El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
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El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
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Se oían las campanas de la ciudad de Lunargenta, anunciando el medio día, las voces de la gente se escuchaban por sus calles, el ruido de trabajadores trabajando en la obra de un edificio, marujas hablando y riendo en sus intercambios de chismes, niños jugando entre risas... el olor del mar cercano típico de una ciudad costera acompañado del sonido lejano de las campanas de barcos pesqueros y gaviotas en busca de algo que rapiñar... y todo ello mecido por la suave brisa que acariciaba el paso a un par de elfos que irremediablemente desentonaban entre la multitud por la destacable artesanía de sus prendas.
No tardaron demasiado tiempo en dejar atrás las limpias y bellas calles de Lunargenta donde la sacerdotisa Níniel Thenidiel residía... ni tampoco algunas de las miradas indiscretas que demostraban algunos de los habitantes que encontraban extraña la presencia de elfos en su ciudad.
El objetivo del dúo era encontrar un orfanato que se situaba en la parte mas pobre de la ciudad, en el que quizás podrían encontrar un libro con las posibles respuestas que buscaban... Con cada paso que daban, se hacia mas visible la diferencia del nivel de vida que dividía la ciudad, de una calles limpias en buen estado, pasaron a unas calles empedradas en mal estado, encharcadas en agua estancada con sospechoso olor a orina. En algún lugar podían oírse un par de personas peleándose por causas de dinero, en una esquina un hombre de aspecto enfermizo vomitaba en plena calle... Mas adelante, un grupo de mercaderes de prendas roídas gritaban anunciando sus supuestos productos frescos que desprendían un ligero aroma a pescado podrido.
Era como si a aquellas calles llenas de podredumbre se les hubiese privado completamente de la vida que gozaba la parte mas bella de la ciudad, y la suave y limpia brisa intentara evitar este lugar a toda costa.
Lascivas miradas se cernían sobre Níniel, las cuales ella simplemente parecía ignorar, -Segura de si misma... implacable...- pensó para si mismo Al'theas, que no obstante de forma instintiva comenzó a caminar mas cerca de la sacerdotisa como advertencia a cualquier indeseable que posara sus ojos en la joven para hacer saber que no viajaba sola. El caballero esmeralda sabía que Níniel era capaz de defenderse sola, pero también sabía que a veces se podían evitar conflictos con gestos tan sutiles como aquel, por lo que prefirió mantenerse cerca a medida que llegaban a su destino.
-Desde aquí huelo tu coñito elfa... ¡hic!- dijo un borracho que estaba en una esquina, el cual fue ignorado por el dúo con la misma facilidad con la que aquel hombre resbaló de la pared en la que intentaba apoyarse.
-Hola guapo... ¿quieres pasar un buen rato conmigo?- Le increpó una prostituta a Al'theas el cual ignoró con una sutil sonrisa -Tu te lo pierdes... ¡te habría hecho cosas que ESA no te hace!- grito la dama entre risas.
Tras una incomoda y cargante caminata, parecía que por fin habían dado con el lugar tras ver a un par de niños con la cara sucia correr hacia un edificio que parecía un gran caserón en lamentables condiciones que se alzaba sobre lo que alguna vez pudo haber sido una plaza ahora casi abandonada, pero que los huérfanos habían convertido en su patio de recreo.
-Parece que ya hemos llegado... ¿cuál es el plan?- Dijo Al'theas justo antes de que la puerta del orfanato se abriera de golpe y saliera una mujer entrada en edad haciendo sonar una campana a la vez que gritaba -¡Vamos pequeñas ratas! ¡entrad adentro! ¡u os dejare afuera toda la noche para que os coman los perros!-
Tras esa inquietante escena, Al´theas giró su cabeza hacía Níniel, esperando una respuesta por su parte.
Se oían las campanas de la ciudad de Lunargenta, anunciando el medio día, las voces de la gente se escuchaban por sus calles, el ruido de trabajadores trabajando en la obra de un edificio, marujas hablando y riendo en sus intercambios de chismes, niños jugando entre risas... el olor del mar cercano típico de una ciudad costera acompañado del sonido lejano de las campanas de barcos pesqueros y gaviotas en busca de algo que rapiñar... y todo ello mecido por la suave brisa que acariciaba el paso a un par de elfos que irremediablemente desentonaban entre la multitud por la destacable artesanía de sus prendas.
No tardaron demasiado tiempo en dejar atrás las limpias y bellas calles de Lunargenta donde la sacerdotisa Níniel Thenidiel residía... ni tampoco algunas de las miradas indiscretas que demostraban algunos de los habitantes que encontraban extraña la presencia de elfos en su ciudad.
El objetivo del dúo era encontrar un orfanato que se situaba en la parte mas pobre de la ciudad, en el que quizás podrían encontrar un libro con las posibles respuestas que buscaban... Con cada paso que daban, se hacia mas visible la diferencia del nivel de vida que dividía la ciudad, de una calles limpias en buen estado, pasaron a unas calles empedradas en mal estado, encharcadas en agua estancada con sospechoso olor a orina. En algún lugar podían oírse un par de personas peleándose por causas de dinero, en una esquina un hombre de aspecto enfermizo vomitaba en plena calle... Mas adelante, un grupo de mercaderes de prendas roídas gritaban anunciando sus supuestos productos frescos que desprendían un ligero aroma a pescado podrido.
Era como si a aquellas calles llenas de podredumbre se les hubiese privado completamente de la vida que gozaba la parte mas bella de la ciudad, y la suave y limpia brisa intentara evitar este lugar a toda costa.
Lascivas miradas se cernían sobre Níniel, las cuales ella simplemente parecía ignorar, -Segura de si misma... implacable...- pensó para si mismo Al'theas, que no obstante de forma instintiva comenzó a caminar mas cerca de la sacerdotisa como advertencia a cualquier indeseable que posara sus ojos en la joven para hacer saber que no viajaba sola. El caballero esmeralda sabía que Níniel era capaz de defenderse sola, pero también sabía que a veces se podían evitar conflictos con gestos tan sutiles como aquel, por lo que prefirió mantenerse cerca a medida que llegaban a su destino.
-Desde aquí huelo tu coñito elfa... ¡hic!- dijo un borracho que estaba en una esquina, el cual fue ignorado por el dúo con la misma facilidad con la que aquel hombre resbaló de la pared en la que intentaba apoyarse.
-Hola guapo... ¿quieres pasar un buen rato conmigo?- Le increpó una prostituta a Al'theas el cual ignoró con una sutil sonrisa -Tu te lo pierdes... ¡te habría hecho cosas que ESA no te hace!- grito la dama entre risas.
Tras una incomoda y cargante caminata, parecía que por fin habían dado con el lugar tras ver a un par de niños con la cara sucia correr hacia un edificio que parecía un gran caserón en lamentables condiciones que se alzaba sobre lo que alguna vez pudo haber sido una plaza ahora casi abandonada, pero que los huérfanos habían convertido en su patio de recreo.
-Parece que ya hemos llegado... ¿cuál es el plan?- Dijo Al'theas justo antes de que la puerta del orfanato se abriera de golpe y saliera una mujer entrada en edad haciendo sonar una campana a la vez que gritaba -¡Vamos pequeñas ratas! ¡entrad adentro! ¡u os dejare afuera toda la noche para que os coman los perros!-
Tras esa inquietante escena, Al´theas giró su cabeza hacía Níniel, esperando una respuesta por su parte.
Última edición por Al'theas Tinarandel el Jue Jun 14 2018, 14:10, editado 3 veces (Razón : Trabajo Finalizado.)
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
La mayor de las ciudades de los hombres era un lugar con muchas caras distintas que mostrar a sus habitantes y a los viajeros que por una razón u otra hubiesen dirigido sus pasos hacia ella. Dependiendo casi siempre de la zona de la misma por la que caminases.
Algunas eran hermosas, con palacios tan ostentosos y jardines tan bien cuidados que por momentos casi lograban que Níniel pudiese imaginar que estaba de vuelta en casa. Otras eran feas, sucias y olían especialmente mal. En algunas la ley y el orden imperaban. En otras sus gentes parecían regirse por la ley del más fuerte, convirtiéndose en nidos de maleantes y en foco de grandes injusticias. Las más cercanas al castillo y a los mercados solían mostrarse más abiertas y receptivas con otras razas. Los barrios más deprimidos por el contrario era mejor evitarlos en la medida de lo posible, o como poco tomar las debidas precauciones para evitarse problemas. Era como si hubiese varias ciudades por conocer dentro de Lunargenta, y Níniel hacía ya tiempo que había aprendido cuáles evitar y por cuales podía moverse con relativa libertad sin demasiadas preocupaciones, más allá del típico comentario soez o el puntual gesto de desprecio o apatía, claro.
-A partir de aquí vigila tu espalda. - Instruyó la joven a su acompañante, nuevo en la ciudad y por ende desconocedor de muchas de las cosas sobre la misma que Níniel había acabado aprendiendo, a veces por las malas. -Entramos en la ciudad baja. Algunos de los más ilustres habitantes del lugar no dudarían en intentar robarte la bolsa, o algo más. En su ignorancia podrían incluso pensar que sacarían una buena suma por tu espada, sin saber que es tan distintiva que nadie querría comprarla.- Continuó la peliblanca antes de llevarse la mano al rostro y taparse la parte inferior del mismo con la capa para amortiguar el cada vez más fuerte y desagradable olor que parecía impregnarlo absolutamente todo allí. Acelerando entonces el paso, rumbo hacia la plaza donde se alzaba su destino, pudiendo ahorrarse el tener que preguntar su posición y el callejear gracias a las precisas instrucciones que Beor le había dado antes de salir. Toda una suerte teniendo en cuenta el cáliz de las conversaciones que los orejas redondas del lugar buscaban entablar con ellos, la mayoría de índole sexual y altamente repugnantes, pues no es que provinieran de humanos especialmente apuestos y pulcros precisamente.
No tardaron en llegar a una plazoleta rodeada por varios edificios viejos de grandes dimensiones, lugar en el que un par de niños se divertían de manera ruidosa antes de dirigirse corriendo a una de ellas y proseguir en su porche el juego. Tres de los edificios, que en algún momento del pasado debieron de ser casas de gente con una buena posición económica, se hallaban prácticamente en ruinas y apenas se sostenían en pie. El cuarto por el contrario, allí donde se habían dirigido los niños, aunque del mismo estilo y también bastante estropeado, parecía haber sido sometido a todo tipo de reparaciones a lo largo de los años, por lo que lograba mantenerse ligeramente más dignamente que el resto. Claro que dichas reparaciones se habían hecho con maderas y materiales distintos a los usados en la construcción original, causando que Níniel lo asociara mentalmente con una prenda de ropa parcheada repetidamente y cercana a un punto en el que resultaría ya imposible remendarla más.
-Podríamos decir que somos de la biblioteca y venimos a reclamar un libro prestado. En cierto modo es cierto.- Respondió la joven a la pregunta de su compañero mientras miraba más detalladamente el lugar y el aspecto sucio y desaliñado de los niños. Realmente costaba creer lo mal que trataban los humanos a sus huérfanos. En Sandorai si los progenitores de un niño fallecían el clan se hacía cargo de ellos. Seguramente la culpa de algo así la tenía su excesiva belicosidad, unida al hecho de que a diferencia de los elfos los humanos procreaban en gran número para compensar su gran mortandad.
En ese momento, mientras Níniel pensaba sobre el estado del caserón y sobre lo extraños que llegaban a ser los humanos a pesar de parecerse tanto físicamente a ellos, una mujer anciana salió de la estructura haciendo sonar una pequeña campana e instando a los chiquillos a entrar dentro llamándoles "pequeñas ratas". Sus palabras y el tono que usó para decirlas no fueron nada agradables., ni tampoco la forma de obedecer de aquellos infantes, claramente asustados conforme se acercaban a la puerta del caserón.
-Tratar así a los niños...Si vamos a tener que tratar con esa mujer no puedo garantizar su integridad si logra enfadarme.- Advirtió la joven haciéndole una seña al caballero esmeralda para que se adelantase y fuese él quien tomara la iniciativa. -Toda tuya. Usa tus encantos masculinos para que esa anciana nos entregue el libro.- Sugirió con una media sonrisa, dispuesta a seguirlo.
Más antes de poder alcanzar la puerta, un fuerte estruendo de madera quebrándose seguida de una pequeña nube de polvo proveniente de una de las sucias ventanas del orfanato llegaron hasta ellos, instándoles a detenerse en seco y protegerse. Durante unos segundos el lugar quedó en un tenso silencio mientras la nube de polvo se dispersaba, pero enseguida un nuevo y fuerte estrépito volvió a retumbar por todo el lugar, esta vez seguido de varios gritos de miedo y dolor. Todo parecía señalar a que había ocurrido un derrumbe debido al mal estado de la estructura, aunque su gravedad no podía ser averiguada desde el exterior. Parecía que el techo y la segunda planta aguantaban al menos.
-Por Isil...- Exclamó la peliblanca tras retroceder unos pasos y comprobar que el derrumbe parecía haber cesado. Tosiendo un par de veces por culpa de la nube de polvo y tratando de ver a través de ella el estado del edificio con detalle. Desde el interior uno de los niños, un joven de pelo trigueño de unos doce años de edad comenzó a pedir ayuda a gritos desde otra de las ventanas. Parecía herido pero no pedía ayuda para sí mismo.
-Ayuda por favor. Lilian está sangrando...No, no sé que ha...-
Algunas eran hermosas, con palacios tan ostentosos y jardines tan bien cuidados que por momentos casi lograban que Níniel pudiese imaginar que estaba de vuelta en casa. Otras eran feas, sucias y olían especialmente mal. En algunas la ley y el orden imperaban. En otras sus gentes parecían regirse por la ley del más fuerte, convirtiéndose en nidos de maleantes y en foco de grandes injusticias. Las más cercanas al castillo y a los mercados solían mostrarse más abiertas y receptivas con otras razas. Los barrios más deprimidos por el contrario era mejor evitarlos en la medida de lo posible, o como poco tomar las debidas precauciones para evitarse problemas. Era como si hubiese varias ciudades por conocer dentro de Lunargenta, y Níniel hacía ya tiempo que había aprendido cuáles evitar y por cuales podía moverse con relativa libertad sin demasiadas preocupaciones, más allá del típico comentario soez o el puntual gesto de desprecio o apatía, claro.
-A partir de aquí vigila tu espalda. - Instruyó la joven a su acompañante, nuevo en la ciudad y por ende desconocedor de muchas de las cosas sobre la misma que Níniel había acabado aprendiendo, a veces por las malas. -Entramos en la ciudad baja. Algunos de los más ilustres habitantes del lugar no dudarían en intentar robarte la bolsa, o algo más. En su ignorancia podrían incluso pensar que sacarían una buena suma por tu espada, sin saber que es tan distintiva que nadie querría comprarla.- Continuó la peliblanca antes de llevarse la mano al rostro y taparse la parte inferior del mismo con la capa para amortiguar el cada vez más fuerte y desagradable olor que parecía impregnarlo absolutamente todo allí. Acelerando entonces el paso, rumbo hacia la plaza donde se alzaba su destino, pudiendo ahorrarse el tener que preguntar su posición y el callejear gracias a las precisas instrucciones que Beor le había dado antes de salir. Toda una suerte teniendo en cuenta el cáliz de las conversaciones que los orejas redondas del lugar buscaban entablar con ellos, la mayoría de índole sexual y altamente repugnantes, pues no es que provinieran de humanos especialmente apuestos y pulcros precisamente.
No tardaron en llegar a una plazoleta rodeada por varios edificios viejos de grandes dimensiones, lugar en el que un par de niños se divertían de manera ruidosa antes de dirigirse corriendo a una de ellas y proseguir en su porche el juego. Tres de los edificios, que en algún momento del pasado debieron de ser casas de gente con una buena posición económica, se hallaban prácticamente en ruinas y apenas se sostenían en pie. El cuarto por el contrario, allí donde se habían dirigido los niños, aunque del mismo estilo y también bastante estropeado, parecía haber sido sometido a todo tipo de reparaciones a lo largo de los años, por lo que lograba mantenerse ligeramente más dignamente que el resto. Claro que dichas reparaciones se habían hecho con maderas y materiales distintos a los usados en la construcción original, causando que Níniel lo asociara mentalmente con una prenda de ropa parcheada repetidamente y cercana a un punto en el que resultaría ya imposible remendarla más.
-Podríamos decir que somos de la biblioteca y venimos a reclamar un libro prestado. En cierto modo es cierto.- Respondió la joven a la pregunta de su compañero mientras miraba más detalladamente el lugar y el aspecto sucio y desaliñado de los niños. Realmente costaba creer lo mal que trataban los humanos a sus huérfanos. En Sandorai si los progenitores de un niño fallecían el clan se hacía cargo de ellos. Seguramente la culpa de algo así la tenía su excesiva belicosidad, unida al hecho de que a diferencia de los elfos los humanos procreaban en gran número para compensar su gran mortandad.
En ese momento, mientras Níniel pensaba sobre el estado del caserón y sobre lo extraños que llegaban a ser los humanos a pesar de parecerse tanto físicamente a ellos, una mujer anciana salió de la estructura haciendo sonar una pequeña campana e instando a los chiquillos a entrar dentro llamándoles "pequeñas ratas". Sus palabras y el tono que usó para decirlas no fueron nada agradables., ni tampoco la forma de obedecer de aquellos infantes, claramente asustados conforme se acercaban a la puerta del caserón.
-Tratar así a los niños...Si vamos a tener que tratar con esa mujer no puedo garantizar su integridad si logra enfadarme.- Advirtió la joven haciéndole una seña al caballero esmeralda para que se adelantase y fuese él quien tomara la iniciativa. -Toda tuya. Usa tus encantos masculinos para que esa anciana nos entregue el libro.- Sugirió con una media sonrisa, dispuesta a seguirlo.
Más antes de poder alcanzar la puerta, un fuerte estruendo de madera quebrándose seguida de una pequeña nube de polvo proveniente de una de las sucias ventanas del orfanato llegaron hasta ellos, instándoles a detenerse en seco y protegerse. Durante unos segundos el lugar quedó en un tenso silencio mientras la nube de polvo se dispersaba, pero enseguida un nuevo y fuerte estrépito volvió a retumbar por todo el lugar, esta vez seguido de varios gritos de miedo y dolor. Todo parecía señalar a que había ocurrido un derrumbe debido al mal estado de la estructura, aunque su gravedad no podía ser averiguada desde el exterior. Parecía que el techo y la segunda planta aguantaban al menos.
-Por Isil...- Exclamó la peliblanca tras retroceder unos pasos y comprobar que el derrumbe parecía haber cesado. Tosiendo un par de veces por culpa de la nube de polvo y tratando de ver a través de ella el estado del edificio con detalle. Desde el interior uno de los niños, un joven de pelo trigueño de unos doce años de edad comenzó a pedir ayuda a gritos desde otra de las ventanas. Parecía herido pero no pedía ayuda para sí mismo.
-Ayuda por favor. Lilian está sangrando...No, no sé que ha...-
Subrayado inicio de complicación elegida: derrumbe.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Al'theas miró a Níniel con algo de incertidumbre, alzando una de sus cejas cuando hizo referencia a sus "encantos masculinos", tomándoselo con humor. -Claro... lo peor que me puede pasar es que me coman vivo o me case...- expresó con una sonrisa mientras empezaba a caminar hacia el caserón.
-Quizás si le decimos que somos una pareja interesada en adoptar seguramente nos atienda con los brazos...- En ese instante un extraño crujido de la casa cortó las palabras de Al'theas, haciendo desaparecer su sonrisa, pues aquel extraño sonido no le gustó nada y le hizo alzar su brazo ante Níniel para disuadirla de continuar caminando. Alertado agudizó su oído, con la certeza de que aquel sonido provenía de aquel caserón que a todas luces servía como refugio a los niños menos afortunados de la ciudad. Certeza que se confirmó cuando un fuerte estruendo indicó que al menos una parte del interior había cedido. Pronto, el sonido cesó, y el elfo se vio envuelto en una nube de polvo que dificultaba su visión, pero que no enmascaraba los gritos de lo que parecían ser niños, niños heridos.
Hubo silencio hasta que Níniel pronunció incrédula a Isil -Parece que algo ha ocurrido dentro del edificio... vamos, ayudemos- dijo Al'theas comenzando a caminar.
El elfo caminó a paso ligero hasta la puerta, abriéndola, para encontrar un desastroso escenario en el que parte del suelo del piso superior se había venido abajo, en medio del desastre, la "agradable" dueña del orfanato se encontraba sollozando en el suelo con un gran pilar de madera roto aplastándole la pierna.
-¡Aaaay!... ¡aaaay!... ¡que alguien me ayude por favor!...- gritaba la mujer dolorida.
Al'theas reaccionó rápido e intento levantar el pilar con ambos brazos, pero el peso de los escombros sobre este le impedían poder hacerlo rápido.
-¡Aaay elfo estúpido! ¡¿qué haces?! ¡Me duele mucho! ¡Aaaaay!- gritó desesperada.
-Señora... intento ayudar... sea paciente...- contestó Al'theas con temple hasta que finalmente logró apartar el pilar.
-¡Aaaaay!.... Por qué me tienen que pasar estas cosas... Con lo buena persona que yo soy... ¡AYÚDAME A LEVANTARME!- gritó furiosa a Al'theas.
Sin decir nada, Al'theas ayudó a la mujer a incorporarse, haciendo que pasara su brazo sobre su hombro para que tuviera un punto de apoyo y comenzaron a caminar con cuidado, dirigiéndose a Níniel antes de salir de la casa, hablándole en elfico.
-Te dejo lo demás a ti Níniel... Yo voy a ocuparme de lo difícil...-
-¿Qué has dicho? ¡Habla que se te entienda!- protestó irritada.
-Que yo me ocuparé de usted mientras mi compañera se ocupa de los demás, no se preocupe por los niños, están en buenas manos.- Contestó Al'theas.
Ojalá pudiera decir yo lo mismo...- dijo en un tono claramente hiriente.
Al'theas salió de la casa poco a poco, mirando hacia atrás un instante, temeroso de que el mal estado de la casa aún pudiera ser un peligro para los que aún estaban dentro y para Níniel.
-¡Mira al frente inútil! ¿Es que quieres matarme? ¡No te distraigas mirando a tu novia!-
El elfo suspiró sin decir nada más, ayudando a la simpática señora a llegar hasta un pequeño y viejo banco de madera que se encontraba cerca, ayudándola a echarse con cuidado sobre este para dejar su pierna en alto, la cual tenia muy mal aspecto, la tenia hinchada y muy probablemente se había roto la tibia causándole un gran dolor que hacia peor su ya de por si mal humor.
Al'theas posó sus manos sobre su maltrecha pierna y usó sus habilidades curativas para tratar de aliviar su dolor, no podría curarla del todo, pero al menos evitaría que empeorara, y con ayuda de unas vendas que traía en su talega y un palo cercano que encontró pudo hacerle un torniquete improvisado.
-Ya está... Esto no la curara del todo, pero al menos te aliviará- dijo en un tono tranquilizador.
-Pues vaya decepción de elfo...- refunfuñó mientras se acostaba de lado para no mirar a Al'theas a la cara.
-Iré... a asistir a mi compañera a ver que tal están los demás- dijo en respuesta.
-Eso... Ve, corre con tu novia y deja que esta pobre mujer se muera aquí del asco...- protestó indignada sin molestarse en volverse para mirar a Al'theas.
El elfo negó con la cabeza mientras suspiraba -Volveré pronto, no se preocupe... Y espero que para entonces esté de mejor humor...- pensó esto ultimo para si antes de comenzar a caminar de nuevo hacia el orfanato, esperando que Níniel lo estuviese teniendo más fácil que él.
-Quizás si le decimos que somos una pareja interesada en adoptar seguramente nos atienda con los brazos...- En ese instante un extraño crujido de la casa cortó las palabras de Al'theas, haciendo desaparecer su sonrisa, pues aquel extraño sonido no le gustó nada y le hizo alzar su brazo ante Níniel para disuadirla de continuar caminando. Alertado agudizó su oído, con la certeza de que aquel sonido provenía de aquel caserón que a todas luces servía como refugio a los niños menos afortunados de la ciudad. Certeza que se confirmó cuando un fuerte estruendo indicó que al menos una parte del interior había cedido. Pronto, el sonido cesó, y el elfo se vio envuelto en una nube de polvo que dificultaba su visión, pero que no enmascaraba los gritos de lo que parecían ser niños, niños heridos.
Hubo silencio hasta que Níniel pronunció incrédula a Isil -Parece que algo ha ocurrido dentro del edificio... vamos, ayudemos- dijo Al'theas comenzando a caminar.
El elfo caminó a paso ligero hasta la puerta, abriéndola, para encontrar un desastroso escenario en el que parte del suelo del piso superior se había venido abajo, en medio del desastre, la "agradable" dueña del orfanato se encontraba sollozando en el suelo con un gran pilar de madera roto aplastándole la pierna.
-¡Aaaay!... ¡aaaay!... ¡que alguien me ayude por favor!...- gritaba la mujer dolorida.
Al'theas reaccionó rápido e intento levantar el pilar con ambos brazos, pero el peso de los escombros sobre este le impedían poder hacerlo rápido.
-¡Aaay elfo estúpido! ¡¿qué haces?! ¡Me duele mucho! ¡Aaaaay!- gritó desesperada.
-Señora... intento ayudar... sea paciente...- contestó Al'theas con temple hasta que finalmente logró apartar el pilar.
-¡Aaaaay!.... Por qué me tienen que pasar estas cosas... Con lo buena persona que yo soy... ¡AYÚDAME A LEVANTARME!- gritó furiosa a Al'theas.
Sin decir nada, Al'theas ayudó a la mujer a incorporarse, haciendo que pasara su brazo sobre su hombro para que tuviera un punto de apoyo y comenzaron a caminar con cuidado, dirigiéndose a Níniel antes de salir de la casa, hablándole en elfico.
-Te dejo lo demás a ti Níniel... Yo voy a ocuparme de lo difícil...-
-¿Qué has dicho? ¡Habla que se te entienda!- protestó irritada.
-Que yo me ocuparé de usted mientras mi compañera se ocupa de los demás, no se preocupe por los niños, están en buenas manos.- Contestó Al'theas.
