Noche de horror infantil [Libre] [Samhain 2019] [Cerrado]

El disparo de aquella ballesta fue la señal que tomaron los sìth para lanzarse al unísono sobre la mujer-bestia herida de muerte. En menos de lo que se dice “nyan”, Kylfa estaba en el suelo, acosada por todo el aquelarre. Sus gritos de dolor se convirtieron en gemidos y, pronto, dejaron de oírse por entero.

Los chillidos de los gatos también fueron gradualmente sustituidos por maullidos y ronroneos. Ignorando a los bípedos a su alrededor, los felinos clavaban los dientes en la mujer-bestia y desgarraban la carne, alimentándose de la que se había convertido en su sacrificio. Se relamían la sangre de sus hocicos y algunos de ellos se movían de un lado a otro entre el grupo, buscando una porción más de su gusto.

—¿Alguien más siente ganas de vomitar? —preguntó Merenil.

La bestia clavada en la pared de la caverna escogió aquel momento para dar una última sacudida. El niño elfo giró rápidamente la cabeza en dirección a aquel sonido y, al hacerlo, su mirada recayó de nuevo sobre el monstruo descabezado. Se dio la vuelta, se dobló sobre sí mismo y echó todo el contenido de su estómago sobre la alfombra de guano y huesos de la cueva.

—Rayos —dijo cuando hubo terminado y se limpio los labios con la manga—, no sé si voy a poder acostumbrarme a esto. ¿Suelen hacer este tipo de cosas a menudo?

Después de hablar, sacó una cantimplora de su mochila y bebió un poco de agua. Al volver a guardarla, se fijó en la palanqueta que traía consigo. Tal vez aquello le sirviera para hacerse con la pieza que había visto antes. ¿Le serviría para su iniciación?

Un cambio en el coro de maullidos lo distrajo. El grupo de gatos se había colocado en formación de semicírculo, con siete de ellos mirando hacia otros dos, en el centro. Ante sus sorprendidos ojos, el más grande de los dos gatos se irguió sobre sus patas traseras e hizo unos extraños gestos con las delanteras. El más pequeño, postrado frente a él, se levantó a su vez y todos los demás volvieron a maullar con desenfreno.

Al cabo de un momento, los gatos se volvieron uno a uno, miraron durante un instante a los muchachos y la mujer del laúd y se marcharon tan en silencio como habían llegado. Ignorante de lo que acababa de presenciar, Merenil sacudió la cabeza y se dirigió de nuevo hacia el sarcófago.



¡Objetivo conseguido!

Habéis evitado convertiros en la cena de Kylfa y sus hijos, proveyendo a los cait sìth de un sacrificio aceptable (en sustitución de vosotros mismos). Hasta aquí llega mi intervención en este tema, vuelve a ser todo vuestro para que lo continuéis o terminéis a vuestro gusto (recordad que a Demian le falta un post para llegar al mínimo).

No olvidéis solicitar el bono de 3px por el evento de Samhain cuando pidáis los puntos por este tema. Ha sido un placer leeros a los tres, espero que vosotros hayáis disfrutado también.

Lo siguiente es… difícil de describir, incluso para alguien que tiene mucho del conocimiento humano acumulado en su tecnificada cabeza. Para resumir y sin entrar en detalles grotescos, los felinos realizan un ritual profano en todo el sentido de la palabra.

Para bien o para mal, los enemigos se acaban. Por suerte las intenciones del grupo peludo no chocan directamente con nuestros héroes, pasan a retirarse luego de dejar patente que no son criaturas normales una vez más.

Debo decir que… si, pasa a menudo.

Menciona por el comentario de Merenil, luego se acerca para ayudarle a reincorporarse. Vomitar es una acción bastante natural cuando el ser vivo inteligente resulta abrumado por algo fuerte, no tiene nada de malo.

Demian vocifera varios puntos importantes, a lo cual el niño elfo se acerca nuevamente al sarcófago. Esta vez utiliza una de sus herramientas tratar de retirar la pieza enjoyada de la lápida, le toma algunos minutos pero la cosa sede con algo de presión técnica.

Esto servirá “asiente con algo de confianza”.

No es un descubrimiento demasiado destacable pero el gremio de arqueólogos suele ser permisivo en las iniciaciones de sus miembros, se tiende a valorar más la iniciativa que el resultado en sí… algo que no se repite una vez la persona es aceptada.

Sea como sea, es tiempo de retirarse. Lo que el segundo líder gorrión dice entre ironía divertida tiene mucho de verdad, no saben que otros misterios peligrosos pueden estar aguardando en las sombras del sitio.

Es el mismo hechicero quien utiliza su habilidad de teletransporte para volver al nivel superior, llevando a Narfi consigo claro. Zero por otro lado no tarda realizar algunas ecuaciones internas previas a su siguiente acción.

Una vez culmina los cálculos, sujeta a un sorprendido Merenil. En segundos los dos personajes están en la posición elevada, gracias a un potente salto del pequeño robot que no deja dudas acerca de sus capacidades sobrehumanas.

Serias muy útil en el gremio de arqueólogos, puedo abrir esa puerta si lo deseas.

Lo pensare “sonríe de forma condescendiente”.

Es interesante sin duda pero ahora mismo el pequeño robot está lleno de gestas demandantes, claro que no cierra la posibilidad de lleno y es que “la vida da muchas vueltas” como bien ha sido testigo durante su tiempo en el mundo real.

En efecto, parece una salida.

Zero confirma las palabras de Narfi, su accidentada exploración parece haber encontrado una ruta alternativa al exterior… de manera totalmente inesperada claro aunque las aventuras van de coincidencias muchas veces.

Y así los elementos se dirigen nuevamente al cielo abierto, luego de haber vivido una peculiar experiencia. Lo bueno de todo es que la misión encomendada al chico artificial fue cumplida, Merenil podrá aspirar a una membresía en su curioso grupo.