El Trabajo de un Cazarecompensas no es facil.[Interpretativo][Libre-MP][Noche/Dia][+18][Cerrado]

-Me llamo Wallace- escuchó, sin dar mucha importancia en ese momento ya que estaba extenuada por el encuentro pasional que habian tenido, aún respirando agitada apoyó su cabeza en los pectorales de Wallace, la calma que le producia era indescriptible, jamás habia estado tan a gusto con un hombre, ni siquiera con uno de su especie.

Ambos estaban desnudos piel con piel, permanecian abrazados sin emitir palabra, él de vez en cuando le acariciaba el cabello de manera suave y ella hacia lo mismo con sus pectorales, los recorria con la yema de sus dedos.

En un instante las palabras de aquel hombre volvieron a sonar dentro de su cabeza,  le habia dicho su nombre, por alguna razón lo había hecho...seria una señal de confianza?. Nunca nadie habia confiado en ella, ni ella confiado en nadie, aunque esta vez sería la excepción.

Analizó friamente los hechos, las veces que aquel hombre le salvó la vida, curó sus heridas, le dió su sangre, ahora se sentía en deuda, deseaba retribuir la confiaza que Wallace depositó en ella al revelar su verdadero nombre. Permanecia con los ojos cerrado pero estaba despierto.

Abruptamente se apartó y se sentó llamando la atención de Wallace, -Tal vez en un futuro me arrepienta de esto, pero siento la necesidad de hacerlo- lo miró clavandole sus grandes ojos grises - Tu me confiaste tu nombre, ahora yo te confiaré mi historia, creeme jamás he compartido esto con nadie- dijo en tono melancólico.

-No quiero preguntas ni interrupciones, esta claro?- advirtió en tono enérgico siendo fiel a su manera de ser tan particular.

Aún desnuda se abrazó las rodillas y comenzo a relatar sin dejar de mirarlo - Dentro de mi cargo con mucho odio, deseos de venganza, mi madre cuando yo era niña se fue con otro de mi especie, dejandonos a mi padre y a mi abandonados. Desde ese momento dejé de creer en la fidelidad, en el amor entre dos personas, yo no creo en el amor ni en nada de esas tonterias- hizo una pausa y suspiró-.

-Le juré a mi padre vengarme de esa maldita mujer, jure buscarla por todo Aerandir, lugar por lugar hasta dar con ella- empuño la maño firmemente con ira. - Y eso es lo que estoy haciendo, y la encontraré. Por esa razón soy una mujer libre, no me ato a nadie, pues no merece la pena, no dependo ni dependeré de ningun hombre, simplemente para mi el amor no existe, es solo una ilusión.- hizo un largo silencio...

Wallace la escuchaba en silencio acariciandose las marcas de los colmillos. La venganza era algo que conocia bien. Habia matando tanto por ella. Maridos furiosos, madres locas y persinas con rencor y oro.
La miraba a los ojos, a veces le acariciaba los pies para tranquilizarla. Sin ataduras. Amor. Palabraz tan extranyas para el. Pero quizas ella tenia la respuesta. Quien sabe zi esa delicada mujer seria la estrella de su cielo. Wallace suspiro y la atrajo hacie, poniendose cara a cara.

-Si algun dia, se algo de tu madre, te lo juro por mi espada que sabras de ella...-le dijo mirandola a los ojos fijamente. Le dio un casto beso y se levanto frente a ella.- te contaria mi pasado pero no recuerdo nada. Ni el rostro de mi madre ni de padre. Solo recuerdo los rostros de todas las personas que he matado.- dicho eso cigio su ropa y la miro.- vamos mujer, tenemos aeros que encontrar...-y le sonrio. le dedico una gran sonrisa de confianza, algo que no se lo daba a casi nadie.

El tampoco queria ataduras, pero a ella se sentia mas que atado. La ayudo a levantarse y la cogio por la cintura y la beso lentamente.- a pesar de ser lo que eres...-le mordio el labio.-...mi sangre esta a tu disposicion cuando tu vida dependa de ella...y si quieres matar, adelante, yo te ayudare...- la aparto un poco y se vistio.

Dedonde habian salido tantas palabras? El no se daba cuenta que alli mismo se habia creado un vinculo tan poderoso como el fuego.

Wallace tenía el rostro de la vampira entre sus manos y la miraba a los ojos, Si algun dia, se algo de tu madre, te lo juro por mi espada que sabras de ella- le dijo en tono tranqulizador  y besándola suavemente.

-Gracias- le dijo mientras se levantaba, gracias...ese palabra no existía en el vocabulario de la vampira, nunca nadie la había ayudado, siempre habia conseguido las cosas ella sola, razón por la cual esa palabra le resultaba tan extraña, sin embargo en este caso debía decirla.

