[Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
La idiosincrasia del pueblo élfico, sumada a la raza del nuevo centinela del Este, sin lugar a dudas, resultaba en una situación, cuanto menos, complicada. Era como intentar que el agua y el aceite se entendieran y convivieran juntos, mezclados en plena armonía, algo que a todas luces era imposible de lograr.
Visto desde ese prisma, Vincent sentía que volvía a ser un juguete en manos de dioses. Pero no de unos dioses cualquiera, no, sino de unos que les encantaban las burlas y las bromas y se habían aficionado demasiado a su muñeco mercenario. Porque, con franqueza, de todas las personas que habían atacado a Querostraza pudiendo acabar con ella y, por ende, convertido en centinela, seguro que había mejores opciones que un brujo. Un brujo que conseguiría tal don en suelo élfico, un brujo, que además, llevaría la capa que un día portase Tyrande Nemaniël.
Joder, eso sí que era un guión de teatro ambulante de buena calidad. Esa obra haría levantar el culo del asiento incluso al más pomposo de los nobles, que, con gracia y estilo, se reiría y aplaudiría por partes iguales...
En fin, era lo que tocaba. Los dioses podían llegar a tener un sentido del humor de lo más retorcido.
- Bueno, no es cuestión de la capa en sí-, contestó a Eilydh, mientras caminaba entre los entresijos de Árbol Madre. - Es una cuestión de ser centinela. Noté…-. La verdad es que era difícil de explicar. - Noté que algo entraba en mí cuando maté a Querostraza y luego advertí varias sensaciones extrañas dentro de mí, así como una conexión directa con los jinetes. Como cuando cayó ese rayo y se sintió con más fuerza la tormenta. Sé que no es natural, sé que son ellos acercándose-, le aclaró como mejor podía. - Digamos que una persona cercana a mí es centinela, así que conozco bien lo que me pasa-, terminó por decirle, por el momento, sin llegar a mencionar que esa persona era su hermana.
Era una lástima que el tiempo corriera en contra de ellos. La estética del gran árbol por dentro era aún más bella que por fuera, si es que eso era posible, los elfos lo habían conseguido. Aquel entramado de pasarelas, luces de magia blanca tintineando y flotando en derredor, así como su altura, lo convertían en una obra que no tenía parangón en el mundo conocido visto por el brujo mercenario.
La academia Hekshold, Lunargenta y Dundarak, la ciudad blanca de los dragones, era lo único que le venía a la mente al brujo como posibles competidores a tal majestuosidad.
Vinc no podía evitar entristecerse y alegrarse a partes iguales al estar allí, camino de la sala del Consejo élfico. Por un lado, era feliz de ser de las pocas personas extranjeras que habían podido entrar al árbol y ver su interior con sus propios ojos, por otro lado, le entristecía el motivo que lo llevaba hasta allí y no poder tener tiempo para visitar cada rincón como le hubiese gustado.
- No te preocupes. No creo que la necesite, pero la llevaré por si acaso y la guardaré lejos de vistas ajenas-, contestó a la elfa.
Luego, el brujo, según tomó la daga, hizo que se agachaba para ajustarse la bota y metió el arma blanca en el interior de la caña alta de su calzado, allí donde solía llevar el estilete de emergencia que había dejado en el arcón con el resto de sus armas.
La idea del mercenario era ser diplomático, y por eso se había desembarazado de todas sus armas, pero quizás no era mala idea portar algo de armamento por si los jinetes llegaban más rápido y la cosa se ponía fea. Contra los elfos no tenía muchas opciones estando en su sede de gobierno, vigilado desde todas partes, y distraerlos de la verdadera amenaza iniciando una batalla no era una buena idea. Estaba allí para ayudar, no para generar más problemas.
La cuestión es que una hermosas y decoradas puertas de nogal les recibieron a ambos, y Vinc, dejó que su compañera elfa entrara primero en la salsa, pues ella se hallaba en su tierra y él era un extraño. Sí quería convencer a los elfos debía ser delicado con el protocolo y sus palabras.
De igual modo, Vincent dejó que Eilydh hablara primero y pidiera audiencia, más la contestación de una de las consejeras no había sido la más ilusionante de las respuestas. Menos aún con la llegada de más elfos a espaldas del brujo mercenario. Eran sigilosos y para cuando tuvo constancia de ellos, estos ya tenían ventaja sobre él.
Un trueno tronó mucho más cerca, tan cerca que parecía que había impactado cerca de la zona. Vinc solo podía pensar que el tiempo y los jinetes se les echaban encima mientras tenía que soportar aquel sermón racista rodeado de guardias… Pero daba igual, sabía a lo que se enfrentaba al ir hasta allí, conocía bien a los elfos y lo diferentes que podían llegar a ser dependiendo de su clan de origen, incluso sabía lo peligroso que podían ser algunos de esos clanes si eras un brujo. Nada de aquello lo pillaba por sorpresa.
Ni siquiera el cambio de postura de Eilydh le sorprendía en demasía. Cierto que habían llegado allí como aliados, pero ella era elfa, y lo que pedía Siva tampoco era una locura. El único problema de las palabras de la consejera era que lo exigía, no lo pedía en sí mismo, con respeto, pero más allá de ello, el contenido de su discurso tenía sentido. Era normal que Eilydh se posicionara junto a su pueblo, aunque se notaba que lo hacía con dudas.
- No hay ningún problema. Daré la sábana blanca al consejo-, respondió, mirando hacia la elfa del consejo que le había pedido la prenda, y justo antes de hacer una ligera reverencia en dirección hacia ambas consejeras. - Podéis preguntar al guardia de la entrada de Árbol Madre, él no os dirá nada distinto a lo que yo os mencionaré, que ya ofrecí devolver la capa a los elfos por respeto a Tyrande Nemaniël y a su pueblo-, respondió solemne, soltando el enganche de la capa.
Luego, Vincent la dobló con cuidado, demostrando cariño y respeto, y la dejó en manos de Eilydh.
- Sé que mi presencia no es grata. Soy un brujo, después de todo. Pero no he venido aquí para ofender al pueblo élfico y si hubiera estado dentro de lo posible, no me habría presentado en el corazón de Sandorai con tantas prisas, buscando audiencia con este consejo-, empezó a explicar con respeto. - Desgraciadamente, estamos contra la espada y la pared y el tiempo juega en nuestra contra. Los jinetes oscuros vienen hacia aquí, la tormenta es cosa de ellos, y lo sé porque soy centinela, no por la capa, sino por la maldición que ahora mismo albergo. No quería sonar soberbio en la entrada del Árbol Madre, solamente sincero. Todos podemos luchar contra los jinetes, pero solo pueden ser destruidor por centinelas y esas fuerzas oscuras vienen con intenciones de acabar con el seno de vuestro pueblo. En este lugar, solo el hombre bestia que llegó con Melena Blanca y yo podemos acabar con ellos para siempre. Y os juro-, se puso la mano sobre el pecho, - que no estoy aquí para debilitar al pueblo élfico, sino para ayudarlo-, asintió con la cabeza con fuerza, para darle más veracidad a su discurso con su gesto. - Sé que es difícil creer las palabras de un brujo, pero os prometo que no miento y lucharé por Árbol Madre.
Fue en ese momento cuando Eilydh apeló al sentido común de Siva, intentando que creyera en las palabras del brujo. Si después de todo lo dicho, la consejera más hostil seguía sin creerse las palabras del centinela, quizás lo hiciera con la elfa al ser una mujer de su pueblo.
Más, como en aquel mundo todo podía ir a peor, en ese momento, mientras un Vincent aún cruzaba los dedos mentalmente esperando que Siva recapacitarse, se escuchó el fuerte sonido de las puertas del salón al abrirse de par en par y unos gritos que alertaban de la llegada de las fuerza oscuras.
Unos gritos, que por otro lado, no podían ser más familiares.
“¿Qué demonios hace aquí Valeria y por qué sabe los de los jinetes?”, resonó en la cabeza del brujo, al voltearse para mirar la zona de origen de los gritos y comprobar que, efectivamente, no se había equivocado y esa voz pertenecía a una persona más que conocida.
Una larga lista de preguntas y situaciones posibles se agolparon en la mente del mercenario y en la punta de la lengua del brujo, casi dispuestas a salir. Desde, “Esta mujer no estaría robando bolsas de monedas a los elfos… ¡justo en Árbol Madre cuando necesito convencer a los elfos del peligro!”, hasta, “Joder, ahora hay dos brujos en la sala y la consejera hostil se va a volver el doble de paranoica“ o “Por qué se rascará tan frenéticamente”.
Era imposible saber qué hacía allí Reike sin preguntarle directamente, más ahora urgían otros asuntos, porque, fuese lo que fuese que hiciera Val en Árbol Madre, había conseguido avisar al consejo del peligro que él mismo y Eilydh hacía rato que intentaban que comprendieran. Y ahora ya no se trataba del aviso de un posible ataque, ahora era el aviso de un ataque directo.
- Los jinetes ya están aquí y Asher ha subido a la copa. Por favor, no tenéis más razones para no creernos, el hombre perro ya avanza hacia el peligro para luchar contra nuestro enemigo común y defender vuestro árbol sagrado-, apremió a las consejeras, para que se decidieran de una vez y que tomaran las medidas necesarias para defender el árbol. - Consejeras, el tiempo de hablar se terminó. Es el momento de combatir y debo unirme a la lucha.
Cedo mi capa al consejo usando de intermediara a Eilydh. Es la Amazon de Aerandir (?
De todos modos, también aviso al consejo de la amenaza que se avecina, a ver si mi diplomacia style sirve de algo >.<
Y mi personaje sabe de jinetes y centinelas porque tengo en casa la Enciclopedia Elen, necesaria en todos los hogares en los tiempos que corren. Sí, acertaron, cobro comisión por cada enciclopedia vendida.
Visto desde ese prisma, Vincent sentía que volvía a ser un juguete en manos de dioses. Pero no de unos dioses cualquiera, no, sino de unos que les encantaban las burlas y las bromas y se habían aficionado demasiado a su muñeco mercenario. Porque, con franqueza, de todas las personas que habían atacado a Querostraza pudiendo acabar con ella y, por ende, convertido en centinela, seguro que había mejores opciones que un brujo. Un brujo que conseguiría tal don en suelo élfico, un brujo, que además, llevaría la capa que un día portase Tyrande Nemaniël.
Joder, eso sí que era un guión de teatro ambulante de buena calidad. Esa obra haría levantar el culo del asiento incluso al más pomposo de los nobles, que, con gracia y estilo, se reiría y aplaudiría por partes iguales...
En fin, era lo que tocaba. Los dioses podían llegar a tener un sentido del humor de lo más retorcido.
- Bueno, no es cuestión de la capa en sí-, contestó a Eilydh, mientras caminaba entre los entresijos de Árbol Madre. - Es una cuestión de ser centinela. Noté…-. La verdad es que era difícil de explicar. - Noté que algo entraba en mí cuando maté a Querostraza y luego advertí varias sensaciones extrañas dentro de mí, así como una conexión directa con los jinetes. Como cuando cayó ese rayo y se sintió con más fuerza la tormenta. Sé que no es natural, sé que son ellos acercándose-, le aclaró como mejor podía. - Digamos que una persona cercana a mí es centinela, así que conozco bien lo que me pasa-, terminó por decirle, por el momento, sin llegar a mencionar que esa persona era su hermana.
Era una lástima que el tiempo corriera en contra de ellos. La estética del gran árbol por dentro era aún más bella que por fuera, si es que eso era posible, los elfos lo habían conseguido. Aquel entramado de pasarelas, luces de magia blanca tintineando y flotando en derredor, así como su altura, lo convertían en una obra que no tenía parangón en el mundo conocido visto por el brujo mercenario.
La academia Hekshold, Lunargenta y Dundarak, la ciudad blanca de los dragones, era lo único que le venía a la mente al brujo como posibles competidores a tal majestuosidad.
Vinc no podía evitar entristecerse y alegrarse a partes iguales al estar allí, camino de la sala del Consejo élfico. Por un lado, era feliz de ser de las pocas personas extranjeras que habían podido entrar al árbol y ver su interior con sus propios ojos, por otro lado, le entristecía el motivo que lo llevaba hasta allí y no poder tener tiempo para visitar cada rincón como le hubiese gustado.
- No te preocupes. No creo que la necesite, pero la llevaré por si acaso y la guardaré lejos de vistas ajenas-, contestó a la elfa.
Luego, el brujo, según tomó la daga, hizo que se agachaba para ajustarse la bota y metió el arma blanca en el interior de la caña alta de su calzado, allí donde solía llevar el estilete de emergencia que había dejado en el arcón con el resto de sus armas.
La idea del mercenario era ser diplomático, y por eso se había desembarazado de todas sus armas, pero quizás no era mala idea portar algo de armamento por si los jinetes llegaban más rápido y la cosa se ponía fea. Contra los elfos no tenía muchas opciones estando en su sede de gobierno, vigilado desde todas partes, y distraerlos de la verdadera amenaza iniciando una batalla no era una buena idea. Estaba allí para ayudar, no para generar más problemas.
La cuestión es que una hermosas y decoradas puertas de nogal les recibieron a ambos, y Vinc, dejó que su compañera elfa entrara primero en la salsa, pues ella se hallaba en su tierra y él era un extraño. Sí quería convencer a los elfos debía ser delicado con el protocolo y sus palabras.
De igual modo, Vincent dejó que Eilydh hablara primero y pidiera audiencia, más la contestación de una de las consejeras no había sido la más ilusionante de las respuestas. Menos aún con la llegada de más elfos a espaldas del brujo mercenario. Eran sigilosos y para cuando tuvo constancia de ellos, estos ya tenían ventaja sobre él.
Un trueno tronó mucho más cerca, tan cerca que parecía que había impactado cerca de la zona. Vinc solo podía pensar que el tiempo y los jinetes se les echaban encima mientras tenía que soportar aquel sermón racista rodeado de guardias… Pero daba igual, sabía a lo que se enfrentaba al ir hasta allí, conocía bien a los elfos y lo diferentes que podían llegar a ser dependiendo de su clan de origen, incluso sabía lo peligroso que podían ser algunos de esos clanes si eras un brujo. Nada de aquello lo pillaba por sorpresa.
Ni siquiera el cambio de postura de Eilydh le sorprendía en demasía. Cierto que habían llegado allí como aliados, pero ella era elfa, y lo que pedía Siva tampoco era una locura. El único problema de las palabras de la consejera era que lo exigía, no lo pedía en sí mismo, con respeto, pero más allá de ello, el contenido de su discurso tenía sentido. Era normal que Eilydh se posicionara junto a su pueblo, aunque se notaba que lo hacía con dudas.
- No hay ningún problema. Daré la sábana blanca al consejo-, respondió, mirando hacia la elfa del consejo que le había pedido la prenda, y justo antes de hacer una ligera reverencia en dirección hacia ambas consejeras. - Podéis preguntar al guardia de la entrada de Árbol Madre, él no os dirá nada distinto a lo que yo os mencionaré, que ya ofrecí devolver la capa a los elfos por respeto a Tyrande Nemaniël y a su pueblo-, respondió solemne, soltando el enganche de la capa.
Luego, Vincent la dobló con cuidado, demostrando cariño y respeto, y la dejó en manos de Eilydh.
- Sé que mi presencia no es grata. Soy un brujo, después de todo. Pero no he venido aquí para ofender al pueblo élfico y si hubiera estado dentro de lo posible, no me habría presentado en el corazón de Sandorai con tantas prisas, buscando audiencia con este consejo-, empezó a explicar con respeto. - Desgraciadamente, estamos contra la espada y la pared y el tiempo juega en nuestra contra. Los jinetes oscuros vienen hacia aquí, la tormenta es cosa de ellos, y lo sé porque soy centinela, no por la capa, sino por la maldición que ahora mismo albergo. No quería sonar soberbio en la entrada del Árbol Madre, solamente sincero. Todos podemos luchar contra los jinetes, pero solo pueden ser destruidor por centinelas y esas fuerzas oscuras vienen con intenciones de acabar con el seno de vuestro pueblo. En este lugar, solo el hombre bestia que llegó con Melena Blanca y yo podemos acabar con ellos para siempre. Y os juro-, se puso la mano sobre el pecho, - que no estoy aquí para debilitar al pueblo élfico, sino para ayudarlo-, asintió con la cabeza con fuerza, para darle más veracidad a su discurso con su gesto. - Sé que es difícil creer las palabras de un brujo, pero os prometo que no miento y lucharé por Árbol Madre.
Fue en ese momento cuando Eilydh apeló al sentido común de Siva, intentando que creyera en las palabras del brujo. Si después de todo lo dicho, la consejera más hostil seguía sin creerse las palabras del centinela, quizás lo hiciera con la elfa al ser una mujer de su pueblo.
Más, como en aquel mundo todo podía ir a peor, en ese momento, mientras un Vincent aún cruzaba los dedos mentalmente esperando que Siva recapacitarse, se escuchó el fuerte sonido de las puertas del salón al abrirse de par en par y unos gritos que alertaban de la llegada de las fuerza oscuras.
Unos gritos, que por otro lado, no podían ser más familiares.
“¿Qué demonios hace aquí Valeria y por qué sabe los de los jinetes?”, resonó en la cabeza del brujo, al voltearse para mirar la zona de origen de los gritos y comprobar que, efectivamente, no se había equivocado y esa voz pertenecía a una persona más que conocida.
Una larga lista de preguntas y situaciones posibles se agolparon en la mente del mercenario y en la punta de la lengua del brujo, casi dispuestas a salir. Desde, “Esta mujer no estaría robando bolsas de monedas a los elfos… ¡justo en Árbol Madre cuando necesito convencer a los elfos del peligro!”, hasta, “Joder, ahora hay dos brujos en la sala y la consejera hostil se va a volver el doble de paranoica“ o “Por qué se rascará tan frenéticamente”.
Era imposible saber qué hacía allí Reike sin preguntarle directamente, más ahora urgían otros asuntos, porque, fuese lo que fuese que hiciera Val en Árbol Madre, había conseguido avisar al consejo del peligro que él mismo y Eilydh hacía rato que intentaban que comprendieran. Y ahora ya no se trataba del aviso de un posible ataque, ahora era el aviso de un ataque directo.
- Los jinetes ya están aquí y Asher ha subido a la copa. Por favor, no tenéis más razones para no creernos, el hombre perro ya avanza hacia el peligro para luchar contra nuestro enemigo común y defender vuestro árbol sagrado-, apremió a las consejeras, para que se decidieran de una vez y que tomaran las medidas necesarias para defender el árbol. - Consejeras, el tiempo de hablar se terminó. Es el momento de combatir y debo unirme a la lucha.
Offrol
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Cedo mi capa al consejo usando de intermediara a Eilydh. Es la Amazon de Aerandir (?
De todos modos, también aviso al consejo de la amenaza que se avecina, a ver si mi diplomacia style sirve de algo >.<
Y mi personaje sabe de jinetes y centinelas porque tengo en casa la Enciclopedia Elen, necesaria en todos los hogares en los tiempos que corren. Sí, acertaron, cobro comisión por cada enciclopedia vendida.
Vincent Calhoun
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Desde el interior del golem, Uriel no podía ver demasiado que estaba sucediendo afuera y, desde que le movimiento del "ser de arcilla" era brusco y doloroso para él, el vampirito se centraba más en contener su voz adolorida y en mantener el equilibrio en su interior…..Francamente, ya no le agradaba tanto ese golem….
El vampirito se pudo centrar en lo que estaba sucediendo afuera cuando de repente el movimiento que no dejaba de dañarle cual latigazo se detuvo ¿Alguien los interceptó? El vampirito se aproximó al rendija para ver qué estaba sucediendo ¡Ese elfo abusador que custodia las puertas está molestándolos! El vampirito puso una mueca de desagrado ¡Como se esperaba de los elfos! ¡Nada más que abusadores! Oh, aunque habían unos poquitos que no los eran….¡Pero solo unos poquitititos de nada!
Su cuerpo se tensó en cuanto escuchó la poderosa y profunda voz de un hombre, solo el poderío y seguridad en esta hizo que el infante se sintiera intimidado y contra las cuerdas ¿Quien era ese hombre? Desde la rendija apenas podía ver su torso ¿Ojosverdes? ¿Malonar? ¿Era tal vez amigo de esa elfa abusadora que lo encerró en el árbol? ¡Un enemigo entonces! Y uno increíblemente poderoso….Uriel era sensible a la gente fuerte, por instinto sabía a quien y quien no molestar….Ese tipo….No tenía pruebas pero lo sabía, ese tipo podría matarlo cual insecto sin problemas alguno y sin ninguna clase de piedad por ser un niño...El pensamiento de tener tan cerca semejante amenaza hizo que su cuerpecito empezara a temblar aterrorizado, lo único que no le hacía entrar en pánico era la barrera que el golem interponía y la clara postura protectora de Anders, quien ocultaba detrás de él la pequeña figura de arcilla y barro. No es como si Adners pudiera defenderlo contra aquella persona pero saber que tenía de su lado a un adulto amable le reconfortaba lo suficiente para no entrar en pánico.
¿Jinetes? ¿como los que montan a caballo? ¡Oh! ¡Centinela! ¡Escuché eso antes! ¿no que el señor lo-...? ¡Cierto, cierto! ¡Aquel hombre-bestia, el señor Daregan, nos habló de ello! Errr….En aquel momento no estaba prestando demasiada atención~ ¿Qué era lo que dijo?
Cuando Asher habló sobre los centinelas Uriel estaba distraído lamentándose y luego distraído jugando con el golem ¡No estaba escuchando realmente al hombre-perro hablar! Se arrepentía de no haber estado escuchando en aquel entonces ¡Habría podido entender mejor lo que estaba diciendo ese abusador infantil! Aún así, por la expresión del vigilante abusador y la tensión en Anders podía miedo entender que no era nada, nada bueno.
Pero sus momentos de recordar y diálogos en su cabeza se detuvieron cuando lo notó….La sensación de que alguien lo estaba mirando fijamente, por instinto lo supo….Ese hombre….Malonar Ojosverdes lo estaba mirando...Y Uriel cometió el peor de los errores; Alzó su cabeza para devolver la mirada por instinto. Se congeló en el mismo lugar, nisiquiera osó temblar de miedo, simplemente se paralizó totalmente hasta que la imponente figura se desvaneció en el interior del árbol.
Lo sabe, lo sabe ¡Lo sabe, maestro! Lo sabe ¿Va a matarme? ¡Definitivamente va a matarme! ¿De verdad lo sabe? ¡Definitivamente lo sabe! ¡Voy a morir! Sálvame, maestro ¡Lo sabe, lo sabe! ¿Que hago ahora? ¿Voy a morir así? ¡No quiero estar aquí! Ayuda, maestro, ayuda
Los pensamientos autodestructivos y de socorro se arremolinaban en Uriel, superponiéndose y haciendo un desastre en la cabeza del infante, había logrado tranquilizarse y salir del estado de terror absoluto anterior pero volvió a recaer por el suceso ¡Ni siquiera pudo escuchar la voz de Anders o el repentino brusco movimiento del golem! El pánico había inundado por completo la totalmente sobresaturada y dañada mente de Uriel, aparte de sus horrorizados pensamientos, no podía sentir el dolor de los constantes golpes que recibía contra los muros interiores del golem. Sus heridas se habían abierto y la sangre comenzó a salir levemente de ellas. Algunas quemaduras terminaron de formar heridas también, formando laceraciones que poco a poco se iban agravando; Solo entonces, cuando el dolor fue extremo, salió del yugo de sus propios pensamientos y pudo comenzar a razonar de nuevo.
“ A-Ah…..Hik…..”