Ojalá pudiera decir yo lo mismo...- dijo en un tono claramente hiriente.
Al'theas salió de la casa poco a poco, mirando hacia atrás un instante, temeroso de que el mal estado de la casa aún pudiera ser un peligro para los que aún estaban dentro y para Níniel.
-¡Mira al frente inútil! ¿Es que quieres matarme? ¡No te distraigas mirando a tu novia!-
El elfo suspiró sin decir nada más, ayudando a la simpática señora a llegar hasta un pequeño y viejo banco de madera que se encontraba cerca, ayudándola a echarse con cuidado sobre este para dejar su pierna en alto, la cual tenia muy mal aspecto, la tenia hinchada y muy probablemente se había roto la tibia causándole un gran dolor que hacia peor su ya de por si mal humor.
Al'theas posó sus manos sobre su maltrecha pierna y usó sus habilidades curativas para tratar de aliviar su dolor, no podría curarla del todo, pero al menos evitaría que empeorara, y con ayuda de unas vendas que traía en su talega y un palo cercano que encontró pudo hacerle un torniquete improvisado.
-Ya está... Esto no la curara del todo, pero al menos te aliviará- dijo en un tono tranquilizador.
-Pues vaya decepción de elfo...- refunfuñó mientras se acostaba de lado para no mirar a Al'theas a la cara.
-Iré... a asistir a mi compañera a ver que tal están los demás- dijo en respuesta.
-Eso... Ve, corre con tu novia y deja que esta pobre mujer se muera aquí del asco...- protestó indignada sin molestarse en volverse para mirar a Al'theas.
El elfo negó con la cabeza mientras suspiraba -Volveré pronto, no se preocupe... Y espero que para entonces esté de mejor humor...- pensó esto ultimo para si antes de comenzar a caminar de nuevo hacia el orfanato, esperando que Níniel lo estuviese teniendo más fácil que él.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Níniel siguió a Altheas hasta el interior del edificio, esperando hasta que él señalara que era seguro continuar para hacerlo y observando con atención el estado del lugar, tratando de prever un nuevo derrumbe del que debiera protegerse. A ella y al elfo también, pues de poco le serviría el escudo que portaba si toda la estructura se venía abajo. Algo que no obstante no parecía que fuese a pasar. A simple vista y sin ser una experta parecía que simplemente había cedido una pequeña parte del techo y nada más, que el resto de aquel lugar, cuyo interior estaba tan remendado como el exterior, estaba bien; Viejo, remendado, sucio...pero bien. Buenas noticias a tenor de que había personas dentro, pues por la cantidad de polvareda bien podría haber sido un desastre mayor.
-Ahí delante hay alguien.- Expresó la joven rápidamente tratando de apartar de su cara el polvo que dificultaba su visión y que allí dentro aún no se había dispersado. Siguiendo tras el elfo los más que audibles gritos de dolor de la que pronto sabrían era la anciana que vieran momentos antes. -Es esa mujer...¿Dónde están los niños?- Preguntó la peliblanca más preocupada por ellos que por esa mujer que gritaba como una loca. -No logro ver al que pedía ayuda por la ventana...Tampoco los oigo.- Añadió la joven buscando por el lugar mientras Altheas ayudaba a la humana, recibiendo a cambio insultos y desprecios que llevaron a la elfa por un breve instante a casi pedirle a su compañero que la dejara allí un rato más, a ver si así aprendía modales y que era de bien nacidos ser agradecidos.
-¿Cuántos niños hay?- Preguntó la elfa a la humana cuando fue por fin liberada y Altheas se dirigía hacia el exterior con ella. -¿Cuántos?- Insistió con un tono mucho más severo ante la falta de respuesta por parte de la anciana, que parecía más preocupada por quejarse exageradamente de sus heridas y despotricar en contra de los elfos que por ayudar a los niños a los que se suponía debía cuidar.
-No lo sé...seis o siete...Los más mayores entran y salen cuando quieren...Esas ratas desagradecidas...-Respondió finalmente la anciana, quién definitivamente se había ganado el desprecio de la peliblanca.
-Sácala de mi vista, pero vuelve tan pronto puedas. Voy a buscar a los niños.- Afirmó Níniel tras escuchar las palabras de Altheas. Observando como ambas figuras se alejaban solo por un instante antes de retomar su urgente búsqueda de los infantes, a sabiendas de que al menos uno estaba herido aunque no su gravedad.
-!NIÑOS! ¿ME OÍS?.- Gritó tratando de obtener una respuesta mientras buscaba orientarse por aquel lugar desconocido en pos de llegar a la zona dónde debería estar la habitación con la ventana. -!NIÑOS!- Volvió a gritar con todas sus fuerzas, obteniendo aquella vez sí una respuesta en forma de varios gritos provenientes del otro lado de la pared. -Ya voy...- Trató de tranquilizarles justo antes de encontrarse con una puerta trabada, aunque resultaba difícil saber si por culpa del derrumbe o porque incluso desde antes su estado era ya lamentable. -Será posible...- Murmuró la peliblanca molesta, intentando abrirla sin éxito. Haciéndose daño en el hombro e incluso tratando de patearla sin obtener ningún resultado. Carecía de la fuerza necesaria. ¿O no?
-He intentado que fuese por las buenas...- Comentó para sí misma mientras canalizaba una gran cantidad de éter y lo concentraba en su pierna derecha, bendiciéndose a sí misma y preparándose para golpear de nuevo la puerta con ganas. Lanzando una tosca pero directa patada justo sobre la cerradura de la misma. Ante el poder de su bendición de luz la puerta se desencajó por el golpe con un fuerte crujido, abriéndose hasta la mitad de su recorrido y quedando la parte de la cerradura colgando destrozada, permitiéndose la joven una leve sonrisa de satisfacción mientras entraba a la habitación, comprobando que en ella había un grupo de siete niños y niñas juntos y asustados.
-No tengáis miedo, he venido a ayudaros.- Se apresuró a decirles la elfa empleando un tono mucho menos agresivo que con la anciana y aquella estúpida puerta, acercándose hasta ellos. Mirando hacia arriba pudo ver que allí también parte del techo se había derrumbado. -¿Estáis heridos? Dijiste que había alguien herido.- Preguntó dirigiéndose al niño de cabello trigueño que había visto asomado a la ventana pidiendo ayuda.
-Lilian...Lilian está herida...- Respondió por fin el infante apartándose finalmente de su sitio e instando al resto de niños a hacer lo mismo, permitiendo a la peliblanca ver que habían estado tapando, sin duda de manera protectora, a una niña de apenas cinco o seis años que tenía una herida sangrante en la cabeza. Su rostro estaba manchado de sangre y gemía quedamente. Como conteniendo el llanto.
-Tranquilos yo la sanaré. Soy elfa ¿Veis?- Dijo señalándose las orejas y acercándose hasta donde estaba la pequeña. Arrodillándose a su lado y retirando el intento de vendaje que seguro alguno de aquellos niños había tratado de aplicar en la herida. Como un resorte la niña trató de evitarlo, y entre sollozos trató de decir que no le dolía, que no era nada. Aquello extrañó sobremanera a la joven, que no obstante sonrió y retiró su pequeña mano con suavidad para poder trabajar, dedicándole una caricia en el rostro para tranquilizarla y retirando entonces el vendaje. -No te preocupes, estarás curada enseguida.- Anunció la elfa limpiando la herida con agua y vendas que portaba siempre encima y aplicando luego su sanación sobre la herida, la cual se cerró en apenas unos segundos, para maravilla de los niños que contemplaban asombrados.
-Ohhh, es magia de verdad, como la de las historias. La herida...ha desaparecido.- Comentó asombrado el chiquillo de cabello moreno y dorado. -Sabía que lo que decía la vieja Úrsula sobre los elfos no era verdad...-
-Pero Dennys...No puedes llamarla vieja. Se enfadará...-Interrumpió una de las niñas claramente asustada. Y su comentario hizo que el chiquillo diera un respingo, como si se hubiese dado cuenta de que había metido la pata.
-No os preocupéis. A mi tampoco me cae nada bien esa arpía. No le diré nada si vosotros no le decís nada.- Les confesó la peliblanca con una sonrisa cómplice. Y por las sonrisas de los niños supo que tras haber curado a su amiguita y con aquel gesto se los había ganado. Además era verdad que era una sucia arpía y una vieja chocha. -¿Estáis todos aquí? ¿Falta alguien más?- Preguntó a continuación obteniendo una sincera negativa por parte de todos.
-Dante, Vergil y el resto fueron a la ciudad a...por comida. A mi me tocó quedarme aunque ya soy bastante mayor como para ir con ellos. Traté de abrir la puerta pero no pude, y las ventanas tienen rejas.- Explicó el joven.
-Ya veo. Bueno la puerta ya no es un problema. Salgamos de aquí. Todos juntos, no os alejéis de mi, ¿vale?- Pidió la elfa tomando a la pequeña Lilian en brazos y llevándolos de aquel modo a todos afuera.
-Ahí delante hay alguien.- Expresó la joven rápidamente tratando de apartar de su cara el polvo que dificultaba su visión y que allí dentro aún no se había dispersado. Siguiendo tras el elfo los más que audibles gritos de dolor de la que pronto sabrían era la anciana que vieran momentos antes. -Es esa mujer...¿Dónde están los niños?- Preguntó la peliblanca más preocupada por ellos que por esa mujer que gritaba como una loca. -No logro ver al que pedía ayuda por la ventana...Tampoco los oigo.- Añadió la joven buscando por el lugar mientras Altheas ayudaba a la humana, recibiendo a cambio insultos y desprecios que llevaron a la elfa por un breve instante a casi pedirle a su compañero que la dejara allí un rato más, a ver si así aprendía modales y que era de bien nacidos ser agradecidos.
-¿Cuántos niños hay?- Preguntó la elfa a la humana cuando fue por fin liberada y Altheas se dirigía hacia el exterior con ella. -¿Cuántos?- Insistió con un tono mucho más severo ante la falta de respuesta por parte de la anciana, que parecía más preocupada por quejarse exageradamente de sus heridas y despotricar en contra de los elfos que por ayudar a los niños a los que se suponía debía cuidar.
-No lo sé...seis o siete...Los más mayores entran y salen cuando quieren...Esas ratas desagradecidas...-Respondió finalmente la anciana, quién definitivamente se había ganado el desprecio de la peliblanca.
-Sácala de mi vista, pero vuelve tan pronto puedas. Voy a buscar a los niños.- Afirmó Níniel tras escuchar las palabras de Altheas. Observando como ambas figuras se alejaban solo por un instante antes de retomar su urgente búsqueda de los infantes, a sabiendas de que al menos uno estaba herido aunque no su gravedad.
-!NIÑOS! ¿ME OÍS?.- Gritó tratando de obtener una respuesta mientras buscaba orientarse por aquel lugar desconocido en pos de llegar a la zona dónde debería estar la habitación con la ventana. -!NIÑOS!- Volvió a gritar con todas sus fuerzas, obteniendo aquella vez sí una respuesta en forma de varios gritos provenientes del otro lado de la pared. -Ya voy...- Trató de tranquilizarles justo antes de encontrarse con una puerta trabada, aunque resultaba difícil saber si por culpa del derrumbe o porque incluso desde antes su estado era ya lamentable. -Será posible...- Murmuró la peliblanca molesta, intentando abrirla sin éxito. Haciéndose daño en el hombro e incluso tratando de patearla sin obtener ningún resultado. Carecía de la fuerza necesaria. ¿O no?
-He intentado que fuese por las buenas...- Comentó para sí misma mientras canalizaba una gran cantidad de éter y lo concentraba en su pierna derecha, bendiciéndose a sí misma y preparándose para golpear de nuevo la puerta con ganas. Lanzando una tosca pero directa patada justo sobre la cerradura de la misma. Ante el poder de su bendición de luz la puerta se desencajó por el golpe con un fuerte crujido, abriéndose hasta la mitad de su recorrido y quedando la parte de la cerradura colgando destrozada, permitiéndose la joven una leve sonrisa de satisfacción mientras entraba a la habitación, comprobando que en ella había un grupo de siete niños y niñas juntos y asustados.
-No tengáis miedo, he venido a ayudaros.- Se apresuró a decirles la elfa empleando un tono mucho menos agresivo que con la anciana y aquella estúpida puerta, acercándose hasta ellos. Mirando hacia arriba pudo ver que allí también parte del techo se había derrumbado. -¿Estáis heridos? Dijiste que había alguien herido.- Preguntó dirigiéndose al niño de cabello trigueño que había visto asomado a la ventana pidiendo ayuda.
-Lilian...Lilian está herida...- Respondió por fin el infante apartándose finalmente de su sitio e instando al resto de niños a hacer lo mismo, permitiendo a la peliblanca ver que habían estado tapando, sin duda de manera protectora, a una niña de apenas cinco o seis años que tenía una herida sangrante en la cabeza. Su rostro estaba manchado de sangre y gemía quedamente. Como conteniendo el llanto.
-Tranquilos yo la sanaré. Soy elfa ¿Veis?- Dijo señalándose las orejas y acercándose hasta donde estaba la pequeña. Arrodillándose a su lado y retirando el intento de vendaje que seguro alguno de aquellos niños había tratado de aplicar en la herida. Como un resorte la niña trató de evitarlo, y entre sollozos trató de decir que no le dolía, que no era nada. Aquello extrañó sobremanera a la joven, que no obstante sonrió y retiró su pequeña mano con suavidad para poder trabajar, dedicándole una caricia en el rostro para tranquilizarla y retirando entonces el vendaje. -No te preocupes, estarás curada enseguida.- Anunció la elfa limpiando la herida con agua y vendas que portaba siempre encima y aplicando luego su sanación sobre la herida, la cual se cerró en apenas unos segundos, para maravilla de los niños que contemplaban asombrados.
-Ohhh, es magia de verdad, como la de las historias. La herida...ha desaparecido.- Comentó asombrado el chiquillo de cabello moreno y dorado. -Sabía que lo que decía la vieja Úrsula sobre los elfos no era verdad...-
-Pero Dennys...No puedes llamarla vieja. Se enfadará...-Interrumpió una de las niñas claramente asustada. Y su comentario hizo que el chiquillo diera un respingo, como si se hubiese dado cuenta de que había metido la pata.
-No os preocupéis. A mi tampoco me cae nada bien esa arpía. No le diré nada si vosotros no le decís nada.- Les confesó la peliblanca con una sonrisa cómplice. Y por las sonrisas de los niños supo que tras haber curado a su amiguita y con aquel gesto se los había ganado. Además era verdad que era una sucia arpía y una vieja chocha. -¿Estáis todos aquí? ¿Falta alguien más?- Preguntó a continuación obteniendo una sincera negativa por parte de todos.
-Dante, Vergil y el resto fueron a la ciudad a...por comida. A mi me tocó quedarme aunque ya soy bastante mayor como para ir con ellos. Traté de abrir la puerta pero no pude, y las ventanas tienen rejas.- Explicó el joven.
-Ya veo. Bueno la puerta ya no es un problema. Salgamos de aquí. Todos juntos, no os alejéis de mi, ¿vale?- Pidió la elfa tomando a la pequeña Lilian en brazos y llevándolos de aquel modo a todos afuera.
Níniel usa su habilidad Imbuir este turno.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Al'theas entró en el edificio esperando encontrar a Níniel, observó el desordenado y caótico aspecto del interior, a pesar de esto, el lugar parecía sostenerse bien y aparentemente no había peligro de que el edificio pudiera derrumbarse. Lo que parecía ser el salón, estaba todo lleno de escombros, mas allá, parecía haber una sala donde probablemente se cocinaba, seguidamente de un pasillo, asumiendo que en el piso de arriba se encontraban los dormitorios. En ese momento escuchó a la joven elfa y a los niños bajar por las escaleras, observando a Níniel con una niña entre sus brazos, imagen que le conmovió a la vez que le relajó al contemplar que estaban todos bien.
-Parece que ya te has ocupado de todo...- Le dijo a Níniel con una sonrisa.
-Señor... ¿Silvia no esta con usted?- Dijo una de las pequeñas que acompañaba a Níniel agarrando su falda.
-¡Oh! ¡es verdad! ¡Silvia! había ido al sótano- Respondió otro de los niños.
-¿Quién es Silvia? ¿otra de vuestras compañeras?- Preguntó el elfo.
-Silvia es una niña mayor que nosotros... ella junto a Úrsula... nos cuidan, es una buena persona... - Respondió la pequeña a la pregunta del elfo.
-Iré a buscarla, no os preocupéis- Respondió mientras dirigía su mirada a Níniel -Yo me ocuparé de encontrar a esa tal Silvia, estaré con vosotros enseguida- Dijo finalmente antes de marcharse.
Al'theas se dejó llevar por el instinto y recorrió aquel pasillo, el cual terminaba en una doble puerta cerrada que probablemente daba a una nueva sala ¿un aula quizás? giró a su izquierda y ahí encontró una puerta medio abierta que seguramente daba al sótano, justo en ese momento escuchó unos tenues golpes que venían de mas abajo, por lo que entró a investigar esperando encontrar a la persona que venía buscando.
Bajó por las escaleras que daban a una nueva puerta, a través de ella podía oír la voz de alguien, pero se escuchaba demasiado bajo, solo se llegó a entender... -¿Hola? ¿alguien?-
Al'theas abrió la puerta, se encontraba ahora en una especie de bodega donde apenas había demasiado, unos barriles, algunos embutidos y queso en estanterías, algunas piezas de carne colgando del techo, y un fuerte olor a humedad. Su atención se centró de inmediato en otra puerta de la cual venía la voz ahora más clara -¡Estoy atrapada! ¡¿puede oírme alguien?!- Gritó la voz mientras aporreaba la puerta.
El elfo se acercó y contestó -Tranquila, os ayudaré- Dijo mientras inspeccionaba la puerta, cuyo marco superior había quedado levemente deformado, lo justo como para atrancar la puerta, probablemente debido al impacto del derrumbe del piso superior.
-Retroceded, voy a abrir la puerta de golpe...- Advirtió mientras le daba unos segundos de margen antes de comenzar a rempujar la puerta con su hombro, embistiendo un par de veces antes de que la puerta cediera por fin liberando a la cautiva.
Se trataba de una joven que aparentaba alrededor de diecisiete años -Muchas gracias... los niños... ¿están bien?- Preguntó más preocupada por ellos que por ella misma.
-Están en buenas manos, mi compañera Níniel debe de estar con ellos en estos momentos, ellos me dijeron que la encontraría aquí- Dijo con seguridad para tranquilizarla.
-Es un alivio saberlo... yo estaba recogiendo cosas aquí cuando todo pasó... algo... me golpeó la cabeza... creo que estuve aturdida unos momentos y cuando me recuperé... descubrí que no podía salir... gracias de nuevo... señor...- Dijo sin terminar la frase, esperando que el elfo diera a conocer su nombre si así lo quisiera para saber como dirigirse a él.
-Al'theas, y usted es Silvia...¿cierto?...- preguntó de forma cortés.
-Así es... ayudaba a la señora Úrsula hasta que... oh... ¿ella se encuentra bien?- Preguntó preocupada.
-Sufrió un golpe en su pierna, pero se pondrá bien, o eso espero... es difícil saberlo teniendo en cuenta su temperamento.. - Dijo el elfo con una sonrisa irónica.
-Entiendo...- Se dio una pausa con una expresión triste en su rostro antes de seguir hablando -Siento mucho las molestias que haya causado... ella... antes no era así... - Dijo ella con humildad.
-Oh... no se preocupe, supongo que... la vivencias de la vida nos convierten en lo que somos ¿cierto?-
-Cuando ella era joven, su pareja la abandonó por otra, y sus tres hijos... conspiraron contra ella para quitarle el hogar en el que vivía, vendieron la casa... y ella se quedó en la calle, sus hijos siempre la consideraron... débil... por dejar que su marido se fuera con otra... cría cuervos y te arrancaran los ojos como se suele decir... -
-Eso es terrible... ser traicionado por aquellos que se supone que mas quieres...- Dijo llevándose la mano al mentón -¿Cómo es que decidió trabajar en un orfanato? y... ¿Cómo acabaste tú aquí?-
-Ella así lo eligió, pensó... que alguien debía hacerlo, y tenía razón, si no fuera por ella y este lugar... los niños huérfanos habrían acabado en la calle... u algo peor... y según me dijo una vez... lo haría sin cometer los errores del pasado... en cuanto a mí... al principio quise marcharme... ella nunca me retuvo, pero... cuando me di cuenta de que no tenía a donde ir... decidí quedarme para ayudar, a veces Úrsula puede ser muy inquisitiva... y por eso pensé que seria buena idea quedarme para equilibrar las cosas... -
-Entiendo... - Dijo sin animo de alargar aquella conversación, debía reunirse con Níniel y continuar con aquello para lo que habían venido desde un principio y debatir cual seria el próximo paso dadas las inesperadas circunstancias actuales. -Salgamos fuera, seguro que mi compañera y los niños deben de estar esperándonos-
-Tiene razón... vamos- Dijo ella dispuesta a seguir los pasos del elfo.
Juntos subieron las escaleras, mientras aquellas antiguas maderas crujían a su paso, Al'theas no alcanzaba a imaginar como podrían encontrar el libro que buscan en un lugar como este o como habría llegado hasta aquí en primer lugar, pero si de verdad estaba aquí... acabarían encontrándolo.
-Parece que ya te has ocupado de todo...- Le dijo a Níniel con una sonrisa.
-Señor... ¿Silvia no esta con usted?- Dijo una de las pequeñas que acompañaba a Níniel agarrando su falda.
-¡Oh! ¡es verdad! ¡Silvia! había ido al sótano- Respondió otro de los niños.
-¿Quién es Silvia? ¿otra de vuestras compañeras?- Preguntó el elfo.
-Silvia es una niña mayor que nosotros... ella junto a Úrsula... nos cuidan, es una buena persona... - Respondió la pequeña a la pregunta del elfo.
-Iré a buscarla, no os preocupéis- Respondió mientras dirigía su mirada a Níniel -Yo me ocuparé de encontrar a esa tal Silvia, estaré con vosotros enseguida- Dijo finalmente antes de marcharse.
Al'theas se dejó llevar por el instinto y recorrió aquel pasillo, el cual terminaba en una doble puerta cerrada que probablemente daba a una nueva sala ¿un aula quizás? giró a su izquierda y ahí encontró una puerta medio abierta que seguramente daba al sótano, justo en ese momento escuchó unos tenues golpes que venían de mas abajo, por lo que entró a investigar esperando encontrar a la persona que venía buscando.
Bajó por las escaleras que daban a una nueva puerta, a través de ella podía oír la voz de alguien, pero se escuchaba demasiado bajo, solo se llegó a entender... -¿Hola? ¿alguien?-
Al'theas abrió la puerta, se encontraba ahora en una especie de bodega donde apenas había demasiado, unos barriles, algunos embutidos y queso en estanterías, algunas piezas de carne colgando del techo, y un fuerte olor a humedad. Su atención se centró de inmediato en otra puerta de la cual venía la voz ahora más clara -¡Estoy atrapada! ¡¿puede oírme alguien?!- Gritó la voz mientras aporreaba la puerta.
El elfo se acercó y contestó -Tranquila, os ayudaré- Dijo mientras inspeccionaba la puerta, cuyo marco superior había quedado levemente deformado, lo justo como para atrancar la puerta, probablemente debido al impacto del derrumbe del piso superior.
-Retroceded, voy a abrir la puerta de golpe...- Advirtió mientras le daba unos segundos de margen antes de comenzar a rempujar la puerta con su hombro, embistiendo un par de veces antes de que la puerta cediera por fin liberando a la cautiva.
Se trataba de una joven que aparentaba alrededor de diecisiete años -Muchas gracias... los niños... ¿están bien?- Preguntó más preocupada por ellos que por ella misma.
-Están en buenas manos, mi compañera Níniel debe de estar con ellos en estos momentos, ellos me dijeron que la encontraría aquí- Dijo con seguridad para tranquilizarla.
-Es un alivio saberlo... yo estaba recogiendo cosas aquí cuando todo pasó... algo... me golpeó la cabeza... creo que estuve aturdida unos momentos y cuando me recuperé... descubrí que no podía salir... gracias de nuevo... señor...- Dijo sin terminar la frase, esperando que el elfo diera a conocer su nombre si así lo quisiera para saber como dirigirse a él.
-Al'theas, y usted es Silvia...¿cierto?...- preguntó de forma cortés.
-Así es... ayudaba a la señora Úrsula hasta que... oh... ¿ella se encuentra bien?- Preguntó preocupada.
-Sufrió un golpe en su pierna, pero se pondrá bien, o eso espero... es difícil saberlo teniendo en cuenta su temperamento.. - Dijo el elfo con una sonrisa irónica.
-Entiendo...- Se dio una pausa con una expresión triste en su rostro antes de seguir hablando -Siento mucho las molestias que haya causado... ella... antes no era así... - Dijo ella con humildad.
-Oh... no se preocupe, supongo que... la vivencias de la vida nos convierten en lo que somos ¿cierto?-
-Cuando ella era joven, su pareja la abandonó por otra, y sus tres hijos... conspiraron contra ella para quitarle el hogar en el que vivía, vendieron la casa... y ella se quedó en la calle, sus hijos siempre la consideraron... débil... por dejar que su marido se fuera con otra... cría cuervos y te arrancaran los ojos como se suele decir... -
-Eso es terrible... ser traicionado por aquellos que se supone que mas quieres...- Dijo llevándose la mano al mentón -¿Cómo es que decidió trabajar en un orfanato? y... ¿Cómo acabaste tú aquí?-
-Ella así lo eligió, pensó... que alguien debía hacerlo, y tenía razón, si no fuera por ella y este lugar... los niños huérfanos habrían acabado en la calle... u algo peor... y según me dijo una vez... lo haría sin cometer los errores del pasado... en cuanto a mí... al principio quise marcharme... ella nunca me retuvo, pero... cuando me di cuenta de que no tenía a donde ir... decidí quedarme para ayudar, a veces Úrsula puede ser muy inquisitiva... y por eso pensé que seria buena idea quedarme para equilibrar las cosas... -
-Entiendo... - Dijo sin animo de alargar aquella conversación, debía reunirse con Níniel y continuar con aquello para lo que habían venido desde un principio y debatir cual seria el próximo paso dadas las inesperadas circunstancias actuales. -Salgamos fuera, seguro que mi compañera y los niños deben de estar esperándonos-
-Tiene razón... vamos- Dijo ella dispuesta a seguir los pasos del elfo.
