos que reservaba para cuando el resto de formas convencionales fallaban.
-¿Qué me dices amiga mía?. ¿Estás conmigo?.-
-Eres un encanto.- Le dijo a la chica elogiando sus buenas intenciones para con ella y agradeciéndoselas acariciándole la cabeza con suavidad y afecto. -No sé qué he hecho para que me quieras tanto pero me alegro de que así sea. Aunque tengo curiosidad por saber cómo ha acabado alguién como tú aquí, en Veyond. La tierra de mis ancestros- Continuó diciéndole con sinceridad y de forma dulce, pasando a deslizar su mano por su rostro y limpiándole los últimos lagrimones derramados dedicándole una amplia sonrisa. Aquella era otra buena pregunta que tal vez despejara también algunas de las incógnitas sobre el asaltante.
-Me gustaría poder decirte que cuando me cuentes lo que no me estás diciendo estaré bien y a salvo. Que todo saldrá bien. Pero me parece que las dos sabemos que las cosas no salen siempre como queremos.- Trató de explicarle luego de una pausa para escuchar a su nueva amiga mirándola a sus grandes ojos verdes con seriedad pero aún así manteniendo el tono que mantendría cualquier madre tratando de hacerle entender a su hija algo muy importante y sin dejar de acariciarla tranquilizadoramente. -Es normal sentir miedo, pero para que el mal gané solo hace falta que la gente buena no haga nada. Y ya hay demasiada gente buena que no hace nada. ¿Qué pasaría si fuese a mi a quién se hubiese llevado ese hombre?. ¿Me dejarías sola?. ¿Dejarías que me hiciera cosas malas?. Yo no te dejaría a tí en manos de alguien así. Iría a por tí aunque fuese peligroso y haría lo imposible por salvarte. Lo mismo haré por Alanna. ¿Me ayudarás?. ¿Me ayudarás a salvarla y castigar a ese hombre?. Creo que al menos deberíamos intentarlo o será algo que nos pese el resto de nuestras vidas. Porque pesa, ¿Verdad?- Terminó de decir esperando hacerla comprender y entreviendo en su miedo y actitud que a pesar de sus palabras le gustaría no ser presa del pavor y ayudar a Alanna, a la que seguramente no llamaría Alanna igual que a ella no la llamaba Níniel. -Además estamos en mi casa, tengo muchos amigos aquí, no lo haré sola.-
Si aquello no funcionaba, a pesar del cariño que comenzaba a sentir por aquella mujer mariposa, tendría que dejarla allí y poner en marcha un plan alternativo o al final sería demasiado tarde para su amiga humana. En aquella misma casa estaba su padre, él sabría el mejor curso de acción a tomar ante aquel asalto a su sagrado hogar y seguramente movilizaría a todo el clan. No era para menos, alguien había burlado las defensas de Veyond, entrado en un lugar que vigilaban con celo y llegado hasta el propio baño de la casa de la suma sacerdotisa para secuestrar a una invitada de honor...Crímenes graves todos y cada uno de ellos incluso por separado. De hecho cómo alguien había sido capaz de algo así merecería una investigación posterior. Dos de hecho, pues la propia presencia de Sona allí implicaba exactamente la misma lista de crímenes contra los Thenidiel, aunque por ella la peliblanca estaba dispuesta a interceder ante las ancianas.
Níniel preferiría que su familia supiera mejor dónde buscar a su amiga secuestrada y a qué atenerse con respecto a aquel enemigo en cuanto fueran avisados, o al menos contar con la información valiosa que Sona se guardaba, y que la ayudaría a la hora de enfrentarse a sus propios cargos, pero no podía seguir perdiendo más tiempo sentada en aquel baño recibiendo besitos con Alanna en peligro. Si la mujer-mariposa no quería contárselo tendría que recurrir a otros modos de saber a dónde se la había llevado. Métodos que reservaba para cuando el resto de formas convencionales fallaban.
-¿Qué me dices amiga mía?. ¿Estás conmigo?.-
Níniel Thenidiel
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
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Tyr
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
El primer dibujo, el bodegón, se descomponía poco a poco. Daba la impresión de estar viento un cubo de hielo de diversos colores derritiéndose en los meses más calurosos de verano. Era como una cascada multicolor cuya agua era la fría pintura que caía a los pies de la chica. Posiblemente, podía resultar bello y acogedor aquel escenario colorido; pero no había tiempo para quedarse mirando las musarañas. Una nueva pista para salir de la habitación se dejaba ver tras la pintura del bodegón.
No había ninguna nota con algo escrito, no había un mapa del tesoro ni mucho menos nada que le pudiera decir a la chica: “aquí está la llave de la puerta”. Lo que apareció tras la primera pintura fue otra, muy distinta al primer bodegón. Un gato, dibujado con una tonalidad de grises, estaba apoyado únicamente con sus patas traseras mientras que con las delanteras intentaba cazar al vuelo una mariposa también dibujada con el mismo tono de grises; detrás de los animales había una montaña y en ésta un agujero, similar a una cueva, cuyos bordes eran de color dorados.
Ésta segunda pintura era una nueva adivinanza similar a la que ya había encontrado al abrir el cajón del escritorio.
No había ninguna nota con algo escrito, no había un mapa del tesoro ni mucho menos nada que le pudiera decir a la chica: “aquí está la llave de la puerta”. Lo que apareció tras la primera pintura fue otra, muy distinta al primer bodegón. Un gato, dibujado con una tonalidad de grises, estaba apoyado únicamente con sus patas traseras mientras que con las delanteras intentaba cazar al vuelo una mariposa también dibujada con el mismo tono de grises; detrás de los animales había una montaña y en ésta un agujero, similar a una cueva, cuyos bordes eran de color dorados.
Ésta segunda pintura era una nueva adivinanza similar a la que ya había encontrado al abrir el cajón del escritorio.
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Veyond no estaba acostumbrada a que estas cosas sucedieran. La gente tenía miedo, él mismo tenía que confesar que también estaba asustado. Alguien que, a juzgar por las descripciones, era un hombre con una mascara de hierro en la cabeza, había entrado a la aldea y se había llevado a un rehén. ¿A quién? Era la pregunta que en estos momentos se hacía. Unos decían que se había llevado a una humana, otros aseguraban haber visto un humano secuestrado en lugar de humana y mucho, quizás por el miedo que decían, juraban y perjuraban que el hombre de la mascara se había llevado a uno de sus familiares.
-¡Mi hija!- gritaba una atractiva joven elfa de cabello anaranjado -¡ese hombre se levó a mi pequeña!-
La mujer, que a medida que gritaba cada vez le iba pareciendo menos atractiva, estaba mintiendo aunque no se daba cuanta. Al cabo de unos minutos de haber seguido la pista de su hija y del hombre enmascarado, Althir Hol’sur la encontró escondida detrás de unos troncos. Nadie le había secuestrado.
Como el caso de la joven de pelo naranja, hubo otros más, cada uno más absurdo que el anterior. “Se han llevado a mi hermano. Se han llevado a mi abuela. Se han llevado a mi suegra pero no es necesario que la busques. Se han llevado a mi perro”. Todas esas quejas no hacían otra cosa que distanciar de su deber. Ya había suficiente, el siguiente tipo que le dijo que se habían llevado a un familiar suyo, Althir le ignoró completamente. Se dirigió al epicentro del problema, la casa donde muchos (aunque no todos) coincidieron que allí se vio por primera vez el humo y el hombre de la mascara de hierro.