-A pesar de ser lo que eres...-le mordio el labio.-...mi sangre esta a tu disposicion cuando tu vida dependa de ella...y si quieres matar, adelante, yo te ayudare...- le dijo a modo de promesa . Hasta donde llegaría todo esto, aquel hombre que se mostró hóstil y desafiante en un principio ahora le ofrecía su sangre, proteccíon y ayuda. Algo les estaba sucediendo a ambos pues sus actitudes estaban cambiando, la vampira sabia que esto no traería nada bueno ni para Wallace ni para ella.
-Ahora a encontrar la guarida no?- preguntó mientras se vestía, le guiñó un ojo mientras se acomodaba el cabello.

Tenerlo tan cerca le volvía a despertar el deseo, las ganas de morder y besar sus labios hasta hacerlos sangrar, sin contenerse se acercó nuevamente y lo besó con pasión acariciandole la espalda por debajo de la camisa.

Le acarició el rostro con ternura - Cuentame de ti...que escondes, sea lo que sea deseo saberlo....

Wallace se estremcio al sentir sus caricias de nuevo. Sonrio alzando una ceja. No podian entretenerse con mas juegos amorosos.

-Andemos mujer...me distraes...con tus...virtudes...-le dijo mirando su escote. Se aparto de ella y la miro mientras entraba en el bosque.- vamos mujer!

Caminaban uno al lado de otro. No sabia que contarle. Su vida no era muy variada y nisiquiera recordaba parte de su pasado, si lo tenia. La miro de reojo y suspiro.

-...Yo...no soy muy hablador....Amaranth...-susurro. Pronunciar su nombre le parecia magico.-...me crie en las calles...robe y mate hasta donde recuerdo...-sorteo un arbol caido y la ayudo a saltarlo. Saco el mapa del hombre y lo examino.-...no estamos lejos...- la miro y le coloco un mechon de pelo inconscientement. Ella lo miro sonriendo. Esa sonrisa lo volvio loco. Suspiro para sus adentros, tenia ganas de estar todo un dia en un lecho caliente, vino fresco y comida.

Llegaron a un riachuelo bastante ancho.-...un cazarecompensas me "rescato"...y me enseño todo lo que se...- examino el riachuelo.-...mmmh...subete encima mio, no quiero que te mojes de nuevo....- le dijo rascandose la barba de mas de tres dias. Por suerte anochecia, una buena señal. Aprovecharian la noche para entrar sigilosamente. Y los matarian a todos.

Se trepó en su espalda y se abrazó a su cuello firmemente, para poder cruzar el riachuelo, la noche comenzaba a caer, luego de cruzar el la ayudó a bajar suavemente. En tierra nuevamente atraveraron el ultimo tramo del entramado bosque.

Sólo se observaban arboles y mas arboles, algo les llamó la atención, era una especie de formación rocosa, el la cogió de la mano para avanzar mas rapido y le hizo un gesto indicandole que esa parecia ser la guarida que tanto buscaban.

Avanzaban con cautela por entre los arboles, ahora estaban un tanto mas cerca y si, se trataba efectivamente de una cueva, la que estaba custodiada en su entrada por dos nombres altos y fuertes, -Maldición, tenemos compañia- dijo la vampira mirando a Wallace. La noche ya habia llegado y el momento de entrar ahi también.

El trabajo no seria fácil, debian arremeter sin hacer ruido y matar a los vigilantes para poder ingresar sin problemas. Nuevamente unidos para asesinar, al parecer ese seria su destino. Las ideas de la vampira de acabar con la vida de Wallace y quedarse con el oro, se habían esfumado tal vez cuando el ofreció su sangre para asi salvarle la vida...

Esperaba atenta con la daga firmemente empuñada la señal de Wallace para atacar...un guiño fue la señal para que ella se escabullera entre los arboles y si llegar hasta el primer hombre. En movimiento veloz y certero saltó sobre el y dandole un corte profundo en el cuello que lo hizo caer al piso a punto de desagrarse, al ver que seguía vivo para asegurase le clavó la daga con violencia en el pecho.

Mirandole a los ojos, el hombre cayo bajo su espada. Lo miraba mientras sujetaba su cuello y su espada larga se clavaba en su vientre.
-R-rojo....-balbuceo el hombre. Wallace retorció la espada y haciendo un giro en el aire le corto la cabeza. Suspiro y limpio el filo, mirando a la mujer. Sonrio al verla rematar al otro. Era tan poderosa, matando a los debiles.

