MERCADO de Aerandir

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Ahora que había conseguido los materiales necesarios para crear arcanos y había visto que mi sangre podía darle el toque mágico que compensara la incapacidad de los vampiros para manejar éter, tocaba la parte de aprenderme runas que tuvieran alguna utilidad. Viendo que estaba empezando desde abajo, Vincent me había recomendado un libro "Arcanos para ineptos", y a pesar del ofensivo título, tras comprarlo había visto que realmente era una buena guía para empezar.

Los primeros pasos fueron aprender las runas más básicas y menos peligrosas, como una para poder localizar el objeto marcado, algo que sabiendo lo despistado que era y la cantidad de veces que tenía que escapar corriendo de algún sitio me sonaba especialmente práctica, y más aún cuando no parecía requerirme una concentración especial. También probé con una runa que evitara que la ropa se destrozara al transformarse los dragones o licántropos, aunque no conseguí descubrir si funcionaba al no poder realizar yo ese tipo de transformaciones, en cualquier caso, confiaría en que si por si alguna vez alguien requería que se la aplicaran.

Las runas para evitar ser atacado por animales eran una valiosa adición, pero las pruebas antes de dominar la técnica que incluían en cruzar por zonas con perros especialmente violentos y tener que salir corriendo para no convertirme en su almuerzo fueron un buen recordatorio de que el éxito tenía un precio. Al menos, los arcanos que permitían camuflar tus atuendos como otros distintos eran más fáciles de comprobar, y solo suponían que algunas personas me miraran como si estuviera loco cuando iba por la calle a preguntarles que llevaba puesto.

Y una vez dominadas esas runas, llegó la parte de las explosivas, porque me parecían un efecto maravilloso sabiendo la cantidad de líos en los que me veía envuelto, pero las prácticas supusieron poner a prueba mis capacidades para curarme y que probablemente me prenderían fuego los dueños si volvía acercarme a la taberna que decidí usar como campo de pruebas. Así que tras tener que alejarme de la ciudad con premura ante la hostilidad de esos taberneros, decidí que sería mejor si le daba un descanso a ese libro por una temporada.

El truco de la ingeniera está en ser creativo, poder resolver un problema utilizando la cabeza… - Corvo continuaba apretando un gran tornillo mientras me hablaba - Aunque, a veces también hace falta la fuerza – dijo mientras se reía agarrando el martillo a fin de golpear el tornillo que no entraba del todo en la rosca.

Observaba callado, en mi cabeza me planteaba los esquemas, los planos y mecanismos de aquella gran construcción que modificaba.

Engranajes, poleas y en ocasiones un poco de trampa – asomando el uso de magia u otros mecanismos dentro de la invención – es lo que necesitas para ser un creador. A veces me gusta jugar a Dios, y por ello es que continuo con estos amigotes – dijo señalando a Talos y Tesla, los autómatas que revisaba y eran su más grande creación (aunque su proyecto apenas comenzaba).

Corvo se bajó de la pequeña escalera que utilizaba para alcanzar a las grandes máquinas, me lanzó un destornillador y con su dedo indicé apuntó una pequeña mesa al otro lado del laboratorio.

Si quieres aprender agarra aquellas piezas, ahora usa tus conocimientos teóricos para crear algo. Hay unos planos que puedes usar, ponle tu firma y seguro podrás sacarle provecho a la ingeniería. Los magos, con el perdón de Magnus, son muy prepotentes con su éter, ja, la tecnología tiene posibilidades infinitas y créeme Zagreus, en términos de poder no hay comparación.

Sus palabras me causaron cierto rechazo, pero entendí el trasfondo de las mismas.

Así que manos a la obra, veo que eres callado, yo seguiré en mi trabajo, así que si necesitas algo pregunta, pero con esas instrucciones hasta Havoc podría construir algo. Comienza por unos lentes de visión, sé que no los necesitas, pero yo sí, así será fácil de corroborar que funcionan.

Reconozco que tienes talento, otros aprendices han tomado días para siquiera fabricar una brújula.

Si, pero yo soy mejor que tus otros estudiantes, ¿ahora ya podemos hacer algo que si necesite utilizar el cerebro?

No te impacientes, sin duda la atiné al darte el alias de Sirio.