Intentó presionar las heridas abiertas como pudo mientras contenía su adolorida voz, aunque el dolor tapaba la asustada mente de Uriel, seguía siendo realmente doloroso y horrible de aguantar; Su cuerpo dolía tanto que no estaba seguro de si podría mantener la conciencia por mas tiempo ¡Pero entonces se hizo la luz! El golem se deshizo para formar un escudo adjunto a Anders, el infante, quien estaba centrado en sus heridas, estaba sentado en el suelo ¡Aunque de inmediato se puso en pie temblorosamente! ¡Es verdad! ¡Están en serio peligro! No es tiempo para sucumbir al dolor~ Aunque comenzaba a alcanzar un verdadero límite físico y psicológico de lo que podía aguantar, debía sobrellevarlo por el bien de sobrevivir ¿Y si no podía con ello? ¿O si era todo en vano e igual sería asesinado? ¡Entonces hay que mentirse a uno mismo! No puede huir, tampoco puede esconderse ¡Entonces solo le quedaba morder! Desconocía que era un "jinete" pero, dado que no podía huir ni de ellos ni de Malomar ¡Entonces solo le quedaba morder y patalear hasta su último respiro! Pero un niño era demasiado frágil físicamente y mentalmente para semejante hazaña mental, solo pudo llegar a esa conclusión por sus 90 años de existencia pero sus 11 años mentales le impedían procesarlo correctamente ¿Cuanto tardaría en alcanzar su limite antes de verdaderamente no poder más? Era una carrera contra reloj no solo contra esos "jinetes", sino también con su él "niño" que no podía sobrellevar esa situación y esta siendo obligado a soportar una presión enorme para la que no estaba preparado.
“¡Iré con el señor Anders! ¡No puedo confiar en nadie de este sitio pero, si es el señor Anders, puedo confiar!”
No tenía más opciones, el único que lo había protegido y defendido era Anders, solo podía fiarse de ese elfo dado que no tenía garantías de que el próximo adulto sería “amable”, al final solo podía fiarse del elfo frente él. Pensando silenciosamente mientras presionaba una herida que aún no había dejado de sangrar en su costado, Uriel pensó unos segundos y dijo;
“¡Yo los avisaré! Solo tengo que hablar por esos tubos enormes ¿verdad? ¡Avisaré a todos de esos “jinetes” y luego iré a las raíces con usted! El señor Anders me a ayudado mucho ¡Es hora de que haga algo por él!”
Antes había pensado de Anders como “tonto” por ser tan amable aún sabiendo que lo que estaba ayudando era un vampiro pero, antes de que se diera cuenta y de forma inconsciente, ya pensaba de él como “un tonto, si, pero un tonto que merece respeto” ¡ Incluso empezó a hablarle con más respeto! ¡Ese elfo en verdad lo protegió honestamente y era algo que Uriel siempre mantendría presente! Uriel era egoísta y, incluso ahora, sería capaz de vender al elfo si eso aseguraba su supervivencia pero, seguía teniendo orgullo como vampiro noble; Si el elfo que tanto lo ayudó necesita de su asistencia, lo hará.
“¡Iré a avisar!”
Los túneles de comunicación no quedaban demasiado lejos, y, afortunadamente, tampoco había guardias cerca ¡Pudo ir hasta ahí sin problema alguno! Aunque el orificio estaba algo elevado, pues estaba pensado para adultos, al poniéndose de puntillas el vampiro pudo alcanzarlo y, alzando su voz tanto como pudo, dijo con el tono más convincente que pudo;
“¡Ah! ¡Ah! ¿Me escucháis? ¡Oh! Escucho mi propia…¡NO! ¡Eso no es importante! ¡Se acercan por el bosque algo llamado “jinetes”! ¡No sé qué diablos es eso, pero seguro que son malos muy malos! Errr ¿Que más? ¡Oh! ¡Si, si! ¡Atacarán las raíces, también! ¡En muy poquititito tiempo! Así que….¿Necesita ayuda? ¡Bueno! ¡Eso es todo~! ¡Adiós~!”
Dejando de hacer fuerza con las puntitas de sus pies, Uriel no dudó un segundo en echar a correr tras dar su mensaje ¡Seguro que esos abusadores infantiles vendrían a por él tras revelar su posición! ¡Y el señor Anders le estaba esperando~! Si la gente hacía caso a su mensaje, enviaría muchos guardias a las raíces pero….¡Todo estará bien! De alguna forma, las cosas saldrán bien….Aunque su voz interior, lamentable y asustada, seguía diciendo que moriría ahí y que el elfo llamado Anders le traicionará igual que hizo ese vampiro traidor ¡Todo estará bien….! ¡E incluso si muere, lo hará como un vampiro noble de de hacerlo! ¡Con orgullo y soberbia! ¡Así todo estará bien! ¿No? ¿Verdad?
“¡Misión cumplida~! ¡Ahora vayamos a por esas raíces!”
Las múltiples heridas abiertas y quemaduras por su cuerpo que tintaban sus ropas de carmesí y lucían extremadamente dolorosas contrastaba con la renovada actitud alegre y juguetona de Uriel, su usual actitud para ser más exactos….Después de todo, debía comenzar a ignorar el dolor y el miedo si quería sobrevivir. No tenía otra opción, incluso si no dejaba de temblar, este era el único camino que le quedaba.
<<Entre morir con miedo o morir como un vampiro noble orgulloso, prefiero lo que mi maestro siempre me a enseñado>>
"¡Bien! ¡Vamos~!"
Desconocía que escogería la bruja llamada Nahir ¡Y esperaba que lograse sobrevivir! después de todo ella también a sido victima de esas crueles y maliciosas personas llamadas elfos ¡Pero debían darse prisa! Enviarán gente a la zona para saber quien envió ese mensaje global al árbol madre ¡Y si no entran primero a las raíces no tendrán tiempo para buscar una buena posición! Desconocía porque Anders quería tan fervientemente ir a las raíces, peor debían darse prisa. Sujetando la manga de Anders, el vampirito comenzó a tironear de él infantilmente y a obligarlo a avanzar hacía un pasillo al azar.....Como si supiera donde diablos estaban las raíces, cosa que obviamente no sabía.
---------------------------OFF-ROL---------------------
¡Bueno, bueno! ¿Uriel siendo útil? ¡Menudo giro de los acontecimientos! (?) (?) (?) (?)
¿Que pasó en este post? Bueno, lo más relevante;
- Uriel no sabe que es un jinete pero, gracias a las reacciones de los demás sabe que no es nada bueno.
- Informa a todo el árbol del inminente ataque a las raíces y usa su habilidad de lvl 1 de forma inconsciente para añadirle credibilidad (Detalles de la hab más abajo)
- Uriel ya aceptó su muerte (?) -Era eso o dejar que temblase de miedo y sin poder hacer nada TODO EL SANTO EVENTO-
- Sigue a Anders a defender las raíces~ Y a su vez, lo a aceptado como un adulto en el que "confiar" ¿Que significa eso? Bueno, que si Anders le ordena o le pide hacer algo, el niño lo hará sin pensarlo dos veces ¡Ten esto en cuenta, Anders <3!
Y creo que eso es lo mas relevante~ ¡entonces pasemos a la hab <3
Hab lvl1
Palabras Amigables (mantenida) Las palabras del vampiro pasan a estar cargadas por una aura dulce y pura poderosamente encantadoras, inclinado la persona a creer en lo que dice. El personaje afectado por la habilidad se sentirá más propenso a creer en el vampiro.
Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
El vampirito se pudo centrar en lo que estaba sucediendo afuera cuando de repente el movimiento que no dejaba de dañarle cual latigazo se detuvo ¿Alguien los interceptó? El vampirito se aproximó al rendija para ver qué estaba sucediendo ¡Ese elfo abusador que custodia las puertas está molestándolos! El vampirito puso una mueca de desagrado ¡Como se esperaba de los elfos! ¡Nada más que abusadores! Oh, aunque habían unos poquitos que no los eran….¡Pero solo unos poquitititos de nada!
Su cuerpo se tensó en cuanto escuchó la poderosa y profunda voz de un hombre, solo el poderío y seguridad en esta hizo que el infante se sintiera intimidado y contra las cuerdas ¿Quien era ese hombre? Desde la rendija apenas podía ver su torso ¿Ojosverdes? ¿Malonar? ¿Era tal vez amigo de esa elfa abusadora que lo encerró en el árbol? ¡Un enemigo entonces! Y uno increíblemente poderoso….Uriel era sensible a la gente fuerte, por instinto sabía a quien y quien no molestar….Ese tipo….No tenía pruebas pero lo sabía, ese tipo podría matarlo cual insecto sin problemas alguno y sin ninguna clase de piedad por ser un niño...El pensamiento de tener tan cerca semejante amenaza hizo que su cuerpecito empezara a temblar aterrorizado, lo único que no le hacía entrar en pánico era la barrera que el golem interponía y la clara postura protectora de Anders, quien ocultaba detrás de él la pequeña figura de arcilla y barro. No es como si Adners pudiera defenderlo contra aquella persona pero saber que tenía de su lado a un adulto amable le reconfortaba lo suficiente para no entrar en pánico.
¿Jinetes? ¿como los que montan a caballo? ¡Oh! ¡Centinela! ¡Escuché eso antes! ¿no que el señor lo-...? ¡Cierto, cierto! ¡Aquel hombre-bestia, el señor Daregan, nos habló de ello! Errr….En aquel momento no estaba prestando demasiada atención~ ¿Qué era lo que dijo?
Cuando Asher habló sobre los centinelas Uriel estaba distraído lamentándose y luego distraído jugando con el golem ¡No estaba escuchando realmente al hombre-perro hablar! Se arrepentía de no haber estado escuchando en aquel entonces ¡Habría podido entender mejor lo que estaba diciendo ese abusador infantil! Aún así, por la expresión del vigilante abusador y la tensión en Anders podía miedo entender que no era nada, nada bueno.
Pero sus momentos de recordar y diálogos en su cabeza se detuvieron cuando lo notó….La sensación de que alguien lo estaba mirando fijamente, por instinto lo supo….Ese hombre….Malonar Ojosverdes lo estaba mirando...Y Uriel cometió el peor de los errores; Alzó su cabeza para devolver la mirada por instinto. Se congeló en el mismo lugar, nisiquiera osó temblar de miedo, simplemente se paralizó totalmente hasta que la imponente figura se desvaneció en el interior del árbol.
Lo sabe, lo sabe ¡Lo sabe, maestro! Lo sabe ¿Va a matarme? ¡Definitivamente va a matarme! ¿De verdad lo sabe? ¡Definitivamente lo sabe! ¡Voy a morir! Sálvame, maestro ¡Lo sabe, lo sabe! ¿Que hago ahora? ¿Voy a morir así? ¡No quiero estar aquí! Ayuda, maestro, ayuda
Los pensamientos autodestructivos y de socorro se arremolinaban en Uriel, superponiéndose y haciendo un desastre en la cabeza del infante, había logrado tranquilizarse y salir del estado de terror absoluto anterior pero volvió a recaer por el suceso ¡Ni siquiera pudo escuchar la voz de Anders o el repentino brusco movimiento del golem! El pánico había inundado por completo la totalmente sobresaturada y dañada mente de Uriel, aparte de sus horrorizados pensamientos, no podía sentir el dolor de los constantes golpes que recibía contra los muros interiores del golem. Sus heridas se habían abierto y la sangre comenzó a salir levemente de ellas. Algunas quemaduras terminaron de formar heridas también, formando laceraciones que poco a poco se iban agravando; Solo entonces, cuando el dolor fue extremo, salió del yugo de sus propios pensamientos y pudo comenzar a razonar de nuevo.
“ A-Ah…..Hik…..”
Intentó presionar las heridas abiertas como pudo mientras contenía su adolorida voz, aunque el dolor tapaba la asustada mente de Uriel, seguía siendo realmente doloroso y horrible de aguantar; Su cuerpo dolía tanto que no estaba seguro de si podría mantener la conciencia por mas tiempo ¡Pero entonces se hizo la luz! El golem se deshizo para formar un escudo adjunto a Anders, el infante, quien estaba centrado en sus heridas, estaba sentado en el suelo ¡Aunque de inmediato se puso en pie temblorosamente! ¡Es verdad! ¡Están en serio peligro! No es tiempo para sucumbir al dolor~ Aunque comenzaba a alcanzar un verdadero límite físico y psicológico de lo que podía aguantar, debía sobrellevarlo por el bien de sobrevivir ¿Y si no podía con ello? ¿O si era todo en vano e igual sería asesinado? ¡Entonces hay que mentirse a uno mismo! No puede huir, tampoco puede esconderse ¡Entonces solo le quedaba morder! Desconocía que era un "jinete" pero, dado que no podía huir ni de ellos ni de Malomar ¡Entonces solo le quedaba morder y patalear hasta su último respiro! Pero un niño era demasiado frágil físicamente y mentalmente para semejante hazaña mental, solo pudo llegar a esa conclusión por sus 90 años de existencia pero sus 11 años mentales le impedían procesarlo correctamente ¿Cuanto tardaría en alcanzar su limite antes de verdaderamente no poder más? Era una carrera contra reloj no solo contra esos "jinetes", sino también con su él "niño" que no podía sobrellevar esa situación y esta siendo obligado a soportar una presión enorme para la que no estaba preparado.
“¡Iré con el señor Anders! ¡No puedo confiar en nadie de este sitio pero, si es el señor Anders, puedo confiar!”
No tenía más opciones, el único que lo había protegido y defendido era Anders, solo podía fiarse de ese elfo dado que no tenía garantías de que el próximo adulto sería “amable”, al final solo podía fiarse del elfo frente él. Pensando silenciosamente mientras presionaba una herida que aún no había dejado de sangrar en su costado, Uriel pensó unos segundos y dijo;
“¡Yo los avisaré! Solo tengo que hablar por esos tubos enormes ¿verdad? ¡Avisaré a todos de esos “jinetes” y luego iré a las raíces con usted! El señor Anders me a ayudado mucho ¡Es hora de que haga algo por él!”
Antes había pensado de Anders como “tonto” por ser tan amable aún sabiendo que lo que estaba ayudando era un vampiro pero, antes de que se diera cuenta y de forma inconsciente, ya pensaba de él como “un tonto, si, pero un tonto que merece respeto” ¡ Incluso empezó a hablarle con más respeto! ¡Ese elfo en verdad lo protegió honestamente y era algo que Uriel siempre mantendría presente! Uriel era egoísta y, incluso ahora, sería capaz de vender al elfo si eso aseguraba su supervivencia pero, seguía teniendo orgullo como vampiro noble; Si el elfo que tanto lo ayudó necesita de su asistencia, lo hará.
“¡Iré a avisar!”
Los túneles de comunicación no quedaban demasiado lejos, y, afortunadamente, tampoco había guardias cerca ¡Pudo ir hasta ahí sin problema alguno! Aunque el orificio estaba algo elevado, pues estaba pensado para adultos, al poniéndose de puntillas el vampiro pudo alcanzarlo y, alzando su voz tanto como pudo, dijo con el tono más convincente que pudo;
“¡Ah! ¡Ah! ¿Me escucháis? ¡Oh! Escucho mi propia…¡NO! ¡Eso no es importante! ¡Se acercan por el bosque algo llamado “jinetes”! ¡No sé qué diablos es eso, pero seguro que son malos muy malos! Errr ¿Que más? ¡Oh! ¡Si, si! ¡Atacarán las raíces, también! ¡En muy poquititito tiempo! Así que….¿Necesita ayuda? ¡Bueno! ¡Eso es todo~! ¡Adiós~!”
Dejando de hacer fuerza con las puntitas de sus pies, Uriel no dudó un segundo en echar a correr tras dar su mensaje ¡Seguro que esos abusadores infantiles vendrían a por él tras revelar su posición! ¡Y el señor Anders le estaba esperando~! Si la gente hacía caso a su mensaje, enviaría muchos guardias a las raíces pero….¡Todo estará bien! De alguna forma, las cosas saldrán bien….Aunque su voz interior, lamentable y asustada, seguía diciendo que moriría ahí y que el elfo llamado Anders le traicionará igual que hizo ese vampiro traidor ¡Todo estará bien….! ¡E incluso si muere, lo hará como un vampiro noble de de hacerlo! ¡Con orgullo y soberbia! ¡Así todo estará bien! ¿No? ¿Verdad?
“¡Misión cumplida~! ¡Ahora vayamos a por esas raíces!”
Las múltiples heridas abiertas y quemaduras por su cuerpo que tintaban sus ropas de carmesí y lucían extremadamente dolorosas contrastaba con la renovada actitud alegre y juguetona de Uriel, su usual actitud para ser más exactos….Después de todo, debía comenzar a ignorar el dolor y el miedo si quería sobrevivir. No tenía otra opción, incluso si no dejaba de temblar, este era el único camino que le quedaba.
<<Entre morir con miedo o morir como un vampiro noble orgulloso, prefiero lo que mi maestro siempre me a enseñado>>
"¡Bien! ¡Vamos~!"
Desconocía que escogería la bruja llamada Nahir ¡Y esperaba que lograse sobrevivir! después de todo ella también a sido victima de esas crueles y maliciosas personas llamadas elfos ¡Pero debían darse prisa! Enviarán gente a la zona para saber quien envió ese mensaje global al árbol madre ¡Y si no entran primero a las raíces no tendrán tiempo para buscar una buena posición! Desconocía porque Anders quería tan fervientemente ir a las raíces, peor debían darse prisa. Sujetando la manga de Anders, el vampirito comenzó a tironear de él infantilmente y a obligarlo a avanzar hacía un pasillo al azar.....Como si supiera donde diablos estaban las raíces, cosa que obviamente no sabía.
---------------------------OFF-ROL---------------------
¡Bueno, bueno! ¿Uriel siendo útil? ¡Menudo giro de los acontecimientos! (?) (?) (?) (?)
¿Que pasó en este post? Bueno, lo más relevante;
- Uriel no sabe que es un jinete pero, gracias a las reacciones de los demás sabe que no es nada bueno.
- Informa a todo el árbol del inminente ataque a las raíces y usa su habilidad de lvl 1 de forma inconsciente para añadirle credibilidad (Detalles de la hab más abajo)
- Uriel ya aceptó su muerte (?) -Era eso o dejar que temblase de miedo y sin poder hacer nada TODO EL SANTO EVENTO-
- Sigue a Anders a defender las raíces~ Y a su vez, lo a aceptado como un adulto en el que "confiar" ¿Que significa eso? Bueno, que si Anders le ordena o le pide hacer algo, el niño lo hará sin pensarlo dos veces ¡Ten esto en cuenta, Anders <3!
Y creo que eso es lo mas relevante~ ¡entonces pasemos a la hab <3
Hab lvl1
Palabras Amigables (mantenida) Las palabras del vampiro pasan a estar cargadas por una aura dulce y pura poderosamente encantadoras, inclinado la persona a creer en lo que dice. El personaje afectado por la habilidad se sentirá más propenso a creer en el vampiro.
Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
Uri
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
El elfo que estaba ayudando al su pequeño compañero de celda le tendió un collar de clavos. Su primera reacción fue fruncir el ceño y desconfiar, pero no estaba en condiciones de malgastar una ayuda. Alargó las manos para acéptalo, lo pasó por su cabeza con cuidado y lo acomodó en su cuello, obedeciendo a Anders . Este agitó el collar, casi al instante, la bruja, pudo notar como su cuerpo se encobraba ligeramente, podía sentir su piel arrugarse, la sensación le recordó a una flor marchitándose. Alzó una mano para tocarse el rostro, pero la mano se quedó a medio camino, colocó una mano sobre la otra, pasando el pulgar por las arrugas que envejecían su piel, como si aquello pudiese borrarlas. Nada. Ahora sí, sus manos se colocaron en su cara, acariciando las mejillas, los labios, el rabillo de los ojos, la frente... Debía parecer una pasa.
No tenía muy claro que hacer ahora, pero tenía claro que no quería estar sola.
- Gracias... - le susurró al elfo dando un paso hacía él, lo más sensato sería estar en compañía.
¿Cuanto duraría aquel efecto? ¿No iba a ser una anciana el resto de su vida, no?
Sintió un fuerte dolor de estomago cuando escuchó a Lágoles decir que ella podía entrar, pero Anders no. ¿Que iba a hacer ella ahí dentro, sola? Seguro que se metía en el lugar menos indicado o hablaba con la persona que no debía, terminaría siendo descubierta y ... tragó saliva, nerviosa, pensando lo que había sucedido en aquel pueblo. Se llevó una mano al pecho, agarrando con fuerza las ropas, la humedad empezaba a calarle en los huesos. ¿Y el pequeño?
¿Malonar?
Todos los pelos de su cuerpo se erizaron, ni siquiera quería volver la cabeza para mirarle directamente, temiendo que la descubriesen. Sus manos empezaron a temblar, no estaba solo, todos aquellos que habían colaborado en hacer arder el poblado se encontraban ahí. Aquello no podía acabar bien. Intentaba disimular lo muy nerviosa que estaba, pero sus manos la delataban, temblando, así que entrelazó una con la otra y las escondió detrás de su propio cuerpo. La forma en que aquel elfo hablaba de los brujos no ayudaba, iba a morir si la descubría. Se pegó un poquito mas a Anders.
Pero se fueron, y con ellos el cuerpo se la anciana bruja se relajó un poco.
Miró al elfo que tenía al lado, ¿entonces iban a entrar en árbol madre? Este empezó a andar, rápido, incluso se podría decir, al menos para una anciana. Nahir ni preguntó ni tubo que esperar respuesta, seguiría a Ander por el momento, al menos si este le dejaba, claro.
Según lo que había dicho el elfo, alguien debía ir a avisar a los demás de los jinetes, Nahir ya estaba levantando la mano para coger el sello cuando el pequeño se le adelantó. No estaba segura de si acompañar al pequeño o quedarse con Anders.
-Vale, entonces a defender las raíces, ¿no? - dijo la anciana con la voz rara, como con gallos de adolescente, al parecer, el efecto del collar empezaba a desaparecer.
No podía negarlo, aquellos elfos locos le daban miedo, pero tenían que salir de ahí, vivos, todos ellos. Le había dado tiempo a descansar y la adrenalina del momento se aseguró de borrar lo dolores del enfrentamiento anterior.
- ¿Algo que deba saber de los jinetes o de ese Asher?- no le había quedado muy claro a quien, o que, se enfrentaban, los nervios no la habían dejado estar muy pendiente de la conversación frente a Malonar. Pero aquel elfo parecía de fiar, así que si decía de ir a las raíces a detener a alguien, Nahir se apuntaba.
No tenía muy claro que hacer ahora, pero tenía claro que no quería estar sola.
- Gracias... - le susurró al elfo dando un paso hacía él, lo más sensato sería estar en compañía.
¿Cuanto duraría aquel efecto? ¿No iba a ser una anciana el resto de su vida, no?
Sintió un fuerte dolor de estomago cuando escuchó a Lágoles decir que ella podía entrar, pero Anders no. ¿Que iba a hacer ella ahí dentro, sola? Seguro que se metía en el lugar menos indicado o hablaba con la persona que no debía, terminaría siendo descubierta y ... tragó saliva, nerviosa, pensando lo que había sucedido en aquel pueblo. Se llevó una mano al pecho, agarrando con fuerza las ropas, la humedad empezaba a calarle en los huesos. ¿Y el pequeño?
¿Malonar?
