Hoy no es un buen día +18 [Misión]
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
El Padre Callahan e Iredia fueron los primeros en entrar en la iglesia. Muy cerca de ellos, les siguió el pequeño chico de metal y la muchacha vampira que les ayudó en el combate contra Bronx. El sacerdote no tenía la menor idea de quiénes eran; supuso que unos buenos samaritanos. En lugar de quedarse apartados junto a la multitud enfurecida, dieron un paso hacia delante. La valentía les honraba. La única protesta que tenía el Padre era que la chica fuera una vampiresa. Que se hubiera enfrentado contra las gárgolas no era razón suficiente para perdonar los pecados de su raza. El último en entrar en la Iglesia fue El Pequeño Boomer. El gigante había cogido un poste de madera tan grande que hubiera sido imposible levantarlo para un hombre convencional. Boomer se abrazaba al poste como un niño pequeño abraza a su madre cuando está asustado.
El interior de la Iglesia no era más acogedor que su exterior. Las llamas verdes, aunque no quemasen, cubrían todos los rincones del lugar. Las estatuas de los viejos Dioses parecían haber sido roídas por ratas gigantes; quizás las gárgolas se hubieran de alimentado de ellas. Callahan no iba a echarlas en falta. Algunos pilares habían caído al suelo, otras estaban a punto de derrumbarse. Dos cucharadas de lo mismo a lo que los tabiques se referían. La bóveda del techo parecía estar a punto de caérseles encima. Su interés se centraba en la cruz de madera del Dios Único, Padre de Todo, que coronaba el altar. Una buena noticia: la cruz estaba intacta. Anclada en la pared como debía estar. Daba gracias que ella la hubiera respetado.
La chica estaba frente al altar. Comía a pequeños mordiscos el trozo de pan que Callahan le había dejado horas antes. De haberlo sabido, hubiera envenado la hogaza. Al ver a sus invitados, dejó el pan sobre el altar y cogió un martillo y un cincel; dos instrumentos que el Padre Callahan no había visto nunca.
-¡Ser chica ladrona!- Boomer la reconoció tarde. No se lo tuvo en cuenta, la niña no parecía la misma.
-¡Señor Padre! ¿Lo ha visto? He cumplido con sus predicaciones. Todos los injustos y pecadores están muriendo. Dijo que el día del Juicio Final vendría, y yo lo he provocado. ¿No está orgulloso? Dígame que sí – agitaba el martillo y el cincel como una doncella agita su pañuelo al ver pasar a los caballeros.
El Padre Callahan no se atrevía a decir nada. Dio un paso hacia delante, decido a interrumpir lo que fuera que la chiquilla hubiera empezado. Entre todos sus parroquianos, ella era la última a quien sospechaba. Parecía tan pequeña, débil y perdida. ¿Cómo lo había hecho? La respuesta surgió en su cabeza como si las gárgolas las estuvieran gritando: es el martillo y el cincel.
-Demos gracias a Dios Padre porque haya venido. Estaba a punto de mandar a Goliath a buscarle. Usted también es un pecador. Goliath lo sabe bien: Será condenado por Soberbia. ¿Sabe que se les hace a los orgullosos? Se les obliga a tragar de su propia sangre por la eternidad. No importa lo saciado que se esté, seguirá bebiendo de su orgullo por siempre. Lo confieso: también yo soy una pecadora. Le envidio, ¿sabe? Brooklyn me lo ha repetido muchas veces. Usted ha introducido una nueva fe en Aerandir. Defiende sus ideales y a Dios Padre pese a que le condenen por ello. Le han orinado en la puerta ciento de veces y usted sigue aquí, dando guerra. Me gustaría tanto tener vuestra valía. ¡Envidia cochina! Mi castigo será beber de su sangre. La beberemos juntos, por siempre. Beberemos y veremos cómo es castigada por sus pecados-.
-Esto es una jodida locura-.
-Uy, se le ha escapado. En la casa de Dios Padre no se puede decir palabrotas. ¿No lo recuerda?-
-¡POLLA, PUTA, FOLLAR, HIJODEPUTA! Soy viejo, me conozco todas las palabras del infierno-.
-Alguien se está cabreando- canturreó la vampira con cierto toqué burlón a espaldas del predicador.
-¡MIERDA, COJONES, PUTA, COÑO!-
-Ahora lo entiendo. Durante todo este tiempo nos ha mentido Señor Padre, usted nos dijo que amaba a Dios. ¡Alguien que lo ama de verdad no puede dice malas palabras en su casa. ¡Es usted un mentiroso!-
-¡JODER!-
Callahan estaba cada vez más cerca del altar. Había desenvainado la espada. No recordaba haber estado nunca tan furioso, ni siquiera cuando Huracán y su amiga destrozaron la iglesia por primera vez ni cuando encontró al vampiro devorando el cuello de Lupe. La niña era una idiota de manual. Tardaría horas, quizás días enteros, en explicarle lo equivocada que estaba. Nadie, a excepción de Dios padre, tenía el derecho de mandar matar. Cierto, Callahan tenía el mismo pecado marcado en su piel. Había matado centenares de vampiros para vengar la muerte de Lupe. Pero, había diferencia grandísima entre uno y otro: él mataba en su nombre, el nombre de Donald Frank Callahan, Dios no tenía nada que ver en sus pecados.
Las siete gárgolas aparecieron justo en el momento en el que Callahan llegó a los pies del altar. Goliath, la más grande y con el aspecto más humano, detrás de la chiquilla. Broonkly la rondaba desde el cielo como un buitre carroñero que espera a que su presa muera de hambre antes de comerla. Bronx, herido, quedó a la derecha del altar, se estaba lamiendo la herida de la pata. Démona, a la izquierda, contoneaba sus caderas como si fuera una prostituta de lujo. Hundon y Lexington mordían salivaban desde la bóveda como perros rabiosos. Y Broadway afilaba sus garras sucias de piel y grasa en el suelo.
-Padre, usted lo ha querido-.
Goliath señaló a Callahan con el dedo. La herida de la pierna volvió abrirse como si el conjuro de Iredia hubiera sido inútil. Nada le tocaba, sin embargo sentía como un cuchillo invisible marcaba y desgarraba el muslo. ¿La garra de Goliath? Callahan era viejo para hacerse esas preguntas tan estúpidas. ¿¡Qué importaba que fuera!?
-¡Dong! Boomer tener que hacer Dong. Dong espantar gárgolas. Boomer querer Dong.- miró con un tono de súplica las escaleras que llevaban al campanario.
-Dejadme a Démona para mí- la vampiresa de quitó la capa. Su piel, antes rosada, se había vuelto de color gris de la ceniza.
Los muchachos eran valientes, más que Callahan que se había dejado caer frente al altar. Tenía las manos manchadas de su propia sangre. Sentía un horrible deseo de chuparse los dedos.
* Ambos: Iredia y Zero llegan al sexto círculo, donde los orgullosos se alimentan por siempre de su sabor.
No creo que estéis sorprendidos, si os fijáis, he dado muchas pistas de quién era la villana. Sois gente lista, supongo que tampoco os será una sorpresa saber que el martillo y el cincel que dio vida a las gárgolas es un instrumento de los 19 (trama que Zero ya conoce bien por Adie). No nos vamos a engañar, mis misiones son muy predecibles.
Este combate es un poco más complicado que los anteriores. He querido dar un poder especial a cada gárgola según la descripción de los Infiernos de Dante que describe cada pecado. En el siguiente turno, deberéis enfrentaros contra todas las gárgolas al mismo tiempo. Es un combate difícil en el que podéis salir malditos con mucha facilidad, sin importar la runa que saquéis. ¿De qué dependerá la maldición? De las elecciones que cómo os enfrentéis a cada gárgola. Conocéis su modo operandi, aprovechadlo y dad juego. Haced que este combate sea difícil y emocionante.
No olvidéis lanzar la voluntad de los Dioses.
El interior de la Iglesia no era más acogedor que su exterior. Las llamas verdes, aunque no quemasen, cubrían todos los rincones del lugar. Las estatuas de los viejos Dioses parecían haber sido roídas por ratas gigantes; quizás las gárgolas se hubieran de alimentado de ellas. Callahan no iba a echarlas en falta. Algunos pilares habían caído al suelo, otras estaban a punto de derrumbarse. Dos cucharadas de lo mismo a lo que los tabiques se referían. La bóveda del techo parecía estar a punto de caérseles encima. Su interés se centraba en la cruz de madera del Dios Único, Padre de Todo, que coronaba el altar. Una buena noticia: la cruz estaba intacta. Anclada en la pared como debía estar. Daba gracias que ella la hubiera respetado.
La chica estaba frente al altar. Comía a pequeños mordiscos el trozo de pan que Callahan le había dejado horas antes. De haberlo sabido, hubiera envenado la hogaza. Al ver a sus invitados, dejó el pan sobre el altar y cogió un martillo y un cincel; dos instrumentos que el Padre Callahan no había visto nunca.
-¡Ser chica ladrona!- Boomer la reconoció tarde. No se lo tuvo en cuenta, la niña no parecía la misma.
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-¡Señor Padre! ¿Lo ha visto? He cumplido con sus predicaciones. Todos los injustos y pecadores están muriendo. Dijo que el día del Juicio Final vendría, y yo lo he provocado. ¿No está orgulloso? Dígame que sí – agitaba el martillo y el cincel como una doncella agita su pañuelo al ver pasar a los caballeros.
El Padre Callahan no se atrevía a decir nada. Dio un paso hacia delante, decido a interrumpir lo que fuera que la chiquilla hubiera empezado. Entre todos sus parroquianos, ella era la última a quien sospechaba. Parecía tan pequeña, débil y perdida. ¿Cómo lo había hecho? La respuesta surgió en su cabeza como si las gárgolas las estuvieran gritando: es el martillo y el cincel.
-Demos gracias a Dios Padre porque haya venido. Estaba a punto de mandar a Goliath a buscarle. Usted también es un pecador. Goliath lo sabe bien: Será condenado por Soberbia. ¿Sabe que se les hace a los orgullosos? Se les obliga a tragar de su propia sangre por la eternidad. No importa lo saciado que se esté, seguirá bebiendo de su orgullo por siempre. Lo confieso: también yo soy una pecadora. Le envidio, ¿sabe? Brooklyn me lo ha repetido muchas veces. Usted ha introducido una nueva fe en Aerandir. Defiende sus ideales y a Dios Padre pese a que le condenen por ello. Le han orinado en la puerta ciento de veces y usted sigue aquí, dando guerra. Me gustaría tanto tener vuestra valía. ¡Envidia cochina! Mi castigo será beber de su sangre. La beberemos juntos, por siempre. Beberemos y veremos cómo es castigada por sus pecados-.
-Esto es una jodida locura-.
-Uy, se le ha escapado. En la casa de Dios Padre no se puede decir palabrotas. ¿No lo recuerda?-
-¡POLLA, PUTA, FOLLAR, HIJODEPUTA! Soy viejo, me conozco todas las palabras del infierno-.
-Alguien se está cabreando- canturreó la vampira con cierto toqué burlón a espaldas del predicador.
-¡MIERDA, COJONES, PUTA, COÑO!-
-Ahora lo entiendo. Durante todo este tiempo nos ha mentido Señor Padre, usted nos dijo que amaba a Dios. ¡Alguien que lo ama de verdad no puede dice malas palabras en su casa. ¡Es usted un mentiroso!-
-¡JODER!-
Callahan estaba cada vez más cerca del altar. Había desenvainado la espada. No recordaba haber estado nunca tan furioso, ni siquiera cuando Huracán y su amiga destrozaron la iglesia por primera vez ni cuando encontró al vampiro devorando el cuello de Lupe. La niña era una idiota de manual. Tardaría horas, quizás días enteros, en explicarle lo equivocada que estaba. Nadie, a excepción de Dios padre, tenía el derecho de mandar matar. Cierto, Callahan tenía el mismo pecado marcado en su piel. Había matado centenares de vampiros para vengar la muerte de Lupe. Pero, había diferencia grandísima entre uno y otro: él mataba en su nombre, el nombre de Donald Frank Callahan, Dios no tenía nada que ver en sus pecados.
