Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Página 1 de 2. • Comparte
Página 1 de 2. • 1, 2
Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
-Fiuuuuuu.- Silbó Catherine mientras alzaba la vista para poder captar todo el portón reforzado que tenían ante ellas, así como las altas murallas a las que este estaba conectado. Un obstáculo formidable para cualquiera que quisiera continuar hacia el interior del recinto que guardaban sin gozar del permiso del señor del lugar. Permiso que no era nada fácil de conseguir aquellos días, al menos según se decía en el pueblo que se extendía a los pies de aquel castillo, bajo la colina donde la poderosa fortificación se erguía orgullosa.
-Visto de cerca es más impresionante de lo que parecía cuando nos acercábamos.- Aseveró la pelirroja mientras analizaba de manera inconsciente los mejores lugares por donde aquellos muros de piedra podrían ser escalados. Hazaña que no debía de estar más allá de las posibilidades de la ágil felina, entrenada entre otras cosas para ese tipo de...tareas.
-Es mucho más pequeño que el castillo de Lunargenta...y sus murallas no son tan altas.- Intervino Níniel, mucho menos impresionada que su hermana por el tamaño de aquella fortificación. -Aunque aún así es mayor de lo que esperaba. ¿Qué hay en estas tierras que necesite semejante protección?- Tuvo que admitir, sin entender por qué los orejas redondas levantarían un castillo así en una zona no especialmente rica de Verisar y sin ninguna importancia estratégica. En aquella comarca solo había campos de cultivo y alguna que otra granja. Incluso el pueblo que acababan de cruzar era de lo más humilde, con apenas un par de casas de piedra mientras que el resto eran de madera y paja.
-A los hombres les gusta compensar...ya sabes...- Se burló la gata con una pícara sonrisa, haciendo un gesto con la mirada hacia sus partes bajas para dejarle claro a la peliblanca a qué se refería, tras ver que esta no lo había entendido a la primera. -En serio Nín, a veces parece que acabas de salir del bosque...-
-Muchos humanos tienen muchas cosas que compensar...¿Cómo iba a saber a qué te referías concretamente?- Se defendió la elfa avanzando varios pasos al frente, hasta situarse tras una carreta que iba cargada hasta arriba de madera para el castillo. -Además te he dicho muchas veces que una dama no debe hacer esa clase de bromas...-
-Sí, pero siguen siendo las mejores.- Se jactó la felina antes de echar un vistazo más allá del carro que tenían delante, gesto que la elfa no tardó en imitar al ver que la cola no avanzaba. Delante del carro con la madera un grupo de tres mujeres discutían airadamente con los guardias.
-Queremos justicia...ya es la tercera vez en dos semanas.- Decía una a voz en grito mientras uno de los soldados negaba con la cabeza.
-Te he oído la primera vez, mujer. Y la segunda y la tercera. Lord Nestor está ocupado con asuntos mucho más importantes que unos robos. Ocuparos vosotros mismos, montad guardia o algo. Ahora largo antes de que me enfade.- Respondió el hombre de armas con un tono que evidenciaba que su paciencia estaba cercana a agotarse. A saber cómo habrían acabado las cosas si aquellas mujeres no se hubiesen dado por vencidas y emprendido de vuelta el camino hasta el pueblo. No sin antes lanzar una extraña mirada a Níniel y Catherine.
-El siguiente...Ah, por fin la leña para las chimeneas.- Expresó el guardia tras echar un vistazo al cargamento que transportaba la siguiente persona en la cola. -Adelante, y date prisa en descargar.- Urgió el guardia, sin duda ya pensando que aquella noche no pasaría tanto frío como la anterior. No obstante, un segundo guardia con un penacho de plumas en su yelmo cruzó el portón en aquel momento y pareció reprender al vigilante de la puerta. Dijese lo que le dijese, tras un breve intercambio de palabras este instó al leñador a vaciar su cargamento en la puerta.
-Por lo visto creen que podría haber una persona oculta entre la madera...- Explicó Catherine a su extrañada hermana en un leve susurro. La felina era capaz de escuchar incluso el más leve sonido a una distancia prodigiosa, por lo que solía enterarse de muchas cosas que muchos querrían mantener en secreto u oculto.
-El siguiente...- Ordenó el guardia mientras dos de sus compañeros vigilaban el trabajo del leñador. -¿Una elfa y una mujer bestia? Mirad, de manera normal estaría encantado de tener compañía por las noches pero estos días...¿Por qué no volvéis en una semana o así? Tenéis pinta de ser caras pero...- El humano alargó una mano con intención de tocar a Níniel, pero antes de estar cerca siquiera la pelirroja detuvo su mano con una de las suyas, impidiendo que la pudiera mover por mucha fuerza que este hiciera, comenzando a apretar hasta hacerle daño.
-Vaya, eres muy fuerte...ya entiendo, el dinero primero...Como os he dicho sí...- En ese momento, y mientras el hombre abría y cerraba la mano dolorida, Níniel, sin dirigirle siquiera la palabra, le puso delante de la cara una carta firmada y sellada por el propio lord Nestor. Una petición por escrito en la que solicitaba unos servicios muy distintos a los que aquel soldado atribuía a la pareja de jóvenes. Un servicio que situaba a ambas muy por encima de un vulgar guardia de la puerta.
-Yo...no, lo lamento mucho. Os ruego que... No sabía que las personas contratadas por Lord Nestor fuesen una elfa vestida con... y...ejem...Adelante. Podéis esperar en el patio de armas. Enseguida el mayordomo os atenderá... -Indicó bajando su tono y mirada, e indicando la puerta a sabiendas del terrible error que acababa de cometer y el lío en el que podrían meterle. Ambas pasaron sin tan siquiera mirarle.
Ya en aquel patio, la sensación de estar siendo vigiladas era permanente.
-Estúpidos cabezacubos...Debería haberle arrancado la mano...- Espetó molesta Catherine. -Más les vale pagarnos bien por las molestias o...-
-No se le pueden pedir peras al olmo... Por suerte te tengo a ti para cuidarme.- Buscó calmarla la peliblanca con una cálida sonrisa. Por desgracia estaba acostumbrada ya a que muchos hombres la vieran y pensaran que podían hacerle todo tipo de proposiciones, sencillamente porque resultara algo más exótica o que su ropa pudiese revelar algo más de piel de la que estaban acostumbrados a ver. Sin duda muchas de esas historias sobre los "salvajes" elfos del bosque y sus rituales tampoco ayudaban. -Si le arrancaras una mano a todos los idiotas de Aerandir, estaríamos rodeadas de mancos.- Se permitió añadir la joven en un momento de complicidad con su hermana y restándole importancia al incidente. -Y más importante es...-
-Sí...idiotas a parte es evidente que no se andan con chiquitas con la seguridad aquí. Ese par de arqueros no nos quitan los ojos de encima. Apuesto a que tiene que ver con...-Señaló con la mirada la carta que Níniel aún sostenía en su mano izquierda.
-Eso seguro.- Sentenció la peliblanca.
-Visto de cerca es más impresionante de lo que parecía cuando nos acercábamos.- Aseveró la pelirroja mientras analizaba de manera inconsciente los mejores lugares por donde aquellos muros de piedra podrían ser escalados. Hazaña que no debía de estar más allá de las posibilidades de la ágil felina, entrenada entre otras cosas para ese tipo de...tareas.
-Es mucho más pequeño que el castillo de Lunargenta...y sus murallas no son tan altas.- Intervino Níniel, mucho menos impresionada que su hermana por el tamaño de aquella fortificación. -Aunque aún así es mayor de lo que esperaba. ¿Qué hay en estas tierras que necesite semejante protección?- Tuvo que admitir, sin entender por qué los orejas redondas levantarían un castillo así en una zona no especialmente rica de Verisar y sin ninguna importancia estratégica. En aquella comarca solo había campos de cultivo y alguna que otra granja. Incluso el pueblo que acababan de cruzar era de lo más humilde, con apenas un par de casas de piedra mientras que el resto eran de madera y paja.
-A los hombres les gusta compensar...ya sabes...- Se burló la gata con una pícara sonrisa, haciendo un gesto con la mirada hacia sus partes bajas para dejarle claro a la peliblanca a qué se refería, tras ver que esta no lo había entendido a la primera. -En serio Nín, a veces parece que acabas de salir del bosque...-
-Muchos humanos tienen muchas cosas que compensar...¿Cómo iba a saber a qué te referías concretamente?- Se defendió la elfa avanzando varios pasos al frente, hasta situarse tras una carreta que iba cargada hasta arriba de madera para el castillo. -Además te he dicho muchas veces que una dama no debe hacer esa clase de bromas...-
-Sí, pero siguen siendo las mejores.- Se jactó la felina antes de echar un vistazo más allá del carro que tenían delante, gesto que la elfa no tardó en imitar al ver que la cola no avanzaba. Delante del carro con la madera un grupo de tres mujeres discutían airadamente con los guardias.
-Queremos justicia...ya es la tercera vez en dos semanas.- Decía una a voz en grito mientras uno de los soldados negaba con la cabeza.
-Te he oído la primera vez, mujer. Y la segunda y la tercera. Lord Nestor está ocupado con asuntos mucho más importantes que unos robos. Ocuparos vosotros mismos, montad guardia o algo. Ahora largo antes de que me enfade.- Respondió el hombre de armas con un tono que evidenciaba que su paciencia estaba cercana a agotarse. A saber cómo habrían acabado las cosas si aquellas mujeres no se hubiesen dado por vencidas y emprendido de vuelta el camino hasta el pueblo. No sin antes lanzar una extraña mirada a Níniel y Catherine.
-El siguiente...Ah, por fin la leña para las chimeneas.- Expresó el guardia tras echar un vistazo al cargamento que transportaba la siguiente persona en la cola. -Adelante, y date prisa en descargar.- Urgió el guardia, sin duda ya pensando que aquella noche no pasaría tanto frío como la anterior. No obstante, un segundo guardia con un penacho de plumas en su yelmo cruzó el portón en aquel momento y pareció reprender al vigilante de la puerta. Dijese lo que le dijese, tras un breve intercambio de palabras este instó al leñador a vaciar su cargamento en la puerta.
-Por lo visto creen que podría haber una persona oculta entre la madera...- Explicó Catherine a su extrañada hermana en un leve susurro. La felina era capaz de escuchar incluso el más leve sonido a una distancia prodigiosa, por lo que solía enterarse de muchas cosas que muchos querrían mantener en secreto u oculto.
-El siguiente...- Ordenó el guardia mientras dos de sus compañeros vigilaban el trabajo del leñador. -¿Una elfa y una mujer bestia? Mirad, de manera normal estaría encantado de tener compañía por las noches pero estos días...¿Por qué no volvéis en una semana o así? Tenéis pinta de ser caras pero...- El humano alargó una mano con intención de tocar a Níniel, pero antes de estar cerca siquiera la pelirroja detuvo su mano con una de las suyas, impidiendo que la pudiera mover por mucha fuerza que este hiciera, comenzando a apretar hasta hacerle daño.
-Vaya, eres muy fuerte...ya entiendo, el dinero primero...Como os he dicho sí...- En ese momento, y mientras el hombre abría y cerraba la mano dolorida, Níniel, sin dirigirle siquiera la palabra, le puso delante de la cara una carta firmada y sellada por el propio lord Nestor. Una petición por escrito en la que solicitaba unos servicios muy distintos a los que aquel soldado atribuía a la pareja de jóvenes. Un servicio que situaba a ambas muy por encima de un vulgar guardia de la puerta.
-Yo...no, lo lamento mucho. Os ruego que... No sabía que las personas contratadas por Lord Nestor fuesen una elfa vestida con... y...ejem...Adelante. Podéis esperar en el patio de armas. Enseguida el mayordomo os atenderá... -Indicó bajando su tono y mirada, e indicando la puerta a sabiendas del terrible error que acababa de cometer y el lío en el que podrían meterle. Ambas pasaron sin tan siquiera mirarle.
Ya en aquel patio, la sensación de estar siendo vigiladas era permanente.
-Estúpidos cabezacubos...Debería haberle arrancado la mano...- Espetó molesta Catherine. -Más les vale pagarnos bien por las molestias o...-
-No se le pueden pedir peras al olmo... Por suerte te tengo a ti para cuidarme.- Buscó calmarla la peliblanca con una cálida sonrisa. Por desgracia estaba acostumbrada ya a que muchos hombres la vieran y pensaran que podían hacerle todo tipo de proposiciones, sencillamente porque resultara algo más exótica o que su ropa pudiese revelar algo más de piel de la que estaban acostumbrados a ver. Sin duda muchas de esas historias sobre los "salvajes" elfos del bosque y sus rituales tampoco ayudaban. -Si le arrancaras una mano a todos los idiotas de Aerandir, estaríamos rodeadas de mancos.- Se permitió añadir la joven en un momento de complicidad con su hermana y restándole importancia al incidente. -Y más importante es...-
-Sí...idiotas a parte es evidente que no se andan con chiquitas con la seguridad aquí. Ese par de arqueros no nos quitan los ojos de encima. Apuesto a que tiene que ver con...-Señaló con la mirada la carta que Níniel aún sostenía en su mano izquierda.
-Eso seguro.- Sentenció la peliblanca.
Última edición por Níniel Thenidiel el Sáb 13 Jul 2019 - 15:03, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
El viaje resulto particularmente relajado en esta oportunidad, ambos niños lograron conseguir un transporte a pocos kilómetros de Lunargenta que los llevo directamente hasta su destino sin siquiera cobrarles.
Fue una casualidad más que nada, el granjero pasaría por el sitio objetivo y quería compañía para no dormirse en un día tan apacible. Cierto intercambio en el que los niños ganaban más pero eso no pareció importarle.
Un sujeto amable, de esos que se ven poco en Aerandir. Casi todas las personas velan por sus propios intereses pero existe gente muy altruista en el mundo, difíciles de encontrar aunque negados a extinguirse.
Todo transcurre sin contratiempos y los pequeños llegan a su destino con las fuerzas intactas, es suficiente con decir que se despiden amablemente del buen personaje. Incluso Maquiavelo no puede ponerle pegas al adulto.
Me agrada Yofrie… lástima lo que le pasara en la pierna.
¿Qué?... ¿Le pasara algo malo?
Se la romperá en dos días “dice con serenidad”.
Vale… ¿No crees que merecía ser advertido? “expulsa tomando una clara postura de reproche”.
No… ganara más si sigue la senda destinada “baja la mirada” siempre es mejor así.
Maquiavelo termina negando con la cabeza y luego sujeta la mano de su hermano para guiar el camino, en este punto sabe que es mejor no seguir preguntando. Canel puede ser muchas cosas pero nunca un perverso ser que disfruta con el sufrimiento ajeno, seguramente sus razones son acertadas.
El sitio al que llegan es un simple feudo, muchas granjas aledañas con su propio pueblo. En el centro de todo se puede ver una monumental fortaleza que si sale de lo común, alguien tiene interés en mantener esta zona segura y cómoda.
No les toma mucho llegar hasta las puertas, hay cierta conmoción gestándose vale destacar. Por lo que Chimar consigue escuchar parece que los habitantes tienen problemas con robos menores, irónico a más no poder.
Es un área demasiado simple como para que el gremio de ladrones esté operando, suena más a una banda recién llegada o incluso algunos residentes que le pillaron el gusto a la cleptomanía, lo usual.
Cuando los mocosos avanzan un poco son detenidos de inmediato por la guardia del castillo, ciertamente no parecen de buen humor aunque nada que una carta sellada por su señor no les haga recapacitar.
Si bien se toman todo con incredulidad al principio, no tardan en corroborar que la firma y el sello son correctos. Sin mayores contratiempos e incluso con algunas disculpas los pequeños aventureros son invitados a entrar.
Con una sonrisa arrogante Chimar acepta la nueva postura, acto seguido llegan al patio interior. Dejan una ligera revuelta a cuestas y es que los habitantes parecen realmente molestos por el hecho de que se dejen entrar forasteros mientras los nativos deben esperar afuera.
¡Niniel!
Al ver a su amiga, Chimar avanza en carga y le da un fuerte abrazo. Permanece alegre hasta que su vergüenza toma control, obligándole a apartarse con las mejillas sonrojadas casi de inmediato. Por su parte Canel saluda animadamente con la mano derecha a una distancia más recatada.
¿Lord estirado les invito también?
Es claro que recibieron la carta del noble, es muy difícil que existan otras razones para estar en el lugar actual. Maquiavelo se sorprendió bastante cuando recibió la misiva solicitado sus servicios aunque luego de tanto tiempo viviendo aventuras seria mentira decir que es la primera vez, ya tiene cierto nombre en el mundo.
Es un edificio grande pero triste… ¿Por qué todas las fortalezas son tristes?
Es su forma de decir que se alegra de verlas “ríe nerviosamente intentado disimular lo raro de su amiguito”.
Fue una casualidad más que nada, el granjero pasaría por el sitio objetivo y quería compañía para no dormirse en un día tan apacible. Cierto intercambio en el que los niños ganaban más pero eso no pareció importarle.
Un sujeto amable, de esos que se ven poco en Aerandir. Casi todas las personas velan por sus propios intereses pero existe gente muy altruista en el mundo, difíciles de encontrar aunque negados a extinguirse.
Todo transcurre sin contratiempos y los pequeños llegan a su destino con las fuerzas intactas, es suficiente con decir que se despiden amablemente del buen personaje. Incluso Maquiavelo no puede ponerle pegas al adulto.
Me agrada Yofrie… lástima lo que le pasara en la pierna.
¿Qué?... ¿Le pasara algo malo?
Se la romperá en dos días “dice con serenidad”.
Vale… ¿No crees que merecía ser advertido? “expulsa tomando una clara postura de reproche”.
No… ganara más si sigue la senda destinada “baja la mirada” siempre es mejor así.
Maquiavelo termina negando con la cabeza y luego sujeta la mano de su hermano para guiar el camino, en este punto sabe que es mejor no seguir preguntando. Canel puede ser muchas cosas pero nunca un perverso ser que disfruta con el sufrimiento ajeno, seguramente sus razones son acertadas.
El sitio al que llegan es un simple feudo, muchas granjas aledañas con su propio pueblo. En el centro de todo se puede ver una monumental fortaleza que si sale de lo común, alguien tiene interés en mantener esta zona segura y cómoda.
No les toma mucho llegar hasta las puertas, hay cierta conmoción gestándose vale destacar. Por lo que Chimar consigue escuchar parece que los habitantes tienen problemas con robos menores, irónico a más no poder.
Es un área demasiado simple como para que el gremio de ladrones esté operando, suena más a una banda recién llegada o incluso algunos residentes que le pillaron el gusto a la cleptomanía, lo usual.
Cuando los mocosos avanzan un poco son detenidos de inmediato por la guardia del castillo, ciertamente no parecen de buen humor aunque nada que una carta sellada por su señor no les haga recapacitar.
Si bien se toman todo con incredulidad al principio, no tardan en corroborar que la firma y el sello son correctos. Sin mayores contratiempos e incluso con algunas disculpas los pequeños aventureros son invitados a entrar.
Con una sonrisa arrogante Chimar acepta la nueva postura, acto seguido llegan al patio interior. Dejan una ligera revuelta a cuestas y es que los habitantes parecen realmente molestos por el hecho de que se dejen entrar forasteros mientras los nativos deben esperar afuera.
¡Niniel!
Al ver a su amiga, Chimar avanza en carga y le da un fuerte abrazo. Permanece alegre hasta que su vergüenza toma control, obligándole a apartarse con las mejillas sonrojadas casi de inmediato. Por su parte Canel saluda animadamente con la mano derecha a una distancia más recatada.
¿Lord estirado les invito también?
Es claro que recibieron la carta del noble, es muy difícil que existan otras razones para estar en el lugar actual. Maquiavelo se sorprendió bastante cuando recibió la misiva solicitado sus servicios aunque luego de tanto tiempo viviendo aventuras seria mentira decir que es la primera vez, ya tiene cierto nombre en el mundo.
Es un edificio grande pero triste… ¿Por qué todas las fortalezas son tristes?
Es su forma de decir que se alegra de verlas “ríe nerviosamente intentado disimular lo raro de su amiguito”.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
–Últimamente pasas más tiempo haciendo eso que antes, Demian –indicó Artyhom.
Demian no estaba seguro si sólo lo imaginaba o de verdad había un tono de preocupación en la voz del mecánico. No podía estar seguro, por muy inteligente y avanzado que fuera Artyhom, seguía siendo un robot y su comunicación seguía siendo en una tonalidad plana.
–El Éter es absorbente –contestó el chico abriendo sus brazos en cruz para estirarse como si hubiera dormido toda una noche–… huhmm… era de noche cuando comencé a m-meditar, ¿no?
Artyhom asintió. No se necesitaron más palabras sobre el asunto, pero Demian tomó nota personal de que Arty podía tener un punto válido. Conectarse con el Éter, con el Vacío, debía ser tomado con algo más de moderación.
–El castillo de la misiva se encuentra cerca –indicó el mecánico.
Efectivamente, no fue necesaria de mucha caminata para llegar al lugar. El chico no estaba seguro de por qué había siquiera aceptado tomar un trabajo de una carta de un desconocido. No le sobraba el dinero, pero tampoco le faltaba, sus habilidades para el robo habían mejorado mucho desde que saliera por primera vez a meter la mano a bolsillos ajenos con Ratita y su estilo de vida no requería de demasiados lujos, realmente.
Más aún, sus encuentros con señores adinerados no habían sido de lo más felices y comenzaba a cuestionarse el propio orden social. ¿Por qué había gente que podía hacer lo que les viniese en gana con el resto?
Pero allí estaba, ya se había tomado la molestia de llegar y bien podía tomarse otra molestia para averiguar de qué se trataba todo aquello. Si alguien se las había ingeniado para hacerle llegar una carta a alguien que recorría el continente sin detenerse en una vivienda, seguro se trataba de algo interesante.
Pronto están cerca de las puertas, donde unos guardias controlan el acceso. El castillo no es muy grande y el flujo de personas es variable, con momentos de mayor intensidad y otros de plano aburrimiento. Demian decide divertirse un poco.
No recurre a la invisibilidad, eso sería demasiado sencillo, no habría desafío en ello. No, simplemente recurre a trucos más simples. Usa ilusiones para distraer, se aprovecha de la uniformidad de la luz en el lugar, de los ruidos que hacen las personas, del movimiento de una carreta a la que sigue buscando el ángulo ciego de los guardias…
Pronto está en el interior, dibujando una mueca torcida de orgullo en sus labios.
–No entiendo, contábamos con una carta firmada para entrar sin problemas –comentó Artyhom.
–Lo sé, pero mostrar papeles es aburrido –responde Demian.
Artyhom ladea su cabeza y, aunque su expresión sigue siendo la misma de siempre, simplemente una máscara estática, Demian sabe que el pequeño se encuentra intentando sacar conclusiones.
En otras circunstancias le explicaría lo que piensa, pero no es el momento. Es hora de explorar el lugar al que ha sido citado. Usa su magia sobre sus propias ropas, ocultando los rasgos más llamativos de sus vestimentas encantadas. Esas prendas las obtuvo de la misma corte del rey, pero la situación amerita algo más discreto. Pronto luce simplemente de negro, con una conveniente capucha sobre la cabeza.
Curiosamente, la mayor sorpresa se la llevaría él mismo.
–¿Chim?, ¿Níniel? –pregunta saliendo de su actitud de sigilo.
Su expresión muestra confusión. No se esperaba encontrar a aquellos dos en ese lugar. Ciertamente ha vivido algunas aventuras con ellos recientemente, lo que hace incluso sospechoso que hayan sido citados juntos, pero por cartas separadas.
–¿Qué rayos hacen aquí? –dice sentándose en un saliente de roca.
–Mi señor Demian quiere decir que está encantado de verles nuevamente y su corazón se llena de júbilo por la honorable y bienaventurada presencia de tan excelsos aliados y amigos –añade Artyhom con una pequeña reverencia.