Juntos subieron las escaleras, mientras aquellas antiguas maderas crujían a su paso, Al'theas no alcanzaba a imaginar como podrían encontrar el libro que buscan en un lugar como este o como habría llegado hasta aquí en primer lugar, pero si de verdad estaba aquí... acabarían encontrándolo.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
No podía culparse a unos niños tan pequeños por olvidarse de mencionar a una más de las residentes en aquel cochambroso lugar, dadas las circunstancias. De hecho todo parecía señalar a que había sido el hecho de salir de aquella habitación en la que se habían visto atrapados lo que había refrescado su memoria, justo a tiempo antes de abandonar el lugar. Dado que Níniel debía ocuparse de sacar a los niños fuera, la tarea de buscar a aquella tal Silvia recaería de nuevo en Al'theas, por suerte parecía que el derrumbe había cesado y por ende el riesgo era ya menor, no debería ser demasiado difícil dar con ella.
-Seguro que está bien niños.- Buscó tranquilizar la joven peliblanca a los pequeños, pues la inquietud por el estado de su "hermana mayor" comenzaba a aumentar. -Al'theas es un caballero del bosque. Él se ocupará.- Añadió antes de responder a la mirada del elfo y asentir. -Espero que no tenga que volver a entrar para sacaros a los dos. Además no quiero quedarme mucho tiempo a solas con la anciana.- Advirtió recordándole al caballero esmeralda que en aquellos momentos no era muy sensato hacerla enfadar, y que aquella mujer podría lograrlo con facilidad debido a su despreciable forma de ser y de tratar a los niños.
Dicho aquello ambos elfos se separaron y Níniel condujo al grupo de infantes hasta la cercana salida, manteniéndolos juntos en todo momento mientras recorrían los pocos metros que les separaban de la puerta principal. Ya en el exterior la elfa pudo comprobar que Úrsula se hallaba acostada no muy lejos de allí, sobre un banco de madera. Parecía haberse quedado medio dormida, pues aunque se movía un poco no gritaba ni insultaba a nadie entre quejidos, lo cual era toda una mejora con respecto a su comportamiento unos minutos antes. Claro que por desgracia aquello no duró mucho, y tan pronto como se percató de que los niños y la elfa estaban allí comenzó de nuevo con sus exabruptos y lamentos, denotando que al final aquello no era más que puro cuento y teatro.
-!Por fín! Ya pensaba que me habíais abandonado aquí para que muriera de dolor y sola. Condenados niños malcriados. Después de todo lo que hago por vosotros...- Comenzó a espetar la humana girando más su cuerpo para mirar hacia ellos, empezando a gesticular con intención de que los niños se acercaran, haciendo que estos poco a poco y recelosos acortaran la distancia. Todos menos la pequeña Lilian, que en brazos de la elfa ocultó su rostro contra su pecho y se aferró más a su cuello. -Ahora vosotros tenéis que cuidarme a mi.- Seguía diciendo la mujer que solo lograba arrancar de los niños asentimientos y afirmaciones desganadas. -Lilian, ven ahora mismo. No querrás que te castigue.- Amenazó al ver que la pequeña no obedecía.
-No vas a castigar a nadie, humana. Está asustada por lo sucedido y tú no ayudas.- Respondió la peliblanca mostrando de nuevo un tono que no aceptaba réplica mientras miraba con severidad a la anciana, logrando que se callara, seguramente percibiendo que no iba a lograr con ella lo mismo que con el elfo de antes. Que no era la clase de persona con la que jugar o a la que faltar al respeto. En ese preciso momento un par de hombres llegaron a la plaza.
-¿Qué ha pasado aquí? Hemos visto una nube de polvo.- Dijo uno de ellos tras acercarse; un joven rubio de unos veinte años de edad, solo un poco mayor que la propia Níniel y con ropas que denotaban que no le sobraba el dinero. Enseguida se puso a mirar la escena, a los niños, el caserón, a Úrsula herida en el banco y a Níniel de pié con una niña en brazos.-¿Una elfa?- Úrsula, ahora que tenía nuevo público comenzó de nuevo a gritar como una loca.
-Esa elfa odia a los humanos. Me duele mucho pero no usa sus trucos para curarme...- Comenzó a decir haciendo que los humanos centraran su atención en la joven y le lanzaran miradas furibundas. Aunque pronto estas fueron sustituidas por otras de extrañeza. Básicamente porque para odiar a los humanos tenía a una en brazos que parecía más que agusto con ella.
-El dolor en la pierna debe de estar haciendo que diga cosas sin sentido.- Argumentó la sacerdotisa, que no tenía intención de dejar que semejantes mentiras calaran en las débiles mentes de aquellos humanos. - Ha habido un pequeño derrumbe dentro. Parte del techo ha caído. Yo y mi compañero estábamos cerca y hemos decidido ayudar. Está dentro buscando a una joven que sigue ahí, arriesgándose por ella.- Terminó de decir comprobando como parecía que sus palabras, secundadas por el testimonio del mayor de los niños, lograban convencer a los humanos de que decía la verdad y de que la vieja cuidadora solo estaba desvariando. Aunque se notaba que no estaba muy acostumbrado a tratar con hijas del bosque. Podía verse en su mirada la fascinación y el deseo por lo exótico a la vez que el recelo y el desdén.
-Ya...ya veo. James, ve a por ayuda, que vengan todos. -Pidió a su compañero, también de su misma edad pero con el pelo castaño y un bigote incipiente. -Diles que ha vuelto a pasar...Necesitaremos herramientas. Yo... yo entraré a ayudar a ese compañero tuyo, elfa.- Dijo acercándose a la entrada y echando un vistazo más de cerca a la estructura, y otro a la propia Níniel.
-Seguro que está bien niños.- Buscó tranquilizar la joven peliblanca a los pequeños, pues la inquietud por el estado de su "hermana mayor" comenzaba a aumentar. -Al'theas es un caballero del bosque. Él se ocupará.- Añadió antes de responder a la mirada del elfo y asentir. -Espero que no tenga que volver a entrar para sacaros a los dos. Además no quiero quedarme mucho tiempo a solas con la anciana.- Advirtió recordándole al caballero esmeralda que en aquellos momentos no era muy sensato hacerla enfadar, y que aquella mujer podría lograrlo con facilidad debido a su despreciable forma de ser y de tratar a los niños.
Dicho aquello ambos elfos se separaron y Níniel condujo al grupo de infantes hasta la cercana salida, manteniéndolos juntos en todo momento mientras recorrían los pocos metros que les separaban de la puerta principal. Ya en el exterior la elfa pudo comprobar que Úrsula se hallaba acostada no muy lejos de allí, sobre un banco de madera. Parecía haberse quedado medio dormida, pues aunque se movía un poco no gritaba ni insultaba a nadie entre quejidos, lo cual era toda una mejora con respecto a su comportamiento unos minutos antes. Claro que por desgracia aquello no duró mucho, y tan pronto como se percató de que los niños y la elfa estaban allí comenzó de nuevo con sus exabruptos y lamentos, denotando que al final aquello no era más que puro cuento y teatro.
-!Por fín! Ya pensaba que me habíais abandonado aquí para que muriera de dolor y sola. Condenados niños malcriados. Después de todo lo que hago por vosotros...- Comenzó a espetar la humana girando más su cuerpo para mirar hacia ellos, empezando a gesticular con intención de que los niños se acercaran, haciendo que estos poco a poco y recelosos acortaran la distancia. Todos menos la pequeña Lilian, que en brazos de la elfa ocultó su rostro contra su pecho y se aferró más a su cuello. -Ahora vosotros tenéis que cuidarme a mi.- Seguía diciendo la mujer que solo lograba arrancar de los niños asentimientos y afirmaciones desganadas. -Lilian, ven ahora mismo. No querrás que te castigue.- Amenazó al ver que la pequeña no obedecía.
-No vas a castigar a nadie, humana. Está asustada por lo sucedido y tú no ayudas.- Respondió la peliblanca mostrando de nuevo un tono que no aceptaba réplica mientras miraba con severidad a la anciana, logrando que se callara, seguramente percibiendo que no iba a lograr con ella lo mismo que con el elfo de antes. Que no era la clase de persona con la que jugar o a la que faltar al respeto. En ese preciso momento un par de hombres llegaron a la plaza.
-¿Qué ha pasado aquí? Hemos visto una nube de polvo.- Dijo uno de ellos tras acercarse; un joven rubio de unos veinte años de edad, solo un poco mayor que la propia Níniel y con ropas que denotaban que no le sobraba el dinero. Enseguida se puso a mirar la escena, a los niños, el caserón, a Úrsula herida en el banco y a Níniel de pié con una niña en brazos.-¿Una elfa?- Úrsula, ahora que tenía nuevo público comenzó de nuevo a gritar como una loca.
-Esa elfa odia a los humanos. Me duele mucho pero no usa sus trucos para curarme...- Comenzó a decir haciendo que los humanos centraran su atención en la joven y le lanzaran miradas furibundas. Aunque pronto estas fueron sustituidas por otras de extrañeza. Básicamente porque para odiar a los humanos tenía a una en brazos que parecía más que agusto con ella.
-El dolor en la pierna debe de estar haciendo que diga cosas sin sentido.- Argumentó la sacerdotisa, que no tenía intención de dejar que semejantes mentiras calaran en las débiles mentes de aquellos humanos. - Ha habido un pequeño derrumbe dentro. Parte del techo ha caído. Yo y mi compañero estábamos cerca y hemos decidido ayudar. Está dentro buscando a una joven que sigue ahí, arriesgándose por ella.- Terminó de decir comprobando como parecía que sus palabras, secundadas por el testimonio del mayor de los niños, lograban convencer a los humanos de que decía la verdad y de que la vieja cuidadora solo estaba desvariando. Aunque se notaba que no estaba muy acostumbrado a tratar con hijas del bosque. Podía verse en su mirada la fascinación y el deseo por lo exótico a la vez que el recelo y el desdén.
-Ya...ya veo. James, ve a por ayuda, que vengan todos. -Pidió a su compañero, también de su misma edad pero con el pelo castaño y un bigote incipiente. -Diles que ha vuelto a pasar...Necesitaremos herramientas. Yo... yo entraré a ayudar a ese compañero tuyo, elfa.- Dijo acercándose a la entrada y echando un vistazo más de cerca a la estructura, y otro a la propia Níniel.
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
A medida que Al'theas y Silvia salían del edificio, a su paso se encontraron con un hombre de cabello rubio que se encontraba escudriñando el edificio en ese momento, el cual alzo ambas cejas en cuanto su mirada se cruzo con la de Silvia.
-¡Owen!- Dijo con sorpresa a aquel hombre.
-¡Silvia! veo que estáis bien, los dos, me alegro- Dijo con alivio.
-¿Y los niños? ¿están bien? ¿y la señora Úrsula?- Preguntaba a medida que salían del edificio junto al elfo de armadura esmeralda.
-Están perfectamente, gracias a... tu compañera, gracias...- Dijo a medida que dirigía su mirada hacia Al'theas.
-Ya dije que ella sabría ocuparse... ¿verdad?- le dijo a Silvia con una sonrisa.
-Sin embargo... creo que Úrsula tendrá que ir al hospital, para que le miren y le alivien la hinchazón de la pierna... o algo así... ademas, le ira bien para su mal humor... je...- Dijo mientras cruzaba los brazos con una expresión divertida en sus labios. Al'theas sabia que Níniel era una sanadora muy capaz, pero conociendo la naturaleza de su lado oscuro actual y el poco aprecio que sentía por la señora Úrsula... quizás no era buena idea sugerirle usar sus poderes para curarla si no lo había hecho ya voluntariamente.
-Vaya... entonces eso significa que estaré sola con los niños hasta que regrese...- Dijo preocupada, llevándose el nudillo de su dedo índice a sus labios en una expresión de preocupación -Y para colmo... la casa esta hecha un desastre...- Decía mientras echaba la mirada atrás observando el derrumbe desde la entrada de la casa mientras su rostro se tornaba en una expresión de desamparo.
-Sí... la verdad es que hay un buen agujero... - Decía mientras observaba el interior de la casa -Pero no te preocupes por eso, le he dicho a James que avise a los demás y podremos hacerte un apaño, al menos con esto si podemos ayudarte- Dijo para animar a la joven, la cual sonrió como signo de agradecimiento ante el ofrecimiento de su amigo.
Al'theas en ese momento vio la oportunidad que él y su compañera estaban buscando, la cual podría servirles para investigar mas a fondo la casa, y mientras los tres caminaban para dirigirse donde Níniel y los demás les estaban esperando, el elfo le sugirió... -Silvia, si le parece bien... a mí y a mi compañera nos gustaría ayudar, podemos permitirnos un tiempo para ayudarte con los niños, por ejemplo- Le dijo mientras caminaban.
-¿De verdad? ¿no seria abusar de vuestra amabilidad?...- Preguntó insegura.
El elfo alzó la mirada hacia donde se encontraban Níniel y los niños antes de responder, allí ya estaban llegando un grupo de hombres que llevaban consigo varios útiles de carpintería y tablones de madera. Seguramente habían venido con intención de reparar la parte que cedió de la casa, y entre la multitud estaba su compañera elfa con aquella niña en brazos -Estoy seguro...- Respondió mientras veía a Níniel de la misma forma que lo hacia Silvia -Creo que mi compañera ya ha hecho migas con los niños...- Dijo con una sonrisa mientras aquel grupo de hombres saludaban a Owen, el cual les explicó la situación de la casa y el derrumbe que sufrió parte del techo que se llevo por delante una porción del suelo del piso superior, marchando el grupo a continuación con este para dirigirse a la casa y comenzar cuantos antes las reparaciones, mientras que James pidió a otro par de hombres que ayudara a la señora Úrsula para llevarla con cuidado hacia el hospital a sabiendas del estado visual de su pierna.
-¡ARGH! ¡cuidado bestias! ¡me duele!- Gritaba la señora mientras intentaban llevársela con el máximo cuidado posible.
-¡No se preocupe señora Úrsula! ¡los niños estarán bien!- Le dijo a la señora mientras se la llevaban.
-¡Procura que todo este en su sitio cuando vuelva y que esos elfos no roben nada!- vociferó por última vez ya a lo lejos.
Al'theas se acercó a Níniel, contemplando como se llevaban a la señora de la casa -Le he dicho a Silvia que podríamos ayudarla a cuidar de los niños... ¿qué tal lo ves?- Le preguntó a la joven elfa obviando los detalles teniendo en cuenta que aun tenía a la pequeña niña entre sus brazos, a la espera de una respuesta que confirmara lo que él ya esperaba.
-¡Owen!- Dijo con sorpresa a aquel hombre.
-¡Silvia! veo que estáis bien, los dos, me alegro- Dijo con alivio.
-¿Y los niños? ¿están bien? ¿y la señora Úrsula?- Preguntaba a medida que salían del edificio junto al elfo de armadura esmeralda.
-Están perfectamente, gracias a... tu compañera, gracias...- Dijo a medida que dirigía su mirada hacia Al'theas.
-Ya dije que ella sabría ocuparse... ¿verdad?- le dijo a Silvia con una sonrisa.
-Sin embargo... creo que Úrsula tendrá que ir al hospital, para que le miren y le alivien la hinchazón de la pierna... o algo así... ademas, le ira bien para su mal humor... je...- Dijo mientras cruzaba los brazos con una expresión divertida en sus labios. Al'theas sabia que Níniel era una sanadora muy capaz, pero conociendo la naturaleza de su lado oscuro actual y el poco aprecio que sentía por la señora Úrsula... quizás no era buena idea sugerirle usar sus poderes para curarla si no lo había hecho ya voluntariamente.
-Vaya... entonces eso significa que estaré sola con los niños hasta que regrese...- Dijo preocupada, llevándose el nudillo de su dedo índice a sus labios en una expresión de preocupación -Y para colmo... la casa esta hecha un desastre...- Decía mientras echaba la mirada atrás observando el derrumbe desde la entrada de la casa mientras su rostro se tornaba en una expresión de desamparo.
-Sí... la verdad es que hay un buen agujero... - Decía mientras observaba el interior de la casa -Pero no te preocupes por eso, le he dicho a James que avise a los demás y podremos hacerte un apaño, al menos con esto si podemos ayudarte- Dijo para animar a la joven, la cual sonrió como signo de agradecimiento ante el ofrecimiento de su amigo.
Al'theas en ese momento vio la oportunidad que él y su compañera estaban buscando, la cual podría servirles para investigar mas a fondo la casa, y mientras los tres caminaban para dirigirse donde Níniel y los demás les estaban esperando, el elfo le sugirió... -Silvia, si le parece bien... a mí y a mi compañera nos gustaría ayudar, podemos permitirnos un tiempo para ayudarte con los niños, por ejemplo- Le dijo mientras caminaban.
-¿De verdad? ¿no seria abusar de vuestra amabilidad?...- Preguntó insegura.
El elfo alzó la mirada hacia donde se encontraban Níniel y los niños antes de responder, allí ya estaban llegando un grupo de hombres que llevaban consigo varios útiles de carpintería y tablones de madera. Seguramente habían venido con intención de reparar la parte que cedió de la casa, y entre la multitud estaba su compañera elfa con aquella niña en brazos -Estoy seguro...- Respondió mientras veía a Níniel de la misma forma que lo hacia Silvia -Creo que mi compañera ya ha hecho migas con los niños...- Dijo con una sonrisa mientras aquel grupo de hombres saludaban a Owen, el cual les explicó la situación de la casa y el derrumbe que sufrió parte del techo que se llevo por delante una porción del suelo del piso superior, marchando el grupo a continuación con este para dirigirse a la casa y comenzar cuantos antes las reparaciones, mientras que James pidió a otro par de hombres que ayudara a la señora Úrsula para llevarla con cuidado hacia el hospital a sabiendas del estado visual de su pierna.
-¡ARGH! ¡cuidado bestias! ¡me duele!- Gritaba la señora mientras intentaban llevársela con el máximo cuidado posible.
-¡No se preocupe señora Úrsula! ¡los niños estarán bien!- Le dijo a la señora mientras se la llevaban.
-¡Procura que todo este en su sitio cuando vuelva y que esos elfos no roben nada!- vociferó por última vez ya a lo lejos.
Al'theas se acercó a Níniel, contemplando como se llevaban a la señora de la casa -Le he dicho a Silvia que podríamos ayudarla a cuidar de los niños... ¿qué tal lo ves?- Le preguntó a la joven elfa obviando los detalles teniendo en cuenta que aun tenía a la pequeña niña entre sus brazos, a la espera de una respuesta que confirmara lo que él ya esperaba.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Níniel no pudo evitar pensar en lo fácil que le resultaría utilizar un poco de magia para que uno de los hombres que se llevaban a aquella vieja arpía tropezara y ésta acabara de nuevo en el suelo, con algo real por lo quejarse para variar. Solo tenía que afectar levemente a la coordinación de uno de ellos, o acelerar el paso del otro y, aunque nada iba a solucionar, sin duda sería algo que la llenaría de satisfacción. Por suerte para ella, las enfermeras que tendrían que aguantarla serían, en su mayoría, compañeras y amigas de la peliblanca. No querer condenarlas a un dolor de cabeza la libró de estrechar lazos con Imbar.
-Piensa el ladrón que todos son de su condición...-Murmuró la elfa con gesto serio, aunque no tardó en cambiarlo por otro más alegre en cuanto la pequeña Lilian se separó de su pecho y elevó su mirada. Aún estaba algo asustada pero podía notarse el alivio que sentía por la marcha de la vieja Úrsula, aunque volvió a ocultar su rostro en cuanto Al'theas se acercó, atreviéndose solo a mirarle con el rabillo del ojo. -¿Quieres que nos quedemos?- Preguntó la sacerdotisa mirando al resto de niños que en esos momentos se reunían en torno a Silvia y la bombardeaban a preguntas.
Por un momento, con todo lo ocurrido, la elfa se había olvidado de su razón para estar allí. No obstante no tardó en entender la gran oportunidad que aquello representaba y los motivos de su compañero para haberse tomado semejante libertad. Nadie iba a decirles nada si aceptaban ayudar al orfanato dadas las circunstancias, incluso se lo agradecerían. Y si mientras llevaban a cabo tan generosa labor le echaban un vistazo a los libros, nadie tendría que sospechar nada ni que buscaban uno en concreto; uno que guardaba algún tipo de información en su interior por la que había gente dispuesta a matar y morir.
-¿Crees que es seguro...que los niños se queden aquí?- Añadió mirando al viejo caserón, donde un grupito de humanos estaba comprobando los desperfectos y apilaban las maderas que iban poco a poco llegando. Por mucho que cuidasen de los niños, si no era en aquel lugar poco podrían buscar. Sería mejor ayudar con las reparaciones que con los niños si querían el libro, y no eran los únicos que iban detrás de él, o al menos del secreto por el que el señor Rassel había dado su vida.
-Puede estar tranquila señorita. La estructura es sólida como una roca. Solo ha cedido una pequeña parte del suelo del primer piso. Unas tablas aquí y allí y como nueva. No hace falta más.- Intervino en la conversación el humano que respondía al nombre de Owen. Parecía muy convencido de sus palabras, y Níniel no pudo evitar pensar que muchos de los remiendos de la casa eran obra suya. Si eso era algo bueno o malo estaba por ver. -Yo también me crié aquí, aunque me largué hace ya más de cinco años, cuando el viejo carpintero me ofreció ser su aprendiz. Claro que tampoco es que me fuese muy lejos.- Añadió, y lo hizo lanzando una mirada hacia Silvia que denotaba que la joven debía de tener algo que ver con eso último.
-Supongo que eso mismo se dijo la última vez...- Señaló la peliblanca aún dudando. Quería encontrar el libro, dar por buenas las palabras de aquel hombre serían lo más fácil, pero eran niños de lo que estaban hablando. La próxima vez podría no haber una elfa sanadora cerca. Owen pareció tomarse aquellas palabras a mal, como si la elfa estuviese dudando de su trabajo, pero cuando volvió a hablar lo hizo sin acritud.
-Entiendo su preocupación, son buena gente aunque sean elfos. Mentiría si dijese que el viejo caserón es el mejor lugar, pero esto no es alta ciudad ni nadamos en oro. Veo por su ropa y equipo que son del tipo de personas que no deben preocuparse por tener un techo con goteras o un plato de comida caliente para llenar el estómago...Aquí no siempre tenemos esa suerte y menos desde que el rey... Bueno, ya saben. No puedo prometer que no vuelva a pasar en un tiempo pero...aguantará. No tendrán que dormir en la calle.- Ante aquellas palabras Níniel no pudo sino asentir, ya convencida. Estaba claro que las condiciones podrían ser mejores, pero aquella gente hacía lo que podía. Quizá las casas de algunos de ellos no estaban mejor que el orfanato.
-Entonces será mejor que no perdamos más el tiempo aquí hablando. Hay mucho trabajo que hacer- Convino la joven sacerdotisa, aceptando de ese modo también las palabras de Al'theas y su plan. -¿Me ayudarás a limpiar un poco, Lilian?- Preguntó entonces a la pequeña que aún se aferraba a ella. Y aunque de manera tímida aún, y tras volver a mirar al caballero esmeralda, la pequeña asintió enérgicamente.
-Piensa el ladrón que todos son de su condición...-Murmuró la elfa con gesto serio, aunque no tardó en cambiarlo por otro más alegre en cuanto la pequeña Lilian se separó de su pecho y elevó su mirada. Aún estaba algo asustada pero podía notarse el alivio que sentía por la marcha de la vieja Úrsula, aunque volvió a ocultar su rostro en cuanto Al'theas se acercó, atreviéndose solo a mirarle con el rabillo del ojo. -¿Quieres que nos quedemos?- Preguntó la sacerdotisa mirando al resto de niños que en esos momentos se reunían en torno a Silvia y la bombardeaban a preguntas.
Por un momento, con todo lo ocurrido, la elfa se había olvidado de su razón para estar allí. No obstante no tardó en entender la gran oportunidad que aquello representaba y los motivos de su compañero para haberse tomado semejante libertad. Nadie iba a decirles nada si aceptaban ayudar al orfanato dadas las circunstancias, incluso se lo agradecerían. Y si mientras llevaban a cabo tan generosa labor le echaban un vistazo a los libros, nadie tendría que sospechar nada ni que buscaban uno en concreto; uno que guardaba algún tipo de información en su interior por la que había gente dispuesta a matar y morir.
-¿Crees que es seguro...que los niños se queden aquí?- Añadió mirando al viejo caserón, donde un grupito de humanos estaba comprobando los desperfectos y apilaban las maderas que iban poco a poco llegando. Por mucho que cuidasen de los niños, si no era en aquel lugar poco podrían buscar. Sería mejor ayudar con las reparaciones que con los niños si querían el libro, y no eran los únicos que iban detrás de él, o al menos del secreto por el que el señor Rassel había dado su vida.
-Puede estar tranquila señorita. La estructura es sólida como una roca. Solo ha cedido una pequeña parte del suelo del primer piso. Unas tablas aquí y allí y como nueva. No hace falta más.- Intervino en la conversación el humano que respondía al nombre de Owen. Parecía muy convencido de sus palabras, y Níniel no pudo evitar pensar que muchos de los remiendos de la casa eran obra suya. Si eso era algo bueno o malo estaba por ver. -Yo también me crié aquí, aunque me largué hace ya más de cinco años, cuando el viejo carpintero me ofreció ser su aprendiz. Claro que tampoco es que me fuese muy lejos.- Añadió, y lo hizo lanzando una mirada hacia Silvia que denotaba que la joven debía de tener algo que ver con eso último.
-Supongo que eso mismo se dijo la última vez...- Señaló la peliblanca aún dudando. Quería encontrar el libro, dar por buenas las palabras de aquel hombre serían lo más fácil, pero eran niños de lo que estaban hablando. La próxima vez podría no haber una elfa sanadora cerca. Owen pareció tomarse aquellas palabras a mal, como si la elfa estuviese dudando de su trabajo, pero cuando volvió a hablar lo hizo sin acritud.
