Claroscuro- Hallowyn 2020
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Vuelvo a mi estancia con pavor secreto
y a escuchar torno pálido e inquieto
más fuerte golpear;
«algo, me digo, toca en mi ventana,
comprender quiero la señal arcana
y calmar esta angustia sobrehumana »:
¡el viento y nada más!
y a escuchar torno pálido e inquieto
más fuerte golpear;
«algo, me digo, toca en mi ventana,
comprender quiero la señal arcana
y calmar esta angustia sobrehumana »:
¡el viento y nada más!
El minutero de aquel reloj era incansable. Una melodía contínua en aquella habitación mal iluminada. Los trazos de las figuras que hasta ahora no habían sido más que borrones comenzaban a tener esencia. Personalidad.
Vida.
Raven se sonrió al marcar al fin parte del pelaje del individuo en sombras hasta entonces. Los tonos grises se hicieron más pulcros, los azules y dorados de la figura cerca de él más vivos. Casi atinó a pintar una mueca no muy feliz en el restro de una chica pálida. Pero ah.... Los detalles. Justo aquello era lo que hacía que todo tuviese sentido, ¿No es cierto?
Su pincel subía y bajaba de la pintura inexistente dando forma a la habitación que ya había perfeccionado varias veces y que...
Paró sus trazos en seco.
El pintor se acercó a la estancia escudriñando con sus ojos cada minúsculo cuadro en la misma cerciorándose de que las distancias entre ellos eran exactas... y entonces lo vio. Su propio cuadro. Su obra maestra hecha trizas. Suspiró sin muchas ganas y agarró el trapo que llevaba en su cinturón y que usó para emborronar allí donde se encontraba su autoretrato hasta que no fue nada más que el naranja primario de su base. Tardó 1 segundo en perfeccionarlo de nuevo como debía estar. Y tras de eso, y con el gesto agrio de alguien que se molesta por nimiedades hizo lo mismo con el montoncito que las figuras habían montado.
-Vamos...vamos... amigos.... No tenéis tiempo para esto.Especialmente no ahora... y quizás... nunca más-
Se alejó del caballete principal y desveló la visión de los 6 cuadros que lo acorralaban en un semicírculo. Sonrió al notar como algunas de los borrones con ojos y boca habían salido a explorar la casa.
Por fin una buena noticia. Aquello tan solo podía significar que él les llevaba ventaja. Relajó sus hombros.
Casi notaba el éter renovado y fortalecido de aquellas almas ingenuas
.
Perfecto.
La organización milimétrica de aquella casa parecía estar sometida a continua revisión precisa y todos y cada uno de los detalles que componían las estancias de la misma seguían la misma dinámica de claridad y oscuridad en cierto o cual rincón La sombra de los que se aventuraron a explorar la mansión del señor Raven no iban a encontrar más que detalles ínfimos que no les iban a llevar a nada:
Libros acumulados que no habían sido tocados desde hacía años. Mesas ornamentadas cuya madera había sido pulida casi a la vez que los cimientos de aquel hogar, y aún así la perfección misma de algo inalterado por el paso del tiempo. Congelado en el mismo.
Curioso.
No. No nadie que explorase la casa iba a encontrar pistas acerca de qué pasaba allí y sobre todo... como salir de aquel lugar.
En el salón principal, sin embargo... las cosas seguían su curso.
La pintura del señor Raven que Asher se había encargado de destrozar había recobrado su aspecto original. La pila de los mismos en el centro de la sala había... bueno. Desaparecido ante los ojos de aquellos desconocidos.
-¿....Un poco maleducado no crees?- Bridgitte cruzó sus brazos sobre su pecho y compuso un gesto molesto observando al grupo de desconocidos.-¿Acaso yo entro a tu casa desmantelando tu estancia y obligándote a contarme todo lo que sepas de ella?- La chica tanteó algo en la mesa que la unía al mismo plano que su acompañante y elevó una copa vacía hacia su garganta esperando el sabor intenso de algún licor que mantuviese el tono rojizo de sus mejillas-
-¿Es ahora cuando puedo.. cuando puede salir?- dijo Matilda mirando a Margarita que negó con la cabeza y la hizo callar para seguir adecentándole el pelo.
Su acompañante puso los ojos en blanco y le sirvió vino a Bridgitte mientras ella hacía lo mismo.
-Me ha encantado el numerito de la ira... - dijo Gabriella, la acompañante- mmm El perfil de chico malo siempre nos gana un poco- rió de manera seductora-No puedo decir que no lo haya visto antes, pero siempre es un plus cuando gastan energías en destrozar la sala. Un plus para Raven, claro... y habéis hecho enfadar a Bridigitte. Eso os resta unos... mmm 60 minutos sí. Y eso por lo bajo. Si yo hubiese tenido su ayuda quizás hubiese encontrado... - Bridgitte tapó los labios de Gabriella que hipó y calmó su sed con la copa de vino a medio tomar de su mano. -El tal Owens tiene buena presencia sin embargo. Al menos no ha roto su ropa como aquel otro - miró a su alrededor e hizo espacio en su silla- Yo le haría espacio aquí- le dijo a Bridgitte que alzó sus labios en señal de asco.
-¿Cuánto tiempo? Me dijiste que esta vez si iba a salir bien- inquirió de nuevo Matilda de fondo y Margarita la hizo callar. La niña cruzó los brazos enfurruñada.
-Señores... señoras... anciana- dijo Arnau guiñándole un ojo a Niun-Perdonen a las hermanas Muriel.Si su reputación era mala cuando vivían en Colina... ahora que viven con la presencia perenne de la una con la otra no creáis que las cosas han cambiado mucho- rió entre dientes-Veréis. Nuestro señor es bastante... único- hizo un movimiento con su puñal y el conejo entre sus manos escapó de nuevo a sus intentos de acuchillarlo- Pero no siempre fue así... El señor Raven ha.. aprendido de las habilidades de todos los que han venido a visitarlo y admira la belleza de todas y cada una de las personas que han sabido apreciar la suya lo suficiente como para quedarse.
Bridgitte rió y se tapó la boca con una mano mientras Gabriella le daba un codazo en las costillas para hacerla parar.
-El problema del señor Raven es... que es avaricioso. Mucho. Tanto que a veces se arriesga a perderlo todo y justo en el momento en el que creemos que va a volver a perder... bueno. Dan las 12 y el juego acaba. - rió entre dientes-[color=#ffcc00Pero he perdido taaaaantas apuestas en su contra que creo que..[/color].-
-Arnau vigila tu lengua si no quieres perder un brazo- dijo Margarita dejando de peinar a la niña pelirroja que escapó de su regazo corriendo hasta la otra esquina del cuadro- No es justo que intentes ganar así. Definitivamente no es justo y espero que te pudras en tu marco de pino-
El hombre rió de manera espontánea y continuó su discurso
-No entiendo porqué no puede ser ahora y tengo que esperar- dijo de nuevo la niña volviéndose a Margarita-Él me prometió que iba a salir... cuando ellos entrasen yo iba a salir porque mi padre...- continuó la niña de nuevo de fondo peleando con Margarita que la acercó a su regazo y la acunó durante unos segundos.
- Yo os puedo ayudar a salir de aquí. Llevo el tiempo suficiente como para saber cómo hacerlo y hubiese dado mi riñón derecho si alguien me hubiese hecho esta oferta en mis días. Pero claro... el tiempo aquí me ha hecho pensar en lo valioso de la vida y cuánto estamos dispuestos a valorarla o no. Bueno... no yo. Vosotros. ¿Qué sois capaces de darme para... que os ayude a hacerlo?-
----
Aquella habitación era lo suficientemente pequeña como para que una persona caminase exactamente tres pasos y tuviese que regresarse de vuelta si no quería darse contra la pared. La única silla en el centro estaba ocupada por la figura aún dormida de una mujer , ajena a todo lo que se le venía encima.
Frente a ella, y como única decoración en la estancia tres cuadros. Uno representaba lo que parecía ser una reunión de personas entristecidas y preocupadas. En el centro un hombre gordinflón señalaba a un hombre acompañado de una niña pelirroja. El cuadro del centro representaba la sala principal del ala norte de la mansión Raven. Vacía. El tercer cuadro era un retrato de aquella mujer. En la misma sala y con los mismos tres cuadros frente a ella. Su cuerpo lacio y dormido, igual que el de la real con toda seguridad, despertaría a la vez que la persona a la que representaba.
Queridas criaturas atrapadas.
Frente a ustedes tenéis tres posibles soluciones a todos vuestros problemas. O quizás no, quien sabe. Puede que Bridgitte tenga la clave de todo lo que necesitáis saber, pero esta claro que la chica no está muy dispuesta a contaros nada después de lo que acaba de pasar. Quizás podáis convencer a ella y a su hermana de hacerlo de alguna manera. Estoy segura de que algo se os ocurrirá.
Si por el contrario os apetece aceptar la ayuda de Arnau y seguir la pista de lo que os ofrece... tenéis que entregar algo como pago por vuestra libertad. Esto, sea lo que sea debe ser lo suficientemente valioso como para que el hombre acepte ayudaros y se da de manera individual. No es necesario que sea un objeto.
Por último... ¿Soy solo yo o Matilda se esta empezando a poner muy nerviosa? Digo... después de tanto tirón de pelo yo también lo estaría. Pero quizás.. no se. Quizás.
Mérida: Por si no lo habías adivinado eres la chica dormida en la habitación vacía. Como tus compañeros, tus habilidades han desaparecido. Necesitas salir de aquel lugar. O que alguno de ellos te saque de allí.
Espero la decisión personal de cada uno en la próxima ronda. Tenéis hasta el lunes 30/11 para contestar.
Os leo pronto, criaturas.
Aclaración: Tras las preguntas de varios y después de releer mi post me di cuenta que verdaderamente no me he explicado bien con respecto a algunos puntos, así que paso a aclararlo:
La puerta principal de la mansión esta cerrada, porque como mencioné en el post, Mister R es bastante especifico sobre como se mantiene su mansión y cualquier cosa que altere aquello... bueno, ya habéis visto: Lo ha vuelto a pintar en su lugar. Si decidís salir de la habitación o intentar escapar de la mansión a través de las puertas entonces volveréis a entrar a la habitación principal donde empezásteis la partida. Como un Reset. De ahí que Val no pueda salir por ejemplo.
Con respecto al libro de Eltrant y el dragón de Matt: Ambos traen información similar una vez usados:
La mansión está desierta con excepción de los personajes de los cuadros y vosotros mismos. El libro de Eltrant además da cierta información sobre el estilo decorativo de las salas explorables y datos acerca sobre la coincidencia de varios cuadros y motivos en varias salas. En particular, y aparte de los retratos de los NPC que habéis conocido en los cuadros: 3 bodegones , 4 repeticiones de una taberna. 3 de una sala con personas entristecidas, un hombre gordinflón y una niña pelirroja y dos de una mujer solitaria sentada en una sala.
Creo que esto quizás os ayude un poco. O no. ¿Quién sabe?
Vida.
Raven se sonrió al marcar al fin parte del pelaje del individuo en sombras hasta entonces. Los tonos grises se hicieron más pulcros, los azules y dorados de la figura cerca de él más vivos. Casi atinó a pintar una mueca no muy feliz en el restro de una chica pálida. Pero ah.... Los detalles. Justo aquello era lo que hacía que todo tuviese sentido, ¿No es cierto?
Su pincel subía y bajaba de la pintura inexistente dando forma a la habitación que ya había perfeccionado varias veces y que...
Paró sus trazos en seco.
El pintor se acercó a la estancia escudriñando con sus ojos cada minúsculo cuadro en la misma cerciorándose de que las distancias entre ellos eran exactas... y entonces lo vio. Su propio cuadro. Su obra maestra hecha trizas. Suspiró sin muchas ganas y agarró el trapo que llevaba en su cinturón y que usó para emborronar allí donde se encontraba su autoretrato hasta que no fue nada más que el naranja primario de su base. Tardó 1 segundo en perfeccionarlo de nuevo como debía estar. Y tras de eso, y con el gesto agrio de alguien que se molesta por nimiedades hizo lo mismo con el montoncito que las figuras habían montado.
-Vamos...vamos... amigos.... No tenéis tiempo para esto.Especialmente no ahora... y quizás... nunca más-
Se alejó del caballete principal y desveló la visión de los 6 cuadros que lo acorralaban en un semicírculo. Sonrió al notar como algunas de los borrones con ojos y boca habían salido a explorar la casa.
Por fin una buena noticia. Aquello tan solo podía significar que él les llevaba ventaja. Relajó sus hombros.
Casi notaba el éter renovado y fortalecido de aquellas almas ingenuas
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Perfecto.
La organización milimétrica de aquella casa parecía estar sometida a continua revisión precisa y todos y cada uno de los detalles que componían las estancias de la misma seguían la misma dinámica de claridad y oscuridad en cierto o cual rincón La sombra de los que se aventuraron a explorar la mansión del señor Raven no iban a encontrar más que detalles ínfimos que no les iban a llevar a nada:
Libros acumulados que no habían sido tocados desde hacía años. Mesas ornamentadas cuya madera había sido pulida casi a la vez que los cimientos de aquel hogar, y aún así la perfección misma de algo inalterado por el paso del tiempo. Congelado en el mismo.
Curioso.
No. No nadie que explorase la casa iba a encontrar pistas acerca de qué pasaba allí y sobre todo... como salir de aquel lugar.
En el salón principal, sin embargo... las cosas seguían su curso.
La pintura del señor Raven que Asher se había encargado de destrozar había recobrado su aspecto original. La pila de los mismos en el centro de la sala había... bueno. Desaparecido ante los ojos de aquellos desconocidos.
-¿....Un poco maleducado no crees?- Bridgitte cruzó sus brazos sobre su pecho y compuso un gesto molesto observando al grupo de desconocidos.-¿Acaso yo entro a tu casa desmantelando tu estancia y obligándote a contarme todo lo que sepas de ella?- La chica tanteó algo en la mesa que la unía al mismo plano que su acompañante y elevó una copa vacía hacia su garganta esperando el sabor intenso de algún licor que mantuviese el tono rojizo de sus mejillas-
-¿Es ahora cuando puedo.. cuando puede salir?- dijo Matilda mirando a Margarita que negó con la cabeza y la hizo callar para seguir adecentándole el pelo.
Su acompañante puso los ojos en blanco y le sirvió vino a Bridgitte mientras ella hacía lo mismo.
-Me ha encantado el numerito de la ira... - dijo Gabriella, la acompañante- mmm El perfil de chico malo siempre nos gana un poco- rió de manera seductora-No puedo decir que no lo haya visto antes, pero siempre es un plus cuando gastan energías en destrozar la sala. Un plus para Raven, claro... y habéis hecho enfadar a Bridigitte. Eso os resta unos... mmm 60 minutos sí. Y eso por lo bajo. Si yo hubiese tenido su ayuda quizás hubiese encontrado... - Bridgitte tapó los labios de Gabriella que hipó y calmó su sed con la copa de vino a medio tomar de su mano. -El tal Owens tiene buena presencia sin embargo. Al menos no ha roto su ropa como aquel otro - miró a su alrededor e hizo espacio en su silla- Yo le haría espacio aquí- le dijo a Bridgitte que alzó sus labios en señal de asco.
-¿Cuánto tiempo? Me dijiste que esta vez si iba a salir bien- inquirió de nuevo Matilda de fondo y Margarita la hizo callar. La niña cruzó los brazos enfurruñada.
-Señores... señoras... anciana- dijo Arnau guiñándole un ojo a Niun-Perdonen a las hermanas Muriel.Si su reputación era mala cuando vivían en Colina... ahora que viven con la presencia perenne de la una con la otra no creáis que las cosas han cambiado mucho- rió entre dientes-Veréis. Nuestro señor es bastante... único- hizo un movimiento con su puñal y el conejo entre sus manos escapó de nuevo a sus intentos de acuchillarlo- Pero no siempre fue así... El señor Raven ha.. aprendido de las habilidades de todos los que han venido a visitarlo y admira la belleza de todas y cada una de las personas que han sabido apreciar la suya lo suficiente como para quedarse.
Bridgitte rió y se tapó la boca con una mano mientras Gabriella le daba un codazo en las costillas para hacerla parar.
-El problema del señor Raven es... que es avaricioso. Mucho. Tanto que a veces se arriesga a perderlo todo y justo en el momento en el que creemos que va a volver a perder... bueno. Dan las 12 y el juego acaba. - rió entre dientes-[color=#ffcc00Pero he perdido taaaaantas apuestas en su contra que creo que..[/color].-
-Arnau vigila tu lengua si no quieres perder un brazo- dijo Margarita dejando de peinar a la niña pelirroja que escapó de su regazo corriendo hasta la otra esquina del cuadro- No es justo que intentes ganar así. Definitivamente no es justo y espero que te pudras en tu marco de pino-
El hombre rió de manera espontánea y continuó su discurso
-No entiendo porqué no puede ser ahora y tengo que esperar- dijo de nuevo la niña volviéndose a Margarita-Él me prometió que iba a salir... cuando ellos entrasen yo iba a salir porque mi padre...- continuó la niña de nuevo de fondo peleando con Margarita que la acercó a su regazo y la acunó durante unos segundos.
- Yo os puedo ayudar a salir de aquí. Llevo el tiempo suficiente como para saber cómo hacerlo y hubiese dado mi riñón derecho si alguien me hubiese hecho esta oferta en mis días. Pero claro... el tiempo aquí me ha hecho pensar en lo valioso de la vida y cuánto estamos dispuestos a valorarla o no. Bueno... no yo. Vosotros. ¿Qué sois capaces de darme para... que os ayude a hacerlo?-
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Aquella habitación era lo suficientemente pequeña como para que una persona caminase exactamente tres pasos y tuviese que regresarse de vuelta si no quería darse contra la pared. La única silla en el centro estaba ocupada por la figura aún dormida de una mujer , ajena a todo lo que se le venía encima.
Frente a ella, y como única decoración en la estancia tres cuadros. Uno representaba lo que parecía ser una reunión de personas entristecidas y preocupadas. En el centro un hombre gordinflón señalaba a un hombre acompañado de una niña pelirroja. El cuadro del centro representaba la sala principal del ala norte de la mansión Raven. Vacía. El tercer cuadro era un retrato de aquella mujer. En la misma sala y con los mismos tres cuadros frente a ella. Su cuerpo lacio y dormido, igual que el de la real con toda seguridad, despertaría a la vez que la persona a la que representaba.
-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.
Queridas criaturas atrapadas.
Frente a ustedes tenéis tres posibles soluciones a todos vuestros problemas. O quizás no, quien sabe. Puede que Bridgitte tenga la clave de todo lo que necesitáis saber, pero esta claro que la chica no está muy dispuesta a contaros nada después de lo que acaba de pasar. Quizás podáis convencer a ella y a su hermana de hacerlo de alguna manera. Estoy segura de que algo se os ocurrirá.
Si por el contrario os apetece aceptar la ayuda de Arnau y seguir la pista de lo que os ofrece... tenéis que entregar algo como pago por vuestra libertad. Esto, sea lo que sea debe ser lo suficientemente valioso como para que el hombre acepte ayudaros y se da de manera individual. No es necesario que sea un objeto.
Por último... ¿Soy solo yo o Matilda se esta empezando a poner muy nerviosa? Digo... después de tanto tirón de pelo yo también lo estaría. Pero quizás.. no se. Quizás.
Mérida: Por si no lo habías adivinado eres la chica dormida en la habitación vacía. Como tus compañeros, tus habilidades han desaparecido. Necesitas salir de aquel lugar. O que alguno de ellos te saque de allí.
Espero la decisión personal de cada uno en la próxima ronda. Tenéis hasta el lunes 30/11 para contestar.
Os leo pronto, criaturas.
Aclaración: Tras las preguntas de varios y después de releer mi post me di cuenta que verdaderamente no me he explicado bien con respecto a algunos puntos, así que paso a aclararlo:
La puerta principal de la mansión esta cerrada, porque como mencioné en el post, Mister R es bastante especifico sobre como se mantiene su mansión y cualquier cosa que altere aquello... bueno, ya habéis visto: Lo ha vuelto a pintar en su lugar. Si decidís salir de la habitación o intentar escapar de la mansión a través de las puertas entonces volveréis a entrar a la habitación principal donde empezásteis la partida. Como un Reset. De ahí que Val no pueda salir por ejemplo.
Con respecto al libro de Eltrant y el dragón de Matt: Ambos traen información similar una vez usados:
La mansión está desierta con excepción de los personajes de los cuadros y vosotros mismos. El libro de Eltrant además da cierta información sobre el estilo decorativo de las salas explorables y datos acerca sobre la coincidencia de varios cuadros y motivos en varias salas. En particular, y aparte de los retratos de los NPC que habéis conocido en los cuadros: 3 bodegones , 4 repeticiones de una taberna. 3 de una sala con personas entristecidas, un hombre gordinflón y una niña pelirroja y dos de una mujer solitaria sentada en una sala.
Creo que esto quizás os ayude un poco. O no. ¿Quién sabe?
Wyn
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Me crucé de brazos tras liberar un pesado suspiro, exhausto de aquella situación. Podía estar empezando a sonar un poco repetitivo, pero... vamos, ¿alguien podía repetirme otra vez cómo demonios había terminado en aquella situación...? Un grupo de completos inadaptados sociales, una mansión al pié de una montaña, los cuadros pudiendo hablar y moverse como si nada, un juego macabro auspiciado por el malvado anfitrión de la velada, ¿estaban seguros que no se trataba de una especie de pesadilla colectiva o algo así...?
Mientras tanto, cada uno de los invitados del salón parecía ir a su bola y montar su propia escenita, con el fin de ganarse sus 15 segundos de participación en la tragicomedia en la que nos habíamos involucrado.
Los héroes de turno optaron por explorar la mansión, mientras los raros interactuaban con los cuadros como si fuera de los más común, y por su parte Asher... estaba siendo Asher. Observé fríamente por unos segundos a la mocosa que gritó, solicitando la habitación más lujosa, pasando de ella por completo y esperando que encontrara un centro de atención mental en el proceso, antes de arquear una ceja con desdén al escuchar la petición de aquel elfo que reía maniático.
—Tranquilo, viejo. —me dirigí a él para intentar calmarle, dándole una palmada amistosa en su hombro—. Los elfos no son a prueba de fuego. —le recordé, por si lo había olvidado—. Como quedó su preciado arbolito es prueba de ello...
Tras aquella mofa, me dispuse a contemplar nuevamente el fuego azulado del hombre-perro, amenazando la existencia de aquellos pobres... ¿cuadros? ¿A dónde... se habían...?
Al inspeccionar la sala en busca de las obras, pude percatarme de que, estas no solo habían regresado a reposar sobre las paredes, aquel inmenso cuadro, cuyo fatal destino había sido decidido por el brillante filo de una espada, también había sido restaurado a su lugar original, como por arte de magia; el misterioso señor R volvía a vigilarnos desde la altura con aquellos ojos sombríos. Incluso mis ropajes habían sido restaurados, volvía a encontrarme apresado por la tensión de aquel corset. Muy gracioso el malnacido... Blanqueé los ojos hastiado con un suspiro, negando con la cabeza antes de llevar mi mano hacia mi rostro para masajear el puente de mi nariz, preso del estrés. El maldito no iba a ponérnoslo fácil...
Terminamos recibiendo una reprimenda de parte de las pinturas, siendo casi todas sus habladurías un montón de sin sentidos repletos de misticismos que no concentraban nada. ¿Acaso iban a ayudarnos o no...?
—A ver si entendí bien... —me dirigí a ellos, con la esperanza de recibir al menos una respuesta mínimamente coherente de qué demonios estaba sucediendo—. Estamos participando en una especie de juego macabro dirigido por ese tal... Raven, ¿no? —pregunté—. Y si no salimos de aquí antes que la luna se cierna sobre nosotros, nos chupará el alma y nos encerrará en un cuadro... igual que a ustedes. —concluí, recordando el comentario de la enmascarada—. Tiene que ser una broma... —murmuré.
Pues, aparentemente, no lo era. ¿Por qué demonios tenían que pasarme esas cosas a mí...? Vamos, que ni sentido tenía. ¿Por qué el dueño de una mansión no podía tener un pasatiempo normal como la jardinería? No, coleccionar almas de personas en cuadros. ¿Tan aburrido estaba?, ¿no podía contratar una fursia y ya? Mucho más fácil y rápido; hasta parecía haber una candidata entre nosotros.
En fin, debía encontrar una forma de salir de ahí, pues obviamente no sería tan fácil como salir por donde ingresamos, y aquellos cuadros parecían ser la única alternativa.
Ya se había probado la intimidación y no había salido muy bien, así que rebusqué en uno de los bolsillos de aquella túnica, hasta que finalmente encontré lo que buscaba: una máscara. No creí que fuera a hacerlo, pero agradecía que Erwin se hubiera asegurado que estuviera preparado para todo tipo de ocasión. Siempre tan ridículo, exagerado e impulsivo... La única razón por la que llevaba esa máscara conmigo era por él; había insistido en que quizás podía ser una reunión de mascaras.
—¿Qué te parece esto? —me dirigí al cuadro que contenía a la pintura de Arnau, exponiendo frente a él aquella máscara negra con forma de felino y dibujos del cielo nocturno—. Un arcanista me dijo que era especial, que podía ver el pasado de un lugar si la utilizaba y me concentraba. —le expliqué—. Es lo más valioso que tengo, supongo, así que ayúdame a salir de aquí. —culminé, ofreciéndole la máscara.
Sin embargo, en ese instante, pude sentir mi mano descender ante un peso colocado sobre la superficie de aquella máscara.
Se trataba de uno de los orejas picudas, quien había tenido la osadía de imponer su, evidentemente no solicitada, opinión, tratando de impedir que se llevara a cabo aquel intercambio por mi libertad. El frío metal del que estaba hecho palidecía ante la frialdad de la mirada que le dediqué al instante a aquel sujeto. No me hacía nada de gracia, en lo absoluto, que estuviera tomándose aquellas libertades conmigo. No eramos camaradas, ¿¡qué mierda le importaba lo que yo hiciera!?
Sin embargo... Cuando quedó claro el mensaje para el orejudo, quien rápidamente optó por retirarse y reconocer que no tenía potestad alguna en mis decisiones... decidí escuchar su punto de vista. La intervención de aquella vivaracha anciana también tuvo su cierta influencia, pues hallaba gracia en su actuar.
Quizás era cierto... Aquella propuesta realizada por el hombre del cuadro parecía un camino muy fácil, demasiado. Aquellas pinturas habían demostrado carecer por completo de empatía alguna por nosotros; nos trataban como simples juguetes de su señor Raven, como a corderos criados para el matadero, con nuestra derrota en el juego asegurada desde el momento en que entramos en la mansión. No querían ayudarnos realmente, solo buscaban retrasar lo que consideraban inevitable, por pura diversión sadista. Llevaban años en aquel lugar, ¿no? También habían establecido que Raven jamás perdía. Si no eramos, de lejos, los primeros participantes, eso solo podía significar que... con o sin ayuda de Arnau o las hermanas Muriel, no había nada que pudiéramos hacer para ganar.
