Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Nahir, para variar, estaba hambrienta. Dado que ella sabía que tardaría un poco en poder volver a la posada en la que estaba hospedada, en su bolsa había metido un par de piezas de fruta, por si el hambre apretaba. Al ver a la niña en la piedra sentada y masajeándose los pies pensó que era el momento idóneo para comer algo. Sacó una manzana y una naranja, mostrándoselas a la niña, de la pieza que ella no escogiese la partiría por la mitad para ofrecerle a su otro compañero.
Se comió su porción casi de un bocado, para después arrodillarse frente a la niña.
- A ver… déjame…- susurró con cariño mientras ponía sus manos en los pies de la niña con mucho cuidado.
Apenas en unos instantes sus manos comenzaron a enfriarse, y como si de un bloque de hielo se tratase, la bruja le transmitió frío a la niña en la zona dolorida, dejándolas solo unos instantes, para que no perdiese la movilidad.
- Quizás así te alivie un rato.
Se levantó tras ponerle los zapatos, ofreciéndole su mano por si se le habían dormido un poco los pies. La miraba con una amplia sonrisa, aquella chiquilla le había caído muy bien.
La bruja pidió algunos plátanos y un trozo de pan, le encantaba comérselo junto. Estaba sentada frente a Amit, que revisaba los papeles y la información que habían recogido hasta el momento. Nahir estuvo un rato callada, concentrada en su manjar, ya que el tentempié a medio camino no había hecho más que darle más hambre.
La casa la sorprendió gratamente, ara bonita, no se veía oscura ni triste.
-¿Algún familiar?- preguntó casi en un susurró la bruja, frunciendo el ceño.
Esperó tras el roedor examinando la zona, realmente no parecía el típico sitio donde te encuentras borrachos tirado por la noche u orinando por las esquinas. En una de las ventanas del mismo edificio se podían ver algunas flores en tiestos de barro oscuro. Las plantas se veían preciosas, desde ahí recibían una buena cantidad de luz, pero alguien debía cuidarlas.
La bruja miró a sus compañeros antes de romper el hielo.
-Hola, buen día. Nos gustaría hacerle un par de preguntar sobre un tema en concreto…- esto último lo dijo mirando a su alrededor, como denotando que se trataba de un tema delicado. - ¿Le importaría dejarnos pasar para hablar más tranquilamente? - la joven hablo con mucha sinceridad y amabilidad, aunque la mujer quizás se mostraría reacia a dejar pasar a unos desconocidos, pero jugaban con a baza de llevar a Cryz, que malo iba a hacer una niña…
-Muchas gracias. - dijo mientras la mujer le hacía un gesto para que pasasen, haciéndose a un lado.
Los llevó hasta la sala de estar. Había unos bancos alrededor de una bonita mesa de cristal, esta tenía las patas de color oro, dibujando la forma de las ramas de un árbol. Las paredes estaban cubiertas de una especie de papel pintado que cubría la parte superior, la parte inferior, al igual que el suelo, eran de madera. Entraba mucha luz natural por las grandes ventanas, seguro que en aquella casa no hacían falta velas hasta bien entrada la tarde.
-Bueno, ¿Cuál es el tema sobre el que me querían hablar? - preguntó la mujer sentándose frente a ellos, dejando antes una bandeja de dulces en la mesa.
-Voy a serle sincera: estamos investigando un robo. Al parecer, alguien robó una de las cajas de música que el señor Bandargi creó. No sería tan importante si dicho robo no hubiese sido en un velatorio, encadenando otra muerte. No quisiéramos incomodarla ni mucho menos involucrarla, pero si quizás nos pudiese dar aunque fuese un solo dato…- se pensó la pregunta, ya que depende de cual de todas las que le podía hacer les podía mandar a paseo-…¿sabe si alguien fue a recoger las pertenencias del señor Bangargi al sanatorio?
La mujer no era tonta, cosa por la que la bruja no quiso mentirle. Se pensó unos intentes si contentar o no, mientras los miraba uno a uno.
-La verdad es que no había muchas pertenencias suyas ahí, poco más que su diario y un par de mudas. –la mujer estaba sentada con la espalda muy recta y las manos sobre las rodillas, parecía un poco tensa, pero poco a poco se fue soltando. – Su hijo fue a recogerlo todo unos días después de su fallecimiento.
Nahir miró a sus compañeros al escuchar aquello, por la reacción de la mujer no había escondido mucho su sorpresa.
-Poca gente sabía que el señor tenía un hijo, es un poco… raro.
Se comió su porción casi de un bocado, para después arrodillarse frente a la niña.
- A ver… déjame…- susurró con cariño mientras ponía sus manos en los pies de la niña con mucho cuidado.
Apenas en unos instantes sus manos comenzaron a enfriarse, y como si de un bloque de hielo se tratase, la bruja le transmitió frío a la niña en la zona dolorida, dejándolas solo unos instantes, para que no perdiese la movilidad.
- Quizás así te alivie un rato.
Se levantó tras ponerle los zapatos, ofreciéndole su mano por si se le habían dormido un poco los pies. La miraba con una amplia sonrisa, aquella chiquilla le había caído muy bien.
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La bruja pidió algunos plátanos y un trozo de pan, le encantaba comérselo junto. Estaba sentada frente a Amit, que revisaba los papeles y la información que habían recogido hasta el momento. Nahir estuvo un rato callada, concentrada en su manjar, ya que el tentempié a medio camino no había hecho más que darle más hambre.
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La casa la sorprendió gratamente, ara bonita, no se veía oscura ni triste.
-¿Algún familiar?- preguntó casi en un susurró la bruja, frunciendo el ceño.
Esperó tras el roedor examinando la zona, realmente no parecía el típico sitio donde te encuentras borrachos tirado por la noche u orinando por las esquinas. En una de las ventanas del mismo edificio se podían ver algunas flores en tiestos de barro oscuro. Las plantas se veían preciosas, desde ahí recibían una buena cantidad de luz, pero alguien debía cuidarlas.
La bruja miró a sus compañeros antes de romper el hielo.
-Hola, buen día. Nos gustaría hacerle un par de preguntar sobre un tema en concreto…- esto último lo dijo mirando a su alrededor, como denotando que se trataba de un tema delicado. - ¿Le importaría dejarnos pasar para hablar más tranquilamente? - la joven hablo con mucha sinceridad y amabilidad, aunque la mujer quizás se mostraría reacia a dejar pasar a unos desconocidos, pero jugaban con a baza de llevar a Cryz, que malo iba a hacer una niña…
-Muchas gracias. - dijo mientras la mujer le hacía un gesto para que pasasen, haciéndose a un lado.
Los llevó hasta la sala de estar. Había unos bancos alrededor de una bonita mesa de cristal, esta tenía las patas de color oro, dibujando la forma de las ramas de un árbol. Las paredes estaban cubiertas de una especie de papel pintado que cubría la parte superior, la parte inferior, al igual que el suelo, eran de madera. Entraba mucha luz natural por las grandes ventanas, seguro que en aquella casa no hacían falta velas hasta bien entrada la tarde.
-Bueno, ¿Cuál es el tema sobre el que me querían hablar? - preguntó la mujer sentándose frente a ellos, dejando antes una bandeja de dulces en la mesa.
-Voy a serle sincera: estamos investigando un robo. Al parecer, alguien robó una de las cajas de música que el señor Bandargi creó. No sería tan importante si dicho robo no hubiese sido en un velatorio, encadenando otra muerte. No quisiéramos incomodarla ni mucho menos involucrarla, pero si quizás nos pudiese dar aunque fuese un solo dato…- se pensó la pregunta, ya que depende de cual de todas las que le podía hacer les podía mandar a paseo-…¿sabe si alguien fue a recoger las pertenencias del señor Bangargi al sanatorio?
La mujer no era tonta, cosa por la que la bruja no quiso mentirle. Se pensó unos intentes si contentar o no, mientras los miraba uno a uno.
-La verdad es que no había muchas pertenencias suyas ahí, poco más que su diario y un par de mudas. –la mujer estaba sentada con la espalda muy recta y las manos sobre las rodillas, parecía un poco tensa, pero poco a poco se fue soltando. – Su hijo fue a recogerlo todo unos días después de su fallecimiento.
Nahir miró a sus compañeros al escuchar aquello, por la reacción de la mujer no había escondido mucho su sorpresa.
-Poca gente sabía que el señor tenía un hijo, es un poco… raro.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Entre con mis compañeros a aquella casa, era muy acogedora y estaba muy bien mantenida. Nada que ver con el horrible lugar al que fue a terminar el dueño de aquella linda residencia.
Nahir comenzó a hacerle preguntas a la señora que nos recibió en aquella casa, me puse a ver un poco los alrededores sin prestar mucha atención a la conversación de la morena con la señora.
- Supongo que el señor Bandargi tenia una oficina ¿No? Donde trabajaba tranquilo. ¿Podría revisar? Digo si es posible, solo para ver si encontramos algo que nos indique un sospechoso que este en caza de sus obras - dije acercándome mientras me rascaba un poco el hombro.
- Creo que no hay problema... Aunque desde que su hijo vino, la reviso y solo se llevo unos papeles. No se que podrían encontrar - dijo la mujer mientras se levantaba y caminaba a dicha habitación.
Se sentía bien por fin que alguien nos ayudara y tratara de darnos datos útiles.
- No se preocupe, hasta lo mas mínimo de información nos servirá - dije caminando junto a la mujer.
Voltee a ver a mis compañeros con media sonrisa, parecía que por fin todos nos comenzaba a salir bien, así que al momento que la mujer abrió la puerta de la oficina del señor Bandargi entre primero.
- Esta muy ordenada, no parece la oficina de un lo... - .e interrumpí de golpe tapándome la boca con las manos.
- No era un loco... No siempre, fue un hombre muy inteligente y excéntrico. Pero sigo pensando que lo que le ocurrió no fue por castigo - suspiro. - Por favor traten de no desacomodar nada - sin mas nos dejo revisar aquel lugar.
Si que tenia razón la señora, no había algo útil o al menos algo que ya no supiéramos, era algo frustrante. Tome un cofre un poco mas grande que la caja robada. Suspire con pesadez mientras me sentaba en el piso apoyando la espalda en el escritorio.
- Parece que vinimos aquí por nada... Tengo hambre, me duelen los pies y aun nos falta mucho por caminar... - dije algo desanimada mientras abría el cofre.
Solo papeles tachados, eran bocetos de cosas... Parecían ideas erróneas sin sentido suspire. Mas papeles inútiles o eso pensé hasta que vi la ultima pagina que había allí dentro.
- Oigan... No entiendo muy bien la letra con tinta pero ¿Creen que sea importante? - dije poniéndome de pie.
Me acerque al roedor y le entregue la carta en sus manos para luego guardar lo que había dentro de aquel cofre y lo deje en su sitio. No quería hacer molestar a la señora. Sabia muy bien lo frustrante que era limpiar y que lo desordenara horriblemente.
Nahir comenzó a hacerle preguntas a la señora que nos recibió en aquella casa, me puse a ver un poco los alrededores sin prestar mucha atención a la conversación de la morena con la señora.
- Supongo que el señor Bandargi tenia una oficina ¿No? Donde trabajaba tranquilo. ¿Podría revisar? Digo si es posible, solo para ver si encontramos algo que nos indique un sospechoso que este en caza de sus obras - dije acercándome mientras me rascaba un poco el hombro.
- Creo que no hay problema... Aunque desde que su hijo vino, la reviso y solo se llevo unos papeles. No se que podrían encontrar - dijo la mujer mientras se levantaba y caminaba a dicha habitación.
Se sentía bien por fin que alguien nos ayudara y tratara de darnos datos útiles.
- No se preocupe, hasta lo mas mínimo de información nos servirá - dije caminando junto a la mujer.
Voltee a ver a mis compañeros con media sonrisa, parecía que por fin todos nos comenzaba a salir bien, así que al momento que la mujer abrió la puerta de la oficina del señor Bandargi entre primero.
- Esta muy ordenada, no parece la oficina de un lo... - .e interrumpí de golpe tapándome la boca con las manos.
- No era un loco... No siempre, fue un hombre muy inteligente y excéntrico. Pero sigo pensando que lo que le ocurrió no fue por castigo - suspiro. - Por favor traten de no desacomodar nada - sin mas nos dejo revisar aquel lugar.
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Si que tenia razón la señora, no había algo útil o al menos algo que ya no supiéramos, era algo frustrante. Tome un cofre un poco mas grande que la caja robada. Suspire con pesadez mientras me sentaba en el piso apoyando la espalda en el escritorio.
- Parece que vinimos aquí por nada... Tengo hambre, me duelen los pies y aun nos falta mucho por caminar... - dije algo desanimada mientras abría el cofre.
Solo papeles tachados, eran bocetos de cosas... Parecían ideas erróneas sin sentido suspire. Mas papeles inútiles o eso pensé hasta que vi la ultima pagina que había allí dentro.
- Oigan... No entiendo muy bien la letra con tinta pero ¿Creen que sea importante? - dije poniéndome de pie.
Me acerque al roedor y le entregue la carta en sus manos para luego guardar lo que había dentro de aquel cofre y lo deje en su sitio. No quería hacer molestar a la señora. Sabia muy bien lo frustrante que era limpiar y que lo desordenara horriblemente.
- off-rol:
- Perdón lo corto y perdón si el dialogo de la señora no tiene color es que no tenia el código. También me disculpo por mi retraso
Cryz
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Era una gran diferencia, no solo el lugar que estaba muy bien arreglado y limpio, sino también por el trato de la mujer, el ama de llaves era el primer Humano que trataba bien a Amit en lo que iba del día. Los invitó a pasar sin hacer diferencia alguna y hasta les ofreció algo de té y masas, el Mausu aceptó por educación, aunque estaba bastante lleno. Se dedicó a roer uno de los bocadillos mientras Nahir hablaba con la mujer.
Al menos en eso estaba cuando escuchó lo del hijo, momento en el que casi se atraganta y tuvo que toser un par de veces antes de poder hablar.
-¿Hijo? ¡Tchik! Pero en el sanatorio dijeron que… - Claramente el dueño había omitido información, por no decir que había mentido, Amit estaba furioso, era una falta de respeto el engañarlos de esa manera, de haber tenido algo más de tiempo el Mausu hubiese regresado para decirle un par de cosas al lúgubre dueño del manicomio - ¿A qué se refiere con “raro”- Pregunto el roedor curioso.
-Siempre cubre su cuerpo casi por completo, además de que es muy misterioso y reservado. Es decir, el Señor Bandargi también era muy excéntrico, pero sabia comportarse como un caballero cuando la situación lo ameritaba. En cambio su hijo… - Negó con la cabeza apenada – Creo que su problema al caminar lo hizo mucho más reservado –
Cryz pidió para revisar las cosas del fallecido, seguramente el que fuera una niña humana adorable ayudó a convencer a la señora. Entraron a la habitación y Amit se puso a buscar por las partes bajas de los muebles, le interesaba encontrar algún lugar secreto donde podría haber notas escondidas o quizás ¡Hasta una de las cajas! Pero no había nada.
-¡Tchik! – Chasqueó la lengua decepcionado, aunque se animo al ver que Cryz había tenido más suerte – Bien hecho, Tchik, eres buena en esto – Le dio unas palmadas en el hombro a la niña y se puso a mirar la carta – Que interesante, mmm, es decir, el contenido no nos dice mucho pero… - Doblo la hoja siguiendo unas líneas marcadas y quedó cuadrada - ¿O será casualidad? –
-Entonces… Solo nos quedan los nombres de las tres personas que compraron las otras cajas ¿Cierto? Podríamos ir uno a cada sitio y volver a encontrarnos en la Mansión de los Hammersmith cuando terminemos, seguro a Will le gustara saber sobre nuestros progresos- El roedor miró la lista de nombres – Creo que iré al barco del Capitán Montenegro –
No es como si tuviera mucho argumento para elegir ese sitio y no los otros dos, pero al leer “Tienda de la Señora Green” el Mausu supuso que esa tenía que ser una tarea tranquila y sencilla de cumplir. Pensó lo mismo en relación a la “casa de huéspedes del Señor Shulz”, si podía evitarles el pasar por un mal momento, entonces mejor.