Todos los pelos de su cuerpo se erizaron, ni siquiera quería volver la cabeza para mirarle directamente, temiendo que la descubriesen. Sus manos empezaron a temblar, no estaba solo, todos aquellos que habían colaborado en hacer arder el poblado se encontraban ahí. Aquello no podía acabar bien. Intentaba disimular lo muy nerviosa que estaba, pero sus manos la delataban, temblando, así que entrelazó una con la otra y las escondió detrás de su propio cuerpo. La forma en que aquel elfo hablaba de los brujos no ayudaba, iba a morir si la descubría. Se pegó un poquito mas a Anders.
Pero se fueron, y con ellos el cuerpo se la anciana bruja se relajó un poco.
Miró al elfo que tenía al lado, ¿entonces iban a entrar en árbol madre? Este empezó a andar, rápido, incluso se podría decir, al menos para una anciana. Nahir ni preguntó ni tubo que esperar respuesta, seguiría a Ander por el momento, al menos si este le dejaba, claro.
Según lo que había dicho el elfo, alguien debía ir a avisar a los demás de los jinetes, Nahir ya estaba levantando la mano para coger el sello cuando el pequeño se le adelantó. No estaba segura de si acompañar al pequeño o quedarse con Anders.
-Vale, entonces a defender las raíces, ¿no? - dijo la anciana con la voz rara, como con gallos de adolescente, al parecer, el efecto del collar empezaba a desaparecer.
No podía negarlo, aquellos elfos locos le daban miedo, pero tenían que salir de ahí, vivos, todos ellos. Le había dado tiempo a descansar y la adrenalina del momento se aseguró de borrar lo dolores del enfrentamiento anterior.
- ¿Algo que deba saber de los jinetes o de ese Asher?- no le había quedado muy claro a quien, o que, se enfrentaban, los nervios no la habían dejado estar muy pendiente de la conversación frente a Malonar. Pero aquel elfo parecía de fiar, así que si decía de ir a las raíces a detener a alguien, Nahir se apuntaba.
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Voy con Anders a las raíces
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Valyria cerró los ojos después de medio rogar medio sobornar a un dios para que la ayudara, volviendo a abrirlos en unos segundos. No notaba nada diferente… ningún poder abrasador recorriendo sus venas ni ninguna vocecilla diciéndole que debía salvar algún reino. Puede que un poco más relajada, pero eso seguramente venia del momento de paz que había tenido y no de una literal divinidad descendiendo de donde fuera que vivía para tocarla con su esponjosa patita. –Gracias, supongo.- dijo, sin estar muy convencida de si había pasado algo de verdad pero intentando que no se le notara. Agacho un momento la cabeza en señal de respeto y salió por la puerta, casi chocando con un elfo. Uno que, estaba bastante segura, era Malonar. El líder de los Ojosverdes. No sabía si eso era bueno o malo, ya que era el líder de los elfos de moral más cuestionable, por lo que o era el mejor o el peor.
En cualquier caso, había revuelo, arriba y abajo, por lo que tenía que escoger hacia dónde ir. Si quería ir siquiera. Y entonces escucho a cierto niño, el del cuaderno. ¿Qué diablos hacia allí? Bueno, no importaba realmente. Los jinetes atacaban. Y aparentemente, a diferencia de Uriel, ella había estado ante el discursito de los centinelas. Malonar iba arriba, así que seguro que se encargaría del follón superior, o al menos espabilaría al consejo para que entre todos se encargaran. Eso dejaba las vestales y el chucho. Tendría que ir a avisarle por si no se había enterado. Y si ya había salido a enfrentarse a los jinetes… bueno, encargarse de los sanadores era una prioridad en cualquier conflicto, así que proteger a las vestales no era una mala idea si no sabía qué hacer. Además no tenía ni idea de cómo ir a las raíces, podría pedir direcciones allí. Valyria apretó el paso, pasando por puentes y pasarelas a paso ligero, preguntándose que había pasado con el león y la princesa. Es decir, tenía una idea, pero… Asher no habría dejado allí tirado al pobre león para irse a luchar… ¿cierto?
Valyria estaba haciendo planes en su carrera, evitando por poco lo que juraría que eral algún puesto de comida, preguntándose cómo podría ayudar. Necesitaba las armas, seguro, así que tendría que ir a buscarlas o conseguir que alguien las trajera por ella. Pero no, el problema sería convencer a Galatea de que ayudara. O al León, o a la Princesa y sus guardias. Otro follón en el que no quería ni pensar, a saber que había pasado allí. Y ella iba derecha, de cabeza. –Maldita sea, se suponía que eran mis vacaciones de todo el follón de ser diplomática…- Aunque pasar de administrar un clan prácticamente desterrado a intentar evitar una guerra con los dragones era un ascenso sin duda. –Más te vale no haber hecho ninguna tontería sin mi maldita bola de pelo.- murmuró para sí misma antes de cruzar el ultimo puente, prácticamente delante de la casa de las vestales.
Entonces… onrol, voy con las vestales a conseguir apoyos de Galatea y quien quede, ya que para Val, Asher seguiría allí. Offrol a apagar el incendio que el chucho ha causado. No sé qué si el excentinela ya está vivo y coleando, pero si va inmediatamente a buscar las armas como le ha pedido Ash, le parare y le diré que busque también las mías y que nos vemos en las raíces. Y a cualquier otro que salga por la puerta supongo…
En cualquier caso, había revuelo, arriba y abajo, por lo que tenía que escoger hacia dónde ir. Si quería ir siquiera. Y entonces escucho a cierto niño, el del cuaderno. ¿Qué diablos hacia allí? Bueno, no importaba realmente. Los jinetes atacaban. Y aparentemente, a diferencia de Uriel, ella había estado ante el discursito de los centinelas. Malonar iba arriba, así que seguro que se encargaría del follón superior, o al menos espabilaría al consejo para que entre todos se encargaran. Eso dejaba las vestales y el chucho. Tendría que ir a avisarle por si no se había enterado. Y si ya había salido a enfrentarse a los jinetes… bueno, encargarse de los sanadores era una prioridad en cualquier conflicto, así que proteger a las vestales no era una mala idea si no sabía qué hacer. Además no tenía ni idea de cómo ir a las raíces, podría pedir direcciones allí. Valyria apretó el paso, pasando por puentes y pasarelas a paso ligero, preguntándose que había pasado con el león y la princesa. Es decir, tenía una idea, pero… Asher no habría dejado allí tirado al pobre león para irse a luchar… ¿cierto?
Valyria estaba haciendo planes en su carrera, evitando por poco lo que juraría que eral algún puesto de comida, preguntándose cómo podría ayudar. Necesitaba las armas, seguro, así que tendría que ir a buscarlas o conseguir que alguien las trajera por ella. Pero no, el problema sería convencer a Galatea de que ayudara. O al León, o a la Princesa y sus guardias. Otro follón en el que no quería ni pensar, a saber que había pasado allí. Y ella iba derecha, de cabeza. –Maldita sea, se suponía que eran mis vacaciones de todo el follón de ser diplomática…- Aunque pasar de administrar un clan prácticamente desterrado a intentar evitar una guerra con los dragones era un ascenso sin duda. –Más te vale no haber hecho ninguna tontería sin mi maldita bola de pelo.- murmuró para sí misma antes de cruzar el ultimo puente, prácticamente delante de la casa de las vestales.
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Entonces… onrol, voy con las vestales a conseguir apoyos de Galatea y quien quede, ya que para Val, Asher seguiría allí. Offrol a apagar el incendio que el chucho ha causado. No sé qué si el excentinela ya está vivo y coleando, pero si va inmediatamente a buscar las armas como le ha pedido Ash, le parare y le diré que busque también las mías y que nos vemos en las raíces. Y a cualquier otro que salga por la puerta supongo…
Valyria
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Ordenado por pisos. De arriba a abajo. (Como un árbol)
Copa
Estado: Invadido por Elwen Tarmúnil
Personajes y NPCs en el Área: Asher, Syl, Elentari Neril
Resistencia: 1
Probabilidad de ataque de Imlerith: 50%
En cuanto Asher coronó el árbol, la corona comenzó a vibrar. Justo delante, un rayo en medio de la noche iluminó la estilada silueta de Elwen Tarmúnil. La arquera le esperaba con el arco apuntando hacia abajo. ¿Estaba solo? No. Ahí estaba su inseparable Syl, un paso por detrás del perro y ya preparado para cualquier cosa.
Elwen cedió unos segundos de cortesía a ambos. Su rol en el plan de los jinetes estaba bien claro. Centralizar toda la atención sobre su figura y que sus hermanos hicieran el resto. De esta manera, no tardaría en aparecer Elentari Neril. Alertada por la alarma de Reike y Vincent. - Que Anar ilumine tu espíritu, centinela. – dijo Elentari, colocándose de atrás e imbuyendo a Asher con magia de luz.
Elwen y Asher se enviaron una última mirada, que el perro no podría mantener al ver como un meteorito de un tamaño considerable caía sobre su cabeza. El impacto fue absorbido por Eclipse, pero el golpe fue tal que sin duda dejaría aturdido a la bestia unos instantes. Elwen no daría ni un respiro pues en cuanto se diera cuenta, la jinete se encontraba saltando por encima de él y disparando una flecha explosiva contra el suelo cerca de sus rivales. Elentari emuló en cierta manera a Níniel y creó una esfera para proteger al centinela.
Elwen se salió del escenario de la plataforma del propio salto. Se situó sobre una de las enormes ramas que subían hacia las hojas que coronaban todo árbol. Miró a Asher y al grupo de reojo. Retándoles. ¿Queréis fuego? Pues venid aquí. Y ascendió por ellas, grácil como elfa que en el fondo era, hacia las inmensas hojas.
-¡Centinela, ha subido hacia las hojas de la copa! – exclamó Elentari. Allí no podía acompañarle.
La parte positiva era que el trozo de meteorito del Oblivion destruido en el suelo había abierto una especie de portal dimensional, por tanto. A efectos prácticos, Asher podía acabar con la jinete si conseguía atraerla aquí. O bien desterrarla al Oblivion desde la copa.
El meteorito no sólo incendiaba si no era absorbido. También desprendía trozos de Oblivion para que los centinelas pudieran matar a los jinetes allí mismo.
La tormenta seguía, pero la plataforma de la copa se encontraba “en paz”. Ese escenario le resultaba mucho más favorable que la plataforma por varios motivos. Primero, porque Elwen era pequeña y muy ligera, por lo que las ramas podían soportar su peso, justo al contrario que Asher. Segundo, porque la espesura de hojas y ramas ofrecían una amplia cobertura visual y delataban la ubicación de sus pesados adversarios. Y tercero, porque en aquel lugar la menor presencia de fuego haría prender las hojas e iniciar la combustión de Árbol Madre.
La corona y su vibración con la proximidad de la jinete, era su mejor guía.
Por su parte, Elwen no tardaría en disparar a Asher, Syl o aquel que subiera. Ya que sus flechas destructivas atravesaban las ramas del árbol, haciéndolas caer sobre sus enemigos y, posteriormente, perdiéndose en la inmensidad del bosque. Las flechas podían venir de arriba, pero también de abajo.
Era el lugar más elevado del árbol y también del bosque. Desde la última de las ramas, en aquella noche tormentosa, no podrían verse las luces de Lunargenta, o las altas montañas del Macizo Nevado en los horizontes.
___________
Asher: Tu espada absorbe el poder del meteorito y sois atacados. Ha llegado tu momento. Tienes croma verde para batirte a Elwen Tarmúnil. Pero no será un combate “de machos” a pecho descubierto. El escenario tampoco te será favorable. Pues no ves bien a través de las hojas, las ramas no aguantan tu peso ni el de Syl, delatan tu posición y te obstaculizan el movimiento y el paso. ¡Oh, perro en llamas! Cuidado con la magia que utilizas, no hablo sólo de fuego, sino de electricidad, o cualquier cosa que a la que sea débil lo verde. También hay una probabilidad relativamente alta (50%) de que caiga un nuevo meteorito, esta vez en las hojas. ¿Podrás volver a evitarlo? Puedes usar a la sacerdotisa si lo requieres.
___________
Piso Alto: Sala del Consejo
Estado: Libre
Personajes y NPCs en el Área: Reike, Eilydh, Siva Ojosverdes, Malonar Ojosverdes
, Vincent Calhoun, y 5x Asesinos OjosverdesResistencia: 2
Probabilidad de ataque de Imlerith: 20%
Finalmente no sería necesario derramar sangre, pues Vincent parecía dispuesto a entregar la Capa Blanca. Ahora en manos de Eilydh. La mirada felina de Siva cambió y guardó sus armas. El brujo parecía únicamente interesado y, pese a que era un repugnante brujo para ella, las palabras de su homóloga Elentari, tratando de calmar a la asesina en un discurso en élfico, la hicieron reprimirse de sus ganas.
Guardó sus armas. Tal vez Siva no fuese tan mala después de todo.
Siva iba a disponerse a quitarle la capa a Eilydh cuando Reike irrumpió en el Consejo contra todos los esquemas. La bruja llegaba fatigada, y lo primero que pensó Siva fue en qué diablos hacía allí aquella bruja. Se olvidó de la capa y se abalanzó en un salto contra ella. A la cual tiró y puso del impulso del salto y colocó su muñeca, donde llevaba una daga oculta, a la altura de su cuello.
-Elentari, ve a ayudar arriba. Si lo que dicen estos brujos es cierto, avísame. – le espetó en un perfecto élfico. Mirándola con odio. Elentari cedió. Pero Siva siguió mirando a Reike. – Eres escurridiza, ¿verdad? Veamos si puedes escapar ahora.
Malonar entró entonces en la sala. Y Eilydh sentiría como la capa comenzaba a moverse sola en sus manos, con fuerza. Siva miró a Reike durante unos segundos. Desde el suelo, aún tomando por la pechuga a Reike, miró a su hermano. Toda la conversación tendría lugar en élfico.
-¡Malonar! ¿Has vuelto? – preguntó. Este asintió. – Me pillas en buen momento, ¿te acuerdas de esta bruja? ¿Qué me recomiendas que haga con ella?
Malonar miró a Reike en el suelo. Con el mismo desprecio que su hermana. – Mátala. – Y pasó de largo.
Ahora tenía menos motivos para sentirse peor. Miró a Reike a los ojos. Durante unos segundos… Pero no fue capaz. Los Ojosverdes, aún por encima de su odio, tenían honor. Y Siva era una asesina, no una psicópata. Por ello, con resignación al desear tener alguna razón de peso para acabar con aquella bruja. -¡Yargh! - liberó su frustración haciéndole un profundo, pero no mortal, corte en la mejilla con la daga oculta. Una cicatriz que le quedaría de por vida. El hierro se escuchó guardarse bajo la muñeca y se levantó en el mismo movimiento, dejándola retorciéndose de dolor con el corte y la guindillitis.
-Malonar, llegas en buen momento. Los jinetes oscuros están en la copa y este brujo es un centinela. Debe ayudarnos. - Dijo a su espalda, pero éste se puso a escasos centímetros de Eilydh. A la cual miró inquisitivamente viendo como casi la capa se le salía de las manos.
-Muy bien. Ve, centinela. No pierdas un segundo. Como estás informado, sabrás que puedes derrotar a los jinetes oscuros sin la reliquia. La guardaremos nosotros. Si cae en manos de los enemigos, estaremos perdidos. – y golpeó con su espada en el suelo. Señal de orden a sus asesinos. – Si va a otro sitio que no sea la copa, acabad con él.
Los asesinos Ojosverdes pronto se colocaron en torno a Vincent. Apurando a que éste se marchara cuanto antes. Si éste lo hacía, únicamente Reike, Eilydh, Siva y los asesinos quedarían en el Consejo.
-Eilydh Skye. Gracias sinceras por tu fidelidad a Árbol Madre. Mi clan es generoso. Y os recompensará cuando todo acabe. – la miró a los ojos. Ash’alá no paraba de rugir ante Malonar. La capa casi volaba sobre sus manos. Malonar la tomó. – Sabes que, si Vincent cae, esta capa tiene que estar en manos de alguien poderoso. Y seguro entenderás que tal responsabilidad debe caer en alguien del Consejo. – Y echó mano a la capa, tirando de ella. En la otra, tenía su espada. – Dámela rápido, por favor. Debo entregársela a Lady Galatrea.
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Este turno podéis postear como queráis. Estáis bajo mínimos. Vuestras buenas palabras esta vez no os servirán para conseguir que Siva se vuelva contra Malonar (¿Atacaríais a vuestro hermano?). Sólo hay una forma de desenmascararlo y la tiene solo uno de vosotros, además con consecuencias para él si lo hace. Si lucháis por instinto, tendréis que hacer frente a Siva al final.
Reike: Casi fueras donde fueras estabas hundida. Siva te ha dejado “un recuerdo”. Estará relacionado con tu ¿recompensa? este evento, pero por ahora no irá más allá. Y aunque parece que eres una parte secundaria en este conflicto, ahora mismo dado el bajo número de refuerzos en la sala quizás seas clave para ayudar a Eilydh del marrón que tiene encima, aunque te traerá consecuencias a ti. O si no te interesa el destino de Árbol Madre, puedes seguir tu habitual huida. Ninguno de los presentes se preocupará porque, ahora sí, uses tu poción de pluma, saltes del árbol y salgas del evento.
Eilydh: Actúas bien y con responsabilidad. Pero ahora estás casi sola. Tienes la Capa Blanca con sus virtudes y defectos, y Malonar te la pide “amablemente”. Si se la das, todo bien. Malonar se la quedará y desaparecerá de la sala y podréis centrar vuestros esfuerzos en las raíces o en Elwen. Si te resistes, te atacará con su espada mágica sin que puedas escapar. Por tu nivel, poco puedes hacer contra este adversario. Con Malonar tan cerca no habrá manera de hacerle llegar la capa a Vincent. Intenta algo. La verdad, ahora mismo no hay nada bueno para todos que puedas hacer. Tienes que decidir entre el mal menor.
Vincent: Los asesinos Ojosverdes te intentan sacar de la sala. Malonar te ha pedido que ayudes a Asher arriba. ¿Era lo que querías, no? Tienes libertad para ir a ayudarle (puedes rolear allí ya el combate con Asher) o forzar a quedarte en la sala por lo menos aturdiendo a los asesinos.
Meteorito: Aunque poco probable, si cae aquí, lo hará sobre Eilydh, que es la que está más cerca del balcón. O bien sobre Reike (si intenta jugársela y saltar).
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Piso Intermedio: Viviendas y Gran Templo
Estado: Libre
Personajes y NPCs en el Área: Valyria
Resistencia: 2
Probabilidad de ataque de Imlerith: 0%
No sucede nada aquí. Los elfos están alborotados después del mensaje de Uriel. Huyen de sus casas y hay un caos generalizado. Ideal para pasar desapercibido.
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Planta base: Casa de las Vestales
Estado: Libre
Personajes y NPCs en el Área: Melena Blanca Valyria, Galatrea Neril, 10x Vestales Neril, Guardia Elfo, Llegando al final del turno: Lágoles + 10 x Guardabosques
Resistencia: 2
Probabilidad de ataque de Imlerith: 0%
El ritual se completó poco después en la casa de las vestales. Lady Galatrea abrió los ojos, pero parecía sorprendida en cuanto vio que en el centro del corrillo… ¡Estaba Melena Blanca! Y no la princesa Henrietta, como había descubierto. No es que tuviera nada en contra del leónico, a que quien como amigo de Tyrande admiraba.
Pero sabía lo que eso implicaba.
-¡Coged al perro! – exclamó Lágoles, subiendo hacia la cima, con sus guardias. Iban a por Asher y Syl, e ignorando por completo a Valyria. Por el contrario, se habían olvidado de Saranee.
-No, no, no… - dijo Galatrea, gateando hasta la joven mientras el leónico se despertaba un poco desorientado. – Henrietta… Henrietta, pequeña, despierta. – Pero nada había pasado. – Se ha ido. Se ha ido para siempre. – aceptó, con el cuerpo de la adolescente heredera al trono en sus brazos. Aquello iba a costar explicaciones para su hermano Rigobert, que no se caracterizaba por ser una persona especialmente empática. Y, para colmo, se dirigía hacia allí.
El rey león se levantó casi en el momento en el que entraba la pequeña Valyria. Que se encontró con aquella mole de dos metros y medio de bruces, junto a las sacerdotisas. Se encontraba apenado al ver el destino que había sufrido la princesa,
-Lo siento, Gala. No sé qué tenía pensado Asher, pero si pudiera haberlo evitado, no habría permitido que se me resucitase en lugar de esta chica tan joven. – dijo el león, colocando su mano sobre la de Galatrea. El leónico olfateó el entorno. Luego, escuchó a Uriel hablar de un ataque.
-No lo entendéis, mi valiente león. - dijo la sacerdotisa, girando el cuello para mirar al mastodonte. - El rey Rigobert nos destrozará cuando se entere de esto
– No mientras yo esté aquí. - inquirió el león, furioso, mirando al frente. - De momento, debemos lidiar con esto. Dame tu bendición, Gala. Recomponte, y ayúdanos en las raíces después.
Gala empezó a conjurar unas plegarias, y bendijo a todos los de la sala. Pero aún no podría asistirles. Estaba en shock.
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Consecuencia: Resurrección de Melena Blanca: ¿Qué pensabas al condenar a la princesa Henrietta? Los dragones están viniendo y, en cuanto Rigobert descubra lo que ha pasado con su hermana, el ejército de Dundarak será un enemigo más del árbol al principio del último evento y atacará desde el turno 1. Rigobert no parará hasta conseguir la sumisión del árbol. Al menos habéis ganado un aliado poderoso para los jinetes, Melena Blanca.
Bendición de Galatrea: La obtenéis todos (Valyria incluida, está en buenos sitios). Esta bendición aumenta el atributo a elección de un personaje en 100 puntos durante un turno. Ventaja únicamente aplicable una vez durante el evento de Sandorái (este y el tema final)
Valyria: Estás en la casa de las Vestales, pero no has hecho ninguna opción ni dado ningún discurso. Nadie te escucha. Ahora, acompañas a Melena Blanca a las raíces. Tienes el control de este excentinela resucitado. Hombre bestia guerrero de nivel 10. Mira más información abajo
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Exterior: Corteza
Estado: Libre
Personajes y NPCs en el Área: Ardillas, topos y esas cosas.
Resistencia: 3
Probabilidad de ataque de Imlerith: 10%
No hay nadie fuera del árbol. Aunque existe una baja probabilidad de que le caiga el golpe. Algo bueno porque tiene resistencia.
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Raíces subterráneas
Estado: Invadido por Eredin Tarmúnil
Personajes y NPCs en el Área: Equipos: Nahir + Anders + Saranee + 2 guardabosques (Equipo Verde), Uri + Valyria + 3 guardabosques random (Equipo rojo) Lágoles y los guardabosques restantes de animadores o en el resto del equipo. Melena Blanca: Teóricamente excluido del equipo rojo.
Resistencia: 2
Probabilidad de ataque de Imlerith: 20%
Estado: Invadido por Eredin Tarmúnil
Personajes y NPCs en el Área: Equipos: Nahir + Anders + Saranee + 2 guardabosques (Equipo Verde), Uri + Valyria + 3 guardabosques random (Equipo rojo) Lágoles y los guardabosques restantes de animadores o en el resto del equipo. Melena Blanca: Teóricamente excluido del equipo rojo.
Resistencia: 2
Probabilidad de ataque de Imlerith: 20%
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Al final se formó un buen grupo para bajar a la raíz. Con la alerta que había dado Uri, nadie se atrevía a dar un paso al interior. Finalmente fue Melena Blanca el que accedió de un salto. - ¿A qué estáis esperando? – rugió el león tras haber cogido su arma. Lágoles bajó el primero por miedo al animal. Sin embargo, lejos de llegar a estas, todos comenzaron a sentir un fuerte dolor de cabeza. Y a sentir, ciertamente, como que se desaparecían. Estaban bajo la influencia del Tarmúnil de las ilusiones.
