[Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Página 1 de 1. • Comparte
[Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Pocas veces en la vida se tenía la oportunidad de colarse en la casa del adinerado Elin Flado; uno de los más importantes mercaderes en tierra de vampiros, había logrado construir una considerable fortuna en gran parte debido a que los vampiros de la zona mostraban poco interés en ese tipo de negocios, pero además de eso, tal vez influía un poco el hecho de que cada vez que un nievo emprendedor intentaba iniciar alguna competencia era misteriosamente asesinado sin que se encontrara culpable alguno; gracias a esto el señor Elin se había hecho una larga lista de enemigos que aunque no quisiera admitirlo, de a poco comenzaba a pasarle factura.
Enigmáticamente el magnate en cuestión había decidido repentinamente ampliar las filas de guardianes de los que disponía; también había decidido deshacerse de muchos de ellos al considerarlos poco confiables; nadie sabía con certeza los motivos que le habían llevado a tales actos pero sus más allegados decían que desde hacía unas semanas se comportaba extraño, miraba a todos lados y exigía que estuvieran atentos a las ventanas, como si imaginara que en cualquier momento le saltarían encima.
Lo que menos le dolía a tal hombre era gastar dinero, por lo que había movido sus influencias para seleccionar los mejores y más costosos guerreros que el dinero le pudiera facilitar; algunos decían que incluso se había contactado con el desaparecido gremio de asesinos; aunque de momento eran solo rumores, pero fuera como fuera la triste fama que me había conseguido Elen como un hombre peligroso, me había hecho merecedor de un puesto entre los guardianes; así que en la mansión estarían los más valerosos y formidables guerreros... Y yo.
Apenas acercarme a la entrada sería recibido por un par de guardias que me rodearon agresivamente y me bloquearon el paso -Hey, alto, me han invitado- Dije levantando las manos en señal de paz, ante lo cual los sujetos se miraron uno al otro para luego señalarme amenazantes -¿La tienes?- Preguntó el más alto de los dos -¿Tener qué?- Respondí con una pregunta -Ah, ya, ya, lo siento- Dije registrando mi ropa hasta encontrar una petición de servicio; una carta que me había hecho llegar un misterioso sujeto tras ofrecerme una buena paga por ayudar a su señor.
Tras mostrar la carta me dejaron entrar aunque apenas poner el primer pie en el patio de la mansión fui escoltado hasta la entrada por otro par de matones, ambos vampiros y ambos con muy mal humor; la puerta se abrió antes de que yo llegara y encontré dentro a un variopinto grupo de guerreros de todas formas y colores, eran alrededor de diez, o más, la verdad es que me daba pereza contarlos, nos reunieron en una sala circular a espera de que alguien viniera a darnos las instrucciones de la misión que había reunido a tan selecto grupo de mercenarios, matones, asesinos, todos con una sola cosa en común: Vampiros.
Enigmáticamente el magnate en cuestión había decidido repentinamente ampliar las filas de guardianes de los que disponía; también había decidido deshacerse de muchos de ellos al considerarlos poco confiables; nadie sabía con certeza los motivos que le habían llevado a tales actos pero sus más allegados decían que desde hacía unas semanas se comportaba extraño, miraba a todos lados y exigía que estuvieran atentos a las ventanas, como si imaginara que en cualquier momento le saltarían encima.
Lo que menos le dolía a tal hombre era gastar dinero, por lo que había movido sus influencias para seleccionar los mejores y más costosos guerreros que el dinero le pudiera facilitar; algunos decían que incluso se había contactado con el desaparecido gremio de asesinos; aunque de momento eran solo rumores, pero fuera como fuera la triste fama que me había conseguido Elen como un hombre peligroso, me había hecho merecedor de un puesto entre los guardianes; así que en la mansión estarían los más valerosos y formidables guerreros... Y yo.
Apenas acercarme a la entrada sería recibido por un par de guardias que me rodearon agresivamente y me bloquearon el paso -Hey, alto, me han invitado- Dije levantando las manos en señal de paz, ante lo cual los sujetos se miraron uno al otro para luego señalarme amenazantes -¿La tienes?- Preguntó el más alto de los dos -¿Tener qué?- Respondí con una pregunta -Ah, ya, ya, lo siento- Dije registrando mi ropa hasta encontrar una petición de servicio; una carta que me había hecho llegar un misterioso sujeto tras ofrecerme una buena paga por ayudar a su señor.
Tras mostrar la carta me dejaron entrar aunque apenas poner el primer pie en el patio de la mansión fui escoltado hasta la entrada por otro par de matones, ambos vampiros y ambos con muy mal humor; la puerta se abrió antes de que yo llegara y encontré dentro a un variopinto grupo de guerreros de todas formas y colores, eran alrededor de diez, o más, la verdad es que me daba pereza contarlos, nos reunieron en una sala circular a espera de que alguien viniera a darnos las instrucciones de la misión que había reunido a tan selecto grupo de mercenarios, matones, asesinos, todos con una sola cosa en común: Vampiros.
- Mansión de Elin Flado:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Última edición por Bio el Jue Nov 24 2016, 03:45, editado 1 vez
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
El hogar de la delincuencia y la anarquía. El lugar donde la sangre se esparce libremente por el suelo, y ningún régimen es capaz de decir algo al respecto. El frío era tenaz, gélido, inmensamente peligroso para un ser mortal. Quizá varios humanos habrían preferido morir en manos de unos colmilludos, que en vez de la agresiva brisa proveniente de las montañas nevadas más desoladas de Aerandir. La noche no tenía nada más qué decir, ni siquiera qué representar. Todos sabían lo que iba a suceder, y la luna era el fiel testigo de todos asesinatos que estaban a punto de ocurrir. Los cazarrecompensas, al ver que el firmamento estaba dando paso al siguiente día, empezaron a escapar de Sacrestic Ville con miedo y desesperación. Infortunadamente, no serían capaces de llegar a la esquina de mis aposentos, dado que sus cuerpos finalizarían desparramados en el suelo como títeres sin vida, y probablemente sin una gota de líquido carmesí recorriendo por sus venas.
Los arbustos se movían de izquierda a derecha, invadiendo mi espacio personal y rozándose contra mi intimidad desnuda. Como de costumbre, allí estaba yo; escondido entre las ramas con una botella de vino. Ya había soñado cuatro veces, y tres de ellas se relacionaban con mis secuaces, dedicando una especie de historia a cada uno. Los extrañaba demasiado; tal vez se trataba de la costumbre, o de la manera en que se comportaban de forma diferente delante de mí. Agité el fragmento de alcohol que quedaba, y con un bostezo, me levanté y caminé hacia la casa de Elin Flado. Era hora de ensuciarse las manos por un poco de dinero. Me bebí todo, y en estado de ebriedad, caminé hacia los guardias que se quedaron estupefactos al verme.
-¡Hey! Os traigo un poco de licor.-Vociferé, con el recipiente de vino en la mano izquierda, y la armadura en la extremidad derecha. Inexplicablemente, tenía el cinturón de la espada puesta arriba del exhibido pubis. Los tipos no decían ninguna palabra al respecto, si no que tenían los brazos cruzados mientras que miraban la ridícula escena.
-Es el cabrón de la semana pasada. Vino y trató de besar a la hija de Elin... Por suerte nadie dijo nada.-
-Lo estábamos esperando... Será porque es él, y él es especial.-Respondió el otro soldado de manera irónica, como si aquel comentario hubiese sido la conspiración de algún suceso fuera del mundo Aerandiano, que aleatoriamente, solo apareció en la boca del joven para seguir una especie de jugarreta.
Al llegar, ni se molestaron en detenerme. Los dos sabían que era una pérdida de tiempo. Con una sonrisa divertida, extendí mi brazo para entregarle la botella a uno de los presentes. Éste la recibió con un gesto de amabilidad increíblemente forzado. En ese instante, desaparecí dentro del hogar, siendo conducido por un colosal humano hacia el cuarto de los contratados.
Por otro lado, el que anteriormente recibió la frasco, se lo llevó a la boca con necesidad y lamentablemente, ni una gota bajó por el objeto. –Imbécil, debí haberlo imaginado…-Al decir esto, su compañero empezó a carcajear exageradamente.
Todos eran buenos en el arte de la lucha o el asesinato. Noté que la mayoría de las miradas me las gané, algo que me dejó impresionado. ¿Por qué me inspeccionaban tanto?
-Oh, cierto, mi capa de asesino.-Sin considerar el orden o la moralidad referente a la vergüenza, envolví mi cuerpo con la capucha del gremio y di una venia a todos los presentes.
-Buenas noches… Soy enviado por el gremio de los asesinos. ¡Un gusto!, me llamo Paul-.
Los arbustos se movían de izquierda a derecha, invadiendo mi espacio personal y rozándose contra mi intimidad desnuda. Como de costumbre, allí estaba yo; escondido entre las ramas con una botella de vino. Ya había soñado cuatro veces, y tres de ellas se relacionaban con mis secuaces, dedicando una especie de historia a cada uno. Los extrañaba demasiado; tal vez se trataba de la costumbre, o de la manera en que se comportaban de forma diferente delante de mí. Agité el fragmento de alcohol que quedaba, y con un bostezo, me levanté y caminé hacia la casa de Elin Flado. Era hora de ensuciarse las manos por un poco de dinero. Me bebí todo, y en estado de ebriedad, caminé hacia los guardias que se quedaron estupefactos al verme.
-¡Hey! Os traigo un poco de licor.-Vociferé, con el recipiente de vino en la mano izquierda, y la armadura en la extremidad derecha. Inexplicablemente, tenía el cinturón de la espada puesta arriba del exhibido pubis. Los tipos no decían ninguna palabra al respecto, si no que tenían los brazos cruzados mientras que miraban la ridícula escena.
-Es el cabrón de la semana pasada. Vino y trató de besar a la hija de Elin... Por suerte nadie dijo nada.-
-Lo estábamos esperando... Será porque es él, y él es especial.-Respondió el otro soldado de manera irónica, como si aquel comentario hubiese sido la conspiración de algún suceso fuera del mundo Aerandiano, que aleatoriamente, solo apareció en la boca del joven para seguir una especie de jugarreta.
Al llegar, ni se molestaron en detenerme. Los dos sabían que era una pérdida de tiempo. Con una sonrisa divertida, extendí mi brazo para entregarle la botella a uno de los presentes. Éste la recibió con un gesto de amabilidad increíblemente forzado. En ese instante, desaparecí dentro del hogar, siendo conducido por un colosal humano hacia el cuarto de los contratados.
Por otro lado, el que anteriormente recibió la frasco, se lo llevó a la boca con necesidad y lamentablemente, ni una gota bajó por el objeto. –Imbécil, debí haberlo imaginado…-Al decir esto, su compañero empezó a carcajear exageradamente.
Todos eran buenos en el arte de la lucha o el asesinato. Noté que la mayoría de las miradas me las gané, algo que me dejó impresionado. ¿Por qué me inspeccionaban tanto?
-Oh, cierto, mi capa de asesino.-Sin considerar el orden o la moralidad referente a la vergüenza, envolví mi cuerpo con la capucha del gremio y di una venia a todos los presentes.
-Buenas noches… Soy enviado por el gremio de los asesinos. ¡Un gusto!, me llamo Paul-.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
La seguridad en aquella enorme morada siempre había sido algo digno de admiración; aquel hombre siempre contaba con un pequeño pero efectivo grupo de élite para garantizar su seguridad, sin embargo hacía ya un par de semanas el adinerado sujeto había venido agrandando el equipo de guardianes por motivos que resultaban desconocidos; debido a que simplemente se negaba a dar detalles concretos acerca de sus intenciones y a fin de cuentas, a los mercenarios no les interesaba más que recibir su paga, pues con lo letal que se había vuelto aquel selecto grupo, difícilmente alguien se atrevería a intentar atacarlos, por lo que era simplemente dinero fácil.
El grupo formado era un espectáculo de lo más variopinto, vampiros con distintas clases de armas e incluso algunos sin armas, a saber qué usaban para pelear pues a fin de cuentas por algo estaban ahí; aunque el más peculiar de todos fue uno que no se le ocurrió mejor presentación que llegar al lugar casi desnudo, estando apenas cubierto por una capa que decía más que él; la casi imposible capa del gremio de asesinos; no era fácil hacerse con una y tal vez por esa misma seguridad el extraño vampiro se mostraba confiado; pues a pesar de que todos le miraban de manera extraña, nadie se atrevería a reprocharle nada por temor a la organización a la que representaba.
Unos conversaban con otros, se habían formado algunos pequeños grupos que señalaban a otros y entre risas o advertencias se pasaban el tiempo a la espera de que alguien apareciera a ofrecer las indicaciones del trabajo; el asesino de la capa decidió presentarse primero de manera un tanto rara; los demás no sabían si responderle o no aunque afortunadamente no hizo falta pues finalmente alguien por fin apareció para llevar a cabo dicha labor; una hermosa pelirroja alta y delgada de ojos claros con una mirada que insinuaba muchas cosas; bajó lentamente las escaleras mientras sostenía en sus manos una copa con sangre; fijándose en cada uno de los presentes aunque quien más llamaría la atención sería el sujeto de la capa de asesinos.
La mujer avanzó hacia él y lo miró de arriba hasta debajo de manera despectiva -¿Eres lo mejor que pudieron enviar? Deben estar en crisis- Dijo causando algunas risas que luego callaron en seco por temor a represalias; yo por mi parte me mantenía callado, en un completo y profundo silencio en un rincón alejado de todos; simplemente observando a los presentes y a la guapa anfitriona -Mi nombre es Liz- Dijo ella en tono muy serio -Están esta noche aquí para cumplir la importante misión de proteger al señor de la casa- Explicó en forma pausada aunque sin dar ningún indicio de dicho señor -Solo yo tendré contacto con él, su trabajo será el de cuidar cada acceso de la casa; nada entra, nada sale- Si algo había dejado claro la chica era que tenía carácter además de una mirada muy sensual.
¿Qué hay de la paga?- Preguntó uno de ellos en tono irrespetuoso -Sí ¿Qué con la paga?- Le siguió otro en el mismo tono -El dinero no será problema, solo hagan su trabajo y serán recompensados- Aseguró la chica que parecía estar a cargo de la seguridad; sus largos colmillos delataban que era una de nosotros pero no parecía llevar ningún arma con ella; aunque con su determinación al hablar dejaba claro que sabía defenderse.
El grupo formado era un espectáculo de lo más variopinto, vampiros con distintas clases de armas e incluso algunos sin armas, a saber qué usaban para pelear pues a fin de cuentas por algo estaban ahí; aunque el más peculiar de todos fue uno que no se le ocurrió mejor presentación que llegar al lugar casi desnudo, estando apenas cubierto por una capa que decía más que él; la casi imposible capa del gremio de asesinos; no era fácil hacerse con una y tal vez por esa misma seguridad el extraño vampiro se mostraba confiado; pues a pesar de que todos le miraban de manera extraña, nadie se atrevería a reprocharle nada por temor a la organización a la que representaba.
Unos conversaban con otros, se habían formado algunos pequeños grupos que señalaban a otros y entre risas o advertencias se pasaban el tiempo a la espera de que alguien apareciera a ofrecer las indicaciones del trabajo; el asesino de la capa decidió presentarse primero de manera un tanto rara; los demás no sabían si responderle o no aunque afortunadamente no hizo falta pues finalmente alguien por fin apareció para llevar a cabo dicha labor; una hermosa pelirroja alta y delgada de ojos claros con una mirada que insinuaba muchas cosas; bajó lentamente las escaleras mientras sostenía en sus manos una copa con sangre; fijándose en cada uno de los presentes aunque quien más llamaría la atención sería el sujeto de la capa de asesinos.
La mujer avanzó hacia él y lo miró de arriba hasta debajo de manera despectiva -¿Eres lo mejor que pudieron enviar? Deben estar en crisis- Dijo causando algunas risas que luego callaron en seco por temor a represalias; yo por mi parte me mantenía callado, en un completo y profundo silencio en un rincón alejado de todos; simplemente observando a los presentes y a la guapa anfitriona -Mi nombre es Liz- Dijo ella en tono muy serio -Están esta noche aquí para cumplir la importante misión de proteger al señor de la casa- Explicó en forma pausada aunque sin dar ningún indicio de dicho señor -Solo yo tendré contacto con él, su trabajo será el de cuidar cada acceso de la casa; nada entra, nada sale- Si algo había dejado claro la chica era que tenía carácter además de una mirada muy sensual.
¿Qué hay de la paga?- Preguntó uno de ellos en tono irrespetuoso -Sí ¿Qué con la paga?- Le siguió otro en el mismo tono -El dinero no será problema, solo hagan su trabajo y serán recompensados- Aseguró la chica que parecía estar a cargo de la seguridad; sus largos colmillos delataban que era una de nosotros pero no parecía llevar ningún arma con ella; aunque con su determinación al hablar dejaba claro que sabía defenderse.
- Liz:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Nunca esperé estar rodeado de poderosos tipos, teniendo cada uno la misma misión de ayudar al millonario señor. No pronuncié nada después, ni siquiera en forma cómica como siempre lo hacía. Guardé silencio y solamente me crucé de brazos con el mentón medio levantado, esperando a que alguien se exhibiese en nombre del paranoico. A veces me giraba y le sonreía a las guerreras que había allí, pero estas simplemente me ignoraban de la manera más cruda que pude haber sentido durante mis siglos de vida. Levanté los hombros y no le di tanta importancia, teniendo en cuenta que pisé la hermosa alfombra del hogar por el deseado dinero.
Algunos susurraban y era imposible oírlos, teniendo en cuenta que sus voces eran graves para poder destilarlas en un oído de vampiro. Ellos conocían las habilidades y debilidades de los presentes, dado que sus cuerpos también se podían asemejar a las de los típicos colmilludos que escapan del sol como ratas callejeras. Así lo veía, aún después de haber acabado mi vida como ser humano. La seriedad del grupo era increíble, al punto que parecía un funeral donde el silencio reinaba entre tantas caras.
Cuando menos esperaba, una hermosa dama emergió en la escena, enseñando su precioso cuero cabelludo, mientras que caminaba provocativamente hacia varias direcciones. Eventualmente, mi boca se deslizó por los músculos de la mejilla para revelar atención a la señorita que apenas se decidió en jugar con las miradas de los presentes. –Bienvenida…-Alcancé a murmurar en un delicado tono, apenas teniendo tiempo para mover los labios.
Gané su observación, y tranquilamente se acercó para intentar bajar mi ego. Algunos rompieron en carcajadas ante el comentario, y es más, les acompañé en las risas desordenadas. –Ojalá pudiese decir lo mismo de ti…-Inspeccioné de nuevo la piel de la mujer, para después agarrar mi espada desde la empuñadura. No tenía pensado en hacer ningún movimiento, aunque sí un propósito, probablemente tenía una especie de doble sentido.