-Entiendo su preocupación, son buena gente aunque sean elfos. Mentiría si dijese que el viejo caserón es el mejor lugar, pero esto no es alta ciudad ni nadamos en oro. Veo por su ropa y equipo que son del tipo de personas que no deben preocuparse por tener un techo con goteras o un plato de comida caliente para llenar el estómago...Aquí no siempre tenemos esa suerte y menos desde que el rey... Bueno, ya saben. No puedo prometer que no vuelva a pasar en un tiempo pero...aguantará. No tendrán que dormir en la calle.- Ante aquellas palabras Níniel no pudo sino asentir, ya convencida. Estaba claro que las condiciones podrían ser mejores, pero aquella gente hacía lo que podía. Quizá las casas de algunos de ellos no estaban mejor que el orfanato.
-Entonces será mejor que no perdamos más el tiempo aquí hablando. Hay mucho trabajo que hacer- Convino la joven sacerdotisa, aceptando de ese modo también las palabras de Al'theas y su plan. -¿Me ayudarás a limpiar un poco, Lilian?- Preguntó entonces a la pequeña que aún se aferraba a ella. Y aunque de manera tímida aún, y tras volver a mirar al caballero esmeralda, la pequeña asintió enérgicamente.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Las reparaciones no tardaron en comenzar, el ruido de los martillos y la madera al ser cortada con sierra sonaba junto a las indicaciones que Owen vociferaba a sus compañeros. En el exterior de la casa se encontraban los niños y sus voluntariosos cuidadores. Un pequeño grupo de niños jugaban en las afueras, mientras que otros niños se interesaron en lo que Al'theas contaba sobre las criaturas que aparecían en uno de los libros sobre fauna peligrosa que solía llevar consigo, asombrando a los jóvenes al mismo tiempo que los educaba en el conocimiento de tales criaturas, siendo interrumpido de vez en cuando por la curiosidad e interrogantes de los entusiasmados niños cuyas preguntas eran bienvenidas y respondidas con detalle.
-Así que... por eso... ¿los no-muertos de pantano... son lo que son? ¿por un... parásito... que se mete dentro de sus cabezas?- Pregunto uno de los niños.
-Así es... estos parásitos buscan los nutrientes de la parte del cerebro que se ocupa de hacer funcionar el sistema locomotor... y al mismo tiempo que se alimentan... su cuerpo gelatinoso entran en simbiosis con la parte que se comen... y así logran el control del anfitrión que infectan... pero les gustan los cadáveres frescos cuyos órganos digestivos aun funcionen... para obligarlos a buscar y alimentarse de otras formas de vida de modo que ellos también reciben los nutrientes de lo que comen... por eso no suelen ser comunes de ver- Respondió Al'theas con todo lujo de detalles técnicos.
-¡Que asco!...- Dijo el niño con una expresión en su rostro que mezclaba el desagrado con una sonrisa mellada.
-No te preocupes hermanito, tu cabeza esta llena de serrín ¡no irán a por ti!- Dijo otro niño a la par que los demás reían.
-¿Pero qué les estas leyendo a los niños?...- Preguntó la joven Silvia, sacando a Al'theas.
-Algo de cultura sobre fauna, por supuesto- Respondió tajante el elfo.
-Ajá... y... ¿en qué ayuda saber que... "Las gárgolas de caverna se muestran amistosas cuando una gárgola se baña en las heces de la otra"?...- Preguntó a medida que leía directamente del libro de Al'theas.
-Es información útil, cuando exploras una caverna y no te das cuenta de que has acabado por accidente en un nido de estas criaturas... siempre preferirás que te confundan con uno de los suyos y no con comida- Respondió con una sonrisa sabiendo lo ridículo que sonaba, a pesar de que curiosamente era cierto.
-No es mi intención contradecirle... profesor Al'theas... pero... ¿podría sugerir otro tipo de lectura mas adecuada para niños de la pequeña biblioteca que tenemos en la casa?- Dijo de forma cómplice.
-¿Tenéis una biblioteca?... - Preguntó intrigado el elfo, teniendo en mente la búsqueda les había llevado hasta allí.
-Sí, ven, te mostrare donde está- Le dijo mientras comenzaba a caminar hacia el interior de la casa.
Al'theas y Silvia recorrieron el interior de la casa por el mismo pasillo por el que el elfo estuvo buscándola la vez anterior cuando sucedió el derrumbe, y ahora se encontraban frente a aquellas puertas que estaban cerradas hasta ahora, pues Silvia saco una llave de su bolsillo y las abrió de par en par, dando a conocer una pequeña sala donde había muchos trastos y estanterías, entre ellas una cargada de libros, todos ellos eran cuentos o libros de aventuras infantiles, pero entre ellos... destacaba uno, cuya cubierta parecía mas sofisticada, mas elaborada... el elfo tomo el libro y lo abrió, descubriendo ilustraciones artísticas que coincidían con el misterioso libro que buscaban y que nada tenia que ver con el resto de libros infantiles de la estantería , pero antes, se debía hacer una cosa.
-Veamos... ¿me ayudas a elegir?... que tal... ¿este?... el cuento de... "La emperatriz de hielo"- consultó con Al'theas mientras agarraba y mostraba el libro ante el elfo.
-Es un buen cuento, pero... Silvia... necesito sincerarme contigo...- Dijo el caballero de armadura esmeralda, dándose un momento ante la extraña mirada de Silvia por el repentino cambio de charla. -Mi compañera y yo, no estamos aquí por mera casualidad, si bien nuestra voluntad para ayudar ha sido sincera... estamos tras la búsqueda de un libro, y cuya única pista... nos trajo aquí.... No imagino como ha llegado hasta aquí... pero es este...- Dijo mientras le enseñaba el libro que tenia en sus manos a Silvia -Sabemos que hay gente peligrosa tras él... y creo que deberíamos llevárnoslo cuanto antes- Dijo finalmente ante el rostro de sorpresa de Silvia.
Silvia contemplo el extraño libro, ahora preocupada ante la revelación de Al'theas -Este libro... es de la pequeña Lilian. Cuando ella llego aquí por primera vez... lo llevaba consigo... supuse que se trataba simplemente del único recuerdo que le quedaba de su familia... y lo mantuve aquí guardado para que Lilian pudiera ojearlo cuando quisiera...- Decía la joven mientras tomaba el libro de las manos de Al'theas para mirarlo - Si hay gente peligrosa tras esto... nos harías un favor si te lo llevaras... hasta... me sabe mal pedírtelo... después de todo lo que ya habéis hecho por nosotros...- Decía mientras extendía las manos ofreciéndole el libro de nuevo al elfo.
-¿Lilian llevaba este libro cuando vino aquí? que raro... quizas podamos descubrir cual es el misterio en cuanto investiguemos un poco mas sobre este libro... - Al'theas sonrió con amabilidad a Silvia mientras tomaba el libro de sus manos -Eres una buena persona Silvia, por eso he confiado en contarte esto sabiendo que coincidirías conmigo... te agradecemos el gesto.-
-¿Que menos?... después de la ayuda que habéis prestado aquí- Respondió con una sonrisa -Ve adelantándote, escogeré un par mas de libros y saldré enseguida-
Al'theas asintió y dio media vuelta para salir de la salita, justo cuando estaba a punto de salir por esa misma puerta, el elfo pudo escuchar un par de libros caer al suelo, por un segundo pensó que a Silvia se le habrían caído por accidente un par de libros mientras se daba la vuelta para mirarla, pero entonces... descubrió que había alguien mas...
Alguien había agarrado por la espalda a Silvia y había colocado una afilada hoja en su cuello, de ropas oscuras y armadura aparentemente ligera.. cuya cara estaba oculta por una extraña mascara, sin duda, algún tipo de ladrón con altas dotes de infiltración, pues ni siquiera Al'theas se había percatado en que momento se había colado aquel desgraciado en la casa, y había algo mas... en sus ropas, portaba el mismo símbolo que aquellos matones que habían atacado la biblioteca de Lunargenta...
-Entrega el libro... elfo... o sera la sangre de la joven la que use para escribir lo que paso aquí...- Dijo con una extraña voz que parecía salir del interior de un cubo en lugar de un garganta humana mientras mantenía a Silvia completamente aterrada.
-Así que... nos habéis estado siguiendo...- Dijo Al'theas en un tono desafiante.
Silvia emitió un quejido de dolor, y de su cuello se derramó una pequeña gota de sangre -Hablo en serio... elfo... déjate de juegos...entrégame... el libro...y soltare... a la chica...- Volvió a amenazar con la voz entrecortada, era difícil saber si estaba nervioso o tranquilo por la extraña voz que tenia, dificultando la posibilidad de analizarlo.
Al'theas permaneció quieto con la tentación de desenvainar su espada, pero no podía permitirse poner en peligro la vida de Silvia... sin duda estaba ahora mismo en una situación difícil y dudaba mucho de que cumplir su palabra de soltarla si cedía a darle el libro...
-Así que... por eso... ¿los no-muertos de pantano... son lo que son? ¿por un... parásito... que se mete dentro de sus cabezas?- Pregunto uno de los niños.
-Así es... estos parásitos buscan los nutrientes de la parte del cerebro que se ocupa de hacer funcionar el sistema locomotor... y al mismo tiempo que se alimentan... su cuerpo gelatinoso entran en simbiosis con la parte que se comen... y así logran el control del anfitrión que infectan... pero les gustan los cadáveres frescos cuyos órganos digestivos aun funcionen... para obligarlos a buscar y alimentarse de otras formas de vida de modo que ellos también reciben los nutrientes de lo que comen... por eso no suelen ser comunes de ver- Respondió Al'theas con todo lujo de detalles técnicos.
-¡Que asco!...- Dijo el niño con una expresión en su rostro que mezclaba el desagrado con una sonrisa mellada.
-No te preocupes hermanito, tu cabeza esta llena de serrín ¡no irán a por ti!- Dijo otro niño a la par que los demás reían.
-¿Pero qué les estas leyendo a los niños?...- Preguntó la joven Silvia, sacando a Al'theas.
-Algo de cultura sobre fauna, por supuesto- Respondió tajante el elfo.
-Ajá... y... ¿en qué ayuda saber que... "Las gárgolas de caverna se muestran amistosas cuando una gárgola se baña en las heces de la otra"?...- Preguntó a medida que leía directamente del libro de Al'theas.
-Es información útil, cuando exploras una caverna y no te das cuenta de que has acabado por accidente en un nido de estas criaturas... siempre preferirás que te confundan con uno de los suyos y no con comida- Respondió con una sonrisa sabiendo lo ridículo que sonaba, a pesar de que curiosamente era cierto.
-No es mi intención contradecirle... profesor Al'theas... pero... ¿podría sugerir otro tipo de lectura mas adecuada para niños de la pequeña biblioteca que tenemos en la casa?- Dijo de forma cómplice.
-¿Tenéis una biblioteca?... - Preguntó intrigado el elfo, teniendo en mente la búsqueda les había llevado hasta allí.
-Sí, ven, te mostrare donde está- Le dijo mientras comenzaba a caminar hacia el interior de la casa.
Al'theas y Silvia recorrieron el interior de la casa por el mismo pasillo por el que el elfo estuvo buscándola la vez anterior cuando sucedió el derrumbe, y ahora se encontraban frente a aquellas puertas que estaban cerradas hasta ahora, pues Silvia saco una llave de su bolsillo y las abrió de par en par, dando a conocer una pequeña sala donde había muchos trastos y estanterías, entre ellas una cargada de libros, todos ellos eran cuentos o libros de aventuras infantiles, pero entre ellos... destacaba uno, cuya cubierta parecía mas sofisticada, mas elaborada... el elfo tomo el libro y lo abrió, descubriendo ilustraciones artísticas que coincidían con el misterioso libro que buscaban y que nada tenia que ver con el resto de libros infantiles de la estantería , pero antes, se debía hacer una cosa.
-Veamos... ¿me ayudas a elegir?... que tal... ¿este?... el cuento de... "La emperatriz de hielo"- consultó con Al'theas mientras agarraba y mostraba el libro ante el elfo.
-Es un buen cuento, pero... Silvia... necesito sincerarme contigo...- Dijo el caballero de armadura esmeralda, dándose un momento ante la extraña mirada de Silvia por el repentino cambio de charla. -Mi compañera y yo, no estamos aquí por mera casualidad, si bien nuestra voluntad para ayudar ha sido sincera... estamos tras la búsqueda de un libro, y cuya única pista... nos trajo aquí.... No imagino como ha llegado hasta aquí... pero es este...- Dijo mientras le enseñaba el libro que tenia en sus manos a Silvia -Sabemos que hay gente peligrosa tras él... y creo que deberíamos llevárnoslo cuanto antes- Dijo finalmente ante el rostro de sorpresa de Silvia.
Silvia contemplo el extraño libro, ahora preocupada ante la revelación de Al'theas -Este libro... es de la pequeña Lilian. Cuando ella llego aquí por primera vez... lo llevaba consigo... supuse que se trataba simplemente del único recuerdo que le quedaba de su familia... y lo mantuve aquí guardado para que Lilian pudiera ojearlo cuando quisiera...- Decía la joven mientras tomaba el libro de las manos de Al'theas para mirarlo - Si hay gente peligrosa tras esto... nos harías un favor si te lo llevaras... hasta... me sabe mal pedírtelo... después de todo lo que ya habéis hecho por nosotros...- Decía mientras extendía las manos ofreciéndole el libro de nuevo al elfo.
-¿Lilian llevaba este libro cuando vino aquí? que raro... quizas podamos descubrir cual es el misterio en cuanto investiguemos un poco mas sobre este libro... - Al'theas sonrió con amabilidad a Silvia mientras tomaba el libro de sus manos -Eres una buena persona Silvia, por eso he confiado en contarte esto sabiendo que coincidirías conmigo... te agradecemos el gesto.-
-¿Que menos?... después de la ayuda que habéis prestado aquí- Respondió con una sonrisa -Ve adelantándote, escogeré un par mas de libros y saldré enseguida-
Al'theas asintió y dio media vuelta para salir de la salita, justo cuando estaba a punto de salir por esa misma puerta, el elfo pudo escuchar un par de libros caer al suelo, por un segundo pensó que a Silvia se le habrían caído por accidente un par de libros mientras se daba la vuelta para mirarla, pero entonces... descubrió que había alguien mas...
Alguien había agarrado por la espalda a Silvia y había colocado una afilada hoja en su cuello, de ropas oscuras y armadura aparentemente ligera.. cuya cara estaba oculta por una extraña mascara, sin duda, algún tipo de ladrón con altas dotes de infiltración, pues ni siquiera Al'theas se había percatado en que momento se había colado aquel desgraciado en la casa, y había algo mas... en sus ropas, portaba el mismo símbolo que aquellos matones que habían atacado la biblioteca de Lunargenta...
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-Entrega el libro... elfo... o sera la sangre de la joven la que use para escribir lo que paso aquí...- Dijo con una extraña voz que parecía salir del interior de un cubo en lugar de un garganta humana mientras mantenía a Silvia completamente aterrada.
-Así que... nos habéis estado siguiendo...- Dijo Al'theas en un tono desafiante.
Silvia emitió un quejido de dolor, y de su cuello se derramó una pequeña gota de sangre -Hablo en serio... elfo... déjate de juegos...entrégame... el libro...y soltare... a la chica...- Volvió a amenazar con la voz entrecortada, era difícil saber si estaba nervioso o tranquilo por la extraña voz que tenia, dificultando la posibilidad de analizarlo.
Al'theas permaneció quieto con la tentación de desenvainar su espada, pero no podía permitirse poner en peligro la vida de Silvia... sin duda estaba ahora mismo en una situación difícil y dudaba mucho de que cumplir su palabra de soltarla si cedía a darle el libro...
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Mientras Al'theas entretenía a los niños con unos relatos, quizá escogiendo una temática no demasiado adecuada teniendo en cuenta la edad de algunos de ellos, Níniel, escoba en mano, retiraba el manto de polvo y suciedad acumulado en el suelo, así como los restos más grandes del pequeño pero aparatoso hundimiento. Detrás de ella, con una escoba más pequeña acorde a su tamaño, Lilian la imitaba concentrada, tomándose muy en serio la tarea. Resultaba adorable.
-Mucho mejor así. Cuando los carpinteros terminen solo tendremos que darle una pasada rápida y quedará como nueva.- Animó la peliblanca a su ayudante en miniatura, la cual asintió totalmente decidida aunque sin decir ni una sola palabra. Definitivamente no era una niña del tipo escandalosa. Níniel incluso se preguntaba si no tendría algún tipo de problema para hablar, pero en un orfanato, seguramente a muchos de los niños allí les sobrarían los motivos para no hacerlo, o para todo lo contrario. Solo recordar el modo en el que aquella vieja Úrsula les trataba...
-Cuidado abajo.- Avisó la voz de Owen antes de que un puñado de serrín cayera desde el primer piso, donde ya estaban colando la madera del suelo, casi sobre ellas -Lo siento, creo que estamos ensuciando un poco de más. He tenido que recortar un poco los tablones.- Se disculpó el humano antes de colocar una última madera que cerró completamente el agujero en el techo, comenzando entonces de nuevo el fuerte ruido de los golpes de martillo.
-Ya te daré yo a ti cuidado...- Masculló la peliblanca al ver como parte del trabajo ya realizado se iba a la porra. Si aquellos humanos seguían ensuciando tanto de poco le iba a servir estar adelantando con la limpieza. Ni una pasada rápida, ni dos, ni nada. Lilian se quedó mirándola unos instantes y, de nuevo imitándola, fulminó con la mirada aquella parte del techo ya tapada, a continuación volvió a mirar a la elfa, esperando su aprobación, y sonrió al recibir una cariñosa carantoña, retomando sus labores de limpieza como si aquello también fuera parte del juego. ¿Cómo podía ser que semejante encanto de niña no hubiese sido ya adoptada por una buena familia? Los humanos realmente...había algo roto en ellos. Pensó la peliblanca mientras arrastraba un buen montón de suciedad hasta la puerta y la sacaba afuera. Cruzándose en ese momento con Al'theas y Silvia. Parecía que finalmente había llegado el momento de cambiar sus relatos por otros que no alimentaran las pesadillas de los pequeños.
-Vigilaré a los niños mientras buscáis.- Convino la elfa dejando por un momento la escoba y tomando una larga bocanada de aire del exterior mientras avanzaba, una vez más con Lilian detrás. El resto de niños no tardaron en acercarse hasta ella. Parecía que no querían dejar la historia del elfo inconclusa.
-Al'theas no nos ha dicho cómo se lucha contra esas cosas.- Decía uno de ellos. -¿Hay pantanos cerca de aquí?- Preguntaba otro un poco inquieto. -Ummm, lo siento niños, estaba dentro limpiando y no estaba escuchando qué criatura tocaba. ¿Seguían siendo las gárgolas?- Preguntó a su vez Níniel un tanto perdida. -No, los parásitos come cabezas.- Se apresuraron a ubicar. Unas criaturas realmente deleznables, con razón hasta ahí habían llegado las historias de monstruos. El caballero esmeralda debería haberles hablado de seres menos terroríficos, como los goblins.
-Ya veo...-Pensó por un instante.-Son débiles ante el calor, se combaten con fuego. Por eso la gente los confunde con no-muertos aunque no lo son.- Aclaró la peliblanca sin necesidad de mirar aquel libro para saberlo. Siempre había sido una gran devoradora de escritos, y una copia de ese mismo volumen había sido una de sus lecturas básicas durante sus estancias en Lunargenta. De hecho la joven sabía además que la baba que generaban esas criaturas podía ser usada para crear potentes venenos, aunque eso era algo que los niños no necesitaban conocer.
-¿Puedes lanzar fuego, Níniel?- La curiosidad de los pequeños no parecía tener límite. -No, cabeza de serrín, eso son los brujos. Los elfos curan y hablan con los árboles.-Refutó rápidamente su amigo. Básicamente esa era la idea que la mayoría de los humanos tenían de su pueblo. Al menos aquellos niños no habían mencionado a ningún ciervo... -Yo escuché a los mayores decir que viven en árboles. Si viven en un árbol y hablan con los árboles...¿Significa que pueden hablar con sus casas?-
-Calma, las preguntas una por una. Si hablamos todos a la vez y no nos respetamos, no nos enteraremos de nada.- Hizo una pequeña pausa hasta que todos estuvieron en silencio, esperando sus respuestas, comenzando entonces a explicarles cosas sobre los elfos: Dónde vivían, por qué sus orejas eran puntiagudas, cuántos años vivían. Les habló de árbol madre, del bosque, de sus casas-árbol...Parecían fascinados, escuchando sin perder detalle, deseosos de saber más sobre aquel mundo para ellos desconocido. Era curioso, para ella, hasta hacía solo un tiempo, eran las historias sobre el mundo más allá del bosque las que conseguían causarle ese interés.
-Aquí debo dejar el relato. Al'theas podrá contaros más, yo tengo que seguir limpiando.- Dijo la peliblanca transcurridos unos pocos minutos, pensando en lo extraño que resultaba que ni el elfo ni Silvia hubiesen vuelto ya. ¿Cuánto se tardaba en escoger un libro? Ni que hubiesen ido a la biblioteca de la ciudad a buscarlo. -Esperad aquí, enseguida vuelvo.- Pidió a los niños, mirando especialmente al mayor de ellos para que se hiciera cargo en lo que iba a ver por qué demoraban tanto en hacer algo tan sencillo. Níniel creía haber visto a Silvia ponerle ojitos al caballero esmeralda pero... Más les valía que no les encontrase haciéndose carantoñas.
-Al'theas, Silvia.- Llamó la peliblanca dirigiéndose hacia donde los dos se habían encaminado tras cruzarse unos minutos antes. Difícilmente podrían haberla oído con todo aquel ruido de sierras y martillos que retumbaban por todo el caserón. -Y luego dicen que los caballeros son confiables...- Murmuró mientras avanzaba hasta ver una de las puertas antes cerradas abierta. -¿Se puede saber qué...- Comenzó a decir mientras se asomaba a aquella sala que parecía más un trastero con unos cuantos libros que una biblioteca propiamente dicha. Más dejó la frase en al aire al encontrarse de cara con la respuesta al por qué de la tardanza; un hombre armado amenazando la vida de Silvia. Un hombre con el mismo símbolo en el pecho que la gente de la biblioteca.
-Malditos bastardos insistentes...-Espetó la peliblanca poniéndose en guardia y comenzando a acumular éter. ¿Cómo habían dado con ellos? ¿Acaso no habían acabado con todos en la biblioteca?
-Ni un movimiento, elfa, o pinto la sala con la sangre de esta chica. Dadme el libro y nadie tendrá que lamentarlo.- Exigió aquel sujeto con una voz de lo más extraña. Quizá esa máscara que llevaba le impedía hablar bien.
-¿Qué libro?- Inquirió la peliblanca mirando hacia el elfo y percatándose de que tenía uno en su mano. ¿Era ese el que habían ido a buscar? ¿Cómo lo había encontrado? Esas eran preguntas que tendrían que esperar. -No vamos a darte nada. Suéltala y lárgate. Si un solo hilo de sangre más brota de su cuello acabarás igual que tus amigos. Espero que seas más listo que ellos.- Amenazó Níniel aunque sin moverse.
-No me compares con ellos. Yo soy uno de los elegidos del maestro y no un vulgar...mercenario. Contaré hasta tres y...-Aquel tipo parecía incluso despreciar a sus camaradas.
-Al'theas, cuando cuente hasta dos, no lo dudes, desenvaina y mátalo.- Murmuró la peliblanca entonces en lengua elfa. Fijando su mirada aguamarina, no en el enemigo, si no en Silvia.
-Uno...Dos...- Contó aquel malnacido. Y justo antes número tres, Níniel generó una armadura de luz sobre el cuerpo de Silvia que apartó el cuchillo de aquel sectario de su cuello, protegiéndolo con una película de pura luz.
-Mucho mejor así. Cuando los carpinteros terminen solo tendremos que darle una pasada rápida y quedará como nueva.- Animó la peliblanca a su ayudante en miniatura, la cual asintió totalmente decidida aunque sin decir ni una sola palabra. Definitivamente no era una niña del tipo escandalosa. Níniel incluso se preguntaba si no tendría algún tipo de problema para hablar, pero en un orfanato, seguramente a muchos de los niños allí les sobrarían los motivos para no hacerlo, o para todo lo contrario. Solo recordar el modo en el que aquella vieja Úrsula les trataba...
-Cuidado abajo.- Avisó la voz de Owen antes de que un puñado de serrín cayera desde el primer piso, donde ya estaban colando la madera del suelo, casi sobre ellas -Lo siento, creo que estamos ensuciando un poco de más. He tenido que recortar un poco los tablones.- Se disculpó el humano antes de colocar una última madera que cerró completamente el agujero en el techo, comenzando entonces de nuevo el fuerte ruido de los golpes de martillo.
-Ya te daré yo a ti cuidado...- Masculló la peliblanca al ver como parte del trabajo ya realizado se iba a la porra. Si aquellos humanos seguían ensuciando tanto de poco le iba a servir estar adelantando con la limpieza. Ni una pasada rápida, ni dos, ni nada. Lilian se quedó mirándola unos instantes y, de nuevo imitándola, fulminó con la mirada aquella parte del techo ya tapada, a continuación volvió a mirar a la elfa, esperando su aprobación, y sonrió al recibir una cariñosa carantoña, retomando sus labores de limpieza como si aquello también fuera parte del juego. ¿Cómo podía ser que semejante encanto de niña no hubiese sido ya adoptada por una buena familia? Los humanos realmente...había algo roto en ellos. Pensó la peliblanca mientras arrastraba un buen montón de suciedad hasta la puerta y la sacaba afuera. Cruzándose en ese momento con Al'theas y Silvia. Parecía que finalmente había llegado el momento de cambiar sus relatos por otros que no alimentaran las pesadillas de los pequeños.
-Vigilaré a los niños mientras buscáis.- Convino la elfa dejando por un momento la escoba y tomando una larga bocanada de aire del exterior mientras avanzaba, una vez más con Lilian detrás. El resto de niños no tardaron en acercarse hasta ella. Parecía que no querían dejar la historia del elfo inconclusa.
