MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
A Elian le resultaba familiar aquel lugar, aunque no tenía claro por qué. Sí, había visto prados con vacas otras veces, pero eso no justificaba la extraña sensación que lo acosaba desde el fondo de su mente, como queriéndole mostrar algo que tendría que haber visto hacía tiempo.
La arboleda al otro lado del pastizal no era distinta de otras muchas, ni tampoco era particularmente distintivo el olor del mar en la distancia. Sin embargo, había algo en todo el conjunto que no terminó de encajar hasta que Fadrique, el maestro carpintero, echó a correr hacia las vacas, aullando como si la luna, y no el sol, alumbrara la campiña. Cuando las vacas salieron en estampida, derribando algunos árboles en su camino al acantilado de más allá, la moneda cayó por fin en la mente de Elian, así como su mandíbula inferior.
—Bien, con eso deberíamos tener madera suficiente para la trampa de osos —dijo Fadrique.
—Pero, ¿no dijiste que era un mecanismo de dientes metálicos?
—Claro, pero nosotros somos carpinteros, trabajamos la madera.
—Entonces, ¿cómo...? —balbuceó Elian, tratando de no pensar en las vacas esparcidas por la playa.
—Mira chico, si no entiendes esto, la trampa explosiva te va a volar la cabeza —respondió Fadrique, y él mismo rio su propia gracia.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería:
La arboleda al otro lado del pastizal no era distinta de otras muchas, ni tampoco era particularmente distintivo el olor del mar en la distancia. Sin embargo, había algo en todo el conjunto que no terminó de encajar hasta que Fadrique, el maestro carpintero, echó a correr hacia las vacas, aullando como si la luna, y no el sol, alumbrara la campiña. Cuando las vacas salieron en estampida, derribando algunos árboles en su camino al acantilado de más allá, la moneda cayó por fin en la mente de Elian, así como su mandíbula inferior.
—Bien, con eso deberíamos tener madera suficiente para la trampa de osos —dijo Fadrique.
—Pero, ¿no dijiste que era un mecanismo de dientes metálicos?
—Claro, pero nosotros somos carpinteros, trabajamos la madera.
—Entonces, ¿cómo...? —balbuceó Elian, tratando de no pensar en las vacas esparcidas por la playa.
—Mira chico, si no entiendes esto, la trampa explosiva te va a volar la cabeza —respondió Fadrique, y él mismo rio su propia gracia.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería:
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Trampa de Osos | [Trampa, Limitado, 1 Uso] Mecanismo con dientes metálicos que, al ser pisado, se cierra con fuerza en torno al pie de la víctima. Causa daños moderados y retiene al objetivo en el lugar. Una persona puede abrir la trampa para sacar el pie, pero esto gasta al menos 30 segundos. | 15 |
Trampa Explosiva | [Trampa, Limitado, 1 Uso] Mecanismo que, al gatillarse por una placa de presión, permite una reacción que genera una explosión que realiza daño moderado, especialmente en el pie, tanto a quien la pisa como en una zona de metro y medio de radio. La explosión arroja a los afectados al suelo. | 15 |
Trampa Punzante | [Trampa, Limitado, 2 Usos] Una serie de pequeñas trampas equipadas con una punta camuflada, de tal manera de enterrarse en el pie de quien la pise. Cada uso libera 4 de estas púas. Poseen la resistencia suficiente para atravesar diferentes tipos de calzado, incluso metal, si se pisa muy fuerte. | 15 |
Arco Normal | [Arma de Proyectil] Arma que permite lanzar flechas. Posee una calidad Normal. | 15 |
Ballesta Normal | [Arma de Proyectil] Ballesta que permite lanzar dardos. Posee una calidad Normal. | 15 |
TOTAL | 75 |
Elian
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Re: MERCADO de Aerandir
Después de algunas experiencias un tanto extrañas, Elian por fin disfrutaba, cómodamente sentado, de un tranquilo y edificante trabajo artesanal. El maestro Contreras no solo era un ebanista de renombrada fama, sino que, además, era un tipo de trato amable y hablar pausado y hasta relajante.
O así había sido, hasta que apoyó las posaderas en la elaborada silla en la que Elian había estado trabajando hasta entonces.
—¡Mal! —graznó, levantándose como un resorte.
—¿Mal? —dijo Elian, sin dar crédito a sus oídos—. ¿Es que no es cómoda?
Tenía que serlo, había puesto muchísimo cuidado en hacerla lo más ergonómica posible, especialmente adaptada a la estatura y constitución del maestro. Tendría que haber tomado medidas, en lugar de calcular a ojo, se dijo.
—¡Sí, ese es el problema!
La voz de Contreras se había vuelto aguda de frustración y se le clavó a Elian en lo más profundo del cerebro, borrando la idea que se le estaba formando de sacar la cuerda de medir, como buen sastre.
—¿El problema es que es cómoda? —preguntó, anonadado.
—¡Exacto!
—Pero, ¿la función de una silla no es sentarse?
Ante este comentario, los ojos de Contreras se abrieron desorbitadamente y hasta pareció que empezaba a salirle vapor por las orejas.
—¿Función? ¡Función! ¡La función de una obra de arte es atraer la vista, no los culos de gente demasiado lerda para comprender el valor estético de una pieza artesanal!
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería:
Resumen de mis tres posts: 3 px, 5 pp en Curtiduría, 10 pp en Carpintería, -300 aeros
O así había sido, hasta que apoyó las posaderas en la elaborada silla en la que Elian había estado trabajando hasta entonces.
—¡Mal! —graznó, levantándose como un resorte.
—¿Mal? —dijo Elian, sin dar crédito a sus oídos—. ¿Es que no es cómoda?
Tenía que serlo, había puesto muchísimo cuidado en hacerla lo más ergonómica posible, especialmente adaptada a la estatura y constitución del maestro. Tendría que haber tomado medidas, en lugar de calcular a ojo, se dijo.
—¡Sí, ese es el problema!
La voz de Contreras se había vuelto aguda de frustración y se le clavó a Elian en lo más profundo del cerebro, borrando la idea que se le estaba formando de sacar la cuerda de medir, como buen sastre.
—¿El problema es que es cómoda? —preguntó, anonadado.
—¡Exacto!
—Pero, ¿la función de una silla no es sentarse?
Ante este comentario, los ojos de Contreras se abrieron desorbitadamente y hasta pareció que empezaba a salirle vapor por las orejas.
—¿Función? ¡Función! ¡La función de una obra de arte es atraer la vista, no los culos de gente demasiado lerda para comprender el valor estético de una pieza artesanal!
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería:
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Ballesta Montada Normal | [Guante, Arma de Proyectil] Pequeña arma montada en un guante que permite lanzar dardos a cortas distancias. Posee una calidad Normal. | 15 |
Arma de Asta Normal | [Arma de Asta] Arma principalmente elaborada en madera, como una lanza, una alabarda, un bastón, etc. Su calidad Normal la hace efectiva en el combate. | 15 |
Escudo Normal | [Escudo] Eficaz protección contra ataques, su calidad es Normal. | 15 |
Mueble Complejo | Confeccionas un mueble complejo, de apariencia muy especial o con mecanismos ocultos, tales como un armario que esconde una puerta secreta. | 15 |
Objeto Decorativo Complejo | Confeccionas un objeto decorativo, como una escultura de madera, siguiendo las características estéticas que desees. Este objeto puede contener compartimentos ocultos u otros mecanismos poco comunes. | 15 |
TOTAL | 75 |
Resumen de mis tres posts: 3 px, 5 pp en Curtiduría, 10 pp en Carpintería, -300 aeros
Elian
Honorable
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Re: MERCADO de Aerandir
Ya me disponía a volver al laboratorio a fin de practicar lo aprendido, crear prototipos a partir de mis aprendizajes y experimentar con la sangre, al final de cuentas mi hipótesis fundamental se basaba que el líquido vital podría ser el mejor elemento para otorgar a mis máquinas efectos mejorados.
Si bien mi investigación había tenido sus frutos, una parte de mí se sentía un tanto decepcionada, el nivel de muchos ingenieros de las distintas ciudades que visité era mediocre. Nadie se acercaba a los modos de Corvo. Volver a la sede de Gnosis no me garantizaba encontrar al líder para que me siguiera instruyendo en el área, incluso, la próxima vez que viera a Sol deseaba mostrarle mis avances a fin de que reconociera mi talento y desarrollo.
Mientras volvía al taller en el trayecto que conecta Vulwulfar con Baslodia, me detuve en un pequeño pueblo, si bien era de noche el ruido de una máquina captó mi atención. Caminé siguiendo el sonido que cada vez se hacía más estrepitoso. Poco a poco me alejaba del centro de aquel poblado.
Al acercarme divisé una pequeña choza de tablones viejos y podridos. La precaria estructura estaba iluminada por una fogata que calentaba un caldero viejo. Dentro de aquella vivienda improvisada, las sombras de una figura danzante se proyectaban en las telas que servían de puerta.
Decidí no acercarme directamente a la barraca para primero dirigirme al sonido que había captado mi atención. Tras la choza, un sistema de maquinarias hizo que mi boca se abriera un poco dado la sorpresa.
Tubos, cuerdas y poleas con materiales prácticamente sacados de la basura automatizaban las tareas de aquel que viviera en la choza. La ropa era lavada en una máquina que daba vueltas en un trompo de metal con agua enjabonada, luego la misma pasaba por unas bandas mecánicas y era estrujada por una prensa automática, apenas terminaba de sacar la mayor cantidad de agua de las vestimentas, las mismas viajaban por unos cordones hasta llegar a un punto donde un fuelle de gran tamaño calentaba unas brasas debajo para propiciar calor, con el mismo soplido elevaba los vapores calientes para secar con el calor y el viento las ropas que guindaban de la cuerda prácticamente al instante. Por último, ya la ropa limpia y seca, caía en un canasto. Todo conectado en un circuito cerrado, todo automático en un mecanismo que no necesitaba ni siquiera la supervisión o implicación de un humano para su funcionamiento.
Mientas analizaba aquel invento rebuscado, pero interesante. Una voz interrumpió mi concentración.
Veo que te gustan mis juguetes – decía con un tono eufórico entre risas.
¿Tú eres el creador de todo esto?
Efectivamente, mi nombre es Diógenes, pero me dicen el loco Dio. – el hombre era un señor de unos 60 años, con una barba desprolija, en su cabeza algunos pelos despeinados en punta eran lo único que separaba aquel sujeto de no ser calvo. Encorvado y con ropas dispares de colores llamativos, evidenciaba que se trataba de un vagabundo y que, tal como se indicaba en su seudónimo, daba la impresión de entrar en alguna clasificación de trastorno mental. – Ya la cena está lista, el plató del chef es Paloma chamuscada, una especialidad de la casa. Ja. Si quieres te invito un poco, señor refinado, nadie nunca visita a Dio.
Si bien era un sujeto excéntrico y desviado de la norma de lo que se podría esperar para un ingeniero, algo en él captó mi atención, por lo que a diferencia de los científicos que había estudiado antes. Acepté hacerle compañía obviamente rechazando la comida, mi intención era ver que traía este loco entre manos, quizás podría aprender de él.
Como muestra de mi afecto por la compañía, te diré cuál es el secreto de mi aparato de lavar la ropa, lo llamo el “Lavaropautomaticosecadocompletodedioelmejor” - dijo con soltura a una velocidad que daba muestra de que todo era una sola palabra - y cuidado que el nombre está patentado. Incluso, cada vez que me visites por un precio insignificante, te puedo enseñar una que otra cosita que se nota que te interesan los inventos…
Si bien mi investigación había tenido sus frutos, una parte de mí se sentía un tanto decepcionada, el nivel de muchos ingenieros de las distintas ciudades que visité era mediocre. Nadie se acercaba a los modos de Corvo. Volver a la sede de Gnosis no me garantizaba encontrar al líder para que me siguiera instruyendo en el área, incluso, la próxima vez que viera a Sol deseaba mostrarle mis avances a fin de que reconociera mi talento y desarrollo.