Sin más preámbulo, dio las reglas y toda la información que necesitábamos antes de empezar. Varios protestaron por la paga, aunque la señorita, sin preocuparse en lo absoluto, clarificó que no ello no era un problema. Al ver que estaba a punto de irse, busqué los ojos la fémina y guiñé el ojo de modo descarado, para después girar mi rostro en torno a los asesinos.
Todos se examinaron entre sí, haciéndose la idea de con quién trataban antes de comenzar el trabajo. Entre tantos, uno se decidió a pararse en frente de todos, extendiendo teatralmente los brazos en frente de otro tipo. -Deja de mirarme así, cabrón.-Dijo en un tono agresivo, acercándose y alistando sus dagas para herirlo. El receptor, quien medía unos dos metros, no se inmutó y no dijo nada al respecto, si no que aún seguía observando al vacío.
Todos admiraban el acto, y solamente un muchacho narraba a si mismo lo que estaba sucediendo, ejerciendo una actitud infantil. -Joder, joder, ¡Joder!. El implacable Didacus está a punto de luchar contra el gigantesco Erasmo. ¡Genial!.-Se tapó la boca de lo incrédulo que se veía.
-¿De qué demonios hablas?, ¿Quiénes son ellos?-Pregunté con curiosidad.
-Didacus es el vampiro más problemático que existe. Se dice que ha luchado contra varias hermandades, y... ¡Los ha destruido solo porque se le han reído de su aguda voz!-Gritó el joven, disparando su hediondo aliento a mi nariz.
-Y el otro... ¡El otro es el colosal Erasmo!. Es uno de los vampiros más altos que la villa ha criado. ¡Es muy resistente y su cabeza es más valiosa que la de Didacus!. Me gustaría saber por qué...-Se acarició el mentón, dando espacio para que la lucha esté por comenzar.
Nadie se atrevió a decir alguna palabra. Seguidamente, el enorme combatiente frunció el ceño y empezó a bajar su pupila con lentitud hasta clavar esta en el rostro del rubio. Se consideraron mutuamente antes de mover un dedo, el que quizá terminaría siendo de un cadáver en los próximos minutos. En tanta anarquía, llegó un tipo de cabello largo y oscuro para sentarse justo en medio de los dos, evitando lo que podría lograr que la mansión colapsara. -Adelante, peleen y me encargarse de acabar con los dos, malditos imbéciles.-Los espectadores quedaron perplejos en ese justo instante.
-¡Ohhhg! es Eudes... Es el jefe de un equipo clandestino de mercenarios. ¡¿Qué diablos hace aquí?!-Con entusiasmo, el muchacho sacudió mi capa.
Se creía que todo había acabado, pero la aparición de los tres hombres no hizo más que darle el paso a más problemas referentes a lo anterior. Una mujer caminó hasta el centro para quedarse de pie justo en frente del que estaba descansando en medio de los combatientes. -No te entrometas, cabrón...-Fue lo último que diría para después llevar su pierna en contra del hombre que yacía en la alfombra para apartarlo de la vista.
-M...M...M...¡MILITSA!. Es Militsa, la vampira cazarrecompensas. ¡Pensé que Elin Flado era su nuevo objetivo!-La mayoría volteó a verlo, pero éste apenas tragó saliva y pegó un suspiro. -Digo... Puede que no... Jajajaja...-
En ese segundo donde el talón de la rubia se dirigía en contra del morocho, algo inesperado sucedió. Varios dieron un paso hacia atrás de la sorpresa, otros quisieron escapar del miedo. Nadie suponía que un desplazamiento así era posible para un humano. Era otro vampiro, o más bien, otra vampira. Su rostro estaba envuelto, y sus ojos era lo único que manifestaba delante de las personas.
La mujer había detenido el ataque Militsa con su gran báculo de roble. Los murmullos terminaron y la brisa de la noche se apoderó de la habitación. Nadie estaba a salvo, ni siquiera el mismísimo Elin Flado. Ese era el momento preciso donde todos descubrieron que contratar muchos asesinos había sido un error inmenso...
-¿Quién diablos es ella?...-
-Sedna...-No fue capaz de dar información relevante de la mujer.
Algunos susurraban y era imposible oírlos, teniendo en cuenta que sus voces eran graves para poder destilarlas en un oído de vampiro. Ellos conocían las habilidades y debilidades de los presentes, dado que sus cuerpos también se podían asemejar a las de los típicos colmilludos que escapan del sol como ratas callejeras. Así lo veía, aún después de haber acabado mi vida como ser humano. La seriedad del grupo era increíble, al punto que parecía un funeral donde el silencio reinaba entre tantas caras.
Cuando menos esperaba, una hermosa dama emergió en la escena, enseñando su precioso cuero cabelludo, mientras que caminaba provocativamente hacia varias direcciones. Eventualmente, mi boca se deslizó por los músculos de la mejilla para revelar atención a la señorita que apenas se decidió en jugar con las miradas de los presentes. –Bienvenida…-Alcancé a murmurar en un delicado tono, apenas teniendo tiempo para mover los labios.
Gané su observación, y tranquilamente se acercó para intentar bajar mi ego. Algunos rompieron en carcajadas ante el comentario, y es más, les acompañé en las risas desordenadas. –Ojalá pudiese decir lo mismo de ti…-Inspeccioné de nuevo la piel de la mujer, para después agarrar mi espada desde la empuñadura. No tenía pensado en hacer ningún movimiento, aunque sí un propósito, probablemente tenía una especie de doble sentido.
Sin más preámbulo, dio las reglas y toda la información que necesitábamos antes de empezar. Varios protestaron por la paga, aunque la señorita, sin preocuparse en lo absoluto, clarificó que no ello no era un problema. Al ver que estaba a punto de irse, busqué los ojos la fémina y guiñé el ojo de modo descarado, para después girar mi rostro en torno a los asesinos.
Todos se examinaron entre sí, haciéndose la idea de con quién trataban antes de comenzar el trabajo. Entre tantos, uno se decidió a pararse en frente de todos, extendiendo teatralmente los brazos en frente de otro tipo. -Deja de mirarme así, cabrón.-Dijo en un tono agresivo, acercándose y alistando sus dagas para herirlo. El receptor, quien medía unos dos metros, no se inmutó y no dijo nada al respecto, si no que aún seguía observando al vacío.
Todos admiraban el acto, y solamente un muchacho narraba a si mismo lo que estaba sucediendo, ejerciendo una actitud infantil. -Joder, joder, ¡Joder!. El implacable Didacus está a punto de luchar contra el gigantesco Erasmo. ¡Genial!.-Se tapó la boca de lo incrédulo que se veía.
-¿De qué demonios hablas?, ¿Quiénes son ellos?-Pregunté con curiosidad.
-Didacus es el vampiro más problemático que existe. Se dice que ha luchado contra varias hermandades, y... ¡Los ha destruido solo porque se le han reído de su aguda voz!-Gritó el joven, disparando su hediondo aliento a mi nariz.
- Didacus:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
-Y el otro... ¡El otro es el colosal Erasmo!. Es uno de los vampiros más altos que la villa ha criado. ¡Es muy resistente y su cabeza es más valiosa que la de Didacus!. Me gustaría saber por qué...-Se acarició el mentón, dando espacio para que la lucha esté por comenzar.
- Erasmo:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Nadie se atrevió a decir alguna palabra. Seguidamente, el enorme combatiente frunció el ceño y empezó a bajar su pupila con lentitud hasta clavar esta en el rostro del rubio. Se consideraron mutuamente antes de mover un dedo, el que quizá terminaría siendo de un cadáver en los próximos minutos. En tanta anarquía, llegó un tipo de cabello largo y oscuro para sentarse justo en medio de los dos, evitando lo que podría lograr que la mansión colapsara. -Adelante, peleen y me encargarse de acabar con los dos, malditos imbéciles.-Los espectadores quedaron perplejos en ese justo instante.
-¡Ohhhg! es Eudes... Es el jefe de un equipo clandestino de mercenarios. ¡¿Qué diablos hace aquí?!-Con entusiasmo, el muchacho sacudió mi capa.
- Eudes:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Se creía que todo había acabado, pero la aparición de los tres hombres no hizo más que darle el paso a más problemas referentes a lo anterior. Una mujer caminó hasta el centro para quedarse de pie justo en frente del que estaba descansando en medio de los combatientes. -No te entrometas, cabrón...-Fue lo último que diría para después llevar su pierna en contra del hombre que yacía en la alfombra para apartarlo de la vista.
-M...M...M...¡MILITSA!. Es Militsa, la vampira cazarrecompensas. ¡Pensé que Elin Flado era su nuevo objetivo!-La mayoría volteó a verlo, pero éste apenas tragó saliva y pegó un suspiro. -Digo... Puede que no... Jajajaja...-
- Militsa:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
En ese segundo donde el talón de la rubia se dirigía en contra del morocho, algo inesperado sucedió. Varios dieron un paso hacia atrás de la sorpresa, otros quisieron escapar del miedo. Nadie suponía que un desplazamiento así era posible para un humano. Era otro vampiro, o más bien, otra vampira. Su rostro estaba envuelto, y sus ojos era lo único que manifestaba delante de las personas.
La mujer había detenido el ataque Militsa con su gran báculo de roble. Los murmullos terminaron y la brisa de la noche se apoderó de la habitación. Nadie estaba a salvo, ni siquiera el mismísimo Elin Flado. Ese era el momento preciso donde todos descubrieron que contratar muchos asesinos había sido un error inmenso...
-¿Quién diablos es ella?...-
-Sedna...-No fue capaz de dar información relevante de la mujer.
- Sedna:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Había mucha tensión en el ambiente, todos se miraban con cierta desconfianza y eventualmente eso pasó a cobrar factura; la respuesta del vampiro nudista a la pelirroja fue bastante sutil, sin embargo otros parecían no conocer esa palabra, pues al cabo de unos instantes casi se forma una pelea entre los mismos guardianes, o concretamente entre dos de ellos que parecían ser bastante problemáticos; aunque afortunadamente fueron detenidos por otros más sensatos.
Me acerqué lentamente a donde se encontraba el que se había presentado como Paul, pues un chico cerca de él parecía tener bastante información acerca de los sujetos que nos rodeaban, lo cual suponía una buena ventaja para estar preparados ante cualquier situación adversa; y es que como estábamos, rodeados de tipos tan peligrosos, resultaba difícil pensar que todo acabaría bien, sobre todo por el pequeño detalle de que si existía la amenaza de que alguien asesinara al señor de la casa, todo parecía indicar que en vez de protegerlo estaban abriendo las puertas a un sinfín de posibilidades para que muriera a manos de uno de los matones contratados.
¡¡Suficiente!!- Dijo la pelirroja que parecía tener un fuerte carácter además de la disposición para doblegar a los presentes, no imaginaba con qué podría lograrlo pues no parecía particularmente fuerte, sin embargo no había un atisbo de miedo en su mirada -Ustedes dos irán a la entrada posterior- Dijo a un par de vampiros que se encontraban conversando -Ustedes dos harán guardia en el exterior de la casa- Dijo casualmente a los dos colosos que habían estado a punto de pelearse; parecía un terrible error pero tenía sus motivos, al ser lo más grandes del grupo supondrían una dura muralla para quien intentara acceder al recinto -Ustedes dos, al piso superior- Dijo señalando en dirección a donde me encontraba junto a Paul -Recibirán más instrucciones dentro de poco- Nos dijo y sin más, siguió distribuyendo tareas y posiciones entre los presentes.
Subí las escaleras aún sin fijarme si el otro vampiro venía conmigo; solo pensé que al estar en el piso superior podría ver desde las escaleras a todos los presentes y vigilarlos, aunque rápidamente todo el grupo se fue dispersando hasta que no quedó nadie más que Liz, quien se dedicó a subir lentamente las escaleras con cara de pocos amigos -No crean que están aquí porque son especiales, están porque no creo que me sirvan para otra cosa- Nos miró de forma despectiva para luego prepararse y darnos nuestras nuevas órdenes.
Justo en ese momento se escuchó el estremecedor grito de un hombre en una de las habitaciones -Vamos, rápido- Dijo la mujer corriendo a toda prisa hacia la habitación cuya puerta quedaba al final del pasillo; corrí tras ella procurando no quedarme atrás aunque la chica tenía una velocidad envidiable; al abrir la puerta encontramos a un hombre adulto de cabello largo y castaño se defendía arduamente contra una especie de figura sombría que al vernos entrar se alejó hasta saltar por la ventana y perderse entre la noche -Señor Flado ¿Se encuentra bien?- Preguntó la pelirroja preocupada -Claro que no estoy bien, casi me matan- Protestó de inmediato el hombre mientras limpiaba la sangre que corría por su frente, al parecer tantos asesinos sueltos por la casa no habían servido de nada para protegerlo o peor aún, tal vez uno de ellos era el asesino.
El hombre se dejó caer al piso de rodillas con las manos en la cabeza como un claro gesto de preocupación -Las campanas, han vuelto a sonar las campanas- Repetía aquellas palabras que parecían no tener sentido alguno, no habían sonado ningunas campanas y ni siquiera había alguna cerca, no tenía idea de lo que pudiera estar pasando por la mente del sujeto pero sin duda parecía bastante perturbado.
Las cortinas de la ventana ondeaban llevadas por el fuerte viento que había comenzado a soplar, tal vez la figura del asesino estuviera cerca, o tal vez no, aunque no estaba de más acercarse al menos a cerrar esa entrada y prevenir que nos tomaran por sorpresa de nuevo...
Me acerqué lentamente a donde se encontraba el que se había presentado como Paul, pues un chico cerca de él parecía tener bastante información acerca de los sujetos que nos rodeaban, lo cual suponía una buena ventaja para estar preparados ante cualquier situación adversa; y es que como estábamos, rodeados de tipos tan peligrosos, resultaba difícil pensar que todo acabaría bien, sobre todo por el pequeño detalle de que si existía la amenaza de que alguien asesinara al señor de la casa, todo parecía indicar que en vez de protegerlo estaban abriendo las puertas a un sinfín de posibilidades para que muriera a manos de uno de los matones contratados.
¡¡Suficiente!!- Dijo la pelirroja que parecía tener un fuerte carácter además de la disposición para doblegar a los presentes, no imaginaba con qué podría lograrlo pues no parecía particularmente fuerte, sin embargo no había un atisbo de miedo en su mirada -Ustedes dos irán a la entrada posterior- Dijo a un par de vampiros que se encontraban conversando -Ustedes dos harán guardia en el exterior de la casa- Dijo casualmente a los dos colosos que habían estado a punto de pelearse; parecía un terrible error pero tenía sus motivos, al ser lo más grandes del grupo supondrían una dura muralla para quien intentara acceder al recinto -Ustedes dos, al piso superior- Dijo señalando en dirección a donde me encontraba junto a Paul -Recibirán más instrucciones dentro de poco- Nos dijo y sin más, siguió distribuyendo tareas y posiciones entre los presentes.
Subí las escaleras aún sin fijarme si el otro vampiro venía conmigo; solo pensé que al estar en el piso superior podría ver desde las escaleras a todos los presentes y vigilarlos, aunque rápidamente todo el grupo se fue dispersando hasta que no quedó nadie más que Liz, quien se dedicó a subir lentamente las escaleras con cara de pocos amigos -No crean que están aquí porque son especiales, están porque no creo que me sirvan para otra cosa- Nos miró de forma despectiva para luego prepararse y darnos nuestras nuevas órdenes.
Justo en ese momento se escuchó el estremecedor grito de un hombre en una de las habitaciones -Vamos, rápido- Dijo la mujer corriendo a toda prisa hacia la habitación cuya puerta quedaba al final del pasillo; corrí tras ella procurando no quedarme atrás aunque la chica tenía una velocidad envidiable; al abrir la puerta encontramos a un hombre adulto de cabello largo y castaño se defendía arduamente contra una especie de figura sombría que al vernos entrar se alejó hasta saltar por la ventana y perderse entre la noche -Señor Flado ¿Se encuentra bien?- Preguntó la pelirroja preocupada -Claro que no estoy bien, casi me matan- Protestó de inmediato el hombre mientras limpiaba la sangre que corría por su frente, al parecer tantos asesinos sueltos por la casa no habían servido de nada para protegerlo o peor aún, tal vez uno de ellos era el asesino.
El hombre se dejó caer al piso de rodillas con las manos en la cabeza como un claro gesto de preocupación -Las campanas, han vuelto a sonar las campanas- Repetía aquellas palabras que parecían no tener sentido alguno, no habían sonado ningunas campanas y ni siquiera había alguna cerca, no tenía idea de lo que pudiera estar pasando por la mente del sujeto pero sin duda parecía bastante perturbado.
Las cortinas de la ventana ondeaban llevadas por el fuerte viento que había comenzado a soplar, tal vez la figura del asesino estuviera cerca, o tal vez no, aunque no estaba de más acercarse al menos a cerrar esa entrada y prevenir que nos tomaran por sorpresa de nuevo...
- Elin Flado:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Finalmente se detuvieron los problemas. Cada uno quedó con el cuerpo petrificado al escuchar la voz de la mujer, que en un poderoso grito, hizo que los presentes se quedaran observándola como la reina de la mansión. El jovencito se quedó callado por un momento, aguantándose las ganas de emanar esa alegría que sintió, al ver que los vampiros más poderosos estaban a punto de pelear. Como segunda instancia, no tuve más opción que cerrar la boca y estar atento a los movimientos de la provocativa dama. Con el rabillo del ojo también me encargaba de vigilar al que se había acercado. El tipo llevaba cabello largo, y de alguna forma, sentía que tampoco era un endeblucho. Algo tenía él, algo que probablemente lo diferenciaría a todos. Ese muchacho no estaba ahí por simple deseo de morir.
Estaba a punto de iniciar una conversación con él, pero de repente la señorita dio una orden, mandándonos justamente al piso superior para que vigiláramos. No me negué, teniendo en cuenta que podría ser despedido. Asenté y sin más preámbulo, me dirigí con ellos a donde sería mi nueva base de trabajo. Me crucé de brazos y escuché los típicos regaños de la mujer que estaba llevándonos al lugar donde nos quedaríamos a vigilar. Sería aburrido, aunque al menos recibiríamos nuestras bolsas de Aeros. Con el objetivo de conocer a mi compañero, busqué alguna botella de vino en mi capa. ¿Y sí era alcohólico?, ¡Sería una gran amistad de borrachos.
Las cosas se ponían más densas, y ahí fue donde entendí que era necesaria mi armadura (O en cualquier momento alguien podría atacarme, asesinándome como resultado). Mientras caminaba, torpemente adherí mis ropas al cuerpo, volviéndolo más cubierto y seguro de cualquier agresión. Los gélidos comportamientos de los asesinos me estremecían, sin embargo lo llevaba con tranquilidad. Liz no hacía más que insultarnos en lo que se llamaría "Orgullo masculino". Simplemente giraba mi rostro hacia mi compañero y sonreía de manera sarcástica, burlándome de la actitud agria que tenía la de cabellos rubios. -Querida, aún no sabes de lo que somos capaces...-Fue lo último que dije para después guardar silencio. Un desgarrador grito sucumbió mis tímpanos.
