En La Espero Te Esquina [CERRADO]
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En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Unos pies corrían a toda velocidad por la calle, era de noche, y sólo se le oía gritar:
-¡Ya están aquí! ¡Socorro! ¡Socorro!
Un padre abrazaba a su hijo desde el interior de una casa mientras los gritos del pueblerino eran sofocados por una serie de gritos agónicos y ruidos de despedazamiento. Entonces se hizo el silencio. Lo que fuese que estaba atormentando a los pueblerinos estaba cerca, olisqueando. Cuando se oían sus pasos alejarse, un ratón mordió al niño en el dedo, por lo que emitió un pequeño grito.
Un rugido sonó desde fuera de la casa, y la puerta fue echada abajo de un golpe.
-¡Sal de aquí Sainth! -gritó el padre empujando al niño a cocina, donde estaba la puerta trasera.
-¡Papa! -gritó el pequeñajo soltando su peluche de osito para correr a su padre.
En ese momento un hombre barbudo con los ojos plateados y muy musculoso entró en el lugar, era indudablemente un vampiro. Miró a ambos y se centró en el niño, al cual cogió del cuello levantándolo.
-¡No! ¡Por favor! ¡Por los dioses a los que reces! ¡A mi hijo no!
El niño se batía por huir, el padre fue a rescatarlo, pero el vampiro le golpeó con tal fuerza que salió volando hasta chocar contra la pared. Acto seguido, la bestia vampira sonrió y miró al niño... Lo único que se oyeron fueron gritos y lágrimas junto a sonidos de despedazamiento.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
Nuevamente salir a pleno sol lo tenía tibio, no aguantaba encontrarse con todos aquellos ciudadanos por la calle, no tanto porque los odiase, eso ya se había acabado, era más bien por la humillación que sentía en todas sus miradas. Temía encontrar a alguien que hubiese presenciado el vergonzoso momento en el que fue expulsado de la guardia. La tarde se avecinaba, así que cruzó la calle solo, su bio Doc estaba cada vez más débil, todos sus circuitos estaban anticuados y no podían luchar como en antaño.
Se dirigió hacia la entrada de la ciudad y paradógicamente salió en dirección hacia el bosque. Las hojas pasaban frente a él y la brisa le recordaba el buen tiempo que había estado haciendo esos días. Llevaba un papiro en la mano, el jefe de la guardia le había puesto una misión en la puerta de su casa, con clavos, se ve que aún le guardaba aprecio y quería que se redimiese de su oscuro pasado.
Según había leído en el informe, una serie de cartas de socorro habían sido enviadas desde un poblado pequeño a las afueras de Lunargenta, en el interior del bosque. Morcar cruzó en dirección hacia donde un paisano le había señalado que estaba el pueblucho en cuestión, aunque había dubitado al contestarle, el mercenario sospechaba que era porque conocía lo que sucedía en el lugar.
Morcar tuvo que cruzar todo el bosque a través hasta llegar a un cartel algo desgastado en medio de la nada que parecía señalar al lugar donde tenía que ir. A base de caminar entre nidos de arañas y riachuelos, logró llegar hasta una llanura donde vio humo de chimeneas.
Había una empalizada destrozada alrededor del pequeño pueblo, y se fijó que el humo no provenía de una chimenea, sino de una casa que se había chamuscado. Había un silencio hasta agradable, sólo se oía de vez en cuando un gato maullar. Fue entonces cuando se fijó en la concentración de personas frente a un gran edificio que debía ser una iglesia, entró por una misteriosa calle que guardaba el misterioso título de "En La Espero Te Esquina" que llevaba de una posada a la Iglesia.. Él se acercó a la muchedumbre y logró ver como transportaban cinco tumbas, podría no haberse sorprendido si no hubiese visto dos del tamaño de un niño.
Nadie decía nada, solo seguían a la comitiva hasta el terreno donde habían sido cavados cinco hoyos del tamaño de los difuntos.
Una familia rodeó una tumba chica al ser depositadas, las otras tres tenían a un par de personas alrededor. Sólo quedaba una tumba sin nadie, al menos eso le pareció a Morcar hasta que vio a un hombre adulto con humildes ropajes acercarse tembloroso a la tumba del chico, su llanto era el que más se oía, no alzaba la voz, pero no paraba de respirar varias veces hasta caer de rodillas ante la tumba del que sería su hijo, llegando a besarla.
-Lo siento... Lo siento hij... -logró decir el apenado hombre entre lágrimas antes de que estas le impidiesen decir una sola palabra.
-¡¿Hasta cuando?! -gritó un ciudadano de los allí presentes mirando al cielo en busca de la respuesta de un dios- -¡¿Hasta cuando nos dejarás solos ante el enemigo?! ¡Envía tu poder para protegernos!
-Nuestro dios nos ha abandonado -dijo rabiante el padre aún inclinado ante la tumba de su hijo.
-¿Qué pasa en este pueblo?-preguntó en susurro Morcar. Un ciudadano le respondió sin mirarle -Todos los días vienen a la misma hora, las doce de la noche, y siembran el terror entre la población llevánse la vida de varios de los nuestros--¿Quienes?--Los vampiros, no piensan perdonar lo que ocurrió aquella noche en esa misma calle--¿El qué?-
En ese momento el ciudadano se giró y observó a Morcar, luego señaló a otro y éste a otro, en poco momento varios le observaban.
-¿Tú has venido en nuestra ayuda? -le preguntó el pueblerino sorprendido.
El padre y todos los que acompañaban a los difuntos se giraron en su dirección. Morcar se dio cuenta de que aquella gente esperaba algo de él, esperaba recuperar su esperanza, pero él no era un héroe, ni mucho menos. Sin embargo, no podía acabar con las últimas ganas de vivir de aquella gente, así que sacó su espada corta y la levantó lo más alto que pudo y exclamó:
-¡Juro por el afilado filo de mi espada que no volveréis a sufrir calvario alguno!
-¡Ya están aquí! ¡Socorro! ¡Socorro!
Un padre abrazaba a su hijo desde el interior de una casa mientras los gritos del pueblerino eran sofocados por una serie de gritos agónicos y ruidos de despedazamiento. Entonces se hizo el silencio. Lo que fuese que estaba atormentando a los pueblerinos estaba cerca, olisqueando. Cuando se oían sus pasos alejarse, un ratón mordió al niño en el dedo, por lo que emitió un pequeño grito.
Un rugido sonó desde fuera de la casa, y la puerta fue echada abajo de un golpe.
-¡Sal de aquí Sainth! -gritó el padre empujando al niño a cocina, donde estaba la puerta trasera.
-¡Papa! -gritó el pequeñajo soltando su peluche de osito para correr a su padre.
En ese momento un hombre barbudo con los ojos plateados y muy musculoso entró en el lugar, era indudablemente un vampiro. Miró a ambos y se centró en el niño, al cual cogió del cuello levantándolo.
-¡No! ¡Por favor! ¡Por los dioses a los que reces! ¡A mi hijo no!
El niño se batía por huir, el padre fue a rescatarlo, pero el vampiro le golpeó con tal fuerza que salió volando hasta chocar contra la pared. Acto seguido, la bestia vampira sonrió y miró al niño... Lo único que se oyeron fueron gritos y lágrimas junto a sonidos de despedazamiento.
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En La Espero Te Esquina
Nuevamente salir a pleno sol lo tenía tibio, no aguantaba encontrarse con todos aquellos ciudadanos por la calle, no tanto porque los odiase, eso ya se había acabado, era más bien por la humillación que sentía en todas sus miradas. Temía encontrar a alguien que hubiese presenciado el vergonzoso momento en el que fue expulsado de la guardia. La tarde se avecinaba, así que cruzó la calle solo, su bio Doc estaba cada vez más débil, todos sus circuitos estaban anticuados y no podían luchar como en antaño.
Se dirigió hacia la entrada de la ciudad y paradógicamente salió en dirección hacia el bosque. Las hojas pasaban frente a él y la brisa le recordaba el buen tiempo que había estado haciendo esos días. Llevaba un papiro en la mano, el jefe de la guardia le había puesto una misión en la puerta de su casa, con clavos, se ve que aún le guardaba aprecio y quería que se redimiese de su oscuro pasado.
Según había leído en el informe, una serie de cartas de socorro habían sido enviadas desde un poblado pequeño a las afueras de Lunargenta, en el interior del bosque. Morcar cruzó en dirección hacia donde un paisano le había señalado que estaba el pueblucho en cuestión, aunque había dubitado al contestarle, el mercenario sospechaba que era porque conocía lo que sucedía en el lugar.
Morcar tuvo que cruzar todo el bosque a través hasta llegar a un cartel algo desgastado en medio de la nada que parecía señalar al lugar donde tenía que ir. A base de caminar entre nidos de arañas y riachuelos, logró llegar hasta una llanura donde vio humo de chimeneas.
Había una empalizada destrozada alrededor del pequeño pueblo, y se fijó que el humo no provenía de una chimenea, sino de una casa que se había chamuscado. Había un silencio hasta agradable, sólo se oía de vez en cuando un gato maullar. Fue entonces cuando se fijó en la concentración de personas frente a un gran edificio que debía ser una iglesia, entró por una misteriosa calle que guardaba el misterioso título de "En La Espero Te Esquina" que llevaba de una posada a la Iglesia.. Él se acercó a la muchedumbre y logró ver como transportaban cinco tumbas, podría no haberse sorprendido si no hubiese visto dos del tamaño de un niño.
Nadie decía nada, solo seguían a la comitiva hasta el terreno donde habían sido cavados cinco hoyos del tamaño de los difuntos.
Una familia rodeó una tumba chica al ser depositadas, las otras tres tenían a un par de personas alrededor. Sólo quedaba una tumba sin nadie, al menos eso le pareció a Morcar hasta que vio a un hombre adulto con humildes ropajes acercarse tembloroso a la tumba del chico, su llanto era el que más se oía, no alzaba la voz, pero no paraba de respirar varias veces hasta caer de rodillas ante la tumba del que sería su hijo, llegando a besarla.
-Lo siento... Lo siento hij... -logró decir el apenado hombre entre lágrimas antes de que estas le impidiesen decir una sola palabra.
-¡¿Hasta cuando?! -gritó un ciudadano de los allí presentes mirando al cielo en busca de la respuesta de un dios- -¡¿Hasta cuando nos dejarás solos ante el enemigo?! ¡Envía tu poder para protegernos!
-Nuestro dios nos ha abandonado -dijo rabiante el padre aún inclinado ante la tumba de su hijo.
-¿Qué pasa en este pueblo?-preguntó en susurro Morcar. Un ciudadano le respondió sin mirarle -Todos los días vienen a la misma hora, las doce de la noche, y siembran el terror entre la población llevánse la vida de varios de los nuestros--¿Quienes?--Los vampiros, no piensan perdonar lo que ocurrió aquella noche en esa misma calle--¿El qué?-
En ese momento el ciudadano se giró y observó a Morcar, luego señaló a otro y éste a otro, en poco momento varios le observaban.
-¿Tú has venido en nuestra ayuda? -le preguntó el pueblerino sorprendido.
El padre y todos los que acompañaban a los difuntos se giraron en su dirección. Morcar se dio cuenta de que aquella gente esperaba algo de él, esperaba recuperar su esperanza, pero él no era un héroe, ni mucho menos. Sin embargo, no podía acabar con las últimas ganas de vivir de aquella gente, así que sacó su espada corta y la levantó lo más alto que pudo y exclamó:
-¡Juro por el afilado filo de mi espada que no volveréis a sufrir calvario alguno!
Última edición por Morcar el Vie 24 Mar 2017 - 11:33, editado 1 vez
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
El mugre techo de la habitación, oscuro y sucio, apenas ornamentado por algunas telarañas distraía la vista del elfo que, pese a pagar algunos aeros para poder descansar bajo techo no había conseguido pegar un ojo en toda la noche, tal vez por los roedores que amenazaban con subirse a la cama o a todos lados, o tal vez porque simplemente tenía mayores preocupaciones en mente, o tal vez por los gritos y alborotos de los habitantes de tan ruidoso pueblo; fuera como fuera todo intento por descansar había resultado ser en vano y no le había quedado más remedio que terminar acostado mirando el techo.
Tal vez por la distracción que suponía el increíble desafío de mirar el techo, la mañana se pasó sin que el pelinegro se levantara hasta que su estómago lo obligó a salir en busca de alimento; el bosque no estaba lejos y con los pocos aeros que cargaba encima no le quedaba más remedio que recurrir a lo silvestre, sin embargo al salir pudo notar luego del olor a hollín en el aire, que una casa había quedado chamuscada tal vez durante la noche y eso explicaría todo el alboroto que no le había dejado dormir.
Caminó por un pasillo evitando en lo posible tropezar a las personas hasta llegar a una edificación que suponía uno de esos extraños templos en que los humanos adoraban a sus dioses; hasta ahí nada era relevante, al menos hasta ver los ataúdes que eran cargados a su destino final; había de varios tamaños, por lo que el elfo intuyó que algunos de los decesos eran niños... O personas muy pequeñas.
Al acercarse un poco más notaría el llanto de un hombre que parecía pedir ayuda a sus dioses; Destino por su parte tenía una extraña manera de creer en las deidades, no al punto de adorarlas inútilmente, sino que creía en ellos como una fuerza elemental, un algo que era capaz de influir en la naturaleza y sus habitantes para lograr sus objetivos, tal vez si él estaba en ese lugar no era casualidad, podría haber sido llevado por esas mismas fuerzas en las que creía, para resolver el conflicto.
Un joven, seguramente humano, se acercó a quienes se quejaban y lamentaban; sus preguntas sirvieron para que el elfo, que se había acercado discretamente, consiguiera un poco más de información acerca de lo que ocurría, parecía tratarse de vampiros, seres malvados por naturaleza y a veces solo por gusto; normalmente el pelinegro no asesinaría sin cobrar, pero por esta vez podría hacer una excepción; dejó que el chico rubio se adelantara en comprometerse, de ese modo lo podría usar de carnada y atacar por sorpresa cuando llegaran los vampiros, si venían a la misma hora no debería resultar difícil tenderles una emboscada.
Aún sin decir nada se cruzó de brazos y se alejó un poco esperando reunir un poco más de información antes que llegara la hora indicada, entonces y solo entonces entraría en acción.
Tal vez por la distracción que suponía el increíble desafío de mirar el techo, la mañana se pasó sin que el pelinegro se levantara hasta que su estómago lo obligó a salir en busca de alimento; el bosque no estaba lejos y con los pocos aeros que cargaba encima no le quedaba más remedio que recurrir a lo silvestre, sin embargo al salir pudo notar luego del olor a hollín en el aire, que una casa había quedado chamuscada tal vez durante la noche y eso explicaría todo el alboroto que no le había dejado dormir.
Caminó por un pasillo evitando en lo posible tropezar a las personas hasta llegar a una edificación que suponía uno de esos extraños templos en que los humanos adoraban a sus dioses; hasta ahí nada era relevante, al menos hasta ver los ataúdes que eran cargados a su destino final; había de varios tamaños, por lo que el elfo intuyó que algunos de los decesos eran niños... O personas muy pequeñas.
Al acercarse un poco más notaría el llanto de un hombre que parecía pedir ayuda a sus dioses; Destino por su parte tenía una extraña manera de creer en las deidades, no al punto de adorarlas inútilmente, sino que creía en ellos como una fuerza elemental, un algo que era capaz de influir en la naturaleza y sus habitantes para lograr sus objetivos, tal vez si él estaba en ese lugar no era casualidad, podría haber sido llevado por esas mismas fuerzas en las que creía, para resolver el conflicto.
Un joven, seguramente humano, se acercó a quienes se quejaban y lamentaban; sus preguntas sirvieron para que el elfo, que se había acercado discretamente, consiguiera un poco más de información acerca de lo que ocurría, parecía tratarse de vampiros, seres malvados por naturaleza y a veces solo por gusto; normalmente el pelinegro no asesinaría sin cobrar, pero por esta vez podría hacer una excepción; dejó que el chico rubio se adelantara en comprometerse, de ese modo lo podría usar de carnada y atacar por sorpresa cuando llegaran los vampiros, si venían a la misma hora no debería resultar difícil tenderles una emboscada.
Aún sin decir nada se cruzó de brazos y se alejó un poco esperando reunir un poco más de información antes que llegara la hora indicada, entonces y solo entonces entraría en acción.
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Morcar dirigió la mirada hacia su público mientras transpiraba el calor que cargaba por entre la metálica armadura. Realmente la situación lo había dejado tenso, pero al menos consiguió que más de una mirada se alegrase y alguno llegó a decir: "¡Gracias al cielo!". Bajó su espada y la volvió a meter en la vaina mientras buscaba con la mirada al que aparentase más alta cuna.
-¿Alguno puede decirme quién es el alcalde juez o, en su defecto, dónde se encuentra?-preguntó.
El hombre que previamente había llorado sobre la tumba de su hijo se puso en pie.
-Yo soy -dijo.
Se trataba de un hombre de mediana edad barbudo y cubierto de ropas más bien humildes, sin embargo su postura afirmaba que se trataba del hombre que decía ser.
-¿Puede guiarme hasta un lugar más privado donde poder detallarme lo que ocurre en esta ciudad?
El hombre afirmó, miró a la tumba de su hijo, respiró hondo, apretó los puños y avanzó dejando atrás aquello que más amaba. No tardó en abrirse paso entre la muchedumbre agolpada y dirigirse por la calle principal, se giró un segundo a mirar de nuevo atrás.
-¿No hay ningún otro héroe que haya venido como usted? -dijo- Tal vez le convendría seguirnos y escuchar lo que tengo que contar
Morcar se giró a mirar de un lado a otro y no le costó ver entre las personas decaídas y con ropas harapientas a una figura más fornida que parecía estar escuchándoles. El soldado lo ignoró y siguió al alcalde sin decir una palabra, mientras caminaba podía oír los pasos a través de la calzada de piedra y de entre las casa y por encima de ellas lograba ver la niebla que cubría la ciudad. Ya fuese por el humo de los muchos incendios que se habían provocado allí o por el propio clima, pareciese que una misteriosa niebla envolvía mágicamente el recinto del pequeño pueblo, como una cúpula que envolvía más allá de la simple empalizada de piedra el lugar.
Las casa eran de piedra y con paja y madera amontonadas a modo de techo y había algo de humedad que se desplazaba en el ambiente con pequeñas gotas de agua.
Pudieron llegar hasta las escaleras de la mansión donde se hospedaba (más bien donde trabajaba con sus siervos y administradores), edificio el cual se alejaba del orden seguido en cuanto a construcción del resto del pueblo. La mansión era un gran monstruoso con escaleras alargadas que llegaban hasta la entrada que que componía de seis pilares y una entrada que se encontraba detrás de estos.
Le siguieron hasta el interior, dentro lo que había era un largo pasillo marcado por una alfombra roja sucia de pisadas de barro con mesas de escritorio a ambos lados con papeles amontonados o dispersados. La luz entraba fuertemente por las cristaleras que mostraban imágenes en vidrio del sol y de algún dios, la luz se colaba con gran fuerza a través de zonas rotas de las vidrieras, e incluso el viento traía alguna hoja seca.
Lo que más sorprendía a Morcar era la sensación que emanaba el pueblo, el frescor del atardecer junto con el silencio y el olor a humedad, sorprendentemente, tranquilizaban en sobremanera, como si aquel lugar estuviese lejos de cualquier peligro, aunque realmente fuese todo lo contrario.
El alcalde llegó hasta el fondo del salón principal, donde parecía estar su escritorio, se apoyó en el mirando en dirección a Morcar con las piernas cruzadas.
-Voy a intentar resumir la situación -dijo- Hace aproximadamente un año sucedió uno de los acontecimientos más atroces jamás contados en este pueblo -el alcalde tragó saliva, ya fuese por el recuerdo de su hijo o por la vergüenza o seriedad de lo que estaba a punto de contar, estaba alterado- Comenzó cuando la hija del anterior alcalde, el Sr. Tobías, conoció al Conde Brook, un joven granjero hombre que vivía en una caseta no muy lejos del pueblo con su familia, los dos se enamoraron locamente en poco tiempo, pero pronto Ruth, la hija del anterior alcalde, se enteró, tanto por los rumores del pueblo como por su propia inteligencia, de que la familia de Brook eran vampiros.
>> Su padre desaprobaba la propia existencia de éstos, así que se habría encolerizado al oír sobre la relación de su hija con éste. Los dos seguía viéndose en secreto por puro amor y paseaban por las tranquilas y mágicas tierras que nos rodean. Hasta que alguien del pueblo los vio juntos y avisó al anciano, pronto, el viejo reprendió a su hija y le prohibió salir del pueblo.
>>Pasaron los días y el Sr. Tobías, que en paz descanse, se enteró por sus más cercanos milicianos del pueblo que Brook seguía viéndose en secreto con la chica en una plaza oculta al final de la calle del pueblo, donde se agolpaban muchas personas en una posada, no solo para hablar, sino también para cubrir a la joven pareja, dado que el pueblo empezó a encariñarse con los dos.
