Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Se incorporó en su asiento al ver a Siria acercarse al lugar, sonrió dispuesto a darle la bienvenida al taller, pero, en un principio, la joven norteña parecía distraída con el castillo de Lyn, el cual ya empezaba, prácticamente, a acaparar la mayoría del mostrador.
- ¿Necesitas algo, Siria? – Le preguntó cuándo, después de varios segundos de intensa concentración, Lyn consiguió terminar el tercer y último torreón de aquella frágil pero absurdamente complicada obra arquitectónica.
¿Quién se habría imaginado que sabía hacer cosas como aquellas?
Siria ya había pasado por otros talleres antes, pues ahora cargaba con varios artículos consigo que no había visto cuando se encontraron en el taller de Asher horas atrás. Sonrió brevemente al recordar el enorme saco de objetos con el que la muchacha cargaba el día que se conocieron. Esperaba que no comprase tanto como para volver a quedarse atrapada en el marco de alguna puerta.
- Puedo hacerte una bolsa. – dijo apoyándose en el mostrador. – Para los objetos que compres hoy. – Añadió. - ¿Qué te parece? – Inquirió al mismo tiempo que Lyn dejaba escapar un grito desgarradoramente triste.
Una triste y solitaria bocanada de viento, eso había bastado para derruir todo el trabajo de la vampiresa. Había tardado bastante en suceder, aunque no le sorprendía.
- ¡Mor…Mortal! – La vampiresa miró las cartas desparramadas frente a ella. - ¡¿Có… cómo te atreves!? – Preguntó a continuación, Eltrant miró a los lados, no muy seguro de si era él a quien le estaba hablando. - ¡Era como un hijo para mí! ¡Sangre de mi sangre! – Exclamó, Eltrant entreabrió los labios, pero Lyn levantó un dedo dramáticamente. - ¡No me contestes! ¡Ya está hecho! ¡Me has fallado! – dijo secándose una lagrima imaginaria – Pero no te preocupes: te perdono. – Afirmó al final asintiendo para sí. – Pero debo marcharme al taller de Asher para consolarme del todo, alejarme unos minutos. – dijo atravesando el tablero tras el que se encontraba.
- No… espera… ¿Qué? –
- Y para entrar en calor. – dijo apenas en un susurro según pasaba justo a su lado.
Eltrant no dijo nada, parpadeó varias veces y volvió a mirar a Siria confundido. Dejó que su compañera se marchase: como mínimo se había esforzado en aquella excusa para no trabajar, era mejor que verla decir “Mortal, trabaja tú para mí”.
Sonrió y dejó escapar un suspiro, justo en ese momento se acercó una pareja que ya conocía muy bien, Lyn les saludó con su característica simpatía y, tras evitar sutilmente el abrazo de Ashryn y que esta llegase a tocarle salió del lugar, Eltrant se limitó a levantar su mano derecha al verles acercarse.
- Oh. – Sonrió ampliamente a Allen y a Ashryn. – No os esperaba ver por aquí. – Admitió, hacía tiempo que no les veía, estuvo tentado de preguntar a la elfa como iba su memoria.
Pero se contuvo, al menos en aquel momento parecía mínimamente feliz y el propio Allen se encargó de decirle por sí mismo que Ashryn seguía igual; de hecho, esa era la razón por la que estaban allí, necesitaban dos espadas.
- ¿El mejor herrero de Aerandir? – dejó escapar una carcajada y sonrió. – Me tenéis en demasiada estima. – dijo suspirando, sacudiendo la cabeza. – Pero sí, puedo hacerlo. – dijo encogiéndose de hombros. – Volved en una media hora o así, lo tendré todo listo. – Hecho esto, se giró hacia Siria y le indicó con un gesto que, de quererlo, podía incluso sentarse en una de las sillas del taller mientras se decidía a aceptar o no la bolsa.
Ya tenía el metal fundido preparado, por lo que solo tuvo que martillear la placa que se formó cuando vertió la aleación en el molde que daría la forma “básica” de la espada.
Quizás todas sus hojas fuesen relativamente parecidas, cualquiera que le viese trabajar se etaria dando cuenta de que estaba usando un mismo molde para la mayoría de las espadas que hacía; pero aquellas eran para Ashryn: se iba a esforzar un poco más.
Una espada para cada uno de los hermanos Elaynor… le pareció apropiado hacerlas prácticamente idénticas, salvando algunos detalles, por supuesto.
Martilleó con firmeza hasta que consiguió la primera de las armas, la que sería para Allen. La hizo de una sola hoja, imitando pobremente el estilo elfico que tanto había visto y sufrido en sus propias carnes.
Después, usando aquella espada como referencia, creó un molde del mismo modo que lo había hecho para la réplica de Brillo. Tras aquello todo se le antojó bastante mecánico, incluso monótono.
Martillear y dar forma hasta conseguir la forma deseada.
Terminó en el tiempo que le había prometido a Ashryn.
Depositó ambas espadas sobre el mostrador y buscó a la pareja de elfos, tras no encontrarlos se giró hacia Siria y sonrió.
- Voy a salir un momento. – Le dijo, estirando ambos brazos por encima de su cabeza. Tanto martillazo seguido había acabado por entumecer sus extremidades. – A por más materiales y demás. – dijo – No voy a tardar demasiado, no te preocupes. – Le saliendo del taller y dejando tras de sí un pequeño cartelito de “Vuelvo enseguida”.
Tenía que ver a aquel imbécil también en aquel lugar.
Pero tenía que admitir que sus recetas eran las mejores que había visto, los materiales que vendía también eran de excelentísima calidad.
Apretó los dientes y, tragándose su orgullo, agradeció el que no fuese el propio Hartem el que atendía a los clientes. Sin intercambiar demasiadas palabras con los que estaban en el taller compró, prácticamente, todas las recetas que tenía el brujo a la venta.
Tras pagar salió de allí a toda prisa y se perdió entre las casetas hasta encontrar otro taller de excelentísima calidad dedicado específicamente a todo lo relacionado con la curtiduría.
Se atusó la barba y recordó que, aunque no trabajase el cuero a menudo, nunca lo había dejado totalmente de lado. Respiró profundamente y se internó en el lugar, después imitó lo mismo que había hecho en el taller de Hartem y compró todas las recetas que pudo ver a la venta.
Eran lo suficientemente baratas.
Asintiendo para sí, conforme por ser dueño de un número indeterminado de recetas que no dudaría en poner en práctica en cuanto tuviese tiempo, Eltrant reemprendió el viaje de vuelta hasta su propio taller.
Según volvía releyó algunas de las recetas de herrería por encima y dejó escapar todo el aire que tenía en aquel momento en los pulmones. Podía odiar a Hartem con toda su alma, pero la arrogancia del tipo estaba justificada.
Le habría sido imposible pensar en aquello por sí solo.
Finalmente, cuando estaba a punto de llegar a su taller Eltrant advirtió una especie de teatrillo: un sorteo. Sin pensárselo demasiado se encogió de hombros y se acercó a tomar una bolita: era gratis y Hartem le había puesto de mal humor.
- Oh, wow. – dijo el castaño mirando la bolita de color rojo fijamente.
No esperaba ganar, pero allí estaba, con un pesado martillo entre sus manos.
Lo primero que pasó por su cabeza fue si podría usar aquello para la forja, cosa que descartó inmediatamente cuando contempló como varias runas se encendían en la cabeza del martillo cuando lo sujetó firmemente.
Sonrió, a Asher le gustaría verlo.
Sin decirle nada más a ninguno de los presentes continuo de vuelta a su taller.
- ¡Siria! – dijo levantando la mano a la joven una vez estuvo frente a ella. – Ya tengo todo lo necesario. – Le dijo alzando el saco con los materiales y las recetas. - ¿Te has decidido ya? – Preguntó según quitaba el cartelito que había colocado.
Off: Ahora la parte divertida: ¡Matematicas!
Dinero de Eltrant: 646 - 190 (de antes) = 456
Uso 16 materiales para crear dos armas a una mano. -> 160 Aeros. Se las vendo a Ashryn por 180.
Compro:
Recetas Curtidura:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Cantimplora // Precio de la receta: 2 aeros
Cuerda obediente // Precio de la receta: 2 aeros
Cantimplora reforzada // Precio de la receta: 5 aeros
Armaduras de fieras. Armaduras ligeras de calidad común // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras ligeras de calidad superior // Precio de la receta: 15 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 15 aeros
Silla de montar épica // Precio de la receta: 50 aeros
Recetas Herrería:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Reconfección. // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común // Precio de la receta: 10 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad común // Precio de la receta: 10 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad común // Precio de la receta: 5 aeros
Reconfección mejorada. // Precio de la receta: 12 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad superior // Precio de la receta: 12 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 12 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 20 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad superior // Precio de la receta: 20 aeros
Arma irrompible a una mano // Precio de la receta: 50 aeros
Aeros finales: 200
He repasado las cuentas un par de veces, si me he confundido avisadme y corrijo :'D
Interactuo con: Siria, Ashryn
- ¿Necesitas algo, Siria? – Le preguntó cuándo, después de varios segundos de intensa concentración, Lyn consiguió terminar el tercer y último torreón de aquella frágil pero absurdamente complicada obra arquitectónica.
¿Quién se habría imaginado que sabía hacer cosas como aquellas?
Siria ya había pasado por otros talleres antes, pues ahora cargaba con varios artículos consigo que no había visto cuando se encontraron en el taller de Asher horas atrás. Sonrió brevemente al recordar el enorme saco de objetos con el que la muchacha cargaba el día que se conocieron. Esperaba que no comprase tanto como para volver a quedarse atrapada en el marco de alguna puerta.
- Puedo hacerte una bolsa. – dijo apoyándose en el mostrador. – Para los objetos que compres hoy. – Añadió. - ¿Qué te parece? – Inquirió al mismo tiempo que Lyn dejaba escapar un grito desgarradoramente triste.
Una triste y solitaria bocanada de viento, eso había bastado para derruir todo el trabajo de la vampiresa. Había tardado bastante en suceder, aunque no le sorprendía.
- ¡Mor…Mortal! – La vampiresa miró las cartas desparramadas frente a ella. - ¡¿Có… cómo te atreves!? – Preguntó a continuación, Eltrant miró a los lados, no muy seguro de si era él a quien le estaba hablando. - ¡Era como un hijo para mí! ¡Sangre de mi sangre! – Exclamó, Eltrant entreabrió los labios, pero Lyn levantó un dedo dramáticamente. - ¡No me contestes! ¡Ya está hecho! ¡Me has fallado! – dijo secándose una lagrima imaginaria – Pero no te preocupes: te perdono. – Afirmó al final asintiendo para sí. – Pero debo marcharme al taller de Asher para consolarme del todo, alejarme unos minutos. – dijo atravesando el tablero tras el que se encontraba.
- No… espera… ¿Qué? –
- Y para entrar en calor. – dijo apenas en un susurro según pasaba justo a su lado.
Eltrant no dijo nada, parpadeó varias veces y volvió a mirar a Siria confundido. Dejó que su compañera se marchase: como mínimo se había esforzado en aquella excusa para no trabajar, era mejor que verla decir “Mortal, trabaja tú para mí”.
Sonrió y dejó escapar un suspiro, justo en ese momento se acercó una pareja que ya conocía muy bien, Lyn les saludó con su característica simpatía y, tras evitar sutilmente el abrazo de Ashryn y que esta llegase a tocarle salió del lugar, Eltrant se limitó a levantar su mano derecha al verles acercarse.
- Oh. – Sonrió ampliamente a Allen y a Ashryn. – No os esperaba ver por aquí. – Admitió, hacía tiempo que no les veía, estuvo tentado de preguntar a la elfa como iba su memoria.
Pero se contuvo, al menos en aquel momento parecía mínimamente feliz y el propio Allen se encargó de decirle por sí mismo que Ashryn seguía igual; de hecho, esa era la razón por la que estaban allí, necesitaban dos espadas.
- ¿El mejor herrero de Aerandir? – dejó escapar una carcajada y sonrió. – Me tenéis en demasiada estima. – dijo suspirando, sacudiendo la cabeza. – Pero sí, puedo hacerlo. – dijo encogiéndose de hombros. – Volved en una media hora o así, lo tendré todo listo. – Hecho esto, se giró hacia Siria y le indicó con un gesto que, de quererlo, podía incluso sentarse en una de las sillas del taller mientras se decidía a aceptar o no la bolsa.
Ya tenía el metal fundido preparado, por lo que solo tuvo que martillear la placa que se formó cuando vertió la aleación en el molde que daría la forma “básica” de la espada.
Quizás todas sus hojas fuesen relativamente parecidas, cualquiera que le viese trabajar se etaria dando cuenta de que estaba usando un mismo molde para la mayoría de las espadas que hacía; pero aquellas eran para Ashryn: se iba a esforzar un poco más.
Una espada para cada uno de los hermanos Elaynor… le pareció apropiado hacerlas prácticamente idénticas, salvando algunos detalles, por supuesto.
Martilleó con firmeza hasta que consiguió la primera de las armas, la que sería para Allen. La hizo de una sola hoja, imitando pobremente el estilo elfico que tanto había visto y sufrido en sus propias carnes.
Después, usando aquella espada como referencia, creó un molde del mismo modo que lo había hecho para la réplica de Brillo. Tras aquello todo se le antojó bastante mecánico, incluso monótono.
Martillear y dar forma hasta conseguir la forma deseada.
Terminó en el tiempo que le había prometido a Ashryn.
Depositó ambas espadas sobre el mostrador y buscó a la pareja de elfos, tras no encontrarlos se giró hacia Siria y sonrió.
- Voy a salir un momento. – Le dijo, estirando ambos brazos por encima de su cabeza. Tanto martillazo seguido había acabado por entumecer sus extremidades. – A por más materiales y demás. – dijo – No voy a tardar demasiado, no te preocupes. – Le saliendo del taller y dejando tras de sí un pequeño cartelito de “Vuelvo enseguida”.
[…]
Tenía que ver a aquel imbécil también en aquel lugar.
Pero tenía que admitir que sus recetas eran las mejores que había visto, los materiales que vendía también eran de excelentísima calidad.
Apretó los dientes y, tragándose su orgullo, agradeció el que no fuese el propio Hartem el que atendía a los clientes. Sin intercambiar demasiadas palabras con los que estaban en el taller compró, prácticamente, todas las recetas que tenía el brujo a la venta.
Tras pagar salió de allí a toda prisa y se perdió entre las casetas hasta encontrar otro taller de excelentísima calidad dedicado específicamente a todo lo relacionado con la curtiduría.
Se atusó la barba y recordó que, aunque no trabajase el cuero a menudo, nunca lo había dejado totalmente de lado. Respiró profundamente y se internó en el lugar, después imitó lo mismo que había hecho en el taller de Hartem y compró todas las recetas que pudo ver a la venta.
Eran lo suficientemente baratas.
Asintiendo para sí, conforme por ser dueño de un número indeterminado de recetas que no dudaría en poner en práctica en cuanto tuviese tiempo, Eltrant reemprendió el viaje de vuelta hasta su propio taller.
Según volvía releyó algunas de las recetas de herrería por encima y dejó escapar todo el aire que tenía en aquel momento en los pulmones. Podía odiar a Hartem con toda su alma, pero la arrogancia del tipo estaba justificada.
Le habría sido imposible pensar en aquello por sí solo.
Finalmente, cuando estaba a punto de llegar a su taller Eltrant advirtió una especie de teatrillo: un sorteo. Sin pensárselo demasiado se encogió de hombros y se acercó a tomar una bolita: era gratis y Hartem le había puesto de mal humor.
- Oh, wow. – dijo el castaño mirando la bolita de color rojo fijamente.
No esperaba ganar, pero allí estaba, con un pesado martillo entre sus manos.
Lo primero que pasó por su cabeza fue si podría usar aquello para la forja, cosa que descartó inmediatamente cuando contempló como varias runas se encendían en la cabeza del martillo cuando lo sujetó firmemente.
Sonrió, a Asher le gustaría verlo.
Sin decirle nada más a ninguno de los presentes continuo de vuelta a su taller.
- ¡Siria! – dijo levantando la mano a la joven una vez estuvo frente a ella. – Ya tengo todo lo necesario. – Le dijo alzando el saco con los materiales y las recetas. - ¿Te has decidido ya? – Preguntó según quitaba el cartelito que había colocado.
_____________________________________________________________
Off: Ahora la parte divertida: ¡Matematicas!
OBJETO | MATERIALES |
Arma de una mano | 8 |
Arma de una mano | 8 |
TOTAL | 16 |
Dinero de Eltrant: 646 - 190 (de antes) = 456
Uso 16 materiales para crear dos armas a una mano. -> 160 Aeros. Se las vendo a Ashryn por 180.
Compro:
Recetas Curtidura:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Cantimplora // Precio de la receta: 2 aeros
Cuerda obediente // Precio de la receta: 2 aeros
Cantimplora reforzada // Precio de la receta: 5 aeros
Armaduras de fieras. Armaduras ligeras de calidad común // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras ligeras de calidad superior // Precio de la receta: 15 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 15 aeros
Silla de montar épica // Precio de la receta: 50 aeros
Recetas Herrería:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) // Precio de la receta: 2 aeros
Reconfección. // Precio de la receta: 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común // Precio de la receta: 10 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad común // Precio de la receta: 10 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad común // Precio de la receta: 5 aeros
Reconfección mejorada. // Precio de la receta: 12 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad superior // Precio de la receta: 12 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 12 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior // Precio de la receta: 20 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad superior // Precio de la receta: 20 aeros
Arma irrompible a una mano // Precio de la receta: 50 aeros
Aeros finales: 200
He repasado las cuentas un par de veces, si me he confundido avisadme y corrijo :'D
Interactuo con: Siria, Ashryn
Última edición por Eltrant Tale el Sáb 29 Dic - 20:08, editado 1 vez
Eltrant Tale
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Al volver del puesto del herrero arcano, la carpintería estaba vacía y Lavey tenia los ojos puestos en la plaza. En el centro, junto a la fuente, un grupo de vistosos trovadores y juglares repartían volitas de colores mientras metían una igual dentro un bombo gigante.
-Ma! Má! mira. -La joven lagartija tiraba de mi abrigo y daba saltos en el sitio. -Están regalando cosas, y han enseñado dos arcos. Dos arcos que son...
A Lavey se le caía la baba al intentar describirlos.
-Esta bien, esta bien. -Le conteste levantando las manos y sonriendo con tranquilidad. -Ve a la plaza y diviértete. -La rubia pego un grito de jubilo y comenzó a correr entre la gente. -¡Pero no tardes! -No recibí respuesta.
En la plaza la gente se agolpaba por recibir una pelota, Lavey empujo y gateo hasta llegar al comienzo del cerco que había formado la muchedumbre, extendió el brazo y comenzó a gritar "yo, yo. Aquí, dame una por favor..." Y una bola morada fue lo que recibió.
No paso mucho tiempo, (cinco minutos puede que diez) cuando llego el turno del segundo arco que fue premiado a la persona con la bola morada.
-¡Es a mi! -Comenzó a gritar Lavey con la mano levantada y corriendo hacia el trovador que repartía los premios. -Oh por todos los celestiales. ¡ME A TOCADO EL ARCO! -La joven no cabía en si del gozo que sentía. -Gracias, gracias.
Cogió el arco y lo abrazo, luego abrazo al trovador que sonreía contagiado por la alegría de la niña y se fue corriendo de vuelta a la carpintería al grito de:
-¡ES MIO, ES MI TESORO! ¡CENTELLAAAAAA! TENGO EL ARCO QUE QUERÍA. -La carrera termino cuando Lavey se estampo contra mi cuerpo en un abrazo que nos hizo caer a las dos al suelo. -Mira que bonito es. Y aun huele a nuevo, a madera nueva recién cortada.
Yo no pude hacer otra cosa que reír y mirar el acabado del arco.
-Es un arco hermoso Vey, enhorabuena. Cuídalo mucho.
La pequeña lagartija se levanto de encima y se sentó sobre una silla improvisada mirando fijamente el arma.
-¿Como podría llamarte? ¿Cupido?
-Vey, me vuelvo a ir. Yo también quiero ver la plaza.
Mire a la adolescente, pero solo me contesto con un "si,si." con los ojos clavados en el arco nuevo. Sonreí de medio lado soltando un soplido impregnado de una leve risa, aun recuerdo cuando mi abuela me dio la espada que llevo ahora.
