La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
En la Espada Arcana las cosas estaban yendo bien. Todo lo bien que podían ir en unos tiempos tan convulsos.
Pero para el enano que tamborileaba con sus dedos sobre la madera del mostrador no había queja. Después de todo el desastre de la guerra, la caída de Lunargenta y su posterior reconquista, con estar vivo podía darse por satisfecho. Si además resultaba que aún podía ganarse su jornal en su negocio, menos motivos tenía para sentirse mal por unas ventas.
La campanilla de la entrada al establecimiento resonó y, cuando el enano alzó la mirada, la sorpresa le invadió. Quizás no debería haberse sorprendido, pues a ese cliente ya lo había visto más de una vez. Era alguien habitual. Sin embargo, no era a quien esperaba ver.
- Oh, el señor… «Mierda, cómo era. ¿Squall?» - Hazel. Si no me equivoco.
El pecho casi le explota al buen herrero cuando el no moreno le pidió un encantamiento que no era el de costumbre.
«Un momento, si yo nunca me encargo de ningún encantamiento de ese tipo.»
- ¡Vincent! ¡Tienes trabajo! - gritó el enano, mirando hacia la puerta de la oficina. - No se preocupe, pronto le atenderá el brujo y realizará el pedido.
La puerta de la oficina comenzó a abrirse, dando paso a la figura de Vincent, más en ese preciso instante la campanilla de la tienda volvió a escucharse.
- ¡Terry! - gritó el enano, muy animado. - He construido esos artefactos que me pediste.
- Genial. Sabía que eras el herrero indicado. Pronto podré lograr poner en forma a todos los escuálidos hombrecillos de esta ciudad. Qué me dices, Sandal. ¿Estarán preparados para tener pectorales bailones?
- Claro, claro. Quién no lo estaría. Ven a la trastienda conmigo, los tengo allí.
El brujo miró al dúo dirigirse hacia la parte trasera del establecimiento, quedando s solas con el elfo, así como con sus propios pensamientos.
- ¿Pectorales bailones? - se preguntó el sureño. - Quizás debería preguntarle a Sandal sobre ello.
«De qué cojones va todo esto?», se cuestionó, esta vez, internamente. Vincent miró hacia la vitrina y negó con la cabeza moviéndola con fuerza. «No, mejor no. Ya tuve suficiente con la pareja que quiso sus armas con forma de…»
- Ah, estoy rodeado de locos-, comentó el brujo, para luego acercarse al elfo y saludarle. - Que bien verte de nuevo, Hazel. Dime, qué necesitas. ¿Una Infusión Etérea?
El cliente no tardó en poner al día al arcanista, por lo que Vincent ya sabía lo que tenía que hacer.
- Ya veo. No hay problema. En un periquete te lo hago. Serán doscientos aeros-, informó al elfo, antes de dirigirse a la trastienda.
Allí, el brujo, lo primero que pudo observar es a su amigo y socio conversar con el cliente que parecía un armario de grande. Y cómo el segundo estaba ilusionado con…
«Pero si sólo son barras de acero acabadas con exageradas cantidades del mismo material en sus extremos»
- En fin-, se dijo, negando con la cabeza. - Rodeado de locos. Ya te lo digo yo, el brujo hablando consigo mismo.
Igual había muchos más locos de los que uno podría haber pensado de inicio. No obstante, el arcanista no se distrajo con más tonterías y se puso manos a la obra para crear el encantamiento que permitiría añadirle otro más al arma que le habría entregado el cliente.
Vinc cinceló el metal, añadió masa arcana a la hendidura, escribió bajo ella en la lengua de los dragones y, al poco rato, el glifo brilló para, como acto final, quedar como una sombra sobre el metal. Un dibujo con sus letras debajo, como si de una firma de herrero se tratara.
- Aquí tienes, Hazel. Arma lista para añadirle un encantamiento adicional-, le comentó al elfo, en cuándo le entregó la espada.
Un Encantamiento Adicional por aquí para el gran velocista del gremio de luchadores =D
Arcanos Nivel Maestro
Encantamiento Adicional [Insignia] / 200 aeros (150 aeros en materiales + 50 de beneficio para el brujo rodeado de locos)
Pero para el enano que tamborileaba con sus dedos sobre la madera del mostrador no había queja. Después de todo el desastre de la guerra, la caída de Lunargenta y su posterior reconquista, con estar vivo podía darse por satisfecho. Si además resultaba que aún podía ganarse su jornal en su negocio, menos motivos tenía para sentirse mal por unas ventas.
La campanilla de la entrada al establecimiento resonó y, cuando el enano alzó la mirada, la sorpresa le invadió. Quizás no debería haberse sorprendido, pues a ese cliente ya lo había visto más de una vez. Era alguien habitual. Sin embargo, no era a quien esperaba ver.
- Oh, el señor… «Mierda, cómo era. ¿Squall?» - Hazel. Si no me equivoco.
El pecho casi le explota al buen herrero cuando el no moreno le pidió un encantamiento que no era el de costumbre.
«Un momento, si yo nunca me encargo de ningún encantamiento de ese tipo.»
- ¡Vincent! ¡Tienes trabajo! - gritó el enano, mirando hacia la puerta de la oficina. - No se preocupe, pronto le atenderá el brujo y realizará el pedido.
La puerta de la oficina comenzó a abrirse, dando paso a la figura de Vincent, más en ese preciso instante la campanilla de la tienda volvió a escucharse.
- ¡Terry! - gritó el enano, muy animado. - He construido esos artefactos que me pediste.
- Genial. Sabía que eras el herrero indicado. Pronto podré lograr poner en forma a todos los escuálidos hombrecillos de esta ciudad. Qué me dices, Sandal. ¿Estarán preparados para tener pectorales bailones?
- Claro, claro. Quién no lo estaría. Ven a la trastienda conmigo, los tengo allí.
El brujo miró al dúo dirigirse hacia la parte trasera del establecimiento, quedando s solas con el elfo, así como con sus propios pensamientos.
- ¿Pectorales bailones? - se preguntó el sureño. - Quizás debería preguntarle a Sandal sobre ello.
«De qué cojones va todo esto?», se cuestionó, esta vez, internamente. Vincent miró hacia la vitrina y negó con la cabeza moviéndola con fuerza. «No, mejor no. Ya tuve suficiente con la pareja que quiso sus armas con forma de…»
- Ah, estoy rodeado de locos-, comentó el brujo, para luego acercarse al elfo y saludarle. - Que bien verte de nuevo, Hazel. Dime, qué necesitas. ¿Una Infusión Etérea?
El cliente no tardó en poner al día al arcanista, por lo que Vincent ya sabía lo que tenía que hacer.
- Ya veo. No hay problema. En un periquete te lo hago. Serán doscientos aeros-, informó al elfo, antes de dirigirse a la trastienda.
Allí, el brujo, lo primero que pudo observar es a su amigo y socio conversar con el cliente que parecía un armario de grande. Y cómo el segundo estaba ilusionado con…
«Pero si sólo son barras de acero acabadas con exageradas cantidades del mismo material en sus extremos»
- En fin-, se dijo, negando con la cabeza. - Rodeado de locos. Ya te lo digo yo, el brujo hablando consigo mismo.
Igual había muchos más locos de los que uno podría haber pensado de inicio. No obstante, el arcanista no se distrajo con más tonterías y se puso manos a la obra para crear el encantamiento que permitiría añadirle otro más al arma que le habría entregado el cliente.
Vinc cinceló el metal, añadió masa arcana a la hendidura, escribió bajo ella en la lengua de los dragones y, al poco rato, el glifo brilló para, como acto final, quedar como una sombra sobre el metal. Un dibujo con sus letras debajo, como si de una firma de herrero se tratara.
- Aquí tienes, Hazel. Arma lista para añadirle un encantamiento adicional-, le comentó al elfo, en cuándo le entregó la espada.
Offrol
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- El Otro Cliente:
Vincent Calhoun
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
ACTUALIZADO
Profesión Usada: Arcanos
Título: Maestro
Puntos obtenidos: N/A
Transacción: -200 aeros (Hazel) +50 aeros (Vincent)
Ambos obtienen 2 px por uso del taller.
Reike
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Encontrar a los otros que irrumpieron en la Torre Infinita era casi imposible, y más con aquellos cuyos nombres desconocía. El mundo era demasiado grande como para que fuese posible reunirme con… Bueno, la verdad es que encontrarlos sí que era bastante posible, hasta sin esfuerzo. Solo debía esperar que se celebrara en algún lugar de Aerandir, por más remoto que sea, alguna festividad, fuese esta popular o conocida solo por los lugareños, y ahí los vería a todos o a la mayoría sin importar quiénes seamos o dónde vivamos.
Sin embargo, al menos a Vincent podía encontrarlo antes de eso, así que no quise esperar. Además, él no vivía muy lejos, así que tampoco requería mucho esfuerzo realizar el viaje, y menos esta vez pudiendo montar un lúgubre caballo volador.
Xana decidió acompañarme. Y… fin del dato.
Justo antes de llegar al local del brujo, Xana me detuvo frente a la entrada.
–No entremos por la puerta –recomendó, mirándome de soslayo y sonriendo con complicidad–. ¿Qué tal dar una sorpresilla?
Unos momentos después, frente al mostrador, emergí del suelo con un lucífero cuerpo etéreo. Recuperé mi tangibilidad, di un paso al frente y apoyé mi antebrazo izquierdo en el mostrador.
–Hola, buen hombre, ¿está Vincent? –dije con total naturalidad–. Me gustaría poder… –Alcé una mano para pedir silencio. Fingí estar escuchando algo más. Asentí y volví la mirada al hombre polígonos–. Lo siento, es que a veces las voces en mi cabeza se intranquilizan un poco. Deme un momento.
Sacudí la cabeza hacia un lado y de un oído salió una bola de luz azul, que procedió a centellear y desaparecer dejando en su lugar a Xana. Ella dio un paso al frente y apoyó su antebrazo derecho en el mostrador.
–Hola, buen hombre, ¿está Vincent? –me imitó–. Nos gustaría poder hablar con él. –Finalizó esbozando una sonrisa afable, en la que se le escapó una risilla.
Vincent apareció pronto. Verlo ileso me alivió.
–Un placer volverlo a ver –saludó Xana, sus palabras acompañadas por una breve reverencia–. Me contaron que habías sufrido un final aplastante, pero supongo que el éxito nunca muere.
–Tal como debe ser –añadí con una media sonrisa–. Por cierto, ¿recuerdas la Torre Infinita? –le pregunté al brujo–. Por favor, dime que también recuerdas para que Xana no piense que estoy loco… Bueno, no más loco que de costumbre.
Tras esta breve conversación de relleno, Xana quiso aprovechar el viaje al taller.
–Oye, Vincent, únicamente teníamos pensado ver que estabas bien –dijo, como si ese «únicamente» no fuese una mentira–, pero ya que estamos aquí, y viendo que estás algo libre ahora… –Descolgó el báculo de su espalda y lo sostuvo con ambas manos–. Rauko consiguió algo interesante en esa dudosa torre sin fin, un encantamiento que quiere que yo use, pero no puedo integrarlo a este báculo, que ya tiene un encantamiento que me gusta, y preferiría evitar cargar con dos báculos encima. Así que aquí es donde un excelente herrero arcanista entra. –Parpadeó dos veces con sus labios curvados en una sonrisa delgada–. Oh, y ya que Rauko también decidió regalar algo mío sin mi permiso… –me dirigió una mirada filosa antes continuar–, también me gustaría pedirte una Runa de territorio.
Revisé mi bolsa de aeros para asegurarme de que sí tenía lo suficiente encima.
–Vale, tengo más que suficiente –musité.
–Tenemos –corrigió Xana.
Suspiré.
Más tarde, en algún momento que no detallaré mucho por simple pereza, me tomé la libertad de usar las herramientas de Vincent para fabricarme un pergamino arcano que no necesitaba. Tal vez fue por aburrimiento, tal vez quise aprovechar el rato para practicar mi arcanibilidad. Sea como sea, al finalizar el último trazo de la última runa, repentinamente tuve un destello de conocimientos y me supe al fin capaz de realizar con éxito aquellos hechizos arcanos que antes no comprendía. Para celebrar, decidí enseñarle a Vincent lo que había aprendido.
Sin embargo, al menos a Vincent podía encontrarlo antes de eso, así que no quise esperar. Además, él no vivía muy lejos, así que tampoco requería mucho esfuerzo realizar el viaje, y menos esta vez pudiendo montar un lúgubre caballo volador.
Xana decidió acompañarme. Y… fin del dato.
Justo antes de llegar al local del brujo, Xana me detuvo frente a la entrada.
–No entremos por la puerta –recomendó, mirándome de soslayo y sonriendo con complicidad–. ¿Qué tal dar una sorpresilla?
Unos momentos después, frente al mostrador, emergí del suelo con un lucífero cuerpo etéreo. Recuperé mi tangibilidad, di un paso al frente y apoyé mi antebrazo izquierdo en el mostrador.
–Hola, buen hombre, ¿está Vincent? –dije con total naturalidad–. Me gustaría poder… –Alcé una mano para pedir silencio. Fingí estar escuchando algo más. Asentí y volví la mirada al hombre polígonos–. Lo siento, es que a veces las voces en mi cabeza se intranquilizan un poco. Deme un momento.
Sacudí la cabeza hacia un lado y de un oído salió una bola de luz azul, que procedió a centellear y desaparecer dejando en su lugar a Xana. Ella dio un paso al frente y apoyó su antebrazo derecho en el mostrador.
–Hola, buen hombre, ¿está Vincent? –me imitó–. Nos gustaría poder hablar con él. –Finalizó esbozando una sonrisa afable, en la que se le escapó una risilla.
Vincent apareció pronto. Verlo ileso me alivió.
–Un placer volverlo a ver –saludó Xana, sus palabras acompañadas por una breve reverencia–. Me contaron que habías sufrido un final aplastante, pero supongo que el éxito nunca muere.
–Tal como debe ser –añadí con una media sonrisa–. Por cierto, ¿recuerdas la Torre Infinita? –le pregunté al brujo–. Por favor, dime que también recuerdas para que Xana no piense que estoy loco… Bueno, no más loco que de costumbre.
Tras esta breve conversación de relleno, Xana quiso aprovechar el viaje al taller.
–Oye, Vincent, únicamente teníamos pensado ver que estabas bien –dijo, como si ese «únicamente» no fuese una mentira–, pero ya que estamos aquí, y viendo que estás algo libre ahora… –Descolgó el báculo de su espalda y lo sostuvo con ambas manos–. Rauko consiguió algo interesante en esa dudosa torre sin fin, un encantamiento que quiere que yo use, pero no puedo integrarlo a este báculo, que ya tiene un encantamiento que me gusta, y preferiría evitar cargar con dos báculos encima. Así que aquí es donde un excelente herrero arcanista entra. –Parpadeó dos veces con sus labios curvados en una sonrisa delgada–. Oh, y ya que Rauko también decidió regalar algo mío sin mi permiso… –me dirigió una mirada filosa antes continuar–, también me gustaría pedirte una Runa de territorio.
