Un lugar triste [Misión de mensajería]
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Un lugar triste [Misión de mensajería]
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Había dejado esta carta para el final. Era una carta fácil, no había necesidad de dejarla en la última posición. El membrete se podía leer a la perfección. Escrito por Saga Angeltheow con destino Alrek Angeltheow. Que ambos dos tuvieran el mismo apellido era porque serían familia, las funciones de Adie eran capaces de deducir tal hecho, aunque tardase un poco más en deducirlo que un humano o un elfo. Nada que extraño tampoco en los nombres; de nuevo, no había necesidad para dejar esa carta en la última posición. Y aun así lo, Adie sabía que entregar esa carta le iba a costar más que cualquier otra carta que hubiera entregado ese mismo día. ¿Por qué? Cualquiera que estuviera cerca de del biocibernético escucharía la razón en boca del mismo mensajero:
-No me gusta ese sitio. Es un sitio triste. Las cartas que están dirigidas a los sitios tristes jamás llegan a ser leídas y no me gusta entregar cartas que nunca van a ser leídas. A ningún mensajero le gusta eso-.
Repetía constantemente, como si estuviera tatareando una canción sin ritmo que nunca terminaba. Su paso era mucho más lento de lo que sería si fuera a entregar una carta que sería leída. Era tan lento que una tortuga podría adelantarlo. Tenía la espalda notablemente jorobada, y sus largos brazos tan caídos que le llegaban hacia el suelo. La idea de entregar una carta que no va a ser leída era más triste que el propio sitio triste donde tenía que viajar.
Norgedos. Asedio. Guerra. Muertes. Fuego. Destrozo. Eran palabras que describían a la perfección el lugar triste. ¡Era tan triste! Había tan solo diecinueve por ciento de posibilidades de que Alrek Angeltheow pudiera llegar a leer la carta. Pocas, pero las suficientes para que Adie no abandonase su función de mensajero. Otras veces hubo viajado a lugares tristes y se encontró con el destinatario vivito y coleando. ¡Y, por aquel entonces, había menos posibilidades de que leyese la carta! No había necesidad de ser tan negativo y pensar que lo peor había sucedido. Además, el diecinueve era su número favorito; tal vez sea una señal. Esa señal del diecinueve que creía estar siguiendo desde el mismo día que nació.
Sin embargo, pensar en lo peor era tan fácil. Las muchas funciones del cibernético mensajero Adie estaban hechas para que pensase siempre en la peor de las situaciones y éstas eran en ocasiones más fuertes que el diecinueve.
-información: Alrek Angeltheow- dijo en voz alta y comenzó temblar todo su cuerpo. Adie estaba buscando todos los datos que pudiera haber en su memoria que le dijesen si Alrek podría o no leer la carta de su familiar Saga Angeltheow. - Desconocida-.
Una respuesta, buena o mala, hubiera sido mejor para Adie. La incertidumbre al no saber el resultado final de su viaje era una tortura. Saber los resultados de las carreras estaba dentro de las muchas funciones de Adie. ¿Por qué no podía saber esto? Era triste. Adie estaba triste y siguió caminando triste. Con espalda jorobada, los brazos hasta el suelo y con la canción arrítmica que cantaba a su paso.
-No me gusta ese sitio. Es un sitio triste. Las cartas que están dirigidas a los sitios tristes jamás llegan a ser leídas y no me gusta entregar cartas que nunca van a ser leídas. A ningún mensajero le gusta eso-.
Ayudante de mensajería: Si has visto, por curiosidad, las otras misiones notarás una diferencia fundamental y es que aquí no sabemos que hay escrita en la carta. Por ahora no es de nuestro interés, lo sería si no supiéramos quién la escrito o hacia quién va dirigida pero ese no es el caso. Aquí, el peligro reside en el lugar donde se ha de enviar la carta. Nada más ni nada menos que la ciudad de Roilkat. Una ciudad que unos meses atrás estuvo asolada por una gran guerra. Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), afirma que hay diecinueve por ciento de posibilidades de que Alrek Angeltheow pueda leer la carta. Por fortuna, Adie no se rinde. El diecinueve es su número favorito y, para él, es una señal.
En este turno, encuentras al cibernético cabizbajo en el camino que lleva a Roilkat. Deberás acompañarle para que no esté ni solo ni triste en una aventura que tan grande que las funciones del cibernético no podrán asimilar.
Para más información acerca de la misión, pinchar ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]).
-No me gusta ese sitio. Es un sitio triste. Las cartas que están dirigidas a los sitios tristes jamás llegan a ser leídas y no me gusta entregar cartas que nunca van a ser leídas. A ningún mensajero le gusta eso-.
Repetía constantemente, como si estuviera tatareando una canción sin ritmo que nunca terminaba. Su paso era mucho más lento de lo que sería si fuera a entregar una carta que sería leída. Era tan lento que una tortuga podría adelantarlo. Tenía la espalda notablemente jorobada, y sus largos brazos tan caídos que le llegaban hacia el suelo. La idea de entregar una carta que no va a ser leída era más triste que el propio sitio triste donde tenía que viajar.
Norgedos. Asedio. Guerra. Muertes. Fuego. Destrozo. Eran palabras que describían a la perfección el lugar triste. ¡Era tan triste! Había tan solo diecinueve por ciento de posibilidades de que Alrek Angeltheow pudiera llegar a leer la carta. Pocas, pero las suficientes para que Adie no abandonase su función de mensajero. Otras veces hubo viajado a lugares tristes y se encontró con el destinatario vivito y coleando. ¡Y, por aquel entonces, había menos posibilidades de que leyese la carta! No había necesidad de ser tan negativo y pensar que lo peor había sucedido. Además, el diecinueve era su número favorito; tal vez sea una señal. Esa señal del diecinueve que creía estar siguiendo desde el mismo día que nació.
Sin embargo, pensar en lo peor era tan fácil. Las muchas funciones del cibernético mensajero Adie estaban hechas para que pensase siempre en la peor de las situaciones y éstas eran en ocasiones más fuertes que el diecinueve.
-información: Alrek Angeltheow- dijo en voz alta y comenzó temblar todo su cuerpo. Adie estaba buscando todos los datos que pudiera haber en su memoria que le dijesen si Alrek podría o no leer la carta de su familiar Saga Angeltheow. - Desconocida-.
Una respuesta, buena o mala, hubiera sido mejor para Adie. La incertidumbre al no saber el resultado final de su viaje era una tortura. Saber los resultados de las carreras estaba dentro de las muchas funciones de Adie. ¿Por qué no podía saber esto? Era triste. Adie estaba triste y siguió caminando triste. Con espalda jorobada, los brazos hasta el suelo y con la canción arrítmica que cantaba a su paso.
-No me gusta ese sitio. Es un sitio triste. Las cartas que están dirigidas a los sitios tristes jamás llegan a ser leídas y no me gusta entregar cartas que nunca van a ser leídas. A ningún mensajero le gusta eso-.
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Ayudante de mensajería: Si has visto, por curiosidad, las otras misiones notarás una diferencia fundamental y es que aquí no sabemos que hay escrita en la carta. Por ahora no es de nuestro interés, lo sería si no supiéramos quién la escrito o hacia quién va dirigida pero ese no es el caso. Aquí, el peligro reside en el lugar donde se ha de enviar la carta. Nada más ni nada menos que la ciudad de Roilkat. Una ciudad que unos meses atrás estuvo asolada por una gran guerra. Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), afirma que hay diecinueve por ciento de posibilidades de que Alrek Angeltheow pueda leer la carta. Por fortuna, Adie no se rinde. El diecinueve es su número favorito y, para él, es una señal.
En este turno, encuentras al cibernético cabizbajo en el camino que lleva a Roilkat. Deberás acompañarle para que no esté ni solo ni triste en una aventura que tan grande que las funciones del cibernético no podrán asimilar.
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Sigel
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
La búsqueda de experiencias lleva al pequeño robot a trasladarse de ciudad, no se puede enfrascar en ningún lugar, ni siquiera en una metrópolis enorme como Lunargenta. La monotonía no es bien recibida por sus circuitos, le gusta aprender y continuar la dinámica educativa todo el tiempo… algo bastante exigente cuando no duermes.
Ahora se encuentra en el camino principal que lleva a Roilkat, tiene motivos para visitar dicha ciudad. Hace poco tiempo tuvo lugar una batalla fuerte allí, mucha gente murió y la infraestructura resulto dañada. Sonara cruel pero se aprende mucho del sufrimiento humano, es una forma de ver la óptica realista.
Tiene la certeza de que asimilara varias cosas importantes, nunca ha estado en un lugar tan golpeado por la circunstancias. Se consigue mucho del hombre cuando tienes la voluntad para escuchar y un Bio siempre está dispuesto, especialmente la unidad específica Z9-42 que fue diseñada para eso.
Es sorprendente lo que se puede lograr cuando no sientes cansancio ni necesidades mundanas, en pocas horas la pequeña maquina lleva recorrido un buen trayecto. Una caravana le supero hace varias horas y ahora es el propio sintético quien les pasa por el lado con ventaja, las ruedas defectuosas son un dolor de cabeza.
A cierta distancia otra cosa llama la atención de sus sensores, detecta una máquina desconocida. Su primera reacción es abandonar el camino, después de todo la base le busca. Estudia a su igual con extrema cautela y llega a cierta conclusión favorable, no es una agente de búsqueda especial, eso significa que solo le interesa su labor programada.
Vuelve al camino y debate algunas variables en su mente virtual, al final decide acercarse para saludar. Sonara extraño pero tampoco tiene mucha experiencia tratando con otras máquinas, durante su estancia en la fortaleza estuvo confinado a un laboratorio sellado, era un prototipo único y no querían ningún tipo de contaminación externa.
Hola unidad, ¿como te encuentras?
Se abstiene de mandar un código artificial, lleva tiempo perfeccionando su lenguaje hablado y quiere practicarlo en todo momento. Discretamente busca un patrón en su registro, el código de la máquina que tiene enfrente. Varias tareas posibles saltan en la matriz de pensamiento, unas diez en total.
Coteja los datos recibidos y escoge una de las opciones, sin duda es un mensajero. Le escucho tararear una línea errática hace poco, además el equipo lo delata. Zero sonríe con intriga, es una tarea apreciable que siempre garantiza un cambio de ambiente constante. Pese a todo el robot mensajero parece desanimado, emoción que puede llegar a replicar voluntariamente.
Te acompañare… si, eso hare. Así podrás completar tu misión mejor… ¿verdad?
Ahora se encuentra en el camino principal que lleva a Roilkat, tiene motivos para visitar dicha ciudad. Hace poco tiempo tuvo lugar una batalla fuerte allí, mucha gente murió y la infraestructura resulto dañada. Sonara cruel pero se aprende mucho del sufrimiento humano, es una forma de ver la óptica realista.
Tiene la certeza de que asimilara varias cosas importantes, nunca ha estado en un lugar tan golpeado por la circunstancias. Se consigue mucho del hombre cuando tienes la voluntad para escuchar y un Bio siempre está dispuesto, especialmente la unidad específica Z9-42 que fue diseñada para eso.
Es sorprendente lo que se puede lograr cuando no sientes cansancio ni necesidades mundanas, en pocas horas la pequeña maquina lleva recorrido un buen trayecto. Una caravana le supero hace varias horas y ahora es el propio sintético quien les pasa por el lado con ventaja, las ruedas defectuosas son un dolor de cabeza.
A cierta distancia otra cosa llama la atención de sus sensores, detecta una máquina desconocida. Su primera reacción es abandonar el camino, después de todo la base le busca. Estudia a su igual con extrema cautela y llega a cierta conclusión favorable, no es una agente de búsqueda especial, eso significa que solo le interesa su labor programada.
Vuelve al camino y debate algunas variables en su mente virtual, al final decide acercarse para saludar. Sonara extraño pero tampoco tiene mucha experiencia tratando con otras máquinas, durante su estancia en la fortaleza estuvo confinado a un laboratorio sellado, era un prototipo único y no querían ningún tipo de contaminación externa.
Hola unidad, ¿como te encuentras?
Se abstiene de mandar un código artificial, lleva tiempo perfeccionando su lenguaje hablado y quiere practicarlo en todo momento. Discretamente busca un patrón en su registro, el código de la máquina que tiene enfrente. Varias tareas posibles saltan en la matriz de pensamiento, unas diez en total.
Coteja los datos recibidos y escoge una de las opciones, sin duda es un mensajero. Le escucho tararear una línea errática hace poco, además el equipo lo delata. Zero sonríe con intriga, es una tarea apreciable que siempre garantiza un cambio de ambiente constante. Pese a todo el robot mensajero parece desanimado, emoción que puede llegar a replicar voluntariamente.
Te acompañare… si, eso hare. Así podrás completar tu misión mejor… ¿verdad?
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Era la primera vez que veía un cibernético que tuviera la apariencia de un niño, y, si lo asimilaba, también era el primero que veía tan bien hecho. Los padres de Adie lo habían fabricado con restos de cadáveres y con piezas de metal oxidado. Además, era muy pequeño en comparación a Adie que medía más de dos metros. Seguro que no podría realizar tantas funciones como él lo hacía. ¿Quién iba a querer una unidad tan pequeña? Era una buena pregunta, una a la que Adie no sabía responder.
Fuera como fuere, el mensajero cibernético aceptó la compañía con un movimiento afirmativo con la cabeza.
-Hay noventa y nueve por ciento de posibilidades que complete mi misión de la misma manera me acompañes o no.- miró hacia abajo, hacia los ojos del pequeño cibernértico- pero me gusta la compañía. La agradezco- hizo algo parecido a una sonrisa con su boca de metal. –Me llamo Adie, cibernértico mensajero y muchas otras funciones. Es un nombre muy largo, pero lo prefiero al nombre que me puso mamá. Ella decía que quería a todos sus hijos por igual, pero era mentía. Ella solo quería hacer más y más hijos. Tuve suerte al escaparme de casa. Me cambié el nombre y aprendí muchas funciones. ¿Tú sabes muchas funcionas? – inclinó su espalda en un perfecto arco para estar cara a cara con su acompañante- No parece que sepas más funciones que quepan muchas funciones en un cuerpo tan pequeño-.
Llevaba muchos días sin hablar con nadie; cosa que para Adie era una tortura. Le encantaba hablar, era una de sus funciones favoritas. No importaba de qué, aunque su tema preferido era sobre su religión de los números, especialmente el diecinueve. El mensajero era un profesional del habla. Podría pasar horas y horas hablando. A los humanos no les gustaba escuchar a hablar Adie; al menos, a la mayoría.
-¿A ti te gusta escucharme?- sin darse cuenta hablar le había animado. Había dejado de pensar en el lugar triste y en lo triste que sería que nadie leyera la carta que tenía que entregar. Y es que, cuando alguien realizaba una buena función, las tristezas se iban solas.
Z9-42: Me alegra verte de nuevo Chimar versión de metal. Ya es costumbre que en casi cualquier cosa que abra, estés tú ahí siempre fiel. Me alegra, pues esto significa que te gustan mis trabajos.
Ahora bien, dejemos las cordialidades para cuando sea el momento, ahora pasemos a hablar sobre la misión: El objetivo para el siguiente turno puede parecer sencillo, pero dado a cómo es tu personaje, resultará muy interesante ver cómo la desarrollas. Solamente debes dar conversación a Adie para que no piense en el lugar triste.
Fuera como fuere, el mensajero cibernético aceptó la compañía con un movimiento afirmativo con la cabeza.
-Hay noventa y nueve por ciento de posibilidades que complete mi misión de la misma manera me acompañes o no.- miró hacia abajo, hacia los ojos del pequeño cibernértico- pero me gusta la compañía. La agradezco- hizo algo parecido a una sonrisa con su boca de metal. –Me llamo Adie, cibernértico mensajero y muchas otras funciones. Es un nombre muy largo, pero lo prefiero al nombre que me puso mamá. Ella decía que quería a todos sus hijos por igual, pero era mentía. Ella solo quería hacer más y más hijos. Tuve suerte al escaparme de casa. Me cambié el nombre y aprendí muchas funciones. ¿Tú sabes muchas funcionas? – inclinó su espalda en un perfecto arco para estar cara a cara con su acompañante- No parece que sepas más funciones que quepan muchas funciones en un cuerpo tan pequeño-.
Llevaba muchos días sin hablar con nadie; cosa que para Adie era una tortura. Le encantaba hablar, era una de sus funciones favoritas. No importaba de qué, aunque su tema preferido era sobre su religión de los números, especialmente el diecinueve. El mensajero era un profesional del habla. Podría pasar horas y horas hablando. A los humanos no les gustaba escuchar a hablar Adie; al menos, a la mayoría.
-¿A ti te gusta escucharme?- sin darse cuenta hablar le había animado. Había dejado de pensar en el lugar triste y en lo triste que sería que nadie leyera la carta que tenía que entregar. Y es que, cuando alguien realizaba una buena función, las tristezas se iban solas.
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Z9-42: Me alegra verte de nuevo Chimar versión de metal. Ya es costumbre que en casi cualquier cosa que abra, estés tú ahí siempre fiel. Me alegra, pues esto significa que te gustan mis trabajos.
Ahora bien, dejemos las cordialidades para cuando sea el momento, ahora pasemos a hablar sobre la misión: El objetivo para el siguiente turno puede parecer sencillo, pero dado a cómo es tu personaje, resultará muy interesante ver cómo la desarrollas. Solamente debes dar conversación a Adie para que no piense en el lugar triste.
Última edición por Sigel el Miér Feb 08 2017, 12:16, editado 1 vez
Sigel
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
La enorme maquina expresa un cálculo, tristemente tiene razón, no necesita la compañía. Por muy extraño que suene luego cambia de parecer y agradece, es una unidad curiosa, casi parece humano. Zero asiente con la cabeza, parece que tiene una nueva tarea por delante, una bastante original.
Mi código es Z9-42 pero puedes llamarme Zero… ¿insisto?
Adie menciona sus funciones, entre ellas destaca la de mensajero. Posteriormente entra en un tema extraño, las características de su creación. Al parecer las maquinas fugadas es una tendencia común, no se puede colocar inteligencia sin esperar conciencia de algún tipo. El niño robot escucha una pregunta y se prepara para responder, el punto le pilla por sorpresa, nunca lo había pensado de esa forma tan directa.
Estoy diseñado para aprender, me gusta y creo que se me da bien.
Es su función principal, aprender de los seres inteligentes, intentar ser como ellos. Un código de programación que le ha mantenido oculto desde su escape, se puede decir que es bastante útil. Una nueva acotación despierta interés, lo de “cuerpo pequeño”, tal parece que no solo los humanos subestiman el tamaño.
Soy compacto pero funcional… tiene sentido… ¿verdad?
Por un momento Z9-42 barajea la opción de revelar su pequeño problema, que es un fugitivo de la base Bio. Esa idea se mantiene varios segundos antes de ser desechada, entre menos personas sepan su historia mejor. Un trato poco honesto teniendo en cuenta la iniciativa del otro sintético pero la integridad debe ser mantenida.
Otra interrogante capta la atención del “niño”, es un aspecto más mundano. A Zero le encanta escuchar, no existe mejor forma de aprender. Observa y memoriza todo, luego lo clasifica en su mente aumentada. Tiene una idea clara de lo que responderá, no necesita mentir ni irse por las ramas.
Sí, me gusta escucharte.
Confirma su punto con una sonrisa leve, pequeña costumbre tomada de tanta interacción. Tal vez no funcione de la misma forma con otra máquina pero es incapaz de evitarlo, prácticamente es un reflejo. Una pregunta posible sale a flote en el esquema virtual, la conversación es interesante y debe seguir.
¿Conoces a otras máquinas?, yo no… o eso creo.
Ha experimentado más interacción con los seres vivos, puede contar con los dedos de una mano sus encuentros con otros robots. Si a eso le agregamos que debe cuidarse de los agentes Bios… digamos que no ha tenido la oportunidad por multitud de factores. Al menos esta vez es diferente, tiene opción.
Mi código es Z9-42 pero puedes llamarme Zero… ¿insisto?
Adie menciona sus funciones, entre ellas destaca la de mensajero. Posteriormente entra en un tema extraño, las características de su creación. Al parecer las maquinas fugadas es una tendencia común, no se puede colocar inteligencia sin esperar conciencia de algún tipo. El niño robot escucha una pregunta y se prepara para responder, el punto le pilla por sorpresa, nunca lo había pensado de esa forma tan directa.
Estoy diseñado para aprender, me gusta y creo que se me da bien.
Es su función principal, aprender de los seres inteligentes, intentar ser como ellos. Un código de programación que le ha mantenido oculto desde su escape, se puede decir que es bastante útil. Una nueva acotación despierta interés, lo de “cuerpo pequeño”, tal parece que no solo los humanos subestiman el tamaño.
Soy compacto pero funcional… tiene sentido… ¿verdad?
Por un momento Z9-42 barajea la opción de revelar su pequeño problema, que es un fugitivo de la base Bio. Esa idea se mantiene varios segundos antes de ser desechada, entre menos personas sepan su historia mejor. Un trato poco honesto teniendo en cuenta la iniciativa del otro sintético pero la integridad debe ser mantenida.
Otra interrogante capta la atención del “niño”, es un aspecto más mundano. A Zero le encanta escuchar, no existe mejor forma de aprender. Observa y memoriza todo, luego lo clasifica en su mente aumentada. Tiene una idea clara de lo que responderá, no necesita mentir ni irse por las ramas.
Sí, me gusta escucharte.
Confirma su punto con una sonrisa leve, pequeña costumbre tomada de tanta interacción. Tal vez no funcione de la misma forma con otra máquina pero es incapaz de evitarlo, prácticamente es un reflejo. Una pregunta posible sale a flote en el esquema virtual, la conversación es interesante y debe seguir.
¿Conoces a otras máquinas?, yo no… o eso creo.
Ha experimentado más interacción con los seres vivos, puede contar con los dedos de una mano sus encuentros con otros robots. Si a eso le agregamos que debe cuidarse de los agentes Bios… digamos que no ha tenido la oportunidad por multitud de factores. Al menos esta vez es diferente, tiene opción.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Zero, cibernético aprendiz y muchas otras funciones (siguiendo el razonamiento de Adie, Z9-42 se debería llamar así) resulta ser muy buena compañía. No solamente escuchaba con atención todo cuanto el mensajero tenía por decir, sino que además le daba conversación debatiéndole y preguntándole en cada momento sobre su vida. Adie por poco soltó una carcajada cuando Zero le dijo que era compacto pero funcional. Era agradable que alguien así le acompañase en una tarea tan triste. Muy agradable.
