El Arca De Noé [Privado]

Al parecer el efecto de su magia se extendió también hacia Cohen, pues cayó como las serpientes en un profundo dolor durante unos segundos. Afortunadamente pudo recomponerse antes que los agresivos reptiles.

- ¡Perdón! No soy experto todavía con manejo de espíritus guía. Un don que necesita años para perfección, sabes... - se disculpó preocupado. - Hace años... - comenzó a explicar riendo. - ... hermanos y yo cazábamos, y grupo de lobos de norte querían atacar. Sein quería atacar lobos con espíritus, pero al final hermanos acabaron en suelo, y lobos rieron y se fueron. ¿Puedes creer?

Mientras, miraba como Cohen se tomaba un elixir. Sein supuso que tenía sed.

El chamán atendió al sonido que advirtió su compañero. - Parece felino que sufre. Tenemos que ayudar. - Sein comenzó la marcha en dirección al sonido mientras miraba a Cohen, asegurándose de que se encontrara bien. No parecía tener dificultades para caminar, ni nada, así que siguió caminando sigiloso.

En un escondido rincón, detrás de una casa, pudo ver un bulto oscuro entre la oscuridad que no podía distinguir bien. En algún lugar de ese bulto, forzando la vista pudo distinguir dos ojos que le miraban. Sein hizo un sutil gruñido agudo de manera amistosa, esperando comunicarle al animal su preocupación y sus buenas intenciones, y cerró sus ojos mientras miraba los de aquel animal, para intentar transmitirle confianza.

- No podemos ver nada. Luz de luna detrás de esta casa - dijo con voz tranquila. Justo en ese momento, Cohen le señaló una antorcha que había sujeta por un soporte en una pared y avivó su llama, pues ya solo lucían poco más que ascuas en su cabeza.

Aquel animal félido que se resguardaba en la oscuridad, parecía no tener intenciones de atacar. Era como si no tuviera las fuerzas o el coraje para hacerlo, por alguna razón. Con la luz de la antorcha, pudieron ver que se trataba de una pobre pantera, negra como la noche, protegiendo a su cría en su regazo con las últimas fuerzas que la mantenían viva tras el ataque de un hábil arquero. Esa imagen le rompió el corazón a Sein, que se acercó a ella conmovido compartiendo su dolor para acariciarla en su lecho de muerte.
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OFF: Para no hacer otra tirada, tomo la tirada anterior de Eberus (posteé con esa cuenta por error) como la correspondiente al día 12 de septiembre de Sein. Siento el despiste.

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El hombre bestia no pudo contener su pena, y las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras la miraba afligido. La pantera trató de esconder un poco más a su cría en un último acto de protección, desesperada viendo que su vida se iba y no podría hacer ya nada más por su bebé.

Mientras Sein rezaba unas palabras para guiar al espíritu de la pantera, Cohen tomó en sus manos a la cría de manera cariñosa. - Va ser gran cazadora. Tiene coraje - dijo con voz entristecida, viendo cómo trataba de defenderse con sus dientecitos. - ¿Qué quieres hacer con pantera bebé? - preguntó, notando que su mirada se posaba en la cría que sostenía en sus brazos con cierta ternura.

Luego, retomaron su camino, y pronto advirtieron de lejos unas personas en la oscuridad acercándose hacia ellos, o más bien los fuegos que sostenían para alumbrar. - Serán arqueros como los de tejado. Puede que vengan para proteger nosotros... o puede que no - rectificó prefiriendo no bajar la guardia, y volvió a sacar su tótem por si a caso.

- Vaya... tenemos más animalitos por aquí, ¿no? - dijo irónicamente uno de ellos cuando se encontraban a unos diez metros de distancia.

- Tendremos que deshacernos de ellos, ese naufragio nos ha traído muchos problemas.

Parecía que con el caos del naufragio del arca, algunos criminales aprovechaban para hacerse pasar por protectores de la aldea y así poder matar y robar por allí con mayor libertad.

Sein notó las intenciones de aquellos maleantes, pudiendo ver ya que agarraban amenazantes una cimitarra. Se concentró durante unos instantes para acudir a la guía del Tigre ⁽¹⁾ y tener algún indicio de cómo acabar con ellos de manera más sencilla.

- Derecha, piernas débiles. Izquierda... no detecto debilidad. Confía en Tigre guía - le susurraba a Cohen para aconsejarle sobre cómo caerían más fácilmente aquellos dos matones.

Sin mediar palabra comenzó a hacer sonidos rítmicos con su tótem, que comenzó a iluminarse de nuevo, advirtiendo de lo que iría a hacer a continuación.

