[Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
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[Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Un paisaje hermoso lo decora el sol que en punto de mediodía golpea fuerte pero amablemente las tierras del bello Aerandir, las aves pasean por entre los árboles y dichosas cantan por el nuevo día del cual eran bendecidas, el verde pasto danza ante el viento norponiente que azotaba gentilmente las tierras, exactamente en “Los bosques de Midgar” que por entre medio de los altos y longevos arboles muchas criaturas erigían sus hogares.
Un estruendo quiebra la hermosa armonía del viento y los árboles, asustando a las confundidas aves que toman vuelo rápidamente para esconderse o alejarse de tan potente sonido.
Ahhh!! Se vuelve a escuchar, ahora detrás de un gran arbusto que se mueve de manera violenta, mientras la silueta de un gran oso se manifiesta en el mismo, otro rugido es emitido por el gran animal.
Magnánimas las manos de esos felinos al realizar tal licor Dice mientras alza la cantimplora que llenaron amablemente los “hombres-bestia” de forma felina, quienes fueron ayudados por este gran oso blanco en alguna tarea que requería de su tamaño y fuerza.
Irguiéndose con un leve movimiento de piernas debido al licor ingerido, el oso blanco se retira del arbusto donde se encontraba meando y se acerca a un árbol donde a sus pies la hierba se sentía más suave de lo normal y gracias a esto, con un fuerte apretón a la corteza del árbol, se sujeta para dejar caer su enorme cuerpo a los pies del gran macizo, posicionando la espalda, acomodándose para quedar apoyado al árbol y poder mirar todo lo que podría acontecer en ese tranquilo minuto.
Con la linda brisa que corría como pequeños jugando con sus congéneres, siendo observados por la mirada atenta de las madres, hace que la melena blanca del oso ondee graciosamente.
Hugurth es un oso que mide 1.90Mts con un pelaje blanco como la nieve, característico de su tribu, su estructura física no tenía nada en común con algún humano y si no fuera por la armadura clásica que se posaba encima de su cuerpo, pasaría como cualquier oso común y silvestre, aunque el olor a licor que emanaba daba a entender que no era un animal “común”.
No hay mucho que hacer en un día como este, creo que ni los antiguos seres harían trabajo alguno si se topasen con el espectáculo como en el que me encuentro Dice al rascarse la barriga por debajo de su armadura, ya que se encontraba sentado, esta llega justo en el lugar de la picazón.
Mientras el día pasa lento y pausado, las aves vuelven a sus antiguas posiciones, en sus nidos, cuidando a los pequeños y alimentándolos. La brisa se torna más amable de lo normal, cambia de dirección apuntando al Sur, haciendo que los vientos golpeen el rostro directamente del gran oso que con el gentil cariño de las corrientes cae en un profundo sueño dejando caer la cantimplora de cuero al verde suelo, obviamente vacía.
Un estruendo quiebra la hermosa armonía del viento y los árboles, asustando a las confundidas aves que toman vuelo rápidamente para esconderse o alejarse de tan potente sonido.
Ahhh!! Se vuelve a escuchar, ahora detrás de un gran arbusto que se mueve de manera violenta, mientras la silueta de un gran oso se manifiesta en el mismo, otro rugido es emitido por el gran animal.
Magnánimas las manos de esos felinos al realizar tal licor Dice mientras alza la cantimplora que llenaron amablemente los “hombres-bestia” de forma felina, quienes fueron ayudados por este gran oso blanco en alguna tarea que requería de su tamaño y fuerza.
Irguiéndose con un leve movimiento de piernas debido al licor ingerido, el oso blanco se retira del arbusto donde se encontraba meando y se acerca a un árbol donde a sus pies la hierba se sentía más suave de lo normal y gracias a esto, con un fuerte apretón a la corteza del árbol, se sujeta para dejar caer su enorme cuerpo a los pies del gran macizo, posicionando la espalda, acomodándose para quedar apoyado al árbol y poder mirar todo lo que podría acontecer en ese tranquilo minuto.
Con la linda brisa que corría como pequeños jugando con sus congéneres, siendo observados por la mirada atenta de las madres, hace que la melena blanca del oso ondee graciosamente.
Hugurth es un oso que mide 1.90Mts con un pelaje blanco como la nieve, característico de su tribu, su estructura física no tenía nada en común con algún humano y si no fuera por la armadura clásica que se posaba encima de su cuerpo, pasaría como cualquier oso común y silvestre, aunque el olor a licor que emanaba daba a entender que no era un animal “común”.
No hay mucho que hacer en un día como este, creo que ni los antiguos seres harían trabajo alguno si se topasen con el espectáculo como en el que me encuentro Dice al rascarse la barriga por debajo de su armadura, ya que se encontraba sentado, esta llega justo en el lugar de la picazón.
Mientras el día pasa lento y pausado, las aves vuelven a sus antiguas posiciones, en sus nidos, cuidando a los pequeños y alimentándolos. La brisa se torna más amable de lo normal, cambia de dirección apuntando al Sur, haciendo que los vientos golpeen el rostro directamente del gran oso que con el gentil cariño de las corrientes cae en un profundo sueño dejando caer la cantimplora de cuero al verde suelo, obviamente vacía.
Hugurth
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Ah… tenía esa maldita melodía en mi cabeza. Más que el Woodpecker, aquél asesino solitario, ahora me parecía más a una abuela cansada que arrastraba las patas. Las criaturas aún no cumplían el año, pero ya se movían solas por los alrededores. Eran un terrible dolor de cabeza. Definitivamente prefería estar en mi forma feral que tener que articular palabras para ellos. Ser un licántropo de vez en cuando tenía sus beneficios… Resoplé a modo de risa y me volví hacia el camino para verificar que tanto Black como furia y esos pequeños malandrines estuviesen bien.
Algunas veces me gustaba distanciarme un poco de lo cotidiano e intentaba buscar ver lo que otros verían si viesen la misma escena que yo. Aquello me ayudaba tanto a encontrar posibles falencias de mi parte como amenazas a nuestra precaria paz. Levanté el hocico degustando el aire y proseguí con el ejercicio. A varios metros frente a mi se acercaba una yegua tan negra que causaba al mismo tiempo fascinación y temor. Sobre ella, un mocoso de alrededor de ocho o diez años con un bulto a su espalda y otro en el pecho. Llevaba las riendas bien agarradas, como temiendo que el gran animal pudiera embarcarse en una carrera y despegar del suelo sin él. Dejé salir el aire fuertemente por mi hocico y le lancé una sonrisa lobezna al cielo. Todas mis dudas y temores habían desaparecido una vez que aquellas criaturas aberrantes hubieron salido de mi cuerpo. Era madre y era… casi me daba miedo pensarlo: “feliz”.
Cuando el grupo alanzó mi posición el jovencito se dirigió a mí: Mawood, es casi hora de comer señaló el cielo para mostrarme la posición del sol y esbozó una sonrisa maliciosa. Sabía que sí o sí debía volver a mi forma humana para alimentar a esas pequeñas bestias tragonas. Seriamente… era alarmante cuánto comían y la cantidad que ensuciaban. Asentí con la cabeza, pero antes de darme la vuelta el mocoso me lanzó un atado no muy grande. Ropa, tal vez la necesites dijo con una verdadera sonrisa sarcástica. De verdad… ese mocoso estaba creciendo para convertirse en un verdadero cuida con muy malos modales. Negué con la cabeza, tomé entre mis dientes un viejo vestido amarillo y horrible, adentrándome entre los viejos árboles secos, esquivando aquí y allá algún resquicio de fuego y cualquier rastro de mikakos. Esas pestes podían volverse un verdadero dolor de cabeza…
Buscaba un claro pacífico y tal vez acogedor. Si tenía suerte tal vez algún bichajo para clavarle el diente antes de que la falta de carne comenzara a hacer estragos en mi mente. Por suerte o por desgracia encontré un oso. Chy el halcón gritó desde los cielos, perturbando cualquier intento de aproximación sigilosa a su garganta. A medida que me acercaba a él y veía más claramente a mi oponente, los pelos de mi espalda se volvieron tensos como alambre y automáticamente los músculos de mi hocico se retrajeron. ¡Era una bestia! Gigante, poderoso, un guerrero a juzgar por la armadura. Observé a los alrededores y busqué en el aire cualquier indicio de compañía, más sólo encontré restos de alcohol y… ¡eugh!
En otros tiempos y otras circunstancias me le hubiese abalanzado directamente a su vena del cuello, pero esos días ya hacía tiempo habían pasado. Era muy tarde para devolverme, estaba segura de que había sido vista, y de no ser así, una bestia como esa probablemente ya habría sentido mi presencia. Por lo que tras meditarlo en lo que toma cerrar los ojos y volver a tener pulgares oponibles, hice uso del horrendo vestido y en voz alta exclamé: Aquí Wood, ahí ¿quién va?
Algunas veces me gustaba distanciarme un poco de lo cotidiano e intentaba buscar ver lo que otros verían si viesen la misma escena que yo. Aquello me ayudaba tanto a encontrar posibles falencias de mi parte como amenazas a nuestra precaria paz. Levanté el hocico degustando el aire y proseguí con el ejercicio. A varios metros frente a mi se acercaba una yegua tan negra que causaba al mismo tiempo fascinación y temor. Sobre ella, un mocoso de alrededor de ocho o diez años con un bulto a su espalda y otro en el pecho. Llevaba las riendas bien agarradas, como temiendo que el gran animal pudiera embarcarse en una carrera y despegar del suelo sin él. Dejé salir el aire fuertemente por mi hocico y le lancé una sonrisa lobezna al cielo. Todas mis dudas y temores habían desaparecido una vez que aquellas criaturas aberrantes hubieron salido de mi cuerpo. Era madre y era… casi me daba miedo pensarlo: “feliz”.