-Tiene mucho sentido- sonrió y, esta vez, no porque ser educado era una de sus funciones. Era una sonrisa auténtica de alguien que disfruta al hablar. - dices verdad y digo gracias-.
A medida que los dos cibernéticos seguían andando y caminando, el escenario cambiaba. Los árboles de los alrededores se hacían más pequeños y había más distancia entre uno y otro. Lo que antes eran grandes pinos unos, prácticamente, al lado de otros, ahora eran naranjos y limoneros cada uno a una distancia media de 5.3 metros. El aire era cada vez más cálido y cada vez más húmedo. Lo podía notar gracias a las funciones termostáticas de su cuerpo. Todo indicaba que se estaban acercando a las tierras áridas de Roilkat y, con ello, al lugar triste.
El mensajero soltó un bufido a la vez que miraba hacia atrás, hacia la cumbre de esos grandes pinos que dejó atrás. Le gustaba la sombra que daban los árboles, por no hablar de lo crujiente que era su madera en comparación con la madera de los arbustos frutales. Por un lado, echaría de menos los pinos. Por el otro lado, los tres hombres que le seguían tendría menos posibilidades de esconderse entre los árboles frutales que entre los pinos.
-Conozco a muchas hombres de metal, - con un rápido movimiento, dejó de mirar hacia atrás para poner sus grandes ojos fijos en Zero, cibernético aprendiz y muchas otras funciones. - más bien conocía. Mi mamá era una mujer de metal. Se llamaba E-VHA. Tuvo muchos otros hijos de metal como yo.- negó con rápidos movimientos de cabeza- como yo no. Ellos no tienen tantas funciones como yo. La mayoría de mis hermanos solo tienen una función, la de obedecer a mamá y a papá. Papá es otro cibernético: ADM-01. Papá y mamá hacían hombres y mujeres de metal con los prisioneros, sobras de cadáveres y trozos de metal oxidado que Vladimir, un vampiro muy malo, les regalaba. - echó una rápida ojeada hacia atrás por si veía algún rastro de los tres hombres. Todavía seguían ocultos en los últimos pinos. Los ojos de Adie volvieron rápidamente a los de Z9-42- Mamá decía que yo fui muy malo porque aprendí nuevas funciones y todavía quería aprender más. ¡Como tú! Era Adie, cibernético aprendiz y otras funciones. Con mis nuevas funciones, peleé contra mi mamá y papá y ayudé a mis hermanos y hermanas que quisieran aprender como yo a huir de casa. Solo pudimos salir dos. Hace un año, diez meses y trece días que no veo a mi hermana. - se inclinó todo lo que pudo para ver de frente a su acompañante- ¿Tú no has tenido papás ni hermanos? ¡Todo el mundo tiene papás! No puedes creer que no hayas tenido ninguno- de repente, se quedó quieto, plantado en el sitio sin moverse- ¿Tus papás no eran cibernéticos?- su boca era una enorme O de sorpresa. –Nunca he conocido a ningún cibernético que no fuera creado por otro cibernético-.
Función de caminar, función de hablar y función de ser idiota. Así era Adie, el famoso cibernético mensajero y muchas estúpidas funciones. Lo único bueno que tenía esa gigantesca lata de óxido era el zurrón negro donde guardaba las cartas y los aeros. El maldito no gastaba ni una de las solas monedas que la gente le daba por sus trabajos. Más de una ve Eskol lo había visto comerse los aeros como si fueran dulces en lugar de gastarlos para algo decente; una puta, por ejemplo. ¡Incluso dos! Eskol se preguntó cuántas cenas con langosta asada y cuántas noches de buena compañía podría haberse pagado con los aeros que la lata de óxido se había tragado. ¡Y las que quedaban por pagar! Si estaba en lo cierto. El zurrón de mensajero debía de estar repleto de monedas relucientes y también de cartas, no tenía que olvidarlo: función de mensajero, función de tragar monedas, función de ser idiota.
-A mi señal- susurró a sus dos compañeros, Axel y Eero, que estaban cada uno escondido en un árbol diferente.
Enseñó tres dedos, luego dos y finalmente solo uno. ¡Ahora!
Los tres hombres bebieron una poción de velocidad. Debían de aprovechar ese momento en el que el cibernético estaba distraído hablando con el niño para robarle el zurrón. Eskol fue el primero seguido muy de cerca de Eero y Axel en última posición. Eskol saltó para dar un puñetazo a los ojos de Adie en el momento en el que este dijo su última palabra: “cibernético”. Seguido muy de cerca, armado con un martillo, Eero golpeó la espalda del mensajero y, finalmente, Axel le robó el zurrón. Los tres hombres, perfectamente coordinados se fueron tan rápido como hubieron llegado.
-¡La carta, tenía que entregarla en el lugar triste!- se escuchaba gimotear a Adie desde el punto donde lo habían dejado tirado- ¡Es mi tarea, si me la quitáis no la puedo entregar!-
El plan fue un éxito. En el primer golpe lo dejaron ciego durante unos minutos (tiempo suficiente para escapar), con el segundo golpe lo derrumbaron y el tercero fue el robo.
Z9-42: Mientras estaba ocupado hablando contigo, tres hombres han robado el zurrón de Adie. Él no ha podido ver nada, pero para algo estás tú aquí. No solo has visto quienes eran sino también hacia donde han ido: Hacia Roilkat. Lo bondadoso, en este momento, sería que ayudases a un colega cibernético que acaba de pasar por un terrible apuro. Tal vez, una vez en Roilkat, podamos encontrar a esta banda de desgraciados y recuperar lo que han robado.
Si tienes curiosidad, la historia que cuenta Adie aparece en la misión Vladimir el inmortal. Elen y Huracán hicieron un genuino trabajo en esa misión. Te aconsejo que la leas.([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo])
-Tiene mucho sentido- sonrió y, esta vez, no porque ser educado era una de sus funciones. Era una sonrisa auténtica de alguien que disfruta al hablar. - dices verdad y digo gracias-.
A medida que los dos cibernéticos seguían andando y caminando, el escenario cambiaba. Los árboles de los alrededores se hacían más pequeños y había más distancia entre uno y otro. Lo que antes eran grandes pinos unos, prácticamente, al lado de otros, ahora eran naranjos y limoneros cada uno a una distancia media de 5.3 metros. El aire era cada vez más cálido y cada vez más húmedo. Lo podía notar gracias a las funciones termostáticas de su cuerpo. Todo indicaba que se estaban acercando a las tierras áridas de Roilkat y, con ello, al lugar triste.
El mensajero soltó un bufido a la vez que miraba hacia atrás, hacia la cumbre de esos grandes pinos que dejó atrás. Le gustaba la sombra que daban los árboles, por no hablar de lo crujiente que era su madera en comparación con la madera de los arbustos frutales. Por un lado, echaría de menos los pinos. Por el otro lado, los tres hombres que le seguían tendría menos posibilidades de esconderse entre los árboles frutales que entre los pinos.
-Conozco a muchas hombres de metal, - con un rápido movimiento, dejó de mirar hacia atrás para poner sus grandes ojos fijos en Zero, cibernético aprendiz y muchas otras funciones. - más bien conocía. Mi mamá era una mujer de metal. Se llamaba E-VHA. Tuvo muchos otros hijos de metal como yo.- negó con rápidos movimientos de cabeza- como yo no. Ellos no tienen tantas funciones como yo. La mayoría de mis hermanos solo tienen una función, la de obedecer a mamá y a papá. Papá es otro cibernético: ADM-01. Papá y mamá hacían hombres y mujeres de metal con los prisioneros, sobras de cadáveres y trozos de metal oxidado que Vladimir, un vampiro muy malo, les regalaba. - echó una rápida ojeada hacia atrás por si veía algún rastro de los tres hombres. Todavía seguían ocultos en los últimos pinos. Los ojos de Adie volvieron rápidamente a los de Z9-42- Mamá decía que yo fui muy malo porque aprendí nuevas funciones y todavía quería aprender más. ¡Como tú! Era Adie, cibernético aprendiz y otras funciones. Con mis nuevas funciones, peleé contra mi mamá y papá y ayudé a mis hermanos y hermanas que quisieran aprender como yo a huir de casa. Solo pudimos salir dos. Hace un año, diez meses y trece días que no veo a mi hermana. - se inclinó todo lo que pudo para ver de frente a su acompañante- ¿Tú no has tenido papás ni hermanos? ¡Todo el mundo tiene papás! No puedes creer que no hayas tenido ninguno- de repente, se quedó quieto, plantado en el sitio sin moverse- ¿Tus papás no eran cibernéticos?- su boca era una enorme O de sorpresa. –Nunca he conocido a ningún cibernético que no fuera creado por otro cibernético-.
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Función de caminar, función de hablar y función de ser idiota. Así era Adie, el famoso cibernético mensajero y muchas estúpidas funciones. Lo único bueno que tenía esa gigantesca lata de óxido era el zurrón negro donde guardaba las cartas y los aeros. El maldito no gastaba ni una de las solas monedas que la gente le daba por sus trabajos. Más de una ve Eskol lo había visto comerse los aeros como si fueran dulces en lugar de gastarlos para algo decente; una puta, por ejemplo. ¡Incluso dos! Eskol se preguntó cuántas cenas con langosta asada y cuántas noches de buena compañía podría haberse pagado con los aeros que la lata de óxido se había tragado. ¡Y las que quedaban por pagar! Si estaba en lo cierto. El zurrón de mensajero debía de estar repleto de monedas relucientes y también de cartas, no tenía que olvidarlo: función de mensajero, función de tragar monedas, función de ser idiota.
-A mi señal- susurró a sus dos compañeros, Axel y Eero, que estaban cada uno escondido en un árbol diferente.
Enseñó tres dedos, luego dos y finalmente solo uno. ¡Ahora!
Los tres hombres bebieron una poción de velocidad. Debían de aprovechar ese momento en el que el cibernético estaba distraído hablando con el niño para robarle el zurrón. Eskol fue el primero seguido muy de cerca de Eero y Axel en última posición. Eskol saltó para dar un puñetazo a los ojos de Adie en el momento en el que este dijo su última palabra: “cibernético”. Seguido muy de cerca, armado con un martillo, Eero golpeó la espalda del mensajero y, finalmente, Axel le robó el zurrón. Los tres hombres, perfectamente coordinados se fueron tan rápido como hubieron llegado.
-¡La carta, tenía que entregarla en el lugar triste!- se escuchaba gimotear a Adie desde el punto donde lo habían dejado tirado- ¡Es mi tarea, si me la quitáis no la puedo entregar!-
El plan fue un éxito. En el primer golpe lo dejaron ciego durante unos minutos (tiempo suficiente para escapar), con el segundo golpe lo derrumbaron y el tercero fue el robo.
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Z9-42: Mientras estaba ocupado hablando contigo, tres hombres han robado el zurrón de Adie. Él no ha podido ver nada, pero para algo estás tú aquí. No solo has visto quienes eran sino también hacia donde han ido: Hacia Roilkat. Lo bondadoso, en este momento, sería que ayudases a un colega cibernético que acaba de pasar por un terrible apuro. Tal vez, una vez en Roilkat, podamos encontrar a esta banda de desgraciados y recuperar lo que han robado.
Si tienes curiosidad, la historia que cuenta Adie aparece en la misión Vladimir el inmortal. Elen y Huracán hicieron un genuino trabajo en esa misión. Te aconsejo que la leas.([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo])
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Zero nota una sensación agradable cuando escucha el agradecimiento, es algo trivial que experimenta cada cierto tiempo, cuando sus servicios son apreciados. Por muy raro que parezca le agrada dicho sentimiento, existen muchas cosas en el mundo que aún no entiende bien pero percibe por inercia.
Pronto Adie ahonda en su historia personal, tiene mucho que contar. Z9-42 escucha atentamente, forma el mejor esquema mental posible. Sin duda su interlocutor ha tenido un periodo de existencia muy diferente, tal parece que los seres vivos no son los únicos que varían su historia intrínseca.
El niño Cyborg procesa todo con un rostro de curiosidad automático, no puede quitárselo de momento. Ese tipo de concepción es similar a la utilizada en la base pero con remarcadas diferencias, la más destacable es el propósito, los entes superiores del complejo no cometen tales actos obsesivos.
¿Tus padres tenían alguna falla?... sí, eso parece.
La historia toma un cáliz interesante con rapidez, al parecer la maquina mensajera se rebeló e intento ayudar a sus hermanos sintéticos… parece que no salió muy bien pues terminaron escapando pocos. Eventualmente una pregunta pilla fuera de base al chiquillo artificial, cosas personales.
Yo… fui creado en la instalación Bio… es lo único que puedo recordar sobre el tema.
Su vida humana fue borrada como la de todos, el primer recuerdo que tiene es despertar confundido. Debió ser humano en el algún momento y por ende tuvo que morir para terminar como candidato a la transformación, tales ideas despiertan un poco de aversión en el… morir no es divertido.
No puedo recordarlo bien…
Luego del despertar fue educado por máquinas virtuales, no conoció a ninguna unidad directamente. Solo experimento contacto con otros seres cuando salió al campo en misión, objetivo encomendado por una pantalla. Tal vez es una de las razones por las que escapo, la necesidad de conocer otras… ¿personas?
De repente la conversación es interrumpida abruptamente por un grupo de maleantes, inutilizan al mensajero y roban su contenedor. Cuando el “niño” reacciona ya van demasiado lejos, sin duda utilizan algún tipo de acelerador. Por estar inmerso en su matriz virtual termino siendo un inútil, no es agradable el concepto.
¿Estás bien?... según mi escáner… si, estas bien.
Es difícil eliminar a un sintético pero se le puede burlar, esa es la situación que enfrentan ambos seres mecánicos. Al menos la ruta tomada por sus enemigos es clara, se dirigen a Roilkat. Con su ayuda Adie vuelve a estar erguido, tener una fuerza sobrehumana tamaño bolsillo sirve con regularidad. Claramente tienen un nuevo objetivo, recuperar lo robado.
Existe un 89% de probabilidades de que terminen en Roilkat, deberíamos buscarlos allí… ¿te ayudare?
Logro grabar en su memoria cada rostro del trio, les reconocerá si los vuelve a ver. Ayudará a un igual en problemas, le gusta realizar tareas de soporte… además, no existe mejor oportunidad para aprender sobre los bajos fondos. Con un ánimo extrañamente alto el jovencito maquina se dirige a su compañero.
La ciudad está cerca.
Esta vez el pequeño de metal lidera la marcha, sabe su destino. Cuida de no dejar atrás al mensajero, puede ser muy ágil cuando se lo propone como cualquier versión especial. El entorno se vuelve un poco más árido, minutos después vislumbran la ciudad. Aun se pueden detallar secuelas del conflicto armado, faltan labores de reconstrucción.
Pronto Adie ahonda en su historia personal, tiene mucho que contar. Z9-42 escucha atentamente, forma el mejor esquema mental posible. Sin duda su interlocutor ha tenido un periodo de existencia muy diferente, tal parece que los seres vivos no son los únicos que varían su historia intrínseca.
El niño Cyborg procesa todo con un rostro de curiosidad automático, no puede quitárselo de momento. Ese tipo de concepción es similar a la utilizada en la base pero con remarcadas diferencias, la más destacable es el propósito, los entes superiores del complejo no cometen tales actos obsesivos.
¿Tus padres tenían alguna falla?... sí, eso parece.
La historia toma un cáliz interesante con rapidez, al parecer la maquina mensajera se rebeló e intento ayudar a sus hermanos sintéticos… parece que no salió muy bien pues terminaron escapando pocos. Eventualmente una pregunta pilla fuera de base al chiquillo artificial, cosas personales.
Yo… fui creado en la instalación Bio… es lo único que puedo recordar sobre el tema.
Su vida humana fue borrada como la de todos, el primer recuerdo que tiene es despertar confundido. Debió ser humano en el algún momento y por ende tuvo que morir para terminar como candidato a la transformación, tales ideas despiertan un poco de aversión en el… morir no es divertido.
No puedo recordarlo bien…
Luego del despertar fue educado por máquinas virtuales, no conoció a ninguna unidad directamente. Solo experimento contacto con otros seres cuando salió al campo en misión, objetivo encomendado por una pantalla. Tal vez es una de las razones por las que escapo, la necesidad de conocer otras… ¿personas?
De repente la conversación es interrumpida abruptamente por un grupo de maleantes, inutilizan al mensajero y roban su contenedor. Cuando el “niño” reacciona ya van demasiado lejos, sin duda utilizan algún tipo de acelerador. Por estar inmerso en su matriz virtual termino siendo un inútil, no es agradable el concepto.
¿Estás bien?... según mi escáner… si, estas bien.
Es difícil eliminar a un sintético pero se le puede burlar, esa es la situación que enfrentan ambos seres mecánicos. Al menos la ruta tomada por sus enemigos es clara, se dirigen a Roilkat. Con su ayuda Adie vuelve a estar erguido, tener una fuerza sobrehumana tamaño bolsillo sirve con regularidad. Claramente tienen un nuevo objetivo, recuperar lo robado.
Existe un 89% de probabilidades de que terminen en Roilkat, deberíamos buscarlos allí… ¿te ayudare?
Logro grabar en su memoria cada rostro del trio, les reconocerá si los vuelve a ver. Ayudará a un igual en problemas, le gusta realizar tareas de soporte… además, no existe mejor oportunidad para aprender sobre los bajos fondos. Con un ánimo extrañamente alto el jovencito maquina se dirige a su compañero.
La ciudad está cerca.
Esta vez el pequeño de metal lidera la marcha, sabe su destino. Cuida de no dejar atrás al mensajero, puede ser muy ágil cuando se lo propone como cualquier versión especial. El entorno se vuelve un poco más árido, minutos después vislumbran la ciudad. Aun se pueden detallar secuelas del conflicto armado, faltan labores de reconstrucción.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
-Prefiero un 91%,- corrigió Adie con algo parecido a una sonrisa- me gusta cuando los números tienen relación con el 19, es mi número favorito-.
Se puso las manos en la cabeza y la movía con fuerza como si fuera una maraca por ver que todas las neuronas humanas y todos los cables mecánicos estuviera conectados en su lugar. Tuvo suerte que la ceguera fue solo momentánea; hubiera sido muy difícil realizar muchas de sus funciones sin poder ver. La cabeza todavía le dolía y la espalda todavía más, pero Adie se preocupaba, principalmente, de su visión. De todos los lugares donde le habían herido, aquella era la más importante para un mensajero. ¿Cómo podría leer los membretes de las cartas si no podría ver?
Una vez terminó el diagnóstico de su cabeza, empezó a caminar. No dijo nada, cosa extraña, pues sus funciones estaban centradas con la búsqueda de su zurrón. Allí estaban todas sus cosas: comida, objetos brillantes, objetos de propina y, lo más importante para Adie, la carta triste. Sin la carta no podría realizar la función de mensajero. Jamás había dejado de entregar una carta. Era muy bueno realizando sus funciones, jamás había fallado. ¡Incluso entregó las cartas más tristes! Jamás había errado en ninguna de sus tareas. Ésta, si el 19 no estaba en su favor, sería la primera vez que fallase en su función de mensajería.
Tras cinco minutos en silencio, (demasiado tiempo sin hablar) cogió dos limones de los árboles del camino y se lo dio a Z9-42. El más grande y menos brillante fue para él, el más pequeño y más brillante para Zero, cibernético aprendiz y muchas otras funciones.
-El tuyo es el compacto pero funcional- iba a continuar al chiste, pero, antes de decir nada, miró fijamente hacia el fin del camino y siguió caminando.
Partió su limón en dos y lo usó para limpiarse la cara, piernas y vientre de barro. Todo sin dejar de caminar. Las cortezas del limón exprimido se los puso en la boca y empezó a masticarlos hasta que no quedó nada de ellos. Comer era una manera muy eficaz de eliminar la basura. ¿Los ladrones de cartas habrían hecho lo mismo con sus basuras? Adie no veía ningún rastro que le indicase que los hombres habían seguido el mismo camino que los cibernéticos estaban tomando.
Z9-42: A medida que estáis caminando, el rastro de los ladrones va desapareciendo. En el siguiente turno tendrás que inventarte un nuevo rastro que te llevará por un camino secundario. Tendrás que describir tanto el rastro como el camino. Como objetivo opcional, estaría muy bien que animarás a Adie. El pobre no está acostumbrado a estar tanto tiempo sin decir nada.
Se puso las manos en la cabeza y la movía con fuerza como si fuera una maraca por ver que todas las neuronas humanas y todos los cables mecánicos estuviera conectados en su lugar. Tuvo suerte que la ceguera fue solo momentánea; hubiera sido muy difícil realizar muchas de sus funciones sin poder ver. La cabeza todavía le dolía y la espalda todavía más, pero Adie se preocupaba, principalmente, de su visión. De todos los lugares donde le habían herido, aquella era la más importante para un mensajero. ¿Cómo podría leer los membretes de las cartas si no podría ver?
Una vez terminó el diagnóstico de su cabeza, empezó a caminar. No dijo nada, cosa extraña, pues sus funciones estaban centradas con la búsqueda de su zurrón. Allí estaban todas sus cosas: comida, objetos brillantes, objetos de propina y, lo más importante para Adie, la carta triste. Sin la carta no podría realizar la función de mensajero. Jamás había dejado de entregar una carta. Era muy bueno realizando sus funciones, jamás había fallado. ¡Incluso entregó las cartas más tristes! Jamás había errado en ninguna de sus tareas. Ésta, si el 19 no estaba en su favor, sería la primera vez que fallase en su función de mensajería.
Tras cinco minutos en silencio, (demasiado tiempo sin hablar) cogió dos limones de los árboles del camino y se lo dio a Z9-42. El más grande y menos brillante fue para él, el más pequeño y más brillante para Zero, cibernético aprendiz y muchas otras funciones.
-El tuyo es el compacto pero funcional- iba a continuar al chiste, pero, antes de decir nada, miró fijamente hacia el fin del camino y siguió caminando.