Al menos en eso estaba cuando escuchó lo del hijo, momento en el que casi se atraganta y tuvo que toser un par de veces antes de poder hablar.
-¿Hijo? ¡Tchik! Pero en el sanatorio dijeron que… - Claramente el dueño había omitido información, por no decir que había mentido, Amit estaba furioso, era una falta de respeto el engañarlos de esa manera, de haber tenido algo más de tiempo el Mausu hubiese regresado para decirle un par de cosas al lúgubre dueño del manicomio - ¿A qué se refiere con “raro”- Pregunto el roedor curioso.
-Siempre cubre su cuerpo casi por completo, además de que es muy misterioso y reservado. Es decir, el Señor Bandargi también era muy excéntrico, pero sabia comportarse como un caballero cuando la situación lo ameritaba. En cambio su hijo… - Negó con la cabeza apenada – Creo que su problema al caminar lo hizo mucho más reservado –
Cryz pidió para revisar las cosas del fallecido, seguramente el que fuera una niña humana adorable ayudó a convencer a la señora. Entraron a la habitación y Amit se puso a buscar por las partes bajas de los muebles, le interesaba encontrar algún lugar secreto donde podría haber notas escondidas o quizás ¡Hasta una de las cajas! Pero no había nada.
-¡Tchik! – Chasqueó la lengua decepcionado, aunque se animo al ver que Cryz había tenido más suerte – Bien hecho, Tchik, eres buena en esto – Le dio unas palmadas en el hombro a la niña y se puso a mirar la carta – Que interesante, mmm, es decir, el contenido no nos dice mucho pero… - Doblo la hoja siguiendo unas líneas marcadas y quedó cuadrada - ¿O será casualidad? –
- Carta:
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-Entonces… Solo nos quedan los nombres de las tres personas que compraron las otras cajas ¿Cierto? Podríamos ir uno a cada sitio y volver a encontrarnos en la Mansión de los Hammersmith cuando terminemos, seguro a Will le gustara saber sobre nuestros progresos- El roedor miró la lista de nombres – Creo que iré al barco del Capitán Montenegro –
No es como si tuviera mucho argumento para elegir ese sitio y no los otros dos, pero al leer “Tienda de la Señora Green” el Mausu supuso que esa tenía que ser una tarea tranquila y sencilla de cumplir. Pensó lo mismo en relación a la “casa de huéspedes del Señor Shulz”, si podía evitarles el pasar por un mal momento, entonces mejor.
Claro que el ratón no tenía ni idea de que la maldición de las Cajas Bandargi ya había caído sobre todos ellos.
- Spoiler:
- F.D.I:
Tiro runa:
Buena/Muy buena = La persiguen a Cryz
Neutral = La persiguen a Nahir
Mala/Muy mala= Lo persiguen a Amit
Última edición por Amit'tek el Vie Feb 15, 2019 1:46 am, editado 1 vez
Amit'tek
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
El miembro 'Amit'tek' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Tyr
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Nahir siguió a sus compañeros y a la dama de llaves hasta el estudio del señor. La bruja se detuvo a mirar la estantería de libros que cubría gran parte de la pared. Había muchos ejemplares y de diversos temas: carpintería, música, cultura, ciencia… Un poco de todo. Al parecer era un hombre con muchas inquietudes, la bruja se preguntó cómo una persona tan aparentemente sana puede terminar volviéndose loca.
Sus dedos aun acariciaban los lomos de algunos libros cuando la joven hablo, entregándole una hoja al roedor. Nahir volvió la cabeza para mirarles sin apartarse de la librería, su cabeza aun daba vueltas al asunto del hijo secreto del señor.
Nahir le agradeció a la mujer su hospitalidad y amabilidad antes de irse de aquella preciosa casa.
Lo que decía en la carta, a la bruja, se le asemejaba a unos libretos que había visto algunas veces de pequeña, en la que se redactaban pequeñas historias de intriga y terror, aunque normalmente trataban de otros temas. Si todo aquello hubiese sido una de aquellas historias Nahir hubiese dicho que el señor Bandargi había creado una partitura de música que al ser ¿tocada? ¿escrita?... escuchada, hacía enloquecer a la gente. Que alguna persona, que al parecer era el malo de la historia, se habían enterado de aquel poder, y quería hacerse con él para poder… eliminar a sus enemigos… si, claramente aquello parecía un cuento, aunque explicaría la repentina locura del creador de las cajas.
Las palabras del roedor la sacaron de su fantasía.
-Claro, parece la mejor idea. Yo me pasaré por la casa de huéspedes a ver que encuentro.
Tras despedirse de sus compañeros la bruja de encaminó hacía su nuevo destino. Después de todo aquel trayecto junto a sus compañeros se le hacía extraño ir sola. No sabía exactamente donde caía aquel lugar, así que andaba lentamente mirando las fachadas y las puertas, hasta que vio un cartel de madera que sobresalía de una pared, sobre una puerta de manera algo desgastada “Los huéspedes del señor Shulz”. Ese debía ser el lugar.
Nahir entro sin vacilar, haciendo sonar unas campanillas con la misma puerta. No tardó mucho en salir un hombre a atenderla.
-Buenos días señorita. ¿Desea una habitación para usted sola? ¿O quizás está esperando a alguien especial? - dijo el hombre con un tono algo coqueto.
Era un hombre de mediana edad, con el cabello rubio y ojos claros. Tenía una constitución de una persona que ha trabajado en el campo: brazos fuertes y espalda ancha. Tenía un bigote muy fino del mismo color que el cabello.
Nahir pudo notar como sus mejillas se calentaban, llegando ese calor hasta las orejas, seguro que se había puesto roja. Odiaba aquel aspecto suyo, a la mínima se ponía más roja que un pimiento.
-No…-carraspeó un poco-… me gustaría poder hablar con el dueño del lugar.
-Vaya, que misteriosa. – sonrió dejando ver una perfecta dentadura.
Nahir no contestó nada hacía aquel comentario, simplemente se quedó mirándole. A decir verdad, tampoco hubiese sabido que decirle.
-Bueno, si quieres pasar, a la derecha está el comedor, ahora no hay nadie, el señor Shulz se reunirá contigo en un momento…- dijo amablemente el hombre mientras el indicaba el camino con un gesto de manos.
La bruja asintió con la cabeza a mono de agradecimiento y se dirigió a la sala que le habían indicado.
Para ser una posada no muy grande era acogedora: las paredes de madera llegaban a media altura, el resto lo habían pintado de color blanco que daba la sensación de mayor amplitud. Había bastantes ventanas, aunque estaban cubiertas por unas cortinas del mismo color que la pared, a excepción de un pequeño bordado en la parte baja de unas flores rojas. El comedor contaba de tres mesas alargadas con bancos alrededor y una puerta que debería dar a la cocina. En las paredes se podían ver algunos cuadros de paisajes. En el extremo contrario de la puerta había como un escalón de madera, como si fuese un pequeño escenario, en el que había un taburete y un laúd.
La bruja se sentó en uno de los bancos a esperar, su sorpresa fue cuando vio entrar al mismo hombre de la recepción.
-Buenos días señorita, me han comentado que querías hablar conmigo de un asunto importante…- dijo el rubio sentándose frente a ella.
Nahir se quedó mirándolo a los ojos, no sabía si se estaba quedando con ella o realmente se trataba del dueño del local.
- ¿Usted es el señor Shulz? - preguntó confundida
- ¡El mismo! – dijo con entusiasmo el hombre, poniendo una mano en su pecho.
-Vaya, le hacía más mayor…- dijo Nahir antes de sonreír. Que el hombre le devolviese la sonrisa le tranquilizó.
-Me gustaría preguntarle. Usted tubo entre sus pertenencias una caja que creó el señor Bandargi. ¿Qué pasó con ese objeto? ¿Lo vendió? ¿Lo perdió? ¿Se lo robaron?...
Mientras la joven hablaba pudo escuchar las campanillas de la puerta. Por la tranquilidad del hombre la bruja supuso que había puesto a alguien a reemplazarle en la recepción.
Sus dedos aun acariciaban los lomos de algunos libros cuando la joven hablo, entregándole una hoja al roedor. Nahir volvió la cabeza para mirarles sin apartarse de la librería, su cabeza aun daba vueltas al asunto del hijo secreto del señor.
Nahir le agradeció a la mujer su hospitalidad y amabilidad antes de irse de aquella preciosa casa.
Lo que decía en la carta, a la bruja, se le asemejaba a unos libretos que había visto algunas veces de pequeña, en la que se redactaban pequeñas historias de intriga y terror, aunque normalmente trataban de otros temas. Si todo aquello hubiese sido una de aquellas historias Nahir hubiese dicho que el señor Bandargi había creado una partitura de música que al ser ¿tocada? ¿escrita?... escuchada, hacía enloquecer a la gente. Que alguna persona, que al parecer era el malo de la historia, se habían enterado de aquel poder, y quería hacerse con él para poder… eliminar a sus enemigos… si, claramente aquello parecía un cuento, aunque explicaría la repentina locura del creador de las cajas.
Las palabras del roedor la sacaron de su fantasía.
-Claro, parece la mejor idea. Yo me pasaré por la casa de huéspedes a ver que encuentro.
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Tras despedirse de sus compañeros la bruja de encaminó hacía su nuevo destino. Después de todo aquel trayecto junto a sus compañeros se le hacía extraño ir sola. No sabía exactamente donde caía aquel lugar, así que andaba lentamente mirando las fachadas y las puertas, hasta que vio un cartel de madera que sobresalía de una pared, sobre una puerta de manera algo desgastada “Los huéspedes del señor Shulz”. Ese debía ser el lugar.
Nahir entro sin vacilar, haciendo sonar unas campanillas con la misma puerta. No tardó mucho en salir un hombre a atenderla.
-Buenos días señorita. ¿Desea una habitación para usted sola? ¿O quizás está esperando a alguien especial? - dijo el hombre con un tono algo coqueto.
Era un hombre de mediana edad, con el cabello rubio y ojos claros. Tenía una constitución de una persona que ha trabajado en el campo: brazos fuertes y espalda ancha. Tenía un bigote muy fino del mismo color que el cabello.
Nahir pudo notar como sus mejillas se calentaban, llegando ese calor hasta las orejas, seguro que se había puesto roja. Odiaba aquel aspecto suyo, a la mínima se ponía más roja que un pimiento.
-No…-carraspeó un poco-… me gustaría poder hablar con el dueño del lugar.
-Vaya, que misteriosa. – sonrió dejando ver una perfecta dentadura.
Nahir no contestó nada hacía aquel comentario, simplemente se quedó mirándole. A decir verdad, tampoco hubiese sabido que decirle.
-Bueno, si quieres pasar, a la derecha está el comedor, ahora no hay nadie, el señor Shulz se reunirá contigo en un momento…- dijo amablemente el hombre mientras el indicaba el camino con un gesto de manos.
La bruja asintió con la cabeza a mono de agradecimiento y se dirigió a la sala que le habían indicado.
Para ser una posada no muy grande era acogedora: las paredes de madera llegaban a media altura, el resto lo habían pintado de color blanco que daba la sensación de mayor amplitud. Había bastantes ventanas, aunque estaban cubiertas por unas cortinas del mismo color que la pared, a excepción de un pequeño bordado en la parte baja de unas flores rojas. El comedor contaba de tres mesas alargadas con bancos alrededor y una puerta que debería dar a la cocina. En las paredes se podían ver algunos cuadros de paisajes. En el extremo contrario de la puerta había como un escalón de madera, como si fuese un pequeño escenario, en el que había un taburete y un laúd.
La bruja se sentó en uno de los bancos a esperar, su sorpresa fue cuando vio entrar al mismo hombre de la recepción.
-Buenos días señorita, me han comentado que querías hablar conmigo de un asunto importante…- dijo el rubio sentándose frente a ella.
Nahir se quedó mirándolo a los ojos, no sabía si se estaba quedando con ella o realmente se trataba del dueño del local.
- ¿Usted es el señor Shulz? - preguntó confundida
- ¡El mismo! – dijo con entusiasmo el hombre, poniendo una mano en su pecho.
-Vaya, le hacía más mayor…- dijo Nahir antes de sonreír. Que el hombre le devolviese la sonrisa le tranquilizó.
-Me gustaría preguntarle. Usted tubo entre sus pertenencias una caja que creó el señor Bandargi. ¿Qué pasó con ese objeto? ¿Lo vendió? ¿Lo perdió? ¿Se lo robaron?...
Mientras la joven hablaba pudo escuchar las campanillas de la puerta. Por la tranquilidad del hombre la bruja supuso que había puesto a alguien a reemplazarle en la recepción.
- Spoiler:
- me tocó, en el siguiente post, cuando salga de la posada, o al menos tenga la información, pongo la acción.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Salí de la casa junto a mis compañeros después de despedirnos de la amable señora que nos había tratado bien. Ahora llegaba el momento de seguir con nuestra investigación y tomar caminos diferentes, escuche con atención a Nahir y Amit.
- Vale, yo iré a la Tienda de la señora Green y veré que consigo. Les deseo suerte a los dos, los veré en la mansión - dije con una sonrisa para luego despedirme.
Tendría que caminar un poco mas hasta llegar a aquella tienda y tener una seria conversación con la tal Señora Green sobre esas cajas musicales, asi fue como pase un gran rato guiándome meramente de las indicaciones que las personas que habían por las calles me decían y... Eran muy pocos la que se detenían a escucharme o me daban una dirección concreta.
Asi fue que luego de media hora de caminar en círculos llegue a aquella pintoresca tienda. Alli se podía encontrar de todo un poco, desde joyería muy linda y sencilla, hasta dulces que se veían muy ricos. Como fuera me acerque al mostrador buscando a alguien pero al no ver nada, solo llame.
- ¡Señora Green! - llame esperando a que alguien saliera a atenderme y así fue.
Una señora de no mas unos cuarenta y tantos años me miraba esperando a que hiciera mi pedido, yo le sonreí para luego carraspear un poco antes de hablar.
- Vengo a pedir información sobre las cajas creadas por el señor Bandargi - la reacción de la mujer fue mas de lo que imaginaba.
- Aver si entendí... ¿Vendió la caja? A... - por quinta vez en media hora la señora Green volvía a interrumpirme.
- Como extraño aquella melodía... La recuerdo como se hubiera sido ayer cuando la escuche por ultima vez. ¿Te conte que tenia un hermoso grabado en la tapa? Era lo que mas me gustaba ver. ¿Mas té? - dijo quitando la tasa de te medio llena y boto el contenido para volver a llenarlo y dejarlo en la mesita.
Aquello cada vez me asusta a mas, ademas que era aterrador como no dejaba de lustra aquel jarrón de porcelana que tenia sobre el mostrador de la tienda.
- Si... Gracias... ¿Me podría decir el nombre de la persona a la que le vendió la caja de música - pregunte por sesta vez.
- O claro niña ¿Por que no me lo pediste antes? - dijo para luego ir a buscar algo en unos cajones que tenia detrás del mostrador.
Yo solo apoye mi cabeza sobre la mesa murmurando plegarias a los dioses pidiéndole paciencia... Cada vez me parecía mas a mi hermano cuando se desesperaba por algo. Esta mujer estaba loca... Loca... ¡Muy loca! Levante mi cabeza de golpe entendiendo ahora lo que decía la carta. La música... La música era la culpable de la locura del señor Bandargi.
- Esto fue lo que me quedo de la venta, no se que habrá sido de ellas pero sea donde sea espero y disfruten de aquella bella música... Te conte que una vez soñé... - la interrumpo al levantarme del banco.
- ¡No sabe lo mucho que me a ayudado señora Green! Gracias por el te y sus historias pero ya me debo de ir - dije con una gran sonrisa para salir a todo lo que medaban las piernas de la tienda y dirigirme a la mansión.
A Amit y Nahir les interesaría lo que acababa de descubrir de aquella mujer ¿Acaso la muerte del señor hammersmith abría sido causada también por la locura que causaba la música de la caja? Aquello era una pregunta curiosa como fuera ya tenia que apurarme tenia mucho por caminar.
