¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
De repente, brotó agua en un cuenco vacío.
De repente, el desconocido comenzó a retorcerse en agonía y un símbolo apareció en su cuello como si lo estuvieran marcando con un fierro caliente.
De repente, aparecieron dos bestias enormes y todo fue caos.
La joven perdió el control de la situación, si es que alguna vez lo tuvo. Las personas gritaban y huían despavoridas, sus gritos de alguna forma aturdían a los lupinos gigantes que saltaban sobre los puestos e intentaban atacar dando mordiscos al aire. El elfo de nombre Aranarth desenvainó y se dispuso a atacar a los lobos, al igual que la elfa que llegó junto al que conjuró el agua en el cuenco. Por la mente de Ingela pasaron miles de ideas, de preguntas y acciones, pero en el fondo no sabía qué hacer.
Giró y encaró al mago, tomó sus manos y mirándolo a los ojos le dijo -Soy Ingela, gracias por ayudar, necesito que se quede con el hombre-. La mirada de la chica era dulce pero su expresión fiera. Transmitía seguridad y dejaba ver que algo en su mente se había tramado. Giró y se sacó las botas, cerró los ojos y respiró hondo. -Una llama que crece...- murmuró.
Cualquiera que viera aquello sentiría espanto y una sensación de incomodidad en la nuca; a velocidad acelerada, en cuestión de segundos, los huesos de la joven muchacha se quebraban, sus músculos vibraban en fuertes espasmos, de su piel brotaban escamas y su cuerpo se estiraba, tomando la forma de una bestia reptil alada, con fuertes garras y espeluznantes colmillos. En menos de un minuto la figura de la bella Ingela no estaba y en su lugar, un dragón rugía poderosamente, alzando el vuelo en pos de los enormes lobos que atacaban sin piedad.
De repente, el desconocido comenzó a retorcerse en agonía y un símbolo apareció en su cuello como si lo estuvieran marcando con un fierro caliente.
De repente, aparecieron dos bestias enormes y todo fue caos.
La joven perdió el control de la situación, si es que alguna vez lo tuvo. Las personas gritaban y huían despavoridas, sus gritos de alguna forma aturdían a los lupinos gigantes que saltaban sobre los puestos e intentaban atacar dando mordiscos al aire. El elfo de nombre Aranarth desenvainó y se dispuso a atacar a los lobos, al igual que la elfa que llegó junto al que conjuró el agua en el cuenco. Por la mente de Ingela pasaron miles de ideas, de preguntas y acciones, pero en el fondo no sabía qué hacer.
Giró y encaró al mago, tomó sus manos y mirándolo a los ojos le dijo -Soy Ingela, gracias por ayudar, necesito que se quede con el hombre-. La mirada de la chica era dulce pero su expresión fiera. Transmitía seguridad y dejaba ver que algo en su mente se había tramado. Giró y se sacó las botas, cerró los ojos y respiró hondo. -Una llama que crece...- murmuró.
Cualquiera que viera aquello sentiría espanto y una sensación de incomodidad en la nuca; a velocidad acelerada, en cuestión de segundos, los huesos de la joven muchacha se quebraban, sus músculos vibraban en fuertes espasmos, de su piel brotaban escamas y su cuerpo se estiraba, tomando la forma de una bestia reptil alada, con fuertes garras y espeluznantes colmillos. En menos de un minuto la figura de la bella Ingela no estaba y en su lugar, un dragón rugía poderosamente, alzando el vuelo en pos de los enormes lobos que atacaban sin piedad.
Última edición por Ingela el Lun Oct 24 2016, 03:17, editado 1 vez (Razón : ¡No quiero que me regañen!)
Ingela
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El extraño y deplorable personaje había llamado más atención de lo que hubiese esperado, pero mientras más ayuda mejor, así terminaríamos más rápido para poder volver a comer; por desgracia los mismos que se habían ofrecido a ayudar comenzaron a discutir sobre sus asuntos personales y cosas sin importancia, por esa razón me vi obligado a mantenerme alerta ante cualquier movimiento sospechoso ya que un enfrentamiento innecesario parecía inevitable.
Debido a cómo avanzaban las cosas opté por intentar sanar al sujeto para luego largarme de ese lugar antes de que me viera involucrado en un problema, sin embargo, cuando apenas coloqué una de mis manos sobre el herido, inmediatamente algo inesperado y bastante extraño sucedió -¡¿Pero qué?!- Murmuré completamente desconcertado mientras observaba cómo el sujeto al que traté de sanar se tiró al suelo para luego revolcarse por un supuesto dolor que lo atormentaba.
Aquello me había dejado más confundido que sorprendido, que mis manos pudieran lastimar a alguien con tan solo tocarlo no era algo que se pudiera ver todos los días, sin embargo las cosas no terminarían ahí sino que el enigmático sujeto tenía más sorpresas que mostrar, pues en el cuello de éste se hizo notar una marca que emitía un extraño resplandor mientras que en el lugar donde intenté sanarlo desprendía un misterioso vapor oscuro que por alguna extraña razón se me hacía un poco familiar.
Dejando esos detalles de lado, disimuladamente retrocedí un par de pasos tratando de escapar mientras que todos estaban distraídos, lo mejor era evitar involucrarme en problemas -(Está bien Rauko, muévete lentamente y no hagas ruido)- Pensé mientras seguía retrocediendo.
Desafortunadamente mis planes se verían frustrados rápidamente, en ese instante dos licántropos se escabulleron entre los arbustos para luego mostrarse ante todos, lo que desencadenó el caos en la fiesta donde la mayoría fueron invadidos por el temor -(No puede ser, mejor me hubiera quedado durmiendo en casa, pero ahora entiendo lo de “no subir a carretas desconocidas”, desde ahora en adelante obedeceré esa regla)- Fue lo único que pensé en aquel instante, pues era mi primera visita al hogar de los elfos, la primera vez que intentaba ayudar a alguien sin ni siquiera preguntar, y de pronto pasa todo eso; tal vez era una señal de los dioses, algo que me indicaba a no ser tan confiado e ingenuo.
Finalmente todos los guerreros que se encontraban cerca se olvidaron de sus diferencias por un momento para enfrentar a la nueva amenaza, no obstante, repentinamente una mujer se convirtió en una enorme bestia alada logrando así tomarme desprevenido, por lo que no pude evitar agacharme para luego desenvainar mi espada, sin embargo, toda mi preocupación fue en vano ya que se trataba de una de esas personas con la capacidad de transformarse en un dragón.
Una vez aclaradas las cosas opté por levantarme y prepararme para luchar, en ese momento huir me haría ver como un cobarde y eso siempre era algo que prefería evitar a cualquier costo; entonces observé al par de licántropos para analizarlos antes de lanzarme al ataque como loco -(Dos enemigos, varios aliados, lo mejor es rodearlos y así evitaremos que escapen)- Pensé mientras me preparaba para atacar, aunque no pude evitar ver que el par de licántropos también tenían la misma marca del otro sujeto, pero por el momento eso tendría que ignorarse.
Debido a que el par de licántropos tomaron el mismo trayecto para acercarse a su objetivo y tomando en cuenta que mis nuevos aliados se encontraban en medio del camino para detenerlos, opté por dirigirme hacia un lado para correr por detrás de los puestos de comida, cosa que tal vez haría que todos pensaran que yo había huido.
Tras recorrer el camino lo más rápido posible, aparecí nuevamente en la escena pero esta vez estaría ubicado diez metros detrás de los licántropos quienes se encontraban rodeados. Una vez en posición, me coloqué con una postura ofensiva a la espera de la mejor oportunidad para atacar.
Debido a cómo avanzaban las cosas opté por intentar sanar al sujeto para luego largarme de ese lugar antes de que me viera involucrado en un problema, sin embargo, cuando apenas coloqué una de mis manos sobre el herido, inmediatamente algo inesperado y bastante extraño sucedió -¡¿Pero qué?!- Murmuré completamente desconcertado mientras observaba cómo el sujeto al que traté de sanar se tiró al suelo para luego revolcarse por un supuesto dolor que lo atormentaba.
Aquello me había dejado más confundido que sorprendido, que mis manos pudieran lastimar a alguien con tan solo tocarlo no era algo que se pudiera ver todos los días, sin embargo las cosas no terminarían ahí sino que el enigmático sujeto tenía más sorpresas que mostrar, pues en el cuello de éste se hizo notar una marca que emitía un extraño resplandor mientras que en el lugar donde intenté sanarlo desprendía un misterioso vapor oscuro que por alguna extraña razón se me hacía un poco familiar.
Dejando esos detalles de lado, disimuladamente retrocedí un par de pasos tratando de escapar mientras que todos estaban distraídos, lo mejor era evitar involucrarme en problemas -(Está bien Rauko, muévete lentamente y no hagas ruido)- Pensé mientras seguía retrocediendo.
Desafortunadamente mis planes se verían frustrados rápidamente, en ese instante dos licántropos se escabulleron entre los arbustos para luego mostrarse ante todos, lo que desencadenó el caos en la fiesta donde la mayoría fueron invadidos por el temor -(No puede ser, mejor me hubiera quedado durmiendo en casa, pero ahora entiendo lo de “no subir a carretas desconocidas”, desde ahora en adelante obedeceré esa regla)- Fue lo único que pensé en aquel instante, pues era mi primera visita al hogar de los elfos, la primera vez que intentaba ayudar a alguien sin ni siquiera preguntar, y de pronto pasa todo eso; tal vez era una señal de los dioses, algo que me indicaba a no ser tan confiado e ingenuo.
Finalmente todos los guerreros que se encontraban cerca se olvidaron de sus diferencias por un momento para enfrentar a la nueva amenaza, no obstante, repentinamente una mujer se convirtió en una enorme bestia alada logrando así tomarme desprevenido, por lo que no pude evitar agacharme para luego desenvainar mi espada, sin embargo, toda mi preocupación fue en vano ya que se trataba de una de esas personas con la capacidad de transformarse en un dragón.
Una vez aclaradas las cosas opté por levantarme y prepararme para luchar, en ese momento huir me haría ver como un cobarde y eso siempre era algo que prefería evitar a cualquier costo; entonces observé al par de licántropos para analizarlos antes de lanzarme al ataque como loco -(Dos enemigos, varios aliados, lo mejor es rodearlos y así evitaremos que escapen)- Pensé mientras me preparaba para atacar, aunque no pude evitar ver que el par de licántropos también tenían la misma marca del otro sujeto, pero por el momento eso tendría que ignorarse.
Debido a que el par de licántropos tomaron el mismo trayecto para acercarse a su objetivo y tomando en cuenta que mis nuevos aliados se encontraban en medio del camino para detenerlos, opté por dirigirme hacia un lado para correr por detrás de los puestos de comida, cosa que tal vez haría que todos pensaran que yo había huido.
Tras recorrer el camino lo más rápido posible, aparecí nuevamente en la escena pero esta vez estaría ubicado diez metros detrás de los licántropos quienes se encontraban rodeados. Una vez en posición, me coloqué con una postura ofensiva a la espera de la mejor oportunidad para atacar.
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Aquel acto de buena fe que le había expuesto a un público que había guardado su despreció durante años hacía los de su raza, a pesar de todo no fue el centro de atención durante mucho tiempo, en un abrir de ojos un par de licántropos saltaron de entre los arbustos causando un caos en la fiesta, los invitados corrían despavoridos y los pocos que se habían quedado a defender al resto debían soportar los gritos del hombre marcado.
Por suerte la mujer que tenía frente a él no parecía juzgar por el hecho de ser un brujo. Ella agradecida por el acto de Arlen le pidió que permaneciera cerca de aquel hombre - Yo me haré cargo - dijo a la par que asentía. Mientras la mujer recitaba una especie de oración el se alejo unos pasos en dirección al hombre, no sin volver la cabeza atrás para ver como aquella mujer ahora se transformaba poco a poco en un magnífico dragón.
Tauriel, que había permanecido se preocupaba de sí el mago sería capaz de defenderse únicamente con su báculo - Sí - respondió con seguridad mientras que a la par desviaba su mirada en dirección a donde había escondido el arma, levantó la mano y con la telequinesia propia de los brujos tiró del báculo haciendo que este sobrevolara a la masa de gente que huía hasta parar en su mano.
la siguiente pregunta de la elfa no era tan fácil de responder, había observado que los licántropos y aquel hombre compartían la misma marca, aquello podía significar muchas cosas pero ahora no era el momento de ponerse a divagar - Quizás sean de un mismo clan lo que está claro es que la marca es de origen mágico - respondió viendo como antes las manos sanadoras del joven elfo habían provocado una reacción inesperada en el hombre - Oscura, seguramente, sí salimos de aquí vivos podremos buscar respuestas - tras esto Tauriel se alejó de Arlen para hablar con el otro elfo.
El brujo vio por el rabillo del ojo como el joven elfo que había hecho el intento de curar al hombre marcado se alejaba, seguramente sería lo mejor para el chiquillo. Dejó aquello de lado y volvió a prestar atención al hombre y a la situación, creía que la dragona junto al elfo y Tauriel supondrían una barrera lo suficiente gruesa como para no ser fácil de llegar al hombre, sin embargo decidió aguantar en pie junto a aquel sujeto preparado para dar apoyo si alguno de los tres necesitaban ayuda.
Por suerte la mujer que tenía frente a él no parecía juzgar por el hecho de ser un brujo. Ella agradecida por el acto de Arlen le pidió que permaneciera cerca de aquel hombre - Yo me haré cargo - dijo a la par que asentía. Mientras la mujer recitaba una especie de oración el se alejo unos pasos en dirección al hombre, no sin volver la cabeza atrás para ver como aquella mujer ahora se transformaba poco a poco en un magnífico dragón.
Tauriel, que había permanecido se preocupaba de sí el mago sería capaz de defenderse únicamente con su báculo - Sí - respondió con seguridad mientras que a la par desviaba su mirada en dirección a donde había escondido el arma, levantó la mano y con la telequinesia propia de los brujos tiró del báculo haciendo que este sobrevolara a la masa de gente que huía hasta parar en su mano.
la siguiente pregunta de la elfa no era tan fácil de responder, había observado que los licántropos y aquel hombre compartían la misma marca, aquello podía significar muchas cosas pero ahora no era el momento de ponerse a divagar - Quizás sean de un mismo clan lo que está claro es que la marca es de origen mágico - respondió viendo como antes las manos sanadoras del joven elfo habían provocado una reacción inesperada en el hombre - Oscura, seguramente, sí salimos de aquí vivos podremos buscar respuestas - tras esto Tauriel se alejó de Arlen para hablar con el otro elfo.