Revisé mi bolsa de aeros para asegurarme de que sí tenía lo suficiente encima.
–Vale, tengo más que suficiente –musité.
–Tenemos –corrigió Xana.
Suspiré.
Más tarde, en algún momento que no detallaré mucho por simple pereza, me tomé la libertad de usar las herramientas de Vincent para fabricarme un pergamino arcano que no necesitaba. Tal vez fue por aburrimiento, tal vez quise aprovechar el rato para practicar mi arcanibilidad. Sea como sea, al finalizar el último trazo de la última runa, repentinamente tuve un destello de conocimientos y me supe al fin capaz de realizar con éxito aquellos hechizos arcanos que antes no comprendía. Para celebrar, decidí enseñarle a Vincent lo que había aprendido.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Pido una insignia de Encantamiento adicional para el bō de Xana y una Runa de territorio =D
Aprovecho para fabricar una Red sorpresa. Vincent puede quedárselo, si quiere, que yo solo quiero finalmente subir mi nivel de arcanos XD Pero los aeros salen de mi bolsillo.
Aprovecho para fabricar una Red sorpresa. Vincent puede quedárselo, si quiere, que yo solo quiero finalmente subir mi nivel de arcanos XD Pero los aeros salen de mi bolsillo.
- ::
- Red sorpresa
[Pergamino, Limitado, 1 uso] Cuando es extendido sobre una superficie se vuelve invisible, sólo dejando una sutil runa negra dibujada de 5 centímetros. Si alguien pisa un área de 30 centímetros de radio desde el centro de la runa, tras una explosión de luz se creará una jaula arcana que retendrá al afectado por un turno.
Nivel: Avanzado.
Creación: 90 Æ.
- ::
- Pergamino de escape
[Pergamino, Limitado, 1 uso] Pergamino que al ser activado permite generar un par de agujeros en el suelo dentro del campo de visión del personaje. Puede entrar por un agujero y salir inmediatamente por el otro. Ambos agujeros desaparecen después de ser usados.
Nivel: Experto.
Creación: 120 Æ.
Rauko
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Estaba muy emocionada, me habían dicho que en el local Espada Arcana tenían los hechizos más extraños y poderosos para las armas. Y pues necesitaba ir en persona y probarlo para creer en aquello; además supuestamente también podías forjar tus armas ahí mismo. La verdad todo aquello me daba mucha curiosidad ¿sería cierto?
Toqué la puertica para avisar mi llegada y entré con cuidado. Llevaba a mi aionsito Pelusa en uno de mis brazos y me acerqué a la mesita del recibidor en donde se encontraba una cara conocida y otra personita. Pelusa se me escapó de los brazos y se montó sobre la mesa caminando de un lado a otro cerca de armamento filoso y a mí se me iba a salir el corazón; al parecer mi amigo quería montarse sobre el brujo para hacerle cariñito.
-Hola- le dije súper sonrojada al brujo que me había salvado infinitas veces en la torre y había sido todo un caballero -Mmm lo siento- dije tratando de atrapar a mi aion que andaba rebelde dándole amor al brujo.
-Pensé que tú… ehmm- atrapé a mi aion y lo metí en el bolso que tenía en mi espalda -Lo siento… Ehm quiero decir… Gracias por todas las veces que me ayudaste-
En eso me acordé que yo no vine a coquetear con el chico sino que mi objetivo era encantar un arma así que moví un poquito mi cabeza y luego trate de ponerme más seria -Ajá, disculpa es que me dijeron que aquí hacen encantamientos súper cools- hice una pausa -Me gustaría encantar esta daga y ponerle Purgar ¿Se puede? ¿Cuánto sería?... Por cierto, ¿cómo te llamas?-
Toqué la puertica para avisar mi llegada y entré con cuidado. Llevaba a mi aionsito Pelusa en uno de mis brazos y me acerqué a la mesita del recibidor en donde se encontraba una cara conocida y otra personita. Pelusa se me escapó de los brazos y se montó sobre la mesa caminando de un lado a otro cerca de armamento filoso y a mí se me iba a salir el corazón; al parecer mi amigo quería montarse sobre el brujo para hacerle cariñito.
-Hola- le dije súper sonrojada al brujo que me había salvado infinitas veces en la torre y había sido todo un caballero -Mmm lo siento- dije tratando de atrapar a mi aion que andaba rebelde dándole amor al brujo.
-Pensé que tú… ehmm- atrapé a mi aion y lo metí en el bolso que tenía en mi espalda -Lo siento… Ehm quiero decir… Gracias por todas las veces que me ayudaste-
En eso me acordé que yo no vine a coquetear con el chico sino que mi objetivo era encantar un arma así que moví un poquito mi cabeza y luego trate de ponerme más seria -Ajá, disculpa es que me dijeron que aquí hacen encantamientos súper cools- hice una pausa -Me gustaría encantar esta daga y ponerle Purgar ¿Se puede? ¿Cuánto sería?... Por cierto, ¿cómo te llamas?-
Magazubi
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Era un día apacible. Otro más en aquel negocio que iba mejorando cada día. El brujo estaba terminando unos encargos en el taller, mientras su amigo, ese amigable socio de baja estatura, se encargaba de atender a los posibles clientes, tras el mostrador de la tienda.
Un día de lo más tranquilo hasta que casi se le sale el corazón del pecho a tan amistoso enano.
- Por tu madre, qué cojones haces-, le dijo al elfo. Más no tardó en soltar un exabrupto al ver aparecer una dama de los bosques junto al mentado elfo.
«Creo hoy me he pasado con la bebida», razonó Sandal, recuperando la compostura.
- Si queréis algo. Entrad por la puta puerta como los dioses mandan-, les dijo tan amistoso que cualquiera hubiera pensado que era una broma. Una de esas chanzas que venía acompañada con un mazazo en la frente. - Vamos, a donde vais. No tenéis que volver a entrar. Es broma.
Después de todo, decir que era una broma era la mayor justificación inventada por el ser humano. No se debía perder la costumbre.
- Aunque…. No, no hagáis eso. No quiero morirme del susto. Llamaré al brujo.
«Y de paso le diré que refuerza las defensas mágicas. Aunque, conociéndolo, tendré que decirle que ponga, seguro que solo ha puesto en su puta casa.»
No tardó en aparecer en la tienda aquel hechicero buscado por sus clientes y, en este caso, amigos.
- Que tal, compañeros. ¿Necesitáis mis servicios?
Entonces el elfo le hizo una pregunta y el brujo no tuvo más remedio que ser sincero.
- ¿Torre? ¿Qué torre? - dijo, haciéndose el tonto para que Xana siguiera pensando que el elfo estaba loco. Luego, tras unos instantes, en los que la elfa miró de soslayo al pobre muchacho, Vincent rompió a reír. - Lo siento. No pude evitarlo-, mentó entre risas.
No se enfaden con el brujo, a veces no podía evitar ser un tanto pícaro.
- Sí, yo también pensé que era mi final. Aunque en realidad no lo pensé, porque si lo hubiera visto venir, lo habría esquivado y no me habría muerto-, comentó, razonando la situación. - Aunque… Sí, bueno, no estoy muerto y ando desvariando con gilipolleces. Me alegra ver que tú también saliste sano y salvo de esa. Pero en fin, para la siguiente no dejes atrás a Xana. Yo prometeré hacer lo propio y no lo haré con mi dulce Níniel. De este modo, seguro que no nos matan tan seguido-, comentó en broma.
Tras las palabras amistosas llegó la hora del pedido. A lo que el brujo no pudo evitar pensar: «¿Por qué da por sentado que ando libre? Debo tener una mala fama acojonante.»
- Claro, no será problema. Lo hago en un momento.
«Coño, si es que de verdad estoy libre. Quizás merezca esa fama, después de todo.»
- No hay problema. Yo me encargo, pueden venir conmigo a la trastienda, si lo desean-, dijo finalmente, encaminando sus pasos hacia la parte trasera, dónde se encontraba el taller propiamente dicho.
Realizar ese trabajo no le llevó demasiado tiempo. Preparar la pieza en la fragua, moldearla, encantarla y fusionarla con el metálico báculo. Luego inscribir una runa territorio en su respectivo pergamino, así como las letras necesarias en el idioma dragón, para que ambos encantamientos fueran efectivos. Aunque fue un tiempo que aprovechó a la perfección cierto elfo para crear un encantamiento de propia factura.
- Vaya, eso es genial. Pero…-. «Sí, muchacho, estás gastando mi tinta mágica y mis recursos.» - ¿Por qué? ¿No decías que tenías dinero? - dijo en claro tono de broma. Uno auténtico, no como uno de esos de te parto la cara pero es coña. - Vale, con ese pergamino y los conocimientos que me regales, el margen de beneficios por estos encantamientos están más que pagados-, le dijo a su amigo, antes de darle una palmada en la espalda y acompañarlo a la tienda.
Allí se despidió de ellos, y se quedó tras el mostrador, dejando libre a Sandal de ese quehacer. Curiosamente, el destino no dejaba de ser tan aleatorio como juguetón.
«Dos visitas en un mismo día. Y al menos dos personas de tres han estado en aquella extraña torre», caviló el brujo, asombrado por la capacidad de los dioses para crear tales situaciones.
En cualquier caso, no fueron unos pensamientos que durasen demasiado. Pronto fueron sustituidos por el “amor”de una mascota hacia un arcanista herrero de dorados cabellos.
- Eh, no. No hay problema-, contestó, con verdadero apurado por tener encima un animal que lo amase tanto. - Ayudarnos es parte de ser un equipo. No hubiéramos sobrevivido tanto si no hubiéramos luchado unidos-, le dijo, ya libre del amoroso peluche vivo. - Aunque realmente no sé cómo salí de allí. Solo sentí un golpe y luego me encontré fuera. Me alegra ver que tú también estás sana y salva-, comentó amigable, dibujando una sonrisa en los labios. - Y tú también, amigo-, dijo seguido, alargando la mano para acariciar la testa de Pelusa. - Y me llaman de todo, desde El Lobo, hasta maldito brujo, pasando por me cago en usted ya puede imaginar, hijo de no hace falta echarle mucha más imaginación. Pero mi nombre oficial es Vincent Calhoun, para servirla-, comentó amistoso, realizando una teatral reverencia con la parte superior de su cuerpo, al final del alegato.
En ese espacio de tiempo, que acariciaba al compañero de la joven, evitando ser atrapado por él, otra vez, dejó que la chica explicara qué necesitaba.
- De acuerdo, serían unos ciento noventa y cinco aeros. Pero por todo lo que vivimos en aquella maldita torre, te lo dejaré en ciento sesenta, si te parece buen precio-, respondió, tomando la daga entre sus manos. - No tardaré. Puede mirar lo que desee o pasar a la trastienda, mientras me pongo con el encantamiento. Cómo más guste-, dijo con amabilidad.
Después, Vinc se dirigió a la trastienda, más en concreto, a su banco de trabajo en arcanos. Allí dibujó un glifo en el acero, justo sobre la guarda de la daga. Con movimientos firmes pronto fue terminado y rematado con una palabra en el idioma de los dragones.
- Aquí tiene-, dijo sonriente, entregando el arma ya encantada. - Espero que le ayude a estar más segura en los caminos. Y a ti también, pequeño-, le dijo por último a la mascota, guiñando un ojo a esta y señalando hacia ella con el dedo. - Cuídense-, terminó por decirles, sin perder la sonrisa.
Un Encantamiento Adicional por aquí para el gran Rauko inmortal, y uno de Purgar para la joven y simpática Magazubi.
Arcanos Nivel Maestro
Para Rauko:
Encantamiento Adicional [Insignia] / 150 aeros en materiales
Red sorpresa / 90 aeros en materiales.
Runa territorio / 180 aeros en benditos materiales
Solo tendrían que cobrarle el coste de las creaciones, porque ya me quedo como pago y beneficio el regalo del pergamino Red Sorpresa y la enseñanza del de Escape.
Para Magazubi:
Purgar [Encantamiento de Arma] / 160 aeros (130 aeros en materiales + 30 de beneficio para el brujo amado por Pelusa)
Un día de lo más tranquilo hasta que casi se le sale el corazón del pecho a tan amistoso enano.
- Por tu madre, qué cojones haces-, le dijo al elfo. Más no tardó en soltar un exabrupto al ver aparecer una dama de los bosques junto al mentado elfo.
«Creo hoy me he pasado con la bebida», razonó Sandal, recuperando la compostura.
- Si queréis algo. Entrad por la puta puerta como los dioses mandan-, les dijo tan amistoso que cualquiera hubiera pensado que era una broma. Una de esas chanzas que venía acompañada con un mazazo en la frente. - Vamos, a donde vais. No tenéis que volver a entrar. Es broma.
Después de todo, decir que era una broma era la mayor justificación inventada por el ser humano. No se debía perder la costumbre.
- Aunque…. No, no hagáis eso. No quiero morirme del susto. Llamaré al brujo.
«Y de paso le diré que refuerza las defensas mágicas. Aunque, conociéndolo, tendré que decirle que ponga, seguro que solo ha puesto en su puta casa.»
No tardó en aparecer en la tienda aquel hechicero buscado por sus clientes y, en este caso, amigos.
- Que tal, compañeros. ¿Necesitáis mis servicios?
Entonces el elfo le hizo una pregunta y el brujo no tuvo más remedio que ser sincero.
- ¿Torre? ¿Qué torre? - dijo, haciéndose el tonto para que Xana siguiera pensando que el elfo estaba loco. Luego, tras unos instantes, en los que la elfa miró de soslayo al pobre muchacho, Vincent rompió a reír. - Lo siento. No pude evitarlo-, mentó entre risas.
No se enfaden con el brujo, a veces no podía evitar ser un tanto pícaro.
- Sí, yo también pensé que era mi final. Aunque en realidad no lo pensé, porque si lo hubiera visto venir, lo habría esquivado y no me habría muerto-, comentó, razonando la situación. - Aunque… Sí, bueno, no estoy muerto y ando desvariando con gilipolleces. Me alegra ver que tú también saliste sano y salvo de esa. Pero en fin, para la siguiente no dejes atrás a Xana. Yo prometeré hacer lo propio y no lo haré con mi dulce Níniel. De este modo, seguro que no nos matan tan seguido-, comentó en broma.
Tras las palabras amistosas llegó la hora del pedido. A lo que el brujo no pudo evitar pensar: «¿Por qué da por sentado que ando libre? Debo tener una mala fama acojonante.»
- Claro, no será problema. Lo hago en un momento.