Partió su limón en dos y lo usó para limpiarse la cara, piernas y vientre de barro. Todo sin dejar de caminar. Las cortezas del limón exprimido se los puso en la boca y empezó a masticarlos hasta que no quedó nada de ellos. Comer era una manera muy eficaz de eliminar la basura. ¿Los ladrones de cartas habrían hecho lo mismo con sus basuras? Adie no veía ningún rastro que le indicase que los hombres habían seguido el mismo camino que los cibernéticos estaban tomando.
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Z9-42: A medida que estáis caminando, el rastro de los ladrones va desapareciendo. En el siguiente turno tendrás que inventarte un nuevo rastro que te llevará por un camino secundario. Tendrás que describir tanto el rastro como el camino. Como objetivo opcional, estaría muy bien que animarás a Adie. El pobre no está acostumbrado a estar tanto tiempo sin decir nada.
Sigel
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
La nueva acotación de Adie confunde un poco a su pequeño acompañante, sentir aprecio por un número es algo extraño, incluso entre los seres humanos. Zero revisa su mente y consigue algunas similitudes, es posible que él tenga gustos igual de extraños, como su interés por aprender en todo momento.
De acuerdo, 91%.
Su igual mensajero inicia un estudio directo, quiere ver si resulto dañado. Por suerte no sale a flote ningún fallo significativo, es un alivio. Las reparaciones suponen problemas adicionales y retrasos, por ahora deben ser rápidos si quieren conseguir el equipaje… que los ladrones vengan incluidos o no es caso aparte.
En un extraño momento la maquina más grande le facilita un limón a Z9-42, este último no sabe muy bien el significado. Parece que es un buen momento para utilizar el aprendizaje visual, un nombre técnico para observar e imitar… claramente la técnica es descartada rápido cuando se revela el uso del cítrico.
El niño robot mira extrañado, es algo que no necesita hacer. Su ropa es sintética y por ende no se ensucia, lo mismo aplica a su cuerpo. Solo puede imitar la segunda función, comer. Afortunadamente es una maquina con esa capacidad, un acierto es mejor que dos errores según la lógica táctica.
Parte el limón en dos y le da una mordida al primer pedazo, inmediatamente experimenta una sensación poco placentera. Es acido, demasiado concentrado. Por alguna razón no lo retira de su boca, es casi como si a una parte interna le gustara. Cuando pasa la aversión inicial da otro mordisco, extraño producto natural.
Es… es desagradable pero agradable al mismo tiempo… creo que me gusta, ¿a ti te gusta?
Ser una maquina con capacidades humanas puede ocasionar muchos errores de secuencia, momentos extraños e irrepetibles. Técnicamente Zero tiene el conocimiento práctico acumulado de un niño de cinco años, debe aprender muchas cosas con el típico ensayo y error, técnica que puede resultar engorrosa.
¿Es un chiste verdad?, claro, eso es... ¡qué bien!
Dice por haberlo detectado, no suele percibirlos. Ahora entiende mucho el lenguaje social pero sigue siendo un novato, conversar con niños reales suele ser complicado. Termina su primer pedazo y sigue con el resto, vuelve a sentir lo mismo otra vez. Minutos después ya no tiene limones, se los trago completos… afortunadamente todo se disuelve en su estómago.
Te noto diferente… creo… tranquilo, encontraremos tu contenedor.
Sabe percibir varias emociones humanas, algunas veces eso sirve con otros robots. Los sentimientos pueden ser expresados por cualquier ser funcional e inteligente, desde arboles hasta insectos. Cada uno requiere mecanismos de expresión, estos varían según muchos factores diferentes.
Detecto algo… ¿allí?
Una nueva pista aparece, es de agradecer pues el destino comenzaba a hacerse incierto. Cierta mancha sustancial de vino negro decora el suelo, parece que se rompió una cantimplora. Deja un rastro que sale a un camino alterno, está lleno de follaje seco y es más abrupto. El “chico” sigue la nueva ruta y se la indica a su colega, luego suelta una interrogante diferente que se le ocurre.
Dime… ¿qué piensas de los seres vivos inteligentes?, a mí me parecen extraños pero… me agradan, ¿te agradan?, son… ¿como se dice?… peculiares.
De acuerdo, 91%.
Su igual mensajero inicia un estudio directo, quiere ver si resulto dañado. Por suerte no sale a flote ningún fallo significativo, es un alivio. Las reparaciones suponen problemas adicionales y retrasos, por ahora deben ser rápidos si quieren conseguir el equipaje… que los ladrones vengan incluidos o no es caso aparte.
En un extraño momento la maquina más grande le facilita un limón a Z9-42, este último no sabe muy bien el significado. Parece que es un buen momento para utilizar el aprendizaje visual, un nombre técnico para observar e imitar… claramente la técnica es descartada rápido cuando se revela el uso del cítrico.
El niño robot mira extrañado, es algo que no necesita hacer. Su ropa es sintética y por ende no se ensucia, lo mismo aplica a su cuerpo. Solo puede imitar la segunda función, comer. Afortunadamente es una maquina con esa capacidad, un acierto es mejor que dos errores según la lógica táctica.
Parte el limón en dos y le da una mordida al primer pedazo, inmediatamente experimenta una sensación poco placentera. Es acido, demasiado concentrado. Por alguna razón no lo retira de su boca, es casi como si a una parte interna le gustara. Cuando pasa la aversión inicial da otro mordisco, extraño producto natural.
Es… es desagradable pero agradable al mismo tiempo… creo que me gusta, ¿a ti te gusta?
Ser una maquina con capacidades humanas puede ocasionar muchos errores de secuencia, momentos extraños e irrepetibles. Técnicamente Zero tiene el conocimiento práctico acumulado de un niño de cinco años, debe aprender muchas cosas con el típico ensayo y error, técnica que puede resultar engorrosa.
¿Es un chiste verdad?, claro, eso es... ¡qué bien!
Dice por haberlo detectado, no suele percibirlos. Ahora entiende mucho el lenguaje social pero sigue siendo un novato, conversar con niños reales suele ser complicado. Termina su primer pedazo y sigue con el resto, vuelve a sentir lo mismo otra vez. Minutos después ya no tiene limones, se los trago completos… afortunadamente todo se disuelve en su estómago.
Te noto diferente… creo… tranquilo, encontraremos tu contenedor.
Sabe percibir varias emociones humanas, algunas veces eso sirve con otros robots. Los sentimientos pueden ser expresados por cualquier ser funcional e inteligente, desde arboles hasta insectos. Cada uno requiere mecanismos de expresión, estos varían según muchos factores diferentes.
Detecto algo… ¿allí?
Una nueva pista aparece, es de agradecer pues el destino comenzaba a hacerse incierto. Cierta mancha sustancial de vino negro decora el suelo, parece que se rompió una cantimplora. Deja un rastro que sale a un camino alterno, está lleno de follaje seco y es más abrupto. El “chico” sigue la nueva ruta y se la indica a su colega, luego suelta una interrogante diferente que se le ocurre.
Dime… ¿qué piensas de los seres vivos inteligentes?, a mí me parecen extraños pero… me agradan, ¿te agradan?, son… ¿como se dice?… peculiares.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Adie no entiende como algo puede ser agradable y desagradable a la vez. Intentaba estudiar esa pregunta con ayuda de sus queridos números. Sabía que había números buenos, como el 19 que indudablemente era el mejor número que existía, y números malos como el cero que no marcaban nada. Incluso había números peores que tenían un símbolo negativo delante de ellos. Un cero nunca podría ser bueno como el diecinueve, y el diecinueve nunca podía ser malo como el cero. Era ilógico. Adie no lo entendía y quería entenderlo. Pero más quería la carta que le robaron, por lo que cuando contestó a Z9-42 se centró únicamente en la última pregunta.
-Supongo que sí, las cortezas de los limones son crujientes y me gusta masticar cosas crujientes.- después de unos segundos se da cuenta que Zero, cibernético aprendiz y otras muchas funciones, le preguntaba por eso que los hombres de carne llamaban sabor. Adie se sintió fuera de lugar cuando se dio cuenta del error que había tenido. Emitió algo similar al sonido de una risa, aunque en realidad era una lamentación por haberse equivocado. –Me he confundido. No es agradable. No estaba comiendo, estaba realizando mi función de eliminar residuos de los útiles de limpieza; una de las peores funciones- se lleva una mano a su mentón- Mala función y buena sensación al crujir. ¿Desagradable y agradable al mismo tiempo? Esto es muy complicado para mí-. El último sonido que emitió si fue una auténtica risa.
Sin apenas darse cuenta, había pasado de estar triste y centrar su atención en la carta perdida a estar riendo por algo complicando y que sus funciones no llegaban a entender. Reía por algo desagradable, y reír era algo agradable.
Una palabra de nueve letras (1 palabra-9 letras ¿cómo no?) era perfecta para explicar todas las preguntas acerca de las cosas que eran agradables y desagradables al mismo tiempo. Esas cosas eran “paradojas”.
-No me importa mi contenedor. Solo quiero la carta que tengo que entregar. No me gusta dejar a medias mis tareas. Rendirse no entra dentro de mis funciones-.
Un tiempo después de iniciar el paseo, Zero encontró un rastro de vino y un nuevo camino. Había muchas posibilidades de que los ladrones de hubieran pasado por allí. Más posibilidades que el diecinueve y el noventa y uno; muchas más. Si el sonido que emitía mientras hablaba era parecida a la risa, ésta era como un triunfo de victoria. Al final, los hombres de carne no podían no eliminar toda la basura que producían.
Con la espalda erguida y una curiosa curva en su boca, Adie comenzó a caminar dando grandes zancadas por el camino que Zero había encontrado. Estaba contento de ir a un lugar triste. Era agradable y desagradable.
-Forma parte de mis funciones que me agraden los hombres de carne. Un buen mensajero ha de saber quiénes son ellos y cómo se van a comportar.- se lo pensó más detenidamente y añadió- pero no todos me gustan. Los que me han quitado la carta triste no me gustan-.
Al ver que Adie podía correr más rápido que Zero, cogió en brazos al pequeño y le hizo subir encima de su cuello. Si se daban prisa llegarían antes a Roilkat, encontrarían antes la carta robado y la entregarían antes al lugar triste.
-¿Y qué hay de ti: Entre tus funciones compactas está la de que te gusten los hombres de carne?-
Z9-42: Pocas parejas npc master- pj usuario me han llegado a gustar tanto como la que forman Zero y Adie. No sé que opinarás de ello, pero a mí me está encantando. Podríamos hacer un tema eterno si nos ponemos a dialogar entre ellos (cosa que no me importaría para nada). Sin embargo, tenemos un largo camino por delante y una misión que nos espera ahí delante. Es por este motivo que, para aligerar un poco el tema, tu objetivo en el siguiente turno será el de describir cómo es la interacción entre los dos personajes en lo que te queda de camino hasta Rolikat. No temas usar a Adie. Sé que lo harás muy bien.
-Supongo que sí, las cortezas de los limones son crujientes y me gusta masticar cosas crujientes.- después de unos segundos se da cuenta que Zero, cibernético aprendiz y otras muchas funciones, le preguntaba por eso que los hombres de carne llamaban sabor. Adie se sintió fuera de lugar cuando se dio cuenta del error que había tenido. Emitió algo similar al sonido de una risa, aunque en realidad era una lamentación por haberse equivocado. –Me he confundido. No es agradable. No estaba comiendo, estaba realizando mi función de eliminar residuos de los útiles de limpieza; una de las peores funciones- se lleva una mano a su mentón- Mala función y buena sensación al crujir. ¿Desagradable y agradable al mismo tiempo? Esto es muy complicado para mí-. El último sonido que emitió si fue una auténtica risa.
Sin apenas darse cuenta, había pasado de estar triste y centrar su atención en la carta perdida a estar riendo por algo complicando y que sus funciones no llegaban a entender. Reía por algo desagradable, y reír era algo agradable.
Una palabra de nueve letras (1 palabra-9 letras ¿cómo no?) era perfecta para explicar todas las preguntas acerca de las cosas que eran agradables y desagradables al mismo tiempo. Esas cosas eran “paradojas”.
-No me importa mi contenedor. Solo quiero la carta que tengo que entregar. No me gusta dejar a medias mis tareas. Rendirse no entra dentro de mis funciones-.
Un tiempo después de iniciar el paseo, Zero encontró un rastro de vino y un nuevo camino. Había muchas posibilidades de que los ladrones de hubieran pasado por allí. Más posibilidades que el diecinueve y el noventa y uno; muchas más. Si el sonido que emitía mientras hablaba era parecida a la risa, ésta era como un triunfo de victoria. Al final, los hombres de carne no podían no eliminar toda la basura que producían.
Con la espalda erguida y una curiosa curva en su boca, Adie comenzó a caminar dando grandes zancadas por el camino que Zero había encontrado. Estaba contento de ir a un lugar triste. Era agradable y desagradable.
-Forma parte de mis funciones que me agraden los hombres de carne. Un buen mensajero ha de saber quiénes son ellos y cómo se van a comportar.- se lo pensó más detenidamente y añadió- pero no todos me gustan. Los que me han quitado la carta triste no me gustan-.
Al ver que Adie podía correr más rápido que Zero, cogió en brazos al pequeño y le hizo subir encima de su cuello. Si se daban prisa llegarían antes a Roilkat, encontrarían antes la carta robado y la entregarían antes al lugar triste.
-¿Y qué hay de ti: Entre tus funciones compactas está la de que te gusten los hombres de carne?-
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Z9-42: Pocas parejas npc master- pj usuario me han llegado a gustar tanto como la que forman Zero y Adie. No sé que opinarás de ello, pero a mí me está encantando. Podríamos hacer un tema eterno si nos ponemos a dialogar entre ellos (cosa que no me importaría para nada). Sin embargo, tenemos un largo camino por delante y una misión que nos espera ahí delante. Es por este motivo que, para aligerar un poco el tema, tu objetivo en el siguiente turno será el de describir cómo es la interacción entre los dos personajes en lo que te queda de camino hasta Rolikat. No temas usar a Adie. Sé que lo harás muy bien.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Todo parece indicar que Adie no come, solo realiza funciones que se asemejan en estética al proceso. Algo previsible pues las maquinas con dicha capacidad son contadas, no es algo fundamental. Zero se pregunta internamente como seria su vida sin la posibilidad de asimilar alimentos, solo puede llegar a la conclusión de que su trabajo resultaría más difícil.
Yo tampoco lo entiendo mucho… ¿curioso?
Sentir cosas agradables y desagradables al mismo tiempo es extraño, por no decir ilógico. Técnicamente los seres vivos tienen esa habilidad también, como cuando van al baño… por alguna razón existe un estudio completo sobre ese aspecto vital en el Codex de la base. Eventualmente otra acotación despierta la curiosidad en el “niño”.
Es una función que comparto… o eso me parece.
Las maquinas tienen una característica única, rara vez desisten, siguen funcionando hasta que terminan su tarea o son desactivadas. Comparten eso con el reino animal más primitivo, las bestias salvajes tienen un instinto de supervivencia supremo. Por alguna razón las especies intermedias como el hombre y sus variaciones no siguen el patrón.
Entonces… tranquilo, encontraremos la carta.
Una restructuración del dialogo anterior, se deben corregir los errores. Adie emite sus impresiones sobre los vivos erguidos, tiene preferencias. El propio Z9-42 comparte ese concepto, por alguna razón no todos son iguales. Siente especial aversión por individuos crueles o malignos, las acciones que realizan no tienen sentido.
A medida que avanzan por ese terrero escabroso se hace evidente que el niño robot subestimo la velocidad de su acompañante, las piernas largas tienen utilidad. Al final la maquina pequeña termina encima del mensajero, es una imagen bastante cómica. Zero sonríe, le parece divertido, quizás una memoria fantasma de su vieja vida.
No entre mis funciones, no está inscrito en mi sistema… me gustan y solo eso… tiene sentido, ¿verdad?
Con la nueva velocidad el dúo avanza mucho más rápido, claramente el sintético grande quiere recuperar su carta. Z9-42 por su parte detalla el paisaje desde una vista privilegiada, casi puede jurar haber vivido la experiencia con anterioridad, muchas veces de hecho. Quizás por eso siente algo extraño cuando ve a niños reales ser cargados por sus padres, un poco de envidia tal vez.
Sabes… a veces recuerdo cosas que no tienen sentido… es extraño pero no desagradable… ¿te a pasado?
Adie expresa algunas inquietudes pero luego vuelve a enfrascarse en su número favorito, es una unidad bastante original. Pronto el tiempo de conversar pasa, la ciudad está enfrente. Parece que todos los caminos llevan a roma… o eso dice el dicho humano terrestre. Al final terminaron en el mismo lugar, solo tomaron el camino de servicio.
¿tengo que bajarme?
Yo tampoco lo entiendo mucho… ¿curioso?
Sentir cosas agradables y desagradables al mismo tiempo es extraño, por no decir ilógico. Técnicamente los seres vivos tienen esa habilidad también, como cuando van al baño… por alguna razón existe un estudio completo sobre ese aspecto vital en el Codex de la base. Eventualmente otra acotación despierta la curiosidad en el “niño”.
Es una función que comparto… o eso me parece.
Las maquinas tienen una característica única, rara vez desisten, siguen funcionando hasta que terminan su tarea o son desactivadas. Comparten eso con el reino animal más primitivo, las bestias salvajes tienen un instinto de supervivencia supremo. Por alguna razón las especies intermedias como el hombre y sus variaciones no siguen el patrón.
Entonces… tranquilo, encontraremos la carta.
Una restructuración del dialogo anterior, se deben corregir los errores. Adie emite sus impresiones sobre los vivos erguidos, tiene preferencias. El propio Z9-42 comparte ese concepto, por alguna razón no todos son iguales. Siente especial aversión por individuos crueles o malignos, las acciones que realizan no tienen sentido.
A medida que avanzan por ese terrero escabroso se hace evidente que el niño robot subestimo la velocidad de su acompañante, las piernas largas tienen utilidad. Al final la maquina pequeña termina encima del mensajero, es una imagen bastante cómica. Zero sonríe, le parece divertido, quizás una memoria fantasma de su vieja vida.
No entre mis funciones, no está inscrito en mi sistema… me gustan y solo eso… tiene sentido, ¿verdad?
Con la nueva velocidad el dúo avanza mucho más rápido, claramente el sintético grande quiere recuperar su carta. Z9-42 por su parte detalla el paisaje desde una vista privilegiada, casi puede jurar haber vivido la experiencia con anterioridad, muchas veces de hecho. Quizás por eso siente algo extraño cuando ve a niños reales ser cargados por sus padres, un poco de envidia tal vez.
Sabes… a veces recuerdo cosas que no tienen sentido… es extraño pero no desagradable… ¿te a pasado?
Adie expresa algunas inquietudes pero luego vuelve a enfrascarse en su número favorito, es una unidad bastante original. Pronto el tiempo de conversar pasa, la ciudad está enfrente. Parece que todos los caminos llevan a roma… o eso dice el dicho humano terrestre. Al final terminaron en el mismo lugar, solo tomaron el camino de servicio.
¿tengo que bajarme?
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
El diálogo fue muy ameno. Adie volvió a ser el erguido mensajero que jamás, por nada del mundo, dejaba una carta por entregar. Sin darse cuenta, sus zancadas eran cada vez más rápidas. ¿Era por qué estaba más animado? Eran muy posible; si entre sus funciones estaba la de estar triste por tener que llevar una carta a un lugar triste, también debería estar la función de estar anti-triste por tener poder utilizar la función de conversar con un igual tan agradable como lo era Zero, cibernético aprendiz y otras muchas funciones.
Si hubiera viajado con la velocidad con la que había empezado a caminar antes de conocer a Z9-42 habría llegado a Roilkat en un tiempo próximo a 65 horas. Gracias al pequeño pero compacto cibernético que le alentó durante todo el camino mientras le hablaba de sus funciones y sobre aquello que desconocía, llegó en 65 minutos. ¡Una gran diferencia! Los ladrones de cartas no podrían haber viajado. Nadie podía ser tan rápido como Adie en el estado de anti-tristeza.
-Supongo que sí- bajó a Zero de su cuello- a los hombres de carne no les gusta que utiliza mis funciones de charla con sus niños de carne y tú parece un niño de carne.- con tres dedos, tocó el lugar en su entrecejo donde un ladrón de cartas le había golpeado- No quiero que vuelvan a usar funciones de violencia contra mí-.
Adie pasó el portón de la ciudad sin problemas. Los guardias conocían al cibernético, todos los hombres de carne conocían al famoso mensajero que pasaba sus días viajando de lugar en lugar entregando cartas, hablando del 19 y leyendo el horóscopo de los hombres de carne. El cibernético se fijó que habían más guardias que la última que tuvo que viajar a la ciudad. Adie pensó que habían incrementado su número porque sabían que unos ladrones de cartas andaban sueltos entre sus calles.
-¿Ves a los ladrones?-
Roilkat estaba realmente aborrotada. Muchos habían viajado a la ciudad cada uno por una función diferente. Meses atrás, hubo una gran guerra que hicieron que hizo de Roilkat un lugar triste. En la muralla, todavía en repaciones, Adie veía restos de los cadáveres de los hombres de carne. No hizo falta masticar ningún hueso para saber que la fecha de su muerte coincidía con la fecha de la guerra. Triste. Muy triste. Tan trsite como ver las caras de los hombres de carne que realizaban las funciones de reparación, tan triste como ver las tiendas de sancación de heridos hombres de carne que no iban a sanar y tan triste como ver a los hombres de carne que compraban a los mercaderes que, con una sonrisa anti-triste, realizaban sus funciones de vendedores y de timadores con precios muy elevados. Muy triste.
Adie puso una mano en el hombro de Z9-42 y con la otra señaló a un niño muy flaco que, en medio de la calle, realizaba las funciones de mendigar y de llorar.
-Te dije que era un lugar triste,- la voz metálica de Adie tuvo el mismo tono que cuando le habían golpeado- si tuviera los círculos de metal de las propinas de los hombres de carne se los daría para que no use sus funciones tristes-.
Adie dio varios movimientos negativos con la cabeza y fijó su vista al frente. Su función principal era la de entregar la carta. En el momento que la realice, podría permitirse el lujo de utilizar la fundión de ayudar a los niños de carne tristes.
-Avísame si ves a uno de esos tres ladrones de cartas- su espalda se curvó ligeramente- quiero entregar la carta a su lugar triste antes de que sea tarde- ¿tarde para qué? Adie lo sabía pero no lo dijo.