>>Desgraciadamente, el Sr. Tobías consideró que debía poner fin a todo aquello. Así que un día, tras una reunión en la iglesia, todos salieron hacia la posada cantanto alegres, allí, en el pequeño bar la joven se encontró con su amado, y varios milicianos que se habían camuflado entre la muchedumbre, al reconocer al vampiro, rápidamente lo rodearon y le clavaron estacas de manera rápida y coordinada, antes de que nos diésemos cuenta, porque yo estaba allí, Brook había muerto, con la mano fuertemente cogida de Ruth, y mirándola a los ojos.
>>La noticia llegó hasta los vampiros de su familia, que tomaron represalias entrando en el pueblucho y matando a sangre fría a los asesinos de su primo, hermano, hijo y amigo Brook. Entre ellos Tobías.
>>Misteriosamente la hija desapareció, se cuenta a modo de leyenda que el Sr. Tobías la encerró en algún lugar de este edificio para que pagara el haberla desobedecido. Era un hombre muy... Conservador. Otra teoría que se baraja es que Ruth decidiese unirse a la familia de los vampiros yendo a vivir con éstos.
-Pero si todo acabó ¿Por qué siguen atacando y masacrando a los pueblerinos? -preguntó Morcar.
-A eso quería llegar -tragó saliva, parecía estar tenso, nervioso y decaído- Según se dice, Brook tenía un anillo con un diamante rojo que era herencia del clan familiar, el cual desapareció tras el ataque sorpresa de los milicianos, y se corrió el rumor de que alguien del pueblo robó el utensilio. Podrían simplemente haber iniciado una investigación, pero se dice que un tal Hell, un vampiro inmundo sediento de sangre, llegó con su clan familiar de vampiros monstruosos y convenció a la familia de Brook de que todos estábamos implicados en la muerte del joven y el robo del anillo, así que merecíamos la muerte.
>>Actualmente, han iniciado un constante ataque todos los días a medianoche y dicen que hasta que no les demos el anillo no se pensarán si detenerse. Estamos aterrorizados y derrotados, no dormimos apenas, es más, muchos han muerto del sueño o del hambre, porque estamos casi sin provisiones, no creo que aguantemos una semana más así. -El hombre, pese a estar firme, empezó a temblar y comenzó a sollozar- Por favor, usted y cuantos más vengan a ayudarnos, no nos dejen solos una noche más, no sabe por lo que estamos pasando, necesitamos ayuda. -llegó incluso a ponerse de rodillas mientras lloraba- Por el dios, protejan a mi pueblo, es todo lo que me queda después de lo de mi hijo.
Morcar respiró hondo, un fuerte fuego interior le hizo afirmar con seriedad al alcalde.
-¿Alguno puede decirme quién es el alcalde juez o, en su defecto, dónde se encuentra?-preguntó.
El hombre que previamente había llorado sobre la tumba de su hijo se puso en pie.
-Yo soy -dijo.
Se trataba de un hombre de mediana edad barbudo y cubierto de ropas más bien humildes, sin embargo su postura afirmaba que se trataba del hombre que decía ser.
-¿Puede guiarme hasta un lugar más privado donde poder detallarme lo que ocurre en esta ciudad?
El hombre afirmó, miró a la tumba de su hijo, respiró hondo, apretó los puños y avanzó dejando atrás aquello que más amaba. No tardó en abrirse paso entre la muchedumbre agolpada y dirigirse por la calle principal, se giró un segundo a mirar de nuevo atrás.
-¿No hay ningún otro héroe que haya venido como usted? -dijo- Tal vez le convendría seguirnos y escuchar lo que tengo que contar
Morcar se giró a mirar de un lado a otro y no le costó ver entre las personas decaídas y con ropas harapientas a una figura más fornida que parecía estar escuchándoles. El soldado lo ignoró y siguió al alcalde sin decir una palabra, mientras caminaba podía oír los pasos a través de la calzada de piedra y de entre las casa y por encima de ellas lograba ver la niebla que cubría la ciudad. Ya fuese por el humo de los muchos incendios que se habían provocado allí o por el propio clima, pareciese que una misteriosa niebla envolvía mágicamente el recinto del pequeño pueblo, como una cúpula que envolvía más allá de la simple empalizada de piedra el lugar.
Las casa eran de piedra y con paja y madera amontonadas a modo de techo y había algo de humedad que se desplazaba en el ambiente con pequeñas gotas de agua.
Pudieron llegar hasta las escaleras de la mansión donde se hospedaba (más bien donde trabajaba con sus siervos y administradores), edificio el cual se alejaba del orden seguido en cuanto a construcción del resto del pueblo. La mansión era un gran monstruoso con escaleras alargadas que llegaban hasta la entrada que que componía de seis pilares y una entrada que se encontraba detrás de estos.
Le siguieron hasta el interior, dentro lo que había era un largo pasillo marcado por una alfombra roja sucia de pisadas de barro con mesas de escritorio a ambos lados con papeles amontonados o dispersados. La luz entraba fuertemente por las cristaleras que mostraban imágenes en vidrio del sol y de algún dios, la luz se colaba con gran fuerza a través de zonas rotas de las vidrieras, e incluso el viento traía alguna hoja seca.
Lo que más sorprendía a Morcar era la sensación que emanaba el pueblo, el frescor del atardecer junto con el silencio y el olor a humedad, sorprendentemente, tranquilizaban en sobremanera, como si aquel lugar estuviese lejos de cualquier peligro, aunque realmente fuese todo lo contrario.
El alcalde llegó hasta el fondo del salón principal, donde parecía estar su escritorio, se apoyó en el mirando en dirección a Morcar con las piernas cruzadas.
-Voy a intentar resumir la situación -dijo- Hace aproximadamente un año sucedió uno de los acontecimientos más atroces jamás contados en este pueblo -el alcalde tragó saliva, ya fuese por el recuerdo de su hijo o por la vergüenza o seriedad de lo que estaba a punto de contar, estaba alterado- Comenzó cuando la hija del anterior alcalde, el Sr. Tobías, conoció al Conde Brook, un joven granjero hombre que vivía en una caseta no muy lejos del pueblo con su familia, los dos se enamoraron locamente en poco tiempo, pero pronto Ruth, la hija del anterior alcalde, se enteró, tanto por los rumores del pueblo como por su propia inteligencia, de que la familia de Brook eran vampiros.
>> Su padre desaprobaba la propia existencia de éstos, así que se habría encolerizado al oír sobre la relación de su hija con éste. Los dos seguía viéndose en secreto por puro amor y paseaban por las tranquilas y mágicas tierras que nos rodean. Hasta que alguien del pueblo los vio juntos y avisó al anciano, pronto, el viejo reprendió a su hija y le prohibió salir del pueblo.
>>Pasaron los días y el Sr. Tobías, que en paz descanse, se enteró por sus más cercanos milicianos del pueblo que Brook seguía viéndose en secreto con la chica en una plaza oculta al final de la calle del pueblo, donde se agolpaban muchas personas en una posada, no solo para hablar, sino también para cubrir a la joven pareja, dado que el pueblo empezó a encariñarse con los dos.
>>Desgraciadamente, el Sr. Tobías consideró que debía poner fin a todo aquello. Así que un día, tras una reunión en la iglesia, todos salieron hacia la posada cantanto alegres, allí, en el pequeño bar la joven se encontró con su amado, y varios milicianos que se habían camuflado entre la muchedumbre, al reconocer al vampiro, rápidamente lo rodearon y le clavaron estacas de manera rápida y coordinada, antes de que nos diésemos cuenta, porque yo estaba allí, Brook había muerto, con la mano fuertemente cogida de Ruth, y mirándola a los ojos.
>>La noticia llegó hasta los vampiros de su familia, que tomaron represalias entrando en el pueblucho y matando a sangre fría a los asesinos de su primo, hermano, hijo y amigo Brook. Entre ellos Tobías.
>>Misteriosamente la hija desapareció, se cuenta a modo de leyenda que el Sr. Tobías la encerró en algún lugar de este edificio para que pagara el haberla desobedecido. Era un hombre muy... Conservador. Otra teoría que se baraja es que Ruth decidiese unirse a la familia de los vampiros yendo a vivir con éstos.
-Pero si todo acabó ¿Por qué siguen atacando y masacrando a los pueblerinos? -preguntó Morcar.
-A eso quería llegar -tragó saliva, parecía estar tenso, nervioso y decaído- Según se dice, Brook tenía un anillo con un diamante rojo que era herencia del clan familiar, el cual desapareció tras el ataque sorpresa de los milicianos, y se corrió el rumor de que alguien del pueblo robó el utensilio. Podrían simplemente haber iniciado una investigación, pero se dice que un tal Hell, un vampiro inmundo sediento de sangre, llegó con su clan familiar de vampiros monstruosos y convenció a la familia de Brook de que todos estábamos implicados en la muerte del joven y el robo del anillo, así que merecíamos la muerte.
>>Actualmente, han iniciado un constante ataque todos los días a medianoche y dicen que hasta que no les demos el anillo no se pensarán si detenerse. Estamos aterrorizados y derrotados, no dormimos apenas, es más, muchos han muerto del sueño o del hambre, porque estamos casi sin provisiones, no creo que aguantemos una semana más así. -El hombre, pese a estar firme, empezó a temblar y comenzó a sollozar- Por favor, usted y cuantos más vengan a ayudarnos, no nos dejen solos una noche más, no sabe por lo que estamos pasando, necesitamos ayuda. -llegó incluso a ponerse de rodillas mientras lloraba- Por el dios, protejan a mi pueblo, es todo lo que me queda después de lo de mi hijo.
Morcar respiró hondo, un fuerte fuego interior le hizo afirmar con seriedad al alcalde.
Última edición por Morcar el Lun 23 Ene 2017 - 13:00, editado 1 vez
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
El joven héroe que había tomado la iniciativa de colaborar en la difícil tarea de defender el pequeño poblado preguntó por el alcalde; según había leído el elfo, los alcaldes eran una especie de jueces asignados por el rey mismo para encargarse de pequeños territorios; lo extraño era que la asignación parecía más un castigo para mandarlo lejos que una honorable tarea, pues de ser como ésta última entonces debería tener como figura de poder, al menos una pequeña escolta de guardias y no era el caso.
Omitiendo esos detalles y creyendo realmente que tal sujeto fuera quien decía ser -Destino no es un héroe, pero puede ayudar- Respondió a la pregunta del alcalde mientras se disponía a seguirlos para enterarse de la situación, si se embarcaban en una batalla como la que parecía, contra aquellos viles seres de la oscuridad, no sería nada sencillo, lo mejor sería conocer al enemigo y buscar patrones de ataque o información que pudiera ser transformada en ventajas tácticas para ganar no solo la pelea de esa noche, sino también para poner fin a la cadena de eventos y evitar futuros ataques.
Mientras caminaban el elfo detallaba los alrededores en busca de posibles rutas de ataque que fuera necesario proteger; finalmente llegaron al nada modesto hogar del alcalde, lugar desde donde también se encargaba de controlar la ciudad; una vez en el interior recorrió junto a los otros aquella larga y sucia alfombra roja bañada por la luz que se colaba entre los grandes vitrales de las espaciosas ventanas.
Finalmente llegó el momento y el líder de aquel poblado se dedicó a contar la historia; Destino escuchó con atención todo el relato mientras mantenía en su memoria los nombres de los implicados pues tal vez alguno de ellos resultara relevante luego o estuviera detrás de los ataques, aunque al final el culpable de los ataques actuales parecía ser un desconocido, un tal Hell era quien había orquestado todo con la excusa de recuperar un anillo -Puede venir un ejército entero a ayudarles- Dijo el elfo en tono serio -Pero si no aprenden a defenderse ustedes mismos, bastará con que los vampiros esperen a que sus salvadores se vayan para comenzar de nuevo y con más fuerza- Explicó mientras se acercaba lentamente -Destino y el chico humano pueden dirigir un contra ataque, pero será necesario que el pueblo colabore y se muestre fuerte- Mencionó apretando el puño -No solo deben ganar la batalla de esta noche, sino también evitar que regresen, que sepan que el pueblo ya no se doblegará ante ellos- Mientras hablaba, el elfo ya tenía un par de ideas en mente para defender el poblado con ayuda de las mismas personas, pero necesitaría que todos colaboraran de alguna manera.
Si son muchos como dice, esta batalla no se ganará con fuerza, sino con estrategia- Mencionó el elfo cruzándose de brazos a la espera de lo que pudiera responder el alcalde y mirando también al otro joven quien debería estar de acuerdo que un par de guerreros no podrían hacer frente a una pandilla de vampiros dependiendo tan solo de sus habilidades, habían demasiadas vidas en juego como para tomar el riesgo, considerando que un ataque fallido contra los vampiros seguramente los haría arremeter con más fuerza contra los habitantes del pueblo.
Omitiendo esos detalles y creyendo realmente que tal sujeto fuera quien decía ser -Destino no es un héroe, pero puede ayudar- Respondió a la pregunta del alcalde mientras se disponía a seguirlos para enterarse de la situación, si se embarcaban en una batalla como la que parecía, contra aquellos viles seres de la oscuridad, no sería nada sencillo, lo mejor sería conocer al enemigo y buscar patrones de ataque o información que pudiera ser transformada en ventajas tácticas para ganar no solo la pelea de esa noche, sino también para poner fin a la cadena de eventos y evitar futuros ataques.
Mientras caminaban el elfo detallaba los alrededores en busca de posibles rutas de ataque que fuera necesario proteger; finalmente llegaron al nada modesto hogar del alcalde, lugar desde donde también se encargaba de controlar la ciudad; una vez en el interior recorrió junto a los otros aquella larga y sucia alfombra roja bañada por la luz que se colaba entre los grandes vitrales de las espaciosas ventanas.
Finalmente llegó el momento y el líder de aquel poblado se dedicó a contar la historia; Destino escuchó con atención todo el relato mientras mantenía en su memoria los nombres de los implicados pues tal vez alguno de ellos resultara relevante luego o estuviera detrás de los ataques, aunque al final el culpable de los ataques actuales parecía ser un desconocido, un tal Hell era quien había orquestado todo con la excusa de recuperar un anillo -Puede venir un ejército entero a ayudarles- Dijo el elfo en tono serio -Pero si no aprenden a defenderse ustedes mismos, bastará con que los vampiros esperen a que sus salvadores se vayan para comenzar de nuevo y con más fuerza- Explicó mientras se acercaba lentamente -Destino y el chico humano pueden dirigir un contra ataque, pero será necesario que el pueblo colabore y se muestre fuerte- Mencionó apretando el puño -No solo deben ganar la batalla de esta noche, sino también evitar que regresen, que sepan que el pueblo ya no se doblegará ante ellos- Mientras hablaba, el elfo ya tenía un par de ideas en mente para defender el poblado con ayuda de las mismas personas, pero necesitaría que todos colaboraran de alguna manera.
Si son muchos como dice, esta batalla no se ganará con fuerza, sino con estrategia- Mencionó el elfo cruzándose de brazos a la espera de lo que pudiera responder el alcalde y mirando también al otro joven quien debería estar de acuerdo que un par de guerreros no podrían hacer frente a una pandilla de vampiros dependiendo tan solo de sus habilidades, habían demasiadas vidas en juego como para tomar el riesgo, considerando que un ataque fallido contra los vampiros seguramente los haría arremeter con más fuerza contra los habitantes del pueblo.
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Un hombre con una espada envainada entró y se inclinó en la entrada, tenía ropajes de ciudadano y su mala higiene correspondía con su talante, eso fue por lo que el hecho de que llevara espada como si fuese un soldado le sorprendió a Morcar.
-Mi lord, la noche está al caer, el sol empieza a esconderse ¿Qué desea que hagamos?
-Reúnelos a todos aquí.
El civil armado salió corriendo del lugar. Ante la ceja enarcada de Morcar, el alcalde contestó:
-Cuando mi predecesor fue asesinado, el rey no pareció enviar a nadie para que ocupara su lugar. Varios ciudadanos enviaron cartas a éste pidiéndole que les mandase a alguien. Pasado un tiempo, fui yo mismo al castillo y a plantearle el problema, al parecer, sus consejeros, me dijeron que no podían perder el tiempo con una villa tan chica, y me ofrecieron ocupar el puesto. No quería aceptar, pero no podíamos esperar más. Como tampoco me enviaron soldados, tuve que pedir ayuda a los civiles y logré formar una milicia local. Venid, os enseñaré un mapa del lugar, aunque lo tendréis bastante visto por lo que lleváis.
El alcalde se dio la vuelta, al final del salón había dos puertas, fue por la de la izquierda, abrió de un golpe y esta chirrió. La madera estaba acompañada por placas de metal oxidado que incluso deterioraba las bisagras con el movimiento. Subió unas escaleras de piedra talladas directamente sobre una roca (debía de estar bajo la mansión antes de que la construyesen) y llegó hasta un largo pasillo perpendicular donde todo era de piedra. Las antorchas iluminaban medianamente bien el lugar.
-No se asusten por el modo en que está hecho este sitio, el arquitecto era un amante de las construcciones semi-cueva.
Había cuatro puertas, dos estaban abiertas, una de ellas daba al catre, y por el sonido de agua éste debía caer sobre un riachuelo, otro daba a una cama, lo que suponía ser el dormitorio. El alcalde abrió una de las dos puertas cerradas, era un salón espacioso, no tanto como el de entrada, pero espacioso. Allí había manchas seminegras que Morcar supo identificar.
-Sangre
Eran pequeñas latigadas de sangre en algunas zonas, en algunas paredes había incluso marcar alargadas de arañazos.
-El antiguo alcaide pensó que tal vez este podría haber sido un buen lugar para esconderse él y sus hombres de los vampiros que venían a cobrar la deuda.
Acto seguido llegó hasta un mapa colocado en una vitrina donde se veía un esquema muy básico de la empalizada y edificios principales.
-Digamos que es un rápido esquema que nos vimos obligados a hacer hace un par de días cuando cayeron dos partes de la empalizada.
El rectángulo rojo es la entrada principal, la puerta de la empalizada, se abre dejándola caer con las cadenas, sin embargo una de ellas esta rota, así que está entre abierta. El círculo verde es la Iglesia, las formas amarillas es donde están todas las casas, el rectángulo negro es donde estamos y como verán, las dos únicas calles con nombre están marcadas. Hoy mismo hemos borrado la parte Este de la empalizada, suelen tener la costumbre por tomar nada mas llegar la mansión y dedicarse a buscar el amuleto por si está en alguno de los recovecos del lugar, por eso las dos únicas roturas son cerca de la mansión.
Morcar no se paró a mirar durante mucho rato el esquema hecho por un niño de corta edad, consideró que habían tenido poco tiempo para formarlo y además él ya tenía una idea de cómo era el lugar.
-Mande un mensajero de inmediato a la Guardia de Lunargenta y dígales que traigan refuerzos..
-No sirve de nada, lo hemos intentado.
-Dile al mensajero que pregunte por el General y que cuando lo encuentre le avise de que va de parte de Morcar.
El alcalde le observó un segundo y salió corriendo, Morcar se quedó mirando fijamente al mapa.
-Dada la situación, se ve que el destino de este pueblo depende de lo que ocurra esta noche. Dijo al elfo, sin fijarse si estaba allí con él o no.
-Mi lord, la noche está al caer, el sol empieza a esconderse ¿Qué desea que hagamos?
-Reúnelos a todos aquí.
El civil armado salió corriendo del lugar. Ante la ceja enarcada de Morcar, el alcalde contestó:
-Cuando mi predecesor fue asesinado, el rey no pareció enviar a nadie para que ocupara su lugar. Varios ciudadanos enviaron cartas a éste pidiéndole que les mandase a alguien. Pasado un tiempo, fui yo mismo al castillo y a plantearle el problema, al parecer, sus consejeros, me dijeron que no podían perder el tiempo con una villa tan chica, y me ofrecieron ocupar el puesto. No quería aceptar, pero no podíamos esperar más. Como tampoco me enviaron soldados, tuve que pedir ayuda a los civiles y logré formar una milicia local. Venid, os enseñaré un mapa del lugar, aunque lo tendréis bastante visto por lo que lleváis.
El alcalde se dio la vuelta, al final del salón había dos puertas, fue por la de la izquierda, abrió de un golpe y esta chirrió. La madera estaba acompañada por placas de metal oxidado que incluso deterioraba las bisagras con el movimiento. Subió unas escaleras de piedra talladas directamente sobre una roca (debía de estar bajo la mansión antes de que la construyesen) y llegó hasta un largo pasillo perpendicular donde todo era de piedra. Las antorchas iluminaban medianamente bien el lugar.
-No se asusten por el modo en que está hecho este sitio, el arquitecto era un amante de las construcciones semi-cueva.
Había cuatro puertas, dos estaban abiertas, una de ellas daba al catre, y por el sonido de agua éste debía caer sobre un riachuelo, otro daba a una cama, lo que suponía ser el dormitorio. El alcalde abrió una de las dos puertas cerradas, era un salón espacioso, no tanto como el de entrada, pero espacioso. Allí había manchas seminegras que Morcar supo identificar.
-Sangre
Eran pequeñas latigadas de sangre en algunas zonas, en algunas paredes había incluso marcar alargadas de arañazos.
