El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
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El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
- Comienzos de cada usuario (según lo indicado en los posts):
- Comienzos de cada usuario
Informantes:
Bio: d (Botica)
Ashryn: d (Botica)
Rauko: c (Sala de magia)
Fredericksen: a (recepción)
Comienzo de Armand: b
Logia:
Catherine: d (botica)
Geralt: h (dormitorio)
Níniel: d (botica)
Vincent: c (sala de magia)
Abbey: i
- MAPA (para que os orientéis):
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
* * * * * *
Informantes:
Una ventisca no permite ver a más de dos metros de distancia, por suerte para vosotros, conseguís dar con la torre de la Logia en lo más alto de la montaña sobre Dundarak. Estáis exhaustos y muertos de frío, pero al fin os encontráis cerca de vuestro objetivo: El retrato del Capitán Ronaldo, tras varias horas
-Yo iré por la planta de abajo, como hemos acordado. – grita Armand – Huid en cuanto tengáis el retrato y tened cuidado, no sabemos quién se puede encontrar en la torre. Recordad: necesitamos el cuadro. – advirtió por última vez antes de romper el cristal con delicadeza de la primera de las plantas y acceder a una sala.
Los demás os dirigís hacia vuestros objetivos, dado el frío del exterior, tendréis que entrar y enfrentaros a lo que quiera que haya en el interior.
Logia:
Es una fría noche otoñal cualquiera, pero estáis a buen resguardo gracias a la hermética piedra de vuestra torre. Es la noche perfecta para degustar un buen plato de comida caliente y pasarla junto a la chimenea con una manta, escuchando historias de héroes de Aerandir o, simplemente, relatando vuestras propias vivencias. Pero en esta ocasión, no contaréis con tiempo para ello. Algo os interrumpirá en vuestros quehaceres nocturnos.
* * * * * * * * *
Sala a) recepción (piso 1)
- - - -
Sala c) Sala de la magia (Piso 2)
Rauko: Apareces en la Sala de la Magia, un lugar cuanto menos carismático, pero no estás solo. Nada más rompas la ventana y accedas al interior, te encontrarás de frente a Vincent Calhoun. La sala está plagada de armaduras medievales y armamento mágico especial, por lo que nada más romper la vidriera, además sentirás como uno de esas armaduras con espada comienza a cobrar vida. La armadura no atacará… de momento, simplemente se moverá. Tendrás que lanzar una runa y tratar de dialogar con Vincent o salir corriendo. Eso queda a tu decisión, cuentas con el factor sorpresa.
Vincent: Estás echando un vistazo a los curiosos objetos mágicos de la sala (tienes libertad para inventarte lo que desees) cuando sientes el cristal de la sala circular romperse. Un elfo de pelo ceniciento accede por ella. Reacciona en función. También notas que el tipo de la armadura parece moverse en el momento en que éste irrumpe. No estabas informado de esto, seguramente sean los sistemas de seguridad de la torre. ¿Será amigo o enemigo? Eso no lo sabremos hasta que tires una runa. El ganador de la primera tirada se llevará al caballero.
- - - - -
Sala d) Botica (Piso 2)
Bio: Accedes por la ventana, con la ventisca te es imposible abrirla silenciosamente y por la humeda. Te encuentras con dos mujeres de cabellos blanquecinos de espaldas a ti. No sé si vas a ir con la cara a descubierto o no para que se te reconozca, eso lo decides tú. En cualquier caso, tendrás que “negociar” con Níniel y Catherine, a las que sorprenderás con tu irrupción. Tengo entendido que la elfa y tú sois buenos amigos, así que no tiene sentido meteros en un combate obligatorio, podéis dialogar o pelearos pero, en esta última instancia, tendrás que lanzar una runa.
Ashryn: Mantente siempre a la espalda de Bio. No es que seas más poderosa que la sacerdotisa y una vampiresa con… ¿ansias de sangre? Tal vez sí o tal vez no. No lo sabes. En cualquier caso, parece que hay dos personas en la estancia a la que accedéis.
Níniel: Te encuentras en la botica junto a Catherine cuando escuchas a alguien irrumpir por la puerta. ¿Quién es? No sé, piensa qué harías tú (o tu personaje, más bien) si estás en tu casa y alguien irrumpe por la ventana.
Catherine: Tú estás en el grupo así que actúa en consecuencia. Tu aliada es Níniel. Dos extraños irrumpen por la ventana. Eres la que más cerca está de la puerta, de manera que, si quieres, puedes huir a buscar aliados, combatir o bien atender a su explicación.
Aquel que decida realizar un ataque o una acción contra otro personaje, tendrá que tirar una runa.
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Sala h) Dormitorios (Piso 4)
Geralt: El vago de la Logia. Estás durmiendo plácidamente en las habitaciones del cuarto piso. Cuando sientes jaleo en el piso inferior. ¿Qué diantres es todo ese ruido? Baja y compruébalo. Terminarás el turno entrando a cualquiera de las estancias.
Abbey Frost: La hechicera de hielo ha escuchado ruido desde su posición en la parte más elevada de la torre, y se dirige hacia la botica, donde se encuentra el ruido más próximo. Llegará en el próximo turno. Os aviso que se puede liar una muy grande si llega y se encuentra con Bio, ya que es una mujer rencorosa y a éste no le guarda especialmente cariño.
Armand: Armand registrará la parte inferior y se encontrará con Fredericksen una vez salga de la sala. Al igual que en el caso de Bio, Armand no perdonará a Geralt el desertor. Puede haber problemas si se cruzan.
Normativa del PvP:
No queremos malos rollos, tened en cuenta que nadie os obliga a liaros a mamporrazos con todo lo que queráis. Aún así, únicamente habrá un ganador.
- -El ganador se determinará por las acciones, pero sobre todo por las runas. No puedo basarme en términos subjetivos para declarar un ganador, y si todos sois coherentes con vuestros personajes, algo que no dudo pues la calidad rolera de todos los presentes es evidente, no habrá método más “justo” que el propio sistema del foro, es decir las runas, para decidir el ganador.
- Me reservo el derecho de lanzar runas por alguno de los presentes para determinar el resultado de determinadas acciones si le fuese imposible lanzarla por motivos de coherencia al usuario que la recibe.
- En el momento en que encontréis el cuadro os lo advertiré. Lo mismo si os topéis algunas de las trampas. Así mismo también hay algunas sorpresas neutras.
- Perderá aquel equipo que quede “inhabilitado” de alguna manera, o bien si los Informantes consiguen sacar el cuadro por alguno de los pisos primero o segundo.
- Si os movéis de sala, indicadlo en comentario off rol, junto a qué sala os movéis.
- Lo dejaré claro. Vuestros personajes no sufrirán daños graves ni maldiciones, así que no os preocupéis.
Orden de posteo.
Como sois muchos, para agilizar el rol un poco funcionaremos por estancias, como si fuesen hilos independientes. Tendréis “turno libre”. Lo único que tendréis que respetar son los turnos de vuestros compañeros de sala (por sala, rolead en el orden que os he indicado para que la historia tenga coherencia). Por ejemplo, un orden válido sería: - Bio, Fredericksen, Ashryn, Níniel, Geralt, Rauko, Vincent y Catherine.
Al final de vuestra intervención, apareceré yo para poner orden o desconcierto.
Recompensas.
Seguirán la tónica de la última misión. Influencia extra para los más influyentes en la misión. Por completar la misión, además, desbloquearéis una ventaja exclusiva para miembros del gremio.
Y por favor, respetad los turnos de 48 horas para que sea un rol ágil. Si no podéis, avisadme a mi y al afectado para pasar el turno al siguiente compañero.
Ger
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Aunque debía reconocer que al principio me había resultado bastante molesto, era sabio reconocer que todos los molestos preparativos que Armand se había preocupado en tener listos, dando órdenes al personal de la casa y corriendo de un lado a otro, finalmente sí habían sido necesarios, es decir, de qué otro modo habríamos podido subir al segundo piso si no era con la soga que me había hecho traer a cuestas.
Un poco a regañadientes había avanzado el camino a la guía de Armand, volteando siempre hacia atrás para asegurarnos de que el resto del grupo estuviera bien; el líder humano sabía compensar su falta de poderes con una gran capacidad estratégica, cosa que nos podría ser de gran ayuda enfrentando a los poderosos brujos que seguro encontraríamos en ese horrible lugar, yo mismo sabía en carne propia lo peligrosos que podían ser gracias al encuentro con aquella guapa y amargada jovencita de hielo.
El camino parecía interminable y el frío helaba los huesos a pesar de que Armand había insistido en que viniéramos bien abrigados -No se queden parados o se les va a congelar el cerebro- Advertí al grupo para evitar que se quedaran rezagados en el largo camino; finalmente la cúpula del lugar a donde nos dirigíamos se asomó en el horizonte -Mi torre es más alta- Murmuré de mala gana para mí mismo contemplando tan majestuoso lugar y sabiendo que era en efecto, más grande eso que la pequeña torre de mi clan, sin embargo siempre he sido mal perdedor.
Inteligentemente, Armand nos había hecho rodear la ciudad de los dragones para llegar por detrás al palacio de la Logia, eso nos daría la ventaja estratégica del factor sorpresa; asentí a las palabras del humano mientras invitaba al elfo a seguirme; la soga, esa soga que tanto me había negado a traer, iba a ser tan útil en aquel momento; con la soga rodeando mi cuello y torso tomé impulso para dar un fuerte y poderoso salto acrobático que me llevó perfectamente al piso de forma aparatosa -No contaba con que fuera tan resbaloso- Murmuré para tomar un segundo impulso ahora con más calma y con la ayuda de mis dagas para clavarlas entre los bloques y subir ayudado por mis piernas.
Una vez arriba del primer tejado até la cuerda a una saliente y dejé caer el extremo para que subieran mis compañeros, ofreciendo la mano a cada uno en la cima para ayudarles a terminar de subir -Rauko, ve por aquella ventana- Dije al elfo señalando un lugar más alejado al que, con algo de pericia seguramente podría llegar sin problemas -Yo iré por acá- Dije señalando la otra ventana.
Una vez separados del pequeño elfo me acerqué a la ventana más cercana -No hagas ruido Bio, debemos ser silenciosos- Me dije a mí mismo mientras intentaba forzar la ventana que al final acabó por desesperarme y al haber perdido la sensibilidad en los dedos hice más presión de la que debía causando que se rompieran los vidrios y cayeran al piso haciendo más ruido de lo que deberían -Odio las ventanas- Murmuré de mala gana mientras entraba, no sin antes apartar a patadas los pedazos de vidrio que aún seguían fijos en los bordes -Espero que nadie haya escuchado el...- Alcancé a decir antes de fijarme que habían dos figuras femeninas en el interior de la estancia.
Rogaba que ninguna de ellas iniciara una histérica alarma -No griten, no griten- Dije mientras bajaba el cuello de mi abrigo para dejar que vieran mi rostro, sobre todo al notar que una de las presentes chicas era Niniel -¿Y tú qué haces aquí?- Pregunté a mi compañera de clan miraba a la otra peliblanca a la que no conocía pero me daba mala espina -Y yo que pensaba pasar una noche tranquila, si estás cerca significa que habrá problemas- Protesté medio en serio, medio en broma -¿Estás con la logia?- Le pregunté en un tono más serio intrigado por su posible respuesta; en mis planes no estaba combatir contra alguien de mi propio clan, así que en el peor de los casos me tocaría salir por la ventana para evitar la confrontación.
Alcé las manos en señal de estar desarmado -Por favor señorita, no grite y no se asuste que no muerdo- Expliqué en un tono bastante creíble tratando de mantener mis colmillos bien escondidos -Solo necesito recuperar algo que no es mío- Dije aunque tal vez no era la mejor explicación del mundo -No es robar, es tomar prestado permanentemente- Aclaré luego mis intenciones esperando no solo convencerla, sino también rogando a todos los dioses cuyos nombres apenas conocía, que Niniel no se pusiera en mi contra; si solo hubiese estado aquella mujer habría inventado cualquier mentira, pero en presencia de la sacerdotiza que bien me conocía, prefería cuando menos decir la verdad a medias.
Un poco a regañadientes había avanzado el camino a la guía de Armand, volteando siempre hacia atrás para asegurarnos de que el resto del grupo estuviera bien; el líder humano sabía compensar su falta de poderes con una gran capacidad estratégica, cosa que nos podría ser de gran ayuda enfrentando a los poderosos brujos que seguro encontraríamos en ese horrible lugar, yo mismo sabía en carne propia lo peligrosos que podían ser gracias al encuentro con aquella guapa y amargada jovencita de hielo.
El camino parecía interminable y el frío helaba los huesos a pesar de que Armand había insistido en que viniéramos bien abrigados -No se queden parados o se les va a congelar el cerebro- Advertí al grupo para evitar que se quedaran rezagados en el largo camino; finalmente la cúpula del lugar a donde nos dirigíamos se asomó en el horizonte -Mi torre es más alta- Murmuré de mala gana para mí mismo contemplando tan majestuoso lugar y sabiendo que era en efecto, más grande eso que la pequeña torre de mi clan, sin embargo siempre he sido mal perdedor.
Inteligentemente, Armand nos había hecho rodear la ciudad de los dragones para llegar por detrás al palacio de la Logia, eso nos daría la ventaja estratégica del factor sorpresa; asentí a las palabras del humano mientras invitaba al elfo a seguirme; la soga, esa soga que tanto me había negado a traer, iba a ser tan útil en aquel momento; con la soga rodeando mi cuello y torso tomé impulso para dar un fuerte y poderoso salto acrobático que me llevó perfectamente al piso de forma aparatosa -No contaba con que fuera tan resbaloso- Murmuré para tomar un segundo impulso ahora con más calma y con la ayuda de mis dagas para clavarlas entre los bloques y subir ayudado por mis piernas.
Una vez arriba del primer tejado até la cuerda a una saliente y dejé caer el extremo para que subieran mis compañeros, ofreciendo la mano a cada uno en la cima para ayudarles a terminar de subir -Rauko, ve por aquella ventana- Dije al elfo señalando un lugar más alejado al que, con algo de pericia seguramente podría llegar sin problemas -Yo iré por acá- Dije señalando la otra ventana.
Una vez separados del pequeño elfo me acerqué a la ventana más cercana -No hagas ruido Bio, debemos ser silenciosos- Me dije a mí mismo mientras intentaba forzar la ventana que al final acabó por desesperarme y al haber perdido la sensibilidad en los dedos hice más presión de la que debía causando que se rompieran los vidrios y cayeran al piso haciendo más ruido de lo que deberían -Odio las ventanas- Murmuré de mala gana mientras entraba, no sin antes apartar a patadas los pedazos de vidrio que aún seguían fijos en los bordes -Espero que nadie haya escuchado el...- Alcancé a decir antes de fijarme que habían dos figuras femeninas en el interior de la estancia.
Rogaba que ninguna de ellas iniciara una histérica alarma -No griten, no griten- Dije mientras bajaba el cuello de mi abrigo para dejar que vieran mi rostro, sobre todo al notar que una de las presentes chicas era Niniel -¿Y tú qué haces aquí?- Pregunté a mi compañera de clan miraba a la otra peliblanca a la que no conocía pero me daba mala espina -Y yo que pensaba pasar una noche tranquila, si estás cerca significa que habrá problemas- Protesté medio en serio, medio en broma -¿Estás con la logia?- Le pregunté en un tono más serio intrigado por su posible respuesta; en mis planes no estaba combatir contra alguien de mi propio clan, así que en el peor de los casos me tocaría salir por la ventana para evitar la confrontación.
Alcé las manos en señal de estar desarmado -Por favor señorita, no grite y no se asuste que no muerdo- Expliqué en un tono bastante creíble tratando de mantener mis colmillos bien escondidos -Solo necesito recuperar algo que no es mío- Dije aunque tal vez no era la mejor explicación del mundo -No es robar, es tomar prestado permanentemente- Aclaré luego mis intenciones esperando no solo convencerla, sino también rogando a todos los dioses cuyos nombres apenas conocía, que Niniel no se pusiera en mi contra; si solo hubiese estado aquella mujer habría inventado cualquier mentira, pero en presencia de la sacerdotiza que bien me conocía, prefería cuando menos decir la verdad a medias.
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
A pesar de haber pasado parte de los últimos días explorando con detenimiento las diferentes partes de aquella torre para familiarizarse con su distribución y todo lo que podía ofrecerle a sus miembros, que no era poco pues era un santuario perfectamente equipado para aquellos versados en las artes arcanas, para Níniel ninguna otra sala podía equipararse a la de la botica. Ni la sala de magia con todo lo necesario para la práctica de habilidades, ni el almacén mágico donde se guardaban una enorme cantidad de objetos curiosos y propiedades interesantes...No, definitivamente aquel lugar era su lugar preferido más allá de toda duda, y el culpable de que no se la viera mucho por el resto de zonas comunes.
Allí disponía de todo lo que siempre había soñado como alquimista. Equipo de todo tipo y de la más alta calidad, un gran suministro de ingredientes de toda Aerandir frescos o perfectamente conservados, incluidos muchos realmente raros y valiosos, tomos de referencia de los grandes maestros alquimistas de la historia y hasta manuscritos originales de algunos antiguos miembros de la logia...Todo ello en un entorno diseñado para trabajar de manera eficaz, algo totalmente opuesto a su pequeño laboratorio afinado en un rinconcito de su habitación en la posada de Lunargenta, su segundo hogar. Aquel lugar estaba mejor equipado y surtido incluso que el hospital de la ciudad...Claro que aquel laboratorio nunca fue pensado para la investigación si no meramente para la producción de medicinas, por lo que era normal y no podía decir nada malo de el y lo útil que le había resultado en más una ocasión.
Por si aquello fuera poco para tenerla permanentemente del mejor de los humores, había descubierto en Catherine, la vampira peliblanca, a una excelente compañera de laboratorio que parecía compartir con ella su pasión por la preparación de todo tipo de pociones y ungüentos y con la que trabajar en sintonía. Era cierto que Níniel ya había percibido su interés por aquel lugar durante su primera visita y le había resultado algo curioso, pero no fue hasta que pudieron hablar con más tiempo y calma que la elfa pudo disipar todas sus dudas sobre ella y comenzar una amistad que quizá sin la alquimia hubiese sido más difícil que se llegara a trabar o incluso no se hubiera llegado a dar. Se podría decir de forma literal que había química entre ellas, y la joven elfa se alegraba. Se alegraba de estar rodeada de amigos en aquel lugar y en esa nueva etapa de su vida como parte de un gremio.
-Si tratamos el extracto de veneno de abeja con una solución suave de diente de ajo podemos usarlo para fortificar el efecto de otros ingredientes en una poción de restauración. Son junto con las pociones de curación de las más útiles en cualquier situación. Quien la tome recuperará parte de sus fuerzas perdidas y podrá seguir moviéndose, luchando...También pueden ser aplicadas a algunos pacientes para ayudarles a combatir infecciones o enfermedades debilitadoras.- Explicó la joven a su compañera mientras trabajaban, tomándose muy en serio su papel como mentora y compartiendo, como llevaba haciendo aquellos días, lecciones y consejos con la vampiresa que esperaba que le fueran de utilidad y la ayudaran a mejorar. También había seleccionado algunos libros de la excelente colección de la botica para que fuera echándoles un ojo, considerandolos los más adecuados para su nivel.
-Lo cierto es que es muy curioso. Yo aprendí de mi madre, pero también de un maestro alquimista brujo. Y ahora aconsejo a una vampiresa. No debe de ser algo muy común que miembros de estas razas se lleven tan bien.-Comentó poco después mientras trabajaba en un un preparado y colocaba polvo de actias luna y agua ducal en un alambique con cuidado, controlando muy bien la cantidad y la temperatura. - Bien, esto será perfecto...Este equipo es una maravilla, nunca había conseguido destilados tan puros.- Añadió tras terminar el delicado proceso y dirigiendo su mirada a la ventana cercana, disfrutando de la sensación de confort de estar bajo techo con la fuerte tormenta que aullaba en el exterior mientras se completaba el proceso. No tardó en perder interés por la tormenta y volvió a meter la cabeza en un pesado libro de texto cuyo título rezaba "Fórmulas maestras", anotando en un pergamino algunas de sus partes, subrayando y trazando círculos y esquemas que muy posiblemente nadie que no fuera alquimista podría entender. -Umm, tal vez si añado...Esto debería estabilizar la fórmula...-Siguió murmurando más para sí misma revisando en los estantes a su espalda para seleccionar nuevos ingredientes.