Mientras volvía al taller en el trayecto que conecta Vulwulfar con Baslodia, me detuve en un pequeño pueblo, si bien era de noche el ruido de una máquina captó mi atención. Caminé siguiendo el sonido que cada vez se hacía más estrepitoso. Poco a poco me alejaba del centro de aquel poblado.
Al acercarme divisé una pequeña choza de tablones viejos y podridos. La precaria estructura estaba iluminada por una fogata que calentaba un caldero viejo. Dentro de aquella vivienda improvisada, las sombras de una figura danzante se proyectaban en las telas que servían de puerta.
Decidí no acercarme directamente a la barraca para primero dirigirme al sonido que había captado mi atención. Tras la choza, un sistema de maquinarias hizo que mi boca se abriera un poco dado la sorpresa.
Tubos, cuerdas y poleas con materiales prácticamente sacados de la basura automatizaban las tareas de aquel que viviera en la choza. La ropa era lavada en una máquina que daba vueltas en un trompo de metal con agua enjabonada, luego la misma pasaba por unas bandas mecánicas y era estrujada por una prensa automática, apenas terminaba de sacar la mayor cantidad de agua de las vestimentas, las mismas viajaban por unos cordones hasta llegar a un punto donde un fuelle de gran tamaño calentaba unas brasas debajo para propiciar calor, con el mismo soplido elevaba los vapores calientes para secar con el calor y el viento las ropas que guindaban de la cuerda prácticamente al instante. Por último, ya la ropa limpia y seca, caía en un canasto. Todo conectado en un circuito cerrado, todo automático en un mecanismo que no necesitaba ni siquiera la supervisión o implicación de un humano para su funcionamiento.
Mientas analizaba aquel invento rebuscado, pero interesante. Una voz interrumpió mi concentración.
Veo que te gustan mis juguetes – decía con un tono eufórico entre risas.
¿Tú eres el creador de todo esto?
Efectivamente, mi nombre es Diógenes, pero me dicen el loco Dio. – el hombre era un señor de unos 60 años, con una barba desprolija, en su cabeza algunos pelos despeinados en punta eran lo único que separaba aquel sujeto de no ser calvo. Encorvado y con ropas dispares de colores llamativos, evidenciaba que se trataba de un vagabundo y que, tal como se indicaba en su seudónimo, daba la impresión de entrar en alguna clasificación de trastorno mental. – Ya la cena está lista, el plató del chef es Paloma chamuscada, una especialidad de la casa. Ja. Si quieres te invito un poco, señor refinado, nadie nunca visita a Dio.
Si bien era un sujeto excéntrico y desviado de la norma de lo que se podría esperar para un ingeniero, algo en él captó mi atención, por lo que a diferencia de los científicos que había estudiado antes. Acepté hacerle compañía obviamente rechazando la comida, mi intención era ver que traía este loco entre manos, quizás podría aprender de él.
Como muestra de mi afecto por la compañía, te diré cuál es el secreto de mi aparato de lavar la ropa, lo llamo el “Lavaropautomaticosecadocompletodedioelmejor” - dijo con soltura a una velocidad que daba muestra de que todo era una sola palabra - y cuidado que el nombre está patentado. Incluso, cada vez que me visites por un precio insignificante, te puedo enseñar una que otra cosita que se nota que te interesan los inventos…
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RECETAS A APRENDER | AEROS | |
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Paracaídas Portátil | [Artilugio, Limitado, 1 Uso] Pequeña mochila capaz de desplegar un paracaídas. Si el usuario tiene tiempo para volver a poner todo en su lugar tras aterrizar (al menos 5 minutos), recupera el uso gastado. | 15 |
Comunicador de Bolsillo | [Artilugio, Limitado] Compuesto por elementos mecánicos y arcanos, consiste en 2 objetos de alrededor de 15 centímetros. Al sostenerlo y hablar en él, el par emitirá la voz si está a menos de 500 metros. Sólo funciona con su propio par, no con otras copias de este mismo objeto. | 15 |
Reparar Máquinas | [Técnica] Repara fallos en partes mecánicas de un Bio-cibernético, o máquinas complejas. Esto es similar a realizar sanación, pero sólo de partes mecánicas. No puede restaurar efectos tecnológicos avanzados como circuitos, pero sí realizar cosas como parchar cosas rotas, devolver movilidad, etc. | 50 |
Ingeniería Reversa | [Técnica] Permite desarmar o sabotear cualquier objeto con partes mecánicas móviles, incluyendo cerraduras de llave, puertas o estructuras más complejas. | 50 |
Kit de Ingeniería Regular | [Limitado, 2 Usos] Mediante este kit, compuesto por engranajes y otros materiales mecánicos, puedes usar el efecto de cualquier Técnica de Ingeniería hasta nivel Avanzado que conozcas en un rol. | 15 |
TOTAL | 145 |
Zagreus
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Re: MERCADO de Aerandir
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Aylizz Wendell
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Re: MERCADO de Aerandir
Corrí de prisa hacia el área de mercaderes al escuchar los gritos -Ahora qué hiciste, Arygos- Murmuré mientras me acercaba a donde la multitud observaba entre incredulidad, asombro y risas. Un hombrecito regordete y bajito luchaba para para atrapar a una dragona que entre saltos y movimientos rápidos lograba escabullirse para generar las risas de los presentes.
¡Arygos!- Dije en voz alta -¿Qué te dije acerca de no comerte la mercancía de comerciantes gorditos de bigote gracioso durante las mañanas lluviosas?- Dije mientras me acercaba caminando lentamente con las manos en la cintura, no para demostrar autoridad, sino porque mis pantalones andaban un poco flojos últimamente, detalle irrelevante pero no innecesario.
Arygos se detuvo y me miró confundida, el hombrecito también se detuvo para mirar hacia mí -Oye imbécil, debes controlar a tu mascota- Apreté los puños con evidente enojo, Arygos era una amiga, una fiel compañera, no una mascota, y al parecer a ella también le había ofendido pues ya se preparaba para arrancarle la cabeza de una mordida al pobre hombre -Espera, no lo hagas- Me controlé porque debía ser el adulto responsable y contener su furia.
¿No sabes quién soy?- Preguntó el hombrecito poniendo también sus manos en las caderas, no sabía si para aparentar autoridad o porque también tenía flojos los pantalones, de cualquier manera, continuó -Soy Lord Ren A. Cuajo, de la noble familia Cuajo, no hay nadie en Verisar que no haya oído de nosotros- Presumió imponente -No, ni idea, pero veamos, ¿qué se comió mi amiga?- Pregunté intrigado -¡Se comió mi gomejo!- Dijo exasperado.
Arygos… ¿te comiste al gomejo del renacuajo?- Pregunté golpeando el piso repetidamente con el pie derecho mientras ella negaba rotundamente con la cabeza al mismo tiempo que las orejitas del animal sobresaliendo de su boca aleteaban pidiendo auxilio -Escúpelo- Tras mis palabras, la dragona se acercó al comerciante y le escupió la cara -No, que escupas al gomejo- Le dije a la dragona y en seguida, un poco disgustada, lo escupió, el pequeño animal vio al hombrecito y de inmediato corrió asustado a aferrarse a una de las patas de Arygos, entonces entendí lo que sucedía, no se lo quería comer, solo intentaba sacarlo de ahí, algo que me confirmó la dragona con su mirada de perrito con diarrea.
De acuerdo, esto haremos, te daré 200 aeros por tu estúpido animal- Intenté negociar para resolver esto de la mejor manera, pero fue un terrible error, pues el hombre se dejó llevar por su ambición -Que sean 500 y te incluyo el forro y el cargador, por si quieres forrarlo y cargarlo- Dijo con certeza -Te daré 100 y es mi última oferta- Continué, a lo que el hombre quedó un poco confundido -Espera, no es así como funciona, debes ofrecer más, y yo menos, hasta llegar a un acuerdo- Interrumpí finalmente mientras me explicaba -Te daré 100 aeros y la fortuna de seguir vivo cuando yo me vaya, y será mi última oferta- Con mis palabras, Arygos abrió los ojos como platos, y la boca, aunque el hombre velozmente aceptó la oferta -Está bien, está bien, que sea de ese modo, dame mis aeros y llévate al gomejo, ya encontraré otro para mi cliente- Dijo murmurando la última frase.
Y así fue como Arygos se hizo con un nuevo amigo, una pobre criatura que no sabía en qué se había metido y que, a este punto, yo no sabría si sentir alegría o pena por el pobre animalejo, lo que sí sabía, es que ahora era parte de la familia y jugaríamos mucho con él. Ese día caminamos hasta la base del clan, jugando a patear al gomejo de un lado a otro durante todo el viaje.
¡Arygos!- Dije en voz alta -¿Qué te dije acerca de no comerte la mercancía de comerciantes gorditos de bigote gracioso durante las mañanas lluviosas?- Dije mientras me acercaba caminando lentamente con las manos en la cintura, no para demostrar autoridad, sino porque mis pantalones andaban un poco flojos últimamente, detalle irrelevante pero no innecesario.
Arygos se detuvo y me miró confundida, el hombrecito también se detuvo para mirar hacia mí -Oye imbécil, debes controlar a tu mascota- Apreté los puños con evidente enojo, Arygos era una amiga, una fiel compañera, no una mascota, y al parecer a ella también le había ofendido pues ya se preparaba para arrancarle la cabeza de una mordida al pobre hombre -Espera, no lo hagas- Me controlé porque debía ser el adulto responsable y contener su furia.
¿No sabes quién soy?- Preguntó el hombrecito poniendo también sus manos en las caderas, no sabía si para aparentar autoridad o porque también tenía flojos los pantalones, de cualquier manera, continuó -Soy Lord Ren A. Cuajo, de la noble familia Cuajo, no hay nadie en Verisar que no haya oído de nosotros- Presumió imponente -No, ni idea, pero veamos, ¿qué se comió mi amiga?- Pregunté intrigado -¡Se comió mi gomejo!- Dijo exasperado.
Arygos… ¿te comiste al gomejo del renacuajo?- Pregunté golpeando el piso repetidamente con el pie derecho mientras ella negaba rotundamente con la cabeza al mismo tiempo que las orejitas del animal sobresaliendo de su boca aleteaban pidiendo auxilio -Escúpelo- Tras mis palabras, la dragona se acercó al comerciante y le escupió la cara -No, que escupas al gomejo- Le dije a la dragona y en seguida, un poco disgustada, lo escupió, el pequeño animal vio al hombrecito y de inmediato corrió asustado a aferrarse a una de las patas de Arygos, entonces entendí lo que sucedía, no se lo quería comer, solo intentaba sacarlo de ahí, algo que me confirmó la dragona con su mirada de perrito con diarrea.
De acuerdo, esto haremos, te daré 200 aeros por tu estúpido animal- Intenté negociar para resolver esto de la mejor manera, pero fue un terrible error, pues el hombre se dejó llevar por su ambición -Que sean 500 y te incluyo el forro y el cargador, por si quieres forrarlo y cargarlo- Dijo con certeza -Te daré 100 y es mi última oferta- Continué, a lo que el hombre quedó un poco confundido -Espera, no es así como funciona, debes ofrecer más, y yo menos, hasta llegar a un acuerdo- Interrumpí finalmente mientras me explicaba -Te daré 100 aeros y la fortuna de seguir vivo cuando yo me vaya, y será mi última oferta- Con mis palabras, Arygos abrió los ojos como platos, y la boca, aunque el hombre velozmente aceptó la oferta -Está bien, está bien, que sea de ese modo, dame mis aeros y llévate al gomejo, ya encontraré otro para mi cliente- Dijo murmurando la última frase.