-El antiguo alcaide pensó que tal vez este podría haber sido un buen lugar para esconderse él y sus hombres de los vampiros que venían a cobrar la deuda.
Acto seguido llegó hasta un mapa colocado en una vitrina donde se veía un esquema muy básico de la empalizada y edificios principales.
-Digamos que es un rápido esquema que nos vimos obligados a hacer hace un par de días cuando cayeron dos partes de la empalizada.
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El rectángulo rojo es la entrada principal, la puerta de la empalizada, se abre dejándola caer con las cadenas, sin embargo una de ellas esta rota, así que está entre abierta. El círculo verde es la Iglesia, las formas amarillas es donde están todas las casas, el rectángulo negro es donde estamos y como verán, las dos únicas calles con nombre están marcadas. Hoy mismo hemos borrado la parte Este de la empalizada, suelen tener la costumbre por tomar nada mas llegar la mansión y dedicarse a buscar el amuleto por si está en alguno de los recovecos del lugar, por eso las dos únicas roturas son cerca de la mansión.
Morcar no se paró a mirar durante mucho rato el esquema hecho por un niño de corta edad, consideró que habían tenido poco tiempo para formarlo y además él ya tenía una idea de cómo era el lugar.
-Mande un mensajero de inmediato a la Guardia de Lunargenta y dígales que traigan refuerzos..
-No sirve de nada, lo hemos intentado.
-Dile al mensajero que pregunte por el General y que cuando lo encuentre le avise de que va de parte de Morcar.
El alcalde le observó un segundo y salió corriendo, Morcar se quedó mirando fijamente al mapa.
-Dada la situación, se ve que el destino de este pueblo depende de lo que ocurra esta noche. Dijo al elfo, sin fijarse si estaba allí con él o no.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
El alcalde había pedido reunir a los ciudadanos y tras explicar las razones por las que había tomado el cargo que ahora ostentaba, subió por unas escaleras seguido por sus acompañantes; pese a todo, Destino se sentía a gusto en aquel largo pasillo ornamentado por la tenue luz de las antorchas y lo recorrió prestando atención a la manera en que había sido construido hasta que llegaron a una nueva habitación cuyo piso estaba decorado de manera salvaje por algunos sangrientos trazos.
El elfo alzó una ceja al ver lo arcaico del plano de la ciudad que ahora se le mostraba, ciertamente no era una obra de arte pero al menos cumpliría su propósito; incluso se explicaba de manera bastante sencilla, ayudado esto por el hecho de que el pueblo era apenas conformado por un par de calles -Si siempre entran por el mismo lugar, pueden ser emboscados- Dijo con firmeza el pelinegro -¿Cuántos suelen ser?- Preguntó -Si son pocos se puede luchar contra ellos, si son muchos lo mejor será eliminar al líder, una serpiente sin cabeza no llega lejos sin importar lo grande que sea- Dijo usando una metáfora bastante rara pero que intentaba mostrar el punto de su idea.
Los aldeanos serán de gran ayuda- Dijo el elfo en tono serio -Si logran guiar a los atacantes en una dirección y separarlos de su líder, Destino podría eliminarlo, pero haría falta mucha coordinación- Explicó un plan bastante improvisado y que seguramente necesitaría más ajustes sobre la marcha, dejando como evidencia que la victoria no era algo muy seguro pero al menos había que intentarlo -¿Tienen idea de cómo es el anillo?- Preguntó con sus ojos azules fijos en el alcalde -Si eso es lo que quieren, se podría usar un señuelo para atraerlos, no tiene que ser el verdadero, basta que se vea como tal- Continuó con un plan que ya comenzaba a tomar forma.
¿Cuántos aldeanos saben luchar?- Preguntó el elfo -Este chico podría guiar a un grupo que llame la atención de la mayoría de los vampiros, mientras un segundo grupo se prepara para tomarlos desprevenidos, pero solo un humano y un elfo no serían suficientes -Advirtió señalando al joven rubio esperando que hubiera más nombres entre los encargados de defender la ciudad -La noche es inminente- Murmuró en tono bajo mientras ajustaba el guante metálico de su mano izquierda planeando algún otro detalle antes del ataque -Si consiguen hacer que la guardia venga, solo sería necesario resistir hasta que lleguen- Dijo de modo esperanzador.
El elfo alzó una ceja al ver lo arcaico del plano de la ciudad que ahora se le mostraba, ciertamente no era una obra de arte pero al menos cumpliría su propósito; incluso se explicaba de manera bastante sencilla, ayudado esto por el hecho de que el pueblo era apenas conformado por un par de calles -Si siempre entran por el mismo lugar, pueden ser emboscados- Dijo con firmeza el pelinegro -¿Cuántos suelen ser?- Preguntó -Si son pocos se puede luchar contra ellos, si son muchos lo mejor será eliminar al líder, una serpiente sin cabeza no llega lejos sin importar lo grande que sea- Dijo usando una metáfora bastante rara pero que intentaba mostrar el punto de su idea.
Los aldeanos serán de gran ayuda- Dijo el elfo en tono serio -Si logran guiar a los atacantes en una dirección y separarlos de su líder, Destino podría eliminarlo, pero haría falta mucha coordinación- Explicó un plan bastante improvisado y que seguramente necesitaría más ajustes sobre la marcha, dejando como evidencia que la victoria no era algo muy seguro pero al menos había que intentarlo -¿Tienen idea de cómo es el anillo?- Preguntó con sus ojos azules fijos en el alcalde -Si eso es lo que quieren, se podría usar un señuelo para atraerlos, no tiene que ser el verdadero, basta que se vea como tal- Continuó con un plan que ya comenzaba a tomar forma.
¿Cuántos aldeanos saben luchar?- Preguntó el elfo -Este chico podría guiar a un grupo que llame la atención de la mayoría de los vampiros, mientras un segundo grupo se prepara para tomarlos desprevenidos, pero solo un humano y un elfo no serían suficientes -Advirtió señalando al joven rubio esperando que hubiera más nombres entre los encargados de defender la ciudad -La noche es inminente- Murmuró en tono bajo mientras ajustaba el guante metálico de su mano izquierda planeando algún otro detalle antes del ataque -Si consiguen hacer que la guardia venga, solo sería necesario resistir hasta que lleguen- Dijo de modo esperanzador.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Había un largo camino a sus espaldas y esto podía verse en su cara, ojos cansados y piernas adoloridas eran testigo de todo el camino que había tenido que recorren para llegar a la roca en la que se encontraba sentado, disfrutando de la paz que le ofrecían el viento, la soledad y el pasto. Haciendo memoria de todo su recorrido pudo ver que el viaje había sido duro, el querer llevar el menor peso posible hizo que las provisiones con las que contaba fueran muy escasas y por tanto, ninguno de los frutos que llevaba consigo al inicio del viaje habían llegado hasta la que parecía ser la primera parada que ahora necesitaba tomar, un pueblo pequeño que desde aquella roca y vista a través de los ojos de nuestro caballero en armadura parecía ser un lugar ideal, tanto para obtener suministros como para preguntar por las cosas que necesitaría si quería seguir viajando y no morir en el intento.
Y tras desperezarse, sus pies tocaron el suelo y empezaron el proceso cíclico de nuevo -Derecha, izquierda, repetir- dijo Básil con pocos ánimos, aunque sonrió un poco pues le parecía curioso que un proceso tan simple hubiese sido capaz de llevarle tan lejos de casa, en distancia física al menos, pues el se seguía sintiendo como el primer día, aquel en el que partió en busca de ese lugar lejano que sus ojos le establecían por limite, el horizonte.
En poco menos de 20 minutos de caminata consiguió llegar, pero la sensación no fue tan agradable como esperaba y, el pueblo, lejos de ser un lugar con personas amables o ajetreo y ruido era un fantasma, el silencio lo embarcaba todo, la tensión lo rodeaba, y sentía que el animo de las personas era un suelo de cristal, de inmediato sintió pena por ellos cuando, luego de hacer sus reflexiones y obtener conclusiones rápidas, vio que el empalizado del pueblo se encontraba roto, entreabierto, para lo cual no había otra explicación lógica que la de un ataque, un ataque que posiblemente se cobró vidas. Y si ese era el caso, entonces ese suelo de cristal estaba justificado.
Poco le tomó ver que las puertas de la iglesia estaban abiertas de par en par, dejando ver un par de tumbas y un puñado de personas sentadas en las bancas, llorando. Entró haciendo que todos notaran su presencia debido a el ruido que provocaban las placas de metal de su armadura al chocar, y ante su mirada se presentaron dos tumbas más pequeñas de lo normal, eran niños.
Cuando llego a una de ellas puso su mano sobre el ataúd, ese ataúd contenía una oportunidad, un futuro que se ha desvanecido.
El hombre en armadura volteó hacia las bancas y buscó al que pareciese menos afectado por la situación, no quería interferir en el proceso de duelo de los más cercanos a las victimas, cuando le encontró, se sentó a su lado y preguntó -¿Qué ha sucedido?- en voz baja, el extraño en un primer instante se sorprendió por la presencia de un extraño, pero luego y tras tomarse un momento para buscar las palabras adecuadas le explicó la situación: -Un miembro de una familia de vampiros ha perdido a uno de los suyos por la orden de asesinato del anterior alcalde, con el al parecer desaparecido un anillo que sus familiares vuelven a buscar todos los días a la media noche y éste fue el resultado de sus acciones de ayer-. Básil miró al suelo por un momento, luego volvió fijar su mirada en el allegado a la víctima para volver a interrogarle -¿Y qué habéis hecho para defenderos?- pregunta a la que el extraño respondió inmediatamente -Todo lo que hemos podido, pero no ha sido suficiente, al menos hasta ahora. Pero por suerte o por voluntad del dios ha llegado un héroe...-
-¿Héroe? ¿Dónde está?- interrumpió Básil, a lo que el desconocido contestó, algo mosqueado por la interrupción -El alcalde lo llevó a su morada, al fondo de ésta calle, supongo que trazarán un plan para ésta noche- tras ésto, el hombre de hojalata sonrió y dijo -Supongo que no podía vengar a los caídos solo-, se levantó del asiento, agradeció a su interlocutor y puso marcha al hogar del alcalde. Sé que perdieron a uno de los suyos ¿Pero es ello justificación para despojar de su futuro a esos niños?
Cuando llegó, no le recibió nadie por lo que tocó la puerta y esperó, mientras se decía a si mismo en voz alta -Ésta será una noche muy larga-.
Y tras desperezarse, sus pies tocaron el suelo y empezaron el proceso cíclico de nuevo -Derecha, izquierda, repetir- dijo Básil con pocos ánimos, aunque sonrió un poco pues le parecía curioso que un proceso tan simple hubiese sido capaz de llevarle tan lejos de casa, en distancia física al menos, pues el se seguía sintiendo como el primer día, aquel en el que partió en busca de ese lugar lejano que sus ojos le establecían por limite, el horizonte.
En poco menos de 20 minutos de caminata consiguió llegar, pero la sensación no fue tan agradable como esperaba y, el pueblo, lejos de ser un lugar con personas amables o ajetreo y ruido era un fantasma, el silencio lo embarcaba todo, la tensión lo rodeaba, y sentía que el animo de las personas era un suelo de cristal, de inmediato sintió pena por ellos cuando, luego de hacer sus reflexiones y obtener conclusiones rápidas, vio que el empalizado del pueblo se encontraba roto, entreabierto, para lo cual no había otra explicación lógica que la de un ataque, un ataque que posiblemente se cobró vidas. Y si ese era el caso, entonces ese suelo de cristal estaba justificado.
Poco le tomó ver que las puertas de la iglesia estaban abiertas de par en par, dejando ver un par de tumbas y un puñado de personas sentadas en las bancas, llorando. Entró haciendo que todos notaran su presencia debido a el ruido que provocaban las placas de metal de su armadura al chocar, y ante su mirada se presentaron dos tumbas más pequeñas de lo normal, eran niños.
Cuando llego a una de ellas puso su mano sobre el ataúd, ese ataúd contenía una oportunidad, un futuro que se ha desvanecido.
El hombre en armadura volteó hacia las bancas y buscó al que pareciese menos afectado por la situación, no quería interferir en el proceso de duelo de los más cercanos a las victimas, cuando le encontró, se sentó a su lado y preguntó -¿Qué ha sucedido?- en voz baja, el extraño en un primer instante se sorprendió por la presencia de un extraño, pero luego y tras tomarse un momento para buscar las palabras adecuadas le explicó la situación: -Un miembro de una familia de vampiros ha perdido a uno de los suyos por la orden de asesinato del anterior alcalde, con el al parecer desaparecido un anillo que sus familiares vuelven a buscar todos los días a la media noche y éste fue el resultado de sus acciones de ayer-. Básil miró al suelo por un momento, luego volvió fijar su mirada en el allegado a la víctima para volver a interrogarle -¿Y qué habéis hecho para defenderos?- pregunta a la que el extraño respondió inmediatamente -Todo lo que hemos podido, pero no ha sido suficiente, al menos hasta ahora. Pero por suerte o por voluntad del dios ha llegado un héroe...-
-¿Héroe? ¿Dónde está?- interrumpió Básil, a lo que el desconocido contestó, algo mosqueado por la interrupción -El alcalde lo llevó a su morada, al fondo de ésta calle, supongo que trazarán un plan para ésta noche- tras ésto, el hombre de hojalata sonrió y dijo -Supongo que no podía vengar a los caídos solo-, se levantó del asiento, agradeció a su interlocutor y puso marcha al hogar del alcalde. Sé que perdieron a uno de los suyos ¿Pero es ello justificación para despojar de su futuro a esos niños?
Cuando llegó, no le recibió nadie por lo que tocó la puerta y esperó, mientras se decía a si mismo en voz alta -Ésta será una noche muy larga-.
Última edición por Básil Ysgramor el Sáb 19 Nov 2016 - 1:38, editado 2 veces (Razón : Corrección de errores.)
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
A veces pareciera que el sol es un reflejo de nuestro mundo, que si un hombre fuese capaz de salvar a otro este respondería con un sol cálido y una brisa delicada, que cuando los hombres honran a su tierra en el cultivo entonces la tierra les devuelve frutos excelentes, pero esta no era la ocasión y lo que pasaría a suceder en las siguientes horas solo se veía venir por el gran espejo del mundo que ahora se llenaba de nubes negras que progresivamente se iban acumulando por todo el ancho de las tierras de Verisar eliminando poco a poco los rayos del sol del atardecer que desprendían su encanto naranjo mientras se despedían en un hermoso baile de colores. Mas no todo estaba dicho pues mientras este lento acontecimiento sucedía acercándose desde una arboleda y golpeteando con sus cuatro patas desplazándose a gran velocidad una gran mancha marrón de ojos brillosos se acercaba sin titubear persiguiendo a un pequeño animalesco que desesperado intentaba tomar rutas alternas para engañar a su enemigo pero justo cuando este trato de escalar el ultimo árbol del bosque una garra pesada cayo sobre el aprisionándolo y reventando sus pequeños órganos en el interior, entonces en un rápido movimiento fue llevado hasta el hocico de la bestia que devoro en un par de mordiscos al pequeño mapache manchando su hocico de sangre mientras con sus manos intentaba recoger algunos de los pedazos caídos en el césped para echárselos al hocico hasta que en el frenesí de su tentempié diviso que a lo lejos se encontraba un pueblo no muy grande de mal aspecto.
¿Seria un buen lugar para comenzar? pensó y las imágenes de su extinto clan pasaron por su cabeza como una pesadilla convertida en flashbacks que incluso detuvo su hocico de saborear a su presa y tan solo cuando pudo alejar las imágenes por un momento fue cuando recordó lo que Madre siempre decía ''Los humanos tienen respuestas para todo'' vale, entonces, habrá que poner a prueba lo dicho. Miro al cielo y respiro el aire del lugar, aunque no podía detectar olores allá su instinto le decía que debía ir, que no todo estaba escrito en cuanto a su pasado y aunque su futuro seguía atado a su venganza el presente apuntaba hacia alli, dejo de mantenerse al acecho y enderezando un poco su postura emprendió camino con sus pies directamente hacia el pueblo.
¿Seria un buen lugar para comenzar? pensó y las imágenes de su extinto clan pasaron por su cabeza como una pesadilla convertida en flashbacks que incluso detuvo su hocico de saborear a su presa y tan solo cuando pudo alejar las imágenes por un momento fue cuando recordó lo que Madre siempre decía ''Los humanos tienen respuestas para todo'' vale, entonces, habrá que poner a prueba lo dicho. Miro al cielo y respiro el aire del lugar, aunque no podía detectar olores allá su instinto le decía que debía ir, que no todo estaba escrito en cuanto a su pasado y aunque su futuro seguía atado a su venganza el presente apuntaba hacia alli, dejo de mantenerse al acecho y enderezando un poco su postura emprendió camino con sus pies directamente hacia el pueblo.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
El sonido de un grillo empezaba a presagiar la llegada de la fatídica noche. Morcar, pese a estar casi en una cueva, podía oírlo a lo lejos. Escuchó atentamente los consejos del elfo, y ciertamente le parecieron evidentes. Sería una buena estrategia pero...
-Creo que a eso hay que añadir que tenemos que alejar como sea a los ciudadanos de aquí, lo peor es que ya está anocheciendo, si salen ahora puede ser que los vampiros los cojan desprevenidos, necesitamos esconderlos en alguna parte, y tengo una idea, aunque asquerosa...
Morcar salió de la habitación y fue al catre, se asomó y sólo logró ver una fuerte corriente de agua un par de metros más abajo que iba en dirección sur saliendo el pueblo, pero no había luz. Dado que el agua parecía haber arrastrado todo excremento lo siguiente que hizo fue sacar su espada y romper el hueco del catre, entró por la gran hendidura y bajó. Como lo suponía, era una cueva subterránea, no muy profunda y lo suficientemente espaciosa como para albergar a los pocos pueblerinos que había, principalmente mujeres y niños. El río era subterráneo, salía de entre unas rocas y se colaba por otras dando seguramente a otra bóveda subterránea o al exterior del pueblo.
-Vamos a traerlos a todos aquí, será una buena manera de tenerlos resguardados de la batalla. Siempre y cuando impidamos a muerte que lleguen a entrar en la mansión. -no sabía ni a quién hablaba.
Morcar salió de allí trepando por una pared a duras penas y llegó hasta arriba. Fue a salir en dirección al salón principal de la mansión, cuando se paró ante la única puerta que había cerrada. Podía comprobar si podían esconder a alguien allí, abrió la puerta y se encontró con un armero bien repleto. Había dagas en una estantería, espadas por el suelo y pese a todo, la pared del fondo desentonaba bastante con el resto de la habitación, debieron tapizarla para que no se colara arena o bichos. Morcar prefirió cerrar y salir definitivamente al salón principal hasta la salida.
Fuera quedaba poca luz en el cielo, y la niebla que rodeaba el poblado parecía más espesa. Sin embargo, justo al abrir la puerta se encontró con una armadura frente a él.
-Eh... Esto... ¿Hola? Si vienes a ayudar acompáñanos, pero espero que sepas a qué te enfrentas. Lo de esta noche va a ser una masacre, pero igualmente necesitaremos valientes guerreros, acompáñanos...
Morcar bajó las escaleras hasta llegar al lugar donde el alcaide tenía reunido a todos los milicianos. Eran unos quince bien armados, aunque con cara de inexpertos. Aunque también habría que sumarle al alcaide.
-Señor Alcalde, dé la orden a sus soldados de que lleven a todos los civiles a la bóveda interior de su catre.
El acalde se ruborizó, reacción evidente si sabes que vas a meter a los únicos que te conocen en tu catre, pero luego se calmó, debió recordar que el riachuelo limpiaba todo resto y que había otras prioridades.
-¡Ya han oído chicos! dijo girándose a la milicia.
Los quince afirmaron y corrieron de un lado a otro sacando a los civiles de sus casas y llevándolos a la mansión mientras se lo explicaban. Morcar tenía otras prioridades, así que siguió preguntando a al alcaide:
-¿Ya ha avisado a la guardia?
-Va nuestro jinete más rápido. Esperamos que vengan con caballería, si es que viene alguien...
-Confía en que sí, pero no podemos esperarles ¿Puedes detallarnos cuántos albergan cada familia? Y darnos algún nombre más a ser posible.
-Sí claro, está la familia de Hell y la de Brook. La de Brook son treinta, de ahí sólo puedo destacar a Trook, su hermano mayor, Crook, su padre y Danila, su madre. Trook es un fiero guerrero de una espada, no es sangriento, pero es muy peligroso, mata sin miramientos, siempre que llega busca venganza masacrando milicianos. Crook es el que más se dedica a la búsqueda de la joya, es el que ha provocado la mayoría de destrozos en la mansión, suele ignorar la batalla. Danila la detectaréis al instante, es muy pasiva, va vestida de campesina y es algo holgada, suele cabrearse si ve que dañan a su hijo Trook, pero generalmente va detrás de Crook pidiéndole que se calme.