Estaban en un lugar. El Hekshold. O así lo sentían ellos. Pero era un Hekshold ciertamente diferente. Sí. Un edificio distinto. Y estaba a lo lejos, sobre una colina. Ellas estaban en algún lugar a las afueras de Beltrexus. La vista de los presentes se empezó a nublar. Melena Blanca los advirtió a todos. - Esta es una ilusión de Eredin Tarmúnil. Sólo lo podemos desenmascarar siendo más inteligentes que él. Si nos dejamos guiar, quedaremos atrapados para siempre en el sueño. Debemos romperlo. – indicó. Pero la nieva los cubrió a todos. Poco después aparecerían en una especie de… ¿Campo deportivo al aire libre? Con césped. Sus cientos de animadores y, ciertamente, unos palos enormemente altos.
-¿Dónde estamos? – preguntó Melena Blanca. La mitad del grupo se había dividido. El león era igual de grande que de costumbre, sólo que… ¡Ahora era un humano gordo con peluca! - ¡El Hekshold! ¿Qué brujería es esta? – Miró a Uri y Valyria, quienes habían llegado con él. Tenían una apariencia ciertamente diferente. – Por cierto, ¿para qué son estas escobas? ¿Somos los limpiadores de césped del Hekshold?
-¡Sois jugadores de Pitich! ¡Y sirven para volar! Y tú, gordinflón, no puedes jugar con los niños. Vienes a animar. – exclamó una profesora con gafas y pelo grisáceo, en punta hacia arriba. – Urry, buscador, coge la libélula dorada cuando salga antes de que prenda fuego a la grada. ¡Eres el favorito de todos! ¡Todos esperan que te luzcas! – exclamó señalando al pequeño Uri. Ahora llevaba gafas y tenía una pequeña cicatriz en la frente. Que le resquemaba. En la vida real se relacionaba con sus cicatrices. Luego miró a Valyria. Era una niña rubia, como ella. – Y tú, rarita. Ya sabemos que eres muy mala y no vas a meter ni una. Así que quédate atrás a defender. – le gritó. - ¡Pero hoy les vamos a ganar! ¿Si? Todos quieren que ganemos, pero nadie cree en nosotros.
Enfrente, tenían a Anders, un rubito bien peinado que parecía ser el protagonista del equipo. El equivalente a Uri. Nahir, que ahora… ¿Un niño? Regordito y de tez también negra. Y por supuesto, Saranee, irreconocible tras ese disfraz de profesor.
Aquel equipo, vestido de verde. Eran los adinerados y parecían tener un karma ciertamente malvado. Este era un profesor. Un tanto con voz huraña y poco sonriente. Con media melena morena, como su ropa.
-Esta es la estrategia que vamos a seguir para ganar. – Dijo el profesor. Miró a Anders. – Andoy, tienes que coger la libélula y ridiculizar al estúpido Urry, al que todos quieren. Así, nos salvarás a todos de la quema. ¡Porque eres mejor! ¿Verdad? – Miró a Nahir. – Y tú, ganaremos porque Andoy cogerá la libélula. Así que asume tu rol de segundona. Haz el ridículo si es necesario y no pares una. Andoy tiene que lucirse hoy. – Ya sólo le quedaba Saranee. – Por último, intenta ser limpio y no golpear a Urry o a la niña. Bastante mala fama tenemos ya. Todo el mundo conoce tu fama de leñero. El árbitro te mirará con lupa y no queremos que te echen. – Luego se levantó. – Y recordad, ¡tenemos que ganar!
Entonces, el árbitro habló.
-¡Entrenadores, retírense! Todos a sus puestos. ¡Es hora de comenzar el partido de Pitich entre Tyfindor y Slyperro!
- Uri:
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- Valyria:
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- Melena Blanca:
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- Anders:
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- Nahir:
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- Saranee:
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Al bajar a la raíz, entráis en la ilusión de Eredin Tarmúnil, y tenéis que escapar. Quizás sabíais que se trataba de él.
Boss-Fight: No todos los combates van a ser sangrientos y dramáticos, también hay que dar lugar al humor. Los dos turnos que os quedan se una “batalla” basada en puzles contra un líder jinete oscuro que puede mataros (por locura) o destruir las raíces. La ilusión está basada en escenas de Harry Potter, aunque para vosotros será el Hekshold, y aunque no lo podéis matar por no ser centinelas, sí que lo podréis desterrar superándole en sus juegos. Hay acciones concretas que tenéis que hacer para lograrlo. No os voy a decir mucho más. Si no lo conseguís, acabaréis consumidos por Eredin y acabaréis mal.
Pitich: El objetivo del Pitich es meter goles en unos aros situados en la parte alta. Al final del partido, saldrá una libélula dorada, que los “buscadores” (Anders y Uri) tenéis que coger. Sois equipos de 5 contra 5. Melena Blanca se supone que no juega.
Habilidades especiales que podéis hacer:
- Placaje. Placáis a un rival y lo alejáis. Podéis haceros daño.
- Contraplacaje. Si no queréis que os derriben. Os defendéis de un placaje. Tiráis una runa, si sale al menos media, aguantáis.
- Tirar. Tiráis a meter gol con una runa.
- Parar. Si queréis parar un disparo que vaya a gol. Tiráis de nuevo una runa. Tiene que ser mejor que la del disparo para pararla.
Anders: Además controlas a Saranee. De ti depende que ella salga del lugar. Si usas acciones de tirar runas, tendrás que tirar una por ti y otra por Saranee.
Valyria: Además controlas a Melena Blanca. Ídem. Si usas acciones de tirar runas, tendrás que tirar una por ti y otra por Saranee.
Meteorito: Si cae aquí, el meteorito no os hará daño, pero debilitará el árbol en esta parte. Al ser un jefe, no podéis hacer nada para detenerlo.
Ger
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
- Música:
Refuerzos. Una elfa, al parecer, lo suficientemente espabilada para ayudarnos con aquello. Su plegaria me alentó aún más. Con su apoyo y el de Syl, no podía perder. No en combate directo.
Lamentablemente, algo impidió que lo fuese. Un meteorito. Otro truco de los Jinetes.
-¡Detrás de mi!- exclamé. Un torrente de magia empezó a emanar de aquella roca hacia Eclipse. El fuego a su alrededor empezó a mermar, pero no era suficiente. Si aquello seguía así...
Un segundo torbellino de éter surgió del cometa. Uno enlazado con el colgante de Syl. Antes de que pudiese comprenderlo, el meteorito impactó. Fue mucho menor de lo que podría haber sido, pero suficiente para tener que resguardarme y nublar mi visión unos momentos. Elwen Tarmunil no tardó en aprovecharse, poniéndose en ofensiva.
La sacerdotisa a nuestra espalda nos protegió del primer ataque... pero había algo más. Un portal, sin duda, al Oblivion. No podía lidiar con aquello ahora. La arquera estaba entre las hojas. Gruñí. El escenario jugaba contra mi. Tendría que mantenerme a la defensiva, por el momento. Pero la presencia de la elfa me ganó los segundos que necesitaba. Tomé el libro de mi cinturón, alzándolo y abriéndolo por la página que necesitaba.
Si creía que iba a perseguirla, se encontraría con una sorpresa.
Dos runas de las muchas inscritas en el libro se iluminaron. La primera creó dos pilares de piedra delante de mi, formando una barrera de roca. Por destructivas que fuesen sus flechas, no atravesarían aquello con facilidad. La cobertura protegería de al menos ese flanco. La segunda creó una segunda barrera, una que nos protegería incluso si la sacerdotisa fallaba. [1]
-Syl. Está viva.- dije. Una pista que la Tarmunil no entendería. No le estaba diciendo que la matase: estaba diciendo que, gracias a las runas de su capucha, el felino sería capaz de verla incluso a través del follaje. -Necesito algo de tiempo. Sacerdotisa, usa tu luz en mi. Tengo un plan.- dije, empezando a preparar los símbolos que necesitaba. Tomé la tiza de mi bolsillo y empecé a grabar las runas en la plataforma.
El Arbol Madre era la mayor fuente de magia de luz que existía en Aerandir. Si podía usar tan solo un poco de aquella magia, haría una diferencia.
Mi compañero se movió sin gastar un segundo, saltando sobre los pilares con gran agilidad. El efecto que le volvía ligero aún se mantenía, por lo que no tuvo problema alguno para acceder a las ramas con una velocidad envidiable. [2] El gato era extremadamente rápido, y al ver a su objetivo, fue capaz de prever y evitar el primer disparo de la Tármunil. Sin embargo, no disparó aún. No, por si solo, solo gastaría flechas.
No iba a acertar mientras se movía, pero al menos podía evitar que llegase a disparar a sus aliados. Calculó cada movimiento, saltando entre las ramas una y otra vez, disparando en cuanto la veía preparar una flecha para forzarla a perder el tiro. No estaba seguro de poder hacerle daño a ella, pero su equipamiento era distinto. Un virote a la cuerda de su arco podría dañarlo o romperlo. Un impacto en su carcaj podía dejarle sin munición.
Era la clase de cosas que un arquero detestaba, y ella no era inmune a aquello.
Syl presionó su asalto, alternando sus movimientos. Las decenas de ramas se interponían en su camino, pero era un escenario en el que sabía moverse. No tardó en cerrar distancia con la Tármunil y desplegar la cuchilla oculta de su brazal.
Por supuesto, no iba a ser tan sencillo. Como con sus anteriores ataques, la mujer esquivó el tajo, ascendiendo por una de las ramas más gruesas verticalmente. Cuando saltó, lo hizo con una flecha en la mano, utilizándola como arma improvisada e intentándo hundirla en el cuerpo de su oponente. No iba a correr el riesgo de que estuviese envenenada. El felino se dejó caer, usando el mismo impulso para agarrarse a la rama que acababa de abandonar y balancearse, culminando el movimiento con un tajo vertical.
La arquera bloqueó la cuchilla con la madera de su arco, dejándola clavada. A continuación, giró su cuerpo, propinando una patada al felino que le empujó de vuelta a la plataforma. Syl se recuperó con una voltereta, y volvió a saltar hacia la maleza.
Para entonces, ya había terminado el círculo rúnico a mi alrededor. Se trataba de una conversión. La magia que me rodeaba en ese instante era de fuego. Demasiado peligrosa. Pero la mujer había demostrado ser capaz de usar otro elemento. En aquellos segundos, continuó imbuyendo mi cuerpo de luz, hasta que finalmente... los glifos surtieron efecto, y todo el fuego fue reemplazado por una brillante luz purificadora. [3]
Aquello era todo lo que necesitaba.
-¡SYL, AHORA!- grité, saltando de mi cobertura. La Corona Astada guió mis movimientos. Lancé un tajo al aire, formando una media luna de luz que salió disparada a la Tármunil. [4] -¡Llévala a la plataforma!-
El ballestero no dudó un instante en usar todo lo que tenía. Las runas de su arma se activaron, todas al mismo tiempo. Y entonces, disparó. Un sólo virote se convirtió en cinco. [5] Cinco que, durante un instante, se quedaron flotando en el aire, parados mientras aumentaban rápidamente de tamaño y se cubrían de una superficie rocosa. Un destello rojo salió de los ojos de Syl, dando la señal. [6]
Todas las flechas, ahora lanzas de piedra cubiertas de veneno paralizante, volaron con un único objetivo. En cuanto Elwen intentase esquivarlas, notaría sus movimientos más lentos. Incluso si lo hacía, los proyectiles seguirían buscándola. Pero no iba a detenerme allí. Salté hacia la mujer, incesante en mi carga.
Aquello debía acabar.
Incluso si no era sólo por mi mano. En un último instante, me agarré a la rama sobre mi, apartándome con una finta. Syl ya estaba detrás de ella, con la cuchilla preparada. Tras intentar hundirla, una onda de choque salió de su armadura, con una fuerza suficiente para romper todas las ramas cercanas y enviar a la Jinete volando. [7]
La seguimos, volviendo a la zona entre ambos pilares. Aquella luz... aquella energía tan pura, tan intensa. Era apropiado que aquello fuese lo que los salvase. Alcé a Eclipse, más resplandeciente de lo que nunca había sido.
-Este mundo no caerá, Tarmunil.-
Un enorme rayo de luz salió hacia el cielo. Durante un instante, la noche pareció ser día. [8]
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Habilidades y objetos usados (sirve también como resumen del post, que eficiente)
[1] Asher - Runa Altura x2 y Runa Territorio (Crea dos pilares de roca para hacer de cobertura, además de una burbuja de protección por si todo falla)
[2] Syl - Preparación (Esquiva un disparo de proyectil, asciende a las ramas)
[3] Asher - Maestría rúnica (Usando runas y la ayuda de Elentari Neril, intenta cambiar el fuego que le cubre por luz. Ya que esto no es una habilidad, sino algo que he *supuesto* que sería posible, dejo a interpretación de Ger si funciona o si en el último instante mi ataque pasa a ser de fuego y la lio)
[4] Asher - Corte de Energía (Ataque a distancia genérico)
[5] Syl - Voluntad de los Guías (Ultimate, los cinco virotes disparados ganan los efectos de Impacto Crítico [habilidad, aumenta daño y sirve contra protecciones], Veneno Paralizante [habilidad, paraliza], y Virotes de Tierra [objeto, ralentiza al enemigo y causa daño de tierra])
[6] Syl - Ojo del Demonio (Permite ver a través de obstáculos y reduce la Destreza y Constitución de Elwen)
[7] Syl - Onda de Choque (Potente impacto físico, para enviar a Elwen a la plataforma)
[8] Asher - Liberación (De luz, si tiene éxito, o de fuego si no. No lo usa contra Elwen, sino contra el meteorito: mi intención es desviarlo o destruirlo a ser posible, incluso si impacta en la copa)
Me he ido un poco por las ramas (ja)... pero son los dos personajes con mayor agilidad del foro, no iba a ser menos.
Asher Daregan
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Una leve brisa inundó la estancia. El viento, desordenó un poco la túnica y el cabello de Malonar, ajeno a la tensión de la sala que acababa de llenar con su invisible presencia. Fuera del balcón, una luz brillante y efímera surcó el cielo y a Eilydh seguramente le hubiese parecido curioso si no hubiese sido por la sensación de incomodidad que la rodeaba≥
Malomar había invadido su espacio personal de tal manera que su invitación a donarle la capa había pasado a ser una orden. Si tan solo el elfo supiese que aquello tan solo fue la gota que había colmado su pequeño vaso de la desconfianza. Uno que había empezado a llenarse de los movimientos extraños de la capa en sus manos.. como si quisiese escaparse por si sola del agarre del elfo.Como la chica hubiese pensado, aquella capa reaccionaría si verdaderamente no quisiese ser asida, y lejos de la calma y pasividad en la que la había sumido a ella al sostenerla por primera vez en sus manos minutos atrás. Por si fuera poco, Ash'alá no parecía estar de buen humor.
El tigre había adoptado una actitud errática cuando Malomar entró en la sala, algo que no pasó desapercibido a su ahora dueña que lo ignoró en un principio pero que no pudo más que tomarlo como otra señal de alarma... ¿Acaso aquello no era suficiente?
-Vincent es un centinela, con o sin capa, como tu bien has dicho, Malomar. Por ello no creo que sea propicio vaticinar su caida sin darle si quiera la oportunidad de luchar...Sobre todo cuando su victoria dependa en gran parte de que valerosos guerreros como tú se le unan...y lucha por nuestro árbol.- dijo Eilydh tirándo levemente de la capa que pareció ayudarla a deshacerse de las manos de Malomar por si sola- Yo, por el contrario tan solo soy una simple y humilde elfa, fiel al consejo y por lo tanto, prescindible en la batalla- Se mordió la lengua pues nada le haría más feliz a la elfa que morir defendiendo lo que creía... pero tenía la impresión de que quizás no era compartido por Malomar...- Así que.. con todos mis respetos... me devolverías el honor que te he dado dejando que seamos Ash'alá y yo los que devolvamos esto a Galatea- dijo la elfa..- Creo que tanto Siva como tú estaréis de acuerdo en que una tarea tan ínfima no debe ser excusa para impedir que ayudes a nuestros hermanos a proteger el árbol allí donde os necesitan- Se volvió a Siva, incluyéndola en la conversación.
El tigre se había acercado de manera sigilosa a ambos de tal manera que quedó entre medio de Malomar y ella. gruñendole. Eilydh aprovechó su discurso para montarse sobre él.Antes de girarse dirección a la puerta y darle la espalda a Malomar, a quien imaginaba moviendo su mano para alzar su espada contra ella, y casi a la vez que saltaba sobre Ash'alá, Eilydh se apresuró a ponerse la capa, que se movió con gracilidad alrededor de su cuello como si hubiese estado gritándole a voces que era aquello lo que debía hacer.
-No te preocupes... seguro que los dioses me brindan la protección necesaria para que no me pase nada en mi camino- dijo, sin poder evitar un tono sarcástico mientras Ash'alá se giraba dejando atrás a Malomar. Asió a Karma con una de sus manos y con a otra se sujetó al tigre que se movía con rapidez hasta la puerta, escapando de cualquier ataque.
La elfa sentía su corazón latir rápido. Por un lado deseaba enormemente que Malomar la detuviese y desvelase que las señales de Ash'alá y la capa eran reales y sus intenciones no eran del todo inocentes. Aquello sin duda debería alertar a Siva y sería la prueba necesaria para que esta quizás sospechase de su hermano también, pues Eilydh, como ella misma había reconocido era alguen honorable y como había demostrado, de suficiente confianza como para llevar la capa a Galatea.
Por otro lado y aunque asía a Karma con aparente seguridad, la elfa no sabía ciertamente que poderes le otorgaba el llevar la capa y sabía que en un ataque inminente de Malomar, Eilydh no tendría oportunidad de protegerse durante mucho tiempo.Notaba como la capa ondeaba en su espalda.
El mismo viento que ajeno a todo había inundado la habitación hacía escasos segundos era ahora algo inmensamente real e infinto que inundaba sus pulmones como lo único cierto en lo que estaba pasando allí.
----
off:
Eilydh se pone la capa a la vez que usa la velocidad de Ash'alá para encaminarse a la puerta del consejo para ir a llevarle la capa a Galatea.( o esa es su primera intención, por ahora) dejando a Malomar a su espalda ). Eilydh, no lo sabe, pero si Malomar la ataca y dada las habilidades de la capa descritas en el tema anterior, al ser atacada por la espalda, la capa hará que Malomar y otro enemigo ( si es que decide atacar con alguien más) se inmovilicen por completo,(gatilleable) dándole tiempo a huir de la sala de nuevo, con la velocidad de Ash'alá.
Malomar había invadido su espacio personal de tal manera que su invitación a donarle la capa había pasado a ser una orden. Si tan solo el elfo supiese que aquello tan solo fue la gota que había colmado su pequeño vaso de la desconfianza. Uno que había empezado a llenarse de los movimientos extraños de la capa en sus manos.. como si quisiese escaparse por si sola del agarre del elfo.Como la chica hubiese pensado, aquella capa reaccionaría si verdaderamente no quisiese ser asida, y lejos de la calma y pasividad en la que la había sumido a ella al sostenerla por primera vez en sus manos minutos atrás. Por si fuera poco, Ash'alá no parecía estar de buen humor.
El tigre había adoptado una actitud errática cuando Malomar entró en la sala, algo que no pasó desapercibido a su ahora dueña que lo ignoró en un principio pero que no pudo más que tomarlo como otra señal de alarma... ¿Acaso aquello no era suficiente?
-Vincent es un centinela, con o sin capa, como tu bien has dicho, Malomar. Por ello no creo que sea propicio vaticinar su caida sin darle si quiera la oportunidad de luchar...Sobre todo cuando su victoria dependa en gran parte de que valerosos guerreros como tú se le unan...y lucha por nuestro árbol.- dijo Eilydh tirándo levemente de la capa que pareció ayudarla a deshacerse de las manos de Malomar por si sola- Yo, por el contrario tan solo soy una simple y humilde elfa, fiel al consejo y por lo tanto, prescindible en la batalla- Se mordió la lengua pues nada le haría más feliz a la elfa que morir defendiendo lo que creía... pero tenía la impresión de que quizás no era compartido por Malomar...- Así que.. con todos mis respetos... me devolverías el honor que te he dado dejando que seamos Ash'alá y yo los que devolvamos esto a Galatea- dijo la elfa..- Creo que tanto Siva como tú estaréis de acuerdo en que una tarea tan ínfima no debe ser excusa para impedir que ayudes a nuestros hermanos a proteger el árbol allí donde os necesitan- Se volvió a Siva, incluyéndola en la conversación.
El tigre se había acercado de manera sigilosa a ambos de tal manera que quedó entre medio de Malomar y ella. gruñendole. Eilydh aprovechó su discurso para montarse sobre él.Antes de girarse dirección a la puerta y darle la espalda a Malomar, a quien imaginaba moviendo su mano para alzar su espada contra ella, y casi a la vez que saltaba sobre Ash'alá, Eilydh se apresuró a ponerse la capa, que se movió con gracilidad alrededor de su cuello como si hubiese estado gritándole a voces que era aquello lo que debía hacer.
-No te preocupes... seguro que los dioses me brindan la protección necesaria para que no me pase nada en mi camino- dijo, sin poder evitar un tono sarcástico mientras Ash'alá se giraba dejando atrás a Malomar. Asió a Karma con una de sus manos y con a otra se sujetó al tigre que se movía con rapidez hasta la puerta, escapando de cualquier ataque.
La elfa sentía su corazón latir rápido. Por un lado deseaba enormemente que Malomar la detuviese y desvelase que las señales de Ash'alá y la capa eran reales y sus intenciones no eran del todo inocentes. Aquello sin duda debería alertar a Siva y sería la prueba necesaria para que esta quizás sospechase de su hermano también, pues Eilydh, como ella misma había reconocido era alguen honorable y como había demostrado, de suficiente confianza como para llevar la capa a Galatea.
Por otro lado y aunque asía a Karma con aparente seguridad, la elfa no sabía ciertamente que poderes le otorgaba el llevar la capa y sabía que en un ataque inminente de Malomar, Eilydh no tendría oportunidad de protegerse durante mucho tiempo.Notaba como la capa ondeaba en su espalda.
El mismo viento que ajeno a todo había inundado la habitación hacía escasos segundos era ahora algo inmensamente real e infinto que inundaba sus pulmones como lo único cierto en lo que estaba pasando allí.
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Eilydh se pone la capa a la vez que usa la velocidad de Ash'alá para encaminarse a la puerta del consejo para ir a llevarle la capa a Galatea.( o esa es su primera intención, por ahora) dejando a Malomar a su espalda ). Eilydh, no lo sabe, pero si Malomar la ataca y dada las habilidades de la capa descritas en el tema anterior, al ser atacada por la espalda, la capa hará que Malomar y otro enemigo ( si es que decide atacar con alguien más) se inmovilicen por completo,(gatilleable) dándole tiempo a huir de la sala de nuevo, con la velocidad de Ash'alá.
Última edición por Eilydh el Jue Dic 05 2019, 00:09, editado 1 vez
Eilydh
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Los guardias saliendo disparados de una habitación con pinta de tener prisa no era nunca una buena señal. Pero gritaban “coged al perro”, ¿y a que sonaba eso? Exacto, a un problema para otro. La elfa los ignoro a su vez y se emtio en la habitación, allí estaba leoncito, Galatrea, y algunas vestales. Oh, y el cadáver de la princesa dragona que seguro que causaría una guerra. O puede que no, puede que fuera otra princesa, puede que el rey de Lunargenta hubiera dado un bragetaz… nop, Henrietta era el nombre de la princesa dragona, mal asunto. Valyria suspiro, intentando pensar cómo enfocar eso. Por los guardias y lo que le estaba diciendo Melena Blanca, estaba bastante claro quien había sido el culpable. ¿Pero lo habían visto? Puede que consiguiera desviar la atención hacia los jinetes.