Las siete gárgolas aparecieron justo en el momento en el que Callahan llegó a los pies del altar. Goliath, la más grande y con el aspecto más humano, detrás de la chiquilla. Broonkly la rondaba desde el cielo como un buitre carroñero que espera a que su presa muera de hambre antes de comerla. Bronx, herido, quedó a la derecha del altar, se estaba lamiendo la herida de la pata. Démona, a la izquierda, contoneaba sus caderas como si fuera una prostituta de lujo. Hundon y Lexington mordían salivaban desde la bóveda como perros rabiosos. Y Broadway afilaba sus garras sucias de piel y grasa en el suelo.
-Padre, usted lo ha querido-.
Goliath señaló a Callahan con el dedo. La herida de la pierna volvió abrirse como si el conjuro de Iredia hubiera sido inútil. Nada le tocaba, sin embargo sentía como un cuchillo invisible marcaba y desgarraba el muslo. ¿La garra de Goliath? Callahan era viejo para hacerse esas preguntas tan estúpidas. ¿¡Qué importaba que fuera!?
-¡Dong! Boomer tener que hacer Dong. Dong espantar gárgolas. Boomer querer Dong.- miró con un tono de súplica las escaleras que llevaban al campanario.
-Dejadme a Démona para mí- la vampiresa de quitó la capa. Su piel, antes rosada, se había vuelto de color gris de la ceniza.
Los muchachos eran valientes, más que Callahan que se había dejado caer frente al altar. Tenía las manos manchadas de su propia sangre. Sentía un horrible deseo de chuparse los dedos.
- Brooklyn:
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- Goliath:
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* Ambos: Iredia y Zero llegan al sexto círculo, donde los orgullosos se alimentan por siempre de su sabor.
No creo que estéis sorprendidos, si os fijáis, he dado muchas pistas de quién era la villana. Sois gente lista, supongo que tampoco os será una sorpresa saber que el martillo y el cincel que dio vida a las gárgolas es un instrumento de los 19 (trama que Zero ya conoce bien por Adie). No nos vamos a engañar, mis misiones son muy predecibles.
Este combate es un poco más complicado que los anteriores. He querido dar un poder especial a cada gárgola según la descripción de los Infiernos de Dante que describe cada pecado. En el siguiente turno, deberéis enfrentaros contra todas las gárgolas al mismo tiempo. Es un combate difícil en el que podéis salir malditos con mucha facilidad, sin importar la runa que saquéis. ¿De qué dependerá la maldición? De las elecciones que cómo os enfrentéis a cada gárgola. Conocéis su modo operandi, aprovechadlo y dad juego. Haced que este combate sea difícil y emocionante.
No olvidéis lanzar la voluntad de los Dioses.
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
De una forma u otra los personajes principales de aquella extraña historia terminan en el mismo lugar, como si se tratara de un cuento infantil todo desemboca en el punto de partida. Zero tiene una sensación extraña, como si presintiera que todo está por terminar… eso le hace recordar a un niño encendido en fiebre que poco a poco se queda dormido abrazando la nada.
Este lugar no es muy defendible.
Una joven mujer destaca como la única persona viviente ajena en el sitio, su lenguaje corporal indica un estado emocional muy alterado con síntomas de control… demencia justifica, fanatismo. A medida que habla se hace evidente su fijación, parece haber tomado muy enserio los sermones religiosos del culto terrestre.
Los seres inteligentes suelen sentir tales cosas por temas específicos, religión, política, tendencias… es como ver la repetición del mismo error una y otra vez. para complicar todo su acompañante anciano decide provocar al elemento perturbado, la respuesta desgraciadamente sigue el libreto de conducta humana.
Las gárgolas hacen aparición, cada una destacando su “especialidad”. Dichas criaturas destilan los pecados que representan, algo que haría revivir las religiones desaparecidas en la tierra si fuera captado por una cadena de noticias. La única cosa clara es que… se avecina una pelea terriblemente desproporcionada.
Las predicciones son… muy malas.
Zero empieza a temblar, sus ojos se humedecen mientras le aumenta la respiración. Logra distinguir esta sensación, es miedo pero en una escala jamás experimentada desde su transformación. La matriz de pensamiento inmediatamente busca rutas de huida, sin duda resulta difícil cerrar las ventanas mentales.
Mientras el resto reacciona hostilmente el pequeño robot intenta recuperar la compostura, desde el exterior se puede ver como amaga algunos movimientos involuntarios y poco racionales. Al final un recuerdo fantasma diferente se manifiesta, la voz cálida de una mujer diciéndole que no tiene por qué temer a los rayos durante una noche tormentosa.
El miedo comienza a ceder y los sistemas vuelven a la normalidad, esta vez el recuerdo le involucra directamente y eso no suele pasar mucho. Sin vacilar y con su valor restablecido pasa a una interfaz de combate táctico, extrañamente siente la necesidad de ganarse el orgullo de esa mujer desconocida.
Todos los aliados retírense.
Dice con tono alto y calmado mientras saca uno de los objetos extraños que lleva consigo, luego le arroja sin miramientos al altar inundado de velas y fuego verde. La reacción siguiente resulta sorpréndete incluso para el propio sintético, sus predicciones terminan siendo poco realistas al final aunque en una pelea eso suele obrar a favor del primero.
Su esfera inestable genera una explosión de compuestos peligrosos, elementos corrosivos con un apetito voraz que además incineran al contacto. Zero se mantiene a buena distancia gracias a sus cálculos, espera pocos daños aliados pues a pesar de su advertencia arrojo el artefacto al lugar más defendido y poblado de enemigos… solo resta esperar para ver si su acción fue adecuada.
Este lugar no es muy defendible.
Una joven mujer destaca como la única persona viviente ajena en el sitio, su lenguaje corporal indica un estado emocional muy alterado con síntomas de control… demencia justifica, fanatismo. A medida que habla se hace evidente su fijación, parece haber tomado muy enserio los sermones religiosos del culto terrestre.
Los seres inteligentes suelen sentir tales cosas por temas específicos, religión, política, tendencias… es como ver la repetición del mismo error una y otra vez. para complicar todo su acompañante anciano decide provocar al elemento perturbado, la respuesta desgraciadamente sigue el libreto de conducta humana.
Las gárgolas hacen aparición, cada una destacando su “especialidad”. Dichas criaturas destilan los pecados que representan, algo que haría revivir las religiones desaparecidas en la tierra si fuera captado por una cadena de noticias. La única cosa clara es que… se avecina una pelea terriblemente desproporcionada.
Las predicciones son… muy malas.
Zero empieza a temblar, sus ojos se humedecen mientras le aumenta la respiración. Logra distinguir esta sensación, es miedo pero en una escala jamás experimentada desde su transformación. La matriz de pensamiento inmediatamente busca rutas de huida, sin duda resulta difícil cerrar las ventanas mentales.
Mientras el resto reacciona hostilmente el pequeño robot intenta recuperar la compostura, desde el exterior se puede ver como amaga algunos movimientos involuntarios y poco racionales. Al final un recuerdo fantasma diferente se manifiesta, la voz cálida de una mujer diciéndole que no tiene por qué temer a los rayos durante una noche tormentosa.
El miedo comienza a ceder y los sistemas vuelven a la normalidad, esta vez el recuerdo le involucra directamente y eso no suele pasar mucho. Sin vacilar y con su valor restablecido pasa a una interfaz de combate táctico, extrañamente siente la necesidad de ganarse el orgullo de esa mujer desconocida.
Todos los aliados retírense.
Dice con tono alto y calmado mientras saca uno de los objetos extraños que lleva consigo, luego le arroja sin miramientos al altar inundado de velas y fuego verde. La reacción siguiente resulta sorpréndete incluso para el propio sintético, sus predicciones terminan siendo poco realistas al final aunque en una pelea eso suele obrar a favor del primero.
Su esfera inestable genera una explosión de compuestos peligrosos, elementos corrosivos con un apetito voraz que además incineran al contacto. Zero se mantiene a buena distancia gracias a sus cálculos, espera pocos daños aliados pues a pesar de su advertencia arrojo el artefacto al lugar más defendido y poblado de enemigos… solo resta esperar para ver si su acción fue adecuada.
Zero usa su objeto especial (Bombas de gas explosivo)
Z9-42
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
El miembro 'Z9-42' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
La reacción de Iredia fue quedarse completamente quieta ante la visión que tenía delante. Nada menos que seis gárgolas, cada una más horrible que la anterior, los miraban mostrando un atisbo de cómo masacraron a sus víctimas en el pueblo. Seis gárgolas. ¿No eran siete pecados capitales? La joven frunció el ceño, tratando de recordar cuáles eran los pecados que les habían dicho en el callejón mientras Callahan poco a poco se iba acercando al altar con un evidente estado de enfado.
<< Ira... ¿miedo? No, miedo no... Envidia. Soberbia... >> , iba contando con los dedos, << ...avaricia... había otra que empezaba por "g"... ¡ah, gula! ¿cuántas llevo? Cinco, a ver, me faltan dos. ¡Lujuria! Esa es fácil de adivinar, la gárgola contoneante es la que la representa. Falta una... >> , miró entonces al perro. Callahan tenía la herida de la pierna abierta otra vez. << Exacto. La pereza >>.
Uno de esos pecados faltaba aún por salir. Iredia se temió que quizás estuviera aguardando en algún lugar no visible de la Iglesia, quizás esperando un movimiento en falso de los héroes. Eran cinco contra seis. La vampiresa había manifestado claramente que quería encargarse de la gárgola "sensual". Callahan parecía muy decidido a partir a la niña en dos y a todo aquel que se cruzase en el camino de su espada. Sin embargo, su pierna iba a ser un problema. Boomer, por otro lado, sujetaba un mástil de madera que era más o menos el doble de lo que medía ella. Ciertamente, su fuerza era formidable. El grandullón, de hecho, señaló las escaleras mientras manifestaba que tenía que hacer "DONG". Dong. Eso es. El campanario.
Miró entonces al crío raro. Por un momento se pensó que era un niño normal asustado por la situación. Ella, personalmente, estaba tan atemorizada que no podía pensar más que incoherencias para no ceder ante el terror. Entonces, el crío de golpe lanzó un artefacto que la elfa desconocía por completo mientras decía que todos los aliados se marchasen. Instintivamente, se puso detrás de él. Y, de repente, se le ocurrió una idea.
-Yo no soy pecadora... -miró entonces a Boomer- Ni tú, mi querido amigo.
El grandote la miró confuso, sin entender.
-No entiendo nada del juicio final que ha dicho la niña, pero esas gárgolas atacan a los pecadores, ¿no?
Boomer asintió, aunque ladeó la cabeza.
-Sólo habría que distraerlas.
Y la joven se giró hacia el muchacho lanza-objetos.
-Necesitamos subir al campanario. Estas gárgolas reaccionan ante los pecadores. Si cometes algún pecado concreto, o varios, quizás se exalten más. -le temblaba la voz, pues no solo le parecía una idea absurda sino que se sentía estúpida manifestándola en voz alta- Haznos ganar tiempo. Intentaremos subir para que esos bichos se marchen por donde han venido.
Sacó el arco e hizo una señal a Boomer para que fuesen hacia las escaleras. Justo al llegar al pie, vio cómo se acercaba la gárgola canina entonces a Callahan, el cual caía protestando de dolor sobre una rodilla. El perro, relamiéndose, se levantó aún cojo para ir a por él. Iredia apuntó con su arco.
-¡Boomer, sube! -le gritó al grandullón.
Rezó a la madre tierra para que le diera tiempo. Ella, a los pies de la escalinata, respiró profundamente y disparó a la cabeza del perro con mucha determinación.
<< Ira... ¿miedo? No, miedo no... Envidia. Soberbia... >> , iba contando con los dedos, << ...avaricia... había otra que empezaba por "g"... ¡ah, gula! ¿cuántas llevo? Cinco, a ver, me faltan dos. ¡Lujuria! Esa es fácil de adivinar, la gárgola contoneante es la que la representa. Falta una... >> , miró entonces al perro. Callahan tenía la herida de la pierna abierta otra vez. << Exacto. La pereza >>.
Uno de esos pecados faltaba aún por salir. Iredia se temió que quizás estuviera aguardando en algún lugar no visible de la Iglesia, quizás esperando un movimiento en falso de los héroes. Eran cinco contra seis. La vampiresa había manifestado claramente que quería encargarse de la gárgola "sensual". Callahan parecía muy decidido a partir a la niña en dos y a todo aquel que se cruzase en el camino de su espada. Sin embargo, su pierna iba a ser un problema. Boomer, por otro lado, sujetaba un mástil de madera que era más o menos el doble de lo que medía ella. Ciertamente, su fuerza era formidable. El grandullón, de hecho, señaló las escaleras mientras manifestaba que tenía que hacer "DONG". Dong. Eso es. El campanario.