-¡Mi hija!- gritaba una atractiva joven elfa de cabello anaranjado -¡ese hombre se levó a mi pequeña!-
La mujer, que a medida que gritaba cada vez le iba pareciendo menos atractiva, estaba mintiendo aunque no se daba cuanta. Al cabo de unos minutos de haber seguido la pista de su hija y del hombre enmascarado, Althir Hol’sur la encontró escondida detrás de unos troncos. Nadie le había secuestrado.
Como el caso de la joven de pelo naranja, hubo otros más, cada uno más absurdo que el anterior. “Se han llevado a mi hermano. Se han llevado a mi abuela. Se han llevado a mi suegra pero no es necesario que la busques. Se han llevado a mi perro”. Todas esas quejas no hacían otra cosa que distanciar de su deber. Ya había suficiente, el siguiente tipo que le dijo que se habían llevado a un familiar suyo, Althir le ignoró completamente. Se dirigió al epicentro del problema, la casa donde muchos (aunque no todos) coincidieron que allí se vio por primera vez el humo y el hombre de la mascara de hierro.
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Por cada segundo que pasaba junto a su amiga Viny, recompensaba un minuto en la casa de los hombres malos. Ellos le habían hecho cosas horribles y repugnantes allí abajo. Aunque gritase de dolor, continuaban haciéndola daño. Mucho daño. Pero Viny, hablando con ella, podía curarle todo el mal que le habían hecho. No podía creer por qué se preguntaba que había hecho por ella si era obvio que lo había hecho todo.
Sona había estado sola durante mucho tiempo. Viny parecía saberlo, por eso decía una y otra vez que iban a estar juntas y que las amigas no se abandonaban. Sonagashira se sentía mejor al saber que Viny estaría con ella. ¡Siempre juntas! Ya no volverían los hombres malos a hacerla daño. Ni a ella ni a nadie. Y si veían lucharían. No dejaría que hicieran daño a Viny ni a ninguna otra amiga más. Viny tenía razón. Había que luchar por las amigas. Ellas siempre estarían unidas.
-Sí- dijo Viny dando un pequeño salto- Estoy contigo. Seré como tú y no tendré miedo de nada. Lucharé-.
Unida con una cuerda, Sona sacó el tesoro que guardaba entre sus alas: Una pequeña bolsa de cuero de sin asas que había conseguido robar de la gente mala. Abrió la bolsa muy lentamente sin dejar de mirar a los ojos de Viny. No quería que su amiga pensase que era una ladrona ni una asesina. Si lo cogió lo hizo para defenderse. Tenía miedo, pero no era ladrona ni asesina.
-Es un secreto Viny- dijo Sona enseñando a la elfa la daga que había robado de los malos que la apresaron –tienes que prometer que me guardarás el secreto-.
Sona había estado sola durante mucho tiempo. Viny parecía saberlo, por eso decía una y otra vez que iban a estar juntas y que las amigas no se abandonaban. Sonagashira se sentía mejor al saber que Viny estaría con ella. ¡Siempre juntas! Ya no volverían los hombres malos a hacerla daño. Ni a ella ni a nadie. Y si veían lucharían. No dejaría que hicieran daño a Viny ni a ninguna otra amiga más. Viny tenía razón. Había que luchar por las amigas. Ellas siempre estarían unidas.
-Sí- dijo Viny dando un pequeño salto- Estoy contigo. Seré como tú y no tendré miedo de nada. Lucharé-.
Unida con una cuerda, Sona sacó el tesoro que guardaba entre sus alas: Una pequeña bolsa de cuero de sin asas que había conseguido robar de la gente mala. Abrió la bolsa muy lentamente sin dejar de mirar a los ojos de Viny. No quería que su amiga pensase que era una ladrona ni una asesina. Si lo cogió lo hizo para defenderse. Tenía miedo, pero no era ladrona ni asesina.
-Es un secreto Viny- dijo Sona enseñando a la elfa la daga que había robado de los malos que la apresaron –tienes que prometer que me guardarás el secreto-.
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-¿Hay alguien?- Preguntó Althir Hor’sul al mismo tiempo que daba tres firmes golpes a la puerta.
Afinó el oído con tal de escuchar una respuesta pero lo primero que escuchó fue un fuerte y nervioso aleteo. Extraño, casi tanto pensar que un secuestrador había podido entrar en la casa de la suma sacerdotisa de Veyond. Althir no quería imaginarse un escenario así, por eso, en lugar de sacar conclusiones precipitadas como ya había hecho con los otros testigos, decidió preguntar antes que actuar.
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* Alanna Delteria: Felicidades. Has resuelto el primer enigma y éste te ha llevado a otro acertijo en forma de pintura en un cuadro. Como antes, deberás resolverlo. Si en la siguiente respuesta no consigues acertarlo, deberás volver a intentar hasta que eso ocurra.
* Níniel Thendiel: A pesar de que los Dioses te han vaticinado mala fortuna, tus palabras siguen conmoviendo a la chica mariposa. Sin embargo, no todo a tu favor, Althir Hol’sur llama a las puertas de tu casa en busca de las respuesta que solo tú puedes dar. Para que te resulte más cómodo el rol, tienes permiso para controlar a Althir Hol’sur si así lo deseas.
* Ambas: En este turno se os está prohibido usar los personajes: Sonagashira y el hombre misterioso que ha secuestrado a Alanna (aquel que Sona llamó Gon).
* Níniel Thendiel: A pesar de que los Dioses te han vaticinado mala fortuna, tus palabras siguen conmoviendo a la chica mariposa. Sin embargo, no todo a tu favor, Althir Hol’sur llama a las puertas de tu casa en busca de las respuesta que solo tú puedes dar. Para que te resulte más cómodo el rol, tienes permiso para controlar a Althir Hol’sur si así lo deseas.
* Ambas: En este turno se os está prohibido usar los personajes: Sonagashira y el hombre misterioso que ha secuestrado a Alanna (aquel que Sona llamó Gon).
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
¿Alguna vez os habéis preguntado la diferencia entre el sol y la luna? Según la ciencia el sol es una estrella y la luna un simple satélite, según las leyendas, en el sol solo hay fuego y en la luna todo un castillo, para Alanna, incluso de pequeña la diferencia eran el oro y la plata, el sol refulgía como si fuera oro, y la luna brillaba como la plata. Recordaba que. durante los años en los que nada era seguro, ni siquiera si podría comer al día siguiente, o si sobreviviría siquiera, lo único constante para ella había sido esa luna plateada que la iluminaba por las noches.
Mientras la pintura del bodegón se deshacía como si lo hubieran puesto bajo la lluvia, los colores del cuadro le recordaron a la chica el cielo nocturno que tantas veces había contemplado ensimismada y, sin poder evitarlo, contempló del mismo modo el cuadro durante varios minutos. Dejó a la pequeña babosa a un lado y observó el cuadro con detenimiento, si eso era una pista, era muy rara, ahí no había llave alguna.
