Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Finalmente había llegado la hora de la acción y mis compañeros parecían no querer perder el ritmo. Lo cierto es que había esperado quejas, sobre todo del nuevo juguete de la maga, pero parecía estar llevándolo bien. Hasta diría que se estaba divirtiendo con todo aquello, aprovechando para acercarse más a Mel. Se me escapó un bufido gracioso. No sabía qué clase de relación unía a esos dos, pero estaba segura de que ese gesto no alegraría a mi amiga precisamente.
- Son unos tipos raros, Al... - Gritó la mujer desde su posición hasta la punta opuesta.
- Desde luego Ness. ¿Cómo podríamos confiar en ellos...? - respondió él.
Lo cierto es que no me gustaba demasiado esa situación... Aquella gente no parecía ser precavida. No parecían temerle a lo que cualquier humano le temería. Hasta parecían estar disfrutando del peligro... Sonreían. Se estaban divirtiendo. Divirtiéndose de arriesgar sus vidas ante unos desconocidos... Así eran los cazadores de vampiros... Personas que habían perdido todo pellizco de razón que quedase en sus cuerpos. Personas sumidas en la locura de una obra de teatro sin fin. Todo era un juego, un papel que interpretar... Ya no tenían nada que perder.
- ¿Realmente sois cazarecompensas? ¿De verdad que buscáis a un niño? ¿Aquí? - se rió Ness una vez más. Parecía tener la lengua más suelta de lo que debería.
- ¿Y quiénes seríamos sino? ¿Vampiros como vosotros? Porque lo sois... ¿O no? - traté de seguirle el juego. Necesitaba que ellos mismos admitiesen no serlo para no delatar mi propia identidad.
- ¿Y qué si lo fuésemos? ¿Y qué si no lo fuésemos? Aquí lo que importa es quiénes sois vosotros... ¡Nosotros haremos las preguntas! - habló otro de los hombres por primera vez.
Miré hacia mis compañeros, recordándoles que si cualquier cosa sucedía la obra de teatro llegaría a su fin y sería el momento de atacar, pero no pareciese que tuviésemos que llegar a tanto. Otro hombre más salió de entre la niebla.
- ¿¡Al, Ness, Gregor, Tobias, qué creéis que estáis haciendo?! - Los otros lo miraron y parecieron someterse ante él, aunque solo fuese en apariencia. - ¿Eres tu la líder de vuestro escuadrón? - preguntó dirigiéndose a mí con la mirada. Después hasta se permitió el acercarse un poco más.
Me giré una vez más hacia nuestro propio y diminuto "escuadrón" de batalla. Suponía que me tocaba tomar el papel y, la verdad, no me desagradaba. Solté una sonrisa juguetona. - Sí, así es. Espero que ni yo ni mis subordinados te causemos grandes problemas. - Tal vez hasta disfrutase de aquella extraña situación.
- También lo espero... - Por unos segundos fue el silencio el rey de la escena, pero después de pensárselo unos instantes continuó. - ¿Buscáis a un niño, verdad? Bien, si es así, seguidme. - quiso entonces iniciar la marcha pero la mujer se interpuso.
- ¡Pero Darren...! ¡¿Cómo sabemos que no son malditos chupasangres!? Lo mejor sería matarlos y... -
- ¡He dicho que vendrán con nosotros! - se impuso su líder. - Si son vampiros simplemente acabaremos con ellos, pero no pienso matarlos sin estar seguro. - No parecía ser de los hombres que recibían un no por respuesta.
- Bigotitos... - llamó el joven licántropo a su compañero y única compañía en aquella mohosa habitación. Entonces arrugó la nariz e ignorando por unos segundos el miedo que sentía preguntó: - No... ¿No puedo llamarte de otra forma que esa...? -
- ¿Qué quieres, mocoso? - trató de forzar una sonrisa. Al parecer sus captores se habían asegurado bien de que no le fuese posible el escapar. Debía de tener un par de huesos rotos.
El niño guardó silencio por unos instante, hasta confesar con voz temblorosa sus miedos. - ¿Qué harán con nosotros...? -
El asesino miró con pena al chaval. No solo era el favorito de su capitana, sino que era un joven licántropo con toda su vida por delante... Hacía poco que se había convertido y no tuvo la oportunidad aún de disfrutar de todo el poder que se le había concedido siquiera...
- De momento nada... Son traficantes, no nos matarán aún. -
- ¿Traficantes...? ¿Traficantes de esclavos...? - miró con algo de terror Keff al que representaba su única salvación.
- Son unos tipos raros, Al... - Gritó la mujer desde su posición hasta la punta opuesta.
- Desde luego Ness. ¿Cómo podríamos confiar en ellos...? - respondió él.
Lo cierto es que no me gustaba demasiado esa situación... Aquella gente no parecía ser precavida. No parecían temerle a lo que cualquier humano le temería. Hasta parecían estar disfrutando del peligro... Sonreían. Se estaban divirtiendo. Divirtiéndose de arriesgar sus vidas ante unos desconocidos... Así eran los cazadores de vampiros... Personas que habían perdido todo pellizco de razón que quedase en sus cuerpos. Personas sumidas en la locura de una obra de teatro sin fin. Todo era un juego, un papel que interpretar... Ya no tenían nada que perder.
- ¿Realmente sois cazarecompensas? ¿De verdad que buscáis a un niño? ¿Aquí? - se rió Ness una vez más. Parecía tener la lengua más suelta de lo que debería.
- ¿Y quiénes seríamos sino? ¿Vampiros como vosotros? Porque lo sois... ¿O no? - traté de seguirle el juego. Necesitaba que ellos mismos admitiesen no serlo para no delatar mi propia identidad.
- ¿Y qué si lo fuésemos? ¿Y qué si no lo fuésemos? Aquí lo que importa es quiénes sois vosotros... ¡Nosotros haremos las preguntas! - habló otro de los hombres por primera vez.
Miré hacia mis compañeros, recordándoles que si cualquier cosa sucedía la obra de teatro llegaría a su fin y sería el momento de atacar, pero no pareciese que tuviésemos que llegar a tanto. Otro hombre más salió de entre la niebla.
- ¿¡Al, Ness, Gregor, Tobias, qué creéis que estáis haciendo?! - Los otros lo miraron y parecieron someterse ante él, aunque solo fuese en apariencia. - ¿Eres tu la líder de vuestro escuadrón? - preguntó dirigiéndose a mí con la mirada. Después hasta se permitió el acercarse un poco más.
Me giré una vez más hacia nuestro propio y diminuto "escuadrón" de batalla. Suponía que me tocaba tomar el papel y, la verdad, no me desagradaba. Solté una sonrisa juguetona. - Sí, así es. Espero que ni yo ni mis subordinados te causemos grandes problemas. - Tal vez hasta disfrutase de aquella extraña situación.
- También lo espero... - Por unos segundos fue el silencio el rey de la escena, pero después de pensárselo unos instantes continuó. - ¿Buscáis a un niño, verdad? Bien, si es así, seguidme. - quiso entonces iniciar la marcha pero la mujer se interpuso.
- ¡Pero Darren...! ¡¿Cómo sabemos que no son malditos chupasangres!? Lo mejor sería matarlos y... -
- ¡He dicho que vendrán con nosotros! - se impuso su líder. - Si son vampiros simplemente acabaremos con ellos, pero no pienso matarlos sin estar seguro. - No parecía ser de los hombres que recibían un no por respuesta.
- Darren:
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- Bigotitos... - llamó el joven licántropo a su compañero y única compañía en aquella mohosa habitación. Entonces arrugó la nariz e ignorando por unos segundos el miedo que sentía preguntó: - No... ¿No puedo llamarte de otra forma que esa...? -
- ¿Qué quieres, mocoso? - trató de forzar una sonrisa. Al parecer sus captores se habían asegurado bien de que no le fuese posible el escapar. Debía de tener un par de huesos rotos.
El niño guardó silencio por unos instante, hasta confesar con voz temblorosa sus miedos. - ¿Qué harán con nosotros...? -
El asesino miró con pena al chaval. No solo era el favorito de su capitana, sino que era un joven licántropo con toda su vida por delante... Hacía poco que se había convertido y no tuvo la oportunidad aún de disfrutar de todo el poder que se le había concedido siquiera...
- De momento nada... Son traficantes, no nos matarán aún. -
- ¿Traficantes...? ¿Traficantes de esclavos...? - miró con algo de terror Keff al que representaba su única salvación.
- No... Traficantes de sangre... -
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Lo cierto es que, aunque intentaba desimularlo, empezaba a ponerse algo nerviosa. La reaparición de su “amiga muerta”, el tipo ingesticulable, La desaparición de Keff y aquellos que en aquel instante se acercaban… la situación en si era todo un cumulo de pequeñas e incomodas situaciones que, probablemente, harian que en cualquier momento, y debido a la incomodidad de la situación, sacase su genio a relucir. Y bueno, que el brujo estuviera tan pendiente de ella tampoco ayudaba a canalizar su estado actual ya que no dejaba de ser un desconocido… y tanta cercanía le desagradaba. Pero en fin, haria todo lo posible por mantener a su pequeño demonio interior allá donde se encontraba.
Bajó el arco y acarició a Onair mientras aquellos hacían de su amiga zombie la cabecilla del “reciente grupo de caza recompensas” ¿Ella como caza recompensas? No es que tuviera aspecto de ser la dueña y señora de un castillo – cosa que obviamente no era, solo vivía de prestado- pero tampoco tenia pinta de dedicarse a nada que fuera demasiado arriesgado. En fin, creyeran aquella mentira o no… el bulo de que ella y sus tres acompañantes eran unos caza recompensas que acudían en busca de un mocoso, ya habia sido lanzado y si algo salía mal al menos no se encontraba rodeada de simples e inútiles.
Suspiró y miró fugazmente al brujo – Esto no me gusta – murmuró de manera casi imperceptible cuando aquel que parecía el jefe les indicó, más bien exigió, que le siguieran. - ¡Pero Darren...! ¡¿Cómo sabemos que no son malditos chupasangres!? Lo mejor sería matarlos y... – Abrió la boca dispuesta a responder justo en el momento en el que el “mandamás” imponía su voluntad.
No, no era una buena idea seguirles ¿Por qué?¿Para qué?¿Con que fin? Lo mejor era terminar con ellos allí mismo… en una ocasión la loba terminó con la vida de tres guardias sin necesidad de ayuda ¿Por qué no lo hacía en aquel momento? Colocó las flechas en el carcaj y colgó el arco a su espalda para después, con evidente resignación, caminar detrás de aquel tipo y delante de los otros cuatro.
Pero no caminaron demasiado, no llegaron ni siquiera a la primera hilera de árboles… - No pienso seguiros – informó al cabecilla prestando más atención a los movimientos de su espalda. Los otros se quejaron e incluso empezaron a discutir entre ellos el si matarles o no… hasta que su jefe alzó la mano indicándoles que guardasen silencio. Acompañando aquel gesto con una advertencia silenciosa. La miró y caminó hacia ella, escupió al suelo y cuando hizo además de cogerla del brazo, Melwyn, retrocedió un par de pasos - ¿Y quien eres tu para oponerte a mis ordenes?- ¿Y quien eres tu para imponerte sobre mi?- Replico con la misma arrogancia del hombre.
Una réplica que obtuvo como respuesta una bofetada… o a sus compañeros se les ocurría algo o la tapadera humanitaria se echaría a perder.
Bajó el arco y acarició a Onair mientras aquellos hacían de su amiga zombie la cabecilla del “reciente grupo de caza recompensas” ¿Ella como caza recompensas? No es que tuviera aspecto de ser la dueña y señora de un castillo – cosa que obviamente no era, solo vivía de prestado- pero tampoco tenia pinta de dedicarse a nada que fuera demasiado arriesgado. En fin, creyeran aquella mentira o no… el bulo de que ella y sus tres acompañantes eran unos caza recompensas que acudían en busca de un mocoso, ya habia sido lanzado y si algo salía mal al menos no se encontraba rodeada de simples e inútiles.
Suspiró y miró fugazmente al brujo – Esto no me gusta – murmuró de manera casi imperceptible cuando aquel que parecía el jefe les indicó, más bien exigió, que le siguieran. - ¡Pero Darren...! ¡¿Cómo sabemos que no son malditos chupasangres!? Lo mejor sería matarlos y... – Abrió la boca dispuesta a responder justo en el momento en el que el “mandamás” imponía su voluntad.
