[Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
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[Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
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El camino golpeaba mi cabeza mientras corría sin rumbo a través de un cementerio cuyo suelo se desmoronaba bajo mis pies, de las tumbas salían manos que atrevidas osaban alcanzar mis piernas que arañadas y cansadas flaqueaban esporádicamente, sin embargo solo me importaba una tumba e iba directo hacia ella, tomé la mano que sobresalía y al halarla descubrí su cuerpo, tan radiante y perfecta como la recordaba, la abracé con tal fuerza que nuestros cuerpos parecían fusionarse en una sola amalgama sin forma, un amasijo de carne y huesos estrujados unos contra otros.
La promesa, había una promesa de volver, la escuchaba en mi mente, volver con ella a este mundo, solo debía avanzar hacia la luz sin mirar atrás, sin voltear a ver su rostro, su mano en la mía me delataba su presencia, siguiendo mis pasos en el camino a la vida, a la felicidad, pero el camino se había más largo y nuestros pasos más cortos, la angustia golpeaba mi cabeza y el horizonte parecía deslizarse burlándose de nosotros, intenté correr y en mi descuido solté su mano apenas un instante, un mísero parpadeo, cruel destino que insensible castigaba mi error, busqué su mano y al no encontrarla giré mi cuerpo atrás, sus ojos, esos ojos que tantas veces me habían mostrado el camino se convertían en cuencas vacías al tiempo que su cuerpo comenzaba a desmoronarse como arena en el viento.
No hubo tiempo para despedidas elegantes, apenas un tenue adiós alcanzó a pronunciar antes de volverse nada, antes de ser una con la noche y la muerte, sus huesos arenados llevados por el viento se convirtieron en luna, una enorme luna blanca sobre un lago de llantos, la misma luna que ahora sentía golpeando mi cabeza a intervalos de tiempo, una vez y otra vez, la brisa fría de la noche me trajo de nuevo a este mundo, abrí los ojos escapando de tan amargo sueño y entendí que el suave andar de la dragona que me había servido de montura era lo que golpeaba mi cabeza en cada pisada, a pesar del cuidado que evidentemente tenía, no alcanzaba a evitar dicho maltrato.
Cerré de nuevo los ojos cansado de la vida misma tan solo para ver su esquelético rostro acercarse con la boca abierta -Nooo- Grité con las manos al frente y más allá del sueño las levanté en la realidad; me moví hacia un lado para evitar ser devorado y terminé rodando de la espalda de la dragona para aterrizar en el piso húmedo -Despertó- Escuché decir a una voz conocida para luego sentir una manos frías y metálicas sosteniendo mi espalda para ayudarme a sentarme; cerré los ojos y froté mis manos contra mi cara para volver a la lucidez y fue entonces cuando volví a caer en cuenta de todo, viajaba a lomo de Arygos, acompañados por Seek después de haber luchado contra la araña.
Miré la marca en mi muñeca que aunque seguía estando ahí, ya no me inspiraba miedo alguno, la había vencido, pero el precio tal vez había sido muy alto -¿Dónde estamos?- Pregunté a mis compañeras mientras estiraba mi mano para acariciar la cabeza de la dragona -Lago de la Luna- Respondió Seek señalando al lago en cuyas aguas se reflejaba orgullosa una inmensa luna blanca -Necesitas un baño, hueles a nido de arañas- La biocibernética intentaba parecer ruda y disimulaba muy bien la preocupación que sentía -Vamos- Respiré profundamente y comencé a caminar hasta la orilla donde me senté un instante -Me alegra verlas, a ambas- Mencioné esperando que a Arygos no le entraran deseos de comerse a mi otra compañera.
No podía decir que estuviera triste, tampoco feliz, mi estado era más bien la ausencia de todo, un vacío absoluto que me hacía funcionar por mera inercia, tal vez un baño no fuera tan mala idea después de todo, tal vez...
La promesa, había una promesa de volver, la escuchaba en mi mente, volver con ella a este mundo, solo debía avanzar hacia la luz sin mirar atrás, sin voltear a ver su rostro, su mano en la mía me delataba su presencia, siguiendo mis pasos en el camino a la vida, a la felicidad, pero el camino se había más largo y nuestros pasos más cortos, la angustia golpeaba mi cabeza y el horizonte parecía deslizarse burlándose de nosotros, intenté correr y en mi descuido solté su mano apenas un instante, un mísero parpadeo, cruel destino que insensible castigaba mi error, busqué su mano y al no encontrarla giré mi cuerpo atrás, sus ojos, esos ojos que tantas veces me habían mostrado el camino se convertían en cuencas vacías al tiempo que su cuerpo comenzaba a desmoronarse como arena en el viento.
No hubo tiempo para despedidas elegantes, apenas un tenue adiós alcanzó a pronunciar antes de volverse nada, antes de ser una con la noche y la muerte, sus huesos arenados llevados por el viento se convirtieron en luna, una enorme luna blanca sobre un lago de llantos, la misma luna que ahora sentía golpeando mi cabeza a intervalos de tiempo, una vez y otra vez, la brisa fría de la noche me trajo de nuevo a este mundo, abrí los ojos escapando de tan amargo sueño y entendí que el suave andar de la dragona que me había servido de montura era lo que golpeaba mi cabeza en cada pisada, a pesar del cuidado que evidentemente tenía, no alcanzaba a evitar dicho maltrato.
Cerré de nuevo los ojos cansado de la vida misma tan solo para ver su esquelético rostro acercarse con la boca abierta -Nooo- Grité con las manos al frente y más allá del sueño las levanté en la realidad; me moví hacia un lado para evitar ser devorado y terminé rodando de la espalda de la dragona para aterrizar en el piso húmedo -Despertó- Escuché decir a una voz conocida para luego sentir una manos frías y metálicas sosteniendo mi espalda para ayudarme a sentarme; cerré los ojos y froté mis manos contra mi cara para volver a la lucidez y fue entonces cuando volví a caer en cuenta de todo, viajaba a lomo de Arygos, acompañados por Seek después de haber luchado contra la araña.
Miré la marca en mi muñeca que aunque seguía estando ahí, ya no me inspiraba miedo alguno, la había vencido, pero el precio tal vez había sido muy alto -¿Dónde estamos?- Pregunté a mis compañeras mientras estiraba mi mano para acariciar la cabeza de la dragona -Lago de la Luna- Respondió Seek señalando al lago en cuyas aguas se reflejaba orgullosa una inmensa luna blanca -Necesitas un baño, hueles a nido de arañas- La biocibernética intentaba parecer ruda y disimulaba muy bien la preocupación que sentía -Vamos- Respiré profundamente y comencé a caminar hasta la orilla donde me senté un instante -Me alegra verlas, a ambas- Mencioné esperando que a Arygos no le entraran deseos de comerse a mi otra compañera.
No podía decir que estuviera triste, tampoco feliz, mi estado era más bien la ausencia de todo, un vacío absoluto que me hacía funcionar por mera inercia, tal vez un baño no fuera tan mala idea después de todo, tal vez...
Última edición por Bio el Miér Abr 26, 2017 8:25 am, editado 1 vez
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
El silencio había reinado desde que abandonamos la aldea, la cibernetica y yo habíamos caminado en la misma dirección, o mejor dicho, yo al seguía a ella debido a que Víctor la ahbía marcado como nuestra compañera. La respiración del vampiro que montaba a mi lomo me había indicado muchas millas atrás que se había quedado dormido, y parecía sumido en un sueño inquieto mientras mis zarpas dejaban atrás el suelo, y la luna avanzaba inexorable hasta su zenit.
La pata aun dolía, pese a las curas de la elfa. La herida había sanado casi por completo, pero sobre la misma las escamas nuevas mostraban un colo extraño mas grisáceo, y la carne sensible dolía con el peso, no solo de mi cuerpo, si no de mi preciada carga, que aliviaba mi corazón mas de lo que laceraba mi cuerpo.
Atrás quedaban las noches en vela, asediada por pesadillas donde la muerte le llegaba de mil formas, y mi presencia siempre era tardía, frustrada e inútil espectadora de una perdida que me compungía mas de lo que podía poner en palabras. Ahora el era quien se veía asediado por sus demonios, por el remordimiento de lo que era el mismo, y mi angustia no e impotencia pasaban de ser por una perdida irreemplazable a por un sufrimiento que no podía ahuyentar ni destruir como había hecho con la reina araña.
No sabía porque la cibernetica nos dirigía al lago que ya se veía magno, con su superficie argéntea, como si estuviera compuesto de plata líquida. Pero el agua tenia algo sanador y calmante, quizás un baño, quizás solo su presencia o su imagen podían serenar un poco a mi acompañante, y purificar aquello que perturbaba su mente y su sueño. O puede que hubiese alguna cueva cercana y conocida en la que refugiarlo del día cuando llegara y permitirle reposo.
El grito de Víctor me sobresaltó, y, aunque alcé mas las alas que mantenía semi subidas a modo barandilla, aquello no fue suficiente para impedir su caída. Un gorgojeo de alarma emanó de mi garganta mientras viraba mi cuerpo hacia mi jinete caído.
Solo un mal despertar. La cibernetica lo ayudó a sentarse y esperamos ambas a que dejara atrás la estupefacción de las pesadillas.
Miró su marca, asumí que recordando las ultimas jornadas, o quizás todo el tiempo de su cautiverio, e intentando paliar aquello, dejarle en claro que ya había quedado atrás alargue e cuello y le rocé el hombro delicadamente con el hocico.
Si ahbía logrado calmarlo o no, no podía advertirlo, pero su gesto de aprecio si que logro apaciguar mi preocupación, por lo menos un poco.
La idea de la cibernetica me parecía muy acertada, y respondía a todo aquello que yo había pensado antes. Así que seguí a Bio hacia la orilla en la que se sentó.
Ya no era necesario que mantuviese mi forma de dragón, íbamos a tomarnos un descanso, y en mi humanidad podía perpetrar gestos de mayor consuelo que siendo un colosal leviatán, pero la mudez me salvaba de tener que formular todo aquello que se agalopaba en mi garganta. Si no podía, no tenía que, un acto cobarde que peleaba por dejar atrás.
Quizás el baño no sirviera solo para ayudar al vampiro, lo podía aprovechar yo también para lidiar con mi culpa.
Inspiré profundamente antes de dejar de lado mi forma draconiana, no solo la silueta, als garras, los cuernos y los dientes, si no también la piel endurecida y las escamas. Una vez mas tomé la fragil apariencia humana en la que me había visto confinada meses atrás, casi expuesta por unos ropajes tan malmetidos por las penurias y los combates que para ir a los pueblos ya no podía usarlos y tenia que apañarmelas con la capa, aquella que había regalado poco antes de encontrar a mi compañero.
Una de mis piernas poseía una mancha inmensa, como salpicaduras aun mas claras que mi piel de alabastro, las manchas de la tez nueva que surgía sobre donde debería haber una fea cicatriz, al menos esa clase de marca no resultaba repugnante.
Tome aire otra vez, como si aquello pudiera infundirme valor de alguna clase, y caminé con los pies desnudos hasta llegar a la húmeda tierra de la orilla. Solo la cola había quedado olvidada y me permitía moverme sin perder el equilibrio, ala vez que dejaba una huella siseante sobre el suelo que transitaba.
Me arrodille ante el vampiro y apoyé mi frente sobre la suya.
-Siento haberte perdido en el norte.-Musité como si se me atragantaran las palabras, y con una culpa palpable. -Siento no haberte encontrado antes.-Las siguientes eran tan genuinas como las anteriores.-No volveré a dejar que te ocurra nada.-Juré con una solemnidad férrea, aquella promesa cuyo alcance no había contemplado. No me paré a pensar todo lo que implicaba cumplir con mi palabra, simplemente estaba segura de lo que decía.
me levanté con cierta lentitud, apoyando las manos en el suelo, y las palmee para limpiarlas antes de extender una de ellas para invitarlo a sumergirse en las frías aguas del lago.
La pata aun dolía, pese a las curas de la elfa. La herida había sanado casi por completo, pero sobre la misma las escamas nuevas mostraban un colo extraño mas grisáceo, y la carne sensible dolía con el peso, no solo de mi cuerpo, si no de mi preciada carga, que aliviaba mi corazón mas de lo que laceraba mi cuerpo.
Atrás quedaban las noches en vela, asediada por pesadillas donde la muerte le llegaba de mil formas, y mi presencia siempre era tardía, frustrada e inútil espectadora de una perdida que me compungía mas de lo que podía poner en palabras. Ahora el era quien se veía asediado por sus demonios, por el remordimiento de lo que era el mismo, y mi angustia no e impotencia pasaban de ser por una perdida irreemplazable a por un sufrimiento que no podía ahuyentar ni destruir como había hecho con la reina araña.
No sabía porque la cibernetica nos dirigía al lago que ya se veía magno, con su superficie argéntea, como si estuviera compuesto de plata líquida. Pero el agua tenia algo sanador y calmante, quizás un baño, quizás solo su presencia o su imagen podían serenar un poco a mi acompañante, y purificar aquello que perturbaba su mente y su sueño. O puede que hubiese alguna cueva cercana y conocida en la que refugiarlo del día cuando llegara y permitirle reposo.
El grito de Víctor me sobresaltó, y, aunque alcé mas las alas que mantenía semi subidas a modo barandilla, aquello no fue suficiente para impedir su caída. Un gorgojeo de alarma emanó de mi garganta mientras viraba mi cuerpo hacia mi jinete caído.
Solo un mal despertar. La cibernetica lo ayudó a sentarse y esperamos ambas a que dejara atrás la estupefacción de las pesadillas.
Miró su marca, asumí que recordando las ultimas jornadas, o quizás todo el tiempo de su cautiverio, e intentando paliar aquello, dejarle en claro que ya había quedado atrás alargue e cuello y le rocé el hombro delicadamente con el hocico.
Si ahbía logrado calmarlo o no, no podía advertirlo, pero su gesto de aprecio si que logro apaciguar mi preocupación, por lo menos un poco.
La idea de la cibernetica me parecía muy acertada, y respondía a todo aquello que yo había pensado antes. Así que seguí a Bio hacia la orilla en la que se sentó.
Ya no era necesario que mantuviese mi forma de dragón, íbamos a tomarnos un descanso, y en mi humanidad podía perpetrar gestos de mayor consuelo que siendo un colosal leviatán, pero la mudez me salvaba de tener que formular todo aquello que se agalopaba en mi garganta. Si no podía, no tenía que, un acto cobarde que peleaba por dejar atrás.
Quizás el baño no sirviera solo para ayudar al vampiro, lo podía aprovechar yo también para lidiar con mi culpa.
Inspiré profundamente antes de dejar de lado mi forma draconiana, no solo la silueta, als garras, los cuernos y los dientes, si no también la piel endurecida y las escamas. Una vez mas tomé la fragil apariencia humana en la que me había visto confinada meses atrás, casi expuesta por unos ropajes tan malmetidos por las penurias y los combates que para ir a los pueblos ya no podía usarlos y tenia que apañarmelas con la capa, aquella que había regalado poco antes de encontrar a mi compañero.
Una de mis piernas poseía una mancha inmensa, como salpicaduras aun mas claras que mi piel de alabastro, las manchas de la tez nueva que surgía sobre donde debería haber una fea cicatriz, al menos esa clase de marca no resultaba repugnante.
Tome aire otra vez, como si aquello pudiera infundirme valor de alguna clase, y caminé con los pies desnudos hasta llegar a la húmeda tierra de la orilla. Solo la cola había quedado olvidada y me permitía moverme sin perder el equilibrio, ala vez que dejaba una huella siseante sobre el suelo que transitaba.
Me arrodille ante el vampiro y apoyé mi frente sobre la suya.
-Siento haberte perdido en el norte.-Musité como si se me atragantaran las palabras, y con una culpa palpable. -Siento no haberte encontrado antes.-Las siguientes eran tan genuinas como las anteriores.-No volveré a dejar que te ocurra nada.-Juré con una solemnidad férrea, aquella promesa cuyo alcance no había contemplado. No me paré a pensar todo lo que implicaba cumplir con mi palabra, simplemente estaba segura de lo que decía.
me levanté con cierta lentitud, apoyando las manos en el suelo, y las palmee para limpiarlas antes de extender una de ellas para invitarlo a sumergirse en las frías aguas del lago.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Sonreí enternecido cuando Arygos tomó de nuevo su forma humana, verla de esa manera tan frágil me hacía querer esforzarme para protegerla, mientras que en su forma de dragón era ella quien lo hacía por mí; al final teníamos una relación simbiótica que variaba de acuerdo a su forma y tamaño, aunque ahora podía notar algo diferente en ella, aunque estaba en su forma humana, seguía conservando su cola, aunque no con la misma fortaleza que en su forma reptiliana, sino una estéticamente más acorde al frágil cuerpo que modelaba.
La observé avanzar hasta que estuvo frente a mí con los pies ligeramente hundidos en la tierra mojada de la orilla, incliné la cabeza hacia adelante hasta juntarla con la suya ayudándole a terminar su gesto -No, no es tu culpa- Respondí tomándola de los hombros -Es mi culpa, intenté avisarte pero no pude- Expliqué, o al menos intenté hacerlo, dándole los motivos de mi larga ausencia aunque sin querer revelar nada acerca de mi cautiverio o ya la vería babeando todo el palacio de la logia como venganza.
Sus palabras no hacían más que recordarme que aún tenía un par de asuntos pendientes -No, yo no dejaré que te ocurra nada, ya no dejaré que nadie ponga en peligro a las personas que amo- Apreté la amalgama de arena y hojas bajo mis manos pensando en las futuras cuentas que ajustaría; aunque mis divagaciones fueron interrumpidas cuando la joven me invitó a nadar; solo giré a interrogar con la mirada a Seek -Ve, estaré bien, por ahora tu mal olor atrofia mis circuitos- Bromeó la cibernética que a pesar de sus condiciones hacía lo posible para pasar por humana.
Aparté los harapos que me cubrían el torso y siguiendo a la dragona me lancé valientemente al agua, o bueno, en realidad solo metí cobardemente el dedo gordo del pie izquierdo -Está fría- Un escalofrío recorrió toda mi piel erizando cada vello mientras dejaba salir aquella queja; aunque luego terminé metiendo un pie seguido del otro; no pasó mucho antes que estuviera ya metido hasta la cintura y apenas un instante más tarde ya me había sumergido de cabeza.
Mojar mi cabello no había sido la mejor de las ideas, pues con lo que había crecido comenzaba a pesarme, tal vez cortarlo fuera una buena opción, aunque ya no pensaba volver a cortarme el cabello con las dagas, prefería volver al estilo exótico que obtenía al cortarme el cabello con rocas aunque el olor a quemado que generaba la fricción era bastante desagradable -Mira, comida- Dije sosteniendo en mis manos un poco de agua para arrojarlo a la cara de la dragona en cuanto mirara, de alguna manera debía romper toda la tensión que se había generado en estos últimos días.
La observé avanzar hasta que estuvo frente a mí con los pies ligeramente hundidos en la tierra mojada de la orilla, incliné la cabeza hacia adelante hasta juntarla con la suya ayudándole a terminar su gesto -No, no es tu culpa- Respondí tomándola de los hombros -Es mi culpa, intenté avisarte pero no pude- Expliqué, o al menos intenté hacerlo, dándole los motivos de mi larga ausencia aunque sin querer revelar nada acerca de mi cautiverio o ya la vería babeando todo el palacio de la logia como venganza.
Sus palabras no hacían más que recordarme que aún tenía un par de asuntos pendientes -No, yo no dejaré que te ocurra nada, ya no dejaré que nadie ponga en peligro a las personas que amo- Apreté la amalgama de arena y hojas bajo mis manos pensando en las futuras cuentas que ajustaría; aunque mis divagaciones fueron interrumpidas cuando la joven me invitó a nadar; solo giré a interrogar con la mirada a Seek -Ve, estaré bien, por ahora tu mal olor atrofia mis circuitos- Bromeó la cibernética que a pesar de sus condiciones hacía lo posible para pasar por humana.
Aparté los harapos que me cubrían el torso y siguiendo a la dragona me lancé valientemente al agua, o bueno, en realidad solo metí cobardemente el dedo gordo del pie izquierdo -Está fría- Un escalofrío recorrió toda mi piel erizando cada vello mientras dejaba salir aquella queja; aunque luego terminé metiendo un pie seguido del otro; no pasó mucho antes que estuviera ya metido hasta la cintura y apenas un instante más tarde ya me había sumergido de cabeza.
Mojar mi cabello no había sido la mejor de las ideas, pues con lo que había crecido comenzaba a pesarme, tal vez cortarlo fuera una buena opción, aunque ya no pensaba volver a cortarme el cabello con las dagas, prefería volver al estilo exótico que obtenía al cortarme el cabello con rocas aunque el olor a quemado que generaba la fricción era bastante desagradable -Mira, comida- Dije sosteniendo en mis manos un poco de agua para arrojarlo a la cara de la dragona en cuanto mirara, de alguna manera debía romper toda la tensión que se había generado en estos últimos días.
Bio
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Entendía que intentara sacarme la culpa de los hombros, pero aún así, como el mismo había dicho, me había avisado, me había mostrado y hablado de la reina araña, y yo no había podido hacer nada, ni siquiera se me había ocurrido empezar por allí pese a que estábamos relativamente cerca de ese lugar cuando lo perdí de vista, me había obcecado en otras cosas y por ello había estado cautivo y preso de aquella monstruosa criatura vete tu a saber cuanto tiempo.
Fruncí los labios y el ceño ante esos pensamientos, incapaz de ocultar en mi faz las emociones que asolaban mi mente.
De soslayo pude ver como Víctor apretujaba las hojas y la tierra, con una frustración que comprendía, porque de un modo u otro, yo me estaba sintiendo del mismo modo, y para el vampiro, quien era mas que un experto en auto lacerarse, debía de ser especialmente difícil aquel momento.
Víctor apreció ceder ante la idea de recibir un baño, ante lo cual me zambullí directamente en el agua. La misma estaba fresca, magnifica, quizás habría sido helada para un sureño, pero para mi tenía la temperatura ideal. Buceé sin emerger un buen rato hasta que sentí arder los pulmones pro al falta de aire, dejando que el impulso de mi nado barriera la suciedad de mi cuerpo, y mi melena, que al emerger volvía a ser casi por completo de un puro blanco.