«Coño, si es que de verdad estoy libre. Quizás merezca esa fama, después de todo.»
- No hay problema. Yo me encargo, pueden venir conmigo a la trastienda, si lo desean-, dijo finalmente, encaminando sus pasos hacia la parte trasera, dónde se encontraba el taller propiamente dicho.
Realizar ese trabajo no le llevó demasiado tiempo. Preparar la pieza en la fragua, moldearla, encantarla y fusionarla con el metálico báculo. Luego inscribir una runa territorio en su respectivo pergamino, así como las letras necesarias en el idioma dragón, para que ambos encantamientos fueran efectivos. Aunque fue un tiempo que aprovechó a la perfección cierto elfo para crear un encantamiento de propia factura.
- Vaya, eso es genial. Pero…-. «Sí, muchacho, estás gastando mi tinta mágica y mis recursos.» - ¿Por qué? ¿No decías que tenías dinero? - dijo en claro tono de broma. Uno auténtico, no como uno de esos de te parto la cara pero es coña. - Vale, con ese pergamino y los conocimientos que me regales, el margen de beneficios por estos encantamientos están más que pagados-, le dijo a su amigo, antes de darle una palmada en la espalda y acompañarlo a la tienda.
Allí se despidió de ellos, y se quedó tras el mostrador, dejando libre a Sandal de ese quehacer. Curiosamente, el destino no dejaba de ser tan aleatorio como juguetón.
«Dos visitas en un mismo día. Y al menos dos personas de tres han estado en aquella extraña torre», caviló el brujo, asombrado por la capacidad de los dioses para crear tales situaciones.
En cualquier caso, no fueron unos pensamientos que durasen demasiado. Pronto fueron sustituidos por el “amor”de una mascota hacia un arcanista herrero de dorados cabellos.
- Eh, no. No hay problema-, contestó, con verdadero apurado por tener encima un animal que lo amase tanto. - Ayudarnos es parte de ser un equipo. No hubiéramos sobrevivido tanto si no hubiéramos luchado unidos-, le dijo, ya libre del amoroso peluche vivo. - Aunque realmente no sé cómo salí de allí. Solo sentí un golpe y luego me encontré fuera. Me alegra ver que tú también estás sana y salva-, comentó amigable, dibujando una sonrisa en los labios. - Y tú también, amigo-, dijo seguido, alargando la mano para acariciar la testa de Pelusa. - Y me llaman de todo, desde El Lobo, hasta maldito brujo, pasando por me cago en usted ya puede imaginar, hijo de no hace falta echarle mucha más imaginación. Pero mi nombre oficial es Vincent Calhoun, para servirla-, comentó amistoso, realizando una teatral reverencia con la parte superior de su cuerpo, al final del alegato.
En ese espacio de tiempo, que acariciaba al compañero de la joven, evitando ser atrapado por él, otra vez, dejó que la chica explicara qué necesitaba.
- De acuerdo, serían unos ciento noventa y cinco aeros. Pero por todo lo que vivimos en aquella maldita torre, te lo dejaré en ciento sesenta, si te parece buen precio-, respondió, tomando la daga entre sus manos. - No tardaré. Puede mirar lo que desee o pasar a la trastienda, mientras me pongo con el encantamiento. Cómo más guste-, dijo con amabilidad.
Después, Vinc se dirigió a la trastienda, más en concreto, a su banco de trabajo en arcanos. Allí dibujó un glifo en el acero, justo sobre la guarda de la daga. Con movimientos firmes pronto fue terminado y rematado con una palabra en el idioma de los dragones.
- Aquí tiene-, dijo sonriente, entregando el arma ya encantada. - Espero que le ayude a estar más segura en los caminos. Y a ti también, pequeño-, le dijo por último a la mascota, guiñando un ojo a esta y señalando hacia ella con el dedo. - Cuídense-, terminó por decirles, sin perder la sonrisa.
Offrol
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Un Encantamiento Adicional por aquí para el gran Rauko inmortal, y uno de Purgar para la joven y simpática Magazubi.
Arcanos Nivel Maestro
Para Rauko:
Encantamiento Adicional [Insignia] / 150 aeros en materiales
Red sorpresa / 90 aeros en materiales.
Runa territorio / 180 aeros en benditos materiales
Solo tendrían que cobrarle el coste de las creaciones, porque ya me quedo como pago y beneficio el regalo del pergamino Red Sorpresa y la enseñanza del de Escape.
Para Magazubi:
Purgar [Encantamiento de Arma] / 160 aeros (130 aeros en materiales + 30 de beneficio para el brujo amado por Pelusa)
Última edición por Vincent Calhoun el Lun Sep 13, 2021 10:39 pm, editado 1 vez (Razón : Colocar unas comillas angulares)
Vincent Calhoun
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
En aquella ocasión no se perdió por las calles de la ciudad, ni perdió tiempo en escaparates. Antes de su partida hacia el oeste debía hacer acopio de cuanto pudiera necesitar de aquel extremo del mundo y entre todo, estaba su equipamiento. A regañadientes, obviando la naturaleza que fluía por las venas de aquel herrero, admitió nuevamente que su trabajo anterior había cumplido con creces lo esperado, habiendo sido aquel filo capaz de salvarla de más de una enganchada. Ahora necesitaba algo más.
Cada vez que sus dedos rozaban la runa que encantaba su daga, amarrada a la cintura, fantaseaba con cuántas otras utilidades podría sacarle al arcanista. Tenía en mente muy claro lo que quería, no, más bien lo que necesitaba. Si años atrás la hubiesen preguntado por los bocetos de sus fantasías jamás habría pensado que algún día estarían repletos de armas -o herramientas, según se mire- pensadas para cortar, acuchillar, rajar o clavar.
Llamó a la puerta por pura cortesía, ya que entró sin esperar respuesta, encontrando el recibidor del taller obsoleto. Tuvo el impulso de apostar contra sí misma si el herrero se encontraba trabajando en la fragua o pegando la hebra en cualquier taberna de callejón, sin embargo, el rumor de unos golpes sordos de martillo bastaron para ubicarlo en la trastienda.
Avanzó hasta el mostrador.
—¡¿Brujo?!— preguntó en alta voz, asumiendo que de otra forma quedaría opacada tras el acero —¡Calhoun!— llamó de nuevo.
No había visto al hechicero desde la taberna explosiva y habían pasado meses desde aquello. Daba igual las veces que se prometiese a sí misma que no volvería a la capital de los hombres, siempre terminaba haciéndolo. Renegó para sí, mientras esperaba. Al cabo de unos minutos se escucharon pasos en el pasillo, tras la pared.
—Empezaba a pensar que sólo vivís de noche.— replicó, con ligero tono de humor, cuando el herrero asomó —Necesito unas manos fiables y mal que me pese, las vuestras lo son.
Cuando tuvo su atención, rebuscó en su zurrón hasta dar con un pliego de papiro desgastado que extendió sobre la mesa. En sus ratos de deshoras había garabateado varias ideas hasta dar forma a algo legible.
—¿Podríais hacer algo como esto? Las florituras son meramente ornamentales, ignoradlas. Pero el filo, el agarre... Tienen que ser manejables, ligeras, que no las veas venir. Aunque quizá lo que más me importa son la sorpresas que esconden.— sonrió —Esta runa es de lo más útil.— reconoció, señalando la empuñadura de su arma, tras su anterior trabajo —Me he informado y he sabido que las hay, cuanto menos, igual de interesantes. ¿Es cierto que puede imitarse el poder de Thor?— un brillo se reflejó en sus ojos —Si, por lo que fuera, estuviese en la necesidad de lanzar una de estas, digamos... Como un dardo... Estaría muy bien poder recuperarla.— se rascó el mentón —Y... He oído hablar de un encantamiento capaz de amansar a las criaturas salvajes... O algo así. Me vendría de perlas.
- pedido:
- Herrería:
» Arma de una mano Superior (x2)
Arcanos:
» Runa de armonía natural
» Bendición de Thor
La idea es utilizarlos como cuchillos de combate cuerpo a cuerpo, por eso de que mis habilidades se enfocan en eso, pero al ser pequeños y ligeros podrían lanzarse dada la ocasión, por ello los pido como armas de mano y no arrojadizas, aunque en uno de ellos lleve la Bendición de Thor(?) Si encajan mejor como armas arrojadizas, pues que así sean, no hay problema ^-^
Aylizz Wendell
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Había días en los que un brujo herrero parecía ser un herrero de verdad. Días en los que no atendía a gente en su oficina, que venían por variopintas misiones y trabajos que ofrecerle al mentado brujo. En los que no atendía el mostrador, ni trabajaba encantamientos y en los que tampoco estaba a tomar por saco en alguno de sus viajes.
Sí, exacto. Esta vez el rubito Vincent estaba dándole al martillo, que según cierto enano que no diremos quien es para no delatar nuestras fuentes: “Por fin, brujo. No llegaba el momento de que te pusieras en faena”
En aquel día tocaba algo de lo más rutinario, preparar el acero con el que crear futuras piezas que poner a la venta. El mercenario en modo herrero podía permitirse estar tranquilo, concentrado en lo suyo, mientras su socio atendía la parte delantera del negocio, es decir, la tienda propiamente dicha.
No obstante, entre golpe y golpe, Vincent creyó escuchar que alguien reclamaba la atención de un brujo, por lo que dejó de golpear para luego escuchar su apellido en boca ajena. No era Sandal, eso seguro, más creía reconocer esa voz. De lejos, al rubio le era imposible asegurarlo, así pues, dejó por el momento aquello que estaba haciendo y se dirigió a la tienda.
Allí, nada más atravesar el marco de la puerta pudo reconocer a la persona que le buscaba.
- Oh, señorita Aylizz, un placer volver a verla-, saludó el brujo.
Más, la mirada de Vinc no tardó en otear toda la tienda, buscando algo, o mejor dicho, alguien.
«Dónde cojones estará ese maldito enano», pensó, una vez había estado seguro de que su amigo no estaba o se había vuelto invisible de repente. «Imposible, por invisible que fuera no podría estar callado. Por fin, brujo. No llegaba el momento de que te pusieras en faena», comentó en el interior de su mente, aquello último imitando la voz de Sandal de forma burlona.
- Hoy soy el único que atiende este negocio. Ya ve-, afirmó, con buenos modales. «Enano cabrón» - Pero no se preocupe, puedo encargarme de todo ello. Justo estaba en la forja, así que puedo ponerme ya mismo con las espadas y estarán listas en un rato. Tras ello las encantaré y ya verás, quedarán geniales. Ambas son muy útiles.
«Aunque yo soy un imbécil que no lleva nada de esto encima y así me va”
- Todo costaría casi seiscientos aeros, pero por ser clienta habitual, te lo dejaré en quinientos setenta. Ven por la tarde y ya tendré listo el pedido-, le comentó, antes de ir a la trastienda y ponerse manos a la obra.
El brujo, con parte del acero que había preparado, creó los filos, poco a poco, martillazo tras martillazo les dio la forma adecuada, antes de meterlos en aceite para templarlos. Tras ello, metió las espigas de las empuñaduras de las espadas, que por suerte, siempre tenía de distinto tipo y forma, para todo tipo de pedidos.
Si había aprendido algo bueno de Sandal, es que una persona precavida vale por dos, y en aquel negocio, ser precavido era tener un poco de todo, para todo tipo de clientes. Eso era lo que había llevado La Espada Arcana a dónde se encontraba.
Después afiló y dio la forma perfecta a las cuchillas, en la rueda de afilar, y con ello ya estarían listas las espadas. O casi.
Tras un paso de ambas por la mesa de trabajo donde tenía sus pinceles, tintas mágicas y demás productos del arte arcano, ambas tuvieron cada una el encantamiento requerido.
- Muy bonitas-, se dijo, mientras contemplaba una de las cuchillas ya terminadas. - Espero que le gusten-, terminó por decir, antes de guardarlas en un cajón de la trastienda.
Allí estarían a buen recaudo, hasta que llegara el momento de entregarle, a la señorita Aylizz, su nuevo armamento.
Unas hermosas espadas encantadas para una bella joya. Toda relación de esta frase con el chat oficial del foro ha sido premeditada.
Herrería Nivel Experto
Dos Armas de Una Mano Superiores / 360 aeros (240 aeros en materiales + 120 de beneficio para el brujo zalamero)
Arcanos Nivel Maestro
Bendición de Thor / 180 aeros (120 aeros en materiales + 60 de beneficio para el brujo encantador, con chiste incluido)
Runa de Armonía Natural / 30 aeros en materiales.
Total: 570 aeros.
De la segunda runa no saco beneficio por la oferta "Clientes Fieles" (?) ¡A qué esperan! Módicos y bonitos precios en La Espada Arcana :3
Profanaciones no incluidas en este pack.
Sí, exacto. Esta vez el rubito Vincent estaba dándole al martillo, que según cierto enano que no diremos quien es para no delatar nuestras fuentes: “Por fin, brujo. No llegaba el momento de que te pusieras en faena”
En aquel día tocaba algo de lo más rutinario, preparar el acero con el que crear futuras piezas que poner a la venta. El mercenario en modo herrero podía permitirse estar tranquilo, concentrado en lo suyo, mientras su socio atendía la parte delantera del negocio, es decir, la tienda propiamente dicha.
No obstante, entre golpe y golpe, Vincent creyó escuchar que alguien reclamaba la atención de un brujo, por lo que dejó de golpear para luego escuchar su apellido en boca ajena. No era Sandal, eso seguro, más creía reconocer esa voz. De lejos, al rubio le era imposible asegurarlo, así pues, dejó por el momento aquello que estaba haciendo y se dirigió a la tienda.
Allí, nada más atravesar el marco de la puerta pudo reconocer a la persona que le buscaba.
- Oh, señorita Aylizz, un placer volver a verla-, saludó el brujo.
Más, la mirada de Vinc no tardó en otear toda la tienda, buscando algo, o mejor dicho, alguien.
«Dónde cojones estará ese maldito enano», pensó, una vez había estado seguro de que su amigo no estaba o se había vuelto invisible de repente. «Imposible, por invisible que fuera no podría estar callado. Por fin, brujo. No llegaba el momento de que te pusieras en faena», comentó en el interior de su mente, aquello último imitando la voz de Sandal de forma burlona.
- Hoy soy el único que atiende este negocio. Ya ve-, afirmó, con buenos modales. «Enano cabrón» - Pero no se preocupe, puedo encargarme de todo ello. Justo estaba en la forja, así que puedo ponerme ya mismo con las espadas y estarán listas en un rato. Tras ello las encantaré y ya verás, quedarán geniales. Ambas son muy útiles.
«Aunque yo soy un imbécil que no lleva nada de esto encima y así me va”
- Todo costaría casi seiscientos aeros, pero por ser clienta habitual, te lo dejaré en quinientos setenta. Ven por la tarde y ya tendré listo el pedido-, le comentó, antes de ir a la trastienda y ponerse manos a la obra.