Estaba allí, de puntillas para alcanzar a leer las etiquetas de los productos del estante más elevado de aquel armario, cuando el fuerte sonido de cristales al romperse la hizo dar un bote por el susto y girarse alarmada hasta la fuente de aquel estruendo, temiendo que por alguna razón se hubiese roto alguno de los armarios de ingredientes o peor aún, una de las piezas del equipo de alquimia maestro, algo que hubiese sido una auténtica desgracia y que sin duda a Abbey no le hubiera hecho ni una pizca de gracia. Sin embargo lo que se encontró fue a un sujeto, un hombre rodeado por los restos de la cristalera destrozada. Estaba fuertemente abrigado, con la cara tapada y murmuraba algo sobre odiar las ventanas sin darse cuenta de que no estaba solo en aquella sala y que al menos había una peliblanca mirándole fijamente y retrocediendo varios pasos mientras a tientas movía su mano en el aire para agarrar su bastón de apariencia dracónica.
-¿Qui...quién eres tú y qué haces aquí?- Preguntó de forma inmediata tomando por fin el bastón y apuntándole con él de forma amenazante aunque su voz delataba que no estaba tan serena como quería hacer aparecer. ¿Era un ladrón?. ¿Cómo había llegado hasta allí?. Se suponía que aquella torre era muy segura...- No te muevas...- Ordenó afianzando su posición, preparándose para defenderse si era necesario y mirando a Catherine pensando también en cómo defenderla a ella, aunque era una vampiresa, bien podría no necesitar su ayuda. Todo ello mientras aquel intruso pedía que no gritaran y dejaba al descubierto su rostro.
-¿!Bio?!. ¿Se puede saber qué estás haciendo?- Preguntó atónita al reconocer a su amigo y compañero de aventuras, claramente estupefacta por ver que se trataba de él. - ¿Tú que crees?. ¿Me has visto entrar rompiendo una ventana como has hecho tú?. Claro que estoy con la logia...Me uní hace un par de días. Y no digas que soy problemática, eres tú el imán para los problemas y el que has entrado rompiendo una ventana...¿Tienes idea del valor de esta botica?. Podías haber roto algo importante haciendo el cafre...- Le regañó señalándole acusadoramente con el extremo del bastón.
-Espera, !¿Qué?!. ¿Vienes a robarnos?. Tiene que ser una broma.- Respondió a su explicación sobre los préstamos permanentes negando con la cabeza. -¿Ahora te dedicas a robar?...Por eso siempre que apareces hay problemas. También explica lo de los carteles con tu cara que hay por toda la ciudad Bio. ¿O debería decir Victor?.- Le acusó recordando uno de aquellos carteles de se busca en el que ofrecían una sustanciosa recompensa por su captura. Había que meterse en líos muy gordos para que pusieran semejante precio por una persona. De hecho la elfa había arrancado uno de la pared y lo había guardado bien doblado en su baúl como recuerdo, y para chincharle en cuanto tuviera ocasión. -¿Y qué buscas si puede saberse?. Ah, claro...el cuadro. Más te vale salir de aquí antes de que acabes herido o algo peor. Lo digo por tu bien. No vas a conseguir ese objeto, solo que te maten.-
Allí disponía de todo lo que siempre había soñado como alquimista. Equipo de todo tipo y de la más alta calidad, un gran suministro de ingredientes de toda Aerandir frescos o perfectamente conservados, incluidos muchos realmente raros y valiosos, tomos de referencia de los grandes maestros alquimistas de la historia y hasta manuscritos originales de algunos antiguos miembros de la logia...Todo ello en un entorno diseñado para trabajar de manera eficaz, algo totalmente opuesto a su pequeño laboratorio afinado en un rinconcito de su habitación en la posada de Lunargenta, su segundo hogar. Aquel lugar estaba mejor equipado y surtido incluso que el hospital de la ciudad...Claro que aquel laboratorio nunca fue pensado para la investigación si no meramente para la producción de medicinas, por lo que era normal y no podía decir nada malo de el y lo útil que le había resultado en más una ocasión.
Por si aquello fuera poco para tenerla permanentemente del mejor de los humores, había descubierto en Catherine, la vampira peliblanca, a una excelente compañera de laboratorio que parecía compartir con ella su pasión por la preparación de todo tipo de pociones y ungüentos y con la que trabajar en sintonía. Era cierto que Níniel ya había percibido su interés por aquel lugar durante su primera visita y le había resultado algo curioso, pero no fue hasta que pudieron hablar con más tiempo y calma que la elfa pudo disipar todas sus dudas sobre ella y comenzar una amistad que quizá sin la alquimia hubiese sido más difícil que se llegara a trabar o incluso no se hubiera llegado a dar. Se podría decir de forma literal que había química entre ellas, y la joven elfa se alegraba. Se alegraba de estar rodeada de amigos en aquel lugar y en esa nueva etapa de su vida como parte de un gremio.
-Si tratamos el extracto de veneno de abeja con una solución suave de diente de ajo podemos usarlo para fortificar el efecto de otros ingredientes en una poción de restauración. Son junto con las pociones de curación de las más útiles en cualquier situación. Quien la tome recuperará parte de sus fuerzas perdidas y podrá seguir moviéndose, luchando...También pueden ser aplicadas a algunos pacientes para ayudarles a combatir infecciones o enfermedades debilitadoras.- Explicó la joven a su compañera mientras trabajaban, tomándose muy en serio su papel como mentora y compartiendo, como llevaba haciendo aquellos días, lecciones y consejos con la vampiresa que esperaba que le fueran de utilidad y la ayudaran a mejorar. También había seleccionado algunos libros de la excelente colección de la botica para que fuera echándoles un ojo, considerandolos los más adecuados para su nivel.
-Lo cierto es que es muy curioso. Yo aprendí de mi madre, pero también de un maestro alquimista brujo. Y ahora aconsejo a una vampiresa. No debe de ser algo muy común que miembros de estas razas se lleven tan bien.-Comentó poco después mientras trabajaba en un un preparado y colocaba polvo de actias luna y agua ducal en un alambique con cuidado, controlando muy bien la cantidad y la temperatura. - Bien, esto será perfecto...Este equipo es una maravilla, nunca había conseguido destilados tan puros.- Añadió tras terminar el delicado proceso y dirigiendo su mirada a la ventana cercana, disfrutando de la sensación de confort de estar bajo techo con la fuerte tormenta que aullaba en el exterior mientras se completaba el proceso. No tardó en perder interés por la tormenta y volvió a meter la cabeza en un pesado libro de texto cuyo título rezaba "Fórmulas maestras", anotando en un pergamino algunas de sus partes, subrayando y trazando círculos y esquemas que muy posiblemente nadie que no fuera alquimista podría entender. -Umm, tal vez si añado...Esto debería estabilizar la fórmula...-Siguió murmurando más para sí misma revisando en los estantes a su espalda para seleccionar nuevos ingredientes.
Estaba allí, de puntillas para alcanzar a leer las etiquetas de los productos del estante más elevado de aquel armario, cuando el fuerte sonido de cristales al romperse la hizo dar un bote por el susto y girarse alarmada hasta la fuente de aquel estruendo, temiendo que por alguna razón se hubiese roto alguno de los armarios de ingredientes o peor aún, una de las piezas del equipo de alquimia maestro, algo que hubiese sido una auténtica desgracia y que sin duda a Abbey no le hubiera hecho ni una pizca de gracia. Sin embargo lo que se encontró fue a un sujeto, un hombre rodeado por los restos de la cristalera destrozada. Estaba fuertemente abrigado, con la cara tapada y murmuraba algo sobre odiar las ventanas sin darse cuenta de que no estaba solo en aquella sala y que al menos había una peliblanca mirándole fijamente y retrocediendo varios pasos mientras a tientas movía su mano en el aire para agarrar su bastón de apariencia dracónica.
-¿Qui...quién eres tú y qué haces aquí?- Preguntó de forma inmediata tomando por fin el bastón y apuntándole con él de forma amenazante aunque su voz delataba que no estaba tan serena como quería hacer aparecer. ¿Era un ladrón?. ¿Cómo había llegado hasta allí?. Se suponía que aquella torre era muy segura...- No te muevas...- Ordenó afianzando su posición, preparándose para defenderse si era necesario y mirando a Catherine pensando también en cómo defenderla a ella, aunque era una vampiresa, bien podría no necesitar su ayuda. Todo ello mientras aquel intruso pedía que no gritaran y dejaba al descubierto su rostro.
-¿!Bio?!. ¿Se puede saber qué estás haciendo?- Preguntó atónita al reconocer a su amigo y compañero de aventuras, claramente estupefacta por ver que se trataba de él. - ¿Tú que crees?. ¿Me has visto entrar rompiendo una ventana como has hecho tú?. Claro que estoy con la logia...Me uní hace un par de días. Y no digas que soy problemática, eres tú el imán para los problemas y el que has entrado rompiendo una ventana...¿Tienes idea del valor de esta botica?. Podías haber roto algo importante haciendo el cafre...- Le regañó señalándole acusadoramente con el extremo del bastón.
-Espera, !¿Qué?!. ¿Vienes a robarnos?. Tiene que ser una broma.- Respondió a su explicación sobre los préstamos permanentes negando con la cabeza. -¿Ahora te dedicas a robar?...Por eso siempre que apareces hay problemas. También explica lo de los carteles con tu cara que hay por toda la ciudad Bio. ¿O debería decir Victor?.- Le acusó recordando uno de aquellos carteles de se busca en el que ofrecían una sustanciosa recompensa por su captura. Había que meterse en líos muy gordos para que pusieran semejante precio por una persona. De hecho la elfa había arrancado uno de la pared y lo había guardado bien doblado en su baúl como recuerdo, y para chincharle en cuanto tuviera ocasión. -¿Y qué buscas si puede saberse?. Ah, claro...el cuadro. Más te vale salir de aquí antes de que acabes herido o algo peor. Lo digo por tu bien. No vas a conseguir ese objeto, solo que te maten.-
Uso de alquimia subrayado
Níniel Thenidiel
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Había pasado todo el día cumpliendo las constantes y hasta absurdas órdenes del tal Armand que parecía estar simplemente abusando de su poder, gracias a eso terminé completamente agotado y un poco estresado por todo el trabajo, así que más tarde intenté tomar una siesta para finalmente poder tener mi merecido descanso, sin embargo, cuando apenas había cerrado mis ojos escuché una nueva orden de Armand, por desgracia ya era el momento para partir hacia la heladas tierras de los dragones.
Tuve que soportar un largo y fastidioso viaje que parecía ser eterno, además de que el terreno con el intenso frío que castigaba mis huesos tampoco era una experiencia muy agradable -(Debí obedecer y traer un abrigo, ahora estoy sufriendo)- Pensé mientras seguía caminando fingiendo que el ambiente no me afectaba en lo absoluto.
El trayecto era largo pero con el paso del tiempo ya se podía apreciar lo lejos una enorme torre que era nuestro destino, sin embargo no tomaríamos el camino rápido, sino que debíamos rodear toda una ciudad para poder llegar a la torre -(No puede ser ¿Acaso Armand quiere castigarme por lanzarle la copa a Manuela?)- Pensé mientras seguía caminando de mala gana.
Después de un rato, mi cuerpo parecía estar caminando por voluntad propia, pues yo no estaba al tanto de a dónde me dirigía y tampoco de lo que los demás decían, no podía pensar en otra cosa que no fuera estar en mi pequeña pero cómoda casa donde podría estar disfrutando de un buen vaso de chocolate caliente, aunque tal vez allí no me provocaría eso porque la temperatura del ambiente era cálido, pero ¿Acaso eso importa? Nada es mejor que el chocolate sin importar las condiciones.
Dejando de lado las dulces fantasías, finalmente llegamos a nuestro destino donde tuvimos que separarnos para poder explorar más terreno, por desgracia me ordenaron ir al segundo piso pero sin poder utilizar las escaleras -(¿Escalar? ¿Escalar una superficie resbalosa? Armand quiere matarme)- Pensé sin decir nada mientras seguía a Bio que sí cumplía todas las órdenes sin quejarse, aunque eso posiblemente cambió cuando éste intentó trepar la torre de una forma que en su mente tal vez se veía mucho mejor -¿Estás bien?- Pregunté con un tono burlesco, presenciar su aparatosa caída me había resultado muy gracioso.
Rápidamente el vampiro se recuperó e intentó nuevamente escalar la torre logrando esta vez su cometido -Espero que todo valga la pena- Dije para mí mismo para luego usar la soga para subir, sin embargo mi forma de trepar no era muy eficiente, fue hasta vergonzoso durar más de la cuenta llegar al segundo piso donde recibí una nueva orden -Pero… Es más fácil llegar a tu ventana- Susurré con tono de queja -Para llegar a la mía debo pasar por ahí- Protesté mientras señalaba el estrecho y peligroso camino que me tocaba atravesar -Bueno, no importa, iré, iré- Dije finalmente para separarme del vampiro.
Con mucho cuidado y una excesiva lentitud logré llegar a mi destino, luego desenvainé mi espada para intentar cortar los bordes de la ventana suponiendo que eso era posible, pues nunca lo había intentado pero no perdía nada en probar mi teoría por más ilógica que pareciera -(No puedo creer que estas ventanas no tengan algún tipo de protector)- Pensé mientras colocaba la punta de mi espada en los bordes del cristal.
Todo iba perfecto y… Bueno, en realidad mi plan no funcionaba, pero todo dio un giro inesperado cuando se escuchó un repentino estruendo que me tomó por sorpresa y no pude evitar perder el equilibro para luego caer hacia dentro de la torre rompiendo también la ventana ocasionando así otro sonido con el que delataría mi posición estúpidamente -Por lo menos entré- Dije para luego levantarme y sacudir con mis manos mi atuendo que estaba cubierto de fragmentos de cristal.
Por el momento nadie me había visto así que guardé mi espada y caminé despreocupadamente hacia el interior donde todo estaba adornado por relucientes armaduras y armas bien forjadas que me recordaba lo novato que yo era con la herrería, no obstante, cuando apenas di un par de pasos noté la presencia de un sujeto -(¡Oh no! ¿Ahora qué voy a hacer?)- Pensé mientras permanecía completamente inmóvil -(Vamos Rauko ¡piensa rápido!) Todavía no sabía qué hacer pero no tuve de otra que decir lo primero que llegó a mi mente -Lo lamento si te he asustado, pero…- Dije con calma aunque sin terminar la frase, pues no se me ocurría nada -Se me olvidaron las llaves y quise probar algo nuevo- Eso último no fue muy inteligente.
Era obvio que mis palabras no lo convencerían, así que debía decir algo más para por lo menos confundirlo -Por cierto ¿Tú quién eres?- Pregunté como si él fuese el invasor y sin dejarlo hablar seguí improvisando -No te recuerdo ¿Eres nuevo aquí?- Con eso tal vez implantaría dudas en su mente.
Sin darle tiempo de responder seguí con mi diálogo sin sentido -No te preocupes. Yo soy…- Nuevamente quedé sin saber qué decir, aquello sería mi fin y lo peor era que alguien más se acercaba lentamente -(Vamos Rauko, piensa en un nombre y una mentira convincente… ¡Eso es! “Vincente”)- Una vez con la idea en mente seguí con mi plan -Bueno, antes, yo era un miembro de la Logia, pero hace un año tuve que dejarlo todo para resolver un problema- Dije mientras miraba por la ventana como si me vinieran muchos recuerdos a la mente -Por cierto, soy Vincente. Ahora dime tu nombre- Una vez dicho eso finalmente me quedé en silencio para darle la oportunidad de responder.
No sabía cómo terminarían las cosas pero debía terminar rápido con aquello, pues desde que entré a esa sala se podía escuchar a alguien caminando hacia mi dirección, seguramente sería un guardia… O por lo menos eso creí.
De pronto cuando las cosas no podían empeorar, sucedió algo verdaderamente extraño -(¡¿Qué clase de brujería es esa?!)- Pensé boquiabierto al presenciar cómo una armadura aparecía en la escena y se movía por voluntad propia de forma intimidante -(¡¡Es una trampa!!)- Fue lo único que llegué a pensar, después de todo era territorio enemigo y al parecer no fueron suficientes mis palabras para evitar el enfrentamiento, pero fuese como fuese, mi historia no acabaría allí.
Tuve que soportar un largo y fastidioso viaje que parecía ser eterno, además de que el terreno con el intenso frío que castigaba mis huesos tampoco era una experiencia muy agradable -(Debí obedecer y traer un abrigo, ahora estoy sufriendo)- Pensé mientras seguía caminando fingiendo que el ambiente no me afectaba en lo absoluto.
El trayecto era largo pero con el paso del tiempo ya se podía apreciar lo lejos una enorme torre que era nuestro destino, sin embargo no tomaríamos el camino rápido, sino que debíamos rodear toda una ciudad para poder llegar a la torre -(No puede ser ¿Acaso Armand quiere castigarme por lanzarle la copa a Manuela?)- Pensé mientras seguía caminando de mala gana.
Después de un rato, mi cuerpo parecía estar caminando por voluntad propia, pues yo no estaba al tanto de a dónde me dirigía y tampoco de lo que los demás decían, no podía pensar en otra cosa que no fuera estar en mi pequeña pero cómoda casa donde podría estar disfrutando de un buen vaso de chocolate caliente, aunque tal vez allí no me provocaría eso porque la temperatura del ambiente era cálido, pero ¿Acaso eso importa? Nada es mejor que el chocolate sin importar las condiciones.
Dejando de lado las dulces fantasías, finalmente llegamos a nuestro destino donde tuvimos que separarnos para poder explorar más terreno, por desgracia me ordenaron ir al segundo piso pero sin poder utilizar las escaleras -(¿Escalar? ¿Escalar una superficie resbalosa? Armand quiere matarme)- Pensé sin decir nada mientras seguía a Bio que sí cumplía todas las órdenes sin quejarse, aunque eso posiblemente cambió cuando éste intentó trepar la torre de una forma que en su mente tal vez se veía mucho mejor -¿Estás bien?- Pregunté con un tono burlesco, presenciar su aparatosa caída me había resultado muy gracioso.
Rápidamente el vampiro se recuperó e intentó nuevamente escalar la torre logrando esta vez su cometido -Espero que todo valga la pena- Dije para mí mismo para luego usar la soga para subir, sin embargo mi forma de trepar no era muy eficiente, fue hasta vergonzoso durar más de la cuenta llegar al segundo piso donde recibí una nueva orden -Pero… Es más fácil llegar a tu ventana- Susurré con tono de queja -Para llegar a la mía debo pasar por ahí- Protesté mientras señalaba el estrecho y peligroso camino que me tocaba atravesar -Bueno, no importa, iré, iré- Dije finalmente para separarme del vampiro.
Con mucho cuidado y una excesiva lentitud logré llegar a mi destino, luego desenvainé mi espada para intentar cortar los bordes de la ventana suponiendo que eso era posible, pues nunca lo había intentado pero no perdía nada en probar mi teoría por más ilógica que pareciera -(No puedo creer que estas ventanas no tengan algún tipo de protector)- Pensé mientras colocaba la punta de mi espada en los bordes del cristal.
Todo iba perfecto y… Bueno, en realidad mi plan no funcionaba, pero todo dio un giro inesperado cuando se escuchó un repentino estruendo que me tomó por sorpresa y no pude evitar perder el equilibro para luego caer hacia dentro de la torre rompiendo también la ventana ocasionando así otro sonido con el que delataría mi posición estúpidamente -Por lo menos entré- Dije para luego levantarme y sacudir con mis manos mi atuendo que estaba cubierto de fragmentos de cristal.
Por el momento nadie me había visto así que guardé mi espada y caminé despreocupadamente hacia el interior donde todo estaba adornado por relucientes armaduras y armas bien forjadas que me recordaba lo novato que yo era con la herrería, no obstante, cuando apenas di un par de pasos noté la presencia de un sujeto -(¡Oh no! ¿Ahora qué voy a hacer?)- Pensé mientras permanecía completamente inmóvil -(Vamos Rauko ¡piensa rápido!) Todavía no sabía qué hacer pero no tuve de otra que decir lo primero que llegó a mi mente -Lo lamento si te he asustado, pero…- Dije con calma aunque sin terminar la frase, pues no se me ocurría nada -Se me olvidaron las llaves y quise probar algo nuevo- Eso último no fue muy inteligente.