–Eso… Arty cada día habla más lindo, lo debe haber aprendido de mi.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
El lugar demostró pronto estar de lo más concurrido, a pesar del silencio casi absoluto en el que parecían desenvolverse los escasos habitantes de la fortaleza y los mucho más numerosos guardias, la mayoría de ellos con profusas ojeras y aspecto cansado. A Níniel aquello le recordaba más a uno de esos monasterios que los sectarios cristianos habían construido aquí y allá que a un centro de actividad militar y administrativa, aunque no es que pudiera decir que aquello la molestase. Al contrario, encontraría totalmente agradable aquella aparente tranquilidad si no hubiera unos gruesos y altos muros entre ella y la naturaleza viva.
-He contado veintisiete, más los campesinos claro.- Compartió Catherine tras echar un vistazo a aquel patio de armas, a las murallas que las rodeaban y la torre del homenaje que ocupaba un lugar privilegiado dentro de las mismas, justo frente a ellas, ligeramente a la izquierda como para estar exactamente frente al portón por el que habían entrado.
-Veintinueve.- Corrigió Níniel a su hermana, haciendo que esta revisara nuevamente su conteo con intención de encontrar a los guardias que no había podido localizar por su cuenta. -Hay dos más observando desde aquellas saeteras, en el tercer piso de la torre.- Indicó entonces la peliblanca, demostrando que ella también se fijaba en esa clase de cosas. -Más los que pueda haber dentro o en aquellos barracones.- Añadió señalando con la mirada al sencillo edificio de piedra a la derecha de la torre principal, junto a una pequeña herrería inactiva en esos momentos.
-Ni que guardaran el tesoro del rey...Aunque no me importaría que el trabajo consistiera en escoltar algo así a un...lugar seguro.- Bromeó la felina sentándose sobre el borde del pozo que ocupaba el centro de aquel patio, dispuesta a esperar a que el mayordomo apareciera por fin, tal y como había dicho el estúpido guardia de la puerta, comenzando a mover las piernas de manera infantil para matar el rato. Mientras esperaban, un par de mujeres pasaron antes ellas, portando amplias bandejas de comida desde las cocinas, junto a la base de la torre, hasta los barracones. Toda dicha comida parecía consistir en platos fríos.
-No le diría que no a una buena hogaza de pan y embutido ahora mismo...- No pudo evitar decir la felina al ver la comida. Y Níniel no pudo si no negar lentamente con la cabeza.
Iba a recordarle a su hermana que no hacía tanto que habían desayunado cuando cierta pareja de infantes, de sobra conocidos por las jóvenes, aparecieron cruzando el portón a sus espaldas. La efusividad mostrada por Chimar al ver a la elfa no era del todo extraña en el genio inventor, y fue bien recibida por la peliblanca, que respondió a aquel gesto de cariño del mismo modo. Tampoco lo eran la distancia que siempre guardaba Canel y su modo de expresarse, capaz de ponerle los pelos de punta a cualquiera. Pero eso no significaba que a Catherine le hiciera mucha gracia.
-Sí, sí...venga, no seas tan pegajoso...Y tú no seas tan...tan...lo que sea.- Instó a ambos bajando al suelo y pegändose a su hermana.
-No seas así, Cath. Es un agradable reencuentro.- La riñó levemente la joven sacerdotisa, aunque ciertamente no dejaban de encontrarse en todas partes, tal vez tanta efusividad fuese excesiva. -Pues sí. Lord Nestor solicitó ayuda a la Logia y, bueno, aquí estoy.- Respondió la peliblanca a la duda del genio inventor. -Y parece que no es toda la ayuda que ha solicitado...-
-Sí...esto se pone cada vez mejor...- Expresó con sorna la pelirroja, aunque diciendo algo que el resto también debía de estar pensando. ¿Cuán grave era el asunto visto lo visto? Y eso que no estaban todas las piezas sobre el tablero. Aún faltaba por llegar alguien más. Alguien cuya llegada apenas sí fue percibida por el agudo oído de Catherine.
-Y aquí llega uno sigiloso cual ratoncito.- Fue el aviso de la felina al grupo cuando el ilusionista decidió mostrarse abiertamente. Algo que inmediatamente extrañó a algunos de los vigilantes. -Eso mismo deberíamos preguntarte a ti. No me digas que también te ha contratado ese tal lord estirado...¿Quién más falta por venir? ¿El elfo? ¿El vampiro? ¿El frutero de la esquina?- Por supuesto debido a la falta de revuelo general nadie podía sospechar que Demian no "debería" estar allí.
-Ciertamente el trabajo resulta cada vez más intrigante...-Convino la peliblanca ante el grupo allí reunido. Más no habría tiempo para continuar aquella conversación, pues las puertas de la torre se abrirían en aquel momento, y un hombre calvo y delgado, vestido con ropas coloridas, aparecería seguido por dos guardias, uno de ellos el del yelmo emplumado que antes estuviese en la puerta.
-Estos son...un momento. Eran solo cuatro, las mujeres y los dos niños...¿Quién eres...?- Su pregunta fue interrumpida por el mayordomo, evitando una situación que bien podría haber acabado siendo de lo más problemática.
-Si mi información es precisa, debes ser Demian.-Le miró como si lo conociera muy bien. -El joven de la ballesta debe de ser Maquiavelo, acompañado por Canel. Últimamente has pasado mucho tiempo con cierto e interesante vampiro...Desde luego frecuentas curiosas compañías para un joven humano.- Dijo el hombrecillo con un tono que denotaba que disfrutaba sabiendo mucho de mucha gente. -Y la Logia nos envía a su más reciente gran encantadora, acompañada por su "hermana" Catherine-Brie. Un asunto muy turbio aquel con el "látigo rojo". Un hombre peligroso.- Sentenció dejando a la pelirroja con el ceño más que fruncido y con la palabra en la boca.
-Acompañadme por favor. Lord Nestor está...impaciente por conoceros.- Terminó de decir, encaminandose de vuelta al interior de la torre sin tan siquiera darse la vuelta para comprobar si le seguían.
-Dejaréis las armas aquí. Todas.- Instruyó el guardia del penacho ya en el umbral de la nada desdeñable estructura. -Órdenes de Lord Nestor.- Añadió señalando a un par de guardias que custodiaban el interior de la torre. Incluso él mismo dejó su espada allí, aunque con evidente falta de entusiasmo. El mayordomo les esperaba en el primer tramo de escaleras ascendentes, con una sonrisa de lo más artificial en los labios y las manos entrecruzadas sobre su estómago.
-He contado veintisiete, más los campesinos claro.- Compartió Catherine tras echar un vistazo a aquel patio de armas, a las murallas que las rodeaban y la torre del homenaje que ocupaba un lugar privilegiado dentro de las mismas, justo frente a ellas, ligeramente a la izquierda como para estar exactamente frente al portón por el que habían entrado.
-Veintinueve.- Corrigió Níniel a su hermana, haciendo que esta revisara nuevamente su conteo con intención de encontrar a los guardias que no había podido localizar por su cuenta. -Hay dos más observando desde aquellas saeteras, en el tercer piso de la torre.- Indicó entonces la peliblanca, demostrando que ella también se fijaba en esa clase de cosas. -Más los que pueda haber dentro o en aquellos barracones.- Añadió señalando con la mirada al sencillo edificio de piedra a la derecha de la torre principal, junto a una pequeña herrería inactiva en esos momentos.
-Ni que guardaran el tesoro del rey...Aunque no me importaría que el trabajo consistiera en escoltar algo así a un...lugar seguro.- Bromeó la felina sentándose sobre el borde del pozo que ocupaba el centro de aquel patio, dispuesta a esperar a que el mayordomo apareciera por fin, tal y como había dicho el estúpido guardia de la puerta, comenzando a mover las piernas de manera infantil para matar el rato. Mientras esperaban, un par de mujeres pasaron antes ellas, portando amplias bandejas de comida desde las cocinas, junto a la base de la torre, hasta los barracones. Toda dicha comida parecía consistir en platos fríos.
-No le diría que no a una buena hogaza de pan y embutido ahora mismo...- No pudo evitar decir la felina al ver la comida. Y Níniel no pudo si no negar lentamente con la cabeza.
Iba a recordarle a su hermana que no hacía tanto que habían desayunado cuando cierta pareja de infantes, de sobra conocidos por las jóvenes, aparecieron cruzando el portón a sus espaldas. La efusividad mostrada por Chimar al ver a la elfa no era del todo extraña en el genio inventor, y fue bien recibida por la peliblanca, que respondió a aquel gesto de cariño del mismo modo. Tampoco lo eran la distancia que siempre guardaba Canel y su modo de expresarse, capaz de ponerle los pelos de punta a cualquiera. Pero eso no significaba que a Catherine le hiciera mucha gracia.
-Sí, sí...venga, no seas tan pegajoso...Y tú no seas tan...tan...lo que sea.- Instó a ambos bajando al suelo y pegändose a su hermana.
-No seas así, Cath. Es un agradable reencuentro.- La riñó levemente la joven sacerdotisa, aunque ciertamente no dejaban de encontrarse en todas partes, tal vez tanta efusividad fuese excesiva. -Pues sí. Lord Nestor solicitó ayuda a la Logia y, bueno, aquí estoy.- Respondió la peliblanca a la duda del genio inventor. -Y parece que no es toda la ayuda que ha solicitado...-
-Sí...esto se pone cada vez mejor...- Expresó con sorna la pelirroja, aunque diciendo algo que el resto también debía de estar pensando. ¿Cuán grave era el asunto visto lo visto? Y eso que no estaban todas las piezas sobre el tablero. Aún faltaba por llegar alguien más. Alguien cuya llegada apenas sí fue percibida por el agudo oído de Catherine.
-Y aquí llega uno sigiloso cual ratoncito.- Fue el aviso de la felina al grupo cuando el ilusionista decidió mostrarse abiertamente. Algo que inmediatamente extrañó a algunos de los vigilantes. -Eso mismo deberíamos preguntarte a ti. No me digas que también te ha contratado ese tal lord estirado...¿Quién más falta por venir? ¿El elfo? ¿El vampiro? ¿El frutero de la esquina?- Por supuesto debido a la falta de revuelo general nadie podía sospechar que Demian no "debería" estar allí.
-Ciertamente el trabajo resulta cada vez más intrigante...-Convino la peliblanca ante el grupo allí reunido. Más no habría tiempo para continuar aquella conversación, pues las puertas de la torre se abrirían en aquel momento, y un hombre calvo y delgado, vestido con ropas coloridas, aparecería seguido por dos guardias, uno de ellos el del yelmo emplumado que antes estuviese en la puerta.
-Estos son...un momento. Eran solo cuatro, las mujeres y los dos niños...¿Quién eres...?- Su pregunta fue interrumpida por el mayordomo, evitando una situación que bien podría haber acabado siendo de lo más problemática.
-Si mi información es precisa, debes ser Demian.-Le miró como si lo conociera muy bien. -El joven de la ballesta debe de ser Maquiavelo, acompañado por Canel. Últimamente has pasado mucho tiempo con cierto e interesante vampiro...Desde luego frecuentas curiosas compañías para un joven humano.- Dijo el hombrecillo con un tono que denotaba que disfrutaba sabiendo mucho de mucha gente. -Y la Logia nos envía a su más reciente gran encantadora, acompañada por su "hermana" Catherine-Brie. Un asunto muy turbio aquel con el "látigo rojo". Un hombre peligroso.- Sentenció dejando a la pelirroja con el ceño más que fruncido y con la palabra en la boca.
-Acompañadme por favor. Lord Nestor está...impaciente por conoceros.- Terminó de decir, encaminandose de vuelta al interior de la torre sin tan siquiera darse la vuelta para comprobar si le seguían.
-Dejaréis las armas aquí. Todas.- Instruyó el guardia del penacho ya en el umbral de la nada desdeñable estructura. -Órdenes de Lord Nestor.- Añadió señalando a un par de guardias que custodiaban el interior de la torre. Incluso él mismo dejó su espada allí, aunque con evidente falta de entusiasmo. El mayordomo les esperaba en el primer tramo de escaleras ascendentes, con una sonrisa de lo más artificial en los labios y las manos entrecruzadas sobre su estómago.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Aunque resulte irónico, la actitud de Catherine le parece divertida esta vez. ¿Qué se puede decir?, sigue siendo un niño… uno que asesina gente en casi todas las aventuras y maneja el conocimiento de los dioses pero niño al fin.
Me alegra verte también Cath “muestra una sonrisa boba”.
Canel se pierde un poco entre los comentarios pues no entiende si son irónicos o reales, algo que no puede evitar manifestar en su rostro. En cierto modo es algo tonto para cosas que todo el mundo aprende luego de vivir dos años en Aerandir.
Ciertamente es curiosa la convocatoria del noble, sobre todo los personajes solicitados. Esto no hace más que confirmarse cuando de la nada aparece Demian mostrando una impropia cara confusa.
Lo mismo podr…
Catherine se adelanta con la respuesta capciosa, gano la primera ronda pero Maquiavelo sigue teniendo más “calle” que cualquier personaje… por muy felina humanoide y de triste historia que pueda ser.
Claaaaro, fue lo primero que me vino a la mente jeje.
Es obvio que los modales de Arty vienen de fábrica, Dem es una piedra con púas en esas cosas. Ahora queda claro que el pequeño autómata se ha convertido en un compañero más que permanente del ilusionista… tiempo de buscar otro cocinero para la esfera.
La referencia de Catherine sin duda pone en alerta al inventor, recordar la ciudad roja es un tanto desagradable. Nunca antes tuvo tantas posibilidades de morir como en esa jodida instalación, lugar que por cierto implosionó sin arrojar recompensas por el esfuerzo.
Espero que valga la pena est…
Nuevamente es incapaz de terminar una frase, es interrumpido por un personaje relacionado a la misión actual. El sujeto sin duda no despierta mucha confianza, parece un chupasangre pero de una maldición muy diferente.
Sus reservas prueban ser acertadas pues dicho personaje maneja una información bastante personal, en pocas palabras suelta algunos trapos sucios de varios presentes claves… huele terriblemente mal todo el asunto.
Al final son invitados al interior de la torre, claro que la proposición viene con pega. Deben dejar todas las armas afuera y eso no entusiasma demasiado al pequeño genio, sin sus objetos se siente desnudo.
Pega un vistazo a Canel y nota que este asiente, parece confiado. Si bien el pequeño brujo suele manejar conceptos extraños de buena y mala situación, Chimar le confiaría su vida todas las veces que fuera necesario.
Acabemos con esto.
Entonces tiene lugar una escena entretenida, el pequeño genio dejando todos sus artículos violentos. Basta decir que la operación toma severos minutos y acaba con casi toda la mesa de requisiciones llena.
Si falta algo, lo sabré “dice con mirada seria”.
Por cierto… “toma a Canel por las axilas y lo deja en la propia mesa” cuidado con esta, es la más mortal de todas.
“Avanza algunos pasos hasta que la mirada confusa de su hermano pequeño se hace imposible de ignorar” ¿Qué esperas mocoso?, hay trabajo “expresa con una sonrisa”.
¡Yay! “Canel salta de la mesa avanzando en carga, luego se detiene y toma la mano zurda de Chimar” fue una mala broma “baja la mirada”.
Mala pero buena jeje.
Pues... “menea la cabeza un poco” tienes razón “sonríe cordialmente”.
Me alegra verte también Cath “muestra una sonrisa boba”.
Canel se pierde un poco entre los comentarios pues no entiende si son irónicos o reales, algo que no puede evitar manifestar en su rostro. En cierto modo es algo tonto para cosas que todo el mundo aprende luego de vivir dos años en Aerandir.
Ciertamente es curiosa la convocatoria del noble, sobre todo los personajes solicitados. Esto no hace más que confirmarse cuando de la nada aparece Demian mostrando una impropia cara confusa.
Lo mismo podr…
Catherine se adelanta con la respuesta capciosa, gano la primera ronda pero Maquiavelo sigue teniendo más “calle” que cualquier personaje… por muy felina humanoide y de triste historia que pueda ser.
Claaaaro, fue lo primero que me vino a la mente jeje.
Es obvio que los modales de Arty vienen de fábrica, Dem es una piedra con púas en esas cosas. Ahora queda claro que el pequeño autómata se ha convertido en un compañero más que permanente del ilusionista… tiempo de buscar otro cocinero para la esfera.
La referencia de Catherine sin duda pone en alerta al inventor, recordar la ciudad roja es un tanto desagradable. Nunca antes tuvo tantas posibilidades de morir como en esa jodida instalación, lugar que por cierto implosionó sin arrojar recompensas por el esfuerzo.
Espero que valga la pena est…
Nuevamente es incapaz de terminar una frase, es interrumpido por un personaje relacionado a la misión actual. El sujeto sin duda no despierta mucha confianza, parece un chupasangre pero de una maldición muy diferente.
Sus reservas prueban ser acertadas pues dicho personaje maneja una información bastante personal, en pocas palabras suelta algunos trapos sucios de varios presentes claves… huele terriblemente mal todo el asunto.
Al final son invitados al interior de la torre, claro que la proposición viene con pega. Deben dejar todas las armas afuera y eso no entusiasma demasiado al pequeño genio, sin sus objetos se siente desnudo.
Pega un vistazo a Canel y nota que este asiente, parece confiado. Si bien el pequeño brujo suele manejar conceptos extraños de buena y mala situación, Chimar le confiaría su vida todas las veces que fuera necesario.
Acabemos con esto.
Entonces tiene lugar una escena entretenida, el pequeño genio dejando todos sus artículos violentos. Basta decir que la operación toma severos minutos y acaba con casi toda la mesa de requisiciones llena.
Si falta algo, lo sabré “dice con mirada seria”.
Por cierto… “toma a Canel por las axilas y lo deja en la propia mesa” cuidado con esta, es la más mortal de todas.
“Avanza algunos pasos hasta que la mirada confusa de su hermano pequeño se hace imposible de ignorar” ¿Qué esperas mocoso?, hay trabajo “expresa con una sonrisa”.
¡Yay! “Canel salta de la mesa avanzando en carga, luego se detiene y toma la mano zurda de Chimar” fue una mala broma “baja la mirada”.
Mala pero buena jeje.
Pues... “menea la cabeza un poco” tienes razón “sonríe cordialmente”.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Las presentaciones tienen lugar, junto a las respectivas dosis de humor y sarcasmo de los presentes, si bien Demian nunca ha sido un experto en descifrar cuándo alguien habla en serio o no. El chico se encoje de hombros.
–No creo que el f-frutero de la esquina sea útil, sobre el elfo y el vampiro... no sé de quiénes hablas –dice con honestidad.
Lo que tiene lugar a continuación es esperable, pero no por eso menos molesto. Para ser francos, Demian ha tomado órdenes de una sola persona con gusto en la vida, y esa persona ya está muerta... murió a manos de Demian, cabe agregar.
Así que, estimado lector, no te resultará difícil imaginar que Demian no tomó de buena manera que un desconocido en posición de asimetría le ordenara dejar sus armas a resguardo sólo de la confianza. Tampoco resultará sorpresivo saber que el chico usó una de sus ilusiones para dejar uno de sus cuchillos arrojadizos escondidos en su bota izquierda. Con el tiempo Demian se había acostumbrado a ocultar o disfrazar partes de su ropa y armas de manera constante, con lo que lo realiza apenas pensando en ello.
–Falta eso –dice el guardia cuando Demian pasa, apuntando en dirección a su pierna izquierda... o más bien junto a ella.
–No es un eso –contesta Demian–. Se llama Artyhom y viene conmigo.
El mecánico que camina a su lado hace una pequeña reverencia y mira a su alrededor, finalmente decidiendo que continuará su camino obedeciendo a su dueño y amigo.
Quizás es la mirada, o quizás una breve ilusión que hace parecer el lugar ligeramente más oscuro cuando Demian habla, un efecto apenas perceptible, pero suficiente para causar un efecto emocional involuntario, lo que finalmente hace que el guardia decida no decir nada más. Quizás sólo es el hecho de que su rango no es tan alto y que su superior allí presente no dice nada.
Comienzan entonces a subir unos peldaños que eventualmente los llevará hasta el lugar desde donde dirige el castillo aquel señor.
Lo primero que llama la atención a Demian es la disparidad de la luz. El primer tramo está claramente iluminado, mientras que el fondo se encuentra oscuro, con las ventanas cubiertas por gruesos velos y objetos ubicados estratégicamente. Esto genera que los visitantes deban obligatoriamente atravesar un tramo donde son completamente iluminados y se pueden apreciar cada una de sus facciones con claridad desde el asiento de poder, pero en el otro extremo es casi imposible distinguir los rasgos del hombre allí sentado.
La luz que llega a Demian prácticamente directo a sus ojos sólo le permite distinguir una tenue silueta sentada, semi cubierta por un velo al punto que es difícil decir si se trata de un hombre o una mujer, si bien todo parece indicar que debería ser el señor del lugar.
–Por fin han llegado– dice la voz desde las sombras, la voz que debería ser Lord Néstor.
–Saludos, honorable señor. Mi nombre es Artyhom y hoy hablaré a nombre de mi señor Demian, si le complace –dice el mecánico haciendo una profunda reverencia, tras dar un paso al frente–. Es de mi agrado informar que estamos interesados en conocer más de este trabajo que se menciona en vuestra misiva, si bien es de nuestro interés plantear de inmediato una condición que vuestra merced seguramente encontrará pequeña y justa. Mi señor no quiere que su nombre sea usado en público nuevamente si no es por él, sus amigos o el humilde servidor que aquí habla. Comprenderá que no es pertinente el uso a la ligera de esa información respecto a alguien con sus habilidades.
El joven brujo mantiene su expresión neutra tradicional, quedándose un paso más atrás, si bien en las últimas palabras gira su mirada hacia el mayordomo. Un cambio sutil tiene lugar en sus ojos, que se entrecierran ligeramente.
Artyhom da un paso atrás.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Níniel no pudo más que esperar y observar en silencio y con cara de circunstancias a que el resto de sus compañeros terminaran de desarmarse, tal y como les había pedido aquel guardia. Guardia que, junto al resto de sus hombres, no daba crédito a la pila cada vez mayor de objetos potencialmente peligrosos que comenzaban a amontonarse sobre la mesa y de cuya mayoría difícilmente podrían saber su uso o composición: Armas, municiones, frascos, viales, granadas...Sin duda debían de estar preguntándose qué clase de niños eran aquellos. Claro que si el señor les había llamado, de entrada muy normales tampoco podían ser.
-Ahora tú, elfa.- Solicitó el hombre una vez que hubo acabado con Demian. -El bastón también.- Añadió con evidente desconfianza por el aura de poder que emitía el objeto.
-Bien, pero es una reliquia muy valiosa para mi. Espero que sea guardada con el máximo respeto y cuidado.- Aceptó la peliblanca dejando el arma junto a la pared cercana a la mesa en vez de dejar que alguno de aquellos humanos lo tocase. Por supuesto unos orejas redondas no podrían usarlo ni siquiera por accidente, pero aún así...Tras aquello la joven dejó que revisaran su bolsa de viaje y comprobaran que no llevaba nada más, dedicándole alguna mirada más lasciva de la cuenta en el proceso, aunque no encontrarían ni los viales ni la daga que escondía en los bolsillos ocultos de su capa.
-¿Y esa máscara?- Preguntó el guardia interesándose por el ornamento de madera que la peliblanca llevaba al cinto.
-Es una máscara élfica, para comulgar con la naturaleza.- Respondió Níniel sin faltar a la verdad. No es que pretendiera usarla contra nadie allí...Pero ya que había dejado una de sus armas bien podría serle útil si no debía dejarla también.
-Ya veo...Ritos élficos...-Aceptó con un tono que a la elfa no le gustó nada. -¿Tú no llevas armas mujer gata?- Pasaría el hombre a decir a continuación, extrañado porque tras el espectáculo anterior hubiese alguien de aquel grupo desarmado.
-No las necesito. Mi hermana cuida de mí.- Aseveró la felina fingiendo una sonrisa de lo más inocente. Claro que tampoco mentía. No necesitaba armas, ella era un arma en sí misma. Posiblemente más letal que cualquiera de las que ahora quedaban bajo custodia de aquellos defensores de la torre.