Cuando el grupo alanzó mi posición el jovencito se dirigió a mí: Mawood, es casi hora de comer señaló el cielo para mostrarme la posición del sol y esbozó una sonrisa maliciosa. Sabía que sí o sí debía volver a mi forma humana para alimentar a esas pequeñas bestias tragonas. Seriamente… era alarmante cuánto comían y la cantidad que ensuciaban. Asentí con la cabeza, pero antes de darme la vuelta el mocoso me lanzó un atado no muy grande. Ropa, tal vez la necesites dijo con una verdadera sonrisa sarcástica. De verdad… ese mocoso estaba creciendo para convertirse en un verdadero cuida con muy malos modales. Negué con la cabeza, tomé entre mis dientes un viejo vestido amarillo y horrible, adentrándome entre los viejos árboles secos, esquivando aquí y allá algún resquicio de fuego y cualquier rastro de mikakos. Esas pestes podían volverse un verdadero dolor de cabeza…
Buscaba un claro pacífico y tal vez acogedor. Si tenía suerte tal vez algún bichajo para clavarle el diente antes de que la falta de carne comenzara a hacer estragos en mi mente. Por suerte o por desgracia encontré un oso. Chy el halcón gritó desde los cielos, perturbando cualquier intento de aproximación sigilosa a su garganta. A medida que me acercaba a él y veía más claramente a mi oponente, los pelos de mi espalda se volvieron tensos como alambre y automáticamente los músculos de mi hocico se retrajeron. ¡Era una bestia! Gigante, poderoso, un guerrero a juzgar por la armadura. Observé a los alrededores y busqué en el aire cualquier indicio de compañía, más sólo encontré restos de alcohol y… ¡eugh!
En otros tiempos y otras circunstancias me le hubiese abalanzado directamente a su vena del cuello, pero esos días ya hacía tiempo habían pasado. Era muy tarde para devolverme, estaba segura de que había sido vista, y de no ser así, una bestia como esa probablemente ya habría sentido mi presencia. Por lo que tras meditarlo en lo que toma cerrar los ojos y volver a tener pulgares oponibles, hice uso del horrendo vestido y en voz alta exclamé: Aquí Wood, ahí ¿quién va?
Woodpecker
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Snif... Snif…
Resopla la nariz del gigante oso blanco al notar una presencia “nueva” que se aproximaba hacia él de forma amenazadora y por la gracia del instinto, sus orejas comienzan a moverse de lado a lado intentando seguir el paso de los pies/patas del ser que se avecinaba.
U…un lobo… (¿?)
Se le escapan entre balbuceos aquellas palabras que renacen de su garganta con un fuerte halito alcohólico, agregando un gran bostezo al terminar la frase, cayéndosele unas gotas de saliva en su regazo, en el pecho de su armadura y abriendo con el placer del bostezo sus fauces, deja caer su lengua con total libertad que casi se podía pensar que se le iba a derrumbar de su gran hocico negro.
Antes que pudiera generar las preguntas indicadas para analizar el tipo situación en la que se encontraba, escucha las palabras de una hembra que se dirigen a él, aunque confundido solo ve la figura de una doncella humana siente el aroma de licántropo en cada hebra y rincón de la muchacha que se posaba delante de él y exigía saber con quién demonios se había topado durmiendo en un árbol medio ebrio.
El gran oso abre los ojos por fin, después de haber limpiado la graciosa lagrima somnolienta que viene del bostezo, sin mover sus extremidades de forma violenta para no asustar a la doncella que se encontraba frente a él, sujeta con firmeza la corteza del árbol para darse un leve empujón y poner de pie aquella masa gigante de pelos, músculos y alcohol. Con sus brazos ahora abajo, de pie, sintiendo levemente los efectos del alcohol consumido hace unas horas atrás, alza su voz en un tono seco pero amable;
Wood… Extraño nombre para una humana, no crees? Trata de esbozar una sonrisa, pero lo único que logra es que la mueca sea más maquiavélica y bizarra que amigable, sus dientes blancos salen por entre sus labios oscuros, la nariz no participa en la alegre comunión, sino que se levanta, dejando desnudas sus blancas y afiladas perlas. Se da cuenta del intento ridículo de sonreír por su parte y continúa;
Soy Hugurth señorita Al terminar de pronunciar su nombre se lleva la garra derecha a la altura de su hombro/pecho izquierdo y su garra izquierda la posiciona atrás en la espalda, levemente se inclina hacia adelante tambaleándose tenuemente hacia los lados por el licor ingerido, levanta la cabeza para mirar a Wood; Encantado de conocerla.
Luego de ejecutar una reverencia digna de una mesa real, toma su posición erguida y después de unos segundos de pie, se deja caer al suelo, produciendo un micro temblor a su alrededor, haciendo que el árbol bote algunas de sus hojas que caen delicadamente al suelo, una de ellas se queda en el casco del oso blanco, adornándole de una forma muy particular su yelmo.
Ya sentado (Y para generar un ambiente menos tenso) se remueve el casco donde la hoja termina de caer al suelo para reunirse con sus hermanas que reposaban en la verde superficie, se lo retira con su mano derecha y lo deja a su lado de manera gentil, posa sus ojos en la figura de la dama mientras toma la cantimplora intentar cerrar la cantimplora;
¿Que la traen a esta parte del bosque señorita Wood? El tono de voz del Oso es fuerte y ronco pero no se expresa de manera maligna ni agresiva. Sus ojos que se posaban en los de Wood ahora cambian de posición a la cantimplora, ya que con sus grandes garras y manos la tarea de cerrarla se dificulta levemente.
Resopla la nariz del gigante oso blanco al notar una presencia “nueva” que se aproximaba hacia él de forma amenazadora y por la gracia del instinto, sus orejas comienzan a moverse de lado a lado intentando seguir el paso de los pies/patas del ser que se avecinaba.
U…un lobo… (¿?)
Se le escapan entre balbuceos aquellas palabras que renacen de su garganta con un fuerte halito alcohólico, agregando un gran bostezo al terminar la frase, cayéndosele unas gotas de saliva en su regazo, en el pecho de su armadura y abriendo con el placer del bostezo sus fauces, deja caer su lengua con total libertad que casi se podía pensar que se le iba a derrumbar de su gran hocico negro.
Antes que pudiera generar las preguntas indicadas para analizar el tipo situación en la que se encontraba, escucha las palabras de una hembra que se dirigen a él, aunque confundido solo ve la figura de una doncella humana siente el aroma de licántropo en cada hebra y rincón de la muchacha que se posaba delante de él y exigía saber con quién demonios se había topado durmiendo en un árbol medio ebrio.
El gran oso abre los ojos por fin, después de haber limpiado la graciosa lagrima somnolienta que viene del bostezo, sin mover sus extremidades de forma violenta para no asustar a la doncella que se encontraba frente a él, sujeta con firmeza la corteza del árbol para darse un leve empujón y poner de pie aquella masa gigante de pelos, músculos y alcohol. Con sus brazos ahora abajo, de pie, sintiendo levemente los efectos del alcohol consumido hace unas horas atrás, alza su voz en un tono seco pero amable;
Wood… Extraño nombre para una humana, no crees? Trata de esbozar una sonrisa, pero lo único que logra es que la mueca sea más maquiavélica y bizarra que amigable, sus dientes blancos salen por entre sus labios oscuros, la nariz no participa en la alegre comunión, sino que se levanta, dejando desnudas sus blancas y afiladas perlas. Se da cuenta del intento ridículo de sonreír por su parte y continúa;
Soy Hugurth señorita Al terminar de pronunciar su nombre se lleva la garra derecha a la altura de su hombro/pecho izquierdo y su garra izquierda la posiciona atrás en la espalda, levemente se inclina hacia adelante tambaleándose tenuemente hacia los lados por el licor ingerido, levanta la cabeza para mirar a Wood; Encantado de conocerla.
Luego de ejecutar una reverencia digna de una mesa real, toma su posición erguida y después de unos segundos de pie, se deja caer al suelo, produciendo un micro temblor a su alrededor, haciendo que el árbol bote algunas de sus hojas que caen delicadamente al suelo, una de ellas se queda en el casco del oso blanco, adornándole de una forma muy particular su yelmo.
Ya sentado (Y para generar un ambiente menos tenso) se remueve el casco donde la hoja termina de caer al suelo para reunirse con sus hermanas que reposaban en la verde superficie, se lo retira con su mano derecha y lo deja a su lado de manera gentil, posa sus ojos en la figura de la dama mientras toma la cantimplora intentar cerrar la cantimplora;
¿Que la traen a esta parte del bosque señorita Wood? El tono de voz del Oso es fuerte y ronco pero no se expresa de manera maligna ni agresiva. Sus ojos que se posaban en los de Wood ahora cambian de posición a la cantimplora, ya que con sus grandes garras y manos la tarea de cerrarla se dificulta levemente.
Hugurth
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Hmmm No estaba segura de si debía ver eso… Me aclaré la garganta mientras observaba atentamente como el alcohol y la pachorra se consumían lentamente dentro de aquél regalo de la naturaleza que tenía por cuerpo. Él, muy despreocupadamente, hizo unas verdaderas acrobacias para ponerse en pie, cual un coloso blanco, que se giraba casi imperceptiblemente sobre su eje, amagando a caerse en cualquier momento. Sin embargo la voz profunda y casi mítica del gigante hombre-animal no acompañaban la imagen pintoresca que se presentaba ante mis ojos. ¡Me mostró los dientes! Pero la actitud no era de pelea… estaba confundida. Fingiendo despreocupación y con serenidad me puse lentamente de perfil, intentando escuchar u olfatear la localización de mi pequeña manada mientras le seguía la corriente al oso y asentía a su comentario sobre mi nombre. ¡Maldición! Ya hacía tiempo que no usaba mi nombre de batalla, ¿por qué lo habría hecho? ¿sorpresa? No dejé que mis cavilaciones tomasen mucho de mí; sentía como todos los músculos de mi cuerpo se tensaban listos para transformarme y entregarme a la batalla, cuando me lanzó esa expresión amenazante, pero aún era demasiado pronto.