Era obvio que mis palabras no lo convencerían, así que debía decir algo más para por lo menos confundirlo -Por cierto ¿Tú quién eres?- Pregunté como si él fuese el invasor y sin dejarlo hablar seguí improvisando -No te recuerdo ¿Eres nuevo aquí?- Con eso tal vez implantaría dudas en su mente.
Sin darle tiempo de responder seguí con mi diálogo sin sentido -No te preocupes. Yo soy…- Nuevamente quedé sin saber qué decir, aquello sería mi fin y lo peor era que alguien más se acercaba lentamente -(Vamos Rauko, piensa en un nombre y una mentira convincente… ¡Eso es! “Vincente”)- Una vez con la idea en mente seguí con mi plan -Bueno, antes, yo era un miembro de la Logia, pero hace un año tuve que dejarlo todo para resolver un problema- Dije mientras miraba por la ventana como si me vinieran muchos recuerdos a la mente -Por cierto, soy Vincente. Ahora dime tu nombre- Una vez dicho eso finalmente me quedé en silencio para darle la oportunidad de responder.
No sabía cómo terminarían las cosas pero debía terminar rápido con aquello, pues desde que entré a esa sala se podía escuchar a alguien caminando hacia mi dirección, seguramente sería un guardia… O por lo menos eso creí.
De pronto cuando las cosas no podían empeorar, sucedió algo verdaderamente extraño -(¡¿Qué clase de brujería es esa?!)- Pensé boquiabierto al presenciar cómo una armadura aparecía en la escena y se movía por voluntad propia de forma intimidante -(¡¡Es una trampa!!)- Fue lo único que llegué a pensar, después de todo era territorio enemigo y al parecer no fueron suficientes mis palabras para evitar el enfrentamiento, pero fuese como fuese, mi historia no acabaría allí.
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Aunque la entrada a Dundarak, y sobre todo, al Gremio de la Logia, había comenzado con ciertas dudas e inquietudes, la joven vampira mentiría si dijera que a poco de pasar unos días rodeada de gente nueva y no tan nueva, empezaba a sentirse cómoda. O quizás es que simplemente se estaba acostumbrando a la breve convivencia con aquella gente que en apariencia no la miraba tan mal como solía pasar cuando sabían de su condición.
De primeras, aseguraba que Geralt y Rachel no iban a suponer un problema, y aunque con Vincent no había tenido mucho trato, el hecho de que le recordase a su amigo peliblanco por profesión y artes, le daba cierta confianza premeditada, esperando tener la misma suerte con él.
Quizás a la que más “miedo” o respeto le daba tratar, fuera a la más desconocida para ella, no sólo como persona sino también como raza. Níniel era la primera elfa con la que Cath tenía un contacto tan cercano, y sabiendo la pureza que destilaban esos seres… temía que la juzgara y rechazara antes de darle pie a conocerla. Pero por suerte, la cosa fue mejor de lo que creía.
Días anteriores ya pudo descubrir con facilidad la simpatía que compartían ambas albinas por la alquimia y sus conocimientos, la vampira creyó que aquello le serviría para acercarse a Níniel, y casi como si hubiese sido la más certera de las corazonadas, así ocurrió.
Cuando vino a darse cuenta, la joven elfa había accedido a pasar algún que otro rato –que fácilmente podía convertirse en horas– trabajando y practicando junto a ella, o mejor dicho… ayudándola y enseñándole muchas cosas que, bien por falta de conocimiento o material, Catherine nunca había tenido la oportunidad de aprender.
Estaba embobada, con sus claros ojos clavados en los materiales e instrumentos que Níniel utilizaba para fabricar una solución tras mezclar algunos ingredientes seleccionados, observándola hacer y escuchándola atenta mientras abrazaba sobre su pecho uno de los tomos relacionados con la alquimia básica que la elfa le había aconsejado leer.
– V-vaya… –Musitó sorprendida ante el primer comentario de Níniel donde le indicaba las propiedades que aportaría el resultado de aquel mejunje. – Nunca había probado a hacer este tipo de cosas… sólo, sólo me limitaba a leerlo…–Declaró dejando el libro en la mesa, a una distancia prudencial de donde estaba trabajando la muchacha peliblanca, para no estorbarle. Comenzó a ojearlo de forma distraída mientras Níniel hacía las mezclas, entonces comentó algo que obligó a Cath levantar la vista, curiosa, hacia la chica. – Yo… estoy teniendo mucha suerte últimamente con las personas que me encuentro. –Le respondió, en un tono más bajito, como si aquel fuese un pensamiento que, el hecho de ser desvelado, fuese motivo suficiente para gafarlo. Pero no lo pudo evitar, y no le costó acompañar aquella confesión con una sutil sonrisa.
Carraspeó y calló en el momento que Níniel volvió a dirigir la atención al trabajo, recibiendo gestos de asentimiento por parte de Catherine en todo momento que la chica le proponía hacer algún cambio en lo que aparecía en la receta o alguna mejora. Y estaba la vampira observando de cerca los gestos de su compañera, cuando un estruendo alarmó a ambas.
Había sido una de los ventanales de la sala, no hizo falta indagar demasiado para descubrir la causa del destrozo, pues ante ellas apareció la figura de una persona completamente cubierta. Cath, con su bendita cobardía, no pudo más que clavarse en el sitio como una estaca, en tensión y con una mano tapándose la mitad del rostro a causa del susto. No tenía ni idea de qué hacer, y había tenido bastante suerte de hallarse allí con Níniel, pues si no fuera ser por ella, seguramente las cosas habrían tomado un rumbo muy distinto.
Resultaba que la elfa conocía a aquel de nombre “Bio” o… Victor, como también lo llegó a llamar. En lo que intercambiaban una conversación, Catherine permaneció callada, aguantando la respiración, con los nervios a flor de piel. El sentido común que Níniel despachaba sobre el individuo conseguía aplacar en cierto modo la imperante inquietud de la vampira, pero sus alertas se habían disparado y su mirada ambarina se tornó roja sobre el muchacho, al cual tomaba como una clara amenaza, pues parecía tener evidentes intenciones contra algo de aquél lugar en el que se encontraban. Nín había adelantado la información sobre el cuadro, parecía conocer bien a ese tal Bio.
– ¿Q-qué hacemos…? –Siseó la albina en una posición más atrás de donde se encontraba la elfa, en la que volcaba toda su confianza en aquel momento, y, aunque su pregunta conllevaba una acción plural… su tono revelaba que aquella cuestión quería decir: “¿qué debo hacer yo?”.
De primeras, aseguraba que Geralt y Rachel no iban a suponer un problema, y aunque con Vincent no había tenido mucho trato, el hecho de que le recordase a su amigo peliblanco por profesión y artes, le daba cierta confianza premeditada, esperando tener la misma suerte con él.
Quizás a la que más “miedo” o respeto le daba tratar, fuera a la más desconocida para ella, no sólo como persona sino también como raza. Níniel era la primera elfa con la que Cath tenía un contacto tan cercano, y sabiendo la pureza que destilaban esos seres… temía que la juzgara y rechazara antes de darle pie a conocerla. Pero por suerte, la cosa fue mejor de lo que creía.
Días anteriores ya pudo descubrir con facilidad la simpatía que compartían ambas albinas por la alquimia y sus conocimientos, la vampira creyó que aquello le serviría para acercarse a Níniel, y casi como si hubiese sido la más certera de las corazonadas, así ocurrió.
Cuando vino a darse cuenta, la joven elfa había accedido a pasar algún que otro rato –que fácilmente podía convertirse en horas– trabajando y practicando junto a ella, o mejor dicho… ayudándola y enseñándole muchas cosas que, bien por falta de conocimiento o material, Catherine nunca había tenido la oportunidad de aprender.
Estaba embobada, con sus claros ojos clavados en los materiales e instrumentos que Níniel utilizaba para fabricar una solución tras mezclar algunos ingredientes seleccionados, observándola hacer y escuchándola atenta mientras abrazaba sobre su pecho uno de los tomos relacionados con la alquimia básica que la elfa le había aconsejado leer.
– V-vaya… –Musitó sorprendida ante el primer comentario de Níniel donde le indicaba las propiedades que aportaría el resultado de aquel mejunje. – Nunca había probado a hacer este tipo de cosas… sólo, sólo me limitaba a leerlo…–Declaró dejando el libro en la mesa, a una distancia prudencial de donde estaba trabajando la muchacha peliblanca, para no estorbarle. Comenzó a ojearlo de forma distraída mientras Níniel hacía las mezclas, entonces comentó algo que obligó a Cath levantar la vista, curiosa, hacia la chica. – Yo… estoy teniendo mucha suerte últimamente con las personas que me encuentro. –Le respondió, en un tono más bajito, como si aquel fuese un pensamiento que, el hecho de ser desvelado, fuese motivo suficiente para gafarlo. Pero no lo pudo evitar, y no le costó acompañar aquella confesión con una sutil sonrisa.
Carraspeó y calló en el momento que Níniel volvió a dirigir la atención al trabajo, recibiendo gestos de asentimiento por parte de Catherine en todo momento que la chica le proponía hacer algún cambio en lo que aparecía en la receta o alguna mejora. Y estaba la vampira observando de cerca los gestos de su compañera, cuando un estruendo alarmó a ambas.
Había sido una de los ventanales de la sala, no hizo falta indagar demasiado para descubrir la causa del destrozo, pues ante ellas apareció la figura de una persona completamente cubierta. Cath, con su bendita cobardía, no pudo más que clavarse en el sitio como una estaca, en tensión y con una mano tapándose la mitad del rostro a causa del susto. No tenía ni idea de qué hacer, y había tenido bastante suerte de hallarse allí con Níniel, pues si no fuera ser por ella, seguramente las cosas habrían tomado un rumbo muy distinto.
Resultaba que la elfa conocía a aquel de nombre “Bio” o… Victor, como también lo llegó a llamar. En lo que intercambiaban una conversación, Catherine permaneció callada, aguantando la respiración, con los nervios a flor de piel. El sentido común que Níniel despachaba sobre el individuo conseguía aplacar en cierto modo la imperante inquietud de la vampira, pero sus alertas se habían disparado y su mirada ambarina se tornó roja sobre el muchacho, al cual tomaba como una clara amenaza, pues parecía tener evidentes intenciones contra algo de aquél lugar en el que se encontraban. Nín había adelantado la información sobre el cuadro, parecía conocer bien a ese tal Bio.
– ¿Q-qué hacemos…? –Siseó la albina en una posición más atrás de donde se encontraba la elfa, en la que volcaba toda su confianza en aquel momento, y, aunque su pregunta conllevaba una acción plural… su tono revelaba que aquella cuestión quería decir: “¿qué debo hacer yo?”.
Catherine Blair
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Ya llevaba varios días en aquella torre. Pensaba que solo tendrían un trabajo para él. El típico encargo en el que requerían los servicios de un mercenario, y luego del objetivo cumplido y la paga, si te he visto no me acuerdo.
Pero no. Ellos querían algo distinto de él. Bueno, ellas para decir verdad, porque aunque sabía de la existencia de un tal inquisidor que superaba en rangos a las mujeres que lo habían reclutado, no había tenido el placer de conocerlo. Aún.
Estaba seguro de que en algún momento averiguaría la identidad de esa persona sino era presentado formalmente llegado el caso, pues no le gustaba trabajar para alguien al que no conocía personalmente. Digamos que era un fetiche que tenía desde que comenzara su vida como soldado de fortuna. Una norma que no solía romper, y aunque pareciera una estupidez, tenía una gran importancia. Pues de otro modo podría acabar trabajando para el “bando” equivocado. No era un secreto para nadie que el brujo no solo luchaba por dinero, sino que además no estaba dispuesto a aceptar trabajos de dudosa moralidad. Incluso más de una vez había luchado de forma totalmente altruista, o por un pago ridículo, si consideraba que era lo más justo. Conocer a su contratista le servía para saber sus verdaderas intenciones, o en su defecto, para buscar al hombre que lo había embarcado en una misión engañosa y cobrarse su propia justicia contra él.
De todos modos con la logia al menos tenía de referencia a las mujeres y la propia torre donde residían. Si lo metían en un embrollo que no le gustaba ya sabía donde tendría que ir para buscar respuestas. Así que esta situación hacía menos apremiante que tuviera que conocer al inquisidor. Podría esperar por esta vez.
Y bueno, aunque el contrato con la logia no era lo que esperaba en primera instancia. No lo rechazó. No le pareció mala idea formar parte de ellos, ya que, aunque sus métodos no le gustaran demasiado, sus ideas no eran muy distintas a las suyas. Y por métodos se refería a los robos, aunque entendía que había personas que tendrían objetos peligrosos y no aceptarían una compra legal. Con lo cual no habría más remedio que actuar de esa forma. Por todo ello había aceptado formar parte de la logia.
Que podía decir. Había muchos objetos mágicos peligrosos por el mundo, y esta organización parecía tener buenas intenciones. Parecían decididos a solo controlarlos y no abusar de ellos. Y por ahora no tenía queja alguna. Le habían dado un lugar donde dormir gratuitamente, además de un acceso ilimitado a sus salas de magia y alquimia. Lo cual le había permitido trasladar sus cosas hasta allí. Las que tenía en la habitación alquilada que tenía en la posada de su amigo Jack, y que por tanto ya no necesitaría.
Aunque pensándolo mejor… sí que tenía una queja. La cena de ese día no había sido todo lo buena que se podría haber esperado de una organización como aquella. No es que esperara los manjares pensados para un rey, pero la verdad es que esperaba más de esas papas asadas con espinacas. Esas espinacas no estaban muy buenas que digamos, casi parecían que estuvieran rancias. Casi hubiera pensado que estaban allí desde hacía años esperando que llegaran unos idiotas novatos a los que dárselas. En fin, exageraba un poco, pues las comidas de los días anteriores había estado bien, no obstante, esa noche el cocinero se había lucido.
El rubio pasó los pensamientos de la logia y la cena a un segundo plano, mientras se concentraba nuevamente en la runa que tenía entre las manos. Esa sala de magia era impresionante, llena de objetos increíbles, pese a que los mejores estaban en el almacén. De todos modos lo que más le gustaba de ese lugar eran las mesas de trabajo, así como todo lo que un hombre podía imaginar y necesitar para trabajar en runas más potentes. Mucho mejor que las temporales, que usaba a menudo cuando surgían las situaciones más diversas y tenía que improvisar algo.
Vincent volvió a golpear el cincel contra la piedra, del mismo modo que había estado usando antes de ese descanso mental para evadirse un poco del trabajo. Colocó la herramienta en otro ángulo y volvió a golpear, casi pudiéndose verse reflejado más de diez años atrás. Cuando por primera vez había realizado algo así con la supervisión de sus profesores en la academia. Y sinceramente, no había vuelto pisar una sala de magia tan buena desde que terminara sus estudios en la escuela. Debía ser eso lo que le daba ese recuerdo nostálgico mientras trabajaba la cara pulida de la piedra, grabando en ella el símbolo mágico de la electricidad.
Golpeó una serie de veces más, asegurándose de dejar la marca sin dañar del todo la piedra, a la que había grabado ese símbolo siguiendo el orden correcto. Era como cuando dibujaba con tiza o tinta el glifo, pero aún más complejo de hacer por las dificultades de esculpir la runa sin dañar la piedra.
Después de esos últimos retoques, opinó que ya estaba terminada. Así que la liberó de los maderos que prensaban la pequeña piedra para que no se moviera mientras trabajaba sobre ella, y la recogió para mirarla más de cerca. Estaba bien, o eso parecía al observarla a escasos centímetros de su cara, así que solo quedaba el último paso que era rellenarla con algo de energía mágica para que fuera útil.
El brujo concentró su poder dentro de la runa. Y si el hechizo no fallaba. La piedra refulgiría con el color del elemento del glifo escogido varias veces antes de apagarse, para finalmente, solo quedar pintado el símbolo esculpido con ese mismo color de forma mágica y permanente.
En esta ocasión, un azul brillante destacaba en las paredes y fondo del símbolo. A lo que el brujo sonrió de satisfacción al comprobar que había conseguido su cometido.
No obstante, su sonrisa no duró demasiado, pues el sonido inconfundible de un cristal llamó su atención. Guardó su runa recién creada dentro de uno de sus bolsillos y se acercó a la zona del ruido extrañado. Lo primero que imaginó es que algo valioso y frágil se había caído, y por tanto, roto. Lo cual solo le hacía pensar en el rapapolvo que el iban a echar por encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado. Sin embargo al acercarse pudo observar que no era precisamente lo que se había roto, sino que en realidad se había roto una ventana. O mejor dicho, la había roto.
- ¿Quién eres y que haces aquí? - preguntó al chico pálido que tenía ante sus ojos.
La respuesta del chico le dio la impresión de que debía tener una marcada cara de idiota para que lo tomaran por tal estúpido.
- No sé. ¿Has probado a tocar en la puerta? - contestó irónico enarcando una ceja. - Pues yo soy un verdadero miembro de la logia, y creo que hay ventanas más accesibles en el primer piso-, dijo calmado, cogiendo los guantes de cuero de su bolsillo y colocándolos lentamente mientras conversaba con el ladrón. Aunque lo cierto es que era un saqueador de lo más educado. - Por cierto, tengo que reconocer que tu nombre es muy bonito-, sonrió ante el parecido con su propio nombre.
La conversación se cortó cuando se escuchó un ruido metálico cerca de ellos. Por un segundo se preparó contra un combate contra un compinche del ladrón, pero lo descartó al ver la escena ante sus ojos, que por otro lado no pudo ser más asombrosa. Se trataba de una armadura que comenzó a caminar hacia ellos de forma mágica. Sin duda en esa Logia tenían muchos secretos que no se habían dignado a contarles.
- Debe ser una defensa mágica. Estas cosas pueden ser peligrosas sin el control del brujo que las conjuró. Te aconsejo Vicente, que olvides lo que hayas venido a robar y vengas conmigo. Confía en mí. Es lo más seguro para ti-, dijo sincero al ladrón.
Era un chico de poco más de dieciséis años, aunque al ser de raza élfica bien podría ser mucho más grande de lo que aparentaba. En cualquier caso no creía que fuera muy mayor, y no iba a dejar que una armadura lo destrozara solo porque se hubiera colado allí. Un ladrón no merecía morir bajo la falta de objetividad y pensamiento de un autómata, que estaba falto del juicio para calibrar el peligro que realmente suponía su enemigo. Esas cosas atacaban sin compasión a quienes tuvieran la desgracia de activarlas.
Pero no. Ellos querían algo distinto de él. Bueno, ellas para decir verdad, porque aunque sabía de la existencia de un tal inquisidor que superaba en rangos a las mujeres que lo habían reclutado, no había tenido el placer de conocerlo. Aún.
Estaba seguro de que en algún momento averiguaría la identidad de esa persona sino era presentado formalmente llegado el caso, pues no le gustaba trabajar para alguien al que no conocía personalmente. Digamos que era un fetiche que tenía desde que comenzara su vida como soldado de fortuna. Una norma que no solía romper, y aunque pareciera una estupidez, tenía una gran importancia. Pues de otro modo podría acabar trabajando para el “bando” equivocado. No era un secreto para nadie que el brujo no solo luchaba por dinero, sino que además no estaba dispuesto a aceptar trabajos de dudosa moralidad. Incluso más de una vez había luchado de forma totalmente altruista, o por un pago ridículo, si consideraba que era lo más justo. Conocer a su contratista le servía para saber sus verdaderas intenciones, o en su defecto, para buscar al hombre que lo había embarcado en una misión engañosa y cobrarse su propia justicia contra él.
De todos modos con la logia al menos tenía de referencia a las mujeres y la propia torre donde residían. Si lo metían en un embrollo que no le gustaba ya sabía donde tendría que ir para buscar respuestas. Así que esta situación hacía menos apremiante que tuviera que conocer al inquisidor. Podría esperar por esta vez.