Una vez finiquitado aquel trámite, y ocultando muy bien su impaciencia si es que la sentía, el humano calvo de ropajes coloridos retomó su parsimoniosa marcha ascendente rumbo a los pisos superiores de la fortificación en silencio. No quiso adelantarles nada sobre el trabajo por el que habían sido llamados, no les recomendó ni una sola norma de etiqueta o modo de dirigirse a su señor...nada. Níniel sentía que si alguien cayera rodando escaleras abajo, aquel hombre se limitaría a pasar por su lado sin detenerse y sin mencionar nada al respecto.
Pronto llegarían hasta una sala amplia que debía de ocupar prácticamente toda la superficie de aquella segunda planta de la torre. Aquel lugar debía de hacer las veces de lugar de recepción y gobierno, así como de comedor a juzgar por las mesas y sillas apiladas contra las paredes de piedra. Al fondo, sentado sobre un trono que parecía cubierto por algún tipo de tela vaporosa, un solitario hombre dió un respingo al verles aparecer. La configuración de luces del lugar no dejaba ver su rostro, pero debía de tratarse del tal Lord Nestor. Lord estirado para los amigos.
Artyhom sería el primero de los recién llegados en hablar tras la escueta bienvenida del señor. Y lo haría con una curiosa petición, supuestamente en nombre de Demian.
-¿Peticiones? ¡¿Su nombre?! ¿Qué me importan a mí esas cosas que dices pequeña...criaturita? Varus...¿Qué...Qué es esa cosa? Me prometiste que pronto llegaría ayuda...Que se ocuparían del asesino y que por fin podría descansar en paz...- El tono del señor denotaba un claro nerviosismo y cansancio. -¿Cómo van a ayudarme unos niños, unas mujeres y...y eso?- A pesar de que la luz impedía verlo bien era evidente que el señor había señalado con el dedo al autómata.
-Ciertamente su apariencia engaña mi señor. Me pedisteis a los mejores, y ellos lo son. Me he informado bien, y no ha sido fácil encontrarlos a todos. La elfa de hecho ostenta un puesto relevante en la Logia. Si tuvierais a bien explicarles vuestro problema...- Respondió el mayordomo con una leve inclinación ante el trono y tono exageradamente dulce. Lord Nestor pareció dudar unos instantes y tamborileó con sus dedos sobre los posabrazos de madera de su asiento de honor, revolviéndose un poco sobre el mismo.
-Si tú lo dices...Escuchad bien. Alguien viene para matarme...¡Lo sé, lo he visto!- Comenzó a explicar. Y su voz se volvió chillona al decir aquello último. -Lo veo en sueños...no me deja dormir. Los sueños cada vez son peores...está cerca...muuuuuuy cerca. El hombre del tatuaje... Es lo mismo que le ocurrió a mi padre...Él también comenzó con las pesadillas...no quiso hacerles caso y...¡ZAS! Pocas semanas después le cortaron el cuello...Pero eso no me va a pasar a mi. Construí este castillo, subí los impuestos para contratar más guardias...Y aún así las pesadillas han empeorado...Tal vez sea uno de los guardias...Por eso no pueden portar armas en mi presencia. Varus dice que no, que son todos de confianza...pero las pesadillas...- Era un relato apresurado, casi demencial. Sin duda la falta de sueño y el miedo le estaban afectando en gran medida. Claro que no podía descartarse que no fuera un paranoico incluso antes de que comenzaran esas supuestas pesadillas de las que hablaba.
-Señor...ciertamente conozco casos de sueños premonitorios pero, rara vez indican un futuro certero.- Se atrevió a tratar de explicar la joven sacerdotisa. -El futuro no es algo que...-
-Eso díselo a mi padre...No estoy loco...Sé que viene a por mí.- La interrumpió el noble. -¿Sois los mejores? Entonces ocupaos del asesino. Una bolsa de oro llena hasta arriba para cada uno por vuestro trabajo. Si fallais...-
-Nada mal Nín. Este tipo está majareta, cobraremos sin hacer nada. Justo la clase de trabajos que más me gustan.- Le susurró Catherine al oído. Aunque el dinero no le preocupaba a la peliblanca. De hecho si realmente aquel hombre estaba loco...cobrarle sería aprovecharse. ¿Pero lo estaba? La joven miró al resto de su grupo tratando de averiguar qué pensaban al respecto.
-Ya he acabado con vosotros.- Interrumpiría no obstante el lord cualquier diálogo entre ellos o pregunta adicional casi de inmediato. -Ahora dejadme tranquilo, me duele la cabeza.- Les despidió con un gesto de desdén. Y sus instrucciones fueron rápidamente cumplidas por el mayordomo, que no dudó en indicarles que era el momento de volver a las escaleras y descender por ellas de vuelta a la entrada de la torre.
-Podéis recoger vuestras armas. Os doy permiso en nombre de Lord Nestor para que investiguéis e interroguéis todo lo que queráis. Podréis moveros con libertad por el castillo...a excepción de la sala principal y las dependencias del señor. Os acompañarán unos guardias porsupuesto.- Explicó el mayordomo haciendo una señal para que algunos guardias que se habían reunido allí se acercaran. Uno de ellos era el que había estado vigilando la puerta cuando ambas llegaron.
-Un momento...lord Nestor nisiquiera nos ha dicho...- Quiso saber más la elfa ante la falta de información. De hecho, ¿acaso habían recibido alguna?
-¿Nada? Es frustrante ¿verdad? Por eso hay tantos guardias. Por eso el castillo está cerrado, y por eso estáis aquí. Os conozco.- Se limitó a decir crípticamente antes de alejarse andando en silencio, dejando a Níniel con toda una retahíla de preguntas en la punta de la lengua y bastante frustrada.
-Será posible...- Se permitió quejarse antes de tratar de pensar en qué hacer a continuación. Miró a aquel guardia pervertido y dejó escapar un suspiro. El humano bajó la vista al suelo.
-Entonces...¿Por dónde empezamos? ¿Qué tal por la cocina? Tal vez haya algún envenenador...Tendré que probar de todo para asegurarme.- Se mofó la felina pelirroja sin creerse nada de lo que había contado lord estirado. Por supuesto no concebía que la comida pudiese estar realmente envenenada.
-Recojamos nuestras cosas y pensemos algo...Supongo que no es el trabajo más raro que hemos hecho...- Trató de animar la peliblanca a los demás y tomando su preciado bastón.
Pronto Chimar se daría cuenta de que uno de sus artefactos más peligrosos no estaba donde lo dejó.
-Ahora tú, elfa.- Solicitó el hombre una vez que hubo acabado con Demian. -El bastón también.- Añadió con evidente desconfianza por el aura de poder que emitía el objeto.
-Bien, pero es una reliquia muy valiosa para mi. Espero que sea guardada con el máximo respeto y cuidado.- Aceptó la peliblanca dejando el arma junto a la pared cercana a la mesa en vez de dejar que alguno de aquellos humanos lo tocase. Por supuesto unos orejas redondas no podrían usarlo ni siquiera por accidente, pero aún así...Tras aquello la joven dejó que revisaran su bolsa de viaje y comprobaran que no llevaba nada más, dedicándole alguna mirada más lasciva de la cuenta en el proceso, aunque no encontrarían ni los viales ni la daga que escondía en los bolsillos ocultos de su capa.
-¿Y esa máscara?- Preguntó el guardia interesándose por el ornamento de madera que la peliblanca llevaba al cinto.
-Es una máscara élfica, para comulgar con la naturaleza.- Respondió Níniel sin faltar a la verdad. No es que pretendiera usarla contra nadie allí...Pero ya que había dejado una de sus armas bien podría serle útil si no debía dejarla también.
-Ya veo...Ritos élficos...-Aceptó con un tono que a la elfa no le gustó nada. -¿Tú no llevas armas mujer gata?- Pasaría el hombre a decir a continuación, extrañado porque tras el espectáculo anterior hubiese alguien de aquel grupo desarmado.
-No las necesito. Mi hermana cuida de mí.- Aseveró la felina fingiendo una sonrisa de lo más inocente. Claro que tampoco mentía. No necesitaba armas, ella era un arma en sí misma. Posiblemente más letal que cualquiera de las que ahora quedaban bajo custodia de aquellos defensores de la torre.
Una vez finiquitado aquel trámite, y ocultando muy bien su impaciencia si es que la sentía, el humano calvo de ropajes coloridos retomó su parsimoniosa marcha ascendente rumbo a los pisos superiores de la fortificación en silencio. No quiso adelantarles nada sobre el trabajo por el que habían sido llamados, no les recomendó ni una sola norma de etiqueta o modo de dirigirse a su señor...nada. Níniel sentía que si alguien cayera rodando escaleras abajo, aquel hombre se limitaría a pasar por su lado sin detenerse y sin mencionar nada al respecto.
Pronto llegarían hasta una sala amplia que debía de ocupar prácticamente toda la superficie de aquella segunda planta de la torre. Aquel lugar debía de hacer las veces de lugar de recepción y gobierno, así como de comedor a juzgar por las mesas y sillas apiladas contra las paredes de piedra. Al fondo, sentado sobre un trono que parecía cubierto por algún tipo de tela vaporosa, un solitario hombre dió un respingo al verles aparecer. La configuración de luces del lugar no dejaba ver su rostro, pero debía de tratarse del tal Lord Nestor. Lord estirado para los amigos.
Artyhom sería el primero de los recién llegados en hablar tras la escueta bienvenida del señor. Y lo haría con una curiosa petición, supuestamente en nombre de Demian.
-¿Peticiones? ¡¿Su nombre?! ¿Qué me importan a mí esas cosas que dices pequeña...criaturita? Varus...¿Qué...Qué es esa cosa? Me prometiste que pronto llegaría ayuda...Que se ocuparían del asesino y que por fin podría descansar en paz...- El tono del señor denotaba un claro nerviosismo y cansancio. -¿Cómo van a ayudarme unos niños, unas mujeres y...y eso?- A pesar de que la luz impedía verlo bien era evidente que el señor había señalado con el dedo al autómata.
-Ciertamente su apariencia engaña mi señor. Me pedisteis a los mejores, y ellos lo son. Me he informado bien, y no ha sido fácil encontrarlos a todos. La elfa de hecho ostenta un puesto relevante en la Logia. Si tuvierais a bien explicarles vuestro problema...- Respondió el mayordomo con una leve inclinación ante el trono y tono exageradamente dulce. Lord Nestor pareció dudar unos instantes y tamborileó con sus dedos sobre los posabrazos de madera de su asiento de honor, revolviéndose un poco sobre el mismo.
-Si tú lo dices...Escuchad bien. Alguien viene para matarme...¡Lo sé, lo he visto!- Comenzó a explicar. Y su voz se volvió chillona al decir aquello último. -Lo veo en sueños...no me deja dormir. Los sueños cada vez son peores...está cerca...muuuuuuy cerca. El hombre del tatuaje... Es lo mismo que le ocurrió a mi padre...Él también comenzó con las pesadillas...no quiso hacerles caso y...¡ZAS! Pocas semanas después le cortaron el cuello...Pero eso no me va a pasar a mi. Construí este castillo, subí los impuestos para contratar más guardias...Y aún así las pesadillas han empeorado...Tal vez sea uno de los guardias...Por eso no pueden portar armas en mi presencia. Varus dice que no, que son todos de confianza...pero las pesadillas...- Era un relato apresurado, casi demencial. Sin duda la falta de sueño y el miedo le estaban afectando en gran medida. Claro que no podía descartarse que no fuera un paranoico incluso antes de que comenzaran esas supuestas pesadillas de las que hablaba.
-Señor...ciertamente conozco casos de sueños premonitorios pero, rara vez indican un futuro certero.- Se atrevió a tratar de explicar la joven sacerdotisa. -El futuro no es algo que...-
-Eso díselo a mi padre...No estoy loco...Sé que viene a por mí.- La interrumpió el noble. -¿Sois los mejores? Entonces ocupaos del asesino. Una bolsa de oro llena hasta arriba para cada uno por vuestro trabajo. Si fallais...-
-Nada mal Nín. Este tipo está majareta, cobraremos sin hacer nada. Justo la clase de trabajos que más me gustan.- Le susurró Catherine al oído. Aunque el dinero no le preocupaba a la peliblanca. De hecho si realmente aquel hombre estaba loco...cobrarle sería aprovecharse. ¿Pero lo estaba? La joven miró al resto de su grupo tratando de averiguar qué pensaban al respecto.
-Ya he acabado con vosotros.- Interrumpiría no obstante el lord cualquier diálogo entre ellos o pregunta adicional casi de inmediato. -Ahora dejadme tranquilo, me duele la cabeza.- Les despidió con un gesto de desdén. Y sus instrucciones fueron rápidamente cumplidas por el mayordomo, que no dudó en indicarles que era el momento de volver a las escaleras y descender por ellas de vuelta a la entrada de la torre.
-Podéis recoger vuestras armas. Os doy permiso en nombre de Lord Nestor para que investiguéis e interroguéis todo lo que queráis. Podréis moveros con libertad por el castillo...a excepción de la sala principal y las dependencias del señor. Os acompañarán unos guardias porsupuesto.- Explicó el mayordomo haciendo una señal para que algunos guardias que se habían reunido allí se acercaran. Uno de ellos era el que había estado vigilando la puerta cuando ambas llegaron.
-Un momento...lord Nestor nisiquiera nos ha dicho...- Quiso saber más la elfa ante la falta de información. De hecho, ¿acaso habían recibido alguna?
-¿Nada? Es frustrante ¿verdad? Por eso hay tantos guardias. Por eso el castillo está cerrado, y por eso estáis aquí. Os conozco.- Se limitó a decir crípticamente antes de alejarse andando en silencio, dejando a Níniel con toda una retahíla de preguntas en la punta de la lengua y bastante frustrada.
-Será posible...- Se permitió quejarse antes de tratar de pensar en qué hacer a continuación. Miró a aquel guardia pervertido y dejó escapar un suspiro. El humano bajó la vista al suelo.
-Entonces...¿Por dónde empezamos? ¿Qué tal por la cocina? Tal vez haya algún envenenador...Tendré que probar de todo para asegurarme.- Se mofó la felina pelirroja sin creerse nada de lo que había contado lord estirado. Por supuesto no concebía que la comida pudiese estar realmente envenenada.
-Recojamos nuestras cosas y pensemos algo...Supongo que no es el trabajo más raro que hemos hecho...- Trató de animar la peliblanca a los demás y tomando su preciado bastón.
Pronto Chimar se daría cuenta de que uno de sus artefactos más peligrosos no estaba donde lo dejó.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Subir todos esos peldaños le hace recordar al genio uno de sus inventos de boceto, el elevador de estructuras verticales. Toda una obra de ingeniería que evitaría tanto esfuerzo físico innecesario y tedioso.
Afortunadamente la juventud es una etapa preciada donde el ser vivo está en pleno rendimiento por lo que todos los aventureros llegan con buen semblante al nivel objetivo, si la torre era rara por fuera… por dentro se lleva el premio.
Curiosa decoración… muy megalomaníaca si me lo preguntan.
Se parece a los dibujos de uno de tu libros hermano, el reino perfecto.
En primer lugar “dice con una ceja arqueada” son planos, no dibujos. En segundo… ¿No viste el enorme “privado” en la portada?
Lo siento, me limitare a la otra sección, donde están los bocetos de la señorita Ni… “Maquiavelo le tapa la boca nervioso”.
Estos hermanitos inventan cada cosa jeje…
Eventualmente luego de una caminata extraña por distorsiones de iluminación planeadas para mantener el anonimato del señor, llegan a un punto donde pueden conversar y verse las caras ligeramente.
Arty suelta un discurso de lo más elegante, pasando discretamente una petición de su figura líder. Chimar no puede evitar sonreír por la ironía de ver a su hermano Dem, el chico que apenas habla, representado por todo un orador.
¿No empezaras a hablar asi verdad?
Podría pasar… pero no pasara.
“Chimar suspira aliviado”.
El noble no tarda en exaltarse, tanto por la petición del autómata como por las características del grupo que ahora tiene ante su presencia. ¿Qué se puede decir?, lo torpes de mente suelen menospreciar el potencial infantil y femenino.
Antes de que alguno de los insultados pueda callarle la boca al personaje, el mayordomo siniestro interviene. Es claro que sabe las cualidades del grupo convocado… eso no hace menos aterrador sus conocimientos pero al menos toman un aire de cumplido.
Su empleador se calma, a medias pero deja de despotricar. Eventualmente les sale con una historia de lo más rara, algo que parece más un delirio de persecución senil que una amenaza real a su integridad.
El único quien no parece mirar al hombre como si fuera un completo demente es Canel, incluso podría decirse que entiende sus delirios. Claro que el pequeño brujito no emite comentario pues en tales casos suele reservarse mucha información para no alterar horriblemente el desenlace.
Pues…
Lo cierto es que no tienen tiempo de siquiera replicar, los despiden del recinto sin ese derecho. Otra vez a la escalera interminable aunque al menos de bajada ahora, hasta un anciano puede descender sin quejarse.
Hay más pistas sobre el origen de la vida que de este supuesto asesino…
Dice por la matriz de opinión que se gesta y basándose en sus propias inquietudes, Nin tiene razón al no catalogarle como el trabajo más extraño jamás realizado por los presentes pero… la falta de datos actual es ridícula.
Deberíamos revi… un momento “dice al notar que falta algo de su equipo mientras guarda cada implemento ordenadamente” ¿Dónde está mi ballesta?
¿Ballesta?
Si, ballesta automática de precisión patente Chimar. Esa cosa hermosa, estilizada y pequeña con la que sueñan los dioses cuando van a pelear.
Debe estar allí, igual puedes tomar una de la armería si no la… “recibe una llave de tuercas en toda la cabeza por la insinuación”.
Esa prodigiosa creación es un milagro de la evolución tecnológica, ¡¡Compararla con una ballesta primitiva es como comparar a un hombre y un mono!!
Niño calm… “se lleva un martillazo arrojadizo quedando peor parado que su compañero”.
Se acabó el niño amable y genial, ¡¡¡O me devuelven mi milagro científico o hare estallar este castillo con el Lord en el centro!!! “dice mucho más molesto que de costumbre, tanto que Canel le mira con cierta confusión”.
Afortunadamente la juventud es una etapa preciada donde el ser vivo está en pleno rendimiento por lo que todos los aventureros llegan con buen semblante al nivel objetivo, si la torre era rara por fuera… por dentro se lleva el premio.
Curiosa decoración… muy megalomaníaca si me lo preguntan.
Se parece a los dibujos de uno de tu libros hermano, el reino perfecto.
En primer lugar “dice con una ceja arqueada” son planos, no dibujos. En segundo… ¿No viste el enorme “privado” en la portada?
Lo siento, me limitare a la otra sección, donde están los bocetos de la señorita Ni… “Maquiavelo le tapa la boca nervioso”.
Estos hermanitos inventan cada cosa jeje…
Eventualmente luego de una caminata extraña por distorsiones de iluminación planeadas para mantener el anonimato del señor, llegan a un punto donde pueden conversar y verse las caras ligeramente.
Arty suelta un discurso de lo más elegante, pasando discretamente una petición de su figura líder. Chimar no puede evitar sonreír por la ironía de ver a su hermano Dem, el chico que apenas habla, representado por todo un orador.
¿No empezaras a hablar asi verdad?
Podría pasar… pero no pasara.
“Chimar suspira aliviado”.
El noble no tarda en exaltarse, tanto por la petición del autómata como por las características del grupo que ahora tiene ante su presencia. ¿Qué se puede decir?, lo torpes de mente suelen menospreciar el potencial infantil y femenino.
Antes de que alguno de los insultados pueda callarle la boca al personaje, el mayordomo siniestro interviene. Es claro que sabe las cualidades del grupo convocado… eso no hace menos aterrador sus conocimientos pero al menos toman un aire de cumplido.
Su empleador se calma, a medias pero deja de despotricar. Eventualmente les sale con una historia de lo más rara, algo que parece más un delirio de persecución senil que una amenaza real a su integridad.
El único quien no parece mirar al hombre como si fuera un completo demente es Canel, incluso podría decirse que entiende sus delirios. Claro que el pequeño brujito no emite comentario pues en tales casos suele reservarse mucha información para no alterar horriblemente el desenlace.
Pues…
Lo cierto es que no tienen tiempo de siquiera replicar, los despiden del recinto sin ese derecho. Otra vez a la escalera interminable aunque al menos de bajada ahora, hasta un anciano puede descender sin quejarse.
Hay más pistas sobre el origen de la vida que de este supuesto asesino…
Dice por la matriz de opinión que se gesta y basándose en sus propias inquietudes, Nin tiene razón al no catalogarle como el trabajo más extraño jamás realizado por los presentes pero… la falta de datos actual es ridícula.
Deberíamos revi… un momento “dice al notar que falta algo de su equipo mientras guarda cada implemento ordenadamente” ¿Dónde está mi ballesta?
¿Ballesta?
Si, ballesta automática de precisión patente Chimar. Esa cosa hermosa, estilizada y pequeña con la que sueñan los dioses cuando van a pelear.
Debe estar allí, igual puedes tomar una de la armería si no la… “recibe una llave de tuercas en toda la cabeza por la insinuación”.
Esa prodigiosa creación es un milagro de la evolución tecnológica, ¡¡Compararla con una ballesta primitiva es como comparar a un hombre y un mono!!
Niño calm… “se lleva un martillazo arrojadizo quedando peor parado que su compañero”.
Se acabó el niño amable y genial, ¡¡¡O me devuelven mi milagro científico o hare estallar este castillo con el Lord en el centro!!! “dice mucho más molesto que de costumbre, tanto que Canel le mira con cierta confusión”.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Demian se encuentra a apenas unos instantes de decirle al noble que puede escribir su misión sobre un tronco y ponerlo en un lugar donde poco brilla el sol, pero al final se contiene. Aún si ya poco le interesa salvar a ese sujeto, al menos no tendrá nada de malo pasar un tiempo con amigos, quizás hasta puede ser divertido merodear por un castillo libremente y con hasta cierto grado de honores.
Es por estos pensamientos que decide finalmente permanecer en silencio el resto del intercambio, dejando en manos de Niniel los asuntos diplomáticos y de negociaciones. Él, en tanto, sólo dedica otra mirada al mayordomo, una de clara advertencia que el sujeto parece tomar en serio, a juzgar por su cambio de rostro. Sin duda aquel sujeto, si les ha investigado, sabe también de qué son capaces y que no es bueno hacerles enojar.
Artyhom, en tanto, mantiene los modales con el decoro en la reverencia y una despedida final algo rimbombante.
Una vez fuera del salón, sin embargo, tiene lugar un hecho inesperado que pone en evidencia que las cosas no están del todo normales. Uno de los objetos de Chimar ha desaparecido y, a juzgar por la reacción de su amigo, se trata de algo valioso.
Demian extiende su mano y al instante los objetos sobre la mesa que le pertenecen se elevan por obra de su telekinesis, flotando por los aires hasta posarse en los respectivos bolsillos y lugares que les corresponden. Tiene un pequeño suspiro de alivio cuando constanta que todo está en su lugar, hasta que sus lentes reposan sobre su rostro. Entonces le ve.
Recordemos por unos instantes que los lentes de Demian cuantan con un ojo capaz de ver a través de las paredes. Es justamente esta propiedad que le permite distinguir a la figura agazapada que se mueve por el pasillo portando algo en sus manos.
En el mismo instante en que Chimar eleva su voz para demandar su pertenencia perdida, Demian se escabulle en las sombras, literalmente, volviéndose completamente invisible.(1)
Artyhom, quien no alcanzó a ser prevenido, se ve repentinamente solo. No es la primera vez que le pasa y suele saber de inmediato que su dueño anda en algún asunto que involucra magia ilusoria, por lo que mantiene la calma. Identifica a Chimar como alguien de confianza, no en vano le ha cocinado un incontable número de cenas. Se acerca al joven inventor hasta pararse tranquilamente a su lado, sin decir nada.(2)
Mientras tanto, Demian se escabulle por los pasillos en silencio. A pesar de su invisibilidad, siempre gusta de extremar las medidas de sigilo y procurar no dejar pista alguna, ni emitir el mínimo sonido innecesario. Estas precuaciones hacen que no logre dar alcance de inmediato a la figura que se aleja a paso veloz, pero al menos logra seguirle la pista.