Inspiré profundamente, para volver a llenarme de aire. Me gire y pude ver a un Bio con la pierna levantada, mojándose el dedito como si el agua fuera a morderle el pie. Por primera vez en mas días de los que era consciente, reí, de forma breve, pero con un animo y una nostalgia inusitadas. Había echado de menos esas peculiaridades que le surgían naturalmente en cualquier momento.
-No está fría, está perfecta. Ven.-Le hice un gesto con la cabeza señalando lo profundo del lago, mientas me acercaba un poco a la orilla como si pretendiese guiarle.
-¿Ves?.- Le dediqué una pequeña sonrisa cuando emergió tras tomar el valor para zambullirse entero, y me acerqué nadando a su vera. Hice pié en el suelo. Su oferta de comida atrajo mi atención, y creyendo que quizás había tenido la ventura de atrapar un pez al sumergirse mire en busca de mi inesperado tentempié, para solo caer en su broma.
En venganza lo salpiqué, como habíamos hecho antaño entre las olas que rompían contra la torre que era nuestro hogar.
-La chica tiene razón.-Dejé de salpicarle para agarrar pocillos de agua con las manos e intentar aclararle el pelo, y lavarle, aquel tipo de gestos era mas fácil hacerlos en mi forma draconiana, pero Bio era quien me había enseñado que saber hacer algo en mi otra forma era tan importante como saberlo en la original.
Tal y como había confortado Dalilah apenas una semana antes, ayudandole a sacarse la sangre del cuerpo, ahora intentaba hacer lo mismo con el largo y enmarañado pelo de mi compañero, no sin cierta torpeza. Era mas facil hacer esas cosas escupiendo agua o con la lengua, pero algo me decía que eso iba a volverse una situación bastante incomoda si lo intentaba.-Estas hecho un asco.-Negué para mi misma intentando sacar los nudos de su melena negruzca.-Y te ha crecido el pelo.-Comenté, eso ultimo sin ninguna connotación mala. Yo no había cortado el mio en la ultima década, pero como era mas largo, se notaba menos un palmo mas un palmo faltante.
-Ahora te pareces a uno de los afiches en los que dibuje.-Aparté una de las manos del pelo lo justo para frotarle un poco la barba con la mano, nunca lo había hecho y siempre me había dado curiosidad su tacto, pero claro, no podía ir por las calles de Lunargenta tocándole la cara a los desconocidos. O de nuevo, si podía, pero habría sido una situación muy incomoda y quizás hasta problemática.
-Oh, y ahora me debes un pez.-Lo acusé por su broma, intentando ayudarle a dejar atrás la sombra de su cautiverio en pro de recordar buenos momentos, de volver a sumergirse en nuestra jovial relación, en las bromas y los juegos, y el afecto del que habían estado ausentes los últimos meses.-No me vendría mal mascar algo.-Acoté, porque el sabor acre de la carne de araña y su sangre seguían pegadas a mi lengua como si aun tuviera un pedazo entre los dientes, pese a que el ultimo lo había escupido al costado del camino por lo menos hacia media hora.
Fruncí los labios y el ceño ante esos pensamientos, incapaz de ocultar en mi faz las emociones que asolaban mi mente.
De soslayo pude ver como Víctor apretujaba las hojas y la tierra, con una frustración que comprendía, porque de un modo u otro, yo me estaba sintiendo del mismo modo, y para el vampiro, quien era mas que un experto en auto lacerarse, debía de ser especialmente difícil aquel momento.
Víctor apreció ceder ante la idea de recibir un baño, ante lo cual me zambullí directamente en el agua. La misma estaba fresca, magnifica, quizás habría sido helada para un sureño, pero para mi tenía la temperatura ideal. Buceé sin emerger un buen rato hasta que sentí arder los pulmones pro al falta de aire, dejando que el impulso de mi nado barriera la suciedad de mi cuerpo, y mi melena, que al emerger volvía a ser casi por completo de un puro blanco.
Inspiré profundamente, para volver a llenarme de aire. Me gire y pude ver a un Bio con la pierna levantada, mojándose el dedito como si el agua fuera a morderle el pie. Por primera vez en mas días de los que era consciente, reí, de forma breve, pero con un animo y una nostalgia inusitadas. Había echado de menos esas peculiaridades que le surgían naturalmente en cualquier momento.
-No está fría, está perfecta. Ven.-Le hice un gesto con la cabeza señalando lo profundo del lago, mientas me acercaba un poco a la orilla como si pretendiese guiarle.
-¿Ves?.- Le dediqué una pequeña sonrisa cuando emergió tras tomar el valor para zambullirse entero, y me acerqué nadando a su vera. Hice pié en el suelo. Su oferta de comida atrajo mi atención, y creyendo que quizás había tenido la ventura de atrapar un pez al sumergirse mire en busca de mi inesperado tentempié, para solo caer en su broma.
En venganza lo salpiqué, como habíamos hecho antaño entre las olas que rompían contra la torre que era nuestro hogar.
-La chica tiene razón.-Dejé de salpicarle para agarrar pocillos de agua con las manos e intentar aclararle el pelo, y lavarle, aquel tipo de gestos era mas fácil hacerlos en mi forma draconiana, pero Bio era quien me había enseñado que saber hacer algo en mi otra forma era tan importante como saberlo en la original.
Tal y como había confortado Dalilah apenas una semana antes, ayudandole a sacarse la sangre del cuerpo, ahora intentaba hacer lo mismo con el largo y enmarañado pelo de mi compañero, no sin cierta torpeza. Era mas facil hacer esas cosas escupiendo agua o con la lengua, pero algo me decía que eso iba a volverse una situación bastante incomoda si lo intentaba.-Estas hecho un asco.-Negué para mi misma intentando sacar los nudos de su melena negruzca.-Y te ha crecido el pelo.-Comenté, eso ultimo sin ninguna connotación mala. Yo no había cortado el mio en la ultima década, pero como era mas largo, se notaba menos un palmo mas un palmo faltante.
-Ahora te pareces a uno de los afiches en los que dibuje.-Aparté una de las manos del pelo lo justo para frotarle un poco la barba con la mano, nunca lo había hecho y siempre me había dado curiosidad su tacto, pero claro, no podía ir por las calles de Lunargenta tocándole la cara a los desconocidos. O de nuevo, si podía, pero habría sido una situación muy incomoda y quizás hasta problemática.
-Oh, y ahora me debes un pez.-Lo acusé por su broma, intentando ayudarle a dejar atrás la sombra de su cautiverio en pro de recordar buenos momentos, de volver a sumergirse en nuestra jovial relación, en las bromas y los juegos, y el afecto del que habían estado ausentes los últimos meses.-No me vendría mal mascar algo.-Acoté, porque el sabor acre de la carne de araña y su sangre seguían pegadas a mi lengua como si aun tuviera un pedazo entre los dientes, pese a que el ultimo lo había escupido al costado del camino por lo menos hacia media hora.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
No, ningún perfecta, está helada- Protesté antes de zambullirme en las heladas aguas del lago, realmente no estaba tan fría pero me gusta exagerar así que ni modo; reí con cierta malicia después de no haber podido reír en días y respondí a sus ataques salpicándole agua de regreso hasta que se me cansaron los brazos; no supe ni cómo llegamos a tal situación pero cuando volví a darme cuenta se encontraba lavándome el cabello que de hecho, sí que estaba hecho un asco y más largo de lo normal, incluso con el agua encima comenzaba a pesar más de lo que debería.
Tal vez decidí seguir el estilo de tus afiches- Dije a modo de broma olvidando por unos instantes todo lo que había sucedido -Sí, ya sé, debo cortar esa barba- Confesé mi opinión antes que dijera algo al notar cómo me la tocaba con curiosidad -Tal vez nos hagamos unas tijeras con dientes de elfos, me han dicho que son efectivas para afeitar- Dije bromeando con la primera cosa loca que me vino a la mente -Te encontraré tu pez, soy un gran cazador de peces- Dije fingiendo serlo mientras miraba a todos lados, no parecía haber siquiera rastro de peces, lo cual de por sí ya era bastante extraño.
Me agaché un poco hasta que el agua me llegó al cuello y cerré los ojos para tratar de escuchar algún movimiento dentro del agua y no lo había -Tal vez están durmiendo- Supuse lo primero que se me ocurrió pero la plática fue interrumpida por una especie de cisne blanco que apareció volando y se posó elegantemente sobre las aguas del lago -Mira eso, que rara ave- Dije a mi compañera entre susurros aunque nuestro silencio fue interrumpido por Seek quien nos alertó para salir del agua -Esa cosa no es un animal, despide bacterias necrotizantes- Dijo con una seguridad extraña -¿Necroqué?- Pregunté confundido por el extraño término -Solo salgan del agua- Dijo alarmada mientras señalaba el área bajo el animal que comenzaba a tornarse verdosa.
No podíamos tomar un baño normal en un lugar normal- Protesté mientas daba un jaloncito a mi compañera para irnos a la orilla en donde Seek nos mostró un cadáver de pez cuya piel parecía haber sido comida pero no había rastros de mordiscos -Streptococcus pyogenes- Dijo la biocibernética antes de tirar a un lado el pez -Bacterias que comen piel- Dirigí la vista hacia el ave que era lo que había despedido aquellas cosas, fue entonces cuando noté un pequeño detalle, parecía estar hecha de papel.
Tal vez decidí seguir el estilo de tus afiches- Dije a modo de broma olvidando por unos instantes todo lo que había sucedido -Sí, ya sé, debo cortar esa barba- Confesé mi opinión antes que dijera algo al notar cómo me la tocaba con curiosidad -Tal vez nos hagamos unas tijeras con dientes de elfos, me han dicho que son efectivas para afeitar- Dije bromeando con la primera cosa loca que me vino a la mente -Te encontraré tu pez, soy un gran cazador de peces- Dije fingiendo serlo mientras miraba a todos lados, no parecía haber siquiera rastro de peces, lo cual de por sí ya era bastante extraño.
Me agaché un poco hasta que el agua me llegó al cuello y cerré los ojos para tratar de escuchar algún movimiento dentro del agua y no lo había -Tal vez están durmiendo- Supuse lo primero que se me ocurrió pero la plática fue interrumpida por una especie de cisne blanco que apareció volando y se posó elegantemente sobre las aguas del lago -Mira eso, que rara ave- Dije a mi compañera entre susurros aunque nuestro silencio fue interrumpido por Seek quien nos alertó para salir del agua -Esa cosa no es un animal, despide bacterias necrotizantes- Dijo con una seguridad extraña -¿Necroqué?- Pregunté confundido por el extraño término -Solo salgan del agua- Dijo alarmada mientras señalaba el área bajo el animal que comenzaba a tornarse verdosa.
No podíamos tomar un baño normal en un lugar normal- Protesté mientas daba un jaloncito a mi compañera para irnos a la orilla en donde Seek nos mostró un cadáver de pez cuya piel parecía haber sido comida pero no había rastros de mordiscos -Streptococcus pyogenes- Dijo la biocibernética antes de tirar a un lado el pez -Bacterias que comen piel- Dirigí la vista hacia el ave que era lo que había despedido aquellas cosas, fue entonces cuando noté un pequeño detalle, parecía estar hecha de papel.
Bio
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
-No está mas fría que la del mar en invierno.-Me excusé. La risa de Víctor era contagiosa, y me encontré riendo con el de buena gana, pese a la sombra de los acontecimientos recientes. Extrañaba esa sensación de calma que incluso en los momentos mas negros era capaz de transmitir, y envidiaba sanamente como podía generar eso, deseando el tener el mismo efecto, pese a no darme dicha impresión, sobre mi preciado compañero.
Por un momento entrecerré los ojos, con aire analítico y critico empece a comparar el Bio con pelo corto y afeitado de ese nuevo Bio. Claro que mi opinión sobre estas formas era...bueno, muy especial y muy mía, pero aun así, seguía teniendo una.-Me gustas más así.-Aseveré.-Tienes un aspecto mas salvaje, mas predador.-Defendí a la barba para que no hiciera pasar a mejor vida con tijeras de dientes de elfos, o de ningún otro material.-Con que quedes limpio es suficiente.-Sentencié, terminando de enjuagarle el pelo y la barba.
-Entonces quiero muchos peces.-Corregí cuando se la dio de cazador.-Tengo hambre.-Dije medio en broma medio en serio, lo cierto es que no iba a negarme a un poco de comida, pero no me moría por ella. Me pregunté si Víctor tendría hambre también. ¿Le habría dado comida la reina araña?
Los aldeanos asesinados vinieron a mi mente entonces, preguntándome si Víctor había hecho de esa aldea su banquete, o solo los había masacrado ciegamente cual marioneta. De cualquier modo, no era un tema en el que quisiera ahondar, pues sabía el dolor que le acusaba a mi amigo la posibilidad de lastimar a la gente por su naturaleza.-Si te entra hambre avísame.-Me limité a comentar, no quería que desfalleciera a medio viaje.
Rei un poco cuando vi como Víctor se agachaba y acechaba en el agua como si fuera un cocodrilo, y permanecí muy quieta para no causar movimiento alguno que ayuentara los peces, dispuesta a observar sus auto alabadas aptitudes como cazador de peces.
Solo me giré cuando me advirtió sobre el ave, pensándola una presa mas deliciosa que el propio pescado, una vez le sacara las plumas, claro, no me gustaban las plumas, siempre las terminaba vomitando y sus ejes me raspaban el cuello al regurgitarlas.
-¿Bacterias?¿que es?¿Y eso de necroloquesea?.- Víctor parecía igual de desorientado que yo, eso no hiciera que tuviese menos fé en la petición de nuestra acompañante misteriosa, y aun aturdida contemplando la peculiar ave fue por el tirón de Bio que salí del agua.
El peculiar color del agua bajo el pájaro hizo que cualquier recelo que me hubiera generado la escasa, o nula explicación de aquella mujer quedara en un segundo plano, logrando ganarse cierta confianza, aunque imaginaba que dicha advertencia correspondía a una preocupación por la integridad física del vampiro, no la mía.
-Solo entendí que comen piel. ¿Que significan las otras palabras?.-Mi mirada inquisitiva se posó sobre la mujer de abundantes ropajes, con cierta exigencia. No me gustaba no entender las cosas, sobre todo aquellas peligrosas que habían estado a punto de comerse mi piel o la de Bio. Y fuera del gusto personal, también había avivado la curiosidad mas genuina e inocua en mi mente. Palabras y conceptos nuevos eran puertas a otros mundos de ideas y pensamientos. Quizás si la joven no hubiera usado aquel lenguaje desconocido, habría vuelto a fijarme en el pájaro para reparar en su característica morfología.
Por un momento entrecerré los ojos, con aire analítico y critico empece a comparar el Bio con pelo corto y afeitado de ese nuevo Bio. Claro que mi opinión sobre estas formas era...bueno, muy especial y muy mía, pero aun así, seguía teniendo una.-Me gustas más así.-Aseveré.-Tienes un aspecto mas salvaje, mas predador.-Defendí a la barba para que no hiciera pasar a mejor vida con tijeras de dientes de elfos, o de ningún otro material.-Con que quedes limpio es suficiente.-Sentencié, terminando de enjuagarle el pelo y la barba.
-Entonces quiero muchos peces.-Corregí cuando se la dio de cazador.-Tengo hambre.-Dije medio en broma medio en serio, lo cierto es que no iba a negarme a un poco de comida, pero no me moría por ella. Me pregunté si Víctor tendría hambre también. ¿Le habría dado comida la reina araña?
Los aldeanos asesinados vinieron a mi mente entonces, preguntándome si Víctor había hecho de esa aldea su banquete, o solo los había masacrado ciegamente cual marioneta. De cualquier modo, no era un tema en el que quisiera ahondar, pues sabía el dolor que le acusaba a mi amigo la posibilidad de lastimar a la gente por su naturaleza.-Si te entra hambre avísame.-Me limité a comentar, no quería que desfalleciera a medio viaje.
Rei un poco cuando vi como Víctor se agachaba y acechaba en el agua como si fuera un cocodrilo, y permanecí muy quieta para no causar movimiento alguno que ayuentara los peces, dispuesta a observar sus auto alabadas aptitudes como cazador de peces.
Solo me giré cuando me advirtió sobre el ave, pensándola una presa mas deliciosa que el propio pescado, una vez le sacara las plumas, claro, no me gustaban las plumas, siempre las terminaba vomitando y sus ejes me raspaban el cuello al regurgitarlas.
-¿Bacterias?¿que es?¿Y eso de necroloquesea?.- Víctor parecía igual de desorientado que yo, eso no hiciera que tuviese menos fé en la petición de nuestra acompañante misteriosa, y aun aturdida contemplando la peculiar ave fue por el tirón de Bio que salí del agua.
El peculiar color del agua bajo el pájaro hizo que cualquier recelo que me hubiera generado la escasa, o nula explicación de aquella mujer quedara en un segundo plano, logrando ganarse cierta confianza, aunque imaginaba que dicha advertencia correspondía a una preocupación por la integridad física del vampiro, no la mía.
-Solo entendí que comen piel. ¿Que significan las otras palabras?.-Mi mirada inquisitiva se posó sobre la mujer de abundantes ropajes, con cierta exigencia. No me gustaba no entender las cosas, sobre todo aquellas peligrosas que habían estado a punto de comerse mi piel o la de Bio. Y fuera del gusto personal, también había avivado la curiosidad mas genuina e inocua en mi mente. Palabras y conceptos nuevos eran puertas a otros mundos de ideas y pensamientos. Quizás si la joven no hubiera usado aquel lenguaje desconocido, habría vuelto a fijarme en el pájaro para reparar en su característica morfología.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Te gusta lo salvaje- Afirmé con algo de picardía, poco lo había pensado pero en algún momento mi amiguita se haría mujer y encontraría algún caballero dragón que debería ser un predador salvaje; imaginarme eso no me trajo nada bueno a la mente, solo pude imaginar feroces criaturas vomitando agua a diestra y siniestra, un espectáculo ciertamente exótico y que esperaba no tener que ver ese momento o me tocaría ser el padre celoso que ahuyenta a los pretendientes; sonreí con picardía al pensar en tales cosas aunque preferí no hacer ningún comentario para no incomodar a mi contertulia en aquel momento de paz y relajación.
Habíamos pasado un interesante y ameno rato, distraídos en trivialidades banales cuando la alerta de Seek nos sacó del agua; observé con asquito el pescado que sostenía en sus manos antes que lo lanzara a un lado y luego me fijé en la misteriosa ave que sin más, voló hacia nosotros dispuesta a pasar sobre nuestras cabezas -Lo atraparé- Dije enérgico mientras Seek juntaba sus manos entrelazando sus dedos para servirme de escalón y lanzarme hacia arriba; ascendí como el viento aunque sin una pisca de equilibrio y en vez de atrapar al ave con las manos lo estrellé contra mi espalda para luego caer ambos al piso.
El ave cayó un poco abollada y sin poder levantar el vuelo de nuevo mientras yo sentía algo moviéndose en mi espalda -¡¡Bichos necrocosos, bichos necrocosos!!- Comencé a gritar pensando que iban a comerme vivos -¡Quítamelos, quítamelos!- Imploré a Arygos lanzándome al piso y girando para finalmente quedar con la espalda hacia arriba esperando que alguien hiciera... Pues algo.
Por su parte, el animal abollado se retorcía intentando reacomodarse para emprender el vuelo pero todos sus esfuerzos eran en vano, más aún cuando Seek discretamente le puso el pie encima para volverlo puré de papel -Pues ya está, caso resuelto- Dijo orgullosa aunque ella no sabía que la dragona y yo ya habíamos conocido tiempo atrás una criatura similar, y yo en lo personal moría por conocer la fuente de tales criaturas mágicas, así como entender la finalidad para la que eran creados.
Habíamos pasado un interesante y ameno rato, distraídos en trivialidades banales cuando la alerta de Seek nos sacó del agua; observé con asquito el pescado que sostenía en sus manos antes que lo lanzara a un lado y luego me fijé en la misteriosa ave que sin más, voló hacia nosotros dispuesta a pasar sobre nuestras cabezas -Lo atraparé- Dije enérgico mientras Seek juntaba sus manos entrelazando sus dedos para servirme de escalón y lanzarme hacia arriba; ascendí como el viento aunque sin una pisca de equilibrio y en vez de atrapar al ave con las manos lo estrellé contra mi espalda para luego caer ambos al piso.
El ave cayó un poco abollada y sin poder levantar el vuelo de nuevo mientras yo sentía algo moviéndose en mi espalda -¡¡Bichos necrocosos, bichos necrocosos!!- Comencé a gritar pensando que iban a comerme vivos -¡Quítamelos, quítamelos!- Imploré a Arygos lanzándome al piso y girando para finalmente quedar con la espalda hacia arriba esperando que alguien hiciera... Pues algo.
Por su parte, el animal abollado se retorcía intentando reacomodarse para emprender el vuelo pero todos sus esfuerzos eran en vano, más aún cuando Seek discretamente le puso el pie encima para volverlo puré de papel -Pues ya está, caso resuelto- Dijo orgullosa aunque ella no sabía que la dragona y yo ya habíamos conocido tiempo atrás una criatura similar, y yo en lo personal moría por conocer la fuente de tales criaturas mágicas, así como entender la finalidad para la que eran creados.
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Asentí sin el menor atisbo de dudas a la acusación del vampiro. - Soy el eslabón más alto de la cadena trófica, es normal. -Alcé un poco el mentón. Lo cierto es que no entendía todavía del todo como se formaban algunos gustos, comprendía que algunos tenían que ver con lo que estaba acostumbrad a ver, como mi rechazo por las formas humanoides, y que otros fueran algo más instintivo y primario como los aromas, también que había gustos que desarrollaba en base a mis vivencias, como los filosos colmillos que cada vez que asomaban en la boca de mi compañero llamaban mi atención, evocando placidas y confusas memorias. Otros, como el tema de la barba y el cabello, se formaban en base a asociaciones que no terminaba de comprender, y simplemente había admitido aquello porque lo había sentido de ese modo, aunque no comprendiera del todo por qué. No era un tema en el que me hubiese parado a reflexionar demasiado tampoco.