Sin rechistar, todos salimos disparatados hacia el cuarto del señor Elin. Me moví con poca prisa, puesto que de todas maneras me pagarían. Al llegar, la puerta fue abierta y prácticamente nos encontraríamos con un hombre de cabello abundante. Quedé impactado ante las atractivas facciones del señor. Ya me imaginaba un vejete de cabello blanco y con pelo en el pecho. Enseguida comenzó a quejarse sobre lo sucedido. Su paranoia era verdadera. En verdad alguien quería matarlo... Nombró unas campanas... Todo era un completo misterio.
Observé la ventana y con suma lentitud fui levantando este hasta señalar a las cortinas danzantes. -Acaba de escapar.-Pronuncié con voz medio alta, y corrí hasta poder ver fuera del hogar. Bajé mi mirada y hallé un cadáver en el suelo, el cual estaba ensangrentado y con el estómago abierto en un gran hueco. ¿Cómo era posible hacer semejante hoyo tan perfecto?. El asesino tenía muy buenas habilidades.
-Joder... Mataron a Didacus.-Susurré con una expresión divertida, la cual se escondía en falsedad. Después, me encargué de buscar al otro que lo acompañaba para vigilar el exterior. A gracias a la oscuridad, no logré ver su silueta, lo que velozmente lo haría como uno de los culpables.
-¡Maldición!. ¡Sabía que no debíamos contratar al colosal es-...!-Liz guardó silencio al notar que Erasmo había volado la puerta de un gran puñetazo. Elin Flado no tuvo otra opción que gatear debajo de la cama, asustado de lo que estaba sucediendo. Quedé estupefacto, ¿acaso mi hipótesis era cierta?.
-¡El de cabello largo!, ¡El tipo de melena negra!.-Dijo ese, refiriéndose justamente a mi compañero. -¡Fue él, yo lo vi!. No pude hacer nada cuando mató al idiota de Didacus...-La desconfianza se sembró en la escena.
-¡Anda a callar!, ¡Él estado aquí con nosotros desde que ocurrió eso!. No tiene sentido.-
-¡Entonces peleen contra mi, imbéciles!.-
Estaba a punto de iniciar una conversación con él, pero de repente la señorita dio una orden, mandándonos justamente al piso superior para que vigiláramos. No me negué, teniendo en cuenta que podría ser despedido. Asenté y sin más preámbulo, me dirigí con ellos a donde sería mi nueva base de trabajo. Me crucé de brazos y escuché los típicos regaños de la mujer que estaba llevándonos al lugar donde nos quedaríamos a vigilar. Sería aburrido, aunque al menos recibiríamos nuestras bolsas de Aeros. Con el objetivo de conocer a mi compañero, busqué alguna botella de vino en mi capa. ¿Y sí era alcohólico?, ¡Sería una gran amistad de borrachos.
Las cosas se ponían más densas, y ahí fue donde entendí que era necesaria mi armadura (O en cualquier momento alguien podría atacarme, asesinándome como resultado). Mientras caminaba, torpemente adherí mis ropas al cuerpo, volviéndolo más cubierto y seguro de cualquier agresión. Los gélidos comportamientos de los asesinos me estremecían, sin embargo lo llevaba con tranquilidad. Liz no hacía más que insultarnos en lo que se llamaría "Orgullo masculino". Simplemente giraba mi rostro hacia mi compañero y sonreía de manera sarcástica, burlándome de la actitud agria que tenía la de cabellos rubios. -Querida, aún no sabes de lo que somos capaces...-Fue lo último que dije para después guardar silencio. Un desgarrador grito sucumbió mis tímpanos.
Sin rechistar, todos salimos disparatados hacia el cuarto del señor Elin. Me moví con poca prisa, puesto que de todas maneras me pagarían. Al llegar, la puerta fue abierta y prácticamente nos encontraríamos con un hombre de cabello abundante. Quedé impactado ante las atractivas facciones del señor. Ya me imaginaba un vejete de cabello blanco y con pelo en el pecho. Enseguida comenzó a quejarse sobre lo sucedido. Su paranoia era verdadera. En verdad alguien quería matarlo... Nombró unas campanas... Todo era un completo misterio.
Observé la ventana y con suma lentitud fui levantando este hasta señalar a las cortinas danzantes. -Acaba de escapar.-Pronuncié con voz medio alta, y corrí hasta poder ver fuera del hogar. Bajé mi mirada y hallé un cadáver en el suelo, el cual estaba ensangrentado y con el estómago abierto en un gran hueco. ¿Cómo era posible hacer semejante hoyo tan perfecto?. El asesino tenía muy buenas habilidades.
-Joder... Mataron a Didacus.-Susurré con una expresión divertida, la cual se escondía en falsedad. Después, me encargué de buscar al otro que lo acompañaba para vigilar el exterior. A gracias a la oscuridad, no logré ver su silueta, lo que velozmente lo haría como uno de los culpables.
-¡Maldición!. ¡Sabía que no debíamos contratar al colosal es-...!-Liz guardó silencio al notar que Erasmo había volado la puerta de un gran puñetazo. Elin Flado no tuvo otra opción que gatear debajo de la cama, asustado de lo que estaba sucediendo. Quedé estupefacto, ¿acaso mi hipótesis era cierta?.
-¡El de cabello largo!, ¡El tipo de melena negra!.-Dijo ese, refiriéndose justamente a mi compañero. -¡Fue él, yo lo vi!. No pude hacer nada cuando mató al idiota de Didacus...-La desconfianza se sembró en la escena.
-¡Anda a callar!, ¡Él estado aquí con nosotros desde que ocurrió eso!. No tiene sentido.-
-¡Entonces peleen contra mi, imbéciles!.-
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Después de subir y cruzarse de brazos, Paul sacó una botella de vino, al parecer llevaba todo un armario con él bajo esa capa -¿Va a beber justo ahora?- Pensé sin decir nada enfocándome mejor en las palabras de la pelirroja que no era del todo amable con nosotros; tal vez por parecerle los menos intimidantes del grupo o los menos conocidos; mientras caminábamos mi compañero de guardia decidió vestirse, cosa que le estaría muy agradecido aunque no alcanzaría a decir nada pues antes de cualquier cosa el desgarrador grito nos había puesto en alerta.
Al llegar a la habitación encontramos al que debíamos proteger a punto de ser asesinado; un poco más y tanto guardián habría sido en vano; el hombre mencionaba un sin sentido, algo acerca de unas campanas en algún lado; sin perder tiempo Paul se acercó a la ventana mientras Liz atendía a su jefe; yo me quedé cerca de la puerta inspeccionando la habitación.
Me alarmé al escuchar las palabras del vampiro, Didacus era un tipo colosal y con lo rápido que había sucedido todo parecía que lo habían matado de un solo golpe ¿Habría sido su compañero de guardia? Parecían tenerse ganas desde el inicio pero ambos parecían profesionales capaces de apartar sus diferencias para... Bueno, sí, parecía que se matarían a la menor oportunidad, lo que dejaba a Erasmo como el principal sospechoso; Liz estaba a punto se señalar un culpable cuando fue interrumpida.
Un primer golpe a la puerta que apenas estaba medianamente cerrada casi la saca del marco, un segundo golpe la arrojó sobre mí haciéndome saltar a un lado para no ser aplastado por ella; todo parecía indicar que el grandulón se delataría como el culpable pero no fue así, en lugar de eso me acusó a mí como el asesino de su amigo, cosa que era una completa locura por lo que rápidamente Paul salió en mi defensa.
Miré a Liz buscando una explicación pero su rostro inmutable no mostraba expresión alguna; simplemente miraba al sujeto sin miedo como si no le preocupara; definitivamente ella podría ser más peligrosa de lo que aparentaba para no asustarse ante tal situación, incluso yo mismo retrocedí un par de pasos ante la amenaza del coloso Erasmo quien definitivamente quería pelear pero ¿Era él quien había matado a Didacus?
Calma amigo, no tenemos que llegar a esto- Dije intentando convencerlo con mis trucos mentales y se detuvo un instante, pero luego sus ojos se llenaron de una ira irracional y avanzó contra mí; mientras avanzaba pude escuchar muy tenuemente el sonido de unas campanas muy a lo lejos; distantes, era casi imposible escucharlas para un ser humano normal; incluso me había parecido que era mi imaginación pero la mención que había hecho el viejo Elin me hacía dudar de ello.
Junté los brazos frente a mi rostro para bloquear un poderoso golpe de Erasmo que me disparó volando hacia la pared; mi espalda hizo un sonido seco al pegar contra el muro y caí al piso un poco mareado; no estaba nada fácil pelear con tan poco espacio, de nada me servía mi destreza en un ambiente tan pequeño y cerrado -Mátenlo, mátenlo, seguro viene por mí- Ordenó Elin señalando al fortachón enloquecido; su mirada no parecía nada racional, lucía como un objeto vacío que se movía sin voluntad alguna.
Giré por el piso cuando intentó lanzarse sobre mí y sacando rápidamente mis dagas hice un par de cortes a sus piernas; el daño estaba hecho pero parecía no sentirlo -Un poco de ayuda no estaría mal- Dije a Paul mientras el sujeto pateaba mi pecho lanzándome de nuevo al piso aunque no sin que antes mis dagas alcanzaran a realizar algunos cortes en sus brazos; su sangre comenzaba a brotar pero no había rastro de dolor; giré por el piso nuevamente para ponerme a su lado y levantándome rápido di un fuerte golpe a su rodilla que por el sonido parecía haberla roto; lógicamente se detuvo inmovilizado por el golpe que le había dislocado la rodilla pero seguía sin mostrar dolor, si era así realmente tendría bien ganada su fama.
Al llegar a la habitación encontramos al que debíamos proteger a punto de ser asesinado; un poco más y tanto guardián habría sido en vano; el hombre mencionaba un sin sentido, algo acerca de unas campanas en algún lado; sin perder tiempo Paul se acercó a la ventana mientras Liz atendía a su jefe; yo me quedé cerca de la puerta inspeccionando la habitación.
Me alarmé al escuchar las palabras del vampiro, Didacus era un tipo colosal y con lo rápido que había sucedido todo parecía que lo habían matado de un solo golpe ¿Habría sido su compañero de guardia? Parecían tenerse ganas desde el inicio pero ambos parecían profesionales capaces de apartar sus diferencias para... Bueno, sí, parecía que se matarían a la menor oportunidad, lo que dejaba a Erasmo como el principal sospechoso; Liz estaba a punto se señalar un culpable cuando fue interrumpida.
Un primer golpe a la puerta que apenas estaba medianamente cerrada casi la saca del marco, un segundo golpe la arrojó sobre mí haciéndome saltar a un lado para no ser aplastado por ella; todo parecía indicar que el grandulón se delataría como el culpable pero no fue así, en lugar de eso me acusó a mí como el asesino de su amigo, cosa que era una completa locura por lo que rápidamente Paul salió en mi defensa.
Miré a Liz buscando una explicación pero su rostro inmutable no mostraba expresión alguna; simplemente miraba al sujeto sin miedo como si no le preocupara; definitivamente ella podría ser más peligrosa de lo que aparentaba para no asustarse ante tal situación, incluso yo mismo retrocedí un par de pasos ante la amenaza del coloso Erasmo quien definitivamente quería pelear pero ¿Era él quien había matado a Didacus?
Calma amigo, no tenemos que llegar a esto- Dije intentando convencerlo con mis trucos mentales y se detuvo un instante, pero luego sus ojos se llenaron de una ira irracional y avanzó contra mí; mientras avanzaba pude escuchar muy tenuemente el sonido de unas campanas muy a lo lejos; distantes, era casi imposible escucharlas para un ser humano normal; incluso me había parecido que era mi imaginación pero la mención que había hecho el viejo Elin me hacía dudar de ello.
Junté los brazos frente a mi rostro para bloquear un poderoso golpe de Erasmo que me disparó volando hacia la pared; mi espalda hizo un sonido seco al pegar contra el muro y caí al piso un poco mareado; no estaba nada fácil pelear con tan poco espacio, de nada me servía mi destreza en un ambiente tan pequeño y cerrado -Mátenlo, mátenlo, seguro viene por mí- Ordenó Elin señalando al fortachón enloquecido; su mirada no parecía nada racional, lucía como un objeto vacío que se movía sin voluntad alguna.
Giré por el piso cuando intentó lanzarse sobre mí y sacando rápidamente mis dagas hice un par de cortes a sus piernas; el daño estaba hecho pero parecía no sentirlo -Un poco de ayuda no estaría mal- Dije a Paul mientras el sujeto pateaba mi pecho lanzándome de nuevo al piso aunque no sin que antes mis dagas alcanzaran a realizar algunos cortes en sus brazos; su sangre comenzaba a brotar pero no había rastro de dolor; giré por el piso nuevamente para ponerme a su lado y levantándome rápido di un fuerte golpe a su rodilla que por el sonido parecía haberla roto; lógicamente se detuvo inmovilizado por el golpe que le había dislocado la rodilla pero seguía sin mostrar dolor, si era así realmente tendría bien ganada su fama.
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Las cosas empezaban a parecer más intensas. La paz había llegado a su punto final, y el climax de la historia empezaría a darse delante de los que estaban presentes. Las miradas incrédulas de los presentes solo aportaban a que la escena pareciese aún más interesante. Me quedé de brazos cruzados, mientras que mi compañero se mantenía detrás de mí, de pie y con sus ojos puestos en el colosal enemigo. Los dos nos enfrentábamos contra él, uno presumiendo un cabello hermoso y bien cuidado, mientras que yo enseñando los típicos ojos azulados de la perdición. Esperé a que propinara su primer ataque, así que fui desenvainando lentamente mi espada. Cuando menos pensé, Erasmo cruzó velozmente, no dejando ni siquiera el tiempo para reaccionar. Al girar la cabeza, vi cómo éste grandullón iba en contra del vampiro para luchar a muerte. -*Joder... Qué rápido...*-Pensé al sentir el gran tornado de aire golpeando contra mi pecho antes de que pudiera esquivarla. Si ese hombre hubiese decidido en zamparme un puñetazo, me lo habría dado bien acomodado en el mentón.
El combate había estallado no fui capaz de hacer algo al respecto. Sólo me quedé observando, y todo era por la inseguridad que me había brindado el asesino ese. Si mi compañero era fuerte, entonces sería capaz de enfrentarlo. Elin, por otro lado, empezó a gritar, ordenándoles a todos de que se encargaran de matarlo. Me decidí en apretar la empuñadura de mi arma por segunda vez, pero antes de cometer alguna barbaridad, volteé mi rostro para ver a Liz, que se quedó inmóvil y estupefacta, como si esos fueran los asuntos de otra gente, menos el de ella. Levanté la ceja de tremenda incredulidad que me invadía. Mordí mis dientes, sintiendo furia por lo que sucedía a continuación, ¿Por qué todo ocurría tan extraño?.
La voz del pelinegro me sacó del trance, pidiéndome que le ayude en esa jornada tan dura de resistir los golpes del colosal ser. Debía aceptarlo, el tipo se defendió como debía, pero... Aún tenía el presentimiento de que mi colega podía liberar más poder, más fuerza, más energía. Era un completo misterio el por qué se quedaba así, bloqueando agresiones y dejándose arrinconar por el adversario.
Acabé con el juego y desenfundé mi espada completamente, adoptando la típica postura de esgrima. -Eh, te falté yo, bruto.-Éste giró su cabeza y soltó un poderoso suspiro, ahora agitando su melena y corriendo hacia mí. No tuve los reflejos necesarios para esquivarlo, así que como un toro, me empujó fuera del cuarto, estrellándome contra una pared. Por suerte, logré atravesar mi arma para defenderme de semejante embestida. Al levantarme, no tardó en lanzarme golpes, tratando de derribarme con los puños de acero. Esquivé con mucha torpeza, escurriéndome por la mitad de las piernas y tratando de sorprenderlo por detrás, pero Erasmo tenía una buena atención y se giró. Al verme en el suelo, se decidió en aplastarme, algo que detuve con mis brazos.
-M...Mierda... ¡Calma!-Susurré, exhibiendo los colmillos del esfuerzo que gastaba por sobrevivir. Rodó por el suelo e hizo que el pie del gigante terminara atascado en la madera. Al levantarme, salté al regazo de él y volví a elevarme por el aire hasta hacer un limpio corte en el cuello del enemigo. El cuarteto que estaba adentro podía percatarse de la escena, y noté que todos quedaron mudos.
-Las... Campanas...-Diría de último, tratando de llevar sus manos a la cabeza, pero tristemente, ésta se fue resbalando por el cuerpo hasta caer al suelo. Quedó decapitado. El combate fue bastante duradero, aunque pareciese lo contrario.
Cansado, no tuve otra alternativa que dirigirme a Liz y tomarla de la blusa. -Mira, estúpida...-Le murmuraría cerca del rostro, para que viese mis expresiones agresivas. -No me interesa que estés muy hermosa, y tenga deseos de acostarme contigo...-Colocaría después mi frente en la de ella.
-Pero tu maldito jefe ordenó a que acabarán con él, y no hiciste nada al respecto... Te quedaste inmóvil, imbécil.-La soltaría después y la alejaría con mi antebrazo.
Eh melenudo, ¿estás bien?.-Diría de manera irrespetuosa, esperando que el tipo me respondiese ante la pregunta.
El combate había estallado no fui capaz de hacer algo al respecto. Sólo me quedé observando, y todo era por la inseguridad que me había brindado el asesino ese. Si mi compañero era fuerte, entonces sería capaz de enfrentarlo. Elin, por otro lado, empezó a gritar, ordenándoles a todos de que se encargaran de matarlo. Me decidí en apretar la empuñadura de mi arma por segunda vez, pero antes de cometer alguna barbaridad, volteé mi rostro para ver a Liz, que se quedó inmóvil y estupefacta, como si esos fueran los asuntos de otra gente, menos el de ella. Levanté la ceja de tremenda incredulidad que me invadía. Mordí mis dientes, sintiendo furia por lo que sucedía a continuación, ¿Por qué todo ocurría tan extraño?.
La voz del pelinegro me sacó del trance, pidiéndome que le ayude en esa jornada tan dura de resistir los golpes del colosal ser. Debía aceptarlo, el tipo se defendió como debía, pero... Aún tenía el presentimiento de que mi colega podía liberar más poder, más fuerza, más energía. Era un completo misterio el por qué se quedaba así, bloqueando agresiones y dejándose arrinconar por el adversario.
Acabé con el juego y desenfundé mi espada completamente, adoptando la típica postura de esgrima. -Eh, te falté yo, bruto.-Éste giró su cabeza y soltó un poderoso suspiro, ahora agitando su melena y corriendo hacia mí. No tuve los reflejos necesarios para esquivarlo, así que como un toro, me empujó fuera del cuarto, estrellándome contra una pared. Por suerte, logré atravesar mi arma para defenderme de semejante embestida. Al levantarme, no tardó en lanzarme golpes, tratando de derribarme con los puños de acero. Esquivé con mucha torpeza, escurriéndome por la mitad de las piernas y tratando de sorprenderlo por detrás, pero Erasmo tenía una buena atención y se giró. Al verme en el suelo, se decidió en aplastarme, algo que detuve con mis brazos.