No, no era una buena idea seguirles ¿Por qué?¿Para qué?¿Con que fin? Lo mejor era terminar con ellos allí mismo… en una ocasión la loba terminó con la vida de tres guardias sin necesidad de ayuda ¿Por qué no lo hacía en aquel momento? Colocó las flechas en el carcaj y colgó el arco a su espalda para después, con evidente resignación, caminar detrás de aquel tipo y delante de los otros cuatro.
Pero no caminaron demasiado, no llegaron ni siquiera a la primera hilera de árboles… - No pienso seguiros – informó al cabecilla prestando más atención a los movimientos de su espalda. Los otros se quejaron e incluso empezaron a discutir entre ellos el si matarles o no… hasta que su jefe alzó la mano indicándoles que guardasen silencio. Acompañando aquel gesto con una advertencia silenciosa. La miró y caminó hacia ella, escupió al suelo y cuando hizo además de cogerla del brazo, Melwyn, retrocedió un par de pasos - ¿Y quien eres tu para oponerte a mis ordenes?- ¿Y quien eres tu para imponerte sobre mi?- Replico con la misma arrogancia del hombre.
Una réplica que obtuvo como respuesta una bofetada… o a sus compañeros se les ocurría algo o la tapadera humanitaria se echaría a perder.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
No le gustaba. Aquel hombre simplemente no le gustaba. Habia conocido a mucho shombres como el. Con gran autoridad y poder, pero ese tipo de hombre lloraba y se meaba igual con una espada en el cuello.
La tensión de la mujer menuda lo ponia alerta. Cualquier movimiento brusco y saltaria al cuello. Por que queria protegerla? por las respuestas? o simplemente por que era una mujer? Wallace no sabia que contestarse a si mismo. No perdia de vista a los otros, siempre con la mirada de esa asquerosa mujer encima. Si, se estaba poniendo nervioso...y furioso. No era nada bueno. Si no se relajaba enseguida podria saltar y empezar una carniceria. El dolor de la herida desaparecia de la colera que estaba acumulando. Hacia mucho tiempo que no le pasaba y era una sensación que no le acababa de desagradar.
Y pasó.
El hombre, Darren, cruzo la linea entre serguir vivo y convertirse en un cadaver.
El golpe de la bofetada fue como una campana.
Entonces Wallace recordó. El Foso.
Ojos por todas partes llenos de lujuria y sed de sangre. Los ojos de Bjorn Vesemir mirandolo con aprobación. Sangre en sus manos. El oponente en el suelo.
Rojo.
Rojo.
Rojo.
Mata muchacho, mata o muere.
Rugió como si de un lobo se tratara. No le hacia falta la espada, le molestaba. Se lanzo hacia Darren enseñando los dientes y con las manos como garras. La sorpresa le ayudó, consiguiendo agarrarlo de la espesa capa de piel que llevaba. Con un pie detras de la pierna del hombre y la fuerza de los fuertes brazos de Wallace, Darren cayó al suelo, golpeandolo con la cabeza. Una llave muy común entre los caza recompensas.
Las palabras de Bjorn resonaban en su cabeza.
Bien muchacho, no tengas piedad. Por muy grande, y por muchos que sea, amenaza su vida. Mirale a los ojos y hazle ver el infierno.
Darren no se lo esperaba. Su ojos estaban abiertos como platos, entre furia el miedo que empezaba a crecer en su interior. Wallace no lo dejo gemir de dolor, colocó su gran manaza en la cara de Darren, apretando los dedos, dejando un ojo al descubierto. Y empezó el dolor. Calento muuy lentamente su sangre, apra que sintiera el calor como al puñal que se clava lentamente en la una victima. No tenia que mirar para saber que los esbirros del hombre se habian apartado para atacar, sorprendidos y indecisos al tener a su jefe en el suelo. Wallace cogio el brazo del hombre y lo inmobilizo, haciendo palanca con un brazo, dislocandoselo. Darren gimio de dolor, notando el calor, cada vez mas abrasador.
La herida no le dolia. La piedad no asomaba por su cabeza. Era un asesino, y esperaba la orden. No le hacia falta mirar para saber que Risitas tambien estaba apunto para atacar. Miro a Darren fijamente, sus ojos verdes de muerte se clavaron en el.
-Ahora...nos diras que sabes del niño...-apretó los dedos en su rostro. Darren gimio levemente. Lo empezaba a quemar.-...tu y los tuyos...quitaros todo, en calzones os quiero...- escucho las maldiciones de los seguidores y apretó mas los dedos. Darren se quejaba, retorciendose.-...contestareis a cada pregunta que ellas os hagan...las obedecereis...entendido?...-Darren lo miro con furia, intentando no gemir, pues la mano de Wallace le estaba empezando a quedar marca, ardiente como el fuego.- Colabora...o llegare hasta su maldito craneo y te lo arrancare de cuajo...
Rojo, no hagas preguntas, hazlo. Matalo. Arranca su corazon y enseñaselo a los demas. Como en los viejos tiempos.
Hazlo.
Rojo.
offrol: ea, el grandullon se ha despeinao. cualquier cosa cambio. wallace esta en estado de frensí xD estupido Darren.
La tensión de la mujer menuda lo ponia alerta. Cualquier movimiento brusco y saltaria al cuello. Por que queria protegerla? por las respuestas? o simplemente por que era una mujer? Wallace no sabia que contestarse a si mismo. No perdia de vista a los otros, siempre con la mirada de esa asquerosa mujer encima. Si, se estaba poniendo nervioso...y furioso. No era nada bueno. Si no se relajaba enseguida podria saltar y empezar una carniceria. El dolor de la herida desaparecia de la colera que estaba acumulando. Hacia mucho tiempo que no le pasaba y era una sensación que no le acababa de desagradar.
Y pasó.
El hombre, Darren, cruzo la linea entre serguir vivo y convertirse en un cadaver.
El golpe de la bofetada fue como una campana.
Entonces Wallace recordó. El Foso.
Ojos por todas partes llenos de lujuria y sed de sangre. Los ojos de Bjorn Vesemir mirandolo con aprobación. Sangre en sus manos. El oponente en el suelo.
Rojo.
Rojo.
Rojo.
Mata muchacho, mata o muere.
Rugió como si de un lobo se tratara. No le hacia falta la espada, le molestaba. Se lanzo hacia Darren enseñando los dientes y con las manos como garras. La sorpresa le ayudó, consiguiendo agarrarlo de la espesa capa de piel que llevaba. Con un pie detras de la pierna del hombre y la fuerza de los fuertes brazos de Wallace, Darren cayó al suelo, golpeandolo con la cabeza. Una llave muy común entre los caza recompensas.
Las palabras de Bjorn resonaban en su cabeza.
Bien muchacho, no tengas piedad. Por muy grande, y por muchos que sea, amenaza su vida. Mirale a los ojos y hazle ver el infierno.
Darren no se lo esperaba. Su ojos estaban abiertos como platos, entre furia el miedo que empezaba a crecer en su interior. Wallace no lo dejo gemir de dolor, colocó su gran manaza en la cara de Darren, apretando los dedos, dejando un ojo al descubierto. Y empezó el dolor. Calento muuy lentamente su sangre, apra que sintiera el calor como al puñal que se clava lentamente en la una victima. No tenia que mirar para saber que los esbirros del hombre se habian apartado para atacar, sorprendidos y indecisos al tener a su jefe en el suelo. Wallace cogio el brazo del hombre y lo inmobilizo, haciendo palanca con un brazo, dislocandoselo. Darren gimio de dolor, notando el calor, cada vez mas abrasador.
La herida no le dolia. La piedad no asomaba por su cabeza. Era un asesino, y esperaba la orden. No le hacia falta mirar para saber que Risitas tambien estaba apunto para atacar. Miro a Darren fijamente, sus ojos verdes de muerte se clavaron en el.
-Ahora...nos diras que sabes del niño...-apretó los dedos en su rostro. Darren gimio levemente. Lo empezaba a quemar.-...tu y los tuyos...quitaros todo, en calzones os quiero...- escucho las maldiciones de los seguidores y apretó mas los dedos. Darren se quejaba, retorciendose.-...contestareis a cada pregunta que ellas os hagan...las obedecereis...entendido?...-Darren lo miro con furia, intentando no gemir, pues la mano de Wallace le estaba empezando a quedar marca, ardiente como el fuego.- Colabora...o llegare hasta su maldito craneo y te lo arrancare de cuajo...
Rojo, no hagas preguntas, hazlo. Matalo. Arranca su corazon y enseñaselo a los demas. Como en los viejos tiempos.
Hazlo.
Rojo.
offrol: ea, el grandullon se ha despeinao. cualquier cosa cambio. wallace esta en estado de frensí xD estupido Darren.
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Empezamos a caminar en saber qué dirección. Lo cierto es que poca confianza llegaba a imponer el seguir a unos cazadores que, a simple vista, les faltaba mucho más que un tornillo, pero si queríamos información no podíamos simplemente sacársela a golpes, por mucho que me gustase aquello. Pero claro, todo eso cambió cunado ellos mismos dieron un paso en falso, un paso en la dirección equivocada; se atrevieron a tocar a Melwyn. A mi protegida.
El eco del roce entre la mano de aquel ser asqueroso y el rostro de la maga aún no había acabado cuando yo, instintivamente, me había estirado en su dirección. Mis ojos brillaron de un amarillo radiante y sin percatarme de mis propios actos mis garras se dirigieron hacia la garganta del líder de los cazadores. Esa mano debía ser cortada, pero nada ni nadie me distraería de la imagen que recorría mis pensamientos; la de aquel desgraciado con las cuencas vacías y la garganta rajada por la mitad, y tenía pensado hacerlo realidad, pero... En el preciso instante en el que mis dedos casi rozaban su espalda una punzada en el pecho hizo que me doblegase por la mitad. Noté el sabor de la sangre dentro de mi boca y un dolor desgarrante recorrió mi mi cuerpo entero. El mago me había adelantado y yo... Estaba a punto de caer en el suelo...
Risitas se apresuró en acercarse en mi ayuda pero no pensaba permitirlo. Uno de los hombres había decidido hacerse el héroe y se acercó a nuestro grupo amenazante, ahora rodeado por los cazadores. Me levanté de improvisto y lo agarre por el cuello con más fuerza de la necesaria. Se oyó un crujido y en cuanto lo lancé a metros de distancia no volvió a levantarse. Mientras tanto, el juguete se había encargado de asustar al resto de los presentes. "Si no estuviese en una situación tan lamentable sería yo la que lo estuviese sujetando, y no él..."
Nadie empezó a desnudarse, gracias a dios, pero nadie movió un solo dedo tampoco. Al parecer, por mucho que odiasen a su capitán, no querían su muerte. Al menos no aún. - Estás cometiendo un grave error... Mocoso... - respondió entre quejido y quejido, tratando de guardarse cuantos más gritos para si mismo, pero les señaló a sus subordinados que no intentasen nada por el momento. Después de todo, hasta el hombre más valeroso sucumbiría a cierta clase de torturas.
- Eona... ¿Puede seguir adelante? - preguntó mi subordinado, a lo cual respondí con una simple mirada de desprecio. - ¿Acaso dudas de ello? - No estaba de humor.
Me acerqué al acto principal de la noche y después de dedicarle una recelosa mirada al juguete me dirigí a su propietaria. - Si no te ves con el estómago de hacerlo no mires por un rato. - En todo momento mi mirada caía como una cascada sobre Darren, pero estaba claro que las palabras iban dirigidas a mi amiga.
Ahora que estaba bien sujeto agarré con rapidez y precisión la mano derecha del cazador. Con agilidad saqué una de mis dagas y de un solo movimiento corté lo suficiente como para que, en la segunda tajada, la mano cayese rodando en el suelo.
Ignoré los gritos de dolor y furia y dejé salir un suspiro. Normalmente disfrutaría de una situación como aquella, pero estaba agotada. - El niño... - le sugerí que hablara. Mientras tanto Risitas se aseguraba de que nadie se acercase más de la cuenta, después de todo, el combate cuerpo a cuerpo era su especialidad.
El eco del roce entre la mano de aquel ser asqueroso y el rostro de la maga aún no había acabado cuando yo, instintivamente, me había estirado en su dirección. Mis ojos brillaron de un amarillo radiante y sin percatarme de mis propios actos mis garras se dirigieron hacia la garganta del líder de los cazadores. Esa mano debía ser cortada, pero nada ni nadie me distraería de la imagen que recorría mis pensamientos; la de aquel desgraciado con las cuencas vacías y la garganta rajada por la mitad, y tenía pensado hacerlo realidad, pero... En el preciso instante en el que mis dedos casi rozaban su espalda una punzada en el pecho hizo que me doblegase por la mitad. Noté el sabor de la sangre dentro de mi boca y un dolor desgarrante recorrió mi mi cuerpo entero. El mago me había adelantado y yo... Estaba a punto de caer en el suelo...