El brujo, con parte del acero que había preparado, creó los filos, poco a poco, martillazo tras martillazo les dio la forma adecuada, antes de meterlos en aceite para templarlos. Tras ello, metió las espigas de las empuñaduras de las espadas, que por suerte, siempre tenía de distinto tipo y forma, para todo tipo de pedidos.
Si había aprendido algo bueno de Sandal, es que una persona precavida vale por dos, y en aquel negocio, ser precavido era tener un poco de todo, para todo tipo de clientes. Eso era lo que había llevado La Espada Arcana a dónde se encontraba.
Después afiló y dio la forma perfecta a las cuchillas, en la rueda de afilar, y con ello ya estarían listas las espadas. O casi.
Tras un paso de ambas por la mesa de trabajo donde tenía sus pinceles, tintas mágicas y demás productos del arte arcano, ambas tuvieron cada una el encantamiento requerido.
- Muy bonitas-, se dijo, mientras contemplaba una de las cuchillas ya terminadas. - Espero que le gusten-, terminó por decir, antes de guardarlas en un cajón de la trastienda.
Allí estarían a buen recaudo, hasta que llegara el momento de entregarle, a la señorita Aylizz, su nuevo armamento.
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Unas hermosas espadas encantadas para una bella joya. Toda relación de esta frase con el chat oficial del foro ha sido premeditada.
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Dos Armas de Una Mano Superiores / 360 aeros (240 aeros en materiales + 120 de beneficio para el brujo zalamero)
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Bendición de Thor / 180 aeros (120 aeros en materiales + 60 de beneficio para el brujo encantador, con chiste incluido)
Runa de Armonía Natural / 30 aeros en materiales.
Total: 570 aeros.
De la segunda runa no saco beneficio por la oferta "Clientes Fieles" (?) ¡A qué esperan! Módicos y bonitos precios en La Espada Arcana :3
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Vincent Calhoun
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
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Re: La espátula Arcana {Arcanos/Cocina}
–Pero eso no tiene sentido –comentaba, divertido, mientras agarraba unas barras de metal y las lanzaba a la forja, donde llamaradas intensas las recibieron con una leve explosión–. ¿Cómo va a ser antes, si en ese momento yo ya tenía el gomejo? –Lancé a la forja un martillo, dos panes, una pluma entintada, esperé exactamente varios segundos que no conté y, tras cubrir mi cuerpo con una capa de éter protectora, saqué un pastel de chocolate, cuya forma se asemejaba a la cara de un bebé barbudo, en una bandeja de madera que luego coloqué sobre una mesa cubierta de pergaminos con imágenes de elfas–. Ya está el aperitivo. Ahora empecemos la clase de herrería, pupilo Vincent.
–Pero soy Vincenzo –replicó aquel sujeto, desaprovechando la oportunidad de recibir un curso de herrería gratis.
–¿Y dónde está Vincent, entonces? –inquirí, extrañado.
–No lo sé.
–¿Y tú que haces aquí?
–Preparando un pastel, una petición de mi buen amigo Sandalia, o eso hacía antes de que usted apareciera para lanzar todo al horno, y afortunado fui de tener la magia ideal para ser un cocinero excepcional y evitar que dañaras mi arte culinario.
–¿Pero sí entiendes que el torneo fue después de lo de Cantún?
–Ahm… Ni lo dudes, aunque temo que no conozco ningún Cantún.
Más tarde, luego de entender que había confundido el local «Espada Arcana» con «Espátula Arcana», le compré unos dulces de formas curiosas y me dirigí al lugar indicado. Quise entrar al taller en mi forma etérea, pero esta vez fui repelido por alguna barrera. Intenté no sentirme ofendido y entré de la manera aburrida: por la puerta.
–Buen día, Sandalia –saludé con una sonrisa reluciente. Agité la bolsita en la que cargaba los dulces–. Traje regalos para ti y para tu amo: mi presencia y mis conocimientos de herrería raukoística. –Dicho eso, empecé a merendarme los dulces–. ¿Sabes dónde está Vincent? –pregunté echando una mirada al lugar y acercándome al mostrador–. Ah, toma, una galleta. –Le entregué una con forma de cara de bebé barbudo, como era de esperarse.
Poco después por fin pude ver al brujo de barba ejemplar.
–Vincent, mi pupilo del alma. ¿Listo para el curso de herrería gratis? –dije al tiempo que me tomaba el atrevimiento de ir directo a su lugar de trabajo, desocupar una silla y sentarme al borde de una mesa–. Bueno, como te decía antes de que nos interrumpiera un torneo… Toma una galleta. –Ni mencionaré su obvia apariencia–. Te daré conocimientos interesantes. Empecemos por…
Finalmente, como le había prometido, le hice mejor herrero y le regalé el resto de dulces que compré.
–Felicidades, joven pupilo. –Asentí con movimientos solemnes de cabeza–. Ahora… Tu amigo Sandalia me dijo algo que despertó mi curiosidad. ¿Es cierto que no has añadido lo del pergamino de escape a tu lista de pergaminos que sabes hacer, aunque puse toda mi buena voluntad en enseñarte a hacerlo? ¡Eso es terrible!, casi como una puñalada en la espalda. –Me sequé una lagrimilla imaginaria–. Pero descuida, no lo tomaré como una indignante ofensa contra mí. Solo te pediré, como una humilde compensación, que me permitas aprender sobre esa aleación especial, la de acero de carrasco, que ya sabías confeccionar desde hacía tiempo, pero que hace poco al fin entendiste a hacerla bien y no como te la enseñaron gente con miedo al éxito.
–Pero soy Vincenzo –replicó aquel sujeto, desaprovechando la oportunidad de recibir un curso de herrería gratis.
–¿Y dónde está Vincent, entonces? –inquirí, extrañado.
–No lo sé.
–¿Y tú que haces aquí?
–Preparando un pastel, una petición de mi buen amigo Sandalia, o eso hacía antes de que usted apareciera para lanzar todo al horno, y afortunado fui de tener la magia ideal para ser un cocinero excepcional y evitar que dañaras mi arte culinario.
–¿Pero sí entiendes que el torneo fue después de lo de Cantún?
–Ahm… Ni lo dudes, aunque temo que no conozco ningún Cantún.
Más tarde, luego de entender que había confundido el local «Espada Arcana» con «Espátula Arcana», le compré unos dulces de formas curiosas y me dirigí al lugar indicado. Quise entrar al taller en mi forma etérea, pero esta vez fui repelido por alguna barrera. Intenté no sentirme ofendido y entré de la manera aburrida: por la puerta.
–Buen día, Sandalia –saludé con una sonrisa reluciente. Agité la bolsita en la que cargaba los dulces–. Traje regalos para ti y para tu amo: mi presencia y mis conocimientos de herrería raukoística. –Dicho eso, empecé a merendarme los dulces–. ¿Sabes dónde está Vincent? –pregunté echando una mirada al lugar y acercándome al mostrador–. Ah, toma, una galleta. –Le entregué una con forma de cara de bebé barbudo, como era de esperarse.
Poco después por fin pude ver al brujo de barba ejemplar.
–Vincent, mi pupilo del alma. ¿Listo para el curso de herrería gratis? –dije al tiempo que me tomaba el atrevimiento de ir directo a su lugar de trabajo, desocupar una silla y sentarme al borde de una mesa–. Bueno, como te decía antes de que nos interrumpiera un torneo… Toma una galleta. –Ni mencionaré su obvia apariencia–. Te daré conocimientos interesantes. Empecemos por…
Finalmente, como le había prometido, le hice mejor herrero y le regalé el resto de dulces que compré.
–Felicidades, joven pupilo. –Asentí con movimientos solemnes de cabeza–. Ahora… Tu amigo Sandalia me dijo algo que despertó mi curiosidad. ¿Es cierto que no has añadido lo del pergamino de escape a tu lista de pergaminos que sabes hacer, aunque puse toda mi buena voluntad en enseñarte a hacerlo? ¡Eso es terrible!, casi como una puñalada en la espalda. –Me sequé una lagrimilla imaginaria–. Pero descuida, no lo tomaré como una indignante ofensa contra mí. Solo te pediré, como una humilde compensación, que me permitas aprender sobre esa aleación especial, la de acero de carrasco, que ya sabías confeccionar desde hacía tiempo, pero que hace poco al fin entendiste a hacerla bien y no como te la enseñaron gente con miedo al éxito.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Vengo a enseñar gratis mis tres recetas de Hojas Unidas. Solo esas por ahora.
Si se me considera digno, me gustaría aprender las dos recetas de Armas de una mano de Acero de Carrasco.
Si se me considera digno, me gustaría aprender las dos recetas de Armas de una mano de Acero de Carrasco.
- :
- Hojas unidas inferiores
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad Pobre.
Nivel: Principiante.
Creación: 40 Æ.
Hojas unidas regulares
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad normal.
Nivel: Avanzado.
Creación: 100 Æ.
Hojas unidas superiores
[Arma] Esta arma puede ser usada como 2 armas (Cortante o Corta, decidido al crearla), o unirse para formar una sola, más pesada y de mayor impacto, aunque más difícil de controlar. Calidad Superior.
Nivel: Experto.
Creación: 160 Æ.
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Otro bonito día de trabajo en el taller. No todos los días podían arrancar con explosiones y demás aventuras con drama, acción y, por qué no, a veces hasta un poco de comedia. La vida de un mercenario daba para un poco de todo, esa era la verdad. Sin embargo, ese día tocaba rutina de otro tipo. Nada de matar, proteger, o matar otro poquito más para el bueno de Vincent. Ahora tocaba ponerse a crear para aumentar el inventario que vender, mientras Sandal se encargaba del mostrador.
Y bueno, el brujo estaba muy tranquilo mientras preparaba algunos pergaminos, cuando escuchó voces procedentes de la tienda. Nada raro, a priori, pues para algo estaba la tienda, para atender clientes que llegaban. Mas, en esta ocasión Sandal parecía tan malhumorado como de costumbre. Un momento, eso no es raro, pues si es lo normal… Bueno, da igual, Sandal parecía discutir con un cliente y ahí estaba lo anormal de la situación, pues, por lo general, cuando discutía lo hacía con el estúpido de su socio.
- Vaya, Rauko, qué visita tan inesperada-, mentó, tras asomarse por la puerta y comenzar su entrada en la tienda.
- Dile que no me llame Sandalia-, afirmó cierto enano, tras lo cual mordió una galleta.
«¿Y esa galleta?», fue lo único que pensó Vinc, porque tenía hambre.
Es una galleta, joder, no es nada raro que Sandal tuviera una en la mano. No había otro motivo posible para fijarse en ese concreto detalle.
- Eh, pues yo diría que ese nombre te hace justicia.
«Eres tan largo como una sandalia», pensó con sorna, pero no dijo, porque tampoco quería hacer daño a su amigo.
- Vamos, vamos, no me mires así-, dijo seguido, al notar como su socio lo miraba como si fuera a matarle. - Sólo era una bromita entre socios. Deja, yo me encargaré de esto. Ve a descansar un rato y luego ya vuelves a encargarte de la tienda.
Sandal agarró más galletas de Rauko y se fue a masticar por ahí. Sí, es un buen resumen, pues ni este narrador piensa explicar a dónde carajos fue el enano, pero de seguro que se iba a comer las galletas.
- Que tal.. ¿maestro? - respondió, enarcando una ceja. - Pues es tan cierto que no lo he añadido como que tampoco he añadido el de Red Sorpresa que tengo desde hace más tiempo. Soy así de pierde-dineros, mas no te preocupes, porque, por mi parte, pronto arreglaré ese error. En breve, además de tenerlos, ganaré dinero con ellos-, comentó, como si tal cosa.
Sí, ese era Vincent. Gran guerrero, acumulador de pergaminos, vendedor cuando tenía memoria para recordar que tenía un negocio y más pergaminos de los que creía poseer.
- Ven, sígueme. No mucha gente tiene los conocimientos necesarios para aprender tal arte-, dijo, encaminando sus pasos hacia la trastienda. - Pero como sabrás, tú como buen herrero arcanista, puedes. Y sí, he perfeccionado la técnica-, contestó al elfo. - A cambio, me gustaría aprender a hacer las hojas unidas que tan buena fama te han dado. Creo que es un pago justo ¿no crees? - terminó por decir, girándose para mirar hacia él y guiñar un ojo.
Tras ello, el rubio se acercó al armario que había junto a la mesa de trabajo de arcanista, y con una llave y un giro de muñeca lo abrió.
- Si es que los cabronazos como nosotros nos entendemos a la perfección-, mencionó, mientras buscaba los pergaminos adecuados. - Ah, aquí están-, dijo, tras un rato, sacando un pergamino del interior de uno de los cajones.
Vinc lo depositó sobre la mesa y tras cerrar el armario, se sentó a la mesa.
- Te explicaré cómo se hace. Y además te haré una copia, con las mejoras en la técnica que he perfeccionado con la práctica. Ya ves, que buen negocio estás haciendo.
No les llevaría mucho tiempo aprender las técnicas de fabricación, pues, en el fondo, sólo eran dos, una por cabeza, el arma mágica y las hojas unidas. Usar diferente calidad de acero crearía armas de distinta calidad, obvio, pero el proceso de fabricarlas, en cada tipo de arma en concreto, era el mismo.
Así pues, en ese tiempo, tanto elfo como brujo, aprendieron el uno del otro las técnicas para confeccionar las armas que cada cual sabía pero su contraparte no.
- Bueno, qué puedo decir, buen Rauko. Este es un buen negocio. Cómo siempre. Vuelve siempre que necesites algo, aprender otra cosa o iniciar una aventura con vacas sin cabeza-, se despidió de su amigo, entregando la prometida copia del pergamino con las instrucciones.
Intercambio Arma de una Mano de Acero de Carrasco en sus dos calidades posibles por Hojas unidas en sus tres calidades fabricables.
Don Gato el sinónimos me llaman. Otro buen negocio entre brujo y elfo, demostrando que los memes unen más de lo que nuestras civilizaciones nos distancian
Igual brujos y elfos somos vecinos pero, "meh", piensa que somos de especies que se odian o cosas así para darle más drama al asunto. Y, bueno, intentaré resumirlo de forma más larga la próxima vez, no quiero perder mi toque =)
Y bueno, el brujo estaba muy tranquilo mientras preparaba algunos pergaminos, cuando escuchó voces procedentes de la tienda. Nada raro, a priori, pues para algo estaba la tienda, para atender clientes que llegaban. Mas, en esta ocasión Sandal parecía tan malhumorado como de costumbre. Un momento, eso no es raro, pues si es lo normal… Bueno, da igual, Sandal parecía discutir con un cliente y ahí estaba lo anormal de la situación, pues, por lo general, cuando discutía lo hacía con el estúpido de su socio.