La misteriosa acompañante de Víctor no había respuesta ninguna de mis preguntas, lo que me arrancó una ristra de resoplidos y gruñidos bajos en señal de desagrado y desaprobación hacia su actitud de ignorarme tan descaradamente.
De cualquier moto no tuve tiempo de preguntar de nuevo, porque esa ave alzó el vuelo, y ni tiempo a transformarme me dieron cuando Bio ya estaba surcando el aire con torpeza y usando su propio cuerpo como muro contra el que se estampó la creación de papel.
Con una nula elegancia aterrizó aparatosamente, y chillando como si alguna clase de seres le atacaran empezó a revolverse, húmedo y semi desnudo por el suelo, convirtiéndose a si mismo en una croqueta de tierra.
Por unos segundos me quedé completamente parada en el lugar, parpadeando atónita, y finalmente romí en alegres carcajadas. Allí estaba, real, el torpe y extraño Víctor que recordaba, haciendo uno de sus teatros y pidiendo auxilio contra unos bichos invisibles.
Me puse encuclillas a su lado y empecé a intentar sacarle la tierra de encima, como si espantara con las manos esos bichos necrocosos que en realidad no estaban allí.
-Necrocosos no veo… pero tierra has conseguido bastante… pareces una de esas cosas fritas embadurnadas en harina que hacen en los pueblos. -Arrugué la nariz al recordar el fuerte aroma de esas comidas.
Por un instante me plantee la posibilidad de ponerme a limpiar bien al vampiro, pero parecía una tarea demasiado larga y trabajosa para lo que tardaba en ensuciarse de nuevo, quizás cundo llegáramos a casa.
La muchacha no me dio mucho más tiempo a reaccionar, pues pronto anunció contenta haber lidiado con la amenaza. De cerca había podido reconocer aquella figura de papel, como los arcanos misteriosos de la biblioteca de Lunargenta, y como una pista más para ese misterio que había quedado sin más huellas que seguir hacia mucho tiempo.
Mis ojos se abrieron mucho y me dirigí hacia los restos del ave, apartando de un manotazo a la jovencita sin el más mínimo cuidado.
-¡No!.-Exclamé cuando contemplé a que había reducido nuestro pájaro, y la única pista que teníamos para re abrir el misterioso caso del libro robado.
Si algo compartíamos Víctor y yo era una curiosidad malsana por los misterios, y una determinación casi vesana para llegar al fondo de los mismos, y podía ser aquello lo que necesitábamos para terminar de huir de los recuerdos y celebrar nuestro re encuentro.
Tomé del suelo la masa de papel hecho trizas y lleno de tierra con sumo cuidado y lo deposité al lado del vampiro, mientras lo miraba con ojos suplicantes.
-¿Crees que puedes hacer algo para arreglarlo?¿Quizás usar tu magia o algo?.-Le pregunté al vampiro, antes de dedicarle una mirada afilada de soslayo a la muchacha que nos acompañaba, de quien ni me había molestado todavía en aprenderme el nombre.
-Es como el de la biblioteca de la señora Potts.-Le recordé por si la memoria le fallaba, o aquello había pasado a borrarse de la misma por considerarlo intrascendente. Lo dudaba, pues para mi ese misterio aun latía con la espinilla de no haberlo resuelto. - Los animales de papel y el libro desaparecido. ¿Crees que esté relacionado con esos?.-Le pregunté al vampiro, con la emoción latente reflejada con una claridad cristalina en mi voz y mi faz.
La misteriosa acompañante de Víctor no había respuesta ninguna de mis preguntas, lo que me arrancó una ristra de resoplidos y gruñidos bajos en señal de desagrado y desaprobación hacia su actitud de ignorarme tan descaradamente.
De cualquier moto no tuve tiempo de preguntar de nuevo, porque esa ave alzó el vuelo, y ni tiempo a transformarme me dieron cuando Bio ya estaba surcando el aire con torpeza y usando su propio cuerpo como muro contra el que se estampó la creación de papel.
Con una nula elegancia aterrizó aparatosamente, y chillando como si alguna clase de seres le atacaran empezó a revolverse, húmedo y semi desnudo por el suelo, convirtiéndose a si mismo en una croqueta de tierra.
Por unos segundos me quedé completamente parada en el lugar, parpadeando atónita, y finalmente romí en alegres carcajadas. Allí estaba, real, el torpe y extraño Víctor que recordaba, haciendo uno de sus teatros y pidiendo auxilio contra unos bichos invisibles.
Me puse encuclillas a su lado y empecé a intentar sacarle la tierra de encima, como si espantara con las manos esos bichos necrocosos que en realidad no estaban allí.
-Necrocosos no veo… pero tierra has conseguido bastante… pareces una de esas cosas fritas embadurnadas en harina que hacen en los pueblos. -Arrugué la nariz al recordar el fuerte aroma de esas comidas.
Por un instante me plantee la posibilidad de ponerme a limpiar bien al vampiro, pero parecía una tarea demasiado larga y trabajosa para lo que tardaba en ensuciarse de nuevo, quizás cundo llegáramos a casa.
La muchacha no me dio mucho más tiempo a reaccionar, pues pronto anunció contenta haber lidiado con la amenaza. De cerca había podido reconocer aquella figura de papel, como los arcanos misteriosos de la biblioteca de Lunargenta, y como una pista más para ese misterio que había quedado sin más huellas que seguir hacia mucho tiempo.
Mis ojos se abrieron mucho y me dirigí hacia los restos del ave, apartando de un manotazo a la jovencita sin el más mínimo cuidado.
-¡No!.-Exclamé cuando contemplé a que había reducido nuestro pájaro, y la única pista que teníamos para re abrir el misterioso caso del libro robado.
Si algo compartíamos Víctor y yo era una curiosidad malsana por los misterios, y una determinación casi vesana para llegar al fondo de los mismos, y podía ser aquello lo que necesitábamos para terminar de huir de los recuerdos y celebrar nuestro re encuentro.
Tomé del suelo la masa de papel hecho trizas y lleno de tierra con sumo cuidado y lo deposité al lado del vampiro, mientras lo miraba con ojos suplicantes.
-¿Crees que puedes hacer algo para arreglarlo?¿Quizás usar tu magia o algo?.-Le pregunté al vampiro, antes de dedicarle una mirada afilada de soslayo a la muchacha que nos acompañaba, de quien ni me había molestado todavía en aprenderme el nombre.
-Es como el de la biblioteca de la señora Potts.-Le recordé por si la memoria le fallaba, o aquello había pasado a borrarse de la misma por considerarlo intrascendente. Lo dudaba, pues para mi ese misterio aun latía con la espinilla de no haberlo resuelto. - Los animales de papel y el libro desaparecido. ¿Crees que esté relacionado con esos?.-Le pregunté al vampiro, con la emoción latente reflejada con una claridad cristalina en mi voz y mi faz.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Me hizo gracia la confianza y orgullo que sentía la dragona al definirse como un depredador, tal vez no me iría mal si yo hiciera lo mismo, a fin de cuentas, lo era, así que asesinar sin piedad a un poblado entero bajo las ordenes de otro ser no era algo tan espantoso si pensábamos que simplemente era mi naturaleza ¿O sí? Tal vez mi naturaleza era justamente matar y destruir, entonces ¿Cómo podría luchar contra eso? Diversos pensamientos inundaron mi mente hasta que el pájaro extraño nos interrumpió.
Noté entonces cierta discordia entre mis dos compañeras, cosas de mujeres seguramente, pero de seguir así alguna terminaría comida y la otra acabaría sin dientes, así que lo mejor sería frenarlas antes que llegaran a algo más rudo; aunque primero tendría que encargarme de otros problemas, comenzando por quitarme los necrocosos de la espalda, sentía que me estaban devorando, ya en mi mente me veía con los huesos al aire libre y eso me hacía entrar en más y más pánico sin remedio ni acomodo.
Continué revolcándome hasta que me cansé, rendido a mi suerte y aceptando mi fatídico destino hasta que Arygos me dijo que no tenía nada, solo había sido mi imaginación y una fobia latente a raíz de ver al pescado con una parte de su cuerpo devorada por aquellas diminutas criaturas -Ah, claro, claro- Dije sacudiéndome el polvo y retomando la compostura -Sabía que no tenía nada, era solo para simular lo que debía hacer en caso de que me cayeran los necrocosos- Alegué mintiendo descaradamente para no parecer un cobarde.
Seek apretó los puños al ser apartada por la dragona ante lo cual la llamé de prisa -Seek, necesitamos llegar al origen de esa cosa- No era una petición muy específica pero en algo debía mantenerla ocupada -De poder, podría, pero de querer, no quiero tocar esa cosa- Señalé con asco los restos de la criatura, aunque abrí los ojos como platos cuando Arygos me recordó los eventos en la biblioteca y aquel misterioso dragón de papel que tantos problemas nos había dado -Cierto, la cosa de la biblioteca- Murmuré trayendo aún imágenes a mi mente, aunque ahora, incluso si lo rearmábamos, sin el libro de hechizos no era mucho lo que podría hacer -Incluso armándolo, no podría hacerlo volar- Dije con aires de decepción.
Un breve silencio se adueñó del ambiente hasta que la biocibernética nos interrumpió -No es necesaria la criatura, puedo seguir su rastro- Señaló el camino de donde había venido el pájaro -Visión nocturna biológica- Dijo para sí misma emitiendo un ligero brillo de sus ojos -¿Vamos o los llevo cargados?- Preguntó con ironía antes de ponerse en marcha en lo que imaginé que sería el sendero dejado por aquellos cosos -La criatura dejó un rastro con las bacterias que cayeron de ella durante todo el viaje, siguiendo ese rastro sabremos de dónde vino- Comentó para terminar de convencerme -Pues, si hay que ir, hay que ir- Dije a la dragona invitándola a ponernos en marcha para resolver aquel misterio que antes se nos había quedado pendiente.
Noté entonces cierta discordia entre mis dos compañeras, cosas de mujeres seguramente, pero de seguir así alguna terminaría comida y la otra acabaría sin dientes, así que lo mejor sería frenarlas antes que llegaran a algo más rudo; aunque primero tendría que encargarme de otros problemas, comenzando por quitarme los necrocosos de la espalda, sentía que me estaban devorando, ya en mi mente me veía con los huesos al aire libre y eso me hacía entrar en más y más pánico sin remedio ni acomodo.
Continué revolcándome hasta que me cansé, rendido a mi suerte y aceptando mi fatídico destino hasta que Arygos me dijo que no tenía nada, solo había sido mi imaginación y una fobia latente a raíz de ver al pescado con una parte de su cuerpo devorada por aquellas diminutas criaturas -Ah, claro, claro- Dije sacudiéndome el polvo y retomando la compostura -Sabía que no tenía nada, era solo para simular lo que debía hacer en caso de que me cayeran los necrocosos- Alegué mintiendo descaradamente para no parecer un cobarde.
Seek apretó los puños al ser apartada por la dragona ante lo cual la llamé de prisa -Seek, necesitamos llegar al origen de esa cosa- No era una petición muy específica pero en algo debía mantenerla ocupada -De poder, podría, pero de querer, no quiero tocar esa cosa- Señalé con asco los restos de la criatura, aunque abrí los ojos como platos cuando Arygos me recordó los eventos en la biblioteca y aquel misterioso dragón de papel que tantos problemas nos había dado -Cierto, la cosa de la biblioteca- Murmuré trayendo aún imágenes a mi mente, aunque ahora, incluso si lo rearmábamos, sin el libro de hechizos no era mucho lo que podría hacer -Incluso armándolo, no podría hacerlo volar- Dije con aires de decepción.
Un breve silencio se adueñó del ambiente hasta que la biocibernética nos interrumpió -No es necesaria la criatura, puedo seguir su rastro- Señaló el camino de donde había venido el pájaro -Visión nocturna biológica- Dijo para sí misma emitiendo un ligero brillo de sus ojos -¿Vamos o los llevo cargados?- Preguntó con ironía antes de ponerse en marcha en lo que imaginé que sería el sendero dejado por aquellos cosos -La criatura dejó un rastro con las bacterias que cayeron de ella durante todo el viaje, siguiendo ese rastro sabremos de dónde vino- Comentó para terminar de convencerme -Pues, si hay que ir, hay que ir- Dije a la dragona invitándola a ponernos en marcha para resolver aquel misterio que antes se nos había quedado pendiente.
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Solté algo similar a otra risa, pero expulsando todo el aire por la nariz, cuando Bio empezó a recomponerse y a sacarse de encima la tierra con la que se había embadurnado, cual cerdito huyendo de los insectos, mientras de nuevo me obsequiaba con uno de esos comentarios que parecían poco creíbles, pero que comentaba con tal naturalidad que me hacían dudar.
Yo no había visto esos necrocosos, solo que la muchacha decía que existían, que se habían comido un trozo de pez, y que salían de ese papel, aunque ni se veían, ni se había molestado en explicar debidamente que era ese animal del que estaba hablando y con un nombre tan desagradable.
Mire a Víctor y al papel machacado alternativamente unas cuantas veces, sin entender que era lo que le daba tanta impresión de un animal de papel doblado aplastado y polvoriento. Los bichitos de antes parecían ser la respuesta, así que entorné los ojos y me fijé, muy, pero que muy bien en el pájaro, y al no ver nada incluso me tomé el esfuerzo de cambiar mis ojos. Del mismo color, pero con la pupila rallada, empecé a ver todo de forma más nítida, pero los colores más apagados, y ni de aquel modo fui capaz de reconocer un solo de esos bichos mencionados. Solo alguna que otra hormiga.
-Vaya. -Suspiré con cierta frustración mirando el amasijo de papel y dejándolo de lado finalmente. Sabía que estaba mal de mi parte, relegar tato en el vampiro, aunque no pudiera ser de otro modo cuando tratábamos un tema que precisaba de una magia que yo no poseía, ni conocía, aunque quizás debía de empezar a cambiar aquello. Fruncí el ceño y los labios, y mi cola se zarandeó nerviosamente de un lugar a otro, mientras intentaba advertir una alternativa. Quizás recomponiendo esa cosa pudiera caminar, sería más largo, pero sería algo.
No hizo falta. La muchacha apareció con una respuesta de que podía ver el rastro, el como tampoco lo entendí, y no me estaba gustando mucho que mencionara tantas palabras desconocidas para mi sin molestarse en explicar a qué se refería con ello, aunque Víctor parecía entenderla por completo.
Sin hacer esperar a mis dos compañeros, me puse en pie dispuesta a caminar al lado del vampiro, y como siempre, por costumbre y nostalgia, aunque la cola me dotaba de un equilibrio fantástico, me enganché del brazo de mi compañero, ignorando los restos de tierra y polvo.
- ¿Tú la entiendes cuando habla? -Le pregunté a mi compañero, apuntando a la joven con la nariz sin ninguna clase de sutileza o reparo. Necrocosos, bacterias, visión nocturna biológica, coco de estrepito o algo así, ya ni siquiera podía recordarlas todas, habían sido muchas, y en un periodo demasiado corto, como si colara palabras de otro idioma mientras hablaba el nuestro.
- ¿Quién es? -Pregunté ya que estábamos, estirando mi cuello tan largo como era, sin acordarme por un momento de la herida aun no sanada del todo. Un quejido de dolor hizo que estrujara el brazo del vampiro y recuperase mi postura normal. Aunque la quemadura había estado curando bastante, aún no había sanado por completo, y una cicatriz a medio formar ocupaba gran parte de uno de mis hombros, escalaba ligeramente por el cuello, y bajaba por la clavícula. Hasta aquel momento, oculta por el pelo. Su aspecto era peor que lo que realmente era, aunque en su momento, el dolor casi me había hecho perder la conciencia. La piel estaba abultada y arrugada allí, rosada por algunos lados, y de un blanco mortecino por otros, el sello de una enorme quemadura que me había salvado de desangrarme hacía poco más de mes y medio.
La ojeé de soslayo, intentando doblarme lo menos posible para no tirar de la piel una segunda vez, ya había escarmentado suficiente, y luego mi mirada fue hacia la otra quemadura, la del ácido, que ahora solo era una mancha de un color más claro sobre una de las piernas. Que útil podía ser la magia de los elfos, y que follón me esperaba cuando volviera a las montañas.
Sacudí la cabeza un par de veces, con una delicadeza poco propia de mí, pero instada por el miedo a herirme de nuevo, despejando aquellos pensamientos de mi cabeza, y volviendo a la investigación que teníamos entre manos.
- ¿Por qué crees que el ladrón de libros hace estos animales con los que se le puede seguir?. - No sabía como pero si la chica esa podía, seguro que no era la única. - ¿Y porque hace eso con el lago y los animales? - Eso ultimo lo dije con algo más de duda, sin terminar de creerme aun a nuestra acompañante misteriosa de ojos brillantes.
De cualquier modo, mi humor no era para nada malo, y fuera de mis recelos habituales, y de mi delicado estado emocional, que aún se tambaleaba de a ratos, secuelas de unos hechos que no podían simplemente desaparecer de mi mente, como si nunca hubiesen existido, la emoción empezaba a embargarme. Nos dirigíamos a un destino incierto, pero con el conocimiento de que hallaríamos otra pieza de aquel rompecabezas que habíamos creído imposible hacía ya muchos ciclos.
Yo no había visto esos necrocosos, solo que la muchacha decía que existían, que se habían comido un trozo de pez, y que salían de ese papel, aunque ni se veían, ni se había molestado en explicar debidamente que era ese animal del que estaba hablando y con un nombre tan desagradable.
Mire a Víctor y al papel machacado alternativamente unas cuantas veces, sin entender que era lo que le daba tanta impresión de un animal de papel doblado aplastado y polvoriento. Los bichitos de antes parecían ser la respuesta, así que entorné los ojos y me fijé, muy, pero que muy bien en el pájaro, y al no ver nada incluso me tomé el esfuerzo de cambiar mis ojos. Del mismo color, pero con la pupila rallada, empecé a ver todo de forma más nítida, pero los colores más apagados, y ni de aquel modo fui capaz de reconocer un solo de esos bichos mencionados. Solo alguna que otra hormiga.
-Vaya. -Suspiré con cierta frustración mirando el amasijo de papel y dejándolo de lado finalmente. Sabía que estaba mal de mi parte, relegar tato en el vampiro, aunque no pudiera ser de otro modo cuando tratábamos un tema que precisaba de una magia que yo no poseía, ni conocía, aunque quizás debía de empezar a cambiar aquello. Fruncí el ceño y los labios, y mi cola se zarandeó nerviosamente de un lugar a otro, mientras intentaba advertir una alternativa. Quizás recomponiendo esa cosa pudiera caminar, sería más largo, pero sería algo.
No hizo falta. La muchacha apareció con una respuesta de que podía ver el rastro, el como tampoco lo entendí, y no me estaba gustando mucho que mencionara tantas palabras desconocidas para mi sin molestarse en explicar a qué se refería con ello, aunque Víctor parecía entenderla por completo.
Sin hacer esperar a mis dos compañeros, me puse en pie dispuesta a caminar al lado del vampiro, y como siempre, por costumbre y nostalgia, aunque la cola me dotaba de un equilibrio fantástico, me enganché del brazo de mi compañero, ignorando los restos de tierra y polvo.
- ¿Tú la entiendes cuando habla? -Le pregunté a mi compañero, apuntando a la joven con la nariz sin ninguna clase de sutileza o reparo. Necrocosos, bacterias, visión nocturna biológica, coco de estrepito o algo así, ya ni siquiera podía recordarlas todas, habían sido muchas, y en un periodo demasiado corto, como si colara palabras de otro idioma mientras hablaba el nuestro.
- ¿Quién es? -Pregunté ya que estábamos, estirando mi cuello tan largo como era, sin acordarme por un momento de la herida aun no sanada del todo. Un quejido de dolor hizo que estrujara el brazo del vampiro y recuperase mi postura normal. Aunque la quemadura había estado curando bastante, aún no había sanado por completo, y una cicatriz a medio formar ocupaba gran parte de uno de mis hombros, escalaba ligeramente por el cuello, y bajaba por la clavícula. Hasta aquel momento, oculta por el pelo. Su aspecto era peor que lo que realmente era, aunque en su momento, el dolor casi me había hecho perder la conciencia. La piel estaba abultada y arrugada allí, rosada por algunos lados, y de un blanco mortecino por otros, el sello de una enorme quemadura que me había salvado de desangrarme hacía poco más de mes y medio.
La ojeé de soslayo, intentando doblarme lo menos posible para no tirar de la piel una segunda vez, ya había escarmentado suficiente, y luego mi mirada fue hacia la otra quemadura, la del ácido, que ahora solo era una mancha de un color más claro sobre una de las piernas. Que útil podía ser la magia de los elfos, y que follón me esperaba cuando volviera a las montañas.
Sacudí la cabeza un par de veces, con una delicadeza poco propia de mí, pero instada por el miedo a herirme de nuevo, despejando aquellos pensamientos de mi cabeza, y volviendo a la investigación que teníamos entre manos.
- ¿Por qué crees que el ladrón de libros hace estos animales con los que se le puede seguir?. - No sabía como pero si la chica esa podía, seguro que no era la única. - ¿Y porque hace eso con el lago y los animales? - Eso ultimo lo dije con algo más de duda, sin terminar de creerme aun a nuestra acompañante misteriosa de ojos brillantes.
De cualquier modo, mi humor no era para nada malo, y fuera de mis recelos habituales, y de mi delicado estado emocional, que aún se tambaleaba de a ratos, secuelas de unos hechos que no podían simplemente desaparecer de mi mente, como si nunca hubiesen existido, la emoción empezaba a embargarme. Nos dirigíamos a un destino incierto, pero con el conocimiento de que hallaríamos otra pieza de aquel rompecabezas que habíamos creído imposible hacía ya muchos ciclos.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Arygos parecía más que dispuesta y convencida a rearmar el fulano pájaro de papel para que de alguna manera nos guiara pero yo ni a la fuerza pensaba tocar esa cosa llena de necrocosos, y no es que les tuviera miedo, o tal vez sí había un poco de miedo después de ver cómo habían dejado al pobre pescado, que de hecho debería llamarse pez, porque nadie lo había pescado pero aquello era un debate que no pensaba entablar conmigo mismo.