Bufé exhausto, esperando que no me arrepintiera luego de mi decisión. Aquel elfo también debería rezar, pues sería su culpa si perdía entonces una buena oportunidad de escapar de aquella mansión. Le eché un último vistazo al cuadro de Arnau, ignorando cualquier intento de persuasión de su parte antes de seguir al elfo y a la anciana.
—No lo creo, Orejitas... —discrepé con aquella hipótesis de elfo, mientras generaba una chispa de electricidad desde uno de mis dedos, jugando con ella peligrosamente cerca del de orejas picudas—. Dijeron que han estado aquí durante años, y que han visto a Raven ganar siempre. Si se les permitiera ser libres a costa del cautiverio de otras personas, dudo mucho que siguieran aquí ahora. —expliqué mis argumentos, disipando finalmente aquella chispa, y mirando con desprecio a los cuadros—. Solo intentan mofarse de nosotros. Somos su diversión, el espectáculo de este año, cuerda de sadistas... —espeté mordaz.
Me crucé de brazos, mientras veía como el grupito intentaba animar a aquella jovencita encerrada en el cuadro. No estaba seguro de confiar en aquella muchacha, no tenía buena experiencia con infantes; solo debía recordar a Mérida. Sin embargo, no podía negar que ella parecía ser diferente al resto de obras...
—Hmm... —me quejé, encontrando irritante que aquel elfo se empeñara tanto en chupar las medias de todos para darse a entender. No era necesario, en lo absoluto—. Puedes confiar en nosotros. Te aseguro que detendremos a Raven, y daremos con una forma de sacarlos de ese cuadro. —di un paso al frente para añadir mi propio grano de arena. Casi podía ver la expresión de Erwin, hinchando el pecho de orgullo por lo que estaba acabando de decir.
Mientras tanto, cada uno de los invitados del salón parecía ir a su bola y montar su propia escenita, con el fin de ganarse sus 15 segundos de participación en la tragicomedia en la que nos habíamos involucrado.
Los héroes de turno optaron por explorar la mansión, mientras los raros interactuaban con los cuadros como si fuera de los más común, y por su parte Asher... estaba siendo Asher. Observé fríamente por unos segundos a la mocosa que gritó, solicitando la habitación más lujosa, pasando de ella por completo y esperando que encontrara un centro de atención mental en el proceso, antes de arquear una ceja con desdén al escuchar la petición de aquel elfo que reía maniático.
—Tranquilo, viejo. —me dirigí a él para intentar calmarle, dándole una palmada amistosa en su hombro—. Los elfos no son a prueba de fuego. —le recordé, por si lo había olvidado—. Como quedó su preciado arbolito es prueba de ello...
Tras aquella mofa, me dispuse a contemplar nuevamente el fuego azulado del hombre-perro, amenazando la existencia de aquellos pobres... ¿cuadros? ¿A dónde... se habían...?
Al inspeccionar la sala en busca de las obras, pude percatarme de que, estas no solo habían regresado a reposar sobre las paredes, aquel inmenso cuadro, cuyo fatal destino había sido decidido por el brillante filo de una espada, también había sido restaurado a su lugar original, como por arte de magia; el misterioso señor R volvía a vigilarnos desde la altura con aquellos ojos sombríos. Incluso mis ropajes habían sido restaurados, volvía a encontrarme apresado por la tensión de aquel corset. Muy gracioso el malnacido... Blanqueé los ojos hastiado con un suspiro, negando con la cabeza antes de llevar mi mano hacia mi rostro para masajear el puente de mi nariz, preso del estrés. El maldito no iba a ponérnoslo fácil...
Terminamos recibiendo una reprimenda de parte de las pinturas, siendo casi todas sus habladurías un montón de sin sentidos repletos de misticismos que no concentraban nada. ¿Acaso iban a ayudarnos o no...?
—A ver si entendí bien... —me dirigí a ellos, con la esperanza de recibir al menos una respuesta mínimamente coherente de qué demonios estaba sucediendo—. Estamos participando en una especie de juego macabro dirigido por ese tal... Raven, ¿no? —pregunté—. Y si no salimos de aquí antes que la luna se cierna sobre nosotros, nos chupará el alma y nos encerrará en un cuadro... igual que a ustedes. —concluí, recordando el comentario de la enmascarada—. Tiene que ser una broma... —murmuré.
Pues, aparentemente, no lo era. ¿Por qué demonios tenían que pasarme esas cosas a mí...? Vamos, que ni sentido tenía. ¿Por qué el dueño de una mansión no podía tener un pasatiempo normal como la jardinería? No, coleccionar almas de personas en cuadros. ¿Tan aburrido estaba?, ¿no podía contratar una fursia y ya? Mucho más fácil y rápido; hasta parecía haber una candidata entre nosotros.
En fin, debía encontrar una forma de salir de ahí, pues obviamente no sería tan fácil como salir por donde ingresamos, y aquellos cuadros parecían ser la única alternativa.
Ya se había probado la intimidación y no había salido muy bien, así que rebusqué en uno de los bolsillos de aquella túnica, hasta que finalmente encontré lo que buscaba: una máscara. No creí que fuera a hacerlo, pero agradecía que Erwin se hubiera asegurado que estuviera preparado para todo tipo de ocasión. Siempre tan ridículo, exagerado e impulsivo... La única razón por la que llevaba esa máscara conmigo era por él; había insistido en que quizás podía ser una reunión de mascaras.
—¿Qué te parece esto? —me dirigí al cuadro que contenía a la pintura de Arnau, exponiendo frente a él aquella máscara negra con forma de felino y dibujos del cielo nocturno—. Un arcanista me dijo que era especial, que podía ver el pasado de un lugar si la utilizaba y me concentraba. —le expliqué—. Es lo más valioso que tengo, supongo, así que ayúdame a salir de aquí. —culminé, ofreciéndole la máscara.
Sin embargo, en ese instante, pude sentir mi mano descender ante un peso colocado sobre la superficie de aquella máscara.
Se trataba de uno de los orejas picudas, quien había tenido la osadía de imponer su, evidentemente no solicitada, opinión, tratando de impedir que se llevara a cabo aquel intercambio por mi libertad. El frío metal del que estaba hecho palidecía ante la frialdad de la mirada que le dediqué al instante a aquel sujeto. No me hacía nada de gracia, en lo absoluto, que estuviera tomándose aquellas libertades conmigo. No eramos camaradas, ¿¡qué mierda le importaba lo que yo hiciera!?
Sin embargo... Cuando quedó claro el mensaje para el orejudo, quien rápidamente optó por retirarse y reconocer que no tenía potestad alguna en mis decisiones... decidí escuchar su punto de vista. La intervención de aquella vivaracha anciana también tuvo su cierta influencia, pues hallaba gracia en su actuar.
Quizás era cierto... Aquella propuesta realizada por el hombre del cuadro parecía un camino muy fácil, demasiado. Aquellas pinturas habían demostrado carecer por completo de empatía alguna por nosotros; nos trataban como simples juguetes de su señor Raven, como a corderos criados para el matadero, con nuestra derrota en el juego asegurada desde el momento en que entramos en la mansión. No querían ayudarnos realmente, solo buscaban retrasar lo que consideraban inevitable, por pura diversión sadista. Llevaban años en aquel lugar, ¿no? También habían establecido que Raven jamás perdía. Si no eramos, de lejos, los primeros participantes, eso solo podía significar que... con o sin ayuda de Arnau o las hermanas Muriel, no había nada que pudiéramos hacer para ganar.
Bufé exhausto, esperando que no me arrepintiera luego de mi decisión. Aquel elfo también debería rezar, pues sería su culpa si perdía entonces una buena oportunidad de escapar de aquella mansión. Le eché un último vistazo al cuadro de Arnau, ignorando cualquier intento de persuasión de su parte antes de seguir al elfo y a la anciana.
—No lo creo, Orejitas... —discrepé con aquella hipótesis de elfo, mientras generaba una chispa de electricidad desde uno de mis dedos, jugando con ella peligrosamente cerca del de orejas picudas—. Dijeron que han estado aquí durante años, y que han visto a Raven ganar siempre. Si se les permitiera ser libres a costa del cautiverio de otras personas, dudo mucho que siguieran aquí ahora. —expliqué mis argumentos, disipando finalmente aquella chispa, y mirando con desprecio a los cuadros—. Solo intentan mofarse de nosotros. Somos su diversión, el espectáculo de este año, cuerda de sadistas... —espeté mordaz.
Me crucé de brazos, mientras veía como el grupito intentaba animar a aquella jovencita encerrada en el cuadro. No estaba seguro de confiar en aquella muchacha, no tenía buena experiencia con infantes; solo debía recordar a Mérida. Sin embargo, no podía negar que ella parecía ser diferente al resto de obras...
—Hmm... —me quejé, encontrando irritante que aquel elfo se empeñara tanto en chupar las medias de todos para darse a entender. No era necesario, en lo absoluto—. Puedes confiar en nosotros. Te aseguro que detendremos a Raven, y daremos con una forma de sacarlos de ese cuadro. —di un paso al frente para añadir mi propio grano de arena. Casi podía ver la expresión de Erwin, hinchando el pecho de orgullo por lo que estaba acabando de decir.
ACTUALIZACIÓN: Me sumo a intentar llegar hasta Matilda.
—Interactúo con Mefisto, Anders y Niun.
No supliques piedad la próxima ocasión, Anders
—Interactúo con Mefisto, Anders y Niun.
Última edición por Raymond Lorde el Lun Nov 30 2020, 07:07, editado 2 veces (Razón : Razonamiento con Anders y Niun)
Raymond Lorde
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
No creía que fuera a ser tan fácil, la verdad, pero era el primer paso. Una puerta cerrada, que tuviera que derribar a hachazos para salir de ese lugar encajaba más con su idea de lo que iba a pasar. Al fin y al cabo, si bastara con salir con la puerta, la mayoría de la gente no estaría en los cuadros cual pringado. Es decir, no era tan difícil, no hacia ni quince minutos que había hecho se caminó, hasta el pueblerino más cazurro sería capaz de encontrar el camino en medio del pánico.
Así que su sorpresa cuando la puerta se abrió sin problemas fue…notable. -JAaoh…- y volvía a estar en ese estúpido salón del ala norte, con los cuadros hablando. Cuadros a los que les faltaba una notable cantidad de llamas. Puede que aún no lo estuvieran debido a la oferta de uno de ellos, la de sacarlos de allí por un precio. Adorable. -Vuestra mejor opción es que lo matemos y os liberemos, ya sea de la casa, o de vuestra prisión.- No dijo la siguiente parte. Al fin y al cabo, era la hermana pequeña, lo que la hacía mala perdedora.
Es decir, que le quemaría todos sus juguetes si sospechaba que iba a perder el juego. Pero ya había salido de la habitación, dirigiéndose otra vez a la puerta, veinte pasos a la izquierda, giro, tirar un jarrón al suelo por puro despecho, unos diez hacia delante, pararse porque veía una silla adecuada para sus propósitos, arrastrarla ruidosamente, sin duda jodiendo el suelo y lanzándola contra una ventana.
Que rebotara al darle al cristal no fue del todo inesperado, pero sin duda la sobresaltó un poco. Por suerte no le partió la crisma. Calarle fuego a la puerta y esperar que de alguna forma todo eso colapsara antes de morir ahogada por el humo era una opción… pero prefería explorar otras alternativas. Volvió a tomar su atajo a la sala y se quedó allí unos segundos, pensando. El numerito de la puerta le decía que no sería obvio, que a lo mejor necesitaba ir al baño, y se encontraría cara a cara con el tipo con el pantalón a medio bajar.
Pero no podía ser tan simple, basado en la suerte, ¿cierto? El hombre le había parecido demasiado arrogante, seguro que era algo muy obvio, algo con lo que poder restregarte tu estupidez en la cara por toda la eternidad. Ella podía cambiar de aspecto, así que con el énfasis de los cuadros… seguramente podía ganar tiempo, fastidiar lo que fuera que era ese ritual que sellaba el alma en el lienzo, dejando una cáscara de cuerpo. Y todo volvía hacia ese detalle, como ese desgraciado era un gran fan de los cuadros, hasta se había burlado de ellos a través de su propio retrato, así que seguro que estaban involucrados, como si tuviera que buscar una quinta pared y salir del lienzo a cuchilladas.
…
No, no vio de súbito una pared que no estaba allí hacía un momento, pero le dio una idea. Volvió a salir de la habitación con los retratos, tiro otro jarrón, y busco un poco hasta encontrar un cuadro que no incluía una persona. Un montón de frutas. ¿Quién pintaba eso? Menudo pringado.
Centró su vista en la biusa, viendo su color, imaginando su sabor…podía usar un premio si esa tontería funcionaba. Puso la mano en la pintura e intentó agarrarla. Literalmente no podía salir mal, o tenía razón y en un momento se cargaría a ese idiota o destrozaba un cuadro sin duda valioso con sus manos.
Así que su sorpresa cuando la puerta se abrió sin problemas fue…notable. -JAaoh…- y volvía a estar en ese estúpido salón del ala norte, con los cuadros hablando. Cuadros a los que les faltaba una notable cantidad de llamas. Puede que aún no lo estuvieran debido a la oferta de uno de ellos, la de sacarlos de allí por un precio. Adorable. -Vuestra mejor opción es que lo matemos y os liberemos, ya sea de la casa, o de vuestra prisión.- No dijo la siguiente parte. Al fin y al cabo, era la hermana pequeña, lo que la hacía mala perdedora.
Es decir, que le quemaría todos sus juguetes si sospechaba que iba a perder el juego. Pero ya había salido de la habitación, dirigiéndose otra vez a la puerta, veinte pasos a la izquierda, giro, tirar un jarrón al suelo por puro despecho, unos diez hacia delante, pararse porque veía una silla adecuada para sus propósitos, arrastrarla ruidosamente, sin duda jodiendo el suelo y lanzándola contra una ventana.
Que rebotara al darle al cristal no fue del todo inesperado, pero sin duda la sobresaltó un poco. Por suerte no le partió la crisma. Calarle fuego a la puerta y esperar que de alguna forma todo eso colapsara antes de morir ahogada por el humo era una opción… pero prefería explorar otras alternativas. Volvió a tomar su atajo a la sala y se quedó allí unos segundos, pensando. El numerito de la puerta le decía que no sería obvio, que a lo mejor necesitaba ir al baño, y se encontraría cara a cara con el tipo con el pantalón a medio bajar.
Pero no podía ser tan simple, basado en la suerte, ¿cierto? El hombre le había parecido demasiado arrogante, seguro que era algo muy obvio, algo con lo que poder restregarte tu estupidez en la cara por toda la eternidad. Ella podía cambiar de aspecto, así que con el énfasis de los cuadros… seguramente podía ganar tiempo, fastidiar lo que fuera que era ese ritual que sellaba el alma en el lienzo, dejando una cáscara de cuerpo. Y todo volvía hacia ese detalle, como ese desgraciado era un gran fan de los cuadros, hasta se había burlado de ellos a través de su propio retrato, así que seguro que estaban involucrados, como si tuviera que buscar una quinta pared y salir del lienzo a cuchilladas.
…
No, no vio de súbito una pared que no estaba allí hacía un momento, pero le dio una idea. Volvió a salir de la habitación con los retratos, tiro otro jarrón, y busco un poco hasta encontrar un cuadro que no incluía una persona. Un montón de frutas. ¿Quién pintaba eso? Menudo pringado.
Centró su vista en la biusa, viendo su color, imaginando su sabor…podía usar un premio si esa tontería funcionaba. Puso la mano en la pintura e intentó agarrarla. Literalmente no podía salir mal, o tenía razón y en un momento se cargaría a ese idiota o destrozaba un cuadro sin duda valioso con sus manos.
- Spoiler:
- Es... el equivalente a tirar spaghetti contra la pared a ver si se engancha, pero la puerta y la frase de Matilda me han hecho pensar, así que voy a probar la cuadroportación, aunque solo sea para confirmar que puedo calcinar los cuadros como buena elfa despechada.
Valyria
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Fuera porque la magia era demasiado poderosa o porque directamente ya nos habían pintado dentro de un cuadro… no era posible salir de la estancia. Aunque siempre hay limitaciones. Todo tiene su límite, no hay nada perfecto. Y un cuadro es todavía más imperfecto. ¿Hasta dónde puedes llegar con el pincel?¿Cuál es el límite de los detalles que puedes llegar a plasmar en un lienzo? Tal vez sea una estancia entera, sobretodo si está llena de gente, demasiadas caras, demasiadas pequeñeces. ¿Qué de todo eso se te olvidaría plasmar? ¿Qué detalle entre todos podrás perder entre todo el caos? Una pincelada de menos puede causar tu perdición…
Sonreí, todavía no había llegado a nada concreto, pero ninguna magia es absoluta, ninguna. Disminuir las capacidades de todos los asistentes… ¿la verdadera misión o tan solo un efecto secundario?
Uno de aquellos inútiles con falta de dimensiones nos había hecho una propuesta… Salir de allí a cambio de ayuda.
- Irinnil no negocia con terroristas. En cuanto compartamos lienzo os animo a todos a venir a comerme el…
Decidí que lo único que podía hacer, ya que habían reaparecido, era examinar los cuadros más detenidamente. Algo se le tenía que haber pasado al pintor, los detalles son importantes para plasmar la realidad…
De todas formas padre haría algo útil mientras yo perdía el tiempo. Se le daba bien sonsacar información a adorables señoras. Cuánto más chismosas fueran éstas, más sencillo lo tenía el humano. Era como si tuviera un superpoder… o estuviera tan acostumbrado a hacerlo por mera supervivencia que simplemente le salía solo. En cierto modo, y aunque jamás se lo confesaría, me tranquilizaba estar encerrada con él por allí. No es como si las cosas no pudieran salir mal si él estaba alrededor, de hecho seguramente saldrían mal... pero si tuviera que estar sola en esa misma situación seguramente habría perdido la paciencia y la cordura haría mucho tiempo.
Dejarse siemplemente llevar por la trampa se hacía demasiado tentador conforme pasaban los minutos. ¿Cuánto faltaría para que fuera completamente irreversible? ¿Lo sería ya y estábamos luchando contra algo fijo? Siempre dicen que el destino está escrito, como persona que no sabe leer, me parecía bastante justo que en nuestro caso, el destino estuviera pintado.
Sonreí, todavía no había llegado a nada concreto, pero ninguna magia es absoluta, ninguna. Disminuir las capacidades de todos los asistentes… ¿la verdadera misión o tan solo un efecto secundario?
Uno de aquellos inútiles con falta de dimensiones nos había hecho una propuesta… Salir de allí a cambio de ayuda.
- Irinnil no negocia con terroristas. En cuanto compartamos lienzo os animo a todos a venir a comerme el…
Decidí que lo único que podía hacer, ya que habían reaparecido, era examinar los cuadros más detenidamente. Algo se le tenía que haber pasado al pintor, los detalles son importantes para plasmar la realidad…
De todas formas padre haría algo útil mientras yo perdía el tiempo. Se le daba bien sonsacar información a adorables señoras. Cuánto más chismosas fueran éstas, más sencillo lo tenía el humano. Era como si tuviera un superpoder… o estuviera tan acostumbrado a hacerlo por mera supervivencia que simplemente le salía solo. En cierto modo, y aunque jamás se lo confesaría, me tranquilizaba estar encerrada con él por allí. No es como si las cosas no pudieran salir mal si él estaba alrededor, de hecho seguramente saldrían mal... pero si tuviera que estar sola en esa misma situación seguramente habría perdido la paciencia y la cordura haría mucho tiempo.
Dejarse siemplemente llevar por la trampa se hacía demasiado tentador conforme pasaban los minutos. ¿Cuánto faltaría para que fuera completamente irreversible? ¿Lo sería ya y estábamos luchando contra algo fijo? Siempre dicen que el destino está escrito, como persona que no sabe leer, me parecía bastante justo que en nuestro caso, el destino estuviera pintado.
Irinnil Fawkes
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Sonrió a lo que oyó decir a Demian según leía atentamente lo que el Libro del Sabio tenía que decirle. Las letras doradas danzaban de un lugar a otro, formando palabras y detallando descripciones sobre lo que tenía a su alrededor.
Enarcó una ceja, deteniéndose sobre sus pasos.
Y soltó un breve suspiro.
- Ya veo. – dijo, pasando las páginas.
Aquella vez no había poesías místicas, tampoco adivinanzas que ocultaban la verdadera naturaleza del lugar. Una breve descripción de cada una de las habitaciones, su mobiliario, y los cuadros que los poblaban.
Nada excepcional.
Aunque, por supuesto, lo interesante estaba en lo que el Libro no había descrito. Desde los dueños de la misma, pasando por los habitantes hasta los secretos más recónditos de las localizaciones.
El libro, de alguna forma, siempre lo sabía todo. Nunca dejaba nada al azar.
- Volvamos con los demás, Dem. – Le dijo al muchacho, cerrando el libro con la mano con la que lo sujetaba. – En este sitio no hay ninguna sala oculta, no vamos a encontrar nada así. – La situación se volvía cada vez más extraña, el que los había invitado no estaba siquiera en la mansión, de haberlo estado habría aparecido en el manuscrito después de todo.
Eso lo tenía ahora más que claro. Estaba jugando con ellos y la localización no era lo importante, era lo otro que había desvelado el objeto mágico: los cuadros parlantes. Solo los dioses sabían lo que quería hacer el brujo que había causado todo aquello con ellos; pero probablemente fuese alguna versión de “Al cuadro que vais”.
Descaminó el recorrido que había hecho de vuelta a la amplia sala en la que habían estado encerrados por primera vez, dónde se volvió a encontrar con la mayoría de los que se habían quedado en el lugar.
El cuadro que había dañado el lobo había vuelto a su forma original y la pila de estos habían desaparecido. Se atusó la barba antes de decir nada y se acercó a su amigo.
- La casa es… normal. Ni pasadizos ni estancias secretas. Tampoco parece que haya magia o encantamientos que afecten al edificio en sí. – dijo sacando el libro y mostrándoselo a cualquiera que quisiese mirarlo, pero asegurándose de que nadie lo tocaba por… motivos evidentes. Ya tenían suficientes problemas como para que alguien perdiese una parte de su alma de pronto. – Raven no está aquí. Al menos no en la mansión. – Añadió bajando la mirada y volviendo a pasar las páginas, buscando algo que se le hubiese podido pasar. Habló siempre los suficientemente alto como para que les escuchasen todos de quererlo. – Pero los cuadros sí que los describe… - Se encogió de hombros - … así que como mínimo son relevantes. Creo que no nos queda mucho más remedio que lidiar con ellos. – Volvió a guardar el ajado libro de tapa roja en su bolsa de viaje y miró a su alrededor.
Por lo que podía ver tenían, en aquel momento, tres opciones. Negociar con uno de los cuadros, convencer a una segunda de que les ayude o consolar a un tercer retrato de una muchacha que estaba visiblemente nerviosa.
Descartó automáticamente el negociar. Estaban en una situación en la que las “personas” de los cuadros tenían toda la superioridad que podían querer para pedir lo que quisieran, probablemente se aprovechasen de eso y, además, nada les garantizaba que no les mintiesen.
Nunca se había caracterizado por ser una persona con don de gentes, por lo que decidió que sería mejor que alguien con un mínimo de labia lidiara con el cuadro reacio a conversar con ellos.
Eltrant tomó una de las sillas del lugar y la arrastró con un suave chirrido hasta colocarla delante del cuadro de la niña que había dicho alguna frase que otra que le había resultado relativamente interesante.
- “¿Cuándo ellos entrasen yo iba a salir porque mi padre…?” – Eltrant se dejó caer sobre la silla, mirando el cuadro. La chica enmascarada también parecía haberse centrado en ella. – ¿Estás segura de que un coleccionista de cuadros va a dejar que se vaya una de sus obras? – Se atusó la barba unos segundos. – Como poco, parece más y más obsesionado por agrandar su colección. No confiaría demasiado en la bondad y empatía de alguien que encierra a la gente en cuadros contra su voluntad. – Se aclaró la garganta un segundo. – Pero que sabré yo… - Murmuró negando con la cabeza. segundos como proceder.
El contexto le decía que estaba frente a… personas encerradas. Víctimas de Raven que probablemente habían pasado el suficiente tiempo ahí dentro como para perder toda esperanza de libertad.
Lo mejor que podía hacer era empezar con buen pie con la única que había mostrado querer... cambiar algo.
- Soy Eltrant. – dijo, presentándose. - ¿Cómo te llamas tú? ¿Qué le pasa a tu padre que te garantice salir de…? – Señaló el retrato de arriba abajo con su mano derecha, seguía siendo un poco raro eso de que estuviese hablando con un cuadro. - ¿…ahí? –
¡Resumen!
Interactuo con Demian y Asher.
Muestro el contenido del Libro del Sabio a todo aquel que quiera verlo y converso con Matilda.
Enarcó una ceja, deteniéndose sobre sus pasos.
Y soltó un breve suspiro.
- Ya veo. – dijo, pasando las páginas.
Aquella vez no había poesías místicas, tampoco adivinanzas que ocultaban la verdadera naturaleza del lugar. Una breve descripción de cada una de las habitaciones, su mobiliario, y los cuadros que los poblaban.
Nada excepcional.
Aunque, por supuesto, lo interesante estaba en lo que el Libro no había descrito. Desde los dueños de la misma, pasando por los habitantes hasta los secretos más recónditos de las localizaciones.
El libro, de alguna forma, siempre lo sabía todo. Nunca dejaba nada al azar.
- Volvamos con los demás, Dem. – Le dijo al muchacho, cerrando el libro con la mano con la que lo sujetaba. – En este sitio no hay ninguna sala oculta, no vamos a encontrar nada así. – La situación se volvía cada vez más extraña, el que los había invitado no estaba siquiera en la mansión, de haberlo estado habría aparecido en el manuscrito después de todo.
Eso lo tenía ahora más que claro. Estaba jugando con ellos y la localización no era lo importante, era lo otro que había desvelado el objeto mágico: los cuadros parlantes. Solo los dioses sabían lo que quería hacer el brujo que había causado todo aquello con ellos; pero probablemente fuese alguna versión de “Al cuadro que vais”.
Descaminó el recorrido que había hecho de vuelta a la amplia sala en la que habían estado encerrados por primera vez, dónde se volvió a encontrar con la mayoría de los que se habían quedado en el lugar.
El cuadro que había dañado el lobo había vuelto a su forma original y la pila de estos habían desaparecido. Se atusó la barba antes de decir nada y se acercó a su amigo.