Miró entonces al crío raro. Por un momento se pensó que era un niño normal asustado por la situación. Ella, personalmente, estaba tan atemorizada que no podía pensar más que incoherencias para no ceder ante el terror. Entonces, el crío de golpe lanzó un artefacto que la elfa desconocía por completo mientras decía que todos los aliados se marchasen. Instintivamente, se puso detrás de él. Y, de repente, se le ocurrió una idea.
-Yo no soy pecadora... -miró entonces a Boomer- Ni tú, mi querido amigo.
El grandote la miró confuso, sin entender.
-No entiendo nada del juicio final que ha dicho la niña, pero esas gárgolas atacan a los pecadores, ¿no?
Boomer asintió, aunque ladeó la cabeza.
-Sólo habría que distraerlas.
Y la joven se giró hacia el muchacho lanza-objetos.
-Necesitamos subir al campanario. Estas gárgolas reaccionan ante los pecadores. Si cometes algún pecado concreto, o varios, quizás se exalten más. -le temblaba la voz, pues no solo le parecía una idea absurda sino que se sentía estúpida manifestándola en voz alta- Haznos ganar tiempo. Intentaremos subir para que esos bichos se marchen por donde han venido.
Sacó el arco e hizo una señal a Boomer para que fuesen hacia las escaleras. Justo al llegar al pie, vio cómo se acercaba la gárgola canina entonces a Callahan, el cual caía protestando de dolor sobre una rodilla. El perro, relamiéndose, se levantó aún cojo para ir a por él. Iredia apuntó con su arco.
-¡Boomer, sube! -le gritó al grandullón.
Rezó a la madre tierra para que le diera tiempo. Ella, a los pies de la escalinata, respiró profundamente y disparó a la cabeza del perro con mucha determinación.
Iredia
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Boomer hizo caso de orden de elfa cuentacuentos. Boomer corrió a las escaleras que llevaban al dong. Boomer tenía que hacer dong. Las Gárgolas tenían miedo del dong. Las Gárgolas se irían si escuchaban el dong. Boomer tenía que darse prisas. Elfa cuentacuentos, Padre Bueno, niño de metal y mujer vampira estaban en peligro. Las gárgolas querían hacer daño a los amigos de Boomer. Boomer estaba muy asustado. Boomer estaba tan asustado como Gárgolas al escuchar el dong. Boomer tenía el brazo izquierdo por encima de sus cejas para solo ver lo que tenía enfrente. Boomer no quería ver a sus amigos. Las Gárgolas eran muy fuertes y daban mucho miedo. Boomer creía que las gárgolas estarían haciendo daño a sus amigos. Boomer no quería verlo. Boomer sentía que hacía algo malo, que Boomer era un pecador, por no querer ver a sus amigos. Boomer pensó que elfa cuentacuentos mintió para hacer feliz a Boomer como, a veces, mentía Shappy. Boomer era mal amigo. Boomer era muy malo. Boomer dejó morir a Shappy y ahora le pasaría lo mismo a Elfa cuentacuentos, niño de metal, Padre Bueno y mujer vampira.
Boomer estaba cerca de la puerta que dirige al campanario (dong) cuando se le escapó un grito de miedo. Hundon escuchó a Boomer. Boomer supo que Hundon había escuchado porque Hundon gruñó hacia su dirección. Boomer se quitó el brazo izquierdo de encima de los ojos y blandió la maza como si fuera una gran espada. Hundon aterrizó delante de Boomer. De la boca de Hundon caía mucha saliva mala. Boomer sabía qué tipo de cosas malas hacía la saliva de Hundon. Boomer dio varios golpes al aire para alejar a Hundon y su saliva. Si Boomer tocaba la saliva mala se convertiría en alguien cruel que haría daño a sus amigos.
Boomer tuvo que cerrar los ojos. Boomer intentó volver a taparse los ojos, pero a Boomer no le dio tiempo. La luz casi dejó ciego a Boomer. Boomer se preguntó por dónde entraba tanta luz. Boomer pensó que el Sol puso un huevo en la Iglesia y que estaba naciendo su hijo. ¡El Señor Sol era bueno! Boomer recordó los cuentos de Menel. ¡El Hijo del Señor Sol salvaría a Boomer y sus amigos de las Gárgolas! Boomer!
Boomer se equivocó. El Hijo del Sol casi dejó ciego a Boomer y no hizo nada a las Gárgolas. Boomer estaba en el suelo. Hundon encima de Boomer. La saliva mala y gris mojaba caía en la boca de Boomer. Hundon obligó a Boomer a que abriese la boca. Boomer se convirtió en alguien malo que haría daño a sus amigos.
La soberbia era un pecado que le venía como anillo al dedo. Otro hombre, menos orgulloso, estaría suplicando a Goliath que parase y prometería, entre lágrimas, que iba a cambiar y que se iba a portar bien. Callahan en cambio, continuaba gruñendo como un viejo cascarrabias. En cierto sentido, Ariadna le admiraba. Había que ser muy valiente, o muy estúpido, para hacer frente a todo un ejército de gárgolas. Más, teniendo en cuenta, que el viejo apenas podía caminar sin ayuda. La pierna de del predicador, cada vez, iba cogiendo peor aspecto. Parecía que estuviera envejeciendo desde su interior, a Ariadna le recordó a un plátano podrido que, desde el exterior, pareciese estar solo maduro. La sangre y el pus, con tonalidades negras y grises, que supuraba de la herida eran prueba de que la pierna del predicador estaba podrida. Ariadna había visto miembros amputados con mejor aspecto que esa pierna.
La muchacha se inclinó de hombros. Callahan, soberbio y valiente, era el menor de sus intereses. Si moría en este día, los vampiros de Sacrestic celebrarían una fiesta en su entierro. Su fama de asesino de vampiros era famosa en toda la ciudad. Debería agradecer que su vida fuera peor castigo que la muerte; de no ser así, los vampiros le habrían matado. A Ariadna nunca le importó el bienestar de los vampiros como un grupo social unido; pero sería de hipócritas negar que se le alegraría de la muerte del Padre Donald Frank Callahan.
Más importante que el final del viejo, era el contoneo Démona. La gárgola movía el dedo índice para instarla a luchar como Ariadna lo hacía para llamar a la atención de sus posibles clientes. Ariadna se quitó las telas que le cubrían la cabeza. Era irónico, iba a enfrentarse a una gárgola de la lujuria, hermosa en comparación a sus hermanos, con la piel hecha añicos.
Ariadna dio una patada a Callahan para que le dejase pasar, no sin antes robarle la espada. Él no iba a necesitarla más y ella estaba punto de entablar el combate de su vida.
El pequeñín de metal hizo lo propio: abrir el terreno para que entrase Ariadna. Fuera lo que fuera lo que vio con la explosión, estaba devorando la piedra de las gárgolas, de Lexington y Démona para ser exactos, como si fuera un fuego líquido. La oportunidad quedó servida en bandeja: Ariadna se lanzó, espada en mano, contra Démona. La gárgola agitó sus alas, el vendaval huracanado no tardó en surgir. Ariadna fue lanzada por la puerta de la Iglesia, a plena luz del día (el Señor Sol no era bueno). Una buena noticia: antes de salir volando, la vampiresa había conseguido clavar la espada de Callahan en la cabeza de Démona.
* Ambos: Ariadna Lynn ha muerto, Callahan está a punto de morir y Hundon ha echado su saliva sobre Boomer volviéndolo una cruel bestia que irá a atacaros. ¿Qué clase de héroes sois vosotros?
Z9-42 Te quedas solo defendiendo a Callahan. Goliath, Démona y Broadway irán a matar a por ti y Callahan. Démona muy mal herida gracias a tu explosivo y el sacrifico de Ariadna, será fácil acabar con ella. Por si tenías alguna duda: la runa de tu turno anterior hizo que el explosivo solamente pudiera a dañar a 2 de 6 gárgolas.
Iredia: La idea era muy buena. Si Boomer hubiera hecho dong, casi habrías ganado la partida. Sin embargo, tu mala runa, hizo que los Dioses (realmente fue Hundon) maldijese a Boomer. Ahora tendrás que arreglarlo. Estás sola enfrentándote contra BOOMER, Hundon, Lexington y Bronx. Estos dos últimos malheridos.
No olvidéis lanzar la voluntad de los Dioses.
Boomer estaba cerca de la puerta que dirige al campanario (dong) cuando se le escapó un grito de miedo. Hundon escuchó a Boomer. Boomer supo que Hundon había escuchado porque Hundon gruñó hacia su dirección. Boomer se quitó el brazo izquierdo de encima de los ojos y blandió la maza como si fuera una gran espada. Hundon aterrizó delante de Boomer. De la boca de Hundon caía mucha saliva mala. Boomer sabía qué tipo de cosas malas hacía la saliva de Hundon. Boomer dio varios golpes al aire para alejar a Hundon y su saliva. Si Boomer tocaba la saliva mala se convertiría en alguien cruel que haría daño a sus amigos.
Boomer tuvo que cerrar los ojos. Boomer intentó volver a taparse los ojos, pero a Boomer no le dio tiempo. La luz casi dejó ciego a Boomer. Boomer se preguntó por dónde entraba tanta luz. Boomer pensó que el Sol puso un huevo en la Iglesia y que estaba naciendo su hijo. ¡El Señor Sol era bueno! Boomer recordó los cuentos de Menel. ¡El Hijo del Señor Sol salvaría a Boomer y sus amigos de las Gárgolas! Boomer!
Boomer se equivocó. El Hijo del Sol casi dejó ciego a Boomer y no hizo nada a las Gárgolas. Boomer estaba en el suelo. Hundon encima de Boomer. La saliva mala y gris mojaba caía en la boca de Boomer. Hundon obligó a Boomer a que abriese la boca. Boomer se convirtió en alguien malo que haría daño a sus amigos.
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La soberbia era un pecado que le venía como anillo al dedo. Otro hombre, menos orgulloso, estaría suplicando a Goliath que parase y prometería, entre lágrimas, que iba a cambiar y que se iba a portar bien. Callahan en cambio, continuaba gruñendo como un viejo cascarrabias. En cierto sentido, Ariadna le admiraba. Había que ser muy valiente, o muy estúpido, para hacer frente a todo un ejército de gárgolas. Más, teniendo en cuenta, que el viejo apenas podía caminar sin ayuda. La pierna de del predicador, cada vez, iba cogiendo peor aspecto. Parecía que estuviera envejeciendo desde su interior, a Ariadna le recordó a un plátano podrido que, desde el exterior, pareciese estar solo maduro. La sangre y el pus, con tonalidades negras y grises, que supuraba de la herida eran prueba de que la pierna del predicador estaba podrida. Ariadna había visto miembros amputados con mejor aspecto que esa pierna.
La muchacha se inclinó de hombros. Callahan, soberbio y valiente, era el menor de sus intereses. Si moría en este día, los vampiros de Sacrestic celebrarían una fiesta en su entierro. Su fama de asesino de vampiros era famosa en toda la ciudad. Debería agradecer que su vida fuera peor castigo que la muerte; de no ser así, los vampiros le habrían matado. A Ariadna nunca le importó el bienestar de los vampiros como un grupo social unido; pero sería de hipócritas negar que se le alegraría de la muerte del Padre Donald Frank Callahan.
Más importante que el final del viejo, era el contoneo Démona. La gárgola movía el dedo índice para instarla a luchar como Ariadna lo hacía para llamar a la atención de sus posibles clientes. Ariadna se quitó las telas que le cubrían la cabeza. Era irónico, iba a enfrentarse a una gárgola de la lujuria, hermosa en comparación a sus hermanos, con la piel hecha añicos.
Ariadna dio una patada a Callahan para que le dejase pasar, no sin antes robarle la espada. Él no iba a necesitarla más y ella estaba punto de entablar el combate de su vida.
El pequeñín de metal hizo lo propio: abrir el terreno para que entrase Ariadna. Fuera lo que fuera lo que vio con la explosión, estaba devorando la piedra de las gárgolas, de Lexington y Démona para ser exactos, como si fuera un fuego líquido. La oportunidad quedó servida en bandeja: Ariadna se lanzó, espada en mano, contra Démona. La gárgola agitó sus alas, el vendaval huracanado no tardó en surgir. Ariadna fue lanzada por la puerta de la Iglesia, a plena luz del día (el Señor Sol no era bueno). Una buena noticia: antes de salir volando, la vampiresa había conseguido clavar la espada de Callahan en la cabeza de Démona.