Y así fue como Arygos se hizo con un nuevo amigo, una pobre criatura que no sabía en qué se había metido y que, a este punto, yo no sabría si sentir alegría o pena por el pobre animalejo, lo que sí sabía, es que ahora era parte de la familia y jugaríamos mucho con él. Ese día caminamos hasta la base del clan, jugando a patear al gomejo de un lado a otro durante todo el viaje.
OBJETOS A COMPRAR | AEROS | |
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Animal Pequeño (Gomejo) | Son animales de tamaño pequeño, bastante inofesivos en la mayoría de los casos, como aves, roedores, perros chicos, gatos, etc. | 100 |
TOTAL | 100 |
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
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Re: MERCADO de Aerandir
ACTUALIZADO
Bio: Se te restan 100 aeros por la adopción de un flexible y enternecedor gomejo. ¡Que lo disfrutes!
También ganas 1 px por uso del mercado.
Reike
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Re: MERCADO de Aerandir
Unas semanas más tarde, Eberus volvió al mercado. Más concretamente, al puesto de la anciana que le había enseñado aquel día todo aquello que le enseñó, pues cuando encontró a Elenwen, como mucha gente hace con el peluquero, no contemplaba la opción de visitar a otro alquimista del que recibir conocimiento fiable.
Últimamente andaba algo saturado con la experimentación en su taller. No conseguía obtener mucho más que elixires con efectos peligrosos, incluso explosivos, y soluciones fallidas cuya única función era perfumar el ambiente con un agradable aroma. Tendría entonces que acudir a ella como un niño cabizbajo cuando le informa a sus padres que no ha conseguido aprobar un examen... aunque el estilo de Eberus era algo más orgulloso.
- Buen día, Elenwen.
- ¡Hombre! Recuerdo tu cara. Pe...perdona, ¿cuál era tu nombre?
- Eberus.
- Ahhh... el bueno de Eberus. ¿Qué te trae por aquí hoy, cielo?
Normalmente, esto se habría interpretado como un gesto amable y cariñoso pero, a Eberus, que una persona con mayores conocimientos que él le tratase de esa manera le resultaba un tanto humillante, hasta lo catalogaría como un acto paternalista.
- Bueno... mi taller está teniendo gran éxito, y quería agradecértelo, pues gracias a ti he conseguido elaborar fórmulas únicas que atraen a clientes incluso del continente - mintió descaradamente.
- Vaya... cómo me alegro de eso, Eberus. El otro día parecía que te iba peor. Qué agradables noticias. Por cierto, ¿de qué tipo de fórmulas se trata? - preguntó la amable anciana con curiosidad.
- Bueno... tendría que venir otro día temprano para hablarte de todo esto... pues hay mucho por contar. Mira, hoy quería venir a que me enseñases recetas más banales, ya que mi cabeza está muy ocupada con todo aquello y... bueno, aprecio mucho mis recursos mentales.
Elenwen accedió agradable y sin problema, aunque sospechando en sus pensamientos sobre la veracidad de lo que le contaba el brujo.
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OFF: Aprendo estas recetitas de alquimia para tener finalmente todo el catálogo de las recetas de principiante.
Últimamente andaba algo saturado con la experimentación en su taller. No conseguía obtener mucho más que elixires con efectos peligrosos, incluso explosivos, y soluciones fallidas cuya única función era perfumar el ambiente con un agradable aroma. Tendría entonces que acudir a ella como un niño cabizbajo cuando le informa a sus padres que no ha conseguido aprobar un examen... aunque el estilo de Eberus era algo más orgulloso.
- Buen día, Elenwen.
- ¡Hombre! Recuerdo tu cara. Pe...perdona, ¿cuál era tu nombre?
- Eberus.
- Ahhh... el bueno de Eberus. ¿Qué te trae por aquí hoy, cielo?
Normalmente, esto se habría interpretado como un gesto amable y cariñoso pero, a Eberus, que una persona con mayores conocimientos que él le tratase de esa manera le resultaba un tanto humillante, hasta lo catalogaría como un acto paternalista.
- Bueno... mi taller está teniendo gran éxito, y quería agradecértelo, pues gracias a ti he conseguido elaborar fórmulas únicas que atraen a clientes incluso del continente - mintió descaradamente.
- Vaya... cómo me alegro de eso, Eberus. El otro día parecía que te iba peor. Qué agradables noticias. Por cierto, ¿de qué tipo de fórmulas se trata? - preguntó la amable anciana con curiosidad.
- Bueno... tendría que venir otro día temprano para hablarte de todo esto... pues hay mucho por contar. Mira, hoy quería venir a que me enseñases recetas más banales, ya que mi cabeza está muy ocupada con todo aquello y... bueno, aprecio mucho mis recursos mentales.
Elenwen accedió agradable y sin problema, aunque sospechando en sus pensamientos sobre la veracidad de lo que le contaba el brujo.
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OFF: Aprendo estas recetitas de alquimia para tener finalmente todo el catálogo de las recetas de principiante.
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Elixir del Sabueso | [Elixir, Limitado, 1 Uso] Líquido de fuerte y desagradable aroma que, tras beberse, duplica la sensibilidad del oído y el olfato por media hora. | 5 |
Perfume de Freya | [Elixir, Limitado, 2 Usos] Líquido en base a amorttentia de agradable aroma que, al ser usado, incrementará considerablemente el atractivo del personaje para los demás. | 5 |
Poción de Estoicismo | [Elixir, Limitado, 2 Usos] Otorga inmunidad ante el dolor e ignorar limitaciones derivadas de heridas (mientras sea razonable). Dura 2 rondas. | 5 |
Poción de Recuperación | [Elixir, Consumible] Consumir este objeto inicia un proceso de recuperación que tarda 8 horas, tras los cuales se remueven daños y afecciones de todo tipo. Esto permite sanar daños en que un master solicite un proceso especial de recuperación (ej: consecuencias de roles). Remueve enfermedades, pero no maldiciones. | 5 |
TOTAL | 20 |
Eberus
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Re: MERCADO de Aerandir
ACTUALIZADO
Eberus: Recibes 1 px por uso del mercado, 4 pp en Alquimia y se te restan 20 aeros por aprendizaje de recetas.
Reike
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Re: MERCADO de Aerandir
—Lo que no entiendo —preguntó Elian mientras pulía con cuidado un listón de madera— es cómo es posible tratar las suelas de forma temporal. ¿No se acabarían desgastando igualmente? ¿O hace falta algún conocimiento especial de hierbas o algún truco arcano? Porque de lo primero, no ando tan mal, pero de lo segundo…
—Cada cosa a su tiempo, joven padawan —dijo Anselmo, el maestro curtidor al que había ido a visitar en aquella ocasión.
—¿Eh?
¿Por qué toda esta gente se empeñaba en llamarlo joven?
—Aprendiz, quise decir aprendiz. Hay que fluir con el presente y ahora estamos con la ventana.
Con “estamos” se refería a Elian, claro, ya que el propio Anselmo se limitaba a observar el trabajo desde su cómodo asiento, mientras fumaba en pipa y se rascaba la barbilla en pose pensativa de tanto en tanto.
Elian terminó con el listón que tenía en la mano y lo unió a los otros cuatro que ya tenía preparados para formar el marco de la ventana frontal de la casa nueva del maestro Anselmo. Llevaba con él varias semanas y sentía que había aprendido más sobre construcción que sobre el tratamiento del cuero.
Por prueba y error, claro, porque el maestro curtidor no tenía idea de construcción, a juzgar por el estado de su antigua cabaña. En cualquier caso, le estaba quedando una casita agradable y siempre resultaba satisfactorio ver progresar el trabajo que uno hacía con sus propias manos.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería, nivel avanzado (la primera) y Curtiduría, nivel experto (las otras tres):
—Cada cosa a su tiempo, joven padawan —dijo Anselmo, el maestro curtidor al que había ido a visitar en aquella ocasión.
—¿Eh?
¿Por qué toda esta gente se empeñaba en llamarlo joven?
—Aprendiz, quise decir aprendiz. Hay que fluir con el presente y ahora estamos con la ventana.
Con “estamos” se refería a Elian, claro, ya que el propio Anselmo se limitaba a observar el trabajo desde su cómodo asiento, mientras fumaba en pipa y se rascaba la barbilla en pose pensativa de tanto en tanto.
Elian terminó con el listón que tenía en la mano y lo unió a los otros cuatro que ya tenía preparados para formar el marco de la ventana frontal de la casa nueva del maestro Anselmo. Llevaba con él varias semanas y sentía que había aprendido más sobre construcción que sobre el tratamiento del cuero.
Por prueba y error, claro, porque el maestro curtidor no tenía idea de construcción, a juzgar por el estado de su antigua cabaña. En cualquier caso, le estaba quedando una casita agradable y siempre resultaba satisfactorio ver progresar el trabajo que uno hacía con sus propias manos.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería, nivel avanzado (la primera) y Curtiduría, nivel experto (las otras tres):
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
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Casa Común | [Vivienda] Casa común, capaz de albergar una familia sin grandes lujos, pero cómodamente. Nada ostentoso, pero es un buen techo. | 30 |
Calzado del Cazador | [Técnica] Tratas un conjunto de calzado para que no produzca ruidos al caminar, mejorando la capacidad de sigilo de su portador. Este efecto dura 30 minutos. | 100 |
Confeccionar Disfraz | [Técnica] Confeccionas un disfraz que puede intentar hacer pasar al portador por algo o alguien que no es. No es suficiente para engañar a alguien que conozca bien a la persona, si se imita a alguien, pero sí a quienes no la vean con frecuencia. | 100 |
Kit de Curtiduría Superior | [Limitado, Requiere ser Curtidor, 2 Usos] Set de cuchillos, agujas, telas y cueros que permiten llevar a cabo una Técnica de Curtiduría a nivel Experto. | 30 |
TOTAL | 260 |
Elian
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Elian: Recibes 1 px por uso del mercado, 1 pp en Carpintería, 3 pp en Curtiduría y se te restan 260 aeros por aprendizaje de recetas.
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Re: MERCADO de Aerandir
Morkvind, nació en el seno de una gran familia de Moradores del Viento del Acantilado de la Muerte. Un anciano brujo solitario que vivía allí, lo adoptó desde que era un pequeño potro y cuidó de él para que cuando fuera adulto le sirviera como montura. El aspecto de estos animales podía llegar a ser escalofriante, y esto a algunas personas les gustaba, pues da a quien los monta una imagen mucho más imponente y oscura.
Aquel brujo, de nombre Groz, ya era muy mayor cuando se encontró con Morkvind. Tan mayor que poco después de que el equino llegase a adulto cayó en una profunda locura, pues su cerebro no aguantó más el paso de los años. Una de las capacidades más notables de este brujo, y seguramente la que más le pasó factura con los años, era la de poder comunicarse a través del éter con los seres cuya existencia se debía en gran parte a este elemento. Y los Moradores del viento, estaban dentro de ese grupo. Es por eso que el solitario Groz hablaba todos los días y a todas horas con su querida mascota, hasta que de tanto usar ese poder, su cerebro comenzó a no saber diferenciar lo etéreo de lo material, causándole serios estragos.