-Al'theas no nos ha dicho cómo se lucha contra esas cosas.- Decía uno de ellos. -¿Hay pantanos cerca de aquí?- Preguntaba otro un poco inquieto. -Ummm, lo siento niños, estaba dentro limpiando y no estaba escuchando qué criatura tocaba. ¿Seguían siendo las gárgolas?- Preguntó a su vez Níniel un tanto perdida. -No, los parásitos come cabezas.- Se apresuraron a ubicar. Unas criaturas realmente deleznables, con razón hasta ahí habían llegado las historias de monstruos. El caballero esmeralda debería haberles hablado de seres menos terroríficos, como los goblins.
-Ya veo...-Pensó por un instante.-Son débiles ante el calor, se combaten con fuego. Por eso la gente los confunde con no-muertos aunque no lo son.- Aclaró la peliblanca sin necesidad de mirar aquel libro para saberlo. Siempre había sido una gran devoradora de escritos, y una copia de ese mismo volumen había sido una de sus lecturas básicas durante sus estancias en Lunargenta. De hecho la joven sabía además que la baba que generaban esas criaturas podía ser usada para crear potentes venenos, aunque eso era algo que los niños no necesitaban conocer.
-¿Puedes lanzar fuego, Níniel?- La curiosidad de los pequeños no parecía tener límite. -No, cabeza de serrín, eso son los brujos. Los elfos curan y hablan con los árboles.-Refutó rápidamente su amigo. Básicamente esa era la idea que la mayoría de los humanos tenían de su pueblo. Al menos aquellos niños no habían mencionado a ningún ciervo... -Yo escuché a los mayores decir que viven en árboles. Si viven en un árbol y hablan con los árboles...¿Significa que pueden hablar con sus casas?-
-Calma, las preguntas una por una. Si hablamos todos a la vez y no nos respetamos, no nos enteraremos de nada.- Hizo una pequeña pausa hasta que todos estuvieron en silencio, esperando sus respuestas, comenzando entonces a explicarles cosas sobre los elfos: Dónde vivían, por qué sus orejas eran puntiagudas, cuántos años vivían. Les habló de árbol madre, del bosque, de sus casas-árbol...Parecían fascinados, escuchando sin perder detalle, deseosos de saber más sobre aquel mundo para ellos desconocido. Era curioso, para ella, hasta hacía solo un tiempo, eran las historias sobre el mundo más allá del bosque las que conseguían causarle ese interés.
-Aquí debo dejar el relato. Al'theas podrá contaros más, yo tengo que seguir limpiando.- Dijo la peliblanca transcurridos unos pocos minutos, pensando en lo extraño que resultaba que ni el elfo ni Silvia hubiesen vuelto ya. ¿Cuánto se tardaba en escoger un libro? Ni que hubiesen ido a la biblioteca de la ciudad a buscarlo. -Esperad aquí, enseguida vuelvo.- Pidió a los niños, mirando especialmente al mayor de ellos para que se hiciera cargo en lo que iba a ver por qué demoraban tanto en hacer algo tan sencillo. Níniel creía haber visto a Silvia ponerle ojitos al caballero esmeralda pero... Más les valía que no les encontrase haciéndose carantoñas.
-Al'theas, Silvia.- Llamó la peliblanca dirigiéndose hacia donde los dos se habían encaminado tras cruzarse unos minutos antes. Difícilmente podrían haberla oído con todo aquel ruido de sierras y martillos que retumbaban por todo el caserón. -Y luego dicen que los caballeros son confiables...- Murmuró mientras avanzaba hasta ver una de las puertas antes cerradas abierta. -¿Se puede saber qué...- Comenzó a decir mientras se asomaba a aquella sala que parecía más un trastero con unos cuantos libros que una biblioteca propiamente dicha. Más dejó la frase en al aire al encontrarse de cara con la respuesta al por qué de la tardanza; un hombre armado amenazando la vida de Silvia. Un hombre con el mismo símbolo en el pecho que la gente de la biblioteca.
-Malditos bastardos insistentes...-Espetó la peliblanca poniéndose en guardia y comenzando a acumular éter. ¿Cómo habían dado con ellos? ¿Acaso no habían acabado con todos en la biblioteca?
-Ni un movimiento, elfa, o pinto la sala con la sangre de esta chica. Dadme el libro y nadie tendrá que lamentarlo.- Exigió aquel sujeto con una voz de lo más extraña. Quizá esa máscara que llevaba le impedía hablar bien.
-¿Qué libro?- Inquirió la peliblanca mirando hacia el elfo y percatándose de que tenía uno en su mano. ¿Era ese el que habían ido a buscar? ¿Cómo lo había encontrado? Esas eran preguntas que tendrían que esperar. -No vamos a darte nada. Suéltala y lárgate. Si un solo hilo de sangre más brota de su cuello acabarás igual que tus amigos. Espero que seas más listo que ellos.- Amenazó Níniel aunque sin moverse.
-No me compares con ellos. Yo soy uno de los elegidos del maestro y no un vulgar...mercenario. Contaré hasta tres y...-Aquel tipo parecía incluso despreciar a sus camaradas.
-Al'theas, cuando cuente hasta dos, no lo dudes, desenvaina y mátalo.- Murmuró la peliblanca entonces en lengua elfa. Fijando su mirada aguamarina, no en el enemigo, si no en Silvia.
-Uno...Dos...- Contó aquel malnacido. Y justo antes número tres, Níniel generó una armadura de luz sobre el cuerpo de Silvia que apartó el cuchillo de aquel sectario de su cuello, protegiéndolo con una película de pura luz.
Níniel usa este turno la habilidad Abrazo de Isil. En esta ronda comenzó la segunda dificultad escogida: "Un loco ataca a una de las profesoras".
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Mientras Al'theas pensaba qué hacer frente al invasor, Níniel llegaba en el momento oportuno como caída del cielo, mostrando la misma perplejidad que el elfo ante tan comprometida situación. Probablemente aquel individuo había estado siguiéndoles desde que salieron a la calle y se mantuvo oculto logrado introducirse en la casa aprovechando el su notable habilidad en la ocultación en las sombras, ¿seria tan bueno en combate? lo dudaba, puesto que tuvo la necesidad de coger a un rehén en lugar de enfrentar directamente al caballero esmeralda.
-Parece que nos ha seguido... y no se ha atrevido a mostrarse hasta que encontré... esto...- Dijo Al'theas mientras mostraba el libro que sostenía con su mano a Níniel.
La incertidumbre en la elfa era obvia, pero las preguntas debían esperar hasta que la vida de Silvia estuviera a salvo. En ese momento, tras un intercambio de amenazas entre su compañera peliblanca y aquel enmascarado... Níniel le habló en élfico a Al'theas de modo que el intruso no pudiera saber el plan que a la sacerdotisa se le había ocurrido.
Las dudas asaltaron al elfo, pues parecía arriesgado a simple vista con el ambiguo plan de atacar sin mas. Por un momento se le cruzó por la cabeza la posibilidad... de que Níniel estuviera dispuesta a sacrificar la vida de Silvia con tal de matar al intruso y obtener el libro... ¿Era esa la Níniel que conocía? imposible... no quería creer en esa posibilidad, no después de haber visto como se preocupaba y cuidaba a los niños del orfanato a los cuales tampoco conocía de nada, por otro lado... ¿era sensato subestimar al enemigo? no dudaba de las posibilidades de la elfa, pero tampoco sabia de que era capaz su adversario. La situación no permitía vacilar durante mucho mas tiempo, y decidió querer confiar a ciegas en el plan de la joven peliblanca. -Tancave...- Respondió afirmativamente a Níniel.
-...Uno... Dos....- Contaba mientras sus ojos alternaban entre ambos elfos sin lograr saber que estaban tramando.
Justo en ese mismo instante, Al'theas se abalanzoó contra su oponente al mismo tiempo que dejaba caer el libro al suelo para desenvainar su hoja.
El asesino no tardó en dar movimiento a su hoja para rebanar sin dudar el cuello de Silvia, sin embargo su mirada se llenó de confusión cuando sintió que su daga resbaló por el cuello de Silvia del mismo modo que un cuchillo resbala por la superficie de un cristal. Níniel lo había conseguido, había protegido a Silvia con uno de sus hechizos de protección, momento en el que el villano sentenció que la muchacha ya no le era útil y la empujo contra el elfo en un intento por zafarse de su arremetida e intentar ocultarse en las sombras. Sin embargo Al'theas logra esquivar a Silvia, esperando que el hechizo de su compañera la protegiera de car al suelo, pues no podía permitirse dejar escapar a ese asesino, que con mirada de confusión vio venir al elfo antes de que su espada atravesara con fuerza su abdomen, momento en el que clavó con furia una de sus dagas en el hombro de Al'theas atravesando su armadura, y con un grito de dolor y rabia... empujó con fuerza hasta que el asesino quedó clavado en la pared por la espada del caballero esmeralda, haciendo que el impacto obligara al derrotado individuo a soltar sus armas.
-...¿Quién es tu maestro?... ¿quién te envía? ¿por qué es tan importante ese libro para vosotros? ¡habla!- Gritó Al'theas mientras mantenía atrapado al intruso con su espada entre pecho y espalda.
-Aaaagh... ¡aaaaagh!...aaaargh...- Respiraba con extrema dificultad entre extraños gimoteos de dolor a través de esa mascara, pero sin dignarse a dar ninguna respuesta útil.
-Aun puedes salvar la vida... si cooperas... mi compañera puede sanarte incluso esta herida...- Dijo mientras sus dos manos mantenían aferrada su espada, esperando que aceptara su clemencia.
Justo en ese momento, aquel individuo se agarró así mismo del cuello, gesto que pillo con confusión al elfo, y entonces... - aaargh... aargh... ¡aaagh!...¡aargh!... ¡ARGH!..........- entre gimoteos, su mano cayó muerta de su cuello, y su cabeza se inclinó como si su cuello fuera de trapo, a través de los orificios de su mascara podía verse brotar una extraña sustancia verde. Había preferido quitarse la vida con algún tipo de veneno instalado en su mascara antes que sobrevivir para ser interrogado, de haberlo sabido lo hubiera impedido, pero a Al'theas le había cogido por sorpresa.
Lentamente, Al'theas se separó del cuerpo de su adversario sacando la espada, dejando caer su cuerpo en el suelo, inerte, y sin haber dado respuesta alguna.
-Ah....- Se quejó, el dolor de su hombro le recordaba que tenia una daga clavada, esperando que no estuviera envenenada también mientras se la quitaba, mirándola con desprecio en su mano mientras sentía la sangre brotar y caer por su brazo a través de la herida d su hombro.
-¿Se encuentra bien Silvia?...- Preguntó a Níniel en ese momento, recordando la traumática situación por la que acababa de pasar.
-Parece que nos ha seguido... y no se ha atrevido a mostrarse hasta que encontré... esto...- Dijo Al'theas mientras mostraba el libro que sostenía con su mano a Níniel.
La incertidumbre en la elfa era obvia, pero las preguntas debían esperar hasta que la vida de Silvia estuviera a salvo. En ese momento, tras un intercambio de amenazas entre su compañera peliblanca y aquel enmascarado... Níniel le habló en élfico a Al'theas de modo que el intruso no pudiera saber el plan que a la sacerdotisa se le había ocurrido.
Las dudas asaltaron al elfo, pues parecía arriesgado a simple vista con el ambiguo plan de atacar sin mas. Por un momento se le cruzó por la cabeza la posibilidad... de que Níniel estuviera dispuesta a sacrificar la vida de Silvia con tal de matar al intruso y obtener el libro... ¿Era esa la Níniel que conocía? imposible... no quería creer en esa posibilidad, no después de haber visto como se preocupaba y cuidaba a los niños del orfanato a los cuales tampoco conocía de nada, por otro lado... ¿era sensato subestimar al enemigo? no dudaba de las posibilidades de la elfa, pero tampoco sabia de que era capaz su adversario. La situación no permitía vacilar durante mucho mas tiempo, y decidió querer confiar a ciegas en el plan de la joven peliblanca. -Tancave...- Respondió afirmativamente a Níniel.
-...Uno... Dos....- Contaba mientras sus ojos alternaban entre ambos elfos sin lograr saber que estaban tramando.
Justo en ese mismo instante, Al'theas se abalanzoó contra su oponente al mismo tiempo que dejaba caer el libro al suelo para desenvainar su hoja.
El asesino no tardó en dar movimiento a su hoja para rebanar sin dudar el cuello de Silvia, sin embargo su mirada se llenó de confusión cuando sintió que su daga resbaló por el cuello de Silvia del mismo modo que un cuchillo resbala por la superficie de un cristal. Níniel lo había conseguido, había protegido a Silvia con uno de sus hechizos de protección, momento en el que el villano sentenció que la muchacha ya no le era útil y la empujo contra el elfo en un intento por zafarse de su arremetida e intentar ocultarse en las sombras. Sin embargo Al'theas logra esquivar a Silvia, esperando que el hechizo de su compañera la protegiera de car al suelo, pues no podía permitirse dejar escapar a ese asesino, que con mirada de confusión vio venir al elfo antes de que su espada atravesara con fuerza su abdomen, momento en el que clavó con furia una de sus dagas en el hombro de Al'theas atravesando su armadura, y con un grito de dolor y rabia... empujó con fuerza hasta que el asesino quedó clavado en la pared por la espada del caballero esmeralda, haciendo que el impacto obligara al derrotado individuo a soltar sus armas.
-...¿Quién es tu maestro?... ¿quién te envía? ¿por qué es tan importante ese libro para vosotros? ¡habla!- Gritó Al'theas mientras mantenía atrapado al intruso con su espada entre pecho y espalda.
-Aaaagh... ¡aaaaagh!...aaaargh...- Respiraba con extrema dificultad entre extraños gimoteos de dolor a través de esa mascara, pero sin dignarse a dar ninguna respuesta útil.
-Aun puedes salvar la vida... si cooperas... mi compañera puede sanarte incluso esta herida...- Dijo mientras sus dos manos mantenían aferrada su espada, esperando que aceptara su clemencia.
Justo en ese momento, aquel individuo se agarró así mismo del cuello, gesto que pillo con confusión al elfo, y entonces... - aaargh... aargh... ¡aaagh!...¡aargh!... ¡ARGH!..........- entre gimoteos, su mano cayó muerta de su cuello, y su cabeza se inclinó como si su cuello fuera de trapo, a través de los orificios de su mascara podía verse brotar una extraña sustancia verde. Había preferido quitarse la vida con algún tipo de veneno instalado en su mascara antes que sobrevivir para ser interrogado, de haberlo sabido lo hubiera impedido, pero a Al'theas le había cogido por sorpresa.
Lentamente, Al'theas se separó del cuerpo de su adversario sacando la espada, dejando caer su cuerpo en el suelo, inerte, y sin haber dado respuesta alguna.
-Ah....- Se quejó, el dolor de su hombro le recordaba que tenia una daga clavada, esperando que no estuviera envenenada también mientras se la quitaba, mirándola con desprecio en su mano mientras sentía la sangre brotar y caer por su brazo a través de la herida d su hombro.
-¿Se encuentra bien Silvia?...- Preguntó a Níniel en ese momento, recordando la traumática situación por la que acababa de pasar.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Todo había salido bien, eso estaba claro. Tal vez incluso demasiado bien, según le parecía a la joven peliblanca, quien había esperado por alguna razón que aquel enemigo hubiese planteado un mayor desafío. No podía sino sentirse defraudada ante un rival que tanto prometía y que tan poco pudo ofrecer. ¿O tal vez es que le hubiese gustado ser ella quien hubiese puesto fin a su vida personalmente? La elfa no pudo más que fruncir los labios al darse cuenta de la respuesta ante aquella reflexión, y al escaso consuelo que le aportaba haber salvado a aquella humana, la cual estaba perfectamente. Gracias a su magia ni siquiera el haber acabado en el suelo la había lastimado en lo más mínimo.
-Sí, está perfectamente.- Respondió la joven a las preocupaciones del caballero esmeralda mientras ayudaba a la cuidadora a ponerse de nuevo en pié. Aún tenía el miedo en el cuerpo, era evidente. -Pero parece que tú no. Casi me cuesta creer que semejante idiota haya podido herirte.-Añadió en tono neutro, acercándose entonces hasta el cuerpo del enemigo derrotado y comenzando a examinarlo más de cerca; no parecía considerar el rasguño en el hombro del elfo como una prioridad. Mientras lo hacía, Silvia se lanzó a los brazos del elfo derramando lágrimas causadas por el alivio y comenzó a agradecerle que la hubiera salvado, tal vez de manera demasiado enérgica para la herida que sufría. A la sacerdotisa poco le importaba que le atribuyera todo el mérito, seguramente ni siquiera se había percatado del modo en el que una capa de luz ya desvanecida había evitado que acabara desangrada en el suelo.
-Veneno de corazón de espino...Esta gente debe de tener un buen alquimista a su servicio. No es barato ni fácil de fabricar.- Expresó la elfa una vez que hubo acabado su investigación, y mientras buscaba algún tipo de información o pista sobre aquel sujeto y sus amigos que pudiera llevar encima. Pero no llevaba nada, como era de esperar. -No me gusta. Si este nos ha seguido, quizá lo hayan hecho otros.- Continuó diciendo, resultando evidente que no lo decía porque temiera por su vida, sino por la seguridad de los niños. -Y todo por este libro...¿Lo sabe ya?- Preguntó sin saber hasta qué punto y por qué había acabado la humana con un cuchillo en el cuello.
-Yo, yo...Al'theas me contó que era peligroso, que había gente peligrosa tras él y...Yo le dije que lo tenía la pequeña Lilian cuando la trajeron hace un par de años. No sabía que fuese...- Dijo la cuidadora aún incapaz de evitar que las lágrimas resbalasen por sus mejillas, aunque se la veía muy cómoda pegada al elfo.
-Lilian...- Níniel se quedó pensativa por un momento. -¿Que pretendía decirnos ese viejo bibliotecario?- Un préstamo de la biblioteca hecho sin nombre al orfanato, en las mismas fechas en las que aquella niña fue abandonada allí. ¿Por qué? ¿Quién era esa pequeña? Si aquellos sectarios de la cruz en el pecho querían el libro, ¿querían también a la niña? Tal vez aquel libro contuviera las respuestas a todas aquellas preguntas pero, una vez recogido del suelo, resultó no ser más que un libro de bocetos manuscritos; retratos de gente de buena posición tal y como les habían dicho en la biblioteca. -No entiendo nada, pero será mejor que volvamos. Ahora tenemos que cuidar de los niños más que nunca.- Sentenció la elfa cerrando el libro y dispuesta a salir de allí.
-Ah sí, casi se me olvida.- Se frenó no obstante antes de señalar al hombro del caballero esmeralda y comenzar a aplicar su sanación en la herida. -Ten más cuidado la próxima vez. ¿Y si llega a estar envenenada? Menuda visión les darías a los niños.- Le recriminó tras la rápida cura, esta vez sí saliendo por la puerta.
-Ohh, eso ha sido...Pero, espera Níniel. ¿Qu...qué hacemos con...?- Inquirió nerviosa la humana haciendo una señal en dirección al cuerpo sin vida de aquel sectario. La mancha de sangre en el suelo bajo el mismo parecía por fin haber dejado de aumentar. -Deberíamos avisar a la guardia...-
-No moverán un dedo por ayudar a unos huérfanos, pero si quieres que vengan y manden a todos los niños a la calle...Al menos allí no habría riesgo de más derrumbes...-Respondió la peliblanca deteniéndose ya casi fuera de ángulo de visión.
-Yo, yo solo..Úrsula...-Balbuceó la joven. Al'theas debería ocuparse de calmarla y explicárselo. En aquellos momentos era mucho más diplomático que ella. Solo la inocencia de los niños lograba sacar a la luz la auténtica amabilidad de la sacerdotisa, ahora oculta tras una oscuridad que crecía por momentos.
En el exterior todos los niños seguían jugando sin haberse percatado de lo que había ocurrido en una de las salas del interior de aquel caserón al que llamaban hogar. Si algún enemigo más acechaba cerca, Níniel era incapaz de percibirlo. Tan pronto como la peliblanca salió a la calle varios de los pequeños se acercaron deseosos de nuevas historias. La primera Lílian, que no tardó mucho en pedir que la elfa volviera a cogerla en brazos. Aunque en aquella ocasión, la menuda infante pareció pesar mucho más que antes.
-Sí, está perfectamente.- Respondió la joven a las preocupaciones del caballero esmeralda mientras ayudaba a la cuidadora a ponerse de nuevo en pié. Aún tenía el miedo en el cuerpo, era evidente. -Pero parece que tú no. Casi me cuesta creer que semejante idiota haya podido herirte.-Añadió en tono neutro, acercándose entonces hasta el cuerpo del enemigo derrotado y comenzando a examinarlo más de cerca; no parecía considerar el rasguño en el hombro del elfo como una prioridad. Mientras lo hacía, Silvia se lanzó a los brazos del elfo derramando lágrimas causadas por el alivio y comenzó a agradecerle que la hubiera salvado, tal vez de manera demasiado enérgica para la herida que sufría. A la sacerdotisa poco le importaba que le atribuyera todo el mérito, seguramente ni siquiera se había percatado del modo en el que una capa de luz ya desvanecida había evitado que acabara desangrada en el suelo.
-Veneno de corazón de espino...Esta gente debe de tener un buen alquimista a su servicio. No es barato ni fácil de fabricar.- Expresó la elfa una vez que hubo acabado su investigación, y mientras buscaba algún tipo de información o pista sobre aquel sujeto y sus amigos que pudiera llevar encima. Pero no llevaba nada, como era de esperar. -No me gusta. Si este nos ha seguido, quizá lo hayan hecho otros.- Continuó diciendo, resultando evidente que no lo decía porque temiera por su vida, sino por la seguridad de los niños. -Y todo por este libro...¿Lo sabe ya?- Preguntó sin saber hasta qué punto y por qué había acabado la humana con un cuchillo en el cuello.
-Yo, yo...Al'theas me contó que era peligroso, que había gente peligrosa tras él y...Yo le dije que lo tenía la pequeña Lilian cuando la trajeron hace un par de años. No sabía que fuese...- Dijo la cuidadora aún incapaz de evitar que las lágrimas resbalasen por sus mejillas, aunque se la veía muy cómoda pegada al elfo.
-Lilian...- Níniel se quedó pensativa por un momento. -¿Que pretendía decirnos ese viejo bibliotecario?- Un préstamo de la biblioteca hecho sin nombre al orfanato, en las mismas fechas en las que aquella niña fue abandonada allí. ¿Por qué? ¿Quién era esa pequeña? Si aquellos sectarios de la cruz en el pecho querían el libro, ¿querían también a la niña? Tal vez aquel libro contuviera las respuestas a todas aquellas preguntas pero, una vez recogido del suelo, resultó no ser más que un libro de bocetos manuscritos; retratos de gente de buena posición tal y como les habían dicho en la biblioteca. -No entiendo nada, pero será mejor que volvamos. Ahora tenemos que cuidar de los niños más que nunca.- Sentenció la elfa cerrando el libro y dispuesta a salir de allí.
-Ah sí, casi se me olvida.- Se frenó no obstante antes de señalar al hombro del caballero esmeralda y comenzar a aplicar su sanación en la herida. -Ten más cuidado la próxima vez. ¿Y si llega a estar envenenada? Menuda visión les darías a los niños.- Le recriminó tras la rápida cura, esta vez sí saliendo por la puerta.
-Ohh, eso ha sido...Pero, espera Níniel. ¿Qu...qué hacemos con...?- Inquirió nerviosa la humana haciendo una señal en dirección al cuerpo sin vida de aquel sectario. La mancha de sangre en el suelo bajo el mismo parecía por fin haber dejado de aumentar. -Deberíamos avisar a la guardia...-
-No moverán un dedo por ayudar a unos huérfanos, pero si quieres que vengan y manden a todos los niños a la calle...Al menos allí no habría riesgo de más derrumbes...-Respondió la peliblanca deteniéndose ya casi fuera de ángulo de visión.
-Yo, yo solo..Úrsula...-Balbuceó la joven. Al'theas debería ocuparse de calmarla y explicárselo. En aquellos momentos era mucho más diplomático que ella. Solo la inocencia de los niños lograba sacar a la luz la auténtica amabilidad de la sacerdotisa, ahora oculta tras una oscuridad que crecía por momentos.
En el exterior todos los niños seguían jugando sin haberse percatado de lo que había ocurrido en una de las salas del interior de aquel caserón al que llamaban hogar. Si algún enemigo más acechaba cerca, Níniel era incapaz de percibirlo. Tan pronto como la peliblanca salió a la calle varios de los pequeños se acercaron deseosos de nuevas historias. La primera Lílian, que no tardó mucho en pedir que la elfa volviera a cogerla en brazos. Aunque en aquella ocasión, la menuda infante pareció pesar mucho más que antes.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Al'theas respiro tranquilo al saber que Silvia se encontraba bien, Níniel había hecho gala de su talento de forma efectiva una vez más. -Estoy bien, gajes del oficio- Respondió el elfo a su compañera ante su comentario sobre su herida, momento en el que cogiendo por sorpresa al caballero, Silvia se tiró a sus brazos agradecida por la heroica acción.
-Tranquila... ya pasó...- Dijo un tanto intimidado ante tal arrebato, alzando su brazo el cual aún sangraba para no mancharla -El merito es de Níniel, ella te protegió con su magia para que no sufrieras daño alguno- Dijo mientras Silvia comenzaba a relajarse a la vez que se ruborizaba por su propia reacción.
-Oh... ¿de verdad?... - Miró entonces a la sacerdotisa y se inclinó ante ella mostrándose agradecida con cierta timidez -...G-gracias... Níniel...- Dijo finalmente a pesar de que la elfa peliblanca mostraba mas interés en inspeccionar el cadáver de aquel asesino.
Al'theas observó a su compañera y se acercó a esta, contagiado por la curiosidad que mostraba hacia el cadáver -¿Has descubierto algo?...- Preguntó mientras movía su propio hombro, algo molesto por la herida reciente.
Níniel le reveló que el origen del veneno usado era de corazón de espino, Al'theas no sabía nada sobre alquimia, pero tenía la certeza de que aquel nombre era lo suficientemente raro como para llegar a la conclusión de que se trataba de una planta muy rara y que no cualquiera podría tener acceso a esta para fabricar venenos, o incluso de usarlo para morir y así evitar un interrogatorio como fue el caso.