Se acercó a la puerta y la examino. Estaba abierta. La seguridad de aquel sitio era lamentable. Dentró de la guarida, se puso la capucha y apagó las antorchas. No debian saber que estaban alli.
La guarida se habia construido en una mina cuyo nombre fue olvidado hace tiempo. No tenia muchos tuneles, por userte. Aunque era profunda. Wallace podia oir las risas de los guardas borrachos y el tintinear del oro al ser contado. En las paredes de la mina se veian las vetas de hierro, aun si extraer. Quien abandonaria una mina aun virgen? Estaba claro que sus nuevos inquilinos no eran muy propensos a dejar que los mineros hicieran su trabajo. Sobre todo por la cantidad de cadaveres humanos que encontraban a cada paso que daban.
Aprovecho un saliente y escalo, pues sabia que entrar directamente en la gran sala no era la mejor idea. Ayudo a la mujer a subir y agachados, se acercaron a un pequeño agujero donde podrian verlo todo.

La gran sala estaba llena de tesoros y objetos de todo tipo. Los hombres rodeaban la sala, contemplando como, en medio de esta, dos hombres peleaban sin armas. En un trono hecho de huesos y oro, un hombre de grandes dimensiones disfrutaba del combate, comiendo y bebiendo. Reia como un cerdo mientras mandaba a los hombres que se pegaran mas. Wallace examino el terreno. Tenian una ballesta montada a un lado. Solo habia 3 arqueros. Y estaban, para desgracia de ellos, en la posición perfecta. El cazarecompensas pensó rapido y miro a la vampira.

- Creo que deberas utilizar tus...habilidades...pequeña vampira...-le dijo cogiendole del menton. No queria que fuera ella sola, pero necesitaba una distracción para poder llegar a esa ballesta.- Confias en mi?

La mina era muy estrecha, les habia costado mucho poder ingresar, respirar les resultaba dificultoso debido a la humedad que habia ahi, avanzaban de manera silenciosa, cuidando cada paso que daban. Aprovecharon un saliente y escalaron, Wallace la ayudo a subir y agachados, se acercaron a un pequeño agujero donde podrian verlo todo.

Se veían los guardias sumamente ebrios en una especie de "pelea" absurda para entretener al hombre gordo que estaba sentado en el trono, las risas se hacian eco en aquel espacio cerrado y estrecho. Nunca en su vida habian visto tanto oro disperso, lujosas pieles, vino del mejor, botellas sin descorchar, otras regadas por el piso como sangre, aquella resultaba una escena agradable y desagradable a la vez, agradable por la cantidad de riqueza que se estaba regada por cada rincón de ese lugar, sin embargo desagradable al ver a aquel tipo comer, beber y eruptar como un cerdo, espachurrado en su trono, era de verdad desagradable.

La vampira hizo un gesto de desagrado arrugando la nariz, y  mirando a Wallace - Ahora  que hacemos?, maldición hay tres arqueros!!!-. La miró - Creo que deberas utilizar tus...habilidades...pequeña vampira...-le dijo cogiendole del menton, -Confías en mi?-, se estremeció ante la pregunta, confiar...algo demasiado dificil para la vampira, pero debía hacerlo una vez más, ya le había contado su historia, sus miedos, otra vez ponía la vida en las manos de Wallace.

Asintió con la cabeza -Lo haremos a mi modo entonces- sonrió y se alejó para dirigirse donde estaban los arqueros, suspiró cabreada antes de aparecer ante ellos. Se acomodó el cabello, la ropa y se acercó , observó que no tenian una actitud muy amable, pensó que seducirlos se le tornaría muy dificil, a penas se acercaba la apuntaron, sin importar nada tragó saliva y se puso frente a uno de ellos - Serían ustedes tan amables de llevarme con su señor?- preguntó con todo seductor y sugerente, se quitó la capucha descubriendo su cabello y sus atributos.

Al ver que solo se trataba de una mujer, bajaron sus armas dedicandose a contemplar a aquella mujer deslumbrante, que les hablaba en tono sugerente y sensual, -Su señor, quiere verme- les dijo mientras le acariciaba el cuello al hombre mas fornido, ante las caricias quiso ir mas alla y comenzo a tocarla lascivamente, la situación se volvia incomoda para ella, deseaba clavarle la daga en medio del corazón para que le quitara sus sucias manos de encima.

Mientras el sujeto la acariciaba, metió la mano a su escote y sacó la daga deslizandola lentamente entre su cuerpo, el arquero estaba tan entretenido disfrutando de los atributos de la vampira que no percato esta accion. Se acerco delicadamente hacia el abdomen y le clavó la daga silenciosamente girandola de un lado a otro cayendo muerto sobre ella, lentamentamente la sacó para luego limpiarla sacudiendola en el aire.

Los otros dos advirtieron la situación e inmediatamente la apuntaron,  ella los miró desfiante mostrandoles los colmillos y con la daga empuñada. Estaba perdida, en cualquier momento le dispararían, pero no les tenia miedo, esperaba atentamente su proceder...