Porque la alternativa era regicidio. Y ella seria diplomática, pero prácticamente estaba en prácticas, ¡no estaba preparada para cargarse un rey!
Suspiró, intentando calmarse, mientras la Luz de Galatrea la envolvía. Podía con ello, podía…arreglarlo…seguro. –Hay jinetes atacando, puede que no haya sido el.- Puede que si convencieran a… su escolta… Ni siquiera ella estaba convencida salvo que consiguieran que un guardia real literalmente le dijera al rey que un jinete se había cargado a la princesa. Suspiró por enésima vez, todo saldría bien… solo tenía que agenciarse un legendariamente poderoso vampiro de voz.
¿Cobraría el Gremio de Asesinos un plus por urgencia?
En cualquier caso, en algún momento se había puesto a seguir al león y ahora estaban con sus armas, ella revolviendo el arcón en busca de su arco y látigo mientras Melena cogía una… ¿doble doble hacha? ¿hacha cuádruple? Dudas armamentísticas existenciales era lo último que necesitaba ahora mismo.
Y hacia las raíces fueron, Melena Blanca abriéndose camino entre los guardias dudosos y ella detrás, tropezando accidentalmente de vez en cuando para acariciar ese suave pelaje. Heroicamente suave podía decirse. Una parte de su mente le decía que se centrara, que podía morir en cualquier momento de causas naturales, porque lo normal al enfrentar un jinete era morirse, pero la otra le decía que ya que seguramente iba a morir, que menos que morir habiendo acariciado a algo suave y esponjoso. Y a duras penas había dado media docena de pasos cuando la cosa empezó a volverse rara. Eredin Tarmúnil, jinete además de brujo, seguramente, y culpable de separarla de la esponjosidad. Por eso y otras cosas de igual vileza, pagaría. El noble león convertido en un gordo barbudo. Herejía. Que la luz de Anar descendiera ahora mismo y calcinara a ese infiel. Y ella también había cambiado, se dio cuenta entonces, mientras alzaba el puño al cielo. Cogió discretamente un mechón de su pelo para mirarlo mejor, rubia, aunque se sentía más bajita y escuálida. Se movió un poco, escuchando a medias las palabras de… esa mujer. ¿Sería ella el jinete?
-Voy a darte a ti mala.- murmuró por lo bajo la ya no elfa, cogiendo la escoba y haciéndola girar sobre sus dedos. Finalmente se la puso entre las piernas y… no estaba muy segura de que hacer a continuación, pero de alguna manera funciono y esta empezó a flotar, así que la iba a considerar activada. Había entendió lo suficiente del juego, y era un juego de niños, no era lo que se decía mecánicamente complejo. Marca goles, zurra al contrario, evita que la libélula calcine al público. Esa última parte sonaba rara en su cabeza, pero los brujos eran un poco especiales.
El árbitro dio el anuncio y el juego empezó, Valyria alzándose hasta los cielos de manera tan súbita que casi suelta la escoba y luego inclinándola demasiado y siendo catapultada hacia delante. Todo parte del plan, técnicamente, pero demasiado brusco por la falta de practica en malditas escobas voladoras. Una pelota acabó en su estómago, no tenía muy claro si pasada voluntariamente por un compañero de equipo o interceptada por su caótico vuelo. Solo tenía que meterla en uno de los tres aros ¿cierto? Era una maldita cazadora, con una puntería más que decente con el arco, ¿Cómo de difícil podía ser?
Solo una manera de comprobarlo.
Entonces, tiro dos runas. La primera para marcar un gol, la segunda para Melena Blanca, no sé si hace falta, pero allí esta.
Ya que no juega, me parece lógico que se dedique a buscar a nuestro querido jinete, entre el público primero, y si no hay nada, supongo que entre los jugadores/profesores. Ni idea de si tiene alguna habilidad más allá de sentidos animales, si conserva algo de su centine..¿lez? o si simplemente se ha enfrentado antes al tipo y se basa en experiencia.
Vamos que lo uso de chucho para buscar algo que destaque en la ilusión.
Porque la alternativa era regicidio. Y ella seria diplomática, pero prácticamente estaba en prácticas, ¡no estaba preparada para cargarse un rey!
Suspiró, intentando calmarse, mientras la Luz de Galatrea la envolvía. Podía con ello, podía…arreglarlo…seguro. –Hay jinetes atacando, puede que no haya sido el.- Puede que si convencieran a… su escolta… Ni siquiera ella estaba convencida salvo que consiguieran que un guardia real literalmente le dijera al rey que un jinete se había cargado a la princesa. Suspiró por enésima vez, todo saldría bien… solo tenía que agenciarse un legendariamente poderoso vampiro de voz.
¿Cobraría el Gremio de Asesinos un plus por urgencia?
En cualquier caso, en algún momento se había puesto a seguir al león y ahora estaban con sus armas, ella revolviendo el arcón en busca de su arco y látigo mientras Melena cogía una… ¿doble doble hacha? ¿hacha cuádruple? Dudas armamentísticas existenciales era lo último que necesitaba ahora mismo.
Y hacia las raíces fueron, Melena Blanca abriéndose camino entre los guardias dudosos y ella detrás, tropezando accidentalmente de vez en cuando para acariciar ese suave pelaje. Heroicamente suave podía decirse. Una parte de su mente le decía que se centrara, que podía morir en cualquier momento de causas naturales, porque lo normal al enfrentar un jinete era morirse, pero la otra le decía que ya que seguramente iba a morir, que menos que morir habiendo acariciado a algo suave y esponjoso. Y a duras penas había dado media docena de pasos cuando la cosa empezó a volverse rara. Eredin Tarmúnil, jinete además de brujo, seguramente, y culpable de separarla de la esponjosidad. Por eso y otras cosas de igual vileza, pagaría. El noble león convertido en un gordo barbudo. Herejía. Que la luz de Anar descendiera ahora mismo y calcinara a ese infiel. Y ella también había cambiado, se dio cuenta entonces, mientras alzaba el puño al cielo. Cogió discretamente un mechón de su pelo para mirarlo mejor, rubia, aunque se sentía más bajita y escuálida. Se movió un poco, escuchando a medias las palabras de… esa mujer. ¿Sería ella el jinete?
-Voy a darte a ti mala.- murmuró por lo bajo la ya no elfa, cogiendo la escoba y haciéndola girar sobre sus dedos. Finalmente se la puso entre las piernas y… no estaba muy segura de que hacer a continuación, pero de alguna manera funciono y esta empezó a flotar, así que la iba a considerar activada. Había entendió lo suficiente del juego, y era un juego de niños, no era lo que se decía mecánicamente complejo. Marca goles, zurra al contrario, evita que la libélula calcine al público. Esa última parte sonaba rara en su cabeza, pero los brujos eran un poco especiales.
El árbitro dio el anuncio y el juego empezó, Valyria alzándose hasta los cielos de manera tan súbita que casi suelta la escoba y luego inclinándola demasiado y siendo catapultada hacia delante. Todo parte del plan, técnicamente, pero demasiado brusco por la falta de practica en malditas escobas voladoras. Una pelota acabó en su estómago, no tenía muy claro si pasada voluntariamente por un compañero de equipo o interceptada por su caótico vuelo. Solo tenía que meterla en uno de los tres aros ¿cierto? Era una maldita cazadora, con una puntería más que decente con el arco, ¿Cómo de difícil podía ser?
Solo una manera de comprobarlo.
__________
Entonces, tiro dos runas. La primera para marcar un gol, la segunda para Melena Blanca, no sé si hace falta, pero allí esta.
Ya que no juega, me parece lógico que se dedique a buscar a nuestro querido jinete, entre el público primero, y si no hay nada, supongo que entre los jugadores/profesores. Ni idea de si tiene alguna habilidad más allá de sentidos animales, si conserva algo de su centine..¿lez? o si simplemente se ha enfrentado antes al tipo y se basa en experiencia.
Vamos que lo uso de chucho para buscar algo que destaque en la ilusión.
Valyria
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Valeria se había preguntado cuándo llegarían las consecuencias de aquella nube de polvo que había inhalado en la mansión Lombardi. Hasta donde ella podía entender, aquél había sido el único elemento ajeno que podía justificar el intenso picor que sentía, que no era tan distinto de lo que sintió cuando aquella cosa le entró por la nariz, la boca y los oídos. Lo que ahora se preguntaba era cómo calmar el escozor, si duraría para siempre, si su cometido era matar o sólo torturar a sus víctimas. Por lo que había llegado a deducir acerca del Padre Joseph durante su estancia en Villasaúco, supuso que sería lo segundo, pues parecía favorecer la muerte como espectáculo.
Mientras escrutaba desesperadamente su alrededor en busca de algo que pudiera usar para aliviar la picazón, terminó de espaldas en el suelo bajo el peso de Siva; ni siquiera iba a dejar que se rascase en paz. Sintió salir el filo del cuchillo de la elfa y una parte de ella se preguntó si podría rascarse con él. La otra parte se quedó helada al oír la recomendación de Malonar. Lo único bueno de la sensación fue que, por tan sólo un instante, la piel dejó de picarle.
Sus ojos quedaron fijos en los de la asesina, mientras contenía la respiración, y hasta su corazón pareció dejar de latir durante un momento. No vio su vida pasar ante sus ojos, pero el tiempo a su alrededor pareció discurrir más despacio. Vio cómo cambiaba el gesto de la elfa y cómo se movía el brazo que ocultaba la daga. Despacio, muy despacio, hasta que un fuerte dolor en la mejilla le hizo cerrar los ojos y abrir la boca para dejar salir un grito que ella misma apenas pudo oír.
Aquel dolor, sólo comparable a la huella que un garfio había dejado en su cadera, la transportó de nuevo a alta mar, unos años atrás. Después de semejante iniciación, sus compañeros de armas le habían presentado la mano del desgraciado que empuñaba aquel garfio en un tarro, que adornó la repisa de su camarote hasta el día que ardió el Esmeralda. ¿Qué parte de Siva le habrían regalado por aquello?, se preguntó. Si aún vivieran, claro, como aún vivía ella. Lo supo tan pronto como el tiempo recuperó su curso y el dolor de la mejilla se unió con el picor incesante, incansable, insaciable.
Libre de la sujeción de Siva, Valeria se llevó una mano a la mejilla, donde no tardaría en llenarse de su propia sangre. Rodando sobre sí misma hacia un costado, su cuerpo se encogió hasta ponerse en posición fetal. Sus piernas se frotaban entre sí, sus brazos se restregaban contra sus costados, toda ella se balanceaba en el suelo tratando sin éxito de mitigar aquel picor de alguna manera.
Incapaz de aliviar su dolor, buscó disociarse de él enfocando toda su atención a lo que estaba sucediendo a su alrededor. Los asesinos Ojosverdes prácticamente empujaban a Vincent, a quien Siva y Malonar llamaron “centinela”, fuera de la sala, acompañado de una bonita amenaza del líder elfo. «Ahí tienes el premio a tu amabilidad, Vinc, cariño», pensó, no sin cierta lástima. Después se giró, aún en el suelo, para ver mejor a los tres elfos que permanecerían en la sala.
Siva y Malonar estaban de espaldas a ella, la habían descartado por completo. No había necesidad de prestar atención a la brujita derrotada. Con razón habían perdido tres malditas guerras, pensó con una mezcla de ira y orgullo. Aquellos abraza árboles se habían criado entre ardillas y ratoncitos de campo. No tenían idea de lo peligrosa que podía llegar a ser una rata aplastada.
Por un momento, se planteó hacer algo drástico; algo realmente estúpido, a decir verdad. Pero algo en las palabras de Malonar se quedó resonando en su cerebro. Aquella elfa, Eilydh Skye, también había notado algo raro, Valeria estaba segura. Su rostro era perfectamente visible desde donde ella observaba y la bruja habría jurado que no se fiaba del elfo; tampoco su gato. ¿Es que iban a empezar a pelearse entre ellos justo cuando estaban siendo atacados en el centro mismo de su poder? Aquella situación era ridícula. Tan ridícula, que la bruja se echó a reír con ganas; o lo que su garganta reseca interpretó en aquel momento como reír: un sonido entrecortado más parecido al cacareo de una gallina vieja. Aunque en aquella sala, diseñada para la conversación, nadie tendría problemas para oírla.
—"Si Vincent cae" —repitió, poniendo todo el énfasis de la frase en las dos sílabas que componían el nombre de su compatriota, las únicas que no formaban parte de la lengua élfica—. Qué inspirador es ver a un gran líder dejar a un lado sus prejuicios para referirse en términos tan cercanos a un enemigo de su raza. —Se detuvo el tiempo justo para tragar saliva con cierto esfuerzo, sentía la garganta seca como un pergamino viejo— ¿Qué ha sido de "esa bruja", "la orejas redondas"...? —Hizo un mohín. Aún sin perder el toque burlesco, su tono empezaba a parecerse al de una amante dolida a punto de echarse a llorar— ¿Es porque no traía puesta una elegante capa que nunca te quedaste con mi nombre? Bah, no puedo culparte —continuó, ya sin afectación alguna—, realmente se veía apuesto con ella, ¿cierto? —Y buscó de nuevo la mirada de Siva antes de rematar su discurso, enfatizando de nuevo la última palabra— , nuestro querido Vincent.
Terminado su discurso, se entregó de nuevo a aquel cacareo que su laringe apergaminada interpretaba como risa, pero su carcajada fue rápidamente interrumpida por un fuerte ataque de tos. No era esa clase de tos que la deja a una luchando por recuperar el aliento; los dioses no serían tan magnánimos con Valeria. Aquel pequeño placer que se había permitido disfrutar durante un momento fue sustituido por un dolor ardiente que nacía de dentro, abriéndose paso por su garganta para salir al exterior en forma de fuego. Fuego, en el sentido más literal. La llamarada que salió por su boca, abrasándola por dentro a su paso, se extinguió en el aire a un palmo de ella, sólo para ser sustituida por otra que volvió a quemarla por dentro. Aunque se sentía completamente seca, de alguna forma, sus ojos se llenaron de lágrimas, producidas por el dolor y la falta de aire. Como si el dolor de la mejilla y el picor de su piel no fueran suficientes, ahora hasta respirar le dolía. Ni siquiera el consuelo del llanto le restaba, pues al primer intento de emitir un leve gemido, su garganta le devolvió su propia queja en forma de un dolor agudo que la dejó paralizada.
Cuando la tos cesó, se quedó inerte en el suelo durante unos momentos, con los ojos, completamente abiertos, dirigidos al techo de la sala, temiendo que el más leve movimiento desencadenase otro ataque. No llegó a ver si aquella elfa, Eilydh Skye, llegaba a abandonar la sala a lomos de su inseparable tigre, pero sí le pareció oír las puertas de nuevo. También vio el destello, proveniente del balcón, que iluminó durante un instante la estancia, como si la noche hubiera cedido repentinamente su puesto al día. Aquello pareció despertarla de nuevo. Rodó hasta ponerse boca abajo e hizo lo posible por ignorar el dolor y el picor mientras trataba de incorporarse apoyada en manos y piernas. Valeria Reike no moriría tirada en el suelo esperando el siguiente ataque de tos. Si acaso iba a ahogarse aquella noche, lo haría atacando, como el escorpión de la fábula. Y ella se había traído cinco aguijones.
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OFF: Reike sufre mucho, se ríe un poco y sufre aún más.
Rei se burla de Malonar, pero sus palabras van dirigidas a Siva. ¿De dónde narices se ha sacado el elfo el nombre de pila de nuestro flamante centinela?De la cabecita de Eilydh, duh, Y, aunque se lo hubieran dicho: ¿desde cuándo un racista Ojosverdes se esfuerza lo más mínimo por retener (y usar) el nombre de un brujo? En fin, esperemos que, además de "no ser tan mala", la asesina tampoco sea tan tonta. Aunque lo cierto es que, en este punto, a Reike le da igual, ella sólo quiere malmeter xD
Oh, no lo he subrayado, pero sigo teniendo mi maestría en Carisma, para lo que pueda servir con mi querida Sivi-Sivi.
Al final del post, Rei se pone en modo "pelea sucia". A partir de aquí, ya le da igual todo. En el próximo turno, si Vincent vuelve/se queda en el Consejo, atacará a cualquiera que él ataque (o que lo ataque a él). El resto de personajes presentes le importan una mierda. Si prefiere la Copa... esto podría ponerse interesante...
Mientras escrutaba desesperadamente su alrededor en busca de algo que pudiera usar para aliviar la picazón, terminó de espaldas en el suelo bajo el peso de Siva; ni siquiera iba a dejar que se rascase en paz. Sintió salir el filo del cuchillo de la elfa y una parte de ella se preguntó si podría rascarse con él. La otra parte se quedó helada al oír la recomendación de Malonar. Lo único bueno de la sensación fue que, por tan sólo un instante, la piel dejó de picarle.
Sus ojos quedaron fijos en los de la asesina, mientras contenía la respiración, y hasta su corazón pareció dejar de latir durante un momento. No vio su vida pasar ante sus ojos, pero el tiempo a su alrededor pareció discurrir más despacio. Vio cómo cambiaba el gesto de la elfa y cómo se movía el brazo que ocultaba la daga. Despacio, muy despacio, hasta que un fuerte dolor en la mejilla le hizo cerrar los ojos y abrir la boca para dejar salir un grito que ella misma apenas pudo oír.
Aquel dolor, sólo comparable a la huella que un garfio había dejado en su cadera, la transportó de nuevo a alta mar, unos años atrás. Después de semejante iniciación, sus compañeros de armas le habían presentado la mano del desgraciado que empuñaba aquel garfio en un tarro, que adornó la repisa de su camarote hasta el día que ardió el Esmeralda. ¿Qué parte de Siva le habrían regalado por aquello?, se preguntó. Si aún vivieran, claro, como aún vivía ella. Lo supo tan pronto como el tiempo recuperó su curso y el dolor de la mejilla se unió con el picor incesante, incansable, insaciable.
Libre de la sujeción de Siva, Valeria se llevó una mano a la mejilla, donde no tardaría en llenarse de su propia sangre. Rodando sobre sí misma hacia un costado, su cuerpo se encogió hasta ponerse en posición fetal. Sus piernas se frotaban entre sí, sus brazos se restregaban contra sus costados, toda ella se balanceaba en el suelo tratando sin éxito de mitigar aquel picor de alguna manera.
Incapaz de aliviar su dolor, buscó disociarse de él enfocando toda su atención a lo que estaba sucediendo a su alrededor. Los asesinos Ojosverdes prácticamente empujaban a Vincent, a quien Siva y Malonar llamaron “centinela”, fuera de la sala, acompañado de una bonita amenaza del líder elfo. «Ahí tienes el premio a tu amabilidad, Vinc, cariño», pensó, no sin cierta lástima. Después se giró, aún en el suelo, para ver mejor a los tres elfos que permanecerían en la sala.
Siva y Malonar estaban de espaldas a ella, la habían descartado por completo. No había necesidad de prestar atención a la brujita derrotada. Con razón habían perdido tres malditas guerras, pensó con una mezcla de ira y orgullo. Aquellos abraza árboles se habían criado entre ardillas y ratoncitos de campo. No tenían idea de lo peligrosa que podía llegar a ser una rata aplastada.
Por un momento, se planteó hacer algo drástico; algo realmente estúpido, a decir verdad. Pero algo en las palabras de Malonar se quedó resonando en su cerebro. Aquella elfa, Eilydh Skye, también había notado algo raro, Valeria estaba segura. Su rostro era perfectamente visible desde donde ella observaba y la bruja habría jurado que no se fiaba del elfo; tampoco su gato. ¿Es que iban a empezar a pelearse entre ellos justo cuando estaban siendo atacados en el centro mismo de su poder? Aquella situación era ridícula. Tan ridícula, que la bruja se echó a reír con ganas; o lo que su garganta reseca interpretó en aquel momento como reír: un sonido entrecortado más parecido al cacareo de una gallina vieja. Aunque en aquella sala, diseñada para la conversación, nadie tendría problemas para oírla.
—"Si Vincent cae" —repitió, poniendo todo el énfasis de la frase en las dos sílabas que componían el nombre de su compatriota, las únicas que no formaban parte de la lengua élfica—. Qué inspirador es ver a un gran líder dejar a un lado sus prejuicios para referirse en términos tan cercanos a un enemigo de su raza. —Se detuvo el tiempo justo para tragar saliva con cierto esfuerzo, sentía la garganta seca como un pergamino viejo— ¿Qué ha sido de "esa bruja", "la orejas redondas"...? —Hizo un mohín. Aún sin perder el toque burlesco, su tono empezaba a parecerse al de una amante dolida a punto de echarse a llorar— ¿Es porque no traía puesta una elegante capa que nunca te quedaste con mi nombre? Bah, no puedo culparte —continuó, ya sin afectación alguna—, realmente se veía apuesto con ella, ¿cierto? —Y buscó de nuevo la mirada de Siva antes de rematar su discurso, enfatizando de nuevo la última palabra— , nuestro querido Vincent.
Terminado su discurso, se entregó de nuevo a aquel cacareo que su laringe apergaminada interpretaba como risa, pero su carcajada fue rápidamente interrumpida por un fuerte ataque de tos. No era esa clase de tos que la deja a una luchando por recuperar el aliento; los dioses no serían tan magnánimos con Valeria. Aquel pequeño placer que se había permitido disfrutar durante un momento fue sustituido por un dolor ardiente que nacía de dentro, abriéndose paso por su garganta para salir al exterior en forma de fuego. Fuego, en el sentido más literal. La llamarada que salió por su boca, abrasándola por dentro a su paso, se extinguió en el aire a un palmo de ella, sólo para ser sustituida por otra que volvió a quemarla por dentro. Aunque se sentía completamente seca, de alguna forma, sus ojos se llenaron de lágrimas, producidas por el dolor y la falta de aire. Como si el dolor de la mejilla y el picor de su piel no fueran suficientes, ahora hasta respirar le dolía. Ni siquiera el consuelo del llanto le restaba, pues al primer intento de emitir un leve gemido, su garganta le devolvió su propia queja en forma de un dolor agudo que la dejó paralizada.
Cuando la tos cesó, se quedó inerte en el suelo durante unos momentos, con los ojos, completamente abiertos, dirigidos al techo de la sala, temiendo que el más leve movimiento desencadenase otro ataque. No llegó a ver si aquella elfa, Eilydh Skye, llegaba a abandonar la sala a lomos de su inseparable tigre, pero sí le pareció oír las puertas de nuevo. También vio el destello, proveniente del balcón, que iluminó durante un instante la estancia, como si la noche hubiera cedido repentinamente su puesto al día. Aquello pareció despertarla de nuevo. Rodó hasta ponerse boca abajo e hizo lo posible por ignorar el dolor y el picor mientras trataba de incorporarse apoyada en manos y piernas. Valeria Reike no moriría tirada en el suelo esperando el siguiente ataque de tos. Si acaso iba a ahogarse aquella noche, lo haría atacando, como el escorpión de la fábula. Y ella se había traído cinco aguijones.
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OFF: Reike sufre mucho, se ríe un poco y sufre aún más.
Rei se burla de Malonar, pero sus palabras van dirigidas a Siva. ¿De dónde narices se ha sacado el elfo el nombre de pila de nuestro flamante centinela?
Oh, no lo he subrayado, pero sigo teniendo mi maestría en Carisma, para lo que pueda servir con mi querida Sivi-Sivi.