- La casa es… normal. Ni pasadizos ni estancias secretas. Tampoco parece que haya magia o encantamientos que afecten al edificio en sí. – dijo sacando el libro y mostrándoselo a cualquiera que quisiese mirarlo, pero asegurándose de que nadie lo tocaba por… motivos evidentes. Ya tenían suficientes problemas como para que alguien perdiese una parte de su alma de pronto. – Raven no está aquí. Al menos no en la mansión. – Añadió bajando la mirada y volviendo a pasar las páginas, buscando algo que se le hubiese podido pasar. Habló siempre los suficientemente alto como para que les escuchasen todos de quererlo. – Pero los cuadros sí que los describe… - Se encogió de hombros - … así que como mínimo son relevantes. Creo que no nos queda mucho más remedio que lidiar con ellos. – Volvió a guardar el ajado libro de tapa roja en su bolsa de viaje y miró a su alrededor.
Por lo que podía ver tenían, en aquel momento, tres opciones. Negociar con uno de los cuadros, convencer a una segunda de que les ayude o consolar a un tercer retrato de una muchacha que estaba visiblemente nerviosa.
Descartó automáticamente el negociar. Estaban en una situación en la que las “personas” de los cuadros tenían toda la superioridad que podían querer para pedir lo que quisieran, probablemente se aprovechasen de eso y, además, nada les garantizaba que no les mintiesen.
Nunca se había caracterizado por ser una persona con don de gentes, por lo que decidió que sería mejor que alguien con un mínimo de labia lidiara con el cuadro reacio a conversar con ellos.
Eltrant tomó una de las sillas del lugar y la arrastró con un suave chirrido hasta colocarla delante del cuadro de la niña que había dicho alguna frase que otra que le había resultado relativamente interesante.
- “¿Cuándo ellos entrasen yo iba a salir porque mi padre…?” – Eltrant se dejó caer sobre la silla, mirando el cuadro. La chica enmascarada también parecía haberse centrado en ella. – ¿Estás segura de que un coleccionista de cuadros va a dejar que se vaya una de sus obras? – Se atusó la barba unos segundos. – Como poco, parece más y más obsesionado por agrandar su colección. No confiaría demasiado en la bondad y empatía de alguien que encierra a la gente en cuadros contra su voluntad. – Se aclaró la garganta un segundo. – Pero que sabré yo… - Murmuró negando con la cabeza. segundos como proceder.
El contexto le decía que estaba frente a… personas encerradas. Víctimas de Raven que probablemente habían pasado el suficiente tiempo ahí dentro como para perder toda esperanza de libertad.
Lo mejor que podía hacer era empezar con buen pie con la única que había mostrado querer... cambiar algo.
- Soy Eltrant. – dijo, presentándose. - ¿Cómo te llamas tú? ¿Qué le pasa a tu padre que te garantice salir de…? – Señaló el retrato de arriba abajo con su mano derecha, seguía siendo un poco raro eso de que estuviese hablando con un cuadro. - ¿…ahí? –
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¡Resumen!
Interactuo con Demian y Asher.
Muestro el contenido del Libro del Sabio a todo aquel que quiera verlo y converso con Matilda.
Eltrant Tale
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Exhalé corto pero fuerte, sin mucho tiempo a apartar el cuello. O siquiera el cuerpo. Vi la daga de reojo y como muchas otras cosas en la vida, acepté que si hubiese continuado un poco más, estaría muerto.
Le sonreí sin enseñar los dientes, negando con la cabeza.
No dije nada sobre “secuestro.” No directamente, respondí en mi cabeza, sin llegar a vocalizarlo.
—Un gust-
Arrugué la nariz y vi a la señora, que había encontrado terriblemente gracioso el asunto. También corrí la mirada por la joven que presentó como su hija, y al chico al que se refirió como su amante. Ensanché la sonrisa y solté una carcajada.
Lo más creíble era lo último y sonaba inmensamente falso. Nadie que tuviese una abuela terminaría como Matt. Y no se parecía en nada a la hija, por mucho que ambos fuesen atractivos, lo eran de maneras diferentes.
Pestañeé y me pasé una mano por la frente para empujarme atrás el pelo, notando que había ido directamente por analizar hechos y darle el beneficio de la duda, aunque sabía que era… bueno… Matt. Fue algo relajante saber que no solo era estupidez mía, era su propia magia. Nunca podías estar seguro de la falsedad, aunque fuese obviamente fal-
Entrecerré los ojos viendo a la señora y sus prioridades. Abrí un poco la boca al verla moviendo las cejas y la cerré, ajustando la mandíbula.
—No te creo nada —mentí. No soné convincente ni para mis propios oídos.
Me di vuelta al ver desaparecer cuadros y la sala volver a su estado previo. La puerta volvía a estar. Hasta el traje del tipo. Y Valyria estaba de vuelta.
¿Regresión temporal sobre la mansión?
No. Las pinturas también recordaban. ¿Reposicionamiento? ¿Remendar materiales? No. Nada de eso. Debía estar enlazado a lo principal que había mencionado el hombre en un resumen bastante cínico pero acertado: pintar.
No es que supiera sobre una magia tan pintoresca –heh– pero... sabía algún par de cosas de las pinturas. Lo que ellas mismas habían dicho. Hice un repaso mental y me giré, viendo las caras para asegurarme de no confundir un nombre con otro. Sería mejor no ofenderlas, por si terminaba compartiendo marco.
Estiré la mano, apoyándola sobre la máscara que estaba ofreciendo el sujeto y lo miré.
—¿Guárdala? Si sirve para ver el pasado, tal vez es mejor que la uses tú mismo, podría enseñarte como la gente paró atrapada en primer lugar.
—Si quieres —añadí, recordando que era la misma persona que había destrozado la puerta con las manos. A mi podría arrancarme el mío, así que también recogí la mano con la que tocaba la máscara.
Eltrant había regresado entonces. Lo escuché atentamente y alcé ese mismo brazo, viendo a los lados como distraído, cerciorándome de la posición de Bridgette, y de la de la mujer que peinaba a la niña.
—Yo confiaría poco en la bondad de nadie cuando hacen esto. Intentar engañarnos. Tú lo estás haciendo sonar como que estamos jugando solo contra él —me giré hacia Arnau, un estorbo esto para poder hablarle a todas las pinturas a la vez—... pero sabes cómo salir. Y tú —dije, viendo hacia la mujer y la niña pelirroja. Le sonreí a la niña, pero apunte a la mujer—, dijiste que el cazador intenta ganar, te parece que está haciendo trampa. El que no está jugando no se queja. Ley de taberna.
—También las vi, por cierto —vi a las hermanas Muriel, poniéndome la mano sobre una boca e imitando un hipo, para hacerle saber a Bridgitte que la había visto callar a su hermana—. Perdón. Han sido… unos meses rudos, he tenido que observar cuidadosamente… todo —suspiré, pasándome los dedos por los párpados. Agité la mano para invitarla a continuar—. ¿Qué decías, encontrar qué?
No esperaba una respuesta, claro.
—Asumo —dije en voz alta, posiblemente era más útil que los demás supieran mi tren de pensamiento para corregirme y apuntar grupalmente en la dirección correcta—, que ustedes pueden salir si algunos de nosotros quedamos atrapados. ¿Es equivalente? ¿Uno por uno? —le sonreí con pocas ganas al cazador—. Ni puedes atrapar el conejo, no sé qué te ha hecho pensar que a uno de nosotros sí.
En realidad sí lo sé, la enorme cara de imbécil que tengo, pero bueno.
Fui hacia la misma pintura que Eltrant. La pequeña era eso: una pequeña. Indiscreta. Bocazas. Eran sinónimos con ser niño. También había mostrado interés en mi y la elfa por nuestras orejas. Y hablando de la elfa… ¿Cómo es qué Valyria había hecho hablar niños en el pueblo de los ciempiés? ¿Dulces?
…No. Fue con extorsión. Valyria, maldita sea. No podía hacer esto aquí.
—Hola, ¿Matilda? Y yo soy Anders. Anders Ahlberg —me presenté, luego del herrero.
Le estaba hablando a un cuadro. En cierto modo estaba agradecido por haber visto a un hombre-bestia haciendo magia decenas de veces. Me quitaba mucho shock de encima con estas situaciones.
—¿Qué...? Hmm... ¿qué dicen en la colina de nosotros fuera de Sandorai? Aunque yo soy un semielfo, pero quiero ver si me aplica —dije, viendo de reojo a la mujer del mismo cuadro—. ¿Sabes cómo salir, pequeña? Mira... soy inofensivo, y si me dices lo que sepas, te prometo que te ayudaré a salir. Tengo un odio personal bastante grande por las traiciones, así que puedes confiar en mi palabra. ¡Pregúntale a Elt!
Apoyé el hacha en medio del cuadro, y observé a la mujer.
—No te preocupes por ella. No te va a jalar los pelos. No le voy a hacer nada tampoco, pero puedo cortar el cuadro en dos para que no te alcance. ¿Bien? Raven tampoco debería asustarte. ¿Lo conoces? —apunté a Asher—. Excentinela del Norte —me moví hacia Eltrant—. Lo he visto detener cosas que no se deberían con la piel —dije, viendo al hombre. Apunté al de la máscara—. Quebró una puerta con las manos. Y la chica que estaba aquí, hace ropa muy bonita, la vi matar un ciempiés gigante. Y… —apunté a Matt.
…Hmmm…
—Es Matt —dije como toda explicación—. La cosa es, puedo contarte cosas increíbles de casi todos los que te señalé. No debe preocuparte Raven, si puede morir, pueden matarlo, y hasta donde tengo entendido… también pueden con algunas cosas que no mueren.
Le sonreí sin enseñar los dientes, negando con la cabeza.
No dije nada sobre “secuestro.” No directamente, respondí en mi cabeza, sin llegar a vocalizarlo.
—Un gust-
Arrugué la nariz y vi a la señora, que había encontrado terriblemente gracioso el asunto. También corrí la mirada por la joven que presentó como su hija, y al chico al que se refirió como su amante. Ensanché la sonrisa y solté una carcajada.
Lo más creíble era lo último y sonaba inmensamente falso. Nadie que tuviese una abuela terminaría como Matt. Y no se parecía en nada a la hija, por mucho que ambos fuesen atractivos, lo eran de maneras diferentes.
Pestañeé y me pasé una mano por la frente para empujarme atrás el pelo, notando que había ido directamente por analizar hechos y darle el beneficio de la duda, aunque sabía que era… bueno… Matt. Fue algo relajante saber que no solo era estupidez mía, era su propia magia. Nunca podías estar seguro de la falsedad, aunque fuese obviamente fal-
Entrecerré los ojos viendo a la señora y sus prioridades. Abrí un poco la boca al verla moviendo las cejas y la cerré, ajustando la mandíbula.
—No te creo nada —mentí. No soné convincente ni para mis propios oídos.
Me di vuelta al ver desaparecer cuadros y la sala volver a su estado previo. La puerta volvía a estar. Hasta el traje del tipo. Y Valyria estaba de vuelta.
¿Regresión temporal sobre la mansión?
No. Las pinturas también recordaban. ¿Reposicionamiento? ¿Remendar materiales? No. Nada de eso. Debía estar enlazado a lo principal que había mencionado el hombre en un resumen bastante cínico pero acertado: pintar.
No es que supiera sobre una magia tan pintoresca –heh– pero... sabía algún par de cosas de las pinturas. Lo que ellas mismas habían dicho. Hice un repaso mental y me giré, viendo las caras para asegurarme de no confundir un nombre con otro. Sería mejor no ofenderlas, por si terminaba compartiendo marco.
Estiré la mano, apoyándola sobre la máscara que estaba ofreciendo el sujeto y lo miré.
—¿Guárdala? Si sirve para ver el pasado, tal vez es mejor que la uses tú mismo, podría enseñarte como la gente paró atrapada en primer lugar.
—Si quieres —añadí, recordando que era la misma persona que había destrozado la puerta con las manos. A mi podría arrancarme el mío, así que también recogí la mano con la que tocaba la máscara.
Eltrant había regresado entonces. Lo escuché atentamente y alcé ese mismo brazo, viendo a los lados como distraído, cerciorándome de la posición de Bridgette, y de la de la mujer que peinaba a la niña.
—Yo confiaría poco en la bondad de nadie cuando hacen esto. Intentar engañarnos. Tú lo estás haciendo sonar como que estamos jugando solo contra él —me giré hacia Arnau, un estorbo esto para poder hablarle a todas las pinturas a la vez—... pero sabes cómo salir. Y tú —dije, viendo hacia la mujer y la niña pelirroja. Le sonreí a la niña, pero apunte a la mujer—, dijiste que el cazador intenta ganar, te parece que está haciendo trampa. El que no está jugando no se queja. Ley de taberna.
—También las vi, por cierto —vi a las hermanas Muriel, poniéndome la mano sobre una boca e imitando un hipo, para hacerle saber a Bridgitte que la había visto callar a su hermana—. Perdón. Han sido… unos meses rudos, he tenido que observar cuidadosamente… todo —suspiré, pasándome los dedos por los párpados. Agité la mano para invitarla a continuar—. ¿Qué decías, encontrar qué?
No esperaba una respuesta, claro.
—Asumo —dije en voz alta, posiblemente era más útil que los demás supieran mi tren de pensamiento para corregirme y apuntar grupalmente en la dirección correcta—, que ustedes pueden salir si algunos de nosotros quedamos atrapados. ¿Es equivalente? ¿Uno por uno? —le sonreí con pocas ganas al cazador—. Ni puedes atrapar el conejo, no sé qué te ha hecho pensar que a uno de nosotros sí.
En realidad sí lo sé, la enorme cara de imbécil que tengo, pero bueno.
Fui hacia la misma pintura que Eltrant. La pequeña era eso: una pequeña. Indiscreta. Bocazas. Eran sinónimos con ser niño. También había mostrado interés en mi y la elfa por nuestras orejas. Y hablando de la elfa… ¿Cómo es qué Valyria había hecho hablar niños en el pueblo de los ciempiés? ¿Dulces?
…No. Fue con extorsión. Valyria, maldita sea. No podía hacer esto aquí.
—Hola, ¿Matilda? Y yo soy Anders. Anders Ahlberg —me presenté, luego del herrero.
Le estaba hablando a un cuadro. En cierto modo estaba agradecido por haber visto a un hombre-bestia haciendo magia decenas de veces. Me quitaba mucho shock de encima con estas situaciones.
—¿Qué...? Hmm... ¿qué dicen en la colina de nosotros fuera de Sandorai? Aunque yo soy un semielfo, pero quiero ver si me aplica —dije, viendo de reojo a la mujer del mismo cuadro—. ¿Sabes cómo salir, pequeña? Mira... soy inofensivo, y si me dices lo que sepas, te prometo que te ayudaré a salir. Tengo un odio personal bastante grande por las traiciones, así que puedes confiar en mi palabra. ¡Pregúntale a Elt!
Apoyé el hacha en medio del cuadro, y observé a la mujer.
—No te preocupes por ella. No te va a jalar los pelos. No le voy a hacer nada tampoco, pero puedo cortar el cuadro en dos para que no te alcance. ¿Bien? Raven tampoco debería asustarte. ¿Lo conoces? —apunté a Asher—. Excentinela del Norte —me moví hacia Eltrant—. Lo he visto detener cosas que no se deberían con la piel —dije, viendo al hombre. Apunté al de la máscara—. Quebró una puerta con las manos. Y la chica que estaba aquí, hace ropa muy bonita, la vi matar un ciempiés gigante. Y… —apunté a Matt.
…Hmmm…
—Es Matt —dije como toda explicación—. La cosa es, puedo contarte cosas increíbles de casi todos los que te señalé. No debe preocuparte Raven, si puede morir, pueden matarlo, y hasta donde tengo entendido… también pueden con algunas cosas que no mueren.
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Flexea logros ajenos para intentar que Matilda hable, y supone muchas cosas. Interactúa con Matthew y Raymond.
Anders
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Hay una cierta inocencia en el hecho de que me hayan hecho un trato. ¿Una monja? ¿Haciendo tratos sobre almas? ¿Con esta ropa? Me siento halagada e insultada por partes iguales.- Si me sacan de aquí, os mostraré la hermosa belleza y gloria de mi Dios -digo, por si cuela y gano adeptos. ¿Quien sabe?
-Señoras y caballeros del cuadro, díganle a su amo que si intenta chuparme algo -digo, con un tono serio, mis ojos clavados en el cuadro.- Mejor que lo haga de rodillas y tras varias cenas. No soy una chica fa…-El rostro de mis amantes pasaron delante de mi rostro durante un segundo. Fue un segundo largo. Quizás un minuto… No le echéis mierdas a una adorable monja, mierda de lectores, en mi juventud tenía unos pechos tremendos.- No tan fácil…-Me recompongo, mirando en otra dirección. Suspiré, girando en dirección del resto, escuchando una frase curiosa.
-Hazle caso al muchacho…-digo, dándole una palmada en la espalda al caballero con su mano aun extendida.- Si ha dicho que no le cree una palabra al ser malévolo que se ha presentado como mi nieto es que tiene una buena cabeza…-replico, mientras miro al elfo con curiosidad. Veo como empieza su pantomima. Realmente era un alma pura. No tanto intención de manipular como de calmar y ayudar. Ah…la juventud. Esto es un soplo de aire fresco para el alma…Pero reconozco cuando el joven dijo lo de es Matt.
-No conozco a nadie aquí -digo, sobre el hombro del elfo, mirando a la niña- Pero lo que este joven tiene en la voz es fe. Fe en los que los rodean…y en ti -digo, acercándome ligeramente, observando el rostro infantil con curiosidad. Mi sonrisa se endulza, mientras algo negro recorre mi alma. Conocía esa sensación…Era la misma con la que había empujado esa silla con mi pie, la misma con la que escondí la daga bajo la cama y la misma con la que prendí fuego al obispo de Roilkat. No me gustaba cuando la gente abusaba de niños…- Así que si tienes algo que nos puedas decir…sería de agradecer -Replico, con una tierna sonrisa.
-Señoras y caballeros del cuadro, díganle a su amo que si intenta chuparme algo -digo, con un tono serio, mis ojos clavados en el cuadro.- Mejor que lo haga de rodillas y tras varias cenas. No soy una chica fa…-El rostro de mis amantes pasaron delante de mi rostro durante un segundo. Fue un segundo largo. Quizás un minuto… No le echéis mierdas a una adorable monja, mierda de lectores, en mi juventud tenía unos pechos tremendos.- No tan fácil…-Me recompongo, mirando en otra dirección. Suspiré, girando en dirección del resto, escuchando una frase curiosa.
-Hazle caso al muchacho…-digo, dándole una palmada en la espalda al caballero con su mano aun extendida.- Si ha dicho que no le cree una palabra al ser malévolo que se ha presentado como mi nieto es que tiene una buena cabeza…-replico, mientras miro al elfo con curiosidad. Veo como empieza su pantomima. Realmente era un alma pura. No tanto intención de manipular como de calmar y ayudar. Ah…la juventud. Esto es un soplo de aire fresco para el alma…Pero reconozco cuando el joven dijo lo de es Matt.
-No conozco a nadie aquí -digo, sobre el hombro del elfo, mirando a la niña- Pero lo que este joven tiene en la voz es fe. Fe en los que los rodean…y en ti -digo, acercándome ligeramente, observando el rostro infantil con curiosidad. Mi sonrisa se endulza, mientras algo negro recorre mi alma. Conocía esa sensación…Era la misma con la que había empujado esa silla con mi pie, la misma con la que escondí la daga bajo la cama y la misma con la que prendí fuego al obispo de Roilkat. No me gustaba cuando la gente abusaba de niños…- Así que si tienes algo que nos puedas decir…sería de agradecer -Replico, con una tierna sonrisa.
Niun de Usbisne
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Aquella corazonada de "no perderme" había interrumpido mi lectura; estaba concentrada tratando de encontrar algo, pero nada era muy interesante como para leer a profundidad.
El que estaba ojeando inicialmente tenía escritos muy dramáticos y profundos que reflejaban preguntas existenciales. ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida?
El siguiente libro que quería revisar era el que tenía aspecto misterioso y oscuro, pero al abrirlo me desilusionó encontrar puras páginas en blanco.
Le dí los últimos mordiscos al pan que me había preparado y tomé un poco de agua para revisar el último libro que había traído conmigo. Suspiré y pensé un momento en la situación en la que nos encontrábamos. ¿Debería preocuparme? ¿Estamos realmente en peligro? ¿Está bien que confíe en esa gente para que resuelva este "misterio"?
Claramente estaba un poco desconcertada al perder mis habilidades y que este señor tuviera esa aura un tanto oscura, pero ¿Para qué nos invitó? ¿Qué quiere? Realmente dudaba que hubiese invitado a tanta gente a que lo cazaran, a menos que aquello lo hiciera sentir bien. Tal vez lo estoy subestimando mucho pero tal vez él también nos subestima. En fin, quiero saber qué sucede así que sólo debo continuar.
Me acosté boca abajo sobre aquella cama y abrí el libro. Este último fue el más interesante porque relataba la comunicación a través de unas cartas anónimas.
Acertijos, aventuras y retos abundaban en aquellas cartas para conseguir las siguientes. Esa complicidad y esa adrenalina de no saber qué pasará en la siguiente carta crearon ese amor silencioso y ciego que los llevó a finalmente encontrarse, dudar de sus emociones porque había otro caballero cortejando a la chica y luego... La confesión del verdadero amor.
A pesar de que la historia me encantó preferí hacer una lectura muy rápida. Quería relajarme y disfrutar de mi estancia, pero algo estaba mal si todos los demás estaban tan tensos e insistentes en salir.
Antes de que se me fuera la inspiración tomé algo para escribir y en el segundo libro dejé un mensaje
El que estaba ojeando inicialmente tenía escritos muy dramáticos y profundos que reflejaban preguntas existenciales. ¿Por qué estamos aquí? ¿Cuál es el sentido de la vida?
El siguiente libro que quería revisar era el que tenía aspecto misterioso y oscuro, pero al abrirlo me desilusionó encontrar puras páginas en blanco.
Le dí los últimos mordiscos al pan que me había preparado y tomé un poco de agua para revisar el último libro que había traído conmigo. Suspiré y pensé un momento en la situación en la que nos encontrábamos. ¿Debería preocuparme? ¿Estamos realmente en peligro? ¿Está bien que confíe en esa gente para que resuelva este "misterio"?
Claramente estaba un poco desconcertada al perder mis habilidades y que este señor tuviera esa aura un tanto oscura, pero ¿Para qué nos invitó? ¿Qué quiere? Realmente dudaba que hubiese invitado a tanta gente a que lo cazaran, a menos que aquello lo hiciera sentir bien. Tal vez lo estoy subestimando mucho pero tal vez él también nos subestima. En fin, quiero saber qué sucede así que sólo debo continuar.
Me acosté boca abajo sobre aquella cama y abrí el libro. Este último fue el más interesante porque relataba la comunicación a través de unas cartas anónimas.
Acertijos, aventuras y retos abundaban en aquellas cartas para conseguir las siguientes. Esa complicidad y esa adrenalina de no saber qué pasará en la siguiente carta crearon ese amor silencioso y ciego que los llevó a finalmente encontrarse, dudar de sus emociones porque había otro caballero cortejando a la chica y luego... La confesión del verdadero amor.
A pesar de que la historia me encantó preferí hacer una lectura muy rápida. Quería relajarme y disfrutar de mi estancia, pero algo estaba mal si todos los demás estaban tan tensos e insistentes en salir.
Antes de que se me fuera la inspiración tomé algo para escribir y en el segundo libro dejé un mensaje
¿Qué hacemos aquí?
Bailar de un lado a otro esperando alguna canción
Sonreír fingiendo que no pasa nada
Esperar que pase algo
Querer...
¿Qué quieres?
___________
Resumen
Maga se queda en la habitación leyendo la novela romántica, que por cierto es muy genial, y luego se pone a escribir
Bailar de un lado a otro esperando alguna canción
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Esperar que pase algo
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¿Qué quieres?
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Magazubi
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
No fueron las palabras del cuadro lo que me pasó por arriba como una estampida de caballos, sino la sensación. Estornudé un par de veces, como lo hace cualquiera que siente algún tipo de alergia excepto que...
No huelo nada— le susurré a mi acompañante —Matt, esto es malo, muy ma- — y ahí me golpeó. Estiré un brazo apenas, como para que nadie más lo note y.. Nada. De nuevo.. tampoco. No podía cambiar, ni siquiera un poco. Sentía que mi sentido del olfato se había ido en su mayor parte.
"El cuadro habló de habilidades.. Pero esto no es una habilidad, es parte de mi naturaleza ¿Cómo puede..?" siendo un cuadro parlante, la respuesta era demasiado obvia: magia.
Sentía como el pulso se me aceleraba cada vez más ante la idea de estar encerrado, por siempre, sin poder.. "Respira Hadden, respira, está todo en tu cabeza" cerré los ojos un momento, apoyando una mano en el hombro de Matthew para disimular.
Miré el piso. Las tablas eran anchas, de un color bastante oscuro. Las vetas de la madera parecían seguir a lo largo de las diferentes secciones, como si fuese el corazón de un solo árbol el que abarcaba toda la habitación.
No presté demasiada atención al chico que llegó con.. ¿Arena? Y provocó una muy mala reacción en Matt. Normalmente hubiese tenido una reacción similar pero ahora.. Con algo de suerte, solo Matt de daría cuenta y Niun solo me vería un poco pálido.
¿Tu amante? ¿Qué, tienes una pareja oficial de la que no me contaste?— dije en voz baja, para que solo Matt me escuche —No me sorprendería, pero anda, pobre de tu esposa o prometida.
Toda la sala se recompuso, como una imagen que volvía a trazarse sobre un lienzo en blanco. No vimos el movimiento de los muebles, ni como se desapilaron de a poco los cuadros ni como volvieron a las paredes. Simplemente lo hicieron espontáneamente, como si ese fuese su lugar en el universo y el creador del mismo volviese a colocar todo en su lugar.
Nos volvimos a acercar a la pared donde descansaban los cuadros. Matthew era... Matt. Como siempre. Los demás intentaban, muy evidentemente, convencer a los demás integrantes del mural. Aunque con esa actitud únicamente compradora dudaba que llegáramos a mucho.
Suspiré, mirando el resto de la pintura. Ladeé apenas la cabeza cuando vi unos... ¿Gatitos? Seguramente alguien los habría cortado de la pintura ente tanto forcejeo, porque no estaban allí antes. Y lucían hasta.. ¿Tiernos? Nunca había sido una persona de gatos, pero ahora como que me faltaba algo.