Z9-42: Llegas a Roilkat, el lugar triste que Adie tanto habla. En el siguiente turno, entre las personas que compran una de las pequeñas tienda de comida, distingues a uno de los tres hombres que agradieron a Adie. Para ser exactos, se trata de Eero. Éste no lleva el zurrón con la carta pero puede ser una primera pista para poder encontrar los items robados. Tienes total libertad en el siguiente post para conseguir la información que necesitas sobre el paradero de la carta: Puedes agredir, amenazar, engañar con tu aspecto infantil… Cualquier cosa que se te ocurra para poder sacar la información final: Eero no sabe dónde está Eskol, el hombre que se quedó la carta robada y lo que contenía en su interior.
Si hubiera viajado con la velocidad con la que había empezado a caminar antes de conocer a Z9-42 habría llegado a Roilkat en un tiempo próximo a 65 horas. Gracias al pequeño pero compacto cibernético que le alentó durante todo el camino mientras le hablaba de sus funciones y sobre aquello que desconocía, llegó en 65 minutos. ¡Una gran diferencia! Los ladrones de cartas no podrían haber viajado. Nadie podía ser tan rápido como Adie en el estado de anti-tristeza.
-Supongo que sí- bajó a Zero de su cuello- a los hombres de carne no les gusta que utiliza mis funciones de charla con sus niños de carne y tú parece un niño de carne.- con tres dedos, tocó el lugar en su entrecejo donde un ladrón de cartas le había golpeado- No quiero que vuelvan a usar funciones de violencia contra mí-.
Adie pasó el portón de la ciudad sin problemas. Los guardias conocían al cibernético, todos los hombres de carne conocían al famoso mensajero que pasaba sus días viajando de lugar en lugar entregando cartas, hablando del 19 y leyendo el horóscopo de los hombres de carne. El cibernético se fijó que habían más guardias que la última que tuvo que viajar a la ciudad. Adie pensó que habían incrementado su número porque sabían que unos ladrones de cartas andaban sueltos entre sus calles.
-¿Ves a los ladrones?-
Roilkat estaba realmente aborrotada. Muchos habían viajado a la ciudad cada uno por una función diferente. Meses atrás, hubo una gran guerra que hicieron que hizo de Roilkat un lugar triste. En la muralla, todavía en repaciones, Adie veía restos de los cadáveres de los hombres de carne. No hizo falta masticar ningún hueso para saber que la fecha de su muerte coincidía con la fecha de la guerra. Triste. Muy triste. Tan trsite como ver las caras de los hombres de carne que realizaban las funciones de reparación, tan triste como ver las tiendas de sancación de heridos hombres de carne que no iban a sanar y tan triste como ver a los hombres de carne que compraban a los mercaderes que, con una sonrisa anti-triste, realizaban sus funciones de vendedores y de timadores con precios muy elevados. Muy triste.
Adie puso una mano en el hombro de Z9-42 y con la otra señaló a un niño muy flaco que, en medio de la calle, realizaba las funciones de mendigar y de llorar.
-Te dije que era un lugar triste,- la voz metálica de Adie tuvo el mismo tono que cuando le habían golpeado- si tuviera los círculos de metal de las propinas de los hombres de carne se los daría para que no use sus funciones tristes-.
Adie dio varios movimientos negativos con la cabeza y fijó su vista al frente. Su función principal era la de entregar la carta. En el momento que la realice, podría permitirse el lujo de utilizar la fundión de ayudar a los niños de carne tristes.
-Avísame si ves a uno de esos tres ladrones de cartas- su espalda se curvó ligeramente- quiero entregar la carta a su lugar triste antes de que sea tarde- ¿tarde para qué? Adie lo sabía pero no lo dijo.
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Z9-42: Llegas a Roilkat, el lugar triste que Adie tanto habla. En el siguiente turno, entre las personas que compran una de las pequeñas tienda de comida, distingues a uno de los tres hombres que agradieron a Adie. Para ser exactos, se trata de Eero. Éste no lleva el zurrón con la carta pero puede ser una primera pista para poder encontrar los items robados. Tienes total libertad en el siguiente post para conseguir la información que necesitas sobre el paradero de la carta: Puedes agredir, amenazar, engañar con tu aspecto infantil… Cualquier cosa que se te ocurra para poder sacar la información final: Eero no sabe dónde está Eskol, el hombre que se quedó la carta robada y lo que contenía en su interior.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Bajan a Zero de su posición elevada, dicho personaje responde con un ruido de tristeza automático, parece que tiene muchas cosas corrientes flotando en su memoria. Una vez en el suelo toma un papel de seguidor, Adie lidera la marcha. Poco después se encuentran frente a la entrada del centro urbano, logran llegar rápido.
Es una ciudad muy diferente al resto… sí, claro que sí.
Roilkat está bastante golpeada, aun muestra cicatrices frescas del combate pasado. Han transcurrido meses pero todavía falta para que recupere su estado normal, estas cosas toman tiempo cuando se dejan las tareas de reconstrucción a los vivos inteligentes… es posible que sea necesario un año más de labores.
Por su parte el pequeño robot aprende mucho sobre el sufrimiento humano con lo que ve, es algo poco placentero de estudiar. No hay mucha lógica en los conflictos armados, extrañamente es el primer mecanismo empleado por la civilización para resolver sus diferencias. Quizás algún día aprendan otro método… soñar no cuesta nada.
Adie muestra preocupación, no le gustaría recibir otro ataque. Eso despierta una interrogante en Z9-42, se pregunta si su amigo metálico puede defenderse. El “niño” posee un libre albedrio poco común en cualquier máquina, puede seleccionar tácticas extremas. Todos los bios funcionales tienen esa capacidad gracias a una actualización pero algunos tardan más que otros en reaccionar de forma violenta, cosas de subrutinas fantasmas.
¿Puedes contraatacar en un combate?
Una interrogante útil, es posible que deban enfrentarse a los ladrones nuevamente. Cierta pregunta del mensajero hace que el chico maquina comienza a buscar, por desgracia los objetivos no están cerca. No importa cuanta gente pulule por las calles, ningún rostro se puede escapar a su escáner.
Creo que puedo ayudar… veamos.
Saca cincuenta aeros de su bolsillo y se los entrega al niño mendigo, este último apenas puede creer su suerte. Zero no sabe muy bien el valor metálico de cada acción, tiende a dar cantidades desproporcionadas a menos que el precio se encuentre establecido. Al final no necesita dinero, es una maquina funcional que requiere poco mantenimiento. Su nuevo mejor amigo sonríe, se seca las lágrimas y sale corriendo al primer puesto de comida, no sin antes agradecer frenéticamente a la distancia.
Tener que comer cada poco tiempo es algo bastante desventajoso… ¿verdad?
Ya sea por cuestiones de karma o suerte algo bueno ocurre, consigue a uno de los involucrados. Está comprando comida cerca del niño real, tiempo de actuar. Con un gesto le pide a Adie que permanezca oculto, es mejor pillar al blanco por sorpresa y un robot enorme carece de esa habilidad específica. El chico sintético toma una posición cercana al objetivo, luego jala su ropaje con rostro inocente.
Señor, puedo…
Atrás mocoso.
El adulto le empuja pero no sabe que acaba de caer directamente en la trampa, su interlocutor le sujeta la mano con firmeza. Pronto el maleante se da cuenta de su predicamento, no está tratando con un enano normal, puede deducirlo por su incapacidad para liberarse y el terrible dolor que experimenta.
Escucha, dime donde está el contenedor y no te arrancare la mano… ¿por favor?
Que rayos ¡aaahhh!
Dije por favor.
Está bien… ¡está bien!, Eskol lo tiene… no sé dónde está, ¡lo juro!
Parece que dices la verdad, gracias señor.
Le libera poco después, el hombre dice la verdad según su sistema táctico de estudio. El público apenas puede creer lo que ve, la mayoría imagina que se trata de un espectáculo y arrojan algunas monedas. El malhechor sale corriendo cuando recupera la sensibilidad de su mano, no molestara más. Sin vacilar Z9-42 vuelve con su acompañante, no sin antes darle permiso al jovencito mendigo de tomar la propina tirada.
Tus cosas las tiene un hombre llamado Eskol, aún no sé dónde está pero ya sabemos su nombre… eso es bueno, ¿no?
Es una ciudad muy diferente al resto… sí, claro que sí.
Roilkat está bastante golpeada, aun muestra cicatrices frescas del combate pasado. Han transcurrido meses pero todavía falta para que recupere su estado normal, estas cosas toman tiempo cuando se dejan las tareas de reconstrucción a los vivos inteligentes… es posible que sea necesario un año más de labores.
Por su parte el pequeño robot aprende mucho sobre el sufrimiento humano con lo que ve, es algo poco placentero de estudiar. No hay mucha lógica en los conflictos armados, extrañamente es el primer mecanismo empleado por la civilización para resolver sus diferencias. Quizás algún día aprendan otro método… soñar no cuesta nada.
Adie muestra preocupación, no le gustaría recibir otro ataque. Eso despierta una interrogante en Z9-42, se pregunta si su amigo metálico puede defenderse. El “niño” posee un libre albedrio poco común en cualquier máquina, puede seleccionar tácticas extremas. Todos los bios funcionales tienen esa capacidad gracias a una actualización pero algunos tardan más que otros en reaccionar de forma violenta, cosas de subrutinas fantasmas.
¿Puedes contraatacar en un combate?
Una interrogante útil, es posible que deban enfrentarse a los ladrones nuevamente. Cierta pregunta del mensajero hace que el chico maquina comienza a buscar, por desgracia los objetivos no están cerca. No importa cuanta gente pulule por las calles, ningún rostro se puede escapar a su escáner.
Creo que puedo ayudar… veamos.
Saca cincuenta aeros de su bolsillo y se los entrega al niño mendigo, este último apenas puede creer su suerte. Zero no sabe muy bien el valor metálico de cada acción, tiende a dar cantidades desproporcionadas a menos que el precio se encuentre establecido. Al final no necesita dinero, es una maquina funcional que requiere poco mantenimiento. Su nuevo mejor amigo sonríe, se seca las lágrimas y sale corriendo al primer puesto de comida, no sin antes agradecer frenéticamente a la distancia.
Tener que comer cada poco tiempo es algo bastante desventajoso… ¿verdad?
Ya sea por cuestiones de karma o suerte algo bueno ocurre, consigue a uno de los involucrados. Está comprando comida cerca del niño real, tiempo de actuar. Con un gesto le pide a Adie que permanezca oculto, es mejor pillar al blanco por sorpresa y un robot enorme carece de esa habilidad específica. El chico sintético toma una posición cercana al objetivo, luego jala su ropaje con rostro inocente.
Señor, puedo…
Atrás mocoso.
El adulto le empuja pero no sabe que acaba de caer directamente en la trampa, su interlocutor le sujeta la mano con firmeza. Pronto el maleante se da cuenta de su predicamento, no está tratando con un enano normal, puede deducirlo por su incapacidad para liberarse y el terrible dolor que experimenta.
Escucha, dime donde está el contenedor y no te arrancare la mano… ¿por favor?
Que rayos ¡aaahhh!
Dije por favor.
Está bien… ¡está bien!, Eskol lo tiene… no sé dónde está, ¡lo juro!
Parece que dices la verdad, gracias señor.
Le libera poco después, el hombre dice la verdad según su sistema táctico de estudio. El público apenas puede creer lo que ve, la mayoría imagina que se trata de un espectáculo y arrojan algunas monedas. El malhechor sale corriendo cuando recupera la sensibilidad de su mano, no molestara más. Sin vacilar Z9-42 vuelve con su acompañante, no sin antes darle permiso al jovencito mendigo de tomar la propina tirada.
Tus cosas las tiene un hombre llamado Eskol, aún no sé dónde está pero ya sabemos su nombre… eso es bueno, ¿no?
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Eskol era el culpable de todo, no Eero. Fue Eskol quien compró las pociones mágicas al alquimista Trineus, quien planeó el atraco a Adie y quien se quedó con la mayoría del botín que habían encontrado en el “contenedor” (esa fue la palabra que utilizó el niño de metal) del mensajero. Solo unos pocos aeros, de los miles que allí había, fueron para Eero. ¿Había salido perdiendo con el trato? Era posible, pero Eero no quiso pensar en ello hasta que el crío de mierda le retorció la mano. Había ganado, sin apenas esfuerzo, los suficientes aeros como para comprar la comida de un mes en una ciudad donde los precios eran tan desorbitados como en Roilkat. ¿Qué importaba que no le pudiera comprar un peluche nuevo a su hijo de cinco años o que su mujer no tuviera ninguna joya brillante la que lucir cuando saliera a la calle? Su familia podría comer bien durante un mes entero y eso, para Eero, era un auténtico privilegio. ¡Que Eskol se pudriese con sus joyas y sus putas de lujo! O, mejor todavía: ¡Qué el crío de metal le retorciese la polla de la misma manera cómo lo había hecho con su mano! Se lo tenía merecido.
-¡Por supuesto que digo la verdad!- una vez el niño le soltó, se cogió su mano herida acariciándola con cuidado - Eskol fue quien nos llamó; a mí y a mi primo Axel. Nos dijo que sería un trabajo fácil con el que podríamos ganar mucho dinero.- se llevó la mano sana en el bolsillo del pantalón donde guardaba 20 aeros de su pequeño botín - Mi primo sabrá dónde está Eskol. Ellos eran muy amigos; a mí nunca me gustó ese hombre. ¡Lo juro por mi hijo de cinco años! Eskol no es un buen tipo.- guardó unos segundos de silencio y añadió - El nombre de mi primo es Axel; lo podrás encontrar en una taberna llamada “El Taburete de madera”-.
Mientras hablaba, miró lo que sucedía delante de él. Esperaba que de un momento a otro, un arquero amigo de Eskol le disparase una flecha en la cabeza por haber hablado mal de Eskol. No sería la primera vez que eso sucedía en Roilkat. Ese cabrón tenía muchos amigos y, cada uno, era peor que el siguiente. Eero no sabía cómo pudo haber convencido Axel para que se uniera a su banda, tampoco sabría decir cómo fue que, luego, dejase que le convencieran para atracar a Adie; a quién, por cierto, lo podía ver, sin ninguna dificultad, erguido como una estatua en medio de la multitud y con las manos tapándose la cara.
-Una última cosa,- puso una mano en el hombro del crío de metal - haz algo con tu amigo.- señaló al gran mensajero - Esconderse no está entre sus funciones- rió entre dientes. Sin darse cuenta, había usado una de las frases de Adie el cibernético. Fue tan gracioso como irónico. - mi mujer trabaja en una tienda de telas dos calles más abajo. Dile que vas de mi parte, que es para alejar a Axel de Eskol y para ayudar a nuestro hijo. Ella te ayudará a disfrazar a tu amigo-.
Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, buscó información en su base de datos sobre todo aquello que recibiera el nombre de Eskol. Había mucha información referente a ese hombre de carne. Tres semanas atrás, le había entregado una carta que él mismo había escrito. Los hombres de carne hacían cosas muy raras, por lo que Adie no se extrañó el día que Eskol le dijo que le entregase una carta dos días después de que se la hubiera dado a Adie. Otra cosa, que tampoco llamó la atención de Adie fue que la carta estuviera en blanco. Ni números ni letras. No había nada. Extraño, pero no lo suficiente si es que tenía en cuenta que tres cuartas partes de la población total de Aerandir eran analfabeta.
El gran cibernético relató con voz neutral todo aquello que sabía sobre Eskol. Era posible que las funciones de Zero, aprendiz cibernético y muchas otras funciones, pudieran encontrar algo extraño en la información que el mensajero tenía sobre Eskol.
-En mi base de datos no hay información sobre dónde reside Eskol. No sé dónde ir. ¿Tus funciones pequeñas pero compactas saben qué tenemos que hacer ahora?-
Z9-42: Has ganado el favor del niño mendigo y, aunque parezca difícil, también la confianza de Eero. Él no es un mal tipo, es un pobre padre de familia que haría cualquier cosa por su familia. Sabe perfectamente que ha hecho algo malo y que el culpable de todo aquello es Eskol. Eero te propone que vayas a dos lugares: “El Taburete de madera” y la tienda de telas de dos calles más abajo. En el próximo turno debes elegir a qué lugar debemos ir primero. Según lo que elijas traerá unas consecuencias u otras.
Personajes prohibidos para el siguiente turno: Trineus y Eskol.
-¡Por supuesto que digo la verdad!- una vez el niño le soltó, se cogió su mano herida acariciándola con cuidado - Eskol fue quien nos llamó; a mí y a mi primo Axel. Nos dijo que sería un trabajo fácil con el que podríamos ganar mucho dinero.- se llevó la mano sana en el bolsillo del pantalón donde guardaba 20 aeros de su pequeño botín - Mi primo sabrá dónde está Eskol. Ellos eran muy amigos; a mí nunca me gustó ese hombre. ¡Lo juro por mi hijo de cinco años! Eskol no es un buen tipo.- guardó unos segundos de silencio y añadió - El nombre de mi primo es Axel; lo podrás encontrar en una taberna llamada “El Taburete de madera”-.
Mientras hablaba, miró lo que sucedía delante de él. Esperaba que de un momento a otro, un arquero amigo de Eskol le disparase una flecha en la cabeza por haber hablado mal de Eskol. No sería la primera vez que eso sucedía en Roilkat. Ese cabrón tenía muchos amigos y, cada uno, era peor que el siguiente. Eero no sabía cómo pudo haber convencido Axel para que se uniera a su banda, tampoco sabría decir cómo fue que, luego, dejase que le convencieran para atracar a Adie; a quién, por cierto, lo podía ver, sin ninguna dificultad, erguido como una estatua en medio de la multitud y con las manos tapándose la cara.
-Una última cosa,- puso una mano en el hombro del crío de metal - haz algo con tu amigo.- señaló al gran mensajero - Esconderse no está entre sus funciones- rió entre dientes. Sin darse cuenta, había usado una de las frases de Adie el cibernético. Fue tan gracioso como irónico. - mi mujer trabaja en una tienda de telas dos calles más abajo. Dile que vas de mi parte, que es para alejar a Axel de Eskol y para ayudar a nuestro hijo. Ella te ayudará a disfrazar a tu amigo-.
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Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, buscó información en su base de datos sobre todo aquello que recibiera el nombre de Eskol. Había mucha información referente a ese hombre de carne. Tres semanas atrás, le había entregado una carta que él mismo había escrito. Los hombres de carne hacían cosas muy raras, por lo que Adie no se extrañó el día que Eskol le dijo que le entregase una carta dos días después de que se la hubiera dado a Adie. Otra cosa, que tampoco llamó la atención de Adie fue que la carta estuviera en blanco. Ni números ni letras. No había nada. Extraño, pero no lo suficiente si es que tenía en cuenta que tres cuartas partes de la población total de Aerandir eran analfabeta.
El gran cibernético relató con voz neutral todo aquello que sabía sobre Eskol. Era posible que las funciones de Zero, aprendiz cibernético y muchas otras funciones, pudieran encontrar algo extraño en la información que el mensajero tenía sobre Eskol.
-En mi base de datos no hay información sobre dónde reside Eskol. No sé dónde ir. ¿Tus funciones pequeñas pero compactas saben qué tenemos que hacer ahora?-
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Z9-42: Has ganado el favor del niño mendigo y, aunque parezca difícil, también la confianza de Eero. Él no es un mal tipo, es un pobre padre de familia que haría cualquier cosa por su familia. Sabe perfectamente que ha hecho algo malo y que el culpable de todo aquello es Eskol. Eero te propone que vayas a dos lugares: “El Taburete de madera” y la tienda de telas de dos calles más abajo. En el próximo turno debes elegir a qué lugar debemos ir primero. Según lo que elijas traerá unas consecuencias u otras.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
El involucrado suelta muchos datos adicionales luego de la agresión, parece dispuesto a cooperar. Zero asimila todo como una esponja, es una situación compleja. Todo indica que no quería realizar el robo pero necesitaba hacerlo… cosas de humanos sin duda. Por lo menos ahora el dúo mecánico tiene más datos, incluso un par de sugerencias.
Nuevamente gracias señor.
Adie no se queda atrás y busca en su base de datos, tiene registros sobre la “mente maestra” del plan. Esta vez Z9-42 se enfrenta a una encrucijada segura, tiene que decidir entre avanzar directamente o camuflar a su colega. A los sintéticos sin apariencia falsa les cuesta trabajo pasar desapercibidos entre las sociedades, debilidades de diseño.
Te interesa… ¿Cómo dicen los vivos?... ¿cambiar de aspecto?
En su mente digital le parece una buena idea ir de compras, así no tiene que preocuparse por ocultar al mensajero en cada callejón. No mejorara su interacción social pero eso rara vez importa, el pequeño cyborg es la prueba viviente de que los seres biológicos toleran patrones diferentes, todo está en la apariencia.
Sígueme.
El robot compacto lidera la marcha esta vez y sigue las instrucciones de su informante, no les toma mucho llegar a la tienda de telas. Desde afuera no parece gran cosa pero es malo subestimar algo cuando involucra gente de carne y hueso, por alguna razón tienden a sorprender bastante en muchos ámbitos.
Debe ser interesante cambiarse de ropa… yo no lo necesito.
El atuendo de Zero es una obra científica de gran envergadura, tiene muchas propiedades rara vez asociadas con un traje. Soporta la mayoría de desgastes incluyendo fuego y acido, no sufre deterioro temporal y cuando se ensucia de algún compuesto solo requiere agua para volver a un estado limpio.
No llevas ropa… ¿eso significa que estas desnudo?
Es el concepto adecuado aunque no sabe si puede ser aplicado a una maquina sin apariencia viva completa, su matriz no puede llegar a una respuesta aceptable. Técnicamente los bios más artificiales entrarían en el mismo rango que los animales… hablando de vestimenta claro, un ciervo tampoco necesita pantalones.
Algunas cosas me siguen confundiendo… lamento ser tan molesto.
Preguntar repetidas veces puede ser considerado de mala educación, incluso perturbador. Más de una vez ha recibido mala respuesta por parte de individuos corrientes, irónico si tenemos en cuenta que todos lo hacen al menos una vez en sus vidas. Otra irracionalidad del ser inteligente, una de muchas.
Nuevamente gracias señor.
Adie no se queda atrás y busca en su base de datos, tiene registros sobre la “mente maestra” del plan. Esta vez Z9-42 se enfrenta a una encrucijada segura, tiene que decidir entre avanzar directamente o camuflar a su colega. A los sintéticos sin apariencia falsa les cuesta trabajo pasar desapercibidos entre las sociedades, debilidades de diseño.