Resopló cansada y se dejó caer hasta que su trasero tocó el suelo, no le gustaban los juegos, empezaba a cansarse a ponerse de mal humor, como encontrase a quien la había encerrado en ese lugar pensaba patearlo hasta enviarlo a la isla de los brujos. Intentó fijarse más en el cuadro, era todo gris, incluso las montañas, un gris brillante, excepto un marco hacia el que se dirigí una mariposa.
Un nuevo resoplido, ¿qué demonios quería decir tanto animal? estaba claro que el marco era importante, las montañas la libertad, pero ¿y los animales? El gato... ella podía ser ese gato que intentaba cazar la mariposa, pero la mariposa.... ¿acaso debería salir volando? No, no tenía sentido, se estaba enredando demasiado, debía concentrarse en los detalles sencillos, lo más visible y lo más visible en la pintura era el marco dorado dibujado en ella.
La cara de Alanna se iluminó, el marco, el marco debía ser la respuesta. Cogiendo el lienzo y arrancó la madera de alrededor esperando que algo cayera, sin obtener resultado alguno, miró y remiró el marco, por dentro, por fuera, por todos lados. Y lanzó otro resoplido hundiéndose algo más en el suelo.
"Vale, volvamos a planteárnoslo todo" Pensó, estaba claro que el marco era importante, pero... ¿qué marco? Si ella, la gata, era el gato presente en la obra, las montañas la libertad y el marco era un marco, solo faltaba la mariposa encerrada que volaba hacia... la ventana, el marco no era un simple marco, era una ventana desde la que se veían las nubes, era la ventana abierta del cuarto.
Se levantó corriendo y repitió el proceso que había hecho con el cuadro con la ventana hasta que tuvo el marco en las manos. Revisó el marco tanto como pudo con la esperanza de localizar el brillo dorado de una llave en su interior.
Mientras la pintura del bodegón se deshacía como si lo hubieran puesto bajo la lluvia, los colores del cuadro le recordaron a la chica el cielo nocturno que tantas veces había contemplado ensimismada y, sin poder evitarlo, contempló del mismo modo el cuadro durante varios minutos. Dejó a la pequeña babosa a un lado y observó el cuadro con detenimiento, si eso era una pista, era muy rara, ahí no había llave alguna.
Resopló cansada y se dejó caer hasta que su trasero tocó el suelo, no le gustaban los juegos, empezaba a cansarse a ponerse de mal humor, como encontrase a quien la había encerrado en ese lugar pensaba patearlo hasta enviarlo a la isla de los brujos. Intentó fijarse más en el cuadro, era todo gris, incluso las montañas, un gris brillante, excepto un marco hacia el que se dirigí una mariposa.
Un nuevo resoplido, ¿qué demonios quería decir tanto animal? estaba claro que el marco era importante, las montañas la libertad, pero ¿y los animales? El gato... ella podía ser ese gato que intentaba cazar la mariposa, pero la mariposa.... ¿acaso debería salir volando? No, no tenía sentido, se estaba enredando demasiado, debía concentrarse en los detalles sencillos, lo más visible y lo más visible en la pintura era el marco dorado dibujado en ella.
La cara de Alanna se iluminó, el marco, el marco debía ser la respuesta. Cogiendo el lienzo y arrancó la madera de alrededor esperando que algo cayera, sin obtener resultado alguno, miró y remiró el marco, por dentro, por fuera, por todos lados. Y lanzó otro resoplido hundiéndose algo más en el suelo.
"Vale, volvamos a planteárnoslo todo" Pensó, estaba claro que el marco era importante, pero... ¿qué marco? Si ella, la gata, era el gato presente en la obra, las montañas la libertad y el marco era un marco, solo faltaba la mariposa encerrada que volaba hacia... la ventana, el marco no era un simple marco, era una ventana desde la que se veían las nubes, era la ventana abierta del cuarto.
Se levantó corriendo y repitió el proceso que había hecho con el cuadro con la ventana hasta que tuvo el marco en las manos. Revisó el marco tanto como pudo con la esperanza de localizar el brillo dorado de una llave en su interior.
Alanna Delteria
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
Así que al final aquella chica mariposa si que escondía un arma. Durante los primeros instantes tras despertar la elfa habría jurado que no llevaba nada encima y que no podría haber ocultado algo así debido a su desnudez, y parecía que había pecado de ingenua. Menos mal que Sona había resultado ser una amiga porque de lo contrario quizá ahora tendría esa daga clavada en la espalda. Bien dice el dicho que cada día se aprende algo nuevo, la lección de aquel era que las chicas mariposa pueden guardar sus cosas entre sus grandes alas incluso sin llevar nada de ropa puesta.
Era una daga de factura humana, eso estaba claro, y fabricada para alguien con la mano bastante más grande que la pequeña Sona y que se había esmerado en mantenerla en perfectas condiciones para su uso. El acero de su hoja brillaba al reflejar la luz de las lámparas mágicas de aquella habitación y parecía recién afilada, algo que por intuición Níniel no atribuía a su nueva amiga. A pesar de ello también resultaba obvio que no era un arma nueva, tenía varias muescas en su hoja y guardia que delataban que había sido usada para algo más que preparar materiales de alquimia o incluso para labores más sombrías como el crimen y el asesinato, aquella daga se había usado en combate...Denotando que su antiguo dueño era una persona bastante hábil para luchar con un arma tan corta. Níniel conocía a muy pocas personas que trabaran un combate directo con armas de ese tipo y no querría a ninguna de ellas como enemiga. Las tiras de cuero del mango también estaban desgastadas por un uso frecuente.
-Esta bien, guardaré el secreto pero....Ya veo. Es un arma que conseguiste del mismo que ahora se ha llevado a Alanna ¿Verdad?.- Era lo único que tenía sentido teniendo en cuenta su miedo a hablar y el modo en el que le enseñaba aquella daga. -No es la primera vez que lo ves...Estuviste muy cerca de él...Ya entiendo. Con razón tenías tanto miedo.- Le dijo uniendo más de las piezas de aquel puzzle mientras miraba a su amiga y sintiendo de repente una gran compasión por aquella pequeña mariposa, acercándose más para acariciarla con ternura mientras sentía como la rabia crecía en su interior. -Eso no le va a pasar a Alanna, vamos a castigar a ese tipo y lamentará el día en que se atrevió a pisar Veyond.- Dijo levantándose, y, asegurándose de que Sona la seguía como había prometido hacer, salió de aquel cuarto de baño sabiendo muy bien los pasos que debía seguir a continuación. -En marcha pues-
Lo primero de todo sería avisar a su padre. Con él a su lado podría asegurarse de avisar a todo el mundo y recibir toda la ayuda necesaria, además de contar de inmediato con su inestimable valía como guerrero. No en vano tenía más de un siglo de experiencia en la guardia esmeralda, los escogidos entre los suyos para defender a la suma sacerdotisa y los lugares más sagrados de Veyond. Mientras Alanna y ella se bañaban, había ido a preparar la cena, por lo que debía de seguir dormido en la segunda planta de la casa, como seguiría ella de no haber sido por Sona, y hacia allí dirigió su carrera la joven elfa.