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* Ambos: Ariadna Lynn ha muerto, Callahan está a punto de morir y Hundon ha echado su saliva sobre Boomer volviéndolo una cruel bestia que irá a atacaros. ¿Qué clase de héroes sois vosotros?
Z9-42 Te quedas solo defendiendo a Callahan. Goliath, Démona y Broadway irán a matar a por ti y Callahan. Démona muy mal herida gracias a tu explosivo y el sacrifico de Ariadna, será fácil acabar con ella. Por si tenías alguna duda: la runa de tu turno anterior hizo que el explosivo solamente pudiera a dañar a 2 de 6 gárgolas.
Iredia: La idea era muy buena. Si Boomer hubiera hecho dong, casi habrías ganado la partida. Sin embargo, tu mala runa, hizo que los Dioses (realmente fue Hundon) maldijese a Boomer. Ahora tendrás que arreglarlo. Estás sola enfrentándote contra BOOMER, Hundon, Lexington y Bronx. Estos dos últimos malheridos.
No olvidéis lanzar la voluntad de los Dioses.
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
El explosivo causa un daño importante a varias gárgolas pero no logra desencadenar su máximo poder, es posible que las llamas coloridas carezcan del mismo potencial inflamable que su contraparte real. La estrategia no resulta del toda desastrosa pero dista mucho de ser un “combo ganador”, lo peor viene después.
Los hostiles ilesos no dudan en responder, atacan a un eslabón débil. Boomer quien por desgracia se encontraba lejos del grupo recibe una embestida directa, cabe destacar que su atacante no se limita a eliminarle. De alguna forma el delicado gigante termina siendo convertido en una bestia descontrolada gracias a cierto intercambio de fluidos.
Las bajas aliadas no se detienen allí, el personaje más anciano del equipo sufre una descomposición dolorosa en su pierna. Es claro que se trata de algún efecto mágico desconocido, uno que resulta terriblemente efectivo. Totalmente lisiado el Padre Callahan ya no tiene posibilidades de intervenir directamente.
Existe un dicho humano que dice “las desgracias no llegan solas”, este conflicto puede tomarse como referencia directa del concepto. Lynn avanza en contra de un enemigo claro, toma la espada del anciano lastimado para aumentar su ataque. Consigue causar un daño importante pero paga con su vida el logro.
Todo se ve negro para los defensores de la ciudad, cuentan muchas bajas y no causan suficientes en las filas enemigas. Ahora tienen el mismo número de gárgolas hostiles, algunas heridas pero todas funcionales. El problema radica en que la capacidad ofensiva aliada ha mermado bastante y es una situación irreversible en este punto.
Múltiples enemigos poderosos y pocos elementos para hacerles frente casi siempre se traduce como derrota, a menos que consigan igualar el marcador la ciudad puede estar perdida. Estos no son simples criminales, el nivel de poder y brutalidad que ostentan las criaturas amenazan a cualquiera.
Tres enemigos ahora rondan al sacerdote lastimado como carroñeros a un cadáver todavía caliente, lo único que se interpone entre el anciano y los demonios es un niño sintético muy valiente. Es tiempo de usar habilidades físicas especiales, la primera vez que una situación demanda tal respuesta.
Un extraño ruido tecnología retumba, Zero aumenta las capacidades del brazo diestro. Sin vacilar salta hasta la gárgola más herida que tiene enfrente y ataca el cráneo con una violencia nunca antes usada, quiere reventarlo en mil pedazos para eliminar la amenaza. Se sujeta con su extremidad libre y solo parpadea para realizar otra acción especifica.
Señorita elfa… la suerte estará de su lado ahora.
Afirma con tono alto mientras enseña una moneda dorada, parece oro corriente pero no tiene nada normal. Es otro artículo mágico adquirido durante una situación igual de demandante, de alguna forma permite que las acciones aliadas sean acertadas… Z9-42 no tiene idea de como pero en momentos complicados conviene ignorar detalles.
Los hostiles ilesos no dudan en responder, atacan a un eslabón débil. Boomer quien por desgracia se encontraba lejos del grupo recibe una embestida directa, cabe destacar que su atacante no se limita a eliminarle. De alguna forma el delicado gigante termina siendo convertido en una bestia descontrolada gracias a cierto intercambio de fluidos.
Las bajas aliadas no se detienen allí, el personaje más anciano del equipo sufre una descomposición dolorosa en su pierna. Es claro que se trata de algún efecto mágico desconocido, uno que resulta terriblemente efectivo. Totalmente lisiado el Padre Callahan ya no tiene posibilidades de intervenir directamente.
Existe un dicho humano que dice “las desgracias no llegan solas”, este conflicto puede tomarse como referencia directa del concepto. Lynn avanza en contra de un enemigo claro, toma la espada del anciano lastimado para aumentar su ataque. Consigue causar un daño importante pero paga con su vida el logro.
Todo se ve negro para los defensores de la ciudad, cuentan muchas bajas y no causan suficientes en las filas enemigas. Ahora tienen el mismo número de gárgolas hostiles, algunas heridas pero todas funcionales. El problema radica en que la capacidad ofensiva aliada ha mermado bastante y es una situación irreversible en este punto.
Múltiples enemigos poderosos y pocos elementos para hacerles frente casi siempre se traduce como derrota, a menos que consigan igualar el marcador la ciudad puede estar perdida. Estos no son simples criminales, el nivel de poder y brutalidad que ostentan las criaturas amenazan a cualquiera.
Tres enemigos ahora rondan al sacerdote lastimado como carroñeros a un cadáver todavía caliente, lo único que se interpone entre el anciano y los demonios es un niño sintético muy valiente. Es tiempo de usar habilidades físicas especiales, la primera vez que una situación demanda tal respuesta.
Un extraño ruido tecnología retumba, Zero aumenta las capacidades del brazo diestro. Sin vacilar salta hasta la gárgola más herida que tiene enfrente y ataca el cráneo con una violencia nunca antes usada, quiere reventarlo en mil pedazos para eliminar la amenaza. Se sujeta con su extremidad libre y solo parpadea para realizar otra acción especifica.
Señorita elfa… la suerte estará de su lado ahora.
Afirma con tono alto mientras enseña una moneda dorada, parece oro corriente pero no tiene nada normal. Es otro artículo mágico adquirido durante una situación igual de demandante, de alguna forma permite que las acciones aliadas sean acertadas… Z9-42 no tiene idea de como pero en momentos complicados conviene ignorar detalles.
Z9-42 usa su habilidad de Lvl 1 (Golpes cargados)
Z9-42 cambia la runa de Iredia en este turno a muy buena gracias a su objeto (Monedas de Saga Angeltheow)
Z9-42
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El miembro 'Z9-42' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Las cosas estaban yendo realmente mal. Cuando ya justo Boomer estaba a punto de subir con ella, esa maldita gárgola lo atrapó y le hizo tragarse su saliva. La misma saliva que había visto aquella vez junto a los guardias que se empezaron a comer a sí mismos. Pero esta vez fue peor, mucho peor. Esta vez Boomer no se iba a comer a sí mismo. En los ojos del gigante vio de golpe un destello rojo de ira, sus ojos ya no eran amables y dóciles. Destilaban odio rojo contra ella.
Por si fuera poco, la vampiresa salió despedida por la puerta debido a un fuerte vendaval provocado por la gárgola contoneante. El sol hizo cenizas su cuerpo con la misma facilidad con la que quemaba un pergamino. No pudo decir que sintió pena, pero sí un cierto malestar. A fin de cuentas, esa muchacha se acababa de sacrificar por ellos. Y el Padre Callahan... no se explicaba cómo la herida había vuelto a abrirse, muchísimo peor que antes. No tenía tiempo de llegar hasta él sin que Boomer la pillase y le reventase la cabeza con aquella maza.
Entonces, el crío raro le mostró una moneda de oro. Le dijo que su suerte iba a cambiar. Ella no estaba tan segura de ello, pero tenía que reconocer que aquel niño tenía mucho coraje. Y si él lo tenía, ella no iba a ser menos. Le asintió.
Tenía dos opciones, ir hasta el padre Callahan y salvarle la vida o ir hacia el campanario, hacer el maldito DONG y que esas gárgolas se marchasen de una vez. Resopló, con mucha tensión y con un temblor de manos nada natural. La gárgola de la saliva reparó en ella, con una sonrisa feroz y burlona en el rostro, dejando que fuese Boomer quien poco a poco se acercase a ella con su gran maza. El perro al que había herido también se acercaba, algo más lento, pero igual de letal si la alcanzaba. De golpe, sintió unos brazos que la agarraban por las axilas y la alzaban al vuelo, alejándola de la escalera y riéndose como un auténtico demonio. Una gárgola mucho más pequeña que las otras dos la había cogido y tenía toda la intención de tirarla al vacío. Iredia gritó.
-¡Suéltame!
El arco se le había caído y no podía sacar el cuchillo con aquellos zarandeos. La gárgola, obedeciendo su orden, la soltó. Ya pensó que se iba a estampar contra el suelo cuando, de repente, la volvió a coger. Sin embargo, notó que soltó un chillido más de dolor que de diversión. Estaba herida. Lo que indicaba que le fastidiaba coger peso o que mostrase resistencia. Volaron en círculos y zarandeos hasta que pasaron de nuevo por la escalera. Iredia en ese momento aprovechó el momento y rápidamente enrolló las piernas en una de las barras de la barandilla. La gárgola entonces chilló de dolor y, ahí sí, la joven pudo sacar el cuchillo y clávárselo, primero en uno de sus brazos y después le hizo un corte en la garganta. La soltó. La pega es que la joven acabó colgada de las piernas y bocabajo mientras la gárgola caía. No sabía si la había matado, pero se lo iba a pensar dos veces antes de cogerla otra vez.
Haciendo gala de sus abdominales, se inclinó hacia sus piernas para conseguir subir, guardándose el cuchillo en el camino. Pero Hundon y Boomer la esperaban en cuanto su cabeza se alzó. El uno, hipnotizado. La gárgola, sonriendo como solo el mal sabía hacerlo. Tuvo muchísima suerte, pues Hudon escupió e Iredia giró la cara esquivando aquella saliva del mal por pocos milímetros.
-¡Boomer! -le llamó desesperada- ¡Boomer, soy yo!¡Iredia!
El gigantón no respondió a su llamada. De hecho, recordarle su nombre parecía provocarle más enfado.
-Elfa cuentacuentos...
Pegó de sopetón un mazazo a la barandilla e Iredia, de la brutalidad del golpe, no pudo sostenerse ni con las piernas y cayó. Justo encima de Bronx.
<< Genial... >>
El perro, que se había quedado abajo, gimió de dolor cuando un cuerpo extraño se abalanzó sobre su herido cuerpo. La elfa no mejoró su situación cuando, para sujetarse y no caerse al suelo, sacó de nuevo el puñal y se lo clavó directamente en el cogote. El perro aulló de dolor, se zarandeó e Iredia se sujetó como buenamente pudo, protestando internamente por el golpetazo que se había dado. Boomer y Hudon fueron bajando de nuevo la escalera, buscando rodear al perro para aprovechar la caída de Iredia. Pero la elfa no se cayó. Jugándosela completamente, arrancó el cuchillo y volvió a saltar a la barandilla. Se colgó a una altura más baja que la anterior vez con la gárgola pequeña. El perrazo se desplomó junto a la pequeña gárgola, ambos gimiendo y fuera de combate. Vio por el rabillo del ojo cómo Boomer se iba de nuevo a las escaleras para seguirla. Y tuvo una idea.
Ayudándose con las piernas y con un pequeño salto, consiguió estar de nuevo en las escaleras de forma decente. Empezó a dar brincos, llamando la atención de los dos contrincantes que le quedaban.
-¡Eh, bestias pandalah!¡Cogedme si podéis! -y echó a correr hacia el campanario.