Nunca me había detenido a ver unos gatitos tan de cerca— le comenté a la chica que estaba de mi lado de la pintura mientras movía un dedo delante de ellos, viendo a ver si jugaban —..normalmente no podía ni tener un gato a diez metros. Creo que quizás tenga que ver con esto de las habilidades... ¿No?— no se me ocurría otra explicación, pero al mirar a la chica se notaba que mis ojos aún conservaban algo de chispa.
Miré de reojo al resto del grupo, que conversaba con otros cuadros y las demás compañeras (¿o hermanas?) de la chica a la que le estaba hablando —Disculpa, ¿te llamas Bridgette, cierto?— no hablaba demasiado algo, más por mi estado de ánimo que otra cosa. Estaba en ese momento de tranquilidad reconfortante luego de pasar gran estrés.
¿Son tuyos? No se me ocurre como alguien podía querer atrapar a unos pobres animalitos así... Bueno, a las personas tampoco, pero son gatitos, hasta la mayoría de los ceiminales no le haría nada a un gatito— reí un poco, mirando al virrey —Y disculpa lo de recién y todo esto. Matt es medio... Especial, por ponerlo ligero— sonreí de lado con algo de complicidad, aún hablando solo a Bridgette —Es uno de esos hombres, ¿me entiendes?
No huelo nada— le susurré a mi acompañante —Matt, esto es malo, muy ma- — y ahí me golpeó. Estiré un brazo apenas, como para que nadie más lo note y.. Nada. De nuevo.. tampoco. No podía cambiar, ni siquiera un poco. Sentía que mi sentido del olfato se había ido en su mayor parte.
"El cuadro habló de habilidades.. Pero esto no es una habilidad, es parte de mi naturaleza ¿Cómo puede..?" siendo un cuadro parlante, la respuesta era demasiado obvia: magia.
Sentía como el pulso se me aceleraba cada vez más ante la idea de estar encerrado, por siempre, sin poder.. "Respira Hadden, respira, está todo en tu cabeza" cerré los ojos un momento, apoyando una mano en el hombro de Matthew para disimular.
Miré el piso. Las tablas eran anchas, de un color bastante oscuro. Las vetas de la madera parecían seguir a lo largo de las diferentes secciones, como si fuese el corazón de un solo árbol el que abarcaba toda la habitación.
No presté demasiada atención al chico que llegó con.. ¿Arena? Y provocó una muy mala reacción en Matt. Normalmente hubiese tenido una reacción similar pero ahora.. Con algo de suerte, solo Matt de daría cuenta y Niun solo me vería un poco pálido.
¿Tu amante? ¿Qué, tienes una pareja oficial de la que no me contaste?— dije en voz baja, para que solo Matt me escuche —No me sorprendería, pero anda, pobre de tu esposa o prometida.
Toda la sala se recompuso, como una imagen que volvía a trazarse sobre un lienzo en blanco. No vimos el movimiento de los muebles, ni como se desapilaron de a poco los cuadros ni como volvieron a las paredes. Simplemente lo hicieron espontáneamente, como si ese fuese su lugar en el universo y el creador del mismo volviese a colocar todo en su lugar.
Nos volvimos a acercar a la pared donde descansaban los cuadros. Matthew era... Matt. Como siempre. Los demás intentaban, muy evidentemente, convencer a los demás integrantes del mural. Aunque con esa actitud únicamente compradora dudaba que llegáramos a mucho.
Suspiré, mirando el resto de la pintura. Ladeé apenas la cabeza cuando vi unos... ¿Gatitos? Seguramente alguien los habría cortado de la pintura ente tanto forcejeo, porque no estaban allí antes. Y lucían hasta.. ¿Tiernos? Nunca había sido una persona de gatos, pero ahora como que me faltaba algo.
Nunca me había detenido a ver unos gatitos tan de cerca— le comenté a la chica que estaba de mi lado de la pintura mientras movía un dedo delante de ellos, viendo a ver si jugaban —..normalmente no podía ni tener un gato a diez metros. Creo que quizás tenga que ver con esto de las habilidades... ¿No?— no se me ocurría otra explicación, pero al mirar a la chica se notaba que mis ojos aún conservaban algo de chispa.
Miré de reojo al resto del grupo, que conversaba con otros cuadros y las demás compañeras (¿o hermanas?) de la chica a la que le estaba hablando —Disculpa, ¿te llamas Bridgette, cierto?— no hablaba demasiado algo, más por mi estado de ánimo que otra cosa. Estaba en ese momento de tranquilidad reconfortante luego de pasar gran estrés.
¿Son tuyos? No se me ocurre como alguien podía querer atrapar a unos pobres animalitos así... Bueno, a las personas tampoco, pero son gatitos, hasta la mayoría de los ceiminales no le haría nada a un gatito— reí un poco, mirando al virrey —Y disculpa lo de recién y todo esto. Matt es medio... Especial, por ponerlo ligero— sonreí de lado con algo de complicidad, aún hablando solo a Bridgette —Es uno de esos hombres, ¿me entiendes?
•••
Tengo casi un ataque de pánico una pequeña charla con Matt y me quedo hablando de gatitos y hombres con Bridgette.
Hadden Payne
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
-Cielo, no discutamos frente conocidos - Dijo el Estafador sonriendo con amabilidad - Lo charlaremos mejor cuando lleguemos a casa- Si bien la discusión entre ellos parecía igual a la de siempre, no pasó desapercibido para Owens que el Licántropo estaba nervioso. Le rodeó los hombros con un brazo y lo acerco, intentando transmitirle el mensaje de que él estaba allí, que no se preocupara.
Había algo muy distinto en Anders, la mirada de Matthew pasó de ser confiada y altanera, a una sospecha. Ese elfo se veía como el elfo que él recordaba, pero su porte era más duro, sus gestos más resueltos, y ya no se ponía a lloriquear como lo había hecho en la última ocasión. Era un tiempo considerable sin verse, pero ¿Que tantas cosas podrían haber pasado como para que el cambio fuera tan brusco? El recuerdo de los acontecimientos de Sandorai vinieron a la mente del Estafador durante un segundo “Nah, mucha casualidad” desechó la idea.
Mientras hablaban, Matt iba recibiendo las imágenes que el dragón veía al recorrer la casa. Era un sitio bastante grande, habían muchas salas para recorrer así que internamente Owens agradeció el no tener que hacerlo a pie, pero lo que se repetía en todas ellas era la falta de personal. No había nadie en todo el lugar, solo los invitados de esa sala y los cuadros parlantes.
Las damas del trozo de tela que le había pasado Irinnil desaparecieron, solo para regresar al cuadro original. Lo mismo había pasado con todo el resto de las pinturas “Claramente en la fuerza bruta no está la respuesta” pensó el humano. Tenía algunos implementos en su equipo, sobre todo armas, venenos y runas, pero sí podía evitar usar la violencia entonces mucho mejor.
-Ciertamente nuestros modales no han sido los mejores, Señorita - Dijo Matt con un tono de profunda vergüenza - En verdad lo lamento, le pedimos perdón en nombre nuestro y no de los demás - Que el resto busque su propio modo de salir - Aquí con mi compañero nos vimos involucrados en todo este asunto por pura casualidad, sólo estábamos ayudando a mi anciana Abuela a que llegue - Señaló a Niun - A su edad a veces pierde la memoria y se desorienta, así que puede imaginar que de ninguna manera podía dejarla venir sola -
Eso parecía cuadrar bien para la dama más delicada, con un poco de ayuda de Hadden y sus adorables miradas quizás podrían convencerla. Luego Matthew puso el ojo en la señorita que ofrecía de beber, esa tenía el tinte de la picardía, el Virrey se sonrió ya que era un terreno mucho más cómodo para moverse.
-El tal Owens prefiere usar la palabra antes que los puños ¿Saben que la lengua es el músculo más fuerte en relación a su tamaño? Y no es por presumir, pero la ejercito a diario - Sonrió de modo travieso - Ciertamente la oferta de quedarme aquí con tan encantadoras damas es sumamente tentadora, no tendría problema alguno en aceptar pero... Tengo a mucha gente que depende de que yo regrese sano y salvo - Agachó la cabeza acongojado - Es un peso enorme el que llevo sobre mis hombros, no puedo abandonarme a mi egoísmo y quedarme aquí a disfrutar, debo cumplir con mi deber como Virrey - Su tono estaba en el punto justo entre la congoja, el heroísmo y la resolución.
Había algo muy distinto en Anders, la mirada de Matthew pasó de ser confiada y altanera, a una sospecha. Ese elfo se veía como el elfo que él recordaba, pero su porte era más duro, sus gestos más resueltos, y ya no se ponía a lloriquear como lo había hecho en la última ocasión. Era un tiempo considerable sin verse, pero ¿Que tantas cosas podrían haber pasado como para que el cambio fuera tan brusco? El recuerdo de los acontecimientos de Sandorai vinieron a la mente del Estafador durante un segundo “Nah, mucha casualidad” desechó la idea.
Mientras hablaban, Matt iba recibiendo las imágenes que el dragón veía al recorrer la casa. Era un sitio bastante grande, habían muchas salas para recorrer así que internamente Owens agradeció el no tener que hacerlo a pie, pero lo que se repetía en todas ellas era la falta de personal. No había nadie en todo el lugar, solo los invitados de esa sala y los cuadros parlantes.
Las damas del trozo de tela que le había pasado Irinnil desaparecieron, solo para regresar al cuadro original. Lo mismo había pasado con todo el resto de las pinturas “Claramente en la fuerza bruta no está la respuesta” pensó el humano. Tenía algunos implementos en su equipo, sobre todo armas, venenos y runas, pero sí podía evitar usar la violencia entonces mucho mejor.
-Ciertamente nuestros modales no han sido los mejores, Señorita - Dijo Matt con un tono de profunda vergüenza - En verdad lo lamento, le pedimos perdón en nombre nuestro y no de los demás - Que el resto busque su propio modo de salir - Aquí con mi compañero nos vimos involucrados en todo este asunto por pura casualidad, sólo estábamos ayudando a mi anciana Abuela a que llegue - Señaló a Niun - A su edad a veces pierde la memoria y se desorienta, así que puede imaginar que de ninguna manera podía dejarla venir sola -
Eso parecía cuadrar bien para la dama más delicada, con un poco de ayuda de Hadden y sus adorables miradas quizás podrían convencerla. Luego Matthew puso el ojo en la señorita que ofrecía de beber, esa tenía el tinte de la picardía, el Virrey se sonrió ya que era un terreno mucho más cómodo para moverse.
-El tal Owens prefiere usar la palabra antes que los puños ¿Saben que la lengua es el músculo más fuerte en relación a su tamaño? Y no es por presumir, pero la ejercito a diario - Sonrió de modo travieso - Ciertamente la oferta de quedarme aquí con tan encantadoras damas es sumamente tentadora, no tendría problema alguno en aceptar pero... Tengo a mucha gente que depende de que yo regrese sano y salvo - Agachó la cabeza acongojado - Es un peso enorme el que llevo sobre mis hombros, no puedo abandonarme a mi egoísmo y quedarme aquí a disfrutar, debo cumplir con mi deber como Virrey - Su tono estaba en el punto justo entre la congoja, el heroísmo y la resolución.
Matthew Owens
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Hubo reacciones distintas ante la quema de cuadros. Algunos se empeñaron en salvarlos. Otros, no tanto. El elfo sugirió que siguiese con lo que estaba haciendo, pero al final...
No importó.
Me mantuve callado cuando todo volvió a como estaba en un principio y apagué la llama de mi mano. Aquello no iba a funcionar, entonces. No temían arder. ¿Que me estaba perdiendo?
Cuando Eltrant volvió con sus noticias, fruncí el ceño. ¿Raven no estaba allí? ¿Como podía vernos, entonces...? Sin magia ni encantamientos... Sospechaba que habría sido mediante el propio retrato, pero no parecía ser el caso.
Y entonces, lo entendí.
-...Da igual lo que queme o no. No funcionará aquí.- dije. El hecho de que hubiese apagado mi Fuego Etéreo con lo que sólo podía ser magia dejaba claro que había algún tipo de truco. Aquello no era simplemente magia que arreglase cosas y las devolviese a su sitio, era algo más. Un control absoluto de aquel lugar.
Los cuadros no temían ser calcinados, pero si tenian miedo al anfitrión de aquel lugar. Con lo anterior, y lo que había dicho Eltrant, solo quedaba una posible solución.
-Ya estamos dentro del cuadro.- dije, finalmente. El pintor debía ser el mismo Raven. Aquello era un problema. Sin embargo, aún teníamos posibilidades. Por lo que había dicho, teníamos tiempo para revertirlo. Debía ser así como nos había robado nuestras aptitudes. Debía estar "robando" también nuestras mentes.
Sin embargo, no iba a ponerme a cooperar con un puñado de cuadros que obviamente no habían salido de allí con éxito. Raven tenía control sobre ellos, después de todo. "Si no quieres perder un brazo..." Podía pintarlos sin ellos. Manipular sus cuerpos como a cualquier pintura.
-Eso es lo que ocurre a las doce, ¿hmm? La pintura se seca y puede controlaros.- dije, mirandolos con interés. -Si eso es cierto, aún no tiene ese control sobre nosotros. Puede controlar el lugar, pero a nosotros no.- Me mantuve pensativo. ¿Como me libraba de aquello? La invisibilidad no me había ayudado. Por supuesto, pintar a alguien invisible era muy sencillo, tanto como no hacerlo.
-¿Discrepancia de aspecto...?- murmuré. La única forma de diferenciar a alguien en una pintura era mediante su apariencia. Existía la posibilidad de que nuestros cuerpos estuviesen fuera del cuadro, inconscientes. Si mi apariencia en el cuadro era distinta a mi apariencia real, quizás pudiese romper la conexión. Cambiarla no era difícil, pero si el cambio era mayor, era probable que fuese más difícil de arreglar. Y, ya que iba a hacer eso...
Me acerqué al cuadro que había destrozado antes. El retrato de Lord Raven.
-Debes estar muy acostumbrado a robarle cosas a los demás, ¿hmm?- Lentamente, busqué entre los bolsillos que llevaba a la cintura y saqué lo que buscaba. Una barra de chocolate, envuelta y bien conservada. La introduje en mi boca y comencé a masticar. Sabía bien. -Bueno, quien roba a un ladrón...- Y con un chasquido de dedos, tragué. [1]
Mi aspecto cambió al instante. En frente del retrado de Raven me encontraba yo... el mismo Raven. Esbocé aquella sonrisa burlona que el tipo había mostrado antes, junto a la pose.
-Ah, que decepcionado estoy. Que terribles y estúpidos sois todos por no ver mi evidente y absurda trampa. ¡Oh, jo jo jo jo!- dije sarcástico, imitando esa voz irritante sin que saliese del todo. -Pero a quien intento engañar. Soy el fantástico y esplendioroso Lord Raven. ¡Mi absurdo plan de traer gente peligrosa a mi mansión cuadro no tiene fisura alguna! ¡Oh, jo jo jo jo!-
Si mi idea funcionaba... bueno, me libraba de aquello. Si no, era posible que la burla consiguiese provocarlo. O al menos entretuviese a los demás retratos.
Ja, creíais que iba a haber meteoritos.PERO FUI YO, RAVEN
[1] Objeto: Chocolate del Ecinoccio. [Consumible] Al consumir esta barra de chocolate, adoptarás durante dos rondas el aspecto (sólo el aspecto) de una persona que conozcas muy bien o de alguien que hayas visto en el tema en curso.
Revelo el "donde" estamos realmente y uso mis Asheranigans para copiar el aspecto de Raven y burlarme un tanto
No importó.
Me mantuve callado cuando todo volvió a como estaba en un principio y apagué la llama de mi mano. Aquello no iba a funcionar, entonces. No temían arder. ¿Que me estaba perdiendo?
Cuando Eltrant volvió con sus noticias, fruncí el ceño. ¿Raven no estaba allí? ¿Como podía vernos, entonces...? Sin magia ni encantamientos... Sospechaba que habría sido mediante el propio retrato, pero no parecía ser el caso.
Y entonces, lo entendí.
-...Da igual lo que queme o no. No funcionará aquí.- dije. El hecho de que hubiese apagado mi Fuego Etéreo con lo que sólo podía ser magia dejaba claro que había algún tipo de truco. Aquello no era simplemente magia que arreglase cosas y las devolviese a su sitio, era algo más. Un control absoluto de aquel lugar.
Los cuadros no temían ser calcinados, pero si tenian miedo al anfitrión de aquel lugar. Con lo anterior, y lo que había dicho Eltrant, solo quedaba una posible solución.
-Ya estamos dentro del cuadro.- dije, finalmente. El pintor debía ser el mismo Raven. Aquello era un problema. Sin embargo, aún teníamos posibilidades. Por lo que había dicho, teníamos tiempo para revertirlo. Debía ser así como nos había robado nuestras aptitudes. Debía estar "robando" también nuestras mentes.
Sin embargo, no iba a ponerme a cooperar con un puñado de cuadros que obviamente no habían salido de allí con éxito. Raven tenía control sobre ellos, después de todo. "Si no quieres perder un brazo..." Podía pintarlos sin ellos. Manipular sus cuerpos como a cualquier pintura.
-Eso es lo que ocurre a las doce, ¿hmm? La pintura se seca y puede controlaros.- dije, mirandolos con interés. -Si eso es cierto, aún no tiene ese control sobre nosotros. Puede controlar el lugar, pero a nosotros no.- Me mantuve pensativo. ¿Como me libraba de aquello? La invisibilidad no me había ayudado. Por supuesto, pintar a alguien invisible era muy sencillo, tanto como no hacerlo.
-¿Discrepancia de aspecto...?- murmuré. La única forma de diferenciar a alguien en una pintura era mediante su apariencia. Existía la posibilidad de que nuestros cuerpos estuviesen fuera del cuadro, inconscientes. Si mi apariencia en el cuadro era distinta a mi apariencia real, quizás pudiese romper la conexión. Cambiarla no era difícil, pero si el cambio era mayor, era probable que fuese más difícil de arreglar. Y, ya que iba a hacer eso...
Me acerqué al cuadro que había destrozado antes. El retrato de Lord Raven.
-Debes estar muy acostumbrado a robarle cosas a los demás, ¿hmm?- Lentamente, busqué entre los bolsillos que llevaba a la cintura y saqué lo que buscaba. Una barra de chocolate, envuelta y bien conservada. La introduje en mi boca y comencé a masticar. Sabía bien. -Bueno, quien roba a un ladrón...- Y con un chasquido de dedos, tragué. [1]
Mi aspecto cambió al instante. En frente del retrado de Raven me encontraba yo... el mismo Raven. Esbocé aquella sonrisa burlona que el tipo había mostrado antes, junto a la pose.
-Ah, que decepcionado estoy. Que terribles y estúpidos sois todos por no ver mi evidente y absurda trampa. ¡Oh, jo jo jo jo!- dije sarcástico, imitando esa voz irritante sin que saliese del todo. -Pero a quien intento engañar. Soy el fantástico y esplendioroso Lord Raven. ¡Mi absurdo plan de traer gente peligrosa a mi mansión cuadro no tiene fisura alguna! ¡Oh, jo jo jo jo!-
Si mi idea funcionaba... bueno, me libraba de aquello. Si no, era posible que la burla consiguiese provocarlo. O al menos entretuviese a los demás retratos.
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Ja, creíais que iba a haber meteoritos.
[1] Objeto: Chocolate del Ecinoccio. [Consumible] Al consumir esta barra de chocolate, adoptarás durante dos rondas el aspecto (sólo el aspecto) de una persona que conozcas muy bien o de alguien que hayas visto en el tema en curso.
Revelo el "donde" estamos realmente y uso mis Asheranigans para copiar el aspecto de Raven y burlarme un tanto
Asher Daregan
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Y la ventana abrí: revolcando
vi entonces un cuervo venerando
como ave de otra edad;
sin mayor ceremonia entró en mis salas
con gesto señorial y negras alas
y sobre un busto, en el dintel, de Palas
posóse y nada más.
La sala estaba por fin vacía. Las sillas en semicírculo habían quedado desordenada ante la partida de los habitantes de Colina. Al lado de aquel semicirculo ahora desordenado,La fruta fresca que el alcalde solía mantener en su sala de juntas era lo único que parecía seguir teniendo vida de aquella sala.
Estaba cansado. Lo suficiente como para dormir durante dos semanas. O quizás un año. Pero había cosas que tenía que terminar en la taberna. Algunas de las piezas acababan de terminar de secarse y necesitaba... perfeccionarlas.
No tendría, pues la suerte de dormir largo y tendido aquella noche. esa suerte. No si quería mantener tranquilos a los habitantes de colina. Su palabra era la ley para la mayoría de... habitantes en aquel pueblo y no podía por lo tanto mostrar signo de flaqueza alguno. Se acercó a la última de las sillas de aquel lugar y la reorganizó en su posición habitual hasta que quedaron perfectamente organizadas. Sopló una de las últimas velas que mantenían iluminada aquella habitación dejándola así en una sombra parcial y como sumido en sus pensamientos sus ojos juguetearon entre los trazos del cuadro principal de aquella estancia, un salón a su vez lleno de cuadros y vacío de personas más que las dibujadas en las pinturas.
Se llevó la mano a su bigote negro intentando ordenarlo antes de que un grito lo sobresaltase e hiciese salir de la habitación de manera apresurada y dejando la última vela encendida en la habitación.
Raven sonrió ante la perfecta silueta de Mérida en la sala que acababa de terminar de pintar. La inexpresividad de la chica en la imagen parecía darle impulso a seguir pintando y en el momento justo en el que su pincel terminó aquella parte del retrato: Raven sentía el éter de aquella bruja fluir a través de la pintura, el pincel y... directamente a su mano.
Ese leve cosquilleo tan conocido para aquel hombre era la muestra final de que aquella parte de su proyecto había finalizado y... Mérida había pasado a ser parte de su colección de habilidades.
Estiró sus brazos y se limpió las manos en su paño de acetona, observando su composición cada vez más rica en pequeños trazos. El tal Matthew Owens había resultado ser un descubrimiento bastante interesante. Estaba seguro que además de sus habilidades podría hacer uso de su condición de Virrey en algún punto en cuestió. Además el hombre parecía venir cargando un séquito variopinto y aunque la monja en particular le erizaba el cabello de la nuca... estaba contento de poder plasmar en su pintura por primera vez la grandiosidad que envuelve a la religión. Las habilidades de aquella mujer sin duda iban a ser bastante productivas en masa.
Raven había estado confundido en un momento en particular por la ofrenda casi de la nada que Raymond había entregado a Arnau: No era la primera vez que uno de sus... modelos aderezaban su obra con elementos personales, el propio Arnau llevaba más de tres siglos persiguiendo al mismo conejo en su lienzo... pero... si bien conocía a aquel campesino y una de las cosas que lo había atraído de él precisamente era su avaricia... No estaba muy seguro que quisiese que aquello se convirtiese en un juego fuera de su control, pero ... a la vez. No podrían ir muy lejos.
Sus ojos siguieron su obra maestra buscando la perfección en sus trazos y… ante ellos donde hasta hacía minutos había estado retocando la figura del hombre- lobo.. ahora se veí a él mismo. Pestañeó varias veces como si no se lo creyese. Frunció el ceño molesto y llevó su paño de acetone a la Pintura borrando y volviendo a pintar a Asher… todas las veces con el mismo resultado que acababa en su cara en el cuadro. Resopló molesto… pero algo en aquella actitud le gusto. Asher tan solo había mostrado otro de los motivos por el que lo había escogido para ser uno de sus modelos en la Pintura. Su astucia sin duda… sería una buena adquisición.
Además cuanto más tiempo perdiese en aquello… menos tendría para escapar de allí y eso… eso le gusto aún más. Así que sonrió.
La más pequeña de sus invitadas parecía haberse entretenido con uno de sus libros. Por unos segundos Raven consideró si contestar o no sus intentos de obtener información en forma de preguntas. Los avances de aquella pequeña sobre aquel libro podrían hacerla entender la manera justa en la que él había tomado contacto con ellos a través... bueno, a través de la tinta en los pergaminos que recibieron. Finalmente se decidió contestar de una manera contundente marcando levemente el libro que tenía en sus manos con unos trazos finos de su pincel más pequeños, apenas dos cerdas:
Contestó y tras varios minutos escrito aquello, lo borró de nuevo y volvió a dejar el libro que aquella chica leía. Desvió su atención de aquella pequeña y... entonces la vió.
-No- dijo simplemente- No... No... No- se acercó al lateral del lienzo fijándo su mirada sobre la mano de Valyria alcanzando unas Biusas... de manera exitosa.
Raven miró al reloj de pared frente a él que marcaba exactamente las 9 de la noche. Su gesto hasta ahora tranquilo había cambiado cierta pasividad por estrés camuflado de sátira. Agarró el borde del lienzo donde se encontraba una casi terminada de pintar Valyria y acercó poco a poco su cara hasta ella. La vió obtener una de aquellas Biusas y... la fruta se materializó en su mano como... salida de algún otro lugar.
El hombre tiró a un lado el trapo que portaba,
-MOOOOOORTIMER.- gritó lleno re rabia. - ¿DÓNDE ESTÁS PEDAZO DE... BOLA CON PATAS?.-
La estancia retumbó por un segundo y tras varios gritos más la única puerta en la habitación donde se encontraba Raven se abrió dejando entrar la luz intensa de una sala contigua bastante más iluminada que aquella.
-Señor me.. me llama.. ¿me llamabas?- dijo la voz de aquel hombre fornido y gordinflón con un bigote largo que le ocultaba la boca.
-¡A voces!- dijo Raven empujando a un lado la mesa de pinceles que rodó al suelo-
-Lo siento señor estaba... bueno... ya sabe los habitantes de colina llevan años sospechando... y desde lo de Matilda cada vez son más difícil de mantener entretenidos. No quiero criticar tus habilidades ni nada por el estilo pero... bueno creo que tus poderes son más efectivos sobre lienzos que sobre metal la chica parece carecer de.. bueno de..
- CÁLLATE TROZO DE CARNE EMPLUMADO- dijo Raven. Agarró el cuello de Mortimer y lo forzó a acercarse al cuadro para enfocarse en Valyria y Asher.-Dime que no estoy viendo lo que creo que estoy viendo..- dijo
- El lobo ahora...¡JÁ eres tú!... Te sienta mejor cuando tienes menos pelo pero he de decir que...- Raven le dirigió una mirada significativa y Mortimer rectificó rápidamente- La... elfa... esta... ¿Comiéndose una Biusa? - dijo el hombre, confundido.
-Mi Biusa.- dijo Raven intentando calmarse.
-Señor... si es por Biusas esté tranquilo que puedo- dijo Mortimer de manera despreocupada.
Raven agarró el trapo que había tirado al suelo y se lo lanzó a la cara a Mortimer que lo esquivó por poco y miró primero a Raven y después a Valyria en repetidas ocasiones.