La pregunta de la dragona me puso a pensar, ciertamente Seek tenía un lenguaje bastante extraño y a ratos incomprensible, pero simplemente me había convencido de que era el mismo caso con todos los de su especie -A veces no entiendo lo que dice, pero generalmente tiene razón- Aclaré en defensa de mi metálica amiga -Además siempre tiene planes para evitar que me lance de cabeza a los problemas- Añadí con una sonrisa pícara pues, era común de mí lanzarme al peligro sin pensar en consecuencias, todo por querer actuar antes de tener un plan o porque mi plan siempre era muy sencillo: “Pegar y no dejar que me peguen” o más sencillo aún: “Pegar y correr”.
Había extrañado llevar del brazo a la dragona, incluso al ver su nueva destreza al caminar me hizo sentir algo triste al pensar que ya no necesitaría mi ayuda, aunque tal vez era un poco egoísta de mi parte y más bien debía solo alegrarme -Tiene un nombre muy largo pero la llamamos Seek- Atendí a la olvidada formalidad de presentarlas -No es muy expresiva y es algo desconfiada- Llevé la mano al mentón pensando qué otra cosa podría decir de ella -Ah, no le gustan las formalidades y está hecha de algo duro, y es buena buscando cosas, por eso su nombre- Finalmente se me terminaron las curiosidades acerca de mi inexpresiva aliada.
Avanzamos un buen trecho de camino aunque en realidad solo estábamos rodeando el lago -Yo creo que tal vez no sabe que sus animales dejan rastro- Respondí sin dudas -Si nosotros no podemos verlos, tal vez él tampoco pueda- Continué explicando lo que entendía de aquello -No sé por qué hace eso al lago, pero no creo que sea por algo bueno, hay que detenerlo, sea quien sea- Aclaré con determinación; envenenar el agua era algo que podría también arrasar aldeas enteras y ya no pensaba dejar que nadie más cometieras actos de tal magnitud.
Continuábamos avanzando hasta que Seek se detuvo alzando su mano izquierda con el puño cerrado, jamás había entendido lo que significaba pero me detenía cada vez que ella lo hacía -El rastro sigue hasta ahí- Señaló hacia una vivienda algo tétrica al final de un camino junto al lago, el camino que salía de la casa seguía un húmedo rastro hasta un pequeño muelle en terrible estado donde reposaba amarrado un pequeño bote con una inscripciones extrañas por los lados.
La casa era grande pero fría, no parecía haber nadie dentro porque todas sus luces estaban apagadas -¿Estás segura que ese es el lugar? No parece que haya nadie- Dudé por un instante pero Seek se veía bastante segura -El rastro sale de ese lugar, las evidencias son contundentes- Dijo ella en tono serio; al parecer no quedaba otra que avanzar entre lo que parecían ser tumbas sobre las cuales reposaban unas figuras negras como cuervos, pero demasiado estáticas que se limitaban a girar el cuello siguiendo nuestros movimientos cual si fueran centinelas de aquél lúgubre lugar.
La pregunta de la dragona me puso a pensar, ciertamente Seek tenía un lenguaje bastante extraño y a ratos incomprensible, pero simplemente me había convencido de que era el mismo caso con todos los de su especie -A veces no entiendo lo que dice, pero generalmente tiene razón- Aclaré en defensa de mi metálica amiga -Además siempre tiene planes para evitar que me lance de cabeza a los problemas- Añadí con una sonrisa pícara pues, era común de mí lanzarme al peligro sin pensar en consecuencias, todo por querer actuar antes de tener un plan o porque mi plan siempre era muy sencillo: “Pegar y no dejar que me peguen” o más sencillo aún: “Pegar y correr”.
Había extrañado llevar del brazo a la dragona, incluso al ver su nueva destreza al caminar me hizo sentir algo triste al pensar que ya no necesitaría mi ayuda, aunque tal vez era un poco egoísta de mi parte y más bien debía solo alegrarme -Tiene un nombre muy largo pero la llamamos Seek- Atendí a la olvidada formalidad de presentarlas -No es muy expresiva y es algo desconfiada- Llevé la mano al mentón pensando qué otra cosa podría decir de ella -Ah, no le gustan las formalidades y está hecha de algo duro, y es buena buscando cosas, por eso su nombre- Finalmente se me terminaron las curiosidades acerca de mi inexpresiva aliada.
Avanzamos un buen trecho de camino aunque en realidad solo estábamos rodeando el lago -Yo creo que tal vez no sabe que sus animales dejan rastro- Respondí sin dudas -Si nosotros no podemos verlos, tal vez él tampoco pueda- Continué explicando lo que entendía de aquello -No sé por qué hace eso al lago, pero no creo que sea por algo bueno, hay que detenerlo, sea quien sea- Aclaré con determinación; envenenar el agua era algo que podría también arrasar aldeas enteras y ya no pensaba dejar que nadie más cometieras actos de tal magnitud.
Continuábamos avanzando hasta que Seek se detuvo alzando su mano izquierda con el puño cerrado, jamás había entendido lo que significaba pero me detenía cada vez que ella lo hacía -El rastro sigue hasta ahí- Señaló hacia una vivienda algo tétrica al final de un camino junto al lago, el camino que salía de la casa seguía un húmedo rastro hasta un pequeño muelle en terrible estado donde reposaba amarrado un pequeño bote con una inscripciones extrañas por los lados.
La casa era grande pero fría, no parecía haber nadie dentro porque todas sus luces estaban apagadas -¿Estás segura que ese es el lugar? No parece que haya nadie- Dudé por un instante pero Seek se veía bastante segura -El rastro sale de ese lugar, las evidencias son contundentes- Dijo ella en tono serio; al parecer no quedaba otra que avanzar entre lo que parecían ser tumbas sobre las cuales reposaban unas figuras negras como cuervos, pero demasiado estáticas que se limitaban a girar el cuello siguiendo nuestros movimientos cual si fueran centinelas de aquél lúgubre lugar.
- Casa Misteriosa:
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Bio
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Encaré ambas cejas cuando Bio admitió con tanta tranquilidad que en muchas ocasiones seguía ciegamente a esa muchacha, y, una vez más, me pregunté cómo había logrado sobrevivir tanto tiempo, ¿era suerte o un instinto asombroso? Fuere como fuere, al lado de bio las cosas siempre terminaran arreglándose, aunque muchas veces fuera porque se habían enredado del mismo modo. -Lo de los planes me gusta. -Comenté sin siquiera pararme pensar sobre ello, cualquier cosa era mejor que tener a Víctor corriendo a lo kamikaze hacia el peligro. – Pero sigue sin gustarme que no me explique las palabras raras. - Me aseguré de dejar en claro ese punto, que le increparía quizás más tarde, o por lo menos le pediría dichas palabras para investigarlas por mi cuenta.
Mire a Víctor, sin dejar de controlar a nuestra guía de soslayo, y me acorde de muchos de los libros que había leído en voz alta cuando trabajaba por la señora Potts. Quién sabe si era porque ya había evocado esas memorias que ahora venían a mi mente, o por la temeridad de bio, un poco de ambas o mi activa imaginación. - ¿Te leían fabulas de pequeño? - Simplemente solté aquella pregunta, convencida de que Víctor era la caperucita que se desviaba de camino, la cabrita que abría la puerta, o el cerdito que se escondía tras la paja. Quizás eran las faltas de moralejas lo que lo habían vuelto temerario, o quizás era su naturaleza que lo hacía creer indemne, como me ocurría a mí misma, aunque luego terminara lastimada.
Bio me reveló como llamar a la muchacha, lo que al menos haría el trato con ella más cordial, el resto de rasgos de su personalidad que revelo parecían piezas sueltas de un puzle, y me servían vagamente por si solas, pero no tanto como para formarme una imagen. Supuse que, de un modo u otro, recaería en mi conocer a esa criatura, solo esperaba que fuera mejor a cuando me presento a ese oso llamado ¿señor caballo era?, ladeé el rostro con la confusión pintada en mis facciones mientras trataba de recordar aquel dato inútil, dudosa de que un oso pudiera llamarse así, pero recordando que estábamos hablando de un nombre puesto por Víctor, ni más ni menos.
La suposición de Víctor tenía mucho sentido, y no pude si no asentir, claro, quizás ese rastro solo podía verlo esa tal Seek, aunque que solo pudiera hacerlo ella también significaba que podía estar llevándonos a cualquier lado, Bio me había dicho que sospechara de todos, y que la gente podía no ser lo que parecía, y era algo que para mí desagrado había demostrado ser cierto más veces de las que estaría orgullosa de admitir.
- ¿Por qué envinaría un lago? No creo que quiera comerse peces carcomidos. A mí no me dan ganas de comerlos. - Pase a la segunda parte de esa historia que me parecía extraña y llamaba mi curiosidad.
Seek levantó un brazo, y como si fuera una bestia amaestrada Bio se detuvo, sin embargo yo tarde unos segundos en notarlo y di un par de pasos dando un tirón de su brazo sin querer, y finalmente deteniéndome a mirarlo extrañada. ¿Era alguna clase de idioma de signos secretos? Mié mi mano e imité el gesto un par de veces, intentando encontrarle el sentido, y, aunque no lo logré, por lo menos había aprendido otro gesto de los sureños. Aquello era una especie de señal de alto, y podía ser útil en el futuro.
La explicación de Seek hizo que dejara de mirar mi propia extremidad para examinar la construcción que se erguía a la vera del agua. No había luces, ni estaba cuidada como las de las cuidadas, parecía más comida por la naturaleza, me gustaba mucho más, desprendía cierto aire de comodidad del que las posadas carecían.
Las losas talladas que habían por todo el patio estaban llenas de musgo, en el suelo crecía la maleza sin ningún control. La edificación era grande, oscura, fría, y húmeda por la proximidad del lago, quizás lo más similar a una cueva que podía ser una casa humana.
Finalmente había llegado una situación como las que aquel elfo de antaño había pronosticado. No sabíamos que intenciones tenía el origen de los seres de papel, pero empezaba por ser un ladrón, lo que no le daba una buena carta de presentación, y había envenenado un lago, así que me esperaba alguna clase de encuentro o reacción hostil. Entrar en la casa abandonada en forma de dragón pintaba como una pésima idea, sobre todo si la madera estaba en mal estado por dentro.
-Destino tenía razón. - Comenté para mí misma, mientras cerraba los ojos y me concentraba, tal y como venía practicando desde hacía unos cuantos meses, y ya empezaba a dominar de forma envidiable. Mi piel empezó a endurecerse y llenarse de escamas casi por completo, omitiendo la parte más central del rostro. De la cabeza empezaron a crecer cuatro cuernos, todos hacia atrás de entre el pelo, para proteger mi pequeño cráneo de cualquier tipo de golpe o proyectil. Los dos más grandes salían del centro y se curvaban hacia atrás, mientras que los dos más pequeños salían a la altura de la sien, pero tras las orejas, también hacía atrás pero mucho más cortos, como si fuera alguna clase de tocado tribal.
Las puntas de los dedos se alargaron para mostrar garras corvas y afiladas, para adherirme bien al suelo, y también como una útil arma. Afile casi todos mis dientes, desde los caninos hacia atrás, para poder defenderme bien, pero que no me impidieran hablar, y de algunos costados de mi cuerpo y extremidades brotaron esos pinchos plegables de los que mi forma de leviatán estaba llena.
Me retorcí un poco en el lugar, sin soltar a mi compañero, con tal de acomodarme al nuevo peso, y apéndices que acababa de añadir a mi forma, siempre eran algo incomodos los minutos consiguientes a hacer esas mezclas, que nunca eran iguales del todo entre sí.
-Si no hay nadie, quizás haya algo, alguna pista.-Alcé la mirada hacia el vampiro, que seguía siendo más alto que yo, la estatura aún no había logrado encontrar como alterarla, si es que se podía.-Quizás esté el libro, o tena animales de esos en jaulones que se hayan empezado a abrir de viejos y se estén escapado.-Me encogí de hombros, con uno solo de ellos, para no lastimar al otro, cuya herida se veía sumamente diferente con las escamas, como si estas se hubieran fundido de forma grotesca en una especie de grieta gruesa y protuberante.
Con ánimos renovados, le di un pequeño tirón intentando animar a mi compañero a que nos adentráramos en aquella casa curiosa. - ¿Vamos? -Le insté.
Mire a Víctor, sin dejar de controlar a nuestra guía de soslayo, y me acorde de muchos de los libros que había leído en voz alta cuando trabajaba por la señora Potts. Quién sabe si era porque ya había evocado esas memorias que ahora venían a mi mente, o por la temeridad de bio, un poco de ambas o mi activa imaginación. - ¿Te leían fabulas de pequeño? - Simplemente solté aquella pregunta, convencida de que Víctor era la caperucita que se desviaba de camino, la cabrita que abría la puerta, o el cerdito que se escondía tras la paja. Quizás eran las faltas de moralejas lo que lo habían vuelto temerario, o quizás era su naturaleza que lo hacía creer indemne, como me ocurría a mí misma, aunque luego terminara lastimada.
Bio me reveló como llamar a la muchacha, lo que al menos haría el trato con ella más cordial, el resto de rasgos de su personalidad que revelo parecían piezas sueltas de un puzle, y me servían vagamente por si solas, pero no tanto como para formarme una imagen. Supuse que, de un modo u otro, recaería en mi conocer a esa criatura, solo esperaba que fuera mejor a cuando me presento a ese oso llamado ¿señor caballo era?, ladeé el rostro con la confusión pintada en mis facciones mientras trataba de recordar aquel dato inútil, dudosa de que un oso pudiera llamarse así, pero recordando que estábamos hablando de un nombre puesto por Víctor, ni más ni menos.
La suposición de Víctor tenía mucho sentido, y no pude si no asentir, claro, quizás ese rastro solo podía verlo esa tal Seek, aunque que solo pudiera hacerlo ella también significaba que podía estar llevándonos a cualquier lado, Bio me había dicho que sospechara de todos, y que la gente podía no ser lo que parecía, y era algo que para mí desagrado había demostrado ser cierto más veces de las que estaría orgullosa de admitir.
- ¿Por qué envinaría un lago? No creo que quiera comerse peces carcomidos. A mí no me dan ganas de comerlos. - Pase a la segunda parte de esa historia que me parecía extraña y llamaba mi curiosidad.
Seek levantó un brazo, y como si fuera una bestia amaestrada Bio se detuvo, sin embargo yo tarde unos segundos en notarlo y di un par de pasos dando un tirón de su brazo sin querer, y finalmente deteniéndome a mirarlo extrañada. ¿Era alguna clase de idioma de signos secretos? Mié mi mano e imité el gesto un par de veces, intentando encontrarle el sentido, y, aunque no lo logré, por lo menos había aprendido otro gesto de los sureños. Aquello era una especie de señal de alto, y podía ser útil en el futuro.
La explicación de Seek hizo que dejara de mirar mi propia extremidad para examinar la construcción que se erguía a la vera del agua. No había luces, ni estaba cuidada como las de las cuidadas, parecía más comida por la naturaleza, me gustaba mucho más, desprendía cierto aire de comodidad del que las posadas carecían.
Las losas talladas que habían por todo el patio estaban llenas de musgo, en el suelo crecía la maleza sin ningún control. La edificación era grande, oscura, fría, y húmeda por la proximidad del lago, quizás lo más similar a una cueva que podía ser una casa humana.
Finalmente había llegado una situación como las que aquel elfo de antaño había pronosticado. No sabíamos que intenciones tenía el origen de los seres de papel, pero empezaba por ser un ladrón, lo que no le daba una buena carta de presentación, y había envenenado un lago, así que me esperaba alguna clase de encuentro o reacción hostil. Entrar en la casa abandonada en forma de dragón pintaba como una pésima idea, sobre todo si la madera estaba en mal estado por dentro.
-Destino tenía razón. - Comenté para mí misma, mientras cerraba los ojos y me concentraba, tal y como venía practicando desde hacía unos cuantos meses, y ya empezaba a dominar de forma envidiable. Mi piel empezó a endurecerse y llenarse de escamas casi por completo, omitiendo la parte más central del rostro. De la cabeza empezaron a crecer cuatro cuernos, todos hacia atrás de entre el pelo, para proteger mi pequeño cráneo de cualquier tipo de golpe o proyectil. Los dos más grandes salían del centro y se curvaban hacia atrás, mientras que los dos más pequeños salían a la altura de la sien, pero tras las orejas, también hacía atrás pero mucho más cortos, como si fuera alguna clase de tocado tribal.
Las puntas de los dedos se alargaron para mostrar garras corvas y afiladas, para adherirme bien al suelo, y también como una útil arma. Afile casi todos mis dientes, desde los caninos hacia atrás, para poder defenderme bien, pero que no me impidieran hablar, y de algunos costados de mi cuerpo y extremidades brotaron esos pinchos plegables de los que mi forma de leviatán estaba llena.
Me retorcí un poco en el lugar, sin soltar a mi compañero, con tal de acomodarme al nuevo peso, y apéndices que acababa de añadir a mi forma, siempre eran algo incomodos los minutos consiguientes a hacer esas mezclas, que nunca eran iguales del todo entre sí.
-Si no hay nadie, quizás haya algo, alguna pista.-Alcé la mirada hacia el vampiro, que seguía siendo más alto que yo, la estatura aún no había logrado encontrar como alterarla, si es que se podía.-Quizás esté el libro, o tena animales de esos en jaulones que se hayan empezado a abrir de viejos y se estén escapado.-Me encogí de hombros, con uno solo de ellos, para no lastimar al otro, cuya herida se veía sumamente diferente con las escamas, como si estas se hubieran fundido de forma grotesca en una especie de grieta gruesa y protuberante.
Con ánimos renovados, le di un pequeño tirón intentando animar a mi compañero a que nos adentráramos en aquella casa curiosa. - ¿Vamos? -Le insté.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Arygos intentaba entender a Seek aunque a veces yo mismo no la entendía, pero definitivamente confiaba mucho en ella -También me gusta lo de los planes, puede sacar alguno de la nada para resolver la situación y evitar que todos acabemos muertos- No podía hacer nada con las palabras raras, era algo bastante frecuente a lo que ya me había adaptado y poco a poco comenzaba a comprender al menos por contexto, si entre la oración incluía la palabra “amenaza” entonces era algo malo y peligroso.
El tema cambió rápidamente hacia uno muy distinto y un poco más emotivo -¿Fábulas?- Pregunté algo confundido deteniéndome -Mis padres siempre estaban muy ocupados para leerme nada, y solo tenía a la mano libros de historia y comercio para leer por mí mismo- Dije recordando aquellos tiempos del jardín de mi memoria, en la que ya muchas flores de recuerdos parecían haberse marchitado con el tiempo -No, definitivamente no había fábulas- Terminé aclarando finalmente, aunque al final yo sí las había leído luego para alguien más pero eso era algo que de momento no venía al caso.
Mientras avanzábamos continuaban las suposiciones acerca de los motivos que podría tener, quien sea que estuviera detrás de todo eso, para actuar de esa manera -Tal vez no es un ataque al lago, sino a los que se acerquen al lago- Supuse aquella probabilidad pues no se me ocurría ninguna otra explicación para tan maléficos propósitos y difícilmente alguien lo haría solo por diversión; fue entonces cuando Seek nos detuvo con aquella seña para luego mostrarnos la lúgubre morada donde se terminaba el invisible rastro.
En ese momento Arygos hizo un comentario que definitivamente marcaría un antes y un después en la conversación -¿Qué Destino qué?- Pregunté con clara indignación -¿Te refieres al destino, verdad?- Pregunté intentando encontrarle sentido diferente y tomarlo como una mala interpretación de mi parte aunque antes de contestarme la dragona comenzó de nuevo su transformación que de nuevo se mostraba de esa manera llamativamente incompleta y cómo no decirlo, más práctica y amenazante, en particular me resultaba genial transformarse a medias, y tal vez por eso mi atención se desvió un momento del nombre que había mencionado anteriormente.
¿Desde cuándo puedes hacer eso?- Señalé su cuerpo semihumanoide con una expresión de perplejidad, resultaba extremadamente práctico además de que podía incluso hablar y al mismo tiempo mantener su forma agresiva y combativa -¿Puedes volar?- Pregunté finalmente pensando en las posibilidades que aquella forma le permitía -Espera- Le dije antes que avanzáramos hacia la casa; los cuervos que reposaban sobre las tumbas comenzaron a hacer sonidos extraños mientras giraban el rostro hacia nosotros -Eso no me gusta- Añadí en voz baja -¿Seek?- Llamé en voz alta a la chica de los planes esperando indicaciones -¿Hay necrocosos en esos... cosos?- La última palabra salió al notar que uno de ellos, luego de salir volando y pasar cerca de nuestras cabezas, parecía también estar hecho de una especie de papel oscuro -No se detectan bacterias necrotizantes- Terminó su afirmación golpeando uno de esas aves que volaba cerca de ella, de la cual salió una nube de polvo similar al que habíamos visto en la biblioteca tiempo atrás.
Me coloqué cerca de la dragona para defendernos juntos, no eran muchos y parecían frágiles, así que no debería tomarnos mucho tiempo, aunque luego comprendí que lo difícil sería impactarles, el golpe de suerte de Seek no se repetiría y cada que intentaba golpear a uno conseguía escabullirse o alejarse; cansado de la situación tomé un palo cercano del piso y tras varios intentos conseguí derribar a uno -¡Sí! Se puede- Celebré conmigo mismo aunque tal vez era el único que había derribado solo uno, el piso comenzaba a llenarse de aquel misterioso polvo que salía del interior de los empapelados pájaros.
El tema cambió rápidamente hacia uno muy distinto y un poco más emotivo -¿Fábulas?- Pregunté algo confundido deteniéndome -Mis padres siempre estaban muy ocupados para leerme nada, y solo tenía a la mano libros de historia y comercio para leer por mí mismo- Dije recordando aquellos tiempos del jardín de mi memoria, en la que ya muchas flores de recuerdos parecían haberse marchitado con el tiempo -No, definitivamente no había fábulas- Terminé aclarando finalmente, aunque al final yo sí las había leído luego para alguien más pero eso era algo que de momento no venía al caso.