Y bueno, aunque el contrato con la logia no era lo que esperaba en primera instancia. No lo rechazó. No le pareció mala idea formar parte de ellos, ya que, aunque sus métodos no le gustaran demasiado, sus ideas no eran muy distintas a las suyas. Y por métodos se refería a los robos, aunque entendía que había personas que tendrían objetos peligrosos y no aceptarían una compra legal. Con lo cual no habría más remedio que actuar de esa forma. Por todo ello había aceptado formar parte de la logia.
Que podía decir. Había muchos objetos mágicos peligrosos por el mundo, y esta organización parecía tener buenas intenciones. Parecían decididos a solo controlarlos y no abusar de ellos. Y por ahora no tenía queja alguna. Le habían dado un lugar donde dormir gratuitamente, además de un acceso ilimitado a sus salas de magia y alquimia. Lo cual le había permitido trasladar sus cosas hasta allí. Las que tenía en la habitación alquilada que tenía en la posada de su amigo Jack, y que por tanto ya no necesitaría.
Aunque pensándolo mejor… sí que tenía una queja. La cena de ese día no había sido todo lo buena que se podría haber esperado de una organización como aquella. No es que esperara los manjares pensados para un rey, pero la verdad es que esperaba más de esas papas asadas con espinacas. Esas espinacas no estaban muy buenas que digamos, casi parecían que estuvieran rancias. Casi hubiera pensado que estaban allí desde hacía años esperando que llegaran unos idiotas novatos a los que dárselas. En fin, exageraba un poco, pues las comidas de los días anteriores había estado bien, no obstante, esa noche el cocinero se había lucido.
El rubio pasó los pensamientos de la logia y la cena a un segundo plano, mientras se concentraba nuevamente en la runa que tenía entre las manos. Esa sala de magia era impresionante, llena de objetos increíbles, pese a que los mejores estaban en el almacén. De todos modos lo que más le gustaba de ese lugar eran las mesas de trabajo, así como todo lo que un hombre podía imaginar y necesitar para trabajar en runas más potentes. Mucho mejor que las temporales, que usaba a menudo cuando surgían las situaciones más diversas y tenía que improvisar algo.
Vincent volvió a golpear el cincel contra la piedra, del mismo modo que había estado usando antes de ese descanso mental para evadirse un poco del trabajo. Colocó la herramienta en otro ángulo y volvió a golpear, casi pudiéndose verse reflejado más de diez años atrás. Cuando por primera vez había realizado algo así con la supervisión de sus profesores en la academia. Y sinceramente, no había vuelto pisar una sala de magia tan buena desde que terminara sus estudios en la escuela. Debía ser eso lo que le daba ese recuerdo nostálgico mientras trabajaba la cara pulida de la piedra, grabando en ella el símbolo mágico de la electricidad.
Golpeó una serie de veces más, asegurándose de dejar la marca sin dañar del todo la piedra, a la que había grabado ese símbolo siguiendo el orden correcto. Era como cuando dibujaba con tiza o tinta el glifo, pero aún más complejo de hacer por las dificultades de esculpir la runa sin dañar la piedra.
Después de esos últimos retoques, opinó que ya estaba terminada. Así que la liberó de los maderos que prensaban la pequeña piedra para que no se moviera mientras trabajaba sobre ella, y la recogió para mirarla más de cerca. Estaba bien, o eso parecía al observarla a escasos centímetros de su cara, así que solo quedaba el último paso que era rellenarla con algo de energía mágica para que fuera útil.
El brujo concentró su poder dentro de la runa. Y si el hechizo no fallaba. La piedra refulgiría con el color del elemento del glifo escogido varias veces antes de apagarse, para finalmente, solo quedar pintado el símbolo esculpido con ese mismo color de forma mágica y permanente.
En esta ocasión, un azul brillante destacaba en las paredes y fondo del símbolo. A lo que el brujo sonrió de satisfacción al comprobar que había conseguido su cometido.
No obstante, su sonrisa no duró demasiado, pues el sonido inconfundible de un cristal llamó su atención. Guardó su runa recién creada dentro de uno de sus bolsillos y se acercó a la zona del ruido extrañado. Lo primero que imaginó es que algo valioso y frágil se había caído, y por tanto, roto. Lo cual solo le hacía pensar en el rapapolvo que el iban a echar por encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado. Sin embargo al acercarse pudo observar que no era precisamente lo que se había roto, sino que en realidad se había roto una ventana. O mejor dicho, la había roto.
- ¿Quién eres y que haces aquí? - preguntó al chico pálido que tenía ante sus ojos.
La respuesta del chico le dio la impresión de que debía tener una marcada cara de idiota para que lo tomaran por tal estúpido.
- No sé. ¿Has probado a tocar en la puerta? - contestó irónico enarcando una ceja. - Pues yo soy un verdadero miembro de la logia, y creo que hay ventanas más accesibles en el primer piso-, dijo calmado, cogiendo los guantes de cuero de su bolsillo y colocándolos lentamente mientras conversaba con el ladrón. Aunque lo cierto es que era un saqueador de lo más educado. - Por cierto, tengo que reconocer que tu nombre es muy bonito-, sonrió ante el parecido con su propio nombre.
La conversación se cortó cuando se escuchó un ruido metálico cerca de ellos. Por un segundo se preparó contra un combate contra un compinche del ladrón, pero lo descartó al ver la escena ante sus ojos, que por otro lado no pudo ser más asombrosa. Se trataba de una armadura que comenzó a caminar hacia ellos de forma mágica. Sin duda en esa Logia tenían muchos secretos que no se habían dignado a contarles.
- Debe ser una defensa mágica. Estas cosas pueden ser peligrosas sin el control del brujo que las conjuró. Te aconsejo Vicente, que olvides lo que hayas venido a robar y vengas conmigo. Confía en mí. Es lo más seguro para ti-, dijo sincero al ladrón.
Era un chico de poco más de dieciséis años, aunque al ser de raza élfica bien podría ser mucho más grande de lo que aparentaba. En cualquier caso no creía que fuera muy mayor, y no iba a dejar que una armadura lo destrozara solo porque se hubiera colado allí. Un ladrón no merecía morir bajo la falta de objetividad y pensamiento de un autómata, que estaba falto del juicio para calibrar el peligro que realmente suponía su enemigo. Esas cosas atacaban sin compasión a quienes tuvieran la desgracia de activarlas.
Offrol
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Subrayo el uso de arcanos.
Postdata: Maldición, la alta runa de Rauko ha minimizado mi acto de caballerosidad ya que me voy a comer la armadura mágica con total seguridad XDDDD
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Subrayo el uso de arcanos.
Postdata: Maldición, la alta runa de Rauko ha minimizado mi acto de caballerosidad ya que me voy a comer la armadura mágica con total seguridad XDDDD
Vincent Calhoun
Honorable
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
El miembro 'Vincent Calhoun' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
- Spoiler:
- So... tengo que bajar dos malditos pisos para ir con Vincent, pero realmente no hay nadie más cerca, literalmente, así que me paso a ayudar al pobre brujo contra la armadura, que esa cosa debe hacer un ruido horroroso. No tiro runas porque al acabar solo al entrar... como que no pego golpe.
Un gruñido, un horrible sonido con el que despertarse, señal de una muerte inminente por animal salvaje para la mayoría de personas, lo que solía generar una reacción de pánico gracias al instinto de supervivencia, garantizando que el pobre desgraciado se despertara completamente alerta y sudoroso. Pero no era el caso del brujo. -Loki, deja a ese maldito ratón y duerme.- fue lo único que murmuro Geralt, adormilado, pero Freya también intervino, mordiéndole suavemente la manga y tirando de él. –No, no más cecina.- Pero esa opresión en el pecho no le dejaba dormir, la forma de su cerebro de decirle que a lo mejor se estaba muriendo. Abrio un ojo y vio un enorme tomo encima suyo, abierto por la mitad. Cierto, se había puesto a leer un libro de obras arcanas “prestado” del despacho de Abbey y se había quedado dormido. Limpio con la manga el ligero reguero de baba, que por suerte no había manchado las páginas de ese papel tan fino y se decidió a devolverlo antes de que alguien se diera cuenta y su superior le hiciera una cabeza más bajo.
Llevaba ya unos cuantos días allí, en la logia, y no se arrepentía, podía estudiar hasta hartarse, practicar hasta que algo explotara y en general expandir sus conocimientos en prácticamente cualquier disciplina imaginable, aunque aprenderse 40 nombres de comida en elfico sería considerado por el resto de los miembros como un desperdicio de tiempo y recursos, así que mejor callárselo. Además, aunque sus lobos habían sido vistos con malos ojos al principio por…bueno, por ser lobos, estaban mucho mejor entrenados que la inmensa mayoría de perros, y no habían roto ni mordido nada… aún.
Ya se encontraba de pie, asegurándose de que estaba presentable cuando escucho un ruido. La tormenta había rompido un cristal… no se había dado cuenta de que granizaba, uno pensaría que esa gloriosa y orgullosa institución mágica tendría cristales antigranizo… Luego sonó otra vez. Raro… Miró por la ventana, efectivamente nevaba, pero era solo nieve. Muy raro. Luego escuch un sonido de metal contra piedra. Eso NO era la ventisca. Una mirada le bastó para ver que no había nadie con el aparte de ese par de peludos, uno gruñendo a la puerta, la otra llamando la atención…
Soltó un silbido mientras se ajustaba rápidamente la armadura de cuero, su espada y sus cuchillos. Loki y Freya ya estaban sentados ante la puerta, expectantes. Recogió el tomo, “Virtudes e inconvenientes de la inscripción en joyas”, tenía que devolverlo igualmente, sino…siempre podía atizarle en la cara a alguien, esa cosa pesaba horrores. Abrió la puerta, buscando con la mirada a alguien… nadie, no se escuchaba un alma. Bajo al siguiente piso, exactamente igual, excepto a Abbey, justamente la persona que quería evitar, por lo que paso de largo. Estaba empezando a pensar que estaba paranoico, llegaría a la botica, encontraría a Cat rodeada de potingues y cuando le contara que pensaba que estaban bajo ataque, se reiría en su cara. Pero sus lobos iban delante suyo, guiando el camino entre gruñidos y su resolución no había bajado un ápice. Se fiaba de ellos, ciegamente. Para cuando hubo bajado dos pisos, olvidándose de dejar el tomo, estaba claro que pasaba algo, había voces que no conocía, y un ruido metálico en la sala de magia… Miro la sala, la botica, donde también había ruido y finalmente la escalera desde la que había venido… Era muy sospechoso. ¿Estaban todos en los dos primeros pisos? Seguro que no era nada, alguien la había liado con alguna runa y ahora estaban intentando arreglar el desastre, no pensaba dejar que sus pequeños se chamuscaran por alguna bola de fuego arcana, pero si era serio... no quería que alguien se colara más arriba mientras comprobaba que no les estuvieran robando el material rúnico, esas cosas costaban una fortuna -Vigilad- dejo a sus lobos allí, ellos harían ruido, un montón, si se acercaba un desconocido, si realmente había problemas, no lo pasarían de largo sin que se diera cuenta.
-Vincent, ¿estás? ¿Qué diablos es este follón? Oh…- Se quedó allí, palplantado con la puerta a la sala de magia abierta de par a par, mirando al brujo, al elfo y a esa armadura móvil.-¿Eso ya estaba aquí cierto?-
Geralt
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Sala a) recepción (piso 1)
Fredericksen: Sigues en el primer piso, consideremos que aún no has explorado la primera planta y que te lleva su tiempo. No encontrarás nada interesante en esta habitación, puedes comentar los detalles que desees. Termina el turno ascendiendo por el pasillo o entrando a la sala contigua (b), despacho de Lucy.
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Sala c) Sala de la magia (Piso 2)
- Armadura sin cabeza:
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Rauko: Tendrás que decidir si ayudar a Vincent o tratar de huir por la puerta para tratar de cumplir tu objetivo, que no olvides que es robar el cuadro. En cualquier caso tendrás que tirar una runa pues Geralt se encuentra en la puerta.
Vincent: No te quedará otra que luchar con la armadura y olvidar al intruso. Concéntrate en esquivar sus golpes. La armadura sólo irá a por ti ignorando a los demás, realizando golpes físicos. Destrozará media sala según esquives sus golpes. Tendrás que lanzar también una runa para la efectividad de tus ataques.
Geralt: El rescatador de Vincent. Deberías echarle un cable, cuantos más seáis más posibilidades tendréis de vencerla. Si Rauko trata de pasar, si quieres puedes cambiar la acción de tu runa para tratar de detener al joven, aunque en ese caso, Vincent se enfrentará solo a la armadura.
Como veis, hagáis lo que hagáis todos los de esta sala tendréis que tirar runa. Yo tiraré una runa por la armadura para todos los que os enfrentéis a ella, para ver la efectividad de vuestra fuerza.
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Sala d) Botica (Piso 2)
Más calma parecía haber en esta sala. En la que se escuchan los sonidos del piso inferior. Esto no pasa inadvertido para ninguno, ni siquiera para Abbey, que habiéndose cruzado con Geralt, decide seguirlo y observando que se dirige al piso inferior, irrumpe ella en el cuarto mientras los tres os encontrabais dialogando. - ¿Qué es todo este escándalo? – preguntó la bruja, irrumpiendo por sorpresa y mirando a los tres presentes, Níniel, Catherine y… Bio.La bruja frunció el ceño de su bello y jovencísimo rostro cobrizo. Ignoró a los presentes y se centró únicamente en el vampiro en cuanto advirtió su presencia. La situación se volvió tensa en este momento.
-Es el proscrito. ¿Cómo te atreves a presentarte aquí? - le preguntó con gran resquemor. No era para menos, Bio era aquel maravilloso vampiro que tuvo el gusto de humillarla hace unos meses. Desde su posición en la puerta, la gran encantadora lanza un cono de hielo a la posición del vampiro con intención de congelarlo. No tiene ninguna intención de dialogar con el vampiro. - ¡Vosotras dos! ¿Qué demonios hacéis? ¿Os habéis quedado paralizadas? ¡Moveos que nos están asaltando! ¡Detened al intruso!
Bio: Estás en una situación comprometida. Abbey es una mujer caprichosa, que odia ser humillada y no salirse con la suya. Te guarda mucho resquemor. Puedes luchar contra ella y lanzar una runa, lo cual es peligroso ya que estás en minoría o… ¿Has probado a volver a salir por la ventana? Aprovechando que eres el personaje con más agilidad del foro podrás hacerlo. Desde tu posición, puedes pasar a las ventanas del piso superior o inferior. Es decir, ascender a la f (Sala de reuniones) o bajar a la b (Despacho de Lucy). En cualquier caso, no lo dejes muy claro en el post (nos gustan las sorpresas, ¿verdad?) si optas por esta opción mándame un privado hacia donde te diriges y lanza una runa para ver el efecto del ataque de Abbey sobre ti.
Si Bio escapa, Abbey, escuchando el sonido de la armadura, os dirá que irá a por el intruso de la sala de objetos mágicos. Si el vampiro permanece, luchará.
Níniel: Ya has oído a tu gran encantadora. ¿Ayudar a tu amigo vampiro o desobedecer y traicionar a una superiora a la que has ofrecido tu ayuda y que confía en ti, mancillando así tu impoluto honor élfico? A mí no me gustaría verme en tu tesitura. De momento, reacciona en función de lo que haga Bio. Si huye, conoces la estructura de la torre circular y sabes que sólo se puede dirigirse a una de las dos opciones, la f o la b. Podéis ir juntas o dividiros el trabajo.
Catherine: Te encuentras en una tesitura parecida a la de Níniel, pero por suerte, Bio puede ser muy majo pero ni lo conoces ni es tu amigo. Así que para ti, de momento, no debería haber motivo para que confíes más en un tipo que os acaba de asaltar y por el que dan 5000 aeros que en tu jefa. Deberás enfrentarte a él o perseguirle hacia otra de las opciones.
Vosotras dos sólo tendréis que lanzar una runa si Bio os ataca y queréis realizar acción ofensiva contra él. También podéis poner en el hilo a donde os dirigís ya que Bio ya me habrá mandado su movimiento. Aunque si queréis reservarle al vampiro la sorpresa, también me podéis mandar un privado.
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Mientras tanto, Armand, siente todo el alboroto de las salas y decide ignorar por completo acceder a ninguna de ellas. El humano sigue la filosofía de que, para conseguir algo, a veces es necesario realizar sacrificios. No se fija en quién se haya en las salas y trata de ascender sin ser visto. Bio, como capitán, ya que Armand no se encuentra en conflicto indícame por privado a qué sala se dirige.
Ger
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
De todas las personas en el vasto territorio de Aerandir tenía que encontrarme justamente a una que no podía mentirle, y no es que no pudiera hacerlo de manera creíble, pero confiaba en mí, por lo que mentirle sería traicionar esa confianza, aunque esperaba que dicha confianza implicara que no me atacaría -Aguarda- Dije poniendo las manos al frente y tratando de mantener la voz baja -No es lo que imaginas- Intenté explicar -O tal vez sí, creo, pero no de ese modo- Expliqué de nuevo ahora un poco más enredado -Me conoces, sabes que no haría esto si no fuera necesario- Mencioné ya en un tono más serio manteniendo la vista en su intrigante compañera que podría ser más capaz de lo que aparentaba.
Si quería tener a la elfa de mi lado, o al menos evitar que me atacara debía aclarar la situación -Esto va más allá de mí o de nosotros, hay un objeto peligroso que debe ser encontrado antes que caiga en manos equivocadas- Aclaré de modo que fuera evidente la relación entre mis intenciones y la misión del clan al que ambos pertenecíamos -Lo de los carteles es un malentendido, yo no... Nadie en su sano juicio atacaría las puertas de un palacio lleno de brujos y protegido por caballeros dragón- Mencioné intentando sembrar la duda en la elfa y con algo de suerte, también en su compañera.
El cuadro es solo el primer paso- Advertí -Pero si no lo logro, si no doy con él, debes encontrarlo y evitar que pare en manos de las encantadoras- Dije acercándome lentamente a Niniel -No confíes en las encantadoras, solo desean el poder- Al menos esa era la visión que me había dado Abbey al intentar quedarse con el collar por la fuerza en aquella ocasión -Las encantadoras no merecen el puesto que ocupan, son más violencia que inteligencia, no debes confiar en ellas- Advertí nuevamente deteniéndome a una distancia prudente en caso que la elfa decidiera no creer nada de lo que le estaba diciendo.
Mientras giraba para dar un vistazo a la otra peliblanca que se había mantenido muy callada durante todo el rato retrocedí un par de pasos al sentir un pequeño escalofrío por el cuerpo que precedía a la encantadora Abbey -Oh, vamos mujer, supera el rechazo, no puedes tener a cualquier hombre que quieras- Dije solo para hacerla enojar más de lo que aparentemente ya estaba, y es que necesitaba que me atacara para que Niniel pudiera creerme y entender la actitud violenta de las encantadoras, o al menos de esta que era a la que conocía.
La presencia de la elfa me daba cierta tranquilidad, pues aunque intentara atraparme no dejaría que me mataran, pero a la vez, si usaba alguna de mis habilidades correría el riesgo de afectarla de alguna forma; pero en el peor de los escenarios, si me quedaba y ella no me atacaba podrían acusarla de traición y meterla en más problemas por mi culpa -Solo discutámoslo, aclaremos esto como personas civilizadas- Dije a la joven y guapa bruja mientras retrocedía mostrando mis manos al frente en señal de estar desarmado pero sin importarle en lo más mínimo me atacó con un filoso cono de hielo que me hizo contorsionarme para intentar evitarlo acabando en el piso y mirando a Niniel esperando que se diera cuenta de lo que le había dicho antes acerca de las encantadoras; con algo de suerte le habría sembrado la confusión, ahora solo quedaba salir de ese lugar y la ventana era la única posibilidad, por lo que sin pensarlo tomé algunos frascos de la botica que parecían importantes y los lancé al aire cerca de Abbey esperando que al menos se entretuvieran intentando evitar los daños o lo que sea que hicieran esas cosas.