Pero algo me detuvo en mi carrera y logro hacer que callera sentada en el suelo de la calle, un hombre me ayudo a levantarme del suelo. Acepte la mano para luego levantarme y empezar a sacudirme.
- Gracias y perdón no quise tropezar con usted - dije algo apenada.
- Pero yo si contigo - dijo para luego jalarme del brazo por la calle en sentido opuesto al que yo tenia que ir.
Aquello me asusto horrible, empezaba a forcejear pero el hombre apretaba cada vez mas mi muñeca haciendo que me doliera. Miraba a los lado pero la gente que pasaba no hacia nada... Me ignoraban... La escena no era muy diferente a la de un padre que arrastraba a su hija caprichosa para regañarla.
Seguí forcejeando y pidiendo ayuda pero nadie quería ayudarme, mire el suelo y tome una piedrita y se la lance a la cabeza tratando de que se detuviera. Pero solo logro hacerle enojar mas, me tomo del brazo y me acerco a el. ¿Era el asesino? O ¿El hijo del señor Bandargi? ¿Seria la siguiente?
- Lo que estas buscando solo llevara a todos a un desastre enorme... Uno que yo no permitiré y si tengo que acabar con tus compañeros uno por uno lo hare - dijo tratando de bañarme del brazo.
Pero yo solo pude reaccionar y sacar la daga que mi hermano me había obligado a tener siempre escondida en mi bota y le hice un pequeño corte a un costado de su abrigo.
Y me soltó para luego tocar la zona afectada, al parecer si había logrado hacerle una cortada. Aproveche ese momento y salí corriendo lo mas rápido que daban mis piernas sin importarme a quien empujara. Tenia que llegar pronto a la mansión o estaba mas que claro que me volverían a atrapar.
Me baje de aquella carreta y le agradecí de nuevo al señor que me había ayudado a llegar a la mansión. Le había dicho que mis padres trabajaban aquí y que me había traído y solo tenia que darle los 10 aeros que tenia. El los acepto con gusto y se fue.
Camine cansada hacia la parte trasera de la mansión para entrar por la puerta de servicio o esperar a Amit y a Nahir en la entrada... Como fuera solo quería sentarme y descansar. Mis pies palpitaban rogando descanso y quería concederles ese deseo ya que sabia que las ampollas no las aguantaría al día siguiente.
Asi que me deje caer sobre las escaleras de madera de la puerta de servicio y disponer de quitarme las botas un rato. Pero al retirar mi bota derecha algo estaba en su suela un pedazo de papel cubierto de barro. Lo limpie y descubrí una tarjeta de presentación muy pero muy peculiar ¿De donde abría salido?
- Vale, yo iré a la Tienda de la señora Green y veré que consigo. Les deseo suerte a los dos, los veré en la mansión - dije con una sonrisa para luego despedirme.
Tendría que caminar un poco mas hasta llegar a aquella tienda y tener una seria conversación con la tal Señora Green sobre esas cajas musicales, asi fue como pase un gran rato guiándome meramente de las indicaciones que las personas que habían por las calles me decían y... Eran muy pocos la que se detenían a escucharme o me daban una dirección concreta.
Asi fue que luego de media hora de caminar en círculos llegue a aquella pintoresca tienda. Alli se podía encontrar de todo un poco, desde joyería muy linda y sencilla, hasta dulces que se veían muy ricos. Como fuera me acerque al mostrador buscando a alguien pero al no ver nada, solo llame.
- ¡Señora Green! - llame esperando a que alguien saliera a atenderme y así fue.
Una señora de no mas unos cuarenta y tantos años me miraba esperando a que hiciera mi pedido, yo le sonreí para luego carraspear un poco antes de hablar.
- Vengo a pedir información sobre las cajas creadas por el señor Bandargi - la reacción de la mujer fue mas de lo que imaginaba.
****
- Aver si entendí... ¿Vendió la caja? A... - por quinta vez en media hora la señora Green volvía a interrumpirme.
- Como extraño aquella melodía... La recuerdo como se hubiera sido ayer cuando la escuche por ultima vez. ¿Te conte que tenia un hermoso grabado en la tapa? Era lo que mas me gustaba ver. ¿Mas té? - dijo quitando la tasa de te medio llena y boto el contenido para volver a llenarlo y dejarlo en la mesita.
Aquello cada vez me asusta a mas, ademas que era aterrador como no dejaba de lustra aquel jarrón de porcelana que tenia sobre el mostrador de la tienda.
- Si... Gracias... ¿Me podría decir el nombre de la persona a la que le vendió la caja de música - pregunte por sesta vez.
- O claro niña ¿Por que no me lo pediste antes? - dijo para luego ir a buscar algo en unos cajones que tenia detrás del mostrador.
Yo solo apoye mi cabeza sobre la mesa murmurando plegarias a los dioses pidiéndole paciencia... Cada vez me parecía mas a mi hermano cuando se desesperaba por algo. Esta mujer estaba loca... Loca... ¡Muy loca! Levante mi cabeza de golpe entendiendo ahora lo que decía la carta. La música... La música era la culpable de la locura del señor Bandargi.
- Esto fue lo que me quedo de la venta, no se que habrá sido de ellas pero sea donde sea espero y disfruten de aquella bella música... Te conte que una vez soñé... - la interrumpo al levantarme del banco.
- ¡No sabe lo mucho que me a ayudado señora Green! Gracias por el te y sus historias pero ya me debo de ir - dije con una gran sonrisa para salir a todo lo que medaban las piernas de la tienda y dirigirme a la mansión.
A Amit y Nahir les interesaría lo que acababa de descubrir de aquella mujer ¿Acaso la muerte del señor hammersmith abría sido causada también por la locura que causaba la música de la caja? Aquello era una pregunta curiosa como fuera ya tenia que apurarme tenia mucho por caminar.
Pero algo me detuvo en mi carrera y logro hacer que callera sentada en el suelo de la calle, un hombre me ayudo a levantarme del suelo. Acepte la mano para luego levantarme y empezar a sacudirme.
- Gracias y perdón no quise tropezar con usted - dije algo apenada.
- Pero yo si contigo - dijo para luego jalarme del brazo por la calle en sentido opuesto al que yo tenia que ir.
Aquello me asusto horrible, empezaba a forcejear pero el hombre apretaba cada vez mas mi muñeca haciendo que me doliera. Miraba a los lado pero la gente que pasaba no hacia nada... Me ignoraban... La escena no era muy diferente a la de un padre que arrastraba a su hija caprichosa para regañarla.
Seguí forcejeando y pidiendo ayuda pero nadie quería ayudarme, mire el suelo y tome una piedrita y se la lance a la cabeza tratando de que se detuviera. Pero solo logro hacerle enojar mas, me tomo del brazo y me acerco a el. ¿Era el asesino? O ¿El hijo del señor Bandargi? ¿Seria la siguiente?
- Lo que estas buscando solo llevara a todos a un desastre enorme... Uno que yo no permitiré y si tengo que acabar con tus compañeros uno por uno lo hare - dijo tratando de bañarme del brazo.
Pero yo solo pude reaccionar y sacar la daga que mi hermano me había obligado a tener siempre escondida en mi bota y le hice un pequeño corte a un costado de su abrigo.
Y me soltó para luego tocar la zona afectada, al parecer si había logrado hacerle una cortada. Aproveche ese momento y salí corriendo lo mas rápido que daban mis piernas sin importarme a quien empujara. Tenia que llegar pronto a la mansión o estaba mas que claro que me volverían a atrapar.
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Me baje de aquella carreta y le agradecí de nuevo al señor que me había ayudado a llegar a la mansión. Le había dicho que mis padres trabajaban aquí y que me había traído y solo tenia que darle los 10 aeros que tenia. El los acepto con gusto y se fue.
Camine cansada hacia la parte trasera de la mansión para entrar por la puerta de servicio o esperar a Amit y a Nahir en la entrada... Como fuera solo quería sentarme y descansar. Mis pies palpitaban rogando descanso y quería concederles ese deseo ya que sabia que las ampollas no las aguantaría al día siguiente.
Asi que me deje caer sobre las escaleras de madera de la puerta de servicio y disponer de quitarme las botas un rato. Pero al retirar mi bota derecha algo estaba en su suela un pedazo de papel cubierto de barro. Lo limpie y descubrí una tarjeta de presentación muy pero muy peculiar ¿De donde abría salido?
Cryz
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Una vez que los tres se pusieron de acuerdo, cada uno tomó un camino diferente. Al Mausu le tocaba ir a los muelles, supuso que allí podría preguntar por el famoso capitán para intentar luego contactar con él... Grande fue su decepción cuando se enteró de lo que había ocurrido.
-¿Desaparecido? - Dijo Amit dos tonos más alto de lo que le hubiese gustado a los marineros presentes - ¿Como que desaparecido? -
-Así como lo oyes, Ratón ¿Que no te enteraste? El Capitán Montenegro tenía que traer un cargamento y a varias personas hace como un mes -
-Imagina lo preocupados que estaban los familiares que estaban esperando aquí a que llegaran. Y ni hablar de la esposa del Capitán, ella venía todos los días a esperar en el muelle -
-Al final encontraron el barco hace unos días, estaba flotando a la deriva... Y no había ni un rastro de la tripulación - El marinero hizo un gesto para espantar a los malos espíritus.
-Lo acarrearon hasta el muelle, pero nadie lo tocó desde entonces, nadie va a animarse a subir, es obvio que está maldito - Dijo con mucha seguridad mientras su camarada asentía.
-¡Tchik! Vaya... Que terrible noticia - Amit agradeció la información y dejó algunas monedas sobre la mesa para pagarles una ronda de tragos a los marineros. Antes de irse le dijeron donde estaba amarrado el barco, un gesto de cortesía ya que el Mausu había sido amable con ellos.
El roedor ya no tenía muchas esperanzas de poder conseguir información, pero aún así se dirigió a la parte del muelle que los marineros habían señalado. Era una parte bastante alejada, donde se ponían algunos barcos que por distintos motivos no estaban aptos para navegar. No tardó en reconocerlo, se podía leer en el costado “Linus Gray”, pero la rampa de acceso no estaba colocada y las puertas estaban cerradas.
Amit jamás imaginó que sus habilidades como ratón podrían resultar tan útiles, pensaba en ello mientras trepaba cabeza abajo por la soga que sostenía al barco amarrado al muelle. Cuando llegó a la ventana pudo colarse dentro del navío gracias a su capacidad de ser más flexible de lo que aparentaba.
Una vez adentro un espantoso aroma hizo que se tambaleara y tuviera que agarrarse de uno de los muebles para no caer. ¡¡Era muy horrible!! ¿Cómo es que nadie lo había notado? Tapándose la nariz con ambas manos, el Mausu comenzó a buscar por el lugar. No le gustaba mucho eso de meterse de polizón, pero era consciente de que no tenía muchas alternativas y de todos modos no pensaba llevarse los objetos de valor del señor Montenegro.
El ambiente era escalofriantemente silencioso, todos los objetos parecían estar en donde sus antiguos dueños los habían dejado, no había nada revuelto, ni roto, como hubiese pasado sí unos piratas los hubiesen atacado. Más bien daba la sensación que los tripulantes se habían esfumado. Pero Amit sabía que eso no era verdad, su olfato no le mentía, en ese lugar había muerto mucha gente y... Al parecer alguno de los cuerpos seguía allí.
El Mausu siguió abriendo puertas y revisando bajo los muebles hasta que una trampilla en el piso llamó su atención. A simple vista no se notaba, pero había una gota de sangre junto a la manija que la abría. Amit sabía lo que encontraría incluso antes de levantar la tapa, pero eso no hizo que el espectáculo fuera menos grotesco. Dentro de un compartimiento que no tendría más de cincuenta centímetros de ancho y de largo, estaban los restos de un hombre que había sido comprimido y doblado para hacerlo entrar a la fuerza en el hueco.
El roedor arrugó la nariz, era un cuadro grotesco, apenas podía notarse que alguna vez había sido un humano por los restos de pelo y ropa que sobresalían. Con mucho asco comenzó a sacarlo del agujero, quien sea que lo hubiese metido tenía una fuerza sobrehumana... Eso le hizo recordar a Amit el cuerpo del mayordomo en la mansión. Quizás era solo una coincidencia, pero resultaba como mínimo llamativo.
Una vez que terminó de retirar el cuerpo, sus sospechas se confirmaron: Debajo de toda esa carne, tripas, huesos rotos y sangre, había una de las famosas cajas. Amit la agarró con cierto recelo, habían escuchado tanto sobre ellas que en verdad comenzaba a creer que estaban malditas. La guardó en su bolso y entonces notó algo más, una carta en el bolsillo (o lo que quedaba de él) del cadáver. Tomó la carta mientras decía algunas plegarias a los dioses para que el fantasma del muerto no se enojara. Luego de eso, salió del horrible barco tan rápido como pudo.
Mientras regresaba a la mansión fue leyendo el contenido de la carta.
Al llegar se encontró solo con Cryz y por un momento Amit temió lo peor ¿Donde estaba Nahir?
-¿Desaparecido? - Dijo Amit dos tonos más alto de lo que le hubiese gustado a los marineros presentes - ¿Como que desaparecido? -
-Así como lo oyes, Ratón ¿Que no te enteraste? El Capitán Montenegro tenía que traer un cargamento y a varias personas hace como un mes -
-Imagina lo preocupados que estaban los familiares que estaban esperando aquí a que llegaran. Y ni hablar de la esposa del Capitán, ella venía todos los días a esperar en el muelle -
-Al final encontraron el barco hace unos días, estaba flotando a la deriva... Y no había ni un rastro de la tripulación - El marinero hizo un gesto para espantar a los malos espíritus.
-Lo acarrearon hasta el muelle, pero nadie lo tocó desde entonces, nadie va a animarse a subir, es obvio que está maldito - Dijo con mucha seguridad mientras su camarada asentía.
-¡Tchik! Vaya... Que terrible noticia - Amit agradeció la información y dejó algunas monedas sobre la mesa para pagarles una ronda de tragos a los marineros. Antes de irse le dijeron donde estaba amarrado el barco, un gesto de cortesía ya que el Mausu había sido amable con ellos.
El roedor ya no tenía muchas esperanzas de poder conseguir información, pero aún así se dirigió a la parte del muelle que los marineros habían señalado. Era una parte bastante alejada, donde se ponían algunos barcos que por distintos motivos no estaban aptos para navegar. No tardó en reconocerlo, se podía leer en el costado “Linus Gray”, pero la rampa de acceso no estaba colocada y las puertas estaban cerradas.
Amit jamás imaginó que sus habilidades como ratón podrían resultar tan útiles, pensaba en ello mientras trepaba cabeza abajo por la soga que sostenía al barco amarrado al muelle. Cuando llegó a la ventana pudo colarse dentro del navío gracias a su capacidad de ser más flexible de lo que aparentaba.
Una vez adentro un espantoso aroma hizo que se tambaleara y tuviera que agarrarse de uno de los muebles para no caer. ¡¡Era muy horrible!! ¿Cómo es que nadie lo había notado? Tapándose la nariz con ambas manos, el Mausu comenzó a buscar por el lugar. No le gustaba mucho eso de meterse de polizón, pero era consciente de que no tenía muchas alternativas y de todos modos no pensaba llevarse los objetos de valor del señor Montenegro.
El ambiente era escalofriantemente silencioso, todos los objetos parecían estar en donde sus antiguos dueños los habían dejado, no había nada revuelto, ni roto, como hubiese pasado sí unos piratas los hubiesen atacado. Más bien daba la sensación que los tripulantes se habían esfumado. Pero Amit sabía que eso no era verdad, su olfato no le mentía, en ese lugar había muerto mucha gente y... Al parecer alguno de los cuerpos seguía allí.
El Mausu siguió abriendo puertas y revisando bajo los muebles hasta que una trampilla en el piso llamó su atención. A simple vista no se notaba, pero había una gota de sangre junto a la manija que la abría. Amit sabía lo que encontraría incluso antes de levantar la tapa, pero eso no hizo que el espectáculo fuera menos grotesco. Dentro de un compartimiento que no tendría más de cincuenta centímetros de ancho y de largo, estaban los restos de un hombre que había sido comprimido y doblado para hacerlo entrar a la fuerza en el hueco.