Al final del post, Rei se pone en modo "pelea sucia". A partir de aquí, ya le da igual todo. En el próximo turno, si Vincent vuelve/se queda en el Consejo, atacará a cualquiera que él ataque (o que lo ataque a él). El resto de personajes presentes le importan una mierda. Si prefiere la Copa... esto podría ponerse interesante...
- Lo que suena en la cabecita de Reike mientras se ríe:
- Malo and Vincent
sitting on a tree
K - I - S - S - I - N - G
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Reike
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
A ojos de Vincent, la situación parecía controlada hasta cierto punto. Evidentemente nunca se podía considerar del todo dominada cuando había un jinete atacando la copa del Árbol Madre, pero al menos el discurso que le dedicase al Consejo élfico había sido correcto y educado.
El mercenario no creía haberle dado más motivos para desconfiar a la consejera hostil, más allá de que no le gustaran los extranjeros y especialmente los brujos. De todos modos, el propio Vincent entendía que ese detalle no cambiaría de la noche a la mañana, más que le dejase hacer su trabajo y le ayudasen a salir victorioso, por el bien de Sandorai y Aerandir, era suficiente y lo único que necesitaba.
Desgraciadamente, la mencionada elfa hostil no parecía querer entrar en razón por las buenas. Si bien se había tranquilizado con respecto al reciente centinela, no parecía ser lo mismo con respecto a Reike.
“Qué has hecho Valeria”, fue lo único que pudo pensar cuando la elfa se abalanzó hacia la bruja, daga en mano.
Ahora, además de tener que enfrentarse a los jinetes, tendría que buscar un modo de que la racista elfa no se cargarse a su ex compañera sentimental.
El pasado sólo era pasado, o eso decían, pero…
Un suspiro se ahogó en el interior del pecho del rubio mercenario, sin llegar a salir por su boca, pues no tenía ni la más remota idea de cómo lograr eso sin que la pirada consejera volviera a desconfiar de él. Menos aún, teniendo en cuenta que no sabía los motivos concretos para que la elfa odiase a Reike de esa manera, más allá de que fuese una bruja, claro estaba. Val estaba allí por unas razones desconocidas para él, más la conocía lo suficiente como para intentar ayudarla a salir de aquel embrollo bien parada. Y todo eso, sin contar que ella había sido la que había dado la voz de alarma respecto a la copa.
- ¿Qué ocurre, por qué atacas a esa mujer de buenas a primeras? - preguntó, haciéndose el loco respecto a que él conocía a tal dama. - Tenemos asuntos más urgentes. Sabemos que atacan la copa, y conociendo lo que se avecina, hay que redoblar guardias y reforzar cada entrada al Árbol Madre-, intentó explicarle, después de avanzar unos pasos hacia la salida del salón. - ¿Aún desconfías de mis palabras? - preguntó, aparentando que lo había intuido, no entendido. Quería evitar que Siva se diera cuenta de que entendía algo de élfico y que, por tanto, sabía que la elfa había mandado a la otra consejera a la copa solamente para investigar la veracidad de las palabras de Reike. - No necesito que me quieras aquí, sólo que entiendas que estoy aquí porque es necesario, porque Árbol Madre está en peligro. No soy el nuevo invento de brujos en cuestiones de táctica de guerra, en la que se envía a la guerra a un solo hombre para que muera y fracase estrepitosamente. O bueno, dos brujos si quieres contarla a ella como parte de ese magnífico plan-, hizo énfasis burlesco en el adjetivo del plan, más no pudo seguir intentando convencer a la elfa.
En ese instante llegó alguien. Alguien que debía ser importante porque se movía con la soberbia característica de las personas que estaban al mando y se sabían importantes. Un elfo que se cruzó con Vincent cerca del umbral de la puerta, que pasó a su lado como si el centinela fuera poco más que una mota de polvo en la inmensidad el espacio.
Malomar, así se llamaba el recién llegado, pues fue de lo poco que pudo entender de las palabras que dedicara Siva al elfo con aires de grandeza. La consejera seguía empeñada en hablar en élfico, y ello le dificultaba entender bien todo lo que decía.
Algunas cosas las entendía, otras… se le escapaban entre los dedos como si fuera agua de lluvia. Al menos podía estar seguro de que Siva aún desconfiaba de él y que ese tipo tenía un nombre que no olvidaría.
La cuestión es que el tipo era tan arrogante en su simple caminar que era imposible no clavar su mirada sobre en él con la esperanza de que el pobre diablo dejara de ser tan… bueno, con la esperanza de que dejara de creer que eran una persona que meaba perfume.
Y pensar que Siva lo había calificado a él como soberbio instantes antes, cuando ahora se notaba a la legua que idolatraba a semejante sujeto.
En cualquier caso, solo había una cosa que podía hacer que Vincent dejara de mirar a Malomar con suspicacia. Una cosa tan imposible de creer que el centinela quedó con la boca entreabierta mientras miraba la escena.
“Es como…”, pensó el brujo, en esta ocasión. “Pero eso es imposible”
La trayectoria de entrada del arrogante elfo hizo que Vincent al seguirlo con la mirada pudiera ver de nuevo el interior del salón. Pudo ver claramente como la capa se movía con fuerza, no como mecida por el viento, sino como si vibrase. Y sabía de un particular medallón que hacía eso cuando se…
“No es posible”, meditó recobrando la compostura y mirando en derredor.
La capa blanca no había actuado así cuando él había llegado al salón. No había reaccionado así ante las consejeras, ni ante sus hombres de Siva cuando estos le rodearon, ni tampoco ante la llegada de Reike.
Así que si la sábana no había reaccionado a la corrupción cuando él se internara en el salón, debía ser por algo que había se había acercado a ella mientras se encontraban allí. Alguien que no era Valeria.
Esa vorágine de pensamientos en el interior de la cabeza de Vincent, y sin importar cuántas vueltas le diese, siempre llegaban al mismo destinatario. Para él, o cualquiera que tuviera dos dedos de frente, solo podían tener un posible destinatario. Así que el sonido dentro de la cabeza del centinela de la palabra mátala expresada en perfecto élfico ni siquiera le sorprendió llegado el momento.
En ese punto de la historia. El brujo decidió usar la cabeza. Usar el mejor plan de acción que se le ocurría, que no se trataban de poderes o armas, en este instante tocaba usar una vieja herramienta de su pasado. Una que de vez en cuando debía sacar a relucir pese a que ya no usase con regularidad.
- No perderé un segundo. El mal acecha en este árbol y no permitiré que ese jinete haga más avances-, contestó a Malomar, como haría en el caso de no haber visto la reacción de capa, con cara de marfil de política en tierra de brujos. - Descuida, sé que no necesito la capa, del mismo modo que sé que está en buenas manos. Puede dar a ese jinete por acabado-, terminó por decir, antes de girarse y encaminarse hacia la salida.
Por supuesto, los hombres de Siva, o debería decir Malomar, aquellos que se habían convertido en su sombra desde que entrara al salón, le siguieron al exterior. Solo esperaba que Reike pudiera personarle después, por dejarla sola y herida en esas circunstancias tan malas para ella.
- Primero necesito recuperar mis armas-, le dijo a los guardias élficos, que lo miraron mal, más no tuvieron posibilidad de refutarle tal argumento.
- Espera, tu misión es ir a la copa. Uno de nosotros te las traerá-, comentó uno, que debía ser el de más rango de esos cinco.
Nada más hablar este, uno de los elfos partió hacia abajo, y Vincent, aprovechó para caminar hacia el puente colgante más cercano. Aún en el piso del salón del consejo. Los elfos restantes, por supuesto, le siguieron como la sombra de él que ya eran desde hacía tiempo.
Los elfos no querían que Vincent bajase, así que no el brujo no lo haría, pero de momento… tampoco subiría. No hasta tener las armas, claro estaba.
- Ya le habías echado un ojo a mis armas, eh. Bien hecho. Por cierto, ¿queréis un trago? - dijo, sacando una botella de uno de sus bolsillos de sus correas al pecho. Los guardias lo miraron con más asco que antes. - ¿No? Bueno, más para mí. Hace tormenta, pero siento calor en esta noche-, les confesó con gran mentira, para luego darle un largo trago a la botella y vaciarla.
Finalmente, el mercenario guardó el frasco vacío en el mismo lugar del que lo sacara, e instantes después, lo que se podría decir un suspiro, llegó el guardia al que habían mandado a por sus armas.
- Qué rápido eres, chico-, le comentó, al tiempo que tomaba su cinto de armas y se lo amarraba sobre la cintura. Los elfos, una vez más, le dedicaron miradas de reprobación, pero Vinc no les hizo caso y guardó su estilete en la caña de la bota, en la contraria a dónde había guardado la que Eilydh le cediera. - Pues ya estamos listos.
Un fogonazo de impresionante luminiscencia alumbró todo el árbol, desde la copa hasta su base, más fue imposible que todos miraran hacia la parte alta del árbol, origen de tamaña luz.
- Impresionante-, comentó el brujo, al tiempo que desenvainaba su espada y de un tajo cortaba una de las sogas que estabilizaba el puente colgante. Todos salieron boca y cayeron hacia abajo, contra otros puentes, ramas y demás partes del árbol que se encontraron.
Por suerte para ellos, los cinco elfos, Vincent se había asegurado de que tuvieran donde caer y no se mataran en la caída libre. Sí, los cinco elfos, porque aunque el mercenario también salió de boca, él no cayó hacia abajo como el resto de los hombres sobre el puente.
- Que el dios de la luz ilumine vuestro camino-, se mofó de los guardias estrellados, al mismo tiempo que usaba su magia de fuego y aire para crearse una corriente de aire ascendente que lo regresara al inicio del puente que se había cargado. - Supongo que eso habrá sido cosa de Asher. Buen hombre perro, que no se diga que los centinelas no estamos compenetrados-, se dijo, una vez tuvo los pies sobre suelo firme, mirando hacia el cielo y la copa que ya no estaba iluminada.
Luego, sin perder más tiempo, el mercenario de dorados cabellos se dirigió hacia las cerradas puertas del salón del consejo.
Un fuerte sonido fue lo único que pudieron escuchar las personas que aún quedaban en su interior, cuando las puertas se abrieron de par en par y chocaron contra las paredes, por el golpe de viento que el brujo dirigió hacia estas.
- Bueno, te he hecho caso Malomar. Y aquí estoy, enfrentándome a la oscuridad, cómo me pediste-, dijo, mientras pasaba sobre el umbral.
Eilydh huía sobre su tigre con la capa puesta, por lo que pudo intuir que la elfa se había percatado también que Malomar no era alguien de fiar. Había temido llegar demasiado tarde, pero podía ver que había llegado justo a tiempo.
- A que soy un obediente buen chico-, comentó, dibujando una media sonrisa con sus labios. - Y en fin, Consejera Siva, es hora de que tomes partido por los buenos y dejes de intentar destruir Árbol Madre. ¿O prefieres pasar a la historia como la guardiana de Sandorai que permitió que la oscuridad manchara su más sagrado árbol?
Sin permitir pasar más tiempo, Vinc activó la habilidad especial de su espada. No permitiría que nadie más saliera herido. No dejaría que Malomar alcanzara a Eilydh, la capa o hiciera daño a nadie más de los allí presentes.
Un esqueleto en llamas de tres metros llenó la altura del salón, justo encima del centinela y con él defendería a sus aliados de cualquier agresión, o al menos lo intentaría.
- Siva, ese elfo al que llamas Malomar no es trigo limpio. No está aquí para ayudarte, y menos aún para salvar Árbol Madre-, le mencionó a la consejera, intentando que entendiese la situación. - Instantes antes de mi partida, la sábana blanca ha vibrado con fuerza y eso se debe a que ha notado la presencia de corrupción de jinetes en esta sala. Y eso es algo que no pasó antes, cuando yo llegué, solo ocurrió cuando el señor Malomar ha llegado-, terminó por explicarle.
Era tan obvio, que esa elfa debería tener una piedra por cabeza si no lo entendía. Una piedra llena de odios y prejuicios, pero una piedra al fin y al cabo.
- Apesta a corrupción y oscuridad, y me pregunto ¿por qué? Ayúdanos a detenerlo-, fue lo último que dijo, notándose el esfuerzo en su voz.
Vincent había activado un hechizo muy peligroso y si no quería hacer más mal que bien, debía concentrarse en él y esforzarse para controlarlo.
Pese a que Siva no entendiese lo mucho que ese brujo centinela haría por salvar el santuario más sagrado de los elfos. La promesa que este hiciera de proteger el Árbol Madre, no quedaría en vano.
Vale, hago caso a Malomar.... o casi que no (?
Resumen. Salgo, pero no muy lejos, sobre la pasarela más cercana, hago el truco del brujo zorro para librarme de los guardias pesados, usando la Poción pluma y mis maestrías de aire y fuego para crearme las corrientes de aire candente que me lleven donde yo quiera.
Ese lugar es el inicio de la pasarela colgante, agradezco a Asher su distracción, (probablemente fuese cosa suya aunque no esté seguro (?) y retorno al salón a dar hostias como panes.
Por supuesto, mientras, intento convencer a Siva de que su hermano no es Malomar, sino MaloMalo (? Evidentemente, sin saber que sea un jinete, pero sabiendo que el poder corrupto es fuerte en él. Yoda capa blanca me lo dijo.
Información relevante para Ger: Uso la pócima pluma en la pasarela, como mencioné anteriormente, y la habilidad especial de mi espada en cuánto llego al salón. Controlo el hechizo para no quemar todo y, por tanto, bloqueo la maldición de la espada con su respectiva consecuencia.
Postdata: No se pierdan mi entrada al salón con maestría de Aire, fashion victim. Loreal, porque yo lo valgo (?
Ay, casi se me olvida decir algo importante, y es que tengo de vuelta las armas porque Ger me lo permitió y me lo comentó por MP ^^
El mercenario no creía haberle dado más motivos para desconfiar a la consejera hostil, más allá de que no le gustaran los extranjeros y especialmente los brujos. De todos modos, el propio Vincent entendía que ese detalle no cambiaría de la noche a la mañana, más que le dejase hacer su trabajo y le ayudasen a salir victorioso, por el bien de Sandorai y Aerandir, era suficiente y lo único que necesitaba.
Desgraciadamente, la mencionada elfa hostil no parecía querer entrar en razón por las buenas. Si bien se había tranquilizado con respecto al reciente centinela, no parecía ser lo mismo con respecto a Reike.
“Qué has hecho Valeria”, fue lo único que pudo pensar cuando la elfa se abalanzó hacia la bruja, daga en mano.
Ahora, además de tener que enfrentarse a los jinetes, tendría que buscar un modo de que la racista elfa no se cargarse a su ex compañera sentimental.
El pasado sólo era pasado, o eso decían, pero…
Un suspiro se ahogó en el interior del pecho del rubio mercenario, sin llegar a salir por su boca, pues no tenía ni la más remota idea de cómo lograr eso sin que la pirada consejera volviera a desconfiar de él. Menos aún, teniendo en cuenta que no sabía los motivos concretos para que la elfa odiase a Reike de esa manera, más allá de que fuese una bruja, claro estaba. Val estaba allí por unas razones desconocidas para él, más la conocía lo suficiente como para intentar ayudarla a salir de aquel embrollo bien parada. Y todo eso, sin contar que ella había sido la que había dado la voz de alarma respecto a la copa.
- ¿Qué ocurre, por qué atacas a esa mujer de buenas a primeras? - preguntó, haciéndose el loco respecto a que él conocía a tal dama. - Tenemos asuntos más urgentes. Sabemos que atacan la copa, y conociendo lo que se avecina, hay que redoblar guardias y reforzar cada entrada al Árbol Madre-, intentó explicarle, después de avanzar unos pasos hacia la salida del salón. - ¿Aún desconfías de mis palabras? - preguntó, aparentando que lo había intuido, no entendido. Quería evitar que Siva se diera cuenta de que entendía algo de élfico y que, por tanto, sabía que la elfa había mandado a la otra consejera a la copa solamente para investigar la veracidad de las palabras de Reike. - No necesito que me quieras aquí, sólo que entiendas que estoy aquí porque es necesario, porque Árbol Madre está en peligro. No soy el nuevo invento de brujos en cuestiones de táctica de guerra, en la que se envía a la guerra a un solo hombre para que muera y fracase estrepitosamente. O bueno, dos brujos si quieres contarla a ella como parte de ese magnífico plan-, hizo énfasis burlesco en el adjetivo del plan, más no pudo seguir intentando convencer a la elfa.
En ese instante llegó alguien. Alguien que debía ser importante porque se movía con la soberbia característica de las personas que estaban al mando y se sabían importantes. Un elfo que se cruzó con Vincent cerca del umbral de la puerta, que pasó a su lado como si el centinela fuera poco más que una mota de polvo en la inmensidad el espacio.
Malomar, así se llamaba el recién llegado, pues fue de lo poco que pudo entender de las palabras que dedicara Siva al elfo con aires de grandeza. La consejera seguía empeñada en hablar en élfico, y ello le dificultaba entender bien todo lo que decía.
Algunas cosas las entendía, otras… se le escapaban entre los dedos como si fuera agua de lluvia. Al menos podía estar seguro de que Siva aún desconfiaba de él y que ese tipo tenía un nombre que no olvidaría.
La cuestión es que el tipo era tan arrogante en su simple caminar que era imposible no clavar su mirada sobre en él con la esperanza de que el pobre diablo dejara de ser tan… bueno, con la esperanza de que dejara de creer que eran una persona que meaba perfume.
Y pensar que Siva lo había calificado a él como soberbio instantes antes, cuando ahora se notaba a la legua que idolatraba a semejante sujeto.
En cualquier caso, solo había una cosa que podía hacer que Vincent dejara de mirar a Malomar con suspicacia. Una cosa tan imposible de creer que el centinela quedó con la boca entreabierta mientras miraba la escena.
“Es como…”, pensó el brujo, en esta ocasión. “Pero eso es imposible”
La trayectoria de entrada del arrogante elfo hizo que Vincent al seguirlo con la mirada pudiera ver de nuevo el interior del salón. Pudo ver claramente como la capa se movía con fuerza, no como mecida por el viento, sino como si vibrase. Y sabía de un particular medallón que hacía eso cuando se…
“No es posible”, meditó recobrando la compostura y mirando en derredor.
La capa blanca no había actuado así cuando él había llegado al salón. No había reaccionado así ante las consejeras, ni ante sus hombres de Siva cuando estos le rodearon, ni tampoco ante la llegada de Reike.
Así que si la sábana no había reaccionado a la corrupción cuando él se internara en el salón, debía ser por algo que había se había acercado a ella mientras se encontraban allí. Alguien que no era Valeria.
Esa vorágine de pensamientos en el interior de la cabeza de Vincent, y sin importar cuántas vueltas le diese, siempre llegaban al mismo destinatario. Para él, o cualquiera que tuviera dos dedos de frente, solo podían tener un posible destinatario. Así que el sonido dentro de la cabeza del centinela de la palabra mátala expresada en perfecto élfico ni siquiera le sorprendió llegado el momento.
En ese punto de la historia. El brujo decidió usar la cabeza. Usar el mejor plan de acción que se le ocurría, que no se trataban de poderes o armas, en este instante tocaba usar una vieja herramienta de su pasado. Una que de vez en cuando debía sacar a relucir pese a que ya no usase con regularidad.
- No perderé un segundo. El mal acecha en este árbol y no permitiré que ese jinete haga más avances-, contestó a Malomar, como haría en el caso de no haber visto la reacción de capa, con cara de marfil de política en tierra de brujos. - Descuida, sé que no necesito la capa, del mismo modo que sé que está en buenas manos. Puede dar a ese jinete por acabado-, terminó por decir, antes de girarse y encaminarse hacia la salida.
Por supuesto, los hombres de Siva, o debería decir Malomar, aquellos que se habían convertido en su sombra desde que entrara al salón, le siguieron al exterior. Solo esperaba que Reike pudiera personarle después, por dejarla sola y herida en esas circunstancias tan malas para ella.
- Primero necesito recuperar mis armas-, le dijo a los guardias élficos, que lo miraron mal, más no tuvieron posibilidad de refutarle tal argumento.
- Espera, tu misión es ir a la copa. Uno de nosotros te las traerá-, comentó uno, que debía ser el de más rango de esos cinco.
Nada más hablar este, uno de los elfos partió hacia abajo, y Vincent, aprovechó para caminar hacia el puente colgante más cercano. Aún en el piso del salón del consejo. Los elfos restantes, por supuesto, le siguieron como la sombra de él que ya eran desde hacía tiempo.
Los elfos no querían que Vincent bajase, así que no el brujo no lo haría, pero de momento… tampoco subiría. No hasta tener las armas, claro estaba.
- Ya le habías echado un ojo a mis armas, eh. Bien hecho. Por cierto, ¿queréis un trago? - dijo, sacando una botella de uno de sus bolsillos de sus correas al pecho. Los guardias lo miraron con más asco que antes. - ¿No? Bueno, más para mí. Hace tormenta, pero siento calor en esta noche-, les confesó con gran mentira, para luego darle un largo trago a la botella y vaciarla.
Finalmente, el mercenario guardó el frasco vacío en el mismo lugar del que lo sacara, e instantes después, lo que se podría decir un suspiro, llegó el guardia al que habían mandado a por sus armas.
- Qué rápido eres, chico-, le comentó, al tiempo que tomaba su cinto de armas y se lo amarraba sobre la cintura. Los elfos, una vez más, le dedicaron miradas de reprobación, pero Vinc no les hizo caso y guardó su estilete en la caña de la bota, en la contraria a dónde había guardado la que Eilydh le cediera. - Pues ya estamos listos.
Un fogonazo de impresionante luminiscencia alumbró todo el árbol, desde la copa hasta su base, más fue imposible que todos miraran hacia la parte alta del árbol, origen de tamaña luz.
- Impresionante-, comentó el brujo, al tiempo que desenvainaba su espada y de un tajo cortaba una de las sogas que estabilizaba el puente colgante. Todos salieron boca y cayeron hacia abajo, contra otros puentes, ramas y demás partes del árbol que se encontraron.
Por suerte para ellos, los cinco elfos, Vincent se había asegurado de que tuvieran donde caer y no se mataran en la caída libre. Sí, los cinco elfos, porque aunque el mercenario también salió de boca, él no cayó hacia abajo como el resto de los hombres sobre el puente.
- Que el dios de la luz ilumine vuestro camino-, se mofó de los guardias estrellados, al mismo tiempo que usaba su magia de fuego y aire para crearse una corriente de aire ascendente que lo regresara al inicio del puente que se había cargado. - Supongo que eso habrá sido cosa de Asher. Buen hombre perro, que no se diga que los centinelas no estamos compenetrados-, se dijo, una vez tuvo los pies sobre suelo firme, mirando hacia el cielo y la copa que ya no estaba iluminada.
Luego, sin perder más tiempo, el mercenario de dorados cabellos se dirigió hacia las cerradas puertas del salón del consejo.
Un fuerte sonido fue lo único que pudieron escuchar las personas que aún quedaban en su interior, cuando las puertas se abrieron de par en par y chocaron contra las paredes, por el golpe de viento que el brujo dirigió hacia estas.
- Bueno, te he hecho caso Malomar. Y aquí estoy, enfrentándome a la oscuridad, cómo me pediste-, dijo, mientras pasaba sobre el umbral.
Eilydh huía sobre su tigre con la capa puesta, por lo que pudo intuir que la elfa se había percatado también que Malomar no era alguien de fiar. Había temido llegar demasiado tarde, pero podía ver que había llegado justo a tiempo.