El brujo vio por el rabillo del ojo como el joven elfo que había hecho el intento de curar al hombre marcado se alejaba, seguramente sería lo mejor para el chiquillo. Dejó aquello de lado y volvió a prestar atención al hombre y a la situación, creía que la dragona junto al elfo y Tauriel supondrían una barrera lo suficiente gruesa como para no ser fácil de llegar al hombre, sin embargo decidió aguantar en pie junto a aquel sujeto preparado para dar apoyo si alguno de los tres necesitaban ayuda.
Arlen Jardir
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Las posibles diferencias ideológicas o raciales entre los presentes quedarían de lado tan pronto como aparecieran aquellas bestias en la tranquila fiesta; Claro era un lugar tranquilo pero justamente al ser una región fronteriza tenía menos protección que otras zonas del bosque de los elfos, tal vez por eso los guardianes del bosque podrían tardar un poco en llegar; aunque si algo tenían aquellos caballeros encargados de custodiar su hogar es que eran confiables y siempre estaban alerta, por lo que seguramente ya estaban en camino.
El elfo de mal carácter que se había presentado como Aranarth lucía bastante responsable ahora; mostrando como prioridad el mantener a salvo a las personas; sin duda una actitud de lo más correcta y contraria a su anterior modo de actuar; los presentes en la fiesta fueron evacuados rápidamente alejándolos del peligro por algunos otros voluntarios que incapaces de pelear se dedicaron a brindar asistencia de otras maneras.
Por otro lado lo que sí sabían pelear se habían quedado formando una especie de barrera humana en contra de las bestias para impedir que llegaran a su aparente objetivo, el otro sujeto al que la sanación del elfo había lastimado, un efecto bastante particular pero a la vez evidencia de que las palabras del brujo no estaban erradas, la marca de aquellas bestias era de origen mágico, una magia más oscura y poderosa de lo que pudieran siquiera imaginar que existiera, aunque de momento solo podrían ver un poco de tal poder.
El par de lobos gruñeron a la elfa que se había posado frente a ellos con su arco; confiados de que poco daño podría hacer con sus flechas, pero retrocedieron un poco ante la repentina llegada de un imponente dragón que se puso frente a ellos apoyando a la elfa, ahora eran dos y pronto serían más los que estarían dispuestos a enfrentarlos para salvar al misterioso chico.
El joven Rauko por su parte parecía estar huyendo, pero luego se podría notar que su plan era llegar desde atrás para rodear a las bestias; aunque una de las principales normas de guerra era no dejar a un enemigo completamente acorralado, pues un enemigo sin nada que perder siempre resultaba más peligroso; ambas bestias se miran mutuamente y luego uno de ellos embiste hacia adelante en busca de la elfa; parece la oponente más débil, por lo que la dragona y el resto del grupo deberán asistirla; el otro por su parte intenta buscar una ruta alterna aunque antes deberá pasar sobre Rauko y cualquier otro que se le ponga en el camino.
Mientras tanto, algo ocurre con el misterioso objetivo de los licántropos, sus manos comienzan a tomar una tonalidad oscura que lentamente se extiende hacia sus brazos y su cuerpo al tiempo que la marca en su cuello comienza a brillar con más fuerza -No, no, no de nuevo- Murmura casi para sí mismo -Mátenme, deben matarme ahora- Le suplica al brujo que era quien aún se encontraba cerca pero ¿Qué le sucede? ¿Qué es esa marca?
∞ Comienza la batalla, no seré muy severo por lo que les permitiré manejar a los dos licántropos como mejor prefieran, solo recuerden que son grandes y fuertes, con mucha resistencia física pero puede que un poco lentos.
∞ Pueden intentar atraparlos con vida para obtener información aunque no es recomendable, son demasiado peligrosos.
∞ Pronto notarán que el par de bestias no son la única amenaza, la responsabilidad de controlar al misterioso fugitivo recaerá sobre los hombros del brujo que no solo se enfrenta a la difícil situación de hacer lo que el hombre le pide; matarlos cuando todos los elfos luchan para salvarlo; sino además al posible rechazo si consideraban que su decisión no era correcta.
∞ Decisiones, el resto de la aventura dependerá de lo que decidan en este turno...
El elfo de mal carácter que se había presentado como Aranarth lucía bastante responsable ahora; mostrando como prioridad el mantener a salvo a las personas; sin duda una actitud de lo más correcta y contraria a su anterior modo de actuar; los presentes en la fiesta fueron evacuados rápidamente alejándolos del peligro por algunos otros voluntarios que incapaces de pelear se dedicaron a brindar asistencia de otras maneras.
Por otro lado lo que sí sabían pelear se habían quedado formando una especie de barrera humana en contra de las bestias para impedir que llegaran a su aparente objetivo, el otro sujeto al que la sanación del elfo había lastimado, un efecto bastante particular pero a la vez evidencia de que las palabras del brujo no estaban erradas, la marca de aquellas bestias era de origen mágico, una magia más oscura y poderosa de lo que pudieran siquiera imaginar que existiera, aunque de momento solo podrían ver un poco de tal poder.
El par de lobos gruñeron a la elfa que se había posado frente a ellos con su arco; confiados de que poco daño podría hacer con sus flechas, pero retrocedieron un poco ante la repentina llegada de un imponente dragón que se puso frente a ellos apoyando a la elfa, ahora eran dos y pronto serían más los que estarían dispuestos a enfrentarlos para salvar al misterioso chico.
El joven Rauko por su parte parecía estar huyendo, pero luego se podría notar que su plan era llegar desde atrás para rodear a las bestias; aunque una de las principales normas de guerra era no dejar a un enemigo completamente acorralado, pues un enemigo sin nada que perder siempre resultaba más peligroso; ambas bestias se miran mutuamente y luego uno de ellos embiste hacia adelante en busca de la elfa; parece la oponente más débil, por lo que la dragona y el resto del grupo deberán asistirla; el otro por su parte intenta buscar una ruta alterna aunque antes deberá pasar sobre Rauko y cualquier otro que se le ponga en el camino.
Mientras tanto, algo ocurre con el misterioso objetivo de los licántropos, sus manos comienzan a tomar una tonalidad oscura que lentamente se extiende hacia sus brazos y su cuerpo al tiempo que la marca en su cuello comienza a brillar con más fuerza -No, no, no de nuevo- Murmura casi para sí mismo -Mátenme, deben matarme ahora- Le suplica al brujo que era quien aún se encontraba cerca pero ¿Qué le sucede? ¿Qué es esa marca?
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∞ Comienza la batalla, no seré muy severo por lo que les permitiré manejar a los dos licántropos como mejor prefieran, solo recuerden que son grandes y fuertes, con mucha resistencia física pero puede que un poco lentos.
∞ Pueden intentar atraparlos con vida para obtener información aunque no es recomendable, son demasiado peligrosos.
∞ Pronto notarán que el par de bestias no son la única amenaza, la responsabilidad de controlar al misterioso fugitivo recaerá sobre los hombros del brujo que no solo se enfrenta a la difícil situación de hacer lo que el hombre le pide; matarlos cuando todos los elfos luchan para salvarlo; sino además al posible rechazo si consideraban que su decisión no era correcta.
∞ Decisiones, el resto de la aventura dependerá de lo que decidan en este turno...
Ansur
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
La rabia que sentía Helyare en esos momentos la estaban conduciendo a unas ganas irrefrenables de darle un flechazo a su compañera Aalis, pero tenía que controlarse. Sabía que las armas élficas no podían dañar a un hermano si no era ajusticiándolo. Y ella simplemente había conseguido el puesto que antes ocupaba la pelirroja y, por mucho que a Hely le fastidiase, tenía que asumirlo. Ya no era parte del clan, a pesar de que todavía le quedaba la esperanza de regresar algún día. Cuando todo se resolviera.
El hombre que pasó gritando no fue de mucho agrado de la elfa, pero tampoco le dio real importancia. Era más relevante para ella preguntarle a Aalis por los hermanos Thal’Dael, quería saber dónde estaban, cómo estaban y si todavía había alguna posibilidad de que ella se pudiese presentar ante ellos. Extrañaba tanto a ambos… Pero su aspecto actual no era el que se esperaría de la que fue miembro de la guardia.
Las voces y la entrada de unos seres a Claro alarmó a la elfa, que de un empujón se despidió de su antigua compañera y entró calle arriba, dirección a la plaza, donde se dirigían esos animales.
“Luinil…”
Sus pensamientos estaban en su hermana pequeña, a quien había visto en el despliegue de bienvenida que había formado el clan Eytherzair. Sabía que la pequeña elfa estaría allí con su familia y no quería que saliera herida por nada del mundo. Entre empujones y arrollamientos llegó a la bocacalle de la plaza central. Todos trataban de salir de golpe y apenas dejaban a la elfa ver lo que estaba sucediendo. Sólo escuchaba gritos y sentía como los que querían salir del pueblo se chocaban contra ella.
Por fin encontró un hueco por el que meterse y poder ver lo que estaba ocurriendo. Pero su sorpresa fue que varios de los presentes estaban preparados para enfrentar a los lobos que habían entrado. Ella no conocía al hombre que había entrado gritando en Claro, pero estaba tendido en el suelo con varias personas rodeándolo. Al instante se quedó paralizada cuando vio a Aranarth. Imposible no reconocer a quien había sido como su hermano hasta hacía poco. Sin pensarlo ni un instante se dio la vuelta y echó a correr en la misma dirección que los demás, pero ella no huiría del pueblo, no podía dar la espalda a los que iban a luchar, a Aran ni a su familia. Pero no quería exponerse a los miembros de su clan y, en especial, no quería ser vista por el elfo.
Rápidamente se subió al tejado de una de las casas, lo suficientemente alto para tratar de evitar a esos lobos gigantes, pero también serviría de atalaya donde poder apuntarles con su arco. Y así lo hizo, ya tenía una flecha cargada y lista para ser disparada.
Ella también opinaba que ese ser debía quedarse lo más lejos posible del pueblo si era él quien estaba atrayendo a los lobos al lugar. Pero mientras tanto, tenían que luchar. Nadie debía salir herido.
Su flecha salió disparada hacia uno de los lobos, clavándose en su lomo. Al instante se resguardó detrás de la chimenea para evitar ser vista. El aullido del animal sirvió de señal para saber que había acertado al objetivo, aunque no había podido matarlo; el lobo se retorció y buscaba con ira la fuente del disparo, aunque le era más factible encargarse de los que tenía más próximos. Ese maldito bicho estaba cerca de su amigo, al menos el flechazo pudo enlentecerlo más. Al instante se volvió a asomar, ya tenía una flecha nueva lista para ser disparada, pero necesitaba ver qué estaba pasando.
–Fuera de nuestro territorio, malditos… –Musitó mientras tensaba la cuerda de su arco y lanzaba una segunda flecha al mismo de antes.
Mención a: Aalis y Aranarth
Interactuación: ----
El hombre que pasó gritando no fue de mucho agrado de la elfa, pero tampoco le dio real importancia. Era más relevante para ella preguntarle a Aalis por los hermanos Thal’Dael, quería saber dónde estaban, cómo estaban y si todavía había alguna posibilidad de que ella se pudiese presentar ante ellos. Extrañaba tanto a ambos… Pero su aspecto actual no era el que se esperaría de la que fue miembro de la guardia.
Las voces y la entrada de unos seres a Claro alarmó a la elfa, que de un empujón se despidió de su antigua compañera y entró calle arriba, dirección a la plaza, donde se dirigían esos animales.
“Luinil…”
Sus pensamientos estaban en su hermana pequeña, a quien había visto en el despliegue de bienvenida que había formado el clan Eytherzair. Sabía que la pequeña elfa estaría allí con su familia y no quería que saliera herida por nada del mundo. Entre empujones y arrollamientos llegó a la bocacalle de la plaza central. Todos trataban de salir de golpe y apenas dejaban a la elfa ver lo que estaba sucediendo. Sólo escuchaba gritos y sentía como los que querían salir del pueblo se chocaban contra ella.
Por fin encontró un hueco por el que meterse y poder ver lo que estaba ocurriendo. Pero su sorpresa fue que varios de los presentes estaban preparados para enfrentar a los lobos que habían entrado. Ella no conocía al hombre que había entrado gritando en Claro, pero estaba tendido en el suelo con varias personas rodeándolo. Al instante se quedó paralizada cuando vio a Aranarth. Imposible no reconocer a quien había sido como su hermano hasta hacía poco. Sin pensarlo ni un instante se dio la vuelta y echó a correr en la misma dirección que los demás, pero ella no huiría del pueblo, no podía dar la espalda a los que iban a luchar, a Aran ni a su familia. Pero no quería exponerse a los miembros de su clan y, en especial, no quería ser vista por el elfo.
Rápidamente se subió al tejado de una de las casas, lo suficientemente alto para tratar de evitar a esos lobos gigantes, pero también serviría de atalaya donde poder apuntarles con su arco. Y así lo hizo, ya tenía una flecha cargada y lista para ser disparada.
Ella también opinaba que ese ser debía quedarse lo más lejos posible del pueblo si era él quien estaba atrayendo a los lobos al lugar. Pero mientras tanto, tenían que luchar. Nadie debía salir herido.
Su flecha salió disparada hacia uno de los lobos, clavándose en su lomo. Al instante se resguardó detrás de la chimenea para evitar ser vista. El aullido del animal sirvió de señal para saber que había acertado al objetivo, aunque no había podido matarlo; el lobo se retorció y buscaba con ira la fuente del disparo, aunque le era más factible encargarse de los que tenía más próximos. Ese maldito bicho estaba cerca de su amigo, al menos el flechazo pudo enlentecerlo más. Al instante se volvió a asomar, ya tenía una flecha nueva lista para ser disparada, pero necesitaba ver qué estaba pasando.
–Fuera de nuestro territorio, malditos… –Musitó mientras tensaba la cuerda de su arco y lanzaba una segunda flecha al mismo de antes.
Mención a: Aalis y Aranarth
Interactuación: ----
Helyare
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Aranarth continuaba en guardia, mientras las bestias arremetían en dirección hacia ellos, se habían metido en el medio del camino, lo que ahora los convertía solo en un obstáculo para los rabiosos cánidos del bosque. -Siempre es un placer luchar junto a una hermana.- Dijo sin quitar la vista a los dos objetivos que se acercaban, con una especie de sonrisa que intentaba mostrarle a la elfa cierta complicidad. La verdad es que disfrutaba mucho luchar junto a los de su tipo, y Tauriel le recordaba a su compañera ¿Donde podía estar? Pensó sin perder la compostura, deseando salir vivo del combate que le esperaba.