Mientras avanzábamos continuaban las suposiciones acerca de los motivos que podría tener, quien sea que estuviera detrás de todo eso, para actuar de esa manera -Tal vez no es un ataque al lago, sino a los que se acerquen al lago- Supuse aquella probabilidad pues no se me ocurría ninguna otra explicación para tan maléficos propósitos y difícilmente alguien lo haría solo por diversión; fue entonces cuando Seek nos detuvo con aquella seña para luego mostrarnos la lúgubre morada donde se terminaba el invisible rastro.
En ese momento Arygos hizo un comentario que definitivamente marcaría un antes y un después en la conversación -¿Qué Destino qué?- Pregunté con clara indignación -¿Te refieres al destino, verdad?- Pregunté intentando encontrarle sentido diferente y tomarlo como una mala interpretación de mi parte aunque antes de contestarme la dragona comenzó de nuevo su transformación que de nuevo se mostraba de esa manera llamativamente incompleta y cómo no decirlo, más práctica y amenazante, en particular me resultaba genial transformarse a medias, y tal vez por eso mi atención se desvió un momento del nombre que había mencionado anteriormente.
¿Desde cuándo puedes hacer eso?- Señalé su cuerpo semihumanoide con una expresión de perplejidad, resultaba extremadamente práctico además de que podía incluso hablar y al mismo tiempo mantener su forma agresiva y combativa -¿Puedes volar?- Pregunté finalmente pensando en las posibilidades que aquella forma le permitía -Espera- Le dije antes que avanzáramos hacia la casa; los cuervos que reposaban sobre las tumbas comenzaron a hacer sonidos extraños mientras giraban el rostro hacia nosotros -Eso no me gusta- Añadí en voz baja -¿Seek?- Llamé en voz alta a la chica de los planes esperando indicaciones -¿Hay necrocosos en esos... cosos?- La última palabra salió al notar que uno de ellos, luego de salir volando y pasar cerca de nuestras cabezas, parecía también estar hecho de una especie de papel oscuro -No se detectan bacterias necrotizantes- Terminó su afirmación golpeando uno de esas aves que volaba cerca de ella, de la cual salió una nube de polvo similar al que habíamos visto en la biblioteca tiempo atrás.
Me coloqué cerca de la dragona para defendernos juntos, no eran muchos y parecían frágiles, así que no debería tomarnos mucho tiempo, aunque luego comprendí que lo difícil sería impactarles, el golpe de suerte de Seek no se repetiría y cada que intentaba golpear a uno conseguía escabullirse o alejarse; cansado de la situación tomé un palo cercano del piso y tras varios intentos conseguí derribar a uno -¡Sí! Se puede- Celebré conmigo mismo aunque tal vez era el único que había derribado solo uno, el piso comenzaba a llenarse de aquel misterioso polvo que salía del interior de los empapelados pájaros.
Bio
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Recordaba que Víctor me había contado algunas pocas cosas de su pasado, siempre a cuenta gotas, como si fuera algo de lo que no quisiera hablar, o quizás directamente no le gustaba demasiado recordar esos tiempos que habían quedado atrás hacia mucho. Por eso no me sorprendió lo de las fabulas, aunque no pude evitar sentir algo de pena al ser conocedora del abandono familiar que había padecido.
La imagen de un niñito humano con un libro casi de su propio tamaño intentando leerlo, con esa mirada curiosa, y aquella torpeza tan particular del vampiro, golpeándose con el libro o cortándose con las paginas, me arrancó una pequeña sonrisa que ayudó a que su pasado no me resultara algo tan amargo.
Ya que él no había tenido con quien compartir las fabulas, buscaría algunas divertidas cuando volviéramos a casa.
Pensé lo del ataque a los invasores por un momento, pero si aquel fuera mi territorio, y no quisiera que otros se acercaran, lastimar mi propio lugar no sería uno de mis planes, de hecho, sonaba a un plan un poco tonto. ¿Por qué malmeter contra algo que intentas proteger y quedarte para ti mismo?
- ¿Qué clase de criatura haría eso? Una que no coma pescado…eso seguro… y que no quiera bañarse ni tomar agua de allí. -Comenté en voz alta a la vez que seguía dándole vueltas a ese mismo asunto, sin encontrar una buena respuesta a ella.
El cambio de tono brusco de Bio me hizo dar un respingo, y casi termino dejando pasar de largo los dientes, lo que habría acarreado que no pudiera cerrar la boca, pero por suerte fui capaz de medir cada una de las pequeñas transformaciones con diligencia antes de dignarme a contestar, escuchando aquella confusión con el sino ante la que, hasta que terminé, no pude más que negar con la cabeza.
-No Destino de quien, no de que. -Le expliqué. - A mí tampoco me parece que eso sea un nombre. - Le di la razón al vampiro con su confusión. - Él me explicó muchas cosas, entre ellas que esto era posible. -Zarandeé la cola de un lugar a otro, y sonreí ampliamente mostrando mis filosos colmillos perlados. - Me dio la idea y me animó a intentar conseguirlo. – Aun tenía que buscarlo y mostrarle que finalmente lo había logrado, y todo lo que era capaz de hacer ahora con esta forma, a la vez que ver cómo había ido su propia búsqueda de poder.
La pregunta sobre volar me golpeó un poco en el orgullo.
-No puedo volar. – Admití, con cierta frustración, dejando salir el aire por las narinas, y aumentando ligeramente la presión sobre el brazo que sostenía, fruto del fastidio de mis reiterados fracasos. – Lo estoy practicando…. Pero aun no me sale, solo ralentizo caídas. – Admití, en parte porque sabía que no se iba a burlar, y en parte porque le tenía mucha confianza, y de algún modo natural me salía el responderle con sinceridad a todo aquello que quisiera saber. Era de los pocos seres con los que no sentía reserva alguna, a la hora de ser, decir o compartir.
Dejé de tironear de mi amigo ante la advertencia de Seek, que, aunque no me caía del todo en gracia, estaba dispuesta a respetar e incluso a escuchar y darle una oportunidad, porque no la conocía y se la merecía, y sobre todo, porque Víctor había abogado por ella.
Observé como hacía trizas a uno de esos pajaritos para solo dejar algo de polvo, y pronto algunos de estos empezaron lanzarse sin ninguna clase de estrategia hacia nosotros. Me quedé quieta dejando que uno de ellos se estrellara, era papel, no es que hiciera daño, aunque si se sentía bastante el golpe, quizás servían más para asustar que realmente como defensa, pero igualmente, eran molestos, así que cerré los ojos y saque las alas, en todo su tamaño.
Eran tan grandes que podría haberme envuelto a mí misma en ellas varias veces, pero en vez de eso, las abrí, las batí un poco para acomodarme y nos rodeé a mí y a Víctor como si fuéramos alguna clase de murciélago, pero colgando del suelo en vez de de algún techo.
-Ya podemos ir hacia la entrada. -Mientras el camino siguiera siendo recto y el mismo, solo era cosa de llegar hasta la entrada y dejar a los pájaros tras la puerta. Era una idea más rápida que cazarlos a todos y a cada uno, y pese a que los golpes sobre la gruesa membrana de las alas hacía que estas temblaran un poco, y resultaba sumamente molesto e irritante, estaba segura que perseguir a bichos de papel por todo el patio no sería mucho más gratificante.
Bio había dicho que seek estaba hecha de algo duro, así que imaginé que no necesitaría ninguna clase de protección, y además, ella podría ver si algo surgía delante nuestro.
La imagen de un niñito humano con un libro casi de su propio tamaño intentando leerlo, con esa mirada curiosa, y aquella torpeza tan particular del vampiro, golpeándose con el libro o cortándose con las paginas, me arrancó una pequeña sonrisa que ayudó a que su pasado no me resultara algo tan amargo.
Ya que él no había tenido con quien compartir las fabulas, buscaría algunas divertidas cuando volviéramos a casa.
Pensé lo del ataque a los invasores por un momento, pero si aquel fuera mi territorio, y no quisiera que otros se acercaran, lastimar mi propio lugar no sería uno de mis planes, de hecho, sonaba a un plan un poco tonto. ¿Por qué malmeter contra algo que intentas proteger y quedarte para ti mismo?
- ¿Qué clase de criatura haría eso? Una que no coma pescado…eso seguro… y que no quiera bañarse ni tomar agua de allí. -Comenté en voz alta a la vez que seguía dándole vueltas a ese mismo asunto, sin encontrar una buena respuesta a ella.
El cambio de tono brusco de Bio me hizo dar un respingo, y casi termino dejando pasar de largo los dientes, lo que habría acarreado que no pudiera cerrar la boca, pero por suerte fui capaz de medir cada una de las pequeñas transformaciones con diligencia antes de dignarme a contestar, escuchando aquella confusión con el sino ante la que, hasta que terminé, no pude más que negar con la cabeza.
-No Destino de quien, no de que. -Le expliqué. - A mí tampoco me parece que eso sea un nombre. - Le di la razón al vampiro con su confusión. - Él me explicó muchas cosas, entre ellas que esto era posible. -Zarandeé la cola de un lugar a otro, y sonreí ampliamente mostrando mis filosos colmillos perlados. - Me dio la idea y me animó a intentar conseguirlo. – Aun tenía que buscarlo y mostrarle que finalmente lo había logrado, y todo lo que era capaz de hacer ahora con esta forma, a la vez que ver cómo había ido su propia búsqueda de poder.
La pregunta sobre volar me golpeó un poco en el orgullo.
-No puedo volar. – Admití, con cierta frustración, dejando salir el aire por las narinas, y aumentando ligeramente la presión sobre el brazo que sostenía, fruto del fastidio de mis reiterados fracasos. – Lo estoy practicando…. Pero aun no me sale, solo ralentizo caídas. – Admití, en parte porque sabía que no se iba a burlar, y en parte porque le tenía mucha confianza, y de algún modo natural me salía el responderle con sinceridad a todo aquello que quisiera saber. Era de los pocos seres con los que no sentía reserva alguna, a la hora de ser, decir o compartir.
Dejé de tironear de mi amigo ante la advertencia de Seek, que, aunque no me caía del todo en gracia, estaba dispuesta a respetar e incluso a escuchar y darle una oportunidad, porque no la conocía y se la merecía, y sobre todo, porque Víctor había abogado por ella.
Observé como hacía trizas a uno de esos pajaritos para solo dejar algo de polvo, y pronto algunos de estos empezaron lanzarse sin ninguna clase de estrategia hacia nosotros. Me quedé quieta dejando que uno de ellos se estrellara, era papel, no es que hiciera daño, aunque si se sentía bastante el golpe, quizás servían más para asustar que realmente como defensa, pero igualmente, eran molestos, así que cerré los ojos y saque las alas, en todo su tamaño.
Eran tan grandes que podría haberme envuelto a mí misma en ellas varias veces, pero en vez de eso, las abrí, las batí un poco para acomodarme y nos rodeé a mí y a Víctor como si fuéramos alguna clase de murciélago, pero colgando del suelo en vez de de algún techo.
-Ya podemos ir hacia la entrada. -Mientras el camino siguiera siendo recto y el mismo, solo era cosa de llegar hasta la entrada y dejar a los pájaros tras la puerta. Era una idea más rápida que cazarlos a todos y a cada uno, y pese a que los golpes sobre la gruesa membrana de las alas hacía que estas temblaran un poco, y resultaba sumamente molesto e irritante, estaba segura que perseguir a bichos de papel por todo el patio no sería mucho más gratificante.
Bio había dicho que seek estaba hecha de algo duro, así que imaginé que no necesitaría ninguna clase de protección, y además, ella podría ver si algo surgía delante nuestro.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Sacar conjeturas acerca de los planes que tuviera la persona responsable de esto resultaba bastante entretenido -Tal vez no se baña ni come- Agregué como última posibilidad recurriendo ya a las explicaciones menos lógicas; sin embargo todo aquel entretenido desafío de suposiciones se fue abajo con la insistente referencia a Destino, que no era más que aquel desgraciado, vil, ruin, despreciable, malvado, terrible, funesto, perverso, cruel, abominable, maléfico, depravado, inmoral, maquiavélico, bribón, criminal, infame asesino elfo que una vez casi despedaza a la pobre Seek; detuve las pisadas para dejar que la robótica chica se alejara un poco y no escuchara nuestra conversación o podría entrar en pánico.
No podía dejar de imaginarme a la dragona caminando junto al elfo asesinando personas por las aldeas, me entró un tic en el ojo izquierdo de sólo imaginar tal posibilidad -Debes alejarte de ese Destino- Dije con preocupación poniendo mis manos en sus hombros -O al menos, no le menciones que me conoces, o podría tratar de lastimarte- Claramente ya estaba al tanto de las capacidades defensivas de la dragona y más aún de su orgullo como predadora -Recuerda que no todo el daño es necesariamente físico, el daño a la mente para quebrantar el espíritu es más peligroso, y él puede hacerlo- Mi expresión era más seria que de costumbre así que traté de remediarla un poco -Aunque sí, es una buena idea, seguro pronto podrás volar- Añadí apenas antes de ser interrumpidos por los pájaros de papel.
En un parpadeo la dragona me envolvió con sus alas que resultaron más útiles y resistentes de lo que había pensado al principio; avanzamos hasta escuchar los golpes que Seek le daba a la puerta hasta que la hizo ceder, entonces avanzamos casi tropezando con el par de escalones de la casa y conseguimos entrar, justo entonces Seek cerró la puerta escuchando luego a los pájaros estrellarse contra la puerta repetidas veces; estábamos de momento a salvo aunque si eran listos no tardarían en comenzar a entrar por las ventanas.
Me escapé de las alas de la dragona para ver el paisaje interno al tiempo que Seek nos daba las malas noticias -Llegamos tarde- Indicó señalando lo que parecía ser un mapa pegado a una de las paredes, en él había una serie de puntos marcados como posibles objetivos, el primero había sido la biblioteca de Lunargenta, donde había tomado el libro; el segundo era en Arboleda Central, desconocíamos lo que pudiera haber tomado en ese lugar; el tercero era el Lago de la Luna, donde rastros en el piso indicaban que había estado buscando un pez en específico o tal vez solo una parte de dicho pez -Ingredientes, busca ingredientes de algo- Dijo Seek sin dudas de ello -El próximo punto es en las Ruinas de los Baldíos- Concluí mirando al último lugar marcado en el mapa justo al tiempo que los vidrios de las ventanas explotaban a causa de los pájaros.
Ahora sin embargo la situación era un poco más complicada pues los pájaros eran más letales dentro de la casa, no porque hicieran más daño al estrellarse, sino porque al contacto con el piso o las paredes de la casa se encendían en fuego -¡¡Hay que salir, hay que salir!!- Me aterré ante la inminente muerte que me esperaba si era atrapado en el interior de aquella casucha que parecía ser una trampa para quien intentara seguirle el rastro al causante de todo aquello. Seek, avanzó hacia la puerta que comenzaba también a encenderse y la abrió de una patada -¡El mapa, hay que tomar el mapa!- Advertí cubriéndome la nariz para no ser asfixiado por el humo que comenzaba a saturar la sala -¡Vámonos de aquí!- Avancé hasta que el humo comenzó a marearme y caí al piso de rodillas intentando gatear hasta la salida.
No podía dejar de imaginarme a la dragona caminando junto al elfo asesinando personas por las aldeas, me entró un tic en el ojo izquierdo de sólo imaginar tal posibilidad -Debes alejarte de ese Destino- Dije con preocupación poniendo mis manos en sus hombros -O al menos, no le menciones que me conoces, o podría tratar de lastimarte- Claramente ya estaba al tanto de las capacidades defensivas de la dragona y más aún de su orgullo como predadora -Recuerda que no todo el daño es necesariamente físico, el daño a la mente para quebrantar el espíritu es más peligroso, y él puede hacerlo- Mi expresión era más seria que de costumbre así que traté de remediarla un poco -Aunque sí, es una buena idea, seguro pronto podrás volar- Añadí apenas antes de ser interrumpidos por los pájaros de papel.
En un parpadeo la dragona me envolvió con sus alas que resultaron más útiles y resistentes de lo que había pensado al principio; avanzamos hasta escuchar los golpes que Seek le daba a la puerta hasta que la hizo ceder, entonces avanzamos casi tropezando con el par de escalones de la casa y conseguimos entrar, justo entonces Seek cerró la puerta escuchando luego a los pájaros estrellarse contra la puerta repetidas veces; estábamos de momento a salvo aunque si eran listos no tardarían en comenzar a entrar por las ventanas.
Me escapé de las alas de la dragona para ver el paisaje interno al tiempo que Seek nos daba las malas noticias -Llegamos tarde- Indicó señalando lo que parecía ser un mapa pegado a una de las paredes, en él había una serie de puntos marcados como posibles objetivos, el primero había sido la biblioteca de Lunargenta, donde había tomado el libro; el segundo era en Arboleda Central, desconocíamos lo que pudiera haber tomado en ese lugar; el tercero era el Lago de la Luna, donde rastros en el piso indicaban que había estado buscando un pez en específico o tal vez solo una parte de dicho pez -Ingredientes, busca ingredientes de algo- Dijo Seek sin dudas de ello -El próximo punto es en las Ruinas de los Baldíos- Concluí mirando al último lugar marcado en el mapa justo al tiempo que los vidrios de las ventanas explotaban a causa de los pájaros.
Ahora sin embargo la situación era un poco más complicada pues los pájaros eran más letales dentro de la casa, no porque hicieran más daño al estrellarse, sino porque al contacto con el piso o las paredes de la casa se encendían en fuego -¡¡Hay que salir, hay que salir!!- Me aterré ante la inminente muerte que me esperaba si era atrapado en el interior de aquella casucha que parecía ser una trampa para quien intentara seguirle el rastro al causante de todo aquello. Seek, avanzó hacia la puerta que comenzaba también a encenderse y la abrió de una patada -¡El mapa, hay que tomar el mapa!- Advertí cubriéndome la nariz para no ser asfixiado por el humo que comenzaba a saturar la sala -¡Vámonos de aquí!- Avancé hasta que el humo comenzó a marearme y caí al piso de rodillas intentando gatear hasta la salida.
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Podía entender lo de no bañarse, yo en general podía mantener mi higiene sin la necesidad de una fuente de agua, como la mayoría de animales y bestias del continente. Pero lo de beber ya era algo mucho más complicado. De hecho, las fuentes de agua eran un buen coto de caza porque todos los animales tenían la necesidad de beber para subsistir.
Ladeé le rostro hacia un costado, cada vez más, mientras intentaba figurarme qué clase de criatura, aunque fuera literaria, podía responder a esas dos características juntas, pero resolví en que no era factible, y seguramente el que había hecho eso tenía otra fuente de agua.
Uno de los ojos de Víctor empezó a hacer algo raro, y no pude evitar levantar la mano con cierta curiosidad para ir a tocar con el dedo la piel de su pómulo que temblaba graciosamente bajo su ojo, cuando di un respingo y me detuve al sentir ambas de sus manos sobre mis hombros. Un quejido de dolor y sorpresa emergió de mi garganta sin que pudiera contenerlo, y me doble sobre aquel hombro que aun mostraba la quemadura reciente que aún estaba cicatrizando.
Resoplé varias veces por la nariz, intentando paliar el eco del dolor inicial, y de la sorpresa, así como aclarar mi mente para procesar sus palabras, que habían quedado flotando en un limbo durante unos segundos breves, pero que para mí se sintieron más largos de lo que fueron.
Pocas veces veía a Víctor tan preocupado, o serio, y aquello no podía dejar de inquietarme un poco, pero a la vez, despertaba en mi interior una gran curiosidad. ¿Compartían aquel elfo y el vampiro alguna clase de memoria funesta de la que yo no era conocedora? Estaba segura de que si, y no podía asegurar que la precaución fuera mayor que mis ansias por saber aquello que no me incumbía.
-¿Por qué iría a lastimarme? Intentó protegerme de unos señores que querían convertirme en armas y armaduras…- No había ni rastro de duda en mi voz, pues confiaba en el vampiro, y estaba segura de que aquello no era una de esas bromas suyas que empezaba a aprender a discernir, solo estaba, algo desorientada. Destino había sido no solo uno de los pocos elfos con quienes no había tenido problemas, si no también alguien que me había orientado y ayudado en el tortuoso camino de aceptar mi forma humana. Claro que me había percatado que había mucho escondido en esa criatura, pero de algún modo, había querido creer que no era nada que empañara su imagen.
-¿Por qué querría quebrantar mi espíritu?.- Entendía el concepto que Víctor estaba “poniendo sobre la mesa”, pero ¿Qué podría conseguir aquel ser de ello?.
Aquella interesantísima conversación fue rápidamente interrumpida por aquellos pajarracos de papel, y, aunque las alas eran un escudo decente, aquello empezaba a ser doloroso, sobre todo cuando agarraba la parte de hueso que enganchaba con el hombro, cada vez que uno de esos bichos golpeaba allí, me hacía ver las estrellas, y soltar resoplidos y gruñidos de dolor, que ahogaba con la boca cerrada, y la mandíbula tensa.
La casa resultó ser un buen refugio momentáneo, y dejé que una vez más fuera Seek, la buscadora, quien guiara nuestros pasos hasta la pista. A fin de cuentas, era ella la única capaz de ver aquel rastro invisible que nos había llevado hasta la casa en ruinas.
Con las alas replegadas, quedé en la retaguardia del grupo, dejando a Víctor libre de mi agarre, y de la vaina en la que lo había llevado hasta la casa.
La muchacha y el vampiro dieron con premura con un mapa, y enseguida se hicieron con una teoría de que era lo que podían estar buscando. –Quizás son ingredientes para hacer algo que salía en el libro que robó. –Añadí mi grato de arena.
El estrepito de los vidrios indicó que nuestra ventaja había terminado, pero el olor a quemado, marcó el grave error que habíamos cometido. El pánico se formuló en la voz del vampiro al mismo tiempo que el lugar se llenaba de olor a madera y papel quemado, viciando el aire de aquella casa que ya no tenía salvación.
Agarré el mapa de un garrazo a la señal de Víctor y me agaché para evitar el espeso humo negro que cubría el techo del pasillo, avanzando con premura hacia el agujero que había abierto Seek en la entrada, de nuevo, desplegué las alas, pero sin cubrir la parte de delante, me limité a hacer un puente entorno al vampiro aterrorizado, dejando que, si alguna de las llamas se extendía por los muros, protegieran a mi aliado.