Salí por la ventana más rápido de lo que había entrado pero sabía que la distracción no duraría mucho tiempo; me alejé de la ventana en dirección a donde se había ido antes Rauko pero una vez que me sentí fuera de alcance y vi que no se atrevían a salir tras de mí por la ventana, me dediqué a buscar otra ruta de ingreso; hacia abajo bastaba con dejarme caer con cuidado para alcanzar a Armand, hacía arriba parecía más difícil pero algunas salientes me permitirían subir si tenía cuidado suficiente ¿Cuál sería la mejor opción?
Si quería tener a la elfa de mi lado, o al menos evitar que me atacara debía aclarar la situación -Esto va más allá de mí o de nosotros, hay un objeto peligroso que debe ser encontrado antes que caiga en manos equivocadas- Aclaré de modo que fuera evidente la relación entre mis intenciones y la misión del clan al que ambos pertenecíamos -Lo de los carteles es un malentendido, yo no... Nadie en su sano juicio atacaría las puertas de un palacio lleno de brujos y protegido por caballeros dragón- Mencioné intentando sembrar la duda en la elfa y con algo de suerte, también en su compañera.
El cuadro es solo el primer paso- Advertí -Pero si no lo logro, si no doy con él, debes encontrarlo y evitar que pare en manos de las encantadoras- Dije acercándome lentamente a Niniel -No confíes en las encantadoras, solo desean el poder- Al menos esa era la visión que me había dado Abbey al intentar quedarse con el collar por la fuerza en aquella ocasión -Las encantadoras no merecen el puesto que ocupan, son más violencia que inteligencia, no debes confiar en ellas- Advertí nuevamente deteniéndome a una distancia prudente en caso que la elfa decidiera no creer nada de lo que le estaba diciendo.
Mientras giraba para dar un vistazo a la otra peliblanca que se había mantenido muy callada durante todo el rato retrocedí un par de pasos al sentir un pequeño escalofrío por el cuerpo que precedía a la encantadora Abbey -Oh, vamos mujer, supera el rechazo, no puedes tener a cualquier hombre que quieras- Dije solo para hacerla enojar más de lo que aparentemente ya estaba, y es que necesitaba que me atacara para que Niniel pudiera creerme y entender la actitud violenta de las encantadoras, o al menos de esta que era a la que conocía.
La presencia de la elfa me daba cierta tranquilidad, pues aunque intentara atraparme no dejaría que me mataran, pero a la vez, si usaba alguna de mis habilidades correría el riesgo de afectarla de alguna forma; pero en el peor de los escenarios, si me quedaba y ella no me atacaba podrían acusarla de traición y meterla en más problemas por mi culpa -Solo discutámoslo, aclaremos esto como personas civilizadas- Dije a la joven y guapa bruja mientras retrocedía mostrando mis manos al frente en señal de estar desarmado pero sin importarle en lo más mínimo me atacó con un filoso cono de hielo que me hizo contorsionarme para intentar evitarlo acabando en el piso y mirando a Niniel esperando que se diera cuenta de lo que le había dicho antes acerca de las encantadoras; con algo de suerte le habría sembrado la confusión, ahora solo quedaba salir de ese lugar y la ventana era la única posibilidad, por lo que sin pensarlo tomé algunos frascos de la botica que parecían importantes y los lancé al aire cerca de Abbey esperando que al menos se entretuvieran intentando evitar los daños o lo que sea que hicieran esas cosas.
Salí por la ventana más rápido de lo que había entrado pero sabía que la distracción no duraría mucho tiempo; me alejé de la ventana en dirección a donde se había ido antes Rauko pero una vez que me sentí fuera de alcance y vi que no se atrevían a salir tras de mí por la ventana, me dediqué a buscar otra ruta de ingreso; hacia abajo bastaba con dejarme caer con cuidado para alcanzar a Armand, hacía arriba parecía más difícil pero algunas salientes me permitirían subir si tenía cuidado suficiente ¿Cuál sería la mejor opción?
Bio
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
El miembro 'Bio' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
El pelinegro sabía cómo captar la atención incluso en las situaciones más extrañas que alguien pudiera imaginarse, como era el caso en aquella ocasión, y siempre parecía saber qué decir para que los planes más alocados cobraran sentido y para que los demás le creyeran por muy absurdas que fueran sus explicaciones. Sin embargo debía de saber que Níniel era poco propensa a caer en aquellas mentiras, no solo porque lo conocía muy bien si no además porque la falta de inteligencia no era uno de sus defectos precisamente. Seguramente por ello cuando estaba a punto de soltar alguna cosa increíble pareció cambiar de idea y acabó admitiendo que realmente estaba allí para robarles...Aunque alegando que lo hacía por un buen motivo y que la elfa sabría que así era.
Lo cierto es que con ello dio en el clavo. La sacerdotisa contaba al pelinegro entre sus personas más cercanas y, aunque visto desde fuera no lo pareciera por las constantes puyitas que se dedicaban y lo diferente de sus personalidades y razas, no dudaría en poner su vida en sus manos y esperaba que él pensara lo mismo de ella. De hecho su vida ya había estado en sus manos de forma literal en más de una ocasión debido a la tendencia del vampiro por resultar herido, y como demostraba lo vivo que estaba no debería de tener queja alguna al respecto. Por ello Níniel no dudó de que realmente el pelinegro creía que perpetrar aquel crimen era necesario, aunque eso dejó en el aire más preguntas que respuestas que esperaba fueran respondidas, por lo que asintió visiblemente y bajó su bastón mostrándose al menos dispuesta a escuchar.
-Te escucho, pero habla rápido, no todos en esta torre se mostrarían tan dispuestos a dialogar con un intruso y temo por tu seguridad.- Le pidió pensando en las consecuencias que quizá podría tener mostrarse tan amable con un asaltante, incluso si este era uno de sus mejores amigos. Aunque lo cierto es que esperaba que en un gremio dedicado a los estudios mágicos sus miembros no fueran unos meros matones de disparar primero y preguntar después y entendieran que la elfa buscase el entendimiento y no la violencia gratuita.
-Brujos y caballeros-dragón...Sí, sin duda un malentendido muy gordo. Cinco mil monedas por tu cabeza...Nunca he visto tanto dinero junto. Casi dan ganas de entregarte y confiar en que lograrías escapar.- Bromeó pues nunca entregaría a un amigo por dinero.- Debes de tener a todos los cazarrecompensas del reino pisándote los talones.- Añadió la joven mientras le miraba de una forma que dejaba claro que si bien era cierto que nadie en su sano juicio se metería en un lío así pero que consideraba al vampiro capaz de ello. -Ya sé lo del artefacto, nos lo dijeron nada más llegar.- Puntualizó acto seguido.
Sin embargo las siguientes palabras del pelinegro fueron mucho más turbadoras. ¿Cómo que las manos de las encantadoras de la logia eran malas manos?. ¿Solo buscaban poder y eran violentas?. Aquello no tenía sentido para la peliblanca. Era cierto que apenas conocía a aquellas mujeres pero...La logia era una formación importante que no había surgido dos días antes de la noche a la mañana. Llevaban años, siglos realizando su labor y lo peor que había oído de ellos era que habían aceptado parte del botín de un pirata con tal de que no acabara en malas manos. ¿Cómo iban a ser dos de sus pilares principales "el enemigo"?. Debían de llevar mucho tiempo en la logia, contar con la confianza del inquisidor, al que Níniel no había visto...Decir que las manos de las encantadoras Lucy y Abbey eran malas manos era lo mismo que decir que la logia en sí eran malas manos. No podía creerlo.
-¿Y cuáles son las buenas manos entonces?- Preguntó. -He oído los ruidos, no estás solo. ¿La de unos sujetos que entran por las ventanas de un gremio legal y respetado?. No veo a los caballeros-dragón contigo Bio. ¿En nombre de quién haces esto y cómo sabes que son las manos correctas?- Dijo queriendo más respuestas y queriendo ver su expresión ante aquello, ver si realmente creía que estaba seguro de hacer lo correcto y no un simple robo. Pero no hubo tiempo para más respuestas.
La encantadora Abbey, que debió de haber oído el sonido de los cristales al romperse, entró como una exhalación a la botica y tras una breve pregunta que recibió rápida contestación frunció el ceño con auténtico rencor. Acusó a Bio de ser "el proscrito" y éste a su vez a ella de no aceptar un rechazo sentimental...Típico de Bio. Sin dejarle tiempo para explicarse y sin provocación alguna, salvo la verbal, Abbey le lanzó un ataque de hielo muy peligroso que el vampiro a duras penas esquivó, o eso le pareció a la elfa desde su posición. ¿Acababa de intentar matarlo?.
-¿Paralizada?. No. Pero el intruso no ha hecho ademán alguno de atacarnos. No hay motivo para responder de manera desproporcionada. - Le respondió a la mujer sin entender a qué venía toda aquella violencia innecesaria. Aquella bruja tenía un carácter realmente horrible, ya lo demostró cuando el libro mágico escogió a Geralt y no a ella, pero atacar a matar de esa manera a una persona desarmada y que trata de explicarse y razonar... Aquello no hacía si no darle más peso a las palabras del pelinegro. Alguien así no se merece estar al mando de nada, claro que el don del vampiro para cabrear a las mujeres estaba demasiado desarrollado, todo sea dicho.
En ese momento Bio arrojó unos de los frascos en los que la peliblanca había estado trabajando al suelo y aprovechando la confusión salió por la ventana a una velocidad endiablada sin que nadie pudiera impedírselo. Abbey por retroceder temiendo que las sustancias derramadas fueran peligrosas y habiendo sufrido unos arañazos, y Níniel porque no tenía ninguna intención de hacerlo desde el principio, aunque gracias a la salida de Bio ni siquiera había tenido la oportunidad y no se habría notado su decisión. De hecho la joven estaba más preocupada por su amigo y si no se habría cortado con los restos de la ventana al salir tan rápido de allí que por atraparlo. Esperaba que fuera lo suficientemente listo como para no volver a la torre. Quizá la próxima vez si tuviera que hacer algo para detenerlo.
-Tranquilas, estaba trabajando en pociones de restablecimiento y ayuda, no en venenos- Aclaró la elfa para alivio de la encantadora que sin embargo no parecía muy contenta por la fuga del intruso, enfado que sin duda querría pagar con ella y su "pacifismo". No obstante antes Níniel pensó que querría saber lo que había descubierto durante la conversación, que era mucho más de lo que ella había logrado con sus ataques.
-Han venido a por el cuadro. No sé cómo lo saben pero saben sobre el cuadro y el artefacto.- Dijo, dándole vueltas a las palabras de Bio. Seguía sin creer que la logia fuera algo malo, pero desde luego Abbey...Bueno, Abbey era harina de otro costal. -Deberíamos actuar pensando en eso-
Lo cierto es que con ello dio en el clavo. La sacerdotisa contaba al pelinegro entre sus personas más cercanas y, aunque visto desde fuera no lo pareciera por las constantes puyitas que se dedicaban y lo diferente de sus personalidades y razas, no dudaría en poner su vida en sus manos y esperaba que él pensara lo mismo de ella. De hecho su vida ya había estado en sus manos de forma literal en más de una ocasión debido a la tendencia del vampiro por resultar herido, y como demostraba lo vivo que estaba no debería de tener queja alguna al respecto. Por ello Níniel no dudó de que realmente el pelinegro creía que perpetrar aquel crimen era necesario, aunque eso dejó en el aire más preguntas que respuestas que esperaba fueran respondidas, por lo que asintió visiblemente y bajó su bastón mostrándose al menos dispuesta a escuchar.
-Te escucho, pero habla rápido, no todos en esta torre se mostrarían tan dispuestos a dialogar con un intruso y temo por tu seguridad.- Le pidió pensando en las consecuencias que quizá podría tener mostrarse tan amable con un asaltante, incluso si este era uno de sus mejores amigos. Aunque lo cierto es que esperaba que en un gremio dedicado a los estudios mágicos sus miembros no fueran unos meros matones de disparar primero y preguntar después y entendieran que la elfa buscase el entendimiento y no la violencia gratuita.
-Brujos y caballeros-dragón...Sí, sin duda un malentendido muy gordo. Cinco mil monedas por tu cabeza...Nunca he visto tanto dinero junto. Casi dan ganas de entregarte y confiar en que lograrías escapar.- Bromeó pues nunca entregaría a un amigo por dinero.- Debes de tener a todos los cazarrecompensas del reino pisándote los talones.- Añadió la joven mientras le miraba de una forma que dejaba claro que si bien era cierto que nadie en su sano juicio se metería en un lío así pero que consideraba al vampiro capaz de ello. -Ya sé lo del artefacto, nos lo dijeron nada más llegar.- Puntualizó acto seguido.
Sin embargo las siguientes palabras del pelinegro fueron mucho más turbadoras. ¿Cómo que las manos de las encantadoras de la logia eran malas manos?. ¿Solo buscaban poder y eran violentas?. Aquello no tenía sentido para la peliblanca. Era cierto que apenas conocía a aquellas mujeres pero...La logia era una formación importante que no había surgido dos días antes de la noche a la mañana. Llevaban años, siglos realizando su labor y lo peor que había oído de ellos era que habían aceptado parte del botín de un pirata con tal de que no acabara en malas manos. ¿Cómo iban a ser dos de sus pilares principales "el enemigo"?. Debían de llevar mucho tiempo en la logia, contar con la confianza del inquisidor, al que Níniel no había visto...Decir que las manos de las encantadoras Lucy y Abbey eran malas manos era lo mismo que decir que la logia en sí eran malas manos. No podía creerlo.
-¿Y cuáles son las buenas manos entonces?- Preguntó. -He oído los ruidos, no estás solo. ¿La de unos sujetos que entran por las ventanas de un gremio legal y respetado?. No veo a los caballeros-dragón contigo Bio. ¿En nombre de quién haces esto y cómo sabes que son las manos correctas?- Dijo queriendo más respuestas y queriendo ver su expresión ante aquello, ver si realmente creía que estaba seguro de hacer lo correcto y no un simple robo. Pero no hubo tiempo para más respuestas.
La encantadora Abbey, que debió de haber oído el sonido de los cristales al romperse, entró como una exhalación a la botica y tras una breve pregunta que recibió rápida contestación frunció el ceño con auténtico rencor. Acusó a Bio de ser "el proscrito" y éste a su vez a ella de no aceptar un rechazo sentimental...Típico de Bio. Sin dejarle tiempo para explicarse y sin provocación alguna, salvo la verbal, Abbey le lanzó un ataque de hielo muy peligroso que el vampiro a duras penas esquivó, o eso le pareció a la elfa desde su posición. ¿Acababa de intentar matarlo?.
-¿Paralizada?. No. Pero el intruso no ha hecho ademán alguno de atacarnos. No hay motivo para responder de manera desproporcionada. - Le respondió a la mujer sin entender a qué venía toda aquella violencia innecesaria. Aquella bruja tenía un carácter realmente horrible, ya lo demostró cuando el libro mágico escogió a Geralt y no a ella, pero atacar a matar de esa manera a una persona desarmada y que trata de explicarse y razonar... Aquello no hacía si no darle más peso a las palabras del pelinegro. Alguien así no se merece estar al mando de nada, claro que el don del vampiro para cabrear a las mujeres estaba demasiado desarrollado, todo sea dicho.
En ese momento Bio arrojó unos de los frascos en los que la peliblanca había estado trabajando al suelo y aprovechando la confusión salió por la ventana a una velocidad endiablada sin que nadie pudiera impedírselo. Abbey por retroceder temiendo que las sustancias derramadas fueran peligrosas y habiendo sufrido unos arañazos, y Níniel porque no tenía ninguna intención de hacerlo desde el principio, aunque gracias a la salida de Bio ni siquiera había tenido la oportunidad y no se habría notado su decisión. De hecho la joven estaba más preocupada por su amigo y si no se habría cortado con los restos de la ventana al salir tan rápido de allí que por atraparlo. Esperaba que fuera lo suficientemente listo como para no volver a la torre. Quizá la próxima vez si tuviera que hacer algo para detenerlo.
-Tranquilas, estaba trabajando en pociones de restablecimiento y ayuda, no en venenos- Aclaró la elfa para alivio de la encantadora que sin embargo no parecía muy contenta por la fuga del intruso, enfado que sin duda querría pagar con ella y su "pacifismo". No obstante antes Níniel pensó que querría saber lo que había descubierto durante la conversación, que era mucho más de lo que ella había logrado con sus ataques.
-Han venido a por el cuadro. No sé cómo lo saben pero saben sobre el cuadro y el artefacto.- Dijo, dándole vueltas a las palabras de Bio. Seguía sin creer que la logia fuera algo malo, pero desde luego Abbey...Bueno, Abbey era harina de otro costal. -Deberíamos actuar pensando en eso-
- Importante!:
- Tengo permiso del master para llevarme a Abbey conmigo en mi movimiento, que es secreto por ahora. Buajaja. Así que quizá no se mueva a la sala que indicó el master en su post en el siguiente turno.
Níniel Thenidiel
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Era obvio que el sujeto de cabello castaño jamás creería en mis absurdas palabras escasas de sentido y de lógica, realmente yo no tenía muy claro cuál era mi objetivo con inventar excusas, pero lo cierto es que gracias a la conversación pude analizar varios aspectos del sujeto que me servirían para buscar la mejor manera de tratar con él, sin embargo todavía no tenía toda la información necesaria para elaborar un buen plan.
Por otro lado, él no estaba solo, pues además de la armadura también se encontraba un sujeto peliblanco que en ese momento entraba en la escena para complicar las cosas, mis cosas -(No puede ser, ahora son tres contra mí)- Fue lo único que pensé, ahora no podría seguir recorriendo la torre sin primero lidiar con el nuevo personaje -(Tal vez debo escapar por la ventana, posiblemente sea la mejor opción)- Esa idea no parecía ser mala, sin embargo era probable que al salir, resbalara por accidente para luego caer de una forma humillante y deshonrosa, así que para evitar tener la muerte más graciosa mejor dejaría aquella salida como la última opción.
Afortunadamente pude descubrir algo que estaba a mi favor, al parecer ninguno de los presentes había visto a la misteriosa armadura hasta aquel momento, pero eso no era lo interesante, sino que ésta por alguna extraña razón optó por ignorarme para ir tras aquel que me recibió.
La armadura se movía a un paso desesperantemente lento mientras hacía un ruido horroroso para alertar a todos en la torre, sin duda alguna le hacía falta un buen mantenimiento, pero eso se podía ignorar ya que su aspecto era realmente fantástico, por desgracia no era momento para admirar los detalles.
Cuando la armadura comenzó a atacar a su objetivo era el momento para que yo hiciera algo -(No puedo salir por la puerta, es muy peligroso salir por la ventana, pero si ayudo a este sujeto entonces, suponiendo que tiene un respetable código de honor, me deberá la vida y yo le cobraré el favor al instante)- Luego de elaborar mi único plan coloqué manos a la obra -Mi honor me exige ayudar a los que lo necesitan, por ello no permitiré que enfrentes solo a esta armadura- Dije con determinación tratando de parecer lo más caballeroso posible.
Desenvainé mi espada y me coloqué en una posición ofensiva para luego buscar algún punto débil que tuviera la armadura, por desgracia no pude ver ninguna parte vulnerable, su estructura estaba perfectamente bien diseñada para resistir ataques en cualquier parte, sin embargo, tal vez si introducía mi espada por la abertura sobre su torso entonces era posible que pudiera hacerle algo, pero eso simplemente era un teoría y yo no me arriesgaría a hacer algo que me dejara en ridículo, además, era demasiado trabajo.
Debido a que no sabía dónde enfocar mis ataques opté por intentar dañar su espalda lanzando una veloz estocada para luego realizar una gran cantidad de ataques consecutivos tanto verticales como horizontales, con un buen movimiento de pies y tratando de tener un buen equilibrio entre la fuerza y velocidad, logrando de esta manera que el ambiente se llenara del sonido de los metales estrellándose una y otra vez.
Después de haber atacado la espalda, las caderas, los hombros y brazos de la armadura, retrocedí unos cuantos pasos para descansar por unos segundos y así también buscar una mejor manera de deshabilitar al contrincante sin alma, pero por desgracia mi mente no era muy brillante aquel día así que para no desperdiciar más tiempo me lancé al ataque una vez que recobrara un poco las fuerzas.
Corrí velozmente para utilizar la fuerza del impulso a mi favor mientras inclinaba mi cuerpo hacia adelante y al estar lo suficientemente cerca lancé una estocada hacia la corva de la pierna derecha de la armadura para luego lanzar un tajo horizontal con el objetivo de impactar contra la otra corva.