-Padre...Padre- Comenzó a vociferar ya desde las escaleras la peliblanca apresurando su ascenso y encontrando el cuerpo de su progenitor tumbado en el suelo del comedor, rodeado por los restos de una ensalada de fruta fresca que habían acabado desparramada por buena parte del lugar al caer el elfo en un profundo sueño. -Padre...- Repitió la peliblanca ya a su lado comprobando que solo estaba dormido y comenzando a agitarlo para que despertara aunque sin éxito. Y es que Aldaron Thenidiel tenía fama de ser la mejor espada entre los miembros del clan, pero entre su familia más cercana también tenía fama de dormir como un tronco, rasgo que Níniel había heredado aunque no era algo que le gustara que le recordaran. -Padre, lamento tener que recurrir a esto pero es urgente.- Se lamentó la joven en voz baja alzando su mano para abofetear al veterano caballero, mordiéndose el labio por tener que recurrir a semejante falta de respeto y lamentando en el alma cada uno de los golpes que le daba en el rostro. -Vamos, despierta. Han entrado en casa y se han llevado a Alanna, necesito tu ayuda...- Dijo sin parar de moverlo y darle cachetadas que parecían no surtir efecto.- ¿Qué pensará madre cuando sepa que han entrado en su baño mientras dormías?- Añadió desesperada pensando que quizás necesitara de su alquimia para sacarle de aquel sopor inducido. Pero no hizo falta. De repente Aldaron abrió ojos e inmediatamente los enfocó hacia su única hija claramente sobresaltado.
-¿Tú madre?. ¿Qué le ha pasado a Ashara?. ¿Qué hago en el suelo y por qué me duele la cara?. Espera...¿Por qué me has arreado un guantazo?- Preguntó inmediatamente el elfo incorporándose y mirando alrededor claramente confundido mientras que a su lado Níniel bajaba la cabeza avergonzada por las bofetadas.
-Lo lamento, pero no despertabas...Nos han dormido con algún tipo de sustancia y mientras alguien ha entrado en el baño principal y ha secuestrado a Alanna. Creo que con lujuriosas intenciones.-Resumió la joven aunque poniéndose a su servicio para ampliar aquella información en la medida que fuera posible, pues tampoco podría decirle mucho más.
-¿He oído bien?. Eso es imposible mi pequeña estrella, debes de habértelo imaginado. Estamos en el corazón de Sandorai, hay forestales, centinelas y videntes por todas partes...Y las salvaguardas mágicas...Espera.Lo dices en serio...-Se cortó al ver el rostro de su hija lleno de genuina preocupación.-Pero eso no debería ser posible...- Comentó el elfo levantándose confundido y evidentemente tratando de encontrar una manera en que las palabras de su hija tuvieran sentido sin encontrarlo. Momento en el que alguien llamó con evidente premura a la puerta, sacándolo de sus cavilaciones e instándolo bajar a la planta de abajo con paso ligero y a tomar el cinto con su espada antes de abrir, encontrándose cara a cara con uno de los forestales del clan.
-¿Althir?. Por Isil, ¿Qué pasa?.- Preguntó Aldaron con tono de mando leyendo en el rostro del otro elfo que había graves problemas, aunque para nada se esperaba lo que su compañero de armas tenía que contarle, informe que dejó al caballero esmeralda más confundido aún que con las recientes palabras de su hija.
-Desapariciones, secuestros...¿Perros?. ¿Quién tiene un perro aquí?, ni que fuésemos orejas redondas. ¿Realmente falta alguien?.-
-No mi señor, parece que es solo temor causado por un solo intruso. Un sujeto con una máscara de hierro que todas las versiones afirman haber visto llevándose a...alguien.- Fue la respuesta del forestal que parecía alegrarse de haber encontrado en la casa de la suma sacerdotisa a una figura de mando y no a un hombre enmascarado o algún tipo de intruso.
-Y se ha llevado a alguien. A la amiga humana de mi hija. Nos durmieron de alguna manera...- Informó Aldaron quedando de nuevo pensativo y claramente molesto, incluso enfadado porque todo aquello estuviera ocurriendo en su querido hogar.
-Así que esa parte de las historias es cierta...¿Qué sentido tiene?. Entrar en Veyond para secuestrar a una humana...Las hay a patadas en Lunargenta y a muchas nadie las echaría nunca de menos. Incluso de querer a esta humana en concreto...Porque hacerlo en un lugar tan vigilado, y de la casa de la suma sacerdotisa ni más ni menos...Cualquiera sabría que no pasaremos por alto semejante ofensa- Y era cierto, era una manera de pintarse una diana en la espalda del tamaño del árbol madre precisamente en el lugar donde los arqueros mejor puntería tenían. ¿Acaso ese sujeto creía que podía moverse por el bosque mejor que los elfos?. ¿Qué podría esconderse entre los árboles que vigilaban en nombre de los hijos del bosque?. Y eso es lo que había entre Veyond y el comienzo del mundo de los hombres, kilómetros y kilómetros de bosque en todas direcciones.
-Y no lo haremos. Avisa a todos y llama a mi sobrina Chandra. Tranquilizad a la gente y preparaos para partir. Vamos a salir de caza. No he debido de dormir más de veinte minutos, ese intruso no estará muy lejos y menos si iba cargando con la humana.- Sentenció el elfo peliblanco con determinación mientras apretaba la empuñadura de su arma. Aldaron era normalmente una persona amable y jovial, incluso blando según las circunstancias, pero aquello había logrado enfadarlo, habían despertado al dragón que duerme en cada Thenidiel.
-Quizá pueda ayudar con eso...Vera padre, le presento a mi amiga Sonagashira.- Interrumpió Níniel que había bajado tras su padre escuchado toda la conversación desde un segundo plano e introduciendo a la que bien podría ser la pieza clave para recuperar a su amiga y vengar aquella ofensa contra los Thenidiel y Veyond. La visión de la chica mariposa dejó boquiabiertos a los dos elfos en la puerta, y no solo por que la cariñosa mariposa estuviera desnuda, aunque seguro que algo si que influyó.
Era una daga de factura humana, eso estaba claro, y fabricada para alguien con la mano bastante más grande que la pequeña Sona y que se había esmerado en mantenerla en perfectas condiciones para su uso. El acero de su hoja brillaba al reflejar la luz de las lámparas mágicas de aquella habitación y parecía recién afilada, algo que por intuición Níniel no atribuía a su nueva amiga. A pesar de ello también resultaba obvio que no era un arma nueva, tenía varias muescas en su hoja y guardia que delataban que había sido usada para algo más que preparar materiales de alquimia o incluso para labores más sombrías como el crimen y el asesinato, aquella daga se había usado en combate...Denotando que su antiguo dueño era una persona bastante hábil para luchar con un arma tan corta. Níniel conocía a muy pocas personas que trabaran un combate directo con armas de ese tipo y no querría a ninguna de ellas como enemiga. Las tiras de cuero del mango también estaban desgastadas por un uso frecuente.