No tarde mucho en llegar a la plaza y tarde mucho menos tiempo en visualizar una tienda con una niña morena que parecía tener la edad de mi hija y un hombre moreno de pelo largo que aparentaba tener la mía. En la mesa tenían pergaminos y papiros, en su interior; recetas, instrucciones, complejos dibujos y una enumeración de materiales. Ahora a la que se le caía la baba era a mi.
-Esto es... increíble ¿Cuanto valen? -Los ojos me hacían chiribitas mientras la chica y el hombre me cantaban los precios. -¡Quiero uno de cada!
Respondí con la ilusión que momentos antes se veía en Lavey, mientras sacaba un puñado de monedas de mi bolsa.
-3, 4. 8... 124 aeros. -Reconté una vez mas las monedas mientras la chica enrollaba los pergaminos y los anudaba con un cordel. -Que tengáis unas felices fiestas. Y si creáis nuevas recetas mandarme una nota a mi carpintería en Ulmer, os la comprare encantada.
Ahora era yo la que corría por el mercado, con un montón de papeles enrollados bajo el brazo y una sonrisa de satisfacción que imitaba a la de Lavey. ¿O era Lavey la que imitaba mi sonrisa?
_______
Off: Narro On-rol como consigo el Arco Feliz Ohda de los retos y compro una unidad de todas las recetas de carpintería. Bendita seas Sigel *o* Si no me equivocado con las cuentas el total son 124aeros. A continuación La lista de recetas:
Mejora Elegante
Mejora Hábil
Instrumento musical refinado
Cofre pequeño
Cofre mediano
Vehículo pequeño
Reconfección
Cofre grande
Reconfección mejorada.
Vehículo medianos
Arma de asedio
Animal de madera
-Ma! Má! mira. -La joven lagartija tiraba de mi abrigo y daba saltos en el sitio. -Están regalando cosas, y han enseñado dos arcos. Dos arcos que son...
A Lavey se le caía la baba al intentar describirlos.
-Esta bien, esta bien. -Le conteste levantando las manos y sonriendo con tranquilidad. -Ve a la plaza y diviértete. -La rubia pego un grito de jubilo y comenzó a correr entre la gente. -¡Pero no tardes! -No recibí respuesta.
En la plaza la gente se agolpaba por recibir una pelota, Lavey empujo y gateo hasta llegar al comienzo del cerco que había formado la muchedumbre, extendió el brazo y comenzó a gritar "yo, yo. Aquí, dame una por favor..." Y una bola morada fue lo que recibió.
No paso mucho tiempo, (cinco minutos puede que diez) cuando llego el turno del segundo arco que fue premiado a la persona con la bola morada.
-¡Es a mi! -Comenzó a gritar Lavey con la mano levantada y corriendo hacia el trovador que repartía los premios. -Oh por todos los celestiales. ¡ME A TOCADO EL ARCO! -La joven no cabía en si del gozo que sentía. -Gracias, gracias.
Cogió el arco y lo abrazo, luego abrazo al trovador que sonreía contagiado por la alegría de la niña y se fue corriendo de vuelta a la carpintería al grito de:
-¡ES MIO, ES MI TESORO! ¡CENTELLAAAAAA! TENGO EL ARCO QUE QUERÍA. -La carrera termino cuando Lavey se estampo contra mi cuerpo en un abrazo que nos hizo caer a las dos al suelo. -Mira que bonito es. Y aun huele a nuevo, a madera nueva recién cortada.
Yo no pude hacer otra cosa que reír y mirar el acabado del arco.
-Es un arco hermoso Vey, enhorabuena. Cuídalo mucho.
La pequeña lagartija se levanto de encima y se sentó sobre una silla improvisada mirando fijamente el arma.
-¿Como podría llamarte? ¿Cupido?
-Vey, me vuelvo a ir. Yo también quiero ver la plaza.
Mire a la adolescente, pero solo me contesto con un "si,si." con los ojos clavados en el arco nuevo. Sonreí de medio lado soltando un soplido impregnado de una leve risa, aun recuerdo cuando mi abuela me dio la espada que llevo ahora.
No tarde mucho en llegar a la plaza y tarde mucho menos tiempo en visualizar una tienda con una niña morena que parecía tener la edad de mi hija y un hombre moreno de pelo largo que aparentaba tener la mía. En la mesa tenían pergaminos y papiros, en su interior; recetas, instrucciones, complejos dibujos y una enumeración de materiales. Ahora a la que se le caía la baba era a mi.
-Esto es... increíble ¿Cuanto valen? -Los ojos me hacían chiribitas mientras la chica y el hombre me cantaban los precios. -¡Quiero uno de cada!
Respondí con la ilusión que momentos antes se veía en Lavey, mientras sacaba un puñado de monedas de mi bolsa.
-3, 4. 8... 124 aeros. -Reconté una vez mas las monedas mientras la chica enrollaba los pergaminos y los anudaba con un cordel. -Que tengáis unas felices fiestas. Y si creáis nuevas recetas mandarme una nota a mi carpintería en Ulmer, os la comprare encantada.
Ahora era yo la que corría por el mercado, con un montón de papeles enrollados bajo el brazo y una sonrisa de satisfacción que imitaba a la de Lavey. ¿O era Lavey la que imitaba mi sonrisa?
_______
Off: Narro On-rol como consigo el Arco Feliz Ohda de los retos y compro una unidad de todas las recetas de carpintería. Bendita seas Sigel *o* Si no me equivocado con las cuentas el total son 124aeros. A continuación La lista de recetas:
Mejora Elegante
Mejora Hábil
Instrumento musical refinado
Cofre pequeño
Cofre mediano
Vehículo pequeño
Reconfección
Cofre grande
Reconfección mejorada.
Vehículo medianos
Arma de asedio
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Con el paso de las horas el mercado parecía calmarse, o al menos eso pensaba Níniel observando aquella empedrada avenida del hospital en la que tenía su hogar, su taller y su puesto. Un respiro bien recibido por la peliblanca, que a diferencia de su hermana debía realizar en el momento buena parte de los pedidos, no pudiendo parar ni un momento entre la atención al público y el taller. Casi debía de empezar a notarse la erosón en el empedrado del suelo con tantos viajes de ida y vuelto que había tenido que realizar.
-Menos mal que puedo preparar tónicos revitalizantes...porque estoy muerta.- Comentó a su hermana tomando asiento por un momento y notando enseguida como la pelirroja decidía ignorarla mientras se afanaba por contar las monedas ganadas. Oírla la había oído, eso seguro. Nada se escapaba de su fina audición, ni siquiera los comentarios susurrados entre sí por los clientes sobre el precio de los objetos a la venta...Habilidad muy útil en los negocios.
-Se te ha caído una al suelo...-Añadió la elfa haciendo que la felina mirara a sus pies, delatándose. Níniel esbozó una sonrisa.
-No te estoy ignorando, es que si te hago caso pierdo la cuenta. No suelo contar hasta números tan altos.- Se jactó satisfecha la felina. -Ya sé que ha habido mucho trabajo, pero, ¿cuándo vamos a volver a tener tanta clientela? Tenemos que esforzarnos.- Aleccionó, haciendo que la elfa soltara un suspiro de resignación.
-Al menos déjame tomarme un descanso ahora que puedo. Iré a mirar algunos puestos más. Apenas he visto nada del mercado por trabajar para tí.- Se burló poniéndose de pié dispuesta a ponerse en marcha y distraerse un rato.
-¿Vés? tú puedes hacer eso y no yo...- Aceptó su hermana, aunque evidentemente preferiría seguir teniéndola cerca. Nunca se sabía cuando podía llegar un pez gordo.
Níniel avanzó por las calles, prestando atención a puestos en los que no había deparado durante su anterior paseo, quizá porque acababan de ponerlos o sencillamente porque con el gentío era fácil no percatarse de la mayoría de ellos o no podías ni acercarte. Sin duda que más de un ratero consideraría aquello como toda una oportunidad.
Armas, armaduras, encantamientos...No podía quejarse, en esos aspectos iba bien surtida. Si acaso estaría interesada en comprar una bolsa más grande que llevar en sus aventuras...pero por alguna razón parecía que no las fabricaban mayores. Igual, tampoco es que tuviera que comprar nada, solo con mirar e interesarse por aquellos objetos que llamaran su atención y pasar un rato lejos de su puesto sería más que suficiente...
Claro que cuando ante sus ojos vio un par de puestos que vendían ni más ni menos que extras recetas y libros de alquimia y medicina...Bueno, de repente su bolsa comenzó a pesarle demasiado.
-¡Reflexología y ! aromaterapiaMuy interesante. ¿Son tratados completos?- Aquellas técnicas sonaban de maravilla, y prometían resultados maravillosos a diferencia de la amputación de miembros, una técnica para matasanos humanos no para una elfa como ella. -Sí me llevaré esos tomos...- Solicitó a la vendedora, una mujer con el pelo tan maltratado que por poco no le ofreció uno de sus productos para el cabello.
En cuanto al cercano puesto de venta de recetas alquímicas...Fue una transacción mucho más tensa. Rara vez un maestro alquimista compartía sus fórmulas con otros que no fueran sus pupilos. Cuanto más personal fuera una investigación menos posibilidades de que pudieran ser transmitidas o compartidas, y menos fuera de sus muy cerrados círculos..Aquella era una posibilidad que no podía dejar pasar...A pesar de reconocer las marcas de la vendedora.
-Yo también soy maestra alquimista.- Le dijo a la elfa que vendía sus conocimientos. No conoce su nombre, y no necesita conocerlo. Es una desterrada, una que además no oculta las marcas de su vergüenza. Tal vez el uso de su conocimiento por una auténtica hija de Sandorai fuese lo mejor. Eso y rogar por ella a los dioses del bosque para que un día pudiese volver con su familia, una vez que haya expiado sus faltas, si es que podían ser expiadas.
-Les daré buen uso.- Fue cuanto añadió tras terminar la compra, alejándose de allí y volviendo con su hermana.
OFF: Níniel compra las recetas de:
Veneno El blanco menor: 4 aeros.
Veneno de El blanco: 8 aeros.
Pócima de Thor concentrada: 10 aeros
Veneno de El blanco concentrado: 12 aeros
Pócima de Freya concentrada: 12 aeros
Poción de omnipotencia: 30 aeros
Reflexología mejorada: 15 aeros
Aromaterapia mejorada: 20 aeros
Aromaterapia mejorada (Tiene el mismo nombre que la anterior pero no es lo mismo): 40 aeros.
Total: 151 aeros.
-Menos mal que puedo preparar tónicos revitalizantes...porque estoy muerta.- Comentó a su hermana tomando asiento por un momento y notando enseguida como la pelirroja decidía ignorarla mientras se afanaba por contar las monedas ganadas. Oírla la había oído, eso seguro. Nada se escapaba de su fina audición, ni siquiera los comentarios susurrados entre sí por los clientes sobre el precio de los objetos a la venta...Habilidad muy útil en los negocios.
-Se te ha caído una al suelo...-Añadió la elfa haciendo que la felina mirara a sus pies, delatándose. Níniel esbozó una sonrisa.
-No te estoy ignorando, es que si te hago caso pierdo la cuenta. No suelo contar hasta números tan altos.- Se jactó satisfecha la felina. -Ya sé que ha habido mucho trabajo, pero, ¿cuándo vamos a volver a tener tanta clientela? Tenemos que esforzarnos.- Aleccionó, haciendo que la elfa soltara un suspiro de resignación.
-Al menos déjame tomarme un descanso ahora que puedo. Iré a mirar algunos puestos más. Apenas he visto nada del mercado por trabajar para tí.- Se burló poniéndose de pié dispuesta a ponerse en marcha y distraerse un rato.
-¿Vés? tú puedes hacer eso y no yo...- Aceptó su hermana, aunque evidentemente preferiría seguir teniéndola cerca. Nunca se sabía cuando podía llegar un pez gordo.
Níniel avanzó por las calles, prestando atención a puestos en los que no había deparado durante su anterior paseo, quizá porque acababan de ponerlos o sencillamente porque con el gentío era fácil no percatarse de la mayoría de ellos o no podías ni acercarte. Sin duda que más de un ratero consideraría aquello como toda una oportunidad.
Armas, armaduras, encantamientos...No podía quejarse, en esos aspectos iba bien surtida. Si acaso estaría interesada en comprar una bolsa más grande que llevar en sus aventuras...pero por alguna razón parecía que no las fabricaban mayores. Igual, tampoco es que tuviera que comprar nada, solo con mirar e interesarse por aquellos objetos que llamaran su atención y pasar un rato lejos de su puesto sería más que suficiente...
Claro que cuando ante sus ojos vio un par de puestos que vendían ni más ni menos que extras recetas y libros de alquimia y medicina...Bueno, de repente su bolsa comenzó a pesarle demasiado.
-¡Reflexología y ! aromaterapiaMuy interesante. ¿Son tratados completos?- Aquellas técnicas sonaban de maravilla, y prometían resultados maravillosos a diferencia de la amputación de miembros, una técnica para matasanos humanos no para una elfa como ella. -Sí me llevaré esos tomos...- Solicitó a la vendedora, una mujer con el pelo tan maltratado que por poco no le ofreció uno de sus productos para el cabello.
En cuanto al cercano puesto de venta de recetas alquímicas...Fue una transacción mucho más tensa. Rara vez un maestro alquimista compartía sus fórmulas con otros que no fueran sus pupilos. Cuanto más personal fuera una investigación menos posibilidades de que pudieran ser transmitidas o compartidas, y menos fuera de sus muy cerrados círculos..Aquella era una posibilidad que no podía dejar pasar...A pesar de reconocer las marcas de la vendedora.
-Yo también soy maestra alquimista.- Le dijo a la elfa que vendía sus conocimientos. No conoce su nombre, y no necesita conocerlo. Es una desterrada, una que además no oculta las marcas de su vergüenza. Tal vez el uso de su conocimiento por una auténtica hija de Sandorai fuese lo mejor. Eso y rogar por ella a los dioses del bosque para que un día pudiese volver con su familia, una vez que haya expiado sus faltas, si es que podían ser expiadas.
-Les daré buen uso.- Fue cuanto añadió tras terminar la compra, alejándose de allí y volviendo con su hermana.
OFF: Níniel compra las recetas de:
Veneno El blanco menor: 4 aeros.
Veneno de El blanco: 8 aeros.
Pócima de Thor concentrada: 10 aeros
Veneno de El blanco concentrado: 12 aeros
Pócima de Freya concentrada: 12 aeros
Poción de omnipotencia: 30 aeros
Reflexología mejorada: 15 aeros
Aromaterapia mejorada: 20 aeros
Aromaterapia mejorada (Tiene el mismo nombre que la anterior pero no es lo mismo): 40 aeros.
Total: 151 aeros.
Níniel Thenidiel
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Siria
-Mmmh... la respuesta es que depende.- comencé. -Básicamente, los encantamientos como este van acumulando éter por donde pasan. En entornos donde la magia es más abundante es posible que se cargue más rápidamente. En cualquier caso, 12 horas es algo relativamente seguro, pero intentaría no forzarlo demasiado.- expliqué.
-Respecto a lo otro... no exactamente. Encenderse cuesta más energía que permanecer activa. Lo que si puedes hacer es esto.- dije, girando el adorno superior con forma de llama. Una ligera "pantalla" de metal descendió mientras lo hacía, cubriendo la luz por completo. -Sigue funcionando, pero te permite ocultarla. Te sugiero dejarla así cuando viajas, para que sea menos frágil.-
A pesar de todo, la mujer parecía bastante contenta con su compra. Le devolví el saludo con un gesto de la cabeza. Aún quedaban clientes. No, espera. La siguiente era...
_______________________________
Karen
-Oh, Karen.- le salude. Abrí los ojos, sorprendido, al ver el objeto que estaba haciendo levitar. ¿Había comprado eso para mí? Mi cola comenzó a agitarse detrás de mi. Me levanté, alegre. Era raro que alguien se tomase un detalle como aquel.
-¡Es adorable! Muchas gracias, de verdad.- sonreí. No estaba del todo seguro de como reaccionar, realmente. Aquella clase de cosas me hacían sentirme humilde y orgulloso a la vez. Examiné la estatuilla. Un lobo y su cachorro. No era precisamente alguien que fuese a tener "cachorros", pero seguía siendo bonito. No tenía adornos en la tienda. Aquello podía ser un comienzo. -Lo pondré dondequiera que trabaje. Gracias de nuevo.- asentí.
-Si alguna vez quieres ver como trabajo, pásate cuando quieras. Tu amiga y tu siempre sois bienvenidas. Aunque no sé donde estaré la próxima vez que nos veamos.- admití. -...no te he dicho mi nombre, ¿verdad? Soy Asher. Asher Daregan.-
Puse la figura a un lado del mostrador. Ahí estaría a salvo.
_______________________________
Ashryn
-No es ninguna molestia.- dije con voz firme. Dos elfos, aparentemente jóvenes, habían entrado a la tienda. Eran algo similares. ¿Hermanos? ¿Pareja? ¿...Ambos? Nunca se sabía con los elfos.
-Sí, ambos existen. El primero es un poco... peligroso, pero puede hacerse. Iré preparando los materiales.- dije, cavilando un poco. Poca gente pedía encantamientos de Sangre. Quizás fuese por el estigma de los vampiros. Algunos incluso decían que te podias convertir en vampiro por un arma. Tonterías, sin duda, pero disuadían a la gente.
Fuera como fuese era mejor así. Uno de los ingredientes que necesitaban, después de todo, era sangre, y no tenía intención de abrirme una herida cada vez que fuese a hacer algo. No era Eltrant.
Preparé la tinta y extendí el brazo. Por experiencia, era mejor hacerlo en alguna parte que no fuese a rozar. Traté de hacer un corte pequeño. Solo necesitaba unas gotas, después de todo.
Para cuando volvieron con las armas, la mezcla ya estaba preparada. Solo fue cuestión de añadir el símbolo rojo en la base de la espada, y pasar el resto de la tinta por el filo. Cuando terminó, se solidificó con un ligero tono rojizo y volvió al color del metal.
El segundo encantamiento no fue muy distinto del que había hecho con el arma de la mujer ave. Al igual que con el otro, dejé el símbolo en la base de la hoja. Las espadas eran curiosamente similares... recién forjadas. Como no, por Eltrant. A ese paso íbamos a tener que abrir negocio en el mismo sitio.
Desheché la idea. No podía tener un negocio donde iban a ocurrir tantos incendios.
_______________________________
Demian
Otro rostro conocido. Esta vez, era el de aquel chico, Demian. Sonreí ligeramente. Parecía algo sobrecogido por la enorme cantidad de gente que había allí.
-Imaginate como estoy yo.- dije, señalando a mis orejas. Había tenido que enfocarlas en una dirección particular para ahogar el sonido de la gente.
Al parecer, buscaba un pergamino en concreto. Útil para un brujo, supuse. Asentí ligeramente, sacando uno en blanco y preparando la pluma. Aquellos solían requerir bastante tinta. Aunque el funcionamiento era similar al que usaba la segunda runa de Brillo, había grandes diferencias en los símbolos, puesto que los pergaminos usaban lenguaje dracónico.
No estaba seguro de si hablar mientras trabajaba. El chico parecía ser de pocas palabras. Podía respetar eso.
Me centré en mi trabajo. Iba a necesitar un descanso pronto. Estirar las piernas, y probar ese bollo que había traído Merrigan. Escribí cuidadosamente cada runa, adaptandola en lo que podía a la magia ilusioria. Era un cambio ligero, pero quizás podía venirle bien.
Una vez terminé los trazados, enrollé cuidadosamente el pergamino y le coloqué un par de las anillas metálicas. Se lo tendí al chico.
-La armadura me llevará un rato. Estaba a punto de tomarme un descanso, la verdad.- admití. -Déjala aquí. ¿Tienes un sitio cerca? Te la puedo llevar en cuanto termine.- ofrecí. Necesitaba caminar un rato.
[. . .]
Dejé los nuevos esquemas en el interior de un libro con cuidado. Iba a tener que estudiarlos bien. La caligrafía de Harambe no era exactamente pulcra. Me sorprendía que pudiese usar las manos en absoluto, teniendo en cuenta lo que ocurrió durante la Caza.
Examiné la espada con cuidado. Las inscripciones... me sonaban, aunque solo vagamente. Eran símbolos que no solían usarse en objetos como aquel. Más cercanos a la magia de sangre, o incluso...
Esbocé una mueca. ¿No había visto nada así antes? En aquella cueva... antes de Térpoli, incluso...