Los brazos me temblaban, pero las manos parecían que pronto saldrían volando por su cuenta. Las eché hacia atrás con un intento vano de parecer calmada, combatiendo internamente mis ganas de volver con Black, Furia, Emel y Joner para correr como el viento lo más lejos posible y las de quedarme allí, analizando mejor los riesgos y beneficios de la compañía del gigante que se había presentado como Hugurth, quién tras haberme mostrado sus dientes, había hecho una reverencia, ¡una graciosa reverencia! ¡Ah! Sentía que mi ceño se pegaba de tan fruncido que estaba. Le devolví la mirada, cuando sus ojos se fijaron en mí, aunque no estaba segura de cuánto retendría la memoria ebria de un oso blanco. Desconfiada pero ligeramente más tranquila por darme cuenta que ni mi compañía parecía cerca, ni el Hugurth ese estuviese en modo ataque, me adelanté para acercarme a él cuando se sentó. Más que sentarse, aquello fue un desarrollo bastante humoroso de una “caída con estilo”. Esa bestia era tan grande que puse sentir el cosquilleo de la tierra quejándose bajo mis pies desnudos. Me apreté el labio inferior, la balanza estaba poniéndose a favor del guerrero borracho y ese bello claro.
Con su atención en la cantimplora, me acerqué curiosa a su figura. “Lástima que esté tan descuidado” pensé apreciando su piel como buena curtidora. Aquel pelaje era realmente hermoso, blanco impoluto que podría servir de abrigo para un par de inviernos a mis pobres crías impeleches. Dejé escapar un suspiro y tomé la cantimplora de las manos de él –no sin habérmelo pensado varias…varias veces- y la cerré rápidamente para luego devolvérsela. Aunque un poco tarde… también es un placer Hugurth. Excusará mi reverencia, pero no suelo ir por los caminos y bosques saludando como una aristócrata a todos los que me encuentro por ahí. Ya sabe… cosas de nómada. Con una media sonrisa le guiñé un ojo, dando en el mismo momento un par de pasos hacia atrás. Sentado y todo, estábamos al nivel de los ojos, y aunque no quisiera admitirlo, una vez casi pierdo la vida con un oso blanco en las lejanas tierras de los dragones. Sacudí mi cabeza, tratando de borrar aquél recuerdo pasado.
Y le agradezco que me trate como a una señorita, pero soy señora ugh… esa palabra casi sabía a ambrosía cada vez que la decía y orgullosa madre también musité enarcando una ceja ante el pensamiento. Ah, y mi nombre no es extraño. Es de lo más dije encogiéndome de hombros y sentándome en el piso frente a él, con piernas y brazos cruzados, observante. Hugurth, estoy en un dilema ¿sabe? hice una pausa y me eché hacia adelante, llevando una mano a mi barbilla para acariciarme el mentón. El grandote realmente parecía amigable, pero nunca se sabía… tal vez debiera decirle la verdad. De todas formas, podía olfatear al grupo cerca. Acabo de conocer a un gran gran, es decir, a un graaaan tipo mis brazos realizaban la mímica lo mejor posible en el mejor claro que he encontrado en kilómetros desde que entramos al bosque… de paso hacia la costa y luego a lunargenta agregué lo último para responder a una de sus pocas preguntas. Hice una breve pausa, estirando las piernas y poniendo una sobre otra mientras me echaba hacia atrás para recibir algunos rayos del sol en el rostro.
…Pero no estoy sola, y dentro del grupo que me sigue hay personas que son muy preciadas para mí. ¿Qué debería de hacer?le pregunté rodando sobre mi barriga para quedar boca abajo, mirándole fijamente, lista para todo. ¿Confiar en el oso, compartir un buen momento y partir? ¿irme y dejar las cosas así? ¿Defender? pregunté, la última palabra salió de entre mis labios como si la hubiesen arrancado. Habían llegado antes y estaban a punto de entrar en el claro. Miré el lugar por donde entré y luego al oso. Sentía que me dolía el corazón por poner en peligro a mi familia, pero a toda costa debía evitar un enfrentamiento que no valiera la pena. La decisión estaba en sus manos. Decidí no ocultarlo más, mis músculos trepidantes y mi expresión incontrolada, observando directamente al oso y cualquier intento gracioso de su parte.
Los brazos me temblaban, pero las manos parecían que pronto saldrían volando por su cuenta. Las eché hacia atrás con un intento vano de parecer calmada, combatiendo internamente mis ganas de volver con Black, Furia, Emel y Joner para correr como el viento lo más lejos posible y las de quedarme allí, analizando mejor los riesgos y beneficios de la compañía del gigante que se había presentado como Hugurth, quién tras haberme mostrado sus dientes, había hecho una reverencia, ¡una graciosa reverencia! ¡Ah! Sentía que mi ceño se pegaba de tan fruncido que estaba. Le devolví la mirada, cuando sus ojos se fijaron en mí, aunque no estaba segura de cuánto retendría la memoria ebria de un oso blanco. Desconfiada pero ligeramente más tranquila por darme cuenta que ni mi compañía parecía cerca, ni el Hugurth ese estuviese en modo ataque, me adelanté para acercarme a él cuando se sentó. Más que sentarse, aquello fue un desarrollo bastante humoroso de una “caída con estilo”. Esa bestia era tan grande que puse sentir el cosquilleo de la tierra quejándose bajo mis pies desnudos. Me apreté el labio inferior, la balanza estaba poniéndose a favor del guerrero borracho y ese bello claro.
Con su atención en la cantimplora, me acerqué curiosa a su figura. “Lástima que esté tan descuidado” pensé apreciando su piel como buena curtidora. Aquel pelaje era realmente hermoso, blanco impoluto que podría servir de abrigo para un par de inviernos a mis pobres crías impeleches. Dejé escapar un suspiro y tomé la cantimplora de las manos de él –no sin habérmelo pensado varias…varias veces- y la cerré rápidamente para luego devolvérsela. Aunque un poco tarde… también es un placer Hugurth. Excusará mi reverencia, pero no suelo ir por los caminos y bosques saludando como una aristócrata a todos los que me encuentro por ahí. Ya sabe… cosas de nómada. Con una media sonrisa le guiñé un ojo, dando en el mismo momento un par de pasos hacia atrás. Sentado y todo, estábamos al nivel de los ojos, y aunque no quisiera admitirlo, una vez casi pierdo la vida con un oso blanco en las lejanas tierras de los dragones. Sacudí mi cabeza, tratando de borrar aquél recuerdo pasado.
Y le agradezco que me trate como a una señorita, pero soy señora ugh… esa palabra casi sabía a ambrosía cada vez que la decía y orgullosa madre también musité enarcando una ceja ante el pensamiento. Ah, y mi nombre no es extraño. Es de lo más dije encogiéndome de hombros y sentándome en el piso frente a él, con piernas y brazos cruzados, observante. Hugurth, estoy en un dilema ¿sabe? hice una pausa y me eché hacia adelante, llevando una mano a mi barbilla para acariciarme el mentón. El grandote realmente parecía amigable, pero nunca se sabía… tal vez debiera decirle la verdad. De todas formas, podía olfatear al grupo cerca. Acabo de conocer a un gran gran, es decir, a un graaaan tipo mis brazos realizaban la mímica lo mejor posible en el mejor claro que he encontrado en kilómetros desde que entramos al bosque… de paso hacia la costa y luego a lunargenta agregué lo último para responder a una de sus pocas preguntas. Hice una breve pausa, estirando las piernas y poniendo una sobre otra mientras me echaba hacia atrás para recibir algunos rayos del sol en el rostro.
…Pero no estoy sola, y dentro del grupo que me sigue hay personas que son muy preciadas para mí. ¿Qué debería de hacer?le pregunté rodando sobre mi barriga para quedar boca abajo, mirándole fijamente, lista para todo. ¿Confiar en el oso, compartir un buen momento y partir? ¿irme y dejar las cosas así? ¿Defender? pregunté, la última palabra salió de entre mis labios como si la hubiesen arrancado. Habían llegado antes y estaban a punto de entrar en el claro. Miré el lugar por donde entré y luego al oso. Sentía que me dolía el corazón por poner en peligro a mi familia, pero a toda costa debía evitar un enfrentamiento que no valiera la pena. La decisión estaba en sus manos. Decidí no ocultarlo más, mis músculos trepidantes y mi expresión incontrolada, observando directamente al oso y cualquier intento gracioso de su parte.
Ay ay ay, ay dios >w< loved it T//^//T espero estar a la altura. Si ves que las cosas no van como lo habías planeado o que cometí un error, mp
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Cuando la mujer retira de las garras la cantimplora de cuero para cerrarla de una vez por todas y quitarle la triste tarea al gran oso, este por dentro cae en la conclusión de que no es una señora que pueda causar algún peligro, aunque el aroma a Licántropo que emanaba era algo curioso, nunca en su vida el oso blanco había visto una mujer de esa clase ni tampoco licántropos por aquellos sectores del bosque, aunque le parecía extraño e inusual no se cegó ante las primeras impresiones que el día le estaba entregando.
Madre… Queda pensando en aquella palabra mientras su oreja izquierda hace un movimiento rápido para hacer volar a cierta mosca ociosa que se posaba en ella, ahora comprendía el notable nerviosismo de la muchacha ante su encuentro con el gran oso. Sus ojos seguían ahora los movimientos de Wood al pie de cada acción, aunque el alcohol revoloteaba dentro de su cabeza como un colibrí en días primaverales, la experiencia de la batalla no había abandonado jamás al borracho coloso blanco y su hacha se encontraba en el sitio correspondiente ante cualquier ataque voraz de alguno de “Esos seres que ella aprecia bastante”.