-¡OH!- dijo finalmente- Una de esas Biusas....- Mortimer tragó saliva.-Pero... pero... tranquilo señor esto claramente no es nada. Tan solo quedan tres horas y tendrían que descubrir exactamente... Claramente aún tienes ventaja.
Raven lo miró por un segundo y tras pensarlo agarró un trozo de metal y comenzó a trazar líneas sobre el mismo, de manera furiosa..
- Ventajas- lo corrigió mientras sonreía.
Estaba cansado. Lo suficiente como para dormir durante dos semanas. O quizás un año. Pero había cosas que tenía que terminar en la taberna. Algunas de las piezas acababan de terminar de secarse y necesitaba... perfeccionarlas.
No tendría, pues la suerte de dormir largo y tendido aquella noche. esa suerte. No si quería mantener tranquilos a los habitantes de colina. Su palabra era la ley para la mayoría de... habitantes en aquel pueblo y no podía por lo tanto mostrar signo de flaqueza alguno. Se acercó a la última de las sillas de aquel lugar y la reorganizó en su posición habitual hasta que quedaron perfectamente organizadas. Sopló una de las últimas velas que mantenían iluminada aquella habitación dejándola así en una sombra parcial y como sumido en sus pensamientos sus ojos juguetearon entre los trazos del cuadro principal de aquella estancia, un salón a su vez lleno de cuadros y vacío de personas más que las dibujadas en las pinturas.
Se llevó la mano a su bigote negro intentando ordenarlo antes de que un grito lo sobresaltase e hiciese salir de la habitación de manera apresurada y dejando la última vela encendida en la habitación.
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- Arnau:
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Los ojos de Arnau centellearon al vislumbrar el objeto que Raymond le ofrecía. Tan solo unos metros lo separaban de él y no podía creerse que su plan hubiese funcionado de manera tan... sencilla. Se preparaba para lleva su invitado a la sala de....
-Eh! ¡tú! Vuelveeee... vuelve estúp... no ves que tan solo es una cría... ella no... ella no.- Arnau dio una patada a una de las piedras en el fondo de su cuadro y uno de los conejos a los que perseguía echó a correr y desapareció entre la hierba alta del cuadro. Aquel elfo le había arruinado su momento... Pero sus ojos se posaron en Irinnil, que molesta no había aceptado su solicitud. Algo le dijo a Arnau que con ella no todo estaba perdido. El hombre se acercó al extremo más cercano donde estaba la vampiro y le sonrió con una mirada tranquila.
-No te pareces mucho a tu padre- dijo iniciando conversación-Y te lo digo como un cumplido- susurró el hombre-A veces pienso que el de arriba le da... beneficios a aquellos a quien no se lo merecen. Y maldiciones a los que como ambos.. tan solo merecemos dones. - suspiró y se limpió las uñas en su camisa- Mi oferta sigue en pie- dijo el hombre y miró a arriba a abajo a Irinnil- para aderezarla... te diré que si me sigues al final de la media noche serás la única beneficiada de este grupo.Permíteme la osadía... pero no se te ve como una persona a la que le guste perder- Arnau se acicaló sus cabellos y esperó la respuesta de Irinnil.
- Bridgitte y Gabriella:
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Bridgitte rió mientras escuchaba a Hadden, en parte por la cantidad de alcohol que había ingerido en la pasada media hora... en parte porque el muchacho asumía que ella sabía a qué se refería con "esos hombres"
-Todos somos "esos hombres" ¿O esque acaso tú has venido a hablarme de gatitos porque quieres perder las últimas dos horas que te quedan preguntándote si son mios?- dijo Bridgitte y se llevó la mano a uno de sus pechos como si buscase algo-No te preocupes... tu menor problema ahora mismo es preocuparte de esos mininos y... no. Estaban aquí mucho antes de que yo llegase. De hecho antes de que todos llegásemos. Ojalá Raven se hubiese dado satisfecho con solo pintar mininos- sirvió otro poco de licor en su copa y lo bebió de un sorbo, aún buscando algo entre su escote sin mucha prudencia.
-Estoy segura que has logrado muchas cosas con esa lengua- dijo Gabriella apoyando una mano en el hombro de su compañera- Y nosotras hemos mentido lo suficiente como para saber que la mitad de las veces que has creído que lo has conseguido era mentira. Así que mejor deja de hablarle de lenguas a dos pobres prostitutas. Hablemos mejor de negocio, o señor Virrey.- dijo Gabriella-Mi hermana aquí presente tiene información valiosa acerca de cuales son las intenciones de Raven y estoy segura de que por un módico precio... título en tu ciudad estaríamos dispuestas a desvelarla... Por otro lado, y teniendo en cuenta el poco tiempo que os queda... no estoy muy segura de si el augurio de un título será buen precio. Pero os habéis acercado a nosotras... habéis aceptado nuestros requisitos. Gabriella le quitó la copa a Bridgitte quién frunció el ceño molesta y...
Por fin encontró lo que estaba buscando en su escote.
Un breve movimiento y del pecho de Bridgitte se desplazó un trozo de metal revelando así que ella no era humana sino bio.
- El problema del conocimiento es... que una vez que lo tienes quieres experimentar con él- dijo Gabriella apesadumbrada. Miró a Hadden y le sonrió-Tienes una cara muy expresiva. No estoy muy segura como va a copiarte a ti en uno de esos... horrores que crea.
Gabriella abrió mucho los ojos como si acabase de dejar pasar una oportunidad única y después dejó caer sus hombros, derrotada.
-Lo que más me molesta es que su alijo/laboratorio sea justo nuestra taberna.- dijo, resignada y bebió con su hermana. - Ya no hay respeto ni por lo más sagrado- Y le guiñó un ojo a Matt y a Hadden.
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- Matilda ( Y Margarita):
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El chirrido de la silla que Eltrant acercó a ambas Matilda y Margarita estartó a la mujer demasiado pendiente de lo que hacían Arnau y el resto como para darse cuenta en un primer momento que Matilda se había deshecho de su acurruque y miraba embobada a Eltrant.
La mujer intentó agarrarla de nuevo y taparle la boca pero la cercanía de aquel guerrero pareció interesarle lo suficiente como para no prestar mucha atención a donde posicionaba sus manos: Una sobre los ojos de Matilda y la otra a medio camino de su nariz y su boca. La niña las separó divertida y se acercó aún más a Elt a medida que también Raymond, Anders y Niun se unían a su encuentro.
Cuando escuchó hablar a Raymond se entristeció.
- Tienes un corazón muy grande... para un sentido común tan pequeño - dijo Margarita respondiéndole, molesta.-¿Acaso te crees que eres el primero que promete sacarnos cuando salga? Mira a tu alrededor... - dijo la niña-Todos tuvimos buenas intenciones en algún momento... De hecho eso es exactamente lo que nos hizo entrar aquí.- Una vez dicho esto se dirigió a Matilda- Nadie te va a ayudar a salir, querida. Ya sabes bien que tan solo nuestro señor tiene ese poder para con nosotros-
Matilda frunció el labio en un mohín de tristeza que hizo que sus ojos menudos se acentuaran aún más en un gesto infantil. La voz pausada de Eltrant exponiendo la realidad del hecho de que Raven le había mentido hizo que sus ojos de niña se llenasen de pequeñas lágrimas apunto de salir. Pero por algún motivo la voz aguardientosa de la monja la calmó.
- Ya.... ya... -intervino Margarita-¿No ves lo que conseguís? ¿Es que acaso no es suficiente para ella su situación...? tener una ilusión en un lugar así es algo que debemos permitirle... no le daña al fin y al cabo-Margarita fue a abrazar a Matilda, pero esta parecía haberse calmado y ahora miraba fascinada a Anders entre tímida y curiosa.
-Me...- comenzó a decir-Me llamo Matilda. Matilda Yaxley.- dijo con una voz casi orgullosa-YY... mi padre es el hombre más fuerte de toda Colina. El mejor cazador de ciervos de la comarca y el ganador por tres años consecutivos de la barba más frondosa de la calle de las hilanderas- dijo la chica casi olvidándose de las lágrimas- También era el alcalde de Colina hasta que Mortimer comenzó a serlo...- aquello volvió a apenar a Matilda pero en un momento sacó de nuevo su rabia y se dirigió a Eltrant- Y estoy muy muy segura que es mejor con la espada que tú.- dijo segura de si misma.
Después se volvió a Anders abriendo mucho los ojos y embelesada por lo que contaba repetía sus frases como si de una historia de fantasía se tratase. Margarita también escuchaba con atención recelosa y entraba en tensión a medida que veía la curiosidad de la niña.
- En colina los elfos tan solo son símbolo de mal augurio. Sobre todo si llegan a las lindes antes del medio día y se van por el camino del sur antes de la media noche después de dejar metal en la taberna- dijo Margarita intentando romper el interés de Matilda.-
Pero era demasiado tarde... la chica estaba embelesada.
-Centinela del norte...- repitió- rompe puertas...- añadió- Cienpiés gigante... ¡¡ropa bonita!!- añadió ilusionada y después se miró la suya.
- Matilda, por favor. Ya hemos hablado de esto. Son historias, nada más¿ o acaso te crees que aquella elfa debilucha iba a poder con un cienpies sola? están... jugando- dijo la mujer.
- Ah pues entonces yo también quiero jugar- dijo la chica y le dio un codazo a la mujer en la mandíbula que la hizo retroceder y llevarse las manos a la boca.
- COMO QUIERAS NIÑA INGRATA- dijo enfadada- Pero entonces olvídate de tu padre y no vengas llorando después- añadió.
Matilda se lo pensó unos segundos cogió aire y dijo:
- En el campo de trigo de Colina existen tres tipos de cebada que crecen sin necesidad de lluvia y con las primeras nieves. A veces cuando el arroyo se seca mi hermana y yo vamos a explorar la entrada secreta a la taberna que esta llena de elfos muertos y trozos de metal.Una vez salté tan... tan alto que llegué desde la sala de reuniones del ayuntamiento... aquí - dijo la pequeña y miró a los tres, Raymond, Anders y Eltrant de manera significativa. Temblaba.
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Raven sonrió ante la perfecta silueta de Mérida en la sala que acababa de terminar de pintar. La inexpresividad de la chica en la imagen parecía darle impulso a seguir pintando y en el momento justo en el que su pincel terminó aquella parte del retrato: Raven sentía el éter de aquella bruja fluir a través de la pintura, el pincel y... directamente a su mano.
Ese leve cosquilleo tan conocido para aquel hombre era la muestra final de que aquella parte de su proyecto había finalizado y... Mérida había pasado a ser parte de su colección de habilidades.
Estiró sus brazos y se limpió las manos en su paño de acetona, observando su composición cada vez más rica en pequeños trazos. El tal Matthew Owens había resultado ser un descubrimiento bastante interesante. Estaba seguro que además de sus habilidades podría hacer uso de su condición de Virrey en algún punto en cuestió. Además el hombre parecía venir cargando un séquito variopinto y aunque la monja en particular le erizaba el cabello de la nuca... estaba contento de poder plasmar en su pintura por primera vez la grandiosidad que envuelve a la religión. Las habilidades de aquella mujer sin duda iban a ser bastante productivas en masa.
Raven había estado confundido en un momento en particular por la ofrenda casi de la nada que Raymond había entregado a Arnau: No era la primera vez que uno de sus... modelos aderezaban su obra con elementos personales, el propio Arnau llevaba más de tres siglos persiguiendo al mismo conejo en su lienzo... pero... si bien conocía a aquel campesino y una de las cosas que lo había atraído de él precisamente era su avaricia... No estaba muy seguro que quisiese que aquello se convirtiese en un juego fuera de su control, pero ... a la vez. No podrían ir muy lejos.
Sus ojos siguieron su obra maestra buscando la perfección en sus trazos y… ante ellos donde hasta hacía minutos había estado retocando la figura del hombre- lobo.. ahora se veí a él mismo. Pestañeó varias veces como si no se lo creyese. Frunció el ceño molesto y llevó su paño de acetone a la Pintura borrando y volviendo a pintar a Asher… todas las veces con el mismo resultado que acababa en su cara en el cuadro. Resopló molesto… pero algo en aquella actitud le gusto. Asher tan solo había mostrado otro de los motivos por el que lo había escogido para ser uno de sus modelos en la Pintura. Su astucia sin duda… sería una buena adquisición.
Además cuanto más tiempo perdiese en aquello… menos tendría para escapar de allí y eso… eso le gusto aún más. Así que sonrió.
La más pequeña de sus invitadas parecía haberse entretenido con uno de sus libros. Por unos segundos Raven consideró si contestar o no sus intentos de obtener información en forma de preguntas. Los avances de aquella pequeña sobre aquel libro podrían hacerla entender la manera justa en la que él había tomado contacto con ellos a través... bueno, a través de la tinta en los pergaminos que recibieron. Finalmente se decidió contestar de una manera contundente marcando levemente el libro que tenía en sus manos con unos trazos finos de su pincel más pequeños, apenas dos cerdas:
"Ansío desmesuradamente la llegada de la media noche"
Contestó y tras varios minutos escrito aquello, lo borró de nuevo y volvió a dejar el libro que aquella chica leía. Desvió su atención de aquella pequeña y... entonces la vió.
-No- dijo simplemente- No... No... No- se acercó al lateral del lienzo fijándo su mirada sobre la mano de Valyria alcanzando unas Biusas... de manera exitosa.
Raven miró al reloj de pared frente a él que marcaba exactamente las 9 de la noche. Su gesto hasta ahora tranquilo había cambiado cierta pasividad por estrés camuflado de sátira. Agarró el borde del lienzo donde se encontraba una casi terminada de pintar Valyria y acercó poco a poco su cara hasta ella. La vió obtener una de aquellas Biusas y... la fruta se materializó en su mano como... salida de algún otro lugar.
El hombre tiró a un lado el trapo que portaba,
-MOOOOOORTIMER.- gritó lleno re rabia. - ¿DÓNDE ESTÁS PEDAZO DE... BOLA CON PATAS?.-
La estancia retumbó por un segundo y tras varios gritos más la única puerta en la habitación donde se encontraba Raven se abrió dejando entrar la luz intensa de una sala contigua bastante más iluminada que aquella.
-Señor me.. me llama.. ¿me llamabas?- dijo la voz de aquel hombre fornido y gordinflón con un bigote largo que le ocultaba la boca.
-¡A voces!- dijo Raven empujando a un lado la mesa de pinceles que rodó al suelo-
-Lo siento señor estaba... bueno... ya sabe los habitantes de colina llevan años sospechando... y desde lo de Matilda cada vez son más difícil de mantener entretenidos. No quiero criticar tus habilidades ni nada por el estilo pero... bueno creo que tus poderes son más efectivos sobre lienzos que sobre metal la chica parece carecer de.. bueno de..
- CÁLLATE TROZO DE CARNE EMPLUMADO- dijo Raven. Agarró el cuello de Mortimer y lo forzó a acercarse al cuadro para enfocarse en Valyria y Asher.-Dime que no estoy viendo lo que creo que estoy viendo..- dijo
- El lobo ahora...¡JÁ eres tú!... Te sienta mejor cuando tienes menos pelo pero he de decir que...- Raven le dirigió una mirada significativa y Mortimer rectificó rápidamente- La... elfa... esta... ¿Comiéndose una Biusa? - dijo el hombre, confundido.
-Mi Biusa.- dijo Raven intentando calmarse.
-Señor... si es por Biusas esté tranquilo que puedo- dijo Mortimer de manera despreocupada.
Raven agarró el trapo que había tirado al suelo y se lo lanzó a la cara a Mortimer que lo esquivó por poco y miró primero a Raven y después a Valyria en repetidas ocasiones.
-¡OH!- dijo finalmente- Una de esas Biusas....- Mortimer tragó saliva.-Pero... pero... tranquilo señor esto claramente no es nada. Tan solo quedan tres horas y tendrían que descubrir exactamente... Claramente aún tienes ventaja.
Raven lo miró por un segundo y tras pensarlo agarró un trozo de metal y comenzó a trazar líneas sobre el mismo, de manera furiosa..
- Ventajas- lo corrigió mientras sonreía.
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Queridas criaturas:
Perdón por el post enorme. Espero no haberos perdido en los renglones de todo lo que os he escrito, pero creo que era necesario, sobre todo porque muchos ya habéis comenzado a descubrir qué es lo que está pasando a vuestro alrededor.
Las distintas conversaciones con los distintos cuadros os han dado valiosa información de la que por ahora sois dueños aquellos que la habéis escuchado. Podéis, si queréis, compartirla con aquellos que han decidido no acercarse a ningún cuadro, lo dejo en vuestras manos, pero si decidís hacerlo, esto debe estar reflejado on rol. En tu caso, Irinnil, puedes decidir si seguir a Arnau y ver donde te lleva a cambio del pago que te pide, o ignorarlo y ver si los demás quieren compartir información contigo.
En vuestra siguiente ronda, espero que por fin seáis capaces de libraros del plan de Raven y al menos encontraros con él. Creo que será un reencuentro gratamente familiar.
Mérida: Al no contestar después de esforzarme por incluirte en el tema he asumido que no estás interesada, así que tu personaje en esta trama ha pasado a formar parte de las pinturas. Tenéis hasta el viernes que viene.
Os leo detalladamente
Wyn
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Aquella maldita anciana... Parecía estar empeñada en mantener una actitud hostil y desesperanzadora con respecto al grupo; no dejaba claro si tenía intenciones de proteger a la niña o solo hacerle sufrir. Me crucé de brazos y guardé silencio, conteniendo las ganas de arrancar a aquella mujer de la pintura, arrugarle y meterle en el busto de la monja, pues tal acción terminaría por asustar a la niña y, además, Raven se encargaría de devolverla a su lugar de inmediato, otra vez. Ese hijo de... Escuché atentamente a aquella niña que se había presentado como Matilda, una habitante de un lugar al que ambas mujeres llamaban "Colina", y no eran las únicas. Las hermanas Muriel y el mismo Arnau habían mencionado aquella ubicación en algún punto. ¿Qué era Colina? Lo único que me venía a la mente era la inmensa elevación de terreno frente a la cual se hallaba la mansión y aquel poblado que habían mencionado antes... ¿Podía ser que...?
—¿Estamos en Colina...? —susurré confuso.
Mis incógnitas solo aumentaron con la última pieza de información que aquella niña nos otorgó. Era demasiado, ni siquiera terminaba de adaptarme a la idea de que estaba hablando con una niña y una mujer... a través de una obra maldita plasmada en un lienzo.
Era curioso... Podía ver a aquellas mujeres hablar, moverse, articular, casi como si se encontraran realmente en aquel lugar de la pintura, como si aquel cuadro fuera una especie de dimensión en donde se hallaban atrapadas realmente. ¿Y si... nosotros...? Asher se me adelantó y expuso la misma conclusión a la que había llegado —antes de que decidiera hacer... lo que fuera que estuviera haciendo—. Si bien, no había manera de que eso sucediera sin que me hubiera percatado antes, aquello explicaba como Raven tenía control total sobre aquella mansión; ya estábamos en el cuadro.
Tomé un respiro, retrocediendo un par de pasos mientras masajeaba el puente de mi nariz, exhausto. Necesitaba pensar en toda la información que tenía hasta el momento y necesitaba hacerlo rápido, el tiempo se agotaba y no podíamos seguir haciendo nada.
Habíamos llegado a Colina y estábamos en un juego macabro, dirigido por un viejo malnacido llamado Raven. Si no lográbamos escapar antes de la media noche, perderíamos y nos quedaríamos encerrados en un cuadro por la eternidad, como las otras personas que ya estaban en las pinturas de aquel salón. Aparentemente, nosotros también estábamos ya encerrados en una pintura, la cual contenía una especie de dimensión de bolsillo donde estábamos atrapados. Mi pregunta era: ¿Cómo? ¿Cómo habíamos parado ahí? Si descubriamos cómo habíamos entrado en primer lugar, también podíamos descifrar como salir. La única pista era Matilda, quien nos reveló como había terminado atrapada en aquel cuadro: había saltado desde la sala de reuniones del ayuntamiento. Tal vez era ese el lugar donde se hallaba nuestro cuadro... Si de verdad estábamos en Colina, en el mismo lugar donde Matilda vivía, solo teníamos que llegar a ese lugar de algún modo... ¿Pero cómo? Ya había quedado claro que Raven no iba a dejarnos salir de la mansión... ¿Qué podía...?
Fue entonces cuando recordé algo y todos los puntos comenzaron a conectarse. Arnau, a fin de cuentas, si que había sido de utilidad. El hombre había solicitado un objeto y planeaba recibirlo a través de aquel cuadro... ¿significaba entonces que podríamos acceder a las dimensiones de las pinturas si cruzabamos los cuadros...? Eso explicaría el relato de Matilda sobre su peculiar método de llegada a aquel relativo bosque, ella había saltado al cuadro.
—Ya lo tengo. —salí de mis divagaciones con un rostro serio y decidido—. Tengo una idea para salir de aquí. —aseguré, dirigiéndome a todos los que optaran por prestarme atención—. Pienso que ya estamos en esa Colina de la que tanto hablan estos cuadros y, si lo que Daregan dice es cierto, estamos atrapados igual que ellos dentro de una pintura. —planteé mis conclusiones—. Si Matilda llegó al bosque tras saltar desde esa tal sala de reuniones, tal vez nosotros podamos salir o encontrar a Raven si llegamos a ese mismo lugar, o a esa tal taberna... cruzando a través de los cuadros. —revelé aquel dato—. Arnau planeaba recibir mi objeto de algún modo, y Matilda tuvo que tocar algo que la transportara a ese bosque. Los cuadros son la única pista que tenemos, nada perdemos intentándolo. —intenté convencerlos—. ¡Tú, anciano! —me dirigí al sujeto de la armadura, deteniéndome tras recibir una reprimenda mental de Erwin por no tratarle con respeto—. L-Lo siento... —gruñí en voz baja—. ¿Eltrant, no? Ese libro tuyo... ¿no viste en él algún cuadro en la mansión que conteniera algo similar a un ayuntamiento o a alguna taberna...? —pregunté con más tranquilidad.
—¿Estamos en Colina...? —susurré confuso.
Mis incógnitas solo aumentaron con la última pieza de información que aquella niña nos otorgó. Era demasiado, ni siquiera terminaba de adaptarme a la idea de que estaba hablando con una niña y una mujer... a través de una obra maldita plasmada en un lienzo.
Era curioso... Podía ver a aquellas mujeres hablar, moverse, articular, casi como si se encontraran realmente en aquel lugar de la pintura, como si aquel cuadro fuera una especie de dimensión en donde se hallaban atrapadas realmente. ¿Y si... nosotros...? Asher se me adelantó y expuso la misma conclusión a la que había llegado —antes de que decidiera hacer... lo que fuera que estuviera haciendo—. Si bien, no había manera de que eso sucediera sin que me hubiera percatado antes, aquello explicaba como Raven tenía control total sobre aquella mansión; ya estábamos en el cuadro.
Tomé un respiro, retrocediendo un par de pasos mientras masajeaba el puente de mi nariz, exhausto. Necesitaba pensar en toda la información que tenía hasta el momento y necesitaba hacerlo rápido, el tiempo se agotaba y no podíamos seguir haciendo nada.
Habíamos llegado a Colina y estábamos en un juego macabro, dirigido por un viejo malnacido llamado Raven. Si no lográbamos escapar antes de la media noche, perderíamos y nos quedaríamos encerrados en un cuadro por la eternidad, como las otras personas que ya estaban en las pinturas de aquel salón. Aparentemente, nosotros también estábamos ya encerrados en una pintura, la cual contenía una especie de dimensión de bolsillo donde estábamos atrapados. Mi pregunta era: ¿Cómo? ¿Cómo habíamos parado ahí? Si descubriamos cómo habíamos entrado en primer lugar, también podíamos descifrar como salir. La única pista era Matilda, quien nos reveló como había terminado atrapada en aquel cuadro: había saltado desde la sala de reuniones del ayuntamiento. Tal vez era ese el lugar donde se hallaba nuestro cuadro... Si de verdad estábamos en Colina, en el mismo lugar donde Matilda vivía, solo teníamos que llegar a ese lugar de algún modo... ¿Pero cómo? Ya había quedado claro que Raven no iba a dejarnos salir de la mansión... ¿Qué podía...?
Fue entonces cuando recordé algo y todos los puntos comenzaron a conectarse. Arnau, a fin de cuentas, si que había sido de utilidad. El hombre había solicitado un objeto y planeaba recibirlo a través de aquel cuadro... ¿significaba entonces que podríamos acceder a las dimensiones de las pinturas si cruzabamos los cuadros...? Eso explicaría el relato de Matilda sobre su peculiar método de llegada a aquel relativo bosque, ella había saltado al cuadro.
—Ya lo tengo. —salí de mis divagaciones con un rostro serio y decidido—. Tengo una idea para salir de aquí. —aseguré, dirigiéndome a todos los que optaran por prestarme atención—. Pienso que ya estamos en esa Colina de la que tanto hablan estos cuadros y, si lo que Daregan dice es cierto, estamos atrapados igual que ellos dentro de una pintura. —planteé mis conclusiones—. Si Matilda llegó al bosque tras saltar desde esa tal sala de reuniones, tal vez nosotros podamos salir o encontrar a Raven si llegamos a ese mismo lugar, o a esa tal taberna... cruzando a través de los cuadros. —revelé aquel dato—. Arnau planeaba recibir mi objeto de algún modo, y Matilda tuvo que tocar algo que la transportara a ese bosque. Los cuadros son la única pista que tenemos, nada perdemos intentándolo. —intenté convencerlos—. ¡Tú, anciano! —me dirigí al sujeto de la armadura, deteniéndome tras recibir una reprimenda mental de Erwin por no tratarle con respeto—. L-Lo siento... —gruñí en voz baja—. ¿Eltrant, no? Ese libro tuyo... ¿no viste en él algún cuadro en la mansión que conteniera algo similar a un ayuntamiento o a alguna taberna...? —pregunté con más tranquilidad.
RESUMEN: Intento unir los datos reunidos de un modo coherente, llegando a la conclusión de que podemos escapar saltando a través de los cuadros. Le pregunto a Eltrant si hay algún cuadro que lleve hasta el ayuntamiento o la taberna.
Última edición por Raymond Lorde el Jue Dic 10 2020, 05:11, editado 1 vez
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Sabía que había funcionado en cuando sus dedos tocaron la fruta, pero no se atrevió a mirar hasta que su mano se acercó a su cara y pudo oler la fruta. Apartó un poco la máscara, dando un mordisco a la fruta y soltando un gemido de placer. -¿Lo has visto, cierto? Seguro que sí, yo lo miraría sin parar si estuviera en tu lugar.- preguntó a la nada, dejando que el sabor del chocolate se esparciera por su boca. -Aunque no malgastaría un don tan…curioso en juegos. Como un vampiro que conocí, una exótica mezcla de maldiciones y sangre, terrorífico, sin teatros. Pero da igual, si te divierte, no le negaré un último placer a un moribundo. ¿Se han acercado tanto antes? Apuesto a que muy pocos lo han hecho y han sido cazadores, rastreadores… Buena suerte, la necesitaras.- Se acabó la fruta, y tiró otro jarrón, el mismo jarrón que antes, creía, al suelo otra vez, mientras canturreaba una canción de vuelta a la sala donde habian empezado esa curiosa aventura.
-Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.-
La canción la siguió hasta la habitación nuevamente. ¿Funcionaria su truco con el retrato? No lo creía, no se movía con el resto, ese debía ser un mero...títere, no, necesitaba los otros cuadros. -¿Sabéis que podemos sacar cosas de los cuadros?- dijo, metiendo una mano en el cuadro de la biusa y lanzándole a Anders una manzana -Seguro que también meternos… ¿Cual queréis probar?- Había varios cuadros de tabernas, así que podía probar por allí, pero estaba segura de que todos estaban conectados de alguna manera, así que más que el correcto, quería escoger el más rápido.
-¿No estáis cansados de estar aquí?- empezó, andando alrededor de los cuadros, tanto como una podía cuando eran cuadros, solo viendo en una dirección. -¿De que ese tipo se vanaglorie de su gran ingenio e inteligencia, cuando es, como mucho, competente? ¿No queréis una dulce libertad, mientras veis como ese infeliz se retuerce de miedo y dolor? ¿O acaso disfrutáis siendo… títeres, cascarones vacíos viendo solo lo que os deja ver, sufriendo mientras él lo permita… yo en vuestro lugar… querría verlo todo arder…- y allí lo dejó. Si eso no los agitaba, no se esforzaría más en ellos, los daría por perdidos.
Los que no estaban aún perdidos, en cambio... ¿Debía hacer presión para que fueran todos juntos, o por separado? Dependeria de como de seguros estuvieran de que era el cuadro correcto, por más poca gracia que le hiciera hacer que se separaran. Dependería del número seguramente, podía confiar en dos grupos si Eltrant y Asher se separaban, pero no sabia si podia alzar el número a tres o más... -¿Tenemos algún cuadro candidato?- preguntó tentativamente.
-Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.-
La canción la siguió hasta la habitación nuevamente. ¿Funcionaria su truco con el retrato? No lo creía, no se movía con el resto, ese debía ser un mero...títere, no, necesitaba los otros cuadros. -¿Sabéis que podemos sacar cosas de los cuadros?- dijo, metiendo una mano en el cuadro de la biusa y lanzándole a Anders una manzana -Seguro que también meternos… ¿Cual queréis probar?- Había varios cuadros de tabernas, así que podía probar por allí, pero estaba segura de que todos estaban conectados de alguna manera, así que más que el correcto, quería escoger el más rápido.
-¿No estáis cansados de estar aquí?- empezó, andando alrededor de los cuadros, tanto como una podía cuando eran cuadros, solo viendo en una dirección. -¿De que ese tipo se vanaglorie de su gran ingenio e inteligencia, cuando es, como mucho, competente? ¿No queréis una dulce libertad, mientras veis como ese infeliz se retuerce de miedo y dolor? ¿O acaso disfrutáis siendo… títeres, cascarones vacíos viendo solo lo que os deja ver, sufriendo mientras él lo permita… yo en vuestro lugar… querría verlo todo arder…- y allí lo dejó. Si eso no los agitaba, no se esforzaría más en ellos, los daría por perdidos.
Los que no estaban aún perdidos, en cambio... ¿Debía hacer presión para que fueran todos juntos, o por separado? Dependeria de como de seguros estuvieran de que era el cuadro correcto, por más poca gracia que le hiciera hacer que se separaran. Dependería del número seguramente, podía confiar en dos grupos si Eltrant y Asher se separaban, pero no sabia si podia alzar el número a tres o más... -¿Tenemos algún cuadro candidato?- preguntó tentativamente.
Valyria
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Abrí mis ojos de par en par al ver como la tinta se extendía bajo mi pregunta. Me quedé unos segundos pensativa esperando que la tinta desapareciera y solté un suspiro. -Pensé que se había dañado mi escrito- ¿A quién se le ocurría dañar mi creación? Sólo quería escribir.
Cerré el libro y me levanté de la cama estirando todo mi cuerpo. Después de ese placentero y breve descanso quería saber qué otras peculiaridades había en aquella mansión ¿Qué estarán haciendo los demás?
Pasé repetidas veces las mano sobre mi vestido para disipar los pliegues que pudieron formarse al acostarme y me arreglé para ir en busca de los demás, pero no sin antes agarrar los libros y llevarlos conmigo.
Al llegar a donde estaban varios me percaté de que estaban lidiando con los cuadros y que al parecer estaban descubriendo cosas que podrían sacarnos de aquí, o llevarnos a entrar más en el juego de nuestro anfitrión.
No entendía mucho lo que pasaba, sin embargo por las declaraciones que hacía una joven... se podía sacar cosas de los cuadros y tal vez entrar en ellos.
-Puedo ser tu conejillo de india y/o tu compañera si lo deseas- dije sonriente dirigiéndome a Valyria, poniéndome a su disposición para lo que necesitara y haciendo una reverencia con mi falda.
Cerré el libro y me levanté de la cama estirando todo mi cuerpo. Después de ese placentero y breve descanso quería saber qué otras peculiaridades había en aquella mansión ¿Qué estarán haciendo los demás?
Pasé repetidas veces las mano sobre mi vestido para disipar los pliegues que pudieron formarse al acostarme y me arreglé para ir en busca de los demás, pero no sin antes agarrar los libros y llevarlos conmigo.
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Al llegar a donde estaban varios me percaté de que estaban lidiando con los cuadros y que al parecer estaban descubriendo cosas que podrían sacarnos de aquí, o llevarnos a entrar más en el juego de nuestro anfitrión.
No entendía mucho lo que pasaba, sin embargo por las declaraciones que hacía una joven... se podía sacar cosas de los cuadros y tal vez entrar en ellos.
-Puedo ser tu conejillo de india y/o tu compañera si lo deseas- dije sonriente dirigiéndome a Valyria, poniéndome a su disposición para lo que necesitara y haciendo una reverencia con mi falda.
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Resumen Maga busca a los demás y se pone a disposición de Valyria
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Magazubi
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Desvié la mirada hacia el hombre de metal. No Eltrant. El... sujeto. Había generado... ¿fuego?
Ah. Fuego "divino". Electricidad. Curvé los labios, sin entender que quizás era una manera suya de amenazarme. Se me hizo algo cruel pensar que fuesen a seguir aquí si pudiesen ser libres a costa de otros: era asumir que eran estúpidos, y nosotros no estábamos en una posición para llamarnos listos. Tenía buenos puntos, de todas maneras.
Pero vi a la niña. Podía creérmelo de un par. De la mayoría. Era complicado que todos estuvieran podridos, por suerte.
—Creo que pocos aquí estamos llenos de buenas intenciones —dije con media sonrisa, desviando significativamente los ojos hacia el hacha.
Me di vuelta al escuchar a Raven otra vez. Bueno, al creer escucharlo. Solté una carcajada y guardé el hacha lentamente antes de girarme a oír a la niña. Pensé un instante en vociferar lo mucho que dudaba que hubiese alguien mejor que Eltrant con la espada, o con armas, ya que estábamos, pero no era necesario defenderlo. Sabía su propia valía.
Excepto como herrero, quizás. A veces no estaba seguro si era humildad o si subestimaba sus productos.
—Eso suena como algo que haría un piskie —señalé. No pude evitar completar la sonrisa y negar con la cabeza al ver la incredulidad de la mujer sobre las proezas—. No te culpo, no te culpo... —me encogí de hombros—. Yo lo vi y tampoco me creí que el ciempiés estaba muerto. Un disparo, también. En mi defensa... o más bien, en defensa de mi confianza en Valyria, es que no me convenía tener completa fe de que no iba a levantarse. Quebraba casas con el cuerpo, y creo que partió a un cerdo en dos con esas... —subí los índices a los lados de mi boca y empecé a flexionarlos—. cosas que tienen en la boca.
La susodicha llegó poco después de ello, con conclusiones muy parecidas a las del... lo vi de arriba a abajo. ¿Bio? O brujo. No sería el primer brujo fornido que me encontraba, por mucho que el rumor fuese que ninguno lo era. Lo mayor diferencia es que la rubia tenía algo substancial sobre sus conclusiones. Literalmente.
No pude evitar reírme sobre qué era. Atrapé la manzana y le di un leve mordisco, por las dudas, antes de ofrecerle a la abuela, a Elt, y al hombre. Vi a Valyria, haciendo 'tsk tsk tsk', negando con la cabeza.
—Comida. No me extraña. Ni un poco —dije, sonriendo.
Ni pensé las palabras ni sabía que dije. Era hábito. Parte de nuestra relación. Valyria se cruzaba con comida de alguna manera, yo la molestaba sobre ello con implicaciones de su peso, aunque supiera que era perfectamente atlética, solo por sacar una reacción de ella. Alguna vez se irritaba de verdad. La mayor parte del tiempo solo era adorable. Una gran apuesta, si me preguntan.
Mejor que la de caminar dentro de un laberinto de cuadros, de alguna manera, peor que uno de espejos.
—Tu libro... —torné la cabeza hacia el herrero—... decía algo de tres y cuatro y tres. ¿No? ¿No es raro qué haya cuatro cuadros de uno? Y bueno, tres de los demás. Expandiendo en lo que dijo Gruñidos, si cualquiera de sus cuadros fuese la salida, ellos mismos no estarían allí. Por descarté, debe ser uno de esos.
Vi a Matilda.
—Llevarnos uno de los cuadros por confirmación de como lucen las cosas realmente, o como las recuerdan, puede que nos ayude. Si esto se parece de cualquier manera a magia ilusoria, replicar detalles bastante finos o, um, invisibles... como, letras dentro de libros, debería ser complicado. Espero.
Ah. Fuego "divino". Electricidad. Curvé los labios, sin entender que quizás era una manera suya de amenazarme. Se me hizo algo cruel pensar que fuesen a seguir aquí si pudiesen ser libres a costa de otros: era asumir que eran estúpidos, y nosotros no estábamos en una posición para llamarnos listos. Tenía buenos puntos, de todas maneras.
Pero vi a la niña. Podía creérmelo de un par. De la mayoría. Era complicado que todos estuvieran podridos, por suerte.
—Creo que pocos aquí estamos llenos de buenas intenciones —dije con media sonrisa, desviando significativamente los ojos hacia el hacha.
Me di vuelta al escuchar a Raven otra vez. Bueno, al creer escucharlo. Solté una carcajada y guardé el hacha lentamente antes de girarme a oír a la niña. Pensé un instante en vociferar lo mucho que dudaba que hubiese alguien mejor que Eltrant con la espada, o con armas, ya que estábamos, pero no era necesario defenderlo. Sabía su propia valía.
Excepto como herrero, quizás. A veces no estaba seguro si era humildad o si subestimaba sus productos.
—Eso suena como algo que haría un piskie —señalé. No pude evitar completar la sonrisa y negar con la cabeza al ver la incredulidad de la mujer sobre las proezas—. No te culpo, no te culpo... —me encogí de hombros—. Yo lo vi y tampoco me creí que el ciempiés estaba muerto. Un disparo, también. En mi defensa... o más bien, en defensa de mi confianza en Valyria, es que no me convenía tener completa fe de que no iba a levantarse. Quebraba casas con el cuerpo, y creo que partió a un cerdo en dos con esas... —subí los índices a los lados de mi boca y empecé a flexionarlos—. cosas que tienen en la boca.
La susodicha llegó poco después de ello, con conclusiones muy parecidas a las del... lo vi de arriba a abajo. ¿Bio? O brujo. No sería el primer brujo fornido que me encontraba, por mucho que el rumor fuese que ninguno lo era. Lo mayor diferencia es que la rubia tenía algo substancial sobre sus conclusiones. Literalmente.
No pude evitar reírme sobre qué era. Atrapé la manzana y le di un leve mordisco, por las dudas, antes de ofrecerle a la abuela, a Elt, y al hombre. Vi a Valyria, haciendo 'tsk tsk tsk', negando con la cabeza.
—Comida. No me extraña. Ni un poco —dije, sonriendo.
Ni pensé las palabras ni sabía que dije. Era hábito. Parte de nuestra relación. Valyria se cruzaba con comida de alguna manera, yo la molestaba sobre ello con implicaciones de su peso, aunque supiera que era perfectamente atlética, solo por sacar una reacción de ella. Alguna vez se irritaba de verdad. La mayor parte del tiempo solo era adorable. Una gran apuesta, si me preguntan.
Mejor que la de caminar dentro de un laberinto de cuadros, de alguna manera, peor que uno de espejos.
—Tu libro... —torné la cabeza hacia el herrero—... decía algo de tres y cuatro y tres. ¿No? ¿No es raro qué haya cuatro cuadros de uno? Y bueno, tres de los demás. Expandiendo en lo que dijo Gruñidos, si cualquiera de sus cuadros fuese la salida, ellos mismos no estarían allí. Por descarté, debe ser uno de esos.
Vi a Matilda.
—Llevarnos uno de los cuadros por confirmación de como lucen las cosas realmente, o como las recuerdan, puede que nos ayude. Si esto se parece de cualquier manera a magia ilusoria, replicar detalles bastante finos o, um, invisibles... como, letras dentro de libros, debería ser complicado. Espero.
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Para evitar ladillarlos más, pueden asumir libremente que Anders expande en lo que dijo Matilda si le preguntan (porque Raymond ya dijo un poquito). Probablemente preguntando de vuelta que les dijeron los otros cuadros a ustedes.
Y le ofrece manzana a Niun, Eltrant y Raymond. Una mordida. De pintura.
Anders
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Era interesante ver lo rápido que cada persona había asumido que toda esa situación era de lo más normal, y que además habían buscado su propio cuadro parlante para intentar sonsacarle pistas. Claro que el seleccionado por Owens tenía que ser aquel que aparentaba alejarse de los cánones morales establecidos, entre indecentes se entendían mejor, o al menos eso creía el Estafador.
Matthew se paró derecho y acomodó el cuello de su camisa, dándose aires de importante, pero sin perder su sonrisa encantadora ni por un instante. No saldrían de allí con violencia, tampoco con mentiras, aparentemente había que negociar, por suerte era un área que tampoco se le daba mal.
-¡Negocios! Perfecto, me encantan los negocios ¿Que quieren? ¿Qué nos ofrecen? - Incluía a Hadden, Irinnil y Niun en la negociación porque sí salían de allí sería juntos, el resto tendría que ver cómo se las arreglaba - ¿Un título? Mmmm - El Estafador se peinó la barba con dos dedos mientras hacía como si lo estuviera pensando. En realidad, todo ese año se había dedicado a regalar títulos y propiedades a cualquiera que se lo pidiera, y verdaderamente el tener alguna de esas cosas en Ciudad Lagarto no eran garantía de nada - No lo sé, es que debería preguntarle a mis consejeros... - Jamás había tenido consejeros - Bien, esto es importante, de vida o muerte se podría decir - Aunque los cuadros parecían estar algo así como vivos, encerrados, pero vivos - Bien, les daré títulos y propiedades, Lady Gabriella y Lady Bridgitte ¿O mejor Condesas? - Hizo un gesto de poca importancia - Arreglaremos los detalles cuando todo esto termine - Justo en ese momento su Hija adoptiva había decidido mandar al demonio al cuadro que le había tocado en suerte, aparentemente le había hecho algún tipo de propuesta desubicada. La ex-elfa dejó en claro lo que opinaba de dicha proposición y luego se puso junto a Matt, atenta a lo que planeaba.
Dos de los invitados empezaron a hablar de forma general, tenían la teoría de que podía cruzarse a través de los cuadros hacía donde estaba el dueño de la mansión. Nada de eso tenía sentido, pero, dado que habían estado hablando con pinturas desde que llegaron, probablemente las leyes de la lógica no tenían nada que hacer allí.
-¿Taberna? - La palabra fue mencionada varias veces, y eso no podía ser casualidad. Miro a Hadden - ¿No dijo la Señorita Gabriella que se lamentaba de que su taberna fuera el laboratorio? - Se encogió de hombros - Deberíamos intentarlo -
También podía ser que toda la situación estuviera al revés, y que en realidad fueran ellos los que estaban colgados en cuadros, mientras que toda esa gente los observaba desde sus respectivas residencias ¿No sería eso sumamente interesante? Acercó la mano al cuadro en el que estaban las señoritas, intentando imaginar cómo podría sentirse el entrar a un cuadro, aunque una pequeño voz en su cabeza le decía que eso debía verse muy tonto.
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-La User de Irinnil me dijo que no podrá postear en esta ronda así que me pidió que incluya a su personaje en mi post.
Matthew se paró derecho y acomodó el cuello de su camisa, dándose aires de importante, pero sin perder su sonrisa encantadora ni por un instante. No saldrían de allí con violencia, tampoco con mentiras, aparentemente había que negociar, por suerte era un área que tampoco se le daba mal.
-¡Negocios! Perfecto, me encantan los negocios ¿Que quieren? ¿Qué nos ofrecen? - Incluía a Hadden, Irinnil y Niun en la negociación porque sí salían de allí sería juntos, el resto tendría que ver cómo se las arreglaba - ¿Un título? Mmmm - El Estafador se peinó la barba con dos dedos mientras hacía como si lo estuviera pensando. En realidad, todo ese año se había dedicado a regalar títulos y propiedades a cualquiera que se lo pidiera, y verdaderamente el tener alguna de esas cosas en Ciudad Lagarto no eran garantía de nada - No lo sé, es que debería preguntarle a mis consejeros... - Jamás había tenido consejeros - Bien, esto es importante, de vida o muerte se podría decir - Aunque los cuadros parecían estar algo así como vivos, encerrados, pero vivos - Bien, les daré títulos y propiedades, Lady Gabriella y Lady Bridgitte ¿O mejor Condesas? - Hizo un gesto de poca importancia - Arreglaremos los detalles cuando todo esto termine - Justo en ese momento su Hija adoptiva había decidido mandar al demonio al cuadro que le había tocado en suerte, aparentemente le había hecho algún tipo de propuesta desubicada. La ex-elfa dejó en claro lo que opinaba de dicha proposición y luego se puso junto a Matt, atenta a lo que planeaba.
Dos de los invitados empezaron a hablar de forma general, tenían la teoría de que podía cruzarse a través de los cuadros hacía donde estaba el dueño de la mansión. Nada de eso tenía sentido, pero, dado que habían estado hablando con pinturas desde que llegaron, probablemente las leyes de la lógica no tenían nada que hacer allí.
-¿Taberna? - La palabra fue mencionada varias veces, y eso no podía ser casualidad. Miro a Hadden - ¿No dijo la Señorita Gabriella que se lamentaba de que su taberna fuera el laboratorio? - Se encogió de hombros - Deberíamos intentarlo -
También podía ser que toda la situación estuviera al revés, y que en realidad fueran ellos los que estaban colgados en cuadros, mientras que toda esa gente los observaba desde sus respectivas residencias ¿No sería eso sumamente interesante? Acercó la mano al cuadro en el que estaban las señoritas, intentando imaginar cómo podría sentirse el entrar a un cuadro, aunque una pequeño voz en su cabeza le decía que eso debía verse muy tonto.
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-La User de Irinnil me dijo que no podrá postear en esta ronda así que me pidió que incluya a su personaje en mi post.
Matthew Owens
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Echaba de menos esas ocasiones, cada vez más raras, en las que podría simplemente pegarle un puñetazo a algo en la cara y seguir adelante. Hacía ya varías frases de la gente de los cuadros que había llegado a la conclusión de que aquella vez, muy a su pesar, no iba a ser así.
Acertijos, evasivas y miradas de… ¿Miedo? ¿Desagrado? Independientemente de lo que fuera, eso era lo único que el “viejo” herrero estaba consiguiendo de todo aquello. Al menos Matilda, la joven a la que casi había hecho llorar exponiéndole la situación, parecía sincera.
Suspiró. Iba a peor con cada día que pasaba en los caminos por su cuenta.
Normalmente Lyn le ayudaba con aquellas cosas.
- No lo dudo… - dijo esbozando una sonrisa cansada y levantándose de su asiento ante la breve explicación que Maldita le dio acerca de su padre y de su brillantez con la espada. – Gracias por hablar con nosotros. – dijo a continuación.
Al parecer ya habían caído presa de… Raven.
Era un poco de esperar, el libro no lo localizaba y decía que todo en aquel lugar estaba bien porque… de hecho estaba todo bien; estaban en un cuadro como bien se había encargado de decir Asher antes de transformarse con alguna de sus runas en una réplica del supuesto dueño de aquella mansión.
Eltrant se giró hacía el joven que había abierto antes de la puerta. No notó siquiera la forma en la que se dirigió a él en un principio y enarcó una ceja algo confuso cuando este se disculpó, negando a continuación con la cabeza indicándole que no había problema alguno con lo sucedido.
- Cuatro de una taberna, sí… - Respondió al hombre revisando las letras doradas del manuscrito una vez más. Después se centró en las palabras que había oído de los cuadros, alternando entre lo que decían Anders y el desconocido que le había hablado. – Tiene… sentido. – dijo, volviendo a releer el libro. – Creo… - dijo en voz algo más baja, perdiéndose de nuevo en sus pensamientos.
Sin decir mucho más, aceptó una de las manzanas que le ofrecía Anders.
- Vale… – dijo olisqueándola, notando enseguida el penetrante olor a pintura que esta dejaba escapar. - ¿Entonces tenemos que buscar los cuadros? No debería ser muy difícil, aquí pone dónde están. – El veterano mostró de nuevo a los presentes el libro.
Se aseguró de que todos los presentes viesen claramente dónde este decía que estaban cada uno de los cuadros por si querían ir a examinarlos personalmente.
- ¿Alguien me acompaña? ¿Asher? – Volvió a cerrar el libro, que dejó escapar un suave “tap”. El lobo parecía querer, como mínimo, enfadar a Raven, provocarle al menos. De alguna forma la casualidad con la que su amigo estaba llevando aquello le tranquilizaba. - Bueno… - dijo, esbozando una sonrisa, bajando una de las manos hasta la cintura, apoyándola sobre el pomo de Recuerdo. - … vamos a la taberna. –
¡Resumen!
Respondo a Raymond y a Anders, también interactuo con Asher. Muestro a todos los presentes donde están los cuadros de la taberna y me dispongo a ir a uno de ellos.
Acertijos, evasivas y miradas de… ¿Miedo? ¿Desagrado? Independientemente de lo que fuera, eso era lo único que el “viejo” herrero estaba consiguiendo de todo aquello. Al menos Matilda, la joven a la que casi había hecho llorar exponiéndole la situación, parecía sincera.
Suspiró. Iba a peor con cada día que pasaba en los caminos por su cuenta.
Normalmente Lyn le ayudaba con aquellas cosas.
- No lo dudo… - dijo esbozando una sonrisa cansada y levantándose de su asiento ante la breve explicación que Maldita le dio acerca de su padre y de su brillantez con la espada. – Gracias por hablar con nosotros. – dijo a continuación.
Al parecer ya habían caído presa de… Raven.
Era un poco de esperar, el libro no lo localizaba y decía que todo en aquel lugar estaba bien porque… de hecho estaba todo bien; estaban en un cuadro como bien se había encargado de decir Asher antes de transformarse con alguna de sus runas en una réplica del supuesto dueño de aquella mansión.
Eltrant se giró hacía el joven que había abierto antes de la puerta. No notó siquiera la forma en la que se dirigió a él en un principio y enarcó una ceja algo confuso cuando este se disculpó, negando a continuación con la cabeza indicándole que no había problema alguno con lo sucedido.
- Cuatro de una taberna, sí… - Respondió al hombre revisando las letras doradas del manuscrito una vez más. Después se centró en las palabras que había oído de los cuadros, alternando entre lo que decían Anders y el desconocido que le había hablado. – Tiene… sentido. – dijo, volviendo a releer el libro. – Creo… - dijo en voz algo más baja, perdiéndose de nuevo en sus pensamientos.
Sin decir mucho más, aceptó una de las manzanas que le ofrecía Anders.
- Vale… – dijo olisqueándola, notando enseguida el penetrante olor a pintura que esta dejaba escapar. - ¿Entonces tenemos que buscar los cuadros? No debería ser muy difícil, aquí pone dónde están. – El veterano mostró de nuevo a los presentes el libro.
Se aseguró de que todos los presentes viesen claramente dónde este decía que estaban cada uno de los cuadros por si querían ir a examinarlos personalmente.
- ¿Alguien me acompaña? ¿Asher? – Volvió a cerrar el libro, que dejó escapar un suave “tap”. El lobo parecía querer, como mínimo, enfadar a Raven, provocarle al menos. De alguna forma la casualidad con la que su amigo estaba llevando aquello le tranquilizaba. - Bueno… - dijo, esbozando una sonrisa, bajando una de las manos hasta la cintura, apoyándola sobre el pomo de Recuerdo. - … vamos a la taberna. –
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¡Resumen!
Respondo a Raymond y a Anders, también interactuo con Asher. Muestro a todos los presentes donde están los cuadros de la taberna y me dispongo a ir a uno de ellos.
Eltrant Tale
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
No desaparecí del cuadro ni noté nada especialmente distinto. Una lástima. Pero el retrato de aquel tipo estaba sorprendentemente callado. Quizás le hubiese enfadado, después de todo.
El resto del grupo no había perdido el tiempo. Una vez hablaron con los cuadros, consiguieron sacar información importante. Valyria, incluso, averiguó algo importante: podíamos interactuar con las demás pinturas. El concepto de realidad debía estar algo alterado en ese lugar.
Y sin embargo, faltaba algo.
Había muchas cosas que tener en cuenta, pero había una que aún me molestaba. Elfos muertos y trozos de metal. ¿Por qué? Era algo demasiado específico para no tener importancia. Pero no había tiempo para aquello.
-La taberna, hmm... Si hay cuatro versiones, quizás valga la pena explorarlas todas.- mencioné. Existía la posibilidad de que solo una persona pudiese entrar en un cuadro al mismo tiempo. Suspiré. No me gustaba demasiado dejarme llevar, pero a veces era necesario. -Muestrame donde, y separémonos.-
Una vez Eltrant me llevó hasta uno de los cuadros de la taberna, lo miré con curiosidad. Entrar no era mala idea, pero había algo que quería probar primero. Descolgué el cuadro y lo apoyé contra la pared. Como máximo, estaba perdiendo el tiempo y Raven lo arreglaría sin esfuerzo. Pero si no...