-Esta bien, guardaré el secreto pero....Ya veo. Es un arma que conseguiste del mismo que ahora se ha llevado a Alanna ¿Verdad?.- Era lo único que tenía sentido teniendo en cuenta su miedo a hablar y el modo en el que le enseñaba aquella daga. -No es la primera vez que lo ves...Estuviste muy cerca de él...Ya entiendo. Con razón tenías tanto miedo.- Le dijo uniendo más de las piezas de aquel puzzle mientras miraba a su amiga y sintiendo de repente una gran compasión por aquella pequeña mariposa, acercándose más para acariciarla con ternura mientras sentía como la rabia crecía en su interior. -Eso no le va a pasar a Alanna, vamos a castigar a ese tipo y lamentará el día en que se atrevió a pisar Veyond.- Dijo levantándose, y, asegurándose de que Sona la seguía como había prometido hacer, salió de aquel cuarto de baño sabiendo muy bien los pasos que debía seguir a continuación. -En marcha pues-
Lo primero de todo sería avisar a su padre. Con él a su lado podría asegurarse de avisar a todo el mundo y recibir toda la ayuda necesaria, además de contar de inmediato con su inestimable valía como guerrero. No en vano tenía más de un siglo de experiencia en la guardia esmeralda, los escogidos entre los suyos para defender a la suma sacerdotisa y los lugares más sagrados de Veyond. Mientras Alanna y ella se bañaban, había ido a preparar la cena, por lo que debía de seguir dormido en la segunda planta de la casa, como seguiría ella de no haber sido por Sona, y hacia allí dirigió su carrera la joven elfa.
-Padre...Padre- Comenzó a vociferar ya desde las escaleras la peliblanca apresurando su ascenso y encontrando el cuerpo de su progenitor tumbado en el suelo del comedor, rodeado por los restos de una ensalada de fruta fresca que habían acabado desparramada por buena parte del lugar al caer el elfo en un profundo sueño. -Padre...- Repitió la peliblanca ya a su lado comprobando que solo estaba dormido y comenzando a agitarlo para que despertara aunque sin éxito. Y es que Aldaron Thenidiel tenía fama de ser la mejor espada entre los miembros del clan, pero entre su familia más cercana también tenía fama de dormir como un tronco, rasgo que Níniel había heredado aunque no era algo que le gustara que le recordaran. -Padre, lamento tener que recurrir a esto pero es urgente.- Se lamentó la joven en voz baja alzando su mano para abofetear al veterano caballero, mordiéndose el labio por tener que recurrir a semejante falta de respeto y lamentando en el alma cada uno de los golpes que le daba en el rostro. -Vamos, despierta. Han entrado en casa y se han llevado a Alanna, necesito tu ayuda...- Dijo sin parar de moverlo y darle cachetadas que parecían no surtir efecto.- ¿Qué pensará madre cuando sepa que han entrado en su baño mientras dormías?- Añadió desesperada pensando que quizás necesitara de su alquimia para sacarle de aquel sopor inducido. Pero no hizo falta. De repente Aldaron abrió ojos e inmediatamente los enfocó hacia su única hija claramente sobresaltado.
-¿Tú madre?. ¿Qué le ha pasado a Ashara?. ¿Qué hago en el suelo y por qué me duele la cara?. Espera...¿Por qué me has arreado un guantazo?- Preguntó inmediatamente el elfo incorporándose y mirando alrededor claramente confundido mientras que a su lado Níniel bajaba la cabeza avergonzada por las bofetadas.
-Lo lamento, pero no despertabas...Nos han dormido con algún tipo de sustancia y mientras alguien ha entrado en el baño principal y ha secuestrado a Alanna. Creo que con lujuriosas intenciones.-Resumió la joven aunque poniéndose a su servicio para ampliar aquella información en la medida que fuera posible, pues tampoco podría decirle mucho más.
-¿He oído bien?. Eso es imposible mi pequeña estrella, debes de habértelo imaginado. Estamos en el corazón de Sandorai, hay forestales, centinelas y videntes por todas partes...Y las salvaguardas mágicas...Espera.Lo dices en serio...-Se cortó al ver el rostro de su hija lleno de genuina preocupación.-Pero eso no debería ser posible...- Comentó el elfo levantándose confundido y evidentemente tratando de encontrar una manera en que las palabras de su hija tuvieran sentido sin encontrarlo. Momento en el que alguien llamó con evidente premura a la puerta, sacándolo de sus cavilaciones e instándolo bajar a la planta de abajo con paso ligero y a tomar el cinto con su espada antes de abrir, encontrándose cara a cara con uno de los forestales del clan.
-¿Althir?. Por Isil, ¿Qué pasa?.- Preguntó Aldaron con tono de mando leyendo en el rostro del otro elfo que había graves problemas, aunque para nada se esperaba lo que su compañero de armas tenía que contarle, informe que dejó al caballero esmeralda más confundido aún que con las recientes palabras de su hija.
-Desapariciones, secuestros...¿Perros?. ¿Quién tiene un perro aquí?, ni que fuésemos orejas redondas. ¿Realmente falta alguien?.-
-No mi señor, parece que es solo temor causado por un solo intruso. Un sujeto con una máscara de hierro que todas las versiones afirman haber visto llevándose a...alguien.- Fue la respuesta del forestal que parecía alegrarse de haber encontrado en la casa de la suma sacerdotisa a una figura de mando y no a un hombre enmascarado o algún tipo de intruso.
-Y se ha llevado a alguien. A la amiga humana de mi hija. Nos durmieron de alguna manera...- Informó Aldaron quedando de nuevo pensativo y claramente molesto, incluso enfadado porque todo aquello estuviera ocurriendo en su querido hogar.
-Así que esa parte de las historias es cierta...¿Qué sentido tiene?. Entrar en Veyond para secuestrar a una humana...Las hay a patadas en Lunargenta y a muchas nadie las echaría nunca de menos. Incluso de querer a esta humana en concreto...Porque hacerlo en un lugar tan vigilado, y de la casa de la suma sacerdotisa ni más ni menos...Cualquiera sabría que no pasaremos por alto semejante ofensa- Y era cierto, era una manera de pintarse una diana en la espalda del tamaño del árbol madre precisamente en el lugar donde los arqueros mejor puntería tenían. ¿Acaso ese sujeto creía que podía moverse por el bosque mejor que los elfos?. ¿Qué podría esconderse entre los árboles que vigilaban en nombre de los hijos del bosque?. Y eso es lo que había entre Veyond y el comienzo del mundo de los hombres, kilómetros y kilómetros de bosque en todas direcciones.
-Y no lo haremos. Avisa a todos y llama a mi sobrina Chandra. Tranquilizad a la gente y preparaos para partir. Vamos a salir de caza. No he debido de dormir más de veinte minutos, ese intruso no estará muy lejos y menos si iba cargando con la humana.- Sentenció el elfo peliblanco con determinación mientras apretaba la empuñadura de su arma. Aldaron era normalmente una persona amable y jovial, incluso blando según las circunstancias, pero aquello había logrado enfadarlo, habían despertado al dragón que duerme en cada Thenidiel.
-Quizá pueda ayudar con eso...Vera padre, le presento a mi amiga Sonagashira.- Interrumpió Níniel que había bajado tras su padre escuchado toda la conversación desde un segundo plano e introduciendo a la que bien podría ser la pieza clave para recuperar a su amiga y vengar aquella ofensa contra los Thenidiel y Veyond. La visión de la chica mariposa dejó boquiabiertos a los dos elfos en la puerta, y no solo por que la cariñosa mariposa estuviera desnuda, aunque seguro que algo si que influyó.
Níniel Thenidiel
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
Y en la montaña había un agujero cuyo borde era de color dorado muy similar al marco de la ventana de la habitación en que se encontraba la chica tan inteligente como el hombre de la mascara de hierro creía que era. Si el primer acertijo, uno de los más complicados, lo había solucionado en un santiamén; el segundo que era, comparativamente, mucho más sencillo, no iba a ser menos.