¡Lunargenta! Se sorprende al escuchar que es un hecho que ciudades de tales magnitudes sean construcciones reales de piedra y acero, tangibles urbes donde seres de Aerandir viven resguardados por muros más grandes que los árboles que rodean al gran oso y a Wood, donde existía comercio de todo tipo y grandes festines de comidas preparadas de formas mágicas, además de las nombradas tabernas, un sueño para el alcohólico oso. Aún recuerda cuando los guerreros de su clan llegaban con la cena desde distintas posiciones del Lago y todos se reunían frente a un fuego que aún recuerda el gran oso como quemaba levemente su rostro, para escuchar las historias sobre el antiguo mundo y aquellas maravillosas ciudades.
Hugurth por fin puede sentir ya la presencia de 4 seres que se dirigían donde ellos se encontraban y esto inquieto un poco al coloso blanco pero no le quito su rostro sereno ni tampoco se vio reacción extraña en su cuerpo, salvo aquel oscilante movimiento de oreja que la ociosa mosca aun no comprendía como una invitación a que se retirara. El grupo de 4 “seres” o “hijos” de Wood no se movía de manera sigilosa, por ende, no tenían en su acción algo que esconder aunque ante la poderosa nariz del oso blanco nada podía pasar desapercibido, tampoco se movían con dificultad, haciendo alusión a que poseían armamento militar o armamentos de grandes magnitudes, el caminar del grupo era tranquilo pero tampoco se podía agregar mucho a los olores que recibía y los sonidos que podía escuchar.
Cuando las maquinaciones de la mente del Oso ya llevaban un buen rato aleteando en su cabeza blanca, las palabras de la muchacha tomaron un tono levemente amenazador. Nota como ella se pone barriga al suelo pero sus músculos se notan tensos, lista para poder saltar ante el oso y atacarlo pero, ¿Cómo? Ella era alta para ser una humana común y corriente pero tampoco podía superar la altura del Oso en ningún mundo posible, su musculatura se notaba definida pero no era rival ante los brazos del blanco oso y tampoco podía vérsele algún tipo de armamento más allá de unas hachas de bonitas terminaciones. No entendía como una mujer en sus cabales podría tener el vago pensamiento que un enfrentamiento directo con un oso sería algo bueno para ella, ya que de dos zarpadas, sin necesidad del uso de su hacha, podía botar arboles sin problema alguno y una muchachita, aunque alta, no sería problema para el pero… El aroma a licántropo se hacía más fuerte en sentido al nerviosismo de Wood y ahí fue cuando el oso blanco se da cuenta que se encuentra conversando con una; ¡licántropa en su forma humana!
Tranquila muchacha, no tengo interés en tus cachorros ni en su madre, aunque podría generar alguno si uno de ustedes lo desease AHAHAHA La risa del oso es estruendosa, fuerte y ronca, pero no hay maldad en ella. Mirando fijamente a Wood comienza a mover su mano derecha lentamente hacia su armadura donde mete con sumo cuidado la cantimplora que desaparece en un segundo.
Creo que tu grupo podría beneficiarse de un Oso como yo y un oso como yo puede beneficiarse por un grupo de Licántropos como el tuyo, además, la antigua guerra ya termino, no? Sus palabras son precisas pero no pierden veracidad ante la situación en la que se encuentran. Expectante ante la respuesta de la muchacha y su reacción, se echa para atrás apoyándose contra el árbol mientras deja su garra derecha encima de su yelmo que yacía en el suelo a su lado.
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No te preocupes, no tengo nada planeado, estoy super contento de que te hayas incluido en la historia, me parece excelente.
Espero estar yo a la altura de alguien que sabe de rol mucho mas que yo, un gusto en rolear contigo.
Madre… Queda pensando en aquella palabra mientras su oreja izquierda hace un movimiento rápido para hacer volar a cierta mosca ociosa que se posaba en ella, ahora comprendía el notable nerviosismo de la muchacha ante su encuentro con el gran oso. Sus ojos seguían ahora los movimientos de Wood al pie de cada acción, aunque el alcohol revoloteaba dentro de su cabeza como un colibrí en días primaverales, la experiencia de la batalla no había abandonado jamás al borracho coloso blanco y su hacha se encontraba en el sitio correspondiente ante cualquier ataque voraz de alguno de “Esos seres que ella aprecia bastante”.
¡Lunargenta! Se sorprende al escuchar que es un hecho que ciudades de tales magnitudes sean construcciones reales de piedra y acero, tangibles urbes donde seres de Aerandir viven resguardados por muros más grandes que los árboles que rodean al gran oso y a Wood, donde existía comercio de todo tipo y grandes festines de comidas preparadas de formas mágicas, además de las nombradas tabernas, un sueño para el alcohólico oso. Aún recuerda cuando los guerreros de su clan llegaban con la cena desde distintas posiciones del Lago y todos se reunían frente a un fuego que aún recuerda el gran oso como quemaba levemente su rostro, para escuchar las historias sobre el antiguo mundo y aquellas maravillosas ciudades.
Hugurth por fin puede sentir ya la presencia de 4 seres que se dirigían donde ellos se encontraban y esto inquieto un poco al coloso blanco pero no le quito su rostro sereno ni tampoco se vio reacción extraña en su cuerpo, salvo aquel oscilante movimiento de oreja que la ociosa mosca aun no comprendía como una invitación a que se retirara. El grupo de 4 “seres” o “hijos” de Wood no se movía de manera sigilosa, por ende, no tenían en su acción algo que esconder aunque ante la poderosa nariz del oso blanco nada podía pasar desapercibido, tampoco se movían con dificultad, haciendo alusión a que poseían armamento militar o armamentos de grandes magnitudes, el caminar del grupo era tranquilo pero tampoco se podía agregar mucho a los olores que recibía y los sonidos que podía escuchar.
Cuando las maquinaciones de la mente del Oso ya llevaban un buen rato aleteando en su cabeza blanca, las palabras de la muchacha tomaron un tono levemente amenazador. Nota como ella se pone barriga al suelo pero sus músculos se notan tensos, lista para poder saltar ante el oso y atacarlo pero, ¿Cómo? Ella era alta para ser una humana común y corriente pero tampoco podía superar la altura del Oso en ningún mundo posible, su musculatura se notaba definida pero no era rival ante los brazos del blanco oso y tampoco podía vérsele algún tipo de armamento más allá de unas hachas de bonitas terminaciones. No entendía como una mujer en sus cabales podría tener el vago pensamiento que un enfrentamiento directo con un oso sería algo bueno para ella, ya que de dos zarpadas, sin necesidad del uso de su hacha, podía botar arboles sin problema alguno y una muchachita, aunque alta, no sería problema para el pero… El aroma a licántropo se hacía más fuerte en sentido al nerviosismo de Wood y ahí fue cuando el oso blanco se da cuenta que se encuentra conversando con una; ¡licántropa en su forma humana!
Tranquila muchacha, no tengo interés en tus cachorros ni en su madre, aunque podría generar alguno si uno de ustedes lo desease AHAHAHA La risa del oso es estruendosa, fuerte y ronca, pero no hay maldad en ella. Mirando fijamente a Wood comienza a mover su mano derecha lentamente hacia su armadura donde mete con sumo cuidado la cantimplora que desaparece en un segundo.
Creo que tu grupo podría beneficiarse de un Oso como yo y un oso como yo puede beneficiarse por un grupo de Licántropos como el tuyo, además, la antigua guerra ya termino, no? Sus palabras son precisas pero no pierden veracidad ante la situación en la que se encuentran. Expectante ante la respuesta de la muchacha y su reacción, se echa para atrás apoyándose contra el árbol mientras deja su garra derecha encima de su yelmo que yacía en el suelo a su lado.
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No te preocupes, no tengo nada planeado, estoy super contento de que te hayas incluido en la historia, me parece excelente.
Espero estar yo a la altura de alguien que sabe de rol mucho mas que yo, un gusto en rolear contigo.
Hugurth
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
La adrenalina que tan rápidamente había surgido se apagó al escuchar la risa contagiosa del oso, a quién me uní, aunque sin dejar de observarlo… por si las moscas nomás. Aquél sonido que rebotaba estruendosamente entre los troncos de los viejos árboles me hacía volver el tiempo atrás, cuando acampábamos en el gremio, los asesinos borrachos de Igor. Ah… si, podía sentir como ese sentimiento me avigoraba y la expresión de felicidad se volvía sincera. Entre carcajadas mi rostro se contorsionó un par de veces recordando aquello de generar ositos. Me preguntaba que si aquello realmente fuera posible, ¿qué saldría de una cruza tan improbable como original? Miré de reojo al oso cuando se movió sigilosamente, eso de intentar ser puntilloso parecía que no iba exactamente con él. Me mordí el interior de mi cachete para no volver a reírme cuando éste retomaba la palabra.
Sabias palabras, de hombres bestia no era una especialista, pero a juzgar por su tamaño, pelaje y comportamiento estimaba que un joven no era. Le miré apreciativamente una vez más, con expresión meditativa. Por un momento la duda cruzó mi rostro pero más temprano que tarde le devolví un intento de sonrisa malformada con una ceja levantada. Un oso como tú pronto podría arrepentirse de sus palabras comenté levantando la vista y poniendo los labios hacia afuera simulando el pico de un pato, desentendiéndome de cualquier mirada acusatoria. De haber tenido bolsillos hubiese metido mis manos allí y habría comenzado a silbar. ¿Puedes silbar? le pregunté de la nada, atrayendo un poco su atención brindándole un ejemplo sonoro de lo que quería decir. La cosa era que no quería que viera entrar al claro a los jóvenes antes de que mi mente estuviese preparada.