Abrí una de las bolsas que llevaba a la cintura y saqué algunas de mis herramientas. En concreto, mis suministros arcanos tenían justo lo que necesitaba. Tinta. Y un pincel, incluso. [1]
A decir verdad, las runas y símbolos se me daban mejor, pero al menos tenía un buen concepto de como dibujar formas con pulso firme. Y una puerta no era nada demasiado complicado, al fin y al cabo. Por fortuna para mi, la tinta arcana se secaba algo más rápido que la normal: era imprescindible para que las runas funcionasen como debían. Tras unos minutos, suspiré y contemplé "mi" obra.
A Syl se le daba mejor. Tanteé el cuadro con mi mano, casi sintiéndolo a mi alcance, y busqué el pomo de la puerta que había creado.
[1] Objeto: Kit de Arcanos Superior.[Limitado, 2 Usos] Mediante este kit, compuesto por pinceles y tintas mágicas, puedes usar el efecto de cualquier Técnica de Arcanos de nivel Experto o inferior que conozcas en un rol.
En este caso, no uso ninguna técnica, sino que pinto en uno de los cuadros de la taberna para intentar crear una salida.
El resto del grupo no había perdido el tiempo. Una vez hablaron con los cuadros, consiguieron sacar información importante. Valyria, incluso, averiguó algo importante: podíamos interactuar con las demás pinturas. El concepto de realidad debía estar algo alterado en ese lugar.
Y sin embargo, faltaba algo.
Había muchas cosas que tener en cuenta, pero había una que aún me molestaba. Elfos muertos y trozos de metal. ¿Por qué? Era algo demasiado específico para no tener importancia. Pero no había tiempo para aquello.
-La taberna, hmm... Si hay cuatro versiones, quizás valga la pena explorarlas todas.- mencioné. Existía la posibilidad de que solo una persona pudiese entrar en un cuadro al mismo tiempo. Suspiré. No me gustaba demasiado dejarme llevar, pero a veces era necesario. -Muestrame donde, y separémonos.-
[. . .]
Una vez Eltrant me llevó hasta uno de los cuadros de la taberna, lo miré con curiosidad. Entrar no era mala idea, pero había algo que quería probar primero. Descolgué el cuadro y lo apoyé contra la pared. Como máximo, estaba perdiendo el tiempo y Raven lo arreglaría sin esfuerzo. Pero si no...
Abrí una de las bolsas que llevaba a la cintura y saqué algunas de mis herramientas. En concreto, mis suministros arcanos tenían justo lo que necesitaba. Tinta. Y un pincel, incluso. [1]
A decir verdad, las runas y símbolos se me daban mejor, pero al menos tenía un buen concepto de como dibujar formas con pulso firme. Y una puerta no era nada demasiado complicado, al fin y al cabo. Por fortuna para mi, la tinta arcana se secaba algo más rápido que la normal: era imprescindible para que las runas funcionasen como debían. Tras unos minutos, suspiré y contemplé "mi" obra.
A Syl se le daba mejor. Tanteé el cuadro con mi mano, casi sintiéndolo a mi alcance, y busqué el pomo de la puerta que había creado.
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[1] Objeto: Kit de Arcanos Superior.[Limitado, 2 Usos] Mediante este kit, compuesto por pinceles y tintas mágicas, puedes usar el efecto de cualquier Técnica de Arcanos de nivel Experto o inferior que conozcas en un rol.
En este caso, no uso ninguna técnica, sino que pinto en uno de los cuadros de la taberna para intentar crear una salida.
Asher Daregan
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Gilder había pasado parte de la tarde limpiando el suelo mohoso de aquella parte en particular de la taberna. El chico, de apenas 18 años llevaba 4 semanas trabajando para Mortimer que además de ser el alcalde había tomado posesión de aquel lugar desde que las hermanas se habían sentido indispuestas.
Lo cierto es que en un principio aquello desanimó a Gilder, quien tan solo había decidido animarse a pedir trabajo en aquel lugar por el mero hecho de acercarse un poco a Bridgitte. Para aquel chico, el vaticinio de verse manipulado y observado de manera constante por el alcalde no era muy halagüeño. Pero sin duda las facciones de aquella chica, aunque algo toscas desde que estaba enferma, era un aliciente suficiente para seguir acudiendo a su puesto de trabajo día tras día.
Hoy, sin embargo, el anciano gordinflón estaba probando su paciencia.
Como decía era la cuarta vez que Mortimer lo mandaba precisamente a limpiar aquella zona. Lejos de la puerta que daba a la casa aneja a la taberna y donde en contadas ocasiones, y si era cuidadoso, había escuchado como el hombre se dirigía a su querida Bridgitte.
Mortimer era especialmente específico acerca de cuándo y cómo debía cerrar el establecimiento, y todos los días, excepto los fines de semana, la taberna cerraba a las 10 en punto. Ni un minuto más ni por supuesto uno menos. Sus tareas, a partir de entonces era asegurarse que todo estuviese listo para ser clausurado y salir de allí por la puerta principal a las 11, cerrando tras de si.
En más de una ocasión el chico se había hecho el remolón intentando encontrarse con Bridgitte y en todas y cada una de ellas, el alcalde le había forzado a salir de allí de manera apresurada, como... aterrado por la idea misma de que fuese a quedarse allí más tiempo.
Quizás eso fue lo que animo al chico a inspeccionar lo que hacía Mortimer aquella noche a precisamente las 11 y un minuto.
Gilder se envolvió en su capa oscura y decidió desviarse vuelta a la taberna en vez de seguir el camino a su hogar como hacía cada noche. Siguió sus pasos escondidos entre las sombras y la voz del alcalde le guió exactamente dónde quería ir. Pero... no estaba solo:
-Ssseeñor, tranquilÍcese... estoy seguro que nadie sabe.. que nadie...- Mortimer apresurado seguía a una sombra que se adentraba en la casita pegada a la taberna.
-Necesito terminarlos, pedazo de bobo... ¿es que no lo entiendes? He pasado demasiado tiempo lidiando con esos estúpidos y ahora... ahora... rápido. Abre. Cuando dejé la sala la vieja monja estaba comiéndose una de mis manzanas.. no se cuánto tiempo tenemos- dijo mirando su reloj. .
Mortimer agarró las llaves de su bolsillo y apresurado abrió el portón que les llevaba al sótano de aquella taberna con las manos temblorosas.
Raven dió un suspiro de alivio al contemplar la estancia y rebuscó en sus bolsillos para hacerse con su pincel a medida que Mortimer encendía una vela.
Ante ellos, aún dormidos, varias figuras de metal a medio pintar parecían dormidas esperando ser despertadas de un sueño profundo.
-¿Has llamado a los demás?- dijo Raven a Mortimer mientras se acercaba a la figura más cercana. Le colocó la pieza de metal sobre la que había estado garabateando en su camino y por fin, el hombre alto y fornido pero algo anciano tuvo un ojo con una cicatriz exactamente igual a la de Eltrant Tale.
-Ya están de camino- dijo Mortimer uniendo sus manos y frotándolas de un lado a otro mientras observaba el metal a un lado de la sala..
-Termina a Anders- le dijo Raven a Mortimer, casi sin mirarlo.
El hombre se acercó a la figura de metal en la esquina más alejada de la puerta de entrada y sin perder tiempo se concentró hasta que sus manos se volvieron incandescente y con ello, comenzó a moldear el rostro del elfo aún sin expresión o vida. Tras varios minutos, Mortimer se dió por satisfecho y rozó levemente la camisa de Raven que acababa de terminar de pintar a Valyria. Éste se giró hasta el esqueleto metálico de Anders y con una rapidez sobrehumana dió color al elfo. A medida que Raven atribuía color al falso Anders, este comenzaba a reaccionar como si comenzase a tomar vida. Movía una mano de cuándo en cuando, un ojo luego. y poco a poco comenzaba a copiar a aquellas 12 figuras de mental que como aquellas que habían atendido al llamado de Mortimer, comenzaban a tomar vida.
-Bienvenidos, hijos míos.- dijo Raven cuando acabó por fin aquella su obra maestra.- Me alegra veros rebosantes de vida. Por desgracia, no soy dueño de la amenaza que quiere hacer que lo que yo os he dado se convierta de nuevo... en metal y color, así que tan solo os puedo pedir que luchéis por que los que dicen ser ustedes, regresen a la prisión donde deben estar.- dijo y sonrió de manera enigmática mientras Mortimer dotaba a los clones metálicos de armas y escudos.
La figura recién terminada de Anders comenzó a caminar de manera primero torpe y cada vez más precisa. A esta se le sumó la figura metálica de Matthew Owens con el rostro sin expresión que caracterizaba a las creaciones de Raven.
Ambos caminaron de manera paralela, casi idéntica hasta llegar a la esquina a través de la cual Gilder los observaba. El chico retrocedió varios pasos y en su intento de carrera se dio de bruces con otra figura metálica: Bridgitte.y su hermana Gabriella habían por fin acudido a aquel llamado.
-Bridgitte al fin te encuentro... necesitamos avisa a los ancianos. Al pueblo entero... algo raro esta... yo he visto a.....- comenzó a decir el chico, agarrando su mano con miedo.
Esta puso un dedo sobre sus labios haciéndolo callar. Bajó su mano lentamente casi en una caricia hasta el cuello del chico. Una vez allí y de manera paulatina, Bridgitte comenzó a apretar y apretar ajena a los intentos de huir del chico hasta que éste dejó de resistirse y cayó al suelo sin vida. La figura metálica de Matilda ignoró el cadáver sin vida del chico en su camino hasta la sala donde se uniría con el resto de la creación de Raven.
-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.*.-.
Saludos, criaturas.
¡Habéis conseguido salir del retrato! Vuestra astucia ha sido más que la de Raven, así que abandonáis la mansión a través de los distintos cuadros que habéis elegido.
Por otra parte...Por fin se ha revelado qué es lo que tramaba Raven.
Al parecer el hombre no estaba solo en su cruzada con hacerse con los poderes de aquellos que eran dignos de su atención. Mortimer, el alcalde de Colina también es un individuo, cuanto menos,... curioso.
Aquellos que habéis decidido acercaros a la taberna, os daréis de bruces con vosotros mismos. Bueno, con una copia de metal de vosotros mismos y aquellos que por desgracia Raven consiguió encarcelar en sus cuadros.
Por fortuna habéis salido con tiempo Raven no ha conseguido hacerse con todas vuestras habilidades. Conserváis pues, una habilidad cada uno para usar durante este tema y poder destruir al fin a Mortimer y Raven.
Cada una de vuestras copias posee vuestras habilidades físicas de daño, fuerza y armaduras. Por lo que para deshacerse de ellas necesitareis un punto de daño. Mortimer es un brujo tensai de fuego, por lo que necesitareis dos puntos de daño para libraros de él. Por su parte, Raven posee el resto de vuestras habilidades pero tan solo puede usar una por ronda. Necesitaréis 3 puntos de daño para libraros de él. Mi consejo es que trabajéis juntos y escojáis bien qué habilidad vais a usar.
Tenéis dos rondas más antes de que lleguen las 12 de la noche y Raven se quede definitivamente con las habilidades que os ha robado.Mi siguiente respuesta a vuestras acciones será el día 27/12
Como siempre... os leo.
Wyn
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Tomé entre mis manos aquella biusa, cuando finalmente fue mi turno de observar el objeto en cuestión que aquella mujer había sacado como si nada de uno de los cuadros. Aquella manzana, fuera de un peculiar y poco ortodoxo aroma a pintura que descartó de mi cabeza toda idea de pegarle un mordisco, parecía ser un fruto totalmente real, común y corriente. Eso quería decir que... la teoría de los cuadros portal podía funcionar, solo había que intentar.
En poco tiempo, observando las ubicaciones que marcaba el libro mágico de aquel anciano, nos habíamos dividido y puesto en marcha en dirección hacia los cuatro cuadros que podían brindarnos acceso a la taberna.
—Andando, señora —declaré antes de partir y cargar entre mis brazos a la vieja monja cual princesa... con unos 800 años de más.
¿Por qué lo hice? Yo también me pregunto lo mismo hoy en día. Probablemente porque sería lo que Erwin me ordenaría y... supongo que encontraba bastante graciosa a la señora, aunque las "ligeras" libertades que se estaban tomando sus manos me provocaban nauseas.¹
Una vez me hallé frente al cuadro en cuestión, aquel que se hallaba cerca de la cocina, me deshice de la señora cuanto antes colocándola en el suelo, y me dispuse a analizar el cuadro. Necesitaba algo de tiempo para prepararme mentalmente para lo que estaba a punto de hacer: Iba a cruzar a traves de una pintura que, a simple vista, no parecía tener absolutamente nada fuera de lo común... por supuesto que sí, algo que hacías todos los días.
Tomé un pequeño respiro antes de reunir el valor para situar mi mano sobre aquel lienzo. Un pequeño cosquilleo zarandeó la punta de mis dedos y se extendió por todo mi brazo mientras este atravesaba la pintura como si se tratara de una simple capa de neblina. Observé perplejo en todo momento aquel proceso, asombrado por las propiedades mágicas que toda aquella mansión tenía, cayendo en cuenta finalmente de que, si aquello era real, seguramente el bastardo de Raven no sería un simple soplido de aire fresco. Teníamos que encontrarlo rápido y darle una lección. No había tiempo que perder, la luna pronto alcanzaría su punto más alto junto a las estrellas. Con un rostro seguro y determinado, crucé a través de aquel cuadro con todas las ganas de romperle los dientes a ese maldito.
Una vez al otro lado de la pintura, o quizás, lo que asumía era el mundo real, fuera de la trampa de Raven, me encontré en el interior de una taberna iluminada pobremente por la luz de unas tenues velas. Un par de mesones por acá, un par de mesones por allá, nada fuera de lo usual; tal vez una que otra rata que creí ver huir rauda del grupo de individuos que emergía de los cuadros como si nada... Y hablando de cuadros, a mi espalda se hallaba una pintura que plasmaba la inmensa estructura de la mansión donde nos había atrapado Raven.
Tras ayudar a la señora a cruzar el cuadro, de la forma más rápida que pude para evitar darle más oportunidades de tomarse "libertades", me reuní con el resto del grupo.
[ANALIZANDO] Mientras todos hablaban y deliberaban cual sería nuestro próximo movimiento —o algo así probablemente, no tengo idea, no les estaba prestando atencion—, yo intentaba localizar a Raven mediante mis radares. [ERROR] Sin embargo, estos parecían seguir presentando fallas. Estábamos aún bajo el hechizo de aquel maldito anciano.
Me dispuse a salir de aquel lugar, pues estaba seguro que Raven debía tener algún tipo de escondite y debía empezar a buscar, más fue entonces cuando algo aconteció. La puerta de la taberna se abrió de golpe antes que pudiera alcanzarla, revelando tras de ella la figura de... mí. Retrocedí perplejo un par de pasos, confundido ante el reflejo que estaba observando, con la diferencia de que aquel me observaba sin ningún tipo de vida en sus ojos. Aquella cosa accedió al interior de la taberna, dándole paso a otro grupo de individuos, otro grupo de reflejos de aquellos que habían sido invitados a la mansión aquella noche: Daregan, los elfos, el anciano, inclusive la monja y... ¿Matilda? ¿A-Arnau...? ¿Esa era... Mérida?
¿Pero qué... demonios...? ¿C-Como era posible que...? ¿¡Los que estaban en los cuadros, ellos...!? No lo entendía, no entendía lo que estaba ocurriendo, más solo algo estaba claro: debía ser obra del maldito de Raven. El hombre había conseguido clonarnos de alguna manera, probablemente utilizando su pintura y magia.
—¿¡Así que a esto estabas jugando, no!? —grité, pensando que, donde quiera que estuviera Raven, podría escucharme—. ¡Maldito lunático!
[MODO DE COMBATE: ACTIVADO] Ardí en furia ante la idea de que el anciano infeliz intentara replicarme como una simple obra de su colección. No iba a permitir tal atrevimiento. Reclamaría los derechos de autor.
Cargué airado contra mi copia, dispuesto a destruirle con un ataque directo, pero el sonido del metal marcó el momento en que fui detenido antes de que pudiera llegar a él, algo se atravesó en mi camino. Frente a mí se hallaba la copia de aquel anciano, blandiendo una réplica de sus espadas negra y blanca, cruzadas frente a él deteniendo mi puñetazo con extrema facilidad.² No tuve mucho tiempo de pensar ni entender lo que había ocurrido, no estaba yo acostumbrado al pensamiento rápido de la batalla, pues, de inmediato, la copia de Eltrant liberó sus espadas con un rápido movimiento que me hizo retroceder y caer al suelo.² Apenas caí fui consciente del ardor en mi pecho, haciéndome llevar mi mano hacía este último para verle mancharse de la sangre que emanaba de la herida en forma de equis. Aquel ataque... había atravesado el metal de mi piel sintética... ¿cómo...?
El dolor pronto fue opacado por el miedo y la adrenalina, cuando pude ver el brillo de la hoja de las espadas cayendo ante mí en un raudo ataque. Casi no lo conseguí, pero logré detener el ataque a tiempo atrapando el par de espadas entre mis manos. En situaciones así agradecía estar hecho de metal.
Apreté los dientes frustrado mientras forcejeaba con aquella copia, intentando reunir la mitigadas fuerzas que me sobraban para impedir que pudiera finalizarme. ¡Debía hacer algo y rápido! [LIBERANDO ENERGÍA] Fue entonces cuando, aún cuando dudaba de que fuera a funcionar, mis brazos fueron envueltos por una oleada de energía eléctrica.³ En esta oportunidad no eran simples chispas, ahora eran auténticos rayos que se extendieron por las espadas y todo el cuerpo de aquella copia, haciéndole retorcerse en el lugar antes de desplomarse. Lo había... conseguido...
Observé el rostro de la copia de Eltrant, dañado por mi ataque eléctrico, dividido ahora por un rostro humano y otro... metálico. Esas cosas eran... ¿máquinas?, ¿biociberneticos?
Nuevamente, no tuve tiempo de contestar mis dudas, pues otro ataque se aproximó a mí mientras estaba indefenso en el suelo, y este no creía ser capaz de detenerlo.
En poco tiempo, observando las ubicaciones que marcaba el libro mágico de aquel anciano, nos habíamos dividido y puesto en marcha en dirección hacia los cuatro cuadros que podían brindarnos acceso a la taberna.
—Andando, señora —declaré antes de partir y cargar entre mis brazos a la vieja monja cual princesa... con unos 800 años de más.
¿Por qué lo hice? Yo también me pregunto lo mismo hoy en día. Probablemente porque sería lo que Erwin me ordenaría y... supongo que encontraba bastante graciosa a la señora, aunque las "ligeras" libertades que se estaban tomando sus manos me provocaban nauseas.¹
Una vez me hallé frente al cuadro en cuestión, aquel que se hallaba cerca de la cocina, me deshice de la señora cuanto antes colocándola en el suelo, y me dispuse a analizar el cuadro. Necesitaba algo de tiempo para prepararme mentalmente para lo que estaba a punto de hacer: Iba a cruzar a traves de una pintura que, a simple vista, no parecía tener absolutamente nada fuera de lo común... por supuesto que sí, algo que hacías todos los días.
Tomé un pequeño respiro antes de reunir el valor para situar mi mano sobre aquel lienzo. Un pequeño cosquilleo zarandeó la punta de mis dedos y se extendió por todo mi brazo mientras este atravesaba la pintura como si se tratara de una simple capa de neblina. Observé perplejo en todo momento aquel proceso, asombrado por las propiedades mágicas que toda aquella mansión tenía, cayendo en cuenta finalmente de que, si aquello era real, seguramente el bastardo de Raven no sería un simple soplido de aire fresco. Teníamos que encontrarlo rápido y darle una lección. No había tiempo que perder, la luna pronto alcanzaría su punto más alto junto a las estrellas. Con un rostro seguro y determinado, crucé a través de aquel cuadro con todas las ganas de romperle los dientes a ese maldito.
[…]
Una vez al otro lado de la pintura, o quizás, lo que asumía era el mundo real, fuera de la trampa de Raven, me encontré en el interior de una taberna iluminada pobremente por la luz de unas tenues velas. Un par de mesones por acá, un par de mesones por allá, nada fuera de lo usual; tal vez una que otra rata que creí ver huir rauda del grupo de individuos que emergía de los cuadros como si nada... Y hablando de cuadros, a mi espalda se hallaba una pintura que plasmaba la inmensa estructura de la mansión donde nos había atrapado Raven.
Tras ayudar a la señora a cruzar el cuadro, de la forma más rápida que pude para evitar darle más oportunidades de tomarse "libertades", me reuní con el resto del grupo.
[ANALIZANDO] Mientras todos hablaban y deliberaban cual sería nuestro próximo movimiento —o algo así probablemente, no tengo idea, no les estaba prestando atencion—, yo intentaba localizar a Raven mediante mis radares. [ERROR] Sin embargo, estos parecían seguir presentando fallas. Estábamos aún bajo el hechizo de aquel maldito anciano.
Me dispuse a salir de aquel lugar, pues estaba seguro que Raven debía tener algún tipo de escondite y debía empezar a buscar, más fue entonces cuando algo aconteció. La puerta de la taberna se abrió de golpe antes que pudiera alcanzarla, revelando tras de ella la figura de... mí. Retrocedí perplejo un par de pasos, confundido ante el reflejo que estaba observando, con la diferencia de que aquel me observaba sin ningún tipo de vida en sus ojos. Aquella cosa accedió al interior de la taberna, dándole paso a otro grupo de individuos, otro grupo de reflejos de aquellos que habían sido invitados a la mansión aquella noche: Daregan, los elfos, el anciano, inclusive la monja y... ¿Matilda? ¿A-Arnau...? ¿Esa era... Mérida?
¿Pero qué... demonios...? ¿C-Como era posible que...? ¿¡Los que estaban en los cuadros, ellos...!? No lo entendía, no entendía lo que estaba ocurriendo, más solo algo estaba claro: debía ser obra del maldito de Raven. El hombre había conseguido clonarnos de alguna manera, probablemente utilizando su pintura y magia.
—¿¡Así que a esto estabas jugando, no!? —grité, pensando que, donde quiera que estuviera Raven, podría escucharme—. ¡Maldito lunático!
[MODO DE COMBATE: ACTIVADO] Ardí en furia ante la idea de que el anciano infeliz intentara replicarme como una simple obra de su colección. No iba a permitir tal atrevimiento. Reclamaría los derechos de autor.
Cargué airado contra mi copia, dispuesto a destruirle con un ataque directo, pero el sonido del metal marcó el momento en que fui detenido antes de que pudiera llegar a él, algo se atravesó en mi camino. Frente a mí se hallaba la copia de aquel anciano, blandiendo una réplica de sus espadas negra y blanca, cruzadas frente a él deteniendo mi puñetazo con extrema facilidad.² No tuve mucho tiempo de pensar ni entender lo que había ocurrido, no estaba yo acostumbrado al pensamiento rápido de la batalla, pues, de inmediato, la copia de Eltrant liberó sus espadas con un rápido movimiento que me hizo retroceder y caer al suelo.² Apenas caí fui consciente del ardor en mi pecho, haciéndome llevar mi mano hacía este último para verle mancharse de la sangre que emanaba de la herida en forma de equis. Aquel ataque... había atravesado el metal de mi piel sintética... ¿cómo...?
El dolor pronto fue opacado por el miedo y la adrenalina, cuando pude ver el brillo de la hoja de las espadas cayendo ante mí en un raudo ataque. Casi no lo conseguí, pero logré detener el ataque a tiempo atrapando el par de espadas entre mis manos. En situaciones así agradecía estar hecho de metal.
Apreté los dientes frustrado mientras forcejeaba con aquella copia, intentando reunir la mitigadas fuerzas que me sobraban para impedir que pudiera finalizarme. ¡Debía hacer algo y rápido! [LIBERANDO ENERGÍA] Fue entonces cuando, aún cuando dudaba de que fuera a funcionar, mis brazos fueron envueltos por una oleada de energía eléctrica.³ En esta oportunidad no eran simples chispas, ahora eran auténticos rayos que se extendieron por las espadas y todo el cuerpo de aquella copia, haciéndole retorcerse en el lugar antes de desplomarse. Lo había... conseguido...
Observé el rostro de la copia de Eltrant, dañado por mi ataque eléctrico, dividido ahora por un rostro humano y otro... metálico. Esas cosas eran... ¿máquinas?, ¿biociberneticos?
Nuevamente, no tuve tiempo de contestar mis dudas, pues otro ataque se aproximó a mí mientras estaba indefenso en el suelo, y este no creía ser capaz de detenerlo.
- Interacción acordada con el usuario de Niun de Usbisne.
- Recibo la combinación de Muro de Acero + Rechazo de la copia de Eltrant Tale.
- Contesto la ofensiva de mi atacante utilizando mi habilidad Daño Colateral para destruirle.
Raymond Lorde
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Después de dejar bien clara su desaprobación con una buena mirada a Anders, Valyria se dirigió a la más joven del grupo. No se consideraba la indicada, pero… miró al grupo. No confiaría nada flamable a Asher, y Eltrant era confiable, pero también tendía a acabar en medio de todos los problemas de una manera muy como Anders, así que eso dejaba… desconocidos, del cual el más fiable parecía ser la monja alcohólica.
La barra estaba muy baja ciertamente. -Me encantaría ir contigo cielo.- no como conejito de Indias, por supuesto, dejaría que otro cruzara primero, seguramente Asher, era el más entendido en portales y ay parecía estar haciéndole algo a uno, así que seguro que no tardaban nada en salir…
Y por suerte, tras vaguear un poco, un valiente había cruzado el cuadro. Con la monja. Peligroso, peor no oía ningún grito ni nada parecido, así que ella siguió, ofreciéndole la mano a la chiquilla.
En otras circunstancias, habría comentado como la salida del cuadro fue… casi vulgar, ordinaria. Demasiado real, seguramente era eso lo que la molestaba, pero ahora… estaba demasiado ocupada escuchando la nada, a sus poderes. Aún nublados, pero no todos. -Ah, llegue a tiempo parece.- sonrió debajo de la macara, avanzando tras el bio, solo para encontrarse… a ella misma. No era la única, se dio cuenta, pero solo tenia ojos para su propia copia.
Esa confusión empezaba a ser… molestamente familiar. Suspiró, sacando su arco al mismo tiempo que la otra Valyria, simétricamente, como gemelas. Puede que hubiera calculado mal, que no se las quedara para el, sino que las… implantara en su copia. Luchar contra otra custodio seria molesto, por lo que pasó rápidamente al cuerpo a cuerpo, el arco desplegándose rápidamente en dos hojas, realizando unos cuantos cortes, repetidos perfectamente por su contraparte, hasta la patada que le lanzó para ganar espacio, convertir las espadas en una lanza y arrojarla para matarla rápido fue imitada, las dos armas raspándose en el aire y fallando ambas Valyrias. Eso era muy molesto.