Te interesa… ¿Cómo dicen los vivos?... ¿cambiar de aspecto?
En su mente digital le parece una buena idea ir de compras, así no tiene que preocuparse por ocultar al mensajero en cada callejón. No mejorara su interacción social pero eso rara vez importa, el pequeño cyborg es la prueba viviente de que los seres biológicos toleran patrones diferentes, todo está en la apariencia.
Sígueme.
El robot compacto lidera la marcha esta vez y sigue las instrucciones de su informante, no les toma mucho llegar a la tienda de telas. Desde afuera no parece gran cosa pero es malo subestimar algo cuando involucra gente de carne y hueso, por alguna razón tienden a sorprender bastante en muchos ámbitos.
Debe ser interesante cambiarse de ropa… yo no lo necesito.
El atuendo de Zero es una obra científica de gran envergadura, tiene muchas propiedades rara vez asociadas con un traje. Soporta la mayoría de desgastes incluyendo fuego y acido, no sufre deterioro temporal y cuando se ensucia de algún compuesto solo requiere agua para volver a un estado limpio.
No llevas ropa… ¿eso significa que estas desnudo?
Es el concepto adecuado aunque no sabe si puede ser aplicado a una maquina sin apariencia viva completa, su matriz no puede llegar a una respuesta aceptable. Técnicamente los bios más artificiales entrarían en el mismo rango que los animales… hablando de vestimenta claro, un ciervo tampoco necesita pantalones.
Algunas cosas me siguen confundiendo… lamento ser tan molesto.
Preguntar repetidas veces puede ser considerado de mala educación, incluso perturbador. Más de una vez ha recibido mala respuesta por parte de individuos corrientes, irónico si tenemos en cuenta que todos lo hacen al menos una vez en sus vidas. Otra irracionalidad del ser inteligente, una de muchas.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
A Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, no le importaba responder a todas las preguntas de Zero. Una de sus muchas funciones era la de responder preguntas y esa estaba fuertemente relacionada con su función favorita: el poder hablar. Cuando le preguntó si le interesaba cambiar de aspecto, Adie soltó un enorme monólogo con todas diferentes apariencias que había visto en los hombres de carne: diferentes cortes de pelo, diferente vestimenta, maquillaje, vello facial, cicatrices, arrugas debidas al envejecimiento de la piel, acné, estatura, marcas hereditarias…. Adie enumeró en voz alta cada rasgo que los hombres de carne cambiaban de sí mismos para tener un aspecto diferente al que tenían originalmente. Luego, se señaló a él mismo con una sonrisa que, sin pretenderlo, daba la impresión de que se estaba riendo de su compañero.
-Entre mis funciones no está la de cambiar mi aspecto cómo lo hacen los hombres de carne. A un buen mensajero se le ha de conocer allá donde vaya. No estoy seguro si entre mis funciones esté la de cambiar de aspecto. ¿Crees que podré?- hablaba rápido, más de lo habitual. Estaba emocionado con la idea de poder cambiar de imagen y no podía esperar más tiempo al ver trabajar las funciones pequeñas pero compactas de Z9-42 a la hora de lograr dicho cambio de aspecto.
Otro gran monólogo vino cuando su compañero le preguntó lo que significaba ir desnudo. Adie no lo sabía, tuvo que buscar en sus base de datos la definición de “desnudez” para poder explicarla.
-Desnudez: “cualidad de ir desnudo”- recitó con voz neutral- Desnudo… ¡Está palabra tiene nueve definiciones! Una palabra con nueve definiciones es 19- dejando la emoción a un lado, recitó las nueve definiciones una por una: -Desnudo Uno: “Dicho de una persona o de una parte del cuerpo que no está cubierta por ropa”. Desnudo Dos: “Vestido con ropa escasa o manera indecente”. Denudo tres: “Dicho de una cosa: Falta o despojada de lo que normalmente la cubre o adorna”. Desnudo Cuatro: “Falto o carente de algo, especialmente de recursos o bienes”. Desnudo Cinco: “Patente, claro, sin simulaciones o falsedades”. Desnudo Seis: “Dicho de un órgano vegetal, y especialmente de las flores aclamídeas, como las de los sauces y álamos: Qué carece de envolturas protectores”. Desnudo Siete: “Figura humana desnuda”. Desnudo Ocho: “Género que representa la figura humana”. Desnudo Nueve: “Descubiertamente, a la vista de todos”.- se quedó unos segundos en silencio pensando qué definición se adapta mejor a ellos dos- Tú eres el Desnudo Cinco y yo soy el Desnudo Cuatro. Tú eres claro y conciso cuando hablas y a mí me han quitado mis recursos y bienes-.
El resto del camino hacia la tienda con la función de cambiar de aspecto, Adie lo pasó señalando a personas, animales y objetos a los que adjuntaba, a cada uno de ellos, la definición de “Desnudo” que más se adaptaba a ellos. En total, se encontró con 199 cosas que estaban desnudas. El 199 era un muy buen número porque era doblemente 19: tenía el 19 en una esquina y al sumar todos los números (1+9+9) daba 19.
Mientras Eero hacía magia con los pocos aeros que le quedaba a la familia para comprar alimentos (a Brenda le parecía que su marido hacía verdadera magia con el dinero) ella se encargaba de trabajar en la tienda de telas. No era un buen trabajo. Su vida se podía resumir con una imagen de una mujer cosiendo en una de esas aparatosas máquinas de hilar. Si al menos el sueldo fuera bueno podría compensar el no poder ver a su hijo pequeño y las muchas heridas que se hacía en los dedos por las punzadas que de vez en cuando se daba en la máquina. No era extraño verla llorar mientras tejía como tampoco lo era ver sus manos recubiertas de sangre seca sin parar de trabajar. Necesitaba los aeros. ¡Los Dioses sabían que lo necesitaban! Uno de los hogares que los Norgedos quemaron hasta reducirla a cenizas fue el de su familia. Sin ser egoísta, debería admitir que tuvo suerte al poder coger al pequeño Ben en brazos y salir corriendo de su casa al refugio provisional que la Guardia había construido en la plaza central de la ciudad. Eero, Ben y ella estaban vivos. ¡LOS TRES! No todas las familias podían decir lo mismo. Aun así, Brenda, no podía dejar de pensar en lo fácil que hubiera sido su vida si aquellos bárbaros hubieran matado a su familia. La Guardia no pudo encargarse de ellos durante mucho tiempo. Les acogieron unas semanas en un mesón barato de la ciudad, cuando el plazo terminó su familia se quedó sin un hogar a donde ir. Axel, el hermano menor de Eero (que a Brenda no le caía especialmente bien) hizo el favor de acogerles a su casa. Pero, a qué precio…. Cuando Eero salía de casa a buscar dinero donde fuera y dejaba solos a Axel y a Brenda, éste aprovechaba para tocar a la mujer en partes en las que ella no permitía ni siquiera a su marido que la tocase. ¿Brenda se podía defender? No. Tenía que agachar la cabeza y llorar. Lo peor era que Ben, su hijo, lo veía todo y cada vez se parecía más a Axel. Al menos, eso creía Brenda. En esos mismos momentos en los que la mujer trabaja en la tienda de telas, Axel se había llevado a Ben con él y le estaba enseñando a… ¡Solo los Dioses sabían las maldades que le estaba enseñando a su hijo! Con todas esas ideas rondando su cabeza, Brenda se sentía cómoda al permitirse ser egoísta y pensar que su vida hubiera sido más sencilla si los Norgedos hubieran matado a su familia.
La mujer levantó la vista de la máquina textil para ver a los hombres que acaban de entrar en la tienda. Aunque, llamarles “hombres” era una simplificación muy basta sobre lo que realmente eran. Uno era un gigante biocibernético que trabajaba enviando cartas, Brenda ya lo había visto otras veces, el otro era un niño pequeño que caminaba en pos de él.
-¿Puedo ayudaros en algo?- se secó las lágrimas y procuró hablar lo más neutralmente posible. Cuando se trataba a la atención del cliente, no podía mostrar ni un solo signo de dolor- Podéis mirar por vosotros mismos, si lo preferís- volvió a agachar la cabeza de nuevo hacia la máquina de tejer- tenemos todo tipo de telas que os puedan sentar bien-.
Z9-42: Ahora empieza lo emocionante, ¿verdad? Ya hay otros personajes interesantes en juego y la historia se está volviendo macabra e interesante por partes iguales. Pero, dejémonos de historias y vayamos a lo que nos incube en el siguiente post: Deberás convencer a Brenda para que te ayude a disfrazar a Adie y disfrazar al susodicho. Como objetivo adicional, puedes intentar ganarte la confianza de la mujer. Recuerda que puedes utilizar tanto a Adie como a Brenda a tu voluntad.
Personajes prohibidos para el siguiente turno: Trineus, Axel, Ben y Eskol.
-Entre mis funciones no está la de cambiar mi aspecto cómo lo hacen los hombres de carne. A un buen mensajero se le ha de conocer allá donde vaya. No estoy seguro si entre mis funciones esté la de cambiar de aspecto. ¿Crees que podré?- hablaba rápido, más de lo habitual. Estaba emocionado con la idea de poder cambiar de imagen y no podía esperar más tiempo al ver trabajar las funciones pequeñas pero compactas de Z9-42 a la hora de lograr dicho cambio de aspecto.
Otro gran monólogo vino cuando su compañero le preguntó lo que significaba ir desnudo. Adie no lo sabía, tuvo que buscar en sus base de datos la definición de “desnudez” para poder explicarla.
-Desnudez: “cualidad de ir desnudo”- recitó con voz neutral- Desnudo… ¡Está palabra tiene nueve definiciones! Una palabra con nueve definiciones es 19- dejando la emoción a un lado, recitó las nueve definiciones una por una: -Desnudo Uno: “Dicho de una persona o de una parte del cuerpo que no está cubierta por ropa”. Desnudo Dos: “Vestido con ropa escasa o manera indecente”. Denudo tres: “Dicho de una cosa: Falta o despojada de lo que normalmente la cubre o adorna”. Desnudo Cuatro: “Falto o carente de algo, especialmente de recursos o bienes”. Desnudo Cinco: “Patente, claro, sin simulaciones o falsedades”. Desnudo Seis: “Dicho de un órgano vegetal, y especialmente de las flores aclamídeas, como las de los sauces y álamos: Qué carece de envolturas protectores”. Desnudo Siete: “Figura humana desnuda”. Desnudo Ocho: “Género que representa la figura humana”. Desnudo Nueve: “Descubiertamente, a la vista de todos”.- se quedó unos segundos en silencio pensando qué definición se adapta mejor a ellos dos- Tú eres el Desnudo Cinco y yo soy el Desnudo Cuatro. Tú eres claro y conciso cuando hablas y a mí me han quitado mis recursos y bienes-.
El resto del camino hacia la tienda con la función de cambiar de aspecto, Adie lo pasó señalando a personas, animales y objetos a los que adjuntaba, a cada uno de ellos, la definición de “Desnudo” que más se adaptaba a ellos. En total, se encontró con 199 cosas que estaban desnudas. El 199 era un muy buen número porque era doblemente 19: tenía el 19 en una esquina y al sumar todos los números (1+9+9) daba 19.
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Mientras Eero hacía magia con los pocos aeros que le quedaba a la familia para comprar alimentos (a Brenda le parecía que su marido hacía verdadera magia con el dinero) ella se encargaba de trabajar en la tienda de telas. No era un buen trabajo. Su vida se podía resumir con una imagen de una mujer cosiendo en una de esas aparatosas máquinas de hilar. Si al menos el sueldo fuera bueno podría compensar el no poder ver a su hijo pequeño y las muchas heridas que se hacía en los dedos por las punzadas que de vez en cuando se daba en la máquina. No era extraño verla llorar mientras tejía como tampoco lo era ver sus manos recubiertas de sangre seca sin parar de trabajar. Necesitaba los aeros. ¡Los Dioses sabían que lo necesitaban! Uno de los hogares que los Norgedos quemaron hasta reducirla a cenizas fue el de su familia. Sin ser egoísta, debería admitir que tuvo suerte al poder coger al pequeño Ben en brazos y salir corriendo de su casa al refugio provisional que la Guardia había construido en la plaza central de la ciudad. Eero, Ben y ella estaban vivos. ¡LOS TRES! No todas las familias podían decir lo mismo. Aun así, Brenda, no podía dejar de pensar en lo fácil que hubiera sido su vida si aquellos bárbaros hubieran matado a su familia. La Guardia no pudo encargarse de ellos durante mucho tiempo. Les acogieron unas semanas en un mesón barato de la ciudad, cuando el plazo terminó su familia se quedó sin un hogar a donde ir. Axel, el hermano menor de Eero (que a Brenda no le caía especialmente bien) hizo el favor de acogerles a su casa. Pero, a qué precio…. Cuando Eero salía de casa a buscar dinero donde fuera y dejaba solos a Axel y a Brenda, éste aprovechaba para tocar a la mujer en partes en las que ella no permitía ni siquiera a su marido que la tocase. ¿Brenda se podía defender? No. Tenía que agachar la cabeza y llorar. Lo peor era que Ben, su hijo, lo veía todo y cada vez se parecía más a Axel. Al menos, eso creía Brenda. En esos mismos momentos en los que la mujer trabaja en la tienda de telas, Axel se había llevado a Ben con él y le estaba enseñando a… ¡Solo los Dioses sabían las maldades que le estaba enseñando a su hijo! Con todas esas ideas rondando su cabeza, Brenda se sentía cómoda al permitirse ser egoísta y pensar que su vida hubiera sido más sencilla si los Norgedos hubieran matado a su familia.
La mujer levantó la vista de la máquina textil para ver a los hombres que acaban de entrar en la tienda. Aunque, llamarles “hombres” era una simplificación muy basta sobre lo que realmente eran. Uno era un gigante biocibernético que trabajaba enviando cartas, Brenda ya lo había visto otras veces, el otro era un niño pequeño que caminaba en pos de él.
-¿Puedo ayudaros en algo?- se secó las lágrimas y procuró hablar lo más neutralmente posible. Cuando se trataba a la atención del cliente, no podía mostrar ni un solo signo de dolor- Podéis mirar por vosotros mismos, si lo preferís- volvió a agachar la cabeza de nuevo hacia la máquina de tejer- tenemos todo tipo de telas que os puedan sentar bien-.
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Z9-42: Ahora empieza lo emocionante, ¿verdad? Ya hay otros personajes interesantes en juego y la historia se está volviendo macabra e interesante por partes iguales. Pero, dejémonos de historias y vayamos a lo que nos incube en el siguiente post: Deberás convencer a Brenda para que te ayude a disfrazar a Adie y disfrazar al susodicho. Como objetivo adicional, puedes intentar ganarte la confianza de la mujer. Recuerda que puedes utilizar tanto a Adie como a Brenda a tu voluntad.
Personajes prohibidos para el siguiente turno: Trineus, Axel, Ben y Eskol.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Parece que Adie no posee la función para cambiar de aspecto, interesante acotación. Posiblemente se deba a una subrutina bloqueada o sin experimentar pues capacidad tiene, una cosa que aprendió Zero hace tiempo es que los seres inteligentes pueden hacer cualquier cosa sin importar su realidad.
Puedes hacerlo… eso creo.
Eventualmente el mensajero expone los conceptos técnicos de la desnudez, su pequeño colega sigue cada dato por inercia ya que también los tiene almacenados en su memoria. Por otro lado Z9-42 conoce un contexto más directo, en dos ocasiones vio como los humanos reaccionaban ante sujetos desnudos. El término social es diferente, depende mucho del género también.
Tu lógica no tiene error.
Dice para no entrar en debate, necesita más información directa antes de formar un argumento fuerte. Equivocarse genera sensaciones desagradables, fragmentos fantasmas y reales perturbadores. Por suerte la enorme maquina no quiere iniciar una discusión, pasa el resto del camino sacando conclusiones originales que confunden más al niño artificial.
Una vez en el sitio descrito la unidad pequeña da el primer paso, resulta justo pues fue su idea. Ingresa en el local y rápidamente enfoca a la encargada, es una mujer peculiar. Zero podrá ser algo tonto interactuando pero sabe leer señales corporales, interpreta de una forma muy avanzada cualquier sujeto.
Mi compañero necesita… parecer humano, ¿se puede lograr?
Su interlocutora pone los ojos como platos un momento, no es una petición que le hagan todos los días. Por otro lado sabe que puede sacar beneficio adicional, es un trabajo costoso. Se permite sonreír ligeramente, acaba de llegar un buen encargo por la puerta, parece que su suerte comienza a cambiar.
Nos envía tu... ¿Cómo se dice?... ¿esposo?
Esa noticia despierta curiosidad en la mujer, agrega muchas interrogantes. Al final no puede evitar sentir preocupación, algo le dice que su hombre está metido en problemas otra vez. Baja la mirada abatida pero luego reformula su rostro, a pesar de todo puede hacer algo bueno y obtener ganancia para la familia.
Para tapar el cuerpo sugeriría una túnica con capucha, así podría pasar por un hombre tosco, ¿pagaran por el servicio verdad?
Claro, es la tradición.
Dicha costurera busca un par de telas y pasa a tomar medidas, saca la dimensión rápido. Zero no puede evitar estudiarla durante el proceso, es un “chico” curioso. Reconoce heridas laborales en sus manos, también otros signos de desgaste corporal y emocional, claramente está pasando por un mal momento.
Yo… ¿está todo bien?
Si, ya se las medidas.
No me refería a eso… ¿esta “todo” bien señorita…?
Brenda…
Brenda pilla esa interrogante rápido, sabe de qué habla el niño. Por un momento medita la opción de mentir pero no lo logra, algo extraño en ella. Quizás sea por las malas nuevas de su esposo, su situación actual o que le habla un niño como su hijo… sea como sea al final termina colapsando en llanto.
Si me lo dices puedo ayudar.
Dice el chico sintético mientras la toma de la mano, a veces puede ser muy acertado. La psicología es una de sus subfunciones, no podría camuflarse también entre los humanos sin ella. A partir de ahora todo depende de la propia afectada, solo ella puede decidir si quiere hablar. Adie permanece en la misma posición sin saber muy bien que hacer, hace poco estaba disfrutando de las medidas y ahora se encuentra en un panorama diferente. La costurera se retira, corta la tela y pasa a sentarse en su tosca máquina, para sorpresa de todos decide hablar mientras trabaja.
Mi… mi familia tiene problemas, no sé cómo ayudarlos… creo que nadie puede…
Cuéntame, solucionar problemas es… una de mis funciones. “mira de reojo a Adie por la ironía”
Puedes hacerlo… eso creo.
Eventualmente el mensajero expone los conceptos técnicos de la desnudez, su pequeño colega sigue cada dato por inercia ya que también los tiene almacenados en su memoria. Por otro lado Z9-42 conoce un contexto más directo, en dos ocasiones vio como los humanos reaccionaban ante sujetos desnudos. El término social es diferente, depende mucho del género también.
Tu lógica no tiene error.
Dice para no entrar en debate, necesita más información directa antes de formar un argumento fuerte. Equivocarse genera sensaciones desagradables, fragmentos fantasmas y reales perturbadores. Por suerte la enorme maquina no quiere iniciar una discusión, pasa el resto del camino sacando conclusiones originales que confunden más al niño artificial.
Una vez en el sitio descrito la unidad pequeña da el primer paso, resulta justo pues fue su idea. Ingresa en el local y rápidamente enfoca a la encargada, es una mujer peculiar. Zero podrá ser algo tonto interactuando pero sabe leer señales corporales, interpreta de una forma muy avanzada cualquier sujeto.
Mi compañero necesita… parecer humano, ¿se puede lograr?
Su interlocutora pone los ojos como platos un momento, no es una petición que le hagan todos los días. Por otro lado sabe que puede sacar beneficio adicional, es un trabajo costoso. Se permite sonreír ligeramente, acaba de llegar un buen encargo por la puerta, parece que su suerte comienza a cambiar.
Nos envía tu... ¿Cómo se dice?... ¿esposo?
Esa noticia despierta curiosidad en la mujer, agrega muchas interrogantes. Al final no puede evitar sentir preocupación, algo le dice que su hombre está metido en problemas otra vez. Baja la mirada abatida pero luego reformula su rostro, a pesar de todo puede hacer algo bueno y obtener ganancia para la familia.
Para tapar el cuerpo sugeriría una túnica con capucha, así podría pasar por un hombre tosco, ¿pagaran por el servicio verdad?
Claro, es la tradición.
Dicha costurera busca un par de telas y pasa a tomar medidas, saca la dimensión rápido. Zero no puede evitar estudiarla durante el proceso, es un “chico” curioso. Reconoce heridas laborales en sus manos, también otros signos de desgaste corporal y emocional, claramente está pasando por un mal momento.
Yo… ¿está todo bien?
Si, ya se las medidas.
No me refería a eso… ¿esta “todo” bien señorita…?
Brenda…
Brenda pilla esa interrogante rápido, sabe de qué habla el niño. Por un momento medita la opción de mentir pero no lo logra, algo extraño en ella. Quizás sea por las malas nuevas de su esposo, su situación actual o que le habla un niño como su hijo… sea como sea al final termina colapsando en llanto.
Si me lo dices puedo ayudar.
Dice el chico sintético mientras la toma de la mano, a veces puede ser muy acertado. La psicología es una de sus subfunciones, no podría camuflarse también entre los humanos sin ella. A partir de ahora todo depende de la propia afectada, solo ella puede decidir si quiere hablar. Adie permanece en la misma posición sin saber muy bien que hacer, hace poco estaba disfrutando de las medidas y ahora se encuentra en un panorama diferente. La costurera se retira, corta la tela y pasa a sentarse en su tosca máquina, para sorpresa de todos decide hablar mientras trabaja.
Mi… mi familia tiene problemas, no sé cómo ayudarlos… creo que nadie puede…
Cuéntame, solucionar problemas es… una de mis funciones. “mira de reojo a Adie por la ironía”
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Brenda no podía creer que Eero hubiera enviado aquella extraña pareja a su tienda. Él sabía lo importante que era este trabajo. Brenda iba a comisión. No podía permitirse el lujo de perder clientes y, con aquellos dos personajes que parecían estar sacados de una de las perores sátiras de mal gusto que los bardos cantaban, estaba perdiendo a una posible e importante clientela. Mientras hablaba con el niño, Brenda no dejaba de mirar por la ventana a todos los transeúntes que pasaban por la calle y, curiosos y temerosos, miraban al interior de la tienda para reírse de ella. En el momento que Adie, cibernético y burócrata del estado, entró en la costurería, Brenda firmó su sentencia de por vida. Nadie en toda Roilkat querría que la misma encargada en hacer un encargo para el mensajero Adie les hiciera un trabajo.