Tras una escalinata que a Iredia se le hizo interminable, llegó a una gran sala que daba al exterior. No quiso ni asomarse afuera para ver cómo estaba el patio abajo, pues la urgencia apremió su corazón. Tenía que hacer DONG. Tenía que ser esa campana enorme la que había que hacer sonar. De golpe, notó un dolor enloquecedor en su muslo izquierdo, tanto que casi le hizo caer al suelo. Hundon había subido también al campanario y aprovechando el vuelo, le había rajado el muslo justo a un metro de llegar a aquella gigante de oro.
-¡NO! -gritó de dolor, hincando la rodilla buena por el dolor.
Hundon no tardaría en volver a alzar el vuelo contra ella, esta vez directa a su cuello. Y Boomer, a su espalda, giró el mazo como si fuera un gran mandoble. Se dio cuenta de una terrible realidad: era el único capaz de alzar esa maza para hacer DONG.
O no.
<< Un último empujón, Iredia >>, se apremió a sí misma.
Con toda la fuerza que sacó de la desesperación, trató de ignorar el dolor del garrazo y, con un grito de furia, chocó contra la gran campana dorada, usando su propio cuerpo para hacerla sonar.
-Dong...
Por si fuera poco, la vampiresa salió despedida por la puerta debido a un fuerte vendaval provocado por la gárgola contoneante. El sol hizo cenizas su cuerpo con la misma facilidad con la que quemaba un pergamino. No pudo decir que sintió pena, pero sí un cierto malestar. A fin de cuentas, esa muchacha se acababa de sacrificar por ellos. Y el Padre Callahan... no se explicaba cómo la herida había vuelto a abrirse, muchísimo peor que antes. No tenía tiempo de llegar hasta él sin que Boomer la pillase y le reventase la cabeza con aquella maza.
Entonces, el crío raro le mostró una moneda de oro. Le dijo que su suerte iba a cambiar. Ella no estaba tan segura de ello, pero tenía que reconocer que aquel niño tenía mucho coraje. Y si él lo tenía, ella no iba a ser menos. Le asintió.
Tenía dos opciones, ir hasta el padre Callahan y salvarle la vida o ir hacia el campanario, hacer el maldito DONG y que esas gárgolas se marchasen de una vez. Resopló, con mucha tensión y con un temblor de manos nada natural. La gárgola de la saliva reparó en ella, con una sonrisa feroz y burlona en el rostro, dejando que fuese Boomer quien poco a poco se acercase a ella con su gran maza. El perro al que había herido también se acercaba, algo más lento, pero igual de letal si la alcanzaba. De golpe, sintió unos brazos que la agarraban por las axilas y la alzaban al vuelo, alejándola de la escalera y riéndose como un auténtico demonio. Una gárgola mucho más pequeña que las otras dos la había cogido y tenía toda la intención de tirarla al vacío. Iredia gritó.
-¡Suéltame!
El arco se le había caído y no podía sacar el cuchillo con aquellos zarandeos. La gárgola, obedeciendo su orden, la soltó. Ya pensó que se iba a estampar contra el suelo cuando, de repente, la volvió a coger. Sin embargo, notó que soltó un chillido más de dolor que de diversión. Estaba herida. Lo que indicaba que le fastidiaba coger peso o que mostrase resistencia. Volaron en círculos y zarandeos hasta que pasaron de nuevo por la escalera. Iredia en ese momento aprovechó el momento y rápidamente enrolló las piernas en una de las barras de la barandilla. La gárgola entonces chilló de dolor y, ahí sí, la joven pudo sacar el cuchillo y clávárselo, primero en uno de sus brazos y después le hizo un corte en la garganta. La soltó. La pega es que la joven acabó colgada de las piernas y bocabajo mientras la gárgola caía. No sabía si la había matado, pero se lo iba a pensar dos veces antes de cogerla otra vez.
Haciendo gala de sus abdominales, se inclinó hacia sus piernas para conseguir subir, guardándose el cuchillo en el camino. Pero Hundon y Boomer la esperaban en cuanto su cabeza se alzó. El uno, hipnotizado. La gárgola, sonriendo como solo el mal sabía hacerlo. Tuvo muchísima suerte, pues Hudon escupió e Iredia giró la cara esquivando aquella saliva del mal por pocos milímetros.
-¡Boomer! -le llamó desesperada- ¡Boomer, soy yo!¡Iredia!
El gigantón no respondió a su llamada. De hecho, recordarle su nombre parecía provocarle más enfado.
-Elfa cuentacuentos...
Pegó de sopetón un mazazo a la barandilla e Iredia, de la brutalidad del golpe, no pudo sostenerse ni con las piernas y cayó. Justo encima de Bronx.
<< Genial... >>
El perro, que se había quedado abajo, gimió de dolor cuando un cuerpo extraño se abalanzó sobre su herido cuerpo. La elfa no mejoró su situación cuando, para sujetarse y no caerse al suelo, sacó de nuevo el puñal y se lo clavó directamente en el cogote. El perro aulló de dolor, se zarandeó e Iredia se sujetó como buenamente pudo, protestando internamente por el golpetazo que se había dado. Boomer y Hudon fueron bajando de nuevo la escalera, buscando rodear al perro para aprovechar la caída de Iredia. Pero la elfa no se cayó. Jugándosela completamente, arrancó el cuchillo y volvió a saltar a la barandilla. Se colgó a una altura más baja que la anterior vez con la gárgola pequeña. El perrazo se desplomó junto a la pequeña gárgola, ambos gimiendo y fuera de combate. Vio por el rabillo del ojo cómo Boomer se iba de nuevo a las escaleras para seguirla. Y tuvo una idea.
Ayudándose con las piernas y con un pequeño salto, consiguió estar de nuevo en las escaleras de forma decente. Empezó a dar brincos, llamando la atención de los dos contrincantes que le quedaban.
-¡Eh, bestias pandalah!¡Cogedme si podéis! -y echó a correr hacia el campanario.
Tras una escalinata que a Iredia se le hizo interminable, llegó a una gran sala que daba al exterior. No quiso ni asomarse afuera para ver cómo estaba el patio abajo, pues la urgencia apremió su corazón. Tenía que hacer DONG. Tenía que ser esa campana enorme la que había que hacer sonar. De golpe, notó un dolor enloquecedor en su muslo izquierdo, tanto que casi le hizo caer al suelo. Hundon había subido también al campanario y aprovechando el vuelo, le había rajado el muslo justo a un metro de llegar a aquella gigante de oro.
-¡NO! -gritó de dolor, hincando la rodilla buena por el dolor.
Hundon no tardaría en volver a alzar el vuelo contra ella, esta vez directa a su cuello. Y Boomer, a su espalda, giró el mazo como si fuera un gran mandoble. Se dio cuenta de una terrible realidad: era el único capaz de alzar esa maza para hacer DONG.
O no.
<< Un último empujón, Iredia >>, se apremió a sí misma.
Con toda la fuerza que sacó de la desesperación, trató de ignorar el dolor del garrazo y, con un grito de furia, chocó contra la gran campana dorada, usando su propio cuerpo para hacerla sonar.
-Dong...
Iredia
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Se levantó a duras penas, tuvo que apoyarse en un inmenso bloque de roca maciza que, antes del nacimiento de las gárgolas, pertenecía a uno de los bancos. La pierna le ardía, sentía como el dolor le estaba devorando desde el interior. Era una locura, pero creía con firmeza que Dios le estaba castigando por su soberbia haciendo que su propio cuerpo se devorase así mismo; “En el sexto círculo, los orgullosos son condenados a probar su propio sabor”. Imaginaba la brecha de su pierna como una boca, con dientes incluidos, que se alimentaba de carne y sangre de predicador.
-La soberbia no es mi único pecado- le dijo con odio a la chiquilla – Lujuria: todas las noches, antes de acostarme, recuerdo el beso que Lupe y yo nos dimos-.
En aquel momento, el pequeño niño de metal hacía añicos la cabeza de Démona. Callahan hizo una pausa, bien merecida, para sonreír.
-Avaricia: Boomer necesita ropa nueva; la que utiliza es dos tallas menores de la que debería. Sin embargo, en lugar de regalarle ropa para agradecer su ayuda, gasto mis ahorros en bienes materiales para la Iglesia-.
El último chillido de Lexington ocurrió al mismo tiempo que Callahan apretaba sus labios para encerrar un aullido de dolor.
-Pereza: cuando acabe este día, no volveré a reparar la Iglesia. Podría hacerlo, Boomer me ayudaría, pero me la suda. Quedará destruida-.
Piedrecitas pertenecientes a la gárgola sin alas bañaron los pies de Callahan como si fuera una suave ola de mar.
-Ira: se tuviera oportunidad, estamparía tu cabeza contra las santas escrituras. Tal vez así aprendas a leer su verdadero significado-.
Fue a Hundon a quien le estañó la cabeza. Boomer tenía razón, no era mera superstición: las gárgolas no soportan el sonido de las campanas. Dong.
-Gula: mis galletas favoritas me las como a escondidas, sin que nadie me mire, para no verme obligado a compartirlas-.
Broadway estaba a punto de realizar un ataque en contra del niño metálico. Tenía las garras preparadas, apuntaba a la cabeza del chiquillo. Gracias al Dong cambió de idea; en lugar de continuar con el ataque, pensó que sería más útil taparse los oídos con las manos, las garras, para no tener que escuchar las campanas. Craso error: el mismo recibió el ataque que hubo preparado a para el niño de metal.
-Envidia: estos chicos son jóvenes héroes. Han salvado a Sacrestic Vile y me han salvado a mí sin ni siquiera conocerme. Les envidio. Envidio su juventud y su valentía-.
La joven del altar fue bañada con una lluvia de piedra. El séptimo círculo no se abrió.
-Soberbia…- suspiró.
No era obra de su imaginación; a medida que realizaba su discurso, la herida fue tomando forma de boca. Los dientes, en lugar de apuntar hacia el centro de la boca, apuntaban hacia los bordes de tal manera que, con cada dentellada, podía alimentarse de la carne de su alrededor. Goliath, la gárgola más inteligente, no quiso despedirse de la vida sin antes acabar con su castigo. Hasta que el padre Callahan no cayó al suelo, Goliath no murió.
* Ambos: El siguiente es el último turno. Os he de dar las gracias. Si hubierais sacado malas runas, Callahan y Boomer (uno por parte de Zero y el otro por parte de Iredia) habrían muerto. Estoy enamorada de mi gigante retrasado, no me hubiera gustado nada verlo morir.
* Z9-42 La chiquilla intentará escapar. Tu deber es impedir que eso suceda. Castigarla como creas que se merece.
* Iredia: Usa tus poderes para sanar las heridas de Callahan y Boomer. Tienes la opción, si lo deseas, de dar entierro a Ariadna.
* Ambos: Uno de vosotros tiene que tomar el control del objeto del 19, el martillo y el cincel que dio vida a las gárgolas. Aconsejo que, offrol, os pongáis de acuerdo entre vosotros. Tal vez Zero prefiera que sea Chimar, su pj principal, quien participe en la gran trama. O tal vez Iredia tiene una idea muy concreta para su pj y no quiere que una maldición tan complicada le afecte. No lo sé. Creo que sería injusto, por mi parte, elegir a uno de vosotros. En febrero-marzo quiero dar mucha caña a la trama de los objetos del 19.
-La soberbia no es mi único pecado- le dijo con odio a la chiquilla – Lujuria: todas las noches, antes de acostarme, recuerdo el beso que Lupe y yo nos dimos-.
En aquel momento, el pequeño niño de metal hacía añicos la cabeza de Démona. Callahan hizo una pausa, bien merecida, para sonreír.
-Avaricia: Boomer necesita ropa nueva; la que utiliza es dos tallas menores de la que debería. Sin embargo, en lugar de regalarle ropa para agradecer su ayuda, gasto mis ahorros en bienes materiales para la Iglesia-.
El último chillido de Lexington ocurrió al mismo tiempo que Callahan apretaba sus labios para encerrar un aullido de dolor.
-Pereza: cuando acabe este día, no volveré a reparar la Iglesia. Podría hacerlo, Boomer me ayudaría, pero me la suda. Quedará destruida-.
Piedrecitas pertenecientes a la gárgola sin alas bañaron los pies de Callahan como si fuera una suave ola de mar.
-Ira: se tuviera oportunidad, estamparía tu cabeza contra las santas escrituras. Tal vez así aprendas a leer su verdadero significado-.
Fue a Hundon a quien le estañó la cabeza. Boomer tenía razón, no era mera superstición: las gárgolas no soportan el sonido de las campanas. Dong.