Un virote de 1'20 atrabeso a los arqueros, clavandolos a los dos como si fueran un pincho moruno. Wallace habia aprovechado el estruendo de la pelea y del jaleo para disparar. El guardia de la ballesta yacia muerto en un charco de sangre. Miro a Amaranth y asintio. Era su turno. Ella debia permanecer escondida. Miro hacia la pequeña arena de lucha y salto. Con ambas manos ardientes cayo encima de los dos contrincantes, solo aplastandoles el craneo en el suelo sino tambien quemandoles la testa.

Todos empezaron a gritar furioso pero el caudillo levanto su mano rechoncha y aceitosa. Los hombres callaron. Wallace se levanto lentament, con las manos goteando sangre.

-Rojo! Jajajaja tan morta como siempre! has matado a mis mejores pero que mas da! lo tienes?...- le dijo apuntandole con la pata de pollo. Wallace sonrio levemente y el gordo estallo enrisas escupiendo. Vio como su vampira se deslizaba por detras del trono. Solo un poco mas.

-No lo tengo...mas bien...vengo a por tu oro...-el hombre se atraganto y lo miro con furia. Wallace sonrio mas. Bien, estaba funcionando...

- Como te atreves sucio asesino...mi oro? JAJAJAJJAAJA No me hagas morir ahogado! Acaso quieres morir?! -los hombres se acercaron a el, dudando pues miraban el estado de los luchadores con temor. Wallace chasqueo la lengua y nego.

-Ahogado? No viejo...ahogado no vas a morir...

Esabullendose entre los cadaveres Amaranth se movia sigilosamente hacia el trono de hueso y oro en donde estaba espachurrado el rechocho hombre, faltaba poco llegar hasta el y rebanarle el cuello. Miraba para todos lados, estaba atenta a lo que hacia Wallace, miró como les aplastó y quemó la cabeza a los guardias. Amaranth comenzó a sopechar de las habilidades de Wallace como era posible que hicera eso...eso solo lo habia visto en los brujos, pero el no era uno de ellos.

Ya estaba muy cerca del lugar, agazapada se dirigió hacia el úlitmo trecho, de reojo vió a un par de hombres en actitud vacilante producto del miedo dirigirse a Wallace, esos mismos que hace un rato cantaban y peleaban para entretener a su señor, ahora estaban convertidos en un monton de cobardes, no tendría el valor de atacar a un hombre que con un sólo movimiento les aplastaría el craneó, ante esta situación esbozó una sonrisa.

LLegó hasta el trono, estaba tan cerca de su proxima víctima, que podia percibir el olor nauseabundo que su cuerpo expelía producto de la borrachera. Sacó la daga y se levanto ubicandose detrás del hombre, acariciandole los hombros con una mano, con la otra sujetaba la daga presionandosela en el cuello. Ante la sopresa del ataque el caudillo se estremecia, intentaba resisitirse pero en el fondo sabía que si se movía sería mucho peor.

Era cosa de segundos lo que tardó en acercarse al cuello en un movimiento sopresivo clavar sus filosos colmillos, con esta acción consiguió paralizarlo dejándolo sin capacidad para responder, bebió la sangre con calma ante la mirada atónita de los presentes, veía como comenzaba a palidecer perdiendo fuerza, eso significaba que era la hora de dar el golpe final. Se alejó de él, contemplándolo, su cuerpo estaba sin fuerzas, -Ahora te rebanaré el pescuezo- le dijo y comenzó a deslizar la daga de manera profunda y certera por el cuello de su víctima, al hacer esto sentia mucho placer era casi tan bueno como beber sangre fresca. El corte fue tan preciso, aún permanecia con vida con los ojos semi cerrados. La vampira le hizo una seña a Wallace para que se acercara...

Los hombres gruñian y susurraban entre ellos mientras su caudillo se desgraba lentamente cual cochinillo. Wallace alzo los brazos con la espada, apuntadolos a todos. Se sentia poderoso. Podria mandar sobre aquellos hombres pero, el liderazgo no era su destino.

-Teneis una sola opción...irnos y no volver jamas aqui...-les dijo con una sadica sonrisa.-...o recibireis el mismo destino que vuestro jefe...-dicho eso se acerco al hombre, beso a la mujer que lo miraba con admiración y apoyo los dedos justo donde el corazon del hombre ya casi muerto.- no soy tu esclavo....-le susurro. El hombre empezó a gritar de dolor. wallace hundia los dedos en la carne, quemandola. Los hombres empezaron aescandalizarse de horror y miedo. Wallace retiro la mano de golpe empapando el suelo se sangre. su brazo, cubierto tambien, goteaba. en su mano humeante, el corazon del hombre, latente, debil. Miro de reojo a los hombres que se quedaron blancos de terror. Wallace esbozo una leve sonrisa siniestra. El panico estallo y todos se fueron corriendo, atropeyandose e incluso matandose entre ellos.

