MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
Vagabundear por los bosques puede hacerse una tarea demasiado tediosa si paseas sola por ellos. La falta de conversación y palabras a mi alrededor hacen que se me seque la boca como si hubiese comido un tarro entero de galletas.
- ¿Por qué? ¿Por qué no hay absolutamente nadie en este laberíntico bosque que quiera ser mi amigo?
Suspiro profundamente y me meto otra galleta en la boca. Al fin y al cabo, ya que voy a tener la boca seca, tenerla por culpa de algo rico.
Subo de un salto a las ramas bajas de un árbol y trepo un poco más hasta encontrar una lo suficientemente fuerte como para tumbarme unas horas a descansar. Como otra galleta y las migas que se desprenden caen sobre mi regazo. Los ojos se me cierran poco a poco, me relajo contra el tronco del árbol, todavía con la galleta a medio comer en la mano.
Un repentino peso sobre mi cabeza hace que me despierte con un sobresalto. Miro hacia arriba justo cuando el peso sobre mi cabeza mira hacia abajo. Una ardilla negra se queda mirándome fijamente. Levanto la mano de la galleta.
- ¿Quieres un poco?
Mira la galleta, la olisquea y vuelve a mirarme. Se baja a mi regazo, agarra la galleta y se sienta a comérsela mientras me sigue mirando.
- Mmmmm... Tengo más de donde ha salido esa si quieres. Y me gustaría mucho mucho contar con tu compañía. La verdad es que los bosques se hacen muy solitarios si no tienes a nadie con quien compartir su belleza. No puedes hablar así que... Mientras estés conmigo te llamaré Leónidas. ¿Te gusta?
La ardilla voladora me mira y me ofrece un pedacito de galleta. Lo agarro, le sonrío y me lo como. Ya no volveré a vagabundear sola nunca más. Sonrío y una lágrima se escurre por mi mejilla.
- ¿Por qué? ¿Por qué no hay absolutamente nadie en este laberíntico bosque que quiera ser mi amigo?
Suspiro profundamente y me meto otra galleta en la boca. Al fin y al cabo, ya que voy a tener la boca seca, tenerla por culpa de algo rico.
Subo de un salto a las ramas bajas de un árbol y trepo un poco más hasta encontrar una lo suficientemente fuerte como para tumbarme unas horas a descansar. Como otra galleta y las migas que se desprenden caen sobre mi regazo. Los ojos se me cierran poco a poco, me relajo contra el tronco del árbol, todavía con la galleta a medio comer en la mano.
Un repentino peso sobre mi cabeza hace que me despierte con un sobresalto. Miro hacia arriba justo cuando el peso sobre mi cabeza mira hacia abajo. Una ardilla negra se queda mirándome fijamente. Levanto la mano de la galleta.
- ¿Quieres un poco?
Mira la galleta, la olisquea y vuelve a mirarme. Se baja a mi regazo, agarra la galleta y se sienta a comérsela mientras me sigue mirando.
- Mmmmm... Tengo más de donde ha salido esa si quieres. Y me gustaría mucho mucho contar con tu compañía. La verdad es que los bosques se hacen muy solitarios si no tienes a nadie con quien compartir su belleza. No puedes hablar así que... Mientras estés conmigo te llamaré Leónidas. ¿Te gusta?
La ardilla voladora me mira y me ofrece un pedacito de galleta. Lo agarro, le sonrío y me lo como. Ya no volveré a vagabundear sola nunca más. Sonrío y una lágrima se escurre por mi mejilla.
- Leónidas:
OBJETO | AEROS |
Animal Pequeño | 100 |
TOTAL | 100 |
Irinnil Fawkes
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Re: MERCADO de Aerandir
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Se han descontado los aeros de tu perfil. No olvides registrar al animal en tu lista de tareas o hacerle una ficha de PNJ.
Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
Después de un encuentro tan extraño con Alzzul, y la aventura que han tenido y encuentro a un vampiro en letargo…La mujer decidió que un paseo por las montañas sería algo normal, algo que la daría tiempo para analizar las cosas… para llegar al fondo de sí misma con ello y puede que encontrar algo que la ayude a recordar….Un tiempo para ella misma, en un sitio donde pocos están, llegan y pasan….Esperaba tranquilidad, al menos esta vez…
Con cuidado recorrió el brazo marcado con la punta de sus dedos fríos de la mano izquierda, mientras caminaba entre las sombras por aquellos bosques fríos y medio dormidos….La gustaba la sensación de soledad fingida….Pero hasta ese placer estaba roto…
Unos sonidos la llamaron la atención….muchos corazones que latían a diferentes ritmos, pero solo uno la llamo la atención, el alterado y enfadado….ruedas que crujían por cada vuelta que daban y se podía entender que había muchos corazones que eran de animales….o niños muy pequeños….y quería averiguar a quien en realidad pertenecían, sobre todo aquel corazón especial….
“Dudo, que alguien lleve niños como contrabando por aquí…pero ammp, los animales es interesante….”
Alana se acercó con cuidado y observo a tres hombres con pieles de animales por encima de los hombros…tenían un aspecto bastante horripilante y el olor que desprendían era a muerte y suciedad…Aun así, a todos los animales les tenían bastante bien situados, excepto uno….era su corazón especial….
Un zorro plateado, era el único que no paraba quieto….era de un tamaño medio, con pelo plateado, ojos negros y una boca roja con dientes blancos y perlados….Hacia unos sonidos fuertes y silbantes….era un luchador, una bestia salvaje contenida en una jaula. La criatura rasguñaba y mordía aquellos barrotes, era fuerte y era una fiera. Alana no pudo quitar la vista de aquella preciosa criatura….lo sienta y deseaba liberarlo por encima de todo…Tenía que ser suyo o libre….alguien tan bello y feroz, merecería vida fuera de unos barrotes…
-Maldito cabrán! Mátalo de una vez, alguien como él no nos dará ni dinero….ni nada bueno…Además parece que tiene la rabia o algo, podría infectar a los demás animales…Vamos Robín, mátalo!
-Este cabrán muerde y araña….
Grito el que parecía ser Robín, mientras intentaba agarrar al zorro dentro de la jaula….En esto que uno de ellos, saco una daga y la tendió al hombre que retenía la jaula en este momento….
Alana avanzo de forma instintiva…..disipando las sombras, quedando descubierta a la luz de las antorchas….
-Buenas lunas, caballeros…..
Los hombres casi saltaron del susto en sus sitios al oír la voz de la mujer….Pero, al ver la capucha negra y nada de rasgos….solo una mujer pequeña….se relajaron al instante y preparados para seguir con lo que estaban haciendo….
-Eh…más despacio, me gustaría comprar a este zorro blanco, si no os importa….
Comento la vampiresa, señalando con el dedo a la criatura, había magia entre ellos, conexión de familiar….La mujer miro al animal que la devolvió la mirada como si la entendiera y valorara si era apta para que ella lo toque….Después el animal le miro a uno de los hombres lo mordió la mano desprotegida y silbo en dirección a él como si llamara a un duelo….
Era una criatura de lo más maravillosa y con la sangre en su morro, Alana entendió al instante que este bicho debería de estar libre y aceptarla de amiga ….Un grito de dolor, la saco de la admiración por una criatura tan alucinante….el hombre estaba maldiciendo y ya levanto la daga en dirección al zorro…cuando ella se movió con rapidez y agarro sin ningún problema la mano de aquel hombre con otra mano….Su capa cayo de su cabeza y ella miro con intensidad a los hombres…Todos los animales se callaron y se retiraron lo más lejos que podían de Alana….solo uno se relajó…..y casi parecía ronronear….Los hombres no se movían y con temor esperaron los actos de la mujer…
-Te compro a este zorro …..espero que aceptes, o sino…..esto será lo último que los tres vais a ver en vuestra vida…
Comento ella, y sonrió de forma falsa enseñando sus colmillos….Los dos que estaban más lejos dieron un paso atrás y el que estaba a su lado empezó a temblar…. Asintiendo con nerviosismo....
-Y que, caballeros…trato hecho ¿?
Alana tiro una bolsita con aeros a uno de los hombres…..le quito la daga al hombre de la mano y se la tiro al otro hombre a los pies…..y cogió la jaula con el zorro plateado…..
-Es un placer tener tratos con vosotros, caballeros….
Una sonrisa mas y un mordisco al aire….y el hombre más cercano se meo….Esta vez la sonrisa era real….pero ellos ya no la verían, solo su espalda desapareciendo en la oscuridad….La mujer se alejó de ahí con un animal que la parecía perfecto y precioso….
Cuando perdió de vista el carro de los comerciantes….se paró y abrió la jaula….
-Vamos, precioso…eres libre si lo deseas…..
El zorro la miro con sus ojos negros y brillantes, el morro lleno de sangre….La recordó tanto a ella misma…. Le sonrió…..
Pero el animal al salir, la olisqueo….y se restregó contra su pierna y la tela del vestido….Después volvió a mirarla a los ojos como desafiándola y la fémina no se aguantó de cogerlo entre los brazos levantándolo a su regazo….
El animal de nuevo se restregó contra ella….
-Bueno, parece que ahora somos compañeros de viaje y te tendré que dar un nombre….
Le alejo un poco de su cuerpo para mirar mejor a esa bola de pelo plateada….Estaba feliz de que él la ha preferido a una libertad completa...
-Qué te parece, Mordisquitos…..¿?
El animal se revolvió y volvió al regazo y después al cuello de la mujer…. Alana puso su capucha sobre la cabeza escondiendo así a su nuevo amigo y a ella misma….el zorro parecía complacido con la situación….
-Bueno, Mordisquitos….vamos a buscar algo de comer….es hora de la caza…
Comento ella, mientras decidía la dirección en la que ir para cazar algo para los dos…..
Con cuidado recorrió el brazo marcado con la punta de sus dedos fríos de la mano izquierda, mientras caminaba entre las sombras por aquellos bosques fríos y medio dormidos….La gustaba la sensación de soledad fingida….Pero hasta ese placer estaba roto…
Unos sonidos la llamaron la atención….muchos corazones que latían a diferentes ritmos, pero solo uno la llamo la atención, el alterado y enfadado….ruedas que crujían por cada vuelta que daban y se podía entender que había muchos corazones que eran de animales….o niños muy pequeños….y quería averiguar a quien en realidad pertenecían, sobre todo aquel corazón especial….
“Dudo, que alguien lleve niños como contrabando por aquí…pero ammp, los animales es interesante….”
Alana se acercó con cuidado y observo a tres hombres con pieles de animales por encima de los hombros…tenían un aspecto bastante horripilante y el olor que desprendían era a muerte y suciedad…Aun así, a todos los animales les tenían bastante bien situados, excepto uno….era su corazón especial….
Un zorro plateado, era el único que no paraba quieto….era de un tamaño medio, con pelo plateado, ojos negros y una boca roja con dientes blancos y perlados….Hacia unos sonidos fuertes y silbantes….era un luchador, una bestia salvaje contenida en una jaula. La criatura rasguñaba y mordía aquellos barrotes, era fuerte y era una fiera. Alana no pudo quitar la vista de aquella preciosa criatura….lo sienta y deseaba liberarlo por encima de todo…Tenía que ser suyo o libre….alguien tan bello y feroz, merecería vida fuera de unos barrotes…
-Maldito cabrán! Mátalo de una vez, alguien como él no nos dará ni dinero….ni nada bueno…Además parece que tiene la rabia o algo, podría infectar a los demás animales…Vamos Robín, mátalo!
-Este cabrán muerde y araña….
Grito el que parecía ser Robín, mientras intentaba agarrar al zorro dentro de la jaula….En esto que uno de ellos, saco una daga y la tendió al hombre que retenía la jaula en este momento….
Alana avanzo de forma instintiva…..disipando las sombras, quedando descubierta a la luz de las antorchas….
-Buenas lunas, caballeros…..
Los hombres casi saltaron del susto en sus sitios al oír la voz de la mujer….Pero, al ver la capucha negra y nada de rasgos….solo una mujer pequeña….se relajaron al instante y preparados para seguir con lo que estaban haciendo….
-Eh…más despacio, me gustaría comprar a este zorro blanco, si no os importa….
Comento la vampiresa, señalando con el dedo a la criatura, había magia entre ellos, conexión de familiar….La mujer miro al animal que la devolvió la mirada como si la entendiera y valorara si era apta para que ella lo toque….Después el animal le miro a uno de los hombres lo mordió la mano desprotegida y silbo en dirección a él como si llamara a un duelo….
Era una criatura de lo más maravillosa y con la sangre en su morro, Alana entendió al instante que este bicho debería de estar libre y aceptarla de amiga ….Un grito de dolor, la saco de la admiración por una criatura tan alucinante….el hombre estaba maldiciendo y ya levanto la daga en dirección al zorro…cuando ella se movió con rapidez y agarro sin ningún problema la mano de aquel hombre con otra mano….Su capa cayo de su cabeza y ella miro con intensidad a los hombres…Todos los animales se callaron y se retiraron lo más lejos que podían de Alana….solo uno se relajó…..y casi parecía ronronear….Los hombres no se movían y con temor esperaron los actos de la mujer…
-Te compro a este zorro …..espero que aceptes, o sino…..esto será lo último que los tres vais a ver en vuestra vida…
Comento ella, y sonrió de forma falsa enseñando sus colmillos….Los dos que estaban más lejos dieron un paso atrás y el que estaba a su lado empezó a temblar…. Asintiendo con nerviosismo....
-Y que, caballeros…trato hecho ¿?
Alana tiro una bolsita con aeros a uno de los hombres…..le quito la daga al hombre de la mano y se la tiro al otro hombre a los pies…..y cogió la jaula con el zorro plateado…..
-Es un placer tener tratos con vosotros, caballeros….
Una sonrisa mas y un mordisco al aire….y el hombre más cercano se meo….Esta vez la sonrisa era real….pero ellos ya no la verían, solo su espalda desapareciendo en la oscuridad….La mujer se alejó de ahí con un animal que la parecía perfecto y precioso….
Cuando perdió de vista el carro de los comerciantes….se paró y abrió la jaula….
-Vamos, precioso…eres libre si lo deseas…..
El zorro la miro con sus ojos negros y brillantes, el morro lleno de sangre….La recordó tanto a ella misma…. Le sonrió…..
Pero el animal al salir, la olisqueo….y se restregó contra su pierna y la tela del vestido….Después volvió a mirarla a los ojos como desafiándola y la fémina no se aguantó de cogerlo entre los brazos levantándolo a su regazo….
El animal de nuevo se restregó contra ella….
-Bueno, parece que ahora somos compañeros de viaje y te tendré que dar un nombre….
Le alejo un poco de su cuerpo para mirar mejor a esa bola de pelo plateada….Estaba feliz de que él la ha preferido a una libertad completa...
-Qué te parece, Mordisquitos…..¿?
El animal se revolvió y volvió al regazo y después al cuello de la mujer…. Alana puso su capucha sobre la cabeza escondiendo así a su nuevo amigo y a ella misma….el zorro parecía complacido con la situación….
-Bueno, Mordisquitos….vamos a buscar algo de comer….es hora de la caza…
Comento ella, mientras decidía la dirección en la que ir para cazar algo para los dos…..
- Mordisquitos:
OBJETO | AEROS |
Animal Mediano | 200 |
TOTAL | 200 |
Alana
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Re: MERCADO de Aerandir
Andres y yo habíamos decidido ir a comprar unas cosas antes de emprender el camino hacia el norte, lo primordial era comprar la ropa abrigada, asi que caminábamos por el mercado, entre las pocas tiendas que funcionaban.
Lo cual de por si ya era difícil ya que el comercio habia sido gravemente afectado por la guerra, y ya me estaba desesperando un poco, desde hace unas horas que estábamos caminando y no encontrábamos nada.
- Andres, tengo hambre... Sigamos después - dije mientras caminaba encorvada arrastrando mis brazos por el suelo.
- Deja de quejarte, alli esta la tienda - dijo señalando un local sencillo con un cartel que decía "sastre".
Yo me enderece para ver y sonreí, era justicia que por fin encontráramos un sastre que trabajaba, ahora la cosa era que tuviera los materiales para las ropas que necesitábamos. Como fuera teníamos que entrar y preguntar, asi que sin mas caminamos y nos acercamos y entramos a la tienda.
Nos encontramos con unos aparadores con las ropas acomodadas de una forma que los clientes pudieran admirarlas, eran ropas lindas y sencillas, Trhizten se acomodaba en mi hombro y nos dedicábamos a ver los trajes. Yo mas que todo a los lindos vestidos que tenia allí.
Andres por otro lado se dedicaba a charlar con el dueño, que se habia levantado de detrás del mostrador para atendernos.
- Buenas tarde señor, mi hermana y yo venimos para comprar unos trajes para nuestros viaje hacia el norte - dijo mi hermano con calma.
- Ho por supuesto, pasen por aqui para tomarles sus medidas - dijo el hombre con tono amigable.
Mi hermano asintió y siguió al hombre no sin antes llamarme para ir con ellos, yo simplemente les segui en silencio.
El señor le pido a mi hermano que se quitara la capa y dejara el resto de accesorios sobre el mostrador, mientras con una cinta marrón comenzaba a tomar medidas mientras le preguntaba a Andres detalles sobre las prendas.
Luego de unos minutos era mi turno, me baje del banco en el que esperaba sentada, me quite la capa y mis cinturones, quedando en pantalones y camisa, el hombre tomo mis medidas para luego indicarme que ya habia terminado.
- Bueno, espero que no les moleste pero los materiales apropiados para los trajes que me piden los tengo pero ya confeccionados en unos trajes, si no les molesta los arreglare para que les queden perfectos - dijo el hombre mientras anotaba las medidas.
- nosotros no nos importa mucho la estética, lo importante es que nos protejan del frio - dije con una sonrisa mientras volvía a ponerme la capa y Trhiz ae ponía en mi hombro. - Por sierto el mío debe tener unas placas duras en el hombro derecho, a mi amigo le gusta estar allí - dije acariciando una de las alas del ave.
- No hay problema, pónganse cómodos - dijo señalando los bancos mientras se iba a la parte de atrás de la tienda.
Un par de horas despues fuimos a medirnos las ropas para asegurarnos de que senos ajustaran bien, primero se lo probo mi hermano y le quedaba bien, se veía muy apuesto como siempre.
Luego fui yo, no me gustaban mucho los vestidos, pero al menos no era largo, me llegaba hasta las rodillas, luego de alli ya se notaba el abrigado pantalon, ropas femeninas por fin, me sentía cómoda.
El señor me pregunto que si no le faltaba nada, yo le indique que asi estaba perfecto, fui y me volví a cambiar volviendo a ponerme la ropa anterior, el hombre doblo la ropa de ambos y las amarro con una cuerda de cuero y nos las entrego.
- Por cierto, también nos llevaremos uno de esos bolsos de viaje - dije señalando a un bolso sencillo que colgaba en la pared detrás del hombre.
Este lo tomo y lo puso junto a la ropa, yo saque de mi bolso el saquito con los aeros, mientras mi hermano y el hablaban del precio de todo.
Lista de compras.
*. Ropa Común. 60
*. Bolso pequeño. 100
Total a pagar.
*. 160 aeros.
Lo cual de por si ya era difícil ya que el comercio habia sido gravemente afectado por la guerra, y ya me estaba desesperando un poco, desde hace unas horas que estábamos caminando y no encontrábamos nada.
- Andres, tengo hambre... Sigamos después - dije mientras caminaba encorvada arrastrando mis brazos por el suelo.
- Deja de quejarte, alli esta la tienda - dijo señalando un local sencillo con un cartel que decía "sastre".
Yo me enderece para ver y sonreí, era justicia que por fin encontráramos un sastre que trabajaba, ahora la cosa era que tuviera los materiales para las ropas que necesitábamos. Como fuera teníamos que entrar y preguntar, asi que sin mas caminamos y nos acercamos y entramos a la tienda.
Nos encontramos con unos aparadores con las ropas acomodadas de una forma que los clientes pudieran admirarlas, eran ropas lindas y sencillas, Trhizten se acomodaba en mi hombro y nos dedicábamos a ver los trajes. Yo mas que todo a los lindos vestidos que tenia allí.
Andres por otro lado se dedicaba a charlar con el dueño, que se habia levantado de detrás del mostrador para atendernos.
- Buenas tarde señor, mi hermana y yo venimos para comprar unos trajes para nuestros viaje hacia el norte - dijo mi hermano con calma.
- Ho por supuesto, pasen por aqui para tomarles sus medidas - dijo el hombre con tono amigable.
Mi hermano asintió y siguió al hombre no sin antes llamarme para ir con ellos, yo simplemente les segui en silencio.
El señor le pido a mi hermano que se quitara la capa y dejara el resto de accesorios sobre el mostrador, mientras con una cinta marrón comenzaba a tomar medidas mientras le preguntaba a Andres detalles sobre las prendas.
Luego de unos minutos era mi turno, me baje del banco en el que esperaba sentada, me quite la capa y mis cinturones, quedando en pantalones y camisa, el hombre tomo mis medidas para luego indicarme que ya habia terminado.
- Bueno, espero que no les moleste pero los materiales apropiados para los trajes que me piden los tengo pero ya confeccionados en unos trajes, si no les molesta los arreglare para que les queden perfectos - dijo el hombre mientras anotaba las medidas.
- nosotros no nos importa mucho la estética, lo importante es que nos protejan del frio - dije con una sonrisa mientras volvía a ponerme la capa y Trhiz ae ponía en mi hombro. - Por sierto el mío debe tener unas placas duras en el hombro derecho, a mi amigo le gusta estar allí - dije acariciando una de las alas del ave.
- No hay problema, pónganse cómodos - dijo señalando los bancos mientras se iba a la parte de atrás de la tienda.
****
Un par de horas despues fuimos a medirnos las ropas para asegurarnos de que senos ajustaran bien, primero se lo probo mi hermano y le quedaba bien, se veía muy apuesto como siempre.
Luego fui yo, no me gustaban mucho los vestidos, pero al menos no era largo, me llegaba hasta las rodillas, luego de alli ya se notaba el abrigado pantalon, ropas femeninas por fin, me sentía cómoda.
El señor me pregunto que si no le faltaba nada, yo le indique que asi estaba perfecto, fui y me volví a cambiar volviendo a ponerme la ropa anterior, el hombre doblo la ropa de ambos y las amarro con una cuerda de cuero y nos las entrego.
- Por cierto, también nos llevaremos uno de esos bolsos de viaje - dije señalando a un bolso sencillo que colgaba en la pared detrás del hombre.
Este lo tomo y lo puso junto a la ropa, yo saque de mi bolso el saquito con los aeros, mientras mi hermano y el hablaban del precio de todo.
Lista de compras.
*. Ropa Común. 60
*. Bolso pequeño. 100
Total a pagar.
*. 160 aeros.
Cryz
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Re: MERCADO de Aerandir
ACTUALIZADO
Se han descontado los aeros de sus perfiles. No olviden registrar los objetos y al animal en la lista de tareas o hacerle una ficha de PNJ.
Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
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Re: MERCADO de Aerandir
Bajo el pretexto de buscar una cura a su maldición, Merrigan me convence para visitar el mercado de Lunargenta. No es la primera vez que revisamos los comercios y salimos con las manos vacías. Las calles están repletas de vendedores de mentiras y engaños. Se diferencia por los vivos colores de sus túnicas y la voz estridente con la que se expresan. Utilizan palabras que no entiendo su significado con un acento que no sé identificar. Deduzco que muchas de las palabras son inventadas para llamar la atención del público más inculto. Si les preguntase de dónde vienen, también se inventarían el nombre del país.
—¡Caramba y carambolas! Me juego el cuello por ustedes, mis magistiesos caballeros y mis hermollas damas. Si los Dioses se enteran el bajo precio por el que vendo su secreto me condenarían al peorísimo de sus castigos.
Merrigan se acerca a uno de los vendedores ambulantes con disfraz de bufón. Se quita la capa que le oculta el rostro y el cabello. Su piel es del color del tronco de un sauce viejo y sus mechones son grasientos como el húmedo moho.
—¿Puedes curarme? — dice muy seria.
—Por supuesto que sí, señoritinga. —tartamudea el vendedor — Debe lavar su cara con esta magnificosa loción. A la semana notará….
Merrigan no le deja terminar la frase. Le toma del cuello de la camisa y le mira directamente a sus ojos de comadreja asustada.
—Lo necesito ahora. No puedo esperar una semana ni tampoco un día. Ahora.
El vendedor ambulante hace un gesto con la nariz, le molesta la peste a huevo podrido que emana de la piel maldita de Merrigan. La gente a su alrededor se separa dos pasos de ella. Notan el mismo olor. Yo me acero. Me situado a la espalda de Merrigan y pongo una mano encima de su hombro. Estoy con ella. Siempre lo estaré. Gira la cara para verme. Me responde con su mirada cristalina. Suelta al vendedor de un golpe. Evita tener contacto visual con él. Me da la mano. Con la otra, vuelve a ocultarse el rostro con la capa.
—Lo siento.
Le beso en la cabeza. No acepto sus disculpas. No hay nada de qué disculparse. Entiendo que Merrigan está molesta por sus maldiciones, por eso se enfada con facilidad. Quiere terminar con sus maldiciones, qué dejen de doler.
—Vámonos — con las manos vacías, al igual que en estos últimos días.
Merrigan hace que nos detengamos frente a una tienda de armas y armaduras. Saca la bolsa de aeros. Planeaba gastárselos en una poción para ella. Me suelta la mano, se quita el guante de esa mano y me la vuelve a ofrecer. Agradezco el contacto físico de su piel. Los últimos meses que llevamos viajando juntos, apenas nos hemos tocado. Los momentos de intimidad los pasamos con una gruesa manta separando nuestros cuerpos desnudos. No recuerdo la última vez que pasé su mano por su cabello rojizo (no recuerdo cuánto hace que su cabello ya no es rojizo) o la acaricié sus pechos sin una tela de por medio.
—He sido una egoísta. — la veo sonreír bajo la capucha de la capa — Creo que aquí venderán lo que estamos buscando. ¿No te parece? Tendremos que estar preparados la próxima vez que nos metamos en problemas.
—La forya de Odín — leo en voz alta el letrero del comercio.
—Casi. En realidad dice: la forja de Odín. Has mejorado mucho. — se pone de puntillas y me besa en la mejilla.
¿A qué viene este cambio? Antes, por poco mata a un vendedor ambulante y ahora me da un beso. ¿Qué está pasando en el interior de la cabeza de Merrigan? ¿Por qué se interesa en renovar nuestro inventario?
Respondo a las preguntas una vez entramos en la forja. Merrigan señala un arco de mucha mejor calidad que el mío. Argumenta que es importante que estemos bien armados y que hay muchos peligros fuera y dentro de los muros de las ciudades. Sé lo que pretende: que nos enfrentemos a los peligros. Es su última esperanza para sanar su maldición. La cura que busca estará en el laboratorio de un nigromante o en los cofres de los gigantes.
—¡Caramba y carambolas! Me juego el cuello por ustedes, mis magistiesos caballeros y mis hermollas damas. Si los Dioses se enteran el bajo precio por el que vendo su secreto me condenarían al peorísimo de sus castigos.
Merrigan se acerca a uno de los vendedores ambulantes con disfraz de bufón. Se quita la capa que le oculta el rostro y el cabello. Su piel es del color del tronco de un sauce viejo y sus mechones son grasientos como el húmedo moho.
—¿Puedes curarme? — dice muy seria.
—Por supuesto que sí, señoritinga. —tartamudea el vendedor — Debe lavar su cara con esta magnificosa loción. A la semana notará….
Merrigan no le deja terminar la frase. Le toma del cuello de la camisa y le mira directamente a sus ojos de comadreja asustada.
—Lo necesito ahora. No puedo esperar una semana ni tampoco un día. Ahora.
El vendedor ambulante hace un gesto con la nariz, le molesta la peste a huevo podrido que emana de la piel maldita de Merrigan. La gente a su alrededor se separa dos pasos de ella. Notan el mismo olor. Yo me acero. Me situado a la espalda de Merrigan y pongo una mano encima de su hombro. Estoy con ella. Siempre lo estaré. Gira la cara para verme. Me responde con su mirada cristalina. Suelta al vendedor de un golpe. Evita tener contacto visual con él. Me da la mano. Con la otra, vuelve a ocultarse el rostro con la capa.
—Lo siento.
Le beso en la cabeza. No acepto sus disculpas. No hay nada de qué disculparse. Entiendo que Merrigan está molesta por sus maldiciones, por eso se enfada con facilidad. Quiere terminar con sus maldiciones, qué dejen de doler.
—Vámonos — con las manos vacías, al igual que en estos últimos días.
Merrigan hace que nos detengamos frente a una tienda de armas y armaduras. Saca la bolsa de aeros. Planeaba gastárselos en una poción para ella. Me suelta la mano, se quita el guante de esa mano y me la vuelve a ofrecer. Agradezco el contacto físico de su piel. Los últimos meses que llevamos viajando juntos, apenas nos hemos tocado. Los momentos de intimidad los pasamos con una gruesa manta separando nuestros cuerpos desnudos. No recuerdo la última vez que pasé su mano por su cabello rojizo (no recuerdo cuánto hace que su cabello ya no es rojizo) o la acaricié sus pechos sin una tela de por medio.
—He sido una egoísta. — la veo sonreír bajo la capucha de la capa — Creo que aquí venderán lo que estamos buscando. ¿No te parece? Tendremos que estar preparados la próxima vez que nos metamos en problemas.
—La forya de Odín — leo en voz alta el letrero del comercio.
—Casi. En realidad dice: la forja de Odín. Has mejorado mucho. — se pone de puntillas y me besa en la mejilla.
¿A qué viene este cambio? Antes, por poco mata a un vendedor ambulante y ahora me da un beso. ¿Qué está pasando en el interior de la cabeza de Merrigan? ¿Por qué se interesa en renovar nuestro inventario?
Respondo a las preguntas una vez entramos en la forja. Merrigan señala un arco de mucha mejor calidad que el mío. Argumenta que es importante que estemos bien armados y que hay muchos peligros fuera y dentro de los muros de las ciudades. Sé lo que pretende: que nos enfrentemos a los peligros. Es su última esperanza para sanar su maldición. La cura que busca estará en el laboratorio de un nigromante o en los cofres de los gigantes.
- Items:
Armadura superior para Sarez:
https://i.servimg.com/u/f97/19/62/20/06/32310.jpg
Arco calidad superior para Sarez
https://i.servimg.com/u/f97/19/62/20/06/223310.jpg
Látigo calidad normal para Sarez
https://i.servimg.com/u/f97/19/62/20/06/3132110.jpg
Armadura calidad normal para Merrigan
https://i.servimg.com/u/f97/19/62/20/06/11122210.jpg
OBJETO | AEROS |
Armadura Media superior | 480 |
Armadura Media normal | 320 |
Armas de Cuero media (látigo) | 240 |
Arco superior | 240 |
TOTAL | 1280 |
Sarez
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Re: MERCADO de Aerandir
—¿Cuánto por el escudo? ¿Cuánto por el hacha? ¿Cuánto por esa armadura?
No estaba interesado por ninguna de esas cosas, sino por la mujer que las vendía. Era una mujer antropomórfica con ojos, piel y lengua de serpiente. La había visto viajar por todas las ciudades de Aerandir comprando y vendiendo productos de dudosa procedencia; productos que obviamente eran robados. La primera vez que la vi era en Belltrexus, lugar donde la mujer disfrutaba de casa propia. Seguramente, y dado a sus muchos viajes, debía tener otra residencia en Lunargenta y quizás una tercera en Dundarak y una cuarta en Sacrestic.
Pensé en avisar a la guardia de la ciudad. Pasaba mis dedos por encima de sus productos mostrando una posición segura y amenazante, como si no me hiciera falta pagar por ellos por hacerme con la posesión de ellos. Me bastaba con delatarla. A mí La Guardia: esta mujer es una traficante. Lleva y trae productos robados por todas las ciudades de Aerandir. No está más tiempo que el necesario. El justo para que nadie (o casi nadie) pueda reconocerla por sus delitos. No contaba que los criminales nos conocemos entre nosotros. Su libertad estaba bajo mi poder y se lo hacía ver con mis gestos. Me bastaba levantar la voz y entonces la Guardia se la llevaría dejando su tenderete en el mercado sin protección. El escudo, el hacha y la armadura serían míos.
La mujer serpiente lo sabía y, al igual que yo reconocí sus crímenes, ella lo supo los míos. Me preguntó por la mujer que me acompañaba, Keira y me dijo que hacíamos buena pareja sin ocultar el tono de amenaza. Su lengua bífida y sus piernas seductoras no me excitaron más que el hecho de que Keira se alejase un paso de mí. Estaba celosa; no le gustaba que la amenazasen si no podía devolverle la osadía en un ataque de fuego como tampoco le gustaba que yo disfrutase del juego de amenazas.
—Me voy. — dijo Keira dándome la espalda. Esperó unos segundos por ver si reaccionaba, si iba a perseguirla. No lo hice. Se fue.
—Tablas. — dijo la mujer serpiente arrastrando la “s” final — Yo no quiero problemas. Tú no hablas y yo no hablo. — a la mujer le costaba hablar con claridad.
—¿Y por qué me va a importar que digas nada? Mi vida es la mayor maldición que llevo encima. Llama a la guardia, adelante, hazme el favor. Qué ellos acaben mi trabajo — me arremangué la camisa enseñando las cicatrices en mis brazos — Cada noche juego con los nervios de mi cuerpo como si fueran las cuerdas de un violín por tal de sentir algo y ni aun así consigo saciar el embrujo de mis maldiciones. ¿Quieres hacerme un favor? Haz que me cuelguen en la plaza. No pierdo nada. Tú lo perderás todo. Te juro que cuando me cuelguen, tú irás detrás.
La mujer se quedó viendo mis cicatrices. Pasó su lengua bífida por sus labios. Había visto esa reacción en otras mujeres, pero jamás por ver una cicatrices.
—Yo tengo medicinas en mi casa. Puedo sanar heridas. Tú ayudas a recoger tienda y yo daré medicinas. Tú callado y vivo y yo callada y viva.
No había pociones ni vendas en su casa. La medicina que me había reservado era muy diferente a la que yo me esperaba. Keira se habría estirado de los pelos al ver que no regresaba a su casa.
—Escudo. Hacha. Armadura. — al día siguiente la mujer serpiente contó los productos por los que había fingido interesarme por jugar con ella.
—Y casa. Tienes una residencia en Belltrexus, ¿no es así? Necesito una casa que sea mía. — mía y no de Keira.
—Escudo. Hacha. Armadura. Casa.
No estaba interesado por ninguna de esas cosas, sino por la mujer que las vendía. Era una mujer antropomórfica con ojos, piel y lengua de serpiente. La había visto viajar por todas las ciudades de Aerandir comprando y vendiendo productos de dudosa procedencia; productos que obviamente eran robados. La primera vez que la vi era en Belltrexus, lugar donde la mujer disfrutaba de casa propia. Seguramente, y dado a sus muchos viajes, debía tener otra residencia en Lunargenta y quizás una tercera en Dundarak y una cuarta en Sacrestic.
Pensé en avisar a la guardia de la ciudad. Pasaba mis dedos por encima de sus productos mostrando una posición segura y amenazante, como si no me hiciera falta pagar por ellos por hacerme con la posesión de ellos. Me bastaba con delatarla. A mí La Guardia: esta mujer es una traficante. Lleva y trae productos robados por todas las ciudades de Aerandir. No está más tiempo que el necesario. El justo para que nadie (o casi nadie) pueda reconocerla por sus delitos. No contaba que los criminales nos conocemos entre nosotros. Su libertad estaba bajo mi poder y se lo hacía ver con mis gestos. Me bastaba levantar la voz y entonces la Guardia se la llevaría dejando su tenderete en el mercado sin protección. El escudo, el hacha y la armadura serían míos.
La mujer serpiente lo sabía y, al igual que yo reconocí sus crímenes, ella lo supo los míos. Me preguntó por la mujer que me acompañaba, Keira y me dijo que hacíamos buena pareja sin ocultar el tono de amenaza. Su lengua bífida y sus piernas seductoras no me excitaron más que el hecho de que Keira se alejase un paso de mí. Estaba celosa; no le gustaba que la amenazasen si no podía devolverle la osadía en un ataque de fuego como tampoco le gustaba que yo disfrutase del juego de amenazas.
—Me voy. — dijo Keira dándome la espalda. Esperó unos segundos por ver si reaccionaba, si iba a perseguirla. No lo hice. Se fue.
—Tablas. — dijo la mujer serpiente arrastrando la “s” final — Yo no quiero problemas. Tú no hablas y yo no hablo. — a la mujer le costaba hablar con claridad.
—¿Y por qué me va a importar que digas nada? Mi vida es la mayor maldición que llevo encima. Llama a la guardia, adelante, hazme el favor. Qué ellos acaben mi trabajo — me arremangué la camisa enseñando las cicatrices en mis brazos — Cada noche juego con los nervios de mi cuerpo como si fueran las cuerdas de un violín por tal de sentir algo y ni aun así consigo saciar el embrujo de mis maldiciones. ¿Quieres hacerme un favor? Haz que me cuelguen en la plaza. No pierdo nada. Tú lo perderás todo. Te juro que cuando me cuelguen, tú irás detrás.
La mujer se quedó viendo mis cicatrices. Pasó su lengua bífida por sus labios. Había visto esa reacción en otras mujeres, pero jamás por ver una cicatrices.
—Yo tengo medicinas en mi casa. Puedo sanar heridas. Tú ayudas a recoger tienda y yo daré medicinas. Tú callado y vivo y yo callada y viva.
No había pociones ni vendas en su casa. La medicina que me había reservado era muy diferente a la que yo me esperaba. Keira se habría estirado de los pelos al ver que no regresaba a su casa.
—Escudo. Hacha. Armadura. — al día siguiente la mujer serpiente contó los productos por los que había fingido interesarme por jugar con ella.
—Y casa. Tienes una residencia en Belltrexus, ¿no es así? Necesito una casa que sea mía. — mía y no de Keira.
—Escudo. Hacha. Armadura. Casa.
- Armadura, escudo y hacha:
OBJETO | AEROS |
Armas de una mano calidad superior (hacha a una mano) | 240 |
Armadura Media calidad superior | 480 |
Escudo calidad superior | 180 |
Casa común | 400 |
TOTAL | 1300 |
Gerrit Nephgerd
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Re: MERCADO de Aerandir
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De forma esporádica, actualizaré el mercado. Ya son varios los usuarios que me lo han pedido. No lo haría de no ser porque a estos usuarios les urge la compra para presentarse en el evento global actual y por la ausencia de Ansur. Con esto vengo a decir: "este no es mi deber en el foro. No me lo pidáis otra vez porque no lo volveré a hacer".
Compra realizada. No olvidéis registrar los objeto en el registro correspondiente (link) y actualizar vuestro inventario de la lista de tareas.
Sarez/Gerrit me avisó que se confundió y pidió los puntos de experiencia correspondientes a los posts del mercado en el registro. En este caso, no le añadiré el 1pto; ya está añadido.
Compra realizada. No olvidéis registrar los objeto en el registro correspondiente (link) y actualizar vuestro inventario de la lista de tareas.
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Sigel
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Re: MERCADO de Aerandir
Off: Esto esta MUY atrás en la crono de Elt, acaba de entrar en la guardia de Lunargenta.
Entró en la herrería.
Encontraba raro ir de uniforme por Lunargenta. Pero era lo que había decidido, ser guarda, sacrificarse por algo que, supuestamente, era más grande que él.
Iba siendo hora de tener equipo acorde.
Iba a hacerlo de forma rápida, en realidad no quería pensar demasiado en lo que se iba a encontrar. Desenvainó su propia hoja del cinto y la depositó sobre el mostrador de la enjuta herrería, dónde una mujer de brazos recios le miró de arriba abajo.
- Quiero que no se rompa con mirarla. – dijo simplemente, cruzado de brazos.
La herrera tomó la humeante pipa que tenía en la boca con su mano izquierda y dio un leve golpe en el mostrador con ella, extrayendo parte de la ceniza que tenía el objeto en su interior. Después tomó la espada que el guarda acababa de depositar frente a ella y la examinó con cuidado.
- Lo mejor que puedo reemplazar la hoja entera. – dijo – Trabajar para reforzar este metal es horrible. – dijo dejando el espadón del castaño a un lado. – Y puedes quedarte con la vieja, a mí no me va a hacer falta, soldado. – Mencionó secando el sudor que resbalaba por su cuello con un trapo que acababa de sacar de debajo del tablero que tenía delante.
- ¿Cuánto me costará? –
- Lo mismo que una espada nueva. – digo la mujer sin prestar demasiada atención a su cliente, comenzado a reunir todas las herramientas que iba a necesitar para el trabajo. – Pásate por aquí mañana a por tu espada vieja y… a por tu espada nueva. – dijo dándole una larga calada a la pipa y dejando, a continuación que el humo saliese mezclado con todo el aire de tus pulmones. – Págame por adelantado, con ese uniforme en esta ciudad… a saber si mañana vas a estar vivo. –
- Menuda confianza. – Eltrant, sonriendo, dejó un pequeño saco con Aeros sobre el mostrador.
- Llevo mucho tiempo viendo uniformados, chico. – Contestó la mujer tomando los Aeros, devolviéndole la sonrisa. – Se reconocer a los novatos. – Aseguró contando el dinero, sin mirar como el guarda salía del local.
Compro una espada a una mano de calidad superior. ^^
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Entró en la herrería.
Encontraba raro ir de uniforme por Lunargenta. Pero era lo que había decidido, ser guarda, sacrificarse por algo que, supuestamente, era más grande que él.
Iba siendo hora de tener equipo acorde.
Iba a hacerlo de forma rápida, en realidad no quería pensar demasiado en lo que se iba a encontrar. Desenvainó su propia hoja del cinto y la depositó sobre el mostrador de la enjuta herrería, dónde una mujer de brazos recios le miró de arriba abajo.
- Quiero que no se rompa con mirarla. – dijo simplemente, cruzado de brazos.
La herrera tomó la humeante pipa que tenía en la boca con su mano izquierda y dio un leve golpe en el mostrador con ella, extrayendo parte de la ceniza que tenía el objeto en su interior. Después tomó la espada que el guarda acababa de depositar frente a ella y la examinó con cuidado.
- Lo mejor que puedo reemplazar la hoja entera. – dijo – Trabajar para reforzar este metal es horrible. – dijo dejando el espadón del castaño a un lado. – Y puedes quedarte con la vieja, a mí no me va a hacer falta, soldado. – Mencionó secando el sudor que resbalaba por su cuello con un trapo que acababa de sacar de debajo del tablero que tenía delante.
- ¿Cuánto me costará? –
- Lo mismo que una espada nueva. – digo la mujer sin prestar demasiada atención a su cliente, comenzado a reunir todas las herramientas que iba a necesitar para el trabajo. – Pásate por aquí mañana a por tu espada vieja y… a por tu espada nueva. – dijo dándole una larga calada a la pipa y dejando, a continuación que el humo saliese mezclado con todo el aire de tus pulmones. – Págame por adelantado, con ese uniforme en esta ciudad… a saber si mañana vas a estar vivo. –
- Menuda confianza. – Eltrant, sonriendo, dejó un pequeño saco con Aeros sobre el mostrador.
- Llevo mucho tiempo viendo uniformados, chico. – Contestó la mujer tomando los Aeros, devolviéndole la sonrisa. – Se reconocer a los novatos. – Aseguró contando el dinero, sin mirar como el guarda salía del local.
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OBJETO | AEROS |
Armas de una mano | 240 |
TOTAL | 240 |
Compro una espada a una mano de calidad superior. ^^
Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: MERCADO de Aerandir
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
El estafador se paraba de brazos cruzados frente a la construcción, había llevado más tiempo del que había calculado. Claro que no contaba con la pereza natural de los bandidos, ni con su increíble capacidad para estar ebrios a toda hora del día, había creído que con algunas amenazas lograría que trabajaran más rápido. Pero no, nada había funcionado, ni gritarles, ni golpearlos, ni colgar a uno de ellos como ejemplo.
Tampoco contaba con que Eyre se le adelantara y llegara a la ciudad de sorpresa.
-Pero así es ella, cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la convenza de lo contrario ¿No te parece? -
-Tienes mucha suerte, no sé cómo es que te soporta - Le respondió Brenda, quien se encargaba de llevar las cuentas de los gastos.
-Sí, es tan hermosamente testaruda - Dijo Matthew como sí no hubiese escuchado ni una sola palabra de lo que le decían - ¿Crees que le gustara?
-No llevo tanto tiempo de conocerla como tu, pero supongo que cualquier muchacha decente sueña con algo como esto -
Una sonrisa tonta, que Brenda ya conocía, se instaló en el rostro del estafador, la mujer sabía que Matt pasaría los siguientes minutos perdido en sus ensoñaciones. Cerró el libro de cuentas y se fue a supervisar la otra parte de la construcción, no tenía caso el continuar esa charla.
En cuanto la mujer estuvo lejos, Matthew volvió a su gesto normal, aunque quería hacer el tonto como siempre, no podía mentirse a sí mismo: Estaba nervioso. Conocía perfectamente sus fortalezas, pero también sus debilidades...
El ruido de los obreros trabajando en el fondo pareció alejarse cada vez más, el sonido de los martillos, las carretas llevando los materiales, las mulas tirando de las poleas para levantar así las tablas que servirían para hacer las paredes del segundo piso. Todo parecía suceder en un segundo plano y una duda que perseguí a Matthew desde siempre volvió a hacerse presente: ¿Y si no es suficiente?
La caída de unas piedras hizo que Owens saliera de sus cavilaciones.
-¡Vamos! ¿A qué esperan? La casa tiene que estar terminada en una semana, no una semana y un día, no una semana y cuatro horas ¡Una semana! No es opcional, Caballeros - Dijo Matt sonriendo de modo encantador - Es una promesa, la casa estará terminada con o sin su ayuda -
Compro una bonita Casa Lujosa a las afueras de Ciudad Lagarto ^^
Tampoco contaba con que Eyre se le adelantara y llegara a la ciudad de sorpresa.
-Pero así es ella, cuando se le mete algo en la cabeza no hay quien la convenza de lo contrario ¿No te parece? -
-Tienes mucha suerte, no sé cómo es que te soporta - Le respondió Brenda, quien se encargaba de llevar las cuentas de los gastos.
-Sí, es tan hermosamente testaruda - Dijo Matthew como sí no hubiese escuchado ni una sola palabra de lo que le decían - ¿Crees que le gustara?
-No llevo tanto tiempo de conocerla como tu, pero supongo que cualquier muchacha decente sueña con algo como esto -
Una sonrisa tonta, que Brenda ya conocía, se instaló en el rostro del estafador, la mujer sabía que Matt pasaría los siguientes minutos perdido en sus ensoñaciones. Cerró el libro de cuentas y se fue a supervisar la otra parte de la construcción, no tenía caso el continuar esa charla.
En cuanto la mujer estuvo lejos, Matthew volvió a su gesto normal, aunque quería hacer el tonto como siempre, no podía mentirse a sí mismo: Estaba nervioso. Conocía perfectamente sus fortalezas, pero también sus debilidades...
El ruido de los obreros trabajando en el fondo pareció alejarse cada vez más, el sonido de los martillos, las carretas llevando los materiales, las mulas tirando de las poleas para levantar así las tablas que servirían para hacer las paredes del segundo piso. Todo parecía suceder en un segundo plano y una duda que perseguí a Matthew desde siempre volvió a hacerse presente: ¿Y si no es suficiente?
La caída de unas piedras hizo que Owens saliera de sus cavilaciones.
-¡Vamos! ¿A qué esperan? La casa tiene que estar terminada en una semana, no una semana y un día, no una semana y cuatro horas ¡Una semana! No es opcional, Caballeros - Dijo Matt sonriendo de modo encantador - Es una promesa, la casa estará terminada con o sin su ayuda -
OBJETO | AEROS |
Casa Lujosa | 1000 |
TOTAL | 1000 |
Compro una bonita Casa Lujosa a las afueras de Ciudad Lagarto ^^
Matthew Owens
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Re: MERCADO de Aerandir
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Ansur
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Re: MERCADO de Aerandir
No podía negarlo, hacía frío, y aquel vestido por mucho que le gustase, en las islas podía serle de utilidad, pero aquí no. Además, había perdido su capa cuando se la llevó aquella mujer tan blanca hacía unos días. Nahir estaba dispuesta a gastarse los pocos aeros que tenía en algo de ropa. Prefería morirse de hambre a hacerlo de frío.
Caminaba por la cuidad con los brazos cruzados, mirando a ambos lados de la calle. Sabía que había visto el mercado no muy lejos de ahí. Mal momento para perderse… pensó antes de estornudar. Se quedó un par de segundos en la misma posición: manos en la nariz, ojos cerrados y cuerpo ligeramente encorvado hacía delante. Cuando abrió los ojos, antes de incorporarse, se fijó en un hombre. Este le llamó especialmente la atención por el martillo que portaba en las manos, la bruja estaba segura que era más grande que su propio brazo. Fue alzando la mirada para ver que se trataba de un hombre de mediana edad, aunque tenía bastantes arrugas en la cara, que, con las manchas negras, que parecía carbón, las acentuaba aún más. Vestía con camisola y pantalones de color marrón con un delantal por encima. El hombre volvió la esquina y se perdió entre los puestos del…
¡Mercado! ¡Había encontrado el mercado!
La bruja, entusiasmada, corrió hacía el primer puesto, este era de pociones. Había muchos frascos de colores y algunas ramas amarradas con cuerdas. Detrás de la mesa, sentada en un taburete, había una anciana con unas flores en las manos, de las cuales estaba quitando los pétalos para dejarlos posteriormente en un frasco. Nahir, con los ojos muy abiertos, miraba con atención hasta que una ráfaga de aire le hizo recordar el motivo de porque estaba ahí.
Sus pies la dirigieron hasta uno de los puertos de curtiduría. Sobre la mesa se podían encontrar diferentes partes de vestidos, colgados de la parte derecha guantes y gorros y en la parte izquierda bolsos y cinturones. La bruja saludó antes de ponerse a mirar entre un montoncito de ropa que había a un extremo del mostrador. Había una capa muy bonita, de color jazmín con capucha recubierta de pelo. También había un par de corazas de cuero, las dejó a un lado con cuidado. No sabía que es lo que realmente quería, no iba con nada en mente, así que ver tanta ropa de golpe la saturó un poco. Alzó la vista, detrás de la mesa había un maniquí con una armadura completa de cuero negro, era muy bonita.
-Hola, ¿puedo ayudarte?
Una voz femenina y dulce le hizo volver la cabeza.
-Hola…- respondió a bruja, ahora fijándose en la chica que había a un lado de la paradita.
La joven, de cabello rojo como la sangre, se colocó frente a ella, mirándola primero, para después mirar el maniquí que la bruja estaba admirando.
- ¿Estás buscando una armadura?
-No…yo…- carraspeó- Más bien estaba pensando en algo más cómodo, pero no se…- pasó la mano por encina de las telas, señalando los vestidos y pantalones más sencillos.
-Oh, ya veo…- la pelirroja le hizo un rápido escaneó a la bruja. - ¿Solo algo de abrigo o un traje completo?
Nahir se miró el vestido, después de los últimos acontecimientos tenía un par de agujeros.
-Casi que mejor un traje completo…- dijo la bruja acariciándose el brazo con timidez.
La vendedora sonrió y se puso a mirar la mesa mientras colocaba una mano en el mentón.
- ¿Te gusta el color blanco? - preguntó antes de sacarle un vestido.
Este constaba de tres partes: un tassel que llegaba a la altura de las rodillas de color azul oscuro, una cotardía blanca de manga larga que iba cerrada hasta la cintura, después se abría en una falda que se iba haciendo más larga en la parte posterior. Esta tenía unos bordados en la parte delantera, y por último, el vestido contaba de un sayo, este le llegaba a la altura de las costillas, era de manga corta y en la parte del cuello y los omoplatos era del mismo color que el tassel. Esta prenda también tenía algún bardado decorativo.
-Qué bonito…- dijo la morena alzando las manos para cogerlo.
- ¿De veras te gusta? - la pelirroja le regalo aun amplia sonrisa, orgullosa de su acierto.
Nahir asintió desviando la vista ligeramente hacía los bolsos.
-Espera, ya se lo que te falta…-
La joven salió de detrás del mostrador y cogió un cinturón de los que tenía colgados, se plantó frente a la morena y la rodeó con los brazos para poder ponérselo. Era un cinturón de cuero de color marrón oscuro, con la hebilla de color plata. De esta colgaban dos bolsitos muy pequeños, uno a cada lado.
-Esto te ajusta mejor el vestido…- dijo con energía mientras se lo apretaba bien-… apenas podrás llevar una cosa en cada uno de los bolsos, pero a veces puede resultar muy útil, ¿no crees?
La bruja pasó las manos por el vestido, era perfecto. Ahora solo faltaba que entrase en su presupuesto. Se quitó el cinturón y lo dejó sobre la mesa, sobre el vestido.
- ¿Cuánto cuesta todo? - se hizo un breve silencio, seguramente la pelirroja solo estaba calculando, pero a Nahir se le hizo eterno.
-El vestido y el bolso, las dos cosas ascienden a 160 aeros.
Nahir metió la mano en su saquito de monedas, estaba casi segura de que tenía incluso un poco más que esa cantidad, pero quería asegurarse, así que contó un par de veces la cantidad acordada antes de extender la mano hacía la joven del puesto.
-Aquí tienes, 160 aeros- tras entregarle el dinero, la bruja cogió su nueva ropa, deseando ponérsela cuanto antes.
Caminaba por la cuidad con los brazos cruzados, mirando a ambos lados de la calle. Sabía que había visto el mercado no muy lejos de ahí. Mal momento para perderse… pensó antes de estornudar. Se quedó un par de segundos en la misma posición: manos en la nariz, ojos cerrados y cuerpo ligeramente encorvado hacía delante. Cuando abrió los ojos, antes de incorporarse, se fijó en un hombre. Este le llamó especialmente la atención por el martillo que portaba en las manos, la bruja estaba segura que era más grande que su propio brazo. Fue alzando la mirada para ver que se trataba de un hombre de mediana edad, aunque tenía bastantes arrugas en la cara, que, con las manchas negras, que parecía carbón, las acentuaba aún más. Vestía con camisola y pantalones de color marrón con un delantal por encima. El hombre volvió la esquina y se perdió entre los puestos del…
¡Mercado! ¡Había encontrado el mercado!
La bruja, entusiasmada, corrió hacía el primer puesto, este era de pociones. Había muchos frascos de colores y algunas ramas amarradas con cuerdas. Detrás de la mesa, sentada en un taburete, había una anciana con unas flores en las manos, de las cuales estaba quitando los pétalos para dejarlos posteriormente en un frasco. Nahir, con los ojos muy abiertos, miraba con atención hasta que una ráfaga de aire le hizo recordar el motivo de porque estaba ahí.
Sus pies la dirigieron hasta uno de los puertos de curtiduría. Sobre la mesa se podían encontrar diferentes partes de vestidos, colgados de la parte derecha guantes y gorros y en la parte izquierda bolsos y cinturones. La bruja saludó antes de ponerse a mirar entre un montoncito de ropa que había a un extremo del mostrador. Había una capa muy bonita, de color jazmín con capucha recubierta de pelo. También había un par de corazas de cuero, las dejó a un lado con cuidado. No sabía que es lo que realmente quería, no iba con nada en mente, así que ver tanta ropa de golpe la saturó un poco. Alzó la vista, detrás de la mesa había un maniquí con una armadura completa de cuero negro, era muy bonita.
-Hola, ¿puedo ayudarte?
Una voz femenina y dulce le hizo volver la cabeza.
-Hola…- respondió a bruja, ahora fijándose en la chica que había a un lado de la paradita.
La joven, de cabello rojo como la sangre, se colocó frente a ella, mirándola primero, para después mirar el maniquí que la bruja estaba admirando.
- ¿Estás buscando una armadura?
-No…yo…- carraspeó- Más bien estaba pensando en algo más cómodo, pero no se…- pasó la mano por encina de las telas, señalando los vestidos y pantalones más sencillos.
-Oh, ya veo…- la pelirroja le hizo un rápido escaneó a la bruja. - ¿Solo algo de abrigo o un traje completo?
Nahir se miró el vestido, después de los últimos acontecimientos tenía un par de agujeros.
-Casi que mejor un traje completo…- dijo la bruja acariciándose el brazo con timidez.
La vendedora sonrió y se puso a mirar la mesa mientras colocaba una mano en el mentón.
- ¿Te gusta el color blanco? - preguntó antes de sacarle un vestido.
Este constaba de tres partes: un tassel que llegaba a la altura de las rodillas de color azul oscuro, una cotardía blanca de manga larga que iba cerrada hasta la cintura, después se abría en una falda que se iba haciendo más larga en la parte posterior. Esta tenía unos bordados en la parte delantera, y por último, el vestido contaba de un sayo, este le llegaba a la altura de las costillas, era de manga corta y en la parte del cuello y los omoplatos era del mismo color que el tassel. Esta prenda también tenía algún bardado decorativo.
-Qué bonito…- dijo la morena alzando las manos para cogerlo.
- ¿De veras te gusta? - la pelirroja le regalo aun amplia sonrisa, orgullosa de su acierto.
Nahir asintió desviando la vista ligeramente hacía los bolsos.
-Espera, ya se lo que te falta…-
La joven salió de detrás del mostrador y cogió un cinturón de los que tenía colgados, se plantó frente a la morena y la rodeó con los brazos para poder ponérselo. Era un cinturón de cuero de color marrón oscuro, con la hebilla de color plata. De esta colgaban dos bolsitos muy pequeños, uno a cada lado.
-Esto te ajusta mejor el vestido…- dijo con energía mientras se lo apretaba bien-… apenas podrás llevar una cosa en cada uno de los bolsos, pero a veces puede resultar muy útil, ¿no crees?
La bruja pasó las manos por el vestido, era perfecto. Ahora solo faltaba que entrase en su presupuesto. Se quitó el cinturón y lo dejó sobre la mesa, sobre el vestido.
- ¿Cuánto cuesta todo? - se hizo un breve silencio, seguramente la pelirroja solo estaba calculando, pero a Nahir se le hizo eterno.
-El vestido y el bolso, las dos cosas ascienden a 160 aeros.
Nahir metió la mano en su saquito de monedas, estaba casi segura de que tenía incluso un poco más que esa cantidad, pero quería asegurarse, así que contó un par de veces la cantidad acordada antes de extender la mano hacía la joven del puesto.
-Aquí tienes, 160 aeros- tras entregarle el dinero, la bruja cogió su nueva ropa, deseando ponérsela cuanto antes.
OBJETO | AEROS |
Ropa Común | 60 |
Bolso pequeño | 100 |
TOTAL | 160 |
- vestido y bolso:
Nahir
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Re: MERCADO de Aerandir
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Se han descontado los aeros del perfil. No olvides registrar el objeto en la lista de tareas.
Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
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Re: MERCADO de Aerandir
El hombre gato examinó las trampas que ofrecía aquel lugar. Algunas eran pesadas y brutales, como trampas para osos modificadas. Otras eran simples, pero eficaces. Una red, una ballesta encajada... había una especialmente maloliente, lo suficiente como para que el arbalista retrocediese.
Era evidente que las cosas eran de buena calidad, pero no encajaban del todo con lo que quería. Necesitaba algo ligero, silencioso, y que se pudiese preparar rápidamente. Incluso si no mataba, si ralentizaba o detenía durante unos segundos a quien se topase con ella, sería suficiente. Agitó la cola con curiosidad mientras examinaba cada una, pensando en formas de usarlas o de librarse de ellas.
El hombre que regentaba aquel sitio decía ser un cazador retirado, pero tenía el aspecto de que aquello no era más que un eufemismo. Estaba tuerto, tenía barba, y todos los aires de alguien que podía matar a alguien sin dudarlo. Cada vez que le miraba, el tipo tenía la vista clavada en él, incluso cuando se movía a su punto ciego.
-¿Que estás cazando?- preguntó finalmente.
-De todo.- respondió con frialdad. Por algún motivo, aquello hizo sonreír al hombre. -Necesito algo discreto, rápido y ligero. Que pueda herir o ralentizar.- explicó.
No le llevó más de unos segundos. El hombre fue a la trastienda y volvió con un recipiente de madera. Derramó el contenido sobre el mostrador. Eran abrojos, pequeñas "estrellas" metálicas, muy afiladas y fáciles de perder de vista. El felino las examinó de cerca. Parecían de buena calidad. No importaba como los dejase caer, tendrían al menos dos puntas hacia arriba.
Podía arrojarlos rápidamente, y sin duda, dañarian a cualquiera que los pisase. Estaba seguro de que aquello podía atravesar botas sin dificultad. Asintió, satisfecho.
-Necesitaré alguna bolsa o cinturón para llevarlos.- añadió. Aquello llevó un par de minutos, pero el hombre volvió con algo que parecía ideal. Un cinturón con varias bolsas pequeñas, ligeras, e incluso espacio para frascos. El precio fue bastante alto, pero no podía quejarse. Aquello prometía ser útil.
Me bajé de mi posición, examinando lo que mi compañero traía con detenimiento. Estaba sonriendo. Debía estar muy satisfecho con eso.
Me mostró los abrojos y la bolsa. Le sentaban bien. Eran la clase de cosas que se adaptaban a su estilo. Las puntas de metal eran interesantes. No funcionarían bien contra gente con grebas de acero...
Pero se me ocurría una forma de hacer que sí.
(Actualizar primero el taller donde he ganado unos 478 aeros :D)
Era evidente que las cosas eran de buena calidad, pero no encajaban del todo con lo que quería. Necesitaba algo ligero, silencioso, y que se pudiese preparar rápidamente. Incluso si no mataba, si ralentizaba o detenía durante unos segundos a quien se topase con ella, sería suficiente. Agitó la cola con curiosidad mientras examinaba cada una, pensando en formas de usarlas o de librarse de ellas.
El hombre que regentaba aquel sitio decía ser un cazador retirado, pero tenía el aspecto de que aquello no era más que un eufemismo. Estaba tuerto, tenía barba, y todos los aires de alguien que podía matar a alguien sin dudarlo. Cada vez que le miraba, el tipo tenía la vista clavada en él, incluso cuando se movía a su punto ciego.
-¿Que estás cazando?- preguntó finalmente.
-De todo.- respondió con frialdad. Por algún motivo, aquello hizo sonreír al hombre. -Necesito algo discreto, rápido y ligero. Que pueda herir o ralentizar.- explicó.
No le llevó más de unos segundos. El hombre fue a la trastienda y volvió con un recipiente de madera. Derramó el contenido sobre el mostrador. Eran abrojos, pequeñas "estrellas" metálicas, muy afiladas y fáciles de perder de vista. El felino las examinó de cerca. Parecían de buena calidad. No importaba como los dejase caer, tendrían al menos dos puntas hacia arriba.