-M...Mierda... ¡Calma!-Susurré, exhibiendo los colmillos del esfuerzo que gastaba por sobrevivir. Rodó por el suelo e hizo que el pie del gigante terminara atascado en la madera. Al levantarme, salté al regazo de él y volví a elevarme por el aire hasta hacer un limpio corte en el cuello del enemigo. El cuarteto que estaba adentro podía percatarse de la escena, y noté que todos quedaron mudos.
-Las... Campanas...-Diría de último, tratando de llevar sus manos a la cabeza, pero tristemente, ésta se fue resbalando por el cuerpo hasta caer al suelo. Quedó decapitado. El combate fue bastante duradero, aunque pareciese lo contrario.
Cansado, no tuve otra alternativa que dirigirme a Liz y tomarla de la blusa. -Mira, estúpida...-Le murmuraría cerca del rostro, para que viese mis expresiones agresivas. -No me interesa que estés muy hermosa, y tenga deseos de acostarme contigo...-Colocaría después mi frente en la de ella.
-Pero tu maldito jefe ordenó a que acabarán con él, y no hiciste nada al respecto... Te quedaste inmóvil, imbécil.-La soltaría después y la alejaría con mi antebrazo.
Eh melenudo, ¿estás bien?.-Diría de manera irrespetuosa, esperando que el tipo me respondiese ante la pregunta.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Batallaba ferozmente defendiéndome de los golpes de Erasmo mientras Paul parecía simplemente estar como un mero espectador; Liz por su parte actuaba de la misma forma, incluso parecía sonreír ante la situación mientras su jefe gritaba exasperado ¿Acaso esperarían a que me mataran para hacer algo? ¿O acaso tenían un plan que yo no conocía? A ratos algunas ideas extrañas pasaban por mi cabeza, ideas que me llevaban a creer que todos estaban en mi contra y que debía eliminarlos; al mismo tiempo se escuchaba a la distancia un sonido tintineante, largo y agudo cual campanas sonando en la distancia.
No podía distraerme o me costaría caro, los gritos de Elin me sacaron del trance en que sin darme cuenta había caído y tanto los pensamientos como el extraño sonido desaparecieron por completo, en su lugar apareció un puño que venía directo a mi cara; abrí los ojos como platos y me lancé hacia atrás esquivando por muy poco el golpe pero cayendo al piso al perder el equilibrio; finalmente el asesino se dispone ayudarme con el grandulón, aunque no por ello deja de parecerme sospechoso.
Tomé unos instantes para recuperar el aliento mientras el asesino hacía gala de sus habilidades, algo que yo había preferido reservar para después en caso de problemas mayores; hasta ahora nadie en la casa tenía idea de lo que yo era capaz de hacer, o al menos era con lo que yo contaba para mantenerme a salvo de alguna emboscada; finalmente llegó el clímax de la batalla; quedamos en silencio ante el impresionante salto del asesino volador quien de un corte limpio y preciso consiguió eliminar al fortachón Erasmo aunque antes de caer derrotado el grandulón mencionó algo que llamó mi atención: las campanas.
Para mi sorpresa, luego de acabar al atacante Paul se dirige con reproches a la pelirroja para exigirle respuestas aunque su frase de inicio fue algo bastante perturbador -¿Eh?- Murmuré analizando la frase que acababa de decir aquel hombre sin saber si debía reírme o asustarme -Estoy bien- Le respondí mientras esperaba una respuesta por parte de Liz, quien no perdió tiempo para responder con otros reproches -Pues para eso les pagan a ustedes, por defender a Elin Flado- Dijo en tono serio asistida por su jefe -Así es inútiles, les pago para que me protejan y no lo están haciendo bien- Protestó el vampiro mirando a los ojos a Paul.
A pesar de todo había algo que parecía no estar bien, la pelirroja movía ligeramente sus labios y luego Elin parecía decir lo mismo que ella pero en voz alta ¿Acaso lo estaban manipulando? Pero de ser así ¿Era ella? Podría incluso tratarse de alguien más poderoso, alguien a quien no habíamos visto y que tal vez no se encontrara en la casa, o peor aún, alguien que se escondía entre nosotros mismos; tal vez mi propio compañero era parte de aquello y todos estaban aliados para... -¿De nuevo?- Pensé sin decir nada mientras el leve y distante sonido tintinante llegaba a mis oídos, algo muy extraño estaba pasando aquí y todo podría ser peor de lo que parecía.
Ahora debía moverme con más cuidado, había terminado envuelto en una conspiración de asesinato y aún no imaginaba quién era el asesino; si era alguien con el poder de controlar a otros entonces no podía confiar en nadie; aunque aún quedaba la pregunta, si la pelirroja estaba tan cerca del viejo ¿Por qué no solo matarle y ya? ¿Por qué planear semejante situación? ¿Y si no era ella y había alguien más moviendo sus hilos?
[1]Subrayada la complicación: Hay efectivamente una conspiración para matarle, pero es más grande de lo que esperabas, hay gente poderosa tras el asunto y corres un gran riesgo. No podía distraerme o me costaría caro, los gritos de Elin me sacaron del trance en que sin darme cuenta había caído y tanto los pensamientos como el extraño sonido desaparecieron por completo, en su lugar apareció un puño que venía directo a mi cara; abrí los ojos como platos y me lancé hacia atrás esquivando por muy poco el golpe pero cayendo al piso al perder el equilibrio; finalmente el asesino se dispone ayudarme con el grandulón, aunque no por ello deja de parecerme sospechoso.
Tomé unos instantes para recuperar el aliento mientras el asesino hacía gala de sus habilidades, algo que yo había preferido reservar para después en caso de problemas mayores; hasta ahora nadie en la casa tenía idea de lo que yo era capaz de hacer, o al menos era con lo que yo contaba para mantenerme a salvo de alguna emboscada; finalmente llegó el clímax de la batalla; quedamos en silencio ante el impresionante salto del asesino volador quien de un corte limpio y preciso consiguió eliminar al fortachón Erasmo aunque antes de caer derrotado el grandulón mencionó algo que llamó mi atención: las campanas.
Para mi sorpresa, luego de acabar al atacante Paul se dirige con reproches a la pelirroja para exigirle respuestas aunque su frase de inicio fue algo bastante perturbador -¿Eh?- Murmuré analizando la frase que acababa de decir aquel hombre sin saber si debía reírme o asustarme -Estoy bien- Le respondí mientras esperaba una respuesta por parte de Liz, quien no perdió tiempo para responder con otros reproches -Pues para eso les pagan a ustedes, por defender a Elin Flado- Dijo en tono serio asistida por su jefe -Así es inútiles, les pago para que me protejan y no lo están haciendo bien- Protestó el vampiro mirando a los ojos a Paul.
A pesar de todo había algo que parecía no estar bien, la pelirroja movía ligeramente sus labios y luego Elin parecía decir lo mismo que ella pero en voz alta ¿Acaso lo estaban manipulando? Pero de ser así ¿Era ella? Podría incluso tratarse de alguien más poderoso, alguien a quien no habíamos visto y que tal vez no se encontrara en la casa, o peor aún, alguien que se escondía entre nosotros mismos; tal vez mi propio compañero era parte de aquello y todos estaban aliados para... -¿De nuevo?- Pensé sin decir nada mientras el leve y distante sonido tintinante llegaba a mis oídos, algo muy extraño estaba pasando aquí y todo podría ser peor de lo que parecía.
Ahora debía moverme con más cuidado, había terminado envuelto en una conspiración de asesinato y aún no imaginaba quién era el asesino; si era alguien con el poder de controlar a otros entonces no podía confiar en nadie; aunque aún quedaba la pregunta, si la pelirroja estaba tan cerca del viejo ¿Por qué no solo matarle y ya? ¿Por qué planear semejante situación? ¿Y si no era ella y había alguien más moviendo sus hilos?
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
[justify]
La oscuridad del lugar era tenebrosa, algo que probablemente sería capaz de asustar hasta a los espectros. Nada se veía bien dentro, y el polvo no hacía más que esparcirse entre el aire, contaminando así la respiración de cualquier mortal. Quizá por eso habían contratado vampiros, teniendo en cuenta que ellos serían capaces de resistirlo por sus talentos sobrenaturales y nada normales. El sótano no era una zona donde cualquiera podría estar, así que mandaron a Militsa a que vigilara el lugar por donde infortunadamente entrarían los asesinos para quedarse con la cabeza del señor Elin. Prácticamente, ella tenía el trabajo más arduo, dado lo peligroso se podría ser estar en una ubicación tan apagada, tan negra y con tantas posibilidades de adversarios. Según los guardias de la mansión y los ciudadanos de Sacrestic, la dama estaba capacitada para llevar a cabo estas acciones sin sufrir el riesgo de morir. La señorita era fuerte.
-Qué suerte de mierda... ¿En serio vale la paga por aguantarse el hedor de un anciano?.-Pronunció a si misma, con sus brazos cruzados y aburrida mientras yacía sentada en uno de los escalones que llevaban hasta la mansión en general. Estaba tranquila y no parecía temerle a nada, ni siquiera a las extrañas sombras que tarde o temprano empezaron a moverse alternamente, como si alguien jugara con los nervios de la señorita. Ella, sin tanta atención, se percató que no estaba sola, así que simplemente sacudió sus ropajes, levantándose con lentitud. -No quiero sonar muy ruda, pero... ¿Podrías exhibirte para descuartizarte mejor?.-Murmuró con seriedad, mostrando su lado psicópata. Desenvainó su filosa espada, logrando que el viento sea cortado ante el filo que tenía este.
La silueta, después de recorrer todo el sótano, se quedó inmóvil justo entre dos grandes columnas de manera. El polvo dispersó la buena vista y no se veía bien quién era, pero al menos se denotaba una sonrisa contagiosa y grande; maliciosa como los mismísimos demonios y perturbadora en el sentido de verse como una cara desfigurada por ser de noche. Éste no respondió ni dijo nada, si no que más bien se quedó en la lejanía, viendo y vigilando los movimientos de la señorita, que por cada segundo, empezaba a desconcertarse más.
-¿Te quedarás ahí, sin hacer nada?, Vaya... En ese caso...-Militsa usó su velocidad para trasladarse hasta allá y tratar de cortarlo, pero extrañamente este se transportó a las escaleras, justo al final de estas para dar contra la puerta de hierro, la cual estaba cerrada por razones de seguridad. La chica quedó confundida y perpleja, pero giró rápidamente para lanzarle dardos al ser que la acechaba. No pudo cortarlo, ni siquiera hacerle daño, si no que más bien éstos lo atravesaban. ¿Qué clase de poder era ese?, pronto ella lo descubriría, justo cuando las campanas sonaron en los tímpanos...
-¡Ahhhh!, qué mie...-Las orejas le sangraron y la sombra se acercó con mucha delicadeza, como si de repente tuviese los modales necesarios para prestarse como "samaritano". La guerrera observó el rostro del adversario y quedó sorprendida, ni siquiera fue capaz de decir algo, si no que más bien tartamudeó mientras que repetía el mismo sonido continuo de "Ring, Ring, Ring".
-¡M...Maldito!... Debí suponerlo... Nos estás hipnotizando y jugando con nuestro cerebro, ¡Por eso los malditos ataques n...!-Gritó con euforia y ni siquiera acabó su frase, porque tristemente su garganta fue cercenada y abierta, por donde lamentablemente saldría su voz de una manera sucia. Las arterias no tardarían en bombear sangre e inundar todo el sótano.
_____________________________________
Será difícil ayudarle, señor.-Dije con ligera honestidad, notando que cada uno iba por su lado, y Liz no hacía más que limpiarse sus manos. Bio, por otro lado, se ganaba las sospechas de los presentes, incluso de la mía que despertó no hace unos segundos después de que Erasmo hubiese muerto. El ruido de una mujer sucumbió mi cabeza y abrí mis ojos como platos, fijando mis ojos en el rostro del pelinegro.
-Maldición, vamos.-No le di tanta importancia de si me seguían o no, pero me trasladé con velocidad hasta donde provenían los gritos. Me desplacé con toda la agilidad que tenía, quizá desgastando mis energías por una estúpida razón, aunque presuntamente llegar a tiempo me daría la posibilidad de hallar al que estaba detrás de todo ésto. Salté, esquivé y empujé a los que vi con intenciones de voltear el destino de la moneda.
Después de unos buenos segundos, me encontré con la puerta de hierro, la cual ya estaba abierta e infortunadamente, el cadáver de Militsa estaba en el suelo, mientras que dos tipos estaban justamente en la escena del "crimen". Quizá habían llegado después de que el asesinato ocurrió. Allí estaba Eudes, que con los brazos cruzados, me miró fijamente con esa mirada tan fría y calculadora. A su lado, se veía al tímido muchacho que anteriormente se encargaba de presentarme los mercenarios que fueron contratados para la misión.
-La sangre está fresca y acaban de degollarla...-Eudes estaba pálido, aunque su comportamiento se mantenía duro como una roca.
-Diablos, diablos, diablos... Nunca debí venir aquí...-También se veía el joven, comiéndose las uñas y abrazando sus piernas, esperando salir cuando se le sea permitido.
Quedé impactado, sin embargo una hipótesis vino a mi cabeza, y eso no hizo más que conectar lazos. Creí que había conseguido la respuesta a todo, y no iba a dejar escapar esa oportunidad. -Un momento, qué coincidencia que estés aquí justo cuando acabó de gritar, además anteriormente trataste de luchar contra la rubia cuando el gran problema ocurrió... ¿No será qué?...-
-No digas tonterías, vampiro. Si quisiera matar al tal Elin Flado, ya lo hubiese hecho y vosotros lo sabéis.-[/justify]
Sótano - Escaleras hacia la sala principal
La oscuridad del lugar era tenebrosa, algo que probablemente sería capaz de asustar hasta a los espectros. Nada se veía bien dentro, y el polvo no hacía más que esparcirse entre el aire, contaminando así la respiración de cualquier mortal. Quizá por eso habían contratado vampiros, teniendo en cuenta que ellos serían capaces de resistirlo por sus talentos sobrenaturales y nada normales. El sótano no era una zona donde cualquiera podría estar, así que mandaron a Militsa a que vigilara el lugar por donde infortunadamente entrarían los asesinos para quedarse con la cabeza del señor Elin. Prácticamente, ella tenía el trabajo más arduo, dado lo peligroso se podría ser estar en una ubicación tan apagada, tan negra y con tantas posibilidades de adversarios. Según los guardias de la mansión y los ciudadanos de Sacrestic, la dama estaba capacitada para llevar a cabo estas acciones sin sufrir el riesgo de morir. La señorita era fuerte.
-Qué suerte de mierda... ¿En serio vale la paga por aguantarse el hedor de un anciano?.-Pronunció a si misma, con sus brazos cruzados y aburrida mientras yacía sentada en uno de los escalones que llevaban hasta la mansión en general. Estaba tranquila y no parecía temerle a nada, ni siquiera a las extrañas sombras que tarde o temprano empezaron a moverse alternamente, como si alguien jugara con los nervios de la señorita. Ella, sin tanta atención, se percató que no estaba sola, así que simplemente sacudió sus ropajes, levantándose con lentitud. -No quiero sonar muy ruda, pero... ¿Podrías exhibirte para descuartizarte mejor?.-Murmuró con seriedad, mostrando su lado psicópata. Desenvainó su filosa espada, logrando que el viento sea cortado ante el filo que tenía este.
La silueta, después de recorrer todo el sótano, se quedó inmóvil justo entre dos grandes columnas de manera. El polvo dispersó la buena vista y no se veía bien quién era, pero al menos se denotaba una sonrisa contagiosa y grande; maliciosa como los mismísimos demonios y perturbadora en el sentido de verse como una cara desfigurada por ser de noche. Éste no respondió ni dijo nada, si no que más bien se quedó en la lejanía, viendo y vigilando los movimientos de la señorita, que por cada segundo, empezaba a desconcertarse más.
-¿Te quedarás ahí, sin hacer nada?, Vaya... En ese caso...-Militsa usó su velocidad para trasladarse hasta allá y tratar de cortarlo, pero extrañamente este se transportó a las escaleras, justo al final de estas para dar contra la puerta de hierro, la cual estaba cerrada por razones de seguridad. La chica quedó confundida y perpleja, pero giró rápidamente para lanzarle dardos al ser que la acechaba. No pudo cortarlo, ni siquiera hacerle daño, si no que más bien éstos lo atravesaban. ¿Qué clase de poder era ese?, pronto ella lo descubriría, justo cuando las campanas sonaron en los tímpanos...
-¡Ahhhh!, qué mie...-Las orejas le sangraron y la sombra se acercó con mucha delicadeza, como si de repente tuviese los modales necesarios para prestarse como "samaritano". La guerrera observó el rostro del adversario y quedó sorprendida, ni siquiera fue capaz de decir algo, si no que más bien tartamudeó mientras que repetía el mismo sonido continuo de "Ring, Ring, Ring".
-¡M...Maldito!... Debí suponerlo... Nos estás hipnotizando y jugando con nuestro cerebro, ¡Por eso los malditos ataques n...!-Gritó con euforia y ni siquiera acabó su frase, porque tristemente su garganta fue cercenada y abierta, por donde lamentablemente saldría su voz de una manera sucia. Las arterias no tardarían en bombear sangre e inundar todo el sótano.
_____________________________________
Será difícil ayudarle, señor.-Dije con ligera honestidad, notando que cada uno iba por su lado, y Liz no hacía más que limpiarse sus manos. Bio, por otro lado, se ganaba las sospechas de los presentes, incluso de la mía que despertó no hace unos segundos después de que Erasmo hubiese muerto. El ruido de una mujer sucumbió mi cabeza y abrí mis ojos como platos, fijando mis ojos en el rostro del pelinegro.
-Maldición, vamos.-No le di tanta importancia de si me seguían o no, pero me trasladé con velocidad hasta donde provenían los gritos. Me desplacé con toda la agilidad que tenía, quizá desgastando mis energías por una estúpida razón, aunque presuntamente llegar a tiempo me daría la posibilidad de hallar al que estaba detrás de todo ésto. Salté, esquivé y empujé a los que vi con intenciones de voltear el destino de la moneda.
Después de unos buenos segundos, me encontré con la puerta de hierro, la cual ya estaba abierta e infortunadamente, el cadáver de Militsa estaba en el suelo, mientras que dos tipos estaban justamente en la escena del "crimen". Quizá habían llegado después de que el asesinato ocurrió. Allí estaba Eudes, que con los brazos cruzados, me miró fijamente con esa mirada tan fría y calculadora. A su lado, se veía al tímido muchacho que anteriormente se encargaba de presentarme los mercenarios que fueron contratados para la misión.