Una oscura noche, cuando creía que se iba a morir porque, en teoría, se lo había dicho un duende doméstico, se estaba despidiendo para siempre de Morkvind cuando Eberus llegó y se encontró al hombre hablándole a su Morador, al lado de su pequeña cabaña. El anciano, como si acabara de recibir un rayo de esperanza en esa negra noche, le dijo que los Dioses de la noche habían querido que Morkvind no se quedara solo, y que por eso le habían conducido hasta su hogar para pasar a ser el nuevo cuidador del Morador del Viento.
Luego, le comunicó esto mismo a su noble mascota a través del éter, ordenándole que obedeciera y protegiera a Eberus como lo había hecho con él, para siempre y bajo cualquier circunstancia. Y de esta manera Eberus se convirtió en el nuevo amo de Morkvind.
Groz, con gran melancolía en su gesto, se dirigió al interior de su cabaña para esperar a la muerte. Mientras Eberus aún incrédulo caminaba con su nuevo compañero animal admirando su porte, el pobre Groz yacía en su cama con brillo en sus ojos recordando todos los buenos momentos que había pasado junto a su mascota. Justo en ese momento, el duende, imaginario o no, volvió a visitarle para darle la buena noticia: "Groz, Groz no va a morir. Groz ahora tiene que estar feliz porque su mascota ha encontrado a su nuevo cuidador. Groz no sufrirá más las consecuencias de vivir con un Morador del Viento. Ahora Groz podrá volver a ser feliz y disfrutar de la vida tal y como es".
Aquel brujo, de nombre Groz, ya era muy mayor cuando se encontró con Morkvind. Tan mayor que poco después de que el equino llegase a adulto cayó en una profunda locura, pues su cerebro no aguantó más el paso de los años. Una de las capacidades más notables de este brujo, y seguramente la que más le pasó factura con los años, era la de poder comunicarse a través del éter con los seres cuya existencia se debía en gran parte a este elemento. Y los Moradores del viento, estaban dentro de ese grupo. Es por eso que el solitario Groz hablaba todos los días y a todas horas con su querida mascota, hasta que de tanto usar ese poder, su cerebro comenzó a no saber diferenciar lo etéreo de lo material, causándole serios estragos.
Una oscura noche, cuando creía que se iba a morir porque, en teoría, se lo había dicho un duende doméstico, se estaba despidiendo para siempre de Morkvind cuando Eberus llegó y se encontró al hombre hablándole a su Morador, al lado de su pequeña cabaña. El anciano, como si acabara de recibir un rayo de esperanza en esa negra noche, le dijo que los Dioses de la noche habían querido que Morkvind no se quedara solo, y que por eso le habían conducido hasta su hogar para pasar a ser el nuevo cuidador del Morador del Viento.
Luego, le comunicó esto mismo a su noble mascota a través del éter, ordenándole que obedeciera y protegiera a Eberus como lo había hecho con él, para siempre y bajo cualquier circunstancia. Y de esta manera Eberus se convirtió en el nuevo amo de Morkvind.
Groz, con gran melancolía en su gesto, se dirigió al interior de su cabaña para esperar a la muerte. Mientras Eberus aún incrédulo caminaba con su nuevo compañero animal admirando su porte, el pobre Groz yacía en su cama con brillo en sus ojos recordando todos los buenos momentos que había pasado junto a su mascota. Justo en ese momento, el duende, imaginario o no, volvió a visitarle para darle la buena noticia: "Groz, Groz no va a morir. Groz ahora tiene que estar feliz porque su mascota ha encontrado a su nuevo cuidador. Groz no sufrirá más las consecuencias de vivir con un Morador del Viento. Ahora Groz podrá volver a ser feliz y disfrutar de la vida tal y como es".
OBJETOS A COMPRAR | AEROS | |
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Montura Superior | Animal como un caballo u otro que sirva de montura. Ha sido entrenado para tal función. Se puede combatir en su lomo, pero el animal mismo no posee habilidades de combate. | 300 |
TOTAL | 300 |
Eberus
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Eberus: Se te restan 300 aeros por la adquisición de tu nueva montura. Cuidado de no resbalarte.
También ganas 1 px por uso del mercado.
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Re: MERCADO de Aerandir
Capítulo V: Trajes de batalla.
Vengo de aquí: Post
Verano - Temporada de Lluvias
(El siguiente aprendizaje de profesión se lleva en paralelo con sus aventuras on-rol en curso.)
Vengo de aquí: Post
Verano - Temporada de Lluvias
(El siguiente aprendizaje de profesión se lleva en paralelo con sus aventuras on-rol en curso.)
La práctica de haber hecho tantos disfraces de gomejo tuvo sus beneficios, antes de darme cuenta me pinchaba menos y los patrones eran mucho más simétricos y visualmente más llamativos, sin duda alguna tenía mucho que agradecerle a ese pequeñín pues de no haber sido por su curiosa petición no habría avanzado tan rápido en mi aprendizaje.
Para cuando regresé del norte ya tenía más experiencia en el arte de coser y confeccionar. Debía ir con Galatea, estaba segura que le emocionaría mucho saber que luego de algunos meses fuera había avanzado.
- Mera, cariño, bienvenida. - Dijo la elfa recibiéndome con una amplia sonrisa. Su taller no había cambiado, todo parecía seguir en su santo lugar.
- Es un gusto verte de nuevo, Galatea. Ha pasado un tiempo, pero traigo historias interesantes y.. además. - Saqué el disfraz de gomejo de mi bolsa para mostrárselo.La expresión de la elfa fue de asombro seguida de una efusiva sonrisa y sus alaridos. No extrañaba eso.
- ¡Es maravilloso! Creo que puedo pedirte algunos para mi taller. A cambio puedo seguir ofreciendo mis servicios como maestra, aunque al paso que vas no me quedará mucho por enseñarte, querida. - Reía con ji, ji, mientras cubría su boca.
- Es momento de aventurarnos al mundo del calzado y capas cuyos propósitos esperemos sean para hacer el bien. - Con estas frases fueron semanas de duro entrenamiento. Muchos pares algo amorfos, pero con el tiempo fueron más decentes, hacer ropa, como las capas fue un trabajo más sencillo. Como fuera un nuevo camino como curtidora se abría ante mí y debía aprovecharlo.
Para cuando regresé del norte ya tenía más experiencia en el arte de coser y confeccionar. Debía ir con Galatea, estaba segura que le emocionaría mucho saber que luego de algunos meses fuera había avanzado.
- Mera, cariño, bienvenida. - Dijo la elfa recibiéndome con una amplia sonrisa. Su taller no había cambiado, todo parecía seguir en su santo lugar.
- Es un gusto verte de nuevo, Galatea. Ha pasado un tiempo, pero traigo historias interesantes y.. además. - Saqué el disfraz de gomejo de mi bolsa para mostrárselo.La expresión de la elfa fue de asombro seguida de una efusiva sonrisa y sus alaridos. No extrañaba eso.
- ¡Es maravilloso! Creo que puedo pedirte algunos para mi taller. A cambio puedo seguir ofreciendo mis servicios como maestra, aunque al paso que vas no me quedará mucho por enseñarte, querida. - Reía con ji, ji, mientras cubría su boca.
- Es momento de aventurarnos al mundo del calzado y capas cuyos propósitos esperemos sean para hacer el bien. - Con estas frases fueron semanas de duro entrenamiento. Muchos pares algo amorfos, pero con el tiempo fueron más decentes, hacer ropa, como las capas fue un trabajo más sencillo. Como fuera un nuevo camino como curtidora se abría ante mí y debía aprovecharlo.
Continuará...
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
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Ropas Comunes Mejoradas | Ropas de materiales comunes que pueden tener la estética que desee el fabricante. | 15 |
Botas Silenciosas | [Botas] Hechas de cuero, están especialmente diseñadas para no producir ruido al caminar, fortaleciendo las habilidades de sigilo del usuario. | 15 |
Capa de la Noche | [Capa] Especialmente diseñada para la oscuridad, permite que te sea casi imposible verte a más de dos metros de distancia si estás bajo sombras profundas e intentas ser sigiloso, incluso si la otra persona posee visión nocturna. | 15 |
TOTAL | 45 |
Meraxes
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Re: MERCADO de Aerandir
—El secreto está en preparar el resorte así...
La maestra Oswalda trabajaba con manos ágiles, a pesar de que le faltaban varios dedos en cada una. Un levísimo cambio en el ángulo de tallado bastó para ahora la trampa pudiera plegarse y desplegarse con más facilidad, mientras el resorte se mantenía lo bastante firme para que no se abriera de forma accidental... siempre que no se manipulase de forma descuidada.
—De esta manera, puede desplegarse más rápidamente. Si te lo montas bien, puede que tu presa ni se de cuenta de lo que se le viene encima. Es útil para cuando te encuentras una pieza de forma repentina. Una vez que tienes una idea de hacia donde irá, solo tienes que interponer la trampa en su camino y listo.
Mientras hablaba, Oswalda hizo una demostración con una trampa de red, lanzó una piedra con certera puntería sobre la placa de presión y la trampa se accionó al instante. Todo el proceso había llevado apenas unos pocos latidos. Después, recogió la trampa con el mínimo de movimientos que a Elian le habrían parecido posibles y se la ofreció.
—Ahora prueba tú.
Media docena de intentos hicieron falta para que a Elian dejaran de trabarse los dedos entre las distintas partes del mecanismo cuando intentaba desplegar la trampa. Llegó a pensar que a Oswalda se le daría tan bien porque tenía menos dedos con los que trabarse. Sin embargo, una vez que le pilló el tranquillo, se dio cuenta de que resultaba mucho más sencillo de aquella manera. Solo tendría que seguir practicando para adquirir velocidad.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería, todas de nivel Avanzado:
La maestra Oswalda trabajaba con manos ágiles, a pesar de que le faltaban varios dedos en cada una. Un levísimo cambio en el ángulo de tallado bastó para ahora la trampa pudiera plegarse y desplegarse con más facilidad, mientras el resorte se mantenía lo bastante firme para que no se abriera de forma accidental... siempre que no se manipulase de forma descuidada.
—De esta manera, puede desplegarse más rápidamente. Si te lo montas bien, puede que tu presa ni se de cuenta de lo que se le viene encima. Es útil para cuando te encuentras una pieza de forma repentina. Una vez que tienes una idea de hacia donde irá, solo tienes que interponer la trampa en su camino y listo.
Mientras hablaba, Oswalda hizo una demostración con una trampa de red, lanzó una piedra con certera puntería sobre la placa de presión y la trampa se accionó al instante. Todo el proceso había llevado apenas unos pocos latidos. Después, recogió la trampa con el mínimo de movimientos que a Elian le habrían parecido posibles y se la ofreció.
—Ahora prueba tú.
Media docena de intentos hicieron falta para que a Elian dejaran de trabarse los dedos entre las distintas partes del mecanismo cuando intentaba desplegar la trampa. Llegó a pensar que a Oswalda se le daría tan bien porque tenía menos dedos con los que trabarse. Sin embargo, una vez que le pilló el tranquillo, se dio cuenta de que resultaba mucho más sencillo de aquella manera. Solo tendría que seguir practicando para adquirir velocidad.