-Gula: mis galletas favoritas me las como a escondidas, sin que nadie me mire, para no verme obligado a compartirlas-.
Broadway estaba a punto de realizar un ataque en contra del niño metálico. Tenía las garras preparadas, apuntaba a la cabeza del chiquillo. Gracias al Dong cambió de idea; en lugar de continuar con el ataque, pensó que sería más útil taparse los oídos con las manos, las garras, para no tener que escuchar las campanas. Craso error: el mismo recibió el ataque que hubo preparado a para el niño de metal.
-Envidia: estos chicos son jóvenes héroes. Han salvado a Sacrestic Vile y me han salvado a mí sin ni siquiera conocerme. Les envidio. Envidio su juventud y su valentía-.
La joven del altar fue bañada con una lluvia de piedra. El séptimo círculo no se abrió.
-Soberbia…- suspiró.
No era obra de su imaginación; a medida que realizaba su discurso, la herida fue tomando forma de boca. Los dientes, en lugar de apuntar hacia el centro de la boca, apuntaban hacia los bordes de tal manera que, con cada dentellada, podía alimentarse de la carne de su alrededor. Goliath, la gárgola más inteligente, no quiso despedirse de la vida sin antes acabar con su castigo. Hasta que el padre Callahan no cayó al suelo, Goliath no murió.
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* Ambos: El siguiente es el último turno. Os he de dar las gracias. Si hubierais sacado malas runas, Callahan y Boomer (uno por parte de Zero y el otro por parte de Iredia) habrían muerto. Estoy enamorada de mi gigante retrasado, no me hubiera gustado nada verlo morir.
* Z9-42 La chiquilla intentará escapar. Tu deber es impedir que eso suceda. Castigarla como creas que se merece.
* Iredia: Usa tus poderes para sanar las heridas de Callahan y Boomer. Tienes la opción, si lo deseas, de dar entierro a Ariadna.
* Ambos: Uno de vosotros tiene que tomar el control del objeto del 19, el martillo y el cincel que dio vida a las gárgolas. Aconsejo que, offrol, os pongáis de acuerdo entre vosotros. Tal vez Zero prefiera que sea Chimar, su pj principal, quien participe en la gran trama. O tal vez Iredia tiene una idea muy concreta para su pj y no quiere que una maldición tan complicada le afecte. No lo sé. Creo que sería injusto, por mi parte, elegir a uno de vosotros. En febrero-marzo quiero dar mucha caña a la trama de los objetos del 19.
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Esta ronda resulta victoriosa desde el inicio… parece que los artefactos mágicos si tienen una utilidad práctica destacable. Las gárgolas comienzan a “caer como moscas” en una serie de ataques críticos aliados, su superioridad numérica pronto es superada y el final de la refriega puede vislumbrarse positivo.
Un fuerte sonido retumba de repente, es bastante característico. Esa moneda si cambia de algún modo la suerte ostentada por Iredia, no existe otra explicación para que lograra el objetivo sin perder su vida. Bajo el ruido ensordecedor los hostiles pierden control y caen abatidos como si se tratara de una maldición.
Han sufrido muchas bajas y la ciudad tiene zonas severamente dañadas, pero ganaron, no se puede pedir más. A partir de ahora los involucrados deben tener mas cuidado… de no transformar sus ideas en realidades. Las cosas nunca salen bien cuando se mezclan seres vivos y pecados capitales, aunque no es algo para dejar de intentar ser mejores personas.
El chico robot suspira de alivio, le gustaría experimentar el concepto humano de descanso por algunas horas. Sus baterías secundarias están mermadas y tiene daños, debe reponer los sistemas descansando como un jovencito normal… “los niños crecen cuando duermen”, extraña frase en la que viene a pensar ahora.
Cuando una batalla finaliza se deben realizar varios pasos, revisar aliados, caídos, heridas y enemigos. Z9-42 empieza por el final, la fuente de todo parece ilesa. Se acerca y le sujeta con su fuerza aumentada, toma asiento y la coloca en sus rodillas para una sesión disciplinaria que por algún chiste del destino toma como paso correcto.
No media palabra, solo pone cara seria y inicia. Algo cómico luego de tanto dolor para los presentes, un “niño de diez” nalgueando al archienemigo recién derrotado. Da varias repeticiones, no se excede, pero evita que pueda resultar agradable. Luego de algunos minutos finaliza y llama al grupo entero.
Es un problema humano y no puedo dispensar justicia, les corresponde a ustedes juzgar con sus métodos.
Toma posición en uno de los pilares y espera veredicto, tiene cierto interés en ver las tácticas corrientes. Eso sin mencionar que planea colaborar un poco todavía antes de “irse a la cama”, le gusta dejar todo ordenado para la mañana siguiente… de ese modo la ciudad no amanece en forma de cenizas humeantes.
Puede ser un chico sintético con poca experiencia, pero esta seguro de una cosa, la iglesia necesitara una restructuración completa si quiere volver a recibir gente. Parece ser tradición que los templos se llenen de sangre en cualquier realidad, el vaticano de la tierra tenía su propia cámara de tortura industrial en el pasado histórico.
Algo más que fe debe haber dado vida a las gárgolas, si existen poderes capaces de convertir piedras en criaturas asesinas imparables… no cabe duda de que habrá problemas agregados en un futuro próximo. No es fácil llegar al estado conocido como “aburrimiento” en Aerandir, siempre parece existir un peligro acechando.
Un fuerte sonido retumba de repente, es bastante característico. Esa moneda si cambia de algún modo la suerte ostentada por Iredia, no existe otra explicación para que lograra el objetivo sin perder su vida. Bajo el ruido ensordecedor los hostiles pierden control y caen abatidos como si se tratara de una maldición.
Han sufrido muchas bajas y la ciudad tiene zonas severamente dañadas, pero ganaron, no se puede pedir más. A partir de ahora los involucrados deben tener mas cuidado… de no transformar sus ideas en realidades. Las cosas nunca salen bien cuando se mezclan seres vivos y pecados capitales, aunque no es algo para dejar de intentar ser mejores personas.
El chico robot suspira de alivio, le gustaría experimentar el concepto humano de descanso por algunas horas. Sus baterías secundarias están mermadas y tiene daños, debe reponer los sistemas descansando como un jovencito normal… “los niños crecen cuando duermen”, extraña frase en la que viene a pensar ahora.
Cuando una batalla finaliza se deben realizar varios pasos, revisar aliados, caídos, heridas y enemigos. Z9-42 empieza por el final, la fuente de todo parece ilesa. Se acerca y le sujeta con su fuerza aumentada, toma asiento y la coloca en sus rodillas para una sesión disciplinaria que por algún chiste del destino toma como paso correcto.
No media palabra, solo pone cara seria y inicia. Algo cómico luego de tanto dolor para los presentes, un “niño de diez” nalgueando al archienemigo recién derrotado. Da varias repeticiones, no se excede, pero evita que pueda resultar agradable. Luego de algunos minutos finaliza y llama al grupo entero.
Es un problema humano y no puedo dispensar justicia, les corresponde a ustedes juzgar con sus métodos.
Toma posición en uno de los pilares y espera veredicto, tiene cierto interés en ver las tácticas corrientes. Eso sin mencionar que planea colaborar un poco todavía antes de “irse a la cama”, le gusta dejar todo ordenado para la mañana siguiente… de ese modo la ciudad no amanece en forma de cenizas humeantes.
Puede ser un chico sintético con poca experiencia, pero esta seguro de una cosa, la iglesia necesitara una restructuración completa si quiere volver a recibir gente. Parece ser tradición que los templos se llenen de sangre en cualquier realidad, el vaticano de la tierra tenía su propia cámara de tortura industrial en el pasado histórico.
Algo más que fe debe haber dado vida a las gárgolas, si existen poderes capaces de convertir piedras en criaturas asesinas imparables… no cabe duda de que habrá problemas agregados en un futuro próximo. No es fácil llegar al estado conocido como “aburrimiento” en Aerandir, siempre parece existir un peligro acechando.
- Off:
- Excelente rol Sigel, uno de mis masterados más largos y menos fáciles jeje. Iredia se quedará con el objeto… pero Zero estará en ese mega tema sin falta.
Z9-42
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Apenas se percató demasiado de lo que sucedió a continuación. Más adelante, lo único que tendría claro de aquel momento es que la campana era enorme y asombrosamente fría y que, a su espalda, oyó el chillido más desgarrador que había escuchado jamás en una criatura del infierno. El corte de la rodilla era tan doloroso que apenas prestó atención a cómo Hundon fallecía entre terribles sufrimientos. Cojeando, mareada y tosiendo, salió del campanario y entrecerró los ojos, asomándose a la barandilla. Las gárgolas habían caído y aquella niña diabólica estaba siendo castigada con unos azotes en las nalgas. Se quedó mirando unos segundos aquella escena. Se frotó los ojos. Volvió a mirar. No, no lo había soñado. Seguía ahí tan contento, dándole unas buenas nalgadas.
Entonces, aquel niño tan extraño los llamó, haciendo alusión a que el castigo para esa niña debía ser impuesto por humanos. Ella lo miró desde arriba, se apoyó en la barandilla y empezó a troncharse de risa. Fue liberador, con cada carcajada expulsaba un pedazo de miedo y de pesar, aliviaba su corazón y daba las gracias por estar viva. Tras un rato en el que tuvo que luchar por respirar y reír, se limpió los lagrimones con el dorso de la mano y bajó todo lo rápido que pudo las escaleras, directa hacia Callahan. Murmuró unas palabras mientras imponía sus manos sobre la gran herida. Esto le iba a consumir una gran cantidad de energía, lo sabía, pero la vida del sacerdote dependía de ello. Rozó la pierna del sacerdote, repitiendo la misma operación que le hizo unas horas atrás. Un haz de luz blanco salió de sus manos.
-Vamos, Padre Callahan. No tiene mi permiso para morirse ahora...
Boomer bajó también las escaleras, gimiendo como un niño pequeño mientras se arrodillaba al lado de capitán. El pobre gigantón estaba maltrecho y herido. Iredia, con su mano izquierda, agarró el brazo de él para practicarle una imposición de manos.
Vio entonces por el rabillo del ojo que alguien entraba en la iglesia. Giró sus ojos violetas y vio al capitán Kramer seguido de otro guardia más. Los dos estaban estupefactos.
-¿Se ha acabado ya esto? -preguntó el capitán mientras se acercaba a Iredia.
Ésta asintió.
-Sí... Y, por cierto, deberíais llevaros a esa... niña. Tal y como os dije, Kramer, Callahan no es el culpable. -el guardia fue a decir algo, pero Iredia levantó la mano interrumpiéndolo- Si no me cree, hay otros dos testigos. Y yo no lo estaría curando ahora mismo.
-Más bien, Iredia, quería mostraros algo que quizás os haga sonreír. -este hizo un gesto al otro guardia, quien a su vez hizo señas a alguien de fuera.
La elfa abrió los ojos como platos al ver a Itrella allí junto con su asski. La niña iba en brazos del guardia y la saludaba felizmente con la mano. Iredia miró entonces a Kramer, pidiendo una explicación sin articular palabra.
-El pueblo ha estado un poco revuelto y no me pareció buena idea que estuviesen allí solos.
La joven se abalanzó entonces sobre el capitán dándole un gran abrazo. De paso, aprovechó para apoyarse en él, pues su rodilla herida le impedía andar bien. El hombre tardó unos segundos en reaccionar y corresponder el abrazo, un poco confuso y ruborizado. Para mejorar su situación. la elfa le dio un beso en la mejilla.
-Gracias. -y se marchó cojeando hasta donde estaba el otro guardia, quien bajó a Itrella al suelo y le permitió a Iredia arrodillarse de nuevo para abrazar a su niña y a Rushi.
-Ire... -le susurró la niña- Hay unaz cenizaz en la puetta...
La elfa cerró un momento los ojos, acordándose de la vampiresa que se había sacrificado por ellos. Con un suspiro, miró a la pequeña.
-Hoy dormimos aquí, pequeña. Y esas cenizas... también merecen un sitio para descansar. -y miró al exterior, a la luz del sol, con una mezcla de pesar y cansancio. Igual aquella vampiresa conseguía por fin su descanso.