-La sangre está fresca y acaban de degollarla...-Eudes estaba pálido, aunque su comportamiento se mantenía duro como una roca.
-Diablos, diablos, diablos... Nunca debí venir aquí...-También se veía el joven, comiéndose las uñas y abrazando sus piernas, esperando salir cuando se le sea permitido.
Quedé impactado, sin embargo una hipótesis vino a mi cabeza, y eso no hizo más que conectar lazos. Creí que había conseguido la respuesta a todo, y no iba a dejar escapar esa oportunidad. -Un momento, qué coincidencia que estés aquí justo cuando acabó de gritar, además anteriormente trataste de luchar contra la rubia cuando el gran problema ocurrió... ¿No será qué?...-
-No digas tonterías, vampiro. Si quisiera matar al tal Elin Flado, ya lo hubiese hecho y vosotros lo sabéis.-[/justify]
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Respiré profundamente, fuera quien fuera que estuviera detrás de esto, estaba jugando muy bien sus cartas sembrando la desconfianza entre nosotros mismos; a este paso nos acabaríamos matando entre nosotros mismos antes de poder proteger a Elin; alcé una ceja ante la mirada de Paul y reaccioné de inmediato volteando en dirección al origen del grito femenino que de nuevo nos había puesto en alerta -No escapará esta vez- Dije con la certeza de que esta vez le atraparíamos, tal vez confiado por la cantidad de vigilantes que había en el piso inferior de la casa.
Corrí detrás de Paul intentando mantener su ritmo pero varios curiosos salían de diversos lugares abandonando sus puntos de vigilancia para acudir al punto del suceso; cosa que de hecho no era para nada bueno pero poca moral tenía para criticarlos sabiendo que yo también había abandonado mi lugar junto a Elin por venir a saber lo que había ocurrido; en condiciones normales no me habría alejado del objetivo principal pero el impulso que me había llevado a correr había sido tan repentino, tan espontáneo y real que me costaba creer que no lo había hecho por mi propia voluntad ¿Habrían corrido los otros bajo el mismo efecto?
Al caer en cuenta del error que había cometido intenté regresar sobre mis pasos hasta donde había dejado a la misteriosa pelirroja pero fue en vano; no solo porque un impulso me obligaba a permanecer abajo, sino además porque la escena que había encontrado era de lo más interesante; un par de sospechosos se encontraban en la escena del crimen junto al cadáver de Militsa quien había sido asesinada con una precisión formidable; junto a ella había un par de sospechosos, siendo los primeros en llegar y con la sangre tan fresca pareciera haber al menos un claro culpable; Eudes se veía pálido y sospechoso, de momento todo lo incriminaba a él, además el otro chico parecía que ni siquiera debía estar ahí, lucía tan aterrado que me costaba imaginar por qué razón había sido convocado.
Paul no tardó en acusar a Eudes, y aunque se puso de inmediato a la defensiva; los demás también procedieron a señalarlo, destacando que desde afuera no habían visto entrar o salir a nadie aparte de ellos dos, aunque había algo que no encajaba en todo esto, si realmente era el asesino ¿Por qué ponerse en evidencia tan fácilmente? Parecía tan fácil declararlo culpable que resultaba muy sospechoso; a pesar de ser una formidable guerrera parecía haber sido asesinada por sorpresa y de un solo golpe, pues no tenía marcas de violencia o golpes en el cuerpo, al menos donde se podía ver.
La incertidumbre crecía más a cada instante, Eudes se defendía de las acusaciones aunque cada vez que lo hacía elevaba su tono de voz hasta que finalmente perdió el control y arremetió contra el más cercano estrellándolo de cabeza contra la pared -Hay que detenerlo- Dije sin siquiera pensar en esas palabras después de haber estado callado tanto rato, pero de inmediato los demás me siguieron la corriente y se lanzaron sobre el vampiro para detenerlo, totalmente convencidos de que era el culpable -¿Pero qué nos pasa?- Pensé mientras intentaba resistirme pero mi cuerpo parecía movido por alguna fuerza superior a luchar contra cualquiera que se pusiera en frente.
Corrí detrás de Paul intentando mantener su ritmo pero varios curiosos salían de diversos lugares abandonando sus puntos de vigilancia para acudir al punto del suceso; cosa que de hecho no era para nada bueno pero poca moral tenía para criticarlos sabiendo que yo también había abandonado mi lugar junto a Elin por venir a saber lo que había ocurrido; en condiciones normales no me habría alejado del objetivo principal pero el impulso que me había llevado a correr había sido tan repentino, tan espontáneo y real que me costaba creer que no lo había hecho por mi propia voluntad ¿Habrían corrido los otros bajo el mismo efecto?
Al caer en cuenta del error que había cometido intenté regresar sobre mis pasos hasta donde había dejado a la misteriosa pelirroja pero fue en vano; no solo porque un impulso me obligaba a permanecer abajo, sino además porque la escena que había encontrado era de lo más interesante; un par de sospechosos se encontraban en la escena del crimen junto al cadáver de Militsa quien había sido asesinada con una precisión formidable; junto a ella había un par de sospechosos, siendo los primeros en llegar y con la sangre tan fresca pareciera haber al menos un claro culpable; Eudes se veía pálido y sospechoso, de momento todo lo incriminaba a él, además el otro chico parecía que ni siquiera debía estar ahí, lucía tan aterrado que me costaba imaginar por qué razón había sido convocado.
Paul no tardó en acusar a Eudes, y aunque se puso de inmediato a la defensiva; los demás también procedieron a señalarlo, destacando que desde afuera no habían visto entrar o salir a nadie aparte de ellos dos, aunque había algo que no encajaba en todo esto, si realmente era el asesino ¿Por qué ponerse en evidencia tan fácilmente? Parecía tan fácil declararlo culpable que resultaba muy sospechoso; a pesar de ser una formidable guerrera parecía haber sido asesinada por sorpresa y de un solo golpe, pues no tenía marcas de violencia o golpes en el cuerpo, al menos donde se podía ver.
La incertidumbre crecía más a cada instante, Eudes se defendía de las acusaciones aunque cada vez que lo hacía elevaba su tono de voz hasta que finalmente perdió el control y arremetió contra el más cercano estrellándolo de cabeza contra la pared -Hay que detenerlo- Dije sin siquiera pensar en esas palabras después de haber estado callado tanto rato, pero de inmediato los demás me siguieron la corriente y se lanzaron sobre el vampiro para detenerlo, totalmente convencidos de que era el culpable -¿Pero qué nos pasa?- Pensé mientras intentaba resistirme pero mi cuerpo parecía movido por alguna fuerza superior a luchar contra cualquiera que se pusiera en frente.
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
La confusión era imposible de ignorar. Todos no sabían a quién atacar, o de quién defenderse. De alguna manera, me sentía inseguro, aún cuando mi actitud se conocía por ese exceso de egocentrismo. Algo sucedía ahí, y no era algo completamente natural; uno de los vampiros presentes tenía un buen conocimiento de la manipulación, incluso mejor que los propios brujos o elfos. Infortunadamente, los cuatro actuaban de modo inocente, sabiéndose perfectamente que quizá el verdadero asesino no estaba ahí. Pronto, unos segundos después, descubrí que alguien debía morir en esa escena para acercarnos más al culpable de los atentados hacia el señor Elin Flado. Entretanto, Eudes se mantenía tranquilo, con sus ojos cerrados y sus piernas cruzadas como si meditase en medio de tanta desconfianza.
Fruncí el ceño a estar las acusaciones de los presentes, aunque terminé observando a mi compañero cuando vociferó que detuviesen al tipo de cabellos largos. Lo examiné velozmente, y llegué a una rápida conclusión: Si Eudes no era el culpable, no habría otra opción que matar al tal "Bio". Por otro lado, al oír las recriminaciones que los cuatro le daban al pelinegro, este empezó a pasar de la relajación al enojo. Un guardia que había aparecido terminó siendo desnucado por el increíble poder del hombre, que al escuchar tantas voces, liberó su furia en contra de todos. -*Diablos, es fuerte...*-Pensé, no teniendo otra alternativa que desenvainar la espada y esperar a que se acercara a mí.
El muchacho se alejó y prefirió distanciarse ante lo que estaba a punto de ocurrir. Liz fue la primera en ir a atacarlo, pero el tipo descargaba una intensidad de poder hipnótico que era irresistible para los presentes. No tardó en temblar como una pobre niña al sentir semejante energía. Un puñetazo acabaría con la consciencia de la mujer, y lamentablemente lo daría tan perfecto que quedaría noqueada totalmente. Los espectadores quedaron estupefactos... Quizá él era el culpable, o quizá su fuerza superaba al mismísimo intruso.
Metafóricamente, mi florete no tardó en convertirse en un insignificante juguete. Sabía que no serviría contra el guerrero que tenía en frente, y menos con tremendo manejo mental. Miré a Bio con una sonrisa medio forzada, ilusionándome en que él era en verdad un chupasangre valiente y poderoso. Me acerqué lentamente hacia él y susurré las últimas palabras antes de decidirme en combatir contra la nueva amenaza. -Si no puedo, tú te encargarás de él, ¿de acuerdo?...-No le di tiempo para responder y rápidamente embestí al enemigo, aprovechando el tiempo para tratar de atravesarlo con el arma.
De repente, su cuerpo giró en el aire, pateando el filoso objeto y alejándome con su pierna restante. Caí al suelo, sin embargo él logró usar la gravedad a su favor para quedar en pie. Me levanté para ir torpemente hacia el oponente, pero este solamente me esperó con los brazos cruzados, conociendo sus alrededores. -Imbéciles...-Un buen golpe en la quijada sería suficiente para lograr que mi cabeza perdiera la estabilidad. Los labios se me enrojecieron, y no era por la temperatura, si no más bien por los coágulos de líquido carmesí que los pintaron en un rojo intenso. Sin más preámbulo, me agarró de la camisa y me arrastró por el pavimento.
¿En serio creían que Erasmo y Didacus eran los más fuertes?... Ignorantes...-Tomó una de las espadas en el suelo y me observó fijamente a los ojos. -¿Qué tienes por decir, guapetón?-
-E...Esto...-Escupí sus pupilas con los fragmentos de sangre que tenía en la boca. El sujeto empezó a gritar y limpiarse con su antebrazo. Todo se ralentizó, y fui cayendo despaciosamente mientras que mi mirada se posicionaba en el de cabello medianamente largo, no tan largo como el de Eudes.
Fruncí el ceño a estar las acusaciones de los presentes, aunque terminé observando a mi compañero cuando vociferó que detuviesen al tipo de cabellos largos. Lo examiné velozmente, y llegué a una rápida conclusión: Si Eudes no era el culpable, no habría otra opción que matar al tal "Bio". Por otro lado, al oír las recriminaciones que los cuatro le daban al pelinegro, este empezó a pasar de la relajación al enojo. Un guardia que había aparecido terminó siendo desnucado por el increíble poder del hombre, que al escuchar tantas voces, liberó su furia en contra de todos. -*Diablos, es fuerte...*-Pensé, no teniendo otra alternativa que desenvainar la espada y esperar a que se acercara a mí.
El muchacho se alejó y prefirió distanciarse ante lo que estaba a punto de ocurrir. Liz fue la primera en ir a atacarlo, pero el tipo descargaba una intensidad de poder hipnótico que era irresistible para los presentes. No tardó en temblar como una pobre niña al sentir semejante energía. Un puñetazo acabaría con la consciencia de la mujer, y lamentablemente lo daría tan perfecto que quedaría noqueada totalmente. Los espectadores quedaron estupefactos... Quizá él era el culpable, o quizá su fuerza superaba al mismísimo intruso.
Metafóricamente, mi florete no tardó en convertirse en un insignificante juguete. Sabía que no serviría contra el guerrero que tenía en frente, y menos con tremendo manejo mental. Miré a Bio con una sonrisa medio forzada, ilusionándome en que él era en verdad un chupasangre valiente y poderoso. Me acerqué lentamente hacia él y susurré las últimas palabras antes de decidirme en combatir contra la nueva amenaza. -Si no puedo, tú te encargarás de él, ¿de acuerdo?...-No le di tiempo para responder y rápidamente embestí al enemigo, aprovechando el tiempo para tratar de atravesarlo con el arma.
De repente, su cuerpo giró en el aire, pateando el filoso objeto y alejándome con su pierna restante. Caí al suelo, sin embargo él logró usar la gravedad a su favor para quedar en pie. Me levanté para ir torpemente hacia el oponente, pero este solamente me esperó con los brazos cruzados, conociendo sus alrededores. -Imbéciles...-Un buen golpe en la quijada sería suficiente para lograr que mi cabeza perdiera la estabilidad. Los labios se me enrojecieron, y no era por la temperatura, si no más bien por los coágulos de líquido carmesí que los pintaron en un rojo intenso. Sin más preámbulo, me agarró de la camisa y me arrastró por el pavimento.
¿En serio creían que Erasmo y Didacus eran los más fuertes?... Ignorantes...-Tomó una de las espadas en el suelo y me observó fijamente a los ojos. -¿Qué tienes por decir, guapetón?-
-E...Esto...-Escupí sus pupilas con los fragmentos de sangre que tenía en la boca. El sujeto empezó a gritar y limpiarse con su antebrazo. Todo se ralentizó, y fui cayendo despaciosamente mientras que mi mirada se posicionaba en el de cabello medianamente largo, no tan largo como el de Eudes.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
La desconfianza crecía cada vez más en el grupo que se había amontonado en torno a los acontecimientos, de alguna manera todos teníamos la seguridad de que el culpable estaba allí, atrapado, y por ninguna razón lo dejaríamos escapar; Eudes se veía tranquilo a pesar de las amenazas, aunque finalmente por alguna razón enloqueció y comenzó a atacar a los que se encontraban más cerca -Qué... Rayos...- Intenté resistirme a esa susurrante voz en mi cabeza que antes no había percibido con tanta claridad, parecía de lejos el suave sonido de unas campanas pero había algo más, en el fondo, oculto tras ese sonido, una voz tenue, dulce, que de alguna manera me convencía de hacer lo que deseaba haciéndome creer que se trataba de mis propios deseos.
Golpeé fuerte mi cabeza desde ambos lados con mis manos para tratar de despertar y a cambio de una fuerte jaqueca las voces y campanas cesaron al menos de momento; aunque me había golpeado tan fuerte que mi visión se tornó un poco borrosa; apenas entre siluetas alcancé a ver a la pelirroja lanzarse contra el otro chico pero éste se defendió prácticamente sin hacer nada, o al menos eso podría parecer para quien no pudiera percibir ese tipo de magia en la que yo me había especializado -Conque eras tú- Murmuré antes de prepararme para avanzar hacia el chico pero fui interrumpido por Paul que había decidido enfrentarse al coloso Eudes antes que nos matara a todos.
Estaba seguro que el chico era el culpable, pero él seguramente no lo sabía, a fin de cuentas yo no había mostrado mi magia todavía; por lo que el factor sorpresa sería mi aliado para tomarlo desprevenido. Asentí con la cabeza a la petición de Paul volviendo la mirada hacia él con una sonrisa que expresaba mi apoyo en caso que fallara, aunque no pensaba esperar tanto; si el guapo lograba distraer al enloquecido vampiro me daría tiempo suficiente para un ataque fulminante y decisivo.
Finalmente el momento no tardó mucho en llegar, no había podido evitar que Paul sufriera daños, pero al menos su afrenta a Eudes escupiéndole el rostro había sido justo lo indicado; en un parpadeo tomé mis dagas y avancé de prisa con el cuerpo semi inclinado casi al ras del suelo; di una voltereta para pasar justo a un lado del sujeto mientras aún levantaba a Paul y una vez que estuve detrás de él me levanté para incrustar con mucha fuerza mis dos dagas en sus dos costados -Suficiente- [1] Dije cerca de su oído esperando no llamar la atención del resto pero dejando escapar una fuerte carga de magia de voz que le causaría un fuerte dolor de cabeza con el fin de debilitarlo; luego di un salto y juntando mis dos manos le di un golpe con todas mis fuerzas en la parte posterior de la cabeza para aprovechar su momento de debilidad y lanzarlo al piso.
El truco había salido según lo planeado, las heridas en sus costados y el golpe harían parecer que lo había derribado usando mi fuerza, pero la verdad es que la magia de voz era lo que lo había debilitado; y no tardaría en pasarse el efecto si no lo controlábamos aunque por alguna razón el efecto mágico parecía más fuerte de lo debido y el hombre no se levantaba; miré a los lados tan solo para notar que todos me miraban ahora con cierta desconfianza -Ha matado a Eudes, hará lo mismo con nosotros- [2] Dijo alguien señalándome, por lo que me agaché de prisa para recuperar mis dagas que había dejado clavadas en los costados de Eudes -No, esperen- Dije intentando aclararlo todo pero parecían poco dispuestos a escuchar razones, con la mirada perdida me señalaban como el culpable -Nos quiere eliminar a todos poco a poco, hay que matarlo antes- Dijeron algunos señalándome y ante la superioridad numérica no me quedaría más que usar todos mis trucos para tratar de salir con vida.
Rápidamente saqué uno de los pergaminos que había preparado antes en mi taller y con la sangre de Eudes que aún corría por mis dagas escribí algunas runas en él; “ασπίδα” [3] sería la palabra escrita en el pergamino mágico que lancé a las manos de Paul, si no lo había hecho mal -Tómalo y Ábrelo- Dije a Paul sabiendo que al abrirlo recibiría temporalmente un escudo mágico para el control mental y cuando menos podría resistirse al efecto, al menos me haría bien contar con alguien que no intentara matarme.
[1] Habilidad de Nivel 0: El Que Susurra en la Oscuridad. Golpeé fuerte mi cabeza desde ambos lados con mis manos para tratar de despertar y a cambio de una fuerte jaqueca las voces y campanas cesaron al menos de momento; aunque me había golpeado tan fuerte que mi visión se tornó un poco borrosa; apenas entre siluetas alcancé a ver a la pelirroja lanzarse contra el otro chico pero éste se defendió prácticamente sin hacer nada, o al menos eso podría parecer para quien no pudiera percibir ese tipo de magia en la que yo me había especializado -Conque eras tú- Murmuré antes de prepararme para avanzar hacia el chico pero fui interrumpido por Paul que había decidido enfrentarse al coloso Eudes antes que nos matara a todos.
Estaba seguro que el chico era el culpable, pero él seguramente no lo sabía, a fin de cuentas yo no había mostrado mi magia todavía; por lo que el factor sorpresa sería mi aliado para tomarlo desprevenido. Asentí con la cabeza a la petición de Paul volviendo la mirada hacia él con una sonrisa que expresaba mi apoyo en caso que fallara, aunque no pensaba esperar tanto; si el guapo lograba distraer al enloquecido vampiro me daría tiempo suficiente para un ataque fulminante y decisivo.