Risitas se apresuró en acercarse en mi ayuda pero no pensaba permitirlo. Uno de los hombres había decidido hacerse el héroe y se acercó a nuestro grupo amenazante, ahora rodeado por los cazadores. Me levanté de improvisto y lo agarre por el cuello con más fuerza de la necesaria. Se oyó un crujido y en cuanto lo lancé a metros de distancia no volvió a levantarse. Mientras tanto, el juguete se había encargado de asustar al resto de los presentes. "Si no estuviese en una situación tan lamentable sería yo la que lo estuviese sujetando, y no él..."
Nadie empezó a desnudarse, gracias a dios, pero nadie movió un solo dedo tampoco. Al parecer, por mucho que odiasen a su capitán, no querían su muerte. Al menos no aún. - Estás cometiendo un grave error... Mocoso... - respondió entre quejido y quejido, tratando de guardarse cuantos más gritos para si mismo, pero les señaló a sus subordinados que no intentasen nada por el momento. Después de todo, hasta el hombre más valeroso sucumbiría a cierta clase de torturas.
- Eona... ¿Puede seguir adelante? - preguntó mi subordinado, a lo cual respondí con una simple mirada de desprecio. - ¿Acaso dudas de ello? - No estaba de humor.
Me acerqué al acto principal de la noche y después de dedicarle una recelosa mirada al juguete me dirigí a su propietaria. - Si no te ves con el estómago de hacerlo no mires por un rato. - En todo momento mi mirada caía como una cascada sobre Darren, pero estaba claro que las palabras iban dirigidas a mi amiga.
Ahora que estaba bien sujeto agarré con rapidez y precisión la mano derecha del cazador. Con agilidad saqué una de mis dagas y de un solo movimiento corté lo suficiente como para que, en la segunda tajada, la mano cayese rodando en el suelo.
Ignoré los gritos de dolor y furia y dejé salir un suspiro. Normalmente disfrutaría de una situación como aquella, pero estaba agotada. - El niño... - le sugerí que hablara. Mientras tanto Risitas se aseguraba de que nadie se acercase más de la cuenta, después de todo, el combate cuerpo a cuerpo era su especialidad.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Off: Me he permitido un pequeño metaroleo (Para no andar preguntando siempre si puedo) Si no estais de acuerdo me lo decis y edito.
- ¿Esclavos?
- Sangre…
Off2: lo dejó asi abierto para no ser la única que “dialoga” con él.
Si no reaccionó, si no se movió… fue únicamente por continuar con el numerito de que todos eran cazare compensas humanos. Se mantuvo completamente inmóvil, con las puños cerrados y la cabeza ladeada… ¿El motivo? Evitar que aquel individuo descubriera aquello que pasaba en su mirada cuando su cuerpo se preparaba para reaccionar con cualquiera de sus habilidades. Pero de nada sirvió contener la apariencia por el bien del grupo… Para cuando abrió los ojos, pues su propia tormenta interior habia pasado y en su mirada ya no quedaba resto d aquel brillo que tanto atraía a la loba, el juguete se abalanzó sobre el tal Darren y Eona sin mirarla se dirigía a ella.
- ¿Tan inútil me crees? – Preguntó terminando de acortar la escasa distancia que habia entre ellos. Miró de reojo a Risitas quien parecía preocupado por el estado de la loba, por supuesto ella intentaba aparentar que nada grave le ocurria.
Apartó a Eona, quitándole la daga de la mano, pero al hablar se dirigió al lobo – Vigílala, no está en condiciones…- y después miró al juguete- Ponlo en pie… por favor – Dijo, pasó su mirada por aquellos que, a pesar de haberlos rodeado, se mantenían en su posición. – Si hubierais mantenido la compostura les habriamos sacado la información de otro modo… solo ha sido una maldita bofetada – Dijo a sus “compañeros” sin apartar su mirada de aquel inútil que habia sido reducido por un brujo herido y que al parecer habia terminado meandose en los pantalones.
- Ahora hablarás o te haré gritar mas de lo que ya has gritado… ¡Donde está el crio!- Exclamó – No sé de qué crio me hablais, solo somos cazadores de vampiros – A causa del dolor del brazo dislocado y de la muñeca rajada… los grandes aires del humano habían disminuido, pero aun así, parecía no estar dispuesto a colaborar.
Pasó la daga de la loba por el cuello del hombre- quien, aun en pie, se mantenía inmovilizado por el brujo.- haciéndole alzar el mentón con el filo punzante del arma para después agarrarle el cuello con una de sus manos. Pequeñas y delicadas manos de aspecto frágil que por la fuerza nada conseguirían pero con magia era otro cantar. Tanto el brujo como el caza vampiros se encontraban tan cerca como para ver el cambio en los ojos de Melwyn, la oscura mirada de la bruja habia adquirido un brillo iridiscente al tiempo que todo el calor de su cuerpo empezaba a acumularse en aquella mano que sujetaba la garganta – Habla de una maldita vez…
- H-ha-hay u-un –ca-camm-pamento - Empezó a balbucear el hombre mientras sentía como su garganta comenzaba a sobre calentarse - ¡Por los dioses lo diré... hablaré pero déjame vivir! – Melwyn vaciló pero finalmente abrió su mano para liberar el cuello del hombre. Habia una mancha rojiza allí donde la mano habia estado sujetándole. – Habla o terminaré lo que he empezado – Dijo y poco después dos llamaradas, en señal de advertencia hacia aquellos que miraban, aparecieron en sus manos.
- Se los han llevado hace un rato… un niño y un hombre…van a traficar con ellos…- ¿Tan inútil me crees? – Preguntó terminando de acortar la escasa distancia que habia entre ellos. Miró de reojo a Risitas quien parecía preocupado por el estado de la loba, por supuesto ella intentaba aparentar que nada grave le ocurria.
Apartó a Eona, quitándole la daga de la mano, pero al hablar se dirigió al lobo – Vigílala, no está en condiciones…- y después miró al juguete- Ponlo en pie… por favor – Dijo, pasó su mirada por aquellos que, a pesar de haberlos rodeado, se mantenían en su posición. – Si hubierais mantenido la compostura les habriamos sacado la información de otro modo… solo ha sido una maldita bofetada – Dijo a sus “compañeros” sin apartar su mirada de aquel inútil que habia sido reducido por un brujo herido y que al parecer habia terminado meandose en los pantalones.
- Ahora hablarás o te haré gritar mas de lo que ya has gritado… ¡Donde está el crio!- Exclamó – No sé de qué crio me hablais, solo somos cazadores de vampiros – A causa del dolor del brazo dislocado y de la muñeca rajada… los grandes aires del humano habían disminuido, pero aun así, parecía no estar dispuesto a colaborar.
Pasó la daga de la loba por el cuello del hombre- quien, aun en pie, se mantenía inmovilizado por el brujo.- haciéndole alzar el mentón con el filo punzante del arma para después agarrarle el cuello con una de sus manos. Pequeñas y delicadas manos de aspecto frágil que por la fuerza nada conseguirían pero con magia era otro cantar. Tanto el brujo como el caza vampiros se encontraban tan cerca como para ver el cambio en los ojos de Melwyn, la oscura mirada de la bruja habia adquirido un brillo iridiscente al tiempo que todo el calor de su cuerpo empezaba a acumularse en aquella mano que sujetaba la garganta – Habla de una maldita vez…
- H-ha-hay u-un –ca-camm-pamento - Empezó a balbucear el hombre mientras sentía como su garganta comenzaba a sobre calentarse - ¡Por los dioses lo diré... hablaré pero déjame vivir! – Melwyn vaciló pero finalmente abrió su mano para liberar el cuello del hombre. Habia una mancha rojiza allí donde la mano habia estado sujetándole. – Habla o terminaré lo que he empezado – Dijo y poco después dos llamaradas, en señal de advertencia hacia aquellos que miraban, aparecieron en sus manos.
- ¿Esclavos?
- Sangre…
Off2: lo dejó asi abierto para no ser la única que “dialoga” con él.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Wallace sonrió al ver como Darren gemia y se meaba de dolor al ser su mano cortada. Lo suejto bien, mirandolo fijamente. Tenia unas ganas tremendas de matarlo, de separar su cabeza de los hombros y tirarsela a esa mujer a los pies para que chillara de horror. Por los dioses malditos que lo haria.
Cuando el hombre no colaboró, la mujer menuda, ya recompuesta, se acercó y lo amenazo con sus tecnicas brujeriles. Al brujo le fascinoel cambio de la mujer, atrayendolo mas hacia esa extraña bruja. Darren hablo entre quejidos y gemidos. La loba y ella buscaban a un niño, el hijo de las dos? el hermano? que mas daba...era una misión y a Wallace le encantaba tener un objetivo, mas si era en un campamento lleno de gente a la que matar.
Cuando escucho lo de traficantes de sangre fruncio el ceño. Amaranth le hablo una vez de dichos individuos, con una pequeña alianza con los clanes chupasangre. El recuerdo de ella lo hizo enfurecer, apretando la mano en el rostro del hombre, que gritó de dolor. A pesar de que las dos mujeres ya no necesitaban a Darren, el si.
-Yo no he acabado contigo...-le susurró, apoyandolo en un arbol bruscamente.-...tu rostro...me es familiar...mucho...-gruño y lo cogio del pelo.-...se que tienes respuestas....-le susurro al oido. Ignoro a los demas, necesitaba saber algo.-...hace 10 años...en Dundarak...un clan fue masacrado...un clan de cazadores de recompensas...niños...jovenes...todos...-le susurro con la voz cargada de odio. el hombre gemia de miedo y dolor. Se estaba desangrando.-...tu...tu estabas alli...lo recuerdo...seguramanete tu no podrias recordar...pero se que sabes quien fue...-le empotró si cabeza contra el arbol haciendolo ahuyar de dolor.-...nombre....ahora...-eso ultimo sono como un rugido. Estaba perdiendo la paciencia. Darren balbuceaba cosas incoherentes, lagrimeando y jadeando. Un hombre tan grande y tan cobarde.
-Y-y-y-yo..e-e-e-el...Alu....Alucard....-tragó saliba escupiendo sangre.-...Alucard....un señor vampiro....-jadeo pidiendo clemencia con sus ojos. Wallace rugio y le volvio a estampar la cabeza. Darren grito piedad pero Wallace no paro. Le estampo la cabeza hasta que le abrio el craneo. Crack. Los sesos del hombre chocaron contra el arbol. Wallace respiraba entrecortadamente. Escucho los gritos y las maldiciones de los esbirros de Darren. HIzo un gran suspiro y con la espada del muerto le corto la cabeza. Alli mismo. El cuerpo cayo. el grito de la mujer fue sonoro e irritante. Se acerco a ella, ignorando la mirada de Risitas y le puso la cabeza en el pecho. La mujer, aterrada, la cogió, en shock.
-Ya sabes que hacer...si no quereis acabar igual...-susurro. Se puso atras de la loba y la mujer menuda y se limpio las manos de sangre, pensando en lo que Darren le habia dicho. Tenia un nombre. Un objetivo mas.
La sed de muerte seguia en su interior. La herida empezaba a molestarle. Gruño y espero ordenes.
offrol: si alguna cosa no mola edito, pero tenia ganas de matarlo xD
Cuando el hombre no colaboró, la mujer menuda, ya recompuesta, se acercó y lo amenazo con sus tecnicas brujeriles. Al brujo le fascinoel cambio de la mujer, atrayendolo mas hacia esa extraña bruja. Darren hablo entre quejidos y gemidos. La loba y ella buscaban a un niño, el hijo de las dos? el hermano? que mas daba...era una misión y a Wallace le encantaba tener un objetivo, mas si era en un campamento lleno de gente a la que matar.
Cuando escucho lo de traficantes de sangre fruncio el ceño. Amaranth le hablo una vez de dichos individuos, con una pequeña alianza con los clanes chupasangre. El recuerdo de ella lo hizo enfurecer, apretando la mano en el rostro del hombre, que gritó de dolor. A pesar de que las dos mujeres ya no necesitaban a Darren, el si.