Vida a cambio de magia. Lo contrario que hacían los elfos, a grandes rasgos. De repente, no me sentía del todo cómodo con aquella cosa. Sacudí la cabeza. Tenía que centrarme en el trabajo. Le dí un gran mordisco al bollo de Merrigan. La crema era deliciosa. Lo suficiente como para alejar aquella sensación durante unos momentos.
Me volví a concentrar.
Las runas en la armadura de Demian eran magistrales, sin duda. Los glifos eran complejos y se encadenaban perfectamente. Pero había una parte libre. Parecía casi intencional. Un lugar perfecto para trabajar.
No fue necesario usar muchos ingredientes. La tinta era todo, puesto que aquello ya estaba encantado con algo mucho más fuerte que cualquier material que tuviese. Completé los sellos, inscribiendo sobre las zonas vacías. Los círculos solo se tocaban en las tangentes. Aquella armadura era una obra de arte.
Salí de mi tienda y busqué el lugar que me había indicado Demian. No tardé mucho en encontrarlo.
-Demian. Esta cosa es increible.- dije, devolviéndole la indumentaria. -La acabo de hacer mejor, aunque no creo que pueda llegar más allá. Cualquier brujo del Hekshold mataría por algo así.- admití. -Hablando de eso...-
Mostré la espada corta en su funda, dejando que la examinase.
-Acabo de comprar esto. Parece potenciar la magia, a juzgar por las runas. Pero requiere... vida.- dije, bajando la voz. Debía admitir que no había sido una buena compra. Pero quizás le podía venir bien. Después de todo, era alguien dedicado al asesinato, y un arma algo más grande que un cuchillo le podía servir. -He pensado que quizás te interese. Igual podemos... hacer algún intercambio. ¿Tienes algo similar a esa armadura?-
No fue hasta entonces que noté el olor. Aquello era un puesto de alquimia.
-Ah, y quizás pueda comprarte también algún veneno... algo no letal, quizás.-
_________________________________________
Interactuo con Siria, Karen, Ashryn y Demian
OBJETO | MATERIALES |
Infusión de Pluma | 9 |
Infusión Vampírica | 10 |
Pergamino de Hechizos mayor | 16 |
Cascada de Inteligencia | 12 |
TOTAL | 47 |
Hago una Infusión de Pluma y una Infusión Vampirica para Ashryn. Cobro un total de 230 aeros, de los cuales 190 van a materiales (beneficio de 40 aeros)
Para Demian, hago un Pergamino de Hechizos mayor. Cobro 194 aeros, de los cuales 160 se van a materiales (beneficio de 34 aeros.)
Le encargo uno de los nuevos venenos: Veneno El Blanco
También he encantado su armadura con Cascada de Inteligencia. 12 materiales. Es parte de un intercambio, así que el precio lo pago yo. Ofrezco el encantamiento y la Espada Corrupta (además de una reserva futura de material épico) a cambio de la armadura: Suspiro de Sacrestic.
En total, pierdo 44 aeros + el precio del veneno. 47 + 5 = 52. Gano 5 puntos de profesión (de 74 a 79) y me quedo con 7 materiales en reserva.
Asher Daregan
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Pero que rico estaba - dije saliendo del local.
No era mentira ese guiso era exquisito. No podía evitar sobarme la pansa satisfecha y emprendía mi camino de regreso a la posada donde me quedaba, de seguro mi hermano debería estar con una cara amargada esperando a que entrara para regañarme a mas no poder por tardarme.
Abracé a Trhiz mientras caminábamos, ya habia mucha gente y volar lo metería en problemas, fue asi que lo llevaba como un peluche. Mientras avanzaba me percate de un puesto que estaba lleno de pergaminos, me acerque a ver con mas cuidado.
- ¿Son recetas no? ¿Puedo leer algunas? - le dije con una sonrisa a la elfa mientras miraba algunos pergaminos y otros cuadernos.
- ¿Pócima Thor? Esto es interesante - luego segui rebuscando hasta que encontré - ¿Veneno de El blanco? - ambos se veían interesantes asi que estaba claro. - Me llevó ambas recetas - dije con una sonrisa mientras soltaba a Trhiz para sacar los aeros y entregárselos a la elfa.
Guarde las recetas y luego tome a Trhizten y segui mi camino hasta toparme con otro puesto... Este era un puesto de herrería, me acerque a ver si habia alguien, tal vez no estaría mal comprarle algo a mi hermano.
Seme ocurrió un colgante, pero muchos de los puestos ya estaban cerrados, de seguro para descansar o algo asi, asi que fruncí mi seño... Tendría que volver mas tarde para poder comprarle un regalo a mi hermano.
- Perfecto... Tendré que volver mas tarde... Bueno, veamos que mas encontramos - dije mientras seguía caminando.
Luego de un rato de caminar en linea recta por la calle, la cual seguia casi vacía, lo cual me pareció extraño. Trhizten se hecho a volar al ver que tenia suficiente espacio, yo solo seguí caminando hasta que llegue a la plaza principal donde me encontré con una gras aglomeración, unos bufones o ¿Verdugos? Muy extraños lanzando bolitas a todo lados.
Decidí quedarme un rato hasta que me di cuenta que comenzaron a vender los premios que quedaron, fui rápidamente hacia donde estaban vendiendo los premios y fue cuando encontré, lo mas hermoso del mundo. Una daga en forma de halcón.
- ¡Quiero la daga de halcón! - dije mientras sacaba los aeros de mi bolsita y se la entregaba a el sujeto que los vendían.
Mis ojos brillaban de la emoción, aquella habia sido el mejor mercado de yule del mundo mundial. Aunque admitía que me habia sobrepasado.
Camine lejos de la multitud de regreso a los puestos, ya debería aver una herrería abierta, asi que empece a caminar pero muy pocos seguían abiertos, asi que sin mas nada me senté en frente de un puesto de herrería que seguía con un cartel de "Vuelvo enseguida".
Solté a Trhizten para que estirara un rato sus alas mientras yo me sentaba sobre unas cajas, y miraba el puesto con atención.
- Tarde o temprano deben volver no? Asi que a esperar... Andres se merece un regalo especial - dije algo aburrida por tener que esperar.
No era mentira ese guiso era exquisito. No podía evitar sobarme la pansa satisfecha y emprendía mi camino de regreso a la posada donde me quedaba, de seguro mi hermano debería estar con una cara amargada esperando a que entrara para regañarme a mas no poder por tardarme.
Abracé a Trhiz mientras caminábamos, ya habia mucha gente y volar lo metería en problemas, fue asi que lo llevaba como un peluche. Mientras avanzaba me percate de un puesto que estaba lleno de pergaminos, me acerque a ver con mas cuidado.
- ¿Son recetas no? ¿Puedo leer algunas? - le dije con una sonrisa a la elfa mientras miraba algunos pergaminos y otros cuadernos.
- ¿Pócima Thor? Esto es interesante - luego segui rebuscando hasta que encontré - ¿Veneno de El blanco? - ambos se veían interesantes asi que estaba claro. - Me llevó ambas recetas - dije con una sonrisa mientras soltaba a Trhiz para sacar los aeros y entregárselos a la elfa.
Guarde las recetas y luego tome a Trhizten y segui mi camino hasta toparme con otro puesto... Este era un puesto de herrería, me acerque a ver si habia alguien, tal vez no estaría mal comprarle algo a mi hermano.
Seme ocurrió un colgante, pero muchos de los puestos ya estaban cerrados, de seguro para descansar o algo asi, asi que fruncí mi seño... Tendría que volver mas tarde para poder comprarle un regalo a mi hermano.
- Perfecto... Tendré que volver mas tarde... Bueno, veamos que mas encontramos - dije mientras seguía caminando.
Luego de un rato de caminar en linea recta por la calle, la cual seguia casi vacía, lo cual me pareció extraño. Trhizten se hecho a volar al ver que tenia suficiente espacio, yo solo seguí caminando hasta que llegue a la plaza principal donde me encontré con una gras aglomeración, unos bufones o ¿Verdugos? Muy extraños lanzando bolitas a todo lados.
Decidí quedarme un rato hasta que me di cuenta que comenzaron a vender los premios que quedaron, fui rápidamente hacia donde estaban vendiendo los premios y fue cuando encontré, lo mas hermoso del mundo. Una daga en forma de halcón.
- ¡Quiero la daga de halcón! - dije mientras sacaba los aeros de mi bolsita y se la entregaba a el sujeto que los vendían.
Mis ojos brillaban de la emoción, aquella habia sido el mejor mercado de yule del mundo mundial. Aunque admitía que me habia sobrepasado.
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Camine lejos de la multitud de regreso a los puestos, ya debería aver una herrería abierta, asi que empece a caminar pero muy pocos seguían abiertos, asi que sin mas nada me senté en frente de un puesto de herrería que seguía con un cartel de "Vuelvo enseguida".
Solté a Trhizten para que estirara un rato sus alas mientras yo me sentaba sobre unas cajas, y miraba el puesto con atención.
- Tarde o temprano deben volver no? Asi que a esperar... Andres se merece un regalo especial - dije algo aburrida por tener que esperar.
- Interacción y compras:
*Recetas Alquimia Nivel Novato:
- Posima de Thor: 4 aeros.
- Veneno de El blanco: 4 aeros.
*Compra de objeto especial
Pues me encanto desde que lo vi y quiero la daga de halcón para mi... Soy amante de los cuchillos y de las aves xD.
Total: 278
*Interacción:
Mención del puesto de Tale.
Última edición por Cryz el Dom 30 Dic - 5:45, editado 1 vez
Cryz
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
De puro aburrimiento, quizás con algo de nerviosismo, el chico había comenzado a ciclar entre distintas vestimentas mediante ilusiones. Primero había lucido como un noble, luego como el último de los vagabundos, también había pasado por pirata, por monje, por elfo presuntuoso y hasta por las vestimentas del propio rey, pero ahora de pronto deshacía todas aquellas ilusiones y revelaba que en verdad llevaba el torso desnudo.
–Me la d-dieron por caerme de un dragón –comentó encogiéndose de hombros y recibiendo de vuelta la finísima prenda–. No tuve que matar a nadie.
La miró por unos instantes, revisando las nuevas inscripciones. Había abandonado el estudio de los arcanos, tiempo atrás, pero aún así le parecía fascinante todo aquello. En ese momento le fue entregada una espada para su revisión.
–Esto s-se siente... –comenzó a decir, pero no alcanzó a terminar la frase.
Era como si esa cosa le hablase con una voz oscura, con un tono siniestro, inquietante, pero al mismo tiempo poderoso. Su propio Éter parecía vibrar con el contacto de aquellas runas y se sentía más fuerte. De pronto era como si tuviera hambre, pero no un hambre cualquiera, sino un hambre que sólo podía ser saciada con el Éter.
–Wow –agregó finalmente.
Se giró y le hizo un gesto a su asistente mecánico, Artyhom.
–Arty, ¿me alcanzas el paquete que dejé sobre bajo la mesa?.
–Sí, señor Demian –contestó el pequeño robot.
Tras unos instantes volvió con un paquete envuelto en una bolsa de cuero, el que pasó al hombre bestia.
–Este me lo gané más temprano en un s-sorteo. Puede sonar a que es una cosa barata, pero no lo es... esa cosa también reacciona con el Éter y cuando lo toqué mi mano se puso rara y podía ver a través de ella. Se nota que es algo p-poderoso. Lástima que es un un poco grande para mi.
–El sabio de Demian dice que son ropas mágicas –confirmó el mecánico.
En ese momento el chico se ponía nuevamente la vestimenta que le había sido entregada por los sabios del mismísimo rey y las runas se movieron, como reaccionando. A los pocos segundos el chico volvía a lucir distinto. Ahora volvía a lucir como un pirata, con parche en el ojo y todo.
–¿Me veo bien así? –preguntó con una sonrisa–. Creo que me quedaré con esta apariencia el resto del día.
Demian hizo un gesto a Artyhom y éste supo de inmediato qué debía hacer. El mecánico extrajo una caja desde bajo el mesón y la abrió sobre éste, extendiendo un pequeño laboratorio alquímico. Demian entonces sacó un pergamino y lo extendió.
–Esto de aquí es una receta muy extraña. M-m-me la estuve leyendo más temprano y creo que ya la entiendo, pero no he visto sus resultados. Te aseguro que, si lo que dice aquí es correcto, será un efecto muy interesante. ¿Quieres ver de qué se trata?
* * *
El proceso de fabricación había sido más laborioso de lo que esperaba. En al menos dos ocasiones tuvo que comenzar de nuevo por pequeños errores, pero el producto finalmente calzaba con la descripción del antiguo pergamino.
–Esta cosa se supone que altera la mente y hace olvidar cosas... puede hacer olvidar muchas cosas, de hecho, así que no lo probaría en mí mismo sin estar seguro de que no causaría problemas. El efecto es transitorio... se supone.
Le entregó un set de pequeños frascos en los que había repartido el contenido.
–Creo que luego de esto tengo mucho que estudiar. Hay algunos pergaminos y libros que conseguí con cosas muy geniales. También quiero trabajar en algunos hechizos ilusorios.
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(*) Entrego Suspiro de Sacrestic a Asher y recibo de él la Espada Corrupta. También fabrico lo siguiente:
OBJETO | MATERIALES |
Veneno El Blanco | 10 |
TOTAL | 10 |
en base a la nueva receta. Los materiales los paga Asher.
Demian
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Mientras esperaba a que la bruja entregase el presente que había encargado para el maestro arcano, unos nuevos comerciantes llamaron la atención de la morena, que no recordaba haberlos visto anteriormente durante su paseo por la zona comercial.
Algunos traían consigo objetos llamativos y totalmente fuera de su alcance, pero otros en cambio ofrecían recetas relacionadas con todo tipo de profesiones, incluidas las dos que despertaban el interés de la cuerva. Irremediablemente, a pesar de que sabía que apenas quedaban aeros en su bolsa, Ava decidió acercarse a uno de ellos, un hombre bestia bastante imponente, pero con el cual sabía que podría hablar sin ponerse nerviosa.
- Buenos días. - saludó a su congénere, después de echar un vistazo a lo que tenía en venta. Dos, cuatro aeros, los precios no podían ser mejores, y teniendo en cuenta que ansiaba mejorar sus habilidades tanto con la forja como con la magia arcana, debía aprovechar aquella ocasión.
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? - preguntó el imponente simio, girándose hacia ella. - Quisiera llevarme una receta de glifo cerradura y otra de brújula. - respondió la joven, haciendo descender su mano hasta la ligera bolsita de cuero para sacar los seis aeros correspondientes y entregarlos al mercader. - Aquí tiene. - indicó él, tendiéndole los dos rollos de pergamino. - Gracias. - musitó a modo de despedida, examinando los dibujos mientras caminaba de regreso al puesto del perro.
Sin embargo, antes de reencontrarse con Karen hizo otra parada, ésta vez en el puesto de un individuo de edad avanzada y mirada severa, tanto que se lo pensó dos veces antes de entablar conversación con él. - Bu…buenos días, ¿se…sería tan amable de venderme una receta de mejora elegante y otra reforzada? - preguntó, con cierta timidez. - Por supuesto, serán cuatro aeros. - contestó el hombre, depositando sobre el mostrador lo que la morena le acababa de pedir.
De nuevo, Ava revisó lo que le quedaba en la bolsa y dejó las monedas requeridas junto a los productos, tomándolos al instante para guardarlos junto con los que había adquirido en el negocio del mono. - Diez aeros, tendré que reducir gastos durante los próximos días y buscar un trabajo. - susurró para sí misma, suspirando con resignación mientras regresaba junto a la hechicera.
Compras a los mercaderes especiales:
Arcanos
Glifo cerradura (calidad novato) 4 aeros
Glifo brújula (calidad novato) 2 aeros
Herrería
Mejora elegante (calidad novato) 2 aeros
Mejora reforzado (calidad novato) 2 aeros
Total de gastos: 10 aeros
Pasé por el registro de profesiones hace tiempo pero aún no lo han actualizado, espero que no sea un problema.
Algunos traían consigo objetos llamativos y totalmente fuera de su alcance, pero otros en cambio ofrecían recetas relacionadas con todo tipo de profesiones, incluidas las dos que despertaban el interés de la cuerva. Irremediablemente, a pesar de que sabía que apenas quedaban aeros en su bolsa, Ava decidió acercarse a uno de ellos, un hombre bestia bastante imponente, pero con el cual sabía que podría hablar sin ponerse nerviosa.
- Buenos días. - saludó a su congénere, después de echar un vistazo a lo que tenía en venta. Dos, cuatro aeros, los precios no podían ser mejores, y teniendo en cuenta que ansiaba mejorar sus habilidades tanto con la forja como con la magia arcana, debía aprovechar aquella ocasión.
- Buenos días, ¿en qué puedo ayudarla? - preguntó el imponente simio, girándose hacia ella. - Quisiera llevarme una receta de glifo cerradura y otra de brújula. - respondió la joven, haciendo descender su mano hasta la ligera bolsita de cuero para sacar los seis aeros correspondientes y entregarlos al mercader. - Aquí tiene. - indicó él, tendiéndole los dos rollos de pergamino. - Gracias. - musitó a modo de despedida, examinando los dibujos mientras caminaba de regreso al puesto del perro.
Sin embargo, antes de reencontrarse con Karen hizo otra parada, ésta vez en el puesto de un individuo de edad avanzada y mirada severa, tanto que se lo pensó dos veces antes de entablar conversación con él. - Bu…buenos días, ¿se…sería tan amable de venderme una receta de mejora elegante y otra reforzada? - preguntó, con cierta timidez. - Por supuesto, serán cuatro aeros. - contestó el hombre, depositando sobre el mostrador lo que la morena le acababa de pedir.
De nuevo, Ava revisó lo que le quedaba en la bolsa y dejó las monedas requeridas junto a los productos, tomándolos al instante para guardarlos junto con los que había adquirido en el negocio del mono. - Diez aeros, tendré que reducir gastos durante los próximos días y buscar un trabajo. - susurró para sí misma, suspirando con resignación mientras regresaba junto a la hechicera.
Compras a los mercaderes especiales:
Arcanos
Glifo cerradura (calidad novato) 4 aeros
Glifo brújula (calidad novato) 2 aeros
Herrería
Mejora elegante (calidad novato) 2 aeros
Mejora reforzado (calidad novato) 2 aeros
Total de gastos: 10 aeros
Pasé por el registro de profesiones hace tiempo pero aún no lo han actualizado, espero que no sea un problema.
Ava Kenrith
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
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El mercenario de dorados cabellos lo tenía más que decidido, ya podría Sandal desaprobarlo por ello, más él estaba del todo convencido de que saldría a dar una vuelta. No había ido al mercado sólo a trabajar, y aunque no comprara nada, por lo menos pasearía y disfrutaría del ambiente.
¡Cómo podría considerarlo una celebración sino disfrutaba un poco!
- Tú también deberías animarte a dar una vuelta-, le comentó a Sandal, en cuánto entregó el pedido al pequeño ballestero, y este hubiera seguido su camino. - Si hasta los pequeñines andan comprando cosas.
- Dejarte sólo es una completa locura.
- Lo es, no digo que no-, bromeó, siguiéndole el juego. - Pero más locura es no salir y divertirte. Seguro que hay alguna cosa que quieras, para ti, para Caroline, u otra amigo y familiar.
En ese momento el enano miró a su compañero brujo como quien miraba a uno de esos extraños predicadores cristianos.
- ¡Vamos, no me mires así! Sabes que tengo razón. No prenderé el puesto por un rato que no estés, no al menos de forma injustificada-, rió. - ¡Venga, venga! Es hora de divertirse-, le dijo, empujándolo hacia fuera.
El enano no estaba muy convencido, más tampoco se resistió cuando fue forzado a salir.
- Vale, vale. Pero deja de empujar. Iré a mirar algunas cosas. Espero…
- Sí, sí. Tranquilo, la tienda seguirá aquí para cuando regreses. Prometido. Carol y Allyson podrán vigilar el mostrador mientras estoy en el interior con algún pedido-, dijo para convencerlo del todo, por si aún tenía alguna duda al respecto.
- Bien. Está bien-, dijo, antes de reír mientras se acariciaba el pelo. - Sólo bromeaba. Sé que no pasará nada, pero… no quería dejarte todo el trabajo para ti.
- No te preocupes, luego me daré un paseo. No todo va a ser trabajar, menos aún cuando hemos vendido tanto. Lo mínimo que nos merecemos es también disfrutar del mercado, como todo hijo de vecino-, dijo, despidiéndose con la mano.