Finalmente el momento no tardó mucho en llegar, no había podido evitar que Paul sufriera daños, pero al menos su afrenta a Eudes escupiéndole el rostro había sido justo lo indicado; en un parpadeo tomé mis dagas y avancé de prisa con el cuerpo semi inclinado casi al ras del suelo; di una voltereta para pasar justo a un lado del sujeto mientras aún levantaba a Paul y una vez que estuve detrás de él me levanté para incrustar con mucha fuerza mis dos dagas en sus dos costados -Suficiente- [1] Dije cerca de su oído esperando no llamar la atención del resto pero dejando escapar una fuerte carga de magia de voz que le causaría un fuerte dolor de cabeza con el fin de debilitarlo; luego di un salto y juntando mis dos manos le di un golpe con todas mis fuerzas en la parte posterior de la cabeza para aprovechar su momento de debilidad y lanzarlo al piso.
El truco había salido según lo planeado, las heridas en sus costados y el golpe harían parecer que lo había derribado usando mi fuerza, pero la verdad es que la magia de voz era lo que lo había debilitado; y no tardaría en pasarse el efecto si no lo controlábamos aunque por alguna razón el efecto mágico parecía más fuerte de lo debido y el hombre no se levantaba; miré a los lados tan solo para notar que todos me miraban ahora con cierta desconfianza -Ha matado a Eudes, hará lo mismo con nosotros- [2] Dijo alguien señalándome, por lo que me agaché de prisa para recuperar mis dagas que había dejado clavadas en los costados de Eudes -No, esperen- Dije intentando aclararlo todo pero parecían poco dispuestos a escuchar razones, con la mirada perdida me señalaban como el culpable -Nos quiere eliminar a todos poco a poco, hay que matarlo antes- Dijeron algunos señalándome y ante la superioridad numérica no me quedaría más que usar todos mis trucos para tratar de salir con vida.
Rápidamente saqué uno de los pergaminos que había preparado antes en mi taller y con la sangre de Eudes que aún corría por mis dagas escribí algunas runas en él; “ασπίδα” [3] sería la palabra escrita en el pergamino mágico que lancé a las manos de Paul, si no lo había hecho mal -Tómalo y Ábrelo- Dije a Paul sabiendo que al abrirlo recibiría temporalmente un escudo mágico para el control mental y cuando menos podría resistirse al efecto, al menos me haría bien contar con alguien que no intentara matarme.
[2] Complicación: De verdad alguien quiere matar al noble, pero ese alguien está al tanto de que tú has sido asignado a protegerle, de modo que intentará primero acabar contigo.
[3] Uso de objeto creado con mi profesión primaria.
Última edición por Bio el Mar Nov 15 2016, 01:49, editado 2 veces
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
La confusión prontamente sería difícil de ignorar. Ahora no se lidiaba solamente con Eudes, si no también con la desconfianza de cada uno, pareciendo que luchaban por las respuestas que nunca llegarán, o al menos así se veía. Sentí que eran los últimos segundos de mi vida, pero el tal Bio logró salvarme la vida, luchando en contra del nuevo enemigo, quizá el asesino y el generador de todos los atentados en contra de Elin Flado. Por fin mi compañero demostró las razones del por qué pertenecía al grupo de mercenarios en la mansión. Combatió con valentía, usando la mayoría de su agilidad para luchar contra la amenaza. Lo derrotó después de una buena estrategia, usando magia contra magia. La más poderosa contrarrestó la enemiga, terminándolo de asesinar bajo la increíble energía que llevaba el héroe. Se sintió cómo liberó su aura al lanzar aquel poder para acabar al oponente. Nadie se lo esperaba, y el chico no hizo nada más que retroceder aún cuando ya estaba pegado a la pared. Observó con furia a mi antiguo colega de trabajo.
-Eso fue increíble...-Era la primera vez que veía una magnífica descarga como esa. Era una habilidad casi sobrenatural, imposible para cualquiera de los vampiros presentes. ¿Acaso se trataba del chupasangre más poderoso de Aerandir?, él estaba muy cerca para ganarse aquel título. Quedé en el suelo, mirándolo e inspeccionándolo. El trabajo saldría a la perfección si ese sujeto no era asesinado, aunque... Las dudas también me sumergían en pensamientos bastante profundos. ¿Él era el asesino?, en ese caso, sería mi oportunidad para terminar con él.
Liz, como por arte de brujería, despertó de su inconsciencia para empezar a acusar al de cabello medianamente corto. El morocho se veía estupefacto, al igual que yo. Todos lo acusaban con una sincronización impresionante, como si todos ejercieran el mismo cerebro. Mi seguridad se destruyó y me hice con mi espada, ya acercándome al joven que anteriormente se había encargado de matar a Eudes.
-Maldito, así que eras tú después de todo...-Fruncí el ceño, probablemente sintiendo furia por primera vez, era más las ganas de finalizar con todo, que el deseo de actuar con la típica actitud juguetona de siempre. Un pergamino sería suficiente para aclarar todo lo que sucedía. El sonido de las campanas había desparecido de mi cabeza, y todo era porque abrí una especie de hoja que aquel extraño tipo me había otorgado. Sentí cómo lentamente volvía a recobrar mi mente; ahora era dueño de mis decisiones. Sin embargo, la pregunta era, ¿en qué momento se había ido aquel privilegio?.
Mierda, fuimos engañados...-Antes que pudiera reaccionar ante ello, vi cómo mi compañero caía junto conmigo después de un poderoso golpe en la nuca. Infortunadamente era imposible de evadir, así que no tuvimos otra opción que caer inconscientes. Alcancé a ver un pantalón blanco detrás mí, el mismo que llevaba uno de los presentes... Pero, ¿de quién era?, ¿de Liz o del chico?.
_____________________________________
Desperté con un intenso dolor de cabeza, para simplemente percatarme que estaba encerrado en un cuarto junto con Bio. No fui capaz de moverme ni de ver con mucha claridad. Mis pupilas se trasladaban de un lado a otro, pero no lograban mantenerse estables. Las imágenes borrosas empezaron a clonarse, después a temblar y luego a verse sólidas, justo como me lo esperaría. Sentía que prontamente caería en un trance mental, justamente de la misma manera en que nos estaban manipulando todo el tiempo. La muerte de Erasmo, Eudes, Didacus, Militsa... Todo por un control que no logramos detener solo hasta que el pergamino nos enseñó la realidad que necesitábamos conocer. No obstante, aún faltaba uno de los mercenarios, o más bien, una...
-Muy tarde, lo sé...-La mujer se exhibiría desde la oscuridad, cubriendo su rostro con el mismo objeto. Como de costumbre, enseñaba sus ojos de color escarlata, esos que probablemente seducirían a cualquier persona, sea hombre o mujer.
-Sedna... ¿Sabías de ésto desde el principio?-
-Así es. Traté de detenerlo, pero el chico ese tiene un talento inmenso... Casi me decapita.-Respondió, mientras que se encargaba de sacudir el cuerpo de mi colega, quien al parecer aún seguía dormido.
-¿Chico?, no me digas que el indefenso ese era...-
-Así es, era él. Lamentablemente, la tal Liz lo estaba ayudando con sus planes macabros de asesinar al señor Elin Flado. ¿Puedes creerlo?. Cuando fui a salvarlos después de haber sido noqueados, tuve una arduo combate con estos dos.-
-Entiendo, así que por eso estamos en esta extraña habitación. En fin... ¿Ganaste?-El silencio se alargó por unos segundos más, justo antes de que Sedna afirmara algo al respecto.
-No, lamentablemente no. Perdí un brazo al intentarlo... Pero al menos vosotros estáis vivos.-
-Eso fue increíble...-Era la primera vez que veía una magnífica descarga como esa. Era una habilidad casi sobrenatural, imposible para cualquiera de los vampiros presentes. ¿Acaso se trataba del chupasangre más poderoso de Aerandir?, él estaba muy cerca para ganarse aquel título. Quedé en el suelo, mirándolo e inspeccionándolo. El trabajo saldría a la perfección si ese sujeto no era asesinado, aunque... Las dudas también me sumergían en pensamientos bastante profundos. ¿Él era el asesino?, en ese caso, sería mi oportunidad para terminar con él.
Liz, como por arte de brujería, despertó de su inconsciencia para empezar a acusar al de cabello medianamente corto. El morocho se veía estupefacto, al igual que yo. Todos lo acusaban con una sincronización impresionante, como si todos ejercieran el mismo cerebro. Mi seguridad se destruyó y me hice con mi espada, ya acercándome al joven que anteriormente se había encargado de matar a Eudes.
-Maldito, así que eras tú después de todo...-Fruncí el ceño, probablemente sintiendo furia por primera vez, era más las ganas de finalizar con todo, que el deseo de actuar con la típica actitud juguetona de siempre. Un pergamino sería suficiente para aclarar todo lo que sucedía. El sonido de las campanas había desparecido de mi cabeza, y todo era porque abrí una especie de hoja que aquel extraño tipo me había otorgado. Sentí cómo lentamente volvía a recobrar mi mente; ahora era dueño de mis decisiones. Sin embargo, la pregunta era, ¿en qué momento se había ido aquel privilegio?.
Mierda, fuimos engañados...-Antes que pudiera reaccionar ante ello, vi cómo mi compañero caía junto conmigo después de un poderoso golpe en la nuca. Infortunadamente era imposible de evadir, así que no tuvimos otra opción que caer inconscientes. Alcancé a ver un pantalón blanco detrás mí, el mismo que llevaba uno de los presentes... Pero, ¿de quién era?, ¿de Liz o del chico?.
_____________________________________
Desperté con un intenso dolor de cabeza, para simplemente percatarme que estaba encerrado en un cuarto junto con Bio. No fui capaz de moverme ni de ver con mucha claridad. Mis pupilas se trasladaban de un lado a otro, pero no lograban mantenerse estables. Las imágenes borrosas empezaron a clonarse, después a temblar y luego a verse sólidas, justo como me lo esperaría. Sentía que prontamente caería en un trance mental, justamente de la misma manera en que nos estaban manipulando todo el tiempo. La muerte de Erasmo, Eudes, Didacus, Militsa... Todo por un control que no logramos detener solo hasta que el pergamino nos enseñó la realidad que necesitábamos conocer. No obstante, aún faltaba uno de los mercenarios, o más bien, una...
-Muy tarde, lo sé...-La mujer se exhibiría desde la oscuridad, cubriendo su rostro con el mismo objeto. Como de costumbre, enseñaba sus ojos de color escarlata, esos que probablemente seducirían a cualquier persona, sea hombre o mujer.
-Sedna... ¿Sabías de ésto desde el principio?-
-Así es. Traté de detenerlo, pero el chico ese tiene un talento inmenso... Casi me decapita.-Respondió, mientras que se encargaba de sacudir el cuerpo de mi colega, quien al parecer aún seguía dormido.
-¿Chico?, no me digas que el indefenso ese era...-
-Así es, era él. Lamentablemente, la tal Liz lo estaba ayudando con sus planes macabros de asesinar al señor Elin Flado. ¿Puedes creerlo?. Cuando fui a salvarlos después de haber sido noqueados, tuve una arduo combate con estos dos.-
-Entiendo, así que por eso estamos en esta extraña habitación. En fin... ¿Ganaste?-El silencio se alargó por unos segundos más, justo antes de que Sedna afirmara algo al respecto.
-No, lamentablemente no. Perdí un brazo al intentarlo... Pero al menos vosotros estáis vivos.-
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
No había planeado que fuera de ese modo, pero definitivamente se me había ido la mano y ahora eso me señalaba como el asesino -¿No que era tan fuerte?- Murmuré de mala gana mientras retrocedía lentamente -No fue increíble, fue un descuido- Susurré a Paul que luego de quedar impresionado parecía volverse también en mi contra, afortunadamente el pergamino hizo lo que debía y lo sacó de su trance, aunque tal bondad no aplicaría con el resto de los presentes que influenciados por una Liz muy sana para haber sido golpeada, me señalaba como el causante de todo.
No fue necesario esperar mucho, antes que pudiera reaccionar de alguna forma un par de sujetos de lanzaron por mí, salté sobre uno golpeando su cabeza con ambas manos para enviarlo al piso pero al caer fui tomado por sorpresa y un fuerte golpe a mi cuello me envió al suelo sin que siquiera llegara a saber quién había sido el causante del ataque.
Recobré la consciencia un rato después, un fuerte dolor en el cuello me hizo permanecer inmóvil mientras abría los ojos muy lentamente, no podía ver muy bien pero escuchaba muy cerca a Paul conversando con alguien más, una mujer que parecía habernos ayudado; me incorporé sentándome para tratar de ponerme de pie objetivo que no logré al primer intento tras el que me fui al piso de nuevo, en un segundo intento lo haría más despacio apoyando mis manos a la pared -¿Dónde estamos?- [1] Pregunté intrigado sobre aquel lugar oscuro y frío ¿Nos habrían arrojado al sótano? ¿Por qué no matarnos de inmediato? ¿Qué estaban planeando hacer con nosotros?
Miré con algo de pena el brazo mutilado de la chica, no le había ido muy bien según podía ver; al menos Paul y yo seguíamos completos -Gracias- Dije a la mujer mientras exploraba el lugar en busca de alguna manera de escapar aunque la única salida parecía ser esa puerta de madera cerrada desde fuera -Hay que salir de aquí, han ido quitando asesinos del camino lentamente, tal vez piensan matar a Elin y culpar al que quede- Advertí a mis compañeros mientras me acercaba a la puerta para tratar de moverla aunque era en vano; entonces recurrí a usar el ingenio antes que la fuerza, una fuerza que de momento parecía haberme abandonado.
Advertí a mis compañeros con la manos para que se ocultaran un momento para luego iniciar el teatro -¡¡Sáquenme de aquí rápido, han escapado!!- [2] Dije imitando la voz de Liz procurando que quien se encontrara cerca fuera engañado y nos abriera la puerta para dejarnos salir -¡De prisa inútiles!- [2] Insistí con la misma voz, recordando lo molesta que podía resultar aquella chica; unos pasos se escucharon fuera acercándose con premura -Pero señora ¿Cómo llegó hasta ahí?- Preguntó alguien fuera, debía convencerlo rápido o el plan de escape se iría por la borda -Solo sácame o te juro que te arrancaré los...- [2] No fue necesario terminar la frase pues de inmediato se escuchó movimiento en la parte de afuera, tras apartar la barra de madera que bloqueaba la puerta el custodio la abrió dejando ver una cara de sorpresa al encontrarse con mi puño que viajaba directo a su rostro -Buenas noches- Le dije mientras caía al piso.
Me volteé para llamar a los otros -Vamos, de prisa- Advertí -Crearé una distracción, ustedes vayan por Elin- Dije esperando que no fuera ya demasiado tarde; no traía mis dagas conmigo, alguien debía haberlas tomado, por lo que me tocaría ingeniármelas con mis manos y trucos; al subir unas escaleras y recorrer un pasillo se encontraban algunos de los asesinos contratados, los pocos que aún quedaban; podía contarlos con una mano, lo cual era al menos una buena noticia.
Solo debía distraerlos un rato para que Paul y la chica sin brazo pudieran continuar hasta la habitación de Elin Flado esperando que aún quedara tiempo para salvarlo; orquesté entonces el mejor plan que se me había ocurrido hasta entonces, usaría mi voz desde diferentes puntos para desorientarlos, luego me camuflaría entre sombras para acabarlos sorpresivamente uno a uno; un plan sencillo y sin muchas complicaciones, pero no contaba con que al avanzar un poco tropecé una mesa de donde se cayó un jarrón y se hizo pedazos a mi lado ganándome la mirada de todos los presentes -No estoy aquí, soy una ilusión- Dije con sarcasmo sabiendo que no tenía escapatoria; corrí hacia la dirección contraria al pasillo de donde había venido, con el fin de que me siguieran y dejarle el camino libre a mis compañeros; luego debería buscar la manera de salir bien librado de semejante apuro y recuperar mis dagas que ahora estaban vilmente usadas por uno de aquellos asesinos.
[1]Complicación: Las mentiras producto de la paranoia te meten en un gran problema, ya que la información que has recibido es errónea y te hace caer en una trampa. No fue necesario esperar mucho, antes que pudiera reaccionar de alguna forma un par de sujetos de lanzaron por mí, salté sobre uno golpeando su cabeza con ambas manos para enviarlo al piso pero al caer fui tomado por sorpresa y un fuerte golpe a mi cuello me envió al suelo sin que siquiera llegara a saber quién había sido el causante del ataque.
Recobré la consciencia un rato después, un fuerte dolor en el cuello me hizo permanecer inmóvil mientras abría los ojos muy lentamente, no podía ver muy bien pero escuchaba muy cerca a Paul conversando con alguien más, una mujer que parecía habernos ayudado; me incorporé sentándome para tratar de ponerme de pie objetivo que no logré al primer intento tras el que me fui al piso de nuevo, en un segundo intento lo haría más despacio apoyando mis manos a la pared -¿Dónde estamos?- [1] Pregunté intrigado sobre aquel lugar oscuro y frío ¿Nos habrían arrojado al sótano? ¿Por qué no matarnos de inmediato? ¿Qué estaban planeando hacer con nosotros?
Miré con algo de pena el brazo mutilado de la chica, no le había ido muy bien según podía ver; al menos Paul y yo seguíamos completos -Gracias- Dije a la mujer mientras exploraba el lugar en busca de alguna manera de escapar aunque la única salida parecía ser esa puerta de madera cerrada desde fuera -Hay que salir de aquí, han ido quitando asesinos del camino lentamente, tal vez piensan matar a Elin y culpar al que quede- Advertí a mis compañeros mientras me acercaba a la puerta para tratar de moverla aunque era en vano; entonces recurrí a usar el ingenio antes que la fuerza, una fuerza que de momento parecía haberme abandonado.
Advertí a mis compañeros con la manos para que se ocultaran un momento para luego iniciar el teatro -¡¡Sáquenme de aquí rápido, han escapado!!- [2] Dije imitando la voz de Liz procurando que quien se encontrara cerca fuera engañado y nos abriera la puerta para dejarnos salir -¡De prisa inútiles!- [2] Insistí con la misma voz, recordando lo molesta que podía resultar aquella chica; unos pasos se escucharon fuera acercándose con premura -Pero señora ¿Cómo llegó hasta ahí?- Preguntó alguien fuera, debía convencerlo rápido o el plan de escape se iría por la borda -Solo sácame o te juro que te arrancaré los...- [2] No fue necesario terminar la frase pues de inmediato se escuchó movimiento en la parte de afuera, tras apartar la barra de madera que bloqueaba la puerta el custodio la abrió dejando ver una cara de sorpresa al encontrarse con mi puño que viajaba directo a su rostro -Buenas noches- Le dije mientras caía al piso.
Me volteé para llamar a los otros -Vamos, de prisa- Advertí -Crearé una distracción, ustedes vayan por Elin- Dije esperando que no fuera ya demasiado tarde; no traía mis dagas conmigo, alguien debía haberlas tomado, por lo que me tocaría ingeniármelas con mis manos y trucos; al subir unas escaleras y recorrer un pasillo se encontraban algunos de los asesinos contratados, los pocos que aún quedaban; podía contarlos con una mano, lo cual era al menos una buena noticia.