Luego de eso opté por retroceder nuevamente -(Esto está tardando demasiado, mejor buscaré otra arma)- Pensé para luego echar un rápido vistazo a mi alrededor en busca de una mejor espada con la que pudiera realizar mejores ataques…
Por otro lado, él no estaba solo, pues además de la armadura también se encontraba un sujeto peliblanco que en ese momento entraba en la escena para complicar las cosas, mis cosas -(No puede ser, ahora son tres contra mí)- Fue lo único que pensé, ahora no podría seguir recorriendo la torre sin primero lidiar con el nuevo personaje -(Tal vez debo escapar por la ventana, posiblemente sea la mejor opción)- Esa idea no parecía ser mala, sin embargo era probable que al salir, resbalara por accidente para luego caer de una forma humillante y deshonrosa, así que para evitar tener la muerte más graciosa mejor dejaría aquella salida como la última opción.
Afortunadamente pude descubrir algo que estaba a mi favor, al parecer ninguno de los presentes había visto a la misteriosa armadura hasta aquel momento, pero eso no era lo interesante, sino que ésta por alguna extraña razón optó por ignorarme para ir tras aquel que me recibió.
La armadura se movía a un paso desesperantemente lento mientras hacía un ruido horroroso para alertar a todos en la torre, sin duda alguna le hacía falta un buen mantenimiento, pero eso se podía ignorar ya que su aspecto era realmente fantástico, por desgracia no era momento para admirar los detalles.
Cuando la armadura comenzó a atacar a su objetivo era el momento para que yo hiciera algo -(No puedo salir por la puerta, es muy peligroso salir por la ventana, pero si ayudo a este sujeto entonces, suponiendo que tiene un respetable código de honor, me deberá la vida y yo le cobraré el favor al instante)- Luego de elaborar mi único plan coloqué manos a la obra -Mi honor me exige ayudar a los que lo necesitan, por ello no permitiré que enfrentes solo a esta armadura- Dije con determinación tratando de parecer lo más caballeroso posible.
Desenvainé mi espada y me coloqué en una posición ofensiva para luego buscar algún punto débil que tuviera la armadura, por desgracia no pude ver ninguna parte vulnerable, su estructura estaba perfectamente bien diseñada para resistir ataques en cualquier parte, sin embargo, tal vez si introducía mi espada por la abertura sobre su torso entonces era posible que pudiera hacerle algo, pero eso simplemente era un teoría y yo no me arriesgaría a hacer algo que me dejara en ridículo, además, era demasiado trabajo.
Debido a que no sabía dónde enfocar mis ataques opté por intentar dañar su espalda lanzando una veloz estocada para luego realizar una gran cantidad de ataques consecutivos tanto verticales como horizontales, con un buen movimiento de pies y tratando de tener un buen equilibrio entre la fuerza y velocidad, logrando de esta manera que el ambiente se llenara del sonido de los metales estrellándose una y otra vez.
Después de haber atacado la espalda, las caderas, los hombros y brazos de la armadura, retrocedí unos cuantos pasos para descansar por unos segundos y así también buscar una mejor manera de deshabilitar al contrincante sin alma, pero por desgracia mi mente no era muy brillante aquel día así que para no desperdiciar más tiempo me lancé al ataque una vez que recobrara un poco las fuerzas.
Corrí velozmente para utilizar la fuerza del impulso a mi favor mientras inclinaba mi cuerpo hacia adelante y al estar lo suficientemente cerca lancé una estocada hacia la corva de la pierna derecha de la armadura para luego lanzar un tajo horizontal con el objetivo de impactar contra la otra corva.
Luego de eso opté por retroceder nuevamente -(Esto está tardando demasiado, mejor buscaré otra arma)- Pensé para luego echar un rápido vistazo a mi alrededor en busca de una mejor espada con la que pudiera realizar mejores ataques…
Rauko
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
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Tyr
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
La armadura se movía, por lo que el mecanismo de defensa funcionaba, eso era bueno, pero parecía empeñada en atacar a Vincent, por lo que funcionaba mal, eso era horrible, y para rematarlo, no era la típica armadura de placas conectada por cintas, fácilmente despedazable con unos pocos golpes bien dados, sino que parecía una armadura de placas muy rígida, construida explícitamente para ser encantada, por eso hacia ese ruido infernal. Seguro que ese cacharro tenía algún tipo de apagado de seguridad, alguna palabra clave que no se pronunciara en una pelea, como ardilla o sorbete de banana, pero no tenía ni idea de cuál era y realmente no tentaría a la suerte gritando nombres ridículos, tenía una reputación de tipo duro que mantener.
Al igual que el elfo al parecer, que se dispuso a ayudar a Vincent con la armadura. Geralt estaba seguro de que solo hacía tiempo para escabullirse por algún hueco hacia el interior de la torre, pero cuando más tiempo pasaba, más lo dudaba. ¿Se fiaría? Absolutamente no, era un elfo, no uno de los majos a juzgar por como quería robarles, el único motivo por el cual alguien se escalaría hacia allí en medio de una tormenta.
Había gente muy rara, aunque seguramente no sería algún tipo de honor elfico, sino algo más pragmático, el tipo seguramente no había esperado resistencia y esperaba librarse solo con una bronca si ayudaba, era razonable, si conseguía ayudar de verdad, cosa que dudaba, puesto que se encontraba ante dos de los encantadores más competentes de la logia, si alguien podían cargarse una armadura encantada eran ellos.
Las armaduras no se movían per se, por lo que esta tenía que tener por lo menos una runa que actuara de corazón, runa que “mataría” al cacharro si era dañada, aunque seguramente tendría un montón distribuidas por el interior reforzando el flujo mágico. Así que no bastaba con romper una runa, sino LA runa, o al menos las suficientes como para debilitar tanto la señal que no supusiera una amenaza, ahora la pregunta era ¿Dónde habría puesto el constructor del cacharro la runa más importante? Había que ser vago y mala persona para construir algo así, además de algo inútil para que fallara, él tenía dos de tres cualidades, podía adivinarlo, seguro.
El pecho, esa armadura escamada era más gruesa en el pecho, era el mejor lugar para ponerla, donde tendría menos posibilidades de ser destruida. El la habría puesto en la punta del pie, para ser un capullo total y que esa cosa fuese inmatable, pero seguramente era muy mal lugar para distribuir la energía mágica. Una vez decidido, el brujo avanzo rápidamente, espada en mano y lanzo una estocada ascendente para intentar penetrar entre las placas, para al menos desgarrar las junturas tanto como fuese posible, para luego retirarse otra vez hacia la puerta, seguía sin fiarse del elfo.
Al igual que el elfo al parecer, que se dispuso a ayudar a Vincent con la armadura. Geralt estaba seguro de que solo hacía tiempo para escabullirse por algún hueco hacia el interior de la torre, pero cuando más tiempo pasaba, más lo dudaba. ¿Se fiaría? Absolutamente no, era un elfo, no uno de los majos a juzgar por como quería robarles, el único motivo por el cual alguien se escalaría hacia allí en medio de una tormenta.
Había gente muy rara, aunque seguramente no sería algún tipo de honor elfico, sino algo más pragmático, el tipo seguramente no había esperado resistencia y esperaba librarse solo con una bronca si ayudaba, era razonable, si conseguía ayudar de verdad, cosa que dudaba, puesto que se encontraba ante dos de los encantadores más competentes de la logia, si alguien podían cargarse una armadura encantada eran ellos.
Las armaduras no se movían per se, por lo que esta tenía que tener por lo menos una runa que actuara de corazón, runa que “mataría” al cacharro si era dañada, aunque seguramente tendría un montón distribuidas por el interior reforzando el flujo mágico. Así que no bastaba con romper una runa, sino LA runa, o al menos las suficientes como para debilitar tanto la señal que no supusiera una amenaza, ahora la pregunta era ¿Dónde habría puesto el constructor del cacharro la runa más importante? Había que ser vago y mala persona para construir algo así, además de algo inútil para que fallara, él tenía dos de tres cualidades, podía adivinarlo, seguro.
El pecho, esa armadura escamada era más gruesa en el pecho, era el mejor lugar para ponerla, donde tendría menos posibilidades de ser destruida. El la habría puesto en la punta del pie, para ser un capullo total y que esa cosa fuese inmatable, pero seguramente era muy mal lugar para distribuir la energía mágica. Una vez decidido, el brujo avanzo rápidamente, espada en mano y lanzo una estocada ascendente para intentar penetrar entre las placas, para al menos desgarrar las junturas tanto como fuese posible, para luego retirarse otra vez hacia la puerta, seguía sin fiarse del elfo.
Geralt
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
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Tyr
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Que viniese con él. Eso le había dicho al elfo para que al menos pudiera salir vivo de la torre. Una oportunidad de sobrevivir. Evidentemente no estaba bien lo que hacía el ladrón, pues hasta el más tonto del pueblo sabía que había subido hasta allí solo para robarles. Sin embargo, tampoco podía dejar que una armadura sin alma lo despedazara por ello. Vicente debía ser castigado por su crimen, o incluso perdonado si el líder de la Logia lo creía oportuno en un acto de generosidad. En cualquier, caso merecía un castigo proporcional a su acto vandálico. Ser juzgado por su crimen. Y no ser asesinado por un autómata sin más.
Vicente. Parecía una parodia de los dioses. Estaba completamente seguro de que ese nombre era falso, no creía que un bandido confiara su nombre verdadero a un defensor de la torre tan gratuitamente. Más era curioso cómo se parecía a su propio nombre, el falso escogido por el elfo.
Pero qué demonios. A esas alturas debía estar acostumbrado a las comedias en las que acaba metido por obra y fortuna de los dioses. Como cuando solo quería pasar la noche en una casa abandonada, y acabó en una guarida de trasgos cuando el suelo se hundió. O como cuando solo quería tener una conversación con Níniel en una posada, y acabó metido en un sueño demasiado realista y peligroso para su gusto. Y como no, acaso podía faltar la vez que su amiga Caroline le dijo en resumidas cuentas. “Oh, Vincent, eres un guerrero tan majo y generoso, ¿por qué no vas a que te maten a Roilkat?”
Y ahora esto. Y no hablaba precisamente del parecido del nombre falso del ladrón con el suyo. Sino a que esa maldita armadura se había decidido por matarle a él. A veces parecía, que en la mitad de los días de su vida estaba gafado para encontrarse en situaciones rocambolescas donde pudiera morir, y en la otra mitad directamente se metía él solito sin necesidad de la mala suerte.
Indiferentemente de su mala suerte, lo cierto es que le provocaba curiosidad saber los motivos por el cual el objeto mágico se había decido a destruir su persona. Obviamente ese trasto estaba estropeado, seguramente porque su encantamiento se había deteriorado con el tiempo. O simplemente porque el lumbreras que lo había realizado no había estado muy atinado. Aunque después de haber escuchado la historia del cuadro de Ronaldo la otra noche, bien podía ser un objeto arrebatado de la manos de algún loco por la Logia. Luego almacenado allí y olvidado. Al estar cambiado del lugar donde debería ejercer su defensa, la armadura debía considerar a todo aquel que lo activara como extraño. Sin importar que fueran miembros de la logia, pues no era una defensa de esa torre en realidad.
El objeto mágico se habría activado con la rotura del cristal, pero luego había notado su presencia en vez de la del elfo.
- Estúpida armadura-, masculló entre dientes desenvainando su espada, preparándose mentalmente para el combate con unos conjuros.
Estúpida y lenta. Pues con lo rápido que avanzaba hacia él, podría haberse tomado una siesta mientras la esperaba, e incluso le hubiera sobrado tiempo para calentar una infusión de hierbas al despertar.
De todos modos, la armadura aunque fuera lenta era un arma incansable. Un objeto imbuido en magia que no descansaba hasta completar su objetivo. O hasta que acabara siendo destruido. No podía huir y dejar esa cosa suelta, así que habría que darle un merecido final.
El rubio rechazó el ataque de la espada del autómata con su propio acero, provocando que el ruido de los aceros al entrechocar inundara la sala. Varios cruces de espada se fueron sucediendo mientras la armadura intentaba acabar con él de forma sistemática, y si bien era lenta al caminar, no lo era tanto cuando tenía que manejar su brazo armado. Suponía que toda ella debía moverse con esa agilidad, pero el pasar del tiempo había afectado a sus piernas.
No tardó en escuchar una voz que rompió la monotonía del ruido de los metales chocando.
- Hey, Geralt. Me alegra verte. Donde pueden morir dos hombres siempre pueden morir tres-, lo saludó con una broma, pero con la atención fijada en la armadura que no cejaba de intentar matarlo. - Sí, mucho me temo que esta...-, se tomó unos segundos buscando una palabra que la definiera bien. - Que esta porquería estaba aquí y está rota.
El rubio esquivó otro ataque de su silente rival que golpeó el suelo con gran sonoridad. Tendría que tener cuidado, con todos sus sentidos bien puestos, si no quería acabar hecho pedazos bajo la inmensa fuerza del autómata. Por la contundencia de este ataque, cualquiera diría que la armadura podía escucharlo y le molestaban los insultos que le pudiera dedicar.
Fue en ese mismo instante cuando el elfo hizo su gran intervención. No sin antes dedicarle unas palabras, que casi lo matan por la sorpresa más rápido que aquella cosa animada mágicamente.
- ¿Tu honor te exige? - comentó con ceja enarcada, observando como el joven se dedicaba a hacer toda una coreografía de ataques contra la armadura por todos lados. - ¿Tu honor te lo exige antes de haber roto esa ventana y haber activado esa cosa, o justo después de que apareciera Geralt? - bromeó con una sonrisa.
Al menos agradecía la ayuda del simpático ladrón. Era mejor que simplemente verlo salir corriendo. Y su forma de luchar era impresionantemente ágil, y además le dio una idea que había reforzado una que ya había tenido anteriormente.
El ente mágico volvió a la carga con una seria de estocadas contra él, como no. No le costó demasiado esquivarlas o bloquearlas, pero de esta manera no iba a ningún lado. No podía competir en cansancio contra un objeto que no podía fatigarse. Defenderse dejando que el rival se desgastara solo servía con los vivos. Además esa cosa luchaba bien, pues no solo lo atacaba directamente, sino que a veces incluso le fintaba los movimientos, y también era capaz de contraatacarle. El tipo que la había diseñado sin duda había creado una buena defensa, si hubiera servido como tendría que haberlo hecho, claro estaba.
Cuando Vinc consiguió desviar la espada de la armadura hacia un lado, fue el turno de Geralt. El peliblanco lanzó un ataque contra el pecho. La parte más acorazada y dura de todo el artefacto. Para cualquiera ese ataque debía parecer estúpido, pero él no era cualquiera. Él era encantador como Geralt, y por ello sabía que debía andar buscando la runa arcana que alimentaba toda la estructura.
Una estructura muy sólida aquella, pero que tenía partes vulnerables como todo objeto que pudiera moverse. Aunque la armadura estaba bien fabricada, tenía que tener juntas para poder mover las piernas y los brazos. Era algo obligatorio. Sino no podría moverse. Y aunque no era fácil poder desmembrarla por culpa de su buen diseño, como bien había intentando el elfo en vano, un brujo siempre podía hacer otra cosa.
Con un movimiento rápido de su mano zurda, Vincent sacó el pedernal de uno de sus bolsillos, y sin perder el tiempo chasqueó los dedos metálicos de su guante contra la varilla provocando una chispa. Esa chispa pronto se convirtió en algo mucho mayor, que siguió expandiéndose hasta rodearlo por completo en un giro constante de aire y fuego a gran velocidad.
Un humano hubiera reculado por el fuego, o directamente habría sido abrasado por las llamas, pero una armadura… El brujo usó su habilidad defensiva, de modo que él, además de estar dentro del ojo del vórtice como de costumbre, tuviera a la coraza mágica justo en el ciclón de fuego.
- Geralt, ayúdame a calentarla-, gritó al otro brujo en la sala.
No podía desmembrarla, ni reducirla a golpes, pero bien que podía hacerla colapsar por medio del calor. Por muy mágica que fuera, no dejaba de ser una armadura de metal. Una que se dilataba como cualquier otra. Si todo iba bien, pronto las juntas de sus brazos y sus piernas se acabarían tocando con la parte del pecho, y con suerte se pegarían para dejarla para siempre como una estatua sin movilidad. Si eso fallaba, siempre le quedaba la posible hendidura que había creado el peliblanco sobre el peto de la armadura. Esta se expandiría por el calor, mostrando y exponiendo la runa que le daba vida. Que podía decir, ser herrero tenía sus ventajas.
Vicente. Parecía una parodia de los dioses. Estaba completamente seguro de que ese nombre era falso, no creía que un bandido confiara su nombre verdadero a un defensor de la torre tan gratuitamente. Más era curioso cómo se parecía a su propio nombre, el falso escogido por el elfo.
Pero qué demonios. A esas alturas debía estar acostumbrado a las comedias en las que acaba metido por obra y fortuna de los dioses. Como cuando solo quería pasar la noche en una casa abandonada, y acabó en una guarida de trasgos cuando el suelo se hundió. O como cuando solo quería tener una conversación con Níniel en una posada, y acabó metido en un sueño demasiado realista y peligroso para su gusto. Y como no, acaso podía faltar la vez que su amiga Caroline le dijo en resumidas cuentas. “Oh, Vincent, eres un guerrero tan majo y generoso, ¿por qué no vas a que te maten a Roilkat?”
Y ahora esto. Y no hablaba precisamente del parecido del nombre falso del ladrón con el suyo. Sino a que esa maldita armadura se había decidido por matarle a él. A veces parecía, que en la mitad de los días de su vida estaba gafado para encontrarse en situaciones rocambolescas donde pudiera morir, y en la otra mitad directamente se metía él solito sin necesidad de la mala suerte.
Indiferentemente de su mala suerte, lo cierto es que le provocaba curiosidad saber los motivos por el cual el objeto mágico se había decido a destruir su persona. Obviamente ese trasto estaba estropeado, seguramente porque su encantamiento se había deteriorado con el tiempo. O simplemente porque el lumbreras que lo había realizado no había estado muy atinado. Aunque después de haber escuchado la historia del cuadro de Ronaldo la otra noche, bien podía ser un objeto arrebatado de la manos de algún loco por la Logia. Luego almacenado allí y olvidado. Al estar cambiado del lugar donde debería ejercer su defensa, la armadura debía considerar a todo aquel que lo activara como extraño. Sin importar que fueran miembros de la logia, pues no era una defensa de esa torre en realidad.
El objeto mágico se habría activado con la rotura del cristal, pero luego había notado su presencia en vez de la del elfo.
- Estúpida armadura-, masculló entre dientes desenvainando su espada, preparándose mentalmente para el combate con unos conjuros.
Estúpida y lenta. Pues con lo rápido que avanzaba hacia él, podría haberse tomado una siesta mientras la esperaba, e incluso le hubiera sobrado tiempo para calentar una infusión de hierbas al despertar.
De todos modos, la armadura aunque fuera lenta era un arma incansable. Un objeto imbuido en magia que no descansaba hasta completar su objetivo. O hasta que acabara siendo destruido. No podía huir y dejar esa cosa suelta, así que habría que darle un merecido final.
El rubio rechazó el ataque de la espada del autómata con su propio acero, provocando que el ruido de los aceros al entrechocar inundara la sala. Varios cruces de espada se fueron sucediendo mientras la armadura intentaba acabar con él de forma sistemática, y si bien era lenta al caminar, no lo era tanto cuando tenía que manejar su brazo armado. Suponía que toda ella debía moverse con esa agilidad, pero el pasar del tiempo había afectado a sus piernas.
No tardó en escuchar una voz que rompió la monotonía del ruido de los metales chocando.
- Hey, Geralt. Me alegra verte. Donde pueden morir dos hombres siempre pueden morir tres-, lo saludó con una broma, pero con la atención fijada en la armadura que no cejaba de intentar matarlo. - Sí, mucho me temo que esta...-, se tomó unos segundos buscando una palabra que la definiera bien. - Que esta porquería estaba aquí y está rota.