Aun así, se mordió el labio inferior y, obediente, tomó las medidas del gigante de metal. ¿Tendría tela suficiente para hacerle el disfraz? Se lo preguntó mentalmente una sola vez. Ella misma se contestó que no importaba cuánta tela tuviera. Lo quisiera o no, éste iba a ser su último trabajo. Podía gastar toda la tela con la que tuviera en los almacenes y no pasaría nada. Total, gracias a Eero, nadie más pondría un pie dentro de la tienda. Al menos, el niño y el gigante de metal, le iban a pagar por su último trabajo. Esa era la tradición, como dijo el pequeño.
-No creo que tus funciones pueden hacer algo para ayudar- se mordió el labio con la intención que sus palabras no sonasen tan groseras como sonaban en su cabeza. En cierta manera, lo consiguió. Solo sonó mal la palabra de Adie: “funciones”. –Mi familia ya no es lo que era antes. Roilkat también ha cambiado y lo ha hecho a peor. Si no puedes hacer retroceder el tiempo, dudo que puedas hacer algo para ayudar-.
Esto lo dijo mientras acoplaba una capucha que había hecho para un encargo anterior, un encargo que sabía que jamás le volverían a pedir, a un trozo de tela gigante. Con un par de retoques, Adie podría tener una improvisada gabardina, la peor que jamás había hecho y la más grande que ninguna costurera jamás creó en tan poco tiempo con los trozos sobrantes de antiguos trabajos.
Terminada la gabardina, buscó entre las piezas sobrantes y encontró unos grandes cinturones que podrían ser de utilidad al gigante, una coraza de metal para el pecho y unas grebas que ocultarían sus piernas. No pudo hacer nada para ocultar los pies de metal de Adie. Brenda ya había hecho más que suficiente.
-No puedo hacer nada por eso- Brenda señaló los pies de Adie- tendrás que buscarle tú una solución-.
-Tus funciones de costura son asombrosas,- dijo Adie a la vez que abría y cerraba su gabardina para comprobar lo resistente que era -mis felicitaciones Brenda, humana costurera y muchas otras funciones-.
Brenda agradeció las palabras de Adie con un movimiento de cabeza y volvió su mirada hacia las heridas de sus manos. Todas las veces que se cortó con la máquina de costura y de todas las lágrimas que había derramado pensando en su familia, no servirían de nada.
-No estés triste.- Adie curvó la espalda para estar al mismo nivel que la mujer - Entre las funciones de Zero, cibernético aprendiz y mucha otras funciones, está la de hacer feliz a las personas. No lo dice pero sé que es verdad. Antes le vi hacer feliz a un niño pobre que parecía que no tenía la función de ser feliz. Estoy seguro que podrá solucionar tus problemas.- dejó unos segundos de silencio y añadió - ¿Quiera que le lea el horóscopo? Es una de mis funciones favoritas-.
La mujer levanto la cabeza lentamente hacia los enormes ojos brillantes del gigante y asintió con una mueca que, poco a poco, se convertiría en una sonrisa bañada de lágrimas.
-Tendrá una visita inesperada. Su marido encontrará el mejor de los oficios. Tres personas morirán hoy en Roilkat. No volverás a pasar hambre. Y te encontrarás con una persona muy feliz-.
Z9-42: ¿Con que… función de hacer feliz? Debo de confesar que me reí mucho cuando dijiste eso. Tanto como Adie se ríe con su traje nuevo. Has hecho bien en contar con la ayuda de Brenda, el disfraz es mejor de lo que imaginaba. De no ser por los pies… ¿Tal vez puedas hacer algo con eso? Antes de dirigirte a la taberna, busca entre las piezas sobrantes de Brenda a ver si puedes improvisar un calzado lo suficientemente grande como para ocultar las enormes zancas de nuestro amigo. En el siguiente turno, estaremos en la taberna donde se encuentra Axel. Una última cosa: Recuerda la predicción de Adie. Casi siempre suele acertar con lo que dice.
Personajes prohibidos para el siguiente turno: Trineus, Axel, Ben y Eskol.
Aun así, se mordió el labio inferior y, obediente, tomó las medidas del gigante de metal. ¿Tendría tela suficiente para hacerle el disfraz? Se lo preguntó mentalmente una sola vez. Ella misma se contestó que no importaba cuánta tela tuviera. Lo quisiera o no, éste iba a ser su último trabajo. Podía gastar toda la tela con la que tuviera en los almacenes y no pasaría nada. Total, gracias a Eero, nadie más pondría un pie dentro de la tienda. Al menos, el niño y el gigante de metal, le iban a pagar por su último trabajo. Esa era la tradición, como dijo el pequeño.
-No creo que tus funciones pueden hacer algo para ayudar- se mordió el labio con la intención que sus palabras no sonasen tan groseras como sonaban en su cabeza. En cierta manera, lo consiguió. Solo sonó mal la palabra de Adie: “funciones”. –Mi familia ya no es lo que era antes. Roilkat también ha cambiado y lo ha hecho a peor. Si no puedes hacer retroceder el tiempo, dudo que puedas hacer algo para ayudar-.
Esto lo dijo mientras acoplaba una capucha que había hecho para un encargo anterior, un encargo que sabía que jamás le volverían a pedir, a un trozo de tela gigante. Con un par de retoques, Adie podría tener una improvisada gabardina, la peor que jamás había hecho y la más grande que ninguna costurera jamás creó en tan poco tiempo con los trozos sobrantes de antiguos trabajos.
Terminada la gabardina, buscó entre las piezas sobrantes y encontró unos grandes cinturones que podrían ser de utilidad al gigante, una coraza de metal para el pecho y unas grebas que ocultarían sus piernas. No pudo hacer nada para ocultar los pies de metal de Adie. Brenda ya había hecho más que suficiente.
-No puedo hacer nada por eso- Brenda señaló los pies de Adie- tendrás que buscarle tú una solución-.
-Tus funciones de costura son asombrosas,- dijo Adie a la vez que abría y cerraba su gabardina para comprobar lo resistente que era -mis felicitaciones Brenda, humana costurera y muchas otras funciones-.
Brenda agradeció las palabras de Adie con un movimiento de cabeza y volvió su mirada hacia las heridas de sus manos. Todas las veces que se cortó con la máquina de costura y de todas las lágrimas que había derramado pensando en su familia, no servirían de nada.
-No estés triste.- Adie curvó la espalda para estar al mismo nivel que la mujer - Entre las funciones de Zero, cibernético aprendiz y mucha otras funciones, está la de hacer feliz a las personas. No lo dice pero sé que es verdad. Antes le vi hacer feliz a un niño pobre que parecía que no tenía la función de ser feliz. Estoy seguro que podrá solucionar tus problemas.- dejó unos segundos de silencio y añadió - ¿Quiera que le lea el horóscopo? Es una de mis funciones favoritas-.
La mujer levanto la cabeza lentamente hacia los enormes ojos brillantes del gigante y asintió con una mueca que, poco a poco, se convertiría en una sonrisa bañada de lágrimas.
-Tendrá una visita inesperada. Su marido encontrará el mejor de los oficios. Tres personas morirán hoy en Roilkat. No volverás a pasar hambre. Y te encontrarás con una persona muy feliz-.
- Disfraz de Adie:
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Z9-42: ¿Con que… función de hacer feliz? Debo de confesar que me reí mucho cuando dijiste eso. Tanto como Adie se ríe con su traje nuevo. Has hecho bien en contar con la ayuda de Brenda, el disfraz es mejor de lo que imaginaba. De no ser por los pies… ¿Tal vez puedas hacer algo con eso? Antes de dirigirte a la taberna, busca entre las piezas sobrantes de Brenda a ver si puedes improvisar un calzado lo suficientemente grande como para ocultar las enormes zancas de nuestro amigo. En el siguiente turno, estaremos en la taberna donde se encuentra Axel. Una última cosa: Recuerda la predicción de Adie. Casi siempre suele acertar con lo que dice.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
¿Retroceder el tiempo?, una interesante idea. La base bio tiene mucha documentación al respecto pero nunca lo han intentado realmente, no existe motivo. Quizás Zero podría improvisar una maquina aunque tomaría años… pero con una el tiempo seria relativo, ¿verdad?... todo el tema es algo confuso.
Creo que viajar por el tiempo está fuera de la ecuación… al menos de momento.
Al final la mujer improvisa un buen disfraz, logra ocultar la silueta metálica del robot. Por desgracia los pies blindados continúan resaltando, Brenda no puede hacer nada al respecto. El pequeño sintético tendrá que intervenir esta vez, no pueden arriesgarse a comprometer tan buen atuendo con un detalle menor.
Encontrar calzado tan grande es imposible, los humanos no tienen un hardware de esa magnitud. Solo se puede aplicar un camuflaje, disimular lo obvio. Por suerte están en un lugar lleno de materiales, no existe mejor sitio para encontrar complementos. Z9-42 activa su matriz de búsqueda mientras el mensajero entabla dialogo con la dueña, eventualmente se ve forzado a prestar atención.
¿Hacer feliz?, ¿de verdad?... es una bonita función.
Nunca lo había pensado, después de todo es una maquina con poca experiencia, tales conceptos se le escapan. Es interesante tener en cuenta ese factor, crea variables diferentes. Parece que Zero tiene muchas habilidades ocultas que desconoce, es posible que salgan a flote a medida que transcurra el tiempo.
Poco después Adie realiza algo diferente, suelta una extraña predicción. Llama al acontecimiento “leer el horóscopo”, resulta desconcertante para el “chico”. La suerte es una cuestión de creencias… no siempre acertadas, enfrascarla en aproximaciones no tiene nada de lógico… parece muy humano.
Es… un buen escenario, ¿verdad?
Según las palabras del mensajero Brenda recibirá un giro favorable en su vida, de ser acertado ya no tendría que sentir más tristeza. Por alguna razón el pequeño sintético experimenta extrañas ideas, le gustaría que el juego de palabras se cumpliera. Curioso, sin duda varias cosas irracionales pueden confortar.
Creo que lo tengo.
Sin vacilar envuelve los pies de Adie usando tela negra y luego ajusta todo con un par de polainas marrones, se asegura de que el trabajo permanezca en su sitio aplicando varios nudos adicionales. No ganara un concurso de belleza pero debería funcionar, el mundo actual no se caracteriza por tener calzado profesional.
Parece que ya eres 90% humano, todo está en la apariencia.
Pega algunos vistazos calculadores para asegurarse de que todo esté en su sitio, mientras su colega no descubra la cabeza podrá pasar por un ser humano… uno bastante grande pero humano al final. Viene siendo hora de seguir con la misión, los objetos no se recuperaran solos y el tiempo desempeña un papel fundamental es este tipo de situaciones.
Toma esto, es un pago por tus servicios, gracias… intentare ayudar a tu familia en los próximos acontecimientos… quiero hacerlo.
Da casi el doble de aeros respectivo, ¿qué se puede decir?, es un “mocoso” caritativo. Cuando no necesitas gastar en nada el dinero se vuelve prescindible, una realidad que pocos experimentan. Con todo listo el par avanza, Zero se dirige esta vez a su segundo lugar objetivo, la taberna de extraño nombre. Cuando se detienen en la fachada dicho personaje activa sus sensores, es el lugar correcto.
Detecto muchas bebidas alcohólicas y fluidos estomacales… debe ser el lugar. Sígueme y… actúa como humano.
Creo que viajar por el tiempo está fuera de la ecuación… al menos de momento.
Al final la mujer improvisa un buen disfraz, logra ocultar la silueta metálica del robot. Por desgracia los pies blindados continúan resaltando, Brenda no puede hacer nada al respecto. El pequeño sintético tendrá que intervenir esta vez, no pueden arriesgarse a comprometer tan buen atuendo con un detalle menor.
Encontrar calzado tan grande es imposible, los humanos no tienen un hardware de esa magnitud. Solo se puede aplicar un camuflaje, disimular lo obvio. Por suerte están en un lugar lleno de materiales, no existe mejor sitio para encontrar complementos. Z9-42 activa su matriz de búsqueda mientras el mensajero entabla dialogo con la dueña, eventualmente se ve forzado a prestar atención.
¿Hacer feliz?, ¿de verdad?... es una bonita función.
Nunca lo había pensado, después de todo es una maquina con poca experiencia, tales conceptos se le escapan. Es interesante tener en cuenta ese factor, crea variables diferentes. Parece que Zero tiene muchas habilidades ocultas que desconoce, es posible que salgan a flote a medida que transcurra el tiempo.
Poco después Adie realiza algo diferente, suelta una extraña predicción. Llama al acontecimiento “leer el horóscopo”, resulta desconcertante para el “chico”. La suerte es una cuestión de creencias… no siempre acertadas, enfrascarla en aproximaciones no tiene nada de lógico… parece muy humano.
Es… un buen escenario, ¿verdad?
Según las palabras del mensajero Brenda recibirá un giro favorable en su vida, de ser acertado ya no tendría que sentir más tristeza. Por alguna razón el pequeño sintético experimenta extrañas ideas, le gustaría que el juego de palabras se cumpliera. Curioso, sin duda varias cosas irracionales pueden confortar.
Creo que lo tengo.
Sin vacilar envuelve los pies de Adie usando tela negra y luego ajusta todo con un par de polainas marrones, se asegura de que el trabajo permanezca en su sitio aplicando varios nudos adicionales. No ganara un concurso de belleza pero debería funcionar, el mundo actual no se caracteriza por tener calzado profesional.
Parece que ya eres 90% humano, todo está en la apariencia.
Pega algunos vistazos calculadores para asegurarse de que todo esté en su sitio, mientras su colega no descubra la cabeza podrá pasar por un ser humano… uno bastante grande pero humano al final. Viene siendo hora de seguir con la misión, los objetos no se recuperaran solos y el tiempo desempeña un papel fundamental es este tipo de situaciones.
Toma esto, es un pago por tus servicios, gracias… intentare ayudar a tu familia en los próximos acontecimientos… quiero hacerlo.
Da casi el doble de aeros respectivo, ¿qué se puede decir?, es un “mocoso” caritativo. Cuando no necesitas gastar en nada el dinero se vuelve prescindible, una realidad que pocos experimentan. Con todo listo el par avanza, Zero se dirige esta vez a su segundo lugar objetivo, la taberna de extraño nombre. Cuando se detienen en la fachada dicho personaje activa sus sensores, es el lugar correcto.
Detecto muchas bebidas alcohólicas y fluidos estomacales… debe ser el lugar. Sígueme y… actúa como humano.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Le gustaba el tito Axel. Tenía buenas historias que contar y, los días que le acompañaba a la taberna, siempre le compraba un batido de chocolate frío. Mamá no tenía tiempo para contarle cuentos. Mamá, lo intentaba, todas las noches, antes de irse a dormir, le arropaba y se sentaba a su lado y empezaba a contar una nueva historia. Cuando llegaba a la mitad, a la parte más emocionante, paraba. Bostezaba mucho. Estaba cansada. Decía que era mejor que continuasen la historia al día siguiente, que se acordaría por dónde se había quedado esta vez. Pero no era verdad, nunca se acordaba y tenía que empezar una nueva historia desde el principio. Otro nuevo cuento que jamás terminaba. El mundo de Ben, los héroes nunca llegaban a matar al dragón ni a rescatar a la princesa.
Por suerte, tenía al tito Axel. Aunque sus cuentos fueran extraños, siempre los terminaba. No había caballeros con grandes espadas, hermosas princesas ni dragones escupe fuego como en los cuentos de mamá. En las historias del tito, los héroes eran cambiando por personas normales que vestían con arrapos (son como tú y como yo Ben, personas que les gusta beber y jugar), las princesas eran feas y los dragones los cambiaba por duendes que conseguían engañar a las personas buenas para que sean malas. Al menos, Ben así lo entendía. Aunque solo tuviera cinco años, sabía distinguir muy bien entre el BIEN y el MAL. Los dragones de mamá y los duendes del tito Axel eran malos. Los héroes y las personas normales eran buenos.
-¿Quién te ha enseñado eso? Me lo imagino, tu estúpido padre. Cuando antes lo aprendas mejor: Todos las personas son malas. Sin excepción. Las mujeres son unas putas y los hombres unos follaputas-.
Los amigos del tito rieron con tanta fuerza que pusieron las cartas con las que estaban jugando en la mesa y empezaron a darse golpes en las rodillas. Ben no entendió el chiste, pero imitó a los amigos del tito cosa que, a ellos, les hizo más gracia.
-Este niño es una joya-.
-¡Y que lo digas, compañero!-
-Solo hago lo que sus padres deberían hacer con él-
Axel mostró una sonrisa rastrera y dio una palmada a la espalda de Ben, le hizo daño pero el chico no se quejó porque el tito y sus amigos lo estaban pasando bien y eso era lo que importaba.
Z9-42: Tu siguiente objetivo es sumamente sencillo: Sacar información a Axel de dónde se encuentra Eskol con las pertenencias de Adie. Lo difícil viene al pensar en Ben. Me pregunto si serás capaz de hacer un interrogatorio tan violento como el que hiciste a Eero habiendo un niño tan pequeño e inocente delante. La elección será tuya, como siempre. Por otro lado, debes pensar en los amigos de Axel. Contándole a él, son cuatro los “hombres malos” que hay en la mesa.
Personajes prohibidos para el próximo turno: Trineus y Eskol
Por suerte, tenía al tito Axel. Aunque sus cuentos fueran extraños, siempre los terminaba. No había caballeros con grandes espadas, hermosas princesas ni dragones escupe fuego como en los cuentos de mamá. En las historias del tito, los héroes eran cambiando por personas normales que vestían con arrapos (son como tú y como yo Ben, personas que les gusta beber y jugar), las princesas eran feas y los dragones los cambiaba por duendes que conseguían engañar a las personas buenas para que sean malas. Al menos, Ben así lo entendía. Aunque solo tuviera cinco años, sabía distinguir muy bien entre el BIEN y el MAL. Los dragones de mamá y los duendes del tito Axel eran malos. Los héroes y las personas normales eran buenos.
-¿Quién te ha enseñado eso? Me lo imagino, tu estúpido padre. Cuando antes lo aprendas mejor: Todos las personas son malas. Sin excepción. Las mujeres son unas putas y los hombres unos follaputas-.
Los amigos del tito rieron con tanta fuerza que pusieron las cartas con las que estaban jugando en la mesa y empezaron a darse golpes en las rodillas. Ben no entendió el chiste, pero imitó a los amigos del tito cosa que, a ellos, les hizo más gracia.
-Este niño es una joya-.
-¡Y que lo digas, compañero!-
-Solo hago lo que sus padres deberían hacer con él-
Axel mostró una sonrisa rastrera y dio una palmada a la espalda de Ben, le hizo daño pero el chico no se quejó porque el tito y sus amigos lo estaban pasando bien y eso era lo que importaba.
- Ben:
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Z9-42: Tu siguiente objetivo es sumamente sencillo: Sacar información a Axel de dónde se encuentra Eskol con las pertenencias de Adie. Lo difícil viene al pensar en Ben. Me pregunto si serás capaz de hacer un interrogatorio tan violento como el que hiciste a Eero habiendo un niño tan pequeño e inocente delante. La elección será tuya, como siempre. Por otro lado, debes pensar en los amigos de Axel. Contándole a él, son cuatro los “hombres malos” que hay en la mesa.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
El par ingresa, la zona interna resulta igual de pintoresca. Muchos ebrios y una suciedad bastante remarcable, es sorprendente como la humanidad puede sobrevivir en entornos tan… difíciles. El “chico” deja de detallar todo y activa su matriz de búsqueda, tienen una misión importante y aún falta encontrar al contacto.
Creo que es ese.
Algunas tareas son más sencillas que otras, este es un caso remarcable. Zero localiza a un niño que concuerda con cierta descripción, debe ser el hijo de la pareja en problemas. Los chiquillos no deberían frecuentar tabernas… los corrientes. Indiferentemente la búsqueda se reduce, Axel debe ser uno de los jugadores cercanos.
Cúbreme por favor.
Le dice a su compañero metálico y astutamente camuflado, es posible que intenten huir. El joven sintético avanza hasta la mesa, se detiene a pocos pasos. Medita sobre el mejor curso de acción, tiene que tener en cuenta diferentes variable. Son más sujetos aunque eso rara vez modifica un resultado, en la otra mano no es recomendable mostrar extrema violencia frente a un niño pequeño… cosas de crecimiento y desarrollo.
¿Quien de ustedes es Axel?
Por inercia la persona aludida entabla contacto visual, sus compañeros detienen el juego para poder curiosear. Mientras tanto Z9-42 aún se debate sobre como proseguir, le gusta parlamentar pero el grupo objetivo tiene toda la pinta de solucionar sus conflictos con puños, dientes y una que otra navaja.
Un amigo en común quiere que te diga algo en privado, las palabras vienen acompañadas de 100 aeros.
Un silencio incomodo tiene lugar, es el tipo de información que despierta curiosidad. Zero sabe mentir muy bien cuando la situación lo amerita, su rostro inexpresivo confirma cualquier historia. Para llamar la atención de un adulto solo debes acompañar todo con monedas, realmente adoran el tintineo.
Me convenciste, vamos afuera, te advierto que si es mentira ganaras el golpe del año.
Avanzan hasta la puerta, pico el anzuelo. Ben intenta alcanzarles pero una moneda tirada capta su entere atención, pequeña contramedida del chico artificial, nunca falla. Como táctica adicional envía un código discreto a Adie por el canal de radio, básicamente le solicita que no deje salir al niño por ahora.
Bien chico comienza a cantar.
En primer lugar pido disculpas.
¿Eso por…?
Antes de que Axel pueda reaccionar ya se encuentra de rodillas, su interlocutor de escaso tamaño le sujeta firmemente una parte sensible debajo de cada axila. Dicha área puede generar mucho dolor aunque posee pocos elementos importantes… pequeña jugarreta de la evolución. La idea inicial era sujetar su cuello pero eso se hubiera visto demasiado amenazante, en la situación actual parece más bien un juego.