Lo tomó por sorpresa la imponente presencia que hacía sombra detrás de ellos, no había visto ni siquiera la transformación de la dama que le había pedido agua anteriormente, pero sintió su fuerte presencia en el aire, y su poderoso rugir, con sentimientos mezclados entre admiración e inseguridad ¿Todo el tiempo había estado hablando con una dragona? Eso era nuevo, y le emocionaba contar con tanto apoyo, todos se estaban uniendo en combate por una causa común. Escuchó al Brujo hacer alarde de su conocimiento, y eso quizás le molesto un poco, ya que la verdad era que seguía allí a sus espaldas, dejándose totalmente expuesto, aunque de hecho no podía ser eso lo que mas le preocupase por el momento.
Todo lo demás comenzó a oscurecerse por la tonalidad rojiza de la adrenalina y sus sentidos comenzaron a sensibilizarse, en pos de alarma, ante cualquier peligro del contexto. Los lobos parecían buscar otro objetivo ahora, amenazaban a su compañera aunque la presencia de la dragona detrás los asustó un poco, Tauriel estaba bastante bien protegida, solo necesitaba hacer gala de su puntería. Aranarth debía decidir rápido: ¿Era mejor opción arriesgar su lomo por proteger a la elfa, o debía encargarse como podía del otro que estaba mas cerca de él? No pudo pensarlo mucho, uno de las bestias había sufrido el impacto de una flecha en su lomo ¡Era una flecha Eytherzair! ¿Estaban allí? ¿Acaso Kaeltha estaba allí? No había tiempo para descifrar el paradero de la flecha, aprovechó la distracción del licántropo para realizar un corte decisivo, podía matarlo, o dejarlo inválido para obtener mas información, eso sonaba a una locura, pero había que hacer el intento.
El elfo se barrió en carrera contra el suelo, para obtener la altura que necesitaba, su intención era aprovechar la posición de la bestia para cortar su tendón de Aquiles, hizo gala de su destreza, para seccionar transversalmente los tendones (parte muy sensible de cualquier animal, o humano) e imposibilitarle la capacidad de caminar. Todavía podía seguir usando sus brazos, pero no le servirían mas que para arrastrarse, porque el dolor del corte y la pérdida de sangre no le iban a dejar moverse mucho, por lo menos hasta desmayarse. La bestia cayó de bruces al suelo, mordiendo el polvo y soltando un aullido de dolor, mientras el elfo daba un roll en el suelo, incorporándose en guardia con su hoja apuntando a la bestia ante cualquier sorpresa. -El lobito necesita dormir.- Dijo en tono sarcástico, dando a entender de que no serviría de mucho matarlo, por ahora.
Lo tomó por sorpresa la imponente presencia que hacía sombra detrás de ellos, no había visto ni siquiera la transformación de la dama que le había pedido agua anteriormente, pero sintió su fuerte presencia en el aire, y su poderoso rugir, con sentimientos mezclados entre admiración e inseguridad ¿Todo el tiempo había estado hablando con una dragona? Eso era nuevo, y le emocionaba contar con tanto apoyo, todos se estaban uniendo en combate por una causa común. Escuchó al Brujo hacer alarde de su conocimiento, y eso quizás le molesto un poco, ya que la verdad era que seguía allí a sus espaldas, dejándose totalmente expuesto, aunque de hecho no podía ser eso lo que mas le preocupase por el momento.
Todo lo demás comenzó a oscurecerse por la tonalidad rojiza de la adrenalina y sus sentidos comenzaron a sensibilizarse, en pos de alarma, ante cualquier peligro del contexto. Los lobos parecían buscar otro objetivo ahora, amenazaban a su compañera aunque la presencia de la dragona detrás los asustó un poco, Tauriel estaba bastante bien protegida, solo necesitaba hacer gala de su puntería. Aranarth debía decidir rápido: ¿Era mejor opción arriesgar su lomo por proteger a la elfa, o debía encargarse como podía del otro que estaba mas cerca de él? No pudo pensarlo mucho, uno de las bestias había sufrido el impacto de una flecha en su lomo ¡Era una flecha Eytherzair! ¿Estaban allí? ¿Acaso Kaeltha estaba allí? No había tiempo para descifrar el paradero de la flecha, aprovechó la distracción del licántropo para realizar un corte decisivo, podía matarlo, o dejarlo inválido para obtener mas información, eso sonaba a una locura, pero había que hacer el intento.
El elfo se barrió en carrera contra el suelo, para obtener la altura que necesitaba, su intención era aprovechar la posición de la bestia para cortar su tendón de Aquiles, hizo gala de su destreza, para seccionar transversalmente los tendones (parte muy sensible de cualquier animal, o humano) e imposibilitarle la capacidad de caminar. Todavía podía seguir usando sus brazos, pero no le servirían mas que para arrastrarse, porque el dolor del corte y la pérdida de sangre no le iban a dejar moverse mucho, por lo menos hasta desmayarse. La bestia cayó de bruces al suelo, mordiendo el polvo y soltando un aullido de dolor, mientras el elfo daba un roll en el suelo, incorporándose en guardia con su hoja apuntando a la bestia ante cualquier sorpresa. -El lobito necesita dormir.- Dijo en tono sarcástico, dando a entender de que no serviría de mucho matarlo, por ahora.
Aranarth Thal'Dael
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Desde el cielo vio como una flecha dio de lleno en el lomo de uno de los lupinos y que el elfo Aranarth hizo gala de toda su gracia para atacar al lobo de la flecha. Ella, quien realmente no era ella completamente, se enfocó en el otro lobo que se lanzó en carrera hacia la elfa que acompañaba al mago. Batió sus alas y se lanzó en picada sobre la bestia, la cual interceptó y atrapó con las garras enterrándolas en la carne del animal hasta los dedos.
Tras aullar de dolor, este la mordió en el cuello, haciéndola gritar, pero inmediatamente logró zafarse metiendo sus manos en el hocico del lobo, empujándolo. Ni bien se estabilizaron, saltaron uno encima del otro, mordiéndose y arañándose, rugiendo ella y ladrando él. Ingela desapareció, no había conciencia de ella en ese momento, el dragón era una bestia cuyo único objetivo era matar aquel animal. Lobo y dragón estaban tranzados en la pelea, hiriéndose gravemente uno al otro. El lobo no cedía a pesar de que sus heridas eran más graves ya que no tenía las gruesas escamas del dragón que lo protegían, todo lo contrario, parecía que entre más herido estaba y más dolor sentía, más fuerte se hacía. El dragón temiendo que perdería aquella batalla y al verse dominado por el lobo, lanzó una gran llamarada que quemó la cara del lupino.
Asustado y terriblemente adolorido, el lobo soltó al dragón y retrocedió. Comenzó a correr mientras se convertía en una enorme bola de fuego que atravesaba la plaza. Los puestos con los que el lobo se topaba comenzaron a arder también.
Tras aullar de dolor, este la mordió en el cuello, haciéndola gritar, pero inmediatamente logró zafarse metiendo sus manos en el hocico del lobo, empujándolo. Ni bien se estabilizaron, saltaron uno encima del otro, mordiéndose y arañándose, rugiendo ella y ladrando él. Ingela desapareció, no había conciencia de ella en ese momento, el dragón era una bestia cuyo único objetivo era matar aquel animal. Lobo y dragón estaban tranzados en la pelea, hiriéndose gravemente uno al otro. El lobo no cedía a pesar de que sus heridas eran más graves ya que no tenía las gruesas escamas del dragón que lo protegían, todo lo contrario, parecía que entre más herido estaba y más dolor sentía, más fuerte se hacía. El dragón temiendo que perdería aquella batalla y al verse dominado por el lobo, lanzó una gran llamarada que quemó la cara del lupino.
Asustado y terriblemente adolorido, el lobo soltó al dragón y retrocedió. Comenzó a correr mientras se convertía en una enorme bola de fuego que atravesaba la plaza. Los puestos con los que el lobo se topaba comenzaron a arder también.
Ingela
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
MENCIÓN: Ingela, Aranarth, Arlen
INTERACCIÓN: Ingela, Aranarth, Arlen
Los segundos eran los protagonistas. Todo sucedía muy rápido pero Tauriel estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones. Además, a hora que Arlen tenía de nuevo en su poder su báculo se sintió más tranquila. No es que no creyera que el brujo fuera capaz de defenderse por sí mismo pero algo sí que había notado cierta inquietud. Una inquietud que desapareció en cuanto el licántropo intentó atacarla. En ese instante hizo volar una de sus flechas y le alcanzó en una pata. Una pata terriblemente gruesa y fuerte. Sin embargo, la muchacha rubia se convirtió en dragón y pronto lo quitó de en medio. Lo elevó sobre ellos y comenzaron una pantalla que acabaría con el licántropo ardiendo.
Tauriel aprovechó para encarar al contrario. Una flecha salió de los tejados e hirió al licántropo. Aprovechando el momento de confusión y el ataque de Aranarth, Tauriel lanzó una de sus flechas y dejó tuerto al licántropo. –Ahora aparte de dormir solo nos verá por un ojo. Si intenta atacarnos podremos defenderos por su punto ciego- comentó al elfo. Se acercó junto a él y observó al hombre bestia tendido en el suelo, -Dinos, ¿quiénes sois?- preguntó elevando el tono. Se giró oliendo el fuego, -Arlen, podrías lanzarle una bola de agua a ese bicho. No huirá muy lejos- Tauriel lanzó otras de sus flechas y alcanzó el muslo del otro licántropo. –Buen trabajo, dragona- sonrió a la muchacha que necesitaba ser curada. -Ahora…deberían decirnos quiénes diablos son- inquirió mirando al otro elfo, -Y mejor aún…quién es él- comentó refiriéndose al moribundo que estaba cuidando Arlen.
INTERACCIÓN: Ingela, Aranarth, Arlen
Los segundos eran los protagonistas. Todo sucedía muy rápido pero Tauriel estaba acostumbrada a ese tipo de situaciones. Además, a hora que Arlen tenía de nuevo en su poder su báculo se sintió más tranquila. No es que no creyera que el brujo fuera capaz de defenderse por sí mismo pero algo sí que había notado cierta inquietud. Una inquietud que desapareció en cuanto el licántropo intentó atacarla. En ese instante hizo volar una de sus flechas y le alcanzó en una pata. Una pata terriblemente gruesa y fuerte. Sin embargo, la muchacha rubia se convirtió en dragón y pronto lo quitó de en medio. Lo elevó sobre ellos y comenzaron una pantalla que acabaría con el licántropo ardiendo.
Tauriel aprovechó para encarar al contrario. Una flecha salió de los tejados e hirió al licántropo. Aprovechando el momento de confusión y el ataque de Aranarth, Tauriel lanzó una de sus flechas y dejó tuerto al licántropo. –Ahora aparte de dormir solo nos verá por un ojo. Si intenta atacarnos podremos defenderos por su punto ciego- comentó al elfo. Se acercó junto a él y observó al hombre bestia tendido en el suelo, -Dinos, ¿quiénes sois?- preguntó elevando el tono. Se giró oliendo el fuego, -Arlen, podrías lanzarle una bola de agua a ese bicho. No huirá muy lejos- Tauriel lanzó otras de sus flechas y alcanzó el muslo del otro licántropo. –Buen trabajo, dragona- sonrió a la muchacha que necesitaba ser curada. -Ahora…deberían decirnos quiénes diablos son- inquirió mirando al otro elfo, -Y mejor aún…quién es él- comentó refiriéndose al moribundo que estaba cuidando Arlen.
Tauriel
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Una vez que el par de licántropos notaron que estaban acorralados optaron por luchar, al parecer las circunstancias los había obligado a enfrentarse a cualquiera sin importar cuáles fueran las consecuencias, por lo que uno de ellos se lanzó sobre una elfa para dar de esa manera el inevitable inicio de una gran batalla en donde tanto elfos como seres de otras razas tuvieron que unirse para combatir por una misma causa.
Por otro lado, el sujeto al que protegíamos de los lobos parecía estar sufriendo por algo extraño, tal vez algún tipo de magia que por el momento estaba fuera de nuestra comprensión, sin embargo, la batalla continuaba y no era momento para fijarse en aquellos detalles, aunque era posible que él no durara mucho tiempo con vida, pues a pesar de que todos luchábamos para mantenerlo a salvo del par de bestias, todavía no sabíamos de dónde apareció ese enigmático sujeto y tampoco si merecía la pena de ser protegido, incluso era probable que él fuera el villano y que todo el tiempo nos hubiese estado utilizando para detener a los licántropos.
Saber cuál era la decisión correcta me era difícil, la respuesta a luchar o no luchar era indescifrable, pero sin importar cuáles fueran mis inquietudes, los demás no dudaron el luchar y eso significaba que mis aliados no dudarían en acabar con los invasores, por lo que yo debía hacer lo posible por dejar a uno de los lobos con vida.
Repentinamente, una flecha apareció desde la nada para clavarse en el lomo de uno de los licántropos que, al sentir el dolor no pudo evitar quedar inmóvil el tiempo suficiente para que yo emprendiera una carrera en su dirección.
Paralelamente, un elfo también corrió hacia el mismo objetivo y mientras que éste atacaba los puntos críticos del licántropo, yo por mi parte lancé mi característica estocada al hombro derecho del canino que, luego de recibir nuestros ataques, una flecha se enterró en uno de sus ojos, dejando su cuerpo casi inservible, por lo que opté por empujar mi espada aún en su hombro para llevarlo hasta el suelo con gran facilidad gracias a los daños causados por el otro elfo.
Mientras tanto, la chica que se había transformado en dragón mostró una gran y feroz batalla contra el otro licántropo que a pesar de todos sus esfuerzos no pudo defenderse ante los salvajes ataques del ser alado, sin embargo al final de la batalla, dicho licántropo terminó rodeado por una capa de intensas llamas que lo atormentaron a tal punto que no pudo evitar salir corriendo en todas direcciones buscando acabar con su sufrimiento.
Finalmente, después de dejar fuera de combate al par de invasores, llegó el momento de hacer las interrogantes; una elfa realizó las preguntas adecuadas y me mantuve atento a las palabras del derrotado licántropo, pero en aquel momento recordé al sujeto al que protegimos, quería saber qué le había sucedido y si nuestros esfuerzos no habían sido en vano, así que miré hacia el lugar donde lo había visto la última vez, aunque temiendo lo que podría descubrir en los próximos segundos…
Por otro lado, el sujeto al que protegíamos de los lobos parecía estar sufriendo por algo extraño, tal vez algún tipo de magia que por el momento estaba fuera de nuestra comprensión, sin embargo, la batalla continuaba y no era momento para fijarse en aquellos detalles, aunque era posible que él no durara mucho tiempo con vida, pues a pesar de que todos luchábamos para mantenerlo a salvo del par de bestias, todavía no sabíamos de dónde apareció ese enigmático sujeto y tampoco si merecía la pena de ser protegido, incluso era probable que él fuera el villano y que todo el tiempo nos hubiese estado utilizando para detener a los licántropos.