El rubio esquivó otro ataque de su silente rival que golpeó el suelo con gran sonoridad. Tendría que tener cuidado, con todos sus sentidos bien puestos, si no quería acabar hecho pedazos bajo la inmensa fuerza del autómata. Por la contundencia de este ataque, cualquiera diría que la armadura podía escucharlo y le molestaban los insultos que le pudiera dedicar.
Fue en ese mismo instante cuando el elfo hizo su gran intervención. No sin antes dedicarle unas palabras, que casi lo matan por la sorpresa más rápido que aquella cosa animada mágicamente.
- ¿Tu honor te exige? - comentó con ceja enarcada, observando como el joven se dedicaba a hacer toda una coreografía de ataques contra la armadura por todos lados. - ¿Tu honor te lo exige antes de haber roto esa ventana y haber activado esa cosa, o justo después de que apareciera Geralt? - bromeó con una sonrisa.
Al menos agradecía la ayuda del simpático ladrón. Era mejor que simplemente verlo salir corriendo. Y su forma de luchar era impresionantemente ágil, y además le dio una idea que había reforzado una que ya había tenido anteriormente.
El ente mágico volvió a la carga con una seria de estocadas contra él, como no. No le costó demasiado esquivarlas o bloquearlas, pero de esta manera no iba a ningún lado. No podía competir en cansancio contra un objeto que no podía fatigarse. Defenderse dejando que el rival se desgastara solo servía con los vivos. Además esa cosa luchaba bien, pues no solo lo atacaba directamente, sino que a veces incluso le fintaba los movimientos, y también era capaz de contraatacarle. El tipo que la había diseñado sin duda había creado una buena defensa, si hubiera servido como tendría que haberlo hecho, claro estaba.
Cuando Vinc consiguió desviar la espada de la armadura hacia un lado, fue el turno de Geralt. El peliblanco lanzó un ataque contra el pecho. La parte más acorazada y dura de todo el artefacto. Para cualquiera ese ataque debía parecer estúpido, pero él no era cualquiera. Él era encantador como Geralt, y por ello sabía que debía andar buscando la runa arcana que alimentaba toda la estructura.
Una estructura muy sólida aquella, pero que tenía partes vulnerables como todo objeto que pudiera moverse. Aunque la armadura estaba bien fabricada, tenía que tener juntas para poder mover las piernas y los brazos. Era algo obligatorio. Sino no podría moverse. Y aunque no era fácil poder desmembrarla por culpa de su buen diseño, como bien había intentando el elfo en vano, un brujo siempre podía hacer otra cosa.
Con un movimiento rápido de su mano zurda, Vincent sacó el pedernal de uno de sus bolsillos, y sin perder el tiempo chasqueó los dedos metálicos de su guante contra la varilla provocando una chispa. Esa chispa pronto se convirtió en algo mucho mayor, que siguió expandiéndose hasta rodearlo por completo en un giro constante de aire y fuego a gran velocidad.
Un humano hubiera reculado por el fuego, o directamente habría sido abrasado por las llamas, pero una armadura… El brujo usó su habilidad defensiva, de modo que él, además de estar dentro del ojo del vórtice como de costumbre, tuviera a la coraza mágica justo en el ciclón de fuego.
- Geralt, ayúdame a calentarla-, gritó al otro brujo en la sala.
No podía desmembrarla, ni reducirla a golpes, pero bien que podía hacerla colapsar por medio del calor. Por muy mágica que fuera, no dejaba de ser una armadura de metal. Una que se dilataba como cualquier otra. Si todo iba bien, pronto las juntas de sus brazos y sus piernas se acabarían tocando con la parte del pecho, y con suerte se pegarían para dejarla para siempre como una estatua sin movilidad. Si eso fallaba, siempre le quedaba la posible hendidura que había creado el peliblanco sobre el peto de la armadura. Esta se expandiría por el calor, mostrando y exponiendo la runa que le daba vida. Que podía decir, ser herrero tenía sus ventajas.
Offrol
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Uso mi habilidad de nivel 2
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
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Tyr
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
La albina permaneció en segundo plano mientras escuchaba como proseguía la conversación entre el joven y Níniel. Parecía que la respuesta silenciosa a la pregunta que lanzó fue no hacer más que lo que ya hacían, es decir, hablar con aquel chico, y hacerle entrar en razón, o… quizás lo haría él a ellas.
Catherine arrugó el entrecejo y ladeó levemente la cabeza, mientras Bio daba sus motivos del porqué estaba allí en aquel momento y de semejante manera. Parecía saber demasiado, y no sólo del cuadro, hablaba de otras cosas, cosas acerca de lo que se escondía tras aquella pintura, y la verdad de los supuestos carteles donde rezaban su búsqueda y captura.
No importó demasiado aquel detalle para la vampira, lo verdaderamente interesante fue lo siguiente que pronunció sobre las encantadoras. Sobre Lucy y Abbey. Y quizás si no hubiera ocurrido lo de días antes, si la albina no supiera algunas de las formas que se gastaban en aquella organización para hacerse con sus “tesoros”, quizás entonces habría pasado por alto aquel comentario, o habría pensado en mayor medida que podría ser una mentira para abrirse paso a la confianza de su amiga, y la desconocida que era la propia Cath para el joven.
La vampira apretó las manos en un puño, recogiendo entre sus dedos los pliegues de su falda, esperó a comprobar la reacción de la elfa sobre las palabras de Bio, y esta no pareció demasiado convencida. Estaba claro que por mucho que le preocupara ese joven, quería asegurar cada paso que daba con o contra él.
Fuera como fuese, no dio mucho más tiempo a continuar con la tertulia, pues de pronto, Abbey hizo acto de presencia como un torbellino helado, y sin llegar siquiera a dar tiempo a una respuesta ante la pregunta que acompañó su entrada, lanzó un hechizo contra Bio, dejando casi sin aliento a Cath, más por no esperarse esa bruta acometida, que por el hecho de sentir a prácticamente centímetros de ella la frialdad de la magia provocada por la bruja.
Níniel fue la primera en reaccionar, replicando a la recién llegada, y Bio no pareció pensárselo dos veces para darse la fuga, buscando el momento y la manera propicia, lanzando como distractor algunos de los materiales con los que hacía unos minutos estaban trabajando tanto la elfa como Catherine.
Todo ocurrió tan rápido, que cuando la joven vampira fue a darse cuenta, su compañera ya había alertado a la bruja, y se puso en marcha junto a ésta.
Cath se quedó unos segundos trabada, y aunque sus pensamientos viajaban a gran velocidad en su cabeza, todo se enmarañaba intentando presuponer acontecimientos tras lo escuchado entre Bio y Nín. No debía dejarse llevar por las palabras de aquel muchacho, siquiera la elfa, quién parecía ser su amiga lo había hecho en apariencia.
Así pues, la joven albina sacó el puñal que siempre llevaba escondido, y manteniéndolo en una posición baja, corrió hacia la salida de la botica. No estaba demasiado segura del camino que tomó Níniel, pero necesitaba comprobar que todo fuera bien, al menos, esperaba coincidir con la chica allá donde hubiera ido; le bastaba eso para no sentirse sola ante aquella situación que se les echaba encima.
Catherine arrugó el entrecejo y ladeó levemente la cabeza, mientras Bio daba sus motivos del porqué estaba allí en aquel momento y de semejante manera. Parecía saber demasiado, y no sólo del cuadro, hablaba de otras cosas, cosas acerca de lo que se escondía tras aquella pintura, y la verdad de los supuestos carteles donde rezaban su búsqueda y captura.
No importó demasiado aquel detalle para la vampira, lo verdaderamente interesante fue lo siguiente que pronunció sobre las encantadoras. Sobre Lucy y Abbey. Y quizás si no hubiera ocurrido lo de días antes, si la albina no supiera algunas de las formas que se gastaban en aquella organización para hacerse con sus “tesoros”, quizás entonces habría pasado por alto aquel comentario, o habría pensado en mayor medida que podría ser una mentira para abrirse paso a la confianza de su amiga, y la desconocida que era la propia Cath para el joven.
La vampira apretó las manos en un puño, recogiendo entre sus dedos los pliegues de su falda, esperó a comprobar la reacción de la elfa sobre las palabras de Bio, y esta no pareció demasiado convencida. Estaba claro que por mucho que le preocupara ese joven, quería asegurar cada paso que daba con o contra él.
Fuera como fuese, no dio mucho más tiempo a continuar con la tertulia, pues de pronto, Abbey hizo acto de presencia como un torbellino helado, y sin llegar siquiera a dar tiempo a una respuesta ante la pregunta que acompañó su entrada, lanzó un hechizo contra Bio, dejando casi sin aliento a Cath, más por no esperarse esa bruta acometida, que por el hecho de sentir a prácticamente centímetros de ella la frialdad de la magia provocada por la bruja.
Níniel fue la primera en reaccionar, replicando a la recién llegada, y Bio no pareció pensárselo dos veces para darse la fuga, buscando el momento y la manera propicia, lanzando como distractor algunos de los materiales con los que hacía unos minutos estaban trabajando tanto la elfa como Catherine.
Todo ocurrió tan rápido, que cuando la joven vampira fue a darse cuenta, su compañera ya había alertado a la bruja, y se puso en marcha junto a ésta.
Cath se quedó unos segundos trabada, y aunque sus pensamientos viajaban a gran velocidad en su cabeza, todo se enmarañaba intentando presuponer acontecimientos tras lo escuchado entre Bio y Nín. No debía dejarse llevar por las palabras de aquel muchacho, siquiera la elfa, quién parecía ser su amiga lo había hecho en apariencia.
Así pues, la joven albina sacó el puñal que siempre llevaba escondido, y manteniéndolo en una posición baja, corrió hacia la salida de la botica. No estaba demasiado segura del camino que tomó Níniel, pero necesitaba comprobar que todo fuera bien, al menos, esperaba coincidir con la chica allá donde hubiera ido; le bastaba eso para no sentirse sola ante aquella situación que se les echaba encima.
- PERDÓN!!! :
- Siento muchísimo haber tardado tanto en responder... pa poner encima esta mojona de post donde no hago nada U_U
Vincent, discúlpame de verdad por haberte hecho esperar tanto pa esto... menos mal que ya has posteado ;__; me siento mu mal!!!! prometo llevar mejor el ritmo a partir de ahora T.T al menos lo voy a intentar...!! no ha sido por gusto, os lo juro
Catherine Blair
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Pese a que mi intención era equilibrar "algo" la balanza, por petición de los usuarios envueltos en el conflicto con Abbey (Níniel-Bio) ambos han decidido que ésta siga en pie de manera que ahora la hechicera de hielo continuará operativa. El caso de Vincent es distinto pues él sí se encontraba en un enfrentamiento directo, así que estará este turno y el siguiente en la misma sala.
Sala c) Sala de la magia (Piso 2)
Los tres hombres se aliaron contra la armadura mágica, que peleaba sin ningún tipo de inteligencia, simplemente atacando con su espada roma a Vincent, como si sólo existiera él, ignorando por completo a los otros dos. Un mecanismo de defensa un tanto curioso que, sin duda, tendrá que ser perfeccionado en el futuro ante su más que evidente ineficacia, al menos a la hora de identificar intrusos.
Sin embargo, su sistema de combate sí que parecía más pulido, la armadura ataca al rubio de manera efectiva y consigue alcanzarle en el cuerpo con su arma roma y con su fuerza mágica sobrehumana lo estampa contra la estantería.
Si bien, “gracias” a que iba a por el brujo como si no hubiera un mañana, sus dos aliados pudieron terminar de golpearle pues ésta no se defendía de ningún tipo de ataque pese a los golpes que recibía. Tanto que, al final, terminó rota y despiezada en el suelo.
- - - - - -
He tirado una runa por la armadura que es mejor que la de Vincent pero peor que la de Geralt y Rauko, de manera que el resultado es el siguiente:
Rauko: Contemplas la escena de cómo Vincent sale volando por los aires. Pero continuáis golpeando a la armadura sin oposición hasta que cae. Puedes ayudar a Vincent si quieres, aunque te darás cuenta de que gracias al caos de la armadura, la puerta ha quedado descubierta y puede ser una buena opción para continuar la búsqueda del cuadro, tu objetivo principal. Si optas por lo segundo, envíame un privado diciéndome la sala a la que te diriges. Puede ser cualquiera.
Vincent: Las dioses, por dos veces, no han querido ser muy afortunadas contigo. Recibes un fuerte golpe en la cabeza al impactar contra la estantería que te dejará aturdido. Durante este turno y el siguiente, no podrás abandonar la sala ni hacer mucho más que salir del mareo en el que te encuentras o dar algún consejo o recomendación a Geralt o alguno de los presentes.
Geralt: Habéis conseguido terminar con la armadura, pero tu compañero parece un poco descolocado. Puedes atenderle si lo deseas. Tú dependes de Rauko, si él se queda, deberás quedarte e interrogarlo, pues imagino que no dejarás a Vincent con un intruso. Si escapa, tendrás que ir tras él y no lo perderás de vista. No mandes MP pues empezarás el próximo turno en la misma estancia que él.
No hay runas en este turno, a menos que os ataquéis a traición.
* * * * * * * * * * * * *
Sala f) Sala de reuniones (Piso 3)
El vampiro escapó sin demasiados problemas al ataque de la hechicera de hielo. La ventana por la que accedió al edificio fue su vía de escape más rápida. Pero, ¿a dónde se dirigía?
Cuando Abbey escuchó a Níniel decir que los asaltadores venían a por el cuadro, los ojos de la hechicera de hielo se tornaron en un claro gesto de preocupación. Tenía que proteger el cuadro pero, ¿a dónde había ido Bio? Sabía que únicamente había dos opciones, subir al piso superior o descender al inferior. La maga optó con sentido por la primera opción. -Voy arriba. – dijo y salió como una exhalación por la puerta.
Llegó a la puerta de la sala de reuniones. Allí se encontraba Bio, quien por lo visto había optado por subir al piso superior. Níniel y Catherine llegaron tras ella, cuando la hechicera ya amenazaba a Víctor. – ¡Esta vez no escaparás, ladrón! – gritó la maga, que haciendo uso de la telequinesia que todos los brujos tenían, hizo que un armario de la sala cayera sobre la ventana, bloqueándola por completo.
Al vampiro no le quedaría más remedio que luchar contra la hechicera pues, si no, sería él el que acabaría con problemas.
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Bio: Llegas como una exhalación a la sala de reuniones, investigas y descubres de primera instancia que no hay rastro del cuadro. Justo en ese momento aparecen Abbey, Níniel y Catherine. Parece que te han acorralado y ahora no hay vía de escape: Son 3 contra 1. Si quieres enfrentarte a las chicas tendrás que lanzar 3 runas y rezar a los dioses para que te sonrían. También puedes dialogar y no atacarlas, aunque eso te hará perder tiempo.
Níniel: Cuando llegas arriba te encuentras a Abbey haciendo oposición a Víctor. Tu jefa parece dispuesta a enfrentarse a él, Delante está tu amigo, ¿Qué haces? Si quieres luchar con Bio, tendrás que dialogar con él y tratar de llegar a un acuerdo.
Catherine: Has hecho bien en permanecer junto a la elfa, juntas sois más fuertes. Cuando llegas arriba, ves la escena de tu jefa junto a Níniel, y al vampiro explicándose. Sin embargo, al ser la última en llegar y la más próxima a la puerta, tus sentidos de vampiro, más agudos, te hacen sentir un ruido en la habitación de al lado, en el despacho de Abbey Frost (sala e). Sospechas que hay alguien ahí. Puedes informar a Níniel para planear el siguiente paso (Bio la escuchará), o abandonarla e ir tú misma a ver qué hay. Si optas por esto último, tendrás que tirar una runa.
Recordad que si atacáis a alguien o sois atacados, tendréis que lanzar una runa.
* * * * * * * * * * * * * *
Sala e) Despacho de Abbey Frost
Armand: Durante este turno ha llegado al despacho de Abbey y se encuentra registrándolo. No encontrará nada aquí tampoco. De modo que debe buscar en otro sitio. Bio, si Catherine no va a por él, mándame un MP para indicar su próximo movimiento.
- SOBRE EL ORDEN DE LOS TURNOS:
OFF: Una cuestión sobre los turnos para aclarar una confusión: Por lo visto Vincent estaba esperando a que respondiera Catherine, tal vez me haya explicado mal. No es necesario que Vincent espere por Catherine. Para agilizar el rol, sólo tendréis que esperar por vuestros compañeros de sala. Es decir, Catherine únicamente tendría que esperar por Bio y Níniel, y lo mismo se aplica para Vincent, que sólo tendría que esperar por Rauko. Si tenéis alguna duda preguntarme por mp.
Ger
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Por poco había logrado evadir el ataque de esa mujer poseída por la ira -No sé por qué las mujeres acaban odiándome- Murmuré para mí mismo mientras miraba con cierto fastidio el muro en busca de alguna manera de subir, no había salientes para trepar, pero sí algunos espacios entre bloques que con ayuda de mis dagas y un gran esfuerzo para no caerme me permitirían llegar al siguiente piso; esta vez tomé mis precauciones para el sigilo; me había esforzado mucho en la ventana de abajo y el resultado había sido pésimo; así que esta vez me esforzaría menos y obtendría el mismo resultado; un par de patadas bastaron para fisurar los cristales, otras dos para abrir el espacio y entrar; al sonido de vidrios cayendo era algo difícil de ocultar y tal como imaginaba la bruja de hielo llegó a mi encuentro guiada tal vez porque era la ruta más lógica, teniendo en cuenta que registrábamos habitaciones de abajo hacia arriba.
De nuevo me encontraba frente a mi hermosa némesis pero aún no deseaba enfrentarla, bastante mal me había ido junto a Elen y no me imaginaba pelear contra ella yo solo -¿No tienes a nadie más a quién acosar?- Pregunté a la bruja en tono burlón mientras me intentaba llegar a la ventana para seguir huyendo pero esto solo logró incrementar la ira de la chica y fue necesario frenar mi carrera para evitar ser aplastado por un pesado armario que acabó bloqueando la ruta de escape -Oh vamos, mujer, dame un respiro- Dije molesto mientras me daba la vuelta solo para apenas esquivar una afilada estaca de hielo que pasó rozando mi rostro y dejando una delgada línea roja en mi mejilla por donde comenzó a brotar sangre.
Por si fuera poco Niniel llegó con ella, seguida también por la otra chica de cenicientos cabellos; justo había querido dejar a Niniel fuera de esto y ella se empeñaba en estar presente -Maldición...- Pensé mientras retrocedía un poco pensando en la manera de pasar sobre el trío de féminas sin tener que lastimarlas; aunque tal vez a Abbey sí podría lastimarla un poco... Y hacer que pareciera un accidente, pero ya pensaría en algo cuando llegara el momento.
La bruja parecía decidida a eliminarme y sin una ruta de escape no tenía más remedio que defenderme y contra atacar de alguna manera; cosa que retrasaría un poco pues no quería arriesgarme a ser congelado como había intentado dejarme la última vez -Creo que solo comenzamos en el pie izquierdo- Dije mientras me contorsionaba y saltaba hacia un lado rodando por el suelo para evitar ser alcanzado por un torrente de viento frío que congeló el piso detrás de mí -Te ves tan sensual cuando te pones salvaje- Dije saltando de nuevo a un lado y esta vez quedando pegado a la pared; sin duda se me estaban terminando las opciones; de seguir así llegarían más... Más... ¿Cómo se llamaban? ¿Logianos? En fin, llegarían más de ellos o Abbey conseguiría mejorar su puntería con la práctica; era tiempo de ejecutar el plan maestro que tantas veces me había funcionado “Pegar y no dejar que me peguen”.
¿Por qué me están siguiendo?- Dije con naturalidad como si no debieran hacerlo -No quiero lastimarlas, pero no dejaré que me atrapen- Dije decidido y en un tono más serio que antes; no era claramente una amenaza en sí, era más una advertencia. Ahora que tenía un ingenioso y estratégico plan solo me faltaba encontrar una manera de llevarlo a cabo; aunque también debía darme prisa antes de que la elfa se dispusiera a contrarrestar mi magia con alguno de sus trucos raros de elfos -Esto no tiene que terminar así, no soy el enemigo- [1] Dije con naturalidad aunque tales palabras llevaban escondida una discreta carga de magia de voz cuyo objetivo sería confundir su percepción; a fin de cuentas una parte del trabajo ya había sido hecha con la ayuda de la misma Abbey, esto era hacerlas dudar de los métodos violentos de la hechicera; en la sala anterior me había encargado de sembrar la cizaña sin magia, así que ahora ésta sería solo un catalizador de esos pensamientos confusos que esperaba haber sembrado en sus mentes.