Le dediqué una media sonrisa a mi nuevo albino compañero-a-prueba. Hmmm… bueno, esta es toda la tropa informé cuando entró la yegua negra al claro. Black me observaba, esperando cualquier indicio de señal para salir disparado, pero no fue necesario. Me acerqué a Furia y acariciándole la cabeza la presenté Esta es Furia, nadie jamás le ha ganado en velocidad. Ahora es… eh… una yegua de carga me encogí de hombros y agarré al mayor de los tres niños con toda su carga. Black señalé quitándole los dos atados, de los que pronto saldrían sonidos no articulados. Un par de cabezas salieron de allí Emel y Joner sentí como si mi voz se derritiera cuando pronuncié sus nombres. Ah, y ese es Chy dije señalando al halcón que aún no se decidía a bajar de las alturas. Desde que nació este par ha estado un poco celoso informé dimisiva, en lo que me acomodaba contra un árbol para limpiar a los cachorros de no más de ocho meses.
En nada nos hicimos dueños de la mitad del claro. Black ocupándose de armar diligentemente un campamento y de cuidar de nuestra montura; yo de ese par de fieras que no se estaban quietas. Emel especialmente estaba decidida a sortear la distancia que nos separaba del guerrero gateando. Primer viaje familiar, creo que le gusta el casco informé, alejándola de él disimuladamente. ¿Y tú Hugh? Supongo que puedo llamarte Hugh mascullé semi conversando semi atendiendo tres flancos. ¿Qué te trae a Midgar? A juzgar por esa melena no creería que un bosque en llamas sea la mejor elección de hogar
Sabias palabras, de hombres bestia no era una especialista, pero a juzgar por su tamaño, pelaje y comportamiento estimaba que un joven no era. Le miré apreciativamente una vez más, con expresión meditativa. Por un momento la duda cruzó mi rostro pero más temprano que tarde le devolví un intento de sonrisa malformada con una ceja levantada. Un oso como tú pronto podría arrepentirse de sus palabras comenté levantando la vista y poniendo los labios hacia afuera simulando el pico de un pato, desentendiéndome de cualquier mirada acusatoria. De haber tenido bolsillos hubiese metido mis manos allí y habría comenzado a silbar. ¿Puedes silbar? le pregunté de la nada, atrayendo un poco su atención brindándole un ejemplo sonoro de lo que quería decir. La cosa era que no quería que viera entrar al claro a los jóvenes antes de que mi mente estuviese preparada.
Le dediqué una media sonrisa a mi nuevo albino compañero-a-prueba. Hmmm… bueno, esta es toda la tropa informé cuando entró la yegua negra al claro. Black me observaba, esperando cualquier indicio de señal para salir disparado, pero no fue necesario. Me acerqué a Furia y acariciándole la cabeza la presenté Esta es Furia, nadie jamás le ha ganado en velocidad. Ahora es… eh… una yegua de carga me encogí de hombros y agarré al mayor de los tres niños con toda su carga. Black señalé quitándole los dos atados, de los que pronto saldrían sonidos no articulados. Un par de cabezas salieron de allí Emel y Joner sentí como si mi voz se derritiera cuando pronuncié sus nombres. Ah, y ese es Chy dije señalando al halcón que aún no se decidía a bajar de las alturas. Desde que nació este par ha estado un poco celoso informé dimisiva, en lo que me acomodaba contra un árbol para limpiar a los cachorros de no más de ocho meses.
En nada nos hicimos dueños de la mitad del claro. Black ocupándose de armar diligentemente un campamento y de cuidar de nuestra montura; yo de ese par de fieras que no se estaban quietas. Emel especialmente estaba decidida a sortear la distancia que nos separaba del guerrero gateando. Primer viaje familiar, creo que le gusta el casco informé, alejándola de él disimuladamente. ¿Y tú Hugh? Supongo que puedo llamarte Hugh mascullé semi conversando semi atendiendo tres flancos. ¿Qué te trae a Midgar? A juzgar por esa melena no creería que un bosque en llamas sea la mejor elección de hogar
Off: No digas eso x(
La ficha de los mellis está para ser aprobada en los registros de pnj, la de Black y Furia en mi firma :3
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
La amenaza que se pronunció en los labios de la joven causo en Hugurth una sensación de simpatía y agrado ante la valentía de la muchacha, pero además, genero una intensa curiosidad en las posibles habilidades que ella poseía, aun cuando un vestido amarillo lo esconda, aunque su forma humana lo disimule, aún hay una fiera licantropa que puede generar una buena batalla, pero no obstante, su mente, la de un curtido hombre de guerra se excitaba ante la idea de poder chocar sus armas, la conciencia como ser, maravillaba al blanco oso ante la señora Wood. Y la dama sorprendía aún más al Oso al comenzar emitir sonidos agudos de su boca, casi como si un ave hubiera tomado por hogar la boca de Wood e iniciara, como por arte de magia u alquimia, un cantico ligero.
El gran oso no alcanza a comenzar a articular sus mandíbulas para intentar emitir un ruido similar al de la dama cuando el resto del grupo de Wood llega al claro y es al hermoso caballo negro a quien primero ve, donde comienza analizar su estructura física para quedar algo confundido ante el oficio que ocupaba en la comitiva de Wood; se notaba que sus músculos estaban entrenados para recorrer grandes distancias a mucha velocidad y ser fugaz era su principal preocupación, pero en el momento de conocerse con el blanco oso, el oficio antiguo había quedado en el pasado.
Encantado Furia Baja su cabeza en símbolo de respeto.
Aunque el muchacho parecía que fuese un debilucho pálido de cabellera negra y su actitud no fuese más amenazadora que un cerdo enojado, en sus ojos había un brillo con una fuerza digna de ser pulida en las llanuras de la batalla, aquella mirada que puede sobreponerse ante las tormentas más terribles y salir vencedor de un titán, como un campeón de aquellos que contaban los ancianos Osos blancos en las noches de primavera.
Saludos muchacho Le dice al niño nuevamente bajando su cabeza, ya que desde su posición, todos se encontraban algo lejos de poder tocar la mano del oso.
Existía un aroma especial en el pequeño. Más bien en los brazos del pequeño, en dos bultos que se movían con legítima viveza y curiosa forma, además de emitir sonidos incomprensibles para Hugurth. Y el misterio aun crecía, ya que, moviéndose de su enclaustramiento en los ropajes que los abrigaban y en los brazos de Wood, dos cabezas aparecen refunfuñando cosas en el lenguaje de los infantes, moviendo sus manos, ojos y bocas a un ritmo que todos los seres vivos han conocido pero ninguno de ellos puede recordar.
Pequeños cachorros en un claro en Midgar, ¿quién lo diría? Dice mientras se rasca la barbilla, confundido ante el hecho de viajar con dos infantes recién salidos del vientre materno.
Le da una pequeña mirada a lo lejos al halcón que sobrevolaba y al escuchar el celo causado por los infantes, una carcajada sale de su hocico negro.
Al notar que uno de los pequeños se acerca al casco para juguetear con él, el gran oso pone delicadamente su mano encima de la cabeza de la pequeña para acariciarla con extremo cuidado, retrayendo sus garras lo que más fuese posible para evitar un rasguño innecesario y además, para evitar que la madre saltara a degollarle la garganta sin previo aviso.
Al parecer el nerviosismo de Wood se presenta nuevamente ya que, unos segundos pasados de este acto, ella retira a la dulce pequeña de su lado, pero Hugurth no siente rechazo ante el acto, sino que adula en sus adentros a Wood y aprueba su preocupación a con su descendencia.
Puedes llamarme Hugh, si me dejas llamarte Wood Agrega el Oso que se levanta apoyándose en el tronco del árbol en el cual su espalda estaba apoyada. La conversación previa a los sucesos actuales hicieron que el alcohol disminuyera la potencia en el estado del Oso pero si generaron una resaca que hacia mover la lengua del blanco gigante para todos lados, buscando un manantial imaginario frente a sus narices.
Un ojo muy observador Wood, si haces alusión a que yo no vivo aquí. Mira para derecha e izquierda tratando de ubicar un jarrón invisible de agua celestial, donde poder apagar la sed que secaba sus adentros y montaba tambores de guerra en su cabeza.
Por la guerra de los clanes años atrás, mis hermanos y hermanas partieron para estos lares, ya que nuestro hogar original, “El lago Helado”, fue azotado por las inclemencias de la antigua guerra. Su rostro toma un tono cabizbajo, aun siente en su corazón las pérdidas de sus padres ante la desesperada decisión de cambio, aun sentía que debía haber hecho más para poder asistirlos.
Por unos momentos queda mirando el verde suelo, siendo azotado por las imágenes de su madre enseñándole los secretos de la tierra y las hierbas que crecían por los alrededores del lago, bajo la nieve. Aún recuerda a su padre enseñándole a cazar, enseñándole a utilizar su hacha de guerra la cual siempre el pequeño Hugurth saco a escondidas de su hogar para salir durante horas a golpear árboles, soñando que eran guerreros imaginarios enemigos. Despierta Se dice al momento de levantar la mirada, como atónito ante los recuerdos que afloraron en su cabeza, mirando nuevamente a los cachorros de Wood que se movían libremente con una felicidad y tranquilidad latente. Eso animo un poco al Oso, de hecho, lo animo bastante.
Por entre tus haberes Wood; ¿Tendrás algún tipo de licor? ¿Tal vez agua si fuese el último caso? Dice esto mientras estira su espalda levantando ambos brazos al aire, abriendo su hocico de par en par, mostrando sus blancos dientes y lengua que se posa por el lado derecho de su boca, botando un par de gotas al pasto y bostezando, agregándole un grave sonido; Ahhh!.
¿Y que hace una madre como tú con un jardín de niños a cuestas?¿No lo crees peligroso? Agrega mientras baja los brazos y cierra el hocico. Su pata derecha se pasea por el ojo izquierdo donde iba cayendo una lágrima, luego, doblando levemente las rodillas, alcanza el casco para acercárselo a la pequeña que disfrutaba del instrumento de guerra inofensivo.