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OFF: Aprendo las siguientes recetas de Carpintería, todas de nivel Avanzado:
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
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Vehículo Mediano | [Vehículo] Vehículo en que caben, como máximo, 6 personas, tales como un barcazas o carruajes. | 30 |
Sabotaje | [Técnica] Realizas daños severos a una estructura u objeto que utilice madera, los que pueden ser visibles o discretamente ocultos. Si el objeto es de Carpintería, no puede ser superior a la calidad que puedes fabricar. | 50 |
Reconfección | [Técnica] Reutiliza los materiales de un objeto para darle una nueva apariencia, manteniendo sus habilidades. Incluso es posible cambiar, por ejemplo, el tipo de arma (ej: un arco convertido en ballesta). Si este cambio es permanente, ganas 1 PP y debes gastar 30 Aeros si es Pobre, 50 si es Normal, 100 si es Superior y 1 Material Épico si es Épico. Un mismo objeto puede ser reconfeccionado una sola vez. | 50 |
Trampa Veloz | [Técnica] Despliega en pleno combate una trampa que poseas, pudiendo ocultar tu acción. | 50 |
Kit de Carpintería Regular | [Limitado, 2 Usos] Mediante este kit, compuesto por diversas herramientas, puedes usar el efecto de cualquier Técnica de Carpintería de nivel Avanzado o inferior que conozcas en un rol. | 15 |
TOTAL | 195 |
Elian
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Re: MERCADO de Aerandir
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Mera: -45ae, +3pp en Curtiduría.
Elian: -195ae, +5pp en Carpintería
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Aylizz Wendell
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Re: MERCADO de Aerandir
Capítulo IV: Llamas a mí.
Dundarak. Hace muchos años...
Dundarak. Hace muchos años...
La joven Mexi dominaba perfectamente lo básico. El viejo dragón se sentía orgulloso pues su querida estudiante entendía, atesoraba y apreciaba lo que este le impartía.
Era momento de subir el nivel. Una fría mañana, como de costumbre, Diaval esperaba con té y panecillos a la chica a que llegara a su taller.
- Oh, Bienvenida mi querida niña. - Dijo con aquella voz gruesa, carrasposa pero con ese toque bonachón y sabio.
- Buenos días, Maestro. - Sonrió la muchacha, el solo hecho de poder ir allí la hacía la persona más feliz del mundo. Últimamente no dejaba de discutir con su padre y aquellas horas en las que podía estar fuera de casa las agradecía constantemente.
Tomó asiento en la mesa ya servida , y, mientras Diaval servía el té comenzó a hablar. - A partir de hoy aprenderemos ciertas cosas en las que te he de advertir que sus usos podrían ser peligrosos en manos de aquellos que solo desean ver el mundo arder. No soy quien para decirte cómo usarala, y la moralidad de nuestras acciones son cosa de nosotros, sin embargo hay que meditar las consecuencias como todo lo que te he enseñado. - Explicaba tranquilamente. - Luego de la comida iremos al campo abierto y trabajaremos con un elemento que tal vez por ser tu contraste nos tome algo más tiempo. - Culminó para así pasarle la taza a su estudiante.
Al cabo de un rato ambos se encontraban abrigados es un campo de manto blanco con una ligera nevada en las afueras de la ciudad. Diaval entonces tomó un par de pergaminos. Extendió el primero en el suelo, lanzandolo lo bastante lejos, No tardó mucho en manifestarse una gran muralla de fuego que hacía un hermosa combinación con el blanco suelo entre los tonos rojizos, naranjas, amarillo y un poco de azul de las llamas. - Tan hermoso, como letal.Cada elemento que nos compone es así en esencia. El viento implacable, la tierra inamovible, el fuego abrasador y el agua... un caos sensible. - Bromeó al final.
La chica estuvo embelesada con la vista hasta que el efecto del pergamino se disipó. - ¿Entonces usted crees que puedo crear eso? - Miró un poco perpleja a su maestro.
- Pero por su puesto que sí, con las runas correctas y una buena canalización de energía podrás. Fuimos bendecidos, Mexi. Podemos canalizar la energía y transformarla en lo que ves. No seremos unos brujos o elfos pero este viejo maestro arcano sabe muy bien lo que hace. - Río con su sonora carcajada colocando su mano sobre la panza.
El siguiente pergamino apenas lo abrió lo lanzó lejos: uno, dos, tres, cuatro, cinco... y de pronto el sonido de un boom hizo eco en el lugar dejando un hoyo allí donde había caído. - ¿Temible no? - Miró de reojo a su estudiante quien estaba boquiabierta, si ella pensaba que abrir grietas en el suelo era ya una gran hazaña, hacer explotar algo gracias a un papel lo hacía interesante.
Así, la lección comenzaba. Fuego y explosiones sería el tema de las próximas semanas en el camino de Meraxes como futura arcanista.
Era momento de subir el nivel. Una fría mañana, como de costumbre, Diaval esperaba con té y panecillos a la chica a que llegara a su taller.
- Oh, Bienvenida mi querida niña. - Dijo con aquella voz gruesa, carrasposa pero con ese toque bonachón y sabio.
- Buenos días, Maestro. - Sonrió la muchacha, el solo hecho de poder ir allí la hacía la persona más feliz del mundo. Últimamente no dejaba de discutir con su padre y aquellas horas en las que podía estar fuera de casa las agradecía constantemente.
Tomó asiento en la mesa ya servida , y, mientras Diaval servía el té comenzó a hablar. - A partir de hoy aprenderemos ciertas cosas en las que te he de advertir que sus usos podrían ser peligrosos en manos de aquellos que solo desean ver el mundo arder. No soy quien para decirte cómo usarala, y la moralidad de nuestras acciones son cosa de nosotros, sin embargo hay que meditar las consecuencias como todo lo que te he enseñado. - Explicaba tranquilamente. - Luego de la comida iremos al campo abierto y trabajaremos con un elemento que tal vez por ser tu contraste nos tome algo más tiempo. - Culminó para así pasarle la taza a su estudiante.
Al cabo de un rato ambos se encontraban abrigados es un campo de manto blanco con una ligera nevada en las afueras de la ciudad. Diaval entonces tomó un par de pergaminos. Extendió el primero en el suelo, lanzandolo lo bastante lejos, No tardó mucho en manifestarse una gran muralla de fuego que hacía un hermosa combinación con el blanco suelo entre los tonos rojizos, naranjas, amarillo y un poco de azul de las llamas. - Tan hermoso, como letal.Cada elemento que nos compone es así en esencia. El viento implacable, la tierra inamovible, el fuego abrasador y el agua... un caos sensible. - Bromeó al final.
La chica estuvo embelesada con la vista hasta que el efecto del pergamino se disipó. - ¿Entonces usted crees que puedo crear eso? - Miró un poco perpleja a su maestro.
- Pero por su puesto que sí, con las runas correctas y una buena canalización de energía podrás. Fuimos bendecidos, Mexi. Podemos canalizar la energía y transformarla en lo que ves. No seremos unos brujos o elfos pero este viejo maestro arcano sabe muy bien lo que hace. - Río con su sonora carcajada colocando su mano sobre la panza.
El siguiente pergamino apenas lo abrió lo lanzó lejos: uno, dos, tres, cuatro, cinco... y de pronto el sonido de un boom hizo eco en el lugar dejando un hoyo allí donde había caído. - ¿Temible no? - Miró de reojo a su estudiante quien estaba boquiabierta, si ella pensaba que abrir grietas en el suelo era ya una gran hazaña, hacer explotar algo gracias a un papel lo hacía interesante.
Así, la lección comenzaba. Fuego y explosiones sería el tema de las próximas semanas en el camino de Meraxes como futura arcanista.
Continuará...
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Pergamino Explosivo | [Pergamino, Limitado, 1 Uso] 5 segundos luego de abrirse, este pergamino hará explosión, afectando un radio de un metro y causando daños moderados. | 15 |
Pergamino de Muralla de Fuego | [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al depositar este pergamino en el piso, una muralla hecha de llamas aparecerá desde allí. Tiene hasta 12 metros de largo y 3 de alto. Quien inente atravesarla sufrirá fuertes quemaduras. | 15 |
TOTAL | 30 |
Meraxes
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Re: MERCADO de Aerandir
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Meraxes: Recibes 1 px por uso del mercado, 2 pp en Arcanos y se te restan 30 aeros por aprendizaje de recetas.
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Re: MERCADO de Aerandir
Wolf Works | Engineering Anthology | Book 1 | Chapter 1
Hace 10 años - Afueras de Baslodia
Andaba sin ningún rumbo fijo. Había pasado ya un buen tiempo que había dejado la ciudad de Ulmer. Había tomado uno que otro trabajo mientras viajaba, solamente para no morir de hambre. Diversos trabajos, excepto de carpintería. Era algo que no quería hacer, por más que muriera de hambre. Prefería robar antes de trabajar algo con madera. El destino me llevó hasta la entrada de una enorme mansión que esta ubicada justo antes de llegar a Baslodia. En la puerta estaba un joven de cabellera de un tono bastante peculiar. El al verme me sonrió. - ¡Hola hola viajero! ¿Te gustaría ganar algunos aeros? - Al escuchar la propuesta de aquel joven me pareció curiosa. - Claro. ¿Por qué no? - Dije asintiendo levemente.
El parecía estar reparando una especie de mecanismo. El solamente me pedía que le pasara algunas cosas mientras el trabajaba. Observaba con suma atención lo que hacía. Parecía estar fabricando un mecanismo que estaba unido a la puerta de metal de su entrada. Al termino suspiró aliviado. - Parece que lo logré. - Había un mecanismo en la salida de la mansión que se componía por tres palancas. Las jaló y luego se abrió el portón de metal por si solo a base de poleas. - Vaya... Que gran trabajo. - Le dije al joven, el cual sonrió ampliamente. - Gracias por ayudarme. - Miré con interés al joven de cabellera rosada. - Soy Gaegel... Sé que esto es precipitado pero. ¿Podría aprender de tu oficio? - Aquello hizo sonreír a aquel tipo. - ¿De verdad? ¿Te interesa la ingeniería? - Me miró con curiosidad, a lo que asentí levemente. - Sí. Me caería bien aprender un nuevo oficio, y creo que la ingeniería me caería bien.
El hombre de cabellera rosada entrecerró sus ojos, mirándome con curiosidad. - Está bien. Sería divertido enseñarle a alguien. - Aquello me hizo esbozar una leve sonrisa. - Soy Maxvin Ironbreaker. Será un grato experimento tenerte como aprendiz, Gaegel. - Dijo mientras extendía su diestra, por lo que hice lo mismo y estreché mi mano con la de el.
Maxvin me llevó dentro de la mansión y nos dirigimos hacia uno de los costados de la mansión. Allí nos dirigimos hacia una fachada, y allí dentro estaba lo que parecía un taller. Una vez allí me llevó a la mesa de trabajo. El pelirrosa tomó un yelmo y luego tomó una charola con piezas y luego un pequeño cuaderno con apuntes. - Esos son lentes de visión nocturna. Sigue las indicaciones de esos apuntes. Espero que termines antes del anochecer. - Rió levemente para luego salir de aquel sitio. Me senté en la silla que estaba frente a la mesa de trabajo. Mirando las piezas y luego le di una hojeada a los apuntes sobre el proceso de elaboración de esos lentes.
Debía de admitir que todo esto era completamente diferente a lo que había hecho, pero no iba a negar que las notas de Maxvin eran muy detalladas y fáciles de entender, por lo que a un ritmo lento fui descubriendo como ensamblar aquel artefacto. Era curioso, yo al ser un licántropo no tengo problema alguno en la noche, al contrario, puedo llegar a ser más eficaz en la noche, pero los humanos eran más limitados. Y este artefacto seguramente sería de ayuda para eso. Luego de un par de horas podía sentir como la luz exterior se había atenuado para dar paso a la noche. Las luces del taller ahora me apoyaban en mi labor. Al terminar, miré el artefacto que había hecho y lo comparé con el que Maxvin había dejado de muestra.