>>Luego está la familia de Hell... Son sólo cinco, pero son los peores. Primero está Kran, el cabeza de familia, se hace pasar por un inofensivo anciano para atraer al cualquier despistado y luego acaba con él. El resto son sus hijos, porque a la madre la matamos afortunadamente. Los hijos son Lisa, una experta en dagas, le encanta clavar puñales por la espalda a los que ya están luchando. Pell es un luchador estándar pero su hermano Hell... Hell. Digamos que es la cabeza del ataque, es imposible matarlo, es rápido como una gacela, duro como una roca e implacable como un león. Es tramposo, mentiroso y un maldito asesino... El alcaide se intentó retener las lágrimas -Él mató a mi hijo...
Morcar permaneció sin decir una palabra, serio y rígido. No por antipatía, sino para hacerle ver al alcalde que todo iba a cambiar, que aquellos que estaban allí iban a vengarle. El alcaide se recompuso.
-Me falta mencionar a Sylvanas... Veréis, aquí la llaman "la puta", lo entenderéis cuando os la describa. Tiene una voz hermosa, y suele oírse su canto antes de que estalle la batalla. Es como el cuerno de batalla, pero encogido en una hermosa voz. Lo que ocurre con ella es que juega con la provocación, suele ir muy justa de ropa, es de tez blanca y muy jovial, algunos describen su andar como "el de una princesa cautivadora y agresiva", pero que no os engañe, te clava los dedos afilados en los ojos para matarte y luego te absorbe la sangre en segundos. No sabemos si usa alguna magia, pero más de un guerrero ha dejado de luchar por mirarla embobado. Yo sólo he llegado a verla de lejos. Ellos cinco, los Hell, suelen dedicarse a martirizar a la población civil y de vez en cuando Hell ayuda en la búsqueda de la joya para disimular o Trook ayuda a masacrar civiles por su sed de venganza.
Morcar fue reuniendo los datos en su cabeza, mientras intentaba cuadrar una estrategia de resistencia. Tenía que tener en cuenta que la familia de Hell al llegar se iban a encontrar que no estaban los civiles, y eso los haría cabrear y ellos, los nuevos, serían el centro de atención.
-Creo que a eso hay que añadir que tenemos que alejar como sea a los ciudadanos de aquí, lo peor es que ya está anocheciendo, si salen ahora puede ser que los vampiros los cojan desprevenidos, necesitamos esconderlos en alguna parte, y tengo una idea, aunque asquerosa...
Morcar salió de la habitación y fue al catre, se asomó y sólo logró ver una fuerte corriente de agua un par de metros más abajo que iba en dirección sur saliendo el pueblo, pero no había luz. Dado que el agua parecía haber arrastrado todo excremento lo siguiente que hizo fue sacar su espada y romper el hueco del catre, entró por la gran hendidura y bajó. Como lo suponía, era una cueva subterránea, no muy profunda y lo suficientemente espaciosa como para albergar a los pocos pueblerinos que había, principalmente mujeres y niños. El río era subterráneo, salía de entre unas rocas y se colaba por otras dando seguramente a otra bóveda subterránea o al exterior del pueblo.
-Vamos a traerlos a todos aquí, será una buena manera de tenerlos resguardados de la batalla. Siempre y cuando impidamos a muerte que lleguen a entrar en la mansión. -no sabía ni a quién hablaba.
Morcar salió de allí trepando por una pared a duras penas y llegó hasta arriba. Fue a salir en dirección al salón principal de la mansión, cuando se paró ante la única puerta que había cerrada. Podía comprobar si podían esconder a alguien allí, abrió la puerta y se encontró con un armero bien repleto. Había dagas en una estantería, espadas por el suelo y pese a todo, la pared del fondo desentonaba bastante con el resto de la habitación, debieron tapizarla para que no se colara arena o bichos. Morcar prefirió cerrar y salir definitivamente al salón principal hasta la salida.
Fuera quedaba poca luz en el cielo, y la niebla que rodeaba el poblado parecía más espesa. Sin embargo, justo al abrir la puerta se encontró con una armadura frente a él.
-Eh... Esto... ¿Hola? Si vienes a ayudar acompáñanos, pero espero que sepas a qué te enfrentas. Lo de esta noche va a ser una masacre, pero igualmente necesitaremos valientes guerreros, acompáñanos...
Morcar bajó las escaleras hasta llegar al lugar donde el alcaide tenía reunido a todos los milicianos. Eran unos quince bien armados, aunque con cara de inexpertos. Aunque también habría que sumarle al alcaide.
-Señor Alcalde, dé la orden a sus soldados de que lleven a todos los civiles a la bóveda interior de su catre.
El acalde se ruborizó, reacción evidente si sabes que vas a meter a los únicos que te conocen en tu catre, pero luego se calmó, debió recordar que el riachuelo limpiaba todo resto y que había otras prioridades.
-¡Ya han oído chicos! dijo girándose a la milicia.
Los quince afirmaron y corrieron de un lado a otro sacando a los civiles de sus casas y llevándolos a la mansión mientras se lo explicaban. Morcar tenía otras prioridades, así que siguió preguntando a al alcaide:
-¿Ya ha avisado a la guardia?
-Va nuestro jinete más rápido. Esperamos que vengan con caballería, si es que viene alguien...
-Confía en que sí, pero no podemos esperarles ¿Puedes detallarnos cuántos albergan cada familia? Y darnos algún nombre más a ser posible.
-Sí claro, está la familia de Hell y la de Brook. La de Brook son treinta, de ahí sólo puedo destacar a Trook, su hermano mayor, Crook, su padre y Danila, su madre. Trook es un fiero guerrero de una espada, no es sangriento, pero es muy peligroso, mata sin miramientos, siempre que llega busca venganza masacrando milicianos. Crook es el que más se dedica a la búsqueda de la joya, es el que ha provocado la mayoría de destrozos en la mansión, suele ignorar la batalla. Danila la detectaréis al instante, es muy pasiva, va vestida de campesina y es algo holgada, suele cabrearse si ve que dañan a su hijo Trook, pero generalmente va detrás de Crook pidiéndole que se calme.
>>Luego está la familia de Hell... Son sólo cinco, pero son los peores. Primero está Kran, el cabeza de familia, se hace pasar por un inofensivo anciano para atraer al cualquier despistado y luego acaba con él. El resto son sus hijos, porque a la madre la matamos afortunadamente. Los hijos son Lisa, una experta en dagas, le encanta clavar puñales por la espalda a los que ya están luchando. Pell es un luchador estándar pero su hermano Hell... Hell. Digamos que es la cabeza del ataque, es imposible matarlo, es rápido como una gacela, duro como una roca e implacable como un león. Es tramposo, mentiroso y un maldito asesino... El alcaide se intentó retener las lágrimas -Él mató a mi hijo...
Morcar permaneció sin decir una palabra, serio y rígido. No por antipatía, sino para hacerle ver al alcalde que todo iba a cambiar, que aquellos que estaban allí iban a vengarle. El alcaide se recompuso.
-Me falta mencionar a Sylvanas... Veréis, aquí la llaman "la puta", lo entenderéis cuando os la describa. Tiene una voz hermosa, y suele oírse su canto antes de que estalle la batalla. Es como el cuerno de batalla, pero encogido en una hermosa voz. Lo que ocurre con ella es que juega con la provocación, suele ir muy justa de ropa, es de tez blanca y muy jovial, algunos describen su andar como "el de una princesa cautivadora y agresiva", pero que no os engañe, te clava los dedos afilados en los ojos para matarte y luego te absorbe la sangre en segundos. No sabemos si usa alguna magia, pero más de un guerrero ha dejado de luchar por mirarla embobado. Yo sólo he llegado a verla de lejos. Ellos cinco, los Hell, suelen dedicarse a martirizar a la población civil y de vez en cuando Hell ayuda en la búsqueda de la joya para disimular o Trook ayuda a masacrar civiles por su sed de venganza.
Morcar fue reuniendo los datos en su cabeza, mientras intentaba cuadrar una estrategia de resistencia. Tenía que tener en cuenta que la familia de Hell al llegar se iban a encontrar que no estaban los civiles, y eso los haría cabrear y ellos, los nuevos, serían el centro de atención.
- Spoiler:
- Off rol: Balf, necesito que en tu próximo rol llegues hasta mi y al menos hagas saber que quieres ayudar (si es lo que vas a hacer en el rol) porque en mi próximo rol organizaré la defensa y dará comienzo al combate.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
La noche se acercaba de prisa, si iban a actuar debían hacerlo rápido; Destino había terminado de explicar sus sugerencias y el chico rubio parecía entenderlas bien, agregando luego solo la necesidad de poner a salvo a quienes no pudieran luchar; parecía tener una buena idea así que el elfo decidió seguirlo por curiosidad, aunque a fin de cuentas necesitaba mantenerse al tanto de lo que planeaba su compañero para poder orquestar un ataque efectivo, de lo contrario serían divididos y vencidos.
Siguió al joven e impetuoso humano hasta un maloliente sendero en donde, sin detenerse a pensarlo siquiera, el humano se dejó caer; el orgulloso elfo se resistiría en principio, pero a fin de cuentas ganar la difícil batalla y mantenerse con vida eran más importantes que el aseo personal, al menos por ahora, sí que se dejó caer tras el humano, avanzando de prisa para alcanzarlo, pues se había alejado un poco mientras el elfo dudaba si bajar o no bajar -A ver cómo los convences de entrar acá con este olor- Dijo el elfo con dudas aunque siendo humanos todos, poco aprecio tendría por la limpieza y el buen olor.
Finalmente llegaron a la salida y tras esperar que el humano ascendiera, el pelinegro se decidió a hacer lo mismo, siguiéndolo hasta la superficie en donde encontrarían una especie de bodega repleta de armas, aquello sería muy útil para darles con qué defenderse a los milicianos que colaboraran en la defensa del pueblo; había estado siguiendo al humano a donde fuera, y así siguió mientras analizaba todos los nuevos hallazgos hasta que finalmente tras abrir una última puerta encontraron a un extraño sujeto enlatado; el desconfiado elfo estaba a punto de sacar su espada ante el intruso pero Morcar le hablo como si lo conociera, por lo que el pelinegro simplemente bajó la guardia de nuevo.
Finalmente junto al chico rubio y el nuevo integrante bajaron a donde les esperaba el alcalde junto a los voluntarios para la defensa del lugar; luego de esto el elfo escuchó con especial atención al alcalde y la información que ofrecía acerca de los atacantes, eran muchos más de los que el elfo podría vencer, confiaba en sus capacidades pero también sabía hasta dónde podían llegar; si eran tan hábiles como predicaba el alcalde aquello sería prácticamente un suicidio sin la estrategia adecuada; ante la superioridad numérica el elfo tendría que usar alguno que otro truco y dejar la pelea limpia para otro día, por ahora lo importante era ganar, así que usar veneno en las agujas de su guante metálico no sería algo deshonroso, al menos no si nadie se enteraba.
Siguió al joven e impetuoso humano hasta un maloliente sendero en donde, sin detenerse a pensarlo siquiera, el humano se dejó caer; el orgulloso elfo se resistiría en principio, pero a fin de cuentas ganar la difícil batalla y mantenerse con vida eran más importantes que el aseo personal, al menos por ahora, sí que se dejó caer tras el humano, avanzando de prisa para alcanzarlo, pues se había alejado un poco mientras el elfo dudaba si bajar o no bajar -A ver cómo los convences de entrar acá con este olor- Dijo el elfo con dudas aunque siendo humanos todos, poco aprecio tendría por la limpieza y el buen olor.
Finalmente llegaron a la salida y tras esperar que el humano ascendiera, el pelinegro se decidió a hacer lo mismo, siguiéndolo hasta la superficie en donde encontrarían una especie de bodega repleta de armas, aquello sería muy útil para darles con qué defenderse a los milicianos que colaboraran en la defensa del pueblo; había estado siguiendo al humano a donde fuera, y así siguió mientras analizaba todos los nuevos hallazgos hasta que finalmente tras abrir una última puerta encontraron a un extraño sujeto enlatado; el desconfiado elfo estaba a punto de sacar su espada ante el intruso pero Morcar le hablo como si lo conociera, por lo que el pelinegro simplemente bajó la guardia de nuevo.
Finalmente junto al chico rubio y el nuevo integrante bajaron a donde les esperaba el alcalde junto a los voluntarios para la defensa del lugar; luego de esto el elfo escuchó con especial atención al alcalde y la información que ofrecía acerca de los atacantes, eran muchos más de los que el elfo podría vencer, confiaba en sus capacidades pero también sabía hasta dónde podían llegar; si eran tan hábiles como predicaba el alcalde aquello sería prácticamente un suicidio sin la estrategia adecuada; ante la superioridad numérica el elfo tendría que usar alguno que otro truco y dejar la pelea limpia para otro día, por ahora lo importante era ganar, así que usar veneno en las agujas de su guante metálico no sería algo deshonroso, al menos no si nadie se enteraba.
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Concentrado en sus cosas, no se enteró cuando se abrió la puerta que se encontraba frente a sí, más sin embargo espabiló cuando escuchó una voz que parecía referirse a él...
En ese momento levantó la cabeza para encontrarse con lo que era la figura de un tipo rubio, le sorprendió el hecho de que este tuviese una idea de sus intenciones desde un primer momento, pero no tenía nada que decir, desde que los rayos del sol estaban desapareciendo del cielo se apresuró a entrar y seguir a lo que parecía ser el líder, no le quedaba claro si éste era el alcalde o el héroe del que le había hablado el extraño, pero por las prisas decidió no preguntar.
También, un poco más atrás del chico había otra figura humana de cabellos negros, a la cual no le dio importancia a pesar de tener una orejas más puntiagudas de lo que le resultaba normal a él, sencillamente decidió no prestarle mucha atención, pues si el había llegado allí para ayudar, probablemente no sería el único entre las filas.
Por suerte, al seguirlos se fijó en que habrían más, un par, al menos, una masa pequeña de soldados bien armados estaban allí, además de un anciano, al que rápidamente le atribuyó el título de alcalde pues el joven de cabellos amarillos le había llamado así, y tras escuchar las explicaciones que el señor tenía que darnos sobre la cantidad de enemigos que habría esa noche estiró sus brazos y piernas mientras intentaba hacerse a una idea de como iban a enfrentarse a 35 siendo, de momento, la mitad de personas.
En un momento de claridad figuró que el otro chico había enviado a los milicianos a recoger a los ciudadanos y llevarlos a la mansión para poder mantenerlos en un lugar seguro y apartado de la vista de los vampiros, pero el resto... ¿sencillamente irían de frente a atacar a los vampiros? Eso si que sonaba más a un suicidio. Pero el héroe y compañía llevaban más tiempo por allí, y ya que era el recién llegado decidió preguntar -¿Cuál es el plan?- mientras cerraba sus ojos y tronaba su cuello lentamente.
Morcar escribió:-Eh... Esto... ¿Hola? Si vienes a ayudar acompáñanos, pero espero que sepas a qué te enfrentas. Lo de esta noche va a ser una masacre, pero igualmente necesitaremos valientes guerreros, acompáñanos...
En ese momento levantó la cabeza para encontrarse con lo que era la figura de un tipo rubio, le sorprendió el hecho de que este tuviese una idea de sus intenciones desde un primer momento, pero no tenía nada que decir, desde que los rayos del sol estaban desapareciendo del cielo se apresuró a entrar y seguir a lo que parecía ser el líder, no le quedaba claro si éste era el alcalde o el héroe del que le había hablado el extraño, pero por las prisas decidió no preguntar.
También, un poco más atrás del chico había otra figura humana de cabellos negros, a la cual no le dio importancia a pesar de tener una orejas más puntiagudas de lo que le resultaba normal a él, sencillamente decidió no prestarle mucha atención, pues si el había llegado allí para ayudar, probablemente no sería el único entre las filas.
Por suerte, al seguirlos se fijó en que habrían más, un par, al menos, una masa pequeña de soldados bien armados estaban allí, además de un anciano, al que rápidamente le atribuyó el título de alcalde pues el joven de cabellos amarillos le había llamado así, y tras escuchar las explicaciones que el señor tenía que darnos sobre la cantidad de enemigos que habría esa noche estiró sus brazos y piernas mientras intentaba hacerse a una idea de como iban a enfrentarse a 35 siendo, de momento, la mitad de personas.
En un momento de claridad figuró que el otro chico había enviado a los milicianos a recoger a los ciudadanos y llevarlos a la mansión para poder mantenerlos en un lugar seguro y apartado de la vista de los vampiros, pero el resto... ¿sencillamente irían de frente a atacar a los vampiros? Eso si que sonaba más a un suicidio. Pero el héroe y compañía llevaban más tiempo por allí, y ya que era el recién llegado decidió preguntar -¿Cuál es el plan?- mientras cerraba sus ojos y tronaba su cuello lentamente.
- Off-Rol:
- Disculpad la calidad del post, he intentado no hacerlo tan mal y a fin de cuentas es una confirmación de que Básil ha estado siguiendo al grupo y tal. He estado ocupado y tuve que escribir esto en un periodo de tiempo corto, espero que
no me sacrifiquenentiendan.
Básil Ysgramor
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Aprovecho el tiempo de caminar para ir sacando conclusiones; el se encontraba completamente callado más sin importar la hora ni la estación siempre había mínimo un humano perdiendo el tiempo en sus actividades y sus ojos no podían divisar a nadie así que era la hora de agacharse para caminar en sus cuatro patas y olfatear tranquilamente el césped y tierra aledañas a las edificaciones.
Entonces percibió un esencia natural pero peligrosa, era el reciente fallecimiento de algunos humanos que se iba desvaneciendo a lo que parecía ser un cementerio improvisado, no había ninguna duda de sus habilidades a la hora de olfatear pues bien conocía ese olor que lo traía por momentos a la nostalgia de aquellos días en que los mayores traían a la fogata de medianoche los cuerpos de humanos como muestra de su victoria con mercaderes o una pequeña escuadrilla de guardia que patrullaba por los bosques pues hacía bastante tiempo que ya nadie podía pasar donde quiera que se topara con miembros guerreros del clan Ursus. Pronto aquella grata y retorcida sensación de nostalgia se transformó en un ambiente denso que era cubierto por la energía de los llantos antes derramados sobre la tierra recién excavada y el aroma del causante se dirigía por una simple ruta que llevaba a una gran edificación por el centro de aquel desolado pueblucho por el que ahora cruzaba sin ningún problema aunque con cautela el joven oso.
Dudo por unos instantes cuando vio la puerta principal abierta tras notar una figura que brillaba ante los últimos rayos antes de nublarse por completo y traer una ola de oscuridad que azotaba al ya golpeado lugar, no solo era un cambio estético sino también una carga emocional que inundó el lugar y de alguna manera alertó a Balf de salir de allí pero, ¿Era esto lo que habrá sentido el clan antes de ser atacados? seguro los Lycans estaban metidos en esto ¿Pero cómo reconocerlos en su fachada de humano?.
Entonces espero unos minutos hasta que pudo entrar intentando pasar disimuladamente aquel enorme cuerpo de casi 300 kilos dentro de la edificación rústica que pretende cuidarlos mas no se sentía del todo protegido alejado de la naturaleza, un olor llamó su atención y olfateo directo hasta los pies de una puerta cerrada donde podía oler miedo y cochina humanidad, más la pena que se percibía era real y abrió la puerta con su garra de un momento a otro y reveló un hombre de mediana edad temblando agarrado de su espada con tan poca fortaleza que está casi se resbalaba de sus manos sudorosas que se acercaron a su rostro debido a la repentina luz, apenas se podían ver sus mejillas secando lentamente
Déjame solo.. - Dijo con voz quebrada - O toma mi alma de una vez por todas bestia - Balf solo atinó a mi mirarlo seriamente como era su costumbre, pero esta vez su nariz dejó salir su cálida respiración casi inundando aquel cuarto de limpieza en el que el hombre habitaba hacía unas horas y casi con voz resignada habló por primera vez en el dia:
Voy a protegerte - Y la expresión del hombre cambió completamente y otras lágrimas ahora humedecieron sus mejillas pero esta vez había un pequeño brillo en sus ojos de esperanza y levantándose con ayuda de la pared dijo con firmeza - Entonces informare al alcalde - Y tomando una vasija que se encontraba junto a su casco partió como un soldado casi haciendo a un lado al enorme oso que bloqueaba el paso aunque claro, el animal no se movió ningún centímetro y el hombre tuvo que pasar casi escalando por el entre el peludo y el marco de la puerta de madera casi corriendo por las escaleras.
Ese momento el no lo sabia pero el mundo albergaba muchas injusticias con las que el podría sentirse conectado, aquella mochila pesada llena de culpas poco a poco seria menos pesada y no es que alguna ves podría olvidar los días oscuros pero podía volverse mas fuerte no para acabar con sus enemigos sino para curar el dolor de otros en sus corazones. Cuando la puerta que conectaba con las escaleras por donde se había ido aquel señor se cerro y se sintió mas solo que nunca cayo la primera gota, no todo esta perdido. Miro por una vieja ventana de madera rota y repleta de grietas para mirar aquel mundo misterioso hidratarse y dar un respiro mientras el cielo, acerco su hocico al marco de ella e inhalo para esta es exhalar como si fuese la primera ves.