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Off:Disculpa la tardanza, que estos últimos días han sido algo agitados pero prometo tener la constancia de los post previos.
Acabo de ver las fijas, excelente, me sirvieron ene.[/b]
El gran oso no alcanza a comenzar a articular sus mandíbulas para intentar emitir un ruido similar al de la dama cuando el resto del grupo de Wood llega al claro y es al hermoso caballo negro a quien primero ve, donde comienza analizar su estructura física para quedar algo confundido ante el oficio que ocupaba en la comitiva de Wood; se notaba que sus músculos estaban entrenados para recorrer grandes distancias a mucha velocidad y ser fugaz era su principal preocupación, pero en el momento de conocerse con el blanco oso, el oficio antiguo había quedado en el pasado.
Encantado Furia Baja su cabeza en símbolo de respeto.
Aunque el muchacho parecía que fuese un debilucho pálido de cabellera negra y su actitud no fuese más amenazadora que un cerdo enojado, en sus ojos había un brillo con una fuerza digna de ser pulida en las llanuras de la batalla, aquella mirada que puede sobreponerse ante las tormentas más terribles y salir vencedor de un titán, como un campeón de aquellos que contaban los ancianos Osos blancos en las noches de primavera.
Saludos muchacho Le dice al niño nuevamente bajando su cabeza, ya que desde su posición, todos se encontraban algo lejos de poder tocar la mano del oso.
Existía un aroma especial en el pequeño. Más bien en los brazos del pequeño, en dos bultos que se movían con legítima viveza y curiosa forma, además de emitir sonidos incomprensibles para Hugurth. Y el misterio aun crecía, ya que, moviéndose de su enclaustramiento en los ropajes que los abrigaban y en los brazos de Wood, dos cabezas aparecen refunfuñando cosas en el lenguaje de los infantes, moviendo sus manos, ojos y bocas a un ritmo que todos los seres vivos han conocido pero ninguno de ellos puede recordar.
Pequeños cachorros en un claro en Midgar, ¿quién lo diría? Dice mientras se rasca la barbilla, confundido ante el hecho de viajar con dos infantes recién salidos del vientre materno.
Le da una pequeña mirada a lo lejos al halcón que sobrevolaba y al escuchar el celo causado por los infantes, una carcajada sale de su hocico negro.
Al notar que uno de los pequeños se acerca al casco para juguetear con él, el gran oso pone delicadamente su mano encima de la cabeza de la pequeña para acariciarla con extremo cuidado, retrayendo sus garras lo que más fuese posible para evitar un rasguño innecesario y además, para evitar que la madre saltara a degollarle la garganta sin previo aviso.
Al parecer el nerviosismo de Wood se presenta nuevamente ya que, unos segundos pasados de este acto, ella retira a la dulce pequeña de su lado, pero Hugurth no siente rechazo ante el acto, sino que adula en sus adentros a Wood y aprueba su preocupación a con su descendencia.
Puedes llamarme Hugh, si me dejas llamarte Wood Agrega el Oso que se levanta apoyándose en el tronco del árbol en el cual su espalda estaba apoyada. La conversación previa a los sucesos actuales hicieron que el alcohol disminuyera la potencia en el estado del Oso pero si generaron una resaca que hacia mover la lengua del blanco gigante para todos lados, buscando un manantial imaginario frente a sus narices.
Un ojo muy observador Wood, si haces alusión a que yo no vivo aquí. Mira para derecha e izquierda tratando de ubicar un jarrón invisible de agua celestial, donde poder apagar la sed que secaba sus adentros y montaba tambores de guerra en su cabeza.
Por la guerra de los clanes años atrás, mis hermanos y hermanas partieron para estos lares, ya que nuestro hogar original, “El lago Helado”, fue azotado por las inclemencias de la antigua guerra. Su rostro toma un tono cabizbajo, aun siente en su corazón las pérdidas de sus padres ante la desesperada decisión de cambio, aun sentía que debía haber hecho más para poder asistirlos.
Por unos momentos queda mirando el verde suelo, siendo azotado por las imágenes de su madre enseñándole los secretos de la tierra y las hierbas que crecían por los alrededores del lago, bajo la nieve. Aún recuerda a su padre enseñándole a cazar, enseñándole a utilizar su hacha de guerra la cual siempre el pequeño Hugurth saco a escondidas de su hogar para salir durante horas a golpear árboles, soñando que eran guerreros imaginarios enemigos. Despierta Se dice al momento de levantar la mirada, como atónito ante los recuerdos que afloraron en su cabeza, mirando nuevamente a los cachorros de Wood que se movían libremente con una felicidad y tranquilidad latente. Eso animo un poco al Oso, de hecho, lo animo bastante.
Por entre tus haberes Wood; ¿Tendrás algún tipo de licor? ¿Tal vez agua si fuese el último caso? Dice esto mientras estira su espalda levantando ambos brazos al aire, abriendo su hocico de par en par, mostrando sus blancos dientes y lengua que se posa por el lado derecho de su boca, botando un par de gotas al pasto y bostezando, agregándole un grave sonido; Ahhh!.
¿Y que hace una madre como tú con un jardín de niños a cuestas?¿No lo crees peligroso? Agrega mientras baja los brazos y cierra el hocico. Su pata derecha se pasea por el ojo izquierdo donde iba cayendo una lágrima, luego, doblando levemente las rodillas, alcanza el casco para acercárselo a la pequeña que disfrutaba del instrumento de guerra inofensivo.
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Off:Disculpa la tardanza, que estos últimos días han sido algo agitados pero prometo tener la constancia de los post previos.
Acabo de ver las fijas, excelente, me sirvieron ene.[/b]
Hugurth
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Claro claro accedí automáticamente ante lo de los nombres, viajando con cuatro y hablando con un quinto, no podría pedir algo mejor que tener la oportunidad de simplificar un poco acortándolos. Mientras le miraba ponerse en pie me puse a pensar que el grandote parecía bonachón después de todo; ahora que estaba más calmada, me hacía bastante gracia el recuerdo de su expresión cuando silbé. Tenía que confesar que había sido una artimaña de una vieja zorra, pero no esperaba que él reaccionara tan inocentemente. Casi me daban ganas de apapacharle su inmenso ser blanco con todo y armadura. Sí, ahora que lo pensaba bien, incluso me parecía tierno, viéndole allí, sin saber qué hacer con su lengua y con la vista ligeramente desorientada.
Asentí, siguiendo la conversación como mejor pude. Podría jurarlo, esas criaturas que tenía por hijos, serían mi perdición en poco tiempo. Con su siempre callada mirada, el pequeño Joner no hacía más que mirar mi busto, como si se fuese a convertir en comida y Emel no ayudaba en la situación ahora que su nuevo casi mejor amigo se había vuelto más grande de lo que sus pequeños ojos le permitieran ver. El oso se hace más alto y ¡puf! Por arte de la magia la curiosa niña vuelve con su madre fingiendo desinterés por Hug. Lo medité un poco y pronto les permití darse un festín. A estas alturas yo ya casi no tenía leche, asique pronto se aburrirían de chupetear y se estarían mas quietos para darles algo sólido.
Puahjajajaja fue mi mejor respuesta articulada ante su pedido de alcohol. Me tomó un buen rato calmar la risa, casi el mismo que a los pequeñajos darse cuenta que no podrían sacarme más leche. Por los dioses licántropos, era el único momento del día en el que se estaban medianamente quietos. Eh Hugh, ¿qué no sabes que lo más peligroso en la cercanía es una mamá lobo? No deberías tomarme a la ligera le dije sonriente, apuntando con mi mentón su hacha mientras con mis ojos dirigía su mirada a las mías. Le sonreí mientras puse en el suelo a los mellizos y me volvía a acomodar la ropa Ah… siento el momento incómodo, cosas de madres e hijos. Eso fue lo peor, lo prometo bromee caminando hasta el improvisado campamento donde estaban ubicadas mis cosas. Black rápidamente había ocupado mi lugar entre las dos pequeñas fieras.
De verdad, puedo llegar a ser muy muy peligrosa sonreí mientras encontraba lo que buscaba. Saqué un odre con agua, le puse un embudo y tomé tres limones en mi mano diestra. Me aseguré de que él mirase mientras me concentraba para transformar todo el brazo en su forma bestial* y ¡zpuik! los limones eran jugo que se mezclaba con el agua. Lo siguiente en la alquimia fueron un par de troncos de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] junto a unas hojas de hierbabuena. Machacarlos entre esos dedos era sumamente sencillo y agradable. Incluso desprendían un aroma mentolado refrescante. Y además… es un viaje necesario dije poniéndome seria como sea, ten levanté mis ojos a la altura de los orbes negros que él poseía. Es amargo y asqueroso, pero si mi olfato no me falla, te va ayudar con la sed y la resaca tendí mi mano lobuna, asegurándome de que pudiera apreciarla bien antes de volverla a la normalidad.
No te quejes del gusto ¿eh? En otra oportunidad sí hubiese tenido algo bien picante, ya sabes… pero ahora no debo. Hice una mueca tengo apenas media petaca de ron para ponerles en la boca porque les están saliendo los dientes. Realmente son unas pequeñas bestias murmuré bajando la mirada y recordando sus mordidas en lugares que no debería mencionar. Eso de “una madre como yo” no dejaba de darme vueltas en la cabeza En todo caso ¿qué es una madre como yo? inquirí, tomando un recipiente que había llenado de nutritivo puré –horriblemente asqueroso- antes de partir de Ulmer. Al menos a esos lobitos les gustaba… Si crees que no puedo defender a mi familia, podemos probar el acero de nuestras espadas, cuando estes sobrio, claro comenté casi disfrutando del pensamiento. Solo un entrenamiento, solo un entrenamiento me apresuré a decir para que no malentendiera.