-Yo no he acabado contigo...-le susurró, apoyandolo en un arbol bruscamente.-...tu rostro...me es familiar...mucho...-gruño y lo cogio del pelo.-...se que tienes respuestas....-le susurro al oido. Ignoro a los demas, necesitaba saber algo.-...hace 10 años...en Dundarak...un clan fue masacrado...un clan de cazadores de recompensas...niños...jovenes...todos...-le susurro con la voz cargada de odio. el hombre gemia de miedo y dolor. Se estaba desangrando.-...tu...tu estabas alli...lo recuerdo...seguramanete tu no podrias recordar...pero se que sabes quien fue...-le empotró si cabeza contra el arbol haciendolo ahuyar de dolor.-...nombre....ahora...-eso ultimo sono como un rugido. Estaba perdiendo la paciencia. Darren balbuceaba cosas incoherentes, lagrimeando y jadeando. Un hombre tan grande y tan cobarde.
-Y-y-y-yo..e-e-e-el...Alu....Alucard....-tragó saliba escupiendo sangre.-...Alucard....un señor vampiro....-jadeo pidiendo clemencia con sus ojos. Wallace rugio y le volvio a estampar la cabeza. Darren grito piedad pero Wallace no paro. Le estampo la cabeza hasta que le abrio el craneo. Crack. Los sesos del hombre chocaron contra el arbol. Wallace respiraba entrecortadamente. Escucho los gritos y las maldiciones de los esbirros de Darren. HIzo un gran suspiro y con la espada del muerto le corto la cabeza. Alli mismo. El cuerpo cayo. el grito de la mujer fue sonoro e irritante. Se acerco a ella, ignorando la mirada de Risitas y le puso la cabeza en el pecho. La mujer, aterrada, la cogió, en shock.
-Ya sabes que hacer...si no quereis acabar igual...-susurro. Se puso atras de la loba y la mujer menuda y se limpio las manos de sangre, pensando en lo que Darren le habia dicho. Tenia un nombre. Un objetivo mas.
La sed de muerte seguia en su interior. La herida empezaba a molestarle. Gruño y espero ordenes.
offrol: si alguna cosa no mola edito, pero tenia ganas de matarlo xD
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
No solo el brujo, sino que hasta Melwyn me había apartado de escena. Me quitó la daga de las manos y me apartó a un lado, haciéndome tropezar con mis propios pies. Pero no pensaba caerme... ¡Mladita sea! Risitas pegó su espalda a la mía, así podría vigilar tanto mi punto ciego como al resto de cazadores y, además, brindarme algo de mi equilibrio perdido. ¡Y todo por aquella estúpida herida en el pecho!
Coloqué una rodilla en el suelo y escupí algo de sangre, mientras me disponía a interpretar el papel de un simple espectador. ¿Quién iba a decirlo? Una asesina esperando a que otros hagan su trabajo... No era excusa suficiente la que tenía. Si Thorbald llegaba a enterarse de aquello me preguntaba cual sería la expresión de su rostro... No pude evitar que un lejano recuerdo me invadiera...
Thorbald me miró sin destapar emoción alguna, desde arriba, como el licántropo poderoso que era, pero... Entonces mostró sus dientes en una leve sonrisa. Fue solo entonces cuando me percaté de que yo misma también sonreía. Después de todo, me estaba divirtiendo... El dolor punzante recorriendo mi cuerpo, los olores de la sangre mezclándose en el aire... Thorbald me observó con algo parecido al orgullo y después llevó su mirada hacia mi contrincante, estirado en el suelo con el rostro deformado. Ni yo misma soy capaz de recordar qué pinta tenía antes de ser atacado, pero yo había sido la causante. Nunca antes me había sentido tan viva... Nunca antes había notado el verdadero significado de mi existencia. La razón de que respirase...
Me levanté observando el panorama. Darren había perdido la cabeza, literalmente, mientras que nosotros al fin conseguimos la información que necesitábamos, pero no por completo... Me giré hacia el primer cazador que se cruzó en mi mirada, con los ojos brillando en un potente color ámbar de la emoción. Sin darme cuenta, estaba sonriendo... Como aquella vez... - El campamento... ¿Dónde está? -
El hombre empezó a retroceder poco a poco, mientras que miraba de un lado a otro, sin saber dónde poner su atención. Después de todo eramos tres personajes de lo más pintorescos, cada uno de su propia manera, pero cada uno atemorizantes. - E... ¡Estáis todos locos...! - gritó sin dejar de retroceder, y aunque los cazadores nos ganasen en número, pues habían más de ellos escondidos entre los árboles, una gran mayoría empezó a entender que, o corrían, o aquel trozo de bosque se convertiría en sus tumbas. Pero no iba a dejarlo así... Ya era demasiado tarde para ellos, que habían elegido el meterse en la boca del lobo. Ellos ya habían llegado...
Se oyó un aullido, mucho más cerca de lo que los cazadores habrían deseado, y justo después un grito desgarrante; uno de los suyos ya había caído.
Sin inmutarme empecé a dirigirme en dirección del desgraciado que había tenido la mala suerte de llamar mi atención, aún con la sonrisa pintada en mi rostro. Eran cuatro los lobos que habían llegado como refuerzo, y poco a poco los gritos humanos iban aumentando, mientras que el latir de corazones vivos iba disminuyendo. Aquellos simples lacayos peludos no atacarían a los magos, pues por muy inútiles y estúpidos que eran reconocerían de qué bando estaba cada uno. No eran más que peones, ¿pero qué más necesitaba en aquel momento? Ya fuese por la simple fuerza de las bestias o por la ayuda del fuego mágico de mis compañeros finalmente el hombre frente a mí era el único que quedaba en pie. Al menos a uno debíamos de quedárnoslo.
Señaló una dirección, aterrado, y Risitas le dio un golpe por atrás, dirigido directamente a la cabeza. Me quitó la diversión que tanto deseaba, pero había leído mis intenciones. El cazador de vampiros se desmayó y mi subordinado lo cargó como si de un saco de arena se tratase, pasando su cuerpo dormido por encima de su hombro sin esfuerzo alguno.
De los que llegaron solo dos eran los lobos que seguían vivos, sin contar con un mago herido sin cerebro, una bruja con mala leche, mi fuerte subordinado y, cómo no, yo misma, medio muerta, pero más viva que nunca. El batallón estaba listo, y ahora hasta teníamos una dirección que tomar.
Coloqué una rodilla en el suelo y escupí algo de sangre, mientras me disponía a interpretar el papel de un simple espectador. ¿Quién iba a decirlo? Una asesina esperando a que otros hagan su trabajo... No era excusa suficiente la que tenía. Si Thorbald llegaba a enterarse de aquello me preguntaba cual sería la expresión de su rostro... No pude evitar que un lejano recuerdo me invadiera...
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- Pequeña... Ten cuidado con dónde salpicas. - me nombró el poderoso líder del clan con voz monótona, como si nada le importara, a la vez que todo... Yo estaba de rodillas en el suelo, sujetando mi brazo desgarrado. Al parecer había salpicado algo de sangre en su camino. Sí, aquel día nuestro líder y señor había venido a observar el entrenamiento de los jóvenes cachorros. ¿Qué edad tenía? No lo recordaba... Pero no habían sido mochas las lunas llenas que había presenciado en aquel entonces aún. Era la más joven de entre el grupo. Thorbald me miró sin destapar emoción alguna, desde arriba, como el licántropo poderoso que era, pero... Entonces mostró sus dientes en una leve sonrisa. Fue solo entonces cuando me percaté de que yo misma también sonreía. Después de todo, me estaba divirtiendo... El dolor punzante recorriendo mi cuerpo, los olores de la sangre mezclándose en el aire... Thorbald me observó con algo parecido al orgullo y después llevó su mirada hacia mi contrincante, estirado en el suelo con el rostro deformado. Ni yo misma soy capaz de recordar qué pinta tenía antes de ser atacado, pero yo había sido la causante. Nunca antes me había sentido tan viva... Nunca antes había notado el verdadero significado de mi existencia. La razón de que respirase...
La había encontrado...
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Me levanté observando el panorama. Darren había perdido la cabeza, literalmente, mientras que nosotros al fin conseguimos la información que necesitábamos, pero no por completo... Me giré hacia el primer cazador que se cruzó en mi mirada, con los ojos brillando en un potente color ámbar de la emoción. Sin darme cuenta, estaba sonriendo... Como aquella vez... - El campamento... ¿Dónde está? -
El hombre empezó a retroceder poco a poco, mientras que miraba de un lado a otro, sin saber dónde poner su atención. Después de todo eramos tres personajes de lo más pintorescos, cada uno de su propia manera, pero cada uno atemorizantes. - E... ¡Estáis todos locos...! - gritó sin dejar de retroceder, y aunque los cazadores nos ganasen en número, pues habían más de ellos escondidos entre los árboles, una gran mayoría empezó a entender que, o corrían, o aquel trozo de bosque se convertiría en sus tumbas. Pero no iba a dejarlo así... Ya era demasiado tarde para ellos, que habían elegido el meterse en la boca del lobo. Ellos ya habían llegado...
Se oyó un aullido, mucho más cerca de lo que los cazadores habrían deseado, y justo después un grito desgarrante; uno de los suyos ya había caído.
Sin inmutarme empecé a dirigirme en dirección del desgraciado que había tenido la mala suerte de llamar mi atención, aún con la sonrisa pintada en mi rostro. Eran cuatro los lobos que habían llegado como refuerzo, y poco a poco los gritos humanos iban aumentando, mientras que el latir de corazones vivos iba disminuyendo. Aquellos simples lacayos peludos no atacarían a los magos, pues por muy inútiles y estúpidos que eran reconocerían de qué bando estaba cada uno. No eran más que peones, ¿pero qué más necesitaba en aquel momento? Ya fuese por la simple fuerza de las bestias o por la ayuda del fuego mágico de mis compañeros finalmente el hombre frente a mí era el único que quedaba en pie. Al menos a uno debíamos de quedárnoslo.
Señaló una dirección, aterrado, y Risitas le dio un golpe por atrás, dirigido directamente a la cabeza. Me quitó la diversión que tanto deseaba, pero había leído mis intenciones. El cazador de vampiros se desmayó y mi subordinado lo cargó como si de un saco de arena se tratase, pasando su cuerpo dormido por encima de su hombro sin esfuerzo alguno.
De los que llegaron solo dos eran los lobos que seguían vivos, sin contar con un mago herido sin cerebro, una bruja con mala leche, mi fuerte subordinado y, cómo no, yo misma, medio muerta, pero más viva que nunca. El batallón estaba listo, y ahora hasta teníamos una dirección que tomar.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
¿Traficantes de sangre? Por los dioses, una discusión absurda e infantil habia terminado desencadenando todos aquellos sucesos, los cuales le resultaban difíciles de digerir…
Para cuando quiso darse cuenta la cabeza del tal Darren ya no se encontraba donde,hasta hacia unos pocos segundos atrás, se habia encontrado – Necesitábamos saber la localización – murmuró irritada con la mirada puesta en el brujo. ¿Por qué lo habia matado? Solo habia hablado de un campamento, no habia delatado la ubicación de este. Y eso, eso era realmente importante para rescatar a Keff de aquellos mal nacidos. Maldito mocoso… de haberse estado quieto y callado seguiría con ella.
- El campamento... ¿Dónde está? – Oyó decir a Eona y, automáticamente, se giró en aquella dirección. El hombre, temeroso, empezó a retroceder para luego alzar la voz llamándoles locos… ante aquello no le quedó otra que sonreir levemente. ¿Loca? Si, puede que en los últimos tiempos hubiera perdido algo de cordura.
Un aullido y un grito desgarrador provocaron que el momento cambiara. La “ayuda” habia llegado para convertir aquella zona boscosa en un mar sangrante. Un suspiro de resignación “En cualquier caso, la batalla… o lo que sea esto está en marcha” pensó mientras tensaba el arco una segunda vez. Sin duda, su puntería en la oscuridad era pésima… la mitad de las flechas no dieron en el objetivo y la otra mitad terminaron dando en punto no vitales por lo que con ello solamente los heria, los licántropos terminarían la faena pues en poco tiempo el carcaj quedó completamente vacio.
Ante la evidente perdida de su bando, la mujer que anteriormente habia salido al claro corrió hacia ella, espada en mano. Sus ojos volvieron a brillar y, momentos después, la caza vamapiros se vio obligada a frenar en seco ya que – Gracias a la telequinesis – su arma empujaba en dirección contraria. Y allí la sostuvo mientras que, daga en mano, se acercaba a su adversaria quien, en lugar de soltar la espada, forcejeaba con nerviosismo intentando moverla inutilmente. Para cuando quiso soltar su espada fue demasiado tarde pues, la daga terminó atravesándole el vientre – Os habéis metido con el grupo equivocado – Dijo sin apartar la mirada de aquella que empezaba a deslizarse hacia el suelo.