El marco de la ventana hizo un extraño ruido metálico cuando la chica lo sostuvo en el aire. En su interior guardaba la llave de la habitación. Por supuesto, tal y como dictaron los planes perfectamente estudiados del hombre de la mascara, la llave presentaba un color dorado exactamente igual que el único color que se podía ver en el cuadro de la mariposa y el gato.
La llave era un engaño de falsa libertad, o un “moti” al hombre de la mascara le gustaba decir. Ambas cosas significaban lo mismo, pero moti era palabra un poco más elegante que la palabra engaño. Los ladrones y los timadores de pocamonta engañaban, pero lo suyo era un arte: El arte de hacer motis.
Al otro lado de la puerta estaba escrita la palabra preferida del hombre de la máscara con letras mayúsculas: MOTI. La falsa sensación de libertad de la chica acabaría justo en el mismo momento en que cruzase la puerta y viera con sus propios ojos que los acertijos no han finalizado, solo se ha ampliado el lugar de los juegos. Eso fue un buen moti.
Mirando fíjamente la palabra MOTI de la puerta, justo desde la mesa del salón, estaba la máscara de hierro. Parecía una calavera burlesca y vigilante de ojos vacíos. Ella sería testigo de los trucos, juegos y motis que la chica se tenía que enfrentar.
El marco de la ventana hizo un extraño ruido metálico cuando la chica lo sostuvo en el aire. En su interior guardaba la llave de la habitación. Por supuesto, tal y como dictaron los planes perfectamente estudiados del hombre de la mascara, la llave presentaba un color dorado exactamente igual que el único color que se podía ver en el cuadro de la mariposa y el gato.
La llave era un engaño de falsa libertad, o un “moti” al hombre de la mascara le gustaba decir. Ambas cosas significaban lo mismo, pero moti era palabra un poco más elegante que la palabra engaño. Los ladrones y los timadores de pocamonta engañaban, pero lo suyo era un arte: El arte de hacer motis.
Al otro lado de la puerta estaba escrita la palabra preferida del hombre de la máscara con letras mayúsculas: MOTI. La falsa sensación de libertad de la chica acabaría justo en el mismo momento en que cruzase la puerta y viera con sus propios ojos que los acertijos no han finalizado, solo se ha ampliado el lugar de los juegos. Eso fue un buen moti.
Mirando fíjamente la palabra MOTI de la puerta, justo desde la mesa del salón, estaba la máscara de hierro. Parecía una calavera burlesca y vigilante de ojos vacíos. Ella sería testigo de los trucos, juegos y motis que la chica se tenía que enfrentar.
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No le había quitado la daga a Gon, claro que no. La primera vez que Sonagashira vio a Gon fue cuando se llevó a Piny. No lo había visto antes ni tampoco quería verlo otra vez. Si no le dijo la verdad a Viny sobre de quién era el arma y a quiénes se las había quitado era porque le gustaba cómo le miraba y le sonreía. Viny estaba orgullosa de lo que creía que había hecho Sona, si le dijera la verdad tal vez dejaría de sonreír. Era una historia muy triste, una que cada vez que la recordaba le hacía salir las lágrimas y le volvía a doler ahí abajo. Si la contase en voz alta lloraría más y le dolería más. ¿Y si Viny también llora y le duele? ¡No! Cualquier cosa menos eso. Sona resistiría todo el dolor si con ello podía evitar que a Viny dejase de sonreír.
Viny se puso en marcha. Ella dijo “En marcha pues” y se puso en marcha. Sonagashira fue detrás de ella con un paso mucho más lento y precavido, no se atrevía todavía a ponerse en marcha. Aunque, si pasase algo malo, ella cogería en seguida la bolsa de su espalda y saltaría hacia los malos para proteger a Viny. La daga no fue lo único que les quitó a los que le hicieron daño. Había polvos, unos pocos, puntas de flecha, de eso había cogido muchas aunque no sabía para qué servirían, y unas cremas extrañas que no entendía qué utilidades podía tener aunque sus colores eran muy bonitos. El color morado de los labios de Sonagashira venía de una de esas cremas.
¿Ese era malo? Sona vio desde el otro lado de la puerta, oculta por si se despertaba, como Viny le pegaba con la mano. No se parecía a Gon. No, ese no era Gon. El nombre del elfo que dormía y Viny le pegaba era Tran. Mientras dormía, por lo menos, no podía hacerle daño a Viny y ella podía pegarle. Aun así, Sona se mantenía alerta, con la daga en una mano y con la cuerda de la bolsa en la otra atenta por si Tran despertaba.
Sona estaba escondida y lejos de Viny, no podía escuchar lo que le decía al durmiente Tran. Al menos no todo. Una palabra sí que llegó a los oídos de la chica mariposa una palabra que le causó muchos malos recuerdos. Esa era la palabra Padre. “¡NO, NO! Padre por favor…” Gritó la chica en sus adentros recordando lo mal que lo pasó y las cosas horribles que el Padre le obligó a hacer. Si Tran era el padre de Viny… ¡No! Sona no iba a dejar que despertase para que obligase a Viny a hacer cosas malas. Dormido estaba mejor así Viny le podía pegar.
Tran despertó y Sona se ocultó todavía más al otro lado de la puerta, luego tras un armario y luego debajo de una mesa de otra sala. No tenía miedo de Tran, tenía miedo de la palabra Padre. Eso era lo que le daba miedo, mucho miedo.
Desde su escondite vio a otro hombre, este se imaginó que se llamaba Dine, entró a la casa. Todo era tan parecido a lo que Sona ya había vivido con su Padre. Tran ordenaría a Viny hacer cosas que no quiere hacr y Dine le haría daño ahí abajo… ¡Igual que hicieron con Sona!
Entre lágrimas y con un paso muy lento, la chica mariposa se puso en pie y fue hacia el lugar donde estaban Dine, Tran y Viny. Iba a hacer algo malo, algo que sabía que estaba mal, pero no era la primera vez que lo hacía y, si con eso podía ayudar a su amiga estaba dispuesta a hacerlo. Llegó al grupo de elfos en el mismo momento en que Viny dijo su nombre y, sin hacerla caso, clavó la daga en la garganta de Dine. Murió al instante. Tran no iba a ordenar nada, él estaba mejor durmiendo y así es como Sonagashira lo dejó. Le echó los polvos de la bolsa para que pudiera quedarse dormido y Viny pegarle como antes lo estaba haciendo. Ahora Viny, su mejor amiga y la chica a quien amaba, estaba libre.
-No voy a dejar que nadie te haga daño Viny- dijo con lágrimas en los ojos-te amo-.
Con la última palabra, cogió a la elfa del cuello y la besó en la boca como tantas veces Sona había visto a los actores trovadores besarse en las funciones de amor. Cuando se separó de la elfa, los labios de Viny estaban tan morados como los suyos e igual como los otras marcas de amistad que había hecho sobre el cuello de su amiga.
-Ahora Viny es igual que Sona- dijo con una sonrisa bañada en saladas lágrimas. –podremos estar siempre juntas-.