La sala se quedo en silencio. el unico ruido era la sangre caer al suelo, gota a gota. Wallace tiro el corazon en la hoguerra que habia y miro a la mujer. Lo miraba fijamente, con deseo y admiración.
-Demasiado sangriento para su gusto, señorita?...-le dijo moviendo lso brazos para quitar un poco de sangre sobrante.- ha sido facil no crees?...-le dijo mirando la sala. El oro debia esatr por alguna parte. Gracias al calor de su cuerpo, la sangre del hombre se secaba en sus extremidades. En esa situación, ensangrentado, sudado y listo para la lucha, estaba mas atarctivo que nunca. Alzo las cejas y escucho antentamente. Agua. en algun lugar pasaba agua.

De un salto de acerco a una pared sopechosa y miro a Amaranth.- Mujer creo que aqui hay algo...-el dijo palpando la pared.-....si...incluso lo huelo...hierba mojada...-le dijo buscando algun tipo de mecanismo.- Busca por el trono! seguro que ese desgraciado tiene algo alli!

Demasiado sangriento para su gusto, señorita?....- ha sido facil no crees?, dijo Wallace secandose la sangre de los brazos, -Para nada señor, ver correr sangre es un espectaculo digno de ser admirado, y si...fue bastante fácil-sonrió de modo sensual y lo besó con pasión mordiendole el labio.

Ahora debían recorrer el lugar en busca del escondite del oro, -Mujer creo que aqui hay algo...-el dijo palpando la pared.-....si...incluso lo huelo...hierba mojada...-le dijo buscando algun tipo de mecanismo.- Busca por el trono! seguro que ese desgraciado tiene algo alli!- lo escucho atenta y recorria minusiosament el trono, a simple vista solo habia sangre, restos de comida, una botella de vino casi vacía, la vampira se sentó y permaneció ahi por un rato - Vaya desgraciado debió de haberse sentido poderos sentado aqui- decia de manera sarcástica acomodandose.

Se levantó acomodandose el vestido, miraba a Wallace palpando la pared, estaba muy concentrado pero decidió distraerlo un rato, fue hasta donde estaba y lo abrazó por la espalda besandole el cuello  acariciando sus pectorales, luego tocó la pared -Creo que es una pared falsa...en el trono no hay nada, debemos buscar algo para ver si se rompe-

La vampira buscaba por los rincones algo con que poder darle a la pared para que esta cediera, -ayudame a buscar algo con que golpear- le decia mientras buscaba un objeto contundente por los rincones -Aqui encontre algo!!!- gritó desde lejos, era un hacha oxidada pero maciza, con dificultad la llevó cerca de wallace, -Tendrias el honor...- le dijo sonriendo de manera malvada.

Wallace sonrio por las muestras de cariño. Era tan perfecta y mortal. Al escuchar su voz alzo las cejas y fue hacia ella.
-mmmh..si con este hacha quizas...-le dijo cogiendola. Al estirar del mango se escucho un mecanismo. CLICK. Wallace alzo las cejas y escucho como la pared falsa se movia. Soltado polvo y ruidos la pared se abrio dejando salir pequeños rallos de luz y sonido de agua. Wallace sonrio, triunfante y beso a la mujer.-...como puedes ser tan perfecta... -le susurro.

El agujero de la pared era bastante amplio. No necesitaban antorchas, pues estaba perfectamente iluminado. Wallace camino con cautela, pues el suelo estaba musgoso y resbaladizo. El sonido de agua era mas cercano. Parecian cascadas. Miro a Amaranth que lo seguia mirandolo todo, en deliciosa curiosidad. El tunel empezo a estar poblado de plantas y salientes de agua. Parecia que hubieran entrado en otro mundo. Cuando llegaron al final, Wallace no se lo podia creer.

Foto Orientativa:

Era un paraiso. Agua arboles y plantas. Era una cueva pequeña pero con vegetacion propia. El agua caia en pequeñas cascadas creando un lago interior de agua fresca. Al lado, en crateres naturales, el agua se calentaba, creando aguas termales. La vegetacion daba a la cueva la temperatura perfecta. Wallace camino lentamente, mirando las dimensiones del lugar. Era precioso.

El oro estaba amontonado cerca de una roca en forma de trono. Junto al monton de oro, una mesa llena de comida y vino y lo que parecia ser un pequeño campamento provisional para pasar la noche, cubierto de pieles. Wallace alzo una ceja y sonrio, snsual. Se acerco al oro y lo cogio con las manos, riendo.
-Mujer...mira esto...-Le dijo enseñandole el oro. No podia evitar reir mientras jugaba con las monedas. Cogio una botella de vino y lo olisqueo. Bebio y sonrio mas. Estaba delicioso. Se acerco al agua caliente y la probo con la mano. Perfecta. Miro a la mujer, de arriba a bajo.-...creo que merecemos un descanso...-le dijo en un susurro ronco. Se quito la armadura lentamente, para que ella disfrutara de cada movimiento. Gloriosamente desnudo, bebio mas vino y la invito a acompañarle.