Alzó su mirada y para entonces Risitas cargaba a un tipo sobre su hombro…
Para cuando quiso darse cuenta la cabeza del tal Darren ya no se encontraba donde,hasta hacia unos pocos segundos atrás, se habia encontrado – Necesitábamos saber la localización – murmuró irritada con la mirada puesta en el brujo. ¿Por qué lo habia matado? Solo habia hablado de un campamento, no habia delatado la ubicación de este. Y eso, eso era realmente importante para rescatar a Keff de aquellos mal nacidos. Maldito mocoso… de haberse estado quieto y callado seguiría con ella.
- El campamento... ¿Dónde está? – Oyó decir a Eona y, automáticamente, se giró en aquella dirección. El hombre, temeroso, empezó a retroceder para luego alzar la voz llamándoles locos… ante aquello no le quedó otra que sonreir levemente. ¿Loca? Si, puede que en los últimos tiempos hubiera perdido algo de cordura.
Un aullido y un grito desgarrador provocaron que el momento cambiara. La “ayuda” habia llegado para convertir aquella zona boscosa en un mar sangrante. Un suspiro de resignación “En cualquier caso, la batalla… o lo que sea esto está en marcha” pensó mientras tensaba el arco una segunda vez. Sin duda, su puntería en la oscuridad era pésima… la mitad de las flechas no dieron en el objetivo y la otra mitad terminaron dando en punto no vitales por lo que con ello solamente los heria, los licántropos terminarían la faena pues en poco tiempo el carcaj quedó completamente vacio.
Ante la evidente perdida de su bando, la mujer que anteriormente habia salido al claro corrió hacia ella, espada en mano. Sus ojos volvieron a brillar y, momentos después, la caza vamapiros se vio obligada a frenar en seco ya que – Gracias a la telequinesis – su arma empujaba en dirección contraria. Y allí la sostuvo mientras que, daga en mano, se acercaba a su adversaria quien, en lugar de soltar la espada, forcejeaba con nerviosismo intentando moverla inutilmente. Para cuando quiso soltar su espada fue demasiado tarde pues, la daga terminó atravesándole el vientre – Os habéis metido con el grupo equivocado – Dijo sin apartar la mirada de aquella que empezaba a deslizarse hacia el suelo.
Alzó su mirada y para entonces Risitas cargaba a un tipo sobre su hombro…
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Luchar en grupo no era lo suyo. Wallace lo sabia bien. Cuando los refuerzos lobunos llegaron, el no supo que hacer.
Cada vez que un cazador salia y el corria para atacarle, un estupido chucho lo alcanzaba antes. Se quedaba mirando, como caian, entre sangre y colmillos. Se sintio inutil, debil y cansado. y solo, muy solo. Relajo los brazos, derrotado y espero a que todo acabara.
Siguio los pasos de la mujer y la loba. Tenian una dirección y un objetivo, pero lo que el se preguntaba es si estaria a la altura. Corrien detras de los lobos, sin descanso, el campamento no estaba lejos. Su mente estaba estraña, la sed de sangre ya no residia en el. No tenia ganas de luchar. Gracias a los cielos encontraron un refugio de cazadores, bastante bien escondido. Wallace dejo que los demas lo examinaran y entró.Cuando la loba se dispuso a trazar un plan de ataque el salió fuera. Necesitaba aclarar sus ideas. Todo habia sucedido tan derepente que no sabia que hacer. Era un brujo, si, pero y que. Se sentia igual de perdido siendolo. Si Bjorn estubiera aqui...
Si estubiera aqui lucharia y no dejaria que estos chuchos me tomaran por tonto...Susurró una voz interior.
Agitó la cabeza y observo desde el refugio el bello paisage. Suspiró, y se sneto en un tocón viejo y lleno de moho. sacó su pipa y fumo lentamente. Le ponia nervioso no saber que hacer. El siempre tenia un plan, algo que hacer alguien a quien matar. Pero estaba muy confuso. Todo lo sucedido lo estaba llevando a un cacao mental increible.
La bruja, la loba, los siervos y ahora el niño buscado. Se habia juntado con gente que lo estaban llevando a la locura. Solo deseo que todo aquello valiera la pena.
Cada vez que un cazador salia y el corria para atacarle, un estupido chucho lo alcanzaba antes. Se quedaba mirando, como caian, entre sangre y colmillos. Se sintio inutil, debil y cansado. y solo, muy solo. Relajo los brazos, derrotado y espero a que todo acabara.
Siguio los pasos de la mujer y la loba. Tenian una dirección y un objetivo, pero lo que el se preguntaba es si estaria a la altura. Corrien detras de los lobos, sin descanso, el campamento no estaba lejos. Su mente estaba estraña, la sed de sangre ya no residia en el. No tenia ganas de luchar. Gracias a los cielos encontraron un refugio de cazadores, bastante bien escondido. Wallace dejo que los demas lo examinaran y entró.Cuando la loba se dispuso a trazar un plan de ataque el salió fuera. Necesitaba aclarar sus ideas. Todo habia sucedido tan derepente que no sabia que hacer. Era un brujo, si, pero y que. Se sentia igual de perdido siendolo. Si Bjorn estubiera aqui...
Si estubiera aqui lucharia y no dejaria que estos chuchos me tomaran por tonto...Susurró una voz interior.
Agitó la cabeza y observo desde el refugio el bello paisage. Suspiró, y se sneto en un tocón viejo y lleno de moho. sacó su pipa y fumo lentamente. Le ponia nervioso no saber que hacer. El siempre tenia un plan, algo que hacer alguien a quien matar. Pero estaba muy confuso. Todo lo sucedido lo estaba llevando a un cacao mental increible.
La bruja, la loba, los siervos y ahora el niño buscado. Se habia juntado con gente que lo estaban llevando a la locura. Solo deseo que todo aquello valiera la pena.
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Mandé a los dos lobos que quedaban a examinar las cercanías, mientras que Risitas se liberó de su saco de arena momentáneamente para ocuparse de los cuerpos de los otros dos chuchos muertos. Aunque no fuesen más que peones eran lobos después de todo y aunque a Thorbald no le importase que dos de sus muchos soldados muriesen cosas como aquellas nunca quedaban bien frente a la comunidad. Siempre debía de verse como el protector, no como el asesino. "Qué estúpido, de todas formas la sangre atraerá a los vampiros. No hay forma de evitarlo." pensé, pero aquella era la forma en la que la Manada debía de actuar ante sus inocentes integrantes, los que debían de permanecer con una venda en los ojos, ciegos a la verdad detrás de todo movimiento que Thorbald hacía. Todos estaban en su tablero de juegos.
Después del pequeño respiro iniciamos la marcha. Los lobos correteaban de aquí para allá, mientras que los que iban a dos pies trataban de seguirles el ritmo. No quería admitirlo, pero hasta a mí me costaba, más incluso que a mi subordinado, que debía de cargar con un cuerpo medio muerto. Bueno, después de todo, yo también lo estaba; casi medio muerta... Y al parecer no era la única, pero ello no era algo que mereciese mi interés.
Los jóvenes lobos nos llevaron a un caserón abandonado, poco más que cuatro paredes de madera podrida y un techo en ruinas, pero lo suficiente para descansar antes de la batalla final. Después de todo aquellos dos no fueron tan inútiles como pensaba. Encontraron el refugio y hasta encontraron el rastro que deberíamos de tomar para llegar al lugar donde supuéstamente tienen presos a Bigotitos y Keff... Ese maldito crío. No hace más que dar problemas y hacer que la gente se preocupe por él... Hasta yo...
Ambas bestias salieron a patrullar mientras que Melwyn, Risitas, su saco de arena y yo entramos en el edificio medio derrumbado, si es que podía llamársele así a aquella improvisación de casa de madera. Al parecer el juguete de la bruja no quiso acompañarnos, pero él sabría lo que hacía. Risitas se deshizo de su carga en una de las esquinas y se me acercó a la espera de órdenes.
- Sabes lo que tienes que hacer. No queremos que esos malditos chupasangres nos huelan antes de estar lo suficientemente cerca para atacar. Ve. -
Miré a mi compañera de reojo, recostándome en una de las sucias paredes. Como de costumbre dejé salir una sonrisa. - Hay una planta que podrá cubrir nuestro olor lo suficientemente bien. Esperemos que la encuentre. - Aparté la mirada y empecé a desabrochar mi camisa desde arriba, inspeccionando el trozo de carne manchado de sangre, justo en medio, entre mi pecho y el inicio de mi cuello. - Parece ser que esta será la primera batalla en la que participemos juntas. ¿Estarás bien? -
De algún modo aquella parecía ser una situación algo incómoda. Estaba preocupada por si la bruja podría seguir el ritmo, pero tampoco era como si la menospreciara, pues había visto de lo que era capaz en varias ocasiones. No estaba acostumbrada a esta clase de emociones. Los estúpidos de Melwyn y Keff me habían cambiado a peor...
Terminé de desabrocharme por completo y me quité la venda para observar la herida con mayor detalle. Separé la piel con cuidado para examinar el interior de la carne fresca y comprobar que todo estaba en orden. No era muy profunda, pero sí fea. De seguro quedaría un cicatriz horrible, después de todo tenía la carne prácticamente desgarrada. Por suerte los pulmones se habían salvado de milagro, pero a cambio, las costillas me dolían, aunque no parecían estar rotas.
- ¿Te importaría echarme una mano? Necesitaría pedirte un favor. - Volví a llevar mi mirada a la de Melwyn con una sonrisa burlona, esta ves algo más forzada que de costumbre. No me gustaba pedir favores a nadie, y mucho menos admitir que lo necesitaba. - ¿Puedes hacer lo del fuego otra vez? Si esto sigue sangrando no podré moverme con tranquilidad. No importa se me dejas una marca más fea aún, soy lo bastante guapa como para contrarrestarlo, ¿no crees? -
El fuego marcado en mi pecho no sería tan solo una cura, o incluso un recordatorio de la maga, sino una forma de despejar mi mente. Había aprendido a usar el dolor como un modo de liberación, y debía de liberar mis instintos para recuperar lo que me había sido arrebatado. Para recuperar a Keff.
Después del pequeño respiro iniciamos la marcha. Los lobos correteaban de aquí para allá, mientras que los que iban a dos pies trataban de seguirles el ritmo. No quería admitirlo, pero hasta a mí me costaba, más incluso que a mi subordinado, que debía de cargar con un cuerpo medio muerto. Bueno, después de todo, yo también lo estaba; casi medio muerta... Y al parecer no era la única, pero ello no era algo que mereciese mi interés.
Los jóvenes lobos nos llevaron a un caserón abandonado, poco más que cuatro paredes de madera podrida y un techo en ruinas, pero lo suficiente para descansar antes de la batalla final. Después de todo aquellos dos no fueron tan inútiles como pensaba. Encontraron el refugio y hasta encontraron el rastro que deberíamos de tomar para llegar al lugar donde supuéstamente tienen presos a Bigotitos y Keff... Ese maldito crío. No hace más que dar problemas y hacer que la gente se preocupe por él... Hasta yo...
Ambas bestias salieron a patrullar mientras que Melwyn, Risitas, su saco de arena y yo entramos en el edificio medio derrumbado, si es que podía llamársele así a aquella improvisación de casa de madera. Al parecer el juguete de la bruja no quiso acompañarnos, pero él sabría lo que hacía. Risitas se deshizo de su carga en una de las esquinas y se me acercó a la espera de órdenes.
- Sabes lo que tienes que hacer. No queremos que esos malditos chupasangres nos huelan antes de estar lo suficientemente cerca para atacar. Ve. -
Miré a mi compañera de reojo, recostándome en una de las sucias paredes. Como de costumbre dejé salir una sonrisa. - Hay una planta que podrá cubrir nuestro olor lo suficientemente bien. Esperemos que la encuentre. - Aparté la mirada y empecé a desabrochar mi camisa desde arriba, inspeccionando el trozo de carne manchado de sangre, justo en medio, entre mi pecho y el inicio de mi cuello. - Parece ser que esta será la primera batalla en la que participemos juntas. ¿Estarás bien? -
De algún modo aquella parecía ser una situación algo incómoda. Estaba preocupada por si la bruja podría seguir el ritmo, pero tampoco era como si la menospreciara, pues había visto de lo que era capaz en varias ocasiones. No estaba acostumbrada a esta clase de emociones. Los estúpidos de Melwyn y Keff me habían cambiado a peor...