Sentí el miedo recorrerme, no a morir, pero si al dolor, y logró hacer que mi cuerpo temblara, y casi titubease. El reflejo fantasma de la daga al rojo sobre el corte recorrió mi espina erizando todas mis púas con alarma, sin embargo, mantuve la entereza.
Más allá del instinto protector que Bio me generaba, había también un factor estratégico, y es que era más resistente al fuego mi gruesa piel de escamas, que su frágil tez de porcelana.
Me había percatado del mareo, y yo también empezaba a sentirlo con el humo a medida que atravesábamos el domicilio, así que terminé de romper parte de las telas con las que me cubría, las rasgué sin detenerme con los dientes, pues avanzaba al ritmo de Víctor, y le extendí uno de ellos para que se cubriese la cara, como hacía la gente en los incendios. Un truco que había aprendido a las malas de un par de percances en aldeas en los que había ayudado.
Cuando la casa quedó detrás, el fuego podía escucharse crepitar con fuerza, y las maderas de la casa crujir por el peso, a medida que eran consumidas por las llamas. El olor a humo era intenso, pero ya no hacía arder los pulmones como si estos quemaran, aún si apartaba el retazo de tela húmeda de mi rostro, y simplemente aspiraba la brisa nocturna.
Por el incendio fue que no me di cuenta en un inicio, pero había otro aroma a quemado distinto, uno que emanaba de mi persona. El calor y el fuego había consumido algunos mechones de mi pelo. Los bucles blancos que llegaban casi hasta las rodillas ahora apenas pasaban de las costillas en algunos puntos, en otros más cortos, en otros más largos. Por suerte, mi melena aún era lo suficientemente espesa como para cubrir lo que las telas habían abandonado para protegernos del humo del incendio.
En cuanto al resto del cuerpo, no había quedado tan malparada como podría de no haber estado en aquella forma. Aunque la piel me ardía irritada, y en algunos puntos las escamas se habías oscurecido, e incluso ablandado, difícilmente presentaría más que ampollas superficiales en mi forma humana. Después de los últimos acontecimientos, aquel dolor era más que soportable, y no me arrancaba más que algunos resoplidos, y me hacía batir las alas en busca de aire fresco, como si aquel gesto pudiera hacer menor la incomodidad o los daños.
-Tengo el mapa. -Proclamé, alejando mis orbes celestinos de las inmensas llamaradas para contemplar a mis dos compañeros, y revisar su estado. Luego extendí el documento hacía la buscadora, una señal de buena fe, para que hiciera su magia, y revelara aquellos datos ocultos que nos habían guiado hasta la casa. -¿Ves algo más sobre donde hay que ir?¿O que hay en ese lugar?.- El viaje hasta los baldíos podía llevarnos bastante a ritmo de bípedo, así que por lo menos, quería tener todos los datos posibles al respecto, todos aquellos que pudiéramos
Ladeé le rostro hacia un costado, cada vez más, mientras intentaba figurarme qué clase de criatura, aunque fuera literaria, podía responder a esas dos características juntas, pero resolví en que no era factible, y seguramente el que había hecho eso tenía otra fuente de agua.
Uno de los ojos de Víctor empezó a hacer algo raro, y no pude evitar levantar la mano con cierta curiosidad para ir a tocar con el dedo la piel de su pómulo que temblaba graciosamente bajo su ojo, cuando di un respingo y me detuve al sentir ambas de sus manos sobre mis hombros. Un quejido de dolor y sorpresa emergió de mi garganta sin que pudiera contenerlo, y me doble sobre aquel hombro que aun mostraba la quemadura reciente que aún estaba cicatrizando.
Resoplé varias veces por la nariz, intentando paliar el eco del dolor inicial, y de la sorpresa, así como aclarar mi mente para procesar sus palabras, que habían quedado flotando en un limbo durante unos segundos breves, pero que para mí se sintieron más largos de lo que fueron.
Pocas veces veía a Víctor tan preocupado, o serio, y aquello no podía dejar de inquietarme un poco, pero a la vez, despertaba en mi interior una gran curiosidad. ¿Compartían aquel elfo y el vampiro alguna clase de memoria funesta de la que yo no era conocedora? Estaba segura de que si, y no podía asegurar que la precaución fuera mayor que mis ansias por saber aquello que no me incumbía.
-¿Por qué iría a lastimarme? Intentó protegerme de unos señores que querían convertirme en armas y armaduras…- No había ni rastro de duda en mi voz, pues confiaba en el vampiro, y estaba segura de que aquello no era una de esas bromas suyas que empezaba a aprender a discernir, solo estaba, algo desorientada. Destino había sido no solo uno de los pocos elfos con quienes no había tenido problemas, si no también alguien que me había orientado y ayudado en el tortuoso camino de aceptar mi forma humana. Claro que me había percatado que había mucho escondido en esa criatura, pero de algún modo, había querido creer que no era nada que empañara su imagen.
-¿Por qué querría quebrantar mi espíritu?.- Entendía el concepto que Víctor estaba “poniendo sobre la mesa”, pero ¿Qué podría conseguir aquel ser de ello?.
Aquella interesantísima conversación fue rápidamente interrumpida por aquellos pajarracos de papel, y, aunque las alas eran un escudo decente, aquello empezaba a ser doloroso, sobre todo cuando agarraba la parte de hueso que enganchaba con el hombro, cada vez que uno de esos bichos golpeaba allí, me hacía ver las estrellas, y soltar resoplidos y gruñidos de dolor, que ahogaba con la boca cerrada, y la mandíbula tensa.
La casa resultó ser un buen refugio momentáneo, y dejé que una vez más fuera Seek, la buscadora, quien guiara nuestros pasos hasta la pista. A fin de cuentas, era ella la única capaz de ver aquel rastro invisible que nos había llevado hasta la casa en ruinas.
Con las alas replegadas, quedé en la retaguardia del grupo, dejando a Víctor libre de mi agarre, y de la vaina en la que lo había llevado hasta la casa.
La muchacha y el vampiro dieron con premura con un mapa, y enseguida se hicieron con una teoría de que era lo que podían estar buscando. –Quizás son ingredientes para hacer algo que salía en el libro que robó. –Añadí mi grato de arena.
El estrepito de los vidrios indicó que nuestra ventaja había terminado, pero el olor a quemado, marcó el grave error que habíamos cometido. El pánico se formuló en la voz del vampiro al mismo tiempo que el lugar se llenaba de olor a madera y papel quemado, viciando el aire de aquella casa que ya no tenía salvación.
Agarré el mapa de un garrazo a la señal de Víctor y me agaché para evitar el espeso humo negro que cubría el techo del pasillo, avanzando con premura hacia el agujero que había abierto Seek en la entrada, de nuevo, desplegué las alas, pero sin cubrir la parte de delante, me limité a hacer un puente entorno al vampiro aterrorizado, dejando que, si alguna de las llamas se extendía por los muros, protegieran a mi aliado.
Sentí el miedo recorrerme, no a morir, pero si al dolor, y logró hacer que mi cuerpo temblara, y casi titubease. El reflejo fantasma de la daga al rojo sobre el corte recorrió mi espina erizando todas mis púas con alarma, sin embargo, mantuve la entereza.
Más allá del instinto protector que Bio me generaba, había también un factor estratégico, y es que era más resistente al fuego mi gruesa piel de escamas, que su frágil tez de porcelana.
Me había percatado del mareo, y yo también empezaba a sentirlo con el humo a medida que atravesábamos el domicilio, así que terminé de romper parte de las telas con las que me cubría, las rasgué sin detenerme con los dientes, pues avanzaba al ritmo de Víctor, y le extendí uno de ellos para que se cubriese la cara, como hacía la gente en los incendios. Un truco que había aprendido a las malas de un par de percances en aldeas en los que había ayudado.
Cuando la casa quedó detrás, el fuego podía escucharse crepitar con fuerza, y las maderas de la casa crujir por el peso, a medida que eran consumidas por las llamas. El olor a humo era intenso, pero ya no hacía arder los pulmones como si estos quemaran, aún si apartaba el retazo de tela húmeda de mi rostro, y simplemente aspiraba la brisa nocturna.
Por el incendio fue que no me di cuenta en un inicio, pero había otro aroma a quemado distinto, uno que emanaba de mi persona. El calor y el fuego había consumido algunos mechones de mi pelo. Los bucles blancos que llegaban casi hasta las rodillas ahora apenas pasaban de las costillas en algunos puntos, en otros más cortos, en otros más largos. Por suerte, mi melena aún era lo suficientemente espesa como para cubrir lo que las telas habían abandonado para protegernos del humo del incendio.
En cuanto al resto del cuerpo, no había quedado tan malparada como podría de no haber estado en aquella forma. Aunque la piel me ardía irritada, y en algunos puntos las escamas se habías oscurecido, e incluso ablandado, difícilmente presentaría más que ampollas superficiales en mi forma humana. Después de los últimos acontecimientos, aquel dolor era más que soportable, y no me arrancaba más que algunos resoplidos, y me hacía batir las alas en busca de aire fresco, como si aquel gesto pudiera hacer menor la incomodidad o los daños.
-Tengo el mapa. -Proclamé, alejando mis orbes celestinos de las inmensas llamaradas para contemplar a mis dos compañeros, y revisar su estado. Luego extendí el documento hacía la buscadora, una señal de buena fe, para que hiciera su magia, y revelara aquellos datos ocultos que nos habían guiado hasta la casa. -¿Ves algo más sobre donde hay que ir?¿O que hay en ese lugar?.- El viaje hasta los baldíos podía llevarnos bastante a ritmo de bípedo, así que por lo menos, quería tener todos los datos posibles al respecto, todos aquellos que pudiéramos
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
No me inspiraban nada de confianza las intenciones que pudiera tener aquel elfo con la dragona pero sabía que la idea no me gustaba en absoluto, afortunadamente el debate fue cerrado debido al ataque de los animalejos de papel que nos hicieron ir hasta el interior de la misteriosa casa en donde hallamos el mapa -Y por eso faltaban páginas- Añadí a lo que había agregado Arygos, aunque aún faltaba saber qué había buscado en el otro punto que parecía indicar la Arboleda Central.
Las conclusiones tendrían que esperar hasta más tarde pues la invasión de pájaros empapelados venía acompañada de fuego, apenas tocaban el piso o las paredes se incendiaban a sí mismo y propagaban el fuego por toda la casa, las llamas no tardaron en adueñarse de todo haciendo que una densa y espesa nube de humo inundara el ambiente impidiéndome respirar.
Me lancé al piso buscando aire mientras todo a mi alrededor se veía ornamentado por danzantes hileras de fuego rojizo e intenso, escuché el abrir de las alas de la dragona sobre mí y junto a ella avancé en dirección a la salida esperando resistir hasta llegar; Seek desdibujó la puerta de una patada y conseguimos por fin salir dejando tras nosotros el crujir de la madera ardiendo hasta desplomarse completamente.
Una vez fuera me dejé caer al piso completamente exhausto pero dichoso de estar vivo, habíamos conseguido el mapa pero aquello parecía haber sido una trampa para eliminar al curioso que quisiera seguirle el juego, o tal vez un mecanismo de seguridad para eliminar rastros en caso de ser descubiertos -Hay huellas recientes- Dijo Seek mientras tomaba el mapa -Quien haya estado aquí partió hace poco- Abrió el mapa y examinó -Si viajamos en línea recta hacia el Bosque de Midgar y luego a las Ruinas podríamos incluso adelantarnos, es bastante probable- Señaló unas pisadas en el suelo -Viaja a pie, acompañado por un animal- Me senté para notar que ciertamente había dos tipos de huellas y las más pequeñas por su profundidad parecían de un animal pesado y no uno de papel como habíamos visto hasta ahora.
Me levanté mirando con atención los daños que había sufrido mi compañera y di nuevas instrucciones a Seek -Adelántate hasta la torre del clan, ve si tienen idea de lo que pueda estar sucediendo, uno de sus excompañeros tenía una base en las Ruinas, podría estar relacionado- Me dirigí a Arygos -Nosotros descansaremos un rato y luego iremos directo a las Ruinas, esto acaba de volverse personal- Estaba claramente enojado por haber caído en semejante trampa y ahora ya no era simple curiosidad, se había convertido en deseo de venganza.
Seek antes de irse abrió un pequeño morral que llevaba a su espalda y le ofreció a Arygos un pequeño envase con una crema de color verde -Esto ayudará con tus quemaduras, no es mucho pero aliviará un poco- Miró a la dragona y luego a mí -No dejes que lo maten- Dijo señalándome de medio lado para luego darse la vuelta y partir a paso veloz hacia la torre del clan mientras los demás nos quedábamos atrás.
Las conclusiones tendrían que esperar hasta más tarde pues la invasión de pájaros empapelados venía acompañada de fuego, apenas tocaban el piso o las paredes se incendiaban a sí mismo y propagaban el fuego por toda la casa, las llamas no tardaron en adueñarse de todo haciendo que una densa y espesa nube de humo inundara el ambiente impidiéndome respirar.
Me lancé al piso buscando aire mientras todo a mi alrededor se veía ornamentado por danzantes hileras de fuego rojizo e intenso, escuché el abrir de las alas de la dragona sobre mí y junto a ella avancé en dirección a la salida esperando resistir hasta llegar; Seek desdibujó la puerta de una patada y conseguimos por fin salir dejando tras nosotros el crujir de la madera ardiendo hasta desplomarse completamente.
Una vez fuera me dejé caer al piso completamente exhausto pero dichoso de estar vivo, habíamos conseguido el mapa pero aquello parecía haber sido una trampa para eliminar al curioso que quisiera seguirle el juego, o tal vez un mecanismo de seguridad para eliminar rastros en caso de ser descubiertos -Hay huellas recientes- Dijo Seek mientras tomaba el mapa -Quien haya estado aquí partió hace poco- Abrió el mapa y examinó -Si viajamos en línea recta hacia el Bosque de Midgar y luego a las Ruinas podríamos incluso adelantarnos, es bastante probable- Señaló unas pisadas en el suelo -Viaja a pie, acompañado por un animal- Me senté para notar que ciertamente había dos tipos de huellas y las más pequeñas por su profundidad parecían de un animal pesado y no uno de papel como habíamos visto hasta ahora.
Me levanté mirando con atención los daños que había sufrido mi compañera y di nuevas instrucciones a Seek -Adelántate hasta la torre del clan, ve si tienen idea de lo que pueda estar sucediendo, uno de sus excompañeros tenía una base en las Ruinas, podría estar relacionado- Me dirigí a Arygos -Nosotros descansaremos un rato y luego iremos directo a las Ruinas, esto acaba de volverse personal- Estaba claramente enojado por haber caído en semejante trampa y ahora ya no era simple curiosidad, se había convertido en deseo de venganza.
Seek antes de irse abrió un pequeño morral que llevaba a su espalda y le ofreció a Arygos un pequeño envase con una crema de color verde -Esto ayudará con tus quemaduras, no es mucho pero aliviará un poco- Miró a la dragona y luego a mí -No dejes que lo maten- Dijo señalándome de medio lado para luego darse la vuelta y partir a paso veloz hacia la torre del clan mientras los demás nos quedábamos atrás.
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Cuando terminé de hacer un examen preliminar a mi piel, volví a contemplar a mi compañero vampiro, que se había extendido en el suelo como si fuera alguna clase de estrella de mar, respirando con fuerza. Me sonaba haber escuchado algo sobre el fuego y los de su especie, y lo cierto era que nunca lo había visto tan asustado, sí que asumí que aquellas habladurías eran ciertas. Aunque pensándolo bien, ¿A qué clase de seres no lastimaba el fuego?
Cualquiera que fuera el caso, podía averiguarlo simplemente preguntando más tarde. Seek hizo honor a su nombre, y, aunque no encontró nada nuevo en el mapa, si halló en el suelo unas huellas en las que ninguno de nosotros había reparado al acercarnos a la casa.
Yo sobre todo porque me había dejado guiar y ni siquiera me había molestado en seguir ningún rastro, o tratar de localizarlo, después de que quedara en claro que seguíamos unos necrocosos que no era capaz de ver.
Tenía que admitir que Seek me empezaba a caer bien, era eficiente, y aunque no especialmente habladora, cuidaba de las personas con las que estaba, valores que había extrañado bastante en mis últimos viajes, y que quizás, me habían vuelto recelosa en exceso. Tendría que hacer un pequeño esfuerzo por no cerrarme tanto, ya que aquello no favorecería mi aprendizaje.
El hecho de que la cibernética también fuera parte de aquel pintoresco grupo de la torre, el cual aún no conocía por completo, hacía que sumara muchos puntos a favor de ganarse mi afecto y confianza, y de algún modo, aunque no había puesto aquello en palabras, se reafirmó en ese agrado que empezaba a surgir a través de su inesperado regalo.
-Gracias. - parpadeé un par de veces, perpleja y algo avergonzada por el mal trato que le había propiciado antes. - Siento haberte gruñido… y eso. -Zarandee la cola nerviosamente de un lado a otro, mientras plegaba las alas hacia abajo.
Envolví el tarro entre las manos, y seguí la mirada de la chica hasta llegar al vampiro, asintiendo ante su petición.
-No te preocupes. -Desplegué un poco una de las alas, levemente lastimada por haber ejercido de escudo entre el vampiro y las llamas, esperando que aquel gesto le refrescara la memoria de mi reciente gesto, y le diera la tranquilidad de que estaba dispuesta a interponerme entre el vampiro y cualquier cosa que pudiera sesgar su vida. Batí levemente dicha ala y volví a plegarla.
-Cuando termines en la torre, si encuentras algo que necesitemos saber, enciende una fogata de noche en las ruinas, sobrevolaré todas poco después del crepúsculo, de ese modo podremos encontrarnos.-Le prometí a la cibernética, dispuesta a prestar toda la ayuda que fuera capaz, devolviéndole su entrega.
Una vez esta empezó a marchar abrí el tarro y olfateé su contenido un rato, luego sumergí los dedos en el pastiche y empecé a cubrir las quemaduras con él, empezando por la del hombro, pese a ser la más curada, porque también era la más profunda, y siguiendo con las más recientes de las alas.
-Esto me recuerda al pastiche de barrimoth.-Comenté sin dejar de extender esa sustancia. No me agradaba tener pastas encima de las escamas, pero si aquello iba a hacerme bien, estaba dispuesta a tolerarlo.
Cuando terminé me limpié las manos en lo que quedaba de tela agarrada a mi cadera, y volví a prestarle atención a mi vampírico acompañante.
- ¿Cómo estás? -Me senté a su lado, en el suelo, aguardando con paciencia a que recuperase el aliento, o descasara. Por primera vez en toda la noche revelé aquella pregunta, con un tono que dejaba en claro una connotación que iba más allá de la casa en llamas, derrumbada y que poco a poco se carbonizaba ante nuestros ojos, que calentaba la brisa nocturna, e iluminaba el patio en el que nos hallábamos.
Extendí, ante mis piernas cruzadas, el mapa sobre el suelo, y recorrí con una falange, limpia de potingue y tierra, los puntos marcados, y el camino que nos deparaba. Si íbamos directo hacia el sur llegaríamos a Sacrestic ville, no era una mala idea para detenernos a buscar algunas cosas, quizás lograse encontrar ropa encantada, para no ir como si fuera una ninfa, solo con el pelo enmarañado y un taparrabos. Y puede que el vampiro necesitara alguna que otra cosa del pueblo, incluso quizás podíamos hallar alguna carreta comerciante que nos permitiera adelantar con las mulas el camino a pie del dueño de la casa quemada.
O, si íbamos más directos, hacia el sur-este, había unas ruinas donde podíamos refugiarnos. La ropa no era una pasión, más bien me incordiaba, y si no nos metíamos en urbes con gente, no la precisaba, además, el Tylmer podía ofrecernos una gran ventaja, y es que podía surcar sus partes más hondas nadando con el vampiro a cuestas, y con la corriente a nuestro favor, iríamos bastante rápido.
-¿Quieres pasar por Sacrestic o bordear el rio directamente?.- Miré de soslayo a Víctor. Yo no estaba habituada a viajar por tierra, así que su elección sería mucho más confiable que la mía.
Cualquiera que fuera el caso, podía averiguarlo simplemente preguntando más tarde. Seek hizo honor a su nombre, y, aunque no encontró nada nuevo en el mapa, si halló en el suelo unas huellas en las que ninguno de nosotros había reparado al acercarnos a la casa.
Yo sobre todo porque me había dejado guiar y ni siquiera me había molestado en seguir ningún rastro, o tratar de localizarlo, después de que quedara en claro que seguíamos unos necrocosos que no era capaz de ver.
Tenía que admitir que Seek me empezaba a caer bien, era eficiente, y aunque no especialmente habladora, cuidaba de las personas con las que estaba, valores que había extrañado bastante en mis últimos viajes, y que quizás, me habían vuelto recelosa en exceso. Tendría que hacer un pequeño esfuerzo por no cerrarme tanto, ya que aquello no favorecería mi aprendizaje.
El hecho de que la cibernética también fuera parte de aquel pintoresco grupo de la torre, el cual aún no conocía por completo, hacía que sumara muchos puntos a favor de ganarse mi afecto y confianza, y de algún modo, aunque no había puesto aquello en palabras, se reafirmó en ese agrado que empezaba a surgir a través de su inesperado regalo.
-Gracias. - parpadeé un par de veces, perpleja y algo avergonzada por el mal trato que le había propiciado antes. - Siento haberte gruñido… y eso. -Zarandee la cola nerviosamente de un lado a otro, mientras plegaba las alas hacia abajo.
Envolví el tarro entre las manos, y seguí la mirada de la chica hasta llegar al vampiro, asintiendo ante su petición.
-No te preocupes. -Desplegué un poco una de las alas, levemente lastimada por haber ejercido de escudo entre el vampiro y las llamas, esperando que aquel gesto le refrescara la memoria de mi reciente gesto, y le diera la tranquilidad de que estaba dispuesta a interponerme entre el vampiro y cualquier cosa que pudiera sesgar su vida. Batí levemente dicha ala y volví a plegarla.