Si hubiera querido lastimarlas lo habría hecho antes- [1] Dije al par de mujeres que acompañaban a la bruja; cosa que no era falsa; a fin de cuentas, una mentira que es verdad a medias es la más eficaz de las mentiras y Niniel que había peleado a mi lado seguramente tendría una idea de que no hablaba en vano -Ella es el verdadero enemigo- [1] Dije señalando a la chica de hielo con una última y definitiva frase cargada de magia -Y tú has confiado en la gente equivocada, cuándo sepan lo que eres capaz de hacer ya no te apoyarán- [1] Dije a la hechicera para al mismo tiempo ponerla a ella contra sus subordinadas; de esa manera conseguiría cuando menos distraerlas para seguir mi camino, aunque no sin antes dejar fuera de combate a la hechicera y evitar que atacara a sus acompañantes.
Un vistazo rápido a la habitación me hizo pensar que el cuadro no estaba allí; tal vez porque no había ninguno de nadie; debía continuar la búsqueda aunque unos ruidos en el piso inferior comenzaron a preocuparme, tal vez debería volver abajo y ayudar al joven elfo pero ¿Dónde había ido Armand? Pensar en aquello me quitó un poco de tiempo, lo suficiente para notar que la misteriosa peliblanca le mencionaba algo a Niniel en la otra habitación -Y bien ¿A dónde nos llevará esto?- Pregunté al trío de chicas pues mi tiempo se estaba terminando y no sabía cuánto más tardarían en pedir refuerzos los de la logia.
[1]Habilidad de Nivel 5: El valle de la inquietud. De nuevo me encontraba frente a mi hermosa némesis pero aún no deseaba enfrentarla, bastante mal me había ido junto a Elen y no me imaginaba pelear contra ella yo solo -¿No tienes a nadie más a quién acosar?- Pregunté a la bruja en tono burlón mientras me intentaba llegar a la ventana para seguir huyendo pero esto solo logró incrementar la ira de la chica y fue necesario frenar mi carrera para evitar ser aplastado por un pesado armario que acabó bloqueando la ruta de escape -Oh vamos, mujer, dame un respiro- Dije molesto mientras me daba la vuelta solo para apenas esquivar una afilada estaca de hielo que pasó rozando mi rostro y dejando una delgada línea roja en mi mejilla por donde comenzó a brotar sangre.
Por si fuera poco Niniel llegó con ella, seguida también por la otra chica de cenicientos cabellos; justo había querido dejar a Niniel fuera de esto y ella se empeñaba en estar presente -Maldición...- Pensé mientras retrocedía un poco pensando en la manera de pasar sobre el trío de féminas sin tener que lastimarlas; aunque tal vez a Abbey sí podría lastimarla un poco... Y hacer que pareciera un accidente, pero ya pensaría en algo cuando llegara el momento.
La bruja parecía decidida a eliminarme y sin una ruta de escape no tenía más remedio que defenderme y contra atacar de alguna manera; cosa que retrasaría un poco pues no quería arriesgarme a ser congelado como había intentado dejarme la última vez -Creo que solo comenzamos en el pie izquierdo- Dije mientras me contorsionaba y saltaba hacia un lado rodando por el suelo para evitar ser alcanzado por un torrente de viento frío que congeló el piso detrás de mí -Te ves tan sensual cuando te pones salvaje- Dije saltando de nuevo a un lado y esta vez quedando pegado a la pared; sin duda se me estaban terminando las opciones; de seguir así llegarían más... Más... ¿Cómo se llamaban? ¿Logianos? En fin, llegarían más de ellos o Abbey conseguiría mejorar su puntería con la práctica; era tiempo de ejecutar el plan maestro que tantas veces me había funcionado “Pegar y no dejar que me peguen”.
¿Por qué me están siguiendo?- Dije con naturalidad como si no debieran hacerlo -No quiero lastimarlas, pero no dejaré que me atrapen- Dije decidido y en un tono más serio que antes; no era claramente una amenaza en sí, era más una advertencia. Ahora que tenía un ingenioso y estratégico plan solo me faltaba encontrar una manera de llevarlo a cabo; aunque también debía darme prisa antes de que la elfa se dispusiera a contrarrestar mi magia con alguno de sus trucos raros de elfos -Esto no tiene que terminar así, no soy el enemigo- [1] Dije con naturalidad aunque tales palabras llevaban escondida una discreta carga de magia de voz cuyo objetivo sería confundir su percepción; a fin de cuentas una parte del trabajo ya había sido hecha con la ayuda de la misma Abbey, esto era hacerlas dudar de los métodos violentos de la hechicera; en la sala anterior me había encargado de sembrar la cizaña sin magia, así que ahora ésta sería solo un catalizador de esos pensamientos confusos que esperaba haber sembrado en sus mentes.
Si hubiera querido lastimarlas lo habría hecho antes- [1] Dije al par de mujeres que acompañaban a la bruja; cosa que no era falsa; a fin de cuentas, una mentira que es verdad a medias es la más eficaz de las mentiras y Niniel que había peleado a mi lado seguramente tendría una idea de que no hablaba en vano -Ella es el verdadero enemigo- [1] Dije señalando a la chica de hielo con una última y definitiva frase cargada de magia -Y tú has confiado en la gente equivocada, cuándo sepan lo que eres capaz de hacer ya no te apoyarán- [1] Dije a la hechicera para al mismo tiempo ponerla a ella contra sus subordinadas; de esa manera conseguiría cuando menos distraerlas para seguir mi camino, aunque no sin antes dejar fuera de combate a la hechicera y evitar que atacara a sus acompañantes.
Un vistazo rápido a la habitación me hizo pensar que el cuadro no estaba allí; tal vez porque no había ninguno de nadie; debía continuar la búsqueda aunque unos ruidos en el piso inferior comenzaron a preocuparme, tal vez debería volver abajo y ayudar al joven elfo pero ¿Dónde había ido Armand? Pensar en aquello me quitó un poco de tiempo, lo suficiente para notar que la misteriosa peliblanca le mencionaba algo a Niniel en la otra habitación -Y bien ¿A dónde nos llevará esto?- Pregunté al trío de chicas pues mi tiempo se estaba terminando y no sabía cuánto más tardarían en pedir refuerzos los de la logia.
[2]Runas: Abbey - Niniel - Cath
Última edición por Bio el Jue 13 Oct - 13:18, editado 1 vez
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Re: El retrato del Capitán Ronaldo {Logia v Informantes}
Por un momento Níniel pensó que iba a ser duramente increpada por Abbey por lo ocurrido en la botica. Por haber estado hablando tan tranquilamente con el pelinegro en vez de haber gritado para dar la alarma y delatar de ese modo al intruso, por no haber actuado contra él e impedir que huyera de nuevo por la ventana por la que había entrado mostrándose más conciliadora de lo que aquella bruja parecía ser capaz de aceptar, al menos en su extraño estado de furia que la elfa no llegaba a comprender. Estaba dispuesta a aceptar la reprimenda pues estaba segura de haber actuado del modo correcto, así como de que Abbey no había sabido mantener la cabeza fría, lo cual dada su especialidad mágica resultaba ciertamente irónico. Ya lo decía el dicho: "Manos frías corazón caliente"
Sin embargo nada de eso ocurrió. Como si la valiosa información que la peliblanca había conseguido fuera más que suficiente para pasar todo aquello por alto, o quizá pensando en dejar el rapapolvo para luego, lo que con su carácter seguramente sería lo más probable, la bruja de hielo se limitó a aceptar las palabras de la elfa y salió corriendo escaleras arriba tras apenas haber mencionado su curso acción. ¿Lo hacía por responsabilidad para con la Logia o lo hacía con la esperanza de toparse de nuevo con el pelinegro y lograr esta vez sí acabar con él?. Era difícil saberlo.
Fuera como fuere Níniel no dudó ni un instante en seguirla. Dada la situación y con varios intrusos en la torre, como habían dejado patentes los ruidos que se escuchaban por el lugar, permanecer unidas era su mejor opción para hacer frente a los asaltantes, alguno de los cuales bien podría no ser tan amistoso como Bio aunque sí tanto o más peligroso que él. Abbey bién podría defenderse sola, Catherine siendo una vampiresa seguramente también, pero Níniel carecía de las aptitudes de lucha adecuadas para enfrentarse a algo más que a unos matones que cometieran la insensatez de subestimarla, al menos en solitario. De hecho solo resultaría realmente útil apoyando a sus compañeras, por lo que para ella su decisión estaba clara, y si además evitaba que Abbey acabara matando a Bio, mucho mejor. Aunque bien era cierto que esperaba que el pelinegro hubiese decidido hacerla caso y simplemente irse de allí.
-Vamos Cat, será mejor que no nos separemos- Instó a su nueva amiga mientras ascendían, temiendo que quizá optara por otra opción diferente y más peligrosa a sus ojos.
Por desgracia estaba aún en las escaleras cuando un nuevo estruendo de cristales rotos proveniente de la planta hacia la que se dirigían acabó rápidamente con aquella vana esperanza de que Bio por una vez hubiese hecho caso a la voz de la sensatez. La joven no pudo evitar una mueca de disgusto pero lo cierto es que aquello no llegaba a sorprenderla. Bio era así, por eso siempre acababa herido y por eso siempre había alguien que quería matarlo. Ni siquiera necesitó escuchar el intercambio de frases entre él y Abbey para saber que era él y no otro intruso diferente.
Cuando la elfa entró en la sala siguiendo a la encantadora, se topó de frente con que en apenas en unos segundos ya habían montado una escena sin perder tiempo. Parte de la sala estaba cubierta de hielo fruto de la mala leche de Abbey y la sacerdotisa enseguida pudo percibir que el pelinegro tenía una leve herida en la cara de la que ni siquiera salía sangre, pues se había congelado antes de brotar. Un pesado armario se hallaba volcado bloqueando la ventana y, aunque por ella entraba una helada corriente de aire, estaba claro que el vampiro no podría usarla para salir de allí, salvo que se dedicara a mover el armario quedando expuesto por ello a uno de los letales ataques de la bruja. Eran tres contra uno y ocupaban la única salida disponible del lugar. Hasta allí había llegado el pelinegro...Y parecía que evitar que acabara atravesado por una estaca de hielo dependía de Níniel, pues Abbey no cesó de atacarle, aunque por alguna extraña razón parecía no tener su día en cuanto a puntería se refería.
-Por favor lady Frost, si pudierais dejar de intentar matarlo por un segundo...Está atrapado y le superamos en número. Sería un buen momento para obtener de él algo más de información. Para quién trabaja, cuántos han entrado aquí, qué saben del cuadro y el artefacto y cómo lo ha llegado ese conocimiento a sus manos...- Comenzó a pedirle a la dama de hielo, algo que como líder de la Logia debería estar preguntándole ella en vez de tratando de asesinarlo como si realmente fuera una mujer tonta y despechada. Claro que Bio no ayudaba con sus frasecitas que casi le cuestan perder la cabeza de nuevo.
-Por si no te has dado cuenta tu situación no da para bromas- Le espetó seria para que el pelinegro se callara y dejara de complicar aún más las cosas. Abbey estaba rabiosa, con cada nueva palabra del vampiro más difícil se lo ponía a la elfa para tratar de calmarla y hacerla entrar en razón evitando así que le ensartara, al contrario, cada vez parecía más dispuesta a negar las ventajas de dajarle vivo. -Porque eres un intruso en la torre de la Logia. Ríndete, no lo hagas más difícil- Le pidió creyendo que sería la mejor opción para salvarle el pellejo a su amigo, sinceramente preocupada por él. Pero el pelinegro tenía otros planes. Realmente parecía dispuesto a continuar a pesar de todo...Y ante aquello Níniel no tuvo más remedio que prepararse para enfrentarlo, reducir daños y para curarlo llegado el caso.
-Como quieras. Somos dueños de nuestras decisiones. Y la Logia no es el enemigo- Respondió a su aviso con semblante triste, colocando su bastón ante ella de modo defensivo y concentrándose profundamente. Pero Bio no las atacó, solo siguió hablando...Y sus palabras iban teñidas de esa extraña habilidad suya de la voz que ya había visto y sentido en varias ocasiones.
-Está usando magia de los malditos contra nosotros. No le hagáis caso- Advirtió a sus compañeras. -No hace falta que uses tus trucos de vampiro conmigo para manipularme. Sé que podrías habernos atacado, que podrías hacerlo ahora y sé lo peligroso que eres. Tenerte como enemigo es seguramente la situación más difícil que en la que he estado y he estado en muchas muy malas, ya lo sabes. Abbey, sé de lo que eres capaz y aún así te apoyo. No serías alta encantadora si no lo merecieras. Solo te pido que no lo mates. No sé qué te lleva a actuar tan impulsivamente pero somos la Logia no el gremio de asesinos. Somos mejores que eso ¿no?. Vale más como prisionero que muerto.- Por último volvió a mirar a Bio directamente a los ojos.- Ríndete, por favor.- Le pidió por última vez resistiendo los efectos de su voz.
Lo dijo sin atisbo de su cantarín tono de voz, muerta de preocupación por lo que iba a ocurrir a continuación. Entonces con un suspiro comenzó a Bendecir a sus aliadas y a sí misma. A Abbey y a sí misma con intelecto arcano que aumentaban notablemente sus capacidades mágicas y cognitivas y a Catherine con otro notable aumento de su destreza con la bendición estrella fugaz. Realmente era una situación horrible.
Sin embargo nada de eso ocurrió. Como si la valiosa información que la peliblanca había conseguido fuera más que suficiente para pasar todo aquello por alto, o quizá pensando en dejar el rapapolvo para luego, lo que con su carácter seguramente sería lo más probable, la bruja de hielo se limitó a aceptar las palabras de la elfa y salió corriendo escaleras arriba tras apenas haber mencionado su curso acción. ¿Lo hacía por responsabilidad para con la Logia o lo hacía con la esperanza de toparse de nuevo con el pelinegro y lograr esta vez sí acabar con él?. Era difícil saberlo.
Fuera como fuere Níniel no dudó ni un instante en seguirla. Dada la situación y con varios intrusos en la torre, como habían dejado patentes los ruidos que se escuchaban por el lugar, permanecer unidas era su mejor opción para hacer frente a los asaltantes, alguno de los cuales bien podría no ser tan amistoso como Bio aunque sí tanto o más peligroso que él. Abbey bién podría defenderse sola, Catherine siendo una vampiresa seguramente también, pero Níniel carecía de las aptitudes de lucha adecuadas para enfrentarse a algo más que a unos matones que cometieran la insensatez de subestimarla, al menos en solitario. De hecho solo resultaría realmente útil apoyando a sus compañeras, por lo que para ella su decisión estaba clara, y si además evitaba que Abbey acabara matando a Bio, mucho mejor. Aunque bien era cierto que esperaba que el pelinegro hubiese decidido hacerla caso y simplemente irse de allí.
-Vamos Cat, será mejor que no nos separemos- Instó a su nueva amiga mientras ascendían, temiendo que quizá optara por otra opción diferente y más peligrosa a sus ojos.
Por desgracia estaba aún en las escaleras cuando un nuevo estruendo de cristales rotos proveniente de la planta hacia la que se dirigían acabó rápidamente con aquella vana esperanza de que Bio por una vez hubiese hecho caso a la voz de la sensatez. La joven no pudo evitar una mueca de disgusto pero lo cierto es que aquello no llegaba a sorprenderla. Bio era así, por eso siempre acababa herido y por eso siempre había alguien que quería matarlo. Ni siquiera necesitó escuchar el intercambio de frases entre él y Abbey para saber que era él y no otro intruso diferente.
Cuando la elfa entró en la sala siguiendo a la encantadora, se topó de frente con que en apenas en unos segundos ya habían montado una escena sin perder tiempo. Parte de la sala estaba cubierta de hielo fruto de la mala leche de Abbey y la sacerdotisa enseguida pudo percibir que el pelinegro tenía una leve herida en la cara de la que ni siquiera salía sangre, pues se había congelado antes de brotar. Un pesado armario se hallaba volcado bloqueando la ventana y, aunque por ella entraba una helada corriente de aire, estaba claro que el vampiro no podría usarla para salir de allí, salvo que se dedicara a mover el armario quedando expuesto por ello a uno de los letales ataques de la bruja. Eran tres contra uno y ocupaban la única salida disponible del lugar. Hasta allí había llegado el pelinegro...Y parecía que evitar que acabara atravesado por una estaca de hielo dependía de Níniel, pues Abbey no cesó de atacarle, aunque por alguna extraña razón parecía no tener su día en cuanto a puntería se refería.
-Por favor lady Frost, si pudierais dejar de intentar matarlo por un segundo...Está atrapado y le superamos en número. Sería un buen momento para obtener de él algo más de información. Para quién trabaja, cuántos han entrado aquí, qué saben del cuadro y el artefacto y cómo lo ha llegado ese conocimiento a sus manos...- Comenzó a pedirle a la dama de hielo, algo que como líder de la Logia debería estar preguntándole ella en vez de tratando de asesinarlo como si realmente fuera una mujer tonta y despechada. Claro que Bio no ayudaba con sus frasecitas que casi le cuestan perder la cabeza de nuevo.
-Por si no te has dado cuenta tu situación no da para bromas- Le espetó seria para que el pelinegro se callara y dejara de complicar aún más las cosas. Abbey estaba rabiosa, con cada nueva palabra del vampiro más difícil se lo ponía a la elfa para tratar de calmarla y hacerla entrar en razón evitando así que le ensartara, al contrario, cada vez parecía más dispuesta a negar las ventajas de dajarle vivo. -Porque eres un intruso en la torre de la Logia. Ríndete, no lo hagas más difícil- Le pidió creyendo que sería la mejor opción para salvarle el pellejo a su amigo, sinceramente preocupada por él. Pero el pelinegro tenía otros planes. Realmente parecía dispuesto a continuar a pesar de todo...Y ante aquello Níniel no tuvo más remedio que prepararse para enfrentarlo, reducir daños y para curarlo llegado el caso.
-Como quieras. Somos dueños de nuestras decisiones. Y la Logia no es el enemigo- Respondió a su aviso con semblante triste, colocando su bastón ante ella de modo defensivo y concentrándose profundamente. Pero Bio no las atacó, solo siguió hablando...Y sus palabras iban teñidas de esa extraña habilidad suya de la voz que ya había visto y sentido en varias ocasiones.
-Está usando magia de los malditos contra nosotros. No le hagáis caso- Advirtió a sus compañeras. -No hace falta que uses tus trucos de vampiro conmigo para manipularme. Sé que podrías habernos atacado, que podrías hacerlo ahora y sé lo peligroso que eres. Tenerte como enemigo es seguramente la situación más difícil que en la que he estado y he estado en muchas muy malas, ya lo sabes. Abbey, sé de lo que eres capaz y aún así te apoyo. No serías alta encantadora si no lo merecieras. Solo te pido que no lo mates. No sé qué te lleva a actuar tan impulsivamente pero somos la Logia no el gremio de asesinos. Somos mejores que eso ¿no?. Vale más como prisionero que muerto.- Por último volvió a mirar a Bio directamente a los ojos.- Ríndete, por favor.- Le pidió por última vez resistiendo los efectos de su voz.
Lo dijo sin atisbo de su cantarín tono de voz, muerta de preocupación por lo que iba a ocurrir a continuación. Entonces con un suspiro comenzó a Bendecir a sus aliadas y a sí misma. A Abbey y a sí misma con intelecto arcano que aumentaban notablemente sus capacidades mágicas y cognitivas y a Catherine con otro notable aumento de su destreza con la bendición estrella fugaz. Realmente era una situación horrible.
- Spoiler:
- Este post me resulta complicado al no saber qué tiene éxito, qué no, ni las acciones y fortunas mías y de mis compañeras.
Asumo que Nín resiste la habilidad de Bio gracias a su alto stat de Sabiduria y a la mala suerte en la runa de Bio.
Última edición por Níniel Thenidiel el Vie 14 Oct - 18:32, editado 3 veces
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