Siguiendo su camino, ve a la figura tomar un desvío a la izquierda poco antes de llegar a un punto en que se encuentran apostados dos guardias.
Al llegar él mismo al desvío se lleva una pequeña sorpresa al descubrir que allí sólo hay un muro con un enorme retrato de lo que parece ser un antiguo señor del lugar. Quizás se trata del padre del actual, pero no puede estar seguro. De no tener su ojo mecánico aquello podría haber constituido un problema serio, pero la verdad es que con tal artilugio el asunto se vuelve trivial. Es evidente que hay un túnel detrás del cuadro y un mecanismo que lleva hasta una palanca mecánica oculta en una estatuilla con forma de un oso.
No tarda en jalarla y el cuadro se levanta, dejando a Demian entrar.
El lugar es bajo, estrecho y hay muy poca luz, por lo que avanzar se vuelve complejo. Más de una vez acaba golpeándose la cabeza, lo que contrasta con la figura a la que alcanza a distinguir más adelante, que parece conocer el camino como la palma de su mano.
Al final, con dos chichones nuevos y una generosa cantidad de moho en sus toda su ropa, debe empujar lo que parece otro retrato para asomarse a una habitación provista de una cama cubierta con lo que parece la piel de un oso.
Al momento de poner los pies en el suelo un dolor intenso le irradia desde el hombro izquierdo. Su mente tarda una fracción de segundo en reconocer que ha sido alcanzado por un proyectil.
–Hijo de pu... –dice Demian, moviéndose hacia un lado.
–¡Muéstrate o te reviento! –exclama una voz fina.
Demian deshace su hechizo y se vuelve completamente visible. Prepara al mismo tiempo su Éter para usar su Paso del Espectro y apuñalar a su enemigo antes de que pueda saber qué ha pasado, pero no llega a hacerlo.
–Eres un niño.
–Eres un niño.
Dicen ambos al mismo tiempo, sorprendidos.
–La verdad es que s-soy bajo, ¡pero ya no soy un niño! –exclama Demian en protesta.
El otro chico parece, efectivamente, algo más joven que el brujo. Claramente no ha comenzado la pubertad aún, si bien no parece estar muy lejos de hacerlo. Tras una cara blanca como la leche se encuentran unos ojos fieros.
–Si hubieras sido más alto te daba en el corazón –dijo el chico con aire desafiante, mientras intentaba comprender cómo recargar el arma que había extraído del mesón.
Demian asintió con cara de "nada mal". Efectivamente era probable que hubiera dado en un órgano vital de haber sido más alto, lo que era ciertamente sorprendente. Había pisado la habitación invisible.
–¿Cómo s-supiste...? –preguntó Demian, olvidando de pronto que estaba allí en persecución de aquel pequeño ladrón.
El chico se limitó a apuntar al suelo y de pronto todo cobró sentido. Sus botas habían dejado una mancha de moho en el suelo al momento de pisar, lo que había dado la señal al muchacho de la ubicación de su potencial enemigo.
–Nada mal... –tuvo que reconocer Demian.
Hubiera seguido charlando sobre lo ingenioso del chico y las estrategias que había usado para escabullirse por el castillo, pero había algo más urgente. La sangre comenzaba a manchar su hombro y el dolor se hacía más intenso.
Demian se dejó caer sobre una silla. Con su telekinesis, quebró la parte trasera del proyectil, manteniéndolo casi completamente quieto en el proceso, aunque aún así emitió algunos gruñidos de dolor. Con ese obstáculo fuera, pudo descubrir su hombro y parte del torso.
–Es-s-sa agua... ¿está limpia? –preguntó con evidente dolor.
–Emm, sí, sí, la hierven y le agregan medicina para evitar venenos –dijo el chico yendo a buscarla. Lo que agregó después sonó como con cierta vergüenza–... órdenes de mi padre.
Demian puso el mango de una de sus dagas en su boca y mordió con fuerza. A continuación tomó en una de sus manos el trozo de proyectil y concentró su magia en él. Al cabo de casi un minuto éste comenzó a sacar humo y luego hubo una pequeña llama. Dejó que se quemara un poco, hasta formar una pequeña brasa en la punta.
–Éjahe ajua –dijo a través de la mordida.
De alguna manera el otro chico, quien ya había mostrado ser muy astuto, comprendió la instrucción y limpió la zona de la herida con el agua de la jarra, cuidando de no gastarla toda.
La telekinesis de Demian hizo lo siguiente, forzando el trozo aún incrustado de proyectil a iniciar su camino de salida.
La daga iba a necesitar una reparación en su mango luego de eso.
Por supuesto, la peor parte sería usar la brasa para cauterizar la herida.(3)
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
(1) Demian ha usado su habilidad de nivel 2: Presencia Fantasmal, para hacerse invisible.
(2) Artyhom estará bajo el control de Chimar a partir de este momento, hasta que vuelva a encontrarse con Demian. Chim, puedes usarlo libremente.
(3) Demian hace uso de su profesión de Medicina para darse a sí mismo primeros auxilios.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Estaban a punto de ponerse en marcha, o al menos de decidir hacia dónde hacerlo con la poca información de la que disponían, cuando Chimar comenzó a comportarse como un loco para sorpresa de todos los allí presentes. En especial de los guardias, que no sabían qué hacer para calmar a aquel mocoso que parecía fuera de sí y no terminaban de entender bien el por qué.
-Mira chico, todas esas cosas que dejasteis no las hemos ni tocado.- Se defendió uno de los guardias, tratando de recobrar la compostura tras haber recibido un golpe en la cabeza y haberse salvado de la inconsciencia solo gracias al yelmo que llevaba puesto, en el cual era perfectamente visible el lugar del impacto sufrido. -Nadie ha entrado o salido de aquí más que vosotros en este tiempo.- Añadió incorporándose algo más y llevándose la mano al cinto, demostrándole al genio inventor que no estaba dispuesto a tolerar un nuevo ataque, y mucho menos amenazas dirigidas a su señor y al castillo entero. Evidentemente aquella era una actitud que sobrepasaba en mucho las atribuciones que les habían concedido.
-Una amenaza más y el mayordomo tendrá que responder por haber traído a chusma peligrosa ante lord Nestor mientras os pudrís en una celda.- Irrumpió en el acalorado enfrentamiento el capitán de la guardia, tomando su arma de la mesa y haciendo un gesto al grupo de guardias que acababa de llegar, en principio para ayudarles, aunque en aquel momento quedaba claro que era para tenerlos atados en corto. -Baja esa llave, si dejaste la ballesta aquí, aquí tiene que estar. Yo no contrato a unos cualquiera que vayan por ahí robando sus juguetes a los niños.- Añadió queriendo rebajar la tensión del momento, y dejando clara su opinión sobre el grupo escogido por el extraño hombre calvo en el proceso. Parecía no haber podido aguantar su desagrado ante todo aquello ni un segundo más.
-Bajareis las armas...todos. Estamos del mismo lado. Todos queremos mantener a lord Nestor con vida, ¿no?- Buscó apaciguar los ánimos Níniel con su siempre melodiosa voz. Catherine se había colocado frente ella y la había instado a retroceder un paso, dispuesta a protegerla de quien fuera. No había distinción en lo que a ese punto se refería. Amigos o enemigos, conocidos o extraños, bandidos o guardias...Cualquiera que supusiera un peligro para su hermana se las vería con ella.
-Es evidente que Chimar dejó la nombrada arma junto al resto de cosas...todos lo vimos. Y es evidente que no está.- Alegó de manera irrefutable la peliblanca aprovechando que momentáneamente nadie estaba amenazando a nadie. Incluso el capitán tuvo que asentir con la cabeza, pues recordaba la extraña arma por mucho que la hubiese llamado "juguete".
-Así que o uno de estos guardias es un ladrón, los dos...- Expresó Catherine con una leve sonrisa señalando a los custodios. Y sus palabras parecieron a punto de volver a hacer estallar al capitán. -O tenéis un problema mucho peor. Alguién capaz de robaros delante de vuestras narices sin que os deis ni cuenta.- Añadió en tono burlón. Solo la verdad en sus palabras evitó un nuevo cruce de acusaciones, aunque no el enfado del hojalata.
-Mira gata...pongo la mano en el fuego por mis hombres...No hay manera de que algo así pueda desaparecer sin más delante de nuestras narices y...Un momento. ¿Dónde está ese otro crío? Ese tal Deimon...- Preguntó extrañado y pensativo. Y aunque pudiese parecerlo, no se trataba de un lamentable intento por cambiar de tema y escurrir el bulto. Demian había desaparecido sin que nadie pareciese haberse dado cuenta, seguramente durante la confusión causada por el robo de la ballesta de Maquiavelo. De hecho Artyhom estaba en esos momentos junto a Chimar, en silencio y aparentando completa normalidad, cuando nunca le había visto separarse de su amo. ¿Dónde se había metido? Aquel no era el mejor momento para ir a lo suyo como siempre hacía...
-Estaba aquí hace un instante...Es él...El modo en el que apareció en el patio y ahora...Ese maldito mayordomo lo sabía. GUARDIAS. Buscad a ese crío. Es un maldito brujo...- Ordenó entre bramidos e iniciando una gran confusión y alboroto, desenvainando su arma y mirando al resto de los allí presentes. -No se si sois sus cómplices o no...pero no pienso correr más riesgos. ¡Apresadles a ellos también! Y luego a ese mayordomo taimado.- Ordenó.
Y de inmediato, arma en mano, se dirigió escaleras arriba hasta el lugar donde el señor descansaba en su trono, seguido por uno de los guardias que tan malamente habían custodiado sus objetos personales. Al mismo tiempo, cuatro de los guardias restantes se abalanzaron contra Níniel y los demás, mientras que el quinto salía de la torre dispuesto a extender la voz de alarma entre sus aún confundidos compañeros.
De nada sirvió tratar de justificar la súbita desaparición del niño. O tratar de convencer a nadie de que este seguramente se había dado cuenta de algo que los demás no habían visto, y había decidido actuar por su cuenta porque...era así y no pensaba nunca en que una explicación de pocas palabras podía evitar muchos malentendidos. Que no era ningún asesino...Aunque bueno, técnicamente eso no sería del todo cierto.
-Mira chico, todas esas cosas que dejasteis no las hemos ni tocado.- Se defendió uno de los guardias, tratando de recobrar la compostura tras haber recibido un golpe en la cabeza y haberse salvado de la inconsciencia solo gracias al yelmo que llevaba puesto, en el cual era perfectamente visible el lugar del impacto sufrido. -Nadie ha entrado o salido de aquí más que vosotros en este tiempo.- Añadió incorporándose algo más y llevándose la mano al cinto, demostrándole al genio inventor que no estaba dispuesto a tolerar un nuevo ataque, y mucho menos amenazas dirigidas a su señor y al castillo entero. Evidentemente aquella era una actitud que sobrepasaba en mucho las atribuciones que les habían concedido.
-Una amenaza más y el mayordomo tendrá que responder por haber traído a chusma peligrosa ante lord Nestor mientras os pudrís en una celda.- Irrumpió en el acalorado enfrentamiento el capitán de la guardia, tomando su arma de la mesa y haciendo un gesto al grupo de guardias que acababa de llegar, en principio para ayudarles, aunque en aquel momento quedaba claro que era para tenerlos atados en corto. -Baja esa llave, si dejaste la ballesta aquí, aquí tiene que estar. Yo no contrato a unos cualquiera que vayan por ahí robando sus juguetes a los niños.- Añadió queriendo rebajar la tensión del momento, y dejando clara su opinión sobre el grupo escogido por el extraño hombre calvo en el proceso. Parecía no haber podido aguantar su desagrado ante todo aquello ni un segundo más.
-Bajareis las armas...todos. Estamos del mismo lado. Todos queremos mantener a lord Nestor con vida, ¿no?- Buscó apaciguar los ánimos Níniel con su siempre melodiosa voz. Catherine se había colocado frente ella y la había instado a retroceder un paso, dispuesta a protegerla de quien fuera. No había distinción en lo que a ese punto se refería. Amigos o enemigos, conocidos o extraños, bandidos o guardias...Cualquiera que supusiera un peligro para su hermana se las vería con ella.
-Es evidente que Chimar dejó la nombrada arma junto al resto de cosas...todos lo vimos. Y es evidente que no está.- Alegó de manera irrefutable la peliblanca aprovechando que momentáneamente nadie estaba amenazando a nadie. Incluso el capitán tuvo que asentir con la cabeza, pues recordaba la extraña arma por mucho que la hubiese llamado "juguete".
-Así que o uno de estos guardias es un ladrón, los dos...- Expresó Catherine con una leve sonrisa señalando a los custodios. Y sus palabras parecieron a punto de volver a hacer estallar al capitán. -O tenéis un problema mucho peor. Alguién capaz de robaros delante de vuestras narices sin que os deis ni cuenta.- Añadió en tono burlón. Solo la verdad en sus palabras evitó un nuevo cruce de acusaciones, aunque no el enfado del hojalata.
-Mira gata...pongo la mano en el fuego por mis hombres...No hay manera de que algo así pueda desaparecer sin más delante de nuestras narices y...Un momento. ¿Dónde está ese otro crío? Ese tal Deimon...- Preguntó extrañado y pensativo. Y aunque pudiese parecerlo, no se trataba de un lamentable intento por cambiar de tema y escurrir el bulto. Demian había desaparecido sin que nadie pareciese haberse dado cuenta, seguramente durante la confusión causada por el robo de la ballesta de Maquiavelo. De hecho Artyhom estaba en esos momentos junto a Chimar, en silencio y aparentando completa normalidad, cuando nunca le había visto separarse de su amo. ¿Dónde se había metido? Aquel no era el mejor momento para ir a lo suyo como siempre hacía...
-Estaba aquí hace un instante...Es él...El modo en el que apareció en el patio y ahora...Ese maldito mayordomo lo sabía. GUARDIAS. Buscad a ese crío. Es un maldito brujo...- Ordenó entre bramidos e iniciando una gran confusión y alboroto, desenvainando su arma y mirando al resto de los allí presentes. -No se si sois sus cómplices o no...pero no pienso correr más riesgos. ¡Apresadles a ellos también! Y luego a ese mayordomo taimado.- Ordenó.
Y de inmediato, arma en mano, se dirigió escaleras arriba hasta el lugar donde el señor descansaba en su trono, seguido por uno de los guardias que tan malamente habían custodiado sus objetos personales. Al mismo tiempo, cuatro de los guardias restantes se abalanzaron contra Níniel y los demás, mientras que el quinto salía de la torre dispuesto a extender la voz de alarma entre sus aún confundidos compañeros.
De nada sirvió tratar de justificar la súbita desaparición del niño. O tratar de convencer a nadie de que este seguramente se había dado cuenta de algo que los demás no habían visto, y había decidido actuar por su cuenta porque...era así y no pensaba nunca en que una explicación de pocas palabras podía evitar muchos malentendidos. Que no era ningún asesino...Aunque bueno, técnicamente eso no sería del todo cierto.
Inicio de complicación: culpados de traición y atacados por la guardia del noble.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
La situación se vuelve tensa, los guardias acusados y su capitán optan por defender una postura de inocencia. Maquiavelo, quien ahora tiene la respiración iracunda de un toro, solo detiene sus ataques arrojadizos por la intervención de Niniel.
Frijoles incompetentes…
Masculla molesto, claro que detiene sus pullas al recibir algunos tirones por parte de Canel. Es claro que al brujito no le agrada verlo en ese estado… ciertamente Chimar aunque es un tanto ofensivo suele mantener su compostura.
Los adultos hablan entre ellos, Nin pone puntos claros y los efectivos del noble tratan de excusarse a cada instante. Catherine suelta algunas puntas burlonas que no ayudan a calmar los nervios pero sin duda caen en buen momento.
Todo toma un giro más complejo cuando Demian hace su numerito de desaparición, literalmente se esfuma de la escena sin dejar rastro. No es algo raro en el pero la facción armada del castillo se lo toma bastante mal.
Antes de que alguno de los presentes pueda justificar la natural acción del callado brujo, todo se va por la letrina. Son tachados de amenaza y ordenan a varios enlatados capturarles por precaución.
Arty sigue con ellos, parece haber tomado al genio como seguidor. Se hace con la posición contraria a la usada por Canel, en cierto modo es un tanto divertida la escena. Por desgracia ahora mismo no es tiempo para reír.
Por las malas será.
Aunque no tiene ballesta ahora mismo, Chimar posee muchas cosas divertidas para defenderse. También puede recurrir a su arma corta pero lo dejara como recurso final, eso le quitaría su “misticismo intrínseco”.
Saca su bomba hidráulica y la calibra a punto de contacto, también hace un par ajustes para que ponga énfasis en dispersión. Cuando los guardias cruzan la línea de seguridad mental del genio se llevan una sorpresita.
Arroja la esfera metálica logrando un golpe directo en la cabeza del primer paleto, claro que ese hito palidece en comparación a la explosión que tiene lugar después. Es suficiente con decir que todos los hostiles salen volando como muñecos de trapo.
Una mueca maliciosa se forma en el inventor, adora ver a sus juguetes en acción. Una medida no letal pero que les dolerá mañana en la mañana… lo tienen merecido por perder la ballesta avanzada de Maquiavelo.
¡Tiempo de irnos!
Frijoles incompetentes…
Masculla molesto, claro que detiene sus pullas al recibir algunos tirones por parte de Canel. Es claro que al brujito no le agrada verlo en ese estado… ciertamente Chimar aunque es un tanto ofensivo suele mantener su compostura.
Los adultos hablan entre ellos, Nin pone puntos claros y los efectivos del noble tratan de excusarse a cada instante. Catherine suelta algunas puntas burlonas que no ayudan a calmar los nervios pero sin duda caen en buen momento.
Todo toma un giro más complejo cuando Demian hace su numerito de desaparición, literalmente se esfuma de la escena sin dejar rastro. No es algo raro en el pero la facción armada del castillo se lo toma bastante mal.
Antes de que alguno de los presentes pueda justificar la natural acción del callado brujo, todo se va por la letrina. Son tachados de amenaza y ordenan a varios enlatados capturarles por precaución.
Arty sigue con ellos, parece haber tomado al genio como seguidor. Se hace con la posición contraria a la usada por Canel, en cierto modo es un tanto divertida la escena. Por desgracia ahora mismo no es tiempo para reír.
Por las malas será.
Aunque no tiene ballesta ahora mismo, Chimar posee muchas cosas divertidas para defenderse. También puede recurrir a su arma corta pero lo dejara como recurso final, eso le quitaría su “misticismo intrínseco”.
Saca su bomba hidráulica y la calibra a punto de contacto, también hace un par ajustes para que ponga énfasis en dispersión. Cuando los guardias cruzan la línea de seguridad mental del genio se llevan una sorpresita.
Arroja la esfera metálica logrando un golpe directo en la cabeza del primer paleto, claro que ese hito palidece en comparación a la explosión que tiene lugar después. Es suficiente con decir que todos los hostiles salen volando como muñecos de trapo.
Una mueca maliciosa se forma en el inventor, adora ver a sus juguetes en acción. Una medida no letal pero que les dolerá mañana en la mañana… lo tienen merecido por perder la ballesta avanzada de Maquiavelo.
¡Tiempo de irnos!
- Off:
- Chimar usa su habilidad de Lvl 1 (Bomba Hidráulica)
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
La piel de Demian estaba pálida y llena de sudor, pero finalmente lograba aplicar un improvisado vendaje hecho de ropas de aquella habitación, cubriendo la aplicación de una pasta sanadora. El otro chico, en tanto, tomaba la ballesta de mano. Parecía que finalmente había comprendido cómo usar el mecanismo de recarga.
–Vale, no he querido jugar sucio, pero ahora vas a decirme todo lo que sabes –dice finalmente el hijo del señor, apuntando su nueva arma directamente a la cabeza de Demian.
El brujo se queda pensativo unos instantes.
–B-bueno, lo primero que me enseñaron es a reconocer las partes del cuerpo de una persona, sobre todo dónde están los órganos principales. Por ejemplo, en esta zona están los riñ... –comienza a explicar calmadamente, pero no alcanza a terminar.
–¿Me estás tomando el pelo? –interrumpe el más joven de los dos, acercando un poco la ballesta–. Quiero decir sobre lo de mi padre.
–Aaaah, deberías haber partido por allí. Sólo se que tu padre me ha contratado para protegerle de su asesino. Además se que no me dispararás... no tienes la mirada de alguien que v-va a matar a otro –dice Demian revisando que el vendaje de su herida esté bien–. Antes disparaste por miedo, pero ya no eres capaz de hacerlo.
El muchacho mueve un poco la ballesta, tratando de intimidar, pero luego es evidente que su mano tiembla. Un mechón de cabello dorado le tapa los ojos cuando su cabeza se inclina y sus labios se comprimen.
–Vamos, est-t-tamos del mismo lado. Si alguien quiere matar a tu padre, también puede querer hacerte daño, así que también tengo que protegerte. Por cierto, soy Demian, ¿y tú? –explica Demian.
–Eduardo –contesta el chico, tras lo cual se muerde los labios.
–Bien, Eduardo, ¿hay algo que sepas sobre por qué tu padre piensa que lo van a matar? hasta ahora parece sólo una tontería como cuando mi amigo Ratita pensaba que había un monstruo bajo la Ratonera.
Eduardo abre la boca, luego la cierra. Toma aire en lo que parece un suspiro y vuelve a abrirla. Se aprecia un evidente temblor en su labio inferior.
No llega a decir nada.
El ruido de una explosión alerta a ambos de que algo anda mal. Para Demian esa explosión resulta conocida. No puede estar completamente seguro, pero sospecha que ese ruido sólo lo puede hacer uno de los inventos de Chimar que ya ha visto en acción antes.
–Algo anda mal, v-vamos –dice.
Eduardo asiente. No parece especialmente motivado a acercarse a un lugar evidentemente peligroso, pero tampoco reticente. Es como si de pronto estuviera más metido en su propia cabeza que en los acontecimientos que se desenvuelven a su alrededor.
Demian escala hasta aquel túnel mohoso, lo que repite el más joven. No puede ir demasiado rápido, considerando que su hombro aún está lastimado, mas está dispuesto a hacer el esfuerzo necesario.
–Por aquí –dice Eduardo, aparentemente despertando de su introspección.
Ambos chicos se escabullen por unos rincones. A Demian le sorprende la capacidad de aquel muchacho de actuar de modo sigiloso. Él ha sido entrenado como asesino por expertos brujos y tiene su magia para ayudarle, pero aquel muchacho de miembros flacos es un noble, no tiene motivo para tener algún entrenamiento especial. ¿Será que su padre en la paranoia le ha enseñado a esconderse de potenciales amenazas? Demian concluye que aquello suena como lo más probable.
Se asoman finalmente al lugar del escándalo. Las señales de la explosión del artefacto de Chimar son evidentes. Sus aliados están por allí, lo mismo que algunos guardias que buscan atacarles.
Demian no sabe qué ha pasado y no logra imaginarse una causa para todo aquello, como tampoco tiene tiempo de pensarlo. De momento hay cosas más urgentes, en concreto, llegar a un punto de calma para poder pensar las cosas y decidir los pasos a seguir.
El pequeño Eduardo, sin embargo, es el que toma una decisión. Mostrando una sorpresiva agilidad, el crío salta para colgarse de una cuerda en un rincón, la que jala con todo el peso de su cuerpo. Es en este momento que Demian nota algo.
En el movimiento la camisa del chico se levanta, lo que deja ver parte de su torso. Hay allí señales de golpes, principalmente líneas rectas de distintos tonos, algunas más nuevas, otras más antiguas, pero ninguna parece hecha por el simple juego de un niño ni por caerse de un árbol. Nuevamente, no tiene tiempo de pensar en ello.