Saber cuál era la decisión correcta me era difícil, la respuesta a luchar o no luchar era indescifrable, pero sin importar cuáles fueran mis inquietudes, los demás no dudaron el luchar y eso significaba que mis aliados no dudarían en acabar con los invasores, por lo que yo debía hacer lo posible por dejar a uno de los lobos con vida.
Repentinamente, una flecha apareció desde la nada para clavarse en el lomo de uno de los licántropos que, al sentir el dolor no pudo evitar quedar inmóvil el tiempo suficiente para que yo emprendiera una carrera en su dirección.
Paralelamente, un elfo también corrió hacia el mismo objetivo y mientras que éste atacaba los puntos críticos del licántropo, yo por mi parte lancé mi característica estocada al hombro derecho del canino que, luego de recibir nuestros ataques, una flecha se enterró en uno de sus ojos, dejando su cuerpo casi inservible, por lo que opté por empujar mi espada aún en su hombro para llevarlo hasta el suelo con gran facilidad gracias a los daños causados por el otro elfo.
Mientras tanto, la chica que se había transformado en dragón mostró una gran y feroz batalla contra el otro licántropo que a pesar de todos sus esfuerzos no pudo defenderse ante los salvajes ataques del ser alado, sin embargo al final de la batalla, dicho licántropo terminó rodeado por una capa de intensas llamas que lo atormentaron a tal punto que no pudo evitar salir corriendo en todas direcciones buscando acabar con su sufrimiento.
Finalmente, después de dejar fuera de combate al par de invasores, llegó el momento de hacer las interrogantes; una elfa realizó las preguntas adecuadas y me mantuve atento a las palabras del derrotado licántropo, pero en aquel momento recordé al sujeto al que protegimos, quería saber qué le había sucedido y si nuestros esfuerzos no habían sido en vano, así que miré hacia el lugar donde lo había visto la última vez, aunque temiendo lo que podría descubrir en los próximos segundos…
Rauko
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El brujo en momentos como estos agradece la severa disciplina que tomaban los de su raza durante su instrucción, por lo menos ahora podía mantener la calma en la mayoría de situaciones y pensar de forma adecuada. No era fácil sabiendo que mientras su mente unía los hilos de la trama la de los demás se centraban en mantenerles a salvo, y eso es lo que encendió la duda en la mente de Arlen.
Valor y estupidez eran lo común en los reinos, pero no lo bastante como para no dudar en enfrentarse a una criatura tan majestuosa como lo era aquella dragona, los licántropos se lanzaron al ataque y dieron batalla con fiereza. El lobo que enfrentaba al dragón no parecía detenerse por las heridas hasta que los compañeros dañaron los puntos clave para detener su avance, no dejó escapar la oportunidad de ayudar vaciando los vasos de agua hasta generar una esfera de agua que sobrevoló por encima del combate y se dejó caer sobre la cabeza del hombre lobo.
El hombre volvió a gritar y rogó entre sollozos tan espantosos que hacían que la bondadosa alma del brujo se retorciera de pena. Más no era oportuno perder más tiempo, Arlen pareció entender el verdadero propósito de aquella marca y se apartó de un salto de aquel hombre - ¡No! La marca ha arrebatado su humanidad, los ha obligado a cambiar, dudo que ahora sean poco más que bestias - Dijo a voz de grito para hacerse oír por encima del resto - ¡Mirar! debe estar pasando - La oscuridad nacía en la marca y se extendía poco a poco por el cuerpo - Si sigue así se transformará y no voy a poder retenerlo ¡necesitaré ayuda para reducirlo! - Arlen se había prometido que no usaría sus artes para la guerra a menos que fuera completamente necesario, y a pesar de que estaba bastante seguro de que si no reducían al hombre también acabaría por transformarse y presentar batalla. Quizas, solo quizas si conseguían capturarlos vivos podría revertir el efecto de la magia oscura, pero no confiaba mucho en ello.
Valor y estupidez eran lo común en los reinos, pero no lo bastante como para no dudar en enfrentarse a una criatura tan majestuosa como lo era aquella dragona, los licántropos se lanzaron al ataque y dieron batalla con fiereza. El lobo que enfrentaba al dragón no parecía detenerse por las heridas hasta que los compañeros dañaron los puntos clave para detener su avance, no dejó escapar la oportunidad de ayudar vaciando los vasos de agua hasta generar una esfera de agua que sobrevoló por encima del combate y se dejó caer sobre la cabeza del hombre lobo.
El hombre volvió a gritar y rogó entre sollozos tan espantosos que hacían que la bondadosa alma del brujo se retorciera de pena. Más no era oportuno perder más tiempo, Arlen pareció entender el verdadero propósito de aquella marca y se apartó de un salto de aquel hombre - ¡No! La marca ha arrebatado su humanidad, los ha obligado a cambiar, dudo que ahora sean poco más que bestias - Dijo a voz de grito para hacerse oír por encima del resto - ¡Mirar! debe estar pasando - La oscuridad nacía en la marca y se extendía poco a poco por el cuerpo - Si sigue así se transformará y no voy a poder retenerlo ¡necesitaré ayuda para reducirlo! - Arlen se había prometido que no usaría sus artes para la guerra a menos que fuera completamente necesario, y a pesar de que estaba bastante seguro de que si no reducían al hombre también acabaría por transformarse y presentar batalla. Quizas, solo quizas si conseguían capturarlos vivos podría revertir el efecto de la magia oscura, pero no confiaba mucho en ello.
Arlen Jardir
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
La astura elfa consiguió subir a un tejado con una destreza muy propia de su raza; en apenas unos instantes apuntó al más cercano de los lobos y disparó una flecha que no erraría en su trayectoria, aunque mientras sostenía su arco para lanzar una segunda flecha, podría ver gracias a su elevada posición, algo que quienes estaban abajo difícilmente llegarían a ver ¿Quién era aquel extraño sujeto que permanecía escondido casi invisible tras los árboles?
Aranarth y Tauriel luchan contra un lobo al que le impactan un par de flechas, tras una estratégica jugada del elfo consiguen inmovilizarlo, el animal gruñe con salvajismo mientras se apoya en el piso intentando levantarse pero a cada instante termina estrellado contra el piso; parecía estar ya vencido ¿O no?
Ingela por su parte consiguió al otro lobo con sus garras, el animal se resistió y ambos terminaron envueltos en una fiera batalla como par de bestias hasta que finalmente la dragona hizo gala de su atributo y prendió fuego al lobo que emprendió una carrera y esparciendo fuego alrededor; eso podría causar indirectamente más caos y muchos daños al bosque si no era controlado pronto, justamente una oportuna flecha disparada esta vez por Tauriel consiguió llevar al otro animal al piso, herido y agotado, aunque por alguna razón ambas bestias peludas parecían poder ignorar el dolor para tratar de seguir peleando.
Arlen por su parte decidió no asesinar al hombre cuando éste se lo imploraba, ahora sufrirían las consecuencias -No, no, por favor, no de nuevo- Fue lo último que alcanzó a decir aquel pobre sujeto mientras su cuerpo casi completamente ennegrecido por la marca que se expandía sin remedio, acabó transformado en un furioso licántropo incluso más grande que los otros y arremetió a mordidas aun medio transformado en contra del brujo que antes le había perdonado.
Ya no había un ápice de razonamiento, solo salvajismo guardaba dentro y los miraba a todos como enemigos; pero eso no era lo único malo; los otros lobos comenzaban a desprender un vapor violeta de sus heridas y parecían ignorar los daños para seguir adelante, no tardarían mucho en ponerse de pie; atacar a las criaturas deteniéndolas una y otra vez podría convertir aquello en una batalla eterna; a menos que Helyare intentara una mejor estrategia.
La figura que se esconde a lo lejos parece controlar a los lobos; de sus manos desprendía un vapor del mismo color que el de las heridas de los lobos y su mano izquierda había brillado justo en el momento en que el joven maltrecho comenzó a transformarse, si él era el causante de todo, solo necesitaban cortar la mano que movía los hilos de las marionetas.
∞ Helyare ha visto a quien aparentemente está detrás de todo, si lo acabas podría terminar todo ¿O no? Puedes pedir ayuda o intentarlo sola, pero ante el primer disparo se pondrá en alerta ocultándose.
∞ Los demás no podrán ver al manejador de los lobos a menos que Helyare les de aviso.
∞ De momento la amenaza inmediata es el recién convertido lobo, aparentemente más grande y fuerte que los otros dos, y también más resistente, capaz de ignorar el dolor de las heridas para seguir atacando.
∞ Los otros lobos se están sanando, aunque no atacarán en este turno, deben darse prisa...
Aranarth y Tauriel luchan contra un lobo al que le impactan un par de flechas, tras una estratégica jugada del elfo consiguen inmovilizarlo, el animal gruñe con salvajismo mientras se apoya en el piso intentando levantarse pero a cada instante termina estrellado contra el piso; parecía estar ya vencido ¿O no?
Ingela por su parte consiguió al otro lobo con sus garras, el animal se resistió y ambos terminaron envueltos en una fiera batalla como par de bestias hasta que finalmente la dragona hizo gala de su atributo y prendió fuego al lobo que emprendió una carrera y esparciendo fuego alrededor; eso podría causar indirectamente más caos y muchos daños al bosque si no era controlado pronto, justamente una oportuna flecha disparada esta vez por Tauriel consiguió llevar al otro animal al piso, herido y agotado, aunque por alguna razón ambas bestias peludas parecían poder ignorar el dolor para tratar de seguir peleando.
Arlen por su parte decidió no asesinar al hombre cuando éste se lo imploraba, ahora sufrirían las consecuencias -No, no, por favor, no de nuevo- Fue lo último que alcanzó a decir aquel pobre sujeto mientras su cuerpo casi completamente ennegrecido por la marca que se expandía sin remedio, acabó transformado en un furioso licántropo incluso más grande que los otros y arremetió a mordidas aun medio transformado en contra del brujo que antes le había perdonado.
Ya no había un ápice de razonamiento, solo salvajismo guardaba dentro y los miraba a todos como enemigos; pero eso no era lo único malo; los otros lobos comenzaban a desprender un vapor violeta de sus heridas y parecían ignorar los daños para seguir adelante, no tardarían mucho en ponerse de pie; atacar a las criaturas deteniéndolas una y otra vez podría convertir aquello en una batalla eterna; a menos que Helyare intentara una mejor estrategia.
La figura que se esconde a lo lejos parece controlar a los lobos; de sus manos desprendía un vapor del mismo color que el de las heridas de los lobos y su mano izquierda había brillado justo en el momento en que el joven maltrecho comenzó a transformarse, si él era el causante de todo, solo necesitaban cortar la mano que movía los hilos de las marionetas.
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∞ Helyare ha visto a quien aparentemente está detrás de todo, si lo acabas podría terminar todo ¿O no? Puedes pedir ayuda o intentarlo sola, pero ante el primer disparo se pondrá en alerta ocultándose.
∞ Los demás no podrán ver al manejador de los lobos a menos que Helyare les de aviso.
∞ De momento la amenaza inmediata es el recién convertido lobo, aparentemente más grande y fuerte que los otros dos, y también más resistente, capaz de ignorar el dolor de las heridas para seguir atacando.
∞ Los otros lobos se están sanando, aunque no atacarán en este turno, deben darse prisa...
Ansur
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Helyare lanzó la segunda flecha al lobo, otra que impactó en su objetivo, pero no parecía ser suficiente. Tanto Aranarth como Tauriel estaban defendiendo a los invitados y la niña rubia se había convertido en un dragón para luchar. Ya escondida detrás de la chimenea, la elfa pudo contemplar que algo se escondía entre los árboles. Por un instante no sabía qué estaba pasando pero el color de sus manos, igual que el de las heridas de los lobos, indicaba que los atacantes de Claro tenían algo que ver con ese tipejo.
Cargó una tercera flecha y apuntó al que estaba entre los árboles, pero antes de soltar la cuerda se detuvo un instante a pensar. Estaba en juego la vida de su familia, de su clan y de Aranarth. No podía ponerles en peligro tan a la ligera, sin pensar en las consecuencias que podía tener su disparo. ¿Y si le hacía daño y empeoraba la situación? Pero… ¿Y si no hacía nada y esos lobos acababan matando a los demás? Ese último pensamiento la hizo paralizarse por completo, en su mente aparecieron imágenes de cómo encontraron el poblado antes de que ella tuviera que abandonarlo. Todo había sido culpa suya… No hizo lo correcto. ¿Pero ahora? ¿Qué era lo correcto?
No sabía bien qué o quién era ese tipo y no estaba segura si al dispararle empeoraría o mejoraría la situación de Claro. ¿Era un brujo? Si era así y lo dejaba escapar… No quería ni pensar en las represalias que tomaría su clan. Tenía que alejar a los lobos del pueblo, tenía que pensar en su familia. Volvió a asomarse por su escondite y pudo ver que el hombre herido se estaba convirtiendo en un lobo igual o más grande que el resto. El tiempo corría en contra de todos y no iba a permitir que a Aranarth le pasase nada.
En ese momento se le ocurrió: En sus entrenamientos con el elfo habían aprendido una serie de signos para avisarse en la batalla. Ese código era único para los Eytherzair y sobretodo, para los que eran binomio en la lucha, como era el caso de Kaeltha y Aran. Y entre sus pocos botes tenía que tener algo útil…
La elfa pelirroja no contaba con muchas preparaciones alquímicas ya, posiblemente tuviera dos o tres, nada más, y tirando por lo alto. Pero sabía que le quedaba un poco del producto que usaba para mandar señales. Había usado casi todo el bote en sus entrenamientos, antes de ser expulsada, y no había tenido otra ocasión de utilizarlo. Tal vez la incandescencia fuera tenue pero tenía que intentarlo.
Volvió a cargar una flecha, salió de su escondite y repitió el proceso anterior: Disparar al mismo lobo, que se retorcía en el suelo. No buscaba más que hacer que el elfo prestase atención y mirase en dirección a la trayectoria de la flecha. Acto seguido volvió a esconderse y, en el tejado, vertió el líquido pastoso en la punta de la flecha. Ya al contacto con el virote empezó a humear de forma muy tenue. Era un color anaranjado que, aunque soltaba humo, todavía no estaba listo: Tenía que impactar contra algo para que hiciera reacción. En este caso, contra la madera de un árbol. Era el que más usaban los arqueros del clan, un compuesto hecho a base de Tuore, del veneno de un hongo y la savia de uno de los árboles de Sandorai, todo mezclado con un tipo de alcohol que destilaban las sacerdotisas del clan, específicamente para los arqueros, quienes marcaban la posición de los enemigos que se ocultaban, o un peligro que pudiese poner en riesgo a los guerreros.