La chica mariposa tenía razón. Viny ya no era una elfa, era algo distinto, algo que se parecía mas a lo que era Sona que a cualquier otra cosa. Su cuerpo se volvió más pequeño y delgado, sus ojos más grandes y de su espalda crecieron dos grandes alas de mariposa. Si algún día, la elfa, había tenido otro nombre que no fuera Viny, ya no podía decirlo. Se había convertido en Viny, la Viny que Sonagashira veía.
_____________________
* Alanna Delteria: Bien, bien… Has hecho los dos pasos más fáciles y puedes salir de la habitación; pero el juego no ha terminado, solo ampliado. Al otro lado te encuentras con toda la casa árbol a tu disposición. Deberás describir al menos dos cosas que no se hayan descrito aun y que te llamen la atención, serán dos piezas clave para resolver los acertijos venideros. Considéralos un moti.
* Níniel Thenidiel: Como ya sabes, los personajes de trama han de estar registrado y aceptados por un master en su debido apartado y más cuando son tan importantes y poderosos como el mismísimo y durmiente Aldaron Thenidiel. Los Dioses son benevolentes y solo han hecho descansar a Aldaron (al no estar registrado se le podría haber matado como a Althir Hol’sur) sin embargo, no quedas libre de castigo. El beso de Sonagashira ha hecho que todos los demás te vean como una mujer mariposa, seguirás siendo una elfa, con todo lo que esto conlleva, pero nadie te verá como tal. Además, no podrás pronunciar tu nombre, siempre que lo intentes saldrá un sonido de tu boca que se escuchará como “Viny”. Está maldición durará tres temas (sin contar éste) y desaparecerá.
* Níniel Thenidiel: Como ya sabes, los personajes de trama han de estar registrado y aceptados por un master en su debido apartado y más cuando son tan importantes y poderosos como el mismísimo y durmiente Aldaron Thenidiel. Los Dioses son benevolentes y solo han hecho descansar a Aldaron (al no estar registrado se le podría haber matado como a Althir Hol’sur) sin embargo, no quedas libre de castigo. El beso de Sonagashira ha hecho que todos los demás te vean como una mujer mariposa, seguirás siendo una elfa, con todo lo que esto conlleva, pero nadie te verá como tal. Además, no podrás pronunciar tu nombre, siempre que lo intentes saldrá un sonido de tu boca que se escuchará como “Viny”. Está maldición durará tres temas (sin contar éste) y desaparecerá.
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
Una llave dorada como el sol calló al suelo desde el marco de la ventana, rebotando en el suelo con un suavísimo clinc metálico. Alanna, incrédula, pensando que había sido incluso demasiado sencillo, se la quedó mirando, esperando que sucediera algo raro, dos minutos debieron pasar mientras la chica se mantenía inmóvil, incrédula. Afortunadamente su desconfianza no tenía fundamento.
Con un suspiro de alivio tomó la llave entre sus dedos y suspiró, por fin estaba libre. Puso la llave en el ojo de la cerradura y la giró hasta que la puerta hizo clik y sin necesidad de ser empujada se abrió ante ella. Al salir del cuarto, esperaba encontrar la salida, sin embargo, otra estancia, con una única puerta, repleta de ventanas que daban al exterior por todos lados excepto por la pared por la que ella había salido se presentó a su frente.
Era una sala oval, toda de madera, parecía una sala de estar, un sofá blanco, una mesa de café frente a este, entre ventana y ventana, estanterías repletas de libros, desde los pies hasta el tope, y, en el centro de la sala, presidiendo, una alfombra de colores llamativos, rojo, rosa, amarillo, naranja, y, para suavizar, algún que otro tono grisáceo, sobre esta alfombra tan llamativa, una mesa redonda, no demasiado grande, donde habían puesto un gran jarrón de color blanco roto, con dibujos florales finos y un gran ramo dentro. Un ramo de crisantemos multicolor, lirios blancos, rosas azules y margaritas amarillas.
Alanna, curiosa, se acercó al jarrón y con suavidad, tocó una de las rosas azules que sobresalían y parecía estar por caerse. La sacó con delicadeza y volvió a ponerla dentro del jarrón, de forma que no se cállese. Suspiró y acarició los petalos de la rosa, al menos había logrado que algo de lo que tocaba no quedase mustio, muerto, estaba bien, incluso a salvo.
Sonrió y dio un nuevo suspiro bajando la mirada. Fue entonces cuando notó esa mascara de hierro que había sobre la mesa, una mascara plateada, ligera, con decoraciones en negro y verde, la reconoció al instante. Solo había una persona que ella supiera que usaba ese tipo de decoraciones sobre su rostro, solo una persona que, como ella, no quiere ser reconocida en sus misiones. Una persona que la había tomado por rival, una persona que la había tomado por protegida, todo a la vez. Velo.
La guardia tomó la mascara entre las manos y la sostuvo con fuerza, él, ¿él era el culpable de todo lo que había sucedido en el hogar de Níniel? Esto no quedaría así, mientras ella pudiera, iba a detener a Velo, y, además, le sacaría el paradero de su padre. Su venganza estaba cerca, no le devolvería a su hermana, pero lograría compensar todo el mal que el hombre le haría al mundo, más del que ya había hecho.
Miró de nuevo el cuarto, guardándose la máscara atándola al cinto por el agujero de uno de los ojos y observó nuevamente el jarrón, había algo que llamaba su atención, no sabía el qué, tal vez simplemente fuera por las flores, no es que ella fuera especialmente femenina, pero le gustaban las flores.
Los tablones de madera que conformaban el suelo también eran curiosos, seguían todos el mismo patrón, hasta que llegaban a la altura de la mesa, donde, bajo la colorida alfombra, podían verse diferentes, no solo por el color de la madera, de que un marrón brillante, casi meloso, pasaba a un color paliducho y grisáceo, si no porque dejaban su posición vertical para volverse horizontales. Nuevamente, lanzó un suspiro, demasiadas cosas en las que fijarse había en el centro mismo de esa estancia, tal vez estaba complicándose demasiado.
Se acercó a las ventanas, a ver si había algún modo de salir por allí, pero era imposible, estaban cerradas a cal y canto. Golpeó los cristales con los nudillos, toc, toc, toc, podría romperlas, pero si tenía razón y su principal sospechoso era el culpable, no podía estar segura de que no habría alguna trampa además de los acertijos que la estaban llevando de cabeza.
-Tss- chasqueó la lengua, molesta, debía darse prisa, no sabía si Níniel estaría bien, debía llegar pronto a ella y salvarla.
Con un suspiro de alivio tomó la llave entre sus dedos y suspiró, por fin estaba libre. Puso la llave en el ojo de la cerradura y la giró hasta que la puerta hizo clik y sin necesidad de ser empujada se abrió ante ella. Al salir del cuarto, esperaba encontrar la salida, sin embargo, otra estancia, con una única puerta, repleta de ventanas que daban al exterior por todos lados excepto por la pared por la que ella había salido se presentó a su frente.
Era una sala oval, toda de madera, parecía una sala de estar, un sofá blanco, una mesa de café frente a este, entre ventana y ventana, estanterías repletas de libros, desde los pies hasta el tope, y, en el centro de la sala, presidiendo, una alfombra de colores llamativos, rojo, rosa, amarillo, naranja, y, para suavizar, algún que otro tono grisáceo, sobre esta alfombra tan llamativa, una mesa redonda, no demasiado grande, donde habían puesto un gran jarrón de color blanco roto, con dibujos florales finos y un gran ramo dentro. Un ramo de crisantemos multicolor, lirios blancos, rosas azules y margaritas amarillas.
