[Evento social] Lithe, la noche más corta del año
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: [Evento social] Lithe, la noche más corta del año
Había perdido la cuenta de las veces que el chico-lagarto había rellenado aquel cuerno, incluso parecía tener mejor sabor a medida que ingería ese néctar que, a pesar de su nombre, no tenía nada de dulce. La tímida y apartada conversación había dado paso a la completa inclusión en el grupo, que la trataba como una más en sus bailes, juegos de hoguera y chanzas.
—Meow, florecita, ¡ven aquí! Es el momento mágico, meow.
La muchacha gatuna, que no se había molestado en aprender su nombre y asociaba su persona a la corona que lucía en la cabeza, en cierto momento la tomó del brazo para guiarla hasta el lugar donde, ligeramente apartados del jolgorio, aguardaban Shinna, Mesth, Hickes y Ariënill, uno de los elfos, que a su llegada tomó la voz cantante. Sin explicación alguna, tomó a Rhina de la peludita y suave pata, indicando al resto que eligiese una pareja y tomasen asiento uno frente al otro, al tiempo que él hacía lo propio. Después, descolgó de su cintura un saquito de cuero del que sacó uno de los hongos de Enir, para después ceder la bolsita a la chica-gata, que repitió el proceso y así uno por uno.
—Llevaremos a cabo el ritual del Lithe, tal y como lo aprendí del viejo. ¡Un momento de importancia trascendental! De conexión los unos con los otros ¡y con las energías divinas!— comenzó a explicar, grandilocuente.
La elfa fue la última en recibirlo, sosteniendo el hongo sobre sus manos, igual que el resto, aguardando a las indicaciones del autoproclamado maestro ceremonial. Sin abandonar el tono festivo, el muchacho se tomaba en serio su papel, haciendo que el resto igualaran la actitud, dotando de gran importancia aquel momento. Ella, que ahora notaba como la euforia de la embriaguez y la festividad se apaciguaba al tornar la velada a un momento más tranquilo, examinó el fruto con ligero desconcierto, reflejada en su rostro cierta inseguridad ante lo que estaba por acontecer.
—¿Es la primera vez? No tienes por qué hacerlo.— apuntó Hickes, sentado frente a ella.
—Si… No… Es sólo que… ¿Y si pierdo el control?
—¿Qué tan malo sería eso?
El chico-lagarto dio con la clave y ella no pudo más que dejar escapar una ligera risa de pura diversión antes de volver a prestar su atención al elfo que dirigía la improvisada liturgia.
—Vamos, acercaos hasta que podáis notar la respiración del otro frente a la vuestra y tomaos de las manos un momento para entrar en sintonía. Debéis cerrar los ojos y abstraerse de todo lo que ocurre a vuestro alrededor, centraos únicamente en mi voz. Dejad que entre en vuestras mentes y recorra vuestros cuerpos, sentid cómo vuestras respiraciones se acompasan. Soltando únicamente una mano, tomad ahora el hongo y llevadlo con suavidad hasta rozar los labios del otro, la delicadeza es fundamental para sentir y alcanzar por completo el bienestar. Notad su suave textura recorriendo la comisura, el olor de la Madre al respirar. Introducirlo ahora con la misma sutileza en la boca, sin morderlo aún, dejad que el sabor de lo natural se funda con vuestras papilas, que se inunde vuestra saliva y mantenerlo ahí mientras retomáis la mano del compañero. Recorred con la lengua la forma irregular del tesoro que ahora saboreáis, advirtiendo cada una de las esencias que guarda. Sentid también el tacto de las manos que entrelazáis. No mordáis todavía, dejad que se reblandezca, se deshaga…
Dar con aquella conexión de la que hablaba el guía espiritual le resultó difícil al principio, siendo casi incapaz de contener la risa, nerviosa y desmedida. Finalmente, logró centrarse en las palabras que el elfo relataba con una calma que inundaba por dentro. El tacto de las manos escamadas de su compañero cuando la indicación de soltarse y acariciarse al tiempo que, finalmente, hincaban el diente a la seta que se fundía en su boca erizaba su piel, a la vez que una explosión de sabores tenía lugar en su paladar. Arrugó ligeramente la nariz, no era especialmente sabroso, mas el conjunto del momento hacía que realmente aquella experiencia fuera cuanto menos curiosa. Los sonidos lejanos de la música y las gentes, que pasaban a segundo plano cuando Ariënill narraba, la brisa que bañaba su cuerpo con la calidez de la hoguera cercana, el cosquilleo en sus brazos, sus hombros, su cuello, su rostro, a medida que el elfo indicaba dónde tocar, los pedazos del fruto haciéndose cada vez más diminutos en su boca hasta tragarlo y notar cómo descendía lentamente por su esófago. Cuando el hongo llegó a su estómago la indicación fue mantenerse en silencio, de nuevo tomados de las manos, unos minutos. Ella entreabrió un ojo, topándose con la mirada entreabierta de Hicks, que había tenido su misma idea, ahogando ambos una nueva risa al unísono.