Es cierto, el ensamble era superior en el otro, pero estaba seguro que serían funcionales. Y hablando del diablo, el pelirrosa apareció con la merienda. - Hola Gaegel, ¿Qué tal te fue? - Pues, dímelo tu a mi. - Dejó los alimentos en otra mesa y tomó los lentes. - Hay que probarlos. - Se puso los lentes y salió del taller para ver el exterior. - Oh vaya Gaegelito, lo hiciste muy bien. - Arquee mi ceja. - ¿Gaegelito? - Me parecía irónico, ya que Maxvin era evidentemente menor que yo. - ¿Entonces pasé la prueba? - El pelirrosa se sacó los lentes. - ¿Cual prueba? Tú ya eras parte de esto, solo quería ver como seguías mis anotaciones, y lo hiciste muy bien, debo admitir. Aunque eso no es suficiente en el mundo de la ingeniería. Lo primordial es saber que dependiendo de lo que fabriques y cómo lo fabriques, este podría tener un diferente funcionamiento. Y de eso me encargaré de enseñarte mientras vayamos avanzando. - Asentí levemente. - Comprendo... Será un placer aprender de ti Maxvin.
Han pasado ya algunos días, y con el paso de los días, me enteré que Maxvin no solamente vivía dentro de esa mansión, sino que era el heredero de una gran fortuna y ahora era la cabeza de la familia, además de que muchos en Baslodia lo consideraban un erudito dentro de la ingeniería a pesar de su corta edad. No podía creer que alguien tan prominente se tome su tiempo para enseñarme a mi. Aunque debo decir que no todo el tiempo me dedicaba a estudiar la ingeniería. Para compensar, también realizaba algunas labores de la caza para así apoyar a la servidumbre.
Esa tarde Maxvin se acercó y me sonrió. - Hoy te enseñaré a hacer una brújula. - Aquello me hizo observarlo con interés. - Claro. - El joven comenzó a darme la teoría sobre el tema, y cómo es que funcionaba una brújula. Era un artilugio simple, pero que sin dudas era muy útil para así evitar perderse. Una vez que me dio la lección, se acercó y me dejó sus apuntes. - Lo primordial sería es que puedas hacerla sin necesidad de estos apuntes, pero estoy seguro que llegará el momento en que puedas hacer cualquier artilugio conocido sin necesidad de ver cómo se hace, ya que tendrás el conocimiento de su funcionamiento en tu cabeza. - Sonreí levemente para luego enfocarme en la fabricación de la brújula. Luego de un rato sonreí y le mostré el resultado de mi trabajo a Maxvin, el cual al verlo comenzó a girar para comprobar que efectivamente la aguja apuntara al norte todo el tiempo. - Nada mal Gaegelito.
Luego de una semana allí. Me había acostumbrado a fungir como alguien que seguía a Maxvin cada que salía a Baslodia. Me di cuenta que ese sujeto era algo peculiar con la mayoría de las personas. No con cualquier persona era tan alegre. La mayor parte del tiempo es más reservado y se limita a hablar lo justo necesario, pero al llegar a la mansión y cuando habla con la servidumbre y conmigo se muestra más abierto y jovial. - Gaegelito... Hoy aprenderás a hacer una brújula que no sigue el norte. - Al escuchar aquello arquee mi ceja. - ¿Y a donde va a apuntar? ¿Al sur? - Eso hizo reír levemente a Maxvin. - No, es una brújula que sigue a un orbe.
El muchacho comenzó a explicarme el funcionamiento del orbe, y cómo hacer que la brújula siguiera al orbe y no al norte como normalmente se hace. En esta ocasión, a hacer una variante de algo que ya había hecho, no había apuntes de por medio, solo debía de seguir lo que él había dicho. Por lo que me tardé un poco más que la vez anterior. Pero al terminar. Maxvin tomó la brújula. - Está bien Gaegelito. Toma el orbe y llévatelo. y muévete de un lado a otro. - Asentí y comencé a moverme de un lado a otro, por lo que el muchacho asintió. - Pues nada mal... Funciona bien. - Dijo el muchacho con una amplia sonrisa.
Han pasado dos semanas desde que llegué a la mansión Ironbreaker, y puedo decir que ya me he ganado la confianza de toda la servidumbre, lo cual ya era ganancia. Al principio ellos pensaban que tenía malas intenciones, pero ahora nos llevábamos bastante bien. Maxvin se acercó por detrás de mí y me dijo. - ¿Sabes cómo funcionan los catalejos? Porque es lo que te voy a enseñar a hacer hoy. - Dijo con una amplia sonrisa. Fuimos a la zona de su taller y allí me dio la teoría sobre los catalejos y cómo debían ajustarse los objetos ópticos y oculares.
Acto seguido. Dejó una charola con los objetos necesarios para fabricar uno, sus anotaciones y un catalejo terminado. - Puedes empezar cuando gustes Gaegelito. - Reí levemente. Ya en ese entonces me había acostumbrado a que me llamara así. Aunque ese era un privilegio que solamente tenía Max. Nadie más podía llamarme así más que el. En fin, comencé a trabajar, primero leyendo las anotaciones y posteriormente ensamblando el catalejo. Al finalizar, el joven tomó mi nueva creación y salió del taller para probarlos. - Increíble. Tus ensambles van mejorando cada vez más. Si te hubiese dejado que armaras esto al principio seguramente se hubiera roto al abrirlo. - Dijo con una amplia sonrisa. - Me alegra saber que voy mejorando. - Dije con una sonrisa de orgullo.
Andaba sin ningún rumbo fijo. Había pasado ya un buen tiempo que había dejado la ciudad de Ulmer. Había tomado uno que otro trabajo mientras viajaba, solamente para no morir de hambre. Diversos trabajos, excepto de carpintería. Era algo que no quería hacer, por más que muriera de hambre. Prefería robar antes de trabajar algo con madera. El destino me llevó hasta la entrada de una enorme mansión que esta ubicada justo antes de llegar a Baslodia. En la puerta estaba un joven de cabellera de un tono bastante peculiar. El al verme me sonrió. - ¡Hola hola viajero! ¿Te gustaría ganar algunos aeros? - Al escuchar la propuesta de aquel joven me pareció curiosa. - Claro. ¿Por qué no? - Dije asintiendo levemente.
El parecía estar reparando una especie de mecanismo. El solamente me pedía que le pasara algunas cosas mientras el trabajaba. Observaba con suma atención lo que hacía. Parecía estar fabricando un mecanismo que estaba unido a la puerta de metal de su entrada. Al termino suspiró aliviado. - Parece que lo logré. - Había un mecanismo en la salida de la mansión que se componía por tres palancas. Las jaló y luego se abrió el portón de metal por si solo a base de poleas. - Vaya... Que gran trabajo. - Le dije al joven, el cual sonrió ampliamente. - Gracias por ayudarme. - Miré con interés al joven de cabellera rosada. - Soy Gaegel... Sé que esto es precipitado pero. ¿Podría aprender de tu oficio? - Aquello hizo sonreír a aquel tipo. - ¿De verdad? ¿Te interesa la ingeniería? - Me miró con curiosidad, a lo que asentí levemente. - Sí. Me caería bien aprender un nuevo oficio, y creo que la ingeniería me caería bien.
El hombre de cabellera rosada entrecerró sus ojos, mirándome con curiosidad. - Está bien. Sería divertido enseñarle a alguien. - Aquello me hizo esbozar una leve sonrisa. - Soy Maxvin Ironbreaker. Será un grato experimento tenerte como aprendiz, Gaegel. - Dijo mientras extendía su diestra, por lo que hice lo mismo y estreché mi mano con la de el.
- Apariencia de Maxvin Ironbreaker:
Maxvin me llevó dentro de la mansión y nos dirigimos hacia uno de los costados de la mansión. Allí nos dirigimos hacia una fachada, y allí dentro estaba lo que parecía un taller. Una vez allí me llevó a la mesa de trabajo. El pelirrosa tomó un yelmo y luego tomó una charola con piezas y luego un pequeño cuaderno con apuntes. - Esos son lentes de visión nocturna. Sigue las indicaciones de esos apuntes. Espero que termines antes del anochecer. - Rió levemente para luego salir de aquel sitio. Me senté en la silla que estaba frente a la mesa de trabajo. Mirando las piezas y luego le di una hojeada a los apuntes sobre el proceso de elaboración de esos lentes.
Debía de admitir que todo esto era completamente diferente a lo que había hecho, pero no iba a negar que las notas de Maxvin eran muy detalladas y fáciles de entender, por lo que a un ritmo lento fui descubriendo como ensamblar aquel artefacto. Era curioso, yo al ser un licántropo no tengo problema alguno en la noche, al contrario, puedo llegar a ser más eficaz en la noche, pero los humanos eran más limitados. Y este artefacto seguramente sería de ayuda para eso. Luego de un par de horas podía sentir como la luz exterior se había atenuado para dar paso a la noche. Las luces del taller ahora me apoyaban en mi labor. Al terminar, miré el artefacto que había hecho y lo comparé con el que Maxvin había dejado de muestra.
Es cierto, el ensamble era superior en el otro, pero estaba seguro que serían funcionales. Y hablando del diablo, el pelirrosa apareció con la merienda. - Hola Gaegel, ¿Qué tal te fue? - Pues, dímelo tu a mi. - Dejó los alimentos en otra mesa y tomó los lentes. - Hay que probarlos. - Se puso los lentes y salió del taller para ver el exterior. - Oh vaya Gaegelito, lo hiciste muy bien. - Arquee mi ceja. - ¿Gaegelito? - Me parecía irónico, ya que Maxvin era evidentemente menor que yo. - ¿Entonces pasé la prueba? - El pelirrosa se sacó los lentes. - ¿Cual prueba? Tú ya eras parte de esto, solo quería ver como seguías mis anotaciones, y lo hiciste muy bien, debo admitir. Aunque eso no es suficiente en el mundo de la ingeniería. Lo primordial es saber que dependiendo de lo que fabriques y cómo lo fabriques, este podría tener un diferente funcionamiento. Y de eso me encargaré de enseñarte mientras vayamos avanzando. - Asentí levemente. - Comprendo... Será un placer aprender de ti Maxvin.
* * *
Han pasado ya algunos días, y con el paso de los días, me enteré que Maxvin no solamente vivía dentro de esa mansión, sino que era el heredero de una gran fortuna y ahora era la cabeza de la familia, además de que muchos en Baslodia lo consideraban un erudito dentro de la ingeniería a pesar de su corta edad. No podía creer que alguien tan prominente se tome su tiempo para enseñarme a mi. Aunque debo decir que no todo el tiempo me dedicaba a estudiar la ingeniería. Para compensar, también realizaba algunas labores de la caza para así apoyar a la servidumbre.
Esa tarde Maxvin se acercó y me sonrió. - Hoy te enseñaré a hacer una brújula. - Aquello me hizo observarlo con interés. - Claro. - El joven comenzó a darme la teoría sobre el tema, y cómo es que funcionaba una brújula. Era un artilugio simple, pero que sin dudas era muy útil para así evitar perderse. Una vez que me dio la lección, se acercó y me dejó sus apuntes. - Lo primordial sería es que puedas hacerla sin necesidad de estos apuntes, pero estoy seguro que llegará el momento en que puedas hacer cualquier artilugio conocido sin necesidad de ver cómo se hace, ya que tendrás el conocimiento de su funcionamiento en tu cabeza. - Sonreí levemente para luego enfocarme en la fabricación de la brújula. Luego de un rato sonreí y le mostré el resultado de mi trabajo a Maxvin, el cual al verlo comenzó a girar para comprobar que efectivamente la aguja apuntara al norte todo el tiempo. - Nada mal Gaegelito.