El roedor arrugó la nariz, era un cuadro grotesco, apenas podía notarse que alguna vez había sido un humano por los restos de pelo y ropa que sobresalían. Con mucho asco comenzó a sacarlo del agujero, quien sea que lo hubiese metido tenía una fuerza sobrehumana... Eso le hizo recordar a Amit el cuerpo del mayordomo en la mansión. Quizás era solo una coincidencia, pero resultaba como mínimo llamativo.
Una vez que terminó de retirar el cuerpo, sus sospechas se confirmaron: Debajo de toda esa carne, tripas, huesos rotos y sangre, había una de las famosas cajas. Amit la agarró con cierto recelo, habían escuchado tanto sobre ellas que en verdad comenzaba a creer que estaban malditas. La guardó en su bolso y entonces notó algo más, una carta en el bolsillo (o lo que quedaba de él) del cadáver. Tomó la carta mientras decía algunas plegarias a los dioses para que el fantasma del muerto no se enojara. Luego de eso, salió del horrible barco tan rápido como pudo.
Mientras regresaba a la mansión fue leyendo el contenido de la carta.
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Al llegar se encontró solo con Cryz y por un momento Amit temió lo peor ¿Donde estaba Nahir?
Amit'tek
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
-Oh… no, no…- negaba con la cabeza mientras hablaba –La caja no la han robado, ni vendido. ¡Por las faldas de Freya, como para perderla! La caja la tengo aun en mi posesión, es más, mi madre le tiene un cariño especial a esa caja. Incluso se podría decir que le encanta, nunca la suelta.
Aquel hombre le resultaba un poco extraño, quizás era su forma de hablar, pero se sintió un poco aliviada al escuchar que había hallado una de las cajas de música.
-Si me disculpas un momento, tengo que ir a atender un momento a la recepción. Actualmente no tenemos clientes, y si tú tampoco quieres una habitación…- ya se estaba levantando del banco-…de algo deberemos comer, ¿no? - concluyó la frase con una sonrisa que hizo arquear su bigote.
Cuando Nahir se quedó sola no pudo evitar clavar la mirada en los ojos de un zorro que la miraba fijamente desde una de las estanterías de la pared. Alguna vez había visto animales disecados, no le gustaban. Ahora que sé que fijaba con más detenimiento, en aquella habitación había varias piezas: un zorro, dos durones; una de colores oscuros y uno totalmente blanco, una especie de caracol de ojos enormes y una serpiente totalmente blanca de algo más que un brazo de larga. Aquellos animales disecados ponían nerviosa a la bruja, parecía que la estaban observado todo el tiempo. Aun así, se acercó a la estantería: aquello animales parecían vivos, como si de un momento a otro fuesen a salir corriendo de ahí. Su pelaje estaba perfectamente peinado y brillante, la piel de la serpiente parecía hidratada… a alguien le gustaban mucho aquellos objetos, y los cuidaba muy bien al parecer.
Podía oír que Shulz aún estaba hablando con el cliente, así que la bruja se tomó la libertad de husmear un poco más.
Se dirigió a la puerta que había supuesto que era la cocina… y bingo. No era una habitación muy grade y mucho menos luminosa, había lo indispensable para poder cocinar. Lo que más le llamó la atención es que no había un solo plato sucio, ni vasos, jarras o cazuelas. Estaba todo impoluto, como si no la hubiesen usado nunca. Al final de la cocina, encima de una mesita auxiliar, había una bandeja de madera con una tetera y un par de vasos de cerámica. Uno de los vasos estaba como volteado sobre la bandeja. Seguramente a la madre le gustaba el té, y al no tener clientes no había necesidad de ensuciar mucho. Ya se disponía a salir de la cocina cuando se topó con una vitrina de cristal, en ella, en lugar de haber una buena vajilla, había una planta. Era enorme, ocupaba la vitrina entera. Se trataba de una Osaris. Aquella planta, tratada por elfos muy expertos, podía ser muy beneficiosa para la salud, en malas manos era un letal veneno… Nahir tragó saliva. Aquello le empezaba a poner algo nerviosa.
Salió de la habitación y al ver que aún no había llegado volvió a la recepción. Allí estaba Shulz hablando con un anciano.
- ¿Puedo ir un momento al baño? - preguntó la joven intentando ocultar las ganas que tenía de salir de ahí corriendo. Pero debía encontrar a la madre de aquel hombre y hablar con ella.
El rubio le hizo un gesto al anciano con la mano para que le disculpase.
-Claro, a la derecha lo encontrarás.
-Gracias…- susurró la bruja dirigiéndose al único pasillo que había en aquella planta.
Al fondo estaba el baño, ya desde fuera se podía ver que era un agujero en el suelo cubierto de paredes de madera oscura, una palangana con agua y poco más. Pero aquello no le interesaba, junto al baño estaban las escaleras, la joven supuso que darían a la zona de habitaciones, así que, con el mayor cuidado que pudo para no hacer ruido, subió al piso de arriba.
El segundo piso contaba de un pasillo muy largo, que terminaba en una ventaba no muy grande. A cada lado tenía tres puertas, todas cerradas.
La primera tenía la llave en el picaporte, al abrirá se encontró una habitación muy normal: una cama con un orinal asomando por abajo, un arcón y una silla. No había decoración ni plantas, cortinas ni abanas. Seguramente se tratase de una habitación destinada al hospedaje, y claramente estaba en desuso.
La segunda puerta estaba cerrada. La bruja giró un par de veces del pomo, como si aquello fuese a funcionar por arte de magia. Arrugó la nariz mientras torcía los labios hacia un lado, mostrando una mueca de disconformidad: no había llegado hasta ahí para quedase a medias. Levantó ambas manos y las coloco frente a la cerradura, pero sin tocarla, sus dedos se arquearon ligeramente, cerró los ojos y se concentró, intentando eliminar los sonidos de su alrededor. Empezaron a sonar unos pequeños chasquidos, como el minutero de un reloj, mientras la bruja movía los pernos. Nunca había hecho algo así, por lo que estaba tardando un poco, los iba moviendo muy lentamente hasta que estos emitían aquel sonido tan particular. Cuando pudo notar que ya no quedaba ninguno, movió las mano hacía un lado, como si estas fuesen la propia llave. La puerta se abrió, dejando salir un olor fuerte y penetrante. Era un olor con el que nunca se había topado, era entre un toque dulce, que se quedaba enganchado en las paredes de la nariz, y fuerte, haciendo que le doliese hasta la garganta. La habitación estaba oscura, pero podía ver que al final había una ventana con la cortina echada, así que entro con mucho cuidado de no chocarse con nada a dejar entrar la luz. Su sorpresa fue tal que se quedó unos segundos parada, intentando digerir lo que estaba viendo: la protagonista era una gran mesa en el centro de la sala. Sobre ella habían media docena de animales, la mayoría abiertos en canal, con una especie de polvo o arena en su interior. Había diferentes agujas e hilos de diferentes colores. en el suelo, junto a la mesa, había un cubo lleno de órganos que rebosaba sangre por debajo. Al parecer, todos aquellos animales de la sala de estar los había disecado el señor Shulz en aquella habitación. Aquello no la tranquilizó. Podía notar como aquella mezcla de olores calaba en ella, haciendo que se marease. Había estanterías por todas las paredes, con tarros llenos de algún líquido que Nahir no supo identificar y plantas secas. Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Un escalofrío recorrió su cuerpo desde la punta de los dedos hasta el último de sus cabellos. Esperaba encontrar a la madre cuanto antes y salir corriendo de ahí.
La tercera puerta daba a una habitación muy acogedora, constaba de una gran cama de sábanas blancas, una cómoda con un candelabro de color oro, grandes ventanas…
Al fondo de la habitación había una mecedora, y en ella, una mujer. Nahir suspiró: lo había conseguido.
-Siento entrar sin avisar…- dejó pasar un par de segundo, esperando aun respuesta que no llegaba -…no quiera importunarla, señora Shulz, pero me gustaría hablar con usted sobre una caja de música.
La mujer no le contestaba, estaba mirando por una de las ventanas, de espaldas a la joven. O estaba ofendida por la falta de respeto de la bruja o simplemente estaba sorda. Nahir se lo pensó dos veces, pero pasó al interior de la habitación.
-Yo me llamo Nahir, y me gustaría…- rodeó la mecedora para ponerse en el campo de visión de la mujer.
Todo su cuerpo se tensó, sus ojos se abrieron de par en par y su garganta deseó chillar. Se colocó las manos en la boca, apretándola con fuerza, ahogando el horror que estaba sintiendo. En la mecedora, como había deducido, se encontraba la madre del rubio, estaba con los ojos abiertos y sin vida, mirando hacia el frente. Su piel brillaba como si le acabasen de poner crema por todo el cuerpo. Portaba un camisón de color blanco, muy bien clocado, sin una sola arruga, su cabello estaba peinado hacía atrás, colocado por detrás de las orejas. Sus labios y mejillas dibujaban una sonrisa, que lejos de darle una apariencia dulce, daba aún más repelús. No podía creerse que aquel hombre hubiese hecho con su madre lo mismo que con los animales.
Era un monstruo. Estaba totalmente loco. Y ella había entrado solita en la boca de lobo.
Entre las rígidas manos de la señora momificada se encontraba la caja de música. Nahir la cogió con cuidado y se la guardó en el saco. El contacto con aquella piel tan fría y extrañamente dura le hicieron estremecerse.
Estaba dispuesta a salir corriendo de ahí cuando se percató de algo: todo estaba demasiado silencioso. Aunque pusiera la oreja, ya no podía escuchar a Shulz hablar en la planta de abajo. Atemorizada, la joven empezó a recorrer el pasillo cuando escuchó una voz que provenía del pie de las escaleras.
-Yo no te he dicho que el baño estuviese en la planta superior. Vaya, vaya, vaya… ¿Has escuchado eso de que la curiosidad…? - dejó la frase a medias, mientras se podía escuchar como subía peldaños.
La bruja se alarmó. Miró a su alrededor, intentando buscar una forma de salir de ahí. Corrió hasta la ventana del final del pasillo. Cerrada. Las dos siguientes puertas estaban cerradas con llave y no tenía tiempo para hacer telequinesis como antes, además que con lo nerviosa que estaba seguramente tampoco lo hubiese podido hacer bien. Podía notar como la adrenalina se apoderaba de su cuerpo. Un sudor frío recorría su espalda: se le acababa el tiempo.
-Esa piel tan morena parece exquisita… quedará tan bien en mi colección…
Las palabras del hombre no había más que aumentar su miedo y sus nervios, ya casi estaba arriba. La última puerta se abrió de par en par haciendo un chirrido ensordecedor.
- ¿Tan rápido quieres unirte a ellos?
¿Ellos?
Nahir dejó de respirar por un instante, en aquella habitación había cuatro personas. Una pareja estaba “bailando” en medio de la sala, se miraban a los ojos con sonrisas que dejaban ver perfectas dentaduras. Una niña estaba sentada en el suelo, jugando con una muñeca, al parecer no había podido borrar el miedo que sus ojos sentían, ya que parecía que aquella inmóvil niña iba a echar a llorar. La última se trataba de una mujer bestia, esta estaba tumbada en la cama semidesnuda, unas alas de pájaro salían de su espalda, cubriendo la totalidad del mueble.
En otra situación la joven se hubiese tirado al suelo para echarse a llorar al contemplar todo aquel horror, pero la adrenalina la empujaba. Se dirigió casi de un salto a la ventana. Cerrada también. Podía escuchar una risa a sus espaldas.
- ¿Te gusta? - su voz sonaba pegajosa, como si se quedase enganchada en su cuerpo - ¿A que son preciosas? Tu quedarás bien justo ahí, junto a la pared. Los contrastes de color te favorecen. Estoy seguro de que cuando te acabe, estarás aún más hermosa, yo resaltaré tu belleza natural. No tengas miedo…- la bruja miraba a su alrededor, no había manera de salir de ahí puesto que el rubio estaba cerrando la puerta. -… y cambia esa cara, no quiero tener que pasarme más tiempo del necesario borrando esa expresión. Pon un poco de tu parte, vamos…- aquella forma de hablar tan dulce y loca estaba haciendo que sus pulsaciones aumentaran al momento.
Pudo sentir como sus extremidades se entumecían, aquello no podía estar pasando, su boca se había quedado seca, le costaba respirar. Quizás su cuerpo se estaba preparando para morir. Un profundo suspiro le hizo despejar la mente. ¿Cómo se iba a dejar hacer aquello? Shulz se estaba acercando muy lentamente a ella, casi relamiéndose. Tenía que haber una forma de salir de ahí. Y entonces lo vio. Pero en aquel momento el hombre alto sobre ella, haciéndole caer al suelo. El cuerpo de la mujer se intentaba resistir bajo el de él, tarea que resultaba casi imposible por la diferencia de tamaños. Movía piernas y brazos, golpeado el cuerpo del hombre, pero aquello no daba resultado. El hombre se movía lento pero firme, sabía perfectamente lo que debía hacer en todo momento. Primero, con una sola mano, cogió a Nahir de las muñecas, colocando sus manos por encima de su cabeza. Aun con su cuerpo sobre el de ella haciendo presión en la zona pélvica, el hombre comenzó a moverse un poco hacia los lados, subiendo las piernas. Con la mano que le quedaba libre separó las piernas de la morena, colocando las rodillas en las de la bruja. Ahora estaba totalmente inmovilizada. Podía notar un pinchado en las piernas, ahí donde el peso del hombre y la fuerza que estaba empleando hacía que se le clavasen los huesos de la rodilla. Las manos apretaban tanto sus muñecas que estaba empezando a sentir un hormigueo en la zona, haciendo que se le empezara a entumecer las manos.
Podía notar su asqueroso aliento en su oreja.
- ¿Has conocido a mi madre? Es precioso, ¿verdad?
La bruja cerró los ojos con fuerza intentado usar su control sobre el agua, pero el dolor no le dejaba hacer nada. Era insoportable, como si fuese a romperse. Entonces la bruja empezó a enfriar sus piernas, haciendo que el dolor empezase a disminuir por momento. No sabía cuándo sería suficiente, si tendría tiempo para ello, así que intento alargar un poco más aquel, hasta ahora, monologo que se había creado el rubio.
- ¿Cómo puedes hacerle esto a las personas? Estás loco…- las palabras le salían entrecortadas
- ¿Loco? ¿yo? No, no, no… ¿cómo que loco? - la miraba a los ojos, intentado buscar su mirada – Aquí no pasaras hambre, ni frio. Estarás a salvo y descansada. Puedo ofrecerte una eternidad de belleza y juventud. ¿Acaso eso es de locos? Si eso es de locos y…
No lo estaba escuchando, solo estaba pendiente de entumecer sus piernas. Al arecer aquello había funcionado, ya ni siquiera notaba al hombre sobre la parte inferior de su torso.
Cogió una gran bocanada de aire y gritó con todas sus fuerzas. Y como si de un volcán de agua se tratase, el hombre salió disparado de encima de ella, impactando contra la pared. Pero su objetivo no aquel, sino que la bruja dirigió los chorros de agua a la ventana con toda la fuerza que pudo reunir. Esta estalló en mil pedazos. La bruja se cubrió la cabeza con los brazos, para que los cristales no le cortasen la cara. Aprovechando el momento de desconcierto del hombre, la bruja se arrastró por el suelo hasta llegar a la ventana rota. Podía notar como se le clavaban pequeños cristales rotos en los brazos. Al llegar a la ventana, aun con las piernas entumecidas y casi inservibles, se apoyó en esta con las manos y se fue levantando poco a poco hasta estar en pie. Tenía la boca abierta, mostrando una mueca de dolor. Cuando pudo levantarse se quedó sentada en el alfeizar para poder mirar abajo. Había unas plantas, si caía sobre ellas no se haría mucho daño. Uso lo que le quedaba de energías para congelar el agua que había junto a Shulz, haciendo que se quedase pegado al suelo, eso le daría algo de tiempo para poder huir.
Suspiró y cerró los ojos antes de dejarse caer. Solo pudo notar un fuerte golpe y después oscuridad.