Terminé de desabrocharme por completo y me quité la venda para observar la herida con mayor detalle. Separé la piel con cuidado para examinar el interior de la carne fresca y comprobar que todo estaba en orden. No era muy profunda, pero sí fea. De seguro quedaría un cicatriz horrible, después de todo tenía la carne prácticamente desgarrada. Por suerte los pulmones se habían salvado de milagro, pero a cambio, las costillas me dolían, aunque no parecían estar rotas.
- ¿Te importaría echarme una mano? Necesitaría pedirte un favor. - Volví a llevar mi mirada a la de Melwyn con una sonrisa burlona, esta ves algo más forzada que de costumbre. No me gustaba pedir favores a nadie, y mucho menos admitir que lo necesitaba. - ¿Puedes hacer lo del fuego otra vez? Si esto sigue sangrando no podré moverme con tranquilidad. No importa se me dejas una marca más fea aún, soy lo bastante guapa como para contrarrestarlo, ¿no crees? -
El fuego marcado en mi pecho no sería tan solo una cura, o incluso un recordatorio de la maga, sino una forma de despejar mi mente. Había aprendido a usar el dolor como un modo de liberación, y debía de liberar mis instintos para recuperar lo que me había sido arrebatado. Para recuperar a Keff.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Tras aquello no habló, esperó a que los lobos hicieran lo que se suponía que tenían que hacer y, después, corrió tras ellos allá hacia donde ellos decidieran ir. Por supuesto, su mente giraba y giraba en un maldito espiral de pensamientos aleatorios sobre como debería estar pasándolo en aquel instante aquel estúpido mocoso y si seguiría con vida o no. Eona no debería habérselo llevado de Lunargenta tras aquel caótico dia ejerciendo de profesoras… ni eran profesoras ni estaban capacitadas para cuidar de nadie.
Terminaron en una cabaña abandonada, si es que ha “aquello” se le podía llamar cabaña… Alzó el rostro y observó el techo, o mas bien lo que quedaba de él, casi parecía que el techo se les fuera a caer encima de un momento a otro. El brujo salió de la cabaña antes de que la loba empezase a hablar, frunció el ceño y le observó mientras salía… ella también hubiera salido de no ser por aquella extraña impresión de que la loba podía caer de un momento a otro.
- Parece ser que esta será la primera batalla en la que participemos juntas. ¿Estarás bien? – Le miró con el rostro completamente inexpresivo. Incomoda no era la palabra adecuada para aquella situación. Era extraño dar durante meses a alguien por muerto y tenerle ahí de pie “vivita y coleando” aunque mas bien era “vivita y desangrándose”.– Estaré mejor que tu y será nuestra primera y última batalla juntas- No entró en detalles acerca de sus pensamientos futuros, después de todo, cuando la loba intentó indagar sobre su procedencia no obtuvo respuestas.
La loba le pedia un favor, Eona admitiendo que necesitaba ayuda… en otra ocasión hubiera prolongado aquel momento – Te conviene mas cambiar de amistades – Le respondió devolviéndole una sonrisa burlona – Según dicen: los brujos somos dañinos y los elfos son los que curan. Aguarda un momento… Necesitaré ayuda – Era plenamente consciente de las preferencias de la loba, contra menos gente alrededor mejor… pero tenia un brujo al que enseñar y una loba a la que “curar”. ¿Y si con el dolor Eona se transformaba y le mordia? No, por mucho que en los últimos tiempos se hubiera rodeado de licántropos no quería terminar siendo uno de ellos.
Se acercó a la puerta y observó al brujo - ¡Juguete! – Obvius, aun no sabia su nombre… asi que seguía siendo juguete - ¿Piensas faltar a tu primera clase de “magia avanzada para brujos maduritos”? Anda, entra y ayúdame, alguien tiene que coger a la loba de los brazos mientras hago que deje de sangrar… - Tras estas palabras volvió a entrar – Bueno… recuerda no morderme- Empezó a decir lentamente mientras se colocaba delante de ella y observaba la herida, sonrió mientras sus ojos volvían a centellear con aquel brillo típico en ella – recuerdo que una vez te amenacé con clavarte mi daga justo donde hoy te voy a marcar – Y sin dar tiempo a respuesta colocó una de sus manos sobre la herida esperando que el brujo inmovilizase a la loba…
Era la primera vez que utilizaba aquello para cerrar una herida.
Terminaron en una cabaña abandonada, si es que ha “aquello” se le podía llamar cabaña… Alzó el rostro y observó el techo, o mas bien lo que quedaba de él, casi parecía que el techo se les fuera a caer encima de un momento a otro. El brujo salió de la cabaña antes de que la loba empezase a hablar, frunció el ceño y le observó mientras salía… ella también hubiera salido de no ser por aquella extraña impresión de que la loba podía caer de un momento a otro.
- Parece ser que esta será la primera batalla en la que participemos juntas. ¿Estarás bien? – Le miró con el rostro completamente inexpresivo. Incomoda no era la palabra adecuada para aquella situación. Era extraño dar durante meses a alguien por muerto y tenerle ahí de pie “vivita y coleando” aunque mas bien era “vivita y desangrándose”.– Estaré mejor que tu y será nuestra primera y última batalla juntas- No entró en detalles acerca de sus pensamientos futuros, después de todo, cuando la loba intentó indagar sobre su procedencia no obtuvo respuestas.
La loba le pedia un favor, Eona admitiendo que necesitaba ayuda… en otra ocasión hubiera prolongado aquel momento – Te conviene mas cambiar de amistades – Le respondió devolviéndole una sonrisa burlona – Según dicen: los brujos somos dañinos y los elfos son los que curan. Aguarda un momento… Necesitaré ayuda – Era plenamente consciente de las preferencias de la loba, contra menos gente alrededor mejor… pero tenia un brujo al que enseñar y una loba a la que “curar”. ¿Y si con el dolor Eona se transformaba y le mordia? No, por mucho que en los últimos tiempos se hubiera rodeado de licántropos no quería terminar siendo uno de ellos.
Se acercó a la puerta y observó al brujo - ¡Juguete! – Obvius, aun no sabia su nombre… asi que seguía siendo juguete - ¿Piensas faltar a tu primera clase de “magia avanzada para brujos maduritos”? Anda, entra y ayúdame, alguien tiene que coger a la loba de los brazos mientras hago que deje de sangrar… - Tras estas palabras volvió a entrar – Bueno… recuerda no morderme- Empezó a decir lentamente mientras se colocaba delante de ella y observaba la herida, sonrió mientras sus ojos volvían a centellear con aquel brillo típico en ella – recuerdo que una vez te amenacé con clavarte mi daga justo donde hoy te voy a marcar – Y sin dar tiempo a respuesta colocó una de sus manos sobre la herida esperando que el brujo inmovilizase a la loba…
Era la primera vez que utilizaba aquello para cerrar una herida.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Wallace gruño ante sus palabras. Malditas sean esas mujeres que no lo dejaban empaz. Las fulanas almenos sabian lo es un poco de intimidad. Se levanto, con la pipa en la boca y entro, dejando salir al licantropo pues la bruja lo habia echado. Al ver el panorama fruncio el ceño. Cauterizar la herida con el fuego interno. Sonrio para si. Eso era algo que Wallace andaba haciendo desde que tenia sentido común. Sus cicatrices eran prueba de ello.
Dejo la pipa a un lado, en una mesilla vieja, y se puso detras de la loba, ignorando las miradas de ambas.
Muchacho, agarrar a una mujer es facil. A una loba, no tanto. Recuerda de colocar la boca cerca del cuello, para morderla, como a un lobo cogiendo a un cachorro. Los brazos, que se apoyen encima de los pechos, con fuerza, eso es para retenerlas. Las sujetas para matarlas muchacho, recuerdalo.
Las palabras de Bjorn lo hicieron gruñir. Estar cerca de una loba no era su mayor ilusión, pero en fin, debia hacer caso, por una vez. Pasó su fuerte brazo por delante de ella, ignorando cualquier rastro de sensualidad y la cogio por el costado, apretando el brazo contra los pechos, sin tocar la herida. El otro brazos se encargaba de sujetar el brazo de la loba. Setando detras de ella, enrosco las piernas con las de la mujer, inmovilizandola por completo. Con la boca cerca gruño y miro a la bruja.
-Espabila mujer...no quiero estar cerca tanto rato....-gruño roncamente, intentando ignorar el perfume natural de la loba.
Cuando la bruja la toco, se removió violentamente. Wallace la apretaba con fuerza contra el, listo por si las cosas se torcian. La herida se cerraba aun ritmo muy lento. Ya sabia que los lobos eran reticentes a ese tipo de magia, asi que ayudo. La mano que la sujetaba por los pechos y costado subio, colocandose a un lado de la herida desgarrada y empezo a calentar. Wallace cerro los ojos y se concentró en el calor propio, trasnmitiendolo a la herida.
Estar cerca de una mujer, de dos mas bien, lo estaba poniendo nervioso por momentos. Su labio subia y bajaba lentamente, como un animal gruñendo. Deseaba que aquello terminara pronto.
offrol: espero que pilleis la forma de como la coge xD
Dejo la pipa a un lado, en una mesilla vieja, y se puso detras de la loba, ignorando las miradas de ambas.
Muchacho, agarrar a una mujer es facil. A una loba, no tanto. Recuerda de colocar la boca cerca del cuello, para morderla, como a un lobo cogiendo a un cachorro. Los brazos, que se apoyen encima de los pechos, con fuerza, eso es para retenerlas. Las sujetas para matarlas muchacho, recuerdalo.
Las palabras de Bjorn lo hicieron gruñir. Estar cerca de una loba no era su mayor ilusión, pero en fin, debia hacer caso, por una vez. Pasó su fuerte brazo por delante de ella, ignorando cualquier rastro de sensualidad y la cogio por el costado, apretando el brazo contra los pechos, sin tocar la herida. El otro brazos se encargaba de sujetar el brazo de la loba. Setando detras de ella, enrosco las piernas con las de la mujer, inmovilizandola por completo. Con la boca cerca gruño y miro a la bruja.
-Espabila mujer...no quiero estar cerca tanto rato....-gruño roncamente, intentando ignorar el perfume natural de la loba.
Cuando la bruja la toco, se removió violentamente. Wallace la apretaba con fuerza contra el, listo por si las cosas se torcian. La herida se cerraba aun ritmo muy lento. Ya sabia que los lobos eran reticentes a ese tipo de magia, asi que ayudo. La mano que la sujetaba por los pechos y costado subio, colocandose a un lado de la herida desgarrada y empezo a calentar. Wallace cerro los ojos y se concentró en el calor propio, trasnmitiendolo a la herida.
Estar cerca de una mujer, de dos mas bien, lo estaba poniendo nervioso por momentos. Su labio subia y bajaba lentamente, como un animal gruñendo. Deseaba que aquello terminara pronto.
offrol: espero que pilleis la forma de como la coge xD
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
- Ja. Siempre me he decantado por lo dañino. - me reí de su comentario y dejé que hiciese lo que quisiese, aunque eso significase llamar al mago bebé.
Me dejé llevar, permitiendo que el hombre pelirrojo rodease mi cuerpo como le viniese de gusto. No solo me inmovilizó, sino que hasta hizo pegarme a él en el suelo. Tal vez no era tan estúpido como pensaba, y además aprovechó para meterme en aquella postura tan comprometedora. Estúpido no, pero sí atrevido y suicida.
Observé como los ojos de la bruja cambiaban frente a mí. Ocurrió en tan solo unas milésimas de segundo, pero para mí fue como una eternidad, y sería mentira decir que no disfruté de ella. Aquellos ojos, si es que no eran los ideales casi casi rozaban la perfección. Los ojos que tanto deseaba... Pero sin darme tiempo a la imaginación un calor tan inmenso como el del infierno mismo me golpeó en el pecho, haciendo retorcer mi cuerpo.
Apreté los dientes aguantando cualquier posible grito. No pensaba mostrar debilidad alguna, aunque he de admitir que aquello casi me superaba, casi... Noté que el apretón del mago aflojaba y se trasladaba más arriba. De inmediato supe qué era lo que pretendía.
- Ni se te ocurra... - gruñí entre dientes. Entre jadeo y jadeo liberé mi mano derecha, la que estaba cogida de forma más imprudente, y detuve la ardiente mano del neardental antes de que llegase a hacer nada.
Había liberado una de mis manos, pero no pasé de esa línea. No salté encima de nadie, ni terminé de liberarme de su agarre. Yo misma me mantuve sentada obedientemente.