El lugar era maravilloso, imponente bello en toda la extensión de la palabra, sonreía al ver saber que ese lugar era solo para ellos dos. La recompenza a aquel trabajo estaba frente a sus ojos, pieles, oro y mas oro ahora era de ellos. Wallace jugaba como un niño con el oro.  

Sentada en una roca miraba como se el se quitaba la ropa, disfrutaba mirarlo a la distancia, recorria cada con la mirada cada centimetro del cuerpo de ese hombre. La invitó acompañarlo, se levantó de la roca y comenzó a quitarse la ropa a modo provocador sin dejar de mirarle. Ahi estaban otra vez....en el agua, ella deseandolo con locura.

Estando frente a frente, desnudos lo abrazó fuertemente chocando sus senos contra los pectorales, piel con piel sintiendose una vez mas. Lentamente le recorría el cuello y lo lamia con sensualidad, mientras le arañaba la espalda -Ahora volveras a ser mio- le surro lamiendole la oreja.

La enloquecia su cercania, su aroma todo...de el, acariciaba cada parte de su cuerpo con pasion, lo besaba dandole mordiscos en el labio. Le cogió las manos y se las llevó a sus nalgas -Tócame esta noche volveré a ser tuya... -

Ardía de deseo, queria pasar la noche entera amando a ese hombre...su hombre, de golpe interrumpió el momento, salió del agua hacia donde habia dejado la ropa, rompió un trozo del vestido, y regresó al agua, donde esta el mirandola deseoso, expectante, se puso en punta de pies para estar a su altura y le cubrió los ojos con el trozo de tela, sin dejarle ver nada, -No digas palabra alguna-  susurró mordisqueandole el cuello.

Se aseguró que no estuviera mirando y con sus manos parecia reconocer cada parte de su pectores endurecidos como hierro, bajaba por su abdomen hasta el miembro, el cual cogió con su mano y lo recorrió lentamente con la lengua de abajo hacia arriba, una y otra vez, queria llevarlo al cielo, deseaba hacerlo gemir del placer. Le apretaba el miembro cada vez que lo introducia a su boca, disfrutaba pensando en que le brindaba placer y hacia que la deseara mas

Wallace contemplo como se desnudaba. Era tan perfecta. La abrazo fuerte y la estrecho contra el, sintiendola entera. Sus pechos y su feminidad se apretaban deliciosamente junto a su miembro, ya despertandose para ella. Acaricio su trasero cuando ella se lo pidio, amasandolo, posesivo. Sus besos eran como un rico nectar para el. Dulces y posesivos.

Cuando ella se aparto y se rompio el vestido el se sorprendio aunque se quedo embobado viendo como sus pechos se movian y como su feminidad se veia tan dulce al agacharse.
- mujer ahora que tenemos oro vas a romp....-no pudo acabar la frase pues ella le vendo los ojos. Wallace sonrio, jugueton y se dejo hacer, notando el frio suelo del manantial.

Lo acaricio lentamente con manos y labios. Al sentir sus manos en el, Wallace jadeo y se mordio el labio. Lo que no se espero es que ella lo tomara con la boca. Gimio si  poderse contener, sintiendo la lengua y la boca caliente de aquella hembra que lo estaba torturando. Le cogio del pelo para marcarle el ritmo, jadeando su nombre entre gemidos. No aguantaria mucho pues aquello era tan sumamente intinimo que el climax lo acuchillaba violentamente. No pudo avisar a tiempo y toco el olimpo. Gimio, gruneño rocamente mientras se dejaba llevar por el calor de la boca de ella.

Sudando, jadeando y casi ahogandose se retiro la venda para mirarla. Estaba tan hermosa despues de recibir su lujurioso premio. Wallace la ayudo a limpiarse y lamio sus pechos, sin poder creer que ella no se retirara. Era la primera vez que una mujer lo recibia sin asco.

Wallace miro hacia el trono y sonrio. Ahora le tocaba a el saborearla.

Sonriente se levantó y lo besó apasionadamente, era la primera vez que sentía tanto placer, pero tenia otras ideas en mente para el, esa noche sería inolvidable para ambos, de eso tenia completa certeza.
Lo cogío de la mano y lo llevó fuera del agua -Te leo la mente- dijo sonriendo, caminaron entre besos y caricias hacia el gran lujoso trono, tomó asiento sintiendose poderosa, atractiva, sensual. El la contemplaba de pies a cabeza con lujuria, al costado del trono encontró una botella de vino, se estiró a levantarla y la descorchó con los afilados colmillos. Quiso darle una sorpresa, algo inesperado arrojandose el vino rojo sobre el cuerpo, mientras este escurria por su blanca piel no dejaba de mirarlo.