Solo debía distraerlos un rato para que Paul y la chica sin brazo pudieran continuar hasta la habitación de Elin Flado esperando que aún quedara tiempo para salvarlo; orquesté entonces el mejor plan que se me había ocurrido hasta entonces, usaría mi voz desde diferentes puntos para desorientarlos, luego me camuflaría entre sombras para acabarlos sorpresivamente uno a uno; un plan sencillo y sin muchas complicaciones, pero no contaba con que al avanzar un poco tropecé una mesa de donde se cayó un jarrón y se hizo pedazos a mi lado ganándome la mirada de todos los presentes -No estoy aquí, soy una ilusión- Dije con sarcasmo sabiendo que no tenía escapatoria; corrí hacia la dirección contraria al pasillo de donde había venido, con el fin de que me siguieran y dejarle el camino libre a mis compañeros; luego debería buscar la manera de salir bien librado de semejante apuro y recuperar mis dagas que ahora estaban vilmente usadas por uno de aquellos asesinos.
[2]Habilidad de Nivel 6: El que acecha en el Umbral
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Era hora de cambiar el destino de todo. Ahora eramos tres, los suficientes para cumplir con ese trabajo. Ahora no se trataba de una persona nada más, si no más bien de los que quedaban en el combate. Sedna, Bio y yo. Sin más preámbulos, nos dirigimos hacia la puerta que habían cerrado desde afuera. Nos quedamos cruzados de brazos, tratando de idear algún plan para poder salir de la especie de cárcel que teníamos adelante de nosotros. Observé al chupasangre, y este, de manera increíble, logró hacer que su voz fuera idéntica al de la mujer. Fuimos a escondernos detrás de unas cajas. El tipo logró llamar la atención de los guardias, quienes empezaron a dudar de lo que oían. Finalmente, ante la grandísima actuación del de cabellos largos, estos abrieron la puerta, haciendo que la paliza entregada haya sido magistral. Se escuchó el poderoso puñetazo, y la dama se quedó observándome de una forma incrédula. ¿Tan fuertes eran los mercenarios contratados?. No se le hacía raro del por qué eramos los sobrevivientes de la mansión.
Nos dividimos, y el poderoso sujeto decidió ir a distraer a todos, mientras que nos encargábamos en salvar a Elin. -De acuerdo, vamos. ¡No hay tiempo!.-Me moví con velocidad, con toda la energía que aún restaba en mi cuerpo. La señorita me siguió detrás mío, aunque no le era difícil lograr mi ritmo, incluso se sentía bastante cómoda con este. Conocíamos bien el lugar, no nos fue difícil encontrar el cuarto donde residiría el señor. La puerta estaba cerrada y asegurada, justo como esperaríamos. Por los agujeros de esta, se veía que unas luces se encontraban prendidas, lo que prácticamente delataba a los intrusos dentro.
-Tendremos que romperla... Será difícil para mí, además de que solo me especializo en magia e hipnosis.-Pronunció la señorita, apartándose para darme espacio. Un poco de impulso sería suficiente para derrumbar los pedazos de madera, abriéndome el espacio suficiente. Nuestros ojos pudieron ver más allá, y lo único que pudimos ver fueron los rostros perplejos de los dos. Liz, y el chico que, extrañamente, ahora tenía otra apariencia. ¿Por qué?.
Mierda, ¿cómo demon...?-No alcanzó a terminar la frase el joven, dado que Sedna había activado sus poderes mentales, los cuales se encargaron de mantener a los dos en el suelo, gritando y chillando mientras se agarran las cabezas.
-¡Oh, por dios!, ¡Qué bueno que llegaron!. ¡¡Estaban a punto de hacer algo conmigo...!-Elin prontamente salió de una cortina y corrió hacia nosotros, haciéndose justo detrás de nuestras complexiones. Examiné de nuevo el cuerpo del chico, teniendo en cuenta que su apariencia de niño se había ido... Ahora tenía barba, un cuerpo más tonificado y una mirada menos inocente que la anterior.
-¿Qué diablos ocurrió con la apariencia de este?-
-Los estuvo engañando todo éste tiempo. Desde que llegaron a la mansión, empezó a jugar con sus mentes para que lo percibieran de una manera errónea. Esta es su verdadera apariencia... Estoy cancelando su maldita manipulación, ¿no es así, Nucleus?-Todo empezaba a recobrar sentido.
N...No sabes lo que este viejo tiene, Sedna... ¡No lo sabes o tratarías de matarlo!.-
-¿Y tenías que manipular a esa pobre muchacha también?, vamos... Ni siquiera se llama Liz.-
-No entiendes nada...-De repente, su cuerpo empezó a moverse, contrarrestando la energía que la señorita estaba aplicando en los dos. Traté de hacer algo, pero en el momento en que se levantó, todo sucedió increíblemente rápido...
Sedna cayó de rodillas con sus ojos abiertos y una herida presuntamente profunda en su garganta. Empezó a sangrar y lentamente fue cayendo al suelo, sin antes regalarme su última mirada, proveniente de esos relucientes ojos zafiros, que fueron perdiendo el brillo mientras se desparramaba en el pavimento.
-¡No!-Me dirigí velozmente hacia ella, aunque fue demasiado tarde; él hombre se cruzó de brazos mientras me observaba junto con Liz.
-Ahora es cuando oyes las campanas...-
Empecé de a oírlas, sin embargo no pude hacer nada al respecto. Me quedé inmóvil, paralizado, callado, con mis ojos perdidos en los ojos de ella, que aún me miraban, aunque sin tener la noción de si aún se hallaba viva o no. Todo parecía acabar, y finalmente llegaría el fin de mi vida. El sonido se hacía más fuerte conforme el tiempo pasaba. Los dos se acercaban con rapidez, algo sobrehumano, algo que ni siquiera un chupasangre podría lograr. No obstante, lo veía todo con lentitud, todo más tranquilo de lo que esperaba. Se sentía bien.
-N...No te dejes consumir por lo que oyes ni por lo que ves... Grita...-Quizá fueron las últimas palabras de Sedna.
*Mi chillido siniestro no tardó en confundir a los presentes.Nos dividimos, y el poderoso sujeto decidió ir a distraer a todos, mientras que nos encargábamos en salvar a Elin. -De acuerdo, vamos. ¡No hay tiempo!.-Me moví con velocidad, con toda la energía que aún restaba en mi cuerpo. La señorita me siguió detrás mío, aunque no le era difícil lograr mi ritmo, incluso se sentía bastante cómoda con este. Conocíamos bien el lugar, no nos fue difícil encontrar el cuarto donde residiría el señor. La puerta estaba cerrada y asegurada, justo como esperaríamos. Por los agujeros de esta, se veía que unas luces se encontraban prendidas, lo que prácticamente delataba a los intrusos dentro.
-Tendremos que romperla... Será difícil para mí, además de que solo me especializo en magia e hipnosis.-Pronunció la señorita, apartándose para darme espacio. Un poco de impulso sería suficiente para derrumbar los pedazos de madera, abriéndome el espacio suficiente. Nuestros ojos pudieron ver más allá, y lo único que pudimos ver fueron los rostros perplejos de los dos. Liz, y el chico que, extrañamente, ahora tenía otra apariencia. ¿Por qué?.
Mierda, ¿cómo demon...?-No alcanzó a terminar la frase el joven, dado que Sedna había activado sus poderes mentales, los cuales se encargaron de mantener a los dos en el suelo, gritando y chillando mientras se agarran las cabezas.
-¡Oh, por dios!, ¡Qué bueno que llegaron!. ¡¡Estaban a punto de hacer algo conmigo...!-Elin prontamente salió de una cortina y corrió hacia nosotros, haciéndose justo detrás de nuestras complexiones. Examiné de nuevo el cuerpo del chico, teniendo en cuenta que su apariencia de niño se había ido... Ahora tenía barba, un cuerpo más tonificado y una mirada menos inocente que la anterior.
-¿Qué diablos ocurrió con la apariencia de este?-
-Los estuvo engañando todo éste tiempo. Desde que llegaron a la mansión, empezó a jugar con sus mentes para que lo percibieran de una manera errónea. Esta es su verdadera apariencia... Estoy cancelando su maldita manipulación, ¿no es así, Nucleus?-Todo empezaba a recobrar sentido.
- Nucleus, el vampiro de las campanas:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
N...No sabes lo que este viejo tiene, Sedna... ¡No lo sabes o tratarías de matarlo!.-
-¿Y tenías que manipular a esa pobre muchacha también?, vamos... Ni siquiera se llama Liz.-
-No entiendes nada...-De repente, su cuerpo empezó a moverse, contrarrestando la energía que la señorita estaba aplicando en los dos. Traté de hacer algo, pero en el momento en que se levantó, todo sucedió increíblemente rápido...
Sedna cayó de rodillas con sus ojos abiertos y una herida presuntamente profunda en su garganta. Empezó a sangrar y lentamente fue cayendo al suelo, sin antes regalarme su última mirada, proveniente de esos relucientes ojos zafiros, que fueron perdiendo el brillo mientras se desparramaba en el pavimento.
-¡No!-Me dirigí velozmente hacia ella, aunque fue demasiado tarde; él hombre se cruzó de brazos mientras me observaba junto con Liz.
-Ahora es cuando oyes las campanas...-
Empecé de a oírlas, sin embargo no pude hacer nada al respecto. Me quedé inmóvil, paralizado, callado, con mis ojos perdidos en los ojos de ella, que aún me miraban, aunque sin tener la noción de si aún se hallaba viva o no. Todo parecía acabar, y finalmente llegaría el fin de mi vida. El sonido se hacía más fuerte conforme el tiempo pasaba. Los dos se acercaban con rapidez, algo sobrehumano, algo que ni siquiera un chupasangre podría lograr. No obstante, lo veía todo con lentitud, todo más tranquilo de lo que esperaba. Se sentía bien.
-N...No te dejes consumir por lo que oyes ni por lo que ves... Grita...-Quizá fueron las últimas palabras de Sedna.
________________________________
*-Chillido Siniestro: El señor de la voz emite un intenso chillido. Cualquiera a menos de 5 metros a la redonda pierde un 20% de destreza y tiene dificultad para percibir a sus enemigos correctamente. El efecto dura 2 turnos.
Enfriamiento: 4 turnos.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Corrí atravesando puertas y pasillos, arrancando cortinas y derribando cosas a mi paso para que sirvieran de obstáculos, la idea era alejar a los vigilantes de la escena tanto como pudiera y de momento parecía funcionar, eran tan solo tres, pero cada uno valía por al menos dos; no estaría nada fácil salir ileso; finalmente llegué a la cocina y me escondí en una pequeña y oscura habitación que me serviría de escondite durante un rato; aseguré la puerta desde dentro para ponerme a salvo aunque los sujetos me habían visto entrar y no demorarían en tratar de derribar la puerta.
Por desgracia para mí, los golpes a la puerta casi movían todo en el interior de la pequeña habitación que parecía ser una especie de depósito de alimentos y, para mi mala fortuna, cuchillos, decenas de cuchillos colgaban del techo y comenzaban a caerse a medida que los grandulones golpeaban la puerta; además de que la madera de la misma, aunque resistía dignamente no duraría mucho tiempo; de un salto me pequé a una de las paredes para evitar un par de cuchillos que se venían abajo; toda la habitación parecía una sádica trampa mortal, tenía que buscar la manera de salir de ahí -Vamos flacucho, sal a jugar- Dijo uno cuando por fin consiguió abrir una fisura en la puerta con su hacha.
Rápidamente metí las manos en unos costales de harina y apuñando cuanto pude los arrojé a la cara del sujeto por la misma fisura que él había creado; en su ira el hombre cegado golpeó la puerta tan fuerte que toda la pequeña habitación se sacudió haciendo que se vinieran abajo muchos de los cuchillos; me lancé a un rincón y me hice bolita gritando como niña asustada mientras múltiples hojas de metal caían a diestra y siniestra -Odio los cuchillos- Murmuré de mala gana -Ya he tenido suficiente por hoy- Dije finalmente en un tono más serio mientras pateaba la puerta con fuerza para abrirla de manera teatral, lamentablemente la puerta no se abría hacia afuera sino hacia adentro; por lo que fue necesario recapacitar mi acción y acabé halando la puerta para encontrarme de frente con los sujetos y sin mi factor sorpresa.
Retrocedí y me agaché para tomar un par de cuchillos -¿Es muy tarde para ser amigos?- [1] Pregunté con descaro mientras me acercaba al costal de harina y arrojaba otro puñado al aire; mis palabras anteriores no habría sido solo un triste intento de parecer gracioso; iban cargadas de un efecto mágico que haría que los adversarios cayeran en la sugestiva tentación de atacarse entre ellos; sumado a la harina que les haría cerrar los ojos no sería una tarea difícil -Tú tienes algo que es mío- Dije a uno de los sujetos mientras agachado apuñalaba sus muñecas con el par de toscos cuchillos que había tomado del piso para recuperar mis amadas dagas.
Los otros por su parte comenzaron a lanzar golpes al azar a lo que decidí contribuir un poco -Aquí estoy- [2] Dije con malicia haciendo que mi voz saliera justamente de la ubicación de cada uno, haciendo que con los ojos cerrados se atacaran hiriéndose gravemente entre ellos, por ahora tenía mis dagas y estaba vivo, pero aún no era un final feliz; mi compañero podría necesitar ayuda así que corrí tan rápido como pude hasta la habitación donde se deberían encontrar junto al asustado Elin -¿Y éste quién es?- Dije al ver a un extraño nuevo vampiro al que no reconocía aunque algo en él me parecía familiar; al terminar de empujar la puerta un incómodo chillido me hizo retroceder un poco saliendo de la habitación de nuevo; sacudí la cabeza para tratar de deshacerme de aquella extraña sensación; demasiada magia de voz por una noche, jamás había pensado en el potencial que había en este tipo de magia hasta ahora, lamentablemente lo había descubierto en la peor de las situaciones.
[1]Habilidad de Nivel 5: El valle de la inquietud. Por desgracia para mí, los golpes a la puerta casi movían todo en el interior de la pequeña habitación que parecía ser una especie de depósito de alimentos y, para mi mala fortuna, cuchillos, decenas de cuchillos colgaban del techo y comenzaban a caerse a medida que los grandulones golpeaban la puerta; además de que la madera de la misma, aunque resistía dignamente no duraría mucho tiempo; de un salto me pequé a una de las paredes para evitar un par de cuchillos que se venían abajo; toda la habitación parecía una sádica trampa mortal, tenía que buscar la manera de salir de ahí -Vamos flacucho, sal a jugar- Dijo uno cuando por fin consiguió abrir una fisura en la puerta con su hacha.
Rápidamente metí las manos en unos costales de harina y apuñando cuanto pude los arrojé a la cara del sujeto por la misma fisura que él había creado; en su ira el hombre cegado golpeó la puerta tan fuerte que toda la pequeña habitación se sacudió haciendo que se vinieran abajo muchos de los cuchillos; me lancé a un rincón y me hice bolita gritando como niña asustada mientras múltiples hojas de metal caían a diestra y siniestra -Odio los cuchillos- Murmuré de mala gana -Ya he tenido suficiente por hoy- Dije finalmente en un tono más serio mientras pateaba la puerta con fuerza para abrirla de manera teatral, lamentablemente la puerta no se abría hacia afuera sino hacia adentro; por lo que fue necesario recapacitar mi acción y acabé halando la puerta para encontrarme de frente con los sujetos y sin mi factor sorpresa.
Retrocedí y me agaché para tomar un par de cuchillos -¿Es muy tarde para ser amigos?- [1] Pregunté con descaro mientras me acercaba al costal de harina y arrojaba otro puñado al aire; mis palabras anteriores no habría sido solo un triste intento de parecer gracioso; iban cargadas de un efecto mágico que haría que los adversarios cayeran en la sugestiva tentación de atacarse entre ellos; sumado a la harina que les haría cerrar los ojos no sería una tarea difícil -Tú tienes algo que es mío- Dije a uno de los sujetos mientras agachado apuñalaba sus muñecas con el par de toscos cuchillos que había tomado del piso para recuperar mis amadas dagas.
Los otros por su parte comenzaron a lanzar golpes al azar a lo que decidí contribuir un poco -Aquí estoy- [2] Dije con malicia haciendo que mi voz saliera justamente de la ubicación de cada uno, haciendo que con los ojos cerrados se atacaran hiriéndose gravemente entre ellos, por ahora tenía mis dagas y estaba vivo, pero aún no era un final feliz; mi compañero podría necesitar ayuda así que corrí tan rápido como pude hasta la habitación donde se deberían encontrar junto al asustado Elin -¿Y éste quién es?- Dije al ver a un extraño nuevo vampiro al que no reconocía aunque algo en él me parecía familiar; al terminar de empujar la puerta un incómodo chillido me hizo retroceder un poco saliendo de la habitación de nuevo; sacudí la cabeza para tratar de deshacerme de aquella extraña sensación; demasiada magia de voz por una noche, jamás había pensado en el potencial que había en este tipo de magia hasta ahora, lamentablemente lo había descubierto en la peor de las situaciones.
[2]Habilidad de Nivel 6: El que acecha en el Umbral
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Aproveché que el tipo estaba en el suelo. Finalmente había usado una de las habilidades que había recibido durante bastante tiempo entrenando. Sin más preámbulo, desenvainé mi espada, blandeando el filo justo adelante de los enemigos. Sonreí con bastante malicia, sabiendo perfectamente que ahora la suerte era para los genuinos mercenarios. El hombre apenas lograba observarme y ser capaz de caminar hacia mí, pero su mente se encontraba mareada y borrosa, como si fuese difícil pensar con claridad. Me acerqué cuidadosamente, dando pasos firmes, fuertes y lentos, al ritmo de un Laúd que extrañamente retumbaba por mis tímpanos. -Aquí es donde llora el desamparado, ¿eh?.-Sin remordimiento, le hice un largo corte en su pecho, disfrutando del pobre estado que tenía. -¿No es así, maldito?.-Un buen golpe con la empuñadura de la espada lo dejó en el suelo, sangrando por la nariz. Este apenas pudo gatear y quejarse, aunque su boca gimiese del dolor.
-Y tú, Liz...-Apenas subí la mirada, asumiendo aquella mirada típica de psicópata que en vez de parecer atractiva, suele ser muy intimidatoria. -Tú serás primero...-Con una agresiva patada hice que el joven cayera boca arriba, adolorido y sangrando ante las heridas. Caminé con decisión, moviéndome con intenciones de venganza, de cobrar algo que aún no había recibido. Si algo detestaba, era la traición.