El techo literalmente se abre. Alguna especie de mecanismo ha sido instalado en ese lugar que, activado por el jale de la cuerda, deja caer una pesada red de cuerdas gruesas y pesos metálicos sobre el grupo de guardias, dejándolos completamente atrasados.
El chico hace una señal para que le sigan y Demian se sorprende del hecho que en todo el movimiento parece mantenerse oculto en el borde del pasillo, tapado por pilares, de modo que no parece que los guardias le hayan visto en ningún momento.
Demian extiende sus manos y forma una ilusión muy simple, pero efectiva, se trata de un simple rectángulo negro flotante, del tamaño suficiente para que los guardias, imposibilitados de moverse, no vean el momento en que huyen ni la dirección que toman. Luego de eso sigue a Eduardo. Por un momento piensa que van a volver al mismo túnel oculto tras la pintura de antes, pero el chico aún esconde más sorpresas.
–Sigámolso –dice a los presentes.
El chico jala una estatuilla con forma de oso en una esquina y una piedra del piso se desliza, dejando abierto un espacio estrecho, pero que parece suficiente para que los presentes alcancen. Probablemente un hombre adulto tendría problemas para entrar por allí. Eduardo es el primero en entrar. Demian le sigue.
La caida es simple y directa. Se trata de un agujero recto y probablemente habría acabado con un hueso roto de no ser por la existencia de un montón de heno esperando. Aún así, el movimiento es suficiente para causarle bastante dolor en el hombro lastimado. La medicina parece hacer efecto rápido, pero aún así el vendaje se tiñe con algo de rojo.
Reacciona al caer e inmediatamente se hace a un lado. Sospecha que en cualquier instante pueden caer encima suyo Chimar y las mujeres, si deciden seguir a aquel desconocido para ellos.
Algunos momentos más tarde, el joven Eduardo se dirige hacia aquellos que han bajado.
–Se que mis padre les ha contratado, pero... –su voz se vuelve entrecortada y sus ojos se humedecen–. Son los únicos que me pueden ayudar.
–Creo q-que te debo una por ayudar a mis amigos –dice Demian, dando un paso al frente.
–Yo... yo... yo quiero matar a mi padre –confiesa el muchacho, tras lo cual toma una buena cantidad de aire –... por lo que le hizo a mi... a mi madre.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
(*) Introducida una nueva complicación: Te encuentras con que es la propia familia del noble que quiere acabar con él, quizás un hijo, quizás su mujer.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
-Se mira pero no se toca...- bramó Catherine retorciendo el brazo del primero de los guardias que trató de apresarlas, obligándolo a soltar su arma, girarse y enviándolo contra otro de sus compañeros de una fuerte patada en la espalda. -Mejor aún, tampoco nos miréis.- Añadió conteniendose por el momento y evitando desplegar sus garras, aunque su instinto no tardaría mucho en seguir su curso si aquellos enlatados continuaban sin atender a razones. Y no es que parecieran muy dispuestos a dialogar.
-Todo esto es un malentendido. Si bajáis las armas estoy segura de que...- Seguía intentando reconducir Níniel la situación sin que nadie le hiciera el más mínimo caso. Era casi como si aquellos hombres de armas no supieran pensar por su cuenta. Tenían sus órdenes y se ceñirían a ellas sin más. En situaciones así los humanos no eran muy diferentes a un grupo de no muertos. Igual de descerebrados, y no es que su olor fuera mucho mejor.
-Realmente preferiría no tener que haceros daño...-Añadió la elfa, aunque comenzando ya a acumular éter. Algo que cualquier persona versada en las artes mágicas vería como una seria amenaza, aunque no era el caso de los humanos, privados de los dones de los verdaderos dioses y limitados a las falsas bendiciones de dioses fálicos, dioses tuertos y supuestos salvadores crucificados.
-Como queráis...-Fue lo último que diría la joven. Y señaló con el extremo de su bastón hacia el grupo de equivocados guardias. Más Chimar se ocuparía de ellos sin que la peliblanca tuviera que intervenir. Y a pesar de su monumental cabreo sin causarle daños irreversibles a los enlatados, algo que bien podrían agradecer a sus falsos ídolos cuando despertaran.
-¿Y hacía dónde vamos? Este sitio tienes más guardias que el banco del agua.- Se lamentó Catherine sabiendo que, a pesar de que tenían un momento de respiro, en esos instantes debía de haber casi medio centenar de soldados dirigiéndose hacia allí. -Como no tengas un cachivache que obre milagros ahí...-
-Tendremos que subir...Convencer al capitán y a lord Nestor de que somos inocentes...Encontrar a Demian y que se explique...-Dicho así sonaba muy sencillo, pero seguramente el capitán les recibiría a espadazos. Por no hablar de que el noble de aquel castillo tampoco parecía la persona más razonable del mundo.
-Aquí vienen...-Anunció la felina pelirroja antes de que un nuevo grupo de hombres armados cargara hacia ellos desde el exterior. A Níniel incluso se le llegó a pasar por la cabeza que tal vez dejarse apresar sería lo mejor. Si no fuera porque dudaba que les dejaran explicarse incluso encerrados en una celda. Tal vez el mayordomo podría ayudarles, eso sí, aunque también era probable que acabara acompañándolos en las mazmorras tal y como estaban las cosas.
-Subamos ya...No tenemos opción, intentaré evitar que nos sigan.- Instó la elfa a los demás, encaminándose escaleras arriba al mismo tiempo que los primeros soldados entraban en la torre y se encontraban con varios de sus compañeros inconscientes y a la elfa sobre uno de los primeros escalones de ascenso, apuntándoles con su bastón. Algo contra lo que no sabían muy bien qué hacer. Pocos humanos sabían a qué atenerse a la hora de enfrentarse a un mago. ¿Acaso podía lanzar fuego? ¿Rayos? De todos modos su indecisión no duraría eternamente.
Tan centrados estaban en la elfa y su grupo los enlatados, que ni por un momento pensaron que debían preocuparse por otra amenaza que acababa de llegar de manera sigilosa hasta ellos. Ni siquiera vieron venir la pesada red que cayó sobre sus cabezas, haciéndoles caer el suelo e inmovilizándolos sin posibilidad de salir de allí sin ayuda externa. Sencillamente carecían de la movilidad necesaria como para tratar incluso de cortar aquellas cuerdas opresoras. Lo único que podían hacer era farfullar confundidos y maldecir sin entender gran cosa de lo que estaba pasando.
Claro que no es que Níniel entendiera mucho más. ¿Quién era aquel muchacho delgaducho que parecía querer que le siguieran y por qué llevaba el arma de Chimar? ¿Por qué estaba Demian con él? ¿A dónde pretendía llevarles? ¿Era una herida lo que el ilusionista tenía en el hombro? La joven no sabía qué pensar en medio de tan caótica situación, y se giró hacia los demás. Encogiéndose de hombros cuando Catherine hizo aquello mismo en señal de que tampoco es que tuvieran un plan mejor.
-Vas a tener que explicar muchas cosas Dem.- Fue lo único que dijo la joven antes de decidir seguirle, y el tono dejaba claro que aquella vez hablaba muy en serio.
Una cosa estaba clara. Aquel chiquillo conocía el castillo y sus secretos. Con la soltura de quién lo ha hecho decenas de veces, les guió hasta un aparente callejón sin salida en el que no obstante había oculto un pasadizo secreto accionado al mover una estatuilla feral. No es que pareciera la mejor vía de escape de Aerandir, pero dado que él mismo saltó el primero y Demian parecía confiar en él ciegamente como para seguirle sin dudar, Catherine les imitó y Níniel seguiría a los demás cuando el resto hubo saltado.
-¿Estás bien Nín?- Se preocupó Catherine tan pronto su hermana cayó sobre la pila de heno, de forma bastante menos elegante de lo que se esperaría de una dama elfa. Y es que el hueco que parecía haber sido más que suficiente para los críos y la menuda felina, no lo era tanto para ella a causa de sus más de metro ochenta de altura. -Je, a veces tener las tetas tan grandes es un incordio eh?- Se burló como casi siempre que tenía la ocasión. Aquella diferencia con su hermana siempre la había acomplejado.
-Solo son unos arañazos...Y son normales...Ha sido culpa del bolso.- Se justificó la peliblanca tras comprobar el lugar en el que estaban y sonrojándose levemente ante el soez comentario de la gata. -¿Dónde estamos? ¿Estamos a salvo?- Inquirió casi de inmediato la joven. No parecía haber allí ninguna amenaza inmediata. Claro que eso bien podría haber sido un primer pensamiento de lo más equivocado, ya que aquel chiquillo delgaducho no tardaría en revelar sus macabras intenciones, sin duda sorprendiendo a todos, tanto por su identidad como por sus pretensiones.
-Vaya con el mocoso...-Soltó tras un silbido Catherine al escucharle decir que quería matar a su padre. -Así que era cierto que alguien iba tras aquel loco. ¿Eres tú el tipo del tatuaje? ¿Pensabas hacerlo con el arma que nos has robado? Si no creo que tengas ni pelos en los huevos.- Se burló la gata, aunque vigilando que no hiciera ningún movimiento estúpido con la ballesta de repetición.
Níniel no sabía ni qué hacer ni qué decir. Fulminó a Demian con la mirada esperando que se explicase. Y más le valía no estar pensando en asesinar a nadie.
-Todo esto es un malentendido. Si bajáis las armas estoy segura de que...- Seguía intentando reconducir Níniel la situación sin que nadie le hiciera el más mínimo caso. Era casi como si aquellos hombres de armas no supieran pensar por su cuenta. Tenían sus órdenes y se ceñirían a ellas sin más. En situaciones así los humanos no eran muy diferentes a un grupo de no muertos. Igual de descerebrados, y no es que su olor fuera mucho mejor.
-Realmente preferiría no tener que haceros daño...-Añadió la elfa, aunque comenzando ya a acumular éter. Algo que cualquier persona versada en las artes mágicas vería como una seria amenaza, aunque no era el caso de los humanos, privados de los dones de los verdaderos dioses y limitados a las falsas bendiciones de dioses fálicos, dioses tuertos y supuestos salvadores crucificados.
-Como queráis...-Fue lo último que diría la joven. Y señaló con el extremo de su bastón hacia el grupo de equivocados guardias. Más Chimar se ocuparía de ellos sin que la peliblanca tuviera que intervenir. Y a pesar de su monumental cabreo sin causarle daños irreversibles a los enlatados, algo que bien podrían agradecer a sus falsos ídolos cuando despertaran.
-¿Y hacía dónde vamos? Este sitio tienes más guardias que el banco del agua.- Se lamentó Catherine sabiendo que, a pesar de que tenían un momento de respiro, en esos instantes debía de haber casi medio centenar de soldados dirigiéndose hacia allí. -Como no tengas un cachivache que obre milagros ahí...-
-Tendremos que subir...Convencer al capitán y a lord Nestor de que somos inocentes...Encontrar a Demian y que se explique...-Dicho así sonaba muy sencillo, pero seguramente el capitán les recibiría a espadazos. Por no hablar de que el noble de aquel castillo tampoco parecía la persona más razonable del mundo.
-Aquí vienen...-Anunció la felina pelirroja antes de que un nuevo grupo de hombres armados cargara hacia ellos desde el exterior. A Níniel incluso se le llegó a pasar por la cabeza que tal vez dejarse apresar sería lo mejor. Si no fuera porque dudaba que les dejaran explicarse incluso encerrados en una celda. Tal vez el mayordomo podría ayudarles, eso sí, aunque también era probable que acabara acompañándolos en las mazmorras tal y como estaban las cosas.
-Subamos ya...No tenemos opción, intentaré evitar que nos sigan.- Instó la elfa a los demás, encaminándose escaleras arriba al mismo tiempo que los primeros soldados entraban en la torre y se encontraban con varios de sus compañeros inconscientes y a la elfa sobre uno de los primeros escalones de ascenso, apuntándoles con su bastón. Algo contra lo que no sabían muy bien qué hacer. Pocos humanos sabían a qué atenerse a la hora de enfrentarse a un mago. ¿Acaso podía lanzar fuego? ¿Rayos? De todos modos su indecisión no duraría eternamente.
Tan centrados estaban en la elfa y su grupo los enlatados, que ni por un momento pensaron que debían preocuparse por otra amenaza que acababa de llegar de manera sigilosa hasta ellos. Ni siquiera vieron venir la pesada red que cayó sobre sus cabezas, haciéndoles caer el suelo e inmovilizándolos sin posibilidad de salir de allí sin ayuda externa. Sencillamente carecían de la movilidad necesaria como para tratar incluso de cortar aquellas cuerdas opresoras. Lo único que podían hacer era farfullar confundidos y maldecir sin entender gran cosa de lo que estaba pasando.
Claro que no es que Níniel entendiera mucho más. ¿Quién era aquel muchacho delgaducho que parecía querer que le siguieran y por qué llevaba el arma de Chimar? ¿Por qué estaba Demian con él? ¿A dónde pretendía llevarles? ¿Era una herida lo que el ilusionista tenía en el hombro? La joven no sabía qué pensar en medio de tan caótica situación, y se giró hacia los demás. Encogiéndose de hombros cuando Catherine hizo aquello mismo en señal de que tampoco es que tuvieran un plan mejor.
-Vas a tener que explicar muchas cosas Dem.- Fue lo único que dijo la joven antes de decidir seguirle, y el tono dejaba claro que aquella vez hablaba muy en serio.
Una cosa estaba clara. Aquel chiquillo conocía el castillo y sus secretos. Con la soltura de quién lo ha hecho decenas de veces, les guió hasta un aparente callejón sin salida en el que no obstante había oculto un pasadizo secreto accionado al mover una estatuilla feral. No es que pareciera la mejor vía de escape de Aerandir, pero dado que él mismo saltó el primero y Demian parecía confiar en él ciegamente como para seguirle sin dudar, Catherine les imitó y Níniel seguiría a los demás cuando el resto hubo saltado.
-¿Estás bien Nín?- Se preocupó Catherine tan pronto su hermana cayó sobre la pila de heno, de forma bastante menos elegante de lo que se esperaría de una dama elfa. Y es que el hueco que parecía haber sido más que suficiente para los críos y la menuda felina, no lo era tanto para ella a causa de sus más de metro ochenta de altura. -Je, a veces tener las tetas tan grandes es un incordio eh?- Se burló como casi siempre que tenía la ocasión. Aquella diferencia con su hermana siempre la había acomplejado.
-Solo son unos arañazos...Y son normales...Ha sido culpa del bolso.- Se justificó la peliblanca tras comprobar el lugar en el que estaban y sonrojándose levemente ante el soez comentario de la gata. -¿Dónde estamos? ¿Estamos a salvo?- Inquirió casi de inmediato la joven. No parecía haber allí ninguna amenaza inmediata. Claro que eso bien podría haber sido un primer pensamiento de lo más equivocado, ya que aquel chiquillo delgaducho no tardaría en revelar sus macabras intenciones, sin duda sorprendiendo a todos, tanto por su identidad como por sus pretensiones.
-Vaya con el mocoso...-Soltó tras un silbido Catherine al escucharle decir que quería matar a su padre. -Así que era cierto que alguien iba tras aquel loco. ¿Eres tú el tipo del tatuaje? ¿Pensabas hacerlo con el arma que nos has robado? Si no creo que tengas ni pelos en los huevos.- Se burló la gata, aunque vigilando que no hiciera ningún movimiento estúpido con la ballesta de repetición.
Níniel no sabía ni qué hacer ni qué decir. Fulminó a Demian con la mirada esperando que se explicase. Y más le valía no estar pensando en asesinar a nadie.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Si bien la primera oleada es abatida, están en una fortaleza con cientos de efectivos contrarios… será un día muy largo. Ahora mismo los personajes parecen encontrarse en la boca del lobo y bañados en salsa.
Maquiavelo mira para todos lados intentando idear un plan, por desgracia las posibilidades se ven limitadas ahora mismo. Incluso Canel se mantiene callado, algo que suele significar atascamiento monumental.
Lo más lógico sería tratar de huir, pillar una muralla fácil de escalar o cualquier salida poco protegida. Claro que primero deben abrazar el anonimato con sigilo y ese es todo un problema aparte.
Niniel parece tener un plan algo más directo, con una cantidad abrumadora de cosas que pueden salir mal. Por otro lado si logran llegar hasta el noble tal vez sean capaces de utilizar su importancia para salvarse… de una forma u otra.
No hay mucho tiempo para debatir pues otro contingente de fuerzas aparece, después de todo a estas alturas medio castillo debe estar en alerta. La elfa se ofrece para contenerlos y aunque Maquiavelo vacila al principio termina por aceptar su plan, Nin no es alguien fácil de pelar.
Sorpresivamente otros elementos aparecen en escena, un chico desconocido seguido nada más y nada menos que por Demian. Les indica un camino alterno luego de inmovilizar al grupo armado completo con una trampa no letal.
No queda de otra…
Tiene razón, o lo siguen o se arriesgan a enfrentar oleadas de guardias. Tampoco es que la confianza de Demian sea fácil de ganar, si el mocoso hechicero concuerda con el desconocido debe ser algo seguro.
Terminan recorriendo cierta ruta secreta llena de contramedidas pasivas, todo finaliza con un salto de fe a lo desconocido. Canel se adelanta dejando a su hermano mayor como el único arriba, este último no tarda en seguir a todos con cierta resignación.
La caída resulta vigorizante, incluso divertida. El cumulo de heno es suficiente para que cualquier niño pueda aterrizar sin mayores molestias que un ligero dolor en la espalda, las ventajas de ser pequeño sin duda.
Una vez vertical el joven inventor escucha al niño desconocido, menuda petición les hace. Es cierto que algunos padres frijoles pueden ser unos miserables pero… que un niño mate a su padre le parece algo demasiado bizarro, situación que lo hace pensar instintivamente en la cariñosa relación que tenía con Giaco.
Solo tengo algo que decir.
Se acerca hasta quedar cara a cara con el pequeño noble, le mira fijamente y al final termina por pulsar un boto de la ballesta automática. El artilugio no tarda en separarse de la muñeca ajena en cuestión de segundos.
Las cosas de Chimar solo las puede usar Chimar “dice mientras devuelve el arma a su legítimo sitio” ¿Entendido?
Se escucha amenazante, su rostro corresponde totalmente dicha postura. De ser un adulto el ladrón se llevaría una muestra física de violencia pero no es el caso, también tiene suerte que Chimar haya descartado el mecanismo de seguridad por miedo a herir algún gorrión curioso o ahora mismo Niniel tendría que unirle el brazo otra vez.
Tienes suerte de que la tuviera cargada con virotes normales Dem, los de velocidad son tan pequeños que apenas dejan cicatriz.
Si tienes suerte a la primera…
Maquiavelo mira para todos lados intentando idear un plan, por desgracia las posibilidades se ven limitadas ahora mismo. Incluso Canel se mantiene callado, algo que suele significar atascamiento monumental.
Lo más lógico sería tratar de huir, pillar una muralla fácil de escalar o cualquier salida poco protegida. Claro que primero deben abrazar el anonimato con sigilo y ese es todo un problema aparte.
Niniel parece tener un plan algo más directo, con una cantidad abrumadora de cosas que pueden salir mal. Por otro lado si logran llegar hasta el noble tal vez sean capaces de utilizar su importancia para salvarse… de una forma u otra.
No hay mucho tiempo para debatir pues otro contingente de fuerzas aparece, después de todo a estas alturas medio castillo debe estar en alerta. La elfa se ofrece para contenerlos y aunque Maquiavelo vacila al principio termina por aceptar su plan, Nin no es alguien fácil de pelar.
Sorpresivamente otros elementos aparecen en escena, un chico desconocido seguido nada más y nada menos que por Demian. Les indica un camino alterno luego de inmovilizar al grupo armado completo con una trampa no letal.
No queda de otra…
Tiene razón, o lo siguen o se arriesgan a enfrentar oleadas de guardias. Tampoco es que la confianza de Demian sea fácil de ganar, si el mocoso hechicero concuerda con el desconocido debe ser algo seguro.
Terminan recorriendo cierta ruta secreta llena de contramedidas pasivas, todo finaliza con un salto de fe a lo desconocido. Canel se adelanta dejando a su hermano mayor como el único arriba, este último no tarda en seguir a todos con cierta resignación.
La caída resulta vigorizante, incluso divertida. El cumulo de heno es suficiente para que cualquier niño pueda aterrizar sin mayores molestias que un ligero dolor en la espalda, las ventajas de ser pequeño sin duda.
Una vez vertical el joven inventor escucha al niño desconocido, menuda petición les hace. Es cierto que algunos padres frijoles pueden ser unos miserables pero… que un niño mate a su padre le parece algo demasiado bizarro, situación que lo hace pensar instintivamente en la cariñosa relación que tenía con Giaco.
Solo tengo algo que decir.
Se acerca hasta quedar cara a cara con el pequeño noble, le mira fijamente y al final termina por pulsar un boto de la ballesta automática. El artilugio no tarda en separarse de la muñeca ajena en cuestión de segundos.
Las cosas de Chimar solo las puede usar Chimar “dice mientras devuelve el arma a su legítimo sitio” ¿Entendido?
Se escucha amenazante, su rostro corresponde totalmente dicha postura. De ser un adulto el ladrón se llevaría una muestra física de violencia pero no es el caso, también tiene suerte que Chimar haya descartado el mecanismo de seguridad por miedo a herir algún gorrión curioso o ahora mismo Niniel tendría que unirle el brazo otra vez.
Tienes suerte de que la tuviera cargada con virotes normales Dem, los de velocidad son tan pequeños que apenas dejan cicatriz.
Si tienes suerte a la primera…
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Demian mantuvo la debida cautela cuando ya tuvieron un momento de calma. Comenzaba a confiar en el chico, a pesar de la herida en su propio hombro... o quizás a raíz de la misma.
Miró a la elfa y a su acompañante. No resultaba sorpresivo que no estuvieran cómodas confiando en un chiquillo al que ni siquiera conocían, menos aún si éste se planteaba directamente como la contraparte de su misión.
A decir verdad, Demian a estas alturas no sabía más que sus compañeros sobre el asunto del plan del niño. Había confiado en él de la misma manera que confiaba en otros chicos para ingresar a los Gorriones, en especial por su valentía, y había mostrado al menos ayudarles a escapar de esos guardias, pero de ahí a pedir ayuda para asesinar a su propio padre...
–Sabes... no conocí a mi padre, pero y-yo m-mismo acabé con la vida de la persona más cercana a uno que tuve -dice Demian bajando la mirada–, y te aseguro que no pasan muchos días sin que tenga pesadillas sobre eso... y s-sobre otra gente que he asesinado.
Levantó su vista y se encontró con dos verdes y fieros ojos, llenos de lágrimas, pero completamente decididos.
–Tú, t-tu hablas en serio...
Demian debe reconocer que frente a si tiene a alguien que ya ha tomado una decisión. Si antes pudo reconocer que el chico no le dispararía, ahora debía de la misma forma aceptar que eran los ojos de alguien que se prepara para matar.
Chimar ya había recuperado su arma y el muchacho estaba prácticamente indefenso frente a ellos, vulnerable en una petición de ayuda.
–Sabes Chim, él la usa mejor que tú –comenta a su amigo, dibujando una sonrisa en su rostro–. No, en serio, le perseguí luego de tomar el arm-ma, usó un túnel, pero cuando se sintió perseguido usó la ballesta. No lo culpo. Luego de eso no alcanzamos a hacer mucho, el ruido de la explos-s-sión nos hizo salir corriendo.
Esperaba con aquella explicación responder también a la pregunta que había hecho Níniel con anterioridad. Se acercó unos pasos al chico.
–¿Qué... qué le hizo a tu madre? –preguntó finalmente.
El chico pareció querer evitar el tema por unos instantes, girando su cuerpo, buscando una salida, hasta que finalmente les mira nuevamente.
–Mi padre, esto... esto nadie lo creerá– dice bajando la mirada con pesimismo–. Según mi padre, ella saltó por la ventana.