__________________________
Uso de habilidad: Plegaria de alivio
Entonces, aquel niño tan extraño los llamó, haciendo alusión a que el castigo para esa niña debía ser impuesto por humanos. Ella lo miró desde arriba, se apoyó en la barandilla y empezó a troncharse de risa. Fue liberador, con cada carcajada expulsaba un pedazo de miedo y de pesar, aliviaba su corazón y daba las gracias por estar viva. Tras un rato en el que tuvo que luchar por respirar y reír, se limpió los lagrimones con el dorso de la mano y bajó todo lo rápido que pudo las escaleras, directa hacia Callahan. Murmuró unas palabras mientras imponía sus manos sobre la gran herida. Esto le iba a consumir una gran cantidad de energía, lo sabía, pero la vida del sacerdote dependía de ello. Rozó la pierna del sacerdote, repitiendo la misma operación que le hizo unas horas atrás. Un haz de luz blanco salió de sus manos.
-Vamos, Padre Callahan. No tiene mi permiso para morirse ahora...
Boomer bajó también las escaleras, gimiendo como un niño pequeño mientras se arrodillaba al lado de capitán. El pobre gigantón estaba maltrecho y herido. Iredia, con su mano izquierda, agarró el brazo de él para practicarle una imposición de manos.
Vio entonces por el rabillo del ojo que alguien entraba en la iglesia. Giró sus ojos violetas y vio al capitán Kramer seguido de otro guardia más. Los dos estaban estupefactos.
-¿Se ha acabado ya esto? -preguntó el capitán mientras se acercaba a Iredia.
Ésta asintió.
-Sí... Y, por cierto, deberíais llevaros a esa... niña. Tal y como os dije, Kramer, Callahan no es el culpable. -el guardia fue a decir algo, pero Iredia levantó la mano interrumpiéndolo- Si no me cree, hay otros dos testigos. Y yo no lo estaría curando ahora mismo.
-Más bien, Iredia, quería mostraros algo que quizás os haga sonreír. -este hizo un gesto al otro guardia, quien a su vez hizo señas a alguien de fuera.
La elfa abrió los ojos como platos al ver a Itrella allí junto con su asski. La niña iba en brazos del guardia y la saludaba felizmente con la mano. Iredia miró entonces a Kramer, pidiendo una explicación sin articular palabra.
-El pueblo ha estado un poco revuelto y no me pareció buena idea que estuviesen allí solos.
La joven se abalanzó entonces sobre el capitán dándole un gran abrazo. De paso, aprovechó para apoyarse en él, pues su rodilla herida le impedía andar bien. El hombre tardó unos segundos en reaccionar y corresponder el abrazo, un poco confuso y ruborizado. Para mejorar su situación. la elfa le dio un beso en la mejilla.
-Gracias. -y se marchó cojeando hasta donde estaba el otro guardia, quien bajó a Itrella al suelo y le permitió a Iredia arrodillarse de nuevo para abrazar a su niña y a Rushi.
-Ire... -le susurró la niña- Hay unaz cenizaz en la puetta...
La elfa cerró un momento los ojos, acordándose de la vampiresa que se había sacrificado por ellos. Con un suspiro, miró a la pequeña.
-Hoy dormimos aquí, pequeña. Y esas cenizas... también merecen un sitio para descansar. -y miró al exterior, a la luz del sol, con una mezcla de pesar y cansancio. Igual aquella vampiresa conseguía por fin su descanso.
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Uso de habilidad: Plegaria de alivio
Última edición por Iredia el Jue Feb 01 2018, 20:18, editado 1 vez (Razón : Se me olvidó poner la habilidad ^^U)
Iredia
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Re: Hoy no es un buen día +18 [Misión]
Un coro de guardias, víctimas de las gárgolas (pecadores) y curiosos de todo tipo esperaban a los héroes tras las puertas de la Iglesia. Callahan no esperó nada de esa gente; entre los presentes estaban los guardias que le habían tomado preso y abusado de su poder. Bajó la cabeza y siguió andando, o cojeando, hacia delante. No sabía a donde iría después, quizás a la habitación de la elfa a que le terminase de sanar o a la taberna más cercana para emborracharse y olvidar. Lo última parecía mejor opción. De vez en cuando, levantaba ligeramente la mirada por ver a los ojos del público. Comprendió que ellos sentían lástima por él, que le reconocían como un condenado más. No les culpó, todo lo contrario, compartía el mismo pensamiento.
Boomer estaba encantado con el recibimiento del público. Levantaba las manos y gritaba:
-¡Boomer estar vivo! ¡Boomer ser el más bueno! ¡Shappy nunca mentir! ¡Boomer siempre ser bueno!- celebraba que el efecto de las maldiciones de las gárgolas había desaparecido.
Llegados al punto donde estaban las cenizas de la chica vampira, el padre Callahan se arrodilló. Juntó las palmas de sus manos y besó el suelo, sabía a polvo y sangre seca.
-¡Oremos!- algunos hombre del público imitaron sus poses en la mano. Por lo menos, tenían respecto hacia los muertos- El señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar. Me conduce hacia aguas tranquilas y repara mi alma…-
Mientras rezaban, Callahan hizo una señal a Boomer para que trajera el cofre. Ellos tenían un trato: los bienes más preciados de ambos se tenían que guardar en un mismo baúl y no sacar de allí si no era en caso de emergencia. El resto, lo que no estuviera en el cofre, lo debían compartir con cualquier persona que viniera a la Iglesia en busca de ayuda. A aquello se le llamaba, ser un buen samaritano. Los tesoros más importantes que Callahan guardaba eran una espada corta, una camisa que perteneció a Lupe, la biblia de su abuela y cruz de plata. Los tesoros de Boomer era una piedra en forma de corazón, maquillaje de payaso y un dibujo que hizo de Simphony Shappire, la chica que le enseñó todo cuánto el gigante sabía.
Ésta era una ocasión especial. No todos los días unos héroes salvaban a toda Sacrestic.
Terminado el rezo, las gentes de Sacrestic rompieron en un fugaz aplauso. Hubo llantos y gritos de alegría por partes iguales. Callahan los ignoró, tenía asuntos más importantes. Recogió las cenizas de la vampira con las manos. Fue hacia el chico de metal, le besó la frente y le entregó las cenizas.
-Ella vino para protegerte. Es justo que, ahora, seas tú quien la proteja-.
Boomer era como un niño, no podía controlarse. Cogió a la elfa por la cintura, la levantó un metro del suelo y la aplastó en un abrazo. El Padre Callahan sonrió a ver al Pequeño Boomer tan feliz.
-Hemos decido que, tanto Boomer como yo, os daremos uno de nuestros tesoros como agradecimiento. Os advierto: no aceptamos un “No” como respuesta. Por muy preciado que sea nuestro regalo, os lo quedaréis. Es vuestro-.
Callahan le entregó a Zero un guantelete que escondía un cuchillo. Lupe lo fabricó para protegerse de los vampiros. Irónico. El día que le convirtieron fue le prestó el guantelete a Callahan.
-Boomer tener algo especial. Boomer guardar cosas de Shappy. Boomer creer que Shappy regresar. Boomer creer que Shappy necesitar ropa cuando Shappy regresar. ¡Boomer tener mucha ropa de Shappy! Boomer querer que tú quedar una ropa de Shappy. Shappy ser muy guapa y muy lista. Iredia ser igual de guapa y lista. Iredia merecer ropa de Shappy. Iredia no ser Shappy, pero también ser muy buena-.
Boomer besó la mejilla de Iredia, algo extraño pues el gigante nunca besaba. Callahan supuso que era porque estaba recordando a Shappy. Podía empatizar con Boomer porque él también estaba recordando un beso.
“Bienhallados sean los pecadores, porque de ellos será el perdón de Dios Padre”
* Ambos: Callahan y Boomer, dos de mis personajes favoritos, podrían haber muerto en este tema. ¿No es una suerte que los habéis salvado? Y no solo a ellos. Habéis matado a todas las gárgolas. Ningún pecador de Aerandir tiene nada de qué temer.
* Johannes: Esta feo abandonar a los niños.
* -5 ptos de experiencia.
Maldición: Lexington, en algún momento de la misión te mordió el brazo derecho. La herida no se cerrará. Al contrario, desde su interior notas la baba dorada y caliente de la gárgola trabajando para que la brecha nunca se sane. Para liberarte de la maldición puedes: o bien cortarte el brazo en un interpretativo o bien esperar a que un Master te la sane.
Z9-42 (Chim-bot):Espero que la muerte de Ariadna te haya acercado un poco más a la humanidad.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +7 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +6 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 23 ptos totales de experiencia
(En caso de dudas, el tope de experiencia es 25. Puntúo la calidad del texto sobre 7 y la originalidad a la hora de resolver los conflictos sobre
+ 400 aeros
Los puntos y aeros han sido sumados directamente a tu perfil.
Objeto: Cenizas de Ariadna Lynn
Objeto: Cuchilla oculta
Maldición: A causa de las muchas batallas, recibes heridas en el 70% de tu organismo. Arañazos en tu pecho, brazos y piernas descubren tu faceta de metal. Esto hace que, en los siguientes 2 temas que participes, seas más vulnerable a los golpes de los adversarios. Tu constitución se considerará 30% inferior.
Después de estos dos temas, deberás ir a un médico (o un herrero) a que te cure/repare. De no hacerlo, la maldición no desaparecerá.
Iredia:Boomer ha encontrado una nueva mejor amiga contigo.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +7 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +7 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 19 ptos totales de experiencia
(En caso de dudas, el tope de experiencia es 20. Considero tu aportación al tema como un masterado y debo puntuarte como tal ya que yo te elegí para suplantar a Johannes. Es justo que Zero, en ese aspecto, reciba una mayor recompensa. Puntúo la calidad del texto sobre 7 y la originalidad a la hora de resolver los conflictos sobre
+ 300 aeros (son menos que Zero por la misma razón anterior)
Los puntos y aeros han sido sumados directamente a tu perfil.
Objeto: Ropón de Shappire
Objeto del 19 (¿Premio o maldicón?): Martillo y cincel.
* Ambos: Me gusta dejar un apartado al final de la misión para hacer una pequeña autocrítica. Yo también soy persona. Puedo disfrutar mucho un tema o, por el contrario, aburrirme muchísimo de él y seguirlo por obligación. No os culpo a vosotros, sino a mí que soy quien organiza el tema. Os debo confesar una cosa, hubo un momento en el tema en el que pensé que aborrecería la historia. Esto fue con la desaparición de Johannes. Tenía un esquema muy diferente para la misión al que habéis visto. La misión se separaba en dos.
Uno se encargaba de buscar a las gárgolas perdidas y enfrentarse contra ellas a la vez que formaba un “equipo” de lucha. Esta parte es, más o menos, la que siguió Zero.
El otro se encargaría de defender a Callahan. Buscar la manera de demostrar su inocencia y sacarlo de la prisión. Esto no lo hemos visto. Se iba a encargar Johannes.
¿Qué pasó? Que después de que desapareciese y entrase Iredia, tuve que reorganizar todo el esquema que tenía. Olvidarme de esa segunda parte y dividir la primera en dos. Os habéis fijado que ambos habéis conocido el mismo número de gárgolas. Esto, en el esquema original no sucedía. Zero se encargaba de la gran mayoría éstas.
El cambio fue horrible. Pensé, os juro que lo pensé, que la misión que preparé se iría al garrete. Que si la continuaba iba a ser por compromiso, por obligación, y no porque me lo estuviera pasando bien.
Pues bien, por fortuna, eso no sucedió. Me lo he pasado muy bien con la misión. Creo que es algo que se ha notado por el tamaño de los posts. Me pongo a escribir, lo disfruto tanto, que no me doy cuenta que, quizás, me esté sobrepasando y que esté escribiendo más de lo que debería. Callahan es mi segundo personaje favorito (el primero es Shappy). Estoy enamorada de Boomer, eso lo dijo desde ya. Ariadna fue una chica tan orgullosa y tan mala que me conquistó desde el minuto 1. Iba a registrarla como personaje recurrente. Una lástima que hubiera muerto. De verdad que me encantó. Que me gusten tanto los personajes no es porque yo los haya creado, sino porque se han relacionado con vosotros. Yo pongo un personaje en una situación X, pero sois vosotros los usuarios quienes dais vida al personaje. Yo soy el anciano Gepetto que talla a Pinocho y vosotros el hada madrina que le dais vida. Ha sido muy divertido, me lo he pasado en grande.