* * *
Luego de una semana allí. Me había acostumbrado a fungir como alguien que seguía a Maxvin cada que salía a Baslodia. Me di cuenta que ese sujeto era algo peculiar con la mayoría de las personas. No con cualquier persona era tan alegre. La mayor parte del tiempo es más reservado y se limita a hablar lo justo necesario, pero al llegar a la mansión y cuando habla con la servidumbre y conmigo se muestra más abierto y jovial. - Gaegelito... Hoy aprenderás a hacer una brújula que no sigue el norte. - Al escuchar aquello arquee mi ceja. - ¿Y a donde va a apuntar? ¿Al sur? - Eso hizo reír levemente a Maxvin. - No, es una brújula que sigue a un orbe.
El muchacho comenzó a explicarme el funcionamiento del orbe, y cómo hacer que la brújula siguiera al orbe y no al norte como normalmente se hace. En esta ocasión, a hacer una variante de algo que ya había hecho, no había apuntes de por medio, solo debía de seguir lo que él había dicho. Por lo que me tardé un poco más que la vez anterior. Pero al terminar. Maxvin tomó la brújula. - Está bien Gaegelito. Toma el orbe y llévatelo. y muévete de un lado a otro. - Asentí y comencé a moverme de un lado a otro, por lo que el muchacho asintió. - Pues nada mal... Funciona bien. - Dijo el muchacho con una amplia sonrisa.
* * *
Han pasado dos semanas desde que llegué a la mansión Ironbreaker, y puedo decir que ya me he ganado la confianza de toda la servidumbre, lo cual ya era ganancia. Al principio ellos pensaban que tenía malas intenciones, pero ahora nos llevábamos bastante bien. Maxvin se acercó por detrás de mí y me dijo. - ¿Sabes cómo funcionan los catalejos? Porque es lo que te voy a enseñar a hacer hoy. - Dijo con una amplia sonrisa. Fuimos a la zona de su taller y allí me dio la teoría sobre los catalejos y cómo debían ajustarse los objetos ópticos y oculares.
Acto seguido. Dejó una charola con los objetos necesarios para fabricar uno, sus anotaciones y un catalejo terminado. - Puedes empezar cuando gustes Gaegelito. - Reí levemente. Ya en ese entonces me había acostumbrado a que me llamara así. Aunque ese era un privilegio que solamente tenía Max. Nadie más podía llamarme así más que el. En fin, comencé a trabajar, primero leyendo las anotaciones y posteriormente ensamblando el catalejo. Al finalizar, el joven tomó mi nueva creación y salió del taller para probarlos. - Increíble. Tus ensambles van mejorando cada vez más. Si te hubiese dejado que armaras esto al principio seguramente se hubiera roto al abrirlo. - Dijo con una amplia sonrisa. - Me alegra saber que voy mejorando. - Dije con una sonrisa de orgullo.
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Lentes de Visión Nocturna | [Yelmo] anteojos que amplifican la luz, permitiendo ver en la oscuridad. Todo parece de color verde. | 5 |
Brújula Simple | [Artilugio] Una brújula sencilla. Siempre apunta al norte. | 5 |
Brújula de Rastreo X-1 | [Artilugio, Limitado] Consiste en un orbe pequeño, que puede ser disimulado como una joya, y una especie de brújula de bolsillo. La aguja de la brújula siempre apuntará hacia el orbe, sin importar lo lejos que esté. | 5 |
Catalejos del Pirata | [Artilugio] Catalejos simple y retráctil, fácilmente portátil, que permite ver a la distancia. | 5 |
TOTAL | 20 |
Gaegel
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Aún continuaba desconcertado por la noticia que me había dado Corvo sobre mi nuevo “compañero”. Aquel sujeto de aura oscura no parecía ser digno de ser parte de Gnosis, ni siquiera había sido convocado por el líder, parecía más un mal chiste y que por un golpe de suerte ahora se encontraba en la sede.
Un ave de plumas negras revoloteaba por los salones y pasillos, emitiendo un sonido chirriante que molestaba no solo a mí, sino al resto de estrellas que estaban igual de confundidos que yo. Nadie hablaba, nadie quería contradecir a Sol, pero nadie estaba conforme con el tal Dante, que ahora sería llamado Pollux.
Mientras caminaba por las estancias de la sede, el cuervo voló con rapidez a mi lado, doblando en la esquina y entrando al cuarto designado como armería del gremio. Al seguir al ave me percaté que Dante estaba dentro de aquella habitación. Me quedé en el marco de la puerta protegido por las sombras mientras miraba al humano que se había quitado su capa negra y ahora dejaba ver su brazo metálico.
Dante con algunas herramientas apretaba algunos tornillos y engranajes de un dispositivo encima de su prótesis. Se trataba de una ballesta compacta de dardos, un modelo que no había visto anteriormente y parecía ser más la creación de un sujeto limitado por su propia discapacidad. Un arma única para un sujeto con características "únicas".
Listo K, ya soy uno más y seguro esto facilitará conseguir lo que buscamos. Tan solo mira, cuantas herramientas y artilugios, ahora puedo mejorar mi ballesta y hacerla mil veces más letal de lo que ya era… - le comentó el humano al ave que se posaba en su hombro.
Kwah – replicó el pájaro.
Si… lo sé. Pero igual no me interesa hacer amigos aquí.
El ave se acercó a la mesa donde el humano apoyaba el brazo metálico mientras modificaba su arma y empezó a picotear la madera de la tabla en un ritmo particular.
Tranquilo – respondió el humano – el líder confía en mí y con eso ya es suficiente, al parecer mi compañero ahora será un vampiro narcisista… tan solo pensarlo ya me da asco, pero las reglas indican que nada de matar a otro, así que solo enfócate en el objetivo final…
El ave revoloteó nuevamente en silencio y se posó en una de las columnas del techo viendo a su amo.
Yo seguiré mejorando mi ballesta, hay algunas ideas que tengo en mente y seguro con todo este equipo pueda lograrlo…
Un ave de plumas negras revoloteaba por los salones y pasillos, emitiendo un sonido chirriante que molestaba no solo a mí, sino al resto de estrellas que estaban igual de confundidos que yo. Nadie hablaba, nadie quería contradecir a Sol, pero nadie estaba conforme con el tal Dante, que ahora sería llamado Pollux.
Mientras caminaba por las estancias de la sede, el cuervo voló con rapidez a mi lado, doblando en la esquina y entrando al cuarto designado como armería del gremio. Al seguir al ave me percaté que Dante estaba dentro de aquella habitación. Me quedé en el marco de la puerta protegido por las sombras mientras miraba al humano que se había quitado su capa negra y ahora dejaba ver su brazo metálico.
Dante con algunas herramientas apretaba algunos tornillos y engranajes de un dispositivo encima de su prótesis. Se trataba de una ballesta compacta de dardos, un modelo que no había visto anteriormente y parecía ser más la creación de un sujeto limitado por su propia discapacidad. Un arma única para un sujeto con características "únicas".
Listo K, ya soy uno más y seguro esto facilitará conseguir lo que buscamos. Tan solo mira, cuantas herramientas y artilugios, ahora puedo mejorar mi ballesta y hacerla mil veces más letal de lo que ya era… - le comentó el humano al ave que se posaba en su hombro.
Kwah – replicó el pájaro.
Si… lo sé. Pero igual no me interesa hacer amigos aquí.
El ave se acercó a la mesa donde el humano apoyaba el brazo metálico mientras modificaba su arma y empezó a picotear la madera de la tabla en un ritmo particular.
Tranquilo – respondió el humano – el líder confía en mí y con eso ya es suficiente, al parecer mi compañero ahora será un vampiro narcisista… tan solo pensarlo ya me da asco, pero las reglas indican que nada de matar a otro, así que solo enfócate en el objetivo final…
El ave revoloteó nuevamente en silencio y se posó en una de las columnas del techo viendo a su amo.
Yo seguiré mejorando mi ballesta, hay algunas ideas que tengo en mente y seguro con todo este equipo pueda lograrlo…
OBJETOS A COMPRAR | AEROS | |
---|---|---|
Ballesta Montada Normal | [Guante, Arma de Proyectil] Pequeña arma montada en un guante que permite lanzar dardos a cortas distancias. Posee una calidad Normal. | 160 |
TOTAL | 160 |
Zagreus
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Wolf Works | Engineering Anthology | Book 1 | Chapter 2
Hace 10 años - Afueras de Baslodia
Ha pasado un mes desde mi llegada a la mansión Ironbreaker. Poco a poco la relación entre Max y yo mejoraba considerablemente. Después de todo, ese muchacho era una persona que se daba a apreciar fácilmente, o al menos con la gente que el deseaba abrirse. La mayor parte de la gente que lo rodea lo busca solo con intereses económicos, o buscando colgarse de la gran reputación que tenía ese joven prodigio. Y eso me molestaba un poco, con el trato de las personas de alto nivel con las que se codeaba Max podía comprender a la perfección el porqué siempre se mostraba receloso con los demás. Además de que fungir como su guardián me ayuda bastante a mantener a raya a quienes molestan a Max.
Por suerte el día de hoy era tranquilo, el joven Ironbreaker no salió a ninguna parte, por lo que yo estaba en el jardín. Cuando me di cuenta, el muchacho de cabellera pelirrosa se acercó a mi con una jarra de cerveza. - ¡Gaegelito!... Hoy te enseñaré a fabricar algo más. - Al escucharlo asentí levemente. - De acuerdo. - Me levanté de mi lugar y caminé al lado de Max hasta su taller. Allí comenzó con su lección. Al traer el artilugio que iba a fabricar, no pude evitar pensar que tenía cierta familiaridad con la ballesta, aunque claro. Era algo completamente diferente, y con propósitos distintos también.
Luego de eso comencé a revisar los apuntes de Max. Comencé a construir la pistola de cuerda. Pasó un buen rato, cerca de una hora, y luego de beber un par de tarros de cerveza. Había finalizado con la encomienda que Max me había dejado. - Mmm, veamos. - Se acercó y comenzó a revisar la pistola. - El ensamble es el adecuado. ¿Por qué no la pruebas tratando de colgarte del techo de la mansión? - ¿Qué?... ¿Bromeas? - Negó con una amplia sonrisa. - Claro que no... Yo mismo pruebo la eficacia de mis creaciones. Te vendría bien hacer lo mismo. - Parecía que no me quedaba más remedio que acatar sus palabras.
Han pasado un par de días. Gracias a mi suerte, la pistola de cuerda había funcionado a la perfección. Eso de lanzarme por la ventana para averiguar que los artilugios funcionan correctamente resultaba muy arriesgado. Aunque el hecho de que el mismo Max se arrojara conmigo al vacío me ayudó a hacerlo con más valentía.
El día de hoy, el joven Ironbreaker se tomó la molestia de darme una lección, ya que aprendería a fabricar un artilugio bastante peculiar. Podía tener un uso tanto fatal, como sanador, ya que consiste en un artefacto que sirve para que el líquido entre de manera más rápido en el cuerpo para que el efecto sea más inmediato. No lo iba a negar, tenía un aspecto curioso. Mis manos sostenían la muestra para así ver con detenimiento la inyección.
Luego de revisar las indicaciones del muchacho comencé a trabajar. Este artefacto era más pequeño, por lo que debía de hacerlo con cuidado. Es curioso como los artilugios más pequeños, o los objetos más pequeños en general, elaborarlos requería de mayor atención. Luego de un rato hice no solo una, sino dos inyecciones por petición de Max. - Vaya... Te han quedado muy bien. Vamos a probarlas. - En aquel momento sonreía, pero al decir aquello último, mi sonrisa se borró. Sacó un par de frascos. - Primero te inyectaré veneno, y luego te inyectaré el antídoto. De esa manera veremos si funcionan. - Al escucharlo hablar tan tranquilo me asustó, por lo que negué con mi cabeza. Esa respuesta hizo que el esbozara primero una sonrisa y luego rió con fuerza. - Solo estoy jugando Gaegelito. Obviamente que no intentaría algo así. Claramente se ve que son funcionales. - Al escucharlo decir eso me hizo suspirar profundamente en señal de alivio. - Menos mal... - Max sin lugar a dudas era un tipo raro. No sabía cuando tomarlo enserio y cuando en broma.