Demian comenzaba a sospechar qué cariz iba a tomar esa historia y era evidente por las reacciones corporales del chico que no iba a ser fácil.
–Yo vi lo que pasó. Mi padre siempre sospechaba que alguien lo iba a matar, desde que esa... esa bruja le dijo que un día una daga iba a atravesar su corazón, empuñada por alguien en quien confiaba. Desde entonces comenzó a desconfiar de todos, hasta de ella. Pero en ese tiempo no era tan malo. A veces me llevaba a cabalgar y parecía olvidarse del asunto, hasta que luego se acordaba y se encerraba a pensar en maneras de evitar su destino. Verán, mi padre es muy supersticioso y siempre lleva amuletos y cosas para la suerte. La cosa no era tan mala, hasta que...
El chico dio un suspiro profundo y su labio inferior comenzó un leve, casi imperceptible tiritón.
–¡Mi madre llevaba la cuchilla para pelar una jodida manzana! de verdad, era sólo una manzana, nada más. ¡Si la maldita manzana estaba sobre la mesa! y mi madre tropezó y... y... y se fue sobre él, pero no encima encima, sino así nada más –el chico complementa la narración haciendo un gesto como quien tiene un leve tropiezo y se apoya en otra persona–y... y... y entonces él se pone como loco y la empuja y la mueve de aquí para allá y yo le digo que pare, y él dice que ella tiene un amador, no, un amante, y ella dice que no y él nombra a Sir Erasmo, y ella dice que no, y él dice que los vio juntos y le pega en la cara y yo lo muerdo en la pierna y él me empuja y yo lloro y yo me meto debajo de la mesa, y él dice que quizás yo soy hijo de Sir Erasmo y entonces... pum. Así sonó, sólo pum, despacito porque era varios pisos más abajo.
Eduardo, que ha estado hablando de manera cada vez más acelerada, finalmente toma un respiro, dando un profundo suspiro.
–Sir Erasmo murió por un ataque de lobos salvajes la semana siguiente.
El niño se gira, evitando mirar a nadie de manera directa.
–Mi padre a veces no es tan malo, pero cuando se enoja es como si fuera un animal –dice de manera lenta.
De pronto se lleva un dedo al mentón y parece reflexionar por unos segundos, tras los cuales habla.
–No tengo tatuajes, pero... mi madre tenía uno muy bonito, con forma de a un ave volando, aquí –agrega, señalando su hombro.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
En circunstancias normales Níniel no hubiese dudado en tachar aquella historia que el chico les relataba de tontería. Una discusión repentina por un cuchillo de pelar fruta, creciendo en intensidad en cuestión de segundos y acabando con una madre siendo arrojada por una de las ventanas de la torre y muriendo por la caída. ¿Quién podía creerse un final así por algo tan trivial como un simple tropiezo? Si aún fuera por todo aquel asunto del tal Sir Erasmo...Pero incluso esa parte parecía fruto del alterado estado de ánimo momentáneo de Lord Nestor. Al menos según lo relataba el alterado zagal.
Por desgracia, habiendo visto al señor de aquel castillo en persona y habiendo comprobado de primera mano su manía persecutoria, que lo llevaba a estar totalmente convencido de que un asesino con un tatuaje podía aparecer en cualquier momento para acabar con su vida, incluso a pesar de contar con una numerosa guardia y las fortificaciones más imponentes de la zona, la elfa tenía que admitir que como poco toda aquella historia cuadraba. Claro que eso no implicaba que fuese a asesinar a nadie, ni tampoco a permitirlo.
-Veo que lo de contar historias de pena os viene de familia. Como para dudar de que eres su hijo. -Comentó la felina, dispuesta a seguir tratando a aquel niño como...eso, un niño. Y más en ese momento en el que ni siquiera estaba ya en posesión de la ballesta de Chimar y no suponía peligro alguno. Si sentía alguna empatía por el chico lo ocultaba muy bien, como de costumbre. -Con tatuajes o no querías asesinar a tu padre...Así que, te entregamos...nos perdonan por el malentendido causado por Demian y nos llevamos una gran bolsa de monedas cada uno por nuestros desvelos. Todo resuelto. Y no sé qué parte me gusta más, lo de la bolsa de oro, o que no me despellejen por algo que no he hecho...por una vez.- Decidió la pelirroja, haciendo que el joven se estremeciera ante aquella posibilidad. Y con razón, si decía la verdad aquel hombre no dudaría mucho en ocuparse de él igual que que hiciera con su esposa, por mucho que fuera su hijo...Por no mencionar sus sospechas de que fuera un bastardo.
-Si...si hacéis eso lo negaré todo. Diré que me secuestrasteis.- Logró decir el heredero logrando recomponerse y pensando con rapidez. -Os ahorcarán. Pero si me ayudáis...- No parecía cómodo con aquel chantaje, pero desde luego no tenía ni un pelo de tonto. Con un padre como el suyo debía de haber tenido que aprender deprisa desde luego.
-Mira chico, no me toques las narices o voy a enfadarme de verdad...y empezaré a pagarlo contigo.- Amenazó a su vez Catherine, desplegando sus portentosas garras para dejar patente lo que podía pasar cuando se cruzaba su línea roja. Aquellas armas naturales, capaces de atravesar incluso una armadura, por poco no hacen que se caiga de culo, pero mantuvo la compostura. Listo, decidido y valiente. Una lástima que se hubiese visto en una situación tan turbia.
-Cath, guarda tus garras. No va a hacer nada de eso, ni nosotros vamos a entregárselo a su padre como si fuera el asesino, porque no va a matar a nadie.- Quiso dejar claro la peliblanca, acariciando uno de los hombros de su hermana tras acercarse hasta ella, lo que hizo que la felina se relajara de inmediato. También clavó su mirada aguamarina en la del joven heredero.
-Tu padre necesita ayuda, no un virote en el pecho. Brujas, sueños, la muerte de su padre asesinado...El terror se ha adueñado de sus actos y pensamientos. Es como una enfermedad.- Dijo en voz alta, expresando sus pensamientos. -Podría volver a ser el hombre bueno que te llevaba a montar. Dejar atrás esos arrebatos que a ti te han dejado sin madre, pero a él sin esposa, ni vida.-Trató de hacer entender al chico. De arrebatarle esos pensamientos parricidas.
-¿Y cómo vamos a curarle de esa enfermedad? Está loco, y ese cabezacubo del penacho en la cabeza lo está tanto como él. En cuanto nos vean no dudarán en tratar de matarnos o algo peor. Si no vamos a entregarles al chico ni matar a ese noble será mejor que busquemos un modo de largarnos de aquí antes de que den con nosotras.- Expresó la felina, y no podía negarse que bien podía llevar razón. Tal y como estaban las cosas cada minuto que pasaban allí corrían un mayor riesgo.
-¿Y si no está loco? ¿Y si realmente hay un asesino con un tatuaje cerca esperando su oportunidad y atraparlo fuese la cura?-
-Pues diría que la loca eres tú. Aquí el chico ya ha confesado, por mucho que no tenga un tatuaje...- Níniel la miró fijamente para que la hiciera caso y pensara por un momento en aquella posibilidad como algo real. La gata suspiró. -Pues que sin duda le habríamos dado la mejor de ellas- Respondió la felina.
Por desgracia, habiendo visto al señor de aquel castillo en persona y habiendo comprobado de primera mano su manía persecutoria, que lo llevaba a estar totalmente convencido de que un asesino con un tatuaje podía aparecer en cualquier momento para acabar con su vida, incluso a pesar de contar con una numerosa guardia y las fortificaciones más imponentes de la zona, la elfa tenía que admitir que como poco toda aquella historia cuadraba. Claro que eso no implicaba que fuese a asesinar a nadie, ni tampoco a permitirlo.
-Veo que lo de contar historias de pena os viene de familia. Como para dudar de que eres su hijo. -Comentó la felina, dispuesta a seguir tratando a aquel niño como...eso, un niño. Y más en ese momento en el que ni siquiera estaba ya en posesión de la ballesta de Chimar y no suponía peligro alguno. Si sentía alguna empatía por el chico lo ocultaba muy bien, como de costumbre. -Con tatuajes o no querías asesinar a tu padre...Así que, te entregamos...nos perdonan por el malentendido causado por Demian y nos llevamos una gran bolsa de monedas cada uno por nuestros desvelos. Todo resuelto. Y no sé qué parte me gusta más, lo de la bolsa de oro, o que no me despellejen por algo que no he hecho...por una vez.- Decidió la pelirroja, haciendo que el joven se estremeciera ante aquella posibilidad. Y con razón, si decía la verdad aquel hombre no dudaría mucho en ocuparse de él igual que que hiciera con su esposa, por mucho que fuera su hijo...Por no mencionar sus sospechas de que fuera un bastardo.
-Si...si hacéis eso lo negaré todo. Diré que me secuestrasteis.- Logró decir el heredero logrando recomponerse y pensando con rapidez. -Os ahorcarán. Pero si me ayudáis...- No parecía cómodo con aquel chantaje, pero desde luego no tenía ni un pelo de tonto. Con un padre como el suyo debía de haber tenido que aprender deprisa desde luego.
-Mira chico, no me toques las narices o voy a enfadarme de verdad...y empezaré a pagarlo contigo.- Amenazó a su vez Catherine, desplegando sus portentosas garras para dejar patente lo que podía pasar cuando se cruzaba su línea roja. Aquellas armas naturales, capaces de atravesar incluso una armadura, por poco no hacen que se caiga de culo, pero mantuvo la compostura. Listo, decidido y valiente. Una lástima que se hubiese visto en una situación tan turbia.
-Cath, guarda tus garras. No va a hacer nada de eso, ni nosotros vamos a entregárselo a su padre como si fuera el asesino, porque no va a matar a nadie.- Quiso dejar claro la peliblanca, acariciando uno de los hombros de su hermana tras acercarse hasta ella, lo que hizo que la felina se relajara de inmediato. También clavó su mirada aguamarina en la del joven heredero.
-Tu padre necesita ayuda, no un virote en el pecho. Brujas, sueños, la muerte de su padre asesinado...El terror se ha adueñado de sus actos y pensamientos. Es como una enfermedad.- Dijo en voz alta, expresando sus pensamientos. -Podría volver a ser el hombre bueno que te llevaba a montar. Dejar atrás esos arrebatos que a ti te han dejado sin madre, pero a él sin esposa, ni vida.-Trató de hacer entender al chico. De arrebatarle esos pensamientos parricidas.
-¿Y cómo vamos a curarle de esa enfermedad? Está loco, y ese cabezacubo del penacho en la cabeza lo está tanto como él. En cuanto nos vean no dudarán en tratar de matarnos o algo peor. Si no vamos a entregarles al chico ni matar a ese noble será mejor que busquemos un modo de largarnos de aquí antes de que den con nosotras.- Expresó la felina, y no podía negarse que bien podía llevar razón. Tal y como estaban las cosas cada minuto que pasaban allí corrían un mayor riesgo.
-¿Y si no está loco? ¿Y si realmente hay un asesino con un tatuaje cerca esperando su oportunidad y atraparlo fuese la cura?-
-Pues diría que la loca eres tú. Aquí el chico ya ha confesado, por mucho que no tenga un tatuaje...- Níniel la miró fijamente para que la hiciera caso y pensara por un momento en aquella posibilidad como algo real. La gata suspiró. -Pues que sin duda le habríamos dado la mejor de ellas- Respondió la felina.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Con su arma recuperada y el punto claro, Chim le deja algo de espacio al pequeño homicida… versión humana esta vez. Al parecer cometer asesinato es una tendencia cada vez más popular entre los jóvenes impresionables de Aerandir.
Y como si los dioses quisieran recalcar ese punto, Demian interviene con una historia que su hermano conoce muy bien. Ignora convenientemente la parte donde casi asesina al propio inventor pero mejor asi.
Maquiavelo suspira, la trama se pone tensa sin duda. Ha vivido muchas cosas pero no puede sentirse completamente identificado con la situación pues jamás estuvo en tales zapatos… por suerte.
Suerte de principiante.
Expresa con seguridad en sus palabras, es el ego hablando... una perfecta careta. Lo cierto es que su invento es tan sencillo de operar que hasta un bebe podría usarlo, prueba de esto es que ratita tiene su propia ballesta automática.
Eventualmente viene una trama aún más emocional, algo que el chico heredero obviamente trataba de evitar tocar a toda costa. Apenas comienzan las palabras el intelectual entiende que no será una amena historia familiar.
Ciertamente la psicosis del noble posee una historia larga, el tipo de cosas que tienen un inicio y solo siguen empeorando. No hay nada más peligroso que una idea, especialmente si esta mas desviada que un árbol enfermo.
Chimar y Canel escuchan atentamente el relato, sus rostros son un poema. No es algo agradable de oír por todas las connotaciones intrínsecas… incluso aunque ambos enanos nunca tuvieran una relación muy “duradera” con su madre.
Los cuchillos son malos…
Con una ceja arqueada el segundo líder gorrión mira a su protegido, esa frase fuera de lugar alcanza cotas épicas. Por suerte Catherine viene con su propio repertorio lo que disminuye la vergüenza ajena del genio.
Pasa lo que suele pasar con la gata, un pequeño intercambio de “quien la tiene más grande” hasta que Nin interviene como la voz de la razón. Ambas mujeres no pueden tener personalidades más diferentes… los opuestos sin duda se atraen.
La idea expuesta por el elemento felino sobre salir corriendo no se escucha tan mal, el trabajo acaba de torcerse tanto que si logran sacarle ganancia será un milagro. Claro que ahora mismo Chimar está obligado por algo más que dinero, el juramento gorrión de ayudar a cualquier niño en necesidad.
Vale “se soba un poco la frente” como dice la ciencia, si todo falla el concepto más simple es la verdad real… creo que el personaje en su torre está más chalado que una cabra, si nos ponemos a buscar un asesino imaginario nos saldrán raíces o moriremos en el proce…
El asesino está aquí y tratara de efectuar su cometido hoy a como de lugar, es importante para el cumplir con la fecha.
Mierda... ¿De casualidad no sabes cómo es?
No funciona así “sonríe inocentemente”.
Con resignación el chico listo traga saliva, las cosas acaban de cambiar. Canel suele tener un sexto sentido difícil de explicar pero… en palabras sencillas si dice que va a llover es mejor buscar cobertura pues nunca se equivoca.
Creo que puede ser más complicado de lo que originalmente pensamos colegas.
Y como si los dioses quisieran recalcar ese punto, Demian interviene con una historia que su hermano conoce muy bien. Ignora convenientemente la parte donde casi asesina al propio inventor pero mejor asi.
Maquiavelo suspira, la trama se pone tensa sin duda. Ha vivido muchas cosas pero no puede sentirse completamente identificado con la situación pues jamás estuvo en tales zapatos… por suerte.
Suerte de principiante.
Expresa con seguridad en sus palabras, es el ego hablando... una perfecta careta. Lo cierto es que su invento es tan sencillo de operar que hasta un bebe podría usarlo, prueba de esto es que ratita tiene su propia ballesta automática.
Eventualmente viene una trama aún más emocional, algo que el chico heredero obviamente trataba de evitar tocar a toda costa. Apenas comienzan las palabras el intelectual entiende que no será una amena historia familiar.
Ciertamente la psicosis del noble posee una historia larga, el tipo de cosas que tienen un inicio y solo siguen empeorando. No hay nada más peligroso que una idea, especialmente si esta mas desviada que un árbol enfermo.
Chimar y Canel escuchan atentamente el relato, sus rostros son un poema. No es algo agradable de oír por todas las connotaciones intrínsecas… incluso aunque ambos enanos nunca tuvieran una relación muy “duradera” con su madre.
Los cuchillos son malos…
Con una ceja arqueada el segundo líder gorrión mira a su protegido, esa frase fuera de lugar alcanza cotas épicas. Por suerte Catherine viene con su propio repertorio lo que disminuye la vergüenza ajena del genio.
Pasa lo que suele pasar con la gata, un pequeño intercambio de “quien la tiene más grande” hasta que Nin interviene como la voz de la razón. Ambas mujeres no pueden tener personalidades más diferentes… los opuestos sin duda se atraen.
La idea expuesta por el elemento felino sobre salir corriendo no se escucha tan mal, el trabajo acaba de torcerse tanto que si logran sacarle ganancia será un milagro. Claro que ahora mismo Chimar está obligado por algo más que dinero, el juramento gorrión de ayudar a cualquier niño en necesidad.
Vale “se soba un poco la frente” como dice la ciencia, si todo falla el concepto más simple es la verdad real… creo que el personaje en su torre está más chalado que una cabra, si nos ponemos a buscar un asesino imaginario nos saldrán raíces o moriremos en el proce…
El asesino está aquí y tratara de efectuar su cometido hoy a como de lugar, es importante para el cumplir con la fecha.
Mierda... ¿De casualidad no sabes cómo es?
No funciona así “sonríe inocentemente”.
Con resignación el chico listo traga saliva, las cosas acaban de cambiar. Canel suele tener un sexto sentido difícil de explicar pero… en palabras sencillas si dice que va a llover es mejor buscar cobertura pues nunca se equivoca.
Creo que puede ser más complicado de lo que originalmente pensamos colegas.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
En el momento en que la mujer felina amenaza al chico, Demian acerca sutilmente sus manos al lugar donde, tras ilusiones, descansan sus dagas. Su mirada se vuelve un poco más severa, aunque probablemente sólo para el que le conozca bien, para la mayoría sigue siendo su clásica mirada neutra de siempre.
Demian había estado alejado de actividades en conjunto de los Gorriones, pero en el fondo seguía manteniendo los mismos valores. Si bien Eduardo era de la nobleza y no cabía exactamente en el perfil típico de los protegidos de los Gorriones, era cierto que en ningún lugar estaba escrito que uno debía ser pobre y, más aún, aquel muchacho, a juzgar por las marcas que antes Demian había visto en su torso, no llevaba precisamente una vida feliz. Dio un par de pasos muy discretos para acercarse a la mujer felina, aprovechando el momento en que una palabra lograba su acento para hacer contacto con el piso.
Por suerte Níniel actuó, no precisamente de la manera en que Demian lo iba a hacer, pero ciertamente para mejor. A veces las palabras eran mejor solución que las dagas.
Demian relajó su actitud asesina, dejando sus manos simplemente a un lado, sin buscar las armas, mientras que su mirada se relajaba.
–No tenemos motivo alguno para creer que existe t-t-tal asesino con tatuajes... excepto que uno muy pequeño valga –dice Demian, girándose.
El brujo abre su camisa hasta revelar parte de su espalda, bajo el cuello. Allí descansa un discreto tatuaje, una pequeña daga negra. Es normal que lo oculte mediante ilusiones y ropa, ya que es la identificación de los asesinos de su orden, o más bien su antigua orden.
–Parece que el destino quiere que asesine a ese sujeto, ¿no? –dice con un aire de broma, pero en el fondo habla en serio.
A pesar de todo, Canel y Níniel parecen bastante convencidos de qué hay razones fundadas para creer que existe un asesino dispuesto a matar al señor del lugar, o más bien otro asesino además de Demian.
–Si estás tan seguro de que atacará hoy... o b-bien hay algo que ocultas, o no pasará nada –dice al joven acompañante de Chimar–. Si lo primero es cierto, sería bueno que comenzaras a contarnos. Si es lo s-segundo...
Demian mira a Eduardo y cree reconocer allí una mirada de decisión, una señal de que el chico comprende y aprueba lo que va a decir.
–... si termina el día y no existe tal asesino, yo mismo terminaré la vida del señor del castillo.
Hay un tono solemne en sus palabras, algo que da a entender que, a pesar de su juventud, habla completamente en serio.
–Arty, memoriza bien los lugares por donde pasamos, vamos a n-necesitar un buen mapa si queremos cuidar los accesos –indica el chico al mecánico–. Clasifica todos los lugares en donde pueda esconderse alguien.
Artyhom asiente y, si bien no tiene suficiente información para tener aún un plano completo, hace trabajar sus circuitos en generar un modelo útil. En tanto, Demian se baja los lentes que tradicionalmente lleva sobre la cabeza, aquellos que le permiten ver a través de las paredes.
–Vamos, Eduardo, vamos a necesitar de un g-guía que nos indice hacia lugares donde hay algún pasaje o entrada secretos –dice Demian al otro chico, quien tras un momento de silencio asiente.
–Claro, creo que conozco cada rincón de este castillo. La entrada más fácil está por el borde, donde sale el agua con desperdicios al foso, pero... no sé si quieran realmente ir por ese lado. Hay una torre quemada, para el lado sur. Un incendio la destruyó hace dos años, por lo que no se usa, pero conecta con el resto del castillo. Tiene una chimenea por la que cabe una persona –el chico se rasca la cabeza, intentando pensar. Quizás eso logra que las lágrimas de sus ojos no se derramen libres–. Y la capilla tiene un pasadizo secreto que da a los jardines. La puerta está oculta detrás de los arbustos, esos que mi madre solía podar con forma de oso –por un momento la voz del chico suena más quebrada–, pero nadie los ha mantenido desde entonces, así que ahora deben lucir como arbustos normales, creo. Ya no me gusta ir allí, me hace acordarme de ella.
Demian asiente, comenzando a idear planes en su cabeza.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
La mayoría del grupo no veía demasiado probable que existiera un "segundo" asesino, y rápidamente se hizo evidente que preferían seguir creyendo que toda aquella historia era fruto de la mente desquiciada del noble que les había contratado. Algo con lo que Níniel ya contaba, pues ella misma consideraba aquella opción como remota aunque al menos digna de tener en cuenta. Ya había visto premoniciones y el poder del mundo de los sueños antes como para no dedicarle al menos un pensamiento a todo aquello, pero no era tonta.
No obstante, si con algo no contaba la peliblanca, fué con que Canel fuese a secundar y dar validez a sus verbalizados pensamientos, incluso cuando estos aún estaban incompletos. Expresando de manera clara, y sin duda recurriendo a esa especial sensibilidad suya, que dicho agente siniestro existía...Y en lo que tocaba a Níniel, el ilusionista no había descartado a Demian como sospechoso. De hecho las palabras del propio ex-asesino, resuelto a matar a lord Nestor antes de que el día llegase a su fin si es que no lo mataba alguien antes, daban plena validez a las pesadillas del noble y a las palabras de Canel.
-Deberías dejar de rodearte de tantos niños locos Nín...Cada uno es más rarito que el anterior.- Señaló Catherine sin molestarse en bajar el volumen de su voz y clavando sus ojos rojos en el ilusionista asesino.
-Lo cierto es que mi idea iba por ese camino...Dado que contamos con dos ilusionistas, crear nuestro propio asesino, nuestro propio relato al respecto, para permitirle a lord Nestor dejar todo esto atrás...Lleva mucho tiempo obsesionado con ese asesino, si existe lo detendremos, si no, le haremos creer que lo hemos hecho. Le pondremos punto final de un modo u otro.- Expresó la peliblanca contándoles el plan que había urdido en su mente desde la última vez que abriera la boca. Pero evidentemente el inapropiado momento de Demian para volver a su antigua vida como sicario cambiaba las cosas.
-Pero por supuesto no entra en mis planes asesinar a nadie, ni dejar que lo maten. Así que...Me parece estupendo que busquéis puntos de acceso o de huída vulnerables, posibles escondrijos, modos de cumplir nuestra misión sin que nos apresen los guardias...Pero nadie va a moverse de aquí hasta que juréis por los dioses y me déis vuestra palabra de que tenemos el mismo objetivo; Proteger a lord Nestor y ayudarlo.- Sentenció la joven, sujetando su arma de manera mucho más firme a la vez que buscaba el apoyo de Chimar con aquello, pues sabía de sobra que Catherine no dudaría ni un segundo en ponerse de su lado, y desde luego no le temblaría el pulso si era necesario sacudir a aquellos dos niños, con o sin la justicia de su parte.
-Una vez que esto acabe, si Eduardo considera que su padre merece castigo, yo misma acudiré como testigo de lo que he visto ante la justicia del rey de los humanos si es necesario. Pero no permitiré un crimen en venganza por otro. Y menos que dos niños se erijan en juez, jurado y verdugo.- Su mirada aguamarina estaba sería y decidida, fulgurante de éter. Si pensaban seguir por ese camino, tendrían que pasar por encima de ella.