-Ven acompañame, no querias verme aqui sentada, pues me tienes- le hizo nuevamente una seña para que se acerque. Adelantándose a su reacción y se puso frente a el con la botella de vino en la mano, lo volcó sobre el cuerpo de Wallace lentamente, arrojó la botella al piso mientras le lamia el vino de los hombros, era algo delicioso el sabor ese liquido mezclado con el de su piel de hombre.

No se contuvo, le mordió el cuello, sensualmente absorvió su sangre, con las uñas volvía a arañarle la espalda como si lo quisiera marcar de por vida en ese acto. La situación y el ambiente era perfectos pero un pensamiento fulminante como un rayo le cruzó la mente dejandola quieta , aunque continuaba bebiendo casi sin ganas.

Inconsientemente venían recuerdos, entre ellos la vez que Wallace le ofreció beber su sangre para salvarle la vida, la forma en que la miraba, como le sonreía, a ella...precisamente a ella le contó la historia de su vida ademas de revelarse su verdadero nombre. Se confundia a medida que esos pensamientos le recorrían la mente, deseaba borrarlos, quitarlos de alguna manera, aunque todo ello conducia a una cosa...Amaranth se estaba enamorando de aquel hombre, el que hace dias habia intentado matar, ahora estaba ahí, amandola como nadie lo habia hecho.

Debía poner punto a final a ese torbellino de pensamientos y recuerdos inapropiados, solo deseaba dejarse amar nada mas por esa noche, sin embargo presentia en su interior que algo malo iba a suceder.

Cuando sintio el vino en su cuerpo sonrio, lleno de lujuria. El cuerpo de ella estaba perfecto con tanto vino. Se sentia extranyo. Esa mujer estaba empezando a ser lo mas importante para el. Mas que el oro. En su interior, su corazon latia desbocado por ella. Cada movimiento, cada palabra, quedaba en su mente, a fuego. Estaba empezando a sentir cosas que lo aterrorizaban. Queria ignoraf aquellos pensamientos.

Wallace la cogio y la sento en el trono. La miro desde abajo, arrodillandose y apoyo las piernas de ella en los reposabrazos, abriendola para el. Empezo a deleitarse de su feminidad, cada pliegue, cada centimetro de piel. Ella gemia suabemente, cogiendoló del pelo, marcandole el ritmo de sus besos y mordiscos. Su lengua traviesa la estaba volviendo loca.

La queria para el. Se volvia posesivo al pensar en ella. El climax de ella fue delicioso. La miro, sonrojada y jadeando, mordiendose el labio. La cogio en brazos y se sento el trono y la sento enci.a, penetrandola, haciendola suya una vez mas, miranda a los ojos. La besaba y amaba con pasion, acariciando su cuerpo, conduciendola a un torbellino de orgasmos interminables.

No pudo contar las horas que estubo haciendo el amor con ella. En el trono de piedra, en el agua, encima de las pieles e incluso entre el oro. El cansancio lo ganaba, esa mujer era insaciable. En las pieles la abrazaba, eternamente satisfecho. Se sentia en el cielo. En aquel paraiso. Su paraiso. De ellos dos.

Ese hombre hizo cosas que nunca habia experimientado ni con el mejor de sus amantes, la hacia estremecer, sus labios, su lengua todo en el, la tentaba...la enloquecia, queria estar con el, poder disfrutar de su cuerpo cada vez que lo deseara, beber su sangre....era deliciosa, un verdadero placer.

El sabor de sus besos, aun le quemaba la boca, sus dedos en la piel, cada caricia, aquella noche jamas la olvidaría, sabia que ninguno la haria sentir en la gloria como aquel lo hizo. -Debemos descansar ha sido muy intenso- lo besó mordisqueandole el labio traviesamente y le tomó la mano conduciendolo hacia una especie de lecho aparentemente comodo, cubierto de pieles  -Esto es perfecto, aqui podremos descansar a gusto- le dijo tendiendose sobre las pieles, lo invitó a acompañarla. El ruido del agua entre las rocas, era relajante, tranquilizador, invitaba a descansar a gusto.

Recostada sobre las suaves pieles contemplaba la magestuosidad del lugar, ni en mejor de los sueños imaginó estar asi. Wallace se tendío al lado de ella cobiajandola en un abrazo calido y protector, estaba exhausto luego de brindarle tanto placer a la insaciable hembra.
Apoyó la cabeza sobre sus pectorales, como aquella vez en el bosque, nuevamente volvía a sentir seguridad, calma...sobre todo calma...