-¿Tan importante es este libro... cómo para llegar a estos extremos?... ¿Dónde nos estaremos metiendo Níniel?...- Aquella última pregunta la hizo con cierto tono retórico. -Sí... ya le he explicado a Silvia lo peligroso que es que este libro siga aquí... y también lo ha visto de primera mano...- Respondió a la elfa sobre si Silvia sabia del asunto, momento en el que ella se acerco para confirmarlo con sus propias palabras.
Sin duda el asunto era extraño, y ahora pareciera que todo este asunto no solo incluía al dichoso libro, sino también a aquella niña, Lilian, de acuerdo con las conclusiones de Níniel si esto era así... el orfanato aun no estaba fuera de peligro... no mientras ellos siguieran allí... aquel pensamiento amargo llegó justo antes de sentir la energía curativa de su compañera, sacándolo de sus pensamientos, curando instantáneamente la herida de su hombro, haciendo que dejara de sangrar acompañado de una pequeña regañina por parte de la elfa, a la cual Al'theas respondió con una sonrisa y un -Gracias...-
En ese momento Silvia había reparado en un pequeño detalle... ¿qué hacer ahora con aquel cadáver? llamar a la guardia no era una opción tal y como Níniel acertó en señalar, y por supuesto tampoco era buena idea dejarlo ahí para que la señora de la casa rugiera preguntas a su regreso... -Yo me encargaré, ¿tienes un saco o algo así con el que pueda llevarlo y algunas sábanas?...- Dijo Al'theas, haciendo que Silvia se sintiera aliviada ante el ofrecimiento -¡Sí! teníamos un saco enorme por aquí....- Dijo mientras empezaba a rebuscar por la habitación, no tardando mucho en encontrar lo que necesitaba -¿Servirá...?- Preguntó, con lo que el elfo asintió en respuesta.
Al'theas enrollo el cuerpo en las sábanas, de este modo en caso de que siguiera sangrando, no se filtraría a través del saco, al menos por ahora durante el trayecto. Tras meter el cuerpo dentro del saco, guardó sus dagas en su propio cinto, y por ultimo cogió una pala bastante grande que había en una esquina de la habitación, la cual coloco a su espalda enganchada por el cinto donde suele colgar su escudo -Bueno... pues ya solo queda limpiar el piso... de lo demás me ocupo yo... y... creo que sera mejor que no le cuentes nada de esto a nadie...- Dijo mientras agarraba el saco con fuerza, cargándolo sobre el hombro recién curado y comprobando que los poderes curativos de Níniel eran realmente asombrosos.
-¡Claro! no te preocupes por eso, en cuanto termine me reuniré con los niños y con Níniel... y... gracias de nuevo...- Dijo claramente más animada.
Sin más que añadir, Al'theas salió del edificio con el saco a cuestas, pensó que como estaban de obras, era una coincidencia afortunada, así cualquiera que le viera salir podría pensar que simplemente estaba ayudando a sacar escombros. Cargó con el saco todo lo lejos que puso hasta llegar a un descampado aparentemente abandonado, donde se puso a cavar un hoyo y arrastrar el cuerpo allí mismo, observando que no hubiera miradas indiscretas cerca que pudieran hacer incómodas preguntas al respecto. Colocó las dagas de aquel asesino sobre el saco que contenía su cuerpo, en forma de equis, y finalmente tapó el hoyo completamente, de forma que nadie que pasara por ahí pudiera imaginar que hubiese nada enterrado allí. Tras terminar, juntó sus manos ante el lugar donde lo enterró y le dedico una pequeña oración en idioma élfico, quizás fuera más de lo que se mereciera, pero Al'theas sentía que era necesario -Aunque en vida fueras un vil asesino... al final... ante la muerte todos somos iguales... que en tu próxima vida... si la hay... estés libre de las sombras que tuviste en esta...y seas una mejor persona...- Aquella oración se la había enseñado su fallecida hermana, la cual creía que la muerte no era el final, y que incluso los enemigos merecían suerte en su nuevo viaje para que se convirtieran en personas justas y honorables. Los monstruos no nacen, se crean, y a veces la vida no lo pone fácil para evitar que las personas se tuerzan...
Hecho aquello, Al'theas no tardó mucho en volver al orfanato. Dejo la pala cerca de la puerta por si alguno de los trabajadores pudiera necesitarla y se dispuso a buscar a Níniel hasta que una voz le llamó la atención.
-¡He oiga! ¿y tú quien eres?- Gritó un joven que que parecía molesto.
-Parece que no sabe que es de mala educación entrar en casas ajenas...- Dijo otro joven a su lado.
Al'theas se giró contrariado ante aquellas palabras, encontrándose ante dos muchachos de una edad... aparentemente similar a la de Silvia, con el curioso detalle de que ambos muchachos tenían un tono de pelo rubio que casi parecía blanco... ¿serían aquellos dos gemelos o algo parecido? -¿Disculpad?...- Dijo el caballero esmeralda con un claro tono de confusión.
-Disculpas aceptadas...- Dijo con cierto tono burlón.
-Nah nah... ¿que coño aceptadas? ¿tú que carajo pintas aquí elfo? ¿no sabes que este es un orfanato de humanos? y más importante... ¡¿dónde cojones esta Silvia?!- Respondió en un tono autoritario y faltón.
A pesar de la irritante falta de modales de aquellos jóvenes insolentes, Al'theas se sentía aliviado, parece que esos dos conocen a Silvia de algo y eso descartaba la posibilidad de que fueran más miembros de la secta... pero aun así parecen dispuestos a dar otro tipo de quebraderos de cabeza...
-Tranquila... ya pasó...- Dijo un tanto intimidado ante tal arrebato, alzando su brazo el cual aún sangraba para no mancharla -El merito es de Níniel, ella te protegió con su magia para que no sufrieras daño alguno- Dijo mientras Silvia comenzaba a relajarse a la vez que se ruborizaba por su propia reacción.
-Oh... ¿de verdad?... - Miró entonces a la sacerdotisa y se inclinó ante ella mostrándose agradecida con cierta timidez -...G-gracias... Níniel...- Dijo finalmente a pesar de que la elfa peliblanca mostraba mas interés en inspeccionar el cadáver de aquel asesino.
Al'theas observó a su compañera y se acercó a esta, contagiado por la curiosidad que mostraba hacia el cadáver -¿Has descubierto algo?...- Preguntó mientras movía su propio hombro, algo molesto por la herida reciente.
Níniel le reveló que el origen del veneno usado era de corazón de espino, Al'theas no sabía nada sobre alquimia, pero tenía la certeza de que aquel nombre era lo suficientemente raro como para llegar a la conclusión de que se trataba de una planta muy rara y que no cualquiera podría tener acceso a esta para fabricar venenos, o incluso de usarlo para morir y así evitar un interrogatorio como fue el caso.
-¿Tan importante es este libro... cómo para llegar a estos extremos?... ¿Dónde nos estaremos metiendo Níniel?...- Aquella última pregunta la hizo con cierto tono retórico. -Sí... ya le he explicado a Silvia lo peligroso que es que este libro siga aquí... y también lo ha visto de primera mano...- Respondió a la elfa sobre si Silvia sabia del asunto, momento en el que ella se acerco para confirmarlo con sus propias palabras.
Sin duda el asunto era extraño, y ahora pareciera que todo este asunto no solo incluía al dichoso libro, sino también a aquella niña, Lilian, de acuerdo con las conclusiones de Níniel si esto era así... el orfanato aun no estaba fuera de peligro... no mientras ellos siguieran allí... aquel pensamiento amargo llegó justo antes de sentir la energía curativa de su compañera, sacándolo de sus pensamientos, curando instantáneamente la herida de su hombro, haciendo que dejara de sangrar acompañado de una pequeña regañina por parte de la elfa, a la cual Al'theas respondió con una sonrisa y un -Gracias...-
En ese momento Silvia había reparado en un pequeño detalle... ¿qué hacer ahora con aquel cadáver? llamar a la guardia no era una opción tal y como Níniel acertó en señalar, y por supuesto tampoco era buena idea dejarlo ahí para que la señora de la casa rugiera preguntas a su regreso... -Yo me encargaré, ¿tienes un saco o algo así con el que pueda llevarlo y algunas sábanas?...- Dijo Al'theas, haciendo que Silvia se sintiera aliviada ante el ofrecimiento -¡Sí! teníamos un saco enorme por aquí....- Dijo mientras empezaba a rebuscar por la habitación, no tardando mucho en encontrar lo que necesitaba -¿Servirá...?- Preguntó, con lo que el elfo asintió en respuesta.
Al'theas enrollo el cuerpo en las sábanas, de este modo en caso de que siguiera sangrando, no se filtraría a través del saco, al menos por ahora durante el trayecto. Tras meter el cuerpo dentro del saco, guardó sus dagas en su propio cinto, y por ultimo cogió una pala bastante grande que había en una esquina de la habitación, la cual coloco a su espalda enganchada por el cinto donde suele colgar su escudo -Bueno... pues ya solo queda limpiar el piso... de lo demás me ocupo yo... y... creo que sera mejor que no le cuentes nada de esto a nadie...- Dijo mientras agarraba el saco con fuerza, cargándolo sobre el hombro recién curado y comprobando que los poderes curativos de Níniel eran realmente asombrosos.
-¡Claro! no te preocupes por eso, en cuanto termine me reuniré con los niños y con Níniel... y... gracias de nuevo...- Dijo claramente más animada.
Sin más que añadir, Al'theas salió del edificio con el saco a cuestas, pensó que como estaban de obras, era una coincidencia afortunada, así cualquiera que le viera salir podría pensar que simplemente estaba ayudando a sacar escombros. Cargó con el saco todo lo lejos que puso hasta llegar a un descampado aparentemente abandonado, donde se puso a cavar un hoyo y arrastrar el cuerpo allí mismo, observando que no hubiera miradas indiscretas cerca que pudieran hacer incómodas preguntas al respecto. Colocó las dagas de aquel asesino sobre el saco que contenía su cuerpo, en forma de equis, y finalmente tapó el hoyo completamente, de forma que nadie que pasara por ahí pudiera imaginar que hubiese nada enterrado allí. Tras terminar, juntó sus manos ante el lugar donde lo enterró y le dedico una pequeña oración en idioma élfico, quizás fuera más de lo que se mereciera, pero Al'theas sentía que era necesario -Aunque en vida fueras un vil asesino... al final... ante la muerte todos somos iguales... que en tu próxima vida... si la hay... estés libre de las sombras que tuviste en esta...y seas una mejor persona...- Aquella oración se la había enseñado su fallecida hermana, la cual creía que la muerte no era el final, y que incluso los enemigos merecían suerte en su nuevo viaje para que se convirtieran en personas justas y honorables. Los monstruos no nacen, se crean, y a veces la vida no lo pone fácil para evitar que las personas se tuerzan...
Hecho aquello, Al'theas no tardó mucho en volver al orfanato. Dejo la pala cerca de la puerta por si alguno de los trabajadores pudiera necesitarla y se dispuso a buscar a Níniel hasta que una voz le llamó la atención.
-¡He oiga! ¿y tú quien eres?- Gritó un joven que que parecía molesto.
-Parece que no sabe que es de mala educación entrar en casas ajenas...- Dijo otro joven a su lado.
Al'theas se giró contrariado ante aquellas palabras, encontrándose ante dos muchachos de una edad... aparentemente similar a la de Silvia, con el curioso detalle de que ambos muchachos tenían un tono de pelo rubio que casi parecía blanco... ¿serían aquellos dos gemelos o algo parecido? -¿Disculpad?...- Dijo el caballero esmeralda con un claro tono de confusión.
-Disculpas aceptadas...- Dijo con cierto tono burlón.
-Nah nah... ¿que coño aceptadas? ¿tú que carajo pintas aquí elfo? ¿no sabes que este es un orfanato de humanos? y más importante... ¡¿dónde cojones esta Silvia?!- Respondió en un tono autoritario y faltón.
A pesar de la irritante falta de modales de aquellos jóvenes insolentes, Al'theas se sentía aliviado, parece que esos dos conocen a Silvia de algo y eso descartaba la posibilidad de que fueran más miembros de la secta... pero aun así parecen dispuestos a dar otro tipo de quebraderos de cabeza...
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Para la gran mayoría de los allí presentes la lucha acontecida en el interior del caserón sería un suceso del que nunca sabrían nada, gracias a los dioses. Los aldeanos voluntarios seguían trabajando ajenos a todo, incapaces de escuchar nada a más de unos pasos de su lugar de trabajo debido a los incesantes golpes y ruidos que hacían. Y en cuanto a los niños, aquellos mismos sonidos habían evitado que se distrajeran de sus juegos, ahora basados en la lucha contra los monstruos de los que Al'theas les había hablado y que llevaban a algunos de ellos a tomar el papel de bravos aventureros armados con palos y a otros el de cuerpos controlados por parásitos cerebrales.
-Níniel, Dennys hace trampas. No se muere aunque le ataco con fuego. Dile que tiene que caerse al suelo.- Pedía enfurruñada una de las niñas mientras daba vueltas alrededor de Níniel para evitar que el "zombie" Dennys, muy bien actuado por cierto, la cogiera y "se la comiera". -Tramposo, ya no juego. Quiero que Níniel siga contándonos cosas del bosque.- Reiteró la pequeña sacándole la lengua al chiquillo de pelo trigueño, el cual se detuvo mostrando su acuerdo con dejar de jugar a aquello a cambio de escuchar más historias sobre el hogar de los elfos. Lilian se apoyó sobre el pecho de la peliblanca y la miraba desde allí. Sus ojitos denotaban que como los demás también quería más relatos, aunque a Níniel le gustaría más poder escuchar el suyo.
-Yo también quiero escuchar una historia. La historia de cómo tú y tu amigo os vais a tomar por culo, elfa. Este no es vuestro lugar.- Interrumpiría un joven más o menos de la edad de Silvia y que se acercaba hasta allí. No era muy alto y su cabello rubio, casi blanco como el de la propia Níniel, era su rasgo más característico. Ese y su mala educación. Los niños se giraron y varios rápidamente fueron al encuentro del joven, pronunciando con evidente alegría su nombre y comenzando a contarle todo lo ocurrido de tal modo que difícilmente nadie podría enterarse de algo. -Sí, vale enanos, tranquilos. Mirad, Dante y yo conseguimos colarnos en la panadería esta mañana. Mirad todo lo que traemos.- Respondió el joven entregándole a Dennys un pequeño saco de fieltro del que el niño empezaría a sacar bollos dulces que comenzaría a repartir entre todos.
-Así que tú eres Vergil.- Quiso confirmar la peliblanca tras haber escuchado aquel nombre a los niños. -Dennys me ha hablado de tí y de Dante, sois los chicos de mayor edad del orfanato ¿no?.- Amplió su pregunta, logrando que el joven volviera a centrarse en ella.
-¿Y a tí qué te importa frijol? Menuda habéis liado mientras no estábamos. Tu amigo, el otro elfo nos lo ha contado. Si piensas que voy a darte las gracias lo llevas claro. De hecho no sé por qué seguís aquí. Ahora que la vieja no está...este sitio es nuestro.- Fue la extraña respuesta del atrevido muchacho. ¿A qué se refería con "nuestro"? - No pongas esa cara, ojalá a esa pasa arrugada se le hubiese caído el techo encima mucho antes. Ahora podremos por fin hacer lo que queramos sin miedo. Nos acostaremos tarde, saldremos cuando queramos y comeremos cuanto queramos.- Arengó al resto de los niños, los cuáles no dudaron en mostrar su aprobación y su alegría ante las palabras de Vergil, creyéndolas a pie juntillas.
-¿Comeremos todos los dulces que queramos? Joder, que bien. Pero Vergil, Níniel es buena, como Silvia. Podría quedarse con nosotros. Sabe hacer magia y curó a Lilian. Además sabe un montón de cosas e historias.- Intervino en su favor Dennys, con toda la buena fé del mundo sin entender la situación.
-No Dennys, puede que no parezca mayor y que parezca ser buena pero no lo es. Es una frijol, como los demás. Ya sabéis que solo podemos fiarnos de Silvia y de Owen, de nadie más.- Le negó el chico mayor, dejando al niño confundido. Evidentemente no quería dudar de su hermano mayor, pero por otro lado seguramente ningún adulto les había tratado tan bien en mucho tiempo como aquellos elfos. Ante aquello optó por guardar silencio. -Bueno, ¿vais a largaros por las buenas o vamos a tener que echaros por las malas?- Inquirió entonces el peliblanco mientras se acercaban hasta allí los que parecían el resto de los niños de mayor edad, como si aquello pudiera resultar intimidatorio. Su modo estúpido y engreído de comportarse estaban comenzando a enfadar a la sacerdotisa, que no sentía por él la simpatía que le producían los niños más pequeños.
-Mirad, esa arpía de Úrsula me cae tan mal como a vosotros, pero si pensáis que no volverá o que vais a poder ocuparos vosotros de los niños es que no lo habéis pensado bien. ¿Qué pensáis darles de comer? ¿Bollitos robados? ¿Cuánto tiempo creéis que va a tardar la guardia en atraparos? ¿Sabéis algo de su cuidado o tenéis dinero para medicinas si alguno enferma? ¿Vais a reparar vosotros mismos el techo hundido?- Aquellas preguntas hicieron que Vergil bajara la cabeza, evidenciando que Níniel llevaba razón y que no habían pensado muy bien aquello, que sencillamente se habían dejado llevar por la alegría de perder de vista a la anciana que tan mal les trataba sin pararse a ver que cuidar de tantos niños no era ningún juego. Aunque eso no significaba que fuese a aceptar su equivocación por las buenas.
-No...no nos han cogido hasta ahora ¿no? Solo tratas de engañarnos, frijol. Nos irá bien solos. Deja a Lílian y largo de aquí.- Volvió a exigir, dando una señal al resto de adolescentes para que comenzaran a moverse hacia la elfa. Quién sí que dejó a la pequeña en el suelo, dejándole también el libro de bocetos, pero no para irse de allí, sino porque parecía que iba a ser necesario ser mucho más persuasiva.
-Ve con Dennys pequeña. No te asustes, no pasa nada.- Buscó tranquilizarla, enviándola hacia el muchacho. -¿Podemos discutir lo absurda que es vuestra idea antes de que tenga que enfadarme?- Volvió a pedir dirigiéndose de nuevo al peliblanco.
-Níniel, Dennys hace trampas. No se muere aunque le ataco con fuego. Dile que tiene que caerse al suelo.- Pedía enfurruñada una de las niñas mientras daba vueltas alrededor de Níniel para evitar que el "zombie" Dennys, muy bien actuado por cierto, la cogiera y "se la comiera". -Tramposo, ya no juego. Quiero que Níniel siga contándonos cosas del bosque.- Reiteró la pequeña sacándole la lengua al chiquillo de pelo trigueño, el cual se detuvo mostrando su acuerdo con dejar de jugar a aquello a cambio de escuchar más historias sobre el hogar de los elfos. Lilian se apoyó sobre el pecho de la peliblanca y la miraba desde allí. Sus ojitos denotaban que como los demás también quería más relatos, aunque a Níniel le gustaría más poder escuchar el suyo.
-Yo también quiero escuchar una historia. La historia de cómo tú y tu amigo os vais a tomar por culo, elfa. Este no es vuestro lugar.- Interrumpiría un joven más o menos de la edad de Silvia y que se acercaba hasta allí. No era muy alto y su cabello rubio, casi blanco como el de la propia Níniel, era su rasgo más característico. Ese y su mala educación. Los niños se giraron y varios rápidamente fueron al encuentro del joven, pronunciando con evidente alegría su nombre y comenzando a contarle todo lo ocurrido de tal modo que difícilmente nadie podría enterarse de algo. -Sí, vale enanos, tranquilos. Mirad, Dante y yo conseguimos colarnos en la panadería esta mañana. Mirad todo lo que traemos.- Respondió el joven entregándole a Dennys un pequeño saco de fieltro del que el niño empezaría a sacar bollos dulces que comenzaría a repartir entre todos.
-Así que tú eres Vergil.- Quiso confirmar la peliblanca tras haber escuchado aquel nombre a los niños. -Dennys me ha hablado de tí y de Dante, sois los chicos de mayor edad del orfanato ¿no?.- Amplió su pregunta, logrando que el joven volviera a centrarse en ella.
-¿Y a tí qué te importa frijol? Menuda habéis liado mientras no estábamos. Tu amigo, el otro elfo nos lo ha contado. Si piensas que voy a darte las gracias lo llevas claro. De hecho no sé por qué seguís aquí. Ahora que la vieja no está...este sitio es nuestro.- Fue la extraña respuesta del atrevido muchacho. ¿A qué se refería con "nuestro"? - No pongas esa cara, ojalá a esa pasa arrugada se le hubiese caído el techo encima mucho antes. Ahora podremos por fin hacer lo que queramos sin miedo. Nos acostaremos tarde, saldremos cuando queramos y comeremos cuanto queramos.- Arengó al resto de los niños, los cuáles no dudaron en mostrar su aprobación y su alegría ante las palabras de Vergil, creyéndolas a pie juntillas.
-¿Comeremos todos los dulces que queramos? Joder, que bien. Pero Vergil, Níniel es buena, como Silvia. Podría quedarse con nosotros. Sabe hacer magia y curó a Lilian. Además sabe un montón de cosas e historias.- Intervino en su favor Dennys, con toda la buena fé del mundo sin entender la situación.
-No Dennys, puede que no parezca mayor y que parezca ser buena pero no lo es. Es una frijol, como los demás. Ya sabéis que solo podemos fiarnos de Silvia y de Owen, de nadie más.- Le negó el chico mayor, dejando al niño confundido. Evidentemente no quería dudar de su hermano mayor, pero por otro lado seguramente ningún adulto les había tratado tan bien en mucho tiempo como aquellos elfos. Ante aquello optó por guardar silencio. -Bueno, ¿vais a largaros por las buenas o vamos a tener que echaros por las malas?- Inquirió entonces el peliblanco mientras se acercaban hasta allí los que parecían el resto de los niños de mayor edad, como si aquello pudiera resultar intimidatorio. Su modo estúpido y engreído de comportarse estaban comenzando a enfadar a la sacerdotisa, que no sentía por él la simpatía que le producían los niños más pequeños.
-Mirad, esa arpía de Úrsula me cae tan mal como a vosotros, pero si pensáis que no volverá o que vais a poder ocuparos vosotros de los niños es que no lo habéis pensado bien. ¿Qué pensáis darles de comer? ¿Bollitos robados? ¿Cuánto tiempo creéis que va a tardar la guardia en atraparos? ¿Sabéis algo de su cuidado o tenéis dinero para medicinas si alguno enferma? ¿Vais a reparar vosotros mismos el techo hundido?- Aquellas preguntas hicieron que Vergil bajara la cabeza, evidenciando que Níniel llevaba razón y que no habían pensado muy bien aquello, que sencillamente se habían dejado llevar por la alegría de perder de vista a la anciana que tan mal les trataba sin pararse a ver que cuidar de tantos niños no era ningún juego. Aunque eso no significaba que fuese a aceptar su equivocación por las buenas.
-No...no nos han cogido hasta ahora ¿no? Solo tratas de engañarnos, frijol. Nos irá bien solos. Deja a Lílian y largo de aquí.- Volvió a exigir, dando una señal al resto de adolescentes para que comenzaran a moverse hacia la elfa. Quién sí que dejó a la pequeña en el suelo, dejándole también el libro de bocetos, pero no para irse de allí, sino porque parecía que iba a ser necesario ser mucho más persuasiva.
-Ve con Dennys pequeña. No te asustes, no pasa nada.- Buscó tranquilizarla, enviándola hacia el muchacho. -¿Podemos discutir lo absurda que es vuestra idea antes de que tenga que enfadarme?- Volvió a pedir dirigiéndose de nuevo al peliblanco.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
-¡Vergil! ¡Dante! ¡esa no es forma de tratar a estas personas! ¡nos ayudaron cuando mas lo necesitábamos!- Dijo Silvia dando voces, apareciendo claramente molesta por la mala educación mostrada ante los dos elfos.
-No hace falta que grites mujer... estamos aquí al lado...- Dijo Dante, mientras se pasaba la mano peinándose su cabello color marfil.
-¡Silvia! ¡por fin apareces! ¿qué coño significa esto? y más importante... ¡¿qué hacen estos elfos aquí y por qué no los has echado ya?!- Reclamó Vergil a Silvia.
-Por favor... ahora no grites tú también...- Suplicó Dante mientras se llevaba los dedos a la frente, aparentemente le dolía la cabeza.
-¡Pues te jodes! ¡ya te dije que no te bebieras aquella botella de vino que encontramos tú solo!- Reclamó Vergil a Dante.
-Ufff... eres un hermano despiadado y cruel...- Dijo en respuesta
-Espera un momento...¿habéis estado robando de nuevo?... ¿y cómo se te ocurre dejarle beber alcohol a tu hermano maldito irresponsable?...- Dijo centrando su mirada en Vergil.
-Pero si le dije que no lo hiciera...- Refunfuñó.
-No te enfades con él Silvia... aquella botella de vino estaba exquisita... - Decía mientras caminaba hacia Silvia hasta abrazarla -Por una vez... me sentí como un marques... en su palacio... rodeado de un gran banquete y doncellas tan hermosas como tú...- Dijo esto ultimo mirando profundamente los ojos de Silvia, la cual no sabia si sentirse alagada o preocuparse por los desvaríos del joven.
-¿Cuándo ha pasado eso?...- Dijo Vergil confundido y distraído por un momento -¡Dejad de liarme! ¡Silvia! ahora que la vieja pelleja se ha ido... yo seré quien decida todo ¡soy un mes mayor que tú y eso me convierte en el indicado para cuidaros a todos! y lo primero que quiero... ¡es que estos orejas picudas de larguen de nuestra casa!- Gritó a Silvia mientras señalaba con el dedo a la joven sacerdotisa élfica.
Al'theas, que se encontraba presente desde la llegada de aquellos dos, observó a Níniel en medio de este caos y decidió acercarse a ella al ver que había dejado a la pequeña irse con los otros niños, para dirigir sus palabras a ese tal Vergil, posando una de sus manos sutilmente sobre su hombro y negar con la cabeza, esperando con ello sacar de ella algún atisbo mas de paciencia con la esperanza de evitar que cometiera un error, pues sabia que ahora mismo ella se le estaba agotando.