Entonces percibió un esencia natural pero peligrosa, era el reciente fallecimiento de algunos humanos que se iba desvaneciendo a lo que parecía ser un cementerio improvisado, no había ninguna duda de sus habilidades a la hora de olfatear pues bien conocía ese olor que lo traía por momentos a la nostalgia de aquellos días en que los mayores traían a la fogata de medianoche los cuerpos de humanos como muestra de su victoria con mercaderes o una pequeña escuadrilla de guardia que patrullaba por los bosques pues hacía bastante tiempo que ya nadie podía pasar donde quiera que se topara con miembros guerreros del clan Ursus. Pronto aquella grata y retorcida sensación de nostalgia se transformó en un ambiente denso que era cubierto por la energía de los llantos antes derramados sobre la tierra recién excavada y el aroma del causante se dirigía por una simple ruta que llevaba a una gran edificación por el centro de aquel desolado pueblucho por el que ahora cruzaba sin ningún problema aunque con cautela el joven oso.
Dudo por unos instantes cuando vio la puerta principal abierta tras notar una figura que brillaba ante los últimos rayos antes de nublarse por completo y traer una ola de oscuridad que azotaba al ya golpeado lugar, no solo era un cambio estético sino también una carga emocional que inundó el lugar y de alguna manera alertó a Balf de salir de allí pero, ¿Era esto lo que habrá sentido el clan antes de ser atacados? seguro los Lycans estaban metidos en esto ¿Pero cómo reconocerlos en su fachada de humano?.
Entonces espero unos minutos hasta que pudo entrar intentando pasar disimuladamente aquel enorme cuerpo de casi 300 kilos dentro de la edificación rústica que pretende cuidarlos mas no se sentía del todo protegido alejado de la naturaleza, un olor llamó su atención y olfateo directo hasta los pies de una puerta cerrada donde podía oler miedo y cochina humanidad, más la pena que se percibía era real y abrió la puerta con su garra de un momento a otro y reveló un hombre de mediana edad temblando agarrado de su espada con tan poca fortaleza que está casi se resbalaba de sus manos sudorosas que se acercaron a su rostro debido a la repentina luz, apenas se podían ver sus mejillas secando lentamente
Déjame solo.. - Dijo con voz quebrada - O toma mi alma de una vez por todas bestia - Balf solo atinó a mi mirarlo seriamente como era su costumbre, pero esta vez su nariz dejó salir su cálida respiración casi inundando aquel cuarto de limpieza en el que el hombre habitaba hacía unas horas y casi con voz resignada habló por primera vez en el dia:
Voy a protegerte - Y la expresión del hombre cambió completamente y otras lágrimas ahora humedecieron sus mejillas pero esta vez había un pequeño brillo en sus ojos de esperanza y levantándose con ayuda de la pared dijo con firmeza - Entonces informare al alcalde - Y tomando una vasija que se encontraba junto a su casco partió como un soldado casi haciendo a un lado al enorme oso que bloqueaba el paso aunque claro, el animal no se movió ningún centímetro y el hombre tuvo que pasar casi escalando por el entre el peludo y el marco de la puerta de madera casi corriendo por las escaleras.
Ese momento el no lo sabia pero el mundo albergaba muchas injusticias con las que el podría sentirse conectado, aquella mochila pesada llena de culpas poco a poco seria menos pesada y no es que alguna ves podría olvidar los días oscuros pero podía volverse mas fuerte no para acabar con sus enemigos sino para curar el dolor de otros en sus corazones. Cuando la puerta que conectaba con las escaleras por donde se había ido aquel señor se cerro y se sintió mas solo que nunca cayo la primera gota, no todo esta perdido. Miro por una vieja ventana de madera rota y repleta de grietas para mirar aquel mundo misterioso hidratarse y dar un respiro mientras el cielo, acerco su hocico al marco de ella e inhalo para esta es exhalar como si fuese la primera ves.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Morcar dio vueltas a la situación mientras intentaba encuadrar un buen modo de explicar que no tenía ni idea de cómo iban a salir de aquello. En ese momento, que estaban terminando de traer a los ciudadanos, un miliciano se acercó al alcaide.
-Señor, un oso parlante se ha ofrecido a ayudarnos
-En todo caso será un hombre-bestia... -dijo el alcaide-, dile que venga...
Morcar escuchó aquello y fue cuando se le ocurrió un plan para al menos "aguantar" el golpe mientras llegaban las tropas de la guardia... Si es que llegaban a tiempo. Miró a un lado y luego a otro de la calle hasta finalmente consumar su plan. El silencio había pasado de acogedor a espeluznante con la llegada de la noche, y fuertes ventiscas obligaban a veces a elevar la voz para hacerse escuchar entre los presentes.
-¿Por dónde suele venir Sylvanas? -preguntó Morcar.
-Por la entrada principal, hace que uno de los soldados la tire y se pasea por la calle principal matando hasta llegar al ayuntamiento.
-¿Y el resto?
-Son completamente aleatorios.
Morcar dio un par de retoques mentales y entonces habló.
Manden a dos milicianos con el oso a la puerta principal, Destino -dijo mirando al elfo-, necesito por favor que te encargues con seis milicianos de la protección del hueco derecho que abrieron, el más grande, lo más seguro es que intenten entrar por ahí de nuevo. El otro, el más callado -dijo mirando a Basíl- Tu vete con tres al hueco más pequeño, no dejes que pase nadie ¿Puedes intentarlo? Los otros cuatro se quedarán conmigo en la entrada de la mansión e impediremos que pasen aquellos que se os escapen o entren por otro lado.
Sin ver echar mucha cuenta al resto, los milicianos obedecieron y se dividieron sin problemas yendo según los había repartido Morcar. Aunque el alcaide...
-¿Y yo qué?
Morcar se giró, al recordar el punto que le faltaba.
-Usted quiero que entre y se encargue de buscar la maldita joya como si su vida dependiese de ello... Corrijo, su vida depende de ello.
Morcar subió las escaleras con los cuatro milicianos que le correspondían y dejó pasar al alcaide, que subió corriendo al interior de la mansión. Cuando el joven subió los cuatro milicianos se pusieron delante suya, como si fuesen a "protegerlo", cuando probablemente el resultado fuese otro.
***
Y así trascurrieron como dos horas mientras llegaba la medianoche, había un largo silencio y los milicianos habían empezado a hablar entre ellos, aunque a más de uno se le notaba la voz temblorosa ¿A quién no? Hasta Morcar, que lejos de temer a la muerte, sentía nervios ante la situación que se acercaba, nadie podía llegar al limite de templanza de no sentir un mínimo de tensión al momento en el que empezasen a aparecer engendros.
El viento seguía azotando con fuerza y en ocasiones parecía que fuese a llevarse el techo de paja de alguna casa. Morcar se dedicó a observar el horizonte y pensar en...
Llegó como un suave canto de una niña, hasta que se dio cuenta que no era tan niña, sino más bien joven. Su voz era bien trasladada por el fuerte viento, venía del frente. Los milicianos frente a él sacaron sus espadas y empezaron a respirar de manera entrecortada.
-¡Esa harpía cantando otra vez! -gritó uno.
No podía ver al resto de milicianos, pero Morcar sabía que seguramente habían desenvainado sus espadas.
Ciertamente eso había ocurrido, en la puerta frontal los dos milicianos tenían la espada desenvainada pero solo lograban ver la niebla que les cubría la visión del exterior.
Los seis que habrían acompañado a Destino en la zona derecha también observaban expectantes con sus armas al frente, uno de ellos era arquero, así que tenía tensado su arco con una flecha.
-¡No se ve nada! -dijo uno buscando con la mirada al elfo.
En el caso de los tres que fueron al hueco izquierdo, estos se habían escondido tras los lados del muro, esperando emboscar al primero que pasase. Uno de los tres había empezado a llorar de la tensión mientras abrazaba su espada.
Mientras tanto Morcar avanzó dejando atrás a sus milicianos e intentó buscar con la mirada cualquier indicio del origen de la voz o los atacantes. No se observaba nada, pero, a lo mucho, de vez en cuando la sombra de la luna reflejada en la niebla mostraba la forma de los árboles que de vez en cuando no eran tan árboles, sino con una forma... corporal. El reflejo estaba dejando entrever a los atacantes, pero como era solo un reflejo no podía saberse de dónde venían.
El arquero miliciano con los nervios dejó escapar una flecha en dirección a un reflejo, pero se perdió en la niebla.
Ahora también se oían pasos, pero en distintas direcciones, haciendo crujir las hojas secas del suelo. De vez en cuando era un gruñido o también una risotada de alguna vampiresa. Todo era para mantener asustados a los allí presentes. No hablaban, no dialogaban, solo se les oía hacer ruidos y acercarse, y aquello ponía en tensión a cualquiera. La joven seguía cantando mientras los dos milicianos que estaban en el portón frontal se echaban atrás (pese a estar la puerta cerrada) asustados, a unos de ellos le temblaba la espada de una manera anormal.
Morcar vio la cara asustada y el desorden que mostraban los cuatro milicianos que estaban a su cargo al girarse y, para tranquilizarles, sacó su espada y puso su escudo al frente, colocándose en posición de ataque. Aquello pareció animar a los civiles armados.
La chica dejó de cantar durante un momento y todos los milicianos observaron expectantes la niebla... El arquero de los seis milicianos tensó otra flecha y...
Aparecieron, de entre la niebla comenzaron a materializarse, o a acercarse tanto que se les veía. Por el lado del gran hueco (zona de Destino) aparecieron dos hombres musculosos, uno de ellos con rastras negras y una espada largo y otro con el pelo rapado y dos espadas. Ambos eran muy morenos, pero se les notaba la diferencia.
-¡Son Trook y Pell! -gritó uno de los milicianos intentado retener su avance de manera absurda con su espada.
***
El otro hueco pareció estar en silencio, hasta que de la nada entraron dos vampiros desconocidos seguidos por una chica con una coleta de cabello castaño, tez morena y un arsenal de puñales en su cintura.
-Lisa... -susurró un miliciano.
-Vamos a divertirnos- dijo ella mientras se giraba en dirección a uno de los asustados milicianos.
***
Los dos milicianos de la puerta frontal oían asustados los gritos que anunciaban que detrás de ellos había empezado la batalla. Ellos creían que serían los primeros en sufrir el ataque, debido a que el canto de la chica no dejaba de oírse.
Entonces dos vampiros aparecieron en lo alto de la puerta con una sonrisa y de un golpe soltaron las cadenas dejando caer la puerta. Ellos apuntaron con su espada inútilmente a los dos vampiros. Entonces los dos bajaron, pero no hicieron nada, sólo sonreían mientras, de la niebla, la joven vampiresa aparecía cantando. Se pasó la mano por el escote mientras se acercaba a un guardia, que, sin razón alguna, soltó la espada y cayó de rodillas con una sonrisa.
Aquella mujer debía tener algún efecto que debilitaba a los hombres (humanos).
***
Morcar por su lado observaba en silencio los tres flancos, fue entonces cuando escuchó como alguien rompía un cristal en el interior de la mansión.
-Lo sabía, alguno sortearía el muro por encima.
Cuando entró allí estaba, un hombre adulto seguido de dos vampiros que observaban desde la retaguardia.
-Veo que esta noche es especial -dijo el vampiro adulto, Crook.
***
En los tres flancos, comenzaron a llegar vampiros de todo tipo, pero no se sabía nada del resto que había nombrado especialmente el alcaide. Seguramente aún estaban por llegar.
-Señor, un oso parlante se ha ofrecido a ayudarnos
-En todo caso será un hombre-bestia... -dijo el alcaide-, dile que venga...
Morcar escuchó aquello y fue cuando se le ocurrió un plan para al menos "aguantar" el golpe mientras llegaban las tropas de la guardia... Si es que llegaban a tiempo. Miró a un lado y luego a otro de la calle hasta finalmente consumar su plan. El silencio había pasado de acogedor a espeluznante con la llegada de la noche, y fuertes ventiscas obligaban a veces a elevar la voz para hacerse escuchar entre los presentes.
-¿Por dónde suele venir Sylvanas? -preguntó Morcar.
-Por la entrada principal, hace que uno de los soldados la tire y se pasea por la calle principal matando hasta llegar al ayuntamiento.
-¿Y el resto?
-Son completamente aleatorios.
Morcar dio un par de retoques mentales y entonces habló.
Manden a dos milicianos con el oso a la puerta principal, Destino -dijo mirando al elfo-, necesito por favor que te encargues con seis milicianos de la protección del hueco derecho que abrieron, el más grande, lo más seguro es que intenten entrar por ahí de nuevo. El otro, el más callado -dijo mirando a Basíl- Tu vete con tres al hueco más pequeño, no dejes que pase nadie ¿Puedes intentarlo? Los otros cuatro se quedarán conmigo en la entrada de la mansión e impediremos que pasen aquellos que se os escapen o entren por otro lado.
Sin ver echar mucha cuenta al resto, los milicianos obedecieron y se dividieron sin problemas yendo según los había repartido Morcar. Aunque el alcaide...
-¿Y yo qué?
Morcar se giró, al recordar el punto que le faltaba.
-Usted quiero que entre y se encargue de buscar la maldita joya como si su vida dependiese de ello... Corrijo, su vida depende de ello.
Morcar subió las escaleras con los cuatro milicianos que le correspondían y dejó pasar al alcaide, que subió corriendo al interior de la mansión. Cuando el joven subió los cuatro milicianos se pusieron delante suya, como si fuesen a "protegerlo", cuando probablemente el resultado fuese otro.
***
Y así trascurrieron como dos horas mientras llegaba la medianoche, había un largo silencio y los milicianos habían empezado a hablar entre ellos, aunque a más de uno se le notaba la voz temblorosa ¿A quién no? Hasta Morcar, que lejos de temer a la muerte, sentía nervios ante la situación que se acercaba, nadie podía llegar al limite de templanza de no sentir un mínimo de tensión al momento en el que empezasen a aparecer engendros.
El viento seguía azotando con fuerza y en ocasiones parecía que fuese a llevarse el techo de paja de alguna casa. Morcar se dedicó a observar el horizonte y pensar en...
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Llegó como un suave canto de una niña, hasta que se dio cuenta que no era tan niña, sino más bien joven. Su voz era bien trasladada por el fuerte viento, venía del frente. Los milicianos frente a él sacaron sus espadas y empezaron a respirar de manera entrecortada.
-¡Esa harpía cantando otra vez! -gritó uno.
No podía ver al resto de milicianos, pero Morcar sabía que seguramente habían desenvainado sus espadas.
Ciertamente eso había ocurrido, en la puerta frontal los dos milicianos tenían la espada desenvainada pero solo lograban ver la niebla que les cubría la visión del exterior.
Los seis que habrían acompañado a Destino en la zona derecha también observaban expectantes con sus armas al frente, uno de ellos era arquero, así que tenía tensado su arco con una flecha.
-¡No se ve nada! -dijo uno buscando con la mirada al elfo.
En el caso de los tres que fueron al hueco izquierdo, estos se habían escondido tras los lados del muro, esperando emboscar al primero que pasase. Uno de los tres había empezado a llorar de la tensión mientras abrazaba su espada.
Mientras tanto Morcar avanzó dejando atrás a sus milicianos e intentó buscar con la mirada cualquier indicio del origen de la voz o los atacantes. No se observaba nada, pero, a lo mucho, de vez en cuando la sombra de la luna reflejada en la niebla mostraba la forma de los árboles que de vez en cuando no eran tan árboles, sino con una forma... corporal. El reflejo estaba dejando entrever a los atacantes, pero como era solo un reflejo no podía saberse de dónde venían.
El arquero miliciano con los nervios dejó escapar una flecha en dirección a un reflejo, pero se perdió en la niebla.
Ahora también se oían pasos, pero en distintas direcciones, haciendo crujir las hojas secas del suelo. De vez en cuando era un gruñido o también una risotada de alguna vampiresa. Todo era para mantener asustados a los allí presentes. No hablaban, no dialogaban, solo se les oía hacer ruidos y acercarse, y aquello ponía en tensión a cualquiera. La joven seguía cantando mientras los dos milicianos que estaban en el portón frontal se echaban atrás (pese a estar la puerta cerrada) asustados, a unos de ellos le temblaba la espada de una manera anormal.
Morcar vio la cara asustada y el desorden que mostraban los cuatro milicianos que estaban a su cargo al girarse y, para tranquilizarles, sacó su espada y puso su escudo al frente, colocándose en posición de ataque. Aquello pareció animar a los civiles armados.
La chica dejó de cantar durante un momento y todos los milicianos observaron expectantes la niebla... El arquero de los seis milicianos tensó otra flecha y...
Aparecieron, de entre la niebla comenzaron a materializarse, o a acercarse tanto que se les veía. Por el lado del gran hueco (zona de Destino) aparecieron dos hombres musculosos, uno de ellos con rastras negras y una espada largo y otro con el pelo rapado y dos espadas. Ambos eran muy morenos, pero se les notaba la diferencia.
-¡Son Trook y Pell! -gritó uno de los milicianos intentado retener su avance de manera absurda con su espada.
***
El otro hueco pareció estar en silencio, hasta que de la nada entraron dos vampiros desconocidos seguidos por una chica con una coleta de cabello castaño, tez morena y un arsenal de puñales en su cintura.
-Lisa... -susurró un miliciano.
-Vamos a divertirnos- dijo ella mientras se giraba en dirección a uno de los asustados milicianos.
***
Los dos milicianos de la puerta frontal oían asustados los gritos que anunciaban que detrás de ellos había empezado la batalla. Ellos creían que serían los primeros en sufrir el ataque, debido a que el canto de la chica no dejaba de oírse.
Entonces dos vampiros aparecieron en lo alto de la puerta con una sonrisa y de un golpe soltaron las cadenas dejando caer la puerta. Ellos apuntaron con su espada inútilmente a los dos vampiros. Entonces los dos bajaron, pero no hicieron nada, sólo sonreían mientras, de la niebla, la joven vampiresa aparecía cantando. Se pasó la mano por el escote mientras se acercaba a un guardia, que, sin razón alguna, soltó la espada y cayó de rodillas con una sonrisa.
Aquella mujer debía tener algún efecto que debilitaba a los hombres (humanos).
***
Morcar por su lado observaba en silencio los tres flancos, fue entonces cuando escuchó como alguien rompía un cristal en el interior de la mansión.
-Lo sabía, alguno sortearía el muro por encima.
Cuando entró allí estaba, un hombre adulto seguido de dos vampiros que observaban desde la retaguardia.
-Veo que esta noche es especial -dijo el vampiro adulto, Crook.
***
En los tres flancos, comenzaron a llegar vampiros de todo tipo, pero no se sabía nada del resto que había nombrado especialmente el alcaide. Seguramente aún estaban por llegar.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
La noche seguía avanzando de prisa, pero a pesar de eso les había dado tiempo de preparar algunas cosas para el momento es que llegara por fin el momento del esperado ataque, esta vez no tendrían de su lado el factor sorpresa aquellos viles vampiros sino que serían ellos los sorprendidos al encontrar una bien plantada resistencia; el anuncio de un oso parlante llamó la atención del elfo pero se limitó a observar hasta notar que tal como había dicho el alcalde, se trataba de un hombre bestia, parecía fuerte y cualquier ayuda podría ser de utilidad, por lo que Destino no podría resistencia alguna, necesitarían toda la ayuda posible para salir de la situación.
La llegada del hombre peludo no solo había dado la sensación de tener más ayuda, sino que además parecía haberle dado a Morcar una buena idea para establecer un plan de defensa con los recursos que tenía a disposición; de manera determinada asignó puestos de guardia por grupos, asignándole seis hombres a Destino que aunque prefería trabajar solo, era evidente que esta vez necesitaría ayuda -Hueco derecho, entendido- Dijo el elfo sin protestar ni preguntar, la actitud y seguridad del joven humano le daban cierta tranquilidad, parecía saber lo que hacía y no sería el elfo quien lo cuestionara, menos aún ante tal situación.
El tiempo siguió pasando, un par de horas que resultarían valiosos para prepararse, algunos parecían asustados, cosa que el elfo supo entender y comprender, no eran guerreros, estaba claro, estaban allí más por los deseos de su corazón que por los razonamientos de sus cerebros, pero necesitaban concentrarse -La victoria vendrá a ustedes- Dijo colocándose frente a todos -No porque quieran ganar, no porque sean más fuertes o sean más- Habló con firmeza mientras caminaba frente al grupo de apenas seis milicianos -Ganarán porque deben hacerlo, porque si fallan hoy, no habrá mañana; ganarán para que sus mujeres e hijos puedan vivir, no olviden por qué pelean- Dijo acercándose hasta colocar su mano en el hombro de uno de ellos que parecía más asustado -No es valiente el que no tiene miedo, sino quien puede sobreponerse al mismo- Explicó en tono fuerte -Quien carece de miedo en una batalla, es descuidado, confiado y arrogante- Soltó el hombro del miliciano y les dio la espalda mirando hacia la entrada -Pelearán hasta el último aliento y ganarán, porque no hay otra opción- Tras estas palabras sacó su espada y la incrustó en el suelo de tierra, para luego apoyar las manos en el mango de la misma.