Alanna, curiosa, se acercó al jarrón y con suavidad, tocó una de las rosas azules que sobresalían y parecía estar por caerse. La sacó con delicadeza y volvió a ponerla dentro del jarrón, de forma que no se cállese. Suspiró y acarició los petalos de la rosa, al menos había logrado que algo de lo que tocaba no quedase mustio, muerto, estaba bien, incluso a salvo.
Sonrió y dio un nuevo suspiro bajando la mirada. Fue entonces cuando notó esa mascara de hierro que había sobre la mesa, una mascara plateada, ligera, con decoraciones en negro y verde, la reconoció al instante. Solo había una persona que ella supiera que usaba ese tipo de decoraciones sobre su rostro, solo una persona que, como ella, no quiere ser reconocida en sus misiones. Una persona que la había tomado por rival, una persona que la había tomado por protegida, todo a la vez. Velo.
La guardia tomó la mascara entre las manos y la sostuvo con fuerza, él, ¿él era el culpable de todo lo que había sucedido en el hogar de Níniel? Esto no quedaría así, mientras ella pudiera, iba a detener a Velo, y, además, le sacaría el paradero de su padre. Su venganza estaba cerca, no le devolvería a su hermana, pero lograría compensar todo el mal que el hombre le haría al mundo, más del que ya había hecho.
Miró de nuevo el cuarto, guardándose la máscara atándola al cinto por el agujero de uno de los ojos y observó nuevamente el jarrón, había algo que llamaba su atención, no sabía el qué, tal vez simplemente fuera por las flores, no es que ella fuera especialmente femenina, pero le gustaban las flores.
Los tablones de madera que conformaban el suelo también eran curiosos, seguían todos el mismo patrón, hasta que llegaban a la altura de la mesa, donde, bajo la colorida alfombra, podían verse diferentes, no solo por el color de la madera, de que un marrón brillante, casi meloso, pasaba a un color paliducho y grisáceo, si no porque dejaban su posición vertical para volverse horizontales. Nuevamente, lanzó un suspiro, demasiadas cosas en las que fijarse había en el centro mismo de esa estancia, tal vez estaba complicándose demasiado.
Se acercó a las ventanas, a ver si había algún modo de salir por allí, pero era imposible, estaban cerradas a cal y canto. Golpeó los cristales con los nudillos, toc, toc, toc, podría romperlas, pero si tenía razón y su principal sospechoso era el culpable, no podía estar segura de que no habría alguna trampa además de los acertijos que la estaban llevando de cabeza.
-Tss- chasqueó la lengua, molesta, debía darse prisa, no sabía si Níniel estaría bien, debía llegar pronto a ella y salvarla.
Alanna Delteria
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Re: Veyond: En el corazón del bosque. [Libre]
Tal como había aparecido aquella misteriosa nube negra, tan efímera y silenciosa como la misma muerte, había desaparecido también sin dejar rastro, una infinidad de problemas habían sucedido y ambas mujeres, elfa y humana habían debido sobreponerse a las dificultades por más raras que éstas parecieran ser, había cosas carentes de lógica y sentido que podrían distar de la realidad aunque ciertamente la realidad de Aerandir era de por sí bastante irreal.
La humana al asomarse por la ventana vería acercarse de nuevo aquella nube negra que antes la había puesto a dormir, sin tiempo a reaccionar caería de nuevo víctima de tan enigmático fenómeno sin poder evitarlo, la habitación en la que se encontraba parecía alargarse y si trataba de correr hasta el otro extremo éste jamás sería alcanzado, finalmente sucumbiría a la nube que se metería a la fuerza por su boca y nariz, cegándo sus ojos hasta dejarla a oscuras, atrapada en la más completa y absoluta oscuridad.
Niniel por su parte, convertida en aquella extraña mariposa intentaría en vano gritar, sin éxito alguno, antes que pudiera notarlo también sería abordada por aquella nube oscura y misteriosa que al igual que a la humana, se metería a la fuerza en su cuerpo desterrándola a un silencioso reino de sombras en el que ya no podría sentir su cuerpo; al menos no por ahora -Podría perdonarme fallar, pero no dejar de intentarlo- Sería lo último que se escucharía como un eco perdido en la distancia antes de que ambas mujeres despertaran juntas y desnudas en el agua, aún sintiendo el miedo de aquello que había sido tan solo un amargo sueño del que afortunadamente habrían podido despertar.
Los recuerdos del hombre de la máscara y la pequeña mariposa deambularían unos dias en las mentes de cada una respectivamente, tal vez intrigadas por tan extraño sueño y las circunstancias en las que todo había ocurrido, parecía tan real, pero a fin de cuentas, había cosas más importantes en qué pensar.
∞ Por decisión de Niniel, he dado por finalizado el tema, la maldición ya no existe y nadie ha muerto.
∞ Mis disculpas a ambas por una resolución tan cruelmente demorada
∞ Sin más qué decir, procedo a entregarles +7 Puntos de experiencia a cada una por el desempeño mostrado en el tema y la creatividad que han tenido para construirlo.
∞ Alanna Delteria, recibes +2 puntos por el uso de tu profesión Trampas y Venenos.
∞ Los puntos ya han sido sumados a sus perfiles.
La humana al asomarse por la ventana vería acercarse de nuevo aquella nube negra que antes la había puesto a dormir, sin tiempo a reaccionar caería de nuevo víctima de tan enigmático fenómeno sin poder evitarlo, la habitación en la que se encontraba parecía alargarse y si trataba de correr hasta el otro extremo éste jamás sería alcanzado, finalmente sucumbiría a la nube que se metería a la fuerza por su boca y nariz, cegándo sus ojos hasta dejarla a oscuras, atrapada en la más completa y absoluta oscuridad.
Niniel por su parte, convertida en aquella extraña mariposa intentaría en vano gritar, sin éxito alguno, antes que pudiera notarlo también sería abordada por aquella nube oscura y misteriosa que al igual que a la humana, se metería a la fuerza en su cuerpo desterrándola a un silencioso reino de sombras en el que ya no podría sentir su cuerpo; al menos no por ahora -Podría perdonarme fallar, pero no dejar de intentarlo- Sería lo último que se escucharía como un eco perdido en la distancia antes de que ambas mujeres despertaran juntas y desnudas en el agua, aún sintiendo el miedo de aquello que había sido tan solo un amargo sueño del que afortunadamente habrían podido despertar.
Los recuerdos del hombre de la máscara y la pequeña mariposa deambularían unos dias en las mentes de cada una respectivamente, tal vez intrigadas por tan extraño sueño y las circunstancias en las que todo había ocurrido, parecía tan real, pero a fin de cuentas, había cosas más importantes en qué pensar.
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∞ Por decisión de Niniel, he dado por finalizado el tema, la maldición ya no existe y nadie ha muerto.
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∞ Sin más qué decir, procedo a entregarles +7 Puntos de experiencia a cada una por el desempeño mostrado en el tema y la creatividad que han tenido para construirlo.
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