Le quedaba muy poquito, pero tenía que aprovecharlo. En cuanto vio el humo anaranjado salir de la flecha, la cargó y disparó sin más dilación, en dirección al hombre. Pero no contra él, sino contra el punto más alto de uno de los árboles que estaban a su lado. En el centro de la rama más alta, allí impactó la flecha que, al instante, empezó a soltar más humo anaranjado. Era tenue, más de lo que debería, pero sí se veía. Era el aviso de que algo estaba pasando en ese lado del bosque.
Las manos de ese tipo le habían dado la idea, tenían el mismo color que las heridas de los lobos y parecía estar conjurando algo. Si su plan había salido bien, ese ser estaba controlándolos. Lo importante era hacer que dejase de hacerlo, pero el miedo al juicio que podría tener si era descubierta, hacía que Helyare sólo quisiera permanecer oculta. No quería volver a repetir lo ocurrido en su pueblo.
De nuevo, volvió a cargar una flecha en su arco, apuntando al tipo que parecía hechizar a los brujos, pero no disparó. –Confío en ti... –Susurró la elfa mientras apuntaba al ser que controlaba a los lobos, a la espera de que entre todos pudieran salvar Claro.
Mención a: Tauriel, Aranarth e Ingela
Cargó una tercera flecha y apuntó al que estaba entre los árboles, pero antes de soltar la cuerda se detuvo un instante a pensar. Estaba en juego la vida de su familia, de su clan y de Aranarth. No podía ponerles en peligro tan a la ligera, sin pensar en las consecuencias que podía tener su disparo. ¿Y si le hacía daño y empeoraba la situación? Pero… ¿Y si no hacía nada y esos lobos acababan matando a los demás? Ese último pensamiento la hizo paralizarse por completo, en su mente aparecieron imágenes de cómo encontraron el poblado antes de que ella tuviera que abandonarlo. Todo había sido culpa suya… No hizo lo correcto. ¿Pero ahora? ¿Qué era lo correcto?
No sabía bien qué o quién era ese tipo y no estaba segura si al dispararle empeoraría o mejoraría la situación de Claro. ¿Era un brujo? Si era así y lo dejaba escapar… No quería ni pensar en las represalias que tomaría su clan. Tenía que alejar a los lobos del pueblo, tenía que pensar en su familia. Volvió a asomarse por su escondite y pudo ver que el hombre herido se estaba convirtiendo en un lobo igual o más grande que el resto. El tiempo corría en contra de todos y no iba a permitir que a Aranarth le pasase nada.
En ese momento se le ocurrió: En sus entrenamientos con el elfo habían aprendido una serie de signos para avisarse en la batalla. Ese código era único para los Eytherzair y sobretodo, para los que eran binomio en la lucha, como era el caso de Kaeltha y Aran. Y entre sus pocos botes tenía que tener algo útil…
La elfa pelirroja no contaba con muchas preparaciones alquímicas ya, posiblemente tuviera dos o tres, nada más, y tirando por lo alto. Pero sabía que le quedaba un poco del producto que usaba para mandar señales. Había usado casi todo el bote en sus entrenamientos, antes de ser expulsada, y no había tenido otra ocasión de utilizarlo. Tal vez la incandescencia fuera tenue pero tenía que intentarlo.
Volvió a cargar una flecha, salió de su escondite y repitió el proceso anterior: Disparar al mismo lobo, que se retorcía en el suelo. No buscaba más que hacer que el elfo prestase atención y mirase en dirección a la trayectoria de la flecha. Acto seguido volvió a esconderse y, en el tejado, vertió el líquido pastoso en la punta de la flecha. Ya al contacto con el virote empezó a humear de forma muy tenue. Era un color anaranjado que, aunque soltaba humo, todavía no estaba listo: Tenía que impactar contra algo para que hiciera reacción. En este caso, contra la madera de un árbol. Era el que más usaban los arqueros del clan, un compuesto hecho a base de Tuore, del veneno de un hongo y la savia de uno de los árboles de Sandorai, todo mezclado con un tipo de alcohol que destilaban las sacerdotisas del clan, específicamente para los arqueros, quienes marcaban la posición de los enemigos que se ocultaban, o un peligro que pudiese poner en riesgo a los guerreros.
Le quedaba muy poquito, pero tenía que aprovecharlo. En cuanto vio el humo anaranjado salir de la flecha, la cargó y disparó sin más dilación, en dirección al hombre. Pero no contra él, sino contra el punto más alto de uno de los árboles que estaban a su lado. En el centro de la rama más alta, allí impactó la flecha que, al instante, empezó a soltar más humo anaranjado. Era tenue, más de lo que debería, pero sí se veía. Era el aviso de que algo estaba pasando en ese lado del bosque.
Las manos de ese tipo le habían dado la idea, tenían el mismo color que las heridas de los lobos y parecía estar conjurando algo. Si su plan había salido bien, ese ser estaba controlándolos. Lo importante era hacer que dejase de hacerlo, pero el miedo al juicio que podría tener si era descubierta, hacía que Helyare sólo quisiera permanecer oculta. No quería volver a repetir lo ocurrido en su pueblo.
De nuevo, volvió a cargar una flecha en su arco, apuntando al tipo que parecía hechizar a los brujos, pero no disparó. –Confío en ti... –Susurró la elfa mientras apuntaba al ser que controlaba a los lobos, a la espera de que entre todos pudieran salvar Claro.
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Helyare
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El lobo al que Aranarth había cortado los tendones, imposibilitando su andar, yacía tendido en el suelo, inerte, pero era dudoso el hecho de que haya sido derrotado. Esto era magia oscura, materia en demasía ajena para el elfo, que apenas conocía los secretos de la luz que con orgullo guardaban los de su raza. Quizás el lobo se levantaría, o quizás no ¿Debía darle un golpe de gracia, o habría que aprovechar para atender algo mas importante?
Así fue entonces, como el muchacho al que protegían, se convirtió en un monstruo mas grande y temible que los demás, el vigor que tenía parecía señalar que no le tenía asco al dolor, ya era un ser oscuro, de dolor, de sufrimiento; y no parecía haber nadie presente capaz de expulsar la maldad del ser. Ignoró totalmente las palabras de Tauriel, prefería no entrar en discusiones ya que las preguntas que comenzó a hacer le parecieron absurdas.
Fue en cuestión de segundos, antes de decidirse a embestir contra la bestia, que sus ojos leyeron la tenue señal casi confundible con el ambiente del vapor naranja. Era una técnica desarrollada por los elfos de su clan, que casi nadie además de el y unos pocos elfos de la guardia Eytherzair podrían identificar. Las bengalas de vapor naranja, señalaban un objetivo mayor a los grupos de emboscada a la hora de moverse por el bosque, no podía confundirse esta vez y no podrían estar intentando despistarle, o eso creía. -Van a tener que encargarse del "maldito" sin mi, no me sigan.- Dijo mientras echaba a correr, para los demás quedaría como un completo cobarde, escapando del mas poderoso de los lobos, pero sabía que había algo mas importante que atender detrás de todo esto.
Buscó internarse entre los árboles, no con la intención de interceptar al objetivo desconocido, ya que podría ser muy peligroso y una perdida de recursos estratégicos buscarlo de frente, de hecho, ni siquiera sabía si lo estaban observando, o cuantos eran. Trepó un abeto y comenzó a moverse con el sigilo que caracterizaban a los de su raza entre los ramajes, la velocidad y soltura con la que se movía en el bosque eran impresionantes, era su terreno de combate óptimo, después de todo. Hizo unos metros hasta encontrar la flecha del vapor naranja. Esperó encontrar a la figura en silencio, pues que se diese cuenta que el estaba allí podría ser muy peligroso, preparó su gran hoja y tensó cada músculo del cuerpo, sostenía la respiración pues el estrés que estaba pasando era increíble, hasta que detectó el vapor oscuro, del mismo color de las heridas de los lobos humear unos metros abajo de el ¿Sería eso el causante de todo? ¿Quién estaba detrás de esto?
Interacción: el que lo haya escuchado.
Mención: Tauriel, Heylare.
Así fue entonces, como el muchacho al que protegían, se convirtió en un monstruo mas grande y temible que los demás, el vigor que tenía parecía señalar que no le tenía asco al dolor, ya era un ser oscuro, de dolor, de sufrimiento; y no parecía haber nadie presente capaz de expulsar la maldad del ser. Ignoró totalmente las palabras de Tauriel, prefería no entrar en discusiones ya que las preguntas que comenzó a hacer le parecieron absurdas.
Fue en cuestión de segundos, antes de decidirse a embestir contra la bestia, que sus ojos leyeron la tenue señal casi confundible con el ambiente del vapor naranja. Era una técnica desarrollada por los elfos de su clan, que casi nadie además de el y unos pocos elfos de la guardia Eytherzair podrían identificar. Las bengalas de vapor naranja, señalaban un objetivo mayor a los grupos de emboscada a la hora de moverse por el bosque, no podía confundirse esta vez y no podrían estar intentando despistarle, o eso creía. -Van a tener que encargarse del "maldito" sin mi, no me sigan.- Dijo mientras echaba a correr, para los demás quedaría como un completo cobarde, escapando del mas poderoso de los lobos, pero sabía que había algo mas importante que atender detrás de todo esto.
Buscó internarse entre los árboles, no con la intención de interceptar al objetivo desconocido, ya que podría ser muy peligroso y una perdida de recursos estratégicos buscarlo de frente, de hecho, ni siquiera sabía si lo estaban observando, o cuantos eran. Trepó un abeto y comenzó a moverse con el sigilo que caracterizaban a los de su raza entre los ramajes, la velocidad y soltura con la que se movía en el bosque eran impresionantes, era su terreno de combate óptimo, después de todo. Hizo unos metros hasta encontrar la flecha del vapor naranja. Esperó encontrar a la figura en silencio, pues que se diese cuenta que el estaba allí podría ser muy peligroso, preparó su gran hoja y tensó cada músculo del cuerpo, sostenía la respiración pues el estrés que estaba pasando era increíble, hasta que detectó el vapor oscuro, del mismo color de las heridas de los lobos humear unos metros abajo de el ¿Sería eso el causante de todo? ¿Quién estaba detrás de esto?
Interacción: el que lo haya escuchado.
Mención: Tauriel, Heylare.
Aranarth Thal'Dael
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El dragón estaba exhausto; se afirmaba en sus cuatro patas aturdido, tambaleante, jadeando, agotado tras su encuentro con el lobo. Sus heridas en el cuello y pecho sangraban y le causaban un gran dolor. Apenas había podido sacarse de encima aquella bestia pero había tenido que usar su fuego y eso la dejaba sin energía. Para los dragones el usar su elemento no era algo que tomaban a la ligera, ya que hacerlo gastaba considerablemente su energía. Ahora a Ingela le pasaba la cuenta y a momentos veía borroso.
Con terror, vio como el mismo hombre que protegía se transformaba en un lobo que llegaba a ser de su tamaño, ¿cómo podría detenerlo? ¿Cómo iba a matarlo? No iba a lograrlo. Se sintió peor cuando vio a Aranarth emprender la huida hacia los árboles. Aquel elfo la había defraudado completamente; un ser arrogante, pedante, insolente y altanero que además demostraba ser un completo cobarde. Suspiró desilusionada de que el guapo elfo no fuese más que una farsa. Pero no era momento de llorar por una fallida hipotética e imaginaria historia de amor, había un peligro bastante real que terminaba de transformarse en un lobo infernal que saltó sobre la dragona sin dudarlo un instante. Seguramente olfateó sus heridas, sabiéndola debilitada y representando el mayor enemigo del lugar.
El dragón rugió feroz y recibió estoicamente el ataque del lobo; quedó sobre ella, aplastando con sus patas delanteras sus alas se lanzó a morder su cuello, pero ella logró detener sus fauces con las propias patas pero no podría aguantar mucho, las fuerzas se escapaban de su cuerpo.
Con terror, vio como el mismo hombre que protegía se transformaba en un lobo que llegaba a ser de su tamaño, ¿cómo podría detenerlo? ¿Cómo iba a matarlo? No iba a lograrlo. Se sintió peor cuando vio a Aranarth emprender la huida hacia los árboles. Aquel elfo la había defraudado completamente; un ser arrogante, pedante, insolente y altanero que además demostraba ser un completo cobarde. Suspiró desilusionada de que el guapo elfo no fuese más que una farsa. Pero no era momento de llorar por una fallida hipotética e imaginaria historia de amor, había un peligro bastante real que terminaba de transformarse en un lobo infernal que saltó sobre la dragona sin dudarlo un instante. Seguramente olfateó sus heridas, sabiéndola debilitada y representando el mayor enemigo del lugar.
El dragón rugió feroz y recibió estoicamente el ataque del lobo; quedó sobre ella, aplastando con sus patas delanteras sus alas se lanzó a morder su cuello, pero ella logró detener sus fauces con las propias patas pero no podría aguantar mucho, las fuerzas se escapaban de su cuerpo.
Ingela
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Por alguna extraña razón seguían cayendo flechas desde algún lado, había un tirador situado en algún lugar donde podía estar escondido y luchar sin tanto esfuerzo; aquello no me parecía una mala idea sino al contrario, aquel que disparaba desde las sombras era sin duda alguna un buen estratega… Aunque también era posible que resultara ser sólo un cobarde, pero por el momento no lo veía de esa manera ya que era útil en la batalla.
Haber pensado que el sujeto al que protegíamos era peligroso no era del todo una teoría escasa de lógica, pues de un momento a otro se convirtió en una feroz criatura, se transformó en un enorme e intimidante lob cuya estatura superaba al de sus perseguidores -(Oh no, esto cada vez se pone peor)- Pensé mientras contemplaba la escena sin saber cómo reaccionar exactamente, sin embargo pude notar que ya no habían más flechas que aparecieran desde la nada, al parecer yo no era el único que estaba inmóvil.
Por otro lado, el elfo que había logrado inmovilizar a uno de los licántropos se distrajo en alguna cosa y tras unos segundos terminó por abandonar rápidamente el campo de batalla -(No puede ser, es un cobarde)- Fue lo único que pensé en aquel instante, aunque en el fondo sabía muy bien que alguien que se considera elfo no podría escapar de una batalla sin una razón justificada.
Dejando esos detalles de lado, me coloqué en una posición defensiva mientras buscaba con la mirada al mejor candidato para ser mi víctima, y no tuve que esperar demasiado para encontrarlo, pues el nuevo y más intimidante lobo se lanzó en un violento ataque sobre el dragón que parecía estar debilitado tras luchar con su anterior adversario, y debido a que yo era el más cercano a ellos dos significaba que era mi obligación defender a la criatura alada.