Corvo se acercó y trajo una nueva caja llena de piezas y herramientas, su trabajo con los autómatas iba a ser pospuesto, ya que ahora el rol de maestro era lo que tomaba toda su atención. En sus ojos se miraba contento, la ingeniería lo apasionaba, por lo que encontrarse con un discípulo competente y comprometido lo entusiasmaba.

Ahora te propongo un reto, vamos a avanzar a otras cositas que si bien siguen siendo para principiantes requieren de un poco más de destreza. Si logras hacer lo que te indico, te garantizo que más adelante hablaremos en serio sobre ingeniería y te enseñaré artilugios interesantes.

La propuesta del líder era interesante. Suponer un desafío alimentaba mi necesidad de hacerme notar. Así como el niño que le enseña con orgullo a su padre sus creaciones con lodo, quería que Corvo se fijara en mí. Mi meta era que en un futuro ser capaz de estar en un nivel superior a él. Era pertinente ganar, inflar mi ego y mostrar que no solo era un sujeto que en ocasiones puede ser tildado de narcisista, sino exhibir que sencillamente en la realidad soy mejor.

Comencemos entonces, Sol.

Ja, así me gusta. Es simple, solo sigue mi paso, no diré nada, tú solo observa y replica. Pero cuidado, soy rápido…

Una sonrisa pícara cubrió mi rostro, la tarea no parecía sencilla por lo que procuré concentrarme a fin de cumplir con el reto.

Serán varios artilugios, no te quedes y más te vale que funcione… Así que… ¡Comenzamos! – y tomó velozmente un cilindro metálico y metros de cuerda para empezar a diseñar un dispositivo complejo.


Tras un suspiro mientras se secaba con un paño el sudor de la frente – Sí que puedes ser un ingeniero, muy bien, aún hay detalles que pulir, pero mantendré lo prometido. – culminó con una sonrisa.

Si quieres aprender más sobre mi profesión, y ahora la tuya, puedes venir a mi laboratorio siempre y cuando no estemos en misión. Te enseñaré con gusto todo lo que sé, y créeme que es bastante, así que no te aburrirás fácilmente. Puedes leer los libros de la biblioteca de Magnus sobre el tema si te place.

Estaba orgulloso de mi desempeño, pero podía mejorar, corrijo, debía mejorar. Mi meta era ambiciosa, pero en el camino le podría sacar provecho a mis construcciones.

Por cierto, si quieres practicar e incluso sacar algunos aeros mi familia tenía una torre a las afueras de Baslodia, en mis años de estudiante la utilizaba para mí, por lo que la convertí en un laboratorio. Los años pasaron y seguro hoy por hoy está en ruinas, pero si inviertes seguro podrás sacar provecho, está cerca de la muralla, por lo que es fácil llegar, pero a la vez está alejada del centro de la ciudad para que puedas tener la intimidad que sé que es de tu agrado…

No respondí, pensé en sus palabras y me marché de aquel lugar agradeciendo justo antes de salir por las grandes puertas del laboratorio de la sede de Gnosis. Era extraño para mí mostrar signos de gratitud genuina, pero Corvo se había ganado mi estima y respeto.

Al día siguiente...

Veo que te quedaste practicando, sí que eres un aprendiz comprometido en tu aprendizaje.

Ignoré la voz de Corvo mientras continuaba estudiando un dispositivo de engranajes que intentaba corregir. Ya que la tensión de las poleas no permitía su correcto funcionamiento.

Bueno, suelta eso. Es hora de que aprendas algo más complejo, si logras lo que te propongo a continuación ya podrás ser llamado un ingeniero de verdad.

Mi atención se dirigió al humano que sonreía nuevamente al ver mi desempeño en el laboratorio.

Sigo sin ver las maravillas tecnológicas de las que alardeas, ¿será que ya podemos dejar de jugar al inventor y empezar a enseriarnos?

Me gusta tu actitud – dijo sonriente -, ¿alguna vez te has topado con alguien que sea capaz de meterse en tu cabeza?

Guardé silencio, había visto como era sencillo jugar con la psique de otra persona, incluso como vampiro era una habilidad común el poder alterar la percepción de las cosas, por lo que un control más eficiente no sonaba para nada descabellado.

Sé que sí, así que ahora te enseñaré una forma un poco ortodoxa de combatir contra las amenazas psíquicas, aun trabajo en la estética, pero lo importante es su función.