—Bien, ahora podéis levantaros. O no, eso es decisión vuestra. Tomaros con calma los próximos minutos y no tardando notaréis cómo llegáis a conectar con la vida que os rodea de forma muy distinta.
Sintió las energías renovadas al volver con los demás junto a la hoguera, si el ritual finalmente quedaba en nada al menos había servido para tomarse un descanso. No obstante, tomárselo con clama no fue algo que nadie siguió como indicación, el hidromiel y la cerveza continuaron pasando de mano en mano, de jarra en jarra, al tiempo que se retomaban los bailes, las risas, las piruetas, los saltos a las ascuas. Y de pronto, pasado un rato, así como había previsto el elfo, sus sentidos comenzaron a expandirse, los colores se hicieron más brillantes, las figuras más difusas, los sonidos más estridentes, las sensaciones más tangibles.
—Uhhh...— alcanzó a expresar cuando el primer efecto se hizo notar en su cabeza, perdiendo por un instante el equilibrio, antes de soltar una carcajada, ella sola, riéndose de sí misma y de la sensación que aquello le producía.
Comenzó a sentirse extraña en su propio cuerpo. Notaba sus pies descalzos hundirse en la arena, que ahora se sentía mullida y suave, con la sensación de que a cada paso la profundidad de las pisadas se hacía mayor, tanto que, ante el miedo a que la tierra la absorbiera por completo, optó por tumbarse boca arriba para poder flotar, como haría en el agua para no ahogarse. Y tanto que flotó, ahora parecía que estaba acurrucada en una nube. El cielo cubierto de estrellas sobre su cabeza, que a sus ojos parecían tener un brillo especial aquella noche, empezó a parecerle un lienzo sobre el que dibujar uniendo los titilantes puntos. Extendió el brazo hacia arriba, como queriendo tocarlas, y con su dedo índice comenzó a dibujar formas en el aire.
Se encontraba absorta en su tarea artística hasta que, en la lejanía, escuchó una voz familiar que se dirigía a ella por su nombre. Aquello lo pensó extraño, aquel grupo de recién conocidos ya había tenido a bien rebautizarla como Rhina había hecho. ¡Vaya! Si conecta con los dioses este ritual, incluso parece que me estén llamando pensó para sí, sin abandonar su lienzo imaginario, que ella le parecía muy real. Pero una segunda voz conocida la nombró de nuevo, ya no podían ser imaginaciones. Rodó sobre sí misma hasta situarse boca a abajo y llevó la mirada hacia la procedencia de los llamamientos, quedando atónita al vislumbrar la figura de dos conejos blancos y brillantes junto a otro más oscuro y menos brillante, los tres de tamaño humano. Enmudeció por un instante y parpadeó varias veces antes de volver a afinar la vista. No, ahora ya no parecían conejos, aunque el blanco de sus ropas lucía igual de brillante. La felicidad más pura se reflejó en su rostro y al instante se olvidó de las arenas movedizas, levantándose ligera y corriendo al encuentro.