Emprendí una vertiginosa carrera hacia mi siguiente objetivo y me lancé sobre éste en un frenético torbellino de cortes que comenzaban a dibujar líneas rojas de sangre por todos lugares que probaba el filo de mi espada; ya no era momento de tener piedad, si le dábamos la espalda a alguno de los enemigos entonces perderíamos la oportunidad de salir victoriosos sin ninguna baja, y yo no podía permitir que alguno de mis compañeros de batalla perdiera la vida esa noche.
Haber pensado que el sujeto al que protegíamos era peligroso no era del todo una teoría escasa de lógica, pues de un momento a otro se convirtió en una feroz criatura, se transformó en un enorme e intimidante lob cuya estatura superaba al de sus perseguidores -(Oh no, esto cada vez se pone peor)- Pensé mientras contemplaba la escena sin saber cómo reaccionar exactamente, sin embargo pude notar que ya no habían más flechas que aparecieran desde la nada, al parecer yo no era el único que estaba inmóvil.
Por otro lado, el elfo que había logrado inmovilizar a uno de los licántropos se distrajo en alguna cosa y tras unos segundos terminó por abandonar rápidamente el campo de batalla -(No puede ser, es un cobarde)- Fue lo único que pensé en aquel instante, aunque en el fondo sabía muy bien que alguien que se considera elfo no podría escapar de una batalla sin una razón justificada.
Dejando esos detalles de lado, me coloqué en una posición defensiva mientras buscaba con la mirada al mejor candidato para ser mi víctima, y no tuve que esperar demasiado para encontrarlo, pues el nuevo y más intimidante lobo se lanzó en un violento ataque sobre el dragón que parecía estar debilitado tras luchar con su anterior adversario, y debido a que yo era el más cercano a ellos dos significaba que era mi obligación defender a la criatura alada.
Emprendí una vertiginosa carrera hacia mi siguiente objetivo y me lancé sobre éste en un frenético torbellino de cortes que comenzaban a dibujar líneas rojas de sangre por todos lugares que probaba el filo de mi espada; ya no era momento de tener piedad, si le dábamos la espalda a alguno de los enemigos entonces perderíamos la oportunidad de salir victoriosos sin ninguna baja, y yo no podía permitir que alguno de mis compañeros de batalla perdiera la vida esa noche.
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
MENCIÓN: Aranarth, Rauko, Ingela y Arlen
INTERACCIÓN: Ingela y Arlen
INTERACCIÓN: Ingela y Arlen
Tauriel apuntaba con el arco al licántropo que estaba tirado en el suelo gracias al ataque de Aranarth y de un nuevo elfo (Rauko). Había pronunciado aquellas preguntas pero la respuesta obtenida no le agradó para nada. La voz de su nuevo acompañante se deslizó por sus oídos y solo quedó prendida en su memoria el sustantivo “oscuridad”. La eterna enemiga de los elfos parecía protagonizar aquel encuentro fortuito. Suspiró pesadamente y clavó su vista en la de Arlen, -Aparta de ahí, brujo- le gritó alertándole del peligro que el mismo presagiaba. Un peligro que se acabó cumpliendo: el hombre moribundo desapareció y en su lugar hizo acto de presencia un licántropo aún más grande, robusto e imponente. –¡Maldición!- masculló entre dientes acercándose a Arlen. Lanzó entonces una flecha que se quedó enganchada en el brazo del ser. Casi no parecía sentir nada, -Ten cuidado- le dijo al brujo con bastante preocupación.
La situación se fue de las manos. Los licántropos se medio recuperaron y enciman estaba aquella maldita bestia jodidamente enorme. Encima para colmo Aranarth desapareció. Tauriel observó con bastante desdén su marcha, -Lo que nos faltaba- comentó apretando los labios y lanzando varias flechas al que estaba aún en el suelo. Esperaba que no les molestara en un buen rato.
La elfa miró al brujo, -Debemos ayudar a la dragona- sentenció mirando como Rauko corría con la misma intención. La joven rubia, en su forma de dragón, fue atacada. Contra el suelo la dragona luchaba por salir de aquella situación. Tauriel corrió detrás de Rauko y se posicionó a una buena distancia. Tensó el arco y después de unos segundos lanzó una flecha que alcanzó su fornido cuello. Pero…no parecía sentir nada así que Tauriel lanzó una flecha tras otra. Una y otra y otra. Su intención era molestarlo y ella y Rauko en cierta medida lo consiguieron ya que se apartó al fin de la dragona. Habían conseguido darle algo de tiempo, -Cuando todo esto acabe curaremos tus heridas- murmuró a la dragona antes de lanzar otra fecha más.
La situación se fue de las manos. Los licántropos se medio recuperaron y enciman estaba aquella maldita bestia jodidamente enorme. Encima para colmo Aranarth desapareció. Tauriel observó con bastante desdén su marcha, -Lo que nos faltaba- comentó apretando los labios y lanzando varias flechas al que estaba aún en el suelo. Esperaba que no les molestara en un buen rato.
La elfa miró al brujo, -Debemos ayudar a la dragona- sentenció mirando como Rauko corría con la misma intención. La joven rubia, en su forma de dragón, fue atacada. Contra el suelo la dragona luchaba por salir de aquella situación. Tauriel corrió detrás de Rauko y se posicionó a una buena distancia. Tensó el arco y después de unos segundos lanzó una flecha que alcanzó su fornido cuello. Pero…no parecía sentir nada así que Tauriel lanzó una flecha tras otra. Una y otra y otra. Su intención era molestarlo y ella y Rauko en cierta medida lo consiguieron ya que se apartó al fin de la dragona. Habían conseguido darle algo de tiempo, -Cuando todo esto acabe curaremos tus heridas- murmuró a la dragona antes de lanzar otra fecha más.
Tauriel
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Arlen no se culpaba de no haber matado a un hombre que le suplicaba por su muerte, no. Pero aquello no le quitaba la sensación de lo que pasaría de aquel punto en adelante sería un punto clave en la opinión que se granjería de los elfos si conseguía salir vivo de allí.
Arlen estaba demasiado ocupado prestando atención a la transformación del Licántropo que le amenazaba lanzando mordiscos como un loco, por suerte había conseguido ganar suficiente distancia como para salir ileso, de modo que no se dio cuenta de que aquel elfo de carácter arrogante había desaparecido. Otras cosas le preocupaban ahora, el último licántropo en transformarse ahora se lanzaba contra la dragona mientras que el resto de la manada se retorcía en el suelo, sus heridas sanaban rápido y no se quedarían quietos mucho tiempo más.
La dragona aguanto el primer embate del hombre lobo, no tardó en recibir ayuda de parte del joven elfo y de Tauriel, por lo contrario Arlen se rezagó un instante que se alargó en el tiempo, o por lo menos para él. Los recuerdos se agolpaban y no traían nada bueno con ellos, sin embargo viendo que la vida de la dragona corría peligro decidió actuar.
Un tenue brillo iluminó los ojos lilas del brujo y al instante se empezó a elevar por los aires la cubertería de la fiesta, un segundo después cuchillos, tenedores y alguna que otra cuchara salieron disparados en dirección al lobo. Arlen veía cómo aquellos útiles chocaban contra la gruesa piel del licántropo, algunos se llegaban a clavar, otros solo provocan pequeños cortes y algunos siquiera hacían daño alguno. En algunos de los libros que había encontrado el la biblioteca de la escuela decían que los licántropos temían la plata pues purificaba, sin embargo él pensaba que no debía de confiar en lo que decía un libro sin ninguna base científica, con todo confiaba que los trastos que había conseguido clavar en el lobo fueran de plata y que de verdad causarán un daño que debían causar.
Arlen estaba demasiado ocupado prestando atención a la transformación del Licántropo que le amenazaba lanzando mordiscos como un loco, por suerte había conseguido ganar suficiente distancia como para salir ileso, de modo que no se dio cuenta de que aquel elfo de carácter arrogante había desaparecido. Otras cosas le preocupaban ahora, el último licántropo en transformarse ahora se lanzaba contra la dragona mientras que el resto de la manada se retorcía en el suelo, sus heridas sanaban rápido y no se quedarían quietos mucho tiempo más.
La dragona aguanto el primer embate del hombre lobo, no tardó en recibir ayuda de parte del joven elfo y de Tauriel, por lo contrario Arlen se rezagó un instante que se alargó en el tiempo, o por lo menos para él. Los recuerdos se agolpaban y no traían nada bueno con ellos, sin embargo viendo que la vida de la dragona corría peligro decidió actuar.
Un tenue brillo iluminó los ojos lilas del brujo y al instante se empezó a elevar por los aires la cubertería de la fiesta, un segundo después cuchillos, tenedores y alguna que otra cuchara salieron disparados en dirección al lobo. Arlen veía cómo aquellos útiles chocaban contra la gruesa piel del licántropo, algunos se llegaban a clavar, otros solo provocan pequeños cortes y algunos siquiera hacían daño alguno. En algunos de los libros que había encontrado el la biblioteca de la escuela decían que los licántropos temían la plata pues purificaba, sin embargo él pensaba que no debía de confiar en lo que decía un libro sin ninguna base científica, con todo confiaba que los trastos que había conseguido clavar en el lobo fueran de plata y que de verdad causarán un daño que debían causar.
Arlen Jardir
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Desde su elevada posición, Hellyare había conseguido darse cuenta de la presencia distante; sin duda ese misterioso personaje era la clave para acabar con el conflicto que se les había presentado repentinamente; su compañero entendió el mensaje enviado a través del humo y sin detenerse a explicar nada a nadie partió en busca de lo que fuera que le estaban señalando; aunque no sabría de qué se trataba hasta estar demasiado cerca, llevar algo de ayuda no habría estado de más, pero el guerrero seguro confiaba demasiado en sus habilidades.
Mientras tanto la dragona se encontraba siendo atacada violentamente pero afortunadamente Rauko apareció en el último momento justo a tiempo para ayudarle, los refuerzos para la joven no tardan en llegar y en unos instantes Tauriel se había unido también al ataque llenando al amenazante lobo con una sangrienta decoración de flechas y cortes por todo el cuerpo del peludo coloso.
Tanto los cortes del elfo como las flechas de la pelirroja impactaba haciendo trizas el cuerpo del lobo pero a pesar del evidente daño éste parecía no inmutarse por ello ¿De dónde sacaba tal resistencia? Una lluvia de cubiertos distrajo finalmente al lobo que se detuvo y retrocedió un par de pasos de manera aparentemente inexplicable, aunque la razón de esto se encontraba en otro lugar.
Con gran sigilo se había acercado el elfo hasta el punto donde se encontraba quien parecía haber orquestado el ataque; el oscuro hechicero levantó la mirada encontrando sobre él al rubio Aranarth; los ojos de aquel ser que se había mantenido en las sombras se abrieron como platos y retrocedió de un salto para evitar ser embestido, claramente no esperaba ser encontrado, afortunadamente un solo oponente no conseguiría atraparle y dada su escuálida condición física pelear cuerpo a cuerpo no parecía algo en lo que pudiera destacar.
Aquellos instantes de incertidumbre y duda por parte del maligno enemigo harían que el gran lobo recuperara su control por unos instantes; el hechicero estaría demasiado ocupado hurgando en sus ropas en busca de una pequeña esfera que arrojó hacia Aranarth y tras romperse en el piso comenzó a desprender una especie de gas corrosivo que al menos formaría una barrera defensiva el tiempo suficiente para una última jugada antes de huir; el hechicero pronunció unas palabras casi imperceptibles y dejando tras de sí varias cortinas de humo formadas por el mismo gas, corrió hasta perderse de vista.
El enorme lobo, parado sobre sus patas traseras parecía recuperar el control de sus acciones al menos por unos instantes; miró a los lados en busca de una ruta de escape, ya no deseaba pelear más pero de pronto su control propio fue nuevamente arrebatado; un lastimoso aullido casi ahogado demostraba que estaba sufriendo, su cuerpo se contorsionaba y sus huesos crujían como si fuera obligado a moverse y atacar.
La peluda bestia se lanzaría en un último ataque contra la joven dragona pero antes de alcanzarla cayó al piso retorciéndose y vomitando sangre a borbotones; rugía fuertemente pataleando, sufría, la marca de su maldición se había extendido por todo su cuerpo y no era más que un esclavo de aquel que le controlaba; intentar sanarlo no serviría de nada, la solución más rápida sería quitarle la vida...
∞ Finalmente la pesadilla parece terminar, aunque lamentablemente la victoria ha dejado demasiadas preguntas sin respuestas.
∞ Aranarth ha conseguido auyentar al peligroso hechicero pero capturarlo no será posible, no para un solo elfo.
∞ Los otros lobos, parecían haberse sanado pero la pérdida de concentración del brujo que les controlaba detuvo el proceso y tras retorcerse en el piso acaban convertidos en una asquerosa masa deforme y gelatinosa de color negro.
∞ Han detenido el ataque... Por ahora, pero un gran peligro se acerca, tal parece que las advertencias no llegarán a tiempo pero aún así, las principales ciudades deberían ser alertadas de lo ocurrido, sobre todo Dundarak.
∞ Finalmente deberán enfrentar una última decisión; si deciden asesinar al lobo que se retuerce en el piso sufriendo, acabarán con su dolor y marcaría mi invasiva salida del tema, si deciden intentar salvarlo, intervendré una vez más y las consecuencias podrían ocasionar un peligro mayor...
Mientras tanto la dragona se encontraba siendo atacada violentamente pero afortunadamente Rauko apareció en el último momento justo a tiempo para ayudarle, los refuerzos para la joven no tardan en llegar y en unos instantes Tauriel se había unido también al ataque llenando al amenazante lobo con una sangrienta decoración de flechas y cortes por todo el cuerpo del peludo coloso.
Tanto los cortes del elfo como las flechas de la pelirroja impactaba haciendo trizas el cuerpo del lobo pero a pesar del evidente daño éste parecía no inmutarse por ello ¿De dónde sacaba tal resistencia? Una lluvia de cubiertos distrajo finalmente al lobo que se detuvo y retrocedió un par de pasos de manera aparentemente inexplicable, aunque la razón de esto se encontraba en otro lugar.
Con gran sigilo se había acercado el elfo hasta el punto donde se encontraba quien parecía haber orquestado el ataque; el oscuro hechicero levantó la mirada encontrando sobre él al rubio Aranarth; los ojos de aquel ser que se había mantenido en las sombras se abrieron como platos y retrocedió de un salto para evitar ser embestido, claramente no esperaba ser encontrado, afortunadamente un solo oponente no conseguiría atraparle y dada su escuálida condición física pelear cuerpo a cuerpo no parecía algo en lo que pudiera destacar.