- A que soy un obediente buen chico-, comentó, dibujando una media sonrisa con sus labios. - Y en fin, Consejera Siva, es hora de que tomes partido por los buenos y dejes de intentar destruir Árbol Madre. ¿O prefieres pasar a la historia como la guardiana de Sandorai que permitió que la oscuridad manchara su más sagrado árbol?
Sin permitir pasar más tiempo, Vinc activó la habilidad especial de su espada. No permitiría que nadie más saliera herido. No dejaría que Malomar alcanzara a Eilydh, la capa o hiciera daño a nadie más de los allí presentes.
Un esqueleto en llamas de tres metros llenó la altura del salón, justo encima del centinela y con él defendería a sus aliados de cualquier agresión, o al menos lo intentaría.
- Siva, ese elfo al que llamas Malomar no es trigo limpio. No está aquí para ayudarte, y menos aún para salvar Árbol Madre-, le mencionó a la consejera, intentando que entendiese la situación. - Instantes antes de mi partida, la sábana blanca ha vibrado con fuerza y eso se debe a que ha notado la presencia de corrupción de jinetes en esta sala. Y eso es algo que no pasó antes, cuando yo llegué, solo ocurrió cuando el señor Malomar ha llegado-, terminó por explicarle.
Era tan obvio, que esa elfa debería tener una piedra por cabeza si no lo entendía. Una piedra llena de odios y prejuicios, pero una piedra al fin y al cabo.
- Apesta a corrupción y oscuridad, y me pregunto ¿por qué? Ayúdanos a detenerlo-, fue lo último que dijo, notándose el esfuerzo en su voz.
Vincent había activado un hechizo muy peligroso y si no quería hacer más mal que bien, debía concentrarse en él y esforzarse para controlarlo.
Pese a que Siva no entendiese lo mucho que ese brujo centinela haría por salvar el santuario más sagrado de los elfos. La promesa que este hiciera de proteger el Árbol Madre, no quedaría en vano.
Offrol
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Vale, hago caso a Malomar.... o casi que no (?
Resumen. Salgo, pero no muy lejos, sobre la pasarela más cercana, hago el truco del brujo zorro para librarme de los guardias pesados, usando la Poción pluma y mis maestrías de aire y fuego para crearme las corrientes de aire candente que me lleven donde yo quiera.
Ese lugar es el inicio de la pasarela colgante, agradezco a Asher su distracción, (probablemente fuese cosa suya aunque no esté seguro (?) y retorno al salón a dar hostias como panes.
Por supuesto, mientras, intento convencer a Siva de que su hermano no es Malomar, sino MaloMalo (? Evidentemente, sin saber que sea un jinete, pero sabiendo que el poder corrupto es fuerte en él. Yoda capa blanca me lo dijo.
Información relevante para Ger: Uso la pócima pluma en la pasarela, como mencioné anteriormente, y la habilidad especial de mi espada en cuánto llego al salón. Controlo el hechizo para no quemar todo y, por tanto, bloqueo la maldición de la espada con su respectiva consecuencia.
Postdata: No se pierdan mi entrada al salón con maestría de Aire, fashion victim. Loreal, porque yo lo valgo (?
Ay, casi se me olvida decir algo importante, y es que tengo de vuelta las armas porque Ger me lo permitió y me lo comentó por MP ^^
Vincent Calhoun
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
“¿Urry? ¿Quien es ese...? ¡Yo soy Uriel, Uriel Nova!”
Cuando Uriel abrió los ojos se encontró con una vista algo…..Curiosa……¿Donde diablos estaba? ¡Estaba bastante seguro de que se encontraba en el Árbol Madre! ¿Entonces porque ahora estaba en una especie de academia? Nunca antes había estado en las islas, mucho menos en la academia, así que no podía reconocer el lugar ¡Esto si que es raro! Además, todos los extraños adultos con ropas extrañas no dejaban de llamarlo “Urry” ¿Hmmm? ¿Porque lleva gafas? Y su cabello es un poco mas negruzco que de costumbre y más corto que antes.
“¿Qué te parece esta estrategia Urry?”
“¡Y dale! Ese no es mi nombre, yo soy-.....”
“¿Que dices Urry? ¡Tu eres Urry Nover! Nuestro buscador y compañero de la casa Tyfindor”
Uriel ladeó la cabeza sin entender demasiado bien que estaba pasando ¿De qué estaba hablando ese tipo? Ahora que se fija, lleva las mismas ropas deportivas que el resto ¿Urry Nover? ¿Tyfindor? ¿Hmmm? ¿.....? ¿¡Porque diablos está sosteniendo un rastrillo!? Uri la miró claramente confundido, su compañero, quien se había montado sobre su rastrillo y no dejaba de llamarlo “Urry”, lo miró con preocupación y dijo.
“¿Que haces, Urry? ¡Súbete a tu rastrillo! ¡Con lo contento que estabas de que tu maestro te regalara tu modelo favorito de rastrillo! Incluso es la más cara y mejor del mercado; La jinetus 2000”
“Como dije, no sé de qué me estás…..”
“¡Todos sobre sus rastrillos!”
Sin saber demasiado bien qué diablos estaba pasando, Uriel se subió al extraño rastrillo motorizado, era el doble de largo que Uriel, pintado en colores oscuros y con un grabado que ponía; Jinetus 2000. Imitando a sus compañeros, Uriel se puso en posición y, como pudo, puso en marcha el extraño objeto.
“¡Wuaaaah! ¡V-Vuela!”
El rastrillo comenzó a tomar altura y el infante, como pudo, se agarró del palo para evitar caer hacía un lado ¡Era realmente incomodo! Pero curiosamente, como si su cuerpo lo supiera por instinto, al poco logró mantener el control de la jinetus ¡Era de hecho bastante divertido~! Quería aprovechar para dar alguna piruetas y probar esta “jinetus 2000” en todo su esplendor pero, obedientemente, se puso en la posición que sus compañeros le pidieron ¡Era extraño, confuso pero no desagradable! Podía acostumbrarse a esto~
¡Aunque no tengo ni la más remota idea de qué hacer! ¿Debería hacer caso a esa señora? Dijo que debo de tomar la “libélula”.....Bueno, de momento supongo que…..¿Ayudaré a mis compañeros?
El árbitro dio el pitido de inicio del partido, como si ya supiera lo que tenía que hacer, Uriel salió disparado con el rastrillo volador ¡Era realmente divertido! Le escocía la frente y su corazón no dejaba de latir pero era tan divertido que le daba lo mismo ¡No sabía qué cojones es el Pitich pero era sumamente divertido! Agilmente, el niño daba piruetas y seguía a sus compañero con una amplia sonrisa, ayudando en lo que le pedían ¡Antes de que se diera cuenta ya no le molestaba que le llamaran por un nombre extraño!
“¡Si que estás emocionado hoy, Urry! Reserva tu fuerza para el momento de atrapar la libélula~”
“¡Si~! ¡Bien! Oh….Ese…..Ese chico rubio….”
“¿Oh? ¿Andoy? ¡Es el favorito de Slyperro!”
Extrañamente, Uriel sentía un natural desagrado por ese chaval, no sabía quién era pero sentía que era su peor enemigo ¿Le hizo algo? No, no lo conocía de nada pero….¡Solo de verlo quería derribarlo contra el suelo! El infante no despegó su mirada sumamente confundido ¿Quién era? ¿Andoy? ¿No es el que el primer día de clases...? ¿Clases? ¿Que clases? ¡Si era la primera vez que estaba en la cancha! No conocía a nadie de ese lugar.
M-Mi cabeza…No, mis heridas…..¿Heridas? ¿Que heri....? ¿....? ¡....! ¿Porque no tengo….? ¡E-Es ver-...! ¡No! ¡Aghhhh! ¡No entiendo nada! ¡Como sea…! ¡Andoy me molesta, voy a derribarlo!
Ignorando la voz de un compañero que le preguntaba qué estaba haciendo, el infante puso su escoba a máxima velocidad y arremetió contra la figura del elf….¿Elfo? ¿No un brujo? ¿...? ¡Lo que importa! Arremetió contra la figura del chico llamado Andoy, por el camino, esquivó a todos los compañero del rubio que intentaron detenerlo ¡Era sumamente fácil evadirlos! Y, con fuerza, plaqueo al rubio mientras le decía, con un tono confundido:
“¡No sé quién diablos eres! ¡Todos me llaman Urry Nover a pesar de que mi nombre es Uriel Nova! ¡Y te odio! No sé porque, pero te odio ¿Quien diablos eres y qué me está pasando...?”
----------------------------Off Rol-------------------------
Uriel usa Placaje *inserte música de pokemon* y le da un agradable y cariñoso "Hola" a Andoy sin saber del todo bien porque.
Resumen del post;
- Uriel no resiste del todo bien la ilusión, sabe que lo que está sucediendo es raro y que es Uriel Nova, no Urry ¡Pero está débil físicamente y mentalmente! No puede luchar correctamente contra la ilusión, provocando que a ratos se lo crea y a otro no. Aún así, si alguien o algo le pone los pies en la tierra, incluso algo confuso, atenderá a razones.
- Uriel tiene complejo de futbolista y va a por lo salvaje dándole un placaje a Andoy, con claras intenciones de tirarlo de la escoba. Aún así, Uriel no sabe porque odia tanto a Andoy, lo hace sencillamente por impulso.
- Rastrillo Jinetus 2000
Uri
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Era como si estuviese anocheciendo, la oscuridad los engulló, mientras la voz de Melena Blanca se distorsionaba cada vez más a cada palabra que decía.
¿Una ilusión? ¿Qué era una ilusión? La joven sentía el cuerpo extraño, se sentía… como en un sueño. Quizás de eso de trataba, todo aquello era un sueño.
Abrió los ojos, contemplando las estructuras de la zona deportiva, con el Hekshold a lo lejos. Recordaba aquel lugar. Caminó un par de pasos hacía el frente, empezando a ser consciente de más cosas a su alrededor. Llevaba ropas largas, pero no era su vestido blanco, pasó las manos por la tela negra, claro, su túnica negra del Hekshold. Las botas se hundían al pisar el césped, bajó la mirada extrañada, tenía los pies más grandes de lo normal… No, debería estar equivocada, siempre los había tenido así. Miró al joven que tenía a su lado, rubio, delgado, más alto que ella, frunció el ceño, extrañada. ¿Quién era ese chico? Entonces el profesor empezó con la estrategia del juego, llamando la atención de la bruja.
Claro, Andoy, ¿Cómo podía haberlo olvidado? ¡Si, Andoy era el mejor!. Lo admiraba, siempre había deseado ser como él. Entonces el profesor lo miró a ella, pudo sentir como se encogía con sus palabras. Debía hacer todo lo posible porque Andoy cogiese la libélula, a toda costa. Miró al frente, ahí estaba el grupo de Urry, el querido y bueno de Urry. Sintió un calor que nacía de su vientre y se expandía por su pecho. Lo odiaba.
- ¡Si, tenemos que ganar! – gritó cuando el profesor terminó su discurso motivacional antes del decisivo partido.
Se llevó las manos a la garganta, aquella no era su voz, era mucho más grave. Tocó con cuidado su cara, su pelo corto… Nada, todo estaba en su lugar, pensó el joven remangándose la túnica, como demostrando que estaba listo para el partido.
Mientras el árbitro hablaba, aprovechó para dirigirse a su escoba. Alargó una mano, poniéndola perpendicular a esta, antes de decir.
- Arriba. – la escoba subió hasta su mano. Miró al frente, buscando a Urry, tenía escoba nueva, como lo odiaba.
- ¡Todos sobre sus rastrillos!- alzó una pierna para quedar sentado en la escoba antes de dar un ligero toque en el suelo con el pie y empezar a volar con esta. Andoy debe coger la libélula, Andoy debe ganar este partido, Slyperro…
- ¡A ganar, Slyperro!
Alzó el vuelo hasta colocarse frente a los aros de su equipo, los que se suponía que debía defenser para que no perdiesen el partido. Pero si paraba todos los goles, Andoy no se podría lucir y salir como el salvador del partido, así que siguiendo los consejos del entrenador, dejaría pasar algunas pelotas… o patearía a los contrincantes, aun no estaba muy claro en plan.
La niña rubia, la rara de Tyfindor, le sorprendió la velocidad y agresividad con la que empezó el partido, siempre la había visto como una mosquita muerta, incapaz de hacer nada por su cuenta. Cogió el balón y fue directa a marcar en uno de los aros, los que él mismo debía defender. Podía ser una buena oportunidad para dejar que llevasen algo de ventaja, pero la actitud de la rubita le puso de mala hostia, así que colocó bien las manos y se sujetó con fuerza, esperando el momento adecuado para parar el balón.
¿Una ilusión? ¿Qué era una ilusión? La joven sentía el cuerpo extraño, se sentía… como en un sueño. Quizás de eso de trataba, todo aquello era un sueño.
Abrió los ojos, contemplando las estructuras de la zona deportiva, con el Hekshold a lo lejos. Recordaba aquel lugar. Caminó un par de pasos hacía el frente, empezando a ser consciente de más cosas a su alrededor. Llevaba ropas largas, pero no era su vestido blanco, pasó las manos por la tela negra, claro, su túnica negra del Hekshold. Las botas se hundían al pisar el césped, bajó la mirada extrañada, tenía los pies más grandes de lo normal… No, debería estar equivocada, siempre los había tenido así. Miró al joven que tenía a su lado, rubio, delgado, más alto que ella, frunció el ceño, extrañada. ¿Quién era ese chico? Entonces el profesor empezó con la estrategia del juego, llamando la atención de la bruja.
Claro, Andoy, ¿Cómo podía haberlo olvidado? ¡Si, Andoy era el mejor!. Lo admiraba, siempre había deseado ser como él. Entonces el profesor lo miró a ella, pudo sentir como se encogía con sus palabras. Debía hacer todo lo posible porque Andoy cogiese la libélula, a toda costa. Miró al frente, ahí estaba el grupo de Urry, el querido y bueno de Urry. Sintió un calor que nacía de su vientre y se expandía por su pecho. Lo odiaba.
- ¡Si, tenemos que ganar! – gritó cuando el profesor terminó su discurso motivacional antes del decisivo partido.
Se llevó las manos a la garganta, aquella no era su voz, era mucho más grave. Tocó con cuidado su cara, su pelo corto… Nada, todo estaba en su lugar, pensó el joven remangándose la túnica, como demostrando que estaba listo para el partido.
Mientras el árbitro hablaba, aprovechó para dirigirse a su escoba. Alargó una mano, poniéndola perpendicular a esta, antes de decir.
- Arriba. – la escoba subió hasta su mano. Miró al frente, buscando a Urry, tenía escoba nueva, como lo odiaba.
- ¡Todos sobre sus rastrillos!- alzó una pierna para quedar sentado en la escoba antes de dar un ligero toque en el suelo con el pie y empezar a volar con esta. Andoy debe coger la libélula, Andoy debe ganar este partido, Slyperro…
- ¡A ganar, Slyperro!
Alzó el vuelo hasta colocarse frente a los aros de su equipo, los que se suponía que debía defenser para que no perdiesen el partido. Pero si paraba todos los goles, Andoy no se podría lucir y salir como el salvador del partido, así que siguiendo los consejos del entrenador, dejaría pasar algunas pelotas… o patearía a los contrincantes, aun no estaba muy claro en plan.
La niña rubia, la rara de Tyfindor, le sorprendió la velocidad y agresividad con la que empezó el partido, siempre la había visto como una mosquita muerta, incapaz de hacer nada por su cuenta. Cogió el balón y fue directa a marcar en uno de los aros, los que él mismo debía defender. Podía ser una buena oportunidad para dejar que llevasen algo de ventaja, pero la actitud de la rubita le puso de mala hostia, así que colocó bien las manos y se sujetó con fuerza, esperando el momento adecuado para parar el balón.
RUNA
Estaba totalmente seguro de lo que debía hacer, podía ver el balón y su trayectoria, podía pararlo. Se colocó de frente y alzó el cuerpo, para interceptar el balón con ambas manos, mientras sujetaba con fuerza la escoba con los muslos. Estaba todo muy bien calculado, menos la fuerza en que lo lanzó la rubia. El brujo paró el balón, pero este le hizo retroceder unos centímetros, lo justo como para que entrase dentro del aro, contando el lanzamiento como válido.
Apretó el balón entre sus brazos, enseñando los dientes y arrugando la nariz, haciendo una mueca por su gran enfado. El entrenador le había indicado a Serenne que no fuese agresivo, pero no se lo había dicho a él, así que usaría el vacío legal para ir a por la niñita.
El árbitro reclamaba el balón para continuar con el juego, así que el brujo lo lanzó con todas sus fuerzas hacía donde se encontraba Valyria, esperando parle un golpe en la escoba.
¡Vamos, Andoy, aplasta a Urry!
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Nahir parece un poco extrañada por la ilusión, pero como el que acepta un sueño, la tía se va metiendo más y más en el papel.
Tiro runa para parar el lanzamiento de Valyria
Los dos hemos sacado la misma mala suerte, así que he puesto que paro el balón, pero que termina por contra como gol.
Nahir parece un poco extrañada por la ilusión, pero como el que acepta un sueño, la tía se va metiendo más y más en el papel.
Tiro runa para parar el lanzamiento de Valyria
Los dos hemos sacado la misma mala suerte, así que he puesto que paro el balón, pero que termina por contra como gol.
Última edición por Nahir el Dom Dic 08 2019, 13:09, editado 1 vez
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
Siéntanse libres de saltarse el post y leer el off.
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Ladeé levemente la cabeza al ver las manchas de sangre sobre Uriel, habiendo estado centrado, las había pasado por desapercibido por la situación en la que estábamos, y peor aún, la que podíamos terminar si mis paranoia resultaba cierta.
Al verlo adamanto sobre quedarse me mordí levemente un labio, no era disgusto, o decepción, sino envidia. No de el pequeño, claro, sino de mí mismo y otros elfos –curanderos, específicamente. Sabía a la perfección que mi capacidad no daba para cerrar esas heridas…
¿Cerrar…?
Me lleve una mano lentamente a la frente, sabía de quien era culpa de que se hubiesen abierto.
—Ur- —cuando pensaba hablar el vampirito ya andaba echando carrera a hacer el favor pedido. Y justo luego de decir que lo había ayudado mucho, podía sentir las palabras clavándose en mis costados.
Tan sólo lo vi corretear más allá de donde podía ver por curvas y deje ir un suspiro cargado de impotencia mientras me miraba la palma de la mano. Apreté el puño y desfallecí el brazo, ahora que vendría a las raíces, tendría que hacer valer unas tres veces lo de que todo estaría bien.
—Está bastante herido… —murmuré, antes de ver entre confundido y alarmado a la cara de la morena, más que nada por el cambio de voz respecto al que tenía antes de su agradecimiento. Todavía no se me había pasado por la cabeza que la ilusión posiblemente alteraría su voz también—. A-Ah. ¡Los jinetes...! Bueno…
Negué con la cabeza.
—Yo tampoco estoy seguro. No he visto ni uno; pero me los definieron como “demonios de otra dimensión”, y a Malonar no parecía contento de que estuviesen viniendo… —pestañeé, ¿Malonar alguna vez parecía contento de qué hubiese algo qué no fuesen elfos en el árbol?—. Da igual, si vienen a dañar el árbol, son enemigos, y vamos a detenerlos, no sería raro que les salpiqué un poco de la culpa a cualquiera que no sea un elfo…
No le dije específicamente “a ti y a Uriel”; pero se entendía.
—No dejaremos que eso pase.
En ese momento se escuchó la voz de Uriel por los tubos, había llegado bastante rápido, considerando sus heridas, de hecho, resultaba bastante increíble que siquiera se atreviese a correr. Para su tamaño o lo asustado que pudiese parecer cuando primero lo saqué del golem… era fuerte. Ese aguante al dolor no la tenía cualquiera.
Eso me relajaba un poco, definitivamente íbamos a curarlo en cuanto consiguese a alguien decente respecto a su magia de curación, serviría mucho si también tuviesen decencia de personalidad; pero estaba dispuesto a tomar otros medios para forzar eso si hacía falta.
—Asher es un arcanista. El mejor que vamos a conseguir en este árbol… y en el mundo. Una vez que estaba con… cuando conocí a Uriel, nos teletransportó. Si lo conseguimos quizá puedan salir de aquí sin atravesar el bosque —expliqué, viéndola más de reojo que de frente por estar enfocado por donde había partido Uriel—. Por cierto… si esto termina en una pelea contra quien sea… ¿cómo te llamas? ¿Eres humana, o bruja? O… ¿dragona?
No fue mucho después para que la figura de Uriel se hiciera ver de nuevo, corriendo animadamente. Incluso, tenía una sonrisa. Era horriblemente curioso... en cierto modo perturbador también. Con el vampirito de vuelta y dando jalones, sólo quedaba bajar a las raíces.
El pasillo al que el pequeño tiraba no era, lo agarré de la mano con la que tiraba, apenas notando que en realidad, estaba temblando. Exhalé lentamente por la nariz, observando que la energía que rebosaba seguramente sería una fachada, y por lo mismo, no dije nada sobre ello.
—Las raíces son hacia…
Justo entonces algo rebotó frente a los tres, “un “hombre bestia derrapando por el suelo y chocando levemente de espaldas contra una de las paredes interiores del árbol. Era Saranee, dificultada en moverse a toda velocidad por la nueva ligereza que había invadido su cuerpo gracias a la runa del arcanista.
—¿…Habéis oído el mensaje? —preguntó de improviso, cuando pareció recuperarse de bien o el impacto o la pequeña sorpresa del grupo peculiar que podía resultarle mi presencia, con la de Uriel y Nahir.
—Oh, eres mujer.
—¿…Qué?
Nos vimos las caras un par de segundos en silencio. Aunque honestamente, Saranee parecía estar viendo más bien a Uriel.
—¡Da igual! ¿Y las raíces?
Le vi la cara al niño, sonriendo. El mensaje había hecho efecto mucho más rápido de lo que imaginaba, no esperaba que nos alcanzase nadie hasta dentro de un minuto o dos allí abajo. De hecho… me parecía que había sido demasiado pronto; pero no iba a quejarme, por lo que marchamos hacia las raíces. En la caminata intenté tomar, de una forma algo grosera, admito, la prenda encapuchada de la lince para tapar a Uriel. Indistintamente del mensaje, temía que algún elfo se pusiera estúpido e intentase cualquier cosa
Estuvo bastante escéptica de que le pidiese su ropa, pero decir ambiguamente de que era para el niño bastó para convencerla, ¿un punto débil por los pequeños? Puede que ni eso, con lo adorable que era el vampirito no necesitaba tener mucho agrado para los niños para verse convencida.
Habíamos llegado primero a las raíces, pero no por mucho. Cuando íbamos a adentrarnos Saranee advirtió de que se acercaba alguien. Entre varias quejas expresadas como “errs”, se me dibujo una pintura de lo que en otro mundo podrían titular “El Grito” y me apresuré a subirle la capucha a Uriel.
—…Veo que ha surtido efecto —comentó en referencia al león cuando este llegaba. Posiblemente solo ella se había entendido.
Esto al menos daba cierta sensación de seguridad. Un hombre león con un hacha que lucía como suficiente metal para partirme a la mitad, el montón de guardabosques y la elfa. En cierta forma, Uriel se había salvado solo al haber traído tanta gente aquí. Lo único que había que procurar ahora que no notasen quien era él o Nahir y puede que todo estuviese bien.
Puede…
No fue mucho para que empezase a dolerme la cabeza. De a ratos me miraba una de las manos para asegurarme de que todavía tenía el hacha por momentos en que no sólo dejaba de sentir el peso del arma, sino del brazo entero.