-Argh... Vergil... eres un tonto... - Dijo Silvia hastiada -La señora Úrsula no se ha ido para siempre... volverá... hoy probablemente... y ellos dos... la sacerdotisa Níniel... y el caballero esmeralda Al'theas... se quedaron aquí para cuidar de los niños durante su ausencia... ellos... nos han ayudado... muchísimo...- Dijo eso ultimo mientras miraba a Al'theas, recordando evitar mencionar nada sobre el ataque de aquel ladrón de la secta con él que por poco pierde la vida.
-¿La bruja sigue viva?...- Dijo Dante con cara pálida a Silvia -¡Oh poderoso caballero! ¡Sálvenos de la malvada bruja se lo rogamos!- Farfullaba mientras se desplazaba desde donde estaba Silvia hasta donde se encontraba Al'theas, tirándose sobre su pecho como si estuviera imitando a una damisela en apuros.
-¿Eh?... esto...- El elfo se quedó sin que decir, miró a su compañera élfica buscando ayuda de aquel "ataque" para luego devolver la mirada al joven que aparentemente seguía bajo los efectos del alcohol, haciéndole morritos.
-Joder... ¿así que la vieja aun vive?... yo tenia entendido que se le había caído el techo encima y la había espichado... mala hierva nunca muere...- Dijo agachando la cabeza decepcionado, pero ahora mucho mas relajado.
-Oh vaya chicos, si estáis aquí ¿que tal estáis?- Dijo Owen con sorpresa, el cual había salido ahora mismo de la casa mientras secaba sus manos con una toalla húmeda para luego dirigir su mirada a Silvia -Las reparaciones han terminado, esperemos que sea suficiente para que no vuelva a ocurrir- Dijo satisfecho con una sonrisa.
-No hace falta que grites mujer... estamos aquí al lado...- Dijo Dante, mientras se pasaba la mano peinándose su cabello color marfil.
-¡Silvia! ¡por fin apareces! ¿qué coño significa esto? y más importante... ¡¿qué hacen estos elfos aquí y por qué no los has echado ya?!- Reclamó Vergil a Silvia.
-Por favor... ahora no grites tú también...- Suplicó Dante mientras se llevaba los dedos a la frente, aparentemente le dolía la cabeza.
-¡Pues te jodes! ¡ya te dije que no te bebieras aquella botella de vino que encontramos tú solo!- Reclamó Vergil a Dante.
-Ufff... eres un hermano despiadado y cruel...- Dijo en respuesta
-Espera un momento...¿habéis estado robando de nuevo?... ¿y cómo se te ocurre dejarle beber alcohol a tu hermano maldito irresponsable?...- Dijo centrando su mirada en Vergil.
-Pero si le dije que no lo hiciera...- Refunfuñó.
-No te enfades con él Silvia... aquella botella de vino estaba exquisita... - Decía mientras caminaba hacia Silvia hasta abrazarla -Por una vez... me sentí como un marques... en su palacio... rodeado de un gran banquete y doncellas tan hermosas como tú...- Dijo esto ultimo mirando profundamente los ojos de Silvia, la cual no sabia si sentirse alagada o preocuparse por los desvaríos del joven.
-¿Cuándo ha pasado eso?...- Dijo Vergil confundido y distraído por un momento -¡Dejad de liarme! ¡Silvia! ahora que la vieja pelleja se ha ido... yo seré quien decida todo ¡soy un mes mayor que tú y eso me convierte en el indicado para cuidaros a todos! y lo primero que quiero... ¡es que estos orejas picudas de larguen de nuestra casa!- Gritó a Silvia mientras señalaba con el dedo a la joven sacerdotisa élfica.
Al'theas, que se encontraba presente desde la llegada de aquellos dos, observó a Níniel en medio de este caos y decidió acercarse a ella al ver que había dejado a la pequeña irse con los otros niños, para dirigir sus palabras a ese tal Vergil, posando una de sus manos sutilmente sobre su hombro y negar con la cabeza, esperando con ello sacar de ella algún atisbo mas de paciencia con la esperanza de evitar que cometiera un error, pues sabia que ahora mismo ella se le estaba agotando.
-Argh... Vergil... eres un tonto... - Dijo Silvia hastiada -La señora Úrsula no se ha ido para siempre... volverá... hoy probablemente... y ellos dos... la sacerdotisa Níniel... y el caballero esmeralda Al'theas... se quedaron aquí para cuidar de los niños durante su ausencia... ellos... nos han ayudado... muchísimo...- Dijo eso ultimo mientras miraba a Al'theas, recordando evitar mencionar nada sobre el ataque de aquel ladrón de la secta con él que por poco pierde la vida.
-¿La bruja sigue viva?...- Dijo Dante con cara pálida a Silvia -¡Oh poderoso caballero! ¡Sálvenos de la malvada bruja se lo rogamos!- Farfullaba mientras se desplazaba desde donde estaba Silvia hasta donde se encontraba Al'theas, tirándose sobre su pecho como si estuviera imitando a una damisela en apuros.
-¿Eh?... esto...- El elfo se quedó sin que decir, miró a su compañera élfica buscando ayuda de aquel "ataque" para luego devolver la mirada al joven que aparentemente seguía bajo los efectos del alcohol, haciéndole morritos.
-Joder... ¿así que la vieja aun vive?... yo tenia entendido que se le había caído el techo encima y la había espichado... mala hierva nunca muere...- Dijo agachando la cabeza decepcionado, pero ahora mucho mas relajado.
-Oh vaya chicos, si estáis aquí ¿que tal estáis?- Dijo Owen con sorpresa, el cual había salido ahora mismo de la casa mientras secaba sus manos con una toalla húmeda para luego dirigir su mirada a Silvia -Las reparaciones han terminado, esperemos que sea suficiente para que no vuelva a ocurrir- Dijo satisfecho con una sonrisa.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
La situación era cada vez más absurda, y Níniel, por mucho que Al'theas tratara de calmarla, se hallaba cada vez más molesta por la indolente actitud de aquellos jóvenes. Menudo ejemplo eran para lo más pequeños diciendo sin pensar todo aquello, mintiendo descaradamente sobre cómo regentarían el orfanato sin Úrsula. Prometiendo prácticamente una vida de juegos, diversión y banquetes al resto de los niños, a los cuales evidentemente aquello les parecía el paraíso...Ni siquiera parecían avergonzarse por que uno de ellos estuviera tan borracho como para tratar de ligar con Silvia y acto seguido intentarlo con Al'theas, creyéndose una especie de damisela en apuros. Menudo atajo de inmaduros irresponsables. Casi hacían que la peliblanca empezara a pensar que Úrsula no era tan mala después todo si tenía que lidiar con ellos a diario.
-Vaya, por fin parece que habéis entendido algo de lo que se os dice, aunque sea una mínima parte. Pues claro que Úrsula va a volver, os lo he dicho. Y aunque no fuese así, si todo dependiera de vosotros, los niños acabarían muertos de hambre y de frío por culpa de vuestras idioteces.- Espetó a Vergil, esta vez sin dejarle rechistar justo en el momento en el que Owen llegaba para comunicar que habían terminado de hacerle los arreglos a la casa. Su sonrisa de satisfacción se borró de golpe al percatarse y comenzar a entender la situación.
-Oh, vaya. ¿Lo han vuelto a hacer no?. Por vuestra culpa la vieja Úrsula siempre acaba castigando a los niños. No podéis ir por ahí robando y...¿Has vuelto a beber Dante? Maldita sea. Si fuera vuestro padre os habría echado hace mucho. Será posible. ¿Qué tenéis en la cabeza?- Dijo claramente molesto, logrando que Dante dejara a Al'theas y que ambos hermanos de cabello blanco comenzaran a aceptar las reprimendas.
-Nosotros...la vieja no nos da...y...Tú también te escapabas y lo hacias Owen. Siempre nos traías dulces...- Se justificó Vergil. Dante estaba demasiado borracho como para poder argumentar nada en aquellos momentos y el resto de jóvenes no se atrevieron a rechistar.
-Sí, y si no llega a ser por el carpintero seguramente ya habría dado con mis huesos en la cárcel o algo peor. Con que uno de nosotros cometa ese error es suficiente. No podéis seguir así toda la vida, y menos llevar a los niños a eso...¿Os pensáis que a mi me gusta trabajar todo el día? Pero así puedo ganarme la vida, y arreglar el viejo caserón cuando hace falta. Si tanto queréis ayudar a los niños conseguid un trabajo y ayudad a que tengan comida y ropa, pero de verdad y no...robando un saco de bollos de vez en cuando...- Níniel no pudo evitar asentir ante las palabras de aquel humano, sorprendida por su madurez y sabiduría. No era solo un joven huérfano que había vivido también en aquel orfanato y tomado cariño a los más pequeños. Era todo un hermano mayor, puede que incluso un padre. Ahora la elfa lo miraba con otros ojos y, en cierto modo, sentía alivio al saber que aún con pocos recursos, aquellos niños no estaban ni habían estado nunca solos.
-Owen...- No pudo evitar proferir Silvia emocionada ante la escena. Quizá la joven había creído ver en Al'theas a un héroe de cuento de hadas al que poner ojitos, y no se la podía culpar, pues seguramente fuese lo más parecido a uno que habría visto nunca. Con su armadura brillante, su altruismo y su propensión a acabar herido protegiendo a otros... Pero con todo y con eso quizás siempre había tenido a otra clase de héroe cerca y acababa de darse cuenta.
-Podéis besaros si queréis. El amor es algo que los niños si deben ver, aprender y sentir, y no tantas bobadas.- Dijo la elfa haciendo que ambos se pusieran rojos como tomates sin atreverse, como era de esperar, a hacer algo así. -Bien, si ya hemos terminado de hacer el tonto, aún hay mucho que limpiar dentro así que...Mandad a Dante a descansar y el resto a trabajar. Vamos, ya habéis jugado bastante.- Pidió a niños y mayores con tono autoritario.
Dante, tan bebido como estaba no iba a poner pegas a la posibilidad de irse a dormir tras toda una noche de fiesta. Para el resto de los chicos mayores, Owen, Silvia y sus palabras estaban por encima de las de Vergil, y con más o menos ganas no tardaron en obedecer. Vergil, viendo como toda su autoridad y sus ideas acababan en nada, aún trató de mantener una posición y mirada desafiantes, dispuesto a no obedecer a la elfa a la que había querido echar de allí. Pero conforme los niños y jóvenes abandonaban las ínfulas de banquetes y diversión sin final y entraban dentro para terminar de recoger, al final terminó por ceder, refunfuñando.
-Hubiese estado bien poder comer todos los dulces que quisiera.- Comentó Dennys al pasar cerca de la sacerdotisa, esbozando una mueca de aceptación y dejando que Lilian se soltara de su mano y tomara la de Níniel. -Pero supongo que era demasiado bueno para ser verdad.-
-Ya has oído a Owen. Quizá ese par puedan traeros esos dulces, pero robarlos no es el modo. Imagina que dentro de un años tú también podrás trabajar duro y volver aquí para hacer felices a otros niños, como hace él. Es un buen hombre.- Respondió la peliblanca, obteniendo un asentimiento por parte del chico de cabello trigueño. Mientras hablaban la pequeña le tendió a la elfa su libro de vuelta. -Gracias Lílian, lo has cuidado muy bien.- Agradeció la joven con una sonrisa, volviendo a ojearlo un poco por encima. Aquella pequeña hacía que toda su tensión y mal genio se desvaneciera. Era un encanto.
-Un momento...- Dijo extrañada la joven al percatarse de que había algo diferente en aquel volumen. Como ya viera antes, seguía siendo un libro de bocetos y retratos, pero en aquellos momentos había aparecido algo de texto bajo los dibujos que antes no estaba allí. Era imposible haber podido pasar algo así por alto. -Al'theas, mira. Dime que no me estoy volviendo loca y que ves lo mismo que yo.- Pidió al caballero esmeralda.
Lilian se aferró con su manita a la túnica de la elfa, y mirando hacia arriba sonrió.
-Vaya, por fin parece que habéis entendido algo de lo que se os dice, aunque sea una mínima parte. Pues claro que Úrsula va a volver, os lo he dicho. Y aunque no fuese así, si todo dependiera de vosotros, los niños acabarían muertos de hambre y de frío por culpa de vuestras idioteces.- Espetó a Vergil, esta vez sin dejarle rechistar justo en el momento en el que Owen llegaba para comunicar que habían terminado de hacerle los arreglos a la casa. Su sonrisa de satisfacción se borró de golpe al percatarse y comenzar a entender la situación.
-Oh, vaya. ¿Lo han vuelto a hacer no?. Por vuestra culpa la vieja Úrsula siempre acaba castigando a los niños. No podéis ir por ahí robando y...¿Has vuelto a beber Dante? Maldita sea. Si fuera vuestro padre os habría echado hace mucho. Será posible. ¿Qué tenéis en la cabeza?- Dijo claramente molesto, logrando que Dante dejara a Al'theas y que ambos hermanos de cabello blanco comenzaran a aceptar las reprimendas.
-Nosotros...la vieja no nos da...y...Tú también te escapabas y lo hacias Owen. Siempre nos traías dulces...- Se justificó Vergil. Dante estaba demasiado borracho como para poder argumentar nada en aquellos momentos y el resto de jóvenes no se atrevieron a rechistar.
-Sí, y si no llega a ser por el carpintero seguramente ya habría dado con mis huesos en la cárcel o algo peor. Con que uno de nosotros cometa ese error es suficiente. No podéis seguir así toda la vida, y menos llevar a los niños a eso...¿Os pensáis que a mi me gusta trabajar todo el día? Pero así puedo ganarme la vida, y arreglar el viejo caserón cuando hace falta. Si tanto queréis ayudar a los niños conseguid un trabajo y ayudad a que tengan comida y ropa, pero de verdad y no...robando un saco de bollos de vez en cuando...- Níniel no pudo evitar asentir ante las palabras de aquel humano, sorprendida por su madurez y sabiduría. No era solo un joven huérfano que había vivido también en aquel orfanato y tomado cariño a los más pequeños. Era todo un hermano mayor, puede que incluso un padre. Ahora la elfa lo miraba con otros ojos y, en cierto modo, sentía alivio al saber que aún con pocos recursos, aquellos niños no estaban ni habían estado nunca solos.
-Owen...- No pudo evitar proferir Silvia emocionada ante la escena. Quizá la joven había creído ver en Al'theas a un héroe de cuento de hadas al que poner ojitos, y no se la podía culpar, pues seguramente fuese lo más parecido a uno que habría visto nunca. Con su armadura brillante, su altruismo y su propensión a acabar herido protegiendo a otros... Pero con todo y con eso quizás siempre había tenido a otra clase de héroe cerca y acababa de darse cuenta.
-Podéis besaros si queréis. El amor es algo que los niños si deben ver, aprender y sentir, y no tantas bobadas.- Dijo la elfa haciendo que ambos se pusieran rojos como tomates sin atreverse, como era de esperar, a hacer algo así. -Bien, si ya hemos terminado de hacer el tonto, aún hay mucho que limpiar dentro así que...Mandad a Dante a descansar y el resto a trabajar. Vamos, ya habéis jugado bastante.- Pidió a niños y mayores con tono autoritario.
Dante, tan bebido como estaba no iba a poner pegas a la posibilidad de irse a dormir tras toda una noche de fiesta. Para el resto de los chicos mayores, Owen, Silvia y sus palabras estaban por encima de las de Vergil, y con más o menos ganas no tardaron en obedecer. Vergil, viendo como toda su autoridad y sus ideas acababan en nada, aún trató de mantener una posición y mirada desafiantes, dispuesto a no obedecer a la elfa a la que había querido echar de allí. Pero conforme los niños y jóvenes abandonaban las ínfulas de banquetes y diversión sin final y entraban dentro para terminar de recoger, al final terminó por ceder, refunfuñando.
-Hubiese estado bien poder comer todos los dulces que quisiera.- Comentó Dennys al pasar cerca de la sacerdotisa, esbozando una mueca de aceptación y dejando que Lilian se soltara de su mano y tomara la de Níniel. -Pero supongo que era demasiado bueno para ser verdad.-
-Ya has oído a Owen. Quizá ese par puedan traeros esos dulces, pero robarlos no es el modo. Imagina que dentro de un años tú también podrás trabajar duro y volver aquí para hacer felices a otros niños, como hace él. Es un buen hombre.- Respondió la peliblanca, obteniendo un asentimiento por parte del chico de cabello trigueño. Mientras hablaban la pequeña le tendió a la elfa su libro de vuelta. -Gracias Lílian, lo has cuidado muy bien.- Agradeció la joven con una sonrisa, volviendo a ojearlo un poco por encima. Aquella pequeña hacía que toda su tensión y mal genio se desvaneciera. Era un encanto.
-Un momento...- Dijo extrañada la joven al percatarse de que había algo diferente en aquel volumen. Como ya viera antes, seguía siendo un libro de bocetos y retratos, pero en aquellos momentos había aparecido algo de texto bajo los dibujos que antes no estaba allí. Era imposible haber podido pasar algo así por alto. -Al'theas, mira. Dime que no me estoy volviendo loca y que ves lo mismo que yo.- Pidió al caballero esmeralda.
Lilian se aferró con su manita a la túnica de la elfa, y mirando hacia arriba sonrió.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Al'theas observó con admiración el discurso de Owen, había grandes verdades en sus palabras y de un modo u otro habían calado hondo en aquellos jóvenes y también en los demás, haciendo incluso que Vergil abandonara sus intentos de echarles de allí y desechar sus ideales imposibles, ademas de lograr que Dante se quitara de encima camino a la cama mas próxima.
Justo cuando la sacerdotisa sugirió aquel beso, una motivada Silvia no pudo resistirse abrazar a Owen y darle un cariñoso beso en la mejilla, asombrando a los presentes y sobre todo a Owen, que se había puesto rojo como un tomate.
El caballero sonrió conmovido ante aquella demostración de cariño, sintiéndose aliviado al ver que las cosas se habían solucionado finalmente gracias a la confianza que habían despertado en las personas adecuadas.
El joven Vergil aun se sentía molesto y rebelde, Silvia lo notó y camino hacia él, posando una mano amable sobre su hombro para que la mirara al rostro.
-Sé que cuando eras pequeño sufriste malos tratos por parte de elfos arrogantes y mal criados, algo más mayores que tú en ese entonces... y te humillaron... por ser un niño de la calle y ellos de alta cuna... pero créeme... no todos son iguales... da igual de la raza que sean... el mal y el bien están en todas partes... como es el caso de la sacerdotisa y el caballero aquí presentes... han cuidado de los niños casi como si fueran suyos...han hecho... mucho por nosotros...- Dijo eso ultimo dedicándole una fugaz mirada a Al'theas antes de mirar a Vergil a los ojos y posar su mano en su corazón. -En ti también hay bondad Vergil... quitando el hecho de que tu idea no es ni la mejor ni la mas correcta... sé que solo quieres evitar a estos niños el sufrimiento que tu tuviste... por eso te pido... que no te descarriles de esas buenas intenciones Vergil... - Decía dulcemente mientras acariciaba su rostro.
Lentamente, Vergil se acercó a Silvia, abrazándola como a una hermana -Siento haberte gritado...- Dijo enterrando su cara sobre el hombro de la joven.
Mientras Al'theas observaba ese bonito momento, los demás no tardaron en ponerse en marcha para terminar la limpieza tras las reparaciones de la casa, momento en el que Níniel llamó la atención del caballero, parecía importante, por lo que no tardó en acudir.
-¿Qué sucede?- Preguntó el elfo, mientras la joven elfa señalaba las paginas del libro, las cuales ahora presentaban un nuevo añadido, habían aparecido textos bajo sus ilustraciones sin motivo aparente.
-Sí... lo veo...- Contestó intrigado a su compañera -¿A qué se debe esto? y... ¿qué significa?...- Su mirada pasó del libro a la pequeña, que se encontraba aferrada a las faldas de Níniel, ¿acaso la pequeña había ejercido algún tipo de efecto sobre el libro sin ni tan siquiera saberlo? ¿cuál es la verdadera naturaleza de aquel libro y la relación con la pequeña? y más importante aun... ¿por qué aquella extraña secta, que se estaba tomando tantas molestias como para enviar a un asesino a un orfanato... tenía tanto interés en este libro?...
-¿Qué puedes contarnos que no sabemos pequeña?...- Preguntó Al'theas de forma retorica, mientras observaba a la pequeña sonriendo inocente.
Justo cuando la sacerdotisa sugirió aquel beso, una motivada Silvia no pudo resistirse abrazar a Owen y darle un cariñoso beso en la mejilla, asombrando a los presentes y sobre todo a Owen, que se había puesto rojo como un tomate.
El caballero sonrió conmovido ante aquella demostración de cariño, sintiéndose aliviado al ver que las cosas se habían solucionado finalmente gracias a la confianza que habían despertado en las personas adecuadas.
El joven Vergil aun se sentía molesto y rebelde, Silvia lo notó y camino hacia él, posando una mano amable sobre su hombro para que la mirara al rostro.
-Sé que cuando eras pequeño sufriste malos tratos por parte de elfos arrogantes y mal criados, algo más mayores que tú en ese entonces... y te humillaron... por ser un niño de la calle y ellos de alta cuna... pero créeme... no todos son iguales... da igual de la raza que sean... el mal y el bien están en todas partes... como es el caso de la sacerdotisa y el caballero aquí presentes... han cuidado de los niños casi como si fueran suyos...han hecho... mucho por nosotros...- Dijo eso ultimo dedicándole una fugaz mirada a Al'theas antes de mirar a Vergil a los ojos y posar su mano en su corazón. -En ti también hay bondad Vergil... quitando el hecho de que tu idea no es ni la mejor ni la mas correcta... sé que solo quieres evitar a estos niños el sufrimiento que tu tuviste... por eso te pido... que no te descarriles de esas buenas intenciones Vergil... - Decía dulcemente mientras acariciaba su rostro.
Lentamente, Vergil se acercó a Silvia, abrazándola como a una hermana -Siento haberte gritado...- Dijo enterrando su cara sobre el hombro de la joven.
Mientras Al'theas observaba ese bonito momento, los demás no tardaron en ponerse en marcha para terminar la limpieza tras las reparaciones de la casa, momento en el que Níniel llamó la atención del caballero, parecía importante, por lo que no tardó en acudir.
-¿Qué sucede?- Preguntó el elfo, mientras la joven elfa señalaba las paginas del libro, las cuales ahora presentaban un nuevo añadido, habían aparecido textos bajo sus ilustraciones sin motivo aparente.
-Sí... lo veo...- Contestó intrigado a su compañera -¿A qué se debe esto? y... ¿qué significa?...- Su mirada pasó del libro a la pequeña, que se encontraba aferrada a las faldas de Níniel, ¿acaso la pequeña había ejercido algún tipo de efecto sobre el libro sin ni tan siquiera saberlo? ¿cuál es la verdadera naturaleza de aquel libro y la relación con la pequeña? y más importante aun... ¿por qué aquella extraña secta, que se estaba tomando tantas molestias como para enviar a un asesino a un orfanato... tenía tanto interés en este libro?...
-¿Qué puedes contarnos que no sabemos pequeña?...- Preguntó Al'theas de forma retorica, mientras observaba a la pequeña sonriendo inocente.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Dado que la pequeña apenas había pronunciado más de dos palabras seguidas en todo el día, esperar que fuese a responder a aquella pregunta era en vano. Si era consciente de algún secreto relacionado con aquel libro, estaba claro que no se lo iba a decir, al menos no en aquel momento. Se limitó a aferrarse con más fuerza a la túnica de la peliblanca y a pegarse a ella, ocultando su rostro de manera tímida. Parecía que aún no se sentía totalmente cómoda con Al'theas, quizá por su armadura y su aspecto de guerrero, o quizá una mala experiencia con una figura masculina.
-No pasa nada Lilian. Vamos a terminar de limpiar. Aunque ya hicimos antes la mayor parte del trabajo, ¿verdad?.- Dijo amablemente y con complicidad la joven sacerdotisa a la pequeña, logrando que se separara un poco de ella y caminara a su lado, cogida de la mano. Níniel cruzó su mirada con la del caballero esmeralda antes de haber dado más de un paso, como queriendo decirle que tan pronto como pudiera estudiaría más a fondo el libro y aquellas nuevas líneas, pero que por el momento no quería causarle ninguna inquietud a la niña. Continuarían actuando con normalidad y ayudarían a Silvia con los niños y el orfanato. Atentos a la posible aparición de más de aquellos sectarios.
La oportunidad de leer con detenimiento el volumen de bocetos no tardaría mucho en presentarse. Concretamente tras terminar con la limpieza, mientras Silvia preparaba la comida y Al'theas ejercía de responsable del comedor. Tarea nada sencilla aquella de controlar a toda aquella chiquillería hambrienta tras tantas aventuras, historias, juegos y limpieza. Y menos aún después de que Silvia confiscase todos los bollos hasta después de la comida.
Níniel tomó el libro y, en la sala de estar del caserón sobre una mesa baja algo desvencijada, comenzó a estudiar y a copiar en un pergamino todas las notas. No parecían nada extraño, de hecho eran comentarios del autor del dibujo sobre su obra y las personas retratadas, tales como la dificultad, la petición de uno u otro de dibujarle una nariz más pequeña, más pelo o un busto más generoso. La peliblanca no entendía el motivo para que algo así no estuviera visible en un primer lugar. Vale, quizá alguna de aquellas personas se enfadaría al ver las palabras "retaco" o "imposible hacer un retrato en el que salga hermosa con esos dientes de caballo" al lado de su cara pero, eran demasiadas molestias para algo que a la joven se le antojaba tan nimio.
-Conde Vincenso Constanza; adinerado y delgado como un palillo. Desea parecer fornido a pesar de una leve brisa de viento podría llevárselo...Condesa Ariadna Constanza; hermosa como un amanecer...Duquesa Virginia Monforte; desea cambiar los términos del retrato y que aparezca también su pequeña hija...Lilian. Lilian...- Murmuró la joven, aunque podía no ser más que una coincidencia. Releyó aquella entrada y rápidamente pasó página. El siguiente boceto representaba a un hombre fuerte y atractivo de cabello claro. Níniel no pudo evitar percatarse de había sido retratado sujetando su espada. Y en la empuñadura de esa espada...-Duque Cassimir Monforte; se negó en redondo a mi ofrecimiento de realizar un retrato familiar. Una lástima pues su mujer e hija son bellísimas. - La sacerdotisa pasó página de nuevo, pero aquella era la última con algún boceto o anotación, el resto estaban en blanco. Justo trás el boceto del duque, había una página arrancada.