- Vaya, Rauko, qué visita tan inesperada-, mentó, tras asomarse por la puerta y comenzar su entrada en la tienda.
- Dile que no me llame Sandalia-, afirmó cierto enano, tras lo cual mordió una galleta.
«¿Y esa galleta?», fue lo único que pensó Vinc, porque tenía hambre.
Es una galleta, joder, no es nada raro que Sandal tuviera una en la mano. No había otro motivo posible para fijarse en ese concreto detalle.
- Eh, pues yo diría que ese nombre te hace justicia.
«Eres tan largo como una sandalia», pensó con sorna, pero no dijo, porque tampoco quería hacer daño a su amigo.
- Vamos, vamos, no me mires así-, dijo seguido, al notar como su socio lo miraba como si fuera a matarle. - Sólo era una bromita entre socios. Deja, yo me encargaré de esto. Ve a descansar un rato y luego ya vuelves a encargarte de la tienda.
Sandal agarró más galletas de Rauko y se fue a masticar por ahí. Sí, es un buen resumen, pues ni este narrador piensa explicar a dónde carajos fue el enano, pero de seguro que se iba a comer las galletas.
- Que tal.. ¿maestro? - respondió, enarcando una ceja. - Pues es tan cierto que no lo he añadido como que tampoco he añadido el de Red Sorpresa que tengo desde hace más tiempo. Soy así de pierde-dineros, mas no te preocupes, porque, por mi parte, pronto arreglaré ese error. En breve, además de tenerlos, ganaré dinero con ellos-, comentó, como si tal cosa.
Sí, ese era Vincent. Gran guerrero, acumulador de pergaminos, vendedor cuando tenía memoria para recordar que tenía un negocio y más pergaminos de los que creía poseer.
- Ven, sígueme. No mucha gente tiene los conocimientos necesarios para aprender tal arte-, dijo, encaminando sus pasos hacia la trastienda. - Pero como sabrás, tú como buen herrero arcanista, puedes. Y sí, he perfeccionado la técnica-, contestó al elfo. - A cambio, me gustaría aprender a hacer las hojas unidas que tan buena fama te han dado. Creo que es un pago justo ¿no crees? - terminó por decir, girándose para mirar hacia él y guiñar un ojo.
Tras ello, el rubio se acercó al armario que había junto a la mesa de trabajo de arcanista, y con una llave y un giro de muñeca lo abrió.
- Si es que los cabronazos como nosotros nos entendemos a la perfección-, mencionó, mientras buscaba los pergaminos adecuados. - Ah, aquí están-, dijo, tras un rato, sacando un pergamino del interior de uno de los cajones.
Vinc lo depositó sobre la mesa y tras cerrar el armario, se sentó a la mesa.
- Te explicaré cómo se hace. Y además te haré una copia, con las mejoras en la técnica que he perfeccionado con la práctica. Ya ves, que buen negocio estás haciendo.
No les llevaría mucho tiempo aprender las técnicas de fabricación, pues, en el fondo, sólo eran dos, una por cabeza, el arma mágica y las hojas unidas. Usar diferente calidad de acero crearía armas de distinta calidad, obvio, pero el proceso de fabricarlas, en cada tipo de arma en concreto, era el mismo.
Así pues, en ese tiempo, tanto elfo como brujo, aprendieron el uno del otro las técnicas para confeccionar las armas que cada cual sabía pero su contraparte no.
- Bueno, qué puedo decir, buen Rauko. Este es un buen negocio. Cómo siempre. Vuelve siempre que necesites algo, aprender otra cosa o iniciar una aventura con vacas sin cabeza-, se despidió de su amigo, entregando la prometida copia del pergamino con las instrucciones.
Offrol
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Intercambio Arma de una Mano de Acero de Carrasco en sus dos calidades posibles por Hojas unidas en sus tres calidades fabricables.
Don Gato el sinónimos me llaman. Otro buen negocio entre brujo y elfo, demostrando que los memes unen más de lo que nuestras civilizaciones nos distancian
Igual brujos y elfos somos vecinos pero, "meh", piensa que somos de especies que se odian o cosas así para darle más drama al asunto. Y, bueno, intentaré resumirlo de forma más larga la próxima vez, no quiero perder mi toque =)
Vincent Calhoun
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
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Reike
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Valeria cruzó una vez más la puerta de la Espada Arcana con cierto alivio, pues había visto muy cerquita a un de predicadores propagando a los cuatro vientos las bondades de un tal Bebé Barbudo y le habían resultado un tanto inquietantes. Una vez a resguardo, en la herrería, echó un vistazo a su espalda para asegurarse de que ninguno de ellos la había seguido con algún panfleto y, al ver que la puerta no se movía, se acercó un poco más tranquila al mostrador.
—Así que siguen ahí esos cantamañanas —dijo el socio de Vincent antes de que Valeria avanzara dos pasos.
Por un momento, no supo a qué se refería el hombre. Cuando su mente terminó de atar cabos, frunció ligeramente el ceño. ¿Tanto se le había notado? Iba a tener que controlar mejor sus expresiones.
—Llevan ahí toda la mañana —siguió quejándose el hombre—. Pésimo para el negocio. A primera hora, se nos resguardó aquí una familia entera y no había manera de echarlos. Ni compraban, ni dejaban sitio para que otros lo hicieran. Mucho menos salir a donde esos tipos pudieran abordarles con sus mensajes evangelizadores.
—No me extraña —dijo Valeria—. Parecen muy dispuestos a casi cualquier cosa por esparcir su mensaje de paz... o lo que sea, no estuve muy atenta.
—Exacto, cualquier cosa, como arruinarle el negocio a la gente de bien. En fin, ¿en qué podemos ayudarla esta mañana?
Valeria sacó el juego de pequeños cuchillos que le fabricaran no mucho tiempo atrás en aquella misma herrería y los depositó sobre el mostrador.
—Quería que me los reequilibraran un poco y, si es posible, endurecerlos, sin hacerlos más pesados. Debo reconocer que no han recibido el mejor de los tratos y siento que el agarre ya no es tan cómodo como lo fue en un principio.
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OFF: Encargo una mejora de mi lote de Cuchillos Arrojadizos Regulares a Superiores. Por favor y gracias.
—Así que siguen ahí esos cantamañanas —dijo el socio de Vincent antes de que Valeria avanzara dos pasos.
Por un momento, no supo a qué se refería el hombre. Cuando su mente terminó de atar cabos, frunció ligeramente el ceño. ¿Tanto se le había notado? Iba a tener que controlar mejor sus expresiones.
—Llevan ahí toda la mañana —siguió quejándose el hombre—. Pésimo para el negocio. A primera hora, se nos resguardó aquí una familia entera y no había manera de echarlos. Ni compraban, ni dejaban sitio para que otros lo hicieran. Mucho menos salir a donde esos tipos pudieran abordarles con sus mensajes evangelizadores.
—No me extraña —dijo Valeria—. Parecen muy dispuestos a casi cualquier cosa por esparcir su mensaje de paz... o lo que sea, no estuve muy atenta.
—Exacto, cualquier cosa, como arruinarle el negocio a la gente de bien. En fin, ¿en qué podemos ayudarla esta mañana?
Valeria sacó el juego de pequeños cuchillos que le fabricaran no mucho tiempo atrás en aquella misma herrería y los depositó sobre el mostrador.
—Quería que me los reequilibraran un poco y, si es posible, endurecerlos, sin hacerlos más pesados. Debo reconocer que no han recibido el mejor de los tratos y siento que el agarre ya no es tan cómodo como lo fue en un principio.
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OFF: Encargo una mejora de mi lote de Cuchillos Arrojadizos Regulares a Superiores. Por favor y gracias.
Reike
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
El simpático brujo ya bien conocido, y si no lo conocen, no sé por qué demonios vinieron a este taller si lo más gratificante de ir es ver a tremendo mozo, no pudo reprimir un gran bostezo mientras estudiaba algunos de los nuevos textos que había adquirido en el mercado.
Una gran labor de estudio en su oficina, con las piernas cruzadas sobre la mesa, repantingado contra el respaldo de su silla. Sí, una postura muy adecuada para los estudios.
- Ah, me comería uno de esos dulces tan ricos que prepara Caroline-, se dijo, puede que con la mente no muy puesta en el texto, estirando su zurda para dejar el pergamino sobre la mesa. - O quizás mejor…
«No sé, ¿veinte dulces?»
Vincent hizo un gesto de aprobación mientras se dejaba “caer” un poco en el asiento, para bajar la altura de la cabeza y acomodarla contra los brazos que ahora cruzó tras su nuca.
- Mejor treinta.
Entonces se escuchó el golpeteo de unos nudillos contra la madera de la puerta y tras ellos se escuchó el girar del pomo. Solamente había una persona… bueno, confianzudos habían a patadas, así que concretaremos en que tipo de corta estatura, que era socio de ese mismo negocio y, siempre, siempre abría sin esperar respuesta, solamente había uno.
«¿Debería cerrar con llave?»
- Una dama ha venido para pedir una mejora de sus armas.
- Pero de esa manera no podrían entrar los clientes que requieran mis servicios más explosivos-, comentó el brujo, abstraído con sus pensamientos, colocando su diestra sobre el mentón de forma reflexiva.
- ¿De qué pelotas estás hablando? - comentó Sandal. - Tenemos trabajo, yo seguiré atendiendo el negocio, así que tendrás que hacerte cargo del pedido.
- En todo caso, que toquen y entre es lo normal cuando se trata de un lugar de trabajo-, mentó esta vez, ya derecho y erguido, pero aún sentado en la silla.
En ese momento Vincent miró hacia su compañero.
- Bueno, hazla pasar. Que me cuente los detalles y me pongo a ello.
Sandal se encogió de hombros y mientras se giraba negó con la cabeza. El cruce de voces en la tienda llegó hasta el brujo gracias a la puerta entreabierta.
«Acabo de tener un mal augurio», pensó el brujo, justo antes de ver como la figura de la mujer atravesaba el marco de entrada a la oficina.
- Sandal-, dijo. - Sandal-, repitió, incorporándose. - ¡Sandal! ¡Cuántas veces debo decirte que no dejes entrar al establecimiento personas que me odian! - gritó, apoyando con fuerza las manos sobre la mesa.
- ¡Lo siento, compañero, mal negocio tendríamos si no dejara entrar a todo el que te odia! ¡Como mínimo perdería a todas las mujeres de este ancho mundo! - se escuchó la voz del enano llegar desde el mostrador.
El Calhoun pensó en lo dicho por su socio.
- Pues también es verdad-, comentó con humor. - Qué tal, bella Reike. ¿Echabas de menos un hombre competente? No te preocupes, conozco la negativa respuesta a esa cuestión. Era mera y formal comedia. Dime, qué necesitas.
La dama no tardó en explicarle los pormenores del trabajo que la había llevado hasta allí.
- Bueno, costará unos ciento cincuenta aeros, pero tardaré un poco. Así que puedes esperar molestando a Sandal o darte un paseo por esta hermosa ciudad en reconstrucción-, le dijo, mientras caminaba hacia la puerta del despacho. - Incluso puedes conversar con esos majos locos de esa religión llena de tonterías. Sí, exacto, los cristianos. Hasta los del bebé parecen menos imaginativos tras toparte con un cristiano-, bromeó, girándose en mitad de un paso para mirar hacia la mujer. - En cualquier caso, en un rato estará terminado el juego de dagas.
Y así fue. El brujo se puso manos a la obra con acero de buena calidad, calentándolo y doblando cada barra sobre sí mismo para hacer capas de un acero resistente. Con ello creó la base de las nuevas hojas de las cuchillas. El resto, lo de siempre, dar forma, templar, afilar. Para finalmente colocarles una nueva empuñadura, que sustituyó a las viejas y ya gastadas.
- Aquí tiene su juego de cuchillas de buena calidad. Que las disfrutes en tus andaduras-, le comentó a la mujer. - Cuídate y recuerda decirle a toda la gente de bien… Que venga a comprar a nuestro taller-, se despidió con una broma de lo más publicitaria.
Juego de cuchillos mejorado para la señorita Reike.
Herrería Nivel Experto
Un Arma de Una Mano Superior (Juego de cuclillos) / 150 aeros (120 aeros en materiales - 20 por la destrucción de las cuchillas antiguas + 50 de beneficio para el brujo comediante)
Una gran labor de estudio en su oficina, con las piernas cruzadas sobre la mesa, repantingado contra el respaldo de su silla. Sí, una postura muy adecuada para los estudios.
- Ah, me comería uno de esos dulces tan ricos que prepara Caroline-, se dijo, puede que con la mente no muy puesta en el texto, estirando su zurda para dejar el pergamino sobre la mesa. - O quizás mejor…
«No sé, ¿veinte dulces?»
Vincent hizo un gesto de aprobación mientras se dejaba “caer” un poco en el asiento, para bajar la altura de la cabeza y acomodarla contra los brazos que ahora cruzó tras su nuca.
- Mejor treinta.
Entonces se escuchó el golpeteo de unos nudillos contra la madera de la puerta y tras ellos se escuchó el girar del pomo. Solamente había una persona… bueno, confianzudos habían a patadas, así que concretaremos en que tipo de corta estatura, que era socio de ese mismo negocio y, siempre, siempre abría sin esperar respuesta, solamente había uno.
«¿Debería cerrar con llave?»
- Una dama ha venido para pedir una mejora de sus armas.
- Pero de esa manera no podrían entrar los clientes que requieran mis servicios más explosivos-, comentó el brujo, abstraído con sus pensamientos, colocando su diestra sobre el mentón de forma reflexiva.
- ¿De qué pelotas estás hablando? - comentó Sandal. - Tenemos trabajo, yo seguiré atendiendo el negocio, así que tendrás que hacerte cargo del pedido.
- En todo caso, que toquen y entre es lo normal cuando se trata de un lugar de trabajo-, mentó esta vez, ya derecho y erguido, pero aún sentado en la silla.
En ese momento Vincent miró hacia su compañero.
- Bueno, hazla pasar. Que me cuente los detalles y me pongo a ello.
Sandal se encogió de hombros y mientras se giraba negó con la cabeza. El cruce de voces en la tienda llegó hasta el brujo gracias a la puerta entreabierta.
«Acabo de tener un mal augurio», pensó el brujo, justo antes de ver como la figura de la mujer atravesaba el marco de entrada a la oficina.
- Sandal-, dijo. - Sandal-, repitió, incorporándose. - ¡Sandal! ¡Cuántas veces debo decirte que no dejes entrar al establecimiento personas que me odian! - gritó, apoyando con fuerza las manos sobre la mesa.
- ¡Lo siento, compañero, mal negocio tendríamos si no dejara entrar a todo el que te odia! ¡Como mínimo perdería a todas las mujeres de este ancho mundo! - se escuchó la voz del enano llegar desde el mostrador.