«¿Qué…»
«…rayos…»
«…me pasa?»
Cada paso que daba sentía como el próximo pensamiento se hacía más pesado y me martillaba la cabeza con más fuerza. Apreté los dientes y los ojos un momento cuando al vista se me nubló, abriéndolos al aviso del león: estábamos preso de una ilusión de un tal Eredin. Por un momento me costó comprender de que hablaba, hasta que me hice consciente del alrededor, como si antes hubiese estado bloqueado.
Estábamos en un campo enorme, con unas torres alzándose, esos símbolos… ¿No eran de… aquella escuela de brujos?
—¿Para siempre es una exageración... cierto? —pregunté con mis dudas sobre poder ganarle en inteligencia a nada. Vi hacia Melena en mi última palabra.
Al menos hacía donde él habría estado. Cuando volteé era tarde, no había nadie, ahora que veía a mi alrededor, ni siquiera estaba Uriel, ni Nahir, ni Saranee, ¡eran…¿Quiénes rayos eran?
Balbuceé, mi lengua tan confundida como mi mente. Me vi interrumpido por un hombre de melena, hablando algo de una estrategia, ¿cuál estrategia? ¿Qué? «¿Qué…?» «¿Qué?» pestañeé, llevándome una mano al pelo, que fue entonces que noté mis propios cambios.
Iba a darme algo allí mismo, de verdad.
Junté las manos, inhalando fuertemente y exhalé por la boca, «Ilusión… estoy en una ilusión» me recordé para enfocarme. Aunque se sintiese terriblemente real el cambio. Repasé mentalmente lo que había dicho el hombre, algo de coger una libélula y ridiculizar a Urry, y salvarnos de la quema.
¿...Andoy? «Oh, soy y-¡Ilusión! ¡Estás en una ilusión! ¡Mierda!»
—¡Mierda! —se me escapó el pensamiento por la boca. Al ver a algunos miembros y el profesor viéndome de forma rara me tape la boca con un puño y tosí—. Vamos a ganarle a esas... ¿M-Mierdas? —fingí una sonrisa.
«¿Si quiera tengo...?», agité la cabeza, mordiendome el labio, «Este cuerpo - ¿tiene edad para decir groserías?»
Miré mis alrededores, buscando por señales del resto mientras el hombre explicaba lo que íbamos a hacer. Era imposible saber quien era quien así, y por mucho que pudiese hacer suposiciones basados en detalles como el tamaño de aquel gigantón de barba, eso era algo que precisamente podría usar un maestro de las ilusiones para confundirnos.
Habría que preguntar, y no sólo para diferenciar a mis compañeros.
—En… Err… ¿En…? ¿Entrenador? ¿Qué sucede s-—e interrumpió salió el infeliz arbitro, tendría que hacerme oir sobre él—. ¿¡La libélula prende fuego a las cosas!? ¡Entrena…!
A demandas del árbitro volteé los ojos. Tendríamos que hacer esto sobre la marcha durante el partido raro este… ¿Qué había dicho aquella mujer de las escobas…? ¿Para volar? Observé a alguien más, tomando ejemplo de lo que hacían y poniendo la escoba entre mis piernas.
A un par de saltos se elevó y me abracé a ella cual koala a una rama. Sería un momento terrible para descubrir que le tenía miedo a las alturas. Y la escoba subía…
—…
Y subía…
—…
Y seguía subiendo…
—¡…Cómo hago qué esta cosa bajeeeeeee!
«…Parece ser el elfo» asintió para sí misma(o) Saranee, encontrando una terrible relación en la expresión que llevaba en el rostro—aunque ahora fuese diferente—a la que tenía cuando había mencionado que se acercaba gente a las raíces.
Puede que fuese cosa de que Asher la había puesto casi literalmente a volar con los efectos de la runa antes, pero lucía relativamente cómoda(o) sobrevolando. Tomó la escoba de un extremo y la jaló abajo, reduciendo mi altura.
—…Eres… uh —hesitó, viendo a los lados—. ¿Elfo…? —murmuró.
—¿Elf…? Uh... —entrecerré los ojos con cosas chocandome en la cabeza, ah, sí, era Anders. Y un elfo... Elfos... elfos...
—Concéntrate o te vas a quedar como Andoy para siempre.
Tuve que seguirme martillandome en la cabeza que estaba en una ilusión y repitiéndome cosas de mí mismo para no deslizarme en la sugestión rara que me estaba invadiendo. Apreté los dientes, recordando sobre elfos, al menos los que habían bajado con nosotros: Lágoles me decía por mi nombre y el resto de los guardabosques seguramente lo harían. El león no me había hablado siquiera. Ur... ¿Ur...? Uriel; era Uriel. No me llamaría así... normalmente. No restaban hombres, pero si era alguien de los que había llegado conmigo...—. ¡Ven! Err… Err… ¡R-Reunión de equipo! ¡Júntense!
—Pero ya empezó el juego —señaló alguien, con una pelota golpeando en el estómago a la rubia del equipo contrario y como empezaba a dirigirse a los arcos.
—¡…Júntense en defensa! —chillé, decayendo unos segundos presa a la sugestión de nuevo. Por un lado seguía como Anders a medias, porque estaba apuntando a la morena que le habían ordenado que no parase nada para que fuese a hacerlo; aunque iba en contra de lo dicho.
Por alguna razón todos en el equipo menos yo parecían proficientes en las putas escobas voladoras y dieron vuelo hacia los aros intentando detener a la bestia rubia. Saranee se había movido también, pero al ver atrás y notar que yo todavía no había logrado despegar, se devolvió negando con la cabeza y me llevo de un jalón.
—¿Eres el qué iba con el niño y la curandera?
—¿Huh? —volteé—. O-Oh, sí... ¡Sí! ...Me están dando unas ganas enormes de morirme.
—Probablemente eso suceda como sigas así.
—¿...Eres…?
—…Yo tampoco estoy contenta con estos dientes.
—¿Cómo me identificaste?
—“Err”.
—Claro… claro.
—Suficiente hablar, pareces mejor, ¿alguna idea?
—¡Sí!
—¿…De verdad? —preguntó, con evidente incredulidad en su voz.
—Primer paso: no dejar que la ilusión nos domine.
—…
—Segundo paso: aprender a volar estas cosas.
Saranee se llevo una mano a la cara.
—Y tercer paso... estoy trabajando en ese todavía.
Escuché un suspiro.
—¿Qué? ¿Tú tienes algún plan?
—Melena Blanca dijo que no nos dejásemos guiar o nos quedaríamos aquí para siempre, así que supongo que lo primero sería…
—¿No... hacer caso?
—Es mi mejor idea.
—Bien, entonces…
Cuando iba a hablar escuché un pequeño grito de guerra en mi dirección. Saranee también llego a oírlo; pero los ojos de la ex-asesina lince se habían posado en como la rubia del otro equipo hacía chiste de los otros miembros del equipo intentando frenarla camino al arco. Aunque... faltaba uno, ¿donde rayos estab-
Al voltear a un lado vio, al igual que yo mismo, como Urry Nover evitaba al bastardo faltante que inútilmente intentó detenerlo. Abrí los ojos como platos al hacer los complicados cálculos de vuelo sobre rastrillos voladores para determinar su trayectoria y descifrar que iba hacia mí en línea recta.
Como si mi equilibrio ya no fuese suficientemente precario.
—¿Qu-¡Argh!
El impacto del Nover me empujo lejos, haciéndome girar violentamente en la escoba. No sólo le había bastado con un impacto físico sino uno emocional, yendo tan lejos de decir que me odiaba, “buscador”, más bien buscapleitos, el Ur…
¿Urie-
Fracción de segundo después de caer en cuenta quien era mi atacante mi cuerpo choco con una especie de torre que parecía cumplir el único propósito de hospedar fans y animadores. Cual mosca empecé a caer hacia el suelo por el choque, justo en instantes que se escuchaba la señal de que habían marcado un gol.
Saranee sólo arrugó la cara al ver el fuerte impacto y posó su atención en la portera que había intentado para el balonazo. Parecía un niño, pero a ella misma la habían transformado en uno, y ese niño en particular guardaba una tez muy similar a la de la curandera…
Al verlo adamanto sobre quedarse me mordí levemente un labio, no era disgusto, o decepción, sino envidia. No de el pequeño, claro, sino de mí mismo y otros elfos –curanderos, específicamente. Sabía a la perfección que mi capacidad no daba para cerrar esas heridas…
¿Cerrar…?
Me lleve una mano lentamente a la frente, sabía de quien era culpa de que se hubiesen abierto.
—Ur- —cuando pensaba hablar el vampirito ya andaba echando carrera a hacer el favor pedido. Y justo luego de decir que lo había ayudado mucho, podía sentir las palabras clavándose en mis costados.
Tan sólo lo vi corretear más allá de donde podía ver por curvas y deje ir un suspiro cargado de impotencia mientras me miraba la palma de la mano. Apreté el puño y desfallecí el brazo, ahora que vendría a las raíces, tendría que hacer valer unas tres veces lo de que todo estaría bien.
—Está bastante herido… —murmuré, antes de ver entre confundido y alarmado a la cara de la morena, más que nada por el cambio de voz respecto al que tenía antes de su agradecimiento. Todavía no se me había pasado por la cabeza que la ilusión posiblemente alteraría su voz también—. A-Ah. ¡Los jinetes...! Bueno…
Negué con la cabeza.
—Yo tampoco estoy seguro. No he visto ni uno; pero me los definieron como “demonios de otra dimensión”, y a Malonar no parecía contento de que estuviesen viniendo… —pestañeé, ¿Malonar alguna vez parecía contento de qué hubiese algo qué no fuesen elfos en el árbol?—. Da igual, si vienen a dañar el árbol, son enemigos, y vamos a detenerlos, no sería raro que les salpiqué un poco de la culpa a cualquiera que no sea un elfo…
No le dije específicamente “a ti y a Uriel”; pero se entendía.
—No dejaremos que eso pase.
En ese momento se escuchó la voz de Uriel por los tubos, había llegado bastante rápido, considerando sus heridas, de hecho, resultaba bastante increíble que siquiera se atreviese a correr. Para su tamaño o lo asustado que pudiese parecer cuando primero lo saqué del golem… era fuerte. Ese aguante al dolor no la tenía cualquiera.
Eso me relajaba un poco, definitivamente íbamos a curarlo en cuanto consiguese a alguien decente respecto a su magia de curación, serviría mucho si también tuviesen decencia de personalidad; pero estaba dispuesto a tomar otros medios para forzar eso si hacía falta.
—Asher es un arcanista. El mejor que vamos a conseguir en este árbol… y en el mundo. Una vez que estaba con… cuando conocí a Uriel, nos teletransportó. Si lo conseguimos quizá puedan salir de aquí sin atravesar el bosque —expliqué, viéndola más de reojo que de frente por estar enfocado por donde había partido Uriel—. Por cierto… si esto termina en una pelea contra quien sea… ¿cómo te llamas? ¿Eres humana, o bruja? O… ¿dragona?
No fue mucho después para que la figura de Uriel se hiciera ver de nuevo, corriendo animadamente. Incluso, tenía una sonrisa. Era horriblemente curioso... en cierto modo perturbador también. Con el vampirito de vuelta y dando jalones, sólo quedaba bajar a las raíces.
El pasillo al que el pequeño tiraba no era, lo agarré de la mano con la que tiraba, apenas notando que en realidad, estaba temblando. Exhalé lentamente por la nariz, observando que la energía que rebosaba seguramente sería una fachada, y por lo mismo, no dije nada sobre ello.
—Las raíces son hacia…
Justo entonces algo rebotó frente a los tres, “un “hombre bestia derrapando por el suelo y chocando levemente de espaldas contra una de las paredes interiores del árbol. Era Saranee, dificultada en moverse a toda velocidad por la nueva ligereza que había invadido su cuerpo gracias a la runa del arcanista.
—¿…Habéis oído el mensaje? —preguntó de improviso, cuando pareció recuperarse de bien o el impacto o la pequeña sorpresa del grupo peculiar que podía resultarle mi presencia, con la de Uriel y Nahir.
—Oh, eres mujer.
—¿…Qué?
Nos vimos las caras un par de segundos en silencio. Aunque honestamente, Saranee parecía estar viendo más bien a Uriel.
—¡Da igual! ¿Y las raíces?
Le vi la cara al niño, sonriendo. El mensaje había hecho efecto mucho más rápido de lo que imaginaba, no esperaba que nos alcanzase nadie hasta dentro de un minuto o dos allí abajo. De hecho… me parecía que había sido demasiado pronto; pero no iba a quejarme, por lo que marchamos hacia las raíces. En la caminata intenté tomar, de una forma algo grosera, admito, la prenda encapuchada de la lince para tapar a Uriel. Indistintamente del mensaje, temía que algún elfo se pusiera estúpido e intentase cualquier cosa
Estuvo bastante escéptica de que le pidiese su ropa, pero decir ambiguamente de que era para el niño bastó para convencerla, ¿un punto débil por los pequeños? Puede que ni eso, con lo adorable que era el vampirito no necesitaba tener mucho agrado para los niños para verse convencida.
Habíamos llegado primero a las raíces, pero no por mucho. Cuando íbamos a adentrarnos Saranee advirtió de que se acercaba alguien. Entre varias quejas expresadas como “errs”, se me dibujo una pintura de lo que en otro mundo podrían titular “El Grito” y me apresuré a subirle la capucha a Uriel.
—…Veo que ha surtido efecto —comentó en referencia al león cuando este llegaba. Posiblemente solo ella se había entendido.
Esto al menos daba cierta sensación de seguridad. Un hombre león con un hacha que lucía como suficiente metal para partirme a la mitad, el montón de guardabosques y la elfa. En cierta forma, Uriel se había salvado solo al haber traído tanta gente aquí. Lo único que había que procurar ahora que no notasen quien era él o Nahir y puede que todo estuviese bien.
Puede…
No fue mucho para que empezase a dolerme la cabeza. De a ratos me miraba una de las manos para asegurarme de que todavía tenía el hacha por momentos en que no sólo dejaba de sentir el peso del arma, sino del brazo entero.
«¿Qué…»
«…rayos…»
«…me pasa?»
Cada paso que daba sentía como el próximo pensamiento se hacía más pesado y me martillaba la cabeza con más fuerza. Apreté los dientes y los ojos un momento cuando al vista se me nubló, abriéndolos al aviso del león: estábamos preso de una ilusión de un tal Eredin. Por un momento me costó comprender de que hablaba, hasta que me hice consciente del alrededor, como si antes hubiese estado bloqueado.
Estábamos en un campo enorme, con unas torres alzándose, esos símbolos… ¿No eran de… aquella escuela de brujos?
—¿Para siempre es una exageración... cierto? —pregunté con mis dudas sobre poder ganarle en inteligencia a nada. Vi hacia Melena en mi última palabra.
Al menos hacía donde él habría estado. Cuando volteé era tarde, no había nadie, ahora que veía a mi alrededor, ni siquiera estaba Uriel, ni Nahir, ni Saranee, ¡eran…¿Quiénes rayos eran?
Balbuceé, mi lengua tan confundida como mi mente. Me vi interrumpido por un hombre de melena, hablando algo de una estrategia, ¿cuál estrategia? ¿Qué? «¿Qué…?» «¿Qué?» pestañeé, llevándome una mano al pelo, que fue entonces que noté mis propios cambios.
Iba a darme algo allí mismo, de verdad.
Junté las manos, inhalando fuertemente y exhalé por la boca, «Ilusión… estoy en una ilusión» me recordé para enfocarme. Aunque se sintiese terriblemente real el cambio. Repasé mentalmente lo que había dicho el hombre, algo de coger una libélula y ridiculizar a Urry, y salvarnos de la quema.
¿...Andoy? «Oh, soy y-¡Ilusión! ¡Estás en una ilusión! ¡Mierda!»
—¡Mierda! —se me escapó el pensamiento por la boca. Al ver a algunos miembros y el profesor viéndome de forma rara me tape la boca con un puño y tosí—. Vamos a ganarle a esas... ¿M-Mierdas? —fingí una sonrisa.
«¿Si quiera tengo...?», agité la cabeza, mordiendome el labio, «Este cuerpo - ¿tiene edad para decir groserías?»
Miré mis alrededores, buscando por señales del resto mientras el hombre explicaba lo que íbamos a hacer. Era imposible saber quien era quien así, y por mucho que pudiese hacer suposiciones basados en detalles como el tamaño de aquel gigantón de barba, eso era algo que precisamente podría usar un maestro de las ilusiones para confundirnos.
Habría que preguntar, y no sólo para diferenciar a mis compañeros.
—En… Err… ¿En…? ¿Entrenador? ¿Qué sucede s-—e interrumpió salió el infeliz arbitro, tendría que hacerme oir sobre él—. ¿¡La libélula prende fuego a las cosas!? ¡Entrena…!
A demandas del árbitro volteé los ojos. Tendríamos que hacer esto sobre la marcha durante el partido raro este… ¿Qué había dicho aquella mujer de las escobas…? ¿Para volar? Observé a alguien más, tomando ejemplo de lo que hacían y poniendo la escoba entre mis piernas.
A un par de saltos se elevó y me abracé a ella cual koala a una rama. Sería un momento terrible para descubrir que le tenía miedo a las alturas. Y la escoba subía…
—…
Y subía…
—…
Y seguía subiendo…
—¡…Cómo hago qué esta cosa bajeeeeeee!
«…Parece ser el elfo» asintió para sí misma(o) Saranee, encontrando una terrible relación en la expresión que llevaba en el rostro—aunque ahora fuese diferente—a la que tenía cuando había mencionado que se acercaba gente a las raíces.
Puede que fuese cosa de que Asher la había puesto casi literalmente a volar con los efectos de la runa antes, pero lucía relativamente cómoda(o) sobrevolando. Tomó la escoba de un extremo y la jaló abajo, reduciendo mi altura.
—…Eres… uh —hesitó, viendo a los lados—. ¿Elfo…? —murmuró.
—¿Elf…? Uh... —entrecerré los ojos con cosas chocandome en la cabeza, ah, sí, era Anders. Y un elfo... Elfos... elfos...
—Concéntrate o te vas a quedar como Andoy para siempre.
Tuve que seguirme martillandome en la cabeza que estaba en una ilusión y repitiéndome cosas de mí mismo para no deslizarme en la sugestión rara que me estaba invadiendo. Apreté los dientes, recordando sobre elfos, al menos los que habían bajado con nosotros: Lágoles me decía por mi nombre y el resto de los guardabosques seguramente lo harían. El león no me había hablado siquiera. Ur... ¿Ur...? Uriel; era Uriel. No me llamaría así... normalmente. No restaban hombres, pero si era alguien de los que había llegado conmigo...—. ¡Ven! Err… Err… ¡R-Reunión de equipo! ¡Júntense!
—Pero ya empezó el juego —señaló alguien, con una pelota golpeando en el estómago a la rubia del equipo contrario y como empezaba a dirigirse a los arcos.
—¡…Júntense en defensa! —chillé, decayendo unos segundos presa a la sugestión de nuevo. Por un lado seguía como Anders a medias, porque estaba apuntando a la morena que le habían ordenado que no parase nada para que fuese a hacerlo; aunque iba en contra de lo dicho.
Por alguna razón todos en el equipo menos yo parecían proficientes en las putas escobas voladoras y dieron vuelo hacia los aros intentando detener a la bestia rubia. Saranee se había movido también, pero al ver atrás y notar que yo todavía no había logrado despegar, se devolvió negando con la cabeza y me llevo de un jalón.
—¿Eres el qué iba con el niño y la curandera?
—¿Huh? —volteé—. O-Oh, sí... ¡Sí! ...Me están dando unas ganas enormes de morirme.
—Probablemente eso suceda como sigas así.
—¿...Eres…?
—…Yo tampoco estoy contenta con estos dientes.
—¿Cómo me identificaste?
—“Err”.
—Claro… claro.
—Suficiente hablar, pareces mejor, ¿alguna idea?
—¡Sí!
—¿…De verdad? —preguntó, con evidente incredulidad en su voz.
—Primer paso: no dejar que la ilusión nos domine.
—…
—Segundo paso: aprender a volar estas cosas.
Saranee se llevo una mano a la cara.
—Y tercer paso... estoy trabajando en ese todavía.
Escuché un suspiro.
—¿Qué? ¿Tú tienes algún plan?
—Melena Blanca dijo que no nos dejásemos guiar o nos quedaríamos aquí para siempre, así que supongo que lo primero sería…
—¿No... hacer caso?
—Es mi mejor idea.
—Bien, entonces…
Cuando iba a hablar escuché un pequeño grito de guerra en mi dirección. Saranee también llego a oírlo; pero los ojos de la ex-asesina lince se habían posado en como la rubia del otro equipo hacía chiste de los otros miembros del equipo intentando frenarla camino al arco. Aunque... faltaba uno, ¿donde rayos estab-
Al voltear a un lado vio, al igual que yo mismo, como Urry Nover evitaba al bastardo faltante que inútilmente intentó detenerlo. Abrí los ojos como platos al hacer los complicados cálculos de vuelo sobre rastrillos voladores para determinar su trayectoria y descifrar que iba hacia mí en línea recta.
Como si mi equilibrio ya no fuese suficientemente precario.
—¿Qu-¡Argh!
El impacto del Nover me empujo lejos, haciéndome girar violentamente en la escoba. No sólo le había bastado con un impacto físico sino uno emocional, yendo tan lejos de decir que me odiaba, “buscador”, más bien buscapleitos, el Ur…
¿Urie-
Fracción de segundo después de caer en cuenta quien era mi atacante mi cuerpo choco con una especie de torre que parecía cumplir el único propósito de hospedar fans y animadores. Cual mosca empecé a caer hacia el suelo por el choque, justo en instantes que se escuchaba la señal de que habían marcado un gol.
Saranee sólo arrugó la cara al ver el fuerte impacto y posó su atención en la portera que había intentado para el balonazo. Parecía un niño, pero a ella misma la habían transformado en uno, y ese niño en particular guardaba una tez muy similar a la de la curandera…
__________________________________________________
Como sé que si seguía los iba a matar del fastidio leyendo, resumen:
- Anders tapa a Uriel II:
- Sufre los prometidos dolores de cabeza.
- La pasa miti-miti contra la ilusión, cayendo de a momentos en Andoy antes de volver.
- Saranee lo identifica (no la pongo tan afectada por la ilu porque tengo entendido que Ger le dijo a Valyria que sabíamos que lo era, y estamos teniendo problemas a medias los lvl 1 y ella es lvl 3, creo recordar) y hacen… intentan hacer un plan.
- He sacado tan mala runa para resistir el placaje de Uriel que a mí me podéis apodar “el niño que no sobrevivió”.
- Saranee sospecha que el portero moreno es Nahir, así que va a acercarse y hablarle para confirmarlo. Como Nahir ya narró que es gol, imagino que esto se deja para cuando el equipo se re-organicé para la tirada de balón de nuevo.
Última edición por Anders el Dom Dic 08 2019, 19:04, editado 1 vez
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
El miembro 'Anders' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Trama de Sandorái] La noche en que llegaron
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Tal y como se prometió en su día ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), Nahir, Uri, Asher y Reike reciben 15 px, Anders y Valyria reciben 10 px y Vincent y Eilydh reciben 5 px. Aquellos que aún no habéis recibido recompensas, las obtendréis a lo largo del tema siguiente.
Tal y como se prometió en su día ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), Nahir, Uri, Asher y Reike reciben 15 px, Anders y Valyria reciben 10 px y Vincent y Eilydh reciben 5 px. Aquellos que aún no habéis recibido recompensas, las obtendréis a lo largo del tema siguiente.
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