Voces débiles y lejanas le hicieron abrir los ojos. Un par de mueres que pasaba por ahí la vieron caer desde la ventana del primer piso, y fueron corriendo a socorrerla. Nahir abrió los ojos, pero aun no enfocaba muy bien. Tenía a las mujeres encima, pero sus voces sonaban como a quilometros de ella.
-Hammersmith…hamm…ersmi…- le costaba hablar.
Sacudió la cabeza un par de veces y todo empezó a recobrar su estado natural. Sus ojos vieron a las mujeres que tenía en frente, levantó las manos para examinarse, estaba llena de sangre y cortes ahí donde el vestido no le cubría.
-Necesito ir a la mansión de la familia Hammersmith…- dijo la joven levantándose con la ayuda de las señoras, negando las recomendaciones de pasar antes por el hospital.
El marido de una de las mujeres tenía un carro y accedió a llevarla. Por el camino la mujer aprovechó para limpiarse las heridas con un trozo de trapo. Aun se podían ver lo cortes, pero no era tan agresivo como ver la sangre.
-Muchas gracias señor…- el rato que tardaron en llegar a la mansión ayudaron a la joven a recuperar fuerzas. Sus piernas ya funcionaban correctamente así que pudo bajar del carro sin ayuda.
Sus compañeros estaban a los pies de la escalera de la casa de la familia. Le alivió ver que estaban todo bien.
-La tengo…- susurró la bruja con una leve sonrisa mientras sacaba la caja de música de la bolsa.
Aquel hombre le resultaba un poco extraño, quizás era su forma de hablar, pero se sintió un poco aliviada al escuchar que había hallado una de las cajas de música.
-Si me disculpas un momento, tengo que ir a atender un momento a la recepción. Actualmente no tenemos clientes, y si tú tampoco quieres una habitación…- ya se estaba levantando del banco-…de algo deberemos comer, ¿no? - concluyó la frase con una sonrisa que hizo arquear su bigote.
Cuando Nahir se quedó sola no pudo evitar clavar la mirada en los ojos de un zorro que la miraba fijamente desde una de las estanterías de la pared. Alguna vez había visto animales disecados, no le gustaban. Ahora que sé que fijaba con más detenimiento, en aquella habitación había varias piezas: un zorro, dos durones; una de colores oscuros y uno totalmente blanco, una especie de caracol de ojos enormes y una serpiente totalmente blanca de algo más que un brazo de larga. Aquellos animales disecados ponían nerviosa a la bruja, parecía que la estaban observado todo el tiempo. Aun así, se acercó a la estantería: aquello animales parecían vivos, como si de un momento a otro fuesen a salir corriendo de ahí. Su pelaje estaba perfectamente peinado y brillante, la piel de la serpiente parecía hidratada… a alguien le gustaban mucho aquellos objetos, y los cuidaba muy bien al parecer.
Podía oír que Shulz aún estaba hablando con el cliente, así que la bruja se tomó la libertad de husmear un poco más.
Se dirigió a la puerta que había supuesto que era la cocina… y bingo. No era una habitación muy grade y mucho menos luminosa, había lo indispensable para poder cocinar. Lo que más le llamó la atención es que no había un solo plato sucio, ni vasos, jarras o cazuelas. Estaba todo impoluto, como si no la hubiesen usado nunca. Al final de la cocina, encima de una mesita auxiliar, había una bandeja de madera con una tetera y un par de vasos de cerámica. Uno de los vasos estaba como volteado sobre la bandeja. Seguramente a la madre le gustaba el té, y al no tener clientes no había necesidad de ensuciar mucho. Ya se disponía a salir de la cocina cuando se topó con una vitrina de cristal, en ella, en lugar de haber una buena vajilla, había una planta. Era enorme, ocupaba la vitrina entera. Se trataba de una Osaris. Aquella planta, tratada por elfos muy expertos, podía ser muy beneficiosa para la salud, en malas manos era un letal veneno… Nahir tragó saliva. Aquello le empezaba a poner algo nerviosa.
Salió de la habitación y al ver que aún no había llegado volvió a la recepción. Allí estaba Shulz hablando con un anciano.
- ¿Puedo ir un momento al baño? - preguntó la joven intentando ocultar las ganas que tenía de salir de ahí corriendo. Pero debía encontrar a la madre de aquel hombre y hablar con ella.
El rubio le hizo un gesto al anciano con la mano para que le disculpase.
-Claro, a la derecha lo encontrarás.
-Gracias…- susurró la bruja dirigiéndose al único pasillo que había en aquella planta.
Al fondo estaba el baño, ya desde fuera se podía ver que era un agujero en el suelo cubierto de paredes de madera oscura, una palangana con agua y poco más. Pero aquello no le interesaba, junto al baño estaban las escaleras, la joven supuso que darían a la zona de habitaciones, así que, con el mayor cuidado que pudo para no hacer ruido, subió al piso de arriba.
El segundo piso contaba de un pasillo muy largo, que terminaba en una ventaba no muy grande. A cada lado tenía tres puertas, todas cerradas.
La primera tenía la llave en el picaporte, al abrirá se encontró una habitación muy normal: una cama con un orinal asomando por abajo, un arcón y una silla. No había decoración ni plantas, cortinas ni abanas. Seguramente se tratase de una habitación destinada al hospedaje, y claramente estaba en desuso.
La segunda puerta estaba cerrada. La bruja giró un par de veces del pomo, como si aquello fuese a funcionar por arte de magia. Arrugó la nariz mientras torcía los labios hacia un lado, mostrando una mueca de disconformidad: no había llegado hasta ahí para quedase a medias. Levantó ambas manos y las coloco frente a la cerradura, pero sin tocarla, sus dedos se arquearon ligeramente, cerró los ojos y se concentró, intentando eliminar los sonidos de su alrededor. Empezaron a sonar unos pequeños chasquidos, como el minutero de un reloj, mientras la bruja movía los pernos. Nunca había hecho algo así, por lo que estaba tardando un poco, los iba moviendo muy lentamente hasta que estos emitían aquel sonido tan particular. Cuando pudo notar que ya no quedaba ninguno, movió las mano hacía un lado, como si estas fuesen la propia llave. La puerta se abrió, dejando salir un olor fuerte y penetrante. Era un olor con el que nunca se había topado, era entre un toque dulce, que se quedaba enganchado en las paredes de la nariz, y fuerte, haciendo que le doliese hasta la garganta. La habitación estaba oscura, pero podía ver que al final había una ventana con la cortina echada, así que entro con mucho cuidado de no chocarse con nada a dejar entrar la luz. Su sorpresa fue tal que se quedó unos segundos parada, intentando digerir lo que estaba viendo: la protagonista era una gran mesa en el centro de la sala. Sobre ella habían media docena de animales, la mayoría abiertos en canal, con una especie de polvo o arena en su interior. Había diferentes agujas e hilos de diferentes colores. en el suelo, junto a la mesa, había un cubo lleno de órganos que rebosaba sangre por debajo. Al parecer, todos aquellos animales de la sala de estar los había disecado el señor Shulz en aquella habitación. Aquello no la tranquilizó. Podía notar como aquella mezcla de olores calaba en ella, haciendo que se marease. Había estanterías por todas las paredes, con tarros llenos de algún líquido que Nahir no supo identificar y plantas secas. Salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Un escalofrío recorrió su cuerpo desde la punta de los dedos hasta el último de sus cabellos. Esperaba encontrar a la madre cuanto antes y salir corriendo de ahí.
La tercera puerta daba a una habitación muy acogedora, constaba de una gran cama de sábanas blancas, una cómoda con un candelabro de color oro, grandes ventanas…
Al fondo de la habitación había una mecedora, y en ella, una mujer. Nahir suspiró: lo había conseguido.
-Siento entrar sin avisar…- dejó pasar un par de segundo, esperando aun respuesta que no llegaba -…no quiera importunarla, señora Shulz, pero me gustaría hablar con usted sobre una caja de música.
La mujer no le contestaba, estaba mirando por una de las ventanas, de espaldas a la joven. O estaba ofendida por la falta de respeto de la bruja o simplemente estaba sorda. Nahir se lo pensó dos veces, pero pasó al interior de la habitación.
-Yo me llamo Nahir, y me gustaría…- rodeó la mecedora para ponerse en el campo de visión de la mujer.
Todo su cuerpo se tensó, sus ojos se abrieron de par en par y su garganta deseó chillar. Se colocó las manos en la boca, apretándola con fuerza, ahogando el horror que estaba sintiendo. En la mecedora, como había deducido, se encontraba la madre del rubio, estaba con los ojos abiertos y sin vida, mirando hacia el frente. Su piel brillaba como si le acabasen de poner crema por todo el cuerpo. Portaba un camisón de color blanco, muy bien clocado, sin una sola arruga, su cabello estaba peinado hacía atrás, colocado por detrás de las orejas. Sus labios y mejillas dibujaban una sonrisa, que lejos de darle una apariencia dulce, daba aún más repelús. No podía creerse que aquel hombre hubiese hecho con su madre lo mismo que con los animales.
Era un monstruo. Estaba totalmente loco. Y ella había entrado solita en la boca de lobo.
Entre las rígidas manos de la señora momificada se encontraba la caja de música. Nahir la cogió con cuidado y se la guardó en el saco. El contacto con aquella piel tan fría y extrañamente dura le hicieron estremecerse.
Estaba dispuesta a salir corriendo de ahí cuando se percató de algo: todo estaba demasiado silencioso. Aunque pusiera la oreja, ya no podía escuchar a Shulz hablar en la planta de abajo. Atemorizada, la joven empezó a recorrer el pasillo cuando escuchó una voz que provenía del pie de las escaleras.
-Yo no te he dicho que el baño estuviese en la planta superior. Vaya, vaya, vaya… ¿Has escuchado eso de que la curiosidad…? - dejó la frase a medias, mientras se podía escuchar como subía peldaños.
La bruja se alarmó. Miró a su alrededor, intentando buscar una forma de salir de ahí. Corrió hasta la ventana del final del pasillo. Cerrada. Las dos siguientes puertas estaban cerradas con llave y no tenía tiempo para hacer telequinesis como antes, además que con lo nerviosa que estaba seguramente tampoco lo hubiese podido hacer bien. Podía notar como la adrenalina se apoderaba de su cuerpo. Un sudor frío recorría su espalda: se le acababa el tiempo.
-Esa piel tan morena parece exquisita… quedará tan bien en mi colección…
Las palabras del hombre no había más que aumentar su miedo y sus nervios, ya casi estaba arriba. La última puerta se abrió de par en par haciendo un chirrido ensordecedor.
- ¿Tan rápido quieres unirte a ellos?
¿Ellos?
Nahir dejó de respirar por un instante, en aquella habitación había cuatro personas. Una pareja estaba “bailando” en medio de la sala, se miraban a los ojos con sonrisas que dejaban ver perfectas dentaduras. Una niña estaba sentada en el suelo, jugando con una muñeca, al parecer no había podido borrar el miedo que sus ojos sentían, ya que parecía que aquella inmóvil niña iba a echar a llorar. La última se trataba de una mujer bestia, esta estaba tumbada en la cama semidesnuda, unas alas de pájaro salían de su espalda, cubriendo la totalidad del mueble.
En otra situación la joven se hubiese tirado al suelo para echarse a llorar al contemplar todo aquel horror, pero la adrenalina la empujaba. Se dirigió casi de un salto a la ventana. Cerrada también. Podía escuchar una risa a sus espaldas.
- ¿Te gusta? - su voz sonaba pegajosa, como si se quedase enganchada en su cuerpo - ¿A que son preciosas? Tu quedarás bien justo ahí, junto a la pared. Los contrastes de color te favorecen. Estoy seguro de que cuando te acabe, estarás aún más hermosa, yo resaltaré tu belleza natural. No tengas miedo…- la bruja miraba a su alrededor, no había manera de salir de ahí puesto que el rubio estaba cerrando la puerta. -… y cambia esa cara, no quiero tener que pasarme más tiempo del necesario borrando esa expresión. Pon un poco de tu parte, vamos…- aquella forma de hablar tan dulce y loca estaba haciendo que sus pulsaciones aumentaran al momento.
Pudo sentir como sus extremidades se entumecían, aquello no podía estar pasando, su boca se había quedado seca, le costaba respirar. Quizás su cuerpo se estaba preparando para morir. Un profundo suspiro le hizo despejar la mente. ¿Cómo se iba a dejar hacer aquello? Shulz se estaba acercando muy lentamente a ella, casi relamiéndose. Tenía que haber una forma de salir de ahí. Y entonces lo vio. Pero en aquel momento el hombre alto sobre ella, haciéndole caer al suelo. El cuerpo de la mujer se intentaba resistir bajo el de él, tarea que resultaba casi imposible por la diferencia de tamaños. Movía piernas y brazos, golpeado el cuerpo del hombre, pero aquello no daba resultado. El hombre se movía lento pero firme, sabía perfectamente lo que debía hacer en todo momento. Primero, con una sola mano, cogió a Nahir de las muñecas, colocando sus manos por encima de su cabeza. Aun con su cuerpo sobre el de ella haciendo presión en la zona pélvica, el hombre comenzó a moverse un poco hacia los lados, subiendo las piernas. Con la mano que le quedaba libre separó las piernas de la morena, colocando las rodillas en las de la bruja. Ahora estaba totalmente inmovilizada. Podía notar un pinchado en las piernas, ahí donde el peso del hombre y la fuerza que estaba empleando hacía que se le clavasen los huesos de la rodilla. Las manos apretaban tanto sus muñecas que estaba empezando a sentir un hormigueo en la zona, haciendo que se le empezara a entumecer las manos.
Podía notar su asqueroso aliento en su oreja.
- ¿Has conocido a mi madre? Es precioso, ¿verdad?
La bruja cerró los ojos con fuerza intentado usar su control sobre el agua, pero el dolor no le dejaba hacer nada. Era insoportable, como si fuese a romperse. Entonces la bruja empezó a enfriar sus piernas, haciendo que el dolor empezase a disminuir por momento. No sabía cuándo sería suficiente, si tendría tiempo para ello, así que intento alargar un poco más aquel, hasta ahora, monologo que se había creado el rubio.
- ¿Cómo puedes hacerle esto a las personas? Estás loco…- las palabras le salían entrecortadas
- ¿Loco? ¿yo? No, no, no… ¿cómo que loco? - la miraba a los ojos, intentado buscar su mirada – Aquí no pasaras hambre, ni frio. Estarás a salvo y descansada. Puedo ofrecerte una eternidad de belleza y juventud. ¿Acaso eso es de locos? Si eso es de locos y…
No lo estaba escuchando, solo estaba pendiente de entumecer sus piernas. Al arecer aquello había funcionado, ya ni siquiera notaba al hombre sobre la parte inferior de su torso.
Cogió una gran bocanada de aire y gritó con todas sus fuerzas. Y como si de un volcán de agua se tratase, el hombre salió disparado de encima de ella, impactando contra la pared. Pero su objetivo no aquel, sino que la bruja dirigió los chorros de agua a la ventana con toda la fuerza que pudo reunir. Esta estalló en mil pedazos. La bruja se cubrió la cabeza con los brazos, para que los cristales no le cortasen la cara. Aprovechando el momento de desconcierto del hombre, la bruja se arrastró por el suelo hasta llegar a la ventana rota. Podía notar como se le clavaban pequeños cristales rotos en los brazos. Al llegar a la ventana, aun con las piernas entumecidas y casi inservibles, se apoyó en esta con las manos y se fue levantando poco a poco hasta estar en pie. Tenía la boca abierta, mostrando una mueca de dolor. Cuando pudo levantarse se quedó sentada en el alfeizar para poder mirar abajo. Había unas plantas, si caía sobre ellas no se haría mucho daño. Uso lo que le quedaba de energías para congelar el agua que había junto a Shulz, haciendo que se quedase pegado al suelo, eso le daría algo de tiempo para poder huir.
Suspiró y cerró los ojos antes de dejarse caer. Solo pudo notar un fuerte golpe y después oscuridad.
Voces débiles y lejanas le hicieron abrir los ojos. Un par de mueres que pasaba por ahí la vieron caer desde la ventana del primer piso, y fueron corriendo a socorrerla. Nahir abrió los ojos, pero aun no enfocaba muy bien. Tenía a las mujeres encima, pero sus voces sonaban como a quilometros de ella.