El viento soplaba fuerte, parecía preceder a una violenta tormenta, aunque no se podía percibir ningún rastro de humedad en el aire -Tal vez no vengan- Dijo alguien en tono nervioso al escuchar las palabras del arquero -Vendrán... Y hallarán la muerte- Dijo Destino sin siquiera voltear a mirarlos, lo sabía, podía sentir el peligro en el aire, el olor a muerte y ese silencio antes de la batalla que tantas veces había sentido el pelinegro.
Pasaron apenas unos instantes cuando de pronto un ligero canto comenzó a escucharse a lo lejos; sabiendo lo que significaba los milicianos se pusieron en guardia y pudieron ver por fin cómo entraban algunos vampiros por el hueco, el primero de ellos fue derribado de inmediato por una flecha que fue a parar directo a su pierna -¡¡Le dí!! ¡¡Derribé a uno!!- Dijo el arquero emocionado ante su logro y esto sin duda le dio ánimos al resto que se lanzaron al ataque contra los que iban entrando, cayeron dos, tres, incluso cuatro de estos vampiros, la batalla parecía decidida y la suerte sonreía al pueblo hasta que aparecieron dos vampiros más grandes y fuertes que hicieron retroceder a los milicianos -¿Trook y Pell?- Preguntó el elfo a quien se encontraba más cerca de él.
Hasta ahora el elfo no había intervenido, dejando a los propios milicianos la defensa de su hogar, pero esta nueva amenaza sí que requeriría de más ayuda -¡¡Retrocedan!!- Ordenó el elfo a viva voz mientras avanzaba hacia los vampiros -Encárguense de el de una espada, ataquen desde todos los frentes, rodéenlo, no lo dejen respirar... El otro es mío- Luego de darles las instrucciones el pelinegro avanzó caminando cada vez más rápido hasta que sus pasos evolucionaron a un ligero trote que acabó siendo una carrera; llevaba la espada al ras del suelo, levantando polvo y emitiendo algunos destellos al impactar el metal contra las piedras del camino.
No es justo- Protestó el hombre al ver acercarse al elfo -Te quedas con toda la diversión y yo solo tengo a esta frágil mujercita- De parte del elfo no habría respuesta o cruce de palabras alguno, no lo consideraba un oponente sino tan solo un objetivo, uno más como tantos otros. El hombre lanzó un débil ataque con su espada del lado derecho subestimando por completo al elfo que evadió saltando hacia un lado, apoyó la mano en el piso y giró su cuerpo hasta caer de pie; clavó la espada en el piso y la usó para impulsarse hacia adelante con más fuerza -Pero qué...- Alcanzó a decir el vampiro sorprendido mientras el elfo se lanzaba sobre él en una lluvia de ataques que pusieron a prueba la destreza del vampiro y lo llevaron a tener que usar sus dos espadas para protegerse; sería una batalla difícil...
La llegada del hombre peludo no solo había dado la sensación de tener más ayuda, sino que además parecía haberle dado a Morcar una buena idea para establecer un plan de defensa con los recursos que tenía a disposición; de manera determinada asignó puestos de guardia por grupos, asignándole seis hombres a Destino que aunque prefería trabajar solo, era evidente que esta vez necesitaría ayuda -Hueco derecho, entendido- Dijo el elfo sin protestar ni preguntar, la actitud y seguridad del joven humano le daban cierta tranquilidad, parecía saber lo que hacía y no sería el elfo quien lo cuestionara, menos aún ante tal situación.
El tiempo siguió pasando, un par de horas que resultarían valiosos para prepararse, algunos parecían asustados, cosa que el elfo supo entender y comprender, no eran guerreros, estaba claro, estaban allí más por los deseos de su corazón que por los razonamientos de sus cerebros, pero necesitaban concentrarse -La victoria vendrá a ustedes- Dijo colocándose frente a todos -No porque quieran ganar, no porque sean más fuertes o sean más- Habló con firmeza mientras caminaba frente al grupo de apenas seis milicianos -Ganarán porque deben hacerlo, porque si fallan hoy, no habrá mañana; ganarán para que sus mujeres e hijos puedan vivir, no olviden por qué pelean- Dijo acercándose hasta colocar su mano en el hombro de uno de ellos que parecía más asustado -No es valiente el que no tiene miedo, sino quien puede sobreponerse al mismo- Explicó en tono fuerte -Quien carece de miedo en una batalla, es descuidado, confiado y arrogante- Soltó el hombro del miliciano y les dio la espalda mirando hacia la entrada -Pelearán hasta el último aliento y ganarán, porque no hay otra opción- Tras estas palabras sacó su espada y la incrustó en el suelo de tierra, para luego apoyar las manos en el mango de la misma.
El viento soplaba fuerte, parecía preceder a una violenta tormenta, aunque no se podía percibir ningún rastro de humedad en el aire -Tal vez no vengan- Dijo alguien en tono nervioso al escuchar las palabras del arquero -Vendrán... Y hallarán la muerte- Dijo Destino sin siquiera voltear a mirarlos, lo sabía, podía sentir el peligro en el aire, el olor a muerte y ese silencio antes de la batalla que tantas veces había sentido el pelinegro.
Pasaron apenas unos instantes cuando de pronto un ligero canto comenzó a escucharse a lo lejos; sabiendo lo que significaba los milicianos se pusieron en guardia y pudieron ver por fin cómo entraban algunos vampiros por el hueco, el primero de ellos fue derribado de inmediato por una flecha que fue a parar directo a su pierna -¡¡Le dí!! ¡¡Derribé a uno!!- Dijo el arquero emocionado ante su logro y esto sin duda le dio ánimos al resto que se lanzaron al ataque contra los que iban entrando, cayeron dos, tres, incluso cuatro de estos vampiros, la batalla parecía decidida y la suerte sonreía al pueblo hasta que aparecieron dos vampiros más grandes y fuertes que hicieron retroceder a los milicianos -¿Trook y Pell?- Preguntó el elfo a quien se encontraba más cerca de él.
Hasta ahora el elfo no había intervenido, dejando a los propios milicianos la defensa de su hogar, pero esta nueva amenaza sí que requeriría de más ayuda -¡¡Retrocedan!!- Ordenó el elfo a viva voz mientras avanzaba hacia los vampiros -Encárguense de el de una espada, ataquen desde todos los frentes, rodéenlo, no lo dejen respirar... El otro es mío- Luego de darles las instrucciones el pelinegro avanzó caminando cada vez más rápido hasta que sus pasos evolucionaron a un ligero trote que acabó siendo una carrera; llevaba la espada al ras del suelo, levantando polvo y emitiendo algunos destellos al impactar el metal contra las piedras del camino.
No es justo- Protestó el hombre al ver acercarse al elfo -Te quedas con toda la diversión y yo solo tengo a esta frágil mujercita- De parte del elfo no habría respuesta o cruce de palabras alguno, no lo consideraba un oponente sino tan solo un objetivo, uno más como tantos otros. El hombre lanzó un débil ataque con su espada del lado derecho subestimando por completo al elfo que evadió saltando hacia un lado, apoyó la mano en el piso y giró su cuerpo hasta caer de pie; clavó la espada en el piso y la usó para impulsarse hacia adelante con más fuerza -Pero qué...- Alcanzó a decir el vampiro sorprendido mientras el elfo se lanzaba sobre él en una lluvia de ataques que pusieron a prueba la destreza del vampiro y lo llevaron a tener que usar sus dos espadas para protegerse; sería una batalla difícil...
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Crook y Morcar se miraron fijamente durante un largo rato, la tensión duró unos segundos, antes de que estallara todo en conflicto. Los milicianos se lanzaron sobre los vampiros que estaban junto a Crook y, como no, Crook fue a por Morcar sacando una espada y un escudo de su espalda. Las armas chocaron y empezó un reñido duelo donde el mercenario pronto comprobó que el padre de la familia estaba aún lo suficientemente en forma.
Mientras el choque de espadas aumentaba, la fuerza de Morcar disminuía, y se veía obligado a retroceder mientras los golpes intentaban dañarlo. En poco tiempo se encontró bajando las escaleras de la mansión mientras reprimía con dificultad los golpes del adulto. La situación empezaba a ponerse cruda, así que Morcar cambió de estrategia.
Se escabulló bajo el brazo de vampiro y se puso a su espalda, pero él no era tonto y se dio la vuelta rápidamente. El Mercenario esquivaba rápidamente sus golpes y probaba a hacerle pequeñas y rápidas heridas en varias zonas del cuerpo y, como suponía, el gran guerrero se iba sintiendo cada vez más débil. El combate podría haberse prolongado de no ser por una voz que sonó al lado de ellos.
-No tenemos tiempo para esto, Crook.
Al mirar detrás suya, Morcar vio a una mujer algo holgada, vestida de campesina pero con los ojos rojos, indudablemente se trataba de Danila.
-Este imbécil tiene cara de haber orquestado esta estúpida defensa.
Morcar no habló, simplemente hizo un movimiento giratorio con su espada y logró hacer que Crook perdiese la suya, la cual voló unos metros lejos de él. El mercenario le puso su espada al cuello al vampiro.
-Por favor, señor humano, no queremos nada con usted, sólo queremos lo que es nuestro.
-¡Calla esposa! ¡No muestres debilidad frente a estos animales asesinos! luego miró a Morcar Vamos, mátame.
Morcar miró a la mujer a los ojos, y luego al estúpido vampiro y, después de suspirar, bajó la espada.
Craso error, pues cuando lo hizo Crook aprovechó para clavarle un puñal en el costado a Morcar...
Mientras el choque de espadas aumentaba, la fuerza de Morcar disminuía, y se veía obligado a retroceder mientras los golpes intentaban dañarlo. En poco tiempo se encontró bajando las escaleras de la mansión mientras reprimía con dificultad los golpes del adulto. La situación empezaba a ponerse cruda, así que Morcar cambió de estrategia.
Se escabulló bajo el brazo de vampiro y se puso a su espalda, pero él no era tonto y se dio la vuelta rápidamente. El Mercenario esquivaba rápidamente sus golpes y probaba a hacerle pequeñas y rápidas heridas en varias zonas del cuerpo y, como suponía, el gran guerrero se iba sintiendo cada vez más débil. El combate podría haberse prolongado de no ser por una voz que sonó al lado de ellos.
-No tenemos tiempo para esto, Crook.
Al mirar detrás suya, Morcar vio a una mujer algo holgada, vestida de campesina pero con los ojos rojos, indudablemente se trataba de Danila.
-Este imbécil tiene cara de haber orquestado esta estúpida defensa.
Morcar no habló, simplemente hizo un movimiento giratorio con su espada y logró hacer que Crook perdiese la suya, la cual voló unos metros lejos de él. El mercenario le puso su espada al cuello al vampiro.
-Por favor, señor humano, no queremos nada con usted, sólo queremos lo que es nuestro.
-¡Calla esposa! ¡No muestres debilidad frente a estos animales asesinos! luego miró a Morcar Vamos, mátame.
Morcar miró a la mujer a los ojos, y luego al estúpido vampiro y, después de suspirar, bajó la espada.
Craso error, pues cuando lo hizo Crook aprovechó para clavarle un puñal en el costado a Morcar...
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Al menos eres rápido, esto será divertido a fin de cuentas- Dijo el vampiro emocionado al tiempo que repelía los ataques del elfo que iban cada vez más rápidos aunque el chupasangre tenía la ventaja de la defensa que le ofrecía tener dos armas para defenderse de una sola; por ello al verse acorralado y al notar que el pelinegro lo hacía retroceder, decidió comenzar a contra atacar; el primero de estos ataques casi toma por sorpresa al elfo que apenas logró un leve salto hacia atrás evitando que le separaran las piernas del resto del cuerpo, aunque se ganaría una pequeña línea roja sobre ambas rodillas que pronto comenzaría a extenderse bajando por su pierna.
El elfo bajó la vista solo un poco sin dejar de enfocarse en su oponente, la herida no era grave, ya podría reponerse luego, aunque si dejaba que se prolongara mucho el combate aquello podría pasarle factura, tarde o temprano el dolor podía limitar sus movimientos y hacerlo más lento, detalle que no solo podía costarle la pelea sino también la vida ante un oponente como aquel al que se enfrentaba; era momento de tomárselo aún más en serio; Destino realizó algunos ataques aéreos entre saltos que le permitieron evaluar la capacidad de respuesta de su oponente, demasiado difícil por esa vía pues había conseguido defenderse además de poner a prueba los reflejos del elfo en cada uno de sus aterrizajes.
Era tiempo de usar la cabeza; Destino formó en su mano un pequeño y brillante haz de luz y lo lanzó a la cara del oponente, no le causaría daño pero al menos lo mantendría distraído lo suficiente como para que el elfo rodara por el piso hasta situarse detrás del vampiro que aunque había escuchado los sonidos y había previsto un ataque por la espalda, ésta ataque no llegó allí donde su espada hacía las veces de escudo sino un poco más abajo a la altura de los muslos y en un corte desgarrador sirvieron como un desquite a la herida que antes había recibido el elfo; pero además de esto la herida era más profunda, cortando los músculos de las piernas y haciendo que debiera esforzarse mucho para apenas mantenerse en pie.
Bien jugado, princesa- Dijo el vampiro mientras se daba vuelta y se ponía de nuevo en guardia, esta vez al parecer sería más cauteloso; el elfo aún sin mediar palabra se lanzó contra su oponente creando un festival de luces a causa del choque de espadas; hábilmente avanzaba cada vez que podía, ganando terreno y haciendo que el vampiro debiera esforzarse para moverse y retroceder; ahora ambos comenzaban a sufrir el dolor de las heridas en las piernas pero su fuerza de voluntad los mantenía en una férrea lucha que pareció decidida cuando la espada del elfo se desprendió de sus manos saliendo disparada hacia arriba -Te tengo, princesa- Dijo el vampiro mientras formaba una especie de tijera para decapitar al pelinegro pero éste juntó las manos en su pecho hasta generar un haz de luz azul que se extendió rápidamente como una descarga circular que repelió el ataque del vampiro dejándolo cegado apenas unos instantes.
No había sido mucho pero aquellos segundos sirvieron para que el elfo se levantara y en ausencia de su espada usó las garras de su guante metálico para tomar el cuello del vampiro y apretarlo hasta que los dedos dejaron de verse y luego haló con toda la fuerza que le quedaba trayéndose una parte de la garganta del vampiro; el cual solo pudo retroceder entre pasos erráticos con las manos en su garganta intentando evitar desangrarse aunque cualquier intento resultaría en vano -Uno menos, queda otro- Dijo Destino mientras se agachaba para poner sus manos en las heridas de sus piernas y sanarlas mientras peinaba la zona con la vista en busca del lugar donde había caído su espada.
El elfo bajó la vista solo un poco sin dejar de enfocarse en su oponente, la herida no era grave, ya podría reponerse luego, aunque si dejaba que se prolongara mucho el combate aquello podría pasarle factura, tarde o temprano el dolor podía limitar sus movimientos y hacerlo más lento, detalle que no solo podía costarle la pelea sino también la vida ante un oponente como aquel al que se enfrentaba; era momento de tomárselo aún más en serio; Destino realizó algunos ataques aéreos entre saltos que le permitieron evaluar la capacidad de respuesta de su oponente, demasiado difícil por esa vía pues había conseguido defenderse además de poner a prueba los reflejos del elfo en cada uno de sus aterrizajes.
Era tiempo de usar la cabeza; Destino formó en su mano un pequeño y brillante haz de luz y lo lanzó a la cara del oponente, no le causaría daño pero al menos lo mantendría distraído lo suficiente como para que el elfo rodara por el piso hasta situarse detrás del vampiro que aunque había escuchado los sonidos y había previsto un ataque por la espalda, ésta ataque no llegó allí donde su espada hacía las veces de escudo sino un poco más abajo a la altura de los muslos y en un corte desgarrador sirvieron como un desquite a la herida que antes había recibido el elfo; pero además de esto la herida era más profunda, cortando los músculos de las piernas y haciendo que debiera esforzarse mucho para apenas mantenerse en pie.
Bien jugado, princesa- Dijo el vampiro mientras se daba vuelta y se ponía de nuevo en guardia, esta vez al parecer sería más cauteloso; el elfo aún sin mediar palabra se lanzó contra su oponente creando un festival de luces a causa del choque de espadas; hábilmente avanzaba cada vez que podía, ganando terreno y haciendo que el vampiro debiera esforzarse para moverse y retroceder; ahora ambos comenzaban a sufrir el dolor de las heridas en las piernas pero su fuerza de voluntad los mantenía en una férrea lucha que pareció decidida cuando la espada del elfo se desprendió de sus manos saliendo disparada hacia arriba -Te tengo, princesa- Dijo el vampiro mientras formaba una especie de tijera para decapitar al pelinegro pero éste juntó las manos en su pecho hasta generar un haz de luz azul que se extendió rápidamente como una descarga circular que repelió el ataque del vampiro dejándolo cegado apenas unos instantes.
No había sido mucho pero aquellos segundos sirvieron para que el elfo se levantara y en ausencia de su espada usó las garras de su guante metálico para tomar el cuello del vampiro y apretarlo hasta que los dedos dejaron de verse y luego haló con toda la fuerza que le quedaba trayéndose una parte de la garganta del vampiro; el cual solo pudo retroceder entre pasos erráticos con las manos en su garganta intentando evitar desangrarse aunque cualquier intento resultaría en vano -Uno menos, queda otro- Dijo Destino mientras se agachaba para poner sus manos en las heridas de sus piernas y sanarlas mientras peinaba la zona con la vista en busca del lugar donde había caído su espada.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Morcar cayó al suelo como si hubiese perdido el equilibrio, el vampiro no se detuvo a comprobar si la herida acabaría siendo mortal, sólo quedó estupefacto con otro hecho, tanto él como Danila miraban al frente conmocionados. Algo había hecho que la situación del combate se detuviese por segundos... Y era Trook. Acababa de caer al suelo mientras de la zona de su cuello comenzaba a crecer un charco de sangre. Indudablemente estaba muerto.
Danila no reaccionó al instante, pero sí que empezó a cambiar. De parecer indefensa y encorvada, comenzó a erguirse y de su boca comenzaron a crecer unos temerosos colmillos.
-¡MI HIJO! ¡¿QUIÉN LO HA MATADO?!
Tanto Crook como Danila se lanzaron al flanco donde estaban los milicianos con Destino. Morcar tan solo se apoyó en la pared de una casa cercana intentando ponerse en pie, pero no podía ir tan lento. Pell, había matado a dos milicianos de los seis de Destino, habriéndose paso hacia él. Morcar cogió su espada del suelo y la puso al frente, mientras con la otra se tapaba el herido costado, el vampiro que iba hacia él sonreía como si le hubiese tocado el mayor de los premios, un humano herido.
Morcar sólo lograba ver el flanco de Destino, pero se preguntaba ¿Qué sería de los otros dos? No había llegado nadie ni por la calle principal ni por la grieta del lado izquierdo.
Por su parte, él ya se daba por muerto, si no llega a ser porque tres de los milicianos que se habían quedado en la mansión haciendo frente a dos vampiros aparecieron y rodearon a Pell para intentar contenerlo. El mercenario se acercó al vampiro para no dejarlos solos y de puso frente a él.
-¿Y los dos vampiros de dentro?
-Siguen luchando con el resto. Están dejando el salón hecho un desastre, pero la situación está debilmente controlada.
Contestó uno de los tres milicianos. Morcar retuvo un golpe de Pell fácilmente mientras los milicianos se lanzaban a por él.
Danila no reaccionó al instante, pero sí que empezó a cambiar. De parecer indefensa y encorvada, comenzó a erguirse y de su boca comenzaron a crecer unos temerosos colmillos.
-¡MI HIJO! ¡¿QUIÉN LO HA MATADO?!
Tanto Crook como Danila se lanzaron al flanco donde estaban los milicianos con Destino. Morcar tan solo se apoyó en la pared de una casa cercana intentando ponerse en pie, pero no podía ir tan lento. Pell, había matado a dos milicianos de los seis de Destino, habriéndose paso hacia él. Morcar cogió su espada del suelo y la puso al frente, mientras con la otra se tapaba el herido costado, el vampiro que iba hacia él sonreía como si le hubiese tocado el mayor de los premios, un humano herido.
Morcar sólo lograba ver el flanco de Destino, pero se preguntaba ¿Qué sería de los otros dos? No había llegado nadie ni por la calle principal ni por la grieta del lado izquierdo.
Por su parte, él ya se daba por muerto, si no llega a ser porque tres de los milicianos que se habían quedado en la mansión haciendo frente a dos vampiros aparecieron y rodearon a Pell para intentar contenerlo. El mercenario se acercó al vampiro para no dejarlos solos y de puso frente a él.
-¿Y los dos vampiros de dentro?
-Siguen luchando con el resto. Están dejando el salón hecho un desastre, pero la situación está debilmente controlada.