- Si lo que quieres es asegurarte de que no le haga nada a la chica me parece bien, pero atrévete a levantar una sola mano contra mí. ¿Creías que serías capaz de marcar mi cuerpo? - Soporté otra fuerte punzada de dolor. La última al parecer. Melwyn había terminado su trabajo y empezaba a retroceder. - No me hagas reír. ¿Crees que la fuerza de un brujo pueda compararse a la de un lobo? ¡Mocoso estúpido! -
En cuanto mi herida se cerró por completo y Mel me dio el espacio suficiente me dispuse a romper el agarre de ese inútil. ¿Con quién se creía que estaba tratando? El cuerpo a cuerpo era mi especialidad, y los agarres no dejaban de entrar en esa categoría. Sabía perfectamente el punto débil de aquella técnica.
Apreté los dientes para no morderme la lengua e incliné rápidamente la cabeza hacia delante, para después tirarla hacia atrás a modo de rebote. Se oyó un golpe sordo y realmente deseé haberle roto la nariz. El mago impactó contra la mohosa pared y esta se derrumbó bajo su peso abriendo un agujero en la misma, dejándole con el culo fuera. - Y no esperes aprovecharte de nosotras. Mas te vale controlar mejor lo que tienes entre las piernas. - objeté levantándome del suelo adolorida. Al parecer aquella situación lo había animado más de lo debido. - Hombres... - refunfuñé.
(Off: Sí... El metarol que te mencioné es una erección... .-. Soy consciente de lo que puse, así que cualquier cosa me comentas y lo edito. Sobre el golpe y esas cosas, comento que te golpeo, pero no que acierto, solo que se oye un golpe. Si no te gusta puedes esquivarlo, pero me pareció apropiado. Hay una razón por la que solo Mel puede marcarme, lo siente xDD. Quería dárle un toquecito de comedia xDDD.
Me dejé llevar, permitiendo que el hombre pelirrojo rodease mi cuerpo como le viniese de gusto. No solo me inmovilizó, sino que hasta hizo pegarme a él en el suelo. Tal vez no era tan estúpido como pensaba, y además aprovechó para meterme en aquella postura tan comprometedora. Estúpido no, pero sí atrevido y suicida.
Observé como los ojos de la bruja cambiaban frente a mí. Ocurrió en tan solo unas milésimas de segundo, pero para mí fue como una eternidad, y sería mentira decir que no disfruté de ella. Aquellos ojos, si es que no eran los ideales casi casi rozaban la perfección. Los ojos que tanto deseaba... Pero sin darme tiempo a la imaginación un calor tan inmenso como el del infierno mismo me golpeó en el pecho, haciendo retorcer mi cuerpo.
Apreté los dientes aguantando cualquier posible grito. No pensaba mostrar debilidad alguna, aunque he de admitir que aquello casi me superaba, casi... Noté que el apretón del mago aflojaba y se trasladaba más arriba. De inmediato supe qué era lo que pretendía.
- Ni se te ocurra... - gruñí entre dientes. Entre jadeo y jadeo liberé mi mano derecha, la que estaba cogida de forma más imprudente, y detuve la ardiente mano del neardental antes de que llegase a hacer nada.
Había liberado una de mis manos, pero no pasé de esa línea. No salté encima de nadie, ni terminé de liberarme de su agarre. Yo misma me mantuve sentada obedientemente.
- Si lo que quieres es asegurarte de que no le haga nada a la chica me parece bien, pero atrévete a levantar una sola mano contra mí. ¿Creías que serías capaz de marcar mi cuerpo? - Soporté otra fuerte punzada de dolor. La última al parecer. Melwyn había terminado su trabajo y empezaba a retroceder. - No me hagas reír. ¿Crees que la fuerza de un brujo pueda compararse a la de un lobo? ¡Mocoso estúpido! -
En cuanto mi herida se cerró por completo y Mel me dio el espacio suficiente me dispuse a romper el agarre de ese inútil. ¿Con quién se creía que estaba tratando? El cuerpo a cuerpo era mi especialidad, y los agarres no dejaban de entrar en esa categoría. Sabía perfectamente el punto débil de aquella técnica.
Apreté los dientes para no morderme la lengua e incliné rápidamente la cabeza hacia delante, para después tirarla hacia atrás a modo de rebote. Se oyó un golpe sordo y realmente deseé haberle roto la nariz. El mago impactó contra la mohosa pared y esta se derrumbó bajo su peso abriendo un agujero en la misma, dejándole con el culo fuera. - Y no esperes aprovecharte de nosotras. Mas te vale controlar mejor lo que tienes entre las piernas. - objeté levantándome del suelo adolorida. Al parecer aquella situación lo había animado más de lo debido. - Hombres... - refunfuñé.
(Off: Sí... El metarol que te mencioné es una erección... .-. Soy consciente de lo que puse, así que cualquier cosa me comentas y lo edito. Sobre el golpe y esas cosas, comento que te golpeo, pero no que acierto, solo que se oye un golpe. Si no te gusta puedes esquivarlo, pero me pareció apropiado. Hay una razón por la que solo Mel puede marcarme, lo siente xDD. Quería dárle un toquecito de comedia xDDD.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
El golpe llego de improvisto. El cazador estaba sumido en concentrar su fuerza en sujetarla que no se dio cuenta, de nada. El golpe no solo lo dejo con elc ulo fuera si no que resvaló y cayo fuera. Las piedras lo golpearon violentamnte, llenandolo de moho. Wallace se levanto como pudo. El cuerpo el volvia a temblar de rabia y dolor. Esa maldita perra lo habia golpeando. La nariz le dolia como mil demonios. Si, le sangraba, violentamente. Miro a las mujeres con ojos lleno de odio y desprecio. Ignoro su visible erección. No le importaba, era algo que no habia podido ignorar.
-Malditas perras...-mascullo.-...rescatar a ese mocoso solas! -les gruño cogiendo sus cosas. No podia aguantar mas. El trato de esas mujeres hacia el era algo que lo estaba quemando por dentro, literalmente.- No pienso permitir que me trateis asi! como si fuera vuestro maldito esclavo! -les grito ignorando las miradas de Risitas. Si ese chucho se acercaba a el, explotaria.
Cogio un ladrillo mohoso y lo lanzo con fuerza, cerca de la loba, haciendolo chocar contra el el otro muro.- Tu estupida raza deberia arder como todas las demas! -la colera y el odio movian su lengua. Wallace no se daba cuenta de lo que decia.- Debi matar a a los tuyos cuando pude! Sois una maldita plaga!- bramó, señalandola con un dedo acusatorio.- MALDITA ZORRA
Gruño mas fuerte y camino con grandes zancadas hacia los arboles. Necesitaba romper algo urgentemente. Corto ramas, destrozo arboles, maldijo a voz y a grito a esas mujeres y maldijo a todo el mundo. Pero el odio le pasaba factura. Y la nariz sangrante tambien. Se dejo caer de rodillas y dejo la espada a un lado. Tenia que relajarse. Recordo las palabras de su amigo hombre bestia.
El odio amigo mio, es un arma muy poderosa, pero te consumira, como lleva haciendo todo este tiempo. Busca la paz, Wallace, encuentrala o moriras antes de poder verla de lejos.
Respiro hondo y cerro los ojos, apretando las mandibulas. La paz no era algo facil para el. Tenia una tormenta interior. Y esa situación no ayudaba.
offrol: cualquier cosa, edito.
-Malditas perras...-mascullo.-...rescatar a ese mocoso solas! -les gruño cogiendo sus cosas. No podia aguantar mas. El trato de esas mujeres hacia el era algo que lo estaba quemando por dentro, literalmente.- No pienso permitir que me trateis asi! como si fuera vuestro maldito esclavo! -les grito ignorando las miradas de Risitas. Si ese chucho se acercaba a el, explotaria.
Cogio un ladrillo mohoso y lo lanzo con fuerza, cerca de la loba, haciendolo chocar contra el el otro muro.- Tu estupida raza deberia arder como todas las demas! -la colera y el odio movian su lengua. Wallace no se daba cuenta de lo que decia.- Debi matar a a los tuyos cuando pude! Sois una maldita plaga!- bramó, señalandola con un dedo acusatorio.- MALDITA ZORRA
Gruño mas fuerte y camino con grandes zancadas hacia los arboles. Necesitaba romper algo urgentemente. Corto ramas, destrozo arboles, maldijo a voz y a grito a esas mujeres y maldijo a todo el mundo. Pero el odio le pasaba factura. Y la nariz sangrante tambien. Se dejo caer de rodillas y dejo la espada a un lado. Tenia que relajarse. Recordo las palabras de su amigo hombre bestia.
El odio amigo mio, es un arma muy poderosa, pero te consumira, como lleva haciendo todo este tiempo. Busca la paz, Wallace, encuentrala o moriras antes de poder verla de lejos.
Respiro hondo y cerro los ojos, apretando las mandibulas. La paz no era algo facil para el. Tenia una tormenta interior. Y esa situación no ayudaba.
offrol: cualquier cosa, edito.
Wallace Mcgregor
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
No, definitivamente a la loba no le hizo ni pizca de gracia que el brujo estuviera allí para “intentar” inmovilizarle. Y eso es lo que ella quería conseguir al llamar a “Juguete” para que le ayudase a inmovilizar a Eona. Lo que pasa es que, después, como siempre las cosas se exageraron y se sacaron de contexto. Melwyn lanzó una sonrisa satifactoria a su amiga mientras terminaba con la herida de la licantropa… lo que no esperaba era la reacción de esta para con el brujo. Con un gesto de negación con la cabeza retrocedió unos pasos quedándose de espectadora ante las acciones y palabras de sus compañeros.
Tras el espectáculo de golpes, gritos e insultos… el brujo cogió sus cosas y se largó. -¡ ¿Tanto te costaba no golpearle?! – Preguntó a Eona, señalando en la dirección hacia la que el brujo habia desaparecido.- Ve, pídele perdón y arregla todo esto – Guardó silencio unos segundos mientras tapaba su rostro con ambas manos… ¿En qué demonios estaria pensando cuando decidió abandonar la seguridad de los muros del castillo con el mocoso? Tras unos segundos, cogió aire y volvió a mirarla – Se que en parte esto es culpa mia… no lo niego… pero le necesitamos…
Claro que le necesitaban, cuantas mas manos hubieran para rescatar a Keff mas posibilidades de salir victoriosos de aquello. Estaba claro que necesitaban al brujo y a cualquiera que apareciera y ofreciéndose voluntario. Y un plan, a falta de milagros, también necesitaban un maldito plan.
Tras el espectáculo de golpes, gritos e insultos… el brujo cogió sus cosas y se largó. -¡ ¿Tanto te costaba no golpearle?! – Preguntó a Eona, señalando en la dirección hacia la que el brujo habia desaparecido.- Ve, pídele perdón y arregla todo esto – Guardó silencio unos segundos mientras tapaba su rostro con ambas manos… ¿En qué demonios estaria pensando cuando decidió abandonar la seguridad de los muros del castillo con el mocoso? Tras unos segundos, cogió aire y volvió a mirarla – Se que en parte esto es culpa mia… no lo niego… pero le necesitamos…
Claro que le necesitaban, cuantas mas manos hubieran para rescatar a Keff mas posibilidades de salir victoriosos de aquello. Estaba claro que necesitaban al brujo y a cualquiera que apareciera y ofreciéndose voluntario. Y un plan, a falta de milagros, también necesitaban un maldito plan.
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Di un paso a la derecha, un solo paso, y esquivé con facilidad el trozo de roca que pretendía estampillar contra mi cabeza. La rabia eclipsaba sus habilidades de puntería y, al parecer, también la habilidad de controlar lo que salía de su boca. Me había quedado flipando, literalmente.
El hombre se marchó dando zancadas, dejándonos a Mel y a mí con la boca abierta, o al menos eso era lo que imaginaba en mi cabeza, pues yo misma estaba tan impresionada que no podía fijarme en la reacción de la bruja. - Es... ¿Es un guerrero o un bebé llorón...? - Parpadeé con fuerza tratando de borrar aquella extraña ilusión, pues hasta me pareció presenciar una de las tantas rabietas de Keff...
- Ve, pídele perdón y arregla todo esto –
- ¿¡Estás de broma!? - respondí sin pensar. Me quedé perpleja, aunque era imposible que se notase, pues ya lo estaba desde hacía un buen rato.