—¡Yaiiiiii!— es todo lo que llegó a expresar antes de abalanzarse, eufórica, sobre ellos en un abrazo que los abarcó a los tres —¡Ingela! ¡Aradia! ¡Ze...— antes de terminar de nombrar al no-elfo tapó su propia boca con la mano, como si a punto hubiera estado de revelar el secreto mejor guardado —¿Cómo debo llamarte aquí?— preguntó, tratando de simular un susurro, que perfectamente pudo escucharse —Ohhhh, ¡hacía tiempo que no os veía! Waaaa, estos vestidos ¡brillan en la oscuridad!— apuntó emocionada, haciéndolas girar sobre sí para ver sus faldas al vuelo —Tú no. ¿Por qué tú no? Ten, al menos ahora parecerá que sabes a lo que has venido.— y antes de que pudiera oponerse, se desquitó de la corona de flores para ponersela a Hazel sobre la cabeza. —¿Eh? ¿Quién? ¿Ellos? Amigos, no, bueno, no sé. Mesth me trajo por error, Mesth es la elfa que baila en la hoguera. Pensó que yo era Shinna, Shinna es la otra elfa que baila en la hoguera. Son amigos de hoguera. ¡Vamos!
Pero antes de alcanzar de nuevo al grupo que la había acogido en su celebración, una tercera voz entró en discordia. Desde la gran hoguera de Ulmer, que se levantaba a varios metros de allí, una muchacha de pelo negro como el carbón los invitó a unirse a la manada. Frenó en seco la marcha, frunciendo el ceño ante tal invitación. La advertencia de Hickes, que antes había obviado, ahora hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. Retrocedió un par de pasos, situándose cuidadosamente tras el chico del viento, ligeramente atemorizada, al tiempo que las sombras proyectadas por la hoguera tras la mujer se dibujaban en la arena como un gran lobo oscuro. Antes de poder reconocerla y recordarla de su encuentro fugaz en el gran lago, tan pronto como había aparecido, dio media vuelta y regresó con los demás. Y tan pronto como ella desapareció, la siniestra imagen de las sombras también lo hizo. Aylizz llevó entonces la mirada hacia atrás un instante, nadie en el grupo parecía preocupado por si decidía irse o quedarse, ¿a caso deberían? Tampoco la conocían. Se encogió de hombros, siempre podía volver con ellos si las sombras también lo hacían. Además, ya no estaba sola.
—¡Está bien!— exclamó, como si hubiese compartido sus pensamientos con el resto y estuviese dando una respuesta —¡Aullemos como los lobos! ¡Auuuu!
____________________________________________________________—Meow, florecita, ¡ven aquí! Es el momento mágico, meow.
La muchacha gatuna, que no se había molestado en aprender su nombre y asociaba su persona a la corona que lucía en la cabeza, en cierto momento la tomó del brazo para guiarla hasta el lugar donde, ligeramente apartados del jolgorio, aguardaban Shinna, Mesth, Hickes y Ariënill, uno de los elfos, que a su llegada tomó la voz cantante. Sin explicación alguna, tomó a Rhina de la peludita y suave pata, indicando al resto que eligiese una pareja y tomasen asiento uno frente al otro, al tiempo que él hacía lo propio. Después, descolgó de su cintura un saquito de cuero del que sacó uno de los hongos de Enir, para después ceder la bolsita a la chica-gata, que repitió el proceso y así uno por uno.
—Llevaremos a cabo el ritual del Lithe, tal y como lo aprendí del viejo. ¡Un momento de importancia trascendental! De conexión los unos con los otros ¡y con las energías divinas!— comenzó a explicar, grandilocuente.
La elfa fue la última en recibirlo, sosteniendo el hongo sobre sus manos, igual que el resto, aguardando a las indicaciones del autoproclamado maestro ceremonial. Sin abandonar el tono festivo, el muchacho se tomaba en serio su papel, haciendo que el resto igualaran la actitud, dotando de gran importancia aquel momento. Ella, que ahora notaba como la euforia de la embriaguez y la festividad se apaciguaba al tornar la velada a un momento más tranquilo, examinó el fruto con ligero desconcierto, reflejada en su rostro cierta inseguridad ante lo que estaba por acontecer.