Pero ella ya habría usado a sus pequeñines para generar una apertura, o a Mordisquitos, lo que le indicaba algo importante. Su... combate de armas perdía cierto sentido si no era acompañado con sus capacidades, al fin yal cabo, complementaba a su magia, no al revés. -Ah, viejo avaricioso, te lo quedaste entero ¿cierto? ¿Solo a mi, por irritante o las de todos?- Ni el viejo ni Alteryria contestó, pero debido la ausencia de fuego azulado, podía hacer suposiciones.
-Déjame demostrarte porque fue una mala idea, otra en la larga lista. Que mis artes son un poco más que meros trucos a imitar. Larat.- notó un tirón perezoso en su mente, por no usar el ensalmo, pero sinceramente, se había hartado de todo esto poco después de tirar el segundo jarrón, así que tiró, y arrastró a la perezosa hada a su lado.
Luz estalló brevemente a su lado, un cuerpo sorprendentemente real formándose. Alas de un vibrante azul, piel algo pálida, un cabello negro. Si no fuera por el leve brillo y las venas doradas aquí y allá, uno podría haberlo confundido con un Fae ordinario.
La criatura agachó la cabeza en lo que técnicamente podría considerarse la mínima reverencia posible, mirándola con su único ojo.
-Regocíjate, viejo zorro, pues hoy cumpliré tu más profundo deseo.- señaló a la otra Valyria. -Mátala.- la susodicha había parado el combate, cauta del invitado. Hacia bien, ya le costaba suficiente evitar que la matara a ella, y estaba de su lado, técnicamente.
-Jo jamás osaría desear algo tan vil de mi señora…-
-Mientes. Lo se porque tus labios se mueven.- pudo ver el mínimo atisbo de una sonrisa y aprobación en sus ojos antes de que el Fae empuñara la espada bastarda en su espalda y se moviera como un remolino, la espada sobresaliendo del pecho de su clon un instante después. Tuvo el tiempo justo de alzar una ceja antes de que el hada la retorciéra en el sitio y lanzando un tajo vertical que cortó la mitad del torso. Era una manera muy fea de morir, medio partida en dos, con un agujero en el pecho en el que podría haber metido el puño. -Cuando acabes, hay otras copias, seguro que alguna proporciona entretenimiento a alguien de tu calibre, a pesar de tus… limitaciones actuales.- Le guiñó el ojo al enfurecido Fae y fue a despegar su arma de la pared.
La barra estaba muy baja ciertamente. -Me encantaría ir contigo cielo.- no como conejito de Indias, por supuesto, dejaría que otro cruzara primero, seguramente Asher, era el más entendido en portales y ay parecía estar haciéndole algo a uno, así que seguro que no tardaban nada en salir…
Y por suerte, tras vaguear un poco, un valiente había cruzado el cuadro. Con la monja. Peligroso, peor no oía ningún grito ni nada parecido, así que ella siguió, ofreciéndole la mano a la chiquilla.
En otras circunstancias, habría comentado como la salida del cuadro fue… casi vulgar, ordinaria. Demasiado real, seguramente era eso lo que la molestaba, pero ahora… estaba demasiado ocupada escuchando la nada, a sus poderes. Aún nublados, pero no todos. -Ah, llegue a tiempo parece.- sonrió debajo de la macara, avanzando tras el bio, solo para encontrarse… a ella misma. No era la única, se dio cuenta, pero solo tenia ojos para su propia copia.
Esa confusión empezaba a ser… molestamente familiar. Suspiró, sacando su arco al mismo tiempo que la otra Valyria, simétricamente, como gemelas. Puede que hubiera calculado mal, que no se las quedara para el, sino que las… implantara en su copia. Luchar contra otra custodio seria molesto, por lo que pasó rápidamente al cuerpo a cuerpo, el arco desplegándose rápidamente en dos hojas, realizando unos cuantos cortes, repetidos perfectamente por su contraparte, hasta la patada que le lanzó para ganar espacio, convertir las espadas en una lanza y arrojarla para matarla rápido fue imitada, las dos armas raspándose en el aire y fallando ambas Valyrias. Eso era muy molesto.
Pero ella ya habría usado a sus pequeñines para generar una apertura, o a Mordisquitos, lo que le indicaba algo importante. Su... combate de armas perdía cierto sentido si no era acompañado con sus capacidades, al fin yal cabo, complementaba a su magia, no al revés. -Ah, viejo avaricioso, te lo quedaste entero ¿cierto? ¿Solo a mi, por irritante o las de todos?- Ni el viejo ni Alteryria contestó, pero debido la ausencia de fuego azulado, podía hacer suposiciones.
-Déjame demostrarte porque fue una mala idea, otra en la larga lista. Que mis artes son un poco más que meros trucos a imitar. Larat.- notó un tirón perezoso en su mente, por no usar el ensalmo, pero sinceramente, se había hartado de todo esto poco después de tirar el segundo jarrón, así que tiró, y arrastró a la perezosa hada a su lado.
Luz estalló brevemente a su lado, un cuerpo sorprendentemente real formándose. Alas de un vibrante azul, piel algo pálida, un cabello negro. Si no fuera por el leve brillo y las venas doradas aquí y allá, uno podría haberlo confundido con un Fae ordinario.
La criatura agachó la cabeza en lo que técnicamente podría considerarse la mínima reverencia posible, mirándola con su único ojo.
-Regocíjate, viejo zorro, pues hoy cumpliré tu más profundo deseo.- señaló a la otra Valyria. -Mátala.- la susodicha había parado el combate, cauta del invitado. Hacia bien, ya le costaba suficiente evitar que la matara a ella, y estaba de su lado, técnicamente.
-Jo jamás osaría desear algo tan vil de mi señora…-
-Mientes. Lo se porque tus labios se mueven.- pudo ver el mínimo atisbo de una sonrisa y aprobación en sus ojos antes de que el Fae empuñara la espada bastarda en su espalda y se moviera como un remolino, la espada sobresaliendo del pecho de su clon un instante después. Tuvo el tiempo justo de alzar una ceja antes de que el hada la retorciéra en el sitio y lanzando un tajo vertical que cortó la mitad del torso. Era una manera muy fea de morir, medio partida en dos, con un agujero en el pecho en el que podría haber metido el puño. -Cuando acabes, hay otras copias, seguro que alguna proporciona entretenimiento a alguien de tu calibre, a pesar de tus… limitaciones actuales.- Le guiñó el ojo al enfurecido Fae y fue a despegar su arma de la pared.
- Spoiler:
- Como podría resistirme usar mis nuevas y flamantes skills para matarme a mi misma? It is the way
Lvl 1: Señora de la Cacería Salvaje [Invocación, Mágica, 1 uso]:Valyria invoca a un humanoide Faerico de Luz, con un arma y dominio de esta, para luchar durante dos turnos.
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
La joven amablemente aceptó que la acompañara, por lo que a penas me ofreció su mano la tomé con cuidado y seguí sus pasos.
Al entrar me encontré con un gentío loco que no conocía, pero lo curioso es que habían caras repetidas, incluso la mía. Pero era muy difícil de confundir, la otra yo tenía una expresión fría, y no estaba usando bálsamo labial. Suspiré al ver como mis compañeros se enfrentaban a sus copias y supuse que me tocaba hacer lo mismo.
Antes de que pudiera pensarlo demasiado mi copia se acercó a mí corriendo para atacarme con una espada alargada. Esquive como podía cada uno de sus movimientos.
Me concentré mucho en sus movimientos hasta que encontré un momento adecuado para golpearla en el brazo con intenciones de que se le cayera el arma, y así fue; ahora sí estábamos mano a mano, aunque más importante que eso me dí cuenta de que mi copia no pensaba como yo, no podía hacer telekinesis y cuando la golpee no se sintió como si fuese humana.
Okey, era momento de intentar algo.
Agarré el arma de mi doble y salí corriendo a la barra en donde encontraría lo necesario para hacer un escándalo. En el camino me encontré con un enfrentamiento y sin pensar moví la espada que tenía con telekinesis y la puse frente al joven para defenderlo del ataque que se aproximaba a él, y que después pudiera usar esa arma para su beneficio.(1)
Cuando por fin llegue a la barra agarré un montón de vasos y copas y las partí en la mesa para quedarme con los cristales rotos. En eso me volteé para visualizar a mi otra yo y con mi telekinesis hice que una fina ola de vidrio afilado se dirigiera a altas velocidades hacía ella.(3) El impacto le rompió el rostro y el pecho a mi doble e hizo que cayera al suelo.
Esto de los dobles debía ser una distracción, por lo que miré a mi alrededor y definitivamente no eran la verdadera amenaza.
Con la misma fuerza, velocidad y precisión de la primera ola de vidrios afilados esta vez hice que se dirigieran peligrosamente al enemigo que aparentaba ser más peligroso que los dobles (Mortimer).
Mi ataque fue hermoso, sin embargo eso no evitó que él contraatacara con fuego y quemara el vidrio.(2)
Al entrar me encontré con un gentío loco que no conocía, pero lo curioso es que habían caras repetidas, incluso la mía. Pero era muy difícil de confundir, la otra yo tenía una expresión fría, y no estaba usando bálsamo labial. Suspiré al ver como mis compañeros se enfrentaban a sus copias y supuse que me tocaba hacer lo mismo.
Antes de que pudiera pensarlo demasiado mi copia se acercó a mí corriendo para atacarme con una espada alargada. Esquive como podía cada uno de sus movimientos.
Me concentré mucho en sus movimientos hasta que encontré un momento adecuado para golpearla en el brazo con intenciones de que se le cayera el arma, y así fue; ahora sí estábamos mano a mano, aunque más importante que eso me dí cuenta de que mi copia no pensaba como yo, no podía hacer telekinesis y cuando la golpee no se sintió como si fuese humana.
Okey, era momento de intentar algo.
Agarré el arma de mi doble y salí corriendo a la barra en donde encontraría lo necesario para hacer un escándalo. En el camino me encontré con un enfrentamiento y sin pensar moví la espada que tenía con telekinesis y la puse frente al joven para defenderlo del ataque que se aproximaba a él, y que después pudiera usar esa arma para su beneficio.(1)
Cuando por fin llegue a la barra agarré un montón de vasos y copas y las partí en la mesa para quedarme con los cristales rotos. En eso me volteé para visualizar a mi otra yo y con mi telekinesis hice que una fina ola de vidrio afilado se dirigiera a altas velocidades hacía ella.(3) El impacto le rompió el rostro y el pecho a mi doble e hizo que cayera al suelo.
Esto de los dobles debía ser una distracción, por lo que miré a mi alrededor y definitivamente no eran la verdadera amenaza.
Con la misma fuerza, velocidad y precisión de la primera ola de vidrios afilados esta vez hice que se dirigieran peligrosamente al enemigo que aparentaba ser más peligroso que los dobles (Mortimer).
Mi ataque fue hermoso, sin embargo eso no evitó que él contraatacara con fuego y quemara el vidrio.(2)
____________
Off
Entro con Valyria <3
(1) Trato de defender a Raymond con una espada y se la dejo para que pueda usarla.
(2) Mi ataque a Mortimer sirve de distracción para que alguien aproveche y lo ataque mientras se defiende de mi.
(3) Nivel 0 - Telekinesis avanzada [Pasiva][Telekinesis] Posee un alto control en su telekinesis que le permite controlar múltiples objetos pequeños al mismo tiempo y dirigirlos con mucha precisión hacia lugares específicos.
+ Nivel 4 en Talento: He conseguido mejorar mi telekinesis para mover objetos con mayor velocidad y precisión
Off
Entro con Valyria <3
(1) Trato de defender a Raymond con una espada y se la dejo para que pueda usarla.
(2) Mi ataque a Mortimer sirve de distracción para que alguien aproveche y lo ataque mientras se defiende de mi.
(3) Nivel 0 - Telekinesis avanzada [Pasiva][Telekinesis] Posee un alto control en su telekinesis que le permite controlar múltiples objetos pequeños al mismo tiempo y dirigirlos con mucha precisión hacia lugares específicos.
+ Nivel 4 en Talento: He conseguido mejorar mi telekinesis para mover objetos con mayor velocidad y precisión
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Eran más dudas que certezas las que Matthew tenía en ese momento, tocó el cuadro con desconfianza pero en cuanto notó que su mano no se cruzaba con resistencia alguna entendió que las sospechas habían estado en lo correcto. Con la mano libre agarró a Hadden, tirando de él levemente para que no se asustara y lo siguiera, le susurró “Estaremos fuera en poco tiempo, confía en mí” y como Owens era un buen mentiroso sonó con mucha seguridad.
No fueron los únicos que pasaron, del otro lado se encontraron con el hombre ligeramente violento de la sala, una elfa y una niña, todo ellos estaban sumamente ocupados peleando con.... Sus dobles exactos. Matt silbó como expresión de sorpresa, mientras levantaba las cejas. Miró por todo el lugar buscando una salida, sí podía irse mientras todos peleaban mucho mejor, y de hecho sí había una puerta, se acercó intentando no llamar la atención pero en cuanto agarró el picaporte una mano conocida lo tomó de la muñeca, obligándolo a soltar.
Claro, quién más sino Matthew Owens se imaginaría que Matthew Owens buscaría la forma de escabullirse en lugar de pelear frente a frente.
-Vaya vaya, pero que hombre tan atractivo - Intentó bromear mientras escondía a Hadden detrás suyo - Dime ¿No te gustaría trabajar como mi doble en la ciudad? - Pero el clon era muy poco expresivo, como toda respuesta sacó la daga y comenzó a acercarse - Supongo que eso es un no - El Virrey retrocedió, no le gustaba pelear pero tampoco quería volverse un alfiletero humano.
Le hizo un gesto a Hadden para que se apartara y luego sacó su propia daga, se puso serio por primera vez en la noche y comenzó a atacar. Luego de tan solo dos o tres golpes se dio cuenta que la tarea sería bastante más difícil de lo que parecía, aunque la copia era algo más torpe, imitaba los movimientos del verdadero Matthew por lo que los ataques de ambas partes eran rápidamente bloqueados.
-Tienes tan poca gracia, de ninguna manera puedo permitir que vayas por ahí viéndote como yo - Intentó apuñalarlo pero el clon lo golpeó en la muñeca y la daga cayó al piso. El Estafador esquivó el siguiente ataque, juntando las manos por detrás, se topó con una mesa en su espalda y para evitar ser herido se tuvo que sentar arriba de la misma, tirando todo lo que había sobre ella.
La copia se acercaba sin darle un solo respiro, para evitar el siguiente ataque Matthew pegó la espalda contra la pared y abrió las piernas, la daga de su enemigo se clavó en la mesa, justo en el medio.
-Te tengo - Dijo el verdadero Owens, sonriendo. Le dio un último giro al anillo y lo acercó a la cara del clon, se formó un pequeño fuego que rápidamente quemó el rostro y la cabeza entera de la copia*. El verdadero Matthew le apoyó un pie en el pecho y lo empujó para que se apartara mientras se abanicaba con la mano para sacar ese horrible olor de las cercanías de su nariz - No se siente del todo bien, era tan hermoso...-
---------------------------------------
*Uso el Anillo incandescente contra mi clon: Al rotar 3 veces el anillo en tu dedo anular, se activa un pequeño fuego sobre una superficie inerte (excepto equipamiento) a menos de 5 metros de distancia. Puede consumir objetos o dañar a la personas si éstos están lo suficientemente cerca ( a menos de 1 metro) de donde las llamas aparecen.
No fueron los únicos que pasaron, del otro lado se encontraron con el hombre ligeramente violento de la sala, una elfa y una niña, todo ellos estaban sumamente ocupados peleando con.... Sus dobles exactos. Matt silbó como expresión de sorpresa, mientras levantaba las cejas. Miró por todo el lugar buscando una salida, sí podía irse mientras todos peleaban mucho mejor, y de hecho sí había una puerta, se acercó intentando no llamar la atención pero en cuanto agarró el picaporte una mano conocida lo tomó de la muñeca, obligándolo a soltar.
Claro, quién más sino Matthew Owens se imaginaría que Matthew Owens buscaría la forma de escabullirse en lugar de pelear frente a frente.
-Vaya vaya, pero que hombre tan atractivo - Intentó bromear mientras escondía a Hadden detrás suyo - Dime ¿No te gustaría trabajar como mi doble en la ciudad? - Pero el clon era muy poco expresivo, como toda respuesta sacó la daga y comenzó a acercarse - Supongo que eso es un no - El Virrey retrocedió, no le gustaba pelear pero tampoco quería volverse un alfiletero humano.
Le hizo un gesto a Hadden para que se apartara y luego sacó su propia daga, se puso serio por primera vez en la noche y comenzó a atacar. Luego de tan solo dos o tres golpes se dio cuenta que la tarea sería bastante más difícil de lo que parecía, aunque la copia era algo más torpe, imitaba los movimientos del verdadero Matthew por lo que los ataques de ambas partes eran rápidamente bloqueados.
-Tienes tan poca gracia, de ninguna manera puedo permitir que vayas por ahí viéndote como yo - Intentó apuñalarlo pero el clon lo golpeó en la muñeca y la daga cayó al piso. El Estafador esquivó el siguiente ataque, juntando las manos por detrás, se topó con una mesa en su espalda y para evitar ser herido se tuvo que sentar arriba de la misma, tirando todo lo que había sobre ella.
La copia se acercaba sin darle un solo respiro, para evitar el siguiente ataque Matthew pegó la espalda contra la pared y abrió las piernas, la daga de su enemigo se clavó en la mesa, justo en el medio.
-Te tengo - Dijo el verdadero Owens, sonriendo. Le dio un último giro al anillo y lo acercó a la cara del clon, se formó un pequeño fuego que rápidamente quemó el rostro y la cabeza entera de la copia*. El verdadero Matthew le apoyó un pie en el pecho y lo empujó para que se apartara mientras se abanicaba con la mano para sacar ese horrible olor de las cercanías de su nariz - No se siente del todo bien, era tan hermoso...-
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*Uso el Anillo incandescente contra mi clon: Al rotar 3 veces el anillo en tu dedo anular, se activa un pequeño fuego sobre una superficie inerte (excepto equipamiento) a menos de 5 metros de distancia. Puede consumir objetos o dañar a la personas si éstos están lo suficientemente cerca ( a menos de 1 metro) de donde las llamas aparecen.
Matthew Owens
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Re: Claroscuro- Hallowyn 2020
Me encogí un poco ante la reprimenda visual de Valyria. Con algo más de seriedad le asentí de una manera a la que debía estar acostumbrada para indicarle mi agradecimiento por la manzana, la cual me terminé de comer en el camino hacia uno de los cuadros.
Tardamos en salir lo que tardó el lobo en dibujar una puerta.
Di un paso dentro de ella luego del hombre de metal y la anciana, y otros más. No tuvimos ni el chance de respirar aire real cuando ya había problemas, y los problemas lucían como nosotros; vestían como nosotros, y juzgando por los movimientos de una Valyria y un Eltrant, peleaban como nosotros.
Cool. Significaba que el Anders no podía ser más débil ni queriendo.
Dicho eso, ese no tenía mi mal hábito de pararme a pensar y ya estaba avanzando. Eché un vistazo rápido por el lugar, y me enfoqué en mí en cuanto dejó de ser una opción no mirar el hacha que buscaba mi cabeza. Me agaché e incliné un poco para evitar perderla, y esquivé un par de hachazos más retrocediendo. Tres, cuatro pasos, cada vez bajando y sacando un poco más la cabeza.
Esas tres sillas del fondo, la mesa apareciendo en mi visión périferica...
Salté con todo lo que tenía para esquivarlo, a mano alzada, y caí sobre la mesa que supe estaría atrás.
Mi hacha no tardó en descender sobre su frente.
La hacha del Segundo siguió de largo su arco diagonal a través de una de las patas de la mesa. El desbalance me hizo perder el equilibrio y mi hacha no dio como esperaba, arrastrándose a lo largo de su hombro y pecho. Tuve que lanzarme y rodar con mi golpe para evitar que me alcanzase con uno suyo.
Había visto el lugar al salir y poco antes de que me atacase, y había visto el cuadro de entrar. En otras palabras, sabía que esa mesa estaría aquí al determinar donde estaba parado por saber donde estaba lo demás. La idea era que su hacha se atorase en la pata y abrirle el cráneo de lado a lado con un solo golpe.
Como fue, debería haberlo matado igual. No lo hizo por la misma razón que falló lo de trancarlo con la mesa: estando hecho de metal, sus golpes tenían mucho varios kilos más de peso detrás. Esa no era una pata que yo pudiese cortar sin atorarme con un corte diagonal. Él lo hizo ver sencillo.
Ninguno podía usar magia pisando en madera. Si él era más fuerte y resistente que yo...
Suspiré.
Iba perdiendo.
El sonido de vidrio estallando nos disparó a la acción a ambos de nuevo, intentando golpear e intentando ser golpeado. El reducido riesgo que le compraba ser metálico le permitió ignorar otro golpe y empujarme con el hombro hasta la barra. Hizo espacio entre nosotros y pude ver más allá de él, el resto del campo y su estado. Tomé esa información al mismo tiempo que tuve claro lo que iba a suceder un par de segundos antes de que lo hiciera.
Yo no podía retroceder y él no pretendía hacerlo. Los dos golpearíamos, y el de carne saldría mal parado.
—¡Muere tirano! —grité casi a la vez que hubo una llamarada. No fue al mismo tiempo, pero sí tan cerca como para creerme por un latido que de alguna manera, yo había traído esas llamas. En el fondo sabía que no.
Había conjurado algo mucho peor que cualquier fuego.
Sangre salpicó contra la barra y contra el suelo. Me incliné levemente a un lado y apoye un brazo sobre ella para no caer al suelo. La cota de mallas se había llevado lo peor del golpe. Exhalé y subi la mirada. Bien. Le había dado mi blanco de último segundo: el brujo de fuego.
Desvíe la mirada al Segundo en el suelo, más puercoespín que Anders. Vi a Valyria y le sonreí. Fue bastante rápido, mucho más que llamarla por su nombre, esperar que voltease y discerniera cuál de los dos era yo, rehacer el arco, entendiese que hacer…
Bueno, por cosas así confío en ella.
La gente no sabía de lo que se pierde por no tener un código para "disparame en la espalda." Aunque eran como que muchas flechas para mí gusto... ¿Seguiría enojada por lo de la comida?
—...Oye —me quejé hacia… su siervo, notando que también le habían arrancado la cabeza a Segundo de un espadazo. No me puso cara de muy buenos amigos.
No me puso cara de nada, realmente.
Tardamos en salir lo que tardó el lobo en dibujar una puerta.
Di un paso dentro de ella luego del hombre de metal y la anciana, y otros más. No tuvimos ni el chance de respirar aire real cuando ya había problemas, y los problemas lucían como nosotros; vestían como nosotros, y juzgando por los movimientos de una Valyria y un Eltrant, peleaban como nosotros.
Cool. Significaba que el Anders no podía ser más débil ni queriendo.
Dicho eso, ese no tenía mi mal hábito de pararme a pensar y ya estaba avanzando. Eché un vistazo rápido por el lugar, y me enfoqué en mí en cuanto dejó de ser una opción no mirar el hacha que buscaba mi cabeza. Me agaché e incliné un poco para evitar perderla, y esquivé un par de hachazos más retrocediendo. Tres, cuatro pasos, cada vez bajando y sacando un poco más la cabeza.
Esas tres sillas del fondo, la mesa apareciendo en mi visión périferica...
Salté con todo lo que tenía para esquivarlo, a mano alzada, y caí sobre la mesa que supe estaría atrás.
Mi hacha no tardó en descender sobre su frente.
La hacha del Segundo siguió de largo su arco diagonal a través de una de las patas de la mesa. El desbalance me hizo perder el equilibrio y mi hacha no dio como esperaba, arrastrándose a lo largo de su hombro y pecho. Tuve que lanzarme y rodar con mi golpe para evitar que me alcanzase con uno suyo.
Había visto el lugar al salir y poco antes de que me atacase, y había visto el cuadro de entrar. En otras palabras, sabía que esa mesa estaría aquí al determinar donde estaba parado por saber donde estaba lo demás. La idea era que su hacha se atorase en la pata y abrirle el cráneo de lado a lado con un solo golpe.
Como fue, debería haberlo matado igual. No lo hizo por la misma razón que falló lo de trancarlo con la mesa: estando hecho de metal, sus golpes tenían mucho varios kilos más de peso detrás. Esa no era una pata que yo pudiese cortar sin atorarme con un corte diagonal. Él lo hizo ver sencillo.
Ninguno podía usar magia pisando en madera. Si él era más fuerte y resistente que yo...
Suspiré.
Iba perdiendo.
El sonido de vidrio estallando nos disparó a la acción a ambos de nuevo, intentando golpear e intentando ser golpeado. El reducido riesgo que le compraba ser metálico le permitió ignorar otro golpe y empujarme con el hombro hasta la barra. Hizo espacio entre nosotros y pude ver más allá de él, el resto del campo y su estado. Tomé esa información al mismo tiempo que tuve claro lo que iba a suceder un par de segundos antes de que lo hiciera.
Yo no podía retroceder y él no pretendía hacerlo. Los dos golpearíamos, y el de carne saldría mal parado.
—¡Muere tirano! —grité casi a la vez que hubo una llamarada. No fue al mismo tiempo, pero sí tan cerca como para creerme por un latido que de alguna manera, yo había traído esas llamas. En el fondo sabía que no.
Había conjurado algo mucho peor que cualquier fuego.
Sangre salpicó contra la barra y contra el suelo. Me incliné levemente a un lado y apoye un brazo sobre ella para no caer al suelo. La cota de mallas se había llevado lo peor del golpe. Exhalé y subi la mirada. Bien. Le había dado mi blanco de último segundo: el brujo de fuego.
Desvíe la mirada al Segundo en el suelo, más puercoespín que Anders. Vi a Valyria y le sonreí. Fue bastante rápido, mucho más que llamarla por su nombre, esperar que voltease y discerniera cuál de los dos era yo, rehacer el arco, entendiese que hacer…
Bueno, por cosas así confío en ella.
La gente no sabía de lo que se pierde por no tener un código para "disparame en la espalda." Aunque eran como que muchas flechas para mí gusto... ¿Seguiría enojada por lo de la comida?
—...Oye —me quejé hacia… su siervo, notando que también le habían arrancado la cabeza a Segundo de un espadazo. No me puso cara de muy buenos amigos.
No me puso cara de nada, realmente.
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Entra y medio ve peleas antes de que estalle la propia. Hago alusión al vidrio que rompió Maga y toma la oportunidad de lanzarle el hacha a Moriaty en la distracción, cómo le dio o lo que sea a libre juicio del otro que vaya a querer ir por el segundo punto del hombre. Y usa el comodín "elfa cabreada" para que Val mate al otro Anders junto a su mariposa op.
Anders
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