Por azares del destino, el brujo apenas había perdido de vista a su amigo cuando una joven llegó hasta el puesto para hacer un nuevo pedido. El día estaba siendo especialmente bueno, iban a tener que sacar el puesto a la calle cada Yule. La idea de Sandal estaba demostrando ser muy buena.
- ¿Buen hombre? - dijo confuso, instantes antes de percatarse de que se refería a él. - Ah sí, exactamente es eso. Toda arma, armadura o encantamiento que necesite aquí lo podrá conseguir a un módico precio. Perdón, es que normalmente me suelen decir cosas menos amables, gajes de mi otro oficio-, se sinceró, y se acarició la nuca sintiéndose bastante estúpido.
Al menos la muchacha no lo tomó por rematado imbécil y se quedó para hacerle un pedido de lo más curioso.
- Un amigo muy importante, eh-, por la mente del brujo pasó la idea de un marido o novio de la joven, más no lo expresó en voz alta. No era asunto suyo. - Claro, no hay problema. Puedo encantar una parte del colgante, una piedra preciosa que engarces en él, o cualquier parte que tengas terminada del medallón. Una vez añades esas piedras, o termines el colgante, mantendrá el encantamiento de pudor-, le explicó.
Fue entonces cuando la joven decidió mostrarle el regalo para su amigo, y sacó de su bolsillo un colgante a medio terminar. Nada más hacerlo, la morena le enseñó la parte plana posterior del mencionado colgante, y le explicó que esa zona ya estaba terminada.
- Oh, eso es genial. Si me lo deja un momento, pondré el glifo en esa zona plana y cuando lo acabe seguirá manteniendo el encantamiento, pues no se habrá borrado ni destruido en el proceso de terminarlo-, se mostró animado, ya que era un trabajo sencillo y podría darle a la chica lo que deseaba.
Era un trabajo igual de simple que en un colgante del todo acabado, así que la mujer se mostró satisfecha y se lo prestó al bueno de Vinc.
El mercenario, por su parte, pasó a la trastienda para realizar el pedido, y mientras, tanto Carol como Allyson fueron al mostrador para atender a posibles nuevos clientes. Ni qué decir tiene, lo feliz que estaba la niña con su nueva labor. No obstante, él tenía que concentrarse en lo que tenía entre manos.
Se sentó en la mesa donde trabajaba arcanos en ese día especial, y tomó pincel y tinta de una caja adyacente. Era un pedido simple, y sólo tenía que agarrar bien el colgante con su mano menos hábil, para que no se moviera mientras realizaba dibujaba la runa sobre su parte posterior con la mano diestra. Coser y cantar, como diría cualquier costurero. Así pues, no tardó en dibujar el glifo con tinta mágica, e inmediatamente después este brilló un par de veces antes de apagarse del todo, quedando impreso en la madera de un modo que parecía que siempre había estado allí, en esa madera, mostrándose a los demás desde el día que fuera cortada, pulida y trabajada.
- Aquí tiene, espero que le guste cómo ha quedado-, dijo, mostrándole a la señorita la runa de color purpura oscuro que ahora se veía en la parte posterior del colgante. - Cómo es para una persona importante, y estamos en Yule…-, se lo dejó en las manos. - No me debe nada. Felices fiestas, joven, y disfrute del día-, comentó en tono amable y dibujando una medio sonrisa en cuánto termino de hablar.
Un encantamiento de pudor era simple y sencillo, y por ende, barato de por sí. A todos sus clientes le estaba dando buenos precios, más con ese encantamiento en particular, la única forma de rebajarlo era prácticamente regalarlo.
En Lunargenta la felicidad volvía a reinar, y bien merecía ser generoso al menos en un día como ese. La gente se lo merecía después del calvario que habían vivido en los últimos tiempos. Y qué rayos, por si eso fuera poco… Oh, el amor, el amor también era una buena excusa para regalárselo a la joven y hacer a una pareja feliz, o me lo van a negar.
Offrol
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"Oh, el amor" - ya lo creo Reivy, no importa para quien sea el regalo, que mi brujo ya se montó su propia escena romántica de teatro :3
Ahora un poco más en serio... Te regalo el encantamiento, Reivy, porque vale 80 aeros en mercado (40 de materiales y 40 de beneficio para lord master (?), en mi taller valdría 60 aeros por mi política de cobrar la mitad de los beneficios del mercado, y cómo puedes ver, 40 aeros por los materiales más los 20 aeros que estaba cobrando en este evento hace que valga lo mismo que cualquier día en mi taller. Así pues... AL CARAJO, ES NAVIDAD. Puedes ahorrarte esos 20 aeros y también los materiales. Total, es un pellizco y el amor bien lo merece (?) (Vale, un poco más serio pero no mucho, que soy yo :v)
Factura de Vincent
Arcanos Nivel AvanzadoPudor / 4 materiales / 40 aeros
Terminado el pedido y la factura para facilitar la labor del máster, mencionar que el metarol de Reivy, dónde me entrega el colgante y me dice dónde quiere el encantamiento, está pactado con ella vía MP ^^, y que pronto iré de compras para saquear esos comerciantes de recetas... Muajajajajajaja
Vincent Calhoun
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Luego de recibir su pedido, el joven genio pasa toda la festividad revisando tiendas y comprando muchos aperitivos para saciar el hambre de dos niños huérfanos… dicen las leyendas que tales entidades no tienen fondo.
En cierto modo Maquiavelo se siente mal por no haber traído a todos sus hermanos, tiene dinero y hace tiempo que no sale de excursión con los mocosos. La próxima festividad saldrá con ellos para que no se pongan dramáticos.
La cantidad de ventas alcanzadas este año sin duda supera la escala de los últimos dos, parece que las liberaciones son buenas para el mercado monetario. El factor ánimo sin duda influye mucho en estas cosas.
Que si armaduras por aquí, arcanos por allá, artículos alquímicos o medicinales en el centro y muchas cosas decorativas en todos lados. La gente simplemente no se contiene en este Yule, gasta los ahorros de toda una vida.
Menuda forma más irresponsable de manejar el dinero.
El dinero es para gastarlo… o eso creo.
El genio mira con ironía a su hermano pues sabe bien que no gasta nada, literalmente ni siquiera usa dinero. Cuando quiere algo lo pide o termina con ese artículo en particular de forma misteriosa… gorrión a mas no poder.
Algo ocurre en la plaza principal por lo que ambos niños se acercan a curiosear, táctica que media feria imita por obvias razones. Ocurren algunos sorteos y para sorpresa del intelectual dos de sus amigos terminan premiados, Niniel y Demian.
Es claro que está arreglado “dice con seriedad fingida mientras trata de contener la risa”.
Aunque se siente bien por sus colegas lo bueno viene después, cuando comienzan a subastarse muchas cosas sobrantes de los sorteos. Una sonrisa maliciosa se forma en el enano inventor pues repentinamente siente la bolsa pesada.
Vamos Canelin, es tiempo de invertir.
Eso nunca acaba bie… “es jalado por su hermano mayor quien lo lleva al primer vendedor raro”.
Chimar no tarda mucho en pillar algo que le guste, un extraño colgante filoso que según el tendero contiene una de las sustancias más venenosas de Aerandir. Aunque no es la especialidad del niño… digamos que le encantan las curiosidades, especialmente si pueden resultar prácticas.
Me lo quedo.
Luego de guardarlo a buen recaudo para no terminar envenenándose por error o a sus hermanos, pasa a hacerle una visita a su buen amigo y segundo líder gorrión. Se queda a distancia prudencial mientras dicho personaje hace un intercambio con cierto perro, después le aborda con más tranquilidad.
¿Sabes que acaban de estafarte no enano?, una espada fea que no puedes usar por esa capa tan genial “niega con la cabeza” por eso yo soy el que controla las finanzas gorrionas jeje.
“Canel le mira raro a lo que su cuidador directo responde con un tirón de orejas”.
¿Aun estas vendiendo?, necesito dos pastas curativas… bien sabes que el camino es peligroso.
En cierto modo Maquiavelo se siente mal por no haber traído a todos sus hermanos, tiene dinero y hace tiempo que no sale de excursión con los mocosos. La próxima festividad saldrá con ellos para que no se pongan dramáticos.
La cantidad de ventas alcanzadas este año sin duda supera la escala de los últimos dos, parece que las liberaciones son buenas para el mercado monetario. El factor ánimo sin duda influye mucho en estas cosas.
Que si armaduras por aquí, arcanos por allá, artículos alquímicos o medicinales en el centro y muchas cosas decorativas en todos lados. La gente simplemente no se contiene en este Yule, gasta los ahorros de toda una vida.
Menuda forma más irresponsable de manejar el dinero.
El dinero es para gastarlo… o eso creo.
El genio mira con ironía a su hermano pues sabe bien que no gasta nada, literalmente ni siquiera usa dinero. Cuando quiere algo lo pide o termina con ese artículo en particular de forma misteriosa… gorrión a mas no poder.
Algo ocurre en la plaza principal por lo que ambos niños se acercan a curiosear, táctica que media feria imita por obvias razones. Ocurren algunos sorteos y para sorpresa del intelectual dos de sus amigos terminan premiados, Niniel y Demian.
Es claro que está arreglado “dice con seriedad fingida mientras trata de contener la risa”.
Aunque se siente bien por sus colegas lo bueno viene después, cuando comienzan a subastarse muchas cosas sobrantes de los sorteos. Una sonrisa maliciosa se forma en el enano inventor pues repentinamente siente la bolsa pesada.
Vamos Canelin, es tiempo de invertir.
Eso nunca acaba bie… “es jalado por su hermano mayor quien lo lleva al primer vendedor raro”.
Chimar no tarda mucho en pillar algo que le guste, un extraño colgante filoso que según el tendero contiene una de las sustancias más venenosas de Aerandir. Aunque no es la especialidad del niño… digamos que le encantan las curiosidades, especialmente si pueden resultar prácticas.
Me lo quedo.
Luego de guardarlo a buen recaudo para no terminar envenenándose por error o a sus hermanos, pasa a hacerle una visita a su buen amigo y segundo líder gorrión. Se queda a distancia prudencial mientras dicho personaje hace un intercambio con cierto perro, después le aborda con más tranquilidad.
¿Sabes que acaban de estafarte no enano?, una espada fea que no puedes usar por esa capa tan genial “niega con la cabeza” por eso yo soy el que controla las finanzas gorrionas jeje.
“Canel le mira raro a lo que su cuidador directo responde con un tirón de orejas”.
¿Aun estas vendiendo?, necesito dos pastas curativas… bien sabes que el camino es peligroso.
- Off:
- Chimar compra el articulo (Colgante de aguja) al vendedor especial y dos pastas curativas a Demian.
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Demian estaba estudiando su nueva espada cuando escuchó una voz familiar.
–Lo sé –contestó–, pero da igual.
Artyhom realizó un saludo apropiado. El pequeño mecánico no era exactamente efusivo, pero sabía reconocer a la gente que le era familiar.
–He vendido algunas c-cosas, eh –dijo mostrando orgulloso algunas bolsas y cajas vacías.
Como sabiendo la rutina, Artyhom le trajo de inmediato un kit de materiales y unas botellas y el chico tomó un mortero, sobre el que depositó un manojo de hierbas previamente mezclado y atado con un hilito. El chico comenzó a martillar la mezcla con una piedra, lentamente liberando los jugos y generando una mezcla verdosa.
–La única finanza que necesitan los Gorriones está en los bolsillos de otros –comentó el chico.
Era cierto que bien los Gorriones podían proveerse de lo que necesitaban sin robar, pero era parte de su esencia, de su actividad, una manera de entrenarse y saber estar alerta.
–El camino no es peligroso, nosotros lo somos –dice Demian mientras comienza con la segunda pasta–. ¿Sabes? deberíamos ir en una aventura uno de estos días... una que no involucre asesinar a nadie, por favor –dice la última parte mirando rápidamente a Canel.
La mezcla lucía bien a estas alturas y Demian vertió el contenido en dos botellas que había hervido la noche anterior y que ahora mantenía en una solución que aseguraba que su interior estuviera limpio. Lo peor que podía pasar a una mezcla sanadora era contaminarse antes de ser usada y enfermar más que sanar.
A continuación, calentó un poco de cera hasta derretirla, puso un corcho a cada botellita y vertió la cera sobre éste, para sellar completamente cada posible apertura.
–¡Ya está! –dice entregando las botellas a su aliado–. Cuando quieras te las recargo.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
(*) Procedo a realizar el pedido de Chimar.
OBJETO | MATERIALES |
Pasta Sanadora | 14 |
TOTAL | 14 |
No cobro nada por mano de obra, Chimar paga sólo los materiales.
Demian
Aerandiano de honor
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
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Interactúo con Harambe y Heck Hartem, personajes de Sigel
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Después de que el brujo atendiera a la bella morena, le siguieron algunos clientes más, interesados sobre todo en pergaminos y otros encantamientos. No le extrañó, pues, no era rara que las personas se interesaran por el legendario arte arcano, ya que era muy versátil, y tenía una amplia gama de utilidades.
Desde armaduras con mejores resistencias a determinados elementos, a aligerar armas o armaduras, no sin antes pasar por medio de la posibilidad de convertir en casi mago a cualquiera que tuviera dinero suficiente para comprar unos pergaminos encantados.
El arte arcano casi todo lo podía, y aunque la herrería también movía su dinero por sí solo, sin duda, mezclar ambos oficios era una de las mejores ideas que había tenido el Calhoun a lo largo de su vida. Eso sí, no se le podía quitar el mérito a Sandal, que era quien le había dado la oportunidad de tener un taller y de usar sus sabiduría en ambos oficios de una forma más seria.
El pequeño hombre también soñaba con tener una herrería arcana, y cuando tuvo la posibilidad de ser dueño de un taller, no dudó en asociarse con Vincent para conseguir el capital que le faltaba. Siendo el brujo una recomendación de la amiga en común que ambos tenían, Caroline, cómo dudar.
En cualquier caso, dejando atrás buenas ideas pasadas, cómo muchas veces ocurría, el brujo no tardó en ver la figura del hombre en el que estaba pensado. Ya se sabía, sólo hacía falta pensar en alguien para que este apareciera ante tus ojos, por improbable que fuera. No obstante, esta vez era del todo normal, pues en algún momento Sandal debí regresar de su paseo.
- ¿Qué tal te lo has pasado, has encontrado algo que te gustara? - le preguntó, pese a que era evidente por el cesto que traía entre sus manos.
- Pues alguna cosilla he conseguido-, dijo, satisfecho por sus compras. - Algún objeto decorativo para el recibidor del taller, y algunos regalos para amigos.
- Genial, eso significa…-, no terminó la frase y comenzó a caminar por detrás del mostrador acercándose a la salida del puesto.
- ¿Ya? No has esperado ni que deje mis cosas antes de largarte-, comentó Sandal.
- Pues sí, y si no fuera por mí aún estaría agarrando polvo junto a ese mostrador. Ya me agradecerás haberte convencido a salir-, dijo animado, guiñándole un ojo y perdiéndose por las calles de Lunargenta.
- Habrase visto. No debe existir brujo con más desfachatez en el mundo-, comentó, antes de negar con la cabeza con una sonrisa dibujada en los labios.
Las palabras de Sandal cayeron en saco roto, pues el brujo ya estaba feliz, contento y animado mientras avanzaba por las callejuelas de esa zona de Lunargenta. Ya no podía escuchar lo que tuviera que decirle su amigo, ya fuera en broma o cómo en ese caso, una broma con gran parte de verdad. El descarado brujo se mimetizaba con el entorno, disfrutaba de olores y colores, de bellos expositores y bellas palabras, del ambiente festivo de la ciudad. Era genial volver a ver la ciudad en la que hacía mucho tiempo que vivía, con el vivo color de antaño, dejando atrás la oscuridad de los últimos tiempos; y era aún más fantástico poder participar activamente en ello.
Sí, era magnífico. Y más lo sería en cuánto los claros ojos del brujo se toparon con lo que parecía un mercado de arcanos. Pero no uno cualquiera, sino uno destinado a abrir el conocimiento a todo aquel que dominara ese arte, o estuviera dispuesto a hacerlo.
- Vaya, todo lo que tiene aquí es impresionante-, le comentó al hombre bestia, echándole un ojo por encima a algunos de los pergaminos.
Su vista no le había engañado, el hombretón no vendía pergaminos con encantamientos en sí, sino lecciones e instrucciones de cómo realizarlos. Por un instante se sintió de nuevo en la academia de magia, con quince años menos, extasiado con los conocimientos que ella albergaba y deseando aprenderlos y dominarlos todos.
- Deme un momento, necesito mira bien. Tengo que ver todo lo que me interesa antes de proseguir mi camino-, le dijo esta vez al vendedor.
Y así fue. Tras un rato lleno de dudas, el brujo de dorados cabellos tomó varios de los pergaminos de conocimiento arcano, y los depositó delante del hombre bestia con intención de comprárselos todos.
Salir de aquella tienda con una bolsa de tela llena de nuevo conocimiento puso al mercenario de buen humor, o mejor dicho, de mejor humor, pues ya estaba bastante feliz con el festivo ambiente que reinaba en la ciudad costera.
Más el día no dejaba de estar lleno de sorpresas, ya que apenas había pasado un par de calles cuando vio otro puesto de lo más interesante. Otro tenderete de conocimiento, lleno de pergaminos con más instrucciones, lo que esta vez era de herrería. Ni más ni menos que la otra profesión que dominaba tras arcanos y el oficio de la guerra..
¿Podía ser más afortunado? Estaba claro que no. Ese día estaba predestinado para él, y para que mejorase sus habilidades.
- Hey, a usted le conozco-, comentó, echándole un ojo al vendedor de ese establecimiento. - O es creo-, dijo, pues no estaba muy seguro de qué lo conocía, hasta que su mente decidió trabajar un poco y darle los detalles. - Ah, diablos. Hartem-, cómo era exactamente. - Heck Hartem. Eso es. Usted era catedrático en la academia de magia en mis tiempos de mozalbete. Bueno, supongo que aún lo es-. No estaba seguro de eso. De todos modos, poco importaba en esos momentos si aún era profesor en la escuela de magia. - Echaré un ojo, tengo una herrería y me vendrá bien alguno de los pergaminos que vende.
Ya lo creía, le vendrían muy bien. Había un poco de todo, y por ende, un poco de todo se llevaría. Había que aprovechar la oportunidad que los dioses le habían dado. No todos los días venía un catedrático a Lunargenta a compartir su conocimiento.
- Madre mía. Señor Heck, me llevaré todo esto-, dijo, poniendo una gran cantidad de pergaminos delante de sus narices.
Cómo había hecho en la tienda del bueno del hombre bestia, que por cierto, se llamaba Harambe o así había dicho llamarse, el brujo no pudo evitar la tentación de llevarse gran parte de los pergaminos que ofertaba Hartem. Más que una tentación, sería un imbécil si no aprovechaba la oportunidad de regresar junto a Sandal cargado de toda aquella información tan útil.
Sólo pensar en la cara que pondría Sandal en cuánto regresara con todos esos pergaminos… Ja, ese enano no volvería a bromear con sus compras nunca más.
Offrol
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Espero que no le moleste haberme tomado la licencia de conocer a Heck Hartem, Sigel. Pero como en mi historia pasada fui alumno de la academia de magia (mi ficha es de antes de que pusieran La Academia Hekshold como tal, porque soy más viejo que los VHS y la peste), imagino que lo conocía del pasado. Si hay algún problema avísame y edito esa parte
Por los demás, pondré la factura de mis compras :3
Factura de Vincent
Arcanos
Glifo cerradura / 4 aeros
Glifo brújula / 2 aeros
Glifo de visión mejorado / 8 aeros
Glifo de posición mejorado / 18 aeros
Glifo de fisura / 20 aeros
Furia elemental / 30 aeros
Herrería
Mejora Elegante / 2 aeros
Mejora Reforzado / 2 aeros
Mejora Hábil / 2 aeros
Reconfección / 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras media de calidad común / 10 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad común / 10 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad común / 5 aeros
Reconfección mejorada / 12 aeros
Garras draconianas: armas cortantes de una mano de calidad superior / 12 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior / 20 aeros
Armadura de fieras. Armaduras pesada de calidad superior / 20 aeros
Arma irrompible a una mano / 50 aeros
Total: 235 aeros
Vincent Calhoun
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
El arcanista parecía sorprendido de verme de nuevo. Yo también estaba bastante sorprendida, jamás había tenido un detalle, ni siquiera con mi familia. Lo había hecho por... Gratitud, la amabilidad debía recompensarse con más amabilidad. Karen sonríe tras la reacción del hombre-bestia. -Me alegro de que te guste. -El arcanista le ofrece volver a presenciar su forma de trabajar en el futuro, la chica agradece el ofrecimiento con un asentimiento de la cabeza. -Encantada señor Daregan. -Mira a los clientes que se apiñan a su alrededor. -Agradezco el ofrecimiento, ahora le dejo trabajar, me alegro de que le vaya tan bien. -La chica sonríe de nuevo, hace una pequeña reverencia y se da media vuelta en busca de su amiga.