—¿Es la primera vez? No tienes por qué hacerlo.— apuntó Hickes, sentado frente a ella.
—Si… No… Es sólo que… ¿Y si pierdo el control?
—¿Qué tan malo sería eso?
El chico-lagarto dio con la clave y ella no pudo más que dejar escapar una ligera risa de pura diversión antes de volver a prestar su atención al elfo que dirigía la improvisada liturgia.
—Vamos, acercaos hasta que podáis notar la respiración del otro frente a la vuestra y tomaos de las manos un momento para entrar en sintonía. Debéis cerrar los ojos y abstraerse de todo lo que ocurre a vuestro alrededor, centraos únicamente en mi voz. Dejad que entre en vuestras mentes y recorra vuestros cuerpos, sentid cómo vuestras respiraciones se acompasan. Soltando únicamente una mano, tomad ahora el hongo y llevadlo con suavidad hasta rozar los labios del otro, la delicadeza es fundamental para sentir y alcanzar por completo el bienestar. Notad su suave textura recorriendo la comisura, el olor de la Madre al respirar. Introducirlo ahora con la misma sutileza en la boca, sin morderlo aún, dejad que el sabor de lo natural se funda con vuestras papilas, que se inunde vuestra saliva y mantenerlo ahí mientras retomáis la mano del compañero. Recorred con la lengua la forma irregular del tesoro que ahora saboreáis, advirtiendo cada una de las esencias que guarda. Sentid también el tacto de las manos que entrelazáis. No mordáis todavía, dejad que se reblandezca, se deshaga…
Dar con aquella conexión de la que hablaba el guía espiritual le resultó difícil al principio, siendo casi incapaz de contener la risa, nerviosa y desmedida. Finalmente, logró centrarse en las palabras que el elfo relataba con una calma que inundaba por dentro. El tacto de las manos escamadas de su compañero cuando la indicación de soltarse y acariciarse al tiempo que, finalmente, hincaban el diente a la seta que se fundía en su boca erizaba su piel, a la vez que una explosión de sabores tenía lugar en su paladar. Arrugó ligeramente la nariz, no era especialmente sabroso, mas el conjunto del momento hacía que realmente aquella experiencia fuera cuanto menos curiosa. Los sonidos lejanos de la música y las gentes, que pasaban a segundo plano cuando Ariënill narraba, la brisa que bañaba su cuerpo con la calidez de la hoguera cercana, el cosquilleo en sus brazos, sus hombros, su cuello, su rostro, a medida que el elfo indicaba dónde tocar, los pedazos del fruto haciéndose cada vez más diminutos en su boca hasta tragarlo y notar cómo descendía lentamente por su esófago. Cuando el hongo llegó a su estómago la indicación fue mantenerse en silencio, de nuevo tomados de las manos, unos minutos. Ella entreabrió un ojo, topándose con la mirada entreabierta de Hicks, que había tenido su misma idea, ahogando ambos una nueva risa al unísono.
—Bien, ahora podéis levantaros. O no, eso es decisión vuestra. Tomaros con calma los próximos minutos y no tardando notaréis cómo llegáis a conectar con la vida que os rodea de forma muy distinta.
Sintió las energías renovadas al volver con los demás junto a la hoguera, si el ritual finalmente quedaba en nada al menos había servido para tomarse un descanso. No obstante, tomárselo con clama no fue algo que nadie siguió como indicación, el hidromiel y la cerveza continuaron pasando de mano en mano, de jarra en jarra, al tiempo que se retomaban los bailes, las risas, las piruetas, los saltos a las ascuas. Y de pronto, pasado un rato, así como había previsto el elfo, sus sentidos comenzaron a expandirse, los colores se hicieron más brillantes, las figuras más difusas, los sonidos más estridentes, las sensaciones más tangibles.
—Uhhh...— alcanzó a expresar cuando el primer efecto se hizo notar en su cabeza, perdiendo por un instante el equilibrio, antes de soltar una carcajada, ella sola, riéndose de sí misma y de la sensación que aquello le producía.