El Calhoun pensó en lo dicho por su socio.
- Pues también es verdad-, comentó con humor. - Qué tal, bella Reike. ¿Echabas de menos un hombre competente? No te preocupes, conozco la negativa respuesta a esa cuestión. Era mera y formal comedia. Dime, qué necesitas.
La dama no tardó en explicarle los pormenores del trabajo que la había llevado hasta allí.
- Bueno, costará unos ciento cincuenta aeros, pero tardaré un poco. Así que puedes esperar molestando a Sandal o darte un paseo por esta hermosa ciudad en reconstrucción-, le dijo, mientras caminaba hacia la puerta del despacho. - Incluso puedes conversar con esos majos locos de esa religión llena de tonterías. Sí, exacto, los cristianos. Hasta los del bebé parecen menos imaginativos tras toparte con un cristiano-, bromeó, girándose en mitad de un paso para mirar hacia la mujer. - En cualquier caso, en un rato estará terminado el juego de dagas.
Y así fue. El brujo se puso manos a la obra con acero de buena calidad, calentándolo y doblando cada barra sobre sí mismo para hacer capas de un acero resistente. Con ello creó la base de las nuevas hojas de las cuchillas. El resto, lo de siempre, dar forma, templar, afilar. Para finalmente colocarles una nueva empuñadura, que sustituyó a las viejas y ya gastadas.
- Aquí tiene su juego de cuchillas de buena calidad. Que las disfrutes en tus andaduras-, le comentó a la mujer. - Cuídate y recuerda decirle a toda la gente de bien… Que venga a comprar a nuestro taller-, se despidió con una broma de lo más publicitaria.
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Vincent Calhoun
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
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Aylizz Wendell
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Por fin había llegado a su destino. "La espada arcana" rezaba el letrero que identificaba el establecimiento. Había tardado una buena cantidad de tiempo en terminar su viaje. Otra de las tantas cosas que odiaba de ser una vampiresa era la imposibilidad de viajar durante el día, como acostumbraba hacer en su juventud.
Kyra se concentró en lo que venía a hacer, antes de caer nuevamente en alguno de sus "bajones", como llamaba ella a esos momentos en los que se volvía aislada y algo deprimida.
-Buenas noches, quisiera saber si es posible mejorar mis espadas manteniendo el aspecto original. Una de ellas está en buenas condiciones, pero la otra está... Bueno, digamos que tuvo mejores épocas.- dijo la vampiresa con una leve sonrisa nerviosa. Sabía que algunos herreros se molestaban mucho al ver armas o armaduras en condiciones así... De hecho, ella formaba parte de esa categoría.
-Ah sí, también quisiera encantar una de ellas para volverla un arma cambiante.-
Off:
Solicito dos armas de acero carrasco regular y un encantamiento de arma cambiante
Kyra se concentró en lo que venía a hacer, antes de caer nuevamente en alguno de sus "bajones", como llamaba ella a esos momentos en los que se volvía aislada y algo deprimida.
-Buenas noches, quisiera saber si es posible mejorar mis espadas manteniendo el aspecto original. Una de ellas está en buenas condiciones, pero la otra está... Bueno, digamos que tuvo mejores épocas.- dijo la vampiresa con una leve sonrisa nerviosa. Sabía que algunos herreros se molestaban mucho al ver armas o armaduras en condiciones así... De hecho, ella formaba parte de esa categoría.
-Ah sí, también quisiera encantar una de ellas para volverla un arma cambiante.-
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Kyravann Svartlys
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
De vez en cuando, alguno de los socios, del conocido negocio de herrería y arcanos, se quedaba alguna noche regentando el local. Era una buena manera de tomar algún pedido extra de personas que se les hubiera hecho un poco tarde durante el día, pero, sobre todo, para aquellos que no podrían venir de día.
En un mundo dónde existía un grupo de personas que no podían salir a la calle durante las horas diurnas, los comerciantes tenían que hacer algunos malabares para conseguir todo tipo de clientes. Bueno, aquellos comerciantes que desearan vender a los vampiros, claro estaba. No todos estaban dispuestos, en aquella ciudad, después de lo pasado no hacía tanto, menos aún motivos tenían muchos para vender a los hijos de la noche.
Además, Vincent conocía buenos vampiros, y tanto él, como Sandal, no juzgan un libro por su tapa. Por esa razón, algún día que otro dejaban abierto por la noche y como el buen mercenario vivía allí, solía ser el que hacía los turnos nocturnos, cuando no estaba por ahí de aventuras.
- Buenas noches-, contestó el brujo a la bella dama. - Por supuesto que es posible. Y no tardaría mucho porque tengo varios aceros preparados y templados, de distintos tipos para gran variedad de elecciones, solamente tendría que colocarles la empuñadura y afilarlos.
Era una práctica habitual en el negocio, pero en las noches, cuando la gente necesitaba algo rápido, se volvía algo imprescindible. La herrería llevaba su tiempo y en una noche no daba para mucha historia y entregar el pedido en ese mismo nocturno tiempo.
- Así como el inventario que puede ver a su alrededor-, mentó el mercenario, haciendo un movimiento con la mano para que no tuviera timidez en mirar todas las vitrinas y armarios de la tienda.
Sin embargo, cuando la mujer le explicó lo que deseaba concretamente, el brujo supo que tendría que usar algunos de los aceros preparados. Y no unos cualquiera.
- Ah, el famoso acero mágico. Una gran elección, dan un pequeño daño adicional que puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte. Es una mujer sensata-, halagó a la dama. - La mejora del acero serán doscientos cincuenta aeros, sesenta el encantamiento. Eso hace un total de trescientos diez aeros, pero podemos dejarlo en trescientos aeros para redondear.
No era mucho ahorro, pero menos daba una piedra. Recortar sus beneficios un poquito más ya era más de lo que hacían muchos comerciantes de la ciudad. Siempre había que ganarse clientes, y los que compraban calidad, como aquella mujer, eran los que mantenían aquel lugar abierto.
Lo siguiente fue sencillo, desmontar las armas antiguas, para quitar el acero antiguo y así aprovechar las empuñaduras para colocar el nuevo acero. Tomó los más indicados para la ocasión y los afiló para dejarlos en buen estado para el combate. Finalmente llevó una de las armas a su mesa de trabajo, la colocó encima de esta, y con un cincel grabó la runa. Después rellenó el glifo con una masa de aspecto resinoso hasta cubrir todo el huevo, y remató todo con una palabra en el idioma del dragón escrito justo debajo de ella.
Tanto la palabra, como la masa dentro del glifo, brillaron varias veces y tras ello la runa quedó sellada en el acero como si siempre hubiera sido parte de él. Su aspecto, similar al de una marca de herrería.
- Aquí tiene, espero que con ellas esté más segura por los caminos-, le dijo a la mujer, devolviéndoles las armas con su nuevo acero. - Espero poder volver a verla por aquí en otra ocasión, y tenga buena noche y buen viaje-, terminó de despedirse de ella.
Dos espadas mejoradas a acero mágico y una de ellas encantada con Arma Cambiante. Si una pelirroja me lo pide, no puedo decir que no (?)
Herrería Nivel Experto
Dos Armas de una Mano de Acero de Carrasco Regular / 240 aeros (180 aeros en materiales - 20 por la destrucción de las dos espadas antiguas de calidad pobre + 80 de beneficio para el brujo amable)
Arcanos Nivel Maestro
Arma Cambiante / 60 aeros (40 aeros en materiales + 20 de beneficio para el brujo encantador, con chiste incluido)
Total: 300 aeros.
En un mundo dónde existía un grupo de personas que no podían salir a la calle durante las horas diurnas, los comerciantes tenían que hacer algunos malabares para conseguir todo tipo de clientes. Bueno, aquellos comerciantes que desearan vender a los vampiros, claro estaba. No todos estaban dispuestos, en aquella ciudad, después de lo pasado no hacía tanto, menos aún motivos tenían muchos para vender a los hijos de la noche.
Además, Vincent conocía buenos vampiros, y tanto él, como Sandal, no juzgan un libro por su tapa. Por esa razón, algún día que otro dejaban abierto por la noche y como el buen mercenario vivía allí, solía ser el que hacía los turnos nocturnos, cuando no estaba por ahí de aventuras.
- Buenas noches-, contestó el brujo a la bella dama. - Por supuesto que es posible. Y no tardaría mucho porque tengo varios aceros preparados y templados, de distintos tipos para gran variedad de elecciones, solamente tendría que colocarles la empuñadura y afilarlos.
Era una práctica habitual en el negocio, pero en las noches, cuando la gente necesitaba algo rápido, se volvía algo imprescindible. La herrería llevaba su tiempo y en una noche no daba para mucha historia y entregar el pedido en ese mismo nocturno tiempo.
- Así como el inventario que puede ver a su alrededor-, mentó el mercenario, haciendo un movimiento con la mano para que no tuviera timidez en mirar todas las vitrinas y armarios de la tienda.
Sin embargo, cuando la mujer le explicó lo que deseaba concretamente, el brujo supo que tendría que usar algunos de los aceros preparados. Y no unos cualquiera.
- Ah, el famoso acero mágico. Una gran elección, dan un pequeño daño adicional que puede marcar la diferencia entre la vida o la muerte. Es una mujer sensata-, halagó a la dama. - La mejora del acero serán doscientos cincuenta aeros, sesenta el encantamiento. Eso hace un total de trescientos diez aeros, pero podemos dejarlo en trescientos aeros para redondear.
No era mucho ahorro, pero menos daba una piedra. Recortar sus beneficios un poquito más ya era más de lo que hacían muchos comerciantes de la ciudad. Siempre había que ganarse clientes, y los que compraban calidad, como aquella mujer, eran los que mantenían aquel lugar abierto.
Lo siguiente fue sencillo, desmontar las armas antiguas, para quitar el acero antiguo y así aprovechar las empuñaduras para colocar el nuevo acero. Tomó los más indicados para la ocasión y los afiló para dejarlos en buen estado para el combate. Finalmente llevó una de las armas a su mesa de trabajo, la colocó encima de esta, y con un cincel grabó la runa. Después rellenó el glifo con una masa de aspecto resinoso hasta cubrir todo el huevo, y remató todo con una palabra en el idioma del dragón escrito justo debajo de ella.
Tanto la palabra, como la masa dentro del glifo, brillaron varias veces y tras ello la runa quedó sellada en el acero como si siempre hubiera sido parte de él. Su aspecto, similar al de una marca de herrería.
- Aquí tiene, espero que con ellas esté más segura por los caminos-, le dijo a la mujer, devolviéndoles las armas con su nuevo acero. - Espero poder volver a verla por aquí en otra ocasión, y tenga buena noche y buen viaje-, terminó de despedirse de ella.
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Dos espadas mejoradas a acero mágico y una de ellas encantada con Arma Cambiante. Si una pelirroja me lo pide, no puedo decir que no (?)
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Total: 300 aeros.
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
ACTUALIZADO
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Puntos obtenidos: -
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
–Pues yo esperaba ver alguna diferencia –le comentaba a Sandalia mientras me paseaba por el local–. Ya sabes, un servicio exclusivo para el horario nocturno o algo así. Pero parece que es lo de siempre, aunque oscuro, y de noche. ¿Y desde cuándo te llamas Sandal?
De pronto noté la minúscula presencia de una rata en una de las esquinas, asomándose cautelosa debajo de una vitrina. Si me percibió o no, poco le importó para salir y correr hacia un trozo de queso puesto sobre una trampa mortal.
Entonces saltó hacia el queso. Y fue capturado. La sentencia de muerte se hizo inexorable. Pero no por la trampa, algo que nunca llegó a tocar. Sino por mis manos: me había desplazado como relámpago desde el otro extremo del lugar, lo atrapé en el aire y lo acerqué a mi rostro.
–Quesorpresa terrible, dirías si hablaras –siseé–. Pero descuida, ahora serás parte de algo más grande, literalmente.
Dicho eso, usé mi superfuerza, aunque era innecesaria, para aplastarlo con mis manos. Mis guantes se empaparon de sangre y otras cosas, y de entre las palmas se escurrió como vapor su éter o, como me gustaba pensar, su alma de rata inmunda. Abrí la boca ligeramente y aspiré su vitalidad. Apenas si me llenó algo, lo cual era decepcionante. Así que, para compensar eso, con un movimiento veloz robé el queso de la trampa, que se activó sin poder atraparme, y comí.
–Ay, perdón, se me olvidaba que el queso es tuyo, Sandal –me disculpé apenado–. También te lo compensaré.
Procedí a dejar una pequeña biusa de uva verde en la trampa, pero sin arreglarla para que pudiera activarse otra vez.
–Y, bueno, ¿cuánto más va a tardar Vincent? –pregunté volviendo la vista hacia el enano de baja estatura. Entonces vi al brujo por fin–. Ah, hola, Vin –saludé agitando una mano ensangrentada–, qué bueno que llegaste, te estábamos esperando… Sí, ya sé, no es necesario que me digas. Vuelvo en un momento.
Tras una impecable limpieza de manos después, fui directo al lugar de trabajo del buen barbudo.
–Vincent, mi pupilo favorito –decía sin mirar nada en concreto, sintiendo que todo se hacía lejano. Me palmeé las mejillas para volver en sí–. Vincent, mi pupilo favorito –repetí, inconsciente de que era la segunda vez–, ¿listo para otra clase de herrería gratuita? –Lo miré y esbocé una sonrisa felina–. Acabo de recordar que hace algún tiempo infinito aprendí algo bastante útil para quien posee un arsenal, pero quizás inútil para ti porque te basta con tu barba para conquistar a cualquiera y siempre la llevas puesta.
Y continué explicándole sobre el viejo descubrimiento que se sentía como reciente, además de, por aprovechar la ocasión, también de un método para trabajar piedras preciosas, esperando que me entendiera a pesar de mis ocasionales lapsus mentales.
–Y por eso la gallina cruzó la calle, porque es un eufemismo sobre el suicidio como método para ir al más allá, no porque fuese una revoltosa queriendo «montar un pollo» –finalicé. Solté un breve suspiro–. Vaya, ha sido un día productivo. Me enorgulleces. –Le di una palmadita al hombro de Vincent–. Por cierto, Sandalia me dijo que tenías un encantamiento para las personas estreñidas. Purgar, o algo así, no presté mucha atención porque… –¿Por qué era? Ya no lo recordaba. Generé una biusa y empecé a comerla–. Bueno, no importa el porqué. ¿Te gustaría impresionar a tu maestro hablándome sobre ese purgatorio?
De pronto noté la minúscula presencia de una rata en una de las esquinas, asomándose cautelosa debajo de una vitrina. Si me percibió o no, poco le importó para salir y correr hacia un trozo de queso puesto sobre una trampa mortal.