-Esto no puede ser casualidad...-Musitó la peliblanca levantándose, tenía que enseñarle a Al'theas aquel dibujo y las anotaciones relacionadas con aquella familia. Estaba segura de que pensaría que allí estaba la clave, aunque faltara la última pieza para comprenderlo todo. Aquella página arrancada. ¿O quizá no? -Un momento.- Se dijo a sí misma la peliblanca. Y tomando aquel libro se dirigió rauda al comedor, y de allí a la cocina.
-Silvia, necesito un carboncillo. ¿Tenéis alguno que usen los niños para dibujar?- Preguntó asustando a la joven por su sorpresiva entrada allí. Sin duda aún tenía los nervios alterados como para soportar aquella clase de cosas sin dar un brinco.
-Ahhh, sí, sí, a mi siempre se me hado bien y, espera...- Dijo buscando en sus bolsillos, sacando un carboncillo, bastante gastado, pero serviría. Sin perder un instante la elfa lo tomó y allí mismo abrió el libro y comenzó a usar la negra herramienta con cuidado sobre la página siguiente a la que faltaba.
-Sí, funciona...un poco más...- Murmuró la joven, con Silvia mirando con interés por encima de su hombro, dándose cuenta de que se trataba de aquel libro de bocetos que por poco le cuesta la vida.
-Vaya, esa parece...Se parece mucho a la pequeña Lilian.- Comentó, sin entender hasta qué punto eso era importante. Níniel llamó a voz en grito a Al'theas, le enseñó aquello sin decirle nada, y una vez obtuvo su respuesta le enseñó los bocetos anteriores, instándole a leer los textos. Entonces señaló el esbozo de espada que el duque sostenía. Aquella empuñadura iba a resultarle horriblemente familiar.
-No pasa nada Lilian. Vamos a terminar de limpiar. Aunque ya hicimos antes la mayor parte del trabajo, ¿verdad?.- Dijo amablemente y con complicidad la joven sacerdotisa a la pequeña, logrando que se separara un poco de ella y caminara a su lado, cogida de la mano. Níniel cruzó su mirada con la del caballero esmeralda antes de haber dado más de un paso, como queriendo decirle que tan pronto como pudiera estudiaría más a fondo el libro y aquellas nuevas líneas, pero que por el momento no quería causarle ninguna inquietud a la niña. Continuarían actuando con normalidad y ayudarían a Silvia con los niños y el orfanato. Atentos a la posible aparición de más de aquellos sectarios.
La oportunidad de leer con detenimiento el volumen de bocetos no tardaría mucho en presentarse. Concretamente tras terminar con la limpieza, mientras Silvia preparaba la comida y Al'theas ejercía de responsable del comedor. Tarea nada sencilla aquella de controlar a toda aquella chiquillería hambrienta tras tantas aventuras, historias, juegos y limpieza. Y menos aún después de que Silvia confiscase todos los bollos hasta después de la comida.
Níniel tomó el libro y, en la sala de estar del caserón sobre una mesa baja algo desvencijada, comenzó a estudiar y a copiar en un pergamino todas las notas. No parecían nada extraño, de hecho eran comentarios del autor del dibujo sobre su obra y las personas retratadas, tales como la dificultad, la petición de uno u otro de dibujarle una nariz más pequeña, más pelo o un busto más generoso. La peliblanca no entendía el motivo para que algo así no estuviera visible en un primer lugar. Vale, quizá alguna de aquellas personas se enfadaría al ver las palabras "retaco" o "imposible hacer un retrato en el que salga hermosa con esos dientes de caballo" al lado de su cara pero, eran demasiadas molestias para algo que a la joven se le antojaba tan nimio.
-Conde Vincenso Constanza; adinerado y delgado como un palillo. Desea parecer fornido a pesar de una leve brisa de viento podría llevárselo...Condesa Ariadna Constanza; hermosa como un amanecer...Duquesa Virginia Monforte; desea cambiar los términos del retrato y que aparezca también su pequeña hija...Lilian. Lilian...- Murmuró la joven, aunque podía no ser más que una coincidencia. Releyó aquella entrada y rápidamente pasó página. El siguiente boceto representaba a un hombre fuerte y atractivo de cabello claro. Níniel no pudo evitar percatarse de había sido retratado sujetando su espada. Y en la empuñadura de esa espada...-Duque Cassimir Monforte; se negó en redondo a mi ofrecimiento de realizar un retrato familiar. Una lástima pues su mujer e hija son bellísimas. - La sacerdotisa pasó página de nuevo, pero aquella era la última con algún boceto o anotación, el resto estaban en blanco. Justo trás el boceto del duque, había una página arrancada.
-Esto no puede ser casualidad...-Musitó la peliblanca levantándose, tenía que enseñarle a Al'theas aquel dibujo y las anotaciones relacionadas con aquella familia. Estaba segura de que pensaría que allí estaba la clave, aunque faltara la última pieza para comprenderlo todo. Aquella página arrancada. ¿O quizá no? -Un momento.- Se dijo a sí misma la peliblanca. Y tomando aquel libro se dirigió rauda al comedor, y de allí a la cocina.
-Silvia, necesito un carboncillo. ¿Tenéis alguno que usen los niños para dibujar?- Preguntó asustando a la joven por su sorpresiva entrada allí. Sin duda aún tenía los nervios alterados como para soportar aquella clase de cosas sin dar un brinco.
-Ahhh, sí, sí, a mi siempre se me hado bien y, espera...- Dijo buscando en sus bolsillos, sacando un carboncillo, bastante gastado, pero serviría. Sin perder un instante la elfa lo tomó y allí mismo abrió el libro y comenzó a usar la negra herramienta con cuidado sobre la página siguiente a la que faltaba.
-Sí, funciona...un poco más...- Murmuró la joven, con Silvia mirando con interés por encima de su hombro, dándose cuenta de que se trataba de aquel libro de bocetos que por poco le cuesta la vida.
-Vaya, esa parece...Se parece mucho a la pequeña Lilian.- Comentó, sin entender hasta qué punto eso era importante. Níniel llamó a voz en grito a Al'theas, le enseñó aquello sin decirle nada, y una vez obtuvo su respuesta le enseñó los bocetos anteriores, instándole a leer los textos. Entonces señaló el esbozo de espada que el duque sostenía. Aquella empuñadura iba a resultarle horriblemente familiar.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Al'theas se había percatado de la reacción de la niña, parecía intimidada por alguna razón que le causaba cierta intriga, momento en el que Níniel atrajo la atención de la niña con la amabilidad comparable de una madre, a la vez que sus ojos se cruzaban con la mirada del elfo, entendiendo este que no era momento para hacer más preguntas por ahora, dejando margen a ambas para que confraternizaran entre ellas sin que la niña se sintiera incomoda, dejándolas caminar a solas.
Ahora que las cosas se había relajado, todos entraron en la casa a ayudar a terminar de limpiar. Los hombres que habían ayudado en las reparaciones se marcharon poco después, satisfechos de haber podido ayudar se marcharon a excepción de Owen, que había decidido quedarse tras la amable petición de Silvia y la noche no tardo en cubrir el cielo.
Tras la limpieza, la hora de la cena se acercaba y Silvia además de invitar a Owen, también invitó a la cena al dúo élfico que tanto había hecho por ellos. Al'theas no pudo evitar fijarse en como se miraban Owen y Silvia durante esa noche mientras se ponía la mesa y se servia la comida, que consistía en un guiso de verduras con algo de carne acompañados de unos bollos de pan que se habían puesto a buen recaudo previamente para que ningún niño los cogiese antes de tiempo. Seria una cena humilde, pero cálida, que se complementaba con unos rostros alegres a pesar de la pobreza que les rodeaba, el elfo se preguntó así mismo si todas las noches eran así para ellos o si esta era la primera desde que la dueña del edificio no estaba... probablemente ni siquiera habría aprobado la presencia de Owen sin mencionar la de los elfos que ya había dejado claro antes de irse que no eran de su agrado...
En ese momento Níniel se había presentado de repente ante Silvia, justo cuando ella se aseguraba de que los niños se comportaran en la mesa consultándole sobre algo.
Los niños impacientes y hambrientos no tardaron en robar la atención del caballero, pidiéndole mas de sus historias, pero esta vez no querían oír historias de sus libros, si no de sus propias vivencias y aventuras como caballero. Mientras pensaba en cual seria una historia adecuada para ellos, en la que no hubiera mucha sangre... o hubiese forma de decorarla para que contara con la aprobación de Silvia... la joven sacerdotisa llamó su atención con urgencia, haciendo que el elfo se levantara de la silla para asistir a la sacerdotisa, la cual se encontraba junto a Silvia revisando a aquel libro.
-¿Ocurre algo?...- Preguntó intrigado, y como respuesta, Níniel le mostró aquel libro abierto para que observara concretamete una p´agina por la que parecía que había un dibujo.
Al principio le costó entenderlo, pero en cuanto vio el parecido con la pequeña Lilian... empezó a atar cabos con las anotaciones en el resto de paginas.
Según parecía, el artista de aquel libro había realizado ilustraciones de un tal Duque Cassimir Monforte, el cual resultaba ser ni mas ni menos que el marido de la Duquesa Virginia Monforte y padre de la pequeña Lilian... En el libro faltaba una página arrancada, pero Níniel había sido tan astuta de usar un trozo de carboncillo sobre la página en blanco que había justo detrás de la pagina arrancada, la cual debía tratarse seguramente de la ilustración de Lilian, la cual quedó marcada sobre la página en blanco el día que el artista la dibujo, quedando al descubierto gracias al carboncillo.
-Muy inteligente por tu parte sacerdotisa... estoy muy sorprendido... ahora sabemos que Lilian perteneció a una familia noble antes de ser huérfana...- Dijo con Silvia a su lado igual de sorprendida.
-No puede ser... todo este tiempo... ¿pero cómo?.. ¿cómo es posible que esta niña haya acabado hasta aquí si ella es de buena cuna?...- Preguntó incrédula, y antes de que ella u Al'theas pudiera formular ninguna pregunta mas, Níniel señaló con el dedo la empuñadura de la ilustración de Monforte, la cual estaba decorada con el mismo emblema que aquellos miembros de aquella extraña secta que ya les habían atacado tiempo atrás en la biblioteca de Lunargenta... y ahora también aquel extraño asesino al que el caballero dio entierro hace poco.
Al'theas abrió los ojos de par en par al entender que esto era mas grave de lo que parecía, su mirada se dirigió automáticamente sobre la pequeña Lilian, comprendiendo que ahora ella corría peligro directo, pues probablemente sin ella saberlo este involucrada en algún tipo de trama familiar y por eso alguien... la trajo aquí... esperando que estuviera a salvo...
Aquella conclusión la pensó sin decir nada aún, pues no quería alarmar a Silvia, al menos hasta que decidieran que hacer al respecto.
-¿En qué has pesado?...- Fue todo lo que dijo el caballero como respuesta a la sacerdotisa, dándole a entender que lo había comprendido todo, y que a partir de ahora habría que tomar una decisión delicada.
Ahora que las cosas se había relajado, todos entraron en la casa a ayudar a terminar de limpiar. Los hombres que habían ayudado en las reparaciones se marcharon poco después, satisfechos de haber podido ayudar se marcharon a excepción de Owen, que había decidido quedarse tras la amable petición de Silvia y la noche no tardo en cubrir el cielo.
Tras la limpieza, la hora de la cena se acercaba y Silvia además de invitar a Owen, también invitó a la cena al dúo élfico que tanto había hecho por ellos. Al'theas no pudo evitar fijarse en como se miraban Owen y Silvia durante esa noche mientras se ponía la mesa y se servia la comida, que consistía en un guiso de verduras con algo de carne acompañados de unos bollos de pan que se habían puesto a buen recaudo previamente para que ningún niño los cogiese antes de tiempo. Seria una cena humilde, pero cálida, que se complementaba con unos rostros alegres a pesar de la pobreza que les rodeaba, el elfo se preguntó así mismo si todas las noches eran así para ellos o si esta era la primera desde que la dueña del edificio no estaba... probablemente ni siquiera habría aprobado la presencia de Owen sin mencionar la de los elfos que ya había dejado claro antes de irse que no eran de su agrado...
En ese momento Níniel se había presentado de repente ante Silvia, justo cuando ella se aseguraba de que los niños se comportaran en la mesa consultándole sobre algo.
Los niños impacientes y hambrientos no tardaron en robar la atención del caballero, pidiéndole mas de sus historias, pero esta vez no querían oír historias de sus libros, si no de sus propias vivencias y aventuras como caballero. Mientras pensaba en cual seria una historia adecuada para ellos, en la que no hubiera mucha sangre... o hubiese forma de decorarla para que contara con la aprobación de Silvia... la joven sacerdotisa llamó su atención con urgencia, haciendo que el elfo se levantara de la silla para asistir a la sacerdotisa, la cual se encontraba junto a Silvia revisando a aquel libro.
-¿Ocurre algo?...- Preguntó intrigado, y como respuesta, Níniel le mostró aquel libro abierto para que observara concretamete una p´agina por la que parecía que había un dibujo.
Al principio le costó entenderlo, pero en cuanto vio el parecido con la pequeña Lilian... empezó a atar cabos con las anotaciones en el resto de paginas.
Según parecía, el artista de aquel libro había realizado ilustraciones de un tal Duque Cassimir Monforte, el cual resultaba ser ni mas ni menos que el marido de la Duquesa Virginia Monforte y padre de la pequeña Lilian... En el libro faltaba una página arrancada, pero Níniel había sido tan astuta de usar un trozo de carboncillo sobre la página en blanco que había justo detrás de la pagina arrancada, la cual debía tratarse seguramente de la ilustración de Lilian, la cual quedó marcada sobre la página en blanco el día que el artista la dibujo, quedando al descubierto gracias al carboncillo.
-Muy inteligente por tu parte sacerdotisa... estoy muy sorprendido... ahora sabemos que Lilian perteneció a una familia noble antes de ser huérfana...- Dijo con Silvia a su lado igual de sorprendida.
-No puede ser... todo este tiempo... ¿pero cómo?.. ¿cómo es posible que esta niña haya acabado hasta aquí si ella es de buena cuna?...- Preguntó incrédula, y antes de que ella u Al'theas pudiera formular ninguna pregunta mas, Níniel señaló con el dedo la empuñadura de la ilustración de Monforte, la cual estaba decorada con el mismo emblema que aquellos miembros de aquella extraña secta que ya les habían atacado tiempo atrás en la biblioteca de Lunargenta... y ahora también aquel extraño asesino al que el caballero dio entierro hace poco.
Al'theas abrió los ojos de par en par al entender que esto era mas grave de lo que parecía, su mirada se dirigió automáticamente sobre la pequeña Lilian, comprendiendo que ahora ella corría peligro directo, pues probablemente sin ella saberlo este involucrada en algún tipo de trama familiar y por eso alguien... la trajo aquí... esperando que estuviera a salvo...
Aquella conclusión la pensó sin decir nada aún, pues no quería alarmar a Silvia, al menos hasta que decidieran que hacer al respecto.
-¿En qué has pesado?...- Fue todo lo que dijo el caballero como respuesta a la sacerdotisa, dándole a entender que lo había comprendido todo, y que a partir de ahora habría que tomar una decisión delicada.
Al'theas Tinarandel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
Níniel guardó silencio unos instantes, pensativa. De su siguiente movimiento podría depender no solo su propia integridad, sino también la de el resto de los niños del orfanato y sus cuidadores. Bueno de Silvia y Owen, a la vieja arpía podían ir dándole un rato por donde amargaban los pepinos, sinceramente. -No creo que el libro esconda más secretos, lo que el anciano bibliotecario quiso proteger, incluso a costa de su vida, era sin duda el paradero de Lilian, así como su relación con la nobleza. Esos sectarios la quieren a ella.- Convino la peliblanca. ¿Quiénes eran aquellos Monforte y qué significaba para ellos la pequeña? Nadie enviaba a un grupo de sicarios uniformados y fuertemente armados a buscar a una hija desaparecida, asesinando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Tampoco nadie se tomaba tantas molestias para ocultar a alguien. ¿En qué diantres estaba metido aquel viejo amante de los libros con cara de no haber roto nunca un plato? A la peliblanca aún le costaba imaginarlo llevando una doble vida que entrañara tantos secretos y peligros. Realmente nunca debes fiarte de las apariencias.
-Debemos llevarnos a Lilian de aquí. La llevaremos a un lugar seguro para protegerla y así los sectarios no tendrán motivos para venir aquí. Si van a intentar seguir a alguien que sea a nosotros.- Propuso la elfa, y sus palabras no tardaron en hacer reaccionar a Silvia con rostro de alarma, como si hubiera un sinfín de razones por las que aquello estaba mal.
-Entiendo que...Pero no puedes llevarte a una de las niñas así como así...Hay, hay que ir ante un juez de paz y pagar una tasa para que sellen el documento de adopción. Y además debemos comprobar que puedes darle un buen hogar y que tienes los recursos para...- Níniel la hizo callar con un gesto imperativo, la humana se estaba equivocando totalmente de concepto y además ya sabía que lo siguiente sería nombrar a Úrsula y su ausencia en aquellos momentos.
-No he dicho que vaya a adoptarla. He dicho que vamos a ponerla a salvo, y también a vosotros.-Sentenció pidiendo además que bajase la voz, entreabriendo un poco la puerta de la cocina para echar un vistazo al comedor. Los niños estaban cada vez más impacientes por comer y Owen no tenía historias lo suficientemente buenas como para evitar que un trozo de verdura acabara volando por los aires hasta acabar golpeando la cara de una de las niñas. El joven carpintero apenas pudo evitar que la chiquillería se olvidara de su hambre y comenzaran una batalla de comida usando como munición los platos ya servidos. -Es lo mejor, Silvia. La llevaremos a un lugar donde estará a salvo hasta que sepamos más de esos Monforte y su relación con...ya sabéis.- Terminó de decir mirando de nuevo a la cuidadora. Su mirada no admitía réplica, y además la humana debía darse cuenta de que era lo mejor y que la elfa no iba a hacerle mal alguno a Lilian, todo lo contrario.
-¿Y qué le digo a Úrsula cuando vuelva? No va a estar nada contenta...- Inquirió Silvia. Sí aquello podía ser un problema. Normalmente una persona como ella, que ni siquiera evitaba que los más mayores de entre sus chicos robara, no se preocuparía porque nadie se hiciera cargo de uno de los niños aunque no cursara los papeles necesarios para ello. Pero si sabía que habían sido los elfos...Quizá solo por despecho incluso les acusara de secuestro. Claro que la guardia seguramente no movería ni un dedo por el secuestro de un huérfano, y menos con la situación que vivía la ciudad.
-Dile que la adoptamos y que cursaremos los papeles enseguida. Tal y como están las cosas eso nos dará el tiempo que necesitamos.- Respondió la peliblanca segura de poder resolver la situación antes de que nadie estuviera dispuesto a hacerle caso a esa vieja pelleja. -Ahora cenemos antes de que los niños hagan necesarias nuevas reparaciones en este lugar. A ellos les diremos también que es una adopción. Seguro que se alegran por Lilian. Y a ella le va a encantar el sitio que tengo pensado.- Añadió sin decirle a Silvia cuál era aquel lugar. Si alguien más llegaba preguntando, era mejor que no lo supiera.
Un caballo negro se acercó al galope hasta el grupo de tres jinetes que esperaban colina arriba, observando la mayor de las ciudades de los hombres en silencio sin que pareciera importarles lo rápido que estaba anocheciendo. Sus miradas eran serias y duras, y ni siquiera el hermoso espectáculo de las luces encendiéndose en la urbe alteraba su ánimo.
-Informa.- Pidió uno de ellos con tono cortante, controlando a la perfección a su caballo cuando éste se agitó al detenerse el del recién llegado en seco a solo unos pasos de su posición. Sus dos compañeros se mantuvieron en sepulcral silencio, aún mirando hacia la ciudad.
-El escriba Rassel ha muerto. Mi contacto con la guardia me ha dicho que unos elfos intervinieron y pararon al grupo que la Orden envió trás él. Los han enviado a la prisión bastante malheridos, les espera la horca. No he podido averiguar a dónde fueron los elfos o si saben algo sobre nosotros...Tampoco he podido averiguar nada sobre dónde escondía Rassel a la niña.- Relató el recién llegado, casi con tono de disculpa en su última frase y bajando la cabeza. Su interlocutor apenas sí hizo un mohín de disgusto.
-No importa. Daremos con ella por muy difícil que sea. Jorver.- Miró hacia uno de los silenciosos jinetes a su espalda.-Busca a esos elfos. El resto venid conmigo.- Ordenó de manera simple y efectiva. A los pocos minutos sobre aquella colina, observando la gran ciudad, solo quedaba uno de aquellos jinetes, acariciando la empuñadura de su espada con forma de cruz. No tardó en dirigir los pasos de su montura hacia las murallas.
-Debemos llevarnos a Lilian de aquí. La llevaremos a un lugar seguro para protegerla y así los sectarios no tendrán motivos para venir aquí. Si van a intentar seguir a alguien que sea a nosotros.- Propuso la elfa, y sus palabras no tardaron en hacer reaccionar a Silvia con rostro de alarma, como si hubiera un sinfín de razones por las que aquello estaba mal.
-Entiendo que...Pero no puedes llevarte a una de las niñas así como así...Hay, hay que ir ante un juez de paz y pagar una tasa para que sellen el documento de adopción. Y además debemos comprobar que puedes darle un buen hogar y que tienes los recursos para...- Níniel la hizo callar con un gesto imperativo, la humana se estaba equivocando totalmente de concepto y además ya sabía que lo siguiente sería nombrar a Úrsula y su ausencia en aquellos momentos.
-No he dicho que vaya a adoptarla. He dicho que vamos a ponerla a salvo, y también a vosotros.-Sentenció pidiendo además que bajase la voz, entreabriendo un poco la puerta de la cocina para echar un vistazo al comedor. Los niños estaban cada vez más impacientes por comer y Owen no tenía historias lo suficientemente buenas como para evitar que un trozo de verdura acabara volando por los aires hasta acabar golpeando la cara de una de las niñas. El joven carpintero apenas pudo evitar que la chiquillería se olvidara de su hambre y comenzaran una batalla de comida usando como munición los platos ya servidos. -Es lo mejor, Silvia. La llevaremos a un lugar donde estará a salvo hasta que sepamos más de esos Monforte y su relación con...ya sabéis.- Terminó de decir mirando de nuevo a la cuidadora. Su mirada no admitía réplica, y además la humana debía darse cuenta de que era lo mejor y que la elfa no iba a hacerle mal alguno a Lilian, todo lo contrario.
-¿Y qué le digo a Úrsula cuando vuelva? No va a estar nada contenta...- Inquirió Silvia. Sí aquello podía ser un problema. Normalmente una persona como ella, que ni siquiera evitaba que los más mayores de entre sus chicos robara, no se preocuparía porque nadie se hiciera cargo de uno de los niños aunque no cursara los papeles necesarios para ello. Pero si sabía que habían sido los elfos...Quizá solo por despecho incluso les acusara de secuestro. Claro que la guardia seguramente no movería ni un dedo por el secuestro de un huérfano, y menos con la situación que vivía la ciudad.
-Dile que la adoptamos y que cursaremos los papeles enseguida. Tal y como están las cosas eso nos dará el tiempo que necesitamos.- Respondió la peliblanca segura de poder resolver la situación antes de que nadie estuviera dispuesto a hacerle caso a esa vieja pelleja. -Ahora cenemos antes de que los niños hagan necesarias nuevas reparaciones en este lugar. A ellos les diremos también que es una adopción. Seguro que se alegran por Lilian. Y a ella le va a encantar el sitio que tengo pensado.- Añadió sin decirle a Silvia cuál era aquel lugar. Si alguien más llegaba preguntando, era mejor que no lo supiera.
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Un caballo negro se acercó al galope hasta el grupo de tres jinetes que esperaban colina arriba, observando la mayor de las ciudades de los hombres en silencio sin que pareciera importarles lo rápido que estaba anocheciendo. Sus miradas eran serias y duras, y ni siquiera el hermoso espectáculo de las luces encendiéndose en la urbe alteraba su ánimo.
-Informa.- Pidió uno de ellos con tono cortante, controlando a la perfección a su caballo cuando éste se agitó al detenerse el del recién llegado en seco a solo unos pasos de su posición. Sus dos compañeros se mantuvieron en sepulcral silencio, aún mirando hacia la ciudad.
-El escriba Rassel ha muerto. Mi contacto con la guardia me ha dicho que unos elfos intervinieron y pararon al grupo que la Orden envió trás él. Los han enviado a la prisión bastante malheridos, les espera la horca. No he podido averiguar a dónde fueron los elfos o si saben algo sobre nosotros...Tampoco he podido averiguar nada sobre dónde escondía Rassel a la niña.- Relató el recién llegado, casi con tono de disculpa en su última frase y bajando la cabeza. Su interlocutor apenas sí hizo un mohín de disgusto.
-No importa. Daremos con ella por muy difícil que sea. Jorver.- Miró hacia uno de los silenciosos jinetes a su espalda.-Busca a esos elfos. El resto venid conmigo.- Ordenó de manera simple y efectiva. A los pocos minutos sobre aquella colina, observando la gran ciudad, solo quedaba uno de aquellos jinetes, acariciando la empuñadura de su espada con forma de cruz. No tardó en dirigir los pasos de su montura hacia las murallas.
Níniel Thenidiel
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Re: El vástago oscuro [Trabajo Al´theas-Níniel] [CERRADO]
RECOMPENSAS
He de admitir que por el tipo de trabajo imaginaba algo más tranquilo con niños coloreando y jugando en el piso, jamás una historia tan interesante y llena de suspenso, la contaré entre los mis trabajos favoritos de los que he leído recientemente, los giros en la trama y las complicaciones han encajado bastante bien, realmente no tengo cosas negativas que señalar, muy bien hecho.
Como recompensa reciben ambos 20 puntos de experiencia y 400 aeros que ya han sido sumados a sus respectivos perfiles.
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Ansur
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