Comenzó a sentirse extraña en su propio cuerpo. Notaba sus pies descalzos hundirse en la arena, que ahora se sentía mullida y suave, con la sensación de que a cada paso la profundidad de las pisadas se hacía mayor, tanto que, ante el miedo a que la tierra la absorbiera por completo, optó por tumbarse boca arriba para poder flotar, como haría en el agua para no ahogarse. Y tanto que flotó, ahora parecía que estaba acurrucada en una nube. El cielo cubierto de estrellas sobre su cabeza, que a sus ojos parecían tener un brillo especial aquella noche, empezó a parecerle un lienzo sobre el que dibujar uniendo los titilantes puntos. Extendió el brazo hacia arriba, como queriendo tocarlas, y con su dedo índice comenzó a dibujar formas en el aire.
Se encontraba absorta en su tarea artística hasta que, en la lejanía, escuchó una voz familiar que se dirigía a ella por su nombre. Aquello lo pensó extraño, aquel grupo de recién conocidos ya había tenido a bien rebautizarla como Rhina había hecho. ¡Vaya! Si conecta con los dioses este ritual, incluso parece que me estén llamando pensó para sí, sin abandonar su lienzo imaginario, que ella le parecía muy real. Pero una segunda voz conocida la nombró de nuevo, ya no podían ser imaginaciones. Rodó sobre sí misma hasta situarse boca a abajo y llevó la mirada hacia la procedencia de los llamamientos, quedando atónita al vislumbrar la figura de dos conejos blancos y brillantes junto a otro más oscuro y menos brillante, los tres de tamaño humano. Enmudeció por un instante y parpadeó varias veces antes de volver a afinar la vista. No, ahora ya no parecían conejos, aunque el blanco de sus ropas lucía igual de brillante. La felicidad más pura se reflejó en su rostro y al instante se olvidó de las arenas movedizas, levantándose ligera y corriendo al encuentro.
—¡Yaiiiiii!— es todo lo que llegó a expresar antes de abalanzarse, eufórica, sobre ellos en un abrazo que los abarcó a los tres —¡Ingela! ¡Aradia! ¡Ze...— antes de terminar de nombrar al no-elfo tapó su propia boca con la mano, como si a punto hubiera estado de revelar el secreto mejor guardado —¿Cómo debo llamarte aquí?— preguntó, tratando de simular un susurro, que perfectamente pudo escucharse —Ohhhh, ¡hacía tiempo que no os veía! Waaaa, estos vestidos ¡brillan en la oscuridad!— apuntó emocionada, haciéndolas girar sobre sí para ver sus faldas al vuelo —Tú no. ¿Por qué tú no? Ten, al menos ahora parecerá que sabes a lo que has venido.— y antes de que pudiera oponerse, se desquitó de la corona de flores para ponersela a Hazel sobre la cabeza. —¿Eh? ¿Quién? ¿Ellos? Amigos, no, bueno, no sé. Mesth me trajo por error, Mesth es la elfa que baila en la hoguera. Pensó que yo era Shinna, Shinna es la otra elfa que baila en la hoguera. Son amigos de hoguera. ¡Vamos!
Pero antes de alcanzar de nuevo al grupo que la había acogido en su celebración, una tercera voz entró en discordia. Desde la gran hoguera de Ulmer, que se levantaba a varios metros de allí, una muchacha de pelo negro como el carbón los invitó a unirse a la manada. Frenó en seco la marcha, frunciendo el ceño ante tal invitación. La advertencia de Hickes, que antes había obviado, ahora hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. Retrocedió un par de pasos, situándose cuidadosamente tras el chico del viento, ligeramente atemorizada, al tiempo que las sombras proyectadas por la hoguera tras la mujer se dibujaban en la arena como un gran lobo oscuro. Antes de poder reconocerla y recordarla de su encuentro fugaz en el gran lago, tan pronto como había aparecido, dio media vuelta y regresó con los demás. Y tan pronto como ella desapareció, la siniestra imagen de las sombras también lo hizo. Aylizz llevó entonces la mirada hacia atrás un instante, nadie en el grupo parecía preocupado por si decidía irse o quedarse, ¿a caso deberían? Tampoco la conocían. Se encogió de hombros, siempre podía volver con ellos si las sombras también lo hacían. Además, ya no estaba sola.