Ya estaba profundamente dormido, ella lo cobijo con las pieles, pero no podia descansar algo la perturbaba demasiado...Ese hombre era especial, la hacia sentir a gusto, no era como los otros que solo buscaban satisfacer sus deseos de carnales, él no...

Era tiempo de decidir que rumbo tomar, esa sería la decisión mas dificil. Si se quedaba a su lado inconsientemente le haría daño, pues ella no era una mujer facil de llevar, no quería sentirse atada deseaba seguir siendo libre, por otro lado si le abandonaba cargaría en su consiencia ese hecho, algo los había unido y sabia que no podría apartarlo jamás de sus pensamientos. Lo amaba pero le aterraba renocerlo, no debia...no podia, pues aquello iba en contra de sus principios, pese a todo...lo amaba, era la primera vez que alguien despertaba ese sentimiento en la fria vampira Amaranth.

Despues de mucho pensar, llego a conclusión que lo mejor era irse, asi el la olvidaría y sería lo mejor, el daño podria ser menor. Se levantó suavemente del lecho de pieles para no despertarlo y cogió su ropa, se vistió sin prisas, lo miró como dormia, por primera vez parecia que dormia en paz y a gusto.
En la alfjorja cargo un poco de oro, lo miró con nostalgia arrodillánse cerca de el lo besó en los labios y le susurro -Te amo, perdoname por hacer eso pero es lo mejor para ti...nunca te olvidare-, lo miró por ultima vez y emprendió camino alejandose lentamente sin mirar atrás -Adios Wallace- susurro para ella.

El sonido del agua y el oro empapado despertó al hombre. Se estiro en la cama de pieles y suspiro. Cuanto habia dormido? Sonrio al recordad todo lo sucedido y busco con el brazo el cuerpo de la mujer. Abrio los ojos al no encontrar nada. Se incorporó y miro a su alrededor. No estaba por ningún lado, ni bañandose, ni nada. Wallace se froto la mejilla, rascandose la barba incipiente y se levantó, desnudo, para comprobar lo que desgraciadamente era verdad. Se habia ido. Wallace se quedo quieto un segundo mirando las cascadas. Se habia ido, sin él, sin decir nada.

Sin decir ni expressar nada, recogio sus cosas, cogio el oro necesario y camino hacia la salida. Su cabeza no sabia que pensar, su corazon parecia confundido. A cada paso que daba hacia la salida la furia crecia. Escuchó unas voces y desenvaino la espada. Eran unos pocos hombres, secuaces del caudillo muerto. Al verlo, sacaron sus armas pero la expressión de Wallace, sombria y rabiosa los hizo retroceder. Ni siquiera les dio cuartel. Los mató a todos, uno a uno, ignorado los gritos de suplica y piedad, manchandose, descuartizando aquellos hombres. Sin remordimiento ni culpa. Disfruto de aquella matanza, como habia disfrutado de muchas. Era un asesino.

Se sentó en el trono mirando la escabechina de la sala. Se habia ido. Por que se sentia vacio? Era una mujer mas en su vida, no? Esa mujer lo habia marcado, no solo fisicamente. La sentia dentro, caliente e inmortal. Apoyo el rostro en las manos y maldijo a esa mujer cien veces. El fuego de la venganza empezaba a crecer. Se sentia abandonado, vació y lo que era mas frustante, solo. Alzó la vista y vio barriles de polvora. No dudó.

Puso los barriles en los pilares y en la entrada de la cueva secreta. Nadie jamas en la vida encontraria ese paraiso. El paraido que habia pertenecido por unas horas a ellos dos. Gruño y lo preparo todo. El camino de polvora llegaba hasta fuera, donde el miraba la entrada. La polvora no mataria los recuerdos y todo lo que estaba sintiendo. Utilizando su fuego interior, encendio la polvora. Miro como ardia hasta pasar la entrada, apenas unos segundos. La explosión lo hizo reaccionar. La amaba.

Rugió de rabia, un rugido que se podria haber escuchado en todo Aerandir. Apretando los puños y odiando a esa mujer, cayó de rodillas, lamentandose. Se sentia debil. Lo habian abandonado otra vez. Hacia tanto tiempo que no sentia eso que lo abrumo. No queria llorar. Esa mujer no se lo merecia.
Estubo un buen rato alli, mirando como la mina se derrumbaba. La lluvia calmo el fuego. Dejo que lo empapara. Alzo el rostro, sintiendo el frio de cada gota. Dejo su mente en blanco. Necesitaba matar. Urgentemente. Se levantó y cogio sus cosas. Iria a Sacrestic Ville, alli ahogaria sus penas en alcohol y en putas y lo olvidara todo. Lo olvidaria.

Se pusó la capucha y miro de reojo la mina por ultima vez. La encontraria.

Y la mataria.




Continuará.