-Oh. -Es lo único que consigue articular cuando se ve sola dentro del puesto del arcanista. "Supongo que Ava se ha cansado de esperar y se habrá vuelto a su casa..." Suspira profundamente, esquiva un par de nuevos clientes y sale del puesto. Apenas había puesto un pie en la calle cuando se topa de nuevo con Ava. -¡Has vuelto! Pensé que... Bueno, pensé que te habías cansado y vuelto a casa. -Se acerca a ella con cuidado de no incomodarla con el contacto. -Estoy un poco cansada, si quieres podemos dar un último paseo, o te acompaño a tu alojamiento... Yo supongo que volveré a casa, me he quedado sin aeros. -Le enseña la bolsita vacía. -De todas formas... Me gustaría volver a verte antes de que dejes la ciudad... Si quieres... -Desvía la mirada. -Puedes llevarme tú a algún lugar que te llame la atención... -Sonríe nerviosa sin mirar a Ava a la cara.
Da toquecitos con la punta de la bota en el suelo y patea una piedrecita. Se siente tonta, realizando peticiones estúpidas, tal vez lo mejor fuera que volviera a casa y se olvidara del tema. Pero al pensar en el recibimiento que va a tener nada más cruzar el umbral de la puerta... Hasta era preferible pasar la noche bajo algún puente. Eso último no era buena idea teniendo en cuenta sus problemas para dormir en lugares abiertos. Tal vez en otra vida fuera algún tipo de roedor, de esos que necesitan una madriguera pequeña y oscura, cuanto más protegida y oculta mejor. Suspira y mira de nuevo a Ava, le haría compañía hasta que ella decidiera irse a dormir.
-Oh. -Es lo único que consigue articular cuando se ve sola dentro del puesto del arcanista. "Supongo que Ava se ha cansado de esperar y se habrá vuelto a su casa..." Suspira profundamente, esquiva un par de nuevos clientes y sale del puesto. Apenas había puesto un pie en la calle cuando se topa de nuevo con Ava. -¡Has vuelto! Pensé que... Bueno, pensé que te habías cansado y vuelto a casa. -Se acerca a ella con cuidado de no incomodarla con el contacto. -Estoy un poco cansada, si quieres podemos dar un último paseo, o te acompaño a tu alojamiento... Yo supongo que volveré a casa, me he quedado sin aeros. -Le enseña la bolsita vacía. -De todas formas... Me gustaría volver a verte antes de que dejes la ciudad... Si quieres... -Desvía la mirada. -Puedes llevarme tú a algún lugar que te llame la atención... -Sonríe nerviosa sin mirar a Ava a la cara.
Da toquecitos con la punta de la bota en el suelo y patea una piedrecita. Se siente tonta, realizando peticiones estúpidas, tal vez lo mejor fuera que volviera a casa y se olvidara del tema. Pero al pensar en el recibimiento que va a tener nada más cruzar el umbral de la puerta... Hasta era preferible pasar la noche bajo algún puente. Eso último no era buena idea teniendo en cuenta sus problemas para dormir en lugares abiertos. Tal vez en otra vida fuera algún tipo de roedor, de esos que necesitan una madriguera pequeña y oscura, cuanto más protegida y oculta mejor. Suspira y mira de nuevo a Ava, le haría compañía hasta que ella decidiera irse a dormir.
Karen Engeld
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Sentí nostalgia, más bien rencor. De crío, estaba acostumbrado a pasar por toda clase mercados; tan grandes cómo éste e incluso más. Acompañaba a mi padre en silencio como si fuera su perro faldero. Él me presentaba a sus colegas, empleados y clientes de forma abrupta, para que no sintieran ningún interés por mí, como si quisiera que se olvidasen que estaba ahí. Samhain, maestro y amigo, cambió mis escenarios a otros en los que pudiera ser el protagonista. Dejé atrás los mercados, el aroma de mezcla de diferentes comidas y especias y los gritos de una muchedumbre impaciente, por el olor de la sangre caliente y los llantos de dolor de nuestros enemigos. Estaba orgulloso del cambio, todo era mejor que acompañar a mi padre sin hacer nada. Sin embargo, ahora que regresaba a los mercados, sentía un cosquilleo en la nuca que adjudicaba a la nostalgia y al rencor. Cada cierto tiempo, llevaba una mano en la nuca y me rascaba con disimulo. ¡Qué desagradable! El mismo picor parecía obligarme a parar en cada puesto de venta y curiosear sus artículos.
Caí en el error de acercarme al puesto de una elfa alquimista. Ella parecía reconocerme, giró la cabeza en cuanto me tuvo cerca. Leí algunos de los papiros y cuadernos que leí, todos sumamente interesantes. Compré cuántos estaba a mi disposición. Me fui del puesto con una idea en la cabeza: ¡qué le jodan a mi padre y a su mercado!
Offrol: compro todas las recetas de Alquimia. 103 aeros en total.
Perdón por la brevedad del post, estoy ocupado estudiando para los exámenes.
Gracias Sigel. Después de este evento, me han entrado ganas de hacer un taller. El buen trabajo hay que felicitarlo.
Caí en el error de acercarme al puesto de una elfa alquimista. Ella parecía reconocerme, giró la cabeza en cuanto me tuvo cerca. Leí algunos de los papiros y cuadernos que leí, todos sumamente interesantes. Compré cuántos estaba a mi disposición. Me fui del puesto con una idea en la cabeza: ¡qué le jodan a mi padre y a su mercado!
Offrol: compro todas las recetas de Alquimia. 103 aeros en total.
Perdón por la brevedad del post, estoy ocupado estudiando para los exámenes.
Gracias Sigel. Después de este evento, me han entrado ganas de hacer un taller. El buen trabajo hay que felicitarlo.
Gerrit Nephgerd
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Tanto que ver, incluso Zero tiene problemas para ajustar su matriz… y controlar los numerosos arrebatos infantiles de su parte biológica activa, es la primera vez en mucho tiempo que siente la necesidad de tocar todo con tanta fuerza.
Adora su nuevo artículo, es solo un juguete decorativo pero lo conservara por siempre. Denota conocimiento técnico junto con mucha dedicación, es un claro testimonio de que cuando los orgánicos se empeñan logran cosas muy buenas.
El pequeño sintético permanece revisando cada tienda por una absurda cantidad de tiempo, debe ser lo que se conoce como “curiosear”. Aunque no compra nada se permite escanear discretamente lo que más le gusta para guardarlo en una memoria interna.
Personajes conocidos van y vienen, muchos aventureros aerandianos deciden pasarse en las diversas escalas temporales que experimenta el evento. La mente maestra detrás puede estar muy orgullosa de sus logros.
Eventualmente ocurre una especie de sorteo en la plaza más concurrida, el niño maquina se deja llevar por la multitud y aprecia dicho concurso con lujo de detalles. Al final terminan vendiéndose los artículos sobrantes al público general pero para cuando Z9-42 llega ya no queda nada.
Sin desanimarse decide comprar una última cosa, algo más practico que su adquisición inicial. Aunque no requiere objetos menores para desempeñarse eficientemente en cualquier escenario… algunos artículos hacen llevaderos los daños colaterales.
Con ánimo se acerca a Niniel, un personaje con el cual tiene cierta deuda. Aunque realizo sus servicios curativos de buen gusto y sin pedir nada a cambio, Zero es un niño máquina que nunca olvida los buenos actos.
Se acerca al mostrador tratando de no parecer inoportuno, en cierto modo la pasividad de la elfa contrasta con el carácter frenético de su acompañante. Cuando consigue miradas interrogantes se dispone a hablar.
Buenos días señorita Niniel y señorita felina, me gustaría adquirir un par de artículos que sirvan para tratar heridas superficiales.
Sonríe en todo momento por inercia, aunque no necesita iniciar una dinámica comercial con estos personajes desea mostrarse empático. Su petición es tomada con algo intriga por un par de curiosos… claramente no es natural ver a un niño pidiendo tales cosas.
Zero es resistente pero sigue siendo muy biológico, al final es un chico aumentado y no un bio modelo androide. Los cortes que recibe cuando el daño se intensifica sangran, tardan en sanar sin ayuda y duelen.
Adora su nuevo artículo, es solo un juguete decorativo pero lo conservara por siempre. Denota conocimiento técnico junto con mucha dedicación, es un claro testimonio de que cuando los orgánicos se empeñan logran cosas muy buenas.
El pequeño sintético permanece revisando cada tienda por una absurda cantidad de tiempo, debe ser lo que se conoce como “curiosear”. Aunque no compra nada se permite escanear discretamente lo que más le gusta para guardarlo en una memoria interna.
Personajes conocidos van y vienen, muchos aventureros aerandianos deciden pasarse en las diversas escalas temporales que experimenta el evento. La mente maestra detrás puede estar muy orgullosa de sus logros.
Eventualmente ocurre una especie de sorteo en la plaza más concurrida, el niño maquina se deja llevar por la multitud y aprecia dicho concurso con lujo de detalles. Al final terminan vendiéndose los artículos sobrantes al público general pero para cuando Z9-42 llega ya no queda nada.
Sin desanimarse decide comprar una última cosa, algo más practico que su adquisición inicial. Aunque no requiere objetos menores para desempeñarse eficientemente en cualquier escenario… algunos artículos hacen llevaderos los daños colaterales.
Con ánimo se acerca a Niniel, un personaje con el cual tiene cierta deuda. Aunque realizo sus servicios curativos de buen gusto y sin pedir nada a cambio, Zero es un niño máquina que nunca olvida los buenos actos.
Se acerca al mostrador tratando de no parecer inoportuno, en cierto modo la pasividad de la elfa contrasta con el carácter frenético de su acompañante. Cuando consigue miradas interrogantes se dispone a hablar.
Buenos días señorita Niniel y señorita felina, me gustaría adquirir un par de artículos que sirvan para tratar heridas superficiales.
Sonríe en todo momento por inercia, aunque no necesita iniciar una dinámica comercial con estos personajes desea mostrarse empático. Su petición es tomada con algo intriga por un par de curiosos… claramente no es natural ver a un niño pidiendo tales cosas.
Zero es resistente pero sigue siendo muy biológico, al final es un chico aumentado y no un bio modelo androide. Los cortes que recibe cuando el daño se intensifica sangran, tardan en sanar sin ayuda y duelen.
- Off:
- Zero interactúa comercialmente con Niniel
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Alli seguía sentada esperando a que algo pasara, pero era tan aburrido, jugaba con mi cabello con las alas de Trhiz para hacer la espera mas corta pero es que nada... Nadaaaaa servía y al cabo de un rato termine dormida sobre aquellas caja.
Luego de un rato solo sentí un golpe en mi cara y por reacción golpe a lo que fuera que me habia perturbado pero me tarde unos segundos en reaccionar y me di de cuenta que habia hecho caer a Trhizten a la nieve, baje de las cajas para ayudarle muy preocupada.
- Perdón perdón perdón, enserio no quise golpearte - dije mientras levantaba al águila.
El sin mas se soltó y voló hasta ponerse sobre unas cajas mientras se arreglaba las alas, yo suspire y mire hacia el puesto de la herrería. Ya no habia cartel, ya habían vuelto a abrir, camine hacia este asome mi cabeza en el puesto para luego ver y entre al puesto acercándome al mostrador.
- Buenas. ¿Aun estan trabajando? - pregunte a una chica de cabellos negro.
Supuse que ella era la encargada asi que supuse que a ella le debía de hacer el encargo.
- Busco un regalo, un anillo, es para mi hermano mayor quiero que sea algo muy especial pero... - interrumpí lo que decía mientras revisaba el saquito con las monedas.
Solo quedaban 40... Andres me mataría... Pero bueno, tendría que buscar una manera de recuperar lo que me habia gastado. Apreté los labios y saque los 40 aeros.
- Solo tengo eso ¿Cree que se puede hacer algo con eso? - pregunte mientras me rascaba la cabeza mientras aun me mordía el labio.
Ya escuchaba el tremendo regaño que me daría Andrés... Seria tipo: “¿Como sete ocurre gastar tanto dinero? ¿Sabes lo difícil que sera recuperar ese dinero.” No pude contener un largo y pesado suspiro mientras me quedaba esperando la respuesta de la chica, si decía que era muy poco me tocaría buscar otro lugar donde pidiera comprarle algo a mi hermano con 40 aeros.
Luego de un rato solo sentí un golpe en mi cara y por reacción golpe a lo que fuera que me habia perturbado pero me tarde unos segundos en reaccionar y me di de cuenta que habia hecho caer a Trhizten a la nieve, baje de las cajas para ayudarle muy preocupada.
- Perdón perdón perdón, enserio no quise golpearte - dije mientras levantaba al águila.
El sin mas se soltó y voló hasta ponerse sobre unas cajas mientras se arreglaba las alas, yo suspire y mire hacia el puesto de la herrería. Ya no habia cartel, ya habían vuelto a abrir, camine hacia este asome mi cabeza en el puesto para luego ver y entre al puesto acercándome al mostrador.
- Buenas. ¿Aun estan trabajando? - pregunte a una chica de cabellos negro.
Supuse que ella era la encargada asi que supuse que a ella le debía de hacer el encargo.
- Busco un regalo, un anillo, es para mi hermano mayor quiero que sea algo muy especial pero... - interrumpí lo que decía mientras revisaba el saquito con las monedas.
Solo quedaban 40... Andres me mataría... Pero bueno, tendría que buscar una manera de recuperar lo que me habia gastado. Apreté los labios y saque los 40 aeros.
- Solo tengo eso ¿Cree que se puede hacer algo con eso? - pregunte mientras me rascaba la cabeza mientras aun me mordía el labio.
Ya escuchaba el tremendo regaño que me daría Andrés... Seria tipo: “¿Como sete ocurre gastar tanto dinero? ¿Sabes lo difícil que sera recuperar ese dinero.” No pude contener un largo y pesado suspiro mientras me quedaba esperando la respuesta de la chica, si decía que era muy poco me tocaría buscar otro lugar donde pidiera comprarle algo a mi hermano con 40 aeros.
Cryz
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Se giró sobre sí mismo, mientras terminaba de ordenar los materiales nuevos que tenía desperdigados por el lugar, para captar en la linde de su visión como una clienta de última hora se acercaba hasta el mostrador del taller.
Sonrió a la recién llegada y, tras hacerle un gesto a esta para que se acercase se interesó por saber que buscaba su nueva clienta. Mientras escuchaba la petición le indicó a Lyn que continuase ordenanolo ella todo y sonrió a la muchacha.
- ¿Un regalo especial? ¿Un anillo? – Se atusó la barba. – Puedo… intentarlo. No te preocupes por el precio, bastará. – Afirmó asintiendo.
Era interesante, aquello se le antojaba sumamente más complicado que forjar una espada o una armadura más. Respirando profundamente, avivó el fuego de la fragua, el cual se había enfriado en su ausencia, y colocó sobre esta el metal que se dispuso a fundir.
¿Qué podía hacer? Obviamente, no iba a forjar una espada ni un cucharon como regalo, era algo bastante ambiguo; pero creía tener una idea de lo que la muchacha podía querer.
Cuando el metal que estaba calentando se hubo licuado por completo vertió una cantidad minúscula, apenas de la extensión de su propio pulgar, sobre el yunque en el que había trabajado todo el metal hasta el momento.
Hecho esto le propinó varios martillazos, con fuerza, a la pequeña bola de metal fundida hasta que esto se quedó completamente aplastada, momento en el que, ayudado con una pequeña herramienta de metal que en realidad solía usar para curtiduría recortó las partes que creyó que sobraban y engravó algunos detalles tímidamente toscos además de, al final, plegar el metal sobre si mismo hasta conseguir el aspecto de un anillo.
No era el mejor joyero del mundo, pero estaba relativamente orgulloso de aquello.
Una vez hubo ultimado los detalles de aquel anillo a medio hacer tomó un cincel y, con cuidado, ensanchó agujero del. No teía forma de saber que medidas tendría el hermano mayor de la muchacha, por lo que lo que mejor podía hacer era trabajar y esperar que el resultado final fuese del agrado de su futuro dueño.
Inspirando profundamente lanzó el pequeño anillo, ahora terminado, al cubo de agua y, cuando este terminó de sisear y de liberar vapor, lo recuperó para, entonces, limpiarlo vigorosamente de cualquier tipo de particulas hasta que quedó, finalmente, completamente limpio.
Tambien le puso un cordel en el agujero, por si se daba el caso de que era demasiado pequeño o grande. El hermano de la joven siempre podría usarlo a modo de colgante.
- Listo, aquí tienes. – dijo colocando el anillo con minúsculas hojas engravadas frente a la muchacha, no era perfecto, pero le gustaba como había salido. – El cordel va de regalo. – Bromeó apoyándose sobre la mesa. - ¿Quieres algo más? – Preguntó al mismo tiempo que tomaba un trapo ennegrecido por el hollín de la forja y comenzaba limpiaba las herramientas que había usado para fabricar aquel colgante.
_______________________________________________________________
Interactuo con: Cryz.(Me he adelantado a tu petición por que he visto el post que habias puesto antes de editar y asi te ahorro el tener que escribir otro post entero solo por un articulo :'D) Acabo de ver que habias puesto OTRO post, asi que edito rapido mientras. (?)
Ahora sí ya esta editado todo de forma coherente. Gracias por su paciencia (?)
Se usan 2 materiales en el colgante y cobro a Cryz (Si acepta el producto): 30 Aeros por ellos.
Sonrió a la recién llegada y, tras hacerle un gesto a esta para que se acercase se interesó por saber que buscaba su nueva clienta. Mientras escuchaba la petición le indicó a Lyn que continuase ordenanolo ella todo y sonrió a la muchacha.
- ¿Un regalo especial? ¿Un anillo? – Se atusó la barba. – Puedo… intentarlo. No te preocupes por el precio, bastará. – Afirmó asintiendo.
Era interesante, aquello se le antojaba sumamente más complicado que forjar una espada o una armadura más. Respirando profundamente, avivó el fuego de la fragua, el cual se había enfriado en su ausencia, y colocó sobre esta el metal que se dispuso a fundir.
¿Qué podía hacer? Obviamente, no iba a forjar una espada ni un cucharon como regalo, era algo bastante ambiguo; pero creía tener una idea de lo que la muchacha podía querer.
Cuando el metal que estaba calentando se hubo licuado por completo vertió una cantidad minúscula, apenas de la extensión de su propio pulgar, sobre el yunque en el que había trabajado todo el metal hasta el momento.
Hecho esto le propinó varios martillazos, con fuerza, a la pequeña bola de metal fundida hasta que esto se quedó completamente aplastada, momento en el que, ayudado con una pequeña herramienta de metal que en realidad solía usar para curtiduría recortó las partes que creyó que sobraban y engravó algunos detalles tímidamente toscos además de, al final, plegar el metal sobre si mismo hasta conseguir el aspecto de un anillo.
No era el mejor joyero del mundo, pero estaba relativamente orgulloso de aquello.
Una vez hubo ultimado los detalles de aquel anillo a medio hacer tomó un cincel y, con cuidado, ensanchó agujero del. No teía forma de saber que medidas tendría el hermano mayor de la muchacha, por lo que lo que mejor podía hacer era trabajar y esperar que el resultado final fuese del agrado de su futuro dueño.
Inspirando profundamente lanzó el pequeño anillo, ahora terminado, al cubo de agua y, cuando este terminó de sisear y de liberar vapor, lo recuperó para, entonces, limpiarlo vigorosamente de cualquier tipo de particulas hasta que quedó, finalmente, completamente limpio.
Tambien le puso un cordel en el agujero, por si se daba el caso de que era demasiado pequeño o grande. El hermano de la joven siempre podría usarlo a modo de colgante.