—¡Está bien!— exclamó, como si hubiese compartido sus pensamientos con el resto y estuviese dando una respuesta —¡Aullemos como los lobos! ¡Auuuu!
>> Recibo a Ingela, Aradia y Hazel.
>> Acepto la invitación de Nana y me uno a la hoguera de Ulmer
Aylizz Wendell
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 585
Nivel de PJ : : 2
Re: [Evento social] Lithe, la noche más corta del año
Zelas tapo su boca y vociferando todo lo opuesto a un susurro exclamo -PUEDES LLAMARME HAZEL- se sorprendió cuando noto que había hablado mas fuerte de lo normal, como si no fuera suficiente la atención que atraía, por suerte Aylizz viendo su predicamento le obsequio una corona de flores al momento que la encargada de lo que ahora sabia era la fogata de Ulmer les daba la bienvenida y les invitaba a comer y a beber.
Hazelas acepto la bienvenida con humildad y hizo una leve reverencia de agradecimiento. -Tenemos comida y tragos gratis, chido- el no-elfo extrañado busco en dirección a la voz que había escuchado, entonces vio al Aion, quien le miraba fijamente.
-Acaso tú?-
-Qué?, acaso nunca me habías oído hablar y yo que te he contado tantas cosas-
-Alguien mas lo escucho?-
-Deberíamos aullar como los lobos-
-¡Está bien! ¡Aullemos como los lobos! ¡Auuuu!-
-Auuuuuuu-
-Auuuu supongo-
Todo aquello era demasiado loco para ser verdad, Hazelas se sentó un poco confundido, el Aion estaba sentado al lado de él y se miraban fijamente -De verdad has podido hablar todo este tiempo?- pregunto curioso y todavía un poco desconfiado, -si... O puede que no, no lo se, no me importa- respondió el Aion dejando al rubio perplejo, -no te molesta que solo te escuchen cuando uno esta drogado?- pregunto mientras enterraba sus manos en la arena volviéndose uno con la playa(?), -la gente solo hace cosas, es uno el que ve como eso le afecta.... A mi no me importa porque los puedo putear y me dan comida... Oye apuesto a que quieres saltar a la hoguera- comento viendo como Zelas miraba el fuego hipnotizado -no lo creo, probablemente me queme, además ya estoy por volverme uno con la playa- respondio el no-elfo, entonces el Aion apoyo su pezuña en el brazo del rubio y le insto a saltar por la hoguera -a veces la vida consiste en eso, saltar a una hoguera y quemarse, eres Zelas Hazelmere, te has muerto como un chilion de veces, una fogata no te hará nada- Zelas se sobresalto y sacando las manos de la arena le hizo la seña universal de guardar silencio, poniéndose un dedo frente a los labios, para luego escupir la arena que se había quedado en sus labios, -tranquilo que nadie mas puede escucharme, ahora ve y conviértete en el éxito- no sabia si era el efecto de las drogas o el hecho que ese Aion había viajado con el mucho tiempo antes de entregárselo a su hermana, pero sentía que las palabras del animal tenían sentido.
Se levanto decidido, dejo la corona de flores sobre el Aion para que no se quemara y camino en dirección a la hoguera y entonces.... Se quemo, salió de golpe y se tiro al piso al momento que intentaba apagar un brazo y una pierna que se le habían prendido fuego, rodo en la arena y se cubrió con la misma para apagar las llamas al momento que veía al animal que estaba riéndose estrepitosamente -jajajajajajajaja eso te pasa por venderme a tu hermana, jajajajaja no puedo creer que cayeras con eso estúpido elfo tu me enseñaste como funciona esto en primer lugar jajajajajaja- era oficial estaba demasiado drogado, miro de reojo a las chicas que le acompañaban un poco avergonzado y procedió a poner su mano sana sobre su pierna al momento que comenzaba a curarla con una plegaria en un elfico muy antiguo.
off: seguimos en la fogata de Ulmer, dejo que un animal me estafe(?)
