El peso del alma. [Interpretativo][Libre][Cerrado]

La conversación entre el reptil y el mago tenía lugar mientras Zatch se limitaba a observar fijamente el texto que tenía entre las manos. Bueno, más bien era una charla unilateral, siendo el otro hombre bestia el único que hablaba. Al zorro comenzaba a molestarle el hecho de que el anfitrión no se dignase a decir más de unas pocas palabras seguidas, adjudicándolo más a mala educación que a la timidez. Bueno, de educación él no podía decir mucho, pero al menos podía presumir de ser un muy buen interlocutor con la capacidad de llevar adelante interesantes platicas. El mago, aunque había demostrado ser un buen samaritano, seguía pareciéndole pedante y grosero.

-Oh, es un libro sobre… -Estaba comenzando a responder la pregunta de Krotar cuando el manual, mágicamente, se cerró por sí mismo y levitó hasta el sitio donde se encontraba originalmente. Apretó los puños y dirigió una mirada irritable hacia el dueño de la casucha. Ciertamente no había entendido casi ninguna palabra de las que se exhibían en los renglones; a lo mejor sí que una runa o dos, debido a que en su adolescencia se había topado con un excéntrico anciano que lo acogió en su casa durante un par de semanas y gustaba de enseñarle ciertas cosas, pero sus conocimientos no alcanzaban siquiera para descifrar la oración más simple. Eso sí, en el idioma de los humanos podía leer cualquier libro, y de todas maneras le molestó que el objeto le fuese arrancado de entre las manos- …Ya no importa. –Gesticuló una mueca de asco cuando sintió que una gota de baba reptiloide le chorreaba por el brazo y se levantó de la cama, ofuscado.

Hasta una persona como Zatch sabía cuándo era el momento de retirarse. En un principio había hecho caso omiso al mutismo del mago y a su extraña personalidad. No obstante, ahora que ya no encontraba nada interesante que vislumbrar comenzaba a sentir aburrimiento. Y prefería estar aburriéndose él solito que con un lagarto bonachón y un hombre cuya única manera de defenderse era matando a alguien del aburrimiento. –Lo siento, no podré acompañarlos. Tengo asuntos pendientes. –Mintió. Probablemente se pasaría el resto del día explorando los alrededores, dejaría las excursiones como vendedor para cuando su pata se curase. Oh, su pata. Miró hacia abajo, analizando los vendajes, y mientras cojeaba hacia la puerta habló al hechicero- Gracias por curarme. Bueno, fue tu culpa de todas maneras. –Luego observó a Krotar y añadió- No gastes tu saliva, hermano. No te va a responder.

Y así, tal como en un principio salvo porque ésta vez lo hizo saltando en una pata, se internó en la espesura del bosque para regresar a la acostumbrada soledad.

Spoiler:

Me encontraba atento, a la espera de una respuesta por parte del hombre bestia que me se encontraba en ese momento a mi lado en la cama. Cuando se dispuso a hablar, el libro, por si solo, se cerró y se elevó en el aire, depositándose en su anterior lugar. “Que extraño, ¿acaso el libro tendrá alguna clase de defensa ante aquellas personas que no saben el idioma en el que está escrito?” me quedé pensativo un momento hasta que las palabras de Zatch rompieron otra vez el silencio- Una pena –me encogí de hombros, “Habría sido interesante saber algo sobre la cocina local” Pensé aun con un poco de curiosidad.

Me fijé en el mago, quien se encontraba en ese momento elevando el bastón en el aire, en un intento de realizar un símbolo de paz, o eso parecía. Seguidamente señaló la zona de Beltrexus y a juzgar por el rugido de mí barriga supuse que quería dirigirse a alguna taberna a cenar algo decente. Aunque me encantara la idea, había un pequeño problema- Supongo que quieres dirigirte a la ciudad a comer… sin embargo, veras, no tengo ni una sola moneda, yo me alimento de aquello que cazo –añadí mientras me rascaba suavemente la nuca y sonreía algo avergonzado.

Aunque esperaba que la excursión, o el intento de, fuera con esos dos personajes, el zorro me sorprendió cuando se excusó con tal de irse. Hubiese sido un placer seguir la aventura con tal interesante compañero, pero el destino no tenía esos planes por el momento, aunque estaba convencido de que en un futuro volverían a encontrarse, nunca olvidaría a otro hombre bestia- Gracias por tu preocupación hermano, pero creo que sabre solventarlo. Espero que tengas un buen camino por delante –dije sonriente a forma de despedida “estoy seguro de que con el tiempo no harán falta palabras, pues este brujo y yo nos entenderemos con una sola mirada”.

Una vez Zatch salió por la puerta, mi mirada se dirigió hacía mi nuevo compañero de viaje- Empaqueta aquello que necesites, será mejor que salgamos cuanto antes hacia la ciudad –anuncié decidido- No hay tiempo que perder –

OffRol:

Ver al zorro marcharse fue decepcionante a la vez que satisfactorio. Era una carga social menos para Asbjørn, aunque tenía cierta curiosidad de conocer más a fondo la especie. Le dedicó una sonrisa bastante sombría ante su despedida desdeñosa. Cuando se perdió de vista, le dejó de dar demasiada importancia y devolvió la vista al gran cocodrilo que aún se sentaba en su cama. «Qué dicha. Tampoco tiene dinero.» Pensó con más satisfacción de la que se esperaría. Agradecía que al menos alguien entendiera su situación, aunque verlo despedazar a un animal tampoco le daba demasiada tranquilidad. Apuntó hacia el bosque luego para indicarle que podía cazar por allá. No estaba seguro de qué clase de animales comería, pero de seguro allí habrían de sobra. 

La criatura se veía bastante decidida a moverse hacia la ciudad, tanto que parecía haber olvidado que minutos antes tenía un estómago vacío y rugiente. Insistió en pasar por el bosque antes. Luego lo pensó nuevamente. Quizá las criaturas que él cazaría se encontrarían más allá de la ciudad. El bastón volvió a su mano, su capucha se subió hasta cubrirle el cabello y parte del rostro, un bolso andrajoso y viejo hecho de lianas y ramas se alzó del escritorio, el libro que antes poseía el zorro entre las manos se guardó en él y estos flotaron hacia Asbjørn y la tira del bolso se cruzó en su pecho, dejándolo colgado. Su bastón, su túnica y un libro de encantamientos sería todo lo que necesitaría para ir adonde fuera. Quizá de paso por la ciudad, se conseguiría algún que otro suministro interesante que llevar.