– Se que en parte esto es culpa mía… no lo niego… pero le necesitamos… -
- Perdona si me repito, pero... ¿¡Estás de broma!? ¿¡Por qué clase de razón íbamos a necesitar a alguien más inmaduro que el mismísimo mocoso al que queremos rescatar?! - Aquello era algo que definitivamente escapaba de mi entender. Además, realmente pensaba que la maga se pondría de mi lado. Y aunque lo necesitásemos de todas formas nunca lo iría a admitir. ¿Realmente me pedía que hiciese lo que me decía hacer?
- ¡No necesitamos a ese neardental! No traería nada bueno de todas formas... - me giré de espaldas a la bruja, enfurruñada, y traté de cruzarme de brazos, pero la carne aún candente y maltratada me lo impidió, causándome un fuerte dolor. Dejé escapar un leve quejido y me mordí el labio para que aquello no se repitiera. ¿Realmente lo necesitábamos? Cuando el dolor se fue le eché una disimulada ojeada a mi amiga pero esta no parecía tener la intención de dar su brazo a torcer. La miré con reproche y me fui a zancadas hacia el agujero en la pared. Si realmente era necesario lo traería de vuelta, aunque solo fuese para usarlo de carnada para el enemigo...
Me detuve entre dos árboles, observando desde arriba al supuesto guerrero mago de fuego. "Patético" pensé, pero no me quedaba de otra. Siseé a modo de reproche e inicié con la "disculpa".
- No se por qué, pero Melwyn insiste en que regreses... - Dejé pasar un par de segundos, pensando cuidadosamente lo que iba a decir a continuación. - En mi opinión, alguien tan patético como para mostrar su debilidad con una rabieta de infante no nos sería de utilidad alguna... Pero Melwyn, por alguna extraña razón, no piensa lo mismo... - Me crucé de brazos, tapando la herida cerrada al rojo vivo, aún expuesta. - Tu eres el imprudente que quiso marcar a una loba como si fuese ganado. Si lo prefieres, trátame como a una bestia, y se consciente de la estupidez que has cometido. -
Me giré y empecé a dirigirme de regreso a la cabaña. - Si lo has entendido no pierdas más el tiempo y regresa con tu maestra, desagradecido. -
Aquella noche discutimos lo que fuese necesario ser discutido, y acordamos iniciar con el contraataque a la mañana siguiente. Ahora ya no faltaba mucho para el amanecer, pero aún acurrucada en una de las esquinas no podía conciliar el sueño. No sabía si Melwyn dormía o no, pero de todas formas hablé sin esperar respuesta alguna. - Melwyn... Lo que dijiste antes, sobre la primera y última batalla... ¿A qué te referías con eso? - susurré en la oscuridad, pero como supuse, solo el eco respondió a mi llamada...
Off rol: Si cuela cuela, y si no me avisas y ya pensaré en una disculpa mejor xDDDD. También metaroleé un poquito a Mel al final, pues me imaginé que no me responderías. No andaba muy inspirada, no me apedreéis T--T.
El hombre se marchó dando zancadas, dejándonos a Mel y a mí con la boca abierta, o al menos eso era lo que imaginaba en mi cabeza, pues yo misma estaba tan impresionada que no podía fijarme en la reacción de la bruja. - Es... ¿Es un guerrero o un bebé llorón...? - Parpadeé con fuerza tratando de borrar aquella extraña ilusión, pues hasta me pareció presenciar una de las tantas rabietas de Keff...
- Ve, pídele perdón y arregla todo esto –
- ¿¡Estás de broma!? - respondí sin pensar. Me quedé perpleja, aunque era imposible que se notase, pues ya lo estaba desde hacía un buen rato.
– Se que en parte esto es culpa mía… no lo niego… pero le necesitamos… -
- Perdona si me repito, pero... ¿¡Estás de broma!? ¿¡Por qué clase de razón íbamos a necesitar a alguien más inmaduro que el mismísimo mocoso al que queremos rescatar?! - Aquello era algo que definitivamente escapaba de mi entender. Además, realmente pensaba que la maga se pondría de mi lado. Y aunque lo necesitásemos de todas formas nunca lo iría a admitir. ¿Realmente me pedía que hiciese lo que me decía hacer?
- ¡No necesitamos a ese neardental! No traería nada bueno de todas formas... - me giré de espaldas a la bruja, enfurruñada, y traté de cruzarme de brazos, pero la carne aún candente y maltratada me lo impidió, causándome un fuerte dolor. Dejé escapar un leve quejido y me mordí el labio para que aquello no se repitiera. ¿Realmente lo necesitábamos? Cuando el dolor se fue le eché una disimulada ojeada a mi amiga pero esta no parecía tener la intención de dar su brazo a torcer. La miré con reproche y me fui a zancadas hacia el agujero en la pared. Si realmente era necesario lo traería de vuelta, aunque solo fuese para usarlo de carnada para el enemigo...
Me detuve entre dos árboles, observando desde arriba al supuesto guerrero mago de fuego. "Patético" pensé, pero no me quedaba de otra. Siseé a modo de reproche e inicié con la "disculpa".
- No se por qué, pero Melwyn insiste en que regreses... - Dejé pasar un par de segundos, pensando cuidadosamente lo que iba a decir a continuación. - En mi opinión, alguien tan patético como para mostrar su debilidad con una rabieta de infante no nos sería de utilidad alguna... Pero Melwyn, por alguna extraña razón, no piensa lo mismo... - Me crucé de brazos, tapando la herida cerrada al rojo vivo, aún expuesta. - Tu eres el imprudente que quiso marcar a una loba como si fuese ganado. Si lo prefieres, trátame como a una bestia, y se consciente de la estupidez que has cometido. -
Me giré y empecé a dirigirme de regreso a la cabaña. - Si lo has entendido no pierdas más el tiempo y regresa con tu maestra, desagradecido. -
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Aquella noche discutimos lo que fuese necesario ser discutido, y acordamos iniciar con el contraataque a la mañana siguiente. Ahora ya no faltaba mucho para el amanecer, pero aún acurrucada en una de las esquinas no podía conciliar el sueño. No sabía si Melwyn dormía o no, pero de todas formas hablé sin esperar respuesta alguna. - Melwyn... Lo que dijiste antes, sobre la primera y última batalla... ¿A qué te referías con eso? - susurré en la oscuridad, pero como supuse, solo el eco respondió a mi llamada...
Off rol: Si cuela cuela, y si no me avisas y ya pensaré en una disculpa mejor xDDDD. También metaroleé un poquito a Mel al final, pues me imaginé que no me responderías. No andaba muy inspirada, no me apedreéis T--T.
Eona
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Re: Tiempos de Odio [Privado] CERRADO
Las palabras de "disculpa" de la loba no mejoraron el estado mental de Wallace. Pero el hecho de que aquella mujer hubiera movido el culo para "discuparlse" ya era algo. Sus palabras era frias y sin mas minimo de sentimiento pero menos daba una piedra. El odio hacia ella no se habia calmado, y no lo haria. Era una loba y ese hecho no cambiaria nunca.
Se levanto y camino con ella, detras, sin decir palabra. Rabieta? querer matarla porque le ha echo la vida imposible es tener una rabieta? Estaba claro que esas mujeres lo estaban tomando por tonto. Wallace suspiró y vació la mente de cualquier pensamiento. Necesitaba relajarse un poco.
En la caseta, mientras planeaban y discutian el no dijo nada. No brindo palabra pues no queria, el solo haria lo que debia hacer. En la noche, miraba el cielo desde la ventana, o lo que quedaba de ella. Escuchaba a las mujeres hablar entre ellas, mientras Risitas patrullaba fuera. Sacó de su bolsa la pipa y la encenció con el dedo, haciendo una larga calada. Habia echado de menos ese sabor, ese olor a madera y miel. Con la vista clavaba en el suelo, recordaba los dias antes de llegar alli. Tenia la corazonada que en aquel campamento se encontraria a alguien conocido. Siempre pasaba. Algun enemigo, un antiguo socio. Aerandir era un pañuelo en aquellas situaciones. Wallace odiaba encontrarse antiguos clientes o peor, antiguas victimas que habian conseguido huir, y no eran muchas gracias a los dioses.
Saco el cuadernillo de piel y empezo a escribir. Llevaba casi una semana sin hacerlo y tenia tanto que explicarle a ese pedazo de cuero. Ignorando las miradas de las muejres, las empezo a dibujar lentamente. Eso le relajaba. Plasmar lo que sus ojos cansados veian en un trozo de papel era algo que alimentaba su alma. Se sentia util y por algun motivo que ni el mismo conocia, no se sentia tan solo.
Lo unico que no le permitia tener un descanso pleno era un unico pensamiento. Si rescataban a ese mocoso, que pasaria despues? Seria capaz de seguir con esas mujeres locas? Se hiria ignorando su nueva vida, la vida de un brujo? Wallace no sabia como contestarse a si mismo. Ser un brujo no entraba en sus planes. Pero almenos, tenia el nombre del hombre que le destrozo la vida.
Un pensamiento fugaz le hizo recordar un rostro de cabello dorados y mirada dulce. El corazon le dolio unos segundos y los recurdos lo hicieron gruñir levemente.
-Alucard...-susurro, dibujando aquel rostro que le estaba causando cierto dolor.-...no podras huir eternamente...-suspiro y se froto la barba de mas tres dias. Debia encontrar a ese monstruo.
Esa noche ya no dormiria, auqnue las voces de las mujeres lo calmaban, apesar de querer pegarles una paliza, a ambas.
offrol: aclaración- Alucard es un OC mio que no para de tocar los cojones a la familia mcgregor en la historia que yo estoy escribiendo. Aqui en Aerandir, es un vampiro que masacro a todos los compañeros de wallace y rapto, violo y supuestamnte mato a la unica mujer que wallace a querido xD ele
Se levanto y camino con ella, detras, sin decir palabra. Rabieta? querer matarla porque le ha echo la vida imposible es tener una rabieta? Estaba claro que esas mujeres lo estaban tomando por tonto. Wallace suspiró y vació la mente de cualquier pensamiento. Necesitaba relajarse un poco.
En la caseta, mientras planeaban y discutian el no dijo nada. No brindo palabra pues no queria, el solo haria lo que debia hacer. En la noche, miraba el cielo desde la ventana, o lo que quedaba de ella. Escuchaba a las mujeres hablar entre ellas, mientras Risitas patrullaba fuera. Sacó de su bolsa la pipa y la encenció con el dedo, haciendo una larga calada. Habia echado de menos ese sabor, ese olor a madera y miel. Con la vista clavaba en el suelo, recordaba los dias antes de llegar alli. Tenia la corazonada que en aquel campamento se encontraria a alguien conocido. Siempre pasaba. Algun enemigo, un antiguo socio. Aerandir era un pañuelo en aquellas situaciones. Wallace odiaba encontrarse antiguos clientes o peor, antiguas victimas que habian conseguido huir, y no eran muchas gracias a los dioses.
Saco el cuadernillo de piel y empezo a escribir. Llevaba casi una semana sin hacerlo y tenia tanto que explicarle a ese pedazo de cuero. Ignorando las miradas de las muejres, las empezo a dibujar lentamente. Eso le relajaba. Plasmar lo que sus ojos cansados veian en un trozo de papel era algo que alimentaba su alma. Se sentia util y por algun motivo que ni el mismo conocia, no se sentia tan solo.
Lo unico que no le permitia tener un descanso pleno era un unico pensamiento. Si rescataban a ese mocoso, que pasaria despues? Seria capaz de seguir con esas mujeres locas? Se hiria ignorando su nueva vida, la vida de un brujo? Wallace no sabia como contestarse a si mismo. Ser un brujo no entraba en sus planes. Pero almenos, tenia el nombre del hombre que le destrozo la vida.
Un pensamiento fugaz le hizo recordar un rostro de cabello dorados y mirada dulce. El corazon le dolio unos segundos y los recurdos lo hicieron gruñir levemente.
-Alucard...-susurro, dibujando aquel rostro que le estaba causando cierto dolor.-...no podras huir eternamente...-suspiro y se froto la barba de mas tres dias. Debia encontrar a ese monstruo.
Esa noche ya no dormiria, auqnue las voces de las mujeres lo calmaban, apesar de querer pegarles una paliza, a ambas.
offrol: aclaración- Alucard es un OC mio que no para de tocar los cojones a la familia mcgregor en la historia que yo estoy escribiendo. Aqui en Aerandir, es un vampiro que masacro a todos los compañeros de wallace y rapto, violo y supuestamnte mato a la unica mujer que wallace a querido xD ele
Wallace Mcgregor
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