Hazelas acepto la bienvenida con humildad y hizo una leve reverencia de agradecimiento. -Tenemos comida y tragos gratis, chido- el no-elfo extrañado busco en dirección a la voz que había escuchado, entonces vio al Aion, quien le miraba fijamente.
-Acaso tú?-
-Qué?, acaso nunca me habías oído hablar y yo que te he contado tantas cosas-
-Alguien mas lo escucho?-
-Deberíamos aullar como los lobos-
-¡Está bien! ¡Aullemos como los lobos! ¡Auuuu!-
-Auuuuuuu-
-Auuuu supongo-
Todo aquello era demasiado loco para ser verdad, Hazelas se sentó un poco confundido, el Aion estaba sentado al lado de él y se miraban fijamente -De verdad has podido hablar todo este tiempo?- pregunto curioso y todavía un poco desconfiado, -si... O puede que no, no lo se, no me importa- respondió el Aion dejando al rubio perplejo, -no te molesta que solo te escuchen cuando uno esta drogado?- pregunto mientras enterraba sus manos en la arena volviéndose uno con la playa(?), -la gente solo hace cosas, es uno el que ve como eso le afecta.... A mi no me importa porque los puedo putear y me dan comida... Oye apuesto a que quieres saltar a la hoguera- comento viendo como Zelas miraba el fuego hipnotizado -no lo creo, probablemente me queme, además ya estoy por volverme uno con la playa- respondio el no-elfo, entonces el Aion apoyo su pezuña en el brazo del rubio y le insto a saltar por la hoguera -a veces la vida consiste en eso, saltar a una hoguera y quemarse, eres Zelas Hazelmere, te has muerto como un chilion de veces, una fogata no te hará nada- Zelas se sobresalto y sacando las manos de la arena le hizo la seña universal de guardar silencio, poniéndose un dedo frente a los labios, para luego escupir la arena que se había quedado en sus labios, -tranquilo que nadie mas puede escucharme, ahora ve y conviértete en el éxito- no sabia si era el efecto de las drogas o el hecho que ese Aion había viajado con el mucho tiempo antes de entregárselo a su hermana, pero sentía que las palabras del animal tenían sentido.
Se levanto decidido, dejo la corona de flores sobre el Aion para que no se quemara y camino en dirección a la hoguera y entonces.... Se quemo, salió de golpe y se tiro al piso al momento que intentaba apagar un brazo y una pierna que se le habían prendido fuego, rodo en la arena y se cubrió con la misma para apagar las llamas al momento que veía al animal que estaba riéndose estrepitosamente -jajajajajajajaja eso te pasa por venderme a tu hermana, jajajajaja no puedo creer que cayeras con eso estúpido elfo tu me enseñaste como funciona esto en primer lugar jajajajajaja- era oficial estaba demasiado drogado, miro de reojo a las chicas que le acompañaban un poco avergonzado y procedió a poner su mano sana sobre su pierna al momento que comenzaba a curarla con una plegaria en un elfico muy antiguo.
off: seguimos en la fogata de Ulmer, dejo que un animal me estafe(?)
Zelas Hazelmere
Moderador/a
Moderador/a
Cantidad de envíos : : 780
Nivel de PJ : : 6
Re: [Evento social] Lithe, la noche más corta del año
Lithe
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
El fin de la noche más corta del año
El amanecer
Pasada la media noche, todo empezó a descontrolarse. Las setas de los elfos se habían esparcido por toda la playa llenando de jolgorio salvaje cada hoguera y cada rincón de la playa. La gente, como cuenta la tradición, saltaba las hogueras para pedir a los dioses por su familia, y por su árbol, otros iban demasiado ausentes para pensar un motivo por el que saltar, y tan solo lo hacían por diversión. El comité de los elfos más ancianos se retiró de la playa, dando relevo a los más jóvenes que cuidasen de la gran hoguera que debería de arder hasta las primeras luces del alba. Conforme las horas pasaban, las hogueras se apagaban, una a una, pero aquella descomunal hoguera seguía ardiendo, resistiéndose a su destino.