En ese momento, apareció el de cabellos largos, algo confundido. Lo observé con el rabillo del ojo, mientras que mis colmillos chillaban ante la manera en que los apretaba. Preguntó sobre la real apariencia del joven, que ahora, era fácil de percibir. Mi voz respondió en una especie de brusca gutural, roncando desde lo más profundo de mis entrañas. -Es el chico que conocimos al inicio. Se llama Nucleus.-Seguí dirigiéndome hasta donde la mujer, quien aún estaba agonizando en el suelo, tratando de recuperar su identidad. Todos sabían que era implacable en devolver la moneda, y en esta ocasión no interesaba cómo era que lo haría. Levanté la ceja, y la última inspección al cuerpo de ella no fue por intenciones coquetas, si no más bien por propósitos seriales.
-No soy de las personas que suele matar niños, ni gente como tú, señorita...-Mi cuello se veía tenso, mientras que la yugular se veía intensamente hinchada, pareciendo que estallaría en cualquier momento. -Pero a veces no se puede considerar a las personas como se ven...-Al llegar, examiné el rostro confundido de la joven. Aprecié y recordé las veces en que deseé acabar con su vida. Esto es Aerandir, y te trataré como a cualquier Aerandiano...-Empecé a acaricia su mejilla con tranquilidad, proponiéndome a bajar el ritmo de mi respiración.
Justo cuando se sintió relajada, el sable atravesó la garganta de Liz, enterrándose más profundo hasta encontrar la saliva en la nuca, decapitando a la oponente de manera imperfecta. -Ahora sigue el otro...-Giré lentamente mi cabeza, clavando mis pupilas en el rostro del enemigo principal.
-Te irá peor-
______________________-Y tú, Liz...-Apenas subí la mirada, asumiendo aquella mirada típica de psicópata que en vez de parecer atractiva, suele ser muy intimidatoria. -Tú serás primero...-Con una agresiva patada hice que el joven cayera boca arriba, adolorido y sangrando ante las heridas. Caminé con decisión, moviéndome con intenciones de venganza, de cobrar algo que aún no había recibido. Si algo detestaba, era la traición.
En ese momento, apareció el de cabellos largos, algo confundido. Lo observé con el rabillo del ojo, mientras que mis colmillos chillaban ante la manera en que los apretaba. Preguntó sobre la real apariencia del joven, que ahora, era fácil de percibir. Mi voz respondió en una especie de brusca gutural, roncando desde lo más profundo de mis entrañas. -Es el chico que conocimos al inicio. Se llama Nucleus.-Seguí dirigiéndome hasta donde la mujer, quien aún estaba agonizando en el suelo, tratando de recuperar su identidad. Todos sabían que era implacable en devolver la moneda, y en esta ocasión no interesaba cómo era que lo haría. Levanté la ceja, y la última inspección al cuerpo de ella no fue por intenciones coquetas, si no más bien por propósitos seriales.
-No soy de las personas que suele matar niños, ni gente como tú, señorita...-Mi cuello se veía tenso, mientras que la yugular se veía intensamente hinchada, pareciendo que estallaría en cualquier momento. -Pero a veces no se puede considerar a las personas como se ven...-Al llegar, examiné el rostro confundido de la joven. Aprecié y recordé las veces en que deseé acabar con su vida. Esto es Aerandir, y te trataré como a cualquier Aerandiano...-Empecé a acaricia su mejilla con tranquilidad, proponiéndome a bajar el ritmo de mi respiración.
Justo cuando se sintió relajada, el sable atravesó la garganta de Liz, enterrándose más profundo hasta encontrar la saliva en la nuca, decapitando a la oponente de manera imperfecta. -Ahora sigue el otro...-Giré lentamente mi cabeza, clavando mis pupilas en el rostro del enemigo principal.
-Te irá peor-
Off: Queda en tus manos. Si acabas primero a Nucleus, o seguimos conforme se cree estipulado. Si no escoges, mi PJ se encargara de asesinarlo.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
La escena que encontré al llegar había resultado bastante perturbadora, mucho había escuchado acerca de la brutalidad de algunos miembros del gremio de asesinos que si bien, procuraban hacer sus misiones en silencio y sigilo, no resultaban muy sutiles ni delicados al momento de dejar a sus víctimas en el peor estado posible sin misericordia alguna; fuera como fuera, por ahora era una gran ventaja que estuviera de mi lado, solo esperaba no tener que enfrentarme a ellos más adelante, a ninguno de ellos.
Paul mencionó que el hombre en el piso era el mismo chico que habíamos visto antes, de ser cierto entonces debía haber manipulado nuestra percepción de su apariencia desde un primer momento, no imaginaba siquiera el cansancio mental que suponía semejante tarea, confundir a tantas personas, incluso a mí que me había vuelto bastante resistente a las ilusiones y trucos mentales me había hecho ver como un simple novato, debía tener un control mágico sumamente elevado, lo peor de todo era que no sabía nada de él, jamás había escuchado su nombre ¿Había mantenido un perfil tan bajo que nadie lo había notado?
Me encontraba abstraído en mis cavilaciones y para cuando logré reaccionar ya mi compañero había despojado a Liz de su cabeza; la escena resultaba cada vez más grotesca y aquel asesino parecía estarse dando un festín con estas víctimas, tal vez disfrutando el desquitarse por todo lo que nos habían hecho pasar en esta terrible noche, tal vez por habernos engañado para hacernos parecer culpables, o tal vez simplemente por su naturaleza de asesino -Una pena, era muy guapa- Murmuré mientras me acercaba al pobre Elin que nos observaba con cara de trauma sin saber muy bien a quién debía temerle realmente -Tranquilo jefe, estamos para protegerlo- Le dije al hombre para calmarlo mientras me acercaba para hacer de custodio, quien quisiera llegar al viejo tendría que pasar sobre mí.
Paul parecía decidido a acabar con todos -No creo que él pueda hacer más contra nosotros- Dije a Paul en relación al fulano Nucleus, aunque nada más lejos de la verdad y mi aparente ingenuidad podría costarme caro; con las pocas fuerzas que le quedaban el sujeto consiguió sacar un pequeño cuchillo arrojadizo que llevaba escondido en su bota izquierda -¡¡Cuidado, tiene un...!!- Advertí a mi compañero que se encontraba más cerca, al parecer ese molesto hombre no se rendiría hasta el final de su vida, luchar hasta el último aliento era algo digno de un guerrero, yo prefería la filosofía de correr como niña asustada y vivir para luchar otro día, si algo había aprendido en mis muchos años de supervivencia era el saber cuándo era mejor escapar para mantenerse con vida, por lo que jamás entendería esas tonterías del orgullo guerrero y el tonto deseo de morir en combate de manera honorable.
Una vez que acabáramos con Liz y Nucleus la pesadilla habría terminado, aunque tristemente la casa necesitaría una buena limpieza del mar de sangre que la había decorado por todos los rincones, pero al menos el viejo estaría a salvo; un poco traumado pero a salvo a fin de cuentas, aunque aquello dependía en gran medida de que los cerebros tras el plan de asesinato fueran aquellos dos vampiros y no alguien más, hilando la estrategia desde las sombras, de ser así fácilmente podría planear un nuevo ataque en cuanto nos marcháramos, pero esperaba que no fuera el caso; por ahora merecíamos un descanso después de una larga y espantosa jornada
de trabajo.
Paul mencionó que el hombre en el piso era el mismo chico que habíamos visto antes, de ser cierto entonces debía haber manipulado nuestra percepción de su apariencia desde un primer momento, no imaginaba siquiera el cansancio mental que suponía semejante tarea, confundir a tantas personas, incluso a mí que me había vuelto bastante resistente a las ilusiones y trucos mentales me había hecho ver como un simple novato, debía tener un control mágico sumamente elevado, lo peor de todo era que no sabía nada de él, jamás había escuchado su nombre ¿Había mantenido un perfil tan bajo que nadie lo había notado?
Me encontraba abstraído en mis cavilaciones y para cuando logré reaccionar ya mi compañero había despojado a Liz de su cabeza; la escena resultaba cada vez más grotesca y aquel asesino parecía estarse dando un festín con estas víctimas, tal vez disfrutando el desquitarse por todo lo que nos habían hecho pasar en esta terrible noche, tal vez por habernos engañado para hacernos parecer culpables, o tal vez simplemente por su naturaleza de asesino -Una pena, era muy guapa- Murmuré mientras me acercaba al pobre Elin que nos observaba con cara de trauma sin saber muy bien a quién debía temerle realmente -Tranquilo jefe, estamos para protegerlo- Le dije al hombre para calmarlo mientras me acercaba para hacer de custodio, quien quisiera llegar al viejo tendría que pasar sobre mí.
Paul parecía decidido a acabar con todos -No creo que él pueda hacer más contra nosotros- Dije a Paul en relación al fulano Nucleus, aunque nada más lejos de la verdad y mi aparente ingenuidad podría costarme caro; con las pocas fuerzas que le quedaban el sujeto consiguió sacar un pequeño cuchillo arrojadizo que llevaba escondido en su bota izquierda -¡¡Cuidado, tiene un...!!- Advertí a mi compañero que se encontraba más cerca, al parecer ese molesto hombre no se rendiría hasta el final de su vida, luchar hasta el último aliento era algo digno de un guerrero, yo prefería la filosofía de correr como niña asustada y vivir para luchar otro día, si algo había aprendido en mis muchos años de supervivencia era el saber cuándo era mejor escapar para mantenerse con vida, por lo que jamás entendería esas tonterías del orgullo guerrero y el tonto deseo de morir en combate de manera honorable.
Una vez que acabáramos con Liz y Nucleus la pesadilla habría terminado, aunque tristemente la casa necesitaría una buena limpieza del mar de sangre que la había decorado por todos los rincones, pero al menos el viejo estaría a salvo; un poco traumado pero a salvo a fin de cuentas, aunque aquello dependía en gran medida de que los cerebros tras el plan de asesinato fueran aquellos dos vampiros y no alguien más, hilando la estrategia desde las sombras, de ser así fácilmente podría planear un nuevo ataque en cuanto nos marcháramos, pero esperaba que no fuera el caso; por ahora merecíamos un descanso después de una larga y espantosa jornada
de trabajo.
Bio
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2016
Nivel de PJ : : 10
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
-Eso parece, amigo.-Respondí ante la hipótesis que me daba el vampiro de cabellos largos, justo después de mantenerse al lado de Elin Flado con intenciones de cuidarle la espalda, al menos por los segundos restantes. La hermosa dama, que al final fue una villana, había sido decapitada por la culpa de una filosa espada. Ahora era el turno del chico, justamente el barbudo causante de la misión. Sus ojos dejaron de temblar, ahora estaba resistiéndose ante el antiguo chillido. Recuperó su compostura con dificultad, aunque no me preocupé demasiado, quizá porque no veía ningún objeto peligroso en las manos. Caminé con tranquilidad, dejando que mi florete se mueva de adelante hacia atrás como un péndulo, sacudiendo la sangre que aún se ubicaba en el acero. Apenas las gotas bajaban con suma lentitud, hasta empapar la punta de esta. -Se acabó, imbécil...-Advertí, con una sonrisa inmensa, afilada y reluciente. La alegría de verlo agonizar, tratar de alejarse, y retroceder arrastrando sus rodillas era inigualable.
Vi que su manó cerró, como si sostuviese algo en la palma de su extremidad. Quedé estupefacto, puesto que nada había notado, ni siquiera luego de inspeccionar más de diez veces. Bio me informó sobre el elemento que tomó, aunque no tuve tiempo para reaccionar. La cuchilla voló en dirección mía, y vi como esta cortaba el viento en un sonido seco. La velocidad era imparable, no era posible para un vampiro esquivar semejante dardo flotante. Se me enterró justo abajo de la clavícula, logrando penetrar profundamente. El impulso fue tanto que me embistió hacia atrás. -¡Dios mío!, ¡Las campanas están sonando otra vez!.-Girtó Elin, agarrándose la cabeza y aferrándose contra el suelo, envuelto en un mar de sudor. Tragó saliva, y respiró de manera agitada, probablemente considerando en suicidarse.
-Sí, las oigo...-Caí de rodillas, y mi frente brillaba de tantos fluidos derramados. Observé sus brazos, y ahí estaban la respuesta de todo, la verdadera justificación de lo sucedido. La magia provenía del sonido, su manera de confundir, su modo de manipular mentes, el enigma reposando en su piel. Vi que sus biceps se movían, y junto a estos, habían campanas que reaccionaban ante el movimiento de los músculos. Cada vez que tensaba, las campanas tintineaban.
-Gracioso, ¿eh?. El destino cambia por una simple cuchilla...-Nucleus no tuvo más remedio que agarrar una de las armas que estaban en el suelo. -No pensé que iba a ser tan difícil... Matar más de 10 mercenarios, acabar con media división de guardias, y tener que luchar contra dos vampiros imbéciles...-Parecía acabarse todo, y por alguna razón, no podía ignorar el ruido. Entre más se intensificaba, menos posibilidades tenía de ser libre mentalmente. Ese sujeto estaba adueñándose de mí por cada segundo.
Llegué al momento donde no pude hacer nada, ni reaccionar de forma expresiva. De repente, Sedna se levantó con dificultad, manteniendo una mano en la garganta. Su brazo presionaba esta, no quería desangrarse más. Aún no había muerto, y se veía muy decidida. -T...Tendras que hacer más para acabar conmigo...-Extendió su brazo donde sostenía su largo báculo, el cual usó para estamparlo contra el suelo.
La mujer soltó un alarido, opacando las campanas. Afortunadamente, volvió a cancelar la manipulación. -¡Acaba con él, Paul!.-
La esperanza de concluir esto me llenó de energías. Ignoré el ardiente dolor de mi pecho, y corrí hasta Nucleus, quien aún no se creía todo lo que sucedía. Trató de defenderse, pero superé su agilidad, descabezándolo del método que apliqué anteriormente con Liz. La sangre se disparó en todas las direcciones, y el cadáver quedó de pie por unos minutos. La batalla había finalizado. Trabajo hecho.
El silencio se apoderó del lugar y quedamos solamente cuatro sobrevivientes. Yo, Bio, Sedna y Elin Flado.
-Se ha ido... Las campanas se han ido...-Concluyó el dueño de la mansión.
Vi que su manó cerró, como si sostuviese algo en la palma de su extremidad. Quedé estupefacto, puesto que nada había notado, ni siquiera luego de inspeccionar más de diez veces. Bio me informó sobre el elemento que tomó, aunque no tuve tiempo para reaccionar. La cuchilla voló en dirección mía, y vi como esta cortaba el viento en un sonido seco. La velocidad era imparable, no era posible para un vampiro esquivar semejante dardo flotante. Se me enterró justo abajo de la clavícula, logrando penetrar profundamente. El impulso fue tanto que me embistió hacia atrás. -¡Dios mío!, ¡Las campanas están sonando otra vez!.-Girtó Elin, agarrándose la cabeza y aferrándose contra el suelo, envuelto en un mar de sudor. Tragó saliva, y respiró de manera agitada, probablemente considerando en suicidarse.
-Sí, las oigo...-Caí de rodillas, y mi frente brillaba de tantos fluidos derramados. Observé sus brazos, y ahí estaban la respuesta de todo, la verdadera justificación de lo sucedido. La magia provenía del sonido, su manera de confundir, su modo de manipular mentes, el enigma reposando en su piel. Vi que sus biceps se movían, y junto a estos, habían campanas que reaccionaban ante el movimiento de los músculos. Cada vez que tensaba, las campanas tintineaban.
-Gracioso, ¿eh?. El destino cambia por una simple cuchilla...-Nucleus no tuvo más remedio que agarrar una de las armas que estaban en el suelo. -No pensé que iba a ser tan difícil... Matar más de 10 mercenarios, acabar con media división de guardias, y tener que luchar contra dos vampiros imbéciles...-Parecía acabarse todo, y por alguna razón, no podía ignorar el ruido. Entre más se intensificaba, menos posibilidades tenía de ser libre mentalmente. Ese sujeto estaba adueñándose de mí por cada segundo.
Llegué al momento donde no pude hacer nada, ni reaccionar de forma expresiva. De repente, Sedna se levantó con dificultad, manteniendo una mano en la garganta. Su brazo presionaba esta, no quería desangrarse más. Aún no había muerto, y se veía muy decidida. -T...Tendras que hacer más para acabar conmigo...-Extendió su brazo donde sostenía su largo báculo, el cual usó para estamparlo contra el suelo.
La mujer soltó un alarido, opacando las campanas. Afortunadamente, volvió a cancelar la manipulación. -¡Acaba con él, Paul!.-
La esperanza de concluir esto me llenó de energías. Ignoré el ardiente dolor de mi pecho, y corrí hasta Nucleus, quien aún no se creía todo lo que sucedía. Trató de defenderse, pero superé su agilidad, descabezándolo del método que apliqué anteriormente con Liz. La sangre se disparó en todas las direcciones, y el cadáver quedó de pie por unos minutos. La batalla había finalizado. Trabajo hecho.
El silencio se apoderó del lugar y quedamos solamente cuatro sobrevivientes. Yo, Bio, Sedna y Elin Flado.
-Se ha ido... Las campanas se han ido...-Concluyó el dueño de la mansión.
Paul Brown Moreau
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 445
Nivel de PJ : : 2
Re: [Cerrado] Revelación Mesmérica [Trabajo] [Paul-Bio]
Saludos. Ya he finalizado vuestro trabajo, disculpad la tardanza.
Se nota que Paul es el que dirige más la historia, al menos en explicaciones. Me gustan vuestras expresiones. Al principio me he hecho lío con tanto personaje pero luego he ido entendiéndolo todo. Que la historia no sea previsible y le deis varios giros también me gusta, hay gente que opta siempre por la linealidad. Vosotros lo habéis resuelto de una manera original.
Recompensas:
Paul, se te entregan 19 ptos de experiencia
Bio, se te entregan 18 ptos de experiencia
350 aeros para los dos.
Se os han sumado a vuestro perfil los puntos de experiencia y aeros correspondientes.
Se nota que Paul es el que dirige más la historia, al menos en explicaciones. Me gustan vuestras expresiones. Al principio me he hecho lío con tanto personaje pero luego he ido entendiéndolo todo. Que la historia no sea previsible y le deis varios giros también me gusta, hay gente que opta siempre por la linealidad. Vosotros lo habéis resuelto de una manera original.
Recompensas:
Paul, se te entregan 19 ptos de experiencia
Bio, se te entregan 18 ptos de experiencia
350 aeros para los dos.
Se os han sumado a vuestro perfil los puntos de experiencia y aeros correspondientes.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Temas similares
» El complot [Trabajo] CERRADO
» Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
» [Cerrado] Rebelión en el bosque [Trabajo]
» Uno más uno son dos [privado][Trabajo][CERRADO][TERMINADO]
» Toc, toc, ¿quién es? [Trabajo - Eléanör] [CERRADO]
» Operación Rescate [Trabajo] [Cerrado]
» [Cerrado] Rebelión en el bosque [Trabajo]
» Uno más uno son dos [privado][Trabajo][CERRADO][TERMINADO]
» Toc, toc, ¿quién es? [Trabajo - Eléanör] [CERRADO]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 14:43 por Eilydh
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr