Re: [Cerrado] Tercera Gran Carrera de Upeleros [6/6]

**Tyr** Jue Dic 08 2016, 06:52

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Nerum Lun Dic 12 2016, 20:52

Paso tras paso el upelero de oscuro plumaje e ira descomunal regresaba a la normalidad poco a poco con un avance lento pero seguro, la carrera por otro lado continuaba sin percatarse mucho del asunto de los estupefacientes provocados por la infusión de hierbas de un corredor tramposo el cual por confusas razones había perdido de vista.En el peor de los casos el pelirrojo y su montura deliciosamente sobrealimentada se encontrarían ocultos de la sebera vista del pirómano listos para emboscar por detrás de los árboles y en el mejor caso puede que estos hayan chocado y empalados contra una estaca ahora estén servidos como platillo principal para los corredores.

-Je.- Con una sonrisa en el rostro, el soñar despierto me ayudaba a tranquilizarme por periodos de tiempo, sortear los arboles resultaba no del todo sencillo pero soportable si Pet se dignaba a cooperar, lo cual fue divertido hasta que la irregular pista comenzó a tener un follaje más denso.

Arboles por doquier la visibilidad se limitaba a lo que se encontraba al frente tuyo o muy cerca de ti, ¡TUNK! Un sonido fuerte y seco se escuchó de repente seguido instantáneamente por una imagen del todo confusa, ¿un arbusto siendo perpetrado por un elfo? Cayendo en cuenta de lo que había visto aquella cosa que había rebasado posiblemente era el campeón anterior, que ahora comiendo polvo directamente del suelo no resultaría gran molestia.

-Ja, Ja, ja.- La risa se salía de mi interior, la situación aun no siendo al frente de la carrera resultaba ser del todo agradable el dolor ajeno era muy motivador, siempre y cuando fuera del ajeno.

Momentos después del rebaso, ramas con apariencia de mazas salían de todas direcciones extendidas por los árboles, atentando con derribar a los jinetes, los más adelantados parecían haberlos esquivado y ahora era mi turno.

Izquierda, derecha, las primeras ramas no eran problema alguno, derecha, derecha, la velocidad era vertiginosa y se volvía más tupido, izquierda, derecha, derecha, asombroso Pet cooperaba, abajo ¿¡Salto!? ¡CRUCK!

-¿Eso fue mi hueso o la rama?-Con un fuerte sonido y un intenso dolor Pet seguía corriendo y yo a su costado ¿Qué sucedió? Sencillo, el efecto de los alucinógenos se acabó en el peor momento y el ave recupero la cordura.

Moviéndome a cualquier lugar para esquivar nada servía para la retorcida astucia de aquel buitre de la muerte, me agachaba para esquivar y Pet saltaba para estamparme, me movía a un lado y Pet lo contrarrestaba con un fuerte cambio de dirección, atrapado entre la velocidad y un apaleo digno de una pelea de bar los puestos se habían cambiado con un intenso dolor y una posibilidad de sangrado interno. Mientras tanto al frente se aprecia una bifurcación ¿izquierda o derecha?, da igual, con un firme tirón en las riendas Pet se dirige a la izquierda solo por poco, el poco necesario para golpearme con un costado y sentir mareos provocados por las contusiones.

-Maldita flora regional, ¡ojala la próxima vez sea en una montaña con un poco de lava para freírte!- Clavando los talones en los costados del upelero este continua estrellándose contra todo el bosque y mi cuerpo no se encontraba en el mejor momento de su vida.

**Tyr** Lun Dic 12 2016, 20:52

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**Bio** Miér Dic 14 2016, 17:47

Soundtrack: Chocobo Racing:

Ruido, gritos, euforia por doquier, el ambiente era un torrente de emociones desbordadas a donde quiera que se mirara en las tribunas, el público había aprendido a amar las carreras de upeleros aunque al final de cuentas todo lo que podían hacer era esperar en un lugar al lado de la pista a que los corredores pasaran cerca, y luego limitarse a esperar que su favorito llegara a la meta; la pequeña elfa lanza-luces se había convertido en la favorita del público, básicamente porque había gobernado la carrera hasta ahora, aunque todo podría cambiar aún antes del final.

Por alguna razón tenía el presentimiento de que algo iba a pasarme, aunque tal vez ya me había pasado, o eso esperaba, con la serie de accidentes que había venido teniendo esperaba que por piedad el destino me dejara en paz y pudiera llegar al menos en segundo lugar, o al menos llegar a la meta esta vez; mirar hacia atrás me dio la impresión de que Rauko y Niniel ahora juntos, conspiraban en mi contra; todo parecía un complot, elfos atrás, elfa adelante, todo estaba muy claro ahora, los elfos se habían aliado para hacer trampas, seguramente dirigidos por el pelirrojo del upelero gordo; tal vez él también era un elfo disfrazado; muchas ideas raras comenzaban a rondar mi cabeza pero sabía que algo malo estaban tramando.

Niniel se acercaba muy de prisa, por más que atusaba a mi corcel todo resultaba en vano, más aún cuando nos tocó comenzar a esquivar árboles en la zona boscosa -No necesito que nada me salve, soy muy hábil, nací conduciendo upeleros- Dije antes de tragarme un par de ramas cuyas hojas me quedaron metidas en la boca, definitivamente debía mantener la vista en el camino en lugar de andar lanzando amenazas, seguramente el plan del equipo de elfos era distraerme para que la pequeña ratoncita de las luces ganara, claro, ahora todo cobraba sentido.

La batalla contra la sacerdotisa se volvía cada vez más encarnizada y reñida, justo comenzaba a planear usar uno de mis trucos contra su animal al ver que me resultaba imposible detener su avanza y sortear obstáculos al mismo tiempo cuando su grito me tomó por sorpresa -¿Qué salte qué?- Alcancé a decir justo antes de ver hacia adelante en el camino donde una gruesa rama se acercaba o yo me acercaba a ella, quién se moviera era lo de menos, el punto era que el upelero había conseguido hábilmente saltar una rama que obstaculizaba el camino pero a cambio me iba a dejar incrustado en la rama; sentí cómo mi trasero pasó del lomo del corcel al aire y me quedé agarrado de la rama viendo cómo se alejaban todos -Hey, no me dejes- Grité al animal notando como la elfa no solo me adelantaba sino que además me dejaba atrás comiendo polvo.

¡¡Regresa, pollo idiota, vuelve!!- Grité para lograr que el animal se diera la vuelta y cuando por fin notó que yo no estaba sobre él, se detuvo en seco dejando cortada la carrera contra Niniel que al parecer también se había convertido en algo personal contra él, o al menos eso esperaba; en animal regresó a donde me encontraba pero lo cierto era que había perdido tiempo valioso que tal vez ya no podría recuperar, el segundo lugar se me escapaba de las manos por un simple descuido y ahora tendríamos que correr con muchas más ganas para alcanzar a las elfas que punteaban las posiciones.

Me dejé caer de la rama para aterrizar sobre mi upelero y ambos comenzamos a andar aunque ahora el pollo avanzaba con cuidado de no dejarme de nuevo, pero demasiado cuidado, haciendo que el paso fuera más lento; miré hacia atrás para ver cómo ahora los upeleros negro y blanco parecían también tener una especie de duelo personal, afortunadamente Rauko se había quedado más atrás, eso quitaba un elemento al malvado plan de los elfos, las damas adelante estaban solas, ahora solo debía llegar a ellas, evitar que me alcanzaran el gordo blanco y el flaco negro, correr en exceso, ganar la carrera, viajar a Dundarak, cambiar mis dagas, matar un par de vampiros, comer algo, limpiar la torre, darme un baño, comprar un barco, aunque muchas de esas cosas serían luego de la carrera y no exactamente en ese orden.

Por si fuera poco, no solo estaba detrás de las elfas, sino que además un par de nuevas amenazas se acercaban, el upelero blanco y el negro pasarían a mi lado como flechas indetenibles dejándome ya casi en el último lugar -¡No puede ser! Vamos, vamos, vamos- Dije a mi upelero animándolo a correr más con la esperanza de alcanzar los primeros lugares de nuevo, Si no podía ganar la carrera esperaba llegar al menos en el segundo o tercer lugar, llegar detrás del upelero gordo sería demasiada deshonra para mí, para mi upelero, para las carreras, para las vacas, era totalmente inconcebible; al menos lo bueno era que la zona boscosa comenzaba a terminar, dando paso a un nuevo sector del upeleródromo.

◄ ○ ○ ○ ○ ☣ ♜ ♞ ♝ ♛ [ Ø ₣ ₣ Я Θ Ł ] ♚ ♝ ♞ ♜ ☣ ○ ○ ○ ○ ►

[1] La lucha por el primer lugar se ha convertido en un duelo de elfas, el upelero Trickster aún desea demostrar de qué está hecho mientras que el rojo parece que comienza a perder velocidad.
[2] Humano y brujo a bordo de los dos peores upeleros, y los que menos se mostraban como favoritos, comienzan a ganar terreno ¿Podrán llegar a la primera posición?.
[3] Los que ya deberían ser los expertos en carreras de upeleros comienzan a perder terreno, se las están viendo realmente mal y deben luchar para al menos no llegar en el último lugar.

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**Tyr** Miér Dic 14 2016, 17:47

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**Níniel Thenidiel** Vie Dic 16 2016, 01:04

Al final, la visión nocturna de la que supuestamente un vampiro como Bio debía hacer gala no le sirvió de mucho al pelinegro en aquel pequeño tramo arbolado de la pista de carreras. Luchó bien, aferrándose a la segunda posición con uñas y dientes y manteniendo durante largos metros un enfrentamiento igualado con Níniel merecedor de todo el respeto de la joven sacerdotisa, que sinceramente ignoraba que se le diera tan bien montar pues que ella recordara nunca le había visto a lomos de ningún corcel. Aunque una vez si que lo vio más o menos sobre un dragón...Algo que no acabó muy bien. En cualquier caso y a pesar de ser poseedor de tan extraña habilidad, mantenerse centrado en Níniel y Trickster y al mismo tiempo en lo complicado del terreno terminó por ser demasiado para él y acabó colgado de una gruesa rama mientras su upelero continuaba la carrera solo. Una escena bastante cómica que la elfa se ocuparía de recordarle al vampiro en los días venideros.

-Tranquilo, cuando llegue la meta enviaré a alguien para que te baje de ese árbol.- Lanzó como puyita antes de centrarse de nuevo en la carrera dejando atrás el lugar de tal incidente y poco después el tramo forestal de la pista, saliendo de nuevo a un sector de la misma libre en apariencia de obstáculos.

Con Bio fuera de la carrera, al menos de momento, las primeras plazas eran, como cabría esperar, para las dos elfas participantes. Ellas dos junto a Rauko, que debía de estar detrás de ella, eran la prueba irrefutable de la superioridad de los hijos del bosque en cuanto al trato con animales se refería...O al menos eso pensaba la peliblanca hasta que, al echar la vista hacia atrás por un breve instante para saber cuánta ventaja le sacaba a su hermano, lo que vió no fue al elfo y su estilizada montura de color verde si no a aquel rechoncho upelero blanco y al shemlen tramposo saliendo de entre los árboles a una velocidad tal que de seguir así sin duda les permitiría rebasarles sin problema.

-¿Pero cómo es posible?- Se preguntó en voz alta la joven, sorprendida por lo que estaba viendo. ¿Cómo podía ser tan rápido aquel pollo sobrealimentado de forma poco sana? ¿Cómo se las había apañado algo tan grueso para adelantar a Rauko en la arboleda y esquivar los múltiples obstáculos que los árboles planteaban? La respuesta en su mente fue instantánea, tan rápida como el rayo; trampas.

Debía de haber usado la misma técnica oscura que usase durante la salida para salir disparado, fuera la que fuera. En ese caso la velocidad no le duraría mucho, aunque saber que podía repetir el truco no resultaba nada halagüeño para sus opciones de victoria. Además, ¿qué le había hecho a Rauko? Alguien como aquel humano bien podría ser capaz de haberle atacado incluso con tal de salirse con la suya. Pues sí pensaba que iba a poder hacer lo mismo con ella iba listo. Ya le había pasado más de una a aquel orejas redondas pero no pensaba concederle ni una más.

-No te acerques humano, si tratas de volver a sabotearme me obligarás a defenderme.- Le gritó antes de volver a centrar su vista al frente e instar a Trickster a tratar de mantener las distancias con él, pensando que quizá de ese modo estaría a salvo de sus triquiñuelas. Y lo hizo en el momento justo, pues tuvo el tiempo preciso para poder ver como un pegote de algo asqueroso que parecía mierda, y que enseguida quedó demostrado que era mierda, pasó justo por encima de su cabeza proveniente de la cabeza de carrera. Aquella plasta siguió volando directamente hacia el humano y su montura que sin duda era un blanco fácil por lo que Níniel estaba a salvo...de esa mierda en concreto al menos, porque la elfina sobre el upelero rojo parecía tener más del lugar del que había sacado aquella guarrada.

-Pero será...Oye, vigila donde apuntas, casi me das a mi en vez de a ese huma...- Espetó la sacerdotisa. Pero en ese momento otro objeto asqueroso fue lanzado directamente hacia ella obligándola a agacharse. Le estaba disparando a ella. -Jovencita, ni se te ocurra.- La regañó a pesar de que como mucho sería unos pocos años mayor que ella. -No me obligues a darte unos azotes por ser una elfa mala.- Continuó regañándola pues los disparos no cesaban.

Por si aquellos ataques no fueran suficiente y no le hicieran perder ya bastante tiempo y velocidad si no quería acabar con ninguna de esas porquerías encima, la seguridad de la organización falló y un hombre de orejas más peludas de lo normal saltó las vallas de la pista y comenzó a hacer el ganso. Parecía ir bastante perjudicado y en vez de tratar de apartarse al ver a aquel gran upelero cargando en su dirección se quedó pasmado murmurando bobadas sobre educación y su madre. Pues su madre bien podría haberle inculcado un poco de sentido común y la lección de que el alcohol era pernicioso...

La elfa trató de hacer girar a Trickster tanto como pudo, pero la distancia hasta el impacto era demasiado corta y el noble upelero a sabiendas de ello desobedeció las instrucciones de su amazona y aceleró más, tensado los músculos de sus poderosas extremidades y propulsándose en un salto para tratar de esquivar aquel obstáculo, de pasarle por encima a aquel borracho. La suerte estaba echada.

**Tyr** Vie Dic 16 2016, 01:04

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**Rauko** Dom Dic 18 2016, 00:49

Después del “pequeño” accidente con la ardilla, debía darle las gracias a los dioses por permitirme seguir con vida, sin embargo lo único en lo que pensaba no era otra cosa que no fuese correr y escapar de los oscuros y siniestros planes del peligroso pelirrojo quien se acercaba velozmente con una sonrisa digna de temer.

Al no saber qué hacer, simplemente me coloqué en una postura defensiva para esquivar cualquier cosa que lanzara el pelirrojo -Bien, estoy preparado para cualquier ataque- Dije con determinación para luego fijar mi mirada en mi contrincante.

Desafortunadamente mis acciones preventivas fueron en vano ya que el pelirrojo pasó por mi lado sin lanzar nada peligroso, sólo arrojó polvo, pelusas y unas cuantas hojas; me sentí aliviado por estar a salvo y suspiré tranquilamente -Supongo que…- Repentinamente mi cuerpo se ve invadido por una terrible comezón que me obligó a rascarme de forma desesperada, al parecer todo el polvo y pelusas en realidad eran un inmundo ejército de pulgas y piojos con sed de sangre élfica -No puede ser, no estaba preparado para esto- Dije mientras utilizaba mis uñas para intentar deshacerme de la incesante oleada de picaduras.

Nada de lo que hacía parecía calmar a los bichos, sin embargo un nuevo problema apareció -(¡¿Pero qué sucede?!)- Me pregunté tras notar que una zona de la piel en mi cuello se irritaba a tal punto que en ese lugar la comezón se enfatizaba; de inmediato llevé mis manos a ese lugar para rascarme y gracias a eso descubrí que justo en el lugar afectado se encontraba una de las hojas que el pelirrojo me había lanzado -¿Hierba venenosa? ¡¿Cómo se supone que debo amar al bosque después de esto?!- Exclamé para luego lanzarme al suelo y revolcarme como si estuviera incendiándome.

Fue entonces cuando vi a mi upelero descansando tranquilamente como si el resto del mundo no existiera, entonces llegó a mi mente una idea que me ayudaría a seguir con la carrera y también a desahogarme -Yo soy tu jinete y tú eres mi montura; ambos debemos ser uno para ganar la carrera- Dije con un tono serio mientras me acercaba al upelero y me colocaba sobre él -Por esa razón… ¡Sufre igual que yo!- Exclamé con cierta malicia mientras sacudía mi cuerpo de tal modo que los bichos que me atormentaban se trasladarían al plumaje del pollo.

Al transcurrir tan solo un par de segundos mi upelero despertó dando un salto para luego girar en círculos mientras agitaba sus alas frenéticamente buscando eliminar sus nuevos “invitados” -Así que en realidad no estabas inconsciente por el golpe- Protesté al tiempo que rascaba mi torso -Eso no importa ahora- Dije con un tono tan bajo que sólo yo lo oiría.

Ya había perdido tiempo valioso así que era momento continuar con la carrera -Bien, tal vez no me entiendas pero el responsable de estas fastidiosas pulgas es ese sujeto- Indiqué señalando al jinete pelirrojo -Así que…- Antes de poder seguir hablando mi montura decidió correr de forma vertiginosa en la dirección donde se encontraba nuestro archienemigo como si no hubiera un mañana.

El arranque fue tan rápido que por poco termino cayendo al suelo otra vez si no fuera porque me sujeté con mis piernas; el upelero quería venganza y eso se notaba en su mirada llena de determinación y furia.

Rápidamente logramos situarnos cerca del pelirrojo y con tan solo un par de segundos estaría a la distancia correcta para recibir la venganza de mi compañero, no obstante, antes de lograr nuestros planes mi upelero patinó al pisar una sustancia cremosa de color marrón que posaba sobre el suelo -¡No, no, no!- Repetí una y otra vez mientras me sujetaba del cuello de mi montura quien luchaba por no perder el equilibrio otra vez.

Desafortunadamente la suerte estaba en nuestra contra y el destino quiso verme impactar contra el suelo, aunque esta vez rodé por un par de metros hasta que mi rostro aterrizó sobre otro trozo de crema marrón cuyo olor era bastante desagradable -(Un momento… Esto es…)- Inmediatamente me levanté al descubrir que el último accidente había sido por la porquería de alguien -Por favor, dioses ¡Mátenme de una buena vez!- Supliqué mientras limpiaba mi rostro lo más rápido que podía. Ya no quería correr, no quería estar ahí, solo deseaba estar en cualquier otro lugar donde pudiera disfrutar de la paz, pero tal vez eso sería imposible.

**Tyr** Dom Dic 18 2016, 00:49

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Iliaki Miér Dic 21 2016, 06:26

- ¡Elfa mala! ¡Ja, dile eso a mi bola de barro! – contestaba lanzando otro proyectil.

Atrás se ha formado un auténtico caos ¡Pero no hay de qué preocuparse! ¡Hace tanto que no me divertía así! Es hora de mi pequeña arma secreta.

Y diciendo y pensando, sacó unos polvos rojizos que había guardado para alguna ocasión que lo ameritara: Unos extraños polvos que un juguetero vendía en la plaza de la ciudad que causaban gran comezón a la desafortunada víctima.
Quitó deleitosamente el cinto que sostenía a la bolsa y las dejó volar al aire detrás suyo, mirando a quienes tenía detrás suyo.

- ¡Hora de bailar, muchachos!

Sea o no suficiente, esta es la carrera de Pollo, y yo le ayudaré lo que sea necesario para que así pueda ganar ¡Esto va de quién llega primero! Él me hizo un favor, y yo debo devolvérselo ¡Ojo por ojo…!

Miró a su upelero, llevando como una consecución fugaz de imágenes todos los recuerdos acontecidos esa mañana. Probablemente, después de eso, independientemente de lo que sucediera, ella no lo podría volver a ver, pero aquella competencia se haría que el ave se quedara en un lugar muy especial de su corazón.

- Pollo, la carrera es tuya, amigo – dijo acomodando un nuevo proyectil baboso en su tirachinas - ¡Un gusto haberte ayudado!

Y con una sonrisa picaresca, continuó lanzando cosas, enseñando la lengua burlonamente a todo aquel que se atreviese a reprenderla o a molestarse con ello.

Al fondo de toda la conglomeración, las apuestas habían parado para ver, entusiasmados, los acontecimientos de la carrera. Entre las cosas por las que se habían apostado, de alguna forma se las habían apañado para no solamente dar su fortuna a un posible ganador, sino también a algún perdedor, a cuántos saltos daría un upelero o qué jinete sería tirado primero de su montura.

Entre ellos, un peculiar hombre bestia apostaba a que su hijo ganaría la carrera, sin embargo, en el momento ninguno de los apostadores logró comprender exactamente a qué se refería cuando decía “su hijo”. El hombre sólo alcanzó a lanzar una suerte de graznido como respuesta.

**Tyr** Miér Dic 21 2016, 06:26

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John Lauper Vie Dic 23 2016, 01:09

Al ver como el brujo optaba por el camino de la izquierda, Mantecoso y John optaron por el de la derecha. Era necesario mantener la distancia con ese peligroso sujeto, quien en un segundo podía transformarlos en un platillo a las brazas (y bien que le gustaría hacerlo). -Debo tener algo que me permita deshacerme de ese tipo de forma permanente- se dijo mientras revisaba su morral. Mientras tanteaba todo tipo de pertrechos, halló un paquete envuelto con una tela, que no recordaba.-¡Claro! esto es lo que ocultó el hombre del turbante-. Al abrirlo se encontró con una extraña fruta de color morado y un olor particular. Mientras el desilusionado ladrón se debatía entre deshacerse de la fruta o comerla, el aroma de la misma se propagó por el aire, hasta llegar a las fosas nasales del gordo Upelero. Éste al reconocerlo, comenzó a actuar de forma extraña. Mientras chillaba emocionado, giró en círculos y estiró el cuello intentando alcanzarlo. A donde el joven moviera la fruta, el upelero estiraba el cuello intentando alcanzarla. Esto le dio una idea. Tomó una rama de un árbol cercano y colocó la fruta en la punta de la misma, luego estiró la rama por delante de la cabeza de su montura. El resultado fue increíble. Mantecoso comenzó a correr hacia la inalcanzable fruta con una velocidad cada vez más alta. Cuando salieron de la arboleda, el ridículo dúo rebasó al brujo a tanta velocidad, que este no habría tenido tiempo de realizar ningún ataque.

El siguiente obstáculo para la victoria era ese odioso pelilargo del upelero azul. Éste parecía haber sufrido algún tipo de accidente ya que su velocidad había mermado considerablemente. En ese estado no sería rival para la renovada potencia de su pollo, y lo dejaría atrás sin problemas. Pero John sentía algo más, no podía solo rebasarlo y ya, debía vengarse de las burlas que le había propinado hacía unos minutos (aunque solo se había tratado de una ilusión provocada por el humo, lo había sentido muy personal). Tomó un pequeño frasco cerrado con un corcho, éste llevaba una etiqueta con la figura de un corazón y un pollo en su interior. Se trataba de “extracto de upelero en celo”, una esencia extraída por métodos poco higiénicos y demasiado repulsivos como para ser descriptos. Los criadores la utilizaban para obtener un mejor rendimiento en las épocas de apareamiento. Con solo verter una gota, no existiría pollo que se resistiera al deseo sexual. -Solo una gota- se repitió el pelirrojo mientras quitaba el corcho y se preparaba para efectuar su artilugio. Pero al pasar a un lado del vampiro, un brusco movimiento lo hizo a soltar el frasco, vertiendo no solo una gota, sino todo el contenido sobre la espalda de éste. -Parece que va a llover-. Dijo para encubrir su jugada, mientras corría a la par de su desafortunada víctima. Pero antes de recibir una respuesta se despidió. -Me encantaría quedarme a charlar pero tengo una carrera que ganar-. Cuando ya casi lo había rebasado completamente agrego -Por cierto… ¡que vivan los novios!-. Y se alejó mientras reía pícaramente.

La velocidad de Mantecoso comenzó a normalizarse en el momento que estaba por alcanzar a la elfa albina. Cuando ésta se percató de la llegada del ladrón, lanzó una amenaza .-No te acerques humano, si tratas de volver a sabotearme me obligarás a defenderme.-. El ladrón no pudo evitar sonreír de oreja a oreja.-Tranquila, no tengo pensado hacerte daño…-. Y en voz baja agregó. -Sólo detenerte-. y mientras buscaba en su morral algún otro “juguete”, Mantecoso se agitó bruscamente y giró su cabeza para arrojarle una mirada fulminante. -De acuerdo compañero, no le haré nada- respondió a desgano el pelirrojo. Mantener el ritmo de la rubia no era fácil, sin mencionar a la pequeña elfina que iba en el primer lugar, aunque ahora al menos podía verla.

Se encontraba tan concentrado en los movimientos del upelero dorado, que no notó cuando su jinete, en un ágil movimiento, esquivo un proyectil, el cual terminó por impactar de lleno en su rostro. En el momento en que se limpió con su manga, sintió ese inconfundible y asqueroso aroma. -Pero que rayos... estas tirando mierda, eso sí es jugar muy sucio- le gritó a la elfa albina. Pero al ver como ésta esquivaba un segundo proyectil, se dió cuenta que los mismos provenían de más adelante. Quiso la diosa fortuna, que el segundo proyectil no impacte sobre el ladrón o su montura, sino que cayera al suelo. En ese momento, un recuperado y furioso Rauko, intentaba efectuar su venganza contra el sujeto que lo había saboteado dos veces. Por fortuna para Lauper (y desgracia para el elfo), el upelero verde piso el cúmulo de materia fecal y patinó, tirando al suelo a su jinete justo en donde se encontraba dicho cúmulo. El ladrón no se percató del hecho, había descubierto quien era la responsable de lanzar tan inmunda munición, por desgracia para ella, no era la única que contaba con objetos desagradables. -Pagaras por lo que hiciste, ¡éste mes ya me había bañado!-. Gritó mientras se quitaba una de sus botas. El olor que emanaba de aquel elemento era insoportable, a tal punto que el mismo John tuvo que cubrir su nariz. Haciendo uso de todas sus fuerzas, la lanzó contra la pequeña elfa. Pero no tuvo en cuenta algo muy básico, su objetivo se encontraba en movimiento. La joven se alejó rápidamente de la zona de impacto y su lugar fué ocupado, ni más ni menos, que por la elfa albina. -CUID…- Ahogó su advertencia, no importaba quien recibiera su proyectil, mientras le permitiera obtener una ventaja. La bota se dirigía directo hacia la nuca de la rubia...

**Tyr** Vie Dic 23 2016, 01:09

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Nerum Vie Dic 23 2016, 19:09

Las afueras de la ciudad. Sin duda la carreras de Upeleros eran un gran evento desde su primera entrega, sin embargo como gran evento que era ¿Por qué no existía restricción alguna de quien conducía al animal?, fuese una respuesta cualquiera solo obtendría un disparate el cual diera por entendido que las trampas eran legales y por lo tanto era trampa no hacer trampa.

Superando de una buena vez la arboleda, tanto Petricor y yo terminamos de saltar por doquier, Pet por su lado atrapando ramas y yo interceptando contra ellas, como un buen equipo que éramos.

Mientras tanto sin notarlo al principio algo enorme se acercaba velozmente a donde nosotros no encontrábamos. Mirando por encima del hombro observo nuevamente el acontecimiento que había sorprendido a todos anteriormente.

“¡Lauper!” Preparando un fogonazo el pequeño mequetrefe, tenía una cuenta pendiente con él desde hace ya un rato o por lo menos ese debió ser el plan. Atravesando los obstáculos con una fuerza increíble debido al tamaño del animal Lauper y Delicioso se acercaban a mi posición a excesiva velocidad.

-¡Controla al bicho Lauper ¿Qué se supone que estás haciendo?!- Gritando para llamar su atención, el dúo de tramposos se acercaba tal cual piedra grisácea, tal cual bola de demolición preparada para romper todo lo que estuviese a su paso, la cual iba directo a nuestra ubicación sin dudar en detenerse.

-¡Pet esquiva!- Con un movimiento rápido y sin posibilidad de atacar, jalo las riendas de Petricor para sacarlo a duras penas del camino, esa enorme animal insanamente bien alimentado atraviesa el camino mientras hace vibrar el suelo a su paso, “¿fruta?”

Sin saber cómo ni porque, de alguna forma sabía que Lauper asía alguna especie de trampa nuevamente y sin pensarlo más de dos veces debía detenerlo junto con todos los que estuvieran al frente mío ¿pero, como? Recordando tiempos atrás cuando todavía todo era fácil, recuerdo a mi pueblo y como en los corrales si detenías al ganado en cabeza todas se detendrían igual que una fila reteniendo así el paso.

-¡Eso es! El ganado en cabeza.- Con felicidad por la fácil respuesta, cierro el puño con fuerza y me concentro para actuar, para estos momentos mi energía se habría recuperado nuevamente.

Surgiendo a mí alrededor una serie de flechas ígneas, me rodean como un enorme abanico de fuego, las concentro e intento fundir en solo una y de esta forma, todas son absorbidas a mi mano izquierda en un intenso calor, creando como resultado una admirable lanza hecha puramente de fuego, la cual, una vez definida la alzo por encima de mi frente y la preparo para ser arrojada.¹

-Espera el momento.- Enfocando la mirada en la pequeña elfina del frente de carrera, espero que se alineen aunque sea un poco, lo cual era difícil pues todos esquivaban las porquerías que emanaba esa resortera e intentaban adelantarse entre sí “olvídalo todo” Perdiendo el interés momentáneamente por el fastidio, lanzo el fuego como callera.

Disparada a toda velocidad, la lanza se dirige a la elfina vertiginosamente, un trozo de mierda, lo carboniza sin problema, una bota apestosa, la convierte en ceniza apestosa en un momento, otra porquería babosa, la evapora al instante, la elfina Iliaki, “¡Noooo!” falla el tiro y la rebaza con desgracia, tan solo quemando la pista del frente donde se dirigía la carrera.

-¿Por qué los dioses me atormentan con una desgracia tras otra?- Desilusionado por fallar el tiro, no todo era tan malo, al frente de la carrera la pista se hallaba en llamas y esto debía ser suficiente para juntarlos un poco más, mientras tanto, los demás proyectiles ahora solo era nubes pestilentes de las porquerías que fueron al ser lanzadas.

Habilidad lvl:0 Lanza del fuego escarlata¹
offrol: #caparazónazul

**Tyr** Vie Dic 23 2016, 19:09

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**Bio** Dom Dic 25 2016, 08:28

Soundtrack:

¡¡Regresa pájaro inútil!!- Gritaba abrazando con fuerza la rama en la que había quedado pegado luego del salto del upelero, y es que debía reconocer que su capacidad de reacción y la habilidad para saltar evadiendo el peligro era algo formidable, pero llegar a la meta y ganar la carrera solo servía de algo si yo iba montado y no si llegaba solo corriendo por su cuenta; una vez que el animal escuchó mis gritos se regresó hasta donde me encontraba y mientras lo veía venir, también recordaba las palabras de la elfa que había sonado bastante burlesca y malvada, al parecer tenía un lado más oscuro de lo que yo habría siquiera imaginado.

Desde la elevada posición había podido notar que la pequeña y adorable elfina de la primera posición también tenía un lado... Realmente no sabía bien cómo definirlo pues no era propiamente oscuro sino más bien asqueroso e impropio de los de su raza que somo Niniel debían ser pulcros y metódicos, incluso con esa intrigante voz cantarina que parecía calmada incluso en los peores momentos, sin perder el control ni la compostura ante nada; la pequeña carecía totalmente de esa elegancia al punto que de no ser por sus orejas, podría fácilmente confundirla con uno de los pequeños ladronzuelos de Lunargenta.

Por fin el upelero llegaba a situarse debajo de mí, ahora solo debía dejarme caer para aterrizar sobre él pero un corredor se acercaba, su inconfundible forma me hizo reconocerlo de inmediato, era Lauper en su animal obeso que avanzaba de nuevo a una velocidad impresionante, esto hizo que mi upelero se apartara repentinamente y me dejara caer al piso de una manera nada elegante; el upelero blanco pasó como una flecha dejándome apenas escuchar algunas palabras de su jinete que no tenían mucho sentido -¿Que va a llover? ¿Cuáles novios?- Murmuré para mí mismo sin acabar de entender lo que me había querido decir.

El corredor se alejó sin dejar más que el polvo que levantaba, sin embargo mi upelero solo buscaba mi espalda -Hey, qué tienes, se supone que yo voy a montar sobre ti, no tú sobre mí- Le reclamé señalándole que se pusiera adelante pero en muy idiota no me hacía caso y en lugar de eso insistía en acercarse por mi espalda; mientras esperaba arreglar la situación me adelantó un nuevo corredor; el chico del upelero negro pasó a toda prisa -Mira lo que has hecho, quedaremos de últimos- Le reclamé a mi upelero viendo con cierta tristeza cómo lentamente me dejaban al final, pues ya incluso el upelero verde había conseguido adelantarme -Vamos pedazo de pajarraco- Le dije indicándole el camino aunque parecía más concentrado en subirse a mi espalda.

El upelero verde de Rauko avanzaba de manera errática y algo extraña, aunque no tendría tiempo de detallar eso pues mi upelero actuaba bastante extraño y no me dejaba montar sobre él sino que solo quería ir tras de mí -Vamos azulito, tú puedes- Le dije señalando al frente pero seguía sin obedecer, a este paso ni siquiera lograría terminar la carrera... Como la primera vez...

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[1] La ventaja de la pequeña elfina es ahora cosa del olvido, los dioses han dejado de favorecerla y es alcanzada por dos de los upeleros que eran favoritos para ganar la carrera.
[2] Nerum ha tomado velocidad y se acerca a la punta aunque le sigue muy de cerca el actual campeón en su upelero verde que no piensa abandonar su trono tan fácilmente.
[3] Definitivamente no es un buen día para el vampiro que ahora se encuentra en el último lugar.

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**Tyr** Dom Dic 25 2016, 08:28

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**Níniel Thenidiel** Mar Dic 27 2016, 00:47

Trickster saltó, y para Níniel, aferrada a las riendas y apretando con fuerza sus piernas sobre él para evitar caerse, el tiempo pareció ralentizarse hasta el punto de parecerle que a su alrededor todo pasaba muy despacio. Pudo ver con total claridad como el upelero se elevaba en el aire tratando de pasarle por encima a aquel borracho suicida. Pudo ver como su montura pegaba sus potentes patas a su cuerpo para que no fueran un estorbo en el salto. Hasta podría jurar que pudo sentir como retraía sus garras en un noble intento por no desgarrar a aquel insensato si sus esfuerzos eran en vano...Pero parecía que aquel pobre hombre iba a encontrarse con su hacedor mucho antes de lo que querría. Poco importaba que las garras del animal no lo hicieran pedazos o que no fuera embestido a toda velocidad, Trickster era más grande que un caballo, y si los upeleros no podían volar era por una buena razón, bueno dos; sus alas atrofiadas y sus recios cuerpos, muy diferentes de la liviana constitución de las aves y sus huesos huecos.

En las gradas el bullicio disonante de risas, maldiciones, ánimos y desánimos se tornó una sola voz en un sostenido grito de tensión a la espera del más que probable fatídico destino. Muy posiblemente entre el gentío habría más de uno que deseara que pasara lo peor. Puede que incluso alguien hubiera apostado no solo en contra de la peliblanca o a favor de otro de los corredores si no también a que acabara malherida...En cualquier caso la preocupación de la mayoría pareció sincera y solo cuando el upelero blanco hubo posado de nuevo sus patas en el suelo, tras dejar atrás a un sorprendido hombre-bestia, la tensión del momento pudo disiparse finalmente, estallando el público en una estruendosa celebración que se prolongó un largo rato. Y eso que lo mejor estaba aún por llegar.

Si la gente creía que la carrera hasta ese momento había sido sucia y emocionante más les valdría sujetarse bien a sus asientos. Níniel había conseguido salvar aquel escollo de manera loable y a pesar de que ello y a la lluvia de porquería a la que sometía la elfina en cabeza no había perdido mucho terreno con respecto a sus rivales. Bien era cierto que tener que avanzar codo con codo con aquel humano tramposo no era plato de buen gusto para ella, no solo por su olor a mierda, sino porque resultaba molesto tener que estar echándole un ojo constantemente para evitar ser víctima de sus trampas y su juego sucio, el cual con su cara y ropa manchadas de excremento tomaba un sentido aún más literal de lo habitual, pero al menos la elfina del tirachinas no se había salido del todo con la suya y al final su apestosa estrategia le pasaba factura. Su ventaja menguaba más y más.

La cabeza de carrera se apretaba y la hasta ese momento indiscutible victoria de la amazona del upelero rojo ya no estaba tan clara ni mucho menos. Se acercaban a la recta final y todos salvo Bio, que debía de seguir colgado de una rama, tenían opciones de victoria. El frenesí entre el público era máximo y para los participantes era el momento de esforzarse hasta el límite, o hacer tantas trampas como fuera posible en el caso de la mayoría.

La lluvia de mierda se intensificó y en respuesta a ello al humano pelirrojo le dio por dar el salto a la guerra química, quitándose una de sus botas y desatando un terrible mal sobre Aerandir en forma de un olor tan nauseabundo que a su lado la mierda era hasta deseable. Seguramente debió pensar que lanzar aquella arma de destrucción masiva hacia delante era una idea brillante, porque así lo hizo sin tener en cuenta que tanto él como su objetivo estaban en movimiento, muy listo el chico no era. Desde luego se hubiese merecido ser golpeado por su propia y perversa creación. Pero oh fatídico destino, la bota acabó dirigiéndose directamente hacia la cara de Níniel que apenas habría tenido tiempo de maldecir la estirpe de aquel orejas redondas antes de ser golpeada de no ser por un proyectil de purificador fuego que la salvó de tan aciago destino en el último momento. Se lo hubiese agradecido al brujo artífice de tal hazaña pero era mejor no animarle a que siguiera intentando matarles a todos.

-Estáis todos locos, vais a acabar matando a alguien.- Les increpó la peliblanca, pero lo cierto es que su paciencia ya se había agotado y sinceramente había llegado la hora de las tortas.

Con una leve plegaria rogó a los dioses del bosque por su protección y en respuesta a su oración una angelical figura alada de pura luz se materializó sobre ella y la cubrió con sus grandes alas. El resultado era una barrera de luz de varios metros de diámetro que la protegería de todo mal y con la que tenía toda la intención no solo de protegerse de aquella gente si no también la de echarles de la pista debido a su tamaño.

**Tyr** Mar Dic 27 2016, 00:47

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**Rauko** Miér Dic 28 2016, 00:56

Todo había sucedido muy rápido, no pude comprender qué había ocurrido exactamente, lo único de lo que podía estar seguro era que antes me encontraba en el lomo del upelero y de un momento a otro terminé impactando contra el suelo de una forma aparatosa. Me sentí tan indignado, humillado ante aquella caída y las risas burlescas de los espectadores; en ese momento pude entender que en la pista mi único papel era el de servir como un simple juguete de entretenimiento.

A pesar de todas esas cosas, obtener gloria y grandeza a través de la victoria seguía siendo una recompensa muy tentadora y después de experimentar la humillación me sentía obligado a derrotarlos a todos para negarles el placer de vencer.

Me levanté, limpié mi rostro y una vez más subí al lomo de mi montura, decidido a continuar con la carrera -Bien, compañero, es hora de…- Traté de mostrarme determinado pero en ese momento una sensación irritante me recordó un pequeño y desagradable detalle -(¡Estúpidas pulgas!)- Nuevamente comencé a rascarme el torso y los brazos, deseando que los dioses tuvieran misericordia y castigaran al insolente que me había otorgado aquel sufrimiento.

Dejando esos detalles de lado, me preparé para continuar con la carrera, pero antes debía hacer algo que seguramente a nadie le molestaría, pues todos hacían trampa y yo jugar de la misma forma para no perder mis posibilidades de conseguir la victoria.

Coloqué mis manos sobre la cabeza de mi upelero y cerré mis ojos para poder sentir la energía que recorría todo mi cuerpo -La luz que brilla dentro de mí- Susurré mientras buscaba controlar el flujo de maná para reunir un fragmento de ésta en mis manos -Será el vínculo que una nuestras almas- Con un poco de esfuerzo la energía comenzó a trasladarse tenuemente desde mis manos hacia el upelero -Ahora… Desde este momento… ¡Estúpidas pulgas!- Exclamé perdiendo la paciencia y volviendo a rascarme desesperadamente.

Desafortunadamente no pude potenciar al upelero por culpa de la odiosa artimaña del pelirrojo, pero de todas formas no hubiese funcionado, pues nunca había intentado transferir mi energía a un ser vivo, pero en el futuro intentaría practicar esa habilidad y con suerte podría mostrársela a los demás para que pudiesen llorar ante la gloria de mi grandeza… Bueno, en realidad porque me sentía solo e inconscientemente deseaba llamar la atención.

Repentinamente mi upelero comenzó a moverse sin esperar alguna orden y poco a poco fue incrementando su velocidad hasta que milagrosamente logramos correr como en aquella noche donde logramos ser reconocidos como los mejores -Me alegra que hayas despertado- Dije con un tono entusiasta que luego desapareció al recordar un detalle -¿Para qué me molesto en hablarte si no entiendes mi idioma?- Susurré para mí mismo mientras rascaba la parte superior de uno de mis glúteos.

Desde ese punto en adelante no se me presentaron problemas en la pista y tampoco tuve que preocuparme en lo absoluto, simplemente disfruté observando cómo los demás competidores se destruían entre ellos utilizando todo un arsenal de trucos y objetos que parecían haber sido creados con el único fin de hacer estragos en la carrera; sin duda alguna estar a salvo detrás de ellos era muy divertido; por fin pude entender a los espectadores, pues presenciar las desgracias de otros me hizo sentir bien conmigo mismo de una u otra manera.

En ese momento, cuando creí que una lluvia de vacas había sido la ilusión más loca de todas, pude ver cómo una majestuosa figura angelical apareció sobre Niniel de una forma tan sublime que hizo preocuparme por mi salud mental -Creo que estoy perdiendo la cabeza- Me dije a mí mismo desconfiando de la existencia de aquello que podía contemplar en ese instante -(Mejor me quedo atrás por un rato)- Pensé mientras seguía observando los movimientos de los contrincantes desde un lugar seguro.

En algún momento se les terminarían los trucos y cuando eso sucediera sería mi oportunidad para rebasarlos a todos, sin embargo las cosas indicaban que los dioses querían divertirse jugando con el destino de los mortales, así que cualquier cosa podría suceder sin importar las estrategias que tomáramos para ganar.

**Tyr** Miér Dic 28 2016, 00:56

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Iliaki Jue Dic 29 2016, 06:04

Quizá pueda correr, quizá pueda volar, pero ¿acaso la felicidad debe estar siempre así de cerca para ser arrebatada de inmediato? ¿Tiene que ser esto un juego cruel en el cual uno no puede decidir?

Ahora tenemos a dos a la par, y Pollo se ha desubicado por completo. Si pudiera conectar mis palabras con su pensamiento y saber qué le ocurre, quizá podría hacer algo, pero el alma de un ave es más complicada de comprender que la dinámica de su vuelo o de su carrera. Algo lo ha desmotivado, como las dudas que envuelven sombríamente al perdido.

Ganar, perder ¿Qué clase de ganador sería el que estaría en el pódium? Si alguien me hubiese explicado las reglas de la carrera, quizá hubiera armado alguna artimaña más intricada. Pero la carrera es del Upelero, y lastimosamente, el que se lleva el premio es la carga que va sobre él. Pollo vino a mí por puro azar y por su suerte para correr por razones que desconozco en la carrera. Y cuando esto termine, no lo volveré a ver jamás.

Los pasos del upelero se volvían más lentos y torpes desde las ofensivas del vampiro; había algo en lo más profundo de la psique del ave que se había activado, alejando sus ojos del camino y de la tierra, remontando sus pasos a algo más lejano en el tiempo y la distancia.

¿Qué tenía de especial el upelero rojo, porqué había comenzado su carrera con tanto ahínco para detenerse de pronto en las sombras de su pasado? ¿Por qué leía y robaba a huérfanos en el camino?

A lo lejos, un hombre bestia de pronto entonó un canto: El mismo que hacen las aves al despertar del día.

- Pollo, por lo que más quieras ¡No desistas, yo estaré contigo! ¡Es tu carrera, amigo, quisiera comprender sus gorgoteos, y tus gestos, tanto lo quisiera! – decía gentilmente la elfina - Pero sólo puedo decirte sonidos que quizá no entiendas, y seguiré aquí pase lo que pase.

Los espectadores se agarraban todo lo posible de sus asientos, viendo cómo su dinero parecía derrocharse o multiplicarse por momentos. Iliaki sólo los vio con una mueca de aversión ¡Por eso detestaba a la gente de Lunargenta!

El upelero ponía su mirada al vacío. Iliaki lo abrazó.

Los vítores se volvían cada vez más fuertes, con cerveza derramada en la tierra y el olor a grasa y botanas brotando por todos lados, el aroma a fiesta invadía el ambiente en algún lugar fuera de Lunargenta.

**Tyr** Jue Dic 29 2016, 06:04

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John Lauper Jue Ene 05 2017, 08:29

Una carcajada casi sin razón había invadido a Lauper quien se reía sin parar y sin siquiera voltearse a ver en qué condiciones había dejado a ese molesto vampiro, estaba seguro de que el plan era un éxito y con eso lo dejaría fuera de combate. Para cuando lograra recuperarse ya sería demasiado tarde, la carrera habría terminado y Lauper estaría lejos, muy lejos disfrutando el dinero del premio, un suspiro de satisfacción salió del pelirrojo quien por un momento se había perdido soñando despierto aunque la triste realidad era que aún le faltaba hacer mucho para llegar a ese final tan deseado.

El impredecible Mantecoso comenzaba a tomar prisa de nuevo, este muchacho parecía acelerar a ratos intermitentes -Ojalá este momento de velocidad nos alcance hasta la meta, compañero- Dijo el ladrón mientras esbozaba una sonrisa malvada dirigiendo su enorme montura directamente hacia el brujo que cada vez estaba más cerca de ser arroyado, aunque tristemente el muy cobarde pudo apartarse en el último momento para escapar de una pisada épica.

Por ahora el humano solo tenía una cosa en mente, vengarse de esa molesta elfina lanzacacas y nada lo detendría en su misión; la bota había parecido una buena idea, y aunque su mala puntería la había enviado hacia la elfa, tampoco es que fuera del todo malo, entre más corredores quedaran fuera de combate, más fácil resultaría quedarse con la victoria -¡¡Mi bota!!- Gritó el ladrón al ver que antes que su apestoso proyectil llegara a algún lado fue vaporizado en el aire por una especie de lanza de fuego, ese brujo comenzaba a ser una molestia en mayúsculas y había que buscar una forma de pararlo, suerte que los dioses habían bendecido al humano con un par de pies en lugar de uno, y por ende, un par de apestosas botas; solo podría esperar que no le vaporizaran también la segunda y lo mandaran a casa descalzo, si es que salía con vida para volver a casa ¿Tenía casa?

Lauper rió como loco ante la acusación de Niniel, al parecer sí estaba un poco loco, pero a fin de cuentas, todos los corredores debían estar mal de la cabeza para atreverse a montar aquellas criaturas en una carrera -Sé loco cuando la ocasión lo reclame- Respondió a la elfa mientras sacaba su otra bota para lanzarla esta vez hacia atrás, el destino ahora era ese molesto brujo quien difícilmente podría generar otra lanza tan pronto como para defenderse -Oh, por los dioses- Dijo el pelirrojo alejando la bota de su cuerpo con repugnacia -Parece que algo se murió ahí adentro- Expesó en referencia el terrible olor y la arrojó como bien pudo esperando que golpeara al brujo.

Al mirar hacia delante de nuevo se encontraría con otro grave problema, la lanza de fuego no había golpeado a nadie pero había comenzado a prender fuego a un tramo de la pista; un pequeño muro de fuego comenzaba a formarse dejando apenas algunos pequeños pasajes por donde algunos podrían pasar sin acabar asados; esto sin duda bajaría la velocidad de los animales que se lo pensarían dos veces antes de intentar atravesar las llamas; por si fuera poco el upelero verde había comenzado a tomar velocidad, tal vez podría convertirse en una nueva amenaza y en ese momento una gran preocupación invadía la mente de Lauper: ya no tenía más botas para lanzar.

Las dos elfas y el humano se mantenían a la cabeza, aunque la pequeña había perdido velocidad y pronto quedaría en el olvido, tal vez el final estaría en una reñida lucha entre la elfa del upelero dorado y el hermoso y sexy Mantecoso.

**Tyr** Jue Ene 05 2017, 08:29

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