Contestó uno de los tres milicianos. Morcar retuvo un golpe de Pell fácilmente mientras los milicianos se lanzaban a por él.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Estúpidos milicianos inútiles- Murmuró el elfo para sí mismo al notar que los que habían ido contra Pell habían caído en combate más rápido de lo que esperaba; aunque justo cuando planeaba dirigirse hacia el feroz vampiro el humano Morcar hizo acto de presencia llamando la atención del atacante; eso al menos le daría unos instantes para planear un ataque rápido y letal; al vampiro le brillaban los ojos al ver al humano herido y ya lo había marcado como su suculenta presa -(Vamos humano, resiste un poco)- Pensó mientras comenzaba a acercarse a la escena.
El vampiro no tardó en comenzar a lanzar ataques contra el humano aunque al parecer los milicianos al menos habían conseguido cansarlo un poco, por lo que sus ataques eran más lentos y erráticos, nada difícil para que el humano los esquivara incluso aunque parecía estar herido; Destino corrió rodeando la escena hasta situarse detrás de la escena y aceleró a toda velocidad evitando atraer la atención de Pell que se encontraba bastante distraído; finalmente el elfo saltó impulsándose y tomando altura sobre unas rocas salientes para luego dejarse caer en picada cortando de un tajo la espalda del vampiro; sin detenerse y más por satisfacción que por precaución, decoró la espalda de su víctima con una serie de rápidos cortes que lo harían desangrase en poco tiempo.
A pesar de eso el vampiro seguía en pie, tal era su resistencia que con la espalda abierta y un río de sangre bajando por sus piernas hasta formar un charco bajo sus pies; aún seguía con suficientes fuerzas para pelear; lanzó un golpe horizontal con mucha fuerza y aunque el elfo consiguió bloquearlo con su espada salió disparado algunos metros hacia atrás por la fuerza del impacto; Destino sacudió la cabeza un poco aturdido por el golpe y la mirada borrosa, ahora todo dependía de que el humano pudiera ponerle fin a ese monstruo, eso sin mencionar que aún podrían quedar varios vampiros de pie; salvo por el humano no había rastro de los otros que se habían ofrecido a participar en la batalla, seguramente habían huido como una partida de cobardes; por esa y otras razones el elfo prefería no confiar en nadie que no conociera de antes.
El vampiro no tardó en comenzar a lanzar ataques contra el humano aunque al parecer los milicianos al menos habían conseguido cansarlo un poco, por lo que sus ataques eran más lentos y erráticos, nada difícil para que el humano los esquivara incluso aunque parecía estar herido; Destino corrió rodeando la escena hasta situarse detrás de la escena y aceleró a toda velocidad evitando atraer la atención de Pell que se encontraba bastante distraído; finalmente el elfo saltó impulsándose y tomando altura sobre unas rocas salientes para luego dejarse caer en picada cortando de un tajo la espalda del vampiro; sin detenerse y más por satisfacción que por precaución, decoró la espalda de su víctima con una serie de rápidos cortes que lo harían desangrase en poco tiempo.
A pesar de eso el vampiro seguía en pie, tal era su resistencia que con la espalda abierta y un río de sangre bajando por sus piernas hasta formar un charco bajo sus pies; aún seguía con suficientes fuerzas para pelear; lanzó un golpe horizontal con mucha fuerza y aunque el elfo consiguió bloquearlo con su espada salió disparado algunos metros hacia atrás por la fuerza del impacto; Destino sacudió la cabeza un poco aturdido por el golpe y la mirada borrosa, ahora todo dependía de que el humano pudiera ponerle fin a ese monstruo, eso sin mencionar que aún podrían quedar varios vampiros de pie; salvo por el humano no había rastro de los otros que se habían ofrecido a participar en la batalla, seguramente habían huido como una partida de cobardes; por esa y otras razones el elfo prefería no confiar en nadie que no conociera de antes.
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Las cosas estaban feas, muy feas, según tenía entendido, los dos compañeros que se habían presentado en último momento seguramente habrían huido, porque de reojo pudo ver a Sylvanas llegar por la calle principal con la cabeza de un miliciano en la mano... Lisa parecía estar haciendo estragos en la zona izquierda y mientras Crook y Danila iban a por Destino, con la calara intención de matarlo por haber acabado con su hijo.
Morcar agradecía poder luchar con un enemigo bastante debilitado, apenas con un par de movimientos logró esquivar la inútil carga de Pell y este cayó inconsciente en el suelo, tenía los ojos en blanco por el dolor y el esfuerzo. El joven soldado tenía otro problema, pese a que Sylvanas avanzaba por la calle principal, todavía le quedaba un trecho, y los milicianos que estaban contra Pell se colocaron para hacer barrera avanzando hacia ella. Era Lisa la que lo atormentaban, la chica de los cuchillos había acabado con los milicanos del lado izquierdo e iba directamente a por él seguida de dos vampiros.
¿Qué iba a hacer con su herida? Era poco profunda, pero su mano no servía para detener la hemorragia, así que se fijó en la pequeña bandolera con una cruz que llevaba un miliciano muerto. Se acercó corriendo y pudo sacar unas vendas corriendo, las cuales cortó con la boca como pudo y se enrolló prácticamente todo el vientre, se echó un extraño líquido con hojas de un frasco que hizo que la herida le ardiese como si le metiesen el mismo puñal pero ardiendo. Cuando ya podía ponerse en pie, Lisa estaba a tan solo siete metros, con una sonrisa de oreja a oreja.
Morcar se puso en pie y con su espada al frente avanzó a por ella.
Morcar agradecía poder luchar con un enemigo bastante debilitado, apenas con un par de movimientos logró esquivar la inútil carga de Pell y este cayó inconsciente en el suelo, tenía los ojos en blanco por el dolor y el esfuerzo. El joven soldado tenía otro problema, pese a que Sylvanas avanzaba por la calle principal, todavía le quedaba un trecho, y los milicianos que estaban contra Pell se colocaron para hacer barrera avanzando hacia ella. Era Lisa la que lo atormentaban, la chica de los cuchillos había acabado con los milicanos del lado izquierdo e iba directamente a por él seguida de dos vampiros.
¿Qué iba a hacer con su herida? Era poco profunda, pero su mano no servía para detener la hemorragia, así que se fijó en la pequeña bandolera con una cruz que llevaba un miliciano muerto. Se acercó corriendo y pudo sacar unas vendas corriendo, las cuales cortó con la boca como pudo y se enrolló prácticamente todo el vientre, se echó un extraño líquido con hojas de un frasco que hizo que la herida le ardiese como si le metiesen el mismo puñal pero ardiendo. Cuando ya podía ponerse en pie, Lisa estaba a tan solo siete metros, con una sonrisa de oreja a oreja.
Morcar se puso en pie y con su espada al frente avanzó a por ella.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
La batalla se volvía cada vez más cruda, sin embargo los aldeanos habían encontrado tareas incluso para aquellos que no sabían pelear, como por ejemplo remover del campo de batalla los cuerpos de los heridos para evitar que las bajas fueran más de las debidas; los gritos de miedo y furia se dejaban escuchar desde todas direcciones como un canto de guerra que no cesaba, el choque de las espadas ornamentaba la escena como una melodía que oscilaba entre tristeza y horror.
El joven humano consiguió reducir a su oponente mientras que Destino dio un par de pasos atrás; la batalla había sido larga y agotadora, más para un elfo pues su raza no estaba especialmente diseñada para batallas de fuerza y resistencia, pero en cambio gozaba de una excelente destreza; respiró profundo y clavó su espada en el piso al ver que se acercaban dos nuevos rivales, claramente enojados por las bajas que habían sufrido y que seguramente no se esperaban.
El elfo pateó la espada para hacerla girar con una mano sosteniendo fuertemente el mango de la misma y se dirigió a la pareja de vampiros -¿No son los campesinos asustados que esperaban encontrar?- Preguntó lleno de orgullo al tiempo que los señalaba con la espada -¿Quién de ustedes morirá primero?- Amenazó a ambos con seguridad en la voz a pesar de saber que en cualquier momento el agotamiento comenzaría a pasarle factura, justo por eso debía evitar que los vampiros notaran su estado y lo vieran como una señal de debilidad.
Estás cansado, elfo, y somos dos contra ti, estás solo- Dijo Crook con seguridad mientras Danila comenzaba a reír hasta que una piedra se estrelló contra su frente -Puede que esté cansado, pero no está solo- Se escuchó una voz detrás del elfo, uno de los ancianos que no habían podido presentarse para la batalla por su avanzada edad había aparecido junto con otros tres, y armados con piedras arremetieron contra el par de vampiros; Destino aprovechó la distracción y a riesgo de ganarse el impacto de alguna de las piedras avanzó directamente hasta una Danila que se había cubierto la cara para evitar que le impactara algo en esa zona.
El descuido de la mujer le costaría caro pues con un rápido corte el pelinegro le dibujó una franja roja en el abdomen por la que pronto comenzaría a sangrar -Los voy a matar a todos- Dijo en voz alta su compañero y avanzó hacia los ancianos que ahora habían quedado desprotegidos -¡¡Es mejor morir de pie que vivir de rodillas!!- Gritó uno de ellos con la mano en alto mientras los otros se agacharon a buscar más piedras pero no tendrían tiempo de lanzarlas, ni Destino sería tan rápido para interponerse, aunque antes que el vampiro los alcanzara, otra piedra le impactó en la cabeza haciéndolo trastabillar y casi caer -Pero que esta pas...- Intentó preguntar cuando vio a la derecha algunas mujeres que se habían sumado a la lucha -Su reino de terror ha terminado, ya no les tenemos miedo- Dijo la mujer secundada por algunas otras -No, no, esto no puede ser- Dijo el vampiro alterado mientras cubría su cabeza con los brazos.
El joven humano consiguió reducir a su oponente mientras que Destino dio un par de pasos atrás; la batalla había sido larga y agotadora, más para un elfo pues su raza no estaba especialmente diseñada para batallas de fuerza y resistencia, pero en cambio gozaba de una excelente destreza; respiró profundo y clavó su espada en el piso al ver que se acercaban dos nuevos rivales, claramente enojados por las bajas que habían sufrido y que seguramente no se esperaban.
El elfo pateó la espada para hacerla girar con una mano sosteniendo fuertemente el mango de la misma y se dirigió a la pareja de vampiros -¿No son los campesinos asustados que esperaban encontrar?- Preguntó lleno de orgullo al tiempo que los señalaba con la espada -¿Quién de ustedes morirá primero?- Amenazó a ambos con seguridad en la voz a pesar de saber que en cualquier momento el agotamiento comenzaría a pasarle factura, justo por eso debía evitar que los vampiros notaran su estado y lo vieran como una señal de debilidad.
Estás cansado, elfo, y somos dos contra ti, estás solo- Dijo Crook con seguridad mientras Danila comenzaba a reír hasta que una piedra se estrelló contra su frente -Puede que esté cansado, pero no está solo- Se escuchó una voz detrás del elfo, uno de los ancianos que no habían podido presentarse para la batalla por su avanzada edad había aparecido junto con otros tres, y armados con piedras arremetieron contra el par de vampiros; Destino aprovechó la distracción y a riesgo de ganarse el impacto de alguna de las piedras avanzó directamente hasta una Danila que se había cubierto la cara para evitar que le impactara algo en esa zona.
El descuido de la mujer le costaría caro pues con un rápido corte el pelinegro le dibujó una franja roja en el abdomen por la que pronto comenzaría a sangrar -Los voy a matar a todos- Dijo en voz alta su compañero y avanzó hacia los ancianos que ahora habían quedado desprotegidos -¡¡Es mejor morir de pie que vivir de rodillas!!- Gritó uno de ellos con la mano en alto mientras los otros se agacharon a buscar más piedras pero no tendrían tiempo de lanzarlas, ni Destino sería tan rápido para interponerse, aunque antes que el vampiro los alcanzara, otra piedra le impactó en la cabeza haciéndolo trastabillar y casi caer -Pero que esta pas...- Intentó preguntar cuando vio a la derecha algunas mujeres que se habían sumado a la lucha -Su reino de terror ha terminado, ya no les tenemos miedo- Dijo la mujer secundada por algunas otras -No, no, esto no puede ser- Dijo el vampiro alterado mientras cubría su cabeza con los brazos.
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Danila y Crook intentaban esconderse de los pueblerinos que no dejaban de lanzar piedras y, en ese caos, uno de los ancianos se acercó a Destino. Apenas podía moverse con su bastón.
-Has luchado con valentía guerrero, ven, voy a curar esas heridas, mi casa está aquí a un lado, será un abrir y cerrar de ojos. El resto puede luchar ya solo.
El viejo le señaló al elfo una casa abandonada al pocos metros, levantando los labios en lo que parecía una sonrisa.
***
La situación se había desbocado, algunos civiles habían escapado del refugio y habían salido atacando con piedras y palos a los vampiros. Otros inexperimentados, incluso, había cogido las armas de algunos cadáveres para lanzarse a la batalla. Se oían espadas chocar en la distancia y en la lejanía. Gritos de agonía o de furia, y un viento de levante que hacía crecer cualquier fuego que se encendiese.
Lisa avanzaba con sus dos vampiros de compañía muy sonriente. Morcar cogió su escudo y con la espada en la otra mano avanzó al primer vampiro que se lanzó a por él. Con el escudo le golpeó la cara en su embestida y con la espada le atravesó el cuello y le sacó la espada. Una muerte fácil... Pero el segundo había aprovechado para saltar sobre su compañero y pasar por encima del mercenario y cogerle por la espalda, realizándole una llave con los brazos rodeado los suyos hasta llegar a unirse en su nuca. Estaba inutilizado y Lisa ya tenía un puñal preparado mientras reía a carcajadas.
En ese momento, pese a que el peligro era la vampiresa, Morcar vio a un anciano entre la multitud acercarse a Destino. Por alguna razón no podía evitar ver algo raro en aquél viejo, que invitaba al elfo a acompañarle a una casa para curar sus heridas. Si uno miraba de reflejo con la luz, podía vislumbrar que por un momento sus ojos eran rojos. [1]
-¡Destino cuidado...!
Su grito se vio ahogado por el fuerte apretón que el vampiro tenía en su espalda, sin embargo el mercenario seguía sin soltar sus armas. Lisa estaba a punto de apuñalarlo múltiples veces con esa sonrisa y risa diabólica que ya le estaba sacado de quicio. Lo que más deseaba Morcar en ese momento era acabar con esa maldita vampiresa.
Sus deseos se hicieron realidad. Alguien debía haber matado al vampiro de su espalda, porque éste aflojó los brazos y lo dejó suelto, cosa que Morcar aprovechó para liberarse y, antes de que Lisa pudiese reaccionar (quitando la cara de miedo que acababa de poner), el mercenario le cortó la cabeza con rapidez. Se sentía raro, desde que había dejado de trabajar como verdugo no había cortado una sola cabeza, pero esta vez no se sentía culpable, o como si intentara borrar algo de su pasado, sino que verdaderamente había cumplido con su deber.
La cara asustada de Lisa rodó con su cabeza varios metros.
Al darse la vuelta, a Morcar le sorprendió ver al alcaide allí, sacando la espada de la cabeza del vampiro que previamente le tenía retenido. El alcaide le señaló la casa:
-¡He encontrado algo! ¡Ven conmigo! [2]
Morcar siguió como pudo al animado alcaide, que parecía contento con su descubrimiento. Entraron en la mansión, donde reposaban dos cadáveres de vampiro en el suelo y un miliciano muerto con todo destrozado. Llegaron hasta la puerta que daba acceso al pasillo y el alcalde fue directo a la armería,
-¿Has encontrado algo para matar vampiros...?
Pero su duda de vio cortada, cuando entró en la armería, pudo comprobar que la extraña y singular pared de fondo estaba hecha añicos, y detrás de ella había una escalera de piedra que descendía por un túnel mal excavado. El alcaide bajó corriendo y Morcar lo siguió, abajo había luz.
-He encendido las antorchas, aunque costó un poco, debe haberse acabado el oxígeno hace unos pocos días.
El alcalde se tapó la nariz y la boca con la mano y Morcar lo imitó, al principio no sabía porqué, pero luego se dio cuenta del pestilente cadáver. La zona baja era una simple habitación cúbica con un suelo de losetas blancas, paredes de piedra algo destrozadas y techo de tierra dura. En una esquina de la habitación había una celda hecha con barrotes de hierro. Dentro había una palangana mugrienta, una cama desecha y arañada y por último y lo más importante, un cadáver en estado de degeneración, de una mujer.
-Parece que la leyenda sobre Tobías encerrando a su hija Ruth eran ciertos.
-Espero que muriese de pena y no de algo horrible.
-Por la manera de aferrarse a los barrotes diría que fue el hambre o la asfixia... -iba diciendo Morcar, hasta que vio la cara de desconsuelo del alcalde- ... o de pena.
Morcar miró de nuevo al cadáver y, por un momento, vio algo que hizo que casi se le parara el corazón. En uno de los dedos de la ya huesuda mano, conseguía sostenerse un objeto reluciente. Un delicado anillo de oro que sostenía un muy valioso diamante rojo.
-Has luchado con valentía guerrero, ven, voy a curar esas heridas, mi casa está aquí a un lado, será un abrir y cerrar de ojos. El resto puede luchar ya solo.
El viejo le señaló al elfo una casa abandonada al pocos metros, levantando los labios en lo que parecía una sonrisa.
***
La situación se había desbocado, algunos civiles habían escapado del refugio y habían salido atacando con piedras y palos a los vampiros. Otros inexperimentados, incluso, había cogido las armas de algunos cadáveres para lanzarse a la batalla. Se oían espadas chocar en la distancia y en la lejanía. Gritos de agonía o de furia, y un viento de levante que hacía crecer cualquier fuego que se encendiese.
Lisa avanzaba con sus dos vampiros de compañía muy sonriente. Morcar cogió su escudo y con la espada en la otra mano avanzó al primer vampiro que se lanzó a por él. Con el escudo le golpeó la cara en su embestida y con la espada le atravesó el cuello y le sacó la espada. Una muerte fácil... Pero el segundo había aprovechado para saltar sobre su compañero y pasar por encima del mercenario y cogerle por la espalda, realizándole una llave con los brazos rodeado los suyos hasta llegar a unirse en su nuca. Estaba inutilizado y Lisa ya tenía un puñal preparado mientras reía a carcajadas.
En ese momento, pese a que el peligro era la vampiresa, Morcar vio a un anciano entre la multitud acercarse a Destino. Por alguna razón no podía evitar ver algo raro en aquél viejo, que invitaba al elfo a acompañarle a una casa para curar sus heridas. Si uno miraba de reflejo con la luz, podía vislumbrar que por un momento sus ojos eran rojos. [1]
-¡Destino cuidado...!
Su grito se vio ahogado por el fuerte apretón que el vampiro tenía en su espalda, sin embargo el mercenario seguía sin soltar sus armas. Lisa estaba a punto de apuñalarlo múltiples veces con esa sonrisa y risa diabólica que ya le estaba sacado de quicio. Lo que más deseaba Morcar en ese momento era acabar con esa maldita vampiresa.
Sus deseos se hicieron realidad. Alguien debía haber matado al vampiro de su espalda, porque éste aflojó los brazos y lo dejó suelto, cosa que Morcar aprovechó para liberarse y, antes de que Lisa pudiese reaccionar (quitando la cara de miedo que acababa de poner), el mercenario le cortó la cabeza con rapidez. Se sentía raro, desde que había dejado de trabajar como verdugo no había cortado una sola cabeza, pero esta vez no se sentía culpable, o como si intentara borrar algo de su pasado, sino que verdaderamente había cumplido con su deber.
La cara asustada de Lisa rodó con su cabeza varios metros.
Al darse la vuelta, a Morcar le sorprendió ver al alcaide allí, sacando la espada de la cabeza del vampiro que previamente le tenía retenido. El alcaide le señaló la casa:
-¡He encontrado algo! ¡Ven conmigo! [2]
Morcar siguió como pudo al animado alcaide, que parecía contento con su descubrimiento. Entraron en la mansión, donde reposaban dos cadáveres de vampiro en el suelo y un miliciano muerto con todo destrozado. Llegaron hasta la puerta que daba acceso al pasillo y el alcalde fue directo a la armería,
-¿Has encontrado algo para matar vampiros...?
Pero su duda de vio cortada, cuando entró en la armería, pudo comprobar que la extraña y singular pared de fondo estaba hecha añicos, y detrás de ella había una escalera de piedra que descendía por un túnel mal excavado. El alcaide bajó corriendo y Morcar lo siguió, abajo había luz.
-He encendido las antorchas, aunque costó un poco, debe haberse acabado el oxígeno hace unos pocos días.
El alcalde se tapó la nariz y la boca con la mano y Morcar lo imitó, al principio no sabía porqué, pero luego se dio cuenta del pestilente cadáver. La zona baja era una simple habitación cúbica con un suelo de losetas blancas, paredes de piedra algo destrozadas y techo de tierra dura. En una esquina de la habitación había una celda hecha con barrotes de hierro. Dentro había una palangana mugrienta, una cama desecha y arañada y por último y lo más importante, un cadáver en estado de degeneración, de una mujer.
-Parece que la leyenda sobre Tobías encerrando a su hija Ruth eran ciertos.