-Hammersmith…hamm…ersmi…- le costaba hablar.
Sacudió la cabeza un par de veces y todo empezó a recobrar su estado natural. Sus ojos vieron a las mujeres que tenía en frente, levantó las manos para examinarse, estaba llena de sangre y cortes ahí donde el vestido no le cubría.
-Necesito ir a la mansión de la familia Hammersmith…- dijo la joven levantándose con la ayuda de las señoras, negando las recomendaciones de pasar antes por el hospital.
El marido de una de las mujeres tenía un carro y accedió a llevarla. Por el camino la mujer aprovechó para limpiarse las heridas con un trozo de trapo. Aun se podían ver lo cortes, pero no era tan agresivo como ver la sangre.
-Muchas gracias señor…- el rato que tardaron en llegar a la mansión ayudaron a la joven a recuperar fuerzas. Sus piernas ya funcionaban correctamente así que pudo bajar del carro sin ayuda.
Sus compañeros estaban a los pies de la escalera de la casa de la familia. Le alivió ver que estaban todo bien.
-La tengo…- susurró la bruja con una leve sonrisa mientras sacaba la caja de música de la bolsa.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Cuando vieron llegar el carro Amit volvió a respirar con normalidad, se acercó corriendo junto con Cryz para recibir a la Hechicera. Era evidente que le había ido mucho peor que a ellos dos, si bien la niña había pasado una desagradable situación con un sujeto que la había amenazado, no tenía grandes daños. En cambio Nahir…
-¡Tantas heridas! ¡Tchik! ¿Qué sucedió? – Luego vio que sacaba la caja y abrió grandes los ojos – Yo también conseguí una, pero en el sitio al que fue Cryz ya no estaba, es una lástima – No es como si quisieran tener las cajas por el mismo motivo que el resto, simplemente creían que si las conseguían estarían un poco más cerca de poder entender qué había pasado la noche en la que el Señor Hammersmith falleció – Vamos adentro, tenemos que contarles todo esto –
Cuando entraron en la mansión el panorama era confuso, los sirvientes iban de un lado para otro, evidentemente nerviosos, Amit miró a sus dos compañeras y probablemente los tres pensaron lo mismo: Había pasado algo más mientras no estaban.
En la sala en la que el día anterior habían estado velando al Señor de la casa, estaban ahora Will de pie junto a su esposa, quien no paraba de llorar desconsoladamente. Cuando vio que llegaban le susurró algo a su mujer y se acercó a paso rápido.
-Vengan conmigo – Fue lo único que dijo mientras pasaba por al lado y subía la escalera. Fueron hasta el ex-estudio del Señor Hammersmith, ya habían limpiado los vidrios rotos y retirado el cuerpo del mayordomo. Will se paró de espaldas a ellos, apoyó las manos en la mesa y agachó la cabeza – Se llevaron a Kattie… -
Se hizo el silencio en la sala, el Mausu no sabía muy bien qué decir, en su cultura los niños eran lo más importante, por lo que la desaparición de uno era en verdad un acontecimiento espantoso. Chasqueó los dientes y se mordió la uña del pulgar, intentando calmarse para que pudieran salir las palabras en idioma común.
-¿Tienen idea de quien pudo haber sido? – Pudo preguntar finalmente.
-El mismo demente que entró y robo la caja musical de mi padre- Sobre la mesa había una carta, se las mostró a los tres – Propone un intercambio… Dice… Dice que ustedes tienen las cajas que a él le faltan… - La presión pareció superarlo y se tapó la cara con una mano – Esto debe ser algún tipo de castigo divino –
La nota proponía un intercambio ese mismo día en un circo que había a las afueras de la ciudad, había altas probabilidades de que fuera una trampa pero ¿Qué opción tenían? La vida de Kattie estaba en juego.
-¿Cómo pudieron entrar aquí sin que nadie los viera? –
-Fue la nodriza – Margareth apareció por atrás, su semblante normalmente serio y tranquilo estaba ahora desfigurado por el dolor – La contratamos hace algunos meses, hacía tan bien su trabajo… Kattie la amaba, jugaban todo el día juntas, me decía que tenía una amiga imaginaria que vivía en la barriga de Veronica… Pensé que era solo inventos de niños – No pudo seguir hablando, se acercó a Will y siguió llorando en su hombro.
-Yo entregaré las cajas – Dijo finalmente Amit – Esto se ha vuelto muy peligroso, a Nahir la han lastimado, y a Cryz también, no es necesario que corramos más riesgos –
-Si deciden ir pueden tomar uno de los carros, solo les pedimos que no avisen a la guardia –
Era un pedido inusual, pero toda la situación era tan extraña que Amit no reparó en el detalle de que ambos se miraron entre sí, la culpa los carcomía, pero aun estando la vida de su hija en riesgo no querían decir lo que estaban pensando.
Cuando terminaron de hacer todos los arreglos, un carro los esperaba afuera.
-¡Tantas heridas! ¡Tchik! ¿Qué sucedió? – Luego vio que sacaba la caja y abrió grandes los ojos – Yo también conseguí una, pero en el sitio al que fue Cryz ya no estaba, es una lástima – No es como si quisieran tener las cajas por el mismo motivo que el resto, simplemente creían que si las conseguían estarían un poco más cerca de poder entender qué había pasado la noche en la que el Señor Hammersmith falleció – Vamos adentro, tenemos que contarles todo esto –
Cuando entraron en la mansión el panorama era confuso, los sirvientes iban de un lado para otro, evidentemente nerviosos, Amit miró a sus dos compañeras y probablemente los tres pensaron lo mismo: Había pasado algo más mientras no estaban.
En la sala en la que el día anterior habían estado velando al Señor de la casa, estaban ahora Will de pie junto a su esposa, quien no paraba de llorar desconsoladamente. Cuando vio que llegaban le susurró algo a su mujer y se acercó a paso rápido.
-Vengan conmigo – Fue lo único que dijo mientras pasaba por al lado y subía la escalera. Fueron hasta el ex-estudio del Señor Hammersmith, ya habían limpiado los vidrios rotos y retirado el cuerpo del mayordomo. Will se paró de espaldas a ellos, apoyó las manos en la mesa y agachó la cabeza – Se llevaron a Kattie… -
Se hizo el silencio en la sala, el Mausu no sabía muy bien qué decir, en su cultura los niños eran lo más importante, por lo que la desaparición de uno era en verdad un acontecimiento espantoso. Chasqueó los dientes y se mordió la uña del pulgar, intentando calmarse para que pudieran salir las palabras en idioma común.
-¿Tienen idea de quien pudo haber sido? – Pudo preguntar finalmente.
-El mismo demente que entró y robo la caja musical de mi padre- Sobre la mesa había una carta, se las mostró a los tres – Propone un intercambio… Dice… Dice que ustedes tienen las cajas que a él le faltan… - La presión pareció superarlo y se tapó la cara con una mano – Esto debe ser algún tipo de castigo divino –
La nota proponía un intercambio ese mismo día en un circo que había a las afueras de la ciudad, había altas probabilidades de que fuera una trampa pero ¿Qué opción tenían? La vida de Kattie estaba en juego.
-¿Cómo pudieron entrar aquí sin que nadie los viera? –
-Fue la nodriza – Margareth apareció por atrás, su semblante normalmente serio y tranquilo estaba ahora desfigurado por el dolor – La contratamos hace algunos meses, hacía tan bien su trabajo… Kattie la amaba, jugaban todo el día juntas, me decía que tenía una amiga imaginaria que vivía en la barriga de Veronica… Pensé que era solo inventos de niños – No pudo seguir hablando, se acercó a Will y siguió llorando en su hombro.
-Yo entregaré las cajas – Dijo finalmente Amit – Esto se ha vuelto muy peligroso, a Nahir la han lastimado, y a Cryz también, no es necesario que corramos más riesgos –
-Si deciden ir pueden tomar uno de los carros, solo les pedimos que no avisen a la guardia –
Era un pedido inusual, pero toda la situación era tan extraña que Amit no reparó en el detalle de que ambos se miraron entre sí, la culpa los carcomía, pero aun estando la vida de su hija en riesgo no querían decir lo que estaban pensando.
Cuando terminaron de hacer todos los arreglos, un carro los esperaba afuera.
Amit'tek
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
La bruja hizo un gesto como de aburrimiento ante la pregunta del roedor de que había sucedido, quitándole importancia. Tenían dos cajas, aquello era genial.
Siguió a sus compañeros al interior de la casa para encontrarse con un panorama diferente al que hubiese pensado la bruja. Así que, en silencio e intentando no importunar, Nahir obedeció sin hacer una sola pregunta.
El corazón de la morena se iba encogiendo a cada palabra que Will decía. Ahora hasta se sentía culpable de la desaparición de la pequeña. Podía sentir un extraño peso en sus hombros, que hacía que sus extremidades se fuesen hundiendo. Ver la desesperación e impotencia del padre al perder a su hija la estaba matando. Sacudió la cabeza para fijarse en la nota, intentando recomponerse.
-No, yo voy contigo- se negó en rotundo volviéndose hacía su compañero. - ¿Cómo vas a ir tu solo? No me digas que no te huele mal todo esto. - miró a la joven, el roedor decía que también le había pasado algo cuando se separaron. Hizo un gesto con los labios, girándolos hacia un lado. Ya habían raptado a Kattie, no podían arriesgarse.
La bruja miró entonces a Amit, esperando si él pensaba lo mismo. Pero la joven no desistiría tan fácilmente.
- ¿Podemos hablar…? - les hizo un gesto a sus compañeros para que la acompañasen fuera del estudio.
Posó su mirada en la joven, sin saber cómo plantear aquella situación.
-Creo que debemos volver a separarnos. Desde que nos fuimos la última vez aquí no les ha ido muy bien. Uno de nosotros debería quedarse por si vuelve a pasar algo. ¿No os parece? – ahora los miraba a los dos, buscando también la aprobación del roedor. – Yo creo que deberías ser tú, Cryz, eres muy perspicaz, seguro que nadie entra ni sale de la casa sin que tú te des cuenta.
Por la cara que puso la joven, Nahir pudo darse cuenta de que se había percatado de sus intenciones, aunque para su sorpresa, no opuso mucha resistencia.
La bruja se subió al carro sin decir nada, aún seguía dándole vueltas a lo que acababa de suceder. Cuando ya se encontraron a una distancia prudencial, la morena empezó a contra en voz alta sus dudas, para que el roedor le diese su punto s de vista.
-Amit, ¿no te ha parecido extraña la reacción de los padres? - peguntó frunciendo el ceño – Yo… quizás hablo de más, pero me ha sorprendido la poca insistencia por parte de ellos a que vengamos, esperaba más…- no quería parecer pedante o grosera, pero no terminaba de encontrar las palabras adecuadas- … quiero decir, si fuese mi hija, estaría suplicando un intercambio, aunque tuviese que ir yo misma… ¿me explico? -
Se tocaba los anillos, quitándoselos y pidiéndoselos de nuevo.
-Además, ¿por qué no querrán que avisemos a la guardia? En la nota no mencionaba nada de aquello. Me parece que hay algo que no nos han contado…
Nunca había estado en el circo, así que no sabía con qué se iba a encontrar. Esperaba que fuese un lugar oscuro y silencioso, inquietante y que te pone los pelos de punta, aunque después cayó en la cuenta de que los circos tenían una finalidad totalmente contrariada con lo que estaba pensado. Aquella situación le estaba haciendo ver las cosas oscuras de la vida cotidiana.
Siguió a sus compañeros al interior de la casa para encontrarse con un panorama diferente al que hubiese pensado la bruja. Así que, en silencio e intentando no importunar, Nahir obedeció sin hacer una sola pregunta.
El corazón de la morena se iba encogiendo a cada palabra que Will decía. Ahora hasta se sentía culpable de la desaparición de la pequeña. Podía sentir un extraño peso en sus hombros, que hacía que sus extremidades se fuesen hundiendo. Ver la desesperación e impotencia del padre al perder a su hija la estaba matando. Sacudió la cabeza para fijarse en la nota, intentando recomponerse.
-No, yo voy contigo- se negó en rotundo volviéndose hacía su compañero. - ¿Cómo vas a ir tu solo? No me digas que no te huele mal todo esto. - miró a la joven, el roedor decía que también le había pasado algo cuando se separaron. Hizo un gesto con los labios, girándolos hacia un lado. Ya habían raptado a Kattie, no podían arriesgarse.
La bruja miró entonces a Amit, esperando si él pensaba lo mismo. Pero la joven no desistiría tan fácilmente.
- ¿Podemos hablar…? - les hizo un gesto a sus compañeros para que la acompañasen fuera del estudio.
Posó su mirada en la joven, sin saber cómo plantear aquella situación.
-Creo que debemos volver a separarnos. Desde que nos fuimos la última vez aquí no les ha ido muy bien. Uno de nosotros debería quedarse por si vuelve a pasar algo. ¿No os parece? – ahora los miraba a los dos, buscando también la aprobación del roedor. – Yo creo que deberías ser tú, Cryz, eres muy perspicaz, seguro que nadie entra ni sale de la casa sin que tú te des cuenta.
Por la cara que puso la joven, Nahir pudo darse cuenta de que se había percatado de sus intenciones, aunque para su sorpresa, no opuso mucha resistencia.
La bruja se subió al carro sin decir nada, aún seguía dándole vueltas a lo que acababa de suceder. Cuando ya se encontraron a una distancia prudencial, la morena empezó a contra en voz alta sus dudas, para que el roedor le diese su punto s de vista.
-Amit, ¿no te ha parecido extraña la reacción de los padres? - peguntó frunciendo el ceño – Yo… quizás hablo de más, pero me ha sorprendido la poca insistencia por parte de ellos a que vengamos, esperaba más…- no quería parecer pedante o grosera, pero no terminaba de encontrar las palabras adecuadas- … quiero decir, si fuese mi hija, estaría suplicando un intercambio, aunque tuviese que ir yo misma… ¿me explico? -
Se tocaba los anillos, quitándoselos y pidiéndoselos de nuevo.
-Además, ¿por qué no querrán que avisemos a la guardia? En la nota no mencionaba nada de aquello. Me parece que hay algo que no nos han contado…
Nunca había estado en el circo, así que no sabía con qué se iba a encontrar. Esperaba que fuese un lugar oscuro y silencioso, inquietante y que te pone los pelos de punta, aunque después cayó en la cuenta de que los circos tenían una finalidad totalmente contrariada con lo que estaba pensado. Aquella situación le estaba haciendo ver las cosas oscuras de la vida cotidiana.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
En cuando Nahir lo miro, Amit supo de inmediato lo que quería hacer, no fue necesario que se hicieran señales ni que dijeran palabras de más: Era demasiado peligroso el llevar a Cryz. Seguramente la niña se sentía tan culpable como ellos, pero… Era muy joven, no podían permitirse el cargar con la culpa de poner en peligro a alguien más.
-Estoy de acuerdo, Tchik, por favor quédate mientras vamos a hacer el intercambio – Apoyó una mano en la cabeza de la niña y revolvió su cabello en gesto cariñoso – Regresaremos en seguida, prometido –
Claro que a la muchacha no le gustó la propuesta, era lo suficientemente lista como para darse cuenta lo que la Hechicera y el ratón tramaban, pero la decisión era inamovible. En cuanto se convenció de que no podría hacerlos cambiar de opinión, no tuvo más alternativa que aceptar quedarse, y se despidió de los dos compañeros desde la puerta de la mansión.
Ambos estuvieron en silencio algunos minutos en el carro, la noticia del rapto de Kattie había sido demasiado.
-Creo que hay algo más que los tiene preocupados también. Will dijo “Esto es un castigo divino”, parece que hay más de lo que sabemos tras todo esto – El Mausu se quedó pensando en el asunto- … La sangre seca en el asiento del estudio, Tchik, eso no podía ser del Mayordomo… ¿De qué murió el Señor Hammersmith? – De pronto la inocente pareja no lo parecía tanto – Concentrémonos en Kattie por ahora-
A las afueras de la ciudad estaba apostado el circo, parecía ser que se habían instalado hace algunos meses, aunque no había un solo visitante en el lugar. Ambos se bajaron del carro y se quedaron de pie unos segundos, era en verdad un paisaje desolador, lo único que podía escucharse era como el viento movía las telas de la carpa principal… En realidad, solo se escuchaba eso y una extraña melodía que parecía ir en disonancia con cualquier cosa que Amit hubiese escuchado jamás en su vida.