-Cuando termines en la torre, si encuentras algo que necesitemos saber, enciende una fogata de noche en las ruinas, sobrevolaré todas poco después del crepúsculo, de ese modo podremos encontrarnos.-Le prometí a la cibernética, dispuesta a prestar toda la ayuda que fuera capaz, devolviéndole su entrega.
Una vez esta empezó a marchar abrí el tarro y olfateé su contenido un rato, luego sumergí los dedos en el pastiche y empecé a cubrir las quemaduras con él, empezando por la del hombro, pese a ser la más curada, porque también era la más profunda, y siguiendo con las más recientes de las alas.
-Esto me recuerda al pastiche de barrimoth.-Comenté sin dejar de extender esa sustancia. No me agradaba tener pastas encima de las escamas, pero si aquello iba a hacerme bien, estaba dispuesta a tolerarlo.
Cuando terminé me limpié las manos en lo que quedaba de tela agarrada a mi cadera, y volví a prestarle atención a mi vampírico acompañante.
- ¿Cómo estás? -Me senté a su lado, en el suelo, aguardando con paciencia a que recuperase el aliento, o descasara. Por primera vez en toda la noche revelé aquella pregunta, con un tono que dejaba en claro una connotación que iba más allá de la casa en llamas, derrumbada y que poco a poco se carbonizaba ante nuestros ojos, que calentaba la brisa nocturna, e iluminaba el patio en el que nos hallábamos.
Extendí, ante mis piernas cruzadas, el mapa sobre el suelo, y recorrí con una falange, limpia de potingue y tierra, los puntos marcados, y el camino que nos deparaba. Si íbamos directo hacia el sur llegaríamos a Sacrestic ville, no era una mala idea para detenernos a buscar algunas cosas, quizás lograse encontrar ropa encantada, para no ir como si fuera una ninfa, solo con el pelo enmarañado y un taparrabos. Y puede que el vampiro necesitara alguna que otra cosa del pueblo, incluso quizás podíamos hallar alguna carreta comerciante que nos permitiera adelantar con las mulas el camino a pie del dueño de la casa quemada.
O, si íbamos más directos, hacia el sur-este, había unas ruinas donde podíamos refugiarnos. La ropa no era una pasión, más bien me incordiaba, y si no nos metíamos en urbes con gente, no la precisaba, además, el Tylmer podía ofrecernos una gran ventaja, y es que podía surcar sus partes más hondas nadando con el vampiro a cuestas, y con la corriente a nuestro favor, iríamos bastante rápido.
-¿Quieres pasar por Sacrestic o bordear el rio directamente?.- Miré de soslayo a Víctor. Yo no estaba habituada a viajar por tierra, así que su elección sería mucho más confiable que la mía.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Cerré los ojos por un instante, en pocos días había tenido que enfrentar mis mayores temores, y no es que el fuego fuera algo de qué avergonzarse, a fin de cuentas, a cualquiera le daría miedo morir abrasado, pero de igual manera me incomodaba un poco, tal vez me hería el orgullo o tal vez solo venía estando susceptible por el temor anterior, aunque una araña gigante era algo que podía atemorizar a cualquiera, aún tenía la marca en la muñeca; más tenue, sí, pero aún estaba, lo que en cierto modo me seguía dando mala espina, pero al menos ya no la sentía en mi cabeza, obligándome a atacar a mis propios amigos.
Abrí los ojos para ver a mis dos compañeras haciendo, cosas de chicas y me alegró ver que al menos ya no parecían querer matarse entre ellas, era una preocupación menos; volví a cerrar los ojos para respirar profundamente y pensar en el siguiente paso de nuestro largo camino, si de igual modo íbamos hacia el sur, no estaba de más pasar por esas ruinas y tratar de descubrir lo que podría estar sucediendo.
Tras compartir indicaciones con Seek me senté en el piso y la dragona me acompañó un rato -Estoy bien, tranquila- Con la cara llena de hollín y el cabello oloroso a humo pero estaba bien -¿Cómo estás tú?- Pregunté mirando sus alas magulladas, esta vez la había metido en un buen lío, o más bien dos, debería tener más cuidado la próxima vez, andando solo me gustaba lanzarme al peligro de cabeza, pero andar con Arygos me había enseñado un poco de responsabilidad, además me servía como ejercicio para cuando viajara con Maguita, no podía lanzarnos de cabeza ante todo peligro así como si nada.
Ahora que estábamos más calmados y nada nos atacaba ni nos quemada se me ocurrió retomar el delicado tema que antes había quedado cortado -¿De dónde conoces a Destino?- Pregunté inocentemente y ya un poco más calmado, no quería alarmarla o asustarla, además en mi mente me hacía gracia pensar que si el elfo intentaba algo ella se lo comería -No le menciones que me conoces, no tenemos buena relación- No quise dar muchos detalles pero básicamente pensaba que ese bribón podría usarla para llegar a mí, cosa que sería bastante mala.
Si tomábamos el río seguramente ganaríamos mucha ventaja, sin embargo llegar a las ruinas cansados no parecía ser algo muy ventajoso -Vamos a Sacrestic, necesito descansar- No dije más que eso, pues el resto de la frase era “Descansar en algo que no camine”, cosa que podría incomodarle, había hecho su mejor esfuerzo en caminar despacio pero tenía más que un chichón en la cabeza de reposar sobre su gruesa y ruda piel -Ambos necesitamos descansar- Añadí señalando el estado de sus alas.
Abrí los ojos para ver a mis dos compañeras haciendo, cosas de chicas y me alegró ver que al menos ya no parecían querer matarse entre ellas, era una preocupación menos; volví a cerrar los ojos para respirar profundamente y pensar en el siguiente paso de nuestro largo camino, si de igual modo íbamos hacia el sur, no estaba de más pasar por esas ruinas y tratar de descubrir lo que podría estar sucediendo.
Tras compartir indicaciones con Seek me senté en el piso y la dragona me acompañó un rato -Estoy bien, tranquila- Con la cara llena de hollín y el cabello oloroso a humo pero estaba bien -¿Cómo estás tú?- Pregunté mirando sus alas magulladas, esta vez la había metido en un buen lío, o más bien dos, debería tener más cuidado la próxima vez, andando solo me gustaba lanzarme al peligro de cabeza, pero andar con Arygos me había enseñado un poco de responsabilidad, además me servía como ejercicio para cuando viajara con Maguita, no podía lanzarnos de cabeza ante todo peligro así como si nada.
Ahora que estábamos más calmados y nada nos atacaba ni nos quemada se me ocurrió retomar el delicado tema que antes había quedado cortado -¿De dónde conoces a Destino?- Pregunté inocentemente y ya un poco más calmado, no quería alarmarla o asustarla, además en mi mente me hacía gracia pensar que si el elfo intentaba algo ella se lo comería -No le menciones que me conoces, no tenemos buena relación- No quise dar muchos detalles pero básicamente pensaba que ese bribón podría usarla para llegar a mí, cosa que sería bastante mala.
Si tomábamos el río seguramente ganaríamos mucha ventaja, sin embargo llegar a las ruinas cansados no parecía ser algo muy ventajoso -Vamos a Sacrestic, necesito descansar- No dije más que eso, pues el resto de la frase era “Descansar en algo que no camine”, cosa que podría incomodarle, había hecho su mejor esfuerzo en caminar despacio pero tenía más que un chichón en la cabeza de reposar sobre su gruesa y ruda piel -Ambos necesitamos descansar- Añadí señalando el estado de sus alas.
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Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Pese a todo lo que había pasado, me negaba a no creerle cuando me decía que estaba bien. Más allá del fuerte olor a humo que ambos desprendíamos, o de los estragos que el fuego pudiera haber dejado en nuestra apariencia. Alargué la mano e intenté sacarle los restos negruzcos del rostro, tal y como había visto que hacían las madres humanas con sus cachorros cuando estos llegaban llenos de barro a casa, que no era lo mismo, pero para el caso, estaba segura de que servía.
Pensé un instante en que respuesta darle. Era una pregunta que había evitado hacerme de forma honesta durante bastante tiempo, pero esa noche ya no tenía tiempo de responder son sinceridad, y pese al dolor o la molestia que pudiera soportar mi cuerpo, por fin tenía una respuesta favorable.
-Genial. – Contesté con sinceridad, siguiendo su mirada que se posaba sobre las clapas de pomada verde. - No es nada. – Le aseguré. – Mis escamas son resistentes, mucho más que tu piel. Sanará, incluso dudo que deje marca alguna. – Que no sabía porque era tan importante, pero parecía serlo para el resto de bípedos, así que preferí darle cualquier tranquilidad que estuviera en mi mano.
Con la calma, y la existencia de ese momento para pensar el trayecto, pero, sobre todo, para hacer un alto y descansar, algo que tenía que admitir, después de cargar al vampiro hasta allí, realmente necesitaba, llegó el momento de las preguntas. – Lo conocí hace tiempo, en la entrada de una ciudad humana. Un vendedor ofrecía productos hechos con restos de dragón. - Incluso con el tiempo que había pasado de aquello, las comisuras de mis labios se alzaron de un modo nada amistoso, descubriendo ligeramente los colmillos filosos y alargados al recordar a aquel sujeto que ya no vendería nada. – Le increpé, quizás dejé caer que era un dragón y eso ayudó a que me tomara como punto, para conseguir más suministros, la cosa es que Destino estaba allí, vio que pasaba y me sacó del lugar, pero el vendedor y sus escoltas nos siguieron y nos atacaron. El me ayudó, aunque no tenía por qué hacerlo, y no quiso siquiera el oro de los muertos. Pocas personas ayudan a otras desinteresadamente, y se arriesgan por lo que creen justo de esa forma en el sur. – Pese a mi excelente memoria, algunos detalles nimios eran poco claros, y terminé frunciendo un poco el ceño, mientras me esforzaba por hacerlos aflorar.
-Bueno, quizás amenacé un poco al vendedor. - Me corregí al recordar algún que otro comentario sobre la madre del sujeto, y sobre que me lo iba a comer, pese a que estaba segura de que no había ido totalmente en serio. – Pero él estaba vendiendo cosas hechas con pedazos de dragón y diciendo que éramos bestias horribles, come hombres y codiciosas. – Mi mente divagaba de un momento a otro de ese recuerdo de forma desordenada, como solía ser siempre. Si todo el mundo recordaba de aquel modo errático o no, era un misterio para mí. – Le ofrecieron irse si me entregaba, pero no lo hizo. - Añadí, otro punto para el elfo misterioso, a quien tenía que localizar en algún momento para mostrarle mis avances. – Se puso a llover, así que lo llevé a una cueva cercana a que nos refugiáramos. – ladeé el rostro hacia un costado, aun con el ceño cejo fruncido, y la mirada entornada, pero el mismo tono dedicado y amable, pues los gestos eran más de tratar de ordenar los fragmentos de mi memoria, que de cualquier otra cosa. – Buscaba un herrero. – Aquello no era un dato importante, simplemente lo había añadido en un murmullo para poner todo en su lugar. – Me mostró la magia de la luz…Me explicó las ventajas tácticas de mi forma humana y la capacidad de mezclarla. Oh, y me explicó muchas cosas sobre porque no tenía que ir desnuda delante de no-dragones. – Añadí, pues Víctor había mostrado preocupación al respecto de ese mismo tema, y estaba segura de que hacer mención de aquello ayudaría a paliar la mala imagen que pudiese tener del elfo.
Me miré a mí misma, recordando las palabras de Destino, cuando las palabras de Víctor sobre nuestro destino llegaron a mis oídos. - ¿Hay alguna tienda de ropa en Sacrestic Ville?. – Solo había estado dos veces en esa población, y durante muy poco tiempo. No había podido explorar el lugar en lo más mínimo, y por fijarse si había ropa que no se rompiese al cambiar de forma, o quizás algún protector de acero no estaba de más.
Sobre mi estado, no iba a negarle que no era el mejor, aunque lo que me llamaba a descansar no eran las heridas recientes, si no el desgaste de toda aquella actividad física constante, pues, desde mi llegada a la aldea de las arañas no había parado más que para darme un breve baño, y entre la lucha, el camino, los golpes y los cambios continuos de forma, la fatiga era una compañera desde hacía ya un rato, y en unas horas, demasiado temprano para el tiempo que llevaba despierta, el sueño nos acompañaría.
Enrollé el mapa y se lo extendí, sabíamos a donde íbamos, no lo precisábamos por ahora, y me sentía más tranquila si era el quien llevaba el mapa, aunque más o menos había memorizado ya unos cuantos recorridos, aunque sus trayectos en mi mente solo eran aéreos, porque muchos de los caminos de tierra me eran desconocidos.
- ¿Y tú? ¿De qué conoces a Destino? ¿Qué les pasó? – Me parecía bastante claro que la animadversión que le tenía Víctor a aquel hombre debía de responder a algo grave, ya que, por lo general, era capaz de perdonar e incluso tratar de dialogar con sus verdugos, como había acontecido con los cazadores de vampiros delante de la torre.
Pensé un instante en que respuesta darle. Era una pregunta que había evitado hacerme de forma honesta durante bastante tiempo, pero esa noche ya no tenía tiempo de responder son sinceridad, y pese al dolor o la molestia que pudiera soportar mi cuerpo, por fin tenía una respuesta favorable.
-Genial. – Contesté con sinceridad, siguiendo su mirada que se posaba sobre las clapas de pomada verde. - No es nada. – Le aseguré. – Mis escamas son resistentes, mucho más que tu piel. Sanará, incluso dudo que deje marca alguna. – Que no sabía porque era tan importante, pero parecía serlo para el resto de bípedos, así que preferí darle cualquier tranquilidad que estuviera en mi mano.
Con la calma, y la existencia de ese momento para pensar el trayecto, pero, sobre todo, para hacer un alto y descansar, algo que tenía que admitir, después de cargar al vampiro hasta allí, realmente necesitaba, llegó el momento de las preguntas. – Lo conocí hace tiempo, en la entrada de una ciudad humana. Un vendedor ofrecía productos hechos con restos de dragón. - Incluso con el tiempo que había pasado de aquello, las comisuras de mis labios se alzaron de un modo nada amistoso, descubriendo ligeramente los colmillos filosos y alargados al recordar a aquel sujeto que ya no vendería nada. – Le increpé, quizás dejé caer que era un dragón y eso ayudó a que me tomara como punto, para conseguir más suministros, la cosa es que Destino estaba allí, vio que pasaba y me sacó del lugar, pero el vendedor y sus escoltas nos siguieron y nos atacaron. El me ayudó, aunque no tenía por qué hacerlo, y no quiso siquiera el oro de los muertos. Pocas personas ayudan a otras desinteresadamente, y se arriesgan por lo que creen justo de esa forma en el sur. – Pese a mi excelente memoria, algunos detalles nimios eran poco claros, y terminé frunciendo un poco el ceño, mientras me esforzaba por hacerlos aflorar.
-Bueno, quizás amenacé un poco al vendedor. - Me corregí al recordar algún que otro comentario sobre la madre del sujeto, y sobre que me lo iba a comer, pese a que estaba segura de que no había ido totalmente en serio. – Pero él estaba vendiendo cosas hechas con pedazos de dragón y diciendo que éramos bestias horribles, come hombres y codiciosas. – Mi mente divagaba de un momento a otro de ese recuerdo de forma desordenada, como solía ser siempre. Si todo el mundo recordaba de aquel modo errático o no, era un misterio para mí. – Le ofrecieron irse si me entregaba, pero no lo hizo. - Añadí, otro punto para el elfo misterioso, a quien tenía que localizar en algún momento para mostrarle mis avances. – Se puso a llover, así que lo llevé a una cueva cercana a que nos refugiáramos. – ladeé el rostro hacia un costado, aun con el ceño cejo fruncido, y la mirada entornada, pero el mismo tono dedicado y amable, pues los gestos eran más de tratar de ordenar los fragmentos de mi memoria, que de cualquier otra cosa. – Buscaba un herrero. – Aquello no era un dato importante, simplemente lo había añadido en un murmullo para poner todo en su lugar. – Me mostró la magia de la luz…Me explicó las ventajas tácticas de mi forma humana y la capacidad de mezclarla. Oh, y me explicó muchas cosas sobre porque no tenía que ir desnuda delante de no-dragones. – Añadí, pues Víctor había mostrado preocupación al respecto de ese mismo tema, y estaba segura de que hacer mención de aquello ayudaría a paliar la mala imagen que pudiese tener del elfo.
Me miré a mí misma, recordando las palabras de Destino, cuando las palabras de Víctor sobre nuestro destino llegaron a mis oídos. - ¿Hay alguna tienda de ropa en Sacrestic Ville?. – Solo había estado dos veces en esa población, y durante muy poco tiempo. No había podido explorar el lugar en lo más mínimo, y por fijarse si había ropa que no se rompiese al cambiar de forma, o quizás algún protector de acero no estaba de más.
Sobre mi estado, no iba a negarle que no era el mejor, aunque lo que me llamaba a descansar no eran las heridas recientes, si no el desgaste de toda aquella actividad física constante, pues, desde mi llegada a la aldea de las arañas no había parado más que para darme un breve baño, y entre la lucha, el camino, los golpes y los cambios continuos de forma, la fatiga era una compañera desde hacía ya un rato, y en unas horas, demasiado temprano para el tiempo que llevaba despierta, el sueño nos acompañaría.
Enrollé el mapa y se lo extendí, sabíamos a donde íbamos, no lo precisábamos por ahora, y me sentía más tranquila si era el quien llevaba el mapa, aunque más o menos había memorizado ya unos cuantos recorridos, aunque sus trayectos en mi mente solo eran aéreos, porque muchos de los caminos de tierra me eran desconocidos.
- ¿Y tú? ¿De qué conoces a Destino? ¿Qué les pasó? – Me parecía bastante claro que la animadversión que le tenía Víctor a aquel hombre debía de responder a algo grave, ya que, por lo general, era capaz de perdonar e incluso tratar de dialogar con sus verdugos, como había acontecido con los cazadores de vampiros delante de la torre.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Me alegró un poco saber que a pesar de los daños, la dragona me aseguraba que sanaría rápido, sin embargo no dejaría de preocuparme por su estado hasta ver que se encontraba completamente bien, me había resultado bastante maternal su gesto de quitarme, habían sido unos instantes de calma hasta que recordé entonces aquella charla pendiente del elfo, su respuesta me dejó sorprendido, no imaginaba que ese ser fuera capaz de ayudar a alguien.
Presté mucha atención a su relato aunque a ratos parecían más divagaciones carentes de un sentido cronológico, sin embargo lograba entender el orden de los sucesos y no dejaba de sorprenderme, el problema era que si el elfo resultaba ser una buena persona entonces solo significaba que el malvado era yo -¿Amenazaste un poco?- Pregunté creyendo haber hallado la falla en el plan para expiar al elfo, tal vez la había influenciado para convertirla en una salvaje agresiva, sin embargo recordaba que ella había tenido esa actitud antes y de hecho era de lo más normal, incluso yo mismo actuaría de esa forma por defender las cosas en las que creo; además, comer personas no era algo que estuviera fuera de mis posibilidades, aunque no de un modo tan literal.
Tristemente y para mi mala fortuna debía admitir que los consejos tácticos habían sido bastante buenos, sin embargo me daba un poco de celos que pudiera preferir consejos de ese elfo y no míos -Yo había estado por sugerirte eso mismo- Dije entre dientes como niño malcriado -Y sí, tiene razón, no debes andar desnuda- Estiré la mano hasta halar un poco los despojos que le quedaban encima y que casi se me deshacían entre los dedos -No es necesario que haya tiendas de ropa- Le dije planeando alegrarla -Yo puedo hacer algo para ti- Ofrecí con orgullo, y no es que fuera el mejor costurero que Aerandir hubiera concebido, pero al menos algo le podría hacer para que no estuviera exhibiendo sus partes tan libremente.
Después de un rato me levanté por fin dispuesto a encaminarnos hasta Sacrestic, si comprábamos algo de tela podría hacerle algo decente y luego descansar un rato, no parecía un mal plan en absoluto, el único problema era que el viaje apenas estaba comenzando y viajábamos contra reloj, no sería nada fácil. Miré atrás una última vez para asegurarme que no se nos estaba escapando nada, la casa había sido consumida en su totalidad y los pajarracos no eran más que polvo en el viento, una ingeniosa trampa contra curiosos que sin duda podía pensar en aplicar a la torre si alguna vez caía en malas manos, aunque dudaba que pudiera arder con tal facilidad.
Presté mucha atención a su relato aunque a ratos parecían más divagaciones carentes de un sentido cronológico, sin embargo lograba entender el orden de los sucesos y no dejaba de sorprenderme, el problema era que si el elfo resultaba ser una buena persona entonces solo significaba que el malvado era yo -¿Amenazaste un poco?- Pregunté creyendo haber hallado la falla en el plan para expiar al elfo, tal vez la había influenciado para convertirla en una salvaje agresiva, sin embargo recordaba que ella había tenido esa actitud antes y de hecho era de lo más normal, incluso yo mismo actuaría de esa forma por defender las cosas en las que creo; además, comer personas no era algo que estuviera fuera de mis posibilidades, aunque no de un modo tan literal.
Tristemente y para mi mala fortuna debía admitir que los consejos tácticos habían sido bastante buenos, sin embargo me daba un poco de celos que pudiera preferir consejos de ese elfo y no míos -Yo había estado por sugerirte eso mismo- Dije entre dientes como niño malcriado -Y sí, tiene razón, no debes andar desnuda- Estiré la mano hasta halar un poco los despojos que le quedaban encima y que casi se me deshacían entre los dedos -No es necesario que haya tiendas de ropa- Le dije planeando alegrarla -Yo puedo hacer algo para ti- Ofrecí con orgullo, y no es que fuera el mejor costurero que Aerandir hubiera concebido, pero al menos algo le podría hacer para que no estuviera exhibiendo sus partes tan libremente.
Después de un rato me levanté por fin dispuesto a encaminarnos hasta Sacrestic, si comprábamos algo de tela podría hacerle algo decente y luego descansar un rato, no parecía un mal plan en absoluto, el único problema era que el viaje apenas estaba comenzando y viajábamos contra reloj, no sería nada fácil. Miré atrás una última vez para asegurarme que no se nos estaba escapando nada, la casa había sido consumida en su totalidad y los pajarracos no eran más que polvo en el viento, una ingeniosa trampa contra curiosos que sin duda podía pensar en aplicar a la torre si alguna vez caía en malas manos, aunque dudaba que pudiera arder con tal facilidad.