Eskol, ¿donde esta?
Suéltame maldito engendro del ¡aaaaahhhhh!
¿Por favor? … aunque no lo creas quiero ayudar a tu familia... Eero, Brenda y Ben.
Creo que es ese.
Algunas tareas son más sencillas que otras, este es un caso remarcable. Zero localiza a un niño que concuerda con cierta descripción, debe ser el hijo de la pareja en problemas. Los chiquillos no deberían frecuentar tabernas… los corrientes. Indiferentemente la búsqueda se reduce, Axel debe ser uno de los jugadores cercanos.
Cúbreme por favor.
Le dice a su compañero metálico y astutamente camuflado, es posible que intenten huir. El joven sintético avanza hasta la mesa, se detiene a pocos pasos. Medita sobre el mejor curso de acción, tiene que tener en cuenta diferentes variable. Son más sujetos aunque eso rara vez modifica un resultado, en la otra mano no es recomendable mostrar extrema violencia frente a un niño pequeño… cosas de crecimiento y desarrollo.
¿Quien de ustedes es Axel?
Por inercia la persona aludida entabla contacto visual, sus compañeros detienen el juego para poder curiosear. Mientras tanto Z9-42 aún se debate sobre como proseguir, le gusta parlamentar pero el grupo objetivo tiene toda la pinta de solucionar sus conflictos con puños, dientes y una que otra navaja.
Un amigo en común quiere que te diga algo en privado, las palabras vienen acompañadas de 100 aeros.
Un silencio incomodo tiene lugar, es el tipo de información que despierta curiosidad. Zero sabe mentir muy bien cuando la situación lo amerita, su rostro inexpresivo confirma cualquier historia. Para llamar la atención de un adulto solo debes acompañar todo con monedas, realmente adoran el tintineo.
Me convenciste, vamos afuera, te advierto que si es mentira ganaras el golpe del año.
Avanzan hasta la puerta, pico el anzuelo. Ben intenta alcanzarles pero una moneda tirada capta su entere atención, pequeña contramedida del chico artificial, nunca falla. Como táctica adicional envía un código discreto a Adie por el canal de radio, básicamente le solicita que no deje salir al niño por ahora.
Bien chico comienza a cantar.
En primer lugar pido disculpas.
¿Eso por…?
Antes de que Axel pueda reaccionar ya se encuentra de rodillas, su interlocutor de escaso tamaño le sujeta firmemente una parte sensible debajo de cada axila. Dicha área puede generar mucho dolor aunque posee pocos elementos importantes… pequeña jugarreta de la evolución. La idea inicial era sujetar su cuello pero eso se hubiera visto demasiado amenazante, en la situación actual parece más bien un juego.
Eskol, ¿donde esta?
Suéltame maldito engendro del ¡aaaaahhhhh!
¿Por favor? … aunque no lo creas quiero ayudar a tu familia... Eero, Brenda y Ben.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Cuando escuchó el gritó del tito Axel, estaba sentado en el suelo, con las piernas cruzadas, jugando con la reluciente moneda que había encontrado tirada entre medio de los taburetes. Pensaba en qué cara podrían mamá y papá cuando les enseñase la moneda. A veces, se enfadaban si les decía que había estado en la taberna con el tito Axel y sus amigos. Quizás, lo mejor sería obviar esa parte de la historia y, solamente, diría que la encontró en la calle mientras paseaba de la mano del tito. Sería como una de las mentiras que decía el duende de las historias de tito Axel para que las personas buenas hicieran lo que querían. La diferencia entre la mentira de los duendes y la que Ben planeaba contar a sus papas, es que el niño lo hacía por una buena causa. Una vez, papá gritó al tito Axel y él le pego en la cara. Ben lo vio, estaba escondido debajo de la mesa; nadie pudo verlo. En cambio, él, lo vio todo. Mamá lloraba en una esquina, papá sangraba por la boca y el ojo donde el tito le pegó y el tito Axel reía. Aquel día tuvo pesadillas, sin apenas esforzarse, podía recodar cada una de las pesadillas que tuvo. En la cama, apretó sus pequeños puños y prometió que, por nada del mundo, iba a dejar que papá y el tito Axel se volvieran a pegar. Iba a ser un guardián. Un caballero de los cuentos de mamá. Aunque tuviera que mentir como lo duendes de los cuentos del tito, hacía el bien como un caballero.
Y como un caballero, se levantó del suelo, se limpió los pantalones y empezó a andar, con los puños cerrados, hacia fuera del bar donde su tío gritaba.
-¡MUCHACHOOOOS,-alargó la “oss” en un grito de dolor- AYUDA!-
Los amigos del tito Axel se levantaron de la silla tirando todo lo que había sobre la mesa al suelo. Sacaron sus armas y corrieron hacia la puerta. Uno de ellos empujó a Ben de un manotazo para que se apartase de su camino. Al pequeño, se le quedó la marca de la mano roja del amigo del tito en la cara por el manotazo. Le dolía y le quemaba. Pero, por el tito, se volvió a levantar y siguió a los hombres.
Un hombre muy grande, el amigo del niño que había sacado a Axel, estaba parado enfrente de la puerta sin dejar pasar a los amigos del tito.
-Déjanos pasar, esto no va contigo amigo-.
-Mis disculpas, pero estoy realizando la función de cubrir a Zero, niño aprendiz y muchas otras funciones. No puedo dejaros pasar-.
Los amigos del tito golpearon con las espadas al hombre muy grande. Ben se tapó los ojos con sus dos manitas para no ver la horrible escena. ¡Más sangre no! Su curiosidad fue mayor que su miedo, y no pudo evitar dejar un hueco entre los dedos para ver lo qué sucedía: El hombre gigante estaba de pie en la puerta como si nada hubiera pasado.
-Mientras esperan a que deje de cubrir a mi amigo, ¿desean que les lea sus horóscopos?-
-Me importa una mierda lo que les sucedan a Eero y su familia,- no habló, lo que hizo fue escupir las palabras como si le quemasen por dentro- no te voy a decir dónde lo está Eskol-.
Si decía algo relacionado con Eskol, ya podría darse por muerto. Prefería el dolor que esa mierda con forma de niño le proporcionaba a morir a manos de Eskol.
Al otro lado de la puerta de la taberna se oían gritos, golpes con la espada y taburetes de madera rompiéndose al chocar contra algo. Axel río a carcajada limpia al imaginándose, entre esos sonidos, unos pertenecían a los huesos rotos del amigo gigante del engendro de metal.
-¡Estás perdido! Cuando mis amigos de allí dentro salgan te darán una paliza por lo que te has atrevido a hacer-.
Fue decir eso y, al instante, salir uno de sus amigos. Pero no de la forma que Axel se lo había imaginado. Salió volando a un metro por encima de la tierra. Si estaba muerto o solo inconsciente era algo que Axel ignoraba. Tampoco lo quiso saber. Eskol no quería a hombres débiles en su grupo y, si alguien se dejaba coger y lanzar de aquel modo, era considerado débil. ¿Muerto o inconsciente? Si por desgracia para él estaba inconsciente, Eskol lo mataría como mataría a Axel si decía al pequeño engendro dónde se escondía.
Z9-42:Buen truco, tienes a Adie ayudante con los otros hombres y el niño dentro de la taberna donde no puede ver qué estás interrogando a su amado tío. Sin embargo, a diferencia de Eero, Axel siente una terrible admiración, mezclado con el terror, por Eskol. No te dirá dónde está Eskol ni hará nada que le pueda delatar. Siempre puedes seguir insistiendo por otros medios, o puedes hacer lo posible para rescatar a Ben del interior de la taberna. La elección es tuya.
Personajes prohibidos para el próximo turno: Trineus y Eskol
Y como un caballero, se levantó del suelo, se limpió los pantalones y empezó a andar, con los puños cerrados, hacia fuera del bar donde su tío gritaba.
-¡MUCHACHOOOOS,-alargó la “oss” en un grito de dolor- AYUDA!-
Los amigos del tito Axel se levantaron de la silla tirando todo lo que había sobre la mesa al suelo. Sacaron sus armas y corrieron hacia la puerta. Uno de ellos empujó a Ben de un manotazo para que se apartase de su camino. Al pequeño, se le quedó la marca de la mano roja del amigo del tito en la cara por el manotazo. Le dolía y le quemaba. Pero, por el tito, se volvió a levantar y siguió a los hombres.
Un hombre muy grande, el amigo del niño que había sacado a Axel, estaba parado enfrente de la puerta sin dejar pasar a los amigos del tito.
-Déjanos pasar, esto no va contigo amigo-.
-Mis disculpas, pero estoy realizando la función de cubrir a Zero, niño aprendiz y muchas otras funciones. No puedo dejaros pasar-.
Los amigos del tito golpearon con las espadas al hombre muy grande. Ben se tapó los ojos con sus dos manitas para no ver la horrible escena. ¡Más sangre no! Su curiosidad fue mayor que su miedo, y no pudo evitar dejar un hueco entre los dedos para ver lo qué sucedía: El hombre gigante estaba de pie en la puerta como si nada hubiera pasado.
-Mientras esperan a que deje de cubrir a mi amigo, ¿desean que les lea sus horóscopos?-
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-Me importa una mierda lo que les sucedan a Eero y su familia,- no habló, lo que hizo fue escupir las palabras como si le quemasen por dentro- no te voy a decir dónde lo está Eskol-.
Si decía algo relacionado con Eskol, ya podría darse por muerto. Prefería el dolor que esa mierda con forma de niño le proporcionaba a morir a manos de Eskol.
Al otro lado de la puerta de la taberna se oían gritos, golpes con la espada y taburetes de madera rompiéndose al chocar contra algo. Axel río a carcajada limpia al imaginándose, entre esos sonidos, unos pertenecían a los huesos rotos del amigo gigante del engendro de metal.
-¡Estás perdido! Cuando mis amigos de allí dentro salgan te darán una paliza por lo que te has atrevido a hacer-.
Fue decir eso y, al instante, salir uno de sus amigos. Pero no de la forma que Axel se lo había imaginado. Salió volando a un metro por encima de la tierra. Si estaba muerto o solo inconsciente era algo que Axel ignoraba. Tampoco lo quiso saber. Eskol no quería a hombres débiles en su grupo y, si alguien se dejaba coger y lanzar de aquel modo, era considerado débil. ¿Muerto o inconsciente? Si por desgracia para él estaba inconsciente, Eskol lo mataría como mataría a Axel si decía al pequeño engendro dónde se escondía.
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Z9-42:Buen truco, tienes a Adie ayudante con los otros hombres y el niño dentro de la taberna donde no puede ver qué estás interrogando a su amado tío. Sin embargo, a diferencia de Eero, Axel siente una terrible admiración, mezclado con el terror, por Eskol. No te dirá dónde está Eskol ni hará nada que le pueda delatar. Siempre puedes seguir insistiendo por otros medios, o puedes hacer lo posible para rescatar a Ben del interior de la taberna. La elección es tuya.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Axel pide ayuda como puede… hubiera sido mejor pillarlo del cuello. Zero guarda dicha información, no cometerá el mismo error dos veces. De momento tiene tiempo aunque no parece que su objetivo vaya a colaborar, posee una fuerte lealtad impropia de cualquier humano, menuda suerte.
Me pregunto… ¿qué crees que pasara aquí?
Adentro del local ocurre una pequeña pelea, Z9-42 no necesita saber quién va ganando. Es improbable que delincuentes comunes logren superar a un bio en combate singular, pronto su aproximación queda confirmada cuando sale el primer enemigo inconsciente. Por desgracia otra complicación se hace obvia, el pequeño Ben ahora está en medio del conflicto.
Es una lástima… los seres inteligentes deberían entenderse con palabras… Vete.
Las prioridades son importantes, un sintético debe proteger primero… al menos eso dice el Codex. El pequeño robot para el interrogatorio y arremete contra los atacantes de adentro, en pleno movimiento elabora la estrategia más rápida. Noquear al grupo hostil se vuelve objetivo, nada de heridos graves.
Pueden detenerse, ¿lo saben verdad?
Como respuesta recibe un golpe, apenas se mueve. La causa y el efecto están entrelazados, para cada acción existe una reacción. Sin vacilar la joven maquina toma a su atacante y lo lanza contra el techo, cae poco después sin conocimiento. Los seres vivos son muy frágiles, es una constante bastante arraigada.
Con dos de sus aliados fuera de combate el par funcional tiene una bajada de moral, básicamente intentan escapar para salvarse. Adie arroja a uno por la ventana y su colega pequeño hace algo parecido con el otro, solo que vez de ventana usa la pared. Los personajes de metal ganan el encuentro… por un margen bastante amplio.
¡¡Miserables bribones, miren mi limpio establecimiento!!
El tabernero claramente afectado toma la palabra, su pequeño sitio ahora ostenta destrucción. Había sobrevivido la gran batalla por un golpe de suerte… tal parece que los acontecimientos desafortunados siempre tienen lugar, ya sea antes o después. Zero experimenta un pequeño vestigio de brillantes y suelta la solución perfecta, una mentira bien posicionada.
Póngalo en la cuenta de Axel y Eskol.
Con el ambiente más tranquilo viene siendo hora de revisar al pequeño humano, fue un acontecimiento violento pero pudo ser peor, con la intervención de Z9-42 todo término de manera rápida y vistosa. El enano sintético se acerca a su contraparte real y más pequeña, forma una sonrisa mientras pregunta estado.
Todo se… descontrolo un poco, ¿estás bien?
Sonara extraño pero no sabe relacionarse muy bien con chicos de carne y hueso, posee una mente lógica. manifiesta pequeños momentos infantiles pero se comporta de una manera adulta… adulta y relativamente peculiar. Tiene en mente que se encuentran en un pequeño retroceso, siguen sin saber la localización del objetivo principal.
Zero, niño aprendiz y muchas otras funciones, ¿ahora qué?
Alguien más debe saber la dirección de Eskol… quizás uno de los sujetos desmayados.
Me pregunto… ¿qué crees que pasara aquí?
Adentro del local ocurre una pequeña pelea, Z9-42 no necesita saber quién va ganando. Es improbable que delincuentes comunes logren superar a un bio en combate singular, pronto su aproximación queda confirmada cuando sale el primer enemigo inconsciente. Por desgracia otra complicación se hace obvia, el pequeño Ben ahora está en medio del conflicto.
Es una lástima… los seres inteligentes deberían entenderse con palabras… Vete.
Las prioridades son importantes, un sintético debe proteger primero… al menos eso dice el Codex. El pequeño robot para el interrogatorio y arremete contra los atacantes de adentro, en pleno movimiento elabora la estrategia más rápida. Noquear al grupo hostil se vuelve objetivo, nada de heridos graves.
Pueden detenerse, ¿lo saben verdad?
Como respuesta recibe un golpe, apenas se mueve. La causa y el efecto están entrelazados, para cada acción existe una reacción. Sin vacilar la joven maquina toma a su atacante y lo lanza contra el techo, cae poco después sin conocimiento. Los seres vivos son muy frágiles, es una constante bastante arraigada.
Con dos de sus aliados fuera de combate el par funcional tiene una bajada de moral, básicamente intentan escapar para salvarse. Adie arroja a uno por la ventana y su colega pequeño hace algo parecido con el otro, solo que vez de ventana usa la pared. Los personajes de metal ganan el encuentro… por un margen bastante amplio.
¡¡Miserables bribones, miren mi limpio establecimiento!!
El tabernero claramente afectado toma la palabra, su pequeño sitio ahora ostenta destrucción. Había sobrevivido la gran batalla por un golpe de suerte… tal parece que los acontecimientos desafortunados siempre tienen lugar, ya sea antes o después. Zero experimenta un pequeño vestigio de brillantes y suelta la solución perfecta, una mentira bien posicionada.
Póngalo en la cuenta de Axel y Eskol.
Con el ambiente más tranquilo viene siendo hora de revisar al pequeño humano, fue un acontecimiento violento pero pudo ser peor, con la intervención de Z9-42 todo término de manera rápida y vistosa. El enano sintético se acerca a su contraparte real y más pequeña, forma una sonrisa mientras pregunta estado.
Todo se… descontrolo un poco, ¿estás bien?
Sonara extraño pero no sabe relacionarse muy bien con chicos de carne y hueso, posee una mente lógica. manifiesta pequeños momentos infantiles pero se comporta de una manera adulta… adulta y relativamente peculiar. Tiene en mente que se encuentran en un pequeño retroceso, siguen sin saber la localización del objetivo principal.
Zero, niño aprendiz y muchas otras funciones, ¿ahora qué?
Alguien más debe saber la dirección de Eskol… quizás uno de los sujetos desmayados.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
El niño que había pegado a los amigos del tito Axel dijo un nombre que Ben conocía muy bien: Eskol. Desde hacía un tiempo, el hijo de Eero, comenzó a asociar ese nombre con el duende malo de las historias del tito. Si Axel era el hombre normal de los cuentos que nunca iba a ser caballero ni salvará princesas, Eskol era el malvado duende que lo engañaba diciendo que los buenos eran los que mataban y robaban y que solo conseguiría ser bueno si hacía todo cuanto él decía. Claro, que conocía ese nombre. Quería levantar su pequeño bracito y hablar para decir al chico dónde estaba. Pero alguien le impedía hablar. Su propio dedo era lo que le impedía hablar. En algún momento de la pequeña batalla que libraron el niño y el gigante contra los amigos del tito, Ben se apartó a un lado debajo de la mesa, se puso el dedo pulgar en la boca y empezó a chuparlo. Los niños grandes no se chupaban el pulgar. Solo los bebés se chupaban el pulgar. Él no era un bebé. Dejó de usar pañales hacía más de tres años y de chuparse el dedo dos. ¿Por qué tenía que volverlo a chupar? ¿Tan asustado estaba?
Todo se descontroló, como dijo el chico, y Ben no estaba bien.
-¿Si supiera dónde está ese cabrón crees que me atrevería a llamarle cabrón?- Ben conocía la voz, era la del señor de la taberna. -Hace semanas que, por fortuna, no le veo. Se habrá ido de la ciudad-.
El señor de la taberna dijo una mentira de duende. No de las piadosas como las que a veces decía Ben para que papá y mamá no se enfaden; era una mentira de duende, de las malas que hacían mucho daño.
Eskol estaba en la ciudad. Ben lo sabía. Antes de que el tito Axel lo llevase a la taberna fue a hablar con Eskol sobre (cosas de duendes) una bolsa que se habían encontrado esta mañana.
Ben se quitó, muy lentamente, pulgar de la boca y lo miró durante unos cortos instantes. ¿Era un niño grande o un bebé? ¿Duende mentiroso o caballero salva princesas? Puso sus manecitas en el suelo para coger el impulso necesario para levantarse y, una vez lo hubo hecho, se irguió como el niño grande y el caballero que creía ser.
–Creo…- le costaba que le saliesen las palabras - que sé dónde está Eskol-.
Ben señaló las puertas de la taberna. Esa no era la dirección exacta donde estaba Eskol, pero era una buena manera para indicar al chico y al gigante por dónde tenían que empezar a caminar.
-Mi tito y yo fuimos antes allí, es la casa verde.- a medida que hablaba un poco más, Ben era un poco más caballero que salva princesas y menos duende mentiroso - ¿Puedo ir con vosotros. No quiero estar solo- (quiero rescatar a la princesa).
Eskol tenía ojos y oídos por toda Roilkat. Ni siquiera tenía que salir de casa. Si algo importante pasaba en su ciudad, uno de sus hombres de confianza llamaba a su puerta para decirle lo que había pasado.
Cuando recibió la noticia de que un extraño gigante y un, todavía más extraño, chico habían dado una paliza a unos de sus hombres, Eskol cogió su martillo de guerra y golpeó la cabeza del pobre miserable que le había relato lo sucedido. Ventaja de vivir en un lugar triste donde la mitad de los habitantes han perdido sus hogares y sus familias: No llorarían por una muerte más. Segundos después, con el mismo martillo, golpeó la mesa de su salón hasta convertirla en una amalgama de trozos de madera y astillas.
¿¡Quién!? Era la pregunta que repetía por cada golpe. ¿Quién se había atrevido a golpear a sus hombres? Eso era una falta de respeto hacia su persona ¿Es que no les había enseñado ya lo que pasaba cuando se le faltaba al respeto? En Roilkat él era el Rey: El Rey de los pobres y los tristes. Si alguien faltaba al respeto a un Rey, tenía que ser castigado con la muerte.
Para tranquilizarse, cogió la bolsa que le había robado a Adie (función de ser idiota), la abrió y se quedó mirando lo que allí había. No solo vio los muchos aeros que la lata con brazos y piernas había conseguido juntar en tan solo los pocos años que llevaba de funcionamiento, también se quedó mirando los sobres de colores amarillo viejo que un día fueron de color blanco. Las contó, había diecinueve cartas. Sonrío con la boca abierta al darse al haber encontrado el número. ¿Por qué le importaría tanto que hubiera exactamente diecinueve cartas? No lo sabía. Creía que se estaría volviendo loco. Era muy posible que así lo fuera. Solo un loco se hubiera dejado clavadas las esquirlas de metal que quedaron en su puño tras golpear a Adie. ¿Es que le gustaba el dolor? ¿Disfrutaba ver como su puño no dejaba de sangrar por las putas heridas? ¡Por supuesto que no! Era un dolor horrible y podía sentir como, a medida que pasaban las horas, las esquirlas se iban clavando más y más en su cuerpo. ¡JODER! Lanzó la bolsa a un lado y empezó a golpear la mesa, lo que quedaba de ella, con sus propios puños sin dejar de mirar la bolsa. ¡Qué nadie la tocase! Era suya. Sus aeros, sus cartas y su… ¡DIECINUEVE!
-¿Qué tenemos que hacer con…?-
Uno de sus hombres habló mientras Eskol seguía volviéndose loco. ¿Cuándo había llegado? No importaba. Sabía qué tenía que responderle:
-¡ACABAD CON ELLOS!-
-¿Pero… Axel…?-
-¡ACABAD CON ÉL!- Quiso gritar “diecinueve”, pero se mordió la lengua, ese secreto se lo llevaría a la tumba. - También con Eero y su familia. Querrán parte de la bolsa del mensajero y es mía-.
La primero predicción de Adie se iba a hacer realidad. Cuatro hombres armados fueron, bajo las órdenes de un enloquecido Eskol, a hacer una visita inesperada a Brenda.