Entonces saltó hacia el queso. Y fue capturado. La sentencia de muerte se hizo inexorable. Pero no por la trampa, algo que nunca llegó a tocar. Sino por mis manos: me había desplazado como relámpago desde el otro extremo del lugar, lo atrapé en el aire y lo acerqué a mi rostro.
–Quesorpresa terrible, dirías si hablaras –siseé–. Pero descuida, ahora serás parte de algo más grande, literalmente.
Dicho eso, usé mi superfuerza, aunque era innecesaria, para aplastarlo con mis manos. Mis guantes se empaparon de sangre y otras cosas, y de entre las palmas se escurrió como vapor su éter o, como me gustaba pensar, su alma de rata inmunda. Abrí la boca ligeramente y aspiré su vitalidad. Apenas si me llenó algo, lo cual era decepcionante. Así que, para compensar eso, con un movimiento veloz robé el queso de la trampa, que se activó sin poder atraparme, y comí.
–Ay, perdón, se me olvidaba que el queso es tuyo, Sandal –me disculpé apenado–. También te lo compensaré.
Procedí a dejar una pequeña biusa de uva verde en la trampa, pero sin arreglarla para que pudiera activarse otra vez.
–Y, bueno, ¿cuánto más va a tardar Vincent? –pregunté volviendo la vista hacia el enano de baja estatura. Entonces vi al brujo por fin–. Ah, hola, Vin –saludé agitando una mano ensangrentada–, qué bueno que llegaste, te estábamos esperando… Sí, ya sé, no es necesario que me digas. Vuelvo en un momento.
Tras una impecable limpieza de manos después, fui directo al lugar de trabajo del buen barbudo.
–Vincent, mi pupilo favorito –decía sin mirar nada en concreto, sintiendo que todo se hacía lejano. Me palmeé las mejillas para volver en sí–. Vincent, mi pupilo favorito –repetí, inconsciente de que era la segunda vez–, ¿listo para otra clase de herrería gratuita? –Lo miré y esbocé una sonrisa felina–. Acabo de recordar que hace algún tiempo infinito aprendí algo bastante útil para quien posee un arsenal, pero quizás inútil para ti porque te basta con tu barba para conquistar a cualquiera y siempre la llevas puesta.
Y continué explicándole sobre el viejo descubrimiento que se sentía como reciente, además de, por aprovechar la ocasión, también de un método para trabajar piedras preciosas, esperando que me entendiera a pesar de mis ocasionales lapsus mentales.
–Y por eso la gallina cruzó la calle, porque es un eufemismo sobre el suicidio como método para ir al más allá, no porque fuese una revoltosa queriendo «montar un pollo» –finalicé. Solté un breve suspiro–. Vaya, ha sido un día productivo. Me enorgulleces. –Le di una palmadita al hombro de Vincent–. Por cierto, Sandalia me dijo que tenías un encantamiento para las personas estreñidas. Purgar, o algo así, no presté mucha atención porque… –¿Por qué era? Ya no lo recordaba. Generé una biusa y empecé a comerla–. Bueno, no importa el porqué. ¿Te gustaría impresionar a tu maestro hablándome sobre ese purgatorio?
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
Vengo a enseñar gratis dos recetas: Joyas de reserva y Vaina infinita.
Si se me considera digno, me gustaría aprender la receta del encantamiento de arma Purgar.
Si se me considera digno, me gustaría aprender la receta del encantamiento de arma Purgar.
- :
- Joyas de reserva
[Limitado, 2 usos] Conjunto de joyas de fina confección, poseen un gran valor comercial y atractivo. Pueden usarse en un rol como soborno o pago de algún servicio.
Nivel: Avanzado en herrería.
Creación: 90 Æ.
Vaina infinita
[Limitado] Vaina mágica en la que emergerá un arma de tu inventario cuando acerques tu mano. Para convocar otra debes envainar la anterior, que desaparecerá dentro. El arma estará desencantada si ya has usado 6 encantamientos en el tema.
Nivel: Experto en arcanos. Necesita, además, tener la profesión Curtiduría (vaina de cuero duro), Carpintería (vaina de madera) o Herrería (vaina de metal).
Creación: 160 Æ.
Rauko
Aerandiano de honor
Aerandiano de honor
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
El miembro 'Rauko' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Sango caminó por el distrito portuario, distraído. Su atención estaba lejos de escuchar a Tesenia Frumvig regañar al porteador que habían contratado para llevar todo el equipo de Sango.
- Ten más cuidado la próxima vez, esta es una carga delicada.
- Pero si es una armadura y vamos a un herrero...
- ¿Y si te hemos mentido? ¿Y si resulta ser un cargamento de Fuego Embotellado? ¿Y si el golpe que le has dado a la caja resulta en una explosión que hace trizas parte del puerto de la ciudad?
- Bueno, yo...- al chaval le temblaba la voz.
- Tes, déjalo ya- intervino Sango.
- ¿Que lo deje? ¿En serio? Esto es una falta de profesionalidad y una falta de respeto hacia el cliente- Tes se puso a la altura de Sango.
- Bueno, el chaval tiene que aprender, lo hace lo mejor que puede, la próxima vez seguro que tendrá más cuidado. Déjalo ya, no le busques problemas donde no los hay, además, se supone que estás aquí para disfrutar de la mayor ciudad del continente, ¿verdad? Pues disfruta- le dedicó una sonrisa y luego un gesto al porteador para que le siguiera.
No tardaron mucho en alcanzar su destino. Un gran cartel adornaba la entrada al local. Sango no supo leer que ponía en él, pero Tes sí, y así se lo hizo saber cuando llegaron: La Espada Arcana. Sin duda, aquel lugar gozaba de buena fama por la gran calidad de sus trabajos y la versatilidad de los mismos: desde cuchillos hasta complejas armaduras compuestas de decenas de piezas. Sí, allí podrían ayudarle.
Entró en la herrería y caminó hasta la mesa que había en el recibidor para encontrarse con los que supuso eran regentes del local. Hizo un gesto a Tes y al porteador para que les acompañara al interior.
- Buenos días, soy Sango y requiero de los servicios del mejor herrero de la ciudad- se llevó el puño al pecho e hizo una ligera reverencia con la cabeza.- Mi necesidad de vuestros servicios es grande, pero también lo es mi bolsa- sonrió levemente.
Se descolgó el cinto de las armas y los posó encima de la mesa. Tesenia, que había abierto la caja, posó un trozo de metal sobre la mesa, junto al hacha.
- Lo primero, me gustaría reparar este hacha. Es una reliquia familiar al que le tengo gran cariño y que me ha salvado más de una vez (1)- echó un vistazo al hacha y la empuñó por unos instantes antes de posarla, nuevamente, sobre la mesa.- También quería que le hicierais un par de cambios. El primero está en la forma de la cabeza, me gustaría que tuviera algo más de masa... Aunque eso podría arreglarse con un mango algo más largo...- se quedó pensando unos instantes.- No, si es posible añadir algo de peso, eso sería genial. Y si pueden cambiar el mango... Este tiene la madera muy gastada, se pueden ver grietas...(2)
Una vez explicó lo que quería con la reliquia de los Nelad, desenvainó la espada y la posó sobre la mesa. Había tenido días mejores y era hora de que alguien competente le echara un vistazo y trabajara en ella para dejarla en condiciones óptimas.
- Esta espada necesita una reconstrucción íntegra del mango. Esta espada tiene el peso adelantado, no está muy bien equilibrada- cogió la espada y la colocó sobre el canto de su mano izquierda para mostrar el desequilibrio de la espada, que se ubicaba a dos puños de distancia desde la guarda.- Si es posible retrasar el peso, estaré encantado de empuñar esta espada (3).
Finalmente, y tras seguir las indicaciones de Tes, el porteador sacó la armadura de la caja que traía en el carro y posó las partes sobre la mesa. Sango la observó unos instantes y luego miró a los herreros.
- También necesita trabajo. Quizás añadir algún refuerzo, cambiar el tipo de acero de la armadura...- dudó unos instantes.- No lo tengo tan claro como con las armas, pero, seguro que podréis hacer algo (4).
Tesenia estornudó y Sango giró la cabeza hacia ella, que sacaba un pañuelo de tela de su bolso.
- Tes, eso me recuerda una cosa- miró a los herreros y les guiñó el ojo.- ¿Sabes lo que le dijo la nariz al pañuelo?- ella negó con la cabeza y frunció el ceño, le miraba sin comprender. Sango sonrió.- Le dice, "yo te conozco de algo... Me suenas".
2.- Mejorar la calidad del hacha de medio/regular a superior.
3.- Mejorar la calidad de la espada de medio/regular a superior.
4.- Mejorar la calidad de la armadura de medio/regular a superior. Me he dado cuenta de que yo describí la armadura como de malla y cuero cuando en verdad la que tengo comprada es una pesada, de placas. La mejora on rol puede darse sustituyendo las partes de cuero por metal o simplemente ignora la descripción que hay en el inventario de Sango.
Las prioridades van en el orden de descripción, si el coste del trabajo se pasa con respecto a los aeros que tengo en el inventario, me dices y quito algo de la lista.
INVENTARIO DE SANGO
- Ten más cuidado la próxima vez, esta es una carga delicada.
- Pero si es una armadura y vamos a un herrero...
- ¿Y si te hemos mentido? ¿Y si resulta ser un cargamento de Fuego Embotellado? ¿Y si el golpe que le has dado a la caja resulta en una explosión que hace trizas parte del puerto de la ciudad?
- Bueno, yo...- al chaval le temblaba la voz.
- Tes, déjalo ya- intervino Sango.
- ¿Que lo deje? ¿En serio? Esto es una falta de profesionalidad y una falta de respeto hacia el cliente- Tes se puso a la altura de Sango.
- Bueno, el chaval tiene que aprender, lo hace lo mejor que puede, la próxima vez seguro que tendrá más cuidado. Déjalo ya, no le busques problemas donde no los hay, además, se supone que estás aquí para disfrutar de la mayor ciudad del continente, ¿verdad? Pues disfruta- le dedicó una sonrisa y luego un gesto al porteador para que le siguiera.
No tardaron mucho en alcanzar su destino. Un gran cartel adornaba la entrada al local. Sango no supo leer que ponía en él, pero Tes sí, y así se lo hizo saber cuando llegaron: La Espada Arcana. Sin duda, aquel lugar gozaba de buena fama por la gran calidad de sus trabajos y la versatilidad de los mismos: desde cuchillos hasta complejas armaduras compuestas de decenas de piezas. Sí, allí podrían ayudarle.
Entró en la herrería y caminó hasta la mesa que había en el recibidor para encontrarse con los que supuso eran regentes del local. Hizo un gesto a Tes y al porteador para que les acompañara al interior.
- Buenos días, soy Sango y requiero de los servicios del mejor herrero de la ciudad- se llevó el puño al pecho e hizo una ligera reverencia con la cabeza.- Mi necesidad de vuestros servicios es grande, pero también lo es mi bolsa- sonrió levemente.
Se descolgó el cinto de las armas y los posó encima de la mesa. Tesenia, que había abierto la caja, posó un trozo de metal sobre la mesa, junto al hacha.
- Lo primero, me gustaría reparar este hacha. Es una reliquia familiar al que le tengo gran cariño y que me ha salvado más de una vez (1)- echó un vistazo al hacha y la empuñó por unos instantes antes de posarla, nuevamente, sobre la mesa.- También quería que le hicierais un par de cambios. El primero está en la forma de la cabeza, me gustaría que tuviera algo más de masa... Aunque eso podría arreglarse con un mango algo más largo...- se quedó pensando unos instantes.- No, si es posible añadir algo de peso, eso sería genial. Y si pueden cambiar el mango... Este tiene la madera muy gastada, se pueden ver grietas...(2)
Una vez explicó lo que quería con la reliquia de los Nelad, desenvainó la espada y la posó sobre la mesa. Había tenido días mejores y era hora de que alguien competente le echara un vistazo y trabajara en ella para dejarla en condiciones óptimas.
- Esta espada necesita una reconstrucción íntegra del mango. Esta espada tiene el peso adelantado, no está muy bien equilibrada- cogió la espada y la colocó sobre el canto de su mano izquierda para mostrar el desequilibrio de la espada, que se ubicaba a dos puños de distancia desde la guarda.- Si es posible retrasar el peso, estaré encantado de empuñar esta espada (3).
Finalmente, y tras seguir las indicaciones de Tes, el porteador sacó la armadura de la caja que traía en el carro y posó las partes sobre la mesa. Sango la observó unos instantes y luego miró a los herreros.
- También necesita trabajo. Quizás añadir algún refuerzo, cambiar el tipo de acero de la armadura...- dudó unos instantes.- No lo tengo tan claro como con las armas, pero, seguro que podréis hacer algo (4).
Tesenia estornudó y Sango giró la cabeza hacia ella, que sacaba un pañuelo de tela de su bolso.
- Tes, eso me recuerda una cosa- miró a los herreros y les guiñó el ojo.- ¿Sabes lo que le dijo la nariz al pañuelo?- ella negó con la cabeza y frunció el ceño, le miraba sin comprender. Sango sonrió.- Le dice, "yo te conozco de algo... Me suenas".
------------------------------------------------------
1.- Reparar el hacha. La cabeza del hacha es un material épico, obtenido después del Asedio a Edén. Mientras reúno más materiales, sigo las indicaciones de master Ger y la seguiré usando como hacha.2.- Mejorar la calidad del hacha de medio/regular a superior.
3.- Mejorar la calidad de la espada de medio/regular a superior.
4.- Mejorar la calidad de la armadura de medio/regular a superior. Me he dado cuenta de que yo describí la armadura como de malla y cuero cuando en verdad la que tengo comprada es una pesada, de placas. La mejora on rol puede darse sustituyendo las partes de cuero por metal o simplemente ignora la descripción que hay en el inventario de Sango.
Las prioridades van en el orden de descripción, si el coste del trabajo se pasa con respecto a los aeros que tengo en el inventario, me dices y quito algo de la lista.
INVENTARIO DE SANGO
Sango
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
El miembro 'Sango' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Todo estaba tranquilo en la herrería de la espada arcana, el enano se movía de un lado para otro tratando de mantener la linea de producción moviéndose, al parecer estaban abarrotados con pedidos y el negocio parecía ir viento en popa, nada hacia presagiar que una grieta en el espacio tiempo se abriría justo en frente del mostrador, menos esperado aun fuera que el portal se abriera enormemente ante la vista de un temeroso enano que no dudo en tomar sus armas mientras gritaba, pidiéndole ayuda a Vincent
-Deja lo que sea que estas haciendo y ven rápido!-
Gritaría el enano mientras tomaba el arma que tuviera mas cerca para hacerle frente a lo que fuera que saliera del otro lado, cuando vio al rubio no-elfo emerger del portal, dejo salir un suspiro de relajación y soltó su arma al mismo tiempo que el portal se cerraba. Zelas por su parte procedía a atrapar una pequeña llave que salía despedida de su espada, para posteriormente guardarla en su bolsillo y del mismo sacar una esfera brillante de su bolsillo y acercaba su espada solo para que esta desapareciera.