- Listo, aquí tienes. – dijo colocando el anillo con minúsculas hojas engravadas frente a la muchacha, no era perfecto, pero le gustaba como había salido. – El cordel va de regalo. – Bromeó apoyándose sobre la mesa. - ¿Quieres algo más? – Preguntó al mismo tiempo que tomaba un trapo ennegrecido por el hollín de la forja y comenzaba limpiaba las herramientas que había usado para fabricar aquel colgante.
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Interactuo con: Cryz.
Ahora sí ya esta editado todo de forma coherente. Gracias por su paciencia (?)
OBJETO | MATERIALES |
Objeto decorativo | 2 |
TOTAL | 2 |
Se usan 2 materiales en el colgante y cobro a Cryz (Si acepta el producto): 30 Aeros por ellos.
Eltrant Tale
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
A medida que Al'theas se alejaba del puesto de su amiga Níniel, en su camino se topo por sorpresa con un niño de cabellos castaños sosteniendo lo que parecía ser una carta.
-¿Puedo ayudarte en algo pequeño?...- Pregunto extrañado ante la analítica mirada del joven.
-Elfo... y con armadura verde...- Murmuro para si el niño antes de contestar -¿Es usted.... - Pauso para leer la carta que sostenía -... Al... Al'theas Tinarandel?...-
-Así es... ¿es eso una carta para mi?- Dijo a medida que aquel niño asentía estirando la mano para hacerle entrega de dicha carta -Muchas gracias... toma, para ti- Dijo con amabilidad a la vez que le entregaba una pieza de oro al chiquillo por las molestias.
-¡Gracias!- Grito el niño agradecido, mientras corría tras el trabajo hecho.
Tras abrir la carta, Al'theas pudo saber que había ganado un premio en una rifa que se había celebrado por aquellas fechas en honor a los aventureros comunitarios por sus labores recientes, solo tenia que ir hacia la dirección marcada de la ciudad con dicha carta,cuyo lugar se trataba de una herrería donde esperaba su premio.
El caballero esmeralda no tardo en llegar y en cuanto abrió la puerta vio al dueño del lugar tras el mostrador.
-Buenos días, según esta carta... parece ser que he ganado... un estoque reforzado...- Dijo mientras entregaba la carta.
-A ver... ¡ah si! te estaba esperando, felicitaciones por el premio, te estaba esperando...- En ese momento se agacho tras el mostrador y al volver a subir lo hizo con un hermoso estoque sujeto a un exhibidor, posándolo con cuidado sobre el mostrador para deleite del afortunado.
-Vaya... es hermoso, casi parece una pieza de coleccionista- Decía mientras se fijaba en los detalles artesanales del arma.
-¡Y ademas es una hoja mágica! puede cambiar la calidad del metal de tu rival... y eso... le pondrá en serios apuros... jeje, ya puedes llevártela, es toda tuya- Dijo el herrero con orgullo.
-Muchas gracias de nuevo, procurare darle buen uso- Decía mientras salia de la herrería con su inesperado premio.
-¿Puedo ayudarte en algo pequeño?...- Pregunto extrañado ante la analítica mirada del joven.
-Elfo... y con armadura verde...- Murmuro para si el niño antes de contestar -¿Es usted.... - Pauso para leer la carta que sostenía -... Al... Al'theas Tinarandel?...-
-Así es... ¿es eso una carta para mi?- Dijo a medida que aquel niño asentía estirando la mano para hacerle entrega de dicha carta -Muchas gracias... toma, para ti- Dijo con amabilidad a la vez que le entregaba una pieza de oro al chiquillo por las molestias.
-¡Gracias!- Grito el niño agradecido, mientras corría tras el trabajo hecho.
Tras abrir la carta, Al'theas pudo saber que había ganado un premio en una rifa que se había celebrado por aquellas fechas en honor a los aventureros comunitarios por sus labores recientes, solo tenia que ir hacia la dirección marcada de la ciudad con dicha carta,cuyo lugar se trataba de una herrería donde esperaba su premio.
El caballero esmeralda no tardo en llegar y en cuanto abrió la puerta vio al dueño del lugar tras el mostrador.
-Buenos días, según esta carta... parece ser que he ganado... un estoque reforzado...- Dijo mientras entregaba la carta.
-A ver... ¡ah si! te estaba esperando, felicitaciones por el premio, te estaba esperando...- En ese momento se agacho tras el mostrador y al volver a subir lo hizo con un hermoso estoque sujeto a un exhibidor, posándolo con cuidado sobre el mostrador para deleite del afortunado.
-Vaya... es hermoso, casi parece una pieza de coleccionista- Decía mientras se fijaba en los detalles artesanales del arma.
-¡Y ademas es una hoja mágica! puede cambiar la calidad del metal de tu rival... y eso... le pondrá en serios apuros... jeje, ya puedes llevártela, es toda tuya- Dijo el herrero con orgullo.
-Muchas gracias de nuevo, procurare darle buen uso- Decía mientras salia de la herrería con su inesperado premio.
- Off-Rol:
Con esto narro on-rol la obtención del premio de la rifa que se realizo en el chat-box, y gracias ^^
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Arma cortante a una mano calidad superior: Estoque reforzado
Habilidad (común): permite cambiar mágicamente el metal del arma del rival cambiando así su calidad: bronce, calidad común, y acero, calidad superior. No sirve contra armas de calidad legendarias.
Habilidad (dragones): poseen una nueva característica: cobre, calidad pobre
Duración: 1 turno
Enfriamiento: 4 turnos
Precio: 500 aeros
Al'theas Tinarandel
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Me quede alli esperando a que el hombre terminara su trabajo, seguía vigilando a Trhizten que no quería entrar y solo se quedaba alli sobre las cajas viendo el puesto con suma atención.
Poco a poco veía como la gente poco a poco iba desapareciendo de aquella calle que harás atrás estaba a rebosar de clientes ansiosos, todo estaba tranquilo y muy desordenado, tal vez me pusiero a ayudar a recoger los puestos y asi recuperar un poco los aeros que habia despilfarrado en estas compras. Mala idea no era, solo tendría que dejar a Trhizten con mi hermano y luego volver.
Luego de dejar de pensar en los regaños me dedique a silbar una melodía mientras esperaba, lo cual atrajo a Trhiz al cual le estire el brazo para que se acomodara y con mi mano libre acariciar su pico con mucho cuidado, aquello me encantaba, que me dejara darle cariños y mimos de esa forma.
Luego de un rato escuche al herrero volver con el pedido listo, esta vez me acerqué con Trhiz en el brazo mientras veía el anillo, era sencillo pero muy lindo, y para mi hermano que jamas habia tenido algo de ese tipo sabia que le encantaría. Asi que le sonreí al herrero mientras daba uno que otro brinquito de alegria.
- ¡Mil gracias señor herrero! Esta súper lindo, a mi hermano le encantara - dije mientras con mi mano libre sacaba los aeros que habia prometido desde un principio. - ¡Feliz Yule! -
Al dejar el pago en el mostrador tome el anillo por el cordel y lo guarde con el resto de compras. Volví a agradecerle al herrero y me dedique a salir de aquel local para luego encaminarme hacia el lugar donde mi hermano y yo nos quedábamos.
La posada también estaba algo vacía, supuse que la gente descansaba o estaban afuera algo ocupada, pero allí estaba mi hermano sentado esperándome como siempre. Aveces me preguntaba ¿Por que simplemente no me salia a buscar?
Camine hacia la mesa donde estaba y me senté en frente de el y Trhizten se puso sobre la mesa sacudiéndose las plumas, yo puse el bolso sobre la mesa y saque lo que habia comprado para mostrarle a mi hermano, luego desenfunde la espada que habia sido encantada por el hombre perro.
- Compraste mas de lo que me dijiste - dijo mi hermano serio.
- Lo se... No me pude contener... Y tal vez gaste mas de lo que pensé - dije mientras me rascaba la nuca.
- Eso lo habia previsto asi que te saque unos cuantos aeros, pero tendremos que buscar como reponerlos antes de continuar el viaje - dije relajando algo el cuerpo.
- Lo se... Espera... ¿Me sacaste parte del dinero? - dije algo confundida pero sacudi la cabeza. - No importa, te traje esto - dije sacando el anillo con el cordel.
Mi hermano lo tomo y lo miro para luego dirigirme una sonrisa para luego ponerse el anillo de collar gracias al cordel, luego se levanto y me ayudo a recoger las cosas para luego yo cargar a Trhiz como un muñeco e irnos a la habitación en la que nos quedábamos ya que quería seguir durmiendo hasta la hora de seguir el viaje al día siguiente.
Poco a poco veía como la gente poco a poco iba desapareciendo de aquella calle que harás atrás estaba a rebosar de clientes ansiosos, todo estaba tranquilo y muy desordenado, tal vez me pusiero a ayudar a recoger los puestos y asi recuperar un poco los aeros que habia despilfarrado en estas compras. Mala idea no era, solo tendría que dejar a Trhizten con mi hermano y luego volver.
Luego de dejar de pensar en los regaños me dedique a silbar una melodía mientras esperaba, lo cual atrajo a Trhiz al cual le estire el brazo para que se acomodara y con mi mano libre acariciar su pico con mucho cuidado, aquello me encantaba, que me dejara darle cariños y mimos de esa forma.
Luego de un rato escuche al herrero volver con el pedido listo, esta vez me acerqué con Trhiz en el brazo mientras veía el anillo, era sencillo pero muy lindo, y para mi hermano que jamas habia tenido algo de ese tipo sabia que le encantaría. Asi que le sonreí al herrero mientras daba uno que otro brinquito de alegria.
- ¡Mil gracias señor herrero! Esta súper lindo, a mi hermano le encantara - dije mientras con mi mano libre sacaba los aeros que habia prometido desde un principio. - ¡Feliz Yule! -
Al dejar el pago en el mostrador tome el anillo por el cordel y lo guarde con el resto de compras. Volví a agradecerle al herrero y me dedique a salir de aquel local para luego encaminarme hacia el lugar donde mi hermano y yo nos quedábamos.
La posada también estaba algo vacía, supuse que la gente descansaba o estaban afuera algo ocupada, pero allí estaba mi hermano sentado esperándome como siempre. Aveces me preguntaba ¿Por que simplemente no me salia a buscar?
Camine hacia la mesa donde estaba y me senté en frente de el y Trhizten se puso sobre la mesa sacudiéndose las plumas, yo puse el bolso sobre la mesa y saque lo que habia comprado para mostrarle a mi hermano, luego desenfunde la espada que habia sido encantada por el hombre perro.
- Compraste mas de lo que me dijiste - dijo mi hermano serio.
- Lo se... No me pude contener... Y tal vez gaste mas de lo que pensé - dije mientras me rascaba la nuca.
- Eso lo habia previsto asi que te saque unos cuantos aeros, pero tendremos que buscar como reponerlos antes de continuar el viaje - dije relajando algo el cuerpo.
- Lo se... Espera... ¿Me sacaste parte del dinero? - dije algo confundida pero sacudi la cabeza. - No importa, te traje esto - dije sacando el anillo con el cordel.
Mi hermano lo tomo y lo miro para luego dirigirme una sonrisa para luego ponerse el anillo de collar gracias al cordel, luego se levanto y me ayudo a recoger las cosas para luego yo cargar a Trhiz como un muñeco e irnos a la habitación en la que nos quedábamos ya que quería seguir durmiendo hasta la hora de seguir el viaje al día siguiente.
- off-rol:
- Obvio que quiero el anillo :3. Perdón por si complico lo del post, es que el primero antes de editar no lo habia leído bien e iba a tener problemas de tiempo y el segundo lo decidí poner por que en el anterior no habia dado oportunidad para interactuar y no quería volver a editar xD perdón por el lío Tale.
Cryz
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Solo podía preguntarme si no le convenía armar primero una torre frente a la parte que parecía ser la entrada. No solo le daría un soporte a la estructura, sino que sería un excelente punto de defensa contra invasores. También podría poner dos por cada lado, acompañados de una muralla que podría sostenerse entre las dos torres… ¡ah! Y podría colocar un gran portón como entrada, que fuera imponente, fuerte, como el que existe en Dundarak, y así…
- … ¡!
Fue entonces cuando sentí que se me saltó el corazón. Eltrant me sacó completamente de mi concentración, haciendo que despertara y volviera al mundo de los mortales. Por sus palabras, había notado que venía más cargada de la última vez que nos habíamos visto, que había sido hace unas horas. Y no es que solo había comprado el bastón y la lámpara, también había comprado algunas cosas que encontré por ahí. Chocolates para Leveru, en realidad.
- Doy la impresión de estar muy cargada casi todo el tiempo, ¿verdad? - bromeé mientras me rascaba la nuca. Papá siempre decía que la primera impresión era muy fuerte en las personas, y al parecer no iba a ser la excepción al haber causado ese incidente en la taberna.
Fue entonces cuando ocurrieron dos grandes tragedias: el derrumbe de la estructura, la que Lyn se había esmerado tanto en crear... y el darme cuenta que el chocolate se había derretido en mi bolso.
No podía dilucidar cuál tragedia era peor.
En un momento, con la llegada de otra persona, el ambiente volvió a ser el de antes, aunque sin Lyn y sin castillos hechos de cartas, y con la solicitud Eltrant se dirigió a la forja en donde ya tenía algo de trabajo adelantado.
El verlo trabajar me recordaba un poco a mi infancia. Una de mis mejores amigas, Samantha, era hija de un herrero en Dundarak, y usualmente ibamos a su casa para pasar la tarde. A veces le gustaba quedarse a ver cómo trabajaba el metal, y mencionaba cómo le gustaría a veces tener su propia tienda en donde podría vender las armaduras y armas que confeccionaría cuando se dedicara a ello. Es por eso que a veces pasabamos horas viendo como trabajaba en el taller de su padre, aunque podía notarse lo distinto que era la “escuela” de Eltrant en comparación con ella.
Era divertido ver lo distinto que podían ser las formas de trabajar el metal, aunque fuera para crear un mismo objeto.
Luego de un rato, salió por búsqueda de más materiales. Por un momento, me sentí más como cuidadora de la tienda, y aunque el letrero daba a entender que no había nada para atender la forja, me preguntaba si esto se sentía cuando los libros hablaban de los “dragones guardianes”. ¿Tendría que transformarme en dragón y estar como un perro guardián? Eso no sería muy honroso que digamos. Aunque podría cruzarme de brazos y decirle a la gente “vamos, muevase, si no va a comprarlo no haga perder el tiempo a los demás”, aunque, además de estar imposibilitada de hablar mientras estaba en mi forma dragón, eso no sería bueno para el negocio.
Afortundamente, Eltrant llegó al poco rato. Digo “afortunadamente” porque a veces mi mente divaga demasiado como para mi propio bien.
- Con un bolso pequeño estará bien – le comenté a su pregunta – No cargo muchas cosas por el momento, pero necesitaré acomodar bien mi lira, el bastón y la linterna. El bastón no es tanto problema, pero si el bolso me sirve para los otros dos objetos, estaré agradecida.
Entonces, mi mente recordó “aquello” que había pensado unos momentos atrás.
- Ah, mi señor Eltrant – le dije respetuosamente – Tengo que ir a buscar algo. ¿Le importaría si me ausento por unos minutos? Olvidé algo que quizás sea bueno no olvidar.
Dejé un momento su tienda, y me dirigí hacia una tienda que había visto previamente. Era una de carpintería en donde habían muchos objetos forjados, pero no me interesaba comprar nada más que una pequeña caja que tenían ahí. Era considerado como un juguete entre mucha gente que regalaba a sus hijos, pero también ayudaba mucho a quienes les encantaba la arquitectura.
Estaba segura que le encantaría. En realidad, por mi primera impresión, creo que no, pero no perdía nada con intentarlo.
Fue entonces cuando encontré una persona encapuchada que vendía un montón de objetos. Recetas, más bien dicho. Cuando me encontraba en casa, nos enseñaban que el crear objetos mediante los cueros y las lanas era primordial para sobrevivir en el norte, por lo que aprendíamos desde pequeñas a, por ejemplo, usar los telares para hacer nuestras propias ropas. Pero todo esto era distinto. Habían cosas que no me imaginaba que se podían hacer con las manos. También estaba el hecho de la labor que hacía Eltrant. Tenía apariencia de ser un buen guerrero, un buen herrero, y aun así encontraba tiempo para dedicarse a la Curtiduría. Debía de ser algo muy relajante y divertido para dedicar sus manos a ello.
Fue quizás por un impulso, pero… ¿y si me dedicaba a ello? No es que fuera buena con los dedos, pero me encantaba relajarme mientras tejía bufandas. Quizás algo así me ayudaría a futuro. Es por esto que fui con la persona encapuchada encargada, y…. si, sé que dije que le daría un intento, pero creo que comprar todas las recetas fue un exceso.
- …
Lo pensaría más rato.
De vuelta con Eltrant, fui si estaba listo con mi solicitud, aunque lo primero que hice fue entregarle la caja que había comprado.
- No se si su acompañante le guste construir cosas o lo hace por el aburrimiento, pero algunos carpinteros hacen esto para algunos niños – abrí la caja delante de él para mostrarle un montón de piezas de formas rectangulares y cuadradas, con una que otra redonda – Es como un set para construir cosas como el castillo que estaba haciendo con las cartas, aunque de madera para que no se le caigan al primer suspiro.
Solo podía esperar que no fuera algo que le lanzara por la cabeza.
- Ah, lo que si le recomiendo es que no los deje en el piso. Si los pisa, pues… - no quería entrar a explicarle lo doloroso que era, solo hice un gesto para que pudiera entender cuánto lo era.
----
OFF:
- Siria solicita un bolso pequeño a Eltrant, el que tiene un costo de 100 aeros + materiales. Siria se hace cargo de los materiales también, para que se le haga el cobro correspondiente.
- También le hace un regalo "dentro del rol" a Eltrant y Lyn, básicamente le regaló unos legos xD
- Siria realiza las siguientes compras a Valeska:
Calidad Novato:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores): 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) : 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) : 2 aeros
Cantimplora : 2 aeros
Cuerda obediente : 2 aeros
Calidad Aprendiz:
Cantimplora reforzada : 5 aeros
Armaduras de fieras. Armaduras ligeras de calidad común : 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común : 8 aeros
Calidad Avanzado:
Armadura de fieras. Armaduras ligeras de calidad superior : 15 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior : 15 aeros
Calidad Experto:
Silla de montar épica : 50 aeros
Total: 111 aeros.
Solo queda pendiente lo que cobrará Eltrant por objeto + materiales
- … ¡!
Fue entonces cuando sentí que se me saltó el corazón. Eltrant me sacó completamente de mi concentración, haciendo que despertara y volviera al mundo de los mortales. Por sus palabras, había notado que venía más cargada de la última vez que nos habíamos visto, que había sido hace unas horas. Y no es que solo había comprado el bastón y la lámpara, también había comprado algunas cosas que encontré por ahí. Chocolates para Leveru, en realidad.
- Doy la impresión de estar muy cargada casi todo el tiempo, ¿verdad? - bromeé mientras me rascaba la nuca. Papá siempre decía que la primera impresión era muy fuerte en las personas, y al parecer no iba a ser la excepción al haber causado ese incidente en la taberna.
Fue entonces cuando ocurrieron dos grandes tragedias: el derrumbe de la estructura, la que Lyn se había esmerado tanto en crear... y el darme cuenta que el chocolate se había derretido en mi bolso.
No podía dilucidar cuál tragedia era peor.
En un momento, con la llegada de otra persona, el ambiente volvió a ser el de antes, aunque sin Lyn y sin castillos hechos de cartas, y con la solicitud Eltrant se dirigió a la forja en donde ya tenía algo de trabajo adelantado.
El verlo trabajar me recordaba un poco a mi infancia. Una de mis mejores amigas, Samantha, era hija de un herrero en Dundarak, y usualmente ibamos a su casa para pasar la tarde. A veces le gustaba quedarse a ver cómo trabajaba el metal, y mencionaba cómo le gustaría a veces tener su propia tienda en donde podría vender las armaduras y armas que confeccionaría cuando se dedicara a ello. Es por eso que a veces pasabamos horas viendo como trabajaba en el taller de su padre, aunque podía notarse lo distinto que era la “escuela” de Eltrant en comparación con ella.
Era divertido ver lo distinto que podían ser las formas de trabajar el metal, aunque fuera para crear un mismo objeto.