Ahora, quisiera saber vuestra opinión. ¿Os ha gustado? ¿Esperabais más? ¿Qué personaje os ha gustado más y qué personaje os ha gustado menos? ¿Os he hecho vomitar con las descripciones? ¿Mis post largos os han aburrido? Quiero saberlo todo. Como dije, todos somos personas. Aunque, para hacer más divertido el juego me auto-proclame Diosa Sigel, detrás de la pantalla hay una chica normal y corriente que cometes errores y que sigue emocionándose como una colegiala cuando le toca responder en las misiones.
Boomer estaba encantado con el recibimiento del público. Levantaba las manos y gritaba:
-¡Boomer estar vivo! ¡Boomer ser el más bueno! ¡Shappy nunca mentir! ¡Boomer siempre ser bueno!- celebraba que el efecto de las maldiciones de las gárgolas había desaparecido.
Llegados al punto donde estaban las cenizas de la chica vampira, el padre Callahan se arrodilló. Juntó las palmas de sus manos y besó el suelo, sabía a polvo y sangre seca.
-¡Oremos!- algunos hombre del público imitaron sus poses en la mano. Por lo menos, tenían respecto hacia los muertos- El señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace reposar. Me conduce hacia aguas tranquilas y repara mi alma…-
Mientras rezaban, Callahan hizo una señal a Boomer para que trajera el cofre. Ellos tenían un trato: los bienes más preciados de ambos se tenían que guardar en un mismo baúl y no sacar de allí si no era en caso de emergencia. El resto, lo que no estuviera en el cofre, lo debían compartir con cualquier persona que viniera a la Iglesia en busca de ayuda. A aquello se le llamaba, ser un buen samaritano. Los tesoros más importantes que Callahan guardaba eran una espada corta, una camisa que perteneció a Lupe, la biblia de su abuela y cruz de plata. Los tesoros de Boomer era una piedra en forma de corazón, maquillaje de payaso y un dibujo que hizo de Simphony Shappire, la chica que le enseñó todo cuánto el gigante sabía.
Ésta era una ocasión especial. No todos los días unos héroes salvaban a toda Sacrestic.
Terminado el rezo, las gentes de Sacrestic rompieron en un fugaz aplauso. Hubo llantos y gritos de alegría por partes iguales. Callahan los ignoró, tenía asuntos más importantes. Recogió las cenizas de la vampira con las manos. Fue hacia el chico de metal, le besó la frente y le entregó las cenizas.
-Ella vino para protegerte. Es justo que, ahora, seas tú quien la proteja-.
Boomer era como un niño, no podía controlarse. Cogió a la elfa por la cintura, la levantó un metro del suelo y la aplastó en un abrazo. El Padre Callahan sonrió a ver al Pequeño Boomer tan feliz.
-Hemos decido que, tanto Boomer como yo, os daremos uno de nuestros tesoros como agradecimiento. Os advierto: no aceptamos un “No” como respuesta. Por muy preciado que sea nuestro regalo, os lo quedaréis. Es vuestro-.
Callahan le entregó a Zero un guantelete que escondía un cuchillo. Lupe lo fabricó para protegerse de los vampiros. Irónico. El día que le convirtieron fue le prestó el guantelete a Callahan.
-Boomer tener algo especial. Boomer guardar cosas de Shappy. Boomer creer que Shappy regresar. Boomer creer que Shappy necesitar ropa cuando Shappy regresar. ¡Boomer tener mucha ropa de Shappy! Boomer querer que tú quedar una ropa de Shappy. Shappy ser muy guapa y muy lista. Iredia ser igual de guapa y lista. Iredia merecer ropa de Shappy. Iredia no ser Shappy, pero también ser muy buena-.
Boomer besó la mejilla de Iredia, algo extraño pues el gigante nunca besaba. Callahan supuso que era porque estaba recordando a Shappy. Podía empatizar con Boomer porque él también estaba recordando un beso.
“Bienhallados sean los pecadores, porque de ellos será el perdón de Dios Padre”
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* Ambos: Callahan y Boomer, dos de mis personajes favoritos, podrían haber muerto en este tema. ¿No es una suerte que los habéis salvado? Y no solo a ellos. Habéis matado a todas las gárgolas. Ningún pecador de Aerandir tiene nada de qué temer.
* Johannes: Esta feo abandonar a los niños.
* -5 ptos de experiencia.
Maldición: Lexington, en algún momento de la misión te mordió el brazo derecho. La herida no se cerrará. Al contrario, desde su interior notas la baba dorada y caliente de la gárgola trabajando para que la brecha nunca se sane. Para liberarte de la maldición puedes: o bien cortarte el brazo en un interpretativo o bien esperar a que un Master te la sane.
Z9-42 (Chim-bot):Espero que la muerte de Ariadna te haya acercado un poco más a la humanidad.
Recompensas:
* +10 ptos de base
* +7 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
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Objeto: Cenizas de Ariadna Lynn
- Cenizas de Ariadna Lynn:
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Al quemarlas, la sombra de la vampiresa renacerá y se unirá contigo en una batalla. La sombra tiene habilidades básicas de combate cuerpo a cuerpo. Se considera del mismo nivel que tengas en el momento en el que quemes las cenizas.
Este objeto se puede utilizar hasta un máximo de 3 veces
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Objeto: Cuchilla oculta
- Cuchilla oculta:
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Debes de haberle caído muy bien a Callahan. Te ha dado el arma que perteneció a su amigo Lupe: una cuchilla oculta.
Esta arma tiene una peculiaridad especial y es que se considera de calidad pobre cuando es de día y calidad superior cuando llega la noche. Perfecta para matar vampiros.
Maldición: A causa de las muchas batallas, recibes heridas en el 70% de tu organismo. Arañazos en tu pecho, brazos y piernas descubren tu faceta de metal. Esto hace que, en los siguientes 2 temas que participes, seas más vulnerable a los golpes de los adversarios. Tu constitución se considerará 30% inferior.
Después de estos dos temas, deberás ir a un médico (o un herrero) a que te cure/repare. De no hacerlo, la maldición no desaparecerá.
Iredia:Boomer ha encontrado una nueva mejor amiga contigo.
Recompensas:
* +5 ptos de base
* +7 ptos de experiencia en función a la calidad del texto
* +7 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 19 ptos totales de experiencia
(En caso de dudas, el tope de experiencia es 20. Considero tu aportación al tema como un masterado y debo puntuarte como tal ya que yo te elegí para suplantar a Johannes. Es justo que Zero, en ese aspecto, reciba una mayor recompensa. Puntúo la calidad del texto sobre 7 y la originalidad a la hora de resolver los conflictos sobre
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Objeto: Ropón de Shappire
- Ropón de Shappire:
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Por el aspecto, puede parecer una ordinaria túnica. Si piensas eso es porque no conoces todavía a Shappy, nada de lo que ella tiene es ordinario. Esta túnica puede cambiar de color. En el circo, es muy divertido ver a un payaso de colores. En la vida “normal”, quizás pueda servirte para ocultar en ciertos lugares.
La túnica se considera una armadura ligera de calidad común
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Objeto del 19 (¿Premio o maldicón?): Martillo y cincel.
- Martillo y cincel:
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Los objetos del 19 están inspirados en el anillo de poder del Señor de los Anillos. Tienen un gran beneficio mágico, pero son capaces de obsesionar a quien lo lleva hasta el punto de volverle loco. Lo has visto con la lámina de metal de la cabeza Adie o el libro de Simphony Shappire. El martillo y el cincel, como ya has visto, funcionan como un pack. Se cuentan a ambos como un único objeto. Su poder mágico es dar vida a las esculturas de la piedra. Un poder que considero muy fuerte. No soy tonta y tú tampoco. La magia del objeto lo tendrás que descubrir de forma gradual. A lo mejor, al primer tema, solo consigues dar vida a piedrecitas del tamaño de una moneda. Tras veinte temas con el objeto, a estatuas con el tamaño de un perro grande. A cien temas de una persona. POR EJEMPLO Lo dejo a tu interpretación. Lo importante, es que sea de forma muy gradual. Poco a poco, a medida que avances en tu historia, descubrirás el poder del objeto y éste te atrapará a él.
La maldición: Creerás ver rostros amenazantes en las piedras y en la tierra. No hay lugar en el que puedas escapar. Los verás por todas partes y creerás que van a salir para matarte. Te harán sentir desprotegida, insegura, allá estés. Digo lo mismo. El miedo y la obsesión de éste crecen de forma gradual.
La idea es que, al final, Iredia esté obsesionado haciendo esculturas en la piedra para protegerse del miedo. ¿Conoces a los Guerreros de Terracota? Iredia tiene que acabar haciendo algo parecido para protegerse. Esa es la idea que tengo y un ejemplo de lo que puede ocurrir. Sin embargo, es tu historia y tu personaje. Tú decides como llevar la maldición a cabo.
Otro punto a tener en cuenta es que, al tener un objeto perteneciente al 19, tendrás la necesidad de hacerte con el resto de ellos. Ejemplo, si te encuentras con Shappy, querrás robarle el libro. Si te encuentras con Zatch, querrás robarle el cuerno de Nuddih o si es con Zöe, querrás El Muñeco Neil. Si por el contrario, pierdes el objeto, quedarás maldita como “Golum”.
¡Aviso! Los secuaces del Hombre Muerto podrán aparecer en tus temas (en intervenciones mías que haga sin avisar) e intentar arrebatarte el martillo y el cincel.
Ian Egdecomb, “El Hado Novato”, el hombre que escribió la carta lamentándose de haber creado los objetos del 19, también ira en tu búsqueda.
* Ambos: Me gusta dejar un apartado al final de la misión para hacer una pequeña autocrítica. Yo también soy persona. Puedo disfrutar mucho un tema o, por el contrario, aburrirme muchísimo de él y seguirlo por obligación. No os culpo a vosotros, sino a mí que soy quien organiza el tema. Os debo confesar una cosa, hubo un momento en el tema en el que pensé que aborrecería la historia. Esto fue con la desaparición de Johannes. Tenía un esquema muy diferente para la misión al que habéis visto. La misión se separaba en dos.
Uno se encargaba de buscar a las gárgolas perdidas y enfrentarse contra ellas a la vez que formaba un “equipo” de lucha. Esta parte es, más o menos, la que siguió Zero.
El otro se encargaría de defender a Callahan. Buscar la manera de demostrar su inocencia y sacarlo de la prisión. Esto no lo hemos visto. Se iba a encargar Johannes.
¿Qué pasó? Que después de que desapareciese y entrase Iredia, tuve que reorganizar todo el esquema que tenía. Olvidarme de esa segunda parte y dividir la primera en dos. Os habéis fijado que ambos habéis conocido el mismo número de gárgolas. Esto, en el esquema original no sucedía. Zero se encargaba de la gran mayoría éstas.
El cambio fue horrible. Pensé, os juro que lo pensé, que la misión que preparé se iría al garrete. Que si la continuaba iba a ser por compromiso, por obligación, y no porque me lo estuviera pasando bien.
Pues bien, por fortuna, eso no sucedió. Me lo he pasado muy bien con la misión. Creo que es algo que se ha notado por el tamaño de los posts. Me pongo a escribir, lo disfruto tanto, que no me doy cuenta que, quizás, me esté sobrepasando y que esté escribiendo más de lo que debería. Callahan es mi segundo personaje favorito (el primero es Shappy). Estoy enamorada de Boomer, eso lo dijo desde ya. Ariadna fue una chica tan orgullosa y tan mala que me conquistó desde el minuto 1. Iba a registrarla como personaje recurrente. Una lástima que hubiera muerto. De verdad que me encantó. Que me gusten tanto los personajes no es porque yo los haya creado, sino porque se han relacionado con vosotros. Yo pongo un personaje en una situación X, pero sois vosotros los usuarios quienes dais vida al personaje. Yo soy el anciano Gepetto que talla a Pinocho y vosotros el hada madrina que le dais vida. Ha sido muy divertido, me lo he pasado en grande.
Ahora, quisiera saber vuestra opinión. ¿Os ha gustado? ¿Esperabais más? ¿Qué personaje os ha gustado más y qué personaje os ha gustado menos? ¿Os he hecho vomitar con las descripciones? ¿Mis post largos os han aburrido? Quiero saberlo todo. Como dije, todos somos personas. Aunque, para hacer más divertido el juego me auto-proclame Diosa Sigel, detrás de la pantalla hay una chica normal y corriente que cometes errores y que sigue emocionándose como una colegiala cuando le toca responder en las misiones.
Sigel
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