-Me pone la piel de gallina – Comentó el roedor – Es como… - Negó con la cabeza – No se parece a nada, no sé con qué compararlo Tchik –
Comenzaron a caminar por el laberinto de carros y carpas, a medida que se iban adentrando notaron que en realidad no estaban solos, todos los fenómenos del circo estaban allí. Una horrible mujer barbuda con rasgos muy extraños, se peinaba la barba mientras los miraba con desconfianza. Un hombre tatuado de cuerpo completo jugaba con antorchas de fuego, Amit lo miro con atención, se refregó los ojos… Estaba seguro que había visto movimiento bajo su piel, como si tuviera… Insectos.
-Estamos rodeados – No le sorprendía, siempre supieron que estaban yendo a territorio enemigo, habían caminado de propia voluntad directo a la boca del lobo. Luego de andar unos minutos llegaron a la puerta de la carpa principal, el Mausu supuso que era allí donde los esperaban, y no se equivocaba.
Adentro, en el centro de la tienda, había un escenario y allí los esperaba un hombre que no habían visto jamás. Era bajito y calvo, aunque su cabeza era del tamaño normal, por lo que su aspecto era disonante, cuando lo vio Amit recordó que la Ama de llaves les había dicho que el joven caminaba extraño. Quizás cuando estaba en la ciudad usaba implementos que le permitían simular otra altura, pensó el ratón.
-¿Trajeron las cajas? – Dijo en un tono que rayaba la histeria – Les conviene que no estén tramando nada – Y para asegurarse que fuera así apuntó con su daga en el cuello de la pequeña Kattie que lo único que podía hacer era llorar.
-Estoy de acuerdo, Tchik, por favor quédate mientras vamos a hacer el intercambio – Apoyó una mano en la cabeza de la niña y revolvió su cabello en gesto cariñoso – Regresaremos en seguida, prometido –
Claro que a la muchacha no le gustó la propuesta, era lo suficientemente lista como para darse cuenta lo que la Hechicera y el ratón tramaban, pero la decisión era inamovible. En cuanto se convenció de que no podría hacerlos cambiar de opinión, no tuvo más alternativa que aceptar quedarse, y se despidió de los dos compañeros desde la puerta de la mansión.
Ambos estuvieron en silencio algunos minutos en el carro, la noticia del rapto de Kattie había sido demasiado.
-Creo que hay algo más que los tiene preocupados también. Will dijo “Esto es un castigo divino”, parece que hay más de lo que sabemos tras todo esto – El Mausu se quedó pensando en el asunto- … La sangre seca en el asiento del estudio, Tchik, eso no podía ser del Mayordomo… ¿De qué murió el Señor Hammersmith? – De pronto la inocente pareja no lo parecía tanto – Concentrémonos en Kattie por ahora-
A las afueras de la ciudad estaba apostado el circo, parecía ser que se habían instalado hace algunos meses, aunque no había un solo visitante en el lugar. Ambos se bajaron del carro y se quedaron de pie unos segundos, era en verdad un paisaje desolador, lo único que podía escucharse era como el viento movía las telas de la carpa principal… En realidad, solo se escuchaba eso y una extraña melodía que parecía ir en disonancia con cualquier cosa que Amit hubiese escuchado jamás en su vida.
-Me pone la piel de gallina – Comentó el roedor – Es como… - Negó con la cabeza – No se parece a nada, no sé con qué compararlo Tchik –
Comenzaron a caminar por el laberinto de carros y carpas, a medida que se iban adentrando notaron que en realidad no estaban solos, todos los fenómenos del circo estaban allí. Una horrible mujer barbuda con rasgos muy extraños, se peinaba la barba mientras los miraba con desconfianza. Un hombre tatuado de cuerpo completo jugaba con antorchas de fuego, Amit lo miro con atención, se refregó los ojos… Estaba seguro que había visto movimiento bajo su piel, como si tuviera… Insectos.
-Estamos rodeados – No le sorprendía, siempre supieron que estaban yendo a territorio enemigo, habían caminado de propia voluntad directo a la boca del lobo. Luego de andar unos minutos llegaron a la puerta de la carpa principal, el Mausu supuso que era allí donde los esperaban, y no se equivocaba.
Adentro, en el centro de la tienda, había un escenario y allí los esperaba un hombre que no habían visto jamás. Era bajito y calvo, aunque su cabeza era del tamaño normal, por lo que su aspecto era disonante, cuando lo vio Amit recordó que la Ama de llaves les había dicho que el joven caminaba extraño. Quizás cuando estaba en la ciudad usaba implementos que le permitían simular otra altura, pensó el ratón.
-¿Trajeron las cajas? – Dijo en un tono que rayaba la histeria – Les conviene que no estén tramando nada – Y para asegurarse que fuera así apuntó con su daga en el cuello de la pequeña Kattie que lo único que podía hacer era llorar.
Amit'tek
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Nahir estuchaba al roedor con atención, y sus sospechas y observaciones no hacían más que sumarse en la cabeza de Nahir, añadiendo aún más piezas a un puzle que no tenía sentido.
El camino hasta el circo se le hizo muy pesado, tenía unas ganas locas de llegar para poder resorber todo aquello, pero por otra parte le aterraba la idea de lo que podían encontrar ahí.
Lo primero que la bruja pudo ver fue un gran pico que coronaba la carpa circular. A medida que el carro se iba acercando pudo percatarse de más detalles, como los miles de banderines de color rojo y azul que decoraban los palos de sujeción que ondeaban al viento, la enorme pila de troncos o las carretas circenses que asomaban por detrás de la carpa. El hecho de que no hubiese nadie en la zona hacía que todo aquello adoptase un aire tétrico.
Fue entonces cuando escuchó la melodía. Nahir iba a volver la cabeza para mirar a su compañero, cuando este habló.
Tenía razón, aquella música escapaba a todo lo que la bruja había escuchado hasta el momento. Era como si el tema se metiese por debajo de su piel y, nota a nota, se propagase hasta el último rincón de su cuerpo.
Asintió, siguiendo a su compañero hacía el interior de lo que parecía una pesadilla.
La bruja se sobresaltó ligeramente al percatarse de que no estaban solos. Volvió la cabeza con cuidado de no hacer movimientos bruscos para mirar a su alrededor. Había una mujer sentada en un taburete, en su regazo tenía un muñeco de un niño. Era ventrílocuo al parecer. Los ojos del muñeco eran muy reales y su piel pálida hacía que pareciese de porcelana. Nahir sacudió la cabeza ante la pregunta que se formaba en su cabeza ¿era realmente un muñeco?
-Amit…- susurró la bruja mirando hacia un lado.
Junto a una de las caravanas estaba aquella mujer, la nodriza de la pequeña, la reconoció del día del velatorio. Aquello no podía ser verdad. Unidas por el abdomen, la nodriza y su hermana siamesa les miraban con una sonrisa burlona en la cara. Nahir se llevó la mano a la cabeza, restregándose media cara. Estaba segura de que era ella.
La morena se pegó más al roedor y se adentraron en el interior de la carpa. Sus ojos se posaron sin titubeo en Kattie. Aquel hombre de voz irritante le había puesto la daga en el cuello, haciendo que Nahir parase en seco.
Estaba claro que si aquel hombre quería las cajas no era para nada bueno, pero no se andaba con jueguecitos, no dudaría en hacerle daño a la niña para conseguir su propósito. Necesitaban pensar en algo, y rápido.
Las lágrimas de la niña no cesaban, tenía que estar aterrorizada. La música se escuchaba ahora más fuerte.
- ¿Qué es lo que quieres? - parecía una pregunta idiota, y lo era, pero necesitaban tiempo para ver que debían hacer.
- ¿Qué quiero? ¿Qué quiero? – el hombre empezó a reírse de una manera pegajosa - ¿Qué es lo que no quiero? Esa debería ser tu pregunta. Ellos quieren que lo haga, yo soy el elegido para hacerlo, por eso soy el único que los puede ver. Soy el único con el que se comunican. El destino del ser humano está en sus manos y, por lo tanto, en las mías. Pero dejémonos de la burocracia… Las cajas.
Aquel hombre estaba claramente loco, lo cual no lo hacía menos inofensivo. No tenían otra opción.
-Las hemos traído, pero primero recuerda que esto es un intercambio, nosotros te damos las cajas y tú nos devuelves a la niña…
Aquella risa de nuevo, ahora interrumpiendo a la joven.
- ¿Pero tan iluso me crees? – chasqueó la lengua un par de veces haciendo que, gracias al vacío del interior de la carpa, el ruido retumbase por toda la sala. –No, esto no funciona así. Yo pongo las reglas, vosotros las acatáis, y si sale todo bien, entonces, y solo entonces, os daré a la niña. Así que ves sacando las cajas para que pueda verlas… poco a poco, no vaya a ser que me asuste y corte a la niña sin querer…- su tono de burla sumado a las amenazas pesaron en la morena.
Nahir miró a su compañero, para después empezar a sacar una de las cajas que ella misma portaba en el saco.
El camino hasta el circo se le hizo muy pesado, tenía unas ganas locas de llegar para poder resorber todo aquello, pero por otra parte le aterraba la idea de lo que podían encontrar ahí.
Lo primero que la bruja pudo ver fue un gran pico que coronaba la carpa circular. A medida que el carro se iba acercando pudo percatarse de más detalles, como los miles de banderines de color rojo y azul que decoraban los palos de sujeción que ondeaban al viento, la enorme pila de troncos o las carretas circenses que asomaban por detrás de la carpa. El hecho de que no hubiese nadie en la zona hacía que todo aquello adoptase un aire tétrico.
Fue entonces cuando escuchó la melodía. Nahir iba a volver la cabeza para mirar a su compañero, cuando este habló.
Tenía razón, aquella música escapaba a todo lo que la bruja había escuchado hasta el momento. Era como si el tema se metiese por debajo de su piel y, nota a nota, se propagase hasta el último rincón de su cuerpo.
Asintió, siguiendo a su compañero hacía el interior de lo que parecía una pesadilla.
La bruja se sobresaltó ligeramente al percatarse de que no estaban solos. Volvió la cabeza con cuidado de no hacer movimientos bruscos para mirar a su alrededor. Había una mujer sentada en un taburete, en su regazo tenía un muñeco de un niño. Era ventrílocuo al parecer. Los ojos del muñeco eran muy reales y su piel pálida hacía que pareciese de porcelana. Nahir sacudió la cabeza ante la pregunta que se formaba en su cabeza ¿era realmente un muñeco?
-Amit…- susurró la bruja mirando hacia un lado.
Junto a una de las caravanas estaba aquella mujer, la nodriza de la pequeña, la reconoció del día del velatorio. Aquello no podía ser verdad. Unidas por el abdomen, la nodriza y su hermana siamesa les miraban con una sonrisa burlona en la cara. Nahir se llevó la mano a la cabeza, restregándose media cara. Estaba segura de que era ella.
La morena se pegó más al roedor y se adentraron en el interior de la carpa. Sus ojos se posaron sin titubeo en Kattie. Aquel hombre de voz irritante le había puesto la daga en el cuello, haciendo que Nahir parase en seco.
Estaba claro que si aquel hombre quería las cajas no era para nada bueno, pero no se andaba con jueguecitos, no dudaría en hacerle daño a la niña para conseguir su propósito. Necesitaban pensar en algo, y rápido.
Las lágrimas de la niña no cesaban, tenía que estar aterrorizada. La música se escuchaba ahora más fuerte.
- ¿Qué es lo que quieres? - parecía una pregunta idiota, y lo era, pero necesitaban tiempo para ver que debían hacer.
- ¿Qué quiero? ¿Qué quiero? – el hombre empezó a reírse de una manera pegajosa - ¿Qué es lo que no quiero? Esa debería ser tu pregunta. Ellos quieren que lo haga, yo soy el elegido para hacerlo, por eso soy el único que los puede ver. Soy el único con el que se comunican. El destino del ser humano está en sus manos y, por lo tanto, en las mías. Pero dejémonos de la burocracia… Las cajas.
Aquel hombre estaba claramente loco, lo cual no lo hacía menos inofensivo. No tenían otra opción.
-Las hemos traído, pero primero recuerda que esto es un intercambio, nosotros te damos las cajas y tú nos devuelves a la niña…
Aquella risa de nuevo, ahora interrumpiendo a la joven.
- ¿Pero tan iluso me crees? – chasqueó la lengua un par de veces haciendo que, gracias al vacío del interior de la carpa, el ruido retumbase por toda la sala. –No, esto no funciona así. Yo pongo las reglas, vosotros las acatáis, y si sale todo bien, entonces, y solo entonces, os daré a la niña. Así que ves sacando las cajas para que pueda verlas… poco a poco, no vaya a ser que me asuste y corte a la niña sin querer…- su tono de burla sumado a las amenazas pesaron en la morena.
Nahir miró a su compañero, para después empezar a sacar una de las cajas que ella misma portaba en el saco.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Ambos estaban asustados, pero además de eso, Amit estaba furioso. Tomar de rehén a una pobre niña era de lo más bajo que pudiera existir, Paolo Bandargi estaba completamente loco, eso era evidente hasta para el más obtuso, sin embargo nada de eso justificaba sus acciones. Kattie los miraba con los ojos llenos de lágrimas, en una súplica silenciosa para que hicieran algo, mientras, alrededor de ellos se habían ido juntando todos los fenómenos del circo.
Estaba claro que si intentaban hacer algo sospechoso ni la niña ni ellos saldrían vivos de allí.
-De acuerdo, Tchik, las cajas están en nuestros bolsos ¿De acuerdo? Las sacaremos lentamente – Amit no quería que por hacer un movimiento brusco el Humano se asustara y le hiciera daño a la rehén – Aquí está – Sacó la caja que había conseguido en el barco y muy despacio la dejó en el piso junto a la de Nahir.
-¿¡Me toman por tonto!? – Chillo de modo histérico Paolo, agitando la daga con exasperación – La música no está sonando como debiera. Así nunca podremos llamarlo a él ¡No es así como debería ser! – Golpeó el piso del escenario con el pie reiteradamente – Tienen que acomodarlas, ustedes saben cómo –
El Mausu no tenía idea de a qué se refería con acomodarlas, miró hacía donde el demente señalaba y allí estaban las demás cajas. El ratón le hizo un gesto a Nahir para que llevaran las suyas junto con las demás, las apoyaron todas juntas pero aun así no podía entender qué pretendía que hicieran.
El horrible sonido que había de fondo no ayudaba en lo más mínimo para que Amit pudiera concentrarse, intentó taparse los oídos para poder pensar, pero parecía que la música sonaba directamente en su cabeza.
-Cajas-todas distintas-hay que juntarlas-a las cajas-hay que juntarlas ¿Cómo? – Amit hablaba en voz alta para intentar no distraerse con el sonido, sabía que tenía que haber algún patrón, una señal - ¿Qué tenemos nosotros que él no tenga? Tchik – Paolo había dejado en claro que ellos sabían hacerlo, es decir, que él no sabía cómo acomodarlas - ¿Qué es lo que nosotros…? ¡La carta! –
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
El roedor se sacó la mochila y la dio vuelta para que todo lo que había adentro cayera allí mismo en el piso, luego se arrodillo y empezó a buscar entre todos los papeles y objetos varios hasta encontrar lo que buscaba: La carta que el Señor Bandargi le había enviado a su amigo.
-Es lo único que él no se llevó – La abrió y la puso bien estirada junto a las cajas – Ayúdame – Le pidió a Nahir mientras intentaba acomodarlas para imitar la imagen que aparecía de fondo en el papel.
En cuanto todas las partes se alinearon, la música del ambiente cambió, ahora era una melodía hermosa y también triste, una mezcla de alegría, temor y nostalgia. Todos los presentes se quedaron en silencio, admirados ante semejante belleza, Paolo soltó a la niña y llorando de felicidad se puso de rodillas, con los brazos estirados mirando al cielo.