Luego de un rato, salió por búsqueda de más materiales. Por un momento, me sentí más como cuidadora de la tienda, y aunque el letrero daba a entender que no había nada para atender la forja, me preguntaba si esto se sentía cuando los libros hablaban de los “dragones guardianes”. ¿Tendría que transformarme en dragón y estar como un perro guardián? Eso no sería muy honroso que digamos. Aunque podría cruzarme de brazos y decirle a la gente “vamos, muevase, si no va a comprarlo no haga perder el tiempo a los demás”, aunque, además de estar imposibilitada de hablar mientras estaba en mi forma dragón, eso no sería bueno para el negocio.
Afortundamente, Eltrant llegó al poco rato. Digo “afortunadamente” porque a veces mi mente divaga demasiado como para mi propio bien.
- Con un bolso pequeño estará bien – le comenté a su pregunta – No cargo muchas cosas por el momento, pero necesitaré acomodar bien mi lira, el bastón y la linterna. El bastón no es tanto problema, pero si el bolso me sirve para los otros dos objetos, estaré agradecida.
Entonces, mi mente recordó “aquello” que había pensado unos momentos atrás.
- Ah, mi señor Eltrant – le dije respetuosamente – Tengo que ir a buscar algo. ¿Le importaría si me ausento por unos minutos? Olvidé algo que quizás sea bueno no olvidar.
Dejé un momento su tienda, y me dirigí hacia una tienda que había visto previamente. Era una de carpintería en donde habían muchos objetos forjados, pero no me interesaba comprar nada más que una pequeña caja que tenían ahí. Era considerado como un juguete entre mucha gente que regalaba a sus hijos, pero también ayudaba mucho a quienes les encantaba la arquitectura.
Estaba segura que le encantaría. En realidad, por mi primera impresión, creo que no, pero no perdía nada con intentarlo.
Fue entonces cuando encontré una persona encapuchada que vendía un montón de objetos. Recetas, más bien dicho. Cuando me encontraba en casa, nos enseñaban que el crear objetos mediante los cueros y las lanas era primordial para sobrevivir en el norte, por lo que aprendíamos desde pequeñas a, por ejemplo, usar los telares para hacer nuestras propias ropas. Pero todo esto era distinto. Habían cosas que no me imaginaba que se podían hacer con las manos. También estaba el hecho de la labor que hacía Eltrant. Tenía apariencia de ser un buen guerrero, un buen herrero, y aun así encontraba tiempo para dedicarse a la Curtiduría. Debía de ser algo muy relajante y divertido para dedicar sus manos a ello.
Fue quizás por un impulso, pero… ¿y si me dedicaba a ello? No es que fuera buena con los dedos, pero me encantaba relajarme mientras tejía bufandas. Quizás algo así me ayudaría a futuro. Es por esto que fui con la persona encapuchada encargada, y…. si, sé que dije que le daría un intento, pero creo que comprar todas las recetas fue un exceso.
- …
Lo pensaría más rato.
De vuelta con Eltrant, fui si estaba listo con mi solicitud, aunque lo primero que hice fue entregarle la caja que había comprado.
- No se si su acompañante le guste construir cosas o lo hace por el aburrimiento, pero algunos carpinteros hacen esto para algunos niños – abrí la caja delante de él para mostrarle un montón de piezas de formas rectangulares y cuadradas, con una que otra redonda – Es como un set para construir cosas como el castillo que estaba haciendo con las cartas, aunque de madera para que no se le caigan al primer suspiro.
Solo podía esperar que no fuera algo que le lanzara por la cabeza.
- Ah, lo que si le recomiendo es que no los deje en el piso. Si los pisa, pues… - no quería entrar a explicarle lo doloroso que era, solo hice un gesto para que pudiera entender cuánto lo era.
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OFF:
- Siria solicita un bolso pequeño a Eltrant, el que tiene un costo de 100 aeros + materiales. Siria se hace cargo de los materiales también, para que se le haga el cobro correspondiente.
- También le hace un regalo "dentro del rol" a Eltrant y Lyn, básicamente le regaló unos legos xD
- Siria realiza las siguientes compras a Valeska:
Calidad Novato:
Mejora Elegante (armas y armaduras superiores): 2 aeros
Mejora Hábil (armas superiores) : 2 aeros
Mejora Reforzado (armas y armaduras superiores) : 2 aeros
Cantimplora : 2 aeros
Cuerda obediente : 2 aeros
Calidad Aprendiz:
Cantimplora reforzada : 5 aeros
Armaduras de fieras. Armaduras ligeras de calidad común : 8 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad común : 8 aeros
Calidad Avanzado:
Armadura de fieras. Armaduras ligeras de calidad superior : 15 aeros
Armadura de fieras. Armaduras medias de calidad superior : 15 aeros
Calidad Experto:
Silla de montar épica : 50 aeros
Total: 111 aeros.
Solo queda pendiente lo que cobrará Eltrant por objeto + materiales
Siria
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Aquella había sido una pregunta atípica, y a pesar de ello Níniel se esforzó por responder de la manera más precisa y sincera que pudo a su extraña interlocutora. Tan extraña que de hecho la peliblanca luego no sería capaz de dar una descripción precisa de la misma que no fuese tan superficial y ambigua que de poco podría servirle a nadie. Incluso el recuerdo de sus ropajes parecía difuminarse en su memoria, siendo capaz de expresar únicamente que nada de los mismos había llamado especialmente su atención...
Y aún así la sensación de haber estado ante alguien extraño perduraba con fuerza.
La figura asintió y mostró su conformidad con la respuesta, introduciendo entonces una de sus manos bajo los pliegues de su ropa y mostrándole a la joven una curiosa máscara de una madera que Níniel identificó como mágica. Aquella pieza le recordó a la sacerdotisa de inmediato a la serie de accesorios similares que su gente usaba en algunos de sus rituales y celebraciones, especialmente en aquellos vinculados con la madre tierra, aunque nunca había visto uno igual a aquel. Era similar pero a la vez, muy distinto.
-¿Para mí? No es necesario. Solo he respondido a la pregunta lo mejor que he podido...- Respondió la elfa cuando la extraña le tendió aquel objeto. Tomándolo entre sus manos con cuidado cuando esta insistió en su ofrecimiento y pudiendo confirmar rápidamente que no era una pieza de artesanía cualquiera, así como que había un fuerte vínculo entre ella misma y aquel objeto.
Entonces la mujer indicó con un gesto que debía ponérsela, y Níniel así lo hizo.
-Es extraño siento como si...- Comenzó a decir la sacerdotisa tras cerrar los ojos por un instante en cuanto la máscara estuvo sobre su rostro. Pero al abrir los ojos la mujer ya no estaba allí. Ni a su lado, ni trás ella ni en los alrededores, y por mucho que la elfa trató de localizarla fue en vano.
-Nín...Sí que has tardado. ¿Has visto algo interesante en algún puesto? ¿Alguna comida exótica y deliciosa que recomendarme?- Quiso saber Catherine tan pronto como la peliblanca regresó a su propio puesto con la cabeza claramente en otro lugar. -Has comprado unos libros veo y...¿Eso es una máscara? No sabía que te gustasen esa clase de cosas...- Añadió a continuación con curiosidad.
-Los libros pero la máscara...Ha sido un regalo, creo...- Respondió la elfa de manera críptica.
-¿Un regalo? ¿No habrá sido del frutero de la esquina? Desde luego que ese chico no sabe cuándo rendirse...-
-No. No ha sido...Ha sido algo bastante raro...- Acertó a decir la joven, aún dándole vueltas al encuentro mientras que Catherine atendía a un nuevo cliente, del que Níniel apenas fue consciente, en un primer momento, de su baja estatura.
-Oh, Zero. Me alegra ver que estás bien. Lo lamento, no te había visto...Estaba con la cabeza en las nubes. Acabo de vivir un encuentro un tanto...peculiar.- Se disculpó por su despiste la elfa ante el bio, cuya presencia allí era toda una sorpresa, ya que se habían conocido en el lejano norte. -Nada peligroso, creo. Solo...muy extraño y difícil de explicar.- Añadió a pesar de no ser capaz de añadir información útil por mucho que se esforzara.
-¿Has estado metido en más líos últimamente para necesitar ungüentos curativos? Supongo que es difícil evitarlos en los tiempos que corren. Tengo lo que necesitas. La última vez hice algunas pastas curativas extra.- Expresó la elfa buscando tras el mostrador lo que el bio necesitaba y sacando un par de botecitos. -No son baratos, pero a ti te lo dejo al precio que me costaron los ingredientes.- Propuso.
OFF:Narro on rol la obtención de la Máscara de Aeda.
Vendo a Zero 2 de las 3 pastas sanadoras que Nín ya tiene fabricadas de antes, cobrándole únicamente los materiales de las mismas.
2x 14 mats= 28 mats; 280 aeros.
Y aún así la sensación de haber estado ante alguien extraño perduraba con fuerza.
La figura asintió y mostró su conformidad con la respuesta, introduciendo entonces una de sus manos bajo los pliegues de su ropa y mostrándole a la joven una curiosa máscara de una madera que Níniel identificó como mágica. Aquella pieza le recordó a la sacerdotisa de inmediato a la serie de accesorios similares que su gente usaba en algunos de sus rituales y celebraciones, especialmente en aquellos vinculados con la madre tierra, aunque nunca había visto uno igual a aquel. Era similar pero a la vez, muy distinto.
-¿Para mí? No es necesario. Solo he respondido a la pregunta lo mejor que he podido...- Respondió la elfa cuando la extraña le tendió aquel objeto. Tomándolo entre sus manos con cuidado cuando esta insistió en su ofrecimiento y pudiendo confirmar rápidamente que no era una pieza de artesanía cualquiera, así como que había un fuerte vínculo entre ella misma y aquel objeto.
Entonces la mujer indicó con un gesto que debía ponérsela, y Níniel así lo hizo.
-Es extraño siento como si...- Comenzó a decir la sacerdotisa tras cerrar los ojos por un instante en cuanto la máscara estuvo sobre su rostro. Pero al abrir los ojos la mujer ya no estaba allí. Ni a su lado, ni trás ella ni en los alrededores, y por mucho que la elfa trató de localizarla fue en vano.
-Nín...Sí que has tardado. ¿Has visto algo interesante en algún puesto? ¿Alguna comida exótica y deliciosa que recomendarme?- Quiso saber Catherine tan pronto como la peliblanca regresó a su propio puesto con la cabeza claramente en otro lugar. -Has comprado unos libros veo y...¿Eso es una máscara? No sabía que te gustasen esa clase de cosas...- Añadió a continuación con curiosidad.
-Los libros pero la máscara...Ha sido un regalo, creo...- Respondió la elfa de manera críptica.
-¿Un regalo? ¿No habrá sido del frutero de la esquina? Desde luego que ese chico no sabe cuándo rendirse...-
-No. No ha sido...Ha sido algo bastante raro...- Acertó a decir la joven, aún dándole vueltas al encuentro mientras que Catherine atendía a un nuevo cliente, del que Níniel apenas fue consciente, en un primer momento, de su baja estatura.
-Oh, Zero. Me alegra ver que estás bien. Lo lamento, no te había visto...Estaba con la cabeza en las nubes. Acabo de vivir un encuentro un tanto...peculiar.- Se disculpó por su despiste la elfa ante el bio, cuya presencia allí era toda una sorpresa, ya que se habían conocido en el lejano norte. -Nada peligroso, creo. Solo...muy extraño y difícil de explicar.- Añadió a pesar de no ser capaz de añadir información útil por mucho que se esforzara.
-¿Has estado metido en más líos últimamente para necesitar ungüentos curativos? Supongo que es difícil evitarlos en los tiempos que corren. Tengo lo que necesitas. La última vez hice algunas pastas curativas extra.- Expresó la elfa buscando tras el mostrador lo que el bio necesitaba y sacando un par de botecitos. -No son baratos, pero a ti te lo dejo al precio que me costaron los ingredientes.- Propuso.
OFF:Narro on rol la obtención de la Máscara de Aeda.
Vendo a Zero 2 de las 3 pastas sanadoras que Nín ya tiene fabricadas de antes, cobrándole únicamente los materiales de las mismas.
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Níniel Thenidiel
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Por los Dioses - coincidió Taliesin, y brindó junto a Sango -. Sin duda nos protegieron aquella noche. Yo tampoco lo recuerdo todo con claridad; al beber tu sangre también me afectaron las setas... Las que fuera que tomaras por error. No sé muy bien cómo llegaron los otros cuatro, y no los he vuelto a ver desde entonces. Pero sí recuerdo un trabajo en equipo muy coordinado, como si nos conociéramos todos de antes y supiéramos defendernos juntos; el licántropo y el hombre bestia fueron los principales luchadores, y el elfo nos curó. Mefisto. Al final el Graphorn huyó, y el último golpe creo que lo diste tú. No llegué a verlo, me había acorralado y estaba defendiéndome en ese momento.
Escuchó con atención toda la historia de aquella persona que hasta entonces no conocía. Aquella era la historia de toda una vida condensada en unos minutos, y aunque es cierto que ninguna pregunta de Taliesin había invitado a eso, no le importó escuchar hasta el final. Que una persona te invitara a conocer su pasado era siempre un regalo.
- ¿Otra sorpresa? - preguntó al final, con la sensación de que la historia se había quedado a mitad y pidiendo de esta manera que entrara en detalles.
Taliesin bebía algo más despacio que Sango, pero a pesar de todo había consumido buena parte de la jarra para cuando el humano terminó de hablar, en especial gracias a los brindis iniciales. Acercó la jarra para que la rellenaran, y suspiró cuando Sango le preguntó sobre sí mismo.
- Después de lo del Graphorn tuve un día horrible. A penas llegué a encontrar una cueva en la que esconderme del sol. Y la noche siguiente la cosa terminó incluso peor - no sabía si entrar en detalles; no sabía si quería, pero entonces recordó que Sango le había contado toda su historia y sintió que debía ser transparente -. Me encontré con una amiga en un campamento nómada en el bosque. Iba con un tipo al que no conocía y resultó ser un loco y un asesino. Lo perdimos de vista y estuvimos semanas buscándolo sin dar con él. A parte de eso... bueno, he estado cuidando de mi hija, Irina. Ya tiene diez años. Vivimos en Lunargenta.
Señaló en la dirección general en la que se encontraba su casa.
- Me parece que tú has tenido una época mucho más movida que yo. Durante la guerra mantuve el perfil bajo - se quedó pensando un momento, y determinó que si había decidido ser más sincero respecto a su raza, todo momento era bueno para repetirlo en voz alta y afianzarse en sus intenciones -. Pero sí ha habido un cambio importante en mi vida. Llevo diez años siendo un vampiro y diez años ocultándolo todo lo posible. En todo este tiempo he pasado pocas veces por Sacrestic y he evitado a otros de mi raza. Pero al fin estoy aceptando lo que soy y dejando que el mundo lo vea. Imagino que tiene relación, pero estoy conociendo a gente interesante y a la que parece que no le importa mi raza.
Y lo cierto es que se sentía inmensamente agradecido por ello. Era como si los dioses, poco a poco, le hubieran guiado hacia aquella decisión y le recompensaran tras haberla tomado.
Ya que habían entrado en el tema de la guerra, Taliesin volvió a sacarlo y le hizo pregunta tras pregunta a Sango al respecto. ¿Cómo había sido luchar con los nórgedos? ¿Qué opinión tenía de todas las facciones? ¿Se arrepentía o se enorgullecía de haberse alistado? ¿Eran ciertos los rumores de una ciudad de ladrones en territorio bio? Le interesaba la opinión de una persona que lo había vivido desde dentro.
Escuchó con atención toda la historia de aquella persona que hasta entonces no conocía. Aquella era la historia de toda una vida condensada en unos minutos, y aunque es cierto que ninguna pregunta de Taliesin había invitado a eso, no le importó escuchar hasta el final. Que una persona te invitara a conocer su pasado era siempre un regalo.
- ¿Otra sorpresa? - preguntó al final, con la sensación de que la historia se había quedado a mitad y pidiendo de esta manera que entrara en detalles.
Taliesin bebía algo más despacio que Sango, pero a pesar de todo había consumido buena parte de la jarra para cuando el humano terminó de hablar, en especial gracias a los brindis iniciales. Acercó la jarra para que la rellenaran, y suspiró cuando Sango le preguntó sobre sí mismo.
- Después de lo del Graphorn tuve un día horrible. A penas llegué a encontrar una cueva en la que esconderme del sol. Y la noche siguiente la cosa terminó incluso peor - no sabía si entrar en detalles; no sabía si quería, pero entonces recordó que Sango le había contado toda su historia y sintió que debía ser transparente -. Me encontré con una amiga en un campamento nómada en el bosque. Iba con un tipo al que no conocía y resultó ser un loco y un asesino. Lo perdimos de vista y estuvimos semanas buscándolo sin dar con él. A parte de eso... bueno, he estado cuidando de mi hija, Irina. Ya tiene diez años. Vivimos en Lunargenta.
Señaló en la dirección general en la que se encontraba su casa.
- Me parece que tú has tenido una época mucho más movida que yo. Durante la guerra mantuve el perfil bajo - se quedó pensando un momento, y determinó que si había decidido ser más sincero respecto a su raza, todo momento era bueno para repetirlo en voz alta y afianzarse en sus intenciones -. Pero sí ha habido un cambio importante en mi vida. Llevo diez años siendo un vampiro y diez años ocultándolo todo lo posible. En todo este tiempo he pasado pocas veces por Sacrestic y he evitado a otros de mi raza. Pero al fin estoy aceptando lo que soy y dejando que el mundo lo vea. Imagino que tiene relación, pero estoy conociendo a gente interesante y a la que parece que no le importa mi raza.
Y lo cierto es que se sentía inmensamente agradecido por ello. Era como si los dioses, poco a poco, le hubieran guiado hacia aquella decisión y le recompensaran tras haberla tomado.
Ya que habían entrado en el tema de la guerra, Taliesin volvió a sacarlo y le hizo pregunta tras pregunta a Sango al respecto. ¿Cómo había sido luchar con los nórgedos? ¿Qué opinión tenía de todas las facciones? ¿Se arrepentía o se enorgullecía de haberse alistado? ¿Eran ciertos los rumores de una ciudad de ladrones en territorio bio? Le interesaba la opinión de una persona que lo había vivido desde dentro.
Taliesin Skatha
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
- Tendría que haberla avisado. - pensó la cuerva en cuanto se reencontró con Karen, quien ya pensaba que se había marchado sin decir nada. - Discúlpame. - susurró, percatándose de su error. Ava estaba bastante acostumbrada a ir por libre, ya desde niña iba y venía por la aldea y los alrededores a su antojo sin que sus padres le dijesen nada, pero ahora que tenía compañía debía recordar los modales que le habían enseñado, no estaba bien desaparecer de repente.
- A mí solo me quedan unas monedas, si vuelvo por aquí el año que viene trataré de reunir más dinero. - dijo, notando como el peso de su bolsa había disminuido considerablemente.
Su estadía en Lunargenta no tenía una fecha límite, a decir verdad la ciudad le ofrecía más oportunidades de las que podría haber imaginado, motivo por el que seguramente se quedase allí durante al menos un par de meses antes de decidir qué hacer a continuación.
- Creo que aún tengo suficiente para que podamos comer algo, ¡vamos! Hay un puestito aquí cerca que huele de maravilla. - propuso con entusiasmo, poniéndose en marcha para guiar a la maga hasta el negocio del que provenía aquel delicioso aroma.
Ya frente al mostrador, la morena deslizó los ambarinos orbes que decoraban su rostro por encima de la tentadora variedad de dulces recién horneados, decantándose por unos en particular y entregando a la panadera los aeros que le quedaban a cambio de una bolsita repleta de ellos.
De inmediato, la mujer bestia acercó la bolsa a Karen para que se sirviese primero, y en cuanto la joven lo hiciese ella tomaría un par de aquellas delicias para probarlas mientras caminaban. - De momento me voy a quedar aquí, puede que pase una temporada en Lunargenta antes de seguir mi camino… aunque no sé hacia dónde. - confesó, sonriendo levemente al tener tantas opciones a su disposición.
- A mí también me gustaría volver a verte, ¡ya sé! Podríamos ir a los muelles, me han dicho que hay barcos enormes y que al atardecer se puede ver el mar en calma bajo los últimos rayos de sol. - soltó, visiblemente ilusionada, y es que a veces Ava podía parecer una niña cuando se emocionaba con algo.
En Midgar no había navíos y la masa de agua más grande que había visto era el curso del Tymer, ver el océano sin duda sería algo impactante y estaba ansiosa por ir hacia el puerto para comprobar cuán hermoso podía llegar a ser. - Me hospedo en una posada junto a la plaza, es modesta pero acogedora y no tiene pérdida, la encontrarás enseguida, solo tienes que buscar un cartel con el dibujo de tres escobas. - indicó, dando los datos necesarios para que su acompañante pudiese dar con ella.