Podía arrojarlos rápidamente, y sin duda, dañarian a cualquiera que los pisase. Estaba seguro de que aquello podía atravesar botas sin dificultad. Asintió, satisfecho.
-Necesitaré alguna bolsa o cinturón para llevarlos.- añadió. Aquello llevó un par de minutos, pero el hombre volvió con algo que parecía ideal. Un cinturón con varias bolsas pequeñas, ligeras, e incluso espacio para frascos. El precio fue bastante alto, pero no podía quejarse. Aquello prometía ser útil.
________________________________
Me bajé de mi posición, examinando lo que mi compañero traía con detenimiento. Estaba sonriendo. Debía estar muy satisfecho con eso.
Me mostró los abrojos y la bolsa. Le sentaban bien. Eran la clase de cosas que se adaptaban a su estilo. Las puntas de metal eran interesantes. No funcionarían bien contra gente con grebas de acero...
Pero se me ocurría una forma de hacer que sí.
___________________________________
OBJETO | AEROS |
Trampa Punzante mejorada | 240 |
Bolso del Viajero | 300 |
TOTAL | 540 |
(Actualizar primero el taller donde he ganado unos 478 aeros :D)
Asher Daregan
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Re: MERCADO de Aerandir
Sabia que no seria fácil salvar la cabeza de una amiga cuando esta es buscada por todo el mundo, pero nadie me dijo que la realidad era que querían el objeto maldito de Egdecomb que ella poseía.
Al final conseguí cumplir el objetivo por el que estaba allí, pero el precio fue muy alto, en aquella guerra casi pierdo a lo que mas amo, mi hija, por suerte los elfos consiguieron curarla aunque yo no tuve tanta suerte. Me estabilizaron y lograron que pudiera caminar sin perder las tripas en el proceso, pero el daño en mi cuerpo era demasiado grande para sus habilidades.
El regreso de vuelta a casa no era largo, pero las heridas hicieron que todo pesara el doble, sino llega a ser por los cuidados de Lavey me hubiera quedado tirada en la cuneta a mitad del camino. Cataplasmas, infusiones, vendas... me dio todo lo pudo y supo hacer, pero aquello no era suficiente, no para curar las heridas.
Lavey me llevo a la cama en cuanto abrimos la puerta de la vivienda y en el momento en que la rubia se aseguro de que no me pasaría nada dejándome un rato a solas, cogió una bolsa con monedas y salio corriendo al mercado en busca de un medico.
-Señor doctor. -Dijo la joven desesperada al entrar en una tienda con un símbolo de medicina en las ventanas. -Necesito curar las heridas de mi madre. Son sobre todo cortes, pero con lo que hay en casa no es suficiente.
El hombre le pregunto a la joven algunos detalles para determinar el grado y el estado de la madre de la niña, al final opto por ofrecer unos vendajes de buena calidad y que olían a alguna medicina muy fuerte, la joven pago el precio sin rechistar y salio del lugar dejando la puerta abierta.
Si Lavey había corrido para comprar el vendaje ahora volaba para regresar a casa. No podía dejar que su madre sufriera, tenia que curarla.
______
Off:
Al final conseguí cumplir el objetivo por el que estaba allí, pero el precio fue muy alto, en aquella guerra casi pierdo a lo que mas amo, mi hija, por suerte los elfos consiguieron curarla aunque yo no tuve tanta suerte. Me estabilizaron y lograron que pudiera caminar sin perder las tripas en el proceso, pero el daño en mi cuerpo era demasiado grande para sus habilidades.
El regreso de vuelta a casa no era largo, pero las heridas hicieron que todo pesara el doble, sino llega a ser por los cuidados de Lavey me hubiera quedado tirada en la cuneta a mitad del camino. Cataplasmas, infusiones, vendas... me dio todo lo pudo y supo hacer, pero aquello no era suficiente, no para curar las heridas.
Lavey me llevo a la cama en cuanto abrimos la puerta de la vivienda y en el momento en que la rubia se aseguro de que no me pasaría nada dejándome un rato a solas, cogió una bolsa con monedas y salio corriendo al mercado en busca de un medico.
-Señor doctor. -Dijo la joven desesperada al entrar en una tienda con un símbolo de medicina en las ventanas. -Necesito curar las heridas de mi madre. Son sobre todo cortes, pero con lo que hay en casa no es suficiente.
El hombre le pregunto a la joven algunos detalles para determinar el grado y el estado de la madre de la niña, al final opto por ofrecer unos vendajes de buena calidad y que olían a alguna medicina muy fuerte, la joven pago el precio sin rechistar y salio del lugar dejando la puerta abierta.
Si Lavey había corrido para comprar el vendaje ahora volaba para regresar a casa. No podía dejar que su madre sufriera, tenia que curarla.
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Off:
OBJETO | AEROS |
Vendaje reforzado | 180 |
TOTAL | 180 |
Reivy Abadder
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
Que no voy a usar esa cosa- Repetí por billonésima vez y aunque me resistía, Arygos me llevaba de la mano como si me superara en fuerza por mucho, cosa que no estaba ni remotamente cerca, o al menos no en su forma humana como se encontraba -Una promesa es una promesa- Volteó solo para decirme eso en una mezcla entre enojo y reproche, pocas veces la veía estar así, o al menos conmigo con quien solía ser un poco más complaciente, pero lo cierto es que unos días antes, en medio de una discusión acerca de las diferencias entre volar y nadar, me había ofrecido a acompañarla a un viaje submarino, que no sería el primero que hiciera, ni el segundo siquiera, pero sí el primero con ella.
Así llegamos a la tienda de armaduras ligeras en donde había una amplia gama, desde las más ostentosas hasta las más tradicionales, desde las más comunes hasta las más raras, pero sin duda, todas ellas, armaduras normales, sin embargo, caminando un poco más al fondo, había algunas que tenían unas inscripciones extrañas con runas -¿Qué es eso?- Pregunté curioso -Ah, esas, son especiales, tienen propiedades mágicas, por ejemplo, para guerreros voladores o para climas específicos- Contestó calmado -Necesitamos una para ir bajo el agua- Se apresuró Arygos causando una carcajada en el viejo que atendía la tienda.
A todas luces se notaba que en todos sus años jamás le habían pedido algo así, y es que aunque en Aerandir había uno que otro hombre bestia volador, e incluso semidragones humanoides, difícilmente se veía un hombre pez, y más aún, uno que fuera a la superficie a comprar algo para andar en su hábitat, aunque la risa se cortó cuando el viejo de blancos cabellos notó que la chica hablaba muy en serio -¿Realmente buscas eso?- Preguntó para confirmar y asentí con la cabeza -Me temo que lo que buscas no te lo puedo ofrecer, sin embargo, hay un rumor que tal vez te interese.
Había un aire de misterio en sus palabras, como si no estuviera realmente seguro de lo que estaba por contarnos -Hay un rumor de alguien que puede encantar una armadura, para que te permita estar bajo el agua y moverte como si nadaras, o más bien como si volaras- Sus palabras me dejaron un poco impresionado, no imaginaba quién podría lograr tal cosa -¿Dónde lo consigo? ¿quién es?- Pregunté con mucha curiosidad -Esa información solo se la doy a mis clientes- Dijo con picardía -Viejo desgraciado, te voy a…- Estaba por ponerle el almuerzo en reversa cuando Arygos me señaló un atuendo bastante llamativo, ciertamente tenía su encanto, cuero ajustado con algunas, muy pocas piezas de metal que no añadían mucho peso ni restaban movilidad -Me llevaré eso.
Finalmente el negocio estaba hecho -Ahora soy tu cliente, dime- Coloqué de mala gana los aeros en la mesa y recibí a cambio una pequeña nota con instrucciones para llegar al fulano que hacía semejante proeza, si le llevaba esta armadura recién comprada entonces podría encantarla para complacer a Arygos en el viaje submarino y continuar con mi vida, en adelante solo quedaba ir a donde marcaba el papel…
Así llegamos a la tienda de armaduras ligeras en donde había una amplia gama, desde las más ostentosas hasta las más tradicionales, desde las más comunes hasta las más raras, pero sin duda, todas ellas, armaduras normales, sin embargo, caminando un poco más al fondo, había algunas que tenían unas inscripciones extrañas con runas -¿Qué es eso?- Pregunté curioso -Ah, esas, son especiales, tienen propiedades mágicas, por ejemplo, para guerreros voladores o para climas específicos- Contestó calmado -Necesitamos una para ir bajo el agua- Se apresuró Arygos causando una carcajada en el viejo que atendía la tienda.
A todas luces se notaba que en todos sus años jamás le habían pedido algo así, y es que aunque en Aerandir había uno que otro hombre bestia volador, e incluso semidragones humanoides, difícilmente se veía un hombre pez, y más aún, uno que fuera a la superficie a comprar algo para andar en su hábitat, aunque la risa se cortó cuando el viejo de blancos cabellos notó que la chica hablaba muy en serio -¿Realmente buscas eso?- Preguntó para confirmar y asentí con la cabeza -Me temo que lo que buscas no te lo puedo ofrecer, sin embargo, hay un rumor que tal vez te interese.
Había un aire de misterio en sus palabras, como si no estuviera realmente seguro de lo que estaba por contarnos -Hay un rumor de alguien que puede encantar una armadura, para que te permita estar bajo el agua y moverte como si nadaras, o más bien como si volaras- Sus palabras me dejaron un poco impresionado, no imaginaba quién podría lograr tal cosa -¿Dónde lo consigo? ¿quién es?- Pregunté con mucha curiosidad -Esa información solo se la doy a mis clientes- Dijo con picardía -Viejo desgraciado, te voy a…- Estaba por ponerle el almuerzo en reversa cuando Arygos me señaló un atuendo bastante llamativo, ciertamente tenía su encanto, cuero ajustado con algunas, muy pocas piezas de metal que no añadían mucho peso ni restaban movilidad -Me llevaré eso.
Finalmente el negocio estaba hecho -Ahora soy tu cliente, dime- Coloqué de mala gana los aeros en la mesa y recibí a cambio una pequeña nota con instrucciones para llegar al fulano que hacía semejante proeza, si le llevaba esta armadura recién comprada entonces podría encantarla para complacer a Arygos en el viaje submarino y continuar con mi vida, en adelante solo quedaba ir a donde marcaba el papel…
- Armadura ligera de cuero:
OBJETO | AEROS |
Armadura Ligera superior | 360 |
TOTAL | 360 |
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Aerandiano de honor
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Re: MERCADO de Aerandir
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Re: MERCADO de Aerandir
“Veamos……¡Oh! ¡Esta debería estar bien! Wuuuah, el Sol es una verdadera molestia a pesar de que ya prácticamente es de noche”
La noche estaba prácticamente encima de la capital humana, Lunargenta, Uriel buscó con la mirada aquello que estaba buscando ¡En serio que era un problema cuando un vampiro quería comprar cosas! ¿Por eso normalmente las robaban o las arrebataban en sus ataques? Su equipo ya estaba bastante gastado tras muuuucho tiempo de ser usado durante sus travesías, era hora de cambiarlas por mucho que a Uriel le doliera ¡Aunque no era tan fácil! Muchas tiendas cerraban junto al atardecer. De oídos de otros vampiros habitantes de la ciudad, escuchó que había un par de tiendas que cerraban pasadas unas pocas horas del anochecer ¡Justo lo que necesitaba! Le recomendaron una tienda que vendía armaduras ligeras y armas a un buen precio.