-Él está viniendo, allí viene ¡Oh gran Señor! ¡Aquí estamos! –
Un fuerte viento empezó a mover las paredes de la carpa, Kattie saltó del escenario y fue a resguardarse en los brazos de Nahir, a lo que se sumó también Amit. El Mausu no sabía qué estaba pasando, pero sentía como se le erizaba la piel, sea lo que fuere, no sería algo bueno.
Estaba claro que si intentaban hacer algo sospechoso ni la niña ni ellos saldrían vivos de allí.
-De acuerdo, Tchik, las cajas están en nuestros bolsos ¿De acuerdo? Las sacaremos lentamente – Amit no quería que por hacer un movimiento brusco el Humano se asustara y le hiciera daño a la rehén – Aquí está – Sacó la caja que había conseguido en el barco y muy despacio la dejó en el piso junto a la de Nahir.
-¿¡Me toman por tonto!? – Chillo de modo histérico Paolo, agitando la daga con exasperación – La música no está sonando como debiera. Así nunca podremos llamarlo a él ¡No es así como debería ser! – Golpeó el piso del escenario con el pie reiteradamente – Tienen que acomodarlas, ustedes saben cómo –
El Mausu no tenía idea de a qué se refería con acomodarlas, miró hacía donde el demente señalaba y allí estaban las demás cajas. El ratón le hizo un gesto a Nahir para que llevaran las suyas junto con las demás, las apoyaron todas juntas pero aun así no podía entender qué pretendía que hicieran.
El horrible sonido que había de fondo no ayudaba en lo más mínimo para que Amit pudiera concentrarse, intentó taparse los oídos para poder pensar, pero parecía que la música sonaba directamente en su cabeza.
-Cajas-todas distintas-hay que juntarlas-a las cajas-hay que juntarlas ¿Cómo? – Amit hablaba en voz alta para intentar no distraerse con el sonido, sabía que tenía que haber algún patrón, una señal - ¿Qué tenemos nosotros que él no tenga? Tchik – Paolo había dejado en claro que ellos sabían hacerlo, es decir, que él no sabía cómo acomodarlas - ¿Qué es lo que nosotros…? ¡La carta! –
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El roedor se sacó la mochila y la dio vuelta para que todo lo que había adentro cayera allí mismo en el piso, luego se arrodillo y empezó a buscar entre todos los papeles y objetos varios hasta encontrar lo que buscaba: La carta que el Señor Bandargi le había enviado a su amigo.
-Es lo único que él no se llevó – La abrió y la puso bien estirada junto a las cajas – Ayúdame – Le pidió a Nahir mientras intentaba acomodarlas para imitar la imagen que aparecía de fondo en el papel.
En cuanto todas las partes se alinearon, la música del ambiente cambió, ahora era una melodía hermosa y también triste, una mezcla de alegría, temor y nostalgia. Todos los presentes se quedaron en silencio, admirados ante semejante belleza, Paolo soltó a la niña y llorando de felicidad se puso de rodillas, con los brazos estirados mirando al cielo.
-Él está viniendo, allí viene ¡Oh gran Señor! ¡Aquí estamos! –
Un fuerte viento empezó a mover las paredes de la carpa, Kattie saltó del escenario y fue a resguardarse en los brazos de Nahir, a lo que se sumó también Amit. El Mausu no sabía qué estaba pasando, pero sentía como se le erizaba la piel, sea lo que fuere, no sería algo bueno.
Amit'tek
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Estaban rodeados, y pensar en algún tipo de plan en aquellas circunstancias se hacía aún más complicado.
Los gritos de aquel loco le erizaron la piel. Sus ojos estaban fijos en la mano con la que empuñaba el arma, cada movimiento hacía que la respiración de la mujer se entrecortase.
¿Acomodar las cajas? ¿A qué se refería con aquello?
La bruja siguió a su compañero con la caja en la mano, y cuando este se puso a pensar, la bruja aprovecho para darle la vuelta a la que ella misma había encontrado, quizás había algún numero escrito o quizás algunas letras que formasen una palabra. Necesitaban algo.
Entonces al roedor se le encendió la bombilla y la bruja se apresuró en ayudarle en colocar bien las cajas, deseando que con aquello bastase.
El cambio de melodía fue notorio para todos. Aquel era un tema algo triste, pero muy bello, nada que ver con aquel ruido estrambótico que sonaba hacía apenas unos instantes.
El ruido que hizo Paolo al clavar las rodillas en el escenario la hizo volverse hacía él. No sabía de quien o que estaba hablando, pero daba verdaderamente miedo. Pero lo importante era que había soltando a la niña, y está ya había salido corriendo hacía donde se encontraban ellos dos cuando un fuerte viento empezó a soplar. La bruja se agachó con los brazos abiertos para coger a la pequeña, que enroscó las piernas alrededor de su cintura, escondiendo la cabeza entre su hombro y el cabello.
El fuerte sonido del viento golpeaba sus oídos, haciendo que no pudiese escuchar nada, incluso desorientándola. La carpa se movía de manera violenta, haciendo que algunas de las cuerdas de sujeción saltasen, convirtiéndose en látigos improvisados. Aquel lugar ya no era seguro, si es que lo había sido en algún momento.
- ¡Señor, aquí!
Era increíble que con toda aquella tormenta se pudiese aun escuchar la voz de aquel hombre.
La carpa, al perder la sujeción por uno de los extremos y sumado a la fuerte ventisca, empezó a perder estabilidad. La viga del centro de la sala, de la que dependía toda la estabilidad de la construcción, empezó a tambalearse. Aquello no iba a durar mucho más tiempo en pie.
La bruja coloco una de sus manos en la cabeza de la niña, apretándola más contra su cuerpo, y la otra en su trasero, sujetándola con fuerza. Miró al roedor sin necesidad de hablar. Debían corren.
En aquel momento no distinguía donde estaba la entrada, así que salió corriendo en dirección contraría en la que se escuchaba la voz de Paolo. La bruja casi corría a ciegas, no se podía ver nada.
Entonces un ruido desgarrador hizo que la morena se parase en seco, aterrorizada. Un segundo después la carpa se arrancó del suelo y salió volando. Lo último que pudo ver fue una leve fuente de luz, seguramente era la claridad del exterior al perder la carpa. Después todo se volvió oscuro.
Los gritos de aquel loco le erizaron la piel. Sus ojos estaban fijos en la mano con la que empuñaba el arma, cada movimiento hacía que la respiración de la mujer se entrecortase.
¿Acomodar las cajas? ¿A qué se refería con aquello?
La bruja siguió a su compañero con la caja en la mano, y cuando este se puso a pensar, la bruja aprovecho para darle la vuelta a la que ella misma había encontrado, quizás había algún numero escrito o quizás algunas letras que formasen una palabra. Necesitaban algo.
Entonces al roedor se le encendió la bombilla y la bruja se apresuró en ayudarle en colocar bien las cajas, deseando que con aquello bastase.
El cambio de melodía fue notorio para todos. Aquel era un tema algo triste, pero muy bello, nada que ver con aquel ruido estrambótico que sonaba hacía apenas unos instantes.
El ruido que hizo Paolo al clavar las rodillas en el escenario la hizo volverse hacía él. No sabía de quien o que estaba hablando, pero daba verdaderamente miedo. Pero lo importante era que había soltando a la niña, y está ya había salido corriendo hacía donde se encontraban ellos dos cuando un fuerte viento empezó a soplar. La bruja se agachó con los brazos abiertos para coger a la pequeña, que enroscó las piernas alrededor de su cintura, escondiendo la cabeza entre su hombro y el cabello.
El fuerte sonido del viento golpeaba sus oídos, haciendo que no pudiese escuchar nada, incluso desorientándola. La carpa se movía de manera violenta, haciendo que algunas de las cuerdas de sujeción saltasen, convirtiéndose en látigos improvisados. Aquel lugar ya no era seguro, si es que lo había sido en algún momento.
- ¡Señor, aquí!
Era increíble que con toda aquella tormenta se pudiese aun escuchar la voz de aquel hombre.
La carpa, al perder la sujeción por uno de los extremos y sumado a la fuerte ventisca, empezó a perder estabilidad. La viga del centro de la sala, de la que dependía toda la estabilidad de la construcción, empezó a tambalearse. Aquello no iba a durar mucho más tiempo en pie.
La bruja coloco una de sus manos en la cabeza de la niña, apretándola más contra su cuerpo, y la otra en su trasero, sujetándola con fuerza. Miró al roedor sin necesidad de hablar. Debían corren.
En aquel momento no distinguía donde estaba la entrada, así que salió corriendo en dirección contraría en la que se escuchaba la voz de Paolo. La bruja casi corría a ciegas, no se podía ver nada.
Entonces un ruido desgarrador hizo que la morena se parase en seco, aterrorizada. Un segundo después la carpa se arrancó del suelo y salió volando. Lo último que pudo ver fue una leve fuente de luz, seguramente era la claridad del exterior al perder la carpa. Después todo se volvió oscuro.
Nahir
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Re: Robo en la mansión Hammersmith[Libre] [3/3] [Cerrado]
Los fuertes vientos amenazaban con llevarse volando a todos los que estaban dentro de la carpa, pero los únicos que parecían preocupados eran Nahir, Kattie y Amit, el resto de los fenómenos de circo estaban congregados alrededor de Paolo, en algún tipo de trance hipnótico que los mantenía firmes en el centro de la carpa a pesar de todo.
El Mausu se sorprendió pensando en que a pesar de lo fuerte que el viento arreciaba, aún podía escuchar esa enfermiza pero hermosa melodía ¿Cómo era eso posible? Siquiera podría escuchar las palabras de Nahir a quien tenía al lado, y sin embargo podían oírse las cajas perfectamente. Ya sabían la respuesta, eran objetos malditos, no podían saber si había sido Bandargi o si el excéntrico artista solo había sido una herramienta, pero era indudable que alguna fuerza misteriosa se había inmiscuido en todo ese asunto.
Sin decir una sola palabra empezaron a correr hacia la salida, manteniendo a Kattie en medio de los dos para intentar protegerla de los múltiples objetos que salían volando por el lugar. Pero no lograron llegar, de pronto el viento arrancó la carpa entera del piso, Amit no pudo ver qué había pasado con el resto de las personas, ni si Paolo seguía gritando para llamar a su Señor. Lo único que pudo ver fue el cielo, y en él pareció dibujarse la forma de algo, un ser salido de la imaginación más retorcida, es decir, de la propia imaginación.
Luego todo se volvió oscuro.
El sonido de varios carros acercándose los despertaron, eran personas de la guardia de Vulwulfar que habían recibido aviso de dos personas inconscientes en medio de la nada. Tanto Amit como Nahir estaban desorientados, al mirar alrededor no podían reconocer donde estaban, no había ni rastros de las tiendas del circo, ni de Paolo, ni de los fenómenos ¡Nada! Estaban solos en un descampado, siquiera Kattie estaba allí.
Desesperado, el Mausu se puso a oler el piso, suponiendo que mientras estaban dormidos la niña asustada podría haber corrido a esconderse. Pero no había ni un rastro de ella, siquiera en sus ropas, era como si Kattie nunca hubiese estado allí. El ratón alerto a los guardias e insistió en quedarse para intentar buscar a la niña, pero los Humanos dijeron que no era necesario, que ellos harían un rastreo por la zona.
Los subieron a uno de los carros y se los llevaron de allí, cansados, lastimados y muy confundidos, regresaron a la Mansión Hammersmith en absoluto silencio, cada uno metido en sus pensamientos. Amit no podía parar de pensar en cómo les diría a Will y a Margareth que no habían podido rescatar a su hija, la sensación de derrota oscurecía el ánimo del roedor.
Llegaron a destino y el matrimonio salió a recibirlos, estaban contentos de ver que no tenían heridas serias, se sentían muy culpables al haberlos mandado a un sitio tan peligroso. Pero por fin todo había terminado, así que no tenían más que palabras de agradecimiento y hasta algo de dinero por las molestias ocasionadas, ahora sabían que el asesino del mayordomo había sido uno de los secuaces de Paolo, el caso estaba cerrado.
Amit no lograba entender qué les pasaba, miraba a Nahir con total desconcierto, intentando encontrar algún tipo de apoyo en la Hechicera. Finalmente pudieron salir de su asombro y le dijeron al matrimonio que no sabían qué había pasado con Kattie…
Will y Margareth se miraron, frunciendo el ceño, no sabían de qué hablaban, ellos jamás habían tenido una hija.
El Mausu se sorprendió pensando en que a pesar de lo fuerte que el viento arreciaba, aún podía escuchar esa enfermiza pero hermosa melodía ¿Cómo era eso posible? Siquiera podría escuchar las palabras de Nahir a quien tenía al lado, y sin embargo podían oírse las cajas perfectamente. Ya sabían la respuesta, eran objetos malditos, no podían saber si había sido Bandargi o si el excéntrico artista solo había sido una herramienta, pero era indudable que alguna fuerza misteriosa se había inmiscuido en todo ese asunto.
Sin decir una sola palabra empezaron a correr hacia la salida, manteniendo a Kattie en medio de los dos para intentar protegerla de los múltiples objetos que salían volando por el lugar. Pero no lograron llegar, de pronto el viento arrancó la carpa entera del piso, Amit no pudo ver qué había pasado con el resto de las personas, ni si Paolo seguía gritando para llamar a su Señor. Lo único que pudo ver fue el cielo, y en él pareció dibujarse la forma de algo, un ser salido de la imaginación más retorcida, es decir, de la propia imaginación.
Luego todo se volvió oscuro.
El sonido de varios carros acercándose los despertaron, eran personas de la guardia de Vulwulfar que habían recibido aviso de dos personas inconscientes en medio de la nada. Tanto Amit como Nahir estaban desorientados, al mirar alrededor no podían reconocer donde estaban, no había ni rastros de las tiendas del circo, ni de Paolo, ni de los fenómenos ¡Nada! Estaban solos en un descampado, siquiera Kattie estaba allí.
Desesperado, el Mausu se puso a oler el piso, suponiendo que mientras estaban dormidos la niña asustada podría haber corrido a esconderse. Pero no había ni un rastro de ella, siquiera en sus ropas, era como si Kattie nunca hubiese estado allí. El ratón alerto a los guardias e insistió en quedarse para intentar buscar a la niña, pero los Humanos dijeron que no era necesario, que ellos harían un rastreo por la zona.
Los subieron a uno de los carros y se los llevaron de allí, cansados, lastimados y muy confundidos, regresaron a la Mansión Hammersmith en absoluto silencio, cada uno metido en sus pensamientos. Amit no podía parar de pensar en cómo les diría a Will y a Margareth que no habían podido rescatar a su hija, la sensación de derrota oscurecía el ánimo del roedor.
Llegaron a destino y el matrimonio salió a recibirlos, estaban contentos de ver que no tenían heridas serias, se sentían muy culpables al haberlos mandado a un sitio tan peligroso. Pero por fin todo había terminado, así que no tenían más que palabras de agradecimiento y hasta algo de dinero por las molestias ocasionadas, ahora sabían que el asesino del mayordomo había sido uno de los secuaces de Paolo, el caso estaba cerrado.
Amit no lograba entender qué les pasaba, miraba a Nahir con total desconcierto, intentando encontrar algún tipo de apoyo en la Hechicera. Finalmente pudieron salir de su asombro y le dijeron al matrimonio que no sabían qué había pasado con Kattie…
Will y Margareth se miraron, frunciendo el ceño, no sabían de qué hablaban, ellos jamás habían tenido una hija.
- FDI:
- Muchas gracias a Cryz y a Nahir por participar de este extraño experimento. Espero que se hayan divertido jugando a los detectives, es una temática de lo más interesante, nunca lo había intentado así que tenía curiosidad de saber como podría desarrollarse en un foro.
Este Tema esta basado en un modulo del juego de rol de La llamada de Cthulhu, "El Misterio De Las Cajas Bandargi", lo pueden buscar por internet si quieren leer el original.
Nuevamente gracias a ambas por participar. Y nos estaremos viendo en algún nuevo tema en el futuro.
Amit'tek
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