- Podríamos ir mañana o pasado mañana, cuando te venga bien… - añadió al poco, sin querer agobiar a la bruja ya que suponía que tendría otras cosas que hacer. - Así podrías hablarme de las islas, quien sabe, podrían convertirse en mi próximo destino. - terminó de decir, dejando que la curiosidad que la magia despertaba en ella tuviese un peso considerable en su posible decisión.
Aquel último paseo de la tarde lo haría con calma, ya no necesitaba nada de los puestos y eso le permitía tomarse con tranquilidad lo que quedaba de jornada, sus preocupaciones económicas quedarían para el día siguiente, cuando le tocase buscar trabajo y recuperar el dinero invertido en Segadora.
Interactúo con Karen ^^
- A mí solo me quedan unas monedas, si vuelvo por aquí el año que viene trataré de reunir más dinero. - dijo, notando como el peso de su bolsa había disminuido considerablemente.
Su estadía en Lunargenta no tenía una fecha límite, a decir verdad la ciudad le ofrecía más oportunidades de las que podría haber imaginado, motivo por el que seguramente se quedase allí durante al menos un par de meses antes de decidir qué hacer a continuación.
- Creo que aún tengo suficiente para que podamos comer algo, ¡vamos! Hay un puestito aquí cerca que huele de maravilla. - propuso con entusiasmo, poniéndose en marcha para guiar a la maga hasta el negocio del que provenía aquel delicioso aroma.
Ya frente al mostrador, la morena deslizó los ambarinos orbes que decoraban su rostro por encima de la tentadora variedad de dulces recién horneados, decantándose por unos en particular y entregando a la panadera los aeros que le quedaban a cambio de una bolsita repleta de ellos.
De inmediato, la mujer bestia acercó la bolsa a Karen para que se sirviese primero, y en cuanto la joven lo hiciese ella tomaría un par de aquellas delicias para probarlas mientras caminaban. - De momento me voy a quedar aquí, puede que pase una temporada en Lunargenta antes de seguir mi camino… aunque no sé hacia dónde. - confesó, sonriendo levemente al tener tantas opciones a su disposición.
- A mí también me gustaría volver a verte, ¡ya sé! Podríamos ir a los muelles, me han dicho que hay barcos enormes y que al atardecer se puede ver el mar en calma bajo los últimos rayos de sol. - soltó, visiblemente ilusionada, y es que a veces Ava podía parecer una niña cuando se emocionaba con algo.
En Midgar no había navíos y la masa de agua más grande que había visto era el curso del Tymer, ver el océano sin duda sería algo impactante y estaba ansiosa por ir hacia el puerto para comprobar cuán hermoso podía llegar a ser. - Me hospedo en una posada junto a la plaza, es modesta pero acogedora y no tiene pérdida, la encontrarás enseguida, solo tienes que buscar un cartel con el dibujo de tres escobas. - indicó, dando los datos necesarios para que su acompañante pudiese dar con ella.
- Podríamos ir mañana o pasado mañana, cuando te venga bien… - añadió al poco, sin querer agobiar a la bruja ya que suponía que tendría otras cosas que hacer. - Así podrías hablarme de las islas, quien sabe, podrían convertirse en mi próximo destino. - terminó de decir, dejando que la curiosidad que la magia despertaba en ella tuviese un peso considerable en su posible decisión.
Aquel último paseo de la tarde lo haría con calma, ya no necesitaba nada de los puestos y eso le permitía tomarse con tranquilidad lo que quedaba de jornada, sus preocupaciones económicas quedarían para el día siguiente, cuando le tocase buscar trabajo y recuperar el dinero invertido en Segadora.
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Ava Kenrith
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Asintió a la norteña cuando esta se interesó, finalmente, por adquirir un bolso pequeño.
- Vale. – Afirmó retomando las herramientas que ya había estado a punto de guardar. – Me pongo a ello. – Agregó enseguida, según depositaba el amplio trozo de cuero que se disponía a trabajar. – Y no te preocupes, voy a tardar un rato. – Sonrió y comenzó a recortar la parte del material que creyó sobrante. – Para cuando vuelvas estará listo. – Indicó casualmente. – Y… llámame Eltrant, a secas. – Le dijo a Siria al final, mientras se alejaba.
No le molestaba, aunque se le hacía raro que le tratasen como a un noble o alguien con un estatus superior. Afortunadamente para él solo había dos tipos de personas que se refiriesen a él con tal educación.
Gente como Siria, que simplemente eran educados, y los habitantes del Monte de San Pedro, que habían visto en él y en Alanna a dos nobles y no a lo que realmente eran: dos personas que simplemente estaban a cargo de mantener la hacienda.
Por el momento, dejando a un lado que casi la conquistan un grupo de bandidos, iba bastante bien.
Apartando todo pensamiento de su cabeza, se centró en lo que realmente tenía entre manos.
Tras sacudir el cuero que acababa de reducir para apartar todo el polvo o suciedad que pudiese tener este encima, tomó una aguja y un largo cordel y, metódicamente, comenzó a darle la forma deseada.
Realmente no tenía demasiado trabajo, había hecho ya varias bolsas como aquellas y empezaba a dársele bien. Solo tuvo que coser por cuatro partes a los lados y, al final, por la parte superior para fabricar el cierre.
Una vez terminado el objeto, arrojó al interior de la bolsa varios objetos indeterminados, hasta llenarla completamente, y la sacudió varias veces. Tras asegurarse de que las costuras resistían el suficiente peso y movimiento dejó la bolsa de Siria sobre el mostrador y se sentó a aguardar a que esta regresara.
No tardó demasiado en volver, ahora más cargada que antes.
Sonriendo, se levantó de su asiento y aceptó el “regalo” que traía Siria para Lyn. Ampliando dicha sonrisa, Eltrant abrió la cajita para ver un cuantioso número de piezas listas para ser organizadas según el dueño de ellas creyese necesario.
- ¡Vaya! – Curioseó alguna de las piezas más grandes y después, dejó la caja con cuidado a un lado. Aquello iba a gustarle bastante a Lyn, lo suficiente como para que, a la larga, se volviese molesta con eso. Sonrió. – Muchas gracias. – Le dijo a la muchacha tomando la bolsa recién hecha y entregándosela. – Ahí tienes. – Le dijo depositando la bolsa entre las manos de la muchacha – Son cincuenta aeros. – Se cruzó de brazos y amplió la sonrisa, a decir verdad, no iba a tener mucho beneficio con aquel precio.
Pero no podía cobrarle más después del detalle que había tenido hacía Lyn.
Uso cinco materiales que cuestan 50 Aeros.
Cobró a Siria por la bolsa 50 Aeros.
Interactuo con: Siria.
- Vale. – Afirmó retomando las herramientas que ya había estado a punto de guardar. – Me pongo a ello. – Agregó enseguida, según depositaba el amplio trozo de cuero que se disponía a trabajar. – Y no te preocupes, voy a tardar un rato. – Sonrió y comenzó a recortar la parte del material que creyó sobrante. – Para cuando vuelvas estará listo. – Indicó casualmente. – Y… llámame Eltrant, a secas. – Le dijo a Siria al final, mientras se alejaba.
No le molestaba, aunque se le hacía raro que le tratasen como a un noble o alguien con un estatus superior. Afortunadamente para él solo había dos tipos de personas que se refiriesen a él con tal educación.
Gente como Siria, que simplemente eran educados, y los habitantes del Monte de San Pedro, que habían visto en él y en Alanna a dos nobles y no a lo que realmente eran: dos personas que simplemente estaban a cargo de mantener la hacienda.
Por el momento, dejando a un lado que casi la conquistan un grupo de bandidos, iba bastante bien.
Apartando todo pensamiento de su cabeza, se centró en lo que realmente tenía entre manos.
Tras sacudir el cuero que acababa de reducir para apartar todo el polvo o suciedad que pudiese tener este encima, tomó una aguja y un largo cordel y, metódicamente, comenzó a darle la forma deseada.
Realmente no tenía demasiado trabajo, había hecho ya varias bolsas como aquellas y empezaba a dársele bien. Solo tuvo que coser por cuatro partes a los lados y, al final, por la parte superior para fabricar el cierre.
Una vez terminado el objeto, arrojó al interior de la bolsa varios objetos indeterminados, hasta llenarla completamente, y la sacudió varias veces. Tras asegurarse de que las costuras resistían el suficiente peso y movimiento dejó la bolsa de Siria sobre el mostrador y se sentó a aguardar a que esta regresara.
No tardó demasiado en volver, ahora más cargada que antes.
Sonriendo, se levantó de su asiento y aceptó el “regalo” que traía Siria para Lyn. Ampliando dicha sonrisa, Eltrant abrió la cajita para ver un cuantioso número de piezas listas para ser organizadas según el dueño de ellas creyese necesario.
- ¡Vaya! – Curioseó alguna de las piezas más grandes y después, dejó la caja con cuidado a un lado. Aquello iba a gustarle bastante a Lyn, lo suficiente como para que, a la larga, se volviese molesta con eso. Sonrió. – Muchas gracias. – Le dijo a la muchacha tomando la bolsa recién hecha y entregándosela. – Ahí tienes. – Le dijo depositando la bolsa entre las manos de la muchacha – Son cincuenta aeros. – Se cruzó de brazos y amplió la sonrisa, a decir verdad, no iba a tener mucho beneficio con aquel precio.
Pero no podía cobrarle más después del detalle que había tenido hacía Lyn.
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OBJETO | MATERIALES |
Bolso pequeño | 5 |
TOTAL | 5 |
Uso cinco materiales que cuestan 50 Aeros.
Cobró a Siria por la bolsa 50 Aeros.
Interactuo con: Siria.
Eltrant Tale
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Vincent no tardó en aparecer, abandonando la trastienda para recibir a su hermana y al dragón, pero fue Allyson la que se alegró más de su llegada, y sin dudarlo, la pequeña se abalanzó sobre su tía para abrazarse a ella. - Cuanto tiempo, veo que has crecido. - musitó la vampira, al tiempo que envolvía con un brazo a la niña y le acariciaba el pelo con la mano que le quedaba libre. Una tímida sonrisa se dibujó en sus labios, pero no podía olvidar que ni su hermano ni su adorable sobrina tenían idea de lo que le había pasado, con suerte no notarían el cambio.
Hasta el momento no había encontrado la ocasión adecuada para revelar al rubio lo relacionado con su transformación, pero aquel tampoco era el lugar más apropiado para ponerlo al día, ya tendrían tiempo de hablar más adelante, cuando todo hubiese acabado. - Yo también me alegro de verte Vince, y no culpes de todo a nuestra madre, muchas veces ni siquiera la aviso de mis movimientos. - replicó la de cabellos cenicientos, para excusar en parte a Yen.
El siguiente comentario del herrero hizo que la de ojos verdes dejase escapar una leve risa, y que el norteño lejos de sentirse incómodo, hiciese lo mismo. Estaban juntos y eso no era un secreto, algunas personas cercanas, entre las que estaban Jules y el propio Vincent, habían bromeado sobre el tema antes incluso de que fuese una realidad, con lo que no les tomaría por sorpresa.
Allyson intervino en favor de la pareja, dejando en evidencia al primogénito de los Calhoun, que al tratar de defenderse solo consiguió dar más veracidad a las palabras de la pequeña. Hasta Sandal se atrevió a bromear llamándolo sobón, para luego explicarle el motivo que los había llevado hasta su taller.
Con el brujo ya metido en faena, la pareja decidió darle algo de espacio y pasear por los puestos cercanos hasta que los cuchillos estuviesen terminados, deteniéndose ante uno en particular, en el cual se ofrecían recetas de alquimia. - ¿Cuánto por esas tres? - preguntó Elen, echando mano a su bolsa de monedas. - 52 aeros. - le respondió el hombre, entregándole los pergaminos que había señalado.
Hecho el pago, ambos regresaron al negocio del rubio, justo a tiempo para recoger su encargo y ponerlo a prueba cortando un trozo de cuero. - Te han quedado muy bien, gracias hermano, espero volver a veros pronto. - dijo, cuidando de no abrir demasiado la boca para que los colmillos no llamasen la atención. Y dicho esto la pareja volvió a perderse entre el gentío sin un rumbo fijo, no tenían nada que buscar ni mejorar, con lo que el resto del paseo lo dedicarían a distraerse y disfrutar de la compañía del otro.
Off: Pago a Vincent la mejora de los cuchillos (360 aeros) y compro las recetas de Pócima de Thor concentrada, Veneno de El Blanco concentrado y Poción de Omnipotencia, 52 aeros en total.
Hasta el momento no había encontrado la ocasión adecuada para revelar al rubio lo relacionado con su transformación, pero aquel tampoco era el lugar más apropiado para ponerlo al día, ya tendrían tiempo de hablar más adelante, cuando todo hubiese acabado. - Yo también me alegro de verte Vince, y no culpes de todo a nuestra madre, muchas veces ni siquiera la aviso de mis movimientos. - replicó la de cabellos cenicientos, para excusar en parte a Yen.
El siguiente comentario del herrero hizo que la de ojos verdes dejase escapar una leve risa, y que el norteño lejos de sentirse incómodo, hiciese lo mismo. Estaban juntos y eso no era un secreto, algunas personas cercanas, entre las que estaban Jules y el propio Vincent, habían bromeado sobre el tema antes incluso de que fuese una realidad, con lo que no les tomaría por sorpresa.
Allyson intervino en favor de la pareja, dejando en evidencia al primogénito de los Calhoun, que al tratar de defenderse solo consiguió dar más veracidad a las palabras de la pequeña. Hasta Sandal se atrevió a bromear llamándolo sobón, para luego explicarle el motivo que los había llevado hasta su taller.
Con el brujo ya metido en faena, la pareja decidió darle algo de espacio y pasear por los puestos cercanos hasta que los cuchillos estuviesen terminados, deteniéndose ante uno en particular, en el cual se ofrecían recetas de alquimia. - ¿Cuánto por esas tres? - preguntó Elen, echando mano a su bolsa de monedas. - 52 aeros. - le respondió el hombre, entregándole los pergaminos que había señalado.
Hecho el pago, ambos regresaron al negocio del rubio, justo a tiempo para recoger su encargo y ponerlo a prueba cortando un trozo de cuero. - Te han quedado muy bien, gracias hermano, espero volver a veros pronto. - dijo, cuidando de no abrir demasiado la boca para que los colmillos no llamasen la atención. Y dicho esto la pareja volvió a perderse entre el gentío sin un rumbo fijo, no tenían nada que buscar ni mejorar, con lo que el resto del paseo lo dedicarían a distraerse y disfrutar de la compañía del otro.
Off: Pago a Vincent la mejora de los cuchillos (360 aeros) y compro las recetas de Pócima de Thor concentrada, Veneno de El Blanco concentrado y Poción de Omnipotencia, 52 aeros en total.
Elen Calhoun
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Re: Mercado Navideño, Yule [Evento Global]
Ava había vuelto y eso era lo único que le importaba a la bruja. Que se hubiera marchado sin avisar no le parecía para tanto. Al fin y al cabo, era libre de hacer lo que quisiera. Aún así la mujer se había disculpado con ella, por lo que debía apresurarse a responderle.
- No, no, no debes disculparte, eres libre de irte cuando quieras. Tan solo me preocupé. -Mira a los ojos a la mujer. -Pensé que te había molestado. -Mueve la cabeza de lado a lado para quitarle importancia.
La bolsa de Karen estaba completamente vacía y a Ava al parecer tan solo le quedaban algunas monedas, por lo que aparentemente su día de compras había llegado a su fin. La bruja suspira, había sido un buen día a pesar de todo. Tenía espadas nuevas, había aprendido muchas cosas del maestro arcanista y estrechado lazos con una persona que hacía tiempo que no veía. Eso era más importante que ahorrar dinero o pasar la noche lejos de sus padres. Soportar un poco de amor fraternal y pasar la noche en su casa de pronto no le parecía tan terrible. Pocas cosas podían agriarle el humor en ese momento.
Karen seguía pensativa, en las nubes, como siempre, pero el entusiasmo en las palabras de su amiga la habían hecho bajar de golpe.
-Oh, eh... No me quedan...-Apenas estaba susurrando, pero Ava se había dado la vuelta para guiarla hacia el puesto que había mencionado. La joven suspira y termina en voz baja. -Aeros... -Resignada sigue a la mujer a la calle.
Una vez frente al puesto se queda observando la cara de emoción de Ava. No le quedaba dinero con el que comprar dulces, así que tampoco quería fijarse mucho en los que tenían a la venta. Sin apenas darse cuenta su mente vuelve a volar a paradero desconocido y se queda mirando fijamente a la nada mientras juguetea con su nuevo collar.
De nuevo Ava consigue bajarla a tierra poniéndole una bolsita de dulces delante. -Oh... ¿Puedo? Gracias... -Baja la cabeza en señal de agradecimiento y hace levitar uno de los dulces. Le da un pequeño mordisco mientras mira de reojo a su compañera y medita sobre su entusiasmo.
- Yo vivo sobre una panadería en una de las calles laterales de la plaza. Así que estaré cerca si necesitas algo... Es la única panadería de esa zona así que... Bueno... -Se avergonzaba un poco de vivir en el desván de una pequeña panadería que ha vivido días mejores. "Yo iba a decirte de ir hoy..." -Mañana podemos ir, si te parece bien... En realidad no tengo muchas cosas que hacer y estoy de paso. Tenía pensado quedarme unos días... Pero quien sabe.
Se deja llevar de nuevo, relaja los hombros, observa los demás transeúntes y disfruta de la compañía de Ava mientras el día toca poco a poco a su fin. La acompañaría hasta la posada. La mujer sabía defenderse perfectamente bien, pero era una buena excusa para pasar un poco más de tiempo juntas.
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Interactúo con Ava :3
- No, no, no debes disculparte, eres libre de irte cuando quieras. Tan solo me preocupé. -Mira a los ojos a la mujer. -Pensé que te había molestado. -Mueve la cabeza de lado a lado para quitarle importancia.
La bolsa de Karen estaba completamente vacía y a Ava al parecer tan solo le quedaban algunas monedas, por lo que aparentemente su día de compras había llegado a su fin. La bruja suspira, había sido un buen día a pesar de todo. Tenía espadas nuevas, había aprendido muchas cosas del maestro arcanista y estrechado lazos con una persona que hacía tiempo que no veía. Eso era más importante que ahorrar dinero o pasar la noche lejos de sus padres. Soportar un poco de amor fraternal y pasar la noche en su casa de pronto no le parecía tan terrible. Pocas cosas podían agriarle el humor en ese momento.
Karen seguía pensativa, en las nubes, como siempre, pero el entusiasmo en las palabras de su amiga la habían hecho bajar de golpe.
-Oh, eh... No me quedan...-Apenas estaba susurrando, pero Ava se había dado la vuelta para guiarla hacia el puesto que había mencionado. La joven suspira y termina en voz baja. -Aeros... -Resignada sigue a la mujer a la calle.
Una vez frente al puesto se queda observando la cara de emoción de Ava. No le quedaba dinero con el que comprar dulces, así que tampoco quería fijarse mucho en los que tenían a la venta. Sin apenas darse cuenta su mente vuelve a volar a paradero desconocido y se queda mirando fijamente a la nada mientras juguetea con su nuevo collar.
De nuevo Ava consigue bajarla a tierra poniéndole una bolsita de dulces delante. -Oh... ¿Puedo? Gracias... -Baja la cabeza en señal de agradecimiento y hace levitar uno de los dulces. Le da un pequeño mordisco mientras mira de reojo a su compañera y medita sobre su entusiasmo.
- Yo vivo sobre una panadería en una de las calles laterales de la plaza. Así que estaré cerca si necesitas algo... Es la única panadería de esa zona así que... Bueno... -Se avergonzaba un poco de vivir en el desván de una pequeña panadería que ha vivido días mejores. "Yo iba a decirte de ir hoy..." -Mañana podemos ir, si te parece bien... En realidad no tengo muchas cosas que hacer y estoy de paso. Tenía pensado quedarme unos días... Pero quien sabe.
Se deja llevar de nuevo, relaja los hombros, observa los demás transeúntes y disfruta de la compañía de Ava mientras el día toca poco a poco a su fin. La acompañaría hasta la posada. La mujer sabía defenderse perfectamente bien, pero era una buena excusa para pasar un poco más de tiempo juntas.
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Karen Engeld
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