-Espero que muriese de pena y no de algo horrible.
-Por la manera de aferrarse a los barrotes diría que fue el hambre o la asfixia... -iba diciendo Morcar, hasta que vio la cara de desconsuelo del alcalde- ... o de pena.
Morcar miró de nuevo al cadáver y, por un momento, vio algo que hizo que casi se le parara el corazón. En uno de los dedos de la ya huesuda mano, conseguía sostenerse un objeto reluciente. Un delicado anillo de oro que sostenía un muy valioso diamante rojo.
- Spoiler:
1. Es Kran, nombrado en: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
2. He cambiado el color del diálogo del alcaide por que el gris no se veía.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
La batalla había dado un giro inesperado con la aparición de los pueblerinos que habían dejado a un lado sus miedos para salir a luchar por sus hogares y su pueblo; seguramente los vampiros pasarían un buen tiempo sin volver a intentarlo... O tal vez podrían intentar atacar con más fuerza, pero lo hicieran o no, encontrarían una fuerte resistencia en este pueblo, ya no eran los mismos cobardes que se habían escondido tanto tiempo, ahora estaban dispuestos a defenderse.
A punto estaba el elfo de correr a dar el golpe de gracia a los apedreados vampiros cuando alguien se le acercó para ofrecerle tratar sus heridas; el hombre apenas y podía consigo mismo, mucho menos podría ayudar a otro, sin embargo el elfo tenía a su favor que podía sanarse solo -No es necesario anciano, Destino va a estar bien- Dijo dando la espalda al viejo en un claro error que podría haberle costado caro de no ser por el grito de Morcar que puso al elfo en alerta; se giró de prisa para evitar ser cortado por la delgada espada que se escondía dentro del bastón; aunque no del todo, una línea roja se dibujó a lo largo de su pecho de donde comenzaría a brotar un poco de sangre.
Si ya al principio en viejo era sospechoso ahora lo sería mucho más -¡¡Revélate!!- Ordenó el pelinegro apuntándolo con la espada pero al verse descubierto, el vampiro pareció desvanecerse en la oscuridad de la noche sin dejar rastro; Destino se mantuvo alerta girando en varias direcciones mientras se preparaba para un ataque inminente que jamás llegó; el vampiro parecía haber desistido o tal vez solo estaba esperando el momento indicado para aparecer de nuevo.
El elfo clavó la espada en el piso y luego se agachó hasta posar su rodilla en el frío suelo, estaba agotado pero aun así no dejaba de estar alerta, y no bajaría la guardia hasta saber que todos los enemigos habían sido completamente neutralizados; además de eso había surgido una nueva interrogante ¿Dónde estaban Morcar y el alcalde?
A punto estaba el elfo de correr a dar el golpe de gracia a los apedreados vampiros cuando alguien se le acercó para ofrecerle tratar sus heridas; el hombre apenas y podía consigo mismo, mucho menos podría ayudar a otro, sin embargo el elfo tenía a su favor que podía sanarse solo -No es necesario anciano, Destino va a estar bien- Dijo dando la espalda al viejo en un claro error que podría haberle costado caro de no ser por el grito de Morcar que puso al elfo en alerta; se giró de prisa para evitar ser cortado por la delgada espada que se escondía dentro del bastón; aunque no del todo, una línea roja se dibujó a lo largo de su pecho de donde comenzaría a brotar un poco de sangre.
Si ya al principio en viejo era sospechoso ahora lo sería mucho más -¡¡Revélate!!- Ordenó el pelinegro apuntándolo con la espada pero al verse descubierto, el vampiro pareció desvanecerse en la oscuridad de la noche sin dejar rastro; Destino se mantuvo alerta girando en varias direcciones mientras se preparaba para un ataque inminente que jamás llegó; el vampiro parecía haber desistido o tal vez solo estaba esperando el momento indicado para aparecer de nuevo.
El elfo clavó la espada en el piso y luego se agachó hasta posar su rodilla en el frío suelo, estaba agotado pero aun así no dejaba de estar alerta, y no bajaría la guardia hasta saber que todos los enemigos habían sido completamente neutralizados; además de eso había surgido una nueva interrogante ¿Dónde estaban Morcar y el alcalde?
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
Los aldeanos se lanzaban sobre los vampiros a pedradas, algún que otro vampiro lograba ponerse en pie y lanzarse a arañar a los aldeanos, los milicianos no lograban hacer frente a tantos vampiros como llegaban, y parecía que la guerra sólo serviría para contar muertos al día siguiente.
Pero todo iba a acabar ya, Morcar tenía el anillo en su manos y subía las escaleras de la sala oculta en dirección al salón principal. El alcaide le seguía, pero el mercenario se paró antes de continuar. Delante suya estaban un anciano y una muy atractiva joven, probablemente Sylvanas.
-Como suponía, el jovenzuelo de la armadura nos ha quitado el trabajo. -dijo Kran con una sonrisa.
Morcar desenvainó su espada y el alcaide le imitó cogiendo una espada de la mano de un vampiro muerto en el suelo.
-Apartaros de mi camino, ya habéis causado demasiados problemas a la familia de Brook y a este pueblo, voy a poner fin a esta guerra.
-¿Crees en serio que te dejaremos enseñar ese anillo para que se vuelvan vampiros y humanos contra nuestra dinastía? Eres un imbécil si crees que saldrás de aquí con vida.
Kran se lanzó sobre él sin esperar a Sylvanas, y Morcar aprovechó y sacó su escudo haciendo que sus afilados colmillos (o su cara entera) chocaran contra el metal. Fue el noqueo más rápido de su vida.
-¿A los de tu familia le va mucho eso de la carga ciega no? -preguntó Morcar enarcando una ceja en dirección al Silvanas.
-Nunca me ha caído bien ese viejo. -dijo Sylvanas.
Pero acto seguida, ella comenzó a avanzar hacia Morcar. Él se puso tenso, por alguna razón, temía que ella verdaderamente tuviese algún poder sobrenatural que controlase a los hombres. Un paso en falso y ella los mataría a los dos. Sin embargo, la vampiresa no sacó ningún arma. Llevaba una extraña vestimenta echa por hojas que le cubrían hasta la zona del vientre, después una diminuta hoja cubría lo importante de cada pecho. Ella se puso la mano en una de las pequeñas hojas.
-¿Estás mirando aquí? ¿Quieres que me la quite?
Morcar tan sólo había realizado un escaneo en busca de armas o de algo que le hiciese conocer qué estrategia usaba, en ningún momento buscaba algo con una vampiresa que probablemente le rebanaría el cuello en cuanto se acercase, por muy guapa que fuese. Sin embargo, ella no cesó en su intento de bajarle la guardia.
-¿Sabes? Mantengo todas las hojas cubriéndome por un hechizo, pero si tú me lo pides, haré que el conjuro se desvanezca para que caigan...
El mercenario esperaba que esa fuese toda la estrategia, simplemente intentar que entrase en calor, porque, dado que no lo lograba, él no tardaría en matarla o noquearla, pero no fue así, sus ojos se iluminaron y, por alguna razón, Morcar cayó de rodillas, soltó sus armas y se dedicó a sonreír, bajo el influjo de algún hechizo. Lo mismo le pasó al alcaide.
Ella se limitó a acercarse, coger el anillo del dedo de Morcar, y alejarse.
-Te daré el regalo de recibir lo mismo que los otros antes de morir.
Los ojos de Sylvanas se iluminaron y todas las hojas de su cuerpo se desprendieron dejándola sin nada que la cubriese, pero las misma hojas demostraron no ser normales, sino de un material duro como una cuchilla. Éstas apuntaron en dirección a Morcar y al alcaide, de un solo pestañeo, la vampiresa acabaría con ellos, y Morcar sólo podía pensar en que un milagro le trajese al elfo en aquel instante.
Pero todo iba a acabar ya, Morcar tenía el anillo en su manos y subía las escaleras de la sala oculta en dirección al salón principal. El alcaide le seguía, pero el mercenario se paró antes de continuar. Delante suya estaban un anciano y una muy atractiva joven, probablemente Sylvanas.
-Como suponía, el jovenzuelo de la armadura nos ha quitado el trabajo. -dijo Kran con una sonrisa.
Morcar desenvainó su espada y el alcaide le imitó cogiendo una espada de la mano de un vampiro muerto en el suelo.
-Apartaros de mi camino, ya habéis causado demasiados problemas a la familia de Brook y a este pueblo, voy a poner fin a esta guerra.
-¿Crees en serio que te dejaremos enseñar ese anillo para que se vuelvan vampiros y humanos contra nuestra dinastía? Eres un imbécil si crees que saldrás de aquí con vida.
Kran se lanzó sobre él sin esperar a Sylvanas, y Morcar aprovechó y sacó su escudo haciendo que sus afilados colmillos (o su cara entera) chocaran contra el metal. Fue el noqueo más rápido de su vida.
-¿A los de tu familia le va mucho eso de la carga ciega no? -preguntó Morcar enarcando una ceja en dirección al Silvanas.
-Nunca me ha caído bien ese viejo. -dijo Sylvanas.
Pero acto seguida, ella comenzó a avanzar hacia Morcar. Él se puso tenso, por alguna razón, temía que ella verdaderamente tuviese algún poder sobrenatural que controlase a los hombres. Un paso en falso y ella los mataría a los dos. Sin embargo, la vampiresa no sacó ningún arma. Llevaba una extraña vestimenta echa por hojas que le cubrían hasta la zona del vientre, después una diminuta hoja cubría lo importante de cada pecho. Ella se puso la mano en una de las pequeñas hojas.
-¿Estás mirando aquí? ¿Quieres que me la quite?
Morcar tan sólo había realizado un escaneo en busca de armas o de algo que le hiciese conocer qué estrategia usaba, en ningún momento buscaba algo con una vampiresa que probablemente le rebanaría el cuello en cuanto se acercase, por muy guapa que fuese. Sin embargo, ella no cesó en su intento de bajarle la guardia.
-¿Sabes? Mantengo todas las hojas cubriéndome por un hechizo, pero si tú me lo pides, haré que el conjuro se desvanezca para que caigan...
El mercenario esperaba que esa fuese toda la estrategia, simplemente intentar que entrase en calor, porque, dado que no lo lograba, él no tardaría en matarla o noquearla, pero no fue así, sus ojos se iluminaron y, por alguna razón, Morcar cayó de rodillas, soltó sus armas y se dedicó a sonreír, bajo el influjo de algún hechizo. Lo mismo le pasó al alcaide.
Ella se limitó a acercarse, coger el anillo del dedo de Morcar, y alejarse.
-Te daré el regalo de recibir lo mismo que los otros antes de morir.
Los ojos de Sylvanas se iluminaron y todas las hojas de su cuerpo se desprendieron dejándola sin nada que la cubriese, pero las misma hojas demostraron no ser normales, sino de un material duro como una cuchilla. Éstas apuntaron en dirección a Morcar y al alcaide, de un solo pestañeo, la vampiresa acabaría con ellos, y Morcar sólo podía pensar en que un milagro le trajese al elfo en aquel instante.
Morcar
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
A pesar de lo alerta que se había mantenido el pelinegro no pudo evitar ser tomado por sorpresa, apenas alcanzó a sentir el frío de la delgada hoja metálica atravesar su costado; sus ojos se abrieron como platos y bajó la mirada para ver cómo el filo que había entrado por su espalda salía por su pecho a escasos centímetros del corazón; escupió sangre y se dejó caer hacia adelante para luego girar y ver a quien le había atacado a traición, un vampiro que había permanecido oculto esperando el momento indicado había escogido el momento de debilidad para atacarle por la espalda, definitivamente algunos no saben cuándo darse por vencidos -Luchaste bien, elfo, pero no lo suficiente- Dijo mientras avanzaba para patear la herida y hacer que brotara más sangre de ésta y que también saliera un pequeño grito de dolor de parte del pelinegro.
¿Creías que podías venir, pelear y ganar?- Dijo mientras lanzaba otra patada -Contra nosotros- Rió con malicia -Con una pila de campesinos inútiles... ¿Y ganar?- Rió de nuevo lanzando una patada al mismo punto aunque ésta vez la pierna fue tomada por el brazo derecho del elfo que sin pensarlo siquiera usó las afiladas agujas de su guante metálico para apuñalar el muslo sin piedad haciendo que el vampiro también soltara un grito de dolor aunque mucho más exagerado, claramente no era un sujeto habituado a pelear y recibir daño; sino, como muchos vampiros, un oportunista, acechando desde las sombras al primer momento de debilidad del oponente para atacar sin riesgos.
El elfo dio una vuelta en el piso para alejarse y ponerse de pie, y con una mano en el costado intentaba hacer presión y al mismo tiempo sanarse la herida -¿Aún tienes esperanzas de ganarnos?- Preguntó con arrogancia el vampiro -Destino no necesita ganarte, solo distraerte- Reveló el elfo de manera críptica con una maliciosa sonrisa -¿Distraerme para qué?- Preguntó curioso el vil oponente mientras un par de sujetos le llegaban por la espalda incrustándole unas hachas de leñadores -Para que te derroten los campesinos inútiles- Dijo el elfo sosteniéndose a duras penas en pie.
El vampiro giró sobre sí mismo lanzando un golpe a los dos campesinos y mandándolos al piso aunque el mal ya estaba hecho, la herida era muy grave y a menos que recibiera asistencia inmediata no tenía una larga esperanza de vida -¡¡Eres un maldito!!- Gritó acercándose torpemente hacia el elfo que aunque también estaba físicamente reducido, no necesitó mucho para apartarse a un lado y lanzar un corte con su afilado guante directo al cuello del vampiro que ahora se desangraba sin remedio por varias partes del cuerpo; no demoró su boca en llenarse de sangre y unos segundos después se desplomó al piso en donde los campesinos lo siguieron apuñalando con diferentes objetos en una evidente muestra del odio que le guardaban.
El elfo respiró profundo y con sus últimas fuerzas reunió algo de magia en sus manos y la usó para sanar la más grave de sus heridas, esa que le atravesaba el costado, las otras podrían esperar un poco más. Caminó lentamente hacia el último lugar donde había sabido de Morcar, esperaba que aún estuviera vivo. Un campesino se acercó para ayudar al pelinegro pero solo consiguió ganarse un empujón del orgulloso elfo, avanzó hasta el lugar donde había visto entrar al humano y al patear la puerta se encontró con una escena bastante inquietante, el humano al borde de las escaleras y una vampira desnuda parecían estar planeando pasar un buen rato, aunque algo no encajaba en toda la escena, la cara del humano no parecía de placer, más bien parecía asustado, así que ante las dudas el elfo concenctró en su puño derecho una esfera de luz que lanzó como una ráfaga al pecho desnudo de la vampira, [1] la mujer no recibió un daño grave, pero ciertamente el verdadero efecto aparecería si ella trataba de atacar de nuevo, pues sufriría un gran dolor.
[1] Habilidad de Nivel 2: Kingslayer ¿Creías que podías venir, pelear y ganar?- Dijo mientras lanzaba otra patada -Contra nosotros- Rió con malicia -Con una pila de campesinos inútiles... ¿Y ganar?- Rió de nuevo lanzando una patada al mismo punto aunque ésta vez la pierna fue tomada por el brazo derecho del elfo que sin pensarlo siquiera usó las afiladas agujas de su guante metálico para apuñalar el muslo sin piedad haciendo que el vampiro también soltara un grito de dolor aunque mucho más exagerado, claramente no era un sujeto habituado a pelear y recibir daño; sino, como muchos vampiros, un oportunista, acechando desde las sombras al primer momento de debilidad del oponente para atacar sin riesgos.
El elfo dio una vuelta en el piso para alejarse y ponerse de pie, y con una mano en el costado intentaba hacer presión y al mismo tiempo sanarse la herida -¿Aún tienes esperanzas de ganarnos?- Preguntó con arrogancia el vampiro -Destino no necesita ganarte, solo distraerte- Reveló el elfo de manera críptica con una maliciosa sonrisa -¿Distraerme para qué?- Preguntó curioso el vil oponente mientras un par de sujetos le llegaban por la espalda incrustándole unas hachas de leñadores -Para que te derroten los campesinos inútiles- Dijo el elfo sosteniéndose a duras penas en pie.
El vampiro giró sobre sí mismo lanzando un golpe a los dos campesinos y mandándolos al piso aunque el mal ya estaba hecho, la herida era muy grave y a menos que recibiera asistencia inmediata no tenía una larga esperanza de vida -¡¡Eres un maldito!!- Gritó acercándose torpemente hacia el elfo que aunque también estaba físicamente reducido, no necesitó mucho para apartarse a un lado y lanzar un corte con su afilado guante directo al cuello del vampiro que ahora se desangraba sin remedio por varias partes del cuerpo; no demoró su boca en llenarse de sangre y unos segundos después se desplomó al piso en donde los campesinos lo siguieron apuñalando con diferentes objetos en una evidente muestra del odio que le guardaban.
El elfo respiró profundo y con sus últimas fuerzas reunió algo de magia en sus manos y la usó para sanar la más grave de sus heridas, esa que le atravesaba el costado, las otras podrían esperar un poco más. Caminó lentamente hacia el último lugar donde había sabido de Morcar, esperaba que aún estuviera vivo. Un campesino se acercó para ayudar al pelinegro pero solo consiguió ganarse un empujón del orgulloso elfo, avanzó hasta el lugar donde había visto entrar al humano y al patear la puerta se encontró con una escena bastante inquietante, el humano al borde de las escaleras y una vampira desnuda parecían estar planeando pasar un buen rato, aunque algo no encajaba en toda la escena, la cara del humano no parecía de placer, más bien parecía asustado, así que ante las dudas el elfo concenctró en su puño derecho una esfera de luz que lanzó como una ráfaga al pecho desnudo de la vampira, [1] la mujer no recibió un daño grave, pero ciertamente el verdadero efecto aparecería si ella trataba de atacar de nuevo, pues sufriría un gran dolor.
Destino
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Re: En La Espero Te Esquina [CERRADO]
La magia de Sylvanas se desvaneció con el golpe, cosa que Morcar aprovechó para coger su escudo del suelo y golpear con fuerza la nuca de la vampiresa. No sabía si un ser sobrenatural como ese podía caer muy afectado con ese golpe, pero se tranquilizó al ver que la joven caía inconsciente. El alcaide se levantó y le entregó su espada al mercenario. Morcar miró al elfo.
-Creí que no lo contaba. Gracias ¿A que no sabes qué hemos encontrado?
Morcar cogió el anillo y se lo mostró. Considerando que no debían perder más tiempo, el joven salió con ligereza del salón y llegó a las escaleras de la mansión, donde la batalla continuaba. Vampiros y aldeanos se mataban sin saber que la razón de sus muertes era mentira, el anillo nunca fue robado.
El mercenario levantó el anillo, y gritó con la suficiente fuerza como para que todos le escuchasen. Los ojos fueron a parar al pequeño artilugio, y los padres de Brook fueron los primeros en dejar de luchar. Durante un largo, muy largo rato, nadie dijo una sola palabra. Lo único que se oyó fueron unos pasos, unos que hacían retumbar el suelo, unos que helarían la sangre a cualquier mortal... Una figura apareció de entre las sombras. Tenía una gran barba con un largo cabello recogido en trenzas, los ojos rojos como la sangre y, principalmente, era inmenso, superaba los dos metros con seguridad, Portaba una espadón brutal. Sin lugar a dudas, se trataba de Hell, el mentiroso, el asesino... El poderoso.
El gran y fornido vampiro pegó un gran salto, y con un fuerte y brutal golpe rompió las escaleras donde cayó, y agarró del cuello a Morcar. Hell sonrió y dijo, con una profunda y escalofriante voz:
-Adios... -y le clavó el espadón, atravesándolo.
-Creí que no lo contaba. Gracias ¿A que no sabes qué hemos encontrado?
Morcar cogió el anillo y se lo mostró. Considerando que no debían perder más tiempo, el joven salió con ligereza del salón y llegó a las escaleras de la mansión, donde la batalla continuaba. Vampiros y aldeanos se mataban sin saber que la razón de sus muertes era mentira, el anillo nunca fue robado.
El mercenario levantó el anillo, y gritó con la suficiente fuerza como para que todos le escuchasen. Los ojos fueron a parar al pequeño artilugio, y los padres de Brook fueron los primeros en dejar de luchar. Durante un largo, muy largo rato, nadie dijo una sola palabra. Lo único que se oyó fueron unos pasos, unos que hacían retumbar el suelo, unos que helarían la sangre a cualquier mortal... Una figura apareció de entre las sombras. Tenía una gran barba con un largo cabello recogido en trenzas, los ojos rojos como la sangre y, principalmente, era inmenso, superaba los dos metros con seguridad, Portaba una espadón brutal. Sin lugar a dudas, se trataba de Hell, el mentiroso, el asesino... El poderoso.
El gran y fornido vampiro pegó un gran salto, y con un fuerte y brutal golpe rompió las escaleras donde cayó, y agarró del cuello a Morcar. Hell sonrió y dijo, con una profunda y escalofriante voz:
-Adios... -y le clavó el espadón, atravesándolo.
Morcar
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