Aquellos instantes de incertidumbre y duda por parte del maligno enemigo harían que el gran lobo recuperara su control por unos instantes; el hechicero estaría demasiado ocupado hurgando en sus ropas en busca de una pequeña esfera que arrojó hacia Aranarth y tras romperse en el piso comenzó a desprender una especie de gas corrosivo que al menos formaría una barrera defensiva el tiempo suficiente para una última jugada antes de huir; el hechicero pronunció unas palabras casi imperceptibles y dejando tras de sí varias cortinas de humo formadas por el mismo gas, corrió hasta perderse de vista.
El enorme lobo, parado sobre sus patas traseras parecía recuperar el control de sus acciones al menos por unos instantes; miró a los lados en busca de una ruta de escape, ya no deseaba pelear más pero de pronto su control propio fue nuevamente arrebatado; un lastimoso aullido casi ahogado demostraba que estaba sufriendo, su cuerpo se contorsionaba y sus huesos crujían como si fuera obligado a moverse y atacar.
La peluda bestia se lanzaría en un último ataque contra la joven dragona pero antes de alcanzarla cayó al piso retorciéndose y vomitando sangre a borbotones; rugía fuertemente pataleando, sufría, la marca de su maldición se había extendido por todo su cuerpo y no era más que un esclavo de aquel que le controlaba; intentar sanarlo no serviría de nada, la solución más rápida sería quitarle la vida...
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∞ Finalmente la pesadilla parece terminar, aunque lamentablemente la victoria ha dejado demasiadas preguntas sin respuestas.
∞ Aranarth ha conseguido auyentar al peligroso hechicero pero capturarlo no será posible, no para un solo elfo.
∞ Los otros lobos, parecían haberse sanado pero la pérdida de concentración del brujo que les controlaba detuvo el proceso y tras retorcerse en el piso acaban convertidos en una asquerosa masa deforme y gelatinosa de color negro.
∞ Han detenido el ataque... Por ahora, pero un gran peligro se acerca, tal parece que las advertencias no llegarán a tiempo pero aún así, las principales ciudades deberían ser alertadas de lo ocurrido, sobre todo Dundarak.
∞ Finalmente deberán enfrentar una última decisión; si deciden asesinar al lobo que se retuerce en el piso sufriendo, acabarán con su dolor y marcaría mi invasiva salida del tema, si deciden intentar salvarlo, intervendré una vez más y las consecuencias podrían ocasionar un peligro mayor...
Ansur
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
La elfa se mordió el labio sonriente y cerró un instante los ojos, soltando un sutil suspiro cuando vio a Aranarth correr hacia la improvisada bengala. Sabía que iba a entender la señal. Se ocultó un poco cuando su amigo salió corriendo, para evitar ser vista y, después volvió su vista hacia el hombre que se estaba convirtiendo, el que hacía un rato había entrado gritando a Claro. Tenían que acabar con él. Pero no sería ella quien lo hiciera. En un instante volvió a cargar su arco y lanzó una flecha a la bestia que no paraba de dar zarpazos. Sólo buscaba que se debilitase con el dolor, que se confundiese y darles cierta ventaja a los que estaban luchando en el mismo terreno.
Después de eso salió corriendo hacia las afueras. Sólo quería ver que Aran estuviese bien. Apenas pudo ver al hombre correr, pero se mantuvo escondida tras el tronco de un árbol observando a quien era su amigo. –Sabía que podía contar contigo. –Musitó para sí misma y se volteó, apoyando la espalda en el mismo árbol.
Suspiró con cierta pena. ¿¡Cómo habían podido hacer eso a un pueblo élfico?! Y más durante una celebración. La rabia llenaba a Helyare y sentía ganas de vengarse. Era la segunda vez que presenciaba un ataque a su comunidad. Pero las ansias de venganza no podían ser descargadas contra nada, no tenía contra quién.
Con todo el sigilo que la caracterizaba, después de comprobar que Aran estaba bien, volvió a Claro, pero sin saltar por ningún lado, sólo buscaba recuperar sus cosas, cerciorarse de que su familia estaba bien e irse lejos. Pero no parecía que eso fuese a ser una tarea tan sencilla: los lobos seguían por ahí, todos los invitados estaban conmocionados y algunos estaban todavía escondidos. El peligro no había pasado y algo que debía ser una fiesta se había convertido en un caos.
No tenía que haber ido, no había ni rastro de Arzhak y ni siquiera esto parecía una festividad. Otra vez otro pueblo atacado. ¿Qué estaba sucediendo? En un callejón encontró la elfa un lugar para cobijarse, no de los lobos, sino de los que estaban en Claro. No quería que nadie la viese. Se sentó entre unas cajas y barriles apilados, y allí se quedó unos minutos con las manos sujetándose la cabeza. –Esta vez no es mi culpa… –Trató de decirse, mientras se escuchaba en su fuero interno acusándose a sí misma por no haber finiquitado a lobo más grande. Toda la rabia que sentía se había convertido en nerviosismo, en inquietud y agobio.
"No has acabado con el causante del problema... Ni con los lobos, ni siquiera con el único que queda en pie".
Le había disparado para tratar de confundirlo, paralizarlo, pero no matarlo. Esperaba que los que allí estaban supieran qué hacer. Helyare, por su parte, permaneció ahí escondida, acurrucada entre los barriles.
Después de eso salió corriendo hacia las afueras. Sólo quería ver que Aran estuviese bien. Apenas pudo ver al hombre correr, pero se mantuvo escondida tras el tronco de un árbol observando a quien era su amigo. –Sabía que podía contar contigo. –Musitó para sí misma y se volteó, apoyando la espalda en el mismo árbol.
Suspiró con cierta pena. ¿¡Cómo habían podido hacer eso a un pueblo élfico?! Y más durante una celebración. La rabia llenaba a Helyare y sentía ganas de vengarse. Era la segunda vez que presenciaba un ataque a su comunidad. Pero las ansias de venganza no podían ser descargadas contra nada, no tenía contra quién.
Con todo el sigilo que la caracterizaba, después de comprobar que Aran estaba bien, volvió a Claro, pero sin saltar por ningún lado, sólo buscaba recuperar sus cosas, cerciorarse de que su familia estaba bien e irse lejos. Pero no parecía que eso fuese a ser una tarea tan sencilla: los lobos seguían por ahí, todos los invitados estaban conmocionados y algunos estaban todavía escondidos. El peligro no había pasado y algo que debía ser una fiesta se había convertido en un caos.
No tenía que haber ido, no había ni rastro de Arzhak y ni siquiera esto parecía una festividad. Otra vez otro pueblo atacado. ¿Qué estaba sucediendo? En un callejón encontró la elfa un lugar para cobijarse, no de los lobos, sino de los que estaban en Claro. No quería que nadie la viese. Se sentó entre unas cajas y barriles apilados, y allí se quedó unos minutos con las manos sujetándose la cabeza. –Esta vez no es mi culpa… –Trató de decirse, mientras se escuchaba en su fuero interno acusándose a sí misma por no haber finiquitado a lobo más grande. Toda la rabia que sentía se había convertido en nerviosismo, en inquietud y agobio.
"No has acabado con el causante del problema... Ni con los lobos, ni siquiera con el único que queda en pie".
Le había disparado para tratar de confundirlo, paralizarlo, pero no matarlo. Esperaba que los que allí estaban supieran qué hacer. Helyare, por su parte, permaneció ahí escondida, acurrucada entre los barriles.
Helyare
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El sujeto frente a Aranarth era el estereotipo perfecto que podía tener cualquier elfo de su clan sobre los brujos: era escuálido, de contextura casi insignificante, parecía muy pulcro a pesar de sus mundanos ropajes y llevaba el rostro bastante cubierto, podía sentir su semblante maligno. La aparición enervó la sangre de Aranarth como si estuviese prendiéndose fuego por dentro, se sentía colérico y furioso ¿Cómo se les podía escapar a sus compañeros la presencia tan peligrosa de un Brujo en sus bosques? No había mas remedio que hacerlo rápido y terminar con el problema a la antigua.
El Brujo parecía haber roto el factor sorpresa, y con agilidad escapó de la embestida del elfo, seguido de un humo amarillento, pútrido, con olor a azufre. Aranarth tomó aire con toda la fuerza de sus pulmones, y hubiese atravesado la cortina tóxica de no haber visto como una mariposa se achicharraba en frente de el cuando el gas interrumpía su vuelo. No podía atravesar las cortinas de humo, y rodearlas sería una pérdida de tiempo, pues el Brujo ya había tomado bastante distancia del lugar.
Aranarth alzó su voz sobre todo claro -¡Por flanco oriental, escapa el inmundo! ¡Maniobra de emergencia, preparen rastreadores!- Gritó con todas las fuerzas que tenía en el idioma común, si la guardia estaba atenta, podrían interceptar al malhechor y derramar su sangre sobre el trébol esa misma tarde, nada le satisfacía mas Aranarth que ver un Brujo morir desangrado bajo el filo del acero élfico. Todavía le quedaban recursos, el elfo no se rendiría tan fácilmente, teniendo la hoja que Barahir habría forjado para el hace un tiempo desenvainada, tomó impulso, dió un par de giros y la lanzó como había hecho miles de veces en las prácticas, ya casi no podía divisar al brujo en carrera de escape, pero esperaba atinarle. Si lo lograba, definitivamente su día estaría hecho, aunque esperaba poder recuperar su arma después de eso.
El Brujo parecía haber roto el factor sorpresa, y con agilidad escapó de la embestida del elfo, seguido de un humo amarillento, pútrido, con olor a azufre. Aranarth tomó aire con toda la fuerza de sus pulmones, y hubiese atravesado la cortina tóxica de no haber visto como una mariposa se achicharraba en frente de el cuando el gas interrumpía su vuelo. No podía atravesar las cortinas de humo, y rodearlas sería una pérdida de tiempo, pues el Brujo ya había tomado bastante distancia del lugar.
Aranarth alzó su voz sobre todo claro -¡Por flanco oriental, escapa el inmundo! ¡Maniobra de emergencia, preparen rastreadores!- Gritó con todas las fuerzas que tenía en el idioma común, si la guardia estaba atenta, podrían interceptar al malhechor y derramar su sangre sobre el trébol esa misma tarde, nada le satisfacía mas Aranarth que ver un Brujo morir desangrado bajo el filo del acero élfico. Todavía le quedaban recursos, el elfo no se rendiría tan fácilmente, teniendo la hoja que Barahir habría forjado para el hace un tiempo desenvainada, tomó impulso, dió un par de giros y la lanzó como había hecho miles de veces en las prácticas, ya casi no podía divisar al brujo en carrera de escape, pero esperaba atinarle. Si lo lograba, definitivamente su día estaría hecho, aunque esperaba poder recuperar su arma después de eso.
Aranarth Thal'Dael
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El dragón chillaba de miedo, Ingela ya no tenía más fuerzas para defenderse. De haber estado lo suficientemente cerca, verían las lágrimas correr por las mejillas del dragón en el momento que aceptó su destino y sintió una profunda tristeza por no poder ver y estrechar con fuerza a su familia. Cerró los ojos y soltó las fauces del licántropo, dejó de forcejear y cerró los ojos resignada a morir devorada por aquel animal que hacía unos momentos era el mismo hombre que quería defender.
Un chasquido sonó y se escuchó un aullido de dolor. Los lobos comenzaron a retorcerse en frenéticos espasmos, sumidos en un terrible dolor. Las pobres bestias agonizaban. Los dos primeros se derritieron rápidamente, no quedó de ellos más que una masa asquerosa, negruzca. El tercer lobo aullaba y gritaba de dolor. Ingela abrió los ojos y vio atónita la escena. El dragón se incorporó y con dificultad se acercó al cuerpo que se sacudía, no pudo sentir más que lástima y una profunda angustia. ¿Qué hacer? ¿Intentar salvarlo? Estaba maldito y condenado, era un esclavo de algún tipo de magia negra...
¡Magia! El hombre bonito de ojos misteriosos era brujo, él podría ayudarlo, quizás una manera de neutralizar aquel hechizo. Ella todavía necesitaba saber qué sucedería en Dundarak. Giró y miró al brujo, esperando que en sus ojos viera la súplica.
Un chasquido sonó y se escuchó un aullido de dolor. Los lobos comenzaron a retorcerse en frenéticos espasmos, sumidos en un terrible dolor. Las pobres bestias agonizaban. Los dos primeros se derritieron rápidamente, no quedó de ellos más que una masa asquerosa, negruzca. El tercer lobo aullaba y gritaba de dolor. Ingela abrió los ojos y vio atónita la escena. El dragón se incorporó y con dificultad se acercó al cuerpo que se sacudía, no pudo sentir más que lástima y una profunda angustia. ¿Qué hacer? ¿Intentar salvarlo? Estaba maldito y condenado, era un esclavo de algún tipo de magia negra...
¡Magia! El hombre bonito de ojos misteriosos era brujo, él podría ayudarlo, quizás una manera de neutralizar aquel hechizo. Ella todavía necesitaba saber qué sucedería en Dundarak. Giró y miró al brujo, esperando que en sus ojos viera la súplica.
Ingela
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
Me encontraba ejecutando una frenética cadena de ataques consecutivos y sin importar lo cansado que estuviera mi cuerpo no pensé en detenerme en ningún momento; la dragona necesitaba de mi ayuda para evitar que su escamoso cuerpo dejara escapar su alma hacia el frío mundo de los muertos y yo no dejaría que su vida se despidiera de una forma miserable. Los refuerzos no tardaron en llegar y sin fijarme en quiénes eran, todos unimos nuestros ataques en un solo objetivo quien lentamente perdía sus fuerzas para mantenerse sobre sus temblorosas patas.
Fue entonces cuando finalmente se hacía cada vez más inminente el clímax de la intensa batalla cuando emergió una oleada de tenedores, cuchillos y cucharas que impactaron sobre el ensangrentado lobo. Mientras la tormenta de cubiertos metálicos se llevaba a cabo, retrocedí rápidamente con un par de saltos para mantenerme lo suficientemente alejado del peligro -(Por fin, todo esto terminará)- Pensé entre jadeos mientras esperaba que el lobo sucumbiera ante la muerte y cayera de bruces contra suelo.