“Señor ¿Tiene alguna armadura para un cuerpo pequeño?”
“Vete, niño. No tengo tiempo para mocosos...”
“¡Tengo dinero~! Puedo pagarle por lo que venda”
El hombre se giró y suspiró en cuanto vio que Uriel decía la verdad, el hombre, visiblemente resignado guió al infante y le mostró una prenda de cuero lo suficientemente resistente y duradera para que el pequeño la use por un buen puñado de tiempo ¡Justo lo que necesitaba! ¡Y del tamaño apropiado para un niño! De buena gana, se la puso para que el curtidero pudiera terminar de ajustar la prenda al infante cosa que no fue necesaria ¡La armadura ligera de cuero le iba como anillo al dedo! Casi parecía que estuviera hecha a medida para él, decidió que se la dejaría puesta. Mientras sacaba los aereos que le debía al curtidero se acordó de otra cosa más;
“¿Es usted herrero también, señor?”
“Si, lo soy ¿Necesitas algo?”
“Tengo un puñal pero ya esta muy gastado y apenas puedo usarlo ¡Necesitaría uno nuevo!”
Sin mediar más palabras le mostró un puñal de aspecto reluciente y afilado, probablemente era algo de buena calidad ¡Uriel se quedó fascinado mirándolo! Estaba triste porque tenía que sustituir el puñal que su maestro le regaló pero pensó que tal vez no era tan malo ¡Ahora podía defenderse mucho mejor!
“¡Me llevaré ambos!”
De buena gana, Uriel compró ambas cosas mientras que el curtidero herrero asentía indiferentemente, parecía de mejor humor por la transacción beneficiosa express. Vestido con su nueva armadura ligera y poniendo en su cintura el nuevo y brillante puñal, Uriel se alejó rumbo a su siguiente destino ¡Debía darse prisa~!
OBJETO | AEROS |
Armas Cortas | 180 |
Armadura Ligera normal | 240 |
TOTAL | 420 |
Uri
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Re: MERCADO de Aerandir
Estaba un poco cansada de caminar, se moría de hambre pero estando tan cerca de su próximo destino, prefirió aprovechar el momento ademas de los pocos aeros que tenía para hacer una inversión que esperaba le hiciera un favor en el futuro.
Veía tantas aves todos los días que ni se le había pasado por la cabeza conseguirse una antes para poder enviarle cartas a sus mas allegados. Lo cierto es que era mucho más veloz que seguir recurriendo a personas que se tardaban siglos en llegar y le arrancaban una parte de ella al tener que pagarles fortuna por algo tan pequeño.
Sena se había quedado con su anaia mientras ella deambulaba por las tiendas, ojeando de tanto en tanto armas que jamas usaría, trajes elegantes que antes habrían vuelto loca a cualquier mujer, incluida ella misma, pero que ahora le parecían insulsos. Joyas que relucían y se reflejaban en ondas de hermosos colores. Luego su parada primordial, un puesto repleto de animales exóticos; lagartos gigantes que podrían arrancarte la mano al darles de comer, peces de colores que no conocía ni sabia su nombre, incluso algunos mas comunes como gatos con o sin pelo y cachorros que hacían pasar por crías de lobos. Solo un idiota creería que lo eran hasta que alcanzaran un punto en el que sentirían estafados por no haberlo notado antes.
Se detuvo frente a una jaula de tamaño medio donde un ave rapaz la observaba con enormes ojos rojos. -¿Esta a la venta?- Un poco de charla sobre el ave y sus habilidades. Eran prácticamente nulas pero para su deleite el animal sí sabía enviar recados y eso era todo lo que le bastaba, ademas de que era bastante bonito, pero no venía al caso. -Me lo llevo- Fue todo lo que dijo, a lo que el vendedor le explico brevemente su alimentación y cuidado, cosa que escucho atentamente. Al final Oromë salió de allí con su nueva "mascota" pensando lo mucho que seguramente le gustaría a Sena.
He aquí la foto de mi "pajarito"
Veía tantas aves todos los días que ni se le había pasado por la cabeza conseguirse una antes para poder enviarle cartas a sus mas allegados. Lo cierto es que era mucho más veloz que seguir recurriendo a personas que se tardaban siglos en llegar y le arrancaban una parte de ella al tener que pagarles fortuna por algo tan pequeño.
Sena se había quedado con su anaia mientras ella deambulaba por las tiendas, ojeando de tanto en tanto armas que jamas usaría, trajes elegantes que antes habrían vuelto loca a cualquier mujer, incluida ella misma, pero que ahora le parecían insulsos. Joyas que relucían y se reflejaban en ondas de hermosos colores. Luego su parada primordial, un puesto repleto de animales exóticos; lagartos gigantes que podrían arrancarte la mano al darles de comer, peces de colores que no conocía ni sabia su nombre, incluso algunos mas comunes como gatos con o sin pelo y cachorros que hacían pasar por crías de lobos. Solo un idiota creería que lo eran hasta que alcanzaran un punto en el que sentirían estafados por no haberlo notado antes.
Se detuvo frente a una jaula de tamaño medio donde un ave rapaz la observaba con enormes ojos rojos. -¿Esta a la venta?- Un poco de charla sobre el ave y sus habilidades. Eran prácticamente nulas pero para su deleite el animal sí sabía enviar recados y eso era todo lo que le bastaba, ademas de que era bastante bonito, pero no venía al caso. -Me lo llevo- Fue todo lo que dijo, a lo que el vendedor le explico brevemente su alimentación y cuidado, cosa que escucho atentamente. Al final Oromë salió de allí con su nueva "mascota" pensando lo mucho que seguramente le gustaría a Sena.
OBJETO | AEROS |
Animal Mediano | 200 |
TOTAL | 200 |
- Spoiler:
Oromë Vánadóttir
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Además de eso, se ha sumado 1 punto de experiencia por uso del mercado.
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Re: MERCADO de Aerandir
¡Por fin! Después de tantos meses de espera, por fin estaban de vuelta. La caravana mercante hacia parada en ciudad Lagarto, y Go'el estaba deseando adquirir productos nuevos. Habían llegado rumores a la ciudad, de que en la caraba viajaba un biociebernetico que enseñaba sus secretos, a todo el que tuviera la capacidad para aprenderlos... y para pagar por ellos. En la procesión de carretas había todo tipo de mercaderes, pero al rubio solo le interesaba otro más, el alquimista que le suministraría conocimiento nuevo.
Un muchachito tuerto entró a la botica del dragón, informó al rubio que los puestos ambulantes ya estaban montados, tras recibir una moneda de cobre de manos de Gali, el pilluelo salió corriendo y tras él, Go'el y Gali. Aunque estos últimos se tomaron el tiempo, para cerrar la puerta y caminaron en lugar de correr.
No tardaron en encontrar lo que buscaban, al llegar a la plaza habían ido directos al puesto que les interesaba, el muchacho les había indicado cuales eran los puestos que buscaban, y ahora los dos dragones se encontraban delante del misterioso biótico.
-Hola. -Saludé el rubio. -Me gustaría aprender el conocimiento que vende.
-Claro. -Respondió el bio, con el mismo tono seco que su cliente. -Aquí tiene. -El robot le ofreció un cajón lleno de recetas. -Escoja las que quiera, en la esquina superior derecha marca el precio.
Go'el observó la caja unos instantes y comenzó a sacar papeles. ¡Allí había de todo! Gafas para ver en la oscuridad, brújulas, catalejos y hasta armas.
El rubio leía con avidez los papeles y colocaba las copias que le interesaban sobre el mostrador.
__________
Off:
Un muchachito tuerto entró a la botica del dragón, informó al rubio que los puestos ambulantes ya estaban montados, tras recibir una moneda de cobre de manos de Gali, el pilluelo salió corriendo y tras él, Go'el y Gali. Aunque estos últimos se tomaron el tiempo, para cerrar la puerta y caminaron en lugar de correr.
No tardaron en encontrar lo que buscaban, al llegar a la plaza habían ido directos al puesto que les interesaba, el muchacho les había indicado cuales eran los puestos que buscaban, y ahora los dos dragones se encontraban delante del misterioso biótico.
-Hola. -Saludé el rubio. -Me gustaría aprender el conocimiento que vende.
-Claro. -Respondió el bio, con el mismo tono seco que su cliente. -Aquí tiene. -El robot le ofreció un cajón lleno de recetas. -Escoja las que quiera, en la esquina superior derecha marca el precio.
Go'el observó la caja unos instantes y comenzó a sacar papeles. ¡Allí había de todo! Gafas para ver en la oscuridad, brújulas, catalejos y hasta armas.
El rubio leía con avidez los papeles y colocaba las copias que le interesaban sobre el mostrador.
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Off:
RECETAS A APRENDER | AEROS | |
---|---|---|
Lentes de Visión Nocturna | [Yelmo] anteojos que amplifican la luz, permitiendo ver en la oscuridad. Todo parece de color verde. | 5 |
Brújula Simple | [Artilugio] Una brújula sencilla. Siempre apunta al norte. | 5 |
Brújula de Rastreo X-1 | [Artilugio, Limitado] Consiste en un orbe pequeño, que puede ser disimulado como una joya, y una especie de brújula de bolsillo. La aguja de la brújula siempre apuntará hacia el orbe, sin importar lo lejos que esté. | 5 |
Catalejos del Pirata | [Artilugio] Catalejos simple y retráctil, fácilmente portátil, que permite ver a la distancia. | 5 |
Pistola de Cuerda | [Artilugio, Limitado, 1 Uso] Aparato similar a una ballesta, que posee una firme, pero delgada cuerda terminada en un gancho metálico. Al lanzarse, se engancha para poder escalar fácilmente. Puede usarse como arma. Es posible recuperar su uso si se tienen algunos minutos para rebobinar la cuerda y volver a poner todo en su lugar. | 5 |
TOTAL | 25 |
Go'el
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 311
Nivel de PJ : : 2
Página 4 de 24. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 14 ... 24
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