Se preparó entonces para canalizar la magia ancestral hacia ellos, que avanzaban con marcha rápida moviendo agresivamente la cimitarra sin ser conscientes, al parecer, de la existencia de los chamanes y sus capacidades. Su marcha se detuvo repentinamente, pues comenzaron a sentir cómo el calor de las antorchas que portaban se dirigía ardiente hacia sus gargantas, haciéndoles toser de manera ahogada durante unos segundos.

- ¡Ahora, Cohen! - le advirtió mientras él comenzaba a correr hacia ellos y sus garras se hacían visibles.
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OFF: 1.- Aludo a mi talento "Instinto chamánico" que me da la capacidad de intuir puntos débiles de mis enemigos.

Por la anterior tirada de Cohen, las figuras que se nos acercaban resultaron ser agresivas

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Aparte de ser unos matones, no parecían suponer ningún peligro mayor en combate, pues Sein llevó a cabo su siguiente acción con facilidad. Mientras Cohen se abalanzaba contra uno de ellos, Sein pateó las piernas de aquel en el que encontró esa debilidad aprovechando la inercia de la carrera, y haciéndole caer al suelo bruscamente. Entre toses suplicaba por su vida, esperando encontrar piedad en el alma del hombre-bestia.

- Si no paras ataques a inocentes, encargaré yo mismo de que próxima vez acabes como tu amigo - le dijo mientras señalaba al hombre que había abatido Cohen. Cuando el maleante miró horrorizado al cuerpo sangrante de su compañero, Sein le noqueó con un fuerte puñetazo para darle una lección y evitar que los siguiera.

- Cohen, nunca entenderé maldad. ¿Qué quieren estos hombres malvados haciendo esto? Por mis ancestros... enfado mucho con esto - explicaba enfadado mientras volvían a por la bolsa. - Oh, por los cielos... no había visto herida. ¿Ayudo a caminar? - Sein se ofreció a ayudar, aunque sin alarmarse pues pudo ver que las heridas no eran graves. - Eso no es nada. Ahora ayudará Wujeeta.

Luego, vio como tras ingerir el líquido de otro frasco, sus heridas comenzaban a repararse como si los días pasaran en segundos. - ¿Eh? ¿Cómo haces eso? ¿Poderes de vampiro? ¿Sois tan poderosos? - preguntó sorprendido, pues supuso, de nuevo, que había bebido porque tenía sed. El hombre-bestia no conocía aún el poder de la alquimia, pues en su tribu se curaban esas heridas con ungüentos directos en la propia zona afectada.

- Bueno, Cohen. Has cogido cosas que querías. Ahora tenemos que descansar. Mañana será nuevo día, y posiblemente necesitamos energías para defender, como ocurrido hoy... Vamos a tejado de antes con arqueros para preguntar si hay taberna segura aquí.

Tras despedirse de Cohen con un gran abrazo y el deseo de las mayores suertes, se dirigió a un lugar en el que le aseguraron que podría descansar sin riesgo de ser atacado. Al parecer había pocas casas cuyas entradas eran lo suficientemente seguras para mantener fuera a las bestias, y aquellos que no defendían la aldea descansaban allí agrupados, o al menos lo intentaban.

Sein entró en una de estas casas esperando poder descansar, por fin, y allí dos amables mujeres le recibieron preocupadas, mostrándose serviciales.

- Hola, joven. ¿Estás bien? ¿Tienes alguna herida?

- No, no preocupes. No he tenido mala suerte esta noche - contestó amablemente, tranquilizando a aquella mujer mayor y a la otra, más joven, que estaba a su lado también preocupada. Con un gesto cariñoso, mostró su agradecimiento a las dos poniéndoles la mano en el hombro.

- ¿S-seguro que estás bien? - le preguntó la otra, que parecía mirarle sorprendida, sin tener muy claro el chamán por qué.

- Sí, en serio. No preocupes. Bueno... ¿puedes venir conmigo? Necesito respuestas... - le pidió Sein esperando no resultar molesto. Además, le había resultado agradable el rostro de aquella chica, y le reconfortaba esa imagen tras una larga noche de alerta y peligros.

Ambos se dirigieron a una habitación en la que no había nadie durmiendo, para no molestar con su conversación. Hablaron durante un largo rato, pues Sein quería entender mucho mejor muchas cosas. Eso del arca de los animales, aquella leyenda de las nieves oscuras que parecía no ser del todo cierta... y también quería saber sobre las criaturas extrañas que podría encontrar por aquella zona, pues lo que le contó Cohen sobre el chupacabras resonaba en su conciencia y había despertado su curiosidad sobre la extraña fauna de otros territorios.

Todo lo que ocurriera en aquella habitación aparte de eso, lo sabrán solo los espíritus guía. Ahora, Sein dormía tranquilo, confiando en la seguridad que le prometía aquella morada, descansando su cuerpo tras un largo viaje y soñando con cómo se vería a la luz del sol aquella playa de arenas negras como el carbón.