Z9-42: Todo ha pasado muy rápido. Eskol se ha enterado de lo que ha pasado en la taberna y ha mandado a unos hombres matar a Brenda, Erro y Axel. Ahora es cuando mi parte favorita de las misiones, y es la de hacerte elegir: Al salir de la taberna ves a los cuatro tipos en la tienda de Brenda. Puedes ir a la tienda y salvar a la mujer, pasar por alto e ir directamente a la casa de Eskol o, quizás, buscar Eero en sus largos paseos en los que busca trabajo para advertirle de lo que ha pasado en la taberna. Recuerda: todo tiene sus consecuencias.
Se me olvidaba. También deberás elegir si quieres que Ben viaje o no contigo.
Personajes prohibidos para el próximo turno: Trineus
Todo se descontroló, como dijo el chico, y Ben no estaba bien.
-¿Si supiera dónde está ese cabrón crees que me atrevería a llamarle cabrón?- Ben conocía la voz, era la del señor de la taberna. -Hace semanas que, por fortuna, no le veo. Se habrá ido de la ciudad-.
El señor de la taberna dijo una mentira de duende. No de las piadosas como las que a veces decía Ben para que papá y mamá no se enfaden; era una mentira de duende, de las malas que hacían mucho daño.
Eskol estaba en la ciudad. Ben lo sabía. Antes de que el tito Axel lo llevase a la taberna fue a hablar con Eskol sobre (cosas de duendes) una bolsa que se habían encontrado esta mañana.
Ben se quitó, muy lentamente, pulgar de la boca y lo miró durante unos cortos instantes. ¿Era un niño grande o un bebé? ¿Duende mentiroso o caballero salva princesas? Puso sus manecitas en el suelo para coger el impulso necesario para levantarse y, una vez lo hubo hecho, se irguió como el niño grande y el caballero que creía ser.
–Creo…- le costaba que le saliesen las palabras - que sé dónde está Eskol-.
Ben señaló las puertas de la taberna. Esa no era la dirección exacta donde estaba Eskol, pero era una buena manera para indicar al chico y al gigante por dónde tenían que empezar a caminar.
-Mi tito y yo fuimos antes allí, es la casa verde.- a medida que hablaba un poco más, Ben era un poco más caballero que salva princesas y menos duende mentiroso - ¿Puedo ir con vosotros. No quiero estar solo- (quiero rescatar a la princesa).
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Eskol tenía ojos y oídos por toda Roilkat. Ni siquiera tenía que salir de casa. Si algo importante pasaba en su ciudad, uno de sus hombres de confianza llamaba a su puerta para decirle lo que había pasado.
Cuando recibió la noticia de que un extraño gigante y un, todavía más extraño, chico habían dado una paliza a unos de sus hombres, Eskol cogió su martillo de guerra y golpeó la cabeza del pobre miserable que le había relato lo sucedido. Ventaja de vivir en un lugar triste donde la mitad de los habitantes han perdido sus hogares y sus familias: No llorarían por una muerte más. Segundos después, con el mismo martillo, golpeó la mesa de su salón hasta convertirla en una amalgama de trozos de madera y astillas.
¿¡Quién!? Era la pregunta que repetía por cada golpe. ¿Quién se había atrevido a golpear a sus hombres? Eso era una falta de respeto hacia su persona ¿Es que no les había enseñado ya lo que pasaba cuando se le faltaba al respeto? En Roilkat él era el Rey: El Rey de los pobres y los tristes. Si alguien faltaba al respeto a un Rey, tenía que ser castigado con la muerte.
Para tranquilizarse, cogió la bolsa que le había robado a Adie (función de ser idiota), la abrió y se quedó mirando lo que allí había. No solo vio los muchos aeros que la lata con brazos y piernas había conseguido juntar en tan solo los pocos años que llevaba de funcionamiento, también se quedó mirando los sobres de colores amarillo viejo que un día fueron de color blanco. Las contó, había diecinueve cartas. Sonrío con la boca abierta al darse al haber encontrado el número. ¿Por qué le importaría tanto que hubiera exactamente diecinueve cartas? No lo sabía. Creía que se estaría volviendo loco. Era muy posible que así lo fuera. Solo un loco se hubiera dejado clavadas las esquirlas de metal que quedaron en su puño tras golpear a Adie. ¿Es que le gustaba el dolor? ¿Disfrutaba ver como su puño no dejaba de sangrar por las putas heridas? ¡Por supuesto que no! Era un dolor horrible y podía sentir como, a medida que pasaban las horas, las esquirlas se iban clavando más y más en su cuerpo. ¡JODER! Lanzó la bolsa a un lado y empezó a golpear la mesa, lo que quedaba de ella, con sus propios puños sin dejar de mirar la bolsa. ¡Qué nadie la tocase! Era suya. Sus aeros, sus cartas y su… ¡DIECINUEVE!
-¿Qué tenemos que hacer con…?-
Uno de sus hombres habló mientras Eskol seguía volviéndose loco. ¿Cuándo había llegado? No importaba. Sabía qué tenía que responderle:
-¡ACABAD CON ELLOS!-
-¿Pero… Axel…?-
-¡ACABAD CON ÉL!- Quiso gritar “diecinueve”, pero se mordió la lengua, ese secreto se lo llevaría a la tumba. - También con Eero y su familia. Querrán parte de la bolsa del mensajero y es mía-.
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La primero predicción de Adie se iba a hacer realidad. Cuatro hombres armados fueron, bajo las órdenes de un enloquecido Eskol, a hacer una visita inesperada a Brenda.
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Z9-42: Todo ha pasado muy rápido. Eskol se ha enterado de lo que ha pasado en la taberna y ha mandado a unos hombres matar a Brenda, Erro y Axel. Ahora es cuando mi parte favorita de las misiones, y es la de hacerte elegir: Al salir de la taberna ves a los cuatro tipos en la tienda de Brenda. Puedes ir a la tienda y salvar a la mujer, pasar por alto e ir directamente a la casa de Eskol o, quizás, buscar Eero en sus largos paseos en los que busca trabajo para advertirle de lo que ha pasado en la taberna. Recuerda: todo tiene sus consecuencias.
Se me olvidaba. También deberás elegir si quieres que Ben viaje o no contigo.
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
El tabernero parece no conocer la localización del objetivo prioritario, ese sujeto sabe cubrirse muy bien. Sin duda uno de sus compinches debe tener información más detallada, solo hace falta despertarlos… delicadamente. Zero se prepara para la acción pero el pequeño Ben lo detiene, tiene información valiosa.
¿La casa verde?
Las probabilidades comienzan a cambiar rápido, ahora tienen alguien que conoce la dirección. Los niños humanos no destacan mucho pero algunos pueden ser muy adelantados, parece que Ben tiene cualidades útiles. Este último tiene solo una petición, quiere acompañar al dúo robótico en su búsqueda.
De acuerdo… pero debes quedarte atrás en todo momento… es una petición aceptable, ¿verdad?
Su pequeño interlocutor asiente, comprende las reglas. Sin más que hacer en la casa del licor todos salen, un poco de aire fresco es de agradecer… tener capacidades humanas suele traer problemas agregados como el olfato. Z9-42 piensa una pregunta sencilla para el guía aunque nunca sale, otra cosa pilla su atención.
A la distancia varios sujetos irrumpen en el local de Brenda, claramente sus intenciones son hostiles. Zero no puede dejar que lastimen a una mujer humana, está mal. Inicia la carrera, sus compañeros le siguen con velocidad. Una vez en el sitio prepara una advertencia diplomática… nunca se cansa de usarlas en vano.
Caballeros, ¿les molestaría salir del local?
Uno de los matones saca su navaja y lanza un corte al rostro del niño, se sorprende bastante cuando nota que no ocasiono daño. La pequeña maquina toma el brazo armado del atacante y lo manipula con su gran fuerza, acerca la navaja al cuello del criminal pero antes de cortarlo lo noquea de un golpe ascendente.
Ben, quédate aquí.
Ambas maquinas ingresan, al poco tiempo salen dos enemigos volando. Un tercero corre por su vida y logra escapar, se le debe dar crédito. Brenda está bien aunque bastante asustada, su salvador enano decide no acotar datos adicionales para que se tranquilice. El niño de verdad entra y saluda a su madre, la reunión es un tanto emotiva. Cuando pasan los abrazos Z9-42 se acerca, deben moverse rápido.
Ben, permanece aquí y protege a tu madre… pero antes dime la dirección.
Los datos para llegar al refugio criminal son dispensados… resultan algo difíciles de asimilar pero nada que una mente virtual no pueda conseguir. En una casa verde a varias cuadras, diagonal a un callejón “de pocos amigos”. El pequeño sintético le indica a su enorme amigo que es tiempo de salir, una vez afuera planea el próximo movimiento.
Debemos separarnos, no tenemos tiempo, calculo un 99% de probabilidades de que atacaran a Eero también y no es bonito perder padres... lo sé de alguna forma. Tú tienes encontrarlo y traerlo hasta aquí, cuando los tres estén a salvo alcánzame en la guarida de Eskol.
¿Puedes solo?
No entrare, me mantendré afuera y evitare que más enemigos lleguen lejos… tu asistencia será muy apreciada si ocurre rápido.
La pequeña unidad se despide con un extraño gesto que ni siquiera comprende y sale corriendo… algunas cosas flotan en su memoria. Varios minutos después detiene su avance en una posición discreta, puede ver a una distancia segura el estado del reducto. Algunos maleantes montan guardia pero nadie sale ni entra, si eso cambia el “enano” intervendrá.
¿La casa verde?
Las probabilidades comienzan a cambiar rápido, ahora tienen alguien que conoce la dirección. Los niños humanos no destacan mucho pero algunos pueden ser muy adelantados, parece que Ben tiene cualidades útiles. Este último tiene solo una petición, quiere acompañar al dúo robótico en su búsqueda.
De acuerdo… pero debes quedarte atrás en todo momento… es una petición aceptable, ¿verdad?
Su pequeño interlocutor asiente, comprende las reglas. Sin más que hacer en la casa del licor todos salen, un poco de aire fresco es de agradecer… tener capacidades humanas suele traer problemas agregados como el olfato. Z9-42 piensa una pregunta sencilla para el guía aunque nunca sale, otra cosa pilla su atención.
A la distancia varios sujetos irrumpen en el local de Brenda, claramente sus intenciones son hostiles. Zero no puede dejar que lastimen a una mujer humana, está mal. Inicia la carrera, sus compañeros le siguen con velocidad. Una vez en el sitio prepara una advertencia diplomática… nunca se cansa de usarlas en vano.
Caballeros, ¿les molestaría salir del local?
Uno de los matones saca su navaja y lanza un corte al rostro del niño, se sorprende bastante cuando nota que no ocasiono daño. La pequeña maquina toma el brazo armado del atacante y lo manipula con su gran fuerza, acerca la navaja al cuello del criminal pero antes de cortarlo lo noquea de un golpe ascendente.
Ben, quédate aquí.
Ambas maquinas ingresan, al poco tiempo salen dos enemigos volando. Un tercero corre por su vida y logra escapar, se le debe dar crédito. Brenda está bien aunque bastante asustada, su salvador enano decide no acotar datos adicionales para que se tranquilice. El niño de verdad entra y saluda a su madre, la reunión es un tanto emotiva. Cuando pasan los abrazos Z9-42 se acerca, deben moverse rápido.
Ben, permanece aquí y protege a tu madre… pero antes dime la dirección.
Los datos para llegar al refugio criminal son dispensados… resultan algo difíciles de asimilar pero nada que una mente virtual no pueda conseguir. En una casa verde a varias cuadras, diagonal a un callejón “de pocos amigos”. El pequeño sintético le indica a su enorme amigo que es tiempo de salir, una vez afuera planea el próximo movimiento.
Debemos separarnos, no tenemos tiempo, calculo un 99% de probabilidades de que atacaran a Eero también y no es bonito perder padres... lo sé de alguna forma. Tú tienes encontrarlo y traerlo hasta aquí, cuando los tres estén a salvo alcánzame en la guarida de Eskol.
¿Puedes solo?
No entrare, me mantendré afuera y evitare que más enemigos lleguen lejos… tu asistencia será muy apreciada si ocurre rápido.
La pequeña unidad se despide con un extraño gesto que ni siquiera comprende y sale corriendo… algunas cosas flotan en su memoria. Varios minutos después detiene su avance en una posición discreta, puede ver a una distancia segura el estado del reducto. Algunos maleantes montan guardia pero nadie sale ni entra, si eso cambia el “enano” intervendrá.
Z9-42
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Re: Un lugar triste [Misión de mensajería]
Caminaba con la cabeza gacha. Había estado mendigando sus servicios durante horas. Lo hizo bien, el mismo se vendía como un hombre para todo. Lo mismo, se tragaba su orgullo y se arrodillaba para limpiar el suelo de una casa que reparaba muebles o ayudaba a los mercaderes llevando sus productos de un lugar a otro. Lo decía bien alto, para que todo el mundo pudiera escucharlo. Si alguien necesitaba ayuda, en lo que fuera, podía contar con Eero. Era barato y hacía bien su trabajo. Fuera cual fuera el trabajo que le diesen, intentaría hacerlo lo mejor posible para que el día siguiente lo volverían a llamar. ¿Y quién lo iba a llamar? Él no era único chapuzas errante. Cada vez que un carpintero o un herrero salían de su establecimiento, tenía a tres o cuatro hombres a sus espaldas suplicando trabajo. Eero no era de esos. Podía comerse el orgullo a la hora de realizar los trabajos que él consideraba que eran de mujeres, pero, jamás, abandonaría esa pequeña pizca de orgullo que le impedía tirarse a los pies de alguien para llorar un empleo. Y lo necesitaba, saben los Dioses que necesitaba el empleo. Si no fuera tan digno habría conseguido un trabajo hacía meses, habría cogido a su familia para llevársela lejos de Axel y le habría dado una paliza a su hermano. Eso es lo que hubiera hecho si Eero no creyese en los valores nobleza. Los mismos valores que intentaba enseñar a su hijo cada vez que tenía la oportunidad de contarle un cuento de caballeros y princesas. Los caballeros no mendigan su oficio, no abandonan a su familia ni se pelean contra sus propios hermanos.
¿A dónde iba a parar? Eero tenía miedo de que llegase el día en el que Axel cobrase el favor de prestar su casa abusando de Brenda. Ya se había aprovechado del mismo Eero. Si se tocaba la comisura del ojo derecho, podía notar el cardenal (ya desaparecido) que le hizo Axel semanas atrás. Lo próximo era abusar de Brenda en la cama o golpear a Ben. Eero así lo imaginaba y se apretaba los puños pensando en esas posibles futuras escenas.
Si tuviera trabajo, si pudiera llevar aeros a su hogar, esto no pasaría.
-¡Joven!- un hombre, con no muchos más años que Eero, le llamó con la mano - venga y ayúdeme. Tengo que llevar estas cajas a la casa de mi primo.-
Eero contestó con un movimiento afirmativo con la cabeza. No era un buen trabajo (no era el mejor de los trabajos), pero bien le podía dar un par de monedas por ayudarle con todas esas cajas. Bajo los pies del desconocido, había dos cajas de gran tamaño.
-¿Sabe? Me caí del caballo la semana pasada y los médicos me aconsejaron que no llevase peso. Las tendrá que cargar usted las dos, ¿de acuerdo?-
Otro sí dicho con la cabeza por parte de Eero. A él no le importaba lo pesadas que fueran las cajas siempre y cuando le pegasen bien.
-Es por aquí, sígame-.
Eero cogió las dos cajas, pesaban bastante, y siguió al hombre. Para haberse caído del caballo, se movía con una gran destreza y rapidez. Al principio le costó seguirle el paso entre el bullicio de las calles. Tenía que recordar por quién lo hacía: Por Brenda y por Ben. Por ellos cogería fuerza de dónde no tenía y seguiría al desconocido por mucho que corriese.
Llegaron a un callejón sin salida. El desconocido se paró al frente de una casa verde que Eero conocía muy bien. En su espalda notó el inconfundible tacto de la punta de una espada amenazándole. Si las cajas no fueran tan pesadas y si no hubiera corrido tanto en todo este camino, no estaría ahora demasiado cansado para poder defenderse. Quien le amenazaba flaqueaba, podía notar cómo se balanceaba la punta de la espada por su mano nerviosa. Un chiquillo con la mitad de años de los que tenía Eero. Ese era quién le amenazaba. Otro muchacho más de los muchos a los que Eskol engañaba con falsas promesas.
Eero soltó las cajas de un plomazo y levantó las manos en son de paz. ¿Le matarían? El muchacho de la espada seguro que no. El desconocido de las cajas, en cambio, estaba tensando su arco y apuntando contra la cabeza de Eero.
Últimos segundos para poder hacer algo (para poder encontrar el mejor trabajo del mundo). Eero giró la cabeza de lado a lado buscando cualquier baza que le ayudase a salir de allí. No quería morir. Si lo hacía, Axel se casaría con Brenda y corrompería a Ben. No podía permitirlo claro que no.
A su espalda, vio la sombra de un niño que ya había visto en otra ocasión. Todavía le dolía el hombro por lo que el biocibernético le hecho. Jamás se había alegrado tanto de ver a alguien que le había hecho tanto daño.
Sonrió. Luego, se giró hacia el muchacho que le amenazaba con la espada vacilante y le dio un puñetazo en la cara. En ese mismo momento, el desconocido de las cajas hizo su disparo y en ese instante, Eero se tragó todo su orgullo para hacer lo que jamás había hecho: Suplicar a los Dioses para que le tendieran una mano.
Z9-42: Buena estrategia al dejar a Ben con su mano. De esa forma, el niño está a salvo y feliz por haber estado con una extraña pareja de héroes de metal. Y, la intención de separarte de Adie también ha sido buena, pero el resultado ha sido muy diferente. Llegas antes que Adie a la calle dónde está la casa verde y ves la escena en la que un par de hombres amenazan a Eero. Te toca ayudarle y te toca suplicar a los Dioses. Cuando acabes el post, lanza la Voluntad de mi querido Tyr y que sea él quien elija el destino de Eero.
Los dos hombres de la calle no son los únicos peligrosos. La casa verde está repleta de hombres de Eskol. ¿Podrás hacer algo contra todos ellos?
Personajes prohibidos para el próximo turno: Trineus
¿A dónde iba a parar? Eero tenía miedo de que llegase el día en el que Axel cobrase el favor de prestar su casa abusando de Brenda. Ya se había aprovechado del mismo Eero. Si se tocaba la comisura del ojo derecho, podía notar el cardenal (ya desaparecido) que le hizo Axel semanas atrás. Lo próximo era abusar de Brenda en la cama o golpear a Ben. Eero así lo imaginaba y se apretaba los puños pensando en esas posibles futuras escenas.
Si tuviera trabajo, si pudiera llevar aeros a su hogar, esto no pasaría.
-¡Joven!- un hombre, con no muchos más años que Eero, le llamó con la mano - venga y ayúdeme. Tengo que llevar estas cajas a la casa de mi primo.-
Eero contestó con un movimiento afirmativo con la cabeza. No era un buen trabajo (no era el mejor de los trabajos), pero bien le podía dar un par de monedas por ayudarle con todas esas cajas. Bajo los pies del desconocido, había dos cajas de gran tamaño.
-¿Sabe? Me caí del caballo la semana pasada y los médicos me aconsejaron que no llevase peso. Las tendrá que cargar usted las dos, ¿de acuerdo?-
Otro sí dicho con la cabeza por parte de Eero. A él no le importaba lo pesadas que fueran las cajas siempre y cuando le pegasen bien.
-Es por aquí, sígame-.
Eero cogió las dos cajas, pesaban bastante, y siguió al hombre. Para haberse caído del caballo, se movía con una gran destreza y rapidez. Al principio le costó seguirle el paso entre el bullicio de las calles. Tenía que recordar por quién lo hacía: Por Brenda y por Ben. Por ellos cogería fuerza de dónde no tenía y seguiría al desconocido por mucho que corriese.
Llegaron a un callejón sin salida. El desconocido se paró al frente de una casa verde que Eero conocía muy bien. En su espalda notó el inconfundible tacto de la punta de una espada amenazándole. Si las cajas no fueran tan pesadas y si no hubiera corrido tanto en todo este camino, no estaría ahora demasiado cansado para poder defenderse. Quien le amenazaba flaqueaba, podía notar cómo se balanceaba la punta de la espada por su mano nerviosa. Un chiquillo con la mitad de años de los que tenía Eero. Ese era quién le amenazaba. Otro muchacho más de los muchos a los que Eskol engañaba con falsas promesas.
Eero soltó las cajas de un plomazo y levantó las manos en son de paz. ¿Le matarían? El muchacho de la espada seguro que no. El desconocido de las cajas, en cambio, estaba tensando su arco y apuntando contra la cabeza de Eero.
Últimos segundos para poder hacer algo (para poder encontrar el mejor trabajo del mundo). Eero giró la cabeza de lado a lado buscando cualquier baza que le ayudase a salir de allí. No quería morir. Si lo hacía, Axel se casaría con Brenda y corrompería a Ben. No podía permitirlo claro que no.
A su espalda, vio la sombra de un niño que ya había visto en otra ocasión. Todavía le dolía el hombro por lo que el biocibernético le hecho. Jamás se había alegrado tanto de ver a alguien que le había hecho tanto daño.
Sonrió. Luego, se giró hacia el muchacho que le amenazaba con la espada vacilante y le dio un puñetazo en la cara. En ese mismo momento, el desconocido de las cajas hizo su disparo y en ese instante, Eero se tragó todo su orgullo para hacer lo que jamás había hecho: Suplicar a los Dioses para que le tendieran una mano.
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Z9-42: Buena estrategia al dejar a Ben con su mano. De esa forma, el niño está a salvo y feliz por haber estado con una extraña pareja de héroes de metal. Y, la intención de separarte de Adie también ha sido buena, pero el resultado ha sido muy diferente. Llegas antes que Adie a la calle dónde está la casa verde y ves la escena en la que un par de hombres amenazan a Eero. Te toca ayudarle y te toca suplicar a los Dioses. Cuando acabes el post, lanza la Voluntad de mi querido Tyr y que sea él quien elija el destino de Eero.
Los dos hombres de la calle no son los únicos peligrosos. La casa verde está repleta de hombres de Eskol. ¿Podrás hacer algo contra todos ellos?
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