No obstante, si con algo no contaba la peliblanca, fué con que Canel fuese a secundar y dar validez a sus verbalizados pensamientos, incluso cuando estos aún estaban incompletos. Expresando de manera clara, y sin duda recurriendo a esa especial sensibilidad suya, que dicho agente siniestro existía...Y en lo que tocaba a Níniel, el ilusionista no había descartado a Demian como sospechoso. De hecho las palabras del propio ex-asesino, resuelto a matar a lord Nestor antes de que el día llegase a su fin si es que no lo mataba alguien antes, daban plena validez a las pesadillas del noble y a las palabras de Canel.
-Deberías dejar de rodearte de tantos niños locos Nín...Cada uno es más rarito que el anterior.- Señaló Catherine sin molestarse en bajar el volumen de su voz y clavando sus ojos rojos en el ilusionista asesino.
-Lo cierto es que mi idea iba por ese camino...Dado que contamos con dos ilusionistas, crear nuestro propio asesino, nuestro propio relato al respecto, para permitirle a lord Nestor dejar todo esto atrás...Lleva mucho tiempo obsesionado con ese asesino, si existe lo detendremos, si no, le haremos creer que lo hemos hecho. Le pondremos punto final de un modo u otro.- Expresó la peliblanca contándoles el plan que había urdido en su mente desde la última vez que abriera la boca. Pero evidentemente el inapropiado momento de Demian para volver a su antigua vida como sicario cambiaba las cosas.
-Pero por supuesto no entra en mis planes asesinar a nadie, ni dejar que lo maten. Así que...Me parece estupendo que busquéis puntos de acceso o de huída vulnerables, posibles escondrijos, modos de cumplir nuestra misión sin que nos apresen los guardias...Pero nadie va a moverse de aquí hasta que juréis por los dioses y me déis vuestra palabra de que tenemos el mismo objetivo; Proteger a lord Nestor y ayudarlo.- Sentenció la joven, sujetando su arma de manera mucho más firme a la vez que buscaba el apoyo de Chimar con aquello, pues sabía de sobra que Catherine no dudaría ni un segundo en ponerse de su lado, y desde luego no le temblaría el pulso si era necesario sacudir a aquellos dos niños, con o sin la justicia de su parte.
-Una vez que esto acabe, si Eduardo considera que su padre merece castigo, yo misma acudiré como testigo de lo que he visto ante la justicia del rey de los humanos si es necesario. Pero no permitiré un crimen en venganza por otro. Y menos que dos niños se erijan en juez, jurado y verdugo.- Su mirada aguamarina estaba sería y decidida, fulgurante de éter. Si pensaban seguir por ese camino, tendrían que pasar por encima de ella.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Chimar nota el cambio de mirada en su hermano Demian, lleva bastante tiempo conviviendo con el como para tener la capacidad de darse cuenta. Cuando el enano se deje llevar por su frenesí asesino es como si ambas pupilas se le oscurecieran.
En condiciones normales Maquiavelo le hubiera dado un sermón a todo pulmón aunque ahora la situación es complicada, Catherine no es la criatura más encantadora del mundo pero es un vínculo querido de Niniel… no está bien tomar ese camino de buenas a primera teniendo en cuenta tal detalle.
Sin duda un choque de intereses como nunca antes lo había tenido Chim, por suerte las cosas se calman rápido sin llegar a problemas más complicados pero de todas formas es algo que el inventor debe dejar en claro más adelante a su amigo.
Canel escucha las acusaciones de su semejante en magia, responde cerrando los ojos y mostrando una sonrisa con todos los dientes. Hay algo raro que el genio nota en su comportamiento también, por desgracia este enano aterrador es más complicado de leer que el otro.
Las insinuaciones homicidas de Dem no cesan, esta vez promete acabar con el noble si el asesino misterioso no actúa. Es algo que su aliado no puede aprobar pero tampoco condena teniendo en mente la historia de Eduardo tan fresca.
Se nota entonces una fractura en el grupo, no hay consenso. Es una situación algo nueva para el inventor también, casi siempre los intereses terminan yendo por el mismo cauce… matar a ese o correr en aquella dirección para salir vivos por decir ejemplos cortos.
Ante la falta de palabras del genio, Demian decide poner en marcha su estratagema ordenándole a Arty que elabore un plano mental y sacándole más información al niño nuevo. No tarda en surgir un ultimátum por parte de Niniel.
Nin…
Nunca antes Chimar había visto a su amiga tan seria, al menos con el presente… que otro gorrión sea el motivo de su molestia tampoco es agradable. La escena se torna tensa e incluso amenaza con volverse más física.
¡¡Basta!!, ¡Somos amigos y los amigos no actúan de esta forma!
Su rostro se torna algo melancólico, ver a contactos tan antiguos enfrentados le pone bastante triste. Ha cultivado todo vínculo que tiene en vida con mucho cuidado y no planea perderlos por tonterías.
Poco me importa el noble demente, pero el plan de Nin puede funcionar… es una situación compleja y lo mejor es avanzar con cuidado.
Podría volverse un gorrión “dice mirando a Eduardo” es un camino más alterno que terminaría beneficiando a todos sin romper nada escrito.
Eso… eso no se me ocurrió “medita mentalmente”.
En condiciones normales Maquiavelo le hubiera dado un sermón a todo pulmón aunque ahora la situación es complicada, Catherine no es la criatura más encantadora del mundo pero es un vínculo querido de Niniel… no está bien tomar ese camino de buenas a primera teniendo en cuenta tal detalle.
Sin duda un choque de intereses como nunca antes lo había tenido Chim, por suerte las cosas se calman rápido sin llegar a problemas más complicados pero de todas formas es algo que el inventor debe dejar en claro más adelante a su amigo.
Canel escucha las acusaciones de su semejante en magia, responde cerrando los ojos y mostrando una sonrisa con todos los dientes. Hay algo raro que el genio nota en su comportamiento también, por desgracia este enano aterrador es más complicado de leer que el otro.
Las insinuaciones homicidas de Dem no cesan, esta vez promete acabar con el noble si el asesino misterioso no actúa. Es algo que su aliado no puede aprobar pero tampoco condena teniendo en mente la historia de Eduardo tan fresca.
Se nota entonces una fractura en el grupo, no hay consenso. Es una situación algo nueva para el inventor también, casi siempre los intereses terminan yendo por el mismo cauce… matar a ese o correr en aquella dirección para salir vivos por decir ejemplos cortos.
Ante la falta de palabras del genio, Demian decide poner en marcha su estratagema ordenándole a Arty que elabore un plano mental y sacándole más información al niño nuevo. No tarda en surgir un ultimátum por parte de Niniel.
Nin…
Nunca antes Chimar había visto a su amiga tan seria, al menos con el presente… que otro gorrión sea el motivo de su molestia tampoco es agradable. La escena se torna tensa e incluso amenaza con volverse más física.
¡¡Basta!!, ¡Somos amigos y los amigos no actúan de esta forma!
Su rostro se torna algo melancólico, ver a contactos tan antiguos enfrentados le pone bastante triste. Ha cultivado todo vínculo que tiene en vida con mucho cuidado y no planea perderlos por tonterías.
Poco me importa el noble demente, pero el plan de Nin puede funcionar… es una situación compleja y lo mejor es avanzar con cuidado.
Podría volverse un gorrión “dice mirando a Eduardo” es un camino más alterno que terminaría beneficiando a todos sin romper nada escrito.
Eso… eso no se me ocurrió “medita mentalmente”.
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Algunos segundos pasan, pero se sienten como horas. Demian sopesa los desprecios y amenazas de las mujeres presentes. Da un paso al frente, mientras su mente rápidamente intenta elaborar un plan de ataque. Sabe que la magia de Níniel es poderosa, pero no se dejará intimidar. Hay una cosa o dos que sabe sobre cómo realizar un ataque.
Es entonces que Chimar interviene.
Al final todo no pasa de ser un simple paso, un pie adelante con rostro inexpresivo que bien pudo haber sido cualquier cosa. Cesa su avance y escucha a su compañero de tantas aventuras.
–Bien, me uniré al plan, no voy a matarlo hasta que probemos esta idea... o hasta que acabe el día, lo que ocurra p-primero –dice con una inclinación de la cabeza y los labios.
Está tranquilo, sabe que si se trata de acabar con aquel sujeto no tiene apuro. Lo bueno del asesinato es que no importa cuántas veces falles, mientras sigas con vida te basta lograrlo una sola vez. Proteger a alguien, en cambio, requiere de ser exitoso cada una de las veces.
–Tengo un hechizo nuevo muy bueno para esto –dice llevándose ambas manos a la nuca y entrelazando los dedos–, con él puedo crear una f-figura muy real. Es una ilusión, pero se comporta como si fuera real, puedes tocarle y todo. P-puedo crear a su asesino, hasta puede recibir daño y ser herido, sólo necesito estar escondido para poder controlarlo con mis palabras sin que me vean. Tengo que decir todo lo que hace.
La verdad es que el chico está muy orgulloso de su nuevo conjuro y la situación le viene perfecta para ponerlo a prueba.
Demian se gira hacia Eduardo, quien parece estar un poco abrumado por todo lo ocurrido y las palabras que se dicen. Ciertamente contar esas experiencias ha tenido un costo emocional y aún no sabe realmente en quién puede confiar.
–Vamos, Eduardo, aún necesito q-que me muestres los escondites de este castillo. ¿Sabes si hay un momento en que tu padre vaya a estar en un lugar? me refiero a algo que no cambie, algo que haga todos los días.
–Un lugar... un lugar –dice el niño, rascándose la cabeza, como si con ello pudiera hacer que su memoria funcione mejor. De pronto él mismo se da una palmada en la frente–¡Ah, claro!, ¡cómo no lo pensé antes!... en dos horas más sirven la comida. Mi padre es muy puntual con esas cosas y le gusta que yo esté bien presentado para ese momento, aunque comamos solos, se enoja mucho si llego tarde o sucio... –al final de sus palabras hay un silencio cargado de angustia.
–Bien, perfecto... en dos horas, en la comida, verán aparecer a un asesino. Se com-mportará como una persona normal, se sentirá como una y podrán capturarle, matarle... como quieran. No se cómo van a justificar que el cuerpo desaparezca luego de un rato, pero... ya pensarán en algo –dice algo animado–. Como sea, es su idea, ustedes preparen lo que haya que preparar y hagan que valga la pena, yo pongo el asesino.
A una señal de Demian, Artyhom se le acerca y se trepa a sus espaldas, aún preparando sus labores de sondeo y diseño de mapas.
–Yo y Eduardo vamos a ir a buscar un lugar para esconderme donde pueda tener buena vista a lo que pasa... no, no voy a asesinar al lord en estas dos horas –dice Demian con honestidad.
–Hay un camino secreto que da a la sala junto al comedor –interviene Eduardo–. La manera más fácil de llegar es a través de la vieja chimenea abandonada, pero... hay que escalar un par de pisos para llegar a ella. ¿No tendrás problema con eso?
Demian sonríe. En lo poco que lo conoce muestra agrado por el joven noble, algo destacable considerando que sus encuentros con la nobleza no suelen terminar bien.
–No me tomes por un debilucho porque me clavaste una flecha –dice dándole un suave empujón–. Vamos, apuesto a que llego primero a esa famosa chimenea.
El brujo avanza en un sentido, mientras el hijo del señor se queda parado con una sonrisa boba, observándole unos instantes. Parece haber recobrado algo de su humor.
–Es para el otro lado –dice al fin, conteniendo una risita.
–Claro, claro... yo sólo estaba verificando el área. Ahora sí, vamos.
Ambos chicos pronto se encuentran escalando una vieja chimenea de piedras.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
(*) Sugiero que en este post pasen unas 2 horas, si no les molesta.
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
¿En qué momento aquel niño se había vuelto así? Ni siquiera había pasado tanto tiempo desde que sus caminos se separasen en las islas, donde el ilusionista se había mostrado más que dispuesto a hacer todo lo que estuviera en su mano para mejorar las vidas de los refugiados de Ámbar, y de repente parecía volver a ser el asesino despiadado al que Níniel nunca había conocido pero cuya historia sí había escuchado.
¿Había ocurrido algo en las islas tras su partida? ¿Había ocurrido otro ataque al campamento? ¿Acaso se trataba de Rena, una de las pocas personas por la que la elfa había visto que Demian sintiera auténtico cariño? ¿Había algo en aquel chico, Eduardo, que lo llevaba a actuar de ese modo? La sacerdotisa no podía saberlo, y desde luego que Demián no parecía muy dispuesto a someterse a un interrogatorio en esos momentos. No de Chimar, menos aún de ella, cuya posición era tan firmemente contraria a la suya.
No obstante una cosa sí estaba clara para la joven. No podía fiarse de él. Hasta unos minutos antes hubiese puesto la mano en el fuego por él, pero ahora veía que de haberlo hecho se habría quemado. Siempre había creído ver en Demian a una persona algo siniestra tratando de librarse de un pasado oscuro ayudando a otros, especialmente a otros niños, como Chimar. Arriesgando su vida incluso por una mera reliquia para la gente de Ámbar...Ahora veía a un asesino deseoso de una excusa para derramar sangre y que no dudaría en engañarse a sí mismo diciendo que era necesario. ¿Quién de los dos buscaba resarcimiento realmente con esa clase de actos, el hijo o el asesino?
-Tengo tu palabra pues.- Sentenció Níniel tras escuchar su poco convincente respuesta y su breve explicación sobre la última técnica que había desarrollado. Una que efectivamente parecía idónea para la farsa que la peliblanca tenía en mente en caso de necesitar representar un falso intento de asesinato y la posterior eliminación de la amenaza.
-Seguro que se me ocurre algo. Pero ese sería el plan "B". Aún no descarto que sus sueños realmente adviertan de un peligro inminente y real.- Añadiría no obstante relajando su postura, pero evidentemente sin olvidar lo cerca que había sentido un ataque de aquel brujo, y no era la primera vez, pues haría bien en recordar que ella podía percibir sus ilusiones, así como resistir cualquier intento de manipularla con sus trucos.
Tampoco podía pasar por alto que en esos momentos Demian era el principal sospechoso de ser el "segundo" asesino, por mucho que hubiese prometido no actuar en ese sentido hasta el final del día, desafiando de ese modo la predicción de Canel. Así como que su intención seguía siendo matar al lord incluso aunque este pudiese dejar atrás aquella paranoía que había destrozado a su familia y afectado a sus siervos también. Para Demian Nestor no llegaría a la siguiente mañana ocurriera lo que ocurriera.
-Iremos con vosotros. Si aparece ese asesino, aquí no podremos ayudar. Además todo el castillo nos está buscando, no es que podamos movernos con tranquilidad por el lugar. Vamos a tener que usar todos esos pasajes secretos que Eduardo parece conocer tan bien.- Expresó la joven como si resultara evidente. Por muy lamentable que fuese la situación, para proteger al lord y ayudarle, tendrían que moverse como si de auténticos asesinos se tratara. Si les atrapaban después de eso, iba a resultar imposible tratar de defender su inocencia.
-Hubiese preferido un camino menos rápido pero más limpio.- Se quejó Catherine una vez que hubieron llegado a la ya mencionada sala secreta conectada con el comedor, y aparentemente oculta tras un falso botellero en la pared. La pelirroja hablaba en susurros, más que acostumbrada a moverse en sigilo por lugares donde no sería bien recibida, pero aún así Níniel la hizo callar. Lo que no impidió que la felina siguiera poniendo malas caras al ver su precioso y suave pelo manchado por culpa de la suciedad acumulada en la ruta que habían tomado para ascender hasta allí.
Lo cierto es que Níniel esperaba que aquella zona estuviera muy vigilada, especialmente con toda la guarnición en alerta máxima por intrusos peligrosos, de ahí su exigencia para con su hermana, por eso no pudo si no extrañarse al observar por un pequeño agujero en la pared que aquel gran comedor estaba completamente vacío. Ni un solo sirviente preparándolo todo para la comida de su señor, aunque aquello podía ser normal ya que aún faltaba un rato para la hora de la comida, ni tampoco ningún guardia, algo más raro.
-Ni un alma.- Susurró pensativa y dejando aquel punto de observación libre para quien quisiera corroborar sus palabras. -Quizá...por nuestra culpa lord Nestor haya decidido no salir de su cámara y tenga a los guardias de la torre con él.- De estar en lo cierto tendrían que pensar en otro modo de llevar a cabo su teatro. Y seguramente no sería tan fácil como el plan original.
-No, mi padre siempre come aquí y siempre a la misma hora. Vendrá.- Expresó Eduardo totalmente convencido, aunque con un tono que denotaba que consideraba aquello como otra de las manías por las que tanto odio sentía hacia su progenitor. -Antes azotaría a toda la guardia que no hacerlo puntual...o a mi...-Dijo con resentimiento.
-No podemos quedarnos aquí dos horas. ¿Y si el asesino...?-Inquirió Níniel.
-Bueno, si yo fuese la asesina escogería este lugar para actuar. El chico ya ha dicho que siempre comen solos...Pocos o ningún guardia pues, servicio mínimo, rutina...-Intervino la felina, señalando aquel lugar como el ideal para cometer un crimen. Y ciertamente parecía que sería un momento de relativa vulnerabilidad para señor del castillo. Curioso que tuviera una manía tan contraria a...sus otra manías. Aunque aquello también explicaba por qué nadie había intervenido para tratar de salvar a la madre del chico cuando...ocurrió aquella desgracia.
Parecía que su mejor opción sería esperar allí y no arriesgarse a seguir correteando por el lugar. Todo un plan; tantas personas encerradas en una habitación pequeña, la tensión entre los allí presentes a flor de piel...y tiempo de sobra para pensar.
¿Había ocurrido algo en las islas tras su partida? ¿Había ocurrido otro ataque al campamento? ¿Acaso se trataba de Rena, una de las pocas personas por la que la elfa había visto que Demian sintiera auténtico cariño? ¿Había algo en aquel chico, Eduardo, que lo llevaba a actuar de ese modo? La sacerdotisa no podía saberlo, y desde luego que Demián no parecía muy dispuesto a someterse a un interrogatorio en esos momentos. No de Chimar, menos aún de ella, cuya posición era tan firmemente contraria a la suya.
No obstante una cosa sí estaba clara para la joven. No podía fiarse de él. Hasta unos minutos antes hubiese puesto la mano en el fuego por él, pero ahora veía que de haberlo hecho se habría quemado. Siempre había creído ver en Demian a una persona algo siniestra tratando de librarse de un pasado oscuro ayudando a otros, especialmente a otros niños, como Chimar. Arriesgando su vida incluso por una mera reliquia para la gente de Ámbar...Ahora veía a un asesino deseoso de una excusa para derramar sangre y que no dudaría en engañarse a sí mismo diciendo que era necesario. ¿Quién de los dos buscaba resarcimiento realmente con esa clase de actos, el hijo o el asesino?
-Tengo tu palabra pues.- Sentenció Níniel tras escuchar su poco convincente respuesta y su breve explicación sobre la última técnica que había desarrollado. Una que efectivamente parecía idónea para la farsa que la peliblanca tenía en mente en caso de necesitar representar un falso intento de asesinato y la posterior eliminación de la amenaza.
-Seguro que se me ocurre algo. Pero ese sería el plan "B". Aún no descarto que sus sueños realmente adviertan de un peligro inminente y real.- Añadiría no obstante relajando su postura, pero evidentemente sin olvidar lo cerca que había sentido un ataque de aquel brujo, y no era la primera vez, pues haría bien en recordar que ella podía percibir sus ilusiones, así como resistir cualquier intento de manipularla con sus trucos.
Tampoco podía pasar por alto que en esos momentos Demian era el principal sospechoso de ser el "segundo" asesino, por mucho que hubiese prometido no actuar en ese sentido hasta el final del día, desafiando de ese modo la predicción de Canel. Así como que su intención seguía siendo matar al lord incluso aunque este pudiese dejar atrás aquella paranoía que había destrozado a su familia y afectado a sus siervos también. Para Demian Nestor no llegaría a la siguiente mañana ocurriera lo que ocurriera.
-Iremos con vosotros. Si aparece ese asesino, aquí no podremos ayudar. Además todo el castillo nos está buscando, no es que podamos movernos con tranquilidad por el lugar. Vamos a tener que usar todos esos pasajes secretos que Eduardo parece conocer tan bien.- Expresó la joven como si resultara evidente. Por muy lamentable que fuese la situación, para proteger al lord y ayudarle, tendrían que moverse como si de auténticos asesinos se tratara. Si les atrapaban después de eso, iba a resultar imposible tratar de defender su inocencia.
********************************************
-Hubiese preferido un camino menos rápido pero más limpio.- Se quejó Catherine una vez que hubieron llegado a la ya mencionada sala secreta conectada con el comedor, y aparentemente oculta tras un falso botellero en la pared. La pelirroja hablaba en susurros, más que acostumbrada a moverse en sigilo por lugares donde no sería bien recibida, pero aún así Níniel la hizo callar. Lo que no impidió que la felina siguiera poniendo malas caras al ver su precioso y suave pelo manchado por culpa de la suciedad acumulada en la ruta que habían tomado para ascender hasta allí.
Lo cierto es que Níniel esperaba que aquella zona estuviera muy vigilada, especialmente con toda la guarnición en alerta máxima por intrusos peligrosos, de ahí su exigencia para con su hermana, por eso no pudo si no extrañarse al observar por un pequeño agujero en la pared que aquel gran comedor estaba completamente vacío. Ni un solo sirviente preparándolo todo para la comida de su señor, aunque aquello podía ser normal ya que aún faltaba un rato para la hora de la comida, ni tampoco ningún guardia, algo más raro.
-Ni un alma.- Susurró pensativa y dejando aquel punto de observación libre para quien quisiera corroborar sus palabras. -Quizá...por nuestra culpa lord Nestor haya decidido no salir de su cámara y tenga a los guardias de la torre con él.- De estar en lo cierto tendrían que pensar en otro modo de llevar a cabo su teatro. Y seguramente no sería tan fácil como el plan original.
-No, mi padre siempre come aquí y siempre a la misma hora. Vendrá.- Expresó Eduardo totalmente convencido, aunque con un tono que denotaba que consideraba aquello como otra de las manías por las que tanto odio sentía hacia su progenitor. -Antes azotaría a toda la guardia que no hacerlo puntual...o a mi...-Dijo con resentimiento.
-No podemos quedarnos aquí dos horas. ¿Y si el asesino...?-Inquirió Níniel.
-Bueno, si yo fuese la asesina escogería este lugar para actuar. El chico ya ha dicho que siempre comen solos...Pocos o ningún guardia pues, servicio mínimo, rutina...-Intervino la felina, señalando aquel lugar como el ideal para cometer un crimen. Y ciertamente parecía que sería un momento de relativa vulnerabilidad para señor del castillo. Curioso que tuviera una manía tan contraria a...sus otra manías. Aunque aquello también explicaba por qué nadie había intervenido para tratar de salvar a la madre del chico cuando...ocurrió aquella desgracia.
Parecía que su mejor opción sería esperar allí y no arriesgarse a seguir correteando por el lugar. Todo un plan; tantas personas encerradas en una habitación pequeña, la tensión entre los allí presentes a flor de piel...y tiempo de sobra para pensar.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
La situación no pasa a mayores, es nuevamente desarmada por acciones acertadas y un poco de suerte… por desgracia resulta más que obvio que la confianza entre los presentes se mantendrá resentida un tiempo.
¿Qué rayos pasa por la cabeza de Demian?, en este momento Chimar no puede siquiera intentar adivinarlo. Jamás había demostrado tanto sus instintos asesinos… al menos con gente de confianza involucrada.
Incluso cuando simulo la muerte de Chim en las islas, su rostro era controlado. El chico que ahora hace acto de presencia está demasiado ansioso por matar, sin importar nada. Maquiavelo no puede evitar sentir miedo por lo que haya cambiado tanto a su hermano.