Una figura con pasos lentos y capucha se asomó por la puerta del laboratorio, se trataba de Magnus, también llamado Arturo dentro de la organización.

Je, disculpen por interrumpir, oí su conversación, no es que sea el más habilidoso, pero podría tratar de comprobar la calidad de tu artificio Sirio, hay magos más poderosos en ese tema, pero supongo que mi habilidad será suficiente para la pieza de un novato.

Sus palabras me sacaron de quicio cuando dijo la palabra “novato”, debía demostrarle al viejo que ni siquiera el mago más capaz sería suficiente para superar mi ingenio, y por consecuente mis creaciones.

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A pesar del insultante título del libro que me había recomendado Vincent, estaba resultando permitirme aprender unas runas bastante útiles. Eso de poder cerrar una puerta mágicamente era un gran punto, especialmente cuando eres un vampiro que no quiere que un visitante inoportuno te abra una ventana de día y te convierta en cenizas. Aunque mientras la intentaba aprender ya había acabado varias veces encerrado dentro o fuera del mi taller improvisado y había tenido que abrir la puerta de formas poco convencionales. Y con menos convencionales me refería básicamente a saltar la cerradura a patadas. Aunque por ver el lado positivo, haber roto tantas veces la puerta me había servido para practicar mis dotes como carpintero arreglador de puertas.

La runa que apuntaba hacia casa también había sido un buen aporte. Estaría mejor si realmente tuviera un lugar al que considerase mi casa, pero viendo que había sido capaz de hacer que apuntara a las ruinas donde me convirtieron en un vampiro y entrenaron en mis poderes podía suponer que funcionaba bien.

Luego ya había runas que me generaban menos interés, como una que produjera luz, algo que no me aportaba nada mientras trabajara sólo al poder ver perfectamente en la oscuridad, y una que permitía ocultarse en las sombras, pero que era algo que ya podía hacer sin ayuda de magia arcana. Pero no estaba de más conocerlas por si en algún momento las necesitaba algún compañero. Y además de eso estaba la que ponía un metal caliente como si estuviera al fuego, y aunque ni se me ocurriría probar a escribir esa con la tinta especial mezclada con sangre no fuera a ser que funcionara y me prendiera fuego a mi mismo, si que me puse a practicarla con tinta normal para al menos saber reconocerla bien y poder huir lejos si alguna vez la veía.

Dispuesto a seguir aprendiendo sobre mi profesión, me propuse realizar una investigación por los talleres de las distintas ciudades y pueblos que visitaba en mis viajes, quizás me tomaría un par de semanas encontrar algo interesante que aprender. Los laboratorios de ingeniería eran escasos, pero incluso así muchos sujetos con aires de científicos e inventores ponían su mayor esfuerzo para vender sus artefactos.

Una minoría captaba mi atención para que me quedara observando sus objetos en estanterías polvorientas o mientras conectaban sus circuitos de poleas y engranajes. Fallos, era lo que con mayor frecuencia encontraba…

Siempre guardaba silencio mientras analizaba la competencia y sus artilugios, pensaba en como replicarlos y mejorarlos, al final de cuentas ya no era un simple novato aprendiz en el área. Incluso, algunos de los ingenieros que observaba me dirigían la palabra ante mi "interés por aprender de ellos". Ciertos comentarios subestimaban mi inteligencia, hablando como si no entendiese nada de lo que veia en aquellos laboratorios, cuestión que me incomodaba aunque guardase silencio. Por otro lado, uno que otro consejo oportuno si era bien recibido.

Observaba, analizaba y aprendía...

… Estos guantes se pueden mejorar, la idea de base es buena, pero la ejecución de este elfo es pésima…

… Estoy seguro de que estás apretando los tornillos al revés, todo sería más rígido con arandelas, ¿acaso no ves que se van a desarmar tus “famosas” botas luego de un salto?...

… Interesante, quizás mis prototipos de sangre pudieran potenciar este cachivache…

En mi mente los esquemas y planos se dibujaban de forma natural, entender el funcionamiento de los objetos que veía y analizaba era simple, mejorarlos era el reto, a fin de cuentas, debía ser el mejor en mi profesión, ser el segundo significaba ser el primer perdedor, yo solo tenía una alternativa y me dirigía a pasos agigantados para conseguirla. Luego de mi búsqueda podría volver al Lucero del Alba para poner en práctica mis observaciones.