Si ya no viven en el Norte, ni aquí, ¿dónde vives Hugh? Pregunté cuando salí del trance dar-comida-limpiar-hacer provecho-mantener-quietos. ¿Acaso eres un mercenario? Le miré con nuevos ojos, evaluando desde otro punto de vista una posible competencia bestia-bestia. Si es así, compitamos. Lo que quieras. ¿La media petaca como premio? ahora sí estaba teniendo un día interesante.
Asentí, siguiendo la conversación como mejor pude. Podría jurarlo, esas criaturas que tenía por hijos, serían mi perdición en poco tiempo. Con su siempre callada mirada, el pequeño Joner no hacía más que mirar mi busto, como si se fuese a convertir en comida y Emel no ayudaba en la situación ahora que su nuevo casi mejor amigo se había vuelto más grande de lo que sus pequeños ojos le permitieran ver. El oso se hace más alto y ¡puf! Por arte de la magia la curiosa niña vuelve con su madre fingiendo desinterés por Hug. Lo medité un poco y pronto les permití darse un festín. A estas alturas yo ya casi no tenía leche, asique pronto se aburrirían de chupetear y se estarían mas quietos para darles algo sólido.
Puahjajajaja fue mi mejor respuesta articulada ante su pedido de alcohol. Me tomó un buen rato calmar la risa, casi el mismo que a los pequeñajos darse cuenta que no podrían sacarme más leche. Por los dioses licántropos, era el único momento del día en el que se estaban medianamente quietos. Eh Hugh, ¿qué no sabes que lo más peligroso en la cercanía es una mamá lobo? No deberías tomarme a la ligera le dije sonriente, apuntando con mi mentón su hacha mientras con mis ojos dirigía su mirada a las mías. Le sonreí mientras puse en el suelo a los mellizos y me volvía a acomodar la ropa Ah… siento el momento incómodo, cosas de madres e hijos. Eso fue lo peor, lo prometo bromee caminando hasta el improvisado campamento donde estaban ubicadas mis cosas. Black rápidamente había ocupado mi lugar entre las dos pequeñas fieras.
De verdad, puedo llegar a ser muy muy peligrosa sonreí mientras encontraba lo que buscaba. Saqué un odre con agua, le puse un embudo y tomé tres limones en mi mano diestra. Me aseguré de que él mirase mientras me concentraba para transformar todo el brazo en su forma bestial* y ¡zpuik! los limones eran jugo que se mezclaba con el agua. Lo siguiente en la alquimia fueron un par de troncos de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] junto a unas hojas de hierbabuena. Machacarlos entre esos dedos era sumamente sencillo y agradable. Incluso desprendían un aroma mentolado refrescante. Y además… es un viaje necesario dije poniéndome seria como sea, ten levanté mis ojos a la altura de los orbes negros que él poseía. Es amargo y asqueroso, pero si mi olfato no me falla, te va ayudar con la sed y la resaca tendí mi mano lobuna, asegurándome de que pudiera apreciarla bien antes de volverla a la normalidad.
No te quejes del gusto ¿eh? En otra oportunidad sí hubiese tenido algo bien picante, ya sabes… pero ahora no debo. Hice una mueca tengo apenas media petaca de ron para ponerles en la boca porque les están saliendo los dientes. Realmente son unas pequeñas bestias murmuré bajando la mirada y recordando sus mordidas en lugares que no debería mencionar. Eso de “una madre como yo” no dejaba de darme vueltas en la cabeza En todo caso ¿qué es una madre como yo? inquirí, tomando un recipiente que había llenado de nutritivo puré –horriblemente asqueroso- antes de partir de Ulmer. Al menos a esos lobitos les gustaba… Si crees que no puedo defender a mi familia, podemos probar el acero de nuestras espadas, cuando estes sobrio, claro comenté casi disfrutando del pensamiento. Solo un entrenamiento, solo un entrenamiento me apresuré a decir para que no malentendiera.
Si ya no viven en el Norte, ni aquí, ¿dónde vives Hugh? Pregunté cuando salí del trance dar-comida-limpiar-hacer provecho-mantener-quietos. ¿Acaso eres un mercenario? Le miré con nuevos ojos, evaluando desde otro punto de vista una posible competencia bestia-bestia. Si es así, compitamos. Lo que quieras. ¿La media petaca como premio? ahora sí estaba teniendo un día interesante.
Off: No te preocupes,mientras respondas una vez en 3 días o me avises que estas vivo por mi no pasa nada
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Solo breves segundos le toman al gran oso comenzar a recodar su niñez y juventud ante las palabras de Wood, quien con una actitud férrea, mantiene al tanto de la ferocidad de una madre ante un posible peligro a sus cachorros… Aun se podía ver corriendo entre la nieve y los arboles nevados en su copa, respirando profundas caladas de aire frio que penetraban profundo en sus jóvenes pulmones provocando un leve dolor, pero lo llenaban de alegría, ya que a su lado, con un tamaño enorme y de grandes zancadas pero a menor velocidad, su madre avanzaba mientras daba consejos al pequeño sobre terrenos, plantas y animales del área, en como alimentarse, como luchar y como poder crecer fuerte sin ir en contra de los principios de su tribu… Hermoso, hermoso recuerdo .
Hugurth retira la vista de la madre cuando comienza a amamantar a sus cachorros, aunque no se siente perturbado, los años que ha vivido el Oso lo han hecho conocedor del amor de una mujer y el cuerpo de una hermosa Ursina llamada; Clarice. Ella era tan grande como el cuándo se encontraban bordeando los 20 años, ambos grandes luchadores y muy enamorados pero el destino siempre complica las situaciones para amantes en tiempos de guerra y conflicto… Aun desde la emigración de su tribu hacia tierra en paz, nunca más pudo verla, nunca más pudo acariciar su bello pelaje blanco. Aún más blanco que el de él.
Levanta su pata derecha, bajando su cabeza, tratando de darle tranquilidad a Wood sobre la “cena” de los pequeños.
Con sorpresa ve la transformación de únicamente el brazo de la muchacha y se alegra al notar que Wood tiene control, al parecer, completo de su estado “especial”, pudiendo transformar solo partes de su cuerpo sin necesidad de transformarse completamente en Lobo. Pero lo que más le sorprende es la mezcla de aromas que junta diestramente en una simpática copa, apretando limones y setas, mezclándolas con agua. Los olores llenan la nariz del oso que se siente extasiado, aunque no son los olores lo que lo tienen de esa forma, ya que, el alcohol ingerido aun hace bailar sus cuencas oculares, aun siente como si una fiebre tomara su cabeza y la hiciera girar en 360° constantemente y la sed lo ataca fuertemente, sintiendo su lengua como si fuera el desierto más árido conocido en Aerandir.
Si supieras de resacas… La de hoy solo es una roca en mi cabeza… Una roca del tamaño de un Bolwntos Toma el recipiente de tal aromático y extraño brebaje, solo confiando en que la sed se evaporaría tan rápido como la nieve cuando tocaba su lengua cuando era pequeño, aunque su mirada se mantiene en la garra feral, que en contraste con la blanca muchacha, parecía un extraño cuento de aquellos de antaño.
Glup, glup, glup… Deja caer los sorbos de este líquido entregado por Wood en su hocico y su expresión cambia fatalmente. El sabor en su lengua produce cierto reflujo que casi lo hace vomitar, pero su fuerza de voluntad es mayor, así que la intención es eliminada al instante que traga el jugo de calcetines que le han dado de beber, sintiendo como el amargor extraño transforma su garganta en musgos y algas de lago. Luego de tragarlo, baja la cabeza cerrando los ojos, tratando de procesar y eliminar el sabor de su lengua, dejando caer un par de lágrimas debido al extraño sabor del elixir.
RON!? La idea le emociono tanto que el gusto horrible de aquella bebida se había desvanecido de su garganta, levantando su cabeza y apresurando un rostro de placer y alegría, aunque si escucho claramente que era para el crecimiento de dientes de sus cachorros, algo que era usual hasta en su época, donde el gran oso cree, en tema de broma, que es donde nació su gusto por el licor. Pero no podía quitarle el placer a los pequeños de tener un proceso de erupción dental indoloro, por ende, se mantiene en silencio, aunque sin el desagradable sabor del elixir.
Realmente no eres una madre como yo lo había pensado, Wood Bromea el gran oso mientras ajusta su armadura que se había movido de su eje al sentarse y pararse, repetidas veces.
Ahora vivo, por así decirlo, en todos lados donde pueda entrar y sentarme a dormir . Mira hacia el cielo, notando el momento del día, observando las nubes y su dirección. Nota las copas de los arboles como se mecen con el viento, que no golpeaba fuerte pero si con consistencia, haciéndose notar en las hojas que caían y se meneaban alrededor del particular grupo.
Creo que decir que me desarrollo como mercenario sería lo más certero que podría emitir en juicio de la pregunta ¿Qué es lo que hago? Ajusta levemente el hacha en su cinto, moviéndola desde el filo, tratándola de ajustar en el cinto de su armadura y cintura. Muy buen ojo, nuevamente Wood
Ante la tentativa de un enfrentamiento con una licantropa de armas tomar, Hugurth se emociona, dos veces había escuchado que la señorita había generado intenciones de probar sus aceros en una batalla, pero ahora la propuesta era amistosa, por lo que se podía notar, ya no percibía el nerviosismo de Wood ni tampoco veía tonos de maldad en ella, ningún aroma era emitido desde otro lado cercano a ellos ni las sombras habían tomado el claro, que con la luz del día se tornaba adorable y acogedor.
Creo que competiré, pero no por el hermoso Ron que tus cachorros disfrutan en aquella fase dental, sino para despabilar mi lengua de aquel líquido que me has dado Sonriente, mirando a los ojos a Wood. ¿No era veneno, verdad? .