Tratará de mitigarlo obviamente, son amigos y en cierto modo familia. Sin darse cuenta el chiquillo genio niega con la cabeza mientras sonríe, tratando de convencerse que solo fue un simple desliz, que no volverá a ocurrir.
Eventualmente la matriz de opinión vuelve a centrarse en cómo lidiar con la situación actual, el problema del noble. Por lo menos Dem promete no asesinarle, eso baja los nervios del inventor pues sabe que ese chico rara vez falta a su palabra.
En un principio el ilusionista aterrador más alto y Eduardo parten solos al camino secreto, no tardan mucho en recibir la compañía de todo el equipo por iniciativa de Niniel. Su lógica no tiene error pues nadie más conoce los caminos ocultos del bastión.
Necesitaras un baño después de esto enanin “mira la chimenea con cierta mueca de aversión”.
Eres más grande que yo…
La subida resulta... bueno, digamos que todos se ensucian bastante. Menudo sitio para poner un camino discreto, lo siguiente es que la letrina resguarde el tesoro del lugar. Al menos el esfuerzo físico no resulta tan demandante para dos enanos en la flor de la vida.
Lo que les espera arriba es un sitio reducido por decirlo de forma amable, lugar en el cual deberán permanecer durante dos horas enteras. No se puede decir que los asesinos no tengan que sudar para conseguir su paga.
La próxima… nos aparecemos veinte minutos antes.
Es claro que si existe el misterioso especialista, no está en la zona todavía. Sin duda fue más listo y decidió irse a comer churros en el pueblo antes de cortarle la cabeza al padre modelo… un frijol inteligente para variar.
Hermano… quiero ir al baño.
Pues te aguantaras durante al menos tres horas y eso si tie… un momento, ¿Estas bromeando?
“Canel asiente”.
Eso es nuevo jeje, supongo que siempre hay una primera vez.
Acto seguido y sin previo aviso, el brujito saca uno de sus raros dibujos. Esta vez se lo regala a Niniel sonriente y cuando la extraña acción esta completada pasa a meditar con la mirada perdida en un horizonte imaginario.
Bueno… este no es tan aterrador, tienes suerte Nin.
¿Qué rayos pasa por la cabeza de Demian?, en este momento Chimar no puede siquiera intentar adivinarlo. Jamás había demostrado tanto sus instintos asesinos… al menos con gente de confianza involucrada.
Incluso cuando simulo la muerte de Chim en las islas, su rostro era controlado. El chico que ahora hace acto de presencia está demasiado ansioso por matar, sin importar nada. Maquiavelo no puede evitar sentir miedo por lo que haya cambiado tanto a su hermano.
Tratará de mitigarlo obviamente, son amigos y en cierto modo familia. Sin darse cuenta el chiquillo genio niega con la cabeza mientras sonríe, tratando de convencerse que solo fue un simple desliz, que no volverá a ocurrir.
Eventualmente la matriz de opinión vuelve a centrarse en cómo lidiar con la situación actual, el problema del noble. Por lo menos Dem promete no asesinarle, eso baja los nervios del inventor pues sabe que ese chico rara vez falta a su palabra.
En un principio el ilusionista aterrador más alto y Eduardo parten solos al camino secreto, no tardan mucho en recibir la compañía de todo el equipo por iniciativa de Niniel. Su lógica no tiene error pues nadie más conoce los caminos ocultos del bastión.
Necesitaras un baño después de esto enanin “mira la chimenea con cierta mueca de aversión”.
Eres más grande que yo…
La subida resulta... bueno, digamos que todos se ensucian bastante. Menudo sitio para poner un camino discreto, lo siguiente es que la letrina resguarde el tesoro del lugar. Al menos el esfuerzo físico no resulta tan demandante para dos enanos en la flor de la vida.
Lo que les espera arriba es un sitio reducido por decirlo de forma amable, lugar en el cual deberán permanecer durante dos horas enteras. No se puede decir que los asesinos no tengan que sudar para conseguir su paga.
La próxima… nos aparecemos veinte minutos antes.
Es claro que si existe el misterioso especialista, no está en la zona todavía. Sin duda fue más listo y decidió irse a comer churros en el pueblo antes de cortarle la cabeza al padre modelo… un frijol inteligente para variar.
Hermano… quiero ir al baño.
Pues te aguantaras durante al menos tres horas y eso si tie… un momento, ¿Estas bromeando?
“Canel asiente”.
Eso es nuevo jeje, supongo que siempre hay una primera vez.
Acto seguido y sin previo aviso, el brujito saca uno de sus raros dibujos. Esta vez se lo regala a Niniel sonriente y cuando la extraña acción esta completada pasa a meditar con la mirada perdida en un horizonte imaginario.
Bueno… este no es tan aterrador, tienes suerte Nin.
- Dibujo de Canel:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Invitado
Invitado
Invitado
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
–Repasemos una vez más –dice el joven brujo a su pequeño acompañante mecánico.
–Con gusto, Demian –contesta éste.
Acto seguido, comienza a trazar unas líneas en el polvo del entretecho.
–El camino de la derecha puede dar tanto a la habitación de Eduardo, como a las caballerizas, dependiendo de qué giro se tome a los cinco metros. El camino que sale desde atrás del cuadro de la mujer del busto grande da hacia la capilla, pero desde allí es posible llegar a los patios. Finalmente, la puerta secreta atrás del estante baja unas escaleras hasta las mazmorras, con un desvió a los siete metros que da hacia el escape de agua.
Demian asintió. Ya se había aprendido de memoria los posibles recorridos, pero no estaba de más hacer un repaso y asegurarse de tener todo en orden. Un pequeño error podía fácilmente llevar a encerrarse uno mismo. Apartó el trozo de tela con que cubría el agujero que daba directo hacia la mesa del comedor.
–Ya vienen –dijo en voz muy baja.
Artyhom se tendió con todo el cuidado que le era posible a su cuerpo mecánico sobre las viejas tablas.
Llevaban allí al menos una hora, tiempo suficiente para que el chico sintiera su cuerpo adormecido, así que procedió a estirarse como un gato. Sus músculos debían estar listos para actuar, de ser necesario. En eso tenía suerte el mecánico. Algunas de sus articulaciones sonaron, pero no era nada como para que se escuchara allí abajo.
Demian sacó de entre sus cosas el libro, aquel en el que había usado unas hojas del final en blanco para agregar notas sobre lo que había planeado. No había lugar a errores.
–Había una vez... –susurró.
Mientras tanto, en el suelo de la habitación, Eduardo hacía su entrada. Iba bien vestido, se notaba que había pasado recientemente por una jarra con agua. El ojo atento quizás podría notar que detrás de la oreja derecha le quedaba una mancha de hollín, pero en general se veía limpio. Se había cambiado de ropas también, luciendo un jubón elegante, muy apropiado para la situación, además de unos pantalones ajustados que parecía que sólo habían sido usados un par de veces. Su cinturón era grueso, con una hebilla que parecía demasiado grande para su delgado cuerpo juvenil. Claro, era necesario para esconder la pequeña cuchilla que llevaba detrás del escudo familiar allí plasmado.
Se quedó de pie junto a una silla, sin hacer nada, sin decir nada, sin apenas respirar. Una gruesa línea de sudor le corrió por el cuello.
La siguiente persona no tardó, como siempre. El hombre era más delgado de lo que Demian había esperado, como si no comiera lo suficiente. De alguna manera el chico había esperado alguien fuerte y temible, a juzgar por lo mal que había hecho pasar a su joven hijo, pero tampoco resultaba tan extraño, después de todo tanto el poder de un padre como el de un señor de un castillo no provienen de sus músculos. Vestía de manera muy parecido a su hijo, aunque se agregaba una especie de chaqueta sin mangas con bordados llamativos.
El hombre llegó hasta el asiento principal y miró a su alrededor. Los siguientes segundos fueron tensos, haciendo creer a Eduardo que aquel sabía lo que pasaba y buscaba a los intrusos escondidos. El chico tosió.
Se sentaron. El silencio era sepulcral.
–No te has lavado bien –dijo finalmente el padre en tono severo. Sus cejas hicieron un movimiento que el chico supo interpretar, siguiendo la mirada hasta el cuello de su camisa.
El dedo del chico se deslizó por la zona señalada y salió con una mancha negra. Pronto un pañuelo de la mesa sirvió para limpiar.
–Lo siento, padre –dijo Eduardo.
–Has estado jugando por la vieja chimenea otra vez, ¿no? –continuó con ojos firmes. No fue necesaria una respuesta–... claro que sí. Ya sabes que ese lugar está prohibido. Más tarde hablaremos de ello.
Como esperando una señal, una mujer de un vestido simple y amplio cubierto por un grueso delantal entró en la habitación. En sus manos llevaba una bandeja cubierta. Dos pasos más atrás iba un mozo de no más de quince años, un muchacho con agujeros en el rostro producto de alguna peste mal tratada. En sus manos llevaba una botella.
La mujer dejó la bandeja en la mesa y la destapó. En el interior había una fuente con sopa caliente. Provista de un cucharón muy pulcro, procedió a servir una discreta porción en el plato de cada uno. El mozo llenó los vasos con un líquido que Demian no alcanzó a distinguir.
–Bebe –ordenó el padre.
Eduardo obedeció. Su rostro se arrugó un poco, sólo un poco.
–Ya tienes edad para disfrutar de un buen vino, considéralo un regalo de tu padre –dijo el hombre sin un atisbo de sonrisa.
–Gracias, padre –contestó Eduardo con una sonrisa fingida. Hasta Demian, a esas alturas, podía darse cuenta que aquella sonrisa no era sincera. Quizás Eduardo ni siquiera había intentado que lo pareciese... quizás lo había distraído la sombra que caminaba hacia su padre.
Se trataba de un tipo de músculos bien definidos, claramente visibles por su falta de camisa. En su pecho y a lo largo de sus brazos se dibujaban numerosos tatuajes con diseños de dragones. Su cabeza era calva, pero su rostro iba cubierto por una máscara. Sus pies iban cubiertos por telas del mismo material que sus pantalones. Por supuesto, aquel hombre era producto del conjuro del chico escondido en el entretecho(1).
El asesino sacó una cuerda delgada, oscura, que sujetó firmemente con sus dos manos, una en cada extremo, y acomodó para tener el largo justo para envolver cómodamente el cuello del señor del castillo y nada más.
El silencio sólo fue roto por el crujido de una tabla.
El asesino estaba a escasos centímetros de estrangular a su víctima.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
(1) Demian ha usado su habilidad de nivel 8: Historias de Fantasmas, para crear la figura de un ninja asesino tatuado.
Última edición por Demian el Sáb 29 Jun 2019 - 22:36, editado 1 vez
Demian
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 2218
Nivel de PJ : : 10
Re: Niebla en la cumbre. [Trabajo Chimar; Demian] [CERRADO]
Estaban en una buena posición. Podían ver sin ser vistos, vigilar sin ser vigilados y lo suficientemente cerca como para actuar rápidamente ante cualquier suceso que pusiese en peligro al noble. Siempre que dicho suceso aconteciera en aquel lugar, claro. Solo tenían que esperar. Esperar a que Eduardo y su padre aparecieran y atrapar a un asesino, o inventarlo si nadie aparecía. Casi sonaba hasta sencillo, aunque las circunstancias no podían ser mucho peores en realidad.
La guardia del castillo los consideraba enemigos, y aunque era cierto que de no haberse producido así los hechos difícilmente hubiesen podido acceder a los secretos del castillo y vigilar tan de cerca al señor, también lo era que eso los ponía en un enorme riesgo y dificultad. Por no hablar de lo difícil que iba a resultar aclarar aquello en aras de no aparecer en cárteles de se busca por media región. Además, por si aquello fuera poco, en vez de un posible asesino para lord Nestor tenían tres; uno desconocido, el propio hijo del noble, y una de las personas contratadas para protegerlo. Si el humano supiera todo aquello...
-Esto me trae tantos recuerdos...- Comenzó a contar la felina en voz muy baja. -Una vez tuve que quedarme dentro de un armario durante un día entero para que no me cogieran tratando de "recuperar" un cuerno ornamentado. Es sorprendente lo mucho que descubres de alguien si escuchas todo lo que hace en su habitación durante tanto tiempo...- Entonces miró a Níniel y sonrió con picardía, algo que bastó para que la peliblanca supiera la broma que pensaba prestar a continuación. Por suerte una mirada fulminante bastó para abortar su juego.
-Céntrate. Si esto no sale bien escapar de aquí solo será el primero de nuestros problemas.- Riñó a su hermana retomando de inmediato su calmada meditación. Pensando en cómo debería actuar una vez que todo comenzara y tratando de pensar en todas las opciones posibles, incluida la de tener que detener a Demian o a Eduardo. Además de la opción de que Demian estuviera pensando eso mismo de ella, a sabiendas de que haría lo posible por detenerlo si se salía del plan. También debía de tener claro cómo deshacerse del falso cuerpo del asesino ilusorio llegado el caso...y lo que diría a continuación para limpiar sus nombres de cara a lord Nestor.
Con su mente ocupada en todo aquello, el tiempo pasó rápidamente, solo interrumpido por el extraño regalo que Canel le regaló, y el cual aceptó con una sonrisa a pesar de su perturbador contenido. Pronto llegaría la señal de que todo estaba a punto de empezar, en forma de un eduardo ricamente ataviado llegando para comer, seguido por su padre poco después.
Tal y como habían predicho, el noble llegó con pocos guardias para protegerle que quedaron en la puerta, y serían atendidos por un servicio mínimo formado solo por una mujer y un chico joven que parecían tener tan pocas ganas de estar allí como el propio Eduardo.
Si alguno de ellos era el asesino no lo demostraba...y el tiempo pasaba. La ventana para poder poner en marcha su plan de respaldo no duraría mucho más...Y aunque Níniel dudaba entre si seguir esperando un poco más o actuar, Demian no lo hizo.
La figura de un asesino arquetipo, tanto que casi resultaba exagerada, apareció en ese momento en el comedor dispuesto a acabar con la vida de lord Nestor. Puesto a tener un tatuaje, tenía tantos de ellos como para escoger, todos perfectamente visibles al no llevar el asesino camisa. Como arma parecía decantarse por una soga delgada para estrangular al noble. Y aunque Níniel sabía que era una ilusión de Demian, conforme esta se acercaba a su víctima sin hacer ruido, la elfa se inquietaba cada vez más. ¿Y sí rompía su palabra y aprovechaba el plan para matarlo de verdad?
-Suficiente. Ya es creíble así.- Instó la peliblanca al ilusionista para que este hiciera que el asesino se detuviera. Su mera presencia bastaba para su plan, no era necesario que comenzara a estrangularlo de verdad. -Salgamos a salvar el día y...Canel, cuando haya testigos crea una ilusión de un ataque que desintegre al asesino.- Instruyó dispuesta a salir de su escondite para actuar como una heroína.
En ese momento, de la sala contigua desde donde iban y venían los siervos del lord, un grito femenino llegó, llenando todo el comedor con su agudo estruendo, acompañado por el de platos y demás loza rompiéndose contra el suelo. Aquello más que el crujir de una madera hizo girarse al noble, que vio con espanto al asesino ilusorio sobre él, saltando sobre la mesa para alejarse de él y lanzándole la sopa caliente como si de un arma arrojadiza se tratara.
-Es él. El asesino del tatuaje. GUARDIAS.- Bramó aterrado y tratando de mantener las distancias con él arrojando cubiertos y cualquier otra cosa que tuviera a su alcance. No hizo intento alguno de proteger a su hijo. Solo de salvarse él mismo. Su pánico era absoluto.
Al ser llamados, los guardias de la puerta entraron rápidamente. Eran solo dos, y además, cumpliendo las órdenes de su señor, no portaban armas en su presencia. Aún así se lanzaron contra el asesino ilusorio. Solo para detenerse al escuchar un nuevo grito de las cocinas. Esta vez el de un hombre joven, y que acabó cortado repentinamente a la vez que el chico de la cara picada salía de allí, con la garganta cortada de lado a lado y sangrando a borbotones. Su último gesto fue un intento desesperado por obtener ayuda y evitar desangrarse.
Tras él, un sujeto sin pelo y delgado, vestido con una armadura de cuero negro completa y una máscara apareció portando una espada corta y una daga teñidas de sangre en sus manos. Se detuvo por un instante al ver la escena del comedor y, sin emitir palabra o sonido alguno arrojó su daga contra uno de los guardias clavándosela en el cuello, corriendo hacia el segundo y eliminandolo con una pericia pasmosa antes de recuperar su daga y encarar al asesino de Demian.
-Eso ha sido bastante impresionante...- Expresó Catherine.
-No hay tiempo para eso...- Reprochó a su vez Níniel, empujando por fin la falsa pared ante ella, dispuesta a plantar cara a aquel hombre antes de que matara a lord Nestor. El cuál estaba ya totalmente fuera de sí al ver a dos asesinos ante él.
La guardia del castillo los consideraba enemigos, y aunque era cierto que de no haberse producido así los hechos difícilmente hubiesen podido acceder a los secretos del castillo y vigilar tan de cerca al señor, también lo era que eso los ponía en un enorme riesgo y dificultad. Por no hablar de lo difícil que iba a resultar aclarar aquello en aras de no aparecer en cárteles de se busca por media región. Además, por si aquello fuera poco, en vez de un posible asesino para lord Nestor tenían tres; uno desconocido, el propio hijo del noble, y una de las personas contratadas para protegerlo. Si el humano supiera todo aquello...
-Esto me trae tantos recuerdos...- Comenzó a contar la felina en voz muy baja. -Una vez tuve que quedarme dentro de un armario durante un día entero para que no me cogieran tratando de "recuperar" un cuerno ornamentado. Es sorprendente lo mucho que descubres de alguien si escuchas todo lo que hace en su habitación durante tanto tiempo...- Entonces miró a Níniel y sonrió con picardía, algo que bastó para que la peliblanca supiera la broma que pensaba prestar a continuación. Por suerte una mirada fulminante bastó para abortar su juego.
-Céntrate. Si esto no sale bien escapar de aquí solo será el primero de nuestros problemas.- Riñó a su hermana retomando de inmediato su calmada meditación. Pensando en cómo debería actuar una vez que todo comenzara y tratando de pensar en todas las opciones posibles, incluida la de tener que detener a Demian o a Eduardo. Además de la opción de que Demian estuviera pensando eso mismo de ella, a sabiendas de que haría lo posible por detenerlo si se salía del plan. También debía de tener claro cómo deshacerse del falso cuerpo del asesino ilusorio llegado el caso...y lo que diría a continuación para limpiar sus nombres de cara a lord Nestor.
Con su mente ocupada en todo aquello, el tiempo pasó rápidamente, solo interrumpido por el extraño regalo que Canel le regaló, y el cual aceptó con una sonrisa a pesar de su perturbador contenido. Pronto llegaría la señal de que todo estaba a punto de empezar, en forma de un eduardo ricamente ataviado llegando para comer, seguido por su padre poco después.
Tal y como habían predicho, el noble llegó con pocos guardias para protegerle que quedaron en la puerta, y serían atendidos por un servicio mínimo formado solo por una mujer y un chico joven que parecían tener tan pocas ganas de estar allí como el propio Eduardo.
Si alguno de ellos era el asesino no lo demostraba...y el tiempo pasaba. La ventana para poder poner en marcha su plan de respaldo no duraría mucho más...Y aunque Níniel dudaba entre si seguir esperando un poco más o actuar, Demian no lo hizo.
La figura de un asesino arquetipo, tanto que casi resultaba exagerada, apareció en ese momento en el comedor dispuesto a acabar con la vida de lord Nestor. Puesto a tener un tatuaje, tenía tantos de ellos como para escoger, todos perfectamente visibles al no llevar el asesino camisa. Como arma parecía decantarse por una soga delgada para estrangular al noble. Y aunque Níniel sabía que era una ilusión de Demian, conforme esta se acercaba a su víctima sin hacer ruido, la elfa se inquietaba cada vez más. ¿Y sí rompía su palabra y aprovechaba el plan para matarlo de verdad?
-Suficiente. Ya es creíble así.- Instó la peliblanca al ilusionista para que este hiciera que el asesino se detuviera. Su mera presencia bastaba para su plan, no era necesario que comenzara a estrangularlo de verdad. -Salgamos a salvar el día y...Canel, cuando haya testigos crea una ilusión de un ataque que desintegre al asesino.- Instruyó dispuesta a salir de su escondite para actuar como una heroína.
En ese momento, de la sala contigua desde donde iban y venían los siervos del lord, un grito femenino llegó, llenando todo el comedor con su agudo estruendo, acompañado por el de platos y demás loza rompiéndose contra el suelo. Aquello más que el crujir de una madera hizo girarse al noble, que vio con espanto al asesino ilusorio sobre él, saltando sobre la mesa para alejarse de él y lanzándole la sopa caliente como si de un arma arrojadiza se tratara.
-Es él. El asesino del tatuaje. GUARDIAS.- Bramó aterrado y tratando de mantener las distancias con él arrojando cubiertos y cualquier otra cosa que tuviera a su alcance. No hizo intento alguno de proteger a su hijo. Solo de salvarse él mismo. Su pánico era absoluto.
Al ser llamados, los guardias de la puerta entraron rápidamente. Eran solo dos, y además, cumpliendo las órdenes de su señor, no portaban armas en su presencia. Aún así se lanzaron contra el asesino ilusorio. Solo para detenerse al escuchar un nuevo grito de las cocinas. Esta vez el de un hombre joven, y que acabó cortado repentinamente a la vez que el chico de la cara picada salía de allí, con la garganta cortada de lado a lado y sangrando a borbotones. Su último gesto fue un intento desesperado por obtener ayuda y evitar desangrarse.
Tras él, un sujeto sin pelo y delgado, vestido con una armadura de cuero negro completa y una máscara apareció portando una espada corta y una daga teñidas de sangre en sus manos. Se detuvo por un instante al ver la escena del comedor y, sin emitir palabra o sonido alguno arrojó su daga contra uno de los guardias clavándosela en el cuello, corriendo hacia el segundo y eliminandolo con una pericia pasmosa antes de recuperar su daga y encarar al asesino de Demian.
-Eso ha sido bastante impresionante...- Expresó Catherine.
-No hay tiempo para eso...- Reprochó a su vez Níniel, empujando por fin la falsa pared ante ella, dispuesta a plantar cara a aquel hombre antes de que matara a lord Nestor. El cuál estaba ya totalmente fuera de sí al ver a dos asesinos ante él.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
Cantidad de envíos : : 1148
Nivel de PJ : : 10
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Ruidos de medianoche [Trabajo] [Demian + Helyare]
» [Cerrado]Apariencias de cristal. [Trabajo][Demian y Arygos][+18]
» [Cerrado] Un rescate accidentado [Trabajo][Bio-Chimar]
» Descanso interrumpido. [Trabajo Chimar-Níniel][Cerrado]
» Niebla de Acero y Sangre [Libre] [CERRADO]
» [Cerrado]Apariencias de cristal. [Trabajo][Demian y Arygos][+18]
» [Cerrado] Un rescate accidentado [Trabajo][Bio-Chimar]
» Descanso interrumpido. [Trabajo Chimar-Níniel][Cerrado]
» Niebla de Acero y Sangre [Libre] [CERRADO]
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 1:53 por Lukas
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Ayer a las 20:33 por Vincent Calhoun
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Ayer a las 18:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Ayer a las 18:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun 18 Nov 2024 - 8:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun 18 Nov 2024 - 0:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb 16 Nov 2024 - 17:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér 13 Nov 2024 - 16:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar 12 Nov 2024 - 0:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom 10 Nov 2024 - 9:36 por Tyr
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Sáb 9 Nov 2024 - 20:41 por Sango
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie 8 Nov 2024 - 14:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Jue 7 Nov 2024 - 21:19 por Tyr
» 89. Una compañía hacia el caos [Privado]
Jue 7 Nov 2024 - 16:51 por Aylizz Wendell
» Clementina Chonkffuz [SOLITARIO]
Jue 7 Nov 2024 - 12:48 por Mina Harker