Desafortunadamente las cosas no llegaban a su inevitable final, pues el lobo era persistente y con las pocas fuerzas que aún poseía su cuerpo se mantenía sobre sus patas traseras, no obstante había algo más, era como si por esos últimos instantes el canino hubiera recuperado el control, sin embargo sufría, el dolor se reflejaba perfectamente en sus ojos e incluso en cada uno de sus movimientos; sin duda alguna esa criatura estaba ahí en contra de su voluntad, pero ¿Cómo salvarlo de una vida de esclavo? Tal vez habría una solución para su problema, sin embargo, por el bien de la mayoría, lo mejor para el momento era darle un final a su triste existencia.
Por unos momentos me mostré indeciso y con muchas dudas en mi cabeza, no sabía cuál era la mejor medida que debía tomar y eso me resultaba frustrante, pero mi mente volvió a la realidad cuando el lobo se lanzó en un nuevo ataque, aunque esta vez no alcanzó a su objetivo y sólo pudo caer al suelo donde terminó retorciéndose y vomitando sangre a borbotones; era el momento de decidir cuál sería su destino.
Antes de actuar por mi propia cuenta miré a los demás para saber cuál sería la decisión que ellos tomarían, sin embargo nadie parecía tener la iniciativa y el tiempo se acababa -(No puede ser, tendré que hacer algo que tal vez me haga ganar el odio de los demás)- Pensé mientras me preparaba para convertirme en el ejecutor.
Emprendí una carrera hacia el derrotado lobo y con un salto me coloqué sobre su espalda, donde con mis dos manos sujeté mi espada con las hojas apuntando hacia abajo -Lo lamento- Susurré con pena para luego realizar mi ataque -(¡No lo hagas!)- Escuché dentro de mi cabeza como una súplica desesperada por parte de mi conciencia.
A pesar de eso no me detuve y con una estocada atravesé la espalda de mi víctima, aunque sólo llegando a una profundidad de 15 centímetros pero colocando las hojillas de mi espada a los lados de su columna vertebral; sólo quedaba girar mi arma y acabar con todo, sin embargo no hice nada por unos instante con la esperanza de ser detenido, pero si mi deseo no se cumplía en los próximos segundos o el lobo presentaba algún movimiento extraño… Entonces la ejecución se llevaría a cabo…
Fue entonces cuando finalmente se hacía cada vez más inminente el clímax de la intensa batalla cuando emergió una oleada de tenedores, cuchillos y cucharas que impactaron sobre el ensangrentado lobo. Mientras la tormenta de cubiertos metálicos se llevaba a cabo, retrocedí rápidamente con un par de saltos para mantenerme lo suficientemente alejado del peligro -(Por fin, todo esto terminará)- Pensé entre jadeos mientras esperaba que el lobo sucumbiera ante la muerte y cayera de bruces contra suelo.
Desafortunadamente las cosas no llegaban a su inevitable final, pues el lobo era persistente y con las pocas fuerzas que aún poseía su cuerpo se mantenía sobre sus patas traseras, no obstante había algo más, era como si por esos últimos instantes el canino hubiera recuperado el control, sin embargo sufría, el dolor se reflejaba perfectamente en sus ojos e incluso en cada uno de sus movimientos; sin duda alguna esa criatura estaba ahí en contra de su voluntad, pero ¿Cómo salvarlo de una vida de esclavo? Tal vez habría una solución para su problema, sin embargo, por el bien de la mayoría, lo mejor para el momento era darle un final a su triste existencia.
Por unos momentos me mostré indeciso y con muchas dudas en mi cabeza, no sabía cuál era la mejor medida que debía tomar y eso me resultaba frustrante, pero mi mente volvió a la realidad cuando el lobo se lanzó en un nuevo ataque, aunque esta vez no alcanzó a su objetivo y sólo pudo caer al suelo donde terminó retorciéndose y vomitando sangre a borbotones; era el momento de decidir cuál sería su destino.
Antes de actuar por mi propia cuenta miré a los demás para saber cuál sería la decisión que ellos tomarían, sin embargo nadie parecía tener la iniciativa y el tiempo se acababa -(No puede ser, tendré que hacer algo que tal vez me haga ganar el odio de los demás)- Pensé mientras me preparaba para convertirme en el ejecutor.
Emprendí una carrera hacia el derrotado lobo y con un salto me coloqué sobre su espalda, donde con mis dos manos sujeté mi espada con las hojas apuntando hacia abajo -Lo lamento- Susurré con pena para luego realizar mi ataque -(¡No lo hagas!)- Escuché dentro de mi cabeza como una súplica desesperada por parte de mi conciencia.
A pesar de eso no me detuve y con una estocada atravesé la espalda de mi víctima, aunque sólo llegando a una profundidad de 15 centímetros pero colocando las hojillas de mi espada a los lados de su columna vertebral; sólo quedaba girar mi arma y acabar con todo, sin embargo no hice nada por unos instante con la esperanza de ser detenido, pero si mi deseo no se cumplía en los próximos segundos o el lobo presentaba algún movimiento extraño… Entonces la ejecución se llevaría a cabo…
Rauko
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El brujo había hecho su parte ralentizando al enorme lobo, se sentía algo mal por haber hecho daño de nuevo y ahora se refugiaba en la idea de que todo lo que hacía era por proteger a los demás que estaban a su alrededor. La dragona estaba seriamente herida pero por suerte los hombres lobo habían comenzado a recuperar la suficiente conciencia como para ser conscientes del dolor que soportaban sus cuerpos.
Arlen se acercó al hombre lobo que se sacudía bajo la atenta mirada de la dragona, se podía ver como sufría enormemente mientras que su cuerpo se forzaba en regenerarse. La mirada de aquella hermosa criatura a la que los brujos les debían su magia ahora miraba al brujo, con la esperanza en su mirada de que su magia pudiera deshacer el entuerto que otro de su raza había hecho - Mi señora - Dijo sosteniendo la mirada de la dragona por un segundo antes de volver a fijar la mirada en el licantropo y en aquella extraña magia - Lo poco que he estudiado de este tipo de magia fue para atrapar a alguien que merece un castigo ejemplar, como el creador de esta marca - de pronto una ágil figura se lanzó a las espaldas del hombre lobo y clavó sus armas en la espalda del hombre lobo, que aullaba de dolor.
Arlen levantó la mano para retrasar su ejecución solo un segundo más - Con tiempo, quizás pueda conseguir la respuesta al origen de la marca, pero mucho me temo que no tendrá una solución sencilla. Lo más piadoso, a pesar de que me duela admitirlo sería acabar con su vida aquí y ahora, más no nos proporciona respuestas de quién hizo esto - Suspiró y miró a los presentes - No podemos dejarlos así mucho más, si tomamos una decisión debe ser ahora - El brujo estaba seguro que de no terminar con aquel problema de raíz más hombres lobo como aquellos volverían a atacar y quizás la gente no pudiera defenderse con el mismo acierto.
Arlen se acercó al hombre lobo que se sacudía bajo la atenta mirada de la dragona, se podía ver como sufría enormemente mientras que su cuerpo se forzaba en regenerarse. La mirada de aquella hermosa criatura a la que los brujos les debían su magia ahora miraba al brujo, con la esperanza en su mirada de que su magia pudiera deshacer el entuerto que otro de su raza había hecho - Mi señora - Dijo sosteniendo la mirada de la dragona por un segundo antes de volver a fijar la mirada en el licantropo y en aquella extraña magia - Lo poco que he estudiado de este tipo de magia fue para atrapar a alguien que merece un castigo ejemplar, como el creador de esta marca - de pronto una ágil figura se lanzó a las espaldas del hombre lobo y clavó sus armas en la espalda del hombre lobo, que aullaba de dolor.
Arlen levantó la mano para retrasar su ejecución solo un segundo más - Con tiempo, quizás pueda conseguir la respuesta al origen de la marca, pero mucho me temo que no tendrá una solución sencilla. Lo más piadoso, a pesar de que me duela admitirlo sería acabar con su vida aquí y ahora, más no nos proporciona respuestas de quién hizo esto - Suspiró y miró a los presentes - No podemos dejarlos así mucho más, si tomamos una decisión debe ser ahora - El brujo estaba seguro que de no terminar con aquel problema de raíz más hombres lobo como aquellos volverían a atacar y quizás la gente no pudiera defenderse con el mismo acierto.
Arlen Jardir
Aprendiz
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
MENCIÓN: Rauko, Arlen, Ingela.
INTERACCIÓN: Rauko, Arlen, Ingela, licántropo.
INTERACCIÓN: Rauko, Arlen, Ingela, licántropo.
Las flechas de Tauriel surtieron efecto. La joven dragona pudo descansar pero pronto el tercer licántropo los ignoró y volvió a la carga. Tauriel tensó el arco y lanzó varias más pero no tardó en quedarse sin flechas. Dejó el arco contra el suelo y desenvainó su espada. Eran ellos o los licántropos. No había más opciones. Y lo asumió. Ayudó a Rauko a atacar sin cesar a la bestia y a pesar de la enorme y gruesa capa de piel los espadazos surtían efecto.
De repente los dos licántropos se derritieron. Su vida acabó en un suspiro y se convirtieron en una masa negra y sin vida. Tauriel lo miró asombrada pero volvió a cargar contra la bestia. Cuando quiso darse cuenta Rauko le clavaba el hierro por la espalda y prometía arrancarle de su vil y mísera existencia. La elfa no supo que hacer. Cierto es que había arrancado vidas en varias ocasiones pero ahora observar a otro hacerlo le daba una sensación compleja de explicar.
Arlen apareció y Tauriel deslizó su mirada hacia él. Verse así y en aquellas circunstancias dudando de si dar muerte al ser o no le hizo darse cuenta de que no era como su padre. Pudo sentir culpabilidad por haber creído eso durante mucho tiempo y aun así ahora debían actuar. –Ha de morir- sentenció mirándolo a él, a Rauko y a Ingela. –Este ser está gravemente herido y mancillado. Ahora podemos comprender su petición. No es dueño de sus actos, ni tan siquiera de su alma. Se merece la muerte pero no como castigo, si no como salvación. Creo que deberíamos respetar su último deseo y librarle del yugo de la esclavitud- su voz sonaba segura aunque su mirada mostraba inquietud. Buscó la de Arlen con cierta desesperación y se quedó fija en sus ojos. Parecía necesitar la aprobación del hombre más que nada.
De repente los dos licántropos se derritieron. Su vida acabó en un suspiro y se convirtieron en una masa negra y sin vida. Tauriel lo miró asombrada pero volvió a cargar contra la bestia. Cuando quiso darse cuenta Rauko le clavaba el hierro por la espalda y prometía arrancarle de su vil y mísera existencia. La elfa no supo que hacer. Cierto es que había arrancado vidas en varias ocasiones pero ahora observar a otro hacerlo le daba una sensación compleja de explicar.
Arlen apareció y Tauriel deslizó su mirada hacia él. Verse así y en aquellas circunstancias dudando de si dar muerte al ser o no le hizo darse cuenta de que no era como su padre. Pudo sentir culpabilidad por haber creído eso durante mucho tiempo y aun así ahora debían actuar. –Ha de morir- sentenció mirándolo a él, a Rauko y a Ingela. –Este ser está gravemente herido y mancillado. Ahora podemos comprender su petición. No es dueño de sus actos, ni tan siquiera de su alma. Se merece la muerte pero no como castigo, si no como salvación. Creo que deberíamos respetar su último deseo y librarle del yugo de la esclavitud- su voz sonaba segura aunque su mirada mostraba inquietud. Buscó la de Arlen con cierta desesperación y se quedó fija en sus ojos. Parecía necesitar la aprobación del hombre más que nada.
Tauriel
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Re: ¡Bienvenidos a la Fiesta del Bosque! [Grupal] [Libre]
El dragón repasó con la mirada los rostros de cada uno de los que allí estaban rodeando el cuerpo agonizante del licántropo, encontrando en sus expresiones gran pesar. Que todos sintieran gran tristeza por aquel hombre era comprensible, era esclavo de algún hechizo de poderosa magia negra contra la cual ninguno de los presentes podía luchar.
¿Qué hacer? ¿Tenían ellos el derecho de decidir si vivía o no? Aunque fuese ese el deseo del hombre, ¿era lo correcto rendirse y no luchar? Todos se habían quedado quietos mientras el lobo se quejaba y lloraba de dolor, los miraba suplicantes, apenas y se movía. Era obvio que moría lenta y dolorosamente desangrándose por la grave herida que le había hecho el elfo.
Dedicó una larga y triste mirada al lobo. El la miró de vuelta. Estuvieron así unos largos segundos. El dragón agachó la cabeza. En su mente, Ingela rezó y pidió a los antiguos dragones y a los dioses que la perdonaran si acaso incurría en una ofensa. También pidió que acogieran el alma de aquel pobre ser.
Avanzó hasta quedar sobre el lobo y pegó su frente a la de él, con delicadeza acarició con su hocico la mejilla del lobo mientras posaba con suavidad su pata sobre el cuello de este. Abrió el hocico y tomó entre sus colmillos la cabeza del lobo. De un rápido tirón, quebró el cuello del lobo, matándolo al instante y sin dolor. Al sentir como la vida dejaba el cuerpo del lobo, la dragona lloró.
Lentamente soltó el cuerpo del lobo y dio unos pasos atrás. Se sentía mareada y sobrecogida, jamás había hecho algo así, jamás había matado a alguien. Buscó apresurada la mirada de alguno de los que habían peleado junto a ella, necesitaba ver sus reacciones.
¿Qué hacer? ¿Tenían ellos el derecho de decidir si vivía o no? Aunque fuese ese el deseo del hombre, ¿era lo correcto rendirse y no luchar? Todos se habían quedado quietos mientras el lobo se quejaba y lloraba de dolor, los miraba suplicantes, apenas y se movía. Era obvio que moría lenta y dolorosamente desangrándose por la grave herida que le había hecho el elfo.
Dedicó una larga y triste mirada al lobo. El la miró de vuelta. Estuvieron así unos largos segundos. El dragón agachó la cabeza. En su mente, Ingela rezó y pidió a los antiguos dragones y a los dioses que la perdonaran si acaso incurría en una ofensa. También pidió que acogieran el alma de aquel pobre ser.
Avanzó hasta quedar sobre el lobo y pegó su frente a la de él, con delicadeza acarició con su hocico la mejilla del lobo mientras posaba con suavidad su pata sobre el cuello de este. Abrió el hocico y tomó entre sus colmillos la cabeza del lobo. De un rápido tirón, quebró el cuello del lobo, matándolo al instante y sin dolor. Al sentir como la vida dejaba el cuerpo del lobo, la dragona lloró.
Lentamente soltó el cuerpo del lobo y dio unos pasos atrás. Se sentía mareada y sobrecogida, jamás había hecho algo así, jamás había matado a alguien. Buscó apresurada la mirada de alguno de los que habían peleado junto a ella, necesitaba ver sus reacciones.
Ingela
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