Hugurth retira la vista de la madre cuando comienza a amamantar a sus cachorros, aunque no se siente perturbado, los años que ha vivido el Oso lo han hecho conocedor del amor de una mujer y el cuerpo de una hermosa Ursina llamada; Clarice. Ella era tan grande como el cuándo se encontraban bordeando los 20 años, ambos grandes luchadores y muy enamorados pero el destino siempre complica las situaciones para amantes en tiempos de guerra y conflicto… Aun desde la emigración de su tribu hacia tierra en paz, nunca más pudo verla, nunca más pudo acariciar su bello pelaje blanco. Aún más blanco que el de él.
Levanta su pata derecha, bajando su cabeza, tratando de darle tranquilidad a Wood sobre la “cena” de los pequeños.
Con sorpresa ve la transformación de únicamente el brazo de la muchacha y se alegra al notar que Wood tiene control, al parecer, completo de su estado “especial”, pudiendo transformar solo partes de su cuerpo sin necesidad de transformarse completamente en Lobo. Pero lo que más le sorprende es la mezcla de aromas que junta diestramente en una simpática copa, apretando limones y setas, mezclándolas con agua. Los olores llenan la nariz del oso que se siente extasiado, aunque no son los olores lo que lo tienen de esa forma, ya que, el alcohol ingerido aun hace bailar sus cuencas oculares, aun siente como si una fiebre tomara su cabeza y la hiciera girar en 360° constantemente y la sed lo ataca fuertemente, sintiendo su lengua como si fuera el desierto más árido conocido en Aerandir.
Si supieras de resacas… La de hoy solo es una roca en mi cabeza… Una roca del tamaño de un Bolwntos Toma el recipiente de tal aromático y extraño brebaje, solo confiando en que la sed se evaporaría tan rápido como la nieve cuando tocaba su lengua cuando era pequeño, aunque su mirada se mantiene en la garra feral, que en contraste con la blanca muchacha, parecía un extraño cuento de aquellos de antaño.
Glup, glup, glup… Deja caer los sorbos de este líquido entregado por Wood en su hocico y su expresión cambia fatalmente. El sabor en su lengua produce cierto reflujo que casi lo hace vomitar, pero su fuerza de voluntad es mayor, así que la intención es eliminada al instante que traga el jugo de calcetines que le han dado de beber, sintiendo como el amargor extraño transforma su garganta en musgos y algas de lago. Luego de tragarlo, baja la cabeza cerrando los ojos, tratando de procesar y eliminar el sabor de su lengua, dejando caer un par de lágrimas debido al extraño sabor del elixir.
RON!? La idea le emociono tanto que el gusto horrible de aquella bebida se había desvanecido de su garganta, levantando su cabeza y apresurando un rostro de placer y alegría, aunque si escucho claramente que era para el crecimiento de dientes de sus cachorros, algo que era usual hasta en su época, donde el gran oso cree, en tema de broma, que es donde nació su gusto por el licor. Pero no podía quitarle el placer a los pequeños de tener un proceso de erupción dental indoloro, por ende, se mantiene en silencio, aunque sin el desagradable sabor del elixir.
Realmente no eres una madre como yo lo había pensado, Wood Bromea el gran oso mientras ajusta su armadura que se había movido de su eje al sentarse y pararse, repetidas veces.
Ahora vivo, por así decirlo, en todos lados donde pueda entrar y sentarme a dormir . Mira hacia el cielo, notando el momento del día, observando las nubes y su dirección. Nota las copas de los arboles como se mecen con el viento, que no golpeaba fuerte pero si con consistencia, haciéndose notar en las hojas que caían y se meneaban alrededor del particular grupo.
Creo que decir que me desarrollo como mercenario sería lo más certero que podría emitir en juicio de la pregunta ¿Qué es lo que hago? Ajusta levemente el hacha en su cinto, moviéndola desde el filo, tratándola de ajustar en el cinto de su armadura y cintura. Muy buen ojo, nuevamente Wood
Ante la tentativa de un enfrentamiento con una licantropa de armas tomar, Hugurth se emociona, dos veces había escuchado que la señorita había generado intenciones de probar sus aceros en una batalla, pero ahora la propuesta era amistosa, por lo que se podía notar, ya no percibía el nerviosismo de Wood ni tampoco veía tonos de maldad en ella, ningún aroma era emitido desde otro lado cercano a ellos ni las sombras habían tomado el claro, que con la luz del día se tornaba adorable y acogedor.
Creo que competiré, pero no por el hermoso Ron que tus cachorros disfrutan en aquella fase dental, sino para despabilar mi lengua de aquel líquido que me has dado Sonriente, mirando a los ojos a Wood. ¿No era veneno, verdad? .
Hugurth
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Jajajaja ya me gustaría a mí saber de un veneno que deje a un grandote como tu patitas al aire en un tris tras, pero si hiciera eso no sería divertido ¿o si? mi risa hacía eco entre los árboles que nos rodeaban, haciendo que el sonido se deformara y volviera de una forma bastante retorcida. Competiremos sí, pero cuando salga el sol le guiñé un ojo y señalé a escondidas a nuestro público. Ya es bastante difícil criarlos sin violencia en estos tiempos, más para una loba que ama las armas susurré, poniéndome en puntas de pie para que me escuchase mejor. Sentía que se había formado entre nosotros una camaradería instantánea. Estar cerca del gran oso era tan sencillo como dejar correr libre mi lobo interior.
¿Vas a Verisar? pregunté No me imagino mucho trabajo por aquí y bueno… no es que tenga tan buen ojo como habías dicho, sólo… me dedicaba a esto y aquello cuando estaba sola. Si algo he aprendido es que los humanos de las grandes ciudades son los que tienen más trabajo me encogí de hombros y comencé a dedicarme a lo mío. Aunque estuviésemos en pleno invierno y Midgar estuviese por encima de la temperatura media en esas fechas, no me iba a arriesgar a narices chorreantes y llantos llenos de flema. Armar un corral para Furia no era necesario, ella no se separaría de nosotros, pero si era mandatario levantar un techo y llenar de pieles el suelo. Emel era espectacularmente diestra rodando dormida.
Para la media tarde estaba todo listo. Una fogata que solo necesitaba una chispa para comenzar a arder, los críos limpios y bastante cansados, los animales alimentándose. Me iba a sentar a continuar la conversación con Hugh*, cuando un olor nauseabundo llegó a mi nariz. Iuuugh… ¿qué es eso? pregunté sin ser capaz de disimular mi desagrado arrugando la nariz e intentando tapármela. -Puedo ir a ver-se ofreció rápidamente Black, dejando al par bajo la sombra de un árbol no muy lejano. Ni de broma. Si quieres explorar un poco, lo harás mañana. Ahora estoy demasiado cansada como para cuidar de todo el mundo mis palabras fueron apagadas por un amplio bostezo. Espera aquí, ya sabes qué hacer si algo pasa.
Estaba alegre de haberme deshecho de aquél horrendo vestido amarillo. Cada día apreciaba más el mi forma feral. Mis instintos me llevaron en nada hacia la fuente de tan desagradable aroma. “Agua estancada” pensé con desagrado, pero cuando me estaba volviendo mi vista periférica detectó algo. Me volví y caminé sigilosamente hacia la barcha y allí estaban, unos gigantes y hermosos lunamorf con sus ancas bien gordas. Esbocé una sonrisa canina, esta noche tendríamos carne en la mesa.
* Hugh, Wood estaba tan centrada en sus cosas que pudo no haberse percatado de tu ausencia. Dejo ese tiempo en blanco a tu mejor criterio.
Cuando se haga la noche, atacaré sin aviso muajajaja
¿Vas a Verisar? pregunté No me imagino mucho trabajo por aquí y bueno… no es que tenga tan buen ojo como habías dicho, sólo… me dedicaba a esto y aquello cuando estaba sola. Si algo he aprendido es que los humanos de las grandes ciudades son los que tienen más trabajo me encogí de hombros y comencé a dedicarme a lo mío. Aunque estuviésemos en pleno invierno y Midgar estuviese por encima de la temperatura media en esas fechas, no me iba a arriesgar a narices chorreantes y llantos llenos de flema. Armar un corral para Furia no era necesario, ella no se separaría de nosotros, pero si era mandatario levantar un techo y llenar de pieles el suelo. Emel era espectacularmente diestra rodando dormida.
Para la media tarde estaba todo listo. Una fogata que solo necesitaba una chispa para comenzar a arder, los críos limpios y bastante cansados, los animales alimentándose. Me iba a sentar a continuar la conversación con Hugh*, cuando un olor nauseabundo llegó a mi nariz. Iuuugh… ¿qué es eso? pregunté sin ser capaz de disimular mi desagrado arrugando la nariz e intentando tapármela. -Puedo ir a ver-se ofreció rápidamente Black, dejando al par bajo la sombra de un árbol no muy lejano. Ni de broma. Si quieres explorar un poco, lo harás mañana. Ahora estoy demasiado cansada como para cuidar de todo el mundo mis palabras fueron apagadas por un amplio bostezo. Espera aquí, ya sabes qué hacer si algo pasa.
Estaba alegre de haberme deshecho de aquél horrendo vestido amarillo. Cada día apreciaba más el mi forma feral. Mis instintos me llevaron en nada hacia la fuente de tan desagradable aroma. “Agua estancada” pensé con desagrado, pero cuando me estaba volviendo mi vista periférica detectó algo. Me volví y caminé sigilosamente hacia la barcha y allí estaban, unos gigantes y hermosos lunamorf con sus ancas bien gordas. Esbocé una sonrisa canina, esta noche tendríamos carne en la mesa.
* Hugh, Wood estaba tan centrada en sus cosas que pudo no haberse percatado de tu ausencia. Dejo ese tiempo en blanco a tu mejor criterio.
Cuando se haga la noche, atacaré sin aviso muajajaja
Woodpecker
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Re: [Libre] Los nuevos pasos de un borracho ursino.
Tema pausado
A petición de Wood.
A petición de Wood.
Elen Calhoun
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