-Casi te mato!-
-Jaja, lo siento-
-Como es que logras salir cada vez con algo mas extraño-
-Hay que mantener el interés de la gente-
-Entonces que es lo que quieres esta vez-
-Quiero esa cosa que niega hechizos, pero en mi arma-
Entonces Zelas procedió a llevar su mano libre a su esfera, saco la Banana breaker y procedió a guardarla de nuevo, probo de nuevo y saco las Unga bungas, de nueva cuenta las guardo en el orbe y finalmente en su tercera oportunidad saco la nueva arma que Rauko le había dado, el arma sombría la cual Zelas renombraría como Dragon Claw, la cual dejaría en el mostrador para que trabajaran en ella, como siempre el pago iba por delante así que dejo una bolsita de cuero con aeros para pagar el servicio de una vez.
OFF: solicito el encantamiento de purga para mi nueva arma chida.Arma sombria Dragon Claw
-Deja lo que sea que estas haciendo y ven rápido!-
Gritaría el enano mientras tomaba el arma que tuviera mas cerca para hacerle frente a lo que fuera que saliera del otro lado, cuando vio al rubio no-elfo emerger del portal, dejo salir un suspiro de relajación y soltó su arma al mismo tiempo que el portal se cerraba. Zelas por su parte procedía a atrapar una pequeña llave que salía despedida de su espada, para posteriormente guardarla en su bolsillo y del mismo sacar una esfera brillante de su bolsillo y acercaba su espada solo para que esta desapareciera.
-Casi te mato!-
-Jaja, lo siento-
-Como es que logras salir cada vez con algo mas extraño-
-Hay que mantener el interés de la gente-
-Entonces que es lo que quieres esta vez-
-Quiero esa cosa que niega hechizos, pero en mi arma-
Entonces Zelas procedió a llevar su mano libre a su esfera, saco la Banana breaker y procedió a guardarla de nuevo, probo de nuevo y saco las Unga bungas, de nueva cuenta las guardo en el orbe y finalmente en su tercera oportunidad saco la nueva arma que Rauko le había dado, el arma sombría la cual Zelas renombraría como Dragon Claw, la cual dejaría en el mostrador para que trabajaran en ella, como siempre el pago iba por delante así que dejo una bolsita de cuero con aeros para pagar el servicio de una vez.
OFF: solicito el encantamiento de purga para mi nueva arma chida.
Zelas Hazelmere
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
El miembro 'Zelas Hazelmere' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La espada Arcana {Arcanos/Herrería}
Vaya, vaya. Esta podríamos decir que ya no es la historia de Vincent Calhoun, personaje manejado por este humilde servidor, sino que esta es la historia de este narrador que les escribe, que de repente tiene como un trillón de pedidos en el taller.
¿A nadie se le ocurrió que esta parte del foro no fuera narrativa, joder?
Bueno, bromas a parte. Que comience el relato de este herrero arcanista de lo más solicitado, que siendo tantos pedidos, resolveremos en tres actos.
En el primer acto llegaría un peliblanco de los más conocido para nuestro simpático dúo de socios mercantiles. Exacto, Rauko era, Níniel es peliblanca, no peliblanco no seamos cazurros.
Aunque bueno, creo que es bueno apuntar que quizás para Sandal el elfo era demasiado simpático desde aquello de la Sandalia. En fin, no nos liemos con cosas pasadas.
Sandal iría a buscar al tan solicitado brujo y pronto este pudo entender que su amigo, el elfo de las gallinas que cruzaban calles, quería enseñarle nuevos encantamientos a cambio de otro.
Así pues, ambos pasaron a la trastienda, prepararon y compartieron pergaminos y demás anotaciones que servían como guía para realizar aquellos encantamientos tan bonitos y sabrosones.
- Siempre es un placer hacer negocios contigo, Rauko. Espero que te sea de utilidad aunque no puedas curar el estreñimiento de nadie. Y, bueno, esa gallina podría haber cruzado cuando no pasaban carros y tal. Era una gallina un tanto loca.
Así acababa el primer acto, que solamente sería el preludio del segundo.
En este día llegaría un buen hombre. Buen hombre adinerado, porque tenía la bolsa bien llena, como él rezaba. Eso lo hacía doblemente buen hombre, porque los pobres no pintan nada en este negocio.
Vale, eso era broma. Vincent ha ayudado a muchos pobres, pero un negocio sólo tenía un motivo de existencia, claro estaba.
En cualquier caso, al chico lo recibió el mentado brujo en persona, junto a Sandal, pues ya había acabado de preparar materiales para posibles y futuros pedidos, y este joven les dejó una lista de los quehaceres que realizar. Todo muy ordenado y profesional. Así daba gusto realizar los pedidos.
Vincent se puso manos a la obra, retiró de una empuñadura el viejo acero de una de las armas y lo reemplazó por uno de mayor calidad. Al lacha le hizo lo contrario, afiló la cabeza que no se encontraba en sus mejores momentos, pero que ya era de buena calidad y le puso un mango que le diera buen agarre.
Ya por último, se puso manos a la obra con la cota del hombre. Cambió las piezas más dañadas y colocó nuevas placas en esas zonas. También, siguiendo las instrucciones de su cliente, cubrió algunas zonas de cuero con renovadas placas de metal que harían que la armadura fuera un poco más pesada, pero le darían mayor protección al portador de aquella armadura.
Cuándo finalizó, llevó todo a la tienda para dejarlo preparado para la entrega.
- Aquí tiene. Parece que alguien se está preparando para una guerra él solito, eh-, bromeó, pues dos armaduras y una armadura completa era una gran inversión. - Como le dije antes, son quinientos veinte aeros por todo y, recuerde, si quieres preguntar algo, pregúntale al dos o al tres, porque uno nunca sabe-, comentó chistoso, como despedida.
Ya que el buen hombre les había dedicado un buen chiste antes, no estaba de más ahora regalarle uno bien malo.
En todo caso, con aquella despedida acabó el acto dos, para dar inicio al tercero.
En ese día llegaría un hombre que también resultaba conocido para los dos comerciantes. Bueno, muchacho que pudieron reconocer después de que Sandal sobreviviera al susto, claro está.
El chico que lo recordaban porque… ¿cuántas espadas tenía ese muchacho? Pues bueno, el chico quería un encantamiento de purga para… otra espada. Comenzaba a ser preocupante tal cantidad de espadas… Pero bueno, cada cual coleccionaba lo que le daba la gana y no podía decirse que era malo para el negocio que alguien quisiera encantar tantas armas.
Vincent fue a la trastienda y llevó el arma a la mesa de trabajo en arcanos. Allí cinceló el arma, le colocó la resina mágica, y remató el trabajo con una palabra en dragón escrita bajo el glifo que completó el encantamiento. Hecho esto, solamente quedaba entregar el pedido al buen coleccionista de espadas.
- Espada encantada y lista para ser el éxito. Son ciento ochenta y cinco aeros. Espero que le sirva en sus nuevas aventuras y que se sienta satisfecho con este encantamiento-, le dijo el brujo, a modo de despedida.
Más, aquello le hizo pensar.¿ Por qué de repente, en los últimos días, ya habían al menos dos personas interesadas en el hechizo de purgar?
El brujo no sabría decir respuesta a tal pregunta, así que se encogió de hombros, esperando que llegara por la puerta el acto cuarto… Si es que el negocio no se iba a pique ahora, tras tanto movimiento…
Uh, muchas cosas. Primero, un intercambio con Rauko, de dos encantamientos Joyas de reserva y Vaina infinita, por uno mío, Purgar.
Luego, para Sango, reparación de hacha, mejora de esa misma hacha, otra arma y una armadura a nivel Superior para Sango. Todos los objetos mejorados de nivel Regular a nivel Superior.
Finalmente encantamiento de Purgar para Zelas.
Herrería Nivel Experto
Dos Armas de Una Mano Superior / 300 aeros (240 aeros en materiales - 40 por la destrucción de las dos armas antiguas de calidad regular + 100 de beneficio para el ideólogo expandiendo Sangoverso)
Armadura Pesada Superior / 220 aeros (160 aeros en materiales - 20 por la destrucción de la armadura antigua de calidad regular + 80 de beneficio para el ideólogo expandiendo Sangoverso)
Total para Sango: 520 aeros (180 beneficio para el brujo)
Para Sango hubo un descuento de 20 aeros sobre mis precios normales por el chiste (?)
Arcanos Nivel Maestro
Purgar / 185 aeros (130 aeros en materiales + 55 de beneficio para el ideólogo no expandiendo Sangoverso)
Para Zelas hubo un descuento de 10 aeros sobre mis precios normales por el no-chiste (?)
¿A nadie se le ocurrió que esta parte del foro no fuera narrativa, joder?
Bueno, bromas a parte. Que comience el relato de este herrero arcanista de lo más solicitado, que siendo tantos pedidos, resolveremos en tres actos.
En el primer acto llegaría un peliblanco de los más conocido para nuestro simpático dúo de socios mercantiles. Exacto, Rauko era, Níniel es peliblanca, no peliblanco no seamos cazurros.
Aunque bueno, creo que es bueno apuntar que quizás para Sandal el elfo era demasiado simpático desde aquello de la Sandalia. En fin, no nos liemos con cosas pasadas.
Sandal iría a buscar al tan solicitado brujo y pronto este pudo entender que su amigo, el elfo de las gallinas que cruzaban calles, quería enseñarle nuevos encantamientos a cambio de otro.
Así pues, ambos pasaron a la trastienda, prepararon y compartieron pergaminos y demás anotaciones que servían como guía para realizar aquellos encantamientos tan bonitos y sabrosones.
- Siempre es un placer hacer negocios contigo, Rauko. Espero que te sea de utilidad aunque no puedas curar el estreñimiento de nadie. Y, bueno, esa gallina podría haber cruzado cuando no pasaban carros y tal. Era una gallina un tanto loca.
Así acababa el primer acto, que solamente sería el preludio del segundo.
En este día llegaría un buen hombre. Buen hombre adinerado, porque tenía la bolsa bien llena, como él rezaba. Eso lo hacía doblemente buen hombre, porque los pobres no pintan nada en este negocio.
Vale, eso era broma. Vincent ha ayudado a muchos pobres, pero un negocio sólo tenía un motivo de existencia, claro estaba.
En cualquier caso, al chico lo recibió el mentado brujo en persona, junto a Sandal, pues ya había acabado de preparar materiales para posibles y futuros pedidos, y este joven les dejó una lista de los quehaceres que realizar. Todo muy ordenado y profesional. Así daba gusto realizar los pedidos.
Vincent se puso manos a la obra, retiró de una empuñadura el viejo acero de una de las armas y lo reemplazó por uno de mayor calidad. Al lacha le hizo lo contrario, afiló la cabeza que no se encontraba en sus mejores momentos, pero que ya era de buena calidad y le puso un mango que le diera buen agarre.
Ya por último, se puso manos a la obra con la cota del hombre. Cambió las piezas más dañadas y colocó nuevas placas en esas zonas. También, siguiendo las instrucciones de su cliente, cubrió algunas zonas de cuero con renovadas placas de metal que harían que la armadura fuera un poco más pesada, pero le darían mayor protección al portador de aquella armadura.
Cuándo finalizó, llevó todo a la tienda para dejarlo preparado para la entrega.
- Aquí tiene. Parece que alguien se está preparando para una guerra él solito, eh-, bromeó, pues dos armaduras y una armadura completa era una gran inversión. - Como le dije antes, son quinientos veinte aeros por todo y, recuerde, si quieres preguntar algo, pregúntale al dos o al tres, porque uno nunca sabe-, comentó chistoso, como despedida.
Ya que el buen hombre les había dedicado un buen chiste antes, no estaba de más ahora regalarle uno bien malo.
En todo caso, con aquella despedida acabó el acto dos, para dar inicio al tercero.
En ese día llegaría un hombre que también resultaba conocido para los dos comerciantes. Bueno, muchacho que pudieron reconocer después de que Sandal sobreviviera al susto, claro está.
El chico que lo recordaban porque… ¿cuántas espadas tenía ese muchacho? Pues bueno, el chico quería un encantamiento de purga para… otra espada. Comenzaba a ser preocupante tal cantidad de espadas… Pero bueno, cada cual coleccionaba lo que le daba la gana y no podía decirse que era malo para el negocio que alguien quisiera encantar tantas armas.
Vincent fue a la trastienda y llevó el arma a la mesa de trabajo en arcanos. Allí cinceló el arma, le colocó la resina mágica, y remató el trabajo con una palabra en dragón escrita bajo el glifo que completó el encantamiento. Hecho esto, solamente quedaba entregar el pedido al buen coleccionista de espadas.
- Espada encantada y lista para ser el éxito. Son ciento ochenta y cinco aeros. Espero que le sirva en sus nuevas aventuras y que se sienta satisfecho con este encantamiento-, le dijo el brujo, a modo de despedida.
Más, aquello le hizo pensar.¿ Por qué de repente, en los últimos días, ya habían al menos dos personas interesadas en el hechizo de purgar?
El brujo no sabría decir respuesta a tal pregunta, así que se encogió de hombros, esperando que llegara por la puerta el acto cuarto… Si es que el negocio no se iba a pique ahora, tras tanto movimiento…
Offrol
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Uh, muchas cosas. Primero, un intercambio con Rauko, de dos encantamientos Joyas de reserva y Vaina infinita, por uno mío, Purgar.
Luego, para Sango, reparación de hacha, mejora de esa misma hacha, otra arma y una armadura a nivel Superior para Sango. Todos los objetos mejorados de nivel Regular a nivel Superior.
Finalmente encantamiento de Purgar para Zelas.
Herrería Nivel Experto
Dos Armas de Una Mano Superior / 300 aeros (240 aeros en materiales - 40 por la destrucción de las dos armas antiguas de calidad regular + 100 de beneficio para el ideólogo expandiendo Sangoverso)
Armadura Pesada Superior / 220 aeros (160 aeros en materiales - 20 por la destrucción de la armadura antigua de calidad regular + 80 de beneficio para el ideólogo expandiendo Sangoverso)
Total para Sango: 520 aeros (180 beneficio para el brujo)
Para Sango hubo un descuento de 20 aeros sobre mis precios normales por el chiste (?)
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Purgar / 185 aeros (130 aeros en materiales + 55 de beneficio para el ideólogo no expandiendo Sangoverso)
Para Zelas hubo un descuento de 10 aeros sobre mis precios normales por el no-chiste (?)
Última edición por Vincent Calhoun el Jue Sep 08, 2022 10:09 pm, editado 1 vez (Razón : Una errata en los cálculos D:)
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