Con las primeras luces, aquella mole de carbón y fuego llegaba a su otoño, empezaba a languidecer, pero aguantaba trémula, compitiendo con los rayos de sol. Los elfos aplaudieron, aquellos que aún estaban despiertos, un pequeño estruendo que hizo despertar a aquellos que habían tomado la suave arena de la Playa de los Ancestros como jergón. En cuestión de minutos, el cielo se encapotó, una gran nube de color negro como el carbón que ahora se esparcía por toda la playa se posó sobre la costa. Una tormenta de verano, la primera. Un designio de los dioses fue como lo interpretaron algunos, pues con suerte aquella lluvia llegaría hasta lo más profundo de Sandorai y ayudaría a su árbol a curarse. Otros lo interpretaron como la ira de los dioses por aquella noche de pecado. Quién sabe qué destino le tendrá preparado los dioses al Árbol Madre, solo ellos tienen la respuesta.
Con las primeras luces, aquella mole de carbón y fuego llegaba a su otoño, empezaba a languidecer, pero aguantaba trémula, compitiendo con los rayos de sol. Los elfos aplaudieron, aquellos que aún estaban despiertos, un pequeño estruendo que hizo despertar a aquellos que habían tomado la suave arena de la Playa de los Ancestros como jergón. En cuestión de minutos, el cielo se encapotó, una gran nube de color negro como el carbón que ahora se esparcía por toda la playa se posó sobre la costa. Una tormenta de verano, la primera. Un designio de los dioses fue como lo interpretaron algunos, pues con suerte aquella lluvia llegaría hasta lo más profundo de Sandorai y ayudaría a su árbol a curarse. Otros lo interpretaron como la ira de los dioses por aquella noche de pecado. Quién sabe qué destino le tendrá preparado los dioses al Árbol Madre, solo ellos tienen la respuesta.
Recompensas
Aquí tienes las recompensas por participar, además de este buen rato roleando con nosotros, por supuesto.
- Hongos de Lithe [Consumible, 2 cargas] Al consumirse, producen un estado de conciencia alterada capaz de producir visiones y un gran bienestar. Útil para distraer enemigos (si consigues que lo consuman), reducir temporalmente las molestias de una herida o pasar una buena tarde en general
- 5 px
- 50 aeros
Esperamos que vuestros deseos de Lithe se cumplan.
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2234
Nivel de PJ : : 0
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Midsummarblót - El día más largo, la noche más corta [Evento Social]
» La noche de los 9 deseos [Evento social]
» En Rottenatt [Evento Social]
» Midsommar [Evento Social]
» Mariposas de la fortuna [Evento social]
» La noche de los 9 deseos [Evento social]
» En Rottenatt [Evento Social]
» Midsommar [Evento Social]
» Mariposas de la fortuna [Evento social]
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 23:14 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Ayer a las 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Ayer a las 16:18 por Mina Harker
» El vampiro contraataca [Evento Sacrestic]
Ayer a las 05:53 por Lukas
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Ayer a las 00:33 por Vincent Calhoun
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Mar Nov 19 2024, 22:49 por Eltrant Tale
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Mar Nov 19 2024, 22:42 por Cohen
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Lun Nov 18 2024, 04:12 por Amice M. Hidalgo
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr
» Enjoy the Silence 4.0 {Élite]
Miér Nov 13 2024, 20:01 por Nana
» Vampiros, Gomejos, piernas para qué las tengo. [Privado]
Mar Nov 12 2024, 04:51 por Tyr
» Derecho Aerandiano [Libre]
Dom Nov 10 2024, 13:36 por Tyr
» Propaganda Peligrosa - Priv. Zagreus - (Trabajo / Noche)
Vie Nov 08 2024, 18:40 por Lukas
» Lamentos de un corazón congelado [Libre 3/3]
Vie Nov 08 2024, 01:19 por Tyr