Ha pasado un mes desde mi llegada a la mansión Ironbreaker. Poco a poco la relación entre Max y yo mejoraba considerablemente. Después de todo, ese muchacho era una persona que se daba a apreciar fácilmente, o al menos con la gente que el deseaba abrirse. La mayor parte de la gente que lo rodea lo busca solo con intereses económicos, o buscando colgarse de la gran reputación que tenía ese joven prodigio. Y eso me molestaba un poco, con el trato de las personas de alto nivel con las que se codeaba Max podía comprender a la perfección el porqué siempre se mostraba receloso con los demás. Además de que fungir como su guardián me ayuda bastante a mantener a raya a quienes molestan a Max.
Por suerte el día de hoy era tranquilo, el joven Ironbreaker no salió a ninguna parte, por lo que yo estaba en el jardín. Cuando me di cuenta, el muchacho de cabellera pelirrosa se acercó a mi con una jarra de cerveza. - ¡Gaegelito!... Hoy te enseñaré a fabricar algo más. - Al escucharlo asentí levemente. - De acuerdo. - Me levanté de mi lugar y caminé al lado de Max hasta su taller. Allí comenzó con su lección. Al traer el artilugio que iba a fabricar, no pude evitar pensar que tenía cierta familiaridad con la ballesta, aunque claro. Era algo completamente diferente, y con propósitos distintos también.
Luego de eso comencé a revisar los apuntes de Max. Comencé a construir la pistola de cuerda. Pasó un buen rato, cerca de una hora, y luego de beber un par de tarros de cerveza. Había finalizado con la encomienda que Max me había dejado. - Mmm, veamos. - Se acercó y comenzó a revisar la pistola. - El ensamble es el adecuado. ¿Por qué no la pruebas tratando de colgarte del techo de la mansión? - ¿Qué?... ¿Bromeas? - Negó con una amplia sonrisa. - Claro que no... Yo mismo pruebo la eficacia de mis creaciones. Te vendría bien hacer lo mismo. - Parecía que no me quedaba más remedio que acatar sus palabras.
* * *
Han pasado un par de días. Gracias a mi suerte, la pistola de cuerda había funcionado a la perfección. Eso de lanzarme por la ventana para averiguar que los artilugios funcionan correctamente resultaba muy arriesgado. Aunque el hecho de que el mismo Max se arrojara conmigo al vacío me ayudó a hacerlo con más valentía.
El día de hoy, el joven Ironbreaker se tomó la molestia de darme una lección, ya que aprendería a fabricar un artilugio bastante peculiar. Podía tener un uso tanto fatal, como sanador, ya que consiste en un artefacto que sirve para que el líquido entre de manera más rápido en el cuerpo para que el efecto sea más inmediato. No lo iba a negar, tenía un aspecto curioso. Mis manos sostenían la muestra para así ver con detenimiento la inyección.
Luego de revisar las indicaciones del muchacho comencé a trabajar. Este artefacto era más pequeño, por lo que debía de hacerlo con cuidado. Es curioso como los artilugios más pequeños, o los objetos más pequeños en general, elaborarlos requería de mayor atención. Luego de un rato hice no solo una, sino dos inyecciones por petición de Max. - Vaya... Te han quedado muy bien. Vamos a probarlas. - En aquel momento sonreía, pero al decir aquello último, mi sonrisa se borró. Sacó un par de frascos. - Primero te inyectaré veneno, y luego te inyectaré el antídoto. De esa manera veremos si funcionan. - Al escucharlo hablar tan tranquilo me asustó, por lo que negué con mi cabeza. Esa respuesta hizo que el esbozara primero una sonrisa y luego rió con fuerza. - Solo estoy jugando Gaegelito. Obviamente que no intentaría algo así. Claramente se ve que son funcionales. - Al escucharlo decir eso me hizo suspirar profundamente en señal de alivio. - Menos mal... - Max sin lugar a dudas era un tipo raro. No sabía cuando tomarlo enserio y cuando en broma.
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Pistola de Cuerda | [Artilugio, Limitado, 1 Uso] Aparato similar a una ballesta, que posee una firme, pero delgada cuerda terminada en un gancho metálico. Al lanzarse, se engancha para poder escalar fácilmente. Puede usarse como arma. Es posible recuperar su uso si se tienen algunos minutos para rebobinar la cuerda y volver a poner todo en su lugar. | 5 |
Inyección | [Artilugio, Limitado, 2 Usos] Tubo metálico que contiene un recipiente de vidrio y dos agujas. Optimiza el uso de una poción o veneno, al inyectarlo directamente al torrente sanguíneo. Permite consumir una carga de cualquier pócima o veneno para llenarla. Luego de eso, gastar una carga de este objeto equivale a usar el efecto del la mezcla usada (es decir, permite 2 usos de tal poción o veneno). No funciona con mezclas de calida Épica o Legendaria. | 5 |
TOTAL | 10 |
Gaegel
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
- Esta debe ser Ulmer. - rememoró, reconociendo el lugar que ya había visto señalado en su mapa de viaje como punto de interés. Multitud de adornos, de los diferentes tonos rojizos y marrones que representaban a la nueva estación, estaban esparcidos por puestos de todo tipo y también por las casas circundantes.
Decenas de mercaderes se habían congregado para la ocasión, y ofrecían sus productos a viva voz, intentando captar la atención de quienes, como la mujer bestia, decidían acercarse a echar un vistazo. - Seguro que aquí puedo conseguir todo lo que necesito. - pensó, justo antes de que su estómago empezase a rugir, dejándola en evidencia. Con las mejillas enrojecidas a causa de la vergüenza, optó por ir primero a por algo de comer, consiguiendo algo de carne asada y pan por unas pocas monedas.
- Ahora sí. - musitó, encaminándose hacia otra zona, en la que se reunían varios artesanos. Según tenía entendido, los licántropos eran expertos en el curtido de las pieles y la fabricación de equipamiento con ellas, por lo que no dudó en acercarse a comprobar con sus propios ojos si era verdad. - Ojalá pudiese aprender de ellos. - susurró, mientras examinaba varias piezas de una armadura ligera. El material estaba finamente trabajado no solo para que fuese práctica sino también para que resultase bonita a la vista.
La morena se tomó su tiempo para revisar los diferentes artículos que estaban a la venta, hasta que uno en concreto captó toda su atención. Sin pensarlo, alargó la mano para tomarlo y verlo más de cerca, provocando que la dueña del puesto se sobresaltase. - ¡Cuidado muchacha! Está recién afilado. - la advirtió, deteniéndose a observarla. - Oh… per...perdón. - se disculpó Ava enseguida, devolviéndolo a su sitio. - No te preocupes, no quiero que nadie se corte, solo es eso. - habló con suavidad, mostrándose amable con la visitante.
- ¿Buscas algo en particular? Tenemos todo tipo de armas. - preguntó, señalando el amplio surtido que yacía sobre la mesa. - Sí… que… quería un cuchillo de caza. - respondió la córvida, desviando la mirada hacia el que acababa de dejar. - Entonces ibas bien encaminada, este es de los mejores que tengo ahora mismo, es ligero y muy resistente. - explicó la mercader, sosteniéndolo entre sus manos. - Me lo llevo. - indicó, buscando su bolsa de aeros para hacer el pago correspondiente. - ¡Estupendo! Espera un momento, le buscaré una funda. - contestó, girándose para rebuscar entre un montón de ellas hasta dar con la adecuada.
Una vez terminada la transacción, Ava dio las gracias y siguió avanzando por entre los distintos puestos, alejándose de la zona central hasta llegar a una algo más apartada, en la que al parecer iba a tener lugar un concurso de tiro con arco.
Off: Vengo a formalizar la compra del cuchillo que hago en el siguiente tema: Link Así que copio un extracto del post en cuestión para adquirirlo.
Decenas de mercaderes se habían congregado para la ocasión, y ofrecían sus productos a viva voz, intentando captar la atención de quienes, como la mujer bestia, decidían acercarse a echar un vistazo. - Seguro que aquí puedo conseguir todo lo que necesito. - pensó, justo antes de que su estómago empezase a rugir, dejándola en evidencia. Con las mejillas enrojecidas a causa de la vergüenza, optó por ir primero a por algo de comer, consiguiendo algo de carne asada y pan por unas pocas monedas.
- Ahora sí. - musitó, encaminándose hacia otra zona, en la que se reunían varios artesanos. Según tenía entendido, los licántropos eran expertos en el curtido de las pieles y la fabricación de equipamiento con ellas, por lo que no dudó en acercarse a comprobar con sus propios ojos si era verdad. - Ojalá pudiese aprender de ellos. - susurró, mientras examinaba varias piezas de una armadura ligera. El material estaba finamente trabajado no solo para que fuese práctica sino también para que resultase bonita a la vista.
La morena se tomó su tiempo para revisar los diferentes artículos que estaban a la venta, hasta que uno en concreto captó toda su atención. Sin pensarlo, alargó la mano para tomarlo y verlo más de cerca, provocando que la dueña del puesto se sobresaltase. - ¡Cuidado muchacha! Está recién afilado. - la advirtió, deteniéndose a observarla. - Oh… per...perdón. - se disculpó Ava enseguida, devolviéndolo a su sitio. - No te preocupes, no quiero que nadie se corte, solo es eso. - habló con suavidad, mostrándose amable con la visitante.
- ¿Buscas algo en particular? Tenemos todo tipo de armas. - preguntó, señalando el amplio surtido que yacía sobre la mesa. - Sí… que… quería un cuchillo de caza. - respondió la córvida, desviando la mirada hacia el que acababa de dejar. - Entonces ibas bien encaminada, este es de los mejores que tengo ahora mismo, es ligero y muy resistente. - explicó la mercader, sosteniéndolo entre sus manos. - Me lo llevo. - indicó, buscando su bolsa de aeros para hacer el pago correspondiente. - ¡Estupendo! Espera un momento, le buscaré una funda. - contestó, girándose para rebuscar entre un montón de ellas hasta dar con la adecuada.
Una vez terminada la transacción, Ava dio las gracias y siguió avanzando por entre los distintos puestos, alejándose de la zona central hasta llegar a una algo más apartada, en la que al parecer iba a tener lugar un concurso de tiro con arco.
- Cuchillo:
Off: Vengo a formalizar la compra del cuchillo que hago en el siguiente tema: Link Así que copio un extracto del post en cuestión para adquirirlo.
OBJETOS A COMPRAR | AEROS | |
---|---|---|
Armas Arrojadjizas Regulares | [Arma, 4 Usos] Construye cuchillos u otras armas afiladas pequeñas de calidad Normal, diseñadas para ser arrojadas al enemigo. Recuperar la cuchilla devuelve el uso gastado. | 140 |
TOTAL | 140 |
Ava Kenrith
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Re: MERCADO de Aerandir
ACTUALIZADO
Ava: Ya se te han restado los 140 aeros de la compra. No se te suma el punto de experiencia dado que se trata de un extracto de otro rol en curso (por el que recibirás la debida recompensa en su momento). Realmente, habría valido con incluir el enlace al post, como se hace en los talleres.
Sobre el cuchillo: Técnicamente, recibirías 4 cuchillos con esta compra (de ahí los 4 usos que se recuperan al recuperar el proyectil, un uso por cuchillo lanzado). Eso ya roléalo como prefieras.
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