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
No me sorprendió que Víctor se detuviese en el pequeño y claramente justificado detalle de que había amenazado un poco a aquel vendedor ambulante. Así que me limité a asentir un par de veces, sin mostrar arrepentimiento alguno por haberle dado a aquel sujeto el trato que merecía, tanto cuando lo había amenazado por sacrílego, como cuando había sesgado su corta y miserable vida por tratar de convertirme en un enser para algún mercenario desalmado.
Ladeé el rostro hacia el lado contrario cuando el vampiro me reveló aquella intención para la que había llegado tarde. - ¿En serio? - Pregunté asombrada, de ser yo la única de las personas con las que había hablado del tema, que no sabía sobre aquella capacidad de mi raza de antemano. Por otro lado, aquel tono con cierto retintín no terminaba de entenderlo, así que me limite a fruncir el ceño buscando algo de mi relato que pudiera no haberle gustado del todo, pero había tantas cosas, sobre todo teniendo en cuenta que mi compañero tendía a ser un pacificador por defecto, que me rendí en mi empeño.
Mire la mano que extendía para trastear con las telas, sin entender en un principio que intentaba hacer con las mismas, y riendo finalmente, soltando el aire por la nariz, cuando me percaté que trataba de volverlas algo más útil de lo que ya podían ser. Un año entero de peripecias, espadazos, tirones y demás habían causado estragos, y aun tenía suerte que quedara algo de esa prenda.
-Normalmente la gente no se alarma si mantengo mi piel con escamas. – Comenté, tanto para el como para mí. Intuía que era porque al identificarme como alguna clase de reptil, no sentían ninguna clase de invitación a procrear. - Además, si creo que alguien puede confundirse le aviso de mis intenciones. - Intente tranquilizar al vampiro con las precauciones que podía tomar gracias a mi vasto conocimiento sobre los sureños.
- ¿Sabes hacer ropa? - Aquella revelación me había tomado por sorpresa, pues no recordaba haberle escuchado hacer mención anteriormente de aquello, ni haberle visto los enseres necesarios para esa labor. Aunque siendo un vampiro, y con los años que tenía a cuestas, era más que obvio, si lo pensaba un momento, que tuviese un gran número de habilidades y capacidades que por la situación o por lo que fuere, no hubieran salido a colación y yo no fuera conocedora de ello.
- La cuidaré mucho. - Prometí de inmediato, con cierta solemnidad, ya que no eran muchas mis pertenencias, pero si tenía la noción de regalo, y aquello que me obsequiaban mis seres queridos era, para mí, sumamente valioso. - ¿Tu ropa la has hecho tu? – Pregunte, pues era inevitable que mi mente se dispersara por esos temas, y mi mirada observara con una curiosidad nueva los atavíos que portaba mi compañero.
Cuando Víctor se puso en pie, me tomé un momento para ocultar las alas, no necesitaba cargar peso innecesariamente, y me enderecé, apurando el paso para darle alcance. Como si aún precisara de ello me enganché a su brazo, aunque no apoyé en el mi peso, simplemente me sostuve al caminar, dejando el equilibrio a merced de la cola que se balanceaba de un lado a otro apaciblemente.
Pese a no necesitarlo para no caerme, tenía ese impulso, quizás por la costumbre en todas nuestras aventuras, o por esa tranquilidad y sentimiento hogareño que transmitía su cercanía, de un modo u otro, hasta que no se quejara, o me pidiera cesar en ello, mantendría aquella rutina.
El tema de la ropa, y las múltiples imágenes de Bio haciendo de costurera, bordando o con diversas labores me había distraído durante unos minutos, pero no había sido suficiente como para borrar de mi mente aquella inquietud que surgía no solo de la prohibición, si no de lo poco que concordaban sus advertencias con mi experiencia.
-No has dicho de que conoces a Destino. -Le recordé, sin mirar el camino, confiando en que el me guiara asertivamente, y observándole fijamente, con ambos ojos muy abiertos, sin parpadear siquiera, y la curiosidad brillando con una claridad cristalina. – Ni tampoco porque os llevais mal. – Y para no recibir otro silencio, volví a repetir la misma dupla de preguntas que antes. - ¿De qué conoces a Destino? ¿Qué les pasó? – . Con una precisión perfecta, pero un interés más vehemente en el tono, que, pese a que no había sido mi intención, incluso yo era capaz de distinguirlo fácilmente
La casa había quedado atrás, así como los pájaros, el hollín y los necrocosos que no había visto, pero cuyo nombre se había grabado en mi mente. El olor a madera quemada aun llegaba a nosotros cuando la brisa le era favorable, y el camino avanzaba bajo mis pies descalzos, en dirección a la foresta una vez más, dispuesta a enfrentarme al desafío de recorrerla sin caminos, por su parte salvaje en el sotobosque, en vez de sobrevolarla con presteza.
Ladeé el rostro hacia el lado contrario cuando el vampiro me reveló aquella intención para la que había llegado tarde. - ¿En serio? - Pregunté asombrada, de ser yo la única de las personas con las que había hablado del tema, que no sabía sobre aquella capacidad de mi raza de antemano. Por otro lado, aquel tono con cierto retintín no terminaba de entenderlo, así que me limite a fruncir el ceño buscando algo de mi relato que pudiera no haberle gustado del todo, pero había tantas cosas, sobre todo teniendo en cuenta que mi compañero tendía a ser un pacificador por defecto, que me rendí en mi empeño.
Mire la mano que extendía para trastear con las telas, sin entender en un principio que intentaba hacer con las mismas, y riendo finalmente, soltando el aire por la nariz, cuando me percaté que trataba de volverlas algo más útil de lo que ya podían ser. Un año entero de peripecias, espadazos, tirones y demás habían causado estragos, y aun tenía suerte que quedara algo de esa prenda.
-Normalmente la gente no se alarma si mantengo mi piel con escamas. – Comenté, tanto para el como para mí. Intuía que era porque al identificarme como alguna clase de reptil, no sentían ninguna clase de invitación a procrear. - Además, si creo que alguien puede confundirse le aviso de mis intenciones. - Intente tranquilizar al vampiro con las precauciones que podía tomar gracias a mi vasto conocimiento sobre los sureños.
- ¿Sabes hacer ropa? - Aquella revelación me había tomado por sorpresa, pues no recordaba haberle escuchado hacer mención anteriormente de aquello, ni haberle visto los enseres necesarios para esa labor. Aunque siendo un vampiro, y con los años que tenía a cuestas, era más que obvio, si lo pensaba un momento, que tuviese un gran número de habilidades y capacidades que por la situación o por lo que fuere, no hubieran salido a colación y yo no fuera conocedora de ello.
- La cuidaré mucho. - Prometí de inmediato, con cierta solemnidad, ya que no eran muchas mis pertenencias, pero si tenía la noción de regalo, y aquello que me obsequiaban mis seres queridos era, para mí, sumamente valioso. - ¿Tu ropa la has hecho tu? – Pregunte, pues era inevitable que mi mente se dispersara por esos temas, y mi mirada observara con una curiosidad nueva los atavíos que portaba mi compañero.
Cuando Víctor se puso en pie, me tomé un momento para ocultar las alas, no necesitaba cargar peso innecesariamente, y me enderecé, apurando el paso para darle alcance. Como si aún precisara de ello me enganché a su brazo, aunque no apoyé en el mi peso, simplemente me sostuve al caminar, dejando el equilibrio a merced de la cola que se balanceaba de un lado a otro apaciblemente.
Pese a no necesitarlo para no caerme, tenía ese impulso, quizás por la costumbre en todas nuestras aventuras, o por esa tranquilidad y sentimiento hogareño que transmitía su cercanía, de un modo u otro, hasta que no se quejara, o me pidiera cesar en ello, mantendría aquella rutina.
El tema de la ropa, y las múltiples imágenes de Bio haciendo de costurera, bordando o con diversas labores me había distraído durante unos minutos, pero no había sido suficiente como para borrar de mi mente aquella inquietud que surgía no solo de la prohibición, si no de lo poco que concordaban sus advertencias con mi experiencia.
-No has dicho de que conoces a Destino. -Le recordé, sin mirar el camino, confiando en que el me guiara asertivamente, y observándole fijamente, con ambos ojos muy abiertos, sin parpadear siquiera, y la curiosidad brillando con una claridad cristalina. – Ni tampoco porque os llevais mal. – Y para no recibir otro silencio, volví a repetir la misma dupla de preguntas que antes. - ¿De qué conoces a Destino? ¿Qué les pasó? – . Con una precisión perfecta, pero un interés más vehemente en el tono, que, pese a que no había sido mi intención, incluso yo era capaz de distinguirlo fácilmente
La casa había quedado atrás, así como los pájaros, el hollín y los necrocosos que no había visto, pero cuyo nombre se había grabado en mi mente. El olor a madera quemada aun llegaba a nosotros cuando la brisa le era favorable, y el camino avanzaba bajo mis pies descalzos, en dirección a la foresta una vez más, dispuesta a enfrentarme al desafío de recorrerla sin caminos, por su parte salvaje en el sotobosque, en vez de sobrevolarla con presteza.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Al parecer, ese cariño que mi compañera le había tomado al desdichado elfo era algo a lo que tendría que acostumbrarme, así que de momento, mientras no nos tocara juntarnos, estaríamos todos a salvo; conseguí desviar el tema hacia sus telas y esa conveniente capacidad de bordearse de escamas, ciertamente para nada eran sexys las escamas, o al menos a mí no me lo parecían aunque si algo había visto en mis muchos años era que había gustos para todos.
Hacer ropa no era algo que resaltara como mi capacidad principal, al decir verdad -Claro que puedo hacer ropa, es mi capacidad principal- En mi mente sabía que era mala idea, pero a fin de cuentas, tenía los conocimientos básicos para hacer algo medianamente decente y para lo que cargaba encima, cualquier cosa sería mejor, aunque lo que sí podía hacerle de sobra era algo muy conveniente y práctico -Incluso puedo hechizarla para que no se haga pedazos al transformarte- Alardé presumiendo mi uso de arcanos pues en eso bien que sí podría hacerlo de sobra.
Miré mis ropas ante su pregunta, siendo que ésta serviría como mi carta de presentación debería ser cauteloso al responder, pensé por unos segundos para terminar negando con la cabeza -No, ésta es un regalo- Dije sin recordar exactamente de dónde la había sacado, si le parecía fea seguramente pensaría que la que iba a hacerle sería igual de fea, cosa que era completamente falsa, seguramente sería peor, pero hacerla con cariño tal vez sirviera como aliciente.
Finalmente volvió a llegar la misma pregunta que antes había evitado responder, en parte por notar que ella le había tomado aprecio al personaje, y segundo por temor a que en venganza intentara atacar al elfo... Aunque tal vez incluso pudiera acabarlo, pero no sin salir ilesa, eso era algo a lo que no quería arriesgarme, sin embargo algo que había entendido era la perseverancia de la chica cuando quería saber acerca de algo, y si no le respondía seguramente continuaría preguntando todo el camino -No, no es nada- Intenté aligerar el problema entre ambos -Cosas que pasan- Sonreí nervioso -Solo... Casi me mata y partió a Seek en más de tres pedazos- Me encogí de hombros esperando al menos haber sonado gracioso -Además le robó la espada y la dejó traumada- Por si lo anterior no era suficiente agregué el detalle esperando que no se le ocurriera mencionarle el elfo a la robótica chica.
Esperaba con eso haber satisfecho la curiosidad de la joven y que no preguntara más cosas al respecto, aunque no es que le pudiera responder mucho sobre aquel personaje, solo estaba por ahí, nos hizo polvo y se fue, no había más que decir; utilizaría el camino para pensar en la ropa que iba a hacerle a la dragona para que se viera adorable pero a la vez intimidante en su forma humana como en su forma de dragón -¿Tienes algún color favorito?- Le pregunté con curiosidad esperando que eso fuera determinante para la elección de los materiales.
Hacer ropa no era algo que resaltara como mi capacidad principal, al decir verdad -Claro que puedo hacer ropa, es mi capacidad principal- En mi mente sabía que era mala idea, pero a fin de cuentas, tenía los conocimientos básicos para hacer algo medianamente decente y para lo que cargaba encima, cualquier cosa sería mejor, aunque lo que sí podía hacerle de sobra era algo muy conveniente y práctico -Incluso puedo hechizarla para que no se haga pedazos al transformarte- Alardé presumiendo mi uso de arcanos pues en eso bien que sí podría hacerlo de sobra.
Miré mis ropas ante su pregunta, siendo que ésta serviría como mi carta de presentación debería ser cauteloso al responder, pensé por unos segundos para terminar negando con la cabeza -No, ésta es un regalo- Dije sin recordar exactamente de dónde la había sacado, si le parecía fea seguramente pensaría que la que iba a hacerle sería igual de fea, cosa que era completamente falsa, seguramente sería peor, pero hacerla con cariño tal vez sirviera como aliciente.
Finalmente volvió a llegar la misma pregunta que antes había evitado responder, en parte por notar que ella le había tomado aprecio al personaje, y segundo por temor a que en venganza intentara atacar al elfo... Aunque tal vez incluso pudiera acabarlo, pero no sin salir ilesa, eso era algo a lo que no quería arriesgarme, sin embargo algo que había entendido era la perseverancia de la chica cuando quería saber acerca de algo, y si no le respondía seguramente continuaría preguntando todo el camino -No, no es nada- Intenté aligerar el problema entre ambos -Cosas que pasan- Sonreí nervioso -Solo... Casi me mata y partió a Seek en más de tres pedazos- Me encogí de hombros esperando al menos haber sonado gracioso -Además le robó la espada y la dejó traumada- Por si lo anterior no era suficiente agregué el detalle esperando que no se le ocurriera mencionarle el elfo a la robótica chica.
Esperaba con eso haber satisfecho la curiosidad de la joven y que no preguntara más cosas al respecto, aunque no es que le pudiera responder mucho sobre aquel personaje, solo estaba por ahí, nos hizo polvo y se fue, no había más que decir; utilizaría el camino para pensar en la ropa que iba a hacerle a la dragona para que se viera adorable pero a la vez intimidante en su forma humana como en su forma de dragón -¿Tienes algún color favorito?- Le pregunté con curiosidad esperando que eso fuera determinante para la elección de los materiales.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] El Ladrón de Sueños [Libre][Noche][2/4]
Abrí mucho los ojos, asombrada. Una cosa era que supiera coser, pero que fuera todo un sastre experto, eso lo habría imaginado mucho menos todavía, y es que el Bio que yo conocía, corría erráticamente de un lugar al otro, resolviendo misterios, y lanzándose de cabeza hacia los más extraños peligros. - Yo solo he visto a algunas personas coser- Me excuse de no saber demasiado de ello, pues poco podría aportar en aquel tema.
-Oh, lo de hechizarla es muy útil. Esto estaba hechizado, por eso duró tanto. -Señalé con la mirada el harapo que me cubría. – Pero no es a prueba de espadas o de maleza. – Ladee un poco el rostro a la vez que subía ambos hombros. Mucho no podía hacer al respecto, la tela seguía siendo eso, tela y por lo tanto frágil.
-Cuando empecé a viajar no tenía ropa encantada, y era un poco inconveniente, me tenía que vestir y desvestir todo el tiempo… y no resulto muy fácil al principio. - Evoque aquellos tiempos, en los que había conocido al vampiro, aunque no había sido hasta mucho después que me había hallado en esa coyuntura en su presencia, y para entonces, ya poseía aquel recuerdo de las islas illidienses que ahora colgaba hecho trizas de mi cadera.
Finalmente Víctor se dispuso a contestar a mi pregunta, y con un silencio casi religioso, lo escuche con gran atención, aunque su explicación fue corta, y poco detallada, probablemente, porque no era algo que quisiera recordar, y había sido más perturbador de lo que había podido imaginar, sobre todo el tema del desmembramiento, que por suerte, en el caso de Seek, no era permanente.
-¿Porque “solo”? No suena a poca cosa... - Torcí un poco el gesto, sin saber cómo tomarme todo aquello. Destino había sido una persona muy agradable conmigo, e iluminadora. Una parte de mí no quería creer al elfo capaz de aquellas cosas, pues había sido de los pocos encuentros que recordaba con cariño con extraños. Por otro lado, un recelo nacía de aquella necesidad imperiosa de proteger al vampiro de todas las amenazas, futuras y pasadas, como si cualquier ente que pudiera malmeterlo fuera una aberración por el mero hecho de existir. Suspiré un poco perturbada por ese encontronazo en mis entrañas, que de debatía entre una ingenua negación, y una furia vengativa incontrolable. – Vi la espada, creo… era rara, y no funcionaba. – Fue todo a lo que alcancé a responder.
Agradecí en lo más hondo, poder dejar esa confusión de fondo, y centrar la parte más consciente de mi mente en alguna tarea, aunque fuera irrelevante como hablar sobre los colores. - No. – No me había parado a pensar demasiado en los colores, y suponía que dependía de su utilidad. Imaginé que aquello correspondía a la tarea de conseguir telas para mis ropas, así que, con ese baremo, hablé de nuevo. – Me gusta el negro. - Añadí entonces. Era un color que hacía un par de años no habría escogido ni por casualidad, pero mucho había acontecido desde ese momento, no solo Bio, si no también Leissar, y destino, la pequeña elfina de los bosques, todos parecían poseer ese color, y no eran pocos los sujetos interesantes que lo vestían. Aunque pudiera sonar estúpido e infantil, una parte de mi creía que me sentiría algo más cerca de su saber y aquello que me agradaba de ellos si encontraba más puntos de unión con sus existencias, aunque fuera en un factor común tan simple como los atavíos.
-Cuando tengo los ojos así. – Me señalé con el dedo, a mí y a mis pupilas serpentinas, una franja fina y casi inexistente que me permitía ver bien en la oscuridad, pero cuyos orbes eran ineficaces para captar amplias gamas de colores. – Veo muy nítido, pero los colores no tanto. – También veía a otra profundidad, y con otro campo, pero eso era irrelevante. - Pero el negro se ve igual. - Ese era el otro motivo, y era poder mostrar sin molestarles, aquel presente a la abuela, mis hermanos y mis padres, cuando volviera al norte. Quizás esa vez incluso acompañada finalmente del vampiro.
- ¿Tú tienes un color preferido? - Me seguía pareciendo raro ese concepto, pero si existía, de quien mejor para conocerlo que el vampiro de cuyo brazo me asía para caminar entre la maleza.
-Oh, lo de hechizarla es muy útil. Esto estaba hechizado, por eso duró tanto. -Señalé con la mirada el harapo que me cubría. – Pero no es a prueba de espadas o de maleza. – Ladee un poco el rostro a la vez que subía ambos hombros. Mucho no podía hacer al respecto, la tela seguía siendo eso, tela y por lo tanto frágil.
-Cuando empecé a viajar no tenía ropa encantada, y era un poco inconveniente, me tenía que vestir y desvestir todo el tiempo… y no resulto muy fácil al principio. - Evoque aquellos tiempos, en los que había conocido al vampiro, aunque no había sido hasta mucho después que me había hallado en esa coyuntura en su presencia, y para entonces, ya poseía aquel recuerdo de las islas illidienses que ahora colgaba hecho trizas de mi cadera.
Finalmente Víctor se dispuso a contestar a mi pregunta, y con un silencio casi religioso, lo escuche con gran atención, aunque su explicación fue corta, y poco detallada, probablemente, porque no era algo que quisiera recordar, y había sido más perturbador de lo que había podido imaginar, sobre todo el tema del desmembramiento, que por suerte, en el caso de Seek, no era permanente.
-¿Porque “solo”? No suena a poca cosa... - Torcí un poco el gesto, sin saber cómo tomarme todo aquello. Destino había sido una persona muy agradable conmigo, e iluminadora. Una parte de mí no quería creer al elfo capaz de aquellas cosas, pues había sido de los pocos encuentros que recordaba con cariño con extraños. Por otro lado, un recelo nacía de aquella necesidad imperiosa de proteger al vampiro de todas las amenazas, futuras y pasadas, como si cualquier ente que pudiera malmeterlo fuera una aberración por el mero hecho de existir. Suspiré un poco perturbada por ese encontronazo en mis entrañas, que de debatía entre una ingenua negación, y una furia vengativa incontrolable. – Vi la espada, creo… era rara, y no funcionaba. – Fue todo a lo que alcancé a responder.
Agradecí en lo más hondo, poder dejar esa confusión de fondo, y centrar la parte más consciente de mi mente en alguna tarea, aunque fuera irrelevante como hablar sobre los colores. - No. – No me había parado a pensar demasiado en los colores, y suponía que dependía de su utilidad. Imaginé que aquello correspondía a la tarea de conseguir telas para mis ropas, así que, con ese baremo, hablé de nuevo. – Me gusta el negro. - Añadí entonces. Era un color que hacía un par de años no habría escogido ni por casualidad, pero mucho había acontecido desde ese momento, no solo Bio, si no también Leissar, y destino, la pequeña elfina de los bosques, todos parecían poseer ese color, y no eran pocos los sujetos interesantes que lo vestían. Aunque pudiera sonar estúpido e infantil, una parte de mi creía que me sentiría algo más cerca de su saber y aquello que me agradaba de ellos si encontraba más puntos de unión con sus existencias, aunque fuera en un factor común tan simple como los atavíos.
-Cuando tengo los ojos así. – Me señalé con el dedo, a mí y a mis pupilas serpentinas, una franja fina y casi inexistente que me permitía ver bien en la oscuridad, pero cuyos orbes eran ineficaces para captar amplias gamas de colores. – Veo muy nítido, pero los colores no tanto. – También veía a otra profundidad, y con otro campo, pero eso era irrelevante. - Pero el negro se ve igual. - Ese era el otro motivo, y era poder mostrar sin molestarles, aquel presente a la abuela, mis hermanos y mis padres, cuando volviera al norte. Quizás esa vez incluso acompañada finalmente del vampiro.
- ¿Tú tienes un color preferido? - Me seguía pareciendo raro ese concepto, pero si existía, de quien mejor para conocerlo que el vampiro de cuyo brazo me asía para caminar entre la maleza.
Arygos Valnor
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